cuentos de abuelos
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CUENTOS DE ABUELOS
EL VAGABUNDO
EL VAGABUNDO
Érase una vez en un pueblo, una casa abandonada, en el comedor había
una caja con luces de colores que se habían quedado olvidadas allí.
Una de ellas dijo:
-Mañana será Navidad y nosotras no haremos felices a nadie, ¡si
pudiéramos irnos con alguna familia, o si estuviéramos colgadas en alguna
calle del pueblo sería estupendo!
Aquella noche comenzó a nevar. Por allí pasó un vagabundo que no
tenía donde dormir vio la casa abandonada y entró a pasar la noche.
Al rato vio la caja de luces y pensó que eran muy bonitas y que le harían
compañía. Así que olvidándose del frío, salió y comenzó a colocarlas en un
árbol no muy lejano todas las luces de colores, la nieve cubría el suelo así
que el vagabundo se sentó en un banco para observar el espectáculo y
pronto se quedo dormido.
Al pasar un rato todas las luces del árbol se encendieron y las gentes del
pueblo comenzaron a salir de sus casas para contemplar el alumbrado y
vieron al vagabundo en el jardín dormido y temblando de frío, le
despertaron y le invitaron a que pasase las navidades con los vecinos en
agradecimiento por haber adornado tan bien al pueblo.
Y aquella Navidad se iluminaron los corazones de todas las personas del
pueblo y fue una Navidad muy feliz.
Juan Hurtado Moya
EL CONEJITO
EL CONEJITO Era una niña que tenía cinco años y se llamaba Elena tenía un conejito muy pequeño era blanco y marrón y le daba de comer leche con una jeringuilla y se estaba poniendo muy grande.
Un día su padre le dijo que se lo llevaría al campo y lo soltaría para que se encontrara con su madre. Elena se puso muy triste y su padre para que no se disgustara pensó en una estrategia.
Una tarde fueron al campo y allí encontraron una granja para animales de todo tipo con lo que Elena ya le gustó más esa idea.
Elena estaba contenta porque se iba a ir con su madre y otros amigos iguales que él por lo que no iba a estar solo.
Así, el conejito se quedo feliz y acompañado con sus amigos en la granja y Elena volvio a su casa con su padre satisfecha de lo que había hecho.
Josefa Chamizo
LA CABRA
EL CUENTO DE LA CABRA
Érase una vez unos abuelos que tenían 3 nietos de 11, 8 y 1 año,
los dos primeros eran hermanos.
Una tarde, el abuelo les dice a sus nietos mayores:
- Vamos a dar un paseo por el bosque.
Cuando se alejan de la casa, ven a un pastor un poco despistado,
con cara de dormido y preocupado. De repente, el niño de 11 años
le dice al pastor:
- Buenos días señor, ¿le pasa algo?. El pastor le responde:
- Me quedé dormido y he perdido el rebaño de cabras, ¿os
gustaría ayudarme a encontrarlas?
El niño de 8 años que es un pillín le contesta:- ¿Qué nos dará a
cambio?, a lo que el pastor le responde:
- Os daré la cabra que tenga más leche.
- Abuelo, ¿tú qué opinas?. Preguntan los niños muy contentos.
– Se nos va hacer muy tarde. Contesta el abuelo.
Los niños convencieron al abuelo y se pusieron en marcha. Ya
cansados de caminar y empezando anochecer, el niño de 8 años
dice:
- Un momento, se escuchan cencerros.
Bajaron la montaña y allí estaban las todas la cabras.
El pastor no sabía cómo darles las gracias.
El pillín le dice:
- Señor, ¿la cabra nuestra cuál es?
- La que vosotros queráis.
- Contesto el pastor.
El abuelo y los nietos cogieron la cabra y se marcharon a casa
donde la abuela y el nieto pequeño les estaban esperando.
- ¿Qué ha pasado?. Les preguntó la abuela.
Le explicaron a la abuela lo que les había pasado y le enseñaron
la cabra a su primito.
El pequeño al verla empezó a decir:
- Jaca, jaca!.
Los primos le dijeron:
- Cuando seas mayor te lo explicaremos y lo entenderás.
Al final todos quedaron contentos y con la cabra.
TEODORA GILES CAMPOS
EL NIÑO Y SU VECINA
EL NIÑO Y SU VECINA
Era un niño que lloraba mucho, un día estando la vecina sentada en el fresco y le niño que era muy gracioso le dice:
- vecina ¿Qué hace?
- Pues tomando el fresco ¿y tú?.
Y él niño le dice:
- que me voy contigo.
la vecina le contesta:
- ven y siéntate,
La vecina se dirige al niño y le dice:
-¿Juanito porque lloras tanto?
-¿Juanito quiere que te cuente un cuento?.
-!a sí!
Bueno tú escucha
-¡si, si! Contesta el niño.
Bueno tú mira al cielo Juanito (el cielo estaba estrellado) y le dice:
- ¡ay vecina, cuantas luces ¡ y le dice la vecina.
- estas luces son los Reyes magos que están mirando a los niños para ver si se portan bien o mal. Y el niño le dice:
- ¡Anda a mi no me ven porque como tu dice, somos muchos niño y la vecina le dice:
- tu sabe que los reyes son magos y ven a todos los niños,
y el niño mirando a la vecina , con los ojos muy abierto (el niño tenie unos ojos muy grande )
- yo voy a ser bueno para que los reyes me traigan juguetes, así el niño se calmó.
La madre cuando vio a la vecina le dijo:
- ¿Qué has hecho con el niño que está tan tranquilo,
- pues nada, solo le he contado un cuento.
- Tienes que tener mucha paciencia, desde entonces ese niño, todas las noches se sentaba con la vecina para que le contara un cuento.
EULALIA RODAS VALENCIA
LOS ABUELOS
LOS ABUELOS
Érase un matrimonio que tenían un hijo llamado José y cada día visitaban a sus abuelos, al abuelo paterno Emilio y a su abuela materna María.
Una tarde José sorprendió hablando a sus padres, comentaban de traérselos a vivir con ellos y cual fue su sorpresa cuando un día al salir del colegio y llegar a casa, se encontró con sus abuelos en ella.
Cada día su abuela María lo acompañaba al colegio y le compraba chuches.
También lo llevaba al parque acompañando a su madre para que jugara con sus amigos y pudiese estar más tiempo divirtiéndose..
Pero su abuelo Emilio siempre se quedaba en casa, sus piernas no les respondían bien, siempre estaba sentado en una silla mecedora con su pipa entre los labios y su bastón en la mano con un ligero movimiento arriba y abajo, mientras una cancioncilla brotaba de sus labios y la acompañaba con el toque del bastón en el suelo.
Un día al llegar a su casa del colegio vio que el abuelo estaba como adormilado y le pregunto:
-¿abuelo que te pasa?
-Nada José, es que hoy no he visto a tu padre y no tengo tabaco.
Rápidamente José fue a su hucha y sacó una cantidad de dinero suficiente para ir al estanco y comprar un paquete de tabaco y llevándoselo a su abuelo le cargo la pipa y le pidió que le cantara una de esas cancioncillas que él siempre cantaba y el nieto al escucharlo le susurró al oído:
¡Cuánto te quiero abuelo!
Y fueron muy felices
Manuel Blasco
LA LEÑA
EL CUENTO DE LA LEÑA
Había una vez dos niños que les preguntan a sus abuelos:
- Abuelitos, ¿cuándo nos vais a contar un cuento?
A lo que la abuela contesta:
- Decirle a vuestro abuelo que os cuente alguno.
Los niños miran a su abuelo y le preguntan:
- Abuelo, ¿cuándo tú eras pequeño te contaban cuentos?
- Sí, me los contaba mi madre. Contestó el abuelo.
- A ver si recuerdas alguno.
- Vale, lo voy a intentar.
Érase una vez un campesino que en invierno, para calentarse,
tenía que cortar leña todos los días.
Un día no encontró leña y cuando llego a casa sin leña, la esposa
le dijo:
- Vendrán tus hijos y tus nietos y pasaran mucho frio.
– Y ¿qué puedo hacer yo? La robaré. Le dijo el campesino.
– Eso no, pero algo hay que hacer. Dijo la mujer.
El campesino desesperado volvió al campo y encontró una cabaña
de madera caída y recogió toda la leña.
Cuando llegaron los hijos y los nietos, ya tenían la casa calentita y
todos estaban muy contentos y agradeciendo al abuelo dándole
besos.
Así fueron felices.
TEODORA GILES CAMPOS
UN PUEBLECITO
UN PUEBLECITO Érase un pueblecito perdido en la montaña del norte de España donde sus habitantes vivían felices.
Allí cada mañana en la plaza del pueblo se reunían todos los niños para jugar en el río, pues se imaginaban que eran piratas y que cruzaban a la otra orilla para pelear con sus espadas de madera y así vencer al enemigo. Otros niños como Isabel, María, Aurora preferían jugar en el bosque y pensar que eran princesas y que un príncipe vendría a rescatarlas.
Pero la felicidad de este pueblo se vio amenazada cuando unos campistas inconscientes prendieron fuego al bosque ardiendo por los cuatro costados.
La tristeza se apodero de todas sus gentes, un día María, Isabel, y Aurora tuvieron una idea, reunieron ha todos los niños del pueblo y les instó a que jugando volvieran a repoblar el bosque.
Todos se pusieron manos a la obra y transcurrido unos años cuando ya eran hombres y mujeres…
El bosque volvió a lucir en toda su belleza para que otros niños que ahora eran pequeños, volvieran a creerse piratas, princesas, todo, porque la imaginación de un niño no tiene límites. TRINIDAD LOSILLA
LA NIÑA Y LA CABRA
La niña y la cabra
María era una niña que nació en el reino de Calaña hace mucho tiempo,
cuando tenía nueve años, después nacieron dos hermanos mellizos José y
Félix.
En aquellos tiempos no había para darles de comer. El rey le dio al padre
de María y los mellizos cincuenta monedas de oro y con ese dinero
compraron una cabra.
La cabra se llamaba Enriqueta y todos los días María la llevaba al campo
para que comiera.
María debía tener cuidado donde se metía Enriqueta porque algunas
veces entraba en lugares privados y multaban a la niña con una cantidad
de dinero que debía pagar.
Esta niña no sabía ni leer ni escribir, por eso su padre le daba una libreta
para que aprendiera a poner su nombre y el de su padre y así se enseñó
María a escribir.
Como era tan pequeña se quedaba dormida en el campo y mientras se le
escapaba Enriqueta, después tenía que buscarla por todas partes y un día
cuando dormía Enriqueta se adentró en un cercado y María al despertar
no podía cogerla, así que se puso muy triste y comenzó a llorar, pero por
suerte pasaba por allí un pastor con su rebaño y al ver a María tan triste le
dijo:
-¿Niña porque lloras? Y ¿Cómo te llamas?
-Me llamo María y lloro porque mi cabrita se ha metido en ese cercado.
-María no te preocupes verás lo que haremos.
-Echaré a mi perro pastor dentro y él recogerá a tu cabrita,
-No te preocupes.
María se puso muy contenta cuando la encontró porque traía las tetas
llenas de leche para sus hermanos. Y dándole las mil gracias al pastor
junto con una hoja con su nombre y con el de su padre, por si quería ir a
su casa algún día a descansar y a conocer a su familia…
María Cruzado
EL RELOJ MÁGICO
El Reloj Mágico
Eran unos Abuelos que por vivir a larga distancia no habían podido conocer a su nieto Miguel hasta la edad de cinco años, cuando fueron a conocerlo para su cumpleaños, como regalo su abuelo le llevó un reloj.
Con la alegría del momento la madre del niño, Antonia hija de los abuelos, les advirtió:
-¿Cómo le traes un reloj al niño si es muy pequeño?
El abuelo le contesto a su hija.
- No te preocupes que va a ser un secreto entre mi nieto y yo.
El abuelo al día siguiente pidió a su nieto Miguel salir a dar una vuelta por el parque, pero antes de salir de la casa le dijo:
- Miguel coge el reloj y te contaré un secreto Miguel y su abuelo salieron de la casa en dirección al parque una vez sentados en un banco Miguel le dice al abuelo.
- ¿Que secreto me tienes que contar abuelo?, y el abuelo le responde.
- Ponte el reloj .Y Miguel le dice abuelo.
- Pero si yo no se las horas. Pero el abuelo le insistió.
- Tú póntelo.
Entonces Miguel hizo caso a su abuelo, una vez el reloj puesto en la muñeca de Miguel, el abuelo le dice:
-Levanta la esfera hacia arriba .Miguel le hizo coso y en ese momento el reloj le dio la hora a Miguel con una voz acompasada.
- Las diez con mil abrazos de tus abuelos siempre. El niño al escuchar aquellas palabras se abrazó a su abuelo dándole las gracias.
Los días siguientes siguieron saliendo, dando sus paseos y escuchando las horas de su reloj, hasta que llegó el día que los abuelos tuvieron que volver a su casa.
Un día la madre de Miguel se acordó del regalo y le pregunto:
- ¿Miguel donde tienes el reloj que te regalo el abuelo? El niño contesto.
-Lo tengo guardado hasta que sepa las horas y así seguir manteniendo el secreto entre su abuelo y él.
Miguel empezó a ir al colegio pero todos los días subía a su habitación habría su reloj para escuchar las horas y los abrazos que le daban sus abuelos.
Su tristeza fue cuando una tarde al abrir su reloj no escucho la voz de su abuelo dándole la hora y sus abrazos, con el reloj en la mano bajo corriendo llamando a su madre que lo llevara al relojero. El relojero abrió el reloj y cuál fue su sorpresa al contemplar que el reloj no tenía maquinaria simple mente tiene un dibujo de corazón dentro.
La madre de Miguel comenzó a reñirle y tuvo que contarle el secreto, pero su madre no lo creyó. Por la tarde una llamada de teléfono le sacó de si por la noticia de que su abuelo había fallecido. Llorando sin consuelo cogió su reloj y lo guardo en su mesilla y llorando desesperadamente se tumbó sobre la cama, pasados unos días cuando sus padres regresaron del funeral del abuelo Miguel como todos los días subió a su habitación y echado sobre su cama escucho un pequeño ruido en el cajón de su mesilla, abrió el cajón y mirando atentamente el reloj, levanto la tapa y con mucho cariño la voz de su abuelo le decía:
- Miguel a pesar de no volver a vernos llévame en tu corazón con todas las horas y los miles de abrazos que seguirá dándote este reloj.
Y el reloj le siguió dando las horas y los miles de abrazos de sus abuelos.
MANUEL BLASCO
LOS ABUELOS Y LOS NIETOS
LOS ABUELOS Y SUS NIETOS
Érase una vez unos niños que estaban siempre con sus abuelos; ellos
eran niño y niña.
El niño era muy tranquilito y se llamaba Gerard y la niña que era algo
más inquieta se llamaba Naiara.
Un día, hablando por teléfono, oyeron que sus primitos de fuera
iban a venir, esos primos viven lejos de aquí.
Naiara y Gerard al escuchar aquella noticia se pusieron muy
contentos tanto fue así que dijeron:
-¡Que bien! Vienen nuestros primos.
Y Naiara le decía a su hermano Gerard:
-¡Verás que bien lo vamos a pasar todos juntos!; iremos a ver los caballos
al picadero.
Y su hermano le respondió:
-Eso, eso… ¡Que bien!, ¡nos lo vamos a pasar chupi…!
Llegó el día en el que sus primos llegaron y estos llenos de emoción
dicen:
-¡Que alegría, ya han llegado nuestros primos!
Los primos de Naiara y Gerard también eran niño y niña. El niño se
llamaba Erick y la pequeña Lucía
Erick sentía una fuerte apreciación por los caballos; y todos los días su
abuelo Antonio lo llevaba al picadero a que montará a caballo un rato.
En una ocasión, su prima Naiara decide que quiere ir con él a montar
a caballo, pero éste le dice:
-¡No!, tú no vienes, voy yo solo con el abuelo Antonio.
Naiara, tras esta contestación de su primo se quedó muy sorprendida
porque no se lo esperaba y se puso a llorar… y entre lágrimas decía:
-Con las ganas que tenía de verle y de que viniera para estar con él y no
quiere compartir eso conmigo.
El hermano de Naiara, sin embargo, no replicó, es tan conformista que
todo le daba igual, lo único que le apasiona son sus dibujos.
Cuando ya llevaban bastantes días de vacaciones, Erick se plantea el
querer comprarse un caballo porque le gustaban mucho, sobre todo uno
que se llamaba “Silencioso”.
-Bonito nombre ¿Verdad?, decía Erick a Naiara.
Ella le respondió:
-Pues sí, muy bonito. ¿Pero cómo te vas a llevar el caballo si allí no tiene
sitio para tenerlo?
A lo que Erick le respondió:
-Bueno, ya haríamos algo.
Entonces le dice Naiara:
-¡Tengo una idea! Cuando te lo compres y te vayas podrías dejarlo aquí, y
mi hermano y yo te lo cuidamos.
Así cuando viniera al próximo año, el caballo estaría aquí bien cuidado
por sus primos.
Entonces Erick, después de esto, se dio cuenta que no se había portado
bien con su prima y recapacitó pidiéndole perdón.
Naiara le perdonó y todos juntos disfrutaron de un bonito día en el
picadero.
MANUELA QUESADA SÁNCHEZ
EL PERRO PIRATA
EL PERRO PIRATA
Érase una vez un perrito llamado Toby.
Este perrito era pirata y les voy a contar porqué.
Un día a Toby, sus dueños le dijeron que se preparase que nos vamos de
vacaciones, y el pequeño perrito se preparó con su casita y su
colchoncito y se fueron a una finca en Llerena (Badajoz) el perrito allí se
encontraba como en la gloria, corría, jugaba con otros perritos que
estaban en aquel campo.
La dueña del perrito llamada María lo cuida como si fuese uno más de la
familia.
Un día Toby se encontraba mal y María estuvo todo el día cuidándolo
pero llegó la hora de dormir y Toby se quedó en el porche de la casa del
campo y tuvo un accidente porque se cayó y tropezó con una mesa
dándose en el ojo con un tornillo y tuvo tan mala suerte que el ojo se le
salió, sus dueños salieron corriendo al veterinario y lo operaron, pero no
pudieron salvarle el ojo.
Desde entonces le pusieron un parche en su ojito y por eso en el pueblo
le dice Toby “el pirata”.
Pero toby a pesar de todo sigue siendo feliz y su dueña María lo quiere
mucho más desde entonces y colorín colorado este cuento se ha acabado.
CONSUELO CARBALLO
RELATOS DE LA VIDA
RELATOS DE LA VIDA
Érase una vez una niña revoltosa, pero con buenos sentimientos.
Sus padres la querían mucho pero ella no se lo creía.
La vida le golpeó fuerte y le quitó a su padre y por tanto su madre tuvo
que criarla y educarla sola como muchas madres.
Tuvo una infancia triste pero normal y la niña creció y se casó y
comenzó a ver la vida desde un punto diferente pensando que merecía la
pena vivir a pesar de todos los infortunios que también conlleva el vivir
cada día.
A partir de tener a sus hijos e involucrarse en su crianza, comprendió
lo bello que es vivir y que sus padres la quisieron siempre.
MARÍA BARRIOS
UN DÍA DE COMPRAS
Adela fue con su hija Mª de los Ángeles de cuatro años a Sevilla a
comprar.
Al entrar en una tienda para comprar telas le compró a su hija una
regadera.
Y la niña jugando se salió de la tienda y se perdió y nadie sabía dónde
estaba.
Su madre la llamaba y lloraba por no encontrarla, al dar parte a la
comisaría, resulto que la policía la había recogido y su madre muy feliz fue
a recogerla por lo que esta historia tuvo un final feliz.
MARIA BARRIOS
EL NIÑO REBELDE
EL NIÑO REBELDE
Érase un matrimonio formado por Emilio y Josefa y tuvieron cuatro hijos, María, Felipe, José, y el más pequeño, Emilio José era muy rebelde.
Cuando tuvo la edad para tener que ir a la escuela, para los padres era un sufrimiento por las rabietas que cogía para no asistir a clase, su abuela materna en ocasiones le protegía y resguardaba un poco de los cachetes
que su madre le daba y José sentía protegido entonces sus padres pensaron que para que José comprendiera lo necesario que era la asistencia a la escuela como castigo pensaron llevarle una temporada al campo.
Le compraron unas ovejas para que tuviera cuidado de ellas por las mañanas sus padres le preparaban un poco de comida en el zurrón para que pasara el día cuidando de rebaño, por la tarde de regreso su madre ya le tenía el baño preparado y un poco de cena.
Al igual su padre le tenía preparado el cuaderno de escritura donde le enseñaba las primeras letras y las tablas de cuentas y poco a poco José comenzó a prender a leer y escribir empezó a comprender que estaba equivocado por no asistir a la escuela.
Cuando llegaba el verano su padre Emilio en las vacaciones de la escuela traía a su otro hijo más pequeño llamado Emilio para relevar a José en las tareas del cuidado de las ovejas y mientras con su otro hijo mayor Felipe pasaba José a las labores de la trillar.
Y por las noches su padre continuaba las lecciones de escritura y de cuentas hasta alcanzar un grado de sabiduría para poder defenderse por la vida como cualquier muchacho de su edad y a muy temprana edad se trasladó a la capital donde a prendió un oficio y fue el orgullo de sus padres y con esto os pido a todos los niños que no faltéis al colegio y aprendáis todo lo posible para no ser castigados como José colorín colorado este cuento se ha acabado .
Manuel Blasco
El Fin de Semana
Manuela Holguín Naranjo
Había una vez unos niños
que vivían en un pueblo llamado
Villanueva del Río y Minas.
Tenían unos abuelos que vivían en el campo donde tenían
muchos animales
Incluido un burro con el que Venían al pueblo para comprar.
Los fines de semana se llevaban a sus nietos para que pasaran unos días con ellos y jugaban con los animales y se lo pasaban muy bien, tan bien que se pasaban toda la semana soñando con la llegada de sus abuelos y con el cuento que todas las noches les contaban antes de irse a la cama.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
LOS GATOS
SABINA MOTILA MARTINEZ
Érase una vez un gato que vivía en la ciudad con sus padres y sus hermanitos.
Vivían con una familia con mucho dinero y a los gatos no les faltaba de nada, eran muy felices.
Una noche de tormenta, los gatitos se asustaron con los truenos, corrieron de un lado para otro, salieron de la casa y cuando se dieron cuenta estaban perdidos.
Por la mañana la familia se dio cuenta que los gatos pequeños no estaban, solamente la madre, llorando por sus hijos.
Los buscaron por todos los sitios de la zona, pero no los encontraron. La madre de los gatitos estaba muy triste y desesperada.
Un día decidió salir ella a buscarlos, anduvo y anduvo, hasta que un buen día los encontró al volver a casa en el portal.
Los gatitos habían encontrado el camino de vuelta, después de pasar mucha hambre y frío. La felicidad volvió a la casa, estaban de nuevo todos juntos.
LA OVEJITA
ANTONIA GARCÍA SACHEZ
Érase una vez una ovejita que estaba muy mimada por su dueño, pues la llevaba a todas partes con él.
Si iba al monte se la llevaba o si se iba al bar también se la llevaba
y le pedía al camarero que le pusiera una tapa de piquillo para que se la comiera la ovejita.
Con todo esto, el pueblo entero se reía de su amo, pero él y su oveja eran felices. Con el tiempo la oveja se hizo grande y ya no podía ir por los bares con su amo, pero sí la sacaba al campo y se ponía a jugar con ella y colorín colorado este cuento se ha acabado.
ERIC Y LOS CACHORROS
Érase una vez un niño llamado Eric al que le gustaba mucho estar
con sus abuelos. Cuando un año llegó a casa de los abuelos, estos
tenían una sorpresa. La sorpresa era tres cachorritos de perro con
tan solo dos días.
El niño al verlos se puso muy contento y preguntó: - Abuela como
se llaman?. La abuela contesta: Lola, Nina y Pipo.
Pipo era el más pequeñito.
El abuelo le dice a Eric: - Entre todos los tendremos que cuidar.
Eric solo estaba pendiente de Pipo. Un día los abuelos se
encontraron a Eric llorando y le preguntaron que qué le pasaba; -
Pipo está malito. Contesto Eric. El abuelo le dice: No llores,
llamaremos al médico.
El veterinario fue a la casa pero no pudo hacer nada por salvarlo y
finalmente Pipo murió. Eric le preguntó a su abuelo que qué harían
con el cuerpo del perrito, pero antes de que contestara Eric dijo: -
Cuando me vaya con mis padres me lo llevaré y le pondré con mis
peluches en la estantería y yo lo tendré limpio y cuidado.
El abuelo le explico que eso no podía ser y el niño se puso mas
triste y le preguntó: - Entonces que haremos con él?. La abuela le
explica que se lo llevaría el médico con más perritos y allí
descansará. Eric se puso más contesto y quedó feliz con Nina y Lola
y las cuidaba mucho.
Escrito por: TEODORA GILES CAMPOS
La perrita Alma
La perrita Alma Esto era una vez un matrimonio llamado Francisco y Francisca de esa felicidad nació una niña muy bonita llamada Elena.
A la niña le gustan los perritos y en su cumple años le regalaron los abuelos una perrita llamada Alma .
La niña es muy feliz con su cachorrito llego el invierno y de sus cachorritos llego el invierno y de sus ahorros le compró un abriguito para que no pasara frio cuando la sacara a pasear.
Un día la perrita se quedó embaraza y nacieron cinco cachorritos.
Elena estaba loca de felicidad la niña se iba al colegio pero no salía ni a jugar por estar con los perritos un día llego las vacaciones y los papas se llevaron a los perritos en el coche muy lejos y los abandonó a todos.
Elena cuando llego del colegio y no vio los perritos se puso a llorar la niña estaba muy triste no comía no quería salir nada mas que llorar, la vecina le dijo a los papas no sabéis el daño que le estáis haciendo a la niña, los perritos no se abandonan.
A los niños no se le regalan animales, a los niños se le regalan juguetes los perritos no son para jugar y colorín colorado este cuento se ha acabado,
Maribel Castaño