cuenca xxv aniversario de la muerte de fernando zÓbel 2009

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DIARIO INDEPENDIENTE DECANO DE LA PRENSA PROVINCIAL FOTO: LUIS DEL CASTILLO

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Páginas especiales sobre el 25 aniversario de la muerte del pintor Fernando Zóbel en 2009

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Page 1: CUENCA XXV ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE FERNANDO ZÓBEL 2009

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FOTO: LUIS DEL CASTILLO

Page 2: CUENCA XXV ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE FERNANDO ZÓBEL 2009

Santiago Mateo SahuquilloDIRECTOR PRESIDENTE

Ana M. Anula SuárezDIRECTOR EJECUTIVO

Javier Semprún GuillénDIRECTOR REGIONAL DEINFORMACIÓN

José María Dávila Juana PatiñoÁngeles OliverSUBDIRECTORES

Ángel Hidalgo del Rincón DTOR. MONOGRÁFICOS Y PUBLICIDAD

Alberto Jiménez JiménezASISTENTE DTOR ADMINISTRATIVO.JEFE DE PERSONAL.

Mª Felisa Arribas Redondo ASISTENTE DIRECTOR ADMINISTRATIVO

José Luis del RincónJEFE DE TALLER

Manuel GuzmánCOORDINADOR DE MONOGRÁFICOS

Pilar OlivaresCOORDINADORA DE INFORMACIÓNDE MONOGRÁFICOS

Amaia Goicoechea yVirginia Sampayo REDACCIÓN MONOGRÁFICOS

Luis del CastilloFOTO DE PORTADA

POLÍGONO LA CERRAJERA,PARCELA 77-78 - 16004-CUENCATFNOS: 969 21 22 91 (REDACCIÓN); 969 21 22 94(ADMINISTRACIÓN)969 240423 (PUBLICIDAD)DEPÓSITO LEGAL: CU-380-1987

EL DIAde Cuenca

GRUPO DE EMPRESAS DE COMUNICACIÓN EL DIA

Queda totalmente prohibida lareproducción total o parcial de artículos,anuncios y fotografias, así como la lecturapública de los mismos sin permiso expresode la empresa

Especial XXV Aniversario de la muerte de Zóbel2EL DÍA

JUEVES, 4 DE JUNIO DE 2009

Jesús Carrascosa, gerente de la Fundación AntonioPérez cree que “sin Zóbel no hubiera sido posible larealidad cultural que es Cuenca” POR Javier Semprún

“El edificio estálevantado, ahoratoca gestionarlo”

JESÚS Carrascosa, director geren-te de la Fundación Antonio Pérez,fue en su día uno de los impulso-res de la constitución en Cuencade la Asociación de Gestores Téc-nicos Culturales del Estado, y codo

a codo con el impulsor de la Fundación,está logrando el objetivo principal con laque un día se creó, al amparo de la Dipu-tación Provincial: “contar con una Fun-dación viva, que además de la colecciónpermanente, ofrezca una intensa actividadcultural, organizando exposiciones, edi-tando libros y catálogos, acojiendo pre-sentaciones y actos culturales...” Para ello,“gestionamos el presupuesto con respon-sabilidad y exigencia de calidad; “afeitamoslo huevos”, como se dice popularmente, ya cambio formamos al personal, aumen-tamos el patrimonio de la Fundación, quees de todos los conquenses, atraemos acti-vidades y personajes de importancia na-cional e internacional, y exportamos tam-bién nuestra actividad, mientras extende-mos presencia por la provincia”.

— Claro que una realidad como es ac-tualmente esta Fundación, bebe sin dudade la misma fuente: “

— Por supuesto. Hablamos de Zóbel,porque todos sabemos, o deberíamos sa-ber, que si Zóbel no hubiera llegado a Cuen-ca, y fundado el Museo de Arte Abstracto,todo lo que es hoy Cuenca, culturalmentehablando, sería inimaginable. Él puso laprimera piedra, poco a poco hemos ido le-vantando el edificio, y ahora toca gestio-narlo. Con el ejemplo de Zóbel, y con elejemplo de la Fundación March, que ha di-namizado el Museo, ha sabido traer mag-níficas exposiciones, y ahora con la am-pliación proyectada, va a contribuir mu-cho a que la herencia de Zóbel siga dandofruto. Y creo, por ejemplo, que el contarcon una de las mejores facultades de Be-llas Artes en Cuenca, no es casual.

— ¿Realmente fue tan importante Zó-bel, desde el punto de vista de un gestorcultural en pleno siglo XXI?

— Sin lugar a dudas. No hay un lugar enEspaña, y no sé si habrá alguno en el mun-do, con tanta concentración de arte con-temporáneo por metro cuadrado comoCuenca, concentrado además en el CascoAntiguo. Eso es lo que hace especial a Cuen-ca...

— Y su marco natural— Sí, pero marcos naturales de gran be-

lleza hay muchos. Sin Zóbel, creo que hoy

seríamos un bellísimo lugar, pero sin el mar-chamo de lugar relacionado con el arte quehoy tenemos y debemos seguir explotan-do.

— Habla el gestor...— Sí. Tenemos que decidirnos de una

vez a vender esta marca de Cuenca comotempo del arte contemporáneo, y hacerlocon una política común. Como fundacio-nes y espacios de arte somos mejores o pe-ores de manera individual, pero como con-junto podemos ser una potencia de primerorden.

— ¿Qué se ha hecho bien en Cuenca, yque se ha hecho mal en estos veinticincoaños con respecto a ese marchamo d e ciu-dad cultural?

— Creo que se ha hecho muy bien el au-mentar y mejorar la oferta. Insisto que so-mos un punto de encuentro impresionante,a partir del Museo de Arte Abstracto, y aúnno hemos tocado techo. Y si algo se ha he-cho mal es seguir teniendo dudas, porquelos conquenses no acabamos de ver estapresencia como un signo de identidad dela ciudad del que debemos tirar para acen-tuar el desarrollo. De hecho, estaba con-vencido que el proyecto de capitalidad cul-turalapostaría por esta identidad, pero lue-go parece que las cosas han ido por otrosderroteros...

— A lo mejor es que este edificio nos salemuy caro...

— Hay quien lo ve así, y hay quien lo vecomo una inversión, está demostrado quecada euro invertido en cultura reporta dos,y es, desde luego, una inversión de futuro.Eso sí, con una gestión profesional. Fíjeselo que aún significa Zóbel para Cuenca...

Entre las páginas 3 y 8 se muestra a través dediversos autores cómo se gestó la unión entreCuenca y Zóbel con la ayuda fundamental deTorner. En la página 3 se detalla el acto de hoy,una mesa redonda donde Torner, Bonet y De laTorre hablarán de la figura de este artista quefalleció hace 25 años; en la 4 la restauración desu legado; en la 6 y 7 la Fundación del Museo deArte Abstracto; y en la 8 diversos recuerdos deGustavo Torner.

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Francisco Javier Pulido, alcalde de Cuenca,habla sobre la unión de Zóbel con la ciudad yhace referencia a su obra “en la que seguro seencuentra el camino hacia Cuenca 2016”.

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José Ángel García, coordinador de las páginasCulturales en El Día de Cuenca también aportasu granito de arena en una colaboración en laque habla sobre el Museo de Arte AbstractoEspañol ayer y hoy.

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Para José María Barreda, presidente de Castilla-La Mancha,“el encuentro de Zóbel con Cuencafue la conversión del talento con la belleza”. Yañade que “encontró en esta ciudadpatrimonial el marco perfecto para el estímulode su creatividad”.

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Juan Ávila Francés, presidente de la DiputaciónProvincial de Cuenca asegura que “Zóbeldescubrió una Cuenca con enormesposibilidades de futuro vinculadas a la cultura”.

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Antonio Saura y Fernando Zóbel tambiéncoincidieron a finales de los años 50 en lacapital conquense. Veinticinco años después,ambos artistas ya fallecidos, cuentan con suFundación y Museo respectivos. La FundaciónAntonio Saura detalla esta coincidencia en esteXXV Aniversario de la muerte de Zóbel.

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Sumarios

La contraportada de este número especialrecoge los momentos transcurridos entre elfallecimiento de Zóbel y su entierro en lacapital conquense.

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Page 3: CUENCA XXV ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE FERNANDO ZÓBEL 2009

daba un testimonio, aunque poco cono-cido, muy rico: sus cuadernos de apuntesy dibujos. Los más de 130 cuadernos deapuntes y dibujos pertenecientes a la co-lección de la Fundación Juan March dancuenta del universo personal y creativo deZóbel entre los años 1948 y 1984. Son cua-dernos de diferentes formatos, e incluyenacuarelas, dibujos, estudios, fotografías,documentos y anotaciones.

Esos cuadernos se asemejan a peque-ños laboratorios de papel, a gabinetes dedos dimensiones, a prácticos instrumen-tos para coleccionar muchas cosas: ideas,bocetos que más tarde serán convertidosen imágenes y en cuadros, estudios de con-trastes y de luces, de figuras, colores y som-bras; intentos de fijar un instante; recrea-ciones de escenas de la vida corriente y es-tudos de paisajes o de obras de la tradi-ción pictórica, el arte y la arquitectura:todo eso puede encontrarse en sus pági-nas; y también muchas referencias a Cuen-ca, algunas de las cuales pudieron verse,por primera vez, en la exposición Fer-nando Zóbel. Cuadernos de apuntes y por-folios. Una visión de Cuenca, organizadapor Rafael Pérez-Madero en 1991.

Fernando Zóbel: viajar, dibujar, pintarpresenta, además de una amplísima se-lección de esos cuadernos, que sugierenal espectador un viaje imaginario por loslugares que dejaron una huella particu-lar en el artista y fueron pretexto de mu-chas de sus obras, una selección de óleosprocedentes de los fondos de la Funda-ción Juan March y de algunas coleccionesparticulares e institucionales, de Cuencay de otras ciudades españolas, que añadena su atractivo propio el que pocas veceshan sido contempladas en público.

El Museo de Arte Abstracto Español acoge hoy la celebración de una mesaredonda titulada “Retrato y memoria de Fernando Zóbel” con motivo del XXVaniversario de la muerte del artista POR EL DÍA

Torner, Bonet y De laTorre recuerdan a Zóbel

Gustavo Torner, Juan ManuelBonet y Alfonso de la Torrerecuerdan hoy en el Museode Arte Abstracto Español alpintor Fernando Zóbel conmotivo del XXV ani-

versario de la muerte del artista.La Fundación Juan March,

a la que Zóbel donó en1981 los fondos delMuseo ha queridorecordar estecuarto de si-glo de lad e s -

aparición del artista con una mesa redondatitulada “Retrato y memoria de FernandoZóbel que tendrá lugar esta tarde, a par-tir de las 19:00 horas.

Además, y hasta el próximo día 28 dejunio, está abierta en las salas de exposi-ciones temporales del Museo de Arte Abs-tracto Español la muestra “Fernando Zó-bel: viajar, dibujar, pintar, que recoge suscuadernos de apuntes y dibujos, peque-

ños laboratorios de papel de su propiotrabajo, junto a una selección de óle-

os procedentes de la FundaciónJuan Marcha y de coleccionistas

particulares e institucionales,algunos de ellos pocas veces

contemplados en públi-co.

Tras su inespera-da y prematura

muerte enR o m a

—murió con 60 años—, se han celebradoalgunas exposiciones importantes comola antológica de su obra pictórica que lededicó en el año 2003 el Museo NacionalCentro de Arte Reina Sofía o la que orga-nizó la propia Fundación Juan Marcha,en su sede de Madrid, en septiembre de1984. Ahora, 25 años después, se ha or-ganizado este muestra que está basica-mente, centrada en una de las facetas com-plementarias de su propia actividad pic-tórica como fueron sus viajes.

El viaje fue una constante de su vida. Enun viaje, rodeado de sus amigos próximos,Torner, Rueda, encontró Cuenca para ha-cer realidad uno de sus sueños: un lugardonde reunir sus obras y las de sus ami-gos, el Museo de Arte Abstracto; y en otroviaje, en Roma, murió. Para Zóbel viajarera descubrir y conocer. Hay viajes queson por placer, otros por obligación, aca-

so también para huir, para des-cansar, para distraerse. Los de

Zóbel fueron, siempre,viajes de artista.

De los viajes deFernan-do Zó-bel seguar-

Especial XXV Aniversario de la muerte de Zóbel 3EL DÍAJUEVES, 4 DE JUNIO DE 2009

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Especial XXV Aniversario de la muerte de Zóbel4EL DÍA

JUEVES, 4 DE JUNIO DE 2009

El mejor homenaje que se podía dedicara su memoria en este aniversario era laconclusión de la limpieza y restauraciónde todas las obras de Zóbel POR EL DÍA

Larestauraciónde unlegadopulcro ybello

Cualquiera que esté mi-nimamente familiari-zado con la vida y laobra de Fernando Zó-bel sabe —o nota—que Zóbel fue un ca-

rácter que empleó su vida en unacarrera de fondo por conseguir laexcelencia. Ese rasgo era notorio,entre otros aspectos, en su pulcri-tud (una palabra que conserva evi-dentes ecos de la etimología latinade nuestra palabra “belleza”): lapulcritud de sus obras y la de mu-chas facetas de su espíritu, y tam-bién la de los aspectos más mate-riales, de su vida. (De esto últimodan fe tantas fotografías de su es-tudio blanco o de su biblioteca ode su casa.)

Ésa es una de las razones por lasque nos ha parecido que el mejorhomenaje que podía rendirse a sumemoria era que, puntual para lafecha de su aniversario, se conclu-yese la limpieza, restauración y em-bellecimiento de todas las obras deZóbel en la colección permanen-te del Museo de Arte Abstracto Es-

pañol, y también la de todas lasobras en la colección de la Funda-ción Juan March, algunas de lascuales pueden contemplarse en elMuseu d’Art Espanyol Contem-porani, en Palma. No todas lo ne-cesitaban, porque afortunada-mente el espíritu de Zóbel siguevivo en el museo y en la Fundación,pero en muchas de ellas se adver-tía el inexorable paso de veinte,veinticinco, en algunos casos cua-renta años de ininterrumpida ex-hibición pública.

Todos los cuadros del artista queforman parte de la colección per-manente del museo, han sido,pues, objeto de un proceso de lim-pieza y conservación que hace másvisible aún la pulcritud zobelianaen la ejecución de las obras, y tam-bién la profuda, audaz y esencialluminosidad que las define, un as-pecto formal al que el texto de JoséManuel Caballero Bonald, que sereproduce junto a otro de Gusta-vo Torner en el programa de manode esta exposición, alude con exac-titud. En dos casos, las piezas Or-

nitóptero (1962) y Júcar X (1971,el visitante que lo desee puede pro-fundizar en los detalles de los pro-cesos de limpieza, restauración yreenmarcado, gracias a las carte-las preparadas por el equipo de res-tauradoras de la Fundación JuanMarch.

Con motivo d esta exposición,la Fundación Juan March ha pre-parado una carpeta (Cuadernosde apuntes, 1975-1981) con diezfacsímiles seleccionadas entre losmás de 130 cuadernos de apuntesy dibujos de Zóbel, que pertene-cen a la colección del Museo deArte Abstracto Español. Las imá-genes recogen lugares que el ar-

tista descubrió en algunos de susnumerosos viajes por todo el mun-do, y también en Cuenca:

- La sierra. El cruce del río enCaudebec en Caux. “Le Bac”.

- Las ruinas del Monasterio deJumieges.

- Junco en el agua.- La mar muy verde. Marea alta.- Lilas en el jardín.- Paisaje.- Escalera con puerta.- Fragmento del altar mayor de

la catedral de Santiago.- El camino que baja al Monas-

terio de Toxosantas.- La Piedra del caballo.De diferentes cuadernos reali-

zados por todo el mundo.

Zóbel tomando apuntes en Massachussetts.

Algunas de las obrasrestauradas llevabancuarenta años deexhibición públicaininterrumpida

El Júcar X yOrnitóptero disponende paneles donde seexplica el proceso derestauraciónOrnitóptero (1962)

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Publicidad XXV Aniversario de la muerte de Zóbel 5EL DÍAJUEVES, 4 DE JUNIO DE 2009

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Fue la determinación de prepa-rar el futuro, sin otra sumisiónque el propio deber moral, laque explica la resolución con laque unos aventureros, partida-rios del error y del riesgo, des-

afiando la fuerza de la gravedad, deci-dieron una noche de junio de 1963, enuna cena, acometer un proyecto que ve-nían mimando desde unos meses antes.Todos los grandes proyectos empiezan así:asumiendo compromisos inciertos. Eneste caso el punto de partida era una ex-celente colección de arte español de lageneración más joven, cuyo propietario,y principal inspirador del proyecto, eraFernando Zóbel, un pintor nacido en Fi-lipinas y formado en Harvard —esta ex-periencia universitaria bostoniana le im-primió un alto sentido de la exigencia ydel rigor—, que desde 1955 había viaja-do por Europa y España, hasta instalarseaquí definitivamente en 1961. Estaba muybien informado sobre las tendencias delarte de los años cincuenta, era un apa-sionado del coleccionismo y un amantede los museos. El contacto con los artistas

FOTOS: JAIME BLASSI

Se tejió entre Zóbel, Rueda y Torner una afinidad muy particular que se avivó con los viajes a París y diversos proyectos expositivos comunes.

El 30 de junio de 1966, en una celebración informal y amigable, con champán francés y langostinos, se abriófinalmente el Museo de Arte Abstracto Español con una pequeña parte de la colección . PORMaría Bolaños

Zóbel creó en Cuenca un“pequeño museo moderno”

españoles va a ser determinante en su fu-turo. Conoce a Rueda en 1955, y ense-guida a Saura, Chirino o Sempere, que re-gresa a España en 1960; a Torner en 1962,y a Guerrero, cuyas estancias eran cadavez más prolongadas, en 1964. Una afini-dad más particular se tejió entre Zóbel,Rueda y Torner, avivada por los viajes aParís, los proyectos expositivos comunes,en Biosca, Juana Mordó o Juana de Aiz-puru, o la asistencia a la Bienal de Vene-cia, en 1960 y 1962, a la que acudieronjuntos, así como a distintas exposicionesen Basilea, Múnich o en la Tate Galleryde Londres.

Desde su llegada empieza su colecciónespañola, que afronta como un deber mo-ral, consciente de la belleza y el valor ar-tístico de una tendencia todavía reciente,la pintura abstracta, y de una generación,la de los cincuenta, en la que advierte unacalidad equiparable a la del informalis-mo europeo o del expresionismo neo-yorquino, pero que, a pesar de su buenaacogida en el extranjero, no encuentra laproyección nacional que merece. A par-tir de 1960, y dado el imparable incre-

mento de la colección, Zóbel considerala conveniencia de encontrar una sedeque permita presentar esas obras digna-mente y difundirlas en un ámbito públi-co. Descartado Madrid, en el invierno de1962 hace varios viajes a toledo, tratandode encontrar un local adecuado. Pero noserá hasta junio de 1963, en que, en unacélebre cena en la que se encontraban,entre otros, Sempere y Torner, éste, quevivía en Cuenca y estaba emparentado conel alcalde de la ciudad, comenta la opor-tunidad que ofrece la rehabilitación deunas viejas casas medievales en la partealta, que aún no tenían destino. Una visi-ta a Cuenca y la disposición del Ayunta-miento a ceder el edificio despertaron suentusiasmo y el inmediato propósito deabrir en esta pequeña ciudad del interiorcastellano el museo de arte abstracto.

Desde ese momento, los tres pintoresacometen su ideal con la vehemencia y eldesinterés que presidirá siempre esta raraempresa, a la que, de modo intermiten-te, se sumarán otros artistas, como Anto-nio Lorenzo. El grupo encontró en la ciu-dad una misteriosa afinidad con su tem-Ejemplar dedicado a Sempere.

Especial XXV Aniversario de la muerte de Zóbel6EL DÍA

JUEVES, 4 DE JUNIO DE 2009

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peramento artístico, una afini-dad que, desde siglos atrás, veníasiendo, alternativamente, des-cubierta y olvidada.

El edificio como tal va a cum-plir un papel decisivo en el ca-rácter del museo, uno de cuyosatractivos será la convivencia, has-ta entonces no muy explorada,de lo viejo, aportado por la fiso-

nomía rústica del caserón, y lomás nuevo, la abstracción pictó-rica de los cuadros expuestos. Escierto que la idea de reunir enuno sólo dos espacios sociales tandistintos como casa y museo plan-teaba dificultades prácticas, quelimitaban la sociabilidad del lu-gar, tales como la exigüidad físi-ca, la circulación de los visitanteso los problemas de infraestruc-tura. Por eso, los esfuerzos de sustres impulsores se centraron eninventar una armonía en la quela estructura y la morfología ori-ginal no estorbasen la contem-plación de las obras. No queríanun edificio institucional apabu-llante, ni la solemnidad arqui-tectónica que con tanta fre-cuencia se asocia a la idea de “mu-seo”, sino un espacio grave y so-brio. Se conservó la pequeñaplanta con los recorridos intrin-cados y las angostas escaleras pro-pias de una vivienda doméstica,se mantuvieron en buena medi-da las estancias originales, consus volúmenes delimitados y sustechos bajos, y se preservaron lasfuentes de luz preexistentes, com-binándolas con luz artificial.

El 30 de junio de 1966, en unacelebración informal y amigable,con champán francés y langosti-nos, se abre finalmente el Museode Arte Abstracto Español, conuna pequeña parte de la colec-ción, unas cuarenta obras, altiempo que se edita el primer ca-tálogo, con fotos de FernandoNuño. En esta presentación serecorrían las diversas tendenciasabstractas, entendiendo esa ca-tegoría en un sentido muy pocodogmático: cabían desde el or-den constructivista más racionalde Néstor Basterrechea hasta elexpresionismo figurativo de Sau-ra, pasando por personalidadeslíricas, como la que encarnaba elpropio Zóbel, grandes coloristascomo Guerrero, amantes del ne-gro como Lucio Muñoz, cauti-vadores de la caligrafía comoMompó o de un materialismo ra-dical, como era el caso de Milla-res o Tàpies.

MUSEO DE ARTE ABSTRACTOCuarenta años después, escribeJuan Manuel Bonet, ■ ■ La colección inaugural del Museo deArte Abstracto Español de Cuenca siguecausando asombro. Difícil coleccionarmejor, elegir con más tino dentro delmacizo de nuestra generación delCincuenta, aquella generación a la queZóbel se había incorporado conentusiasmo a mediados de aquelladécada: exactamente en 1955. Imágenesdefinitivas, que se nos han grabado parasiempre en la memoria. Para los que

vinimos después, Eusebio Sempere serápor siempre el autor de Estanquie 2.Manolo Millares, el de Galería de la mina.El propio Zóbel, el de Ornitóptero. GustavoTorner, el de Acero inoxidable-chatarraplateada. Gerardo Rueda, el de Verde conmarco neorrenacentista. Antoni Tàpies, elde Grande Equerre. Eduardo Chillida, el deAbesti Gogora IV, en madera de chopo.Antonio Saura, el del convulso retratoimaginario de Brigitte Bardot, que antesque la sala central de la pinacoteca habíapresidido, de 1959 en adelante, el estudiomadrileño de su futuro fundador. Manuel

H. Mompó, el de Semana Santa enCuenca, especialmente concebido para elespacio que lo acoge. Manolo Rivera, eldel espejo rojo de la Sala Negra. Luis Feito,el de Nº 460-A, Rojo sombrío. MartínChirino, el de El viento canario, forjado enespiral. Y así sucesivamente, que tampocoes cuestión de enumerar todas y cada unade las obras presentes en el primermontaje de la colección.La capacidad de la pinacoteca conquensepara definir y divulgar el canon español desu tiempo, de su generación, unageneración entonces todavía en marcha,

radicó en esa extraordinaria calidad detodas las obras elegidas, pero también enuna notable —por insólita— capacidadpara articular “ingredientes” distintosentre sí. El secreto lo compartió desde elprincipio Zóbel con sus dos principalescómplices intelectuales, sus grandesamigos Torner y Rueda, y con algunos más,por ejemplo sus también colegas y amigosSempere y Antonio Lorenzo, personajeeste último más secreto, pero deindudable entidad intelectual, como lorevelan algunos de sus textos de aqueltiempo.

Jardín seco, de Zóbeles la obra más famosadel Museo si nosfijamos en las ventasde láminas y postales

Inauguración del Museo de Arte Abstracto Español (1966).

FOTO: FERNANDO NUÑO

Donación del Museo a la F.J.M. (1981)

Especial XXV Aniversario de la muerte de Zóbel 7EL DÍAJUEVES, 4 DE JUNIO DE 2009

Page 8: CUENCA XXV ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE FERNANDO ZÓBEL 2009

Yacabáis todos en esa fa-mosa cena en casa deFernando Zóbel, en Ma-drid...

... todavía me acuerdo del lugarque me tocó en la mesa... Y, sí: enplena velada, de pronto, EusebioSempere pregunta a Fernando:“¿Y qué hay de Toledo?” Y Fer-nando dice: “no, nada, nada, nohay nada que hacer...” Y yo pre-gunto: “¿puedo saber de qué se tra-ta?”. Y Fernando dice: “nada, quequería comprar una casa grandey bonita en Toledo, para ir invi-tando allí a pintores y comprarlescuadros, y al cabo de cierto tiem-po, cuando haya obra suficiente,pues... hacer un museo con la co-lección, pero no: no sale...” Y en-tonces yo me acuerdo de que enCuenca, en la parte alta, como es-taba despoblada del todo y nadiequería subir a vivir allí, se estabanvendiendo casas a unos precios ab-solutamente ridículos que yo aca-baba de comprarme, en 1962, miestudio —que era la parte de aba-jo nada más, simplemente unospies derechos para sujetar un for-jado— y que me costó... 12.000 pe-setas, y eran 160 metros cuadra-dos...

Y empezaste a indigar en Cuenca...Sí. El jefe mío en el Distrito Fores-tal era teniente de alcalde y de las

pocas gentes en Cuenca con cier-ta envergadura; no digo cosmo-polita, pero sí era una persona cul-ta. Le pregunté si quedaba algunacasa del Ayuntamiento, y me dijoque se había vendido todo, peroañadió: “están las Casas Colgadas,que estamos ahora arreglando poruna cuestión de paisaje, pero sinsaber muy bien qué hacer dentro,y además las ideas que dan unos yotros son cada vez peores y muycostosas, y además vendrá despuésel mantenerlas...”. Le conté lo delproyecto a Fernando, y me dijo:“pues muy bien, ya tenemos re-suelto el problema del destino deesas casas. Dile a tu amigo que sevenga”. Y yo llamo a Fernando porteléfono y le digo que el Ayunta-miento de Cuenca le ofrece, paraun museo, las Casas Colgadas. Yme dijo: “y a mí... ¿qué se me haperdido en Cuenca?”.

Fernando Zóbel ya conocía Cuen-ca.Sí, había estado ya algunas veces,con Saura, por ejemplo. En fin, yono le podía convencer, pero le dijeque si ese “no” no era rotundo, cre-ía que debía venir pronto a ver lascasas. Estaban haciendo obras, ypensé: “no vaya a ser que, si estosale, luego haya que deshacerlas”;y entonces vino. El teniente de al-calde se quedó muy impresiona-do de que un pintor en aquellaépoca tuviera coche y, además, chó-

fer, pero —ya en serio— se dieroncuenta de que Fernando no era un“farolero”. Se habló, y Fernandodecía que para tomar una decisióntan personal tenía que reunir alconsejo de familia, en fin, esas co-sas que decía, luego me di cuenta,para pensarse la decisión. Despuésde aquel primer encuentro volvíade vez en cuando a Cuenca: me lla-maba por las mañanas el día queiba a ir, a mi oficina, y comíamosjuntos, en una tasca normalmen-te... en aquellos tiempos no habíacasi sitio para estar, ni restaurantesni nada de nada...En esa primera ocasión os encontráiscon el alcalde y visitáis las casas...Visitamos “las casas”. Lo que se veahora cuando entras, es decir, esasparedes entre las que están el Chi-llida y el Sempere, entre esas pa-redes no había nada, salvo el teja-do, es decir era un hueco techadoque casi saltaba al vacío. La de laizquierda la habían restaurado enel año 1927 ó 1929, y yo la llamaba“la del Rey Arturo”, porque aque-llo tenía ya poco de su arquitectu-ra original; y la de la derecha, lasala principal de hoy, estaba rui-nosa, pero estaba “pura”. Es decirtodo el techo ése de vigas de ma-dera, todo eso estaba ya así: des-pués supuso una lucha tremendaque no lo demoliesen, porque, cla-ro, los albañiles lo que querían eranhundir aquel lío de maderas y ha-

cerlo nuevo, pero veíamos que esotenía sentido dejarlo...

Pero, a Fernando Zóbel, ¿le gusta-ron las casas, el “entorno”, el tama-ño?Yo creo que ni sí ni no; pero vimosque había... “tamaño”, valga la ex-presión: no tanto espacio o pro-porciones como más bien “tama-ño”. Después, más adelante, re-cuerdo una vez que estábamoscharlando en el Hotel Alfonso VIII,en una terraza desde la que se vela parte alta de Cuenca, y me acuer-do perfectamente que se puso ahablar de arte chino de la épocaSung, sobre el año 1200, y yo le dije,“bueno, pero si es del 1200 estaráya un poco, presumo, un poco...degenerado, porque si yo estoybien enterado esa época es la delYuang, sobre 1260 o por ahí, y lue-go me parece que viene el perío-do Ming y todo eso...” Y Fernandose echó a reir y me dice: “esa con-testación no me la dan diez perso-nas en España”, y añade: “hacemosel museo en Cuenca, porque haycon quien hablar”. Y no tanto porel paisaje; a Fernando tampoco legustaban tanto los paisajes, aun-que su cuadro más precioso, el queestá en el museo de Palma, quepara mí es el mejor de Fernando,sea un paisaje que se veía desde suventana...

¿”La vista”?“La vista”.

Fragmentos de una conversacióncon Gustavo Torner

FOTO: FERNANDO NUÑO

Fernando Zóbel y Gustavo Torner, 1964.

UBICACIÓNAl proponer Toner a

Zóbel ubicar el museoen las Casas Colgadas

respondió: “y a mí...¿qué se me ha

perdido en Cuenca”

TORNER LO CONSIGUIÓ“Hacemos el museoen Cuenca, porque

hay con quienhablar” —dijo Zóbel

refiriéndose aGustavo Torner

Entrevista realizada por el director del Departamento de Exposiciones de laFundación Juan March entre mayo y junio de 2006

Especial XXV Aniversario de la muerte de Zóbel8EL DÍA

JUEVES, 4 DE JUNIO DE 2009

Page 9: CUENCA XXV ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE FERNANDO ZÓBEL 2009

Publicidad XXV Aniversario de la muerte de Zóbel 9EL DÍAJUEVES, 4 DE JUNIO DE 2009

Page 10: CUENCA XXV ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE FERNANDO ZÓBEL 2009

La relaciónde Zóbel con la ciudad y el apoyo institucional que ya entonces le ofreció el Ayuntamiento fue la semillaque desencadenó la inexorablemente unión desde entonces de Cuenca y la Cultura .PORFrancisco Javier Pulido

Zóbel y su unión conCuenca

La manera enque la ciu-dad deCuenca seconmocionóal conocer la

muerte de FernandoZóbel, allá por el año1982, es una muestrade la unión que se habíafraguado entre el artistay nuestra ciudad. Ahora, uncuarto de siglo después,Cuenca y Zóbel, Zóbel y Cuen-ca siguen constituyendo un bi-nomio indisoluble, materiali-zado en ese emblema nuestroque es el Museo Nacional deArte Abstracto Español.

Fernando Zóbel nopensó en un primermomento en Cuencacomo lugar para su pro-yecto, pero el destino es in-exorable. Los problemas queencontró en Toledo y la manomaestra de Gustavo Torner,consiguieron que el artista na-cido en Filipinas mirara haciaesta ciudad en la que en prin-cipio, “nada se le había perdi-do”, y que luego se convirtióen el refugio ideal para per-derse.

A todo ello se unió un al-calde, Don Rodrigo Lo-zano, que supo en-tender con ojos de es-tadista, la importan-cia del proyecto queFernando Zóbel traíaa nuestra capital.

Esa decisión supuso situar aCuenca como cuna del artede vanguardia y referenciara la ciudad de las casas col-gadas como lugar de en-cuentro de artistas. Des-de ese momentoCuenca y el arte,Cuenca y la cultura,aprendieron a cami-nar juntos.

Ahora, cuando haceun cuarto de siglo de lamuerte de FernandoZóbel, uno de los pinto-res españoles más im-portantes del siglo XX, elmejor homenaje que laciudad puede dedicar al ar-tista es trabajar por mante-ner su belleza y por hacer dela ciudad un lugar de referen-cia internacional en el panora-ma cultural.

El objetivo de convertir aCuenca en Capital Europea dela Cultura en 2016 debe estarreflejado sin duda en alguno delos cuadros de nuestro artista,porque los artistas suelen ade-lantarse en el tiempo al restode los ciudadanos. Solo es ne-cesario buscar el cuadro en elque Zóbel dibujó el camino y se-guirlo.

Especial XXV Aniversario de la muerte de Zóbel10EL DÍA

JUEVES, 4 DE JUNIO DE 2009

Ilustración de Grau Santos queapareció publicada en el número 0 deEl Día de Cuenca, el 3 de julio de 1984,

acompañando el reportaje que recogíael entierro de Fernando Zóbel

producido un mes antes.

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ciudad labrada en piedra y baña-da en agua. Pero, sobre todo, vis-lumbró una ciudad con unas enor-mes posibilidades de futuro, vin-culadas a la Cultura, que ya poraquel entonces Zóbel considera-ba una actividad rentable en tér-minos de progreso, desarrollo ycalidad de vida.

Y aquella empresa cultural, lamás arriesgada y valiente que nun-ca antes se había emprendido enCuenca, y que tuvo como princi-pales promotores a Fernando Zó-bel y Gustavo Torner pudo llevar-se finalmente a buen término gra-cias a la complicidad de D. Rodri-go Lozano de la Fuente, alcaldepor aquel entonces. Años despuésla Fundación Juan March asumi-ría la gestión de la Colección deZóbel que acabaría convirtiéndo-

Coinciden en afirmartodos los que tuvieronla suerte de conocer-lo y de tratarlo que Fer-nando Zóbel fue unhombre encantador,

afable y generoso como pocos.Amigo de sus amigos, vecino ejem-plar, artista polifacético, coleccio-nista entusiasta y mecenas com-prometido.

También dicen esos mismos pri-vilegiados que Zóbel se enamoróde Cuenca, nada más pisarla, res-pirar su aire y contemplar la be-lleza singular de sus Hoces que,después, tantas veces pintó y fo-tografió. Aseguran que quedóprendado inmediatamente de supaisaje, pero también de su pai-sanaje. Porque Zóbel, al contrarioque muchos otros artistas, nuncase recluyó en la soledad del estu-dio de su preciosa casa de la CallePilares, con vistas al Río Júcar; porel contrario era frecuente verlopasear por la Plaza Mayor, muchasveces acompañado de personasllegadas de fuera, y pararse a char-lar con los niños del barrio, a losque les prestaba libros adquiridosen los países que visitaba, y en ve-rano les invitaba a helados en elKiosco de Milagros. Y todos se pre-guntaban de dónde había salidoese “señor” de pelo blanco, de as-pecto pulcro y de modales exqui-sitos pero, sobre todo, de trato cer-cano.

Fernando Zóbel nació en Ma-nila. Se licenció en Filosofía y Le-tras por la Universidad de Harvardcon un estudio sobre FedericoGarcía Lorca. Viajó por mediomundo y fue uno de tantos exi-liados de la Guerra Civil españo-la. Comenzó a pintar en el año1942 y su primera exposición larealizó en Boston. En sus cuadrossiempre se evidenciaría la clara in-fluencia de la obra del pintorMark-Rothko.

A pesar de fijar su residencia enManila viaja a España con fre-

cuencia donde conoce a algunosde los artistas de la vanguardia:Luis Feito, Antonio Lorenzo, Ge-rardo Rueda… En 1963 viene aCuenca de la mano de su gran ami-go Gustavo Torner, y con él y conGerardo Rueda funda el Museode Arte Abstracto Español en elemblemático edificio de las CasasColgadas, de cuyas paredes cuel-gan, desde entonces, obras de Mi-llares, Lorenzo, Sempere y Saura,entre otros.

Y cabe preguntarse, qué vio eseintelectual errante, hombre demundo, artista de prestigio inter-nacional en la ciudad Levítica.Pues bien, Fernando Zóbel des-cubrió un lugar auténtico, tocadopor la varita mágica de la natura-leza que, en su reparto, fue tre-mendamente generosa con esta

Zóbel trabajando en su cuaderno de esbozos Sketchbook-Pluma y acuarela.

Tanto le cautivó esta ciudad que quiso descansar eternamente aquí, en el Cementerio de San Isidro.PORJuan Ávila Francés

“Zóbel descubrió una Cuencacon enormes posibilidades defuturo vinculadas a la cultura”

El presidente de laDiputación deCuenca se preguntaqué vio eseintelectual erranteen la Ciudad Levítica

se en el Museo de Arte AbstractoEspañol, todo un referente de lavanguardia artística española.

En 2004 sería otro alcalde, JoséManuel Martínez Cenzano, quienproyectaría la ampliación del Mu-seo con el fin de afianzar su arrai-go en la ciudad y para darle unamayor proyección internacional,ampliando su capacidad exposi-tiva y dando cabida a nuevas co-lecciones. Sería muy deseable queese ambicioso proyecto que tantole habría gustado a Zóbel pudie-ra ver pronto la luz. Creo sincera-mente que sería el mejor home-naje que la ciudad podría brin-darle a uno de sus hijos adoptivosmás queridos, ya que constituiríaun explícito reconocimiento degratitud y nos permitiría darle con-tinuidad a su legado, a la formaen la que orientó su afición por elarte y el coleccionismo, a los quepuso a producir al servicio de lageneración de riqueza y de la so-lidaridad.

El dos de junio se cumple elXXV Aniversario del fallecimien-to de Fernando Zóbel. A pesar deque la muerte le sobrevino enRoma, él quiso descansar parasiempre en nuestra ciudad, másconcretamente en el cementeriode San Isidro, que hace unos po-cos días celebraba un año más sufiesta anual en la que se rinden ho-nores a su Patrón, con la celebra-ción de unas vísperas religiosas,los tradicionales cantos de los ma-yos y una cena de hermandad enla que los vecinos del barrio en-cienden hogueras donde asan pa-tatas y otros manjares que com-partirán con todos los que se su-men a la celebración. Allí mismola tumba de Zóbel se asoma sobreuno de los miradores privilegia-dos del campo santo, rodeado denaturaleza en estado puro y de al-gunas de las piedras pintadas almás genuino y auténtico estilo Naifde su vecina más querida, la bue-na de Antonia Soria.

LEO VINCENT

Especial XXV Aniversario de la muerte de Zóbel 11EL DÍAJUEVES, 4 DE JUNIO DE 2009

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do constituye su proceso de búsquedade un lenguaje pictórico que alcanzó enel propio transcurso viajero.

Sin embargo, podemos hablar de unretorno, de una escala definitiva, en suvida y en su obra, la que supuso Cuenca,presentada a sus ojos por Gustavo Tor-ner, gran amigo y también gran artistaconquense, con quien abordó el pro-yecto del Museo de Arte Abstracto quehoy albergan las Casas Colgadas, un mu-seo “no histórico, sino para amar el arte”,como puntualiza el propio Torner.

Celebramos, pues, menos el aniver-sario de una muerte que la vida inmor-tal de un artista, que hizo una profesiónde amor a nuestra tierra, por medio deuna obra inmortal, ligada a una Regióntransparente, Castilla-La Mancha, y auna ciudad eterna, Cuenca.

José María Barreda FontesPresidente de Castilla-La Mancha.

obras que trascienden la circunstancia,que se resisten a las clasificaciones rígi-das. Esa es la razón por la que se mues-tran hoy con una modernidad induda-ble y por la que, con el transcurso deltiempo, conservarán su vigencia y su va-lía.

Una primera apariencia de improvi-sación deja entrever, en una contem-plación más reposada, una pintura ma-durada largamente, en que la sencillezse alcanza solo tras un exhaustivo pro-ceso de depuración formal. La atenciónal detalle, supuestamente mimética, es,en realidad, una concreción pictóricade la esencia conservada en la memoria.Lo que, en principio, parece decidida-mente abstracto, muestra, en ocasiones,temas figurativos.

Esta oscilación creativa, personalísi-ma, inconfundible, se ajusta a un deve-nir vital en que el viaje fue una constan-te. El ir y venir de Zóbel por todo el mun-

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JUEVES, 4 DE JUNIO DE 2009

El arte de Zóbel perduracomo un legado universal

El encuentro de Fernando Zó-bel con Cuenca es la conver-gencia del talento con la be-lleza. El gran pintor encuen-tra en la ciudad patrimonialun marco perfecto que sirve

de estímulo a su creatividad. La relaciónde reciprocidad entre Zóbel y Cuencaha producido una simbiosis entre el ar-tista y el espacio que a día de hoy se nosmuestra como una realidad indivisible.

Conmemorar el XXV aniversario dela muerte de Zóbel es equivalente a ce-lebrar la perpetuidad de su arte, nacidode la corriente abstracta de los años se-senta, pero destinado a perdurar comoun legado universal.

Contemplar sus pinturas hoy impac-ta y despierta la sensibilidad con la mis-ma sacudida intensa que en el momen-to mismo en que fueron compuestas,porque poseen los rasgos, aparente-mente contradictorios, que tienen las

Para el presidente deCastilla-La Mancha, JoséMaría Barreda, elencuentro de Zóbel conCuenca fue la conversióndel talento con la belleza

EL DIA

José María Barreda asegura que “el gran pintor encontró en la ciudad patrimonial un marco perfecto para estimular su creatividad”.

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Publicidad XXV Aniversario de la muerte de Zóbel 13EL DÍAJUEVES, 4 DE JUNIO DE 2009

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Canogar, Chillida, Chi-rino, Feito, Guerrero,Guinovart, Millares,Mompó, Muñoz, Pa-lazuelo, Rivera, Rue-da, Saura, Sempere,

Tàpies, Torner… y el propio Zó-bel en estos días más presente quenunca al alimón sus cuadros conel vital yo mismo de sus cuader-nos de apuntes —viajar, dibujar,pintar— en esa muestra tempo-ral convertida en plural, ramifi-cado testimonio de una forma, lasuya, de mirar, de vivir, de ser… Apunto del cuarto de siglo del fa-llecimiento del artista que justohoy se cumple, volvía yo estos díasatrás a visitar el museo de las Ca-sas Colgadas para aprovecharme,una vez más, del impagable donde su regalo. Y en tanto que tor-naba a gozar la sabia alianza depaisaje, arquitectura y arte que loconforma, no pude por menos derememorar aquella feliz jornada,no personalmente vivida (al con-trario de la de la inauguración,años después, de su ampliación,en la que sí tuve la suerte de estarpresente) pero que en tantas oca-siones oí recordar a sus protago-nistas y testigos; aquella jornadaen la que las puertas del remoza-do inmueble se abrieron por pri-mera vez para que cuantos qui-sieran pudieran disfrutar de la has-ta ese momento colección priva-da de su recopilador; esa colec-ción nacida del propio gusto per-sonal, pero también del buen, es-pléndido ojo crítico —me atrevoa decir que fue la única personaque creyó del todo desde el prin-cipio en el arte de esa generaciónde artistas españoles diría andan-do el tiempo su amigo GustavoTorner, incitador de su asenta-miento en Cuenca y directo cola-borador en la aventura— de quientan generosamente había queri-do ponerla a disposición de todos.

Sí. Al tiempo que una vez másrecorría sus salas deleitándomecon la varia oferta de su conteni-do, evoqué aquel día, aquel 1 dejulio de 1966, en el que aquel mu-seo que el director del mismísimoMOMA neoyorquino, Alfred H.Barr, iba a calificar en su visita alaño siguiente a la ciudad como “elpequeño museo más bello delmundo”, venía a poner feliz finalcon su apertura al hasta casi ro-cambolesco proceso en el que laintención de su fundador de po-ner a disposición pública su co-lección privada, su amistad conTorner nacida cinco años antesen la Bienal de Venecia, y la com-plicidad e inteligencia de quienesen aquellos momentos regían losdestinos municipales —RodrigoLozano, Fernando Nicolás Isasa—se habían aliado, en feliz combi-

nación de deseos, circunstanciasy decisión, para terminar desem-bocando, visitas y conversaciones,tiempo, dudas y porqués por me-dio, en la ubicación en Cuenca deuna oferta que hasta que veinteaños después echara a andar elReina Sofía, iba a conformarsecomo única y solitaria, al ser el mu-seo casi el único lugar de Españaen el que de forma permanentepodía el aficionado tener a mano,al alcance del ojo, un abanico losuficientemente representativode la moderna pintura del país.Aquel día en el que Cuenca co-menzó a aprovecharse, afortuna-da, del mejor emblema, del másóptimo cartel que nunca haya te-nido para jugar ésa su tantas ve-ces proclamada apuesta – aunqueno tan aprovechada, por cierto,cual se debiera - de ciudad de ypara la cultura, para la que tan re-petidamente se ha postulado y pos-tula. Porque hasta la declaraciónde Patrimonio de la Humanidadotorgada por la UNESCO al cas-co histórico, y sin menospreciarninguna otra de las realidades quea lo largo del tiempo han venidodesarrollándose o naciendo enella – la Semana de Música Reli-giosa en primer lugar, desde lue-go, pero también tantas otras, per-fectamente ejemplificadas en laúltima y más reciente etapa, val-gan los casos, en la Fundación An-tonio Pérez, el Espacio Torner ola Fundación Antonio Saura – laColección de Arte Abstracto fuey ha sido, sin duda alguna (apar-te de impagable ofrenda de be-lleza) la más óptima proclama, elmás barato y efectivo spot, el me-jor banderín de enganche que laciudad hubiera podido soñar nun-ca para su promoción nacional einternacional. Y por ello, por todoello, por aquél, por este museo,por lo que trajo y continúa tra-yendo a la ciudad, Cuenca deberendir, hoy y siempre, cada día,sin espacio alguno para el olvido,especial homenaje de agradeci-miento a quien tan espléndidopresente le entregara, y seguir,continuar, cual él sin duda hubieraquerido, aprovechándose de él,que es algo que a quien esto fir-ma le da la impresión que no hacetanto cual podría. Verbigracia yhablando de promoción y de uti-lización de tan espléndida baza:¿alguien está teniendo en cuentacara a la planificación de nuestraoferta para ser capital cultural eu-ropea en 2016 —si es que se sigueadelante en tan a mi entender enla actualidad mortecino proyec-to— que en ese año, en ese añojusto, el museo zobeliano cum-plirá su medio siglo de vida? Digoyo que lo mismo podría aprove-charse el hecho, ¿no?

Especial XXV Aniversario de la muerte de Zóbel14EL DÍA

JUEVES, 4 DE JUNIO DE 2009

El coordinador de las páginas culturales de El Día se refiere al Museo Español de Arte Abstracto como “el mejoremblema que nunca haya tenido Cuenca para proclamarse ciudad para y por la cultura”. PORJosé Ángel García

Aquél, este museo

Entrada al Museo Nacional de Arte Abstracto Español ubicado en las Casas Colgadas de Cuenca.

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pequeña colección de pintura es-pañola iniciada por Zóbel para su“Proyecto Toledo”, aquel que fi-nalmente acabaría convirtiéndo-se en el Museo Nacional de ArteAbstracto Español de Cuenca.

Antonio Lorenzo relataba en“La escala perfecta” como en unpiso que Fernando tenía en la ca-lle Velázquez 76 ó 78, hubo unareunión con el Grupo El Paso.“Debió de ser hacia el año 58, y yoestaba en la habitación contiguahaciendo un trabajo con Gerar-do Rueda, oía las voces de los reu-nidos. ¿Por qué vericuetos extra-ños tuvo que realizarse esa reu-nión en casa de Fernando? En esemomento él no estaba en España,pero creo que ya había compra-do el cuadro de Saura, BrigitteBardot que figura en el Museo deCuenca”.

Precisamente ese cuadro, el del“convulso retrato imaginario” deBrigitte Bardot, como lo defineJuan Manuel Bonet, presidió el

estudio madrileño de Zóbel has-ta 1959, fecha en la que se trasla-daría para siempre a la sala cen-tral de la pinacoteca de las Casas

Colgadas. Más tarde llegarían allíotras obras emblemáticas de Sau-ra, como su Geraldine Chaplin.

Hoy, la Fundación AntonioSaura, el sueño cumplido de sucreador diez años después de sumuerte, continúa manteniendoel espíritu que el artista cultivódurante su vida y engrandecien-do la cultura de Cuenca en la CasaZavala, el edificio munipal que élmismo eligió.

La Fundación AntonioSaura abrió sus puertasel 22 de febrero de 2008con la intención de con-vertirse, como su propiocreador quiso, en un

centro de arte dedicado no sólo ala exposición de una selección deobras de artista, sino al fomentode otras iniciativas plásticas con-temporáneas.

Se unían así en nombre de lacultura y del arte en nuestra ciu-dad Antonio Saura (en su Fun-dación) y Fernando Zóbel (en suMuseo) con la idea común de fo-mentar las iniciativas plásticas con-temporáneas.

Desde la infancia, Antonio Sau-ra estuvo ligado a Cuenca, aun-que no sería hasta finales de losaños 50, aquellos en los que el Gru-po El Paso irrumpía en el pano-rama artístico español, cuandoZóbel y Saura se conocieran.

Saura siempre estuvo presen-te, desde el principio, en aquella

F.A.S.

Fundación Antonio Saura.

La obra Brigitte Bardot, de Saura, presidió el salón del estudio madrileño de Fernando Zóbel hasta 1959 fecha enla que se trasladó a la sala central de la pinacoteca de las Casas Colgadas. POREl Día

Fundación Antonio Saura y MuseoAbstracto, el sueño de dos visionarios

La Casa Zavala fue eledificio elegido porSaura para ubicar suFundación

Especial XXV Aniversario de la muerte de Zóbel 15EL DÍAJUEVES, 4 DE JUNIO DE 2009

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Fue un sábado de los que ya empieza a hacer calor cuan-do los medios informativos locales y nacionales comen-zaron a dar una noticia que conmocionó a Cuenca: el ilus-tre pintor y mecenas Fernando Zóbel acababa de falleceren Roma durante un viaje de descanso. Ha pasado uncuarto de siglo y los medios de comunicación de enton-

ces no contaban con la inmediatez actual por lo que las primerasnoticias no apuntaron la causa de su muerte, aunque poco a pocose empezó a especular con que había sido un fallo cardiaco el quele había acabado con su vida.

Una de las primeras personas en enterarse en Cuenca de tantriste desenlace fue el entonces alcalde, José Ignacio Navarreteque, avisado de la imprevista muerte por el artista conquense Gus-tavo Torner, comenzó inmediatamente a organizar los prepara-tivos del sepelio, cuyas directrices había dejado plasmadas en sutestamento el propio Zóbel. “Un acto sobrio y sencillo”, dejó escri-to el artista, por ello se desistió de la idea de instalar una capilla ar-diente en el Museo de Arte Abstracto o en el propio Ayuntamien-to.

El Día de Cuenca, en su número 0 aparecido el 3 de julio de 1984recogía en un reportaje a doble página las palabras del alcalde Na-varrete explicando cómo se desarrollaron los preparativos rela-cionados con el sepelio de Zóbel.

“Nos pusimos en contacto —decía el alcalde— con una fábricade mármoles, donde adquirimos la piedra que sería la losa de latumba. Conseguimos, después de muchas pruebas, un tono rosá-ceo de mármol y granito que se asemejara al color de nuestras ho-ces, siempre guiados por el consejo de Gustavo Torner que nosacompañó en estas gestiones”.

El grabado de las letras en la piedra presentó dificultades debi-do a la dureza del material y la realización, puesto que debían serhechas a mano. Al final, se consiguieron unas letras venecianasdel siglo XV con las que se escribió: “Fernando Zóbel de Ayala, pin-tor, 30 de agosto de 1924 - 2 de junio de 1984”. La losa, algo su-perior en peso a los dos mil kilogramos, mide más de dos metrosde largo por uno de ancho.

De Roma a Cuenca

Los trámites legales para el transporte del cadáver a nuestraciudad se llevaron a cabo con rapidez. “Iniciamos —expli-caba Navarrete— el contacto con la Embajada de España enRoma, con el cónsul general, pero ese lunes coincidía con

día festivo en la capital italiana, lo que, unido a la autopsia que de-bían realizar, demoró algunas horas las actividades burocráticas.

Por otra parte, las medidas de seguridad en la aduana retrasa-ron la llegada de los restos mortales del insigne hijo adoptivo denuestra ciudad, al tener que retener durante veinticuatro horasel cuerpo sin vida de Fernando Zóbel y evitar posibles intentos deintroducir droga o bombas en el interior del ataúd.

En el vuelo de Alitalia 633, con llegada a Madrid alrededor de lasdoce y media del día 6, se transportaba el féretro con los restosmortales de Zóbel; seguidamente, en un coche especial, se trasla-daría a nuestra ciudad, donde llegaría a primeras horas de la tar-de.

El martes se cursaron las correspondientes invitaciones, a tra-vés del Ayuntamiento, que fueron entregadas en mano por unmensajero a los presidentes del Gobierno, Congreso, Senado, Con-sejo Regional, parlamentarios nacionales y regionales, autorida-des locales y al Rey. Sin embargo, Su Majestad salía de viaje haciaEstados Unidos y al no poder acudir envió a un miembro de su CasaMilitar, concretamente a un pariente del propio Fernando Zóbel.

Felipe González delegó en el vicepresidente Guerra y con él acu-dieron Javier Solana y el consejero de la Junta de Comunidades deCastilla-La Mancha en el que delegó José Bono su representación.

El miércoles, minutos antes del entierro, hubo una reunión dela Comisión Municipal Permanente, y luego, un Pleno extraordi-nario en el que se concedió por unanimidad a Fernando Zóbel laMedalla de Oro de la Ciudad a título póstumo.

Posteriormente, en los arcos del ayuntamiento, el féretro fueabrazado por la bandera de Cuenca, en la que iba prendida dichaMedalla de Oro de la ciudad. A continuación, el cuerpo sin vida delartista fue introducido en la catedral a hombros de empleados delMuseo de Arte Abstracto, donde fue oficiada por el sacerdote Fe-derico Sopeña, ex director del Museo del Prado, una sencilla misaque contó con el acompañamiento musical de un violoncello y unaflauta y en la que se dedicó al fallecido un cariñoso recuerdo.

Tras la misa funeral, alumnos y profesores del Instituto Fer-nando Zóbel, portaron a hombros por las calles de la ciudad los res-tos mortales de Zóbel, seguidos por flores y coronas y una exten-sa comitiva hasta el cementerio de San Isidro, donde el cuerpo fueinhumado, justo al lado del lugar donde descansaba ya el poeta Fe-derico Muelas.

Además de las cuatro o cinco mil personas que asistieron al se-pelio, numerosos conquenses siguen visitando su tumba. No seinstaló capilla ardiente por expreso deseo del fallecido.

“Su muerte —dijo José Ignacio Navarrete— supuso una enor-me pérdida para la ciudad. Teníamos un artista, un hijo adoptivo,un enamorado de Cuenca, un trabajador infatigable por Cuenca ypor el arte y un magnífico embajador de nuestra tierra en todo elmundo. Siempre iba con la palabra Cuenca por delante, hablandode sus encantos y de su entorno”.