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  • El Pescador de sueos y la luna. (Fbula original de 10 cuartillas, estructurada en la prosa lrica latinoamericana).

    ************************************************************************* Ensayo presentado en el 3er Congreso Latinoamericano de Estudiantes Universitarios llevado a cabo en la ciudad de la Habana (Cuba) en el ao de 1997, ocupando el tercer puesto entre 86 escritos bajo la modalidad de ensayo corto y el segundo entre 54 ensayos bajo la categora de romance en prosa lrica a diez cuartillas. Presentado por la Federacin de Estudiantes Universitarios de Venezuela, a travs de la Tutela acadmica de la U. N. E. Simn Rodrguez (Venezuela), bajo la autora del estudiante de 4to Semestre de Administracin, Bach. Alexander J. Vizquel R. y la supervisin del Lic. en Educacin Alberto Goncalvez (UCV). *************************************************************************

    Haba una vez un pescador que era extremadamente feliz en su mundo. Desde el alba hasta el atardecer, viva una vida llena de ilusiones. Admiraba el cielo por lo majestuoso de sus colores, admiraba al viento por la suave y refrescante de su brisa, admiraba al mar por lo hermoso de sus aguas y por ser proveedor de sus alimentos. Admiraba al majestuoso sol por lo brillante y grande que resultaba, y por lo imponente que se mostraba al establecerse en lo alto del cielo. Era as como en un ambiente mgico, el pescador de sueos, reparta su amor en el mundo que haba creado y en el cual haba colocado todas sus ilusiones. El pensaba que lo tena todo y que nada le faltaba.

    Un da no regres a casa temprano como siempre lo haca por quedarse a ver una puesta de sol, y en su regreso observ algo que nunca haba visto. La Luna comenz a erguirse en lo lejano del horizonte, y tan bella como era, provoc en l, algo que nunca haba sentido. Sin decir palabras "el pescador de sueos", contempl como esa gota de seda brillante iluminaba la noche que el nunca haba querido ver por temor a lo oscuro de su manto.

    Sus ojos brillaban y su corazn arda en un fuego no conocido por l, y fue as como se sent en la cima de una colina para poder admirarla. A medida que haba una mayor cercana, el ms interesado estaba en ella. Nunca supo en que momento quiso hablarle, nunca supo cuando perdi inters en las dems cosas, nunca supo cuando comenz a sonrer, y nunca supo cuando perdi su corazn. El no deseaba conocerla por temor a perderse en lo inmenso de su brillo, y no quera saber su nombre para no exhalar su vida en evocaciones y

  • suspiros, pero de momento ya no poda vivir sin ella, y su nombre era recurrente en sus labios.

    La Luna, segn como el pescador la vea, era un sueo que pareca muy lejano a su realidad. A pesar de estar acostumbrado a crear fantasas e ilusiones, el pescador senta su corazn hinchar de frustracin al no poder hallar la magia que le permitiera asir la esencia de ese preciado copo de luz que iluminaba sus ojos y corazn. Silencioso en la cima de la soledad, el pescador cay lo que senta. Las noches se convirtieron en das, y lo das en noche. El otoo pas, y el fro invernal comenz a sentirse, por las tierras del mar del norte de dnde era nativo el pescador de sueos; y todo esto ocurra mientras la naturaleza y los astros celestiales se preguntaban en una misma voz, que le estaba pasando al ruiseo y ahora triste pescador de anhelos.

    La reina de la noche en su majestuosidad se mostraba ausente. Noche tras noche, la luna vea como el pescador se desviva por ella en muestras claras de cario, pero su mutismo era tal, que el silencio producido por sus pensamientos slo era roto por el velo del alba al descorrer el da. l esperaba que ella notara su presencia, y que mostrara un poco del cario que l le profesaba, pero las respuestas de su hermosa reina quedaban marcadas por efmeras sonrisas que poco a poco se iban desvaneciendo en el ulular del viento. Pobre pescador de sueos, no saba que esperar de una hermosa obsesin que le era presente da y noche. La diana nocturna en su magnifico esplendor, mostraba un brillo intenso que creaba noches claras y hermosas que el pescador disfrutaba a detalle. Silencioso en espera de su mirar, el pescador era feliz con tan solo sentir su cercana, con tan solo saber que ella pensaba en l. No conoca el pescador lo que la luna ocultaba, aunque era evidente que parte de sus almas corran en un mismo sentido, y que haba sido el destino quien haba juntado sus miradas. Disfrutaron das y noches juntos. Sus risas fueron una en el abismo inexorable del tiempo. Sus miradas se hallaban en los momentos tristes y en los alegres, dndose nimo cuando ms lo requeran. Sus pensamientos eran parte de un todo que ellos trataban de comprender en lo confuso de sus sentimientos.

    Una noche sin razn aparente, el pescador de sueos decidi ser uno con la naturaleza. En lo oscuro y lejano de sus dominios, en la espesura y la tranquilidad del campo abierto decidi comulgar consigo mismo. En esa tranquilidad que otorgaba la soledad, trat de entender lo que suceda en su corazn. Tom sus sentimientos y not que lo que su alma expresaba, no era una simple obsesin por los albores de una novedad como las haba sentido

  • anteriormente, sino que poda definirse con una palabra que l tantas veces haba escuchado y que nunca haba comprendido en exactitud. Una lgrima de alivio bord sus mejillas. El temor era demasiado y las expectativas an mayores, pero una leve sonrisa surgi al final del da cuando record lo feliz que haba sido al tenerla cerca. Comenz de nuevo a mirar al cielo, al sol y a la mar, y supo enseguida que su corazn era suficientemente grande para abrir sus puertas a ese sueo que l vea imposible de cumplir. Con el alma ms tranquila, regres a la cima que durante tanto tiempo haba sido su refugio, y con un nuevo brillo en los ojos, le mostr a la luna en palabras lo que l verdaderamente senta.

    Noche tras noche intent decirte lo que mi alma abrigaba, pero nunca llegu hacerlo por temor a que no me amaras. No saba como reaccionaras al confirmar lo que yo verdaderamente senta por ti. Fui testigo de tus tristezas, compart tus alegras y mostr mi sonrisa cuando t lo hacas o necesitabas. Muchas lgrimas derram por ti al verte tan bella y hermosa, pero igualmente tan sola en la inmensidad del cielo nocturno. Te abr mi corazn y te mostr todo lo que haba en l, juntando virtudes y defectos, para que vieras en mi, todo lo que te poda ofrecer sin l discernimiento de mostrarte solo lo que podas querer. Es ahora necesario que yo vuelva a experimentar ansias de vida y vuelva a pescar los sueos que poco a poco se me han ido escapando en el pasar del tiempo sin que yo me diera cuenta de ello. Empezar por creer que puedo lograr el ms preciado de mis sueos, que no es otro, que el de estar a tu lado y llenarte de todo el amor que puedo llegar a sentir. Pero si as no fuere, y algn da necesitars de alguien que riera contigo o de alguien que llorar a tu lado, no dudes en mostrar tu brillo hacia mi, que a la distancia sabr verte y en poco tiempo estar en sta cima volcado hacia ti, mirndote con el mismo amor que hoy te estoy profesando.

    El pescador de sueos, se march por temor a escuchar la respuesta de la Luna. Una mirada triste y cargada de mucho dolor brot de la luna, mientras l con pies firmes caminaba a sus dominios donde tratara de retomar lo que haba sido su vida. ************************************************************************* Publicado en la Habana, Cuba, el 26 de Julio de 1.997, en el libro La prosa lrica y la nueva juventud estudiantil, el reto de las letras, bajo el auspicio del Centro Cultural Jos de San Martn.