cuento de terror

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Los fantasmas también pueden tocar Cuenta la historia que, Lisa, mujer alta y rubia, estaba con su esposo Manuel, quien era alto y guapo. Llevaban un año de casados y tenían planes para formar una familia en un par de años. Cuando Lisa tenía 15 años, jugó a la ouija, llevada por la influencia de sus 4 mejores amigas, una noche se reunieron y empezaron el juego. Hicieron algún tipo de contacto con un supuesto espíritu llamado Roberto al cual le hicieron preguntas, una de esas preguntas fue: ¿quién crees que es la más bonita? A lo que el espíritu respondió: ‘’Lisa’’. Ella se asustó, pero sus amigas, a modo de broma, le dijeron al espíritu que era imposible que sea su ‘’novio’’ pues era solo un espíritu; y el espíritu respondió: ‘’los fantasmas también pueden tocar’’. Luego de esto no hubieron más respuestas y las chicas pensaron que alguien una de ellas había movido puntero, así que dejaron el juego. Ese es un viejo recuerdo que Lisa trato de dejar muchos años atrás, sin embargo lo que pasaría esa noche la marcaria de por vida. Eran las 11:00 pm y ella iba a dormir junto con su esposo, pues al día siguiente tenían una reunión en casa de su amiga, Marina, por motivo de su cumpleaños. Ambos se acostaron y Lisa se quedó dormida. A las 3:45 am se despertó por que escuchaba un goteo que venía de su cocina, pensó que su esposo estaba tal vez haciendo algo, ya que él no se encontraba en la cama, y se volvió a dormir, minutos más tarde sintió que su esposo se acostaba de nuevo y la abrazó con mucha fuerza, luego le susurró de manera extraña al oído: ‘’te extrañé’’. A Lisa le pareció raro esto y cuando se volteó no vio a nadie junto a ella. Muy asustada se levantó de la cama, fue hacia la puerta y notó que en ella estaba escrito con sangre: ‘’los fantasmas también pueden tocar’’. Ella entró en pánico, el goteo se volvió más insistente, salió de la habitación y corrió hacia la cocina, pero vio la puerta del baño abierta con la luz encendida. Lisa entró al baño y pudo observar a su esposo muerto, colgado en la barra de la cortina, sin pies y sin manos, el ruido que escuchaba era la sangre goteando en un gran charco.

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Page 1: Cuento de Terror

Los fantasmas también pueden tocar

Cuenta la historia que, Lisa, mujer alta y rubia, estaba con su esposo Manuel, quien era alto y guapo. Llevaban un año de casados y tenían planes para formar una familia en un par de años.

Cuando Lisa tenía 15 años, jugó a la ouija, llevada por la influencia de sus 4 mejores amigas, una noche se reunieron y empezaron el juego. Hicieron algún tipo de contacto con un supuesto espíritu llamado Roberto al cual le hicieron preguntas, una de esas preguntas fue: ¿quién crees que es la más bonita? A lo que el espíritu respondió: ‘’Lisa’’. Ella se asustó, pero sus amigas, a modo de broma, le dijeron al espíritu que era imposible que sea su ‘’novio’’ pues era solo un espíritu; y el espíritu respondió: ‘’los fantasmas también pueden tocar’’. Luego de esto no hubieron más respuestas y las chicas pensaron que alguien una de ellas había movido puntero, así que dejaron el juego.

Ese es un viejo recuerdo que Lisa trato de dejar muchos años atrás, sin embargo lo que pasaría esa noche la marcaria de por vida.

Eran las 11:00 pm y ella iba a dormir junto con su esposo, pues al día siguiente tenían una reunión en casa de su amiga, Marina, por motivo de su cumpleaños. Ambos se acostaron y Lisa se quedó dormida. A las 3:45 am se despertó por que escuchaba un goteo que venía de su cocina, pensó que su esposo estaba tal vez haciendo algo, ya que él no se encontraba en la cama, y se volvió a dormir, minutos más tarde sintió que su esposo se acostaba de nuevo y la abrazó con mucha fuerza, luego le susurró de manera extraña al oído: ‘’te extrañé’’. A Lisa le pareció raro esto y cuando se volteó no vio a nadie junto a ella. Muy asustada se levantó de la cama, fue hacia la puerta y notó que en ella estaba escrito con sangre: ‘’los fantasmas también pueden tocar’’. Ella entró en pánico, el goteo se volvió más insistente, salió de la habitación y corrió hacia la cocina, pero vio la puerta del baño abierta con la luz encendida. Lisa entró al baño y pudo observar a su esposo muerto, colgado en la barra de la cortina, sin pies y sin manos, el ruido que escuchaba era la sangre goteando en un gran charco.

Salió de su casa tan rápido como pudo, pero quedó devastada. Los policías pensaron que ella había asesinado a su esposo, pero que no se encontraba en buen estado mental por lo que fue a un manicomio en donde pasa el resto de sus días. Las enfermeras dicen que cada vez que van a llevarle la comida o medicamentos, ella repite la misma frase una y otra vez: ’’los fantasmas también pueden tocar’’…