crónica de un mitin de alan

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  • 7/23/2019 Crnica de Un Mitin de Alan

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    Cuando el colectivo entr al camino serpenteante de Los Lunas, las paredesempezaron a tomar conciencia pictrica. Palabras pintadas que, para uno, po-dan sonar a pesadilla, o amenaza: Alan vuelve, dice una; experiencia y

    juventud, otra por all. El seor del colectivo eruct un putamadre cuando sedio cuenta que, pasado el vrtice de propaganda aprista, no haba pase, hastaaqu noms llego, joven. Una larga fila de micros se haba instalado con zigza-gueante torpeza. A caminar noms.

    La calle vaca creaba un contraste favorable a la selva de banderas estrelladas,pero poca gente pareca llegar. Las ms llevaban cosas para vender (canchita,emoliente, el invierno, compaero), y as como yo, se pelaron al llegar al tu-multo. Dije tumulto? A lo mucho doscientas personas. Y perros, varios perros.

    Por una de esas casualidades que son mejor aceptadas en la ficcin, llegujusto cuando Alan acababa de llegar. (Primera interrupcin y/o consejo al co-

    mit aprista de Ica: Carajo, no pueden poner a un locutor ms elocuente?, nohay plata para un pata que aunque sea se sepa bien las arengas?)

    No acostumbro ir a mtines, ni recuerdo cul es ltimo al que fui, pero lo ques tengo claro es que siempre es jodido encontrar lugar. Ahora no, y eso no erabuena seal (para los compaeros, quiero decir). Camin sin dificultad y slouna seora, ms por mi torpeza que por real apretujamiento, me pregunt quesi no saba pedir permiso. Ya en el medio de la gente, vi a Alan cantar el himno,haciendo, cada cierto ratito, un ligero ademn con las manos para que no toca-ran las cornetas. (Segunda interrupcin y/o consejo al comit aprista de Ica:

    Quemen esas huevadas) Mi visin del estrado era tan amplia, tan perifrica,tan perfecta que no pocas veces se me pas por la cabeza cierta escena de ciertapelcula de Robert De Niro.

    El sonido fallaba, y la cara de Alan lo haca evidente. Fue el momento de lanoche en que sent que estaba ante una representacin ensayada, una perfo-mance con protocolo, y que todos la estaban cagando. Los que decoraron elestrado con esas telas desgastadas y sin brillo, las bases que no trajeron gente,las bases que trajeron y no ensayaron ni una arenguita, las bases que trajerongente, ensayaron arengas pero nunca se ponan de acuerdo, de tal forma queuno pareca estar en una mecha de barras de Esto es Guerra, todos. Por eso laspalabras de la secretaria general de Ica fueron as, edulcorantes, hipergluc-micas, de una zalamera indigerible. S, mi presidente, gracias, mi presidente,usted es lo mximo, mi presidente, no me mire as, mi presidente. Flotaba enel aire el presentimiento de que la orquestacin se estaba yendo de las manos.Y Alan empez a hablar. Caminaba, se esparca (desbordaba) por el estradocon la misma impostura disforzada que algunos llaman buena oratoria, el arteprofano de decir huevadas y que te crean. Pero ya no era el Alan de "qu es lavida/ un frenes"; jadeaba, los ademanes se le caan y cuando las arengas seadelantaban, un breve temblor en los labios dejaba entrever que todo le joda.

    (Aunque ms esfuerzos hagas/ oh qu mal!, Rosaura, puedes disimular). S, lapuesta en escena se tambaleaba, los reflectores no se ponan de acuerdo y en

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    cierto momento, no recuerdo bien por qu, el silencio invadi el tumulto, y unborracho, a quien vi cuando llegaba limpiando su chata con una bandera de lacampaa aprista del dos mil seis, ronco, con los ojos entreabiertos, grit callaratero conchatumadre. l (Alan) hizo que no lo vea, pero ya dos compaerosle iban a dar el alcance. (Aqu pondra otra cnica recomendacin, pero no hacefalta).