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CUENTOS DE NIÑOS

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cuentos de niños

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CUENTOS DE NIÑOS

La Niña que veía el futuro

Unos señores recién tenían una hija de dos meses de nacida que por nombre pusieron Magdalena. Un día sus padres sufrieron un accidente muy grave y lamentablemente murieron, la niña se quedó con su tía Gladys que era su único familiar y que además no podía tener hijos. (*10 años después…)

Magdalena que estaba muy bien educada por su tía, se hizo con el tiempo muy inteligente y superó la muerte de sus padres.

Una tarde después de llegar de sus clases se puso a almorzar y luego hizo sus tareas, cuando acabó, se sintió tan cansada que fue a dormir y de pronto soñó que iba a ver un terrible remolido en la ciudad que vivía

De pronto se levantó asustada, llamó a gritos a su tía y le contó que iba a ver un remolido que vio mientras dormía pero su tía no le creyó. Cuando sucedió este desastre que afectó a más de ciento cincuenta casas en aquella cuidad, Gladys comenzó a creer en su sobrina Magdalena y la llamó “la niña que ve el futuro”. Magdalena también soñó que iba a ver un gran temblor; todos se asustaron mucho, Magdalena y su tía Gladys se prepararon, y no les pasó absolutamente nada. Cuando Magdalena creció, había perdido sus visiones de lo que iba a pasar en el futuro, ella se sintió mal y le dijo a su tía lo que había

pasado. Pero su tía Gladys en vez de apoyarla, la dejó de querer, Magdalena se dio cuenta de que solo se mostraba contenta su tía porque poseía sus visiones y para saber como evitar su muerte.

Magdalena se puso muy triste y se fue lejos donde la pudieran aceptar y no supiesen que tenía visiones del futuro. Aquella niña se convirtió en una hermosa joven y su vida cambió mucho, tanto que conoció a un joven de corazón sincero.

Después de un año se casó con él, pero nunca le contó sobre su pasado y los problemas que le trajo tener aquellas visiones. Cuando tuvieron una hija, heredó el poder y Magdalena le contó a su esposo su pasado. Su esposo se alegró y dijo que le pondría el nombre de Milagros porque toda niña no posee el poder de ver el futuro. Magdalena se sintió alegre porque su esposo aceptó a su hija sin problemas y lo mejor fue que la vio como ella es y con ese don tan especial que le dio Dios.

Por: Yasmin Marcelo

En una casa abandonada

Amanda estaba caminando en el bosque cuando en medi o de él, encuentra una casa abandonada enorme, como si aquello hubiese sido un palacio. Empezó a llover y la niña no tuvo más remedio que entrar en aquella e norme casa. Una vez dentro, observó que desde allí aquel palaci o deshabitado parecía aún más escalofriante. Dentro de aquella mansión se empezaron a oir truenos y el sonido de l as ventanas abriéndose y cerrándose por el enorme v iento que hacía. Amanda empezó a andar, recorrió toda la casa y todo parecía normal, pero cuando entró en la últ ima habitación que le quedaba por ver, observó que hab ía unos papeles amontonados. Y se paró a leer:

" Mi primera semana, sigue lloviendo sin parar. En esta mansión no hay cobertura" " Mi quinta semana, nada nuevo. ¡Me estoy muriendo de hambre!" " Mi novena semana, sigue lloviendo y he empezado a oir ruidos. He intentado marchar a pesar de las fu ertes lluvias y de los truenos, pero es inútil, parece que alguie n no me dejara pues la puerta está bloqueada." " Mi décima semana, ¡me quiero ir de aquí! He empez ado a ver sombras y por si fuera poco, la puerta si gue sin abrirse."

Ya no había nada más escrito, la niña paró de leer y ya un poco asustada, se dio cuenta de que a conti nuación de esa especie de diario había una firma: " Mickel Severo" , distinguió Amanda. La niña se paró a pensar, recordaba una leyenda que decía que un tal Mickel salió a buscar setas por e ste bosque pero que nunca más lo volvieron a ver, dicen que mu rió en la guerra.

La niña se asustó y bajó corriendo al piso de abajo , intento abrir la puerta, pero no era capaz, lo in tentó de nuevo pero sin resultado. Amanda estaba hambrienta y muy asustada. Se tumbó en el suelo y empezó a llorar. A hora queda saber, si consiguieron rescatarla o se quedó allí e ncerrada hasta el final de los siglos.