cuando al detective ricardo blanco le proponen investigar

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Cuando al detective Ricardo Blanco le proponen investigar el asesinato deuna influenceren laFeriadelLibrodeLasPalmasdeGranCanaria,no lastiene todas consigo. Las redes sociales son un auténtico galimatías para él.Desconocedor de ese mundo de poses, seguidores y megustas, tiene lasensacióndebucearenunmarprofundoymisterioso,llenodetrampas.

«Las dos Amelias» es un nuevo caso (ya el decimoprimero) del detectivecanario, que tendrá que nadar a contracorriente para desentrañar un crimenhorrendo. José Luis Correa presenta una historia ágil, electrizante, con untrasfondodepersonajesoscurosyvengativosquenorepararánennadacontaldeajustarviejascuentas.Y,sobrevolándolotodo,laciudaddeLasPalmas,lacalima,lapanzadeburro,lanocheenlasCanteras.LasdosAmeliases,másalládeunanovelapolicíaca, una reflexión sobre las relacioneshumanas, lasoledadylaviolencia.

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JoséLuisCorrea

LasdosAmeliasRicardoBlanco-11

ePubr1.0Titivillus17.04.2020

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Títulooriginal:LasdosAmeliasJoséLuisCorrea,2020Editordigital:TitivillusePubbaser2.1

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Índicedecontenido

Cubierta

LasdosAmelias

LastresAmelias

Unanuevamaneradeleer

Laferiadelasvanidades

Elhoteldeloslíos

Dospersonajesenbuscadeautor

Lateladearaña

JimmyelIrlandés

Lainspectorajefe

NicanorOrihuela

Loscuatrojinetesdelapocalipsis

Elorigendelmal

Lospadresdelanovia

Laresponsabilidadylaculpa

Parecidosrazonables

Elintercambio

Finaldetrayecto

Epílogo.Unciertoolorajusticiapoética

Sobreelautor

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ACarlos,midestinoAElizabeth,miinspiración

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LastresAmelias

Habíarepuestoyalastoallasyeljabóndebaño.Habíafrotadoconceloelváteryelbidé, liberado labañeradepelos,barridoelpiso.Todosiguiendouna rutina con la que lograba arreglar cada habitación en menos de cincominutos. Presumía de que su récord estaba en cuatro cincuenta y dos,contadosdereloj.Desconocíasiexistíaunregistrodemarcas,perosesentíaorgullosadelasuya.Esamañanademayo,sinembargo,cuandosedisponíaaaspirarlaalfombradelacientocuatro,selejodióelPerú.

La muchacha estaba desnuda, tumbada a lo ancho de la cama, apenascubierto un muslo por la colcha marrón, los brazos abiertos y las piernascerradascomosifueraelsímbolocifradodeunasectarecóndita.Lassábanasesparcidasporel suelodelcuarto.Lapuertadel roperoentornada,el rebotedelespejodejabaverunospiespequeñosyblancos.Cualquierahubiesedichoquelamujerdormíadenoserporlacabezadespeñada,dobladahaciaatrás,elcuello de un azul violáceo y la catarata de su pelo castaño por fuera de lacama.

SellamabanAmelia.Ambas.Unnombre, si sepiensabien,pococomúnpara lacoincidencia.Amelia

Moreno llevabadosaños trabajandodecamareradepiso.AmeliaHermoso,doshorasmuerta.Teníanlamismaedadaunquedistintaestrella.LaMorenonohabíaacabadolasecundaria,sehabíaquedadopreñadadeunnoviodeSanCristóbal que semandó amudar a las primeras de cambio y se había vistoobligada a buscarse la vida para sacar adelante a la criatura. La HermosotampocohabíapasadodecuartodelaESOperoeralistacomolateayseledaban bien las redes sociales. A laMoreno la seguía un celador del hotelParque. A la Hermoso, casi medio millón de completos desconocidos enInstagram.

SialasdosAmeliasleshubierandadolaoportunidaddeintercambiarsusvidastreshorasantesdeldescubrimiento,sololalimpiadorahabríaaceptado.Ahoraseríalainfluencer—vayahorrendapalabra—laquehubiesedadotoda

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sufortunaporvolveratrás.Lanoticiasaltóalaluzcomounzarpazoydejóenlasredeselreguerodesangrequelefaltóalcadáver.EnunahorasehizoviralyhuboversionestandisparatadasquemásdeunoacusódelcrimenaAmeliaMoreno.Todoporenvidia.Comosialguienpudieraenvidiarlavidadesiertadeunainfluencer.

AmeliaHermosohabíaestadofirmandosuprimeryúltimolibrolatardeanterior enSanTelmo.Una colade lectoresdabavuelta ymedia al parqueigualqueunabufandatornadiza,yalgunaadmiradora tuvoqueseratendidapor una bajada de tensión.De eso nadie tuvo que darme cuenta porque yoestabaallí.Era juevesyacababadecerraruntrabajoapacible,eldeuntipoquellevabatresaccidentesendosaños,elhombreconmásmalaestrelladelmundo,yquepretendíacobrarlelareincidenciaalmismoseguro.

Ese fue su problema. Que se topó con la misma compañía. Si hubieraintentadodefraudara tresempresasdiferentes,quizá sehabría salidocon lasuya.Perolosdosconductorescontralosqueselanzódecabeza,casualmenteensendospasosdepeatones,ylaconstructoraqueenaparienciahabíadejado,deunmodonegligente,unhuecoabiertoporelqueelhombresedespeñósinque nadie lo viera habían contratado a la misma aseguradora. Y unadesgracia,vale,perotresyaseconsideravicio.Elgerentedelacompañíadeseguros lo definió a sumodo cuando nos despedimos,Vale que el hombretropiecedosvecesperoaqueltiposehabíaenamoradodelapiedra.

Pueseljuevesdecidíregalarmeunatardey,aprovechandoquelaferiadellibrosehabíainauguradoeldíaanterior,fuiacomprarunregaloaBeatrizyasus hijos. Venía pensando, no sé por qué, en Chesterton para ella y enElconde deMontecristo yEl tulipán negro para los chiquillos, cuandome viacorralado en una marabunta de adolescentes chillones y exaltados que yahubiesequeridoparasíelviejoDumas.

Yoestabaallícuando llegó la influencerconelmóvilenaltocomounaguía turística afanada. La chica iba grabando el éxtasis, la expectación quedespertabaasupasoynoparódejalearalamasaparaquegritaraalgoquenopudeentender,peroquedebíadeserunaconsignaque todosrepetíancomounaletanía.Depronto,unadelasdevotassedesmayó.Lallevaronalacasetadelasfirmas,lasentaronenlasilladelosautores,unacátedraconrespaldosde madera y cuero rojo, y le dieron agua con azúcar. El resto de la filaprotestóporquepensabaque lamuchacha fingía,que lohabíahechoadredeparaestarmástiempoconlaescritoraquesolollegóaescribirunlibro.

Meintereséporeltítulo.Preguntéenalgunasdelascasetas.

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¿DeverdadnohabíaoídoyohablardeAmeliaHermoso?¿Dequécuevarecóndita y oscura había salido? ¿De qué tiempo, hombre deDios? Seguroque ni siquiera sabía lo que era Twitter.Me contaron que el libro era unabomba,unalivianaperofascinantereflexiónsobreladicha.Así.Talcual.Sellamaba¿Porquésomosinfelicespudiendoserotracosa?.Losorganizadoresdelaferiaestabanencantadosconeléxitodelainfluyentefilósofa.Lahabíaninvitadoporesarazón,estabanhartosyadeescritoresdecultoquenovendíanunavainayaquienessolo leíanunospocosfriquis trasnochados.Comoyo,queaúnandabatrasteandoconAlejandroDumas.

A Gervasio Álvarez no le hizo falta más que una llamada. El exinspectorllevabavariosmesestrabajandoenlaagenciaconInésyconmigo.Lehabíallegadolahoraderetirarseyconsideramosunpecado—elapoyodeSusana,sumujer,resultomuyvalioso—desperdiciarsuexperienciaysuscontactos.Y fueron su experiencia y sus contactos los que nos pusieron al día con lainvestigación.

Habíanpuestoatrabajaralosdelacientíficadesdeelinstanteenqueseconoció la muerte de la muchacha. Escudriñaron la alcoba de cabo a rabodurante horas. Preguntaron al personal del hotel, desde la directora hasta elmozodelasmaletas.Interrogaronalosotrosclientes.Revisaronlascámarasde seguridad.Consultaron a los taxistas del parque por si habían llevado otraídoaalguiendeaspectosospechoso.Ya.Sospechosospodríamosparecertodos,desdeelúltimomatóndelbarriohastaelobispodeladiócesis,peroporalgohabíaqueempezar.Elcasoeraquealacabarlasemanaseguíancomoalprincipio.Loúnicoqueteníaneralahoraaproximadadelamuerte:entrelasochoylasnuevedelamañana.

Pablo Silva y TeresaMendizábal, los coordinadores de la feria, habíancenadoconellalanocheanterior.Lahabíanllevadoaunrestaurantejaponésfrentea laestacióndeguaguas.El lugar lohabíaelegidoHermoso,noteníaganas de alejarse del hotel porque, claro, ejercer de ídolo cansa un huevo.Pidióunasopaagripicanteyseispiezasdesushidepezespada.Grabó,antesdeempezaracomer,unvídeodequincesegundosdelmantel,loscubiertosylasalsera,ylossubióasupáginadeInstagram.Comióconlospalilloscomosihubiesehechouncursodeadiestramiento.BebiócocacolalightsinhieloyconlimóneinsistióenretirarseunahoraantesdelaCenicienta,cuandoaúnnohabíandadolasonce.

Según las declaraciones, el último que pudo verla con vida fue elrecepcionista, que le preguntó si quería que la avisaran a alguna hora. La

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Hermosocontestóqueno,quesucuerpoestabasincronizadoconlaluzcomolosgirasoles.Antesdeverladesaparecerenelascensor,elconserjeatestiguóhaberlerecordadoqueeldesayunoeradesieteymediaadiez,deochoaoncelosfinesdesemana.

Todos testificaron que lamuchacha parecía simpática. Pablo Silva y elrecepcionista coincidieron incluso en que tenía una sonrisa linda. TeresaMendizábal, en cambio, creíaque aquella sonrisa escondíauna trampa, queloshombressolovemoslacarcasadelascosasperoaellanoseleescapabaque,detrásde esosdientes inmaculados, había algúndesamor, una traición,unpecado inconfesable.Unapresunciónque, sin embargo,nada reflejabaysobre la cual no se podía armar ninguna teoría: a ver, ¿qué joven deveinticuatro años no esconde en la trastienda pecados, desamores ymás deunatraición?

Veinticuatroaños.Unaniña.Hermosohabíatocadoelcieloysehabíaabismadoenlosinfiernosconel

mismoimpulsoyelmismoteléfonomóvil.Elexamentoxicológicodescubrióquelachicaledabaalossomníferos.Quiénsabía—SantaAna,elforense,seencogió de hombros cuando le preguntaron— si el asesino no habríaanticipadoensolounospocosañoslamuertedeAmeliaHermoso.

La editora de la influyente,ClaudiaVigo, llegó elmismo viernes en elprimervuelode la tardeparahacersecargodelcadáver.Habíavenidosola.Prefirió, dijo, ahorrarle el tormento a la familia, alejarla de los focos y losmicrófonos.AlparecerlospadresdeAmelia,divorciadosdesdehacíaquinceaños,enloúnicoenquehabíanestadodeacuerdotodoesetiempoeraenelrepelúsquelesdabanaamboslasredessociales.HabíanintentadoevitarportodoslosmediosquesuhijaseenredaraenlamarañadeInstagramyTwitter,pero el canto de sirena era demasiado goloso. Estaban destrozados yprefirieronesperarelcadáverdesuhijaenlaPenínsula.

Vigosepasódosdíasrespondiendopreguntas.NecesitabaaclararunpardecosasquerondabanenelairedesdelamuertedeAmelia,unpardecosasquelaofendían.Primero,quelaescritoranosedrogaba,quenocreyerannadadeloquedecíanporahí,queInternetmentíamásquehablaba.¿Anadieseleocurrió preguntarle, si tan mala opinión tenía de las redes, por qué habíacontratadoaunainfluyente?

Y segundo, que era cierto que habían vendido casi cienmil tratados deinfelicidad y que la cifra se había disparado desde la trágica muerte deAmelia,peropensaballevaralostribunalesaquieninsinuasequelaeditorial

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era la principal beneficiaria del crimen. Claro. Lo del cui prodest lamortificaba.Seescudóenqueanadieseleocurriríamataralagallinadeloshuevosdeoro,peroelargumentoresultóinfinitamentemásofensivoquelasinsinuacionesquepretendíaevitar.

LasprimeraspreguntasestribabanenlasrelacionesdeAmeliaHermoso.¿Tenía amigos o conocidos en la isla conquienes hubiera podido citarse lavísperadesumuerte?Laeditoraylosorganizadoresniloconfirmaronnilonegaron.SehabíanlimitadoanegociarlavisitaalaferiadeLasPalmasylainfluyente aceptó el bolo como aceptaba todo lo demás, sin demasiadasreticencias, pero con escaso entusiasmo. Llevaba dos años durmiendo enhotelesyaviones,haciendo lacompraenaeropuertos, sonriendoapersonasque le hablaban en lenguasdiversas.GranCanaria nohabía sido el destinomásrecóndito.Enlosúltimosseismeseshabíaposadoconlamismasonrisa,aúnestabapordecidirsisinceraofalsa,enlaPlazaRojadeMoscú,alpiedelBigBen,enTimesSquareoenunafranjadeldesiertodelaPatagonia.Aquelera,pues, elprincipal inconvenientedel caso.Lachicanoparaba lapataeltiemposuficienteparahaceramigos,establecerrelacionesoecharseunnovioquepudieraañadirsealalistadesospechosos.Sivivesenunmundoirreal,notequejesdequeescaseenlosseresdecarneyhueso.

Eraunasuntoparalapolicía.Cuando los cadáveres entran por la puerta, los detectives salen por la

ventana y les toca quedarse de mirones, como cualquier cristiano. Pero avecessucedequealguiennosinvitaalaescenadelcrimenasí,sinesperarlo.

En aquella ocasión fue la tía de Inés, que había ejercido de niñera deAmelia Sacramento, madre de la camarera del hotel Parque, en una épocafelizenquelafamiliapodíapermitírselo.LaterceraAmeliadeaquelcasosequejaba,bebiéndoselaslágrimas,delsuplicioquesufríandesdelaaparicióndel cuerpo de la influyente filósofa. A la hija la estaban martirizando,despellejando viva en las redes. Cada día se desayunaban con docenas deinsultosyamenazasdemuerte.UntalDoctorTerrorhabíajuradoquemarlelacaraconácido.Suvidasehabíaconvertidoenunatortura.

Nosabíanaquiénacudir.EntoncesseacordarondequeInéstrabajabaenunaagenciadedetectives,

un empleo que siempre les había parecido extravagante, pero que ahora lesveníacomoanilloaldedo.Ladesesperaciónmuevetambiénmontañas.¿Quéesperaban,eltercermilagrodeFátima?No.Erantanpococreyentesque,porno creer, ni siquiera creían en la policía. Estaban convencidas de que, si

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alguienpodíadarconelasesinoyacabarconsumartirio,eseerayo.Exacto.Cuandosetratadeescapardelinfiernohastaeldiabloesbienvenido.

Inés decidió por su cuenta y riesgo que aceptaríamos el caso. Iba aponerseencabezadelamarcha.Porqueaqueleraotromundo.Unoenelqueuna muchacha en apariencia frágil y hasta dulce puede ser la peor de laspesadillas. Una influyente es capaz de tragarte enterito igual que unaanaconda. Su opinión es la Biblia para medio millón de seguidores. Lapregunta relevante era, pues, justo la contraria: no se trataba de averiguarcuántos amigos teníaHermoso en la isla; bastaba con sumar los enemigos.Ajá. Enemigos. Y no era tarea fácil. En las redes sociales se pisaban máscallosqueenelentierrodelasardina.

Pormisecretariasupetambiénhastaquépuntounblogeraunasectaenlaqueloscreyentesvivíanparasulíder.Vestíandelmismomodo,sepeinabanigual, seexpresabancon lasmismaspalabras, leían lomismo.Lode leer lopuseencuarentenaporunacuestiónsimpledecálculoaritmético.SitepasasquincehorasaldíaasomadoalpatiodeInstagram,tetocaluegodistribuirlasrestantes nueve.Hay que elegir entre dormir, comer, viajar, hacer el amor,leer…YqueInésmellamaraprejuicioso,peronoveíayoaaquellachiquillaque sonreía desde todos esos lugares y a todas esas horas sacrificando elsueño,elsexoolacomidaparasentarseunratoconunlibrodeOrwell.¿PorquédeOrwell?Porquehacíasetentaañosaquel tipohuesudoyangulosoyahabíavaticinadoloquesenosvendríaencima.

Inésdespreciómicinismoconungestodesumanocomoquienespantaauna mosca imaginaria y siguió ahondando en la página de la muchachamuerta.Amí,entanto,metocabaconsolaralamadredelamuchachaviva,sies que podía llamarse vida a lo que la segunda Amelia llevabaexperimentando desde aquella malhadada mañana en que descubrió elcadáver. En el hotel le habían dado una semana libre hasta que las aguasvolvieran a su cauce.La chiquilla se la habíapasadobotada en el sofá conansiolíticos.Eso.Enel sofá.Lacama le recordabademasiadoal cuerpo sinvidadelainstagrammer.

Amelia Sacramento—su padre se había arruinado, cuando aún era unaniña,trasunasdesatinadasinversiones—sedeslomóparaquesuhijapudieratenerunavidadigna.Sequitó, comoquiendice, la comidade labocaparaalimentarla. Limpió zaguanes, planchó, cosió, cosechó cebollas, tomates,plátanosafindedarleestudios,peroyasesabequelamujerproponeyDiosdispone.YDiosdispusocruzaralaniñaconunñangadeojosverdesdeSanCristóbalya lagranpuñeta losplanes.Lamuchachaseenamoró, sequedó

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preñada,abandonólosestudiosyparióunhijoenloquesediceunsuspiro.Ycomo el que no se consuela es porque no quiere, Sacramento mostrabaorgullosa la foto de Dieguito; menos mal lo de los ojos verdes, ¿verdad?Podríahabersidopeor.Elniñopodríahaberheredadocualquiertaradeaquelzángano,unabizqueratorvaounospiesplanos.

La tercera Amelia rondaba la cincuentena. Pequeña y ágil, aunque nopodríacalificarsedeguapa,habíaciertagraciaensusgestosyensucoquetaformadesonreír.Eso,desdeluego,laspocasvecesqueamagabaunasonrisa;malostiemposparalalírica.Loquemásmellamólaatenciónfueuntatuajeextemporáneoqueintentabaocultarsinéxito.Lollevabaen laparte interiordelamuñecaysepasólaconversaciónbajándoselamangadeunablusarosapalo,contresbotonesdenácar,queyasenotabadesvaradadetantoestirón.Eltatuajemostrabaunrectángulograbado,unaespeciederunaantiguaquelehabríanvendidocomoellemadelapazinterioryvendríaadecir:Nocabeuntonto más en este mundo, o algo por el estilo. El humor negro de lostatuadorespodíaresultarinquietante.

Lamujerteníamanosdeniña,comosiselashubieranimplantadodespuésde un accidente, con la piel más blanca y tersa que la de los brazos. Loachaquéa losguantesquedebíadeusarenel trabajo.Llevaba tambiénunafalda vaquera a medio muslo que se le rebelaba cada vez que cruzaba laspiernas y unos zapatos de tacón alto a juego con la blusa. Una abuela delsigloXXI.Acasodemasiadomundanaparaelinfiernoquedecíaestarpasando.¿Amaltiempobuenacara?Comorefránvalía,comoexplicaciónno.

DoñaFabiola,latíadeInés,habíacriadoaAmeliaSacramentoysesentíaresponsabledeellaentantremendosmomentosdeinfortunio.Acadapocoletomabalamanoyselaacariciaba.Lamirabaconalgosemejantealaternura,igualquesibuscaraespantarle todas laspesadillas. Inés llegóamitadde lareuniónconzumosycafé.Dejó labandejasobre lamesillaydistribuyó losvasos y las tazas como si fueran piezas de un tablero de ajedrez. En unmomentodadosumiradasedetuvoenlafaldabrevedelaterceraAmelia.Sevolvióhaciamíymehizounguiñoentreburlónyseveroqueveníaadecir:Teconozcocomositehubieraparido,jefe;niseteocurrahacerunchistedelaabuelamodernaporqueentoncesmevasaoír.Apartirdeahí,con taldeevitarmalesmayores,miatenciónabandonólosmuslosmontunosdelamujerysecentróensurelatoyenmicafé,acualmásnegroyamargo.

Detango.LahistoriadeAmeliaMorenoenbocadesumadrellevabaletradetango.

Una infeliz muchacha, obligada a repetir no sé qué patrón igual que un

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mantra. Su padre la había abandonado antes de que cumpliera el año y elpadre de su hijo no se esperó ni a eso. Campana sobre campana y sobrehumillaciónuna.LasegundaAmeliallevabadentroelestigmadelabandonoylaorfandad,unamaguadepadrequenoseladeseabaniasupeorenemigo.YAmeliaSacramento,pormásque lo intentó,nohabía sabido restañaresaherida.

Quemellamarancáustico,perolaescenadeabuelallorosaenminifaldaytacóndeagujameresultabaigualdeestrafalariaqueuncristodandopalmas.Unasinestesiainconcebible.Noobstante,mitrabajoconsisteenresponderapreguntasingratasynoenjuzgaranadie.YlapreguntaingrataqueflotabaenelairedesdequedosAmeliassehabíanencontradoenuncuartodehoteleraquiénpodíaodiartantoalainfluyentefilósofaparapartirleelcuello.

Lo de partirle el cuello como si fuera un pollo para el caldo podíasignificar,segúnuncriminólogoalcualentrevistabaneneldiario,unamaneradecosificaralavíctima,dedenigrarla.

GervasioÁlvarezllegóalaoficinaelsiguientelunesconunejemplardelperiódicoyunsonorocabreo.Esamañanasehabíalevantadoconunpicordesarna y no estaba dispuesto a creerse cualquier martingala seudocientífica.¿Denigrar?, ¿se puede denigrar aún más a alguien que asesinándola?; sihubieranvioladoelcadáveromutiladoelcuerpo,mecreería la teoríade lacosificaciónyelcaldodepollopero,hastaquenadiemetraigaotracosa,lepartieron el cuello porque para el asesino fue la forma más silenciosa dematarla.

Lamássilenciosaylamáslimpiatambién,nadadesangreyvíscerasquepudieran salpicarlo todo.Loúnico, pues, que se requería era fuerza, lo quehabíahechoconjeturaralosinvestigadoresdelapolicíaquesetratabadeunhombre, posiblemente corpulento. Así pues, ya tenían dos conclusiones: lahoradelamuerteyelperfildelasesino.

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Unanuevamaneradeleer

Nopudenegarme.Apesarde intuirquemeestabametiendoen jardínajenoyhabríapoca

ganancia, fui incapazde enfrentarmea lamiradahuérfanadedoñaFabiola.LoprimeroquehicefuecitaraAmeliaMoreno.Ymedabalomismoquelomismomedabaquelacamareradepisoquisieraolvidaraqueldichosojuevesenquetodosefuealcarajo.Setratabadelaprincipaltestigoynecesitábamosquerecordase.Ajá.Quereviviesesegundoasegundoloocurridolamañanaen que encontró el cadáver. La madre pareció dudar de que hubiese sidobuenaideacontrataraundetective,aversileibaasalireltiroporlaculata,cóntrale. Inés intercediópara llegaraunacuerdo.¿Ysi el encuentrocon lasegundaAmeliasecelebrabaensucasaenvezdeeneldespacho?Asíellanotendríaquealejarsedelaseguridaddesusofáytalveznoloviesecomouninterrogatorio,sinocomounaamistosacharla.AceptéaunasabiendasdequeAmeliaMoreno,ensusituación,noreconoceríaamigos.Elmundoenterolaodiabaylalluviadeinsultosnoescamparíaconunasonrisayunapalmadaenlaespalda.

Vivía en una casa de dos plantas del risco de San Nicolás que olía acadáverderosasygeranios,aabrillantadordemadera,apana.Advertidaporsumadre,sehabíapuestounvestidopararecibirnosysehabíalavadolacaraa fin de esconder las ojeras y lamelancolía. Su carnet de identidad podríadecirmisa pero aquellamuchacha no aparentabamás de veinte. Llevaba elcabellorecogidoenunacolaconunanchoelásticodorado.Sehabíapintadoloslabiosperoelrostroeraeldeunaniña.Meresultóinconcebiblequefueramadredeunchiquillodeseisaños.

Sin embargo, el salónestabaplagadode fotografíasdel pequeñoDiego,desde un bebé sonrosadoy juguetón que observaba, en su cuna, la cámara,hasta el último retrato del colegio con su uniforme color azulmarino y sudientedemenos.Parecíafelizaunconlaposeforzadaquesetieneaesaedad.Puestosamalpensar,cualquierahubieradichoqueDieguitoerahermanodelasegunda Amelia. Que el desliz con el guaperas de San Cristóbal lo había

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tenido la Sacramento y le habían endilgado el paquete a la hija para evitarhabladurías.

Meinvitaronaunvasodetéheladoconhierbahuertoalqueeranadictasen la casa. Lo acepté para no parecer descortés, perome arrepentí nomásprobarlo.Sonreí amediaboca.Dejé el vaso enunmantel bordado sobre lamesita del salón yme dispuse a escuchar lo queAmeliaMoreno estuvieradispuestaadecirnos.

Tardóunossegundosendecidirse.Bebiódos,tressorbosdesuté.Tragósaliva.Sollozó.Reconocióqueaquellaescenalahabíamartirizadolosúltimosdías.Sedespertabasudandoconlaimagendelospiesdescalzosenelespejoyelcuelloquebrantado.Unavisiónterriblequeserepetíaunayotravezensussueños.Enalgunos,elcadávereraeldelapropiacamareradepiso.Enotros,apeorlamejoría, la influencer lamirabaconojossuplicantes, implorándoleque la salvara. En lamás aterradora de las pesadillas se veía a ellamismaahogando a la muchacha desnuda, tronchándole el pescuezo hasta que elcrujidodehuesosladespertaba.Unespanto.

Eraimportantequepurgarasumiedoatravésdeesasvisionestanatroceshastallegaralaimagenrealdelosucedido.Eso.Quesepararaeltrigodelapaja.Laprimerapreguntapretendíasentarlasmadresdelrecuerdo:¿quéhoraeracuandoentróenlahabitación?Lasdiez,quizálasdiezycuarto.¿Ycómosabíaquepodíalimpiarlaya?Muysencillo.Tocóalapuertaypidiópermisoa voz en grito, no fueran a pensar que pretendía entrar a hurtadillas.Comonadie respondió, la camarera asumió que el huésped de turno estaríadesayunandoohabríasalidoacorreralaavenidaoloquequieraquesehagaa las diez, quizá las diez y cuarto cuando se está de viaje. En efecto, unasimple conjetura.AmeliaMoreno jamás había ido de viaje, así que a duraspenaspodíasuponerlo.

Ya estaba dentro de la habitación ciento cuatro. ¿Qué había ocurridodespués?Después intentó encajar su llavemaestra en el receptor de la luz,peroyahabíaunaallí,loquehizoqueAmeliaMorenovolvieraapreguntarsisepodía.¿Sepuede?¿Hola?Denuevosilencio.Lodelatarjetaenlaranuranoeranuevo,aveceslosclientespedíandosparadejarunapuestaycargarelmóvil o el iPad, así que no le dio más vueltas al asunto. Ojalá lo hubierahecho.

Entonces entró en el baño, que era lo primero que hacía siempre.¿Recordaba cómo lohabía encontrado?Comoparano recordarlo.Allí todoeraexcesivo.Ellavamanosestabaatestadodepotinguesyaceites.Eltripledelonormal.Sí.Eltriple.Alprincipio,Morenoimaginóquelaclientedebíade

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ser modelo o actriz. Más tarde, cuando saltó la noticia y las redes sedisparataron, ató cabos y lo comprendió. Claro. Las influyentes suelenhacerse fotos conuna docenade productos cosméticos que al fin y al cabopagansu influencia.Poresohabíadistintasmarcasdedentífricosycremas.Tambiénrecordabamásdeunneceser.Yuncepilloexfoliantededos ladosparalavarselacara.Exacto.Doslados.Unoparalimpiaryotroparaactivarlacirculación.MevinoalamemoriaunafrasedemiabueloColachoeldíaqueseenteródequeuncofradedeldominósehabíaechadounaamantedePlayaChica:¿Paraquéquieresdosmujeressisolotienesunacuca?

Lepedíquecontinuaraconlavisitaguiadaalbañodelaescritoraquesoloescribióunlibro.Todaslastoallasestabanusadas,lasdosdeduchaylastresdemano.Enunadeestashabíarastrosdepinturaycarmíncomosialguiensehubierapasado tresdíasdesmaquillándose.La telapodíapasarporun tapizárabeentonosocreynegro.Elsuelo,juntoalabañera,aparecíaencharcado.Ladichosamaníadenoponercortinasenloshoteles,sinounatristemamparahastamitaddelatinaconlaque,pormuchocuidadoquelleves,poneselpisoperdido. ¿En la bañera había pelos? Varios. Cortos y largos. Los largospegadosalapared,comolágrimasnegras.Loscortos,enelsuelo.¿Elváter?Elvátertambiénhuboquefregarlo,claro.

Claro.Pero—yestovenía a sermuy relevante—quedabapor saber si solo lo

habíafregadopordentrootambiénporfuera.Porlosdosladosdelataza.Y,ahoraqueyopreguntaba,habíasalpicadurasenlosbordes,¿tanrelevanteera?Porsupuesto.¿ConocíaAmeliaMorenoaunamujer,pormuyinfluyentequefuera,queorinasedepie?No.Pueseso.

Elrestodeladeclaraciónnonosibaasacardepobres.Fuerontrespasos,losquehayentre lapuertadelbañoy laalcoba.Cuandovioa lamuchachamuerta cerró los ojos y salió a escape. ¿Sin tiempo a observar nada más?Tampocohabíaquepasarse.Conel tiempojustodeverunamaletaamediodeshacer, unvestidoprecioso color naranja sobre el respaldode la silla delescritorio, unos zapatos beis a los pies de la cama y la puerta del balcónentreabierta.Seguro.Elcuartoteníabalcón.Ylascortinastemblabanmovidasporlabrisamañanera.Joder.Parahaberquedadohorrorizadaantelamuertedealguien,alacamarerasololefaltócontarleloslunaresalcadáver.

Cerró los ojos haciendo un esfuerzo por recordar algomás pero fue envano. Quería escapar de aquella habitación como del fuego. El ascensorestaba en otra planta, así que bajó las escaleras a trompicones, saltándosepeldañosapuñados,chocandocontralasesquinas—nosenseñóunmoretón

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en el codo, producto de un topetazo que aún no se había curado—, hastallegaralarecepciónycontarlealrecepcionistaloquehabíavisto.Luegosesentóenunodelossillonesorejerosdelvestíbuloconlosbrazoscruzadosyyanosemovióhastaquellególapolicía.

Lo primero que hice esa tarde de lunes fue agenciarme el manual de lainfelicidad.Mecostólavisitaatreslibreríasporqueendosdeellassehabíaagotado. Por los dos primeros libreros supe que el negocio comenzaba arespirarunpizco,despuésdeañosdehiel,graciasalosinfluyentestravestidosenescritores.Alparecer, a algunaseditoriales se les caía lababaconellos.Escarbaban en las páginas más visitadas, contaban hasta el último de losmegustas,espiabanloscomentariosysacabanlacalculadora.Siunodeesostipostenía,porponerunacifra,cienmilseguidores,raroseríaquelamitadnoselanzaradesbocadaacomprarunlibroescritoporelnuevogurú.Dabaigualquefueseunmétodoparaadelgazarounanovelaerótica.Esoerancincuentamilejemplares,soloparaempezar.Cincuentamil.Uncañón.Ypararematede la puñeta a estos lectores no les interesaba la piratería.No.De nada lesservíadescargarlosdeInternet.Laclaveeracomprarellibro,hacerseunafotoconélysubirlaalasredes.Puramitomanía.Unnegocioredondo.

Lamujer que por fin halló elmanual en sus anaquelesmemiraba conciertoescepticismo.Teníaunojovagoperoelotrosemovíaconfuriaporlosdos.Mepropusounpardetítulosquetalvezestuvieranmásacordesconmisgustos literarios. ¿Qué gustos se suponían que eran los míos? No supodefinirlos.Cerróelojogandulycasimemareoconlanoriadelotro.¿Talvezunanovelahistórica?¿Unclásico?Eso.Unclásico.ElteatrodeLopesehabíavueltoaponerdemodaylaeditorialAlbaestabapublicandounasversionesdeliciosasdeautoresrusosdelXIX.Tresminutosdespuésestaba,antelacajaregistradora,conelúnicolibrodeAmeliaHermosoenunamanoyTolstóienlaotra.

Lalibrerasabíahacersutrabajo.A media tarde llegué a la oficina donde Inés y Gervasio andaban a la

grescasobregustosliterariosyredessociales.Silehubieraquitadoelsonidoalaescena,porlosgestosyelmovimientodesusmanoshabríapensadoquehablabandosidiomasdiferentes.Inéstratabadeexplicarlealexinspectorquesehabíaquedadoancladoenlascavernas.Losjóvenesdeahoraleíandeotramanera.

¿De otra manera? ¿De cuántas maneras se podía leer? Para Álvarez lacosaeramuysimple:abríasunlibro,ibasalaprimerapáginaycomenzabasa

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vivirlahistoriaquealguienhabíadecididocontarteenotrolugaryacasoenotrotiempo.ParaInésesafanfarriaseibaalgaretedesdeelprimermomento.Casi ni existían los libros tal y como los conocemos. La gente lee en sustabletaselectrónicasenlasquepuedemeteryllevarconsigomediabibliotecadeAlejandríasindespeinarse.Gervasioseencogíadehombros.¿YparaquéquieresmediabibliotecadeAlejandríasisololeesgilipolladascomolasdelachicamuerta?Aesomisecretariayanosuporesponder.Levantólasmanos.Resopló.Touché.Teníaargumentosparadefenderlosnuevosmodosdepasarlaspáginas,losnuevosgustoserangofiodeotromolino.

Y entonces llegué yo a joderles la pavana con mis libros relucientes.ComencéaleereldelaHermoso.Mebastóconunapágina,treintaycuatrorenglones,paraasumirqueyotambiénvivíaenlascatacumbas.Locerré.Ibaanecesitarunabotelladevinoomediaderonparatragarmeaquelsapo.Lepregunté a Gervasio qué le había parecido la abuela inconsolable enminifalda.Lehabíaparecidotodounmarrón.Laabuelateníaunpase,peroelrestodelahistorianohabíapordóndecogerla.

Iba a ser comobuscar una aguja en una granja llena de pajares. En losnuevos territorios de Instagram o Twitter debía habermás locos que en laquinta de reposo. Y andaban agazapados detrás de nombres falsos, deidentidades imposibles de rastrear, de agujeros negros. Sí pero no.Los queinsultaban, los que amenazaban a la camarera de piso podían estar en unsótanodeOslo,enlaMedinadeMarrakechoenCochabamba.Sinembargo,laspalabrasno irrumpenenunahabitacióndehotely rompenunpescuezo.No.Elquehabíaasesinadoa la influyente filósofa le teníaganas.DescargótodasurabiasobreelcuellodeAmelia.Aquellaeralaprimeracuestiónquedebíamos resolver: la relación entre víctima y victimario. Esa relación nosllevaríaalmóvilyelmóvilaunnombre.

Inésmiraba lapantallade suordenadorconunsoloojo.Elotroandabaatento a lo que decíamos. Meneó la cabeza, chasqueó la lengua, soltó unbufido. ¿Relaciones? Menuda broma lo de las relaciones. Tenía delante lacuenta de Hermoso en Instagram. Constaban cuatrocientos noventa milseguidores,unacolalarguísima.Yparaquenosfijáramosenelcontraste,ellaseguíasoloaseispersonas.Cuatrocientosnoventamilcontraseis.¿Quénosdecíaeso?

Quelamuchachateníaunegodelcarajo.También.Pero,sobretodo,quelalistaeramuylargaparaseguirlelapista.Y,porsi

fuerapoco,siseguíasalosseguidores,elcaminotellevabaauncallejónsin

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salida,aunacuentaprivada.ImposiblesabersielusuarioresidíaenLogroñooenCiudaddeMéxico.Portanto,silográbamosdarconalgunapáginaenlaque constara el lugar de origen, no sería el asesino, ¿verdad? Si pretendesmatar a alguien, no dejas ese rastro de miguitas de pan. Así que hallar larelaciónentreasesinoyvíctimaresultabaunaquimera.

Gervasioreconocióquetodoaquellolosuperaba,quenohabíaentendidouncarajodeaquellaberintodeseguidoresyseguidos.Élestabaacostumbradoalviejoestilodeinvestigaciónqueconsistíaenacercarseallugardelcrimen,hacerpreguntasyobservar.Nocomopintorofotógrafo,sinocomodetective.Elpintor—elfotógrafo—jamásseinmiscuyeenlasescenasdesuscuadros.Esunobservadorobjetivo.Ungrupodehombresjuegaunapartidadepóqueryalartistaleimportaunavainaquiénvaganando,quiénhadiscutidoconsumujeroquiénvaaperderhasta loscalzoncillos.Unaniñaen laplayahacevolarunacometayquémásdasiessuyaoesprestadaosialfinalseterminaperdiendo entre las nubes. El detective, sin embargo, necesita, quiere, estáobligadoainmiscuirseenlaescenadeuncrimen.Lepreocupaloocurridounminutoantesyloporocurrirunminutodespuésdelamuerte.

Álvarezandabapreocupadoconaquelcaso.Másbiencon losconflictosque un caso como aquel acarreaban.La policía ya estaría investigando.Nohabría dejado piedra sin levantar con tal de obtener información.Los de lacientíficayatendríanbajoelmicroscopiocabellos,hilosdealfombra,huellasdezapato,cristales.Ynoibanacompartirsusresultadosnihartosdewhisky.Así que nos quedarían las sobras. Su experiencia le dictaba que debíamosdejartrabajaralosquesabían.

Inés entendió la postura del viejo expolicía. No esperaba otra cosa dealguien que había ejercido el oficio cuarenta años con la dignidad intacta.Pero¿quéleibaadeciralatíaFabiola?¿Conquécaraseibaapresentarencasa de Amelia Sacramento para explicarle que antes de empezar ya noshabíamosrajado?

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Laferiadelasvanidades

Nadiedeberíamoriralosveinticuatro.Quedan atrás lágrimas por derramar, ilusiones sin cumplir, esperanzas

truncadasparapararuncarro.Apenasdatiempoasoñaryhacerplanes.Pero,por lovisto,veinticuatroañosbastanparahacerseenemigosaporrillo,paraalimentarelodiooloscelosolavenganzadealguien.

GervasioÁlvarezsehabíaconvertidodesdehacíaunosmesesenlavozdemi conciencia, así que secundé su posición. No la de abandonar el asuntoHermoso—si desertábamos de un caso por temor a la competencia, ¿quéfuturotendríamos?—,sinoladeenfocarloalaviejausanza,alsota,caballoyrey de siempre.Nos íbamos a dedicar a lo quemejor sabíamos: preguntar,preguntarypreguntarhastaquealguien,hartodementir,dijeraunaverdad.Con una sola nos bastaría, dame una verdad ymoveré elmundo. ¿Alguienhabíahabladodeunpretendientedelacamareradepiso?Puesesepodíaserunbuenpuntodeapoyo.

Claro,noshajodidomayoconlasflores;esetipodiríacualquiercosacontal de exculparla del crimen. Haría falta leer entre líneas y contrastar sudeclaraciónconladeotraspersonasquenoquisierantantoaAmeliaMoreno.¿Y en el término medio hallaríamos la virtud? No. Ni hablar. Pero, silográbamoseliminarelexcesodeodiosydeafectos, loquenosquedaríaseacercaríaa la realidad.Porque, si solo lepreguntamosaCaperucita,el loboserásiempreunaalimañainfame.

Tomamosposiciones.Inés escarbaría en el fango de Youtube y yo me iba a encargar del

pretendientedeMoreno,aunqueantesqueríahablarconelorganizadordelaferia, cuya declaración a la policía no acababa de convencerme. ¿Álvarez?Álvarez echaríamanode susviejos amigosde la comisaría.A lomejor lassobrasnosdaríanparamatarelhambre.

El hotel Parque distaba doscientos metros de la oficina. Por lo menos, enaquelasunto,nosíbamosaahorrarunquilomboengasolina.Elambientede

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laferiaandabaenrarecido,lagenteaúnnosehabíasobrepuestoalasesinatode la escritora. En las casetas se seguían vendiendo libros, en el quioscomodernista se seguía sirviendo cerveza conmanises y chochos, en la carpacentral seguían firmándose ejemplares, pero nadie se atrevía a sonreírabiertamente. Un miedo cerval parecía haberse apropiado de la plaza. Semirabantodosdereojo.Sehablabanenvozbaja,susurrándosequiénsabequémisterios. Los únicos que parecían felices eran los chiquillos, para quieneshabían instalado un pequeño tenderete donde los cuentacuentos y losprestidigitadores,ajenosalamuerte,seencargabandeentretenerlos.

Nomecostóencontraraquienbuscaba.Un treintañero largo y patoso con las piernas cambadas y un amago de

corcova. Un niño viejo, salvo por el pelo, que llevaba a la altura de loshombros.Ejercíademaestrodeceremonias,comoeljefedepistadeuncirco,animandoaloslibreros,bromeandoconelpúblicoyrecibiendoaautoresquedebíanpresentarsuobraesatarde.Loestuveobservandoantesdeabordarloparahacermeunaideadeconquiénibaatratar.Elhombreparecíanerviosopornaturaleza.Peroademássucaraeraunpoemaysudabacomounpato.Afinalesdemayo,lastardesdeLasPalmasaúnrefrescanyeltiponoparabadesecarse el sudor con un pañuelo de tela azul celeste. A Pablo Silva se lonotaba incómodo. De pronto, pareció renacer con la llegada de un antiguoconsejero del gobierno que firmaría una Historia de la masonería enCanarias.Almuchachocasi se ledisloca la jorobacon tanta reverencia.Elacontecimientohabíacongregadoapolíticosdedistintosignoquenilocosseiban aperder laocasióndehacerse fotos ante laprensa,maricónel último.Cuandoelactocomenzó,elniñoviejosealejódelabullayfueatomarunacervezaalquiosco.Yoaprovechéentoncesparapresentarme.

Supongoquedebióresultarlepeculiar,casiestrambótico,undetectiveenmitad de la feria del libro, pero dio la apariencia de que la cosa, lejos deincordiarle, ledivertía.Elbrillodesusojoseramásjovenquesuspalabras.Meinvitóasentarme.Pidióporlosdos.Sonrióconmalicia.Seatusóellargocabello.Afirmóqueyahabía contadoa lapolicía todo loque recordabadeAmeliaHermoso—hastalafrase,envozalta,debiódesonarleapelículadesobremesa—, pero no le importaba repetirlo para mí. Hizo un gesto deindiferenciaconsuslargosdedosdecrupierydiountragodecervezaantesdecontinuar.

No había visto a la influyente hasta la semana anterior, cuando fue arecibirla al aeropuerto. Ni siquiera conocía de su existencia. Se la habíarecomendado una compañera de universidad hacía unos meses, no podría

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precisarsiendiciembreoenenero,aúnandabancerrandoelprogramadelaferia.LehablódelatalAmeliaHermoso,unfenómenodemasas,justoloquenecesitaba para mantener el puesto. Sí. Para él la muchacha era un clavoardiendoalqueagarrarse,unsalvavidas.PabloSilvaqueríasermesincero.Lehabíandadounultimátum,despuésdedosañosconmáspérdidasycríticasmalsanasqueotracosa:o terminabaelcertamenconsuperávitose ibaa laputa calle. Y creía haber salvado el culo después de ver cómo la gente sepeleabaporellibroylafirmadeHermoso.Esejuevessesintiótriunfadorya,saliendoahombrospor lapuertagrande,callandomuchasbocas,dirigiendoferias mucho más importantes. Sí. Justamente. El mismísimo cuento de lalechera.

¿Sabíayoloquedurabaladichaencasadelpobre?Exacto.Unamierdapinchada en un palo. Por eso estaba hablando conmigo. Desconocía queexistieranlosdetectivesprivadosfueradelcinepero,siaquellacharlaservíapara solucionar pronto el caso de la influyente asesinada, bienvenida fuese.Porque Silva se consideraba también una víctima.Debía yo perdonarlo porparecerindiferenteantelatragediadeHermosoperoéltambiénhabíamuertounpocoaqueljueves.Manteníaelcuellointacto,sí,pero¿porcuántotiempo?

Elsímil,repugnanteysórdido,quedóflotandobajoelparasoldelaterrazacomounaugurio.Alcabrónsololefaltódecirme:Hombre,¿quémásleda?;yaquenohapodidosalvarleelpescuezoa laescritora,mireaversipuedeayudarmeasalvarelmío.Memordílasganasdedarleunatrompada.Busquéuna sonrisa que no me llegó a salir del todo. Le pedí que me narrara loocurridoeljuevesanterior,justodesdequerecogióalaprimeraAmeliaenelaeropuertohastaqueladejóenelhotelParquedespuésdelacena.

Cerró los ojos como para buscar respaldo en la memoria. Veamos. Lachicahabíallegadoconexcesodeequipaje,niquehubieravenidoapasarlasvacacionesdeNavidad,coño.Dosmaletas,unamochilayunbolsodemano.Los porsiacasos, que ocupan mucho. La obligaron a facturar y la hicieronpasar hasta tres veces por el detector de metales. ¿Llegó cabreada? Enabsoluto. Silva no sabría decir si Hermoso estaba acostumbrada a que laregistraran tanto pero, si tuviera que describir la actitud de la influyente, lacalificaríadeneutra.Neutra,sí.Unpocodesabrida.Noparecíamolesta—aéllolleganaparartantasvecesyhabríamontadounacarajeradeDiosesCristo—perotampocoespecialmenteilusionada.Sediríaqueaceptabasudestinoyselotomabaconciertafilosofía.¿Lamismaquedestilabaensulibro?Silvanopodríaresponderaeso,nidecoñasepensabaleertremendamierda.Unacosaesvendersupositoriosyotraponerelculo.

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AmeliaHermosodebíademedirunosesenta,peroparecíamásaltaporsudelgadez.Calzabayvestíadeunmodoinformal,algodesbaratado,sindudaalamoda.Unas zapatillas de deporte conpiedritas brillantes a juego con loscordones. Un pantalón finísimo príncipe de Gales. Una camisa blanca conchorreras.Unachaquetanegrahastalacintura.Todorematadoenunamiradacaobayuncabellolargo,castañoysedoso,queatodaslucescuidabacomosifuerasuhijo.

Noparódeatenderasumóvil,algonaturalporotraparte.Lasinfluyentesnosabenvivirsinsu teléfono.MientrasPabloSilvayTeresaMendizábal leibanmostrandoelpaisajequevaentreelaeropuertoyLasPalmas,ellaseguíaalosuyo.Sacóalgunasfotosdelmar,delasnubes,delasmontañaspardasyterrosasdelinteriorylascompartióensuInstagram.Enocasioneslevantabalacabeza,soltabaunajá,unquéguay,unah,vale,yregresabaalapantalladesualma,asusilenciodebuhardilla.Sonreíamucho,esoquenofaltaranunca.Aligualquelasretiradas,unasonrisaatiempoesunavictoria.

Ladejaronenelhotelaesodelascincoporsiqueríaducharseantesdelafirma.Pablo—Teresadebíaatenderaotroinvitado—larecogióalasseisylaacompañóalaferia.Sobrelasochoymedia,cuandoacabódehacersefotosconsusfans,sefuerontodosacenar.¿Nerviosa?HastadondeSilvasabía,no.Amelianollevabareloj,asíquenohabríapodidoguiarseporlacantidaddeveces que lo consultaba. Pero eso no suponía nada, ¿verdad?, los móvilesllevanlahoraincorporada.¿Lellamólaatenciónalgunacosa?No.O,bueno,algo sí. Esperaba encontrarse a una niñata que no parase de hablar de símisma,deloslugaresquehabíavisitado,desuéxito,desusseguidores.Sinembargo, Amelia Hermoso preguntó por aspectos de la feria del libro, porcuántosañosllevabacelebrándose,quélugarocupabaenelrankingdeferias,quéfamososhabíanpasadoporaquí.

Fue el único detalle que reveló su edad: hablaba de famosos y no deautores. También padecía, a juicio de Pablo Silva, cierta dislexia, unafacilidad pasmosa para trabucar las palabras. Al pleonasmo le llamóneoplasmoyanopoderdormirfunambulismo.Cojonudo.AhoratendríamosqueañadiralalistadesospechososalosacadémicosdelaRAE.

Teníaconocimientodealgunasdesuscolegasdelaisla,chicasquecomoellahabíantriunfadoenelextrañomundodelasredessociales.Escritoresnosupocitarniuno.Galdóslesonabadealgoperocreíaquehabíamuertohacíatresocuatroaños.¿ConocíaaalguienenLasPalmas?ASilvaleparecióunaimpertinencia preguntárselo, hubiera parecido un interrogatorio. ¿Pensabavisitar algún lugar?, ¿alguna iglesia, algún museo, algún barrio? Ni loca.

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Sabía bien de su fama. Nunca salía de los hoteles para evitar problemas.Encimahabíavenidosola.Normalmentelaacompañabaunaamiga,Lucíanoséqué,perosehabíapuestoenfermalavísperadelviajeyhabía tenidoquequedarse en cama. Amelia no tuvo tiempo de buscarse a otra o quizá notuvieramásamigas.Yaquíllegóelúnicoinstanteenquelainfluyenteparecióperderelpasoylamiradaselellenódelluvia.Deahílodelextrañomundodelasredes:¿quiénibaadecirqueunamuchachabendecidaporlafortuna,con cientos de miles de seguidores, que convertía en dinero todo lo quetocaba,ibaaresultaralfinalunapobredesgraciada?

Silva pensó por un momento que la chiquilla se iba a desmoronar, aconfesarlosolaquesesentíaenlacimadelmundo,areconocerquenolaibaa salvar de su tristeza ni elmédico chino. PeroHermoso se recompuso, seenderezóensusilla,pescóconlospalillosunpedazodesushidepezespadayvolvióalaseguridaddesumóvil.

Regresaronandandoalhotel.Teresa se despidió antes porque tenía que madrugar. La feria ya había

cerradoy,alcruzarelparque,nopudieronevitarunasensacióndelanguidez.Los camareros levantaban el quiosco con gesto de fatiga. Un trompetistaambulantecambiabalacosechademonedasporbilletes,mientrassebebíaamorrounacerveza.Porlaconversaciónquemanteníaconloschicosdelbar,Silvaentendióqueelcambalachededineroerafrecuente.AmeliaHermoso,noobstante,seinteresómásporlahistoriadelartista.Talvezlesorprendieraque unmúsico viviese a golpe de limosna en tanto que ella, que no habíaacabadoelinstitutoynodistinguíaunoboedeunsaxo,ganaseundineralsinsalirdesuiPhone.

Se llamaba James Dougherty pero todos lo conocían por Jimmy elIrlandés. Había nacido en Dublín en el setenta. Llevaba en Gran Canariaquince años y hablaba un españolmás que aceptable. Se pasaba las tardesapostado en rincones a la sombra de Vegueta y Triana igual que unfrancotirador.Amelialepreguntócómohabíallegadotanlejosyelhombre,conunasonrisaburlona,lerespondióquenosabríadecirsitocaraBernsteinyaGershwinenlacallepudieseconsiderarsellegartanlejosenlamúsica.Alnotarelruborenelrostrodelainfluyente,lasacódelapuroconunacarcajadaaguardentosa,Esbroma,mujer,yaséquenotereferíasaeso;estabahartodelfríoylanieblayalfinal,quécoño,solohecambiadounaislaporotra.

Silvaconfesóqueaquella fue laúltimavezquevioaHermoso.No.Nollegó a acompañarla a la puerta del hotel. La muchacha lo eximió delcompromisoconunapullainjustaeinnecesaria,yaeramayorparacruzarla

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calleellasolitayaesahoranohabíariesgosdeunaavalanchadeseguidores.LociertoesquenoseveíaunalmaenBravoMurillo,asíquenocreyóestararriesgando la seguridad de su escritora. Se despidieron en el quiosco.Quedaron en verse al día siguiente para almorzar y llevarla luego alaeropuerto,algoque,ahorasabíamos,jamásllegaríaasuceder.Yporfortunalainfluyentehabíamuertoensuhabitación.Silellegaaocurrirenlacalle,aSilva lo habrían echado a patadas de la feria. ¿Esa era su preocupación?Definitivamente,aqueltipoeraunmentecato.

Estaba acabando la presentaciónmasónica y desde la carpa central nosllegóelecodelosaplausos.PablóSilvasedisculpó,eldeberlollamaba,meofreciólamanoyunatarjetadevisitaporsinecesitarademásinformaciónyechó a andar a grandes zancadas. En el mismo instante en que llegó a lapuerta del tinglado, esta se abrióy comenzó a vomitar políticos, lo quemeofreció una última perspectiva de Silva: la de un camaleón.Mi hombre seadaptabacomonadiealentorno.

Decidí acabarme la cerveza porque aún estaba fría, porque disponía detiempoyporquenecesitabaprocesarloquemehabíareveladoelorganizadordelaferiasobrelainfluyenteasesinada.Y,comolasuertedelasfeaslaguapala desea, quiso el azar que en la mesa de al lado dos chicos y una chicaestuvieran hablando de lomismo que todos. Los tres eranmuy jóvenes—nadadelotrojueves,últimamentetodoelmundoeramuyjovenparamí—,talvezreciéngraduadosdelauniversidad.

Siaceptabaestahipótesis,unodelosmuchachos—eldecabellonegroyenmarañado,lasgafasdecareyylacamisetarojaenlaqueseleíaelnúmeroPi— era matemático. No paraba de hacer cálculos. Evaluó la cantidadaproximada de periódicos que habrían dado la noticia de la muerte de laescritora.Multiplicóelnúmerodeseguidoresdelainfluyentepormedioeurocadaunopara llegara loqueHermosohabíapodidoganareseaño.Sacó lacuenta de los ejemplares que se habrían vendido y el porcentaje que ledejaban a ella. Hasta redujo a un número de tres las posibles autoras delcrimen:a)otraescritora;b)otrainfluyente;yc)unalectoradesengañadadelomalqueescribíaAmeliaHermoso.

La muchacha a su derecha tomaba cerveza con limón y debía estudiarpsicología.Le recriminaba a su amigoquedierapor sentadoque la asesinafueseunamujer.Improbable.Noporquelasmujeresnofuerancapacesonotuvieranbuenosmotivosparamatar,sinoporqueunamujermatadeunmodomás sutil. La estrangulación es muy vulgar. Una mujer la habríadesprestigiadoen las redes, lehabría levantadoelnovio, lehabríamandado

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mensajesvejatoriosyretorcidoshastaconseguirquesecortaselasvenas.Olehabríapuestovenenodisueltoenlacocacola.Ounazancadillaatiempoenlasescaleras.Olahabríaemborrachadoytiradoalabahía.Perojamás,jamás,jamás,laordinariezaquelladeasfixiarla.

Elterceroendiscordianohabíaacabadolacarrera.Cuerpodeculturistayeljuiciodeunboniato,noteníaniideadelasuntoHermoso,leimportabaunhuevoquiénfueralainfluyenteyporquélahabíanasesinado.Peroseponíade parte de la psicóloga, a quien no paraba demirarle las tetas. Elemental,querido Watson. Si había que tomar partido, mejor por alguien a quienpudierafollarse.Paraél,elasesinoerauntíoypuntopelota.Hastalosrelojesrotosaciertandosvecesaldíaconlahora.

Mehabríagustadosaberenquédesembocabalaconversacióndelostrespibes perome esperaba el supuesto enamorado de la segundaAmelia que,segúnmiscuentas,debíadesalirdetrabajarenveinteminutos.

Atravesé BravoMurillo por delante de una tienda de ropa estrafalaria.Crucé un bufete de abogados laboralistas de lo más anacrónico y unrestauranteorientalqueteofrecíatodoloquepudierasechartealabocaporonce euros ymedio, bebida aparte. Entré en el hotel Parque detrás de unafamiliadeturistasrusos:unaparejaytreshijoscalcadosalpadre.Tuvequeesperaraqueseregistraran.Aprovechéparaecharunvistazoaloslibrosquetraíaenlabolsadelalibrería.EnlacontraportadadeldeAmeliahablabandefrescura,naturalidad,vivezayemoción.Todas juntasenunavoz jovenqueapuntaba maneras. Pensé en Tolstói, otro ruso, y su Felicidad conyugal.Debía tener unos pocos años más que la influyente cuando lo escribió.Comencéaleerloaél.

Estábamos de luto pormimadre, que habíamuerto en otoño, y pasétodo el invierno solo en el campo conKatyaySonya.Katya era unavieja amiga de la familia, nuestra institutriz que nos había criado atodos, y la había conocido y amado desde mis primeros recuerdos.Sonya era mi hermana menor. Fue un invierno oscuro y triste quepasamosennuestraantiguacasadePokrovskoye.Elclimaerafríoytanventosoque losventisquerosascendíanmásaltoque lasventanas; loscristales casi siempre estaban oscurecidos por las heladas, y rara vezcaminábamosomanejábamosenalgúnlugardurantetodoel invierno.Nuestrosvisitantesfueronpocos,ylosquevinieronnotrajeronningunaadicióndealegríaofelicidadalafamilia.

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Elrecepcionistayelpadredefamiliahablabanenuninglésparaecharledecomeraparteperoacabaronporentenderse,ningunalenguaesmalacuandosenecesita.Resolvieron sus cuitas con un suspiro de alivio y el hombre de larecepción les entregó las tarjetas magnéticas y les señaló el ascensor pordondepodíansubir.AlacercarmealmostradormedicuentadequenosabíaelnombredelpretendientedeAmeliaMoreno.Coño.LepedíalconserjequeaguardaraunsegundoyllaméaInés.Porpuroazar,seencontrabaencasadela camarera. Había ido con su tía a animarle la tarde y aún andaban decháchara.

ElpibesellamabaOliverQuinteroyyonodebíadetenerproblemaparareconocerlo:eraelúniconegroquetrabajabaallí.Sí.Negroretinto.Herenciadeunaabuelacaribeñadedudosareputaciónybondadlegendaria.Inéssaliódel salón en el que tomaban té para decirme, con un hilo de voz, algo quehabía averiguado. Algo que… no creía que cambiara nada pero que… yodebíaconocer.AmeliaMorenoera…unadelasseguidorasmásactivasenlasredesdelainfluyentemuerta.

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Elhoteldeloslíos

Nodeberíacambiarnadaperolocambiaba.Enotrooficiotalvezpuedeshacerlavistagordaperoenelmíotodose

desmoronasiquientecontratatemientedeunmodomiserableotecuentalamitadde lamisa,queesotrabuena formadementirte.Nohaypeorclientequeelquesehacetrampasalsolitario.Asípues,cuandocolguéelteléfono,lasospecha se instaló en aquel vestíbulo de hotel igual que una familia rusa.Pesabatantocomolasmaletasdeunainfluyente.Yallímeviarrastrandoelbulto de la duda hasta la recepción. Aguardé a que el conserje acabara derevolverpapeles.MepresentéypreguntéporOliverQuintero.

Eltipollevabaunchalecogrisvenenosoylacorbatadeunestridenterojobermellón con el anagrama de la empresa en unas iniciales que lo mismopodían significar Hotel Parque que Hijo de Puta. Me miró con una luzesquiva, extrañadaynopodía ser quenome entendiese, acababadehablarconunturistaenunidiomaqueenpuridadnoexiste.Laextrañeza,entonces,debíavenirledeotrolugar,acasodemirepentinointerésporelnegro.Supusequellevaríasoportandovariosdíaselasediodeunbatallóndepreguntonesyque ya estaba harto de sentirse observado.Aun así respondió. Se señaló elreloj.Apuntóconlanarizalfinaldelvestíbulo.Oliverestabaalcaer.Suturnohabía acabadohacía cincominutos.Másomenos enotros cinco apareceríapor lapuertadel fondo, laqueestabaa laderechade losascensores, laquellevaba escrito un cartel de prohibido excepto miembros del personal, enletrasdebronce.

Eralaúnicasalida.Siyomehabía fijadobien—ydebería,queparaesoeradetective—,el

hotelParquenoteníagarajenicallejóntrasero.Todoelmundo(ladueñadelhotel,elclientemásselecto,eltipoquelimpiabalosretretes)entrabaysalíaporlamismapuerta.Asídedemocráticoseranallí,nohacíandistingosentrela sala de calderas y la suite nupcial. Carecía de ánimos para seguirsoportandolasbromassingraciadelrecepcionista,demodoqueleagradecílainformaciónyfuiasentarmihastíoenunodelossillonesdelvestíbulo.

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Eramullidoycómodo,unopodríadejarsedormirhastaeldíadel juiciofinal. Pero no había sueño y sí una pregunta pejiguera que no me dejóarregostarme.Repasé la escena que acababa de presenciar entre el conserjecínicoyelruso.Habíaalgoenaquellacuentaquenocuadraba,algoquetalvez careciera de importancia pero que me mantuvo entretenido. No era eldiálogo trastabillado, ni unos niños con cara de aburrimiento, ni unamadreimpaciente. El ruso llevaba un reloj inmenso, la esfera le descollaba de lamuñeca. El recepcionista lucía un anillo rojo algo exagerado, como elemblemadeunahermandadsecreta.Elrelojyelanillopugnaronenelgestode laentregade llaves.Sinembargo,noeran llaves lasquepasarondeunamano a otra. Eso. Sino unas tarjetas magnéticas de las que había habladoAmeliaMoreno.Eso.Tarjetasqueseinsertanenelcajetíndelahabitaciónyhágase la luz, que caben enuna carterao enunmonedero, que los clientespueden llevar consigo, que no necesitan reclamar cada vez que regresan alhotel.

Eso.Volví sobremispasos.Elhombrede la recepcióncruzó losbrazospara

responder.Enefecto,élestabadeguardialanocheenqueAmeliaHermososehospedó en el hotel, la víspera de sumuerte. Pero no llegó nunca a verla.Teníaunhorarioquecomenzabaalasseisdelatardeyacababaalasseisdelamañana.Docehoras.¿Unabarbaridad?Notanto,siteníamosencuentaquesolotrabajabacuatrodíasporsemana.Sí.Cuarentayochohorasescrupulosasconelconveniolaboral.Pues,comomecontaba,nohabíatenidoocasióndeencontrarseconlainfluyentefilósofa.

No la había visto subir a su habitación, quizá la muchacha entrase enalgúnmomentoenelquesehabíaausentadoahacerlarondaoaatenderlallamadadealgúncuarto,algoquenoerainfrecuente:unacisternaquenoparadeborbotar,laspilasagotadasdelmandodeltelevisor,laausenciadetoallas,elaireacondicionadoolawifiolaluzdelamesilladenochequenofunciona.Algunosclientesseatascancon loschorrosmodernosypuedenpasarseunaeternidadmoviendo lasmanos y los pies, en un absurdo baile de sanVito,hastadarconelagua.

EsosignificabaquenopodríadecirmeenquémomentodelanochehabíaregresadoAmeliaHermosoo sihabía llegado solaoacompañada.Perfecto.Paraél laperragorda.Noobstante, tambiénsignificabaqueelrecepcionistatenía una pésima memoria. O bien mentía como un pirata. ¿Dónde, si no,quedabaaquella conversacióncon la influencer sobreeldespertador, la luz,losgirasolesylaadvertenciadequeeldesayunoerahastalasdiez?Porque,

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según mis datos —el tipo no tenía por qué saber lo del informante deGervasio—,esoeraloquehabíadeclaradoalapolicía,¿verdad?

El recepcionista, cogido en el renuncio, se irguió inquieto, su rostro ajuegoconlacorbata,elemblemadelhotelfrisandoelhijodeputa.¿Dequédatoslehablaba?¿Insinuabayoacasoqueeraunmentiroso?No.Enabsolutolo insinuaba.Queeraunmentirosoestabaclarísimo.Unmentirosocomo lacopadeunpino.Alguienquedetantomentiryanodistingueentrerealidadyficción.Ahorasetratabadeaveriguaraquiénlehabíamentido,sialapolicíao amí. Por su bien, esperaba que fuera amí porque a la policía le suelengustarpocolasmentiras.Lapolicíatienemuymalababaparaciertascosasynosoportabienalostrileros.

En ese instante nos interrumpió una voz estridente. Se había abierto lapuertadelpersonalyhabíanaparecidounamujerparlanchina,rechoncha,decabellopajizoyunmuchacholargo,zamboycallado.LamujerdebíadeserlagobernantaporqueametrallabaaOliverconconsignasparaeldíasiguiente.Iba a llegarungrupode francesesdeParíspara cinconoches.Yhabíaqueatarse los machos porque, si había clientes tiquismiquis, esos eran losfrancesesdeParís.

Elconserjerespiró.Secreyósalvadoporlacampana.Desconocíamifamademoscacojonera,detocahuevosimpenitente.Nohabíaacabadoconélperoentoncesme interesómás una charla conOliverQuintero que apretarle lasclavijasalpirata.Yahabríatiempo.

Alcancéalpibecuandoabríalapuertadelvestíbulo.Leexpliquéenvozbajaymirandoarecepción—queríaponernerviosoalrecepcionista—quiénera yo y de parte de quién venía.Le pregunté si podíamos hablar en algúnsitio.¿Lacafetería?Lacafeteríaseríaperfecta.

Ademásdenegroeratímido.Comounguajiro.Lecostabamantenerlamiradaynopodíaevitarunticenlabocaquelo

impelíaasonreírauncuandonolevieramalditagraciaanada.Yesqueesoera lo que le sucedía últimamente: que no encontraba motivos para ladiversión.Llevabaunamalarachadelcarajo,comosilohubieramiradounaorquestade tuertos.Suabuelanoandababiende salud.Llevabamásdeunañoconmalesdeestómago,undíasíyotrotambién,ylosdoctoresnodabancon lo que tenía. Cambiaban de opinión a cada consulta y ya le habíandiagnosticadovariasenfermedades,algunadeellasmortal.

Dicen que la diarrea y la impotencia se curan con lamisma ciencia.YOlivernoentendíaelromanceromédicoperoaquellostiposnoseponíande

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acuerdo.Unollegóadescartarsuprimerdiagnósticosoloporquelaviejanohabía muerto durante el tratamiento. Me lo juraba. Se lo había dicho sinrubor,condoscojones,Puesvaaserquenoescáncerdepáncreasporquesuabuela sigue viva. Jodido cabrón. Todo eso lo llevaba a maltraer, le habíainoculadounhumordepanzadeburro.¿Amelia?Ameliaeraunapoyohastaciertopunto.Sí.Hastaesepuntoenelque lindan laamistadyelamor.Eraotraquenoseaclaraba.Andabanmásdeunañoestancadosyavecesparecíalo del pasacate, dos pasos p’alante, dos pasos p’atrás, da lamedia vuelta yvueltaaempezar.

De pronto se dio cuenta de que había iniciado con mal pie nuestraentrevista,aversiibaapensaryoqueAmeliaMorenoseríacapazdehacerledañoaunamosca.No.Quelamuchachafueselaindecisiónpersonificadanoindicabaquefueraunaasesina.Alcontrario,eraunagranmujer,unamadreabnegada y una compañera fantástica. La conocía desde hacía dos años ypodía confirmarlo. Dos años, sí. Se habían destetado juntos en el cargo,cuandoreformaronelhotelynecesitaronampliarlaplantilla.

Desde el primer día supo que AmeliaMoreno era alguien en quien sepodíaconfiar.Porcómolomiraba,cómolotrataba,cómosedespedíadeél.Porlossilenciosquedesplegabaasualrededor.Sí.Haycosasquenosediceny al final resultan un grito en la noche. Y no. Lo del racismo no es cosasuperada.LosufriósubisabueloPancho.LosufriósuabuelaVirginia,quesellamaasíporeltabaco.Losufriósupadre.Tampocoélhabíalogradolibrarsedel estigmadel color.Queyonomecreyese lamandangade la libertad, laigualdad y la fraternidad. Un puro eslogan ese. Otra engañifa ruin de lostiquismiquisfrancesesdeParís.

OliverQuintero se sintió desde el primer instante aceptado porAmelia,quien no veía a un negro cuando lo miraba a él. Tal vez por solidaridad.Porque había llevado una vida aperreada por culpa del comemierda que lehizounbomboysitevinomeacuerdo.Asíquepodíajurarsobreunmisalquelamuchachanohabía tenidoqueverconlamuertede la influyenteesacomosellamara.¿Yél?Élseenteródelcrimenaldíasiguientecuandollegóa trabajar.Comoparanoenterarsecon todosaquellospolicíasenelhotelyunaristradefotógrafosenlaacera.

También lo interrogaron. Le hicieron el doble de preguntas que a losdemás,peroaesoyaestabaacostumbrado.Enlosaeropuertos,curiosamente,siempreloparabanparaunregistroaleatorio.Aleatorio,claro.Aleatorio,loscojones.EnunviajeaLaPalmatuvoquepasarelcontrolpolicialjustodetrásde un ministro al que le pillaron una fortuna en Panamá. Al ministro lo

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dejaronpasarysololesfaltóhacerlelaola.AOliverloregistrarondearribaabajo, le frotaron una porra magnética por todo el cuerpo, le abrieron lamochila y hasta le requisaron un frasco de colonia porque se excedía dosdedos de lo permitido. Estuvo a pique de bajarse los calzones y enseñarlesotracosaquetambiénseexcedíadosdedosdelopermitido,peroselopensómejor.

Lospolicías lehicieron,sí,eldobledepreguntasparaobtener lamismarespuesta siempre.No.No tenía nada que decir porque nada sabía.No.Noconocíaalachicamuerta.No.Noestabaenteradodequeseibaaalojarenelhotel.No.Nosehallabaenelhotelcuandoocurriólacosa.

Oliverleíamucho,ahoraestabaconunahistoriacojonudasobreelasesinodeTrotsky,mitadnovelarománticamitadnoveladeaventuras.Ya.Nadieselohabíapreguntado,peroqueríademostrarlealtipoquehabíavenidoaverloconunabolsadelibrosqueélnoeraunfula,untontodelculo.

Noteníaquedemostrarnada.Aunque jamáshubiera leídoun libro, senotabaquenoeraun tontodel

culo.Paraevitar confusiones, le confeséqueyo jamáshabíaoídohablardeAmeliaHermosohastaelviernesanterior.Mejor.Porqueéltampoco.Ciertoque el periódico decía que era famosa, que tenía no sé cuántos miles deseguidores, que había escrito un manual para desventurados que se vendíacomochurros.PeroelnegroQuinterononecesitabaunestúpidomanualparasaberquelavidaeraunaputamierdaylafelicidadunafantasía.Noestabaaltantodelasredessocialesylegustabanloslibrosdepapel.Lossacabadelabibliotecapúblicaypodíaleersesieteuochocadames.

Asucompañeradetrabajo—selonotójodidodenopoderdefinirlacomoalgo más cercano— no le iba la lectura. Ni en papel ni en ningún otroformato.Y no.No la estaba juzgando. Él no se creíamejor porque leyera,cadaquiengozaconloquelohacegozar.Ellateníaotrasmuchasvirtudes,yahabíadichoqueeraunachicaestupendayamadrenadie laganaba.Poseíaunasensibilidadextraordinaria.Poresolapobresehabíallevadounsustodemuertecuandose topóconelcadáverdesu tocaya.Quinterohabíahabladoconellaunpardenochesdespués,enelhotelMadrid.Habíanquedadoallíporque AmeliaMoreno no quería alejarse más de lo necesario de su casa.Temíaqueleentraraunataquedepánicoyverselejosdelaseguridaddesusalón.

Lo de los ataques de pánico era nuevo, ella era cualquier cosa menosaprensiva. Pero ahora creía que todo elmundo la señalaba con el dedo, laescrutabacon lamirada, leescupíasudesprecio.Unavaina.Élmelopodía

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decir: una vaina.En hora ymedia que estuvieron en la terraza no losmirómásqueelcamarerocuandollegóaservirleslascervezasylaspapasfritas.Nadie.Ymirequehabíagente.PeroAmeliasecomportócomosiestuviesedesnuda en la plaza pública.Oliver nunca la había visto tan abatida, frágilcomopapelcebolla.¿Dequéhablaron?

Delasredessociales,dequéotracosapodíanhablarsieraelmeollodelacuestión.Quinterointentabaconvencerladequesealejaradeaquellamierdaque solo le había traído desgracias. Tenía que borrarse del todo. Elmundovirtual, dice. ¿Sabía yo que al tipo que la abandonó, el padre de su hijo,Amelia lo conoció en un chat de contactos? ¿Y que supo del color de suspendejosantesdeldesusojos?¿Yqueunavezllegóalevantarlelamano?¿Yque,alosdosdíasdedejarlabotada,yaestabasubiendofotosconotratipaenFacebook? Un comemierda. El mundo se había vuelto loco con tanta vidafingidaytantafelicidaddementirijillas.¿Quécoñoeraesodeandartodoelsantodíaescribiendoenelmuro?Elmuro.Unparedónelmuro,todosacabanfusilándoteigual.

Hablarontambiéndelainfancia.En la terraza había varias mesas ocupadas por madres con chiquillos.

Quinterolepedíaasuamiga—aúnlecostabanopoderacariciarotrapalabramás hermosa— que se fijara en ellos. Jugaban, con la felicidad que solopuedeapreciarseaesaedad,alpillapilla,alescondite inglés,alundos trescaravanaes. IgualqueenelCaribe.Lamisma letracondistintamúsica.Lavida antes del teléfonomóvil. Una gozada, un puro disfrute. Le propuso aAmelia,afuerdepareceruningenuo,quevolvieraaserniña.Ya,claro.Nosetratabadedejarsetrenzasysaltaralasoga.Setratabaderegresaralavidareal,alparque,alasterrazas,amiraralosojosalagentemientrastetomasunrefresco,acomentareldíaquehaspasado,elsueñodelanocheanterior,lasganasquetienesdequellegueelverano,loquedaríasporcogerunaviónymandarteamudar.

Todoesoymás,decían,sepodíacompartirenlasredessociales,peroallínohabíanadiealotroladoquequisieraescucharlo.Almenosnadiedecarney hueso. Amelia tenía novecientos amigos en Facebook, a ochocientosochenta de los cuales no había conocido en persona jamás. Un disparate.Ochocientos ochenta extraños a quienes invitas a casa, sin saber qué haydetrásdeunasfotos,unesloganyunnombre.DetodoesohabíanhabladoenlaterrazadelhotelMadrid.

¿Delainfluencer?Muypoco.AmelialaseguíaenInstagram.Anhelabasuexistencia de lujo, sus viajes, los vestidos, los zapatos. Ahora reconocía

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arrepentirsedehaberla envidiadoyOliver la creíaporquea lamuchacha letemblabalavozalconfesárselo.Susojossellenarondelágrimas.Laimagendel cuerpo sinvida la acompañaría siempre.Asíque, siyohabíaacudidoaverlo para averiguar si mi clienta era culpable, ya podía escribir en miinforme con letras demoldequeNI DE COÑA.AmeliaMoreno solo se habíatropezadoconuncadáver cuandohacía su trabajo.Y, comodiría su abuelaVirginia, si yo andaba detrás de una culebra, tendría que buscar en otrapiedra.

Nosdespedimoscuandoelrelojdepareddelacafeteríadabalasochoymedia.ElapretóndemanosdelnegroQuinteroerarecio,firme, tantocomosudiscurso.En la recepción, el conserjey lagobernantadiscutían sobreunproveedorquelesestabahaciendolacuentadelaviejaenlosúltimostiemposyalquehabríadetirardelasorejasantesdequesedesmadrara.Paramíqueel recepcionista había alargado la conversación hasta quememarchase. Losaludédesdelapuerta,mellevéelíndicealasienamododedespedidayleofrecíunasonrisaqueveníaadecirqueaúnnohabíaacabadoconél.

Comoalapolicía,amítampocomegustabanlostrileros.

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Dospersonajesenbuscadeautor

Regresé a casa en taxi. En la parada, me tocó el tercero de la fila.Mitaxista no tenía pinta de tenermás de veinte años, corte de pelo a cepillo,músicadereguetónatodamechaenlaradio,unamaneradeconducirsuicida.Los ojos que devolvía el espejo retrovisor eran grandes y color aceituna.¿VamosporlaautovíaoporTomásMorales?

—Pordondetevengamejor.—Laautovíaesmásrápida.—PuesentoncesporTomásMorales.Nitengoprisaniganasdemorirtan

joven.Y,sipuedesbajarlaradio,teloagradecería.—Oiga,queyosoyunprofesional.—Yyo también,m’ijo. Pero el caso es queme gustan el silencio y las

lucesdelaciudaddenoche.—Ustedmanda,jefe.—…—…—¿Suelestrabajarenesaparada?Ya.Séqueacabodehablarmaravillas

delsilencioperomereferíaalchunda,chundadelamúsica.—Loimaginé,nosehagamalasangre.Puestrabajoallíaveces.Cuando

lacosaflojeaesmejoresperarsentadoquequemargasolina.—¿Lanochequemataronaesachica?—¿Ala influencer?No.Esanoche libré.Le tocóamicompañero.Pero

todoelmundohablabadelcasoaldíasiguiente.—¿Yquédecían,sipuedesaberse?—¿Esustedperiodista?—Podríadecirsequesoyunjubiladoalquelesobratiempoparacotillear.—Puesdecíanqueel asesinohuyóapie.Anadie se leocurrecogerun

taxidespuésdecometeruncrimen.Elpibedioriendasueltaasuimaginación—oquizáasuaburrimiento—

y echó la culpa a Internet, que la carga el diablo. Allí tuvo que haber unavenganza porque la influyente se había ganado muchos enemigos con sus

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comentariossobremúsicos,actores,presentadoresdetelevisión…Todoaquelquenolecaíabienrecibía.Peroesosnolamataron,noseñor.Esosnotienenredañosysímuchoqueperder.Elcasoesquelatipatambiénsecebabaconciudadanosdeapie,gentedelacalle.Sinoleservíancomoesperabaenunbar,lesacabaunafotoalcamareroyloponíaacaldo.Ylomismoconcajerasdesupermercado,revisoresdetren,monitoresdegimnasio,unamadrequedade mamar a su bebé en público. Y ahí sí que la influyente pudo haberseganadounabuenatrompadaoalgopeor.

Osea,quesilapolicíaqueríadarconelasesino,soloteníaquerastrearlashistoriasdeAmeliaHermosodelosdosúltimosaños.Ajá.Losdosúltimos.Antes de eso aún no era conocida y lo que pudiera escribir en las redes anadieleimportabaunhuevo.Perocuandollegasaloscienmilseguidoreslacosacambia.Aaamigo.EntoncesteconviertesenDios.Aunjubiladocomoyolepareceríaunalocuraperocualquiermamarrachadaquealaescritoraseleocurrieracompartir—unpadrastrojodelón,doshuevosfritosrequemados,un tanga rojo, la impresión de unos labios en una servilleta, una luna cursinadandoenuncharco—seconvertíaennoticiayllegabaenunsantiaménacualquierteléfonomóvil.

Teníarazón:meparecíaunalocura.Yencontraralculpableenesamaraña,máslocuraaún.¿Cuántasnoticias

absurdascabenendosaños?Setecientostreintadíasllenosdeafrentasagentedelacalle.Gentedelacalleque,humillada,podíaconvertirseenunpotencialasesino.Demanera que nobuscábamos a unmatón con antecedentes, a unmacarraalqueselefueralamanoduranteunrobo,aunviolador—nohabíahabido,segúnelinformepolicialyelforense,niroboniviolación—,sinoacualquiera. Al hombre que estaba cruzando el paso de peatones en aquelmomento.Oalqueesperabaenlapuertadeunzaguánasunovia.Oalquepaseabaasuperro.

Lleguéacasadeprimido.Mediunaduchatibia,pusemúsicadeverdad,meservíunacopadevino,partíunpocodequesoycortéunaslonchasdeunalonganizaqueteníaen ladespensaparaunapuro.Siaquelnoeraunapuro,quebajaraDiosaverlo.Afueracomenzabaallover,oíaeltenuetraqueteodelalluviasobreelalféizardelpatiodeluces.Abrílaventana.

Intentérecordaralgúnmomentoenquemehallasetanperdido.Nosabíapordóndetirar.Elmundovirtual,queparaunadolescenteveníaaserelpande cada día, para mí significaba un verdadero enigma. Redes, seguidores,selfies, historias de Instagram, influyentes con un poder asombroso que no

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obtuvieron ni el graduado escolar. La insana obsesión de vivir conectado atodashoras.

Cenéenlamesadelacocinaconlosdoslibrosamialcance,TheloniousMonk en el salón y mi reflejo en el microondas. El reflejo de un viejodinosaurioconojeras,sinafeitaryenpurodesconcierto.Hastalacenaeradeotrotiempo,¿quiéncenayaviandasconTolstóifrenteaunmicroondas?Alfondo de la copa había un cadáver quememiraba cada vez que bebía. Elcadáverdeunachiquilladeveinticuatroaños,conelcuellotronchado,enlacamadeuncuartodehotel.

Noeraunmoteldecarretera,iluminadoapenasconbombillasdeuncolormortecino.Niolíaasudorrancio,restosdetabacoysemen.Nisetratabadeunaprostitutaheroinómana,undesechodemujerabandonada.LahabitacióncientocuatrodelhotelParqueestabalimpia,olíaaperfumecaroylamuertallevabaunavidadelujo.Sinembargo,escocíanigual.Susmuertesresultabanigual de atroces, repugnantes y crueles. Les habían robado lomismo, todoaquelloquepudieranhaberlogradocontiempoyalgodefortuna.Hayquiencree que la pérdida es mayor cuanto más hayas conseguido en la vida, demodo que la escritora que solo escribió un libro habría perdidomás que layonqui delmotel de carretera.Pero tengomis dudas.Paramí lamuerte, semirecomosemire,siempreesunaputada.

Hermosohabíapasado lanocheconunhombrequesedesvanecióantesdelamanecercomounabrumagris.Nadie lovioentrarynadie loviosalir.Quién sabe si hubo premeditación en su crimen. Si el tipo sintió rabia,repugnancia o miedo. Si ahora se lo estaría comiendo la culpabilidad oandaríahenchidodeorgulloporsugesta.

LaAmeliaquedescubrióelcuerposeencontrabaenelpeordelossitiosenelpeordelosmomentos.LaAmeliaquemurióhabíatocadoloshuevosatantagente—ya lohabíadichoel taxistay los taxistasencuestiónde tocarhuevos sabenmucho—queno se explicaquenohubierahabido cola en lapuerta para cargársela. Como en aquella novela de Agatha Christie, la delOrientExpress.Soloqueyonopodíareunirlosatodosenelvagóndeprimeraclase para averiguar qué les debía la muchacha muerta a cada uno; losacreedoresdeAmeliaHermosonocabían enun tren.Y,depoderhacerunregistrosemejante,tendríaqueconvivirconlasmentiras.Porquesisiemprelamentira tuvo las patas largas, ahora ya no había quien la detuviera. En elgalimatíasdeInternetanadieleinteresalaverdad.

MientrasdejabaaInéseseaspectodelainvestigación,yomeibaalimitarahacermeotraspreguntas.Queríaentenderquéhabíasidodelmundo,enqué

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momento habíamos perdido el oremus con tanta exhibición y tanta gaita.Habíaleídoenalgunaparteunaestadísticainsensataqueparecíasoñadaporelmismodiablo.Setentaycuatro.Eranlosmuertosenloqueibadeañoporaccidente mientras se hacían una foto para subirla a Instagram. Setenta ycuatro.Y apenas acababade asomarse junio a la ventana.Setenta y cuatro.Eso hacía casi quince muertos por mes, casi cuatro por semana. Unabarbaridad.

Podíaempezarentendiendoalaescritoraquesoloescribióunlibro.Podíaempezarporeseúnicolibro,sutristetestamento.Loabríalazarporlapáginatreintaysiete.Enellahabíaundibujoazulygrisatrazoslargosderotuladoryunaideaenletrasgruesas:ELHORIZONTEJAMÁSSEALCANZA,CUANDOLLEGAS

A ÉLDIOS TE LOVUELVEA ALEJAR; ES INÚTIL REBELARSE CONTRA ESO, ASÍ QUE,

CUANTOANTESLOASUMAS,MÁSFELIZSERÁS.Miraquébonito,carajo.Pensé enel jovennarradordeTula, aquel talTolstói, cuyasnovelasme

habíanllegadodepibetamizadasporlatraducción.Pensé que si la influyente hubiera sido rusa podría haberse culpado al

traductor.Peroescribíaencastellano.Losuyonoteníamalditaexcusa.

Sucedequeestoyhabituadoaponermeenlapieldeotro.Noconozcoformamejor de comprender un problema del todo.Me dejan un cadáver sobre lacamayloanalizo.Meimportansupasado,suentorno,susamigos,susvicios.Meincumbehastalacoloniaquellevabayelúltimobesoqueledieron.Perodenada sirve si, por separado, no analizo también al asesino. ¿Qué tipodepersonaeracapazdealgoasí?¿Aquiénleinteresabaaquellamuerte?¿Quiéntuvo la oportunidad, el valor, el motivo? Solo uniendo ambas piezas —víctimayasesino—sepuederesolverelacertijo.

Encima de la mesa, junto a los restos de longaniza y queso y más demediovasodevino,descansabanamboslibros.Meacompañabanacenardosescritoresyamí,rarohastaelfinal,medioporpensarenquieneslosleían.LoslectoresdeTolstóilohacíanensilencio,apurandolasdescripcionesylosacontecimientos.LosdeHermosoacasolaleyesenaltiempoquerespondíanaunguasap, consultaban supropio Instagramo se enredaban enuna absurdabatallaenFacebook.Yosoylectordesilencioperonecesitabaentenderalosqueamanelruido.

Porqueenaquellahistoriapodíaestarocurriendo loquecon loschistes,quetienenunautoryunadocenadecorrectoressinnombrequelosmejorany

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pulen.¿YsielqueasesinóaHermosofueraelúltimoeslabóndeunacadena?¿Y si alguien escupió en la red que la cabrona de Amelia merecía que lecortasen el cuello, otro dijo no hay huevos y un tercero, dicho y hecho, setomó la venganza por su mano? Esas eran las preguntas que solíanmortificarme.

Elteléfonovibróenelbolsillodemipantalón.BeatrizGuillénseestabaempezandoaolvidardemirostro.Nobromeaba.

Al día siguiente tenía intención de traerme el desayuno, así que ni se meocurriesemadrugar.Ellaabriríalafarmacia,dejaríaalosmancebosalmando,pararíaacomprarpanycruasanesynomásalládelasnueveymediaestaríaen mi cama. Había oído bien; en mi cama. El café y el zumo de naranjaquedaban demi cuenta. ¿Era Chet Baker lo que se oía de fondo?No. EraTheloniousMonk,unantidepresivocojonudo.

Mearrepentínadamásdecirlo.Los antidepresivos son para la depresión. Y una farmacéutica se toma

muyenserioesascuestiones.¿Dequéestábamoshablando?¿Dealgograve?¿Con tendencias suicidas? ¿Simple melancolía? ¿Debería traer, con loscruasanes,unarsenaldeansiolíticos?

Nada de qué preocuparse. Pasaba que su novio se sentía como unminotauro en su laberinto y no había sacrificio humano que paliara esadesazón.No.Niunsospechosoquellevarmealaboca.Opeor.Mediomillónde sospechosos. Eso. Una indigestión. Antes de colgarme agradeció en elalmaloslibros.Aldespedirnossuvozsonabaaúnapreocupación.Meculpéporello.Nodebídehaberlecontagiadomiangustia.

Bebíuntrago—elcadáverdeHermososehabíadifuminadoyaenelculodelvaso—yencendíunrobustodeRomeoyJulietaquemehabíaregaladoalguienparadarsepisto.Elhumogrisyespesoseelevóhastalapantalladeltecho,seenredóen lasvenasdelplafón.Yamímediopor recordar.Nadamejorqueelhumodeuncigarroparalaevocación.ElnegroQuinterohabíahablado de volver a ser niños por un instante, de empaparse de viejas yperdidassensaciones,derememorarlaingenuafelicidad.Penséenlamía,enminiñez,enmomentoscomoaqueldemediosigloatrás.Entonceslanochelahabitabanel silencioy laoscuridad,ninguna luzparpadeabaa tu alrededor,ningúnsonidoapuñalabaelaire.Todolomáselrunrúndelaantiguaneveraoelzumbidodeunmosquitomajadero.Ahoratodoeraruido.Ruidoyfuria.Tepodías levantar a las cinco de lamadrugada, encender el televisor y hallarochentacanalesdeguardia.PelículasdelOeste,teletiendas,dosotresbrujasdetarot,unapartidadepóqueronline,lareedicióndeunconcurso.Ypodías

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abrirelmóvilyencontrartecienmensajes,lamitadinsultantes,yvagarenmilredes,quinientascalumniosas.

UnNessunDormaloco.Di una calada al puro. Necesitaba concentrarme en el caso Hermoso.

Hacíapocohabíanpuestoenlatelevisiónunapelículadeindiosysoldadosdecaballería. En ella uno de los oficiales declaraba haber visto apaches en lacolina. Otro, más veterano, si me dan a jurar juraría que John Wayne, leespetó: si los ha visto, es que no eran apaches. Allí quería ver yo a losapaches.Depoco les iba a servir pegar la oreja al suelo u otear señales depolvoenelhorizonte.Elruidoylafuriaeratalqueelenemigopodíavenirdecualquierparte.

Volvióavibrarelmóvil.Oh,padrito,¿esquenadierespetabayalahoradelacena?GervasioÁlvarezsí.Peroyahabíacenado,asíquenosedioporaludido.Queríasabercómomehabía idoeldía.¿Lasentrevistasmehabíanservido de algo? Desde luego. Una entrevista siempre sirve de algo. ¿Porejemplo?

PorejemploqueQuinteroestabaenamoradodeAmeliaMoreno,peroelamor es veleidoso y en cualquier momento podía cambiar de rumbo. Porejemploquelacamareradepisonohabíatenidonadaqueverconelasesinatode la influyente.Porejemploqueel recepcionistadelhotelParqueocultabaalgo,quizátansolounanegligenciadurantesuturno,quizáotracosa.Yporejemplo que la última persona con quien se vio aAmeliaHermoso fue unmúsicoambulante;habríaquepreguntarsiloscabelloshalladosenelbañodelamuchachallevabanpasaporteirlandés.

¿Por qué no? Los músicos bohemios tienen su encanto. Si no que lepreguntenaTheloniousMonk.Álvarezsedejódepreámbulos,MuybienporeseMonk,quienquieraquesea;ahoradebemoscentrarnosenloqueimporta;¿tú tienes la misma sensación que yo, Ricardo?; ¿estamos dando palos deciego?

—Tengo la sensación de que estamos investigando un crimen que seráhabitualdentrodediezañosconmétodosquesenosestánquedandoviejos.Yasínohayquiendépieconbola.

—Aver,chico.Untipoleharotoelcuelloaunamuchachaenuncuartodehotel.¿Dóndeestáelmisterio?Ya.Talvezdebamosbucearenunmundoquenoconocemosperoelcrimenensíesmásviejoqueelprimerburdel.Hayun asesino en la calle. Ahora. Aquí. No ha viajado en el tiempo. No haregresadodelamuerte.Niesalguienquenohayanacidoaún.Solohayqueencontrarlo.

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—Puesmanosalaobra.Miraaversimañanapuedesdejartecaerportuantiguacomisaría.¿Nosvemosenlaoficinasobrelasonceymedia?

—¿Tantarde?—Antestengounasuntoquedeboresolver.—¿Eslegaleseasunto?—Almenosesmayordeedad.

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Lateladearaña

Aldíasiguientemadrugué.MadruguéporquenofuicapazderesistirlaurgenciadeBeatriz,porpuro

nervio,pornostalgiadeescucharsurisalocaysentirjuntoamiboca,comoun fuego, su respiración. Di vueltas en la cama hasta que ya no quedó unrincón que no estuviera hollado de sudor y ansiedad.Me levanté. Tuve elbuen tinode cambiar las sábanas.Volví a ducharme.Me afeité ymevestí.Bajéalmercadoapornaranjas.Mediotiempodetomarmeelprimercafédelamañanaenlachurrería.Rehusélamediaruedadechurrosquemepropusoelcamarero,untipoconbigotitodemariachiqueatendíaallídesdeantesdeTodo.Meagenciéelperiódicoparahacertiempo.

Las noticias no diferíanmucho de las del día anterior y del anterior alanterior.Ruidoyfuriadenuevo.Mesaltélasnacionaleseinternacionales,losdeportes y los anuncios hasta llegar a la página de sucesos. Otros que talbailaban, los sucesos. Una mujer asesinada por su marido. Un ajuste decuentas entre bandas, con unmuerto y cuatro heridos por arma blanca.Uncadáver aparecido en un sótano de San Bernardo. Un lunático suicida queprovoca un accidente en la autopista. Y siete esquelas desplegadas en dospáginascomosábanasalsol.

En la sesenta y ocho hablaban de la muerte de Amelia Hermoso. Elreportajeveníaconuna fotode la influyentecon sonrisa ladina, soportandoella sola, con lasmanos, el declive de la torre de Pisa. Las autoridades semostrabanho-rro-ri-za-das,sololesfaltabaseñalarseelbrazoparaqueselesviera la piel de gallina. Andaban todos sobrecogidos, no porque hubieranasesinadoaunamuchachadeveinticuatroañosqueyanovolveríaavisitarPisa ni ninguna otra ciudad del mundo, sino por lo que ese crimen podíasuponerparaelprestigiodeLasPalmasdeGranCanaria.

Acojonante.Elreportajeelucubrabaacercadelasesino.Unhombredeentre treintay

cinco y cuarenta y cinco años. Corpulento. Adicto a las redes de lacomunicación. Atractivo y artero. Había seducido a la influyente, se había

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acostadoconellay lahabíamatadodespués.Unsátrapa.Nosupededóndetomaron esos datos, pero lo cierto era que los periodistas habían optado, alparecer, por un crimen pasional y sórdido. Cuantomás sórdido y pasional,másatrayenteparaloslectores.Asílanoticiapodríacontinuarcomounserialporentregas.Setrataba,afindecuentas,devenderperiódicos,¿verdad?Demantenerelmorbohastalanáusea,¿noeseso?

Lacronistainsinuabaquelapolicíaandabapastosa,quenoteníanadadelo que agarrarse. Se preguntaba si no se darían más prisa en esclarecer elasesinato si elmuerto hubiera sido un hombre. PorqueAmeliaHermoso sehabíaconvertidoenunídolodemasas.Yahíestabaelquiddelacuestión:ensuéxito,enunmundoquenoaceptabaqueunamujerjovenyguapapudieratriunfarenlaliteratura.EnEspañanosepermiteaunamujerserdoscosasalavez:siereslistanopuedesseratractiva;siereshermosanopuedesganartelavidaescribiendo.Mesobróelúltimosorbodecafé.

Beatriz vino vestida de sonrisa y de luz. Me dio un abrazo cálido, demañana de primavera. Olía a toronjas. Desayunamos pan con aceite y sal,cruasanesreciénhechos,cafénegroyzumonatural.Einventamostambiénlasobrecama,unasobremesaentrelassábanas.Sinexcesivaprisa,noshablamoscon las manos, con los ojos, con los labios. Beatriz Guillén le robóargumentosalaarticulistadelperiódico.Ellapodíaserhermosaeinteligente,cultayapasionada,mujer,mujer,mujerhastaeldelirio.

Al acabar, los dos mirando al techo, buscando recobrar el aliento,sonriendo,preguntóporladepresión.Peroyanoquedabarastrodeella,alagran puñeta TheloniousMonk y toda su discografía. Ningún remedio máseficazqueelamordeunafarmacéuticayunzumodenaranjasdelpaís.

Seinteresópormitrabajo.¿Cómollevaslainvestigación,Rick?—Lallevo.—Así,¿sinmás?—Esuncrimendemasiadomodernoparaunamomiacomoyo.—Andaya.Si alguien tiene intuiciónpara resolver esto, ese eres tú.En

peoresplazastehevistotorear.—Tal vez. Pero esta plaza tiene un toro atrabancado.Cada vez queme

acerco,sedesvanece.—Puesno te acerques.Resistey esperaaqueembista.Los toros, sobre

todolosatrabancados,entranaltraposiempre.—Medaqueesteembistióloqueteníaqueembestir.Queríalasangrede

esachicaypunto.

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—¿TanseguroestásdequeeldeHermosonoeselprimerodeunalistadecrímenes?

—Segura solo es lamuerte peroyonodaría unduropor un asesino enserie. Un asesino en serie empieza el recorrido por víctimas más fáciles,menosllamativas.Luegovaafinandolapuntería,vapuliendolatécnicahastallegar a la perfección. No. Amelia Hermoso era su obra de arte. Nuestrohombre,poralgunarazóndesconocida,debíadetenerleganasaellaysoloaella.

El caso es que no era tan fácil estudiar la rutina de la víctima, suscompañeros de trabajo, sus antiguos novios, el gimnasio al que acudía, laiglesia a la que iba, su lugar de veraneo.Hermoso vivía literalmente en suInstagram.Trabajaba,seenamoraba,hacíagimnasia,rezabayveraneabaallí.A la vista de todos. Los enemigos, según el taxista —y los taxistas encuestióndeenemigossabenmucho—,secontabanporcientos,pormiles.

¿Beatrizseacordabadelenteradodelacajadelagua?Exacto.Eltipoqueabastecíadeaguaembotelladaalascasas.Pulsabael

telefonillo,preguntabapordoñaLola,pordonJulián,porlaviudadeGómez,y le subía las botellas que necesitaba a cambio de los cascos vacíos. SeconocíaatodoCristoenelvecindario.Sesabíasusmanías,suspenurias,sussecretosdealcoba,deahí lodeenterado.Puesyoechabademenosalde lacajadelaguaallí,lobienquemehubiesevenidosuayudaenelasesinatodeAmelia Hermoso. ¿A quién carajo le iba a preguntar por las manías, laspenuriasylossecretosdealcobadelaescritoraquesoloescribióunlibro?

Beatriz se recostó a mi lado. La mirada se le extravió en la pared delfondo,entreelespejoyungrabadodeJuanIsmaelextrañoyenigmático,unamujerconojosmuertos,unviolinistayuncaballoblanco.Menudomundoelquelesestábamosdejandoanuestroshijos.Claroquenogeneralizaba,ellasepreocupabasolodelossuyos.Acadaratoejercíademadree insistíaconelcuentodelloboqueseescondeenelbosquedeInstagramparacomersealosniños descuidados. Ellos le daban el sí del loco, pero los veía aún taningenuosqueleentrabapániconomáspensarenloqueselesveníaencima.

Hasta ahora, por suerte, no habían pasado de chiquilladas: fotos depandilla, caras de tontos exageradas, la hamburguesa más grande delMcDonald. Marta visitaba sobre todo páginas de ropa. Pablo seguía a losjugadores de la NBA. Pero no sabía hasta cuándo duraría la edad de lainocencia.¿Lahabíacontagiadodemidepresión?

Suúltimobesomeacompañódurantetodoeldía.

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EnlaoficinameesperabanInésyGervasio,cadalococonsutema.Ellase peleaba por teléfono con el banco, que nos había cobrado un interésabusivoporelusodelastarjetas.Malenemigosehabíaagenciadoelbanco.La oí amenazarles con llevarse la cuenta a otra entidad si no reparaban elestropicio. Álvarez se hallaba ante la mesa del fondo, la que le habíamosdispuestodesdequellegó,conuncaféyafríocomolaspatasdeunmuertoyuna pluma que le había regalado su hija por la jubilación. Comenzaba aamañarse con ella pero hubo un tiempo en que no ganaba para lavandería,mediadocenadepuñosdecamisaymásdeunachaquetaalgareteacuentadelosmanchurronesde tinta.Anotabaalgunascosasquehabíaaveriguadoesamañanaensuantiguacomisaría.

La investigación policial seguía su curso. Le estaban haciendo unseguimientoalteléfonomóvildelavíctimaporsihallabanamenazasdealgúntipo omensajes que pudieran llevarlos a quien se citó con lamuchacha lanocheenquemurió.Elresultadoeradecepcionante,unasvecesporexcesoyotras por defecto. Amelia Hermoso debía de ser una de las personas másamenazadas delmundo virtual, culpa de sus críticasmalévolas. Pero no seencontróningúnmensajepersonalenelguasapqueindicaralainmediatezdeunencuentrosexual.

Ylohabíahabido,deesonolecupodudaalmédicoforense.Losrestosdelubricanteenlavagina,comolosqueaceitanloscondones,indicabanquela muchacha tuvo relaciones la víspera de su muerte. La ausencia delaceracionespresuponíaqueelactohabíasidoconsentido,quenadielaforzó,yesonosllevabaaalgunaspreguntasespinosas.

¿Ysifueunaccidente?¿Ysiselesfuelamanoconlaimaginación?Álvarezlastrazósobreunfolio,enlíneasbienseparadasafindequeno

seleemborronaratodoconlatinta.SantaAna,elforense,habíadejadoclaroensuinformequelafracturadel

cuello no pudo ser accidental. El asesino imprimió una fuerza considerablepara rompérselo, algo que no resulta tan sencillo. Lasmarcas de los dedoseranmuy claras.Así que ni accidente ni sexodescontrolado.Quienmató aAmeliaHermosolohizoaconciencia,conintencióndeacabarconsuvida.Yotra cuestión: la chica se defendió, tenía varias uñas rotas. Pero por ahí noiban a sacar nada porque el asesino se encargó de limpiárselas luego conalcoholoacetona.Por las contusionesen loscostadosdel cadáver, además,podía conjeturarse que el tipo se había colocado de rodillas sobre ella parasometerla.

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Por su antiguo colega en la comisaría, también nos enteramos de quehabíaninvestigadoalosclientesdelhotel:avariasfamiliasdeturistas,aungrupodeprofesoresdefísicaqueacudieronauncongresouniversitario,atreshombres de negocios que pensaban reunirse con el alcalde, a unos amantesquesehabíancitadoaescondidasallíyqueestuvierondispuestosacolaborarhastaelfondocontaldequesusnombresnosalieranenelinforme…AlladodelahabitacióndeAmeliasehospedabaunodelosfísicos,quemanifestónohaberoídonadaextrañodurantelanoche.Seenteródelanoticiaalavueltadel desayuno cuando encontró a la gobernanta y al recepcionistainspeccionandolacientocuatro.

Delosinterrogatoriosnopudosacarsedemasiado.Laúnicadiscrepanciase halló en la declaración de la camarera de piso que encontró el cadáver.AmeliaMorenohabíaconfesadoquelapuertadelbalcónestabaabiertaperoel recepcionista y la gobernanta se la encontraron cerrada con el pestilloechado.Enefecto,unabuenadiscrepancia.Lapolicíanoqueríaprecipitarseperolaprimeraconclusiónhabíasidoque,cuandoMorenoentróalimpiarlacientocuatro,elasesinotodavíaestabaallí.Elhombresehabríaescondidoenel balcón al oírla entrar y luego, cuando la camarera salió a escape, seescabullóaprovechandoelescándaloquesehabíaarmadoenelhotel.Esoeratodo.

EneseinstantellegóInésconsuspropiasaveriguaciones.Aunqueelsaldono resultaba más esperanzador que el de la policía, ella gozaba de unoptimismoapruebadebombas.Ciertoquelabúsquedanohabíahechomásqueempezarperoestabaencantadaconlaprimeracriba.Sehabíacentradoenlas entradas del blog de Hermoso realizadas por quienes intuía que eranhombres, desde el primero de enero hasta la víspera del asesinato. Lavenganza es un plato que se sirve frío pero no tanto. Inimaginable que elasesinosehubieraescondidodurantemásdecincomesesparaatacardespués.

Quenocreyéramos,sinembargo,quelabúsquedahabíasidoconcluyente.La lista de quienes en algún momento de aquel año habían reñido con laprimera Amelia sobrepasaba los mil. Más de doscientos los que la habíaninsultado. Y casi noventa los que lanzaron alguna amenaza, aunque fuesevelada.Ajá.Ochenta y siete para ser exactos. Inés descartó a aquellos quesololaamenazaronunavezoselimitaronasumarseaunaamenazaajena.Ynostraíacuarentaynuevenombres.

Separadosporgrupos.En el primero, los pocos a los que se les podría rastrear un lugar de

residencia.Enelsegundo,aquellosalosqueno,perocuyashistoriasyfotos

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podíandarnosunapista.Enel tercero, elmásnumeroso, los fantasmasquepodíanesconderseencualquierparte.Ningunodelospertenecientesalosdosprimeros grupos estaba relacionado con las islas. Si le pedíamos opinión aInés,sedecantaríaporelgrupotres,loquenosdejabaparaempezartreintaydos sospechosos sin rostro y con alias tan estrafalarios como Sandokán,MísterMagoo o el Guardián entre el centeno. Había algunos, incluso, quedabangrima, comoÁngelExterminadoroRedSatann, así, condos enes alfinalpararesaltarlamaldad.

Treintaydossospechososeraunpuntodepartida.Gervasiorezongóensuesquinacomounboxeadorsonado.Lomiramos

losdos:Inésconalgodepreocupación,yoconmuchodesorna.Mihombrellevaba poco tiempo con nosotros. Más de cuarenta años de policía locontemplaban y eso era una dictadura jodida de cambiar de la noche a lamañana. Aún tenía enquistadas mañas viejas, seguía creyendo que encuestiones de sangre convenía estar a bien con las fuerzas del orden. Elmundo se divide entre quienes dictan y quienes anotan y la policía estiladictar, así que quizá deberíamos convocar una reunión con MargaritaEsponda,susucesoraenlacomisaría.

Lo de la animadversión entre detectives y maderos quedaba bien en laficción de una novela, pero la realidad surcaba otros mares. No debíamosperderdevistaelobjetivo.Noshabíancontratadoparaaveriguarquiénhabíaasesinado a Amelia Hermoso y liberar de culpa, así, a Amelia Moreno.Cuanto antes cumpliéramos nuestro cometido,mejor para todos. El caso esque se nos podía hacer de noche en lamaraña aquella de alias ymensajes.Que no lomalinterpretásemos. El trabajo de Inés había sido admirable, detirar voladores, pero perseguir treinta y dos nombres ficticios desde elordenador de la oficina podía llevarnos semanas mientras que Espondadisponía de una unidad de delitos informáticos con más ojos y mejoresrecursos.Eraconscientedequenopodíamosestarpidiendoayudaacadarato,peroaquelnoerauncasocomolosdemás.

Inés se me adelantó. ¿Un caso como los demás? Gervasio deberíaacostumbrarseaque,delmismomodoqueseleíadeotramanera,tambiénsematabadeotraforma.Apartirdeahoralamayoríadeloscasosseríanigualqueaquel.Asíque,comodecíaunviejocambulloneroqueregentabaunbardelaNaval,ocagamosonoslevantamosdelaescupidera.Porqueelmundova tan deprisa que hasta los llamados nativos digitales ya se han quedadoviejos.

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Álvarezsonrióconestoicismo.Acabóporasumirqueestabaenminoría.No obstante, quiso que constara en acta su disconformidad. Para él, nosahorraríamos tiempo y esfuerzo si nos aliábamos con Esponda. Le prometíque, si en tres días no lográbamos una pista fiable, tendría en cuenta suopinión. Setenta y dos horas que empezaban esemediodía. Les di la tardelibre.GervasioyasehabíaganadoelsueldoeInéspodíacontinuarsurastreodesdecasa.Yomeencargaríadecerrarlaoficina.

Metumbéenelsofá.Puselospiessobrelamesadecristal.Cerrélosojos.Mehabíaquedadoconlamatraquilladeunmundonuevo,eldeHermosoyotrastantasmuchachas comoHermoso, en que semata de otramanera.Y sí. Sematabadeotramaneraperoporlosmotivosdesiempre:sexo,poder,dinero,venganza, miedo. Si hallábamos la causa del asesinato de la muchacha,tendríamosmediocaminorecorrido.

Salí a dar una vuelta por Triana y Vegueta. El cielo se había abierto,apenasunasnubesdeshilachadasaquíyallá,ylascallesestabansalpicadasdemúsicos ambulantes. Andaba buscando explicaciones al mundo de AmeliaHermosoymetopéconunacaravanadeperegrinosconlasnucasalaireylavistaprendidaenelojaldesusmóviles.Mediolasensacióndequeyanadiecaminaba por el placer de caminar, de que todo se les iba en atender sindescanso a la pantalla del teléfono.Mepregunté cuántos de esos jorobadosseguiríanalainfluyente,cuántoshabríancompartidolanoticiadesumuerte,cuántoslohabríanlamentadodeverdad.Porqueesaeralacuestión:¿cuántohabía de verdad en ese universo de amigos invisibles, aplicaciones pararetocarfotosofelicidadplenadesdequeamanecía?

Me hubiese gustado creer que alguien, en alguna parte, había lloradoaquellamuerte.Penséen lospadresde laescritora,demasiadoafectados—segúnlaversióndeClaudiaVigo—paraagarrarunaviónyvenirarecogerelcuerpodesuhija.Meresultóinaudito,obscenocasi.Eracomoabandonarlaasusuertecuandolasuerteyaselehabíaacabado.

Unsaxofonistacalvo tocabaMyFunnyValentinebajoelchaflándeunazapateríaynosupesifuelamúsicaolaimagendeHermoso,magullada,sinvidaenelanatómicoforenseloquemedesoló.Porprimeravezpenséenlamuchachacomounserrealynounasombra.

Aguardéaqueel saxofonistaacabase lapiezaparapreguntarle,despuésdedepositarunamonedadedoseurosenelplatillodecobrequelanguidecíaasuspies,siconocíaalIrlandés.Porsupuesto.Enlacalletodosseconocían.Perollevabavariosdíassinverlo, talvezestuvieseenfermo.¿Cuántosdías?

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Que lodejarapensar…aver…no loveíadesdeelviernes anterior. ¿SabíadóndesolíapararJimmycuandotrabajaba?Comolamayoría,parabadondelo dejasen, donde diera el sol los días fríos y la sombra los días calurosos,dondenohubieraotromúsicocercaparanopisarselapartitura.QuizálaCasadeColón,laverjadelObispadoolabajadadeSanPedro.¿Ysabríadecirmedóndevivía?Claro.

Elcalvomiróelplatillodesangeladoyenarcóunaceja.Lascejasdeloscalvossoncomocaminospedregososquetellevanacualquiersitio.Amímellevaron a la cartera. Saqué un billete de diez y lo dejé sobre elmanto demonedas. El saxofonista sonrió, satisfecho. Jimmy el Irlandés vivía en unabuhardilla,enlacalleVíctorHugo.Nosabríadecirmeelnúmerodelacasa,perosíqueestabajustoencimadeunatiendadeanimales.Ajá.Unodeesoslugares que venden casetas para perros, peceras, jaulas y hasta un cubículocilíndrico por si te iban las serpientes. Él había llegado a ver expuesta enaquel tubo una víbora albina repugnante. La dueña de la tienda se llamabaSoniaParrayeramuyamigadel Irlandés.Sí.Muyamiga.Sialguienpodíadarmecuentadesuparadero,esaeraella.

Cogílaguagua.Teníatiempodepasarporcasa.LatiendadeanimalesnoabriríahastalascuatroyVíctorHugodistabasolounascuantasmanzanasdedonde vivía. En el Obelisco se subió unamuchacha, acercó su tarjeta a lamáquina, oteó el horizonte de asientos y pasajeros y vino a sentarsejustamenteamilado.Parecíaelanunciodeunaferreteríacontantopiercing,tanto zarcillo y tanta pulsera tintineante. Llegué a contarle siete agujerosartificiales. Mantenía una conversación por guasap con alguna amiga. Lapantalla de sumóvil se llenaba a cada rato demachanguitos, de corazonesverdes,azules,amarillos,designosdepuntuaciónabandonadosenmitaddeunalínea,dekas,de jotas,de labiospintados,depalabrasenmayúscula,depalabrassinvocales,depalabrassinsentido.Dejédemirarcuandosaltóunafotodelaamigaenbragasmirándosealespejoconlosmorrosbarnizadosderojopasión.

La ferretera agarró el teléfono y llamó a su amiga para recriminarle lafoto,Tía,túflipas;¿cómoseteocurre?;¿hola?;amiladoenlaguaguahayunviejoverdequeteacabadeverlastetas,quelosepas.Genial.Unachiquillaenvíaunafotoconelculoalaire,sumejoramigalaabresincontemplacionesenmitaddelaguaguayeldegeneradosoyyo.

MantuveeltipocomoDiosmedioaentender,sinatrevermeadespegarlanarizdel cristal, no fueraque la siguiente imagendel teléfonomemostraraalgo más inquietante, y me pasé el resto del viaje observando a la gente

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caminar, saludarse, discutir con un ciclista, recoger a los hijos del colegio,aguardar al semáforo en verde, besarse, hacer la compra en el mercado,comprarcuponesaunciego,mirarelescaparatedeunazapatería.Asíhastallegar a mi parada. La muchacha de los piercings se hizo a un lado paradejarme pasar, sin dejar de teclear en sumóvil. Ni se dignómirar al viejoverdequesedespedíadeellaconunbuenastardes.

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JimmyelIrlandés

Latiendateníadetodoparahacerfelicesalosanimales:bolsasdecomidaprensada,terrarios,juguetesdegoma,ruedas…Detodo.Loquenoteníaeraanimales.Noseavistabanporallíniserpientes,nigatos,nihámsteres,niunmíseropezcolorado.Habíacundidoúltimamentelaideadequelosanimales,comoelamorverdadero,nisecomprannisevenden,yyanadielosexponíaenlastiendas.

La dueña de todo aquello estaba sentada en una banqueta detrás delmostradorleyendounarevista.Aloírmeentrarmemiróporencimadeunasgafasdecareydemasiadograndesparaladelicadezadesurostro.Teníaunosojos lánguidos,unanariz respingonayse le formabandoshoyueloscuandosonreía.Semeparecióaalguienperono supeaquién.Medi aconocer, ledijeminombredeverdady admiré la limpiezay el ordende su tienda.Lamujer se hinchó de orgullo, trabajo le había costado levantar el negocio apartir de un solar desahuciado varias veces. Le dijeron que el local estabagafado,queningunaempresahabíaconseguidoprosperarenesaesquina.Peroellacombatiócontravientoymarea,yallíestaba.

Fue cambiarle de tercio y preguntar por Jimmy y acabarse la fiesta. Elsemblante se le endureció en unamueca ácida y doliente. ¿Para qué queríasaber del Irlandés? Para charlar con él. ¿Sobre qué asunto? Sobre unopersonal. Lo había oído tocar una tarde enTriana y quería contratarlo parauna boda. Nada de eso. No tenía intención de casarme, al menos en lospróximos años. Se trataba de la boda de un buen amigo, yo solo era elpadrino.Eltrompetistaibaasermiregalo.Sí.Hayquienescontribuyenconlacuberteríadeplata,quienesobsequianconunpardeplazosdelasecadorayquienesenvíandineroa lacuentacorrientede losnovios.Yoibaaponer lamúsica.

¿MecreyóSonia?Talvez.Peroporalgúnmotivonoestuvodispuestaaponérmelofácil.Quizáporquenoentendíalarazóndemivisita;aunatiendadeanimalessevaabuscarunapecera,unajaulaouncojínmullidoparagatosviejos. No a un trompetista. Por otra parte no imaginaba cómo yo había

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asociado aDougherty con su tienda. Se lo expliqué.Mis preguntas por lascallesdeVeguetamehabíanllevadoalaRomadeVíctorHugo.Asísinmás.Nitrampanicartón.

Lamujerdejólarevistasobreelmostradorycruzólosbrazos.Nosabía—susojos,huraños,medecíanqueenrealidadnoqueríasaber—deJimmyelIrlandés.Hacíamucho que no tenía noticias suyas. Él era un espíritu libre,quizásehubieravueltoaDublínohubieradecididovirarelrumbohaciaotraislaaúnmáslejana.Losmúsicoscallejerostieneneso,¿verdad?Poresoselesllamaambulantes.Porquenoseestánquietosniquelosencañonen.Senotabaalaleguadedosmetrosquementía.Pronunciómúsicocallejeroarrastrandolossonidos,asqueada,comosiestuvieramasticandovidrio.Luegosonrióconaspereza —los hoyuelos se negaron a seguirle el juego— y regresó a suguaridaderepisayrevistadelcorazón.

Laconversaciónhabíaterminado.Y allí fue, en aquella sonrisa falsa, que caí en la cuenta de a quién se

parecíaSoniaParra.EraunaversióndiezañosmayordelaAmeliaHermosoque se había dejado fotografiar ante la torre de Pisa. Los espíritus libres yambulantestambiéntienensusdebilidades.

En la esquina de enfrente había una arepera cuya barra me serviría deatalaya desde la que asomarme a la tienda y al edificio anexo. Busquéacomodoenunrincónypedíuncafénegroyunabotelladeaguacongas.Elcafémeibaadurarpocoperoelaguatendríaqueaguantarmeunpardehoras.El lugar olía a pan de millo y aceite de freír disfrazado cien veces. Losparroquianosparecíantodoselmismo:acadaratoselevantabauno,pagabalacuenta y se marchaba; cinco minutos después entraba otro tipo idéntico,ocupabaeltaburetevacanteycontinuabaeldiscursodondelohabíadejadoelanterior.

Porloquepudecolegir,lasdeatúnconcebollaylasdecarnecompuestaeranlasarepasmássolicitadas.Delejoslasseguíaladepolloconpimiento.Unlocollegóapedirunadequesodecabraconmermelada,unaherejía.Aldesgraciadolocorrierondelaareperaainsultolimpio.Elcamarero,unviejocongrandespaletasypicadodeviruela,memirabadehitoenhitoy,tantofueel cántaro a la fuente, que me vi obligado yo también a probar una tortarellena. Tiré por la de atún encebollado, con lo que el agua con gas semequedóalgocojaytuvequepedirlealdentónunacervezafría.Elhombremeofrecióunadegranomalteadoqueelaborabanellos.Lodelgrano,envistadelasvesículasdesucara,sonabaacoña,peromeconveníaestarabienconelposadero, así queme tragué la socarronería, acepté la cerveza negra y aun

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estuve dispuesto a jurar sobre la Constitución que era la mejor que habíacatadoenmidesdichadavida.

Elhilomusicalvenía cargadodevalsesvenezolanosy joropos.Todoelmundoparecíaacostumbradoalamonsergaaquellaporquenadierezongaba.Pero yo, entre la cerveza y el guineo, empecé a cogerle tirria al puñeteroIrlandés.Oaparecíaprontoomiorganismo iba a reventar por el nudomásfrágil. Cuando la paciencia comenzaba a resquebrajarse y un rumorquejumbrososehacíanidoenmiestómago,visalirdelatiendadeanimalesaSoniaParraymeterseenelzaguándeallado.ElsaxofonistadeTrianahabíatenidorazónaldefinirlacomomuyamigadeJimmy,porquelamujerabrióelportalconsupropiallave.

Quinceminutos despuésSonia volvió a salir del edificio y regresó a sutrabajo.Sehabíacambiadoderopayllevabaunamochilagrandeprendidaaunhombro.Omuchomeequivocabaoestabasiendotestigodel finaldeunamor.Medespedí,conpocapenaymalditagloria,delposadero.Aesashoraslaarepazapateabaelbailedelaculebraenmibarriga.Crucélacalle.Toquéalavezlosdosbotonesdearribadeltelefonillo.Nadierespondió.

Insistí.Mássilencio.Meviobligadoaaguardaralséptimodecaballería.Los refuerzos llegaron al poco rato en forma de señora con carrito de

supermercado.Mealié conella.Acambiodequeme franqueara la entradadel edificio la ayudé a subir el carrohasta el ascensor.Lamujermecontó,mientrasescalaba losochopeldaños,queelbarriosehabíavueltopeligrosoúltimamente.Quehabíahabidoalgunosroboscontirón,unapeleacallejerayhasta el intento de violación de una muchacha africana. Me encogí dehombros sin saber si esperaba de mí que le birlara el bolso, le soltara unmacanazoomeaprovecharadesuinocenciafrágil.Ladejéeneltercerpisoymedespedíconlasonrisamásconciliadoraquefuicapazdeesbozar.

Eledificioeradeviejaconstrucciónyelascensornollegabaalático,asíqueelúltimopisotuvequesubirloapie.Lleguéatientasaunabocadelobooscura y fría. La luz no funcionaba y las paredes tenían unas chorreras dehumedadquellegabanalsuelo.Meparéamitaddelagalería.Agucéeloídoenesperadeunsonido:elecodeunaradio,unaspisadas,cualquiercosaqueindicara que alguna de las dos viviendas estuviese habitada. Bajo ambaspuertashabíaunalíneadeluznaturalylimpia.Seguíasinoírseunamosca.

Deprontounasombraemborronólaclaridaddeláticoderecha.Alguien,con la torpezaqueprovocaelmiedo, sehabíaacercadoa lamirilla.Endos

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pasosmeplantéenlapuertaytoquétresveces.Comoesperaba,elvecinoseasustó, reculó, tropezó con algún mueble y tiró un portarretratos o uncandelabro.Susegundaequivocación.

Sin darle tiempo a rehacerse volví a tocar. Dos golpes secos, comolatigazos.Unavozalotroladopreguntóquiénera.Mevolvíapresentar.Eraelmismoquehabíahabladocon su amigaSonia sobre contratarloparaunaboda.Lavozdedentrorespondióconaltivezquenosededicabaa tocarenbodas,quiéncoñomecreíayoqueera.Leexpliquéquecreíaqueeramúsicoyqueestabodaeraparticularcomoelpatiodemicasa.Queibaaserungranacontecimiento. Que le saldría a ganar. La voz de dentro, erre que erre,insistióenqueno,quenoleinteresaba,quelodejaseenpazollamaríaalapolicía.Tercererror.

Era loqueyoestabaesperandodesdeelprincipio.Lo reté,Eso, Jimmy,llama a la policía; les encantará conocerte; de hecho, andan buscando aalguientirandoapelirrojoquesedejóalgunospelosenlagateradeunbaño,elbañodeunahabitacióndehotelenlaqueasesinaronaunamuchacha;eso,Jimmy,llámalosaellosenvezdehablarconmigo;yaverásquécontentosseponen;puedequeinclusotedenasilounatemporada,ahoraqueparecesandarbuscandoalojamiento.

Segundosmástardelapuertaseabrió.Medía lomismo que yo pero parecía el doble de grande, con un pecho

anchuroso y un descomunal cuello. Iba en vaqueros deshilachados y unacamiseta rucia con la imagen de BobMarley. Descalzo, sin afeitar, febril,cualquiera hubiera dicho que llevaba una semana sin salir de la cama.Mellamaron la atención sus dedos avejentados, igual que ramas de árbolcentenario.

Lacasaolíaarancio,acomidaechadaaperder,atabacoempantanado,asudorviejo.ElIrlandésdebiódeleerladenteraenmicaraycorrióaabrirlapuertadelbalcónparaqueunalenguadeluzloinundaratodo.Sellevóalacocina los restos de un elefante de porcelana y un cenicero desbordado decolillasquehabíasobrelamesa.Alavuelta,yacalzadoconunaszapatillasdedeporte, alisó desmañadamente la tela del sofá, ordenó los cojines y meofreció asiento. Intentaba sin duda ganar tiempo para armar una defensacreíble.

Le evité la agonía, Vamos a aclarar una cosa, Jimmy: no hay ningunaboda;investigolamuertedeAmeliaHermosoporcuentadeunacamareradelhotelalaqueandanlapidandoenlasredes;nosoypolicíaynotengoderecho

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aestaraquí,peronocreoquetúlamataras;ahorapuedesecharmealacalleopodemosayudarnosmutuamente.

—¿Dequé forma?Ni siquiera sé cómomeha encontrado, cómomeharelacionadoconlachicamuerta.

—Comosuelohacertodo,preguntandohastahartarmeohastahartaralosdemás.Pagandoporlarespuesta.Amenazando.

—Yaveo.—Uy,aúnnohasvistonada.Verás.Fuistelaúltimapersonaconquiense

lavioviva.Y,sinoapareceelasesino,todaslassospechasrecaeránsobreti.Teaseguroquelapolicíatieneurgenciaporcolgarleelmuertoaalguien.

—Yonolamaté.—Yahedichoquetecreo.—Ellostambiéntienenquecreerme.—Uy.Ellos tienen detrás tres perros grandes: los padres de la chica, la

prensa y los políticos. Llevan prisa por resolver el caso y la prisa esmalaconsejera. Pronto descubrirán que fuiste tú quien se acostó con Amelia lanoche enque lamatarony sepreguntaránporqué, si eres inocente, nohasacudidoalacomisaríaadeclarar.

—Coño, porque yo también tengo tres perros oliéndome el culo: soyextranjero,mehandetenidounpardevecesporandarfumadoyledoblolaedadalamuchachamuerta.Míreme,¿quiénvaacreersequefueellalaquepropusoirnosalacama?

—Cosas peores se creen a diario, compañero. Te lo digo yo que lasescuchodequienmenosimaginas.¿Aquéhoratemarchastedelhotelaquellanoche?

—Algodespuésdelasseisdelamañana.—Unanochemuylargaporloqueveo.¿Volvisteacasaapie?—Volvíenguagua.MebajéenlaparadadelClubNáutico.Cuandollegué

aquíestabatodocerrado.—¿Laareperadeabajotambién?—La arepera tiene horario de zapatería: abre tarde y cierra pronto. Los

venezolanosnotrasnochanmucho.Asíquenohaytestigos,siesloquebusca.—¿Cómosalistedelhotelsinquetevieran?—¿Quiéndicequenomevieron?Mevioel tipode la recepción.Hasta

mesaludócomosinada.—Esotebeneficia.Lamuchachamuriódoshorasmástarde.Pero,porsi

lasmoscas,¿nohubonadieconquientetoparasfueradelhotel?¿Alguienconquienhablaras?

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—No.Estabadesierto.Enlaestaciónhabíaungrupodechicosquevolvíadejuerga.

—¿Recuerdasalgodelchóferdelaguagua,algoqueayudaraadarconél?—Quéva.Ninosmiramos.Conelbonoguaguayanisiquieratienesque

hablarconelconductor.Lollevojodido,¿no?—Metemoquetucoartadadependedealguienpocodefiar.Ahorabien:

niseteocurrahacerunatonteríacomointentarhuir.Esoseríacolgarteenelpechouncarteldeculpablecomouncastillodegrande.

—Tantontonosoy.—Me alegra oír eso. Ahora necesito que me cuentes lo que ocurrió la

nocheenqueconocisteaAmeliaHermoso.TalcomohabíadichoPabloSilva,sequedaroncharlandoenelbancode

piedraenformadesonrisaquehayjuntoalquiosco.Acababandecerrar,lospibesqueatendíana lasmesassehabían idodespidiendounoaunoyellosdoscontinuaronsuconversaciónallísentados.AmeliaHermosoparecíaalgoperdida.Paradecirmejor,alguienqueandababuscandosu razóndeser.Lachicasonabamuyespiritual,creíaenlareencarnación,habíapactadoenotravida la vida que llevaba ahora, aunqueno acababade gustarle el resultado.Jimmynoentendíaaquellafilosofía,bastanteteníaconsuvidapresenteparaandar preocupándose por las anteriores. Pero le resultaba irónico que unamuchacha con todo a su favor fuera infeliz y un tipo con todo en contrasobreviviera bien. Tal vez fuese porque él no se hacía muchas preguntas.Porque vivía al día. Porque no le pedía almundomás de lo que elmundopudieraofrecerle.

ClaroqueaDoughertylehubiesegustadotriunfarenunabandadejazz,tocar en los garitos deNuevaYork yBoston, ir de gira por todo elmediooeste, ¿a qué músico no? Pero hacía tiempo que había dejado de creer enpajaritospreñados.Sumadresolíadecirquelafelicidadestáenquererloquesetieneynoentenerloquesequiere,lodemásespuraentelequia.Lacosaeraquenohabíatenidosuerte.Y,sinembargo,¿Amelia?Ellaloteníatodo:fama,dinero,éxito, juventud.Sí.Loquemás leenvidiabael Irlandésera lajuventud,cuántodaríaporvolveralosveinticuatro.

Desdeluegoquehubieracometidolasmismasequivocaciones,élnocreíaen vidas anteriores que lo prepararan para lo que iba a ocurrir.No.Habríacometido las mismas equivocaciones y habría acabado seguramente en elmismositio,unabuhardilladestartaladaymalolientedeVíctorHugoquenisiquiera era suya. Pero cómo disfrutó de aquellos años. Disfrutó hasta eldelirio.Sefumóhastalashojasdelasplataneras.SebebióelNilo.Follócon

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mujeres cuyos rostros ya ni recordaba. Se pasó la vida entera caminandosobreelhielo.

La influyente, en cambio, no parecía apreciar su juventud. Vivía —elpelirrojodudabadequevivirexpresaraloqueHermosohacía—enunmundolocodepantallademóvil,unmundoirreal,mentiroso,patético.AJimmylediolaimpresióndequelachicaleponíapegasacasicualquiercosa,quesehabía instalado en la penumbra. Era extraño. Él creía que las personasespirituales eran lasmás felices del universo, siempre con la sonrisa en loslabios, siempre viendo el vaso medio lleno. Pero Amelia, no. Ella lo veíavacíodeltodo.Suvidaparecíaunagujeronegrodelquenolograbaescapar.

Tal vez por eso le gustó tanto. Se enamoró al instante de aquellafragilidad, de aquella ternura blanca. ¿No habíamos quedado en que habíasidoHermosolaquehabíapropuestosexo?Sí.Habíamosquedadoenello.YJimmynosabríaexplicarlo,peroquizáfuequealamuchachaleocurrieralomismoysehubieseenamoradodelaamargadecadenciadeltrompetista.Yasabíayo:labellezadelacicatriz.ElcasoesqueAmelialanzóelguanteyéllorecogió.Ysefueronalacama.Yseamaroncomosilareencarnaciónfueseuna patraña, como si no hubiese más vidas que vivir. Ya. El Irlandés eraconsciente de que eso sonaba a epitafio y a la policía no le gustaban losepitafioscuandoinvestigabauncrimen.Peroenlacama…

Unmomento,unmomento.Yononecesitabasabertanto.No lo necesitaba. Lo único que quería de James Dougherty era una

confirmación.Lapruebadeque,enlamacabradanzadelamorylamuertedeaquellaúltimanochedeAmeliaHermoso,elIrlandéshabíapuestoelamoryotrolamuerte.Yyalatenía.Aunqueaélnoleibaaservirdemucho.

Era un consuelo que consolaba poco saberse inocente de un crimen tanmonstruoso.Enelpecadollevabalapenitencia.Habíacaídoenunatelarañaturbulenta,suvidasehabíaidoalcarajoenunashorasdeplacer.Lesaliócarala cana al aire porque lamuchacha a la que creyó amar por un instante sedesvanecióparasiempredespués,ylamujerquehastaentonceshabíaamado—Sonia Parra jamás le perdonaría su traición— se iba a desvanecer muypronto.Asíqueleaguardabauncrudoinvierno.

En su mirada trágica sobrevolaban el miedo y la soledad. Tuve laimpresióndeserelúnicoamigoquelequedabaaltrompetista.Mandacojonesquetuúnicoamigoseauntipoalqueacabasdeconocer,quesehacoladocontrampasentucasa,queteharotounafiguradeporcelanaylaesperanzacon

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elmismogolpedenudillos.MiréaJimmy.¿Haciadóndetenía la trompaelelefante?

—¿Perdón?—Lafiguradelelefantequeserompió,¿haciadóndeteníalatrompa?—Haciaarriba,creo.—Puessesuponequeesodabuenasuerte.—¿Seestáburlandodemí?—No, Jimmy. Lo siento. Es una manía lo de observarlo todo. No ha

tenidopuñeteragracia,losé.—¿Yahoraqué?—AhorayovolveréalasesinodeAmeliay túa tumúsica.Tediríaque

pasaras por comisaría, pero sé que nome harás caso. Y te voy a dejarminúmerodemóvilporsirecuerdasalgomás.

Sentícomosihubieseabandonadoaunperrilloenunacuneta.Regreséacasaconunasensaciónacreenelcielodelaboca.Ynadateníaqueverconlachinchosa arepa de atún encebollado. El buche de ácido provenía de laimagendel trompetistamás tristedelmundo, soloen subuhardilla,perdidocomoelbarcodelarroz.Sehabíadobladolanecesidaddehallaralasesinodela escritora. Se lo debía antes a AmeliaMoreno y creía debérselo ahora aJamesDougherty.

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Lainspectorajefe

Enelinstanteenqueabríalapuertadecasasonóelteléfono.Apenasmediotiempoadejarlasllavesenelaparadoryliberarlamanoconqueaferrarel aparato. ¿Tan pronto había recordado algo el trompetista? No. QuienllamabaeraInés,suvozcansadaylacia.Sehabíapasadolatardedelantedela pantalla de su ordenador.Los ojos, se lamentó, se le habían vuelto pocomás que una línea difusa y el cuello le crujía comopan bizcochado.Habíahechounapausaparauncaféyunaaspirina,yen loquehervía la cafeteradecidióllamarme.¿Suinforme?Suinformeseresumíaenuntremendodolordecabezayunguirigay.Eso.Queloqueeraavanzar,habíaavanzadopoco.

Ajá.Lashuellasqueencontrabaenlaspáginasdigitaleslallevabanaotrashuellas, y estas venían a perderse en otras aún más remotas. Un laberintoinsondable que no parecía tener salida. Había descartado, eso sí, variasidentidades de su lista inicial, las de profesionales del insulto y la bronca.Gentequesepasabadíatrasdíadespotricandocontralosdemásporelsimplehecho de ser los demás. Les daba igual un alcalde negro que una cantantecalva, una familia numerosa o el último ganador de un concurso de latelevisión. Por fas o por nefas todos merecían su desprecio, nadie lograbasuperar el listón de sus prejuicios. El mundo se había vuelto un purodesquicie. Eran tantos los masacrados que Inés estaba a un paso de ladepresión.¿Adóndevamosallegar,Ricardo?

—Nolosé,chica.Nisiquieracomprendodedóndehemospartido.—Esque,sielfuturoquenosaguardaeseste,apagayvámonos.—El futuronohayquien lodetenga.Lacuestiónesquéhacemos luego

con él.Unpuñadode tarados en Internet no dice nada contra la evolución.Siempreloshahabidoysiempreloshabrá.

—Pero los tarados de antes solo hacían daño a su pobre abuela, alquiosquero o al vecino del quinto. Ahora apuntan a cientos, a miles deobjetivos.

—Entonces habrá que enseñar en las escuelas a esquivar las ráfagas debilisdeestosenergúmenos.

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—Trolls.—¿Perdón?—Ahoraselesllamatrolls,comolosqueperseguíanaDavidelGnomo.—Joder.Yamíquemecaíanbienaquellosbichos.—Pues estos no te gustarían. Son unos cobardes y unos canallas. Si

supieras la cantidad demujeres que se han suicidado por su culpa. Bueno,tambiénhayniñosyadolescentes,lostrollsapuntanalafragilidad.Austedes,loshombres,lesimportaunhuevolacrítica.

—Tal vez. Quizá seamosmás ramplones y nos afectemenos, pero esosirvelomismoparaelpapeldevíctimaqueparaeldevictimario.¿Quiéntedicequeesostrollsnoseantambiénmujeres?

—Muchas lo son, no te quepa duda. Cuando nos apuntamos a brutastenemosmala lechepara regalar.Pero te recuerdoqueel asesinoqueandasbuscandoesuntío.

—Noloolvido.—Y¿túcómolollevas?LecontémicharlaconelIrlandés.Lasorprendíconlaexistenciadedos

hombresporelpreciodeuno.Elquelaamóyelquelamató.ErosyTánatosenelmismocuartodehotel.Nuncasepuededecirdeestaaguanobeberénieste cura no es mi padre, pero juraría que Jimmy no había matado a lainfluyente.Quelollamarapresentimiento.Inésironizósobremicapacidaddepresentirycompartióconmigounúltimodescubrimiento.¿Sabíayoacuántoestaba el kilo de megustas en el mercado de Instagram? A sesenta euros.Exacto. Igual que el de carabineros frescos. Puedes comprarte mil en tupáginaporesemódicoprecio.¿Yesoaquiénleinteresaba?Aunmontóndeinstagrammers.Piano,pianosiarrivalontanoyparahacerunamontañademediomillóndeseguidoreshayqueempezarporalgo.

Antesdecolgar,quisorecordarme,porsiacaso,latesisdeÁlvarez:nosemeibanacaerlosanillossirecurríaaEsponda,lainspectorajefe.Tampocosería la primera vez que colaborábamos y hasta elmomento nos había idomuybien.

Habíamentadolabichasinproponérselo.Unminutodespuésdecolgarsullamada,lapantalladelmóvilseiluminó

y el nombre deMargarita Esponda surgió de la grisura. Llevabameses sinsaber de ella, desde un malhadado asunto con dos libios que pretendíansembrar el caos enLas Palmas. Esponda no daba puntada sin hilo, así quedebía de tomarme su llamada como cualquier cosa menos amistosa. SeavecinabalacóleradeAquiles.

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Sí, me saludaba con afecto. Ya, me preguntaba cómo me iba la vida.Claro,se interesabapor lasalud, lapropiedadprivadayelamor.Peroentrebambalinas se escondía un interés por mis averiguaciones en el casoHermoso.¿Cómosabíaellaqueyoandabametidoenaquelasunto?

Porque la policía no es tonta, las noticias vuelan en círculo como losbuitresy,paraquéengañarme,enunpardeinterrogatorioshabíaasomadoladescripcióndealguienqueseparecíademasiadoamícomoparanoseryo.Enefecto,eldirectordelaferiadellibroyelrecepcionistadelhotelParquecoincidieronenseñalarauntipoqueencendíaunapreguntaconlacolilladelaanterior.Un tipoque ibapor libre,segúnuno;unhombredesagradableysuspicaz,segúnelotro.AEspondanolehizofaltapreguntarmás,selimitóaunir laspiezasdelpuzlequeleestabanmostrandoparasaber,singénerodedudas,dequiénsetrataba.Asíquedecidióllamarmeacapítulo.

Paraquitarle tremendismoal emboladoproponíaun terrenoneutral,unaterrazadelasCanterasdondeellapudiesecontemplarelmar,lacosaquemásla serenaba, y yo fumar un puro, lo quemásme ayudaba a pensar.Y viveDiosqueellaibaanecesitarserenidadyyoreflexión.

Atardecía.Lamesadabaalaplaya,salpicadadelosúltimosbañistasdeldía, locos

queno le temíannial fríonialmar.Devezenvezcruzaba laarenaalgúncaminante.Detrásde la cortinadeespuma, surgíaun surfista cabalgandoelagua. Margarita llegó ataviada con un traje pantalón color gris marengo yunasgafasdesolqueleocultabanmediorostro.Yanoerannecesarias,perooptó por dejárselas. Desde que había sustituido a Gervasio Álvarez en lajefatura se le había acerado el semblante, le había cogido gusto a tomardecisiones,susmanosremarcabanlaseveridaddesuspalabrasigualqueunadirectoradeorquesta.Pidióunacervezasinalcohol,debíavolveracomisaríay no quería que le olieran el aliento a relajo, a ver quién era la guapa demantenerelorden,sisushombresnolatomabanenserio.

Lodeque la tomaranenserio la traíapor lacallede laamarguradesdehacía tiempo, desde el mismo instante en que tomó posesión del cargo. Apesar de que la policía nacional se habíamodernizado como cualquier otrainstitución,aalgunosaúnlescostabaaceptaraunamujeralmando.¿Poresollevaba pantalones grises? Por eso y por comodidad, resultaba más fácilperseguira losmalossino teníasqueandararremangándote la faldaacadarato.Margaritaconfiabaenqueeso,lodeunamujeralmando,dejaraalgún

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día de ser noticia.Mientras tanto, tiraba demal genio y pantalones grises.Hastalavozselehabíavueltohombruna.

Conmigonolehacíafalta.No tenía que convencerme de susméritos, se había ganado a pulso los

galones. Le expliqué, sin mostrar todos mis triunfos, la situación. Unacamarera de hotel de cuyonombrenoquiero acordarmepero que coincidíacon el de la víctima me había contratado. ¿Por qué razón? A mí que meregistrasen,jamáshabíapreguntadoantesporlasrazonesamisclientesynoiba a empezar ahora, despuésdeviejo.Esponda reconocióquenuncahabíaentendidoporquélagentepreferíacontratardesubolsilloaundetectiveenvezdeacudiralapolicía,aquienyapagabanconsusimpuestos.Leparecíaundespilfarrodenuevorico.

Puesno.Misclientespodíanconsiderarsemuchascosasperononuevosricos.Tratabantansolodeponerloshuevosendistintascestasyasídoblarlasposibilidades.Ciertoquelapolicíayaestabasobrelapistadelasesinodelaescritora pero era para contentar a la familia Hermoso, al delegado delgobiernoyauna sociedadquemerecía sentirseprotegida.Sipor el caminoaliviabaneldolordeAmeliaMoreno,mejorquemejor,peronoconstituíasuprioridad. Y a veces las víctimas colaterales necesitaban que alguien lasmimase.Poresocontratabanaundetectiveprivado.

Las hacía sentirse importantes, únicas dentro de la maraña de lainvestigación. ¿Había algo de egoísmo en ello? Lo más probable. Pero nopodíamos reprochárselo, ¿verdad? El caso era que a Moreno la andabancrucificandoporquerepresentabaloopuestoaHermoso.Elanonimatofrentealacelebridad.Lamiseriafrentealaopulencia.Ylosodiadoresdelasredeshuelenladiferenciacomolashienaslasangre.

Margarita pretendía averiguar hasta dónde había llegado yo en aquellahistoria.Tratabadeevitaratodacostaqueentorpecieselainvestigación,queemborronase laspistas,queamilanaseasus testigos.Leaseguréqueesonoiba a ocurrir. Los pocos testigos con los que había hablado ya llevaban elmiedoencima.Lamuerteasusta.Yelloscontabanlaferiasegúnlesiba.Unosmirabanporsuspuestosde trabajo,comoPabloSilvaoel recepcionistadelhotel. Otros por sus sentimientos, como la familia de Moreno u OliverQuintero.Otros…

No.AúnnoestabaencondicionesdehablarlealainspectoradeJimmyelIrlandés,menegabaatraicionartanprontoaltrompetista.

Esponda jugaba a la contra como pocas.Cambiabamentira por verdad.Aguantaba la mirada hasta que uno comprendía que le salía más a cuenta

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confesarqueguardarsilencio.Mesonrióconguasa,doblóunapiernasobrelarodilladelaotra,diountragoasucervezaypresentólasquejasdeunodelosdeclarantes. ¿Qué coño le hiciste a Ramón Reina, que anda el hombremosqueadocontigo?

—NoséniquiénesRamónReina.—ElporterodenochedelhotelParque.—¿Ese? Si apenas hablé con él. Estaba tras el mostrador de recepción

recibiendoaunosrusos.Lehiceunpardepreguntas,mehartédesustrolasymefui.

—Pueselhombredicequeloinsultaste,quepusisteendudasuhonor.—Nojodas,Esponda.Esetiponotienehonor.Loquepuseendudafuesu

honestidad.—Y¿quédiferenciahay?—Mucha. La honestidad se dirime de cintura para arriba, el honor de

cinturaparaabajo.YesetalReinarespondiódeunmododeshonesto.—¿Cómolosabes?—…—Estásocultándomealgo.—Quenooo.Pasaqueséporintuicióncuándoalguienmeestámintiendo.

Yelrecepcionistaesmásfalsoqueunamonedadedoscaras.Mesalvó la campana.Estuveapiquedecontarle las contradiccionesde

RamónReina,peroesohabríasupuestoadmitirqueyoconocíaelinformedelapolicíaydejaríaaÁlvarezconelculoalaire.Entendíporquémiamigabebíasolocervezasinalcohol.Paranobajarlaguardia.Mesalvólacampana,sí,perosoloporelmomento.MargaritaEsponda tambiénreconocíacuándoalguienleestabamintiendo.

No se cansóde advertirmedel peligro de ir por libre.Me recordóotrasveces en que había puesto en riesgo mi vida y la de mis clientes por unorgulloabsurdodeviejodetective.Mehizoprometerque la tendríaal tantode mis revelaciones. Le acepté las tres cosas pero no sin dejarle caer queaquellabalanzaestabadesnivelada.Yohabíapagadolamerienda.

Margarita negó con la cabeza ymostró su cansancio. ¿Lamerienda?Elsimple hecho de estar conmigo allí hablando de un caso, en mitad de lainvestigación, era ya una jodida merienda. En su comisaría también habíaodiadores profesionales que aprovecharían cualquier resquicio para botarladel cargo.Noobstante, quisohacer un actodebuenavoluntadparaquenopudierarecriminarleluegoningunaemboscada.

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Paramiinformación,ysinquesirvieradeprecedente,laúnicapistafiableque tenían era la del móvil de la chica. Les había costado Dios y ayudadescifrarlosmensajes,peroalparecerhabíaalguienquepretendíaquedarconella esa noche. Alguien que parecía mendigar su comprensión. Que queríapedirle perdón por los errores del pasado. Que le rogaba que dejara deatormentarlo con sus crueles palabrasdedesprecio.Amelia, al principio, senegó a recibirlo. Le pidió que la dejase en paz, que ya le había hechodemasiadodaño.Peroelpretendienteinsistíadeunmodotanlastimeroque,alfinal,lamuchachadebióacabarcediendo.Laúltimaypeordecisióndesuvida.

No.Leshabíasidoimposiblerastrearelotromóvil.Elrestoeranmigajas.Cabellosqueestabananalizandoperoquetantovaldríanparaunasesino

despiadadoqueparauna limpiadoradecuartoounelectricista.Huellasquenollevabananingunaparte,quepodríanestarallíaburbeconditamezcladasconpolvosdetalco,pelodegatooarenadelaPeñadelaVieja.Testigosquenegaban haber visto u oído algo. Del asesino solo se podía suponer suenvergaduraporlafuerzadelaembestida.

¿Semen?De semenningún resto.Usarían condón. ¿Muyconsiderado elasesino? No. Muy precavido. Margarita creía que el tipo siempre tuvo laintención de matarla. Lo suyo, pues, era tomar precaución de no dejarlesrastros a los investigadores. La fue engatusando con mensajes cariñosos ydulces promesas con el fin de que Amelia se confiase. Si yo supiera lacantidaddetrampososqueseescondenenlaRed,cerdosqueseaprovechandelasoledaddeunamujerparaengatusarla.Lesprometeneloroyelmoro,elamor eterno, la fórmula mágica y luego las dejan en la estacada. Este encuestión no se llevó ni un euro—la escritora llevaba en elmonedero unostrescientos y allí seguían cuando la científica llegó—, así que el móvilquedabareducidoalavenganzaoloscelos.

LainspectoradetuvosudiscursoenlatarosadadelasCanteras,eltiempojustoenqueunapalomamusitósuarrullo.¿Habíaalgomásqueañadir?Talvez un detalle. Pero Esponda no tenía claro que añadiese nada. Había unfuerte olor amantequilla en el cuello de la víctima.Ajá. Todos los que seacercaronalcuerpocoincidieronenello.Unolornauseabundoquesequedóimpregnadohastaenlassábanas.

Regresabaacasayadenochecerrada.Sehabíametido fríoyhumedad.Miestadode ánimono ayudaba apaliarlos.En el relatodeMargaritaEsponda

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algochirriaba.¿AmeliaHermososeacostóconuntrompetistaalqueacababadeconocerlamismanochequehabíaquedadoconunantiguoamor?Semeocurría que la muchacha andaba arrebatada de soledad. Que se arrepintióprontodelacitaprimeray,entonces,apareciódelanadaunmúsicotantristecomoellayprefirióaferrarseaesenoray.Lacosaañadíaunnuevomatizalmóvildelasesinato:eldespecho.Lavenganzadelastripas.SiAmeliadecidiósuspenderaúltimahoraelencuentroconelotrohombre,estepudocabrearsecomounmacho,irasuhabitaciónyacabarconella.

Cabía laposibilidad, entonces,dequeel asesinoestuviesealojadoenelhotel Parque. Me vendría bien el listado de clientes, pero no podíapresentarmeenlarecepcióncomosinada.Necesitabaunhurónymevinoalamemoriaunnombre,NicanorOrihuela,unperiodistasingularquemehabíaservidodelazarilloenelpasado.

Respondió ami llamada enseguida, Coño, Ricardo, dichosos los oídos;¿quéseteofrece,amigo?

—¿Cómolollevas,compañero?¿Siguesencadenadoatuordenadorenelalpendreeseenelquevives?

—Esqueenlacalle,chico,nosemehaperdidonada.Yaquíseestátancalentito.

—¿Yelgato?¿Cómosellamaba?¿Ulises?—Oliver.Ahíandadebajodelsofá.Ronroneando.—Oliver.Mirapordónde.Estecasoseparececadavezmásaunapartida

depóquer.LlevotresAmeliasydosOliver.—Coño,esoesunfull.Buenamano,¿no?—Depende.—Ya.Mebarruntoquenolasllevastodascontigo.Delocontrario,nome

habríasllamado.—Quélistoqueeres.¿Puedoiraverteahora?—¿Cómono?Voyponiendoaguaalfuegoparaelté.—Mejoragénciateunronañejo,queyasepasólahoradelasinfusiones.Los periodistas no llevan uniforme como los conserjes, pero aOrihuela

siemprelorecordaréconlamismaropa:unabatadesportilladadelsiglodelassombras,unoscalcetinesqueunavezfueronblancosyunascholasmásviejasqueelcaballodebastos.Ylasgafasdemonturadepastaconcristalessiempresucios. Y el pelo grasiento y pegado al cráneo. Arrastraba los pies cuandoandaba,haciendounruidodemandaracallar.

ElroneraArehucas,poresonoíbamosapelear.

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Nos sentamos. Lo puse en antecedentes con comedimiento, igual queaquellasactricesdelviejocineAstoriaque,despuésdeunanochedearrebatoypasión,selevantabandelacamaconlamantaenrolladaalcuerpoparaqueno se les viera el culo. ¿Habíaoídohablar del crimende la influyente?Nosolo había oído hablar de él, sino que ya tenía su propia teoría sobre elasesino.Afaltademayordomo,lamatóelrecepcionista.

YesoquetodavíanoconocíaaRamónReina.

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NicanorOrihuela

AmímehabríagustadotambiénecharleelmuertoaRamónReina,perounonodebedejarse llevarpor la rabiahastaqueno lequedemás remedio.Unacosaeraserunmentecatoyotra,biendiferente,unasesino.Elconserje,perroladrador,noparecíacapazdemataranadie.Tampocoteníamotivos,yasedabaporsatisfechoconsuamordetrastienda.

Habríaqueapuntarenotradirección.Orihuelameescuchaba, sentadocon lasmanosunidaspor lasyemasde

losdedos,lascejasenarcadas,despatarradosobreunaviejasilla.Parecíaestarhaciéndoselamadredetodaslaspreguntas.Peroloúnicoqueleintrigabaeraquésemehabíaperdidoensucasaaaquellashoras.

¿Podría entrar en la red del hotel Parque para conseguirme unos datos?Podría.Todoibaadependerdelasbarrerasdeseguridad.Miamigocruzólosbrazossobreelpechoenungestodedesconciertoinfantil.¿Sabíayoqueloqueleestabapidiendoeradelito?¿Sí?Genial.Almenos tendríacompañerodeceldaenelSaltodelNegro.

Cualquier pibe de instituto con buena disposición, mala leche y unordenadorcitodeesosquesemanejanconlosojoscerradospodríameterseenlastripasdelhotelsindificultad.Entrarysalirsindejarunreguerodesangreen el vestíbulo. Orihuela no era un pibe de instituto y para su ordenadornecesitabadegafasdeaumento,peroabuenadisposiciónymalalechenoleganabanadie.Lapantallaprontoseconvirtióenundespeñaderodenúmerosyletrasindescifrables.

Un poema en arameo me hubiera resultado más fácil de entender queaquellajerigonza.Nicanor,encambio,niseinmutó.Eldespeñaderoerasuyo,él había abierto el chorro. Mientras mi hombre bregaba con los datos, elcuello hundido en la degollada de sus hombros, me fue explicando lo quepodría suceder. Por lo visto, todo pendía de los cortafuegos que hubierainstaladoelhotel.Sí.Cortafuegos.Alambradasdisuasoriascomo lasdeunafrontera. ¿Para espantar a los intrusos? Orihuela levantó la cabeza como

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oliendoelairedesusalón.Nidecoña.Alosintrusosnolosespantanada.Loscortafuegossolodificultansutarea.

Lasoluciónconsisteenhartaralpirata,enconvencerledequenovalelapena malgastar tanto tiempo desentrañando la clave porque el botín no lomerece,ennocabrearlomucho,avecesendarlealgunasfacilidadesparaquenolodestrocetodoenelasalto.Unpiratainformático,igualqueundonJuan,senutrederetosimposibles.Cuantomayoreseldesafío,mássearrebata.Loquepasaesque,tambiéncomodonJuan,tiendeaaburrirsepronto.

Nicanorcitóelcasodeunmuchachoconciertogradodeaspergerqueeraunmáquinadesentrañandoportalesdeseguridad.Sorteabacortafuegoscomonadie.VivíaenParísoenLisboa,norecordababien.LoquesírecordabaeraqueelchicollegóareventarmediadocenadebancosyempresastecnológicasyhastaelMinisteriodeDefensadealgúnpaísdemediopelo.Nosellevabanada,nolesdejabaunmuertoenformadetroyanoovirusmalicioso.Echabaunvistazoyluegoseiba,comounfisgónnovelero.Unvoyeur.Hastaquelopillaron.No se supomás del pirata asperger pero, si aOrihuela le daban ajurar, juraría que ahora mismo estaba en nómina de alguna agencia deseguridad,laInterpol,elFBIo,vayaustedasaber,elMosad.

Después de tres intentos, el periodista pudo obtener un listado de losclientesquesealojabanenelParquelanocheenquemurióAmeliaHermoso.Sesenta y siete. ¿Sería capaz de elaborar una sencilla tabla con nombres yDNI? Hecho. ¿Y con fechas de entrada y de salida al hotel? Se dijo. ¿Yañadirle una quinta columna para observaciones? Nicanor se volvió y memiróporencimadesusgafas.¿Quétipodeobservaciones?

—Quierosaberquéclientes formanpartedeungrupo,quiénesasistenauncongresointernacional,aquiéneslesreservólahabitaciónunaempresa.

—¿Porquétantodetalle?—Porquebuscamosaunlobosolitario.Cuandomeestabasirviendoelsegundoron,Orihuelagirósobresusillay

abrió losbrazos.Tachán.Yahabíacumplidosu tarea.Parecíaunestudiantedándosepistodelantedelaclase.

Muybienhecho,tachán.Peronohabíamosterminado.No.Ahoradebíamosdescartaralasmujeresyalosniñosdeaquellatabla.

Ajá.Borrarlosparaquenonosdescentraran.Nicanorasintióamedias.Alasmujeres las tenía localizadaspero¿cómosabríamosquiéneseran losniños?Aquellosconeldocumentodeidentidadmásalto.

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Miamigoregresóasupantallamurmurandoalgoyenunpardeminutoshabíaeliminadoadiecinuevemujeresytresniños.Esonosdejabacuarentaycinco nombres. Le pedí que imprimiera la nómina de clientes, el resto deltrabajoloharíamosalaantiguausanza.Amano.Peroantesdebíamosenviarla lista a Inés.Necesitábamos contrastar aquellos nombres con los que ellahabía sacado de la página de la influyente.Desde luego.Lo que Inés teníaeranaliasyseudónimosperotalvezderivarandeunjuegodepalabrasydenúmeros,deunrevoltijodeiniciales,defragmentosdelDNIjuntoafechasdenacimiento. Me pareció estar escuchando el guineo de mi secretaria. Yotampoco creía que fuera a funcionar, pero las flautas a veces suenan paraquienestieneneloídoalerta.

Mianfitrión,fumadorincansable,sacóunalataviejayherrumbrientacontabacoy papel de liar. Se fabricó un cigarrillo conmansedumbre, comounfilósofoestoico.Acabódeliarloconla lengua.Loencendió.Guiñólosojosparaevitarelhumo.Serodeódeunanieblablanquecina.Diounsorboasutéfrío.Sinceramentemeacompañabaenelsentimiento,elmundodelasredeseraun jodidoocéanodel que solovemos la superficie.Debajohay cientos,miles de metros llenos de oscuridad, un abismo deshabitado que puedetragarteenteroapocoquetedescuides.

Ya estaba empezando a hartarme, tanto Dios empeñado en gritar quevieneellobo.YasabíaqueeldeInterneteraunmundoperro,nonecesitabamás recordatorios, caramba. Me vinieron a la memoria las palabras deGervasio:pormuchoquesusmétodosfueranintangibles,elhombrequematóaAmeliaHermoso era de carne y hueso.Y los hombres de carne y huesorespiran,vanalretrete,tienenfamilia,lloran.Loshombresdecarneyhuesocometenerrores.

Comenzaríamos a investigar primero a aquellos que se alojaban solos.Marqué con una cruz, de los cuarenta y cinco, a tres que venían con lafamilia.Cuarentaydos.Yanuevequellegaronconsumujer,consuamanteoconsuprimaladeValladolid.Treintaytres.Yacuatroquepasaronmásdedosnochesenelhotel.Veintinueve.Orihuelaobservabacómoibasubrayandonombresydatos.Preguntóenunsusurróporquédescartabaaesteoaaquel.Abrílasmanosentreunarendiciónyunaadvertencia.Quenoseconfundiera.Yonodescartabaniamipadre.Enunaguerralopeorquepodíashacereraavanzar dejando enemigos vivos a tu espalda porque, cuando menos te loesperes,tevesconunabayonetaclavadaenlosriñones.No.Nodescartabaanadie.

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Mi intención era centrarme primero en aquellos que más posibilidadesteníandeserelasesino.Habíanotadoque,enelmundovirtualcontraelquetodoscoincidíanenprevenirme,lascosasocurríanmuydeprisa.Todoeraya.Ahora.Aquí.Lasfotos,lascríticas,losamigosyhastalosamoresseapilabanunotrasotrosindescansocomosinosfueranacortarlaelectricidad,queeselmorir.Seamontonabanenlapantallacontantarapidezquetodosequedabaviejoenseguida,sobretodolosamores.Poresohabíadejadoparamástardealos que llevabanvarios días en el hotel, demasiada paciencia para una cita.AmeliaHermosohabíaquedadoconalguienpara esanocheenque todo sejeringó.Noteníasentidoqueelamantellegaradosdíasantesoquesefueraunpardedíasdespués.

Nicanorpensóenvozalta.Élnoerapolicíanipretendíajugaraserloperolo primero que habría hecho desde que se descubrió el cadáver seríainterrogaratodoslosclientesdelhotel.

Yesohicieron.Quenolecupieradudadequeesohicieron.Sinembargo,buscabanaun

testigo,noalasesino.Elasesinonoseríatantorpedequedarseallídespuésdecometerelcrimen.¿Osí?

Orihuelaempezabaa entenderelmecanismodeuna investigación.Sacóotra copia en papel del listado de clientes, cuatro ojos ven más que dos.Comenzóa remarcarconuncírculo rojo losnúmerosde identidadde todoslosquepodíanhabermatadoalainfluyente.Sielasesinoeracanario,suDNIdebía de comenzar en cuarenta y uno, cuarenta y dos o cuarenta y tres.Inclusounsetentayochopodíaservir.Se le iluminóelrostro. IgualqueungambusinodelviejoOestecribabaelfangohastaencontrarunaspocaspepitasdeoro,Nicanorseviodeprontoconunpuñadodenombreslimpios.Cuatro.Lorepitiócomosino terminaradecreérselo.Cuatronombresenelcedazo,brillantes como soles. En orden alfabético:Bautista López,Marcos;CorreaSoria,Jesús;FernándezAceituno,Rubén;yTalaveraSuárez,Álvaro.

Ahorasíquemehabíaimpresionado.

Inés tardó lo suyoen responder.Aqué tantaprisa.Semerecíaunaduchayhabía aprovechado para lavarse el pelo y embadurnarse con una cremarejuvenecedora.Yodebíaprobarloalgunavez,quenuncaestabademás.¿Lodelpelo?No.Esaguerranolaganabanadie.Ellasereferíaalarelajaciónyalefecto que en la piel produce una buena crema antiedad.Nicanormemirócomolasvacasal trenoyéndomeexplicarleamisecretariaqueamicuerpo

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ya no lometía a viaje ni el embalsamador deNefertiti.Además, yo estabaencantadocontodasycadaunademiscicatrices,misgrietasymisarrugas.

Volví a Inés y a su pelo sedoso.No quería importunarla, solo la habíallamado para que revisase el buzón de correo electrónico. Le anticipé elmensaje.Una lista de nombres, números y fechas. ¿Aburrido?Ya debía desaberellaquenadahaymásaburridoqueuncrimen.Enuncrimenelúnicoquesedivierteeselasesino.Yavecesnieso.LoquelehabíaenviadoeraunlistadodehuéspedesdelhotelParque.No.Mejorquenopreguntaradedóndehabía salido. Lo importante ahora era cotejar mi lista con la suya. Queempezaraporloscuatronombressubrayados.Sí.Bautista,Correa,Fernándezy Talavera. Que buscara alguna coincidencia, algún lugar común, unafotografíaparecida,lamismafrasecursiymanidadesobredeazúcar.

PorloquehabíaaprendidoenlosúltimosdíasdelmundodeFacebookeInstagram,a losusuarios lesgustacompartirchorradascomocomercon losdedos: un vídeo de cachorros de terrier, la receta del arroz con leche, unpoema de Salinas, una noticia falsa de toda falsedad sobre un políticoconservador y una modelo mexicana. Si Inés lograba trazar una líneaimaginariaentremissospechososylossuyos,tendríamosalgoqueecharnosalabocaenlospróximosdías.Misecretariaresucitó.Ademásdeladuchayelmasaje, no había nada que la reviviera tanto como una nueva tarea.Necesitabaacción.Meprometióquealdíasiguiente,enlaoficina,medaríarespuestas.

NicanorOrihuela seguía sentadocon su tazade té—elúnicoquebebíaronerayo—yelcigarrillocolgandodelbalcóndesuslabios.Sonreíacomounpánfiloalqueledivirtieranlasideasescabrosas.¿EstabayosegurodequeInéserasolomisecretaria?Porqueparecíaqueentrenosotroshabíaquímica.

Claro.Química,físicayhastalatínsimeapuraba.Peroigualqueenlatín,Mater

tuamalaburraest,notodoesloqueparece.Ellallevabatiempoentrandoysaliendo de la vida de un óptico de Viera y Clavijo. Yo ahondando en laexistencia de una farmacéutica de Reyes Católicos. Nuestros caminos eranparalelos,deesosquepormásqueseprolonguenjamásseunen.Noobstante,Orihuela tenía razónenalgo. Inéseramuchomásquemisecretaria.Eramiconfidente, mi amiga. El periodista reconoció sentir una envidia malsana.¿Porqué?

Porqueladeermitañoeraunavidacómodaperosolitaria.Elgatolehacíacompañía,sí,peronollenabaelvacíodeaquellascuatroparedes.Nicanornorecordabalaúltimavezquehabíacenadoconunamujer.Cuandolepicabael

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deseo,acudíaaunburdeldeArenalesenelquetrabajabaMaicaLozano,unacuarterona de Caracas de piel brillante y boca mordedora. Lo que estabaoyendo.

Yquenolomiraraasí,noestabapracticandoningúntipodeexplotaciónsexual.Losuyoerasencillamenteunpacto.Ajá.Unpactomáshonestoqueeldemuchosmatrimoniosqueconocía.Unahoradecalor,demimos,derisasque le duraban toda la semana. ¿Falsas? No más falsas que las risas decualquier otra pareja. Nicanor y Maica a veces ni siquiera pasaban de laducha,juntos,muypegadosporlaestrechezdelatinadelozadescascarillada,en el cuartito de aquel burdel, con un jabón que olía a manzana verde.Orihuela le contaba a su caraqueña ¿cuarentona? No. Cuarterona. Pues lecontabaasucaraqueñacuarteronaloacontecidodesdeelanteriorencuentro,el último artículo que había escrito, adónde la llevaría si le tocaba laPrimitiva, lamagua que le había quedado tras lamuerte de su padre o lassecuelasdeunviejoamorenlaIndia.Ledejabaunbilletedeestraperloparaque no se lo requisara lamadame, veinte euros queMaica escondía en lapresilla de su sostén.Y salía de allí como de la consulta del psicoanalista:rejuvenecido,liberadoyoliendoamanzanaverde.

Orihuela había tenido novias. Un par de ellas. Pero la historia siempreacababaigual.Lasnoviastiendenaenamorarsedeloqueeresyluegoporfíancomo locas para convertirte en lo que ellas quieren que seas.Otra persona.Terminanpidiéndotequevistas,quetepeines,quetecomportesdeunmododiferente.Que temudes de casa, te busques otro trabajo, dejes de fumar ybotesalgatoa lacalle.Hastaque llegaeldíaenque temirasalespejo,noreconocesaltipoqueestádelotroladoyyanotienegracialajodienda.

Sinembargo,Maicaloaceptabatalycomoera.Lodeladuchaeranormadelacasa,queyonoloolvidara.PorsupuestoqueOrihuelanoeratansonsocomo para confundir aquello con el amor, ni que fuese un adolescente. Lacaraqueñanoestabaporenamorarsedeélnienunmillóndeaños.Peroafaltadepan…

Devueltaacasa,nosemeibandelacabezalastrampasdisimuladasqueelamorencerraba.Unanochedeamor,sinirmáslejos,habíaacabadoconlavidadeAmeliaHermosoyhabíaarruinadoladeJimmyDougherty.LavisitaaunburdelunavezporsemanalebastabaaNicanorOrihuelaparasobrevivir.Inésysuópticoibanyvenían,ylesvalíalapenaelarmisticio.Beatrizyyolointentábamos con todas nuestras fuerzas y nos iba divinamente.Gervasio ySusanallevabanjuntosdesdelanochedelostiemposyeranlavivaestampa

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deladicha.Elcasoesqueelamor,eseimpostor,estabaahíacechandoentrelassombras,tenazypoderoso.Mástenazypoderosoquecualquierotraarma.

¿Seibaalejandolaconjeturadelavenganza,mientrascobrabaformauncrimenpasional?

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Loscuatrojinetesdelapocalipsis

Tras una ducha triste, si la lanzábamos contra las de Nicanor y sucuarteronaenelburdelitodeArenales,medispuseainvestigarpormicuentaenInternet.ComencéporAmeliaHermosoantesdehurgarenlosperfilesdeloscuatroclientesdelhotel.

Ladelainfluyenteparecíaunavidadepacotilla,meratramoya.Habíaenellaunexcesodefelicidadengañosa,dimedequépresumes,unaposeenquetodoresultabafalso.DetrásdesuscomentariosresonabaelsermóndeVíctorHugo: el infierno entero cabe en la palabra soledad. Porque todas las fotoseran la misma foto. Cambiaba el paisaje. Cambiaba la estación del año.Cambiaba el vestido, el color de la bufanda, la diadema del pelo. Pero elmohíndeloslabios,unarrumacosensualyprovocadorquedetantorepetirsesonaba a chiste, y la posición del cuerpo, con una pierna adelantada y unamanoapoyadaenlacadera,eraninvariablementelosmismos.

Semeocurriópensarenlacantidaddecosasquepodríanhacerseconelsustento de medio millón de seguidores: promover una causa solidaria encualquier lugar dejado de la mano de Dios, apoyar la creación de unabibliotecaenunbarriomarginado,devolverelalientoaunafamiliaalaquedesahuciaronporculpadelachinchosacrisis, techarunaescuelaalaquelalluviaarrancólostejados.Enlugardeeso,enlamayoríadelaspáginasqueme salían al encuentro se estimulaban la cirugía plástica y la frivolidad.Recordécondesánimoalachiquilladelospiercings.Losadolescentes,igualqueel tontoquemiraeldedoyno la luna, se fijabanen la fama,noen lasposibilidades que se abrían si eres famoso. Prontome agotó lamelancolía,acasosemehabíanquedadoviejoslosideales.Peronoleencontrabasentidoaesenuevomundoquesemeofrecíaenlapantalla.

Pasé a fisgonear en la vida de los cuatro sospechosos. El ojo de lacerraduradesusmurosmepermitióseguiralgunosdesusmovimientosenlosúltimosmeses,conocerdepasadaasusfamilias,sustrabajos,susgustosenlamesa, en qué gastaban sus ahorros.Así pude concluir queMarcosBautistaestaba casado, tenía una hija de nuevemeses, se ganaba la vida vendiendo

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cochesdesegundamano,semoríaporlacomidaasiáticayllevabadosañossin coger vacaciones a causa del trabajo y el nacimiento de su niña. Enmuchasfotografíasaparecíaojerosoypálido,quiénsabesiporlafaltadesoloelexcesodepescadocrudo.

Jesús Correa vivía solo en un apartamento minúsculo con vistas albarrancodelÁguila,enelsurdelaisla.Leencantabalacarnemuyhechaylas chicas muy crudas y trabajaba de portero en un casino. Conducía undescapotablerojoquesonabaasmáticoenlosvídeos.Y,atenordelasfiestasquemontabaensucasa,eltipodebíadetenerelhígadodeaceroinoxidable.

RubénFernándezllevabaacuestasdosdivorciosqueleimpedíanvolveracreer en el amor, aunque en quienes no creía era en las mujeres. Suscomentariosácidosdelatabanauncínicoquedespotricabade las relacionespersonales.Talvezporesosehallabamáscómodoentreanimales.IntentabasacaradelanteunacuadradeyeguasenlosaltosdeGuíayteníadosperrosdepresacanariosyvariosgallosdepelea.

Porúltimo,ÁlvaroTalaveranoparecíatrabajarennadadespuésdehabertraspasadounagasolineraenOjosdeGarza.Siempreandabasonrienteyconelcolordepieldelqueviveenunveranoperpetuo.Legustabacocinarparasusamigosensupreciosacasonadedosplantasyteníaunarelación,dicequecomplicada,conunaalemanadeBremenllamadaUlrika.

La cuestión era qué harían esos hombres alojados en el hotel Parque lanocheenquemataronaAmeliaHermoso.Busquéalgunaconexiónentreellosy,fueradelaedad(todosgirabanalrededordelostreintaycincoaños),nadalosrelacionaba.Enlaprensadigitaldeaqueldíasolosehablabadelcongresodefísica.Ningunaotraconvención,ningunaotraferiaqueexplicaraporquécuatrotiposquevivíanenlaislahabíandecididopernoctarenelhotel.

Deloscuatro,elúnicoquellevabaplomoenlasalaseraBautista,casadoyconunahijapequeña.Peroaquellono teníaporqué serun impedimento,haybuitrescapacesdecarroñarconunasolaala.EchéunamiradamásgruesaalFacebookdelvendedordecochesporsihallabaunatendenciaadesviarsedel vuelo, pero no la había o no supe encontrarla entre tanta maleza denoticias compartidas, comentarios jocosos y fotografías. Decidí dejarle esatarea a Inés, más ducha que yo en asuntos digitales. Lo mío había sidosiempre el papel y el lápiz, y eso no iba a cambiar a aquellas alturas delpartido,asíqueregreséalregistrodepasajerosporsisenoshabíaescapadoalgo,cuandosonóelteléfono.

BeatrizGuillén.Llamabaparadarmeelparte.

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Su día había sido ordinario y feliz, lo que en ella resultaba unaredundancia.Cadajornadaenquenadaocurríafueradelarutinaeradichosa.Nohabíasustos,nialtercados,nisorpresasquelejeringaranlaexistencia.Y,aunasí,andabapreocupadapor tantosilencio.Alrevésde loquesepiensa,dijo, el exceso de calma suele anticipar la tempestad. ¿Qué tempestad?Cualquiera sabía lo que podría estar maquinando su exmarido, qué ganasteníaBeatrizdequesebuscaraunanoviayladejaraenpaz.Llevabanochoaños divorciados peroCésar no parecía querer asumir que lo único que losunía ya, lo único que delataba que alguna vez habían llevado una vida encomún eranMarta y Pablo.Y, cuando los chiquillos crecieran y echaran avolar,nisiquieralecabríaeseconsuelo.Ay,César,César.

Algosemeencendiócuandorepitiósunombre.Lepregunté.¿Césarqué?—¿CómoqueCésarqué?—¿Cuáleselapellidodetuexmarido?—Olavarría.¿Norecuerdasquellegódelfrío?—Escierto…Esperaunmomento…¿OlavarríaOlmo?—¿Vescomolorecuerdas?—Nolorecordaba.Esquelotengodelante,enunlistadodelosclientes

delhotelParquedelanocheenquemuriólainfluyente.Y¿sabesqué?Parecequeyapuedesdejarderecelar,porquesehaechadonovia.

—¿Quédices,miniño?—Lo que oyes. Compartía habitación con una mujer. Ahí tienes el

silencio,malpensada.—¿Conunamujer?Esextraño.—¿Quéquerías,quelacompartieraconotrohombre?—No, bobilín. Es que los niños nome han contado nada y ellos no se

callannidebajodelagua.—Puesestáenmilista.—Y,porcasualidad,¿tieneselnombredelaacompañante?—Esoesconfidencial.—Vetealcarajo.—Qué mal hablada… La mujer se llama Olivia Harrison. Debe de ser

turista.—¿Harrison?Joder.Turistayuncuerno.Yaséporquélosniñosnohan

dichonada.Porquenolosaben.—¿Yeso?—Esoesqueasupadrenoleinteresaquelosepan.Oliviaeslaprofesora

decienciasdePablo.Antes lo fuedeMarta.CreoquenacióenMoyaoen

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Fontanales.Lasangreinglesaselelicuóhacealmenosdosgeneraciones.Yhastadondeyoséestáfelizmentecasada.

—Cariño, o felizmente o casada.Las dos cosas juntas no caben en estahistoria.Anoserque…

—Anoser¿qué?—Dameunminutoqueconsultoconalguien.Enseguidatellamo.GervasioÁlvarezvinoaconfirmarunasospecha.Laparejaquenoquería

que susnombres salierana la luzenel informepolicial estaba formadaporCésarOlavarría yOliviaHarrison. Y si a él no lo esperaba una esposa encasa,esqueellateníaunmaridodelqueesconderse.

Beatriznosealegrócon lanoticia.Tanto tiempoesperándolayahora leresultaba incómoda, sucia, cruel para Marta y Pablo. No sabía por qué ledesagradaba tanto el comportamiento de César, a buenas horas mangasverdes, pero le desagradaba.Y no tenía relación con la infidelidad, los delmarido de Harrison no serían ni los primeros ni los últimos cuernos de lahistoria.No.Lasdeslealtadescorríancomounríodehojasmuertas.Peroesadeslealtadafectabaasushijos,yaellalesentóagotamalaya.Suconceptodemadreconsistíaenque,sinopuedeshacerquelehagancasoatusconsejos,almenosquese lohagana tuejemplo.¿Quéejemplo lesestabaofreciendosupadre, liándosecon laprofesoradecienciasenuncuartodehotel?Ya.Unaclasedebiología.Quépocagraciateníanmischistesensegúnquémomentos.

Losabía.Losentía.Nada de lo que dijera lograría consolarla.Aquella era la tempestad que

llevaba temiendodesdehacía semanas, unmaremotobárbaro.Y encimanopodía sermonear a su ex, ni podía alertar a sus hijos, ni podía prevenir aOliviadeloqueseleveníaencimaconunhombrecomoCésarporqueesomepondríaamíeneldisparadero.Tocabaaguardaraquelasaguassecalmasen,peronodabaunduroporello;cuandoalquilasuncuartodehotelparafollaresqueyatedaigualochoqueochenta.Sobreesoqueríapreguntaryo.¿Porquéuncuartodehotel?

¿PorquénosehabíancitadoencasadeCésarcualquiernocheenquenotuvieraalosniños?LavozdeBeatrizsonórendida,extenuada.Porquevivía,paredconpared,al ladodesuspadres.Y lospadresdeCésareranelúnicodiquedecontenciónasumiseria, losúnicosquesecreíansusmilongas, losqueaúnseguíanpensandoqueBeatrizeraunafurciaquelohabíadejadoporotro.SisumadreseenterasedelasuntoHarrison,con loestrictayreligiosaqueera,seleacabaríaelchollo.Yanopodríaseguirhaciéndoseelmártir.

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Ledilibertadparahacerloquecreyeraoportunoconlainformaciónqueacababadedarle.EnabsolutomeafectabaqueseventilaraelaffairedeCésarconlamaestra.Antesqueamí,eldeslizseachacaríaaunpolicíalenguaraz,aunconserjecotilla,aunamigodelafamiliaqueloshubieravistoentrarenelhotelParque.Perosilafarmacéuticameaceptabaunconsejo,yomantendríaesabalaenlarecámara.Nuncasesabíacuándopodríanecesitarladeverdad.Que recordara que, por muy mal que parezcan las cosas, siempre puedenempeorar.

Lasiguientefuemañanadecónclave.Alasnueveymediayaestábamoslostreseneldespachoalamparodeun

café con canela y unas galletas de avena que Inés había encargado en latahona de abajo. Gervasio había dormido mal, llevaba unos días conmortificacionesdepróstatay,cuandolograbaagarrarelsueño,lodespertabanunasdescomunalesganasdeiralbaño.Losuyonoerapreocupante—estababajoestrictocontrolmédico—,perosífastidioso.

Pusimos sobre la mesa nuestros hallazgos.Mi secretaria conocíamejorquenosotrosesemundo,asíquetraíauntesoroenlabodega.Nosloexplicócomosifuéramosniñosdeescuela,conejemplosyrepeticionescadavezqueGervasiooyoarrugábamoselceño.Resultabaque,deloscuatroclientesdelalista, solo dos tenían Instagram:Correa y FernándezAceituno.Bautista eraasiduoaLinkedin,unaplataformamásprofesional,yTalaverasoloyapenasvisitaba Facebook. Por eso yo no había hallado nada interesante en susperfiles.

LainfluyentesemanejabasobretodoenInstagramyYoutube,lasdemásredesnotienentantaresonancia,asíquepodíamosirdescartandoalvendedordecochesyaldueñodelagasolinera.InéssehabíapasadolatardeanteriorhuroneandoenlaspáginasdelossospechososyenladeAmeliaHermosoporver si se habían encontrado en algún punto. Lo que averiguó no nos dabaningunaventajaporqueelencuentro resultóunabacanalmultitudinaria,unaorgíadeimproperiosyburlas.

Asaber.Afinalesdeenerohabíasalidoalaluzunasuntoentresocarrónypatético

queafectabaaunadelasinfluyentesmásconocidas,unaportuguesadetreintaañosque arrasaba en las redes.La cosa fueque, paragastarleunabromaopara vengarse o por pura ruindad, que nunca se sabe por dónde vienen lostiros,untiposehizopasarporsecretariodeunemirárabe,unodeesosjequesmultimillonariosqueanhelabapasarunanochedeamoren suyateconuna

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mujer joven, guapa y occidental. Exacto. Joven, guapa y occidental, en eseorden.Eranlostresdeseosqueelemirlepedíaalalámpara.

Lainocentadaveníaenriquecidaconeluraniodeunasuculentasumadedinerosilamujeraceptaba.Quinientosmileurosqueparaeljequeveníaasercalderilla,peroparalainfluyenteportuguesaunafortuna.Lamuchachapicóyel supuesto secretario filtró en Instagramuna grabación en la que se le oíaaceptareltrato.

Comopodíamoscomprender,menosbonita,ledijerondetodoalaincautaportuguesa,queestuvoapiquedelsuicidio.AllíentraronCorreayFernándezAceituno, quienes participaron de la chanza colectiva, uno pujando contrescientoseurospor lapiezayotroofreciendosupicaderodecaballosparacobijarla del aguacero. Amelia Hermoso, como era de esperar, salió endefensa de su compañera y le llovieron las pedradas. La lapidación demensajes inmundosdurócuatrodíasycuatronochesantesdediluirseenelmardeotrapolémica.

Interrumpí a mi secretaria para que me resolviera una duda. ¿No sesuponía que estas muchachas dominaban el universo de Internet? ¿No semovíanenélcomopezenelagua?Yaalguienasí,¿selapodíaengañarconese truco del tocomocho? Inés sonrió con tristeza, Seguramente, m’ijo, laportuguesapensóenlaposibilidaddeunatrampa,peromediomillóndeeurosresultanunabuenacarnada.

Gervasio meneaba la cabeza, no supe si a causa del cansancio o de larabia.¿Porquéalguienquerríahacertantodañogratuito?EInésllegóensuauxilio,¿gratuito?;enelmundovirtual,Álvarez,elquemenosmeahaceuncharco; ahí nada es gratuito; el falso secretario también jugaba a serinfluyenteyenunasemanacuadruplicósusvisitas, loquees lomismoquedecir sus ingresos; lasmarcas se dan de trompadas por conseguir a un tipocon tantos seguidores y eso significa viajes gratis, relojes caros, ropadeportiva, fama. El exinspector detuvo su taza en el aire ymiró al interiorcomosipretendiese leer lospososdel café.Aquello era terrible, terribledeverdad.Lehabíamosdadoriendasueltaalamaldadhumana.

InésadujoquelamaldadyaexistíaantesdeInternet,queeramásantiguaqueelViejoTestamento,quesololehabíamosproporcionadootrosumideropor donde desaguar. El Twiter es como un tenedor: sirve tanto para comercomo para sacarte los ojos. Eso sí. Debía reconocer que habíamossuministrado a los malos el echadero de la impunidad y la mentira. Laagarradaentre InésyGervasiome recordóundetalle sobreelquenohabíavueltodesdequeconocílascircunstanciasdelamuertedeAmeliaHermoso.

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¿Semedicaba?¿Sedrogaba?Porqueelacosoalquesometíanalainfluyentenolohabríasoportadoniunvikingo.

Lodelsuicidio,ahora,noparecíatandesproporcionado.Meparecióelmejormomentoparallamaraunviejoconocido.SantaAna había heredado de su padre el puesto de forense y un cierto

desaliñomachadiano.Amboshabíanlidiadoconloscadáveresdelaciudadalosquenadiequeríaenfrentarseyesoimprimíacarácter.Losrecordabaalosdos en la morgue, en un despacho desordenado y caótico con olor adesinfectante,enfundadosenunabataquenohabíaquienmetieraaviajecontanto lamparón y unamirada glacial, únicomodo de afrontar lamuerte sindejarselavida.

Cuando reconociómi voz ya sabía lo que iba a preguntarle, cualquieradiría que llevaba esperándolo desde que le pusieron delante el cuerpo deHermoso. Me recibió, al otro lado del teléfono, con su sarcasmo viejo,Hombreeee,Ricardo;¿cómoesquehastardadotantoenllamarme?

—Seráqueyanotengoprisaparanada.—Esoserá.SantaAnanoestabaendisposiciónderevelarsecretos,yoyasabíacómo

iba aquello. La policía aún investigaba el asesinato y ni una palabra podíasalir de su boca sin que pusiera en peligro su prestigio y su sueldo. Porsupuesto. Nada más lejos de mi intención que arriesgar su carrera. Solopretendíadespejarunaduda,mevaldríaconunsí,conunnoyhastaconunsilencio.Unsilencionocomprometeanadie.¿Quédudaeralamía?LadesiAmeliaHermosoeraadictaalasdrogas.

El forense tardó en responderdos, tres, cuatro segundos, loquevenía adecirmucho,Aver,definedroga.

—Merefieroúnicamentealasprohibidas,alasilegales.Unansiolíticosevendeencualquierbotica.

—Entonces,no.Nadadeadicciones.—Milgracias,amigo.Mebastaconeso.—Dime una cosa: ¿cómo coño acabas siempre metido en estos

berenjenales? Porque la muerta no habla, a su familia le importa todo unhuevoylapolicíanotienesospechoso.¿Quiéntepaga?

—Mepagaunamuchachaalaqueestánputeandoenlasredes.Laculpandelamuertedelainfluyentenomásporqueencontróelcadáver.

—Entiendo. Y esa muchacha necesita que encuentres al asesino paracallaralosputeadores,¿no?

—Algoasí.

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—¿Eres consciente de que esos tipos nunca callan? Es el signo de lostiempos:elataquesincuartel,consaña,adegüello.Elotrodía leíalgoquemeencantóyqueexplicaeldesconciertoquepodemossentirlosquetiramospa’viejosanteestemundo:«oyonoentiendotodoloqueestápasandooyapasótodoloqueyoentendía».

—Muy bueno.Eso tiene el amor en los tiempos de Instagram.Todo esnuevo.Aunqueaquítengoauncolegaquepiensaquetampocoespa’tanto.

—Nomedigasmás.GervasioÁlvarez.—Elmismo.—Mehabíandichoquetrabajabaparati.Dalerecuerdosdemiparte.—Notrabajaparamí.Trabajaconmigo,quenoeslomismo.Peroselos

daré.Elaludidolevantólacabezadesuspapelesyarrugólanariz.Esperóaque

acabara la conversación con el forense para preguntar qué andábamostramandoSantaAnayyo.Lecontéloquehabíaconrespectoalamuchachamuerta.O,mejor, loquenohabía.Nohabíadrogasensucuerpo.Gervasiodiscrepó con una sonrisa condescendiente. Para él, la aspirina es tan drogacomounarayadecoca.SinecesitastomartedoscadanocheantesdeirtealacamaesqueestástanenganchadocomoToña,laquepidelimosnaenlaplazadelasRanas.

Se me vino a la mente la figura esquelética, desdentada y sombría deToña, la mujer con la historia más perra que había conocido: un padreviolador,unhermanocamelloyunbarriosinfuturo,todomezcladoapartesigualesenunacoctelera.Elresultado:undaikiridebarreduras.Noobstante,entreToñayAmeliamediabaunabismo, la simaquedistingueeléxitodelfracaso,lagloriadelaperdición.¿InsinuabaÁlvarezquelasdoschicasteníanlamismahistoria?

Nuncasesabe.Por lo pronto las diferenciaba la dosis y la suerte. Hermoso se metía

mierdamenosdañinayhabíaganadomuchomásdineroconloquefueraquevendiesen las influyentes. Conservaba la dentadura entera. La invitaban atodos lados. Los hombres la miraban con deseo. Todo lo contrario que lamendigadelaplazadelasRanas.Lacomparaciónresultabadetestable.

Jamás sabríamos lo cerca que estuvimos de acertar porque Inés llegó ainterrumpirnuestras reflexiones,conunamuecamaliciosaen lamirada.Noacababadegustarleelandardelaperrita.Enelmundovirtualocurrecomoenel real: hay que saber leer entre líneas. Exacto. Los silencios son tanindiscretos como los gritos en mitad de la noche. Y en cada uno de los

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mensajes de la Hermoso había silencios sangrantes. Inés había estadoindagandoenlospiesdepáginadesusfotosysusvídeosyteníalasensacióndequelaletraylamúsicatomabancaminosdiferentes.Lachiquillasonreíaapretandolosdientescomosiseestuviesecagandoenelfotógrafo.

Conclusión:notodoloquerelucíaenAmeliaeraoro.

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Elorigendelmal

Lachicaescondíaunsecreto,unatragediadifícildedigerirque,igualqueuna tenia, se la fue comiendo por dentro. Para Inés, la de Amelia era unahistoriadesoledadinfinita.Misecretariasiemprehabía intuidoquebajo lasalfombrasde tanta influyentecrecía lamugrecomohongospero,desdequecomenzara a indagar en la página de lamuchachamuerta, entendió que sehabíaquedadocorta.Hermosohabía triunfado,deacuerdo,perosuvidaeraunpuñeterodesierto.

Todoempezóconlamuertedesuhermanagemela.Sí.Ameliaeramellizadeotraniña,Berta,quemuriósepultadabajoelmuroquejicosodeunsolar.Unafatalidad.Lasvigasdelmuroestabancorroídasporeloríndeltiempoy,cuandodijobasta,hastaaquíhemos llegado,cuandosederrumbó,pillóa laniña debajo.Después de eso todo fue a peor.La gemela que sobrevivió nopudonuncaborrardesumentelaimagendelamanoyelpieensangrentadosdesuhermanita,quesobresalíandelmurovencido.Ysuspadressesepararon.YAmelia se fue avivir con sumadrebien lejos.Yalgo se le rompióparasiemprepordentro.

InéslehabíadadomilvueltasaaquelcubodeRubik.Lospadres.¿De verdad a nadie le había sorprendido que ninguno de los dos se

hubiesedignadohacersecargodelcuerpodesuhija?Enunaseparación,loshijostiendenatomarpartido,sobretodosiyanote

quedanhermanosconquienesconsultarlo.Suelenponersedepartedeunodelosdos litigantes.Lapreguntadeaquiénquieresmás, siapapáoamamá,deja de ser retórica.El juez es lo primero que pone sobre el tapete.Quiereoírte decir una de dos: a papá, porque mamá no para de gritar y te estávolviendoloca;oamamá,porquepapánoparaencasanuncay,total,apenasloconoces.Esciertoquealgunavezladecisiónquemaenelpechocomouncollardefuegoporqueresultaqueambos,papáymamá,soncomoseesperaquesean lospadres:afectuososy tiernos.Entonces te resignasyaceptasunacuerdodecariciasyfinesdesemanasalternos.

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Elcasoesque,sisontanafectuosos,sisontantiernos,nodeberíacostarteunafotoconellos.Nodeberíacostarteunafelicitacióneneldíadesusanto,unmensajedecariñodehigosabrevasounbesovoladodesdelascataratasdeIguazú,porejemplo.

AmeliaHermosojamáshizotalcosa.Nifotos,nimensajes,nibesos.Ymiraquetuvotiempoyocasión.En la fotografía queuna amigadel colegio se tomó junto a suhermana

pequeñaysuspadres, la influyentellegóaescribir:Suertequetienes, linda.¿Suertequetienes,linda?¿Tanextrañoleresultabaaquellaimagenfamiliar?¿YquéeraloqueechabademenosAmelia,alahermanaoaunospadresdeverdad? El Instagram de Hermoso, en cualquier caso, bailaba entre eldespechoyelolvido.

Gervasio comenzó a jugar con una galleta de avena. La tomó como sifueraunahostiaconsagrada,peronoacababadellevárselaalaboca.Parecíadarlevueltasaunaidea,entrecerrabalosojos,asentíayvolvíaadejarideaygalletaenelaire.Repitióelgestoenunpardeocasiones,indecisooausente,qué sé yo.Me hizo pensar en una vieja película deHitchcock en la que laprotagonistanoacabadebeberseunvasodelechequellevaveneno,aunqueellano losabe.Losespectadores,quesí losabemos,noscomemoslasuñascadavezquelachicaacercasuslabiosalcristal.Alfinal,nosrendimosycasideseamosqueseacabebebiendoelvenenoparaterminarconlaagoníadeunaputa vez. Álvarez, menos trágico, le da un mordisco a su galleta antes deañadir:Nosestamosdispersando,muchachos.

Lodicesinafándecriticar,asépticocomolasaladeunamorgue.Lodicecomoquienconstataunhecho.

¿Dispersando?Paramí que solo abríamos vías de escape sin cesar. La del trompetista

irlandés, que parecía no llevarnos a ninguna parte. La de los aulladores enInstagram,quepodríaconducirnosalmotivoylaoportunidad.Yahoraladelos padres deAmelia que, aun siendo una pista embarrada, sugeríamuchaspreguntas.Yyosoymuypreguntón.MehabíandescritobienSilvayRamónReinacuandodijeronqueenciendounaconlacolilladeotra.Sindudahabríasido más feliz en otro oficio, en otro lugar, en otro tiempo en el que lascertezas abundaran.Losquenuncadudan suelen ser tipos felices, tiposquesobrevivendíatrasdíasindemasiadodaño.Amímeasombrahastalalluvia.

Inéstraíaunperiódicodobladobajoelbrazo.Esatarde,enunalibreríadeTriana, iba a hablar una influyente—otra— que había editado un libro depoemasdeamorsincancionesdesesperadas.Enlapáginasesentaycincodel

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diarioveníaunaentrevistacon lamuchacha.Enella,ConstanceD.—asísehacíallamar—selamentabadelosprejuiciosquepadecía.Nadielaconocíaperotodoslajuzgaban.Nadiehabíasidocapazdemirarmásalládesufotodeperfilpero todos seatrevíanacondenarla.Poresoynoporotracosahabíadecididodesnudarseenesepoemario.¿Eltítulo?Selfiesentimental.

Hayquejoderse.Inés explotó en una risa blanca que llevaba tiempo por querer brotarle.

¿Adivina, jefe,quiénvaaasistir a lapresentaciónde la librería?; sí,nomemires así, tú vas a ir; nunca estarás más cerca de entender este caso queescuchandoalatalConstanceD.

Mepusoelperiódicoabiertodelantedelacara,aversisemeibaaocurrirolvidarme.Señalóellugarylahoradelalecturaconsuíndicetercoperoyoyamehabíaidoaotrotitular.Lagentenosabequeespobre,peroesfeliz.Lanoticia,másbreve,escoltabaaladelainfluyentepoeta.Hacíareferenciaaunpueblo de la India, el más miserable del mundo según un estudio de laUniversidad de California. No se comían los unos a los otros porque sureligiónseloprohibíaperodebíandepasarmáshambrequeunperrochico.Sinembargo,sonreíanalacámaraconsusbocasdeencíasdeshabitadasyunaluzlimpiaensuspupilasnegras.

Eltitularsangrabaporlaheridamáscruel.LAGENTENOSABEQUEESPOBRE,PEROESFELIZ.Allíestabanlasdosnoticiasmáscontradictoriasquepudierandarse:dos

mundosenfrentadoshastaeldolor.La influyentenosabía lo ricaquepodíallegaraserperoeradesdichada.IgualqueAmeliaHermoso.

No logróquitársemeel regusto apomelo en toda la tarde.Lahistoriade lagemelamuerta,consucrueldadysuviolencia,llegóparaquedarse.

Entréalalibreríaquinceminutosantesdelalecturayyanoquedabaunsitiolibre.Busquérefugioenunacolumnaasocadaentrecuentosinfantilesylibros de viajes. Desde allí podría escuchar a Constance D. sin resultarsospechoso,unintrusoenaquellacongregaciónadolescenteymística.Porloprontole triplicabalaedada losasistentes,nocompartíaconelloselfervorporsusacerdotisaynoacababadeentenderelmilagro.

Olíaatintayapapel,seoíaunrumordepáginasalpasarsedespacio.Peroni rastro de Neruda, ni de Gioconda Belli, ni de Miguel Hernández. Lospoemas de la influyente no se parecían a ningún otro. Eran tristes como elllantodeunniño,perosingracia,sinritmo,sinnadadecadencia.Asíytodo,parecían obrar un hechizo sobre el público, el mantra de un gurú que

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espoleabaalachiquillería.Hicedetripascorazónymequedéhastalatertulia.Presté oídos a las preguntas y, más que nada, a las respuestas que dabaConstanceD.

Había descubierto pronto que lo suyo no eran los estudios y animaba aquienes la seguían a perseguir sus sueños por más estrambóticos queaparentaran.

Llevabaunadietade líquidosy frutossecos,nocomíanadaque tuvieraojos.

Odiabaalosgatosaunqueteníaunperrolabradoryunlorocalvo.Lapoesíaenellaeraundonnatural,apenasseesforzaba.Supeormomento lehabía llegadoenunaépocaenqueunos tuiteros la

habían acosado hasta provocarle una anorexia nerviosa. Había sobrevividograciasaunmédiconaturistaylosmegustasdesusseguidores.

Jamásleía.Noqueríaqueotrasvocescorrompieranlasuya.Acabáramos.Cómono.Jamásleía.EsoexplicabalaausenciadeNeruda,

deGiocondaBelli,deMiguelHernández.Desconocíaa lamuchachaquehabíanasesinadoenelhotelParquepero

sesolidarizabaconellahastaelpuntoenquelehabíadedicadounpoemaquetitulóYosoytú.Loleyóconunavozsolemne.Yosoytú,hermanamía.Dijohablar por todas esas mujeres que ya no podrían hacerlo nunca, lasdemasiadasmuertas amanosde susparejas.Y, como si hubiera sentidounadvenimiento,conlamiradaperdidaysinelevareltono,confesótambiénqueporesoavecessesentíamuysola,queesdifícilsaberquiénestácontigoporinterés y quién porque te quiere de verdad.Miró el reloj. Había llegado elmomentodelasfirmasylasfotos.

Quise escapar de allí pero me fue imposible. La escalera estaba tancolapsada que dabamiedo. Intenté dar la vuelta a la sala para escabullirmepordetrás,peroapeor lamejoría.Cuandoalcancéelotro ladometopéconella, con Constance D., en todo su apogeo. La muchacha me miró condesconfianza pero sin perder la sonrisa fría. Puso cara de preguntarse quéhacíauntipocomoyoenunlugarcomoaquelyporquénollevabaunlibroparaque se lo firmase.Pusecarade responder:porqueyo sí leoyadoro lacorrupcióndelospoetasdeverdad.

Aproveché el momento de confusión para insistir sobre la influyenteasesinada.ConstanceD.habíaaseguradoquenolaconocíaperoseguroquetendría alguna opinión sobre lo sucedido. Entre firma y firma, la poetaautodidactalevantólamiradaylanzóunahipótesisalairedelalibrería.Ensumundoabundabalagenterencorosa,gentequeenvidialasuertedelosotros.

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Ynosereferíasoloalasredes.Lasredeseranunacloaca,vale,perolasratashabitaban en la vida real. Su discurso consiguió llamar mi atención.¿Podríamosvernosdespuésdelasesióndefirmas?

Deacuerdo.Acambiodequelecompraraunpoemario.¿Quéeraunarayapa’untigre?La esperaría en el callejón de las Lagunetas, en una terraza. Me

reconoceríaporsulibroyunacopaderon.Esperaba verla aparecer con un séquito pero llegó tan solo acompañada

poruntipocuadrado,conelcuello—ylamirada—deuntorodelidia.Penséensuguardaespaldas,suamanteoambascosasalavez,quelasinfluyentesno tienen tiempoque perder enmilongas.El hombre se quedóde pie, bajounafarolaqueagigantabaaúnmássufiguratitánicasobrelosbaldosinesdelsuelo.Suposturadejabaalasclarasquenopensabaquitarmelosojosbovinosdeencima.

ConstanceD.,ajenaalaactituddesuescolta,mediodosbesosantesdesentarse en la silla libre. Su perfume se me iba a quedar un buen ratoimpregnadoenlapiel.Pidióunamanzanillayunasalmendras,nomentíaconlo de su dieta mágica. Antes que nada quiso firmarme el ejemplar que yohabía comprado. ParaRicardo, con todomi cariño. Junto a la firma dibujóuna carita sonriente y un corazón con doble trazo. Supuse que sería muydifícilabandonardeprontolosemoticonos.Reconocióestarintrigada,laedadde sus seguidoresno solía sobrepasar losveinteyyonodaba el tipo en supresentación,Laverdad,señorBlanco,esqueesustedunmisterio.

—Mehanllamadodetodoenestavida,Constance,peromisterionunca.Yadicenquesiemprehayunaprimeravezparatodo.

—Esquemeintrigaunacosa:¿quéhacíahoyenlalibrería?—Curiosear. Investigo la muerte de Amelia Hermoso y agradezco

cualquierinformaciónenestecaso.—Nopareceustedpolicía.—Será porque no lo soy. Me gano la vida de detective privado. Me

contrataronparadescubrirloqueleocurrióatucolegaenelhotelParque.—Quéépico.Undetectiveprivado.Creíaqueaustedesnoselespermitía

investigarcrímenes.—Ynosenospermite.Perouncrimenesmásquelasumadeuncadáver

y un asesino. A veces en la operación se cuelan inocentes que necesitanayuda.

—Claro.Pero¿noestánlosabogadosparaeso?

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—Los abogados son caros y al final acaban recurriendo también adetectives, así que los clientes ahorran tiempo y dinero si nos llaman anosotrosdesdeelprincipio.

Sosteníalatazademanzanillaconlasdosmanoscomosifuerauntesoro.Suvozmostrabaalgodedecepción,dehastío.LodeAmeliaHermosoeraunatragedia pero venía en el sueldo.Y no se refería al atajo de odiadores quepululaban en sus páginas.A esos sarnososbastaba conbloquearlos. ¿Cómobloquearaquienes te rodeanen lavida real?Exacto.En la librería lehabíapreguntadosi teníaopiniónsobrelamuertedelachica.Latenía.ElasesinoestabaenelcírculoíntimodeAmelia.Unantiguonovio,unaprima,amigosdel institutoque le envidiabanunavida con laque ellos solopodían soñar.ConstanceD.sabíadeloquehablaba.Eselproblemadelaluz,queprovocamuchísimassombras.

Seexpresaba igualque sihubieravivido las sietevidasdelgato, con laconviccióndequien lohaexperimentado todo.Quizá tuvieserazóny,alnohaber leído mucho, se había concentrado en lo que de verdad importa. Setomósutiempoenbeberselamanzanilla.Dijoqueteníapocasocasionesdehablarcaraacaraconalguiencomoyo.Nosupebiensisereferíaamiedad,ami trabajo o ami absoluto desconocimiento de su universo. Un lurker. Sí.Defineaquienobservaycalla.Aquienesmiranperonoparticipan.Yoeraunlurker.

Loquehabíadichoenlalibreríasobresentirsesolanoeraunfarolniunapose; al haber abandonado el instituto antes de tiempo no había podidocimentarunaamistadduradera.

Habíanacidoenunedificiodeviviendasdepaja,comoladelprimerodelos trescerditos.Allíseoíadesdela tosasmáticadelniñodeláticohastaelsexo rabioso de los recién casados del cuarto o las broncas que la delentresuelo le echaba a sumarido cadavezque llegaba templadodel bar deabajo.

Ensucasaloquenosecomíaeracapricho.Tenía un hermano, Adán, con el que no se hablaba desde hacía varios

años. Por lo que pude intuir, detrás de la trifulca se escondía un asunto dedinero y drogas. Del dinero que Adán le habría robado para pagar susadicciones.Tampocoparecíallevarsedemasiadobienconsuspadres,quienesse habrían puesto del lado del ladrón. ¿Por aquello de proteger al hermanomásdébil?Lamuchachanosabríadecir.Talvez.Peroesaexplicaciónnolalibrabadelsentimientoamargodeincomprensiónyabandono.

Otramás.

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Derepenteasomóunasonrisaensurostrocansado,alfinalibaaserciertoque losdetectives resultábamos infinitamentemásbaratosque,porejemplo,un abogado o un psicoanalista. Eso explicaría que alguien me hubiesecontratado para hallar al asesino de Hermoso o que ella, Constance D., sehubiera abierto en canal esa noche conmigo. La respuesta, le dije, eramássimple.Ocurríaquelosdetectivessabíamosescuchar.Sí.Escucharconstituíanuestra razón de ser. Algo así como un psicoanalista. Dejábamos que elpaciente hablara hasta sangrar, hasta que por sí mismo descubriera dóndeestabaelorigendesumaldición.PorqueladeConstanceD.yladeAmeliay,por lo visto, la de todas las influyentes que en elmundo han sido, era unaverdaderamaldición.Selassuponíaconectadasconelrestodelahumanidadcomonunca y, sin embargo, se encontrabanmás solas que la luna. Solas yamenazadasporunbatallóndeenemigosinvisibles.

Me interesépor elpibe resignadoquehacíaguardiadesde la farola.Nopretendíaparecercotillaperomehabía llamado laatención la formaenquenosmiraba.¿Nomeestaríacogiendotirriaaesasalturasporlainvitación?

Quéva.SunombreeraMarceloaunqueella le llamabaMarcel.Unbuenamigo.

Lohabíadescubierto, dijo, enungimnasio al queConstanceD. acudía tresveces por semana.Eramonitor por horas de aerobic y artesmarciales, y lapoetaautodidactaleofrecióuntrabajoatiempocompleto.Lepagabaeldoblequeeldueñodelgimnasioyenrealidadtrabajabalamitadporque,afuerdesersincera,ConstanceD.apenassalíaalacalle.Cuandolohacía,Marcelibaconellaatodaspartesparaevitarquelascosassesalierandemadre.Hablabapocoperoimponíalosuficiente.Cualquieraselopensaríadosvecesantesdemeterseconellaestandosuamigocerca.¿Laintimidad?ConstanceD.vivíaenlasredes,¿quéintimidadsepodríapreservarallí?

Nohabía,pues,problemaconMarcel.Si, por poner un ejemplo, nosotros dos esa nochedecidíamos irnos a la

camajuntos,elguardaespaldasnosacompañaríahastalapuertadelaalcobayseretiraríacondiscreción.Asírezabaensucontrato.Sutareaeraespantaralosmoscones,nojoderlelavidasexualalapatrona.Lavozdelamuchachasetornóenigmática.Y,aunqueamímeapasionanlosenigmas,talvezfueraelmomentoderecogervelas,pagarlacuentayagradecerlealainfluyentepoetasuamabilidad.

¿Había leído a Nabókov? No. Ya había dicho que no quería que otrasvoces reprimieran la suya. Lástima, dije yo. Nabókov habría hecho unanovelade aquel encuentro.Un tipoque escribió seis libros conniñas como

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protagonistasycasitodosacababanmal.Comolooía.Asíquelomejorseríadespedirnosallí,queMarcel laacompañaraacasayyomefuesepordondehabíavenido.Lástima,dijoella.Podríahaberescritoseispoemasdenuestroencuentroycasitodosacabaríanbien.

Quizá.Perohaymomentosenqueunodebedecidirentrelavidaylaliteratura.

Y,quenolecupiesedudaaConstanceD.,lavidasiempreprevalece.Tras despedirnos hasta más ver, que son señas de volver, enfilamos

caminos opuestos. Ella y su fiel guardián hacia Vegueta. Yo con mismiramientos hacia el puerto. Cualquiera se habría sentido feliz porque unachiquillacomoConstanceD.sehubiesefijadoenél.Yo,sinembargo,sentíauna profunda tristeza. Por ella.Y porAmeliaHermoso, que también habíaquerido domeñar la soledad con un trompetista irlandés que le doblaba laedad. Jimmy había sucumbido a la frágil belleza de una influyente y yasabíamoscómohabíaacabadoelcuento.Asíque,bienpensado,quizálomíonofueranmiramientos,sinopurocanguelo.VolvíandandohastalaparadadetaxisdeSanTelmo,ávidoporllegaracasa,darmeunaduchaquealiviaralamelancolíayllamaraBeatriz.

Mi plan se fue al carajo aun antes de ponerme el cinturón de seguridad.Cuandobuscaba a tientas la hebilla del enganche,me llegóuna llamadadeteléfono.Inésnopodíacontenerlaangustia,suvozentrecortadaeinquietanoaugurabanadabueno.Unadesgracia.

No.Ellaseencontrababien.Ylomismosufamilia.SetratabadeAmeliaMoreno.Lacamareradepisosehabíaencerradoenelbañoy,enundescuidodesumadre,sehabíazumbadomediotubodeantidepresivosytresvodkasapelo.Unabomba.Acababandehacerleun lavadodeestómagoperoaúnnohabían conseguido devolverle el pulso. En veinticuatro horas sabrían algomás.MellamabadesdelasaladelurgenciasdelPerpetuoSocorro.

Ledi al taxistanuevas instrucciones.Elhombre alzó lamiradahacia elespejoretrovisor,enarcólacejaizquierdayasintiósinpronunciarpalabra.Enlaradio,uncantantealqueparecíafaltarleresuelloleexplicabaasubabysinescatimarniundetalle escatológico loque legustaríahacerledebajode lassábanas.Pordelanteypordetrás.ElconductortamborileabalamelodíasobreelvolanteconelplacerdequienescuchaLaconsagracióndelaprimavera.Yparamíqueelmundosehabíavueltoloco.

EnlasaladeurgenciasInésysutíaaguardabannoticias,retrepadassobreunas sillas duras e incómodas de color naranja. Me susurraron,

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atropellándose, interrumpiéndose nerviosamente la una a la otra, que sehabíanllevadoalasdosAmelias,madreehija.QuealaSacramentohabíantenidoquedarle unos calmantes para quedejara de llorar.Quenadie podíaexplicar lo sucedido. Que la camarera del hotel parecía más tranquila yesperanzada los últimos días, pero debieron de seguir llegándole insultos yamenazasquenocompartióconnadieyacabaronquebrandosumoral.

Una enfermera alta y desenvuelta, con el pelo recogido en una cola decaballo,entróa informara losfamiliaresdeotroingresado,untalLeonardoÁlamo,dequeyapodíanllevarsealenfermoacasa.Álamolosesperabaenuna silla de ruedas, junto a la puerta del ascensor, con la piel cerúlea y unrictus de despedida que rompía el alma. La tía Fabiola se sobrepuso a laimpresión y aprovechó para interesarse por sus amigas. La enfermerarespondió que estaban atendidas, que ahora descansaban gracias a unainyección sedante milagrosa, que en aquella clínica trabajaban los mejoresmédicosdel archipiélago.Nos animóaque regresáramosa casaporque allínadapodíamoshacersinopillarunatortícolis.

Fabiola suspiró, derrotada. ¿Si ocurría algo las llamarían a ellas? Deninguna manera. Ellas no eran familiares y sobre eso había normas muyescrupulosas.Noobstante, nos aseguró que nadamalo iba a ocurrir, ambaspacientespermanecíanestablesyenbuenasmanos.¿Habíadichoyalodelosmejoresmédicosdelarchipiélago?

Inés respondió que sí lo había dicho e intentó manifestarle supreocupaciónaladelacoladecaballo.LasdosAmeliaserancomohijasparalatíaFabiola.Laenfermeracruzólasmanossobreelpechoyledioelsídelaslocas,peroselimitabaaseguirelprocedimiento.Luego,comounamadresuperiorabonachonaypaciente, enungestoaprendidode tantosañosenelserviciodeurgencias,leacaricióelbrazoaFabiolaylepidióunpocodefe.Fe.Todoibaairbien.Quenosfijáramoshastaquépuntoestabaconvencidade sus palabras que ni siquiera tenía previsto alertar a la policía por elprotocolo de suicidio. Ajá. Hasta que no se demostrase otra cosa, lo deAmeliaMorenoconstabacomoaccidentedoméstico.

Lapolicía.Lapolicíanotardaríaenresollar.AlsalirdelPerpetuoSocorro—InésyFabioladecidieronquedarseunos

minutos más por si al final las necesitaban— llamé a la inspectora jefe,Disculpaporlahora,Esponda,peromeurge;esperonohabertedespertado.

—Yonoduermo,Ricardo.Soyinsomne.—Vaya.¿Yesodesdecuándo?

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—Desdehacetantotiempoqueyanilorecuerdo.—Insomneyamnésica.Hayquehacérselomirar,compañera.—Yalohago.¿Mehasllamadoparainteresartepormisachaques?—Esque,aciertaedad,losachaquessonloprimero.—Vengaya.—Vale. Te he llamado para informarte de que mi clienta está en el

hospital.—¿Yeso?—Lasdentelladasdelasredeshanacabadoporpasarlefactura.—Nohemosrecibidodenunciaalguna,asíqueimaginoquehablamosde

intentodesuicidio.—Dejémosloenaccidente.Loúltimoquenecesitanlostiburonesesmás

carnaza.Ylachicayahatenidosuficientepublicidad.—Tecrecenlosenanos,chico.—Era cuestión de tiempo que este enano creciera, inspectora. Mucho

cabrónocultotraselanonimatodeInstagram.Comonoparenestodeunavez,vaaconvertirseenepidemia.

—¿Sabes que destinamos más recursos a delitos informáticos que acualquierotroasunto?Y,aunasí,nodamosabastocontantomalnacido.

—¿Quéquieresquetediga?Nomegustanaditaelcuadroquemepintas.—Aestenegociohayquevenirllorado,amigomío.—Losé.SoloqueríaquesupieraslodeAmeliaMorenodemiboca,que

luegopegasdemíporqueteocultocosas.—Quétegustahacerteelmártir.Dime:¿cómollevaslainvestigación?Mal,confesé.Lallevabamalynojugabaamártir.Meresultabafatigoso

lidiarconlosnuevoscriminales.Sentíacomosipersiguierasombrasatodashoras, como si no tuviera nada de lo que asirme. Cada nuevo detalle mellevabaauncaminociego.Aunlaberintosinalma.

Le relaté mi entrevista con la poeta autodidacta y cómo Constance D.estabaconvencidadequelaclavesehallabaenlosamigosoenlafamiliadeHermoso. Los odiadores de las redes solían ladrar mucho pero apenasmordían.Ya.Conocía lodelamanteclandestinodeAmeliaperomedabaelpálpito de que lamuchacha al final se había rajado,mucho riesgo para tanpocaganancia.

SeguíasinpoderhablarledeJimmyelIrlandés.PorquelaibaaconduciraunapistaquesolotraeríaproblemasparaelmúsicoyporqueEspondaalfinalacabaría concluyendoque el tipo no había tenido que ver con lamuerte deHermoso. Imaginé a Jimmy moqueando en una sala de interrogatorios,

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delantedeunagenteconansiasdemedrar,dispuestoaecharleelmuertoalprimero que le pusieran a tiro. No. Me negué a darle el gusto al agenteambiciosoyeldisgustoalpobretrompetista.Ningunodelosdoslomerecía.

Porelmomento,lodejaríacorrer.La inspectorasenotabaextenuada.Asentía,alotro ladode la línea,con

bufidoscansados.Comprendíamidesánimo.Ellostampocohabíandadoconlatecladeaquelcaso.Avanzabanmuylentos.Peronocabíaachacarloalosnuevoscriminalesporque losviejos tambiéndaban trabajo. ¿Habíavistoyolas obras del aparcamiento de San Bernardo?Algo había leído, sí. Pues elparkingllevabaunmespatasarriba.Yhacíadosdías,enlareconstruccióndeun muro de carga, había aparecido el cuerpo de un hombre que llevabamuerto medio siglo. Cincuenta años, mes arriba, mes abajo. Amordazado,atado de pies y manos, con una fractura craneal producto de un talegazoconsiderable, alguien decidió emparedarlo en mil novecientos sesenta ymuchos.Nadade coñas.Cuando lometieron en la cripta aún respiraba.DemodoquenolehablaranaelladeloscrímenesdelsigloXXIporquelosdelXXeranigualdejodidos.

Margaritaespantólaimagenescabrosadelemparedadoconunchasquidodelenguaparavolveralasuntoquenosinteresaba.Coincidíahiloporpabilocon Constance D. y, por eso, habían dado un volantazo para dirigir lainvestigación hacia la familia. De hecho, Esponda había pedido esamismamañana a los padres de Amelia que vinieran a Las Palmas. Necesitabaninterrogarlesacercadesuhija.Habíahabladoconlosdosporseparadoyleshabíaadvertidodequeeramejorevitarlascitacionesjudiciales.Nohaynadaquealborotemása laprensaqueunacitaciónyanadieconvenía tenera laprensaalborotada,conelcadáverdeAmelia,comoquiendice,aúncaliente.

Eracasimedianochecuandolleguéacasa.LeenviéunmensajeaBeatrizconlaesperanzadequeaúnestuvieradespiertaperolapestañitadelguasapniseinmutó.Mi farmacéutica llevabamás de unahora sin conectarse. Se habríaquedadodormidaleyendo,conlasgafasenelpechoylaluzdelalamparillaencendida.

La ducha no acabó con la melancolía. En la cabeza aún seguíaretumbando la desdicha de dos muchachas rotas, aún en la de edad deempezar a comerse elmundo.Su vejez prematura en pensamiento, palabra,obrayomisión.¿Dequéservíanlosavances,cualquieravance,sinotehacíanfeliz?Mesequélasreflexionesbaldíasjuntoconelpelo,mepuseloprimeroqueencontréenelropero,agarréunacervezayunaspapasymearrebujéen

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elsofá.Sehabíapasadolahoradellamaranadie,asíquedictéunmensajedevoza Inésparaque loescucharaaldíasiguiente.Mehabíaacostumbradoadictarlealteléfonoporquepodíahacerlosintenerquepararmeenunaesquinaparaescribiruntexto,sinnecesidaddeentornarlosojosparaevitarelresol,sincorrerelriesgodequemeatropellaraunaguaguaenelínterin,sinpeligroaqueuninfamecorrectorremendaramisintenciones.Solomipensamientoylapalabra.Lohacía,esosí,deunamaneraalgomecánica,confrasescortasparamarcarelorden.

HabíatenidounacharlaconMargaritaEsponda.LospadresdelaHermosoestabanalcaer.Eraurgenteaveriguarenquéhotelpensabanalojarse.YhastacuándoestaríanenGranCanaria.Nosveríamosenlaoficinaporlamañana.La última frase se confundió con el estruendo del camión cisterna que

regabalasaceras.Por lafrecuenciadepasodelosbasureros,MesayLópezdebíadeserlacallemáslimpiadetodalaciudad.

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Lospadresdelanovia

OptaronporelIberia.Nohabíanqueridonioírhablardelotrohotel,aquelen el que asesinaron a su hija. Demasiados recuerdos, demasiado dolor yacasotambiénalgodeculpabilidadentreverada.Aterrizaríanamediamañana.Espondaenviaríadoscochesabuscarlosalaeropuerto.Pasaríandosnochesallíporqueesperabantramitareltrasladoacasadelcadáverdesuhija.

LaprimerapreguntalalanzóGervasio.¿Porquéahoratantaprisa?Habíamospasadode lagransecadenoquerersabernadadelcuerpode

Amelia a la gran remojada de exigir llevárselo cuanto antes a la Península.Inés tenía respuesta para eso. ¿Por qué? Por la pasta, mira qué gracia. Nodebíamosolvidar laherenciade la influyenteyqueelloseran losherederosnaturales.Asíquelosuyoeraunparipé,unapuñeterafarsa.Pretendíanpasarporpadressolícitosydolientesdecaraalaopiniónpública.Silosabogadossabíanhacersutrabajo,leshabríanrecordadoquenohaynadamáslindoquelafamiliaunida.

A Inés se le atragantaba tremendahipocresía, familia unidayuna lechemachanga. Repasó las notas que traía apuntadas en un bloc de anillas.ConradoHermosoyMontserratdelArco,lospadresdeAmelia,llegaríanalaisla en vuelos diferentes, en compañías distintas:Norwegian yAir Europa.Habían reservado dos habitaciones en el mismo hotel separadas por tresplantasparanotenersequeencontrarnienlospasillos.Esedetalle indicabahasta qué punto había anidado el rencor entre ellos, a la familia feliz se leveíanlasenaguas.

Tambiénnosdabaunaoportunidaddeafrontarlainvestigaciónconciertasgarantías. Lo de divide y vencerás nos lo podríamos ahorrar porque elenemigoyallegabadividido.Poresoatacaríamosporlosdosflancos:Álvarezpor el deMontserrat yyopor el deConrado, averquiénvendíaprimero aquién.Mientras,InésseguiríaindagandoenelextrañomundodeInstagramyTwitter.

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Mi secretaria protestó. Lo consideraba un error de estrategia. Andabadeseosa de apretarle las tuercas al padre. Ella quería, sabría y podríaarrinconarlo,más valemaña que fuerza. Se sentía capaz de desarticular sucoartadaconloquesabíaporlasredesdeAmelia.Conlodelagemelamuertapensabadestrozarlo.Gervasiosemostróconforme.Lehabríabastadoconunosolodelosargumentosperoaguardóaqueellaacabarasualegato.Apoyólamociónsinrodeos.InéssabríamanejaraConradoyéltendríaunhuecoparadejarsecaerporlaviejajefatura,porsiaveriguabaalgonuevodelcaso.

Doscontrauno.Pandadeabusadores.Antes de ponernos en marcha, mi secretaria soltó una última pulla

envenenada,Yunacosa tedigo,Ricardo,novayasadejartecamelarpor lamadredeAmelia,queteconozco.

—¿Yesoaquévieneahora?—Vieneaquelasmujereslotienenfácilcontigo.Siseponemimosa,le

dasunatrompadaolecuentasuncuento,peronocaigasenlatrampa.—Coño, chica. Ya acepté el cambio de planes sin rechistar. ¿Quémás

quieres?—Quieroqueabraselojo.—¿Mevasaenseñareloficio?—Ni se me ocurriría. Solo digo que no te fíes de las lágrimas de

cocodrilo.Enesafamilia,quienmásquienmenostienemuchoqueesconder.Alfinalgoenloqueestábamosdeacuerdo.Nada podía hacerse hasta que los padres deAmelia fueran interrogados

porlapolicía.Yabastanteriesgocorríamosdejándonosverconlostestigos.Disponíamos,pues,deunamañanalibre.PreguntéporlasegundaAmelia.YallovíamenossobreSantiago.Lamuchachahabíadespertadodesuletargoyseencontraba estable, incluso había pedido el desayuno. La iban a mantenerveinticuatrohorasmásenobservaciónpero,alfinal,laenfermeradelacoletaparecequeteníarazónylacosanoeraparatanto.

Inés iba a llegarse al Perpetuo Socorro para acompañar a su tía.AhoraquienlepreocupabaeraFabiola,quenohabíapegadoojoentodalanocheyno había querido comer nada. La mujer ya no tenía edad para según quécosas.Gervasioserevolvióensumesacuandomentaronlasogadelaedad—Fabiolayéldebíandeserdelamismaquinta—peroprefiriódejarloestar.

Aprovechémi tiempo.Con el pretextode informar aOliverQuinterode loocurrido con su amiga Amelia, me acerqué al hotel Parque. En realidadesperabaencontrarlelascosquillasalrecepcionistaquejica.Sinembargo,no

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hubosuerte.Eltiposehabíapedidounabajaporenfermedad.Sí.Talcualloestabaoyendo.Llegóunamañanaconuninformemédicobajoelbrazoenelque le diagnosticaban un estrés laboral y le recomendaban diez días dereposo.

Me lo relató su sustituta, unapelirrojita con la cara llenadepecasyuncorrectordental.Teníaunrostrofrágileinocente,soloaundesalmadoselepodríaocurrirenfadarseconella.Lepreguntéconuntonodevozqueapenasse elevaba del silencio si podía decirme dónde encontrar a Quintero. Lamuchachasonriómostrandounhorizonteplateadosobresusdientesblancos.Oteóel relojdeparedquehabíasobreeldinteldeunapuertaquedabaa lasala de la fotocopiadora.A aquella hora,Oliver debía de estar en el pañol.Levantó el teléfono,marcóunnúmerode cuatro cifras y envió recado a sucompañerodequeloesperabanenlarecepción.

La chica nueva se llamabaEsther.Había nacido enSanLorenzo.En elpueblo,claro,noenlaurbanizacióndelosnuevosricos.EstudióenelHotelEscuelayaquelerasuprimerempleo.Enprincipioibaaserunasustitución,hastael reingresodeRamónReina,pero laentrevistacon ladirectorahabíaidomuy bien y ella esperaba que le alargaran el contrato. ¿Sabía algo delanteriorrecepcionista?

Poco. Solo que la historia de la influyente asesinada le había roto losnervios, seguro que ahora estaría en la playa de las Alcaravaneras. Sí. Elhombre vivía por ahí y, según le habían contado a Esther, se pasaba lasmañanaspaseandoporlaorillaconlailusióndequeelmurmullodelasolasaliviarasuangustia.¿Ladirección?No.LeparecíahaberoídoLeónyCastilloylacasadelCoñoperonopodíaasegurarquenofueseunespejismo.Esoleocurríaaveces,darporciertolosoñadoyporsoñadolocierto.

AlmomentoaparecióporelvestíbuloOliverlimpiándoselasmanosconun trapo. Me reconoció al instante, pero fui incapaz de distinguir si sealegraba de verme o le resultaba un incordio porque el hombre se quedó amediogestodetodo.

Leagradecílaconfidenciaalarecepcionistadelosdientesdeplatayfuial encuentro del negro Quintero. ¿Le apetecía un café? De acuerdo perotendríaqueserunomuycortoporquedebíavolvera su trabajo.Leaseguréquenonosibaallevarmásdediezminutos.Diez.

Enlacafeteríadelhotelhabíaunpardemesasocupadas.Enuna,unviejoleía,conlaparsimoniaquedanlosaños,elperiódicodelamañana.Enotra,dosmujereshablabandeltrabajoenunapausa.Nossentamosenunaesquina,alladodelosventanales.Enlacalle,unjovenllevabaahombrosaunaniña

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pequeña. La niña nos miró y nos sacó la lengua. Oliver le devolvió lamorisqueta y la niña aplaudió. Es lo que tienen los niños, pareció pensarQuintero,queaúnnotienenprejuiciosnimaldad.Elbarmanllegóentoncesaromperlamagiayatomarnosnota.

Resultó que Oliver Quintero ya sabía lo de Amelia por un vecino delrisco. El de San Nicolás es mal barrio para guardar secretos. Lo sabía yodiaba reconocer que no le había extrañado la noticia. Se había hartado deprevenir a su amiga de las trampas de las redes. Así y todo, yo no debíallevarme a engaño: que no le extrañara no suponía en absoluto que noestuviese deshecho de rabia y de impotencia. Lo estaba. Reconocía haberlloradolanocheanterior.Sentíaganasderomperlelacrismaamásdeuno.

La cosa era tan triste como simple:Amelia no soportómás amenazasydecidió tirar por la calle del medio, ¿quién era el guapo que podíareprochárselo? Quintero removía el café con desgana, lamirada perdida alotroladodelosventanales.Noentendíanada.¿Quéhacíalapolicía,quenoestrechabaelcercoalosodiadores?¿Acasonoestabaclaroquealgunodelosqueacosabaasuamigaeraelasesinodelainfluyente?,¿quesilograbandarconél,daríanconelculpable?

Eraotraopción.Hasta entonces habíamos contemplado la alternativa de un amigo o un

exnovioperotampocohabíaquedesdeñarlaposibilidaddeuntuiterorabioso.Lepreguntésihabíaocurridoalgoextrañoenlosúltimosdías,despuésdequela científica abandonara el hotel. ¿Extraño como qué? Extraño como quealguien pidiera alojarse en la misma habitación. O que alguien preguntasedemasiado por Amelia Hermoso. Que algún trabajador recordara algo derepente.Queundesconocidomerodearaporelparque.

Que Oliver supiera, no. La habitación ciento cuatro estaba clausuradahastanuevaorden.Ningunodesuscompañeroshabíacomentadonadanuevosobreelcaso, todosseguían igualdeabatidos.Yelúnicoquenoparabademerodearypreguntarerayo.Asíquelaúnicanovedadhabíasidolabajaporestrés de Ramón Reina y eso no entraría por la puerta de las extrañezasporqueunasesinatocomoeldelainfluyenteachantaríaalmásbragado.

Quinterolamentónopoderserdemásayuda.Acabódetomarsesucafé,selimpióconunaservilletadetelabordadacon

lasinicialesdelhotelParqueehizoademándelevantarseperodeprontoselopensó. Entornó los ojos. Algo extraño, había preguntado yo. ¿Podíaconsiderarseextrañoeldespidodeunacompañera?Dependía.¿Despedíanamuchos? No. Que Oliver recordara, era la primera a la que se le había

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acabado el contrato y no la habían renovado. La política del hotel siemprehabíasidoladeformarequipoynodejaranadieenlaestacada.

¿PorcasualidadesacompañerahabíatrabajadolanocheenquemataronaAmeliaHermoso?¿Sí?Puesentoncesyanohablábamosdecasualidad,sinodecausalidady,amigo,esoeragofiodeotromolino.Porsupuesto.Siaunadelasempleadasquetrabajólanochedelcrimenlahabíandespedido—onolehabíanrenovadoelcontrato,quenoeralomismoperoeraigual—yotrohabíasolicitadolabajaporestréspostraumáticoesquealgoolíaapodridoenDinamarca.

AcompañéaQuinteroalvestíbuloymedespedídeélconmigratitudyeldeseo de que su amiga se recobrara pronto. Pero aún no había acabadomivisitaalhotel.Unapreguntamequemabaenlabocacomopimientadelaputalamadre.MeacerquédenuevoalagaritadondeEstheratendíaunallamada.Unclientepretendíareservarhabitaciónparaelfindesemana.Lamuchacha,sin perder su sonrisa de plata y su voz cálida, se excusó porque el Parqueestabacompletoenesafecha.Sí.Nadacomouncrimenparaavivarelmorbode la gente. Todo Dios quería alojarse en el hotel donde había muerto lafamosa escritora que solo escribió un libro. Cuando la policía levantara laprohibicióndeusarlacientocuatro,seibanahacerdeoroalquilándolaporeltripledesupreciohabitual.

Esther colgó y se encogió de hombros. Supuse que había pensado lomismo que yo y aquello le daba tanta dentera como amí. No quise hacersangredesudesengañoypreguntéporladirectora.Tampocoseencontraba.AndabadeviajeenuncongresodehotelerosenMarbella.Unalástima.Estherintentópaliarmidesazón.Silacosaeraurgente,podíadejarleunnúmerodeteléfonoyellaseencargaríapersonalmentedequeladirectoramellamaraencuantopudiese.

Nohacíafalta.La urgencia, como la suerte, va por barrios. Y ahora mismo se había

mudadoalasAlcaravaneras.Elrelojdelvestíbulomarcabalasonceymediacuandosalídelhotel.Un

coche azul cobalto dejaba a unos clientes en la puerta. Otra familia devacacionesenlaisla.Elpadredescargabalasmaletas.Lamadresedespedíadelconductor.Enlaacera,dosadolescentesidénticos,imposibledistinguirlosa primera vista, resoplaban su hastío: vaya rollo de viaje, qué pereza. Lamadreintentóanimarlosconlaaventuradealojarseenunhotelenelquesehabíacometidouncrimen,comoenlaspelículasdeterror.Alosgemelosnoparecía convencerles el argumento, hubiesen preferido quedarse en casa y

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organizarunafiestaconloscolegasdelinstituto.Lodeviajarconlospadreslesdebíaderesultarpatético,vergonzoso.

Nadanuevobajoelsol.Me fui dándole vueltas a esa idea, la de los pibes que se avergüenzan

duranteuntiempodesuspadrespararegresardespués,adultos,aretomarlavieja relación como si nada. Me entró magua de esa época. A mí no mehabían permitido avergonzarme: mi padre murió antes de lo previsto y mimadreseconvirtióenmicómpliceen la tristezayeldesamparo.Dios ledapañueloalquenotienenariz.

Otropensamientosecruzóenelrecuerdodeinfancia,algoqueverconlosadolescentesqueacababandellegaralParque,peronofuicapazderetenerlo.Comovinosefue.

Yavolvería.Igualquelosmuchachosdesganados.LaparadadetaxisdeSanTelmoseestabaconvirtiendoenalgohabitual

duranteaquella investigación.Aesepaso, los taxistasde lazoname ibananombrar cliente del año. ¿Adónde? A la casa del Coño. A ver a un viejoamigo.PorlaavenidaMarítimaeltrayectoduródoceminutos.Elchófermedejó en el ClubNáutico, desde allí solo tendría que cruzar el puente de lagasolineraparallegaramidestino.

Sicasacondospuertasmalaesdeguardar,ladelCoñoerasencillamenteimposible.Unaconstrucciónespantosayamazacotadadediezplantasiguales,construidaen los tiemposdeFranco,cuandoelviejo tiranoseempeñabaenfomentarlasfamiliasnumerosasynecesitabaunlugarparaubicarlas.MeibaacostarunPerúdar conReina, si esque la chicade la recepciónnohabíaoídomalyeltipovivíaallí.

Porlopronto,enlavertientequedabaaLeónyCastillonovivía.Entréenlosdosportalesdeesa fachaday revisébuzonesycorrespondenciassindarcon su nombre. Por si el hombre residiera en alguno de los pisos cuyosbuzonesdespuntabananónimospreguntéalprimervecinoconquienmetopé.NadieparecíasaberdeningúnRamónReina.

Decidíseguirelsentidodelasagujasdelrelojconelmismoresultado.Asíhasta llegar al séptimo portal que vino a ser el séptimo cielo. No necesitépreguntar. Al cruzar la esquina vi salir del zaguán al conserje trolero,acompañadoporunamujermenuday rubia,en ropadeplaya.SedirigíanalasAlcaravanerasyunacosaestabaclara:sieltipoaquelsufríaunproblemade salud, se lo cambiaba sinverlo.Andabadando saltitosy a cadapoco seabrazabaalarubiaylehacíaunacarantoña.Porsiluegolasnecesitabaenun

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intercambioderehenes,leshiceunpardefotosconelmóvil.Simellamabana juicio, habría jurado que lamujer era la empleada a la que no le habíanrenovadoelcontrato.

Losseguíhastalaplaya.Mesentéenunaterraza.Pedíunacervezaconunplatodeaceitunasyun

cenicero.Encendíunpuro.Quisetomármeloconcalma.Losdejéretozarenlaarena.Lessaquéunpardefotosmás.Mehiceunacomposicióndelugarydetiempo.Losdos tortolitos estuvierondeguardia la noche enquemataron aAmelia Hermoso. Entrando y saliendo del cuarto de la fotocopiadora.Robándosebesos.Metiéndosemanopordebajodeluniforme.Descuidandolapuerta.Nuncasabremossipodíanhaberevitadoelasesinatodelainfluyente,el azar necesita también de nuestra incompetencia. Pero lo cierto es que elhombrenopudovernicuándollególavíctimanicuándoelasesino.Poresohabíamentidoa lapolicía.Poresosehabíabuscadoaalgúnmédicoamigoqueledieralabajaporestrés.

Al parecer, no solo el mar sino el amor también resulta buen remediocontra la ansiedad. Reina no aparentaba muy estresado chapoteando en laorillade laplaya.Sucompañerade juegos tampoco seveíamuydeprimidapor haber perdido su trabajo. Si se sentían culpables de lo ocurrido aHermoso, lodisimulabancomo tahúres.Me ibaa tocar joderles la felicidadperoyadicenquenosepuedehacerunatortillasinromperloshuevos.Yesamañanamenacíaromperleloshuevosaunconserjetrileroymentiroso.

Paguélacuenta.Medescalcé,mearremanguélaspernerasdelpantalónybusquélaorilla.

A la luzdelmediodía,enbañador,no reconocíal recepcionista.Blancuzco,huesudo, con algode chepa,Reina sonreía comoun lelo, susdientesdeunamarillosucio,suslabiosdeunrosaenfermizo,loúnicoenfermizoquecabíaachacársele.

Laprimerareacciónfueponersefarrucodelantedelarubia.Aquelnoeraun buen momento para preguntas incordiantes y les estaba molestando.Estuveenpartedeacuerdo.Uncielotanclaroyunmartanazulinvitabanaotracosapero,mientras investigasunasesinato, losmomentosnoseeligen.Seaprovechancuandovienen.Lamujerpreguntó,conlamanodeviseraparaprotegersedelresol,quéestabapasandoyquiénerayo.Reina,sinmudarsuactitudarrogante,latranquilizó.Nopasabanadayyonoeranadie.Lamiréaellasinmaldadniprejuicio,comolaniñahabíamiradoalnegroQuinteroatravésdelosventanales.Letendílamano,quelarubiaapretótitubeante.

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Me presenté. Ricardo Blanco. Detective a sueldo de una muchacha aquienestabanarruinándolelavidaporculpadeuncrimen,unamuchachaquese llamaba igual que la víctima, unamuchachaque ahora languidecía en lacamadeunhospital.Exacto.Niaúnqueriendo,habríapodidoevitarlamuertedeunaAmelia,peronidecoñasemeibaamorirotraporquedosempleadosdeunhotelnohicieronsutrabajoaquellanoche.

Asíquesoloteníaunpardepreguntasquehacerlesyluegomemarcharía,queelsolpegabafuerteyyonoibavestidoparalaocasión.¿Ysisenegabana responder? ¿Y si llamaban a la policía? Curioso que amenacen con lapolicía aquellos que más debieran temerla. Porque, si la llamaban, alguientendría que explicar cómo un tipo aquejado de estrés postraumático y unaseñoraaquienhabíandespedidohacíaunosdías retozaban tan felicesen laorilla de las Alcaravaneras. Alguien se preguntaría qué coño estabancelebrandodespuésdehaberdejadoentraraunasesinoenelhotelmientrasjugabanamédicosyenfermerasenelcuartodelasfotocopias.

¿Pruebas?Mediadocenadefotosyunhechoobjetivo.En las fotosaparecíanellos

dos, radiantes y melosos, cuando deberían estar desbaratados, uno por lapenosaenfermedadyotraporlapérdidadeltrabajo.ElhechoobjetivoeraqueReina y su amiga estuvieron de guardia la noche en quemataron aAmeliaHermoso,quelainfluyenteentrósinquelavieranyelasesinoprobablementetambién. Y, si alguno de los dos creía que aquello no era suficiente paraenemistarlescon lapolicía,queaquelloeranhilachosdeverdad tomadosalalbur, mejor estarían prevenidos. La inspectora jefe que yo conocía nonecesitabaunacertezaparatirárselesalayugular.Lebastabaconunaduda.Ibaaserlomásparecidoaljuiciofinalquevivieransobrelatierra.

Reina y su amiga suspiraron al unísono. Agacharon la cabeza. Seobservaron los pies desnudos en la arena húmeda. Ella trazó un círculoimperfectoconsudedo.Élserascóelempeine.Deacuerdo.¿Quépreguntaseranesas?

Muysencillo.Aquellanoche tuvieronqueandarentrandoysaliendodelcuarto de la fotocopiadora.Durante algúnmomento de la guardia debieronverlahoraenelrelojquehayencimadelapuerta.YdebieronoírelascensorcuandoHermoso,primero,yelasesino,mástarde,locogieronparasubiralahabitación. La rubia asintió amedias. Solo en una ocasión oyó el ascensorabriéndose y cerrándose. Le pidió a Reina que fuese a comprobarlo. Elconserjelocorroboró.Sucedióaesodelamedianoche,lasdoceypoco.Peronologróveranadie,lapuertayasehabíacerrado.¿Algomás?

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Lamujerdiounrespingo.Talvezhuboalgomás.Aesodelaunaymediaoyeron otro ruido pero no de un motor. ¿Lo recordaba Ramón? Sí que lorecordaba.Alguienabrió lapuertade lasescaleras,alguienquizáaquien ledabanmiedo los ascensores. Quizá. Pero también valdría para alguien quesolo tuviera que subir un piso. La ciento cuatro está en la primera planta,¿verdad?Loimaginaba.

Por cierto, ¿alguna de las limpiadoras dio parte de incidencia sobre elrellanoquevadelvestíbuloalprimerpiso?Ah.QueElenaMartí,unadelascamarerasdelturnodetarde,sequejódequealguienhabíaestadocomiendogalletasallí.Que lecostó losuyodespegar loschurretesdelúltimoescalón.Queechó lasculpasa losniñosdeunmatrimoniovalencianoquenodabanmásqueproblemas.Bien.

Yunaúltimapregunta.¿Ninguno de los dos vio salir a un tipo pelirrojo con una funda de

trompetaalhombro?Reinaabriólosojoscomosisehubieratopadoconunfantasma.Sí.Untipoasísaliódelhotelalasseisypicodelamañana,reciénduchadoysonriente.Elconserjelediolosbuenosdíascreyendoqueeraunclientedelhotel.

Yluegoloolvidó.

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Laresponsabilidadylaculpa

Aúnteníaarenaenlospiescuandollegué.Habíamosquedadoa launaymediaporqueBeatriz teníaque recogera

los niños a las tres y llevarlos a las actividades extraescolares. Ya estabasentadaalamesadelrestauranteyhabíapedidoelvino,unMencíajovenconelcolordelaciruelanegra.Aceptómibesoconfingidodesinterés,Sitardasunpocomás,Rick,aceptolapropuestadelcamarero;mehadejadoescritoenlaservilletasunúmerodeteléfonoyesoquepodíasermihijo.

Exageraba, claro. Mi farmacéutica tenía un punto de histrionismoexagerado. La cita era en un restaurante de la calle Mendizábal, uno quepresumíadecocinar los champiñonesdecincuentamanerasdiferentes.Paramíquelamaneraerasiemprelamismayquesolovariabanelcorteyelaliño,peroaBeatrizGuillénleencantaban.

Se mantuvo en los trece de su indiferencia. No me había echado demenos.Nohabíapensadoenmíniunminuto.Noteníaganasdeverme.Tresvecesmenegóytresvecesleprometíquelacompensaría.¿Conloqueellaquisiera?Genial.EllaqueríaunfindesemanaenelTamarindos,unacenaenelLoopys,unpaseohastalaplayadelInglésyuncucuruchodeturróndelaVíaVenetto.Concedido,aunquesehabíaexcedidoenundeseo.

Suúltimapreocupaciónteníaunnombreenrevesado:trastornodedéficitde atención. La psicóloga del colegio en el que estudiaban sus hijos habíadesparramado esa sombra sobre sus vidas. Pablo podía sufrir de TDA. Enrealidad,sufrirnoeralapalabraadecuada.Lapsicólogainsistióenquenoerauna enfermedadni un suplicio.PeroBeatriz no entendía, entonces, por quédiantreslollamabantrastorno.

¿Ysi tansolofueraunniñorevoltoso?Esoantes,cuandolascosaseranmássencillasyalpanselellamabapanyalvino,vino.Ahoratodoresultabamásconfuso.Cadadíasediagnosticabanenfermedadesnuevas igualqueunentomólogo descubría una mariposa desconocida en lo más oscuro de unaselva. Y el problema no era que Pablo tuviera eso del TDA, sino que alparecerlosculpableseransuspadres.Ellosylarelacióntantumultuosaque

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mantenían.Yencima,ahora,aCésarnoselehabíaocurridootragraciaqueliarseconlaprofesoradeciencias.

Yanoestásmásami lado,corazón.Enelalmasolo tengosoledad.Unmúsico ambulante vino a ahogar sumomento demadre culposa.Beatriz lomiró con fastidio. ¿Porquedesafinaba?Eso también.Pero lo que le irritabaeralalamentableinterrupción.Yanosveíamospocopara,encima,tenerquesoportaraquellatristezadefondo.Eslahistoriadeunamoooor.Letomélamanoporencimadelamesa.Nodebíapreocuparse.Comodiríamiabuelo,eldíasiguiente,comosinadahubieraocurrido,abrirándenuevolaspersianasyalumbraránlascalderas.

Losmédicos y los psicólogos vivían de descubrir nuevas enfermedadesporqueparalasviejasyasehabíahalladocura.¿Dequéibanacomer,sino?Y necesitaban culpar a alguien y allí los padres y la infancia les venían ahuevo. Claro. Todos somos un eco de nuestra infancia. O nos dieron pococariño o nos dieron demasiado y entonces somos adultos con carencia deafectososobreprotegidosymimados.PeroBeatrizdebíasaberque,alfinal,casitodossalíamosadelanteconnuestrasmiserias.

Alafarmacéuticanoacabódegustarleestateoría.Lodecasitodosnoleresolvía nada.Noparaba de darle vueltas a que, siCésar y ella se llevaranmejor, sus hijos crecerían normales. La atajé antes de que se desmandara.¿Quédices?;Pabloestácreciendomuynormal;noconozcoaningúnchiquillomataperros que se convirtiera por eso en un mal tipo; tenías que habermeconocidodepibe.

—Elmaldemuchosnomeconsuela,Rick.Setratademihijo.—Lo sé.Y amímeparece, insisto, unpibe cojonudo.Laspocasveces

quehemoshabladomehadadolaimpresióndequetienelacabezasobreloshombros.Creoquequieresermédicoaunque,deaquíaqueletoquedecidir,aúncambiaráseisvecesdepropósito.Césarytúnopuedenconsiderarseunaparejaperfectaperoestánhaciendounbuentrabajocomopadres.Puedequeélandealgodescolocadoytalveznecesiteencontrarsurumbo,peroquiereatus hijos y se cortaría un brazo antes de hacerles daño. Por eso lleva surelaciónconOliviaHarrisonensecreto.

—PoresoypormiedoaqueelmaridodeOlivialerompalacrisma.—Que nooo. Atiende. Yo sé de qué te hablo. He llegado a ver tanta

amarguraenmitrabajoquepuedoasegurartequelatuyaesunafamiliadelomásnormal.SiPablo está teniendoproblemasde atención es por culpadelchinchosomóvil,nodeustedes.

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Me costó no pensar, mientras hablaba, en Amelia Hermoso. En suinfancia.Lamuertedesuhermanagemelahabíamarcadoelrestodesuvida.IntentéexplicárseloaBeatriz,buscandoespantarsudesasosiego.Lapusealdíaenlainvestigación.Yononecesitabaunguía.Necesitabaunsherpa.Conlanievehasta las rodillasni siquierasabíapordóndesalíael solenaquellahistoria.

Le hablé de unamuchacha enferma de soledad con cientos demiles deseguidores. ¿Qué nombre le pondrían los psicólogos a ese mal? ¿De quétrastornoestábamoshablando?Loqueocurríaesqueelmundocadavez sealejabamásdelavida.Beatrizcerrólosojos.Suspárpadosparecíandepapel.Asintió.Entendíalaseparacióndelospadresdelainfluyente.Elochentaporcientodelasparejasquepierdenaunhijoacabanrotas,incapacesdesuperareldolormásinmensoquepuedaimaginarse.

Yo desconocía la estadística, pero me costaba creer que ese dolorinimaginable pudiera llevarse por delante a la otra hija, la viva, la quenecesitaba como nunca el amor y la comprensión de la familia. ConradoHermoso y Montserrat del Arco no se soportaban. Pero eso no podíaexplicarlolamuertedeunahija.¿Osí?

Guillén vino en mi ayuda. Acaso se culpaban el uno al otro. Tal vez.Necesitábamosaveriguarlascircunstanciasdelamuertedelaniña.Sihabíahabido descuido por parte de alguno de los dos. A cargo de quién estabacuandosederrumbóelmurodelsolar.Porqueloúnicociertoeraque,sinosfiábamosdelasredesdeAmelia,lainfluyenteparecíaculparlosaambos.

Alajilloycubiertosdevirutasdeserrano,empanadosyrellenosdepatéde oca y salteados con aceite virgen.De esas tres formas nos sirvieron loschampiñones. Comimos sin demasiado apetito. Forzándonos a sonreír paraquenosenosagriaralatarde.Unaterrazanoveleraaquella.VimospasarporMendizábal a un reguero de alumnos de los jesuitas, una docena defuncionariosdelPalaciodeJusticia,clientesdelmercadodeVeguetaconsusbolsas de color estraza. Todos salpicados, como los champiñones, conmendigosquepedíanparacomer,paraunhijitoenfermoodirectamenteparapasarelmono,segúnelgradodesinceridad.Osegúnlaestrategia.

ABeatrizletemblólavoz.Nohallabaresquicioparaeloptimismo.Cadavez habíamás desharrapados, cada vezmás jóvenes, cada vezmás sucios.Desdeluego.Unpobrelimpioyrepeinadodaquesospechar.Hacequeunosepreguntedóndeestáeltruco.

Joder.¿Tanrecelososydesconfiadosnoshabíamosvuelto?¿Tancínicos?Elvientotraíaavecesoloraflamboyán.

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LaguardiaenelhotelIberiaibaaserlarga.MientrasInésseapostabaenelvestíbulo,yomeatrincheréenelbar.Desdenuestrasposicionespodíamosverla recepción y los ascensores sin despertar sospechas. Ni nos miramos.Actuamoscomocompletosdesconocidos,ellasetrajounlibroparalaesperay yo agarré un periódicomanoseado con tal de tener las manos ocupadas.Apenas lo leí. Estuve reflexionando sobre lo que sabía del caso Hermosohastaesemomento.O,paradecirmejor,loquecreíasaber.

CreíasaberqueunaescritorajovenhabíasidoinvitadaalaferiadellibrodeLasPalmasyquesupresentaciónfueunverdaderoéxito.

Creía saberque, esanoche, devuelta al hotel, la escritora conoció auntrompetista irlandés y ambos aprovecharon el descuido de un conserje paracolarseenlahabitacióncientocuatroyaquítepillo,aquítemato.

Creía saber que alguien los espiaba.Que entró en el hotel detrás de losamantes,tomóelmismoatajodeconserjeineptoylujurioso,yseapostóenelrecodoquevadelhallalaprimeraplanta.

Creía saber que el hombre tuvoque esperar cinco largas horas a que elirlandés saliera de la habitación ciento cuatro, período durante el cual diocuentadeunbuenpuñadodegalletasinglesas.

Creía saber que, una vez despejado el camino, el tipo subió el últimotramodeescalerayllamóalapuertadeAmeliaHermoso.

Creía saber que la chica, aún soñolienta, desnuda, tal vez sonriente,supusoquequientocabaeraeltrompetistaqueveníaaporlaúltimacariciayabriólapuerta.

Creía saber que la sonrisa se le heló en la cara cuando la aferraron, letaparonlabocaylaamenazaronconromperleelcuellosiseleocurríagritar.

Creíasaberqueelasesinolallevóalacama.Quelamuchachaseresistió,forcejeó hasta dejarse las uñas y acabó desistiendo ante un hombre que ledoblaba el peso. Que el asesino le hundió el cuello con unas manos queapestaban amantequilla.Que cubrió amedias el cadáver, acaso por pudor.Queinexplicablementepermanecióenelcuartomásdeunahora,tantoquelosorprendiólallegadadelacamareradepiso.Queseocultóenelbalcónhastaquelalimpiadora,aterrada,fueaalertaralrecepcionista.Quesalióaescape,antes de que llegara el tropel de gente que sigue al descubrimiento de uncadáver.Queseesfumóaprovechándosedelguirigay.

Todoesocreíayosaberunasemanadespuésdelcrimen.Ahoraquedabaporaveriguarlaidentidaddelasesino.Por lo pronto cabía descartar a todos los que se alojaban en el hotel

Parque la noche en que murió Amelia. Los cuatro treintañeros, los

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especialistas en física, César y su profesora. El hombre que mató a lainfluyente llegódel fríodeafuera.Nosealojabaallí.Y tambiénera fuerte,paciente,poralgunarazónodiaba—oamabamuymal—aAmeliayadorabalasgalletasdemantequilla.

ElprimeroenllegarfueConradoHermoso.Alastresymediapasadas,lovientrarenelvestíbulo,dirigirsealmostradorderecepción,hablarconlamujerdeuniforme,miraraInés,levantarlamano.Misecretariafueasuencuentro,le explicó algo, señaló la puerta. Salieron juntos del hotel Iberia. Conradodabalaimpresióndeestarsereno,algoengreídoquizá,comosivieseenInésunaconquistamásqueunpeligro.

VeinteminutosmástardeaparecióMontserratdelArco.Suactituddistabaunmundo de la de su exmarido.Venía rota, avejentada, tal que si hubierasobrevividoaunnaufragio.Semovíacon tantaparsimonia, tantaamargura,quemediotiempodeabordarlaantesdequepulsaraeltimbredelascensor.Le pedí disculpas por el sobresalto, no pretendía asustarla. Solo le robaríacincominutosdesutiempo.MontserratdelArcotitubeó.Yyomecoléporlarendijadesududa.

SentíaenelalmaloocurridoconAmelia.No.Noconocíaasuhijaperosumuertemehabíadejadoconmalcuerpo.Laencontrabainicua,irracional.¿Quiénquerríahacerledañoaunachicacomoella?Montserratseestremeció.Necesitaba sentarse, respirar, beber algo. La invité al bar del hotel, allí seestabamásfresco.Podríasentarseyrespirartodoloquelevinieraengana.Lamujermemiró. Calibrómi propuesta. Decidió que aquel tipo que la habíaabordadoenlosascensoresnopodíaserpeorquelasoledaddesuhabitación.Peor que la culpa royéndole las tripas. Peor que las lágrimas, la rabia, eldesconsuelo.

Pidió un café con hielo. Yo un coñac. Esperó a que yo hablara. Yo lehablé.Despacio, enunavozqueno reconocí comomía, con lamano en elcorazón. Mi sentimiento era sincero. Venía en representación de unamuchachadelaedaddesuhija,conelmismonombreincluso.UnamuchachaaquienculpabandelcrimensoloporhabertenidoladesgraciadedescubrirelcuerpodeAmelia.Lahabíanatormentadohastaelabismo.Hastaelpuntodepreferir la muerte a seguir soportando aquella tortura. La otra Amelia —exageré para dar consistencia a mi coartada— se debatía ahora entre elpurgatorioyelinfierno.Ajá.Elinfiernodelasredes.Ella,Montserrat,debíadeconocerlo.

Loconocía.

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Habíaintentadomuchasvecesquesuhijaselotomaraconcalma,peroeldinero y la fama son golosos.Amelia volaba por libre desde hacía algunosañosyno aceptaba consejosdenadiey,menosquedenadie, de sumadre.¿Teníayohijos?¿No?Entoncesnosabíadeloquemehablaba.Tenerhijosesvivireternamenteenunacrisis.Ameliahabíaperdidoaunahermanagemela.Paracolmo,supenavinoacompetirconladesuspadres,averquiénlateníamásgrande.El resultadode esa batalla es el caos.Un si te he visto nomeacuerdoquenoledeseabaanadie.

Nos trajeronelcaféyelcoñac.Montserratvertióelcaféenelvasoconhielocontantaprecisiónqueparecíaunritual.Abrióelsobredeazúcaryleechóunapizca,lojustoparaasustarlelaamargura.Yomirémicoñac,simpleysolitario.Estuvetentadodecalentarlacopaconelmecheroydarlevueltasen el aire pero temí hipnotizar a lamujer y era elmomento de lanzarse albarro.

Yonoteníahijosynopodíasaberloquesignificabaperderlos,esoselocompraba. Pero había tenido padres yme costaba concebir que ellos no sehubierantragadosupropiodramaparaatender,contodaslasfuerzasnacidasdeldolor,aldramadeAmelia.Quenosehubierandesvividoparasalvarladelcaos.Nolajuzgaba.Peromecostabaentenderlo.

El rostro de Montserrat del Arco se volvió piedra y yo le sostuve lamirada, no pensaba arrepentirme de lo que había dicho. La piedra se fuetornando pergamino y no pestañeé, esperaba una respuesta. El pergaminoacabóenpapelcebolla,seresquebrajó.LamujerdejócaerunalágrimayyorecordéelconsejodeInés.Mientrasdecidíasilecontabauncuentooledabauna trompada, Montserrat reaccionó, Aunque no se lo crea, señor Blanco,puedehaberalgomásduroquelamuertedeunahija.

—Talvez.Peropiensoen lamadrede lachicaqueestáenelhospitalyme cuesta creer que, para ella, exista otra cosa más importante ahora quesalvarasuhija.

—Esachica,¿tienepadre?—Todos tenemos padre. Pero el de ella, según he oído, se rajó hace

muchosaños.—Puesnosabelasuertequehatenido.Habíamosllegadoalmeollodelasunto.Bebíuntragodecoñac.Noquería

presionar a Montserrat, podría parapetarse tras los malos recuerdos y laperdería.Lehablé,porelcontrario,delohermosaqueesestaciudad,lástimaquetuvieraqueasociarlaaundolortanhiriente.LepedídisculpasennombredelosciudadanosdeLasPalmasynoporquelamuertedeAmelianosdiera

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mala imagen. No. Lo hacía porque una muerte como aquella quebraba elequilibrio natural de las cosas. Todos habíamosmuerto un poco en aquellahabitacióndehotel.

Lamujerseenjugólalágrimaconunpañuelodesedaverdeclaro.Yoibaa tener que perdonarla pero mis disculpas no le servían de nada. No ledevolveríanasuhija.Nosanaríansusufrimiento.Peroquelaentendierabien:ellanoodiabaestaciudadmásdeloqueseodiabaasímisma.Seodiabapornohabersabidodetenerlalocura,unabuenabofetadaatiempohabríapuestoquizá las cosas en su sitio. No obstante, le consintió a su hija todos loscaprichos.Noviosraros.Tatuajes.Viajes.Yelmóvil.Instagram.Elpuñeteroinfiernodelqueyolehabíahablado.MiciudadnoteníamalditaculpadeloocurridoaAmelia.SinohubiesesidoenLasPalmas,habríasidoenLisboaoenTanganica.Elquesiembravientosrecogetempestades.

Volvísobremispasosaunaideaquesehabíaquedadoflotandoenelaire.¿Por qué Amelia Moreno había tenido la suerte de crecer sin un padre?MontserratdelArcoseovillósobrelasilla.Acaricióconundedoelbordedesu vaso. Porque un padre ausente no puede hacerte daño más que en tupensamiento. Porque no todo el mundo sabe ser padre. Porque losespermatozoides deberían estar conectados al cerebro. Eso. Cuando no haycerebro,losespermatozoidesdeberíansercojos.

Yalprincipiofueasí.Pormásquelointentaron,ellanolograbaquedarseembarazadadeConrado.Aquelloteníaquehaberleservidodeseñal.Perono.Lobuscaron,errequeerre,porinseminación.Y,comosinoquierescaldotedan dos tazas, llegaron Amelia y Berta. Era de esperar. Siendo el padretambién gemelo de otro, teníanmuchas posibilidades de repetir la historia.Así que la culpa no la tuvo mi ciudad ni Instagram. La culpa la tuvoMontserratdelArcoporinsistirensermadre.

Síperono.SuimpacienciaporsermadreeInstagramhabíanayudado,perounacosa

eslaresponsabilidadyotralaculpa.Ellapodíaserresponsableporomisión,perolaculpadeunasesinatosiempreesdelasesino.

Montserrat necesitaba descansar. La entrevista con Margarita Esponda,por mucho que la inspectora la pintara de azul, le había sabido ainterrogatorio.Yahorayolehabíahechorecordarcosasquenoquería.Estabaexhausta.Lacomprendíylepedídenuevodisculpasporhaberlaasaltadodeaquella forma. El reloj de una iglesia cercana dio los cuartos.DelArco selevantó.Metendióunamanonervudayfríaydeseóquelaotramuchacha,la

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delhospital,serecobrasepronto.Antesdequesefueralepreguntéunaúltimacosa.Sí.Podíaserimportante.

Sergio.ElhermanodesuexmaridosellamabaSergioHermoso.PerosoloseparecíaaConradoenlacarcasa.Montserratavecespensabaquesehabíaequivocadoalelegirgemelo.

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Parecidosrazonables

Devueltaalaagenciapenséenlamujerdelaqueacababadedespedirme.Ensumirada,ensusgestos,ensussilencios.TodoteñidodeculpabilidadyremordimientocomounaviejanoveladeGrahamGreene.Surelato,cargadodetristeza,dejabamuchasincógnitas.Igualqueunaciudadnocturna,quesolosugiere,MontserratdelArcohabía sugeridoalgo turbioen lahistoriade sumatrimonio. El odio —o acaso el miedo— hacia su exmarido solo eracomparable con el que sentía hacía ellamisma.Y en el corazón de ambosrencores,dosmuertes.Dosmuertesigualdecruelesperodiferentes.

Aunmuroquesederrumbanoselepuedenpedircuentas.Encambio,aunasesino,sí.Enlaoficinanohabíanadie.Eldespachocerradoolíaatabacoyacuero.

Mientras arrancaba el ordenador, abrí el balcón para que se aireara. Trianabullíadegente.De fondo,unacordeonista tocaba lamúsicadeElPadrino.Abajo, una pareja de jóvenes de la edad de las Amelias atosigaba a lostranseúntes. Con una sonrisa inocente, apelaban a sus conciencias, a susentido de la equidad mediante una proposición que no podían rechazar.DesdearribanodistinguíelnombredelaONG,perolospibesestabanbienentrenados.Parabana laspersonas, los asediaban, lesmostraban fotografíasimpactantes de niños desnutridos en poblados remotos. Niños en los puroshuesosquenecesitabanquealguienvelaseporellos.Alhablar,sepalpabanelbolsilloqueveníaasercomopalparseelcorazón.¿Quéeransesentaeurosalañoparaalguienquesalíadeunatiendaderopa?Señalabanlabolsadelatora.Sesentaeuros.Dosblusasyunafalda.Unoszapatos.Untrajedeocasión.

Mesentéenmiescritorio.BusquéaalguienenGoogle.Tuvequedecidirde pronto entre un sacerdote jesuita, un arquitecto y un pediatra. Entre unpueblodeBurgos,laciudaddeSantanderyMadridcapital.Memoricélostresrostrosquemeofrecíalapantalla.Oteélosplieguesdesusojos,lacomisurade sus labios, la forma de la papada. Tecleé el nombre del otro gemelo.Comparé.

Elarquitectosantanderino.

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Sinduda.Salvo por el corte de pelo, Sergio y Conrado Hermoso eran

indistinguibles.Con Inés llegó el escándalo. Venía indignada, con ganas de darse una

duchaparaespantaraqueloloramezquindadquese lehabíapegado tras laentrevista con Hermoso. Repugnante. Un tipo repugnante por los cuatrocostados.Nohabíanadaenélquesalvar: lamiradalasciva, laconversaciónzafia, la actitud prepotente. Solo se descompuso algo cuando hablaron deAmelia.Sinembargo,noloquebrantóeldolor,sinolaira.Unairaque,hayque joderse, no iba dirigida al asesino. Parecía culpar a su hija, lainconsciente,lacaprichosa,laaltivaAmelia,¿aquiénhabríasalido?Todopordesoírsusconsejos.Porelegirelcaminoalaperdición.Porjoder.

Inéshabíaacudidoalacitadispuestaadesarmaralpadredelaescritoraque solo escribió un libro. Se había aprendido bien las cuatro reglas delInstagram de Amelia. Quería preguntarle a Conrado por su ausencia total,clamorosaen laspáginasde suhija.Elhombre,noobstante, llegabacon lalección sabida. Como si se la hubiera grabado en la palma de lamano. Semiraba lamanocomosibuscase laclavedelmundo.Respondiódecorrido,sin asomo de titubeo. Resultaba natural no aparecer en un medio al quesiempresehabíaopuesto,¿verdad?TalvezAmelialohabíadejadofueraporrespeto.Talvezporvenganza.¿Quiénsabecómofunciona lamentedeunamuchacha de veinticuatro años? El hecho es que jamás habló de él en susredes sociales y punto pelota. Eso no explicaba nada. Y de nada servíalamentarseahora.

Ellacambiódeestrategiaporversilograbadescomponerlelaposealtipoaquel. Mencionó la herencia. Aludió a las curiosidades de la vida. Paraalguienqueseoponíaalasredessociales,lasgananciasdeAmelialoibanahacermuyrico.ConradoHermososesintió,ofingiósentirse,ofendido.Éleraprofesor en una universidad privada de prestigio y no requería de ningunaherenciaparasobrevivir.Yanoteníafamiliaquemantener,sushijashabíanmuerto y su exmujer había rehecho su vida lejos.Cuantomás lejos,mejor.VivíasoloenunapartamentodedospiezasenunbarrioobrerodeMadridyteníapocosvicios:leer,losaperitivosenunbarcercanoasucasayelfútbol.Era socio delAtleti desde hacía treinta años. Sí.Quémanera de aguantar,quémanerademorir.Aquellaafición,concluyó,eralomássospechosoquepodíaachacársele.

Hastaaquílaentrevista.LuegolollamaronporteléfonoyelhombrehizoungestodedesdénconlamanoparaindicarleaInésquelamisaestabadicha.

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¿Lacuenta?Lapagóél.Peroelademánapestaba.Sonabaapantomima.Lohizomáspormachismoqueporgenerosidad.Inéslodejóallí,sentadoenlacafetería,conunapiernasobrelaotra,sucaféconlecheysuspastas.

Lepedíamisecretariaquesezambulleraenelpasadodeaquelhombre.Quería saberlo todo de él. Su trabajo en la universidad. La vida en el bardondetomabaelvermú.Sipertenecíaaunapeñaradical.

¿YquéhacíaconlainformaciónsobreloscuatroclientesdelhotelParqueque había recabado? Archivarla. Seguro que, si tirábamos de la madeja,daríamos con algún asunto turbio —trapicheos de droga, una orgíaclandestina, una aventura fuera del matrimonio—, pero nada los iba arelacionarconlamuertedeAmeliaHermoso.Misecretariarefunfuñó.¿Quiénseiríaaunhotelparaengañarasumujer?

Siellasupiera…En lo que llegabanGervasio y la informaciónde Internet, decidí salir a

caminar.Visité, por puromorbo, unpar de librerías para comprobar que eltratado de la felicidad de Hermoso se había agotado, y había una lista deesperadeaquíaLima.Carajo.

Latardesehabíavueltogristambiénporfuera.Crucé Malteses por un semáforo que nadie respeta. Siempre anda

tintineandoenámbaryallíselanzancochesytranseúntesasealoqueDiosquiera. Albergaba la esperanza de hallar a un músico ambulante. Seguí alHamelin deFlyMeToTheMoon y encontré a Jimmyen la subidadeSanPedro,frenteaunaterrazallenadeturistassonrosados.Esperéaqueacabarasu concierto y pasase el sombrero, un panamá color arena, por entre lasmesas.ElIrlandésseembolsólasmonedasrecaudadasyvolvióaenfundarse,conunareverenciabufonesca,elpanamá.Guardólatrompetaenunestuchedefieltronegro.

Nomehabíavistoaún.Cuando lohizodioun leve respingo, imperceptibleparaalguienqueno

supieradenuestroanteriorencuentro.SilamontañaveníaaMahomaesquelacosasehabíapuestochunga.

Losaquéde suerrorconuna sonrisa rayanaen lobeatífico.Le tendí lamanoenseñaldequetodoibabien,dequesehabíaacabadoelsufrimientopara él, de que ya no tendría que preocuparse de la policía. Pero nada ibabien, el sufrimiento acababa de comenzar y la policía era la última de suspreocupaciones. Una muchacha de la que creía haberse enamorado habíamuerto de la forma más atroz y la muchacha que, hasta entonces, habíacompartido su música ya no quería ni oír hablar de él. Iba a tener que

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buscarseotrolugarparavivirporqueelsuyolopagabaSoniaParra,ylehabíadadounultimátumqueexpirabaeldomingo.

Uncolegalehabíaofrecidoalojamientohastaqueencontraraalgo,peroalIrlandésya se lehabíapuestocaradedespedida.Yanada lo reteníaenLasPalmas. ¿Adónde iría? No lo tenía decidido. A Ibiza o Formentera. Acualquier lugar con playa, olor a sal y noches que no acaban nunca. Nadamejorparaolvidar.Lodejé—mefuiconvencidodequesería laúltimavezqueibaaverlo—,frentealGabineteLiterario,limpiandosutrompetaconunagamuza desvaída por el uso. Sonaba a superstición de músico bohemio.Jimmy creía en la suerte y, a pesar de la época que le tocaba vivir, seguíausandoaquelpañocomountalismán.

Eracuriosocómolagente,conlaqueestabacayendo,seguíacreyendoenlasuerte.Lopenséalpasarjuntoalacoladelaadministracióndelotería,lacoladelavendedoradeciegos, lacoladelgaritodelasquinielas.Lascaraseran las mismas, las de quienes esperan un golpe de fortuna con la quemandarahacerpuñetaslavidadeporqueríaquetienen.

Subílasescalerasdelaoficinaconesaimagensobrevolándolotodo.Lasmismascarasintercambiables.Gentequeseconfundeentrelagente.Abrílapuerta con una mano y el teléfono móvil en la otra. Eran las seis menoscuarto. Inés seguía acariciando con su índice la pantalla del ordenador.Levantó la cabeza y me picó un ojo a modo de bienvenida. Atravesé sudespacho, impaciente, con esa sensaciónque se te queda cuando tienesunapalabraenlapuntadelalenguaynolograsrecordarla.

Gervasio,porfin,respondió.SeguíaenelbarDeenfrente,unatascadondeservíanelmejorbocadillodecarnemechadadelmundo.Ellugarenelqueély yo nos habíamos conocido, nos habíamos embroncado y nos habíamoshecho amigos. Álvarez se estaba tomando una cerveza con un discípulo aquienlehabíansalidolosdientesbajosumando.¿Paraquélollamaba?Paraque lepidieraasu jovencolegaunfavor.Sí.Uno.Pequeñoparaelhombrepero inmenso para la humanidad de nuestro caso. El agente podríaconseguirloeneltiempoenqueGervasioregresabaalaagencia.Consuerte,llegaría antes que él. Ajá. Otra de mis corazonadas. El precio, si meequivocaba,erauninstantederidículo,yyoestabadispuestoapagarlo.

Aúnnomehabía sentado cuando apareció Inés connueva información.DebíadeservaliosaporqueyaselehabíaquitadoelardordeestómagoqueleprovocaraelpadredeAmelia.Selehabíanpuestoojosdejusticiera.Nohabíaencontradonada sobre el bardondeHermoso tomabael aperitivo.Nohallódatosqueconfirmasensupertenenciaaunapeñaradical.Ningunaacusación

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contraélporbroncasoaltercados.Nada.Sinembargo,habíadadoconalgoen la prensa digital. Algo que había pasado de puntillas entre tanta noticiatrascendente.Algosobreunpardedenunciasdealumnasdeprimercursoenlauniversidadenlaqueeltipoenseñaba.Denunciascontraunprofesorporloqueseconsiderabaconductaimpropia.Sí.Eltérminosalíavariasvecesenlanoticia.Conductaimpropia.

Alparecer,elprofesoreraproclivea tutoríasfueradelhorariolectivo,aencuentrosapuertacerradaensudespacho,amanosdistraídasenlasrodillasde las estudiantes, a indirectas sobre la posibilidad de sacar mejor nota siacudían otra vez a esas citas furtivas con él. Por supuesto, la identidad devíctimas y acosador se mantuvo en secreto. Pero, por la Facultad, por lasasignaturasquesecitabanenelreportajeyporalgunosrasgosdelindividuoquedestacabanlaschicas, Inéspondría lamanoenel fuegoaquedetrásdeaquelloestabaConradoHermoso.

Si admitíamos la conjetura de mi secretaria, a Hermoso le perdían lasmuchachas muy jóvenes. Dieciocho años, tal vez diecinueve. Más jóvenesquesuhija.Unmenorero,vaya.¿Quéhabíaocurridocon lasdenuncias?Sehabían solventado con una investigación interna, una disculpa y unapercibimiento. El profesor tenía prohibido acercarse a las alumnas y, alsiguienteepisodiocomoaquel,seríaexpulsadodelauniversidad.

Oímos sus jadeos antes que las llaves de la puerta. Mi hombre llegabadesfallecido a causa de las dichosas escaleras, ¿quién las habría inventado?Ya no tenía edad para escalar según qué Everest. Inés se burló de suslamentos de viejo. La tía Fabiola venía a verla con frecuencia y jamás sehabía quejado. Gervasio, después de respirar un par de veces hasta que levolvieseelalmaalcuerpo,respondióqueesaseñoranoteníaunapróstatadeltamañodeunbalóndereglamentoyqueasí,cualquiera.

Misecretarialeofreció,ensondepaz,unrefrescodelimón,queélaceptócomoaguademayo.Unavezsehubosentado,lopusimosaldíaennuestrasaveriguaciones.Desde el principio.Desde las entrevistas con los padres deAmeliahastaelfeoasuntodelasestudiantesuniversitarias.Álvareznosdejóhablar, mientras bebía su limonada y recuperaba el aliento. Nos miróalternativamenteaunayotro,igualquesiestuvieraescuchandounconciertoadosvoces,buscándolesmaticesalossonidosqueleibanllegando.

Ylegustabalamúsicaperonolaletra.Aquelloolíafatal.ÉlerapadreynoconcebíacómoConradoyMontserrat

podíanhabersedesentendidodeesa formadeAmelia. ¿Paraquéquieresun

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hijo si, luego, te vas a comportar con él como un perro? Peor. Los perrosmostrabanmás afecto por sus cachorros. Le gustó la teoría de lamadre deAmelia, esa según la cual los espermatozoides no deberían marchar si nomarchabaelcerebro.Lepareciósensata.Unpocoradical,perosensata.Esosí, y que lo llamaranmachista hasta después demuerto, la susodicha tesistambiénservíaparalosóvulos.Porquealamadredelainfluyentehabíaqueecharledecomeraparte.Exacto.Yafueraporacciónoporomisión,allínadieescapabadelaquema.

Siguieron debatiendo Inés y Álvarez sobre la responsabilidad de lospadresconsushijos,peroyomehabíaidoaotrolugar.Aotrotiempo.Aunaclase de matemáticas —pizarra desconchada, mapamundi descolorido,pupitres demadera— donde estudiábamos la teoría de conjuntos. Si A eraMontserrat yB,Conrado, intenté delimitar la intersección entre ambos, eseespacioencomúnqueunavezcompartieron:AmeliayBerta;BertayAmelia.

¿Importabacuáldeellaseralamayor?¿Osucarácter?¿Oelordendesusmuertes? Una había muerto en un accidente absurdo, trágico. A la otra lahabía asesinado un hombre movido por los celos, la rabia o la venganza.MontserratdelArcoparecíaculparaConradoHermoso.EstealengreimientodeAmelia.YAmelia,atenordeloquecallabaensusredes,alosdos.EnesaintersecciónentreAyBsehallabalaclave.

Volví al presente a tiempo de alcanzar una pregunta que había lanzadoGervasio.¿QuéselepasabaporlacabezaaalguiendelaedaddeConradoalacosar así a dos chiquillas de dieciocho años? Para Álvarez resultabaincomprensible.Éltambiénteníaunahijay,aunquelachicayanovolveríaacumplir los cuarenta, la seguía viendo como una niña. Una niña, caramba.HastaInésleparecíamuyjoven.Queloperdonara,peroeraincapazdeverladeotromodo.Yluegoestabalavergüenza,eldescrédito.Unpadresedesvivehasta laobsesiónparaquesushijossesientanorgullososdeél.Es loúnicoque te queda cuando te marchas: dejar huella en tus hijos. ¿Qué habríapensado la influyente, qué huella le iba a quedar, de saber lo queConradohacíaconsusalumnasenlastutorías?

Mi secretaria saltó como un resorte del sofá.Claro. Se golpeó la frentehastatresvecesconlapalmadelamano.Quétonta.Ysaliócorriendohaciasuescritorio,mientras se recogía el cabello enunmoño,que luego trabaríaconunlápizStaedler.Eraungestoquelehabíavistohacermilvecescuandonecesitabaconcentración.

Gervasioyyonosmiramossinentenderdel todoloquehabíasucedido.Élseatrevióapreguntarloenvozalta,desdeelfondodelestudio,peroInés

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yanooíamásquesuobsesión.Lasentimosmascullarlarabieta.¿Seestabavolviendotorpeconlosaños?¿Enserio?¿Cómoesquenohabíacaídoantes?Si lo tenía delante de los ojos. ¿No dicen que un mono que maneja unordenadorsiguesiendounmono?Puesellaveníaaserlamonamásidiotadeljeringadozoo.

Cuandoreaparecióenmidespacho,diezminutosmástarde,yatraíaotrosemblante. El de quien acaba de desactivar una bomba. Sudorosa,despeluzada,agitabaconímpetuunahojadepapelquetraíaenlamano.Labanderadeldescubrimiento.Sesentó.Se recogióun flecoque lecaíasobrelos ojos. Repitió la pregunta de Gervasio: ¿Qué habría pensadoAmelia desaberloquesupadrehacíaconsusalumnasenlastutorías?

Por las fechas en las que se había destapado el feo asunto de launiversidad,AmeliaHermosoandabadeviajeenRoma.Durantevariosdías,subióasupáginafotosenlaFontanadiTrevi,enelColiseo,enunaterrazaconelcastillodeSant’Angelodefondoyunbreveríoverdoso.Debíadeestarpelandolapavaconalgúnitalianoporqueenunadelasimágenes,orladadecaritassonrientesycorazonespúrpuras,selosveíaimitandolaescenadeLaDamayelVagabundoenlaquelosperroscompartenunespaguetihastalosmorros.Ellapretenderíaocultar la identidaddelchicoporqueaélsoloseleveíalaorejayunabarbadetresdías.Dehecholocitabaporlasiniciales.G.L.GiuseppeLombardi,GiacomoLanza,GuidoLeone o vaya usted a saberquéotronombreromano.

Álvarez carraspeó en señal de impaciencia. ¿Qué coño le interesaba anadie el nombredel italianito? Inés sedisculpó.Ya iba a lo importante.LacuestiónesqueaRomanohabríallegadolanoticiadeladenuncia.Sincontarcon que Amelia se había impuesto ser feliz allí y estaba resuelta a queninguna sombra le amargara el viaje. Pero hete aquí que, a su regreso, derepenteensuInstagramsemarchitaronlasfotografíasyafloróunramilletedemensajes. Una ráfaga, como el vómito de una ametralladora. Mensajesencriptados, herméticos del tipo Aunque la esperes, una puñalada siempreseráunapuñalada.O:Sivasamatarmeotravez,tenladecenciademirarmealosojos.O, e Inéshabía subrayadoesteúltimo,Al fin el diablo sequitó lamáscara, que venía acompañado por el cuadro de un sátiro cornudo y unasninfas.Teníamosqueverlo.Cuatroninfasdesnudasenunbosquealrededordeunaquimera,unbichomitadhombre,mitadcarnero.

Esecambiotandrástico—Inésseadelantóanuestrasiguientepregunta—podíadeberse,escierto,aundesengañoamoroso.Acasolodelitalianoacabócomo lanochedeSanJuan.Pero,de serasí, la influyentehabríaeliminado

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todas las huellas del romance y, sin embargo, allí seguían las fotos y loscorazones púrpuras en su Instagram.Demanera que la conclusión eramássimplequeeso:Ameliasísupolodelincidentedesupadreconlasalumnasyal parecer no la pilló por sorpresa. Aquello de esperar la puñalada o dematarlaotravezresultabaevidente.

Laheridaeramuyvieja.Gervasiolevantólamano,comosiestuvieraenlaescuela,paraintervenir.

Unmomentito.¿Lachicaescribiótodoesoensupágina,ynadielorelacionóconlahistoriadelpadreenlauniversidad?No.Enlasredesunoenseñahastadondequiereyesovaletantoparaelescotecomoparaelálbumfamiliar.Parasusseguidores,Ameliaerahuérfana.Siellanohablabajamásdesufamiliaesquenoeraimportante.Gervasioinsistió.Deacuerdo.Parasusseguidores,no.Peroalapolicíanopudoescapárseleesedatoenlainvestigación.

Osí.

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Elintercambio

CuandodilucidábamossiacudiraMargaritaEspondaconloqueteníamoso seguir por nuestra cuenta, el informante de Álvarez en comisaría vino atraernos la buena nueva. Gervasio respondió al teléfono, saludó sinmuchobrío, respondió con un par de monosílabos, tranquilizó a su interlocutor,sonriódeunmodomisteriosoy,alfin,agradecióaljovenpolicíalamolestia.Ya.Nohabíasidomolestiaperoledabalasgraciasigualmente.Seladebía.¿Unalmuerzo?Susanaestaríaencantadadeinvitarloaalmorzarropaviejadepulpocualquierdíadeaquellos.Clarísimo.Quelodejaradesumano.Yalollamaría.Graciasdenuevo.Adiós.

Inés,yaconelmoñodesbaratado,agarróellápizStaedlercontantafuerzaqueapiqueestuvodepartirloendos.¿AquiéncoñoleimportabasiSusanaibaahacerropaviejadepulpoomedallonesdeternera,hombre?Álvarezsedisculpó.Donde lasdan, las toman.Se lo teníamerecidoporcascarrabiasyquejica.

Fuealgrano.Según los registros de las aerolíneas, yo me iba a librar de hacer el

ridículoporquemipresentimientohabíasidoatinado.UntalSergioHermosoMoraledahabíallegadoaGranCanariaelmiércoles,veinticuatrodemayo,undíaantesqueAmelia,enunvueloprocedentedeMadrid.Yhabíaregresadoelviernes,veintiséis,víaTenerifeNorte.Correcto.Unviajerelámpago.

Mi secretaria se derrumbó en el sofá. Parecía decepcionada. Se habíahechoalaideadeajustarlelascuentasalpederastadeConradoHermosoperoahorairrumpíaunanuevapiezaeneltableroconlaquenadiecontaba.Mediotanta lástima verla así de derrotada que fui corriendo en su auxilio. Lo depederasta, eso sí, habría que ponerlo en cuarentena.Demomento. La edadlegal,pormásqueaÁlvarez lechirriaranlosencuentroseneldespachodelprofesor,losalvaguardaba.Todolomáspodríamosachacarleabusodepodero,comorepetíalanoticia,conductaimpropia.Demomento.Yno,carajo.Yono estaba justificando la actitud de Hermoso. Me resultaba igual de

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deleznable que a mis dos socios. Pero necesitábamos algo más que unadenunciaarchivadasobreacosoparaacudiraEsponda.

Habíaqueanalizarlanuevapiezadeltablero.¿Quépintabaunarquitectode Santander en todo aquello? ¿Qué relación tenía aquel hombre con susobrina?Mientras hablaba,mimano fue trazando las preguntas enunbloc.Sinserconsciente,subrayélaciudaddondevivíaSergioHermoso.Santander.Las letras comenzaron a danzar sobre el blanco del papel. Santander. Serevolvieron, se mezclaron. Siempre me gustó jugar con acrósticos ypalíndromos.Dábalearrozalazorraelabad.

Así surgió la idea. Absurda como todas las ideas nacidas de ladesesperación.Disparatada,quizá.¿TeníaInésaúnguardadaslasnotassobrelos acosadores de Amelia? Sí. ¿Podía repasar los seudónimos de aquellostipos?Podía.Tardóunsuspiroeniryvolverdesuescritorio.Pasólaspáginascon nervio. Se detuvo en una.Allí estaban almenos los que yo recordaba:Sandokán,MísterMagoo,elGuardiánentreelcenteno,ÁngelExterminador,Red Satann…Detuve la alineación demalvados.Allí quería llegar.ARedSatann.

Condosenes.Coñosidabamiedo.MuchomásqueSantander.Peroconlasmismasletras.¿Podríatratarsedeunacasualidad?¿Quiénsabía?¿Rebuscado?Sinduda.

Peromásrebuscadahabíasidolamuertedelaescritoraquesoloescribióunlibro y ahí llevábamos una semana batallando con ella. Gervasio tuvomásclaroquenuncaquehabíaqueinformaraMargaritaEsponda.Podíaaceptar,afuerza de imaginación y buena fe, lo del jodido anagrama, pero Santanderquedabamuylejosdenuestrajurisdicción.Tantocomolaluna.

Amí,sinembargo,laideadelanagramameatraíaperonomecuadrabaelresto de las cuentas.Montserrat delArco se había despedido con una frasedifícildeolvidar.Avecespiensoquemeequivoquéalelegirgemelo.Asíytodo,aceptélapropuestadeÁlvarez.Iríaaveralainspectorajefe,peroantesleharíaotravisitaalamadredeAmelia.NopodíapresentarmeanteEspondaconunateoríalocayunacertijo.Memandaríaalcarajo.Sedescojonaríademí.Además,elhotelIberiamepillabadepasoalacomisaría.

Elvestíbuloestabadesiertoaaquellahora.Elrelojdelaentradadabalassietey diez. El recepcionista estudiaba algún dato en el ordenador. Pulsaba coninsistencia una tecla, como si pasara las páginas de un memorándum o,

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jugandoamalpensado,lasdeuncalendariodemujeresdesnudas.Cuandomevio llegar, cerró la página de inmediato y se levantó. ¿La habitación de laseñoradelArco?Un segundo, que lo consultaba.Sí.Me señalóuna cabinajuntoalosascensores.Medictóelnúmero.Yallíquefuiaprobarsuerte.

Perolasuerte,amigo,hayqueganársela.Hasta el auricular me recibió con frialdad.Montserrat respondió de un

modo áspero, afilado comonavaja barbera.Creía habermedichoqueya noteníanadamásquehablarconmigo.¿Quépartederespetarsudolornohabíaentendido yo? Su dolor, por supuesto. Su dolor, cómo no. La mujer lolamentabaperoibaatenerquedejarme,porquellegabatardeaunareunión.Acepté su excusa falsa y su legítima reprimenda con la misma inocenteactitud.

Sin embargo, antes de queme colgara, le iba a deslizar unanoticia.Loquehicieradespuésconellayanoeraasuntomío.¿Quénoticia?Ladequealguien con un nombre tan poco común como Sergio Hermoso Moraledahabía arribado a la isla el día anterior a la muerte de su hija. Y se habíamarchado al día siguiente, usando una artimaña de lo más sospechosa: enlugardevolardirectamenteaMadrid,habíahechoescalaenTenerife.Sí.Esosolo lohacequienha reservado tarde lospasajesoquien intentaborrarunahuella.

Entoncesquiencolgófuiyo.Leditiempoaquerumiaralainformación.Recorrídespacio,contodala

calmadelmundo, losquincemetrosquedistabanhastaelbardelhotel.Meacodéen labarra.Pedíuncafésoloycargado.Sinazúcar.Elbarman—untipoalto,peladoarapeparadisimularunacalvainminente,quesonreíatodoelratocomosilavidafueraunafiesta—mereconociódelavezanterioryseaventuróabromear.¿Elcaballeronoseatrevíaconotrocoñac?Leseguí lacorriente.Elcaballero,sí.Elquenoseatrevíaerasuhígado.

Enlarecepciónsonóunteléfono.Elconserjerespondióconsuamabilidadapruebadebombas.Sinperder lacompostura, levantó lacabezaymehizouna seña con las cejas. Me acerqué a ver lo que quería. Por lo visto,Montserrat delArco había cambiado de opinión. Paramí que lo que habíacambiadoeradedolor.Merogabaquelaesperaseenelvestíbulo.Lepedíalrecepcionistaque ledierarecadodequeestaríaenelbar.Uncaféfríoyunbarmansolitarionosirvenparanada.

Traíacaradeniñaquenohaentendidodeltodoelcuentoyandaenesperadelamoraleja.¿Quéhabíaocurrido?¿Eraciertoloquelehabíacontadohacíaunminuto?Demedioamedio.Yonosoydelosquesiempredicenlaverdad,

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perosídelosquenuncamienten.AcababadedescubrirlodelviajefugazdeSergio Hermoso y tampoco le encontraba sentido. Por eso estaba allí.Esperabaqueellatuvieraunaexplicación.

Puesibaaviado.Porquenolatenía.Hacía años que no había visto a Sergio, pero una persona no puede

cambiartanto.Suexcuñadoeraunartista.Unbohemio.Unprovocador.Lodela arquitectura no pasaba de tapadera. Había estudiado por obligación,forzadoporunpadreautoritarioycruel,quesacabaapasearelcintoalmenordescuido.Peroloqueélsiemprequisoserfuepintor.Dibujabacomonadie.Eracapazderecrearelmundohastaelmásmínimodetalle,dememoriayconsolouncarboncilloyunacartulina.Peroparaelviejoaquellonoeranmásquemariconadas.Yélnohabíacriadohijosmaricones.

Y,comoatodocerdolellegasuSanMartín,eltirolesalióporlaculata.PorqueSergio acabó la carrera de arquitectura, sí.Montó un estudio en lasafuerasdeSantander,también.Perosefueavivirallíconelgranamordesuvida,unmexicanodeMonterreyconnombredetelenovela.CarlosAlfredooMiguelAgustínoDiegoAlberto,Montserratno lo recordabaconexactitud.Hastadondeellasabía,Sergiosiguepintandoenlosratosqueledejalibrelodediseñarapartamentosygasolineras.Ajá.Gasolineras.Sehaespecializadoen construir unas, elegantísimasy luminosas.Dicho enotras palabras: si loqueyo estaba sugiriendo era que su excuñadohabía asesinado aAmelia esquemehabíavueltomáslocodeloqueparecía.

Iba a pedirle un café conhielo, antes de responderle, pero el hígadodeMontserrat sí podía permitirse algomás fuerte. ¿Whisky?No.No tanto. Lebastaríaconungin-tonic.Sinlastonteríasdelpepinoyelaromadeendrinas.Ginebra,tónica,dospiedrasdehieloyunarodajadelima.Nomequedóclarosi el barman sonriente se marchaba complacido con la elección o con laelectora.

Unavezsentadosalamismamesadenuestraprimeracita,lasaquédeunerror.Yonoestabasugiriendonada.Mehabíalimitadoaconstatarunhecho.Unhechoquepodíaconfirmarconloslistadosdelacompañíaaérea.AlguienconelnombredesuexcuñadoaterrizóenlaislaundíaantesqueAmelia,elmiércoles, veinticuatro de mayo, Santa María Auxiliadora. Sí. Lo sabíaporqueeraelsantodemimadre,noporquevinieraalcaso.

LoquesíveníaalcasoeraqueeltiporegresóalaPenínsulaelmismodíadelcrimendelhotelParque.Contrastado.Alasdocedelviernes,veintiséis,elpasajero SergioHermosoMoraleda viajó a Tenerife y, de allí, en un vuelo

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regular de Iberia, a Madrid, adonde llegó a las siete y cuarenta horapeninsular.¿Porquétantoajetreoconlavuelta?Quizáyalotuvieraprevistode antemano. Sabía que ya habrían encontrado el cuerpo de Amelia ynecesitabaponertierradepormedio.EnTenerifenadieandaríadetrásdeunasesinotodavía.

Unplancasiperfecto.Quienquiera que lo idease lo estudió al detalle. Eligió el lugar y el

momentooportunos.Yyateníatrazadoelmododehuida.Bastabaconsaberdónde iba a estar Amelia aquella noche y le fue muy sencillo. Se habíaanunciadoabomboyplatillodesdeunmesantes,cuandosepresentólaferiadel libro de Las Palmas. La influyente había invitado a sus seguidores deGranCanaria.TeníaquehabervistoMontserratelcirioquesemontóenelparque SanTelmo, la fila de fans que daba la vuelta a la plaza, el griteríoencendido.¿Porquétanlejosdecasa?Puedequeprecisamenteporeso:porserlejos.Nadieteasociaaunaislaquejamáshaspisado.

La mujer seguía sin poder creerlo. ¿Sergio? No. Imposible. El pintoradorabaasussobrinas.Cuandoaúnpodíanconsiderarseunafamilia,antesdela tragediaquese los llevóa todospordelante, lacasaestabadecoradaconbocetosy apuntesde lasniñas.Tan realista, queunopodíadistinguirquiéneraBertayquiénAmelia.Algoqueenlarealidadresultaba…Montserratnopudo continuar. Semordió el nudillo del dedo índice con tanta fuerza quepenséqueseloibaaarrancardecuajo.Eratodotanabsurdo.Tandesatinado.¿Sergio?

Me pareció que había sido sincera con lo de equivocarse de marido.Imaginé a una joven enamorada de alguien que nunca le correspondería.Auna joven que acabó conformándose con una mala copia de su amor, elhermanogemelo.Deverasmediolástima.Leconfeséqueyotampococreíaen esa versión. En verdad, la hipótesis que barajábamos era que alguien sehabía hecho pasar por Sergio. Alguien que tuviera la oportunidad desuplantarlo.Alguientanparecidoaélquenisiquierasumadrepudieranotarelcambiazo.Lamalacopia.

Loviensusojos.La confirmación de un cataclismo. Una fatalidad que había temido

siempre.Habíaachacado,pormiedoopordesidia, lamuertedesuhijaa lavidadesquiciadaquellevaba.Aunodeesosodiadores,ocomosellamasen,quepululabanenlasredesdeAmelia,peroloqueempezabaahacersevisibleensumenteeraaúnmásatroz.

Yoteníaqueentenderlo.

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Habíahecho lo imposibleporalejarladelmonstruo.Se lahabía llevadolejos, al otro lado del país, a otra ciudad. Pero ya fue tarde. La niña habíacrecidoodiándolatambiénaella.Lereprochaba,conrazón,nohaberlasabidoproteger.Sesuponequeesloquedebenhacerlasmadres,¿no?Protegerasushijosdetodoslospeligros.Igualqueeljuramentoesequetantorepitenenlaspelículas americanas. Prometo defender a mi país de cualquier enemigoextranjeroonacional.SupaíseraAmelia.Yestuvotanocupadaendefenderladelpeligroextranjeroqueseolvidódelqueteníaensucasa.

Al principio fue solo una sospecha. El nerviosismo de las chiquillascuandoélestabacerca.Laformaenquebajabanlavistaohuíanaescondersebajolacamaodentrodelropero,nomássentíanlasllavesdelapuerta.Supoque algo ocurría pero no quiso creerlo. Porque esas cosas suceden, sí. Pordesgraciasuceden.Peroenotrasfamilias,noenlasuya.

Hastaquesehizoelsilencioensusvidas.Y,comosiDioslehubieradadoaunbotón,todosedetuvo.Unatarde,cuandoBertayAmeliavolvíanacasadespuésdejugarenelparque,pasaronjuntoalsolarvacío.Lohabíancruzadounmillóndeveces.Habíanfantaseadoconlosanimalillosquepodíanhabitaraqueldescampado.Habíanescritoensusparedesconsignasinfantiles,Tontoelquelolea.Peroesatardellovió,latierraestabahúmedayolíaamoho.Paracolmo,lasniñashabíandesplegadosusparaguasimitandoaMaryPoppinsynopudieronvercómoelmurocedíaenelmomentojustoenquepasabanpordelante.

Ningunaseapartóatiempo.Ameliatuvosuerteyselibrócondiezpuntosdesuturaenunhombroyun

golpeenlacaderaporelquecojeótodoaquelcurso.PeroBertacaminabaporelinteriordelaaceraysucuerpitorecibiótodoelimpacto.Doscientoskilosde piedra que la sepultaron. Cuando acabaron de desescombrar, ya norespiraba. Sus ojitos miraban al vacío. Los labios se le quedaron azules ymarchitos.

¿Quiénestabaconellas?Nadie.Desde hacía algunas semanas acudían al parque con otra vecinita y la

cuidadoradeesta.Eraunamuestradeconfianzaqueleshabíanotorgadoalasgemelas para que se responsabilizaran: acudir al parque solas. Montserrat,cómono,lasvigilabadesdelaventanadelacocina.Mientrasfregabalaloza,podía ver el parque, el solar, el paso de peatones, la parada de guaguas, laverjadelaentrada.Losprimerosdíasnosemovíadelfregadero.Pero,pocoapoco,fuerelajandolaguardia.Esatardenorecuerdahaberseasomado,talvez

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lohicieraperolasimágenessonconfusas.Acasoimaginóelaccidente.Yesonolaconsolabaporqueimaginar,quenomecupieraduda,erapeorquever.

Berta yAmelia podían haberse quedado un ratomás en el parque peroConrado y ella tenían una cena aquella noche y querían dejarlas duchadaspara cuando llegara la canguro. ¿Lo veía? Toda una conjura. El azar seconfabulóesatardedeabrilparajoderlelavidaparasiempre.Siunosolodeaquellos acontecimientos—la cena, la lluvia, los paraguas—no se hubieraproducido,Bertaseguiríaviva,talvezAmelialahubieraqueridoalgunavez,y Montserrat no sería ahora una adicta a los tranquilizantes y a lospsicoanalistas.

Eljuicioporeldivorcioresultóotrocastigo.Conrado peleó con uñas y dientes para quedarse a Amelia. Culpó a su

exmujer, a la que iba a ser su exmujer, de negligencia. ¿Qué juez leconcedería lacustodiaaunamadredespués,de loocurridoconelmurodelsolar?ComosiladecisióndedejarlasirsolasalparquehubiesesidosolodeMontserrat.Yelmuycabrónestuvoaunpasodeconseguirlo.Porsuerte,lajueza—talvezporsermujer,resolviócomolohizo—atendiólosdeseosdela niña, que de ningunamanera quería quedarse con su padre.No dijo porqué.Apenashablódurante lavista.Solodeclaróquepreferíavivirconella.Lajuezadecretóqueasísería,peronienbromaibaaconculcarelderechodeunpadreavera suhija.Conradopodríapasar tiempocon lachiquillaperosiemprebajolasupervisióndeunaasistentesocial.

Alcumplirloscatorce,Ameliadejódeiraesosencuentros.YMontserratdelArcoaprovechólatesituraparamudarseaotraciudad.Peroeracuestióndetiempoqueestallaralabomba.Yalosdieciochosuhijasemarchódecasapara no volver. Trabajó sirviendo copas en un bar, de dependienta en unatiendaderopavaquera,deazafatadecongresos.Hastaqueseabriócaminoenelmundodelasredesydioelpelotazo.

Enelúltimoañomadreehijasehabíanvistodosotresvecesydespuésde que Montserrat le insistiera, le suplicara casi, que almorzaran juntas otomaranunacocacolaenunacafetería.Elproblemaesquesiempreacababandiscutiendo.CuandosalíaelnombredeConrado—ahoraloveíabajootraluz—,Ameliaparecíarompersecomolacerámica.Seleensombrecíalamiraday se enrocaba en un silencio perturbador. Recordaba una tarde lluviosa deotoñoenelRetiro.Suhijalepreguntó,situviesequeelegir,quéelegiría:¿elaguaoelfuego?Ellanocomprendióaquéveníalapregunta.Ylaaspiranteaescritoraselarepitió:¿preferíaelaguaoelfuego?

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¿Qué diferencia había? Que el agua tira hacia abajo y el fuego haciaarriba.Cadaunoeligeuncaminodiferente,perolosdosarrasancontodoloque tocan. Montserrat seguía sin entender del todo. Y Amelia, másimpenetrable que nunca, respondió que su vida había sido una lucha paraescapardelfuegoy,alfinal,fueelaguaquienacabómatándola.Entonces,enelparquedelRetiro,asociólodelaguaalamuertedeBerta.Ahora,acababadecomprenderqueelfuegoeraConrado.Conradoytodaslasatrocidadesquepudohacerlesalasgemelas.

Bebió un largo trago de su gin-tonic. Necesitaba digerir aqueldesasosiego.Se leacumulaban laspreguntasen losojosvidriosos.¿Porquésu exmarido había decidido matar a Amelia ahora? Por el asunto de lasalumnas de la universidad. Ese fue el detonante. La muchacha seguíainsistiendoensusredes,errequeerre,conqueeldiabloandabasuelto.Ysupadre no aguantó más. Le conté lo de los últimos mensajes que la chicarecibióantesdemorir.Alguienhabíaqueridoquedarconellaesanoche.Sedisculpaba por los errores del pasado y suplicaba que cesaran sus cruelespalabrasdedesprecio.Ameliareplicóqueyaeratarde.Quelehabíahechoyademasiadodaño.

El resto era conocido:muerto el perro, se acabó la rabia.Ya. El refránresultaba desafortunado ymostraba una terrible insensibilidad pormi partepero,despuésdeloqueacababadeescucharsobrelafamiliaHermoso,nomequedabamalditoespíritunavideño.

Semehabíaagriadoelhumor.Ibaacontinuarenlabrega,perosoloporqueselohabíaprometidoaotra

muchacha.A partir de ahí, necesitábamos ayuda.Me creyera o no, no podía hacer

másporella.Sialguienteníaautoridadparabajarlapersianaenaquelcaso,esa era Margarita Esponda, la inspectora jefe. Los detectives, ya se sabe,somospuracomparsaenlaescenadeuncrimen.Habíaquellegarajefatura,yconvencer a Esponda de que lo que le llevábamos era más que unasuposición,unprejuicioounavenganza.

Del Arco planteó la posibilidad de telefonear antes a su excuñado ypreguntarlealgo tansimplecomosihabíavenidoaGranCanaria lavísperadelasesinato.Leahorréeltrabajo.DeSergioHermososoloobtendríamosunarespuesta.Tantosieraculpablecomosino,negaríaaquelviajecontodassusfuerzas.

Alsalirdelhotel,noscruzamosconelsátirocornudo,queveníadevuelta.Posósumiradadeaguiluchoensuexmujeryluegoenmí.Seirguió.Yuna

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sonrisa cínica le reviró la boca.Comprendí de inmediato el asco que habíasuscitado en Inés. Seme atragantaron las ganas de cogerlo por el cuello yborrarlelasonrisaatrompadas.

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Finaldetrayecto

AMargaritanoparecióextrañarlenuestrapresenciaallí.Sediríaquenosestabaesperando.Elúnicogestode sorpresa se lopermitió alvernos llegarjuntos a su despacho.Vaya extraña pareja, debió pensar. Lamadre de unavíctimadeasesinatoyeldetectivedeprovincias.Montserrathablóprimero.Ysu discurso sonó a Rulfo, a Pedro Páramo: Vine a Las Palmas porquemedijeronqueaquímuriómihija,unatalAmeliaHermoso…

Alnombraralachiquilla,sedesmoronó.Rompióallorarconamargura.La inspectora jefe se levantóabuscaraguadeundispensadorque tenía

juntoalapuerta.Regresóconunvasodeplásticoperladodelágrimasdelaexudación. Envolvió el vaso en una servilleta y se lo tendió aMontserrat.Volvióasusilla,seacodóenelescritorio,memiróconairederesignaciónymehizoungestoparaquecontinuaradondelamujerlohabíadejado.

Espondasedispusoaescucharmerecitaruncatecismollenodesospechas,decábalas,dereprocheshaciaConradoHermoso,salpimentadoaquíyalládedatosdispersosquebuscabanunordenyunconcierto.Unaniñasepultadaporunendeblemurohacíaquinceaños.Sugemela,alaqueledanaelegirentrela sartén y el fuego, y elige la sartén. La denuncia sin recorrido de dosestudiantesuniversitariascontraunprofesor.ElcuadrodeunsátirorodeadodeninfasenelInstagramdelainfluyenteasesinada.Unosmensajescruzadosdeguasapque,alfinal,noproveníandeunenamorado.Unbilletedeaviónanombre de un tío que vive en Santander. Un odiador tenaz, insistente denombreRedSatann.Yuntipodetestable,adictoalasgalletasinglesas.

Pasabacomoconesosrostrosextrañosyhermososqueunoobservaenlavida, hechos de retales de otros rostros distintos. Los datos, así, aislados,podíanparecerazarososocasuales.Pero juntos revelaban lahistoria ingratade una pobremuchacha a la que habíanmatado en un cuarto de hotel. Lahistoriamísera—puestosaelucubrar,elucubrécomounchamánanteelfuegodelatribu—deunniñomaltratadoporunpadreviolentoybebedor.Unniñoque, con el tiempo, se convierte asimismo en padre de dos lindas gemelas.

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Que revive su infancia dolorosa. Incapazde sentir ningún tipode emoción,ningúntipodeempatía.Quemaltratatambién,peroasumodo.

Porque los tiemposhabíancambiadoyyanoseestilabaelcintazoen laespalda,queademásdejamarcasmuyvisibles.Porqueelhombretuvolamalafortunadeque lenacierandoshijas,y cruzarle la espaldaa latigazosaunaniña era de salvajes, ¿no es cierto? Porque a las niñas hay que quererlas,mimarlas, acariciarlas, besarlas, sentarlas sobre las rodillas, sobarlas.Aprovecharquenopuedendefenderse,que lasparalizaelmiedoy,al final,lasmarcasque lesdejasnoseven.Deese tamaño,deesahediondez fueelcrimendeConradoHermoso.

MontserratdelArconosupodigerirmirelato.Oelaguaestabademasiadofríaolahistoriadesufamiliademasiadocaliente.Preguntóporelbaño,peronisiquierapudodardospasosantesdevomitarhastalospedazosdefrutadeldesayuno. Pidió disculpas a la inspectora. Se sentía abochornada.Y no. Elvómitoeraloquemenosledolía.Seavergonzabadesuvidademierda.Dehaberseconformadoconelgemelomalo.Dehaberseempecinadoentraerdoshijasalmundoparadejarlas,luego,aladeriva.Denohaberrotolascadenasatiempo.Debiódeserellalaquemurieraaplastadabajoloscascotesdeaquelmuro.Ella,alaqueestrangularanenaquellahabitacióndehotel.

Enloquelamujeribaarecomponersealbaño,Espondamandóllamaraalguien para que limpiara el estropicio. El tufo a alcohol y a fruta ranciainundósudespacho.Elairesevolvióirrespirable.Margaritacorrióaabrirlasventanas. Sacó un frasco de colonia de su cartera y empapó con ella unpañuelo,que ibaaestaroliendoel restode lanoche.Unagentede serviciollegóconunbaldedeaguayunafregona,aesahoranoquedabanadiedelalimpiezaenjefatura.Decidimossalirdelaoficina.

Lo que ocurrió después fue todo un cúmulo de errores, de malasdecisiones,dedescuidosimprudentes.

¿No había hablado Montserrat, al relatar la muerte de Berta, de unaconjura?Puesallí seconjuraron todos losdemonios.Primero, llevamosa lamujeraldespachoquehabíadejadolibreelagentedeguardia,yladejamosasolas,mascandosucalvario.Después,salimosalpasilloparahablarsinqueella nos oyera. Tres minutos. Esponda quería saber si mi narración sesostendríaanteunjuez.Eraconocedoradelasuntodelasestudiantesyhabíaconsiderado la conexión con los últimos mensajes del móvil de Amelia.Suponía también que la historia de la familia Hermoso escondía másfantasmasqueuncastillorumano.Pero lodelbilleteanombredelhermanogemelo y el origen del olor amantequilla en la habitación le resultaba una

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extravagancia difícil de demostrar. Tresminutos. Por último, regresamos aporMontserratdelArco.Necesitarían,alaluzdelosnuevosindicios,volveratomarledeclaración.Quizátardaranunpocomásquelaprimeravez.

Ningunodelosdosapreció,cuandoentramos,lamiradatorcidadeaquellamadre.Ningunodelosdospercibióladeterminaciónensusojos.Ningunoledioimportanciaaltemblornerviosodesusmanos.Ningunoprestóatenciónaquesubolsohabíaengordado,enesostresminutos,exactamentesetecientostresgramos.

Dejé a Montserrat del Arco declarando en jefatura. Ya nada se me habíaperdidoallí.Cuandosalí,habíaoscurecido,lanocheestabaquietayunvientofrío lanzaba machetazos. Y es que el tiempo llevaba algunas temporadasdislocado. Jugaba con nosotros al gato y a ratón. Apretaba el calor endiciembreyhelabaaprincipiosdejunio.Undesatino.Mesubílassolapasdela chaqueta para protegerme, pero fue en vano.Mi quebranto venía de lasentrañas.Meestabacorroyendounasensaciónagria,ladehabitarunmundoqueapenascomprendía,quenosentíamío.

A uno siempre le duele llegar tarde a lamuerte.Que te llamen cuandonada puedes hacer sino descifrar huellas como un intérprete de códicesantiguos.Entoncesdescubreselhorrorquedebiósentirlavíctima,elinfiernoindecible,elsufrimientodelosúltimosinstantes.Lapreguntaqueatodosnosconmuevees si fueconscientede loque ibaaocurrirle, si se sintió sola, sipadeció.Sinembargo,enelcasodelaescritoraalaquesololepermitieronescribirunlibro,lamuertefueelfinaldeuntrayectopavoroso.

MispasosmellevaronalaPuntilla,alrincóndelaplayadondemiabueloColacho se pasó media vida restañando barcazas. El viejo calafate habíamuertohacíaseisañosyyoaúnsoñabaconél.Avecesmesorprendíaamímismohablándole de un caso, compartiendouna preocupación, revelándoleuntemor.Añorabasuvoz,susonrisaqueacababairremediablementeenunatos cavernosa, sumanera de escuchar. Era el tipo quemejor escuchaba delmundo.Yélhabríaelegido,sindudar,elaguaantesqueelfuego.

Solíaquedarseensilenciomirandolainmensidaddelocéano.Paraél,loshombres eran como la espuma de las olas que trae el mar. Lo del librealbedríolepareciósiempreunainvencióndeloscuras.¡Quélibrealbedríoniquéocho cuartos! Íbamosyveníamos arrastradosporuna fuerza superior anosotros,yelsecretoconsistíaenresistir,amigo.Resistir.Hastaquellegaralaolaqueyanonosdevolveríaalaorilla.

Murióconmásdenoventaañosyviviócomoquiso.

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SeguroquecompartiríaconmigoaquellahondatristezaquemeprovocabalaverdadreveladasobreAmeliaHermoso.Nadiedeberíasufrirloqueella.Nimuriócuandolecorrespondíaniviviócomolehubiesegustado.Suolallegódemasiadopronto.

Me sacó del marasmo melancólico el sonido de un teléfono. Hasta lacuartao laquintaseñalnocaíen lacuentadequeeraelmío.Losaquédelbolsilloconesfuerzo,lasmanossemehabíanquedadoentumecidas.GervasioÁlvarezandabainquietopormí.¿Dóndecarajoestás?

—Enlaplaya.—¿Conestefrío?¿Quédemonioshacesahí?—Yasabes.Rendirvisitaamisantepasados.—NiquefuerasCochise,joder.¿Tanmalestás?—Peor.VengodehablarconMargaritaEsponda.—¿YlamadredeAmelia?—Sequedódeclarandoenjefatura.Metemoquetienepararato.—Puesyaestá.Asuntocerrado.Seacabó loque sedaba.Hemoshecho

nuestrotrabajoyahoralestocaactuaralapolicíayalosjueces.—Esoquisieraverloyo.—Que sí.Nome seas aguafiestas.Mira. Inés semarchó hace un rato a

casadelaotraAmelia,adarlelanoticia.Aestashorasestaráncelebrándolo.—¿Celebrandoelqué?—Quealmenosparaellaseacabólapesadilla.Encuantolosperiódicosy

las redes huelan el rastro deConradoHermoso, ya nadie se acordará de lacamareradepiso.Esoesloquequeríamos,¿no?

—Lasredes.—Ylosperiódicos.¿Notienesunamigoquetrabajaenuno?Puesestees

buenmomentoparallamarloycontarlelahistoria.—Eso tendrá que esperar a mañana. Hoy ya no tengo cuerpo para

repetirla.Haceunrato,aloírmela,MontserratdelArcoechóhastalabilisenelsuelode tuantiguodespacho.Si tengoquevolveracontarla,compañero,seréyoquienvomite.

—Puesveteacasa.Descansa.LlamaaBeatriz.Ynoolvidesdecirlequelaquieres.

—Coño,Álvarez,temeestásvolviendounromántico.—Quéva.EstoúltimoesrecadodeSusana.Meloacabadesoplaraloído.—Claro,claro.—Telojuro.—Venga.Nosvemosmañanaenlaoficina.

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—Niloco.Mañanaesviernesytocamercado.Hicecasoalarecomendación,provinieradeélodeSusana.Mefuiacasa.

Me di una ducha.Me preparé un bocadillo de atún ymayonesa. Abrí unabotelladevino.Yllaméaminovia.Loprimeroquehicefuedecirleque laqueríay,pordescontado,lediunsustodelcarajo.Seempeñóenquelaestaballamandodesdelacamadeunhospital.Quemehabíanpegadountirooalgoasí.Quedeliraba.

La tranquilicé. Llamaba desde casa y estaba ileso. Derrotado decansancio, pero ileso. La cena era algo triste pero no tanto como para eldelirio. Me encontraba bien. De verdad. Se lo prometía. Ni un rasguño.Además, le traía una buena noticia. Tenía el fin de semana para ella. SiGervasioseibaalmercadoelviernes,yonopensabavolveraltrabajohastaellunes.Unfindesemanalargoparahacerloquenosvinieraengana.¿Agaete?Agaete me parecía estupendo. Inmejorable. Una sama a la espalda, unescaldóndegofioyunpaseoporelpuertito.¿Unbañoenelmar?QuenosepasaraBeatrizGuillén.Hacíaunfríodecojonesparaunbañoenelmar.Peromecomprometíaaguardarlelaropaalavalientequesedierauno.

Sedijo.Ydeverdadlaquería.Eldestino,noobstante,vinoatorcerleelbrazoanuestrosplanes.Niella

ni yo sabíamos, cuando nos despedimos esa anoche, que la bomba de otramuertenosestallaríaenlasmanos.

Ni siquiera llegué a coger el sueño. Andaba en ese duermevelas que loprecede,pensandono séporquéen loshijos. Imaginaba loque seríahabertenido uno. La responsabilidad. El sacrificio. ¿Habría sido un buen padre?¿Qué nombre le habría puesto? ¿Se sentiría mi hijo orgulloso de mí? Deprontocomenzóavibrarelmóvilsobrelamesilla.Siemprelequitoelsonidocuandomeacuesto,quesealaintensidaddelsueñoloquedecidasimerecelapenaresponder.Peroesanocheaúnnoestabadormido.

Encendílalámpara.Conunojocerradomirélahora.Lasdosyveintedelamadrugada.Mal presagio.EraMargaritaEsponda.Y se cagaba en todosmismuertos.Así.Talcual.Con lasmismaspalabras,Mecagoen todos tusmuertos,RicardoBlanco,¿enquélíomehasmetido?

—¿Yo?Enninguno.—Andaqueno.TellamodesdeelvestíbulodelhotelIberia.—¿Quéhaocurri…?—Déjamehablar.Laspreguntaslashagoyo.

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—Vale.—¿RecuerdasquiénllevóaMontserratdelArcoaldespachodeFuertes?—¿QuiénesFuertes?—Oh,padrito.Elagentequevinoalimpiarlavomitonadelamujer.¿Te

acuerdas?Cuandosalimos,DelArcoyaestabaensudespacho.—Ocurrió todomuy rápido.Elolorcasinos tiradeculo.Perocreoque

fue el propio agente el que le dijo a Montserrat que aprovechara que suoficinaquedabalibre.

—¡Québonito,coño!Ynosotrosladejamosasolas.—Sí.Teinteresasteporlosdetallesdelcasoysalimosalpasilloparaque

nonosoyera.Nofueronmásdetresminutos.¿Porqué?—Porque fueron los tres minutos más largos de la historia del mundo.

Cuandovolvimos,¿dóndeestabalamujer?—Sentadaenunasilla.Muyrecta.Ella,nolasilla.Mirabafijamenteala

pared. Tenía las piernas juntas y agarraba el bolso contra su pecho. Meparecióquetemblaba,peroloachaquéalarevoltura.

—Eresmásobservadorqueyo.Bueno,porlovisto,hastaunputotopoesmás observador que yo. ¿Te fijaste en el orden del despacho? ¿Viste algofueradesusitio?

—No.Eraundespachonormal.Pequeño.Pocoiluminado.Lamesallenade papeles. El ordenador encendido. Una foto del rey nuevo. En lasestanteríashabíalibrosyfotografías.Lapuertadelropero…

—Estabaabierta.—Sí. Estaba abierta. Recuerdo que pensé que de allí había salido la

fregona.—Claro.Eslonormal,¿verdad?Todoslospolicíastenemosunafregona

enelarmario.Nomejodas,Ricardo.—Puesdejadehacerpreguntasycuéntameloquehaocurrido.—Haocurridoque,mientrasnosotroshablábamosenelpasilloyFuertes

limpiabalavomitona,MontserratdelArcosepusoaregistrarcajonescomounaposesa.Yenelarmario,mihombreguardabasuchaqueta,supistoleraysu pistola. Ha ocurrido que cuando nos fuimos de allí, quedaban solo lachaqueta y la pistolera vacía. Ha ocurrido que le ordené a Fuertes quemeacompañaraainterrogaraDelArcoyqueelagentenoregresóasudespachohastadespuésdecenar.HaocurridoquedejamossalirdejefaturaaunamujerconunaGlockreglamentariacargada.

—Joder.Ymeculpasdequesehayasuicidado.

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—¿Suicidado?La locaestade loscojonesvolvióalhotel,preguntóconunasonrisapicaronaporlahabitacióndesuexmarido,ledijoalrecepcionistaquenosemolestaraenavisarlo,deverdad,queellasubiríaadarlelasbuenasnoches.Ysubióadarlelasbuenasnoches.Elcasoesquelapistolayanoestácargada.YqueConradoHermosoestámásmuertoquemi tatarabuela,a sucuerpo no le cabenmás agujeros. Y que yo tengo al comisario jefe dandogritosportodoelhotel.

—Mierda.—Eso.Mierda.

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Epílogo.Unciertoolorajusticiapoética

Lleguépocoantesdelastresymedia,atiempodevercómosellevabanaMontserratdelArcodetenida.Apesardelainsólitahora,habíaunadocenadeperiodistasenelaparcamiento,lasmoscassonlosprimerosvencedoresdelasguerras. En medio del enjambre vi a mi amigo Orihuela, a quien habíatelefoneadoparaofrecerlelaprimicia.

Menudoascodeprimicialamía.Sucedióqueunode los agentes deEsponda estaba compinchado con la

prensa, aquí el más tonto hacía relojes. Cobraría bajo cuerda por avisarloscuandoocurrieraalgogordo.Yaquelloeratangordoque,seguro,elpolicíahabríaqueridohacersuagostollamandoavariosperiódicosauntiempo.

Nicanormesaludósinvisosdereproche.Sabíacómoibaaquello.Ensutrabajoteníasquedormirconunojoabierto,igualqueunpistolerodeloeste.Sehabíallevadoaunfotógrafoyestabatomadonotasenunalibretita,conuncigarrillo encendido en la boca. Lo más que le jodía era haber hechomadrugar a su colega. Pero el fotógrafo parecía entusiasmado. Iba de aquíparaalládisparándoleysonriéndoleatodo.

LamiradadedelArcofueotracosa.Tampoco revelaba resentimiento, pero era indefinible. Gris y húmeda,

como el tiempo.Lamirada de unamujer que ya no tenía nada que perder.Aunasí,caminabaerguida,salvaguardandoladignidad,conunarebecaazulsobrelasmanosparaocultarlasesposas.Antesdequelametieranenelcochepatrulla—unagentelesosteníalacabeza,ufanoysatisfechoantelascámaras—,aúntuvotiempoderevolversehaciamí.Estoysegurodequemesonrió.

Mepusierontodaslastrabasparaentrarenelhotel.TantoqueMargaritaEspondatuvoquesalira lapuertaa intercederpormí.Loprimeroquehizofueadmitirquenosabíaporquémehabíallamado.Aúnestabadecidiendosihabía sido por agasajar o por joder. La cafetería estaba cerrada, así que, siquería un café, tendría que echar mano de la máquina. Ella ya se habíaservidouno.

Merecomendabaelchocolate.

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Lehicecaso.Nos fuimos a sentar aun rincón.AEspondano se lenotaba la faltade

sueño,eraverdadqueapenasdormía.Pero llevaba lazozobragrabadaenelrostro. Tremendo marrón lo de la pistola. Al pobre Fuertes lo teníanincomunicadoenjefaturahastaqueseaclararaelasunto.Alcomisariojefeselollevabanlosdemonios.Primerolematanaunaescritorafamosay,luego,aun testigo que resulta ser el padre de la primera víctima. Delante de susmorros.Yconelarmareglamentariadeunodesushombres.Paramearynoechargota.

El fuego otra vez.El bosque se incendia y todas las criaturas huyen endesbandada. Corren a ponerse a salvo sin mirar atrás. El comisario jefeprotegíasuprestigio.Margarita,elcargoquetantoesfuerzolehabíacostadoalcanzar.ElagenteFuertes,sutrabajoyquiénsabesilalibertad.Peroyonopodíadejardepensarenlamujeralaqueacababandellevarsedetenida.Enloqueleesperabaenlacárcel.

Alfinyalcaboelincendiolohabíaprovocadoella.Un policía de paisano llegó en busca de Esponda. La reclamaban en el

levantamientodelcadáver.Lavimarcharconélporelpasilloyentrarenelascensor.Antesdequelaspuertassecerraran,Margaritasefrotólosojosconlaspalmasdelasmanos.Quefuerainsomnenosignificabaquenosintieraelcansancio.

Afuera, en el aparcamiento, los periodistas continuaban de guardia.Algunohablabaporteléfonoconsuredacción.Otroshacíanapuestassobrelapena a la que condenarían aMontserrat del Arco. Iba a depender de si lajuzgabaunjuezounjuradopopular,másproclivealacomprensión.NicanorOrihuela ya no estaba. Su fotógrafome dijo que había ido a buscar un barabierto.Lo llamé y había encontrado uno en la estación de guaguas.No lodejabanfumarperoseestabamáscalentitoqueenelparkingdelIberia.

Miamigohabíaapostadoporlosochoaños.LodedelArconollegabaaasesinato. Todo lo más, homicidio con atenuantes. En el juicio podríareconocerlo.Fingirarrepentimiento.Aducirquenadieibaaechardemenosalmuerto.Cuandocomenzaraa revelarse laclasedehombrequeeraConradoHermoso,lacondenairíamenguando.Ochoaños.Yaloscuatro,conbuenaconducta,ledaríanlacondicional.Quizáantes.

¿PorquétodoDiosparecíatenerlotanclaro?Seexplicaban,comprendían,hasta justificabanelcrimen.Si lespreguntaban,acasohabríanactuadoigualqueDelArco.Sehabríanagenciadounarma,lomismodabaunaGlockque

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uncuchillodematarife,paraacabarconaquelindeseable.ConradoHermosomerecíamorir.TodoDiosloteníaclaro.¿Porquéyono?

Una garrame jalaba del pecho. Quizá fuera el agotamiento, la falta desueño, la edad que no perdona. Quizá el hecho de haber sido yo quien lerevelaraaMontserratdelArcolaverdad.Quienleabrieralosojos.Quienlallevaraajefatura.Quiendestaparalacajadelostruenoseneldespachodelainspectorajefe.Yapuestos,podíaconsiderársemecómplicedelhomicidio.

Orihuela me leyó en la frente la línea de la culpabilidad. Jugó con uncigarrillo que no podía encender. Lo olió con avaricia. Un día de aquellosteníaquedejareltabaco.Peroeraunviciodifícildedomar,igualqueelmío.¿Cuál era el mío? El inconformismo. Esa obsesiva necesidad de hallarrespuestaa todos losenigmasdeluniverso.Ajá.Porejemplo,ahoramismo,en aquel bar cutre donde no te dejaban fumar, yo debería estar feliz. Mehabían contratado para descubrir al asesino de una influencer y lo habíahecho. Me habían pedido que exonerara de toda responsabilidad a unacamarera de piso y la había exonerado. Pero, en lugar de estar saltando dealegría,semehabíapuestocaradeenterrador.Élloveíamuyclaro:cuandotetapashastaelcuello,dejasalairelospies.Lamantanodapa’más.

JodidoNicanor.Debería abrirse una página de Facebook.Yomismo ledaríaelprimermegusta.Peronosepodíacondensarelhorrorenuna frase.Ya.SabíaqueunasfrasesenelInstagramdeAmelianoshabíanpuestosobrela pista de su padre. Y condensaban el horror. Sin embargo, lo que ellapretendíaeraacabarconél.Y,mirapordónde,habíaabiertolaexclusadeloscadáveres.Porquelavenganzanosesacianunca.Elmuertoteníaunhermanogemelo que podía querer desquitarse, esperar a Del Arco a la salida de lacárcelyotraveza rodarel trompo.Asíhastael infinito.Esoera loquemetorturaba.

Cuandosalimosdelbar,estabaamaneciendo.Losprimerosrayosdeldíacomenzabanacalentarlascopasdelosárboles

delparqueSanTelmo.Orihuelaencendióelcigarrillo.Diounacaladahonda.Señaló al hotel Parque.Una ironía. Estábamos precisamente donde todo sehabíainiciado.Elcírculosecerraba.

Regresamos al hotel Iberia por la avenidamarítima.Mi amigo bromeócon la escenadeCasablanca.Aquello era el principiodeunagran amistad.Yo,encambio,recordabaotraviejapelícula.Unasobreel juicioalosnazistras laguerra.Un juezalemán,creoqueBurtLancaster,mandó llamara sucelda al americano que lo había juzgado en Núremberg, creo que SpencerTracy.Sepreguntóenvozaltacuándosehabíainiciadoaquelhorror.Quizá

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esperaba una palabra de consuelo, quizá la absolución moral, algo queaminorarasuregustoaculpabilidad.

Eljuezamericano,conunrostroqueapenasdejabaversusemociones,lerespondió con toda franqueza. La verdad fría, solemne y despiadada. Unasentenciamayorque laquehabíaemitidoen lasalade juicios.Elhorrorsehabía iniciado la primera vez que el nazi sentenció a muerte a alguiensabiendoqueerainocente.

LahistoriatambiénvalíaparaMontserratdelArco.Bastaquelosbuenosnomuevanundedoparaqueelmaltriunfe.Yo no era quién para absolverla de nada y nome nacía una palabra de

consuelo.PerosuvidasehabíaidoalamierdalaprimeravezquesospechóqueConradoabusabadesushijasynomovióundedoparaimpedirlo.

Ydeberíavivirconesoelrestodesuvida.

LosLlanosdeAridane(LaPalma)Septiembrede2019

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JOSÉLUISCORREA, (LasPalmas,1962)esProfesorTitulardeDidácticade la Lengua y la Literatura en la Universidad de Las Palmas de GranCanaria. Doctor en Literatura Hispánica desde 1992, su docencia einvestigacióngiranalrededordelaLiteraturaJuvenilylostalleresdecreaciónliteraria, que ha impartido en diferentes instituciones (universidades,ayuntamientos,casasdecultura,etc.).DestacanelofrecidoenlaUniversidadCristóbal Colón de Veracruz (México) o en la Universidad de La Rioja(España),ambosen2005.

Engeneral,suexistenciahaestadosiempreligadaaloslibros.Primero,enlosañossetenta,comolectorapasionadodeVerne,deSalgari,deStevenson,delosDumas.Mástarde,enlosprimerosochenta,comoestudiantedefilologíaespañola.De1985a1995,comoagregadodeLenguayLiteraturadeinstituto.Y,desdeentonces,vienealternandosutrabajoenlauniversidadconeloficiodeescritor.Asípues,harecorridotodoslospasosquetienenqueverconlaliteratura:laafición,laensenanza,lainvestigaciónylacreaciónliteraria.

Obra:

Comoescritor,suscomienzosestánrelacionadosconelrelato,cuentosbrevesqueescribeparasusestudiantesde instituto.Algunos tuvieron la fortunade

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cosechardiferentespremios:elJulioCortázar(LaLaguna,1998)oelCampus(Las Palmas, 1999). Y muchos publicados recientemente por la editorialcanaria Interseptem: ¿Qué quieres que te diga? y otros cuentos y Laverdadera historia de Helena-con-hache, un libro de relatos y una novelacorta.

A finales de los noventa, espoleado por la suerte de sus cuentos, comienzauna carrera de novelista que ha sido refrendada con otras importantesdistinciones.ObtieneelPremioBenitoPérezArmas(S.C.deTenerife,2000),elmásantiguoyprestigiosodeCanarias,consuobraMematarontanmal.ElPremioCiudaddeTelde(2002),conQuincedíasdenoviembre,oelPremioVargasLlosa(Murcia,2002),consuobraÉchaleunojoaCarla.

Es,asimismo,autordeMuerteenabril(2001),elsegundocasodeldetectiveRicardoBlanco.YdeLahijadelnáufrago.ElúltimoviajedelAlfonsoXII(novelahistórica,2004). JoséLuisCorreasehaerigido,porsuprosaágilyhonda,sulenguajedirectoysuvisiónmodernadelaliteratura,comounadelasvocesmásgenuinasdelpanoramanarrativocanariode losúltimosaños.Sus últimas obras publicadas son Muerte de un violinista (2006) y UnacanciónparaCarla (2008).En2010publicóUnrastrode sirena, la cuartaentregadelasagadeRicardoBlancoyahoralaquinta,NuestraSeñoradelaLuna.Entremedias(2011)violaluzMurmullodehojarasca.

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