Siendo las 7:45 AM del día miércoles 15 de octubre de 2014 inicia este nuevo proceso de encuentro conmigo, mis hábitos, estilos de vida, con mis propias prácticas educativas y los múltiples prejuicios que se construye uno como docente al respecto. Este espacio, diseñado para el fortalecimiento pedagógico mediado por TIC, era el propicio para desarrollar un conjunto de saberes que a mi criterio, considero en revaloración constante y, más intensamente, desde la finalización de mi postgrado, que a propósito, se desarrolló en cercanía con las metas del curso. Me pregunto, valdrá la pena. Esto en la lógica transaccional del costo beneficio

La expectación era la constante… algunos rostros ya conocidos y otros totalmente nuevos. Las actividades de protocolo no se hicieron esperar, con las aclaraciones pertinentes al desarrollo y términos de realización del proyecto se hicieron presentes las dichosas presentaciones que jamás se ausentan. Finalmente el barco zarpó, los rostros de ansiedad serena se mostraron, las velas se izaron y la ruta fue trazada, el rumbo marcado, lugar de destino: el encuentro con nosotros, cada uno consigo mismo, visto en los ojos propios, en los rostros de los otros.

Mi yo maestro, era la denominación, de la primera travesía. Las olas de los prejuicios se quisieron encrespar, el juego entre los pretendidos alcances personales y pre-saberes era la constante. La dinámica se intensificaba con la puesta en escena de ejercicios que propiciaban la introyección y la re-creación del alma, de los ideales: la fascinación inicial se explayaba. Lo cierto es que verse para dentro es un elemento de lujo, suntuoso, que no es que ejecute con mucha regularidad en el ejercicio docente.

Estas actividades permitieron poner en evidencia algunos de mis ya elaborados compromisos como agente y sujeto de acción y de cambio, la asunción de mi pensamiento personal como proyecto constante. Tal cual me veo. Verme conmigo, me hizo observarme en los rostros de los otros. Desnudo mi alma.

La posibilidad era ilimitada, retrotraer lo que soy siempre ha sido un evento que disfruto, pero siempre lo he hecho en soledad y, según los rudimentos de unos hábitos desarrollados. Miro de soslayo, las emociones se agolpan en mi pecho, por momentos al pintar, al escribir, al moldear, al oler, al percibir, al tacto; me reflexiono, me hago fiesta, me canto, me lloro y vuelvo y me hago fiesta. En fin, las personas me siento satisfecho, privilegiado, de ser lo que soy. Entiendo, por supuesto, los grandes privilegios conlleva a gigantescas responsabilidades.

Siempre consideré que si hay una palabra que pensaría mucho es la expresión de formación, muy usada en el contexto de este proyecto, es que pareciera dar a entender que alguien le da forma a alguien. No. En este caso, encontré que yo soy mi arcilla y soy mis manos y de hecho, me doy la forma que deseo. En fin, me suelto, los prejuicios se van y entonces me abro y empiezo a aprender.

Los chicos del colegio me extrañan, mis compañeros me extrañan, me llaman y envían mensajes de éxitos, yo lo celebro pero también celebro mi ausencia allá, porque me encontré de nuevo acá. Interactúo con personajes que parecen sacados de los relatos de Gabriel García Márquez. La verdad, de ellos aprendí más. Me dije: soy afortunado de encontrarme con seres tan maravillosos, todos proyectos constantes como yo y, desde esa perspectiva, les observo ya con afectos y, de nuevo, más prevenciones y barreras se van derribando. Esto lo agradezco profundamente a Dios. Aprendo de quien enseño, aprendo de los otros: la realidad, afamada maestra: la vida es su mejor pedagogía o, para los adultos, en la sociedad de la información, el conocimiento y mediación instrumental tecnológica y dialógica: heutagogía.

Me despierto con la expectativa del nuevo saber, el sentido del descubrimiento lo que me hace sentir bendecido. A veces, sólo a veces, soplan vientos, un poco fuertes, un tanto huracanados, un poco fríos, por momentos cálidos y hasta contrarios, pero estas cosas, también son aprendizajes.

La palabra me llegó de costado, otra vez. Cambio, pregonaban los atalayas, desde lo alto del navío. Eso oí. Lugo frases, que hablaban de fases: contextualización, adaptación, adopción, apropiación y transformación. Me pensé esto, aún no estaba en contextualización y ya me hallaba en transformación, el aprendizaje nos es lineal. Esto también lo celebré. Entendí la lógica del proyecto, aunque parte de ello ya lo había vivido como maestro estudiante, signifiqué el ponerme en sintonía con los propósitos de la formación, las nuevas relaciones con el conocimiento, las disciplinas científicas, los saberes, las tecnologías y sobre todo, los más importante, las personas y las relaciones entre ellas.

Articulación, mixtura, simbiosis, síntesis: Ciencia, Tecnología y Sociedad, Aprendizaje Basado en Proyectos, Preguntas orientadoras del currículo, modelos y referentes conceptuales, los teóricos clásicos de las pedagogías, los actuales adalides de las explicaciones complejas y cargadas de múltiples semánticas sobre las sociedades actuales, los imaginarios colectivos, las ideas personales, de los otros, las intenciones pedagógicas y todo se me presenta, tan claro, tan difuso, se enrarece lo que yo creo saber: las imágenes de prácticas se agolpan en mi mente, se diluyen, se extrapolan y luego desaparecen, parecen fusionarse: los quiciales de mi saber se solidifican. Re-creo mi práctica educativa.

Llevar a cabalidad este proceso es complejo, nada simple, pero enriquece y conciencia las intenciones de los maestros y maestras en relación con sus roles dentro de la sociedad.

Entonces la locura del saber que se repiensa aflora en mi ser, me suelto en el regazo de pensarme, lo que he luchado por no practicar cuan rutina. La proa se hallaba llena de

experiencias y risas, la complicidad de una sonrisa y una que otra mirada recelosa. Razono lo ambicioso de los alcances del viaje:-¿Serán suficientes los insumos, las provisiones alcanzarán para invitar a otros, a una ciudad entera, a una región y luego a un país a montarse en este viaje?Soy duda y seguridad, esto me enriquece… me hace cuestionador, curioso.

Herramientas van y vienen, el discurso pedagógico está a flor de piel, cada uno piensa en la ductilidad de las posibilidades de sus herramientas, se toman otras, se socializan multiplicidad de sus posibilidades y acciones. Sólo tres semanas y mi PLE o APA, se duplica, quizás hasta se triplica, no sólo herramientas, no sólo metodologías, son pedagogías, quehaceres, son los seres, las personas, los sujetos, el panorama se amplía.

En medio del viaje, se enciende un faro, una consigna: construya, de forma colectiva, sus proyectos, trabajemos en equipos, cooperativamente, colaborativamente, se encienden luminares que resplandecen en la penumbra de las múltiples acciones: los compañeros que con su saber, ser y hacer, comparten de forma espontánea sus prácticas, experiencias, las hacen visibles y me digo: vaya, otro modo es posible. Se me presentan diversas maneras de hacer y, si bien no soy propiamente un individuo de sincretismos y eclecticismos, es decir, de mezclas, si me abro a otras maneras.

Remiro mis sentencias personales al finalizar los tres primeros momentos: -A manera de reflexión: es importante entender, más allá de la discusión, la naturaleza originaria de las competencias, con miras a contextualizarlas en relación con su consideración educativa. Es soslayar los límites de la competitividad, hacia la potencialización del sujeto, el desarrollo integral del ser, aportar a la realización de la persona, de una sociedad distinta.

De nuevo me siento convidado a aprender elementos, para mí, muy interesantes. Lo cierto es que ya hace muchos años no diseñaba un proyecto de carácter multidisciplinar, que pusiese en diálogo, como lo hace la realidad, distintos saberes de las áreas del conocimiento, para analizar una problemática específica. ¿Por qué el mundo es como lo conocemos hoy?, es la pregunta que se convierte en el derrotero que nos permitió aterrizar, además de los aspectos conceptuales ya mencionados líneas arriba, componentes como la digiculturalidad, la educación desde la inclusión, desde y para la diversidad, con procesos formativos fortalecidos a partir de numerosos insumos tecnológicos, con fines sociales y pedagógicos.

La cosa iba tomando forma, la manera deseada de ser, planteada por el equipo interdisciplinar. Y viene otro aprendizaje, que en efecto es un reto para los maestros: aprendiendo a escribir juntos. El pensamiento colectivo que se explaya en la construcción de ideas pensadas por mentes maestras, de maestros.

Se colgaron al proyecto un conglomerado diverso de ideas, constructos, asociaciones conceptuales, estrategias, que nos pusieron en evidencia el entramado conceptual inmenso que se desarrolla en la planificación docente y, por otra parte, ese toque de creatividad y originalidad que nos invita nuestra práctica. Y entonces, vemos los primeros puertos, con una previsualización de los iniciales alcances… los primeros aventureros de viaje, colegas de andanzas, que nos invitan a desandar lo caminado, para hacerlo de otra manera. Nos llevan a creer en que tiene sentido. Los aprendizajes son constantes.

Vale la pena pensarse esto, sistematizarlo y contarles a otros, que estamos construyendo ciudad, hacemos honra, desarrollamos país, desde abajo, con los de abajo, desde lo público y para lo público, desde las consciencias y para las gentes. Considero que el saber, el acto educativo, el interactuar con los otros como maestro, debe rozarte la piel, debe hacerte sentir, vibrar, debe acariciarte el alma. Debe despertar en ti la rebelión contra el vacío, el sinsentido de ciertas prácticas, te han de invitar a contender contra las huestes de la injuriosa mendicidad del ser y de la ideología del dar cuanto menos mejor. La mezquindad de un docente que ofrece lo mínimo. Este proyecto me suscitó en mí, tales emociones.

Más allá de ello, retomo la reflexión inicial, no he empezado y en relación con el proceso de formación, que hoy casi un mes después puedo retrotraer, pienso de nuevo en lo privilegiado que soy, en que sería interesante que muchos otros lo vivieran y que a decir verdad, más allá de aspectos que luego vendrán, yo ya he ganado.

Esto me acerca a mi utopía, sueño con una generación de gente que construya el país en el que deseen vivir, la sociedad que apetecen ser, que no se asumen como sujetos predestinados, sino como agentes de su propio destino. Sueño en que la educación aporte a la realización de las personas y no a los deseos impersonales de un sistema que se basa en la competitividad y en la realización personal fundamentada en la negación del otro y en la renuncia de sí mismo. Sueño con soñadores cuyos sueños se cuecen en el crisol de la vida y en prácticas trasformadas y transformadoras de consciencias activas, reflexivas.

Aunque cada día esta se aleje, cito la frase de Galeano: "Ella está en el horizonte -dice Fernando Birri-. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. Entonces ¿Para qué pues, sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar." (Galeano, 2001) Esta utopía, me invita a creer que vale la pena. Soy licenciado en ciencias sociales, sueño y creo que mi vida es y está con un propósito, que desde la educación también se hace historia y realmente, eso creo que estamos haciendo: historia.

El barco llega a un puerto intermedio, traza nuevos rumbos, respiro hondo, la adrenalina fluye, se emprende una nueva aventura, me emociona profundamente. De nuevo alguien me pregunta, Milton: ¿valdrá la pena?

Finalmente, quiero expresar mi gratitud a Dios, a las personas que hicieron esto posible, a las instituciones que trabajaron y aunaron esfuerzos para que esto pasara, al equipo pedagógico: luchadores y gladiadores del proceso, a mis compañeros por sus aportes, risas, generosidad, camaradería. Tengo un conjunto cercano de gratos momentos, con recuerdos muy bonitos que se agolpan en mi mente, se coleccionan en mi corazón. De nuevo, a todos, gracias, gracias infinitas.