cuadernos 15, página 15

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Enero, 2009 Cuadernos Nº 15 Página 15 arqueológicos, o de documentos. Para edificar una totalidad, cada vez más amplia y “comprensible”, que resuelve los problemas originales. Pero surgen otros en forma de nue- vas interrogantes a la historia. En este sentido es una disciplina “empo- rética”, como toda ciencia con su es- piral de desarrollo, es decir, donde la solución de un problema, nos revela otros nuevos. Nos invita así, a reco- nocer lo que vemos a diario, desde otro punto de vista. De allí surge la comprensión de nuestra vida cotidia- na, como parte de ese río, inagotable, que es la historia. III A partir de 1450, en Europa, el nú- mero de humanos aumenta con rapi- dez, porque entonces resulta necesa- rio y posible compensar las pérdidas del siglo anterior. Las pérdidas pro- ducidas por la hambruna de comien- zos del siglo XIV y la peste negra. Esa recuperación continuará hasta el si- guiente reflujo. Esos flujos y reflujos, resumen tendencias generales, de “reglas a largo plazo” presentes hasta el siglo XVIII. A partir de allí se pro- duce una ruptura de un techo poblacional que parecía infranqueable. Las ciencias y las técnicas se desa- rrollaron en el periodo del siglo XIV luego de la gran peste que arrasa a Europa. Tanto el esfuerzo violento, como el paciente y monótono mode- lando una piedra, un trozo de made- ra, o de hierro, para fabricar herra- mientas o un arma. Las grandes con- centraciones económicas, trajeron consigo la concentración de medios técnicos y el desarrollo de una tecno- logía. Es así en la Venecia del siglo XV, en la Holanda del siglo XVII o en la Inglaterra del siglo XVIII. La cien- cia irá de la mano como superestruc- tura tardía. Braudel nos recuerda que “desde siempre, todas las técni- cas, todos los elementos de la cien- cia, se intercambian y viajan alrede- dor del mundo”. Lo que no se difun- de bien son las asociaciones, las agrupaciones de técnicas, por ejem- plo: el timón de codaste, más el casco de tingladillo, más la artillería naval, más la navegación de altura. El pro- pio capitalismo es suma de artificios, procedimientos, costumbres y reali- zaciones. Braudel se pregunta: ¿no fueron la navegación de altura y el capitalismo los que le dieron primacía a Europa, por el mero hecho de difundirse en bloque? La historia de la vida económica es la historia integra de los humanos contemplada desde cierto punto de vista: “primordial, en una economía preindustrial… coexistencia de rigi- deces, inercias y torpezas de una eco- nomía elemental, de movimientos li- mitados y minoritarios, pero vivos y poderosos”. Allí están: w Campesinos, que viven de forma casi autónoma, casi autarquía. Esta economía se pierde en la no- che de los tiempos, pero no logra asociar toda la producción a todo el consumo, ya que una inmensa parte de ella se pierde en el auto- consumo, de la familia o del pue- blo, y no entra en el circuito del mercado. w Una economía de mercado en 400 años se encuentra en vías de desarrollo. Enlaza a un número suficiente de “burgos y ciudades” como para poder organizar la producción. “Habrán de pasar siglos, sin duda, pero entre estos dos universos -la producción, en la que todo nace, y el consumo, en el que todo perece-, la economía de mercado constituye el nexo de unión, el motor, la zona estrecha pero viva en la que surgen las fuerzas vivas, las novedades, las iniciativas, las múltiples tomas de conciencia, los desarrollos, in- cluso el progreso”. Hay una tran- sición entre el campesino con producción en autarquía y el mer- cado, una parte del tiempo hace una cosa y produce solo para el autoconsumo, pero en otra época vende parte de su cosecha -en el mercado- y compra herramientas y ropas, que ya no hace por si sólo. Penetra así, al menos parcialmen- te, en el mercado (forma inferior). En el lado del intercambio esta el buhonero que vende por las ca- lles, en poca cantidad (forma in- termedia). Por la otra el tendero, que vende lo que fabrica (tende- ro-artesano) o vende lo que otros producen (tendero-comerciante, forma superior). La tienda siem- pre abierta ofrece intercambio permanente, mientras el mercado sólo uno o dos días a la semana. w En fin, el capitalismo en expan- sión, que “se extiende como una mancha de aceite” Por encima de los mercados y de los agentes de intercambio, la expansión se en- cuentra en los bancos, ferias y bolsas. Las ferias, abiertas por días cada cierto tiempo, en fechas fijas; y las bolsas, en forma per- manente. Las ferias se encuen- tran dominadas, al igual que las bolsas, por lo grandes mercade- res, que pronto se conocerán como negociantes, y que apenas se ocupan del comercio detallista. IV El mercado en Europa: siglo XV al XVIII. Siglo XV. La evolución en occiden- te en el siglo XV, se origina en 1450 con el resurgir económico, en benefi- cio de las ciudades, favorecidas por la subida de los precios “industriales”. Los precios agrícolas no cambian o a veces descienden. El papel motor de la economía son las tiendas de arte- sanos. Son los mercados los que dictan las normas. Siglo XVI. Se recupera la econo- mía de nuevo, como antes de la peste negra en el siglo XIII y principio del XIV. Se desarrolla la navegación co- mercial atlántica. El papel motor son la ferias: Amberes, Berg-op-Zoom, Francfort, Medina del Campo, y Lyon. Esta última con las Ferias de Besancon” fueron el centro del occi- dente. Ya el grado de complejidad es muy alto. El grado de complejidad en el tráfico del dinero y el crédito, fue- ron instrumento de dominación de 1579 a 1621 de los genoveses. Histo- riadores serios lo llamaron “el siglo del apogeo de las grandes ferias”. Se conforma en este siglo la prolifera- ción de una llamada superestructu- ra, alimentada por la llegada de me- tales preciosos de América y el surgi- miento de un sistema de cambios y recambios que permite una gran masa de papel a la venta y a crédito. Siglo XVII. Es una época de retro- ceso o estancamiento económico. Se corta el auge de Italia, y surge Ámsterdam, con una vuelta a la mer- cancía, en beneficio de Holanda y sus flotas y la Bolsa de Ámsterdam .La Feria cede el paso a las Bolsas o pla- zas mercantiles (que son a la feria lo que las tiendas es al mercado nor- mal). Flujos continuos en vez de flu- jos intermitentes. Surgen también en el siglo XVII las tiendas (“Todo se ha vuelto tiendas.” Lope de Vega, 1607). Siglo XVIII. Vuelve de nuevo la aceleración económica. Se amplían las Bolsas. Londres trata de suplan- tar a Ámsterdam, que se especializa en plaza de préstamos internaciona- les. Ginebra y Génova participan en este juego peligroso. Las ferias salen perdiendo, a pesar de sus privilegios fiscales y de intercambios tradiciona- les. Las ferias dan créditos fáciles. Pero persisten ferias en sitios de eco- nomías tradicionales. Se multiplican las actividades comerciales y las fe- rias se desplazan a sitios más peque- ños pero mucho más numerosos. Se desarrolla el Private Market en con- traposición al Public Market, aun cuando existía el primero, desde tiempo atrás, en Inglaterra. Se trata- ba de compras anticipadas o de aca- paramiento en la ‘compra de un pro- ducto’. Se producen así largas cade- nas comerciales autónomas, con gran movilidad, que aprovechan este gran margen de libertad para la “competencia desigual”; controlan grandes mercados, ejércitos o ciudades “el vientre” de Paris o de Londres. Surge así el contramarcado. V Capitalismo y nacionalismo El mercado y el capitalismo han surgido progresivamente, asentados sobre los pesados y profundos ci- mientos de la vida material, pero ya en los tiempos medievales se mueve con dinamismo, pero con pequeñez, en la vida de los pueblos europeos. Luego surgió en las ciudades consti- tuidas como centros políticos, “la po- lítica económica de las altivas ciuda- des”; y luego se expandiría a espacios cada vez más amplios, las naciones, “¿no es acaso a propósito del merca- do nacional, -se pregunta Braudel- de la bandera nacional que hay que defender, de la industria nacional li- gada al mercado interior y exterior a la que interesa promover”? Poste- riormente, estas naciones, en espe- cial las europeas, se revisten y extien- den con sistemas de colonias. Termi- nando, a finales del siglo XIX y co- mienzos del XX, en verdaderos “im- perialismos” con bases nacionales que se reparten el planeta; y cuando no pueden repartirse en la mesa de negociaciones, lo hacen en los gran- des campos mundiales de batallas (Guerras Mundiales del siglo XX). Probablemente el capitalismo ahora gigante rodeado de miserias se dirige del contexto nacional al plane- tario, en el siglo XXI [email protected] Capitalismo y socialismo en la obra de de Fernand Braudel Fernand Braudel, autor de numerosos estudios sobre el capitalismo. En sus inicios, el mercado incluia pro- ductos de hierro, producidos por los ar- tesanos de la época.

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La obra de Fernand Braudel sobre socialismo y capitalismo es analizada por el profesor Federico Arteta-Bracamonte

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Page 1: Cuadernos 15, página 15

Enero, 2009 Cuadernos Nº 15 Página 15

ar queo ló gi cos, o de do cu men tos.Para edi fi car una to ta li dad, cada vezmás am plia y “com pren si ble”, quere suel ve los pro ble mas ori gi na les.Pero sur gen otros en for ma de nue -vas in te rro gan tes a la his to ria. Eneste sen ti do es una dis ci pli na “em po -ré ti ca”, como toda cien cia con su es -pi ral de de sa rro llo, es de cir, don de laso lu ción de un pro ble ma, nos re ve laotros nue vos. Nos in vi ta así, a re co -no cer lo que ve mos a dia rio, des deotro pun to de vis ta. De allí sur ge lacom pren sión de nues tra vida co ti dia -na, como par te de ese río, ina go ta ble,que es la historia.

III

A par tir de 1450, en Eu ro pa, el nú -me ro de hu ma nos au men ta con ra pi -dez, por que en ton ces re sul ta ne ce sa -rio y po si ble com pen sar las pér di dasdel si glo an te rior. Las pér di das pro -du ci das por la ham bru na de co mien -zos del si glo XIV y la pes te ne gra. Esare cu pe ra ción con ti nua rá has ta el si -guien te re flu jo. Esos flu jos y re flu jos,re su men ten den cias ge ne ra les, de“re glas a lar go pla zo” pre sen tes has ta el si glo XVIII. A par tir de allí se pro -du ce una ruptura de un techopoblacional que parecíainfranqueable.

Las cien cias y las téc ni cas se de sa -rro lla ron en el pe rio do del si glo XIVlue go de la gran pes te que arra sa aEu ro pa. Tan to el es fuer zo vio len to,como el pa cien te y mo nó to no mo de -lan do una pie dra, un tro zo de ma de -ra, o de hie rro, para fa bri car he rra -mien tas o un arma. Las gran des con -cen tra cio nes eco nó mi cas, tra je roncon si go la con cen tra ción de me diostéc ni cos y el de sa rro llo de una tec no -lo gía. Es así en la Ve ne cia del si gloXV, en la Ho lan da del si glo XVII o enla Ingla te rra del si glo XVIII. La cien -cia irá de la mano como su pe res truc -tu ra tar día. Brau del nos re cuer daque “des de siem pre, to das las téc ni -cas, to dos los ele men tos de la cien -cia, se in ter cam bian y via jan al re de -dor del mun do”. Lo que no se di fun -de bien son las aso cia cio nes, lasagru pa cio nes de téc ni cas, por ejem -plo: el ti món de co das te, más el cas code tin gla di llo, más la ar ti lle ría na val,más la na ve ga ción de al tu ra. El pro -pio ca pi ta lis mo es suma de ar ti fi cios,pro ce di mien tos, cos tum bres y rea li -za cio nes. Brau del se pregunta: ¿nofueron la navegación de altura y elcapitalismo los que le dieronprimacía a Europa, por el merohecho de difundirse en bloque?

La his to ria de la vida eco nó mi ca es la his to ria in te gra de los hu ma noscon tem pla da des de cier to pun to devis ta: “pri mor dial, en una eco no míaprein dus trial… coe xis ten cia de ri gi -de ces, iner cias y tor pe zas de una eco -no mía ele men tal, de mo vi mien tos li -mi ta dos y mi no ri ta rios, pero vivos ypoderosos”. Allí están:

w Cam pe si nos, que vi ven de for macasi au tó no ma, casi au tar quía.

Esta eco no mía se pier de en la no -che de los tiem pos, pero no lo graaso ciar toda la pro duc ción a todoel con su mo, ya que una in men sapar te de ella se pier de en el au to -con su mo, de la fa mi lia o del pue -blo, y no en tra en el cir cui to delmer ca do.

w Una eco no mía de mer ca do en400 años se en cuen tra en vías dede sa rro llo. Enla za a un nú me rosu fi cien te de “bur gos y ciu da des”como para po der or ga ni zar lapro duc ción. “Ha brán de pa sarsi glos, sin duda, pero en tre estosdos uni ver sos -la pro duc ción, enla que todo nace, y el con su mo, en el que todo pe re ce-, la eco no míade mer ca do cons ti tu ye el nexo deunión, el mo tor, la zona es tre chapero viva en la que sur gen lasfuer zas vi vas, las no ve da des, lasini cia ti vas, las múl ti ples to masde con cien cia, los de sa rro llos, in -clu so el pro gre so”. Hay una tran -si ción en tre el cam pe si no conpro duc ción en au tar quía y el mer -ca do, una par te del tiem po haceuna cosa y pro du ce solo para elau to con su mo, pero en otra épo caven de par te de su co se cha -en elmer ca do- y com pra he rra mien tas y ro pas, que ya no hace por si sólo. Pe netra así, al me nos par cial men -te, en el mer ca do (for ma in fe rior). En el lado del in ter cam bio esta elbuho ne ro que ven de por las ca -lles, en poca can ti dad (for ma in -ter me dia). Por la otra el ten de ro,que ven de lo que fa bri ca (ten de -ro-ar te sa no) o ven de lo que otrospro du cen (ten de ro-co mer cian te,for ma su pe rior). La tien da siem -pre abier ta ofre ce in ter cam bioper ma nen te, mien tras el mer ca do sólo uno o dos días a la semana.

w En fin, el ca pi ta lis mo en ex pan -sión, que “se ex tien de como unaman cha de acei te” Por en ci ma delos mer ca dos y de los agen tes dein ter cam bio, la ex pan sión se en -cuen tra en los ban cos, fe rias ybol sas. Las fe rias, abier tas pordías cada cier to tiem po, en fe chasfi jas; y las bol sas, en for ma per -ma nen te. Las fe rias se en cuen -tran do mi na das, al igual que lasbol sas, por lo gran des mer ca de -res, que pron to se co no ce ráncomo ne go cian tes, y que ape nasse ocu pan del co mer cio de ta llis ta.

IV

El mer ca do en Eu ro pa: si gloXV al XVIII.

Si glo XV. La evo lu ción en oc ci den -te en el si glo XV, se ori gi na en 1450con el re sur gir eco nó mi co, en be ne fi -cio de las ciu da des, fa vo re ci das por la sub i da de los pre cios “in dus tria les”.Los pre cios agrí co las no cam bian o ave ces des cien den. El pa pel mo tor dela eco no mía son las tien das de ar te -sa nos. Son los mercados los quedictan las normas.

Si glo XVI. Se re cu pe ra la eco no -mía de nue vo, como an tes de la pes tene gra en el si glo XIII y prin ci pio delXIV. Se de sa rro lla la na ve ga ción co -mer cial at lán ti ca. El pa pel mo tor son

la fe rias: Ambe res, Berg-op-Zoom,Franc fort, Me di na del Cam po, yLyon. Esta úl ti ma con las Fe rias de“Be san con” fue ron el cen tro del oc ci -den te. Ya el gra do de com ple ji dad esmuy alto. El gra do de com ple ji dad en el trá fi co del di ne ro y el cré di to, fue -ron ins tru men to de do mi na ción de1579 a 1621 de los ge no ve ses. His to -ria do res se rios lo lla ma ron “el si glodel apo geo de las gran des fe rias”. Secon for ma en este si glo la pro li fe ra -ción de una lla ma da su pe res truc tu -ra, ali men ta da por la lle ga da de me -ta les pre cio sos de Amé ri ca y el sur gi -mien to de un sistema de cambios yrecambios que permite una granmasa de papel a la venta y a crédito.

Si glo XVII. Es una épo ca de re tro -ce so o es tan ca mien to eco nó mi co. Secor ta el auge de Ita lia, y sur geÁmster dam, con una vuel ta a la mer -can cía, en be ne fi cio de Ho lan da y sus flo tas y la Bol sa de Ámster dam .LaFe ria cede el paso a las Bol sas o pla -zas mer can ti les (que son a la fe ria loque las tien das es al mer ca do nor -mal). Flu jos con ti nuos en vez de flu -jos in ter mi ten tes. Sur gen tam bién en el si glo XVII las tien das (“Todo se havuel to tien das.” Lope de Vega, 1607).

Si glo XVIII. Vuel ve de nue vo laace le ra ción eco nó mi ca. Se am plíanlas Bol sas. Lon dres tra ta de su plan -tar a Ámster dam, que se es pe cia li zaen pla za de prés ta mos in ter na cio na -les. Gi ne bra y Gé no va par ti ci pan eneste jue go pe li gro so. Las fe rias sa lenper dien do, a pe sar de sus pri vi le giosfis ca les y de in ter cam bios tra di cio na -les. Las fe rias dan cré di tos fá ci les.Pero per sis ten fe rias en si tios de eco -no mías tra di cio na les. Se mul ti pli canlas ac ti vi da des co mer cia les y las fe -rias se des pla zan a si tios más pe que -ños pero mu cho más nu me ro sos. Sede sa rro lla el Pri va te Mar ket en con -tra po si ción al Pu blic Mar ket, auncuan do exis tía el pri me ro, des detiem po atrás, en Ingla te rra. Se tra ta -ba de com pras an ti ci pa das o de aca -pa ra mien to en la ‘com pra de un pro -duc to’. Se pro du cen así lar gas ca de -nas co mer cia les au tó no mas, congran mo vi li dad, que apro ve chan estegran mar gen de li ber tad para la“competencia desigual”; controlangrandes mercados, ejércitos ociudades “el vientre” de Paris o deLondres. Surge así el contramarcado.

V

Ca pi ta lis mo y na cio na lis mo

El mer ca do y el ca pi ta lis mo hansur gi do pro gre si va men te, asen ta dosso bre los pe sa dos y pro fun dos ci -mien tos de la vida ma te rial, pero yaen los tiem pos me die va les se mue vecon di na mis mo, pero con pe que ñez,en la vida de los pue blos eu ro peos.Lue go sur gió en las ciu da des cons ti -tui das como cen tros po lí ti cos, “la po -lí ti ca eco nó mi ca de las al ti vas ciu da -des”; y lue go se ex pan di ría a es pa cios cada vez más am plios, las na cio nes,“¿no es aca so a propó si to del mer ca -

do na cio nal, -se pre gun ta Brau del-de la ban de ra na cio nal que hay quede fen der, de la in dus tria na cio nal li -ga da al mer ca do in te rior y ex te riora la que in te re sa pro mo ver”? Pos te -rior men te, es tas na cio nes, en es pe -cial las eu ro peas, se re vis ten y ex tien -den con sis te mas de co lo nias. Ter mi -nan do, a fi na les del si glo XIX y co -mien zos del XX, en ver da de ros “im -pe ria lis mos” con ba ses na cio na lesque se re par ten el pla ne ta; y cuan dono pue den re par tir se en la mesa dene go cia cio nes, lo ha cen en los gran -des cam pos mun dia les de ba ta llas(Gue rras Mun dia les del si glo XX).

Pro ba ble men te el ca pi ta lis moaho ra gi gan te ro dea do de mi se rias sedi ri ge del con tex to na cio nal al pla ne -ta rio, en el si glo XXI

far [email protected]

Ca pi ta lis mo y so cia lis mo en la obra de de Fer nand Brau del

Fer nand Brau del, au tor de nu me ro soses tu dios so bre el ca pi ta lis mo.

En sus ini cios, el mer ca do in cluia pro -duc tos de hie rro, pro du ci dos por los ar -te sa nos de la épo ca.