cuaderno de la mujer numero 15
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15 entrega de los cuadernos de la mujer MWWTRANSCRIPT
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ARTÍCULO sobre DISCAPACIDAD Y GÉNERO
“Conciliar discapacidad y género
requiere grandes dosis de
creatividad”
“Aun hoy, en pleno siglo XXI, si naces mujer y tienes alguna discapacidad, te pasarás la vida teniendo que demostrar tu valía, serás celosamente observada y subjetivamente juzgada, porque lo que a un hombre sin discapacidad se le presupone, tú tendrás que demostrarlo constantemente”. Así de rotunda comienza su artículo Yolanda Martín, consejera general de la ONCE y desde hace unas semanas nuevo miembro del Consejo Asesor de MADRID WOMAN´S WEEK.
Muchas mujeres con discapacidad no tienen la oportunidad de decidir sobre su propio
destino y son abocadas a ser cuidadoras del hogar, pensando y decidiendo otros por
ellas que esa es la mejor y única solución para su subsistencia y la del hogar en que
habitan. Aquellas que deciden recorrer otro camino y aportar valor profesional a la
sociedad, son consideradas diferentes, raras y, en ocasiones, líderes que van abriendo
caminos para que otras puedan vivir con normalidad lo que todavía son excepciones,
afortunadamente cada día más abundantes.
Yolanda Martín
Consejera General de la ONCE
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“Si naces mujer y
tienes alguna
discapacidad, te
pasarás la vida
teniendo que
demostrar tu valía”
“La ONCE fue
pionera en su lucha
por la igualdad de
oportunidades entre
hombre y mujeres”
Ocupar el espacio que nos pertenece en la política, la gestión empresarial o los
consejos de administración, es una batalla de talento y dignidad que, aunque en el
discurso público todos y todas estén de acuerdo, en la ejecución real y práctica, se
encuentra con consolidadas resistencias, además de extendidos estereotipos.
Narraré para describir los estereotipos, con un ejemplo real, una anécdota personal
vivida al comienzo de los años 90. Yo tenía apenas 30 años, dirigía el
grupo de empresas de servicios de la ONCE, mujer y con
discapacidad visual, tuve que acudir como consejera al consejo
de administración de un gran banco. Al llegar, había bastantes
señores de edad ya sentados y según entré por la puerta, uno
de ellos se dio la vuelta y me dijo: “yo quiero un café con
leche”, yo vi que había un sitio libre a su lado, me senté y le
dije que yo pediría agua. Se ruborizó y me pidió todas las
disculpas que supo. Una mujer joven no podía ser otra cosa
que la asistente. Cuando despaché con el que era presidente de
la ONCE, José María Arroyo, tras contarle lo sucedido le dije:
“¿Nos estaremos equivocando?” Y con una mente preclara me
respondió: “No Yolanda, los que se equivocan son ellos”.
Con infinita satisfacción puedo decir que la ONCE fue pionera en su lucha por la
igualdad de oportunidades entre hombre y mujeres, con y sin discapacidad, ejemplo de
ello es que la igualdad salarial ha sido un hecho naturalmente aplicado desde siempre.
La paridad en la representación es otra realidad, o la creación de un observatorio para
la igualdad entre mujeres y hombres afiliados a la ONCE. Pero queda mucho camino
por recorrer porque esta institución mágica y modélica, la ONCE, está inmersa en una
sociedad influida por el peso de las tradiciones y de una historia que lastra el desarrollo
de hombres y mujeres en igualdad, masculinizando determinadas
profesiones y cuestionando el desempeño femenino en otras,
circunscribiendo a las mujeres en aquello que tenga que ver
con los servicios y con factores de sumisión, sensibilidad,
infancia, mayores, etc.
Me gustaría finalizar compartiendo lo que ha sido mi
propia experiencia cuando el medio siglo lo siento ya
próximo.
Una niña afiliada a la ONCE que en los años sesenta no entendía
diferencias, quería hacerlo todo, descubrir todo lo que la vida pudiera brindarle sin
aceptar que nada le estuviera vetado. Peleé contra la sobreprotección cariñosa familiar,
contra la crueldad inocente infantil, contra la incomprensión social y, sobre todo,
contra mi misma cuando el conformismo de la aceptación de una derrota me llevaba a
minar mi autoestima. Aprendí que la gran virtud es transformar las derrotas en
victorias. Fui creciendo en edad, amistades y experiencia. La ONCE siempre estuvo a
mi lado para ayudarme a paliar las dificultades inherentes a mi discapacidad, para
posibilitar que este proyecto de mujer llegara donde deseara, y que yo misma pusiera
el límite, no el entorno.
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“Esta evolución
profesional siempre lleva
aparejadas multitud de
renuncias personales. En
mi caso, la dedicación
profesional fue una de las
causas fundamentales de
mi fracaso matrimonial”
“¿Por qué a una mujer
con discapacidad se le
ponen infinidad de trabas
para adoptar? o ¿por qué
una persona ciega no
puede ser testigo de un
matrimonio civil?”
Viví el ambiente universitario, me licencié en
Económicas. Realicé multitud de cursos
complementarios, viajes y comencé mi desarrollo
profesional como Técnico Analista de Proyectos,
posteriormente Directora de Empresas de Servicios,
Directora de Recursos Humanos, Directora de
Empleo, Vicepresidenta y actualmente Consejera
General de la ONCE.
Esta evolución profesional siempre lleva aparejadas
multitud de renuncias personales. En mi caso, la
dedicación profesional fue una de las causas fundamentales
de mi fracaso matrimonial que, tras once años, se rompe en 2002, con el maravilloso
saldo de un hijo de 18 años y magníficos recuerdos.
Pero la vida es sorprendente y te brinda oportunidades cuando no las buscas (laborales,
personales). He aprendido a cuidar las responsabilidades laborales y personales. A
buscar en el interior de las personas, a volverme a enamorar trascendiendo esa alegría
a la crisis que sufrimos, aunque algunos hayan podido interpretar superficialidad o
dejación de responsabilidades, a defender y ejercer la honradez y la ética por encima
de todas las cosas.
El binomio mujer y discapacidad supone dificultades reales y palpables contra las que
debemos seguir luchando, por ejemplo: ¿por qué a una mujer con discapacidad se le
ponen infinidad de trabas para adoptar? o ¿por qué una persona ciega no puede ser
testigo de un matrimonio civil?
De corazón, “querer es poder” mujer con y sin
discapacidad, si quieres dirigir una gran empresa tengas
los años que tengas, vivas como vivas, compartas vida
con quien tu decidas (aunque sea humilde y sencillo,
como es mi caso), si verdaderamente es lo que
deseas, lo realizarás.
Todos los días sale el sol y hay infinitas
oportunidades para hacer cosas. Date tú también una
oportunidad, cree en ti misma y avanza en el
maravilloso camino del progreso personal sin dejar
cadáveres en el camino.