cuadernos de la fundación

80

Upload: fundacion-colosio

Post on 30-Mar-2016

228 views

Category:

Documents


2 download

DESCRIPTION

¿Qué pasó en las encuestas?

TRANSCRIPT

Page 1: Cuadernos de la Fundación
Page 2: Cuadernos de la Fundación

2

Page 3: Cuadernos de la Fundación

3

Cuadernos de la Fundación

Page 4: Cuadernos de la Fundación

4

CoordinadoresOscar PimentelSamuel Aguilar Solís

Editora de arte Elba Debernardi

DiseñoDiodoro Zapata AldanaAngélica León Peñaloza

CorrecciónBeatríz Ramírez FuentesRenata Demichelis

Page 5: Cuadernos de la Fundación

5

Fundación Colosio, A.C.

Marco Antonio Bernal GutiérrezPresidente

Oscar Pimentel GonzálezVicepresidente

Samuel Aguilar SolísVicepresidente

Page 6: Cuadernos de la Fundación

6

Índice

Presentación 5 1. Participantes 14 2. ¿Fallaron las encuestas? 19 Jorge Alcocer Villanueva

3. El porcentaje de escenarios positivos 21 de las encuestas prácticamente se cumplió seguridad y justicia Roy Campos

4. No es un problema de método; 31 es la influencia de los medios de comunicación y de los nuevos instrumentos de propaganda política Francisco Abundis

5. El clima de violencia que vive el país 43 afectó el proceso electoral y los resultados de las encuestas María de las Heras 6. El contexto sociopolítico indujo 47 a errores de cobertura y de medición Jorge Buendía

Page 7: Cuadernos de la Fundación

7

7. A final de cuentas tenemos que ser 57 más cautos a la hora de encuestar Roy Campos

8. Tenemos que entender más al electorado 61 Francisco Abundis

9. El peor daño que podemos hacer todos 63 –como país, como políticos– es seguir haciendo como que no está pasando nada María de las Heras

10. Hay que saber utilizar las encuestas 65 con sus fortalezas y sus debilidades Jorge Buendía

11. Sesión de preguntas y respuestas 67 Gabriel Guerra Castellanos

Page 8: Cuadernos de la Fundación

8

Page 9: Cuadernos de la Fundación

9

Presentación

En los últimos diez años, las encuestas de opinión se han converti-do en la herramienta más común de la comunicación política en democracias como la nuestra. Sin embargo, esto puede conllevar

riesgos. Por eso cabe hacer un análisis sobre el lugar que ocupan los estudios demoscópicos en México y los resultados que arrojaron en la última contienda electoral de 2010.

Las encuestas son un instrumento valioso que nos permite no sólo conocer el estado de la opinión pública en un determinado momento y sobre un tema específico, sino que también contri-buyen a generar confianza y a que la sociedad se conozca a sí mis-ma reflejada en el espejo de sus hábitos, libertades y preferencias electorales.

Las encuestas se han colocado como un mecanismo clave para tener un mayor conocimiento sobre el posicionamiento de los candidatos pero también para influir en la opinión pública. La pregunta que nos ocupa siguiendo este contexto sería ¿qué pasa cuando los resultados electorales no coinciden con los datos arrojados por las encuestas? ¿Qué tanto podemos confiar en las encuestas?

No se puede olvidar que la opinión pública es un fenómeno cambiante, y que las encuestas buscan reflejar cuál es la intención de voto o la aceptación de los candidatos en caso de elecciones. El abuso y alta dependencia de las encuesta, y en algunos casos la manipulación de sus resultados, por supuesto que constituye un riesgo para cualquier democracia.

Por estas razones, la Fundación Colosio A.C. decidió reali-zar un foro que pudiera contestar a las siguientes preguntas: ¿Se

Page 10: Cuadernos de la Fundación

equivocaron los encuestadores en las elecciones del 2010? ¿Mi-dieron mal la opinión pública? ¿Por qué distan tanto los resulta-dos de las encuestas frente a los resultados de la elección? ¿Están cerca las casas encuestadoras de enfrentarse a exigencias de trans-parencia por parte de los partidos políticos y de la ciudadanía?

Existe la percepción generalizada de que las encuestas fallaron, ¿es esto cierto? Estas inquietudes ocupan a todos los ciudadanos, pues es un asunto que va muy de la mano con nuestra cultura po-lítica.

Por ello, es importante que quienes hacen uso de las encues-tas, las vean como un instrumento enriquecedor de la política, que explique las elecciones, y no como un arma para determinar el sentido de la opinión pública.

Debemos reconocer que la sana incertidumbre que hoy exis-te sobre los resultados de una contienda electoral, ha forzado a los competidores a hacer uso de esas mediciones que antes no se acostumbraban porque la competencia prácticamente no existía.

Las encuestas y estudios de opinión tienen un valor incuestio-nable para la retroalimentación sobre las preocupaciones ciudada-nas en el discurso político y posteriormente en la implementación de políticas de gobierno. Quien cuente con las mediciones de mejor calidad de ese estado de ánimo social, tendrá una mejor herramienta para orientar sus acciones.

Pero también debemos reconocer que en algunos políticos existe la tentación de convertir a las encuestas en un oráculo que sustituye la acción política: No se toman decisiones, ni se asumen responsabilidades que no se reflejan en aprobación medible de la opinión pública. Estos políticos, se vuelven esclavos de las en-cuestas y como Narcisos se pierden en la contemplación de su imagen en los índices de popularidad, dejando de tomar deci-siones necesarias para no asumir costos políticos. Y algo también lamentable, el triunfalismo anticipado basado en los resultados de las encuestas que inmoviliza las estructuras de participación y conduce a la derrota electoral.

La otra vertiente de la reflexión sobre las encuestas, direc-

10

Page 11: Cuadernos de la Fundación

tamente relacionada con las preferencias electorales, es sobre la responsabilidad y la transparencia en la elaboración y en el uso de sus resultados. Por supuesto, esto tiene que ver con la calidad de las casas encuestadoras, tanto técnica como profesionalmente, pues las empresas serias saben que su credibilidad y prestigio son la base de éxito profesional. Sin embargo, al calor de la competencia electoral, en ocasiones surgen encuestas que sin rigor metodoló-gico y con resultados poco convincentes, dejan de ser instru-mentos para convertirse en actores que manipulan elecciones y confunden a los votantes.

Las aportaciones que hicieran nuestros invitados al foro ¿Qué paso con las encuestas? Análisis del proceso electoral 2010, nos permiten dimensionar con mayor claridad la utilidad y el alcance que deben tener las encuetas de opinión en los procesos políti-cos y particularmente en las elecciones. Agradecemos por ello la valiosa participación de Jorge Alcocer, quien moderó el Foro; de Roy Campos, de Consulta Mitofsky; de Francisco Abundis, de Parametría; de María de las Heras, de Demotecnia; de Jorge Buendía, especialista en temas electorales y estudios de opinión pública; y, de Gabriel Guerra Castellanos, analista político y pe-riodista.

A continuación presentamos las intervenciones de nuestros invitados para que sean ellos quienes den respuesta a nuestras preguntas.

Marco Antonio Bernal GutiérrezPresidente de la Fundación Colosio, A.C.

11

Page 12: Cuadernos de la Fundación

12

Page 13: Cuadernos de la Fundación

13

¿Qué paso con las encuestas?Análisis del proceso electoral 2010

Page 14: Cuadernos de la Fundación

14

Participantes

Jorge AlcocerEs un economista y político mexicano. Inicialmente militante de organizaciones políticas de izquierda, ha colaborado con varios partidos políticos.

Es Licenciado en Economía, egresado de la Universidad Na-cional Autónoma de México. Fue militante del Partido Comu-nista Mexicano, del Partido Socialista Unificado de México y del Partido Mexicano Socialista; durante este periodo fue coordina-dor de asesores de las bancadas de estos partidos, y el mismo fue Diputado Federal a la LIII Legislatura de 1985 a 1988.

De 1998 a 1999 fue Subsecretario de Desarrollo Político de la Secretaría de Gobernación; fue asesor de la campaña de Francisco Labastida, candidato del PRI a la Presidencia de México. Poste-riormente condujo la fundación del partido Fuerza Ciudadana del que fue primer y único presidente,

Es director fundador de la Revista Voz y Voto, y articulista del Diario Reforma.

Es autor del libro El Voto de los Mexicanos en el extranjero.

Roy CamposPresidente de Consulta Mitofsky, agencia de investigación de mer-cados líder en México y Centroamérica en el área de la opinión pública. Fue presidente de la Asociación Latinoamericana de Consultores Políticos (ALACOP), entidad que agrupa a los más

Page 15: Cuadernos de la Fundación

15

destacados profesionales de la consultoría política e investigación de la opinión pública que ejercen en América.

Laboró en el Instituto Nacional de Estadística Geografía e In-formática (INEGI), ocupando el puesto de director de encuestas durante más de ocho años. También, ha asesorado a gobiernos latinoamericanos en la generación de estadística social. Estudió las licenciaturas de Actuaría y de Matemáticas así como las maestrías en Estadística y en Actuaría, diplomados en Análisis Político, en Alta Dirección Empresarial y en Mercadotecnia. Ha impartido cursos de estadística, matemáticas y mercadotecnia política en Es-tados Unidos e Iberoamérica.

Conferencista sobre temas relacionados a la investigación, política y medios de comunicación en distintos países. Ha publi-cado artículos y libros sobre política y temas afines. Actualmente es miembro de la Asociación Mundial de Investigadores de Opi-nión Pública (WAPOR) y del Comité de Opinión Pública de la Asociación Mexicana de Agencias de Investigación de Mercado y Opinión Pública (AMAI).

Francisco AbundisDirector Asociado, Parametría S.A. de C.V. Candidato a Doctor en Ciencia Política por la Universidad de Connecticut (especia-lizándose en psicología social y métodos cuantitativos). Cuenta con Maestría en políticas públicas por la Universidad de Oxford; Maestría en asuntos internacionales por la Universidad de Columbia; Diploma en investigación cuantitativa por la Universidad de Michigan; Diploma en Sistema Político Estadounidense por la Universidad de California y el Colegio de México (Licenciatura).

Sus principales líneas de investigación son psicología social, opinión pública y comportamiento electoral. Destacan publi-caciones como “Participación ciudadana”, Rayuela Editores, México (1994). “Almanaque sobre la historia de las elecciones en México”, incluidas las campañas y la elección de 1994. “Las encuestas electorales en México” en Textos para el Cambio, Po-rrúa, México, 1994. “Las Elecciones de 1997”, Francisco Abundis y Lauro Mercado, comps., México, D.F., Editorial Océano, 1998. “El debate de la información” artículo inclui-do en el libro: Regulación de Encuestas Electorales en México,

Page 16: Cuadernos de la Fundación

16

UNAM, México, 2007. ‘Votos y votantes en la elección federal de 2006’ con Sandra Ley Gutiérrez, en: Revista Política y Go-bierno CIDE, México, 2009. ‘La confianza en los medios de comunicación: El caso mexicano’ con Sandra J. Ley Gutiérrez, en Opinión Pública una Mirada desde América Latina, WAPOR Buenos Aires, Argentina, 2009. ‘Studying Nonresponse in Mexican Exit Polls’, en: International Journal of Public Opinion Research, Oxford Univerity Press, Oxford Journals, 2007. Ha sido profesor inves-tigador del CIDE, profesor invitado en el ITAM y profesor de la Universidad Iberoamericana. Se ha desempeñado como consultor del gobierno federal, de gobiernos locales, partidos políticos y orga-nizaciones internacionales.

María de las HerasEstudió Actuaría en la Facultad de Ciencias de la Universidad Na-cional Autónoma de México y actualmente es la Directora General de Demotecnia S.C

Al frente de Demotecnia desde 1989, ha coordinado estudios de opinión pública en prácticamente todas las entidades del país, destacando los de tipo electoral. Colaboró en el diseño de la estrate-gia electoral del Partido Socialista Obrero Español para las eleccio-nes generales que se llevaron a cabo en España en Marzo del 2004.

Ha impartido cursos y conferencias sobre mercadotecnia elec-toral en el Tecnológico de Monterrey (ITESM), la Universidad Iberoame-ricana, la Universidad Anáhuac, el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE).

Ha colaborado con artículos y entrevistas en diversos medios extranjeros destacando Dallas Morning News, Chicago Chronical, el Financial Times (Gran Bretaña) y El País (España).

En 1999 publicó el libro “Uso y abuso de las Encuestas” en el que se expone el modelo de investigación electoral que utiliza la empresa, y que fue diseñado ex profeso para la toma de decisiones político-electorales en el caso concreto de México.

En 2006 publica su segundo libro “Por quién vamos a votar y por qué. Guía práctica para comprender las elecciones” en el que se explica de forma sencilla el método con el que trabaja y la mecánica que opera en la mente de los electores.

Actualmente realiza una publicación semanal para el perió-

Page 17: Cuadernos de la Fundación

17

dico El País y es colaboradora en la 1ª y 3ª emisión de Hoy por Hoy de W Radio, así como en el programa Centro de Debate de Foro TV.

Jorge BuendíaEs especialista en estudios electorales y de Opinión Pública, temas sobre los que ha escrito en diversas publicaciones académicas de Estados Unidos, América Latina y México. Actualmente es edi-torialista de El Semanario. Entre sus líneas de investigación se encuentran mercadotecnia electoral, comportamiento electoral, y opinión pública.

Doctor en Ciencia Política, The University of Chicago, con Maestría en Ciencia Política, The University of Chicago, Maestría en Gobierno Comparado, London School of Economics and Political Science y Licenciatura en Relaciones Internacionales, El Colegio de México.

Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel 1 de 1998 a 2005. Profesor-Investigador del Departamento de Cien-cia Política, Instituto Tecnológico Autónomo de México. Profe-sor-Investigador de la División de Estudios Políticos del Centro de Investigación y Docencia Económicas. Investigador Visitante del Centro de Estudios México-Estados Unidos, Universidad de California en San Diego. Profesor de asignatura de las materias de Opinión Pública, Mercadotecnia Electoral, Métodos de In-vestigación en las Ciencias Sociales, y Política Comparada en el Colegio de México, CIDE e ITAM.

Gabriel Guerra CastellanosEs analista de la política nacional e internacional, comentaris-ta político, consultor y periodista. Tiene una amplia trayectoria académica y profesional tanto en el sector público como en el privado.

Estudió Ciencia Política en la Universidad Libre de Berlín Occidental en Alemania. Fundo y es actualmente Presidente y Di-rector de Guerra Castellanos y Asociados, empresa de consultaría en comunicación estratégica y relaciones públicas.

Su trayectoria diplomática comprende los cargos de Agregado

Page 18: Cuadernos de la Fundación

18

Cultural de la Embajada de México en la ex–Unión Soviética, Cónsul General de México en Toronto y, Consejero de Pren-sa de la Embajada de México en Alemania. Como Director de Información Internacional de la Presidencia de la República, su contribución fue valiosa durante la promoción de TLCAN. En el sector privado tiene experiencia como Presidente y Gerente de Edelman Public Relations México y, Director para América Latina de Edelman Public Relations Worldwide.

Es miembro fundador del Consejo Mexicano de Asuntos In-ternacionales (COMEXI) y miembro de diversos Consejos Aseso-res en México incluyendo los de UNICEF, PROCURA y la NFL.

También cuenta con una destacada participación como edi-torialista en diversos medios de comunicación nacionales e inter-nacionales. Es coautor del libro México hacia el Siglo XXI: Visión de una generación, publicado por la Universidad Autónoma Me-tropolitana (UAM). Su presencia como comentarista en medios electrónicos incluye los noticieros Para Empezar, Noticias 4TV, Informativo MVS y CNN.

Actualmente publica la columna “El Mundo según Guerra” en el periódico El Universal, colaborador en el segmento “En la Opinión de…” en “El Noticiero” de Televisa y es comentarista semanal del programa “Hoy por Hoy” con Carlos Loret de Mola en W Radio.

Page 19: Cuadernos de la Fundación

19

2. ¿Fallaron las encuestas?Jorge Alcocer Villanueva

Las encuestas han formado parte de la transición a la demo-cracia, del cambio político y se puede decir que se incorpo-raron para bien en este proceso.

Realmente, la incorporación del ejercicio demoscópico al proceso de discusión, de análisis electoral y político en México. Es un fenómeno que arranca después del año 1991 y es a partir del año 1994 cuando se convierte en un ejercicio que será ya parte de la normalidad en nuestras elecciones.

Podemos señalar que en 1994 fue cuando las encuestas se ge-neralizaron. Desde luego, el día de la elección hubo 14 conteos rápidos y encuestas de salida que ordenó el Instituto Federal Elec-toral (IFE) entonces presidido por el Doctor Jorge Carpizo. Y el resultado salió bien, y a partir de entonces las encuestas acredi-taron que podían contribuir a la transición, y no porque fueran oráculos inapelables sino porque contribuían a reducir el nivel de tensión provocado por la anterior incertidumbre.

Las encuestas no anticipan el resultado y creo que no es inten-ción de quienes las realizan, pero contribuyen a que la sociedad vaya moldeando una opinión respecto de cómo vienen las cosas. Y eso ha contribuido positivamente, a mi juicio, en este proceso de normalización de la democracia.

Y sin embargo, creo que tuvimos un punto de quiebre en 2006 cuando el Instituto Federal Electoral toma lo que a la postre fue una decisión errónea y que se volvió catastrófica, que fue no dar a conocer el resultado del conteo rápido del IFE. Con ello indujo a que los encuestadores y los medios de comunicación de-cidieran también guardar la información.

Recordemos que fue en la noche en que las dos televisoras sa-

Page 20: Cuadernos de la Fundación

20

lieron del aire y dejaron a la sociedad sin información. A partir de ese momento creo que las encuestas empiezan a tener un proceso de cuestionamiento entre la sociedad y los especialistas. Y en el 2010 el asunto llegó a un punto clímax.

La percepción que hay en la sociedad es que las encuestas falla-ron y que a las encuestas no hay que creerles. Esta es la percepción que está en la sociedad y ese es el motivo de este foro organizado por la Fundación Colosio. Así, tiene sentido de oportunidad y la pregunta es más que pertinente: ¿qué pasó con las encuestas?

Page 21: Cuadernos de la Fundación

21

3. El porcentaje de escenarios positivos de las encuestas, prácticamente se cumplióRoy Campos

Nuestra materia de trabajo son percepciones. Este año de repente el público ve Colombia, ve Mérida, ve el 4 de julio en México y termina por concluir que las encuestas fallaron. Eso es lo que termina por determinar el nivel de percep-ción.

Ustedes revisen cualquier grabación que haya hecho cualquier encuestador previo a la elección, después de hacer un análisis de lo que podía pasar en los doce estados con elecciones, más o menos había una consistencia, más o menos porque había seis estados que ya estaban decididos. Se dijo que en esos no iba a haber al-ternancia, así se hablaba de Quintana Roo, de Tamaulipas, de Chihuahua, de Durango, de Veracruz, de Hidalgo, y se decía: hay dos estados en donde es muy posible la alternancia, Zacatecas y Aguascalientes.

Hay cuatro estados donde era necesario poner atención. Re-cuerdo que la pregunta de los periodistas era: ¿Dónde tenemos que fijar los ojos el próximo 4 de julio? y prácticamente todos coincidíamos en decir: hay que observar lo que pase en Oaxaca, en Puebla, en Sinaloa y en Tlaxcala.

Ese escenario a nivel general se cumplió. En los seis estados de la columna izquierda no hubo alternancia; en los dos estados de en medio hubo alternancia y en los cuatro estados restantes, había que poner atención.

Page 22: Cuadernos de la Fundación

22

A pesar de la percepción, los siguientes son hechos que po-drían servir en defensa de la industria de la opinión pública en general. Primero, el porcentaje de escenarios positivos que plan-tearon las encuestas prácticamente se cumplió, está muy arriba del 95 por ciento en términos de encuesta publicada, qué escenario se preveía del ganador y resultados finales. En términos reales de ganador-perdedor la efectividad de las encuestas no estuvo mal.

Segundo, ninguna encuesta de salida se equivocó en el gana-dor. Encuestas que fueran publicadas por medios, por partidos, por empresas, ninguna encuesta de salida salió como antes se da-ban a conocer. Antes, los encuestadores se aventaban el riesgo de salir y decir gana tal, todavía era común en 2009 y en 2008 por ahí algún partido también se declaró ganador con una encuesta de salida cierta o falsa. Ninguna encuesta de salida este 4 de julio sacó un ganador distinto.

Y tercero, los conteos rápidos fueron relativamente precisos, la encuesta estuvo bien. Sin embargo, la percepción se mantiene entre la gente, las encuestas fallaron, o al menos en cierto público que quiere que le expliquemos por qué fallaron las encuestas. La percepción se da porque las distancias que se preveían de triunfo no se dieron, más que porque no se haya dado el ganador, sobre todo en los estados donde hubo alianza.

Page 23: Cuadernos de la Fundación

23

Como un primer elemento de análisis está la alianza, misma que nos generó un problema. Cuando se hace una encuesta, hay que imaginar que se tiene una diana de tiro al blanco, alrededor de la cual se hacen encuestas, las cuales tratan de pegarle a la prefe-rencia. Es decir, se busca acercarse a la diana, aún cuando ustedes nunca la vean y no saben dónde está realmente el punto, pero ven encuestas y normalmente cuando las ven, viene la crítica y dicen: este punto está vendido, es cuchareado, les pagó el candidato y; empiezan las críticas porque no coinciden las encuestas, preocú-pense el día que las encuestas coincidan porque quiere decir que están haciendo trampa. La probabilidad de que dos encuestas coincidan es cero. Dos encuestas hechas aún por el mismo en-cuestador, con el mismo cuestionario, el mismo día, no tienen por qué coincidir, porque el método hace que no coincidan, es un método aleatorio.

Cuando les decimos que una encuesta tiene el 95 por ciento de confianza quiere decir que una de cada 20 se va a alejar, pero por motivos estrictamente estadísticos, no porque haga trampa. Enton-ces ver un resultado así no es que esté mal, es que así es el método.

En varias encuestas hubo una sobreestimación del PRI, por ejemplo en Oaxaca, Puebla y Quintana Roo. En Sinaloa, en todas las encuestas publicadas en el último mes hay una sobrestimación del PRI, pero sí preveían un escenario alrededor de la recta final que era el empate. En Tlaxcala, sucedió al revés, se subestimó al

Page 24: Cuadernos de la Fundación

24

PRI. En donde hubo problemas es porque se sobreestimó al PRI. Si la encuesta de salida previa no hubiera coincidido con el

resultado, aquí estaría yo diciendo “la intervención de Calderón, la muerte de don Rodolfo Torre Cantú; la declinación de candi-datos hizo modificar las preferencias y entonces no lo previmos”. No, el problema fue también que en la encuesta de salida esta-ban sobreestimando el resultado para el PRI, entonces ya hay un problema de técnica de encuestas y eso es lo que estoy tratando de explicar. ¿Dónde estuvo el problema, dónde hay esta sobreesti-mación del PRI, por qué estábamos dando esa sobreestimación?

Aquí hay varias hipótesis. La primera, ¿la muestra está mal seleccionada? Segunda hipótesis, ¿cambian las preferencias sus-tantivamente como para hacer que las encuestas preelectorales se alejen del resultado, o sea, cambian realmente tanto? Tercera, ¿rechazan la entrevista? Cuarta, hay una no respuesta diferen-ciada, es decir, los panistas no contestan más que los priístas, es decir, que no me marca por quién va a votar; la no respuesta es diferenciada, como hipótesis. Quinta, ¿me dicen mentiras?, quiere decir que me dicen que van a votar por un partido y la verdad es que van a votar por otro. Sexta, ¿fueron otros facto-res? Para dar respuesta a estas hipótesis, hice una encuesta de salida en las doce entidades y les apliqué un cuestionario a mis encuestadores, hice grupos focales con los mismos, e hice una encuesta de opinión sobre qué cree la gente que pasó ese día y los resultados electorales.

Con base en esto, trato de responderme cada una de las pre-guntas. ¿Hay un error en la selección de la muestra?, la respues-ta es no, ¿por qué?, porque los conteos rápidos fueron precisos. Si así fue, es que se hizo acopio de resultados donde se tenía que haber hecho, se fue a visitar a las secciones que teníamos que haber visitado, entonces el problema no fue la muestra a la que fuimos, es decir, no hubo un problema estadístico con la selección de la muestra.

La segunda pregunta se refiere al cambio en las preferencias, tendríamos que pensar qué se vivió en esos momentos. Tuvimos a un Presidente de la República anunciando una simplificación administrativa, la creación de empleos, haciendo un llamando a la unidad acerca del crimen. Tuvimos el asesinato de un candidato. Tuvimos la declinación de tres candidatos a favor de la oposición al PRI en Oaxaca e Hidalgo. También hubo una declinación en

Page 25: Cuadernos de la Fundación

25

Baja California de una candidata del PRD a favor del PRI. Esta declinación de candidatos quiere decir que los que estaban finalmente compitiendo, ya no eran los que habíamos medido.

Cuando le pregunto a la gente cuándo decidió su voto en mi encuesta de salida, los resultados que encuentro son los mismos que se han encontrado en 2003, en 2006 y en 2009. En 2010 se pueden observar los mismos porcentajes de gente que dice cuándo decidió su voto: la última semana aproximadamente uno de cada ocho decide su voto.

Entonces, tampoco se puede decir que al final hubo una modifi-cación masiva de votos en la última semana que se haya dado por algún candidato. La modificación que se haya dado a favor de un candidato se dio en el mismo porcentaje, así que teníamos que haber sido capaces de medirla.

La tercera hipótesis, rechazo a la entrevista. Se había obser-vado cómo los niveles de inseguridad o los niveles de conflicto político o la lluvia, había ido subiendo los niveles de rechazo ya durante los tres meses previos. Por lo menos en mis encuestas se pudo ver un rechazo de hasta el 56 por ciento. Esto quiere de-cir que al abordar a un ciudadano la probabilidad de que no me conteste la encuesta es de 56 por ciento. En la encuesta de salida se puede observar que los tres lugares de menor rechazo son Chihuahua, Quintana Roo y Tamaulipas, justo los tres estados

Page 26: Cuadernos de la Fundación

26

donde nadie ha dicho que hay error es donde menos rechazo hay.Cuando hay rechazos altos encuentro dos de los estados donde

sí hay un gran error en términos de encuesta de salida con respec-to a otros estados, que son Durango e Hidalgo. Cuando la gente empieza a rechazar la entrevista, la posibilidad de equivocarme es mayor. Una de las conclusiones es que las encuestas tienen que informar a la gente sobre los niveles de rechazo.

Con respecto a la cuarta hipótesis, la no respuesta a la pregun-ta electoral sobre por qué partido votaron. En 2009 se observa que la gente no quería decir por quién votó, en 2003 la no res-puesta en promedio fue de 12 por ciento, en el 2009, seis años después, fue de 19 por ciento, creció mucho la no respuesta. Ésta creció prácticamente en todos los estados.

Sin embargo, también está ordenada de mayor a menor la no respuesta y donde tengo más no respuesta es en Tlaxcala, Ta-maulipas y Veracruz, y una donde no percibo crecimiento en la no respuesta es Oaxaca. Resulta que a pesar del crecimiento de la no respuesta, no hay una correlación entre la no respuesta y los errores, o sea, no existe el problema.

Page 27: Cuadernos de la Fundación

27

Cuando me dicen que son independientes, la no respuesta llega a niveles de 40 por ciento, o sea, los independientes son los que no están contestando.

En todos los estados, los independientes votaron por el can-didato que ganó, salvo en Durango y en Hidalgo donde había dos candidatos. Así, los votantes independientes en Sinaloa votaron por Mario López Valdés; en Oaxaca, por Gabino Cué, en Aguascalien-tes, por Carlos Lozano; en Tamaulipas, por Egidio Torre Cantú.

Los independientes votaron por el candidato que terminó ganando, es decir, podríamos tratar de afirmar que los indepen-dientes terminaron por decidir los resultados electorales y son los que no contestaban la entrevista, y por tanto aumentaban el error.

En una encuesta a la población les pregunto al final del cuestio-nario “Sin importar por quien me dijo que va a votar en las próximas elecciones, ¿Usted me dijo o no me dijo la verdad en esa pregunta? “ Y el seis por ciento me dijo, “la verdad te contesté mentiras”.

Page 28: Cuadernos de la Fundación

28

Entre otros factores, que son muchos, radica la dificultad que tenemos de medir ahora las alianzas: cómo inciden las evaluacio-nes de gobierno, el voto diferenciado, el llamado a la alternancia más que la preferencia, no es la preferencia sino la alternancia la que está incidiendo en el resultado; el riesgo que vivieron los encuestadores; el nivel de participación y otros.

Por ejemplo, en cuanto a la composición en el voto de los can-didatos aliancistas vemos a Xóchitl Gálvez y Gabino Cué, ¿ellos de qué partido son? pues de ninguno, entonces con las alianzas, es muy difícil medir la composición del voto porque estos candidatos tenían votos de panistas, perredistas, independientes, priístas, etc.

La preferencia, las boletas y los logos ya no pesan mucho, hay estados con voto diferenciado impresionante de hasta 17 puntos.

Para un encuestador es todo un reto hacer que el encuestado separe su preferencia entre el partido por el que quiere votar y lo que va a votar cuando esté frente a la boleta con ese candidato, hacer que separe y decirle aíslate, olvídate de qué partido te gusta, piensa que ya estás en la boleta de gobernador, por qué partido vas a votar. Es muy difícil hacerlo, es un reto para un encuestador.

La aprobación del gobierno, cuando el diferencial es positivo quiere decir que está mejor evaluado el Presidente, y cuando es negativo es que está mejor evaluado el gobernador. Resulta que en los seis en donde está mejor evaluado el Presidente hubo alternan-cia1, o sea, sí tiene que ver la evaluación comparativa que hacían entre el Presidente de la República y el gobernador de la entidad. Cuando el Presidente estaba mejor evaluado que el gobernador, en todos los casos hubo alternancia. En dos años hemos tenido de 18 procesos de gobernador, nueve cambios, de 24 alcaldías capitales de estado, 11 cambios; y sí hay una gran tendencia a la alternancia en los gobiernos.

Las encuestas no pronostican, no hemos podido convencer a la gente de eso, la gente sigue pensando que con encuestas se puede adivinar quién puede ganar. Por más que insisto, la gente piensa que con una encuesta se puede adivinar.

Los tres argumentos que los encuestadores no podemos usar y que ustedes no deberían de aceptar son: Primero, que hubo frau-de, antes había algunos encuestadores y algunos partidos políticos que decían “si la encuesta de salida no coincide con el resultado,

1. Aguascalientes, Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Tlaxcala y Zacatecas

Page 29: Cuadernos de la Fundación

29

es la prueba de que adentro de la urna hubo fraude”. Era el ar-gumento de decir: si la realidad no coincide con la encuesta, es culpa de la realidad. Si la realidad no coincide con la encuesta, los encuestadores tenemos que ver qué pasó.

El segundo argumento que no se puede usar es que las encues-tas eran falsas. “Lo que se publicó era falso”; “no, es que apare-ció en encuestas patito”. No se pueden aceptar estos argumentos porque ya hay un mercado suficientemente grande de encuestas probadas que tendrían que mostrar lo que hicieron.

Tercer argumento que no podemos utilizar los encuestadores es “tenía información interna”, o sea “yo tenía información aquí guardada que no todos ustedes conocían, pero algunos sí conocía-mos”. Encuesta que no se publicó, no impacta en la percepción. Es el riesgo que corremos los encuestadores, que algunas encuestas terminan publicándose y otras no se publican.

Como conclusiones: Las encuestas sobreestimaron al partido en el poder en unos estados más que en otros, sobre todo cuando había alianzas y esto parece no depender de la participación ni de la tasa de no respuesta. Es decir, sí hubo problemas en estados con alianzas, sobreestimamos al partido en el poder.

Dos, el diseño de muestra puede fallar ante una baja par-ticipación. El estado de más baja participación que fue Chihu-ahua fue donde más problema hubo con el diseño muestral. ¿Por qué?, porque las hipótesis de trabajo de cómo van a votar resultan en que van a terminar votando sólo unos y entonces por más que hagamos cosas, los diseños de muestra pueden fallar con bajas participaciones.

Tercero, no parece haber evidencia de un cambio en el padrón de decisión de voto en la última etapa de la campaña; lo que parece sí existir es una correlación entre un alto rechazo y una sobreestima-ción al partido en el poder. Entre más rechazo, más se sobreestima al partido en el poder. Desde el año pasado la tasa de no respuesta mostró una tendencia creciente, independiente de los que menos responden. No encontré evidencias de mentiras en el encuestado, no es que me diga mentiras, me rechaza, pero no me miente.

La formación de alianzas PAN-PRD con candidatos externos planteó una dificultad adicional ya que se pierden las identidades partidistas, es más difícil medirlo así.

Los estados donde se presenta la probable alternancia coincide con estados donde el Presidente está mejor evaluado que el gober-

Page 30: Cuadernos de la Fundación

30

nador; las alianzas también parecen provocar voto diferenciado, que es un obstáculo a vencer por las encuestas ya que se deben aislar de este proceso mental.

Más allá de todo, parece haber un deseo de alternancia que supera a los candidatos.

Existen dos riesgos o llamadas de atención que hay que seña-lar. Los encuestadores sienten haber vivido un riesgo porque hay un trabajo difícil que hacer. Y el otro riesgo o llamada de atención es que por más crítica que recibí por no haber cantado a tiempo Puebla, Sinaloa, Aguascalientes, los que están el año pasado, no haber cantado Querétaro y San Luis Potosí temprano y haberme esperado, lo que nos deja de enseñanza es que ante los resultados tenemos que ser más prudentes, todavía más prudentes.

Hasta ahora en la televisión jamás me he equivocado en un ganador y quiero mantenerme así, quiero estar seguro antes de cantar un ganador, prefiero ser la última palabra y no la primera.

Y por último, la pregunta electoral. Ese es un consejo, que en los reportes electorales prácticamente los institutos electorales nos exijan no quedarnos en reportes donde sólo se presente la pregunta electoral, sino ya con estos datos que prácticamente son exigencia, que también presenten algunos datos como las evalua-ciones de gobierno, que presenten las tasas de rechazo. O sea, que den más elementos. Hay quien dice “¿oye y por qué si sabes que pasa eso, no le quitas algunos puntos?” No, no puede ser a discreción. La boleta como sale se emite, va a tener que seguir siendo reportada como sale, sin nada de movimientos, por más que pensemos que esté sobrestimada, la respuesta es la respuesta.

Lo que tendríamos que hacer es dar elementos para que el elector pueda tomar criterios como decir “no, es que aquí sí quie-ren cambio, es que el gobernador es mal evaluado, es que lo está rechazando la gente”. Que demos algunos elementos adicionales, pero no movamos la boleta electoral.Jorge Alcocer Villanueva comenta.- Roy nos ha dado una se-rie de elementos para juzgar, para evaluar lo que pasó y Francisco Abundis reaccionará frente a lo que ha dicho Roy, seguramente nos va a dar sus propias hipótesis.

Yo por ahora me quedo con la duda, que aquí mismo se co-mentó ¿Cómo sabe Roy cuándo le mintieron y cuándo no? Por-que a lo mejor en la pregunta sobre la mentira, hay implícita, y él lo reconoce, la posibilidad de que le estén también mintiendo.

Page 31: Cuadernos de la Fundación

31

4. No es un problema de método; es la influencia de los medios de comunicación y de los nuevos instrumentos de propaganda política. Francisco Abundis

Creo que el análisis de Roy es muy útil. Al interior del gre-mio tenemos diferentes explicaciones y considero que la no respuesta es uno de los factores comunes que todos tenemos como algo que cambió esta vez.

Una pregunta metodológica que yo creo que deberían hacer para este foro es, ¿por qué razón los que estamos aquí haciendo esto desde hace 20 años y haciéndolo de la misma manera, ob-tenemos resultados distintos? Es decir ¿qué es lo que está cam-biando si el método no cambia? Digo, hay aprendizaje, pero las encuestas de salida no las hacemos distintas, las preelectorales no son totalmente distintas. En cuanto a las muestras, utilizamos el mismo marco muestral, son electorales, el IFE tiene la misma información aunque pudiera tener algún error en el padrón.

Entonces mi reflexión no va tanto hacia el interior de lo que es el método, voy por factores externos, mismos que están impac-tando lo que hacemos, empezando por el elector.

Hay factores que estamos viendo que antes no estaban en el escenario y que tenemos que empezar a considerar, porque si bien nosotros somos los que generamos la información y los más responsables o los últimos responsables, no somos los únicos res-ponsables de cómo se difunde y qué se difunde.

Entonces yo voy primero a un tema: ¿qué está pasando con

Page 32: Cuadernos de la Fundación

32

los medios que antes no había pasado y que se está intensifican-do? ¿Qué está pasando con actores nuevos que se parece a lo que nosotros hacemos, pero no es lo mismo, que se llaman push polls? Hay dos mercados de información, hay un mercado de la información pública, y hay un mercado de la información privada y les llamo mercado porque literalmente se contratan y son dos tipos de información que se mueven en paralelo, a los cuales no todo mundo tiene acceso.

Para ciertas decisiones la información privada puede ser fun-damental, incluso en términos financieros, vender o no acciones, o negociar políticamente. Y finalmente vendría el tema de ¿qué está pasando con el elector, que finalmente es el actor que quere-mos explicar o el que debería determinar nuestras explicaciones?

Cuando se dice que nosotros no dimos información correcta, yo digo que las cosas sí se dijeron. Varios de los que estamos aquí fuimos entrevistados en la publicación Eme-x del 28 de junio, en dicha publicación el encabezado era “el PRI domina casi todo pero puede perder Puebla, Oaxaca y Sinaloa”, y esto era consen-so, si fue encabezado de esa publicación quiere decir que todos estábamos de acuerdo en eso.

Page 33: Cuadernos de la Fundación

33

Podríamos tener otros diferendos, podríamos tener otros de-bates, pero en esto coincidíamos. También coincidíamos en que se estaba sobreestimando al PRI. Yucatán fue un gran ejemplo de ello, se advirtió sobre ello. Entonces sí sabíamos qué pasaba, pero teníamos un problema de magnitud, teníamos un problema de si esto iba a ser competido, de qué tamaño iban a ser las diferencias y aquí vienen otras explicaciones.

Voy con la primera parte, que tiene que ver con medios electró-nicos y con medios escritos de comunicación. En México la tradi-ción de las encuestas de salida tiene que ver con legitimar la elección, mientras en otras democracias tiene que ver con explicar la elección.

En México todavía estamos en esta tradición, donde el medio que sale primero es el que gana la noticia. Es como una especie de carrera de caballos entre los propios medios, en donde se asume que la mejor televisora va a ser la que dé la nota primero.

No solamente en esta elección, sino que ha pasado en elecciones anteriores, donde en esta carrera interna de caballos entre televiso-ras se llegan a violentar no necesariamente discusiones legales, sino acuerdos políticos e incluso de civilidad, de simplemente dar el dato a cierta hora por proteger la elección. Cuando el medio pasa a hacer esto, el medio asume una especie de papel de árbitro, cuando en realidad sí tenemos árbitros, entonces en lugar de que la elección sea la noticia, el medio se convierte en la noticia. Y en el momento que pasa eso hay algo que yo creo que se debería de cuestionar ¿qué sucedió y cómo se comportó el elector? Estamos pasando un mo-mento donde la noticia es el medio en un proceso electoral.

Sobre eso tendríamos que reflexionar los que estamos aquí como investigadores. Los medios, al igual que en otros temas so-ciales, son actores, no son solamente observadores.

Sin embargo, me parece que no están asumiendo ese papel de actores y que no estaría mal que hubiera algún medio aquí senta-do para platicar cómo toman sus decisiones editoriales, para qué creen que sirve esa información, cómo deciden salir o no salir a dar resultados, porque se trata de la decisión editorial de un me-dio y son las cosas que yo creo que no bastan.

Hay una controversia que se genera en los propios medios que nos está rebotando a nosotros, y ya en la parte de prensa escrita hay otra parte igual de preocupante, que creo que tampoco es muy visible. No se justifican de otra manera la publicación de encuestas [como] inserciones pagadas.

Page 34: Cuadernos de la Fundación

34

No sé si algunos observaron por ejemplo lo que pasó el miércoles anterior a la elección cuando era el último día de publicación. Diarios como El Universal, como Reforma, dieron dos datos públicos de la elec-ción en Puebla, uno que decía “16 puntos el PRI arriba” y otro que decía “La Alianza dos puntos arriba”, 28 puntos de diferencia entre una medición y otra, todas publicadas, todas igual de legitimadas.

Las reflexiones serían: • El elector promedio no tiene tiempo para filtrar

esta información, confía en que el medio se la filtre. • Si el medio no está filtrando, entonces realmente el elec-

tor le da el mismo valor a esos dos datos y esto sin duda crea esta percepción de caos.

El elector que vio una encuesta que dice “16 puntos el PRI arriba” cree que va a ganar el PRI y si termina ganando la Alianza 11 puntos arriba, entre esa medición hay 27 puntos, entonces sí causa esa percepción de que hay un error.

Entonces ya que está el análisis de mea culpa de Roy de lo que hici-mos mal, yo insistiría en que hay que revisar las decisiones. El argu-mento de un medio normal es que inserciones pagadas no las pueden cuestionar, con inserciones pagadas puede publicarse lo que sea.

Este es un caso más o menos sonado donde se aceptaron inser-ciones pagadas que no están ni siquiera firmadas. O sea, era una inserción que no se sabía de quien era el dato, donde se decía que el PRD iba arriba en la medición y en unas horas tuvo que salir un colega de Berumen a decir “perdón, este dato no es mío”, “perdón, ésta creo que es otra”.

Page 35: Cuadernos de la Fundación

35

Entre las cosas que me parece que los medios escritos tienen que reflexionar es si no deberían de poner un filtro que por lo menos indique quién es responsable, en qué momento se hizo la encuesta; que el dato sea validado por quien se dice que lo hizo. No hay una serie de filtros mínimos, lo cual está contribuyendo a este caos que no me parece un tema menor.

Un nuevo actor en la escena se llama push polls. Simulan ser encuestas, parecen encuestas, se mueven como encuestas y ahí se diría son encuestas, no, no son. Las push polls son un instru-mento muy útil para hacer propaganda, han causado muchos pro-blemas en otros lugares, en Europa y en Estados Unidos sobre todo, y la crítica más seria a este instrumento es que en realidad están engañando al entrevistado.

Tomaría algo de tiempo explicar exactamente en qué consiste la diferencia entre una encuesta y una push poll, porque se pa-recen tanto que parecen confusas, pero el tema es que como no son encuestas de momento los confundidos somos nosotros. El problema es muy serio y muy real cuando quién está confundido es el elector, cuando ya no sabe por qué lo entrevistamos. La di-ferencia básica es que éste es un instrumento de propaganda, no es un instrumento de investigación. Se presenta como un instru-mento de investigación pero en realidad su función es convencer al elector de que vote por alguien o de que alguien es un buen candidato o mal candidato. No tiene que ver con muestreos, son ejercicios masivos, son a veces por computadora.

Pero el peligro más serio de esto, que es el que nos preocupa a nosotros, no solamente que daña a la investigación, es cuando el elector ya no sabe con qué está lidiando, si con un investigador o con un push poll.

De momento la confusión está aquí, pero simplemente les digo que esto está cambiando tendencias y no me sorprendería que la no respuesta, de la que nos hablaba Roy, ya tenga algo que ver con este nuevo actor, dado lo masivo que es en su acción.

Para darles algunos indicadores, en Estados Unidos han estado prohibidas por ley por el Consejo Electoral, e incluso en algunos estados están penadas, pero eso es algo que apenas estamos cono-ciendo. Yo les diría que no va a requerir necesariamente de regula-ción, porque esa difícilmente funciona, pero creo que sí tiene que ser un acuerdo de buena práctica tanto entre partidos políticos, candidatos que son finalmente quienes contratan y luego nosotros

Page 36: Cuadernos de la Fundación

36

como investigadores para llamar la atención sobre el tema.Las push polls no se van a acabar, nunca se terminan, provocan

un gran riesgo, e incluso la no respuesta podría ser una de las consecuencias de esto, dado el número de llamadas que se hacen con ese instrumento.

Hay dos circuitos de información, el público y el privado. El público puro, el público como debería de suceder, no de filtra-ciones, no de inserciones pagadas. El medio que está generando investigación, ese medio sabe lo caro que es pagar investigación y generar información, por lo tanto, es muy difícil que haya tanta información pública como privada.

En general, yo diría es una constante, hay muchos más recur-sos y mucho más dinero en la investigación de campaña, y lo que está creando eso, son diferencias de esta naturaleza. Y es cuando empezamos a ver en Guerrero por ejemplo, no hablo de esta últi-ma elección, hablo de hace 6 años. En Guerrero había diferencias digamos de 6 puntos, 4 puntos preelectorales, solamente quien tenía trackings o quienes tuvimos la posibilidad de ver ejerci-cios los últimos 15 días, vimos como cambió eso, vimos cómo se abrió esa elección y acabó en el resultado final de 13 puntos. Pero la información pública estaba en un lado, se fijó en algún punto con la encuesta 15 días antes y nadie vio los trakings.

Page 37: Cuadernos de la Fundación

37

Por eso cuestionaría la observación de Roy de lo que no se pu-blicó no vale. No, sucede que lo que tiene mejor calidad, nada más por un tema de recursos, es la información privada, esto es Puebla, este es un traking de Puebla y prácticamente en la última semana nosotros registramos ya a Moreno Valle arriba en la encuesta del día anterior, el traking del sábado le daba 6 puntos arriba.

Para cuando uno llega a estas conversaciones del otro circuito de información el día de la elección, como alguien sugirió ese día, ya no estábamos hablando de Puebla o Oaxaca, eso ya eran hechos, de lo que estábamos hablando era de las sorpresas de Hidalgo y Durango.

Page 38: Cuadernos de la Fundación

38

Son dos circuitos de información y ahí es donde creo que más allá de cómo estén actualmente los términos de esta discusión, a quien se está afectando es al público, que no tiene acceso a esta información y se está quedando con la información pública que es la peor en algún sentido, porque es la que se detiene en el tiempo y porque es la que carece de recursos.

Esto sería Oaxaca, tendencia similar, mismo comportamiento, los últimos días fueron fundamentales para explicar la elección. Esta explicación de si no se publicó antes no pasó, hay todo un equipo de campañas, todo un grupo de gente que si lo vieron, entonces sí sucedió; en casos como Hidalgo en donde prefirieron no publicar las encuestas, dos semanas antes ya estaba cerrada a 8 puntos.

Entonces sí había información, el problema es que no era pública, y entonces ahí estamos entrando en dos temas de mer-cados distintos.

Finalmente, voy al tema de para qué sirven las encuestas. Bue-no, lo que nos deberán dar son explicaciones, una idea de qué es lo que está sucediendo, de porqué estas sorpresas. Les doy algunos datos de la encuesta de salida de Puebla a manera de ejemplo:

Page 39: Cuadernos de la Fundación

39

Uno de cada 4 electores que votó por Marín, votó ahora por Moreno Valle, por ejemplo; qué tan relacionado está eso con la aprobación del Gobernador, o en el mismo análisis que hacía Roy, el nivel de aprobación del Presidente está mucho más co-rrelacionado en este caso con Moreno Valle, que el que tenía el elector de López Zavala con Mario Marín, corroboraría más o menos la misma explicación.

Sí importan las autoridades y los niveles de autoridad, pero en una elección local no solamente está importando el de su go-bernador, sino está importando también el del Presidente y aquí habría alguna evidencia para ello.

Page 40: Cuadernos de la Fundación

40

Si vamos a Oaxaca, mismo comportamiento:

Uno de cada cinco electores que votó en la elección pasada por Ulises Ruiz, lo hizo ahora por Gabino Cué; el nivel de correlación que hay entre la evaluación del Presidente Calderón, y esto por ejemplo es lo que contradice en algo la primera hipótesis, está mucho más correlacionado el voto de Eviel Pérez Magaña que el del Presidente con Gabino Cué, y para cada elección es distinto el comportamiento.

Como reflexión final, creo que tenemos que cuestionar lo que está pasando afuera que no es necesariamente un tema de método, hay nuevos actores. Yo creo que deberíamos de abrir el tema de, no necesariamente información pública contra privada, sino simplemente los tiempos en que se reporta información.

Hay casos en América Latina como Brasil, en donde la gente se entera el mismo día de qué está pasando, cómo está votando la gente, ¿por qué no cuestionar esto en México? El supuesto de que se protege al elector de la información es erróneo. Lo que está pasando es que al ciudadano se le está dejando desinformado y en realidad los medios de comunicación llevan una carga extrema

Page 41: Cuadernos de la Fundación

41

sobre la noche electoral y en el momento en que sale el dato se convierte en la noticia.

Pero qué tal si en lugar de dar la información hasta en la no-che electoral, se diera información fluida. Finalmente los que vamos a responder por esa información somos los que la estamos generando. Igual que las preelectorales, igual que las encuestas de salida ¿Por qué no puede ser un flujo?.

Y finalmente, sí hay un tema de elector que está cambiando las explicaciones genéricas que no nos están funcionando, Roy intentó hacer como una tendencia general, yo la cuestionaría, creo que de las catorce elecciones, las doce para gobernador son historias totalmente distintas, tenemos un elector muy fragmen-tado, donde cada variable funciona de manera distinta.Jorge Alcocer Villanueva dice.- Francisco Abundis, ha plan-teado otro ángulo del tema y de lo que dice resalta un asunto: las encuestas como instrumento de la propaganda, las encuestas con-vertidas no en instrumento de información, no en instrumento que va contribuyendo a la generación de una opinión pública informada, sino simplemente como instrumento de propaganda.

Además del caso que mencionaba Abundis sobre Zacatecas, en donde el doctor Berumen tuvo que salir a defender su prestigio por el mal uso de una encuesta a él atribuida frente a la dirección nacional del Partido Acción Nacional.

Page 42: Cuadernos de la Fundación

42

Page 43: Cuadernos de la Fundación

43

5. El clima de violencia que prevalece en el país afecto el proceso electoralMaría De Las Heras

En esta ocasión hubo y es cada vez más recurrente, hacien-do alusión a lo que dice Francisco Abundis, algo que parece como encuesta y que ahora se dice derecho de piso, es un derecho de pie o sea, son unos individuos que se ostentan como encuestadores, pululan y entonces venden derecho de pie a los políticos.

Tú contratas a uno de estos “encuestadores”, te da una gran rebanada de la gráfica y te publica el domingo, y los políticos que, seamos honestos, no desestiman ningún instrumento que tengan a la mano, le pagan el derecho de pie y entonces aparece: “van arriba, son sensacionales los candidatos, son los mejores de la vida, todo mundo los quiere, llega a gobernador y es una cosa preciosa”, porque si no le entran sale el pie, pero al revés y resulta que el candidato no funciona.

Lo que no entiendo de los políticos es cómo después de ha-ber pagado el derecho de pie se lo creen, porque eso ya rebasa mi inteligencia.

¿Ya viste la encuesta de fulano? ¿Cómo dice que está?, es el mejor, 3 a 1 dice, ¿cómo ves? No va a haber explicación de lo que pasó el 4 de julio a menos de que hagamos a un lado este tipo de cosas.

Entonces, echo a un lado este tipo de cosas. Se publicaron muy pocas encuestas de verdad como bien dice Francisco, para analizar ya las encuestas preelectorales, porque los dos encuesta-dores que me antecedieron estuvieron hablando un poco indis-

Page 44: Cuadernos de la Fundación

44

tintamente de encuestas antes de la elección y las encuestas el día de la elección.

Yo voy a hablar de las preelectorales, las que salieron antes en los estados.

Hay unas leyes como arcaicas en algunos estados que no nos permiten publicar las encuestas. Y no solamente publicar, no podemos ir a hacer encuestas en algunos estados y es una pena porque son encuestas que se detienen en el tiempo.

Hablando de las encuestas preelectorales, quiero llamar la aten-ción sobre varias cosas, no es posible cómo en este país está ocu-rriendo lo que está ocurriendo y todos seguimos actuando como si eso no fuera a afectar en nada. Aquí hay un candidato a gobernador muerto, hay un Presidente de la República que monta en cadena nacional cuatro veces un show, una semana antes de la elección.

Hay una Presidenta del PRI que ante el llamado de “vengan ustedes vamos a discutir la cuestión de seguridad pública”, dice “Déjenos usted de tomar el pelo” ¿Cómo vamos aquí?. Hay gente que se muere todos los días, aparecen decapitados, colgados en la carretera federal de Cuernavaca, ¿cómo vamos a pensar que la gente no va a actuar distinto, que la gente no se va a expresar? Oiga, estamos muertos de miedo.

Para las encuestas o para lo que sea, son cosas muy grandes, que al final se quisieron justificar por las cosas más evidentes, como siempre. “Ay sí, pero es que fue Ulises, ya era hora de que saliera” cuando el candidato del PRI en Oaxaca sacó la votación que no había sacado el PRI en Oaxaca nunca, 100 mil votos más que Ulises. Sí, pero el otro candidato sacó 200 mil votos más del año pasado a éste.

Vemos zonas de Tamaulipas donde no se podían hacer en-cuestas. A diferencia de mis colegas que ahí subcontratan el cam-po, yo tengo el campo en mi oficina. Es decir, ellos tienen a una tercera persona en el campo, yo no, a mí me llama el encuestador y me dice: “no podemos trabajar ni en Reynosa, ni Matamoros, no se puede porque los encuestadores no quieren entrar a esa calle”, o sea, no es que la gente no me quiera contestar, es que el encuestador no entra.

Así estamos trabajando, lo que no se entiende es cómo hubo elección, la gente está asustada y asustada en serio, hay zonas com-pletas donde los encuestadores no pueden trabajar. A ver quien hace encuestas en la sierra de Guerrero, ¿de veras ustedes creen

Page 45: Cuadernos de la Fundación

45

que se entra ahí a preguntar “usted con qué partido se identifica”?Estamos muertos de miedo, con lo que pasó en los estados está

difícil encontrar una explicación.En los datos que presentó Roy, él siempre habla de porcen-

tajes de votaciones, yo creo que está comparando y ustedes saben que comparar porcentajes de votaciones y resultados relativos es bien engañoso ¿por qué? Porque si sobreestimo al PRI en un país cerrado a 100, esto hace crecer la parte del país del PRI. Lo que hice fue pensar que más gente iba a votar por el PRI de la que realmente iba a votar, aunque a los del PAN los haya yo estimado bien a la hora del pie y al hablar de números relativos el porcentaje del pie es menor porque el del PRI es mayor.

Se quiere cambiar eso por tres razones, el PRI tiene menos, el PAN tiene más, también haría que el porcentaje del PRI se disminuyera y el PRI tiene los votos si no había estimado. Por eso ya hace muchos años que trabajo con eje estimado y entonces mi problema no fue sobreestimar al PRI; de hecho fue al revés, en Oaxaca yo subestimé al PRI, en mi vida pensé que Eviel Pérez iba a tener 630 mil votos, es más, él todavía no se lo cree.

El caso contrario es en Hidalgo, Todo mundo dice: “bueno, la candidata Xóchitl dice que las encuestadoras le echaron a per-der su carrera porque nadie le daba dinero”. Claro, si le dicen a Xóchitl que va 38 puntos abajo pues nadie iba a querer financiar su campaña, a lo cual yo le dije “pues pague usted su encuesta”.

Yo no sé cuál fue la gran hazaña de Xóchitl Gálvez. En Hidal-go la peor votación del PRI, del PAN y del PRD en una elección federal fue la del 2009 y aún así sacaron más votos que Xóchitl Gálvez. ¿Por qué? Porque se cree el derecho de pie, porque ya todo está hecho, ya ganamos.

Nosotros lo único que podemos medir es lo que dice la gente que va a hacer, ya si lo hace, es trabajo de los operadores; ya está de su parte si llevan a la gente a que vote. En Oaxaca el PRI llevó a votar hasta el último priísta que queda y quedará por buen rato en Oaxaca que son 620 mil. En Hidalgo el PRI no movió a nadie, no tocó una puerta.

Sabemos que la virtud en el PRI era la organización para mo-vilizar a la gente a votar el día de las elecciones, hasta que se volvió mercadólogo y entonces ya le ponen más atención a los spots por la tele, el cartel muy bonito estilo italiano, colores sólidos, fon-do blanco, camisa roja. Entonces déjenme decirles una cosa, yo

Page 46: Cuadernos de la Fundación

46

aseguro que hay bastante más gente dispuesta a votar por el PRI en Hidalgo que la que llegó a las urnas, nada más que el PRI ya había ganado. Entonces estas encuestas de derecho de pie, no sólo engañan al que las contrata, que además luego ya no quiere oír razones de otros, sino que además engañan a los priístas y hacen que se queden todos muy tranquilos y al final le echan la culpa a las encuestas.

En Tamaulipas, Roy dice que estuvieron muy bien las encues-tas, pero si revisan el porcentaje de participación realmente la gente no salió a votar. Hubo zonas enteras en Chihuahua, Tamau-lipas, Sinaloa y Durango, donde no pudimos entrar a preguntarle a la gente por quién iba a votar.

Ahí viene la siguiente elección. Ahí van a estar Guerrero, el Estado de México, Nayarit y los encuestadores vamos a seguir ha-ciendo lo mismo donde podamos, porque eso es lo que tenemos y haremos lo mejor posible y no inventos de encuestadores im-provisados.Jorge Alcocer Villanueva como lo expresó.- María de las Heras ha planteado aquí más temas para el debate. Quizá la in-seguridad que sintieron los ciudadanos en estas zonas de las que nos hablaba, pueda explicar el rechazo del que Roy mencionaba, el disparo en la tasa de rechazo. Pero las tasas de participación en varios estados fueron a la alza y no hay una generalización que po-damos hacer entre la inseguridad y el comportamiento electoral. Más bien como sugería Abundis, tendríamos que ir estado por estado para encontrar en cada uno de ellos cuál es el compor-tamiento y la afectación que está teniendo el ciudadano tanto al responder encuestas como en el día de la elección.

María introduce también con justa razón un problema que están teniendo las encuestas y los encuestadores: que existen leyes electorales estatales en contra de las encuestas y de los encuesta-dores, con días de prohibición, con nuevos requisitos y algunos hasta fianza piden provocando un verdadero desastre en términos de la posibilidad de los encuestadores de hacer su trabajo y de publicarlo.

Page 47: Cuadernos de la Fundación

47

6. El contexto sociopolítico indujo a errores de cobertura y de mediciónJorge Buendía

Me voy a concentrar, y aquí creo que fueron muy afortuna-dos los recientes comentarios de Jorge Alcocer, en términos de la legislación a nivel preelectoral, porque me gustaría empezar con una pregunta.

¿Por qué las encuestas tanto las preelectorales como las de salida el año pasado fueron relativamente precisas? Básicamente creo que se sobreestimó al PRD en un punto porcentual en las encuestas de salida. ¿Por qué en el 2009 funcionaron tan bien y un año después ocurre que no?.

De entrada les digo que reflexionemos sobre esto, porque para mí es un indicador de que tenemos el suficiente rigor meto-dológico para efectuar este tipo de estudios con mucha precisión. Incluso en 2006 que ha sido un año muy comentado, las encues-tas de salida de 2006 fueron impecables. Básicamente una prueba de eso es que nadie se atrevió a dar un ganador, precisamente porque se declaró un empate, el método ya no daba para más.

Creo que es un primer punto que hay que tomar en cuenta. Porque pareciera que lo que cambió en 2010 fue el contexto so-ciopolítico, el contexto social donde están insertos los votantes, los partidos y candidatos y obviamente el marco constitucional. Voy a regresar más adelante a este tema como conclusión.

Ahora, ¿qué pasó en 2010? Yo les quiero ilustrar esto con un análisis de la e ncuesta de salida en Veracruz que realizamos. Quizá Veracruz fue el estado que más sobreestimó al PRI, hubo incluso una encuesta de salida que va 17 puntos de ventaja para el candidato

Page 48: Cuadernos de la Fundación

48

del PRI, a final de cuentas la ventaja fue de 3 puntos porcentuales.Pero adicionalmente hay una metodología muy clara, muy

rigurosa, que se ha aplicado o que se ha desarrollado en Estados Unidos y se ha aplicado en muchos lados para medir las fuentes de error de una encuesta de salida. Y ¿por qué? Porque yo pue-do comparar claramente los resultados de mi encuesta de salida a nivel de sección con los resultados oficiales y puedo identificar los tipos de error. Esto nos va a ayudar a entender qué fue lo que pasó y cómo lo podemos corregir, que a final de cuentas es lo que nos interesa, o cómo vamos a enfrentar este nuevo contexto socio-político.

Quisiera iniciar básicamente con algo muy elemental que a veces se pierde de vista, particularmente lo que se reporta en me-dios. El error total de una encuesta, y esto básicamente desde hace 20 años es consenso o ya ha sido aceptado, está compuesto del error muestral y del error no muestral.

Lo que vemos en todos los reportes de los periódicos es, el margen de error de esta encuesta es de +/-3.5 con nivel de con-fianza del 95 por ciento. Y si son un poco más sofisticados dicen que es para la pregunta preferencia electoral y dan las variaciones.

Eso es únicamente el error muestral, eso lo podemos cuanti-ficar, lo podemos saber. El problema es que el error no muestral es mucho más grande que el error muestral. Sin embargo no lo podemos cuantificar, pero sabemos que existe, sabemos cuáles son los tipos de error.

Uno es la no respuesta, que es básicamente la tasa de rechazo. Otro es el error de cobertura, cuando simplemente no puedo entrar a ciertas zonas. No estoy entrevistando hasta el punto del universo sobre el cual me interesa tener un dato.

Y el último punto es el error de la medición, cuando simple-mente no estamos midiendo de manera correcta la preferencia electoral. El caso más claro es cuando la gente nos deja la boleta en blanco a pesar de que acaban de votar hace unos cuantos segundos, y cuando sabemos que el voto nulo oscila entre 4 y 5 por ciento y tenemos un no sabe o voto nulo en la preferencia electoral entre 10, 15 por ciento.

Estos son tres tipos de error que son muy comunes, los pode-mos cuantificar, los podemos ver, ex post. Y les platico un poco del caso de Veracruz que creo que va a ilustrar muy bien este tipo de problemas que encontramos.

Page 49: Cuadernos de la Fundación

49

Como les decía, el margen de error en Veracruz fue de 3 puntos porcentuales de acuerdo a los cómputos distritales, y la encuesta de salida que nosotros hicimos el margen de ventaja que tuvimos para el PRI fue de 10 puntos porcentuales, nuevamente una sobrerrepresentación del PRI.

Cuando lo vemos por partido pareciera que 3 puntos de dife-rencia no es mucho. El problema es que también es una cuestión del contexto actual, en el esquema bipartidistas como los de las coaliciones, cuando sobrerrepresentamos a un partido, estamos subestimando a la segunda fuerza.

Es decir, un error de un punto porcentual en realidad impli-có un error en el margen de 2 puntos, una brecha de 10 puntos porcentuales se cierra con una sobreestimación de 5 puntos por-que implica una subestimación del otro.

Es decir, adicionalmente ese contexto sociopolítico de esque-mas bipartidistas magnifica los errores. Si fueran esquemas tri-partidistas donde parte del error se va a la tercera fuerza, muchas veces no afecta tanto la predicción de las encuestas electorales o de las encuestas de salida.

Ahora, dicho esto, vean por ejemplo, lo voy a dar con más

Page 50: Cuadernos de la Fundación

50

detalle, el resultado del conteo rápido es prácticamente idéntico a los resultados oficiales de los cómputos distritales. Es decir, es-tamos hablando de que aquí no hubo error muestral, todo se trata de error no muestral y hay que ver de qué tipo.

Hay diferentes maneras de medir el error. Utilicé tres tipos de medición de error, hicimos un análisis estadístico que les re-sumo brevemente. Uno, tuvimos presión al trabajo de los encues-tadores, ¿qué quiere decir esto? En algunos casos no los dejaron trabajar, los invitaron a que salieran de la casilla, esto ocurrió independientemente de si estaba en una zona priísta, panista, pe-rredista y las invitaciones, por ponerlo en estos términos, las hizo gente del PAN, del PRI, del PRD.

Pero hubo en algunas secciones electorales presión sobre el trabajo de encuestadores. Una forma muy elemental es cuando de repente se para al lado del entrevistador una persona y está viendo quién va a contestar la encuesta. Eso ocurrió en 16 de 150 secciones. O sea, estamos hablando de 10 por ciento. En las secciones donde ocurrió fue mayor el error de la encuesta.

Otro punto es que de acuerdo al porcentaje de voto por el PAN, en las zonas donde hubo más voto por el PAN hubo mayor error en la medición. Es decir, hubo un porcentaje de panistas que dijo que votó PRI o no me dio una respuesta, pero el punto es que hay una asociación.

El tercer punto, a mayor analfabetismo, mayor error en la encuesta de salida.

Cuarto, donde no hubo mayor no respuesta también hubo mayor error en la medición. Es muy claro que las secciones donde una mayor gente me dejó la boleta en blanco, son aquellas donde hubo más error.

Y por último el voto dividido. En las secciones donde hubo más voto dividido también hubo mayor error en la medición de la encuesta de salida. Esos son los hechos.

Aquí vienen algunos de los efectos. Como pueden ver la pen-diente es positiva a mayor analfabetismo, mayor error en la en-cuesta.

Page 51: Cuadernos de la Fundación

51

A mayor no respuesta, mayor error en la encuesta. En perso-nas sin estudios también la pendiente es positiva, y a mayor voto dividido también mayor error en la encuesta.

Page 52: Cuadernos de la Fundación

52

Entonces, están más o menos claros los factores que llevaron a que hubiera un error en la medición de la encuesta de salida. Aho-ra, ¿cómo los interpretamos a la luz de este tipo de errores y qué podemos hacer? Básicamente aquí no se trató de error muestral, el conteo rápido y de resultados de los cómputos distritales son prácti-camente idénticos, no estamos ante el caso de un error no muestral.

Ahora, el error de no respuesta, que es básicamente la tasa de rechazo y esto es particularmente importante en una encuesta de salida porque puede ocurrir que quienes nos den más entrevistas son los priístas y en menor proporción los panistas.

En Estados Unidos lo que ocurre es que los demócratas tien-den a responder más las encuestas de salida que los republicanos y eso genera un sesgo. Ahora, en el análisis que hicimos no encon-tramos una relación entre la tasa de rechazo a la encuesta de salida y el error en la encuesta de salida. ¿Por qué? Porque básicamente en las secciones donde hubo un mayor número de entrevistas por votante, el error fue similar a las secciones donde hubo una me-nor proporción de entrevistas.

Entonces el error de la tasa de rechazo en encuestas de salida, y a lo mejor las experiencias difieren entre encuestadores, en este caso particular no estuvo presente.

El error de cobertura sí fue un punto importante. ¿Por qué? Porque a pesar de que es una muestra representativa de todo el estado que incluye secciones urbanas, secciones rurales, seccio-nes mixtas, secciones panistas, priístas, perredistas, precisamente

Page 53: Cuadernos de la Fundación

53

porque hubo en varias secciones dificultades para el trabajo de los encuestadores, se tuvo que suspender la entrevista a la mitad del día en algunos casos, a veces un poco más tarde.

Y esto es una fuente de error y, ¿por qué es una fuente de error? Muchas veces partimos del supuesto de que es mejor contar con la información de una sección a no tenerla. Es decir, si a mí por alguna razón un encuestador no puede seguir trabajando a las 12 del día, pero me entrevistó de las 8 a las 12, trato de conservar esa información.

Creo que lo que al menos hemos observado con este caso es que es preferible, al menos en este caso particular y habría que sopesarlo aquí a futuro, eliminar esa sección, porque si hay inhi-biciones al trabajo del encuestador también es muy probable que el contexto social sea poco propicio para que el entrevistado dé una respuesta más o menos fidedigna.

Entonces son de las cosas que hay que sopesar. Tradicional-mente es mejor tener información a no tenerla, pero es algo que tenemos que revalorar.

Por último, y esto sea quizá el principal problema, el error de medición, o sea, al final de cuentas lo que queremos saber es medir cuál es la preferencia del entrevistado. Y aquí puede haber errores atribuibles a muy diversos factores2. Uno es el entrevista-dor, el género influye, la edad del encuestador influye. En Es-tados Unidos se sabe de manera muy clara que la gente afroame-ricana induce ciertos sesgos en las respuestas de los entrevistados, mientras que los blancos inducen otro tipo de sesgo.

Entonces, esa es una primera variable que en el análisis que hicimos no encontramos una relación entre género ni edad del entrevistador que genere un sesgo, pareciera que no está afectan-do. Segundo, ¿las preguntas que yo hago antes de la preferen-cia electoral inducen un sesgo? Por ejemplo, se ha hablado de la aprobación presidencial o la aprobación del gobernador, si yo pregunto sobre ambos antes de la pregunta preferencia electoral, ¿habrá un sesgo? En el caso particular de esta encuesta decidimos no introducir estas preguntas para que no hubiera este tipo de ses-go, o que pudieran generar sesgo alguno. Pero sí hay un problema con el voto dividido, encontramos que hay una relación entre las secciones donde hubo más voto dividido, hubo un mayor error en la encuesta de salida.2. Véase la lámina 15 del anexo 3

Page 54: Cuadernos de la Fundación

54

¿Y a qué se puede deber? Cuando nos piden encuestas y en particular donde hay elecciones concurrentes donde se eligen a 3 gobernantes es una de las cosas más complejas. Y es peor cuando son presidenciales porque además en el mismo lugar están votan-do para las elecciones federales.

¿Cuántas boletas les tenemos que dar al entrevistado? En el 2012 van a votar en el DF, el votante va a tener seis boletas y yo quiero replicar en la encuesta preelectoral o en mi encuesta de salida, ese momento que acaba de vivir el encuestado. Es un pro-blema particularmente grave cuando hay voto dividido.

En el caso particular de nosotros los encuestadores, lo que tratamos de medir de forma simultánea es lo más cercano a esa experiencia, pero lo que estamos encontrando es que a pesar de lo que hemos hecho, sigue habiendo un margen de error cuando hay voto dividido. El voto dividido— y todo parece indicar que México va todavía a un mayor porcentaje de voto dividido— pre-senta problemas en la estimación.

Y por último que creo que es el tema más importante, las fuen-tes de error que tienen que ver con el entrevistado. Y básicamen-te, yo estoy tratando de medir su preferencia electoral, por quién votó, pero tengo 15 por ciento de gente que no me dio preferencia electoral, dejó en blanco la boleta que le entregamos y sabemos que acaba de ir a votar, sabemos que tiene una preferencia.

En muchas ocasiones la no respuesta no está correlacionada con el voto, es decir, se distribuye de manera aleatoria y no afecta. En otros casos tiene un sesgo a favor del PRI, en otros a favor del PAN. Mayoritariamente cuando hay un sesgo es a favor del partido gobernante, pero esto es algo que no sabemos a priori sabemos que puede existir.

Ahora, ¿qué es lo que tradicionalmente todo mundo hace? Lo que se hace es eliminar la no respuesta y recalcular, básicamen-te diciendo que no hay sesgo. Y creo que ese es uno de los pro-blemas principales que hubo, porque sé que es por este análisis, al menos en lo que a mí concierne, que a mayor porcentaje de no respuesta hubo mayor error.

Es decir, el problema estuvo en términos de la asignación de la no respuesta, que básicamente tuve gente que era principalmente pa-nista y que sin embargo en la forma que lo asigné no le di tanto peso.

Entonces es un problema que hay que solucionar. ¿Quiénes dieron o quiénes decidieron no decirme su preferencia en la en-

Page 55: Cuadernos de la Fundación

55

cuesta de salida? Básicamente fueron las mujeres, la gente de ma-yor edad, y los que tomaron la decisión sobre su voto en la última semana o en el último día, la gente que vive en secciones rurales. Los lugares donde hubo presión al trabajo de los encuestadores y ciertamente donde hubo encuestadores hombres disminuyó la no respuesta. Pareciera que donde hubo encuestadores mujeres hubo mayor porcentaje de no respuesta.

Ahora, resumiendo básicamente el tipo de error que encon-tramos fue error de cobertura en las secciones donde no pudi-mos seguir trabajando y error de la medición básicamente ¿Qué hicimos con la gente que no reveló su preferencia electoral? Esos son los 2 principales fuentes de error que se tuvieron presente, no hubo error muestral, tampoco parece que la tasa de rechazo hacia la encuesta de salida haya incidido.

Y por último, terminar con ¿qué fue diferente en 2010? Uno, la presión a encuestadores, o sea, hubo estados, por ejem-plo Zacatecas, en Fresnillo, la policía municipal metió a todos los encuestadores o a algunos a la cárcel y a los demás nos sacó de las casillas, y es un gobierno del PT.

En Durango se ha hablado mucho de las balaceras que hubo, es decir, sí hubo un contexto de presión en parte también alimentada por lo que decía Jorge, las legislaciones electorales son muy poco amigables con las encuestas, en algunos casos es verdaderamente irrisorio, en Hidalgo, costa Guerrero es una locura, entonces sí hay un contexto de presión al trabajo de los encuestadores.

Y el segundo que también fue diferente, al menos a mí sí me salta mucho, es que la población más vulnerable, analfabetos, habi-tantes de zonas rurales, gente de la tercera edad y también mujeres, aunque son las menos vulnerables, en estos segmentos hubo ya sea sesgo o simplemente no me revelaron preferencia. Estos digamos son los hechos, es algo que ciertamente tenemos que tomar en cuenta.

Ahora, ¿qué hacer? Uno, eliminar toda la información de sec-ciones donde el encuestador no está haciendo su trabajo de manera normal, en particular yo creo que hay que partir del supuesto de que la información que puedan haber recopilado en las horas pre-vias, va a tener un sesgo y que es preferible tener problemas de no cobertura a tener problemas que introduce este tipo de sesgo.

Podemos jugar con el sistema estadístico, de ver qué pasa si las quitamos o no las quitamos, pero hay que tenerlo presente porque hay que recalcular toda la ponderación. Creo que es la

Page 56: Cuadernos de la Fundación

56

primera cosa que debemos tener presente y eso nos lo repartan en el transcurso del día. A las 11 de la mañana yo ya sé donde no están trabajando adecuadamente porque no me está llegando in-formación, o me está llegando muy poca información.

Segundo, ¿qué hacer con la no respuesta? Afortunadamente hay modelos estadísticos de asignación, de imputación, de la no respuesta que nos van a poder tener modelos más sofisticados para al menos tratar de ver hacia dónde puede ser el sesgo.

En muchas ocasiones no existe este problema, en otras oca-siones si lo hay, a veces a favor de un partido, a veces es en contra, esto cambia por cada elección y es algo que simplemente necesita-mos tener todo el sistema computacional y estadístico para hacerle frente. Pero tampoco es mucho problema, realmente nada más hay que hacer inversión en todo el sistema tecnológico.

Y por último, yo creo que también un cambio en la última déca-da, es lo cercano que están los gobiernos y los partidos de los votantes, tanto por programas de política social, expansión de oportunidades es brutal, seguro popular, pero también los gobiernos estatales han hecho su tarea. Si a eso le aunamos la nueva tecnología como son los call center se hace muy fácil llamarle a la gente y estar en contacto.

Tenemos que prestar especial atención a los grupos más vulnera-bles, que pueden ser los más susceptibles a este tipo de contacto y que simplemente cuando llega un encuestador o cuando un encuestador les pregunta, la verdad muchas veces no saben diferenciarlo de si es una push poll o decir es un enviado del gobierno federal o del go-bierno estatal o del partido gobernante o del alcalde del municipio.

Creo que vamos a tener que prestar atención en ese grupo.Expresa Jorge Alcocer Villanueva.- Ahí hay otro problema

también, yo diría las vitrinas metodológicas de cada casa encues-tadora. Pero efectivamente lo hemos comentado incluso junto con el doctor Armando Robinson que dirige la parte prospectiva y seguimiento de encuestas en Voz y Voto.

La vitrina metodológica parece ser algo así como por de fault se pone, es como come frutas y verduras, ya se pone por de fault y resulta que cuando el error teórico es del +/- 3, pero la tasa de rechazo es 56 por ciento, me lo dice el doctor Robinson que de eso sabe, que se les debe mover el margen de error y que para cada segmento debe también recalcularse el error.

Pero como la vitrina metodológica es come frutas y verduras nadie lo recalcula y nadie lo vuelve a presentar.

Page 57: Cuadernos de la Fundación

57

7. A final de cuentas tenemos que ser todavía más cautos a la hora de encuestarRoy Campos

Básicamente yo veo algunas coincidencias, no es un proble-ma de error muestral, lo que ha hablado Jorge de la nota metodológica. Lo que reportamos de la nota metodológica es el error teórico muestral. Podemos incluir cosas como es una encuesta de opinión, no está incluyendo otro tipo de errores, pero me-dir el error que me genera un rechazo no podemos repor-tarlo, simplemente podemos advertir que ese error es mayor al que estamos reportando.

Lo que Paco les advierte de los push poll, de veras tengamos mu-cho cuidado. Ya desde el 2006 apareció, pero a partir de 2006 se ha destapado en forma impresionante la cantidad de llamadas que se hace. Y no nada más por teléfono, que en los estados están usando mucho los push poll telefónicos, también hay push poll en campo, o sea, también tocan la puerta para hacer push poll y la línea entre un push poll que no intenta realmente captar in-formación sino sembrar información, es impresionantemente delgada, se puede pasar en cualquier momento. Entonces llega el momento también en que el encuestado, después de recibir 7 llamadas a las 8 de la mañana, a las 9, preguntándole cosas para registrarlos en algún directorio, resulta que termina rechazando encuestas cuando son reales. Entonces sí tienen efecto no nada más en el encuestado, sino también en las encuestas reales que podremos medir.

Coincido con Paco en que lo ideal sería que la información privada —que es por la que se paga— que sí es la más valiosa fuera

Page 58: Cuadernos de la Fundación

58

pública, para que la percepción cambiara. Yo puedo decirte tenía un traking en Sinaloa, otro en Aguascalientes que llegó hasta el final y no son públicos. No estuvimos tan mal, pero la percep-ción de la ciudadanía no se rompe y mi problema ahora es cómo luchar contra esa percepción, cómo salir a decir miren lo que pasó sin tener que decirles “les juro que había un grupo de personas que sí sabíamos”. Es nada más mi punto, por más que coincida que esa información privada que no se publica por ley o por decisión del cliente, porque son dos cosas distintas. También aunque el cliente quisiera ya no se puede publicar porque la legislación no lo permite, ese es el asunto, nos lo prohíben, hay lugares como Yucatán que 15 días antes y hay otros lugares de una semana. Entonces también la legislación nos quita la oportunidad de publicar dicha información.

En lo que sí voy a diferir es la parte de que el medio de co-municación decide la política de publicación en qué momento se publica. Yo desde el 97 estoy en un medio, y en un medio en el que yo tomo la decisión en qué momento se publica. Trabajo para un medio de comunicación que nunca ha pretendido ser el primero, sino simplemente pelear por dar la noticia y no por ser la noticia. No recibo absolutamente ninguna presión. Eso sí, me puede estar preguntando ¿ya, ya, ya? pero me respetan, cuando digo ya, en ese momento se pone el dato, y tal cual lo pongo yo y con las advertencias que pongo yo. Tan es así que en esta elección inauguré un canto, por decir así, una forma de declarar que no habíamos hecho, un too early to call.

Acerca de lo que dice María, sobre todo la parte esta de las leyes y el riesgo que viven los entrevistadores. Yo entrevisté a 894 encues-tadores de la encuesta y les apliqué un cuestionario de cómo vieron, qué vieron en el conteo dentro de la casilla, qué vieron alrededor de ellos y que tan en riesgo se sintieron ellos ese día en su trabajo. Un 48 por ciento dice que se sintieron en riesgo físico es decir, sí había un momento de tensión que si afecta al encuestador no tiene porque no afectar al encuestado. Pero si hay una afectación más allá de cómo medir ese error en las vitrinas metodológicas, no se pone, es imposible, sólo hay que advertirlo.

Y las leyes, en el caso de Guerrero es absurdo, totalmente ab-surdo, de hecho que prácticamente todos los días la noticia en Gue-rrero es que el Instituto Electoral de Guerrero todavía no autoriza a ninguna empresa que haga encuesta porque todavía ninguna paga

Page 59: Cuadernos de la Fundación

59

la fianza. Entonces así se van a ir de que todavía no, la noticia es que todavía no autoriza a ninguna y que ya dijo que a Mitofsky no lo au-toriza, o sea, ¿por qué?, porque no pago fianza. Pero es un absurdo, quieren que pague fianza y quieren que diga en qué lugares voy a encuestar, cómo voy a decirles, o sea, les voy a decir en dónde cayó la muestra, es absurdo lo que piden.

En 2009 en San Luis Potosí para pedir el permiso antes de adentrarte tenías que decirles cuántas encuestas ibas a hacer y quie-nes iban a ser tus clientes.

Pero lo que me deja a final de cuentas todo esto, después de oír a Jorge Buendía, después de oír los problemas, los cambios, es que tenemos ser todavía más cautos a la hora de encuestar. Vuelvo a repetir lo que dije en mi conclusión, para todos aque-llos que me acusan de decir, oiga, pero por qué no querías can-tarlo, no, todavía tenemos que aumentar el grado de cautela. Porque hacer una declaración de ganador es una decisión muy difícil de tomar porque estamos diciendo que ya prácticamente ese va a ser el próximo gobernador, y para hacerlo tenemos que estar seguros que todo este ambiente de miedo, de mentira, de rechazo, de no respuesta, cualquier cosa que se pase que no nos haga equivocarnos en el ganador. Como afortunadamente las encuestas de salida este 4 julio, repito, ninguna encuesta de sa-lida cantó un ganador que no resultó ser el que tuvo más votos. Entonces ese es un mérito.

Page 60: Cuadernos de la Fundación

60

Page 61: Cuadernos de la Fundación

61

8. Tenemos que entender más al electoradoFrancisco Abundis

Dos reflexiones y comentarios sobre lo que han dicho mis co-legas. Creo que hay un subtexto de buena parte de las explica-ciones que estamos dando, y yo la aplicaría a lo que hacemos nosotros tanto en el método como la forma en que consegui-mos electorado por el lado de, aquí sí, de asesores políticos, incluso de la clase política.

Si ven cuáles fueron las interpretaciones periodísticas, ana-líticas de buena parte de esta elección, se le concede muy poco al elector en el terreno que sea, el comportamiento que les acabo de dar es uno, lo que ha dicho Jorge sobre la no respuesta, lo que ha dicho María sobre lo que está pasando en algunos estados, eso habla de un elector autónomo tomando decisiones. Y buena parte de las explicaciones que se están dando sobre estas elecciones, es lo que hicieron o no las dirigencias de los partidos, las decisiones acertadas que se tomaron. Si se perdió Zacatecas por parte del PRD fue por lo que hizo o dejó de hacer la gobernadora; si hubo algo que sucedió en Oaxaca por ejemplo, tuvo que ver con Ulises Ruiz o no. Hay una parte donde tenemos que entender más al electorado, tenemos que entender esa no respuesta que puede ser por temor o puede ser por desgaste del método.

Creo que sí pondría el énfasis en los límites del método en esta cuestión incluso en encuestas de salida, pero sobre todo en las encuestas preelectorales, si es predictivo o no. El ejemplo que puso Jorge sobre los conteos rápidos del 2006, creo que es el más claro, el método tiene sus límites y va a dar hasta cierto punto una explica-ción y luego ya no sirve. Creo que con una encuesta vamos a poder

Page 62: Cuadernos de la Fundación

62

explicar, pero ¿vamos a poder discernir qué pasó con una elección cerrada que se define a nivel presidencial por .52? Ahí se acabó la precisión del método, lo único que podemos hacer es explicarla.

Y ahora tendremos que explicar todos estos nuevos comporta-mientos de los que estamos hablando y no necesariamente vamos a tener la capacidad para corregir todo. Creo que la no informa-ción es la no información, y si este elector se niega a darnos su información podemos hacer variables, podemos modelar, pero al final el elector se está negando a darnos información y eso hay que leerlo tal cual y hay que reflexionar sobre qué quiere decir eso.

Y bueno, en ese tema diferiría en esta observación genérica que hace María, sobre los temas de participación. Oaxaca la mejor participación de los últimos 30 años; Puebla la mejor participación de los últimos 30 años; Sinaloa por el estilo. A lo que voy es que hay 12 historias aquí, depende dónde la participación valió de manera sustancial, el caso más grave es el de Chihuahua, participación de 34 puntos, donde sin duda es de lo que yo veo registrado en el estado es la más baja histórica y lo mismo es el caso de Tamaulipas.

Entonces la no respuesta no afecta igual, digamos. La no res-puesta es un indicador de lo que está pasando con el electorado, si trasciende nuestra medición la no respuesta quiere decir algo y en algunos casos es temor. Se habló de Tamaulipas aquí, caso similar al de María ante un comentario de “no se puede medir en Reynosa” la respuesta de quien está al frente del problema que cuestiona uno y le diga, cómo de que no. O no se puede medir en Altamira, es decir, hubo plazas específicas, bueno, San Fernando, Valle Hermoso, es la primera vez que yo veo a un equipo de campo que es de lo más eficiente, con la mejor calidad, de lo más correcto, es la primera vez que los veo rechazar trabajo. De decir, ¿sabes qué?, eso no lo puedo hacer, es la primera vez que yo recuerdo que eso ha pasado. Y finalmente a lo que me refería con el tema editorial, no había necesariamente el momento en que sales a dar un dato, si sales o no sales, desde cuántas elecciones mides, qué mides o qué no mides, es una decisión editorial.

Y luego lo que hacen los periódicos frecuentemente y hablaba mucho de las inserciones pagadas. El dato que se publicó sobre Puebla que era inserción pagada es una cuestión editorial de ese diario que decidió publicar un dato tuyo en el cual tu no tenías control y tú públicamente apareciste como alguien que daba a López Zavala nueve puntos arriba, uno no tiene control sobre eso.

Page 63: Cuadernos de la Fundación

63

9. El peor daño que nos pode-mos hacer todos –como país, como políticos– es seguir ha-ciendo como que no está pa-sando nada.María de las Heras

Sé que la gente está asustada. Sé, uno, que el voto del casti-go contra el PRI sigue bien vivo; dos, que es muy peligroso cuando juntan el dinero, los recursos que tiene el PAN con lo que sabe hacer el PRD, o sea, que mientras vaya el PAN solo tiene recursos, pero no sabe ni cómo usarlos y el PRD tiene muy buenas ideas, pero no tiene ni dónde caerse muerto, pero se juntan y corran.

Y tres, que por más grande que vean los priístas el tamaño de su voto estable, no es suficiente para ganar elecciones y en la mala selección de candidato, en la mala decisión de campaña hace que el voto cambiante no salga a votar, eso es lo que se ve.

De todas las variables que utilizan en una encuesta, la única que me da una explicación más o menos de qué fue lo que pasó, es cuando los votos estables del PAN, más el PRD, Partido Alianza, más el PT, más Convergencia, le sumo todo el voto de castigo en contra del PRI.

Cuando hice las preelectorales no me atreví a sumarle todo el voto de castigo en contra del PRI. ¿Por qué?, pues porque nunca habían llegado a las urnas todos los que no quieren que el PRI go-bierne. Sí hay mucha gente que dice “no, que el PRI no gobierne”, pero de eso a tomarse la molestia de ir a votar es ya una diferencia.

Page 64: Cuadernos de la Fundación

64

Hay otros que sí, odian al PRI, esos desde la mañana anterior están formados, pero la mayoría dice no, pero no hacen mayor cosa, por eso normalmente el 50, 60 por ciento el voto de cas-tigo se suma, se sumaba al voto estable de la oposición y votaban contra el PRI.

Viendo los datos el 4 de julio no hubo una solo en el voto de castigo del PRI que no acudiera a la urna. Por lo menos en tér-minos de números generales, eso es lo que yo tengo.

Y por último, inducir que el peor daño que nos podemos hacer todos —creo yo, cómo país, cómo políticos— es seguir ha-ciendo como que no está pasando nada. Porque ahora la gente no quiere contestar y ahora no nos admiten las encuestas. Nos mo-víamos como pez en el agua, ahora ya nos rechazan, no podemos entrar a trabajar, no tenemos fe, la gente está en peligro, hemos tenido problemas en campo y al rato alguien va a salir a decir aquí no se puede vivir, mejor que no haya elecciones.

Y la verdad es que está pasando y está cambiando la forma de pensar del electorado y está cambiando de manera muy drástica y nos está pasando por las narices y la conclusión no puede ser, al final de todo esto, “¡ay! las encuestas no sirven”. Bueno, pongan ustedes que no sirven, ignórennos, pero no es nada más eso y yo creo que eso a mí de lo que más, voy a poner entrecomillas, “me asustó” fue cuando vi este año lo que medí de resultados electo-rales como trabajan el campo.

Este es un país que está cambiando y no necesariamente para bien, y hacer como que nada pasa no va a solucionar el problema. Y de verdad lo que está haciendo el gobierno federal, lo que está pasando en los estados es terrible; mucho peor la forma en que se meten a las secciones, ¿cómo las llamaste tú?, vulnerables, son muy propias aquí, ya saben que ellos siempre dicen las cosas como son. De verdad yo creo que ahí hay que ponerse un poco más du-ros, más críticos, más a estar viendo qué está pasando y empezar a protestar mucho más duro.

Page 65: Cuadernos de la Fundación

65

10. Hay que saber utilizar las encuestas con sus fortalezas y sus debilidadesJorge Buendía

Sí quisiera hacer énfasis en las limitaciones del método. Cuando me refiero al error muestral y al error no muestral es precisamente con la finalidad de tener presente todas es-tas posibles fuentes de error y en particular quisiera comen-tar uno que siempre ha sido motivo de discusión, que es el anuncio de resultados con las encuestas de salida.

La encuesta de salida es un instrumento bastante limitado para dar ganador. Me puedo equivocar Roy, pero con una diferencia de 4 puntos entre primero y segundo lugar no se puede dar ga-nador, los intervalos de confianza se traslapan, se corre un riesgo muy alto precisamente por lo que les comentaba del error no muestral y realmente se está jugando un volado quien da ganador con un margen de ventaja de ese tamaño.

Esto es particularmente cierto para quienes están en medio, quienes trabajan para un candidato o partido tiene mucho mayor margen de acción porque al final de cuentas está respondiendo para su cliente y su estudio, aunque uno responda por él, el estu-dio se va a leer como la encuesta para tal o cual partido.

Cuando se está en un medio de comunicación tiene que ser uno extremadamente cauteloso, particularmente por esta cuestión de error no muestral, que además se acentúa cuando estamos en esquemas bipartidistas, donde una brecha de 4 puntos con una sobreestimación de 2 puntos de la primera fuerza ya es empate.

Entonces creo que sí hay que estar muy conscientes de ello. Yo siempre digo que las encuestas son como los automóviles, hay que saberlos usar porque si no nos estrellamos. Y también como los

Page 66: Cuadernos de la Fundación

66

automóviles si nos estrellamos eso no significa que ya no tenemos que agarrar un carro y eliminar a los autos, simplemente hay que saber utilizar las encuestas con sus fortalezas y sus debilidades.

Segundo punto, ¿cómo entender los resultados del 4 de ju-lio?, creo que, básicamente lo que estamos viendo de manera muy clara es una ola en contra de los partidos en el gobierno de cual-quier signo, la insatisfacción con el estatu quo es tan grande que le está pegando a todos los partidos.

El PAN perdió las 2 gubernaturas que tenía, el PRD perdió las que tenía, el PRI perdió 3 de las 9 que tenía. De la mitad de las gubernaturas que se eligieron este año hubo alternancia, hace 6 años de las 10 que hubo, solamente en Tlaxcala hubo alternancia.

Entonces estamos viviendo un momento muy atípico y cómo se está comportando el electorado que está yendo en contra del PAN en Baja California, en Aguascalientes, en Tlaxcala; en contra del PRD en Zacatecas; el año pasado vimos en San Luis Potosí y en Querétaro. Sí estamos en un contexto donde los partidos en el gobierno se les está complicando mucho, hay una especie de ola en contra del partido del gobierno, independientemente del signo.

Y esto tiene implicaciones que sé que son de particular interés para ustedes, tenemos de las perceptivas de una coalición opositora, yo creo que en buena medida han funcionado muy bien las coali-ciones en contra del PRI cuando el PRI es el partido en el gobierno.

Pero no estoy tan seguro de que lo mismo pueda ocurrir cuando el PRD es gobierno como en el caso de Guerrero, por ejemplo. Y por último creo que, y a mí me costaba trabajo en-tender esto, en parte porque quizá tengo muchos años dedicado a la opinión pública, ya la parte empresarial tendré 6, 7 años, me cuesta mucho trabajo entender las demandas y expectativas sobre los encuestadores y creo que la mejor manera para mí de enten-derlo es, los encuestadores somos como los porteros, no podemos fallar, cuando fallamos nos va como en feria.

En cambio los estrategas, los publicistas, con que metan un gol se olvidan todos sus errores, andan circulando y ustedes los conocerán, estrategas y publicistas a los que se les perdona todo porque hace 15 años llevaron una campaña ganadora, tomo lo que nos toca a nosotros como encuestadores, somos como porteros, no podemos fallar, quizá lo único que pedimos es entender cla-ramente los alcances y las limitaciones de México.

Page 67: Cuadernos de la Fundación

67

11. Sesión de preguntas y respuestas

Gabriel Guerra CastellanosModerador

Mi primera reflexión desde que los empecé a escuchar, es que, qué bueno que este foro no es acerca de en qué fallaron los ana-listas y los politólogos, porque entonces sería yo el que estuviera en la silla eléctrica.

Lo cierto es que yo creo que hoy hemos comprobado, como ya lo sabíamos o lo debíamos saber desde antes, es que tanto los encuestadores como los votantes son humanos a final de cuentas, viven, deciden, se emocionan, se enojan, toman partido, no toman partido o se ilusionan y fallan, fallan pero fallan en todos lados.

Acaban de fallar de manera verdaderamente impresionante en Colombia en donde el margen no fue de 3 o 4 o 6 puntos que vemos acá, sino fue un margen de más de 20 puntos en donde se suponía que el candidato de apellido difícil de pronunciar, Mockus, iba a ser por lo menos un contendiente muy cercano al candidato finalmente ganador.

Se equivocaron históricamente en Nicaragua cuando la pri-mera derrota de los sandinistas. Lo hicieron en Gran Bretaña en 1992, en una equivocación de tal tamaño que obligó al estado británico y a los encuestadores a revisar las reglas para las encuestas electorales. Y en Estados Unidos en el año 2000 donde podría-mos alegar que no importaba tanto el error de las encuestas si al final del día, algunos operadores políticos mexicanos habían ayudado al candidato Bush a ganar finalmente.

Page 68: Cuadernos de la Fundación

68

Pero en el 2004, al mediodía del día de las elecciones del 2004, las encuestas de salida les estaban dando hasta 3 puntos porcentuales de ventaja a John Kerry sobre George Bush, que finalmente como todos sabemos perdió. Así que, ¿qué será lo que falla?, ¿fallan los encuestadores?, ¿fallan los encuestados?, ¿fallan los votantes al momento de cruzar la boleta?, ¿fallan los candidatos o los partidos o los gobernadores que están condu-ciendo los procesos o los gobernantes que están conduciendo los procesos electorales?

¿O será tal vez que cada vez más es la manipulación la que se está adueñando de los procesos? Citaba Paco Abundis un caso que a mi me parece importantísimo y sobre el que se tiene que discutir más y eventualmente regular que es el de las push polls, que las push polls se dan de toda manera consciente e inconsciente.

Yo me acuerdo la única ocasión en la que yo tuve algún tipo de participación tangencial en un tema de encuestas hace mu-chos años en un Estado sureño de la República. Nuestro papel era un poco dar contexto sobre la encuesta y la primera cosa en la que reparamos fue que, ya ni siquiera la apariencia física del encuestador, sino el tipo de vehículo en el que llegaba inducía automáticamente a la respuesta.

Los que llegaban en Suburban decidían, no me acuerdo el margen, pero muchísimas respuestas más favorables al partido en el gobierno que los que llegaron en volkswagen o que los que lle-garon en autobús o en pesera. Así que evidentemente hay toda una serie de factores que pueden inducir una reacción, primero del encuestado y luego del votante. Porque no hay que olvidar otra cosa, una encuesta puede también orillar a que la gente vote de una manera u otra, no sólo por el efecto del push poll, sino también por lo que yo llamaría el efecto del telemercadeo.

Una de la quinta vez que me llaman de Comercial Mexicana o de una línea aérea que ya no existe, Mexicana de Aviación, un banco, en sábado a las 8 de la mañana para venderme su servicio aseguran que vaya yo a comprar con la competencia, pudiera ha-ber aquí también un factor similar.

Lo cierto es que parafraseando a Winston Churchill que al-guna vez le preguntaban acerca de la democracia, yo diría que las encuestas son sin duda la peor manera de predecir resultados electorales, con la excepción de todas las demás formas, no existe

Page 69: Cuadernos de la Fundación

69

hasta el momento un mecanismo mejor para predecirlas.¿Dónde está la falla?, ¿está en la metodología o está, tal vez,

en la realidad? Pensemos en dos ejemplos concretos: Puebla y Oaxaca. La reputación de los gobernantes influyó indudable-mente, quien piense que el factor del respectivo gobernador en Oaxaca o en Puebla no jugó un papel muy importante a la hora que la gente llegara a las urnas y a cruzar la boleta, yo creo que no está leyendo adecuadamente, ya no digamos las empresas, sino la realidad del estado.

Influye también la capacidad de operación electoral. Todos creemos conocer a los grandes operadores electorales, pero cuan-do algo verdaderamente está en juego. Recuerdo que alguien me decía en Puebla, no hay manera de que pierda el PRI en Puebla, porque vean ustedes las elecciones intermedias últimas, carro completo. Pues sí, lo que estaba en juego era menor y no estaba participando una operadora electoral cuyos alcances todos cono-cemos, que cuando no está enseñándole a nuestros hijos está muy activa en las cuestiones electorales.

La reputación por supuesto cuenta, la reputación del can-didato y la reputación del gobernante en turno. Un pedazo muy importante de cada elección es de alguna manera un referéndum, sobre todo en países como en México donde no hay reelección, es un referéndum sobre el gobernante saliente.

Y pensar que la reputación de los gobernadores o de algunos candidatos, más allá de lo que dijeran las encuestas no influye, es vivir equivocados. Por supuesto que la manera en que los medios presentan un escándalo, una investigación judicial o extrajudicial acerca de un personaje tiene un impacto real, y la manera en que los encuestadores empujan o no un tema tiene un impacto real.

Cuando Francisco Abundis habla del push poll me viene a la mente, como ustedes saben muchos republicanos radicales han querido correrles en Estados Unidos que el presidente Obama es musulmán. Creo que no hay una cosa más lejana a la realidad, pero el 20 por ciento de los estadounidenses de acuerdo a una encuesta dada a conocer ayer, cree que efectivamente Obama es musulmán. Bueno, así de fácil es que los medios y quienes ma-nejan los medios de manera partidista puedan influenciar a la opinión pública.

Y finalmente un tema que no es menor, ¿cómo interpre-tamos las encuestas? Todos los que no encuestamos, desde los

Page 70: Cuadernos de la Fundación

70

que somos analistas, ciudadanos de a pie, operadores políticos, candidatos, dirigentes partidistas, funcionarios de gobierno, todo mundo interpreta un poco a su gusto.

Decía Benjamín de Israel que hay 3 tipos de mentiras y en orden ascendente de gravedad de la mentira. Decía que existen las mentiras llanas, digamos, las mentiras a secas; las mentiras desca-radas y las estadísticas. Y la verdad es que las estadísticas todos las podemos acomodar como queramos, al final del día no hay cifra que no pueda uno manipular o interpretar a su gusto.

Todos ustedes saben por supuesto como fue que Albania du-plicó su producción de leche, me imagino. Cuando compró una segunda vaca, aumentaron en 100 por ciento y en 22 litros dia-rios. Toda cifra, toda encuesta, todo resultado puede ser entendi-do como uno quiera y se genera con eso una espiral de ilusiones, de engaños, de autoengaños y de buenas y malas intenciones.

Tiene mucha razón mi querida María de las Heras y no por otra cosa, sino porque estas elecciones se dieron efectivamente bajo cir-cunstancias extraordinarias de todo tipo, la guerra contra el crimen organizado, las condiciones de inseguridad, los asesinatos, todo. Pero yo creo que hay algo más extraordinario que eso y es el hecho de que la sociedad y los medios de comunicación, las vías de comu-nicación se están transformando de manera muy acelerada.

Quien crea hoy que puede ignorar a la opinión pública y a los nuevos medios, esos que no pasan por la televisión, que no pasan por el periódico impreso y que tienen un impacto que van mucho más allá del antiguo boca a boca, lo están haciendo bajo su propio riesgo.

Muchas gracias y paso a retomar algunas de las preguntas más emblemáticas, no las voy a leer completas, voy a juntar los temas y aclaro que me estoy brincando los comentarios y concentrando en las preguntas, porque entiendo que la idea de este ejercicio si se lo pueden ustedes preguntar a los encuestadores aquí presentes.

Primero, alguien pregunta acerca de si por ejemplo en Guerre-ro, en donde hay una gran concentración de la población en algu-nas ciudades, ¿influye o no en los resultados de una encuesta el no poder llegar a los municipios alejados, en los municipios serranos?.

Alguien más pregunta: ¿qué impacto tiene la operación del día “D”, del día de las elecciones en el resultado?. Es decir, ¿hasta qué punto la capacidad de sacar a la gente a votar y llevar a la gente a votar, puede impactar en una encuesta?.

Page 71: Cuadernos de la Fundación

71

Y también preguntan: ¿qué peso tienen las irregularidades, las compras de voto, de electores, etcétera, esas cosas que dicen que alguna vez sucedieron en este país?. Alguien más pregunta acerca de la incidencia, esto ya lo hemos comentado mucho del crimen organizado en las elecciones en los estados, y si ¿las actua-ciones de los gobernadores en Puebla y Oaxaca influyó también ante la ciudadanía, si hubo o no un voto de castigo?.

Preguntan: ¿no hay una sobreestimación en las preferencias electorales de Enrique Peña Nieto y que cómo está en estos mo-mentos Andrés Manuel López Obrador y las encuestas? ¿cuáles son los escenarios que tienen ustedes rumbo a las elecciones del Estado de México? y si ¿creen qué como en el 2006, a 2 años de las elecciones, estamos tal vez anticipados en nuestros juicios? y si se puede dar el caso de que algún candidato se desbarranque o al revés, que algún candidato repunte.

Y una pregunta que yo creo que es tal vez fundamental, ¿has-ta qué punto se tienen que regular temas como push polls, como resultados anticipados para tener un poco más de transparencia, seguridad y confianza con las encuestas? Eso es lo principal.

Jorge BuendíaEn relación al comentario que hacía Gabriel Guerra acerca de esta información de errores de las encuestas, creo que sin esa recapitu-lación ha habido 5, 10 errores de los cientos o miles de encuestas que ha habido en el mundo, creo que el porcentaje de bateo del instrumento es bastante alto.

Como digo, nos siguen juzgando como a los porteros ¿no?, nos fijamos mucho en los errores, pero realmente olvidamos la otra parte cuando efectivamente las encuestas cumplen con su va-lor predictivo o de estimación.

En segundo lugar, la inmovilización, ¿qué tanto influye la movilización? Yo diría que como regla general naturalmente in-fluye, pero influye más cuando el electorado es muy pequeño, básicamente es mucho más fácil modificar el resultado de una elección cuando la cantidad de votantes o de recursos que se ne-cesita para movilizarlo, es relativamente limitada.

Una elección presidencial donde van a votar 40, 50 millones de votantes, imagínense ustedes cuánta gente hay que movilizar, yo

Page 72: Cuadernos de la Fundación

72

siempre doy el ejemplo de que para movilizar a 40 mil personas ne-cesitaremos aproximadamente 1000 camiones, 1000 camiones de 10 metros estamos hablando de 10 mil metros, es decir, una fila de 10 kilómetros de camiones, eso rara vez lo vemos en una elección, es decir, es bastante difícil movilizar en grandes cantidades.

Quiero retomar la pregunta sobre Enrique Peña Nieto, yo no hablaría tanto de sobreestimación de Enrique Peña Nieto sino más bien que tan sólida es la preferencia hoy día por Enrique Peña Nieto. Básicamente lo que estamos observando es reconocimiento de nombre. Creo que no hay mucho detrás de la preferencia por Enrique Peña Nieto, se le conoce como gobernador del Estado de México, aparece en muchos medios, pero no hay tanta in-formación detrás de él que haga que la preferencia sea todavía relativamente sólida.

Esto naturalmente ocurre durante las campañas y quizá aquí el contraste con Andrés Manuel López Obrador hace 6 años pueda ser útil. Cuando preguntábamos sobre Andrés Manuel López Obra-dor siempre venía de referencia el tema de los viejitos en el DF, el segundo piso, y creo que hoy día no encontramos algo equivalente a los viejitos cuando preguntamos sobre Enrique Peña Nieto.

Entonces yo diría que más bien la preferencia por él todavía no es tan sólida, tan estable como pudiera ser o como probable-mente vaya a ser una vez que ocurra. Al no ser estable es probable que tenga fluctuaciones en el futuro.

Francisco AbundisEn el caso de Guerrero, primero no creo que sea tema todavía el ejemplo que utilizó María, por lo menos no nos pasa a nosotros todavía. Es encuestable, no creo que haya niveles de inseguridad como para no poder entrar a localidades o no genérico, no es como en Chihuahua y no es como Tamaulipas nada más, ni comparado.

En movilización sí es como dice Jorge, depende del tamaño, el nivel de importancia y de hecho eso cuestionaría a una de las afirmaciones que hizo Gabriel, creo que en una elección como Puebla que tiene un diferencial de 11 puntos no se explica por el mito genial de la Maestra del todo. Es una elección que frecuen-temente se decide por muy pocos votos, el tamaño de movilización ahí es muy grande y el precio por voto específico es altísimo. En-tonces, digamos Cancún, la cantidad de dinero que se maneja ese

Page 73: Cuadernos de la Fundación

73

día, sí puede hacer que cambie una elección porque es marginal la diferencia.

En Puebla y Oaxaca tal vez no lo enfaticé demasiado, pero creo que ahí influyó lo mismo el castigo al gobernador, fue mucho más claro en Oaxaca que Puebla, y el tema de las, digamos, lo que po-damos medir de preelectorales para la presidencial, simplemente creo que la situación del actual Presidente hace 6 años dice mucho de lo que podría pasar en esta elección.

A estas alturas hace 6 años a Calderón, no lo conocía más del 28 por ciento de la población, falta mucho todavía por suceder, va a haber muchos candidatos que se quieran hacer figuras públicas con los apoyos o con la visibilidad adecuada, no estoy diciendo que esto vaya a pasar, pero si ya sucedió hace 6 años podría pasar otra vez.

Y en el caso de Peña Nieto que sería el que está más cuestiona-do, que hubiera un candidato que lo cuestionara. Yo creo que más allá de su talento particular y el que pueda tener en política pública, que creo que tiene más de lo que pensamos, creo que el tema ahí es primero el filtro de 2011, que creo que todos debemos intuir que no es un filtro menor la elección del Estado de México en 2011 en un escenario de alianza, lo que cambia mucho el escenario.

Roy CamposGabriel Guerra hacía una exhaustiva relación de las encuestas, fallan y decía todo: las encuestas fallan y los aviones se caen. Sí, los aviones se caen a veces, sí se caen. Claro que una encuesta puede fallar, pero la probabilidad que se caiga un avión es baja. Coincido con Jorge cuando hace la analogía de los porteros, al portero sólo se le marcan los errores, pero los aciertos son mucho más.

Cuando se dice que los niveles de mentira, la frase famosa con las estadísticas se puede mentir, sí es cierto, las estadísticas son datos fríos, ahí está y eso no son mentiras, pero el que los interpreta puede interpretarlos y tratar de darle destino y el en-foque. Y entonces se dice: con las estadísticas es muy fácil decir mentiras. Ojo, sin estadísticas es mucho más fácil decir mentiras, las estadísticas no aumentan las mentiras, acotan las mentiras, o sea, es mucho más difícil mentir cuando hay estadísticas a cuando no hay estadísticas. Entonces si lo pusiéramos el cuarto nivel de mentiras son las promesas electorales, después de las estadísticas.

Page 74: Cuadernos de la Fundación

74

Y rumbo al 2012, las preguntas aquí que nos hacían del 2009 es ¿quiénes iban a adivinar? O sea, que si estamos sobreestimando a Peña Nieto. Miren, Peña Nieto es cierto, puede caer o puede crecer, no sabemos, y que si López Obrador sí seguramente no lo estamos midiendo todo su potencial o si lo estamos midiendo, no sabemos. Lo único raro sería que de aquí al 2012 no cambiaran las cosas. Lo más seguro es que en el 2012 no estemos viviendo la misma situación que estamos viviendo hoy, no sabemos qué va a pasar, simplemente lo que podemos prácticamente asegurar es que las cosas van a cambiar, ¿hacia dónde? No sabemos.

María de las HerasHace falta, por supuesto que hace falta, que se siga teniendo es-tructura en los partidos de movilización.

Votar es horrible, hay que hacer fila, hace calor, la mitad del país está lloviendo, la otra mitad está hasta 52 grados de tempe-ratura, etcétera. A los políticos les diría que trabajen, sí, pero francamente trabajen el día de la elección, sirve.

Vamos a ver qué pasa en Guerrero, se complica todo. En el tema de Oaxaca, Ulises está entregando una elección con

ciento veinte tantos mil votos más de los electores. En Puebla, Ma-rín está entregando a un candidato que tuvo menos votos a los que él llegó. A mí me dicen, yo me acuerdo en esos días “tengo que tener un voto más de los que llegué para que vean que lo hice bien”, “tengo que dejar un diputado más, ese era nuestro objetivo”, “lo que pasa es que estuvo tremenda la lucha contraria en Oaxaca”.

Y en cuanto a las push polls es de análisis importante el tema, por-que ahí hay algunos que parecen encuestadores, hablan como en-cuestadores, hacen como encuestadores, pero no son encuestadores.

Gabriel Guerra CastellanosCosas personales, que hubo muchas. Primera aclaración, a di-ferencia de algunos de los aquí presentes yo no tengo ninguna relación profesional con ningún partido político, con ningún candidato en ningún lado, yo no hago campañas, yo no hago nin-gún tipo de ese trabajo, así que no tengo afortunadamente en este foro, que defender, o que justificar o que explicar absolutamente

Page 75: Cuadernos de la Fundación

75

nada de lo que hago, estoy en una muy cómoda posición de poder limitarme a criticar.

Segundo, en el caso de Puebla yo mencioné varios factores no sólo el de Elba. El de Elba fue el que más atrajo la atención, yo hablé del tema del prestigio del desprestigio de los goberna-dores y de los candidatos. Hablé de la operación en el día de las elecciones y por supuesto también del factor Elba que indudable-mente influyó no sólo en la operación electoral, sino también en la captación de recursos, que según me dicen, no fue menor para el candidato ganador.

Roy dice que yo hice un recuento muy detallado de todos los errores. No hubiera yo terminado el día haciendo un recuento muy detallado, lo que quise ilustrar es que las encuestas no sólo fallan en México, fallan en Colombia, fallan en Gran Bretaña y que han fallado muy recientemente nada más y nada menos que en Estados Unidos.

Dicen que nadie habla de las encuestas que salen bien. Yo di-ría que no es noticia cuando un avión vuela y llega a su destino, no es noticia tampoco, dicen los clásicos, cuando un perro muerde a un hombre; es noticia cuando un hombre muerde a un perro y bueno, si una encuesta falla o muchas encuestas fallan, eso es lo que es noticia.

Page 76: Cuadernos de la Fundación

76

Page 77: Cuadernos de la Fundación

77

Fundación Colosio Filiales

Aguascalientes Jorge Varona Rodríguez

Baja California Miguel Lepe Bravo

Baja California Sur Agapito Duarte Hernández

Campeche Carlos Cárdenas Montero

Chiapas Armando Cortés Rueda

Chihuahua Cristian Rodallegas Hinojosa

Coahuila Jorge Alanís Canales

Colima Ernesto Pasarín Tapia

Distrito Federal Mauricio López Velázquez

Durango Jorge Iván Domínguez

GuanajuatoNicéforo Guerrero Reynoso

Page 78: Cuadernos de la Fundación

78

Guerrero Mario Montalvo Zaldivar

HidalgoRolando Durán Rocha

Jalisco Héctor Padilla Gutiérrez

Estado de MéxicoHeberto Barrera Velázquez

Michoacán Alfonso Rescala Cárdenas

Morelos Rodolfo Becerril Straffon

Nayarit Pablo Montoya de la Rosa

Nuevo León Héctor Humberto Gutiérrez de la Garza

OaxacaAndrés Avelino Soriano Montes

PueblaLucero Saldaña Pérez

Querétaro Antonio Mejía Lira

Quintana RooSara Esther Muza Simón

San Luis Potosí Horacio Sánchez Unzueta

Page 79: Cuadernos de la Fundación

79

SinaloaJosé Guadalupe Robles Hernández

SonoraFaustino Félix Chávez

Tabasco Esther Alicia Dagtug Lutzow

Tlaxcala Héctor Martínez García

Tamaulipas Homar Zamorano AyalaHeberto Barrera Velázquez

Page 80: Cuadernos de la Fundación

80

Esta edición consta de 5000 ejemplares

y se terminó de imprimir en marzo de 2011 en los talleres de Mac Impresos

Comerciales, S.A. de C.V., Lote 8, Manzana 3, Parque

industrial Exportec II, Toluca, México.