cronicas de belgarath 2 - la reina de la hechicería

Upload: jose-alejandro

Post on 30-May-2018

241 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    1/220

    Crnicas de Belgarath II, La reina de la hechiceraDavid Eddings

    http://www.librodot.com

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    2/220

    Para Helen,

    que me concedi el bien ms preciado de mi vida,

    y para Mike que me ense a jugar.

    2

    2

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    3/220

    Prlogo

    Relato de la Batalla de los Reinos del Oeste contra la ms infame invasin del perverso Kal Torak, basado en

    La Batalla de Vo Mimbre.

    En los comienzos del mundo, el prfido dios Torak rob el Orbe de Aldur y huy en busca de poder. ElOrbe se resisti y lo mutil con una horrible quemadura, pero aun as Torak no pensaba devolverlo, pues paral tena un gran valor. Entonces Belgarath, un hechicero discpulo del dios Aldur, envi al rey de los alorn y asus tres hijos a la torre de hierro de Torak para que recuperaran el Orbe. Torak intent perseguirlos, pero lafuria del Orbe lo rechaz y lo hizo volver.

    Belgarath cedi cuatro grandes reinos a Cherek y a sus hijos para que hicieran guardia eternamentecontra Torak, y le dio el Orbe a Riva para que lo guardara, dicindole que mientras ste estuviera en manos deun descendiente de Riva, el Oeste permanecera a salvo.

    Pasaron siglos y siglos sin amenazas de Torak, hasta la primavera de 4865, cuando Drasnia fueinvadida por una gran horda de nadraks, thulls y murgos. En medio de aquel mar de angaraks se levant la granfortaleza de hierro del as llamado Kal Torak, que significa Rey y Dios. Fueron quemados y devastados

    pueblos y ciudades, pues Kal Torak vino a destruir y no a conquistar, y los sacerdotes grolims con mascaras deacero sacrificaron a los supervivientes segn los brbaros ritos de los angaraks. No sobrevivi nadie, aexcepcin de aquellos que huyeron a Algaria o fueron rescatados del ro Aldur por los buques de guerra deCherek.

    Ms tarde, las hordas se dirigieron al sur, hacia Algaria, aunque all no encontraron ciudades. Los jinetes nmadas de Algaria se replegaron antes de que llegaran y los enfrentaron con feroces ataquesimprevistos. La sede tradicional de los reyes de Algaria era la Fortaleza, una montaa construida por el hombrecon paredes de piedra de nueve metros de espesor, contra la cual se lanzaron en vano los angaraks antes deresolverse a poner cerco al lugar. El sitio dur ocho intiles aos, de modo que el Oeste tuvo tiempo paramovilizarse y prepararse para la guerra.

    Los generales se reunieron a planear su estrategia en el Colegio Imperial de Guerra de Tol Honeth y, sintener en cuenta las diferencias nacionales, eligieron a Brand, Guardin de Riva, para que asumiera el mando.Con l llegaron dos extraos consejeros, un hombre anciano pero saludable que aseguraba conocer incluso losreinos de Angarak, y una mujer sorprendentemente hermosa y de modales enrgicos, con un mechn plateadosobre la frente. Brand los escuchaba y les prodigaba un respeto casi deferencial,

    A finales de la primavera de 4875, Kal Torak abandon el sitio y parti hacia el oeste, en direccin al

    mar, perseguido an por la caballera de Algaria. En las montaas, los ulgos salieron de sus cavernas durante lanoche y masacraron a los angaraks mientras stos dorman, pero aun as las tuerzas de Kal Torak seguansiendo innumerables. Despus de una pausa para reagruparse, la tropa sigui su descenso por el valle del roArend hacia la ciudad de Vo Mimbre destruyndolo todo a su paso; y, a comienzos del verano, despleg susfuerzas dispuesta a atacar la ciudad. Al tercer da de batalla, oyeron tres veces el sonido de un cuerno, luego seabrieron las puertas de Vo Mimbre y los caballeros de la ciudad salieron a enfrentarse con las hordas deangaraks, pisoteando a vivos y muertos con las patas herradas de sus caballos. Por la izquierda avanzaba lacaballera de Algaria, los piqueros de Drasnia y los enmascarados milicianos de Ulgo; y por la derecha, losguerreros de Cherek y las legiones de Tolnedra.

    Al verse atacado por tres frentes, Kal Torak mand a buscar a sus tropas de reserva y fue entoncescuando los rivanos, con uniformes grises, los sendarios y los arqueros de Astur atacaron por detrs. Los

    angaraks comenzaron a caer como trigo segado y los venci la confusin.

    3

    3

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    4/220

    Entonces, Zedar el Hechicero, el Apstata, se dirigi a toda prisa a la fortaleza de hierro negro de dondean no haba salido Kal Torak.

    -Seor -le dijo al Maldito-, nuestros enemigos nos han rodeado e incluso gran cantidad de rivanos griseshan venido a desafiar vuestro poder.

    -Voy a presentarme de tal modo -declar encolerizado Kal Torak- que los falsos cuidadores de CthragYaska, la joya que me pertenece, se asustarn con slo verme. Envame a mis reyes.

    -Mi seor -dijo Zedar-, vuestros reyes ya no existen. La batalla ha segado sus vidas, as como la deinnumerables sacerdotes de Grolim.

    La furia de Kal Torak creci ante estas palabras, y escupi fuego por el ojo derecho y por aquel que lefaltaba. Orden a sus sirvientes que le ataran el escudo al brazo sin mano, cogi su temible espada negra y seuni a la batalla.

    Entonces surgi una voz de entre los rivanos:

    -En nombre de Belar os desafo, Torak, y en nombre de Aldur os maldigo. Acabemos con el

    derramamiento de sangre y enfrentmonos vos y yo para resolver esta batalla. Soy Brand, Guardin de Riva.Enfrentaos a m o llevaos vuestro abominable ejrcito y no volvis a luchar contra los reinos del Oeste.

    -Quin se atreve a oponer su carne mortal contra el rey del mundo? -grit Kal Torak apartndose de latropa-. Mirad, soy Torak, Rey de los Reyes y Seor de los Seores. Voy a acabar con ese rivano escandaloso.Mis enemigos perecern y Cthrag Yaska volver a ser ma.

    Brand se adelant, llevaba una poderosa espada y un escudo cubierto por un pao. Un zorro parduscocaminaba a su lado y un bho blanco como la nieve revoloteaba sobre su cabeza.

    -Soy Brand y me enfrentar a vos, inmundo y mutilado Torak -dijo Brand.

    -Fuera, Belgarath! Huid si queris salvar vuestra vida! -dijo al ver al lobo-. Abjura de tu padre,

    Polgara -se dirigi ahora al bho-, y venrame a m. Me casar contigo y te convertir en la reina del mundo.Pero el lobo gru, desafiante, y el bho chill con desprecio. Torak levant su espada y arremeti

    contra el escudo de Brand. Lucharon durante mucho tiempo, se asestaron numerosos y terribles golpes ysorprendieron a aquellos que los rodeaban. La furia de Torak iba en aumento y su espada golpe el escudo deBrand hasta hacerlo caer, pero entonces el lobo y el bho chillaron en una sola voz y Brand recuper lasfuerzas.

    Con un solo movimiento, el Guardin de Riva descubri el escudo, en cuyo centro haba una joyaesfrica del tamao del corazn de un nio. Cuando Torak la mir, la piedra comenz a brillar y a arder. ElMaldito se alej de ella, dej caer el escudo y la espada, y se llev las manos a la cara para protegerse de laespantosa llama de la piedra.

    Brand atac y su espada penetr a travs de la mascara de Torak y se incrust en la cabeza del Maldito,en el agujero del ojo que le faltaba. Torak cay hacia atrs con un grito desgarrador, arroj la espada y searranc el casco. Los que presenciaban el suceso se apartaron aterrorizados, pues su cara, quemada por unfuego terrible, era un espectculo horrendo. Con lgrimas de sangre, Torak volvi a gritar al contemplar la joyaque l llamaba Cthrag Yaska y que lo haba llevado a la guerra con el Oeste. Luego se desplom y la tierrareson con su cada.

    Cuando los angaraks vieron lo que le haba sucedido a Kal Torak profirieron un fuerte grito e intentaronhuir, muertos de pnico. Pero las tropas del Oeste los persiguieron y los mataron, de modo que cuando lleg lamadrugada brumosa del cuarto da, haban acabado con el ejrcito de Torak.

    Brand orden que llevaran el cuerpo del Maldito ante l, pues quera contemplar a aquel que habapretendido ser rey de todo el mundo, pero no pudieron encontrar el cadver. Por la noche, Zedar el Hechicero

    4

    4

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    5/220

    haba encantado a los hombres del ejrcito del Oeste para que no lo vieran y se haba llevado el cuerpo de aquela quien haba elegido como amo.

    Mas tarde, Brand pidi consejo a sus asesores.

    -Torak no est muerto -le dijo Belgarath-, slo est dormido, puesto que es un dios y ningn mortal

    puede acabar con l.-Cundo despertar? -pregunt Brand-. Debo preparar al Oeste para su regreso.

    -La prxima vez que un rey del linaje de Riva se siente en el trono, el dios siniestro despertar y seenfrentar a l -respondi Polgara.

    -Pero eso no ocurrir nunca! -dijo Brand con el entrecejo fruncido-. Todos sabemos que el rey rivanoha sido asesinado con su familia en 4002 por unos nyissanos.

    -Cuando sea el momento -continu Polgara- el rey rivano se levantar para exigir lo que le corresponde,tal como lo auguran las antiguas profecas. No puedo decir nada ms.

    Brand se conform y orden a sus hombres que quitaran los restos de los angaraks del campo de

    batalla. Una vez concluida esa tarea, los reyes del Oeste se reunieron en consejo en la ciudad de Vo Mimbre.Se alzaron muchas voces para alabar a Brand, y pronto los hombres comenzaron a gritar que se le debanombrar soberano de todos los pueblos del Oeste. Slo Mergon, embajador de la Tolnedra Imperial, se opusoen nombre de su emperador, Ran Borune IV. Brand rechaz la oferta y la propuesta fue retirada, de modo quevolvi a reinar la paz en el consejo. Pero Tolnedra tendra que cumplir con una demanda a cambio de aquella

    paz.

    -Para cumplir con la profeca, una princesa de Tolnedra deber casarse con el rey rivano que vendr asalvar al mundo -dijo el Gorim de los Ulgos a viva voz-. As lo ordenan los dioses.

    -El castillo del rey rivano est vaco y desolado, ningn rey se sienta en su trono -volvi a protestarMergon-. Cmo pretendis que una princesa de Tolnedra se case con un fantasma?

    -El rey rivano volver a ocupar su trono y a buscar a su novia -respondi la mujer llamada Polgara-. Porlo tanto, a partir de hoy cada princesa de la Tolnedra Imperial deber presentarse en el castillo del rey rivano alcumplir los diecisis aos. Deber ir vestida con su traje de novia y quedarse all tres das a esperar la llegadadel rey. Si l no acude a buscarla, ser libre de regresar junto a su padre y cumplir con sus mandatos.

    -Tolnedra entera se levantar contra este ultraje! -grit Mergon-. No! No suceder!

    -Dile a tu emperador que sa es la voluntad de los dioses -dijo el sabio Gorim de los Ulgos- y diletambin que si no lo hace, el Oeste se levantar contra l, arrojar a los hijos de Nedra a los vientos y acabarcon el poder de su imperio, hasta destruir a la Tolnedra Imperial.

    Ante el poder de los ejrcitos que se le enfrentaban, el embajador tuvo que ceder y todos se

    comprometieron a cumplir el acuerdo.Despus, los nobles de la dividida regin de Arendia se acercaron a Brand.

    -El rey de los mimbranos y el duque de los asturios han muerto -dijeron-, quin nos gobernar ahora?Durante dos mil aos la guerra entre Mimbre y Astur ha dividido a la hermosa Arendia. Cmo podremosvolver a ser un pueblo unido otra vez?

    Brand reflexion.

    -Quin es el heredero del trono de Mimbre?

    -Korodullin es prncipe coronado de los mimbranos -respondieron los nobles.

    -Y quin es el heredero del linaje de los asturios? -Mayaserana, hija del duque de Astur -dijeron.

    5

    5

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    6/220

    -Traedlos ante m -orden Brand-. El derramamiento de sangre entre Mimbre y Astur debe terminar -lesdijo cuando estuvieron frente a l-; por lo tanto, es mi voluntad que os casis y que de este modo se unan lasfamilias que durante tanto tiempo han estado enemistadas.

    Ambos protestaron contra aquella decisin, pues sentan un odio ancestral y estaban orgullosos de suspropios linajes. Pero Belgarath se llev a Korodullin a un lado para hablar con l y Polgara mantuvo unaprolongada conversacin con Mayaserana en otro lugar. Ningn hombre supo, ni entonces ni despus, qu lesdijeron a los jvenes, pero cuando volvieron adonde Brand los esperaba, Mayaserana y Korodullin aceptaroncasarse. Aqul fue el ltimo acto del consejo que se reuni despus de la batalla de Vo Mimbre.

    Antes de partir hacia el norte, Brand se dirigi a todos los nobles y reyes por ltima vez.

    -Mucho de lo que hemos conseguido es bueno y perdurar. Mirad, nos hemos unido contra los angaraksy los hemos vencido. El prfido Torak ha sido derrotado y el acuerdo al que hemos llegado aqu prepara alOeste para el da en que se cumpla la profeca. Entonces, el rey rivano regresar y Torak se levantar de sulargo sueo para luchar por el imperio y el poder. Todo lo que podamos hacer para prepararnos para la gran

    batalla final ya ha sido hecho; no podemos hacer nada ms. Tambin aqu, por ventura, hemos curado lasheridas de Arendia y una guerra de ms de dos mil aos llegar a su fin. Por todo esto estoy muy satisfecho.Salud y hasta pronto!

    Dio media vuelta y se alej en su caballo hacia el norte, junto a Belgarath, el hombre canoso, y Polgara,la mujer con aspecto de reina. Se embarcaron en el ro Camaar de Sendaria en direccin a Riva, y Brand novolvi nunca a los reinos del Oeste.

    Pero se cuentan muchas historias de sus compaeros, y muy pocos hombres saben qu hay de verdaderoy qu de falso en aquellos relatos.

    6

    6

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    7/220

    PRIMERA PARTE

    Arendia

    7

    7

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    8/220

    1

    Vo Wacune ya no exista. Haban pasado veinticuatro siglos desde la destruccin de la ciudad de

    Wacite Arends y los oscuros y extensos bosques del norte de Arendia cubran las ruinas. Las paredes se habanderrumbado y yacan enterradas en el musgo y en los hmedos helechos marrones que cubran el suelo del

    bosque; slo los restos desmoronados de las otrora majestuosas torres sealaban el sitio donde se habalevantado Vo Wacune entre los rboles y la hierba. La nieve derretida cubra las ruinas envueltas en brumas ehilos de agua corran, como lgrimas, sobre las piedras ancestrales.

    Garion paseaba solitario por las avenidas cubiertas de rboles de la ciudad muerta, con su gruesa capade lana gris arropada para protegerse del fro y con un humor tan taciturno como el de las rocas llorosas que lorodeaban. La hacienda de Faldor, con sus campos verdes y luminosos, haba quedado tan lejos que pareca

    perdida en una especie de huidiza neblina. Garion senta una desesperada aoranza y por ms que intentaraaferrarse a ellos, los pequeos detalles se le escapaban. Los olores apetitosos de la cocina de ta Pol slo eran

    un vago recuerdo, el retumbar del martillo de Durnik en la fragua se desvaneca como el eco mortecino de unaultima campanada, y los rostros claros y ntidos de sus compaeros de juegos iban y venan de su memoriahasta que ni siquiera estuvo seguro de poder reconocerlos. Su infancia se escabulla, y aunque lo intentaba contodas sus fuerzas, no poda aferrarse a ella.

    Todo estaba cambiando, se era el problema. Ta Pol siempre haba sido el centro de su vida, la piedrafundamental sobre la cual se haba edificado su infancia. En el mundo sencillo de la hacienda de Faldor, Polhaba sido el ama, la cocinera; pero fuera de l era Polgara, la hechicera que haba sobrevivido al paso decuatro siglos con un objetivo que iba ms all de la comprensin de los mortales.

    Y el seor Lobo, el viejo vagabundo y narrador de historias, tambin haba cambiado. Ahora Garionsaba que su viejo amigo era en realidad su tatarabuelo -con un nmero infinito de ttaras delante, para ser

    exactos-, pero que detrs de esa cara burlona y vieja siempre se haba ocultado la atenta mirada de Belgarath, elhechicero que haba vigilado y aguardado, testigo de la necedad de los hombres y de los dioses, durante sietemil aos. Garion suspir y sigui caminando con esfuerzo por el barro.

    Incluso sus nombres eran desconcertantes. Garion siempre se haba resistido a creer en hechiceras,magias o brujeras. Le parecan ideas antinaturales y chocaban con su concepto practico y razonable de larealidad, pero haban ocurrido demasiadas cosas como para que siguiera aferrado a ese cmodo escepticismo.En un instante nico y conmovedor, se haban desvanecido sus ltimos vestigios de duda. Mientras l la mirabacompletamente atnito, ta Pol haba borrado las manchas blanquecinas de los ojos de Martje, la bruja. Conapenas un gesto y una palabra, le haba devuelto la vista a aquella mujer loca, y con feroz imparcialidad, lahaba privado para siempre del poder de predecir el futuro. Garion se sobresalt con el recuerdo del gemido

    desesperado de la bruja; en cierto modo, aquel grito sealaba el momento en que el mundo se haba vueltomenos contundente, menos racional e infinitamente menos seguro.

    Alejado del nico lugar que haba conocido, inseguro de la identidad de las dos personas ms cercanasa l y con su concepcin sobre la diferencia entre lo posible y lo imposible alterada por completo, Garion se vioenvuelto en un extrao peregrinaje. No tena idea de lo que hacan en esta ciudad invadida por los rboles ymucho menos de adnde se dirigiran cuando la abandonaran. La nica certeza que le quedaba era el siniestro

    pensamiento que permaneca vivo en l: en algn lugar del mundo estaba el hombre que, en medio de laoscuridad previa al amanecer, haba entrado de forma furtiva en una pequea casa de una aldea olvidada yhaba matado a sus padres. Aunque le llevara el resto de su vida, Garion iba a encontrar a aquel hombre, ycuando lo hallase, iba a matarlo. Haba algo extraamente reconfortante en esa nica y contundente seguridad.

    Pas con cuidado por encima de los restos de una casa que se haba desmoronado en medio de la calle ycontinu su exploracin de la ciudad en ruinas. Lo cierto es que no haba nada para ver, el perseverante paso de

    8

    8

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    9/220

    los siglos haba acabado con lo poco que la guerra haba dejado en pie, y la nieve fangosa y la espesa nieblaescondan incluso las ltimas seales de aquellos

    restos. Garion volvi a suspirar y comenz a desandar su camino en direccin a las ruinas de la torredonde haban pasado la noche.

    Cuando se acercaba, vio al seor Lobo y a ta Pol, que hablaban en voz baja a pocos metros de la torreen ruinas. El viejo tena puesta la capucha color xido y ta Pol se cubra con su capa azul. Ella miraba lasruinas cubiertas por la bruma con una expresin de pena infinita; el cabello largo y moreno le cubra la espalday el nico mechn que caa sobre su frente era ms claro que la nieve que yaca a sus pies.

    -Aqu est -dijo el seor Lobo mientras Garion se aproximaba a ellos.

    Ella asinti y mir a Garion con seriedad.

    -Dnde has estado? -pregunt.

    -En ningn sitio -contest Garion-; he estado pensando, eso es todo.

    -Veo que te las has arreglado para empaparte los pies.

    Garion levant una de sus hmedas botas marrones y observ la nieve fangosa que la cubra.

    -La nieve est ms lquida de lo que imaginaba -se disculp.

    -Llevar eso te hace sentir mejor? -pregunt el seor Lobo sealando la espada que Garion llevabasiempre consigo.

    -Todo el mundo habla de lo peligroso que es Arendia -explic Garion-. Adems, tengo queacostumbrarme a ella.

    Hizo girar el flamante cinturn de piel de la espada, hasta que la empuadura metlica no result tanvisible. La espada haba sido un regalo de Barak para el Paso de las Eras, uno de los muchos obsequios que

    haba recibido durante la celebracin de est fiesta en alta mar.-Sabes?, no te queda demasiado bien -dijo el viejo con tono de reprobacin.

    -Djalo en paz, padre -dijo ta Pol con aire algo ausente-, despus de todo es suya, y tiene derecho ausarla si lo desea.

    -No debera de haber llegado Hettar? -pregunt Garion con la intencin de cambiar de tema.

    -Es probable que haya encontrado mucha nieve en las montaas de Sendaria -contest Lobo-, perollegar, Hettar es muy responsable.

    -No entiendo por qu no compramos caballos en Camaar.

    -No hubiesen sido tan buenos -contest el seor Lobo rascndose la barba corta y blanca-. Tenemos querecorrer un largo camino y no quiero tener que preocuparme por un caballo que se hunde bajo mi peso en mitadde la travesa. Es mejor invertir un poco de tiempo ahora, que tener que perderlo ms adelante.

    Garion se estir y se rasc el cuello irritado por la cadena del amuleto de plata, curiosamente tallado,que Lobo y ta Pol le haban regalado para el Paso de las Eras.

    -No te preocupes por eso, cario -le dijo ta Pol.

    -Preferira que me dejarais usarlo fuera de la ropa -protest Garion-, debajo de la tnica no puede verlonadie.

    -Tiene que estar en contacto con tu piel.

    9

    9

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    10/220

    -No es muy cmodo. Me parece bastante bonito, pero a veces est fro, otras caliente y de vez encuando me resulta demasiado pesado; adems, la cadena me roza el cuello constantemente. Supongo que noestoy acostumbrado a estos adornos.

    -No es solo un adorno -dijo ella -. Con el tiempo te acostumbrars a llevarlo.

    -Tal vez te haga sentir mejor -no Lobo- saber que a tu ta le llev diez aos acostumbrarse al suyo. Yome la pasaba repitindole que se lo volviera a poner.

    -No me parece que sea el momento ms indicado para hablar de ello, padre -respondi ta Pol confrialdad.

    -T tambin tienes uno? -le pregunt Garion al viejo, de pronto muy intrigado.

    -Por supuesto.

    -Tiene algn significado el que todos lo llevemos?

    -Es una costumbre de familia, Garion -dijo ta Pol en un tono que zanj la cuestin.

    La niebla se cerna sobre ellos mientras una brisa fra y hmeda se arremolinaba alrededor de las ruinas.-Ojal Hettar ya hubiera llegado! -suspir Garion-. Me gustara salir de este lugar, es como una tumba.

    -No siempre fue as -dijo ta Pol en un susurro.

    -Cmo era antes?

    -Yo fui feliz aqu. Los muros eran altos y las torres se elevaban por encima de ellos. Todos pensbamosque aquello seguira as por toda la eternidad. -Seal hacia un tupido seto de zarzas marchitas que se asomabaentre las piedras desmoronadas-. All haba un jardn lleno de flores donde se sentaban las damas ataviadas convestidos de color amarillo plido mientras los jvenes les cantaban desde el otro lado del muro. Las voces delos hombres eran muy dulces y las damas arrojaban rosas rojas por encima de la pared. Al final de esa avenida

    haba una plaza embaldosada en mrmol donde los viejos se encontraban para hablar de guerras pasadas y desus antiguos camaradas. Ms all haba una casa con una terraza donde sola sentarme con mis amigos por lasnoches a mirar la salida de las estrellas, mientras un nio nos traa fruta fresca y los ruiseores cantaban comosi se les partiera el corazn. -Qued callada un momento-. Entonces llegaron los asturios -continu, pero conun tono distinto-. Te sorprendera saber en qu poco tiempo se puede destruir algo que llev siglos construir.

    -No te preocupes por eso, Pol -le dijo Lobo-. Son cosas que ocurren de vez en cuando y no hay muchoque podamos hacer para evitarlo.

    -Yopude haber hecho algo, padre -contest con la vista fija en las ruinas-, pero t no me lo permitiste,recuerdas?

    -Es necesario volver sobre lo mismo? -pregunt Lobo con tono dolido-. Tienes que aprender a aceptar

    las prdidas. De todos modos, los arendianos de Wacite estaban sentenciados y lo mximo que hubierasconseguido hubiese sido retrasar lo inevitable unos pocos meses ms. No somos quienes somos y lo que somos

    para mezclarnos en cosas que no tienen ningn significado.

    -Eso dijiste entonces. -Ella mir los rboles delgados a su alrededor, avanzando bajo la niebla hacia lascalles vacas-. No me imagine que los rboles volvieran a crecer tan pronto -dijo con un dejo extrao en lavoz-, pens que esperaran un poco ms.

    -Han pasado casi veinticinco siglos, Pol.

    -De verdad?, me parece que fue ayer.

    -No pienses en ello, slo conseguirs ponerte melanclica. Por qu no entramos? La niebla empieza ya

    a ponernos de mal humor.

    10

    10

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    11/220

    Mientras regresaban a la torre, con un gesto imprevisto, ta Pol pas su brazo por encima de loshombros de Garion. Su fragancia y su cercana hicieron que Garion sintiera un nudo en la garganta. Ladistancia que haba crecido entre ellos en los ltimos meses desapareci en cuanto ella lo toc.

    La sala inferior de la torre haba sido construida con piedras tan pesadas que ni el paso de los siglos nilas silenciosas y profundas adherencias de las races de los rboles haban sido capaces de moverlas de su sitio.Arcos enormes y bajos sostenan el techo de piedra y daban a la habitacin un aspecto de cueva. A un extremode la sala, frente a la estrecha abertura de la puerta, un gran agujero entre las piedras desmoronadas les servacomo improvisada chimenea. A su llegada, la noche anterior, Durnik haba observado con seriedad aquelagujero, fro y hmedo, y enseguida haba construido un rudimentario aunque eficiente hogar con losescombros.

    -Servir -haba dicho el herrero-; tal vez no sea muy elegante, pero si lo bastante apropiado para unospocos das.

    Cuando Lobo, Garion y ta Pol entraron en la sala baja y abovedada, ya chisporroteaba un buen fuegoen la chimenea, que proyectaba sombras indefinidas sobre los arcos bajos. Irradiando un agradable calor.Durnik, vestido con su tnica de piel marrn, acomodaba la lea contra la pared. El robusto Barak, con su

    barba roja y su cota de malla, pula su espada, mientras Seda, vestido con una camisa de lino que no habaperdido color y un chaleco negro de piel, jugaba con un par de dados, repantigado sobre uno de los sacos.

    -Alguna seal de Hettar? -pregunt Barak levantando la vista.

    -Todava es pronto, falta ms o menos un da -respondi el seor Lobo mientras se acercaba al fuegopara calentarse.

    -Por que no te cambias las botas, Garion? -sugiri ta Pol al tiempo que colgaba su capa azul de una delas perchas que Durnik haba construido en una grieta de la pared.

    Garion descolg su saco de otra de las perchas y comenz a buscar dentro de l.

    -Los calcetines tambin -aadi ella.-Se ha disipado la niebla? -le pregunt Seda al seor Lobo. -Ni hablar.

    -Si tenis la amabilidad de apartaros todos del fuego. Podr ocuparme de la cena -dijo ta Pol, de prontomuy expeditiva.

    Comenz a preparar el jamn, varias rodajas de pan negro casero, una bolsa de habas secas y alrededorde una docena de zanahorias de aspecto correoso, mientras canturreaba muy suavemente para s, como solahacer siempre que cocinaba.

    A la maana siguiente, despus del desayuno, Garion se puso una chaqueta forrada de lana, se ajust laespada a la cintura y sali hacia las ruinas cubiertas de niebla para esperar la llegada de Hettar. Era una tarea

    que se haba impuesto a s mismo, y estaba contento de que ninguno de sus amigos se hubiera atrevido a decirleque era innecesario. Mientras caminaba con esfuerzo sobre las calles cubiertas de barro en direccin a laderruida puerta del oeste de la ciudad, hizo un esfuerzo consciente por evitar los pensamientos sombros que lehaban amargado el da anterior. No haba nada que pudiera hacer para cambiar las circunstancias y refunfuarsobre ellas slo poda dejarle un mal sabor de boca. Cuando lleg al pequeo pedazo de muro de la puertaoeste, no se senta del todo feliz, pero tampoco del todo desgraciado.

    El muro le ofreca cierta proteccin, pero el fro hmedo penetraba a travs de su ropa y sus pies yaestaban helados. Se estremeci y se sent a esperar. Era intil pretender divisar algo en la neblina, as que seconcentr en los sonidos. Sus odos comenzaron a clasificar los ruidos procedentes del bosque, del otro ladodel muro; el repiqueteo del agua al caer de los rboles, el ocasional golpe de la nieve que se deslizaba desde lasramas y la percusin del pjaro carpintero, ocupado en un tronco cado unos cuantos metros ms all.

    -sa es mi vaca -dijo de pronto una voz en medio de la neblina.

    11

    11

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    12/220

    Garion se qued inmvil y escuch en silencio.

    -En tal caso, ocpate de que se quede en tus pastos -contest brusca otra voz.

    -Eres t, Lammer? -pregunt la primera voz. -As es. T eres Detton, verdad?

    -No te haba reconocido. Cunto tiempo ha pasado?

    -Supongo que cuatro o cinco aos -contest Lammer.

    -Cmo van las cosas en tu pueblo? -pregunt Detton.

    -Estamos pasando hambre, los impuestos nos dejaron sin nada que comer.

    -Los nuestros tambin, nos hemos alimentado con races de rboles hervidas.

    -Nosotros an no las hemos probado, nos estamos comiendo los zapatos.

    -Cmo est tu esposa? -pregunt Detton corts.

    -Muri el ao pasado -respondi Lammer con voz sorda e inexpresiva-. Nuestro amo se llev a mi hijocomo soldado y lo mataron durante una batalla, en alguna parte; arrojaron brea hirviente sobre l. Despus deaquello, mi mujer dej de comer y no pas mucho tiempo hasta que muri.

    -Lo lamento -dijo Detton con compasin-. Era muy hermosa.

    -Ambos estn mejor as -declar Lammer-. Ya no volvern a tener fro ni hambre. Qu tipo de raceshabis estado comiendo?

    -La de abedul es la mejor -dijo Detton-, la de abeto tiene demasiado alquitrn y la de roble esdemasiado dura. Hay que hervir algunas hierbas junto con la raz para darle un poco de sabor.

    -Lo probar.

    -Tengo que irme -dijo Detton-, mi amo me envi a cortar rboles y me azotar si me demoro

    demasiado.-Tal vez vuelva a verte alguna vez.

    -Si sobrevivimos...

    -Adis, Detton.

    -Adis, Lammer.

    Las dos voces se desvanecieron. Garion permaneci inmvil durante un largo rato despus de que loshombres se fueran, aturdido por la impresin y con los ojos llorosos de compasin. Lo peor de todo era laforma resignada con que los dos lo aceptaban todo. Una furia terrible comenz a bullir en su pecho, de repentesenta deseos de pegarle a alguien.

    Otro sonido surgi de entre la niebla; alguien cantaba en el bosque cercano. La voz era de un timbreclaro y agudo y Garion pudo escucharla bastante bien mientras se acercaba. La cancin haca referencia aagravios ancestrales y el estribillo era una llamada a la lucha. Irracional, la ira de Garion se concentr en elcantante desconocido; de algn modo, sus berridos sobre injusticias abstractas parecan obscenos frente a laresignada angustia de Lammer y Detton. Sin pensarlo dos veces, Garion desenvain su espada y se agazapdetrs de la pared semiderruida.

    La meloda se acerc an ms y Garion oy las pisadas de un caballo sobre la nieve hmeda. Levant lacabeza con cuidado, se asom por encima del muro y vio aparecer al cantante entre la niebla, slo veinte pasosms all. Era un hombre joven, vestido con calzas amarillas y un jubn rojo brillante; su capa forrada de pielestaba echada haca atrs y tena un arco colgado al hombro y una espada sujeta a la cadera opuesta. Sucabello, de un color rubio rojizo, caa en suave cascada sobre su espalda bajo un sombrero puntiagudo con una

    pluma en elvrtice. A pesar de que la cancin era triste y de que la cantaba con fervorosa pasin, en su cara

    12

    12

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    13/220

    juvenil haba una expresin de ingenua franqueza que su entrecejo fruncido no poda disimular. Garion observcon ira a este joven noble cabeza hueca, convencido de que aquel tonto nunca haba hecho una comida conraces de rboles ni llorado la muerte de una esposa que se haba dejado morir de hambre por la pena. Elextrao hizo girar a su caballo y, an cantando, se dirigi directamente al arco desmoronado de la entradadonde Garion se esconda para tenderle una emboscada.

    Por lo general, Garion no era un muchacho agresivo, y en cualquier otra circunstancia hubiesemanejado la situacin de otro modo, pero el joven vocinglero se haba presentado en el momento menosoportuno. En un instante Garion ide un plan que tena la ventaja de ser muy simple, y como no haba nada quelo complicara, funcion a las mil maravillas..., hasta cierto punto. Tan pronto como el joven cantor atraves la

    puerta, Garion sali de su escondite, cogi el extremo de la capa del jinete y lo arroj fuera de la montura. Elintruso cay sobre el barro a los pies de Garion, con un alarido de asombro y un chapoteo hmedo. Sus ojosdestellaban de ira y su espada se agitaba amenazadora.

    Garion no era un espadachn, pero tena buenos reflejos y las tareas que haba desempeado en lahacienda de Faldor haban fortalecido sus msculos. A pesar de la clera que lo haba inducido a atacar, notena verdaderos deseos de herir a aquel joven. Su oponente blanda la espada con despreocupacin, casi con

    negligencia, y Garion pens que un golpe certero podra hacerle arrojar el arma. Golpe con rapidez, pero lahoja se desvi con presteza y cay con un sonido metlico sobre su propia espada. Garion salt hacia atrs ehizo otro torpe intento de ataque, las espadas volvieron a encontrarse y el aire se llen de estruendo, chirridos ysonido de campanas mientras ambos jvenes golpeaban, hacan quites y maniobras con las espadas. Garionadvirti enseguida que su adversario era mucho mejor que l y tambin que haba dejado pasar variasoportunidades para herirlo. Muy a su pesar, comenz a sonrer en medio de la excitacin de la ruidosacontienda y su adversario le contest con una sonrisa franca, incluso amistosa.

    -Muy bien, ya es suficiente! -Era el seor Lobo. El viejo caminaba hacia ellos; Barak y Seda le pisabanlos talones-. Qu demonios os creis que estis haciendo?

    Despus de una mirada de asombro, el adversario de Garion baj su espada.

    -Belgarath... -comenz.

    -Lelldorin -el tono de Lobo era severo-, has perdido el poco juicio que tenas? -Mientras Lobo sevolva severo hacia l, Garion encaj varias piezas a la vez en su mente-. Bien, Garion, te importaraexplicarme esto?

    En un instante Garion decidi utilizar un ardid.

    -Abuelo -dijo, acentuando la palabra al tiempo que dedicaba al joven intruso una mirada rpida ycmplice-, no habrs pensado que pelebamos de verdad? Lelldorin slo me estaba enseando cmo bloquearla espada en caso de ataque, eso es todo,

    -De verdad? -respondi Lobo, escptico.

    -Por supuesto -dijo Garion, con la mayor inocencia de que era capaz-, por qu razn podramos quererherirnos? -Lelldorin abri la boca para hablar, pero Garion le pis un pie con deliberacin-. Lelldorin es sinduda muy bueno -se apresur a aadir. Con un brazo apoyado sobre los hombros del joven, en actitudamistosa-, me ense mucho en slo unos minutos.

    -Djalo as -los dedos de Seda se movieron con presteza en los pequeos gestos del lenguaje secreto delos drasnianos-, una mentira siempre debe ser simple.

    -El chico es un buen alumno, Belgarath -dijo Lelldorin, poco convencido pero comprendiendo por fin.

    -Al menos es gil -dijo con sequedad el seor Lobo-. Cul es el motivo de tantos perifollos? -preguntsealando las ropas chillonas de Lelldorin-. Pareces un poste de colorines.

    13

    13

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    14/220

    -Los mimbranos han comenzado a detener a asturios honestos para interrogarlos -explic el jovenarendiano-, y yo tena que pasar cerca de varios de sus fuertes, as que pens que si me vesta como uno de susseguidores no tendra problemas.

    -Tal vez tengas ms juicio del que pensaba -reconoci Lobo de mala gana. Luego se volvi a Seda yBarak-. Este es Lelldorin, hijo del barn de Wildantor, y se unir a nosotros.

    -Justamente quera hablarte de eso, Belgarath -interrumpi Lelldorin con precipitacin-. Mi padre meorden que viniera y yo no puedo desobedecerle, pero estoy comprometido en un asunto de extrema urgencia.

    -Todos los jvenes nobles de Astur estn comprometidos en asuntos urgentes -respondi Lobo-. Losiento, Lelldorin, pero nuestros asuntos son demasiado importantes para postergarlos mientras t vas a poneremboscadas a los recaudadores de impuestos.

    Entonces ta Pol apareci de entre la niebla, acompaada por Durnik, que caminaba a su lado paraprotegerla.

    -Qu hacen con las espadas, padre? -pregunt con los ojos echando chispas.

    -Jugaban -contest Lobo cortante-, al menos eso es lo que dicen. Este es Lelldorin, creo que te hehablado de l.

    -Un joven muy colorido -dijo taPolmirando a Lelldorin de arriba abajo con las cejas levantadas.

    -La ropa es un disfraz -explic Lobo-. No es tan frvolo como parece, al menos no hasta ese punto. Es elmejor arquero de Astur y es probable que necesitemos de su habilidad antes de acabar con todo este asunto.

    -Ya veo -dijo ella, no demasiado convencida.

    -Por supuesto, hay otra razn -continu Lobo-, pero no creo que tengamos que entrar en eso ahora,verdad?

    -An ests preocupado par ese pasaje, padre? -pregunt inquieta-. El Cdice Mrin es muy confuso y

    ninguna de las otras versiones dice nada acerca de la gente que all se menciona. Ya sabes que podra ser unasimple alegora.

    -He visto demasiadas alegoras convertirse en hechos reales para arriesgarme en este punto. Por que novolvemos a la torre? -sugiri-. Aqu est demasiado hmedo y fro como para ponernos a hacer largos debatessobre las interpretaciones del texto.

    Garion, desconcertado por las ltimas palabras, mir a Seda, pero el pequeo hombrecillo le devolvi lamirada con igual desconcierto e incomprensin.

    -Me ayudars a buscar mi caballo, Garion? -pregunt Lelldorin con cortesa mientras envainaba suespada.

    -Por supuesto -contest Garion, guardando tambin su arma-, creo que fue hacia all.Lelldorin cogi su arco y los dos jvenes siguieron las huellas del caballo en direccin a las ruinas.

    -Lamento haberte tirado del caballo -se disculp Garion cuando perdieron de vista a los dems.

    -No importa -ri Lelldorin restndole importancia-. Deb tener ms cuidado. -Luego mir a Garionintrigado-. Por qu le mentiste a Belgarath?

    -No fue exactamente una mentira -contest Garion-, en realidad no intentbamos hacernos dao y aveces lleva horas explicar una cosa as.

    Lelldorin volvi a rerse de una forma contagiosa y Garion no pudo evitar unrsele.

    Mientras rean, avanzaron por un sendero cubierto de hierbas y flanqueado por pequeos montculos deescombros enterrados en el barro.

    14

    14

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    15/220

    2

    Lelldorin de Wildantor tena dieciocho aos, aunque su ingenuidad lo haca parecer todava ms joven.

    Hasta la ms mnima de sus emociones se reflejaba en su rostro y la sinceridad se trasluca en l como la luz deun faro. Era impulsivo, extravagante en sus manifestaciones, e incluso, tal como Garion concluy de malagana, no demasiado listo. Sin embargo, era imposible no apreciarlo.

    A la maana siguiente, cuando Garion se puso la capa para salir a esperar a Hettar, Lelldorin se le unide inmediato. El joven arendiano haba cambiado sus ropas extravagantes por calzas marrones, tnica verde yuna capa de lana de color marrn oscuro. Llevaba su arco y un carcaj de flechas en el cinturn, y mientrascaminaban bajo la nieve hacia la pared desmoronada del oeste, se entretuvo arrojando flechas contra blancosapenas visibles frente a s.

    -Eres muy bueno! -dijo Garion con admiracin, despus de un tiro especialmente certero.

    -Soy un asturio -contest Lelldorin con modestia-; hemos sido arqueros durante miles de aos. Mipadre hizo construir este arco el da en que nac y yo ya saba usarlo cuando contaba ocho aos.

    -Me imagino que cazars mucho -dijo Garion, pensando en el denso bosque que los rodeaba y en lashuellas de animales que haba visto en la nieve.

    -Es nuestro pasatiempo ms popular. -Lelldorin par a recuperar la flecha que acababa de tirar contra eltronco de un rbol-. Mi padre se jacta de que en su mesa no se sirve nunca carne de carnero o de res.

    -Yo fui a cazar una vez, en Cherek.

    -Ciervos? -pregunt Lelldorin.

    -No, jabales. Pero no usbamos arcos, los chereks cazan con lanzas.

    -Lanzas? Cmo puedes acercarte lo suficiente para matar a un animal con una lanza?

    -Acercarse no es el problema -ri Garion de mala gana, recordando sus costillas magulladas y su cabezadolorida-, lo difcil es alejarse despus de clavarle la lanza. -Lelldorin no pareca entender-. Los cazadoresforman una fila -explic Garion- y se meten en el bosque con el mayor ruido posible, luego preparan sus lanzasy esperan a que pasen los jabales asustados por el ruido. Sentirse perseguidos los pone de mal humor y,cuando te ven, te atacan. Ese es el momento de arrojarles la lanza.

    -Y no es peligroso? -pregunt Lelldorin con los ojos muy abiertos.

    -A mi casi me rompen todas las costillas -asinti Garion sin fanfarronear, aunque encantado, en elfondo, por la reaccin de Lelldorin.

    -En Astur no tenemos muchos animales peligrosos -se lament Lelldorin-; unos pocos osos y de vez encuando un grupo de lobos. -Pareci dudar un momento y luego mir fijamente a Garion-. Algunos, sinembargo, encuentran blancos ms interesantes que los ciervos salvajes.

    -S? -Garion no estaba demasiado seguro de lo que quera decir.

    -Es raro el da en que un caballo mimbrano no vuelva a casa sin jinete. -Garion pareci impresionado-.Algunospiensan que hay demasiados mimbranos en Astur-explic Lelldorin con especial nfasis.

    -Pens que la guerra civil en Arendia haba acabado.

    -Hay muchos que no piensan as. Muchos creen que la guerra debe continuar hasta que Astur se libere

    de la corona mimbrana. -El tono de Lelldorin no dejaba ninguna duda en cuanto a su propia posicin sobre eltema.

    15

    15

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    16/220

    -Pero no se haba unificado el pas despus de la batalla de Vo Mimbre? -objet Garion.

    -Unificado? Cmo es posible que alguien crea algo as? Astur es tratada como una provinciasometida. La corte del rey est en Vo Mimbre. Cada gobernador, cada recaudador de impuestos, cada alguacil,y aun cada oficial de la polica en el reino, es un mimbrano. En toda Arendia no hay un solo asturio con uncargo de autoridad. Los mimbranos incluso se niegan a reconocer nuestros ttulos; mi padre, cuyo linaje seremonta a mil aos atrs, es llamado hacendado. Cualquier mimbrano se mordera la lengua antes de llamarlo

    barn.

    La cara de Lelldorin se haba puesto blanca por la furia reprimida.

    -Yo no saba nada -dijo Garion con cuidado, no demasiado seguro de como manejar los sentimientosdel joven.

    -Sin embargo, la humillacin de Astur casi ha llegado a su fin -declar Lelldorin con fervor-. Hayalgunos hombres en Astur para los cuales el patriotismo no est muerto, y no pasar mucho tiempo antes deque esos hombres capturen animales reales. -Para enfatizar su declaracin arroj una flecha contra un rboldistante.

    Esto confirmaba los peores temores de Garion. Lelldorin estaba demasiado informado sobre los detallesdel complot para no estar comprometido en l.

    Como si se percatara de que haba ido demasiado lejos, Lelldorin mir a Garion con consternacin.

    -Soy un tonto -prorrumpi, con una mirada amable a su alrededor-, nunca he aprendido a controlar milengua. Por favor, olvida lo que acabo de decir, Garion. S que eres mi amigo y que no traicionars lo que dijeen un momento de ofuscacin.

    Esto era lo que Garion ms tema; con esa sencilla afirmacin, Lelldorin haba sellado sus labios.Garion saba que deba advertir al seor Lobo de que se estaba urdiendo un plan descabellado, pero ladeclaracin de amistad y confianza de Lelldorin no le permitira hablar. Sinti deseos de hacer rechinar los

    dientes de frustracin, consciente de que se encontraba frente a un gran dilema moral.Siguieron la marcha, ambos callados y un poco violentos, hasta que llegaron al trozo de pared donde un

    da antes Garion le haba tendido la emboscada. Se detuvieron un rato a contemplar la niebla, mientras elsilencio se haca cada vez ms incmodo.

    -Cmo es Sendaria? -pregunt Lelldorin de repente-, nunca he estado all.

    -No hay tantos rboles -contest Garion, mirando por encima del muro haca los troncos oscuros que seperdan en la niebla-. Es un lugar tranquilo.

    -Y t dnde vivas?

    -En la hacienda de Faldor, cerca del lago Erat. -Faldor es un noble?

    -Faldor? -ri Garion-. No, Faldor es tan vulgar como un par de zapatos viejos. Slo es un granjero,decente, sincero, bueno. Lo echo de menos.

    -Un plebeyo, entonces -dijo Lelldorin, dispuesto a considerar a Faldor como a un hombreintrascendente.

    -Los ttulos no significan, mucho en Sendaria -dijo Garion con un deje sarcstico -. Lo que un hombrehace es ms importante que lo que es. -Hizo una mueca de disgusto-. Yo era pinche de cocina; no es muyagradable, pero alguien tiene que hacerlo.

    -Supongo que no seras un siervo. -Lelldorin pareca asombrado.

    -En Sendaria no hay siervos.

    16

    16

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    17/220

    -No hay siervos? -El joven arendiano lo mir incrdulo. -No -dijo Garion con firmeza-. Nuncaconsideramos necesario tener siervos.

    La expresin de Lelldorin reflejaba a las claras que la noticia lo haba desconcertado. Garion recordlas voces que haban surgido de entre la niebla el da anterior, pero reprimi su impulso de decir algo sobre laesclavitud. Lelldorin nunca lo entendera y los dos jvenes estaban muy cerca de ser amigos. Garion senta quenecesitaba un amigo y no quera estropear las cosas con algo que pudiera ofender al simptico muchacho.

    -Aqu se dedica tu padre? -pregunt Lelldorin con cortesa.

    -Mi padre muri, y tambin mi madre. -Garion saba que si lo deca deprisa no dola tanto.

    Los ojos de Lelldorin se llenaron de una sbita e impulsiva compasin y apoy su mano sobre elhombro de Garion en actitud reconfortante.

    -Lo lamento -dijo con una voz casi quebrada-, debe de haber sido una prdida terrible.

    -Yo era slo un beb -dijo Garion, y con un encogimiento de hombros trat de aparentar naturalidad -;no los recuerdo.

    Todava era un tema demasiado ntimo para hablar de l.-Alguna epidemia? -pregunt Lelldorin con suavidad.

    -No -respondi Garion con el mismo tono inexpresivo-, fueron asesinados. -Lelldorin quedboquiabierto y sus ojos se agrandaron-. Un hombre entr furtivamente en el pueblo por la noche e incendi sucasa -continu Garion sin demostrar emocin-; mi abuelo intent atraparlo, pero se escap. Segn tengoentendido, ese hombre es un antiguo enemigo de la familia.

    -Sin duda no consentirs en que las cosas queden as, verdad? -pregunt Lelldorin.

    -No -contest Garion, todava con la vista fija en la neblina-, en cuanto tenga edad suficiente, voy aencontrarlo y a matarlo.

    -Buen chico! -exclam Lelldorin, quien de repente estrech a Garion en un rudo abrazo-. Loencontraremos y lo haremos pedazos.

    -Lo haremos?

    -Yo ir contigo, por supuesto -asegur Lelldorin-, es lo mnimo que puede hacer un verdadero amigo.-Era obvio que hablaba movido por un impulso, pero tambin que lo haca con absoluta sinceridad. Estrechcon firmeza la mano de Garion-. Te juro, Garion, que no descansar hasta que el asesino de tus padres caigamuerto a tus pies.

    La sbita declaracin era tan previsible que Garion se maldijo a s mismo por no mantener la bocacerrada. Sus sentimientos sobre este asunto eran muy ntimos y no estaba demasiado seguro de querer

    compaa en la bsqueda de su desconocido enemigo. Otra parte de s mismo, sin embargo, se alegraba delapoyo impulsivo pero incuestionable. Decidi cambiar de tema, ya conoca a Lelldorin lo suficiente como paraadvertir que sin duda el joven hara una docena de fervorosas promesas al da, ofrecidas con absolutasinceridad y olvidadas con la misma rapidez.

    Arrebujados en sus capas y sentados detrs de la pared semiderruida, se pusieron a hablar de otrascuestiones.

    Poco antes del medioda, Garion oy las sordas pisadas de caballos desde algn lugar del bosque. Unosminutos despus, Hettar surgi de la niebla seguido de una docena de caballos de aspecto salvaje. El altoalgario llevaba una capa corta de piel forrada de velln. Sus botas estaban salpicadas de barro y su ropamanchada por el vaje, pero aparte de esos detalles no pareca afectado por las dos semanas que haba pasado

    encima de la montura.

    17

    17

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    18/220

    -Garion -dijo gravemente, a modo de saludo, y Garion y Lelldorin se acercaron a recibirlo.

    -Te esperbamos -dijo Garion, y le present a Lelldorin-. Te indicaremos dnde estn los dems.

    Hettar asinti y sigui a los dos jvenes a travs de las ruinas hacia la torre donde aguardaban el seorLobo y los dems.

    -Nieve en las montaas -seal lacnicamente el algario como explicacin por su demora, mientrasbajaba del caballo-, eso hizo que me retrasara un poco.

    Ech hacia atrs la capucha que cubra su cabeza rapada y agit la larga y oscura coleta.

    -No tiene importancia -contest el seor Lobo-. Entra, acrcate al fuego y come algo. Tenemos muchode que hablar.

    Hettar mir a los caballos y su rostro bronceado y curtido se volvi inexpresivo de un modo extrao,como si deseara concentrarse. Todos los caballos lo miraron con los ojos alerta y las orejas puntiagudas haciadelante. Luego se volvieron y se internaron entre los rboles.

    -No se perdern? -quiso saber Durnik.

    -No -contest Hettar-, les dije que no lo hicieran.

    Durnik pareci asombrado, pero lo dej pasar.

    Todos entraron en la torre y se sentaron cerca del fuego. Ta Pol les cort pan negro y un queso plido yamarillento mientras Durnik echaba ms lea al fuego.

    -Cho-Hag enva un mensaje a los jefes del clan -inform Hettar mientras se quitaba la capa. Llevabauna chaqueta negra de manga larga, hecha en piel de caballo y discos de acero remachados que formaban unaespecie de armadura flexible-. Se reunirn en la Fortaleza para un consejo.

    Se quit el sable curvo que llevaba atado a la cintura, lo puso a un lado y se sent a comer cerca del

    fuego.Lobo asinti.

    -Hay alguien que intenta llegar a Prolgu?

    -Antes de irme, envi una tropa de mis propios hombres a ver al Gorim -respondi Hettar-; si es posiblellegar, ellos lo harn.

    -Eso espero -dijo Lobo-, el Gorim es un viejo amigo y necesitar su ayuda antes de que todo esto acabe.

    -No tenis miedo de pasar por la tierra de los ulgos? -se interes corts Lelldorin-. He odo que all haymonstruos que se alimentan de carne humana.

    Hettar se estremeci.

    -Durante el invierno se quedan en sus madrigueras. Adems, rara vez son lo bastante valientes comopara atacar a una tropa entera de hombres a caballo. -Mir al seor Lobo-. El sur de Sendaria est lleno demurgos, lo sabas?

    -Me lo imaginaba -contest Lobo-. Parecan buscar algo en particular?

    -Yo no hablo con los murgos -contest Hettar con brusquedad.

    En aquel momento, su nariz torcida y sus ojos feroces le daban el aspecto de un halcn listo para elataque.

    -Me sorprende que no te hayas demorado an mas -se burl Seda-; todo el mundo conoce tus

    sentimientos hacia los murgos.

    18

    18

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    19/220

    -Me di el gusto una vez -admiti Hettar-. Halle a dos de ellos solos en el camino. No me llev muchotiempo.

    -Dos menos por los que preocuparse -gru Barak con aprobacin.

    -Creo que es hora de que vayamos al grano -dijo el seor Lobo mientras sacuda unas migas de su

    tnica-. Casi todos vosotros tenis alguna idea de lo que planeamos, pero no quiero que nadie se meta endificultades por accidente. Perseguimos a un hombre llamado Zedar. Antes era uno de los discpulos de mimaestro, pero luego se fue con Torak. Durante la ltima contienda logr meterse furtivamente en el palacio deRiva y rob el Orbe a Aldur. Vamos a cazarlo y a recuperar el Orbe.

    -No es tambin un hechicero? -pregunt Barak, tirando con aire ausente de su espesa trenza roja.

    -se no es el trmino que nosotros usamos -contest Lobo-, pero si, tiene un cierto dominio de ese tipode poder. Todos lo tuvimos, Beltira, Belkira, Belzedar y yo; todos nosotros. Eso es algo sobre lo cual queraadvertiros.

    -Todos vosotros tenis el mismo tipo de nombres -seal Seda.

    -Nuestro Maestro nos cambi los nombres cuando nos tom como discpulos. Fue un simple cambi,pero signific mucho para nosotros.

    -Significa eso que tu nombre original era Garath? -pregunt Seda con sus ojos de hurn fruncidos conastucia.

    El seor Lobo se sorprendi y luego se ri.

    -No haba escuchado ese nombre en miles de aos. He sido Belgarath durante tanto tiempo que casi mehaba olvidado por completo de Garath. Y tal vez sea mejor as; Garath era un joven problemtico, ladrn ymentiroso, entre otros muchos defectos.

    -Algunas cosas nunca cambian -coment ta Pol.

    -Nadie es perfecto -admiti Lobo imperturbable.-Por qu Zedar rob el Orbe? -pregunt Hettar, apartando a un lado su plato.

    -Siempre lo quiso para s -respondi el viejo-, sa podra ser una razn, pero lo ms probable es que loquiera para llevrselo a Torak. Aquel que le entregue el Orbe al Tuerto ser su favorito,

    -Pero Torak est muerto -objet Lelldorin-, el Guardin de Riva lo mat en Vo Mimbre.

    -No -dijo Lobo-, Torak no est muerto, solo dormido. La espada de Brand no estaba destinada amatarlo. Zedar se lo llev despus de la batalla y lo escondi en algn sitio. Un da despertar, tal vez muy

    pronto, si es que mi interpretacin de las seales es correcta. Tenemos que recuperar el Orbe antes de que estoocurra.

    -Este Zedar ha causado un montn de problemas -gru Barak-, debiste encargarte de l mucho tiempoantes.

    -Quizs -admiti Lobo.

    -Por qu no te limitas a agitar la mano y lo haces desaparecer? -sugiri Barak, trazando un gestoindefinido con sus gruesos dedos.

    -No puedo -contest Lobo, con un movimiento de cabeza-, ni siquiera los dioses pueden hacerlo.

    -Pues entonces tenemos graves problemas -dijo Seda con el entrecejo fruncido-; cada murgo, de aqu aRak Goska, intentar impedirnos que capturemos a Zedar.

    -No necesariamente -objet Lobo-. Zedar tiene el Orbe, pero Ctuchik manda a los grolims.-Ctuchik? -pregunt Lelldorin.

    19

    19

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    20/220

    -El sumo sacerdote de los grolims; l y Zedar se profesan un odio mutuo. Creo que podemos contar conl para evitar que Zedar le lleve el Orbe a Torak.

    -Y para qu lo necesitamos? -dijo Barak encogindose de hombros-. Si nos encontramos condificultades, t y Polgara podis usar vuestra magia, verdad?

    -Hay lmites para ese tipo de cosas -dijo Lobo un poco evasivo.-No entiendo -contest Barak con un gesto preocupado.

    El seor Lobo dej escapar un profundo suspir.

    -Muy bien. Ya que ha salido el tema, aclaremos tambin este punto. La magia, si as queris llamarla, esuna alteracin del orden natural de las cosas. A veces tiene efectos imprevisibles, as que hay que tener muchocuidado con lo que se hace con ella. Y eso no es todo, adems produce..., digamos que una especie de ruido, ono exactamente un ruido, pero la comparacin sirve para explicarlo. Otras personas con las mismas facultades

    pueden or este ruido, y tan pronto como Polgara y yo empecemos a modificar las cosas, todos los grolims delOeste sabrn con precisin dnde estamos y qu estamos haciendo. Se la pasarn interponiendo dificultades anuestro paso hasta dejarnos exhaustos.

    -Se necesita casi tanta energa para solucionar las cosas de ese modo como para hacerlo con los brazosy la espalda - explic ta Pol mientras se sentaba junto al fuego a remendar un pequeo agujero en una de lastnicas de Garion-, es agotador.

    -No lo saba -reconoci Barak.

    -No mucha gente lo sabe.

    -Si es necesario, Pol y yo podemos tomar ciertas medidas -continu Lobo-, pero no podemos hacerlosiempre y tampoco podemos hacer que las cosas desaparezcan sin ms. Sin duda lo comprenderis.

    -Por supuesto -asegur Seda, aunque su tono indicaba que no lo entenda.

    -Todo lo que existe depende de alguna otra cosa -explic ta Pol con suavidad-, si uno hace desapareceralgo es muy posible que desaparezca todo.

    El fuego chisporrote y Garion tuvo un pequeo sobresalto. De repente la sala abovedada pareci msoscura y las sombras acechaban desde los rincones.

    -Por supuesto, eso no puede suceder -les dijo Lobo-. Cuando uno intenta hacer desaparecer algo, suvoluntad se vuelve contra uno mismo. Si uno dice: esfmate, es uno el que desaparece. Por eso es quedebemos tener mucho cuidado con lo que decimos.

    -Ya lo entiendo -dijo Seda, agrandando los ojos.

    -Casi todas las dificultades con que nos encontremos podrn solucionarse por medios normales

    -continu Lobo-; sa es la razn por la cual os reunimos, o al menos es una de las razones. Entre vosotrosseris capaces de solucionar los problemas que se presenten en el camino. Lo importante es recordar que Pol yyo debemos capturar a Zedar antes de que pueda llegar hasta Torak con el Orbe. Zedar ha encontrado la formade tocar el Orbe, no s cmo, y si le ensea a Torak, ningn poder de la tierra ser capaz de impedir que elTuerto se convierta en rey y dios del mundo entero.

    Estaban todos sentados alrededor de la luz centelleante del fuego, con las caras serias ante talposibilidad.

    -Creo que esto es todo, verdad, Pol?

    -As es, padre -contest ella, alisando la parte delantera de su tnica gris de confeccin casera.

    Ms tarde, fuera de la torre, mientras caa la noche sobre las ruinas brumosas de Vo Wacune y lesllegaba el aroma del espeso potaje que ta Pol cocinaba para la cena, Garion se dirigi a Seda.

    20

    20

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    21/220

    -Es todo eso cierto? -pregunt.

    -Actuemos como si creyramos que lo es -sugiri el hombrecillo, con la vista perdida en la niebla-. Enestas circunstancias, creo que no es conveniente equivocarse.

    -T tambin tienes miedo, Seda? -pregunt Garion.

    -Si -admiti Seda con un suspiro-, pero podemos comportarnos como si no lo tuviramos, verdad?-Supongo que podemos intentarlo -dijo Garion.

    Luego ambos volvieron a la sala inferior de la torre, donde el fuego danzaba sobre los bajos arcos depiedra y los protega del fro y de la niebla.

    21

    21

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    22/220

    3

    A la maana siguiente Seda sali de la torre con una casaca de color rojo oscuro y una gorra abombada

    y ladeada con elegancia.-A qu vienen esas ropas? -le pregunt ta Pol.

    -Me encontr con un viejo amigo en uno de los sacos -contest Seda con resolucin-, su nombre esRadek de Boktor.

    -Qu ocurri con Ambar de Kotu?

    -Supongo que Ambar es un buen tipo -dijo Seda, un tanto despreciativo-, pero un murgo llamadoAsharak conoce su existencia y puede haber hablado de l en ciertos crculos. Mejor no buscar problemas si

    podemos evitarlos.

    -No es un mal disfraz -aprob el seor Lobo-. Otro comerciante drasniano en la Gran Ruta del Oeste nollamar la atencin, sea cual fuere su nombre.

    -Por favor -protest Seda con tono ofendido-, el nombre es muy importante. En realidad, todo el disfrazdepende del nombre.

    -No veo ninguna diferencia -declar Barak.

    -Hay muchsima diferencia. Sin duda reconocers que Ambar es un vagabundo con muy poco respetopor la moral, mientras que Radek es un hombre de bien cuya palabra es digna de confianza en todos los centroscomerciales del Oeste. Adems, Radek siempre va acompaado de sirvientes.

    -Sirvientes? -Ta Pol levant una ceja.

    -Slo para dar credibilidad al personaje -le aclar enseguida Seda-. Por supuesto, t nunca podras seruna sirvienta, seora Polgara.

    -Gracias.

    -Nadie lo creera. T sers mi hermana y viajars conmigo para disfrutar de las bellezas de Tol Honeth.

    -Tu hermana?

    -Si lo prefieres, podras ser mi madre -sugiri persuasivo-; una madre que hace un peregrinaje religiosoa Mar Terrin para expiar sus culpas por un pasado turbulento.

    Por un instante ta Pol mir fijamente al hombrecillo, mientras l le sonrea con insolencia.

    -Algn da tu sentido del humor te va a traer graves problemas, prncipe Kheldar.-Yo siempre tengo problemas, seora Polgara; si no los tuviera, no sabra cmo actuar.

    -Os parece que ya podemos partir? -pregunt el seor Lobo.

    -Slo un momento -respondi Seda-, si encontramos a alguien y hemos de dar explicaciones, t,Lelldoriny Garion sois los sirvientes de Polgara; y Hettar, Barak y Durnik, los mos.

    -Lo que t digas -convino Lobo ya cansado. -Hay razones para ello.

    -De acuerdo.

    -No quieres escucharlas?

    -La verdad es que no. -Seda qued un poco dolido-. Estis listos?

    22

    22

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    23/220

    -Todo est fuera de la torre -dijo Durnik-; oh, un momento, me olvidaba de apagar el fuego. -Y volviadentro. Lobo lo mir con exasperacin.

    -Qu importancia tiene? -murmur-, si de todos modos este lugar es una ruina.

    -Djalo, padre -dijo ta Pol con tranquilidad-, es su forma de ser.

    Mientras se preparaban para montar, el caballo de Barak, un tordo grande y robusto, suspir y dirigiuna mirada de reproche a Hettar. El algario ri entre dientes.

    -Qu es lo que te resulta tan gracioso? -pregunt Barak con suspicacia.

    -Lo que dijo el caballo -contest Hettar-, pero no tiene importancia.

    Luego se subieron a las monturas y se abrieron paso entre las ruinas tapadas por la niebla a lo largo delestrecho y fangoso sendero que conduca al bosque. La nieve lquida yaca a los pies de los rboles hmedos yel agua caa con constancia desde sus ramas. Todos se cubrieron con las capas para protegerse del fro y lahumedad. Cuando se internaron en el bosque, Lelldorin alcanz a Garion y cabalg junto a l.

    -El prncipe Kheldar es siempre tan..., bueno, tan complicado? -pregunt.

    -Seda? Ah, si, es muy astuto. Es un espa, sabes?, y los disfraces y las mentiras son algo natural en l.

    -Un espa? De verdad? -Los ojos de Lelldorin brillaban al imaginrselo.

    -Trabaja para su to, el rey de Drasnia -explic Garion-. Segn tengo entendido, los drasnianos se handedicado a eso durante siglos.

    -Tenemos que parar a recoger el resto de los sacos -le record Seda al seor Lobo.

    -No lo he olvidado -respondi el viejo. -Sacos? -pregunt Lelldorin.

    -Seda trajo algunas telas de lana de Camaar -le explic Garion-, dijo que nos dara una excusa legtimapara andar por esta ruta. Las escondimos en el camino antes de llegar a Vo Wacune.

    -Piensa en todo, verdad?

    -Lo intenta. Tenemos suerte de que este con nosotros.

    -Tal vez podramos pedirle que nos enseara algunos trucos sobre disfraces -sugiri Lelldorin coningenio-, podran resultarnos muy tiles cuando vayamos a buscar a tu enemigo.

    Garion crea que Lelldorin haba olvidado su impulsiva promesa. La mente del joven arendiano parecademasiado voluble como para concentrarse en una idea por mucho tiempo, pero ahora descubri que Lelldorinslo aparentaba olvidarse de las cosas. La perspectiva de una persecucin en serio del asesino de sus padres

    junto a este joven entusiasta, con el aadido del suspenso y la improvisacin a cada paso, comenz a parecerlealarmante.

    A media maana, despus de recoger los sacos de Seda y cargarlos sobre los lomos de los caballos dereserva, volvieron a salir a la Gran Ruta del Oeste, el camino principal de Tolnedra que cruzaba el corazn del

    bosque. Cabalgaron hacia el sur a un medio galope que les permita cubrir leguas con rapidez.

    Pasaron junto a un siervo que llevaba una pesada carga, vestido con harapos y trozos de tela de sacoatados con cuerdas. Tena la cara demacrada y los sucios harapos ocultaban su terrible delgadez. El hombre seapart del camino y se qued mirndolos con temor hasta que pasaron. Garion sinti una sbita punzada decompasin, record por un instante a Lammer y a Detton y se pregunt que ocurrira con ellos; por algunarazn le pareca importante.

    -Es realmente necesario mantenerlos en la indigencia? -le pregunt entonces a Lelldorin, sin poder

    contenerse por ms tiempo.-A quin? -pregunt Lelldorin, mirando a su alrededor.

    23

    23

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    24/220

    -A aquel criado. -Lelldorin mir por encima de su hombro en direccin al hombre harapiento-. Nisiquiera has reparado en l -acus Garion.

    -Hay tantos... -dijo Lelldorin con un encogimiento de hombros.

    -Y todos se visten con harapos y viven al borde de la inanicin.

    -Los impuestos de los mimbranos -contest Lelldorin, como si eso lo explicara todo.-T siempre has tenido con qu alimentarte.

    -Yo no soy un siervo, Garion -contest Lelldorin, paciente-. La gente pobre siempre sufre ms: as es elmundo. -No tiene por qu ser as -contest Garion. -T no lo entiendes. -No, y nunca lo entender.

    -Por supuesto que no -dijo Lelldorin con exasperante complacencia-, t no eres arendiano.

    Garion apret los dientes para reprimir la obvia respuesta. Al caer la tarde ya haban recorrido diezleguas y el camino estaba casi libre de nieve.

    -No deberamos buscar un sitio para pasar la noche, padre? -sugiri ta Pol.

    El seor Lobo se rasc la barba pensativo mientras echaba una ojeada a las sombras qu proyectabanlos rboles a su alrededor.

    -Tengo un to qu vive no muy lejos de aqu -ofreci Lelldorin-, el conde Reldegen. Estoy seguro dequ se alegrar de darnos alojamiento.

    -Delgado? -pregunt el seor Lobo-. Y de cabello oscuro?

    -Ahora es gris -contest Lelldorin-. Lo conoces?

    -Hace veinte aos qu no lo veo -dijo Lobo-. Si no recuerdo mal, sola ser bastante impetuoso.

    -El to Reldegen? Lo confundes con otra persona, Belgarath.

    -Tal vez -dijo Lobo-. A qu distancia est la casa? -A unos ocho kilmetros de aqu. -Vamos a verlo-decidi Lobo.

    Lelldorin agit las riendas y se puso al frente para ensearles el camino.

    -Qu tal os llevis t y tu amigo? -pregunt Seda, que se haba adelantado a la altura de Garion.

    -Supongo qu bien -contest Garion, no demasiado seguro de lo qu aquel hombrecillo con cara de rataintentaba averiguar-; aunque resulta un poco difcil hacerle entender ciertas cosas.

    -Eso es lgico -observ Seda-, despus de todo es un arendiano.

    -Es sincero y muy valiente. -Garion sali enseguida en defensa de Lelldorin.

    -Todos lo son, eso es parte del problema. -Me cae bien -asegur Garion.-A m tambin, Garion, pero eso no me impide ver la verdad acerca de l.

    -Si lo que intentas es insinuar algo, por que no lo dices de una vez?

    -Muy bien, lo har. No dejes que la amistad te haga olvidar tu sentido comn. Arendia es un lugar muypeligroso y los arendianos se meten en los con bastante frecuencia. No dejes que tu joven yapasionado amigote enrede en algo que no es de tu incumbencia. -La mirada de Seda era sincera y Garion advirti que elhombrecillo hablaba en serio.

    -Tendr cuidado -prometi.

    -Saba que poda confiar en ti -dijo Seda con seriedad.

    -Te mofas de m?

    24

    24

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    25/220

    -Hara yo algo as? -pregunt a su vez Seda con tono burln.

    Luego se ri y siguieron cabalgando juntos en la tarde sombra.

    La casa de piedra del conde Reldegen estaba dentro del bosque, a un kilmetro y medio del caminoprincipal y en medio de un claro que se encontraba fuera del alcance de tiro en cualquier direccin. A pesar de

    que careca de murallas, tena un aspecto similar al de un fuerte. Las ventanas que daban al frente eranestrechas y estaban cubiertas con barrotes de hierro. Pesadas torrecillas coronadas con almenas se erguan acada extremo y el portn que daba acceso al patio central de la casa estaba construido con troncos de rboles,ajustados y unidos entre s con listones de hierro. A medida que se aproximaban, bajo la luz mortecina del da,Garion mir atento el estandarte del linaje. La casa tena un aspecto de ostentosa fealdad, una ttrica solidezque pareca desafiar al mundo.

    -No es un lugar muy agradable, verdad? -le dijo a Seda.

    -La arquitectura de los asturios es un reflejo de su sociedad -contest Seda-. Una casa slida no es malaidea en una regin donde las disputas entre vecinos suelen escaparse de las manos.

    -Tienen tanto miedo los unos de los otros? -Es slo precaucin Garion; slo precaucin.

    Lelldorin desmont frente al pesado portn y se dirigi a alguien al otro lado a travs de una pequearendija. Por fin se oy un rechinar de cadenas y el ruido de los pesados cerrojos de hierro al abrirse.

    -Ser mejor que no hagis ningn movimiento imprevisto cuando estemos dentro -advirti Seda en vozbaja-, lo ms probable es que haya arqueros vigilando. -Garion lo mir intrigado-. Una curiosa costumbre de laregin -inform Seda.

    Entraron a un patio cubierto de grava y desmontaron.

    Entonces apareci el conde Reldegen, un hombre alto, delgado y con el cabello y la barba de color grisacerado, que caminaba con la ayuda de un grueso bastn. Vesta una esplndida chaqueta verde y calzasnegras, y, a pesar de encontrarse en su propia casa, llevaba una espada amarrada a su costado. Sali a recibirloscon un visible renqueo al descender por las amplias escalinatas de la entrada.

    -To -dijo Lelldorin con una inclinacin respetuosa.

    -Sobrino -contest el conde en corts reconocimiento.

    -Mis amigos y yo nos encontrbamos cerca de aqu -explic Lelldorin- y pensamos que podramosabusar de tu hospitalidad y pasar la noche en tu casa.

    -Siempre sers bien recibido, sobrino -contest Reldegen con una especie de seria formalidad-. Habiscomido ya?

    -No, to.

    -Entonces todos debis cenar conmigo. Vas a presentarme a tus amigos?El seor Lobo se quit la capucha y dio un paso al frente.

    -T y yo ya nos conocemos, Reldegen -dijo.

    -Belgarath? -dijo el conde asombrado-. Eres t de verdad?

    -Pues s -sonri Lobo-, an sigo mi recorrido por el mundo haciendo travesuras.

    Reldegen ri y cogi a Lobo del brazo con afecto.

    -Entrad todos, no os quedis fuera con este fro. -Se giro y subi, cojeando, los escalones que conducana la casa.

    -Qu le pas a tu pierna? -le pregunt Lobo.

    25

    25

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    26/220

    -Un flechazo en la rodilla -el conde se encogi de hombros-, una antigua disputa que he olvidado hacetiempo. -Si mal no recuerdo, solas meterte en muchas de esas disputas. En aquella poca pensaba que tenas laintencin de pasar por la vida con la espada siempre desenvainada.

    -Era un joven impulsivo -admiti el conde, mientras abra la amplia puerta al final de la escalera.

    Los condujo por un largo pasillo hasta una habitacin de tamao imponente con un gran fuegoencendido en cada extremo. El techo se apoyaba sobre grandes arcos de piedra. El suelo era de piedra negrapulida, cubierto de alfombras de piel, y las paredes, los arcos y el techo estaban blanqueados con cal, lo queproduca un marcado contraste. Aqu y all haba toscas sillas talladas de madera parda oscura y en un extremo,cerca de una de las chimeneas, haba una gran mesa con un candelabro de hierro en el centro. Una docena delibros encuadernados en piel estaban desparramados sobre su superficie pulida.

    -Libros, Reldegen? -dijo Lobo asombrado, mientras los dems se quitaban las capas y se lasentregaban a los criados que aparecieron de inmediato-. Te has reblandecido, amigo mo. -El hombre sonri

    por el comentario del viejo-. He olvidado mis modales -se disculp Lobo-. Mi hija Polgara. Pol, ste es elconde Reldegen, un viejo amigo.

    -Seora -salud el conde con una refinada reverencia-, es un honor teneros en mi casa.Ta Pol estaba a punto de contestar cuando dos jvenes irrumpieron en la sala en medio de una

    vehemente discusin.

    -Eres un idiota, Berentain! -grit el primero, un muchacho de cabello oscuro que llevaba una chaquetaescarlata.

    -Os conviene pensar eso, Torasin -respondi el segundo, un joven con cabello claro y ensortijado quellevaba una tnica a rayas verdes y amarillas-, pero os guste o no, el futuro de Astur est en manos de losmimbranos. Vuestras declaraciones de rencor y vuestra encendida retrica no van a alterar este hecho.

    -No me trates de vos, Berentain -dijo burln el del cabello moreno-; tu imitacin de la cortesa

    mimbrana me revuelve las tripas.-Caballeros, ya es suficiente! -dijo cortante el conde Reldegen, y golpe el bastn contra el suelo de

    piedra-. Si os empeis en discutir de poltica tendr que separaros, incluso a la fuerza si fuera necesario.

    Los dos jvenes se miraron con desprecio y luego se retiraron hacia ambos extremos de la habitacin.

    -Mi hijo Torasin -admiti el conde en tono de disculpa mientras sealaba al joven de cabello oscuro- ysu primo Berentain, hijo del hermano de mi difunta mujer. Han estado as durante las ultimas dos semanas,tuve que quitarles las espadas al da siguiente de la llegada de Berentain.

    -La discusin poltica es buena para la circulacin, seor -observe Seda-, especialmente en invierno. Elcalor evita que se formen cogulos en las venas.

    El conde ri entre dientes ante la afirmacin del hombrecillo.-El prncipe Kheldar de la casa real de Drasnia -present Lobo a Seda.

    -Majestad -respondi el conde con una reverencia.

    -Por favor, mi seor -dijo Seda con un imperceptible sobresalto-, me he pasado la vida intentando huirde ese trato ceremonioso y estoy seguro de que mi relacin con la casa real avergenza a mi to tanto como ami.

    El conde volvi a rer con desenfadado buen humor.

    -Por qu no nos acercamos a la mesa del comedor? -sugiri-. En la cocina hay dos grandes ciervos en

    el asador desde el alba y hace poco he conseguido un barril de vino tinto del sur de Tolnedra. Segn recuerdo,Belgarath siempre fue muy aficionado a la buena mesa y al buen vino.

    26

    26

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    27/220

    -No ha cambiado, seor -dijo ta Pol-, mi padre es muy fcil de calar cuando se lo conoce un poco.

    El conde sonri y le ofreci el brazo mientras todos se dirigan a una puerta en el extremo de lahabitacin.

    -Dime, seor -dijo ta Pol-, por casualidad tendrs una baera en casa?

    -Baarse en invierno es peligroso, seora Polgara -le advirti el conde.-Seor -asegur ella seria-, me he baado en invierno y en verano durante ms aos de los que puedas

    imaginar.

    -Djala que se bae, Reldegen -insisti el seor Lobo-, su humor se deteriora de modo notable cuandose siente sucia.

    -Un bao tampoco te hara dao a ti, viejo Lobo -contest ta Pol con acritud-, empiezas a oler malcuando hay viento a favor.

    El seor Lobo adopt un aire algo ofendido.

    Mucho ms tarde, despus de hartarse de comer carne de venado, pan mojado en salsa y pasteles decereza, ta Pol se disculp y fue a supervisar los preparativos de su bao con una doncella. Todos los hombresse demoraron en la mesa saboreando sus vasos de vino, sus caras inundadas con la luz dorada de las mltiplesvelas que haba en el comedor de Reldegen.

    -Permitidme que os ensee vuestras habitaciones -sugiri Torasin a Lelldorin y a Garion, al tiempo queretir su silla y dedic una mirada de velada satisfaccin a Berentain por encima de la mesa.

    Salieron del comedor detrs de l y subieron unas altas escaleras hasta llegar a los pisos superiores de lacasa.

    -No quiero ofenderte, Tor -dijo Lelldorin mientras ascendan-, pero tu primo tiene unas ideas muypeculiares.

    -Berentain es un idiota -gru Torasin-, cree que puede conquistar a los mimbranos con la imitacin desu forma de hablar y mediante la adulacin. -Bajo la luz de la vela que llevaba en la mano, la cara morenareflejaba su enfado.

    -Por qu lo hace?

    -Est desesperado por conseguir una propiedad -respondi Torasin-. El hermano de mi madre no tenamuchas tierras para dejarle. El imbcil ha perdido la cabeza por la hija de uno de los barones de su distrito, ycomo el barn ni siquiera tomara en consideracin a un pretendiente sin tierras, Berentain intenta conseguiruna hacienda del gobernador de Mimbre. Jurara fidelidad al fantasma del mismsimo Kal Torak si creyera quede ese modo lograra sus tierras.

    -No se da cuenta de que no tiene ninguna posibilidad? -pregunt Lelldorin-. Hay demasiadosmimbranos deseosos de conseguir tierras alrededor del gobernador como para que le concedan una hacienda aun asturio.

    -Yo le dije lo mismo -declar Torasin con mordaz satisfaccin-, pero con l no hay razonamiento quevalga. Su conducta degrada a toda la familia.

    Lelldorin agit la cabeza, comprensivo. Llegaron a la planta superior y ech una rpida mirada entorno.

    -Tengo que hablar contigo, Tor -prorrumpi, bajando el tono de voz hasta convertirlo en un susurro.Torasin lo mir intrigado-. Mi padre me puso al servicio de Belgarath para un asunto de gran importancia -se

    apresur a decir en un murmullo- y no s cunto tiempo estar fuera, as que t y los otros tendris que matar aKorodullin sin m.

    27

    27

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    28/220

    Los ojos de Torasin se agrandaron con horror.

    -No estamos solos, Lelldorin! Cuidado con lo que dices! -dijo con voz contenida.

    -Te espero en el otro extremo del pasillo -se apresur a decir Garion.

    -No -dijo Lelldorin con firmeza mientras lo coga de un brazo-, Garion es mi amigo, Tor, y no tengo

    secretos para l.-Lelldorin, por favor -protest Garion-, yo no soy un asturio, ni siquiera un arendiano. No quiero

    conocer tus planes.

    -Pero los conocers, Garion, como prueba de mi confianza en ti -declar Lelldorin-. El prximo verano,cuando Korodullin viaje a la ciudad en ruinas de Vo Astur para presidir la corte durante seis semanas ymantener as la ficcin de la unidad arendiana, le tenderemos una emboscada en el camino...

    -Lelldorin! -interrumpi Torasin, mientras su cara palideca.

    Pero Lelldorin segua explayndose.

    -No ser una simple emboscada, Garion, sino un golpe maestro al corazn de Mimbre. Vamos aatacarlo llevando uniformes de legionarios tolnedranos y lo mataremos con espadas de Tolnedra. Nuestroataque obligar a Mimbre a declarar la guerra al Imperio de Tolnedra y Tolnedra destruir a Mimbre como si setratara de una cscara de huevo. Mimbre ser destruida y Astur ser libre!

    -Nachak te har matar por esto, Lelldorin -dijo Torasin-. Hemos jurado mantener el secreto en un pactode sangre.

    -Dile al murgo que escupo sobre su juramento -dijo Lelldorin enfadado-. Para qu necesitamos a unescudero murgo los patriotas de Astur?

    -l es quien nos da el oro, cabeza hueca! -se enfureci Torasin, casi fuera de s-. Necesitamos sumaravilloso oro rojo para comprar los uniformes y las espadas y para convencer a algunos de nuestros amigos

    ms dbiles.-Yo no quiero dbiles conmigo -dijo Lelldorin con vehemencia-, un patriota hace lo que hace por amor

    a su pas, y no por el oro de los angaraks.

    La mente de Garion sacaba conclusiones con rapidez. El primer momento de asombro haba pasado.

    -Haba un hombre en Cherek -record-, el conde de Jarvik. Tambin l cogi oro de los murgos paramatar a un rey. -Los dos jvenes lo miraron sin comprender-. Algo le ocurre a un pas cuando uno mata a surey -explic Garion-; no importa lo malo que sea el rey ni lo buena que sea la gente que lo mata, el pas seviene abajo por un tiempo; reina la confusin y no hay nadie capaz de encaminarlo en ninguna direccin.Adems, si uno provoca una guerra entre otros dos pases al mismo tiempo, slo se consigue aumentar el caos.

    Creo que si yo fuera murgo se es el tipo de confusin que querra ver en todos los reinos del Oeste. -Garionescuch su propia voz con sorpresa; haba un dejo seco y desapasionado en ella que reconoci de inmediato.Esa voz haba estado all desde su infancia, dentro de su mente; ocupaba algn rincn silencioso y oculto, y leindicaba cundo estaba equivocado o actuaba con necedad. Pero nunca antes haba participado de forma activaen su comunicacin con otra gente. Ahora, sin embargo, haba hablado sin tapujos con aquellos dos jvenes, yles haba explicado las cosas con paciencia-. El oro de Angarak no es lo que parece -continu Garion-, tieneuna especie de poder que corrompe a la gente, tal vez por eso sea del color de la sangre. Yo, en vuestro lugar,lo pensara muy bien antes de aceptar ms oro rojo de ese murgo llamado Nachak. Por qu creis que os da eloro y os ayuda con vuestro plan? No es un asturio, as que no es el patriotismo lo que lo mueve, verdad?Tambin habra que reflexionar acerca de eso. -De repente Lelldorin y su primo parecan preocupados-. No

    pienso decir nada de esto a nadie -dijo Garion-, me lo dijisteis como una confidencia y no deba haberlo odo,

    pero recordad que en este momento, en el mundo, estn ocurriendo muchas cosas adems de lo que sucede enArendia. Ahora creo que me gustara irme a dormir; si me indicis dnde est mi habitacin, os dejo para que

    28

    28

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    29/220

    discutis toda la noche, si as os place. En trminos generales, Garion pens que haba manejado el asuntobastante bien, al menos les haba creado unas cuantas dudas. Conoca lo suficiente a los arendianos como parasaber que aquello no bastara para detenerlos, pero al menos era un comienzo.

    29

    29

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    30/220

    4

    A la maana siguiente salieron temprano, cuando la bruma an cubra los rboles. El conde Reldegen

    haba salido al portn a despedirse envuelto en una capa oscura, y Torasin, de pie junto a su padre, parecaincapaz de quitar los ojos de la cara de Garion. El joven y ardiente asturio estaba lleno de dudas que quiz leimpidieran meterse de cabeza en algn desastre. No era mucho, Garion lo reconoca, pero era lo mximo que

    poda lograr en aquellas circunstancias.

    -Vuelve pronto, Belgarath -dijo Reldegen-, alguna vez que puedas quedarte por ms tiempo. Aquestamos muy aislados y me gustara enterarme de lo que ocurre en el resto del mundo. Nos sentaremos junto alfuego y hablaremos durante uno o dos meses.

    -Tal vez cuando acabe con este asunto, Reldegen -asinti el seor Lobo seriamente.

    Luego hizo girar su caballo y gui el camino a travs del amplio claro que rodeaba la casa de Reldegen

    para volver a penetrar en el bosque sombro.-El conde es un arendiano atpico -dijo Seda con suavidad mientras cabalgaban-; anoche creo que

    incluso llegu a detectar en l uno o dos pensamientos originales.

    -Ha cambiado mucho -reconoci Lobo.

    -Sabe servir una buena comida -dijo Barak-. No me haba sentido tan satisfecho desde que dejamos ValAlorn.

    -No me extraa -dijo ta Pol-, te has comido la mayor parte del ciervo t solo.

    -Exageras, Polgara -dijo Barak.

    -Pero no mucho -observ Hettar con voz suave.Lelldorin cabalgaba junto a Garion, pero no haba dicho ni una palabra. Su cara tena un aspecto tan

    preocupado como la de su primo, era obvio que quera decir algo y tambin lo era que no saba por dndeempezar.

    -Adelante -dijo Garion con calma-, somos demasiado amigos para que me ofenda si no lo explicas muybien.

    -Se me nota tanto? -pregunt Lelldorin un poco avergonzado.

    -Yo dira que eres franco -dijo Garion-; nunca aprendiste a esconder tus sentimientos, eso es todo.

    -Era verdad? -prorrumpi Lelldorin-. No es que dude de tu palabra, pero escierto que haba un murgo

    en Cherek que conspiraba contra el rey Anheg?-Pregntale a Seda -sugiri Garion-, a Barak, a Hettar, a cualquiera de ellos. Todos estbamos all.

    -Pero Nachak no es as -dijo Lelldorin deprisa, como a la defensiva.

    -Cmo puedes estar seguro? -le pregunt Garion-. Para empezar, el plan fue idea suya, verdad?Cmo lo conocisteis?

    -Todos habamos ido al Gran Mercado, Torasin, yo y otros ms. Le compramos varias cosas a uncomerciante murgo y Tor hizo unas cuantas alusiones a los mimbranos, ya sabes cmo es Tor. El comerciantedijo que podra interesarnos conocer a alguien y nos present a Nachak. Cuanto ms hablamos con l, ms

    pareca coincidir con nuestras ideas.

    -Es natural.

    30

    30

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    31/220

    -Nos cont lo que est planeando el rey, no lo creers.

    -Es probable que no.

    -Va a repartir nuestras tierras -dijo Lelldorin dirigindole una mirada rpida y preocupada- paradrselas a nobles mimbranos sin hacienda. -Lo deca con un tono acusatorio.

    -Habis corroborado eso con alguna otra persona?-Cmo bamos a hacerlo? Los mimbranos nunca lo admitiran si se lo preguntramos, pero es el tipo

    de cosa que ellos haran.

    -As que slo tenis la palabra de Nachak, y cmo surgi vuestro plan?

    -Nachak dijo que si l fuera un asturio, no permitira que nadie se adueara de sus tierras, pero quecuando llegaran con soldados y caballeros, sera demasiado tarde para detenerlos. Dijo que si l fuera a hacerlo,atacara antes de que estuvieran preparados y de modo que los mimbranos no supieran quin lo haba hecho.Luego sugiri lo de los uniformes tolnedranos.

    -Cundo comenz a daros dinero?

    -No estoy seguro, Tor se ocup de esa cuestin.

    -Alguna vez explic por qu os daba dinero? -Dijo que lo haca por amistad.

    -No te parece un poco extrao?

    -Yo le dara dinero a alguien por amistad -protest Lelldorin.

    -T eres un asturio -dijo Garion- y daras tu vida por amistad. Pero Nachak es un murgo, y yo nunca heescuchado que fueran tan generosos. En resumen, un extrao os dice que el rey piensa aduearse de vuestrastierras, luego os ofrece un plan para matar al rey y provocar una guerra con Tolnedra y, para asegurarse de quellevis a cabo su plan, os da dinero. No es as? -Lelldorin asinti en silencio, con los ojos tristes-. Ninguno de

    vosotros tuvo ni siquiera una mnima sospecha?Lelldorin pareca a punto de llorar.

    -Era un plan tan bueno -dijo por fin-, que slo poda triunfar.

    -Eso es lo que lo hace tan peligroso -contest Garion.

    -Garion, qu voy a hacer? -La voz de Lelldorin sonaba angustiada.

    -No creo que puedas hacer nada por el momento -dijo Garion-. Tal vez ms adelante, cuando hayamostenido tiempo para pensar en ello, se nos ocurra algo. De lo contrario, siempre podremos consultarlo con miabuelo, l encontrar la forma de evitarlo.

    -No podemos decrselo a cualquiera -le record Lelldorin, hemos prometido mantener el secreto.

    -Es probable que tengamos que romper esa promesa -dijo Garion de mala gana-. No creo que ningunode los dos le deba nada a los murgos, pero depender de tu decisin, yo no le dir nada a nadie sin tu permiso.

    -Decide t -suplic Lelldorin-, yo no puedo hacerlo, Garion.

    -Tendrs que hacerlo -dijo Garion-, estoy seguro de que si reflexionas sobre ello, comprenders porqu.

    Entonces llegaron a la Gran Ruta del Oeste y Barak los condujo hacia el sur a todo galope, impidiendoque siguieran la discusin.

    Cinco kilmetros ms all pasaron por una ttrica aldea compuesta por una docena de chozas con

    techos de turba y paredes de juncos adheridos con barro. Los campos que rodeaban la aldea estaban llenos de

    31

    31

  • 8/14/2019 Cronicas de Belgarath 2 - La Reina de la Hechicera

    32/220

    estacas de tronco y unas pocas vacas desnutridas pastaban cerca del borde del bosque. Garion no pudodisimular su indignacin ante la pobreza implcita en aquel miserable conjunto de chozas.

    -Lelldorin -dijo con gravedad-, mira!

    -Qu? Dnde? -El joven rubio, sumido en sus preocupaciones, volvi deprisa a la realidad, como si

    esperara un peligro.-La aldea -le dijo Garion-, mrala.

    -Es slo una aldea de siervos -dijo Lelldorin con indiferencia-, he visto cientos como sta.

    -En Sendaria no guardaramos ni a los cerdos en sitios as. -La voz de Garion son vehemente: Sipudiera hacer que su amigo comprendiera!

    Dos siervos, vestidos con harapos y con aspecto cansado, cortaban lea de los troncos cados al bordedel camino para el fuego. Al ver acercarse al grupo, soltaron sus hachas y huyeron hacia el bosque.

    -Te sientes orgulloso, Lelldorin? -pregunt Garion-. Te complace saber que tus propios campesinos tetienen tanto miedo que huyen apenas te ven?

    Lelldorin pareca intrigado.

    -Son siervos, Garion -dijo como si eso lo explicara todo. -Son hombres, no animales. Los hombresmerecen ser mejor

    tratados.

    -Yo no puedo hacer nada al respecto, no son mis criados.

    Con estas palabras Lelldorin volvi a concentrarse en sus propios pensamientos