MISTERIO EN LA CATEDRAL

Una mañana de diciembre hace muchos años en el cielo de Altamura volaba un grifo.

Venía de la lejana ciudad de Jerusalén, junto con dos leones que corrían bajo él. Desde arriba veía la torre

del campanario, los techos de las casas y estatuas en las plazas de la ciudad. Los tres amigos estaban muy

cansados, así que decidimos pasar por Corso Federico II para descansar un poco.

Mientras el grifo se deslizaba se dio cuenta de que, sentado en los escalones de la iglesia de San Michele

Arcangelo, un hombre con el pelo largo de color rojo, una gran barba y una cara triste y severa, observaba la

Catedral.

Esa catedral la había construido él, y era toda su vida, porque siempre había construido castillos y nunca una

catedral. Ahora, sin embargo, la veía abandonada, nunca nadie venía a visitarla, por ello se sentía muy triste.

Cuando el grifo se acercó al hombre lo reconoció y lo reconocieron también sus leones amigos: era el

emperador Federico II de Suabia, sin corona y sin el manto, vestido como un hombre común.

Se habían conocido en Jerusalén, donde había ido a luchar en una guerra contra los musulmanes para

defender la tumba de Jesús, y se habían convertido en grandes amigos. El grifo se apoyó en su hombro para

darle la bienvenida.

Federico estaba feliz de ver a sus amigos y les dijo inmediatamente porque estaba tan triste. Al grifo, que

estaba lleno de fantasía, le vino una idea extraordinaria para ayudar a su amigo. Ya que se acercaba la

Navidad, pensó en hacer un belén viviente en el interior de la Catedral, de esta forma mucha gente vendría a

visitarla.

Entonces el león y el grifo llamaron a sus amigos del lejano país y llegaron muchos: leones, leoncitos,

leonesas e incluso dos elefantes.

Federico, por otro lado, llamó a sus amigos jinetes y pastores y a todos los animales de la Murgia1:

lagartijas, topos, serpientes, caracoles, tortugas, cerdos, ratones, pájaros y dos perros.

También llegaron cientos de ellos y se unieron incluso dos hermanas, una blanca y otra con la piel tan oscura

que parecía estar hecha de chocolate, habían entrado a la Catedral para rezar y cuando se dieron cuenta de lo

que estaba pasando también quisieron participar para hacer este magnífico pesebre.

Trabajaron muchísimo, todos juntos, el pesebre era realmente bonito y todos lo miraban satisfechos, faltaban

solo las luces, entonces, las hermanas decidieron ir a cogerlas de su convento, cercano a la iglesia de San

Francesco da Paola.

Tardaron un buen rato, porque se encontraron con un telamón2acompañado de un cordero, que estaba

llorando porque no podía encontrar su rosetón. Las hermanas que siempre tiene que ayudar al prójimo no

podían dejarlo allí llorando, así que buscaron y buscaron hasta que encontraron el rosetón escondido cerca

de la Puerta Matera.

Cuando regresaron a la Catedral con Telamón, el cordero, y el rosetón, ya se había hecho de noche y con la

boca abierta vio un espectáculo que no podrían haber imaginado! Todos los animales de sus amigos estaban

petrificados, se habían convertido en estatuas! Todos los animales de la Murgia se encontraban en la cueva

del pesebre, los dos leones en frente del portal, los dos perros a los pies de los leones, los elefantes hasta

cerca de la ventana con parteluz, el grifo por encima de los elefante, Federico medio desmayado en el suelo,

y Jesús Niño? ¡No se encontraba! Alguien lo había robado!

Las dos hermanas gritaban tan fuerte que el Telamón, el cordero, y el rosetón terminaron, también ellos

petrificados por el terror, en el portal de la catedral.

Cuando las hermanas dejaron de gritar, miraba alrededor para ver lo que podía haber pasado y quien podía

haber hecho aquel desastre, pero no encontraron nada, nada de nada, solo en un rincón, arrugado , un billete

de avión con las palabras Sevilla - Bari .

Historia colectivaII F

1 Parque Nacional de la Alta Murgia, Puglia http://www.parcoaltamurgia.gov.it/index.php 2 RAE Telamón: estatua de hombre.