cuadernos 15, página 18

1
Página 18 Cuadernos Nº 15 Enero, 2009 D iez años cumple el deno- minado proceso revolu- cionario. A la zaga perma- necen suspendidas las es- telas provocadas por las constantes turbulencias políticas; gotas de agua y humo que tiende a evaporarse con el correr del tiempo. Las comparaciones, generalmen- te, son un tanto injustas; pero en esta ocasión, este ejercicio posee un alto contenido pedagógico. Podría ayu- dar, por ejemplo, a la comprensión de las razones que subsisten detrás de este inmenso fracaso histórico y la ambición desmesurada de poder que exhibe el líder máximo del proceso. Dos cerraduras limitan el estrecho ámbito dentro del cual se ha despla- zado la oferta política del presidente Hugo Chávez Frías. La primera, la Revolución Cubana. Épica histórica consumada, agotada y en tránsito hacia otros destinos y horizontes. La segunda aldabilla, el proceso demo- crático venezolano que en 40 años consolidó un ejercicio político denso, digno y admirado en toda América Latina. Estas experiencias ya realiza- das intentaron construir nuevos iti- nerarios y formas políticas de vida. En este sentido, puede conceptuali- zarse como trágica la situación que experimenta la “revolución”: no ha podido superar la experiencia histó- rica socialista y carece de las pulsio- nes necesarias para ensayar la cons- trucción de un nuevo proyecto demo- crático. La bolivariana, en clave post- moderna, tendría el mérito de consti- tuir un “no lugar” político, un espacio discursivo carente de identidad e inviable históricamente. Imagen cosmética de una revolución que no ha podido ser. De allí su fugacidad petrolera: ga- llineros verticales, comunas, coope- rativas, universidades que no lo son y soberanías alimentarías que depen- den de importaciones cada vez más escasas. Contrasentidos elevados a la condición de política pública. En fin, sobre unos colosales ingresos petro- leros se ha edificado esta experiencia sin rostro definido. Esta recia ausen- cia de identidad ayuda a explicar la voluntad de permanecer en el poder que intenta imponernos el líder máximo del proceso. Poder y delirio petrolero Los estudiosos del tema petrolero han utilizado el término “enferme- dad holandesa” para referirse a los estragos que ocasiona la sobreabun- dancia de estos recursos naturales en el tejido industrial e institucional de un país. Esta circunstancia y sus efectos disruptivos no han sido ajenos a la historia de Venezuela. Sus secuelas, igualmente, las han experimentado la casi totalidad de las naciones ex- portadoras de petróleo. El año 1973 marca la inauguración de este ciclo de poder y delirio petrolero. En el cercano oriente se tituló como “The Great Civilization” y “La Gran Vene- zuela” fue la denominación escogida para designar esta circunstancia de auge petrolero en nuestro país. En el breve lapso de 1970 a 1974 los ingre- sos de los países miembros de la OPEC se multiplicaron e- normemente. Estos petrodólares estimularon los delirios que recurrentemente ge- nera esta “enfermedad holandesa”. Irán, Nigeria, Indonesia, Argelia, México y Venezuela se embarcaron en ambiciosos programas de desa- rrollo; la intención era comprar “fu- turo” para poder achicar el camino hacia el progreso y la grandeza nacio- nal. Los resultados, como sabemos, fueron desastrosos. Los precios se derrumbaron en el año 1983 y los efectos perniciosos del “excremento del diablo” se hicieron sentir en for- ma aguda: inflación, caída de la pro- ducción, ineficiencia, corrupción en el manejo de las em- presas públicas, so- brevaluación de la monedad y fragili- dad institucional. El Shah de Irán fue de- rrocado en 1979 y una revolución islá- mica cortó de un tajo su delirio moderni- zante; Nigeria fue atrapada en un vai- vén trágico y conti- nuo entre gobiernos civiles y militares. El gobierno del partido único en México fue sacudido fatalmen- te. A comienzo de la décadas de los noventa Algeria estaba a borde de la guerra civil y en Venezuela nuestro sistema bipartidista mostraba sus costuras. La explicación económica que pro- porciona la denominada “enferme- dad holandesa” es insuficiente para dar cuenta de esta relación asincró- nica entre ingresos petroleros y tur- bulencia política y social. La actual situación que confronta el país es un calco de las experiencias vividas en la última década del siglo pasado. En este sentido, parece apropiado aña- dir a la elucidación económica una de orden institucional y discursiva. En otras palabras, las decisiones de polí- tica pública que asumen los actores, pasados y presentes, se encuentran constreñidos por un entreverado ins- titucional y discursivo que los deter- mina a restaurar cursos ya trillados. Es posible concluir, entonces, que no es inmensa la distancia antropológica que separa a Hugo Rafael Chávez de Carlos Andrés Pérez. Ajuste de cuenta histórico La crisis que se avecina no debe- mos asumirla como el agotamiento coyuntural de un modelo en particu- lar: el “Socialismo del siglo XXI”. Enfrentada en esos términos, nos en- contraríamos, expresado en palabras de Enrique Krauze, en el eterno re- torno de lo mismo. Son propicias las circunstancias para formular un ajuste de cuenta histórico. La sociedad venezolana se resiste a continuar viviendo en el marco institucional que predetermi- nó su existencia a todo lo largo del siglo pasado. Comprender esta necesidad histó- rica es condición necesaria para el di- seño de una salida que permita tras- pasar el umbral que separa el siglo XX del XXI. Romper este corsé insti- tucional implicaría, entre otras co- sas, construir un nuevo liderazgo con un repertorio movilizador y un dis- curso diferente Y, desde luego, saltar sobre la trampa que significa la esta- tización de la política. Sólo así la iz- quierda podría recuperar su capital social, recrear su poder de convicción y diseñar una nueva estrategia política. La “pandilla salvaje” Se avecinan tiempos difíciles. En la película “La Pandilla Salvaje (Sam Peckinpah, 1969) en su inicios nos muestra una alegoría sobre la natu- raleza humana, vista desde un escor- pión y unas hormigas. Las hormigas devoran al peligroso escorpión, pero son unos niños quienes avivan el “es- pectáculo”, para luego quemarlos con una fascinación cómplice y extraña. Un fuerte activismo ciudadano po- dría evitar el ejercicio desmedido del poder por la fuerza. Para ello se hace indispensable sortear delirios “cóm- plices y extraños”. [email protected] El síndrome holandés El síndrome holandés, también conocido como “mal holandés” o “enfermedad holandesa” es el nombre general que se le asigna a las consecuencias dañinas provoca- das por un aumento significativo en los ingresos de un país. El término surge de la década de 1960 cuando las riquezas de los Países Bajos aumentaron conside- rablemente a consecuencia del descubrimiento de grandes yaci- mientos de gas en el Mar del Norte. Como resultado del incremento de ingresos el Florín se apreció lo que perjudicó la competitividad de las exportaciones no petroleras del país. De ahí el nombre de este fenó- meno, que si bien no se relaciona con el descubrimiento de algún re- curso natural, puede ser el resulta- do de cualquier hecho que genere grandes entradas de divisas, como un notable repunte de los precios de un recurso natural, la asistencia externa y la inversión extranjera directa. La respuesta sobre las conse- cuencias perniciosas de un aumen- to de riquezas está en un estudio clásico de 1982 realizado por War- den Max Corden y Peter Neary. Estos autores dividen una econo- mía que experimenta un período de crecimiento en tres sectores: dos exportadores -uno en auge y otro no- que conforman los sectores de bienes comerciados; y un tercer sector de bienes no comerciados orientado básicamente al suminis- tro a residentes nacionales que puede abarcar el comercio minoris- ta, los servicios y la construcción. Según el estudio, cuando un país se contagia del síndrome holandés, el sector exportador tradicional se ve desplazado por los otros dos. Ajustar cuentas con la historia Poder y delirio petrolero Nelson Acosta Espinoza

Upload: cuadernos

Post on 31-Mar-2016

217 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

petroleo, universidad,

TRANSCRIPT

Página 18 Cuadernos Nº 15 Enero, 2009

Diez años cum ple el de no -mi na do pro ce so re vo lu -cio na rio. A la zaga per ma -ne cen sus pen di das las es -

te las pro vo ca das por las cons tan testur bu len cias po lí ti cas; go tas de aguay humo que tien de a eva po rar se conel correr del tiempo.

Las com pa ra cio nes, ge ne ral men -te, son un tan to in jus tas; pero en estaoca sión, este ejer ci cio po see un altocon te ni do pe da gó gi co. Po dría ayu -dar, por ejem plo, a la com pren siónde las ra zo nes que sub sis ten de trásde este in men so fra ca so his tó ri co y la am bi ción des me su ra da de po der queexhibe el líder máximo del proceso.

Dos ce rra du ras li mi tan el es tre choám bi to den tro del cual se ha des pla -za do la ofer ta po lí ti ca del pre si den teHugo Chá vez Frías. La pri me ra, laRe vo lu ción Cu ba na. Épi ca his tó ri cacon su ma da, ago ta da y en trán si toha cia otros des ti nos y ho ri zon tes. Lase gun da al da bi lla, el pro ce so de mo -crá ti co ve ne zo la no que en 40 añoscon so li dó un ejer ci cio po lí ti co den so, dig no y ad mi ra do en toda Amé ri caLa ti na. Estas ex pe rien cias ya rea li za -das in ten ta ron cons truir nue vos iti -ne ra rios y for mas po lí ti cas de vida.En este sen ti do, pue de con cep tua li -zar se como trá gi ca la si tua ción queex pe ri men ta la “re vo lu ción”: no hapo di do su pe rar la ex pe rien cia his tó -ri ca so cia lis ta y ca re ce de las pul sio -nes ne ce sa rias para en sa yar la cons -truc ción de un nue vo pro yec to de mo -crá ti co. La bo li va ria na, en cla ve post -mo der na, ten dría el mé ri to de cons ti -tuir un “no lugar” político, un espacio discursivo carente de identidad einviable históricamente. Imagencosmética de una revolución que noha podido ser.

De allí su fu ga ci dad pe tro le ra: ga -lli ne ros ver ti ca les, co mu nas, coo pe -ra ti vas, uni ver si da des que no lo son y so be ra nías ali men ta rías que de pen -den de im por ta cio nes cada vez máses ca sas. Con tra sen ti dos ele va dos a la

con di ción de po lí ti ca pú bli ca. En fin,so bre unos co lo sa les in gre sos pe tro -le ros se ha edi fi ca do esta ex pe rien ciasin ros tro de fi ni do. Esta re cia au sen -cia de iden ti dad ayu da a ex pli car lavo lun tad de permanecer en el poderque intenta imponernos el lídermáximo del proceso.

Po der y de li rio pe tro le ro

Los es tu dio sos del tema pe tro le rohan uti li za do el tér mi no “en fer me -dad ho lan de sa” para re fe rir se a loses tra gos que oca sio na la so brea bun -dan cia de es tos re cur sos na tu ra les en el te ji do in dus trial e institucional deun país.

Esta cir cuns tan cia y sus efec tosdis rup ti vos no han sido aje nos a lahis to ria de Ve ne zue la. Sus se cue las,igual men te, las han ex pe ri men ta dola casi to ta li dad de las na cio nes ex -por ta do ras de pe tró leo. El año 1973mar ca la inau gu ra ción de este ci clode po der y de li rio pe tro le ro. En elcer ca no orien te se ti tu ló como “TheGreat Ci vi li za tion” y “La Gran Ve ne -zue la” fue la de no mi na ción es co gi dapara de sig nar esta cir cuns tan cia deauge pe tro le ro en nues tro país. En elbre ve lap so de 1970 a 1974 los in gre -sos de los países miembros de laOPEC se multiplicaron e -normemente.

Estos pe tro dó la res es ti mu la ronlos de li rios que re cu rren te men te ge -ne ra esta “en fer me dad ho lan de sa”.Irán, Ni ge ria, Indo ne sia, Arge lia,Mé xi co y Ve ne zue la se em bar ca ronen am bi cio sos pro gra mas de de sa -rro llo; la in ten ción era com prar “fu -tu ro” para po der achi car el ca mi noha cia el pro gre so y la gran de za na cio -nal. Los re sul ta dos, como sa be mos,fue ron de sas tro sos. Los pre cios sede rrum ba ron en el año 1983 y losefec tos per ni cio sos del “ex cre men todel dia blo” se hi cie ron sen tir en for -ma agu da: in fla ción, caí da de la pro -duc ción, ine fi cien cia, co rrup ción en

el ma ne jo de las em -pre sas pú bli cas, so -bre va lua ción de lamo ne dad y fra gi li -dad ins ti tu cio nal. ElShah de Irán fue de -rro ca do en 1979 yuna re vo lu ción is lá -mi ca cor tó de un tajo su de li rio mo der ni -zan te; Ni ge ria fueatra pa da en un vai -vén trá gi co y con ti -nuo en tre go bier nosci vi les y mi li ta res. El go bier no del par ti doúni co en Mé xi co fuesa cu di do fa tal men -te. A comienzo de la

décadas de los noventa Algeriaestaba a borde de la guerra civil y enVenezuela nuestro sistemabipartidista mostraba sus costuras.

La ex pli ca ción eco nó mi ca que pro -por cio na la de no mi na da “en fer me -dad ho lan de sa” es in su fi cien te paradar cuen ta de esta re la ción asin cró -ni ca en tre in gre sos pe tro le ros y tur -bu len cia po lí ti ca y so cial. La ac tualsi tua ción que con fron ta el país es uncal co de las ex pe rien cias vi vi das en la úl ti ma dé ca da del si glo pa sa do. Eneste sen ti do, pa re ce apro pia do aña -dir a la elu ci da ción eco nó mi ca una de or den ins ti tu cio nal y dis cur si va. Enotras pa la bras, las de ci sio nes de po lí -ti ca pú bli ca que asu men los ac to res,pa sa dos y pre sen tes, se en cuen trancons tre ñi dos por un en tre ve ra do ins -ti tu cio nal y dis cur si vo que los de ter -mi na a res tau rar cur sos ya tri lla dos.Es po si ble concluir, entonces, que noes inmensa la distanciaantropológica que separa a HugoRafael Chávez de Carlos AndrésPérez.

Ajus te de cuen ta his tó ri co

La cri sis que se ave ci na no de be -mos asu mir la como el ago ta mien toco yun tu ral de un mo de lo en par ti cu -lar: el “So cia lis mo del si glo XXI”.Enfren ta da en esos tér mi nos, nos en -con tra ría mos, ex pre sa do en pa la bras de Enri que Krau ze, en el eter no re -tor no de lo mis mo.

Son pro pi cias las cir cuns tan ciaspara for mu lar un ajus te de cuen tahis tó ri co. La so cie dad ve ne zo la na sere sis te a con ti nuar vi vien do en elmar co ins ti tu cio nal que pre de ter mi -nó su exis ten cia a todo lo largo delsiglo pasado.

Com pren der esta ne ce si dad his tó -ri ca es con di ción ne ce sa ria para el di -se ño de una sa li da que per mi ta tras -pa sar el um bral que se pa ra el si gloXX del XXI. Rom per este cor sé ins ti -tu cio nal im pli ca ría, en tre otras co -sas, cons truir un nue vo li de raz go con un re per to rio mo vi li za dor y un dis -cur so di fe ren te Y, des de lue go, sal tarso bre la tram pa que sig ni fi ca la es ta -ti za ción de la po lí ti ca. Sólo así la iz -quier da po dría re cu pe rar su ca pi talso cial, recrear su poder deconvicción y diseñar una nuevaestrategia política.

La “pan di lla sal va je”

Se ave ci nan tiem pos di fí ci les. Enla pe lí cu la “La Pan di lla Sal va je (SamPec kin pah, 1969) en su ini cios nosmues tra una ale go ría so bre la na tu -ra le za hu ma na, vis ta des de un es cor -pión y unas hor mi gas. Las hor mi gasde vo ran al pe li gro so es cor pión, peroson unos ni ños quie nes avi van el “es -

pec tácu lo”, para lue go que mar loscon una fascinación cómplice yextraña.

Un fuer te ac ti vis mo ciu da da no po -dría evi tar el ejer ci cio des me di do delpo der por la fuer za. Para ello se hacein dis pen sa ble sor tear de li rios “cóm -pli ces y extraños”.

acost nel [email protected]

El síndrome holandés

El sín dro me ho lan dés, tam biénco no ci do como “mal ho lan dés” o“en fer me dad ho lan de sa” es elnom bre ge ne ral que se le asig na alas con se cuen cias da ñi nas pro vo ca -das por un au men to sig ni fi ca ti vo enlos ingresos de un país.

El tér mi no sur ge de la dé ca da de1960 cuan do las ri que zas de losPaí ses Ba jos au men ta ron con si de -ra ble men te a con se cuen cia deldes cu bri mien to de gran des ya ci -mien tos de gas en el Mar del Norte.

Como re sul ta do del in cre men tode in gre sos el Flo rín se apre ció loque per ju di có la com pe ti ti vi dad delas ex por ta cio nes no pe tro le ras delpaís. De ahí el nom bre de este fe nó -me no, que si bien no se re la cio nacon el des cu bri mien to de al gún re -cur so na tu ral, pue de ser el re sul ta -do de cual quier he cho que ge ne regran des en tra das de di vi sas, comoun no ta ble re pun te de los pre ciosde un re cur so na tu ral, la asistenciaexterna y la inversión extranjeradirecta.

La res pues ta so bre las con se -cuen cias per ni cio sas de un au men -to de ri que zas está en un es tu dioclá si co de 1982 rea li za do por War -den Max Cor den y Peter Neary.

Estos au to res di vi den una eco no -mía que ex pe ri men ta un pe río do decre ci mien to en tres sec to res: dosex por ta do res -uno en auge y otrono- que con for man los sec to res debie nes co mer cia dos; y un ter cersec tor de bie nes no co mer cia dosorien ta do bá si ca men te al su mi nis -tro a re si den tes na cio na les quepue de abar car el co mer cio mi no ris -ta, los ser vi cios y la cons truc ción.Se gún el es tu dio, cuan do un país se con ta gia del sín dro me ho lan dés, elsector exportador tradicional se vedesplazado por los otros dos.

Ajus tar cuen tas con la his to ria

Po der y delirio petrolero

Nel son Acos ta Espi no za