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    CRISTOLOGIAAUTOR: Juan Pablo II

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    EL MESAS PROMETIDOCATEQUESIS 1-3

    La nueva catequesis sobre

    Jesucristo(7-I-1987)'Y vosotros, quin decs que soy yo?'

    (/Mt/16/15).

    1. Al iniciar el ciclo de catequesis sobreJesucristo, catequesis de fundamentalimportancia para la fe y la vida cristiana, nossentimos interpelados por la misma preguntaque hace casi dos mil aos el Maestro dirigi a

    Pedro y a los discpulos que estaban con El. Enese momento decisivo de su vida, como narra ensu Evangelio Mateo, que fue testigo de ello,'viniendo Jess a la regin de Cesrea de Filipo,pregunt a sus discpulos: Quin dicen loshombres que es el Hijo del hombre? Elloscontestaron: unos, que Juan el Bautista; otros,que Elas; otros, que Jeremas u otro de losProfetas. Y El les dijo: y vosotros, quin decsque soy ?' (Mt. 16, 13-15).

    Conocemos la respuesta escueta e impetuosa dePedro: 'T eres el Mesas, el Hijo de Dios vivo'(Mt 16, 16). Para que nosotros podamos darla,no slo en trminos abstractos, sino como unaexpresin vital, fruto del don del Padre (Mt 16,17), cada uno debe dejarse tocar personalmentepor la pregunta: 'Y t, quin dices que soy? T,que oyes hablar de M, responde: Qu soy yode verdad para ti?. A Pedro la iluminacin divinay la respuesta de la fe le llegaron despus de unlargo periodo de estar cerca de Jess, deescuchar su palabra y de observar su vida y suministerio (Cfr. Mt 16, 21-24).

    Tambin nosotros, para llegar a una confesinms consciente de Jesucristo, hemos derecorrer como Pedro un camino de escuchaatenta, diligente. Hemos de ir a la escuela delos primeros discpulos, que son sus testigos y

    nuestros maestros, y al mismo tiempo hemos derecibir la experiencia y el testimonio nadamenos que de veinte siglos de historia surcadospor la pregunta del Maestro y enriquecidos porel inmenso coro de las respuestas de fieles detodos los tiempos y lugares. Hoy, mientras el

    Espritu, 'Seor y dador de vida', nos conduceal umbral del tercer milenio cristiano, estamosllamados a dar con renovada alegra larespuesta que Dios nos inspira y espera denosotros, casi como para que se realice un nuevonacimiento de Jesucristo en nuestra historia.

    2. La pregunta de Jess sobre su identidadmuestra la finura pedaggica de quien no se fade respuestas apresuradas, sino que quiere unarespuesta madurada a travs de un tiempo, aveces largo, de reflexin y de oracin, en laescucha atenta e intensa de la verdad de la fecristiana profesada y predicada por la Iglesia.

    Reconocemos, pues, que ante Jesucristo nopodemos contentarnos de una simpatasimplemente humana por legtima y preciosa quesea, ni es suficiente considerarlo slo como unpersonaje digno de inters histrico, teolgico,espiritual, social o como fuente de inspiracinartstica. En torno a Cristo vemos muchas vecespulular, incluso entre los cristianos, las sombras

    de la ignorancia, o las an ms penosas de losmalentendidos, y a veces tambin de lainfidelidad. Siempre est presente el riesgo derecurrir al 'Evangelio de Jess' sin conocerverdaderamente su grandeza y su radicalidad ysin vivir lo que se afirma con palabras. Cuntoshay que reducen el Evangelio a su medida y sehacen un Jess ms cmodo, negando sudivinidad trascendente, o diluyendo su real,histrica humanidad, e incluso manipulando laintegridad de su mensaje especialmente si no se

    tiene en cuenta ni el sacrificio de la cruz, quedomina su vida y su doctrina, ni la Iglesia que linstituy como su 'sacramento' en la historia.

    Estas sombras tambin nos estimulan a labsqueda de la verdad plena sobre Jess,sacando partido de las muchas luces que, comohizo una vez a Pedro, el Padre ha encendido, en

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    torno a Jess a lo largo de los siglos, en elcorazn de tantos hombres con la fuerza delEspritu Santo: las luces de los testigos fieleshasta el martirio; las luces de tantos estudiososapasionados, empeados en escrutar el misteriode Jess con el instrumento de la inteligencia

    apoyada en la fe; las luces que especialmentedel Magisterio de la Iglesia, guiado por elcarisma del Espritu Santo, ha encendido con lasdefiniciones dogmticas sobre Jesucristo.

    Reconocemos que un estmulo para descubrirquin es verdaderamente Jess est presenteen la bsqueda incierta y trepidante de muchoscontemporneos nuestros tan semejantes aNicodemo, que fue 'de noche a encontrar aJess' (Cfr. Jn 3, 2), o a Zaqueo, que se subi aun rbol para 'ver a Jess' (Cfr. Lc 19, 4). Eldeseo de ayudar a todos los hombres adescubrir a Jess, que ha venido como mdicopara los enfermos y como salvador para lospecadores (Cfr. Mc 2, 17), me lleva a asumir latarea comprometida y apasionante de presentarla figura de Jess a los hijos de la Iglesia y atodos los hombres de buena voluntad.

    Quiz recordaris que al principio de mipontificado lanc una invitacin a los hombresde hoy para 'abrir de par en par las puertas a

    Cristo'. Despus, en la Exhortacin 'Catechesitradendae', dedicada a la catequesis,hacindome portavoz del pensamiento de losobispos reunidos en el IV Snodo, afirm que 'elobjeto esencial y primordial de la catequesis es(...) el 'misterio de Cristo'. Catequizar es, encierto modo llevar a uno a escrutar ese misterioen toda su dimensin...; descubrir en la Personade Cristo el designio eterno de Dios, que serealiza en l... Slo El puede conducirnos alamor del Padre en el Espritu y hacernos

    partcipes de la vida de la Santsima Trinidad'(Catechesi tradendae 5). Recorreremos juntoseste itinerario catequstico ordenando nuestrasconsideraciones en torno a cuatro puntos:

    1 ) Jess en su realidad histrica y en sucondicin mesinica trascendente, hijo deAbrahn, hijo del hombre, e hijo de Dios;

    2) Jess en su identidad de verdadero Dios yverdadero hombre, en profunda comunin con elPadre y animado por la fuerza del EsprituSanto, tal y como se nos presenta en elEvangelio;

    3) Jess a los ojos de la Iglesia que con laasistencia del Espritu Santo ha esclarecido yprofundizado los datos revelados, dndonosformulaciones precisas de la fe cristolgica,especialmente en los Concilios Ecumnicos;

    4) finalmente, Jess en su vida y en sus obras,Jess en su pasin redentora y en suglorificacin, Jess en medio de nosotros ydentro de nosotros, en la historia y en suIglesia hasta el fin del mundo (Cfr. Mt 28, 20).

    3. Es ciertamente verdad que en la Iglesia haymuchos modos de catequizar al Pueblo de Diossobre Jesucristo. Cada uno de ellos, sin embargo,para ser autntico ha de tomar su contenido de lafuente perenne de la Sagrada Tradicin y de laSagrada Escritura, interpretada a la luz de lasenseanzas de los Padres y Doctores de la Iglesia,de la liturgia, de la fe y piedad popular, en unapalabra, de la Tradicin viva y operante en laIglesia bajo la accin del Espritu Santo, que segnla promesa del Maestro 'os guiar hacia la verdad

    completa, porque no hablar de S mismo, sino quehablar lo que oyere y os comunicar las cosasvenideras' (Jn 16, 13). Esta Tradicin laencontramos expresada y sintetizadaespecialmente en la doctrina de los SacrosantosConcilios, recogida en los Smbolos de la Fe yprofundizada mediante la reflexin teolgica fiel ala Revelacin y al Magisterio de la Iglesia.

    De qu servira una catequesis sobre Jess sino tuviese la autenticidad y la plenitud de la

    mirada con que la Iglesia contempla, reza yanuncia su misterio? Por una parte, se requiereuna sabidura pedaggica que, al dirigirse a losdestinatarios de la catequesis, sepa tener encuenta sus condiciones y sus necesidades. Comohe escrito en la Exhortacin antes citada,'Catechesi tradendae': 'La constante

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    preocupacin de todo catequista, cualquiera quesea su responsabilidad en la Iglesia, debe ser lade comunicar, a travs de su enseanza y sucomportamiento, la doctrina y la vida de Jess'(Catechesi tradendae 6).

    4. Concluimos esta catequesis introductoria,recordando que Jess, en un momentoespecialmente difcil de la vida de los primerosdiscpulos, es decir, cuando la cruz se perfilabacercana y lo abandonaban, hizo a los que sehaban quedado con El otra de estas preguntastan fuertes, penetrantes e ineludibles:'Queris iros vosotros tambin?'. Fue denuevo Pedro quien, como intrprete de sushermanos, le respondi: 'Seor, a quiniramos? T tienes palabras de vida eterna, ynosotros hemos credo y sabemos que T eresel Santo de Dios' (Jn 6, 67-69). Que estosapuntes catequticos puedan hacernos msdisponibles para dejarnos interrogar por Jess,capaces de dar la respuesta justa a suspreguntas, dispuestos a compartir su Vida hastael final.

    Jess, Hijo de Dios ySalvador(14-I-1987)

    1. Con la catequesis de la semana pasada,siguiendo los Smbolos ms antiguos de la fecristiana, hemos iniciado un nuevo ciclo dereflexiones sobre Jesucristo. El SmboloApostlico proclama: 'Creo... en Jesucristo sunico Hijo (de Dios)'. El Smbolo Niceno)constantinopolitano, despus de haber definidocon precisin an mayor el origen divino deJesucristo como Hijo de Dios, contina

    declarando que este Hijo de Dios 'por nosotroslos hombres y por nuestra salvacin baj delcielo y se encarn'. Como vemos, el ncleocentral de la fe cristiana est constituido por ladoble verdad de que Jesucristo es Hijo de Diose Hijo del hombre (la verdad cristolgica) y esla realizacin de la salvacin del hombre, que

    Dios Padre ha cumplido en El, Hijo suyo ySalvador del mundo (la verdad soteriolgica).

    2. Si en las catequesis precedentes hemostratado del mal, y especialmente del pecado, lohemos hecho tambin para preparar el ciclopresente sobre Jesucristo Salvador. Salvacinsignifica, de hecho, liberacin del mal,especialmente del pecado. La Revelacincontenida en la Sagrada Escritura, comenzandopor el Proto-Evangelio (Gen 3,15), nos abre a laverdad de que slo Dios puede librar al hombredel pecado y de todo el mal presente en laexistencia humana. Dios, al revelarse a S mismocomo Creador del mundo y su providenteOrdenador, se revela al mismo tiempo comoSalvador: como Quien libera del mal,especialmente del pecado cometido por la librevoluntad de la criatura. Este es el culmen delproyecto creador obrado por la Providencia deDios, en el cual, mundo (cosmologa), hombre(antropologa) y Dios Salvador (soteriologa)estn ntimamente unidos.

    Tal como recuerda el Concilio Vaticano II, loscristianos creen que el mundo est 'creado yconservado por el amor del Creador, esclavizadobajo la servidumbre del pecado, pero liberadopor Cristo, crucificado y resucitado (Cfr.

    Gaudium et Spes 2).3. El nombre 'Jess', considerado en susignificado etimolgico, quiere decir 'Yahvhlibera', salva, ayuda. Antes de la esclavitud deBabilonia se expresaba en la forma 'Jehosua':nombre teofrico que contiene la raz delsantsimo nombre de Yahvh. Despus de laesclavitud babilnica tom la forma abreviada'Jeshua' que en la traduccin de los Setenta setranscribi como 'Jesous', de aqu 'Jess'.

    El nombre estaba bastante difundido, tanto enla antigua como en la Nueva Alianza. Es, pues, elnombre que tena Josu, que despus de lamuerte de Moiss introdujo a los israelitas enla tierra prometida: 'EI fue, segn su nombre,grande en la salud de los elegidos del Seor...para poner a Israel en posesin de su heredad'

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    sino desde el nacimiento de Jesucristo, cometiun error. Hasta hace algn tiempo seconsideraba que se trataba de una equivocacinde unos cuatro aos, pero la cuestin no estciertamente resuelta.

    7. En la tradicin del pueblo de Israel el nombre'Jess' conserv su valor etimolgico: 'Dioslibera'. Por tradicin, eran siempre los padresquienes ponan el nombre a sus hijos. Sinembargo en el caso de Jess, Hijo de Mara, elnombre fue escogido y asignado desde lo alto, yantes de su nacimiento, segn la indicacin delngel a Mara, en la anunciacin (Lc 1, 31 ) y aJos en sueo (Mt 1, 21). 'Le dieron el nombrede Jess' (subraya el Evangelista Lucas),porque este nombre se le haba 'impuesto por elngel antes de ser concebido en el seno de suMadre' (Lc 2, 21).

    8. En el plan dispuesto por la Providencia deDios, Jess de Nazaret lleva un nombre quealude a la salvacin: 'Dios libera', porque El esen realidad lo que el nombre indica, es decir, elSalvador. Lo atestiguan algunas frases que seencuentran en los llamados Evangelios de lainfancia, escritos por Lucas: '...nos ha nacido...un Salvador' (Lc 2, 11), y por Mateo: 'Porquesalvara al pueblo de sus pecados' (Mt 1, 21).

    Son expresiones que reflejan la verdadrevelada y proclamada por todo el NuevoTestamento. Escribe, por ejemplo, el ApstolPablo en la Carta a los Filipenses: 'Por lo cualDios le exalt y le otorg un nombre, sobretodo nombre, para que al nombre de Jess sedoble la rodilla y toda lengua confiese queJesucristo es Seor (Kyrios, Adonai) para gloriade Dios Padre' (Flp 2, 9-11). La razn de laexaltacin de Jess la encontramos en eltestimonio que dieron de El los Apstoles, que

    proclamaron con coraje 'En ningn otro haysalvacin, pues ningn otro nombre nos ha sidodado bajo el cielo, entre los hombres, por elcual podamos ser salvos' (Hech 4, 12).

    'Concebido por obra delEspritu Santo

    y nacido de Mara Virgen'(28-I-1987 )

    1. En el encuentro anterior centramos nuestrareflexin en el nombre 'Jess', que significa'Salvador'. Este mismo Jess, que vivi treintaaos en Nazaret, en Galilea, es el Hijo Eterno deDios, 'concebido por obra del Espritu Santo ynacido de Mara Virgen'. Lo proclaman losSmbolos de la Fe, el Smbolo de los Apstoles yel niceno-constantinopolitano; lo han enseado losPadres de la Iglesia y los Concilios, segn loscuales, Jesucristo, Hijo eterno de Dios, es 'ex

    substantia matris in saeculo natus' (Cfr. SmboloQuicumque). La Iglesia, pues, profesa y proclamaque Jesucristo fue, concebido y naci de una hijade Adn, descendiente de Abrahn y de David, laVirgen Mara. El Evangelio segn Lucas precisaque Mara concibi al Hijo de Dios por obra delEspritu Santo, 'sin conocer varn' (Cfr. Lc 1, 34y Mt 1, 18. 24-25). Mara era, pues, virgen antesdel nacimiento de Jess y permaneci virgen enel momento del parto y despus del parto. Es laverdad que presentan los textos del Nuevo

    Testamento y que expresaron tanto el V ConcilioEcumnico, celebrado en Constantinopla el ao553, que habla de Mara 'siempre Virgen', comoel Concilio Lateranense, el ao 649, que enseaque 'la Madre de Dios... Mara... concibi (a suHijo) por obra del Espritu Santo sin intervencinde varn y que lo engendr incorruptiblemente,permaneciendo inviolada su virginidad tambindespus del parto'.

    2. Esta fe esta presente en la enseanza de los

    Apstoles. Leemos por ejemplo en la Carta deSan Pablo a los Glatas: 'Al llegar la plenitud delos tiempos, envi Dios a su Hijo, nacido demujer... para que recibiramos la adopcin' (Gal.4, 4-5). Los acontecimientos unidos a laconcepcin y al nacimiento de Jess estncontenidos en los primeros captulos de Mateo yde Lucas, llamados comnmente 'el Evangelio de

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    la infancia', y es sobre todo a ellos a los que hayque hacer referencia.

    3. Especialmente conocido es el texto de Lucas,porque se lee frecuentemente en la liturgiaeucarstica, y se utiliza en la oracin del Angelus.El fragmento del Evangelio de Lucas describe laanunciacin a Mara, que sucedi seis mesesdespus del anuncio del nacimiento de JuanBautista (Cfr. Lc 1, 5-25). ' fue enviado el ngelGabriel de parte de Dios a una ciudad de Galileallamada Nazaret, a una virgen desposada con unvarn de nombre Jos, de la casa de David; elnombre de la virgen era Mara' (Lc 1, 26). El ngella salud con las palabras 'Ave Mara', que se hanhecho oracin de la Iglesia (la 'salutatioanglica'). El saludo provoca turbacin en Mara:'Ella se turb al or estas palabras y discurraqu podra significar aquella salutacin. El ngelle dijo: No temas, Mara, porque has halladogracia delante de Dios, y concebirs en tu seno ydars a luz un hijo, a quien pondrs por nombreJess. El ser grande y llamado Hijo delAltsimo... Dijo Mara al ngel: Cmo podr seresto, pues yo no conozco varn? El ngel lecontest y dijo: El Espritu Santo vendr sobreti, y la virtud del Altsimo te cubrir con susombra, y por eso el hijo engendrado ser santo,ser llamado Hijo de Dios' (Lc 1, 29-35). El ngelanunciador, presentando como un 'signo' lainesperada maternidad de Isabel, pariente deMara, que ha concebido un hijo en su vejez,aade: 'Nada hay imposible para Dios'. Entoncesdijo Mara: 'He aqu a la sierva del Seor; hgaseen m segn tu palabra' (Lc 1, 37-38).

    4. Este texto del Evangelio de Lucas constituye labase de la enseanza de la Iglesia sobre lamaternidad y la virginidad de Mara, de la quenaci Cristo, hecho hombre por obra del Espritu.

    El primer momento del misterio de la Encarnacindel Hijo de Dios se identifica con la concepcinprodigiosa sucedida por obra del Espritu Santoen el instante en que Mara pronunci su 's':'Hgase en mi segn tu palabra' (Lc 1, 38).

    5. El Evangelio segn Mateo completa la narracinde Lucas describiendo algunas circunstancias que

    precedieron al nacimiento de Jess. Leemos: 'Laconcepcin de Jesucristo fue as: Estandodesposada Mara, su Madre con Jos, antes deque conviviesen se hall haber concebido Maradel Espritu Santo. Jos su esposo, siendo justo,no quiso denunciarla y resolvi repudiarla en

    secreto. Mientras reflexionaba sobre esto, heaqu que se le apareci en sueos un ngel delSeor y le dijo: Jos, hijo de David, no temasrecibir en tu casa a Mara, tu esposa, pues loconcebido en ella es obra del Espritu Santo.Dar a luz un hijo a quien pondrs por nombreJess, porque salvar a su pueblo de sus pecados'(Mt 1, 18-21 ).

    6. Como se ve, ambos textos del 'Evangelio de lainfancia' concuerdan en la constatacinfundamental: Jess fue concebido por obra delEspritu Santo y naci de Mara Virgen; y sonentre s complementarios en el esclarecimientode las circunstancias de este acontecimientoextraordinario: Lucas respecto a Mara, Mateorespecto a Jos. Para identificar la fuente de laque deriva el Evangelio de la infancia, hay quereferirse a la frase de San Lucas: 'Maraguardaba todo esto y lo meditaba en su corazn'(Lc 2, 19). Lucas lo dice dos veces: despus demarchar los pastores de Beln y despus delencuentro de Jess en el templo (Cfr. 2, 51). ElEvangelista mismo nos ofrece los elementos paraidentificar en la Madre de Jess una de lasfuentes de informacin utilizadas por l paraescribir el 'Evangelio de la infancia'. Mara, que'guard todo esto en su corazn' (Cfr. Lc 2, 19),pudo dar testimonio, despus de la muerte yresurreccin de Cristo, de lo que se refera a lapropia persona y a la funcin de Madreprecisamente en el perodo apostlico, en el quenacieron los textos del Nuevo Testamento y tuvo

    origen la primera tradicin cristiana.7. El testimonio evanglico de la concepcinvirginal de Jess por parte de Mara es de granrelevancia teolgica. Pues constituye un signoespecial del origen divino del Hijo de Mara. Elque Jess no tenga un padre terreno porque hasido engendrado 'sin intervencin de varn', pone

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    de relieve la verdad de que El es el Hijo de Dios,de modo que cuando asume la naturaleza humana,su Padre contina siendo exclusivamente Dios.

    8. La revelacin de la intervencin del EsprituSanto en la concepcin de Jess, indica elcomienzo en la historia del hombre de la nuevageneracin espiritual que tiene un carcterestrictamente sobrenatural (Cfr. 1 Cor 15, 45-49). De este modo Dios Uno y Trino 'se comunica'a la criatura mediante el Espritu Santo. Es elmisterio al que se pueden aplicar las palabras delSalmo: 'Enva tu Espritu, y sern creados, yrenovars la faz de la tierra' (Sal 103/104, 30).En la economa de esa comunicacin de S mismoque Dios hace a la criatura, la concepcin virginalde Jess, que sucedi por obra del EsprituSanto, es un acontecimiento central y culminante.El inicia la 'nueva creacin' Dios entra as en unmodo decisivo en la historia para actuar eldestino sobrenatural del hombre, o sea, lapredestinacin de todas las cosas en Cristo. Es laexpresin definitiva del Amor salvfico de Dios alhombre, del que hemos hablado en las catequesissobre la Providencia.

    9. En la actuacin del plan de la salvacin haysiempre una participacin de la criatura. As en laconcepcin de Jess por obra del Espritu Santo

    Mara participa de forma decisiva. Iluminadainteriormente por el mensaje del ngel sobre suvocacin de Madre y sobre la conservacin de suvirginidad, Mara expresa su voluntad yconsentimiento y acepta hacerse el humildeinstrumento de la 'virtud del Altsimo'. La accindel Espritu Santo hace que en Mara lamaternidad y la virginidad estn presentes de unmodo que, aunque inaccesible a la mente humana,entre de lleno en el mbito de la predileccin dela omnipotencia de Dios. En Mara se cumple la

    gran profeca de Isaas: 'La virgen grvida da aluz' (7, 14. Cfr. Mt 1, 22)23); su virginidad, signoen el Antiguo Testamento de la pobreza y dedisponibilidad total al plan de Dios, se convierteen el terreno de la accin excepcional de Dios,que escoge a Mara para ser Madre del Mesas.

    10. La excepcionalidad de Mara se deducetambin de las genealogas aducidas por Mateo yLucas.

    El Evangelio segn Mateo comienza, conforme a lacostumbre hebrea, con la genealoga de Jos (Mt 1,2-17) y hace un elenco partiendo de Abrahn, delas generaciones masculinas. A Mateo de hecho, leimporta poner de relieve, mediante la paternidadlegal de Jos, la descendencia de Jess deAbrahn y David y, por consiguiente, la legitimidadde su calificacin de Mesas. Sin embargo al finalde la serie de los ascendientes leemos: 'Y Jacobengendr a Jos esposo de Mara, de la cual naciJess llamado Cristo' (Mt 1,16). Poniendo el acentoen la maternidad de Mara el Evangelistaimplcitamente subraya la verdad del nacimientovirginal: Jess como hombre, no tiene padreterreno. Segn el Evangelio de Lucas, la genealogade Jess (Lc 3 23-38) es ascendente: desde Jessa travs de sus antepasados se remonta hastaAdn. El Evangelista ha querido mostrar lavinculacin de Jess con todo el gnero humano.Mara, como colaboradora de Dios en dar a suEterno Hijo la naturaleza humana ha sido elinstrumento de la unin de Jess con toda lahumanidad.

    En Jess se cumplen lasprofecas(4-II-1987)

    1. En la catequesis anterior hablamos de las dosgenealogas de Jess: la del Evangelio segnMateo (Mt 1,1-17) tiene una estructura'descendente', es decir, enumera losantepasados de Jess, Hijo de Mara,

    comenzando por Abrahn. La otra, que seencuentra en el Evangelio de Lucas (Lc 3, 23-38), tiene una estructura 'ascendente':partiendo de Jess llega hasta Adn. Mientrasque la genealoga de Lucas indica la conexin deJess con toda la humanidad, la genealoga deMateo hace ver su pertenencia la estirpe de

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    Abrahn. Y en cuanto hijo de Israel, puebloelegido por Dios en la antigua Alianza, al quedirectamente pertenece, Jess de Nazaret es apleno ttulo miembro de la gran familia humana.

    2. Jess nace en medio de este pueblo, crece ensu religin y en su cultura. Es un verdaderoisraelita, que piensa y se expresa en arameosegn las categoras conceptuales y lingsticasde sus contemporneos y sigue las costumbres ylos usos de su ambiente. Como israelita esheredero fiel de la Antigua Alianza. Es un hechopuesto de relieve por San Pablo cuando, en laCarta a los Romanos, escribe respecto a supueblo: 'los israelitas, cuya es la adopcin, y lagloria, y las alianzas, y la legislacin, y el culto ylas promesas; cuyos son los patriarcas y dequienes segn la carne procede Cristo' (Rom 9,4-5). Y en la Carta a los Glatas recuerda queCristo ha 'nacido bajo la ley' (Gal 4, 4).

    3. Como obsequio a la prescripcin de la ley deMoiss, poco despus del nacimiento Jess fuecircuncidado segn el rito, entrando asoficialmente a ser parte del pueblo de laalianza: 'Cuando se hubieron cumplido los ochodas para circuncidar al nio, le dieron elnombre de Jess' (Lc 2, 21).

    El Evangelio de la infancia, aunque es pobre enpormenores sobre el primer periodo de la vidade Jess, narra sin embargo que 'sus padresiban cada ao a Jerusaln en la fiesta de laPascua' (Lc 2, 41), expresin de su fidelidad a laley y a la tradicin de Israel. 'Cuando era ya dedoce aos, al subir sus padres, segn el ritofestivo' (Lc 2, 42), 'y volverse ellos, acabadoslos das, el Nio Jess se qued en Jerusalnsin que sus padres lo echasen de ver' (Lc 2, 43).Despus de tres das de bsqueda 'le hallaron

    en el templo, sentado en medio de los doctores,oyndolos y preguntndoles' (Lc 2, 46). Laalegra de Mara y Jos se sobrepusieron sinduda sus palabras, que ellos no comprendieron:'Por qu me buscabais? No sabais que espreciso que me ocupe de las cosas de mi Padre?'(Lc 2, 49).

    4. Fuera de este suceso, todo el periodo de lainfancia y de la adolescencia de Jess en elEvangelio est cubierto de silencio. Es unperodo de 'vida oculta', resumido por Lucas endos simples frases: Jess 'baj con ellos (conMara y Jos) y vino a Nazaret y les estaba

    sujeto' (Lc 2, 51), y: 'creca en sabidura y edady gracia ante Dios y ante los hombres' (Lc 2,52).

    5. Por el Evangelio sabemos que Jess vivi enuna determinada familia, en la casa de Jos,quien hizo las veces de padre del Hijo de Mara,asistindolo, protegindolo y adiestrndolo pocoa poco en su mismo oficio de carpintero. A losojos de los habitantes de Nazaret Jessapareca como 'el hijo del carpintero' (Cfr. Mt13, 55). Cuando comenz a ensear, sus paisanosse preguntaban sorprendidos: 'No es acaso elcarpintero, hijo de Mara?...' (Cfr. Mc 6, 2-3).Adems de la madre, mencionaban tambin asus 'hermanos' y sus 'hermanas', es decir,aquellos miembros de su parentela ('primos'),que vivan en Nazaret, aquellos mismos que,como recuerda el Evangelista Marcos,intentaron disuadir a Jess de su actividad deMaestro (Cfr. Mc 3, 21).Evidentemente ellos noencontraban en El algn motivo que pudierajustificar el comienzo de una nueva actividad;consideraban que Jess era y deba seguirsiendo un israelita ms.

    6. La actividad pblica de Jess comenz a lostreinta aos cuando tuvo su primer discurso enNazaret: '...segn su costumbre, entr el da desbado en la sinagoga y se levant para hacer lalectura. Le entregaron un libro del ProfetaIsaas...' (Lc. 4, 16-17). Jess ley el pasaje quecomenzaba con las palabras: 'El Espritu delSeor est sobre mi, porque me ungi para

    evangelizar a los pobres ' (Lc 4, 18). EntoncesJess se dirigi a los presentes y les anunci:'Hoy se cumple esta escritura que acabis deor...'(Lc. 4, 21 )

    7. En su actividad de Maestro, que comienza enNazaret y se extiende a Galilea y a Judea hastala capital, Jerusaln, Jess sabe captar y

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    valorar los frutos abundantes presentes en latradicin religiosa de Israel. La penetra coninteligencia nueva, hace emerger sus valoresvitales, pone a la luz sus perspectivasprofticas. No duda en denunciar lasdesviaciones de los hombres en contraste con

    los designios del Dios de la alianza.De este modo realiza, en el mbito de la nica eidntica Revelacin divina, el paso de lo 'viejo' alo 'nuevo', sin abolir la ley, sino ms bienllevndola a su pleno cumplimiento (Cfr. Mt 5,17). Este es el pensamiento con el que se abre laCarta a los Hebreos: 'Muchas veces y enmuchas maneras habl Dios en otro tiempo anuestros padres por ministerio de los Profetas;ltimamente, en estos das, nos habl por suHijo..' (Heb 1, 1).

    8. Este paso de lo 'viejo' a lo 'nuevo'caracteriza toda la enseanza del 'Profeta' deNazaret. Un ejemplo especialmente claro es elsermn de la montaa, registrado en elEvangelio de Mateo Jess dice: 'Habis odoque se dijo a los antiguos: No matars... Pero yoos digo que todo el que se irrita contra suhermano ser reo de juicio' (Cfr. Mt 5, 21)22).'Habis odo que fue dicho: No adulterars:pero yo os digo que todo el que mira a una mujer

    desendola, ya adulter con ella en su corazn'(Mt 5, 27-28). 'Habis odo que fue dicho:amars a tu prjimo y aborrecers a tuenemigo; pero yo os digo: amad a vuestrosenemigos y orad por los que os persiguen' (Mt.5, 43-44). Enseando de este modo, Jessdeclara al mismo tiempo: 'No pensis que yo hevenido a abrogar la ley o los Profetas, no hevenido a abrogarlas, sino a consumarlas' (Mt 5,17).

    9. Este 'consumar' es una palabra clave que serefiere no slo a la enseanza de la verdadrevelada por Dios, sino tambin a toda lahistoria de Israel, o sea, del pueblo del queJess es hijo. Esta historia extraordinaria,guiada desde el principio por la mano poderosadel Dios de la alianza, encuentra en Jess sucumplimiento. El designio que el Dios de la

    alianza haba escrito desde el principio en estahistoria, haciendo de ella la historia de lasalvacin, tenda a la 'plenitud de los tiempos'(Cfr. Gal 4, 4), que se realiza en Jesucristo. ElProfeta de Nazaret no duda en hablar de ellodesde el primer discurso pronunciado en la

    sinagoga de su ciudad.10. Especialmente elocuentes son las palabrasde Jess referidas en el Evangelio de Juancuando dice a sus contrarios: 'Abrahn, vuestropadre, se regocij pensando en ver mi da' yante su incredulidad: 'No tienes an cincuentaaos y has visto a Abrahn?', Jess confirmaan ms explcitamente: 'En verdad, en verdados digo: antes que Abrahn naciese, era yo'(Cfr. Jn 8, 56-58). Es evidente que Jessafirma no slo que El es el cumplimiento de losdesignios salvficos de Dios, inscritos en lahistoria de Israel desde los tiempos deAbrahn, sino que su existencia precede altiempo de Abrahn, llegando a identificarsecomo 'El que es' (Cfr. Ex 3, 14) Peroprecisamente por esto, es El, Jesucristo, elcumplimiento de la historia de Israel, porque'supera' esta historia con su Misterio. Pero aqutocamos otra dimensin de la cristologa queafrontaremos ms adelante.

    11 Por ahora concluyamos con una ltimareflexin sobre las dos genealogas que narranlos dos Evangelistas Mateo y Lucas. De ellasresulta que Jess es verdadero hijo de Israel yque, en cuanto tal, pertenece a toda la familiahumana. Por eso, si en Jess, descendiente deAbrahn, vemos cumplidas las profecas delAntiguo Testamento, en El, como descendientede Adn, vislumbramos, siguiendo la enseanzade San Pablo, el principio y el centro de la'recapitulacin' de la humanidad entera (Cfr. Ef

    1, 10).

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    El Mesas Rey(11-II-1987)

    1. Como hemos visto en las recientes catequesis,el Evangelista Mateo concluye su genealoga de

    Jess, Hijo de Mara, colocada al comienzo desu Evangelio, con las palabras 'Jess, llamadoCristo' (Mt 1, 16). El trmino 'Cristo' es elequivalente griego de la palabra hebrea'Mesas' que quiere decir 'Ungido'. Israel, elpueblo elegido por Dios, vivi durantegeneraciones en la espera del cumplimiento dela promesa del Mesas, a cuya venida fuepreparado a travs de la historia de a alianza.El Mesas, es decir el 'Ungido' enviado por Dios,haba de dar cumplimiento a la vocacin del

    pueblo de la Alianza, al cual, por medio de laRevelacin se le haba concedido el privilegio deconocer la verdad sobre el mismo Dios y suproyecto de salvacin.

    2. El atribuir el nombre 'Cristo' a Jess deNazaret es el testimonio de que los Apstoles yla Iglesia primitiva reconocieron que en El sehaban realizado los designios del Dios de laalianza y las expectativas de Israel. Es lo queproclam Pedro el da de Pentecosts cuando,

    inspirado por el Espritu Santo, habl por laprimera vez a los habitantes de Jerusaln y alos peregrinos que haban llegado a las fiestas:'Tenga pues por cierto toda la casa de Israelque Dios le ha hecho Seor y Mesas a esteJess a quien vosotros habis crucificado'(Hech 2, 36).

    3. El discurso de Pedro y la genealoga de Mateovuelven a proponernos el rico contenido de lapalabra 'Mesas, Cristo' que se encuentra en elAntiguo Testamento y sobre el que hablaremos

    en las prximas catequesis. La palabra 'Mesas'incluyendo la idea de uncin, slo puedecomprenderse en conexin con la institucinreligiosa de la uncin con el aceite, que erausual en Israel y que (como bien sabemos) pasde la antigua Alianza a la Nueva. En la historiade la antigua alianza recibieron esta uncin

    personas llamadas por Dios al cargo y a ladignidad de rey, o de sacerdote o de profeta.

    La verdad sobre el Cristo-Mesas hay quevolver a leer, pues, en el contexto bblico deeste triple 'munus', que en la antigua alianza seconfera a los que estaban destinados a guiar oa representar al Pueblo de Dios. En estacatequesis intentamos detenernos en el oficio yla dignidad de Cristo en cuanto Rey.

    4. Cuando el ngel Gabriel anuncia a la VirgenMara que haba sido escogida para ser la Madredel Salvador, le habla de la realeza de su Hijo:'...le dar el Seor Dios el trono de David, supadre, y reinar en la casa de Jacob por lossiglos, y su reino no tendr fin' (Lc 1, 32)33).

    Estas palabras parecen corresponder a lapromesa hecha al rey David: 'Cuando secumplieren tus das... suscitar a tu linajedespus de ti... y afirmar su reino. El edificarcasa mi nombre y yo establecer su trono porsiempre. Yo le ser a l padre, y el me ser a mihijo' (2 Sm 7, 12-14). Se puede decir que estapromesa se cumpli en cierta medida conSalomn, hijo y directo sucesor de David. Peroel sentido pleno de la promesa iba ms all delos confines de un reino terreno y se refera no

    slo a un futuro lejano, sino ciertamente a unarealidad, que iba ms all de la historia, deltiempo y del espacio: 'Yo establecer su tronopor siempre' (2 Sm 7, 13).

    5. En la anunciacin se presenta a Jess comoAquel en el que se cumple la antigua promesa.De ese modo la verdad sobre el Cristo-Rey sesita en la tradicin bblica del 'Rey mesinico'(del Mesas-Rey); as se la encuentra muchasveces en los Evangelios que nos hablan de lamisin de Jess de Nazaret y nos transmiten su

    enseanza. Es significativa a este respecto aactitud del mismo Jess, por ejemplo cuandoBartimeo, el mendigo ciego, para pedirle ayudale grita: 'Hijo de David, Jess, ten piedad dem!' (Mc 10, 47). Jess, que nunca se haatribuido ese ttulo, acepta como dirigidas a Ellas palabras pronunciadas por Bartimeo. En todo

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    caso se preocupa de precisar su importancia. Enefecto, dirigindose a los fariseos, pregunta:'Qu os parece de Cristo? De quin es hijo?Dijronle ellos: De David. Les replic: puescmo David, en espritu le llama Seor,diciendo: !Dijo el Seor a mi Seor: Sintate a

    mi diestra mientras pongo a tus enemigos bajotus pies?(Sal 109/110, 1). Si, pues, David lellama Seor, 'cmo es hijo suyo?' (Mt 22, 42-45) .

    6. Como vemos, Jess llama a atencin sobre elmodo 'limitado' e insuficiente de comprender alMesas teniendo slo como base la tradicin deIsrael, unida a la herencia real de David. Sinembargo, El no rechaza esta tradicin, sino quela cumple en el sentido pleno que ella contena, yque ya aparece en las palabras pronunciadas ena anunciacin y que se manifestar en su Pascua.

    7. Otro hecho significativo es que, al entrar enJerusaln en vsperas de su pasin, Jesscumple, tal como destacan a los EvangelistasMateo (21, 5) y Juan (12, 15), la profeca deZacaras, en la que se expresa la tradicin del'Rey mesinico': 'Algrate sobremanera, hijade Sin. Grita exultante, hija de Jerusaln. Heaqu que viene tu Rey, justo y victorioso,humilde, montado en un asno, en un pollino hijo

    de asna' (Zac 9, 9) 'Decid a la hija de Sin: heaqu que tu rey viene a ti, manso y montadosobre un asno, sobre un pollino hijo de unabestia de carga' (Mt 21, 5) Precisamente sobreun pollino cabalga Jess durante su entradasolemne en Jerusaln, acompaado por la turbaentusiasta: 'Hosanna al Hijo de David' (Cfr. Mt21, 1-10). A pesar de la indignacin de losfariseos, Jess acepta a aclamacin mesinicade los 'pequeos' (Cfr. Mt 21, 16; Lc 19, 40),sabiendo muy bien que todo equvoco sobre el

    titulo de Mesas se disipara con su glorificacina travs de la pasin .

    8. La comprensin de la realeza como un poderterreno entrar en crisis. La tradicin noquedar anulada por ello, sino clarificada. Losdas siguientes a la entrada de Jess enJerusaln se ver cmo se han de entender las

    palabras del ngel en a anunciacin: 'Le dar elSeor Dios el trono de David, su padre... reinaren la casa de Jacob por los siglos, y su reino notendr fin'. Jess mismo explicar en quconsiste su propia realeza, y por lo tanto laverdad mesinica, y cmo hay que comprenderla.

    9. El momento decisivo de esta clarificacin seda en el dilogo de Jess con Pilato, que trae elEvangelio de Juan. Puesto que Jess ha sidoacusado ante el gobernador romano de'considerarse rey' de los judos, Pilato le haceuna pregunta sobre est acusacin que interesaespecialmente a la autoridad romana porque, siJess realmente pretendiera ser 'rey de losjudos' y fuese reconocido como tal por susseguidores, podra constituir una amenaza parael imperio.

    Pilato, pues, pregunta a Jess: 'Eres t el reyde los judos? Responde Jess: Por tu cuentadices eso o te lo han dicho otros de mi?'; ydespus explica: 'Mi reino no es de este mundo;si de este mundo fuera mi reino, mis ministroshabran luchado para que no fuese entregado alos judos; pero mi reino no es de aqu' Ante lainsistencia de Pilato: 'Luego, t eres rey?',Jess declara: 'T dices que soy rey. Yo paraesto he nacido y para esto he venido al mundo,

    para dar testimonio de la verdad; todo el que esde la verdad oye mi voz' (Cfr. Jn 18, 33-37)Estas palabras inequvocas de Jess contienenla afirmacin clara de que el carcter o munusreal, unido a la misin del Cristo) Mesasenviado por Dios, no se puede entender ensentido poltico como si se tratara de un poderterreno, ni tampoco en relacin al 'puebloelegido', Israel.

    10. La continuacin del proceso de Jess

    confirma la existencia del conflicto entre laconcepcin que Cristo tiene de S como 'Mesas,Rey' y la terrestre o poltica, comn entre elpueblo. Jess es condenado a muerte bajo aacusacin de que 'se ha considerado rey'. Lainscripcin colocada en la cruz: 'JessNazareno, Rey de los judos', probar que paraa autoridad romana ste es su delito.

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    Precisamente los judos que, paradjicamente,aspiraban al restablecimiento del 'reino deDavid', en sentido terreno, al ver a Jessazotado y coronado de espinas, tal como se lopresent Pilato con las palabras: 'Ah tenis avuestro rey!', haban gritado: 'Crucifcale!...

    Nosotros no tenemos ms rey que al Cesar' (Jn19, 15).

    En este marco podemos comprender mejor elsignificado de la inscripcin puesta en la cruzde Cristo, refirindonos por lo dems a ladefinicin que Jess haba dado de S mismodurante el interrogatorio ante el procuradorromano. Slo en ese sentido el Cristo)Mesas es'el Rey'; slo en ese sentido El actualiza latradicin del 'Rey mesinico', presente en elAntiguo Testamento e inscrita en la historia delpueblo de a antigua alianza.

    11. Finalmente, en el Calvario un ltimo episodioilumina la condicin mesinico-real de Jess.Uno de los dos malhechores crucificados juntocon Jess manifiesta esta verdad de formapenetrante, cuando dice: 'Jess, acurdate dem cuando llegues a tu reino' (Lc 23, 42). Jessle responde: 'En verdad te digo, hoy estarsconmigo en el paraso' (Lc 23, 43) En estedilogo encontramos casi una confirmacin

    ltima de las palabras que el ngel habadirigido a Mara en a anunciacin: Jess'reinar... y su reino no tendr fin' (Lc 1, 33).

    Cristo, Mesas'Sacerdote'

    (18-II-1987)

    1. El nombre 'Cristo' que, como sabemos, es elequivalente griego de la palabra 'Mesas', esdecir 'Ungido', adems del carcter 'real', delque hemos tratado en la catequesis precedente,incluye tambin, segn la tradicin del AntiguoTestamento, el 'sacerdote'. Cual elementospertenecientes a la misma misin mesinica, los

    dos aspectos, diversos entre s, son sinembargo complementarios. La figura del Mesas,dibujada en el Antiguo Testamento, loscomprende a entrambos manifestando laprofunda unidad de la misin real y sacerdotal.

    2. Esta unidad tiene su primera expresin, comoun prototipo y una anticipacin, en Melquisedec,rey de Salem, misterioso contemporneo deAbrahn. De l leemos en el libro del Gnesis,que, saliendo al encuentro de Abrahn, 'sacandopan y vino, como era sacerdote del DiosAltsimo, bendijo a Abrahn diciendo: BenditoAbram del Dios Altsimo, el dueo de cielos ytierra'.(Gen 14, 18-19).

    La figura de Melquisedec, rey-sacerdote, entren la tradicin mesinica, como atestigua el

    Salmo 109 -110): el Salmo mesinico porantonomasia. Efectivamente, en este Salmo,Dios-Yahvh se dirige 'a mi Seor' (es decir, alMesas) con las palabras: 'Sintate a miderecha, y har de tus enemigos estrado de tuspies. !Desde Sin extender el Seor el poderde tu cetro: somete en la batalla a tusenemigos...!' (Sal 109/110, 1-2). A estasexpresiones, que no pueden dejar ninguna dudasobre el carcter real de Aquel al que se dirigeYahvh, sigue el anuncio: 'El Seor lo ha jurado

    y no se arrepiente: T eres sacerdote eternosegn el rito de Melquisedec' (Sal 109/110, 4).Como vemos, Aquel al que Dios-Yahvh sedirige, invitndolo a sentarse 'a su derecha',ser al mismo tiempo rey y sacerdote 'segn elrito de Melquisedec'.

    3. En la historia de Israel la institucin delsacerdocio de la antigua Alianza comienza en lapersona de Arn, hermano de Moiss, y se unirpor herencia con una de las doce tribus de

    Israel, la de Lev .A este respecto, es significativo lo que leemosen el libro del Eclesistico: '(Dios) elev aArn... su hermano (es decir, hermano deMoiss), de la tribu de Lev. Y estableci con luna alianza eterna y le dio el sacerdocio delpueblo' (Sir 45, 78). 'Entre todos los vivientes

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    le escogi el Seor para presentarle lasofrendas, los perfumes y el buen olor paramemoria y hacer la expiacin de su pueblo. Y ledio sus preceptos y poder para decidir sobre laley y el derecho, para ensear susmandamientos a Jacob e instruir en su ley a

    Israel' (Sir 45, 20)21). De estos textosdeducimos que la eleccin sacerdotal est enfuncin del culto, para la ofrenda de lossacrificios de adoracin y de expiacin y que asu vez el culto esta ligado a la enseanza sobreDios y sobre su ley.

    4. Siempre en el mismo contexto sonsignificativas tambin estas palabras del librodel Eclesistico: 'Tambin hizo Dios alianza conDavid... La herencia del reino es para uno de sushijos, y la herencia de Arn para sudescendencia' (Sir 45, 31). Segn estatradicin, el sacerdocio se sita 'al lado' de ladignidad real. Ahora bien, Jess no procede dela estirpe sacerdotal, de la tribu de Lev, sinode la de Jud, por lo que no parece que lecorresponda el carcter sacerdotal del Mesas.Sus contemporneos descubren en El sobretodo al maestro, al profeta, algunos tambin asu 'rey', heredero de David. As, pues, podradecirse que en Jess la tradicin deMelquisedec, el Rey-sacerdote, est ausente.

    5. Sin embargo, es una ausencia aparente. Losacontecimientos pascuales manifestaron elverdadero sentido del 'Mesas-rey' y del 'rey-sacerdote segn el rito de Melquisedec' que,presente en el Antiguo Testamento, encontrsu cumplimiento en la misin de Jess deNazaret. Es significativo que en el proceso anteel Sanedrn, al sumo sacerdote que le pregunta:'...si eres t el Mesas, el Hijo de Dios', Jessresponde: 'T lo has dicho... y yo os digo que a

    partir de ahora veris al Hijo del hombresentado a la diestra del poder...' (Mt 26, 63-64). Es una clara referencia al Salmo mesinico(Sal 109/110), en el que se expresa la tradicindel rey-sacerdote.

    6. Pero hay que decir que la manifestacin plenade esta verdad slo se encuentra en la Carta a

    los Hebreos, que afronta la relacin entre elsacerdocio levtico y el de Cristo. El autor de laCarta a los Hebreos toca el tema del sacerdociode Melquisedec para decir que en Jesucristo seha cumplido el anuncio mesinico ligado a estafigura que por predestinacin superior ya desde

    los tiempos de Abrahn haba sido inscrita en lamisin del Pueblo de Dios.

    Efectivamente, leemos de Cristo que ' al serconsumado, vino a ser para todos los que leobedecen causa de salud eterna, declarado porDios Pontfice segn el orden de Melquisedec'(Heb 5, 9-10). Por eso, despus de haberrecordado lo que escribe el libro del Gnesissobre Melquisedec (Gen 14, 18), la Carta a losHebreos contina: '... (su nombre) se interpretaprimero rey de justicia, y luego tambin rey deSalem, es decir, rey de paz. Sin padre, sinmadre, sin genealoga, sin principio de sus das,ni fin de su vida, se asemeja en eso al Hijo deDios, que es sacerdote para siempre' (Heb 7, 2-3).

    7. Haciendo tambin analogas con el ritual delculto, con el arca y con los sacrificios de aantigua Alianza, el Autor de la Carta a losHebreos presenta a Jesucristo como elcumplimiento de todas las figuras y las

    promesas del Antiguo Testamento, en orden 'aservir en un santuario que es imagen y sombradel celestial' (Heb 8, 5). Sin embargo Cristo,Sumo Sacerdote misericordioso y fiel (Heb2,17; cfr. 3, 2.5), lleva en Si mismo un'sacerdocio perpetuo' (Heb 7, 24), al haberseofrecido 'a S mismo inmaculado a Dios'(Heb 9,14).

    8. Vale la pena citar en su totalidad algunosfragmentos especialmente elocuentes de esta

    Carta. Al entrar en el mundo, Jesucristo dice aDios su Padre: 'No quisiste sacrificios nioblaciones, pero me has preparado un cuerpo.Los holocaustos y sacrificios por el pecado nolos recibiste. Entonces yo dije: Heme aqu quevengo, en el volumen del libro est escrito dem, para hacer, oh Dios!, tu voluntad' (Heb 10,5-7) 'Y tal convena que fuese nuestro Sumo

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    Sacerdote' (Heb 7, 26). 'Por esto hubo deasemejarse en todo a sus hermanos, a fin dehacerse Pontfice misericordioso y fiel en lascosas que tocan a Dios, para expiar los pecadosdel pueblo' (Heb 2, 17). Tenemos pues, 'un granPontfice... tentado en todo, a semejanza

    nuestra, menos en el pecado', un SumoSacerdote que sabe 'compadecerse de nuestrasflaquezas' (Cfr. Heb 4, 15).

    9. Leemos ms adelante que ese SumoSacerdote 'no necesita, como los pontfices,ofrecer cada da vctimas, primero por suspropios pecados, luego por los del pueblo, puesesto lo hizo una sola vez ofrecindose a Smismo' (Heb 7, 27). Y tambin: 'Cristo,constituido Pontfice de los bienesfuturos...entr una vez para siempre en elsantuario... por su propia sangre, realizada laredencin eterna' (Heb 9, 11-12). De aqunuestra certeza de que 'la sangre de Cristo,que por el Espritu eterno a S mismo se ofreciinmaculado a Dios, limpiar nuestra concienciade las obras muertas para dar culto al Diosvivo'(Heb 9, 14).

    As se explica a atribucin de una perennefuerza salvfica al sacerdocio de Cristo, por ella' su poder es perfecto para salvar a los que por

    El se acercan a Dios y siempre vive parainterceder por ellos' (Heb 7, 25).

    10. Finalmente podemos observar que en laCarta a los Hebreos se afirma, de forma clara yconvincente, que Jesucristo ha cumplido contoda su vida y sobre todo con el sacrificio de lacruz, lo que se ha inscrito en la tradicinmesinica de la Revelacin divina. Su sacerdocioes puesto en referencia al servicio ritual de lossacerdotes de a antigua alianza, que sin

    embargo El sobrepasa, como Sacerdote y comoVctima. En Cristo, pues, se cumple ele ternodesignio de Dios que dispuso la institucin delsacerdocio en la historia de la alianza.

    11. Segn la Carta a los Hebreos, elcumplimiento mesinico est simbolizado por lafigura de Melquisedec. En efecto, en ella se lee

    que por voluntad de Dios: 'a semejanza deMelquisedec se levanta otro Sacerdote,instituido no en razn de una ley carnal (o sea,por institucin legal), sino de un poder de vidaindestructible' (Heb 7,15)16). Se trata, pues,de un sacerdocio eterno (Cfr. Heb 7, 24).

    La Iglesia guardiana e intrprete de stos y deotros textos que hay en el Nuevo Testamento,ha reafirmado repetidas veces la verdad delMesas-Sacerdote, tal como atestigua, porejemplo, el Concilio Ecumnico de Efebo (431),el de Trento (1562) y, en nuestros das, elConcilio Vaticano II (1962-65).

    Un testimonio evidente de esta verdad loencontramos en el sacrificio eucarstico que porinstitucin de Cristo ofrece la Iglesia cada da

    bajo las especies del pan y del vino, es decir,'segn el rito de Melquisedec'.

    Jesucristo, el Siervo deYahvh

    (25-II-1987)

    1. Durante el proceso ante Pilato, Jess, al ser

    interrogado si era rey, primero niega que searey en sentido terreno y poltico; despus,cuando Pilato se lo pregunta por segunda vez,responde: 'T dices que soy rey. Yo para estohe nacido y para esto he venido al mundo, paradar testimonio de la verdad' (Jn 18, 37). Estarespuesta une la misin real y sacerdotal delMesas con la caracterstica esencial de lamisin proftica. En efecto, el Profeta esllamado y enviado a dar testimonio de la verdad.Como testigo de la verdad l habla en nombre

    de Dios. En cierto sentido es la voz de Dios. Talfue la misin de los Profetas que Dios envi a lolargo de los siglos a Israel.

    En la figura de David, rey y profeta, es en quienespecialmente la caracterstica proftica seune a la vocacin real.

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    2. La historia de los Profetas del AntiguoTestamento indica claramente que la tarea deproclamar la verdad, al hablar en nombre deDios, es antes que nada un servicio, tanto enrelacin con Dios que enva, como en relacincon el pueblo al que el Profetas se presenta

    como enviado de Dios. De ello se deduce que elservicio proftico no slo es eminente yhonorable, sino tambin difcil y fatigoso. Unejemplo evidente de ello es lo que le ocurri alProfeta Jeremas, quien encuentra resistencia,rechazo y finalmente persecucin, en la medidaen que la verdad proclamada es incmoda. Jessmismo, que muchas veces se refiri a lossufrimientos que padecieron los Profetas, losexperiment personalmente de forma plena.

    3. Estas primeras referencias al carcterministerial de la misin proftica nosintroducen en la figura del Siervo de Dios(Ebed Yahvh) que se encuentra en Isaas (yprecisamente en el llamado 'Deutero-Isaas').En esta figura la tradicin mesinica de aantigua Alianza encuentra una expresinespecialmente rica, e importante, siconsideramos que el Siervo de Yahvh, en el quesobresalen sobre todo las caractersticas delProfeta, une en s mismo, en cierto modo,tambin la cualidad del sacerdote y del rey. LosCantos de Isaas sobre el Siervo de Yahvhpresentan una sntesis veterotestamentaria delMesas, abierta a ulteriores desarrollos. Si bienestn escritos muchos siglos antes de Cristo,sirven de modo sorprendente para laidentificacin de su figura, especialmente encuanto a la descripcin del Siervo de Yahvhsufriente: un cuadro tan justo y fiel que sedira que est hecho teniendo delante losacontecimientos de la Pascua de Cristo.

    4. Hay que observar que el trmino 'Siervo,'Siervo de Dios' se emplea abundantemente enel Antiguo Testamento. A muchos personajeseminentes se les llama o se les define 'siervosde Dios'. As Abrahn (Gen 26, 24), Jacob (Gen32, 11), Moiss, David y Salomn, los Profetas.La Sagrada Escritura tambin atribuye este

    trmino a algunos personajes paganos quecumplen su papel en la historia de Israel: as,por ejemplo, a Nabucodonosor (Jer 25, 8-9), y aCiro (Is 44, 26). Finalmente, todo Israel comopueblo es llamado 'siervo de Dios' (Cfr. Is 41,8-9; 42, 19; 44, 21; 48, 20), segn un uso

    lingstico del que se hace eco el Canto deMara que alaba a Dios porque 'auxilia a Israel,su siervo' (Lc 1, 54).

    5. En cuanto a los Cantos de Isaas sobre elSiervo de Yahvh constatamos ante todo losque se refieren no a una entidad colectiva, comopuede ser un pueblo, sino a una personadeterminada a la que el Profeta distingue encierto modo de Israel pecador: 'He aqu a misiervo, a quien sostengo yo (leemos en el primerCanto), mi elegido en quien se complace mi alma.He puesto mi espritu sobre l; l dar elderecho a las naciones. No gritar, no hablarrecio ni har or su voz en las plazas. Noromper la caa cascada ni apagar la mechaque se extingue. . . sin cansarse ni desmayar,hasta que establezca el derecho en la tierra...'(Is 42, 1-4). 'Yo, Yahvh, te he formado y te hepuesto por alianza del pueblo y para luz de lasgentes, para abrir los ojos de los ciegos, parasacar de la crcel a los presos, del calabozo alos que moran en las tinieblas' (Is 42, 6-7).

    6. El segundo Canto desarrolla el mismoconcepto: 'Odme, islas; atended, puebloslejanos: Yahvh me llam desde el senomaterno, desde las entraas de mi madre mellam por mi nombre. Y puso mi boca comocortante espada, me ha guardado a la sombrade su mano, hizo de m aguda saeta y me guarden su aljaba' (Is 49, 6). 'Dijo: ligera cosa espara m que seas t mi siervo, para restablecerlas tribus de Jacob Yo te he puesto para luz de

    las gentes, para llevar mi salvacin hasta losconfines de la tierra' (Is 49,6). 'EL Seor,Yahvh, me ha dado lengua de discpulo, parasaber sostener con palabras al cansado' (Is 50,4). Y tambin: 'As se admirarn muchospueblos y los reyes cerrarn ante l su boca'(Is 52, 15). 'El Justo, mi Siervo, justificar a

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    muchos y cargar con las iniquidades de ellos'(Is 53, 11).

    7. Estos ltimos textos, pertenecientes a losCantos tercero y cuarto, nos introducen conrealismo impresionante en el cuadro del SiervoSufriente al que deberemos volver nuevamente.Todo lo que dice Isaas parece anunciar demodo sorprendente lo que en el alba misma de lavida de Jess predecir el santo ancianoSimen, cuando lo salud como 'luz parailuminacin de las gentes' y al mismo tiempocomo 'signo de contradiccin' (Cfr. Lc 2, 32.34).Ya en el libro de Isaas la figura del Mesasemerge como Profeta, que viene al mundo paradar testimonio de la verdad, y que precisamentea causa de esta verdad ser rechazado por supueblo, llegando a ser con su muerte motivo dejustificacin para 'muchos'.

    8. Los Cantos del Siervo de Yahvh encuentranamplia resonancia en el Nuevo Testamento,desde el comienzo de a actividad mesinica deJess. Ya la descripcin del bautismo en elJordn permite establecer un paralelismo conlos textos de Isaas. Escribe Mateo: 'BautizadoJess. .. he aqu que se abrieron los cielos, y vioal Espritu de Dios descender como paloma yvenir sobre El' (Mt 3 16); en Isaas se dice: 'He

    puesto mi espritu sobre El' (Is 42, 1). ElEvangelista aade: 'Mientras una voz del cielodeca: Est es mi Hijo amado, en quien tengomis complacencias' (Mt 3, 17), y en Isaas Diosdice del Siervo: 'Mi elegido en quien secomplace mi alma' (Is 42, 1 ). Juan Bautistaseala a Jess que se acerca al Jordn, con laspalabras: 'He aqu el Cordero de Dios, que quitael pecado del mundo' (Jn 1, 29), exclamacinque representa casi una sntesis del contenidodel Canto tercero y cuarto sobre el Siervo de

    Yahvh sufriente.9. Una relacin anloga se encuentra en elfragmento en que Lucas narra las primeraspalabras mesinicas pronunciadas por Jess enla sinagoga de Nazaret, cuando Jess lee eltexto de Isaas: 'EL Espritu del Seor estsobre mi, porque me ungi para evangelizar a los

    pobres; me envi a predicar a los cautivos lalibertad, a los ciegos la recuperacin de la vista:para poner en libertad a los oprimidos, paranunciar un ao de gracia del Seor' (Lc 4, 17-19). Son las palabras del primer Canto sobre elSiervo de Yahvh (Is 42, 1-7; cfr. tambin Is

    61, 1-2).10. Si miramos tambin la vida y el ministerio deJess. El se nos manifiesta como el Siervo deDios, que trae la salvacin a los hombres, quelos sana, que los libra de su iniquidad, que losquiere ganar para S no con la fuerza, sino conla bondad. El Evangelio, especialmente el de SanMateo, hace referencia muchas veces al librode Isaas, cuyo anuncio proftico se realiza enCristo: as cuando narra que 'y atardecido, lepresentaron muchos endemoniados, y arrojabacon una palabra los espritus, y a todos los quese sentan mal los curaba, para que se cumplieselo dicho por el Profeta Isaas, que dice: El tomnuestras enfermedades y carg con nuestrasdolencias' (Mt 8, 16-17; cfr. Is 53, 4). Y en otrolugar: 'Muchos le siguieron, y los curaba atodos... para que se cumpliera el anuncio delProfeta Isaas: He aqu a mi siervo..' (Mt 12, 15-21), y aqu el Evangelista narra un largofragmento del primer Canto sobre el Siervo deYahvh.

    11. Como los Evangelios, tambin los Hechos delos Apstoles demuestran que la primerageneracin de los discpulos de Cristo,comenzando por los Apstoles, estprofundamente convencida de que en Jess secumpli todo lo que el Profeta Isaas habaanunciado en sus Cantos inspirados: que Jesses el elegido Siervo de Dios (Cfr. por ejemplo,Hech 3, 13; 3, 26; 4, 27; 4, 30; 1 Pe 2, 22-25),que cumple la misin del Siervo de Yahvh y

    trae la nueva ley, es la luz y alianza para todaslas naciones (Cfr. Hech 13, 46-47). Esta mismaconviccin la volvemos a encontrar tambin en la'didaj', en el 'Martirio de San Policarpo', y enla primera Carta de San Clemente Romano.

    12. Hay que aadir un dato de gran importancia:Jess mismo habla de S como de un siervo,

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    revelara la voluntad salvfica de Dios, Padremisericordioso

    4. La respuesta que Jess da a Juan presentatambin otro el momento que es interesantesubrayar: Jess evita proclamarse Mesasabiertamente. De hecho, en el contexto socialde la poca es ttulo resultaba muy ambiguo: lagente lo interpretaba por lo general en sentidopoltico. Por ello Jess prefiere referirse altestimonio ofrecido por sus obras, deseososobre todo de persuadir y de suscitar la fe.

    5. Ahora bien, en los Evangelios no faltan casosespeciales, como el dilogo con la samaritana,narrado en el Evangelio de Juan. A la mujer quele dice: 'Yo s que el Mesas, el que se llamaCristo est para venir y que cuando venga nos

    har saber todas las cosas', Jess le responde:'Yo soy, el que habla contigo' (Jn 4, 25-26).

    Segn el contexto del dilogo, Jess convencia la samaritana, cuya disponibilidad para laescucha haba intuido; de hecho cuando estamujer volvi a su ciudad, se apresur a decir ala gente: 'Venid a ver un hombre que me hadicho todo cuanto he hecho. No ser elMesas?' (Jn 4, 28-29).Animados por su palabramuchos samaritanos salieron al encuentro de

    Jess, lo escucharon, y concluyeron a su vez:'Este es verdaderamente el Salvador delmundo' (Jn 4, 22).

    6. Entre los habitantes de Jerusaln, por elcontrario, las palabras y los milagros de Jesssuscitaron cuestiones en torno a su condicinmesinica. Algunos excluan que pudiera ser elMesas. 'De ste sabemos de dnde viene, masdel Mesas, cuando venga nadie sabr de dndeviene' (Jn 7, 27). Pero otros decan: 'El Mesas,cuando venga, podr hacer signos ms grandes

    de los que ha hecho ste' (Jn 7, 31). 'No serste el Hijo de David?'. (Mt 12,23). Inclusolleg a intervenir el Sanedrn, decretando que'si alguno lo confesaba Mesas fuera expulsadode la sinagoga' (Jn 9, 22).

    7. Con estos elementos podemos llegar acomprender el significado clave de la

    conversacin de Jess con los Apstoles cercade Cesarea de Filipo. 'Jess les pregunt:Quin dicen los hombres que soy yo? Ellos lerespondieron, diciendo: Unos, que JuanBautista; otros, que Elas y otros, que uno de losProfetas. Pero El les pregunt: Y vosotros,

    quin decs que soy yo? Respondiendo Pedro, ledijo: T eres el Cristo' (Mc 8, 27-29; cfr.Adems Mt 16, 13-16 y Lc 9, 18-21), es decir, elMesas.

    8. Segn el Evangelio de Mateo esta respuestaofrece a Jess la ocasin para anunciar elprimado de Pedro en la futura Iglesia (Cfr. Mt16, 18). Segn Marcos, tras la respuesta dePedro, Jess orden severamente a losApstoles 'que no dijeran nada a nadie' (Mc 830). De lo cual se puede deducir que Jess noslo no proclamaba que El era el Mesas, sinoque tampoco quera que los Apstolesdifundieran por el momento la verdad sobre suidentidad. Quera, en efecto, que suscontemporneos llegaran a tal convencimientocontemplando sus obras y escuchando suenseanza. Por otra parte, el mismo hecho deque los Apstoles estuvieran convencidos de loque Pedro haba dicho en nombre de todos alproclamar: 'T eres el Cristo', demuestra quelas obras y palabras de Jess constituan unabase suficiente sobre la que poda fundarse ydesarrollarse la fe en que El era el Mesas.

    9. Pero la continuacin de ese dilogo tal y comoaparece en los dos textos paralelos de Marcos yMateo es an ms significativa en relacin conla idea que tena Jess sobre su condicin deMesas (Cfr. Mc 8, 31-33; Mt 16, 21-23).Efectivamente; casi en conexin estrecha con laprofesin de fe de los Apstoles, Jess'comenz a ensearles como era preciso que el

    Hijo del Hombre padeciese mucho, y que fueserechazado por los ancianos y los prncipes de lossacerdotes y los escribas y que fuese muerto yresucitado al tercer da' (Mc 8, 31). ElEvangelista Marcos hace notar: 'Les hablaba deesto abiertamente' (Mc 8, 32). Marcos dice que'Pedro, tomndole aparte, se puso a

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    reprenderle' (Mc 8, 32). Segn Mateo, lostrminos de la reprensin fueron stos: 'Noquiera Dios, Seor, que esto suceda' (Mt 16,22). Y esta fue la reaccin del Maestro: Jess'reprendi a Pedro dicindole: Qutate all,Satn, pues tus pensamientos no son los de

    Dios, sino los de los hombres' (Mc 8, 33; Mt 16,23).

    10. En esta reprensin del Maestro se puedepercibir algo as como un eco lejano de latentacin de que fue objeto Jess en eldesierto en los comienzos de su actividadmesinica (Cfr. Lc 4, 1-13), cuando Satansquera apartarlo del cumplimiento de la voluntaddel Padre hasta el final. Los Apstoles, y de unmodo especial Pedro, a pesar que habanprofesado su fe en la misin mesinica de Jessafirmando 'T eres el Mesas', no lograbanlibrarse completamente de aquella concepcindemasiado humana y terrena del Mesas, yadmitir la perspectiva de un Mesas que iba apadecer y a sufrir la muerte. Incluso en elmomento de a ascensin, preguntaran a Jess:'...vas a reconstruir el reino de Israel' (Cfr.Hech 1, 6).

    11. Precisamente ante esta actitud Jessreacciona con tanta decisin y severidad. En El,

    la conciencia de la misin mesinicacorresponda a los Cantos sobre el Siervo deYahvh de Isaas y, de un modo especial, a loque haba dicho el Profeta sobre el SiervoSufriente: 'Sube ante l como un retoo, comoraz en tierra rida. No hay en l parecer, nohay hermosura...Despreciado y abandonado delos hombres, varn de dolores, y familiarizadocon el sufrimiento, y como uno ante el cual seoculta el rostro, menospreciado sin que letengamos en cuenta... Pero fue l ciertamente

    quien soport nuestros sufrimientos y carg connuestros dolores... Fue traspasado por nuestrasiniquidades y molido por nuestros pecados' (Is53, 2)5).

    Jess defiende con firmeza esta verdad sobreel Mesas, pretendiendo realizarla en El hastalas ltimas consecuencias, ya que en ella se

    expresa la voluntad salvfica del Padre: 'ElJusto, mi siervo, justificar a muchos' (Is 53,11). As se prepara personalmente y prepara a lossuyos para el acontecimiento en que el 'misteriomesinico' encontrar su realizacin plena: laPascua de su muerte y de su resurreccin.

    Jesucristo inicia el Reinode Dios

    (18-III-1987)

    1. 'Se ha cumplido el tiempo, est cerca elreino de Dios' (Mc 1, 15). Con estas palabrasJess de Nazaret comienza su predicacinmesinica. El reino de Dios, que en Jessirrumpe en la vida y en la historia del hombre,constituye el cumplimiento de las promesas desalvacin que Israel haba recibido del Seor.Jess se revela Mesas, no porque busque undominio temporal y poltico segn la concepcinde sus contemporneos, sino porque consumisin se culmina en la pasin-muerte-resurreccin, 'todas las promesas de Dios son!s!' (2 Cor 1, 20).

    2. Para comprender plenamente la misin deJess es necesario recordar el mensaje delAntiguo Testamento que proclama la realezasalvfica del Seor. En el cntico de Moiss (Ex15, 1)18), el Seor es aclamado 'rey' porque haliberado maravillosamente a su pueblo y lo haguiado, con potencia y amor, ala comunin con Ely con los hermanos en el gozo de la libertad.Tambin el antiqusimo Salmo 28/29 datestimonio de la misma fe: el Seor escontemplado en la potencia de su realeza, que

    domina todo lo creado y comunica a su pueblofuerza, bendicin y paz (Sal 28/29, 10). Pero lafe en el Seor 'rey', se presentacompletamente penetrada por el tema de lasalvacin, sobre todo en la vocacin de Isaas.El 'Rey' contemplado por el Profeta con los ojosde la fe 'sobre un trono alto y sublime' (Is 6, 1) es Dios en el misterio de su santidad

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    transcendente y de su bondad misericordiosa,con la que se hace presente a su pueblo comofuente de amor que purifica, perdona, salva:'Santo, Santo, Santo, Yahvh de los ejrcitos.Est la tierra llena de tu gloria' (Is 6,3). Estafe en la realeza salvfica del Seor impidi que,

    en el pueblo de la alianza, la monarqua sedesarrollase de forma autnoma, como ocurraen el resto de las naciones: El rey es el elegido,el ungido del Seor y, como tal, es elinstrumento mediante el cual Dios mismo ejercesu soberana sobre Israel (Cfr. 1 Sm 12, 12-15).'El Seor reina', proclaman continuamente losSalmos (Cfr. 5, 3; 9, 6; 28/29, 10; 92/93, 1;96/97, 1)4; 145/146, 10).

    3. Frente a la experiencia dolorosa de loslmites humanos y del pecado, los Profetasanuncian una nueva Alianza, en la que el Seormismo ser el gua salvfico y real de su pueblorenovado (Cfr. Jer 31, 31-34; Ez 34, 7-16;36,24-28).

    En este contexto surge la expectacin de unnuevo David, que el Seor suscitar para quesea el instrumento del xodo, de la liberacin,de la salvacin (Ez 34, 23-25; cfr. Jer 23, 5)6).Desde ese momento la figura del Mesasaparece en relacin ntima con la manifestacin

    de la realeza plena de Dios.Tras el exilio, aun cuando la institucin de lamonarqua decayera en Israel, se continuprofundizando la fe en la realeza que Diosejerce sobre su pueblo y que se extenderhasta 'los confines de la tierra'. Los Salmos quecantan al Seor rey constituyen el testimonioms significativo de esta esperanza (Cfr Sal95/96-98/99).

    Esta esperanza alcanza su grado mximo de

    intensidad cuando la mirada de la fe,dirigindose ms all del tiempo de la historiahumana, llegar a comprender que slo en laeternidad futura se establecer el reino deDios en todo su poder: entonces, mediante laresurreccin, los redimidos se encontrarn en la

    plena comunin de vida y de amor con el Seor(Cfr. Dan 7,9-10; 12, 2-3).

    4. Jess alude a esta esperanza del AntiguoTestamento y proclama su cumplimiento. Elreino de Dios constituye el tema central de supredicacin, como lo demuestran sobre todo lasparbolas.

    La parbola del sembrador (Mt 13, 3)8)proclama que el reino de Dios est ya actuandoen la predicacin de Jess; al mismo tiempoinvita a contemplar a abundancia de frutos queconstituirn la riqueza sobreabundante delreino al final de los tiempos. La parbola de lasemilla que crece por s sola (Mc 4, 26-29)subraya que el reino no es obra humana, sinonicamente don del amor de Dios que acta en

    el corazn de los creyentes y gua la historiahumana hacia su realizacin definitiva en lacomunin eterna con el Seor. La parbola de lacizaa en medio del trigo (Mt 13, 24-30) y la dela red para pescar (Mt 13, 47-52) se refieren,sobre todo, a la presencia, ya operante, de lasalvacin de Dios. Pero, junto a los 'hijos delreino', se hallan tambin los 'hijos del maligno',los que realizan la iniquidad: slo al final de lahistoria sern destruidas las potencias del mal,y quien hay cogido el reino estar para siempre

    con el Seor. Finalmente, las parbolas deltesoro escondido y de la perla preciosa (Mt 13,44-46), expresan el valor supremo y absolutodel reino de Dios: quien lo percibe, estdispuesto a afrontar cualquier sacrificio yrenuncia para entrar en l.

    5. De la enseanza de Jess nace una riquezamuy iluminadora. El reino de Dios en su plena ytotal realizacin, es ciertamente futuro, 'debevenir' (Cfr. Mc 9, 1; Lc 22, 18); la oracin del

    Padrenuestro ensea a pedir su venida: 'Venga anosotros tu reino' (Mt 6, 10). Pero al mismotiempo, Jess afirma que el reino de Dios 'ya havenido' (Mt 12, 28), 'est dentro de vosotros'(Lc 17, 21) mediante la predicacin y las obras,de Jess. Por otra parte, de todo el NuevoTestamento se deduce que la Iglesia, fundadapor Jess, es el lugar donde la realeza de Dios

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    sapiencial. En el plano humano, dicha tradicinmanifiesta la sed del hombre de coordinar losdatos de sus experiencias y de susconocimientos para orientar su vida del modoms provechoso y sabio. Desde este punto devista, Israel no se aparta de las formas

    sapienciales presentes en otras culturas de laantigedad, y elabora una propia sabidura devida, que abarca los diversos sectores de laexistencia: individual, familiar, social, poltico.

    Ahora bien, esta misma bsqueda sapiencial nose desvincul nunca de la fe en el Seor, Diosdel xodo; y ello se debi a la conviccin que semantuvo siempre presente en la historia delpueblo elegido, de que slo en Dios resida laSabidura perfecta. Por ello, el 'temor del

    Seor', es decir, la orientacin religiosa y vitalhacia El, fue considerado el 'principio', el'fundamento', la 'escuela' de la verdaderasabidura (Prov 7; 9, 10; 15, 33).

    2. Bajo el influjo de la tradicin litrgica yproftica, el tema de la sabidura se enriquececon una profundizacin singular, llegando aempapar toda la Revelacin. De hecho, tras elexilio se comprende con mayor claridad que lasabidura humana es un reflejo de la Sabidura

    divina, que Dios 'derram sobre todas susobras, y sobre toda carne, segn su liberalidad'(Sir 1, 9-10). El momento ms alto de ladonacin de la Sabidura tiene lugar con larevelacin al pueblo elegido, al que el Seorhace conocer su palabra (Dt 30, 14). Es ms, laSabidura divina, conocida en la forma ms plenade que el hombre es capaz, es la Revelacinmisma, la 'Tora', 'el libro de a alianza de Diosaltsimo' (Sir 24, 32).

    3. La Sabidura divina aparece en este contextocomo el designio misterioso de Dios que est enel origen de la creacin y de la salvacin. Es laluz que lo ilumina todo, la palabra que revela lafuerza del amor que une a Dios con su creaciny con su pueblo. La Sabidura divina no seconsidera una doctrina abstracta, sino unapersona que procede de Dios: est cerca de El

    'desde el principio' (Prov 8, 23), es su delicia enel momento de la creacin del mundo y delhombre, durante la cual se deleita ante l (Prov8, 22-31).

    El texto de Ben Sir recoge este motivo y lo

    desarrolla, describiendo la Sabidura divina queencuentra su lugar de 'descanso aso' en Israely se establece en Sin (Sir 24, 3)12), indicandode ese modo que la fe del pueblo elegidoconstituye la va ms sublime para entrar encomunin con el pensamiento y el designio deDios. El ltimo fruto de esta profundizacin enel Antiguo Testamento es el libro de laSabidura, redactado poco antes del nacimientode Jess. En l se define a la Sabidura divinacomo 'hlito del poder de Dios, resplandor de la

    luz eterna, espejo sin mancha del actuar deDios, imagen de su bondad, fuente de a amistaddivina y de la misma profeca' (Sab 7, 25-27).

    4. A este nivel de smbolo personalizado deldesignio divino, la Sabidura es una figura con laque se presenta la intimidad de la comunin conDios y la exigencia de una respuesta personalde amor. La Sabidura aparece por ello como laesposa (Prov 4, 6-9), la compaera de la vida(Prov 6, 22; 7, 4). Con las motivaciones

    profundas del amor, la Sabidura invita alhombre a la comunin con ella y, enconsecuencia, a la comunin con el Dios vivo.Esta comunin se describe con la imagenlitrgica del banquete: 'Venid y comed mi pan ybebed mi vino que he mezclado' (Prov 9, 5): unaimagen que la apocalptica volver a tomar paraexpresar la comunin eterna con Dios, cuando Elmismo elimine la muerte para siempre (Is 25, 6-7).

    5. A la luz de esta tradicin sapiencial podemoscomprender mejor el misterio de Jess Mesas.Ya un texto proftico del libro de Isaas habladel espritu del Seor que se posar sobre elRey)Mesas y caracteriza ese Espritu antetodo como 'Espritu de sabidura y deinteligencia' y luego como 'Espritu deentendimiento y de temor de Yahvh' (Is 11, 2).

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    En el Nuevo Testamento son varios los textosque presentan a Jess lleno de la Sabiduradivina. El Evangelio de la infancia segn SanLucas insina el rico significado de la presenciade Jess entre los doctores del templo, donde'cuantos le oan quedaban estupefactos de su

    inteligencia' (Lc 2, 47), y resume la vida ocultaen Nazaret con las conocidas palabras: 'Jesscreca en sabidura y edad y gracia ante Dios yante los hombres' (Lc 2, 52).

    Durante los aos del ministerio de Jess, sudoctrina suscitaba sorpresa y admiracin: 'Y lamuchedumbre que le oa se maravillabadiciendo: !De dnde le viene a ste tales cosas,y qu sabidura es sta que le ha sido dada?!'(Mc 6, 2).

    Esta Sabidura, que proceda de Dios, conferJess un prestigio especial: 'Porque lesenseaba como quien tiene poder, y no como susdoctores' (Mt 7, 29); por ello se presenta comoquien es 'ms que Salomn' (Mt 12, 42). Puestoque Salomn es la figura ideal de quien harecibido la Sabidura divina, se concluye que enesas palabras Jess aparece explcitamentecomo la verdadera Sabidura revelada a loshombres.

    6. Esta identificacin de Jess con la Sabiduraa afirma el Apstol Pablo con profundidadsingular. Cristo, escribe Pablo, 'ha venido a serpara nosotros, de parte de Dios, sabidura,justicia, santificacin y redencin' (1 Cor 1, 30).Es ms, Jess es la 'sabidura que no es de estesiglo... predestinada por Dios antes de los siglospara nuestra gloria' (1 Cor 2, 6)7). La'Sabidura de Dios' es identificada con el Seorde la gloria que ha sido crucificado. En la cruz yen la resurreccin de Jess se revela, pues, entodo su esplendor, el designio misericordioso deDios, que ama y perdn l hombre hasta el puntode convertirlo en criatura nueva. La SagradaEscritura haba adems de otra sabidura que noviene de Dios, la 'sabidura de este siglo' laorientacin del hombre que se niega a abrirse almisterio de Dios, que pretende ser el artfice

    de su propia salvacin. A sus ojos la cruzaparece como una locura o una debilidad; peroquien tiene fe en Jess, Mesas y Seor,percibe con el Apstol que 'la locura de Dios esms sabia que los hombres, y la flaqueza deDios, ms poderosa que los hombres' (1 Cor 1,

    25).7. A Cristo se le contempla cada vez con mayorprofundidad como la verdadera 'Sabidura deDios'. As, refirindose claramente al lenguajede los libros sapienciales, se le proclama'imagen del Dios invisible', 'primognito de todacriatura', Aquel por medio del cual fueroncreadas todas las cosas y en el cual subsistentodas las cosas (Cfr Col 1, 15-17); El, en cuantoHijo de Dios, es 'irradiacin de su gloria e

    impronta de su sustancia y el que con supoderosa palabra sustenta todas las cosas'(Heb 1, 3).

    La fe en Jess, Sabidura de Dios, conduce a un'conocimiento pleno' de la voluntad divina, 'contoda sabidura e inteligencia espiritual', y haceposible comportarse 'de una manera digna delSeor, procurando serle gratos en todo, dandofrutos de toda obra buena y creciendo en elcomportamiento de Dios' (Col 1, 9)10). 8. Por su

    parte, el Evangelista Juan, evocando laSabidura descrita en su intimidad con Dios,habla del Verbo que estaba en el principio,junto a Dios, y confiesa que 'el Verbo eraDios'(Jn 1, 1). La Sabidura, que el AntiguoTestamento haba llegado a equiparar a laPalabra de Dios, es identificada ahora conJess, el Verbo que 'se hizo carne y habitentre nosotros' (Jn 1,14). Como la Sabidura,tambin Jess, Verbo de Dios, invita albanquete de su palabra y de su cuerpo, porque

    El es 'el pan de vida' (Jn 6, 48), da el agua vivadel Espritu (Jn 4,10; 7, 37-39), tiene 'palabrasde vida eterna' (Jn 6, 68).En todo esto, Jesses verdaderamente 'ms que Salomn', porqueno slo realiza de forma plena la misin de laSabidura, es decir, manifestar y comunicar elcamino, la verdad y la vida, sino que El mismo es'el camino, la verdad y la vida' (Jn 14, 6), es la

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    vida terrena y de la pasin de Cristo, no faltanen relacin con su elevacin escatolgica.

    4. En el contexto de la vida terrena de Jess deNazaret encontramos textos como el siguiente:'Las raposas tienen cuevas, y las aves del cielo

    nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dndereclinar la cabeza' (Mt 8, 20); o este otro:'Vino el Hijo del hombre, comiendo y bebiendo,y dicen: es un comiln y bebedor de vino, amigode publicanos y pecadores' (Mt 11, 19). Otrasveces la palabra de Jess asume un valor queindica con mayor profundidad su poder. Ascuando afirma: 'Y dueo del sbado es el Hijodel hombre' (Mc 2, 28). Con ocasin de lacuracin del paraltico, a quien introdujeron enla casa donde estaba Jess haciendo un agujero

    en el techo, El afirma en tono casi desafiante:'Pues para que veis que el Hijo del hombretiene poder en la tierra para perdonar lospecados )se dirige al paraltico), yo te digo:Levntate, toma tu camilla y vete a tu casa' (Mc2, 10)11 ) En otro texto afirma Jess: 'Porquecomo fue Jons seal para los ninivitas, astambin lo ser el Hijo del hombre para estageneracin' (Lc 11, 30) En otra ocasin se tratade una prediccin rodeada de misterio: 'Llegartiempo en que desearis ver un solo da al Hijo

    del hombre, y no lo veris' (Lc 17, 22).5. Algunos telogos sealan un paralelismointeresante entre la profeca de Ezequiel y lasafirmaciones de Jess. El Profeta escribe:'(Dios) me dijo: Hijo de hombre, yo te mando alos hijos de Israel... que se han rebelado contram... Diles: As dice el Seor, Yahvh' (Ez 2,3)4) 'Hijo de hombre, habitas medio de genterebelde, que tiene ojos para ver, y no ven; odospara or, y no oyen...' (Ez 12, 2) 'T, hijo de

    hombre... dirigirs tus miradas contra el murode Jerusaln... profetizando contra ella' (Ez. 4,1-7). 'Hijo de hombre, propn un enigma ycompn una parbola sobre la casa de Israel (Ez17, 2).

    Hacindose eco de las palabras del Profeta,Jess ensea: 'Pues el Hijo del hombre ha

    venido a buscar y salvar lo que estaba perdido'(Lc 19, 10). 'Pues tampoco el Hijo del hombre havenido a ser servido, sino a servir y a dar suvida en rescate por muchos' (Mc 10, 45; cfr.adems Mt 20, 29). El 'Hijo del hombre...cuando venga en la gloria del Padre, se

    avergonzar de quien se avergence de El y desus palabras ante los hombres' (Cfr. Mc 8, 38).

    6. La identidad del Hijo del hombre se presentaen el doble aspecto de representante de Dios,anunciador del reino de Dios, Profeta que llamaa la conversin. Por otra parte, es'representante' de los hombres, compartiendocon ellos su condicin terrena y sussufrimientos para redimirlos y salvarlos segnel designio del Padre. Como dice El mismo en el

    dilogo con Nicodemo: 'A la manera que Moisslevant la serpiente en el desierto, as espreciso que sea levantado el Hijo del hombre,para que todo el que crea en El tenga la vidaeterna' (Jn 3, 14-15).

    Se trata de un anuncio claro de la pasin, queJess vuelve a repetir: 'Comenz a ensearlescmo era preciso que el Hijo del hombrepadeciese mucho, y que fuese rechazado por losancianos y los prncipes de los sacerdotes y los

    escribas, y que fuese muerto y resucitaradespus de tres das'(Mc 8, 31). En el Evangeliode Marcos encontramos esta prediccinrepetida en tres ocasiones (Cfr. Mc 9, 31; 10,33-34) y en todas ellas Jess habla de S mismocomo 'Hijo del hombre'.

    7. Con este mismo apelativo se autodefineJess ante el tribunal de Caifs, cuando a lapregunta: 'Eres t el Mesas, el Hijo delBendito?', responde: 'Yo soy, y veris al Hijodel hombre sentado a la diestra del Poder yvenir sobre las nubes del cielo' (Mc 14, 62). Enestas palabras resuena el eco de la profeca deDaniel sobre el 'Hijo del hombre que vienesobre las nubes del cielo' (Dan 7, 13) y delSalmo 110, que contempla al Seor sentado a laderecha de Dios(Cfr. Sal 109/110, 1)

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    8. Jess habla repetidas veces de la elevacindel 'Hijo del hombre', pero no oculta a susoyentes que sta incluye la humillacin de lacruz. Frente a las objeciones y a la incredulidadde la gente y de los discpulos, que comprendanmuy bien el carcter trgico de sus alusiones y

    que, sin embargo, le preguntaban: 'Cmo, pues,dices t que el Hijo del hombre ha de serlevantado? Quin es este Hijo del hombre?'(Jn 12, 34), afirma Jess claramente: 'Cuandolevantis en alto al Hijo del Hombre, entoncesconoceris que yo soy y no hago nada por mmismo, sino que segn me ense el Padre, ashablo' (Jn 8, 28). Jess afirma que su'elevacin' mediante la cruz constituir suglorificacin. Poco despus aadir: 'es llegadala hora en que el Hijo del hombre ser

    glorificado' (Jn 12, 23). Resulta significativoque cuando Judas abandon el Cenculo, Jessafirme: 'Ahora ha sido glorificado el Hijo delhombre, y Dios ha sido glorificado en l' (Jn 13,31).

    9. Este es el contenido de vida, pasin, muerte ygloria, del que el Profeta Daniel haba ofrecidoslo un simple esbozo. Jess no duda enaplicarse incluso el carcter de reino eterno eimperecedero que Daniel haba atribuido a la

    obra del Hijo del hombre, cuando en la profecasobre el fin del mundo proclama: 'Entoncesvern al Hijo del hombre venir sobre las nubescon gran poder y majestad' (Mc 13, 26; cfr. Mt24, 30): En esta perspectiva escatolgica debellevarse a cabo la obra evangelizadora de laIglesia. Jess hace la siguiente advertencia:'No acabaris las ciudades de Israel antes deque venga el Hijo del hombre' (Mt 10, 23). Y sepregunta: 'Pero cuando venga el Hijo delhombre, encontrar fe en la tierra?' (Lc 1 8,

    8).10. Si en su condicin de 'Hijo del hombre'Jess realiz con su vida, pasin, muerte yresurreccin el plan mesinico delineado en elAntiguo Testamento, al mismo tiempo asumecon ese mismo nombre el lugar que lecorresponde entre los hombres como hombre

    verdadero, como hijo de una mujer, Mara deNazaret. Mediante esta mujer, su Madre, El, el'Hijo de Dios', es al mismo tiempo 'Hijo delhombre', hombre verdadero, como testimonia laCarta a los Hebreos: 'Se hizo realmente uno denosotros, semejante a nosotros en todo, menos

    en el pecado' (Const. Gaudium et Spes, 22; cfr.Heb 4, 15).

    JESUCRISTO: EL HIJODE DIOS

    Cristo, Hijo de Dios

    (13-V-1987)

    1. Segn hemos tratado en las catequesisprecedentes, el nombre de 'Cristo' significa enel lenguaje del Antiguo Testamento 'Mesas'.Israel, el Pueblo de Dios de la antigua alianza,vivi en la espera de la realizacin de lapromesa del Mesas, que se cumpli en Jess deNazaret. Por eso desde el comienzo se llam aJess Cristo, esto es: 'Mesas', y fue aceptado

    como tal por todos aquellos que 'lo hanrecibido' (Jn 1, 12).

    2. Hemos visto que, segn la tradicin de laantigua alianza, el Mesas es Rey y que este ReyMesinico fue llamado tambin Hijo de Dios,nombre que en el mbito del monotesmoyahvista del Antiguo Testamento tiene unsignificado exclusivamente analgico, e incluso,metafrico. No se trata en aquellos libros delHijo 'engendrado' por Dios, sino de alguien a

    quien Dios elige y le confa una concreta misino servicio.

    3. En este sentido tambin alguna vez todo elpueblo se denomin 'hijo', como, por ejemplo,en las palabras que Yahvh dirigi a Moiss: 'Tdirs al Faran: .. .Israel es mi hijo, miprimognito... Yo mando que dejes a mi hijo ira

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    servirme' (Ex 4, 22-23; cfr. tambin Os 11, 1;Jer 31, 9). As, pues, si se llama al Rey en laantigua alianza 'Hijo de Dios', es porque en lateocracia israelita, es el representante especialde Dios.

    Lo vemos, por ejemplo, en el Salmo 2, conrelacin con la entronizacin del rey: 'El me hadicho: T eres mi hijo, yo te he engendradohoy' (Sal 2, 7-8). Tambin en el Salmo 88leemos: 'El (David) me invocar diciendo: teres mi padre... Y yo te har mi primognito, elms excelso de los reyes de la tierra' (Sal. 80,27)28). Despus el profeta Natn hablar as apropsito de la descendencia de David: 'Yo leser a l padre y l me ser a m hijo. Si obraremal yo le castigar,..' (2 Sm 7, 14).

    No obstante, en el Antiguo Testamento, atravs del significado analgico y metafrico dela expresin 'Hijo de Dios', parece que penetraen l otro, que permanece oscuro. As en elcitado Salmo 2, Dios dice al rey: 'T eres mihijo, yo te he engendrado hoy' (Sal 2, 7), y en elSalmo 109/110: 'Yo mismo te engendr comoroco antes de a aurora' (Sal 109/110, 3).

    4. Es preciso tener presente este trasfondobblico mesinico para darse cuenta de que elmodo de actuar y de expresarse de Jessindica la conciencia de una realidadcompletamente nueva.

    Aunque en los Evangelios sinpticos Jess jamsse define como Hijo de Dios (lo mismo que no sellama Mesas), sin embargo, de diferentesmaneras, afirma y hace comprender que es elHijo de Dios y no en sentido analgico ometafrico, sino natural.

    5. Subraya incluso la exclusividad de su relacinfilial con Dios. Nunca dice de Dios: 'nuestroPadre', sino slo 'mi Padre', o distingue 'miPadre, vuestro Padre'. No duda en afirmar:'Todo me ha sido entregado por mi Padre' (Mt11, 27).

    Esta exclusividad de la relacin filial con Diosse manifiesta especialmente en la oracin,cuando Jess se dirige a Dios como Padreusando la palabra aramea 'Abb', que indica unasingular cercana filial y, en boca de Jess,constituye una expresin de su total entrega a

    la voluntad del Padre: 'Abb, Padre, todo te esposible; aleja de m este cliz' (Mc 14, 36).

    Otras veces Jess emplea la expresin 'vuestroPadre', por ejemplo: 'como vuestro Padre esmisericordioso' (Lc 6, 36); 'vuestro Padre, queest en los cielos' (Mc 11, 25). Subraya de estemodo el carcter especfico de su propiarelacin con el Padre, incluso deseando que estaPaternidad divina se comunique a los otros,como atestigua la oracin del 'Padre nuestro',

    que Jess ense a sus discpulos y seguidores.6 La verdad sobre Cristo como Hijo de Dios esel punto de convergencia de todo el NuevoTestamento. Los Evangelios, y sobre todo elEvangelio de San Juan, y los escritos de losApstoles, de modo especial las Cartas de SanPablo, nos ofrecen testimonios explcitos. Enesta catequesis nos concentramos solamente enalgunas afirmaciones particularmentesignificativas, que, en cierto sentido, 'nos abren

    el camino' hacia el descubrimiento de la verdadsobre Cristo como Hijo de Dios y nos acercan auna recta percepcin de esta 'filiacin'.

    7. Es importante constatar que la conviccin dela filiacin divina de Jess se confirm con unavoz desde el cielo durante el Bautismo en elJordn (Cfr. Mc 1, 11 ) y en el monte de laTransfiguracin (Cfr. Mc 9, 7). En ambos casos,los Evangelistas nos hablan de la proclamacinque hizo el Padre acerca de Jess '(su) Hijopredilecto' (Cfr. Mt 3, 17; Lc 3, 22).

    Los Apstoles tuvieron una confirmacinanloga dada por los espritus malignos quearremetan contra Jess: 'Qu hay entre Ti ynosotros, Jess Nazareno? Has venido aperdernos? Te conozco: t eres el Santo de

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