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octubre, México: Centro de Diseño, Cine y Televisión Ochoa, R. y Paniagua, K. (2014). La literatura y la fotografía como proceso de diseño, Cuadernos del Centro de Investigación en Economía Creativa (CIEC), (17), La literatura y la fotografía como proceso de diseño Rubén Ochoa Karla Paniagua CUADERNOS DEL CENTRO DE INVESTIGACIÓN EN ECONOMÍA CREATIVA (CIEC) ISSN 2448-8054

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octubre, México: Centro de Diseño, Cine y TelevisiónOchoa, R. y Paniagua, K. (2014). La literatura y la fotografía como proceso de diseño, Cuadernos del Centro de Investigación en Economía Creativa (CIEC), (17),

La literatura y la fotografía como proceso de diseñoRubén Ochoa Karla Paniagua

CUADERNOS DEL CENTRO DE INVESTIGACIÓN EN ECONOMÍA CREATIVA (CIEC)

ISSN 2448-8054

Dirección generalKerstin Scheuch

Subdirección académicaGabriela Traverso

Coordinación editorialKarla Paniagua

Diseño EditorialLourdes Franco

Asistencia EditorialCristina Ángeles

CUADERNOS DEL CENTRO DE INVESTIGACIÓN EN ECONOMÍA CREATIVA (CIEC), Año 2. Nº 17, octubre 2014, editada por Centro de Diseño y Comunicación S.C., con domicilio en Av. Constituyentes 455, Colonia América, Delegación Miguel Hidalgo, C.P. 11820, Ciudad de México, Tel. (55) 27-89-90-00, www.centro.edu.mx,http://www3.centro.edu.mx/cuadernos_investigacion/ Editor Responsable: Karla Paniagua Ramírez, Centro de Diseño y Comunicación S.C., Reserva de Derechos al Uso Exclusivo Nº 04-2016-052014385000-203, ISSN: (está en trámite), ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor, persona responsable de la última actualización de esta publicación: Karla Paniagua Ramírez a través del Centro de Investigación en Economía Creativa de Centro de Diseño y Comunicación, S.C. con domicilio en el antes indicado, fecha de última modificación 08 mayo de 2016.El contenido y las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación.Se autoriza cualquier reproducción parcial o total de los contenidos o imágenes de la publicación, siempre y cuando sea sin fines de lucro o para usos estrictamente académicos, citando invariablemente la fuente sin alteración del contenido y dando los créditos autorales.

centro.edu.mx/ciec

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LA LITERATURA Y LA FOTOGRAFÍA COMO PROCESOS DE DISEÑORubén Ochoa y Karla Paniagua

IV C

Número 17, octubre 2014

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El propósito de este encuentro es reflexionar en torno

al proceso creativo de una obra literaria, Pobre amor

heterosexual, que inspiró la obra fotográfica Elena tiene

miedo. La primera es una colección de relatos breves

de la autoría de Karla Paniagua; la segunda es una

colección de fotografías realizadas por el fotógrafo

mexicano Rubén Ochoa, que abrevaron de la primera

para su concepción. Los autores se reunieron en CENTRO

en noviembre del 2013, con motivo de la publicación

de la segunda edición de Pobre amor como e-book, para

conversar en torno a su trabajo creativo y al ejercicio

de la escritura y la fotografía como procesos de diseño

que involucran un conjunto de decisiones encaminadas

a resolver una problemática concreta.

Rubén Ochoa es un fotógrafo mexicano reconocido,

entre otras cosas, por sus trabajos en piedra y madera,

tales como Bestiario o los nuevos pecados capitales

(2009) o Piso 86 (2010), inspirada en la obra de Manuel

Felguérez. Uno de los caminos que ha seguido su

trabajo consiste hacer de la obra de otros autores una

fuente de inspiración explícita: ha fotografiado el trabajo

de Leonora Carrington, Manuel Felguérez, Vicente

Rojo, Javier Marín y ha desarrollado series fotográficas

inspiradas en la obra de José Emilio Pacheco y Alberto

Ruy Sánchez, entre otros.

Karla Paniagua, titular del Centro de Investigación

en Economía Creativa de Centro, cuenta con una vasta

experiencia como docente, investigadora, tallerista

y redactora de una gran diversidad de géneros textuales.

Escribió su primer relato a los 7 años y publicó su primer

cuento a los 11 años en La Jornada. Desde entonces

escribe y publica minificciones, artículos y libros.

LA LITERATURA Y LA FOTOGRAFÍA COMO PROCESOS DE DISEÑOACERCA DE POBRE AMOR HETEROSEXUAL Y ELENA TIENE MIEDORubén Ochoa y Karla PaniaguaNo. 17, octubre 2014

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http://www.rubenochoa.com/bestiary.htm

Es autora de la columna Cinemantropos (Ichan Tecolotl,

México), así como del libro El Documental como Crisol.

Análisis de Tres Clásicos para una Antropología de la

Imagen (CIESAS/Universidad Veracruzana, 2014)

Karla Paniagua: Como en cualquier proceso creativo,

en la escritura y la fotografía se presentan momentos

de iluminación que constituyen una etapa de un

fenómeno mayor que involucra actividades de

investigación, bocetaje, experimentación, etc. El llamado

“chispazo” en realidad forma parte de una maquinaria

mayor que no termina allí. Por ejemplo, en el caso del

libro Pobre amor heterosexual, una de las historias está

protagonizada por un arquitecto mexicano ficticio, pero

para desarrollar el personaje hice entrevistas a arquitectos

e interioristas, visité lofts y elaboré croquis y mapas para

poder imaginar el entorno y la trayectoria que seguirían

los personajes que protagonizan la historia. Escribo mucho

sobre relaciones de pareja que se mantienen a distancia,

para eso durante varios años hice etnografía, entrevisté

a personas que vivían esa situación, que sostenían

relaciones con personas en otros países, en otras

culturas, en muchas ocasiones con individuos a quienes

nunca habían visto cara-a-cara y con quienes sostenían

una relación de pareja convencional (con sexo, peleas,

conversaciones, etc.), pero en contextos geográficos

distintos. El resultado de esa pesquisa fue, en parte

el libro y en parte otro tipo de entregables académicos.

Para escribir este libro también hice muchos diagramas.

Estuve pensando en los andamios que elaboramos para

construir la obra. En algún momento del camino tuve

que construir un hilo argumental para un conjunto de

narraciones que aparentemente no tenían conexión

entre sí y para ello utilicé una técnica bastante común

en el Design Thinking, que consistió en aglutinar las

historias con base en sus temas, conformando conjuntos y

descubriendo conexiones no evidentes, al menos para mí.

Este trabajo, que está muy lejos del chispazo y más bien

es un trabajo artesanal que acicatea el pensamiento, me

permitió descubrir que escribo acerca de personajes reales

en situaciones ficticias; que escribo acerca de pesadillas

urbanas (la inseguridad, la desolación, la indiferencia);

acerca de relaciones de parejas entre heterosexuales

en distintas etapas, frecuentemente sumergidas en el

conflicto; y acerca de los lazos solidarios entre amigos.

También identifiqué dos series de relatos, cada uno

dedicado a un personaje femenino distinto: este dato

es relevante porque uno de esos personajes es Elena,

la mujer referida en el título de la serie de Rubén Ochoa

a la que haremos referencia esta tarde.

En síntesis, además de escribir los relatos en sí, tuve que

investigar, elaborar instrumentos de apoyo, arrastrar

el lápiz. En el caso específico de los relatos de parejas

también hice mapas mentales y con base en todo esto

pude desarrollar la arquitectura total del texto.

El resto del tiempo reescribí. Para quienes escriben,

no será extraño el hecho de que re-escribir resulte

tan importante como escribir. En el caso de las

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minificciones esto es fundamental porque se trata de

decir lo más con lo menos: tras escribir el boceto elimino

palabras, me pregunto cómo puedo expresar lo mismo

con menos palabras y repito esta operación hasta reducir

el texto a su expresión mínima sin que pierda el sentido

que tenía en mente en principio. Es una suerte de trabajo

de limpieza. Al igual que en el ámbito del diseño, para

mí la escritura es una manera de resolver un problema.

Al escribir pongo sobre la mesa una crítica, señalo una

situación que considero relevante y así le doy una solución

simbólica a un problema, pretendiendo restaurar cierto

orden. En ese sentido escribir es una forma de diseñar

y pienso que lo mismo ocurre con la fotografía.

Rubén Ochoa: En relación al chispazo, la iluminación, la

tentación, definitivamente hay un suceso que tiene que

ver con el arranque inicial de un proceso creativo. Pero así

como ocurre en un motor, en una cámara de combustión,

ese chispazo no existe si en el entorno no existen las

condiciones adecuadas para que eso ocurra. Si no existe

historia, experiencias, ideas, traumas, sueños, alegrías que

alimenten la inspiración. El chispazo no llega si no hay

algo que lo provoque, si no hay un sistema que lo suscite

en un tiempo y espacio precisos; para mí esa explosión es

la consecuencia de todo eso que es más importante, más

profundo y más tardado incluso. Como dicen por ahí: “no

sé cuándo llegue la inspiración, pero cuando ocurra me

va a encontrar trabajando”. Ese trabajo, lo decía Picasso,

tiene que ver más con una necesidad personal, con una

convicción, no es que alguien me dicte que tengo que

trabajar para llegar a algún punto, sino que es necesario y

en el lado laborar sería ideal que ese trabajo que se hace

por convicción fuera también una parte importante de lo

que nos mueve cada día, aunque no siempre sea así.

Para que esa explosión exista, tiene que haber un sueño

que anteceda a la vida creativa. Ese sueño casi siempre

uno lo relaciona con algo material y ese sueño es válido

pero la característica fundamental que debería tener

un sueño es que sea personal, profundo, casi siempre

intangible y relacionado con ciertas experiencias que nos

han marcado, que tienen que ver con el espíritu.

http://www.amazon.es/Pobre-heterosexual-Karla-Pani-agua-Ram%C3%ADrez-ebook/dp/B00G2QJO3U

En ese sentido considero que la creación se alimenta

de lo espiritual, no en el sentido de lo que está en otro

plano, sino de lo que uno lleva adentro.

Del otro lado del chispazo, están todos esos insumos

que alimentan la creación, y el oficio. No puedo tener

una ocurrencia, una iluminación, si no tengo un oficio,

si no tengo las herramientas para implementar. No

puedo escribir un libro si no tengo un bagaje que me

permita alimentar las historias. El oficio, en conjunto

con mi historia, hace que esa iluminación tenga una

consecución que trascienda, con la que alguien más

pueda relacionarse.

El proceso creativo forma parte de este universo pero

está en otro lado. Una forma es enseñada, transmitida,

compartida, como hacen los maestros con sus alumnos.

Otra es innata. En un caso hay un talento por descubrir,

en el otro es un talento que ya se tiene. Este proceso

creativo es un pretexto que junta el hambre con las ganas

de comer: no hace falta estar oficialmente adscritos

al mundo artístico para considerarnos artistas o creadores,

aunque no sean reconocidos como tales, ¿dónde está

esa delgada línea relacionada con el reconocimiento

formal del proceso creativo? Tal es sólo una herramienta

para quien quiere, puede o necesita decir o hacer algo,

el resultado final que es la pieza, el libro, la obra.

Karla Paniagua: Recuerdo que cuando te pasé el

manuscrito de Pobre amor, asumí que tú harías con eso

algo, pero ¿en concreto qué fue? Sé que hiciste trabajo

de campo, tu observación, ¿cómo sucedió?

Rubén Ochoa: Cada proyecto para mí debe ser distinto,

este fue distinto a los demás. Me autoimpuse la idea de

un proyecto acotado en tiempo, espacio y forma. Había

un manuscrito inédito, me propuse idear soluciones

visuales sin consultar más fuentes, ni siquiera a la autora.

Me propuse establecer tiempos limitados para encontrar

soluciones inspiradas en las historias, de alguna manera

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induciendo la chispa, siguiendo mis primeras intuiciones

suscitadas por estos textos breves. Cada imagen fue un

homenaje al texto, a eso que el autor dibujó en mi mente,

no necesariamente lo que la autora estaba pensada.

Seguí ese primer impacto e hice una suerte de viaje

al Centro de la Ciudad de México, ese fue mi universo

de trabajo. Fue una suerte de cadáver exquisito con la

autora, que tradujo sus experiencias, su visión y yo traduje

eso y se lo regresé.

En la serie de fotográfica que hice inspirado en Los labios

del agua (1996), Alberto Ruiz Sánchez ideó unos textos

inspirados en mis fotos, inspiradas en su libro.

Karla Paniagua: Efectivamente, algunas de esas

imágenes establecieron incluso contrapuntos con lo que

yo había pensado, si bien otras fueron exactamente lo

que imaginé. En este orden de ideas me interesa hablar

del carácter colaborativo e interdisciplinario.

La escritura no es un trabajo solitario, aún cuando

sea un trabajo de autor. Estás solo con tus insumos pero

a lo largo del proceso dialogas con otros creadores.

En mi caso trabajé con los integrantes (multidisciplinarios)

de un taller literario, donde conocí a quienes después

serían mis editores; después trabajé con el novelista y

cuentista Alfredo Leal, el periodista David Gutiérrez,

el cuentista Carlos Alvahuante, el cineasta Hugo Félix,

la poeta Lorena Saucedo, el dramaturgo Humberto

Pérez-Mortera (quien descubrió el título del libro dentro

del cuerpo del manuscrito): todos me dieron cierta

retroalimentación que me sirvió en distintos niveles. Por

ejemplo, Alfredo insistió en que no fuera una colección

de relatos sueltos, sino que debía desarrollar un hilo

argumental, cosa que tomó tiempo. ambién colaboró

conmigo Lauro Zavala, quien hizo el prólogo y me

manifestó sus aprehensiones con respecto al contenido

escatológico y la selección léxica. En síntesis, el trabajo

fue interdisciplinario y colaborativo. Siempre hay gente a

tu alrededor que alimenta tu mente, te plantea retos y al

final del día uno resuelve el trabajo. Con Rubén desarrollé

otro proceso colaborativo. El manuscrito ya estaba

aceptado para ser publicado en ese momento, yo estaba

segura de que tenía que ser acompañado por imágenes;

ante la negativa de los editores de incluir imágenes

en el cuerpo del libro, Rubén hizo la serie en línea

y se seleccionaron seis imágenes, se produjo un set

de postales y cada una se encartó en un ejemplar.

Finalmente se logró que fuera un libro con una imagen

en un diálogo mucho más sutil.

Para terminar el tema de las colaboraciones, el e-book

fue formado por un profesional del diseño editorial,

alumno de la Maestría en Estudios del Diseño

de CENTRO. Ese es otro nivel de la colaboración,

la formación para tabletas, smartphones, etc.

Todos los creadores se inspiran entre sí, en algún sentido.

Pero hacerlo de forma explícita, como se ha manifestado

antes, conlleva otro nivel de trabajo colaborativo: ¿cómo

lograr que el trabajo inspirado en la obra de alguien más

siga siendo original, propositivo y potente?

Rubén Ochoa: Para mí esto tiene que ver con el

discurso. El trabajo personal debe conllevar un discurso,

una idea acerca de cómo vemos la vida y por lo tanto,

la creación. Cuando trabajé con Manuel Felguérez

para desarrollar el proyecto Piso 86, homenaje a

su trayectoria, pedí a quienes me encomendaron

ese trabajo que me permitieran trascender las

representaciones figurativas y usuales. Si uno se jacta

de respetar el trabajo de la otra persona, me parece

que hay que trascender de la representación figurativa.

Además el proyecto debe decirte algo, apasionarte

en algún sentido. Tienes que conectarte en algún

sentido con el trabajo del otro para poder inspirarte

en su obra. Aun cuando no respetes a la persona,

es indispensable respetar su trabajo para poder

establecer un diálogo con éste, de otra forma lo

considero difícil, aunque sea válido.

Karla Paniagua: Para mí, la creatividad ocurre en

la brecha entre el objeto y la representación del

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objeto. Con frecuencia me preguntan si mis relatos

son autobiográficos, como suele pasar. La realidad nos

inspira, pero se trata de encontrar en la escritura una

forma de restauración del orden simbólico. Escribo como

resultado de cierta ira ante situaciones puntuales que me

molesta y escribir con respecto a ello es una manera de

transformar la realidad; en esta brecha entre la realidad y

la representación está nuestro margen para crear. Cuando

imparto talleres de escritura suelo decirles a los estudiantes

que está bien que se inspiren en anécdotas reales

siempre que tomen distancia de los hechos para poderlos

transformar; no hay fidelidad alguna que haya que

procurar, aún los historiadores recrean un punto de vista.

Cuando uno acepta la brecha semiótica entre el objeto

y la realidad, ahí puede generarse una representación.

¿Dónde estuvo tu margen de creatividad?

Fragmento de: Karla Paniagua Ramírez

Pobre amor heterosexual

Llegó a la terminal 4 con un abrigo de lana color camello

plegado sobre el brazo y una maleta rodante, que

arrastraba tras de sí como si fuera un gran danés.

Lo primero que sintió al identificarlo en medio de la sala,

fue que estaban en una película de Wes Anderson.

En persona era más bajo y ancho. Quizás había

photoshopeado la foto que le envió por e-mail. Estaba

parado con las piernas muy juntas, los pies formaban

un ángulo convexo. En la mano izquierda sostenía un

ramo de florecitas amarillas y el puño cerrado de la mano

derecha guardaba con celo el cordón de un inmenso

globo metálico.

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Sonia se detuvo a media carrera. Dio la vuelta,

se acercó al mostrador y sin volver la vista atrás preguntó

por el siguiente vuelo de regreso.

(Paniagua, 2013, p.31)

Por tu culpa tengo insomnio, tendinitis,

astenopía y hemorroides.

Por tu culpa no duermo. Me asalta el temor de que andes

por ahí, mostrando el tatuaje a cualquier imbécil

que conoces en el chat, ¿quién lamerá el sexo que

despliegas frente a la cámara? ¿Quién te escuchará jadear

mientras te tocas? ¿Qué diría mi jefe si me descubriera

jalándomela frente a la webcam?

Vendí la guitarra y el Wii.

Vendí mis Muchking edición limitada.

No quiero ir al table, no quiero ir al cine,

no quiero ver televisión.

Ilaria, me voy para Katowice.

Si tan sólo supiera un poco de polaco.

(p. 16)

* * * *

—¡Hubiera dado igual acostarme con toda la tripulación,

comer carbohidratos y decirte lo que verdaderamente

pienso de tu madre! —alcanzó a gritar Sonia antes de

arrojarle en la cabeza el smarthphone en cuya pantalla

acababa de leer: “kosita rika t stoy sperando ya se fue esa

perra? T kero mua

(p. 25)

* * * * *

Cuando me dejo caer sobre tu cama

con los brazos abiertos, un objeto metálico

se clava en la palma de mi mano.

Vuelves del baño: te entrego este clavo,

esta espina, esta lanza. Este arete que no es mío.

(p.32)

* * * * *

Rubén Ochoa: Elena tiene miedo podría relacionarse

o no con los textos de Pobre amor heterosexual. El

diseño del micrositio tiene unos botones para detener

momentáneamente estas imágenes que pasan como un

loop, sin detenerse. Esa fue mi sensación al leer los textos:

son relatos que se desvanecen rápidamente, que están

conectados entre sí pero pueden leerse en cualquier orden.

Esos botones te regresan o adelantan en la secuencia total.

El proyecto puede sugerirles algo relacionado o no con los

textos que sirvieron como inspiración.

Karla Paniagua: Tanto Rubén como yo aparecimos en

algunas de las fotos porque fue un proyecto pequeño,

con producción propia. Esa fue la razón, antes que la

megalomanía.

Rubén Ochoa: ¿Tienes pensado ampliar este proyecto?

Karla Paniagua: La segunda edición sí tiene historias

nuevas y hay otro tipo de formación, además volví a

tallerear todos los textos. Me gustaría que la segunda

edición en papel saliera más adelante y en breve publicaré

el e-book en inglés pero sería lo último que tengo

pensado hacer en relación a este proyecto. Actualmente

estoy trabajando en una novela pero la prioridad es mi

tesis doctoral, estoy editando mi libro de texto dedicado

al cine documental. El acto de crear no implica que te

concentres en una sola cosa, tus diversos proyectos

pueden conectarse entre sí y retroalimentarse. Estoy

publicando relatos sueltos en revistas literarias, ya no son

parte de Pobre amor y por eso no están incluidos en esta

reedición.

Fotos Rubén Ochoa