cubanidad. gómez avellaneda

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Cubanidad La crítica tradicional ha calificado de inconstancia su salida de Cuba hacia España a los veintidós años para regresar a los cuarenta y cinco y salir de nuevo cuatro o cinco años después. Esta "inconstancia" ha sido rastreada también en otras esferas de lo nacional, y calificada de culpa ha hecho que se borre alternativa y repetidamente el nombre de Avellaneda de las historias de la literatura cubana y de sus antologías. Igual que la autora con respecto al espacio físico de la isla, su nombre y sus obras entran y salen del espacio imaginario de la nación y de su literatura. Si bien el lugar de la obra de Avellaneda dentro de la tradición literaria cubana ha sido motivo constante de disputa entre sus críticos desde el momento de su aparición, su recepción ha pasado por momentos más propicios que otros dentro de la institución literaria. A comienzos de nuestro siglo puede vérsela incluso dentro del canon literario cubano; testimonio de ello es la elaborada y cuidadosa edición de sus obras completas en 1914, publicación única en su género hasta el día de hoy y tras la cual se encuentran personajes tan reputados de la escena literaria cubana. Martí expone las características que para é1 debe reunir la poesía cubana del momento, legítima sólo en la medida en que se una a la lucha contra el poder colonial. Escribir en España, y sobre asuntos "no cubanos" no es legítimo: -¿Qué hace el cantor? -¡Cantar, mas de manera Que hermano el canto de la heroica hazaña, Prez de la tierra que mancilla España, Con su laúd sobre la espada muera!

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La cubanidad en Gertrudis Gomez de Avellaneda

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Page 1: Cubanidad. Gómez Avellaneda

Cubanidad

La crítica tradicional ha calificado de inconstancia su salida de Cuba hacia España a los veintidós años para regresar a los cuarenta y cinco y salir de nuevo cuatro o cinco años después. Esta "inconstancia" ha sido rastreada también en otras esferas de lo nacional, y calificada de culpa ha hecho que se borre alternativa y repetidamente el nombre de Avellaneda de las historias de la literatura cubana y de sus antologías. Igual que la autora con respecto al espacio físico de la isla, su nombre y sus obras entran y salen del espacio imaginario de la nación y de su literatura.

Si bien el lugar de la obra de Avellaneda dentro de la tradición literaria cubana ha sido motivo constante de disputa entre sus críticos desde el momento de su aparición, su recepción ha pasado por momentos más propicios que otros dentro de la institución literaria. A comienzos de nuestro siglo puede vérsela incluso dentro del canon literario cubano; testimonio de ello es la elaborada y cuidadosa edición de sus obras completas en 1914, publicación única en su género hasta el día de hoy y tras la cual se encuentran personajes tan reputados de la escena literaria cubana.

Martí expone las características que para é1 debe reunir la poesía cubana del momento, legítima sólo en la medida en que se una a la lucha contra el poder colonial. Escribir en España, y sobre asuntos "no cubanos" no es legítimo:-¿Quéhace el cantor?-¡Cantar, mas de maneraQue hermano el canto de la heroica hazaña,Prez de la tierra que mancilla España,Con su laúd sobre la espada muera!

Page 2: Cubanidad. Gómez Avellaneda

El poema termina pidiendo el regreso de la poeta a su tierra natal. aunque previendo una posible negativa le anuncia cl sufrimiento de un destino similar al de "Gertrudis": ¡Oh, vuelve, cisne blanco,Paloma peregrina,Real garza voladora;Vuelve a Cuba, mi tórtola gallarda!Si lauros nuevos a su frente ciñe,nueva Gertrudis y fatal Corina!

Como se observa, el extenso poema citado no juzga ya a Avellaneda con respecto al ideal femenino, sino en tanto su fidelidad, más bien infidelidad, a la patria cubana. Si la conclusión del artículo lleva a que Avellaneda no es "poetisa", el poema deriva en que no es tampoco "poeta nacional".

Manuel de la Cruz (apologista de Cirilo Villaverde), en un artículo de 1891, critica en la obra de Avellaneda que sólo una novela suya, Sab, sea "novela de asunto cubano", y ésta aun con el defecto de ser "poco verosímil" (cit. Escoto: 72). Su obra no contiene ni el costumbrismo, ni el antihispanismo, ni el realismo que caracteriza a sus contemporáneos románticos cubanos y a los que éstos adscriben la única posibilidad de libertad. No abundan en ella las palmas, las piñas, ni el plátano sonante, ni cumple ésta el deber, señalado por el delmontino Ramón de Palma, de "escoger asuntos cubanos e imitar la verdad“.

Como sabemos, en 1843 las autoridades coloniales no permitieron la entrada en la isla de sus novelas Sab y Dos mujeres, censuradas por contener "doctrinas subversivas al sistema de esclavitud de la Isla y contrarias a la moral y buenas costumbres"