cuestiones éticas sobre el embrión en fase de pre implantación

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El Personalismo Ontológicamente Fundado Acercamiento ético a la situación del embrión humano en la fase de pre-implantación Alumnos : Fernando ARRIERO PERANTÓN Asignatura : Valor de la vida y Principios de Bioética MAYO DE 2012

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Page 1: Cuestiones éticas sobre el embrión en fase de pre implantación

El Personalismo Ontológicamente FundadoAcercamiento ético a la situación del embrión

humano en la fase de pre-implantación

Alumnos: Fernando ARRIERO PERANTÓNAsignatura: Valor de la vida y Principios de Bioética

MAYO DE 2012

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TABLA DE CONTENIDOS

1. Introducción: objetivo, método y articulación del trabajo........................................................3

2. Bases del Personalismo Ontológicamente Fundado...................................................................4

2.1. Seis “goteras” en los Principios de la Bioética clásica.............................................................4

2.2. Definición de personalismo ontológicamente fundado............................................................7

2.3. Fundamento del personalismo ontológicamente fundado: la persona humana y el deber de respeto a su vida física.....................................................................................................................9

2.4. Desde la persona a la Bioética personalista............................................................................10

2.4.1. Nociones de Moral Fundamental: cimientos de la bióetica personalista.......................10

2.4.2. Principios de la Bioética personalista............................................................................11

A) Principio del respeto a la vida y de la defensa de la vida física de todo individuo humano...........12

B) Principio de Libertad y Responsabilidad........................................................................................13

C) Principio de Totalidad o Principio Terapéutico..............................................................................14

D) Principio de Sociabilidad y Subsidiariedad....................................................................................15

3. El embrión humano en la fase de preimplantación..................................................................16

3.1. Aspectos científicos................................................................................................................16

3.1.1. El proceso de fecundación...............................................................................................16

3.1.2. La constitución de los ejes del desarrollo del embrión...................................................18

3.1.3. El desarrollo del embrión antes de la implantación en el útero materno.......................19

3.1.4. El diálogo materno-embrionario y la preparación de la implantación..........................19

3.2. Aspectos éticos.......................................................................................................................21

3.2.1. ¿Cuándo hay un ser humano?.........................................................................................21

A) Los criterios extrínsecos (factores externos al embrión)................................................................22

B) Los criterios intrínsecos..................................................................................................................22

3.2.2. El diagnóstico prenatal y el diagnóstico preimplantatorio.............................................25

A) Procedimientos de diagnóstico prenatal invasivos..........................................................................26

B) Procedimientos de diagnóstico prenatal no invasivos.....................................................................26

3.3. Aspectos jurídicos..................................................................................................................28

4. Conclusiones.................................................................................................................................30

5. Bibliografía...................................................................................................................................31

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1. INTRODUCCIÓN: OBJETIVO, MÉTODO Y ARTICULACIÓN DEL TRABAJO

El único objetivo del presente trabajo es lanzarme a investigar algún aspecto del vasto

campo de la Bióetica, a partir de lo adquirido en las sesiones de la asignatura “Valor de la

vida y Principios de Bioética”.

Era todo una aventura, y para más INRI, me sumergí en internet. La única brújula que

llevaba conmigo, además de los conocimientos adquiridos en clase, se llamaba E. Sgreccia.

Quería moverme en los arrecifes del personalismo. Tras un buen trecho navegando, hallé

una serie de artículos que consideré de una notable fiabilidad. Iba tomando cabos de un

lado y de otro, y poco a poco veía que, con ellos, entrelazándolos podían construirse las

bases necesarias para meterme de lleno en alguno de los debates actuales.

Finalmente, el descubrimiento del resumen del Congresso Internazionale “L’embrione

umano nella fase del preimpianto. Aspetti scientifici e considerazioni bioetiche”, celebrado

en Ciudad del Vaticano los días 27 y 28 febrero de 2006, me hicieron decidirme por acudir

a las fuentes de la vida. Este tema me parecía de un especial interés pues en la discusión

actual en muchos ámbitos está la pregunta por el origen del ser humano.

Por tanto, ante mí tenía un triple reto:

- Profundizar en los fundamentos y principios del personalismo ontológicamente

fundado. Para conseguir este fin se hacía necesario distinguir el personalismo no

sólo de otras posturas (“principialismo” de Beauchamp y Childress; T. Engelhardt;

H. Jonas,…), sino también aclarar que no todo personalismo tiene detrás la misma

concepción de persona. A este trabajo de iluminación y exposición de las bases del

personalismo ontológico se dedicará el capítulo 2.

- Introducirme en el campo del embrión humano, de una manera especial, en su

fase preimplantatoria. Este asomarse a los orígenes del ser humano es sumamente

interesante, aunque requiera unos conocimientos biológicos suficientes. Esto

supone un esfuerzo, pero es del todo necesario para poder, posteriormente, emitir

un juicio mínimamente fundado. La primera parte del capítulo 3 de estas páginas

trata sobre estos aspectos biológicos.

- Conocer el debate actual en Bioética de los asuntos relacionados con el embrión en

fase preimplantatoria, de manera especial lo que hace referencia al diagnóstico

prenatal. La segunda parte del capítulo 3 ocupa mi primer acercamiento bioético a

este campo.

En definitiva, ante mí se abría un mundo bastante desconocido. En estas páginas se recoge

parte del fruto de esta investigación. Sólo parte porque mucho de lo leído y aprendido se ha

tenido que dejar de lado; y sobre todo, porque lo más importante, el crecimiento en

sensibilidad por la defensa de la vida en todas sus fases, no es fácil dejarlo por escrito.

3

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2. BASES DEL PERSONALISMO ONTOLÓGICAMENTE FUNDADO

En el debate actual sobre asuntos que tienen que ver con la Bioética se suele contraponer la

“moral personalista” con la “moral naturalista” o la “moral principista”. Pero, como señala

Lukac1, todas estas expresiones son ambiguas porque, al fin y al cabo, dependen de lo que

uno entienda por “persona”, por “naturaleza” y por “principios”.

En este punto el humanismo cristiano puede aportar mucho a la instauración de una

verdadera “cultura de la vida” que desplace la muy difundida y coetánea “cultura de la

muerte”2. Pero esta aportación pasa por una fundamentación ontológica de la persona, que

en algunas corrientes filosóficas está ausente o es rechazada. Incluso por algunas de ellas

que dicen ser “personalistas”3.

“En la perspectiva contemporánea la persona no es considerada más que en su poder relacional

y autocreador4 que conduce a una subjetivación de la moral. La naturaleza, a su vez, es

considerada como el dato impuesto, como lo que está ciegamente determinado y, por tanto,

sería contrario a la dignidad de la persona el sometimiento al despotismo de las leyes

biológicas. Finalmente, los principios en la Bioética contemporánea (principio de

beneficencia, principio de autonomía, principio de justicia y principio de no maleficencia)

usualmente se proclaman de manera dogmática, como si fuesen verdades incontrovertibles o se

supone que son el resultado de una convención”5.

2.1. Seis “goteras” en los Principios de la Bioética clásica

Lukac habla de “seudo-principios” pues en ellos encuentra más de una gotera, a saber6:

A) Existe una desconexión entre estos principios y el bien objetivo. Precisamente, el

problema central de la Bioética contemporánea no es tanto la discusión del bien o del mal

moral de una determinada praxis, sino el cómo obtener normas de acción consensuadas

para resolver una situación controvertida. Pero buscar el consenso, ocultando la existencia

1 M.L. Lukac, “Fundamentos filosóficos de la Bioética contemporánea” (disertación en el ateneo interno del Instituto de Bioética de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, 4 de mayo de 2007), 33.

2 Juan Pablo II, Evangelium Vitae, 1995, n.19.3 “La mayor parte de los personalismos contemporáneos como el personalismo cristiano de Maritain y de Mounier, el personalismo ateo de Mctaggart, el personalismo idealista de Royce, el personalismo relativista de Renouvier, el personalismo liberacionista de Freire, el personalismo cristocéntrico de Theilard de Chardin, el personalismo místico de Berdiaev, el personalismo existencial de Marcel y de Buber, etc., afirman el primado de la persona humana sobre las necesidades materiales y los mecanismos colectivos, sin embargo, en todos ellos hay un predominio de la perspectiva ética que asumen como metafísica, pero que adolece de una clara fundamentación ontológica de la persona” (M.L. Lukac, “Fundamentos…”, 43).4 E. Mounier, Oeuvres III, Paris 1962, 442: “El hombre trasciende la naturaleza. El hombre no está hecho, sino haciéndose”; Oeuvres I, Paris 1961, 523: “La persona unifica toda su actividad en la libertad y genera, a través de sus actos creadores, la singularidad de su vocación”.5 M.L. Lukac, “Fundamentos…”, 35.6 M.L. Lukac, “Fundamentos…”, 37.

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de un criterio objetivo de lo bueno y lo malo, lleva tarde o temprano a la subjetividad como

fuente primera de legitimación moral.

B) Si se toma la definición de Aristóteles y Tomás de Aquino7, los principios son

verdades primeras a partir de las cuales se estructura el razonamiento; son puntos de

partida evidentes, por tanto son enunciados y no consensuados. Son el punto “desde” el

cual se develan o iluminan nuevas conclusiones y el punto “hacia” el cual se busca

fundamentar y justificar las mismas. En el lado opuesto a esta definición, aparece H.

Tristram Engelhardt Jr., uno de los principales representantes de la Bioética anglosajona,

en su obra The Foundation of Bioethics, sostiene que la ética no consiste en un conjunto de

verdades que la sociedad haya de asumir, sino que es “un modo de resolución de

controversias”8. Este autor estadounidense asume una postura escéptica en lo moral: “ya

que la argumentación racional fracasa en principio al intentar establecer una noción

moral dotada de contenido, sólo nos queda el acuerdo”9. El consenso es, por lo tanto, la

única fuente de autoridad para solucionar las controversias morales. Éstas, en definitiva,

“son disputas de política pública que se deben resolver pacíficamente por medio del

acuerdo acerca del procedimiento que se debe utilizar para crear reglas morales”10. Pero

a este autor Lukac le pregunta: “Si no es posible que el intelecto humano alcance

respuestas éticas aceptables para todos ¿cómo puede lograrse un acuerdo que satisfaga a

todos?”11

C) El “principio de beneficencia” expresado en la proposición “Haz el bien a los demás”

puede, a primera vista, ser un hermoso ideal. Pero si en estos principios no hay contenidos

objetivos, ¿en qué consiste hacer el bien? En hacer a los otros lo que ellos piensan que es

su bien. No se trata del bien moral u honesto en sí mismo, sino de aquello que le parece un

bien al paciente o a miembros de su familia. Pero…¿ cómo es posible hablar de

“beneficencia” si se niega escépticamente la capacidad de llegar al concepto de “bien”?

Por otro lado, es llamativo cómo este principio no expresa la prohibición de causar daño.

Por esto, tal principio se utiliza, con frecuencia para concluir a favor de una acción que

conduce a un resultado útil, dejando de lado la índole intrínseca de la acción, que puede

7 Cf. Aristóteles, Analíticos Posteriores i, 2, 71b 20 ss; Tomás de Aquino, Scriptum super libros Sententiarum, L ii, D.39, q.3, a.1; S.Th.i-ii, q.94, a.2.8 T. Engelhardt, The Foundations of Bioethics, New York, 1986, 28.9 T. Engelhardt, The Foundations…, 91.10 T. Engelhardt, The Foundations…, 98.11 M.L. Lukac, “Fundamentos…”, 37.

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importar un daño al prójimo o alguna malicia moral. Estamos, así, inmersos en la ética

utilitarista12, donde el fin justifica los medios.

D) El “principio de autonomía” manda respetar la decisión del paciente. La cuestión,

aquí, es si es lícito que el paciente disponga de sí mismo. El papa Pío XII considera que “el

paciente, por su parte, el individuo mismo, no tiene derecho a disponer de su existencia, de

la integridad de su organismo, de los órganos particulares y de su capacidad de

funcionamiento, más que en la medida en que el bien total del organismo lo exija”13.

Engelhardt denomina a este principio como “principio de permiso” y lo considera como el

principio central de toda Bioética pues, para él, provee de justificación, en última instancia,

a la actuación conforme al principio de beneficencia y al resto de los principios bioéticos.

En definitiva, se está sosteniendo que el valor ético básico radica en la posibilidad de cada

sujeto de escoger, sin coacciones o condicionamientos externos, el modo de vida que

quiere vivir, rechazando como inadmisible cualquier tipo de precepto o valor heterónomo.

La primera crítica que se debe hacer a este planteamiento es que la autonomía es un

supuesto antropológico indispensable para la actividad moral, pero que en sí misma carece

de valor moral. De hecho, la autonomía, por sí sola, no provee de ninguna razón para

obrar, pues mientras que todos buscamos realizar algún bien con nuestras acciones, nadie

actúa sólo para actualizar su autonomía.

Además, si se acepta el “principio de autonomía” como un principio general de la Bioética,

¿qué ocurre en el caso de personas incapaces de tomar decisiones con respecto a su salud o

a su vida, tales como los embriones, fetos, niños, deficientes mentales, etc.?14

E) El “principio de justicia” obliga a la igualdad en los tratamientos y, respecto del

Estado, a la distribución equitativa de los servicios de salud en la comunidad. Es el

principio rector para decidir a qué individuos adjudicar determinadas terapias o tecnología

médica escasa o costosa. La dificultad aquí se halla en que el planteamiento suele quedarse

en la ecuación costos-beneficio, donde el término costo es, en general, de naturaleza

económica. Por tanto, la justicia que se tiene en cuenta es sólo la justicia distributiva o

justicia social. Pero ésta es sólo una parte de la justicia. De hecho, la justicia suele tener en

cuenta el siguiente principio: el de no maleficencia.

12 La corriente filosófica supuesta en el “mayor beneficio posible para el paciente” es el utilitarismo. Esta corriente de pensamiento tiene su origen en Inglaterra, en la persona de Jeremy Bentham (1748-1832), continuada por su discípulo James Mill y el hijo de éste John Stuart Mill (1806-1873).13 Pío XII, Alocución en el Primer Congreso Internacional de Histopatología del sistema nervioso, 13.9.1952, n.4.14 E. Sgreccia, Manuale…, 234.

6

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F) El “principio de no maleficencia” es incluido por algunos autores como

complementación y modificación del principio de beneficencia, para que no se siga de éste

último que, si se obtiene algún beneficio, no importa si se causa algún daño. Otros, lo

presentan como un cuarto principio y, finalmente, algunos como Engelhardt, ni siquiera lo

toman en consideración.

La aplicación de este principio conlleva el cálculo riesgo-beneficio como criterio para la

decisión. El beneficio que vaya a recibir la persona debe ser mayor que el perjuicio que

reciba y, cuando no haya certidumbre, el riesgo del daño debe ser superado por la

probabilidad y valía del beneficio intentado. Es indudable que la adición de este cuarto

principio mejora la teoría Bioética actualmente dominante, pero, siempre que no se lo

reduzca a la mera exigencia de una proporción entre daños y beneficios, sino que se lo

interprete como una exigencia que, además de tal relación, reclama la abstención de

conductas que entrañan una malicia intrínseca. Es decir, para que sea verdaderamente un

principio bioético, debe entenderse como la prohibición de causar directamente cualquier

daño a un ser humano (“primum non nocere”). El principio de no-maleficencia es el que

está comprometido más frecuentemente en los temas bioéticos, especialmente en los casos

en que se busca algún fin bueno, pero mediante la realización de acciones intrínsecamente

malas. Esto no es lícito pues el fin no justifica los medios, ni siquiera argumentando la

búsqueda del bien común15. Nunca un mismo acto puede ser simultáneamente bueno y

malo.

Lukac concluye afirmando que los diversos “principios” de la Bioética contemporánea no

son más que “una renovación del relativismo clásico, encerrado en la expresión ’el

$hombre es la medida de todas las cosas’, actitud que vacía al hombre de la sustancia y

contenido real de sus actos así como de la objetividad del ser y del bien”16.

2.2. Definición de personalismo ontológicamente fundado

El “personalismo”, más que un sistema filosófico es una actitud vital, que considera a la

persona como valor supremo y principio fundamental para la explicación de la realidad.

Sin embargo, como ya hemos visto más arriba, existen ciertas ambigüedades dentro del

personalismo, que son causadas por el hecho de ser una síntesis dialéctica de otros

movimientos filosóficos (idealismo, fenomenología, psicoanálisis, anarquismo, marxismo

y existencialismo). Y es que desde diversas antropologías “personalistas” ciertos temas de

la Bioética como el aborto, la eutanasia, la manipulación genética, etc., tienen una

15 Cf. Tomás de Aquino, S.Th. ii-ii, 68, 3 c: “nullus autem debet alicui nocere iniuste ut bonum commune promoveat”.16 M.L. Lukac, “Fundamentos…”, 42.

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respuesta distinta a la que propone una noción de la persona fundada ontológicamente en la

subsistencia, en el ser subsistente en sí17.

Desde el personalismo ontológico Vittorio Possenti sostiene que su superioridad queda

salvaguardada respecto de sus actos, que son, en todo caso, signa personae y no la persona

misma18. De esta manera rompe con la identificación equívoca entre ser y obrar, por lo que

“en virtud del desnivel no colmable entre el ser y el obrar, debería permanecer abierta la

posibilidad de que la persona esté presente aun cuando falten sus operaciones”19.

También Elio Sgreccia se inclina por el personalismo ontológico frente al personalismo

relacional, que subraya el valor de la subjetividad y de la relación intersubjetiva, o al

personalismo hermenéutico que enfatiza el papel de la conciencia subjetiva al interpretar la

realidad. “En el significado ontológico –afirma Sgreccia– sin negar la importancia de la

subjetividad relacional y de la conciencia, se quiere subrayar que el fundamento de la

misma subjetividad estriba en una existencia y una esencia constituida en la unidad

cuerpo-espíritu”20. El personalismo que propone Sgreccia no se debe confundir con “el

individualismo subjetivista, concepción en la que se subraya, casi como constitutivo único

de la persona, la capacidad de autodecisión y de elección…El personalismo clásico de

tipo realista y tomista –sin negar este componente existencial o capacidad de elección, que

constituye el destino y el drama de la persona– pretende afirmar también, y

prioritariamente, un estatuto objetivo y existencial (ontológico) de la persona”21.

Los clásicos hacían derivar la dignidad de la persona humana no solamente de la

intelectualidad o racionalidad de la naturaleza del hombre (o conciencia de sí) sino

previamente de su dimensión de subsistencia. Esta es la ventaja de la fórmula de Boecio

(“sustancia individual de naturaleza racional”): sumergir las raíces de la persona en el ser.

El ente personal es “dueño de sí”, motivo por el que los singulares de naturaleza racional

tienen entre las demás sustancias un nombre especial: persona. Esta es la última y más alta

perfección en el género de sustancia22 Por lo tanto, sólo el individuo subsistente poseedor

de la naturaleza racional puede ser denominado persona23.

17 M.L. Lukac, “Fundamentos…”, 44.18 V. Possenti, “L’embrione è persona? Sullo statuto ontologico dell’embrione umano”, Approssimazioni all’essere, Padova 1995, 110-129.19 V. Possenti, “L’embrione è persona?...”, 119.20 E. Sgreccia, Manuale di Bioetica I, Milano 2007, 70.21 E. Sgreccia, Manuale…, 71.22 Sto. Tomás de Aquino, Suma Contra Gentiles, 4, 38.23 “Con esta insistencia en la sustantividad no se niega la importancia de la racionalidad, de la autoconciencia o de la libertad en la estructura del ser personal, precisamente, porque la persona supone la naturaleza racional que incluye todas esas propiedades. Pero, ante todo, es necesario reconocer la profunda raíz ontológica de la persona para otorgarle a esas propiedades una sólida base de sustentación, que no es mero sustrato o soporte, sino que es principio de todo el dinamismo humano” (M.L. Lukac, “Fundamentos…”, 45).

8

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Cuando se abandona este realismo ontológico se llega a una endeble concepción de la

persona, fundada en criterios puramente accidentales. Tal noción de persona no puede

responder a los graves desafíos a los que la exponen los grandes interrogantes bioéticos

contemporáneos.

2.3. Fundamento del personalismo ontológicamente fundado: la persona humana y el deber de respeto a su vida física

El motivo por el que la vida humana debe ser respetada se basa sobre todo en el hecho de

que ésta pertenece, en su integridad y globalidad, a la persona con la que constituye una

unidad orgánica existencial; una unidad ontológica constituida por un alma espiritual que

anima e informa toda la corporeidad en su organicidad. La corporeidad define la vida

biológica del hombre. El cuerpo tiene esta característica de no poder existir sin el acto

existencial que es único para cada persona concreta, y es el acto del espíritu creado por

Dios24. De hecho, “en virtud de su unión sustancial con un alma espiritual, el cuerpo

humano no puede ser considerado solamente como un conjunto de tejidos, órganos y

funciones, ni puede ser evaluado de la misma manera que el cuerpo de los animales, sino

que es parte constitutiva de la persona que a través de él se manifiesta y se expresa”25.

Además, si nos referimos al fundamento racional de este respeto a la vida humana, y en

consecuencia, al fundamento del derecho a la vida, los documentos de la Iglesia insisten

sobre dos elementos de distinto grado y peso, pero que se fortalecen recíprocamente. En la

Declaración sobre el aborto procurado del año 1974, tal fundamento racional se expresa en

los siguientes términos: “La vida física, con la cual se inicia la aventura humana en el

mundo, no agota en sí misma todo el valor de la persona, ni representa el bien supremo

del hombre que ha sido llamado a la eternidad. De todas maneras constituye, en cierto

modo, el valor "fundamental", justo porque sobre la vida física se fundamentan y se

desarrollan todos los demás valores de la persona”26.

Otro documento de la misma Congregación, más reciente, la Instrucción Donum Vitae

comenta: “La inviolabilidad del derecho a la vida del ser humano inocente desde el

momento de su concepción hasta su muerte, es un signo y una exigencia de la

inviolabilidad misma de la persona, a la cual el Creador ha concedido el don de la

vida”27.

24 E. Sgreccia, “La persona y el respeto de la vida humana” (17 Simposio Internacional de Teología de la Universidad de Navarra, 1996), 409.

25 Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción Donum vitae sobre el respeto de la vida humana naciente y la dignidad de la procreación (22-II-1987), I 3.

26 Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Dichiarazione su L 'aborto procurato, 18.11.1974, en Enchiridion Vaticanum, 5, Bologna: Dehoniane, 1979, pp. 419-443, n. 9.

27 Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción Donum vitae…, I 4.

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En la encíclica Evangelium Vitae, se desarrolla el hecho sobrenatural del don de la vida

divina y de la inmortalidad ofrecida al hombre. En consecuencia, el respeto de la vida

humana llega a tocar el respeto hacia Dios mismo presente en el hombre28. Es necesario

anotar lo siguiente: la amplia y rica doctrina sobre la defensa de la vida humana no puede

ser acusada de biologismo, justo porque el respeto no va dirigido hacia la célula o hacia los

tejidos, sino al cuerpo, a la vida del organismo animado por el espíritu e inundado de la

dignidad de la persona misma. Por lo tanto es distinto el respeto que se debe al cuerpo

viviente en su unidad con la persona, del respeto debido al cadáver o a un órgano que se

trasplanta: es la conexión con el alma espiritual la que establece la plena dignidad de la

vida física del hombre.

2.4. Desde la persona a la Bioética personalista

2.4.1. Nociones de Moral Fundamental: cimientos de la bióetica personalista

La primacía de la persona y su verdad ontológica representa el valor de referencia en los

problemas éticos y bioéticos; pero, ¿puede representar también el criterio de juicio para el

comportamiento moral? ¿El criterio para establecer aquello que es bueno o malo se puede

encontrar dentro de la persona o hay que recurrir a un criterio externo? La conciencia

subjetiva de la persona, tribunal que pronuncia el juicio ético y asume la responsabilidad,

¿dónde apoya su juicio, dónde fundamenta los criterios? ¿Es completamente autónoma o

debe referirse a criterios externos y en este caso a cuáles?

Sin tener claras las nociones de naturaleza, ley natural y conciencia personal es difícil

seguir adelante porque se tratan del puente entre la ontología personalista y la ética

personalista:

- La naturaleza humana es la misma esencia o verdad propia de cada hombre

considerada como principio y origen de su actividad. La esencia del hombre,

aquello que le distingue de todo ser vivo, consiste en ser un espíritu encarnado. Por

lo tanto, la naturaleza humana es la misma esencia considerada, no abstractamente,

sino como principio activo de todas las actividades propias del hombre. La persona

humana posee la naturaleza humana por definición: es un ser subsistente dotado de

racionalidad, espíritu encarnado en un cuerpo que actúa y no podría actuar si no

fuera por su naturaleza. Cada individuo humano posee la naturaleza humana, es

persona humana y actúa como persona humana29.

28 Cf. Juan Pablo II, Evangelium Vitae ... , 29.29 Son muy interesantes a este respecto las páginas 78-81 de L. Ciccone, Bioética. Historia, principios,

cuestiones, Madrid 2006.

10

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- La ley moral natural30 es la instancia que llama a cada hombre concreto, a cada

persona, a realizar el bien de la persona a través de su autodeterminación. Así, la

ley moral natural exige a la persona a actuar gracias a la propia naturaleza

ontológica con el fin de ir llevando a plenitud las potencialidades de su misma

naturaleza. Por tanto, la naturaleza también es una tarea a realizar por cada persona

en la medida que se va autodeterminando. La ley moral natural presupone, por lo

tanto, la libertad, la facultad de autodeterminarse al bien y de elegir los medios

idóneos para realizarlo. Para la filosofía personalista fundamentada

ontológicamente, el bien consiste en el respeto y en la realización de la plena

dignidad de la persona.

- El juicio moral tiene dos componentes: el componente objetivo (la correspondencia

entre el acto y el bien verdadero de la persona en la construcción de su dignidad y

de su plenitud, o la no correspondencia de hecho, yen consecuencia el

empobrecimiento de la persona) y el componente subjetivo, que viene representado

por la conciencia que percibe tal correspondencia o no correspondencia. Es cierto

que la conciencia puede percibir tal verdad del acto con claridad y entonces se llega

al juicio verdadero y cierto; pero puede también suceder que la conciencia perciba

imperfectamente esta verdad y se engañe, entonces se llega a la conciencia cierta

pero errónea. La conciencia recta se esfuerza por hacer corresponder el juicio

subjetivo con la realidad objetiva: por esto siente la necesidad de ser iluminada

sobre la verdad. Para ello no requiere solamente una serie de principios y de

normas, sino también el desarrollo de unas cualidades y el actuar unas energías.

Actuando de una manera recta llegamos a buenos hábitos y tendencia, que son las

virtudes.

2.4.2. Principios de la Bioética personalista

En la persona humana, considerada bajo la óptica creacionista, encontramos la

fundamentación de la ética; en la persona encontramos la fuente de la ética, el criterio

verdadero de la actividad moral y el valor por realizar. Desde este enfoque se pueden traer

algunos principios que definen el ámbito propio de la Bioética y que superan el

“principialismo” de Beauchamp y Childress, fundamentado en los principios de autonomía,

de beneficencia, de no maleficencia y de justicia, interpretados a la luz de dos teorías

diferentes: el utilitarismo y la simple deontología. Esta superación radica en su concepción

antropológica que, como hemos visto, cimenta la subjetividad en una existencia y una

esencia constituida por la unidad cuerpo-espíritu.

30 E. Sgreccia, Manuale…, 211-214.

11

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Siguiendo a E. Sgreccia31, estos principios bioéticos son:

A) Principio del respeto a la vida y de la defensa de la vida física de todo individuo humano 32 .

La vida física se expresa en la corporeidad. La corporeidad forma parte integrante de la

persona, es la encarnación, la Epifanía, el elemento consustancial de la persona en su

totalidad. Por tanto la supresión de la vida física representa la ofensa más grave a la

persona, a su mismo ser. Y esto vale desde el primer instante del constituirse de su

corporeidad, desde el momento de la fecundación, en que se constituye el individuo en su

unidad orgánica y única33.

El cuerpo es coesencial respecto de la persona, es el fundamento único en el cual y por

medio del cual la persona se realiza y entra en el tiempo y en el espacio, se expresa y se

manifiesta, construye y expresa valores como la libertad, la sociabilidad y su propio

proyecto futuro. Por encima de este valor fundamental sólo existe el bien total y espiritual

de la persona.

El querer justificar la pérdida de embriones supernumerarios utilizados para la

experimentación sobre embriones y para el aborto farmacológico ha influido y ha

producido la teoría del pre-embrión. Pero estos casos los consideraremos en el siguiente

capítulo.

El respeto y la consideración personalista de la vida física manda en positivo todo un

conjunto de actitudes y comportamientos en el ámbito médico y sanitario que se pueden

resumir en el principio del respeto hacia la vida y hacia la dignidad de la persona; a

menudo viene también denominado principio de beneficencia/no maleficencia. El principio

del respeto y defensa de la vida física se completa con el segundo principio. Y es que la

vida física del hombre representa el valor fundamental de la persona misma34.

Es importante destacar que el respeto de la vida, así como su defensa activa y promoción,

representan el primer imperativo ético del hombre para consigo mismo y para con los

demás. En el ámbito de la promoción de la vida humana se inscribe el tema de la defensa

31 E. Sgreccia, “La persona y el respeto de la vida humana” (17 Simposio Internacional de Teología de la Universidad de Navarra, 1996).

32 E. Sgreccia, Manuale…, 221-223.33 Santo Tomás afirma la imposibilidad de separar la realidad de la persona de aquella del individuo, afirmando “Omne individuum rationalis naturae dicitur persona” (Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae ... , o.c., l, q.29; a3 ad 2). Las razones aludidas por el Warnock Rapport, miran a separar y retrasar este momento del momento de la fecundación por los siguientes motivos: la posibilidad de la gemelación, la formación de la estría primitiva (además ahora se sabe que aparece antes del día 15°, hasta en los días 5°-6°), la fase del anidarse del óvulo fecundado en el útero. Todas han sido eficazmente negadas por científicos y biólogos de gran autoridad (E. Sgreccia, “La persona y …”, 418). 34 Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU en su artículo 3º afirma: “todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”.

12

Page 13: Cuestiones éticas sobre el embrión en fase de pre implantación

de la salud del hombre, teniendo en cuenta que el derecho a la vida precede al llamado

derecho a la salud (se trata del derecho a los medios y a los cuidados indispensables para la

defensa y la promoción de la salud), puesto que sólo se puede hablar de salud de una

persona viva. La salud es una cualidad de la persona que vive.

B) Principio de Libertad y Responsabilidad

Este principio constituye la fuente y el origen del acto ético. No hay acto libre que no

comporte una responsabilidad moral. El término responsabilidad implica a su vez el

concepto de “valoración” (rem ponderare, sopesar una cosa) de los bienes en cuestión ante

la elección libre, e implica igualmente la exigencia de “tener que responder” (respondere)

ante la conciencia.

Sgreccia reconoce el estímulo y la lección de H. Jonas cuando éste llama la atención sobre

la responsabilidad de nuestras acciones sobre el horizonte futuro de la humanidad. Sin

embargo, Sgreccia va más allá (o más acá) de dicho horizonte pues es necesario no

olvidarse de la verdad de todo hombre en cada hombre.

El ejercicio de este principio implica el problema del consenso informado e implica

también la responsabilidad hacia quien no puede consentir, por lo tanto, una relación de

comunicación médico-paciente, de equipo médico; y también la corresponsabilidad de los

demás componentes de la sociedad civil, jurídica y económica. Naturalmente esta relación

intersubjetiva se mide con un criterio objetivo que está por encima de todo paternalismo y

del individualismo, y que viene constituido por el bien objetivo de la persona, contra el

cual no puede obrar ni consentir siquiera el paciente ante sí mismo. Entran aquí todos los

problemas que se refieren a la petición de la eutanasia o del suicidio, al rechazo de terapia,

al consenso en la experimentación y a las terapias y diagnóstico arriesgados35.

En base a este principio existe la obligación moral para el paciente de colaborar en los

cuidados ordinarios y necesarios para salvaguardar su vida y su salud, o sea que el

principio de libertad-responsabilidad del paciente está delimitado por el principio del

sostenimiento de la vida, que es un valor precedente y superior a la libertad, pero a su vez

limita la libertad y responsabilidad del médico, el que no puede transformar el cuidado en

obligación en todos aquellos casos en los que no está en juego la vida. En estos casos se

debe tener en cuenta el consentimiento del paciente, el que puede considerarse implícito

desde el momento que el enfermo se pone en manos del médico para que éste haga lo

necesario para la curación y recuperación de su salud. Pero este consentimiento no

dispensa al médico del deber de informar al paciente sobre la marcha de la terapia y de

solicitarle un consentimiento explícito toda vez que se presenten circunstancias imprevistas

35 E. Sgreccia, Manuale…, 223.

13

Page 14: Cuestiones éticas sobre el embrión en fase de pre implantación

que impliquen un riesgo o una pérdida funcional orgánica, o la aplicación de una

terapéutica extrema cuando otras posibilidades han resultado ineficaces.

Pero si el médico considera éticamente inaceptables las pretensiones del paciente, puede

deslindar su responsabilidad, sugiriéndole al paciente reflexionar y acudir a otro

profesional. Ni la conciencia del paciente puede ser violentada por el médico, ni la del

médico puede ser forzada por el paciente.

C) Principio de Totalidad o Principio Terapéutico

Este principio se basa en el hecho de que “la vida física en la persona humana constituye

un organismo unitario en el que las distintas partes (funciones, órganos, tejidos y células)

no tienen significado si no se las considera en la unidad del todo y por su conexión con la

totalidad unificada desde el único principio unificador”36. Por eso, este principio se debe

intervenir e incluso mutilar una parte del organismo si, con esto, se salva al todo y la vida

misma del paciente.

Por otro lado, este principio justifica y fundamenta toda intervención médico-sanitaria a

partir del cuidado de la salud como prevención o rehabilitación, hasta los cuidados

paliativos y se puede aplicar también al juicio sobre la geneterapia. De hecho, el caso que

ilustra mejor este principio es la extirpación ante la presencia de un tumor uterino que

conlleva como consecuencia la esterilización terapéutica. En estos casos el daño que se

deriva de la intervención directa con la finalidad lícita u obligada de salvar la vida, es

considerado éticamente aceptable, según el criterio del voluntario indirecto, en el contexto

de la llamada “acción de doble efecto” (uno positivo y otro negativo desde el punto de

vista ético).

Para aplicar este principio la intervención se debe realizar sobre la parte enferma o la que

es causa directa del mal, para salvar al organismo sano; no deben existir otras formas y

medios para encarar la enfermedad, debe haber una posibilidad proporcionalmente alta de

éxito terapéutico y el paciente debe otorgar su consentimiento37. El trasplante de órganos

de un hombre vivo basado prevalentemente en el principio de la socialidad más que en el

principio terapéutico, es lícito solamente si se mantiene la integridad sustancial del cuerpo.

También el principio terapéutico entra en la óptica de la beneficialidad.

36 E. Sgreccia, “La persona y …”, 419.37 E. Sgreccia, Manuale…, 225-226.

14

Page 15: Cuestiones éticas sobre el embrión en fase de pre implantación

D) Principio de Sociabilidad y Subsidiariedad

La persona, por naturaleza, necesita la sociedad y está llamada a realizarse en la sociedad.

Todo profesional, preparado y aprobado por la sociedad, deberá saber ejercitar su profesión

en servicio de la persona y, en nombre de la sociedad, está llamado a promover el bien de

la sociedad a través de la realización del bien de las personas concretas. La sociedad, a su

vez, deberá proveer y emplear los recursos para el bien social primario, que es la defensa y

promoción de la vida y de la salud de los ciudadanos38.

Este emplear los recursos, para ser justo y equitativo tendrá que tener también en cuenta el

llamado principio de subsidiariedad, que completa el principio de socialidad. Esto

significa que la sociedad deberá respetar las iniciativas privadas y la capacidad de

iniciativa del ciudadano, pero tendrá también que intervenir cuanto más fuerte sea la

necesidad de quien no es capaz por sí solo. En este punto nuestra concepción se aleja

evidentemente de las concepciones liberales e igualitaristas que hoy día insidian el

verdadero concepto de justicia social en el campo sanitario39.

Por el principio de sociabilidad se justifican la donación de órganos y tejidos, aunque ello

implique alguna mutilación en el donador y en términos de justicia social obliga a la

comunidad a garantizar a todos y cada uno los medios para acceder a los cuidados

necesarios. Por el principio de subsidiariedad la comunidad debe ayudar más donde mayor

es la necesidad.

38 E. Sgreccia, “La persona y …”, 421.39 E. Sgreccia, Manuale…, 227.

15

Page 16: Cuestiones éticas sobre el embrión en fase de pre implantación

3. EL EMBRIÓN HUMANO EN LA FASE DE PREIMPLANTACIÓN

La cuestión de la vida humana prenatal ha sido, y es todavía, uno de los temas más

discutidos en el ámbito científico y en el debate ético, político y jurídico. Este interés no

siempre proviene de un deseo defender y mejorar la calidad de vida del no nacido, sino que

otros intereses más o menos confesados acompañan la constatación de que es posible

utilizar al embrión humano antes de implantarse como un valioso instrumento tecnológico.

Otros debates, como la comercialización de las píldoras abortivas, pivotan sobre la

sospecha de ser un aborto farmacológico que, como forma “escondida” y “privatizada” de

aborto, pone de manifiesto profundos problemas sociales y culturales.

3.1. Aspectos científicos40

El término “embrión preimplantado” se refiere al embrión en desarrollo desde el estado de

cigoto hasta el que precede la implantación en el útero materno (el embrión en este estado

se le llama blastocisto). Durante este periodo el embrión establece con el ambiente materno

un intenso “diálogo molecular”.

3.1.1. El proceso de fecundación

La fecundación es el evento que da inicio al desarrollo de un nuevo organismo e implica

una serie coordinada de interacciones celulares que permiten el encuentro entre el

espermatozoide y el ovocito para formar una nueva célula activada, el cigoto o embrión

unicelular (one-cell embryo). Este fenómeno, que daría lugar a un nuevo organismo de la

especie humana, consta de tres momentos:

1) La reacción acrosomial, que permite al espermatozoide atravesar los estratos que rodean

el ovocito y que se una a la zona pelúcida. El espermatozoide más rápido atraviesa la zona

pelúcida, se funde y se une con la membrana plasmática del ovocito: el segmento

ecuatorial de la cabeza del espermatozoide se adhiere a la superficie del ovocito y libera en

él el núcleo y el centriolo.

40 Para este aparado sigo a N. Blázquez, Bioética Fundamental, Madrid 1996, 27-31; E. Sgreccia (pres.), El

embrión humano…, 4-24 y el excelente trabajo de I. Núñez de Castro, De la dignidad del embrión:

reflexiones en torno a la vida naciente, Madrid 2008, 51-94.

16

Page 17: Cuestiones éticas sobre el embrión en fase de pre implantación

2) La fusión de los gametos, que pone en marcha el metabolismo del ovocito, el desarrollo

embrionario, y la reacción cortical, que regula la entrada del espermatozoide

en el ovocito. Estamos ante un proceso irreversible que marca el comienzo de un nuevo

organismo: el cigoto o embrión unicelular. La primera consecuencia de la fusión de los

gametos es la variación de la composición iónica del ovocito fecundado, y en particular, el

aumento repentino y transitorio de la concentración intracelular de Ca2+ que determina una

onda iónica llamada onda calcio (calcium wave)41: ésta señala el comienzo de la activación

del cigoto y del desarrollo embrionario, aboliendo los fenómenos inhibidores que habían

determina do una reducida actividad metabólica del ovocito después de la expulsión del

ovario. Así da comienzo el desarrollo de un nuevo individuo que tiene el patrimonio

genético y molecular de la especie humana.

El aumento de la concentración de Ca2+ citoplasmático provoca también la acción cortical

que, a través del endurecimiento de la zona pelúcida y la desactivación de las moléculas

receptoras de espermatozoides, impide la unión y la entrada de otros espermatozoides.

3) La formación de los pronúcleos masculino y femenino y el comienzo del primer proceso

mitótico de segmentación. Pasadas pocas horas después de la penetración del

espermatozoide, el núcleo de origen femenino completa su maduración (pronúcleo

femenino). Mientras tanto, el núcleo masculino, que en el momento de su introducción en

el ovocito estaba en silencio, es decir, inerte respecto a los mecanismos de transcripción

que permiten leer y traducir la información genética del núcleo, se activa (pronúcleo

masculino). Durante esta fase “pronuclear”, los dos nuevos pronúcleos se acercan al centro

de la célula, y mientras se mueven el uno hacia el otro, su información genética es leída

para guiar el desarrollo. Por consiguiente, la información del nuevo genoma guía desde el

estadio unicelular el desarrollo embrionario.

41 I. Núñez de Castro, De la dignidad del embrión…, 56.

17

Page 18: Cuestiones éticas sobre el embrión en fase de pre implantación

3.1.2. La constitución de los ejes del desarrollo del embrión

Los ejes del desarrollo embrionario comienzan a definirse ya en los minutos y en las horas

siguientes a la fusión de los gametos. Hasta hace pocos años se creía que los embriones

humanos precoces eran un “cúmulo indistinto de células” hasta el momento de la

formación del disco embrionario, estructura mediante la que se define el diseño general del

cuerpo y se empiezan a modelar los diferentes órganos y tejidos.

Recientes experimentos han demostrado que la posición del segundo glóbulo polar, punto

de entrada del espermatozoide en el ovocito, y sobre todo, la forma del ovocito fecundado,

son elementos clave en la orientación del eje a lo largo del cual se produce la primera

división celular. Esto, a su vez, permite prever la estructuración y polarización del

blastocisto. Además, ha sido demostrado que la orientación de la segunda división celular

puede influenciar el destino de cada una de las dos células: de una de ellas derivarán los

precursores del embrión, mientras que de la otra derivará la formación de la placenta.

Para concluir, estudios de quimeras de

ratón han demostrado que los

blastómeros pueden diferenciarse entre

ellos en el estadio embrionario de cuatro

células. A la luz de estos resultados se

puede afirmar que si los ejes de

desarrollo embrionario y el destino

celular comienzan a ser definitivos de

manera tan precoz, nos es posible dejar

espacio a la idea de que los embriones

precoces sean considerados como

“cúmulo indiferenciado de células”42.

Estas evidencias podrían parecer

contrapuestas a la totipotencialidad

celular (capacidad de una célula de dirigir

el desarrollo total de un organismo ) y a

la plasticidad del desarrollo embrionario.

Pero, en realidad, estas propiedades no

implican una indeterminación en el crecimiento sino más bien manifiestan la posibilidad de

compensar daños eventuales o errores en el programa de evolución embrionaria. El

42 “What is clear is that developmental biologists will no longer dismiss early mammalian embryos as featureless bundles of cells”, H. Pearson, Developmental Biology: Your destiny from day one, Nature 2002, 418: 14-15.

18

Page 19: Cuestiones éticas sobre el embrión en fase de pre implantación

embrión humano precoz es un sistema armónico en el que todas las partes potencialmente

independientes funcionan juntas para formar un organismo individual.

Por todo esto, es fácil concluir el peligro y el daño que pueden causar las intervenciones

sobre el embrión precoz para su posterior desarrollo. Por ejemplo, se plantea una

interrogación acerca de la utilización de técnicas de reproducción asistida en cuanto que

estas podrían destruir los delicados procesos que permiten establecer los ejes corpóreos; o

los test genéticos realizados al embrión antes de la implantación, en el que se extraen dos

células del embrión en estadio de ocho células.

3.1.3. El desarrollo del embrión antes de la implantación en el útero materno

A partir de la constitución del cigoto, se

producen una serie de divisiones celulares.

Durante este período de segmentación, el

embrión es transportado a lo largo de la tuba y

entra en el útero empujado por los cilios

tubáricos. Estas divisiones cristalizan en un

gran crecimiento celular, aunque no cambia de

dimensiones y queda encerrado en la zona

pelúcida que le protege y le impide adherir a paredes tubáricas. El resultado de estas

divisiones es la llamada mórula. En el estado de 8-16 células la mórula padece el proceso

de “compactación”: las células se estrechan entre ellas y forman una esfera compacta,

produciéndose profundos cambios metabólicos y estructurales.

Las células que constituyen el estrato más externo están destinadas a formar el trofoblasto,

que constituirá los tejidos del corión, la parte embrionaria de la placenta; mientras que las

internas están destinadas a for mar la masa celular interna, que dará origen a los tejidos

embrionarios y a los tejidos extraembrionarios asociados con él (saco vitelino, amnios y

alantoide). El cuarto día de desarrollo la mórula se transforma en blastocisto, y tres días

después de esto (séptimo de la fecundación) el blastocisto se implanta en la mucosa

uterina.

3.1.4. El diálogo materno-embrionario y la preparación de la implantación43

La trompa de Falopio juega un papel activo en todas las fases del desarrollo de embrión, y

también en la preparación inmediata a la implantación: en la parte cercana al útero produce

una serie de moléculas para constituir el ambiente más adecuado al desarrollo embrionario.

43 I. Núñez de Castro, De la dignidad del embrión…, 77.

19

Page 20: Cuestiones éticas sobre el embrión en fase de pre implantación

El embrión, a su vez, produce hormonas y otras moléculas importantes en la interacción

con el ambiente materno. Esta “comunicación molecular” entre madre y embrión

preimplantado viene denominada “diálogo cruzado” (cross talk).

Como el embrión está revestido por la zona pelúcida hasta poco antes de la implantación,

todas las señales materno-embrionarias tienen que pasar a través de esta espesa membrana.

La zona pelúcida es una especie de “buzón postal” que recibe y selecciona estos mensajes.

Según las propiedades bioquímicas de las proteínas que capta, éstas se incorporarán a la

zona pelúcida, la atravesarán o serán rechazadas por ella. Este intenso coloquio bioquímico

que se establece con la madre prepara al embrión para la implantación.

El blastocisto alcanza el útero entre el tercer y cuarto día de desarrollo, el quinto día sale de

la zona pelúcida que había protegido al embrión en desarrollo y le había impedido

adherirse a las paredes tubáricas. De esta manera, el blastocisto puede adherirse libremente

a la mucosa uterina durante un tiempo limitado llamado “ventana de implantación”, fuera

de este periodo el endometrio no es capaz de acoger al embrión e incluso podría serle

hostil.

La implantación comienza con la aposición de las microvellosidades del epitelio uterino

con las del trofoblasto, que necesita una reorganización celular mediada por una familia de

receptores trasnmembrana llamados integrinas. Esta compleja e intensa interacción

materno-embrionaria es extremadamente importante para un correcto desarrollo del

embrión preimplantado: la relacionalidad madre-hijo, que comienza desde el momento de

20

Page 21: Cuestiones éticas sobre el embrión en fase de pre implantación

la fecundación continuará a lo largo de todo el embarazo, gracias a la comunicación

bioquímica, hormonal e inmunológica. Esta relación inseparable marcará el desarrollo

posterior del individuo, y quedará una “memoria” del contacto biológico y de los canales

de comunicación que hubo durante el embarazo.

3.2. Aspectos éticos

Los aspectos éticos referidos al embrión humano preimplantado (tanto las cuestiones

generales como aquellas más concretas relativas, por ejemplo, a la posibilidad de utilizarlo

para la experimentación o como donante de células y tejidos) están íntimamente

relacionadas con la cuestión ontológica. Y es que el respeto debido a una entidad depende

de su valor y de su consideración como algo precioso.

El término “dignidad” fue acuñado para indicar el valor específico y el carácter valioso del

hombre; “persona significat id quod est perfectissimum in tota natura, scilicet subsistens in

rationali natura”44. Desde esta perspectiva la dignidad del hombre asume un valor

incondicionado y ontológicamente fundamentado.

No obstante, hay que subrayar que la cuestión moral no depende exclusivamente de la

ontología, como ha sido expresado significativamente en la Instrucción Donum Vitae. En

este documento se afirma que todo ser humano debe ser respetado como persona desde la

concepción, basando esta afirmación en tres argumentaciones:

1) la argumentación biológica: los datos que nos ofrecen hoy la embriología y la genética

nos permiten afirmar que desde los primeros estadios del desarrollo embrionario estamos

en presencia de una individualidad biológica humana.

2) la argumentación biográfica: es evidente que destruir a un embrión humano significa

impedir el nacimiento de un ser humano.

3) la argumentación ética: un principio general de la moral afirma que nunca es lícito

obrar con conciencia dudosa. Ante la duda de encontrarse en presencia de una persona

humana, es necesario respetar al embrión humano como si lo fuera; de otra manera

correríamos el riesgo de cometer un homicidio.

3.2.1. ¿Cuándo hay un ser humano?

A partir de la última fundamentación, los estudiosos han deseado dar luz a esta conciencia

dudosa. Una de las discusiones actuales se halla en la cuestión sobre el valor y la dignidad

que hay que atribuir al ser humano en sus inicios. De esta cuestión derivarán los modos y

44 Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, q. 29, a.3.

21

Page 22: Cuestiones éticas sobre el embrión en fase de pre implantación

grados del respeto que le son debidos. Las teorías tan variadas reflejan el panorama

cultural contemporáneo en el que coexisten concepciones antropológicas diferentes.

Básicamente se distinguen dos tipos de criterios que guían estas teorías:

A) Los criterios extrínsecos (factores externos al embrión)

Según estos criterios, el ser persona es un “estatus social” conferido por los demás, pues la

persona existe solo en relación a otras personas. Además, hay quien subordina el atributo

de persona del embrión a la “intención procreadora” de los padres en el momento en el que

se han dado las premisas para la concepción; por lo tanto, un embrión no deseado o

concebido por violencia sexual no sería considerado persona humana. ¿Y si el padre sí lo

considera persona y la madre no, o viceversa? Según otras posiciones el embrión llega a

ser un individuo “plenamente humano” solo si es reconocido en cuanto tal por la ley

positiva.

Estos y otros criterios extrínsecos no parecen adecuados para atribuir al embrión humano

un status ontológico y moral ya que todo posible juicio se basa sobre elementos puramente

convencionales y arbitrarios.

B) Los criterios intrínsecos

Éstos se refieren a determinadas etapas del desarrollo y a determinadas características

adquiridas por el embrión mismo, consideradas significativas para la atribución de la

dignidad de persona.

Una de estas tesis, publicada en la revistas Etudes (1973), sostiene que el criterio relacional

es lo que distingue entre “vida humana” y “vida humanizada”:

“Creemos que es posible distinguir entre vida humana y vida humanizada, pues creemos que si

realmente el individuo no es humanizado, sino mediante una relación con los demás, por y para

los demás – si se recibe su propio ser de los otros-, la relación de reconocimiento es reveladora,

si no instauradora, del carácter plenamente humano del ser en gestación. En otras palabras, igual

que el ser humano no existe sin cuerpo, tampoco es humanizado sin esa relación con los otros”45.

La pregunta en este caso es si existe o no relación entre embrión humano y la madre

(aunque sea una relación química y ambiental). Si esto es así, ¿quién puede determinar

cuándo comienza dicha relación? La ciencia ha comprobado que este intercambio y

comunicación química se da desde la fecundación; y que cualquier daño al ambiente

biológico influye en el desarrollo del nuevo ser. Por otro lado, numerosos psicólogos

avisan de la influencia de la salud física y mental de la madre, en la vida que están

gestando.

45 VV.AA., “Pour une réforme de la législation française relative à l´avortement”, Etudes 13 (1973) 71.

22

Page 23: Cuestiones éticas sobre el embrión en fase de pre implantación

Otra tesis se centra en el concepto de individualidad. Es decir, en ausencia de una

existencia individual reconocida no sería posible una existencia persona, y por lo tanto, la

plena dignidad humana y la plena titularidad de derechos humanos. Pero, ¿cuándo adquiere

el embrión esta “individualidad biológica estable”?46

B.1. Algunos autores la trasladan a la concepción clásica según la cual el individuo es el

“subsistens distinctum” o “indivisum in se, divisum a quolibet alio”, indicando la doble

característica de la “unidad interna” y “distinción” de los demás individuos47.

B.2. Otros reducen el concepto de individualidad a “indivisibilidad” y “separación”. Un

ejemplo de ellos es la teoría de la totipotencialidad celular: hasta el estadio de 8 células

estas se llaman “totipotentes”, es decir, tienen capacidad de desarrollarse como cualquier

elemento embrionario o extraembrionario porque la información contenida en su código

genético es completamente accesible, o dicho de otra manera, está todavía indiferenciada.

O de otro modo, si las células totipotentes se separan del embrión en desarrollo con una

finalidad experimental, estas son capaces de dar origen a un nuevo individuo completo.

B.3. Hay un grupo de teólogos, como Curran, McCormick, Chiavacci, Böckle o Fuchs que

reservan la condición de status plenamente humano a la vida después de la implantación en

el útero48. M. Vidal, que defiende la vida desde el momento de la fecundación, parece que

cae en una especie de contradicción cuando distingue, al pensar en la posibilidad de abortar

en caso de violación, entre métodos “anticonceptivos”, métodos “intercepctivos” (después

de la fecundación y antes de la anidación) y métodos “abortivos”. Este autor une la fase de

anidación con la de individualización49.

B.4. Una teoría parecida es la de la gemelación monocigótica: durante la embriogénesis

precoz puede suceder, aunque raramente, que algunas células del individuo se separen y se

produzca el desarrollo independiente de un nuevo organismo. Este fenómeno puede darse a

partir del estadio de dos células hasta el 14º día de desarrollo, y en casos muy raros incluso

después de este periodo (gemelos siameses); por tanto, dice esta teoría, no es posible

afirmar la presencia de un individuo humano hasta que tal individuo humano deje de tener

la capacidad de llegar a ser dos o más individuos50.

46 Casi todos los manuales de biótica presentan las diferentes posiciones. En este trabajo hemos consultado, entre otros, F.J. Elizari Basterra, E. López Azpitarte, R. Rincón Orduña, Praxis Cristiana. 2. Opción por el amor y la libertad, Madrid 1981, 86-93.47 Cf. L. Ciccone, Bioética…, 78.48 M. Vidal, Bioética. Estudios de bioética racional, Madrid 1989, 47.49 M. Vidal, Bioética…, 49; F.J. Elizari Basterra, E. López Azpitarte, R. Rincón Orduña, Praxis

Cristiana…, 88-89.50 Sin embargo, desde la fecundación el destino del organismo está determinado: la plasticidad celular y la

maleabilidad del desarrollo embrionario precoz no borra la individualidad establecida por la fusión de los gametos; este caso pone de manifiesto el rol esencial de estas propiedades en la regulación del desarrollo del nuevo organismo –para conferir, por ejemplo, la capacidad de compensación por eventuales daños o errores en el programa de evolución embrionaria-.

23

Page 24: Cuestiones éticas sobre el embrión en fase de pre implantación

B.5. Otras argumentaciones hablan de la necesidad de un desarrollo adecuado de los

órganos necesarios para el ejercicio de la razón51: ya que aquello que distingue el ser

humano de los otros animales es la razón. Si partimos de la constatación de la realidad

biológica, es necesario subrayar que el desarrollo cerebral, así como el nacimiento del

mundo sensorial, comienza a constituirse a partir de una ininterrumpida progresión de

eventos desde el momento de la fusión de los gametos: desde la constitución del cigoto, a

la fusión de los gametos, se trata siempre del mismo individuo biológico humano que se

desarrolla en el tiempo hasta la conclusión de su ciclo vital.

B.6. Algunos autores, basando su argumentación sobre la teoría tomista de la “animación

retardada”, se preguntan acerca del momento en el que el cuerpo está suficientemente

organizado para poder recibir “el alma racional”. Según esta tesis, este momento coincide

con la presencia de la corteza cerebral. Por consiguiente, el organismo biológico que se

forma en la fecundación (capaz de acciones biológicas no racionales) no está preparado

para acoger un alma racional. Esta posición ha sido criticada incluso por corrientes

tomistas.

B.7. Según la visión sustancialista, defendida por el personalismo ontológicamente

fundado, la persona se manifiesta por medio de sus capacidades y se expresa en sus

comportamientos, pero no se agota ni se reduce a ellos. Por lo tanto, el no ser en acto de

determinados caracteres o comportamientos (como por otro lado es inevitable en el caso de

la vida humana prenatal), no equivale a la ausencia de la persona.

Esta visión es congruente con la teoría hilemórfica clásica: la presencia del alma intelectual

determina, organiza y diferencia el cuerpo. Esta es la condición ontológica para el ejercicio

de las actividades humanas inferiores y superiores, aunque no es reductible a ellas.

Y es la presencia de este fundamento ontológico lo que garantiza la unidad interna y la

continuidad en el tiempo del ser humano personal. Por tanto, no existe una vida humana

“anónima”, privada de sujeto, y no puede existir una transición continua y gradual de

“algo” a “alguien”. No podemos pensar en una vida humana sin pensar en la vida de un

específico ser humano52. Por consiguiente, "la vida ya concebida ha de ser salvaguardada

con extremos cuidados desde el momento de la concepción”53.

En definitiva, es posible identificar ser humano y persona. Desde que está el ser humano

como organismo biológico vivo, ya está la persona. La formación de un nuevo organismo

humano determina el salto cualitativo a nivel biológico y ontológico, que permanece hasta

el final de su ciclo vital. En todos los estadios de su desarrollo es siempre la misma

individualidad humana, con una unidad interna desde el primer momento de su

51 F.J. Elizari Basterra, E. López Azpitarte, R. Rincón Orduña, Praxis Cristiana…, 90.52 E. Sgreccia (pres.), El embrión humano en la fase de la preimplantación…, 37.53 Santa Sede, Carta de los derechos de la familia, art. 4: L'Osservatore Romano, 25 de noviembre de 1983.

24

Page 25: Cuestiones éticas sobre el embrión en fase de pre implantación

constitución, en grado de dirigir de manera autosuficiente su propio desarrollo (aunque este

dependa, en las primeras fases de su crecimiento, de la relación con la madre y con el

ambiente externo)54.

3.2.2. El diagnóstico prenatal y el diagnóstico preimplantatorio

El diagnóstico prenatal55 en sentido amplio comprende todos aquellos métodos de

diagnóstico anteriores al nacimiento cuya finalidad es la valoración del bienestar fetal y la

identificación de eventuales patologías. Bajo esta acepción se consideran también dentro

del diagnóstico prenatal todas aquellas técnicas que permiten individuar enfermedades

debidas a anomalías cromosómicas, a mutaciones de un gen particular o de más genes

(síndromes poligénicos) u otros casos de enfermedades o malformaciones congénitas de

tipo infeccioso o determinados agentes teratogénicos.

Paralelamente al desarrollo del diagnóstico prenatal, los progresos de la medicina fetal han

abierto un nuevo ámbito de investigación extremadamente prometedor, el de la terapia

fetal, que ha hecho posible la resolución de un cierto número de enfermedades, tratando al

embrión de la misma manera que a un paciente ya nacido o adulto.

La legitimidad y los criterios para tales intervenciones fue expresada de este modo por

Juan Pablo II: "Una acción estrictamente terapéutica que se proponga como objetivo la

curación de diversas enfermedades, como las originadas por defectos cromosómicos, será

en principio considerada deseable, supuesto que tienda a promover verdaderamente el

bienestar personal del individuo, sin causar daño a su integridad y sin deteriorar sus

condiciones de vida. Una acción de este tipo se sitúa de hecho en la lógica de la tradición

moral cristiana”56.

Desafortunadamente, gran parte de las enfermedades que pueden ser diagnosticadas

todavía no tienen tratamiento terapéutico creando un desequilibrio entre poder diagnóstico

y posibilidades terapéuticas eficaces. Este límite ha hecho surgir interrogantes sobre las

finalidades del recurso al diagnóstico prenatal, teniendo en cuenta los riesgos que implica

para la incipiente vida humana.

54 E. Sgreccia (pres.), El embrión humano en la fase de la preimplantación…, 38; Cf. L. Ciccone, Bioética…, 82-84. Esto también es confirmado por la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración sobre el aborto procurado, 12 - 13: AAS 66 (1974), 738."Desde el momento en que el óvulo es fecundado, se inaugura una nueva vida que no es la del padre ni la de la madre, sino la de un nuevo ser humano que se desarrolla por sí mismo. Jamás llegará a ser humano si no lo ha sido desde entonces. A esta evidencia de siempre... la genética moderna otorga una preciosa confirmación. Muestra que desde el primer instante se encuentra fijado el programa de lo que será ese viviente: un hombre, este hombre individual con sus características ya bien determinadas. Con la fecundación inicia la aventura de una vida humana, cuyas principales capacidades requieren un tiempo para desarrollarse y poder actuar".55 E. Sgreccia, Manuale…, 433.56 Juan Pablo II, Discurso a los participantes en la 35ª Asamblea General de la Asociación Médica Mundial, 29 de octubre de 1983: AAS 76 (1984), 392.

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A) Procedimientos de diagnóstico prenatal invasivos 57

Las técnicas invasivas conllevan la extracción de células fetales a través de la cavidad

amniótica para analizarlas. El carácter invasivo de las técnicas en las que se extrae una

prueba, es el responsable de un aumento en el riesgo de pérdida fetal (del 1-3% en la

biopsia corial es del 0.5-1% en la amniocentesis) además de un buen porcentaje de partos

prematuros.

Los diagnósticos más precoces están asociados a un mayor riesgo de abortos espontáneos,

mientras que los más tardíos tienen la desventaja de dar los resultados 10 o 14 días después

de la extracción de la prueba, en un estado avanzado de desarrollo prenatal58.

Ha sido demostrado recientemente que la invasividad de estos test diagnósticos determina

un stress importante y sufrimiento para el feto; la obtención del líquido amniótico o de

sangre fetal cambia la composición del mismo líquido y los ultrasonidos revelan que el feto

“se retrae” y su ritmo cardiaco se acelera en el momento de la extracción.

B) Procedimientos de diagnóstico prenatal no invasivos 59

Para eliminar el riesgo derivado de la invasividad, se han desarrollado procedimientos no

invasivos mediante la obtención de sangre materna. El factor más limitante de estas

técnicas es lo difícil que resulta encontrar células embrionarias/fetales en la sangre materna

extraída y la posibilidad de contaminación con las células maternas que puede inducir a

falsos resultados.

Entre los métodos no invasivos se incluyen también las técnicas ultraecográficas y las

ultrasonográficas que, si son realizadas por operadores expertos, permiten individuar las

malformaciones más leves. El introducir técnicas diagnósticas no invasivas, que pueden

realizarse incluso en tiempos precoces (8ª-10ª semana de gestación), por un lado elimina el

riesgo para la salud y la vida del feto, pero por otra, justo por la mayor simplicidad del test,

podría aumentar el número de peticiones de diagnóstico, con menor control sobre la

presencia de una real indicación médica, conduciendo a una posible amplificación

injustificada de la percepción del riesgo para el concebido por parte de los padres, y de este

modo inducir al aborto como única forma de eliminación del riesgo.

57 E. Sgreccia, Manuale…, 440.58 En EEUU se realizan aproximadamente 190.000 amniocentesis al año, en Francia alrededor de 80.000 al año, mientras que en Italia se realizaron alrededor de 100.000 solo en el año 2003. Considerando el riesgo de aborto debido al carácter invasivo de las técnicas, se puede calcular que en Italia, en un año, alrededor de 500-1000 embarazos de niños sanos han acabado en aborto debido a las mismas técnicas. Estos datos no pueden descuidarse considerando además que el recurso al diagnóstico prenatal se hace cada vez antes (y por tanto con más riesgo para el niño) y es ya una prueba normal de control del embarazo, incluso sin indicación médica.59 E. Sgreccia, Manuale…, 442.

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El diagnóstico preimplantacional

El aumento de la reproducción artificial extracorpórea ha conducido a un desarrollo del

diagnóstico preimplantacional, realizado con la finalidad de aumentar la eficiencia de las

técnicas de fecundación in vitro, y permitiendo la selección de los embriones humanos más

adecuados a la transferencia al útero además de eliminar aquellos portadores de anomalías

genéticas o cromosómicas, o de aquellos embriones que no tienen un alto “potencial de

implantación”.

Esta técnica permite individuar más de 40 enfermedades hereditarias ligadas a genes

individuales, entre ellas el Síndrome de Down (trisomía 21). Sin embargo, el diagnóstico

genético preimplantacional realizado en blastómeros del embrión tiene un riesgo muy

elevado de destruir procesos delicados que permiten establecer el correcto patrón corpóreo

del embrión y que, por consiguiente, podrían dañar su desarrollo posterior60; la entidad de

estos riesgos todavía es poco conocida por la falta de estudios de seguimiento posterior.

Además, hay que considerar una tasa elevada de error diagnóstico que según algunos

centros está entre el 5 y el 10%.

Más allá del riesgo que corre el desarrollo del embrión61, la finalidad con la que se realizan

normalmente estas técnicas hace que emerjan una serie de cuestiones éticas ya que el

diagnóstico preimplantacional hoy en día es utilizado para la selección de los embriones

enfermos (por tanto, se ve como una forma “alternativa” al aborto voluntario), o también a

la selección social del sexo e incluso al seleccionar embriones adecuados

inmunológicamente a ser donantes de tejidos u órganos para sus hermanos, afectados por

una determinada enfermedad62.

Estas finalidades eugenésicas y selectivas representan un abuso evidente del embrión

humano, seleccionado, dejado morir o suprimido porque responde a ciertos parámetros

cualitativos o “pseudos-terapéuticos”.

Aunque la Donum vitae acepta sin reservas el diagnóstico prenatal siempre y cuando

“respeta la vida e integridad del embrión y del feto humano y si se orienta hacia su

60 A pesar de los riesgos y del coste (en EEUU está entre el 1500 y 3.500 dólares según el test realizado, excluyendo el coste de la fecundación in vitro), el recurso al diagnóstico preimplantacional está en constante expansión.61 Juan Pablo II insiste en la obligación de evitar riesgos desproporcionados. Por ello se debe exigir que el médico "antes de todo deberá valorar atentamente las posibles consecuencias negativas que el uso necesario de una determinada técnica de exploración puede tener sobre el ser concebido, y evitará el recurso a procedimientos diagnósticos de cuya honesta finalidad y sustancial inocuidad no se poseen suficientes garantías. Y si. como sucede frecuentemente en las decisiones humanas, se debe afrontar un coeficiente de riesgo, el médico se preocupará de verificar que quede compensado por la verdadera urgencia del diagnóstico y por la importancia de los resultados que a través suyo pueden alcanzarse en favor del concebido mismo" (Juan Pablo II, Discurso a los participantes al Convenio del "Movimiento en favor de la vida", 3 de diciembre de 1982: Insegnamenti di Giovanni Paolo II, V, 3 [1982], 1512).62 Cf. E. Sgreccia, Manuale…, 449-455.

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custodia o hacia su curación”63, se ha de calcular con sinceridad los riesgos y, sobre todo,

evitar con todo los medios posibles un nuevo “riesgo psicológico”: la búsqueda del “hijo

perfecto”. Esta búsqueda, confesada o no, llena de expectativas a los padres de una manera

a veces obsesiva y, sin ingenuidad o dramatismo, puede decirse que es “una sentencia de

muerte contra el feto”64. De hecho, según algunos estudios recientes, durante el tiempo de

espera del resultado del test se produce una “interrupción” real de la relación afectiva entre

la madre y el niño, e incluso la noticia de la más leve anormalidad del hijo crea un fuerte

sentido de angustia y rechazo desproporcionado respecto a la real gravedad de la situación.

Ha sido demostrado que las emociones maternas (alegría, sufrimiento, etc.) tienen cierta

influencia en el desarrollo embrionario, tanto cuanto el suporte nutricional y la calidad del

intercambio entre el feto y la placenta. Estos mecanismos psicológicos podrían dejar trazos

indelebles incluso en el caso de un hijo sano.

Las razones que empujan hoy en día hacia una mayor petición de diagnóstico genético

prenatal a menudo son de carácter no solo médico sino cultural. Es la búsqueda de un hijo

en el mejor estado de bienestar, consecuencia de un cambio en la percepción del embarazo,

visto ya no solo como un evento sino como un “acontecimiento elegido”, una forma de

“autorrealización de la pareja”.

3.3. Aspectos jurídicos65

Si reconocemos el ser y la dignidad del embrión humano como valores absolutos, se ha de

exigir el respeto pleno de su inviolabilidad y la tutela de su libre expresión. Además, se

debe constatar su extrema vulnerabilidad de la que debe surgir el compromiso ante quien

es débil. Esta atención debe estar garantizada especialmente por una conducta ética de los

científicos y los médicos, y por una oportuna legislación nacional e internacional. El

respaldo jurídico es, por tanto, “evidente e inderogable”66, y se hace mucho más urgente

porque estamos ante un ser humano que no puede clamar en defensa propia.

La situación mundial, a nivel jurídico, es heterogénea. No obstante, se constata que se

puede hacer mucho más en este ámbito para que la tutela del embrión humano sea un

hecho. Y es que67:

63 Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción Donum vitae…, I 2. También Juan Pablo II, Evangelium Vitae, (25 de marzo de 1995) 14 II.

64 N. Blázquez, Bioética Fundamental…, 469.65 E. Sgreccia (pres.), El embrión humano en la fase de la preimplantación…, 40.66 L. Ciccone, Bioética…, 86.67 La siguiente información la he tomado de L. Ciccone, Bioética…, 88-89.

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- Los 40 países del Consejo de Europa, con la aprobación de la Convención Europea

relativa a los derechos humanos y a la biomedicina, no definió el estatuto jurídico

del embrión, dejando, así, las puertas abiertas a la experimentación producidos in

vitro. Aunque dicha experimentación se prohíbe, sí es posible producir embriones

excedentes para la reproducción. Este excedente, normalmente, es donado para

fines experimentales, aunque hipócritamente se diga que se asegura a los embriones

“una protección adecuada”.

- En Irlanda y algunos países de Latinoamérica, su Constitución reconoce el derecho

a la vida de todo ser desde su concepción.

- En los países islámicos hay un reconocimiento pleno de la vida prenatal, pero como

la infusión del alma se produce a los 120 días, el aborto es legítimo hasta el cuarto

mes.

- En China el aborto está permitido e incluso es obligado para las parejas que ya

tenga un hijo.

- En India, que dentro de poco igualará la población de China, se está imponiendo la

cultura abortista, a pesar del legado de religiones tan respetuosas con la vida como

el hinduismo, budismo o jansenismo.

- En países en vías de desarrollo con una cultura no abortista sino de respeto por la

vida, están abriéndose a la posibilidad de aborto por presiones de países ricos que

hacen depender su ayuda de una reducción drástica de nacimientos.

“Las tentativas de renegar la subjetividad del embrión a las que asistimos hoy en ámbito

médico y científico repercuten a su vez sobre la sociedad entera, determinando una

infravaloración del individuo humano sobre todo en los momentos en los que este es más

frágil e indefenso: si no se le garantiza al hombre una protección real, en particular en las

situaciones de mayor debilidad, ¿cómo podrá ser tutelado todo ser humano siempre y en

toda circunstancia?68”.

4. CONCLUSIONES

No deseo recoger en este momento las ideas principales de cada apartado. Cierto que he aprendido y disfrutado mucho, pero el fruto mayor de estas páginas no se ve a simple vista. Se trata de 3 sensaciones que me han acompañado durante la tarea y que no sólo continúan sino que, ahora, en el momento de dar cierra a estas páginas, aumenta:

68 E. Sgreccia (pres.), El embrión humano en la fase de la preimplantación…, 41.

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1. La sensación de ignorancia y, por lo tanto, la necesidad de formación. Aunque Wittgenstein lo aplicaba en otro sentido y en otro ámbito, se podría decir con él “De lo que no se puede hablar, es mejor callar”. Al sumergirme en los diferentes manuales, descubro con gusto la inmensísima formación de aquello que hablan. No sólo de fundamentos morales (esto ya lo imaginaba), sino sobre biología, psicología, medicina,…etc Esto me trae una primera sensación de estupidez y de creer que cualquier juicio que emito es tan débil, que mejor callarlo. Pero tampoco me permite la ética callar sino que me anima a formar la conciencia. Este deseo es uno de los frutos de este trabajo.

2. Cambiar de “chip” con respecto al discurso del Magisterio y de los especialistas en moral. Aunque es cierto que todavía a veces el discurso moral del Magisterio puede sonar prepotente, en la lectura de los documentos que me han servido para la elaboración de este trabajo he descubierto:

o Grandísima humanidad y preocupación por la vida del débil.

o Un deseo de diálogo valiente y humilde con otras ramas del saber.

o Un no conformarse con la “conciencia dudosa”. Siempre se quiere ir a más, casi

adelantarse a los tiempo, y para ello querer avanzar en la formación.o Una actitud enérgica, clara y contundente cuando hay en juego una certeza de la

que dependen vidas humanas.

De hecho, al comprobar estas claves, he pensado en mis alumnos y en amigos ¡Cuánto cambiaría su mentalidad si en vez de hacer caso a los medios de comunicación sobre “lo que dice la Iglesia”, recurrieran a los mismos documentos! ¡Qué belleza desconocida!

3. Mayor sensibilidad para valorar la vida, especialmente de los más débiles. Esto se ha ido produciendo al hacerse mayor mi adhesión (gracias al conocimiento filosófico, técnico y biológico) a las normas del Magisterio que, previamente, ya tenías asumidas. Al comprender mejor las bases antropológicas y científicas de las mismas (no sólo quedarme ya en las teológicas) no sólo es mayor mi convencimiento sino la sensibilidad para valorar la vida de los no nacidos en sus primeros días de existencia. No se trata de un conjunto de células que pudieran ser o no ser. Se trata de un ser humano, como yo, que está llamado a seguir viviendo y una vida en plenitud. Una dignidad que va más allá de sus acciones futuras, de su aparente pasividad o de las cualidades o enfermedades que tuviera. Especialmente significativo me ha resultado el “diálogo químico” entre la madre y el cigoto.

5. BIBLIOGRAFÍA

Documentos del Magisterio

CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instrucción Donum vitae sobre el respeto de la vida humana naciente y la dignidad de la procreación (22-II-1987).

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JUAN PABLO II, Discurso a los participantes al Convenio del "Movimiento en favor de la vida", (3-XII-1982).

JUAN PABLO II, Discurso a los participantes en la 35ª Asamblea General de la Asociación Médica Mundial, (29-X-1983).

JUAN PABLO II, Evangelium Vitae sobre el valor y el carácter inviolablede la vida humana (25-III-1995).

PABLO VI, Carta Encíclica Humanae Vitae sobre la regulación de la natalidad (25-VII-1968).

PÍO XII, Alocución en el Primer Congreso Internacional de Histopatología del sistema nervioso, (13-IX-1952).

PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA, Carta de los derechos de la familia, (22-X-1983).

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Manuales y otros textos

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