Cristo Nuestra Justicia

por Bill Lehman

TABLA DE CONTENIDO Abreviaturas……………………………………………………………………..3

Prefacio…………………………………………………………………………..5

Cristo nuestra justicia—el mensaje de hoy…………………………………....7

El punto inicial de la justicia …………………………………………………. 17

¿ Cómo somos justificados? …………………………………………………... 25

¿Gracia o mérito? ………………………………………………………………34

¿Registros justos o vidas justas? ………………………………………………43

La otra mitad del perdón…………………………………………………….....53

¿Qué es la justicia? ……………………………………………………………..64

Justos--¿Por ejemplo? o ¿por dádiva? ………………………………………..74

Dos hombres, dos actos, dos resultados………………………………………..84

Pero, ¿qué puedo hacer? ……………………………………………………….93

Justos— ¿tratando? o ¿comprando? …………………………………………105

Fe, obras, y justicia …………………………………………………………….115

Bendita seguridad………………………………………………………………126

Él debe aumentar ………………………………………………………………137

¿Qué es la santificación? ………………………………………………………148

Una dependencia vital …………………………………………………………158

Santificados por la Palabra………………………………………………….....167

¿Dónde está tu confianza? ……………………………………………………..178

Mejor, mejor, mejor……………………………………………………………190

Trapos, justicia, arrepentimiento ……………………………………………..201

¿Justicia por infidelidad? ……………………………………………………...210

2

¿Un asunto de autoridad? ……………………………………………………..220

Las palabras del Rey…………………………………………………………...231

La senda al corazón…………………………………………………………….241

¿Poseído y operado por? ………………………………………………………250

El Hombre Dios………………………………………………………………....257

La ley en Cristo nuestra justicia ……………………………………………….268

La enfermedad y la medicina…………………………………………………...278

Nuestra mancha ciega…………………………………………………………...287

¡Yo Puedo hacerlo! ……………………………………………………………...297

La vida devocional……………………………………………………………….308

La perfección……………………………………………………………………..319

3

Abreviaturas

HAP Hechos de los apóstoles

CBA Comentario bíblico adventista (1 CBA, 12 CBA…etc.

LPGM Lecciones prácticas del gran Maestro

CNJ Cristo nuestra justicia

DTG El Deseado de todas las gentes.

CN Conducción del niño

SC Servicio cristiano

Ed Educación

PE Primero escritos.

FEC Fundamentos de la educación cristiana

FV La fe por la cual vivo

GSD La gracia sorprendente de Dios

OE Obreros evangélicos

DMJ El discurso maestro de Jesucristo

BIC La belleza incomparable de Cristo

MC Ministerio de curación.

MVH Mi vida hoy

Ev. Evangelismo

MM Ministerio médico

MJ Mensajes para los jóvenes

PP Patriarcas y profetas

LBEB Las bellas enseñanzas de la Biblia

RA Revista Adventista

4

CC El camino a Cristo

HHD Hijos e hijas de Dios

DE Dones espirituales

ST Señales de los tiempos.

1 MS Mensajes selectos, tomo 1

TI Testimonios para la iglesia (1T, 2T…etc., para volúmenes 1-9)

TM Testimonios a los ministros

5

Prefacio Este libro fue transcrito de una serie de sermones predicados por el pastor Bill Lehman. La serie se tituló Cristo nuestra justicia, y fue presentada durante la década de los 70s en la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Campus Hill, en Loma Linda, California. Creemos que Dios en su providencia ha traído a la luz este material una vez más, porque trata de un tema que es de suprema importancia para los que viven en los últimos días de la historia del mundo. La presentación de Bill Lehman de este tema tan controvertido está hecho de una manera que pone a Cristo en el mismo centro de la justicia. Los que lean este libro obtendrán un mayor aprecio por el Cristo que los amó tanto que sufrió la vergüenza y la agonía de la cruz. Al aproximarnos al fin del tiempo, Satanás desatará todas sus armas en contra de la iglesia y de sus miembros individuales. Como en el desierto del antiguo Egipto cuando las serpientes mortíferas visitaron a los hijos de Israel, el pueblo de Dios hoy está siendo víctima de las serpientes modernas de la duda, de los placeres mundanos y sensuales, del abuso de substancias, de las falsas doctrinas, y de muchas otras trampas de Satanás. Aquellos que serán salvos deben seguir el remedio divino y mirar a Jesús. Una vez que hemos aplicado el remedio a nuestras propias almas, debemos entonces ir a ayudar a otros. Elevar a Jesús delante del mundo es la obra que debe ser hecha por el pueblo de Dios en los últimos días .Este hecho se destaca por alguien que habló a favor de Dios: “¡ El fin está cerca! … La luz debe brillar del pueblo de Dios en rayos claros, distintos, presentando a Jesús delante de las iglesias y delante del mundo… Un interés prevalecerá, Un tema se alzará sobre cualquier otro--Cristo nuestra justicia.”HHD 259. En 1888, el Señor envió por medio de Waggoner y Jones un mensaje que debería fortalecer al pueblo de Dios para terminar la obra. Este mensaje en su mayor parte fue rechazado; y desde entonces los temas de la justificación por la fe y Cristo nuestra justicia han regresado por breve períodos de tiempo al tapete de la discusión entre los adventistas del séptimo día. Durante esos tiempos fueron publicados libros y se presentaron múltiples teorías; pero después de unos pocos años la gente perdería interés y el mensaje volvería a caer en las sombras. Sin embargo, Elena White predijo que antes del fin, este tema no sólo se alzaría si no que “prevalecería” esto significa que mucha de la confusión que ha rodeado este tema en el pasado será aclarada, y muchos verán, quizá, por primera vez las maravillosas verdades de este mensaje glorioso. Si este tema es tan importante que

6

se destacará, sobre cualquier otro ¿ no deberíamos ahora enfocar nuestra mente a descubrir los aspectos importantes de este mensaje?. Este libro contiene un fundamento teológico sano acerca del tema Cristo nuestra justicia y ofrece un enfoque sorprendente en esos aspectos del mensaje que con frecuencia han sido mal entendidos y mal interpretados. Si se estudia con oración este libro demostrará ser valioso para todos los que tengan verdadera hambre y sed de justicia. El mensaje en cada capítulo amistará el corazón del lector con Cristo en una manera muy especial.

7

1

Cristo nuestra Justicia—El mensaje de Hoy

Hay algunos hoy que minimizan el mensaje de Cristo nuestra justicia creyendo que hay otros temas mucho más importantes, tales como la segunda venida de Cristo, algunas profecías, nuestras necesidades personales en la vida cristiana, la ley y el sábado. Algunos aún dicen que Cristo nuestra justicia es una moda que pronto pasará; y puede ser eso, pero no porque Dios lo haya planeado de ese modo. Todos estos comentarios demuestran una terrible ignorancia del alcance y significado del tema de Cristo nuestra justicia. Un menosprecio tal del mensaje con frecuencia causa que muchos ni vean su verdadero valor e importancia en sus vidas; y por lo tanto dejen de experimentar a Cristo como su justicia. La siguiente cita es uno de los mensajes más significativos que Elena White escribiera respecto al mensaje del tercer ángel: “Varios me han escrito preguntando si el mensaje de la justificación por la fe es el mensaje del tercer ángel, y yo he respondido: ‘Es el mensaje del tercer ángel en verdad.’” CNJ64. Hay varias otras declaraciones como ésta. “El Señor en su gran misericordia envió un mensaje muy precioso a su pueblo por medio de los pastores Waggoner y Jones…. Se presentó la justificación a través de la fe en la Seguridad. Invitó a la gente a recibir la justicia de Cristo, que se manifiesta en la obediencia a todos los mandamientos de Dios”” Este es el mensaje que Dios ordenó que fuese dado al mundo. Es el mensaje del tercer ángel que debe ser proclamado en alta voz, y asistido con el derramamiento de su Espíritu en una medida abundante.”TM 91,92. Las expresiones justificación por la fe” y “ Cristo nuestra justicia”Son usadas intercambiablemente, por lo tanto, Cristo nuestra justicia es el mensaje del tercer ángel, que sabemos será el mensaje final de Dios para el mundo en los últimos días. “El tiempo de prueba está justo sobre nosotros, porque el Fuerte Clamor del tercer ángel ha empezado en la revelación de la justicia de Cristo, el Redentor perdonador de los pecados. Este es el principio de la luz del ángel cuya gloria llenará toda la tierra” CNJ56. “A través del Espíritu de Profecía encontramos que las expresiones-- el mensaje del tercer ángel, el Fuerte Clamor del tercer ángel, la justificación por la fe y Cristo nuestra justicia todos están estrechamente relacionados y de hecho son sinónimos. Este mensaje es único en eso, aun cuando uno puede aplicar a Cristo nuestra justicia a una experiencia personal en cualquier tiempo, en la era cristiana tiene una calidad especial en los últimos días. La mayoría estará de acuerdo que éstos son los últimos días. El Fuerte Clamor del tercer ángel es el último mensaje de acuerdo al libro de Apocalipsis. No hay un mensaje mayor enviado por Dios que esta preciosa verdad—el mensaje de Cristo nuestra justicia.

8

Este mensaje final iluminará el mundo con la gloria (carácter) de Dios, trayendo a su conclusión la obra final de Dios sobre la tierra. Hay tan poca gente que entiende algo de este tema. Nosotros que proclamamos estar listos para la venida de Jesús y estar preparando al mundo para ese evento, algunas veces desvalorizamos el mensaje que terminará la obra de Dios y por lo tanto pensamos que estamos terminando su obra sin él. Si hay algún mensaje hoy, ése es “La verdad presente,” es el mensaje de la justificación por la fe en la justicia de Cristo. Es nuestra terrible ignorancia de la amplitud y significado de este tema que tal vez nos ha mantenido aquí tantos años, cuando pensábamos que vendría hace mucho tiempo. Si éste es el mensaje del tercer ángel no es sólo oportuno sino extremadamente urgente pues la alternativa es de millones que se pierden. Alguna gente se opone a eso pero pueden objetar todo lo que quieran esa es la manera que es de acuerdo a las Escrituras. Uno puede discutir con Dios pero dudo que ganará. En el fluir del tiempo vivimos en un día de extrema emergencia; sin embargo, de alguna manera muchos que sentían eso se han olvidado completamente de ello. No nos gusta ser presionados más o empujados, pero el tiempo nos presiona y nos urge. Dormir en este día y tiempo es tan terrible como Cristo lo describió, cuando él dijo: “El Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.” Mateo 24:44. Este mensaje es vital para nuestro entendimiento correcto de los asuntos de nuestro día y era. Sin Cristo nuestra justicia, mal entenderemos esos asuntos y los pervertiremos, y no significarán para nosotros lo que debieran. Muchos entienden los eventos de los últimos días y el mensaje del tercer ángel a través de un punto de vista legalista, lo cual trae terribles mal entendidos porque el mensaje del tercer ángel es Cristo nuestra justicia en verdad. Mirar a este mensaje a través del legalismo es corromper el mensaje con el que Dios intentaba terminar la obra. Cuando vemos todos los asuntos de nuestro día por medio de los ojos de Cristo y su justicia, de repente entenderemos dónde estamos en el tiempo y cuán urgentes son estos días. También tendremos una visión más clara de Cristo y su justicia. El punto en el sábado que lo hace muy urgente es la marca de la bestia. Y el punto de Cristo nuestra justicia es el hecho que es el mensaje del tercer ángel en verdad—el Fuerte Clamor. No es algo con lo que podamos jugar como un gato con un ratón y decir, “bueno lo decidiré más tarde.” Más tarde puede ser demasiado tarde. La urgencia de los tiempos nos demanda que hagamos una elección ahora ¡y no mañana! Hay muchas semejanzas entre Cristo nuestra justicia y el mensaje del tercer ángel que con frecuencia no vemos .El Fuerte Clamor declara que “Ha caído Babilonia.” Apoc.18:2. Uno debe estudiar acerca de Babel y Babilonia. Babilonia es el símbolo de la justificación- propia—hazlo tú mismo en tus propios esfuerzos y en tu propia fortaleza. Como dijo Nabucodonosor “ ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué…. con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad?.” Daniel 4:30 Babilonia cayó por que ese mismo espíritu persistió en su nieto Belsasar durante la fiesta en esa noche que Daniel la describió en el capítulo 5. Daniel repasa a Belsasar la experiencia de su padre y él declara ahí en el vers. 22, “Y tú, su hijo Belsasar no has

9

humillado tú corazón sabiendo todo esto.” Eso es, sabías toda la experiencia de tu abuelo, cómo fue humillado para llegar a ser un animal a causa de su orgullo terrible y de su conflicto con Dios; Aunque sabías todo esto, no te humillaste. Babilonia es como eso, y la Biblia declara su caída. El mensaje del tercer ángel tiene que ver con guardar los mandamientos, y Daniel 7:25 predice un poder que “piensa cambiar los tiempos y la ley.” Babilonia prefiere tener leyes hechas por el hombre. Además de esto, en Apocalipsis, capítulo1, dice que todos serán obligados a adorar a este poder y obedecer sus órdenes. Esto se realiza primero engañando a las multitudes con sus milagros, y luego obligados por un decreto se les prohíbe comprar o vender a todos los que no se sometan a sus órdenes. En Apocalipsis 14:12, se nos dice que el pueblo de Dios guarda sus mandamientos. ¿Por qué los guarda? ¿Están obligados a guardarlos? Jesús dijo “Si me amáis guardad mis mandamientos”Juan 14:15. Qué diferencia hay entre obligarlos a adorar y seducirlos o ganarlos para que lo amen y lo obedezcan. Jesús enseñó que la ley era amor supremo por Dios y amar a nuestros vecinos como a nosotros mismos. En Apocalipsis 18:3 en el Fuerte Clamor del tercer ángel se nos enseña que Babilonia tiene un amor íntimo pero ilícito, no con Cristo, sino con “los reyes de la tierra.” Ella ama, pero no a Jesús. Además, no guarda la segunda mitad de los diez mandamientos porque ella hace que los que no adoren a la bestia sean muertos, lo que no es exactamente amar al prójimo como a sí mismo. El maltrato de los seres humanos, la rudeza hacía los demás es una parte de las actividades del enemigo de Cristo y, sin embargo, ellos reclaman ser observadores de los mandamientos. Ellos pretenden obedecer a Dios y representarlo dignamente en la tierra. Esto es precisamente un punto de vista a ojo de pájaro de algunos de los aspectos del mensaje del tercer ángel y el Fuerte Clamor, y nos ayudan a ver cuán diferente es el de Cristo nuestra justicia. En oposición a este poder estarán aquellos que brillarán por Cristo. Aquellos que aman a Dios verdaderamente lo obedecerán. Y también amarán a su prójimo como a sí mismos. Esto se manifestará al mundo. Estaremos profundizando en el significado del mensaje del tercer ángel desde el punto de vista de Cristo nuestra justicia (o justificación por la fe, como nosotros lo llamamos con frecuencia). Aquí está el texto completo del mensaje: “Después de eso vi a otro ángel descender del cielo con gran poder y la tierra fue iluminada con su gloria. Y clamó con potente voz: ¡Ah caído la gran Babilonia! Y se ha vuelto habitación de demonios, y guarida de todo espíritu impuro, y albergue de toda ave sucia y aborrecida. Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación. Los reyes de la tierra han fornicado con ella y los mercaderes de la tierra serán enriquecidos con su excesiva lujuria. Y oí otra voz que decía: ¡Salid de ella pueblo mío, para que no participéis de sus pecados, ni recibáis de sus plagas! Porque sus pecados serán amontonados hasta el cielo y Dios se acordó de sus maldades.” Apocalipsis 18:1-5. Esto es lo que llamamos “Fuerte Clamor del tercer ángel”. Parece que mientras el mensaje del tercer ángel se está dando, otro ángel viene con poder para hacer el mensaje más efectivo.

10

Nótese que “La tierra fue iluminada con su gloria.” ¿Qué es la gloria que ilumina la tierra en este mensaje? No es literalmente el ángel. En el idioma griego, la palabra “ángel” significa “mensajero.” Este es un símbolo de un mensaje que va relativamente, como un ángel circundando el globo. Pero no es la gloria del ángel. Es la gloria del mensaje. ¿Qué es la gloria que ilumina la tierra? “¡Levántate resplandece que ha venido tu luz, y la gloria del Señor ha nacido sobre ti! Porque tinieblas cubrirán la tierra y oscuridad las naciones. Pero sobre ti nacerá el Señor, y sobre ti será vista su gloria. Y vendrán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu amanecer.” Isaías 60:1-3. Esta es una orden para levantarse y brillar. ¿Por qué debemos brillar? Porque “ha venido tu luz.”. Tu luz y mi luz; y la gloria del Señor se ha levantado sobre nosotros como el sol que sale en la mañana. Esta es la profecía de la luz de Apocalipsis 18:1 que algo tremendo sucedería para iluminar toda la tierra. Jesús enseñó que “Ustedes son la luz de este mundo” Mateo 5:14(DHH) ¡Ustedes! En Isaías dice que se deben levantar y brillar porque ha venido su luz. Jesús también dijo “Así alumbre vuestra luz frente a los hombres para que vean sus obra buenas y glorifiquen a su Padre que está en los cielos Mateo 5:16.” Por medio de las buenas obras la luz debe brillar ante el mundo, y el resultado es que el Padre será glorificado. La luz de la que se habla aquí es buenas obras, no precisamente buenas obras (aunque pudieran ser agradables también). Está hablando de buenas acciones que el mundo apreciará. Literalmente el pueblo involucrado en el Fuerte Clamor brillará. En el libro Primeros escritos, hay varios lugares donde se menciona esto. “La obra de este ángel inicia en el tiempo correcto para unirse en la última gran obra del mensaje del tercer ángel mientras se agranda a fuerte clamor “Vi una gran luz sobre ellos [el pueblo de Dios], y se unieron sin temor para proclamar el mensaje del tercer ángel.” “La gloria de Dios descansaba sobre los santos pacientes que esperaban y sin temor alguno dieron la última advertencia solemne…” “ La luz que fue derramada sobre los que esperaban penetró a todas partes…”“Siervos de Dios, dotados del poder de lo alto con rostros iluminados, y brillando con santa consagración, salieron a proclamar el mensaje del cielo.” “El pueblo de Dios fue fortalecido por la gloria excelente que descansaba sobre ellos con gran abundancia y los preparó para soportar la hora de la tentación.” PE277-279. Estas citas nos dicen que este pueblo brillará literalmente con el fulgor de la gloria de Dios que descansa sobre ellos. Cuando Jesús hablaba de la gente viendo nuestra buenas obras y glorificando a Dios estaba hablando de la luz, o gloria, emanando de la clase correcta de las buenas obras; y yo espero que ustedes no hayan puesto sus mentes en un molde en referencia a lo que son las buenas obras. Con frecuencia nuestras definiciones son incorrectas, comparadas con aquellas que Cristo nos da. ¿Cómo llegan a ser los santos tan gloriosos que brillan como el sol? “Así los seguidores de Cristo deben derramar su luz en la oscuridad del mundo. Por medio del Espíritu Santo la Palabra de Dios es una luz que llega a ser un poder transformador en

11

la vida del que la recibe. Al implantar en sus corazones los principios de sus palabras, el Espíritu Santo desarrolla en los hombres los atributos de Dios. La luz de su gloria – su carácter—debe brillar en sus seguidores. Así deben glorificar a Dios…” LPGM 414. En otras palabras, el mundo debe ver a Dios en sus santos al contemplar el carácter de Dios en ellos. De esto se está hablando cuando dice que la tierra es iluminada con su gloria. Usted puede obtener una idea de la gloria de Dios que es su carácter en la historia cuando Moisés pide ver la gloria de Dios. “Entonces Moisés dijo: “te ruego que me muestres tu gloria.” El Señor respondió: “Haré pasar toda mi bondad sobre ti y proclamaré mí nombre ante ti…”Éxodo 33:18 y 19 “El Señor pasó ante Moisés y proclamó: ¡Señor! ¡Señor! Dios compasivo y bondadoso, lento para la ira y grande en amor y fidelidad. Que mantiene su invariable amor de millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado…” Éxodo 34:6,7.Este es el carácter de Dios; y su carácter es amor. Nuestro Dios es amor. Cuando él proclamó su carácter, él proclamó estos atributos descritos aquí. Nuestro Dios es amor, y su amor (su carácter) será visto como gloria, como el sol que sale en la mañana y cubre toda la tierra. El día cuando la tierra será iluminada con su gloria fue profetizado en el Antiguo y en el Nuevo Testamentos. Dios será visto como es verdaderamente, no como la gente supone que es. Hay una gran diferencia. Los seres humanos mostrarán al mundo, cómo es Dios. Esta luz se necesita porque Isaías nos dice que “tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones. Pero sobre ti nacerá el Señor, y sobre ti será vista su gloria” Isaías 60:2. Dentro de esta oscuridad brillará la gloria de Dios y el mundo verá a Dios como él es, manifestado en su pueblo. “Es la oscuridad de la interpretación equivocada de Dios [lo tememos] que está cubriendo al mundo. Los hombres están perdiendo el conocimiento de su carácter. Ha sido mal entendido y mal interpretado.”LPGM415 Eso no significa solamente el pueblo y otras iglesias hay muchos de nosotros que somos temerosos de Dios decimos, “Pero he estado pecando” Él sabía que cada uno había estado pecando antes que él viniera a este mundo. “Pero Dios demuestra su amor hacia nosotros, en que siendo aun pecadores, Cristo murió por nosotros.”Romanos 5:8. Él sabe que usted es un pecador, pero eso no lo aleja, o él no hubiera venido en primer lugar. Él toma los pecados que separan a Dios y al hombre y los aleja. Él es el único que puede hacer eso, él es el portador de pecados que los desecha. Todos han sidos puestos sobre; él por lo tanto no se separan más. ¿Por qué? Porque Cristo los quitó del camino. No hay muralla de separación que divida a Dios y al hombre, lo cual es teología malentendida del Antiguo Testamento que hace que la gente tema a Dios. Los fariseos huyeron de Jesús en el templo, pero los niñitos y las madres permanecieron con él. Es posible llegar a sentirse cómodo en la presencia de Dios. Hay un gran mal entendido acerca de Dios. De hecho, una de las grandes tareas que la iglesia debe realizar hoy es obtener un entendimiento correcto de Dios. Muchos de nuestros estudiantes no lo entienden bien, lo mismo es cierto de muchos padres, miembros de iglesia y pastores. Con frecuencia lo presentamos en una manera ampliamente diferente de lo que él verdaderamente es. Con razón la gente tiene miedo del Dios que ellos se imaginan que es. Por lo tanto la gente no se siente aceptada por que les parece ser tan tiránico, dictatorial, opresivo, exigente. Siempre lo presentamos como señalándonos con el dedo, así que nos

12

acobardamos con nuestra culpa. Dios no es así. Hay oscuridad en el mundo, una idea equivocada de Dios y debemos regresar y presentarlo como Cristo hizo cuando caminó sobre esta tierra; porque como Jesús dijo, “el que me ha visto a mí ha visto al Padre.”Juan 14:9 La Biblia dice que dentro de esta oscuridad brillará la luz- la luz de la gloria de Dios. “En este tiempo [cuando hay oscuridad en la tierra] un mensaje de Dios debe ser proclamado, un mensaje que ilumina en su influencia y salva en su poder. Su carácter debe ser dado a conocer [o sea el mensaje]. Dentro de la oscuridad del mundo debe ser derramada la luz de su gloria, la luz de su bondad, misericordia, y verdad.” LPGM 415. Alguien debe hacer más que sólo hablar de esto. Es más que una proclamación. Es una demostración, una manifestación, a fin de que el mundo vea a Dios en su pueblo. Su carácter debe ser demostrado en nuestras vidas. La cita en la pagina 415 continúa: “Los hijos de Dios deben manifestar su gloria. En su propia vida y carácter deben revelar lo que la gracia de Dios ha hecho por ellos. La luz del sol de justicia debe brillar en buenas obras- en palabras de verdad y actos de santidad.” El está contando con nosotros para manifestar al mundo, para demostrar que el verdadero carácter de Dios es verdaderamente como—que él es verdaderamente un Dios de amor. El nos hará como eso. Su meta para usted es hacerlo una luz de su gloria- de su carácter- a fin de que usted lo pueda glorificar en sus buenas obras. Él es capaz de realizar eso ¿Verdad? Esa debe ser nuestra meta. Isaías escribió acerca de esto en un lenguaje sutilmente diferente: “Sube sobre un alto monte tú que anuncias buenas noticias a Sión, levanta con fuerza tu voz, tú que anuncias buenas nuevas a Jerusalén. Levántala, no temas. Di a las ciudades de Judá: ¡Aquí esta vuestro Dios!” Isaías40:9. He aquí tu Dios. “Aquellos que esperan la venida del esposo deben de decir al pueblo, ‘He aquí tú Dios’. Los últimos rayos de luz misericordiosa, el último mensaje de misericordia que ha de ser dado al mundo, es una revelación de su carácter de amor” LPGM 415. El mundo todavía no ha, aparte de Jesús, visto a Dios. Jesús fue el único que verdaderamente lo ha revelado al mundo; y ahora entendemos que será un mensaje que iluminará a toda la tierra que dirá, “He aquí Dios y su pueblo y Dios es amor”. Ellos verán eso. No habrá últimas plagas hasta que el mundo vea que Dios es amor. No habrá regreso de Jesús hasta que el mundo vea que Dios es amor. Este es el último mensaje – la revelación del carácter de amor de Dios. Predicamos que Cristo regresa pronto. Con mucha frecuencia sólo presentamos a un Cristo que se vengará de aquellos que no lo conocen. Enseñamos un juicio vigente, y que es mejor que usted esté listo o se quemará. ¿Es esto una revelación de un Dios de amor? Estamos tratando de asustar a la gente para que se aliste, y eso para nada revela el amor de Dios. Dios odia al pecado. Pero ciertamente ama al pecador. Hay una gran diferencia entre acciones odiosas del pecado y odiar a la gente. Usted y yo podemos tener dificultad en hacer las diferencias, pero Dio no. El no odia al pecador. El ama al pecador; aunque desprecia algunas de las cosas que hacemos. A tus padres no les gustan algunos de los actos que haces, pero ellos te aman. Puede ser que no te gusten

13

algunas de las acciones de tu pareja, pero amas a tu pareja. Dios hace las mismas distinciones. Dios es amor, pero con cuánta frecuencia lo presentamos, como amenazándonos si no nos portamos bien. Dios es un Dios de amor y a él no le gusta eso. Él nos atrae a su lado. Él no nos conduce como el poder bestial lo hace. ¿Cómo es que el pueblo de Dios será semejante a Dios en carácter? “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestro corazón, para que podamos conocer la gloria de Dios que brilla en el rostro de Cristo”. 2 Corintios 4:6. Dios hace brillar la luz que nos da conocimiento y entendimiento de su carácter. Mientras contemplamos a Jesús contemplamos a nuestro Padre celestial, y una luz, un entendimiento, viene a nosotros; y la gloria de su carácter llega a ser una gloria para nosotros, precisamente como a Moisés en el monte cuando contempló la gloria de Dios en la ley y el sacrificio. El rostro de Moisés brilló tan esplendentemente que el pueblo no podía mirarlo a él. Este era un ser humano que había caminado tan cerca de Dios que él literalmente glorificó a Dios física tanto como espiritualmente; porque él era un reflector de ese brillo, de esa luz que él había contemplado allá en el monte. Este es un acto creativo. Dios que ordenó que la luz brillara en las tinieblas ha brillado en nuestros corazones. Así como él creó la luz y las tinieblas así él crea la luz en la mente oscurecida de su pueblo y la gente del mundo. Él brilla en sus corazones. Pablo dijo que cuando el viejo hombre es quitado ustedes deben ser “Renovados en la actitud de nuestra mente y vestidos del nuevo hombre creados para ser semejantes a Dios en justicia y santidad” Efesios 4:23-24. Esa nueva criatura, es un acto creativo. Dios hace una nueva persona. Y así como él hizo que la luz brillara en las tinieblas en el principio, así lo hace en usted y en mí. Él quiere hacer esto en todo el mundo en los últimos días. Pablo escribió acerca de contemplar su gloria. “Y nosotros todos con el rostro descubierto, contemplamos como en un espejo la gloria del Señor [su carácter] vamos siendo trasformados de gloria en gloria, a la misma imagen, por el Señor que es el Espíritu” 2 Corintios 3:18. Mientras lo amamos a él y llegamos a estar enamorados de él mientras lo adoramos, mientras estamos consagrados a él vemos su gloria- su carácter y somos cambiados a la misma imagen; aun de gloria en gloria, o de un grado a otro, hasta que brillemos como las estrellas en su belleza. Pablo escribió que “tenemos tesoro en vasos de barro para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros.” 2 Corintios 4:7. Todos saben que los seres humanos caídos no son como Dios. Todos saben que en nuestros cuerpos corruptos no podemos producir un carácter como el suyo. El mundo entero conoce eso pues se ha demostrado por seis mil años. Por lo tanto, toda la alabanza es para él si los hombres llegan a ser como él. Cuando él brilla en nuestros corazones y nos cambia, y al contemplar su gloria somos cambiados de gloria en gloria, todos sabrán que Dios ha realizado esto y no el hombre. El mundo lo alabará y no nosotros, porque el mensaje es Cristo nuestra justicia, no nosotros nuestra justicia. El mensaje del primer ángel dice que debemos “adorar a aquél que hizo el cielo y la tierra y la mar y las fuentes de las aguas.” Apoc. 14:7. Adorar al Creador. Él es el

14

único que puede hacer que la luz brille de las tinieblas; y las mentes de muchos hoy están oscurecidas. Eso es porque la Biblia no tiene sentido para mucha gente. Eso es por qué las órdenes de Dios parecen irrazonables. Eso es por qué tenemos tantas frustraciones y tantos problemas. Nuestras mentes están nubladas y muertas en transgresiones y pecados. Ellas deben ser “vivificadas por el Espíritu.” (1Pedro 3:18) Dios dice que brillará en nuestras mentes, a fin de que la oscuridad y el misterio sean alejadas; y usted dirá, “¡Ah, ahora me doy cuenta!”. Así como Dios realiza el levantamiento del sol cada día, él realiza el amanecer del Sol de Justicia en nuestras vidas. Él lleva a cabo la gloria de Dios en los seres humanos—vasos terrenales—con todas sus debilidades y pecaminosidad. Él logra esto hasta que somos cambiados en vasos de belleza y honor. Llegamos a ser como él mientras los demás adoran a la bestia y a su imagen los cuales son poderes hechos por el hombre, y obedecidos en la fortaleza del hombre; no trasformados por el Ser Divino ¡Qué diferencia! Y tantos de nosotros mientras intentamos hacernos mejores en nuestra propia fuerza, nos estamos uniendo con aquéllos que adoran a la bestia y a su imagen. Todo está hecho por el hombre a menos que sea Cristo nuestra justicia. Las distinciones han llegado a ser amplias entre aquellos que lo aman y los que están siendo obligados, o están tratando de obligarse a sí mismos a amarlo. Un grupo confía solamente en él y en su justicia, y no en la propia. Son recreados por su poder y no por el propio. Son transformados por su gloria hasta que toda la alabanza es para él y no para ellos mismos. El otro grupo tomará la alabanza para ellos mismos por sus propios esfuerzos para satisfacer las leyes de Dios. La meta de Dios para usted y para mí no es que seamos suficientemente buenos para ser salvos. Este es un malentendido que debemos quitar. Nuestra meta no es ser suficientemente buenos para ser salvos. Nunca ha sido eso. La meta de Dios para cada ser humano es ser semejante a él. Él quiere ser visto en el mundo a través de nosotros. El mundo nos entiende pero ellos no lo entienden a él. Es esa oscuridad que debe ser quitada. El mundo verá a Dios en los seres humanos antes de que Jesús regrese. Cristo nuestra justicia nos dice que su gloria debe ser vista y no la nuestra. La nuestra está toda contaminada, es corrupta y vil. La meta de Cristo nuestra justicia y justificación por la fe no es simplemente ser lo suficientemente bueno para llegar al cielo. Ese es un concepto equivocado. No es luchar para ser obediente. Es ser como él. Dios no quiere venir y darnos una palmada en la espalda y decir: “has hecho una buena obra.” El quiere decir: “me has honrado; y yo te honraré. Me has glorificado y yo te glorificaré.” El mundo no puede ser salvado al vernos llegar a ser mejores y mejores y mejores. No importa cuán buenos lleguemos a ser porque el mundo no se salvará porque lleguemos a ser buenos. El mundo será salvado por Dios. Ellos deben verlo, deben amarlo, deben adorarlo, deben recibir su persona; pero ellos no lo conocen hasta que lo vean en nosotros. Será una revelación de Dios a un mundo moribundo.

15

Juan nos contó en palabras muy sencillas que “cuando Cristo aparezca, seremos semejantes a él.” (1 Juan 3:2) Algunas personas escuchan esto y llegan a estar muy desanimadas. Ellas dicen: “Nunca podré llegar a ser como él.” Pero Aquél que hizo algo de la nada, Aquél que hizo que la luz brillara de la oscuridad, puede hacer algo de la nada en usted también. Si usted entiende al Creador, y al poder de Dios para salvación, el cual Pablo define como el evangelio, no es lo que usted puede hacer, sino más bien lo que él hará con usted cuando le permita a él hacer eso. “Es su gloria perdonar al mayor de los pecadores.” MC 161. Y su gloria será su carácter. El dice: “No importa cuán malo seas. Eso no me molesta o me impide hacer algo por ti. Mi carácter se manifiesta cuando perdono al mayor de los pecadores y lo transformo. Entonces el mundo ve que verdaderamente yo soy Dios; y un Dios de amor y de fuerza y poder que ama a los humanos tanto que puede cambiar al más vil de los pecadores.” ¡Entonces Dios es visto! Sin embargo todo el tiempo seguimos diciendo: “¡Soy demasiado pecador!” ¡Y eso qué! No es problema para él. Él ha estado trabajando con los malos por seis mil años. Es su gloria cuidar de los peores pecadores. No le trae alabanza cuidar solamente ciudadanos rectos, buenos, que nunca han tenido un pecado en su vida; aunque no hay ninguno sin pecado—ellos piensan que son justos. Aquellos que verdaderamente lo bendicen son los que todos piensan que están perdidos—los casos sin esperanza. Ellos verdaderamente honran su nombre cuando Dios los convierte ¿verdad? El Señor es capaz. ¿Qué piensas de Dios? ¿Es él demasiado pequeño para ejecutar sus planes? Siempre estamos mirando al yo débil y llegamos a desanimarnos. Él nos dice que lo miremos a él y seamos salvos y seamos transformados. Es su gloria la que debe ser vista en nuestra transformación y no la nuestra. ¿Cuándo viene la luz del ángel a iluminar la tierra? Es claro en el Antiguo Testamento por medio de Isaías, el profeta evangélico. “Entonces nacerá tu luz como el alba y tu sanidad se verá pronto entonces su justicia irá delante de ti y la gloria de Dios será tu retaguardia” (Isaías 58:8). Este versículo empieza con. “Entonces.” ¿Cuándo es “entonces”? Esto se refiere a dos versículos anteriores. “Antes el ayuno que me agrada es éste desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas ofrecidas, dejar libres a los quebrantados, que rompas todo yugo. Que partas tu pan con el hambriento, a los pobres errantes albergues en casa, que cuando veas al desnudo lo cubras y no te escondas de tu hermano.” Versículos 6 y 7. Cuando esto sucede: “Entonces nacerá tu luz como el alba y tu sanidad se verá pronto…tu justicia irá delante de ti.” Entonces Dios será visto. “Así en la noche de oscuridad espiritual la gloria de Dios debe brillar a través de su iglesia a levantar a los caídos y consolar a aquellos que tienen duelo. Alrededor de nosotros se escuchan los gemidos de los oprimidos del mundo. En todos lados están los necesitados y angustiados. Es nuestra parte ayudar en aliviar y suavizar las pruebas de la vida y sus miserias. La obra práctica tendrá más efecto que solo sermonear. Hemos de dar alimento al hambriento, ropa al desnudo, y techo a los que no tienen hogar. Y somos llamados a hacer más que esto. Sólo el amor de Cristo puede satisfacer los deseos del alma. Si Cristo está habitando en nosotros, nuestros corazones estarán

16

llenos de simpatía divina. Las fuentes selladas del amor semejante a Cristo serán abiertas.” LPGM 417. Cristo quiere darnos a cada uno de nosotros un corazón tierno que simpatice con la gente que tenga compasión como él la tuvo, que sea sensible a las necesidades de aquellos que nos rodean. Él suplirá todas sus necesidades de acuerdo a sus riquezas en gloria, no importa cuáles sean esas necesidades. Esta bondad de Dios será reflejada y manifestada en la humanidad. Dios será visto en la persona de sus santos. Esto es lo que él está esperando. La Biblia dice que el resultado de esta luz es que “es que los gentiles (o incrédulos) vendrán a tu luz y los reyes al resplandor de tu amanecer.” Isaías 60:3. Una tremenda recolección o cosecha de almas tendrá lugar. Las multitudes llegarán en Pentecostés. Se nos dice que la Lluvia Tardía será aún mayor. Un escritor del Antiguo Testamento profetizó que “la tierra se llenará del conocimiento de la gloria del Señor, como el agua cubre el mar” Habacuc 2:14. Aquí está el comentario de Elena de White de este texto bíblico: “Otro ángel desciende del cielo teniendo gran poder, y la tierra será iluminada con su gloria. El Espíritu del Señor bendecirá tan amorosamente a los instrumentos humanos consagrados que hombres, mujeres y niños abrirán sus labios en alabanza y gratitud, llenando la tierra con el conocimiento de Dios, y con su gloria insuperable como las aguas cubren el mar”7CBA984. Será tan extenso que habrá millones de gente brillando para Dios llenos de su gloria y manifestando su carácter y toda la tierra será llena de su gloria. Los seres humanos, las multitudes en cada tierra, brillarán para Dios diciendo: “He aquí tu Dios él es como nosotros y nosotros como él”. Debemos proclamar su gloria y gracia no por sermones sino cada momento y cada hora de cada día dondequiera que vivamos doquiera vayamos. No podemos predicar el Fuerte Clamor en palabras. Viviremos el Fuerte Clamor. Es la gloria de Dios perdonar al principal de los pecadores. No importa cuán vil usted haya sido o cuán lejos haya ido. Dios se manifestará en usted, él se glorificará en usted y el mundo se sorprenderá al contemplar a Dios en la humanidad. Y entonces Jesús vendrá. Cómo anhela entrar a su corazón. Cómo desea levantarse como el sol en la mañana con luz, calentándonos por dentro y por fuera; e iluminándonos, brillando en nosotros hasta que toda la vida esté tan trasformada que en nuestros mismos labios cada acción nuestra, manifieste su amor y su bondad hasta que podamos contenernos y obligarnos a nosotros mismos debemos brillar para él “Así alumbre vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen a vuestro padre que está en el cielo.” Mateo 5:16. Es nuestro privilegio tener esa transformación no mañana sino este mismo día. Dios ha estado esperando muchos años para brillar dentro de la oscuridad de este mundo por medio de nuestras vidas. Que su voluntad sea hecha en ustedes y en mí es mi oración en su precioso nombre.

17

2

El Punto Inicial de la Justicia

Se ha escrito mucho por los autores adventistas del séptimo día sobre el tema de Cristo nuestra justicia. Empezando en 1888 y en adelante, ha habido mucha dificultad con este tema. Nuestra denominación confrontó una crisis mayor cuando en 1888, los dirigentes más finos habían estado en desacuerdo acerca de este tema. Cristo nuestra justicia ha llegado a ser un tópico volátil que cuando primero supe de él, mis consejeros en la universidad me dijeron que dejara en paz este tema, diciendo que me sacaría de la iglesia. Sin embargo leo en el Espíritu de Profecía y en la Biblia que este mensaje es fundamental para la salvación de todos los que escuchan el evangelio. Una pocas personas pretenden saber de qué se trata todo esto; pero hay algunos aspectos de él que muchos aparentemente no entienden, por que nosotros como pueblo no estamos de acuerdo para nada en este tema. Para entender porqué algunos han peleado violentamente en contra del mensaje de Cristo nuestra justicia, se debe retroceder y mirar lo que sucedió en 1888. Hubo un énfasis en el tema de justificación por la fe en Miniápolis que casi nunca ha sido presentado desde entonces. Es el lado negativo de la justificación por la fe. Se puede pensar que no hay nada negativo acerca de ello. Es positivo y esperanzador, pero hay un lado en él que puede ser mirado como muy negativo. No me gusta hablar de cosas negativas, pero no se entenderá a menos que lo haga. Hay un aspecto de este tema que, como fue presentado en 1888, alguna gente detesta. Este tema algo negativo es el elemento más básico del tema de la justificación por la fe. Si hacemos a un lado este tema, nos impedirá experimentarlo. La justificación por la fe no debe ser simplemente una teoría, sino una experiencia. No es suficiente con sólo entenderla. Es algo que se debe practicar cada día. Debemos ponerla en práctica en nuestras vidas. Debe hacer algo por nosotros de otro modo sólo es una teoría abstracta que no hace a nadie ningún bien. Y no la practicamos necesariamente sólo porque podemos predicar de ella o hablar de ella a nuestros amigos y vecinos. Este aspecto negativo hacia Cristo nuestra justicia y la justificación por la fe es el punto inicial para la verdadera justicia. Fue este aspecto que trajo tanta oposición al mensaje de Jones y Waggoner. Hubo mucha discusión y debate sobre temas como la Trinidad pero esos temas no intimidaron a la gente. Este aspecto negativo que estamos discutiendo causó mucha oposición, aun cuando no fuera discutido o debatido o de hecho aún disputado hasta un grado significativo. Este aspecto negativo se encuentra en la definición de Elena de White acerca de la justificación por la fe. “¿Qué es justificación por la fe? Es la obra de Dios en postrar la gloria del hombre en el polvo y hacer por el hombre aquello que no está en su poder

18

hacer por sí mismo”TM 456. Nos gusta la última parte de esa oración donde habla acerca de Dios que hace por el hombre aquello que no puede hacer por sí mismo. Pero a muchos no les gusta la parte acerca de postrar la gloria del hombre en el polvo. Es la obra de Dios postrar la gloria del hombre en el polvo—esas cosas acerca de las cuales podemos vanagloriarnos. No se puede tener la última parte sin tener también la primera parte. No se puede tener a Dios haciendo por usted aquello que usted no puede hacer por sí mismo a menos que primero él arroje su gloria al polvo. Así que la parte negativa de la justificación por la fe es permitir que el Señor arroje nuestra gloria al polvo. ¿Cómo le gustaría haber sido una persona prominente y haber vivido en los días cuando este mensaje fue enseñado? Imagine a dos mensajeros enviados por Dios de pie y diciéndole que toda su justicia es “trapo de inmundicia.” La implicación es ésa si Cristo es su justicia entonces usted no tiene ninguna. Si él debe ser mi justicia no puedo producirla por mí mismo. Peor todavía, me dice a mí que todos los actos justos que yo he estado tratando de hacer no son justos. Toda la observancia del sábado, todo el pago de los diezmos, toda la obra misionera, toda la predicación, toda la obra bíblica—ninguna de estas obras son justicia. Si Cristo debe ser nuestra justicia entonces nuestra justicia no es nada. Debemos admitir que no oímos mucho acerca de esto. La razón es que a los predicadores no les gusta hablar acerca de esto. L a razón por la que a nosotros los predicadores no nos gusta hablar de ello es porque nos condena tanto como a usted. Ninguno puede escapar, porque no hay ninguna excepción, excepto Jesús. Nos gusta hablar de los aspectos positivos de la justificación por la fe—como Cristo es mi justicia, como la justicia es un don gratuito, imputada e impartida para mí; pero casi siempre dejamos fuera la parte de colocar nuestra gloria en el polvo. A muchos no les gusta. Pero no podemos enseñar a Cristo nuestra justicia y la justificación por la fe sin incluir esto. Hemos estado tratando de hacerlo por mucho tiempo, y todo lo que estamos haciendo es un cosquilleo en nuestros oídos y no cambiando nuestros corazones. Usted puede estar tan perdido enseñando y creyendo en Cristo nuestra justicia, como puede estarlo un legalista o un fariseo. Había alguna gente prominente en el movimiento de 1888 (y después) que creyeron la doctrina y sin embargo están perdidos. Los dos hombres más prominentes Jones y Waggoner, se apartaron, no por que estuvieran equivocados acerca del tema, sino aparentemente se perdieron en algún lugar ¿No es verdad? Esto es el porqué la gente me advirtió que este es un tema peligroso. Al diablo le gustaría que nosotros distorsionemos este tema. ¿Por qué? Porque cuando la enseñanza de Cristo nuestra justicia es enseñada y predicada correctamente, ¡nos despoja de toda esa justicia pasada que pensamos era nuestro boleto al cielo! Cuando casi tengo al cielo en mis manos, algún predicador llega y me dice que no voy a llegar a él porque no tengo ninguna justicia propia. Debo tener la justicia del Señor para ser salvo. Por lo tanto, nuestra inclinación natural será omitir esto del tema, y sólo hablar acerca de los aspectos positivos.

19

Cuando aquellos hombres a los que Elena White llamó “los hermanos dirigentes” escucharon a Jones y Waggoner, ellos se acobardaron imaginándose a sí mismos de pie en el púlpito delante del público que había pensado literalmente que ellos eran sin falta. Los miembros de iglesia con frecuencia esperan que nuestros pastores y dirigentes sean intachables; y estoy sorprendido de cuántos jóvenes piensan que los predicadores son un orden diferente de seres. Cuando descubren que no lo son, se desaniman grandemente y casi se deprimen. ¿Cómo podemos seguir a líderes erráticos?, preguntan. Los dirigentes de iglesias y pastores tenemos un terrible sufrimiento acerca de este tema porque tenemos que presentar una fachada para agradar a los miembros de iglesia. Imagínese a algún dirigente bien conocido de la iglesia en 1888 poniéndose de pie y diciendo:” Hermanos, lo siento; pero tengo que confesar que he sido un hombre muy egoísta, una persona muy orgullosa.” Eso nunca sucedió. Algunos dirigentes temían que la gente pensara que eran demasiado perfectos; y la gente se preguntara cómo es que esa persona hizo para llegar a una posición tan alta. Se sentirían como que habían sido engañados. Así que aquellos hermanos dirigentes se imaginaban a sí mismos siendo castigados y rechazados por los miembros de la iglesia- si confesaban sus flaquezas y pecados. ¿Sería usted lo suficientemente grande para hacer eso? No hubo muchos que fueran lo suficientemente grandes entonces, y no hay muchos que lo harían hoy. Esa es la razón por la cual no tenemos más llamados al altar en la mayoría de nuestras iglesias. Eso es porque no le pedimos a la gente que venga al frente para que entregue su corazón a Cristo. Eso es degradante para alguna gente, no edificante. ¿Por qué se les requiere a ellos que hagan eso? La predicación correcta de la justificación por la fe intimida a la gente por lo menos al principio. La Biblia nos enseña que debemos ser justos. La enseñanza por la justificación por la fe dice que no somos justos y si no soy justo, no satisfago el requisito bíblico. Por lo tanto soy un alma condenada y perdida. Ese es el lado negativo de ello. La gente se desconecta cuando predicamos la verdad acerca de la justificación por la fe. Los judíos tenían el mismo problema “por ignorar la justicia de Dios y procurar establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios.” Romanos 10:3. Esta ignorancia estaba dispuesta. Ellos aprendieron acerca de la justicia de Dios en Cristo Jesús pero la rechazaron. Estaban buscando establecer la propia. Por lo tanto, no se sometieron ellos mismos a la de Jesús. El siguiente versículo nos dice “la finalidad de la ley es conducirnos a Cristo para justificar a todo el que cree.” Aquellos que creen que Cristo es su justicia, él es el cumplimiento de la ley para ellos. Pero si estoy buscando establecer mi propia justicia—aun solamente un poquito de mi propia justicia-- ¿aceptaré alguna vez la de Cristo? Es imposible. De alguna manera debe venir una percepción de mi condición antes de que yo busque la justicia en otra parte. Entre tanto que esté satisfecho con mi propia justicia o alguna porción de ella, nunca buscaré la justicia de él, porque estoy satisfecho. Si mi observancia del sábado es suficientemente buena para mí, si mi pago del diezmo es

20

bastante bueno para mí, si mi obra por el Señor es bastante buena para mí, si estoy satisfecho con ella (rico, estoy enriquecido y nada necesito), no tengo necesidad de su justicia. Ya la tengo, ya la he obtenido. Puedo ir a la iglesia cada sábado y regresar a casa sintiéndome muy feliz y contento pensando que tengo todo. Pienso que literalmente no necesito a Cristo como mi justicia. Y si como pastor le digo que usted sí la necesita muchos dirían “¿Por qué me está criticando? Yo soy tan bueno como usted lo es [y ustedes son]; y por lo tanto, ¿qué derecho tiene de decirme que no soy justo?” Podemos levantarnos sobre nuestro caballo alzado y ser intimidados por todo el asunto, y seguir aceptando sólo nuestra propia justicia. Se sorprendería cuán fácilmente podemos hacer esto. Automáticamente caemos en este bache y seguimos nuestro propio camino pensando que no somos tan malos y no tenemos que preocuparnos por alguna otra justicia. Tengo la verdad y la he estado siguiendo, ¿No es verdad? En cuanto a lo que mí concierne, eso es justicia, y eso es suficientemente bueno. Nos gusta algo que eleve el yo, pero nos disgusta algo que devalúe el yo. A los predicadores de hoy les gusta hablar del “valor propio”. Éste tiene una hermosa argolla en él. Tú eres alguien, siéntete orgulloso de ti mismo. Hablamos acerca del amor propio y tomamos ese texto maravilloso “ama a tu prójimo como a ti mismo,” y concluimos que si no te amas a ti mismo no puedes amar a tu prójimo. Y decimos, “¡Oh maravilla!” siempre quería amarme a mí mismo y ahora se me dice que está bien. Tenemos secciones de sensibilidad donde descubrimos que las cosas que tememos acerca de nosotros mismos, otra gente las tiene también. Y siendo que ellos no tienen miedo de ellas, ¿por qué debo temerlo yo? Tal vez no soy tan malo después de todo. Nos gustan todas estas cosas que resaltan el yo, pero no nos digan más acerca de las cosas que desvalorizan el yo. Jones y Waggoner no evitaron el lado negativo de Cristo nuestra justicia. En realidad, Waggoner lo hizo muy prominentemente. Aquí están algunas pocas declaraciones que él hizo a la multitud no tan apreciativa allá en Miniápolis. Usó varios textos de los Salmos. “Cuando veo tus cielos obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, pienso ¿Qué es el hombre para que lo recuerdes y el hijo del hombre para que lo cuides?” Salmo 8:3,4. “Se enardeció mí corazón dentro de mí, se encendió fuego en mi meditación y proferí con mi lengua: Señor, hazme saber mi fin, cuál es la medida de mis días; sepa yo cuán frágil soy. Diste a mis días el largo de un palmo, mi edad es como nada ante ti. La vida del hombre es apenas un soplo.”Salmos 39:3-5. “No confiéis en príncipes, ni en hombre, porque no pueden salvar”Salmos 146:3. Eclesiastés 3:19, 20 es otro texto que él citaba, “Porque el hombre y el animal tienen la misma suerte. Como muere el uno, muere el otro. Los dos tienen el mismo aliento de vida. Nada tiene más el hombre que la bestia. Todo es vanidad.” Había dos textos de Isaías: “Como nada son todas las naciones ante él, menos que nada y que lo que no es.” “Una voz dijo: Da voces. Yo pregunté: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como la flor del campo. La hierba se seca y la flor se cae, pero la Palabra de nuestro Dios permanece para siempre.”Isaías 40:17; 40:6-8. Todos estos versículos fueron incluidos en la predicación de Waggoner de la justificación por la fe. Él dijo que estos textos muestran que Dios es todo y que el hombre es nada.

21

Antes de que yo los ahuyente, debo detenerme y decir que en toda la predicación de Jones y Waggoner acerca de la insignificancia del hombre, ellos siempre estaban señalando que Dios amó al hombre y lo consideró tan precioso que ofreció por el hombre al ser más valioso de todo el cielo—al Señor Jesús. Y la razón por la que los pecadores son valiosos es a causa del precio pagado por ellos, y porque originalmente fueron hechos a la imagen de Dios. No es porque nosotros seamos buenos, sino más bien porque Dios nos hizo en el principio, y a causa de que Dios pensó en nosotros cuando dio a Jesús por nosotros. Es la estimación del hombre que tiene Dios lo que nos hace buenos y valiosos, no nuestra estimación de nosotros mismos. En Cristo nosotros somos valiosos. En nosotros mismos no valemos nada. Se necesita considerar por mucho tiempo que nosotros, como las flores y las hierbas, no somos nada. No nos preocupamos cuando una brizna de hierba o una flor mueren. Están aquí solo por un corto tiempo y entonces mueren. Nuestra bondad es como las flores que están aquí por unos pocos días, y luego perecen. ¿Puede usted poner la confianza en eso? Pablo también escribió en Filipenses 3:8 que él consideraba: “Por él lo perdí todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo.” Esas cosas incluían pérdidas monetarias, perder su posición en el Sanedrín, y el prestigio que tuvo antes entre sus hermanos; Pero había algo más que Pablo perdió. Él dijo que era un fariseo de fariseos. Un fariseo está orgulloso de su propia justicia. Pablo tenía que desechar su propia justicia. Pablo tenía que mirar a sí mismo como no teniendo nada sino trapos inmundos, en sí mismo, antes del tiempo de su conversión. Pablo estaba hablando acerca de la muerte voluntaria del yo. ¿Qué hay de bueno en el yo que debe ser realzado o fomentado, o que se le deba dar crédito? Algunas personas me han dicho, “Pastor Lehman, usted nos hace cosas terribles. Toda mi vida me he anticipado a alguna clase de éxito o de logro, y ahora usted llega y de una vez me barre y me dice que no puedo tenerlo.” Esa no era mi idea, yo no la inventé. Siempre ha estado en la Biblia y en el Espíritu de Profecía. Amigo, si la hemos pasado por alto, hemos estado engañados, y hemos descuidado abiertamente las cosas que nos llevarán al reino. En estos días nosotros estamos descuidando voluntariamente algunas de estas cosas. Seguimos esperando que haya alguna otra manera en la cual nosotros podamos soslayar la muerte del yo, que de alguna manera podamos tener al yo y a Cristo como nuestra justicia al mismo tiempo. Seguimos esperando y orando que algún pastor maravilloso llegue, que haya descifrado la Biblia correctamente, y nos muestre cómo podemos tener a ambos. O tal vez alguno escribirá un libro que diga que podemos tener a los dos, y que permitirá al yo inflarse todo lo que quiera, y aun así tener la justicia de Cristo. Nuestras almas necesitadas siempre rogarán por la justicia de Cristo. Sólo aquellos que se ven a sí mismos como injustos sentirán una necesidad por eso. Sólo los que tengan hambre y sed de justicia la solicitarán. En tanto que esté usted contento con el yo para hacer lo que quiera, y llamar a eso justicia, usted nunca tendrá hambre y sed de su justicia. El yo debe ser abatido al polvo. Ese es el punto crucial para la verdadera

22

predicación de la justificación por la fe—el abatimiento de la gloria del hombre en el polvo, que es la obra de Dios, y no la obra del predicador o de alguien más. Es la obra de Dios. Él la hace, la cual es una dádiva buena para nosotros; y debemos aceptarla. Cuando los hijos de Israel salieron de Egipto, tenían muchas distorsiones de la verdad. Vivían en una tierra pagana donde habían llegado a creer que Dios estaba enojado con ellos y que ellos de alguna manera debían apaciguarlo y buscar su favor. Ellos intentaron llegar a ser justos en sus propias energías y obras. El Señor tuvo que cambiar esa actitud. Siento que hoy él tiene que hacer la misma tarea con muchos de nosotros. El Señor les dio algo llamado el Pacto Antiguo, pero no podían ser salvados bajo las provisiones de ese Antiguo Pacto. Dios les dio ese pacto para enseñarles lecciones que debían aprender, o de otra manera nunca las necesitarían. Ellos siempre estarían contentos en sus propios caminos y en su propia justicia. Elena de White explicó el Antiguo Pacto y por qué Dios lo dio a la nación de Israel en el Sinaí. “Otro pacto—llamado en el escritura el Antiguo Pacto—se formó entre Dios e Israel en el Sinaí… El Pacto Abrahámico…es llamado el ‘segundo’, o el ‘nuevo’, pacto…pero si el Pacto Abrahámico contenía la promesa de redención, ¿Por qué se formó otro pacto en el Sinaí? En su bondad el pueblo en gran medida había perdido el conocimiento de Dios y los principios del Pacto Abrahámico….viviendo en medio de la miseria y corrupción, ellos no tenían un verdadero concepto de la santidad de Dios, de la pecaminosidad de sus propios corazones, de su absoluta inhabilidad, en ellos mismos, para rendir obediencia a la ley de Dios, y su necesidad de un Salvador. Todo esto ellos deben se enseñados [el énfasis es añadido]. Dios los trajo al Sinaí; manifestó su gloria; les dio su ley, con la promesa de grandes bendiciones, con la condición de la obediencia….la gente no se dio cuenta…que sin Cristo era imposible para ellos guardar la ley de Dios….sintiendo que ellos eran capaces de establecer su propia justicia, ellos declararon, ‘haremos todo lo que el Señor ha dicho, y obedeceremos.’ Éxodo 24:7…sin embargo, sólo unas pocas semanas pasaron antes que ellos quebrantaran su propio pacto con Dios, y se inclinaran para adorar imágenes esculpidas…ahora, viendo su pecaminosidad y su necesidad de perdón, fueron traídos a sentir su necesidad del Salvador…ahora fueron preparados para apreciar las bendiciones del nuevo pacto” PP 371,372 Dios dio el Antiguo Pacto para enseñar a su pueblo algunas lecciones cruciales. En el proceso del aprendizaje esas lecciones “Fueron preparadas para apreciar las bendiciones del nuevo pacto”. Muchos hoy necesitan que se les enseñen esas mismas lecciones. Esencialmente vienen a la iglesia bajo el Antiguo Pacto. Escuchan la ley y se dan cuenta que es buena. Prometen guardarla (lea sus promesas bautismales). Sin embargo, pronto se dan cuenta que no pueden guardarla con su carne débil. Así que esta cita que sigue se aplica no sólo a los antiguos israelitas, sino al moderno Israel también: “Antes que pudiera haber alguna reforma permanente, el pueblo debía ser guiado a sentir una total incapacidad en sí mismo para rendir obediencia a Dios…mientras confiaran en su propia fuerza y justicia, era imposible que ellos obtuvieran el perdón de sus pecados, no podían cumplir los requisitos de la perfecta ley de Dios, y era en vano que prometieran por sí mismos servir a Dios. Era únicamente por la fe en Cristo que podrían asegurar el perdón del pecado y recibir la fuerza para obedecer la ley de Dios. Deben dejar de confiar en sus propios esfuerzos

23

para la salvación, deben confiar totalmente en los méritos del Salvador prometido, para ser aceptados de Dios.” PP 524. Esas son buenas noticias. Con frecuencia no nos gustan sus implicaciones, pero son buenas noticias. Mantengamos estas citas en mente y miremos a estas palabras del profeta evangélico “Consolad a mi pueblo—dice vuestro Dios—hablad al corazón de Jerusalén”, y decidle a voces que el tiempo de su milicia ha terminado [no más lucha, no más batalla], que su pecado está perdonado, que ha recibido de la mano del Señor el doble por todos sus pecados”. Isaías 40:1,2 ¿Por qué Dios dice eso? Cuándo Cristo es su justicia, ¿qué pasa con las luchas? ¿Qué en cuanto a las guerras? ¿Qué de las batallas? Cuando Cristo llega a ser mi justicia la lucha para llegar a ser justo por mí mismo cesa. La guerra termina, yo soy justo únicamente en Cristo, nunca en mí mismo. El es mi justicia. La lucha, la guerra, se detienen en ese instante en que yo lo acepto como mi justicia, como mi justificación. “Su guerra está ganada…su iniquidad está perdonada” por lo tanto, habla “a ella comedidamente…”Usted se puede calmar ahora, porque la guerra ha terminado. Consuelen al pueblo con Cristo nuestra justicia. No se tiene que luchar para lograr la justicia en Cristo, la han obtenido. En Cristo han tenido éxito, Él es nuestra victoria. Él es nuestro éxito. Él es victorioso por toda la humanidad. Él es nuestro Rey, y en él somos aceptados. Debemos dejar de confiar en nuestros propios esfuerzos para alcanzar la salvación y debemos confiar totalmente en los méritos del Salvador prometido, si queremos ser aceptados por Dios. “Vengan con corazones humildes, no piensen que deben hacer alguna obra buena para merecer el favor de Dios, o que deben mejorarse a sí mismos antes de que puedan venir a Cristo. Ustedes son impotentes para hacer el bien y no pueden mejorar su condición. A parte de Cristo no tenemos méritos ni justicia. Nuestra pecaminosidad, nuestra debilidad, nuestra imperfección humana lo hace imposible que debamos aparecer ante Dios a menos de que estemos vestidos con la justicia inmaculada de Cristo. Debemos de ser hallados en él no teniendo nuestra propia justicia, sino la justicia que está en Cristo.” “La justicia de Cristo es presentada como un don gratuito al pecador si él la acepta. Él no tiene nada propio sino aquello que está manchado y corrompido, contaminado por el pecado, totalmente repulsivo a un Dios puro y santo. Sólo por medio del carácter justo de Jesucristo puede el hombre acercarse a Dios.” 1MS 333,342. Esta cita siguiente debe ser atesorada: “Ninguno sino Dios puede someter el orgullo del corazón humano. No podemos salvarnos a nosotros mismos. No podemos regenerarnos a nosotros mismos. En las cortes celestiales no se cantará un cántico como éste: ‘Para mí que me amé a mí mismo, y me lavé, me redimí, para mí la gloria y el honor y la bendición y la alabanza.’ Pero ésta es la nota tónica del canto que es cantado aquí por muchos en este mundo. No saben lo que significa ser mansos y humildes de corazón; y no quieren saber de esto, si ellos pueden evitarlo. Todo el evangelio es abarcado en el aprendizaje de Cristo, su mansedumbre y humildad.” TM 456. Este tema no es difícil de entender, pero es difícil de aceptar. El corazón orgulloso se alza en contra de él. Un hombre de sesenta y siete años que era miembro de mi iglesia

24

comprendió los pensamientos de todo esto, en un sermón que prediqué un sábado. Él era un hombre muy hablador, pero ese día estuvo tan silencioso como podía estarlo. En casa mientras comía del almuerzo del sábado, se sentó malhumoradamente con su esposa y una dama que vivía en su hogar. No comió ni un poco de alimento, aunque su esposa era una excelente cocinera. Solamente se sentó allí, estaba cabizbajo. Después de diez o quince minutos, finalmente murmuró: “Si ese predicador tiene razón, todo lo que he estado haciendo durante los últimos cuarenta años no es bueno.” Las dos damas, como un coro que hubiese ensayado por años, respondieron: “¡Eso es verdad!” Si uno lo hubiera golpeado en la cabeza con un bate de béisbol no le habría dolido tanto. Ese hombre literalmente no habló durante seis semanas seguidas. Podía hablar, pero no lo hizo. Después de las reuniones de oración él generalmente permanecía afuera y hablaba con todos. Él era un anciano en esa iglesia. Había estado animando a su hijo por casi veinte años para que regresara a la iglesia. El hijo me contó más tarde que por alguna razón extraña su padre había dejado de molestarlo. El hombre estaba en un sufrimiento absoluto. Era una tortura completa para él, día y noche. Se sentía angustiado, frustrado y confundido. Estaba completamente turbado, porque había perdido su boleto al cielo. Pero era un boleto que nunca lo llevaría allá. Su querida esposa, que lo amaba muchísimo, había anhelado el día cuando él descubriría que toda su justicia era como trapos inmundos. Por años él la había tratado como muchos legalistas y gente con justicia propia, que trata a los demás que no viven a la altura de sus normas. Al observar a otros y a mí mismo, he encontrado que cuando se descubre el lado positivo de la justificación por la fe, ésta puede ser una experiencia muy desagradable. Algunos están sobre la cerca, vacilando hacia un lado y el otro. El Señor muy paciente y bondadosamente trata de consolarnos, trata de ayudarnos a hacer una decisión. Pero hasta que demos la espalda al vil yo, nunca podremos tener a Cristo como nuestra justicia. No importa cuán bien usted sepa este tema o cuán bien lo pueda enseñar o cuánto diga que lo cree; hasta que demos nuestra espalda al yo, Cristo no será nuestro todo, y nosotros verdaderamente no necesitaremos su justicia. La nuestra será suficientemente buena. El Señor quiere que nosotros tengamos una experiencia donde Cristo sea supremo, donde él sea para nosotros salvación y justicia. Cuando los adventistas del séptimo día en todas las sendas de la vida lleguen a estar llenos de la gloria de este tema, cuando hagan su decisión por Jesús completamente como su justicia, tanto como su Salvador, la obra será terminada rápidamente. Veremos reavivamientos en todas partes. Y entonces el Señor Jesús nos podrá decir: “Bien hecho, buen siervo fiel.” Que Dios nos ayude a darnos cuenta que lo único que vamos a perder es algo muy malo: es el pecaminoso yo; y que el dador de todo lo bueno y de toda dádiva preciosa no quitará ninguna cosa buena de nosotros. Sólo quitará las cosas malas. Que podamos confiar en él y mirar a él para nuestra justicia, pues esto nos hará extremadamente felices, y hallaremos una tremenda consolación. “Hablad consoladoramente a mi pueblo,” el Señor dice.

25

3

¿Cómo somos justificados?

En Apocalipsis 3:17 se describe a la última de las siete iglesias de Apocalipsis: “Tú dices: Yo soy rico, estoy enriquecido, y nada necesito. Y no conoces que eres un cuitado y miserable, pobre, ciego y desnudo.” Hay un engaño terrible descrito aquí. Ellos dicen una cosa mientras que realmente son lo opuesto. Decimos que no somos esa clase de gente, pero nuestra escritora bien conocida dice que lo somos. Como individuos probablemente decimos: “No estoy engañado.” Estoy seguro que si usted es un ministro dirá: “¡no es posible! Enseño demasiada verdad para ser engañado.” Pero porque decimos que no estamos engañados, es difícil convencernos que lo estamos. En realidad, difícilmente miraremos; y el primer problema en aceptar a Cristo como nuestra justicia es darnos cuenta del hecho que podemos estar engañados. De hecho, hay millones de cristianos que deben estar engañados porque son tan desagradables. Todos estamos a muchos kilómetros alejados los unos de los otros. Aun en los confines de cualquier congregación de la iglesia, ciertamente no vamos lado a lado en nuestra teología. Somos ampliamente diferentes en muchas maneras, y no podemos todos posiblemente estar en lo correcto. Cuando todos dicen: “yo estoy en lo correcto,” entonces eso garantiza positivamente el engaño. El Espíritu de Profecía comenta en qué consiste este engaño. “¿Qué es eso que constituye la desventura y desnudez de aquellos que se sienten ricos y enriquecidos con bienes? Es la falta de la justicia de Cristo [ellos no la tienen]. En su propia justicia están representados con vestidos de trapos inmundos; y, sin embargo, en esta condición ellos presumen que están vestidos con la justicia de Cristo. ¿Podría el engaño ser mayor?” RH, Agosto 7, 1894. Insisten que ellos tienen la justicia de Cristo, pero el Testigo Verdadero dice: “No, no la tienen. Tienen sus propios trapos de inmundicia.” Sin embargo, todo el tiempo insisten en que ellos tienen su justicia. ¿Podría el engaño ser mayor? Podemos seguir por años acusando a otros o siendo engañados, pero algún día debemos llegar cara a cara con Apocalipsis 3:17. Podemos encararnos a nosotros mismos con este texto. Debemos estar dispuestos a preguntar: “Señor, ¿soy yo? ¿Puedo ser yo un laodiceano?” Conozco todos los argumentos que usa la gente para presumir que son laodiceanos, pero todos debemos preguntar: “Señor, ¿soy yo?” durante la última cena con Jesús, los discípulos hicieron esa pregunta, preguntándose cada uno si sería el que traicionaría a Jesús. De ese grupo de elite de los discípulos, todos podrían traicionarlo. Todos se olvidaron de él y huyeron. Y lo negaron de alguna manera. No fue únicamente Judas el que lo negó. Pedro ciertamente lo hizo. Los demás corrieron asustados, aunque estaban seguros que nunca lo harían. ¿Somos tú y yo mejores que ellos? Debemos dar una mirada dura y cuidadosa a esto. Este engaño era tan grande en 1889 que Elena White tuvo esto que decir: “No hay uno en cien que entiende por sí mismo la verdad bíblica de este tema [la justificación por la

26

fe] que es tan necesario para nuestro bienestar presente y eterno.” CNJ 87. Ni aun el uno por ciento entiende. ¿Somos mejores que aquellos a quienes ella escribió? Para 1904 la situación no había mejorado mucho “Durante los últimos 20 años una influencia sutil, no consagrada ha estado guiando a los hombres a mirar a los hombres a atarse con hombres, a descuidar a su Compañero celestial. Muchos se han alejado de Cristo. Han dejado de apreciar al Único que declara: ‘He aquí, yo estoy con vosotros siempre’ Hagamos todo en nuestro poder para redimir el pasado.” RA, 18 febrero, 1904. Ellos no habían mejorado mucho sobre “uno en cien” de 1889, ¿Verdad? Todavía se estaban alejando de Cristo. ¿Por qué es tan difícil entender esto? ¿Por qué es tan fácil estar engañado acerca de esto? El enemigo del hombre y de Dios no está dispuesto que esta verdad [la justificación por la fe] deba ser presentada claramente; porque él sabe que si la gente la recibe completamente, su poder será quebrantado.” CNJ 54 ¿Está quebrantado ese poder en su vida? ¿Lo ha recibido plenamente? Esta cita continúa: “Si el enemigo de la verdad y la justicia pudiera borrar de la mente los pensamientos que sean necesarios para depender de la justicia de Cristo para la salvación. El lo haría. Si Satanás puede tener éxito en conducir a los hombres para que coloquen el valor sobre sus propias obras como obras de mérito y justicia, sabe que puede vencerlos con sus tentaciones y hacerlos sus víctimas y presas. Elevemos a Jesús ante la gente. Untemos los umbrales de las puertas con la sangre del Cordero del Calvario.” De alguna manera en los días pasados hemos discutido y debatido acerca de este tema más y más, y sin embargo lo hemos entendido menos y menos. Para 1924, este tema parecía tan extremadamente importante y relevante para el departamento ministerial de la Asociación General, que pidieron al Pastor Daniels, un presidente anterior de la Asociación General, que escribiera un libro sobre el tema. Así que el pastor Daniels escribió el libro Cristo nuestra justicia. En el prefacio de ese libro, él describe la condición de la gente en 1924. Él escribió: “En nuestra ceguera y entorpecimiento de corazón, nos hemos alejado del camino, y por muchos años hemos estado dejando de apropiarnos de esta verdad sublime-- Cristo nuestra justicia. Pero todo el tiempo nuestro gran Líder ha estado llamando a su pueblo a ponerse en línea en este gran fundamento del evangelio—recibiendo por fe la justicia imputada de Cristo por los pecados pasados, la justicia impartida de Cristo al revelar la justicia divina en carne humana.” Se esperaba que por este libro el Señor nos regresaría a un entendimiento correcto de esta verdad fundamental del evangelio. Aparentemente, muchos en el pasado estaban errando en esta verdad maravillosa; y decir que no nos incluye a nosotros hoy es padecer el orgullo de los fariseos quienes siguieron y siguieron hasta que pudieron crucificar al Hijo de Dios, y aún creer que Dios estaba con ellos, aun tan tarde como el año 70 d.C. cuando el templo estaba siendo destruido. Cuando Dios se separó del templo, Cristo dijo: “He aquí vuestra casa os es dejada desierta” (Mateo 23:38); pero ellos aun adoraban a Dios como si él estuviera ahí. Pero él no estaba ahí. Y amigo, es posible que podamos venir e ir a la iglesia por décadas y nunca conocer a Dios. Ellos sí, y fueron tan humanos como nosotros. Como ellos podemos seguir y seguir con declaraciones groseras y

27

precisamente estar totalmente engañados, caminando en la oscuridad y pensando que somos hijos de luz. Nosotros podemos criticarlos grandemente pero en realidad sólo nos criticamos a nosotros mismos. Demasiado a menudo no somos impresionados. No podemos recordar nada cinco minutos más tarde del servicio de adoración. De alguna manera podemos ir tan ciegos y engañados como ellos. El Señor nos está pidiendo y suplicando que aprendamos lo que tiene para nosotros y que pudiéramos haber perdido, y algo por lo que podemos ser engañados. Con esta advertencia concerniente al engaño y mal entendimiento, lo menos que podemos hacer es dar una mirada honesta a nosotros mismos y preguntar, ¿”Es posible que estoy engañado con respecto a Cristo y su justicia y a la justificación por la fe”? Los predicadores tienen la tarea más difícil de todas porque señalarán a todos lo bueno que han estado haciendo por años, y todo de lo que han estado predicando, y eso conduce a muchas suposiciones. ¿Hay alguna posibilidad, que mientras que pienso que yo entiendo la justificación por la fe en verdad no la entiendo? “Sé que la mayoría de la gente tiene alguna clase de creencia en la justificación por la fe, pero, ¿es la enseñanza bíblica completa sobre ese tema? O ¿es su propia interpretación de ella? ¿Cuál es? El Señor, no está acusándonos de no tener una creencia en la justificación por la fe. Él está diciendo que no sabemos lo que es y no hemos experimentado el verdadero concepto. No es la falta de una enseñanza sobre ello. Es la enseñanza correcta y el entendimiento correcto y la experiencia correcta de ella. Debemos comparar las diferentes teorías de la justificación por la fe, la suya y la verdadera enseñanza bíblica concerniente a ella. ¿Está la suya completamente de acuerdo con la Biblia? Si no es, usted necesita estar en línea con las Escrituras. Dios conoce más acerca, de esto que nosotros, así que necesitamos alinearnos con lo que él tiene que decir. No es una deficiencia en una creencia de ella, sino más bien el engaño en referencia a lo que la doctrina genuina es verdaderamente. ¿Tenemos eso que la Biblia nos enseña? Queremos mirar esas áreas vulnerables donde somos propensos al engaño y al mal entendimiento, y también adentrarnos en esas áreas en las que estamos en desacuerdo. Puede ser que usted no esté de acuerdo conmigo pero al menos déjeme preguntarle: ¿Es posible que usted esté engañado por medio de la justificación por la fe? ¿La entiende completamente? Debe ser nuestra oración: “Señor, abre nuestros ojos para que podamos ver.” Examinemos nuestros propios corazones y preguntémonos: “¿Qué creo acerca de esto y cómo se compara con lo que la Biblia enseña?” Estaremos mirando a lo que la Biblia y el Espíritu de Profecía dice concerniente a esto; y descubriremos que las áreas de disputa sobre este tema son áreas de mal entendimiento. Los engaños más obvios y mal entendidos están en el área de la fe y las obras. Esto está en el corazón de todos los problemas ha sido así por cientos de años en la iglesia cristiana; y es sorprendente cómo podemos llegar a enredarnos en el tema de la fe y las obras. ¿Qué es la justificación por la fe? En el diccionario la definición de “justo” es: “el que anda conforme a la ley espiritual especialmente delante de Dios.” Ser justo es ser íntegro delante de Dios y guardar la ley espiritual así que el acto de la justificación es el acto de hacernos justos o íntegros delante de Dios. La justificación es hacernos justos. Elena White entendía que: “ la justicia es hacer lo recto….”LPGM 312. No tiemble con esto. Algunos parecen haber tenido una interpretación diferente de la justicia. La justicia es hacer el bien. Algunos dicen que es una relación correcta.

28

Sí, puede ser; ¿pero las relaciones correctas producen acciones correctas? Sí, lo hacen. Finalmente regresamos al hacer correcto. La verdadera justificación por la fe es la acción correcta delante de Dios. Los problemas que nos confrontan concernientes a la justificación por la fe incluyen éstos: ¿Cómo un pecador que no es justo delante de Dios llega a ser justo en la vista de Dios? ¿Cómo aquellos que están equivocados pueden llegar a estar en lo correcto a la vista de Dios? ¿Cómo los pecadores llegan a ser santos a la vista de Dios? ¿Cómo aquellos que son desobedientes llegan a ser obedientes a la ley? ¿Se logra intentando hacer buenas obras? El Señor pone sus requisitos delante de nosotros y nosotros decimos: “bueno, yo lo haré.” Esa parece ser la respuesta obvia, pero algunas veces la respuesta obvia no es la respuesta correcta. Decir “yo lo haré” es una mentalidad del Antiguo Pacto. Hay más de una manera para entrar a una casa, y no siempre es a través de la entrada del frente. De hecho, la puerta del frente puede estar cerrada con llave y atrancada. Puede ser más rápido entrar por la puerta trasera o a través de una ventana. La manera más obvia no es necesariamente la manera correcta. Podría ser la manera equivocada o una manera imposible. ¿Es esta justicia ante Dios lograda por una obediencia a la ley? ¿Es lograda tratando de obedecer u orando para ser obediente? ¿Es lograda por una lucha de toda la vida tratando de obedecer? Podemos seguir y seguir con las ideas que la gente tiene acerca de esto. Este problema debe ser respondido claramente y debemos usar toda la información disponible para canalizar nuestras mentes por el sendero correcto. De otra manera vagaríamos por todo el lugar en nuestro propio pensamiento. Que ninguno tome la posición limitada y estrecha de que algunas de las palabras del hombre pueden ayudar en la manera menos posibles para liquidar la deuda de su transgresión. Esto es un engaño fatal [y estamos hablando acerca de engaños]. Si usted lo entendiera, debe cesar de regatear acerca de sus ideas favoritas, y con corazón humilde investigar la expiación. Este asunto es comprendido tan obscuramente que miles y miles que reclaman ser hijos de Dios son hijos del malvado, porque dependerán de sus propias obras.” 1MS 341. Este es un engaño mortal. Mientras que profesan ser hijos de Dios verdaderamente son hijos del diablo, por que ¡dependen tanto de sus buenas obras! Necesitamos ya sea tirar los libros inspirados o empezar a estar de acuerdo con ellos, la cita continúa: “ Dios siempre demandó buenas obras, la ley lo demanda, pero porque el hombre se ha situado en el pecado donde sus buenas obras son inútiles, la justicia de Jesús sola puede prevalecer” hay una buena razón por la que no podemos obedecer la ley para satisfacer a Dios y poder llegar a ser justos en sus ojos, y esa es: que hemos nacido en pecado y por lo tanto nuestras buenas obras son “sin valor”. Pero, por lo tanto, solamente la justicia de una Persona, o la obediencia a la ley son de algún valor. Eso es por qué ella dice: “la justicia de Cristo sola puede prevalecer.” Nuestra propia justicia nunca prevalecerá. Inmediatamente muchos tienen mil temores y quieren argumentar que están tratando de abolir la ley. Debemos disipar esos temores y perfilar la secuencia que Dios nos señala para nosotros o estaremos tan perdidos como cualquiera (aún mientras guardemos el sábado). Nunca debemos olvidar que “porque el hombre se colocó en

29

pecado donde sus buenas obras estaban desvalorizadas, la justicia de Cristo [sus buenas obras] sola puede prevalecer.” El hombre no puede cumplir posiblemente las demandas de la ley de Dios sólo en su fortaleza humana sus ofrendas, sus obras, estarán siempre manchadas con el pecado… La ley demanda a la justicia, y esto el pecador lo debe a la ley. Pero él es incapaz de cumplirla” CNJ116. Todas estas citas nos dicen dos cosas en cuanto por qué el hombre nunca puede ser justificado por sus propias obras. Primero, él es incapaz de producir buenas obras. Segundo, todo lo que hace es sin valor porque está manchado con los pecados de su vida pasada. No importa cuán perfecto su entorno, todo lo que haga está manchado con el pecado y el yo. Todo. Nunca debemos confiar en nuestra propia justicia. Somos incapaces de producir nuestra propia justicia. Y todo lo que hacemos está manchado de pecado. Aquí yace otra decepción. Porque obedecemos ciertos requisitos de la ley de Dios, porque evitamos ciertos actos pecaminosos que otros cometen, nosotros entonces asumimos que estamos obedeciendo y, por lo tanto, somos justos. Los adventistas del séptimo día están en mayor riesgo en esta área que cualquier otro grupo que conozco. Es porque podemos probar con la Biblia que lo que enseñamos es verdad que decimos que nos estamos santificando y por lo tanto, somos justos. Tenemos que ser muy cuidadosos acerca de eso porque puede ser un total engaño. Hay una debilidad inherente en este tipo de obediencia. “Es cierto que puede haber una corrección externa sin el poder renovador de Cristo. El amor de la influencia y el deseo por la estima de otros puede producir una vida bien ordenada. El respeto propio puede guiarnos a evitar la apariencia de mal. Un corazón egoísta puede realizar acciones generosas.”CC58. Si hago lo que es correcto porque tengo miedo de lo que los vecinos piensen, ¿es eso justicia? No, eso es temor. Si hago lo que usted piensa que debo hacer para conseguir su estima, ¿es eso justicia? No, eso es ego, o el yo inflado por la aprobación de los demás. Muchos parecen ser rudos, incultos o ineducados, y una de las críticas más terribles es acusar a otros de ser de ese tipo; y los intelectuales parecen caer en esto grandemente. Sin ninguna lógica, dicen:”Usted no está bien educado—usted nada más no entiende.” Ellos usaron esto con Jesús, también, ¿verdad? ¿Cómo sin haber ido nunca a la escuela, podía él llegar a entender? Tenga cuidado a qué club se une con sus criticismos. Puedo tener una apariencia correcta de comportamiento pero estar sin Cristo en mi corazón. Ciertas presiones realizarán esto. Esas presiones están enlistadas para nosotros: “Educación, cultura, ejercicio de la voluntad, el esfuerzo humano todo tiene su propia esfera, pero aquí son impotentes. Pueden producir una corrección externa o interna de conducta pero no pueden cambiar el corazón. No pueden purificar las fuentes de la vida. Debe haber un poder que trabaje desde adentro, una vida nueva de arriba, antes que los hombres puedan ser cambiados del pecado a la santidad. Ese poder es Cristo.” CC 18 Muchos piensan que el corazón debe ser cambiado por la educación, la cultura, el esfuerzo humano, y el ejercicio de la voluntad. Ellos casi han dejado totalmente afuera

30

a Jesús en este proceso. La actuación exterior puede ser el más grande engaño; y muchos son propensos a señalar su realización la mayoría de las veces. Pablo expresó el mismo argumento cuando escribió: “Por lo tanto concluimos que el hombre es justificado por la ley sin las obras de la ley.” Romanos 3:2. Somos justificados por la fe únicamente, y no por ninguno de nuestros esfuerzos al obedecer la ley. Esto causa muchas peleas. Algunos dicen que no estamos usando todas las Escrituras y que por lo tanto se está tratando de engañarlos. Si usted no cree que una persona no es justificada por la fe sola sin las obras de la ley, si no acepta esto precisamente como es, sin pensar que ciertos versículos en el libro de Santiago no están de acuerdo con ello, si no lo acepta por fe sola, entonces usted no tiene la justificación por la fe, ni la entiende. Y hasta que entienda que Santiago no está en desacuerdo con Pablo (pues el mismo Espíritu Santo inspiró a ambos hombres), usted nunca puede ser justificado por la fe. Debemos armonizar a ambos Pablo y Santiago. Los dos están hablando acerca de Abrahán en el contexto de la fe y las obras. Santiago no estaba en desacuerdo con Pablo para nada. Santiago estaba simplemente discutiendo la fe, no la justificación. Santiago dijo que aun los demonios creían; por lo tanto, su fe no es nada especial a menos que sea diferente de lo que los demonios creen. Él argumenta que hay una diferencia entre la verdadera fe y la fe falsa (o presunción). Él nos dice cómo notar la diferencia entre los dos. “¿Ves como la fe obró en sus obras, y por las obras su fe fue hecha perfecta?” Santiago 2:22 La fe funcionó en sus acciones y así la integridad de su fe probada. Abrahán estableció su fe por sus obras y fue por su fe que él fue justificado. “La fe genuina se manifestará en buenas obras pues las buenas obras son el fruto de la fe… Los que son justificados por la fe deben tener una mente que guarde los caminos del Señor. Es una evidencia que el hombre no es justificado por la fe cuando sus obras no corresponden con su profesión, Santiago dice: ‘¿Ves tú como la fe obró con sus obras, y por las obras su fe fue hecha perfecta?’ (Santiago 2:22). La fe que no produce buenas obras no justifica el alma ‘Ya ves que el hombre es justificado por las obras y no sólo por la fe’ (Santiago 2:23). Abrahán creyó a Dios, y le fue contado por justicia’ ” (Romanos 4:3). 1MS 397 Todo eso que Santiago estaba diciendo es que somos justificados sólo por la fe, pero no somos verdaderamente justificados a menos que esa creencia produzca buenas obras. Su argumento no es que somos justificados por las obras. Él dice únicamente que somos justificados por la fe si ésta es una fe genuina. Si es una fe genuina, obra como consecuencia buenas obras. La secuencia es fe genuina, justificación, y luego obras, en ese orden. No obras, justificación y luego fe somos justificados solo por la fe y el resultado de eso es buenas obras. Santiago estaba aparentemente tratando con alguna gente que pensaba que ellos estaban justificados y profesaban eso. El preguntó: “En verdad ¿están ustedes justificados? ¿Han tenido verdaderamente la fe que justifica? Entonces ¿por qué no veo las buenas obras?” Santiago y Pablo están de acuerdo totalmente. Santiago está hablando de la fe genuina, pues la fe genuina justificará verdaderamente; y a su vez nos hará realizar las buenas obras para Dios. Está examinando la fe y diciendo que las obras son el resultado no la

31

causa de la justificación. Cuando hablamos de la justificación por la fe, estamos hablando de la causa— ¿Cómo y por qué razón somos justificados? No por mis obras, sino por mi fe. La pregunta más grande aquí está: ¿Quién realiza la justificación? ¿Es algo que yo hago por Dios o algo que él hace por mí? ¿Cómo se lleva a cabo? Pablo habla de Abrahán y cómo Dios hizo algo por él. “¿Qué diremos que Abrahán nuestro Padre, según la carne ha encontrado? Si Abrahán fue justificado por las obras, tiene de qué jactarse, pero no ante Dios. Pero, ¿qué dice la Escritura? Abrahán creyó a Dios y le fue contado por justicia. Al que obra, no se le cuenta el salario como favor, sino como deuda. En cambio, al que no obra, pero cree en Aquél que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.” Romanos 4:1-5. Se expresa aun más claramente en la versión Dios Habla Hoy: “Pero entonces, ¿Qué diremos que ganó Abrahán, nuestro antepasado? ¿Qué encontró? Si él estuvo bien con Dios por las cosas que hizo, él habría tenido algo por lo cual jactarse; pero no puede jactarse delante de Dios. Las Escrituras dicen que Abrahán creyó a Dios, y a causa de su fe, Dios lo aceptó como justo. A un hombre que trabaja, se le paga. Su pago no se considera como una dádiva sino como algo que ha ganado. Mientras que para el hombre que no trabaja, sin embargo, sino simplemente pone su fe en Dios, quien declara la culpa del inocente, es su fe la que Dios toma en cuenta para ponerlo como justo delante de él mismo.” La justificación es un acto de Dios y no de un hombre. EL hombre simplemente cree lo que Dios hace por nosotros. Hay otros textos que nos ayudarán en esto. “Es Dios el que justifica.” Romanos 8: 33 (última parte). “Y de todo lo que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en éste es justificado todo el que cree.” Hechos 13: 39. Dios hace por nosotros lo que la ley no pudo hacer. Por él somos justificados, y no por nosotros mismos. “Para hacer a la vez el justo, y el que justifica al que tiene fe en Jesús.” Romanos 3:26. El es el Justificador; no soy yo; ni gano yo su justificación, pues es por gracia. “Son justificados gratuitamente por su gracia…” Romanos 3:24. “Hemos sido justificados por su sangre, y con más razón ahora, seremos salvos de la ira.” Romanos 5:9. No por nuestra actividad, sino por la creencia de su sacrificio. “…Así también por la justicia de uno solo, vino a todos los hombres la justificación que da vida.” Romanos 5:18 (última parte). Por la justicia de una Persona, la justificación llegó a todos los hombres. Es algo del exterior del hombre que viene sobre él y a él. ¿Es eso lo que su Biblia dice? Es por la obediencia de una Persona, no por la obediencia de mucha gente. Hay un texto más para ver. “La justicia de Dios, por medio de Jesucristo, por la fe para todos lo que creen en él…” Romanos 3:22. De nuevo, es algo que viene “a” nosotros y “sobre” no es lo que yo logro y estoy haciendo por él. Hay muchos lugares en la Escritura donde se enseña que la justificación viene de afuera, y no de adentro de nosotros. Todos estamos familiarizados con una parábola que se encuentra en Lucas capítulo 18 donde Jesús enseñó esta verdad. Un fariseo y un publicano estaban en el templo orando. El fariseo dijo que estaba agradecido, que no era como los demás hombres, que hacían cosas terribles. El enumeró las cosas buenas que hacía, y así pensaba que él obedecía la ley y que era correcto (o justo) delante de Dios. El publicano llegó y se dice que no levantó sus ojos al cielo. El dijo: “Dios ten

32

misericordia de mí que soy pecador.” Versículo13. El no tenía buenas obras que hablaran en su favor. La conclusión de Cristo se encuentra en el versículo 14. Él dijo: “Este hombre [este publicano] descendió a su casa justificado, pero el otro no.” El hombre que dijo que no tenía buenas obras fue justificado. Esto parece ser una contradicción para muchos de nosotros. Es decir, cuando buscas ser justo por las buenas obras, no obedeces la ley. Cuando la buscas por la fe y no por buenas obras, sí obedeces la ley. ¿Has visto alguna vez algo tan desconcertante? Esta es la lógica más radical que hayamos oído. Pero Pablo enseñó eso mismo cuando escribió: “¿Qué diremos? Que los gentiles que no buscaban la justicia la alcanzaron, a saber, la justicia que procede de la fe; mientras que Israel, que seguía la ley de justicia, no alcanzó la justicia. Porque no la seguían por la fe sino por las obras.” Romanos 9:30-32 Pablo está diciendo que el enfoque obvio de tratar de hacer lo bueno porque la ley y Dios piden hacer lo correcto no es el modo adecuado. Literalmente hicieron lo que la ley requiere de ellos. No estaba intentando obedecer la Ley sino más bien intentando poner su fe en Dios. Esto condujo a la justicia y a la verdadera justificación. Esto es muy difícil de entender. La gente pregunta: “¿Cómo puede ser eso? Muchos no entienden esto para nada” Hay dos textos que nos ayudan a entender esto mejor. “Pero la Escritura encerró todo bajo pecado…Gálatas 3:22 Esto incluye a los ciudadanos buenos honrados como el presidente municipal y el pastor de la iglesia. “ ¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? ¡De ninguna manera! Porque ya hemos denunciado que tanto judíos como gentiles, todos están bajo pecado. Pues está escrito: ‘no hay justo, ni aun uno. No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, se echaron a perder. No hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno.’ ” Romanos 3:9-12 ¿Quiere usted discutir con Pablo? Vemos a una persona íntegra diciendo: “Señor, permíteme tratar.” Dios da un paso atrás y dice: “Está bien, sigue adelante.” Así que la persona trata y trata por cincuenta años. Entonces Dios regresa y pregunta: “Bueno, y ¿qué tan bien te ha ido? Y la persona dice: “Bueno he hecho muchas cosas buenas.” Y entonces el Señor contesta: “Ya lo sé, pero preguntemos a tu esposa qué tan bueno eres.” “Ah, ¡no hables con ella! “Preguntemos a tus hijos.” “Ah, no.” “Preguntemos a aquellos que trabajan contigo.” “No, no les preguntes.”Así pasa con muchos. Se puede buscar la justicia por la ley, pero no se puede obtener de esa manera. Toda nuestra justicia es como trapos inmundos; no importa cuán duro tratemos. Todas nuestras buenas obras son sin valor. Están manchadas con el pecado porque todos hemos sido pecadores. No subimos fuera de ese hoyo lodoso tratando de hacer el bien. Es como la arena movediza—entre más te esfuerzas más te hundes. Puedes pensar que estás fuera pero todos tus allegados saben por tu actitud hacia ellos y tratamiento de ellos que todavía estás en el fango. No importa cuánto trates de hacer el bien. Eres incapaz de hacer el bien pues todo lo que haces está manchado con el yo y con los pecados pasados. “¿Puede el etíope cambiar el color de su piel, o el leopardo sus manchas? Así tampoco podéis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer el mal.” Jeremías 13:23. Si es imposible para ellos, es imposible para usted. Debemos mirar a esto como es y no como nos gustaría hacerlo. No importa cuán bueno sea usted, o cuán bueno haya sido, o cuán bueno le

33

gustaría ser, o cuán bueno trata de ser. Todas nuestras justicias son finalmente como trapos inmundos. Job hizo la pregunta y también dio la respuesta: “¿Quién sacará algo limpio de lo impuro? ¡Nadie! Job 14: 4 ¿Quién puede sacar justicia de un pecador? Ninguno puede. Alguien desde afuera de nosotros que es justo debe entrar y limpiar al pecador y hacerlo justo. El pecador no puede hacerlo por sí mismo. Él debe creer que alguien debe hacer eso por él. “Sólo en el Señor está la justicia y la fuerza.” Isaías 45: 24.Toda nuestra justicia es de él. Yo no tengo ninguna. Debo ir a él como la única fuente de justicia. Este es el único lugar donde yo la puedo encontrar. Pablo oró: “Y ser hallado en él, no en mi propia justicia, que viene por la ley, sino en la que es por la fe en Cristo, la justicia que viene de Dios por la fe.” Fil. 3:9. Cuando juntamos todos estos textos, tenemos un mensaje sorprendente. Si eres una persona orgullosa, como tantos de nosotros lo somos, lo aborrecerás. Odiarás a la persona que te trae este mensaje porque ha destruido todas tus esperanzas. Y estoy tan propenso a desagradarme de él porque me gusta estar tan orgulloso de mí mismo, ¿verdad? Pero se nos dijo que este tema de justificación por la fe es postrar la gloria del hombre en el polvo y hacer por el hombre lo que él no puede hacer por sí mismo. Allá va mi orgullo al polvo, y no me gusta verlo allá abajo. Lo quiero arriba sobre un pedestal con todo el mundo adorándolo. Por otro lado, para aquellos que han estado luchando por años y años para hacer lo recto, sólo para descubrir que son incapaces, esto es lo más precioso, lo más esperanzador, el mensaje más iluminador. Es glorioso porque las buenas noticias son que Dios hará por usted lo que usted no puede hacer por sí mismo. Lo que más se desea, lo que más necesitamos, lo que es más precioso en la vida, él dice que nos lo dará. Él hace esto porque es tan bueno. ¿Crees que Dios amó tanto a los pecadores que dio a su Hijo por ellos? ¿Qué Jesús amó alos pecadores que murió por ellos? ¿Qué Jesús amó a los pecadores que murió por ellos? ¿Qué él ha intercedido todos estos dos mil años por ellos? ¿Es él tan bueno? O, ¿estás siempre tratando de cuán bueno eres encomparación con los demás? Lo agradable de esto es que la alabanza será para él, no para mí. Él puede manejarla pero yo no puedo. Amigo, si usted considera verdaderamente este tema, y se mira a usted mismo a la luz de la Biblia, encontrará ¡que la verdad de este tema es realmente gloriosa! Es justamente maravillosa. Si crees en ella te hará saltar y gritar de gozo. Una vez que esta verdad penetre en ti, no podrás quedarte callado acerca de ella. Tú la irradiarás. Nuestro letargo espiritual es evidencia que estamos muy lejos de entender y aceptar este mensaje. En nuestra tibieza, no nos entusiasmamos de lo que Dios hace por los humanos. Es tan maravilloso, tan real; y es mío si yo por fe alcanzo y tomo la bondad de Dios por los pecadores. Que Dios nos ayude a levantar esta desesperanza, este embotamiento, esta ceguera que nos impide aceptar lo que él ha tratado de mostrarnos. Que él ilumine nuestras mentes hasta que adoremos a Aquél de Quien todas las bendiciones fluyen.

34

4 ¿Gracia o mérito?

“Somos justificados completamente por gracia, completamente por mérito, o por ambos gracia y mérito? Hay una lucha constante en la cual estamos involucrados respecto a este tema. Podemos entender rápidamente cómo somos perdonados, o absueltos totalmente por la gracia de Dios. Eso no nos causa dificultad. Pero si esto nos hace o no justos, o correctos, y eso es realizado por gracia, aquí está el problema. Puedo aceptar el hecho de que soy perdonado por su gracia, pero que soy justo por su gracia es un hecho diferente. Cuando un criminal es liberado de su prisión y ha pagado su castigo a la sociedad, “es justo él? Él está libre. Ya no tiene que pagar el castigo. Pero “es él justo” Justo significa que él es correcto y que se puede depender de él. Él hará lo correcto de ahora en adelante. ¿Verdad” Razonamos que, antes que podamos ser buenos o correctos, debemos probar por nuestras acciones que somos de esa manera. Debemos probarlo por mucho tiempo. Cuando no hayamos cometido estos pecados por muchos años, entonces podemos ser considerados justos. Pero hasta ese tiempo, mucha gente puede pensar que sólo estamos bromeando. La mayoría de los adventistas llaman a esto justificación por la fe—que estás perdonado y absuelto completamente por su gracia, pero que debes establecer por tus acciones y comportamiento que eres justo o correcto; y no importa lo que la gente piense de ello, no eres justo hasta que pruebes que lo eres. Seguimos pensando que esto es justificación por la fe. Dios puede considerarnos justos porque nuestros pecados son perdonados, pero no somos verdaderamente justos porque no lo hemos establecido. Esta es una suposición que hacemos cuando estudiamos el tema superficialmente. Es atractiva. Pensaba que orando, tratando, buscando entender mejor, por mucho estudio bíblico, que algún día verdaderamente sería justo, y por lo tanto justificado. Dios lo sabría, yo lo sabría y todos los demás lo sabrían. Cuando alguno no estaba de acuerdo con mi entendimiento de esta teoría de la justificación yo generalmente los marcaba como bastante permisivos y de omitir el esfuerzo humano, que yo sabía que la Biblia enseñaba; y por lo tanto debían estar equivocados y yo seguramente estaba correcto. Yo también pensaba que ellos eran como esos “cristianos” que eliminaban la ley y la obediencia a ella; y yo no podía creer en ellos. Me parece que creen que la gracia elimina la ley y la obediencia, pero eso no me parece correcto. Yo no creía en esa clase de gracia. Yo siempre discutía fuertemente a favor de mi teoría de justificación, seguro de que estaba en lo correcto y que los demás estaban mal. Pero frecuentemente algo me atribulaba; y espero que a ustedes también los aflija. Fui forzado a pensar que no todo estaba bien en mi propio corazón porque muchos de mis hábitos pecaminosos todavía estaban conmigo; y con la mayoría de ellos no había mejora alguna. Algunas veces había empeorado. ¿Qué me hizo pensar que estaba en camino a la justicia? Algunas veces me sentía muy culpable, y mientras más trataba de hacer el bien más fracasaba. Usted no tiene ese problema, ¿verdad” Traté de encontrar una interpretación de

35

Romanos 7 para adecuarse a mi pecaminosidad, como muchos lo han hecho. Parecía encontrar muy poco amor en mi corazón para la gente. Cuando maltraté a la gente, podía justificar ese maltrato por el hecho que yo tenía razón y ellos estaban equivocados. No me agradé a mí mismo con algunas de estas cosas; y el tiempo no parecía ayudarme. Esperé y esperé por una oportunidad para mejorar mis condiciones, pero no podía ver mucho crecimiento y progreso. Sin embargo, estaba seguro que entendía la justificación por la fe. ¿Se halla usted en esa clase de dilema” Entonces leo la cita siguiente: “Ellos no han sido instruidos como deberían haber sido que Cristo es a ellos ambas salvación y justicia.” RA, septiembre 3, 1889. La salvación su misericordia significa el perdón de los pecados, y yo creí eso; pero no sabía qué significaba tener a Cristo “para mí” como mi justicia. De hecho, estaba tratando de hacer eso por mi mismo, y creí que Dios quería que yo hiciera eso, que él lo demandaba, y que yo debía luchar por la justicia. Y puesto que yo estaba tratando de hacer esto por mí mismo, no había recibido su justicia. Ni siquiera sabía que él me la quería dar hasta que yo hubiera comprobado que yo era justo. Entonces sería lo suficientemente bueno para recibirla, mereciendo la aclamación de Dios y el título que él me daría. No tenía su justicia aunque creía en su perdón. Más y más empecé a ver una dualidad en este mensaje que yo había errado antes.”El alma arrepentida se da cuenta que su justificación viene porque Cristo como su sustituto y seguridad, ha muerto por él, como su expiación y justicia.” CNJ 67. Note la dualidad de esto. La expiación significa que él murió por mis pecados, y así él me perdonó. Creí en eso, pero no creí que era mi justicia. Una acción de dos fases es enfatizada aquí: “Por medio de Cristo tanto la restauración como la reconciliación es provista para el hombre.” CNJ 95. Creía que Cristo había quitado mis pecados, reconciliándome, pero yo seguramente no había sido restaurado, pues estaba sumido en mis hábitos pecaminosos. Yo buscaba la restauración y pensaba que vendría algún día, si vivía lo suficiente; pero no la tenía. “La fe genuina se apropia de la justicia de Cristo, y el pecador es hecho un vencedor con Cristo.” CNJ 96. Yo no era definitivamente un vencedor, aunque me tomó varios años reconocer eso. Pensaba que vencer llevaría tiempo pero que eventualmente vencería y sería justo. Pero mucho tiempo había pasado y yo no era un vencedor. Aparentemente no sabía qué era tener a Cristo como mi justicia “A través de la fe en su nombre, él nos acredita su justicia, y [esa justicia] llega a ser un principio viviente en nuestra vida.” CNJ 98. Su justicia llega a ser un “principio viviente”—algo activo en mí, que funciona en mí. Y por supuesto, si su justicia está funcionando en mí, produce justicia en mi vida. Él me la acredita—me la da de él a mí. Llega ser un principio viviente en mi vida. Eso me preocupaba terriblemente. “La justicia de Cristo no es un manto para cubrir pecados no perdonados ni olvidados; es un principio de vida que transforma el carácter y controla la conducta.” CNJ 99.La por justicia de Cristo transforma el carácter y controla la conducta. Estaba tratando de ser una persona diferente. Estaba tratando de controlar mis pecados pero no tenía éxito. Sin embargo, las citas que estaba leyendo decían que su justicia transforma mi carácter cuando me es dada. Controla mi conducta. Era evidente que esto no me estaba sucediendo.

36

“Cristo nos acredita su carácter sin pecado y nos presenta ante el Padre en su propia pureza. Hay muchos que piensan que es imposible escapar del poder del pecado [y yo estaba encontrando eso], pero la promesa es que podemos ser llenados de la plenitud de Dios [y eso incluye su justicia].”CNJ 99. Nuestra meta es muy baja. Dios quiere llenarnos de su plenitud. Escapamos del poder del pecado no por nuestro esfuerzo, sino por su don. Él nos da su carácter sin pecado. Estas citas me hicieron darme cuenta que no entendía la justificación por la fe, aún cuando había dado por hecho que sí. Y era claro que no la había experimentado. Si las citas del Espíritu de Profecía eran correctas (y yo sabía que lo eran), entonces mi teoría estaba equivocada. Pero es triste decir que aún no abandonaba mi teoría. ¿Se ha dado cuenta que esto es verdad” Me di cuenta que estas declaraciones no estaban de acuerdo conmigo pero no podía abandonar mi teoría. La nueva verdad parecía muy fácil, era como estar acostado y el Señor estaba haciendo todo por mí. Esa es la manera en que me parecía. ¿Dónde estaba la lucha” ¿Cómo podía ser considerado justo si no lo había confirmado con una vida justa” Estos son los argumentos que usaba para mí mismo. Estaba más confundido que nunca. Mi teoría parecía estar equivocada, pero no sabía cómo encontrar la verdad concerniente a la justificación por la fe. Ni sabía cómo experimentarla. Con frecuencia defendía mi antigua teoría porque no podía captar la verdad. La mía era la única teoría que yo conocía y me aferraría a ella. Mucha de mi confusión era una indisposición para creer que Dios lo haría para mí por su gracia. Hay un aspecto que no hemos enfatizado suficientemente y esa es la bondad de Dios hacia los pecadores—su gracia que es totalmente inmerecida. Casi no hay ninguna denominación que enfatice suficientemente la gracia de Dios. La consecuencia es que lo tratamos de hacer nosotros mismos. Si Dios no es tan amable, entonces alguien debe hacerlo. Estaba seguro que tenía que hacer algo para merecer la justificación. Cuando al fin admití que mi teoría estaba equivocada empecé a buscar un camino mejor. Muchos de ustedes que leen esto habrán tenido también la misma experiencia. Si tuvieran que hablar desde el púlpito sobre este tema lo comprenderíamos en cinco minutos. Casi cualquiera que entiende podría decirlo. ¿Es la justificación por gracia o por mérito” ¿O por ambos” Y especialmente el ser considerado justo o recto. ¿Establezco la justicia por mis acciones o viene a mí completamente por medio de la gracia de Dios? La justificación es más que el perdón. Es ser considerado justo. Es predecir una actuación futura; nos engaña de esa manera. La Biblia lo enseña claramente en varios textos. “Son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención realizada por Cristo Jesús.” Romanos 13:24. “Justificados por su gracia somos herederos, según la esperanza de la vida eterna.” Tito 3: 7. Somos justificados por la gracia, en ninguna manera somos justificados por las obras. “Por lo tanto por las obras de la ley [por mi propia obediencia a esa ley o mis acciones a ella] ninguna carne será justificada en su vista: [¿por qué no”] porque por la ley es el conocimiento del pecado.” No somos justificados por la ley sino justificados por Cristo. Cualquier actividad en obediencia a la ley no justificará. “No por obras que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia nos salvó.” Tito3:5. El versículo 7 habla acerca de “ser justificados por su gracia.” No son nuestras obras que hayamos hecho lo que justifica. Es su misericordia y su gracia. “Quien nos salvó y nos llamó

37

con santo llamado, no conforme a nuestras obras, sino según su propósito y su gracia que nos dio en Cristo Jesús antes que empezara el tiempo.” 2 Timoteo 1: 9. La Biblia enseña esto repetidamente. No podemos escapar de ello. Uno de los textos más excelentes es uno que rara vez escuchamos. “Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera ya no es obra.” Romanos 11:6 Obras y gracia, en este contexto son opuestos; porque si la justicia es por la gracia no puede ser por obras. La obra gana, merece o es digna de algo. La gracia es inmerecida. No son parecidas. Es imposible tenerla por gracia y también por obras. La justicia del justo es de Dios, y no del hombre. Hay más textos que necesitamos ver. “Ciertamente en Jehová está la fortaleza y la fuerza.”Isaías 45:24. En el Señor no en mí mismo. “Esta es la herencia de los siervos de Jehová y su justicia de mí vendrá, dice Jehová.” Isa.54:17, última parte. ¿Dónde la obtienen” De él. “…y éste será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra.” Jeremías 23:6. La vida que él vivió, la cual fue una vida justa, no era para sí mismo. Era para mí. Él es el Señor nuestra justicia. Así la justicia del justo no es del hombre, es de Dios. Por lo tanto, si trata de establecer la suya, definitivamente no está recibiendo la de él. La Biblia nos enseña que, en la justificación, esta justicia nos viene de Dios, “La justicia de Dios, por medio de Jesucristo, por la fe, para todos los que creen en él.” Romanos 3:22. Viene de él a nosotros. Este es el proceso de la justificación. La Biblia enseña que es un don. “Así que como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera, por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.”Romanos 5:18,19. Por la justicia de una Persona la dádiva gratuita vino a todos los hombres. No hay manera que se puedan cambiar estos textos sin destruir la verdad. Nunca es nuestra justicia la que nos hace justos. Es siempre y eternamente la justicia de Cristo. Y proviene de él a nosotros en justificación. No me hago justo a mí mismo tratando de ser justo, tratando de ser obediente. No se logra de esa manera. Acepto por fe que él me la quiere dar. Lo creo en mi corazón y viene a mí. La reclamo como muy mía. Esta es la justicia por la fe. Su justicia literalmente llega a ser mía, como estudiaremos en un capítulo posterior. Aquí está una preciosa gema que nunca debe ser olvidada: “L a justicia de Dios está personificada en Cristo. Recibimos la justicia al recibirlo a él.”DMJ 18. La justicia de la que habla Romanos 3:22 viene a nosotros y está encarnada en la persona de Cristo. Recibimos justicia al recibirlo a él. La justicia no es luchar y orar por paciencia, y luego conseguirla. Yo recibo paciencia en Jesús, en su persona. Yo digo: “Jesús sé mi paciencia. Toma mi impaciencia e irritabilidad. Vive en mi vida y sé paciente por mí.” A esto se le llama apropiarse de la justicia de Cristo, la cual estudiaremos más tarde. Es algo que él tiene y a mí me falta y que yo nunca puedo producir. Es imposible para mí satisfacer los reclamos de la ley. No puedo ser paciente. No puedo evitar esas cosas que la ley prohíbe. Nací en pecado y soy propenso a pecar a menos que él venga y viva

38

su vida en mí. Entonces recibo a Cristo como mi justicia, y él realiza en mí aquello que es agradable a él y a su Padre. La justificación siempre es una doble bendición. Nunca solamente perdona o absuelve. Eso es sólo una parte de ello. Si verdaderamente entiende el perdón, entonces eso es suficiente; pero infortunadamente pensamos que el perdón es diferente. Aclararemos eso más tarde. De acuerdo a las citas que hemos visto, la justificación es ambas salvación y justicia, expiación y justicia, y no sólo perdona sino que transforma la vida y controla las acciones. Yo soy perdonado y entonces él me da su justicia; y esta justicia es algo que recibo, no algo que produzco por mi esfuerzo. Es un regalo. Por lo tanto es todo de gracia. La acción doble que está involucrada en la justificación se describe e ilustra en una parábola que Jesús dio; y la mayoría de estas cosas complicadas que hemos estado discutiendo se encuentran en las parábolas. Estas parábolas son preciosas porque aclaran temas difíciles y misteriosos. Definitivamente nunca pensaba usted que trataba de este tema, pero definitivamente sí. Lo aprendí hace años leyendo el Espíritu de Profecía. “Cuando el espíritu inmundo sale del hombre [esa es mi pecaminosidad], él [el espíritu inmundo] anda por lugares secos, buscando descanso, y no lo encuentra. Entonces él dice, regresaré a mi casa de donde salí; y cuando viene, la encuentra vacía, barrida y arreglada. Entonces va, trae consigo otros siete espíritus peores que él, y se instalan allí. Y la última condición del hombre llega a ser peor que la primera.” Mateo 12:43-45. Esta es la experiencia de la casa vacía, o la expulsión de un demonio. Él regresa a la misma casa [o persona] después que ha sido expulsado. Esto tiene que ver con el perdón y la justicia. El Espíritu de profecía comenta de esta parábola: “La parábola del hombre de quien el espíritu malo ha sido sacado, que no llenó el alma con el amor de Cristo, ilustra la necesidad de no sólo vaciar el corazón [librarse de los pecados] sino suplir el vacío con un Ocupante Divino. El demonio deseaba regresar al corazón del cual había sido expulsado. Él vino y aunque estaba barrido y adornado, lo encontró aún vacío y entró con otros siete espíritus peores que él mismo, el último estado del hombre estuvo peor que el primero. El hombre en la parábola rehusó hacer la obra de Satanás, pero el problema con él fue que después que el corazón fue barrido y arreglado, él no invitó la presencia del Huésped celestial. No es suficiente tener vacío el corazón. Necesitamos llenar el vacío con el amor de Dios. El alma debe ser amueblada con las gracias del Espíritu de Dios. Podemos quitar muchos hábitos malos y sin embargo no estar santificados verdaderamente [y eso significa estar apartados inicialmente y no toda la experiencia] porque no tenemos una conexión con Dios. Debemos unirnos con Cristo. Hay una reserva de poder a nuestra disposición, y no debemos quedarnos en la oscura, fría y tenebrosa cueva de la incredulidad; o no obtendremos los radiantes rayos del Sol de Justicia.” RA, enero 24,1893. Tenemos que pensar en esto por un momento. Piense en el pecado como estando al lado negativo del cero, el cero como neutral, al lado opuesto del cero de los negativos. Cuando recibo perdón, yo quito todos los negativos. Pero esto sólo me da una experiencia de casa vacía, y me pone en cero. No hay pecado en eso pero tampoco hay justicia. La justicia no es una casa vacía, una vida sin pecados. La justicia es positiva.

39

Es una acción. De alguna manera esa casa debe ser llenada, y la casa es usted y yo. Debemos ser llenados con la presencia y las gracias de Dios—su justicia. No es suficiente tener perdón; también debo tener justicia. Demasiados están contentos con una casa vacía, y el diablo regresa con pecados que alguna vez estuvieron allí y la encuentra vacía; y él trae peores diablos y regresan a vivir en usted; y usted pregunta: “¿Cómo llegué a ser tan malo si voy a la iglesia cada sábado”” Es que su corazón nunca fue llenado con la Presencia divina y con el amor de Cristo. Demasiados de nosotros estamos contentos con sólo permanecer vacíos. Decimos: “Estoy tan agradecido que el Señor quitó mis pecados.”Pero ¿qué hizo él en el lugar de ellos” Cristo no es nuestra justicia hasta que los dones espirituales entren en nuestra vida. Entonces empezamos a vivir como Jesús, que es lo que él quería realizar en primer lugar. Todo esto se explica en esta cita maravillosa: Debemos estar vacíos del yo [o movernos del lado negativo al cero]. Pero esto no es todo lo que se requiere; porque cuando hayamos renunciado a nuestros ídolos, el vacío debe ser llenado. Si el corazón se deja desolado y el vacío no es llenado, estará en la condición de aquél cuya casa estaba “vacía, barrida y adornada”sin un huésped que la ocupara. El espíritu malo llevó consigo a otros siete espíritus más malos que él mismo y entraron y habitaron allí; y el último estado de ese hombre fue peor que el primero. Cuando vacíe el corazón del yo, debe aceptar la justicia de Cristo [que es la positiva]. Eche mano de ella [la justicia de Cristo] por la fe; porque usted puede tener la mente y el espíritu de Cristo, para que pueda obrar las obras de Cristo. Si abre la del corazón,, Jesús suplirá el vacío con la dádiva de su Espíritu, y entonces podrá ser un predicador viviente en su casa , en la iglesia y en el mundo.”CNJ 119. Esta es la justificación por la fe en verdad. Todas las demás versiones son engaños y malentendidos. De alguna manera debemos llegar al lugar donde empezamos a darnos cuenta cuán bueno y lleno de gracia es nuestro Dios. Él sabía que no podíamos actuar, y nos dio docenas de textos en la Biblia para mostrarnos esto. Él nos amó y nos hizo en el principio, y sabía que para salvarnos, debía venir y hacer por nosotros lo que no podíamos hacer por nosotros mismos. Vino a ofrecernos eso. De tal manera amó que proveyó en Jesús para todas estas necesidades. Sin embargo, seguimos y tratamos de eliminar a Cristo en su plenitud, al buscar hacer por nosotros mismos lo que él vino a hacer por nosotros. Recuerde siempre que en la justificación hay una acción doble: vaciar y llenar. No es suficiente ser perdonado o ser vaciado del yo. Cristo y su justicia deben habitar en mi corazón. Él debe ser un Dios pleno, completo para mí. Su presencia debe venir a esta casa vacía, perdonada, limpia. El Espíritu de Profecía describe esta misma experiencia en otra ilustración que es muy sencilla, especialmente si le gusta la jardinería. “El jardín de su corazón debe ser cultivado. Las venenosas plantas satánicas deben ser desarraigadas. El terreno debe ser preparado, labrado concienzudamente por la Palabra de Dios; y las preciosas semillas de la verdad deben ser sembradas y cuidadas por el sabio y hábil Jardinero.” RA, 24 de enero, 1893. Usted no es el jardinero. No hay una parábola acerca del agricultor (jardinero) que nos llame a nosotros jardineros. Él es siempre el Jardinero. No solo arranca las malezas viejas y prepara el terreno (el cual es el perdón); alguien debe

40

plantar la semilla correcta y cuidar y cultivar el jardín; y ese alguien es Jesús. La semilla es Cristo y su Justicia. Jesús es llamado la “simiente” en Génesis 3:15;12:7, y en Gálatas 3:19. Cristo debe ser plantado porque él producirá los frutos de justicia en el corazón. Él debe cultivar, él debe regar; debe iluminarnos con la luz de su amor. Él es el Jardinero hábil y astuto. Yo no soy. Recibo esto al recibir a Cristo Jesús. Cuando trato de hacerlo yo mismo, se puede notar inmediatamente que soy un jardinero torpe, y muy malo en lo que se refiere a cultivar la justicia. Debo ser sumiso y flexible, permitiendo que Cristo quebrante el terreno sin cultivar de mi corazón, y plante la semilla de justicia en mi corazón. Esto él anhela hacer por mí. El perdón y la absolución son el desarraigo de las plantas satánicas. La plantación de la nueva semilla es poner a Cristo dentro de mi vida; y entonces él empieza a producir según su género. Mientras que yo no puedo hacer nada sin él, Filipenses 4:13 nos dice lo contrario: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Sin él soy inútil; con él puedo hacer todas las cosas. Si o acepto esto, si o recibo a Cristo como nuestra justicia, haremos exactamente como los judíos hicieron. “Por ignorar la justicia de Dios, y procurar hacer la suya propia no se han sujetado a la justicia de Dios” Romanos 3:10. Hay una justicia que es mejor que la suya y la mía. Es la “justicia de Dios” que quiere darnos. Pero si yo no recibo su justicia, y la acepto o creo que es por la gracia, entonces yo estaré dispuesto de establecer la propia como si yo fuera ignorante de de la justicia de Cristo. Y ese es un apuro triste. Mientras uno piense que está llegando a ser mejor al tratar de limpiar el exterior de la taza, uno deja sucio el exterior como Jesús dijo, siendo semejante a un sepulcro blanqueado—hermoso en el exterior pero lleno de huesos de hombres muertos. Mientras uno piense que es un cristiano de olor suave, los demás sujetan su nariz cuando se acercan, incluyendo a los niños y la esposa y el vecino. Porque la persona que busca establecer su propia justicia siempre tiene un “yo” y un “mi” como un problema; y la gentes se cansa de un canto de dos notas. Nuestras vidas llegan a ser una monotonía, un aburrimiento y tedio. Y es muy aparente para los demás que Cristo no es mi justicia; y nos preguntamos porque tenemos tan pocos amigos. Los alejamos con nuestro orgullo de nuestras realizaciones y nuestros logros. “Porque la finalidad de la ley es conducirnos a Cristo para justificar a todo el que cree.” Romanos 10:4. Él es el cumplimiento perfecto de la ley. Él establece la ley por sus hechos notables. Él obedeció perfectamente la ley y es el cumplimiento de ella por la justicia para todo el que cree. Eso es por qué el llego a ser un hombre. El no podía darnos la justicia de Dios mientras permanecía lejos de nosotros como otro Ser. Solamente cuando el se convirtió en un ser humano y se identifico con la familia humana pudo darnos su justicia. El pastor Daniels citaba en su libro lo que Martín Lutero escribió acerca de la dificultad al tratar de establecer nuestra propia justicia, y esto es lo que Lutero escribió: “si el artículo de la justificación alguna vez se perdiera, entonces toda la verdadera doctrina cristiana se perdería…Aquél que se aparta de esta ‘justicia cristiana,’ debe necesitar caer dentro de la ‘justicia de la ley;’ es decir, cuando él ha perdido a Cristo, debe caer dentro de la confianza de sus propias obras… porque si descuida el artículo de la justificación, lo pierde todo. Por lo tanto es muy necesario,

41

mayormente y sobre todas las cosas, que enseñemos y repitamos este artículo continuamente.” CNJ. 90. Es cierto que necesitamos repasar vez tras vez estas verdades a fin de que nunca recurramos a nuestra propia justicia. La cita de Lutero continúa: “Sí, aunque la aprendamos y entendamos bien, si no nos asimos de ella perfectamente con el corazón…Por lo tanto temo que esta doctrina sea desfigurada y oscurecida otra vez, cuando estemos muertos. Porque el mundo debe ser reabastecido con horrible oscuridad y errores, antes de que llegue el día final. CNJ 91. Cuan correcto estaba él. Si una vez se descuida, mientras pensamos que somos hijos de luz podemos ser hijos de las tinieblas; porque Cristo es nuestra justicia. Podemos tener algo de luz pero llega a ser oscuridad en nosotros cuando Cristo no es nuestra justicia. Distorsionamos la verdad y la pervertimos por medio de nuestros esfuerzos propios, al contaminarla con el yo pecaminoso; y su gloria, su abnegación su amor, su gracia todos se han ido. ¿Por qué” el hombre llega a ser tan prominente en su práctica de la verdad que uno no puede encontrar más la verdad auténtica. La doctrina del sábado fácilmente llega ser una perversión del sábado cuando no es el sábado como Jesús lo guardó. Son solamente las veinticuatro horas correctas. El cómo y el por qué guardarlo y qué bendiciones se encuentran en él se pierden en nuestra discusión y debate. Distorsionamos todo por el yo a menos que Cristo opere en nosotros. Debemos recibir a Cristo como nuestro Salvador para el perdón, y como nuestra justicia para el bien hacer (obediencia). Y todo es hecho por gracia y no por mérito. Cristo es ambas, salvación (perdón) y justicia para mí. Toda mi esperanza esta en él, cada parte de ella. Hay un texto maravilloso: “Cristo es en vosotros, la esperanza de gloria.” Colosenses 1:27. Si él no esta en mí, no tengo esperanza. Él, debe estar en mí; y no hay manera que pueda venir a mí sin ser mi justicia. No hay manera que pueda habitar o quedarse allí, a menos que él pueda hacer su voluntad. Y su voluntad es la voluntad de su Padre, la cual es la obediencia de la ley. Él puede guardar esa ley impecablemente. El es el cumplimiento de ella. Es el epítome de la justicia. Al venir Cristo a mi corazón por fe y por amor a él, al recibirlo y saber que él es un Dios de gracia entonces, he aquí que para mí el vivir es Cristo. El mundo hoy quiere ver a Jesús, no a usted, ni a mí. El mundo está cansado de los débiles seres humanos. Nosotros no actuamos impecablemente. Ellos dicen como los griegos dijeron: “queremos ver a Jesús,” pero no verán nunca a Jesús en nosotros hasta que él sea ambas, salvación y justicia. En este mismo momento, está esperando concedernos los tesoros del cielo en la justicia de Cristo, a usted y a mí. Está de pie con sus manos extendidas, lleno de su justicia, y nos pregunta: “¿Por qué morirán ustedes” ¿Por qué tratan de establecer su propia justicia cuando la mía es dada gratuitamente y está disponible. Cuando estoy tocando y tratando de entrar, me dejan entrar con mi justicia. En lugar de seguir con sus trapos de inmundicia ¿me permitirán que los tome y les ponga los mantos inmaculados de mi justicia” ¿Me tendrán confianza” ¿Creen que yo soy bueno” ¿Por qué disminuyen mi bondad” Soy el poderoso. Amigo, ¿por qué seguirás en tu existencia miserable, tratando de ser suficientemente bueno para ser aceptado cuando ya eres aceptado en Cristo” Todo lo que tienes que hacer es recibirlo. Que Dios nos ayude este día a ver la verdad de la justificación por la fe—que Jesús es ambas cosas salvación y justicia. ¡Qué verdad maravillosa! Que Dios

42

nos ayude a entenderla y a recibirlo a él en la plenitud de nuestros corazones, en la plenitud de su gracia.

43

5

¿Registros justos o vidas justas”

Hay varias áreas de justificación por la fe que son mal entendidas y mal interpretadas. Si usted no está de acuerdo conmigo en algunas de las cosas que tengo que decir, eso sería bastante natural. Si tiene una mente abierta y un espíritu comprensivo, me gustaría presentar algún material que creo nos ayudará a entender algunas de estas cosas que son tan difíciles “Pero ¿qué dice la Escritura” Abrahán creyó a Dios, y le fue contado por justicia.” Romanos 4:3. Veamos más de cerca de la palabra “contado.” La creencia de Abrahán le fue contada por justicia. El versículo 5 dice: “En cambio, el que no obra pero cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.” Estas palabras y otras semejantes en otras partes de las Escrituras producen en la gente una gran confusión acerca de la justificación por la fe. Porque de estas palabras, ellos dicen que la justificación por la fe es solo un cambio en los registros. La teoría es no hay verdaderamente un cambio en la vida. Es solo un sistema de cuentas donde aunque yo soy contado justo, verdaderamente no soy justo. Muchos creen que esto es justificación por la fe. ¿Está Dios únicamente llevando cuentas en la justificación por la fe, o está cambiando vidas ¿Hay un cambio literal en la vida de pecado a la justicia; o precisamente Dios acredita en el libro de cuentas que somos justos, aun cuando sigamos practicando el pecado? Hay evidencia en el Espíritu de Profecía que nos lleva a creer que Dios está llevando buenos libros. “Por la fe el [significando el pecador], quien ha pecado tan gravemente y ofendido a Dios, puede traer a Dios los méritos de Cristo, y el Señor pone la obediencia de su Hijo a la cuenta del pecador. La justicia de Cristo es aceptada en lugar del fracaso del hombre. ” CNJ 19. La gente lee esto y dice que Dios está llevando los libros en la justificación por la fe. “Así, habiendo sido justificados por la fe estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo.” Romanos 5:1 Elena de White En el libro Cristo nuestra justicia cita este versículo en la página 20 e inserta una nota después de la palabra “justificado.” La nota lee “considerado justo”. Así ella define la justificación como el ser considerado justo. Esto nos hace pensar que Dios está haciendo cuentas. La siguiente cita dice esencialmente la misma cosa: “Por la fe él puede traer a Dios los méritos de Cristo y el Señor coloca la obediencia de su Hijo a la cuenta del pecador [justo como en la otra cita]. La justicia de Cristo es aceptada en lugar del fracaso del hombre, y Dios recibe, perdona, justifica, al alma arrepentida, creyente la trata como si ella fuera justa [no la trata como es, sino como si fuera justa], y la ama como ama a su Hijo. Así es como la fe es contada por justicia.” 1MS 367. Dios trata al creyente como si fuera justo, y así es como la fe es contada por justicia. No dice que el pecador es justo. Dice que Dios lo trata como si él lo fuera; y eso causa problemas. Otra cita abunda sobre esto: “En nosotros mismos somos pecadores; pero en Cristo somos justos [esto es hablando acerca de la justificación]. Habiéndonos hecho justos a

44

través de la justicia acreditada de Cristo, Dios nos pronuncia justos, y nos trata como justos.” 1MS 394. Nos pronuncia justos y nos trata como justos. Pero, de nuevo, él no dice que somos justos. En nosotros mismos somos pecadores y en Cristo somos justos; y nos pronuncia justos y nos trata como justos. La mayoría entiende que esto significa que es como si yo fuera justo, o como si yo fuera justo, pero que yo verdaderamente todavía soy un pecador. Ellos dicen que esto es lo que estas citas significan. Es únicamente arreglo de cuentas. Esta teoría sostiene que verdaderamente yo no soy justo para nada, y que Dios no está diciendo que lo soy. “Cuando Dios perdona al pecador, lo absuelve del castigo que merece, y lo trata como si no hubiera pecado, lo recibe en el favor divino, y lo justifica por medio de los méritos de la justicia de Cristo.” 1MS. 389. Dios lo trata como si la persona no hubiera pecado, pero sí ha pecado. Con esta evidencia, la mayoría de la gente dice, “bueno, la justificación por la fe es arreglo de cuentas. Es Dios considerándonos justos, pero de ninguna manera me hace justo.” Es meramente un arreglo de cuentas, para mantener los registros del cielo correctos; y los adventistas somos más propensos a esta idea que los demás porque enseñamos tanto acerca de los libros de registro del cielo y el juicio. Antes de que usted acepte esto completamente y muchos ya lo han aceptado y lo han enseñado”, usted necesita detenerse por un momento y meditar en lo que está diciendo; porque puede ser que está diciendo algunas cosas que no quiere decir. ¿Qué clase de contador es su Dios? ¿Falsifica él los registros para hacerlo aparecer a usted como bueno? Yo no diría eso, ¿verdad? Eso produce agujeros en sus ideas acerca de arreglo de cuentas. ¿Es Dios un contador injusto? ¿Hace él que los registros digan una cosa, cuando nuestras vidas revelan algo diferente? ¿Están contabilizados de esta manera sus libros, de los cuales él nos va a juzgar?, no queremos pensar eso acerca de Dios ¿verdad? Seamos muy cuidadosos cuando se asume que la Biblia está enseñando acerca de la contabilidad cuando tiene que ver con considerarnos justos, porque uno puede hacer que Dios parezca como un falsificador de registros ¿No conoce él nuestras vidas? ¿Y los registros no son compatibles con nuestras vidas? ¿No son ellos unos y la misma cosa? Yo creo que sí. Tenga cuidado de no acusar a Dios acerca de esto. Hay otro aspecto a buscar en este sistema de contabilidad que es algo que nosotros casi nunca pensamos acerca de las palabras de Dios, cuentas, o promesas. “Porque todas las promesas de Dios son ‘sí’ en él. Por eso decimos ‘amén’ en él para gloria de Dios.” 2 Corintios 1:20. Todo lo que Dios promete o contabiliza, es como si ya existiera, como si ya hubiese sido hecho o sucedido. Todas sus promesas son sí y amén (así sea). Porque cuando Dios habla las cosas suceden, ¿no es verdad? Su habla es una realidad. No puede ser de otro modo. Él crea por sus palabras. Y así su arreglo de cuentas es como si ya hubiera sucedido, él hace eso con sus palabras. Hay otro lado en este problema en la justificación por la fe, ¿Es Dios solamente el que lleva las cuentas, o esta él cambiando las vidas? Debemos llegar a entender cómo es que Dios es capaz de justificar a los pecadores culpables y por qué él puede hacer esto sin ser injusto. Eso es, ¿Cómo puede él tomar la gente pecadora y considerarlos justos y todavía ser llamado equitativo y honrado? Eso es exactamente lo que él esta haciendo ¿verdad? ¿Cómo puede hacer usted? Dios porque es supremo, no puede pasar por alto sus propios juramentos de justicia, nos perdemos en una confusión y dilema acerca de la justicia de Dios y hacer una cosa injusta, la cual está haciendo justos a los pecadores.

45

¿Cómo hace esto? Debemos tratar con esto, especialmente cuando se refiere a hacer cuentas. Cómo y por qué hace él esto es explicado por Pablo. Él supone que uno lo entiende bien, así que él sólo pasa por ello, apenas cubriendo los puntos relevantes. “Por eso su fe [la fe de Abrahán] ‘le fue contada por justicia’. Estas palabras fueron escritas no sólo para Abrahán sino también para nosotros, a quien será atribuida justicia a los que creemos en él que levantó de los muertos a nuestro Señor Jesús. Quien fue entregado por nuestros pecados, y resucitado para nuestra justificación” Romanos 4:22-25. Lo que Pablo está diciendo aquí es que hay una razón justa por la que Dios puede llamar justo al pecador. Él hace esto al colocar nuestros pecados sobre Cristo. Cristo fue castigado por tus pecados y los míos. Él fue entregado por nuestros pecados, fue castigado y muerto por ellos, y sepultado. Y la Biblia dice que fue resucitado (allí en la última frase) por nuestra justificación. ¿Qué significa eso? Bueno, es tan obvio y tan simple que uno puede pasar por el texto y no notarlo. El asunto importante acerca de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo es que eso fue suficiente para pagar el castigo por todos los pecados de toda la humanidad. Cuando Jesús estaba siendo castigado por nuestros pecados, y yacía en esa tumba el Padre determinó un tiempo cuando enviaría al ángel más poderoso del cielo a la tumba donde Jesús estaba. Este ángel le dijo a Jesús muerto: “Tu Padre te llama” DTG. 780. En esas palabras, Cristo se resucitó a sí mismo. Los discípulos lo habían oído decir que él levantaría el templo de su cuerpo en tres días. Cuando el Padre, el Juez Divino lo llamó, él (el Padre) había determinado que la justicia se cumpliera. Cuando toda la culpa por todos nuestros pecados hubiese sido pagada suficientemente, entonces los pecadores todos podrían ser justificados. “Jesús rehusó recibir el homenaje de su pueblo hasta que tuviera la seguridad de que su sacrificio fuera aceptado por el Padre. Ascendió a las cortes celestiales y de Dios mismo oyó la seguridad que su expiación por los pecados de los hombres había sido amplia, que por medio de su sangre todos podían ganar la vida eterna.” DTG. 790 La muerte de una Persona, el castigo de este Señor Jesucristo fue suficiente para pagar por los pecados de toda la humanidad para todo el tiempo. El juez del cielo dijo que el castigo era amplio. Esto es lo que el ángel que descendió del cielo estaba expresando cuando dijo: “tu Padre te llama.” Su expiación por nuestros pecados había sido amplia. Elena White dijo que él estaba en esa prisión de piedra como un prisionero de la justicia divina. El fue mantenido como cautivo por nuestros pecados precisamente como en una penitenciaría. El diablo lo reclamó porque Cristo estaba contaminado por nuestros pecados no por sus propios pecados. Pero el Padre dijo que era suficiente. Él lo llamó a salir del sepulcro. “Ahora él declara: Padre, consumado es. He hecho tu voluntad o mi Dios he completado la obra de redención. Si tu justicia es satisfecha, ‘yo quiero que ellos también, quienes tú me has dado, estén conmigo donde yo estoy.’…la voz de Dios se escucha proclamando que la justicia está satisfecha. Satanás está vencido. Los trabajados y agobiados de la tierra son ‘aceptados en el Amado.’ Efesios 1:6. Antes los ángeles celestiales y los representantes de los mundo no caídos son declarados justos.” DTG. 834. ¿Justificados por quien? Justificados por el Padre.

46

Todo esto fue hecho posible cuando Jesús murió por todos nuestros pecados, cuando fue resucitado, fue levantado para nuestra justificación. Después de que salió del sepulcro, el Padre mismo le aseguró que la expiación había sido amplia. Hombre, si él acepta la provisión hecha por tu salvación no tienes que ser castigado por tus pecados porque Cristo ya ha sido castigado “Ahora, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” Romanos 8:1. Esto es ampliado en el Espíritu de Profecía en varios lugares. “La justicia demanda que el pecado no sea solamente perdonado, sino que la pena de muerte debe ser ejecutada [la justicia demanda que alguien debe morir] Dios, en la dádiva de su único Hijo, cumplió ambos de estos requisitos. Al morir en lugar del hombre, Cristo pagó la pena y proveyó el perdón.” 6CB 1099. Cuando uno agota algo, ¿Cuánto queda? Nada. El agotó la pena y proveyó un perdón. Dios proveyó ambos el perdón y la muerte. El perdón es concedido por completo en Jesús. Él puede justificar a los pecadores y todavía ser justo, porque Cristo llevó todo nuestros pecados y pagó un precio suficiente por el castigo—el castigo por cada pecador. Todo es realizado en Jesús. Es por su muerte, sepultura y resurrección que soy justificado, como Pablo expresa en Romanos 4 tan finamente. Su sacrificio y su resurrección le han ganado a Jesús el derecho a justificarle y todavía ser un Dios justo. Él tiene el derecho de hacer eso. Esto es cómo y por qué puede hacerlo. Si no lo hubiera hecho eso en la muerte, sepultura y resurrección de Jesús, nunca podíamos ser justificados. Por lo tanto, Dios es equitativo. El es justo cuando dice que perdonará a los pecadores y llamará a los impíos “justos.” El sabio y omnisciente Dios dice esto. Si esto fue realizado hace dos mil años ¿Cómo recibo lo que ha hecho por mí? Lo recibo por la descripción que Pablo da en Romanos 6 donde hay una sucesión de ideas. El describe primero cómo Cristo lo realizó: “¿No sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque fuimos sepultados juntamente con él para muerte por medio del bautismo a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en nueva vida. Porque así como hemos sido unidos con él en una muerte semejante a la suya, seremos unidos también: Sabiendo esto que nuestro viejo hombre fue justificado junto con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido a fin de que no seamos más esclavos del pecado. Porque el que ha muerto queda libre del pecado” Romanos 6:3-7. Pablo dijo que somos justificados por la muerte, sepultura y resurrección de Jesús. Uno recibe esa justificación y llega a ser personal, individual, cuando uno lo sigue en esta experiencia del viejo hombre de pecado, muriendo, sepultado en la tumba líquida y saliendo a una nueva vida. Llamamos a esto el nuevo nacimiento. Él está obviamente cambiando vidas, ¿correcto? Eso es lo que el nuevo nacimiento significa, y debo recordarles eso. Él justifica todo en su muerte, sepultura, y resurrección. Entramos en esa experiencia siguiéndolo a él en la misma experiencia—en el nuevo nacimiento y la muerte del viejo hombre de pecado. Estas semejanzas y su conexión se describen en el Espíritu de Profecía. “La justicia por la que somos justificados es acreditada, la justicia por la que somos santificados es impartida.” CNJ. 98. La primera es nuestro título al cielo, la segunda es nuestra idoneidad para el cielo. Soy justificado por la fe en la justicia de Cristo como acreditada a mí. Este es mi título para el cielo. La Biblia no usa la palabra título, según mi conocimiento, en su lugar usa otra palabra. Se llama

47

“primogenitura,” un término adecuado en el que rara vez pensamos. Un título es un derecho. Es autoridad. Cuando nazco otra vez como hijo de Dios en el nuevo nacimiento, tengo un título o una primogenitura al cielo, porque soy ahora un hijo de Dios. Soy uno de sus parientes. Los parientes tienen ciertos derechos. Si usted no lo cree, trate de legalizar un documento y se dará cuenta. Trate de dejar fuera a los parientes sin ninguna mención de sus nombres y vea lo que le sucede al testamento. El nombre de cada pariente debe mencionarse si recibe algo o no. Tiene un derecho por ley. La Biblia honra las relaciones cuando yo llego a ser un hijo de Dios, tengo un derecho llamado “patrimonio” o un título para el cielo. Patrimonio es otra palabra para la justicia imputada o la justificación por la fe. El patrimonio te da el derecho a la justificación por la fe y la justificación por la fe te da el título al cielo. Usted no puede separarlos o le hará daño a uno o al otro. Podemos ver algunas de estas semejanzas entre el nuevo nacimiento y la justificación en unas pocas citas. “Para obtener la justicia de Cristo, es necesario saber que ese arrepentimiento es el que obra un cambio radical de mente y espíritu y acción.” 1MS 393. El cambio radical de mente es un nuevo corazón, el nuevo nacimiento. Para obtener la justicia de Cristo, es necesario conocer este “cambio radical de mente y espíritu y acción.” “Cuando él [el pecador] contempla la justicia de Cristo en los preceptos divinos el exclama, “la ley del Señor es perfecta, que convierte el alma.” CNJ. 116. ¿Cómo es que el pecador dice eso? Cuando contempla la justicia de Cristo en la ley. Si usted no ve la justicia de Cristo en la ley, por supuesto, no lo convierte a usted. Cuando él contempla la justicia de Cristo allí en la ley, exclama: “La ley del Señor es perfecta, que convierte el alma.” Esto es hablando acerca de la conversión y la justicia que es por la fe. Continuando con la cita: Cuando el pecador es perdonado por su trasgresión por medio de los méritos de Cristo [que es su justicia], cuando él es vestido con la justicia por medio de la fe en él, declara con el salmista ‘¡cuán dulces son tus palabras a mi paladar! Sí, más dulces que la miel en mi boca.’ ‘Son más deseables que el oro, sí, que mucho oro fino: más dulces también que la miel en el panal.’ Esta es conversión.” Elena White habla acerca de ser justificados por los méritos de Cristo, y ser vestido con su túnica de justicia. Esta es conversión, y uno no puede separarla de la justificación por la fe. Es imposible. El Pastor Daniels a medida que estudiaba este tema y escribía su libro expresaba sus propios pensamientos sobre esto en el capítulo introductorio página veintiuno: “La justicia por la fe es una transacción, una experiencia. Es un sometimiento de la ‘justicia de Dios.’ Es un cambio de situación delante de Dios y su ley. Es una degeneración, un nuevo nacimiento.” Eso es lo que es, y no debemos cambiarla. Tan pronto como uno haya aceptado que la justificación por la fe y el nuevo nacimiento están conectados, dándose cuenta que no se puede separarlos, entonces uno tiene la respuesta a ese problema acerca de si la justificación es únicamente hacer cuentas o cambiar vidas. En el nuevo nacimiento es bastante claro que suceden ciertas cosas a la vida, no únicamente algo a los libros. En Romanos 6:4, leemos que en el

48

nuevo nacimiento, debemos “andar en novedad de vida.” En 2 Corintios 5:17, dice que los que están en Cristo son nuevas criaturas, que las cosas viejas han pasado, he aquí todo ha sido hecho nuevo.” Hay algo nuevo, ¿verdad? Lo mejor de todo es que hay justicia en el nuevo nacimiento. “y vestíos del nuevo hombre creado para ser semejante a Dios en justicia y santidad.” Efesios 4:24. ¿Puede Jesús, el justo, en un acto creativo hacer a alguien justo? No dice una persona evoluciona para ser justo. No dice que algún día mejorará y mejorará hasta que sea justo. La creación no es evolución. La creación es una acción instantánea. ¡El habló y fue hecho! Por lo tanto, el nuevo hombre, el nuevo nacimiento es creado en justicia y verdadera santidad. No la obtengo intentando o deseándola. No la obtengo orando por ella. La obtengo creyendo que él la hace por mí, que él la ha alcanzado, y quiere dármela. Él me hace justo. Los mismos pensamientos se encuentran un poco diferentes en Romanos capítulo tres donde habla acerca de declararnos justos. Dios creó todas las cosas por la palabra de su boca. Cuando Dios declara algo por las palabras de su boca, ¡es un acto creativo! Él nos declara justos. Él nos crea justos. Y el nuevo nacimiento es un acto creativo. Dios está haciendo vida nueva. Yo soy creado en justicia y verdadera santidad. El lo hace por mí a medida que yo lo creo y lo espero y lo anticipo, y sé que él quiere hacerlo. No es a causa de alguna bondad de mi parte. Él hizo todo de la nada y yo soy nada. El Señor puede hacer algo de nada, pero él no hace algo de algo. Desprecia su habilidad creativa de hacer algo de algo. Entonces es obligado o endeudado a la materia pre-existente. Esto es panteísmo. Dios no está endeudado con usted por justicia o recreación. Es todo su poder. Es un regalo. Él lo hace por usted y por mí. Esto tiene lugar en esta cosa maravillosa llamada conversión. “Cuando un hombre se convierte a Dios un nuevo gusto moral se crea.” CNJ 101. “La santidad es el don de Dios por medio de Jesucristo. Los que reciben al Salvador llegan a ser hijos de Dios. Son sus hijos espirituales, nacidos de nuevo, renovados en justicia y verdadera santidad. Sus mentes son cambiadas.” 6CBA 1117. Aquí esta una cita que habla de lo que parecemos como resultado de haber nacido de Adán: “Siendo que somos pecadores, impíos, no podemos obedecer exactamente la santa ley. No tenemos justicia propia con la cual cumplir los reclamos de la ley de Dios. Pero Cristo ha provisto un camino de escape para nosotros. Él vivió sobre la tierra en medio de pruebas y tentaciones tales como las que tenemos que enfrentar. Vivió una vida sin pecado. Murió por nosotros, y ahora ofrece tomar nuestros pecados y darnos su justicia. Si usted se entrega a él y lo acepta como su Salvador, no importa cuán pecadora haya sido su vida, por su causa usted es considerado justo [la primera parte—el arreglo de cuentas]. El carácter de Cristo se coloca en el lugar de su carácter, y usted es aceptado ante Dios precisamente como si no hubiera pecado. Más que esto, Cristo cambia el corazón.” CC 62. Este cambio del corazón es la otra mitad. El me considera justo, me perdona, pero más que esto, Cristo cambia el corazón. No sólo cambia los libros y la página, cambia el corazón. Algo me sucede, que es mucho más que un buen arreglo de cuentas. ¿Cómo hace él esto? “Habita en tu corazón por la fe. Debes de mantener esta conexión con Cristo por fe y la rendición continua de tu voluntad a él; en tanto que tú hagas esto, El obrará en ti “tanto el querer como el hacer por su buena voluntad”…Entonces con

49

Cristo obrando en ti, manifestarás el mismo espíritu y harás las mismas buenas obras—obras de justicia, de obediencia. Nuestro único terreno de esperanza está en la justicia de Cristo imputada a nosotros, y en eso hecho por su Espíritu obrando en y por medio nuestro.” CC 62,63. Más que el arreglo de cuentas, más que el perdón, él cambia el corazón. Él funciona dentro de ti mientras lo recibes por fe, cuando respondes a su amor. A medida que lo amas, él impregna tu mente y toma control de ti. Llegas a estar obsesionado con él y él te posee. Entonces obras su propia buena voluntad y placer en ti. Su placer, por supuesto, es hacer la voluntad de su Padre, la cual es obediencia a la ley. Esto es lo que sucede en el nuevo nacimiento, y es una experiencia maravillosa. Nunca debemos desvalorizar todo lo que Dios nos ofrece. En el nuevo nacimiento realmente llegamos a ser participantes de la naturaleza divina. Dios mismo viene a vivir en el hombre. Emmanuel significa Dios con nosotros. Él no dejó de identificarse con nosotros. Él no dejó de ser Emmanuel cuando regresó al cielo, porque envió a su Espíritu que también es Dios, y que puede estar en cada uno de nosotros. Jesús dijo que su Espíritu habitaría con ustedes, y estará en ustedes. La presencia celestial habita en nosotros y somos cambiados. Él obra su voluntad dentro de nosotros tanto como en los libros de registros por nosotros. “La fe genuina se apropia de la justicia de Cristo y el pecador es hecho un vencedor con Cristo; porque él es hecho un participante de la naturaleza divina y así se combinan la divinidad y la humanidad.” CNJ 96 “En la religión de Cristo hay una influencia regeneradora que transforma a todo el ser, elevando a hombre por encima de cada vicio degradante, envilecedor, y eleva los pensamientos y deseos hacia Dios y el cielo. Unido al infinito, el hombre es un participante de la naturaleza divina…cuando el alma se rinde a sí misma a Cristo, un nuevo poder toma posesión del corazón nuevo. Un cambio es realizado en el cual el hombre nunca puede realizarlo por sí mismo. Es una obra sobrenatural, que trae a un elemento sobrenatural a la naturaleza humana.” CNJ 99,100. Imagínese combinando a la divinidad con la humanidad. Esto sucede en el nuevo pacto, donde Dios escribe su ley en nuestras mentes y corazones. Cristo es la misma personificación de la ley de Dios. Él es el carácter de Dios vivido perfectamente. Hemos regresado por tercera vez a este aspecto doble de la justificación por la fe—es decir ambas la salvación y la justicia. No solo él cuida los registros, sino que también cuida los corazones y las vidas. Hace ambas cosas. Lo que a mí me gusta más es que él cuida de la vida. Somos cambiados por Cristo. Yo no puedo cambiar mi vida pero por la fe en él y en su precioso amor y sacrificio por mí puedo tener una vida justificada y convertida que él logrará en mí. Estas preguntas son respondidas bastante bien en esta cita: “la expiación de Cristo no es solo una manera hábil de tener nuestros pecados perdonados [en otras palabras, Dios no sólo diseñó cómo sacar la vuelta a la ley y ser justo] es un remedio divino para la cura de la transgresión y la restauración de la salud espiritual. Es el recurso ordenado por el cielo por el cual la justicia de Cristo puede no sólo estar sobre nosotros y nuestros caracteres.” 6CBA 1074. En esta experiencia de la justificación por la fe, Cristo viene a mí él no sólo cuida de algunos libros en algún lado. Él hace esto, pero también penetra a mi corazón y cambia mi carácter. ¿Qué sucede cuando el Poderoso entra en este pobre y débil ser humano?

50

Repentinamente el débil dice: “soy fuerte por medio de Cristo que me fortalece.” Repentinamente el débil ha llegado a ser poderoso. La Biblia tiene muchos textos acerca de los débiles diciendo que son fuertes. Dios viene a habitar en mí repentinamente hago cosas que nunca supe que podía hacer. Cristo es capaz de hacer eso. En el tiempo del nuevo nacimiento y la justificación, solamente somos bebés en Cristo. No somos cristianos maduros. Después del nuevo nacimiento debemos crecer hasta la madurez. Hay muchos textos que declaran esto. “Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del hijo de Dios a un varón perfecto, a la medida de la estatura de plenitud de Cristo” Efesios 4:13. “Y todo aquél que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia porque es niño. Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.” Hebreos 5:13,14. Hay un crecimiento que se lleva a cabo después del nuevo nacimiento y después de la justificación. En este inmaduro hijo de Dios, o bebé en Cristo, No será obvio o prominente que la justicia esté allí. No se proyectará, no más que las aptitudes, talentos, habilidades y capacidades son obvios en un bebé. El niño parece tan indefenso, tan débil. Pero cuando usted ve ese bebé unos años más tarde, un muchacho joven, fornido y fuerte de dos metros de alto, talentoso y capaz, se pregunta, “¿de donde salió este joven? Nunca anticipé todo esto de ese pequeño niño.” Pero en ese niñito estaban todos los potenciales, ¿verdad? Todo el ser estaba ahí. Dios no añadió nuevas cosas. Había aprendizaje, había crecimiento y desarrollo; pero el paquete estaba allí. Y ese paquete es Cristo en mí la esperanza de gloria. La justicia estaba allí. Mientras usted crece y madura esa justicia llega a ser obvia. Sus vecinos la empiezan a ver; su familia la empieza a ver. Llega a ser prominente, hasta que finalmente haya crecido a la plenitud de la estatura de Cristo. Seremos como él, Juan lo enseña. La justicia por la fe, o la justificación es una experiencia de una semilla. Cristo y su justicia son plantados en mi corazón cuando nazco de nuevo—nacidos de la Semilla de la palabra, nacidos del Espíritu. Él viene a vivir en mi corazón y es ambas cosas: la semilla y el jardinero. Él vigila a la semilla y se asegura que germine. Él observa esa tierna plantita cuando es tan vulnerable en su infancia. Le da precisamente el alimento adecuado. La cantidad correcta de luz solar y la lluvia para que pueda crecer; y mientras crece la cuida, la atiende, hace planes para ella. El es siempre el Jardinero divino cuidando sus plantas y asegurándose que crezcan. ¿Qué hago yo? Cada mañana digo: “no soy justo; y no pude ser santo pero tú eres el poderoso, tú eres el justo. Someto toda mi vida a ti. Cuídame hoy. Guíame hoy. Haz planes por mí hoy. Contrólame hoy. Úsame hoy.” Y poco a poco su justicia empieza a florecer mientras someto y doy a él todos los controles de mi vida y esa planta crece y crece y crece. Pronto los vecinos preguntan: “¿Cómo llegaste a ser de esa manera?” y yo pude decir “realmente no sé mucho acerca de ellos. Alguien más estaba haciéndolo por mí.” ¿No es eso verdad? Alguien más lo hace por nosotros. Si la gente dice: “realmente usted es una persona justa” usted dirá: “¿Yo? no lo he visto.” Porque en nuestra humildad y desconfianza propia no nos damos cuenta que somos justos. El libro El conflicto de los siglos habla acerca de esto largamente. Nunca nos jactamos de a quién nos parecemos. Sólo decimos: “Señor, ten misericordia de mí, un pecador.”

51

Y al rendirnos al Poderoso él realiza obras poderosas en el débil; y el mundo se maravilla y se entera que hemos estado con Jesús. ¿Significa esto que llegamos a ser más justos mientras crecemos? ¿Significa que yo soy más perfecto? Toda la justicia que yo tengo cuando soy un cristiano nacido de nuevo en mi infancia es toda de Jesús. Cuando he vivido cincuenta o sesenta años, toda por su gracia, toda la justicia que tengo entonces, es toda de Jesús. Todas mis obras han sido hechas por él; y si usted me toma como un infante o como un cristiano maduro en Cristo la justicia en mí es toda de Cristo; y diremos: “¡El Señor nuestra justicia!” Toda nuestra justicia es de él. Tengo todo de él en él principio y tengo todo de él en el final. Yo puedo no saber todo acerca de él en el principio. Puedo no haber alcanzado y reclamado toda su justicia. Pero la plenitud de la divinidad habita en él completamente y cuando él ha venido a vivir en mí está todo allí. Es posible que tenga que aprender mucho más de él al correr del tiempo aprenderé a amarlo mucho más y confiar en él mucho más y desconfiar más del yo. Pero la plenitud de la justicia de Cristo habita en mí desde el día que yo nazco de nuevo como un cristiano. Esta es una experiencia maravillosa. Verdaderamente es lo que Dios quiere hacer por nosotros no es solamente cuidar de páginas de libros aunque sean páginas celestiales maravillosas, porque él es un contador exacto. Él también quiere cuidar los corazones. ¿Qué escribe él en esos libros? Escribe: “éste es mi hijo adoptivo que es perdonado y justo. Yo sé porque estoy haciéndolo de ese modo. Esto es una cosa justa por hacer porque Cristo murió y fue resucitado por sus pecados.” Hay dos textos que describen esto de una manera única: “Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación y santificación y redención” 1 Corintios 1:30. Usted está en Cristo quien fue hecho a nosotros justicia. Mientras usted se esconde en Cristo y él en usted, él llega a ser su justicia. También: “Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y segmentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cual sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo que excede a todo conocimiento para que seáis lleno de toda la plenitud de Cristo” Efesios 3:17-19. Literalmente usted se arraiga en amor, y la planta celestial de le ley es justicia; por lo tanto el amor es justicia. Usted está siendo arraigado y afianzado en el amor cuando Cristo vive en usted. Vea, amigo, la justificación por la fe es un amor maravilloso e íntimo. Desciende y llega a ser íntimo con la familia humana y nacen nuevos hijos en esa intimidad—hijos de Dios y mientras respondo a su amor digo, “oh Señor, toma posesión de mí, vive en mí, llena mi mente, poséeme, contrólame, sé mi Señor y maestro, consúmeme, lléname con la plenitud de Dios.” Y cuando él hace eso, he aquí que usted verá en mí, él pecador, al Señor mi justicia. Que Dios les conceda a ustedes esta experiencia gloriosa. El ha estado esperando por años y años dársela a cada persona. El quiere que nosotros lleguemos a ser misioneros, que salgamos y ofrezcamos esto a todos y los convenzamos que Dios quiere hacerlo por ellos. Y el mundo se asombrará al mirarnos y ellos preguntarán: “¿No es este hombre de un lugar pecaminoso? ¿No solía ser él una persona orgullosa y terrible? ¿Por qué es él tan justo? ¿Cómo llegó a ser de esta manera?” y Dios será alabado

52

cuando ellos vean la justicia de Cristo reproducida perfectamente en nosotros. Qué experiencia gloriosa es la nuestra. Reclamémosla hoy.

53

6

La otra mitad del perdon

Nuestro problema hoy es que hay un gran impedimento en entender el aspecto dual de la justificación—que Dios nos perdona y nos hace justos. Es fácil creer que somos perdonados, pero tenemos dificultad en creer que somos hechos justos porque con frecuencia después de la conversión, nos encontramos cometiendo el mismo pecado que hicimos antes. Llega a ser muy obvio a nosotros que no somos justos o no haríamos las mismas cosas que hicimos antes de estar tan errados. Razonamos que, tantos son como nosotros y continúan haciendo los mismos pecados que hicieron antes de la conversión, la justificación no debe incluir ser hechos justos. Sólo significa que soy perdonado. Todos pueden estar equivocados, Todos parecemos seguir y seguir en nuestras debilidades y pecados, pensando que la justificación no debe incluir el hacernos justos. Asumimos eso. Ese es un gran impedimento para entender el doble aspecto de la justificación por la fe. ¿Estamos verdaderamente justificados por la fe en Cristo y su justicia cuando seguimos en los mismos viejos pecados? No estoy hablando de los nuevos, sino precisamente de los antiguos. ¿Estamos verdaderamente justificados por la fe? Esto tiene mucho que ver con el entendimiento del tema, y ha causado algo para inventar su propio entendimiento o ideas de él, y todo para acomodar su propia experiencia. Para entender esto debemos regresar y estudiar el perdón y la absolución. Entonces el otro aspecto de la nueva vida será mucho más fácil de entender. Tan pronto como usted lea la siguiente cita, usted va pensar que he estado engañándolo hasta aquí. He estado presentando cómo la justificación es más que meramente perdón, y también incluye ser hecho justo o santo. Después de que lea esta siguiente cita, va pensar que me estoy contradiciendo a mí mismo. “Mientras el pecador penitente, contrito delante de Dios, discierne la expiación de Cristo a su favor, y acepta esta expiación como su única esperanza en esta vida y en la vida futura, sus pecados son perdonados. Esto es justificación por la fe.” 6CB 1070. Sus pecados son perdonados, lo cual es justificación por la fe. En caso de que usted no entendió, al pie de la misma pagina dice: “El perdón y la justificación son una y la misma cosa. La justificación es el perdón pleno y completo del pecado. El momento en que un pecador acepta a Cristo por la fe, en ese momento él es perdonado. La justicia de Cristo le es imputada, y él no debe dudar más la gracia perdonadora de Dios.” ¿Por qué le dije a usted que la justificación es más que un perdón, más que la absolución, cuando ella dice que son la misma cosa? Porque estaba tratando con su entendimiento del perdón y absolución. Muchos creen que el perdón es simplemente obtener de nuevo la paz con Dios o la reconciliación como es llamada en la Biblia. El perdón es donde todas las faltas son corregidas y no hay más culpa o condenación, y eso es todo. Esto es lo que sucede cuando tratamos a nuestros asuntos con los demás.

54

Si dos personas están enemistadas porque una ofende a la otra y si una pide perdón desaparece la alienación. No hay más sentimientos de antipatía; y cuando asumimos el perdón con Dios es idéntico a eso. Pero la Biblia y el Espíritu de Profecía enseñan un perdón mucho mayor que este entendimiento malo de este tema. Estaba tratando solamente con su entendimiento de las palabras perdón y absolución. En este estudio usted entenderá lo que dice la Biblia acerca de ellas y se dará cuenta que yo estaba enseñando la verdad acerca de la justificación porque incluye el perdón y todas sus ramificaciones que incluye el hacernos justos. Elena de White nos dice que en la oración de David encontramos el entendimiento correcto del perdón. Necesitamos aprender cómo confesar y buscar el perdón como lo hizo David. Es posible que usted no se identifique con este tipo de pecados, pero este es el modelo de oración para aquellos que confiesan: “Ten compasión de mí, oh Dios, conforme a tu amante bondad. Conforme a tu inmensa ternura, borra mis transgresiones. Lávame a fondo de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Porque reconozco mis transgresiones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, e hice lo malo ante tus ojos, pues tú eres justo cuando hablas, y sin reproche cuando juzgas. En cambio en maldad nací yo, y en pecado me concibió mi madre. Pero tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me ayudas a reconocer la sabiduría. Purifícame con hisopo, y seré limpio. Lávame, y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría, y se recrearán los huesos que abatiste. Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades. Oh Dios, crea en mí un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.” Salmos 51:1-10 Ese último versículo (10) es único en confesión. La mayoría de nosotros usa alguno de los otros pensamientos, pero muy poca gente usa el versículo 10 en la confesión de sus pecados. Es una perspectiva totalmente diferente de la confesión, una dimensión totalmente nueva. David dijo que el vio algo dentro de él que necesitaba corrección, no eran solamente los viles pecados que había cometido con Betsabé y el haber matado a su esposo. Era más que eso. La razón que hizo esas cosas fue que había algo corrupto dentro de él. Sabía que necesitaba un corazón nuevo y un espíritu renovado para que lo cambiara a fin de que el nunca más concibiera delitos tales. “crea en mí un corazón limpio.” Esto es confesión, y el perdón que resulta es el perdón auténtico. Este es el verdadero cuadro del perdón. Todo lo demás es solamente parcial. En esta súplica por un corazón nuevo, vemos la otra mitad del perdón. El libro de Isaías nos dice también de un retrato del perdón de Dios y de la confesión genuina. “Deje el impío su camino y el hombre malo sus pensamientos: y vuélvase al Señor, quien tendrá de el misericordia, y a nuestro Dios, que es amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos—dice el Señor. Como es más alto el cielo que la tierra así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” Isaías 55:7-9

55

En el perdón genuino, donde había pecado habrá justicia, donde había un pecador habrá un Santo. Dios que puede dar nueva vida a una tierra seca a través de las lluvias que descienden del cielo, por su gracia, envía lluvia de su Espíritu que transforma la vida, a fin de que no haya más espinas en su vida. Esto puede hacerse al crear en nosotros corazones limpios. “Pero el perdón tiene un significado más amplio. Cuando Dios da la promesa que ‘él perdonará abundantemente,’ él agrega como si el significado de esa promesa se excediera todo lo que podíamos comprender: ‘mis pensamientos no son tus pensamientos’ [y ella cita Isaías 55]. El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual Dios nos libera de la condenación. No sólo el perdón por el pecado, sino el reclamo del pecado. Es la emanación del amor redentor que transforma el corazón. David tenía el verdadero concepto de oración cuando oró: ‘Crea en mí un corazón limpio, oh Dios y renueva un espíritu dentro de mí.’ Y de nuevo dice: ‘cuanto dista el oriente del occidente, tanto alejó de nosotros nuestros pecados.’ Salmos 103: 12. ” MB 114. ¿Qué tan lejos esta el oriente del occidente? La tierra tiene aproximadamente cuarenta mil kilómetros de circunferencia. ¿Es ésa la distancia del este al oeste? No, porque cuando usted va alrededor de los cuarenta mil kilómetros, el este y el oeste están todavía tan lejos el uno del otro como cuando usted empezó. El oriente y el occidente nunca se juntan. Tan lejos como el oriente es del occidente así es cuánto el ha separado a nuestros pecados de nosotros. Nunca pueden ser encontrados de nuevo. El Espíritu de Profecía incluye al corazón nuevo en el verdadero concepto del perdón; pero rara vez incluimos estos pensamientos en nuestro entendimiento limitado del perdón. Eso es por qué he agregado la otra dimensión en la discusión previa acerca de la justificación y el perdón. Ahora pondremos todas las piezas juntas. El perdón incluye un reclamo del pecado; una transformación del corazón que quita al pecado tan lejos como el oriente del occidente. En el verdadero perdón, uno nunca puede encontrar esos pecados en el libro de Dios, y no residen ya más en el corazón. Llegan a ser no existentes. Dios tiene una idea diferente acerca del perdón de la que generalmente anticipamos o esperamos cuando venimos a pedir perdón. La justificación incluye una experiencia de conversión que David llamó un corazón limpio y un espíritu recto. En su perdón, Dios está haciéndolo a fin de que yo no peque. ¿Es capaz Dios de hacer eso? Nosotros por nosotros mismos no podemos dejar de pecar, pero él puede detenernos. ¿Qué tan capaz es Dios? “a Aquel que es poderoso para hacer infinitamente más que todo cuanto pedimos o entendemos, por el poder que opera en nosotros.” Efesios 3:20. Si él es capaz, ¿podemos ganar la victoria sobre los pecados que nos asedia? Cuando Juan el Bautista vio a Jesús venir, dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” Juan 1:29 ¿Qué hace Jesús? Quita el pecado. ¿Qué tan lejos? ¿Qué tan lejos está el oriente del occidente? “La religión de Cristo significa más que el perdón del pecado; significa quitar nuestros pecados…significa iluminación divina, regocijo en Dios. Significa un corazón vaciado del yo y bendecido con la presencia permanente de Cristo.” CPGM 419,420. Cuando recibo a Cristo, recibo su justicia. La presencia permanente de Cristo debe venir a mí.

56

Continuando con la cita: “Cuando Cristo reina en el alma, hay pureza, libertad del pecado. La gloria, la plenitud, la totalidad del plan evangélico se completa en la vida. La aceptación del Salvador trae un brillo de perfecta paz, amor perfecto, seguridad perfecta. La belleza y fragancia del carácter de Cristo revelada en la vida testifica que Dios ha enviado en verdad a su Hijo al mundo para ser su Salvador.” Si vas a incluir a Cristo en la vida, debe haber una transformación. Si él llega a ser tu maestro él produce actividad diferente de la que fue encontrada antes cuando eras el maestro o el diablo era el maestro de tu vida. El nuevo maestro produce obras diferentes. Si hemos aceptado a Cristo como el maestro supremo digamos como Tomás lo hizo: “Mi Señor y mi Dios,” entonces Dios produce acciones diferentes y buena conducta en usted. Esto es cristianismo. Por favor no me tilde de negativo y piense que lo estoy criticando. No estoy tratando de ser crítico estoy tratando de ayudarlo a entender lo que Dios está ofreciéndole, y que hemos estado satisfechos con demasiado poco. El mundo ya no está comprando nuestro cristianismo. De hecho, están cansados de los cristianos, porque son tan inefectivos, tan débiles. Son muy críticos de nosotros y estoy contento que lo sean. ¿Sabe por qué? nos puede doler mirar a nuestro cristianismo para ver si tenemos el artículo genuino o si somos alguna clase de farsa. No tomaremos la critica de los compañeros cristianos, pero tomaremos la del mundo cuando nos dicen cuán inefectivo somos, cuán inútiles somos a nosotros mismos, y cuán poco ayudamos a otra gente. Tal vez encontraremos faltas con nosotros mismos cuando empezamos a aceptar su crítica molesta. Nuestro concepto del perdón me recuerda una casa donde vivimos cuando era joven. Rentamos una casa antigua y éramos una familia muy pobre con bastantes niños en el hogar. Cada vez que llovía el techo se goteaba. No una o dos goteras, sino docenas. Se goteaba en la recámara y en la sala, y en la cocina y en todas partes. Nuestra rutina en esa ocasión era traer un montón de cubetas, ollas y vasijas para capturar el agua que goteaba. Cuando dejaba de llover y salía el sol guardábamos las vasijas y las cubetas después de vaciarlas, y las guardábamos para la siguiente tormenta. Había muchos vecinos como nosotros. En verdad, esa era la rutina normal en mi vecindario. Algunas personas usan el perdón como esas cubetas. Cada vez que tienen una gotera en su vida—su carácter—corren y consiguen la cubeta del perdón y dicen: “Oh Señor, por favor perdóname por este pecado terrible.” Entonces se sienten mejor. Vacía la cubeta y entonces espere hasta la siguiente vez para pecar. Cada vez que llueve, y algunas veces se gotea corremos y conseguimos las tinas del perdón y decimos, Señor, perdóname por esto y por aquello. Una persona sensible encontraría unas tablas, y dondequiera que hubiera una gotera pondría encima una nueva tabla. ¿Qué haría usted con las tinas entonces? Probablemente las tiraría. ¿Está usted entendiéndome? Las goteras son el pecado en nuestras vidas que necesitan las cubetas del perdón; pero si usted empieza por parchar el techo (y no quiero decir o implicar que el Señor haga el trabajo de parchar), cuando él tapona las goteras del pecado en nuestras vidas, uno no necesita el perdón, ¿verdad? No. Si usted no comete el pecado más, ¿Tiene que pedir perdón por él? Para nada. ¿No cree que el Señor le gustaría taponar las goteras? ¿Quiere él siempre tener una brigada de tinas de perdón? Mucho de lo que enseñamos acerca del perdón es precisamente eso. Nuestras oraciones son estructuradas para

57

atrapar las goteras en nuestras vidas. Y decimos, “Oh si solamente pidiera suficientes veces el perdón, el Señor me perdonaría y yo sería salvo.” Hemos enseñado eso tantas veces. Es casi inconcebible lo que le hemos hecho al Juicio Investigador y al carácter de Dios con esta actitud del perdón. Bajo este concepto, si pierdo mi temperamento dieciocho veces y aun veinte en toda la vida, para ser juzgado en el juicio, debo pedir a Dios que me perdone por mi mal genio dieciocho mil diecinueve veces, Dios dice: “¡Ah! ¡Ya te atrapé! Te faltó una y te vas a quemar.” Esa es la manera en que alguna gente describe a Dios. Piensan que Dios está listo para atraparnos. Hemos dejado este concepto con nuestros niños y con la gente a quienes enseñamos acerca del juicio. La gente se aleja pensando que Dios es una cierta clase de espía, observando el carácter para ver si está sin falta; y si nos equivocamos una vez o demasiadas veces, no lo lograremos. Con toda la lista de pecados que tenemos, sólo imagine todas las veces que tenemos que pedir perdón por esos pecados. La gente viene a mí y dice: “Pastor Lehman, estoy preocupado. Tengo miedo que hay pecados que he olvidado completamente, y si no los confieso me perderé.” Tengo dificultad en responderles porque su entendimiento del perdón y del perdón de Dios es tan débil y tan pervertido que se necesita mucho tiempo para corregirlo. Dios no es así con el perdón, él es capaz de perdonar abundantemente nuestros pecados, la Biblia dice, y los aleja, tan alto como están los cielos sobre la tierra, tan lejos como está el oriente del occidente, él los quita de nosotros. Sin embargo, pensamos que debemos confesar cada acto para ser declarados justos en el juicio. La contabilidad de Dios no es como esa, para nada. No puedo encontrar ese concepto en la Escritura o en el Espíritu de Profecía, ésta es una invención nuestra a causa de un concepto equivocado del perdón. Además de hacer del Juicio Investigador una perversión también hemos hecho la misma cosa al arrepentimiento. El arrepentimiento es casi una farsa con este entendimiento del perdón en el que mucho de nosotros creemos. Supuestamente nos apenamos cuando ofendemos a alguien, porque lo amamos, y por lo tanto el arrepentimiento que es tristeza por ese pecado. ¿Puede imaginarse yendo a un querido amigo a quien usted ha ofendido para decirle a esa persona, “lo siento te ofendí. Verdaderamente te amo mucho y no quiero perjudicarte. Espero me perdonarás, pues probablemente lo haré de nuevo antes de mucho.” Si usted fuera ese amigo de la persona diría: Verdaderamente me asombro cuánto me amas si estás planeando ofenderme de nuevo mañana o la semana siguiente. Pero eso exactamente lo que hacemos con Dios. Decimos: “Te amo mucho, Señor, y espero me sigas perdonando aun cuando te puedo ofender el resto de mi vida.” Y esperamos que él crea que nosotros lo amamos. Pero nosotros mismos verdaderamente nos preguntamos si hacemos esa clase de arrepentimiento. Esa es una farsa. Eso no es tristeza por el pecado. Si estamos apenados por el pecado, no planeamos, ni hacemos concesiones para ofender de nuevo a esa persona a quien amamos tanto. Así que nuestro concepto de arrepentimiento no es bíblico tampoco. Debemos regresar a este cuadro completo y descubrir el verdadero entendimiento del perdón en la confesión. El arrepentimiento se describe de esta manera: “El arrepentimiento incluye tristeza por el pecado y un olvido de él. No renunciaremos al pecado a menos que veamos su perversidad; hasta que nos alejemos de él de corazón, no habrá un cambio verdadero en la vida. CC 23. No hay verdaderamente tristeza por el pecado hasta que veamos

58

cuán malvado es. El Señor puede hacer esto por nosotros, porque ambos el perdón y el arrepentimiento son dádivas. Muchos de nuestros problemas respecto a todos estos aspectos giran alrededor de una palabra “el perdón” y es que la mayoría de nuestra comprensión acerca del arrepentimiento y la confesión y el perdón son todas transacciones verbales. Yo paso por los movimientos de decir las palabras: “Señor, Lo siento que fui malo esta mañana. Espero que me perdones.” Y nos imaginamos a Dios como un gran Sumo Sacerdote de alguna clase y se comunica con el ángel del registro y dice: “Lehman ha confesado su pecado de ser malo esta mañana, así que márcale perdonado junto a su pecado.” Y yo me siento aliviado. Todo esto queda arreglado. ¿Es correcto eso? Eso es lo que muchos han inventado acerca de la conversión y el perdón. La Biblia no enseña esa clase de confesión. En Hebreos 9:22, el apóstol Pablo proporciona un pensamiento clave acerca del perdón y la confesión “porque según la Ley casi todo se purifica con sangre y sin efusión [derramamiento]de sangre no hay perdón.” Elena White cita este versículo y luego dice: “La remisión, o alejamiento del pecado, es la obra que debe ser realizada.” CS 417. La remisión del pecado consiste en alejar el pecado; y no se puede quitar el pecado si en el derramamiento de sangre. Sólo somos perdonados porque Cristo murió en el Calvario. No hay otra razón. El ganó el derecho de derramar su sangre para limpiarnos del pecado, y el perdón es ofrecido únicamente en el Calvario. Cristo ha ido al cielo como nuestro Sumo Sacerdote, y él ministra su preciosa sangre en nuestro favor, ¿verdad? Eso es lo que él está haciendo allí. Su sacrificio, su expiación por nosotros es lo que ofrece en nuestro favor allá en el cielo. Cuando vengo a confesar mi pecado nunca debo dejar fuera la muerte y la sangre de Jesús muchos han ido tan lejos hoy que ni siquiera les gusta este tema. Hay mucho entre nosotros que critican esto y la llaman una religión sangrienta, queriendo decir que no es sofisticada, que no es intelectual, es rústica. Créame, si tiene problemas aun en pensar acerca de sus pecados, tendrá un tiempo terrible añadir la sangre de Jesús a ese pecado. Usted se quedará a mil seiscientos kilómetros de lo que causó el derramamiento de la sangre de Jesús y nunca mirará atrás. Si aquellos que están asustados acerca de la sola mención de sus pecados y pecaminosidad y fueran a la cruz, verdaderamente les haría algo bueno a ellos. Algunos han venido al lugar donde han inventado una religión complicada que es un cristianismo sin la cruz; y si es sin la cruz es sin Cristo. El corazón de todo el ministerio de Jesús fue su muerte en el Calvario. Déjela afuera y no habrá evangelio. Se pueden usar todas las clases de textos bíblicos, pero no hay evangelio sin la cruz ¡no hay! No hay evangelio, no hay buenas nuevas, porque la Biblia no es buena nueva sin la cruz. Hay malas nuevas, todo es condenación, todo es ley y no hay misericordia sin la cruz no importa cuantos textos uses. Si dejas afuera a la cruz de Jesús usted ha dejado afuera todas las buenas nuevas, y todos nosotros somos un pueblo sin esperanza. Los judíos creyeron las Escrituras y les predicaron muy prominentemente, y aun memorizaron grandes porciones de ellas pero mataron al Salvador. No es suficiente ser cristianos bíblicos alguien debe ser un evangelio, lleno de Cristo, un cristiano predicador de la cruz. No hay salvación y no hay perdón sin la cruz. Hemos aprendido

59

cómo usar la Biblia sin la cruz y sin Jesús. Estamos satisfechos en tanto que es la Biblia. Eso no es suficiente. Debe ser la cruz, y el evangelio en la Biblia, de tapa a tapa. Sin esto somos gente sin esperanza que practica una religión imaginaria. El perdón en el Antiguo Testamento era más que una clase de comunicación verbal o transacción. Se que alguna gente no le gusta esto y lo que el Antiguo Testamento tuvo que decir acerca de esto como un símbolo o un tipo. Con frecuencia dice más en ese cuadro de lo que se puede leer en el Nuevo Testamento. Venga conmigo de regreso al Antiguo Testamento y mire las palabras y el cuadro ahí. En Levítico capitulo 4 dice acerca de cómo los sacerdotes debían hacer esto, cómo la gente rica debía hacerlo (o los gobernantes), y cómo la gente común debía ser esto; y ya que nosotros nos consideramos comunes, leamos lo que dice de nosotros en los versículos 28 y 29 “Al conocer su pecado, él traerá por su ofrenda una cabra sin defecto, por el pecado que ha cometido. Pondrá su mano sobre la cabeza de la víctima, y la degollará en lugar de los holocaustos.” Y la palabra “él” es el pecador no el sacerdote. Esto es confesión en el Antiguo Testamento, que fue significado para ser un ejemplo o cuadro o de confesión en el Nuevo Testamento. En los días antiguos, cuando el pecado venía a su conocimiento, había solo una manera que uno podía confesarlo. Tenía que traer un sacrificio, un animal, para degollar. Uno traía el animal y el sacerdote ayudaba a amarrarlo para que no se soltara entonces él ponía el cuchillo en su mano y si a usted le gusta levantar objeciones: “yo no pequé. Usted pecó. Es su sacrificio, no el mío. Este animal no esta muriendo por mí, está muriendo por usted.” Usted sostiene el cuchillo le da una buena mirada a él y luego mira al animal. ¿Ha visto alguna vez a un corderito, o ha tenido uno como mascota? Supongamos que tuvo uno que tenía un año de edad que usted mismo lo crió; y éste es el animal que va a ofrecer. ¿Cómo se siente? Usted traga saliva, y su corazón sufre palpitaciones y termina con un nudo en la garganta. Y usted desea que hubiera otra manera. Siempre deseamos que hubiera alguna otra manera, pero la Biblia dice que sin el derramamiento de sangre no hay alejamiento del pecado. Yo soy tan capaz como usted lo es en lo que se refiere a inventar otras maneras, y estoy tan seguro como usted que no funcionan. Nunca han funcionado en mi vida para nada; y me gusta inventarlas por centenares porque no me gusta hacer el trabajo, ¿y a usted? Me siento miserable al pensar que mis pecados son así. No es muy agradable pensar que un animal debe morir por mí. Todo lo que puedo ver es su inocencia. ¿Por qué debe morir? La ley ceremonial decía que el pecador debía poner su mano en la cabeza del animal, lo cual significaba para esa persona que él estaba echando sus pecados sobre ese animal inocente. Él debía morir porque yo pequé no porque él pecó. Amigo, no había otra manera de encontrar perdón en el Antiguo Testamento excepto de este modo. Alguna gente piensa que ha cambiado para mejorar. En realidad cambió para empeorar. En el lugar del cordero está él Cordero de Dios ahora. En lugar de un animal está Jesús el inapreciable Hijo de Dios. Nuestros pecados lo crucificaron de nuevo. ¿Lo hace a usted sentirse mejor esto? Es como si estuviera bien en el Calvario observándolo morir por sus pecados cuando usted llega a confesar de acuerdo a la usanza bíblica. Esto es por que hay tan pocas personas justas. Odiamos el Calvario no permanecemos ahí una hora de reflexión y alguna gente no puede soportarlo por dos

60

segundos. Nuestras mentes quieren evadir ese lugar, y los pensamientos que tenemos mientras estamos ahí. Así que saltamos al próximo avión jet (no a un barco como el de Jonás). Y vamos en la dirección opuesta, y nunca miramos atrás. Decimos: “nunca quiero ver ese horrible lugar de nuevo”. Y seguimos cometiendo nuestros propios pecados e inventando nuevas maneras de decir que somos justificados. Aun tomamos las Escrituras como Romanos capítulo7 y la mal interpretamos para permitirnos en nuestra falta de una vida justa. Nos arreglamos hermosamente para que suene lógico y sensible. Decimos: “bueno, Pablo dijo que uno podía seguir pecando después de estar convertido” ¿En verdad lo dijo? Los mismos pecados antiguos ¿Es eso lo que él realmente dijo? Eso hace a Dios muy pequeño en mi estimación e incapaz de cambiar mi corazón, eso hace al corazón convertido un corazón que ama al pecado y que todavía participa en él. Realmente creo que cuando pasamos esa hora de meditación en la cruz cada día cambiarán nuestro concepto total de la justificación del perdón y la justicia. No estoy criticando a nadie. Puedo mirarme a mí mismo y ver cuán poca veces traigo mis pecados al pie de la cruz. Elena White dijo que no hay un lugar más elevado que uno puede alcanzar que arrodillarse al pie de la cruz. Y créanme cuando uno ha estado ahí un momento y experimentado la gracia salvadora de Cristo y la belleza de Jesús y su tremendo amor al morir por nosotros uno nunca quiere dejar ese bendito lugar. Al principio, uno está sufriendo, luego uno no quiere alejarse. Siempre quiere permanecer ahí. Es algo extraño lo que sucede en la cruz es un concepto diferente del que generalmente hemos tenido, y debemos regresar y vivir la experiencia del perdón y la confesión. No sólo pronunciar unas pocas palabras. Debemos regresar y ver en sacrificio con el ojo de nuestra mente. “Jesús ha dicho: ‘y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos traeré a mí mismo’ Juan 12:32. Cristo debe ser revelado al pecador como el Salvador muriendo por los pecados del mundo. Y cuando contemplamos al Cordero de Dios sobre la cruz del Calvario, el misterio de la redención empieza a mostrarse a nuestras mentes y la bondad de Dios nos guía al arrepentimiento”CC 26,27. El arrepentimiento fue dado en el Calvario. La bondad de Dios vista ahí en esa dádiva de amor, con toda esa agonía, me guía al arrepentimiento. Siguiendo con la cita: “Al morir por los pecadores, Cristo manifestó un amor que es incomprensible y cómo el pecador contempla este amor, suaviza el corazón, impresiona la mente e inspira contrición en el alma… Mientras Cristo los atrae a mirar su cruz, a contemplarle a quien sus pecados han atravesado el mandamiento conmueve a la conciencia. La maldad de su vida, el pecado arraigado del alma, es mostrada a ellos. Empiezan a comprender algo de la justicia de Cristo y exclaman: ‘¿Qué es el pecado que debe requerir un sacrificio tal para la redención de su víctima? ¿Fue todo este amor, todo este sufrimiento, toda esta humillación, requerido, a fin de que no pereciéramos, sino que tuviéramos vida eterna? ’El pecador puede resistir este amor, puede rehusar ser atraído a Cristo pero si no resiste será atraído a Jesús; un conocimiento del plan de salvación lo conducirá al pie de la cruz en arrepentimiento por sus pecados, que han causado los sufrimientos del querido Hijo de Dios.” ¿Entiende lo que está sucediendo? Él está tratando de enamorarnos está tratando de guiarnos allá. Quiere que usted vea la magnitud de su amor ¿Por qué? A fin de que usted lo ame. Si permanece alejado nunca podrá ver ese amor, nunca podrá

61

comprenderlo. Es ahí que usted lo puede encontrar y no sólo hablar acerca de él o leer de él. Es venir allí con sus propios pecados hasta llegar enfrente de la cruz. El Espíritu de Profecía se extiende sobre esto “nos hemos halagado a ostros mismos como hizo Nicodemo, que nuestra vida ha sido íntegra, que nuestro carácter moral es correcto, y pensamos que no necesitamos humillar el corazón delante de Dios como el pecador común: pero cuando la luz de Cristo brille en nuestras almas, veremos cuán impuros somos; discerniremos el egoísmo del motivo, la enemistad en contra de Dios, que ha contaminado cada acto de la vida. Entonces conoceremos que nuestra propia justicia es en verdad como trapos inmundos y que la sangre de Cristo sola puede limpiarnos de la contaminación del pecado, y renovar nuestros corazones a su propia semejanza. Un rayo de la gloria de Dios, un brillo de la pureza de Cristo penetrando el alma, hace que cada mancha de contaminación sea dolorosamente clara, y aparecen desnudas la deformidad y los defectos del carácter humano. Aparecen los deseos no santificados, la infidelidad del corazón, la impureza de los labios. Los actos de deslealtad del pecador en abolir la ley de Dios, son expuestos a su vista…. Él se odia a sí mismo cuando contempla él carácter puro, sin mancha de Cristo” CC 28, 29. Cuando uno llega a esa condición, verdaderamente se encuentra en el fondo. La tentación por la depresión es terrible. Quieres huir de ese lugar. Así que para animarnos, el autor continúa: “Al ver la enormidad de tu pecado, al verte como realmente eres, no te abandones a la desesperación. Fue a los pecadores a quienes Cristo vino a salvar. No tenemos que reconciliar a Dios con nosotros, sino – ¡Oh amor maravilloso! – Dios en Cristo está ‘reconciliando al mundo a sí mismo.’ 2 Corintios 5:19 Él está cortejando con su tierno amor los corazones de sus hijos pecadores. Ningún padre terrenal podría ser tan paciente con las faltas y errores de sus hijos, como es Dios con aquellos que busca salvar. Ninguno puede suplicar más tiernamente con el transgresor. Ningunos labios humanos jamás pronunciaron más tiernas súplicas al descarriado que las que él hace. Todas sus promesas, sus advertencias, son como el aliento de un amor inefable.” CC 35. Pensábamos que estaba criticándonos al mostrarnos cuán malos somos. Él únicamente nos está mostrando cuánto lo necesitábamos. Él está diciendo: “Venid a mí todos los que están trabajados y cansados que yo los haré descansar.” Les quitaré el peso de las cargas y el temor. Los bendeciré. Venid a mí.” Todas sus advertencias, todas sus promesas, todos sus ruegos son los alientos de un amor inexplicable, un amor que está por encima de nuestro entendimiento. Esto es lo que él está haciendo por nosotros cuando nos aclara nuestra pecaminosidad y nos produce arrepentimiento en la cruz. Lo último de esto es la consecuencia de aquello: “la confesión no será aceptable a Dios sin arrepentimiento sincero y reforma. Debe haber cambios decididos en la vida; todo lo que sea ofensivo a Dios debe ser quitado.” CC 39. No se enojen demasiado conmigo. La siguiente oración es una joya. “esto será el resultado de la tristeza genuina por el pecado.” Ahora regresemos y aclarémoslo, ¿podemos? La confesión será aceptable a Dios con arrepentimiento sincero y reforma pero no puedo cambiar mi vida, ni aun puedo producir tristeza por el pecado. Debe haber cambios decididos en la vida; todo lo que sea ofensivo a Dios debe ser quitado.” ¿Cómo? Esto será el resultado genuino por el pecado; y la tristeza por el pecado se encuentra en el Calvario. Y al llegar allí, se

62

rompe mi corazón cómo pude hacerle todo esto a Jesús; y mientras me entristezco por el pecado, el resultado es arrepentimiento genuino y reforma genuina, y un cambio en mi vida—el alejamiento de todo aquello que es ofensivo a Dios. ¿Cómo puedo herir a Aquél que me ama tanto? Pero se da cuenta, nunca comprenderé ese amor, ni mi ofensa, hasta que esté en la cruz. Nunca. Allí todo se arregla; y el resultado natural de estar en la cruz es un verdadero pesar por el pecado y un cambio radical en la vida. Éste es el resultado natural. Cuando me veo a mí mismo siguiendo el mismo camino antiguo, puedo estar seguro que ha sido mucho tiempo desde que estuve en el Calvario, y no me quedé mucho entonces. Cuando me encuentro aplastado por una carga de pecado y trayendo la tina del perdón cien veces al día o más, me he olvidado casi totalmente del Calvario. Sólo una vez en la confesión, si hubiera venido a la cruz y arrodillado allí y reconocido que soy perdonado porque él murió por mí, entonces repentinamente hay cambios en mi vida. Repentinamente quiero un nuevo corazón como David y yo me aborrezco a mí mismo; y le pido a Dios que me dé un corazón limpio y renueve un espíritu recto en mí. ¡No quiero ser más como antes fui! ¿Es eso lo que dijo David? Nunca quiero ver a ese ser viejo y pecaminoso de nuevo. Hazme un nuevo David. No me gusta ese antiguo compañero. No me importa cuán agradable haya sido, cuando se trata de la cruz uno encontrará la otra mitad del perdón. Esto es lo que Juan quiso de decir cuando escribió: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.” Esto es de lo que se trata si verdaderamente confesamos él perdona y limpia. “Por cada pecado Jesús es herido de nuevo; y al mirarlo a él a quienes hemos crucificado nos lamentamos por los pecados que le han traído angustia a él. Tales lamentos conducirán a la renunciación del pecado.” DTG 300. Renunciación—nunca lo haré otra vez y amigo, esto obra una transformación maravillosa. Es únicamente en la cruz que me veo a mí mismo y quiero ser alguien diferente. Allí él me hace diferente. No me hago a mi mismo diferente, él me hace diferente; y cuando salgo de ese lugar no quisiera salir porque hay paz en la cruz. Puede criticarme todo lo que quiera. El ha tenido cuidado de mí. Usted puede averiguar todas mis faltas. Él ha cuidado de todas ellas. Usted me puede rechazar todo lo que quiera. En la cruz todo ha sido arreglado bien. Encuentro descanso perfecto, libertad perfecta en Cristo en la cruz. Y ahí soy salvo para siempre, y no quiero dejar ese lugar. Sólo quiero quedarme en ese lugar de quieto descanso. Cuán agradable y placentero es ahí. Dése cuenta, amigo, hemos estado luchando por años para ser lo suficientemente buenos a fin de que Dios nos acepte hemos estado luchando por años pensando en cuánta oración, en cuánta lucha, cuánto estudio o algo más debemos hacer para que podamos ser suficientemente buenos. Y todo el tiempo hemos estado yendo alrededor de la cruz, a mil seiscientos kilómetros alejados de allí. Todo el tiempo venimos confesando nuestro pecado, pero dejamos afuera la sangre y el amor preciso de Jesús. Y todo el tiempo actuamos como si no nos interesara si alguna vez Jesús vivió o murió por nuestros pecados y todo el tiempo seguimos sin perdón. Sin embargo continuamos pensando que somos perdonados y que debemos ser cristianos porque vamos a la iglesia, porque guardamos el día correcto, porque pagamos diezmo. Y Jesús dice: “¿Por qué permanecen tan lejos de mí si me aman? Y cómo pueden evitarme en el mismo lugar donde expresé el amor supremo.” Ninguno tiene mayor amor que éste, que ponga alguien su vida por sus amigos.

63

Dios está esperando a los adventistas del séptimo día a no ser únicamente perdonados por el pecado, sino a ser redimidos del pecado. El mundo está buscando un cristiano que esté exhibiendo y demostrando a un Dios como éste. Pues ellos anhelan tener esta paz, este gozo, esta libertad, no saben donde encontrarla. Vienen a nuestras iglesias y se van vacíos. Vienen a nuestras casas y se van vacíos; y han ido a otros lugares, también. Jesús ha estado esperando y anhelando hacer de nosotros un pueblo diferente. Él quiere darnos el perdón total, que incluye una vida cambiada. Quiera Dios ayudarnos a darnos cuenta cuánto nos ama él verdaderamente.

64

7

¿Qué es la justicia?

El tema de la justicia es tan controvertido como el tema de la perfección. ¿Qué es la justicia? Algunas personas dicen que es solo hacer lo mejor y que Dios hace el resto; y muchos piensan que pueden establecer esto por medio de ciertas citas y textos en la Biblia. Algunos dicen que es una falta total de pecaminosidad, y están luchando diligentemente para lograr eso. Si usted cree en la ética situacional, entonces la justicia depende de las circunstancias. Por lo tanto, usted tiene muchas teorías de donde escoger. La mayoría de nosotros se da cuenta que la justicia tiene alguna conexión a la obediencia a la ley de Dios, porque “la justicia es hacer el bien.” LPGM 312. También: “toda injusticia es pecado.” 1 Juan 5:17. Si la injusticia es pecado, entonces la justicia debe ser obediencia y el pecado es la transgresión de la ley. Por lo tanto, de estas definiciones estamos en lo correcto al agregar el concepto de justicia a la obediencia a la ley.

Cuando uno empieza a estudiar este tema de la justicia en relación con la ley, inmediatamente empieza a revisar la ley por sí misma. ¿Estoy transgrediendo el sábado por mis acciones o conductas? ¿O es algo que yo dije una mentira? ¿Es tomar una cosa en particular un robo? ¿Es usar ciertas expresiones y palabras tomar el nombre de Dios en vano? Y etcétera. Tenemos una larga lista para revisar los “no harás,” y nos examinamos a nosotros mismo en esta luz. Si encontramos algo en nuestras vidas que parezca ser una violación, emprendemos una campaña en contra de ella. Empezamos a orar y a estudiar y a pedirle a Dios que nos bendiga. Finalmente, si por su gracia lo creemos, repentinamente ese pecado desaparece y no podemos verlo más en nuestras vidas. Entonces podemos decir: “soy más justo porque se ha ido un pecado más.” Y optimistamente, si vivimos lo suficiente, todos serán quitados. ¿Es eso justicia?

Hay muchos de nosotros que han estado tratando de hacer esto por años. ¿Es la ausencia de pecados justicia.? Si no puede encontrar ningún pecado en su vida, ¿es usted justo?. ¿Es la justicia establecida por no matar, no robar, no mentir, no cometer adulterio, no tomar el nombre de Dios en vano? ¿Es eso justicia? Muchos de nosotros hemos pensado que sí por largo tiempo. Si no hacemos todas esas cosas es justicia, entonces todos haríamos bien en unirnos a los ermitaños y a los monjes para dejar a la sociedad y dedicar nuestras mentes a asuntos santos. Uno se dará cuenta que no es tentado terriblemente a ser deshonesto en un monasterio. No hay tentaciones para robar allí. Hay muchas maneras que el hombre ha diseñado para mantenerse libre de la tentación a pecar. Pero ¿es eso justicia? Sí eso es, ¿por qué no quedarnos donde estamos?. Unámonos a un monasterio inmediatamente. La mayoría de nosotros pensamos que la ausencia de pecado en nuestras vidas es justicia.

65

Preguntamos de nuevo: ¿qué es justicia? Cuando Cristo miró a la obediencia a la ley como ser justo, discutió la ley como él la entendía. Él la sabía muy bien porque entendemos que él fue el dador de la ley. Un abogado una vez vino a Jesús y le preguntó: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento grande en la ley?” “Jesús respondió: “Y amarás al Señor tu Dios con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y el mayor mandamiento y el segundo es semejante a éste: amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas.” Mateo 22:36-40. Jesús enseñó que un concepto correcto de la ley está contenido en el amor supremo por Dios y amar al prójimo como a uno mismo. Éste es el concepto correcto de la justicia.

Para Jesús, la observancia de la ley no era simplemente la omisión del pecado. Era la práctica del bien. Muchos de nosotros pensamos que es la eliminación del pecado de nuestras vidas. Pero con frecuencia olvidamos que Jesús dijo en Lucas 11:24 acerca de los demonios expulsados, y dejando vacía a la persona. Los demonios regresaron y llenaron el vacío sólo porque el pecado había sido desalojado no quería decir que había alguna justicia allí. Cuando todo el pecado se va, una persona está completamente vacía. No hay nada allí. La vida está sólo vacía de pecado. La justicia es más que la eliminación del pecado a nuestras vidas. La justicia no es negativa (no matar, no robar,) sino positiva. Es el amor de Dios y el amor por nuestro prójimo y es hacer actos de amor con un motivo abnegado.

Esto es más que una profesión. El Señor habló acerca de aquellos que profesaban pero no actuaban. El Señor habló de dos hombres donde uno dijo que lo haría pero no lo hizo; el otro dijo que no lo haría pero lo hizo. Jesús dijo que el que lo hizo era bendito. “No todo el que me dice Señor, Señor entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” Mateo 7:21. Los hacedores son benditos. No es suficiente eliminar el hacer el mal. En mi vida debe venir este accionar amoroso, correcto, o no soy justo. No es la cesación de los actos de transgresión, sino la acción de los actos de amor para Dios y el hombre.

Supongamos que tengo un automóvil que deseo venderles. Usted es mi hermano o hermana en la fe, y al hacer el trato, hay una buena posibilidad que si yo le engaño un poquito acerca del kilometraje usted me pagaría tres mil pesos (trescientos dólares) más. Así que aquí está la tentación para mentir y recibir dinero extra en el trato. ¿Por qué no mentir a usted? ¿No debo mentirle porque es en contra de mis principios? ¿No debo mentir porque los mentirosos se perderán? ¿O no debo mentirle porque lo amo? Si me encuentro en esa condición, puedo decirme a mí mismo, “Si sólo le dijera que el odómetro está mal, eso no es demasiado malo, ¿verdad? No quiero perderme, pero claro que me gustaría obtener ese dinero.” Me encuentro entre dos deseos: más dinero y el deseo de ser salvo. No hay nada de malo en eso, ¿verdad? Escojo entre dos deseos, y los peso vez tras vez, (los pensamientos bullen en mi cerebro) y me hallo con el deseo de ganar. Finalmente concluyo que esta persona es un miembro de la iglesia, y no debo mentirle; así que no le miento.

66

Me alejo y digo: Te doy gracias, Dios, Que no soy como la otra gente…no mentí.” Cuando me arrodillo a orar esa noche, digo: “De seguro estoy haciendo algo bueno, porque no mentí hoy.” Pero en mi corazón, aún estoy soñando lo que podría haber hecho con esos tres mil pesos. ¿Es eso justicia? ¡No mentí! Dije la verdad. ¿No es justicia decir la verdad? Esto les hemos enseñado a nuestros niños ¿verdad? Pero si entendemos correctamente, esto no es justicia.

“El amor de Dios es algo más que una mera negación. Es un principio activo y positivo, un manantial siempre fluyendo para bendecir a otros. Si el amor de Cristo habita en nosotros, no solo no tendremos odio hacia nuestro prójimo, sino que buscaremos de cualquier manera manifestar amor hacia ellos.” MB58. En otras palabras, si lo amo verdaderamente porque el amor de Cristo está en mi corazón, no sólo evito hacerle un mal, sino que aprovecho cada oportunidad para hacer buenas acciones por usted. Ésa es una diferente clase de justicia, ¿verdad? Sin embargo todo el tiempo he estado orando: “Señor, guárdame de hacer acciones malas.”

La justicia es muy diferente de lo que la mayoría de nosotros supone; y quiero mostrarles algunas citas acerca de nuestra incapacidad para ser justos, y cuán diferente la justicia es de lo que la mayoría de nosotros cree que llega a ser. “Ah causa de su [de Adán] pecado, nuestras naturalezas están caídas. No podemos hacernos justos a nosotros mismos. Siendo que somos pecaminosos, impíos, no podemos obedecer perfectamente la santa ley. No tenemos justicia propia con la cual encarar los reclamos de la ley de Dios.” CC 62. Estamos mal equipados, y no podemos hacerlo. Todos nuestros intentos de obedecer la ley están destinados al fracaso.

Porque la ley del Señor es perfecta por lo tanto inmutable, es imposible que los hombres pecaminosos en sí mismos enfrenten la norma de su requisito.” MV 50. En otras palabras, es demasiado santa para que yo cumpla sus requisitos. “La ley de Dios es tan santa como él es santo, tan perfecta como él es. Presenta a los hombres la justicia de Dios. Es imposible para el hombre, por sí mismo, guardar esta ley pues la naturaleza de los hombres está depravada, deformada, y totalmente diferente al carácter de Dios MB 54. Es natural para nosotros hacer lo opuesto de lo que la ley demanda.

Pablo habló acerca de esto en el libro de Romanos: “¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos [¿son los gentiles mejores que los judíos?]? ¡De ninguna manera¡ Porque ya hemos denunciado que tanto judíos como gentiles, todos están bajo pecado. No hay justo, ni aun uno.” Romanos 3:9,10. Ni judíos ni gentiles son justos. Esto puede desanimar a aquellos que están tratando de ser justos. Si usted está tratando de ser justo por sí mismo, no le gustará lo que estoy diciendo. Si ha fracasado y está a punto a darse por vencido, le agradará todo lo que voy a decir.

Si sigue leyendo en Romanos en el capítulo 3, continúa hablando acerca de nuestra injusticia y nuestra incapacidad para guardar la ley de Dios. Después del versículo 20

67

viene una transición donde algo único se lleva a cabo. En los primeros 20 versículos Pablo discute a los impíos, luego cambia en el versículo 21 con la palabra pero. Pero ahora la justicia de Dios…”Primero habla acerca de la injusticia del hombre y de todos los intentos del hombre para ser justo; entonces dice, “Pero ahora algo más ha sucedido—“la justicia de Dios se ha manifestado aparte de toda ley.” Esta justicia es a los que creen en él ‘versiculo 22. Pablo está hablando acerca de la gente que trata de ser justa, y dijo que ninguno de ellos lo era. Todos tratamos de ser y algunas veces pensamos que somos, pero no lo somos. El dijo que esto no significa que todo está perdido en la búsqueda de la justicia. El dijo que hay una clase mejor –la justicia de Dios que es para todos y sobre todos lo que creen. El dijo que no quería su propia justicia. Únicamente quería la justicia de Dios, que se encuentra en Jesús y viene por la fe en él, en la divinidad. Pero como Cristo vivió esa vida, la justicia se encuentra en un ser humano que vivió justamente como nosotros vivimos y eso significa que ¡él es esta justicia. Y viene a nosotros en la persona de Jesús.

Pablo está diciendo en Romanos que Dios está preguntando por qué nos esforzamos en guardar la ley cuando todos son pecadores e injustos. Dios está esperando ahí para darle a usted su justicia en la persona de Jesús. ¿Cambiaría usted una por la otra. ¿Por qué trata usted de obtener su propia justicia cuando él le ofrece algo mucho mejor?

¿Sabía usted que Jesús no reclamó que su justicia era propia. “Jesús respondió [a Felipe], ¿tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices: muéstranos al Padre? ¿No crees que yo sea en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que os hablo no las hablo de mí mismo; sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. ” Juan 14:9,10. Las palabras y las obras justas vistas en Jesús no eran las suyas sino la justicia del Padre en él.

Hay otros textos que declaran esto, tales como: “Cuando hayáis levantado al hijo del hombre entonces sabréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo; sino que hablo como el Padre me enseñó.” Juan 8:28. “Entonces Jesús respondió: “os aseguro que el hijo del hombre no puede hacer nada de sí mismo sino lo que ve hacer al Padre: porque todo lo que el Padre hace eso también hace el hijo.” Juan 5.29 Por lo tanto, las palabras que hablo en sus actos de justicia no eran los suyos. Eran la justicia de Dios. Esto es lo que nos ha ofrecido!

Quiero que usted mire en esta justicia de Dios mucho más cuidadosamente, porque hemos imaginado la justicia de muchas maneras. De nuevo, ¿ que es justicia? ¿Qué es la justicia que puedo tener y debo tener? ¿Cuál es la justicia que nos lleva al cielo?

Elena White escribió: “La justicia de Dios es absoluta. Esta justicia caracteriza todas sus obras, todas su leyes. Como Dios es, así debe ser su pueblo.” 1 S 198. ¿Qué significa la palabra absoluto. Sabemos básicamente que tiene un significado alto y exaltado aquí está lo que dice el diccionario: “ libre de la imperfección o perfecto;

68

positivo o cierto; libre de limites, de restricción o calificación “ en otras palabras, es justicia sin límite. No hay restricción en ella. Es tan alta, tan alta como puede serlo. La definición de absoluto, determinado en si mismo y no por cualquier otro en otras palabras, la justicia de Dios no es juzgada por alguien o algo más. Se determina en sí misma. No es pretendiente o relativa. Es final e intrínseca ¡como ley moral absoluta! No hay nada más exaltado inherente en sí, del sustantivo absoluto: “toda la realidad considerada como el hecho o la existencia total o final.” Es el hecho final o total de la justicia. No hay nada después de él, y no hay nada más completo.

Cuando ponga juntas todas estas definiciones la justicia de Dios es todo esto. Lo absoluto caracteriza todas su obras y todas sus leyes cambian en palabra. La ley es absoluta, no hay nada mayor ni nada más perfecto ¿piensa que usted puede guardar esa ley? Tiene que ser un gran fariseo y engañado totalmente para pensar que puede guardar esa clase de ley, un asunto malo acerca de muchos de nosotros es que pensamos que exaltamos la ley cuando verdaderamente la devaluamos. Hemos privado al mundo de un punto de vista correcto de la ley, por que no lo hemos presentado correctamente como el epítome de la justicia. Y así la gente piensa que puede guardarla. Cualquier intento de un pecador depravado, degradado para guardar esa ley degrada la ley. Nosotros hemos estado degradándola por años. Es ridículo pensar que los pecadores puedan guardar esa ley. Es demasiado perfecta, es demasiado elevada; y usted está únicamente despreciando a Dios y su maravillosa ley y su gobierno al pensar que puede hacerlo. Nosotros debemos poner la ley donde pertenece-- como absoluto.

“Su ley es una trascripción de su propio carácter.” LPG 315. Cualquier obediencia a la ley de Dios debe ser una semejanza a Dios, ¿correcto? Si la ley es el carácter de Dios escrito, entonces la obediencia a esa ley le hace semejante a él, ¿correcto? Si la obediencia a su ley es semejanza a él. Por lo tanto, la verdadera obediencia es semejanza a Dios. Juan habla acerca de esto: “Amados, ahora ya somos hijos de Dios y aunque no se ve aun lo que hemos de ser, sabemos que cuando Cristo aparezca, seremos semejantes a él, porque lo veremos como él es. 1 Juan 3:2. Si somos como Jesús, y Jesús dijo, “el que me ha visto a mí, ha visto al Padre.” Juan 14:9. Entonces si somos como Jesús somos como el Padre y guardar la ley es tener el carácter de Dios, o la semejanza a Dios.

Ahora miremos a esto desde otro punto de vista no sea que mal entendamos lo que la justicia de Dios es verdaderamente. Juan enseñó que Dios es amor. 1 Juan 2:8. Como el profeta amado pensaba describir a Dios (y conocía bien a Dios porque conocía a Jesús muy bien), él proclamó que Dios es amor. En esa palabra describió todo su carácter, del cual la ley es una descripción más larga. Como Moisés pidió ver a Dios el vio el carácter de Dios Éxodo capitulo 34 donde en el versículo 5 habló acerca de su amor. Dios es amor, y siendo que la ley es una trascripción de su carácter, su ley tiene que ser amor. Eso es por que Jesús dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y a tu prójimo como a ti mismo. Mateo 22:37.

69

Cristo, quien conocía a su Padre y en quien el Padre habitaba, sabía que el carácter de Dios estaba en esa ley. Sabía que Dios era amor y también sabía que la ley era amor. Por lo tanto, Pablo nos dice que el amor es el cumplimiento de la ley. Romanos 13:10. El amor es perfecta obediencia a la ley. Es amor supremo por Dios y amor por el prójimo. ¡Eso cumple la ley!

Quiero llegar a una conclusión: El amor es justicia y la justicia es amor. Si Dios es amor, y la ley describe su carácter, y la ley es el carácter del amor, y la obediencia a esa ley es amor, y la obediencia es justicia, luego la justicia es amor. ¿Está de acuerdo conmigo? La justicia es amor.

Eso significa que todos estos años he estado tratando de a ser algo más que yo llamaba justicia. De alguna manera estaba totalmente engañado y perdiendo el barco. La justicia, si es amor, no está tratando de evitar dañarle. La justicia está haciendo cosas buenas por usted y bendiciéndole en toda forma que yo pueda pensar. Esa es justicia, porque la justicia es amor.

“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, por que ellos serán saciados.” Mateo 5:6. Aquí esta el comentario de Elena White sobre esta bien aventuranza: “La justicia es santidad, semejanza a Dios; y Dios es amor (1 Juan 4:16). [La justicia] es conformidad a la ley de Dios, “El amor es el cumplimiento de la ley.”(Romanos 13:10). La justicia es amor y el amor es la luz y la vida de Dios. La justicia de Dios está personalizada en Cristo [eso es amor]. Recibimos la justicia al recibirlo a él.”MB 18.”La justicia es amor,” nunca olviden eso.

Si “la justicia es santidad, semejanza a Dios; y Dios es amor.” Entonces la justicia es amor. Estoy sorprendido que hemos vivido tanto tiempo en pos de la justicia y tan poco de nosotros hemos descubierto que la justicia es amor. Si hay amor en mi corazón, plantado allí por Jesús, entonces hay amor por usted por que él le ama tremendamente. Cuando hay amor por usted, encuentro que es difícil mentirle o defraudarle; y seguramente no tengo ningún problema en amar al Señor con todo mi corazón y mente y fuerza. No es un intento de presentar una apariencia perfecta o sin tacha. Es la bondad que sale del corazón y que abraza y ama a la humanidad. Esto es el Cristianismo.

Hay gente en el mundo que muere por falta del verdadero Cristianismo porque solo pueden encontrar muy poco de él. Está llegando a ser peor y peor porque las iglesias no ofrecen el amor de Cristo que cambiará nuestras vidas. Ofrecemos toda clase de otras cosas, pero no ofrecemos esto. Este es un entendimiento difícil de la justicia que la mayoría de nosotros sigue en nuestras vidas. Es la obediencia de la ley pero es mucho más que eso. Es una ley de amor; así que la obediencia es amar a la gente.

Otra declaración en el Espíritu de Profecía enseña que la justicia es amor: “Pero note aquí que la obediencia no es una mera observancia externa sino el servicio de amor. La ley de Dios es una expresión de su misma naturaleza; es una personificación del gran

70

principio del amor, y por lo tanto es la fundación de su gobierno en el cielo y en la tierra. Si nuestros corazones son renovados en la semejanza de Dios [hablando del nuevo nacimiento], si el amor divino es plantado en el alma, ¿no será la ley de Dios cumplida en la vida? Cuando el principio del amor se implante en el corazón, cuando el hombre se renueve a la imagen de Dios que lo creó, la promesa del nuevo pacto se cumple,”Pondré mis leyes en sus corazones y en sus mentes las escribiré.” Y si la ley es escrita en el corazón, ¿no cambiará la vida? La obediencia—el servicio y la fidelidad del amor –es la verdadera señal del discipulado.” CC60.

La obediencia es el servicio y la diligencia del amor. Esa es una clase diferente de obediencia. ¿No le gusta esa? Si tenemos alguien sirviéndonos y siendo fiel a nosotros por amor, ¿no nos hace eso sentirnos bien? ¿No le gustaría ser amable con alguien más? Si es bueno recibir este amor, ¿cuánto más bendecido es darlo? Entonces es una doble bendición—usted como dador, ellos como receptores.

Si regresamos a Romanos 3:10 donde empezamos, dice “No hay justo ni aun uno” Si usted usa la definición que la justicia es amor, dice que no hay ninguno que ame.. Pablo dijo que no somos mejores que los judíos. Ellos no amaban ni nosotros tampoco. Usted dice, espéreme un minuto, ¿me está diciendo que no hay ninguno que ame? Eso parece bastante exagerado..

En la Biblia encontramos la caída de Adán y Eva. –Después de un pecado—sólo uno—y probablemente el mismo día, por ese solo pecado, Adán y Eva fueron alejados el uno del otro. Un pecado en un día; porque cuando Dios llegó esa noche y preguntó: “¿Dónde estás tú?” Adán dijo: “Eva lo hizo.” Y ella dijo: “La serpiente lo dijo.” Créanme, Eva sabía que Adán no la amaba más. Ellos eran pájaros de una pluma en pecado así que se estaban escondiendo juntos; pero no con afecto. Estaban avergonzados, miren cuán poco amor permanecía después de sólo un día de haber cometido pecado y en solamente una generación, Desde un lugar perfecto en perfecto amor, el pecado trajo el concepto opuesto del amor; pues Caín hizo lo opuesto del amor—mató a su hermano. En una generación vemos al amor en un extremo y al odio y asesinato en el otro. El odiaba a su hermano y lo mató. ¿Por qué? un pecado generó esta degeneración y el amor fue desplazado.

¿Cómo es ahora después de seis mil años de pecado? Nos hemos estado engañando a nosotros mismos acerca de este asunto llamado amor. Si un solo pecado generó tal enemistad y falta de amor, piensen en lo que seis mil años ha realizado. Nuestro entendimiento del amor es extremadamente débil, y recuerden que la justicia es amor y el amor es justicia. Nuestro entendimiento de justicia es muy pobre. Cuando la Biblia dice que no hay justo, quiere decir que no hay ninguno que ame. Encontramos en nuestros corazones este egoísmo que surge todo el tiempo. El amor que es de Dios es un amor de renunciación al yo, un amor de sacrificio propio. El amor no sólo se olvida del yo, hace buenas cosas por otras personas. Planea cosas buenas por otra gente ese es el amor genuino que Cristo nos demostró este es un tipo inusual de amor, y la justicia es amor.

71

Ahora ¿entiende usted por qué no podemos producir esa clase de amor? Si un pecado generó toda esa separación, toda esa enemistad, e hizo que el amor huyera del corazón de Adán después de un pecado, sólo piense cómo hemos estado ahuyentando al amor de nuestras vidas por años. No lo podemos producir, y sin embargo este amor es el cumplimiento de la ley de Dios. Es la justicia perfecta. ¿De donde viene? Únicamente viene de Jesús.

Jesús dijo: “un mandamiento nuevo os doy, que os améis unos a otros. Que os améis así como yo os he amado.” Juan 13:34 ¿Ama usted como Jesús amó? Yo no. Pensaba que amaba de vez en cuando. Durante todo el día Jesús se interesaba en la gente. La gente que su familia odiaba y su nación odiaba, él la amaba. No importa quiénes eran. El los amaba a todos. El amó a esa gente que los judíos llamaban “perros” y enseñó a sus discípulos a amarlos también. Y cuando estaba colgando en la cruz del Calvario, el dijo, “Padre, perdónalos.” ¿Llama usted a eso amor? Esa es una clase diferente de amor del que yo tengo. No puedo fabricarlo; no puedo planearlo; no puedo concebirlo. Debo recibirlo de Dios. De tal manera amó Dios al mundo que nos dio a su Hijo único. Su amor por nosotros estaba en Jesús. La justicia se encuentra en Cristo, recibimos la justicia al recibirlo a él. El amor se encuentra en Jesús. Recibimos amor al recibir a Jesús. No puedo hacer algo que toma el lugar de ese amor. Debo recibirlo hasta que cambie toda mi vida, y me haga amar a aquellos que una vez odié. Una transformación total se lleva a cabo. ¿Por qué? porque el amor de Cristo ha venido a mi alma.

“Mientras que la ley es santa, los judíos no podían lograr la justicia por sus propios esfuerzos por guardar la ley. Los discípulos de Cristo deben obtener justicia de un carácter diferente de aquél de los fariseos si quieren entrar al reino del cielo. Dios ofreció en sus hijos la justicia perfecta de la ley si ellos abrieran sus corazones completamente para recibir a Cristo, entonces la misma vida de Dios—su amor—habitaría en ellos, y los transformaría a su propia semejanza. Y así a través del don gratuito de Dios, ellos poseerían la justicia que la ley demanda.” MB 54,55. La justicia y el amor están en Jesús. Cuando abro mi corazón y lo recibo, la misma vida de Dios—su amor—habitará en mí; y él cambiará mi vida por ese amor hasta que la misma justicia que la ley demanda esté en mí y se demuestre en mi vida.

Todo lo que estoy tratando de decir al definir la justicia está incluido en el Sermón del Monte, y especialmente la conclusión de ese sermón. ¿Qué es justicia? Es amor. Eso es obediencia a la ley, pues la ley es amor. Es el carácter del Padre, y eso es amor. Es semejanza a Dios, y eso es amor. Todo esto está incluido en una declaración muy pequeña de Mateo 5:48: “Sed pues vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en el cielo es perfecto.” El podía haber dicho: “Sean ustedes perfectos” o “amorosos.” Miramos a eso y decimos: “Me rindo; nunca podré ser tan bueno.” Deje de mirarse a sí mismo ¿Quién piensa usted que es? No dice mírese a sí mismo. Dice mire al Padre; y mire a Jesús, el autor y consumador de nuestra fe. ¿Puede él hacer eso? Él no dijo mírese a sí mismo y vea si usted es tan bueno como el Padre. ¡El no dijo eso para nada!

72

“Los judíos habían estado esforzándose intensamente para alcanzar la salvación por sus propios esfuerzos, y habían fracasado. Cristo ya les había dicho que su justicia nunca podía entrar al reino de los cielos [¿Se siente usted de esa manera?]. Ahora él les señala el carácter de la justicia que todos los que entren al cielo poseerán. A través del Sermón del Monte él describe sus frutos [los frutos de la justicia], y ahora en una declaración señala su fuente y su naturaleza: Sean perfectos como Dios es perfecto. La ley es una copia del carácter de Dios. Contemplen en su Padre celestial una manifestación perfecta de los principios que son el fundamento de su gobierno. Dios es amor. Como los rayos de luz del sol, el amor y luz y gozo fluyen de él a todas sus criaturas. Es su naturaleza dar.. Su misma vida es la emanación del amor abnegado…él pide que seamos perfectos como él es en la misma manera [no en el mismo grado]. Debemos ser centros de luz y bendición a nuestro pequeño círculo, así como él es a nuestro universo. No tenemos nada de nosotros mismos, sino la luz de su amor brilla sobre nosotros. Debemos reflejar su resplandor. ‘en su bondad prestada,’ [no la mía—yo sólo soy un mayordomo de su bondad] podemos ser perfectos en nuestra esfera, así como Dios es perfecto en la suya.” MB 77,78. Él tiene un enorme círculo yo tengo un pequeño círculo. El está diciendo debo ser un centro de luz a mi pequeño circulo. Podemos hacer eso si él habita en nosotros.

“Ella continúa: Jesús dijo sean perfectos como su Padre es perfecto. Si ustedes son los hijos de Dios son participantes de su naturaleza, y no pueden ser sino como él” No es luchando para ser bueno. Usted no puede evitarlo si usted participa de su naturaleza. “Cada hijo vive por la vida de su padre. Si ustedes son hijos de Dios, nacidos por su Espíritu, viven por la vida de Dios. En Cristo habita ‘toda la plenitud de la divinidad corporalmente’ (Colosenses 2:9); y la vida de Jesús se manifiesta ‘en nuestra carne mortal’ (2 Corintios 4:11). Esa vida en ustedes producirá el mismo carácter y manifestará las mismas obras como lo hizo en él. Así ustedes estarán en armonía con cada precepto de su ley; porque ‘la ley del Señor es perfecta, que restaura el alma.’ (Salmos 19:7. A través del amor ‘la justicia de la ley’ será cumplida en nosotros que no andamos conforme a la carne, sino conforme al espíritu. Romanos 8:4.”

Este es un asunto sorprendente. ¿Qué es justicia? Es la obediencia a la ley. ¿Qué es la ley? El amor, una copia del carácter de Dios, y Dios es amor. La justicia es amor. Dios amó tanto que dio. El me dio al Príncipe de amor, ¿verdad? El me dio al Dios de amor. Jesús vivió una vida de amor por mí y por su Padre. Me amó tanto que finalmente dio su vida por mí ¡contemplen qué manera de amar! Y al contemplar ese amor, soy transformado a su semejanza. Amo a Cristo y le amo a usted hasta que soy como Jesús y cuando soy como Jesús soy como su Padre. Pero ahora se manifiesta la justicia de Dios sobre todo y a todos los que creen. Viene por la fe en Cristo.

Es nuestro malentendido de la justicia lo que nos ha conducido a una lucha desgastante. Hemos rogado a Dios que nos detenga de pecar, y Dios ha estado diciendo todo el tiempo que quiere hacernos amantes. Hemos puesto el carruaje delante del caballo. El poder que capacita a una persona para que ame a otra gente está en Jesús. Cuando usted los ama, no los odiará, no les mentirá, no los defraudará, no los matará. Pero usted no puede hacerse a sí mismo de esa manera. El transforma a todos

73

los que lo reciben y los hace justos. Es su amor—su justicia—que viene a mí. Puedo recibir eso. En verdad, es difícil no abrazarla porque quiero hacerlo. ¿y usted? Es tan maravilloso ser amado así.

Tenemos un problema para entender cómo puede amarnos tanto cuando somos tan indignos e injustos. Pero él lo hace. Amó a David que era un asesino. Amó a Pedro que cortó la oreja de ese siervo (él no le estaba apuntando a la oreja). Amó a Moisés que iba a liberar a Israel al matar al egipcio. ¿Le ama él a usted? Seguramente que sí. Cuánto quiere ese amor estar en nuestros corazones, a fin de que el mundo vea a Dios en todo su amor y en toda su justicia y belleza. El es tan precioso para nosotros que apenas podemos esperar que Jesús regrese; y él nos llevará a través de los cielos y nos presentará a su Padre, el Dios de todo amor y luz. Y nos postraremos y lo adoraremos a este Dios que es amor. Y cantaremos vez tras vez “!aleluya!” y nunca nos cansaremos de decirle cuánto lo amamos. Y él nunca se cansará de escucharnos, porque es un Dios de amor.

¿No quieres ser como él? Yo si. Y es fácil alcanzarlo y recibir el don del cielo—el don perfecto del amor. Dios puede hacer del alma más difícil un cristiano amoroso. Que Dios nos ayude a ser santos, para ser justos, para ser amables, aun como él es justo.

74

8

Justos— ¿Por ejemplo o por regalo? Muchos creen que la justicia por la fe es solamente seguir a Cristo como nuestro ejemplo, y que mientras lo imitamos llegamos a ser justos. Hay muchas citas y textos bíblicos que parecen apoyar esta idea. Otros creen que la Biblia y el Espíritu de Profecía presentan a Cristo como nuestro sustituto en justicia tanto como en la muerte. Dicen que él vivió una vida justa en nuestro favor, que su justicia es ofrecida en lugar de nuestra pecaminosidad, y ya que no tengo justicia de mi propiedad y no puedo producirla, él literalmente es justicia para mí, y no meramente el ejemplo, o modelo, de justicia. Es aparente que estas dos ideas están en conflicto, pues si Cristo está haciendo algo por mí y ofrece dar su justicia por mí, entonces no recibo justicia al copiarlo. Por otro lado, si debo copiar a Cristo para ser justo, entonces la justicia no es algo que él ha hecho por mí, ni yo la recibo como un regalo. Mucha gente apoya uno o el otro de estos dos puntos de vista. Cualquier filosofía que uno establezca y acepte es la manera en que uno intentará vivir Cristo nuestra justicia. Hay muchas ideas conflictivas acerca de Cristo nuestra justicia, y muchos que tienen un punto de vista particular creen plenamente que están siguiendo la verdad acerca de este tema. Aquellos que pretenden seguir a Cristo como su modelo dicen que es Cristo nuestra justicia. Los que dicen que recibimos la justicia como una dádiva dicen que es Cristo nuestra justicia. Este es otra de esas áreas problemáticas que nos provocan a mal entender y mal interpretar este tema. Examinemos primero a Cristo como nuestro ejemplo. Hay muchos textos en la Biblia que parecen decir esto. “Un mandamiento nuevo os doy, que os amemos así como yo os he amado.” Juan 13:34. Jesús parece estar diciendo aquí que debemos amar como el amó. Aquí hay un examen parecido: “El que dice que está en él debe andar como el anduvo.” 1Juan 2:6. En otras palabras, vive justo como él vivió. “Para eso fuisteis llamados, porque también Cristo padeció por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus pisadas. El no cometió pecado, ni fue hallado engaño en su boca.” 1Pedro 2: 21,22. Debemos seguir en la huellas de Cristo que sufrió que no hizo pecado, y que no tuvo engaño. El fue justo, y asumimos que nosotros seremos justos si lo seguimos a él por el sufrimiento, no cometiendo pecado, y quitando todo engaño de nuestros corazones. La fraseología en este texto siguiente es diferente pero dice esencialmente la misma cosa. “¿No sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque fuimos sepultados justo con él para muerte por medio del bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en nueva vida. Porque así como hemos ido unidos con

75

él en una muerte semejante a la suya, seremos unidos también con él en su resurrección. Sabiendo que nuestro viejo hombre fue crucificado junto con él, para que el cuerpo del pecado también sea destruido, a fin de que no seamos más esclavos del pecado.” Romanos 6: 3-6. Si ustedes son como él en su muerte y sepultura, serán también como él en la resurrección. Hagan como yo hago, es lo que dice a mucha gente. Ahora quiero formularles una pregunta: ¿somos justos porque hacemos acciones correctas? Si seguimos intachablemente el modelo de Jesús, ¿seré yo justo? ¿Es justicia hacer actos buenos? Muchos piensan que sí, y han pensado eso por años. Han pretendido que si están haciendo todo precisamente correcto, entonces van a ser salvos. Piensan que eso es justicia. Hay unas pocas citas que parecen presentar a Cristo como nuestro ejemplo y como nuestro modelo. “Cristo es nuestro modelo; su vida fue un ejemplo de buenas obras.” 1T 505. “¿Cuántos imitan al gran Ejemplo? Todos los que han profesado ser seguidores de Cristo lo han hecho, Al dar este paso, Se prometieron a sí mismos caminar como el caminó.” 2 T 32. “Un ejemplo les ha sido dado…si ustedes se vuelven de este modelo correcto y perfecto, y siguen un modelo incorrecto…su curso de acción recibirá su recompensa meritoria; su vida será un fracaso.” 2 T 396. Ustedes tienen un ejemplo correcto. Si se vuelven del modelo correcto para seguir uno incorrecto, su vida será un fracaso y ustedes estarán perdidos. “No es quitando la mirada de él que imitamos la vida de Jesús, sino tratando por medio de la fe y el amor y por un esfuerzo ferviente, y perseverante a fin de aproximarnos al Modelo perfecto.” 6 CBA 1098,1099. “Todos deben copiar el modelo tan cuidadosamente como sea posible.” 5 T 254. “Usted no es excusable por no vivir una vida semejante a la de Cristo. Cristo vino a este mundo, sujeto a la voluntad de su Padre, por un gran propósito—para mostrar a los hombres y a las mujeres lo que Dios desea que ellos sean y lo que pueden ser.” MM 42. Si van y buscan estas citas, notarán que omití unas pocas palabras en dos de ellos. La razón por la que hice eso es porque quería mostrarles cómo las leían la mayoría de la gente. Sigan conmigo y regresaré a estas citas de nuevo más tarde. Ahora haremos algunas preguntas difíciles. ¿Podemos obtener la justicia solamente por imitar, o copiar al modelo correcto? Si eso es cierto, el mejor imitador es el mejor cristiano, ¿correcto? ¿Dijo Jesús en su Sermón del Monte, bienaventurado son los imitadores porque ellos heredarán el reino de los cielos? Si usted puede copiar a Jesús y ser justo, ¿por qué no podemos copiar la ley y ser justos? ¿No es justa la ley? ¿No es la ley el carácter de Dios escrito? Así ¿por qué no solamente copiar la ley y ser justos?

76

¿Y qué diferencia hace si estamos copiando la ley o copiando a Jesús? Pablo discutió nuestra inhabilidad para copiar la ley cuando escribió: “Porque lo que era imposible a la ley, por cuanto era débil por la carne; Dios, al enviar a su propio Hijo a semejanza de carne de pecado, y como sacrificio por el pecado, Condenó el pecado en la carne. Para que el requisito de la ley se cumpla en nosotros, que no andamos conforme a la carne sino conforme al espíritu” Romanos 8:3,4. Hay algunas cosas que la ley no puede hacer, la ley no puede hacer que nosotros seamos obedientes a la ley. ¿Por qué? Porque es dependiente de la carne humana y débil. Si no pudiera copiar la ley a causa de la debilidad de mi carne, ¿Cómo puedo copiar a Jesús con la misma carne? Así no importa cual sea el modelo si depende de la incapacidad del hombre. Algo tiene que ser hecho acerca de eso antes de que podamos hacer cualquier copia de cualquier clase. Soy incapaz de copiar el modelo de la ley o de Cristo debido a mi carne débil y humana. Algunos razonarán que la justicia es un don de Dios, y seguir el Modelo es la santificación. Eso parece ser un concepto bastante lógico, así que quiero tomar un pequeño desvío y discutir la santificación en ese contexto. Concerniente a la santificación y la justicia, Pablo escribió: “De él viene que vosotros estéis en Cristo Jesús, quien nos fue hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención.” 1 Corintios 1:30. No suena como que nosotros lo copiamos para ser santificados, ¿verdad? Dice que nos es hecho santificación. Esa es una cosa ampliamente diferente que meramente copiarlo a él. “Y ser hallado en él, no en mi propia justicia que viene por la ley, sino en la que es por la fe en Cristo, la justicia que viene de Dios por la fe.” Filipenses 3:9. En el contexto aquí, a medida que Pablo habla acerca de su esperanza de resurrección, parece decir que cuando él ha terminado su vida, no quiere su propia justicia, quiere tener la de Cristo. Ciertamente cuando Pablo terminó su día, fue santificado. Sin embargo, en ese punto (al final de su vida) él todavía no quiere su propia justicia. Alguna gente dice que en la justicia por la fe hay un punto para comenzar donde usted tiene la justicia de Cristo, pero mientras continúa a lo largo de la vida cristiana y empieza a crecer, necesita menos y menos de su justicia hasta que finalmente usted tiene toda la justicia propia. Pablo no lo ve de esta manera. El dice que al final de su vida El no quiere nada de su propia justicia. La santificación, entonces no es necesariamente copiar el modelo. “Usted no tiene poder para hacer el bien, y no pude mejorar su condición. Aparte de Cristo no tenemos mérito ni justicia. Nuestra pecaminosidad, nuestra debilidad, nuestra imperfección humana hace imposible que podamos aparecer delante de Dios a menos que estemos vestidos con la justicia inmaculada de Cristo.” 1 MC 333. “La justicia de Cristo se presenta como una dádiva gratuita al pecador si él quiere aceptarla. El no tiene nada propio sino lo que está manchado y corrupto, contaminado con el pecado, totalmente repulsivo a un Dios puro y santo. Solamente por medio del carácter justo de Jesucristo puede el hombre llegar cerca de Dios.” 1 MS 342. Y una más: “En él [Cristo], es nuestra esperanza, nuestra justificación, nuestra justicia.” 1 MS 351. Parece que toda justicia se encuentra en Jesús; que ninguna se encuentra en nosotros, y que el hombre es incapaz de seguir el modelo. El hombre no

77

puede desempeñarse aunque a él le guste. Las cosas que quiere hacer no puede hacer por causa de la debilidad de la carne. ¿Por qué la Biblia y el Espíritu de Profecía nos enseñan a copiar el Modelo? ¿Por qué Elena de White llama a Cristo el Modelo y el Ejemplo y dice que debemos imitarlo y copiarlo? Hay dos muy buenas razones. Cuando Jesús vino a su pueblo, los judíos, estaban siempre discutiendo la ley y la justicia. Si se les preguntara que definieran la justicia, dirían que es hacer lo que la ley dice (o al menos su interpretación de la ley). Jesús no estaba de acuerdo con ellos. Ambos Jesús y los judíos creían en la ley, pero ambos no estaban de acuerdo en lo que era la obediencia a la ley. Tenían dos opiniones diferentes. Los judíos pensaban que sabían lo que la ley decía, pero Jesús, como el gran YO SOY, dijo que él escribió la ley. El dijo esencialmente que el era la ley en carne humana y la norma de justicia. Esto fue hecho claro en un artículo por Elena de White titulado “Cristo la personificación de la ley” donde ella escribió: “El vino a vivir la ley, y sus palabras y carácter eran diariamente una exposición correcta de la ley de Dios… Jesús era una manifestación viviente de lo que la ley era…” ST, 14 de Marzo 1985. Jesús trató de comunicar a los judíos que lo que la ley dice es lo que él es. Los judíos estaban confundidos en cuanto a lo que constituye la obediencia a la ley; y una disputa acerca de lo que la ley verdaderamente dice continúa hasta este día. Jesús dice que uno puede discutir todo lo que quiera, pero la justicia de la ley es él. Si sus ideas acerca de la justicia no están de acuerdo con lo que él es, entonces sus ideas están equivocadas. Cristo es el modelo de la norma de justicia. Debemos copiar la norma. Para ser justos necesitamos ser como él. La Biblia dice que cuando él venga seremos como él. El se reproducirá en nosotros. El no dice que debemos copiarlo en sus acciones o tratar de parodiarlo. Dice que él es la norma de justicia y que no hay otra norma. El es la meta de la justicia. Es la meta que debe ser lograda. El es justicia. Hay una segunda razón por la cual él es llamado el modelo, y es un poco diferente de lo que muchos pensamos que significa. El es no únicamente lo que es la justicia, sino que es cómo la justicia es obtenida. El es ambas el qué y el cómo de la justicia. Por supuesto, tenemos problemas cuando empezamos hablar acerca del cómo de la justicia. El método por el que Cristo vivió esa vida justa fue por la fe perfecta y confianza en su Padre. Por lo tanto, Jesús pudo decir que las palabras que hablaba y las obras que hacía no eran suyas, sino eran del Padre. El decía que vivía por fe en el Padre. Si vivimos por fe en Cristo vivimos justamente. Nosotros, por la fe, recibimos la justicia al recibirlo a él. Cristo es el modelo por el cual la justicia es obtenida y por la norma de justicia. No hay otra justicia, y no hay otra manera. Pablo discutió esto cuando habló acerca de la justicia de Dios que nosotros recibimos: “la justicia de Dios por medio de Jesucristo, por la fe, para todos los que creen en él.” Romanos 3:22. Jesús fue justo porque vivió por fe en el Padre. Si vivimos por fe en Cristo, vivimos por su justicia y somos justos. Esto es diferente que copiar las acciones. Considere cómo cuando un hombre desea aprender a manejar, se le proporciona un instructor de manejo. Ellos viajan por las

78

calles de un lado a otro de las autopistas, practicando cómo estacionarse y manejar en reversa. Eventualmente el hombre puede hacer todo lo que el instructor hace. Entonces dice: “ahora sé como manejar como el instructor.” ¿Correcto? Por supuesto que no. Hay más que aprender del manejo que los movimientos mecánicos de una rueda y las luces direccionales y los frenos y el acelerador. El buen manejo es más que seguir todos estos movimientos. El instructor ha estado manejando por muchos años y ha aprendido a juzgar por la experiencia. Usted no puede enseñar juicio en un curso de manejo. Vemos mucha gente necia que piensa que puede manejar bien porque han completado un curso de manejo, yo era así cuando fui a la esuela de aviación. Cuando terminé el curso de aviación, podía hacer todas las cosas que el instructor hacía; pero yo era un aviador torpe. Podía volar pero no tenía ningún sentido. Los vecinos que vivían cerca donde acostumbrábamos volar sabían eso por la manera en que volábamos las tablas de sus techos. Mi instructor nunca hizo eso había muchas cosas que él no haría y que yo sí. El tenía mejor juicio. Hay muchas cosas que Jesús no hará y que los cristianos hacen, porque los cristianos pretenden hacer lo que él hace, pero es una presunción. El actuar de cierta manera no es ser una persona justa. La justicia no es simplemente hacer lo que es correcto. La justicia es ser correcto. Hay una amplia diferencia. Un pez no nada para probar que es un pez. Nada porque es un pez. Un cristiano no hace justicia para probar que es justo hace justicia porque es justo. Podemos hacer la misma cosa como la justicia por la fe como los judíos hicieron con la ley ceremonial. El Señor les dio instrucciones específicas, por medio de la ley ceremonial a través de una visión que él dio a Moisés. Si usted cometía un pecado debía traer un sacrificio; y él les instruía de qué clase, de dónde traerlo y todas las cosas para hacer. Vez tras vez venían con un sacrificio, mataban el sacrificio, luego decían que eran perdonados y justos. Para el tiempo de Isaías, el Señor dijo que estaba harto de sus sacrificios. Ellos pensaban que su sacrificio sin fin era justicia, pero no era nada sino la matanza ávida de sangre de millares de animales. Dios trató de comunicarles que no era lo que estaban haciendo (matar a todos esos animales) que los hacía justos. Esos animales eran solo un símbolo de Cristo y su amor y muerte por ellos. Pero ellos no lo vieron muriendo por sus pecados sino vieron el cumplimiento del símbolo, ¡ellos eran tan injustos como podían serlo!. Estaban haciendo todo correctamente ¡pero estaban perdidos! Los judíos pensaban que la justicia era meramente hacer las cosas correctas. Y podemos copiar el Modelo en muchas de nuestras buenas acciones y ser tan injustos como ellos porque nuestra conducta correcta puede ser precisamente muy egoísta y una manera de tratar de ganar nuestro derecho al cielo. No es la acción. No es lo que usted hace en el exterior. Si Cristo estuviera dentro de sus corazones, llegarían a tener un corazón quebrantado cuando se disponían a matar a ese animal. El día debe haber llegado cuando a ellos les gustaba matar animales, o de otra manera no hubieran matado tantos. El día debe haber llegado cuando se habían endurecido en el interior. ¿Cómo podían matar animales hasta el grado que lo hicieron, y, sin embargo, pensar que eran justos delante de Dios?

79

El Señor sabía que al corazón humano no le gustaba matar. El sistema de sacrificios animales debía ser un elemento disuasivo divino que los volviera de sus pecados habituales y produjera arrepentimiento. Los judíos cayeron en el engaño de creer que podían ser salvos siguiendo el modelo señalado por Moisés en la ley ceremonial. Podemos caer en la misma trampa al pensar que si solo imitamos a Jesús, seremos salvos. La justicia no se alcanza tratando de imitar a Jesús. “Habiéndonos hecho justos por medio de la justicia imputada de Cristo…”1 MS 394. Somos hechos justos por algo que él pone en nosotros o nos imputa. Así que no es solamente seguir un diseño. Es algo que nos sucede y que él produce. Debemos nacer de nuevo. En otras palabras, debemos recibir nuevos corazones que “sean creados en justicia y verdadera santidad.” Efesios 4:24. Cuando obtengo un corazón nuevo, las cosas son diferentes. La justicia es del corazón, no de la mano o la lengua o el ojo o el apetito. Es del corazón. Eso es de donde la justicia es. Si no tengo un corazón nuevo, mis manos pueden hacer cosas correctas pero por razones equivocadas. La justicia no es algo que hago en el exterior, sino algo que procede de mi interior que Dios ha puesto allí, lo cual es el corazón nuevo. Cristo tenía mucho que decir acerca de eso, especialmente en Mateo 25 donde habló acerca de la gente que limpia el exterior de la taza muy cuidadosamente, pero deja sucio el exterior. Dijo que la gente de esa clase no son nada sino tumbas adornadas, pero que dentro sólo están llenos con los huesos de hombres muertos. Ellos enfatizan el exterior y nunca se preocupan del corazón. La justicia es del corazón. Todo ese bien hacer no realizará nada no importa cuán recto sea. “Haya en vosotros el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús.” Filipenses 2:5. “Para servirle correctamente [lo cual es la conducta], debemos nacer del Espíritu divino. Esto purificará el corazón y renovará la mente, dándonos una nueva capacidad de conocer y amar a Dios. Nos dará una obediencia voluntaria a todos sus requisitos. Esto es verdadera adoración.” DTG 189. Esta “nueva capacidad” para conocer y amar a Dios” es un asunto inusual. Cuando no estamos convertidos, no sabemos lo que es estar convertidos; pero suponemos que lo estamos porque damos por sentado que estamos convertidos. Y podemos continuar y continuar pensando que sabemos y pensando que amamos y todo el tiempo estamos basados en un concepto equivocado. Esta justicia que el diablo nos acredita es un engaño, y una falsificación, parece muy semejante al concepto verdadero. Una persona puede parecerse a un cristiano y no ser un cristiano porque les falta ese corazón nuevo. Cuando usted se dispone a copiar el modelo siempre existe el peligro que usted únicamente tenga la apariencia de justicia. El Señor mira al corazón pero el hombre no ve el corazón. En realidad, ni siquiera queremos mirar el corazón. Preferimos juzgar por apariencias. Si no piensas así escucha nuestros chismes todos los días. Estamos juzgando enteramente por medio de las apariencias. Nos gusta eso. Lo disfrutamos. Juramos sin cesar que tenemos razón en cómo juzgamos a la gente basados en que lo que vemos nos parecen como pecados que ellos cometen; y así nos sentimos justificados en contarle a los vecinos lo que vimos a otra persona hacer. ¿Qué vimos? Apariencias externas. ¿Qué sabemos acerca

80

del corazón? Nada. ¿Nunca se ha sentido culpable de juzgar a la gente por su conducta externa? Nuestra ignorancia es abominable. El asunto de seguir el Modelo, sino es puesto en perspectiva adecuadamente, puede ser una trampa peligrosa. Cuando Cristo está en mi corazón, tengo una nueva capacidad para saber y amarlo. Empiezo a entender las cosas que nunca vi antes. Cosas que fueron oscuras y tenebrosas antes ahora me son sencillas; y me maravillo de cómo pude haberlas mal entendido antes. En el corazón de todo esto esta una declaración de Jesús: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos.” Juan 14:15 Si usted no lo ama no trate, porque todo su intento es una falsificación. Si usted lo ama, entonces y sólo entonces podrá copiar el modelo. Sin el amor, no necesita molestarse en intentarlo. Este es el secreto entero acerca de seguir el Modelo. La Biblia dice que Dios es amor, y Jesús enseñó que la ley es amor. Y el amor es el cumplimiento de la ley (Romanos 13:10). La obediencia de la ley es justicia; por lo tanto, la justicia que es obediencia a una ley de amor también es amor. “la justicia es amor.” MB 18. El amor no es lo que hago con mis manos necesariamente, sino lo que tengo en mi corazón. Mucha gente hace acciones hermosas con sus manos que parecen ser actos de amor, pero algo les falta. Pero cuando el amor está en el corazón, entonces uno sabe que es amor genuino. Usted lo siente, lo percibe, y responde con amor. El amor no es algo que usted puede actuar o adjudicar. El amor procede del interior de usted—si Jesús está en el corazón. Dios es amor. Su mismo ser es amor. Él no ama para probar que es justo. Él ama porque él es amor. Verdaderamente el entendimiento de que Dios es amor hace algo por mi corazón. Me cambia en el interior, y yo empiezo a amarlo en reciprocidad. “Cuando, como seres errantes y pecaminosos, venimos a Cristo y llegamos a ser participantes de su gracia perdonadora el amor surge en el corazón. Cada carga es liviana; pues el yugo que Cristo impone es fácil. El deber llega a ser una delicia, y el sacrificio un placer. La senda que antes parecía envuelta en tinieblas, llega a ser brillante con los rayos del Sol de Justicia. La hermosura del carácter de Cristo será vista en sus seguidores. Fue su delicia hacer la voluntad de Dios. El amor a Dios, el celo por su gloria, fue el poder controlador en la vida de nuestro Salvador. El amor embelleció y ennobleció todas sus acciones. El amor es de Dios. El corazón no consagrado no puede producirlo. Se encuentra únicamente en el corazón donde Jesús reina. ‘nosostros amamos por que él nos amó primero.’ En el corazón renovado por la gracia divina, el amor es el principio de la acción. Modifica el carácter, gobierna los impulsos, controla las pasiones, somete la enemistad y ennoblece los afectos. Este amor, albergado en el alma, endulza la vida, y derrama una influencia refinadora sobre todo lo que le rodea.” CC 59. No hasta que Cristo entre al corazón hay amor genuino por Dios y por nuestro prójimo; pero cuando este amor penetra, somos justos. Si el amor es justicia, cuando Cristo por su amor está allí, ese amor es justicia. “Cuando Cristo habita en el corazón, el alma se llenará de su amor, con el gozo de la comunión con él, que lo unirá a él; y en la contemplación de él; el yo será olvidado

81

[esto es copiar el modelo.] Él amor a Cristo será el motivo de la acción. Los que sienten el amor motivador de Dios, no preguntan cuán poco puede ser dado para cumplir los requisitos de Dios, no preguntan por la norma más baja, sino anhelan una conformidad perfecta a la voluntad de su Redentor. Con deseo ferviente entregan todo, y manifiestan un interés proporcional al valor del objeto que buscan. Una profesión de Cristo sin este amor profundo, es meramente palabras, formalidad seca, y trabajo pesado.” CC 44, 45. Cuando él entra en el corazón, el corazón se llena de amor. Cuando usted lo ama, quiere contemplarlo. No puede quitar sus ojos de él. La Biblia habla acerca de esto en 2 Corintios 3:18 donde dice que al contemplarlo somos transformados en la misma imagen o semejanza. Pero ¿por qué lo contemplamos? Usted únicamente contempla esas cosas que usted ama por mucho tiempo. Esto es por qué el discípulo Juan miraba a Jesús. “Aun Juan, el discípulo amado, el que reflejaba más plenamente la semejanza del Salvador, no poseía naturalmente esa hermosura del carácter… Pero mientras el carácter del Ser divino le fue mostrado a él, vio su propia deficiencia, y se humilló por el conocimiento. La fortaleza y paciencia, el poder y la ternura, la majestad y la mansedumbre que contempló en la vida diaria del Hijo de Dios llenaron su alma de admiración y amor. Día tras día su corazón fue atraído hacia Cristo, hasta que perdió de vista el yo en el amor por su Maestro. Su temperamento ambicioso, y rencoroso se rindió al poder modelador de Cristo. La influencia regeneradora del Espíritu Santo renovó su corazón. El poder del amor de Cristo obró una transformación de carácter. Este es el resultado seguro de la unión con Jesús. Cuando Cristo habita en el corazón, toda la naturaleza es transformada. El Espíritu de Cristo, su amor, suaviza el corazón, somete el alma, y eleva los pensamientos y deseos hacia Dios y el cielo.” CC 73. Sigo mirándolo, y nunca puedo llenar el alma con lo suficiente. Él se hace más hermoso cada minuto que lo miro, y soy despojado del yo hasta que no puedo más verme a mí mismo. Todo lo que veo es al hermoso Jesús. Entonces, copiar el Modelo es divertido; de otro modo es “solo palabras, formalidad árida, y trabajo penoso.” Sentarse y contemplar a Jesús para meditar en él, y ser absorbido en él, y deleitarnos es una experiencia fantástica. Y únicamente aquellos que lo aman lo harán. Les gustará hablar de él, les gustará testificar de él, y no tanto hablar de doctrinas frías y estériles. Jesús no es una teoría. El es un ser viviente e intimo. El vivió todas esas doctrinas. Cuéntenle a la gente acerca de Jesús. La gente bella es práctica. Podemos hacer eso. Cuando amamos el Modelo, podemos copiarlo y podemos contarle a la gente de él. ¿Qué es justicia? ¿Es seguir o imitar un modelo o es amar a Jesús (recuerde que la justicia es amor)? Al amar a Jesús, hay justicia en nosotros. Hacemos las cosas correctas porque lo amamos. Pero la justicia no es lo que hacemos. La justicia es a quien tenemos morando en nuestros corazones. Dios implanta primero este amor en nuestros corazones. Cuando contemplo ese amor y gracia, soy transformado—tengo un corazón renovado con una capacidad mayor para conocer y amar a Dios. A medida que contemplo más acerca del perdón y cómo me amó primero, entiendo aun más. Cuando nos vemos perdonados a nosotros mismos, sabemos que no únicamente los pecados del pasado se han ido, sabemos que pertenecemos a la familia de Dios y que somos rehabilitados como si nunca hubiésemos pecado. Somos tratados como justos porque

82

Dios nos ha declarado justos. Capto la plenitud de lo que quiere decir ser perdonado, y veo que no soy solo un pecador perdonado, sino que ahora soy rehabilitado como una persona justa, que pertenece a la familia de Dios. Y Dios dice a todos los ángeles del cielo, “este hombre es justo.” y yo digo: “¡Gloria a Dios en lo alto! ¡Alabemos su nombre!” Algo me ha sucedido. Algo es diferente. Y lo que Jesús hace por mí al cambiar mi vida, es un don. Yo no he ganado nada. Todo es por su gracia. Yo copio es Modelo porque el don del amor está en mi corazón. Este Cristo amoroso con todo mi corazón es justicia, y no la copia del Modelo. La justicia es el resultado del amor que Dios ha colocado en mi corazón. Después de que ese amor está allí. Existe la atracción de mi mente y corazón hacia él, y no puedo estar alejado de él. Regresemos a dos citas anteriores y agreguemos las palabras que omitimos. La primera cita se usa para aquellos que enseñan que la justicia se logra al copiar a Jesús: “Cristo es nuestro Modelo; su vida fue un ejemplo de buenas obras.” 1 T 505. Pero note lo que sigue: “él era un hombre de dolores y experimentado en quebranto…Compare el curso de su vida con el de su Maestro, quien hizo un gran sacrificio para que usted pudiera ser salvo. Frecuentemente pasó toda la noche postrado en el suelo húmedo en oración agonizante. Usted está buscando su propio placer. Escuche la conversación vana y frívola… ¿Es esto imitar el Modelo?” en otras palabras, ¿puede usted imitar verdaderamente al Modelo? ¿O está su vida tan llena de egoísmo que nunca podría acercarse para copiar la vida de Jesús? Aquí está la segunda cita: “Usted no es excusable por vivir una vida que no es semejante a la de Cristo. Cristo vino a este mundo, sujeto a la voluntad de su Padre, por un gran propósito—para mostrar a los hombres y mujeres lo que Dios desea que sean y lo que pueden ser.” Cuando yo cité esto originalmente, dejé fuera cinco palabras. Cuando las ponga se verá cómo debemos entender esta cita: “…para mostrar a los hombres y mujeres lo que Dios desean que sean y lo que, por medio de su gracia, pueden ser.” EMM 42. Note que es “por medio de su gracia” que debemos hacer lo que Dios desea que hagamos. El siguiente párrafo (en página 42) vierte aun más luz: “pero no empiezo a escribir esta carta para condenarle, sino para animarle a alejarse de los ejemplos pecaminosos al ejemplo perfecto, y señalarle la senda de la paz y la santidad. El amor misericordioso del Señor es todavía para usted. Pero él quiere que siga un mejor camino que el que ha seguido en el pasado. Esto tiene que hacerlo, no para mantener sus ojos fijos en la vida defectuosa de los cristianos profesos, sino al contemplar a Cristo, el enviado de Dios, quien en este mundo y en naturaleza humana vivió una vida pura, noble y perfecta, poniendo un ejemplo que todos pueden seguir con seguridad. El Señor está extendiendo su mano para salvarle a usted. Anhelo verle respondiendo a su invitación.” Esto es tan diferente de la manera en que muchos contemplan la idea de seguir el Modelo. Únicamente si su gracia y amor habitan en nuestros corazones podemos copiarlo a él. Si lo amamos, lo copiamos. Si ese amor y gracia no están allí sus esfuerzos al copiar a Jesús son inútiles.

83

“No es mirando lejos de él que imitamos la vida de Jesús, sino hablando con él, morando en su perfección, buscando refinar los gustos y elevando el carácter, tratando a través de la fe y el amor [no sólo tratando], sino por medio de un esfuerzo ferviente y perseverante para aproximarse al Modelo perfecto. Al tener un conocimiento de Cristo, de sus palabras, sus hábitos, y sus lecciones de instrucción, pedimos prestadas las virtudes del carácter que hemos estudiado cuidadosamente, y llegamos a impregnarnos con el espíritu que tanto hemos admirado. Jesús llega a ser para nosotros el principal entre diez mil, el que es totalmente hermoso.” 6 CBA 1098, 1099 Cuando Cristo llega a ser el principal entre diez mil para mí, ni siquiera consideraré seguir al yo o a Satanás. No hay ninguno como Jesús. Me siento a sus pies encantado, porque ninguno jamás se interesó en mí como Jesús. Como Juan el amado que se recostó sobre el pecho de Jesús, no importa lo que suceda siempre y cuando podamos estar con Jesús. Y el Modelo llega a ser maravilloso porque él es totalmente hermoso. El es el epítome y norma de la justicia, y la justicia es amor. Tanto me amo Jesús, ¿Cómo puedo actuar sino amándolo? Y al amarlo, lo contemplo. Eso es copiar el modelo. Pero no es la copia lo que me hace justo. Es ese amor maravilloso puesto en mi corazón para darme una nueva capacidad para conocer y amar a Dios y a mi prójimo eso es justicia. Lo imito, porque lo amo tanto. Y hago las cosas correctas porque el amor que tengo en mi corazón es justicia. Tengo el espíritu correcto y la motivación porque el Espíritu de Jesús y el amor de Dios están en mi corazón. Creo con todo mi corazón que Cristo está tratando de conmover su corazón. Él no solo se preocupa acerca de lo que hacen sus manos, y sus labios dicen, y qué come usted. El está preguntando: “¿me ama usted? ¿No lo he amado yo a usted? ¿No lo amo a usted todavía? ¿No lo he perdonado por una montaña de deudas de pecado? ¿Y no le he imputado a usted mi justicia? ¿No tiene usted mucho por lo cual amarme? ¿No lo he declarado a usted justo ante el universo celestial? ¿No sabe que es aceptado en mí como si nunca hubiera pecado? ¿No pertenece usted a mi familia? ¿No está usted extremadamente gozoso que yo sea tan bueno con usted? ¿Por qué mira a otra parte en busca de justicia? ¿Cómo puede rechazar amor tan grande?” Esto es lo que Cristo quiere hacer por nosotros. Esto nos hará diferentes. Y el mundo conocerá que hemos estado con Jesús, porque somos tan diferentes. Poseeremos esa influencia amable y suavizante y el mundo se maravillará que pecadores como nosotros pudimos llegar a ser como Jesús. Que Dios les conceda esta experiencia maravillosa.

84

9

Dos hombres, dos acciones, dos resultados

La frase: Cristo nuestra justicia, implica que alguien más es justo por nosotros, que tenemos justicia substituible, que alguien toma nuestro lugar no solamente en la muerte sino también en la justicia. La mayoría de los cristianos pueden aceptar la idea que Cristo murió en su lugar, pero llega ser un poco más difícil entender y aceptar la idea que él vivió, o que es justo, en mi favor, y toma mi lugar de esa manera. Así que este tema en sí mismo no produce incertidumbre. Este estudio trata con esta idea que Cristo es quien toma mi lugar para proporcionarme justicia a mi favor. Hay dos hombres que están involucrados en un entendimiento adecuado de Cristo nuestra justicia. El primero de estos dos hombres es identificado por el apóstol Pablo: “Así como el pecado entró en el mundo por un hombre [Adán], y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, pues todos pecaron” Romanos 5:12. El otro hombre lo encontrará en el versículo 15: “Pero la transgresión de Adán no puede compararse con la gracia de Dios. Pues si por la trasgresión de un hombre murieron todos ¡Cuánto más el don que vino por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, abundó para todos!” (NVI). Aquí están los dos hombres. Los llamo “hombres” porque Jesús fue llamado “Jesucristo Hombre”; y en ninguna manera negamos o descuidamos su divinidad al decir esto. Pablo también se refiere a ellos como los dos Adanes en 1 Corintios 15 (el primer Adán y el segundo Adán). Pablo está aquí explicando que la condenación y el juicio vinieron del primer Adán; y que del segundo Adán hay vida, justificación, y justicia. Estos son los resultados de los actos de las dos personas. Uno trajo muerte sobre la humanidad, el otro trajo vida. El versículo 18 es un versículo único en la Biblia, y uno en el cual queremos mirar muy detenidamente: “Por tanto, así como una sola trasgresión causó la condenación de todos, también un solo acto de justicia produjo la justificación que da vida a todos.” (NVI) .Otras traducciones tienen variaciones de esto. En la versión Nueva Reina Valera 2000 se lee, “porque si por el delito de uno [singular]”. En la Versión Americana se lee: “Por una transgresión, y un acto de justicia.” En la versión Dios habla hoy dice: “Un pecado y un acto justo.” estos versículos establecen que hubo un acto realizado por cada uno de los dos Adanes y cada uno de esos actos es muy único en que tuvo un resultado mayor sobre la condición de la humanidad. Por un acto de Adán ciertas cosas nos sucedieron. Por el acto del segundo Adán, ciertas consecuencias también nos sucedieron. Uno de esos actos fue un acto de pecado, el otro acto fue uno de justicia perfecta. Pablo describió los resultados de eso dos actos:“ Porque así como por la desobediencia de uno solo muchos fueron constituidos pecadores, también por la obediencia de uno

85

solo mucho serán constituidos justos.” Romanos 5:19 (NVI). Casi todas las traducciones están de acuerdo por el hecho de que por la desobediencia de un hombre, muchos fueron hechos pecadores. La desobediencia, de acuerdo al versículo 18, es aislada a un acto de pecado; y entonces por un solo acto de un hombre de justicia perfecta, muchos son hecho justos. Esos dos actos son los que nosotros queremos discutir en detalle. Alguna gente llega a estar alarmada acerca de esto porque cuando hablamos de un acto de Adán llegamos muy cerca al pecado original, y mucha gente no sabe qué pensar acerca de la idea del pecado original. Recuerde que lo genuino y lo falso no son opuestos totales. Son muy parecidos. Una falsificación es algo que puede engañarnos. No vayamos demasiado lejos de la enseñanza del pecado original o nos podemos perder de la verdad por completo. Permanezcamos cerca de ella porque hay mucho allí si la entendemos correctamente. Note que el versículo 18 dice que “por el delito de uno vino la condenación a todos los hombres” y que “por la justicia de uno solo, vino a todos los hombres la justificación que da vida.” Estas son cosas que vienen a nosotros. Pero el versículo 19 habla de algo que nos hace a nosotros. “Porque así como la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos.” Por el pecado de Adán, fuimos hechos pecadores. Por la obediencia de Cristo somos hechos justos. ¿Cómo puede una persona hacer a otra pecadora? ¿Cómo puede una persona hacer a otra justa? ¿Eso no es fácil que nosotros lo comprendamos. Ambas de estas dos personas se llaman Adán y ambos el primero y el segundo Adanes tienen cualidades y posiciones únicas. Adán fue el padre de todos los vivientes. Cada persona que ha vivido ha venido de Adán. Cristo también es llamado el “Padre eterno” Isaías 9:6.Por la redención se le llama un espíritu vivificante en 1 Corintios 15. Todos aquellos que vienen a Cristo él los vivifica, o les da vida. Por su resurrección, ha realizado esto. Por lo tanto él es el Dador de la Vida. Así, en un sentido, él es el Padre de todos los que viven. El fue el Creador originalmente y es el Re-creador a través de su poder de resurrección. Así ambos Adanes son padres de la raza humana; y padres e hijos tienen relaciones únicas. Los padres pueden influir en sus hijos por la herencia; y hay una herencia espiritual tanto como una herencia física. Estamos aquí mayormente enfatizando los aspectos espirituales en la herencia más bien que en lo físico. Ambos son padres y ambos pueden dar algo a sus hijos, tanto por la herencia como también por el ambiente. Esto se hace claro en Gálatas 3:7 donde habla acerca de las leyes naturales que nos gobiernan como seres humanos, y también plantas y animales. La última parte del versículo dice: “Todo lo que el hombre siembre, eso también segará.” Si usted planta maíz nunca cosechará papas. Si planta chícharos nunca obtendrá naranjas. Lo semejante siempre produce lo semejante. Por lo tanto, Adán producirá según su especie, y Cristo (el segundo Adán) producirá según su especie. Esto es cierto si usted entiende genética, y esto es cierto en el campo espiritual tanto como en el físico.

86

Considere a nuestro primer padre Adán y nuestra relación con él. “al estar relacionado con el primer Adán, los hombres reciben de él nada menos que culpa y la sentencia de muerte. “ 6 CBA 1074. “Estoy perdido en Adán.” SD 120. El pecado de Adán me hace ser de esa manera. “por causa del pecado su posteridad [de Adán] nació con propensiones inherentes de desobediencia.” 5 CBA 1128. Esto es discutido en la Biblia. “Lista de los descendientes de Adán [su familia]. El día que Dios creó al hombre, lo hizo a semejanza de Dios.” Génesis 5:1. Cuando él hizo a Adán, lo hizo semejante a Dios; pero las cosas cambiaron para el versículo 3 porque Adán había pecado. “y Adán vivió ciento treinta años, y engendró un hijo a su propia semejanza.” Adán fue hecho a la semejanza de Dios. Pero ahora dice que engendró un hijo en su propia semejanza. Adán había sido cambiado a causa del pecado, y Set había llegado a ser como Adán. Él todavía tenía algo de la imagen de Dios en él, pero su naturaleza había sido cambiada. “Sin embargo él [Set] fue un hijo de Adán como el pecaminoso Caín y heredó de la naturaleza de Adán no más bondad natural que la que tuvo Caín.” 13 SG 54. “Mientras que Adán fue creado sin pecado a la semejanza de Dios, Set como Caín, heredó la naturaleza caída de sus padres.” PP 80. Había una semejanza diferente, una imagen distinta, de la que había generalmente en Adán. “Cristo redimió al hombre del castigo de la caída desafortunada de Adán.” 6 CBA 1092. No la caída del hombre sino la caída de Adán. Algún castigo ha venido a nosotros a causa del pecado de Adán. Esto les da una idea de lo que nos ha sucedido como seres humanos a causa de la herencia. Hay ciertas cosas que nos han sobrevenido por las cuales no tenemos elección. Todo lo que teníamos que hacer era nacer, y no tuvimos alternativa acerca de eso. Si puedo heredar ciertas cosas de Adán, también puedo heredar cosas de Cristo. Funciona de la misma manera. Ahora vamos al lado positivo. La Biblia discute algo de esta herencia de Cristo. “Así está escrito: El primer Adán fue hecho un ser viviente.” El postrer Adán, un espíritu vivificante. Pero lo espiritual no es primero, sino lo natural; después lo espiritual. El primer hombre es de la tierra terrenal, el segundo hombre es del Señor, es del cielo.” 1 Corintios 15:45-47. Entonces pasando hasta el versículo 49: “Y así como hemos llevado la imagen del hombre terreno, [de Adán], llevaremos también la imagen del celestial [de Cristo].” Recibimos algo de Adán por herencia, y recibimos algo de Cristo de la misma manera; y llevaremos su semejanza. “En relación al primer Adán, los hombres no reciben de él nada sino culpa y la sentencia de muerte. Lo coloca a él [hombre] donde, por medio de la aceptación de Cristo como su Salvador, él llega ser un participante de la naturaleza divina así llega a estar conectado con Dios y Cristo.” 6 CBA 1074. Al nacer de Adán, el hombre llegó a ser un participante de su naturaleza humana y pecaminosa. Por medio de Cristo que llegó a ser humano, y por mi aceptación de Cristo como mi Salvador, puedo participar de su naturaleza divina. Así que ahora por medio de Cristo hay una relación establecida con Dios. “Pero a todos los que lo recibieron a los que creyeron en su

87

nombre, les dio el derecho (el poder) de ser hijos de Dios” Juan 1:12. Si usted es un hijo de Dios, nace de Dios, y adquiere la semejanza de su Padre celestial. Dios está reproduciéndose a sí mismo de sus hijos. El propósito de su nuevo nacimiento es que Dios pueda habitar en el hombre. Eso es lo que él quiere lograr. Hay muchos textos acerca de esto. “Y habiéndoos revestidos de la nueva naturaleza, que se renueva hasta el conocimiento pleno, conforme a la imagen de su Creador.” Colosenses 3:10. “Y así como hemos llevado la imagen del hombre terreno llevaremos también la imagen del celestial.” 1 Corintios 15:49. “…Pero sabemos que, cuando Cristo aparezca seremos semejantes a él…” 1 Juan 3:2. “…Hasta que Cristo sea formado en vosotros.” Gálatas 4:19. “Mis hijos míos, por los que vuelvo a sufrir dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros.” Gálatas 4:19. Cristo ha de ser reproducido en nosotros. “En su relación con Cristo, el será hueso de su hueso, carne de su carne, uno con Cristo, en una relación peculiar, porque Cristo llevó la humanidad del hombre.” 7 CBA 926.Podemos ser uno con Cristo en una relación peculiar, lo que Adán ha hecho por nosotros por herencia, Cristo llega a deshacer al hacer que nazcamos de nuevo. Cristo en ustedes que puede llevar la imagen de lo celestial, aun si nacemos de lo terrenal. Con frecuencia no nos damos cuenta por qué somos como somos y lo que podemos ser por la obra de Cristo. Esto es tan importante. Hay otras influencias y poderes que los dos Adanes poseen, además de ser un padre que también tiene una influencia sobre nosotros, que también tiene un control y que también algo hace a nosotros y por nosotros. Usted no puede evitar nacer de sus padres. Lo siguiente es parecido a ellos de muchas maneras. Cristo y Adán son ambos reyes tanto como padres, y los reyes demandan obligaciones a su gentes, con frecuencia es algo de lo cual la gente no tiene el poder de elegir o decidir. Precisamente porque usted pertenece a ese reino, el rey puede hacer algo a usted o en contra de usted. Adán fue un rey y Cristo fue un rey. Después que Dios hizo al hombre: “…Que domine los peces del mar, las aves del cielo, y todo animal que anda sobre la tierra.” Génesis 1:26. A Adán y Eva les fue dado dominio sobre todo ser viviente. Mientras permanecieron fieles a Dios, Adán y su compañera debían tener control sobre la tierra.” PP 50. El control ilimitado le fue dado sobre todo ser viviente. Gobernaban a los animales, gobernaban la tierra; pero Adán nunca tuvo la oportunidad de gobernar al hombre, porque él todavía estaba únicamente con su esposa. Aparentemente en ese punto, otros no habían nacido. Cuando otros hubieran venido él los hubiese gobernado; pero perdió su dominio cuando sucumbió a Satanás. “En su creación Adán fue colocado en el dominio sobre la tierra. Pero al ceder a la tentación, fue traído bajo el poder de Satanás. ‘El que es vencido por alguno, es esclavo del que lo venció.’ ” 2 Pedro 2:19. Cuando el hombre llegó a ser cautivo de Satanás, el dominio que él tenía pasó a su conquistador. Así Satanás llegó a ser ‘el dios de este mundo’ 2 Corintios 4:4. El había usurpado ese dominio sobre la tierra que originalmente le había sido dado a Adán.” PP 67. Cuando Adán sucumbió a Satanás en el primer acto de pecado, el diablo entonces usurpó la posición de ser nuestro rey, y se

88

convirtió en el rey de esta tierra, y nuestro rey sin nuestra elección, como lo hizo Adán. Cristo vino a deshacer eso. Cuando Jesús fue tentado en el desierto, Satanás le mostró los reinos del mundo y entonces dijo: “Todo esto te daré, si te postras y me adoras”. Mateo 4:9. Satanás profesaba ser el rey, o el Dios de este mundo. Pero esos reinos no eran verdaderamente suyos. “Después de tentar al hombre a pecar, Satanás reclamó la tierra como suya, y se declaró a sí mismo el príncipe de este mundo. Habiendo conformado a su propia naturaleza al padre y madre de nuestra raza, él pensó en establecer aquí su imperio” DTG 114. Adán y Eva habían llegado a ser como el diablo, pues sus naturalezas fueron conformadas a las de diablo. Si Adán le da a usted su naturaleza, ¿qué naturaleza está usted recibiendo? ¿No es ese un pensamiento lindo y agradable? Por medio de Adán el diablo puede pasarme a mí la naturaleza semejante a la de Satanás mismo. “Habiendo asemejado a su propia naturaleza al padre y madre de nuestra raza él pensó establecer aquí su imperio. Declaró que los hombres lo habían escogido como su soberano. Por medio de su control de los hombres, él obtuvo dominio sobre el mundo. Cristo había venido a desaprobar el reclamo de Satanás. Como el hijo del hombre, Cristo permanecía leal a Dios. Así sería mostrado que Satanás no había ganado control completo de la raza humana, y que su reclamo por el mundo era falso. Todos los que deseaban liberación de su poder serían liberados. El dominio que Adán había perdido por medio del pecado sería recuperado.” DTG 114, 115. Es una cosa única que nuestros primeros padres se conformen a la imagen y naturaleza de Satanás. Esto sucedió por su acto de pecado. Eso es lo que Adán nos dejó en herencia. Todo esto es realizado cuando Adán, el rey, fue conquistado por otro poder. Esto puede ser explicado mejor al mirar al rey David antes de que fuera rey. Recuerde cómo Goliat salió de los filisteos a desafiar a los Israelitas. En lugar de que los ejércitos libraran una guerra total, ellos habían diseñado un ardid donde Goliat anunciaba que si había un israelita que pudiera derrotarlo, entonces todos los filisteos serían derrotados; pero si él derrotaba a ese hombre, entonces todos los israelitas serían derrotados. Día tras día salía y desafiaba a los israelitas para que enviaran su hombre; y día tras día Israel fue derrotado por esa persona. Él miraba enormes a los israelitas, ¿verdad? Pero él realmente no era tan grande; entonces llegó David, un hombre no muy alto o experimentado en la guerra, y preguntó: “¿Quién es ese filisteo incircunciso, para provocar a los escuadrones del Dios viviente?” 1 Samuel 17:26. Usted conoce bien la historia, la debe haber aprendido cuando era un niño pequeño. Cuando David derrotó a Goliat, cada israelita fue victorioso. David y Goliat nunca pelearon realmente uno contra otro. Pero por la fuerza de un hombre y por ese acto único, todos los filisteos fueron derrotados y Goliat fue muerto; y todo Israel fue victorioso y ellos actuaron victoriosamente. Inmediatamente empezaron a perseguir a los filisteos y los arrojaron del país. Antes de eso ellos actuaban cobardemente. Ahora eran conquistadores, y todo por causa de una persona. No estoy hablando únicamente de David y Goliat. Estoy hablando de la gran controversia que todo esto simboliza. Como en Adán todos mueren, así en Cristo todos serán vivificados. Todos conquistan en Jesús. Como por la desobediencia de un hombre todos están derrotados y

89

desobedientes, así en un hombre todos son justos. ¿Es Romanos 5:19, verdad donde dice que”Por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos”? Muchos tienen problema en creer que esto es cierto. “Cuando el hombre trasgredió la ley divina, su naturaleza llegó a ser mala, y él estaba en armonía, y no en desacuerdo, con Satanás.” CS 505. Nos habíamos unido al equipo del diablo. Adán empezó a rodar todo este asunto. Ahora, todo esto tiene un efecto sobre nosotros que es parecido a la herencia y que por el hecho que nosotros no lo escogimos. Sucedió porque nuestro rey fue conquistado y por lo tanto todos sus súbditos fueron conquistados con él. Alguna gente no entiende la soberanía de Adán y que somos sus súbditos. En el sistema patriarcal del Antiguo Testamento, el hijo mayor recibía la primogenitura. La primogenitura lo hacía, primero que todo sacerdote en el clan. Segundo, lo hacía rey; tercero, recibía como herencia una doble porción de las propiedades de su padre. El hijo primogénito de todos los vivientes de esta tierra es Adán. El es por derecho sacerdote y rey y tiene una doble porción. No importa cómo encaremos el problema, Adán era rey, y todos los hermanos menores (el resto de los otros) están sujetos a él. No entendemos los reinos y las monarquías muy bien porque la mayoría de nosotros no hemos vivido en ellas, y estamos hablando de una monarquía típica ideal y no el tipo provisional que ellos tienen en estos días que son muy parecidas a una democracia. Adán era un verdadero monarca, y Satanás lo venció y a los súbditos de Adán también; justo como en los días antiguos cuando un rey era conquistado o muerto. Todos somos descendientes de Adán y súbditos del reino que una vez gobernó en este mundo. Satanás se apoderó de ese reino y ahora todos somos sus súbditos y estamos esclavizados por él. El clama que nosotros le pertenecemos. Esta derrota, esta cautividad, y esta armonía con la naturaleza de Satanás son pasadas a nosotros. Esto sucedió cuando Adán, nuestro primer rey sucumbió. Lo opuesto también es cierto, cuando Jesús vino, él fue un nuevo Rey. No mucha gente lo reconoció, pero algunos de los reyes paganos del oriente sabían que era rey. Sabían que era Dios y le trajeron regalos de un rey y lo adoraron como rey y como Dios. Cuando Jesús vino predicando, habló de su reino, porque era rey del nuevo reino—el reino de gracia—que él estableció en su ministerio. Jesús vino a deshacer nuestra esclavitud al reino de Satanás, y a probar que Satanás no tuviera esa clase de control. Cuando Cristo venció a Satanás en el desierto y en la cruz del Calvario, ¡Él estaba proclamando la liberación de cada uno de sus súbditos! ¡Cada uno de ellos! Satanás es un rey destronado. Él no es más un conquistador. ¡Él fue derrotado! Cada uno de los súbditos de Cristo es un conquistador en Cristo. Justamente como fuimos derrotados en Adán, así somos victoriosos en Cristo. Estas son dos explicaciones de Romanos 5: 29 y de cómo Cristo nos hace justos. Todo esto es realizado por solo un acto de cada uno de los dos Adanes. “Así como por una transgresión vino el juicio a todos los hombres para condenación; así también a través

90

de un acto de justicia la dádiva gratuita vino a todos los hombres para justificación que da vida.” Romanos 5:18, ASV. Entendemos un acto de pecado de Adán, pero es un poco más difícil entender un acto de justicia de Cristo. ¿Cuál fue ese único acto de justicia? Siendo que Cristo no pecó, toda su vida fue justa. ¿Cuál es ese único acto de justicia perfecta por el cual muchos son hechos justos? Recuerde la cita de la página 18 de Pensamientos del monte de las bendiciones esa “justicia es amor.” Juan enseñó que Dios es amor y siendo que la ley es una copia del carácter de Dios, la ley es amor; y por lo tanto la observancia de la ley es amor. Por esta razón, la obediencia es justicia, y eso es amor. La justicia es amor. Por lo tanto, el acto más grandioso de la justicia es el más grande acto de amor. Por ese único acto perfecto de justicia, o de amor él hizo a muchos justos. Me gustaría sugerir que Jesús definió ese acto perfecto cuando explicó a sus discípulos que “nadie tiene mayor amor que éste, que uno dé su vida por sus amigos.” Juan 15:13. Usted no puede concebir un acto más grande de amor que este, y por lo tanto es la más grande justicia. El Calvario fue ese acto perfecto de la justicia donde Jesús dio su vida por sus amigos. Por lo tanto, el acto justo es la muerte de Jesús en la cruz. No hay nada más como esto. Se aparta claramente como lo hace el pecado de Adán en el jardín. Estos dos actos de los dos Adanes tienen una calidad inusual en ellos. Primero, mire a la calidad de Adán o su problema. La serpiente le dijo a Eva: “seréis como dioses.” Génesis 3:5. Entonces ella fue a su marido después de que había comido y lo tentó. Elena White describió cómo se sintieron Adán y Eva: “ella razonó que esto debía ser cierto [la mentira de Satanás que ellos no morirían], porque ella no sentía ninguna evidencia de la desaprobación de Dios, sino al contrario experimentaba una influencia deliciosa, emocionante, vibrando cada facultad con nueva vida, tal como ella imaginó, como inspirada por los mensajeros celestiales.” PP 56. La cita continúa hablando de Adán: “Después de todo, él razonó, ¿no podían ser ciertas las palabras de las sabias serpientes? Eva estaba delante de él, tan hermosa y aparentemente tan inocente como antes de este acto de desobediencia. Ella expresó mayor amor por él que antes. Ninguna señal de muerte apareció en ella. Y él decidió desafiar las consecuencias. El tomó la fruta y la comió rápidamente. Después de su transgresión Adán al principio se imaginó entrando en un estado elevado de existencia.” PP 56,57. El pensaba que había llegado a ser como Dios. Esto era parte de la tentación, y esto era parte de su pecado. La Biblia habla acerca del segundo Adán y de su acto perfecto de justicia: “Quien, aunque era de condición divina, no quiso aferrarse a su igualdad con Dios. Sino que se despojó de sí mismo, tomó la condición de siervo, y se hizo semejante a los hombres y al tomar la condición de hombre, se humilló a sí mismo, y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. ” Filipenses 2:6-8. El primer Adán dijo: “quiero ser como Dios” y se imaginó a sí mismo como si lo fuera. El segundo Adán, quien es Dios, dejó su trono. Él pensó que no era algo para retener y que él debía llegar a alcanzar. Dejó el cielo y se hizo a sí mismo sin reputación. Llegó a ser un ente humano y un siervo de la

91

humanidad y como hombre se humilló a sí mismo aun más bajo “y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” Filipenses 2:8 La vida de Jesús fue una de condescendencia donde él descendió y aun más abajo. Adán quería elevarse más alto y más alto y ser como Dios. ¿Cuál acto es semejanza a Dios? ¿Cuál es la dirección que conduce hacia Dios? Dios es justicia, Dios es amor. Adán era lo opuesto. Él se asemejaba a la naturaleza de Satanás cuando aspiraba a ser como Dios, pues Satanás dijo, “seré semejante al Altísimo.” Isaías 14:14. Adán llegó a ser justamente como Satanás. Jesús, quien era Dios, llegó a ser un hombre, y se humilló a sí mismo aun hasta el punto de morir en una cruz como un criminal común. En ese acto justo vemos más del verdadero carácter de Dios que tal vez en cualquier otro acto de la Biblia; porque Dios es amor, y Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo para hacer eso. Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo a sí mismo. Dios estaba bajándose a sí mismo, tan abajo que llegó aún hasta la muerte de la cruz. El Padre no olvidó a su Hijo. Estaba con él en toda esa experiencia. ¿Cómo se imagina usted mismo ser semejante a Dios? ¿Hay alguno de nosotros que como Adán, no haya aspirado a acceder a alguna posición o experiencia más emocionante? Jesús nos dice por su condescendencia que si queremos levantarnos más alto, debemos ser como él. Ser condescendientes y humildes es ser como Dios. En el reino de Dios, la ley del renunciamiento del yo por amor es la ley de la vida. Este amor se sacrifica a sí mismo, se niega a sí mismo, se olvida de sí mismo. Dios no pensaba en sí mismo. Él pensaba en nosotros. Hizo todo esto por nosotros porque nos amaba tanto. Quería salvarnos. Por ese acto único, muchos fueron hechos justos. Dios estaba manifestando su amor de renunciación propia, y ese amor hace algo por nosotros. El Calvario es mucho más que morir por nosotros. El Calvario es una vida justa en su más exaltado nivel. El Calvario no es morir. ¡El Calvario es vivir! El Calvario es ver a Dios manifestado como un humano en la plenitud de su gloria y amor. Hoy nuestro Dios está viviendo mostrándonos su amor, haciendo por los hombres lo que ellos no pueden hacer por sí mismos. Hoy ustedes ven la justicia de Dios demostrada delante de sus propios ojos en la gloria magnífica de su carácter irradiando hacia nosotros. El hace más que compensar por el pasado donde fallamos. El Calvario es el poder transformador, pues el poder de su amor desciende y cambia nuestros corazones “Nosotros lo amamos porque él nos amó primero.” 1 Juan 4:19. Y día tras día vengo al Calvario y me arrodillo allí, esto hace algo por mí. Es más que un acto de justificación al principio de mi experiencia cristiana. Cada día de mi vida su amor se manifiesta en el Calvario y eso tiene una influencia modeladora. Es un poder para el bien, un poder de justicia; y mientras me arrodillo allí el alfarero todavía está trabajando y el barro todavía está siendo moldeado. La vasija nunca está terminada hasta que la vida termina. No está terminada cuando yo soy justificado. El alfarero sigue trabajando, y me amolda por el acto justo del Calvario, vez tras vez de nuevo hasta que mi corazón es derretido y el barro es suavizado, y él es capaz de cambiar las esquinas ásperas de mi vida. Hasta que crezca a la plenitud de la estatura de Cristo, y ustedes lo contemplen a él en mí.

92

El acto justo hizo a muchos justos. Amigo, nunca debemos minimizar el Calvario. Había una buena razón por la que Elena White escribió que debemos emplear una hora de meditación cada día para contemplar esas escenas pues únicamente allí comprendemos verdaderamente la magnificencia, la grandeza, la magnitud del amor de Dios por mí. Por la desobediencia de un hombre muchos fueron hechos pecadores. Pero esos otros versículos dicen, donde el pecado abundó, ¿qué sucedió? La gracia fue mucho más abundante. Los resultados del pecado de Adán fueron tremendos, pero eso no importó. El segundo Adán vino y doblegó todas esas malas consecuencias. La gracia sobre abundó más. El amor de Dios pudo hacer más que librarnos del pasado. El nos conduce a una experiencia más gloriosa a fin de que estemos más altos--como si nunca hubiéramos caído. Eso es a donde él nos guía. Y todo por ese acto justo de nuestro Padre. Pues Jesús es llamado Padre; y de nuestro Rey, el Señor Jesucristo. ¿Lo recibirán ustedes como su Salvador de todo pecado? ¿Lo harán el gobernante de toda su vida y estarán sujetos a él? ¿Dirán ustedes como lo hizo Tomás:”Mi Señor y mi Dios? Dirígeme, domíname, úsame, modélame, hazme justo.” Esta es la magnificencia del plan de salvación—Cristo nuestra justicia. Que Dios nos ayude a conocer y a entender y recibir lo que Jesús ha hecho por nosotros y lo que la Biblia llama un acto de justicia perfecta.

93

10

Pero ¿qué puedo hacer? Un área problemática en la justificación por la fe es esa de las capacidades del hombre. ¿Cuál es nuestro potencial? ¿Qué somos capaces de hacer y qué no somos capaces de hacer? ¿Dónde está el lugar en el que se inicia nuestra experiencia? ¿Puede el hombre obedecer la ley y así llegar a ser justo? ¿Producirán la disciplina y el esfuerzo extenuante una vida justa que Dios pueda aceptar y aprobar? ¿No nos ordena Dios trabajar y luchar? Hay mucho desacuerdo sobre estas preguntas. También hay un engaño dentro de estas preguntas concerniente a nosotros mismos porque es tan difícil para nosotros vernos como verdaderamente somos. Tan a menudo nos juzgamos a nosotros mismos por la manera en que otros son, y estamos haciendo un poco mejor que ellos, entonces todo debe estar bien. Nuestra preocupación real debe ser: ¿Qué piensa Dios? La justicia tiene que hacer con Dios y sus conceptos de justicia; y su palabra y el Espíritu de Profecía contienen mucha información acerca de esto. Quiero examinar a varios personajes de la Biblia para darles algún entendimiento de cómo somos y cómo el Señor nos trata respecto a estas cuestiones. Entre la gente más justa del tiempo de Cristo, por lo menos como era considerado por el público en general, estaban los miembros del Sanedrín. Ellos eran la elite más elevada. Uno de esos hombres era Nicodemo que fue a visitar a Jesús de noche. Al principio, no le formuló a Jesús ninguna pregunta. Únicamente expresó sus pensamientos acerca de quién era Jesús. “Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, príncipe de los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: “Rabí, sabemos que tú eres un maestro venido de Dios, porque nadie podría realizar estas señales que tú haces, si Dios no estuviera con él” Juan 3:12. Tal vez Cristo no lo escuchó, o no quiso oírlo, porque él dirigió a Nicodemo a una dirección diferente, miró dentro de su corazón. Jesús había estado pensando en este hombre por mucho tiempo. Jesús responde: “Te aseguro: el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios” Juan 3:3. El le dijo a Nicodemo algunas cosas que él no podía tener y no podía hacer. Esto era una sorpresa para un hombre que parecía ser capaz de hacer muchas cosas. Y ahora se da cuenta que hay algo que él ha omitido. “Nicodemo había escuchado la predicación de Juan el Bautista respecto al arrepentimiento y el bautismo, señalando a la gente a Aquél que debía bautizar con el Espíritu Santo. El mismo había sentido que había una falta de espiritualidad entre los judíos, que en un alto grado, eran controlados por el fanatismo y la ambición mundana. El había esperado un estado mejor de las cosas en la venida del Mesías. Sin embargo, el mensaje escudriñador del corazón de Juan el Bautista había dejado de obrar en él la convicción del pecado. El era un fariseo estricto y se enorgullecía de sus buenas obras. El era estimado ampliamente por su benevolencia y por su liberalidad en sostener el servicio del templo, y se sentía seguro del favor de Dios.” DTG 171. Cuando Nicodemo fue al servicio el sábado, estaba en perfecta paz y en complacencia total. El era un donador liberal y seguro en el orgullo de sus propias obras. Sentía que él había ganado el favor de Dios. No había nada en su estilo de vida que lo molestara.

94

La respuesta de Jesús parecía irritar a Nicodemo. Estaba sorprendido ante el pensamiento de un reino demasiado puro para que él lo viera en su estado presente.” Sus preguntas tales como: “¿Cómo puede un hombre nacer cuando es viejo?” Muestran cuán anonadado estaba este hombre intelectual. El estaba asombrado de su aplomo normal; y el Señor lo asombró a propósito porque quería que este hombre viera algo que no podía ver en su condición presente. Esto fue difícil para Nicodemo y es difícil para cualquiera que repentinamente se da cuenta que ha estado falsamente seguro. Cristo no estaba acusando al hombre o siendo crítico. El simplemente le dijo: “a menos que nazcas otra vez no puedes entrar al cielo.”. Las palabras que Jesús le habló a Nicodemo se aplican a toda persona. “Muchos no son sensibles a su condición y a su peligro…podemos presumir como lo hizo Nicodemo que nuestro carácter moral ha sido correcto y que no necesitamos humillarnos delante de Dios como el pecador común. Pero debemos estar contentos de entrar en la vida de la misma manera que el principal de los pecadores. Debemos renunciar a nuestra propia justicia y suplicar que la justicia de Cristo nos sea imputada. Debemos depender totalmente de Cristo para nuestra fuerza. El yo debe morir. Debemos reconocer que todo lo que tenemos es de las riquezas abundantes de la gracia divina.” 5 T 219. Nicodemo era una persona muy talentosa y fuera de lo común. El era un líder estimado en los ojos del pueblo. Si estuviera vivo hoy, podría ser elegido Presidente de la Asociación General. Todos en casa dirían: “Amen, eligieron al hombre correcto.” Estarían felices por ello, porque no habría nada discernible acerca de él que pareciera indicar que él no estaba listo para el cielo. Pero Jesús le contó a este hombre capaz que a menos que naciera de nuevo, no podría habitar en el reino celestial. La Biblia tiene más que decir sobre esto de lo que a mí me gustaría reunir en los pensamientos acerca de Nicodemo. “porque os digo, que si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y los fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.” Mateo 5:20. Así como Jesús le dijo a Nicodemo que no entraría a menos que naciera de nuevo, él nos dice al resto de nosotros que si no somos mejores que los fariseos, no llegaremos allá, tampoco. El no desea desanimarnos. El quiere que nosotros discernamos el verdadero significado de la justicia, y juzguemos a la justicia con los diferentes criterios que hemos tenido en el pasado. Otro hombre que parecía muy justo y que sentía que Dios lo había aprobado era Isaías el profeta evangélico. Isaías se sentía aprobado de Dios hasta que vio la pureza del Señor alta y elevada en el templo: “Entonces exclamé: ¡ay de mí, que soy muerto! Porque soy hombre de labios impuros.” Isaías 6:5. Isaías se conocía a sí mismo como un profeta de Dios; por lo tanto pensaba que era bendito del Señor y salvo espiritualmente. “Mientras que el profeta Isaías contemplaba la gloria del Señor, estaba sorprendido y abrumado con un sentido de su propia debilidad e indignidad; y él clamó, ‘¡ay de mí!’ ” Isaías había denunciado el pecado de otros; pero ahora él mismo se ve expuesto a la misma condenación que había pronunciado sobre ellos. El había estado satisfecho con una ceremonia fría, sin vida en su adoración a Dios. No había conocido esto hasta que le fue dada la visión del Señor. Cuán poco ahora aparecían su sabiduría y talentos mientras miraba la santidad y majestad del santuario…su visión de sí mismo podía ser

95

expresada en el lenguaje del apóstol Pablo, ¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará del cuerpo de esta muerte?’” FLB 190. Aquí está un hombre aparentemente justo, un profeta a quien Dios había llamado para decirle a otra gente lo que estaba mal en ellos, y ahora él ve la pureza del Señor en el templo, él mismo encuentra que hay muchos defectos en su carácter. El se sintió totalmente inacabado. Justo como Nicodemo, estaba asombrado y trastornado por esta revelación; y empezó a sentir que había algo en él que pensaba que únicamente se encontraba en el pueblo. Pensaba que estaba a salvo en casa, pero ahora tenía estas sospechas que él estaba en la misma condición pecaminosa que la del pueblo que él había sido enviado a amonestar. Otro hombre de quien los judíos estaban enormemente envidiosos era Moisés, él tuvo una liberación maravillosa desde el tiempo que nació, educado por su madre, una persona muy piadosa, y criado en el hogar del faraón. Este hombre que parecía tener tan excelente principio pensaba que estaba calificado para liberar al pueblo de Dios y que era un acto justo salir y empezar a matar egipcios; así que él hizo precisamente eso. Cuando se dio cuenta que había sido descubierto, se asustó tanto que huyó por su vida. Faraón se enteró y decidió quitarle la vida a Moisés. Entonces Moisés que parecía ser tan justo, pasó cuarenta años pastoreando ovejas en el desierto para erradicar algunos problemas profundamente arraigados en su vida. ¿Puede imaginar emplear cuarenta años para librarse de algunos rasgos negativos en su carácter? Admiramos a Moisés por haber sacado a Israel de Egipto y por esos cuarenta años que él pasó encarando toda clase de pruebas en el desierto. Pero sólo imagine pasar cuarenta años con un rebaño de ovejas. ¿Qué clase de educación es esa? Al principio, Moisés intentó conducir al pueblo de Dios como un general. Esa es la manera en que mucha gente trata de mandar, de conducir, de manipular; dictando órdenes y usando armas de todas clases. Algunos generales le dicen al pueblo qué hacer, y si no lo hacen los pueden mandar matar. Pero el Señor tenía que tomar a Moisés de la mano y enseñarle un mejor camino. Moisés se dio cuenta que no podía usar las técnicas de un general cuando citaba a las ovejas. Cuando se enojaba con las ovejas. Se daba cuenta que no podía matar demasiadas ovejas o de lo contrario se moriría de hambre después de un tiempo. Las ovejas eran su medio de vida. Su trabajo era guardarlas vivas y no matarlas. Le tomó cuarenta años a Moisés aprender el modo de Dios para tratar al pueblo. Él era una persona piadosa y tenemos el mejor concepto de él, pero nunca dejamos de pensar que Dios empleó mucho tiempo con él preparándolo. Había rasgos de carácter que él debía quitar antes de poder llegar a ser el líder de Israel. Otro gran hombre en Israel, por lo menos al principio, fue Saúl. Por lo general recordamos las acciones malas de este hombre, pero la Biblia dice algunas cosas buenas acerca de él, y me gustaría citar ésas primero, y entonces poner las malas obras en perspectiva con ellas. “El Espíritu del Eterno te arrebatará, profetizarás con ellos, y serás mudado en otro hombre. Apenas Saúl volvió la espalda para separarse de Samuel, Dios le cambió el corazón, y todas esas señales sucedieron en ese día” 1 Samuel 10:6, 9. Dejé fuera las señales que fueron mencionadas allí. Él llegó a ser otro hombre con un nuevo corazón—una persona convertida. Dios tuvo cuidado de eso. Cuando finalmente fue proclamado rey, estas son las palabras que fueron dichas de él:

96

“Preguntaron otra vez al Eterno, si aún había allí de vivir allí aquel hombre, Y el Eterno respondió: “Está escondido entre el bagaje” (Era un hombre humilde): y puesto en medio de la gente, desde los hombros arriba, era el más alto de todo el pueblo. Y Samuel dijo al pueblo: “Aquí veis al que eligió el Eterno, que no hay otro como él en todo el pueblo”. Entonces el pueblo aclamó con alegría: “!Viva el rey!.” Versículos 22-24. Saúl fue una vez un creyente nacido de nuevo. Dios le dijo a Saúl que lo haría otro hombre y le dio un corazón nuevo ¡Esto fue el rey Saúl! ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que usted leyó esas palabras? ¿El tuvo un principio sorprendente y fue considerado por toda la gente como el más justo porque Dios lo escogió. El era un líder especial y un hombre piadoso. Sin embargo este es el hombre que durante todos esos años trató de matar a David porque tenía celos de él ¿cómo podía un hombre de un nivel semejante y de gran prestigio tener algunas presiones de sus semejantes? El llegó al punto de su vida donde estaba envidioso de David y trató de matarlo. Peor aun, Saúl fue por un tiempo un profeta. Esto es significativo cuando usted pone eso en el contexto del resto de su vida. “Cuando llegaron al collado, salió la compañía de profetas que venía a encontrarse con él, y el Espíritu de Dios descendió sobre Saúl y profetizó entre ellos. Los que lo conocían vieron que profetizaba con los profetas, y decían: ¿qué le ha sucedido al hijo de Cis? ¿Saúl también entre los profetas? ´” 1Samuel 10: 10,11. Esto debe ser en contexto con los últimos actos de su vida cuando el fue a la pitonisa de Endor, a la mensajera del diablo o falsa profetisa, para saber lo que Dios le diría a él. El hombre que por sus propios ojos había visto las visiones y oído la voz de Dios como un profeta, dio la espalda en esos años más tarde y fue a la vocera del diablo a preguntar lo que Dios quería que él hiciera. Si su experiencia no hubiera sido la de un profeta, si él no hubiera testificado con sus propios sentidos, su propia mente, no hubiese sido tan mal descender a la pitonisa de Endor. Pero los profetas de Dios tienen ciertas responsabilidades y obligaciones de dar cuenta. Imaginémoslo yendo a la profetiza del diablo. Es increíble. ¿Qué había en el corazón de Saúl—ese corazón nuevo—que podía hacerlo que hiciera estas cosas? ¿Conocía él su propio corazón? Si alguien diez años antes le hubiera dicho que él iría a la pitonisa de Endor, él se habría reído. Si alguno le hubiera dicho que trataría de matar a David, él lo hubiera negado vez tras vez. El nunca lo hubiera creído. Ninguno de estos hombres que hemos mencionado hubiera creído alguna de las cosas que la Biblia les cuenta a ellos en retrospectiva. El más grande rey de Israel fue David, a quien Dios llamó “Un hombre según mi propio corazón.” Hechos 13:22. Seguramente David debe haber sido un hombre justo. Él era el hombre apropiado de Dios para ese tiempo; sin embargo acechando dentro de él estaba el potencial para cometer adulterio con Betsabé, y entonces planeó el asesinato de su esposo para cubrir su propio pecado. No había ninguno que pensara que David podía hacer maldades como esa. Si usted hubiera tratado de decirle antes de que sucediera, él no lo habría creído por nada. Sin embargo, había algo en David y en esa persona justa, que ocasionaría esos problemas. Había una corrupción interior, y él parecía darse cuenta de esto tal vez más que cualquier otro escritor bíblico cuando escribió acerca de su propia experiencia “crea en mí un corazón limpio, oh Dios, y renueva un espíritu recto dentro de mí.” El sabía que el interior debe haber estado

97

contaminado o esos pensamientos o actos nunca hubiesen surgido de él. Él le pidió al Señor que lo cambiara totalmente desde el interior. Situaciones similares pueden encontrarse en los discípulos de Jesús. Tres de los discípulos más prominentes fueron Pedro, Santiago, y Juan. Elena White dijo que ellos estuvieron con él en todos los milagros que él realizo. Porque en el ministerio entero de Cristo, ellos tuvieron una muy intima relación con él. Sin embargo, encontramos entre ellos algunos de estos mismos problemas con él yo. Imagine ver y comer y caminar con Jesús día tras día por años. Y, sin embargo ¿cómo eran estos hombres?. Ustedes se dan cuenta de algunas cosas acerca de Santiago y Juan cuando su madre fue a ver a Jesús “Entonces la madre de los hijos de Zebedeo vino a Jesús con sus hijos, y se postró ante él para pedir algo. Y él le preguntó: ¿Qué deseas? ‘di que estos dos hijos míos se sienten en tu reino uno a tu derecha y otro a tu izquierda’.entonces Jesús respondió: ‘no sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo he de beber? Ellos respondieron ‘podemos‘” Mateo 20:20-22. Dinos lo que hagamos y saltaremos. Qué necios fueron ellos. No entendieron sus propios corazones. No entendieron las pruebas que iban a caer sobre ellos, o nunca hubieran dicho que ellos podían. Como aprendimos en el capitulo anterior, el acto más grandioso de justicia fue la muerte de Jesús en la cruz. Hubo más amor en ese único acto que lo que puede uno encontrar en cualquier otra parte en toda la Biblia. Y recuerde que el amor es el cumplimiento de la ley. Dios es amor y su carácter está escrito en esa ley; y la justicia es la obediencia a la ley. Los sufrimientos de Cristo en el Calvario fueron el acto más grandioso de obediencia que uno puede encontrar posiblemente. Cuando uno pone esos sufrimientos juntos con el sacrificio de su vida, uno obtiene un concepto totalmente diferente de justicia. La justicia no es meramente tratar de no contar mentiras acerca de alguien, o tratar de no codiciar lo que otra gente tiene. Eso es solo un entendimiento inmaduro de la justicia. La justicia esta más perfectamente personificada en ese único acto de Jesús. En la muerte de Jesús vemos el ejemplo supremo de justicia. Los discípulos eran justos a causa de las cosas que sufrieron por Cristo y por nosotros. Decimos que estamos dispuestos a sufrir mucho por el Señor, pero muchos rehusamos seguir en la idea de sufrir dolor físico o humillación. Muchos se colocan en su orgullo y dicen, “ah, estoy tan agradecido que no soy como las otras personas.” Y ellos llaman a eso justicia. Cuán diferente fue la demostración de justicia de Jesús. De alguna manera debemos regresar y ver cuán equivocados estaban los discípulos cuando dijeron: “podemos.” Jesús les dijo que ellos no sabían lo que estaban diciendo. No sabían lo que estaban pidiendo y lo que iba a sucederles a ellos. Ellos no podían. Cuán poco conocían sus propios corazones. El caso más obvio y manifiesto fue el de Pedro. Pedro era una persona sorprendente y algunos de nosotros nos identificamos con él porque era tan semejante a nosotros. “Entonces Jesús les dijo: ‘todos os escandalizaréis esta noche, porque escrito está: heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas. Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea’. Entonces Pedro le dijo: aunque todos se escandalicen, yo no. Respondió Jesús: te aseguro que hoy, en esta noche, antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Pero él, con mayor insistencia dijo: aunque tenga que morir contigo, no te negaré. Y todos dijeron lo mismo.” Marcos 14:27-31.

98

¿Cómo podía Pedro decir esto tan fuertemente? ¿Cómo podía él disputar con el Dios del cielo? Pedro como mucho de nosotros, se defendería a sí mismo cuando alguien hablara de sus defectos. Nosotros automáticamente defendemos nuestra propia justicia. Cuando Pedro dijo que él seguiría a su Señor a la prisión y a la muerte, él fue sincero en cada palabra que dijo; pero él no se conocía a sí mismo. Escondidos en su corazón estaban los elementos del mal que en las circunstancias impulsarían a la vida. DTG. 673. ¿Se ha dado usted cuenta alguna vez como todo puede ir bastante bien en su vida y entonces todo un conjunto de circunstancias malévolas suceden? Algunos simplemente se desploman ¿se ha encontrado usted alguna vez en un ambiente social riéndose de todos los chistes que usted pensaba que nunca se reiría de nuevo? Algunas personas se doblegan bajo ciertas circunstancias. Cedemos y toda nuestra justicia se va volando por la ventana. Continuando con la cita: “A menos que él se diera cuenta de su peligro, estas probarían su ruina eterna. El Salvador vio en él un amor propio y seguridad que subyugaría aun su amor por Cristo.” En estos días enseñamos a la gente a que se debe tener amor propio. Cristo dijo que esa era el punto vulnerable y más peligroso de Pedro. Decimos que uno debe amar a los demás tanto como uno se ama a sí mismo, pero ustedes no pueden amar a otros a menos que se amen a sí mismos. ¿Han oído esa predicación últimamente? Hablamos acerca del valor propio, de la realización del yo, del orgullo, y de la autoestima. Esto era el problema de Pedro. El Señor vio en el un amor propio y una seguridad que subyugaría aún su amor por Cristo. Continuando: “Mucha de la inseguridad, del pecado desvergonzado del descuido del espíritu, del temperamento no santificado, de la desatención al entrar en tentación, habían sido revelados en su experiencia. La advertencia solemne de Cristo fue un llamado al escudriñamiento de corazón. Pedro necesitaba desconfiar en sí mismo, y tener una fe más profunda en Cristo.” El necesitaba desconfiar de sí mismo, pero él no lo hizo. ¿Cuál fue su respuesta? Si sigue leyendo en el mismo párrafo en la página 674, usted encuentra que “Pedro sentía que no se le tenía confianza, y pensaba que esto era cruel. El ya estaba ofendido, y llegó a ser más persistente en su confianza propia.” Llegó a tener más confianza propia que antes, y él ya tenía demasiada confianza propia. Ahora llega a estar más al extremo que nunca. Pedro era de esa manera. Y algunas veces la mejor ayuda que el Señor nos da únicamente exagera nuestros puntos débiles. Uno lo puede ver en los demás, pero no lo puede ver en uno mismo. La mejor ayuda que él nos da algunas veces nos atrinchera mientras buscamos defendernos a nosotros mismos, nuestro orgullo y opinión, nuestra justificación del yo y todos nuestros actos. Estamos tan seguros con tanta frecuencia. Nosotros, como Santiago y Juan, decimos que somos capaces. Cuán reacios somos en decir que somos incapaces. El Señor dijo: “Os aseguro que si no os cambiáis jamás entraréis en el reino de los cielos.” Mateo 18:3. El niñito siempre está diciendo: “Mami, no puedo hacerlo. Muéstrame cómo.” Pero nosotros decimos que somos capaces y que podemos hacer lo que el Señor requiere, y así cumplir toda justicia. Algunos sienten su terrible incapacidad y ni siquiera desean intentarlo; mientras que otros siempre dicen que son capaces. Muchos que piensan que son bastante hábiles para hacer las cosas correctamente no les gusta que nosotros hablemos con sus seres

99

amados, porque algunos cercanos a ellos conocen toda su hipocresía y charlatanería, y como son diferentes en la iglesia de lo que son en casa. Ellos saben acerca de estas cosas. Los escuchan orar en la iglesia pero saben que casi nunca oran en casa. Hay muchas cosas en nuestros caracteres que son entendidos muy bien por nuestros hijos y cónyuges. La Biblia tiene muchos ejemplos de personas que no se conocían a sí mismas. El Señor, en su gracia divina, trata de no exponer nuestra hipocresía a otra gente, pero mas bien trata de revelar hasta lo más recóndito del alma la corrupción que hay y los cambios que a él le gustaría hacer en nuestro favor. La pregunta es: ¿le permitiremos? Tenemos mucho orgullo. Hay millares, aún millones, que son justamente como Pedro y Santiago, y Juan, y David, y Saúl, y Moisés, y Nicodemo, e Isaías. Algunos de ellos aprendieron acerca de sí mismos por la revelación de Dios a sus almas. Algunos de ellos nunca aprendieron. Y algunos de nosotros nunca aprenderemos, no porque el Señor no lo intente, no porque él no nos ame, no porque él no haya tratado repetidamente, pues él nunca se da por vencido. Sucede que no dejamos que el yo sea expuesto, y lo tomamos como una crítica extrema cuando la gente empieza a discutir con nosotros muy amablemente acerca de lo que está adentro de nosotros y que se proyecta al exterior para que todos en derredor de nosotros lo vean. Nunca parece que nos libremos de esto. Una de las marcas de un cristiano saludable es una honestidad con el yo, cuando tomamos cada declaración negativa acerca del yo y meditamos cuidadosamente en ella, reflexionando si lo que la gente dice es ciertamente la verdad. Un cristiano bien adaptado no se queda abrumado porque hay algo equivocado en su interior. Se espera que se encuentre algo impío en el interior. ¿Es esa una nueva idea? ¿Piensa que usted es tan santo y perfecto que nunca se encuentra en usted algo malo? ¿Tiene miedo de qué hay de malo que usted piense que podría perderse? Usted sabe que el Señor sabía todas estas cosas acerca de nosotros antes que muriera por nosotros; sin embargo él todavía murió por nosotros. No importa cuan perverso usted es; él todavía hubiera muerto por sus pecados. No hay nada en su vida tan horrible que va a causarle que usted se pierda si usted le permite a él hacerse cargo de todo. Sé de personas que toman exámenes de personalidad y falsifican las respuestas a fin de que no puedan darse cuenta cómo son en lo interior. Esto no tiene sentido. No hay nada tan terrible o sorprendente allí. Sólo somos seres humanos y los seres humanos son como nosotros; y ser como nosotros es ser pecaminosos, y tener muchos problemas, como Moisés los tuvo, como Saúl tuvo, y David y los demás. Ellos fueron apóstoles y profetas. ¿Cómo puede uno llegar más alto de lo que ellos llegaron? Y el Señor vino a desenmascararlos a ellos, no a los demás, en lo más íntimo de sus almas. Necesitamos conocer la verdad acerca de nosotros mismos, y entonces no pensaremos de nosotros mismos con un concepto de que somos justos. Y esto será una gran bendición para nosotros cuando eso suceda. En lugar de eso, alejamos de nosotros la bendición. Pensamos que somos diferentes. Observe cómo en las clases de Escuela Sabática o durante los estudios bíblicos la gente tratará de probar que la otra persona estará mal. Queremos anunciar que nosotros estamos bien, y que tenemos un conocimiento bíblico mayor que cualquier otro en la clase. A los adventistas les encanta hacer esto. Lo hacemos con los no adventistas y

100

luego nos preguntamos por qué no les agradamos y por qué no vienen a nuestras iglesias. ¡Pero les mostramos la verdad! Sí, ¿pero cómo se las mostramos? Probando cada vez que ellos estaban equivocados. Y luego pensamos que amamos a nuestro hermano cómo Jesús nos amó. En esto yo detecto un espíritu como ese de Santiago y Juan—un deseo de preeminentes en el reino. De alguna manera. Nos sentimos seguros cuando podemos probar siempre que tenemos razón. Los judíos podían probar que tenían razón pero estaban perdidos, y aun estaban equivocados acerca del Mesías. Debemos ser cuidadosos acerca de estar en lo correcto y llamar a eso justicia. Debemos ser cuidadosos acerca de adoptar cualquier actitud que nos haga primeros en el reino. Esa no es la manera. Los primeros en el reino son aquellos que sirven. Son los mansos y humildes. En todo esto estamos seguros que creemos en Cristo como nuestra justicia, y que vivimos de acuerdo a esa verdad; y, sin embargo, Cristo nuestra justicia nos enseña que vivo por la fe en la corrección y en la justicia de otro y no por la fe en mí mismo. En mi confianza propia estoy estableciendo que no tengo fe en su justicia, sino que estoy tratando de tener fe en la mía propia. Podemos aun clamar que somos creyentes en Cristo como nuestra justicia, pero estar a mil seiscientos kilómetros de ello. En Romanos, Pablo habló acerca de aquellos que siguen estableciendo su propia justicia, siendo ignorantes de la justicia de Dios. Tan pronto como uno trate de hacerse justo a sí mismo, es ignorante de la justicia divina. La justicia viene por la fe en otro y no por la confianza en el yo. Siempre ha sido de esa manera. La verdad más grande que tenemos por descubrir es la verdad acerca del yo. “Todos somos como suciedad, todos nuestros actos de justicia como trapo inmundo. Todos caímos como hojas secas, y nuestras maldades nos arrastraron como el viento.” Isaías 64:6. Siempre he creído que esto es cierto para los que están en el mundo, ¿verdad? Pero no lo creía que fuera para mí, que mi justicia no es nada más que trapos inmundos. Esa es una verdad diferente, ¿verdad? Es tan fácil para usted aplicarla a su cónyuge o a sus hijos o a alguien más; pero ¿esto le incluye a usted? Algunas gentes responderán, “¡No!”. Hay otra declaración como ésta que es tan difícil de aceptar: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso, ¿quién lo conocerá?” Jeremías 17:9. El corazón no me engaña. Mi corazón no lo engaña a usted. Pero mi corazón me engaña y su corazón lo engaña a usted. Hacemos muchas declaraciones que están a mil seiscientos kilómetros de la verdad acerca del yo. La desconfianza del yo puede ser un asunto saludable. Siempre estamos sospechando de la otra persona y pensamos que no actúan bien para con nosotros. Cuando estoy en problemas con diferentes personas, nunca me doy cuenta ¡que algo debe estar mal en mí! En lugar de eso llego a estar paranoico. Toda esa gente me está maltratando. Hay algo malo en mi actitud. El corazón es engañoso y yo no entiendo mi corazón. Me engaña y yo continúo dando por sentado que siendo que otros aspectos de mi vida están bien no hay nada malo en mi corazón. Dejamos de ver nuestros engaños porque somos proclives a mirar nuestras acciones externas y casi nunca darle una mirada a nuestros motivos. ¿Por qué vamos a la iglesia el sábado? ¿Por qué pagamos el diezmo? ¿Por qué sentimos que debemos hacer obra misionera? ¿Por qué sentimos que debemos dejar de hacer esa actividad

101

particular o pecado o lo que sea? ¿Por qué se siente culpable acerca de hacer o no hacer ciertas cosas? Siempre cuando estemos contentos con las actividades externas que nos parecen correctas nosotros nos sentimos bastante complacidos. No vemos nuestro propio egoísmo porque no miramos nuestros motivos. El Señor está constantemente tratando de traernos a una convicción de lo que somos en nuestro interior. Pero continuamos poniéndole barreras. Parece que estamos desesperados por la supervivencia cristiana en nuestra justificación del yo. Estamos asustados que algo terrible nos vaya a suceder, si algo malo se encuentra en nosotros. ¿Por qué damos por sentado que nada está mal con nosotros?; o ¿por qué damos por hecho que todo estará bastante bien si no oímos acerca de ello?. El escritor bíblico con el más grande entendimiento de esto, y el único que ha escrito más acerca de ello, es el apóstol Pablo. Él tenía la más grande dificultad porque, mientras trataba de matar a la iglesia cristiana él pensaba que estaba sirviendo a Dios. ¿Qué mayor engaño podía haber? Este es el hombre que escribió palabras extrañas “Si alguno cree ser algo, no siendo nada, se engaña a sí mismo.” Gálatas 6:3. Si pensamos nosotros mismos ser algo cuando no somos nada, nos engañamos a nosotros mismos. Un hombre de gran entendimiento, de tremenda experiencia, y que había caminado cerca de Dios fue inspirado a escribir estas palabras. Él ya las había aplicado a sí mismo pues él dijo: “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.” 1 Timoteo 1:15. Esta no era una jactancia ociosa. Pablo era un hombre humilde, manso, y estaba totalmente sorprendido que Dios lo usara después de todas las cosas terribles que hizo al perseguir a la iglesia. Él sabía por experiencia que “donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia.” Romanos 5:20. Él creyó que era el peor de todos los pecadores. ¿Quién pudo hacer las cosas terribles que había hecho? Él no tenía confianza en la carne. ¿Por qué confiamos en nosotros mismos? ¿Por qué tenemos confianza en lo que pensamos o en lo que podemos hacer o en lo que podemos decir? Cuando entendamos cómo es el yo, no tendremos confianza en la carne. Cuando Dios le revela a usted su verdadero yo, usted no colocará mucha confianza en el yo. Tendrá su confianza en él y en su justicia. Este fue el énfasis que puso en 1888 cuando Cristo nuestra justicia empezó a ser predicada. En el libro The Glad Tidings (Las buenas nuevas), Waggoner escribió vez tras vez acerca de no tener confianza en la carne. Él enfatizó la insignificancia del hombre, un concepto que hoy muchos aborrecen. Elena White escribió: “Cuando los hombres vean su propia insignificancia, estarán preparados para vestirse de la justicia de Cristo.” COR, 104. Ésta es preparación. “La carga de nuestro mensaje debe ser la misión en la vida de Jesucristo. Que se piense más en la humillación, negación propia, más mansedumbre y humildad de Cristo, que los corazones egoístas y orgullosos puedan ver la diferencia entre ellos mismos y el Modelo, y puedan ser humillados.” COR, 38. Debemos decir amén a eso. A muchos no les gusta pensar mucho acerca de la humillación y negación propia de Jesucristo. Recuerden esta importante definición: “¿Qué es la justificación por la fe? Es la obra de Dios en postrar en el polvo la gloria del hombre, y hacer por el hombre aquello que no

102

está en su poder hacer por sí mismo.” TM, 456. Esta puede ser una experiencia humillante. Pero en nuestra desconfianza del yo, encontramos gran esperanza. “Nada es aparentemente más impotente, y sin embargo verdaderamente más invencible, que el alma que siente su insignificancia y descansa totalmente en los méritos del Salvador. Dios enviaría a todos los ángeles en el cielo para auxiliar a esa alma, mas bien que permitirle que sea vencida.” 7T, 17. Él vaciaría el cielo sólo por una persona que siente su propia pequeñez. En la Biblia hay una experiencia de la cual casi nunca escucho. “Y allí os acordaréis de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos que os contaminasteis. Y os aborreceréis a vosotros mismos por todos los pecados que cometisteis.” Ezequiel 20:43. Algún día, todos nosotros tendremos una revelación del yo. El Señor no quiere poner nuestra debilidad y pecados en exhibición. Esa no es su forma de actuar. Él tiene una manera tierna, amorosa y compasiva. Él soporta más de lo que podemos imaginar. Él entiende que somos solamente carne. Él es capaz de socorrernos porque llegó a ser humano y nos entiende. Conoce los problemas que tenemos al tratar con el yo. Él sabe cuan defensivos podemos ser; pero conoce que debemos vernos a nosotros mismos antes de que verdaderamente lo deseemos. ¿Sabe usted eso? Algunos piensan que son demasiado buenos para necesitarlo. Y algunos piensan que son demasiado malos para llegar a tenerlo. Este problema en Cristo nuestra justicia es el más severo en la iglesia adventista hoy de lo que jamás ha sido. Como miembros más antiguos vemos como los jóvenes son deficientes, llegan a ser aun más críticos. Los jóvenes se desquitan criticando a los mayores. Ninguno cree en el otro. La brecha de credibilidad en nuestra denominación es una de las más amplias. De alguna manera un énfasis fuerte de legalismo—uno debe de hacer esto o no es aceptado—ha permeado nuestras iglesias, nuestros hogares, y nuestras escuelas por muchos años. Nos ha faltado el conocimiento de Cristo y su justicia y su gracia salvadora. Una falta de énfasis en eso ha puesto a cada hijo en un dilema. ¿Cómo actúa uno sin Jesús? ¿Cómo vive estas normas sin Cristo? Los que tienen fuerte voluntad pueden por lo menos dar una apariencia exterior de justicia pero hay muchos de voluntad débil entre nosotros y ellos no pueden. Hay una tremenda diferencia entre los de voluntad fuerte y los de voluntad débil. Los de voluntad fuerte no pueden cambiar el corazón. Sólo pueden pulir la apariencia; pero no pueden ir más allá porque se dañan a sí mismos. Son todavía los mismos en el interior. Por lo tanto, no importa si uno es de voluntad fuerte o débil. En el interior ambos son todavía lo mismo. Y mientras usted ve en su vida muchos fracasos que padres, maestros y pastores le han enseñado por años, usted llega a estar más desanimado y quiere cesar; y se siente condenado vez tras vez de nuevo. ¿Por qué querría alguien ser condenado todo el tiempo? ¡Ninguno quiere! A usted no le gusta la Escuela Sabática, no le gusta la iglesia y no le gusta la clase de Biblia porque siempre le están amonestando a usted. Cuando va a su casa usted se desquita encontrando faltas en aquellos que cometen faltas o en contra de la autoridad. Hay una reacción a esta interacción crítica y a este énfasis legalista. Encontramos a los jóvenes justificando sus pecados para protegerse a sí mismos; y esta es una medida defensiva, a propósito. Entonces los mayores dicen “¡horrores! No solo están haciendo

103

lo que es malo sino justifican lo que es malo.” Entonces llegan a ser aún más extremistas en su crítica legalista, y más conservadores, si uno quiere llamarlo así. De modo que mayores y jóvenes se separan, se alejan más y más, ambos creen que ellos tienen razón y ninguno de los dos cree que hay algo malo con el yo. Uno no puede criticar si crece en nuestros hogares. Uno no puede aun decirle a la gente que hay algo malo en ellos, porque esto les ha sido dicho tantas veces que ellos quieren pelear con uno. De hecho, a ellos les gustaría golpearlo a uno en la nariz. Por lo tanto no hablemos del pecado ya más. Tenemos otros nombres para él. Y para protegernos a nosotros mismos y encontrar algo de esperanza, nos unimos a grupos donde ellos se dicen a otros cuán buenos son y donde se enfatice el amor propio y o la auto-realización. Tratamos de escoger a la gente del piso como un chicle que ha estado ahí por veinte años. Y a ellos les gusta eso. No quieren ir a casa, no quieren ir a la iglesia, y no quieren ir a la escuela porque todos les están diciendo lo que está mal en ellos. No pueden soportar ver la insignificancia del yo. Padres y madres, el predicador, el maestro les dijo eso por muchos años. La gente mayor dice, “no se unan a esos grupos porque ellos creen en una promiscuidad final. Dicen que todo lo malo está bien.” Los mayores creen que ellos tienen razón y los jóvenes creen que también ellos tienen razón. Y el diablo se ríe y ríe y ríe cuando todos decimos que tenemos razón. Amigo, yo creo honradamente que lo que está sucediendo cada día ha estado sucediendo por mucho tiempo. ¿Cómo puede el Señor decirnos que quiere bendecirnos y que tiene una justicia enorme para darnos como una dádiva gratuita? Él quiere hacerse cargo de todas las deficiencias, de todas las debilidades, de todas las incompetencias y de todas las ineficacias. Pero no, hasta que usted reconozca su necesidad y su insignificancia dependerá alguna vez de él. El debe decirle a usted que está necesitado, y que usted debe aceptarlo. Tenemos que llegar a ser tan defensivos. Dios nunca ha estado involucrado en esta brecha de credibilidad. Siempre han sido nuestros mal entendidos, nuestras malas representaciones, y nuestras mal interpretaciones. El no es un crítico como nosotros somos. El no señala con el dedo y denuncia y demanda una actuación exacta. Nunca ha hecho eso; pero nosotros lo hemos hecho como pastores y padres y maestros. Dios tiene una voz suave y delicada. El nos habla como lo hizo a Nicodemo, y a Moisés, y a David. Vean cuan delicadamente les señaló a ellos, él es muy cuidadoso para no aplastar la única chispa de esperanza que tenemos. Mientras señala nuestras deficiencias. El está preguntando literalmente, “¿por qué moriréis en vuestros pecados? ¿Por qué moriréis con todas esas cosas cuando yo puedo quitarlas y haceros como Jesús?” ¿Por qué seguimos y seguimos perpetuando estos problemas? Creo con todo mi corazón que el Señor este mismo día quiere cubrir todas estas brechas de credibilidad. Él quiere mirar en cada corazón, no solo en el de los jóvenes. El quiere mirar en el corazón del predicador; el quiere mirar en el corazón del administrador; el quiere mirar en el corazón del maestro. El quiere mirar en nosotros nuestra apariencia engañosa, nuestra falsedad, nuestras corrupciones. El quiere mostrarnos como hemos extraviado a la gente. El quiere mirar en los corazones de los padres pero no quiere que ellos se den por vencidos. No quiere que ellos cometan suicidio. No quiere que ellos continúen culpándose a sí mismos. El quiere que nosotros nos volvamos a él y dependamos de él por fortaleza y la justicia que no tenemos en sí mismos. El ha estado esperando todos estos años para

104

bendecirnos con su poder y su espíritu, con su amor y su justicia. Y seguimos defendiéndonos a nosotros mismos como si no hubiera nada malo en nosotros. Olvide las voces de muchos humanos que encuentran faltas y que se excusan y justifican a sí mismos. Nosotros nos debemos a una voz: la voz del Espíritu de Dios. El nos está hablando a nosotros como lo hizo a Nicodemo, diciéndonos que debemos nacer de nuevo, y que nos sean quitadas las manchas y canceres que haya en nuestras vidas. A menos que lleguemos a ser personas nuevas, totalmente dependientes de Dios, no podemos entrar al reino. El quiere que nosotros estemos allí. Esa es la razón por la cual murió por nosotros. El quiere que usted le entregue su corazón, que confíe en él, y que se apoye en él. No importa cuan inútil usted cree que es, él puede hacerlo poderoso. El puede bendecirlo y aun hacerlo como Jesús. Él quiere decirle a usted algún día, “Bien hecho buen siervo fiel; entra en el gozo de tu Señor.” Pueda el Señor por su gracia amable penetrar de alguna manera en nuestros corazones y mentes y quitar toda esta defensa, toda esta justificación propia; y podamos ver lo que Cristo verdaderamente puede hacer por nosotros. Esta es mi oración por ustedes en el nombre de Jesús.

105

11

Justos— ¿Por esfuerzo o compra?

Muchos cristianos creen que la justicia es un estado o condición que debe ser alcanzado o una meta que debe lograrse por medio de esfuerzos diligentes. Esto es una conclusión no aprovechada de muchos y un concepto que hemos impulsado. Como resultado, hay mucha lucha para lograr este pináculo que llamamos éxito. Atendiendo esto es un examen frecuente de nosotros mismos para determinar cómo estamos haciendo. ¿Estoy progresando o no progresando? La mayor parte del tiempo nos estamos mirando a nosotros mismos por una victoria personal sobre el pecado para darnos alguna evidencia y ver si estamos en el camino, subiendo la escalera a esa condición o estatus que estamos buscando. Es cierto que hay mucho en el Espíritu de Profecía y en la Biblia que puede ser interpretado para indicar que es un ascenso a una condición; pero también pueden ser encontrados textos y citas que parecen indicar que no es algo que es alcanzado, que no es una condición o un estatus al que podemos llegar a través de mucha lucha o esfuerzo. Me gustaría darles un ejemplo acerca de unos de los puntos de vistas opuestos. Jesús dio esta parábola maravillosamente sencilla: “El reino de Dios es también como un comerciante que anda buscando perlas finas; cuando encuentra una de mucho valor, va y vende todo lo que tiene, y compra esa perla.” Mateo 13:45,46. Ustedes pueden desear saber qué tiene que ver con la justicia. El comentario inspirado enseña que “Cristo mismo es la perla de gran precio…la justicia de Cristo, como una perla pura, blanca no tiene defecto, ni mancha.” LPGM 115. “La justicia de Cristo como una perla pura, blanca no tiene defecto, ni mancha, ni culpa. Esta justicia puede ser nuestra.” 1 SM 399. “La justicia de Dios está personificada en Cristo. Recibimos la justicia al recibirlo a él.” DMJ 18. No importa si usted llama a la perla “Cristo” o la “justicia de Cristo,” usted recibe la justicia al recibirlo a él. Todo se encuentra en él. En otro lugar se llama a la salvación la perla; pero la salvación se encuentra en Cristo. Sin embargo usted lo dice, no importa. Usted debe recibir la perla para recibir la justicia o la salvación o Jesús. Todo está envuelto en un paquete—la persona a la que llamamos Cristo. ¿Cómo obtuvo el comerciante la perla (o la justicia)? El la compró. Es la manera en que uno obtiene la justicia. Es algo que uno procura o adquiere; no algo que uno obtiene o algo que uno produce. Yo compro la justicia. Yo la adquiero. No la alcanzo, la obtengo. Es comprada más bien que producida. Algunos pueden pensar que este es un caso aislado, pero la Biblia tiene muchas cosas qué decir acerca de esto. Aquí está un ejemplo más. “Por eso te aconsejo que de mí compres oro refinado en el fuego, para que seas realmente rico; y que de mí compres ropa blanca para vestirte.” Apocalipsis 3:18 ¿Qué es la ropa blanca? “La ropa blanca que él invita al alma a usar es su propia vestidura de justicia.” CNJ 113. “La vestidura blanca es la justicia de Cristo.” 5 T 233. ¿Cómo se obtiene esa justicia? “Compra de

106

mí.” El que nos dice esto es el Testigo Fiel, que es Jesús de acuerdo a Apocalipsis 1:5 Jesús dice: “Vengan a mí y compren justicia.” Esa es la manera que debe estar en su vida. Usted la compra. Ese es un concepto diferente. En verdad, muy pocos de nosotros empleamos mucho tiempo pensando que la obtenemos comprándola. Casi todos nosotros hemos sido enseñados que es algo que uno debe producir en sí mismos; que es algo que uno debe desarrollar; que uno debe crecer y obtener una condición llamada justicia; que no debo salir y comprarla de alguien más que la tiene. Yo debo tratar de producirla por mí mismo. Por lo tanto obtenemos muchos falsos conceptos de Cristo nuestra justicia o de la justificación por la fe. La vida puede llegar a ser muy desanimadora con un entendimiento pervertido de este tema. En dos lugares la Biblia dice: “¡cómprala!” el Espíritu de Profecía presenta este mismo concepto con una variedad de terminología. “podemos hacer esto únicamente cuando tomamos por la fe la justicia de Cristo.” 1 MS 395. Así que la justicia también es algo que debe ser tomado. Aquí hay una idea parecida: “La fe viviente capacita a su poseedor a echar mano de los méritos de Cristo.” 1 MS 364. Esta es un poco diferente, pero parecida a la idea de tomarla. “Por medio de la fe en Cristo el puede reclamar la justicia del hijo de Dios como suficiente.” CNJ 96. Si uno sale y pone una reclamo sobre alguna tierra, ésta le pertenece a uno. Por la fe el puede traer a Dios los méritos de Cristo.” 1MS 367. El puede llevarla allí como si fuera de su propiedad. “La fe genuina se apropia de la justicia de Cristo, y el pecador se convierte en vencedor en Cristo.” 1 MS 364. De acuerdo con el diccionario, apropiarse significa “tomar una exclusiva posesión de.” Me gusta tu traje. Quítatelo y permíteme ponérmelo; y yo me alejo con él. Me he apropiado de tu traje. Voy a tu casa y pregunto: “¿Tienes las llaves de tu casa?” y tu dices, “sí.” Y yo digo: “¿me haces el favor de dármelas?” tus pones las llaves en mi mano y yo digo: “creo que me quedaré con la casa.” Por la fe nos apropiamos de la justicia de Cristo. “Usted debe conocer a Cristo y apropiarse de la dádiva de su justicia.” CNJ 60. “La única manera en la cual él [el pecador] puede lograr la justicia es por medio de la fe. Por la fe él puede traer a Dios los méritos de Cristo y el Señor coloca la obediencia de su hijo a cuenta del pecador. La justicia de Cristo es aceptada en lugar del fracaso del hombre.” CNJ 117. En todas estas citas, nosotros obtenemos justicia. Nosotros la asimos. La agarramos. La reclamamos. Nos apropiamos de ella. Ninguna de estas expresiones nos da la idea que es algo que uno asciende para alcanzar; ni algo que uno produce sino algo que uno toma de otro para sí mismo. La pregunta es: ¿Cómo la compro? Necesitamos pasar mucho tiempo pensando en esto porque se escapará del cerebro tan rápido que es peor que tratar de agarrar al mercurio. Todos tenemos contenedores agujereados en lo que se refiere a retener pensamientos como estos. Y regresaremos a tratar de obtener o producir, cuando el Señor está

107

tratando de enseñarnos pensamientos diferentes. Uno tiene que emplear tiempo saturándose a sí mismo con estos conceptos o se escaparán rápidamente. Aquí esta un texto excelente acerca de comprar: “Todos los que tengan sed, vengan a beber agua, los que no tengan dinero, vengan consigan trigo gratuitamente y coman; consigan vino y leche sin pagar nada.” Isaías 55:1. El dice si no tienen dinero, vengan de todos modos; y vengan a comprar sin dinero y sin precio. ¿Qué significa esto? ¿Cómo puede comprar uno sin dinero y sin precio? La Biblia y el Espíritu de Profecía están llenos de contradicciones aparentes que lo hacen pensar a uno, tales como: “La salvación es una dádiva gratuita, y sin embargo debe ser comprada y vendida. En el mercado en el cual la misericordia divina tiene la administración [un mercado que Dios opera], la perla preciosa está representada comprada sin dinero y sin precio. En este mercado todos pueden obtener los bienes del cielo…los más pobres también como los más ricos pueden obtener la salvación; porque ninguna cantidad de riqueza terrenal puede asegurarla. Se obtiene por la obediencia voluntaria al entregarse a Cristo como su propia posesión comprada.” PV 116,117. Necesitamos guardar estos pensamientos permanentemente en nuestras mentes. ¿Cuál es este precio que nosotros pagamos para poseer a Cristo y su justicia? Se explica en la página 116: “El es un don, pero únicamente aquellos que entregan a sí mismos, alma, cuerpo, y espíritu, a él sin reservas.” Es una calle de ambos sentidos. El se nos entrega a nosotros cuando nosotros nos entregamos a él; y es una dadiva completa de nuestra parte tanto como de su parte. Continuando: “Debemos entregarnos a Cristo, para vivir una vida de obediencia voluntaria a todos sus requerimientos. Todo lo que somos, todos los talentos y capacidades que poseemos, son del Señor, para ser consagrados a su servicio. Cuando nos entregamos así totalmente a él, Cristo, con todos los tesoros del cielo, se entrega a sí mismo a nosotros. Obtenemos así la perla de gran precio.” Yo no estoy de ninguna manera tratando de hacerlo sentir peor o condenado o deficiente. Estoy tratando de decirle cómo recibimos la justicia. La Biblia pregunta: “¿Quién sacará algo limpio de lo impuro? ¡Nadie!.” Job 14:4. Y también dice que todos nosotros somos como una cosa sucia. Por lo tanto, uno no puede obtener cosas limpias de cosas inmundas. No podemos producir justicia de nosotros mismos. Es totalmente imposible. Sin embargo, vez tras vez continuamos tratando de producir justicia de nosotros mismos. El Señor dice que no se puede. Nosotros insistimos, y él dice que está bien; a uno se le da el poder de elegir, pero uno no puede producir justicia. La Biblia enseña que únicamente Dios es justo; y por lo tanto uno debe ir a él para encontrarla. No hay otro lugar. Toda la justicia se encuentra en Jesús. Cuando Dios nos dio a Jesús el nos dio la justicia que puede ser nuestra. Debo comprar esa justicia al precio de entregarme a él. Entonces yo recibo su justicia. Le doy todo lo que yo tengo. Es una consagración total o compromiso. Este concepto de darse a uno mismo molesta a la gente hoy. Algunos preguntan: “¿Por qué se tiene que entregar uno a alguien más? No entiendo esto.” Damas, ¿por qué se entregaron ustedes a sus esposos? Espero que ustedes tomaron los votos correctos cuando se casaron, porque hay votos hoy que no son en nada semejantes al casamiento. En un matrimonio, ustedes llegan a ser literalmente la propiedad de otra

108

persona. Si no lo creen, vayan y lean los compromisos legales. Cuando ustedes se casan la propiedad que era suya llega ser de su cónyuge (la mitad de él o de ella). Si usted tiene una propiedad de cincuenta hectáreas y usted se casa, veinticinco llegan a ser de su esposa o de su esposo. Tan pronto como usted firma el acta matrimonial, usted regala la mitad de su propiedad. Peor aun (para algunas personas), usted promete amar, honrar, obedecer, y valorar. Eso es lo que los votos anticuados decían. Es casi como una esclavitud. Y gran parte del matrimonio es sólo trabajo pesado a menos que exista una cualidad, y ¿cuál es esa? El amor. Sin esa cualidad, este asunto de obedecer es solamente una esclavitud categórica. He tenido a mucha gente casada que viene a decirme que son esclavos. El esposo o la esposa exigen esto y eso. He visto muchos otros cuyas vidas parecen esclavizadas a causa de las demandas de su cónyuge; pero no parecen pensar que es esclavitud. El salmista escribió: “Me deleito en hacer tu voluntad y tu ley” Salmos 40:8. ¿Por qué es tan divertido obedecer la ley? A causa del amor. Sin el amor, cualquier obediencia es sólo una demanda de un dictador. Sin amor, los esposos pueden decir a usted que es aun divertido lavar los trastos. ¿Por qué se entrega uno a alguien? Únicamente porque los ama. No hay otra razón por ello. Y nosotros lo amamos porque él nos amó primero y nos dio abundante evidencia de su amor. Por lo tanto nos entregamos a él. Es tan lindo estar enamorado de Jesús. Si no entiende eso y usted trata de hacer todas esas cosas requeridas de usted sin ese amor, la vida cristiana es la vida más miserable que usted pueda imaginar. El día ha llegado cuando tenemos una mezcla en todas las denominaciones de gente miserable y de gente feliz. Alguna gente vacila entre ser los dos, de vez en cuando son felices y de vez en cuando son miserables. Siguen olvidando cuánto los ama el Señor y cómo lo aman verdaderamente. Uno no se entrega a alguien a menos que por su maravilloso amor, esa persona lo haya ganado. Ellos compran su afecto, ¿verdad? Están mereciendo su estima y cariño. Cuando hacen eso por usted, es maravilloso. Hemos leído en Mateo 13:46 acerca del admirador de perlas; y usted necesita entender más acerca de estos conocedores de perlas o usted se perderá algo en esta parábola. Estaba estacionado en India durante la Segunda Guerra Mundial en un lugar llamado ahora Bangladesh. Esta es la ciudad principal en el mundo para las perlas color de rosa. Hay pocas perlas como ésta. Esos peritos pasan días y semanas con sus pequeñas lupas examinando perlas rosadas. Ellos se ponen en cuclillas y solo miran y miran a las perlas durante todo el día. He regresado a esas tiendas y he visto al mismo empleado allí cada día por una semana, solo mirando todas las perlas. Aparentemente había un sitio como ese en el área donde Cristo vivía así que ellos sabían de qué estaba hablando. El hombre en la parábola encontró una perla de gran precio. No había otra como ella. Probablemente había buscado por años, y ahora encontró una. ¿Qué hizo él? Vendió todo lo que tenía y la compró. ¿Por qué? Nada más era tan preciosa. El podía mirar a su casa, su empleo, su educación, su esposa, sus hijos, su ganado, su tierra, y decir: “usted puede tener todo lo que tengo; sólo déme esa perla.” Él se alejó con esa perla, sabiendo en su corazón que habiendo dado todo lo que tenía valía la pena haberlo hecho. Alguna gente podía pensar que había perdido el juicio. Pero él diría: “ah, si usted sólo supiera lo que son las perlas. Usted no entiende de perlas” Jesús nos enseñó a no poner

109

nuestros tesoros valiosos allí en donde la gente no puede llegar a apreciarlos. El diablo ha dicho que Dios ha arrojado su Perla a los cerdos; y algunas veces parece que el diablo tiene razón. El diablo dice que Dios desperdició el tesoro del cielo al dárselo a gente que no puede apreciarlo. Este hombre apreció esa única perla y nada era tan precioso, ¡nada! El dijo: “Yo doy alegremente todo lo que poseo si tan solo puedo tener esa perla.” ¿Por qué? a causa de su estima por esa única perla. El colocó un valor supremo en esa perla. El sabía lo que estaba obteniendo, y eso era todo lo que deseaba. El se olvidó de todo de todo lo demás. Cuando nos entregamos a Jesús, olvidamos todo lo demás y nos aferramos únicamente a él. Él es tan precioso. Está simbolizado por esa perla de gran precio. “No podemos ganar la salvación, pero debemos buscarla con tanto interés y perseverancia como si abandonáramos todo en el mundo por ella.” PVGM 117. Tome todo lo que tengo, pero déme a Jesús. Esto es cómo uno procura, cómo obtiene, cómo compra, cómo adquiere justicia. No hay otra manera. Uno puede tratar de probar que hay otra manera, pero eventualmente regresará a la conclusión de que uno debe comprarla de la manera correcta. Puede tomarle toda una vida descubrir eso. Pero usted se dará cuenta que lo que ha tratado de alcanzar no era verdaderamente la justicia; y percibirá que toda nuestra justicia es como trapos inmundos—cuando usted verdaderamente ve la justicia de Cristo. Por comparación, usted nos tiene nada que sea suyo. “El precio que somos requeridos a pagar no es oro ni plata…Dios pide su obediencia voluntaria. El le pide que abandone sus pecados LPGM 117. Si esto le perturba, entonces siga leyendo; porque ahora llegamos a la siguiente pregunta lógica concerniente a esto: ¿Suponga que no me gustan las perlas? ¿Suponga que no son preciosas para mí? ¿Es eso posible? Es posible, y el capítulo de “La Perla” en Lecciones prácticas del gran Maestro. Discute eso. ¿Cómo encontraré alguna vez un aprecio por la perla de gran precio—por Cristo y su justicia—si no tengo atracción por ella? “Es el Espíritu Santo el que revela a los hombres la preciosidad de la valiosa perla.” LPGM 118. El Espíritu Santo me revela la preciosidad de Jesús. Me dice algo que no he visto. Hay una revelación a mi alma que se lleva a cabo. Uno puede preguntar: “¿entonces por qué no se me ha dicho cuán preciosa es la Perla?” El debe tener la culpa si no pienso que la Perla es tan preciosa. Eso es porque no he rendido todo para poseer a Jesús. ¿Por qué él no me dice acerca de esto?” La cita continúa allí en la pagina 118: “El tiempo del poder del Espíritu Santo es el tiempo cuando en un sentido especial la dádiva celestial es buscada y encontrada.” El viene con gran poder para revelar a Jesús cuando se le busca y encuentra. La búsqueda de Jesús tiene algo que hacer con esta revelación. Continuando: “En el tiempo de Cristo muchos escucharon el evangelio, pero sus mentes estaban oscurecidas por la falsa enseñanza. Y no reconocieron en el humilde Maestro de Galilea al enviado de Dios. Pero después de la ascensión de Cristo. Su entronización en su reino mediador fue señalado por el derramamiento del Espíritu Santo. En el día del Pentecostés el Espíritu fue derramado. Los testigos de Cristo derramaron el poder del Salvador resucitado. La luz del cielo penetró en las oscuras mentes de aquellos que habían estado engañados por los enemigos de Cristo [aquellos que no apreciaron la Perla]. Ahora lo vieron exaltado para ser ’un Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.” Hechos 5:31. Ellos lo vieron circulado con la gloria del cielo, con tesoros

110

infinitos en sus manos, para conceder a todos lo que se volvían de su rebelión. Mientras los apóstoles publicaban la gloria del Unigénito del Padre, tres mil almas fueron convertidas [antes de eso no fueron convertidas ni tenían un aprecio por Jesús]. Se les permitió verse a sí mismas como eran, pecadoras y corruptas y Cristo como su amigo y Redentor. Cristo fue levantado, Cristo fue glorificado, por medio del poder del Espíritu Santo que descansó sobre los humanos. Por la fe estos creyentes lo vieron como el único que había soportado la humillación, el sufrimiento y la muerte para que no perecieran sino tuvieran vida eterna. La revelación de Cristo por el Espíritu les dio a ellos un sentido de su poder y majestad y ellos extendieron sus mano por la fe, diciendo, ‘Yo creo’ ” El Espíritu generó convicción y percepción. Ahora la perla era preciosa. La cita continúa para contar acerca de los resultados de su percepción y convicción: “El Espíritu de Cristo animó a toda la congregación; porque ellos habían encontrado a la perla de gran precio.” ¿Por qué aun no lo han encontrado algunos a él? ¿Qué hay de malo? La respuesta está expresada allí en la página 121: “El Espíritu espera nuestra demanda y percepción.” Algo se lleva a cabo cuando yo lo busco. Aquellos que sienten su necesidad, su deficiencia, su falta, deben buscar el Espíritu Santo en el tiempo de la lluvia tardía. Ellos orarán: Señor, algo está mal. Ven y bendíceme, ilumina mi mente oscurecida. Quita las telarañas laodiceanas de mi mente. Aleja la insensibilidad y mi entorpecimiento. Despierta mis sentidos para que pueda percibir para que pueda darme cuenta, para que esté consciente.” He oído a centenares de adventistas haciendo la misma pregunta como el joven rico: “¿Qué más me falta?”. Hay alguna sospecha, alguna duda, algo acechando en nuestras mentes que no es correcto. Jóvenes y ancianos formulan la misma pregunta: “¿qué debo hacer?” Vamos de un campamento a otro, escuchando a un orador tras otro, buscando por ese algo que supla lo que nos falta todavía. Si nosotros solamente buscáramos, si únicamente viniéramos con un pedido, si solamente recibiéramos la fe, si únicamente viniéramos en un sentido especial para buscarlo, él sería hallado; y una percepción vendría sobre la iglesia y los individuos que como nunca antes la hayamos tenido. Hay una falta de conciencia entre nosotros en general. Hay una falta de sensibilidad a causa de que nuestros sentidos no reaccionan a la verdad eterna. Esta deficiencia no es la crítica, porque todos estamos conscientes de ella. ¿Por qué no buscamos al Único que puede suplir todas nuestras necesidades de acuerdo a sus riquezas en gloria? ¿Por qué no le suplicamos que abra las ventanas del cielo y vierta la bendición que llene el vacío? Busque al Señor en el tiempo de la Lluvia Tardía. Cuando hagamos esto, no solo vendrá una realización a nosotros sino a todos los que nos rodean. Nuestras propias familias, nuestros vecinos, nuestros amigos, y todos cuyas mentes han sido oscurecidas por las falsas enseñanzas serán iluminadas cuando el Espíritu de verdad descienda para convertir. En los días de los apóstoles, el tocó a tantos que tres mil almas fueron convertidas en un día. Debemos buscar a Dios para llenar esta necesidad, esta búsqueda es el resultado de una percepción, de una deficiencia, y entonces una búsqueda para compensar por esa. Esto nos lleva a dos realizaciones: la preciosidad de la Perla; y una realización genuina de nosotros mismos. “A ellos [aquellos que fueron convertidos en el día del Pentecostés]

111

se les hizo que se vieran a sí mismos como eran, pecaminosos y contaminados…”PVGM 120. Ellos no solamente vieron a Jesús y cuán precioso era también se vieron a sí mismos como viles pecadores. “Todos los que tienen un sentido de su profunda pobreza del alma, que sienten que no tienen nada bueno en sí mismos, pueden encontrar justicia y fortaleza al mirar a Jesús. El les pide que intercambien su pobreza por las riquezas de su gracia…cualquiera que haya sido su experiencia pasada, no importa cuan desanimadoras sus circunstancias actuales, si usted viene a Jesús tal como es, débil, impotente, y desesperado, nuestro Salvador compasivo lo encontrará y se adelantará hasta donde esté usted, lo rodeará con sus brazos de amor y su manto de justicia.” CNJ 115. “Cuando los hombres vean su propia insignificancia, estarán preparados para ser vestidos con la justicia de Cristo.” CNJ 104. ¿Qué nos sucede? Estamos asustados cuando vemos nuestra pobreza absoluta. Pensamos que estamos en una condición terrible y ¡vamos a estar perdidos! Eso no es porque el Señor nos dijo que somos pobres espiritualmente. El nos dice que él tiene abundancia para resolver nuestra pobreza espiritual. El no quiere que nosotros permanezcamos como hemos estado. Si vamos a él, él suplirá todas nuestras necesidades y nos dará fortaleza y justicia. No hay razón para que nosotros permanezcamos miserables y desnudos y ciegos. Él se deleita en cuidar de sus hijos. Pero nosotros siempre pensamos que él nos está criticando cuando descubrimos nuestra pobreza, nuestra condición desamparada y desnudez espiritual. Hay un intercambio o trueque que puede ser hecho. Cuando usted ve su pureza gloriosa y cuán inapreciable es la perla preciosa, usted empieza a ver que está en una condición muy lamentable. Algunas veces él no viene demasiado cerca de usted en toda su pureza porque usted estaría apabullado y se sentiría sin esperanzas al verse a sí mismo como usted verdaderamente es. Tal vez usted quiera darse por vencido o quitarse la vida. El se aproxima lo suficiente para decirle que usted lo ha mal entendido, que él no está tratando de perseguirlo, que usted venga a comprar sin dinero y sin precio, y que tiene todo lo que usted necesita y está esperando y deseando dárselo a usted. Pero usted, en toda su pobreza espiritual, ¡debe ir a él! Cuando descubra cuán pobre y desprotegido es usted, entonces es cuando debe ir a él. Al ver su bondad en comparación a la suya, usted empieza a verse como usted es verdaderamente, y entonces empieza a desear ser como él; y él le dice que usted puede tener su justicia si usted hace el intercambio. “hay algunos que parecen estar siempre buscando la perla celestial. Pero no hacen un rendimiento completo de sus hábitos equivocados. No mueren al yo para que Cristo pueda vivir en ellos. Por lo tanto no encuentran la Perla preciosa. No han vencido la ambición impía y su amor por las atracciones mundanales. No toman la cruz y siguen a Cristo en la senda de la negación propia y el sacrificio.” LPGM 118. Mucha gente con opiniones preconcebidas mal entiende todo en esta cita. Piensan que deben llegar a ser perfectos y vencer todos sus pecados antes de que puedan tener su justicia. No dice eso; pero la hemos leído de ese modo por muchos años. Entonces ¿qué dice? Dice que Dios lo quiere. El lo compró a usted con un precio: La sangre preciosa de Jesús. ¿Será usted su posesión? El no está exigiendo que usted sea su posesión. ¡El lo ama con un amor eterno! ¿Lo ama usted tanto que quiere ser de él? Si

112

usted quiere ser de él, él se entregará a usted con todo lo que él tiene, y usted no tendrá más pobreza espiritual. Jesús lo amará a usted hasta que usted lo ame y se entregue a él. Y cuando usted se entregue a él para amar, honrar, obedecer, y valorar, usted olvidará esas cosas que lo han separado de Dios. ¿Verdad? Una pareja se separó porque él tenía muy malos hábitos. El dejó de trabajar, pero venía a casa con frecuencia para conseguir dinero de ella a fin de sostener sus malos hábitos. Después de mucho tiempo, ella dijo: “No me gusta eso. Quiero que salgas y no regreses.” El dijo, “Pero quiero quedarme.” Ella dijo, “tú sólo quieres quedarte por mi dinero; pero tú no quieres quedarte porque me amas. Quieres permanecer porque te gustan esos hábitos; y yo quiero trabajar toda mi vida para pagar por tus malos hábitos. Me gustaría que regresaras, y te amo, pero deja tus hábitos en alguna otra parte.” Por supuesto, el problema es que no podemos. Él sabe eso, así que él le pide que se entregue a él. Él pagó el precio por sus pecados. “He aquí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” (Juan 1:29) ¿Le permitirá usted que él quite sus pecados? ¿Se entregará usted a él? No podemos vencer nuestros pecados pero podemos entregarnos completamente a él. Dios no nos esta pidiendo que venzamos en la manera que generalmente pensamos de ellos. El no está pidiendo que muramos para olvidar esas cosas. Nuestros pecados nos parecen valiosos y nosotros los valoramos; pero cuando usted empieza a compararlo con la Perla de gran precio. Usted se dará cuenta que las cosas que usted antes valoró tanto de repente no le son tan valiosas. Es como ver un auto nuevo, valioso junto al suyo y usted dice, “oye, esa carcacha debe estar en el depósito de chatarra.” Esa es la manera que sucede con todos estos pecados. Dios no está diciéndonos cuán malos somos. Él esta preguntándonos si queremos algo mejor. ¿Quiere usted lo que él tiene? ¿Quiere todavía persistir en esos pecados cuando usted puede tener lo que él tiene para ofrecerle? ¿Es usted como los puercos que no pueden apreciar las cosas valiosas de la vida? ¿Está usted usando su mente para pensar acerca de los que es valioso y de lo que no es valioso? ¿Está usted usando buen juicio? Hemos llegado a un tiempo peculiar cuando queremos tener todo para nosotros. En nuestro amor por Cristo, hemos llegado a ser cónyuges espirituales infieles. En cierto tiempo del día queremos estar cerca de nuestro Señor, pero más tarde en ese día, decimos: “quiero ir ahora con mi otro amante—el mundo—y solo tener un poquito de adulterio espiritual. Después de todo, el Señor es de mente abierta, ¿verdad? Y muy comprensivo y amoroso.” Así mantenemos dos o tres amores—aquellos pecados acariciados a los que nos aferramos. Y nos preguntamos por qué no lo tenemos a él y su justicia. Aquellos que son infieles con su cónyuge sienten una frialdad y alejamiento cuando regresan a casa. De algún modo no existe ya ese calor que sintieron alguna vez. O las conversaciones son aburridas y no hay mucho de que hablar. Esto es exactamente porqué la Biblia y la iglesia llegan a ser tan aburridas para nosotros. Nuestros afectos están en otra parte. Nos hemos separado de nuestro amoroso Señor por nuestra propia elección, y nuestra vida espiritual no es de la calidad y afecto como lo fue una vez. Llegamos a ser amantes tibios.

113

Amigo, el Señor ha pagado un precio precioso por nosotros y Jesús era el ser más valioso que el cielo tenía. Si Dios pudiera haber encontrado a alguien mas valioso que Cristo el nos los habría dado. El no está preguntando si apreciamos verdaderamente las cosas valiosas. Hemos llegado a un tiempo en el cual tenemos aprecio por toda clase de cosas. Conozco un rey en Ruanda que quería tanto un rifle que le había sido dado como regalo que él no permitía que otra persona lo tocara. A alguna gente le encanta los grados académicos, o el prestigio o la posición, o los empleos, y uno puede seguir y seguir. Algunas personas olvidan todo lo demás para tener una posesión. Alguna gente olvida el hogar, el medio de vida, el cónyuge y los amigos, sólo para conseguir algo que ellos desean mucho. Recuerdo cuando tuve esa clase de obsesión por volar, y pensaba que nunca habría un tiempo tan delicioso como cuando tuviera mis alas en la Fuerza Aérea. Entonces finalmente logré esa perla de gran precio (de acuerdo a mi criterio). ¡Ahora ya tenía todo! Pero luego llegó el día cuando llegué a pensar que era la actividad más aburrida que alguno podría llegar a tener. Estaba insatisfecho con lo que había logrado. Me he encontrado con aquellos que tienen una gran riqueza que me dicen la misma cosa. Ellos dijeron que no les gustaba ser tan ricos a causa de todos los temores y presiones y preocupaciones que tenían con su riqueza. No valía la pena. Me he encontrado con aquellos que trabajaron toda una vida para lograr cierto nivel en un empleo o profesión y han venido a decirme: “Pastor, estoy totalmente aburrido. ¿Qué debo hacer?” Me dicen que son demasiados viejos para cambiar, y que tienen demasiado dinero invertido en sus profesiones. El Señor nos permite continuar, y algunas veces pasa mucho tiempo hasta que nos damos cuenta del resultado final de esas cosas que hemos considerado tan preciosas. Algunas veces no podemos obtener esas cosas, pero él nos permite andar tras de ellas hasta que hemos perdido nuestra salud, nuestra familia, o hasta que nuestros hijos no pueden soportarnos porque no tenemos interés en ellos. El nos permite continuar hasta que perdemos todo excepto esa única cosa por la que nos hemos esforzado tanto. El Señor entonces pregunta tiernamente, “¿eres feliz?” y después de un rato, usted responde, “realmente no.” La parábola de Jesús dice que hay solo una Perla de gran precio. No hay nada más tan valioso. No hay nada tan satisfactorio, nada más que le ayudará a usted a tener éxito. Todo lo demás es secundario a esa Perla. Él no le pide a usted que se esfuerce primero y luego tome su justicia. Él dice: “Dame lo que yo he comprado. Ámame porque yo primero te amé. Sé mío porque yo me he dado por ti. Dame tus pecados porque quiero quitarlos de ti. No venzas por medio del esfuerzo. Vence muriendo al yo. Hazme el Rey de tu vida. ¿Acaso no soy el Rey de Gloria? ¿No soy tu Creador? Permíteme dominarte, y todo este tesoro maravilloso será tuyo.” No hay otra manera. Solo hay una gran Perla del gran precio, y la Biblia lo llama el Lirio de los Valles, el Deseado de todas las gentes, la Estrella matutina, la Perla de gran precio. ¿Qué considera usted más valioso que Cristo? ¿A qué está usted tratando de aferrarse? ¿Qué esta usted tratando de aprender? ¿Qué está usted buscando realizar antes que alcanzar a Jesús? El hombre en la parábola vendió todo lo que tenía, él dijo: “tomen el mundo, tómenme a mí, tomen todo, pero denme esa perla.” Esta es la única manera en la que se obtiene la justicia. Jesús ha estado esperando mucho tiempo para que nosotros descubramos

114

algo que ha sido extremadamente obvio. Es casi vergonzoso admitir que no lo hemos encontrado. Él quiere que nosotros admitamos que no hay nadie como él. Él quiere que nosotros descubramos que él es extremadamente precioso. Hoy el Espíritu de Dios le está diciendo a usted algo. Él le esta trayendo a usted una realización y una convicción de que usted mas bien prefiere a Jesús que a todo lo demás. Todas esas otras cosas que le han parecido tan valiosas a usted son nada en realidad. Usted ha estado deseando toda esa basura cuando podría haber cambiado esas cosas por Cristo, el tesoro valioso en el universo. Que Dios los ayude a ver cuán sin valor son nuestros pecados acariciados y entender cuán precioso es Jesús que ha estado esperando concedernos a cada uno de nosotros su justicia maravillosa. Cuando lo vemos, todo lo demás se oscurece a la luz de su gloria y gracia.

115

12

Fe, obras y justicia El más grande problema que tenemos concerniente a Cristo y su justicia, y el que es más mal entendido, se refiere a la parte de las obras del hombre en su justicia y salvación. Hay muchas ideas y preguntas acerca de esto. En capítulos anteriores hemos intentado eliminar la idea de que la gente debe realizar algún tipo de obras para asegurar su propia justicia. Hemos tratado de mostrar cómo Cristo es nuestra justicia. Estoy seguro que, mientras hemos estado mostrando lo que Cristo ha hecho por nosotros en la justicia y la salvación, casi todos han tenido por lo menos uno o dos textos bíblicos o declaraciones del Espíritu de Profecía que los hace tener alguna duda concerniente a lo que Cristo hace por nosotros. Muchos quieren aferrarse a la idea que sus obras, por lo menos hasta algún grado, los califica para ser justos. No hay manera de cubrir toda clase de obras que él hombre hace en la vida cristiana, así que limitaremos nuestra área de discusión a esas obras que tienen que ver con la victoria sobre el pecado, y por lo tanto están asociadas con la justicia. No estamos hablando de esas obras que son una consecuencia de la gracia y la salvación, tales como las obras de apreciación y gratitud, las buenas obras a los demás, y algo semejante. Estamos hablando principalmente acerca del área de las obras que conducen a la victoria sobre él pecado. Esta es el área donde tenemos la mayor dificultad y que mal entendemos tan fácilmente. Ciertos textos son bastante prominentes cuando se discute este aspecto de las obras. Por ejemplo, Pablo enfatiza que: “en nuestra lucha contra el pecado, aún no habéis resistido hasta verter sangre.” Hebreos 12:4. Hay otra como esta donde Pablo hace un paralelo con los cristianos y con aquellos que participan en una carrera. “Todo atleta se abstiene de todo. Ellos para recibir una corona corruptible; pero nosotros una incorruptible.” 1Corintios 9:25. Ya que ellos se abstienen de todo para ganar una carrera, nosotros debemos esforzarnos por dominar en la vida cristiana. A propósito, la palabra traducida aquí como “abstiene” se limita a una clase específica de actuación. Hay una lucha agonizante, un logro o realización, que requiere mucho esfuerzo; pero que habla especialmente de una lucha o guerra en la cual estamos involucrados. Esto es ilustrado donde Pablo escribió que debemos “Pelear la buena batalla de la fe…” 1 Timoteo 6:12. Cuando usted empieza a conceptuar de obras cristianas como una batalla o guerra, usted obtiene un diferente concepto que cuando usted habla de lucha de alguna clase de logro supremo. Es cierto que la victoria en la guerra es una hazaña, pero es un tipo un poco diferente que luchar por la perfección cristiana. La Biblia con frecuencia habla de luchar en la guerra de los soldados cristianos en la batalla de la vida. Este es el aspecto que queremos estudiar aquí. Este es un tema difícil porque cada vez que se buscan definir las obras del hombre en la lucha en contra del pecado, siempre se llega muy cerca de las obras de Dios. En verdad, los dos están tan entrelazados que no se pueden discutir fácilmente el uno sin el otro. Si se persiste en la lectura acerca de lo que la Biblia dice acerca de las obras

116

del hombre, se descubrirá que siempre habla acerca de las obras de Dios. Ambas están entrelazadas e interrelacionadas. Nos metemos en algunas dificultades cuando intentamos hablar únicamente de las obras del hombre. Permítanme mostrarles como se entrelazan “Por tanto, amados míos, tal como habéis obedecido siempre, no solo en mi presencia, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor. Porque Dios es el que obra en vosotros, tanto el querer como el hacer, por su buena voluntad.” Filipenses 2:12,13. La mayoría de la gente deja de leer donde dice, “ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” Pero continúa hasta decir, “Porque Dios es el que obra en vosotros…” Usted no puede separar los dos pensamientos. Cuando usted trata de separar las dos ideas, usted hace una desviación de la verdad. Aquí está otra: “Por eso me afano, luchando con la fuerza de Cristo que actúa poderosamente en mí.” Colosenses 1:29. Yo obro, él obra, y él obra en mí. Con estos pensamientos en mente, tratemos de aislar lo que son las obras del hombre en la búsqueda de la victoria sobre el pecado. De nuevo ésta es un área peligrosa porque hay el peligro de dejar fuera a Dios y a sus obras. Y la mayoría de nosotros lo hace. Decimos, “Debo hacer esto separado de él.” Tenga mucho cuidado cuando llega a esa conclusión acerca de cualquier obra, de cualquier persona, en cualquier tiempo; porque Jesús dijo que “sin mí nada podéis hacer.” Juan 15:5. Y eso significa ninguna cosa. Casi todos los textos acerca de la obras del hombre en relación de la victoria sobre el pecado están describiendo esencialmente la misma cosa en una variedad de maneras. “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.” Mateo 16:24. Esto es hablando acerca del único tipo de esfuerzo o lucha o trabajo en la vida cristiana. Si usted va a ser un discípulo de Jesús, debe negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirle. El mismo pensamiento es expresado en una manera diferente: “Así, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.” Lucas 14:33. Aquí está esa misma negación que comprende tomar la cruz para seguirle. Es el mismo pensamiento pero expresado en forma diferente. Tomar su cruz significa que usted va a morir. Aquellos que escucharon a Jesús hablar esas palabras sabían que cuando una persona tomaba una cruz, ellos estaban listos a ser sacrificados sobre ella. Todo esto es hablando acerca de la batalla contra el yo. Batallamos en contra de Satanás, y batallamos en contra de la gente; pero nuestra guerra no es con la gente. Algunos piensan que si estuvieran casados a un cónyuge diferente o tuvieran un trabajo distinto o tuvieran hijos diferentes o tuvieran un ambiente distinto, no tendrían la guerra. La Biblia no está de acuerdo con eso. Primariamente la batalla es con el yo. Elena White describe esta batalla: “La batalla contra el yo es la batalla más grande que jamás haya sido librada. La sumisión del yo, la rendición de todo a la voluntad de Dios, requiere una lucha, pero el alma debe someterse a Dios antes de que pueda ser renovada en santidad” CC 43. La rendición de todo a Dios es nuestra tarea, pero ¿ve usted dónde aparece la obra de Dios en el cuadro? Su obra está en la renovación del hombre en santidad. La guerra más grande que debemos pelear no es con Satanás u otra gente, es la rendición de la voluntad a Dios.

117

Esta experiencia está bien ilustrada en el encuentro que el joven rico tuvo con Jesús; y la leemos tan casualmente algunas veces que pasamos por alto la lucha y el aspecto no hablado de ella. Hay mucho allí que nosotros pasamos por alto. “Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?” Mateo 19:16. Jesús le dijo que debía guardar los mandamientos; y el joven rico le preguntó cuáles. Jesús nombró unos pocos de los diez mandamientos y el joven contestó: “todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?” En el versículo veintiuno, Jesús dijo, “si quieres ser perfecto, anda y vende lo que tienes, dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Y ven, sígueme. Al oír esta palabra, el joven se fue triste, porque tenía muchas posesiones, entonces Jesús dijo a sus discípulos os aseguro que difícilmente un rico entrará en el reino de los cielos.” Mateo 19:21-23. Este hombre deseaba seguir a Jesús, y deseaba ser salvo. Estaba mirando a los puntos más finos en su experiencia. El vino buscando. Hizo muchas cosas. Con sinceridad, dijo que había guardado todos los mandamientos, pero aparentemente no entendió el espíritu de ellos. Así que Cristo le dijo qué hacer; pero él no quiso ir tan lejos. ¿Podría él haber hecho lo que Jesús le dijo que hiciera? ¿O era posible? ¿O no estaba dispuesto? ¿Pidió Cristo lo imposible de este hombre? El nunca pide lo imposible, ¿verdad? ¿Por qué fue tan difícil seguir a Jesús bajo esas circunstancias? Porque las riquezas tienen una atracción al yo hasta este grado y extensión. Cristo no estaba exagerando cuando hablaba de la dificultad de los ricos para entrar al reino. Entre más rico uno llega a ser más temeroso e inseguro se vuelve. No hay seguridad en la riqueza pero todos pensamos que sí la hay. Los que dicen que no piensan así establecen por su estilo de vida que ellos piensan que sí. Intentamos de muchas maneras proveer para nuestra seguridad por medio de posesiones y riquezas. El yo esta siendo atacado cuando uno busca quitar eso que en nuestro concepto proporciona seguridad. No nos gusta cuando el yo llega a estar bajo un ataque. Nosotros somos inflexibles en que necesitamos nuestras riquezas para vivir. Podemos pensar que tenemos más que suficiente para vivir, pero no actuamos de esa manera cuando alguien trata de quitárnosla. Usted puede ver la misma batalla en la experiencia del hijo pródigo. Todos la conocemos muy bien, pero refresquemos nuestra memoria. “Un hombre tenía dos hijos. El menor dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde. Y el padre dividió sus bienes entre los dos. No muchos días después, el hijo menor juntó todo, y se fue a un país lejano. Y allá desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Cuando hubo malgastado todo, vino una gran hambre en aquella provincia, y empezó a faltarle. Y fue y se ajustó con un ciudadano de esa tierra, que lo envió a cuidar cerdos. Y deseaba llenar su estómago de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Al fin volvió en sí, y pensó: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí padezco hambre! Me levantaré, iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Trátame como uno de tus jornaleros.”Lucas 15: 11-19. Tienes que ponerte en su lugar. Este hombre iba en un viaje del yo que nunca terminaría. Era el yo, corriendo salvajemente en una vida desordenada. Solo gastar, gastar, gastar. Hacer lo que se te dé la gana. Gastar lo que tengas, y lo que puedas

118

pedir prestado; pero por favor no te niegues nada. Toma todo lo que quieras, aun si alguien más tiene que pagar por ello si tú no tienes, porque el yo tiene que ser satisfecho. ¿Cómo pudo ese joven ir tan lejos y por tanto tiempo en su egoísmo? El llegó al punto de que hubiera comido de buena gana las sobras con lo cerdos. Para un judío esto era lo más bajo que podía llegar. El se había caído hasta el fondo del abismo. ¿Cómo se puede insistir en servir al yo hasta que se llega hasta el fondo? ¿Por qué no tenemos más sentido común antes de llegar a ese punto? La respuesta es bastante fácil. Todos dicen: “Quiero hacerlo. Quiero lograrlo. Déjenme solo. Quiero tener éxito.” Cuando muchos saben que somos un fracaso, y es casi imposible revertir la corriente, nosotros todavía decimos: “Déjenme mostrarles que puedo hacerlo. Estamos tratando persistentemente cómo Dios puede hacerlo en justicia. No estamos dispuestos a admitir que somos unos fracasados. Todavía estamos precipitándonos de cabeza hacia el fondo delabismo, esperando hasta que somos repugnantemente incapaces para la sociedad. Sin embargo, seguimos diciendo: “Estoy actuando muy bien. Solo denme tiempo y les mostraré” Cuando se empieza a pensar acerca de casa y se vuelve en sí (y nada nos hace volver en sí mejor que el abismo), es como ser sacudido por la potencia de un relámpago. Medio mata a uno antes que uno se dé cuenta de nada. Pero ¿por qué no llegar más pronto a la conclusión de volver a casa? El hijo en la parábola decidió ir a casa. ¿Le gustaría haber ido a casa como él lo hizo? El era un joven que había tratado de complacerse a sí mismo, y sabía exactamente lo que iba a hacer. Y ahora él va de regreso a casa para decir que es un fracasado completo. El se fue corriendo a casa vestido de ropa sucia, con hambre y sin un lugar donde quedarse. La mayoría no quieren regresar a casa cuando llegan a ese extremo. Prefieren esperar hasta que estén arreglados y con algo de éxito, y entonces vuelven a casa y dicen: “Miren lo que he logrado.”¿De qué tenía que presumir este hijo? El le dijo a su padre:”He pecado contra el cielo y contra ti, no soy digno de ser llamado tu hijo: hazme como uno de tus jornaleros.” La mayoría de los humanos no dicen eso después de que han estado ausentes en un largo viaje del yo sin haber meditado y sufrido una dolorosa humillación. Uno tiene que estar en una gran necesidad antes de poder decir que ya no es más digno. Este hijo era muy orgulloso. Sabía exactamente lo que estaba pasando. Este problema con el yo, este trauma que nos enfrenta, es tan amenazante que ni siquiera queremos pensar en él. Nos molesta que alguien nos diga algo de eso. Nos enojamos cuando oímos sermones de ello. Así que escogemos las iglesias donde nunca predican de esto. Y escogemos leer textos de la Biblia y leer libros que no traten de este tema. Nos agrada darnos una palmada en la espalda y pensar que las cosas están mejor de lo que en realidad están. Jesús describió esta derrota del yo, y su trauma, en lo que algunos llamarían palabras extremas. “Si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti. Es mejor que pierdas uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala y échala de ti. Es mejor que pierdas uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.” Mateo 5:29,30. Esto no es tan exagerado cuando uno entiende y está de acuerdo con lo que Jesús dijo.

119

Elena White explica esto magníficamente: “Para prevenir que la enfermedad se extienda por el cuerpo y destruya la vida, un ser humano puede renunciar aun a su mano derecha. Con mucho más razón debemos renunciar a aquello que pone en peligro la vida del alma.” MB 60, 61. Visitaba a un hombre que tenía una diabetes muy grave. Para salvar su vida primero le cortaron un dedo del pie, luego tres dedos, luego un pie, después la pierna hasta la rodilla, entonces un dedo de la mano, después otro dedo, luego algunos dedos del pie, y finalmente una mano. Este hombre fornido, rudo que había sido carpintero y chofer de camiones me habló de sus temores y agonías. No es fácil separarse de la mano derecha, o aún de un dedo de la mano o del pie. El me dijo: “Pastor Lehman, yo puedo sentir la mano seis meses después de que fue cortada. Siento ganas de rascarla.” Oficié en el funeral de este hombre después que murió de su enfermedad. El simbolismo de lo que Jesús enseñó está explicado en la continuación de la cita de la página 61: “Para que alcancemos este elevado ideal, eso que hace que el alma tropiece debe ser sacrificado. Es por medio de la voluntad que el pecado retiene su dominio sobre nosotros. La rendición de la voluntad está representada como arrancar el ojo o cortar la mano. Con frecuencia nos parece que entregar la voluntad a Dios es consentir en ir por la vida manco cojo; pero es mejor, dice Cristo, para el yo estar manco, herido, cojo, si así uno puede entrar a la vida. Eso que uno mira como un desastre es la puerta al beneficio más grandioso. “ Hay muchas cosas en la vida que pueden compararse a cortarse una mano. He oído a algunos decir que preferirían cometer suicidio que abandonar su pecado. Y he estado con aquellos que trataron, y que todavía insisten que tienen razón en suicidarse más bien que negar el yo. Esto es cuán severa es verdaderamente la lucha y cuán malentendida está. El Señor es un poco más específico con nosotros, y Elena White describió algunas de estas cosas como cortarse la mano o sacarse un ojo. “Al entregarnos a Dios, debemos abandonar necesariamente todo lo que nos separe de él. Así el Salvador dice: ‘Cualquiera de vosotros que no renuncia a too lo que posee no puede ser mi discípulo.’ Lucas 14:33.’Todo lo que aparta el corazón de Dios debe ser abandonado. Mamón es el ídolo de muchos. El amor al dinero, el deseo de riqueza, es la cadena de oro que los ata a Satanás. La reputación y el honor mundanal son adorados por otra clase. La vida de comodidad egoísta y de libertad de la responsabilidad es adorada por muchos. Pero estas ataduras esclavizantes deben ser rotas. No podemos ser mitad de Dios y mitad del mundo. No somos hijos de Dios a menos que lo seamos enteramente.” CC 44. Cuando empiecen a ver algunas de las cosas en sus propias vidas, comienzan a ver que el yo está bajo ataque; y nuestra primera reacción es levantarnos y decir: “¡Pero no es cierto! Yo no amo esas cosas. No son mis ídolos.” Bien, si no son tan grandiosas para usted, no debe ser fácil abandonarlas; pero esa es una historia bastante diferente, ¿Verdad? La dificultad par abandonar estas cosas es una indicación de cuán importantes son para nosotros. Luchamos por mantenerlas, y le llamamos auto conservación. Como una persona que se está ahogando y se dispone a destruir a aquel que lo está rescatando. Esto nos trae al mismo corazón de la mayoría de nuestros problemas. Esto es exactamente donde nuestra salvación descansa. La razón por la que el cristianismo (y

120

el adventismo) es lo que es hoy, es porque no lo hemos confrontado y manejado adecuadamente. Podemos hablar de cada aspecto de teología, y podemos aprender toda clase de doctrinas, pero esto no es donde el problema está. Nuestra guerra es con el yo—la batalla más grande que jamás debe ser librada. Puedo culpar a usted, o a mi cónyuge, mis circunstancias, y a todo lo demás, pero todavía tengo que lidiar con el yo. En esto tiene uno que ser muy cuidadoso. Les dije al principio que cada vez que se hablan de las luchas y obras del hombre, ellas desembocan justo en las obras de Dios. No hay manera que puedan separar las dos, porque están íntimamente interconectadas y relacionadas. En la obra de la redención no hay compulsión. Ninguna fuerza extraña se emplea. Bajo la influencia del Espíritu de Dios, el hombre es dejado libre para escoger a quién servirá. En el cambio que se lleva a cabo cuando el alma se entrega a Cristo, hay el más elevado sentido de libertad (no hay un dictador para obligarnos a hacerlo). La expulsión del pecado es un acto del alma misma (y demasiados de nosotros nos detenemos allí, lo cual solo habla de las obras del hombre). Cierto, no tenemos poder para liberarnos por nosotros mismos del poder de Satanás; pero cuando deseamos ser liberados del poder del pecado, y en nuestra gran necesidad clamamos por un poder afuera y por encima de nosotros, los poderes del alma son imbuidos con la energía divina del Espíritu Santo, y obedecen los dictados de la voluntad al cumplir la voluntad de Dios.” DTG 466 ¿Ven la contradicción aparente? El pecado es expulsado por un acto del alma (que es nuestra obra), pero no tenemos poder para librarnos por nosotros mismos del control de Satanás. Para resolver esto, debemos traer también la potencia de Dios, la cual nos llena de energía divina para que obedezcamos los dictados de nuestra voluntad al cumplir la voluntad de Dios. ¿Cuánto hace el hombre allí? El se da cuenta de su tremenda necesidad. ¿Cómo? Por medio del poder del Señor. El empieza a amar a Dios. ¿Por qué? Porque Dios lo amó primero. El ve su impotencia y vileza. ¿Cómo? Al venir a la cruz, la cual fue la obra más grandiosa de justicia jamás hecha. El entonces clama por un poder fuera de sí mismo. Entonces Dios obra para llenarlo con ese poder. Luego él puede por medio de ese poder externo que viene a él, cumplir la voluntad de Dios mientras realiza su propia voluntad. Su voluntad ha llegado a ser la voluntad de Dios. ¿Cuánto hicimos en todo esto? Yo escogí, deseé, llamé, recibí. Actúo únicamente por el poder de Dios en mí. Pero aún el deseo inicial vino de Dios. No habría ni siquiera un ser humano desde que la tierra empezó que alguna vez desearía ser diferente excepto que Cristo condescendió para llegar a ser un hombre y morir en la cruz. Es el amor de Dios que nos inspira a ser humildes y morir al yo. No hay fuerza. Es mi propia elección para buscar redención. Y cuando llamo a Dios por un poder fuera de mí mismo, por el poder del Espíritu Santo mi voluntad es capaz de hacer lo que quiere hacer. Y al hacer eso, obedece la voluntad de Dios. Esto es mayormente en el área de la justificación y conversión; y la mayoría de nosotros pensamos que nuestra dificultad no es allí. Sino que más bien pensamos que nuestra dificultad está en la santificación. Yo sugeriría que tenemos más dificultad en esta área que hemos considerado de lo que nos damos cuenta. Demasiados hemos tenido una rendición superficial, mínima a Cristo en nuestra experiencia inicial; y

121

tenemos un ancla enorme que nos está arrastrando hacia abajo a causa de nuestra débil rendición. Queremos seguir para mirar el papel de las obras del hombre en la santificación. Leemos en Mateo 6:24 que debemos llevar la cruz continuamente—una negación del yo día tras día. Pablo dijo: “Cada día muero” 1 Cor. 15:31. También dijo: “Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.”2 Cor 4:11. En el versículo 10 habla acerca de “Llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.” Hay una muerte constante. Nunca se llega a morir completamente o se logra. “Golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.”1Cor 9:27. Mantengo una constante vigilancia sobre el yo. La lucha es menos entendida claramente en la santificación que en la justificación; pero hay una constante muerte al yo que entendemos muy poco. Elena White describió esta lucha continua: “No es únicamente al principio de la vida cristiana que esta renunciación al yo debe ser hecha. En cada paso de avance hacia el cielo debe ser renovada. Todas nuestras buenas obras dependen de un poder fuera de nosotros. Por lo tanto se necesita una continua dependencia de Dios, una confesión del pecado continua, ferviente, contrita y una humillación del alma delante de él. Únicamente por la constante renunciación del yo y de la dependencia de Cristo podremos caminar con seguridad.” LPGM 159,160.Con frecuencia asumimos que podemos llegar a alguna planicie donde nos nivelemos y podamos decir: “El yo está dominado.” No hay ningún lugar donde se pueda encontrar eso en la Escritura o el Espíritu de Profecía. No hay mesetas, la cita continua: “a cada paso que se avanza en la experiencia cristiana nuestro arrepentimiento se profundizará” este renunciación del yo es un proceso continuo, no un acto de una sola vez. Es un asunto diario, y hay muchas citas sobre esto. Aquí hay más sobre la constancia de la guerra: “ellos deben mantener una batalla constante con el yo.” OE 135. “Sin embargo, el yo clama constantemente por la victoria (se niega a morir).” 2T 537. “La santificación no es la obra de un momento, una hora, un día, sino de toda la vida. No se gana por un momento feliz de sentimientos, sino es el resultado de morir constantemente al pecado, y vivir perseverantemente por Cristo… en tanto que Satanás reine, tendremos que subyugar al yo, vencer a los pecados dominantes; en tanto que la vida dure, no habrá lugar donde detenerse, ningún punto que podamos alcanzar y decir, ya lo he logrado completamente. La santificación es el resultado de la obediencia de toda la vida.” HA 560. Usted nunca alcanza una meseta y se detiene, siempre hay que seguir. Y ¿cuándo cesa Satanás de reinar? Cuando sea atado por mil años. Nuestros conceptos de esto nos han causado mucha dificultad, y mucha culpa y condenación. No estoy hablando de complacencia de lo que somos, sino lo que Dios espera de nosotros. ¿Qué hace él con nosotros y por nosotros y por medio de nosotros? Esto debemos entenderlo mejor de lo que hemos hecho en el pasado. “Las ofensas no pueden ser corregidas, ni pueden las reformas en la conducta ser hechas por unos pocos esfuerzos débiles e intermitentes. La edificación del carácter es la obra no de un día, ni de un año, sino de toda la vida. La lucha por la conquista del

122

yo, por la santidad y el cielo, es una lucha de toda la vida sin esfuerzo continuo y actividad constante, no puede haber avance de la vida divina ni el logro de la corona del vencedor.” MC 452, 453. Mucha gente se vuelve paranoica acerca de esto y piensa que declaraciones como éstas la hacen totalmente imposible para ellos. Deténgase y retroceda unas cuantas etapas y dé una mirada diferente, desde una perspectiva distinta; y vea lo que el Señor está diciendo verdaderamente acerca de esto. Nosotros llegamos a ser tan sensitivos acerca del pecado porque no conocemos el camino a la victoria; así malentendemos estas declaraciones. Dios está hablando acerca de las batallas que deben ser libradas y cómo nos bendecirá en esto. Continuando con la cita: “La vida del apóstol Pablo fue un conflicto constante con el yo. El dijo: `yo muero cada día` 1 Corintios 15:31. Su voluntad y sus deseos cada día estaban en conflicto con el deber y la voluntad de Dios. (Usted está en una compañía muy buena cuando descubre que se encuentra en esa misma condición.) En lugar de las siguientes inclinaciones, él hizo la voluntad de Dios, a pesar de ser crucificante para su naturaleza… La vida cristiana es una batalla y una marcha. En esta guerra no hay descanso; el esfuerzo debe ser continuo y perseverante. Es por medio del esfuerzo incesante que mantenemos la victoria sobre las tentaciones de Satanás. La integridad cristiana debe buscarse con energía irresistible y mantenida con una resuelta obsesión de propósito. Ninguno nacerá íntegro sin esfuerzo decidido y perseverante hecho en su propio beneficio. Todos deben participar en esta guerra por sí mismos; nadie más puede pelear nuestra batallas” Mucha gente lee mal esto. Para entender la vida cristiana y los esfuerzos del hombre en esta vida debemos sentarnos y mirar a estas cosas vez tras vez. Recuerde que le dije que nunca hablamos acerca de la obra del hombre sin hablar de lo que hace Dios por nosotros. Pablo estaba diciendo eso que cada día él encontró su propia voluntad perversa peleando en contra de Dios, y él tenía que morir para que Cristo viviera en él. “Para mí el vivir es Cristo.” Filipenses 1:21. El problema es que damos por sentado que después de la conversión o una buena experiencia, este proceso no necesita continuar. Pensamos que el yo está muerto de una vez por todas. Eso no es cierto. El yo tratará de levantarse en tanto que nosotros vivamos; y parecemos ser vulnerables a esto. Por lo tanto, a causa de que el yo está siempre amenazando levantarse cada día, debe ser subyugado. La guerra es constante en Cristo nuestra justicia. Debo escoger a Cristo cada día, cada hora y cada momento. Nunca debo escoger al yo. Debo reconocer que mis dificultades no son solo algunos pecados que quedan en mi vida. ¡Mi dificultad es que el yo no está muerto! No es tanto que yo tenga que orar y pedir a Dios que gobierne mi temperamento, y luego pensar que cuando yo tenga el control sobre mi temperamento, estaré en una condición muy buena. Es pedirle al Señor que cree en mí un corazón limpio y renueve un espíritu recto dentro de mí, porque soy todavía violentamente egoísta-- ¡todo el tiempo! Alguna gente no tiene guerras, y dan por sentado que porque no tienen guerras el Príncipe de Paz les ha dado paz; y se preguntan por qué otra gente tiene tantas luchas en la vida Mucho más gente de lo que pensamos tiene esta experiencia. “La razón por la que muchos en esta edad del mundo no logran un mayor avance en la vida divina es porque interpretan la voluntad de Dios conforme a lo que ellos les gusta. Mientras siguen sus propios deseos ellos presumen que están siguiendo la voluntad de Dios. Estos no tienen conflictos con el yo.” HA 565. Ellos ven a la gente que tienen grandes

123

luchas, como seres que están del lado del diablo, cuando lo opuesto es probablemente cierto. Aquellos que tienen luchas están involucrados en la guerra y en hacer progresos los que se quedan sentados pensando que ya lo han logrado han bajado las normas tanto que piensan que sus propios deseos son la voluntad de Dios. Ellos no tienen conflictos con el yo. Continuando con la cita: “Hay otros que por un tiempo tienen éxito en la lucha en contra de su deseo egoísta de placer y comodidad. Son sinceros y fervientes, pero se cansan del esfuerzo prolongado, de la muerte diaria, de la incesante confusión. La indolencia parece seductora, la muerte al yo repulsiva; y ellos cierran sus ojos soñolientos y caen bajo el poder de la tentación en vez de resistirla.” Piensan que el Señor no requiere todo esto, y lo desechan y cesan de llevarlo pero el Señor dijo: “el que persevera hasta el fin será salvo.” Mateo 10:22. La gente que deja de sufrir quiere creer que vendrá un tiempo y lugar cuando ellos lo hayan logrado; pero el Señor dice que las batallas siempre siguen y el logro es pelear cada día en contra del yo. Eso es el logro- pelear en contra del yo, siempre desconfiando del yo, siempre peleando una guerra en contra del yo. Nunca darse por vencido. No importa cuán malo sea el yo, nunca darse por vencido en librar la batalla. Cuando tenga tiempo, estudie la vida de Rubén uno de los hijos de Jacob, y trate de descifrar como podría él llegar a ser un símbolo de una de las tribus que forma los ciento cuarenta y cuatro mil. Su padre dijo que él era tan inestable como el agua y que nunca sobresaldría. Todos hemos visto gente como él. Van a la iglesia por unas pocas semanas, entonces se dan por vencidos y no regresan por seis meses. Luego él regresa a la iglesia por un rato y entonces deja de venir otra vez. Esto puede continuar por treinta años. Rubén era precisamente así. Pero nunca dejaba de regresar. He conocido personas que habían caído profundamente en pecado y en problemas emocionales los más graves que uno puede hallar, que trataron de quitarse la vida repetidamente; pero nunca dejaron de regresar a Dios por ayuda. Por años y años no ganaron victorias, pero nunca dejaron de regresar. Yo no podía aún entender por qué seguían regresando, pero regresaban. Ellos entraban y se sentaban en la última banca y nunca hablaban con nadie pero regresaban. Y el Señor eventualmente les dio la victoria, porque nunca dejaron de regresar. Cuando uno se mantiene en la guerra, el Señor está siempre ahí para bendecir. Cuando uno abandona la batalla el diablo siempre esta ahí para conquistar. No hemos entendido la batalla muy bien, y no hemos puesto la lucha y las obras en el contexto de la batalla. El Señor no nos ha ofrecido alguna meseta de logros divinos, de grandes realizaciones, donde podamos decir: “mírenme a mí”, él nunca ofreció eso, él dice que nos ofrece la tarea de ser buenos soldados, de pelear y marchar en una guerra que nunca termina en tanto que la vida dure. En toda esta lucha se nos aconseja “sed fuertes en el Señor y el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios” Efesios 6:10. En su fuerza, pelea la batalla y libra la guerra. Si tiene esta batalla y se torna dura algunas veces, memorice y use esta promesa bíblica: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudare siempre te sustentaré con la diestra de mí justicia. Porque yo soy Jehová tú Dios, que te sostiene de tu mano derecha, y te dice: no temas

124

yo te ayudo.” Isaías 41:10,13.Dios extenderá su mano fortísima y asirá la mano de Vd., y ¡nunca lo soltará! Amigo, cuando el Señor dice que él hará esto ¿Dónde está la fe? Debemos creer esto con todo nuestro corazón y decir: “¡Alabado sea Dios, esto es maravilloso!”. Con razón fracasamos tan constantemente cuando no nos emocionamos con textos como éste. La pregunta obvia es: si él va a hacer esto y nunca me abandona, ¿Cómo puedo fallar alguna vez? ¿Cómo puede Satanás vencerle alguna vez? ¿Cómo puede posiblemente sucumbir al viejo yo, de nuevo, cuando el Señor va a hacer todo esto por usted? Aquí esta la respuesta y nunca la olvide: “Cuando Cristo tomó la naturaleza sobre él, vinculó a la humanidad a sí mismo por un lazo de amor que nunca puede ser roto por ningún poder, excepto por la elección del hombre mismo.” CC 72. Ningún poder nos puede separar del poder de Cristo, o de esa mano que nos sostiene excepto “la elección del hombre mismo.” El diablo no puede hacer esto. Es únicamente la elección del hombre mismo. Siguiendo con la cita de la página 72: “Satanás constantemente presentará atractivos para romper los lazos de amor- para escoger separarnos de Cristo. Aquí es donde necesitamos mirar, luchar, orar, que nada pueda seducirnos a escoger otro amo; pues siempre seremos libres de hacer esto.” En la obra del Señor hay plena libertad. Uno puede elegir a Cristo con su voluntad y si mañana está cansado de ello, puede escoger a Satanás y Dios le permitirá hacer eso. Y usted preguntará: “¿Por qué me permitió tener tanto problema?”. Porque usted dejó de elegirlo para gobernar sobre usted. No es el diablo el que nos obliga, por que él no puede, él no es el que arroja a Cristo de nuestras vidas y retira nuestras manos de la mano de él, esto sucede por nuestra propia elección. Nunca hay un tiempo cuando la libertad de elección falte, o cuando hayamos llegado y no tengamos que hacer la elección. Es cada día, cada momento. Debemos escogerlo a él en tanto que la vida dure. Ese único acto de elegir a Cristo, inspirado por el Espíritu de Dios y su magnifico amor por nosotros, es el acto sencillo por medio del cual el hombre puede hacer que desciendan los poderes del cielo para protegernos y capacitarnos y hacernos justos por su gracia y su justicia. Es un poco aterrador darse cuenta que en estas decisiones vacilantes que hacemos cada día estamos eligiendo un amo diferente; que cada mañana cuando despertamos podemos tener a cualquier amo que elijamos ese día. El Señor permite esto por su gran amor. La cita anterior continúa con una pequeña petición y exhortación: “Pero mantengamos nuestros ojos fijos en Cristo y él nos guardará. Mirando a Jesús estamos seguros. Nada puede arrebatarnos de su mano. Al contemplarlo constantemente `somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. ` 2 Corintios 3:18.” Hay algo que podemos hacer. No es mucho, pero es tremendo en sus consecuencias. El Señor nunca se duerme, y mientras usted despierta, él está esperando para ver cuál es su elección. ¿A quién servirá hoy? Esta es la pregunta que nos confronta cada día. En cada decisión de la vida, al comprar o vender, al planear para el futuro, al ir por este camino o al ir por aquel, la pregunta siempre es: ¿A quién elegirá para que sea su amo? No hay fuerza que se use al hacer esa decisión, sólo libertad perfecta en tanto que usted viva.

125

En este mismo momento, él toca nuestros corazones con tremendo amor y pregunta “¿No me ama? ¿No me servirá por amor? ¿No me elegirá alegremente porque así lo desea? No hay otro amo tan maravilloso como él. ¿Es esta su elección? Dígaselo así, aun ahora.

126

13

Bendita Seguridad

Nuestro tema para este estudio empieza con un texto bíblico corto que contiene una palabra que deseamos examinar “Por eso, Jesús fue hecho fiador de un pacto mejor.” Hebreos 7:22. El fue hecho “un fiador” de un mejor testamento. La palabra fiador es un término anticuado que casi no se usa en estos días modernos, describe algunos de los aspectos diferentes de la obra de Cristo. Porque se usa tan rara vez, la leemos y la pasamos superficialmente, y apenas sí comprendemos lo que significa. La palabra fiador es usada frecuentemente en el Espíritu de Profecía, especialmente en conjunción con el mensaje que empezó en 1888 “El Señor en su gran misericordia envió un precioso mensaje a su pueblo por medio de los pastores Waggoner y Jones. Este mensaje debía traer mas prominentemente ante el mundo al Salvador levantado, el sacrificio por el pecado de todo el mundo. Presentó la justificación a través de la fe en el Fiador; invitó a la gente a recibir la justicia de Cristo, la cual se manifestó en la obediencia a todos los mandamientos de Dios. ” TM 91,92. Esta palabra se usa algunas veces en el Espíritu de Profecía en relación con la palabra substituto. Cristo es ambas cosas, nuestro substituto y nuestro fiador; en esto tiene una conexión vital con Cristo nuestra justicia. “La ley no tiene poder para perdonar al transgresor, pero le señala a Cristo Jesús, quien le dice a él, tomaré tu pecado y lo llevaré Yo Mismo, si me aceptas como tu substituto y fiador. Regresa a tu lealtad, y yo te acreditaré a ti mi justicia.” CNJ 117. “Cuando el pecador cree que Cristo es su Salvador personal, entonces, de acuerdo a sus promesas infalibles, Dios perdona su pecado, y le justifica ampliamente. El alma arrepentida se da cuenta que su justificación viene porque Cristo como su substituto y fiador, ha muerto por él, es su expiación y justicia. ” CNJ 108. Estos dos términos son usados repetidamente. ¿Qué significa que Cristo es nuestro fiador? ¿Quién o qué es un fiador? Primero que todo como un significado general en el diccionario, la palabra significa: “Persona que se compromete con respecto al acreedor de una obligación, a satisfacerla él mismo si no lo hiciera el deudor.” Esa son lindas palabras en estos días difíciles y de incertidumbre. Estar seguro de algo o de alguien es maravilloso si está basado en el hecho. Otras definiciones de fiador incluyen: “Aquello que confirma o da seguridad; una garantía; confianza de seguridad; seguridad para el pago o la realización de algún acto; uno que hace una promesa a favor de otro y acepta ciertas responsabilidades como ofrecerse a sí mismo como una seguridad por otro.” Hay definiciones legales también, pero son menos entendidas porque la mayoría de nosotros no tratamos frecuentemente asuntos legales. Primero bajo el termino de la ley se define de esta manera: “pero uno comprometido con y por otro, que fue primariamente responsable, quién es llamado el principio; uno que legalmente ha llegado a ser responsable por la deuda, por el incumplimiento de otro, como por su

127

presencia en la corte o pago de una deuda.” Un fiador se coloca en una posición buena para alguien que tiene una obligación o una deuda de alguna clase. Aquí esta otra manera en que el termino se define en varios códigos: “Uno que a petición de otro, y para el propósito de asegurar el beneficio llega ser responsable por la realización de algún acto a favor de una tercera persona, o hipoteca la seguridad, por lo tanto.” Estos términos complejos no son tan difíciles como suenan. En general, un fiador refrendará o firmará una deuda o una nota. Si uno no tiene crédito para conseguir un préstamo y uno debe adquirirlo, uno puede conseguir a alguien que firme por usted. Ellos se hacen a sí mismos responsables si usted no paga. En una corte legal el fiador tiene un significado más fuerte que un garante. Un garante solo paga en caso de incumplimiento pero un fiador puede ser considerado responsable por la cuenta aun cuando usted no cumpla. La segunda manera es usada comúnmente hoy, cuando usted garantiza la ejecución por otra persona. Un afianzador hace esto por un precio. El garantiza que usted aparecerá en la corte, o de otro modo él pierde el bono que es la cantidad de dinero que él ha puesto. Así que él está garantizando un cierto cumplimiento. Frecuentemente se le pide a la gente una garantía y no se dan cuenta que ellos van a ser fiadores por otra persona. Pero rara vez oímos de alguien que garantice la conducta de otro. Hace algunos años en mi pueblo natal dos jóvenes tuvieron una pelea un sábado de mañana. Uno corrió hacia adentro, encontró su rifle 22, y salió y mató al otro. El que tenía el rifle era un jovencito de 15 años de edad. Fue traído a la corte, y después de muchas semanas de juicio, lo encontraron culpable de asesinato. Fue sentenciado a morir en la penitenciaria del estado. Los ciudadanos estaban asombrados que esto le sucediera a un joven que tuviera apenas 15 años, aun cuando enfurecido había matado a alguien. Un ministro de ese pueblo, que era bien conocido, decidió ir con el juez y le rogó que le concediera ser el fiador de este muchacho. Le dijo que él había conocido al muchacho por mucho tiempo y que ambos vivían en el mismo vecindario. Le dijo que le concediera su custodia y garantizó su buena conducta en el futuro. El no creía que el joven era un asesino empedernido aun cuando había cometido ese acto. La corte no liberó al muchacho ni se lo dio al ministro, aun cuando el pastor era respetado grandemente. Pero como resultado de su apelación, el público se unió al ministro y el juez cambio la sentencia. El muchacho fue enviado al Consejo Tutelar en Omaha, Nebraska, más bien que a la penitenciaria del estado. El concepto de fiador se usa comúnmente en la ley, aunque la palabra misma no siempre se usa. Cuando el presidente de un país, o el gobernador de un estado o un juez de alguna corte liberan a alguien de la prisión, ese oficial está literalmente garantizando la conducta futura de esa persona que es liberada. El oficial cree que hay circunstancias atenuantes del prisionero y cree que su conducta será buena de ahí en adelante. El oficial legal, al llegar a ser un fiador para el prisionero, garantiza la conducta futura de la persona liberada. La Biblia enseña que “Por eso, Jesús fue hecho fiador de un pacto mejor.” Hebreos 7:22. Jesús fue hecho un fiador, sin embargo el uso legal de este término hoy no es suficiente para describir todos los roles que Cristo desempeña como nuestro fiador.

128

Algunos de ellos son implícitos e inferidos. La idea de Cristo como nuestro fiador es muy importante en el plan de salvación y en Cristo nuestra justicia. De hecho, a menos que entendamos bien este término no entenderemos adecuadamente el concepto de Cristo nuestra justicia. Necesitamos ser educados en relación al papel de Cristo como nuestro fiador. Para que una persona sea un fiador, debe ser recto y de una noble reputación. Todos deben saber que esta persona es un ciudadano bueno e íntegro, uno que pueda ser confiable y que tenga un carácter justo. De otra manera el público o las cortes no confiarán en él para que sea un fiador. Así que primero que todo él debe establecer su reputación. Esto es exactamente lo que Cristo hizo para calificarse a sí mismo como nuestro fiador. Cuando llegó a ser humano, anduvo en esta tierra como un ser humano, y vivió una vida inmaculada, estaba estableciendo su posición como un fiador. La Biblia habla de la vida intachable de Cristo: “porque no tenemos un sumo Sacerdote incapaz de simpatizar con nuestras debilidades; sino al contrario, fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” Hebreos 4:15. “Aunque era hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia. Y perfeccionado, vino a ser una fuente de eterna salvación para todos los que le obedecen. ” Hebreos 5: 8,9. “Tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, limpio, apartado de los pecadores, y exaltado por encima de los cielos.” Hebreos 7:26. ¿Es él apto? Jesús dijo: “yo no hablaré mucho con vosotros, porque viene el príncipe de este mundo; pero no tiene nada en mí” Juan 14:30. El dijo que Satanás no podía disputar acerca de su reputación o de sus cualidades para ser un fiador. “Todos los que tienen un sentido de su inmensa pobreza del alma, que sienten que no tienen nada en sí mismos, pueden encontrar justicia y fortaleza al mirar a Jesús. No somos dignos del amor de Dios, pero Cristo nuestro fiador es digno. El nos presenta ante el Padre vestidos en la vestidura blanca de su propio carácter. El suplica delante de Dios en nuestro favor, diciendo: yo he tomado el lugar del pecador. No mires a este hijo descarriado, sino mírame a mí.” DMJ 8,9. No somos dignos del amor de Dios, pero nuestro fiador es digno. Cuando tengamos esto bien claro en nuestras mentes dejaremos de tener todos esos temores que nos asaltan acerca de cuán indignos somos. Es bueno saber que somos indignos; pero es mejor saber que tenemos a Cristo que está identificado con nosotros y que él, como nuestro fiador es suficientemente bueno. Debemos identificarnos con él o nunca llegaremos a ningún lugar tratando de hacernos buenos a nosotros mismos. Solo nos miraremos peores y peores mientras tratamos de hacer eso, y todos lo sabrán, menos nosotros. “El no me mirará, porque soy indigno; pero mirará el rostro de su ungido, mirará a mi Substituto y Fiador y escuchará la plegaria de mi Abogado que murió por mi pecado, a fin de que yo sea hecho la justicia de Dios en él.” SD 120. Él no me mirará. Mirará a Jesús mi Fiador. Algunas veces cuando oramos, especialmente cuando tenemos gran culpa, tenemos la idea que Dios está mirándonos como un dictador. Apenas esperando encontrar una falta, desde arriba con sus lentes de espía mirando todas nuestras fallas, señalándonos con el dedo y diciendo: “Ajá, ¡tú te vas a quemar!” Imaginamos que él es así; entonces

129

nos sentimos inferiores y peores que nunca y nos preguntamos qué hacer. Todo esto es una falta de conocimiento de Cristo como nuestro fiador. Dios nunca habla de nuestra bondad. El siempre habla de la bondad de nuestro Substituto y Fiador. Para ser un fiador, se debe ser bueno. Esta es una necesidad, porque ninguno confía en alguien que no es de buena reputación. El debe tener una buena reputación para ser un fiador. El llega ser un fiador de noble reputación, sin ningún pecado en él. El puede ser confiable, y por lo tanto Dios lo usa como nuestro fiador, él se coloca en nuestro lugar. Es anticristiano buscar la bondad en el yo y luego desanimarse cuando no la encontramos. Todos los verdaderos cristianos buscan la bondad únicamente en Jesús. Los paganos son los que buscan la bondad en sí mismos. Debemos tener cuidado de no unirnos a la gente equivocada en esta área de la bondad. Jesús es digno y suficientemente calificado para ser fiador de cada ser humano. El es el ser bueno. Vivió esa vida perfecta. Por lo tanto, es capaz de actuar como nuestro fiador. Si miramos a su bondad para determinar su habilidad para ser fiador, estamos participando en una actividad fina como un cristiano. Si uno mira a su propia bondad, uno estará eclipsando probablemente la vista del Fiador. Debemos conocer que nuestra esperanza está en la bondad de alguien más que llamamos nuestro Fiador. Esto es muy importante. La segunda actividad de un fiador después de que él está capacitado, es que debe de pagar nuestras deudas si nosotros no podemos. Romanos 6:23 nos dice: “La paga del pecado es muerte.” De acuerdo a Romanos 5:12, todos hemos pecado, todos somos culpables, y todos hemos llegado a estar bajo la condenación de la muerte. Siendo que somos transgresores de la ley, la ley demanda nuestras vidas, pero esto no podemos pagarlo. Necesitamos un fiador. La mayoría de nosotros entendemos este concepto, pero no entendemos ampliamente qué significa que nuestro Fiador está pagando la deuda que debemos a la ley. “La familia humana está en problemas debido a su transgresión de la ley del Padre. Pero Dios no deja al pecador hasta que le muestra el remedio para el pecado. El Hijo unigénito de Dios ha muerto para que podamos vivir. El Señor ha aceptado este sacrificio en nuestro favor, como nuestro substituto y fiador. ” 1 MS 215. “Sobre Cristo como nuestro substituto y fiador fue puesta la iniquidad de todos nosotros. El fue contado como un transgresor, para que pudiera redimirnos de la condenación de la ley. ” La culpa de cada descendiente de Adán estaba presionando sobre su corazón.” DTG 753. El es nuestro Fiador, el que paga nuestra deuda. Elena White explicó lo que Jesús quiso decir cuando él dijo: “Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.” Juan 1:17. “Al llegar a ser su Substituto y Fiador, al rendir mi vida, y tomar sus responsabilidades, sus transgresiones, yo soy amado por mi Padre, porque por mi sacrificio, Dios puede ser justo y aun el Justificador de aquel que cree en Jesús.” CC 14. La siguiente cita proporciona más detalles: “A causa de la transgresión de la ley de Dios, Cristo llegó a ser nuestro portador de pecados. El unigénito Hijo de Dios, dio su vida a causa de la transgresión del hombre. Cristo sufrió para que por medio de la fe en él nuestros pecados pudieran ser perdonados. El llegó a ser el substituto y fiador del hombre, él mismo tomó el castigo, aunque todos somos inmerecedores, a fin de que

130

nosotros que lo merecíamos pudiéramos ser libres.” FE 370. Algunas personas no entienden que Cristo murió en nuestro lugar como Fiador, pagando una deuda que no podíamos pagar. Tan pronto como uno entiende su papel de fiador, entenderá mucho mejor su expiación y su sacrificio. La ley tiene dos requisitos: La muerte, si la transgredimos (Jesús pagó esto por nosotros), y la justicia. Para ser salvos, para ser aceptados por Dios, debemos ser justos. La Biblia nos dice que esta es una obligación que no podemos cumplir. “¿Puede el etiope cambiar el color de su piel o el leopardo sus manchas? Así, tampoco podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer el mal.” Jeremías 13:23. Siendo que no podemos hacernos justos a nosotros mismos y realizar este requisito de la ley, debemos tener a alguien que es capaz, que es un fiador. “Y si el justo con dificultad se salva, ¿Qué será del infiel y el pecador?” 1 Pedro 4:18. La ley demanda buena conducta, y la justicia demanda obediencia. ¿Cómo podemos tener eso cuando somos tan desobedientes y tan propensos al pecado? Esto desanima a mucha gente. “Cristo ha prometido a sí mismo ser nuestro substituto y fiador, y él no descuida a ninguno. Hay un fondo inagotable de obediencia perfecta acumulada de su obediencia.” SD 22. Es como tener una enorme cuenta de ahorros de miles de millones de pesos para nosotros; y tan enorme que uno nunca podría gastar el interés que acumula. Continuando: “En el cielo, sus méritos [u obediencia], su negación propia y sacrificio propio son atesorados como incienso para ser ofrecidos con las oraciones de su pueblo. Mientras las oraciones sinceras y humildes del pecador ascienden al trono de Dios, Cristo las mezcla con ellas los méritos de su propia vida de perfecta obediencia. Nuestras oraciones son hechas fragantes por este incienso. Cristo ha prometido interceder en nuestro favor, y el Padre siempre escucha al Hijo.” Cada vez que oro, Jesús añade la fragancia de su obediencia a mi oración, y hay un fondo inagotable allí. Y uno puede orar todo el tiempo y nunca agotar los recursos de su obediencia. Cada vez que uno ora, el Hijo intercede en nuestro favor y el Padre siempre escucha al Hijo. Esta es la razón por la que hay tan pocas oraciones contestadas. No es suficiente decirle a Dios que estamos apenados con pecar y pedir perdón, y luego pensar que todo está bien. Eso todavía no hace accesible a Dios. Debo venir por medio de la obediencia del Fiador y nunca en mi propio poder. Mientras vengo por medio de su justicia, el Padre siempre lo escucha a él. ¡Siempre! Cuando uno tiene tan pocas oraciones contestadas, es probable que esté ausente la llave al oído del Padre la cual es la justicia, la obediencia de nuestro Fiador. Con frecuencia miramos a nuestra propia indignidad y decimos que Dios no puede oírnos. Decimos que nuestras oraciones no van más allá del techo. No ascienden a menos que esas oraciones sean elevadas en las alas de la obediencia de Jesús, y entonces el Padre siempre oye. No es la indignidad de usted la que lo descalifica. Es que falta añadir la obediencia de Jesús. Cuando usted deja eso afuera sus oraciones no van más allá del techo. Cuando usted las añade él intercede por cada pecador. El es substituto y fiador para todos. Tan pronto como usted pone su obediencia a su oración y se identifica con él y lo reclama, sus oraciones se elevan directamente al oído del Padre; y las respuestas regresan cada vez. Pero no es nuestra bondad o falta de ella.

131

Ella no ha cerrado ni abierto el cielo para nosotros. Es Cristo quien ha abierto el cielo por su justicia. El ascendió al cielo, y está allí intercediendo por nosotros. Necesitamos aprender cómo orar en el nombre de Jesús y todo lo que significa eso. Algunos hoy aun lo omiten en sus oraciones, dando por sentado que todo está bien cuando uno ora. ¡Pero no es así! Solo orar no lo hace todo bien. Estamos calificados en el fiador, pero nunca en nosotros mismos. Estamos siempre descalificados en nosotros mismos. Una buena persona no necesita un fiador. Son únicamente los pecadores que lo necesitan. No es tan malo ser un pecador cuando uno tiene un fiador, pero es un asunto terrible cuando no se tiene uno. Es una falta de nuestro énfasis en Cristo como la certeza lo que nos hace asustarnos al oír acerca de nuestros pecados. Debemos estar asustados cuando estamos sin él; pero tan pronto como lo tenemos como nuestro fiador, todos nuestros temores deben desaparecer. No hay razón para tener miedo si él está en nuestro equipo. Nuestra indignidad no lo descarta; sólo lo hace más necesario. ¿No es cierto? Entre más indigno seas y más pecador eres, más lo necesitas. Entre más capacitado eres, menos lo necesitas; pero ninguno de nosotros tiene esos méritos. ¿Es una sorpresa que nuestras oraciones no sean contestadas cuando necesitamos desesperadamente tener una respuesta? Debemos aprender cómo venir a Dios por medio del Fiador. En él está nuestra ayuda. Recuerde dos demandas de la ley (muerte al trasgresor y la justicia), entonces note esta cita final: “La ley demanda justicia y esto el pecador se lo debe a la ley; pero es incapaz de cumplirla. La única manera en que puede obtener la justicia es por medio de la fe. Por la fe puede traer a Dios los méritos de Cristo, y el Señor pone la obediencia de su Hijo a cuenta del pecador La justicia de Cristo es aceptada en lugar del fracaso del hombre.” 1MS 367. No puedo pagar mi deuda a la ley de justicia, así que necesito un fiador que es el Justo. Yo reclamo su justicia como propia y vengo a través de sus méritos y no los míos; y el Señor acepta su justicia a su favor y quita mi pecado. Ese es el corazón y alma de Cristo nuestra justicia. Sin el concepto de fiador, nunca lo entenderíamos. Cuando Jesús vivió esa vida perfecta, esa vida sin falta, él estaba aumentando la obediencia como una seguridad para todos los desobedientes, él ofrece su justicia a nuestro favor mientras oramos que podamos ser aceptados a través de su justo fiador; y tenemos gran certeza porque sabemos que él es tan justo. Sabemos que el Padre lo escucha porque él es nuestro. El siguiente paso para realizar este trabajo de un fiador es que el que esta en deuda, el que necesita el fiador, debe escoger el fiador y debe creer en esa persona. Yo debo aceptar a Cristo como mi Fiador para ser justificado como un individuo. No es solo algo que es hecho para mí, que yo nunca necesito saber o aceptar. Esto es parte de la razón para la predicación del evangelio. La Biblia dice que esto viene a nosotros si creemos. “Por eso, su fe le fue contada [a Abrahán] por justicia. Y las palabras ‘le fue contada por justicia’ fueron escritas no solo para Abrahán, sino también para nosotros, a quien será atribuida; esto es a los que creemos que levantó de los muertos a nuestro Señor Jesús. Quien fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación.” Romanos 4:22-25. ¡Si creemos en él!

132

Aquí está un pensamiento parecido: “La justicia de Dios por medio de Jesucristo por la fe, para todos los que creen en él.” Romanos 3:22. Para recibir los beneficios del Fiador en su favor, usted debe escogerlo y debe creer en él. Entonces puede venir confiadamente al trono de la gracia y él le ofrecerá misericordia para ayudarlo. Hay una secuencia adecuada a seguir. “Cuando el pecador cree que Cristo es su Salvador personal, de acuerdo a sus promesas infalibles Dios perdona sus pecados y lo justifica ampliamente. El alma arrepentida se da cuenta que su justificación viene porque Cristo como su substituto y fiador ha muerto por ella, es su expiación y justicia.” CNJ 108. Creo y entonces estas cosas son verdaderas porque las creo. El obra de esa manera por mí. “El Señor ha aceptado este sacrificio a nuestro favor, como nuestro substituto y seguridad, con la condición de que recibamos a Cristo y creamos en el. El pecador debe venir en fe a Cristo, echar mano de sus méritos, colocar sus pecados sobre el Expiador de los pecados, y recibir su perdón. Fue por esta causa que Cristo vino al mundo. Así la justicia de Cristo es imputada al pecador arrepentido y creyente. El llega a ser un miembro de la familia real, un hijo del rey celestial, un heredero de Dios, y un-coheredero con Cristo.” 1 MS 215. En este asunto de la justificación por la fe, uno solo tiene fe en aquellos que son dignos de confianza. ¿Correcto? Las cortes y el juez y los que necesitan un fiador no tienen fe en gente inconfiable. Ellos deben actuar bien. Deben ser responsables tanto como dignos. Cuando Cristo vino a establecer su valor como una persona justa, también vino y demostró que era digno de confianza y de fiabilidad. Uno puede tener fe en él. De hecho, no hay razón por la cual no se pueda tener fe en él. El ha dado todas las razones para mostrar que todos pueden tener fe en él. El es siempre fiable. ¿Por qué no confiar en el fiador, por qué no creer en él y por qué no dependen nuestras almas indefensas de él? ¿Cómo podemos depender de nosotros mismos cuando no hay nada digno en nosotros? Cristo es digno de confianza. Yo confío en él. Tengo fe en él, y soy justificado por las actividades del fiador y mi confianza en él. Y no olvido lo que significa fiador. Es una garantía, una certeza, y una confianza. Esas son lindas palabras. Usted tiene falta de confianza en sí mismo, y eso es bueno, pero debe tener una confianza tremenda en el Fiador porque él es nuestro. Dios amó tanto al mundo que nos lo dio, y por lo tanto podemos hacer mucho por causa de él. El siguiente paso realizado por el Fiador es que a través de su justicia y obediencia, somos restaurados al favor con Dios. El nos declara justos a causa de nuestra fe en su justicia. Tenemos acceso a Dios y recibimos poder de él, y el Espíritu de Dios viene a morar entre nosotros. En otras palabras la divinidad y la humanidad se combinan—el indigno se une con el Digno, el actuante malo se une con el Actuante bueno, y el débil se une con Aquel que tiene todo el poder. Puedo hacer todas las cosas por medio de Cristo. No puedo hacer nada por mí mismo. Tenemos abundante accesibilidad a Dios. Vengan confiadamente al trono de la gracia. No tengan temor, no porque sean dignos, sino porque vienen al Fiador digno. Tan pronto como ustedes vengan mano con mano con él por la fe, la puerta está abierta ampliamente. Caminen hacia adentro, no digan: “Soy digno, así que abran la puerta.”

133

Nosotros decimos: “El es digno, él me guía.” Qué acción tan maravillosa es caminar con Jesús. Muchos lugares inaccesibles están abiertos cuando usted está con el amigo correcto, el cielo es así. Cuando usted viene de la mano con Jesús, el Padre dice: “Vengan, entren.” Todo depende de nuestra identificación con Jesús y de nuestra relación con él. El camino a la salvación es provisto por el inmaculado Cordero de Dios, que es revelado como Aquel que quita el pecado del mundo. Jesús se coloca en el lugar del pecador, y toma la culpa del transgresor sobre sí mismo. Mirando al Substituto y Fiador del pecador, el Señor Jehová puede ser el justo, y sin embargo ser el justificador de aquel que cree en Jesús. Para aquel que acepta a Cristo como su justicia, como su única esperanza, el perdón es pronunciado…Jesús dice, “El que a mí viene no lo echo fuera.” Cristo toma sobre él los pecados del transgresor, y les acredita su justicia y por su gracia transformadora lo hace capaz de asociarse con ángeles y tener comunión con Dios.” SD 239. El fiador nos hace capaces de asociarnos con ángeles y de comulgar con Dios. Cuando usted entiende cabalmente lo que Cristo ha realizado por nosotros, usted reconoce que puede tener compañerismo con los ángeles. Cuando usted cree en él, Dios transforma la vida, usted no esta únicamente justificado como una proclama sino como una actualidad. Los ángeles vienen a proteger, guiar y dirigir. Cuando la divinidad y la humanidad viven juntas, la persona débil es fortalecida. Los pasos para esto son: primero, el fiador lo califica por su vida perfecta; entonces él paga mi deuda que se debe a la ley (la deuda de la muerte y la deuda de la justicia); entonces hoy justificado porque tengo su justicia por la fe; luego mientras creo en él como mi fiador, tengo acceso al Padre, y su divinidad viene a vivir con mi humanidad; y cuando eso es logrado por la fe en el Fiador, entonces cosas sorprendentes empiezan a suceder inmediatamente a causa de esto. “¡Qué valor coloca esto sobre el hombre! A través de la transgresión, los hijos del hombre llegan a ser súbditos de Satanás. A través de la fe en el sacrificio expiador de Cristo, los hijos de Adán pueden llegar a ser los hijos de Dios. Al asumir la naturaleza humana, Cristo eleva a la humanidad. Los hombres caídos son colocados donde por medio de la conexión con Cristo, ellos pueden en verdad llegar a ser dignos del nombre ‘hijos de Dios’ ” CC 15. Llegamos a ser dignos del nombre “hijos de Adán” por nuestros pecados; pero cuando Jesús llegó a ser un hijo del hombre por su vida perfecta llegó a ser nuestro Fiador, mientras nos conectemos con él, nos eleva y nos hace dignos del nombre “hijos de Dios.” No es algo solo pretendido por nosotros sin ninguna actuación. El nos hace dignos de ese titulo. El garantiza nuestra actuación como nuestro fiador, y la buena ejecución es el resultado de la fe en el fiador y en su bondad. Este es el resultado de la actividad del Fiador. El tiene dos roles principales: paga nuestras deudas, y garantiza nuestra actuación futura. “Cuando uno se aleja de las cisternas rotas que no pueden contener agua, y en el nombre de Jesús nuestro abogado viene directamente a Dios pidiendo las cosas que uno necesita, la justicia de Cristo será revelada como nuestra justicia, la virtud de Cristo como nuestra virtud. Usted entenderá entonces que la justificación vendrá solo por medio de la fe en Cristo, porque en Jesús es revelada la perfección del carácter de Dios; en su vida se manifiesta el funcionamiento de los principios de santidad. Por medio de la sangre expiatoria de Cristo el pecador es liberado de la esclavitud y

134

condenación; a través de la perfección del inmaculado sustituto y fiador, él puede correr en la carrera de la obediencia humilde a todos los mandamientos de Dios.” 1 MS 330. A través de ese fiador y su perfección, puedo humildemente obedecer todos los mandamientos de Dios. El me capacita y garantiza mi actuación futura. Usted dice: “¡El verdaderamente debe estar jugando conmigo! No sé acerca de mi futura actuación.” Bien, él lo hace.” Usted pregunta: “¿Por qué hace él eso? ¿Cómo puede él decir eso?” Es bastante fácil. Si usted alguna vez se ha comprometido a sí mismo como un fiador para otra persona, usted sabe que a la persona le encantaría mucho si usted da la fianza por él. Esa es la manera en que usted se sentiría acerca de alguien que lo sacó de la cárcel por sus crímenes y le dijo: “Yo garantizaré la actuación de este hombre.” Esto no es un comportamiento irracional de parte del fiador. El sabe que cualquier persona en la cárcel amará a aquél que lo libera por medio de una fianza. Si él tiene algún sentido o alguna reacción, si es más que una roca, dirá: “Yo amo a mi fiador, y estoy tan agradecido con él; creo en su bondad o él nunca me habría dado la fianza para liberarme.” Cuando uno entiende lo que Jesús ha hecho por nosotros, lo amamos y creemos en su bondad (tenemos fe en él), y entonces empezamos a responderle a él. Jesús dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” Juan 14:15. No hay otra manera en que podamos guardar sus mandamientos. Al llegar a ser fiador por nosotros, él trae el amor que es el cumplimiento de la ley; si usted no responde a ese amor, nunca responderá. Creo que hay muy pocos que han visto la cantidad de amor que él tiene por nosotros. Mientras usted ve la magnitud de su amor más y más, su corazón se suaviza y usted exclama: “¡No puedo menos que amarlo cuando él primero me amó!” El Fiador conoce que al que él bendice siempre lo amará, de otro modo él es menos que humano. El sabe eso, y así él reflexiona y cuenta todo en relación a su rol de trabajo como el fiador. Es la manera más magnífica que uno puede imaginar o intentar conmover el corazón de alguien, suavizar los corazones duros y bendecirlos. El nos dice que no nos preocupemos por nuestra mala actuación, porque él arreglará toda la deuda por ella. El aun proveerá por la actuación futura en mi justicia. Pero debemos ir a él y estar afiliados con él, identificados con él, creer en él, y confiar en él como nuestro Fiador. Usted estará totalmente sorprendido de lo que puede hacer cuando esté sintonizado con Jesús. No es lo que yo hago, sino lo que él hace en mí, porque él ha amado su camino hasta dentro de mi corazón por su papel de ser mi sustituto y fiador. Sin Cristo siempre estamos bajo la condenación de la ley, siempre un pecador. Pero por medio de la fe en Cristo somos hechos justos delante de Dios, no solo ante el hombre. Y Jesús pregunta: “¿No me amas? ¿No he hecho lo suficiente por ti? ¿No comprendes todo lo que he hecho al ser tu fiador? ”. “Jesús es nuestro Fiador y Mediador, él ha colocado a nuestra disposición todos los recursos, a fin de que podamos tener un carácter perfecto.” 6CBA, 1116. Nuestro problema es que siempre estamos confiando en lo que pensamos, podemos, o debemos hacer. Nos decimos a nosotros mismos que es mejor alinearnos o quemarnos. Todo el mundo hace esto ¿A quien estamos representando con este temor? ¿Estamos conduciendo a la gente para amarlo? ¿Es eso posible? Esto no funciona de esa manera.

135

Debemos mantener en alto al fiador en toda su belleza y misericordia y perfección, y preguntarle a la gente: ¿Es él suficientemente bueno para ser el fiador por usted? ¿Piensa que el Padre los escuchará?” Jesús tiene un fondo inagotable de obediencia para todos nosotros. El es capaz. El es suficientemente bueno. El es nuestro fiador. Respecto al mensaje presentado en 1888, Elena White escribió esto: “Este mensaje [presentado a través de los pastores Waggoner y Jones] debería traer más prominentemente delante del género humano al Salvador resucitado, el sacrificio por los pecados de todo el mundo. Presentó la justificación a través de la fe en el Fiador; invitó a la gente a recibir la justicia de Cristo, la cual se manifiesta en la obediencia a todos los mandamientos de Dios.” TM 91-92. No hay otra manera de obedecer. Es totalmente imposible. Excepto que Cristo llegue a se nuestro fiador. Luchamos solos en toda nuestra miseria y debilidad; y descubrimos únicamente vez tras vez cuán débiles somos. Algunas personas obstinadas pueden dar una apariencia exterior buena, pero no profundizan adentro. Todos somos semejantes en el interior, ¿verdad? El Señor mira el corazón y no el exterior. El no mira a la conducta externa de la persona constante que piensa que está haciendo una buena obra, pero mira al exterior y mira que la persona está llena de huesos de hombres muertos (como Jesús dijo). El siempre mira el corazón. Dice que nos dará un corazón nuevo. Es algo que únicamente él puede hacer. El funcionará y actuará como su Fiador. El puede. El es bueno. El pagará la deuda de muerte, y la deuda de justicia. El garantizará su actuación mientras usted escoge y se identifique con él. ¿Lo elegirá? Amigo, por años hemos estado escogiendo nosotros mismos, creyendo que Dios demanda de nosotros que lo hiciéramos por nosotros. O hemos orado: “Señor, por favor ayúdame,” como si con un pequeño estímulo podríamos hacerlo nosotros mismos. Eso es una pobre oración. El Señor quiere que nos enfoquemos en el fiador. El está en el trabajo. Mírenlo a él y coloquen toda su confianza en él y no en ustedes mismos. Mientras confíen en él y en su obediencia, su vida cambiará. Imagine que usted va a ver al Gobernador del Estado. Usted nunca lo ha conocido en toda su vida, pero usted camina hasta la puerta con el hermano del Gobernador. El Gobernador apenas lo mira a usted pero mira bien a su hermano. El no le pregunta a usted: “¿Cómo entró aquí?” pues usted entró con su hermano. Entonces su hermano dice: “Este es mi amigo. Me gustaría que lo conocieras.” Y el Gobernador responde: “Ah, bueno, tengo gusto de tenerlo a usted aquí.” ¿Por qué está contento él? Porque usted eso amigo con su hermano. Y repentinamente él le está mirando a usted, porque ahora usted es aceptable por causa de su hermano. ¿No es esa la manera en que Dios lo hace? Llegamos a él por medio de la obediencia de Cristo, el perfecto fiador, el Padre lo mira a él. Yo soy hecho fragante por el incienso de su justicia perfecta. El Padre nunca me ve sin el velo del incienso de la obediencia de Cristo. Entonces él dice: “Me alegro que estén ustedes aquí como mis hijos e hijas, los hermanos y hermanas de mi Hijo Jesucristo.” Nunca debemos dejar fuera a nuestro Fiador. Cada momento de cada día debemos depender totalmente de él. Nunca habrá un tiempo cuando uno pueda vivir sin él. Cuando usted camine por las calles de oro y alguien le pregunte: “¿Cómo llegó aquí?” cada uno dirá: “Estoy aquí por medio del Fiador. Esa es la verdadera razón.” Toda la alabanza será para él, y seguiremos al Cordero, nuestro Fiador donde quiera que vaya,

136

y nunca lo dejaremos porque él es tan eternamente bueno y precioso. Lo amaremos con todos nuestros corazones y nunca lo perderemos de vista. Y a través de las edades de la eternidad lo alabaremos eternamente al Magnífico, Maravilloso, quien a causa de su bondad nos hizo aceptables aun para Dios. Que podamos caminar desde este día en adelante con nuestros ojos en Jesús nuestro Fiador.

137

14

El debe crecer

Hemos descubierto hasta aquí que hay muchos aspectos de Cristo nuestra justicia y de la justificación por la fe, que con frecuencia son mal entendidos o mal interpretados. Nuestro tema para este capítulo es probablemente el más difícil de todos para entender. Se encuentra en Apocalipsis 3: 17-19 el cual nosotros lo llamamos como el mensaje Laodiceano. Estos textos son parte del mensaje de Cristo nuestra justicia y en verdad uno de los aspectos más importantes de él. El texto dice “Tú dices: ‘Yo soy rico, estoy enriquecido, y nada necesito’. Y no conoces que eres un cuitado y miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto te aconsejo que compres de mí: oro afinado en fuego, para que seas rico; vestidos blancos, para cubrir la vergüenza de tu desnudez; y colirio para ungir tus ojos y puedas ver. Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Sé, pues, celoso y arrepiéntete” Esto es únicamente una porción de lo que llamamos el mensaje a Laodicea, pero nos enfocaremos en ello a causa del aspecto que se relaciona con Cristo nuestra justicia. “El mensaje laodiceano ha estado sonando. Tome este mensaje en todas sus fases y resuénelo a la gente donde la Providencia abra el camino. La justificación por la fe y la justicia de Cristo son los temas que deben ser presentados a un mundo que perece.” 7 CBA 964. Note que Laodicea dice que ellos son ricos y no necesitan nada. El Testigo Fiel, que es Cristo de acuerdo a Apocalipsis 1:5 no está de acuerdo con su auto evaluación. El los aconseja que compren vestiduras blancas para que puedan ser vestidos, y que la vergüenza de su desnudez no se muestre. La Escritura declara que la vestimenta blanca es el remedio para nuestra desnudez, y el vestido blanco es simbólico de la justicia de Cristo. Tan pronto como hablamos acerca de Laodicea, mucha gente llega a ser negativa y no quiere escuchar. Automáticamente la toman como una crítica severa, y no pueden soportar la crítica; y eso lo hace difícil para comunicarse con la gente acerca de este mensaje. Sin embargo, en el corazón del mensaje el Señor dice: “Yo reprendo y disciplino a todos los que amo.” Este no es un mensaje de crítica; es un mensaje de amor y de gran preocupación hacia aquellos que están teniendo dificultades con la vergüenza, la cual está relacionada estrechamente con la culpa. ¿Cuál es la vergüenza de nuestra desnudez, como se llama aquí en estos pocos versículos? “¿Cual es la vergüenza de esta desnudez y pobreza? Es la vergüenza de vestirnos con justicia propia, y de separarnos de Dios, cuando él ha hecho amplia provisión para que todos reciban su bendición.” 7 CBA 965. Esta no es una cosa fácil para que nosotros la veamos concerniente a nosotros mismos. Siempre podemos verla en los demás, pero pensamos que no se aplica a nosotros. Estamos en una condición vergonzosa, pensando que estamos vestidos, pero nuestra ropa está hecha de nuestras propias obras y justicia propia.

138

“Muchos son laodiceanos, viviendo en un autoengaño espiritual. Ellos se visten así mismos con la vestimenta de su propia justicia, imaginándose ser ricos y que están enriquecidos, y no necesitan nada, cuando en verdad necesitan diariamente aprender de Jesús. Su mansedumbre y humildad, los hace que ellos se encuentren en bancarrota, toda su vida no es sino una mentira.” 7 CBA 962. Es una cosa mentir con nuestros labios, pero otra acción diferente es mentir con nuestras vidas. Esta gente está en peligro de estar en bancarrota espiritual, sin embargo, se visten a sí mismos con las ropas de su propia justicia. Para empeorar todo, no entienden que han hecho esto. Son engañados y dicen que son ricos, tienen hermosas vestiduras y no tienen que preocuparse, y parecen estar muy complacidos; aunque hay alguna vergüenza unida a esto. La justicia propia es un autoengaño. Puedo escribir las palabras y usted puede leerlas, pero desde ese punto hay un problema yo voy a la iglesia el día correcto, pago mis diezmos y ofrendas, creo que el Señor va a regresar pronto, creo las doctrinas bíblicas, y por lo tanto yo digo que no puedo estar hablando de mí. El Testigo Fiel simplemente dice que estamos vestidos de justicia propia; y mientras decimos que somos ricos, no parece que entendamos que somos espiritualmente pobres y espiritualmente desnudos. El Señor que ordenó a sus discípulos que vistieran al desnudo, seguramente trata de resolver este problema que tenemos ¿no es verdad? Vestir a los desnudos espiritual y físicamente es el corazón y el alma del cristianismo. El está preocupado acerca de esta condición. Podemos ganar entendimiento en este asunto a través de la experiencia de Adán y Eva. “Entonces se abrieron sus ojos, y al darse cuenta que estaban desnudos, cosieron hojas de higuera y se las ciñeron.” Génesis 3:7. Había alguna clase de vergüenza incluida después de que ellos hubieron pecado. “Y Adán respondió: Oí tu andar por el jardín, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Dios le dijo: ¿Quién te enseño que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol que te prohibí comer?”Génesis 3:10,11. A medida que uno sigue leyendo en ese capítulo encontramos lo que Dios hizo acerca de su desnudez. “Y Dios el Señor hizo al hombre y a su esposa túnicas de pieles, y los vistió.” versículo 21. Dios ofreció un sacrificio. Un animal murió, a menos que uno pueda quitarle la piel a un animal sin matarlo. Dios ofreció un sacrificio y los vistió. Tan pronto como ellos pecaron supieron que estaban desnudos, y se sintieron avergonzados y trataron de cubrirse a sí mismos. “Esta vestimenta de luz era un símbolo de sus vestidos espirituales de inocencia celestial. Si hubieran permanecido fieles a Dios, siempre hubieran continuado para taparlos totalmente. Pero cuando el pecado entró, ellos cortaron su conexión con Dios, y la luz que los había envuelto se alejó. Desnudos y avergonzados, trataron de suplir el lugar de las vestiduras celestiales tejiendo hojas de higuera para cubrirse.” LPGM 311. ¿Supone usted que ellos recobraron la inocencia haciendo eso? Ellos todavía estaban escondiéndose, todavía estaban avergonzados, ya no eran más inocentes, y huyeron de la luz. Continuando con la cita: “Esto es lo que los transgresores de la ley han hecho desde el día de la desobediencia de Adán y Eva. Ellos han cosido juntas las hojas de higuera

139

para cubrir la desnudez causada por la transgresión. Han usado las vestiduras de su propia inventiva por las obras propias han tratando de cubrir sus pecados, y hacerse a sí mismos aceptables a Dios. Pero esto nunca lo pueden hacer. Nada que el hombre enseñe puede suplir el lugar de su vestido perdido de inocencia. Ninguna vestidura de hojas de higuera, ningún vestido de un ciudadano mundanal, puede ser usada por aquellos que se sientan con Cristo y los ángeles en la cena de bodas del Cordero. Únicamente la cubierta con la que Cristo mismo ha provisto, puede hacernos cumplir la apariencia en la presencia de Dios. Esta cubierta, la túnica de su propia justicia, Cristo pondrá sobre cada alma arrepentida y creyente.” Note que no dice nada acerca de nuestra justicia. Dice que colocará la túnica de la justicia de Cristo sobre cada alma arrepentida y creyente, no sobre cada cristiano actuando impecablemente, como algunos han creído. A medida que usted empieza a entender lo que sucedió allí en el Jardín del Edén y como resultó esto, usted empieza a ver que el hombre trata de proveer lo que él no puede proveer. “Cuando escucharon la voz del tentador, y pecaron en contra de Dios, la luz de las vestiduras de la inocencia celestial se apartaron de ellos; y al separarse de las vestimentas de inocencia, ellos obtuvieron como resultado los vestidos oscuros de la ignorancia de Dios.” 1 CBA 1084. La cita continúa: “La luz clara y perfecta que los había rodeado hasta ahora había iluminado a todo lo que ellos se acercaban, pero desprovistos de la luz celestial, la posteridad de Adán no podía ya más seguir el rastro del carácter de Dios en sus obras creadas.” Una oscuridad única vino cuando ellos pecaron, y ya no tuvieron más esos poderes perceptivos. No pudieron ver a Dios en sus obras creadas. Vino sobre ellos una túnica de ignorancia respecto a Dios, e inmediatamente ellos tuvieron miedo de él y corrieron a esconderse; con todo y que el era un Dios de amor. El siempre ha sido y siempre será un Dios de amor. El nunca cambia. Pero ahora ellos eran maliciosos y pensaban que Dios se vengaría. Ahora, en ignorancia del verdadero carácter de Dios, corrieron por temor de la luz y se escondieron en las tinieblas. Ellos vivieron el temor porque la luz se había ido. “La hojas de higuera representan los argumentos usados para cubrir la desobediencia.” 1 CBA 1084. ¿Alguna vez justifica usted sus pecados? Señor, no quise hacer eso. No habría pecado hoy si hubiera dormido bien anoche, o si mi esposa no se hubiera enojado conmigo, o si nuestros hijos no hubiesen estado fuera de control. Tenemos cientos de excusas, ¿verdad? La cita continua para decir: “Las hojas de higuera representan los argumentos usados para cubrir la desobediencia. Cuando el Señor llama la atención de los hombres y mujeres a la verdad, la hechura de las hojas de higuera en delantales estará principiando para esconder la desnudez del alma. Pero la desnudez del pecador no es cubierta. Todo los argumentos puestos juntos por todos los que se hayan interesado a sí mismos en esta obra frágil llegarán a cero.” ¿Discute alguna vez con Dios? ¿Debate usted alguna vez con él para cubrir su desobediencia? Oramos de esa manera todo el tiempo, aun en nuestros púlpitos. Cuando en nuestras oraciones agradecemos a Dios que no somos como la demás gente porque hacemos esto y esto y esto, estamos discutiendo con Dios. Nos encanta discutir con él. Tejer hojas de higuera en delantales tratando de ganar estatura con Dios quien

140

todavía nos ama y quien siempre nos ha amado. No lo hemos corrido a él por nuestros pecados. Este Dios quien viene a ofrecernos salvación es la Simiente de la mujer. De alguna manera nos olvidamos y parecemos mal entender que él es un Dios de amor; y corremos con temor a escondernos, y decimos: “¡No me hables!” Esa vestidura de luz era una vestidura de inocencia celestial. En esa inocencia había un verdadero conocimiento de Dios. En nuestra desnudez, hay únicamente ropas de nuestro propio diseño, nuestras propias obras, y vestidos de ignorancia de Dios. Las vestiduras son nuestros evidencias usados para cubrir la desobediencia ¿Se da cuenta que tal vez la más grande evidencia de que todavía estamos desnudos, que su vestido de justicia no es nuestro, es que presentamos argumentos para cubrir nuestra desobediencia? Cada vez que usted empieza a explicar sus pecados en oración a Dios, usted está diciendo que no tiene la ropa de inocencia y que no cree que Cristo es su justicia. Esto es difícil que nosotros lo entendamos porque hemos llegado a ser temerosos de Dios tan pronto descubrimos que estamos desnudos como estaban Adán y Eva. Experimentamos vergüenza y culpa y huimos de Dios. Tratamos de justificar el yo y exponemos cada razonamiento que podamos pensar, tratando de hacernos aparecer buenos, como si Dios tuviera que estar convencido o como si nosotros debiéramos retorcer su brazo para que él nos salve. ¿Es tu Dios como eso? ¿Nos ama Jesús porque murió por nosotros, pero Dios nos ama porque somos pecadores? ¿Tenemos a un amoroso Padre celestial? Algunas personas no pueden ni siquiera orar al Padre. Tienen miedo: y oran así “Querido Jesús” como si el Padre los asustara. Debemos venir siempre en el nombre de Jesús, pero debemos orar al Padre. ¡Pero tenemos miedo! El más grande malentendido en este problema es que puedo hacer algo para cubrir mi culpa y desnudez. Si de algún modo el Señor por su Espíritu pudiera enseñarme que puedo hacer algo acerca de esto, qué bendición sería. Pero en nuestro temor y desesperación, en nuestra oscuridad de malentender a Dios, buscamos salvarnos por nuestros razonamientos y justificación propia. No tengo nada en mí no tengo potencial, no tengo capacidad, y no hay posibilidad de cualquier clase que pueda cubrir mi propia desnudez. Soy tan incapaz como un niñito. La parte triste es que creemos que podemos cubrir nuestra desnudez, y nos contentamos con esto. Los judíos hicieron esto muchos años hasta que aprendieron mejor. “Por ignorar la justicia de Dios, [allí está la oscuridad], y procurar establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios.” Romanos 10:3. Tan pronto que usted procura establecer la propia, usted establece su ignorancia de la de él. Van juntas. Usted no puede separarlas. La ignorancia no es causada por Dios, sino por nuestra propia elección. Tratamos de cubrir nuestra desnudez con nuestros propios recursos y excusas. Pero el Testigo fiel dice que debemos comprar de él para que seamos vestidos y que la vergüenza de nuestra desnudez no aparezca. ¿Se encuentra él en un error? ¿Es el Testigo Fiel un falso testigo? ¿Es el mensaje laodiceano un mensaje satánico del engañador? ¿O nos ama Dios verdaderamente; y el Dios de amor está hablando? El dice que compremos de él la ropa que necesitemos; pero insistimos nosotros debemos hacer algo. El dice que lo que debemos hacer es creer que él la proveerá para nosotros.

141

Adán y Eva tenían un diferencia de opinión con el Creador en Génesis capítulo 3, pues dice que se hicieron ropa con hojas de higuera y las cosieron. Pero Dios les proporcionó ropas de pieles para vestirlos. Debemos quitarnos nuestra propia ropa inmunda y vestirnos del manto de justicia de Cristo. Adán y Eva fueron confrontados con la misma decisión como cada uno de nosotros; y por seis mil años la gente ha estado haciendo estas decisiones. Algunos dicen que se deben tener ambos las hojas de higuera y las pieles de animales. ¿Se puede hacer eso? El Señor no dijo eso en Génesis y no lo dice en Apocalipsis. ¿Dónde se lo encuentra? El Señor dice que lo único que puede cubrirlo a usted es su manto que él ha provisto. Dios hizo ropas de pieles y los vistió. El no les cosió hojas de higuera. Jesús dice que debemos comprar vestido blanco de él. Uno no puede obtenerlo en ningún otro lugar en el mundo. No hay otro lugar excepto que él lo provea. Debemos confrontarnos a nosotros mismos con sus alternativas y sus ideas. Es ya sea nuestro vestido o el de él; nunca es ambos el nuestro y el de él. Ya sea que rompa el mío y lo tire y use el suyo, o que use el mío y no acepte el de él. En capítulos anteriores hemos estado enfatizando las expresiones: Cristo nuestra justicia y justificación por la fe. Estos términos nos dicen que la justicia se encuentra en alguien más diferente al yo. Los vocablos substituto y fiador nos hablan de la justicia de otra persona, y debemos hacer nuestra su justicia, y debemos reclamarla para nosotros por la fe. Hemos estado sugiriendo que debemos mirar a otro que al yo, lo cual es exactamente lo que dicen Apocalipsis 3 y Génesis 3. Todas las enseñanzas de justicia dicen que debemos mirar a otro lugar y que uno no lo puede encontrar en un pecador. Sin embargo es lo que con frecuencia muchos no quieren hacer. El pecador persiste en argumentar que él puede hacer algo. Los pecadores discuten que somos salvos por ambas: la fe y las obras, y ofrecen un craso malentendido de Santiago para establecer su auto engaño. Santiago meramente presenta una manera de determinar si su fe es genuina. Si es, producirá buenas obras. Santiago todavía dice que uno es salvo por fe únicamente. No hay manera en que nuestras obras puedan cubrirnos. Usted no encuentra inocencia en las buenas obras, no importa cuán buenas sean esas obras. Usted no encuentra luz en sus propias buenas obras, no importa cuán perfectas esas obras sean. Debemos tener estas buenas obras, pero éstas no podemos realizarlas. Yo puedo recibir únicamente el manto de justicia de Cristo por la fe, sin obras. No puedo hacer mi propia justicia y no puedo tener la mitad mía y la mitad de él. Sin las suyas, todas nuestras obras dejarán de cubrirnos no importa cuán completamente hagamos el trabajo. Usted puede obrar impecablemente durante toda una vida y todavía estar desnudo. Adán y Eva proveyeron algo para sí mismos y dieron por sentado que no estaban desnudos. Ellos estaban produciendo una clase de manto por sus obras, y pensaban que estaban cubiertos. El Señor preguntó: “¿Por qué se esconden si están cubiertos? Así que usted se puede poner algo y sin embargo estar desnudo, porque es más que una desnudez física. Hay algo en el alma y en el corazón que nos aflige. Hay una vergüenza de la desnudez. Hay una ignorancia de Dios y así huimos de él. Vivimos en oscuridad y no en luz, y no hay inocencia, sino culpa en nuestras vidas. Usted puede seguir y coser hojas de higuera para el resto de sus vidas, y puede vivir muchos años, pero aún estar desnudo. Usted puede ponerse de pie y decir: “Creo en Cristo nuestra

142

justicia, creo que estoy vestido en su justicia.” Pero usted ha hecho todo por usted mismo y el Señor dice que usted aún está desnudo. Adán y Eva estaban aún desnudos después de todo su trabajo. De ninguna manera eran inocentes. Se estaban escondiendo, todavía en la oscuridad, todavía malentendiendo a Dios, aún ignorantes acerca de su carácter. Dios no era un Dios de ira. El podía estar disgustado pero no estaba enojado con ellos. ¿No perdona él rápidamente? El les ofreció inmediatamente un sacrificio para quitar sus pecados. Les ofreció perdón, y sin embargo, tenían miedo. “Es la oscuridad de la interpretación equívoca de Dios que está envolviendo al mundo. Los hombres están perdiendo su conocimiento de su carácter. Ha sido malentendido y malinterpretado.” LPGM 415. ¿Sabe usted que aún no lo conocemos muy bien? Hay una manera rápida de establecer cuán bien lo conoce. Cuando has pecado el mismo pecado que has cometido muchas veces, ¿cuán rápido oras? Probablemente usted se dice a usted mismo, “El no me oirá si yo oro. He pecado demasiadas veces.”¿Se esconde usted y se encoge de temor y cree que él está muy lejos? Muchas veces usted ha pensado que sus oraciones no llegan más allá del techo. Hay tantos jóvenes que piensan que han cometido el pecado imperdonable. Todo esto no es sino oscuridad concerniente al conocimiento de Dios. ¡El no es así! El Dios que envió a su Hijo desde el cielo hasta la tierra para vivir con nosotros, para llegar a ser humano, no nos deja por causa de nuestros pecados. Si cuando éramos aún pecadores él murió por nosotros, ¿no vivirá con nosotros ahora que estamos reconciliados a través de la muerte y resurrección de Jesús? De alguna manera Dios es una persona extraña, nebulosa, desconocida para nosotros; y sin embargo, es vida eterna conocerlo a él y a su Hijo. No vemos a Dios en Jesús muy claramente. El problema concerniente a la falta de conocimiento de Dios es la causa de la brecha de credibilidad entre aquellos que tienen varias teorías de Cristo nuestra justicia. Algunos empiezan a entender que su propio manto de justicia es tontería y ridiculez, y saben que no pueden proveer justicia para nada. Cuando ellos ven repentinamente la luz del carácter de Dios y su belleza, y que él proporciona el manto de justicia, llegan a estar extáticos, regocijados, y emocionados como si hubiéramos encontrado nuestro primer amor de nuevo. Pero otros que no han llegado a esta experiencia se mantendrán alejados y dirán que no pueden entender por qué tanta emoción acerca de Cristo nuestra justicia. Ellos miran a aquellos que han sido iluminados como si fueran pentecostales. Ellos alegan creer en Cristo nuestra justicia, pero no se entusiasman por ello. No saben que se sientan en tinieblas. Nuestras iglesias están divididas en dos grupos: los que moran en tinieblas, y los que moran en la luz. Una terrible brecha de credibilidad existe entre los dos grupos. No importa cuán duro trate de explicar la verdad sobre este tema, la gente todavía mora en las tinieblas. Recuerdo que prediqué en una iglesia pequeña sobre el libro de Gálatas por varias semanas en una reunión de oración. Un hombre de cuarenta años de edad había estado asistiendo por unas cuantas noches, de repente una noche las luces se encendieron. El vino a verme después de la reunión y me regañó por haber retirado esta luz. Me reprendió enérgicamente y me dijo: “¿Por qué nos ha hecho este terrible mal? ¿Por qué retuvo esta verdad por tanto tiempo?” Así que lo lleve atrás brevemente, a los estudios anteriores y entonces pregunté: “¿Es lo que nos dijo esta noche algo diferente de lo que

143

nos ha estado diciendo esta semanas?” Él no aceptaba el hecho de que durante esos sermones pasados él no había entendido o no podía entenderlo. Cuando por fin empezó a ver, me acusó de privarlo de la luz. Sin embargo, la luz estaba brillando todo el tiempo. También hay muchos que dicen que ven la verdad sobre este tema, pero en realidad no la ven. Se visten en su propia justicia y piensan que están a salvo; pero si Dios se manifestara, ellos correrían a esconderse en la oscuridad en algún otro lugar para escapar de él, confirmando que verdaderamente no lo han encontrado. Alguna gente encuentra una gran luz como la Biblia dice. “El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz; que brillaba para aquellos que moraban en sombras de muerte”. Isaías 9:2. La luz del conocimiento de la gloria de Dios [su verdadero carácter] brilla sobre ellos. Otro texto se refiere al mismo asunto: “¡Levántate, resplandece, que ha venido tu luz y la gloria del Señor ha nacido sobre ti! Por que tinieblas cubrirán la tierra y oscuridad las naciones pero sobre ti nacerá el Señor y sobre ti será vista su gloria. Y vendrán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu amanecer” Isaías 60:1-3. Los gentiles—los paganos y los incrédulos—vendrán. Ellos piensan que ya tienen la luz así que no vienen a la luz cuando brilla en toda su belleza. Isaías capítulo cincuenta y ocho habla de las buenas obras que debemos hacer, que incluye soltar las ligaduras de impiedad soltar las cargas opresivas, partir el pan con el hambriento, vestir al desnudo, ayudar a los pobres. Cuando usted haga estas cosas, los versículos de 8-10 llegan a suceder “entonces nacerá tu luz como el alba y tu salud se verá pronto. Entonces tú justicia ira delante de ti y la gloria del Señor será tu retaguardia. Entonces invocarás y el Señor te oirá. Clamarás y el te dirá: aquí estoy. Y si te das a ti mismo al servicio del hambriento, y satisfaces la necesidad del afligido; en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el medio día”. Prosperando espiritual y abundantemente es la promesa del Señor. ¿Por qué? A causa de esta gran luz. Cuando el sol sale, las cosas empiezan a crecer y a florecer. Cuando vivía en Canadá le hablé a un hombre que cultivaba en Peace River que se localiza al norte donde nunca llega a oscurecer en los meses de junio y julio. Me dijo en junio que ya tenía enormes tomates creciendo. Le pregunté como obtenía tomates tan grandes en esa época del año; y dijo que era porque el sol brilla todo el día y toda la noche. Cuando la luz brilla veinticuatro horas al día, todo crece más rápido. Su época de crecimiento es breve, pero tiene días largos. La gente que tiene días largos puede crecer tanto o más que aquellos que tienen más días cortos porque hay tanta luz. Y así cuando la luz del Señor empieza a brillar en nuestros corazones grandes cosas nos suceden. Aquellos que piensan que sus vestidos espirituales deben ser tejidos parcialmente por ellos ven la ilustración acerca de las hojas de higuera y de la piel de los animales como algo absurdo. No se dan cuentan de la infinita diferencia entre la hojas de higuera (símbolo de la justicia propia) y los vestidos de pieles (símbolo de la justicia de Cristo). Usando los términos bíblicos, ¿Cuál es la diferencia entre la desnudez y la vestidura blanca? ¿Cuál es la diferencia entre la justicia de Cristo y mí justicia? La Biblia se refiere a la justicia de Cristo como vestidura blanca, un vestido de boda, una piedra de gran precio sin mácula. Su justicia es sin mancha ni arruga. No hay nada más perfecto que la justicia de Cristo.

144

¿Qué es mi justicia? Es “trapo inmundo, todos somos como suciedad.” Isaías 64:6. “No hay justo ni aun uno” Romanos 3:10. “¿Quién sacará algo limpio de lo impuro?” Job 14:4. En otras palabras ¿Cómo puede el injusto producir algún grado de justicia? La Biblia llama a nuestra falta de justicia “desnudez” usted se pone algo pero la desnudez todavía sigue ahí—aun en la tinieblas, aun con hoja de higuera, aun auto engañados, aun con esfuerzo propio. ¿Qué preferiría, la Perla de gran precio o su propia desnudez? Cuando digo que debo tener mis propias obras para ser salvo estoy diciendo que no me gusta o no necesito la Perla de gran precio. Muchos están contentos con su propia justicia, se requiere una percepción única querer únicamente su justicia. Gustar de su propia justicia es un asunto terrible. ¿Cómo podemos gustar de la inmundicia? El orgullo es una característica engañosa. Porque me lleva al punto donde no veo claramente la diferencia entre la justicia humana y la justicia de Cristo. Quiero guardar mi propia justicia y alego y justifico la mía, y el Señor me pregunta por qué hacemos eso. Nos ofrece algo mejor pero aun así queremos nuestras vestiduras sucias. Es difícil para nosotros comprender nuestra propia desnudez debemos darnos cuenta que es más que acciones correctas que justifiquen al alma. La justificación no es solo una transacción legal donde Dios dice que usted está en lo correcto. Con la justificación debe venir una inocencia que todo está correcto con Dios, una paz perfecta donde Dios ha quitado nuestra cargas y donde la mente esta totalmente libre. Es como ser alzado y caminar sobre nubes. ¿Es una maravilla que alguna gente se entusiasme tanto? Toda está en paz. Y Cristo nos prometió esa paz. Pero nosotros seguimos y seguimos, desventurados y miserables tratando de actuar como si tuviéramos paz; y el Testigo Fiel: “¿Por qué eres tan desventurado y miserable en tu desnudez cuando quiero darte mi manto de justicia? Compra de mí vestido blanco. Aparta la desventura y la miseria. Permíteme darte algo precioso.” Y usted dice: “pero me gusta la mía.” Y él pregunta: “¿Por qué le gusta la suya cuando yo le ofrezco algo infinitamente mejor?” Job razonando acerca de la justificación preguntó: “¿Cómo se justificará el hombre ante Dios? Si quisiera contender con él, no le podría responder a una cosa de mil” Job 9:2,3. En otras palabras no puedo responder a Dios en todo si él discute conmigo. En los versículos 14 y 15 Job razona “¿Cuánto menos le responderé yo, y hablaré con él palabras estudiadas?. Aunque yo fuese justo no podría responder. Solo podría implorar misericordia a mi juez.” No me respondería ni replicaría, no me atrevería. No tengo las palabras para hablar; aun si fuere justo. En los versículos 20 y 21 del mismo capítulo “si yo me justificara mi boca me condenaría. Si me creyera íntegro, esto me declararía inicuo pero, ¿soy íntegro? No lo sé, y desprecio mi vida.” No hay nada bueno en mí. Finalmente en el versículo 28, “entonces me turbarían mis dolores, y sé que no me darás por inocente.” No encontraré la inocencia al tratar de justificarme a mí mismo. El debe darme esa perfecta paz y esa inocencia. Pablo razona: “Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia.” Tito 3:5. Y él también expresa: “Y ser hallado en él no

145

teniendo mi propia justicia, que es por la ley…” Filipenses 3:9. No teniendo mi propia, sino únicamente la justicia maravillosa encontrada en Jesús. El punto crucial es que debemos experimentar lo que Juan el Bautista experimentó cuando declaró: “El tiene que crecer, y yo menguar.” Juan 3:30. Nosotros siempre queremos revertir esto. Decimos: “Si soy justo, debo crecer, y él debe menguar.” Algunos teóricos de Cristo nuestra justicia dibujan gráficas para representar esta idea. ¿Cuán ridículos podemos llegar a ser? El debe aumentar y yo debo menguar— ¡Siempre! Entre tanto que yo viva, Cristo debe llegar a ser todo en todo para mí. Yo siempre debo estar decreciendo, siempre descendiendo. Nunca puedo aumentarme a mí mismo. Eso sería la acción incorrecta para hacer. Sin embargo, Laodicea trata de hacer eso. Además, necesitamos despejar las tinieblas con la luz. Debemos llegar a ser inocentes y librarnos de estas tinieblas acerca del carácter de Dios. ¿Puedo yo producir luz? Es imposible. El es la luz del mundo. Yo no soy. A menos que él brille en mi corazón, nunca encontraré la inocencia, y nunca lo entenderé a él. En este proceso llamado justificación, debo encontrar inocencia y debo encontrar luz. Nunca puedo producir éstas por medio de mis buenas obras. Laodicea sigue sin ellas, y ellos siguen sin entender la altura, profundidad y anchura de su gran amor. Jesús comentó sobre esto en la experiencia de restaurar la vista al hombre nacido ciego. El se encontró con los fariseos y tuvo esta discusión con ellos: “Entonces Jesús dijo, Para juicio he venido a este mundo; para que los que no ven vean; y los que ven sean cegados. Algunos fariseos que estaban con él oyeron esto, y le preguntaron: ¿Somos nosotros también ciegos? Respondió Jesús: Si fuerais ciegos no tendríais pecado. Pero ahora que decís vemos, vuestro pecado permanece.” Juan 9:39-41. Tenemos este mismo problema. Continuamos para decirle al mundo que tenemos la luz. Les decimos que nosotros vemos, pero ellos están en oscuridad. Y porque decimos que vemos, nuestro pecado permanece y somos ciegos. Muchos insistirán que ven por causa de nuestras doctrinas maravillosas. Sí, ¿pero tiene usted la luz en Jesús? Nuestras verdades están pervertidas cuando no están centradas en Cristo; y qué cocas terribles hemos hecho a lo que nosotros llamamos verdad. Porque nuestras verdades con frecuencia no se encuentran en Jesús. El es la verdad. No hay otra verdad excepto Cristo. Los judíos se aferraron a una ley sin Cristo hasta que él vino a decirles que la ley es amar a Dios supremamente y amarse unos a otros como él nos ha amado. Y no es la manera en que usted piensa que debe amar. La manera en que Jesús amó es la única interpretación correcta de la ley. Cristo está diciendo a todos los cristianos que deben guardar las verdades como él las guardó, creerlas como él las creyó, enseñarlas como él las enseñó; no como usted piensa que son. El sábado en Cristo es un asunto totalmente diferente de solo guardar el día correcto. El diezmo en Jesús es muy fuera de lo normal. Las profecías en Cristo son tan diferentes. Las normas en Cristo son fuera de serie. Poca gente alguna vez ha

146

oído, o aun pensado, de la verdad como es en Jesús. La luz no ha llegado hasta que Jesús entre. Muchos caminan en oscuridad, pero no creen que estén en tinieblas. “Se me ha mostrado que la razón más grande porque el pueblo de Dios se encuentra ahora en el estado de ceguera espiritual es que no quieren recibir corrección.” 3T 254. Su alegato no es conmigo, o con otro miembro de otra iglesia. Su problema es con Jesús, el Testigo Fiel. Es la idea de que estamos desnudos. El es el que habla. Usted puede discutir con él si quiere, pero yo mismo no escogería eso. Si estoy sentado en tinieblas, de acuerdo a su entendimiento de ello, no puedo decir que yo entiendo. Si él es la luz no puedo disputar con la luz cuando estoy en tinieblas. Por lo tanto, él entiende mi condición, y yo no; y yo debo recibir corrección. No es crítica. Es corrección. Jesús dice: “Yo reprendo y disciplino a rodos los que amo.” Apocalipsis 3:19. La primera cosa que debemos entender de Dios es que cuando él habla así, él nos ama. Dijo que vino a llamar pecadores al arrepentimiento, no a los justos. ¿Escucho el llamado si digo que soy justo? ¿Entiendo su amor si digo que no necesito reprensión? Para nada. Podemos sacar su amor de nuestra comprensión con algunas opiniones que tenemos que son contrarias a las del Testigo Fiel. Jesús quiere que escuchemos su reprensión porque nos ama y quiere salvarnos del fin del camino que estamos viajando. El dice: “Por favor, escucha mi voz y arrepiéntete.” En el corazón de todo en Cristo nuestra justicia está el arrepentimiento. ¿Por qué encontraré alguna confianza en mi miserable confianza propia? ¿Por qué? ¿Cómo puedo amar vestimentas sucias? ¿Cómo puedo seguir en culpa y temor y miseria y desgracia y decir que aún tengo paz? ¿Cómo puedo seguir en todos mis malentendidos de Dios y su amor y decir que no estoy en tinieblas sino en luz? ¿Cómo puedo continuar en todo este engaño y decir que estoy en lo correcto? Y sin embargo, lo hacemos. Cuando las luces se encienden (y no se encenderán hasta que abra la puerta), el Señor le da a usted la oportunidad de vivir diariamente en la luz o en las tinieblas. El no romperá la puerta. El llamará por mucho tiempo (y debemos estar agradecidos por esto), pero no romperá la puerta. Laodicea está adentro de la puerta, y Jesús está afuera. Laodicea vive en vergüenza adentro, y la paz y la inocencia están afuera. El nos dice que abramos la puerta, y la inocencia, la luz, la paz y el gozo entrarán; y la infelicidad y miseria y desnudez huirán. Y cuando eso le suceda, usted como Isaías dirá: “¡Ay de mí!” Y Dios enviará un ángel con “una brasa encendida en su mano, tomada del altar con una tenaza. Con la braza tocó mi boca, y dijo: Mira, esto tocó tus labios, y ha sido quitada tu culpa, y perdonado tu pecado.” Isaías 6:6,7. Cuando las luces se encienden, veo cuán desnudo soy y me arrepiento; y digo: “Ay de mí.” Entonces Dios quita toda la vergüenza, toda la desgracia, toda la suciedad. Su luz ha llegado. Vengan y sean benditos. Amigo, el Señor ha estado esperando por mucho tiempo, Está esperando porque ama a Laodicea. Está esperando que nosotros descubramos que no somos más inocentes. Vez tras vez discutimos nuestra culpa, nuestra miseria, nuestra falta de inocencia. Preguntamos: ¿Qué me falta todavía? Tenemos dudas e incertidumbres; discutimos con Dios; buscamos justificar al yo. Y todo el tiempo el Señor dice:”No tienen que vivir de esa manera. No quiero que mis hijos vivan en esa condición. Déjame entrar. Permíteme darte luz para que sepas que soy un Dios de amor. Déjame darte inocencia,

147

para que aún la culpa se vaya, tanto como las acciones correctas sucedan. Déjame ser tu manto blanco, y qué gozo tendrás. Déjame quitar la miseria y la desgracia, y darte felicidad y paz e inocencia y gozo y luz. Qué vida tan feliz podrás vivir entonces.” El no va a seguir llamando eternamente. Algún día vamos a reconocer los hechos que el Testigo Fiel nos ha traído. Debemos aceptar lo que dice, y lo que somos, y lo que él es, y abrazarlo con todos nuestros corazones. Y entonces nuestra luz romperá como la mañana y entonaremos cantos de alabanzas y felicidad y aleluyas , y entonces el Señor Jesús vendrá. Y a nosotros nos dirá después de todo esto:”Bien hecho, buen siervo fiel, entra en el gozo de tu Señor.” Que pueda oír pronto esas amables palabras, es mi oración en el nombre de Jesús.

148

15

¿Qué es la Santificación?

Al continuar estos estudios en los diferentes aspectos de Cristo nuestra justicia y justificación por la fe, nos damos cuenta que estos son temas muy sensitivos en los que muchos tienen opiniones fuertes y preconcebidas. Esto debe ser esperado. Queremos desafiar su pensamiento y presentar algunas cosas que esperamos nos ayudarán a ver mejor el cuadro que Dios nos ha dado. Tal vez el mal entendido más común entre los Adventistas del Séptimo Día es el concepto de que la justificación es lo que Jesús hace por nosotros, la santificación es lo que hacemos por él como resultado de nuestra justificación. No podemos justificarnos a nosotros mismos, pero pensamos que podemos obedecer para satisfacer el requisito de Dios por la justicia. En la santificación, parece que todo nuestro énfasis gira alrededor de lo que nosotros hacemos. Esto ha llegado a ser casi un tema irritante, desesperante y sin esperanza para mucha gente. Para algunos es su boleto al cielo porque son constantes; y porque pueden proveer una obediencia exterior, se sienten más bien cómodos en lo que hacen. Otros que pudieran ser débiles sienten que no lo lograrán tenemos muchas ideas acerca de la santificación que probablemente no son ciertas. No profeso entender todo lo que hay que saber acerca de ella, pero hay algunas cosas en la Biblia que son bastantes ciertas. ¿Es la santificación lo que nosotros hacemos por él? ¿Es lo que él hace en nosotros? ¿Es lo que yo hago, o lo que él hace en mí? Esta declaración de Pablo debe ser familiar para nosotros “de él viene que vosotros estéis en Cristo Jesús quien nos fue hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención”1Corintios 1:30. Si Pablo enseñó que Cristo nos es hecho santificación, entonces aparentemente es algo que él realiza en nuestro favor. Pablo también escribió esto: “Y ser hallado en él, no en mi propia justicia, que viene por la ley, sino en la que es por la fe en Cristo, la justicia que viene por Dios en la fe. A fin de conocer a Cristo, conocer la virtud de su resurrección y participar de sus padecimientos, hasta llegar a ser semejantes a él en su muerte. Para llegar de algún modo a la resurrección de los muertos” Filipenses 3:9-11. Pablo parece estar hablando acerca de la conclusión de la experiencia, y él dijo que en algún tiempo futuro, el que quiera ser hallado en Cristo, no teniendo su propia justicia sino la de Cristo. Muchos reconocerán esta cita famosa que ha sido usada por años acerca de la justificación y la santificación: “La justicia por la cual somos justificados es imputada; la justicia por la cual somos santificados es impartida. La primera es nuestro título al cielo, la segunda es nuestra idoneidad para el cielo.” MJ 35. ¿Qué significa la palabra “impartida”? Reconocemos que no es lo mismo que “imputada”, pero hay semejanzas. En el diccionario, impartida significa: “comunicar o hacer participar a otros de lo que uno sabe o tiene”. Los sinónimos son: “transferir, compartir, repartir, conceder, conferir.” Por lo tanto en una justicia impartida, algo viene de una persona a otra; algo que ellos dan de su abundancia a alguien que no tiene. Así que hay semejanzas tanto

149

como diferencias en la justicia imputada e impartida. Ambas vienen de Jesús a nosotros. No es algo que nosotros estamos realizando para él, sino más bien algo que él tiene y que él nos imparte. No viene a nosotros toda enseguida, pero si viene de él. Pablo también menciona esto muy brevemente: “estoy seguro de que el que empezó en nosotros la buena obra la irá perfeccionando hasta el día de Jesucristo.” Filipenses 1:6 El Señor que la empezó la realizará hasta su terminación. La idea aquí es que él continúa la obra de la justificación, la cual el principió, hasta no haberla concluido. “Cristo es el gran depositario de la justicia justificadora y de la gracia santificadora.” 1MS 398. Fort Knox es el depositario del oro para los Estados Unidos. Cristo es el “depositario de la justicia justificadora y de la gracia santificadora.” Esa gracia que trae la santificación se encuentra en él, no en mí ni en alguien más. Ve a él y encuéntrala. Y por la gracia él te la dará. En todos estos pensamientos descubrimos que en la santificación algo procede de él a nosotros. Debemos ir a él para encontrarla. Esta parte de la santificación generalmente es omitida; con frecuencia pedimos a Dios ayuda o un pequeño empujón de alguna clase. Eso no es de los que estamos hablando es más que un empujón o empellón es más que una asistencia. Hay literalmente algo que viene de él hacia mí, y es más que poder, a menos que hayamos mal entendido completamente las declaraciones de Pablo. El tiene algo, que a mí me falta y yo debo ir a él para recibirlo, no es algo que yo produzco en y mí por mí mismo. En ninguna manera esto elimina la obediencia. Este es el único camino en el cual uno puede experimentar la obediencia. No hay otra manera de que pueda ser encontrada. Toda otra obediencia es solo un engaño. Nosotros únicamente la llamamos así cuando no es verdaderamente. Cuando estamos buscando la santificación, queremos decir que estamos buscando la justicia. ¿Qué es la justicia? Hemos hablado de esto en capítulos anteriores, pero yo sé cuán rápido olvidamos, especialmente si no vivimos por este principio. Repasémoslo y profundicemos en él un poco más de lo que hemos hecho en el pasado. ¿Qué es la justicia en relación a la santificación? “la obediencia a la ley es la santificación.” ST, 19 mayo, 1890. “La santificación es la actuación de todos los mandamientos de Dios.” ST, 24 marzo, 1890. Aquí mismo es donde tenemos problemas. Mucha gente acusa de mal interpretaciones como ésta, dice que la justicia y la santificación no son obediencias. Dicen que no es actuar correctamente, sino más bien relaciones correctas. Es cierto que las relaciones correctas producen acciones correctas. Pero la relación no es la justicia. Debemos ser cuidadosos acerca de los pequeños detalles como éste. Alguna gente mira a la ley inmediatamente consigue un microscopio y se observan a sí mismos. La mayoría de nosotros hemos hecho eso por años y ha causado una gran cantidad de malentendidos y dificultad entre nosotros. Miramos para ver si estamos haciendo todo correctamente ¿Es la santificación evitar cada “no harás” y la conducta correcta de cada “no harás”? ¿Es ésa la santificación? Apenas leímos que la santificación es la obediencia de la ley. ¿Es la santificación la vida perfecta de todas las normas de entretenimiento adecuado y salud y vestido? Mucha gente usa estos

150

parámetros para examinar con detalle su carácter y conducta para ver si ellos están siendo santificados. Cuando hemos hecho esto por años y vemos algunas faltas- algunas violaciones de los “no harás” – empezamos a pensar que no vamos a logarlo. Muchos se sienten extremadamente culpables y se dan por vencidos por el desánimo. Uno debe mirar a la justicia mucho más cuidadosamente de lo que la mayoría de nosotros lo ha hecho en el pasado. La santificación, como hemos dicho, es la obediencia a la ley; pero ¿qué es la ley? La mayoría responderá que la ley es los diez mandamientos. Sí, ¿qué es eso? ¿Cuáles son esos mandamientos y cómo son ellos? Uno debe siempre regresar a Jesús y ver la ley a través de sus ojos. “Maestro ¿cuál es el mayor mandamiento de la ley? Jesús respondió: “Amarás a tú Dios con todo tu corazón, con toda tú alma y toda tu mente, este es el mayor mandamiento. Y el segundo es semejante a éste. Amarás a tú prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos pende toda la ley y los profetas.” Mateo 32:36-40. Antes de que uno pueda entender algo acerca de la santificación, debe mirar a la ley a través de los ojos de Jesús. Como adventistas hemos enfatizado la ley como escrita en tablas de piedra, y hemos sacado a Cristo de ella. Los judíos habían hecho una cosa terrible a la ley. Ellos tenían trescientos mandamientos sobre no llevar una carga o bulto en el día del sábado. Ellos expandieron el conocimiento a tal grado que ellos habían calculado a cada posible “no harás” a fin de garantizar que no estaban transgrediendo. Si ellos podían seguir cada uno de esos “no harás” ellos estarían santificados. ¿Saben ustedes que hay millares de adventistas que siguen la misma filosofía? Hemos usado al Espíritu de Profecía como un Talmud para encontrarnos todos los “no harás” y los “harás”. Pensamos que si podemos conseguirlos todos catalogados en una computadora podemos checarnos a nosotros mismos todo el tiempo y así evitar hacer todo el mal. Pero como muchos han descubierto uno puede tener un millón de leyes y nunca cesar de hacer el mal. No importa cuántos haya o cuán perfectamente estén adaptados a nosotros todavía hacemos el mal. Esas leyes no cambian el carácter. Uno puede inventar nuevas leyes para controlar a sus hijos pero todavía ellos tienen problemas, ¿no es verdad? No son cambiados por leyes tal como nosotros no lo somos. Pablo escribió acerca de “lo que era imposible a la ley por cuanto era débil a la carne.” Romanos 8:3. Recuerde que aún cuando hemos sido justificados, tenemos algunos problemas. El Señor se ocupa de esos con sus métodos; pero nosotros no podemos resolverlos con nuestros métodos. Esta interpretación fundamental por la ley de Jesús es que la ley es amor. No quiero decir la clase permisiva de lujuria que la gente llama amor en estos días estoy mirando a través de los ojos de Pablo cuando describe el amor en 1Corintios 13 y ustedes lo conocen muy bien. Siendo que la ley es amor, esto hace que la obediencia a la ley sea muy diferente de lo que la hemos visto ser, y hace al pecado muy diferente también. Esperanzadamente usted está llegando a ser familiar con esta cita de un capitulo anterior: “la justicia es santidad, la semejanza a Dios y Dios es amor” 1Juan 4:16. Es conformidad de la ley de Dios “porque todos tus mandamientos son justicia. Salmos 119:172; y el amor es el cumplimiento de la ley.” La justicia es amor; y el amor es la luz y la vida de Dios. La justicia de Dios esta personalizada en Cristo. Recibimos la justicia al recibirlo al él. DMJ 18. Dios es amor. Y la ley es una copia de su carácter,

151

así que la ley es amor. La obediencia a la ley es amor, así que la justicia es amor; y la santificación, la cual es la obediencia a la ley, es amor también. Todo esto es diferente a lo que la mayoría de nosotros hemos anticipado ante la santificación. Hemos sacado el amor casi completamente de la vida santificada. Hemos tratado de mirar en una manera egocéntrica así nosotros mismos para ver lo que nuestras manos hacen, cuando nuestros labios habla, que comemos, que escuchamos, y que vemos; entonces preguntamos “¿me pregunto si estos santificado?” eso no es santificación. No en lo mas mínimo. Todo el Espíritu de la santificación queda eliminado totalmente, y nos quedamos mirando al yo; y entre más miramos al yo, más llegamos a ser como el yo, y menos santificados llegaremos a ser. La justicia es amor, y ese amor se expresa en la acción. Por lo tanto, en la santificación hay obras y acciones, y actividad. Aquellos que están casados saben esto. Su cónyuge puede decir que lo ama todo lo que él quiere, pero a menos que realice los actos de amor usted tendrá un tiempo difícil para aceptar que verdaderamente él le ama. El amor debe ser expresado en acción. Jesús dijo: “si me amáis guardad mis mandamientos” Juan 14:15. La observancia de los mandamientos es motivada por nuestro amor por Jesús. Si no lo amamos olvídense de tratar de obedecer. Jesús enseña que si sale de un corazón lleno de amor entonces guarda su ley de amor. Sus mandamientos son únicos- amor supremo por Dios y amar a su prójimo como a sí mismo. Es la actividad, la actuación, por Dios y su prójimo que se adecua con lo que Jesús enseñó acerca de la obediencia. Esto se describe en varios lugares en la Biblia, y queremos grabarlos en nuestras mentes y ponerlos en el contexto de la santificación. Nuestro primer texto trata con ese tiempo en el Juicio cuando las ovejas y los cabritos se dividen. “Entonces el Rey dirá a los de su derecha ¡venid benditos de mí Padre! Heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed, y me disteis de beber, fui forastero, y me recibisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; estuve en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos responderán: Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento y te sustentamos; o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero y te recibimos; o desnudo y te cubrimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte? Y el Rey les dirá: os aseguro, cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos pequeños a mí me lo hicisteis.” Mateo 25:34-40. De acuerdo a Jesús, estas son las obras que son examinadas en el Juicio. Estas obras fueron profetizadas por Isaías que describen la vida de Jesús, y debemos ser como Jesús en la santificación. No podemos hacernos semejantes a él, pero él es capaz de hacernos como él. Aquí esta la profecía como está descrita por Isaías. “Antes, el ayuno que me agrada es éste: “Desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas opresivas, dejar libres a los quebrantados, que rompas todo yugo. Que partas tu pan con el hambriento, a los pobres errantes albergues en casa que cuando veas al desnudo lo cubras, y no te escondas de tu hermano.”Isaías 58:6-7. Esta actividad por los demás muestra nuestro supremo amor por Dios y nuestro amor por nuestro prójimo. Job, a quién considero un tipo de Cristo escribió estas palabras: “Porque yo libraba al pobre que clamaba, y al huérfano que carecía de ayudador. La bendición del

152

moribundo venia sobre mí y yo alegraba el corazón de la viuda, me vestía de justicia, y ella me cubría como un manto, y diadema era mi rectitud. Yo era ojos al ciego y pies al tullido. De los menesterosos era padre y de la causa del desconocido, me informaba con diligencia.” Job 29:12-16. Entonces Job presenta ideas parecidas pero desde el lado negativo, o lo que sucederá si no hacemos estas cosas “Si hubiera negado el derecho de mi siervo o mi sierva cuando tenían algún agravio contra mí. Si estorbé el deseo de los pobres si dejé desfallecer los ojos de la viuda, si comí mi bocado solo, sin compartirlo con el huérfano, si vi que alguien perecía por falta de ropa, si vi al menesteroso sin abrigo, si no me bendijeron desde su corazón, ni del vellón de mis ovejas se calentaron, si alcé mis manos contra el huérfano aunque me respaldaban a la puerta, entonces, ¡despréndase mi hombro y mi brazo sea quebrado! Más bien temí el castigo de Dios cuya majestad yo no tendría poder.” Job 31:13, 16, 17,19-23. Si no uso estas manos y brazos para bendecir a esta gente en necesidad, que mi brazo se caiga del hombro. Alimentarse solo a uno mismo es muy egoísta. No entendemos que esto es el cristianismo auténtico. El cristianismo que muchos de nosotros practicamos, es tanto como una perversión de la verdadera religión como la de los judíos en el tiempo de Cristo. Todos los intentos por ser justos por nosotros mismos olvidando a los demás es puro egoísmo. Estamos justo en un viaje egocéntrico, tratando de aumentar nuestro orgullo a fin de que alguien nos palmee la espalda eventualmente. Esa no es la justicia de la que la ley habla, o la que Jesús alguna vez discutió. Esta ambición por alguna posición elevada de exaltación donde seremos aclamados justos no es justicia por la fe en Jesús. Sin embargo, la justicia que nosotros generalmente queremos y por la cual nos examinamos por nosotros mismos es esa clase donde alcanzamos algún pináculo de éxito a fin de que seamos aclamados como justos. Eso es “el bien hecho” que los siervo fieles de Dios oirán, creemos nosotros. Eso no es de los que Cristo o Job o Pablo hablaron, pero es tan fácil ver la obediencia a la ley de esa manera. Cuando nos damos cuenta de que debemos obedecer a la ley decimos: “trataré de hacer lo que dicen y me haré santo a mí mismo.” El tipo de actividad descrita en Job e Isaías no es una acción ocasional de una vez por semana el día de los Servicios a la Comunidad. No es repentinamente obtener una idea para salir y ayudar a los pobres, o repartir canastas en Navidad una vez al año. Es un estilo de vida que prosigue cada día, que se interesa por las necesidades de todos los que llegan dentro de nuestra área de actividad. Es una actividad constante, una rutina regular, sin embargo, es mucho más que una disciplina propia. Es un corazón vertido hacia la gente en necesidad, porque son carne humana y porque no podemos verlos sin necesidad. Cristo lloró no porque Lázaro estuviera muerto sino porque se identificó por la necesidad humana con corazones que sufrían. Su corazón sufrió. El era uno con la humanidad y su corazón se vertió hacia ellos ¿es mi corazón atraído a la gente en necesidad? o ¿me las arreglo para vivir en soledad encapsulado en una pequeña concha de egoísmo? Normalmente un corazón es responsable de alguna manera y cuando la gracia de Cristo viene, nosotros somos aun más responsivos. Pero podemos llegar a estar tan endurecidos y cegados a las necesidades de los demás que llegamos al lugar donde ni aun los vemos. “La verdadera santificación no es nada más o menos que amar a Dios con todo el corazón” ST, 19 de mayo, 1890. “Amar a Dios supremamente y a nuestro prójimo como a nosotros mismo es una santificación genuina” ST 24, febrero 1890. “La verdadera santificación viene por medio de la acción del principio del amor.

153

`Y creído el amor que Dios tiene por nosotros. Dios es amor; y el que habita en amor habita en Dios y Dios en él” HA 560. El pensamiento que todo acerca de Dios es amor es visto en estas citas tan pronto como vivo en este amor celestial vivo en Dios y él vive en mí. Si no vivo en ese amor no vivo en Dios y él no vive en mí. Yo puedo guardar siempre tantas cosas correctas en la palabra de Dios pero si no vivo en ese amor él no vive en mí ni yo vivo en él uno no puede separar a Dios de su amor. Si no vivo en amor por usted, mi prójimo, no vivo en él. Esto nos lleva justo hacia el punto focal de Cristo nuestra justicia. Este amor el cual es justicia y únicamente se halla en Dios es todo el corazón de nuestro problema. De alguna manera en mi corazón debe haber un amor por usted, como Jesús lo tiene por usted. Yo no tengo naturalmente eso. Yo soy naturalmente egoísta y eso pelea en contra de ese amor por usted y trata de impedirme de amarle a usted como Cristo le ama. Puedo hacer la santificación el enriquecimiento del yo no la muerte del yo y hemos inventado muchas ideas acerca de la santificación que únicamente enaltece al yo y olvida a las demás gente. Podemos vivir de esa manera cada día de nuestras vidas y decir que estamos siendo santificados, y, sin embargo, olvidarnos de nuestro prójimo y sus necesidades. Este es un pensamiento distorsionado porque el yo está ocupado tan activamente y quiere ser exaltado. Los judíos que miraban despreciativamente a sus vecinos nunca estaban de acuerdo en que ellos no estaban siendo santificados. Era inconcebible para ellos. Este es nuestro problema. Juan el amado recordó estas palabras de Jesús “un mandamiento nuevo os doy que os améis unos a otros. Que os améis así como os he amado en esto conocerán todos que son mis discípulos, si os amáis unos a otros” Juan 13:34-35. Hemos usado esto para discutir con otros protestantes pero quiero que ustedes miren los conceptos que Jesús estaba enseñando aparte del debate. “Para los discípulos este mandamiento era nuevo; por que no se habían amado unos a los otros como Cristo nos había amado. El vio que nuevas ideas e impulsos debían controlarlos; que nuevos principios debían ser practicados por ellos por medio de su vida y muerte ellos iban a recibir un nuevo concepto del amor. La orden de amarse unos a otros tuvo un nuevo significado en la luz del sacrificio propio. La obra total de gracia es una de servicio continuo, de amor, de negación propia, de esfuerzo, de sacrificio propio. Durante cada hora de la estancia de Cristo sobre la tierra, el amor de Dios estaba fluyendo de él en vertientes incontenibles. Todos los que estén llenos de su Espíritu amarán como él amó. El mismo principio que actuó en Cristo actuará en ellos en todos sus tratos del uno con el otro. Este amor es la evidencia de su discipulado. “Por esto todos los hombre sabrán que sois mis discípulos” dijo Jesús ‘Si tenéis amor uno por el otro’ cuando los hombres están unidos no por fuerza ni interés propio, sino por amor, muestran la obra de una influencia que está por encima de toda influencia humana. Donde existe esta unidad, es evidencia de que la imagen de Dios está siendo restaurada en la humanidad que un nuevo principio de vida ha sido implantado, muestra que hay poder en la naturaleza divina para soportar las agencias supernaturales del mal y que la gracia de Dios subyuga al egoísmo inherente en el corazón natural.” DTG 677,678.

154

¿Por qué están atados hombres y mujeres a su cónyuge o hijos o padres o iglesia? ¿Es por la fuerza de las circunstancias? ¿Por temor de quedarse solos? ¿Por interés personal? ¿O es por amor? Cuando se empieza a mirar a estos motivos y circunstancias, sorprendentemente se encuentran a muy pocas personas unidas por el amor. Podemos unirnos a las iglesias por temor de perdernos o de estar equivocados. Podemos trabajar para Dios por interés propio. Tenemos maestros que trabajan con un sueldo sacrificado pero con un interés personal: obtener por este medio un boleto para el cielo. Tenemos misioneros al extranjero que llegan a ser misioneros por interés propio. Lo sé porque yo he sido uno. He hecho muchas obras en mi experiencia de las cuales estoy avergonzado. Podemos obtener buenos puestos en la iglesia de Dios por interés propio, y tenemos enorme ambición por esos puestos, y pensamos que es un paso más hacia el cielo. Podemos dar grandes ofrendas por interés propio, y dar estudios bíblicos por interés personal. Podemos enviar a nuestros hijos a través de todo nuestro sistema escolar solamente por interés propio; y cuando ellos no se convierten, nuestro interés personal

aparece y nos sentimos condenados por su fracaso.

Imagine el día cuando el mundo nos contemple unidos gentilmente, no por la fuerza o el interés personal, sino por amor.

Qué maravilloso estar casado por amor y no por interés propio. Qué portentoso. Cuán bueno es tener padres que os amen, y no están ahí por interés propio o por fuerza o por las circunstancias. Cuán asombroso es estar en una iglesia donde estemos unidos por amor y no por interés personal o por fuerza. Esto es lo que el Señor estaba hablando a sus discípulos—una unidad única, peculiar en una relación que no se encuentra en ningún otro lugar en el mundo, donde el egoísmo es expulsado y nunca más aparece ya.

Imagine a nuestro pueblo unido estrechamente con este lazo único del amor. Esto es lo que sucedió cuando el Espíritu fue vertido en Pentecostés.

¿Cómo puedo obtener este amor? “Amados, amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios. El que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.” 1Juan 4:7. Debo ir a Dios por este amor, pues “el amor viene de Dios.” Yo no lo tengo y no lo puedo producir. Nunca desarrollaré este amor con mi corazón egoísta. Se encuentra únicamente en Dios.

“Los primeros cuatro de los diez mandamientos están resumidos en un gran precepto: `Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón.´ Los últimos seis están incluidos en el otro: ´Y a tu prójimo como a ti mismo.` El primero no puede ser guardado y el segundo quebrantado, Ambos de estos mandamientos son una expresión del principio del amor.

El primero no puede ser guardado y el segundo quebrantado, ni puede el segundo ser guardado y el primero quebrantado. Cuando Dios tiene el lugar correcto en el trono del corazón, el lugar correcto le será dado a nuestro prójimo. Lo amaremos como a

155

nosotros mismos. Y únicamente como amemos a Dios supremamente, será posible amar a nuestro vecino imparcialmente.” DTG 607. Si usted me ve maltratando a mi vecino, o a mi cónyuge, o a cualquier otra persona, puede estar absolutamente seguro que Dios ha sido destronado de mi corazón, y que no guardo los primeros cuatro mandamientos. Cuando me vea amando mi prójimo como a mí mismo, usted dirá: “Él habita en amor así que el Señor debe habitar en él.” Es tan sencillo como eso. La santificación es una relación poco común—habitar juntos primero con Dios, y luego el uno con el otro; porque él vive en nosotros y nosotros vivimos en él. Cuando nuestros corazones estén unidos con él, podremos estar unidos el uno con el otro.

Aquellos que nunca experimentaron el tierno amor de Cristo no pueden conducir a otros a la fuente de vida. Su amor en el corazón [los primeros cuatro mandamientos] es un poder que nos impulsa a revelarlo en la conversación, en el espíritu tierno y compasivo, en la superación de las vidas de aquellos con quienes se asocian. En el corazón renovado por la gracia divina, el amor es el principio rector de la acción. Modifica el carácter, gobierna los impulsos, controla las pasiones, y ennoblece los afectos. Este amor albergado en el alma endulza la vida y vierte una influencia refinadora en derredor.” GAG 237. ¿Suena esto como la santificación? Uno puede ver la fragancia maravillosa del amor de Cristo y la justicia que endulza a todos.

“Nosotros lo amamos porque él nos amó primero.” 1 Juan 4:19. Y nos amamos unos a los otros porque respondemos a su amor. Él es la Fuente. Yo respondo. Entonces yo te amo; y me encargo de los últimos seis mandamientos cuando hago eso.

La santificación se realiza a través de la relación correcta con Jesús. Sin embargo, es el resultado de esa relación, y no la relación misma. Una relación con Cristo no es justicia. La relación es una que continúe entre tanto que la vida dure, como el matrimonio, que es una unión, una reunión en amor con Dios. Nunca nos separaremos entre tanto ambos vivamos. El amor que nos conecta con Cristo se realiza por medio de un lazo único y casi contradictorio. “Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso. Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga.” Mateo 11:28-30.

El lenguaje sencillo de Jesús algunas veces nos da pie a ser superficiales. ¡Siempre que Jesús hable en términos sencillos, entonces profundicemos! ¿Qué está diciendo aquí? La cita provee la respuesta: “Llevad mi yugo sobre vosotros,” Jesús dice. El yugo es un instrumento de servicio. El ganado es uncido para la labor, y el yugo es esencial para que ellos puedan trabajar eficientemente. Por medio de esta ilustración Cristo nos enseña que somos llamados a servir en tanto que nuestra vida dure. Debemos llevar su yugo sobre nosotros a fin de que podamos ser colaboradores con él. El yugo que nos vincula para el servicio es la ley de Dios. La gran ley de amor revelada en el Edén, proclamada desde el Sinaí, y en el nuevo pacto escrita en el corazón, es esa que liga al obrero humano a la voluntad de Dios.” DTG 329. Algunos dicen que no se sienten comprometidos con la ley, sino más bien se sienten separados por ella. Esto es porque no entienden que es la ley del amor.

156

“La ley es una expresión del pensamiento de Dios; cuando es recibida en Cristo, llega a ser nuestro pensamiento. Nos eleva por encima de los deseos y tendencias naturales, y sobre las tentaciones que nos conducen al pecado.” DTG 308. Tan pronto que usted pone la ley en Jesús, llega a ser su pensamiento. Uno tiene un corazón nuevo y una mente nueva que se deleita en hacer la ley de Dios. Somos ligados juntos por la ley, pero esa ley es amor. Y la acción de esa ley es amor. El amor supremo por Dios y el amar a mi prójimo como a mi mismo nos compromete juntos. La obediencia a la ley es una agencia aglutinadora.

Si aún no entiende, permítame abundar un poco más. “Los seguidores de Cristo han sido redimidos para el servicio. Nuestro Señor enseña que el verdadero objeto de la vida es el ministerio. Cristo mismo fue un obrero, y a todos sus seguidores él les da la ley del servicio – servicio a Dios y a su prójimo. Aquí Cristo ha presentado al mundo un concepto más elevado de la vida de lo que ellos jamás habían conocido. Al vivir para ministrar a los demás, el hombre es traído a la conexión con Cristo. La ley del servicio llega a ser el vínculo conector que nos une a Dios y a nuestros prójimos.” LPGM 326. Al ver su gran amor por mí en la justificación, y yo respondo, entro a este servicio de amor del que habla la ley. Cuando cada uno de nosotros responde a su amor, nos acercamos extrañamente más los unos a los otros. Al bendecirle y servirle a usted, soy atraído hacia él. Y a medida que mi corazón va hacia usted i corazón va hacia él. Lo entiendo a él mejor porque lo entiendo a usted mejor al acercarme a usted. Y cuando busco acercarme a Dios en respuesta a su amor y por causa de mi compasión por usted, estoy unido más y más cerca de Jesús y del Padre; y a su vez, cerca más cerca de usted.

La obediencia, entonces, es una cualidad extraordinaria. No es sólo tratar de hacer algo por alguien más. No es solo tratar de dejar de mentir acerca de usted. ¿Cómo puedo mentir acerca de usted cuando yo lo amo a usted? Sería un error terrible decir una mentira. La transgresión de los “no harás” llega a ser imposible cuando lo amo tanto a usted. No puedo violar esos mandamientos, ni aún con el pensamiento. Cuando mi corazón esté lleno de amor, seré atraído y seré sensible a sus necesidades. Pensaré más y más en usted y me olvidaré más del yo. Este es un tipo diferente de obediencia. Esta es la obediencia del amor. Y a medida que empiece a servir a la humanidad de esa manera, desde un corazón sensible lleno de amor por ellos, Jesús desciende como luz del cielo.

En una iglesia que una vez pastoreé, decidí un día visitar a todos los miembros. Todo el día fui de casa en casa, y durante todo el día escuché sus problemas. Mi cabeza me empezó a doler. No estoy criticando. Solo estoy diciendo lo que sucedió aquel día. Descubrí que la gente tiene toda clase de problemas cuando reciben amor continuamente pero no lo otorgan a otros. Si continuamente oímos y recibimos, y nunca lo entregamos a los demás, llegamos a ser como el Mar Muerto, solo amargo al gusto; y fue amargo para mí oír a toda esa gente contarme sus problemas. Cuando terminé de visitar esos hogares, yo quería dejar el ministerio. Me dije, “Deja que alguien más venga y cuide estas ovejas.”

157

Alrededor de las ocho esa noche, fui a visitar al primer no adventista que había visto ese día. Supongo que no era una vista muy bienvenida al tocar a la puerta en esa hora de la noche. En mi depresión y desánimo estaba amargamente agobiado. Pero ella tenía hambre espiritual; y después de que había paladeado las maravillas de la gracia y la Palabra de Dios, ella anhelaba más. Había olvidado que mis bolsillos y portafolio y cerebro estaban llenos de cosas buenas para la gente con hambre espiritual, porque no me había encontrado ninguna gente anhelosa ese día. Solamente había hallado personas criticonas, amargadas que habían sido sobre-alimentadas y saturadas de sermones. Al principio pensé que era como los demás, pero ella empezó a hacerme preguntas, y el Señor por su gracia me dio las respuestas. Y cada respuesta era como luz del cielo para ella. Ella estaba encantada y nunca había visto a nadie como yo en su vida. Por cerca de una hora le di un banquete, y entre más le daba, más complacida se hallaba, y mientras más feliz llegaba a estar, más se intensificaba su satisfacción y mayor era mi felicidad. Y cuando oramos, supe que el cielo había descendido y la gloria llenaba nuestras almas. Ella estaba tan agradecida. Yo no sentí que había hecho mucho pero yo estaba literalmente jubiloso, y también ella. Me fui a casa y dormí un hermoso sueño esa noche. Yo había olvidado todos los problemas de los santos, porque había alimentado a una alma hambrienta.

Amigo, el mundo está esperando ver un grupo de cristianos que están unidos porque aman a Dios y unos a otros. No importa el color de su piel o de dónde son, siempre que estén unidos por el amor. En su unión no hay interés personal, ni presiones, ni fuerza; solo el amor de Cristo motivándolos. No hay nada más como esto. De alguna manera, nos ha llegado la idea de que es necesario presionar a la gente para trabajar por Dios. Usamos toda clase de presiones pero no el amor. La santificación no es así y gracias a Dios que no es.

La santificación es el amor maravilloso de Dios manifestado por mí hasta que lo vea en toda su gloria; y me suavice en el interior. Y a causa de esto, sea un esposo más amable, un padre más comprensivo, un pastor más compasivo, un mejor vecino, un empleado o patrón más eficiente. Y los que estén en derredor de mí empiecen a ver que el amor de Dios ha descendido y mora en mi alma.

Perdámosle el temor a la santificación. No es una escalera imposible que usted tiene que escalar por un millón de kilómetros. No es eso, para nada. Es Dios descendiendo y ligando nuestros corazones en amor por él, hasta que digamos: “¿Cómo puedo dejar de amarlo cuando él me ama tanto?” Y con un corazón tan lleno y rebosando, ¿cómo puedo dejar de amar a mi prójimo? Serviré a Dios y a mi prójimo en la misma manera en que Cristo sirvió a la humanidad cuando anduvo en esta tierra; y por esta maravillosa vida de servicio el Señor dirá: “Bien, siervo bueno y fiel….entra en el gozo de tu Señor.”Mateo 25:21.

Somos santificados por su amor y gracia. Que Dios nos ayude a ver esto y no solo a darnos cuenta, sino a estar convencidos de vivir la vida de amor y servicio que Cristo nos ha dado e inspirado en nosotros por su ejemplo maravilloso y amor por nosotros.

158

16 Una dependencia vital

El apóstol Pablo escribió: “dejemos todo lo que estorba, y el pecado que tan fácilmente nos enreda, y corramos con perseverancia la carrera que nos es propuesta, fijos los ojos en Jesús, autor y perfeccionador de la fe, quien en vista del gozo que le esperaba, sufrió la cruz, menospreció la vergüenza, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Hebreos 12; 1,2. Dejar los pecados a un lado se logra únicamente al mirar a Jesús. Es el Único que realiza esta tarea difícil. Con frecuencia leemos la primera parte de este texto y entonces dejamos de leer; y concluimos que debemos expulsar los pecados por nosotros mismos. Eso no es lo que Pablo escribió. Debemos mirar a Jesús el Único que activa nuestra fe y nos inspira, y el Único que termina nuestra fe también. Él nos habilita para dejar el pecado a un lado y correr con paciencia la carrera cristiana. ¿Cuál es el trabajo que hacemos en la santificación? ¿Cuáles son las obras que se requieren, si acaso, en esta etapa llamada santificación? El Señor es el Único que es el principal motivador, y la Biblia dice que alcanzamos estas cosas al mirarlo a él. El es ambos el autor y consumador de nuestra fe. Pablo declara esto de alguna manera diferente en otro texto: “¿Tan insensatos sois? ¿Habiendo empezado por el Espíritu ahora vais a terminar por la carne?” Gálatas 3:3. Si Dios es el Único que por su Espíritu nos inició en el camino cristiano, ¿piensa que puede terminar la obra usted mismo? Elena White discute este problema y hace algunas preguntas acerca de él. “Muchos tienen la idea que ellos deben hacer una parte de la obra solos. Han confiado en Cristo para el perdón de los pecados, pero ahora buscan por sus propios esfuerzos vivir correctamente. Pero cada esfuerzo tal debe fracasar.” CC 69. Con frecuencia pensamos que en la conversión y en la justificación, el Señor se encarga de eso por nosotros, pero después de eso, después de haber iniciado el camino cristiano, ahora debemos crecer por nosotros mismos y ser santificados por nuestros propios esfuerzos. Por supuesto esta no es la actitud debida. Otro pensamiento concerniente a esto se encuentra en este texto bien conocido: “Y nosotros todos, que con el rostro descubierto, contemplamos como con un espejo la gloria del Señor, vamos siendo transformados de gloria en gloria, a la misma imagen, por el Señor que es el Espíritu.” 2 Corintios 3:18. Hebreos 12:2 menciona mirar a Jesús, y aquí Pablo habla de contemplar su gloria. Somos cambiados al contemplar a Cristo. Mirar y contemplar son actividades. Son obras. No son solo procesos mentales. Cada uno es algo que hacemos. Y algo sucede cuando hacemos eso. Jesús dijo: “Permaneced en mí y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar mucho fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; tampoco vosotros si no permanecéis en mí.” Juan 15:4. Mirando, contemplando, morando. Estas son las tres palabras con las que logramos la santificación. Miramos a Jesús, lo contemplamos, y moramos en él. Estos aspectos del cristianismo parecen tan sencillos, y, sin embargo, no los entendemos adecuadamente. Por lo menos es difícil para nosotros practicarlos.

159

Esto es fe en acción. La fe es mucho más que un proceso mental. Hay una actividad que es parte de la fe, que funciona al mirar, contemplar y morar. “Esta es la obra de Dios, que creáis en Aquel a quien él envió” Juan 6:29. Esta es una obra o actividad—que creemos en Jesús a quien Dios envió a este mundo. Así que creer es más que un mero asentimiento de la verdad. Es más que creer en alguien o en algo. Mientras contemplamos el amor maravilloso que Dios tiene por nosotros como se manifestó en Jesús, la respuesta normal es amarlo a quien primero nos amó. A medida que responde a su amor amándolo, usted desea contemplarlo. Los dos endemoniados de quien Jesús sacó tantos demonios le rogaron a Jesús que se quedara con ellos. Eso es normal pues a uno le gusta estar con aquellos que ama. Jesús les dijo que regresaran a su pueblo y contaran a otros lo que él había hecho por ellos. Era algo muy difícil separarse de Jesús cuando lo amaban tanto, porque había hecho tanto por ellos. María Magdalena a quien Jesús había sacado siete demonios, siempre quería sentarse a los pies de Jesús. Cuando amas a alguien, quieres sentarte y contemplar a esa persona y escuchar cada palabra. Es muy agradable hacer eso, y es desagradable estar lejos de esa persona. Cristo dijo de María sentada a sus pies que “María eligió la buena parte, que no le será quitada.” Lucas 10:42. Esta es una actividad mejor, y más importante que algunas otras cosas que pensamos son tan necesarias de hacer. María no permitió que sus quehaceres domésticos interfirieran con su afecto por Jesús. Ella encontró tiempo para sentarse a sus pies por que lo amaba tanto. Esta contemplación, este mirar, este habitar con él es una actividad de amor. Todo está basado en el amor. No es algo que trato de avivar en mí mismo y decir: “Voy a hacerlo aunque me mate.” No amamos de esa manera ¿Verdad? El amor no es algo que podemos fabricar. Pero si a usted le falta amor por Cristo, todo lo que tiene que hacer es tomar su Biblia y algunos libros del Espíritu de Profecía y principiar a leer de cuánto lo ama Jesús a usted. Algunas veces él se manifestará en la naturaleza, o por medio de otra gente que le dará testimonio del portentoso amor de Dios por ellos. Eso nos hace darnos cuenta que él nos ama también a nosotros. Entonces usted querrá sentarse a sus pies y contemplarlo. Recuerdo esos días cuando trataba de hacer las obras de un cristiano aunque me matara. Me propuse leer toda mi Biblia, y por pura determinación me las arreglé para leer apenas hasta la mitad. Pero nada se logró. De repente me di cuenta que no estaba mejor que cuando empecé. Era un trabajo difícil leer la Biblia. Un año más tarde, me encontré a mí mismo, después de trabajar largas horas en el campo, permaneciendo hasta tarde cada noche para leer mi Biblia. No podía saciarme, quería más de Jesús. Yo era la misma persona pero repentinamente me cambió el apetito por el Pan de vida eterna. Siendo que Cristo ya no está aquí personalmente, ¿cómo moro en él y lo miro a él y lo contemplo? Pensamos que los discípulos tenían una ventaja siendo que podían verlo físicamente; y María Magdalena disfrutaba su compañía allí mismo en su propio hogar muchas veces en Betania. Pero Cristo dijo que era conveniente para nosotros que él se fuera. Aquí hay una cita que podemos leer vez tras vez de nuevo, porque es un tema que apenas comprendemos y casi nunca practicamos: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos,” Cristo dijo a sus discípulos. Aunque él estaba por ser removido de ellos, su unión espiritual con ellos iba a permanecer inmutable. La conexión de la rama con

160

la vid, representa la relación que deben sostener conmigo. El vástago es injertado en la vid viviente, fibra por fibra, vena por vena, crece en el tallo de la vid. La vida de la vid llega a ser la vida de la rama. El alma muerta en transgresiones y pecados recibe la vida a través de la conexión con Cristo. Por fe en él como un Salvador personal de forma la unión. El pecador une su debilidad a la fuerza de Cristo, su vacío a la plenitud de Cristo, su fragilidad a la potencia perdurable de Cristo. Entonces él tiene la mente de Cristo.” DTG 675. Estos son pensamientos complejos. Cuando descubro cuán desesperadamente lo necesito, y lo que él me ofrece en la salvación, entonces empiezo a comprender por la fe que él ya me ha dado la enormidad de su don, y repentinamente lo amo tanto que nunca quiero dejarlo ir. La unión espiritual se forma; y yo hallo en mí un deseo de leer acerca de él, de hablar de él, y de pensar en él. Moramos juntos mi Señor y yo. Esto es conversión, que es parte de la justificación. Ahora mismo estamos hablando de la santificación. ¿Cuál es el paso que sigue más allá de formar esa unión espiritual con Cristo? ¿Cuál es la progresión desde esta unión hasta la santificación? “Esta unión con Cristo, una vez formada, debe ser mantenida [aquí es donde aparece la santificación]. Cristo dijo: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como la rama no puede llevar fruto por sí misma, si no permanece en la vid; tampoco vosotros, si no permanecéis en mí” Juan 15:4. Este no es un toque casual, no es una conexión intermitente. Esta rama llega a ser una parte de la vid viviente. La comunicación de vida, fortaleza, y fertilidad desde la raíz hacia las ramas es sin impedimentos y constante. Separada de la vid, la rama no puede vivir. Así también – dijo Jesús—ustedes no pueden vivir separados de mí. La vida que han recibido de mí puede ser preservada únicamente por la comunión continua. Sin mí no pueden vencer un pecado, o resistir una tentación.” DTG. 676. Este es el corazón y alma de la santificación—este vivir en Jesús y permanecer en él. “La fe es la única condición mediante la cual se puede obtener la justificación, y la fe incluye no solo creer sino confiar. Muchos tienen una fe nominal en Cristo, pero no saben nada de esa dependencia vital de él, que se apropia los méritos de un Salvador crucificado y resucitado.” 1 MS 389. Muchos de nosotros estamos satisfechos con una creencia de que él es nuestro Salvador, y tenemos una percepción mental de que él murió por nosotros, y aún una experiencia casual de alguna clase en reconocimiento de que él es bueno con nosotros. Pero no permanecemos en él. No nos quedamos allí y confiamos constantemente en él. Nos marchamos y tratamos de hacerlo por nosotros mismos. Entonces cuando fallamos en eso, pensamos que nos ha desposeído lo cual está lejos de la verdad. Él no nos deja porque fallamos. Estos son los conceptos que con frecuencia tenemos en cuanto a cómo él actúa con nosotros. Esta permanencia en Cristo es sostener una dependencia vital, viviente, como niños que dependen de un padre. Nunca cesamos de ser dependientes, ¿verdad? Con frecuencia pensamos que cuando seamos mayores vamos a ser independientes, pero cada cual es dependiente de alguien más; y todos somos dependientes de Dios. Si deja de llover en su estado por dos años, no estaría lavando su ropa o regando el jardín. He visto a comerciantes muy ricos que sufren por la falta de lluvia. Tuvieron que pedir prestado dinero cada mes para comer, y todo porque no llovía. Siempre seremos dependientes en la vida física y en la vida espiritual.

161

Nuestra dependencia de Cristo para avanzar en la vida cristiana se entiende mejor cuando consideramos estas palabras de Jesús: “Considerad cómo crecen los lirios. No labran ni hilan. Y os digo que ni Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.” Lucas 12:27. Los lirios nunca trabajan, pero están creciendo, La santificación tiene mucho que hacer con el crecimiento. Todos nosotros queremos ese hermoso manto de justicia, y algunos creen que tienen que trabajar para obtener el manto; y hay muchos textos y citas que parecen decir eso. Pero aquí se nos dice que consideremos los lirios en todo su esplendor y belleza. No trabajan y, sin embargo, crecen. ¿Cómo llegaron a ser así? Sencillamente porque el maravilloso Creador los hizo así. Él no solo los hace florecer; sino que también les confiere esplendor y gloria. Aún el riquísimo y el sapientísimo no son vestidos como ellos. Seremos como Cristo, el Lirio de los Valles, cuando seamos vestidos en su vestido de justicia. Hay todo un capítulo sobre este versículo en el libro El Camino a Cristo. El capítulo se titula “Creciendo en Cristo.” Pablo oró: “que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un estado perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo.” Efesios 4:13. Esto es crecer en Cristo. Aquellos que se preocupan acerca de la perfección cristiana, deben pasar más tiempo leyendo ese capítulo, porque tiene pensamientos maravillosos acerca de la santificación y el crecimiento cristiano. Considere estos pensamientos extraídos de ese capítulo. “Las plantas y las flores crecen no por su propio interés o ansiedad o esfuerzo, sino aquello que Dios les ha proporcionado para sostenerlas con vida. El niño no puede, por ansiedad o esfuerzo de sí mismo, asegurar el crecimiento espiritual. La planta, el niño, crecen al recibir de su entorno aquello que ministra a su vida—aire, luz solar y alimento. Lo que estos dones de la naturaleza son para los animales y las plantas, así es Cristo para aquellos que confían en él.” CC68. Es recibiendo lo que Dios provee como podemos crecer, y no por nuestros propios esfuerzos. Entonces la cita continúa para dar muchos textos bíblicos que describen a Jesús como el Único que produce todos los elementos para el crecimiento. Estos incluyen “luz eterna” (Isaías 60:19); “un sol y un escudo” (Salmo 84:11); “el rocío de Israel” (Oseas 14:5); y “el pan de Dios”…que desciende del cielo, y da vida a todos los hombres” (Juan6:33. Todos estos son símbolos diferentes de la función de Cristo como una agencia dadora de vida que conduce al crecimiento tanto como a la vida misma. Él no es solo el Dador de la vida, él es el Sustentador de la vida, en lo espiritual tanto como en la vida física. Al aprender las sencillas lecciones de la naturaleza, empezamos a considerar a los lirios, cómo crecen, y eso nos dice cómo crecemos, lo cual sucede al recibir la lluvia, la luz del sol, y los nutrientes que Dios ha provisto para el crecimiento, ya sea en lo espiritual o en lo físico. Otra ilustración nos es dada acerca de cómo funciona la naturaleza en este respecto. “Como la flor se vuelve al sol, para que los rayos brillantes puedan auxiliar en perfeccionar su belleza y simetría, así nosotros debemos volvernos hacia el Sol de Justicia [Jesús], a fin de que esa luz del cielo puede brillar sobre nosotros, y que nuestro carácter pueda ser desarrollado a la semejanza de Cristo.” CC 68. Jesús enseña la misma cosa cuando dice: “Permanezcan en mí y yo en ustedes.” Así como la flor sigue al sol a través de cielo para que pueda tener su belleza y simetría, así nosotros debemos permanecer en Cristo. No entendemos esto como debemos.

162

Justamente en la mitad de esta idea de permanecer en Cristo están estas palabras de Jesús: “Porque sin mí nada podéis hacer.” Juan 15:5. Este es un texto que para algunos les parece que se auto desaparece. Piensan que nos minimiza. Siempre pensamos en que nosotros debemos hacer algo. Hay algo para que lo hagamos, pero él dice que sin él nada podemos hacer. Con frecuencia tratamos de hacer un ataque frontal a nuestras deficiencias y pecados y malos hábitos. El Señor dice que podemos tratar de hacer eso, pero no servirá. “¿Puede el etíope cambiar el color de su piel, o el leopardo sus manchas? Así, tampoco podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer el mal. Jeremías 13:23. No es tratando de cambiar este o aquel hábito o acto externo. Es por medio de una conexión con Jesús, mirándolo, contemplándolo y permaneciendo en él. Esto cambia el corazón. Esto crea una vida nueva. Esto trae un poder nuevo. No debemos confiar en nosotros mismos. Debemos confiar únicamente en Jesús. Usted es exactamente tan dependiente de Cristo, para vivir una vida santa, como es la rama del tronco para el crecimiento y productividad. Separado de él no tiene vida. Usted no tiene poder para resistir la tentación, o crecer en gracia y en santidad. Permaneciendo en él usted florecerá. Derivando su vida de él, usted no se marchitará ni se quedará sin fruto. Será como un árbol plantado junto a arroyos de agua.” CC 69. De alguna manera hay una batalla que tenemos, la insistencia de que nosotros podemos hacerlo, especialmente después de haber experimentado la conversión. ¿Qué podemos hacer separados de él? Es como los niños pequeños cuando hay el potencial para que ellos sean un adulto, pero el niño no es todavía un adulto. Y hacemos toda clase de tonterías como niñitos, por ejemplo: cruzar corriendo una calle de intenso tráfico. Tal vez papá y mamá les permitirán correr ahí, pero tienen ojos de halcón, mirándolo a usted cada segundo; ellos llegan para arrebatarnos de cualquier peligro que aparezca. ¿Acaso Dios, nuestro Padre celestial, no permanece muy cerca de sus hijos? Algunas veces pensamos que está tan lejos; pero él dice que nunca nos dejará ni nos olvidará. No podemos soportar tenerlo tan alejado, o nos destruiremos a nosotros mismos. Él sabe esto aunque no nos demos cuenta de ello. “El ángel del Señor acampa en derredor de los que le temen y los defiende.” Salmo 34:/. Él está siempre allí interesado en la tierna plantita. La cita continúa: “Nuestro crecimiento en la gracia, nuestro gozo, nuestra utilidad—Todo depende de nuestra unión con Cristo. Es por la comunión con él, diariamente, cada hora--morando en él—que debemos crecer en la gracia. Él no es solo el Autor sino el Consumador de nuestra fe. Es Cristo primero y último y siempre. Él debe estar con nosotros, no solo al principio y al final de nuestra vida, sino en cada paso del camino.” Este concepto de caminar con Jesús, de permanecer en él, de morar con él—ésta es la vida cristiana. No hay crecimiento sin esto. De alguna manera, cuando encaramos el fracaso en nuestras vidas, sentimos que él está alejado. Pero en realidad, todo lo que hemos descuidado hacer es la permanencia. Estamos tan ocupados, y por nuestra propia incredulidad y nuestros propios actos pecaminosos él parece lejos, muy lejos de nosotros. Pero El dice que siempre está allí. El salmista aprendió esto por medio de una experiencia difícil la cual nos da algunas de las razones por su éxito. “Al Señor he puesto siempre delante de mí, porque está a mi diestra no seré conmovido.” Salmo 16:8. Puedo resolver todo el día dejar de pecar, pero no es la resolución, es la presencia de Jesús. Él es mi estabilidad y es mi fe en él, no mi resolución lo que hace la diferencia. Si él está allí, él me guardará.

163

Con demasiada frecuencia pensamos que podemos actuar y así ganar su presencia. Si hemos hecho bien él nos alaba uniéndose con nosotros. Entonces pensamos que podemos caminar la vida cristiana. Pero dejamos de producir siempre la bondad que lo atrae a él. Él es un Dios de gracia que se une con nosotros mientras somos indignos. Mientras aún éramos sus enemigos Cristo murió por nosotros. De otro modo nunca podríamos hacer una cosa para uirnos con él. Él desciende del cielo a encontrarse con la humanidad y unirse con nosotros, y dice; “Estoy reconciliado con ustedes; reconcíliense conmigo.” Entonces caminamos y platicamos con él porque él nos amó primero, no porque nosotros ganamos el favor. Es por la fe que reconozco su presencia; y él se hace muy cercano a nosotros. Usted puede ir a través de la vida y pensar que ha perdido su presencia por algunos actos o hábitos, y entonces repentinamente, casi de ningún lugar, él se manifiesta a sí mismo a usted. Y usted dice: “pensé que él se había ido, pensaba que me había olvidado.” Y ahí está él. He tenido gente que no se atrevería a contarme de su pasado han venido a mí totalmente sorprendidos y estremecidos por que él Señor se ha manifestado a sí mismo a ellos. Eso significa que ellos son muy preciosos para él. Después de que Jacob defraudó a su hermano Esaú y huyó, cuando él durmió esa primera noche descubrió que Dios no se había alejado. El llamó a ese lugar Bethel -- la casa de Dios. Él estaba literalmente en la presencia de Dios pero todo el momento pensaba que estaba alejado kilómetros y kilómetros. Pero ahí estaba él. Cuántos hay que piensan que lo han despedido. Él no sale rápidamente. Es muy difícil librarse de él. Él se vincula más que un hermano, la Biblia lo asegura. Si él Padre dio su propio hijo para morir por usted, y si Cristo dio su propia vida se va a necesitar mucho para librarse de él. Es la incredulidad la que eventualmente lo aleja, pero no nuestros pecados y malos hábitos. Tan pronto como descubrimos que él está presente repentinamente, esos pecados y hábitos desaparecen. No nos interesa más cuando Dios esta ahí. Es la presencia permanente de Cristo la que nos libra de todos nuestros problemas. Permanecer en Jesús tiene tal profundidad y significado que necesitamos regresar y mirar a las ramas y a la vid más cuidadosamente. Necesitamos examinar qué sucede para entender que es lo que él nos esta diciendo en esta parábola que es entendida tan pobremente. “Esta unión con Cristo una vez formada debe ser mantenida. Cristo dijo ‘permaneced en mí y yo en vosotros. Como la rama no puede llevar fruto en sí misma a menos que permanezca en la vid; tampoco vosotros, a menos que permanezcáis en mí.’ … permanecer en Cristo significa recibir constantemente de su Espíritu una vida de entrega sin reservas. El canal de comunicación debe estar abierto continuamente entre el hombre y su Dios. Como la rama de la vid recibe constantemente la savia de la vid viviente, así también nosotros nos tomamos de Jesús, y recibimos de él por la fe la fortaleza y perfección de su propio carácter” DTG 676. Ustedes han visto como esos pequeños zarcillos se aferran a la planta; y así nosotros debemos asirnos de Jesús. Recuerde que las plantas reciben la luz solar, la lluvia y los nutrientes y al recibirlos crecen. Debemos recibir de él las cosas que vienen de su Espíritu y nos hacen crecer. Aun la perfección de su propio carácter viene de él. Él siempre esta concediéndolo a aquellos que lo reciban. Además, hay “una vida de rendición sin reservas a su servicio” Esto es dar a otros lo que recibimos de él. Sabemos que si únicamente recibimos, llegamos a ser como el Mar Muerto—solo arroyos envenenados. Si nunca

164

damos, nuestra hambre y sed eventualmente se irán. Debemos conceder aquello que recibimos. Tan pronto como usted empiece a dar a otros porque ama a las almas, entonces inmediatamente tiene hambre y sed. Y mientras damos constantemente queremos recibir aun más y llegamos a ser canales abiertos por medio de los cuales Dios obra. Una vid es un canal que eventualmente produce frutos. Este proceso único es diferente de lo que muchos habían pensado que era. “Por la fe usted llegó a ser de Cristo y por la fe debe crecer en él—dando y recibiendo usted debe de dar todo—su corazón, su voluntad, su servicio—entréguese usted mismo a él para obedecer todos sus requerimientos; y usted debe tomar todo – Cristo la plenitud de todas las bendiciones, para que habite en su corazón, para que sea su fortaleza, su justicia, su ayudador eterno – para darle poder para obedecer.” CC 70. Sea lo que él tenga, debemos buscarlo, abrazarlo y tomarlo, porque únicamente por medio de él somos capaces de hacer estas cosas. Él no es únicamente mí ayuda y mí fortaleza sino también mí justicia. Él es imperfección. Él no es únicamente el poder capacitador, él es la bondad y la corrección. Es la justicia de Dios en Cristo Jesús, Él también me da eso. Él es la perfección. Estos vienen a mí como un don, y yo debo recibirlos. Mientras usted participa de la misma naturaleza del tronco de la vid producirá uvas como el tronco (no como la rama). El tronco es la vida de la persona; la rama separada de el no tiene vida. Cuando como ramas tratamos de funcionar sin él, tenemos problemas. Recibimos de él no solo el poder, sino también la justicia de Cristo mismo. La lección es sencilla. Miro a la Vid , no a la rama. Miro a Jesús contemplo su gloria, moro en él, no en mí mismo. Con frecuencia nuestro tiempo es empleado mirándonos a nosotros mismos y preocupándonos acerca de nosotros mismos y especialmente en el área de crecimiento. Miramos para ver como estamos haciendo. Esa es una ocupación peligrosa. Puede ser necesaria ocasionalmente, pero no debe ser un hábito de ninguna clase. Nuestra principal ocupación debe ser mirar a la Fuente de vida debemos ser buena tierra y no buenos labradores él es el labrador, a medida que somos bueno terreno bueno, El produce una buena cosecha en nosotros. Nuestra esperanza no está en nosotros mismos sino en él. Tenemos dificultades empleando el tiempo mirando a Jesús y permaneciendo en él, especialmente en este día y época cuando estamos eternamente ocupados. Pensamos que sí estamos ocupados en cosas buenas está bien; pero no está todo bien. ¿Alguien o algo se interpone entre Jesús y yo? ¿Se enojan las esposas algunas veces con sus maridos por que pasan todo el tiempo en sus empleos? Después de un rato la esposa dice: “creo que amas ese empleo más de lo que me amas a mí.” Después de un tiempo, llega a suceder una separación de afectos. Usted nunca convencerá a Jesús de que él es supremo a sus afectos cuando usted pasa todo su tiempo haciendo todas sus cosas. Toma tiempo estar enamorado y mantener el amor. Parte del amor es compartir el tiempo ¿verdad? Sí usted roba a su amor el tiempo, usted está despreciando el amor. Pasar tiempo con Jesús es parte de nuestro amor con él. Tiempo con el se llama devoción por que soy devoto de él. Nuestro tiempo con él no es algo que trato de producir a fin de que pueda hacer que el me ame. Lo amo por que él me amó primero. Él provoca todo el amor. Hay una razón por la que tenemos dificultad de pasar el tiempo con Jesús alguien sabe que el tiempo que usted emplea con Jesús lo hará diferente. Él sabe mejor que nosotros

165

“cuando la mente habita en el yo, es desviada de Cristo la fuente de fortaleza y vida. De aquí el esfuerzo constante de Satanás para mantener la atención desviada del Salvador, y así impedir la unión y comunión del alma con Cristo. Los placeres del mundo, los cuidados de la vida, las perplejidades y las tristezas, la falta de los demás con sus propios errores e imperfecciones, por medio de algunos o de todas estos él buscará desviar la mente. CC 71. Puedo encontrarme tan involucrado en los pecados de otros y en todas las cosas terribles que han sucedido en la iglesia que nunca veo a Jesús. Puedo estar tan absorto en los placeres, tratando de escapar de mi miseria. Puedo hacer todas estas cosas que rompen la comunión con Cristo. Hay problemas en todas partes hoy, y el diablo hace omnipresentes a las dificultades para distraer mi mente de Cristo. Continuando con la cita: “no sean desviados por sus artimañas. Muchos que son verdaderamente concienzudos, y que desean vivir para Dios él también con frecuencia los guía a morar con sus propias faltas o debilidades y así al separarlos de Cristo espera ganar la victoria no debemos hacer del yo el centro, y tener ansiedad y temor en cuanto si seremos o no salvados. Todo esto aleja al alma de la fuente de nuestra fortaleza. Encomiende la custodia de su alma a Dios y confié en él hable y piense de Jesús. Deje que el yo se pierda en él aleje toda duda deseche sus temores diga como el aposto Pablo ‘vivo no ya yo, sino Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne la vivo por la fe en el hijo de Dios el cual me amo y se entrego así mismo por mí. Galatas 2:20 Descanse en Dios. Él es capaz de guardar aquello que usted le ha encomendado. Si usted se entrega en sus manos, él hará de usted más que un conquistador a través de él que lo ha a amado a usted.” Es fácil para todos ser egocéntricos. Pensamos que debemos estar ansiosos o no mostraremos que valoramos la vida cristiana. Pero nuestra ansiedad no debe ser acerca de nosotros mismos; de otra manera no confiaremos en é l. ¿Es el capaz? ¿Es él suficiente? ¿Puede él ser confiable? ¿Puede usted depender de el? ¿Es él un buen Padre? ¿Es él un buen proveedor? El nunca cabecea o dormita. El siempre nos vigila. Cuando usted descubre la respuesta a todas estas preguntas, usted puede descansar en los brazos eternos y decir: “El cuida de mí”. Esta no es una vida totalmente pasiva ¿Qué en cuanto a el mirar, el contemplar, el permanecer, el buscar, el confiar? Este es una actividad de día tras día, de hacer el contacto como conectar el aparato a la electricidad. Manténgalo ahí y nunca lo retire. Siempre debo morar en él, aferrándome a él, como esos pequeños zarcillos de la vid, asiéndose a Jesús. Cuando tenemos esta conexión viviente con Cristo tenemos crecimiento espiritual. Esto es fe. Es todo el corazón del cristianismo; y la Biblia lo dice que él da a cada hombre una medida de fe. Somos capaces de hacer esto. No podemos pelear la batalla del pecado; pero Pablo nos dice “Pelea la buena batalla de la fe”. 1 Timoteo. 6:12. Continúa confiando y mantente mirando hacia arriba. Esta es la clave para toda la vida cristiana. Entonces, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Filipenses 4:13. Separado de él, yo no tengo nada. La siguiente cita resume todo esto: “Una vida en Cristo es una vida de quietud. Puede no haber algún éxtasis de sentimientos, pero debe haber una permanente y pacifica confianza. Su esperanza no es en usted mismo; está en Cristo. Su debilidad se une a su fortaleza, su ignorancia a su sabiduría, su fragilidad a su potencia permanente. Usted

166

no debe mirarse a sí mismo, ni permitir que la mente habite en el yo, sino mirar a Cristo. Que la mente habite en su amor, en la belleza, la perfección de su carácter. Cristo en su negación propia, Cristo en su humillación, Cristo en su pureza y santidad. Cristo en su amor inigualable--este es el tema para la contemplación del alma. Es amándolo, imitándolo, dependiendo totalmente de él, que usted debe ser transformado a su semejanza.” CC 70,71. Esto usted puede hacer. Esto él le inspirará a hacer. Día tras día él le dará a usted un estimulo amoroso para hacer estas cosas. Búsquelo primero cada mañana. Si usted se da cuenta en la mañana, ambos, la Biblia y el periódico están allí, él le dará a usted una pequeña motivación para leer la Biblia primero. El no regaña o reprende o se enoja o condena. El solo pregunta: “¿Me buscarás primero? Hablemos un momentito. Lleguemos a reencontrarnos hoy. Caminemos a través de este día mano con mano.” El Señor hace esto tan amablemente. Esta es mi fe en acción. Esto es expresar mi amor por él, en respuesta a su amor por mí. Y cuando caminamos a través de la vida juntos, usted estará asombrado por la transformación. No es por medio de tratar. Es más bien por confiar. Solo aférrese a Jesús, mirando hacia él. Y ese no es una tarea desagradable, ¿verdad? Muchos apenas se deleitan sentándose a sus pies como Maria que no quería ser quitada de su presencia. Amigo, esta es la vida cristiana. La hemos hecho tan ampliamente diferente y parece imposible, porque seguimos mirando a nosotros mismos, tratando de crecer por nosotros mismos; y llegamos a estar tan frustrados y pensamos que la vida cristiana es imposible. Y todo el tiempo el maravilloso proveedor de todo crecimiento y vida esta de pie allí y diciendo: “Permítame darle todas las cosas buenas que lo hagan crecer abundantemente.” ¿No está usted sorprendido de cuán rápido las cosas crecen cuando el sol brilla, y cuando llueve, y cuando un fertilizante se agrega? Parece que brota rápidamente del suelo; y pronto está maduro. En estos últimos días antes de que Jesús regrese, él brillará en todo su esplendor, y en toda su gloria y belleza. La Lluvia Tardía vendrá y el Señor literalmente verterá su Espíritu sobre la tierra haciendo que las plantas cristianas crezcan y crezcan, hasta que seamos como Jesús en nuestra gloriosa productividad. Y a través de todas las edades de la eternidad lo alabaremos a él de quien fluyen todas las bendiciones. Que Dios los bendiga al recibir mucho y al dar mucho; permaneciendo siempre en él hasta que su corazón sea llenado con alabanza por ese muy precioso Señor Nuestro Jesucristo.

167

17 Santificado por la Palabra

Es porque tenemos tanta dificultad entendiendo ciertos aspectos de la justificación por la fe y de Cristo Nuestra justicia que debemos tratar con algunos de los puntos finos. Alguna gente pregunta si tenemos que saber todos los puntos finos. Tal vez no, pero esta es la manera que nosotros pensamos. Hemos pensado nosotros mismos en todos estos acertijos y todas estas maneras de mirar este tema, y de algún modo debemos encontrar la salida porque tenemos tantos desacuerdos acerca de ello.

Continuaremos nuestro estudio de la santificación mirando primero a esta declaración de Pablo: “Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, dominio propio, contra estas virtudes no hay ley.” Gálatas 5:22,23. El fruto es lo que usted tiene cuando ha crecido. Es la cosecha. El fruto del Espíritu es otra manera de describir la santificación, al menos el resultado del fin. Si usted tiene todas estas cosas, ¿diría usted que ya está santificado? La declaración de Pablo no describe nuestros problemas y algunos de nuestros hábitos de la manera que generalmente lo hacemos; pero si usted es manso, y amable, y temperante, usted arreglará muchos problemas, ¡verdad! Si usted tiene amor, gozo, paz, misericordia, arregla muchas cosas. Esta es otra manera de hablar acerca de la santificación.

El problema es: ¿Cómo producimos este fruto? ¿Trabajamos para producir el fruto del Espíritu? “Sin embargo, el Salvador no pide a los discípulos trabajar para llevar fruto. El les dice que permanezcan en él.” DTG 677. Jesús habla acerca de ser la Vid y nosotros somos las ramas. El dice: “El que permanece en mí y yo en él, él mismo trae mucho fruto: pues sin mí nada podéis hacer” Juan 15:5. Los comentarios de Elena White nos dicen que el Señor no nos pide trabajar para producir todos esos frutos mencionados en Gálatas 5, mas bien debemos permanecer en él, y si usted permanece en él y él en usted, entonces usted producirá fruto. Esta es la madurez cristiana-la plenitud de la estatura de Cristo de la que se habla en Efesios 4. Esta son varias maneras de mirar a la santificación, ambos por el crecimiento y el resultado final.

Queremos añadir un paso mas; pero primero recordemos que en Juan 15:5 Jesús dice que si habitamos en él y él en nosotros produciremos mucho fruto. Y en el versículo 7 dice: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis y os será hecho.” En lugar de decir, “Si yo habito en vosotros,” “Si…mis palabras permanecen en vosotros.”

Tal vez esto cause alguna confusión, así que aclarémoslo con esta cita: “Es a través de la palabra que Cristo permanece en sus seguidores.”DTG 677. Por medio de la Palabra el habita en vosotros. Jesús enseño que cuando el permanece en vosotros, y nosotros llevaremos mucho fruto. El permanece en vosotros por su Palabra y eso significa la Biblia. Al habitar en nosotros por su Palabra, suceden cosas maravillosas. En la ultima oración de Nuestro Señor, el oró: “Santifícalos en tu verdad: tu Palabra es verdad.” Juan 17:17. Entonces en el versículo 19 él dice: “Por ellos yo me santifico a mí mismo,

168

para que también ellos sean santificados en la verdad.” Esta Palabra realiza algo grande en nuestros corazones y nuestras vidas. Esta Palabra tiene la habilidad, la efectividad, ‘para santificarnos—si permanece en nosotros’.

La pregunta siguiente es: ¿Cómo nos santifica la Biblia ? Mucha gente estudia y lee la Biblia pero nosotros podemos fácilmente ver que ellos no parecen haber sido santificados. ¿Cómo nos santifica la Biblia ? ¿Cuál es el proceso que debemos seguir?

“‘En esto es mi Padre glorificado,’dijo Jesús, ‘en que llevéis mucho fruto.’Dios desea manifestar a través de usted la saººººººººººººººººntidad, la benevolencia, la compasión de su propio carácter. Sin embargo el Salvador no pide que los discípulos trabajen para llevar fruto. El les pide que permanezcan en él. ‘Si permanecéis en mi,’ el dice, ‘Y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis lo que quieran y les será dado.’ Es por medio de la Palabra que Cristo habita en sus seguidores. Esta es la misma unión vital que esta representada por comer su carne y beber su sangre. Las palabras de Cristo son Espíritu y vida. Al recibirlas usted recibe la vida de la Vid. Usted vive ‘de cada palabra que procede de la boca de Dios.’Mateo 4:4. La vida de Cristo en usted produce los mismos frutos como en él. Viviendo en Cristo, adhiriéndose a Cristo, apoyados por Cristo, derivando nutrimento de Cristo, usted lleva fruto según la semejanza de Cristo.’DTG 677.

Debemos vivir de cada palabra que procede de la boca de Dios. Al festejarnos en su Palabra y vivir por ella, algo nos sucede llamado “Viviendo en Cristo, adhiriéndonos a Cristo, apoyados por Cristo, obteniendo nutrimento de Cristo,” entonces llevamos fruto como él. Usted puede pasar todo el día discutiendo este párrafo; y necesitamos regresar y emplear mucho tiempo en algunos de estos profundos pensamientos. Cómo la Palabra nos santifica es un evento único. Es más que leer la Biblia , Es más que estudiar varios tópicos; aunque esas cosas sean buenas. Es aún más que entender. Es más que una aceptación mental del hecho de que la Biblia es la verdad. Tener la Palabra morando en nosotros significa recibir a Cristo en su Palabra—solo teniéndolo justo dentro de nosotros. Es diferente que obtener pensamientos, ideas, principios, conceptos, y teorías en nuestras mentes. Algo más sucede al buscar a Cristo en su Palabra y mientras moramos en él a través de su Palabra. Esto es lo que él quiere que nos suceda. Usted no tiene que trabajar para llevar fruto. Usted tiene que permanecer en él y tener sus palabras morando en usted. Vivir día tras día y momento tras momento con él, sin alejarse nunca.

Jesús dijo a Satanás que “no solo de pan vive el hombre sino de toda Palabra de Dios.” Lucas 4:4. En esa Palabra está el camino de la vida, el poder capacitador, el poder estimulador, el poder motivador, tanto como los principios de la vida eterna. Esto es lo que el Señor quiere que nosotros realicemos y experimentemos.

La vida de Cristo que da vida al mundo está en su Palabra. Fue por su Palabra que Jesús sanó la enfermedad y echó fuera demonios; por su Palabra aquietó el mar y

169

levantó los muertos; y el pueblo dio testimonio de que su Palabra era poderosa. Habló la Palabra de Dios, como él habló por medio de los profetas y maestros del Antiguo Testamento. Toda la Biblia es una manifestación de Cristo, y el Salvador deseó fijar la fe de sus seguidores en la Palabra. Cuando su presencia visible sea retirada, la palabra debe ser su fuente de poder.”DTG 390. Cristo estaba con todos sus discípulos intentando fijar su atención en la Biblia cuando él fue retirado físicamente. Él dijo que quería que la Palabra fuera su fuente de poder. Hay dos palabras en la Biblia : la palabra escrita y la palabra hablada. Cristo es llamado la Palabra y su Biblia es llamada la Palabra. La cita de arriba continúa: Como su Maestro, ellos debían vivir ‘de cada palabra que sale de la boca de Dios.’ Mateo 4:4.

Hay algo diferente. Hay alguna cualidad única en la Biblia. Es un libro diferente. Hay diferentes palabras. Cuando la gente dijo: “Nunca ha hablado nadie como este hombre.” (Juan 7:47), ellos no solo estaban maravillados sino que dijeron que era literalmente cierto. Este es el Hombre que trajo todas las cosas a la existencia por la palabra de su boca. En la Biblia encontrará las palabras: “Haya luz: y hubo luz.” Un Ser diferente está hablando palabras en las Escrituras a las de otra gente que habla o escribe palabras en otros libros. Cuando usted por la fe mora en Cristo por medio de su Palabra, hay un poder diferente allí. Por lo tanto, debemos leer y estudiar en una manera muy diferente de lo que hemos hecho en el pasado.

Jesús dijo ustedes deben “comer mi carne y beber mi sangre.” Juan 6:53. En el versículo 63, él dijo: “las palabras que os he hablado, son espíritu y son vida.” Cómalas, asimílelas, absórbalas, póngalas adentro de usted. Hay más que pensamientos y conceptos que vienen adentro. Hay un poder que viene adentro. Para ser santificados por la Palabra de Dios, debemos hacer algo diferente con ella de lo que hacemos con muchos libros. Es más que estudiar, leer y entender.

Nicodemo tuvo una experiencia poco común que nos ayuda a entender esto más. Cristo le respondió a él cuando Nicodemo le formuló preguntas difíciles, tales como: “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?” Juan 6:53. Nicodemo parecía estar en confusión, así “respondió Jesús; Tú eres maestro en Israel, ¿y no lo sabes?” Versículo 10. ¿No eres un erudito de las Escrituras, uno de la elite en Israel y Judá, y no entiendes uno de los elementos básicos del cristianismo? ¿Cómo lo has pasado por alto? Este hombre había memorizado grandes porciones de las Escrituras de lo contrario no hubiera pertenecido al Sanedrín. Él estaba considerado como un erudito preeminente de las Escrituras. Él sabía todas estas cosas, pero de alguna manera, había pasado por alto el mismo corazón del cristianismo. ¿Por qué?

“Nicodemo había leído estas escrituras con una mente ofuscada.” DTG 174. Algo estaba mal; pero después de esta discusión donde esas ideas únicas le fueron propuestas, se nos dice que Nicodemo “estudió las Escrituras con una actitud distinta, no para discutir una teoría, sino para recibir vida para el alma. Él empezó a ver el reino del cielo a medida que se sometió a la dirección del Espíritu Santo.” DTG 175.

170

Cuando estudia las lecciones de la Escuela Sabática a través de la semana, ¿la estudia a fin de que en clase usted pueda discutir una teoría? ¿La estudia para estar correcto y probarse a sí mismo que está en lo correcto? ¿O la estudia para obtener vida para su alma? Muy raras veces estudiamos las Escrituras para conseguir vida para el alma. Estudiamos la Biblia para ayudar a alguien, y los predicadores la estudian para sus congregaciones, pero ¿cuán a menudo la estudiamos para nosotros mismos? Actuamos hambrientos, demacrados, y algunas veces lo somos, aún cuando físicamente no lo veamos de ese modo. Con frecuencia solo presentamos la Palabra en las clases de Escuela Sabática y sermones y en nuestros estudios bíblicos como nada sino una teoría y un argumento. Muchos están tratando de ganar argumentos, pero están muriendo en el interior.

Nicodemo estudió en una nueva manera—para la vida de su alma; y se sometió a ser guiado por el Espíritu de Dios. Esto nos da gran entendimiento en cómo debemos estudiar la Biblia en una nueva manera y cómo ser santificados por la palabra de Dios. La palabra nos dice cómo y qué hacer. Nosotros como Nicodemo debemos estudiar la Palabra para recibir vida para el alma, y debemos someternos a ser guiados por el Espíritu de Dios.

“La energía creativa que llamó a los mundos a la existencia está en la palabra de Dios, Esta palabra imparte poder; engendra vida. Cada orden es una promesa; aceptada por la voluntad, recibida en el alma, trae con ella la vida del Ser Infinito.” Educación 126. Las promesas de Dios son promesas, y aceptadas por la voluntad, recibidas en el alma, traen con ellas la vida del Infinito: Cuando recibo pensamientos en mi mente y entendimiento, debo ir más allá de eso. ¿La acepto con mi voluntad? ¿No con mi intelecto sino con mi voluntad? ¿Hago más que solo decir que pienso que está correcta? ¿Llego hasta donde quiero hacer lo que la palabra dice? Estas son elecciones que mi voluntad debe hacer. ¿Recibo cada orden en mi ser más íntimo? Cuando eso sucede, trae el poder creativo que me hace una persona diferente, lo cual quiero ser anhelosamente.

“Comer la carne y beber la sangre de Cristo es recibirlo como un Salvador personal [personalizando lo que leo], creyendo que él perdona nuestros pecados, y que estamos completos en él. Es por la contemplación de su amor, por perseverar en él, por beber de él, que debemos de llegar a ser participantes de su naturaleza. Lo que la comida es para el cuerpo, Cristo debe ser para el alma. La comida no puede beneficiarnos a menos que la comamos, a menos que llegue a ser parte de nuestro ser. Cristo no es de valor para nosotros si no lo conocemos como nuestro Salvador personal. Un conocimiento teórico no nos hará bien. Debemos alimentarnos de él, recibirlo en el corazón, a fin de que su vida llegue a ser nuestra vida. Su amor, su gracia, deben ser asimilados.” DTG 389.

Note estos términos acerca de comer, digerir y absorber, asimilando su amor y gracia, alimentándose de él, recibiéndolo en mi corazón de manera que su vida llegue a ser mi misma vida. Con demasiada frecuencia pensamos que si solo nos sujetamos un poquito a la palabra y bombardeamos nuestro cerebro con unos pocos pensamientos elegidos

171

entonces algo sucederá. La palabra tiene tal poder que algo sucede, pero es menor comparado a lo que él quiere que suceda en la vida de usted. Él quiere que usted haga más que solo dar una pequeña mirada a ello. Él quiere que usted alcance y abrace todo a fin de que usted haga más que solo pensar en ella. La voluntad debe recibirla y aceptarla. El alma debe recibirla, y debe haber una asimilación de las virtudes de su vida tales como amor y gracia. Él viene a vivir su misma vida en mí mientras yo estudio su palabra en una nueva manera como lo hizo Nicodemo. Entonces algo empieza a suceder.

La santificación va aún más allá de eso la santificación es más que “comer” la Biblia o la palabra. Alguna gente vive para comer, pero un verdadero cristiano no puede vivir únicamente para comer. Comer la palabra es una acción buena. Comer alimento físico es una acción buena pero debe ser usada adecuadamente. Debemos comer para vivir, espiritualmente debemos comer la palabra para vivir; y esto no significa solo mantener latiendo al corazón y a los pulmones respirando aire. Significa comer para trabajar y estar activo. La vida produce acción, y así que mientras yo como, la vida viene a mí por la palabra, llego a estar activo en la manera que la palabra me dirige y me involucra. Esta acción debe llevarse acabo, y va más allá de la aceptación en el alma y dentro de la voluntad. Esos son peldaños intermedios. Todo eso que entra en mí y hace algo en mí.

Ese es el paso siguiente “la verdad de Dios es santificar el alma. El poder santificador de la verdad es habitar en el alma y llevarla con nosotros en nuestro trabajo, ahí aplicar sus pruebas continuas a cada transacción de la vida, especialmente en nuestros tratos con nuestro prójimo. Es morar en nuestras casas teniendo un poder subyugante en la vida y el carácter de todos sus habitantes. Debo urgir siempre a aquellos que profesan creer la verdad sobre la necesidad de practicar la verdad. Esto significa santificación, y santificación significa la cultura y preparación de cada capacidad para el servicio del Señor.” MLT 261.

Una vez que tengo la palabra dentro de mí debo llevarla a mi negocio o mi empleo o mi escuela y ahí debe ser puesta en práctica. Debo llevarla a casa y no dejarla en la iglesia o en la oficina o en la recámara o dondequiera que usted haga su estudio. Debo llevarla conmigo alrededor de la casa y a todos partes. Debo llevarla conmigo en mi vecindario a fin de que cualquier cosa que haya venido dentro de mí empiece a brillar fuera de mí.

Lo que estudiamos deber ser practicado. ¿Cómo llamamos a todo esto? Obediencia.

Tenemos dificultad cuando hablamos acerca de la obediencia, e inmediatamente levantamos cierto pensamiento con prejuicios que no nos gustan. La santificación no es una teoría que se introduce en la mente y queda ahí y entonces usted está santificado por que la tiene en su mente. Es algo que sale de usted si está en usted. Debe estar en usted pero debe salir, también. Usted no puede ser la fuente de ella pero Dios morará en usted y entonces reproducirá su vida saliendo de usted. Debe haber alguna actividad

172

a la que llamamos obediencia; y debe ser manifestada en nuestro negocio, en nuestro trato con la gente en nuestros hogares, y en todas partes a donde vayamos.

Esta obediencia es el siguiente paso en nuestro proceso. Primero absorbiéndola, recibiéndola, asimilándola y luego haciéndola. Aquí es donde tenemos problemas no nos gusta pensar acerca de esto, y algunos se meten en profundas hoyos diciendo, “Bueno entonces, debo obedecer.” Él Señor no dijo eso.

Quiero mostrarle como la obediencia a la palabra desempeña una parte en la santificación. “Justo al grado de que la palabra de Dios es recibida y obedecida impresionará con su potencia y tocará con su vida cada motivo de acción, cada fase del carácter. Purificará cada pensamiento, regulará cada deseo.” MS 136. Estas cosas sucederán precisamente hasta el grado que yo reciba y obedezca.

Sin la recepción no penetra, y sin la obediencia no se exterioriza. Y sin ambas la recepción y la obediencia no hay santificación. Sin la obediencia, y únicamente la recepción, es solamente una pretensión o una profesión y ninguno jamás la verá; y no nos miramos muy diferentes a los demás, no importa cuan duro tratemos. Esta es una clase diferente de palabra y utilización de la palabra que la que tenemos en una clase de matemáticas o lectura en un libro de instrucción. Es una clase diferente de actividad. Ahí usted únicamente tiene que decir estoy de acuerdo con lo que el libro dice pero ahora tenemos que hacer algo más. Nosotros no debemos estar de acuerdo con ellos, debe entrar en la voluntad, en el alma, en el corazón.

Aun las virtudes de Cristo encontradas en su libro—su amor y su gracia—deben penetrar y ser asimiladas; y ahí llegar a ser el motivo de la acción y la motivación de la vida. Entonces, porque mi voluntad la ha aceptado haré su voluntad. Una vez que someta mi voluntad a su voluntad la acción se llevará a cabo, motivada por su presencia en mi vida. Entonces viene la obediencia, la cual es esa acción; y ella muestra la santificación.

Lo que hemos dicho hasta aquí deja muchos males entendido y así tenemos que regresar y ver de nuevo esto y averiguar precisamente como trabaja. Recuerde, es más que entendimiento, es mas que estudio y es mas que aceptarla como verdad. Usted debe ir más allá de eso y adentrarse en otras dimensiones, donde penetre en usted y donde produzca la acción. Esto es realizado por aceptación, por recepción, por sumisión y por asimilación.

Cada orden de Jesús cada petición, cada ejemplo, cada promesa esta diciendo literalmente a usted y a mí: “Sígueme.” Él no demanda que nosotros lo sigamos, no lo exige, no nos restringe, únicamente pregunta si nosotros deseamos escogerlo. “Si me amáis guardad mis mandamientos” Juan 14:15. Él no dice que usted tiene que amarlo. No dice que tiene que obedecerlo. Únicamente dice que si usted lo ama, entonces responda por medio de la obediencia.

Leemos esto de una manera tan diferente y decimos: “Debo hacerlo”, él no dice eso. Él dice obedece si lo amas. Usted puede razonar de otro modo y decir que si no lo ama,

173

no lo obedezca; y usted probablemente no lo hará porque es imposible rendir obediencia genuina a Cristo si usted no lo ama. Aunque algunas veces pensamos que es posible pero no lo hacemos muy bien. Jesús dice que si lo amamos, entonces aceptemos sus instrucciones porque sabemos que son maravillosas; y si lo amamos porque él primero nos amó entonces lo seguiremos. Es agradable seguir a alguien que usted ama, pero es terrible seguir a alguien a quien usted no ama. Cuando su ley está en mi corazón me deleito en hacer su voluntad. Cuando su ley no está en mi corazón me disgusta hacer su voluntad. Quiero hacer mi propia voluntad.

No hago lo que es correcto para ser suficientemente bueno para ser salvo.

No es tratando de escalar alguna escalera del éxito a favor de Dios. No es tratando de ganar su entrada al cielo. Es sirviéndolo porque usted lo ama supremamente, con todo su corazón, mente y fuerza. Todas las demás motivaciones son equivocadas.

Aquí debo caminar cuidadosamente y usted debe estar cuestionando lo que estoy diciendo aquí. Cuando leemos en la Biblia y el Espíritu de Profecía acerca de los mandamientos y obedecerlos, empezamos a mirar nuestras actividades, nuestras obras, para ver como estamos haciendo o como no estamos haciendo. Él Señor dice que debemos contemplarlo y habitar en él si lo amamos. Amarlo viene primero, entonces el obedecer, y no de manera inversa. Todo lo que las obras pueden decirle es que usted no lo ama o que usted lo ama. No es cuán bueno o malo es un trabajo o actividad en particular. Siempre estamos tratando de averiguar si esto o aquello es un buen trabajo o uno malo o si alguna actividad es correcta o incorrecta. Esto es moralizar. Es más un asunto de: ¿Lo amas, y te ama? Una actividad particular será agradable para Aquel a quien usted ama o será mala para él. ¿Está usted mostrando su amor por él o no está mostrando su amor por él? ¿Lo está usted siguiendo o alejándose yendo por su propio camino? Estamos hablando acerca de un amorío aquí. ¿Estoy yo separando a Jesús por mi actividad, o me estoy acercando más a él?

Hemos discutido demasiado acerca de lo que es correcto e incorrecto, y dejado afuera el amor de Cristo que lo hace todo correcto o todo incorrecto en prime0r lugar. Si usted lo ama haga las cosas correctas. Debemos mirar a Jesús y contemplarlo, y no siempre estar mirando a nuestras obras no importa cuán buenas o malas pensemos que sean. Cristo debe ser mi vida, mí inspiración mi ejemplo, mi justicia, mi motivación. No es solo un asunto de hacer lo correcto porque es correcto. No es hacer lo que Jesús enseña y me ordena porque estoy tratando de mostrarle que lo amo. Es hacerlo porque sí lo amo. Él vino y me amo primero para que yo pueda amarlo y mostrar mi amor. Él me motiva yo no lo motivo a él. Yo no lo hago semejante a mí al hacer lo correcto. Él me amó tanto en primer lugar que él trae una vida diferente a mí vida. Y todo esto es realizado contemplándolo en la Biblia morando en él, alegrándome con él en la palabra. Esto es una manera diferente de mirar a la Biblia.

Está es la manera en que Jesús vivió. Él le dijo a Felipe: “¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que os hablo, no las hablo de mí mismo; sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.” Juan 14:10. Él dijo que él no decidió

174

qué palabras decir y que obras hacer, sino que el Padre está a cargo de todo eso. Él dijo que el Padre actuaba y hablaba por medio de él, así que el que lo había visto a él había visto al Padre. Esto no era esclavitud. Esta era una actividad de amor.

“Como el Padre me amó, también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.” Juan 15:9,10. Jesús obedeció a su Padre porque él y su Padre siempre se amaron desde la pasada eternidad. Él amó a su Padre y estaba feliz de obedecerlo. Y si guardamos sus mandamientos permanecemos en su amor. Usted no puede separar el amor de la actividad del amor. Si usted le da a su esposa un regalo, ¿qué dice ella? “Tú me amas” El regalo no es el amor, ¿verdad? El regalo se da por causa del amor. A las esposas les encantan las cosas bonitas que sus esposos les dan. El Señor nos da lindas bendiciones para mostrarnos su amor, y respondemos a su amor mostrando nuestro amor por él. Hacemos las cosas que le agradan porque lo amamos.

“El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama. Y el que me ama será amado por mi Padre; y yo lo amaré, y me manifestaré a él.” Juan 14:21. Juan el amado escribió más acerca de esto que todos los otros apóstoles juntos. Él aclaró esto cuando escribió; “Porque en esto consiste el amor de Dios, en que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.” 1 Juan 5:3. Hemos tratado de segregar al amor y las obras de obediencia, pero Juan dijo que esto no funciona muy bien. Dijo que es por causa del amor por Dios que nosotros los guardamos. Están allí juntos—la ley es amor, y la ley es el carácter de Dios. Él lo hace muy obvio.

“En esto sabemos que conocemos a Dios, si guardamos sus mandamientos. El que dice; yo lo conozco y no guarda sus mandamientos, es mentiroso, y la verdad no está en él. Pero el amor de Dios se perfecciona en la verdad, en el que guarda su Palabra; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que está en él, debe andar como él anduvo.” 1Juan 2:3-6. Si Cristo tiene control de mí y llega a ser el rey de mi vida, ¿no hará que yo haga lo que él hace? No por fuerza, sino por amor. ¿Cómo puedo decir que moro en él y él en mí si no hago lo que él hace? Tan pronto como él posee mi corazón, empiezo a hacer lo que él hace, porque él está a cargo y tiene control de mí. Él ha llegado a vivir dentro de mí.

Estas Escrituras son rápida y fácilmente malentendidas y distorsionadas. Algunos leen esto y dicen que amar es guardar los mandamientos. Yo lo amo a usted y amo al Señor y todo está bien. Al mismo tiempo dicen que la ley está abolida. Los que creen en la ley son muy críticos de ellos, y saltan a la trinchera opuesta y dicen: “yo guardo la ley y eso prueba que lo amo.” Pero probablemente no lo prueban. Los judíos clamaban que guardaban la ley y lo mataron. Podemos profesar que guardamos la ley, y luego darnos vuelta y morder y devorarnos uno a otros. Y nuestro enemigo ríe y ríe y ríe. ¿Cómo podemos guardar cuatro mandamientos y no los otros seis acerca de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos? ¿Cómo podemos decir que no robamos, pero arruinamos sus reputaciones y caracteres por medio de chismes? ¿Se han dado cuenta cuán crédulos somos para chismear, especialmente si nuestro mejor amigo nos

175

lo dijo? Su mejor amigo no puede estar equivocado. El no miente, ¿verdad? Si él lo dijo debe ser correcto, aunque esté equivocado. “La persona correcta” se lo dijo así que debe ser cierto. Entonces usted va y se lo dice a la siguiente persona, y ella lo cree, y luego esa persona va y se lo cuenta a alguien más. Hemos creído cientos de mentiras porque nos lo dijo “la persona correcta”.

Usted se sorprenderá de las mentiras que ha creído acerca de otras personas, y de cuánta gente ha sido arruinada por los malentendidos y chismes. Somos extremadamente vulnerables para esta actividad. Muchos están ocupados en la tarea de desarraigar el mal entre los santos. Cuando ellos ven algo mal entre los santos, lo desarraigan por medio de chismes; y piensan que están amándolos y amando a la iglesia.

Es difícil para nosotros percibir que nos está faltando amor mientras profesamos guardar la ley. Jesús lo hace algo diferente al decir que cuando lo amamos, nos amamos unos a otros, y la actividad de los seis últimos mandamientos llega a ser una realidad. Si solo recibo la ley sin Jesús y su amor, usted no encontrará que soy muy amable. Alguna gente asume que la observancia de los mandamientos establece el amor por Cristo, pero eso no es necesariamente cierto. Algunos hablan todo el día acerca de los requisitos de Dios y casi nunca de su amor por él. El no nos ama porque nosotros lo obedecemos. El nos ama para que podamos obedecer. Respondemos a su amor, entonces lo obedecemos. No son las reglas de la vida las que él nos dice que contemplemos. El no dice, “he aquí mis leyes ustedes las guardaran” es cierto que nosotros podemos ver su amor y su carácter en la ley, pero él dice que debemos contemplarlo a él. El nos dice que miremos a él, el Autor y Consumador de nuestra fe. Esta es la manera en que se lleva a cabo. Entonces usted encontrará las bendiciones de la santificación en la palabra.

Esta cita maravillosa debe ser grabada en la mente: “La obediencia no es una mera sumisión externa, sino el servicio de amor. La obediencia -- el servicio y la alianza de amor--es la verdadera señal del discipulado” CC 60. La obediencia no es un mero acatamiento a los requisitos de Dios. Los judíos pretendían guardar la ley, pero Cristo halló falta en ellos. Ellos fueron muy celosos de la ley. Temían ser transgresores de la ley, y sin embargo, Jesús constantemente disputaba con ellos acerca de lo que constituye la verdadera observancia de la ley. Ellos pensaban que él transgredía la ley. Lo acusaban de ser permisivo acerca de la observancia del sábado cuando permitió a sus discípulos ir por los campos y tomar el grano en sus manos y entonces comerlo. Jesús tenía respuestas para eso en la Biblia. Cuando sanaba en el sábado, ellos pensaban que él estaba profanando ese día santo. Tenían toda clase de conflictos con el Maestro que escribió la ley porque pensaban que ellos la entendían correctamente; y esos eran los que lo mataron; ellos se creían a sí mismo estar en lo correcto al hacer eso.

Podemos profesar ser guardadores de la ley y hacer la misma cosa si nuestra obediencia es meramente un acatamiento exterior. Nuestros corazones deben ser

176

enfocados solamente en Jesús. Yo debo recibir la ley en Cristo, y nunca separarme de él. El debe venir a morar en mi corazón con su plenitud, belleza, y gloria. Entonces él hace algo en mí que produce la obediencia. No puede suceder de otro modo.

La siguiente cita describe los pasos que conducen a la santificación y el estudio de la palabra de Dios: “Por su perfecta obediencia él ha hecho posible que cada ser humano pueda obedecer los mandamientos de Dios. Cuando nos sometemos a Cristo, el corazón se une con su corazón, la voluntad ase fusiona con su voluntad, la mente llega ser una con su mente, los pensamientos son sujetos a la cautividad de él; vivimos su vida. Esto es lo que significa estar vestido con el manto de su justicia. Entonces cuando el Señor nos mira él ve, no la vestidura de hojas de higuera, no la desnudez y la deformidad del pecado, sino su propia túnica de justicia la cual es la obediencia perfecta a la ley de Jehová.” LPGM. 312. No mal entendamos esto.

Supongamos que una mujer se casa con un hombre perfecto que es tentado en todos los aspectos en que ella lo es, pero que nunca peca. Suponga que a través de toda su vida él ha sido un ser humano intachable en todo el aspecto. Ella se somete a él y le da todo su corazón a ese hombre porque ella lo ama tanto. Ella está consagrada a él y lo estima y le da todo su corazón, hasta el punto en que ella dice: “No mi voluntad sino tu voluntad sea hecha.” Ella está involucrada con él y absorta en él, hasta que su corazón está entrelazado con el suyo y no puede pensar en alguien más sino en él. ¿Encontrarse totalmente absorto en alguien alguna vez sucede en los romances? ¿Nunca ha estado usted enamorado hasta el grado en que piensa en la otra persona durante todo el día?

Usted nunca ha estado enamorado a menos que le haya sucedido esto. Usted verdaderamente está enamorado cuando no puede quitar a esa persona de su mente.

Cuando todo esto sucede por amor ¿Qué le sucederá a la mujer? Ella vivirá su vida de él. Yo ilustré esto desde el punto de vista de la mujer porque ellas son las sumisas enamoradas por su naturaleza, los hombres son más agresivos, así que las mujeres necesitan explicar a sus esposos cómo es que deben ser sumisos. La sumisión es una cualidad que es difícil que los hombres acepten. Se les enseña a no someterse y nunca darse por vencidos, aun hasta la muerte. La iglesia debe ser la esposa de Cristo, y nosotros todos debemos someternos a él. Nuestras voluntades son fusionadas en su voluntad, nuestros corazones deben ser absorbidos en él. Todas nuestras mentes deben estar absortas en él de manera que queramos verlo a él cada momento durante todo el día. Lo vemos a él en la noche cuando nos dormimos, y lo vemos al principio en la mañana cuando despertamos.

Cuando, por el estudio de la palabra uno encuentra a este Cristo maravilloso y él mora en usted por su palabra; cuando él salta en frente de usted y usted empieza no solo a creer que es tan bueno y amoroso, y su voluntad lo acepta, usted se someterá y recibirá su palabra en lo más íntimo de su alma. Cuando su corazón está absorto en él y sus pensamientos son enfocados en Jesús y su magnifico amor, entonces usted lo ama y luego; vive su vida. La palabra santifica en ese respecto.

177

Es a causa de que él es tan perfecto a fin de cuentas, el epítome de la justicia, que su unión con él produce tal perfección en usted. Es su vida que está en usted y reproducida en usted. Todo lo que él es, él hará que usted lo sea mientras usted es absorbido en él, envuelto en él, involucrado en él, llenado con él. La palabra cuenta acerca de este maravilloso amor. Dice que todo lo demás fallará, “pero el amor nunca se acaba.” 1 Corintios 13:8.

El Dios de toda fortaleza y poder, el omnipotente, el omnisciente, sabe que la cosa más poderosa que el tiene es el amor. Nada es tan grande como el amor de Dios. El dijo: “yo les mostraré mi amor y les derramaré mi afecto. Los rodearé con mi amor. Los llenaré con mi amor.” Dios amó tanto al mundo que dio a su hijo unigénito, y cuando ellos vean su amor, lo amaran. Entonces sus corazones estarán tejidos con su corazón, sus voluntades unidas en su voluntad. Entonces ellos se someterán alegremente. Se deleitaran en hacer su voluntad y en su ley, porque ellos están tan unidos con Jesús. Y siempre miran a el y no pueden quitar sus ojos de él.

Qué maravillosa persona es él. Dios quiere que nosotros veamos a Jesús en la Biblia y que nos enamoremos tan completa y absolutamente de él que no podamos pensar en otra persona, hasta que aquellos en nuestra casa se perturben con nosotros y se angustien porque siempre estamos sentados a los pies de Jesús mirándole a él. Y ah, qué palabras le oiremos decir. Mientras usted se permite así mismo creer que hay Uno tan hermoso totalmente. Uno tan amoroso como Jesús, y usted lo individualiza para si mismo y lo acepta como su salvador personal y su justicia personal, como el que quiere morar en usted porque el lo ama individualmente, usted puede decir como el apóstol pablo: “Para mí el vivir es Cristo.” Filipenses 1:21. Esto no sería presumir porque usted estará jactándose acerca de él. Usted preguntará a los demás: “¿Ustedes también?”

Amigo, ¿anhela usted que Jesús venga? Casi nunca hablamos de esto, advertimos a la gente de su venida, los asustamos y los traumamos, pero ¿les enseñamos a anhelar que Jesús vuelva y a amar su aparición? Usted no puede esperar hasta que él venga porque él es su Amador.

Antes de que Jesús vuelva, todos los verdaderos adventistas serán amadores de Jesús, y pasarán mucho tiempo contemplándolo en su palabra de tal manera que sus mismas vidas serán una demostración de su presencia. “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.” Juan 17:17. Que Dios nos ayude a valorar las preciosas palabras de vida eterna, que son las palabras del Señor Jesús hablando a nuestras almas.

178

18 ¿Dónde está tu confianza?

Con frecuencia como cristianos creemos que somos impotentes para hacer algo acerca de la justificación, pensando que Dios hace todo esto por nosotros. Pero después somos justificados y convertidos, entonces frecuentemente asumimos que somos ahora capaces por nosotros mismos de hacer esas cosas que la ley requiere de nosotros. Dios hace todo en la justificación pero nosotros debemos hacer mucho de lo que se requiere de la santificación. Asumimos que la conversión es alguna clase de acción potente y capacitadora que nos pone en la posición donde ahora podemos actuar, donde antes no podíamos. Esto causa muchos problemas.

Queremos averiguar específicamente qué es lo que el convertido, el cristiano justificado puede hacer de sí mismo y por sí mismo. Conocemos que el injusto no puede guardar la ley porque “lo que era imposible a la ley, por cuanto era débil por la carne.” Romanos 8:3.

Aparentemente el cristiano justificado tiene por lo menos el potencial de hacer esto para que “el requisito de la ley se cumpla en nosotros.” Vers 4. La justicia de la ley no podría ser cumplida en la persona injustificada, pero cuando Cristo viene a habitar en nosotros, él lo hace posible para que se cumpla en nosotros.

La pregunta delante de nosotros es esta: ¿Ha sido hecha fuerte la carne donde antes era débil? ¿Tenemos nosotros ahora una capacidad que antes nos faltaba? ¿Podemos ahora hacer lo correcto cuando antes no podíamos?

Pablo hizo la pregunta: “¿Tan insensatos sois? ¿Habiendo empezado por el Espíritu, ahora vais a terminar por la carne? Gálatas 3:3 Dios nos da nueva vida en el Espíritu, pero ¿realizamos entonces la perfección o la santificación por la carne, por nuestras propias obras de nosotros mismos? La confusión acerca de esto se levanta de las fuertes declaraciones en la Biblia concernientes a la libertad que es nuestra en la justificación y en la conversión.

Cristo habla acerca de esta libertad en el contexto del pecado y a causa de estas declaraciones fuertes y casi violentas, hacemos fuertes conjeturas, y algunas veces vamos demasiado lejos (mientras que algunos no van lo suficientemente lejos). “Jesús respondió os aseguro que todo el que comete pecado, es esclavo del pecado. Si el Hijo os liberta seréis realmente libres.” Juan 8:34,36. Usted ya no es más un siervo. Usted está “realmente libre,” y ésta es seguramente una declaración contundente.

Pablo tiene mucho que decir acerca de esto. Su vida fue muy interesante, supongo que él podría escribir mucho acerca de esto a causa de su experiencia y su inspiración divina. “¿No sabéis que al ofreceros a alguien para obedecerlo, sois siervos de aquel a quien obedecéis, o del pecado para muerte, o de la obediencia para la justicia? Pero gracias a Dios, que aunque fuisteis esclavos del pecado habéis llegado a ser obedientes

179

de corazón a ese modelo de enseñanza al cual estáis entregados; y liberados del pecado; habéis llegado a ser siervos de la justicia”. “Cuando fuisteis esclavo del pecado, estabais libres de la justicia. Pero ahora, librados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestros frutos la santificación, y como fin la vida eterna.” Romanos 6:16-18, 20,22. Pablo dice vez tras vez de nuevo que usted ha sido liberado del pecado.

A medida que progresamos a través de Romanos, Pablo regresa a la suma de estos pensamientos en una manera un poco diferente. “Pero veo en mis miembros otra ley, que lucha contra la ley de mi mente, y me somete a la ley del pecado que está en mis miembros.” ¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” Romanos 7:23,24. Entonces él responde en el versículo 25 ¡Gracias doy a Dios por nuestro Señor Jesucristo!”. Él continua con estos pensamientos en el versículo 2 del siguiente capítulo: “Porque la ley del espíritu que da vida en Cristo Jesús, me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.”

¿Cuán libres somos? Supongo que muchos han discutido esto por años. ¿Qué quiere decir Pablo con esta libertad? ¿Por qué hace él estas fuertes declaraciones? Aquí es donde tenemos problemas después de la conversión y la justificación. ¿Qué tengo yo en esta libertad del pecado?

La conclusión de alguna gente es que siendo que estoy libre de la cautividad de la ley del pecado y de la muerte, entonces puedo vivir una vida sin pecado con mis propios esfuerzos. Hacemos la pregunta: ¿Somos libres? ¡Si! Como Jesús dijo, “Libres verdaderamente.” Entonces ¿qué concluyen ustedes que podemos y no podemos hacer? ¿Podemos vivir sin el pecado? Dice libre en verdad-- no cautividad. La ley del pecado ha sido quebrada en su vida, pero ahora usted no tiene que estar sujeto al pecado para nada. Muchos argumentos podrían ser presentados aquí. No cautividad, no esclavitud, la ley de la muerte no nos controla más. ¿No es usted libre? ¡Jesús lo dijo así! ¿Entonces por qué pecar? ¿No ha sido cambiada ahora la debilidad de la carne? ¿Y no somos ahora fuertes donde antes éramos débiles? ¿Qué puede hacer la persona genuinamente convertida? ¿Cuán fuerte es él, y por lo tanto, cuán capaz es? Llegamos a muchas conclusiones, o por lo menos formulamos muchas preguntas. Nuestras conclusiones y nuestras respuestas a estas preguntas determinan qué intentaremos hacer en la vida santificada.

Esta libertad del pecado es buena; y usted no debe en ninguna manera disminuir la libertad de la cual habla la Biblia ¡necesitamos esa libertad! Debemos tener eso. Pero no debemos hacer algunas conclusiones que son injustificadas acerca de esa libertad.

Añadamos otra pieza al cuadro. Aparece que el apóstol Pablo, después de su conversión, tuvo algunos problemas con su cuerpo en eso no parecía estar fuerte, Pablo dijo concerniente a sí mismo: “Trato severamente a mi cuerpo y lo someto a disciplina, no sea que, habiendo predicado a otros, yo sea descalificado.” 1 Corintios 9:27. Otra palabra para descalificado es reprobado. El la encontró necesaria para guardarla bajo su cuerpo y seguir teniéndola en sujeción. De alguna manera mi cuerpo trata de

180

alzarse, buscando dominar, gobernar, y yo tengo que controlarlo. ¿Era capaz Pablo de hacer esto por sí mismo? Mientras continuamos, responderemos a eso de una manera muy obvia. ¿Qué quiso decir cuando dijo que tenía que guardar su cuerpo en sujeción?

Aquí está otra declaración que hizo Pablo de su cuerpo: “Porque nosotros somos la verdadera circuncisión [quiere decir los verdaderos cristianos] los cuales adoran a Dios en el espíritu, y se regocijan en Cristo Jesús, y no ponemos nuestra confianza en la carne.” Filipenses 3:3. No tenemos confianza en nuestros cuerpos en sus intentos de hacer el bien. El está hablando aquí, creo, acerca del cristiano después de la conversión, después de la justificación.

¿Por qué Pablo no tuvo confianza en la carne? “Porque la carne desea contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne. Los dos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.” Gálatas 5:17. La carne y el Espíritu no se llevan bien. Pablo, que deseaba ser guiado por el Espíritu dijo que encuentra que su carne está en guerra con el Espíritu de Dios en él. A él no le gustaba eso, y porque no tenía confianza en la carne, él dijo que tenía que mantener su cuerpo en sujeción. La carne es un enemigo que me puede hacer daño y que mantiene a Dios fuera de mi vida. Él no quería que eso le sucediera a él.

El apóstol Juan también habló acerca de esto, aunque más brevemente que Pablo. Juan lo declaró brevemente y, sin embargo, fuertemente cuando escribió acerca de beber la sangre y comer la carne de Cristo. “El Espíritu es el que da vida, la carne nada aprovecha.” Juan 6:63. Estos cuerpos nuestros no producen ninguna ganancia, hablando espiritualmente. Esto está en total acuerdo con lo que dijo Pablo acerca de no tener confianza en nuestra carne. La carne no puede producir lo que Dios quiere que produzcamos.

Como cristianos, con frecuencia creemos que una vez que estamos convertidos y tenemos una beuna experiencia con el Señor, entonces tenemos buenos cuerpos. No hay lugar en la Biblia donde diga eso. Eso es meramente una declaración de nuestra parte-- que una buena experiencia trae un buen cuerpo. La mente puede ayudar a hacer unas cosas acerca del cuerpo cuando tenemos un nuevo corazón en Cristo, pero nosotros no conseguimos buenos cuerpos en la conversión. Obtenemos corazones nuevos, o mentes nuevas, pero no cuerpos nuevos. Los cuerpos nuevos vienen más tarde. Pablo escribió que nuestra ciudadanía está en el cielo, de donde esperamos ansiosamente al Salvador, al Señor Jesucristo.” Filipenses 3:20. En el tiempo de su regreso Jesús “transformará el cuerpo de nuestra bajeza para que seas semejante a su cuerpo de gloria.” Ver 21. En la segunda venida de Jesús, a los justos se les darán cuerpos nuevos. Pero los malvados no van a ser cambiados, ¿verdad? Todos los cambios en el cuerpo son únicamente para los justos. Ellos todavía tienen cuerpos viles hasta la segunda venida de Jesús. A alguna gente no le gusta eso. Pablo enseñó que tener estos cuerpos viles es un problema. Pablo escribió: “porque es necesario que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido de inmortalidad.” 1 Corintios 15:53. En un abrir y cerrar de ojos esto sucederá. Hasta el tiempo cuando seamos ya sea resucitados y trasladados, tendremos cuerpos viles,

181

corruptos que traen muerte a nosotros. Pablo con frecuencia escribió acerca de la dificultad de vivir en esta clase de cuerpo que tiene todos estos problemas. A esto le llama vileza. Él reconoció que tenía esa clase de cuerpo. Él tenía que vivir en él, así que tenía algunos problemas. Dijo que tenía que mantenerlo bajo sujeción; y él anhelaba con todo su corazón el tiempo cuando iba a ser cambiado. Pero hasta que ese cambio viniera, sabía que su cuerpo vil le causaría problemas.

El reconocimiento de la pecaminosidad de nuestro cuerpo nos causa sufrir una cierta transformación. Esto sucede a todos los cristianos. “Porque los que son de Cristo, han crucificado la carne con sus pasiones y malos deseos” Gálatas 5:24. Si yo pertenezco a él, he crucificado la carne. No únicamente estoy crucificado, sino muerto. He muerto al yo con los afectos y malos deseos de mi carne. Esto es lo que llamamos la muerte del hombre viejo de pecado que normalmente se lleva a cabo en la conversión. Ahora tenemos una carne crucificada.

Pablo pone esto en el contexto de la obediencia futura, o del pecado futuro si quiere llamarlo así. “Sabiendo que vuestro viejo hombre fue crucificado junto con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no seamos más esclavos del pecado. Porque el que ha muerto queda libre del pecado.” Romanos 6: 6,7. De regreso en el versículo 2 él razona: “Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” ¿Cómo puede un hombre muerto pecar? Yo mido estos textos enfáticos y digo que esta libertad ha venido a mí, y yo he sido liberado. Ya no soy más un cautivo. Soy un hombre nuevo en Jesús. Soy libre; por lo tanto, no tengo que pecar. Pablo, en estos textos diferentes, ha estado hablando acerca de su vida después de la conversión. Y no acerca de la muerte en la conversión.

En Romanos 6 Pablo está hablando mayormente acerca de la muerte del hombre viejo y acerca de la conversión, la cuál es el hombre nuevo. Pero también habla acerca de la vida futura después de la conversión. Él dijo que, aún después de que él estaba convertido tenía que mantener a ese hombre viejo bajo sujeción, no teniendo confianza en él. Tenemos algunos problemas acerca de esta crucifixión del hombre viejo, porque Pablo actúa algunas veces como que el hombre viejo no está muerto después de la conversión. Sin embargo sabemos que Pablo tuvo una buena experiencia cristiana. El dijo que, después de su conversión, encontró a la carne todavía luchando en contra del Espíritu. Dijo que él había crucificado la carne, lo cual significa que estaba muerto; sin embargo encontró su carne vil luchando en contra del Espíritu, y él tenía que sujetarla. Su carne siempre quería levantarse y poner su mente en cautividad.

Así que en algunos de los escritos de Pablo, la carne no parecía estar muerta aun después de la conversión. Uno puede razonarlo en varias maneras, pero ¿puede ser posible que la carne esté crucificada y sin embargo esté aún viva? ¿Cómo explica usted ese enigma cristiano si verdaderamente es cierto? ¿Puedo yo estar verdaderamente justificado y convertido aunque mi carne vil no esté muerta? Eso es lo que causa muchos argumentos teológicos acerca de este tema. Para encontrar la respuesta, debemos poner todas las piezas juntas.

182

¿Puede la carne ser crucificada y todavía estar viva? Quiero darle algunos otros textos acerca de la vida de Pablo y de otros personajes bíblicos para ayudarle a derivar la respuesta. En este primer texto por Pablo, quiero que usted note la idea de morir al yo. “Por la gloria que de vosotros tengo nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero” 1 Corintios 15:31. Pablo en otra parte hablaba acerca de haber sido crucificado con Cristo, aquí dijo que él muere cada día. ¿Por qué?

Pongamos otro texto donde Pablo dijo: “Llevamos siempre en nuestro cuerpo la muerte de Jesús, para que también su vida se manifieste en nuestro cuerpo.”2 Corintios 4:10. Es importante notar que él usó la expresión “la muerte de Jesús.” El dijo que él siempre estaba muriendo con Jesús. Usted puede encontrar pensamientos parecidos en el versículo 11. “Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte con Jesús, para que también se manifieste en nuestra carne mortal.” Yo estoy entregado a muerte todo el tiempo. Siempre estoy muriendo pero nunca parezco estar muerto. Estos son los pensamientos expresados aquí.

Aquí está otro pensamiento parecido: “Como ignorados, pero bien conocidos; como muriendo, pero vivos; como castigados, pero no condenados a muerte.” 2 Corintios 6:9. “Castigado” es un sistema de golpear a una persona a muerte; por lo tanto, él dijo que ha sido golpeado hasta que debía estar muerto, pero él no está muerto, lo cual es lo mismo como muerto y todavía vivo.

Estas son las contradicciones peculiares que encontramos aquí que nos hacen pensar. La gente lee esto y dice que no entienden. ¿Crucificado pero no muerto? ¿Cómo puede ser eso? ¿Cómo puede ser que uno muere todos los días? ¿Qué esta mal aquí? Si usted está muerto, ¿no esta muerto? ¿El hombre viejo se resucita cada día? ¿Cómo tiene él nueva vida cuando yo lo maté el día anterior por mi propia elección? Parece como el gato con más de nueve vidas ¿verdad? ¿Cómo puede usted explicar esto? Crucificado, sin embargo, todavía muriendo, pero no muerto, y ¿teniendo que morir diariamente?

La respuesta se encuentra en dos hechos definidos que usted siempre debe recordar en la vida santificada. Si usted omite estos, usted nunca entenderá esta idea de ser crucificado con Cristo, y esta muerte diariamente. “La santificación no es la obra de un momento, una hora, o un día. Es un crecimiento continuo en la gracia. No sabemos un día cuán fuerte será nuestro conflicto el próximo día. Satanás vive y está activo, y cada día necesitamos clamar fervientemente a Dios por ayuda y fortaleza para resistirlo. En tanto que Satanás reine tendremos que someter al yo, dificultades que vencer, y no hay lugar de descanso. No hay punto al cual podemos llegar y decir que lo hemos alcanzado plenamente.” 7CBA 947. Los dos hechos son: la santificación no es la obra de un momento sino la obra de todos los días; y no hay meseta donde podamos detenernos y decir que hemos llegado.

La razón por qué la santificación debe ser la obra de toda la vida es que, no importa cuán larga o corta pueda ser la vida, usted nunca llega a un lugar donde no puede avanzar más. Mientras Satanás reine, tenemos que subyugar al yo y tentaciones que vencer. Es entendido muy levemente entre los cristianos que muchos de los problemas

183

que tenemos con el yo son causados por alguien afuera del yo. Las victorias que tenemos sobre el yo son causadas por un poder--una Persona—afuera del yo; y muchos de los problemas que tenemos con el yo son a causa de algún otro poder fuera del yo. Mis problemas no son todos internos. Y por esta razón, una muerte no es suficiente. Hay siempre alguien para pinchar al cadáver. Aunque no me mal entiendan por que yo no daría al diablo el poder de la resurrección.

¿Cómo es que el diablo todavía es capaz de tentarnos y hacer que confiemos en el yo? “Cuando Cristo tomó la naturaleza humana sobre él, se vinculó a sí mismo con la humanidad por un lazo de amor que nunca puede ser roto por ningún poder excepto la elección del hombre mismo” CC 72. Jesús se unió a sí mismo a nosotros con un vínculo que nunca será roto por ningún poder excepto por la decisión de uno mismo. Ese es un poder que usted tiene, pero no el diablo. Podemos hacer la elección cada día si permanecemos en Cristo, o estar libres de Cristo. Únicamente la elección del hombre mismo puede cortar esa relación.

Continuando con la cita: “Satanás constantemente presentará atracciones para inducirnos a romper este vínculo, para escoger separarnos de Cristo. Aquí es donde necesitamos velar, luchar, orar, que nada pueda seducirnos para escoger otro dueño, porque somos siempre libres de hacer esto. Pero mantengamos nuestros ojos fijos en Cristo, y él nos guardará. Mirando a Jesús, estamos seguros. Nada puede arrancarnos de su mano.”

Hay algo en nosotros que permanece ahí mientras vivimos. Aun cuando el yo esté crucificado, la elección no lo está. La elección siempre vive entre tanto que el hombre viva. Cuando yo he crucificado el yo, no he crucificado la elección; y eso es una cosa buena. No hacemos una sola elección de una vez por todas. El poder de la elección vive aún. Es una libertad dada a través de Jesús la que tenemos cada uno de nosotros. Cuando usted habla de libertad, no hay nada como la libertad de elegir.

Algunas veces en nuestros estudios bíblicos y sermones queremos privar a la gente de la libertad de elegir. Queremos arrastrarlos hacia adentro de la iglesia por medio de la fuerza bruta en lugar de por su propia elección. Algunas veces tratamos de hacer eso con los niños y nos preguntamos porque patean ellos y lloran y gritan. Usted no puede forzar a la gente a ser cristianos. Ámelos para Cristo. Este es un asunto amoroso, y siempre somos capaces de escoger. Nunca es quitado de nosotros porque Dios nos ha concedido este bendito privilegio. Eso es como venimos a él, y así es como permanecemos en él.

Por lo tanto, Satanás es capaz de operar en el yo a causa de ese poder de la elección. Si esa elección se quitara, él no podría funcionar más. Todavía tenemos una elección y Dios quiere que nosotros la tengamos. El contacto con Dios es hecho por medio de amor. Lo amamos porque él nos amó primero. El nos amó tanto que descendió y llegó a ser un ente humano y nos trajo a su lado. Usted permanece a su lado por el poder de la elección. No tiene que amarlo. Es precisamente como el matrimonio. Cada día es una respuesta voluntaria. Cuando usted se levantó esta mañana, pudo decidir

184

permanecer con su cónyuge o dejarlo a él o a ella. Usted no tiene que quedarse ahí. Usted puede siempre dejar el matrimonio. Usted escogió estar casado a esa persona y usted puede separarse siempre.

En este asunto maravilloso del amor con Cristo, necesitamos permanecer con él si así lo decidimos. El no tiene un yugo de esclavitud alrededor de nosotros diciendo que debemos permanecer con él. El nos pregunta cada día si lo amamos. Es posible que lo hayamos amado ayer pero ¿lo amamos hoy? Las esposas siempre quieren preguntar eso a sus esposos. Si usted las ama, a usted le gusta responderles. El Señor quiere saber eso cada día. El pregunta, “¿me ama usted hoy, o quiere dejarme hoy?” y cuando particularmente vienen las tentaciones atractivas, él pregunta: “¿todavía me ama, o ama usted ese pecado más que a mí?” Cada día tenemos ese maravilloso privilegio, esa elección, de amarlo a él o amar algo o a alguien más, incluyendo el yo. La elección nuca puede ser obligada o forzada, porque el amor siempre es una respuesta voluntaria sin ninguna coerción de ninguna clase. Debemos escoger cada día amarlo en respuesta a su amor.

“En la dádiva inigualable de su Hijo, Dios ha englobado a todo el mundo con una atmósfera de gracia tan real como el aire que circula alrededor del globo. Todos los que eligen respirar esta atmósfera proporcionadora de vida, vivirán y crecerán a la estatura de hombres y mujeres en Cristo Jesús.” CC 68. No únicamente podemos vivir, sino podemos crecer a la madurez—si escogemos respirar su atmósfera proveedora de vida. Hemos estudiado acerca de la vid y las ramas. Pablo dijo que es una cosa única en la relación con Cristo que en cualquier tiempo podemos escoger separarnos de él. No tenemos que seguirlo. Él no nos arrastra detrás de él.

A causa de este poder de elección concedido por la gracia de Cristo, el yo siempre está potencialmente vivo. Estoy crucificado con Cristo, pero porque tengo ese poder de elección cada día de mi vida, el yo todavía tiene un potencial para vivir de nuevo por mi poder de elección. Fue por mi elección que yo morí, ¿verdad? Lo recibí, escogí morir con él, y en cualquier hora puedo escoger no hacerlo. Puedo escoger servir a alguien más.

Es este poder de elección el que hace posible que el yo crucificado viva de nuevo mañana. Yo puedo rechazar a Jesús. No tengo que seguirlo. Puedo satisfacer al yo. Puedo dar mi espalda a él, y puedo decir que tengo a otro amador. Puedo endurecer mi corazón en contra de él. Satanás sabe eso, así que él esta siempre atento, esperando una oportunidad para seducirnos en un nuevo romance. Él nos presenta tan lindas cosas a nosotros, y hace que Cristo parezca tan difícil de seguir al presentarlo como severo, exigente y opresivo.

Satanás siempre presenta a Cristo en una luz equivocada, y muchos le creen; pero Jesús dijo que Satanás es un mentiroso y padre de mentiras. Con frecuencia creemos más al diablo de lo que creemos al Señor. Olvidamos cuán tremendamente atractivo es Jesús, y cuán necesitados somos, especialmente en lo que concierne a nuestra necesidad de él. Satanás siempre esta ahí presentando placeres, y nosotros siempre

185

tenemos el poder de elegir. El poder de la elección es una parte del yo que vive permanentemente. Por lo tanto, el yo debe ser renunciado constantemente, y crucificado continuamente.

Aquí está tal vez la cita más fina que uno pueda encontrar sobre esto: “No es únicamente al principio de la vida cristiana que esta renuncia del yo debe ser hecha. A cada paso de avance hacia el cielo debe ser renovada. Todas nuestras buenas obras dependen de un poder fuera de nosotros; por lo tanto, se necesita que haya una demanda constante del corazón hacia Dios, una constante y ferviente confesión de pecado y humillación del alma delante de él.” MC 455. Esto debe seguir y seguir y seguir.

Este es un entendimiento diferente de la vida santificada que tiene mucha gente. Cuando yo leí primero el libro La vida santificada de Elena White, pensé que aprendería todo acerca de la santificación. Empecé a leer el libro con gran celo, pero cada vez con mayor desánimo mientras avanzaba. Cuando terminé el libro, saqué por conclusión que no decía nada acerca de la santificación. ¿Por qué fue titulada La vida santificada? Le estoy explicando mi ignorancia a usted, pero no parecía hablar acerca de la santificación. Todo lo que leí fue acerca de José, Daniel y otros, y no podía ver ahí nada acerca de la santificación. Después de muchos años con el Señor obrando en mi cerebro, finalmente me di cuenta que ella estaba hablando acerca de mantener esa condición de caminar con Dios, y cómo cada día ellos tenían que mantener sus cuerpos en sujeción, no confiando en la carne, y cada día morando en Cristo y escogiéndolo. Eso me pareció un concepto muy extraño respecto a la santificación. Pero esto es exactamente lo que el libro enseña. El yo siempre tiene que estar sumiso. “Uno debe mantener esa conexión con Cristo por la fe y la rendición continua de su voluntad a él; y en tanto que usted haga esto, él obrará en usted tanto en el querer como en el hacer por su buena voluntad.” CC 62, 63. Hay esa rendición constante de la libertad escogiéndolo cada día por la fe y caminando con él, haciéndolo el Rey de su vida

A causa de esto, la Biblia enseña en las palabras de Pablo que hay algunas cosas que debemos hacer a causa de la carne. “Porque si vivís conforme a la carne [si seguimos sus dictados] moriréis. Pero si por el Espíritu dais muerte a las obras de la carne viviréis. ” Romanos 8:13. Mortificar significa morir o matar. Debemos estar continuamente poniendo los actos del cuerpo a muerte. Pablo hizo eso claro cuando escribió: “Por tanto, haced morir en vosotros lo terrenal: fornicación, impureza, pasiones, lascivias, malos deseos y la avaricia que es idolatría.” Colosenses 3:5

Regresen conmigo ahora y miren a este poder de elección de nuevo en la terminología de Pablo. El no usa el termino “poder de elección”, pero en muchas maneras está diciendo esto, usted llega a darse cuenta que esto es un poder continuo y viviente en nosotros. Noten lo que él dijo acerca de esto especialmente en Romanos 6:6-10 donde habló acerca de esta libertad del pecado y muerte del hombre viejo. Entonces en el versículo 11 escribió “Así también vosotros, consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.” Considérese a sí mismo o piense de sí mismo de esta manera. Cuéntese a sí mismo como muerto, y cuéntese a usted mismo como vivo para

186

Cristo. Créalo. Esta es una elección. Usted no tiene que hacer esto. Usted puede escoger creerlo por fe. Usted puede no escoger creerlo.

En Romanos 8, Pablo está hablando acerca de esta elección. Recuerde en el versículo 3 él habla acerca de “lo que era imposible a la ley por cuanto era débil por la carne.” Entonces él dice que envió a su Hijo “en semejanza de carne de pecado,” y un cambio se llevó a cabo, “para que la justicia de la ley pueda cumplirse en nosotros.” ¿Cómo se cumple esto? en el versículo 4 la ultima parte “quienes no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.”

Cuando usted está en un edificio, usted puede caminar hacia fuera a través de una de varias puertas. Usted puede aun saltar por la ventana si es esa su decisión. Nosotros hacemos una elección en cuanto a cómo andaremos, ya sea siguiendo tras los dictados de la carne, o siguiendo al Espíritu Santo. Así caminando por el camino cristiano es una elección.

Entonces viene el versículo 5. “Porque los que viven según la carne, piensan en los deseos de la carne. Pero los que viven según el Espíritu, piensan en los deseos del Espíritu.” Usted puede elegir donde pondrá su interés. Usted puede elegir cómo caminará y dónde caminará, y a quién o a qué prestará atención.

“Todos los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios” Romanos 8:14. ¿A quién escogerá usted para que lo guíe? ¿A quien seguirá? Usted debe siempre hacer esa elección. No es la falta de una elección que es el problema. Generalmente es hacer la mala elección, ¿no es verdad? Todos eligen. Si usted descuida escoger, usted ha hecho una elección. Usted no puede ser neutral. Es así de rápido y así de pronto.

En la vida cristiana estamos escogiendo constantemente prestando atención, caminando, interesando. “Vivid según el Espirita, y no satisfaréis los deseos malos de la carne.” Gálatas 5:16. Pablo sigue para decir que si uno es guiado por el Espíritu no hay ninguna condenación. Si usted es guiado por el Espíritu siga al Espíritu. Escoja esa dirección. La facultad que no muere cuando el anciano es crucificado es nuestra capacidad de escoger a qué amo tendremos para que gobierne sobre nosotros.

En la vida santificada, cuando uno empieza a preguntar qué puede o qué no puede hacer, usted necesita darse cuenta que todo se resume en esto: usted puede escoger. Usted puede elegir a uno o varios amos, pero a quien sea que usted escoja para servir, usted es su siervo o esclavo; y así es este asunto. Al diablo le gustaría que usted decidiera o el yo o el pecado. Cristo ha hecho todo para que podamos servirlo a él, para ganar nuestro amor o nuestra estima y nuestro afecto. Todos los poderes son del exterior, excepto el poder de la elección. Pero por ese poder de la elección, puedo ser crucificado con Cristo, o puedo vivir separado de él. Puedo seguir otro amo y decir que no quiero que Jesús gobierne sobre mí.

La justificación y la conversión nos ponen en contacto con el poder que nos capacita. Podemos morar en él o podemos separarnos de él. Él logró eso para nosotros. En la

187

santificación, por nuestra elección permanecemos o partimos. El poder de la elección esta ahí, pero necesitamos es poder que se encuentra en esa otra Persona con quien hemos hecho contacto. Soy libre en Cristo, pero no en el yo; y toda la libertad que tengo ha sido conseguida por Jesús y no por mi elección. El hace posible la elección por medio de lo que él ha hecho por nosotros. Mientras me uno a él, mientras mantengo la relación, mientras lo amo, mientras lo contemplo, hago este contacto por la fe. Y porque vengo en contacto con el poder, el evangelio funciona en mi vida en una manera poderosa. Al no mantener el contacto, me encuentro a mí mismo titubeando torpemente.

Todos nuestros problemas se centran ya sea en el hacer contacto con Cristo cada día, o escoger separarnos de él. Es así de sencillo. Tan frecuentemente asumimos que una vez que hacemos contacto, solo permanecemos ahí sin otra elección. Pero cada mañana el diablo sabe que usted puede suponer eso, y él revisa para ver si usted ha olvidado o decidido no hacer contacto con Cristo ese día. Si esa fue su elección, él sabe que usted será vulnerable; y en un momento él tienta nuestros afectos, nuestros intereses, nuestras atenciones, y repentinamente nos encontramos caminando por otros senderos. Entonces nos preguntamos qué sucedió que nos hizo escoger ese antiguo pecado de nuevo. Nos deprimimos y principiamos a culparnos por esas actividades en lugar de no caminar cercanamente con Jesús.

Pero el problema no es el caminar mal. Ese es el síntoma no la enfermedad. ¡El problema es la separación! Regrese usted y haga el contacto. Encuentre el poder de nuevo. Él aun lo está esperando ahí. El prometió que nunca rompería el lazo que nos une con él. Ese lazo no puede ser roto, excepto por la elección de usted. No fue su pecado la causa del problema sino más bien su elección de morar en Cristo.

A propósito, el mayor pecado de todos es escoger perpetuamente no caminar con Cristo. Si el amor supremo por Dios es el mayor mandamiento, entonces no amarlo es el más grande pecado. La separación voluntaria de Cristo significa que ya no lo amo más. Por lo tanto, debo cada día mirar al yo como algo potencialmente peligroso si escojo seguirlo. Soy vulnerable y débil, y debo ir y buscar ese Poder fuera del yo y consagrar mi vida a él vez tras vez, y hacer esa elección maravillosa.

“Pues aunque vivimos en el mundo [vivimos en estos cuerpos humanos], no militamos según el mundo [nuestra arma de guerra no es nuestra humanidad porque no podemos confiar en ella]: (pues las armas de nuestra guerra nos son carnales, sino poderosas en Dios, para destruir fortaleza;) Para derribar argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y cautivar todo pensamiento en obediencia a Cristo.” 2 Corintios 10:3-5. El poder de Dios, funcionando en el hombre, es aquel que viene por medio del contacto con él. Él aún trae pensamientos a la cautividad. La gente dice: “No sé que hacer con estos pensamientos que sigo teniendo.” Busque ese contacto con Jesús. Entonces el Evangelio, que es el poder de Dios para salvación, empieza a funcionar y suceden buenas cosas.

188

“Así dice el Señor: Maldito el que confía en el hombre, el que se apoya en la carne, y su corazón se aparta del Señor. Bendito el que confía en el Señor y pone toda su esperanza en él.” Jeremías 17:5,7. Deseo que nosotros nos demos cuenta más plenamente cuánto dicen esos dos versículos. Cuando yo me hago a mí mismo (en lo que puedo hacer) o a otra gente le doy mi confianza, es como ser maldito. Pero cuando mi esperanza está en el Señor, cuando confío en él, soy bendecido; y es obvio para mí y para usted y para todos los demás que yo soy bendecido.

Todo se encuentra en hacer la elección de en quien pone usted su confianza. Pablo incluyó todo este asunto en esta clásica declaración: “Con Cristo estoy crucificado [Pero todavía estoy vivo y libre para escoger], y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Y lo que ahora vivo en la carne lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó, y se entrego a sí mismo por mí.” Gálatas 2:20. Pablo había sido crucificado aun cuando no había sido muerto; pero la vida que vivía no era de sí mismo. Era Cristo viviendo en él, la cual él vivió por la fe en el Hijo de Dios quien lo amó y se entregó a sí mismo por él.

La vida santificada es una muy diferente, y no es tan confusa como el diablo y nosotros la hemos hecho. Continuamos con nuestro amor con Jesús, no porque tenemos que, no porque es nuestro deber, no por causa del temor, no por la fuerza o por la coerción, sino por que es tan delicioso amarlo a quien primero me amó. Es precisamente maravilloso. La gran pregunta diaria es: ¿Ama usted a Jesús?

Se dice que cuando Jaime White se estaba muriendo, y Elena, su esposa estaba a su lado, vez tras vez ella le preguntó mientras permanecía ahí: “¿Jaime, amas a Jesús? ¿Jaime, amas a Jesús?” Permítame decirle que ella sabia de que se trataba todo. Y necesitamos aprender de que se trata todo, y rápido. Cada día las preguntas son: ¿Amo a Jesús? ¿Lo elijo a él? ¿Me enamoro de él de nuevo? ¿Es amoroso caminar con Jesús? ¿Es precioso? ¿Es fabuloso sentarse a los pies de Jesús? ¿Es esperanzador? ¿Es bendecido confiar en él? ¿Lo he encontrado, a aquel que es todo hermoso, el Lirio de los Valles, la Estrella matutina? ¿Es él bueno para conmigo? ¿Me deleito en conocerlo y estar cerca de él? ¿Hay algo en esta vida más atractivo, más precioso, que estar con Cristo?

Amigo, Dios ha hecho cosas maravillosas por nosotros. Qué privilegio escoger. ¿No te disgustaría que tuvieras que ser obligado? Aseguremos que no forzamos a nuestros niños y miembros de la iglesia presionándolos a hacer lo que pensamos que ellos deben hacer. Esto no es cristianismo. Con razón tenemos tanto problema con la santificación porque depende del poder de la elección. La libertad de conciencia debe ser prioritaria dentro de nuestros rangos como ningún otro pueblo sobre la faz de la tierra. Debemos demostrar al mundo esa tremenda seguridad en Jesús, esa magnífica esperanza, esa gloriosa libertad; y todo viene por la elección.

En cuanto a mí y a mi casa, serviremos al Señor. Escoja este día a quien servirá. Que podamos ver los atractivos de Jesús en todo su esplendor, por encima de todas las demás atracciones de este mundo, hasta que cada día y cada momento él sea tan

189

precioso que usted nunca escogería a nadie más. Esta es mi oración para cada uno de ustedes en el nombre de Jesús.

190

19 Mejor, mejor, mejor

Nuestro título para este capítulo presenta un mal entendimiento que muchos cristianos tienen concernientes a nuestra justicia y a la justificación por la fe. Muchos piensan que la santificación es llegar a ser lo suficientemente buenos para que seamos aceptados finalmente en el cielo. Podemos referirnos a esto como la búsqueda de la excelencia, lo cual sería un término más sofisticado. La idea es que uno pueda llegar algún día a un cierto nivel de realización, y cuando esto suceda, el Señor me aceptará en el reino. Este concepto abarca y demanda una gran cantidad de esfuerzo a fin de que yo pueda alcanzar alguna clase de actuación intachable, o por lo menos llegar a ser tan perfecto como sea capaz. Este concepto de llegar a ser mejor hace casi imposible aceptar a Cristo como nuestra justicia.

Me gustaría aclarar este concepto de ser lo suficientemente bueno en una manera que podamos todos entender, lo cual es poniéndolo en una perspectiva educativa o académica. ¿Únicamente los estudiantes de “cien” entrarán al cielo? Ellos son honrados en nuestra sociedad y especialmente en la comunidad académica. Y muchos miran el cielo como si fuera un logro parecido. No estoy diciendo que aquellos que sobresalen en la escuela llegarán al cielo. Estoy hablando de aquellos que reciben un “cien” en justicia. ¿Serán aceptados en el cielo? ¿Podría el Señor aceptar a aquellos con “noventa”? ¿O posiblemente todos los que estén por encima del promedio? ¿Diría Dios que todos los que están dentro del promedio o debajo del promedio quedarán afuera? ¿Es posible que alguien más pueda entrar además de los estudiantes de “cien”? La Biblia habla de cómo únicamente los justos serán salvos, ¿cuán justos necesitan ser?

Ya hemos formulado la pregunta: ¿Qué es justicia? Tenemos muchos problemas con esto. ¿Ha trazado Dios alguna línea arbitraria donde si usted logra estar encima de ese nivel es suficientemente bueno? ¿Y si usted está debajo del nivel usted no es suficientemente bueno? Algunos dicen que no creen en la perfección cristiana para nada. Otros creen en el universalismo y dicen que todos entrarán al cielo. Si todos no pueden entrar, ¿quién se queda afuera? ¿Y por qué se quedan ellos afuera? ¿Quién podrá lograr entrar? ¿Por qué logran entrar? Si usted cree en la perfección cristiana absoluta, tal vez usted piense que únicamente los estudiantes de “cien” entrarán; o tal vez únicamente los estudiantes de “cien”--los supersantos – lo lograrán.

Tenemos tantos conceptos acerca de lo que se demanda de nosotros, para ser aceptados en el reino; y a causa de nuestros malentendidos, tenemos muchos temores y problemas. Llegamos a estar frustrados y ansiosos, y nos sentimos inferiores como los que no lo hemos logrado. Cuando usted usa el criterio de la búsqueda de la excelencia para la aceptación al cielo, usted se mete en una multitud de problemas para los que ninguno parece tener respuestas.

191

Por ejemplo, Jesús dijo, “Pero muchos primeros serán últimos. Y muchos últimos serán primeros.”Mateo 19:30. Él lo puso más dogmáticamente cuando dijo: “Así los últimos serán primeros, y los primeros últimos.” Mateo 20:16. Algunos piensan que la palabra primero significa primero en el tiempo. La palabra “primero” se traduce de la palabra griega protose, la cual significa “delantero”, o “preeminente.” Esta misma palabra se encuentra en Marcos 9:35 “Si alguno quiere ser el primero, debe ser el último de todos, y el servidor de todos.” Jesús estaba diciendo que los delanteros o preeminentes serán los últimos; y el último (el menor de todos) será el primero.

Tal vez usted piensa que ese texto no se aplica a usted, así que permítame darle otros. “Os aseguro que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios [antes de los fariseos].” Mateo 21:31. Los publicanos y las rameras ciertamente no son buenas personas, ¿verdad? Uno no puede decir exactamente que ellos han estado buscando la excelencia. ¿Cómo tienen una entrada antes que los demás que pensaban que estaban haciendo muy bien? ¿Cómo logran ellos esta posición delantera de ir en primer lugar? ¿Cómo armoniza usted eso con ser suficiente bueno, o lograr ser mejor, mejor, mejor?

Uno de nuestros problemas con este tema es que usamos normas mundanales de realización para medir nuestros méritos o nuestra excelencia en el cristianismo. Jesús nos recordó que su reino no era de este mundo. El sistema de valores en su reino no es como el sistema de valores de este mundo. De hecho, no hay ningún parecido. Desafortunadamente, la mayoría de nosotros usa el sistema de valores que entendemos en este mundo para medir nuestras aptitudes para el reino de Dios. Nos miramos a nosotros mismos de acuerdo a nuestras ideas mundanales y decimos: “Bueno, o bien, no parece como que lo estoy logrando”

Cristo dijo: “Lo que los hombres tienen por sublime [aquí en este mundo], para Dios es abominable.” Lucas 16:15, última parte. Pero nosotros no pensamos así.

Estos son unos pocos textos que ilustran algunas de las cosas que son abominación a su vista. “Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres.” Mateo 23:5. A ellos les gusta estar en exhibición. Entonces hay aquellos que “aman los primeros asientos en los banquetes, y las primeras sillas en las sinagogas, quieren ser saludados en las plazas, y ser llamados rabí,” versículo 6. Hoy es altamente estimado entre los hombres ser llamados, “doctor,” o “Reverendo.” Y muchos otros títulos que los hombres buscan. El punto de Jesús es que no debemos desear ser llamados por esos títulos porque tenemos únicamente un Maestro.

Aquí está una ilustración más: “El mayor entre vosotros sea vuestro servidor. Porque el que se ensalza será humillado. Y el que se humilla será ensalzado.” versículo 11. Esto es lo opuesto del criterio mundanal del éxito. Nos gusta hacer nuestras obras para ser vistos por los hombres, ¿verdad? Sí, nos encanta. Es delicioso, es honorable, y nos gusta muchísimo. Nos gustan los títulos, y nos gusta escuchar títulos que se aplican a nosotros. Amamos las posiciones elevadas, de hecho, aún adoramos las posiciones altas. Tenemos la adulación de aquellos que se encuentran en posiciones elevadas.

192

Muchas veces un presidente de asociación ha sido idolatrado; y nos encanta invitar a la gente en posiciones de prestigio a nuestros hogares. Todos piensan que es bueno ganar un nivel elevado de nuestro sistema educativo, o ascender por la escalera del éxito de nuestra denominación, o ser votado para una elevada posición. Honramos a los estudiantes sobresalientes, ¿pero quién ha honrado jamás a los estudiantes con una “F” o estudiantes de los “60`s?”. ¿Quién alguna vez les ha dado algún trofeo o algún premio en una ceremonia de graduación? Nunca pensamos en ello. Nosotros separamos a cierta gente. Ellos son especiales, y papá nos da una palmadita cuando el graduado más brillante de la clase se encamina hacia la plataforma, y nos dice: “¿Por qué no estás tú ahí?”

Tenemos una variedad de métodos en la iglesia para mostrar que nos gustan las normas mundanas para valorar a la gente. Fíjese en todos nuestros sistemas promocionales donde honramos a aquellos que reúnen la mayor cantidad de dinero. Si usted no recolecta cierta cantidad, no recibe un listón, en la gran comida de la victoria. El colportor con la mayor cantidad de ventas es honrado con lo que ellos llaman campeón del colportaje. Algunas veces se les ofrece viajes a algún centro turístico con todos los viajes pagados. Mientras que los demás que trabajaron tan duro y se esclavizaron durante muchas horas no reciben ninguna mención, y se quedan en casa olvidados por la mayoría de los dirigentes.

Cuando queremos recolectar dinero, honramos a la gente que da grandes cantidades de dinero. Esos evangelistas y pastores que ganan el mayor número de almas también son honrados y colocados en listas especiales de honor. Aquellos que ganan 100 almas o más en un año llegan a ser considerados como centuriones, aunque 50 obreros bíblicos hicieron la mayor parte del trabajo y nunca recibieron alguna mención honorífica por ellos.

Hacemos la misma cosa con los músicos. Los músicos perfectos que ejecutan magistralmente sus obras son grandemente estimados entre los hombres y las mujeres. Si usted hace un error dentro de mil notas, nadie le aplaude. Usted no practicó lo suficiente, usted no es lo suficientemente perfecto, así que usted no logrará la honra. Hacemos toda clase de cosas como estas para los atletas, los artistas y artesanos. A través de la vida, el énfasis y la alabanza se centran en la búsqueda de la excelencia. Casi cada ser humano cree en esto. No podemos culpar a los estudiantes, a las escuelas y a la facultad porque los padres lo creen en casa. Los predicadores creen en esto. Es esa la manera con todos, en el mundo y en la iglesia. Nos han lavado el cerebro para creer que este es un buen sistema, que es aceptable y que debe ser practicado, y casi todos lo siguen.

No es fácil convencer a la gente que esto es contrario al reino del cielo, porque nos gusta este sistema. Lo odiamos, pero gustamos de él. Alguna gente mantiene bailando delante de sus ojos el día cuando ellos serán aclamados. Ellos sueñan acerca de ese día maravilloso cuando toda la gente los aplaudirá. Ellos no se quieren perder ese día, así que lo anhelan y no quieren ver destruidos este sistema, aun cuando ellos han estado fracasados hasta este momento. Algunos predicadores y maestros no quieren que este

193

sistema sea quitado porque perderían todas esas presiones sobre la gente para alcanzar la excelencia. No sabrían qué hacer si esta metodología es quitada.

Jesús enseñó algo diferente, y yo quiero emplear tanto tiempo de esos conceptos cuanto sea posible. Él habló acerca de la justicia en términos de la ley. “Jesús respondió: Amarás al Señor Jesús con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y mayor mandamiento. Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Mateo 22:37-39. Él dijo que la ley es el amor supremo por Dios y amar al prójimo como a uno mismo. Jesús enseñó esto, y él fue el Autor de la ley si entiendo bien el Antiguo Testamento.

El sistema de recompensa a unos pocos, pero no a otros, ¿demuestra verdaderamente el amor al prójimo como a uno mismo? A la mayoría de la gente le gusta ser recompensada. Pero supongamos que alguien más es recompensado pero usted no. ¿Qué sucede en su proceso del pensamiento? Usted se siente como si fuera un fracaso, porque usted no es recompensado. Usted no es un fracaso porque yo lo digo, ni por lo que otra gente piensa de usted. Usted se siente como un fracaso porque usted no lo logró.

Cuando usted recompensa a unos pocos, usted les está diciendo a los que no recompensó que usted los ama menos. Usted está diciendo que usted ama a aquellos que lograron la excelencia. Usted los estima y los alaba. Si usted es únicamente un estudiante mediocre, entonces qué lástima. El maestro puede tratar de decirle que un “ochenta” no es una nota tan mala. Entonces ¿Por qué se honra únicamente a los estudiantes que obtienen de noventa y cinco a cien?

Alguna gente dirá que los estudiantes con ochenta no merecen una recompensa. ¿Merece alguien el cielo? ¿Hay alguien tan bueno que él o ella merecerán el cielo? No tengo que leer acerca de eso en la Biblia ¿Verdad? Si usted dice que los estudiantes sobresalientes merecen la recompensa, entonces está usted diciendo que hay algunos que merecerá el cielo, y que deben luchar para merecerlo. ¿Merecen los que reciben las mejores calificaciones aclamación y recompensas? ¿Lo merecen? Bien, ellos se esforzaron mucho. ¿Quiere decir que los demás eran más perezosos o descuidados? ¿Qué quiere decir con eso? Usted está hablando a más de una persona cuando dice: “Él trabajó más duro” Usted está hablando a toda la clase o a toda la escuela. Por lo menos todos están escuchando. ¿Está usted queriendo decir que todos los demás menos el que consiguió toda la recompensa son flojos? ¿Está diciendo que solamente aquellos que trabajan más duro entran al cielo?

Considere lo que Jesús quiso decir en la parábola de los labradores, donde aquellos que trabajaron una hora recibieron el mismo salario (o recompensa) como aquellos que trabajaron doce horas. Los que trabajaron a lo largo de todo el día “Murmuraron contra el Señor” Mateo 20:11. No pensaron que era justo. El propietario de la viña dijo: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No conviniste conmigo por un denario?” Mateo 20:13. Ellos habían estado de acuerdo con eso, pero ahora tenían muchos argumentos y buena lógica para tratar de conseguir más que aquellos que únicamente

194

habían trabajado por una hora. El propietario replicó al decir que ellos los habían tratado amablemente. Él les dio a todos la misma recompensa, no importa cuánto tiempo o cuán duro ellos hubieran trabajado.

Esto desafía nuestra teología, y no hemos encarado los hechos difíciles. Cristo nuestra justicia esta confundiendo a la mayoría de la gente porque ellos usan ideas mundanas de éxito para determinar si están llegando a ser lo suficientemente justos para llegar al cielo. El Señor no juzga como el hombre juzga y gracias a Dios por eso, o la mayoría de nosotros quedaríamos fuera. Muy pocos llegarían al cielo si Dios usara este criterio mundano para el éxito. El Señor no nos juzga de esa manera.

¿Por qué es que la gente trabaja duro para ser un estudiante de éxito? Primero que todo, a ellos les gusta ser aplaudido. Poca gente es inmune a ese deseo egoísta. Nos gusta ser alabados y nos gusta ser honrados. A algunos les gusta tanto que sudarán y trabajarán por años para lograrlo. Y usted los alabará porque han trabajado tanto. El “cien” en la boleta de calificaciones es dado para recompensar el esfuerzo que los estudiantes hacen. No se hace así en el reino de los cielos. Hay esfuerzo, pero es bastante diferente. Algunos se esclavizan para obtener las calificaciones altas, porque tienen miedo de lo que su padre dirá cuando lleguen a casa y no las hayan obtenido. Algunos padres llegan a enojarse cuando sus hijos tienen un ochenta en la boleta de calificaciones. Con frecuencia tratamos de empujar a nuestros hijos a obtener mejores calificaciones. Tal vez nos esforzamos por las altas calificaciones porque queremos la aceptación de nuestros compañeros y maestros. Si no lo logramos, no nos sentimos aceptados. Hay otros quienes, por causa de un nacimiento honorable tienen gran intelecto, y ellos no tienen que esforzarse mucho para obtener calificaciones sobresalientes. ¿Deben ellos también ser honrados? ¿No deben los demás ser honrados, aquellos que no tuvieron la buena fortuna de haber nacido de padres mejores con alto cociente intelectual? ¿Se recompensaría a la gente por su buen nacimiento y se les debe privar de la recompensa por causa de su pobre nacimiento? ¿Dónde se colocaría el crédito?

Estoy tratando de ayudarle a usted a ver cómo piensa Dios acerca de esto en comparación a lo que son nuestras ideas. Las costumbres del mundo crean un terrible problema para todos, y la gente sufre más de lo que nos damos cuenta con este sistema mundanal de recompensa. Cuando uno recompensa a los ganadores, uno crea a los perdedores. Cuando uno recompensa el éxito, uno crea fracasos que no son tan exitosos.

Cuando uno aclama a los pocos, uno desacredita a los muchos; y nosotros estamos comunicándoles un mensaje a todos cuando recompensamos únicamente a unos pocos. Ellos creen lo que nosotros tenemos que decir. Lo adverso afecta este sistema que no termina aquí mismo. Aun muchos buenos estudiantes se sienten fracasados. Ellos me han dicho esto. ¿Por qué no recibieron la máxima calificación? Sólo la máxima es aclamada verdaderamente, dicen ellos. Es sorprendente cuánta gente puede luchar por el éxito pero se sienten menospreciados; porque únicamente el que alcanza la calificación superior es aclamado.

195

Este sistema mundanal de recompensa está dañando nuestra denominación y todas las otras denominaciones. Aquellos en posiciones elevadas a quienes usted consideraría como que tienen gran prestigio me han dicho que ellos se sienten inferiores y sin éxito. Se sienten como fracasados mientras están sentados en esas elevadas posiciones. Ellos me han dicho por qué se sienten de esa manera. A menos que todo marche según sus deseos, a menos que todos se inclinen y los aclamen, no se consideran que tienen éxito. Tan pronto como alguien empiece a emboscarlos y criticarlos un poquito, ellos se sienten como fracasados. Empiezan a examinar todas sus acciones y todos sus votos para ver cuán fracasados están, aun cuando, por estándares mundanales están en posiciones elevadas. Así que aún la gente próspera puede sentirse inferior.

El sistema mundano ha llegado a ser una enfermedad que afecta adversamente a jóvenes como a adultos. Es difícil darle a la gente esperanza, cuando se les ha lavado el cerebro hasta que llegan a creer en este sistema. Es difícil darles suficiente éxito a fin de que ellos sientan que son alguien importante. El sistema dice que únicamente el más sobresaliente es verdaderamente digno de honor. La gente ha llegado a creer esto después de años y años de que este sistema ha sido demostrado en la iglesia, en el hogar, en la escuela y en la comunidad. Hacer que la gente se sienta exitosa es lo más difícil, si no es que lo más imposible. Yo creo que el diablo se sienta, se acomoda y ríe y ríe y ríe.

El éxito, el prestigio, y la estima son como el dinero. Cuando uno obtiene su primer millón uno necesita cinco o diez más. Y cuando uno obtiene diez necesita veinte. Uno llega a ser adicto y puede ser que nunca consiga lo suficiente. Es como los actores de cine que una vez estuvieron en el trono con todos aclamándolos, y ahora son olvidados; y hacen todo para hacerse a sí mismos aparecer tan hermosos como una vez lo fueron a fin de poder aparecer en la pantalla una vez más y rescatar su imagen. Hacemos algunas cosas imprudentes para rescatar nuestra imagen, y es una situación patética ver a la gente atraída con engaño con una filosofía que hemos aceptado como muy valiosa.

Jesús no creyó en un sistema como ése. Nos gusta porque motiva a la gente y los conduce a la realización, algunas veces más allá de sus límites. No nos importa si ellos terminan en el hospital con úlceras o en una sala de psiquiatría. Cuando eso sucede decimos: “Ah, esa pobre persona. No supieron como manejarla.” Pero continuamos para incrementar las presiones y conducir más gente a mayor excelencia, y nosotros confiamos en este sistema. Pensamos que poner más presión sobre la gente es una manera de demostrarle que los queremos. ¿Hay alguien que no odia la presión? Tomamos vacaciones para escapar de las presiones; y no podemos inventar suficiente entretenimiento en esos días para librarnos de las presiones.

Jesús condenó este sistema cuando dijo: “Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, las ponen sobre los hombros de los demás, y ellos ni aún con un dedo las quieren mover.” Mateo 23:4. Las presiones son cargas pesadas y están rompiendo nuestras espaldas. Estamos sobrecargados con presiones, y todavía la gente dice: “Trate de poner mayor presión y usted obtendrá más estudiantes sobresalientes.” Y usted tendrá también más

196

estudiantes física, mental y espiritualmente enfermos. Los padres usan este sistema con sus hijos, nuestras iglesias lo usan en promociones, pensamos que funciona bien en la política, y los maestros no saben qué hacer sin este sistema. Cuando se aplica al sistema de calificaciones. La gente alega conmigo y dice: “Pero, pastor, en el cielo tienen sistemas de premios y recompensas. En el cielo tienen posiciones y categorías. ¿No estarán algunos más cerca que otros? ¿No habrá ciertos grupos prestigiados como los ciento cuarenta y cuatro mil con privilegios especiales? El cielo tiene un sistema como este.” No, no tienen un sistema como este. Tienen recompensas y premios en posiciones diferentes, pero, son ampliamente diferentes que en los reinos de este mundo. No hay ningún parecido. Es cierto que algunos estarán cerca del trono, y algunos tendrán más estrellas y todas estas cosas, pero esos premios y recompensas son enormemente diferentes de lo que uno piensa.

En el cielo la obra que es recompensada no es esa obra hecha por nosotros mismos. Cristo describió la obra que es recompensada: “Y el rey les dirá: os aseguro, cuanto lo hicisteis a unos de mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis.” “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: ¡Venid benditos de mi Padre! Heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.” Mateo 25:40,34. Usted es bendecido y usted es alabado, pero únicamente porque usted es una bendición para otra gente y no para sí mismo. No es ensalzando y desarrollando el yo, sino más bien edificando a otros esto es lo que Cristo honra. A aquellos que trabajan por otros él dice: “Venid heredad el reino.” Pero aquellos que se olvidan de los demás y únicamente piensan en el yo son dejados fuera.

El prestigio y honor en el cielo son diferentes de lo que hay aquí en la tierra. Está gente has sido comprada por un precio—el querido Hijo de Dios y él los reclama como suyos. Todo lo que le hacemos a ellos se lo hacemos a Jesús porque son su propiedad. Jesús dirá: “Vengan benditos por que han estado trabajando para mí y para las almas y no para el yo”

Hay otro aspecto para el sistema de recompensa del cielo que es diferente, y este se refiere a nuestros talentos, habilidades, intelecto y destrezas. “Porque, ¿quién te distingue? [¿Porque eres más brillante que los demás?] ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibisteis, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?” 1Corintios 4:7. ¿Por qué presume de sus habilidades como si fueran suyas, y como si usted las hubiera originado? Dios se las ha dado a usted, y si usted es el mayordomo de ellas y no el originador ¿por qué se jacta de ellas y acepta premios por ellas?

Pedro y Juan en la puerta La Hermosa del templo levantaron a un hombre inválido, y la gente empezó a adorarlos. Ellos le dijeron a la gente que ellos no habían sanado al hombre por medio de su propio poder; sino por medio del nombre de Jesús. Dijeron que ellos eran únicamente los administradores del don de sanidad. Esto es cierto de todos sus dones y desarrollos. Uno no sería capaz de desarrollar los talentos y habilidades si Dios no le diera una memoria clara y una mente buena y manos con buena coordinación. Él le pone a usted en una buena posición con sus maestros y patrones. Él le proporciona buenas escuelas y buenos padres y el ambiente correcto.

197

Dios no es únicamente el Dador y el Originador de nuestros talentos pero él promueve su desarrollo, pues sin él no podemos hacer nada. Toda la alabanza de cada talento debe ser para él y nunca para nosotros mismos actuamos como si nosotros origináramos estos talentos y habilidades que demostramos tan hábilmente. No pensamos que él puede oír y recibir la alabanza que nosotros tomamos para nosotros mismos y estamos anunciando que Dios está muerto cada vez que tomamos él crédito por lo que hace con nosotros, por nosotros y por medio de nosotros.

Hay dos citas acerca de los médicos y sus habilidades que quiero que veamos. “Él quiere que los miembros de la profesión médica expulsen de su práctica todo lo que haya sido obtenido por medio del egoísmo, la avaricia y la injusticia. Él ha dado sabiduría y destreza a los médicos, y él desea que nada con un deseo de robo e injusticia sea practicado por aquellos que hacen de la ley de Jehová la regla de su vida.” MM 121. En otras palabras toda la habilidad que ellos tienen viene de Dios. La siguiente cita es aun más clara: “el precio exorbitante cobrado por los médicos en este país, cuando son llamados a atender a la sufriente humanidad es un robo y un fraude. Dios les dio a los médicos su sabiduría y su capacidad no es el hombre quien salva la vida; es el GRAN RESTAURADOR.” Y Elena White lo puso en palabras enfáticas. Toda la destreza que un doctor tiene no es suya él no la logró por sí mismo ni la originó. Dios le dio esa habilidad. Dios recibe el precio por la utilización de ella, la bendición de ella y la alabanza—si creemos en Dios. Lo mismo es cierto de los pastores. No son los originadores de la inspiración, conocimiento o algo más. Ninguno de nosotros tiene esa habilidad. Lo mismo es cierto de los buenos maestros, buenos campesinos, buenos mecánicos y buenos estudiantes. Cualquiera sea la habilidad que uno mire o cualquier destreza, no somos ni los agentes responsables por eso, ni los originadores, todo proviene de él. Aquellos que están en el reino del cielo saben eso y toda la alabanza resuena para él.

Lea en el libro de Apocalipsis de los habitantes del cielo constantemente alabándolo día y noche – alabándolo de quien provienen todas las bendiciones. Él es el Dador de cada bien y de cada dádiva preciosa de acuerdo a Santiago 1:17. No somos los dadores de esos dones y no los merecemos. Dios nos los da por causa de su bondad, misericordia y amor por nosotros. Esto es como sucede no porque trabajemos tan duro para obtenerlos como a muchos les gustaría pensar, por lo tanto, el estatus y honor que el cielo concede es para aquellos que alaban a Dios por las bendiciones recibidas y usadas, y que son usados para beneficios de otra gente.

Jesús habló la siguiente parábola acerca de los deudores cuando estaba visitando el hogar de Simón el leproso Lucas 7:41-43,47 un acreedor tenía dos deudores. Uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta y como no podían pagarle perdonó a los dos ¿cuál de ellos lo amará más? Simón respondió: Pienso que aquel quien perdonó más. Has juzgado bien. Por eso te digo que sus pecados que son mucho les han sido perdonados, ella ama mucho. Pero a quien poco se le perdona poco ama. María se miraba a sí misma como una terrible pecadora que había sido perdonada por una deuda enorme pero Simón pensaba que el era un buen hombre y que necesitaba nada más que un poco de perdón. La siguiente cita se refiere a lo que Jesús le dijo a Simón: “aquellos

198

a quien Cristo a perdonado más lo amarán más. Estos son aquellos que en el día final se colocaran más cerca de su trono.” MC 182 Los más grandes amantes son aquellos que han sido perdonados más y ellos serán los más cercanos a Jesús esta el la excelencia que el cielo valora – aquellos quienes lo aman más. ¿Por qué lo aman tanto? Por que han sido perdonados tanto. Para ser perdonados mucho uno debe mirarse como un pecador. Lo amamos en proporción a nuestra percepción de nuestra pecaminosidad y lo agradecemos y lo alabamos por su gracia asombrosa. Aquellos son los que se colocarán más cerca de su trono. Son los que se miran a sí mismos como los peores fracasados, pero salvados por su gracia. Lo aman más y le agradecen más y lo alaban más. Los más ensalzadores de Dios son los más cercanos al trono; y lo alaban por que lo aman tanto y esto es por que él los amo tanto.

Está es una clase diferente de excelencia que el mundo recompensa y estima, y la búsqueda de esta excelencia es ampliamente diferente de lo que mucha gente a supuesto. Nuestra alabanza esta en proporción a cuanto él ha hecho por nosotros ¿Qué ha hecho él por usted? No es cuan correcto esta usted en toda su teología aun cuando eso es importante no es cuanto los hombres lo alaban a usted. Es cuanto ama usted a Jesús y por que lo ama, y lo que usted hace por los demás por que usted ama mucho a Jesús.

Recuerde que él amor es justicia Dios es amor y la ley es una copia de su carácter; así que la justicia es amor y el amor es justicia. Y Cristo nuestra justicia es Cristo nuestro amor. Lo mejor, mejor, mejor concepto en el reino del cielo es más y más amor por Jesús por los demás.

El amor es una virtud extraña por lo que respecta a la excelencia. Pero ese capítulo clásico en 1Corintios 13, dice en el versículo 5 “que el amor no busca los suyo.” La excelencia que tratamos de desarrollar en nuestras habilidades y talentos es siempre buscar nuestra propia eminencia, nuestro propio éxito. Está siempre mirando al yo y luchando por la perfección en el yo pero el amor no busca lo suyo. El amor estima a cada persona más que a sí mismo. El amor busca el bienestar de los demás. El amor no está consciente del yo sino consciente de los demás y actúa para otros. Por lo tanto, la excelencia en el amor es muy opuesta de la excelencia en alguna destreza o habilidad. Jesús describió este amor: “si alguno quiere venir en pos de mí niéguese a sí mismo tome su cruz cada día y sígame” Lucas 9 23y24. En el versículo siguiente habló de cómo si uno busca salvar su vida la perderá; si uno pierde su vida por su causa, la salvará. Si usted trata de hacerse alguien a sí mismo en este mundo perderá la vida eterna; pero si pierde su vida, sepultada en las necesidades de otros y tratando de ayudarlos a tener éxito, entonces usted gana la vida eterna. Por lo tanto, negarse a sí mismo es el camino a la eminencia y excelencia en el reino de gracia de Dios. La autorrealización es el camino de la excelencia y la habilidad de este mundo. Confundimos los dos en Cristo nuestra justicia pero no hay igualdad. Uno es el olvido total del yo. El otro es una total absorción con el yo.

El concepto mundanal de cómo ganar el reino del cielo es ampliamente diferente de lo que suponen los hombres en el auto desarrollo. Yo miro a esas cosas inherentes de mí

199

– mis habilidades, mis talentos, mi intelecto – y trato de encausarlas para crecer y progresar. Pero el amor es una cosa diferente. De hecho, ni siquiera está en mí, porque “el amor es de Dios” 1Juan 4:7. El amor es de Dios no de los hombres. Uno no puede fabricarlo. Uno puede luchar para ser amoroso pero eso no hará que usted sea amante. Debe recibir todo el amor de Dios. Es el desarrollo de las características encontradas en alguien más no esas cosas encontradas en usted mismo. Usted únicamente puede recibirlas al venir a él. No hay otra manera. Lo amamos por que el nos amó primero. El inspira, él motiva yo no. Él también dice: “si Dios nos amó así también nosotros debemos amarnos unos a otros.” 1Juan 4:11. Todo el amor que viene de mí a usted es el resultado de su amor a mí. Siempre estoy recibiéndolo de él. La búsqueda de la excelencia en el amor es venir a un contacto con Aquél que es amor. No desarrollo lo que esta inherentemente en mí. Lo recibo de él debo establecer canales de comunicación, relaciones, y conexiones para que pueda recibir; de otro modo no lo obtendré. Debo estar atado a Jesús e identificado con él.

Esas conexiones, esas relaciones, son la fe y el amor. Somos atados a él por el amor y la fe, y estas virtudes verdaderamente funcionan. Somos atados a él por la fe y el amor, pero aun estas virtudes vienen de Jesús. El amor es de Dios y a cada hombre le es dada una medida de fe. Debo recibir aun esas de él y él está esperando concedérmelas mientras trato de desarrollar el amor y la fe en mi, Dios me dice que él las tiene y que quiere dármelas. A medida que nos entregamos a él, él se entrega a nosotros con fe amor y justicia. Pero debo darme a mí mismo a él. El no aceptará un corazón dividido. La lucha que debe llevarse a cabo es en mantener los claros canales de la comunicación, de las relaciones, de las conexiones, a fin de que yo sepa cada día de que soy suyo y él es mío y entonces cada día hay una concesión divina de amor, fe, y justicia; y por medio de su fuerza puedo hacer todas las cosas, por que él tiene el poder y la autoridad y la habilidad. Y yo no.

Las habilidades, los talentos, las aptitudes, las recompensas celestiales todas se encuentran en Jesús. Y Cristo nuestra justicia esta asiéndose de Jesús y nunca lo deja hasta que él nos bendice cada día es entrando en esta relación maravillosa de dios que la conexión divina de la vid y las ramas como Pablo dijo: “para mi el vivir es Cristo” Fil. 1:21 Entonces el amor crece porque hay más amor fluyendo de Dios. Mientras vengo más cerca y más cerca de él, veo mi propia pecaminosidad más y más, y tengo más razón para el perdón. Y a medida que él me perdona más, yo lo amo más. Aquellos que han sido perdonados más lo amaran más, y estarán más cerca de su trono. Hemos estado luchando en contra de conocer acerca de nuestros pecados. No queremos ser perdonados más y así no queremos amarlo más. Nos disgusta oír acerca de nuestros pecados por que no pensamos que él perdona; sin embargo, él apenas puede esperar para perdonarnos.

Si confesamos nuestros pecados “Dios es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” 1Juan1:9. Cuando él le perdona a usted mucho, usted lo ama mucho. Cuando usted lo ama mucho, usted ama a los demás; y usted les dice que si ellos solamente conocieran del amor del Padre y de Jesús lo amarían también.

200

¿Se da cuenta que el éxito en la vida cristiana es ampliamente diferente del éxito mundanal? Es olvidarse del yo, no el desarrollo de Dios y es el desarrollo diario de una unión con Jesús mirándolo a él, el Autor y Consumador de la fe. Cada día lo abrazamos, cada día recibimos de él gracia abundante; pues donde el pecado abundó, la gracia sobreabundó. Traigo su amor y gracia dentro de mi vida hasta que sean una fuente viva, burbujeante para mí y para los demás. Para aquellos que tienen esta experiencia el Señor dirá: “Venid benditos de mí Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” Mateo 25:34

¿Por qué estamos tan ansiosos? ¿Por qué estamos luchando y esforzándonos para perfeccionar el yo cuando Cristo espera para concedernos todo lo que necesitamos para entrar en el reino del cielo debemos sentir nuestra necesidad, pues únicamente aquellos que tienen hambre y sed de justicia serán colmados. Los autosuficientes que creen que están haciendo un trabajo muy bueno no tienen hambre. Son las almas necesitadas esas que se sienten pecadoras perdidas, fracasadas, e inferiores a quienes en dice que vengan a él y sean llenas con su aceptación y amor. El quiere abrazarnos y hacernos miembros de la más grande familia en todo el universo. El quiere extender la invitación “venid benditos de mi Padre.”

No hay otra presión en el reino de Dios sino la presión del amor. Nada más sino el amor de Cristo me impulsa. Que maravilloso es vivir bajo esa única presión. Cuán abominable es vivir bajo las otras presiones. El Señor está esperando a su iglesia, a su pueblo, sus familias, y sus instituciones para demostrar solo una presión – la excelencia del amor, el amor de Cristo motivándonos. Y la gente se maravillará y tomará nota de que hemos estado con Jesús porque la transformación es tan grande, y la excelencia del carácter y moralidad tan poderosa. Ellos preguntarán “¿Cómo llegó a ser esa gente de esta manera?” Y responderemos; “el amor de Jesús me motiva ¿cómo puedo dejar de amarlo cuando él me ama tanto? ¿Cómo puedo agradecerle cuando él es tan bueno conmigo? ¡Toda la alabanza para él de quien fluyen todas las bendiciones!”

Amigo, el mundo está esperando, nuestros hijos están esperando, nuestros compañeros, nuestros padres, nuestros vecinos, están esperando que las presiones sean quitadas y saber que una súplica – la súplica gentil de un amor amante que es tan grande que perdona ampliamente y nos abraza como la misma posesión de Dios. Jesús quiere venir pronto por que él nos ama tanto. Estamos impidiendo que venga porque seguimos usando todos los sistemas del mundo y el reino de Dios no está establecido en nuestro corazón a medida que respondemos a las presiones de la vida. El reino de Dios es el reino del amor. Qué maravilloso es ese reino; y qué gozosa, pacífica, feliz, y completa es la vida y servirlo en ese reino. Que Dios conceda su alivio de todas las presiones, excepto la dulzura de su amor es mí oración en el nombre de Jesús.

201

20 Trapos, Justicia, Arrepentimiento

Muchos hoy asumen que siendo que guardan el sábado y no cometen adulterio, o matan, o roban, o mienten, luego deben ser justos. Y siendo que son justos creen que están seguros de una entrada al reino de Dios. Muchos han creído y enseñado esto por un largo tiempo. Otros que tienen problemas observando los mandamientos no se ven a sí mismos como observadores de los mandamientos. A causa de sus pecados habituales, no pretenden ser justos, y por lo tanto sienten que no pueden entrar al reino.

¿Podrían ambos grupos estar equivocados acerca de sus pretensiones? Cuando uno guarda la ley, pretende que su observancia a la ley es justicia; por lo tanto, esto lo califica para presentarse ante la presencia de Dios. El mensaje que vino a esta denominación en 1888 encontró falta en los conceptos de justicia de la mayoría de los adventistas del séptimo día. ¿Sabe eso? Ese mensaje dice que nuestra justicia no es suficientemente buena, no importa cuán buena le parezca a usted o a mí. Usted debe tener la justicia de Jesús o de lo contrario está descalificado para el cielo. Algunos aún no han entendido que el mensaje de Cristo nuestra justicia dice que nuestra justicia no es suficientemente buena. No importa cuán buena pueda pensar que su justicia es: el mensaje de 1888 dice fuerte y claramente que no es lo suficientemente bueno. Encuentra falta con toda nuestra justicia, y eso es el corazón y alma de él. Pero alegamos con esto, porque pensamos que siendo que somos observadores de los mandamientos, debemos ser justos, y por lo tanto estar calificados para entrar al cielo.

Este problema de la justicia abarca mucho más de lo que generalmente pretendemos. Es más que hacer que las manos hagan las cosas correctas, y los labios digan las palabras correctas, y etcétera. Es más que intentar ser buenos.

La justicia es simbolizada en la Biblia , y podemos entender mucho más de ella cuando entendemos este símbolo. “Y le fue dado que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente, porque el lino fino representa las obras justas de los santos.” Apocalipsis 19:8. En este versículo, la justicia es simbolizada por la ropa, y cuando uno estudia la justicia como la ropa significa mucho más. Cubre alguna de esas áreas que con frecuencia omitimos del entendimiento de la palabra. La justicia es ropa espiritual. ¿Por qué la Biblia la llama ropa? ¿Esconde Dios nuestros pecados detrás de la ropa? Debemos entender lo que él quiere decir por el símbolo de la ropa.

El pecado produce una extraña clase de condición desvestida, y a causa de esa condición sin vestido, se necesita una cierta clase de ropa. Esto es introducido en el libro de génesis, pero no es entendido fácilmente. Hablando de Adán y Eva dice: “Y Adán y su esposa estaban desnudos, y no se avergonzaban el uno y el otro.” Génesis 2:25. Ellos no tenían problema con su desnudez. Tampoco tenían ninguna vergüenza. Pero entonces fueron tentados, y como sabemos, Eva participo del fruto prohibido y tentó a su marido, y él participó. “Entonces se abrieron sus ojos, y al darse cuenta que estaban desnudos, cogieron hojas de higuera y se las ciñeron. Entonces oyeron el andar

202

de Dios el Señor que se paseaba por el jardín a la brisa del atardecer. Y el hombre y su esposa se escondieron de su presencia entre los árboles del jardín. Pero Dios el Señor llamó al hombre y le dijo: ¿Dónde estás? Y Adán respondió: Oí tú andar por el jardín, y tuve miedo, porque estaba desnudo, y me escondí. ” Génesis 3:7-10. ¿Estaba Adán todavía desnudo cuando Dios vino al jardín? No, no estaba; sin embargo algunos dirán que estaba; y también ellos tienen razón. Él ya tenía alguna forma de ropaje para cubrir su desnudez física. Es posible que no haya sido una ropa más a la moda, pero Adán y Eva estaban usando hojas de higuera. No estaban totalmente desnudos, de ninguna manera.

El Señor preguntó a Adán dónde estaba y por qué se escondía, y Adán respondió: “Tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.” Adán dijo que estaba desnudo pero realmente no lo estaba. Tenía por lo menos algún tipo de vestimenta encima, pero decía que estaba desnudo.

Debemos entender esto y lo que quiso decir con esta condición, sin vestido, tendremos dificultad para entender lo que es la ropa espiritual correcta, y hacer declaraciones que no son necesariamente ciertas. Él no tenía miedo cuando estaba con Eva y ella no tenía miedo. Ellos no se escondían el uno del otro y no se avergonzaban de estar juntos, aún cuando estaban desnudos. No hubo ningún escondite ni temor hasta que el Señor Dios vino. Fue la presencia del Señor que causó el problema.

“Desnudos y avergonzados, trataron de suplir el lugar de las vestiduras celestiales cociendo hojas de higuera para cubrirse.” Esto es lo que los transgresores de la ley de Dios han hecho desde el día de la desobediencia de Adán y Eva. Ellos han cocido hojas de higuera para cubrir la desnudez causada por la transgresión. Han usado la vestimenta de su propio ingenio, por sus propias obras han tratado de cubrir sus pecados, y se han hecho aceptables a sí mismos con Dios.” LPGM 311.

El problema es más que cubrir mi cuerpo, o el cuerpo de Adán o el cuerpo de Eva. Es más que la vergüenza sobre la desnudez física. Ellos estaban preocupados acerca de cubrir sus pecados y de aparecer en la presencia de Dios. No parecía haber mucho problema hasta que Dios vino a visitarlos. Tan pronto como el Señor parecía alejarse no era demasiado difícil. ¿Cómo cubre usted sus pecados? ¿Con buenas obras? Pensamos que podemos. Pudieran hacer sido buenas al coser las hojas de higuera pero no ayudó para nada.

La siguiente cita dice que ninguna cantidad de nuestras buenas obras puede realizar esto: “Pero esto no se puede hacer nunca. Nada puede el hombre inventar para suplir el lugar de su túnica perdida de inocencia. Ninguna ropa de hojas de higuera, ningún traje de ciudadano mundanal, puede ser usado por aquellos que se sientan con Cristo y sus ángeles en la cena de las bodas del Cordero. Sólo la cubierta que Cristo mismo ha provisto, puede hacer que nosotros aparezcamos en la presencia de Dios. Está cubierta, la túnica de su propia justicia, Cristo pondrá sobre cada alma creyente y arrepentida.” LPGM 311.

203

Muchos tienen la idea de que si ellos hacen su mayor esfuerzo personal llegarán a ser bastante justos. Otros dicen que si logran esforzarse lo mejor que pueden, serán lo suficiente buenos para aparecer en su presencia. Pero ese no es el problema. El problema es que tenemos que cubrir mucho más de lo que nos damos cuenta. Hay muchos otros asuntos de qué ocuparse que además de nuestra bondad. La bondad no es el único problema. Nuestra bondad no va en contra de lo que hemos sido en el pasado. No importa cuán hermosamente uno cose y diseña sus propias hojas de higuera. Las hojas de higuera son siempre inaceptables. ¡Siempre! Uno nunca puede hacer lo suficientemente bien con el intento del hombre de lograr la aceptación. Dios insiste en algo diferente, y él ofrece darnos eso a nosotros.

Este pensamiento fue expresado por Jesús en una parábola donde un hombre entró a una fiesta de bodas vestido con su ropa común. El había rehusado usar la túnica provista por el rey.

“Cuando el rey entró a ver a los convidados, vio ahí a un hombre sin vestido de bodas. Y le dijo: Amigo, ¿Cómo entraste aquí sin vestido de bodas? Pero él cerró la boca. Entonces el rey dijo a los que servían: Atadlo de pies y manos, y echadlo en las tinieblas de afuera. Ahí será el llanto y el crujir de dientes.” Mateo 22:11-13. Ningún problema parecía existir mientras esperaban al esposo que se tardaba, pero cuando el rey entró entonces el problema surgió, tanto que el hombre quedó sin habla. Él parecía estar en una buena posición con anterioridad a ese tiempo, pero ahora no lo estaba. Esta ropa es un problema muy único, y por supuesto la ropa en la parábola de Cristo es la justicia.

En referencia a Adán y Eva, Elena White escribió: “El amor y la paz que habían sido suyos se habían ido, y en su lugar percibían un sentido del pecado, un temor del futuro, una desnudez del alma.” PP 57. No de cuerpo sino de alma, tratamos de hacernos aceptables a la gente, y tratamos de cubrir lo que pensamos es nuestra desnudez. Tratamos de hacer lo mejor, pero este no es el problema. Me puedo ver muy bien desde el punto de vista de los demás, pero Dios no mira el exterior únicamente. El ve el corazón y el alma. El mira cosas que usted nunca ve en mí y en usted. Algunas veces ve cosas en mí que no estoy dispuesto a ver. ¿Qué puedo hacer acerca de esas cosas que están en lo profundo de mi alma? Puedo hacer que mis labios digan cosas correctas y que mis ojos vean escenas buenas, mis manos hagan acciones justas, pero, ¿qué acerca de mi alma? ¿Le gusta cooperar con los cambios de conducta? o ¿Dice quejumbrosamente únicamente lo que es necesario para verse bien ante mis compañeros?

El Señor mira al corazón. Estuvo contaminado por mi primer pecado y por todos mis pecados desde entonces, y no importa cuántas buenas cosas mis manos hagan, mi alma todavía tiene algunos problemas. Cuando Jesús viene, mi alma parece estar desnuda. Jesús es capaz de mirar muy dentro de mi alma. El no pasa por alto ni una sola cosa.

Sabemos acerca del tiempo cuando Cristo arrojó a los cambiadores de dinero en el templo, y cómo miró a los corazones de los fariseos y sacerdotes. Ellos corrieron por

204

temor aún cuando eran líderes. ¿Fue por causa del látigo que tenía en sus manos? ¡Fue la mirada de sus ojos! Se sintieron desvestidos delante de él. Todo estaba desnudo delante de su visión. Nada estaba escondido de su vista. Este es el problema. No es una cuestión de cuánto bien o mal usted ve en mí, o que yo veo en usted. La cuestión es: ¿Qué verá el rey en mí cuando él venga? ¿Cómo me veré cuando quede expuesto a su vista? Es como que él tiene visión de rayos x, y mis ropas no esconden nada de él. Esta es la manera en que Adán y Eva se sentían parados ahí sin nada escondido. Mi justicia puede mirarse bien para mí, aun para usted, pero él mira más allá de lo exterior a las profundidades del corazón; y encuentra cosas ahí que no me gustan. Difícilmente las miro yo alguna vez, así que no me siento bien cuando yo las veo.

“Un rayo de la gloria de Dios, un destello de la pureza de Cristo, penetrando en el alma, hace a cada mancha de impureza dolorosamente diferente, y descubre la deformidad y defecto del carácter del ser humano. Hace aparentes los deseos no santificados, la infidelidad del corazón, la impureza de los labios. Los actos de deslealtad del pecado al anular la ley de Dios, son expuestos a su vista, y su espíritu es acongojado y afligido bajo la influencia escrutadora del Espíritu de Dios. El se desprecia a sí mismo a medida que él contempla el puro e inmaculado carácter de Cristo.” CC 29. De alguna manera pensamos que cuando nos sentimos de esa manera, el predicador lo hizo, o nuestros padres lo hicieron o el maestro. Llego a ser sensitivo y digo: “¡Deja de molestarme y no me critiques más!” Llegamos a tener miedo y queremos correr y escondernos; y decimos: “No quiero regresar allá de nuevo. No quiero oír a esa persona otra vez. ¡Me critican demasiado!” ¿Criticó Dios a Adán y Eva? Ni una palabra. De alguna manera ellos llegaron a la conclusión de que él había venido cada día en la frescura del día, porque él era su amigo y ellos eran sus amigos. Fue una ocasión placentera reunirse juntos, y ahí se sentaban durante esa visita celestial en el paraíso. Pero con sólo un acto pecaminoso suponían que un Dios de amor era un Dios de odio que únicamente criticaba.

Nuestra condición paranoica y nuestra sensibilidad acerca de nuestros pecados no son causadas necesariamente por la ley o los reglamentos de la escuela o iglesia. Nuestra sensibilidad es innata. Es inherente en la transgresión. Adán y Eva no tenían a nadie más que culpar por ser tan sensitivos, ¿verdad? Trataron de culparse el uno al otro y a la serpiente, pero no había a nadie que culpar sino a ellos mismos. Dios no los había criticado u hostigado. Pero ellos eran muy sensitivos, tanto que tenían miedo y trataban de defenderse a sí mismos, que es exactamente lo que nosotros hacemos. Decimos que debe haber sido los requisitos duros de mi casa o mi iglesia, o mis maestros o mi escuela, y pasamos por alto la misma naturaleza del pecado en sí mismo. Nosotros entendemos equivocadamente a Dios. Repentinamente llega a ser uno tras nosotros, en contra de nosotros; sin embargo únicamente desea venir para una visita muy amigable. En el Edén, no hubo ningún cambio en Dios. Todo el cambio estuvo en dos personas que acostumbraban darle una bienvenida afectuosa a las visitas de Dios, pero que ahora las temían. Nos preguntamos por qué algunas veces tenemos miedo de ir a la iglesia o a la reunión de oración, o a las clases de Biblia. Quiero que ustedes piensen acerca de esto, tenemos tanto mal entendido de Dios, y, sin embargo, él es tan

205

diferente de lo que la mayoría de nosotros piensa porque todos tenemos problemas con nuestros pecados. A sí llegamos a tener miedo y corremos cuando pensamos que él puede estar cerca. El no es lo que con frecuencia imaginamos o describimos. No debemos únicamente vivir con Dios en el más allá sino hoy. El quiere caminar y hablar con nosotros hoy. El quiere que nosotros habitemos con él. Desea una intimidad cercana con nosotros porque él es nuestro amigo, y de muchas maneras la Biblia nos dice eso. A causa de nuestros problemas y nuestros pecados pensamos que él ya no es nuestro amigo, y que él está en contra de nosotros. Esto es algo que él nunca ha dicho.

Quisiera que regresaran y pensaran en cómo fue predicada la justicia de Jesús en 1888. En realidad estaban `predicando el mensaje de Laodicea. Y ese era un mensaje impopular entonces tanto como lo es hoy. El mensaje laodicense no nos da una palmada en la espalda y nos hace sentir bien. Los laodiceanos tienen un problema en el vestido. Espero que ustedes sepan quién es Laodicea. El Testigo Fiel dice: “Por lo tanto te aconsejo que compres de mí: Oro afinado en fuego para que seas rico; vestidos blancos, para cubrir la vergüenza de tu desnudez; y colirio para ungir tus ojos y puedas ver.” Apocalipsis 3:18. Entonces él sigue para hablar acerca del colirio que todos necesitamos para ver correctamente nuestra condición.

El consejo es comprar vestido blanco a fin de que uno pueda ser vestido y cubrir la vergüenza de su desnudez. Este es el deseo del Señor. Él nos ofrece ese vestido blanco. No es algo que yo haga para que pueda estar en su presencia. Es algo que él me da. Sigo tratando de producir la justicia que me calificará, pero él dice: “Permíteme dártela. Yo ya la tengo. Me gustaría hacerla tuya. ¿Me permitirás hacer esto?”

La desnudez de Laodicea la hace semejante a la de Adán y Eva, pero hay otro problema aquí que la hace diferente. El Señor no vino a la presencia de Adán y Eva, si usted revisa muy cuidadosamente en Génesis 3:8. Únicamente escucharon su voz, y cuando oyeron la voz de Dios hablándoles, tuvieron miedo y corrieron a esconderse.

El mensaje laodicense es la voz del Testigo Fiel y Verdadero. De acuerdo a Apocalipsis 1:5 y 3:14, Jesús es el Testigo Fiel. Él dice que nos está hablando, y quiere saber si podemos oírlo. Adán y Eva corrieron a esconderse, asustados cuando oyeron la voz de Dios; pero los laodicenses tienen la voz de Dios que les habla hoy, mas no corren ni se esconden. En verdad ni siquiera piensan en que están desnudos de acuerdo al versículo 17. “Tú dices, yo soy rico, estoy enriquecido. Y nada necesito. Y no conoces que tu estás… desnudo.” No lo sabemos. Dios habla, pero de algún modo no tengo miedo, y de alguna manera no quiero correr ni esconderme. Ni aún siento que necesito ropa. En lugar de eso, digo que estoy vestido como una persona rica con la ropa más fina, y estoy muy bien satisfecho. ¿Cómo es que la gente de Laodicea puede tener la voz de Dios hablándoles, y aún no estar satisfechos, creyendo que están vestidos? ¿Cómo puede ser que no se sienten desnudos y temerosos?

Aquí esta la respuesta: “Yo estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a su casa, y cenaré con él, y él conmigo.”Apocalipsis 3:20. Laodicea tiene problemas pues no escucha. Sus oídos de alguna manera no funcionan bien. El

206

llama, y el llamado es su voz. Si sólo lo escucháramos. El nos hablaría y diría muchas cosas maravillosas. Si únicamente pudiéramos oírlo llamando, entonces responderíamos abriendo la puerta, él entraría y entonces podríamos estar con él. Entonces algo sucedería. Cuando vengo a la presencia del Señor, él me ve y yo lo veo. Entre tanto que yo pueda mantenerlo afuera de la puerta, separado de mí, puedo estar muy cómodo. Entre tanto que pueda impedir que mis oídos escuchen, puedo estar bastante satisfecho. Por lo tanto, me esfuerzo para no oír, y especialmente para no encontrarme con él. Evito todas las ocasiones donde pueda encontrarme. Si únicamente puedo ir a la iglesia cada sábado y no encontrarlo y nunca oír la quieta y pequeña voz, me iría a casa sintiéndome muy bien y seguro de que estoy en el camino al cielo. Estaría contento y presumido y complaciente. Pero no debo oír su voz. Si me puedo sentar en su clase de Escuela Sabática, y aún enseñar su clase de tal modo que ninguno nunca escuche o se encuentre con Jesús, esa sería una clase muy satisfactoria. En verdad, puedo dormirme tranquilamente durante la clase, y dormir después en la noche.

Podemos tener nuestra devoción diaria sin jamás encontrarnos con Jesús o escucharlo. Podemos estudiar nuestra lección de Escuela Sabática y disfrutar con nuestros amigos, discutir teología y predicar, y nunca encontrar a Jesús y nunca oír su voz. Continuando como si estuviéramos satisfechos, nunca temerosos y nunca queriendo correr y escondernos. Hemos llegado a ser expertos en evitar a Jesús, de hecho podemos hablar acerca del cristianismo y de teología y nunca mencionar su nombre. Los predicadores pueden predicar una hora entera y nunca mencionar su nombre. Podemos aun mencionar su nombre, pero sin oírlo ni conocerlo.

Dos jóvenes vinieron una vez a verme. Ellos asistían a un colegio de otra denominación y me presentaron un asunto muy significativo. “Pastor Lehman, no nos oponemos al sábado ni a la ley, de hecho más bien nos gusta y aun hemos asistido a la iglesia aquí en sábado. ¿Pero por qué no le hablamos a la gente en este campus acerca de Jesús? Todo lo que ellos quieren hacer es hablar acerca del sábado y otros temas. ¿Por qué no hablan acerca de Jesús?” Era sólo una pregunta no una crítica. Está usted satisfecho hablando de Jesús tan cómodamente como lo está hablando acerca del sábado o ¿está usted incómodo? ¿Llega a estar insatisfecho cuando alguien le pregunta: ¿”Ama a Jesús”? ¿Quiere correr y esconderse? ¿Las ruedas de su mente empiezan a girar y usted sólo quiere alejarse?

No es hasta que yo vea a Jesús, hasta que escuche su voz, que puedo descubrir como soy en mi alma. Usted no me hace sentir desvestido, en cuanto a vestir el alma se refiere. Aún cuando me critiquen, puedo excusarme y justificar todo lo que hago. He inventado muchos buenos argumentos. Solo puedo apartarlo a usted y no me puede hacer que tenga miedo o que me acobarde. Siempre puedo defenderme a mí mismo. Pero Jesús no se detiene en nimiedades, ¿verdad? Él solo mira y no dice nada. Él viene a llamar a la puerta, a una visita amigable. Siento que me odia porque yo lo mal entiendo tanto. Llego a tener miedo porque malentiendo por qué viene. El no viene para asustarnos. Viene porque ama estar con nosotros. Viene a suplir la gran deficiencia que nos hace sentir tan desnudos, viene a protegernos, a vestirnos. Viene a

207

bendecirnos para que podamos estar en su presencia sin temor. Dice que tiene todo lo que se requiere para capacitarnos a ser fieles. No lo creemos. Hemos tenido miedo de él por tantos años. Se nos ha enseñado que Dios está en contra de nosotros. A menos que guardemos totalmente sus mandamientos. Y por la tanto debemos sacrificarnos a nosotros mismos para encontrarnos con él. Todos estamos descalificados para la primera visita.

¿Cómo oye usted su voz? “Ustedes que de corazón anhelan algo mejor de lo que este mundo puede dar, reconocen este anhelo como la voz de Dios a su alma.” CC 28. Escucho mucha gente que expresa una insatisfacción en su experiencia. Esa es la voz de Dios. Reconozca este anhelo como la voz de Dios para su alma. Pídale que le dé arrepentimiento para que le revele a Cristo en su infinito amor y él hará esto. No tenga miedo de aquel que le amó tanto que murió por usted. Todos necesitamos esa visita y cada siguiente visita. El está reconciliado con nosotros, pero pensamos que todavía estamos separados. Pablo dijo: “Reconciliaos con Dios.” 2 Corintios 5:20. Él puede aún alcanzar los corazones de los duros de corazón, y aún los corazones de los laodicenses. El sabe exactamente lo que necesitan y que hacer por ellos.

Hay aquellos que piensan que son suficientemente justos. “Podemos presumir, como lo hizo Nicodemo, que nuestra vida ha sido recta, que nuestro carácter moral ha sido recto, y pensar que no necesitamos humillar el corazón delante de Dios, como el pecador común: pero cuando la luz de Cristo brilla en nuestras almas, veremos cuán impuros somos; discerniremos el egoísmo del motivo, la enemistad contra Dios, que ha contaminado cada acto de la vida. Entonces conoceremos que nuestra propia justicia es en verdad como trapos inmundos, y que solo la sangre de Cristo puede limpiarnos de la contaminación del pecado, y renovar nuestros corazones en su propia semejanza.” CC 29.

Nosotros tememos ya sea relacionarnos con Jesús, o decimos que somos suficiente buenos y no necesitamos pasar tiempo con él. Nos aislamos, o nos enclaustramos a nosotros mismos de él, aún de su voz.

Decimos que no tenemos necesidad, así que, ¿por qué, entonces, debo yo abrir la puerta?

Él no tiene nada que yo necesite. Yo lo tengo todo. Por una razón u otra lo mantenemos alejado, y vamos por la vida diciendo que seremos capaces de estar en pie cuando todo ojo lo verá. Cristo sabe que él regresa pronto, más de lo que aceptamos ese hecho. Él sabe que cada ojo lo verá, y quiere que todos lo encontremos en paz, y no se clame a las rocas y a las montañas que caigan y nos escondan del rostro de aquel que está sentado sobre el trono. Él no quiere eso o no hubiese muerto por nosotros. Él quiere capacitarnos para estar firmes ahora y siempre, permita que lo haga aceptable, deje que esconda esa desnudez y que él lo cubra a fin de que usted nunca necesite tener miedo otra vez.

208

Dios estaba complacido de decir a Israel: “Vístete tu hermosa ropa, oh Jerusalén” Isaías 52:1.

Josué, el sumo sacerdote, estaba vestido en ropas sucias y parado delante del ángel del Señor, y el Señor dijo: “Quitadle esa ropa sucia. Entonces dijo a Josué: Mira que he quitado tu pecado de ti, y te vestí de ropa de gala. Zacarías 3:4.

Lucas cuenta la historia de que como el hijo prodigo regresó al Padre, totalmente indigno, y cómo dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo y el Padre dijo: Sacad el mejor vestido y vestidlo.” Lucas 15:22. No solo cualquier vestido, sino el mejor que hubiera. Pónganlo sobre él, el hijo indigno. Entonces el padre hizo una gran fiesta para aquel que estaba muerto y está vivo ahora. Esto es lo que nuestro Dios dice y lo que nuestro Señor enseña. El hijo pródigo vino a casa muy temeroso porque sabía todo lo que le faltaba, y se preguntaba como podría su padre aceptarlo. ¿Qué hizo el padre? Se abrazó de él y lo besó.

Alguna gente hace tanto daño al cristianismo que es increíble. Nos preguntamos porque tantos de nuestros hijos permanecen afuera. Ellos son sabios, porque nosotros hacemos muy difícil para que alguno venga al camino pues somos muy exigentes con ellos. Es el padre quien hizo a ese hijo apto, y nadie más. El joven probablemente ni siquiera se había dado un baño. Pero el padre dijo: Saquen el mejor vestido y pónganselo. Hasta que no vengamos a Jesús con toda nuestra gran necesidad, la desnudez de nuestras almas podrá ser cubierta. El Señor dice que está llamando a su puerta y quiere que usted escuche su voz y lo deje entrar. También dice: “Yo reprendo y disciplino a todos los que amo.” Apocalipsis 3:19. Si no nos amara, el dejaría de llamar a nuestra puerta. Es perseverante porque nos ama tanto.

Pedro enseñó que el Señor es: “Paciente con nosotros, porque no quiere que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” 2 Pedro 3:9. El llama y llama, y llama. Y sigue llamando. El ha estado llamando a la puerta de los laodiceanos desde 1888. Y cada día que él sigue llamando dice: “No tengan miedo de mí. No corran y se escondan. No me alejen. No tengan miedo de abrir la puerta. Me he quedado aquí por tanto tiempo, porque los quiero a ustedes y quiero estar con ustedes. Déjenme entrar.” Pero con cuanta frecuencia pensamos que es diferente. Algunos dicen que tienen todo y ya están calificados para el cielo. Pero él llama a sus corazones también y dice que él tiene algo que ellos no tienen pero que necesitan grandemente.

El apóstol Pablo pregunta si conocemos que: “¿Su bondad te guía al arrepentimiento?” Romanos 2:4. Él está tratando de enseñarnos que la bondad de Dios, su abnegación y su misericordia deben guiarnos al arrepentimiento. ¿Por qué piensa que Dios está retardando el regreso de Cristo? ¿Piensa usted que él esta esperando al mundo? El ama a los que están en el mundo, pero está esperando especialmente a los laodiceanos que tienen miedo de dejarlo entrar, y a aquellos que piensan que son suficientemente buenos sin él.

209

En el mensaje de Cristo nuestra justicia, el Señor está llamando cada día. Es una tragedia que mal entendamos su llamado. Debe quebrantar su corazón darse cuenta que lo escuchamos, pero tenemos miedo de dejarlo entrar. Él no quiere criticarnos. “Porque Dios no envió a su hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.” Juan 3:17. Él no vino para encontrar faltas en nosotros o espiarnos. El no es un enemigo. El es nuestro amante Salvador, y debemos saber eso.

Debe romper su corazón que con todas sus expresiones de amor, y todas las demostraciones de su bondad, todavía nosotros pensemos que él está en contra de nosotros. Con toda la belleza de la santidad que el Señor posee, es una maravilla que nosotros pensemos que nuestra justicia puede ser suficiente buena por comparación. Nuestra propia justicia continuará mirándose bien entre tanto él esté afuera de la puerta. No importa cuáles sean sus pensamientos acerca de esto el Señor es paciente, misericordioso, anheloso por usted como si fuera la única alma en el universo. El quiere cuidar de ese vacío en el corazón; y ahora mismo cualquier vacío que sienta es la voz del Señor diciendo: “¿Por qué me mantiene alejado de usted? ¿Por qué rehúsa escuchar? ¿Por qué escucha usted a todos los demás?” El no quiere que nosotros seamos demasiado emotivos, no sea que dejemos de usar nuestro buen juicio; pero él ciertamente quiere que nosotros sintamos nuestra gran necesidad para oír su voz, y sentir su enorme deseo de vivir con nosotros a fin de que nunca nos separemos. El quiere vivir con nosotros ahora y quiere que nosotros lo encontremos a él en paz cuando todo ojo lo verá, y con anhelo en nuestros corazones dirán: “He aquí, este es nuestro Dios; lo hemos esperado y nos salvará.” Y así podamos vivir juntos para siempre con este precioso Señor, porque usted es tan precioso para él.

Que Dios nos ayude a darnos cuenta en este día que; “Si Dios con nosotros, ¿quien contra nosotros?” Romanos 8:31. Que podamos entender correctamente el llamado, oír la dulce voz; alejar todos nuestros temores y la tentación de alejarnos. Permitámosle al Salvador que entre. Amén.

210

21

¿Justicia por infidelidad?

Empezaré este capitulo repasando una cita de Elena G. de White que usted debe estar familiarizado con ella: “Varios me han escrito, preguntando si el mensaje de la justificación por la fe es el mensaje del tercer ángel, y yo he respondido, ‘Es el mensaje del tercer ángel en verdad.’” CNJ 64. Algunos han pensado que Cristo nuestra justicia sería una moda, pero la Biblia y el Espíritu de Profecía enseña que la justificación por la fe es el mensaje del tercer ángel en verdad. Si alguna vez debemos predicar el último mensaje de Dios, debemos mejorar mucho en entender y experimentar este mensaje de Cristo nuestra justicia, o nunca predicaremos correctamente el mensaje del tercer ángel. Con frecuencia hemos pensado que atacar a otras denominaciones es el mensaje del tercer ángel; o que somos mejores que ellos porque hacemos ciertas cosas y en este contexto legalista hemos tratado de predicar los mensajes de los tres ángeles. Pero Cristo nuestra justicia—la justificación por la fe—es ese mensaje. Este es un mensaje de amor. Mientras estudiamos el mensaje del tercer ángel, espero que empecemos a ver cuánto amor de Dios está involucrado en este tema interesantísimo. Nuestro problema en este estudio abarca la diferencia entre fidelidad e infidelidad, pues con frecuencia lo ponemos en un contexto que omite el significado del término fidelidad. Juan el revelador escribió estas palabras acerca de Babilonia: “Y clamó con potente voz: ¡Ha caído, ha caído la gran Babilonia! Y oí otra voz del cielo que decía: ¡Salid de ella, pueblo mío, para que no participéis de sus pecados, y no recibáis de sus plagas!”Apocalipsis 18:2,4 ¿Cómo sucedió que el pueblo de Dios llegó a estar en un lugar llamado Babilonia o en una condición llamada Babilonia? Todos conocemos la historia de cómo los antiguos judíos terminaron en Babilonia, y sabemos que su experiencia es un paralelo de la Babilonia moderna. Repasemos cómo los judíos se hallaban en Babilonia en los días de Jeremías, Ezequiel, e Isaías. Con frecuencia decimos que fueron capturados y llevados allá. Mientras que en un sentido esto es cierto, únicamente se nos cuenta parte de la historia. En el tercer capitulo de Jeremías, usted puede leer esta introducción a la razón por su cautividad, y es una historia interesante. Espero que usted encuentre una buena explicación para lo que nos sucede a nosotros cuando algunas veces nos encontramos alejados de Dios. “En los días del rey Josías, el Señor me dijo: ¿Has visto lo que hizo la rebelde Israel? Se va sobre todo monte alto y debajo de todo árbol umbroso, y ahí fornica. Y pensé que después de haber hecho todo esto se volvería a mí, pero no se volvió. Y su infiel hermana Judá lo vio. Vio que por el adulterio de la infiel Israel, le di carta de divorcio y la despedí. Con todo, la rebelde Judá también fue, y fornicó. Y como la inmoralidad de Israel le pareció liviana a ella, contaminó el país, y adulteró con la piedra y el leño.” “Ve, y clama estas palabras hacia el norte y di: Vuélvete, oh rebelde Israel—dice el

211

Señor no haré caer mi ira sobre ti porque soy compasivo—dice el Señor—no guardaré para siempre el enojo. Reconoce tu culpa. Te has rebelado contra el Señor tu Dios. Has esparcido tus favores a dioses extraños debajo de todo árbol umbroso, y no me has obedecido—dice el Señor. Convertíos, hijos rebeldes,--dice el Señor, porque yo soy vuestro esposo. Y os tomaré uno de cada ciudad y dos de cada familia, y os introduciré en Sión.” Jeremías 3:6-9,12-14 Regresa “Porque yo soy vuestro esposo” es el lenguaje de Jeremías. Con tanta frecuencia nos olvidamos que Dios tomó a Israel como su esposa cuando la sacó de Egipto, y la promesa del nuevo pacto hace eso muy claro. “No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de Egipto. Porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui un esposo para ellos.” Jeremías 31:32 Cuando el Señor los escogió para que llegaran a ser un pueblo escogido, únicamente suyo, entró en un pacto con ellos llegando a ser su Dios y ellos llegaron a ser su pueblo. El dijo que era un esposo para ellos. La justicia por la fe está en el contexto de una relación de amor. Es fidelidad a un amante que está descrito en la justicia por la fe. La infidelidad de Babilonia en el pueblo de Dios consiste en ser infiel a los votos matrimoniales, no solo a una iglesia, o a algunas ideas que la gente proponga. Es fidelidad a una Persona con quien profesamos estar unidos en matrimonio, como la Biblia lo describe en muchos lugares. Dios fue el Marido de Israel, y el Antiguo Testamento lo hace claro de cuán precioso era para él. Pero Israel escogió otros amantes. Por alguna razón no siempre respondió al amor de su Esposo; y por supuesto, esto tiene referencia a los ídolos que Israel adoró. Este adoró piedras y árboles, y la idolatría es adulterio en el ámbito espiritual. “Porque han adulterado, hay sangre en sus manos, han fornicado con sus ídolos.” Ezequiel 23:37 Esta es la infidelidad de la que el Señor está hablando. A pesar de su adulterio, él lo amó muchísimo y por largo tiempo. Él lo llamó vez tras vez por medio de los profetas Isaías y Jeremías; pero no quisieron regresar a él. Israel persistió en sus otros amoríos. Antes de que fuese cautivo a Babilonia, fue cautivado primero por los dioses de Babilonia. Cuando fue cautivado por los dioses, Israel se olvidó de su Esposo y dio sus afectos a muchos otros. Pasó todo su tiempo con ellos, y no tenía tiempo para su Marido. Dios había colocado su casa ahí con su esposa. El les había construido un santuario para habitar entre ellos. Esta era su morada con su esposa. El quería estar cerca de ella; y mientras estaba ahí se manifestaba a sí mismo en la Gloria de la Shekinah , físicamente presente en esa gloria, Israel aun se fue hacia los ídolos inanimados y los amó más que al precioso Señor Jehová. Parece imposible pero eso es lo que la Biblia describe. Ellos pensaban que los dioses de los paganos eran más efectivos, más productivos y pensaban que recibían más bendiciones de los dioses. Ellos enviaban a la gente hacia fuera de la iglesia. Cuando Israel retiró sus afectos de su marido, él continuó llamando por muchos años. Cuando persistió en sus amores ajenos con otros, Dios finalmente le permitió que eligiera su conducta. El amor debe permitir elegir. El amor no puede ser ordenado o forzado. Israel fue llevado cautivo después de que ya había sido cautivo. Fue a darse cuenta de lo que es vivir con otros amores veinticuatro horas diarias, durante todo el año. La Biblia cuenta la historia de la vida en Babilonia de las cosas que pasaron con la adoración de los ídolos. Usted recuerda cómo fueron obligados a inclinarse o ser

212

muertos. Habían ido a vivir en un reino de fuerza. ¿Es eso lo que ellos preferían al reino de amor en Jerusalén donde se les permitía elegir? Israel insistía en ir a Babilonia a dar constantemente de sus afectos y bendiciones a sus amantes. Dios le permitía hacer lo que ella quería. El amor es así. Pero él todavía quería que regresara, y aun profetizó que él la haría regresar. Setenta años más tarde, todos los que así quisieron regresaron para estar con él y reconstruir su casa de oración volvieron. Regresaron únicamente por su propia elección, y parece que no demasiados querían regresar cuando se comparan con el gran número que fue a Babilonia. Desafortunadamente Israel era más que una adúltera. El profeta dijo que: “Tú has fornicado con muchos amantes.” Jeremías 3:1 Un amante no era suficiente. Israel vendió su cuerpo por un precio; vendió su pureza, su inocencia, su santidad, su respeto, y sus afectos por ganancia. Espero que ustedes entiendan que estamos hablando de la iglesia en todo esto. Deben aplicar los significados literales a los significados simbólicos que se encuentran aquí. Israel se vendió desviando su afecto de aquél que le amó tanto, y a quien lo consideraba tan precioso. Sin embargo, el Señor dijo que amaba a Israel y lo quería. ¿Qué clase de amor es éste que desea al objeto amado después de todas estas actividades? ¿Cuál es la ley o el amor que justifica? Hablamos de la justificación por la fe, pero cuán poco entendemos verdaderamente acerca de él. Para muchos ha llegado a ser una frase trillada que es hablada sin pensar. “Si alguno se divorcia de su esposa, y ella se casa con otro hombre. ¿Volverá el primer esposo a ella? Así, ¿no quedaría el país todo profanado? Tú has fornicado con muchos amantes. Sin embargo, vuélvete a mí—dice el Señor.” Este es un texto muy complejo y usted debe entender todo lo que la Biblia dice en él. La ley que Dios le dio a Moisés decía que si uno estaba casado con otro no podía regresar con su primer esposo o esposa. El Señor dijo que hacer eso contaminaría a la tierra grandemente. Su pueblo lo había dejado pero él quería que regresaran a él. Parecería que esto hacía a Dios violador de la ley que él dio. ¿Cómo podía regresar si estaba casada con otro, lo cual es algo que él prohibió que sucediera? Si usted entiende la justificación por la fe en su verdadero significado, esto llega a ser un pensamiento precioso. Pablo arroja luz sobre esto con estas palabras “Acaso, ¿no sabéis hermanos—pues hablo con los que conocen la ley—que la ley rige al hombre mientras él vive? Una mujer casada está sujeta por ley a su esposo, mientras él vive. Pero si el marido muere, ella está libre de la ley del esposo. Si en vida del marido, se uniera a otro hombre, se llamaría adúltera. Pero si el esposo muere, queda libre de la ley, de tal manera que no será adúltera si se casa con otro. Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.” Romanos 7:1-4. La única manera en que Cristo podía tomarla de nuevo era muriendo. De otro modo, él sería un violador de su propia ley. Cuando Jesús murió, su primer marido se había ido, y ahora la iglesia estaba libre para casarse con otro, aun con Aquél que se levantó de los muertos. Teórica y legalmente, él era un nuevo marido, porque por ley cuando usted muere, usted está muerto. Cuando él se levantó del sepulcro era un hombre nuevo; y no estoy diciendo esto en una manera teológica para nada, así que no me malentiendan. Legalmente ella puede ahora estar casada con él y no ser llamada adúltera, pues ella nunca se casó con Jesús resucitado. Por lo tanto, para justificar a

213

una esposa que lo dejó y se unió a otro, él murió por todos sus pecados, y entonces se levantó del sepulcro a fin de que ella pudiera estar casada con él, un nuevo esposo, unido perfectamente a él. Mi mente se asombra del concepto y la profundidad de amor presentada aquí , y difícilmente capto el significado. ¿Y usted? “Oh amor que no me dejarás,” escribió el autor del himno. Y cuán poco entendemos lo que eso significa e implica. Él no me dejará. Todas estas cosas en el plan de salvación han sido hechas para expresar su gran amor por nosotros, aun cuando nos hemos apartado nos hemos entregado totalmente a los ídolos. Y todavía él dice que quiere que regresemos. No se resigna a perdernos. No quiere que nos vayamos. Él puede hacer eso posible por medio de su amor justificador. Pablo escribió que Cristo fue “resucitado para nuestra justificación.” Romanos 4:25. Dijo mucho en pocas palabras. Este es el amor que justifica. La iglesia del Nuevo Testamento tuvo una experiencia similar a la de los judíos del Antiguo Testamento, pues la Biblia enseña que Cristo está casado a la iglesia del Nuevo Testamento. “Os celo con celo de Dios. Porque os he desposado con un solo esposo con Cristo, para presentaros a él como una virgen pura.” 2 Corintios 11:2. Pero la iglesia del Nuevo Testamento dejó a su amado, también, tal y como la iglesia del Antiguo Testamento lo hizo. Y se expresa tan brevemente que con frecuencia lo pasamos por alto. “Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor.”Apocalipsis 2:4. Esta es la primera de las siete iglesias que entendemos son la iglesia del Nuevo Testamento. Algunos dicen que ella perdió su primer amor porque no pudo evitar hacerlo, que fue un error; pero la Biblia dice que ella lo dejó. Esto es un poco diferente, ¿verdad? Ella descuidó, olvidó, dejó de responder al amor de su esposo, y abandonó su primer amor. Esta experiencia es descrita por Elena White, y ella da ambos conceptos del Antiguo y del Nuevo Testamento: “La infidelidad de la iglesia a Cristo al permitir que su confianza y afecto fuese desviada de él, y permitir que el amor de las cosas mundanales ocuparan el alma, se compara a la violación del voto matrimonial. El pecado de Israel al apartarse del Señor se presenta bajo esta figura; y el amor maravilloso de Dios que ellos así despreciaron es presentado conmovedoramente: ‘Yo te prometí, y entré en un pacto contigo, dice el Señor Dios, y tú llegaste a ser mío.” ‘Y tú eras extraordinariamente hermosa y prosperaste hasta el reino. Y tus renombrados salieron avante entre los paganos por tu belleza: porque eras perfecta a través de mi gracia [esta es Cristo nuestra justicia], que yo había puesto sobre ti…. Pero tú confiaste en tu propia belleza y te desempeñaste como ramera a causa de tu renombre’‘Como una esposa se aparta traicioneramente de su esposo, así habéis tratado traicioneramente conmigo, oh casa de Israel, dice el Señor;’ ‘¡Como una esposa que comete adulterio! que recibe a extraños en lugar de su esposo!’” CS 381,382. Esta infidelidad, este rechazamiento del amor de su esposo, se escribe en la Biblia de muchas maneras. Esto sucedió a ambas iglesias del Antiguo y del Nuevo Testamento, y cuán poco nos damos cuenta lo que estamos haciendo cuando descuidamos la causa del Señor.

214

Una declaración más de la página 382: “Fue por la separación del Señor, y la alianza por los paganos que la iglesia judía llegó a ser una ramera.” Debemos aplicar todo esto a su tiempo, y principiar a entenderlo bien, o tendremos dificultad con algunas de las cosas que nos suceden. Santiago aplicó esto a los aspectos espirituales que nos ocupan hoy. “! Adúlteros! ¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? El que quiera ser amigo del mundo, se vuelve enemigo de Dios.” Santiago 4:4. Muchas veces decimos a nuestros hijos que no pueden hacer esto o aquello, ellos no pueden asociarse con el mundo o comprometerse con ellos. Vez tras vez de nuevo ellos preguntan: “¿Por qué no podemos?” La iglesia dice la misma cosa a los adultos, ellos preguntan “¿Por qué no podemos?” Toda clase de razones lógicas son expuestas en cuanto a por qué es bueno asociarse con el mundo, pero poco nos damos cuenta que esto incluye dar nuestros afectos a otro amante. Cuando nos asociamos con el mundo, estamos diciendo que no nos gusta el Esposo de la iglesia. Amamos algunas cosas más que a él. Por supuesto, si uno nunca se ha enamorado de él, el afecto por el mundo es casi insignificante. No es hasta que hayamos probado el amor de Cristo por nosotros como individuos y empecemos a amarlo en respuesta a que él nos amó primero, principiamos a saber la diferencia entre él y los otros amantes. Con frecuencia nuestros corazones no han sido quitados del mundo en lo que llamamos conversión. Todavía estamos enamorados de todo lo demás menos de él. Con demasiada frecuencia únicamente amamos las doctrinas correctas, o únicamente amamos a la iglesia, pero no lo amamos a él aun cuando la iglesia es su cuerpo. No hacemos esa distinción tan fina; y en verdad no llegamos a enamorarnos de él. La iglesia del Nuevo Testamento, justo como los judíos, amaba demasiado al mundo y a las cosas del mundo, y dio la espalda al más grande Amante del universo. Dios llamó a su pueblo de nuevo para que saliera de Babilonia en la Reforma Protestante , y ahí la predicación fue la Justificación por la Fe , a medida que ellos salían de Babilonia. El está todavía llamando a su pueblo a salir de Babilonia en este día y época. Babilonia hoy está muy extendida y el libro El Conflicto De Los Siglos presenta esto muy claramente. Entendemos por medio de Apocalipsis 17:5 que Babilonia es la madre de las rameras. Aparentemente su descendencia se entrega a la misma práctica como ella lo hace, y cuán cierto es que hay muchas denominaciones e iglesias culpables del adulterio como lo dice Santiago cuando escribió: “¡Adúlteros! ¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? El que quiera ser amigo del mundo, se vuelve enemigo de Dios.” Santiago 4:4. Es difícil para nosotros entender por qué alguien que es amigo del mundo es el enemigo de Dios, pues vivimos en este mundo y nos gustan las cosas del mundo. Separados del amor con Jesús, no hay manera en que uno pueda entender verdaderamente esto. El Señor trata de aclararlo en los siguientes textos bíblicos: “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me aborreció antes que a vosotros. Si fuereis del mundo, el mundo amaría lo suyo, pero como no sois del mundo. Antes yo os elegí del mundo, el mundo os aborrece” Juan 15:18,19. “Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.”Juan 17,14. “Y no os conforméis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestro entendimiento, para que podáis comprobar cual es la voluntad de Dios, que es buena, agradable y perfecta” Romanos 12:2. “No améis al mundo, ni lo que hay en

215

el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo—los deseos de la carne, la codicia de los ojos y la soberbia de la vida--, no proceden del Padre, sino del mundo. Y el mundo y sus deseos se pasan. En cambio, el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre.” 1 Juan 2:15-17. No amen al mundo. Esta no es una orden, porque el amor es por elección. No es una restricción o prohibición para que nosotros hagamos esto. Es una súplica. Si usted ama a Dios. No amará esas cosas. Los cristianos verdaderos no son semejantes a esos en el mundo. Pero hoy las iglesias cristianas, que profesan amar a su Maestro y Señor supremamente, parecen tener mucho amor por el mundo. Amamos la aprobación del mundo. En realidad, estamos desesperados por la aprobación del mundo. Amamos las diversiones del mundo, la comida del mundo, el materialismo del mundo, su riqueza, sus estilos, sus modas. Amamos las costumbres del mundo, sus lujos, sus intereses, nos gusta su recreación, sus grados, su prestigio, sus logros, sus realizaciones. En verdad, los defendemos fuertemente en nuestros hogares primero que todo, luego en nuestras escuelas, y aun en nuestra iglesia. La mayoría de las iglesias cristianas lo hace; por lo tanto, parece que es aceptable si la mayoría es correcta. Olvidamos que esto es infidelidad a nuestro Amante y que su mortal enemigo es el mundo. El dice que el mundo los odiará a ustedes si son realmente suyos. Denle a Jesús su corazón porque él no esta dispuesto a compartirlo con otro. El quiere todo sus afectos. ¿No es así el amor? El Esposo de la iglesia es muy diferente del mundo, y cuán poco entendemos la diferencia. El es el manso y humilde. Qué contraste es esto con el mundo. El es el humilde y abnegado. El mundo es la antítesis completa de la negación propia y la humildad. El dijo que las zorras tienen guaridas, los pájaros del aire tienen nidos, pero el Hijo del hombre no tiene un lugar donde recostar su cabeza. Tal era su pobreza. ¿Lo ama más de lo que este mundo tiene para ofrecerle? ¿Ama usted esta clase de estilo de vida mejor que el estilo de vida del mundo? El nació en un establo de padres campesinos. No tenía ningún puesto elevado, ni grado académico. Ninguna posición. Doce hombres comunes fueron sus seguidores. Fue despreciado y ridiculizado. Fue tratado injusta e inequitativamente, y finalmente crucificado como el peor de todos los criminales. Este personaje dice: “Sígueme, porque soy el Esposo de la iglesia.” Y tenemos problemas con eso, ¿verdad? Cuando lea que Cristo nuestra justicia está postrando la gloria del hombre en el polvo, es muy significativo cuando uno compara su amor por el mundo y su amor por Cristo. No es extraño que haya tan pocos que experimenten a Cristo como su justicia, cuando su confrontación entre el mundo y sus estilos son tan diferentes del estilo de Jesús. Hemos llegado hoy al lugar donde queremos hacer a Jesús como el mundo; por lo tanto hacemos a la iglesia como el mundo. Tratamos de hacer a los dos compatibles, pero son incompatibles. Usted no puede servir a Dios y a mamón, pero participamos en ese tipo de actividad. Si ama al mundo y sus caminos, usted ama aquello que es lo opuesto del camino de Cristo y de su estilo de vida. Si ama a Cristo, ama a una vida que es la opuesta del mundo. No hay parecido. Si ama al mundo usted odia a Cristo, y si ama a Cristo a usted le disgustan los caminos del mundo. Todos lo que profesan amarlo supremamente dan la espalda al mundo y no miran atrás. Mirar atrás se llama apostasía, lo cual es dar sus afectos a alguien más. No es solo dejar la iglesia, o violar

216

algunos reglamentos de la iglesia. Apostasía es alejarse de su amor a Cristo. Esas iglesias que se vuelven al mundo han caído. “Pero ellos cayeron por el mismo deseo que fue la maldición y la ruina de Israel—el deseo de imitar las prácticas y cortejar la amistad de los impíos.” CS 383. Esta es la gran apostasía. La iglesia del Nuevo Testamento apareció bastante pura bajo los apóstoles. “¿Cuál fue el origen de la gran apostasía? ¿Cómo se aparto la iglesia de la sencillez del evangelio? Al adaptarse a las prácticas del paganismo para facilitar la aceptación del cristianismo por los paganos. El apóstol Pablo declaró, aun en su época: ‘El misterio de iniquidad ya está obrando.’” 2 Tesalonicenses 2:12. Durante las vidas de los apóstoles la iglesia permaneció relativamente pura. Pero hacia la última parte del segundo siglo la mayoría de las iglesias adoptaron una nueva forma; la primera sencillez desapareció, e insensiblemente, a medida que los discípulos ancianos se retiraron a sus sepulcros, sus hijos, junto con los nuevos conversos,… siguieron adelante y remodelaron la causa. Para asegurar a los conversos, la norma exaltada de la fe cristiana fue degradada, y como resultado un diluvio pagano, surgió dentro de la iglesia, llevando consigo sus costumbres, prácticas e ídolos… a medida que la religión cristiana aseguraba el favor y el apoyo de gobernantes seculares, fue aceptada nominalmente por las multitudes; pero solo eran cristianos en apariencia. Muchos ‘permanecieron paganos en sustancia, adorando sus ídolos especialmente en secreto.’” CS 384,385. La iglesia a través de las edades ha formado asociaciones afectuosas con los reyes de la tierra, como en Apocalipsis 18:3 y Apocalipsis 17:2, donde se nos dice que la iglesia comete fornicación con ellos. Ella parece tener una clase de afinidad con los gobernantes. La iglesia cristiana se supone que está en el reino de gracia, lo cual es un reino que ha estado en existencia por dos mil años. En ese reino de gracia, no se usa nada sino el amor. La fuerza nunca se usa y el rey de ese reino es el Señor Jesús, y nosotros somos ciudadanos de ese reino primero y por encima de todas las naciones. Tenemos una ciudadanía doble, pero primeramente debemos ser ciudadanos de gracia; y luego en segundo término ciudadanos de la nación donde nacimos. Sin embargo, al profesar pertenecer al reino de gracia y servir al Rey de gracia, parece que tenemos alguna clase de relación con los reyes de la tierra. La Biblia la llama una relación ilegítima o fornicación, y el Señor no parece estar contento con ello. “Muchas de las iglesias protestantes están siguiendo el ejemplo de conexión inicua con los reyes de la tierra—las iglesias del estado por su relación con los gobiernos seculares; y otras denominaciones, al buscar el favor del mundo.” CS 383 Estar en Babilonia no es solamente amar las cosas y las actividades del mundo, también es amar la autoridad y a los reyes y lo que ellos pueden proveer para la iglesia. Hay bastantes iglesias del estado. La iglesia luterana en algunos países escandinavos es una iglesia de estado. La iglesia de Inglaterra es una iglesia de estado. La iglesia presbiteriana ha sido una iglesia del estado en Escocia. Los protestantes han tenido estas afiliaciones o intimidades con reyes y gobiernos ajenos al reino de gracia. Aun en Estados Unidos hoy, supuestamente la tierra de la libertad religiosa donde la conciencia es suprema, muchas denominaciones están pidiendo al gobierno que les proporcione fondos. No únicamente aceptan donativos del gobierno, sino que aun buscan su apoyo. Supuestamente tenemos un Esposo que nos sostiene; pero de alguna manera pensamos que no cuida lo suficiente de nosotros porque necesitamos dinero de

217

otros esposos. Aparentemente nuestro Rey no está proporcionándonos lo suficiente, así que vamos a otros reyes para intimar con ellos a fin de que podamos recibir más préstamos, más donativos, más fondos para hospitales, para estudiantes, para escuelas y demás. Las iglesias están buscando ayuda federal y estatal. El Señor, según mi entender, se opone fuertemente a esto por una razón muy única. No es un “no harás” pues él lo llama ir a otro amante, y uno no puede ordenar el amor. El amor se gana, el amor es cortejar, el amor es una elección. Es una respuesta, no una demanda u obligación, así que él no lo ordena. Él está sorprendido que después de amarnos tanto, demos nuestro afecto a alguien más y busquemos el apoyo de alguien más. Todos los fondos del gobierno son el resultado del pago de impuestos. Los gobiernos no tienen negocios que produzcan mucho dinero. Su negocio es sustraerlo de nuestros bolsillos y en el reino de los hombres ellos nos obligan a pagarlo. Si uno no paga los impuestos puede terminar en la cárcel. Y las iglesias que creen en los donativos de amor, u ofrendas voluntarias de diezmos y ofrendas, dicen que les gustaría tener algunas ofrendas obligadas también. Supuestamente el reino de gracia no se identifica con el reino de la fuerza, pero decidimos querer ser identificados con ellos, y pedimos dinero de los impuestos. Cada peso que cualquier iglesia recibe del gobierno es dinero de los impuestos. Alguien fue obligado a dar ese dinero, que en buena conciencia puede ser que él no quiera darlo a ninguna iglesia. Pero él no tiene esa libertad de conciencia más si nosotros requerimos su dinero. Él pierde su libertad de conciencia. Supuestamente queremos libertad de conciencia para nosotros, pero no queremos que la otra persona la tenga cuando pedimos su dinero para apoyar nuestros planes. Él está obligado a apoyarnos cuando solicitamos dinero del gobierno. Algunos piensan que préstamos para hospitales y estudiantes son legítimos porque son pagados más tarde por los beneficiarios. Mas uno necesita pensar acerca de esto y pedir a los que pagaron el dinero si está todo pagado. Esos préstamos privilegiados tienen un interés más bajo que lo que el tío Sam tiene que pagar por el dinero que él pide prestado, y el gobierno pide prestado miles de millones y aún más. Alguien paga la diferencia entre la tasa de interés que paga el tío Sam y la tasa que usted paga. La diferencia la pagan los que pagamos los impuestos. Las tasas de interés están disponibles porque los que pagan impuestos aportan la diferencia entre intereses bajos y altos. Los que pagan impuestos tienen que pagar por las iglesias o ir a la cárcel. Esto es cierto en todos los préstamos que son de bajo interés o préstamos privilegiados. Tengo dificultad con todo esto. Espero que tú entiendas que el Señor también la tiene. Alguna gente no puede ver nada malo con esto. El problema es que la iglesia tiene ya un Esposo, y él es Rey, El tiene un gobierno, un reino llamado el reino de gracia, que es un reino de amor que no incluye impuestos obligatorios. De alguna manera tenemos dificultad viendo la diferencia entre su reino y los reinos de este mundo. Supongamos que una esposa viene a casa con su esposo con un abrigo muy caro de mink que costó mucho más de lo que él puede pagar, y él pregunta: “¿Dónde conseguiste eso?” Ella responde: “Un hombre muy amable me lo compró”. Él dice: “Es interesante, estoy contento con eso.” ¿Dice él eso? Y por alguna razón, la siguiente vez que ella lo besa, él no parece tan responsivo como la vez anterior. Más

218

tarde ella viene a casa con un auto caro, y luego joyas. Todo el tiempo el esposo pregunta: “¿Dónde obtuviste eso?” Y ella siempre responde: “De un hombre muy simpático al que le gusto y me da lo que yo quiero.” Alguna gente trata de vender esa clase de amor estos días como un amor bueno o apropiado, pero no creo una palabra de ello porque tan pronto como uno encuentra a su amador amando esas cosas y apreciando al dador de esas cosas, uno tendrá que concluir que ella ama esas cosas y no a usted. Si no le molesta a usted, usted está diciendo que a usted no le interesa si pierde su cariño. Que a usted no le importa si ella deja de amarlo a usted. Y usted también está diciendo que usted no la ama, tampoco. Si el marido ama a su esposa, él debe interesarse acerca de sus afectos y dónde ella los coloca. El no quiere que ella ame otras cosas, y a otros amantes porque él la ama también demasiado; pero él no puede obligarla a quedarse con él, y ciertamente no puede forzarla a que le dé su amor a él, porque entonces no sería un elección. El está preocupado acerca de perder su amor. El Esposo de la iglesia nos ve dando nuestro afecto a otras cosas, a otro amor o a un benefactor, y tiene miedo que pronto nuestro amor por él se acabará. Y de alguna manera empleamos menos y menos tiempo con él, y nuestro interés abrumador, consumista parece estar con estas otras cosas. El Esposo es capaz de proveer para la iglesia cualquier lujo que ella puede desear posiblemente, El es capaz de darle todo lo que ella necesita. El es el Creador de todas las cosas. ¿Por qué no le da más a ella? Porque el sabe que si le da todo lo que ella quiere, amará más a las cosas que a él. Quiere que ella lo ame a él. El Espíritu de Profecía nos dice “la ley del renunciamiento por amor es la ley de la vida para la tierra y el cielo.” DTG 20. La ley de dar es la ley de la vida, y él debe guiar a su Esposa a una clase especial de amor que es el olvido de sí mismo, auto renunciación y negación propia. El debe guiar a su esposa hacia esa cualidad única del amor, o la perderá; y siendo que no quiere perderla, él no le da todo lo que ella quiere ahora. El le da todo lo que ella necesita y él promete eso, ¿verdad? Él se entrega a sí mismo a ella y dice que él está con ella siempre. Pero le pide que ella se niegue a sí misma de algunas de estas cosas que pudieran distraerla con engaño de él. El pide un amor de renunciación propia, por un amor que olvida el yo y se entrega a los demás, un amor que es un beneficio a los demás, que es la ley de la vida para la tierra y el cielo. Por extraño que parezca el mundo y aquellos en la iglesia que van al mundo pueden justificar sus actividades al decir que obtener fondos del gobierno es bueno para la iglesia. Solo miren cómo estamos creciendo. Miren a las multitudes que entran. Miren cómo nuestras instituciones están prosperando. Estamos terminando la obra de Dios, ellos dicen. El mundo nos entenderá si nos acercamos a ellos. Los entenderemos y los ganaremos para el Señor. La iglesia del Nuevo Testamento atrajo multitudes, pero lo que ellos trajeron a la iglesia fue el paganismo, esa amalgama confusa de cristianismo y paganismo, y ellos no eran totalmente de Cristo. Ellos trataron de tener dos amantes, pero la Biblia llama a eso infidelidad. El amor es justicia de acuerdo a la página 18 de El discurso maestro de Jesucristo. Es un amor de renunciación propia, amor de negación propia. Es amor supremo por una persona—el Señor Jesús. Todos nuestros afectos, toda nuestra estima, todas nuestras devociones son para él. El centro de toda nuestra vida es el Señor Jesús,

219

y lo amamos con todos nuestros corazones y a nuestros prójimos como a nosotros mismos; y algún día él dirá: “Entren en el gozo de su Señor.” Pero si divide sus afectos, no importa cuál sea la razón él le hará la pregunta: “¿Es usted mío verdaderamente? ¿Por qué pasa tanto tiempo con otras cosas? ¿Por qué tiene tan poco tiempo para mí?”. Y él vendrá a nosotros como vino al apóstol Pedro allí en Juan 21, y preguntará, “¿Me amas más que a los demás?” y nos preguntará la segunda vez: “¿Me amas?” y la tercera vez: “¿Me amas?”. Creo con todo mi corazón que el Señor ha estado esperando mucho tiempo para que la iglesia responda. ¿No es verdad? El no ha estado encontrando faltas en todas nuestras actividades como muchos dicen. El sencillamente ha estado preguntando: “¿Cómo puede usted amar esas cosas y todavía pretender que me ama? ¿Cómo puede usted llamarlo justicia cuando es infidelidad? ¿No sabe que si me ama con todo su corazón dependerá solo de mí, y será fiel a mí, porque sabe que yo soy fiel a usted? ¿No sabe que puede confiar en mí? Te daré todo lo que necesites posiblemente y en el reinado venidero te daré cosas de las que tú nunca soñaste.” Hazle saber hoy que lo amas.

220

22

Un asunto de autoridad

Aprendimos anteriormente que la justificación por la fe “es el mensaje del tercer ángel en verdad.” CNJ 64. Queremos continuar el estudio de la relación de Cristo nuestra justicia con el mensaje del tercer ángel. Uno de los aspectos confusos de Cristo nuestra justicia concierne a la obediencia. Algunos piensas que la justicia es relación, pero no obediencia o realización. Pero hay declaraciones enfáticas en ambos la Biblia y el Espíritu de Profecía relacionados con la ejecución que deben ser tomados en cuenta para entender a Cristo nuestra justicia. Hay mucha discusión acerca de qué grado de obediencia se espera que alcance el cristiano. Muchos aún hablan de la perfección o el perfeccionismo. Así es el tópico de la experiencia que queremos examinar con más detalle. Unos de los principales problemas en el mensaje del tercer ángel concierne a la obediencia. “Y un tercer ángel los siguió diciendo a gran voz: si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe su marca en su frente o en su mano, este también beberá del vino de la ira de Dios, vaciado puro en la copa de su ira. Aquí esta la paciencia de los santos: Aquí están los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.” Apocalipsis 14:9,12 Hay dos clases de realización u obediencia que se contrastan aquí: obediencia a la bestia al adorarla, u obediencia a los mandamientos de Dios. Lo mismo fue cierto en la antigua Babilonia, y estamos estudiando Babilonia porque es una parte integral del fuerte clamor del tercer ángel. Todos conocemos la historia de los tres hebreos en el horno de fuego. Usted puede recordar que se le dijo a la gente lo que tenían que hacer cuando la música sonara. “Que al oír el son de la bocina, la flauta, el tamboril, el arpa, el salterio, la zampoña, y todo instrumento músico, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor levantó. El que no se postre y la adore, en el acto será echado dentro de un horno de fuego ardiendo.” Daniel 3:5,6. Ellos tenían que adorar a la imagen o si no sufrir consecuencias terribles. La obediencia en este caso fue demandada. Fue requerida y legislada. Lo mismo es cierto en Apocalipsis 13:12, donde habla acerca de el poder de la primera bestia haciendo que el mundo adore a la bestia cuya herida ha sido sanada. En el versículo 15, dice que serán muertos si no adoran a la bestia y a su imagen. Hay una actividad requerida aquí a la que muchos se someterán. En contraste a la adoración de la bestia están aquellos que guardan los mandamientos de Dios como se describe en Apocalipsis 14:12. Lo que quiero que ustedes vean es que esa obediencia está en el corazón de la controversia concerniente al mensaje del tercer ángel. Hay dos clases de obediencia encontradas aquí: la obediencia a la bestia y a su imagen y la obediencia a Dios. Ambos están obedeciendo, ¿no es verdad? Pero están obedeciendo a autoridades ampliamente diferentes. La Biblia dice que este poder pensaría en cambiar los tiempos

221

y las leyes, y en presentar esas leyes como las leyes de Dios, a fin de que la obediencia a ellas, llegue a ser servir a Dios. Me gustaría sugerir que cada ser humano es obediente, pero no necesariamente a Dios. Los pecadores obedecen a alguna autoridad; pero Dios es la autoridad que los cristianos obedecen. La desobediencia a Dios es en verdad obediencia a una autoridad diferente a Dios. Cada ser humano obedece pero ser obediente no es suficiente; debemos ser obedientes a la autoridad correcta, o no entenderemos de qué se trata este tema. La obediencia es un asunto inusual. Alguna gente obedece al gobierno, pero no todos lo hacen. Algunos obedecen a los jefes o a su patrón, algunos obedecen a los padres, algunos obedecen a sus amigos o a sus semejantes, algunos obedecen a sus deseos y al yo, algunos obedecen al éxito, algunos obedecen al intelecto y a la lógica (no a su conciencia), algunos obedecen a las filosofías (y hay una gran variedad de filosofías), algunos obedecen a los líderes de pensamiento. La diferencia primaria es a quién obedecemos y por qué obedecemos. La obediencia en sí misma no es suficiente. Generalmente pensamos que nosotros como pueblo entendemos la obediencia a causa de nuestro énfasis en la ley y la obediencia. Pero pienso que nuestro énfasis ha sido en lo correcto y en lo equivocado de la obediencia más bien que en el entendimiento correcto de lo que verdaderamente es la obediencia. Si usted está preocupado primeramente con lo que es correcto e incorrecto, usted puede pasar por alto totalmente el significado de la obediencia. No es suficiente saber lo que constituye la obediencia correcta. Debemos también conocer lo que la obediencia es. Entender la obediencia es un asunto difícil algunas veces. Parece obvio, pero es ampliamente diferente de la manera en que con frecuencia pensamos en ella. El diccionario dice que la palabra obedecer significa “ser gobernado o controlado.” A alguna gente no le gusta la idea de ser controlada. Para la palabra “obediente” el diccionario dice que significa “la sumisión al control, a la restricción, o a la orden.” No nos gustan las restricciones, tampoco. A propósito, todas las autoridades tienen restricciones, no solo Dios y la iglesia. Sus amigos tienen restricciones, tales como nunca contar sus secretos (eso lo haría a usted un traidor a ellos). Hay ciertas cosas que uno debe hacer o de otra manera no es un amigo. Uno debe identificarse con ese grupo por lo que hace o por lo que no hace, Con todos los patrones hay ciertas restricciones- ambas cosas que usted no puede hacer y cosas que usted debe hacer. El gobierno tiene muchas restricciones tales como reglas de tráfico y pagar impuestos. Toda autoridad tiene restricciones. Y la obediencia es una sumisión a la autoridad, a sus restricciones, órdenes y controles. Otras definiciones incluidas en el diccionario para la palabra “obediencia” incluye “la debida y voluntaria sumisión a la autoridad o control.” Siendo que es voluntaria, usted hace la elección a obedecer o no obedecer. En esencia, la obediencia significa la rendición incondicional. Eso puede sonar confuso al principio, pero finalmente, la obediencia significa rendición incondicional a alguna autoridad. Cuando se es capturado por una fuerza superior en la guerra, el vencido llega a ser obediente como parte de los términos de la rendición incondicional. Ellos entregan sus armas y la lucha termina; y ellos obedecen. Esto es una cosa difícil de aceptar para nosotros. Podemos tener una comprensión mental de la rendición, pero eso no es suficiente. Debe penetrar en nosotros hasta que actuemos adecuadamente en razón de nuestra firme comprensión de este concepto de obediencia.

222

Siendo que cada uno es obediente a alguna autoridad (o autoridades), y siendo que todos están en una sumisión voluntaria a una autoridad elegida, entonces una cierta relación única se establece entre usted y cualquier autoridad que usted escoja servir. Esa relación se describe por Pablo; y yo deseo que usted por lo menos memorice este texto y piense en él por un momento. “¿No sabéis que al ofreceros a alguien para obedecerle, sois siervos de aquel a quien obedecéis, o del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia?” Romanos 6:16. Tan pronto como usted obedece a alguien, usted se hace a sí mismo un siervo de esa persona, o de esta autoridad. En varias traducciones de la Biblia no dice siervo. Dice esclavo. A quien ustedes se rinden como esclavos para obedecer, son en verdad sus esclavos. Esta es la interpretación correcta de la palabra griega doulos. Tan pronto como yo me rindo a mí mismo para obedecer a alguna autoridad, yo llego a ser su esclavo; a algunos que dicen que no creen eso, respondo que fue Dios quien inspiró esto para que fuese escrito y no yo. Espero que usted reconozca que ninguno de nosotros somos superiores a él. El lo dijo de esa manera. Tan pronto como entrego mi vida para obedecer a una autoridad, llego a ser su esclavo. El tiene dominio sobre mí, la Biblia enseña esto claramente, y usted necesita entenderlo. Toda la vida es sumisión a alguna autoridad siendo que todos se rinden a alguna autoridad, esto pues hace una cosa extremadamente necesaria, la cual el Señor tomó en consideración. “¿No sabéis que al ofreceros a alguien para obedecerle, sois siervos de aquel a quien obedecéis, o del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia?” Romanos 6:16. Si yo me rindo a una autoridad, significa que lo hago por mi propia elección, significa que hasta cierto punto, yo he deliberado acerca de esta sumisión, y voluntariamente escojo servir a esa autoridad. No estoy hablando de cuál autoridad; solo que nosotros escogemos voluntariamente obedecer a alguna autoridad, El Señor decretó que nosotros nos entregáramos, que escogiéramos, que nos sometiéramos voluntariamente, no obligatoriamente. Hay una diferencia entre la esclavitud en Romanos 6:16 y la esclavitud vista en los Estados Unidos hace más de un siglo. Aquellos eran esclavos a fuerza. Ellos nunca escogieron la esclavitud. No la querían. La despreciaban y querían escaparse. La esclavitud mencionada aquí es una elección libre. Nosotros nos entregamos voluntariamente como siervos para obedecer. Esto comprende una elección para participar en esta sumisión a esa autoridad en particular. Eso es diferente. No es una sumisión forzada sino una sumisión voluntaria. La Biblia dice que todos nosotros estamos en una esclavitud voluntaria por nuestra propia selección y elección con premeditación y prudencia. Estoy seguro que a muchos les gustaría estar en desacuerdo en esto; pero deseo que tomen tiempo y hagan la pregunta: ¿Tiene razón Dios? Trate de entender lo que él está diciéndonos, lo cual es que todos viven en sumisión a una autoridad de su propia elección personal. La esclavitud de la que Pablo escribió—la esclavitud de la vida cristiana, la esclavitud del pecado o Satanás—es ampliamente diferente que la esclavitud forzada. Inherente en este tipo de esclavitud está una libertad para escoger. Si nos falta esta libertad de

223

elección, entonces una vez que nos encontramos sujetos a una autoridad, nunca podemos escapar. Uno puede descubrir que ha escogido la autoridad equivocada, pero si no hay libertad de elección después que ha hecho la elección equivocada, uno no puede nunca escoger otro amo. La salvación sería sin significado, y el cristianismo sería una burla. No hay salvación sin libertad de elección en cuanto a quién servir. La salvación está basada en la libertad de elección. Si doy un mal paso y escojo al amo equivocado, estoy dominado para toda la vida y no puedo salir, a menos que haya libertad de elección. Dios ha decretado y ha garantizado libertad de elección para usted y para mí y para todos. Pedimos a la gente en el mensaje evangélico que escoja. Ellos no pueden escoger dejar de pecar, pero pueden escoger servir a un nuevo Amo. Él llega a ser un nuevo poder en su vida que los habilita para dejar de pecar. Él me da la oportunidad de cambiar de amos. Esto se aclara en la cita siguiente; “Muchos están preguntando ¿Cómo debo yo rendirme a Dios? Usted desea entregarse a él, pero es débil en poder moral, en esclavitud a la duda, y controlado por los hábitos de su vida de pecado. Sus promesas y resoluciones son como lazos de arena. Usted no puede controlar sus pensamientos, sus impulsos, sus afectos….Lo que se necesita entender es la verdadera fuerza de la voluntad. Este es el poder gobernante en la naturaleza del hombre, el poder de la decisión, o de la elección. Todo depende de la acción correcta de la voluntad. El poder de la elección Dios lo ha dado a los hombres, es suyo para ejercitarlo. Usted no puede cambiar su corazón, no puede por sí mismo darle a Dios sus afectos; pero usted puede escoger servirlo. Usted puede darle su voluntad; él entonces obrará en usted tanto en el querer como en el hacer por su buena voluntad. Así toda su naturaleza será puesta bajo el control del Espíritu de Cristo; sus afectos se centrarán en él, sus pensamientos estarán en armonía con él. CC 47. Dios sabia que esta libertad de elección era básica y el punto mas vital de todo el cristianismo, porque cada uno en algún punto se encuentra sirviendo al amo equivocado. ¿Cómo escapo yo de la servidumbre al amo equivocado? No tratando de dejar de pecar. La voluntad no funciona allí. Es incapaz. Pero puedo escoger a Alguien quien tiene el poder de guiarme en una vida diferente. Puedo escoger a un nuevo Amo, y la Biblia garantiza esta libertad de elección. Toda esclavitud voluntaria tiene como resultado de la elección; pero después de la esclavitud al amo equivocado, todavía puedo escoger escapar al escoger un nuevo amo, Esto debe hacernos extremadamente felices. Si usted no reconoce que usted es un esclavo; estoy seguro que no estará feliz acerca de esto. O si usted es venturosamente feliz en la esclavitud al amo equivocado, no reconocerá ningún valor en la libertad de elección. Pero si usted es miserable y se pregunta por qué usted puede escapar de la terrible senda en la que se encuentra, el descubrimiento que Dios garantiza el poder de la elección es un asunto gozoso. Cuando Cristo descendió a este planeta, estaba garantizando el poder de elegir. Un nuevo amo vino a ser nuestro Hermano, nuestro Rey, para gobernar nuestras vidas. ¡Qué suceso tan maravilloso!.La Biblia nos asegura el privilegio del arrepentimiento. El arrepentimiento en la Biblia significa dar una media vuelta; y la Biblia dice que uno puede darse la vuelta e ir en la

224

otra dirección. Yo puedo darme vuelta y hacer un a nueva elección por su gracia, y empezar otra vez con un nuevo amo. Guarde esos pensamientos en mente mientras regresa y mira de nuevo a lo que sucedió en Babilonia. Note este poder de elección ahora que entiende cuán básico es en el cristianismo. “El que no se postre y la adore, en el acto será echado dentro de un horno de fuego ardiendo.” Daniel 2:6. ¿Cuáles fueron sus elecciones? Si ellos no hubieran adorado y obedecido como el rey dijo ellos morirían. Los cristianos escogerán la muerte antes que la obediencia a un amor equivocado. Pero esas no son opciones iguales o elecciones porque el resultado de hacer una elección particular conduciría a su muerte. ¿Cuándo el hombre fue privado de su privilegio de escoger a su amo, que hizo en Daniel 3? El contradijo el decreto del rey que se suponía era imposible por la ley inmutable de los babilonios. En el capítulo 6 de Daniel se cuenta cómo los lideres de Medo Persia (la hija de Babilonia como es llamada por los profetas) privaron al hombre del privilegio de la oración. “Todos los presidentes de reinos, magistrados, gobernadores, grandes y capitanes, han acordado que promulgues un edicto real, y lo confirmes, mandando que cualquiera que en el espacio de 30 días, dirija algún pedido a cualquier Dios u hombre fuera de ti, sea echado en el foso de los leones. Ahora, confirma el edicto y fírmalo, para que no se pueda cambiar, conforme a la ley de Media y de Persia, que es irrevocable. Daniel 6:7,8. Fue decretado que por 30 días la gente solo podía hacer peticiones al rey y no a ninguna otra autoridad. Sabían que Daniel oraría durante ese tiempo, así que lo privaron intencionalmente de su elección porque la única otra opción era ser arrojado al foso de los leones. ¿Qué hizo Dios? El cambio el mandamiento del rey. Y aquellos que planearon robar a los hombres de la libertad de elegir terminaron donde deseaban que estuvieran sus enemigos. Terminaron en el foso de los leones porque impidieron a los hombres la libertad de elegir. Hay muchas cosas que podemos hacer equivocadamente en esta vida y que son perdonadas, pero cuando empezamos a impedir a la gente a ejercer su libertad de elegir, estamos pisando un terreno peligroso. Algunas veces pensamos que como cristianos podemos hacer esto legítimamente porque el fin justifica los medios, pero no. Los medios siempre deben ser libres para escoger, aun cuando la pérdida de la salvación sea el resultado. Nunca podemos privar a la gente de esa elección personal. Dios no quiere forzar la elección. El siempre quiere una decisión voluntaria y concienzuda. Debe ser de esa manera. En todos nuestros estudios bíblicos y en nuestros tratos con nuestros hijos y con los demás, ellos deben tener libertad plena. Nunca por medio de la coerción o por medio de la fuerza. La ganancia de almas no se hace obligando a la gente a bautizarse. Tenemos mucha rebeldía en nuestras filas porque algunas veces tratamos de forzar a la gente. No podemos elegir por ellos cuando ellos lleguen a ser suficientemente adultos, ellos escogerán por sí mismos, y siempre debe ser su propia elección. Todos estamos voluntariamente sujetos a ese gran Maestro. Con demasiada frecuencia hacemos de la asistencia a la iglesia una actividad legislada. Estamos privando a la gente de la libertad de elección. Servirán por temor o por fuerza pero no por una

225

elección voluntaria. Estamos quebrantando su voluntad cuando los dominamos de esa manera. Dios no quebranta la voluntad. El busca la cooperación de la voluntad. Debemos permitirle a la gente que ejercite su voluntad o de lo contrario no tendremos cristianos. Tendremos esclavos temerosos, no siervos voluntarios del Señor. Dios siempre ha intervenido en algún punto cuando la voluntad del hombre le ha sido quitada. Cuando en los últimos días la autoridad gubernamental decretará “Dar muerte a todo el que no adore a la imagen de la bestia.” (Apocalipsis 13:15), Dios intervendrá. A la gente le será permitida la libertad de escoger a quién servirá. La única verdadera libertad es la libertad de conciencia- la libertad de escoger y de hacer decisiones de nuestra propia voluntad. Alguna gente define la libertad de una manera que es pura licencia e intemperancia; pero hacer lo que uno quiere no es libertad porque impide a la otra persona en sus derechos. Siempre que yo quiera hacer mi propia voluntad, no estoy considerando a los demás; solo al yo, y eso no es amor por el prójimo. Ambos la Ley de los Derechos (Bill of rigths) dentro de la Constitución Americana y Dios mismo garantizan la libertad a todos los pueblos no solo a una persona. Por lo tanto, mi libertad está en el contexto de su libertad, y la suya está en el contexto de mi libertad; y por lo tanto tenemos una libertad conjunta. Es individualizada y personal cuando llega a escoger un amo. Debemos ser cuidadosos en nuestras definiciones de libertad y agradecer al Señor por los países en los cuales a los ciudadanos les ha sido permitida la garantía de la libertad de elección en los asuntos de conciencia, y especialmente en asuntos de religión. Es un privilegio glorioso que ha sido una bendición para nuestra iglesia y para muchas otras. Dios me permitirá escoger al yo o a Satanás. El desea que yo lo escoja a él y buscará conducirme hacia él mismo. Pero me permitirá ir hacia la esclavitud al yo. Si el me forzara a ir a cualquier otra parte, no me estaría concediendo la libertad de elección. Cuando hacemos la decisión para que el yo sea nuestro amo, muchos preguntarán a Dios por qué no los detuvo. No lo hizo porque los privaría de libertad. Uno debe ser capaz de elegir en toda ocasión. El no se atrevería a detenerlo a usted o de lo contrario no seria un Dios de amor. El seria justo como las autoridades de este mundo y como la bestia que legislaba toda actividad. El no le impedirá que ejerza su propia elección. Muchos han descubierto que pueden hacer lo que les plazca; y también descubren que están en esclavitud a toda clase de pecados. Dios le permite a usted hacer eso, no porque quiere que usted caiga en pecado, sino porque desea que tenga la elección que usted desea. Usted tiene esa clase de libertad; y una vez que empiece a obedecer, estará en su misión a esa autoridad. Después de que hacemos nuestra elección, la obediencia a esa autoridad nos pone en sujeción. Pero tenemos la libertad antes de llegar a ese punto. El hombre siempre es libre para darse vuelta y dejar a un amor y escoger a otro. El simbolismo del Antiguo Testamento fue hermoso a cerca de esto en el libro de Éxodo. Se encuentra en muchos lugares, pero rara vez pensamos de él en esta manera “Si compras siervo hebreo, seis años te servirá; y el séptimo año quedará libre, saldrá sin pagar rescate.” “Si el siervo dijera: yo amo a mi señor, a mi esposa y a mis hijos, no quiero quedar libre: entonces sus amo lo llevará ante los jueces, lo hará llegar a la puerta o al poste, le horadara la oveja con lesna, y será su siervo para siempre.” Éxodo

226

21:2, 5,6. ¿Cómo llego él a la esclavitud para siempre? Amaba a su amo y escogió quedarse ahí, el amo no escogió que el siervo se quedara, el siervo escogió quedarse porque amaba a su amo. Ellos podían cambiar su amo cada siete años baja la antigua economía hebrea. En el año de Jubileo todos eran liberados y la tierra era libre, y toda la tierra regresaba a su dueño original; y no había deudas pues todas eran pagadas cada 50 años. Pensamos que somos modernos, pero estamos atrasados muchos miles de años. Imagine todas las deudas siendo pagadas cada 50 años. ¡No más deudas! Esto también significa que puedo escapar de la esclavitud del pecado, esta acción terrible que nos arrastra y nos suprime. Puedo escoger a Dios como mi nuevo Amo y el me libera. Lo sirvo por decisión propia y no por temor. En este punto, algunos dirán: “Pero si no sirvo a Dios, me voy a morir.” Por lo tanto, podemos pensar que él es como todo el resto- como Nabucodonosor, de Belsasar, la bestia y la imagen. La gente piensa erróneamente que Dios los fuerza también. Dicen que no es una libre elección porque las opciones están desbalanceadas, pues yo moriré si no obedezco a Dios. No pienso que la Biblia enseñe eso, esto en realidad es una perversión de las Escrituras. Cuando Jesús dejó el templo la última vez (que era su casa entre los hombres y la presencia de Dios con el hombre), él dio estos pensamientos acerca de Jerusalén y los judíos: “¡Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que son enviados a ti! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus pollos bajo sus alas! y no quisiste” Mateo 23:37. Note que él no dijo que ellos no podían someterse a él, si no que ellos no querían. La palabra querían tiene que ver con la voluntad. Usted no quería una mamá gallina junta a sus pollitos para darles protección de un halcón o un águila. Ella los junta debajo de sus alas para que estén a salvo. El Señor le dice a su pueblo que con frecuencia ha querido protegerlos, y ha enviado mensajes de amor a ellos por medio de los profetas y ha invitado a todos, a los trabajados y cargados que vengan a él para darles descanso. Pero muchos no irán a él. No lo elegirán para que gobierne sobre ellos. La súplica de Dios a la humanidad siempre ha sido: “Diles: Así dice Dios: vivo yo que no me complazco en la muerte del impío sino que se vuelva el impío de su camino y que vuelva. ¡Volveos, volveos de vuestros malos caminos! ¿Por qué moriréis, oh casa de Israel? Ezequiel 33:11. Dios está diciendo que no puede entender por qué quiere usted morir, él vino a dar su vida para que usted la pueda tener abundantemente. Escoja a un amo diferente, escoja a Cristo. La Biblia nos presenta el privilegio de otra elección. Escójalo, porque él lo ha escogido a usted. Dondequiera que vaya el Señor intentará recordarle que él lo ha escogido a usted. Experimentará pequeños dolores de conciencia cuando busque hacer las cosas de otra autoridad. No hay presión o fuerza, solo la voz pequeña y suave del Espíritu Santo. La voz de la condenación y la culpa generalmente es del diablo. No hay cortejo o seducción en la condenación o culpa. Dios no envió a su Hijo a condenarnos sino a salvarnos. Nunca lo acuse de ser el acusador. La palabra Satanás significa acusador, pero Dios no es el acusador. Él es el Salvador. Él es el confortador y él busca cortejarnos de regreso a un servicio gozoso y alegre hacia él. Él no nos esclaviza en contra de nuestra voluntad. Escoge tú este día, es lo que dice la Biblia. Él quiere cautivarnos y ganarnos, no forzarnos. Y yo con gusto tomaré esa decisión y estoy satisfecho cuando lo haya hecho.

227

Recuerde que estamos estudiando Cristo nuestra justicia y cómo se relaciona con el mensaje del tercer ángel. Usted puede ser que no haya visto la conexión entre lo que ha estado leyendo y el tema del mensaje del tercer ángel. Si usted regresa a Romanos 6:16, la conexión se encuentra allí: “¿No sabéis que al ofreceros a alguien para obedecerle, sois siervos de aquel a quien obedecéis o del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia?”. Al entregarme a mí mismo al Amo correcto, yo me encuentro en la justicia. Debo escoger al Maestro de justicia. Este es el camino para encontrar la salvación. “Sabiendo esto que nuestro viejo hombre fue crucificado junto con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no seamos más esclavos del pecado. Ni tampoco ofrezcáis más vuestros miembros como armas al servicio del pecado, sino ofreceos a Dios, como quienes han vuelto de la muerte a la vida y ofreced vuestros miembros a Dios por instrumentos de justicia.” Romanos 6:6,13. Rindámonos a su dominio. Es nuestra elección. “Y liberados del pecado, habéis llegado a ser siervos de la justicia.” Romanos 6:18. Cuando usted es un esclavo, alguien le dice todo lo que tiene que hacer. Ellos ordenan y guían su vida. La esclavitud cristiana es semejante a eso. Voluntariamente escogemos el amo que esté sobre nosotros. Voluntariamente escogemos obedecerlo en toda ocasión. Siempre somos libres de permanecer con él o abandonarlo. Podemos siempre escapar; y las decisiones que tomamos no son si vamos a pecar o no, sino a quién vamos a escuchar, y quién va a ser nuestro amo; esas son las elecciones. Siempre que llego a una encrucijada en mi vida, debo elegir a cuál amo le permitiré que me guíe. Alguna gente dice que nuestra elección es ya sea pecar o hacer lo que es correcto, yo no lo creo. Pienso que podemos únicamente escoger qué amo tendrá que gobernarnos. ¿Permitiré que Cristo domine en mi vida? ¿O permitiré que sea el yo, o un amigo, o alguien mas? ¿Cuál será? Yo llego a ser justo al servir al Amo correcto. No llego a ser justo tratando de ser bueno o escogiendo no hacer este o aquel pecado. Hay únicamente Uno que puede hacernos justos. No podemos hacernos justos a nosotros mismos. Un esclavo no puede hacerse a sí mismo ninguna cosa, ni aún liberarse. Únicamente alguien más puede hacer eso por nosotros, y así debemos venir a él. La mayoría de nosotros ha visto este texto: “y lo llamarán: EL SEÑOR JUSTICIA NUESTRA.” Jeremías 23:6. ¿Qué significa la palabra “Señor”? significa Amo. Cuando lo hago mi Señor y mi Dios, él me gobierna, me domina, me controla, me refrena, me ordena; y es mi sumisión voluntaria la que le permite hacer eso. Él es el Maestro de la justicia y el me gobierna en justicia. Él es Cristo nuestra justicia. Cuan poco entendemos acerca de la justicia, en lo que toca a la obediencia algunos dirán: “está bien, él quiere que yo obedezca, así que trataré de obedecer lo mejor que pueda.” Pero eso no es, para nada uno no puede servir a Dios y al mundo, uno no puede estar esclavizado a dos seres opuestos. Por lo tanto, no es tratando de obedecerlo, sino más bien rendirse y someterse a él, y hacer la elección para que él lo domine a uno. Es de alguna manera como casarse. Hay un cierto dominio y restricción en el matrimonio. Cuando yo era joven, tenía un concepto equivocado del matrimonio. No estaba seguro si quería esa clase de esclavitud. Algunos toleran esa clase de esclavitud. Otros hallan error en él. Pero muchos lo encuentran gozoso, o de otro modo se divorciarían. Y algunas damas están haciendo campaña de una manera activa para

228

poner a los esposos en la esclavitud, y algunos hombres son semejantes a eso también. Están esperando que la persona correcta los capture. Casarse trae ciertas restricciones. He tenido jóvenes que me han consultado después de haber estado casados por unos pocos meses y dicen que nunca soñaron que no serían libres cuando se casaran. Es una revelación para ellos. Cuando dos personas se juntan, algunas veces no están de acuerdo en las cosas que quieren hacer. Pero en la relación matrimonial, hay ciertas restricciones, en las cuales un cónyuge puede y no puede hacer. Pero si usted ama a la otra persona, esas restricciones no son tan malas, ¿verdad? Mucha gente ha disfrutado 50 años en la esclavitud, y su quincuagésimo aniversario de boda es como una gran fiesta. Reúnen a sus familiares y amigos para ayudar a conmemorar este gran evento con ellos--¡celebrar 50 años de esclavitud! Todo tiene que ver con la elección que cada uno de ellos hizo y continúa haciendo. El Señor desea libertad para usted y para mí. Cuando escogemos al Amo correcto, el llega a ser el Señor nuestra Justicia. Al ordenar a nosotros lo obedecemos porque lo amamos, y nos encontramos haciendo lo que él quiere, y su voluntad es justicia. Es y siempre será. Algunos tendrán la idea equivocada a cerca de esta esclavitud, así que debo explicar más de ella. Sabemos que “La justicia es amor.” DMJ 18. También sabemos que “la obediencia es una entrega del corazón a la soberanía del amor.” DMJ 46. Un soberano es un rey. El gobierna. La obediencia a Dios es una obediencia voluntaria, una sumisión voluntaria, a la soberanía de su amor. Cristo se describe en el Nuevo Testamento bajo el simbolismo de Melquisedec. Cristo es llamado el “Rey de Justicia.” Hebreos 7:2. Él es el Rey nuestro Gobernante de justicia, el Único que domina a la gente en justicia. Mientras le damos nuestros corazones a él, él nos gobierna en justicia. El Espíritu de Profecía quiere que nosotros entendamos que “la obediencia no es una mera sumisión externa, sino el servicio de amor… Es un servicio y alianza de amor.” CC 60. Esto no es algo que es demandado de nosotros. No es algo requerido más de lo que uno puede demandar a alguien que se case con uno. Si usted demanda a alguien que se case con usted ellos dirán: “¡olvídalo!”. Usted no puede exigir el amor. Por lo tanto, cuando el Señor quiere obediencia o quiere justicia, él tiene que ganarla, él tiene que invitarnos tiene que cortejarnos y rogarnos. Él nos ama primero a fin de que podamos amarlo en respuesta. Ésta es la libertad; y toda sumisión en este contexto, es siempre y finalmente, nuestra libre elección. Soy motivado por amor para hacer la elección a someterme y para decirle a Dios que quiero que me guíe. Cuando sea feliz con él diciéndome qué hacer, habré encontrado el verdadero cristianismo. ¿Entiende usted la obediencia? Dije al principio que esto es difícil para nosotros, La mayoría de nosotros ha entrenado la mente para pensar de la obediencia en maneras que demuestran que verdaderamente no entendemos la obediencia. Podemos intelectualizar sobre el tema y teorizar acerca de él, pero eso no significa que lo conocemos. Aún después de que oímos la verdad acerca de la obediencia, tenemos una tendencia de decir, “tengo que obedecer.” Tengo que guardar el sábado, tengo que hacer esto o aquello. No, usted no tiene que guardar el sábado, no tiene que ir a la iglesia. No tiene que pagar diezmos y ofrendas, no tiene que dar estudios bíblicos, no tiene que ser vegetariano. Usted es libre de obedecer a cualquier amo que decida

229

servir, pero el Señor siempre está buscando atraernos a él mismo por su gran amor. Siempre. Él quiere ser el Maestro de mi vida, siempre y cuando ser mi elección voluntaria y libre. Muchos piensan que tienen que ir a la escuela de iglesia, o a la iglesia, o a la Escuela Sabática. Eso no es así, amigo. Estamos educando a nuestros hijos para creer que nuestro Dios es un Dios de fuerza, no lo es, es un Dios que nos gana por su tremendo amor y bondad para con nosotros. No hay sumisión forzada. Él siempre está buscando ganarnos. Cuando nos sometemos voluntariamente, suceden cosas tremendas. “A través del ejercicio correcto de la voluntad (esa es la elección), un cambio completo puede ser hecho en la vida. Al entregar la voluntad a Cristo (una elección libre que todos tenemos), usted se alía con el poder que está sobre todos los principados y poderes. Usted tendrá fortaleza de arriba para mantenerse firme, y así a través de una entrega constante a Dios será capacitado para vivir la vida nueva, a una vida de fe.” CC 48. Mientras escojo la más alta de todas las autoridades, al Único que está sobre el cielo y la tierra misma, me he aliado a la fuerza y al poder, al amor y a la justicia; y mientras él me maneja por mi elección, me guía en sendas de justicia por amor a su nombre. Y la justicia siempre es amor. ¡Siempre!. Y el amor es justicia, pues “el amor es el cumplimiento de la ley.” Romanos 13:10. Qué perversión hemos hecho de la obediencia, la obediencia es una de las cosas más bendecidas que uno puede encontrar. La obediencia no es tratar de ser bueno. No es tratar de hacer la acción correcta. La obediencia es una rendición absoluta a su amor soberano. Yo entrego todo a Dios, y le pido que me gobierne y me guíe. En Efesios 5 Pablo pone todo esto en el contexto de Cristo y la iglesia al hablar acerca de esposas sometiéndose a sus esposos. Y esposos amando a sus esposas. La razón por la que una esposa debe someterse a su esposo es a causa de su amor. Si una esposa se somete, pero no está convencida del amor de su esposo, ella se está sometiendo por la fuerza. Un buen esposo amará a su esposa tanto que ella no podrá dejar de amarlo y someterse a él. La sumisión es una respuesta natural al amor. La iglesia es la novia de Cristo, y nos pide que nos sometamos a él, y al hacerlo así, nos hará felices. La justicia es un resultado de esa sumisión, Y esa sumisión se evidencia por la obediencia. Pero no es la obediencia la que nos salva. Es la rendición, la sumisión a él, y él nos salva. Cuando sabemos que él nos ama y quiere salvarnos, nos sometemos a él y obedecemos alegremente. Le permitimos a él que nos salve por nuestra elección. Es esa libertad de elección la que al diablo no le agrada. Él sabe que la libertad de elección guiará a la obediencia hacia el Amo correcto, y por lo tanto a la justicia; y el hecho que la gente se someta voluntariamente a la soberanía del amor de Dios prueba que el diablo es un mentiroso. Lo hace parecer tan vilmente equivocado que todo el universo lo sabrá. Por lo tanto, el busca atacar la misma fundación de la libertad de elección. El busca impedirnos ejercitar nuestra voluntad de elección, trata de involucrarnos con un amo diferente y de convencernos que no podemos tener la libertad de escoger a otro amo; y así nos hace sentir que estaremos eternamente perdidos. Eso es exactamente lo que la bestia hace. Él ataca la libertad de elegir. Él arreglará las circunstancias donde debemos ya sea obedecerlo o morir.

230

Mucha gente creerá que es Dios quien nos da esa elección porque el poder de la bestia profesa hablar en lugar de Dios. Ella se sienta en el lugar de Dios, y pretende representar a Dios. Muchos, aun dentro de nuestros propios miembros, creen que Dios es semejante a eso- que debemos obedecerlo. Y el diablo ya ha convencido a muchos que, una vez que somos esclavizados, no podremos salir, y que nosotros nunca podremos escoger otra autoridad. Y con demasiada frecuencia usamos las tácticas del diablo al obligar a nuestros hijos, a nuestros conversos, a nuestros vecinos, a nuestros amigos, y a nuestros conocidos. El Señor dijo: “Y cuando yo sea levantado de la tierra, a todos atraeré hacia mí.”Juan 12:32. Una vez que usted ve su gran amor, su corazón será suavizado. En estos últimos días, cuando el diablo busca representar mal a Dios, él quiere un pueblo para demostrar un amor que es cortés y bondadoso y de tierno corazón. Él desea a un pueblo que amará a otros tanto que les concederá plena libertad de elección. Y mientras ellos caminan por su casa ellos dirán: “ustedes son una clase diferente de cristianos. Todos los demás nos tuercen el brazo, pero ustedes nos hacen sentir libres para escoger. Ustedes únicamente usan el amor para ganarnos. Nos gusta su Dios.” Es un privilegio maravilloso que tengamos que escoger a quien serviremos. Y la Autoridad de todas las autoridades, y el Rey de todos los reyes dice: “quiero que me escojan. ¿Lo escogerán porque me aman? No me sirvan por temor o por fuerza. Escójanme porque ustedes ven mi gran amor por ustedes. Los amo a ustedes con un amor eterno. No los puedo dejar ir. ¿Por que morirán? Conviértanse y vengan a mi camino. Escójanme.” ¿A quien servirán? Que yo y mi casa, serviremos al Señor. Que Dios los bendiga al hacer su elección, hoy y cada día.

231

23

LAS PALABRAS DEL REY

Recuerden que, de acuerdo al Espíritu de Profecía, la justificación por la fe y el mensaje del tercer ángel son uno y la misma cosa. Hemos mirado a la autoridad y a la obediencia y como son centrales a este tema. El diccionario nos dice que obedecer es ser gobernado o controlado; y la obediencia es sumisión al control, restricción, u orden. Así cuando usted obedece está siendo controlado, gobernado, y dominado. La obediencia es un tema importante concerniente a la justicia. “¿No sabéis que al ofreceros a alguien para obedecerle, soy siervos de aquel a quien obedecéis, o del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia?” Romanos 6:16. Nuestro destino está determinado por de quien llegamos a ser siervos para obedecerlos. Cada uno obedece a alguien. No todos obedecen a Dios, pero todos obedecen a alguna autoridad. El pecado es obediencia a alguien más y no a Dios. La justicia es el resultado de servir al Amo correcto. Con frecuencia tenemos un concepto diferente de justicia que este. Esta no es una obediencia forzada o legislada porque “la justicia es amor.” DMJ 18; y la obediencia es “una rendición de corazón a la soberanía del amor”. DMJ 26. También, la obediencia es “el servicio y la alianza del amor.” CC 60. Por lo tanto, la motivación para servir a Dios es ampliamente diferente que en todos los demás reinos, o todos los demás aspectos de la vida. No es algo obligado o demandado de nosotros. El Señor nos invita por su amor y nos gana a su lado, así que por amor somos motivados a servirlo, esta es una clase diferente de obediencia y una actividad muy placentera. Con demasiada frecuencia la hemos hecho una acción aburrida, pero esa no es la manera que es en el reino de Cristo. La justicia es el resultado de servir al Rey de justicia. Jesús es llamado “El Señor nuestra justicia” en Jeremías 23:6. Él es el Amo, nuestra justicia, el Señor nuestra justicia, Cristo nuestra justicia. El nos gobierna en justicia, y al servirlo en amor llegamos a ser justos. La justicia es servir al Líder correcto, al Rey correcto; pero con demasiada frecuencia pensamos que es luchando por hacer algo que eso es lo correcto. Esto hace que la elección adecuada de los reyes sea esencial para la vida cristiana; pero desafortunadamente no hemos pensado que teníamos una elección o no nos hemos dado cuenta que podemos servir a diferentes reyes. Cuando discutimos la justicia, hemos estado preocupados mayormente a cerca de las cosas que la ley dice que debemos hacer o no debemos hacer. Elena White escribió que “la justicia es hacer lo correcto, y es por las acciones que todos seremos juzgados.” PV 312. Pero ¿es esa la única definición de justicia? Debemos ser cuidadosos de no hacer ésta nuestra única definición. Generalmente dejamos afuera la definición que “la justicia es amor” DMJ 18. Hay más en cuanto a la justicia que solamente el qué de la vida cristiana- qué debemos hacer, qué debemos comer, qué debemos decir. También debemos estar preocupados acerca del quién en la justicia- ¿a quién servirá usted? La justicia también es determinada por a quién servimos y no meramente por qué hacemos. De otra manera el cielo estaría lleno de fariseos. Jesús enseñó que nuestra

232

justicia debía exceder esa de los fariseos. Es cierto que el que es importante, y no estoy dejando eso afuera para nada; pero la importancia principal es el quien. Alguna gente tiene dificultad de entender eso. En Hechos capítulo 17, cuando Pablo fue a Atenas y predicó, dijo a la gente que ellos servían a un Dios desconocido. Él continuó para dar a conocer al verdadero Dios, pues Jesús enseñaba que “esta es la vida eterna que te conozcan a ti el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.” Juan 17:3. Es vida eterna conocerlo. Debemos conocerlo para servirlo correctamente. Por lo tanto, el conocimiento de Dios es importantísimo. Juan escribió que “el que ama, ha nacido de Dios y conoce a Dios, el que no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor.” 1 Juan 4:7,8. Si usted lo conoce, lo amará porque Dios es amor. El amor es el cumplimiento de la ley.” Conocer y servir a Dios producen justicia, la cuál es una virtud ampliamente diferente de la que con frecuencia pensamos nosotros, en justicia, es él a quién servimos lo que hace toda la diferencia. Cuando Jesús vino a esta tierra, nació en Belén, llegó como un rey para gobernar en el reino de gracia. Algunos piensan que únicamente tomará su reinado cuando algún día regrese a esta tierra. Él ya ha venido a reinar de acuerdo a ese versículo maravilloso en Isaías 9:6 donde se nos dice que “el gobierno estará sobre su hombro.” El vino a reinar en el reino de gracia. Él no reina en gloria en esta época, pero él gobierna en gracia. Los hombres sabios del oriente preguntaron: “¿Dónde está el que nació Rey de los judíos”? Mateo 2:2. Ellos sabían que él había venido a reinar, y después vieron su humilde nacimiento y estuvieron tentados a dudar, pero sabían que él era el rey; y se inclinaron delante de él y le dieron regalos adecuados para un rey. Jesús predicó que “el reino de los cielos se ha acercado” Mateo 4:17. Está aquí ahora mismo, y él invita a la gente a venir y ser súbditos de su reino. Él no estableció un reino de gloria porque eso está en el futuro en su segunda venida; pero estableció un reino de gracia en su primera venida, y ha estado reinando desde entonces. Por lo tanto, las preguntas importantes son: ¿es usted un súbdito de su reino? ¿Lo sirve usted en amor? Cada miembro de la iglesia profesa ser su súbdito, pero no nos referimos a esto de esa manera. Lo llamamos membresía en una iglesia y hablamos acerca de lo que nuestra iglesia hace y no nos permite hacer. No es un asunto de qué requiere nuestra iglesia, sino de qué nos pide que hagamos nuestro Rey. ¿Somos súbditos del Rey? El Rey está gobernando, así que hacemos lo que diga el Rey. No porque tenemos que, sino porque henos escogido servirlo. No es lo que usted piensa, sino lo que él dice. No tenemos que ser gobernados por él porque es nuestra libre elección. Esto es diferente de las otras clases de siervos en otros reinos donde hay una sumisión obligada. Ahí usted obedece o es puesto en la cárcel o muerto si no sirve y obedece. Al entender su amor, lo amamos en reciprocidad; y por lo tanto, porque lo amamos, guardamos sus mandamientos y lo servimos. Alguna gente pregunta: “¿Cómo puede él gobernar cuando no esta aquí más?” La mayoría de los reyes gobiernan de esa manera. Los reyes no van a todos sus países para visitar a toda la gente durante los días que gobiernan. Muy poca gente en un reino jamás veía a un rey antes de que la televisión llegara, pero ellos todavía eran gobernados por el rey. ¿Cómo le hacía él? Tenía ayudantes y administradores. Y gobernaba por medio de sus leyes, decretos, y órdenes. En otras palabras, gobernaba a

233

través de sus palabras; y dondequiera que estuviera su palabra, el rey estaba gobernando. Había gente ahí para administrar sus leyes. El rey siempre gobernaba por su palabra o su decreto, y las palabras del rey eran lo más importante. Cristo nos ha dejado su Palabra. El Rey aún gobierna por su Palabra. La tenemos, y la mayoría de la gente en el mundo hoy la tiene en su propio lenguaje. El Rey todavía gobierna, y por medio de sus palabras, sabemos exactamente lo que él desea, lo que son sus deseos, lo que son sus planes, sus anhelos, y cómo es él. Lo podemos conocer por medio de su Palabra y por medio de sus representantes. Por lo tanto, tenemos una oportunidad adecuada para servirlo concienzudamente y con inteligencia. Nuestro Rey ha estado gobernando por su Palabra y a través de sus administradores por mucho tiempo. Tan pronto como este Rey nació, su gobierno fue desafiado. Los hombres sabios preguntaron a Herodes: “¿Dónde está el que nació Rey de los judíos?” Mateo 2:2. Herodes entonces investigó acerca de este Rey y descubrió donde él nacería. Cuando los sabios no regresaron, proclamó un decreto para matar a todos los niños menores de dos años de edad. Él no quería ningún competidor. El antagonista final de Cristo era un enemigo más terrible que Herodes. “estaba encinta, y clamaba con dolores, porque estaba por dar a luz. Y su cola (del dragón) arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y él las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró ante la mujer que estaba por dar a luz a fin de devorar a su hijo en cuanto naciera.”Apocalipsis 12:2,4. Y el versículo 9 nos dice que el dragón era “esa antigua serpiente, llamada el diablo, y Satanás.”Él es el que no quería que Cristo gobernara. Él tiene muchos amigos hoy, ¿no es verdad? Aún en la iglesia hay muchos que no quieren que Cristo gobierne. Satanás nunca quería que Cristo gobernara. Si usted está en contra de la autoridad y gobierno de Cristo, usted ha unido sus fuerzas con Satanás. Esto se aclaró en la tercera tentación de Jesús en el desierto. “De nuevo el diablo lo llevó a un monte muy alto. Le mostró todos los reinos del mundo y su gloria y le dijo: “Todo esto te daré si te postras ante mí y me adoras. Entonces respondió Jesús: vete, Satanás, que escrito está: al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás,” Mateo 4:8,10. Jesús estaba diciendo a Satanás que Dios gobierna, y no él. Desde la caída de Adán y Eva, Satanás ha reclamado la propiedad de todos los reinos de este mundo, y todavía reclama dicha propiedad. Él dice que los habitantes de este mundo le pertenecen porque él conquistó a todos los seres humanos, y siendo que todos han pecado, todos son suyos. Desafortunadamente, demasiada gente le cree. Él pretende dominarnos porque nos ha vencido. Satanás no menciona que su gobierno tiene algunas deficiencias. “cuando Satanás declaró a Cristo, el reino y la gloria del mundo me son entregados, y a quien quiera yo se los daré, él declaró lo que era verdadero sólo en parte (él siempre dice medias verdades), y él lo declaró para servir su propio propósito de engaño. El dominio de Satanás fue ese que arrebató de Adán, pero Adán era el vicegerente del Creador. El suyo no era un reinado independiente. La tierra es de Dios, y él ha encargado todas las cosas a su Hijo. Adán debía reinar sujeto a Cristo. Cuando Adán traicionó su soberanía y la entregó en las manos de Satanás, Cristo todavía permaneció como el Rey justo. El Señor le había dicho al rey Nabucodonosor: “El Altísimo reina sobre los reinos de los

234

hombres, y los da a quien él quiere.” Daniel 4:17. Satanás puede ejercitar su autoridad usurpada únicamente cuando Dios lo permite, cuando el Señor ofreció la ley del mundo estaba proponiendo que Cristo debía rendir el reinado del mundo y tener el dominio sujeto a Satanás” DTG 129, 130. Usted debe recordar que en el mismo principio, de regreso al Edén, tan pronto como Satanás vio que Adán tenía dominio, él quiso usurpar ese gobierno a fin de que él pudiera dominar a todos los sucesores de Adán y conducirlos a todos al pecado. Lo que él no reconoció, por supuesto, era que todo esto estaba sujeto a Cristo. Esto no era un reinado independiente el que Adán tenía, así que Satanás, no lo tenía, tampoco. Satanás buscó inmediatamente tomar el control tan pronto como Cristo nació, Él siempre ha competido por el reino y el gobierno de la humanidad. Este concurso, o esta gran controversia entre Cristo y Satanás como la llamamos con frecuencia, es vista más claramente bajo el símbolo del rey de Babilonia. Recuerda que estamos estudiando la justificación por la fe, y especialmente cómo se relaciona con el mensaje del tercer ángel donde discute a Babilonia. Uno debe discutir al rey de Babilonia cuando discute a Babilonia. De otra manera uno no puede entender posiblemente de qué se trata todo esto. El rey de Babilonia se discute en Isaías y note que él es el mismo individuo que trató de devorar al niño Cristo tan pronto como nació. “pronunciarás este proverbio contra el rey de Babilonia: ¡cómo llegó a su fin el opresor! ¡Cómo terminó su furia!” ¿Cómo ha venido Babilonia a su fin y ha caído? Isaías discute más acerca de Babilonia en los versículos siguientes; y finalmente en el versículo 12 están las palabras familiares “¡cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo del alba!”. Si se lee el contexto, él está hablando del rey de Babilonia. Lucifer es considerado y simbolizado por el rey de Babilonia. ¿Por qué fue arrojado al suelo? “Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo, en lo alto, por encima de las estrellas de Dios levantaré mi trono, en el Monte de la Reunión , al lado norte me sentaré. Sobre las altas nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.” Versículos 13, 14. Satanás aspira al pináculo de la autoridad y del gobierno de esta tierra. Isaías continúa y describe los resultados de las aspiraciones de Babilonia (y de Lucifer): “Dice el Señor todopoderoso: yo me levantaré contra ellos y raeré de Babilonia el nombre y el remanente, hijo y nieto- Dice el Señor. La convertiré en posesión de erizos y de pantanos, la barreré con escoba de destrucción- Dice el Señor todopoderoso” Isaías 14:22,23. En otras palabras, él destruirá este lugar. Lucifer quiere gobernar y dominar precisamente como Dios. Él aspira a todo lo que Dios tiene. Por lo tanto, cuando el Cristo niño nació, él sospechaba y sabía que de alguna manera se libraría de él porque Jesús competiría con él. Satanás no tuvo éxito cuando Cristo nació, así que trató de hacerlo por medio de las tentaciones en el desierto. Él siempre estaba tratando de librarse de la soberanía de Cristo. Satanás vino a dominar a los hombres pues él sabe que debe dominarnos para impedir que seamos salvos. Él sabe que si somos ganados para Cristo, su causa está perdida y llegaremos a ser justos porque servimos a un Rey justo. Más de lo que nos damos cuenta, Satanás entiende esto.

235

Hemos llegado al día y a la época cuando muchos desprecian la autoridad. El diablo quiere impregnarnos con sentimientos de anarquía y rebelión hasta el punto donde nosotros nunca nos someteríamos o nos sujetaríamos a cualquier autoridad. Hoy vemos los resultados de este énfasis en la actitud de los niños hacia los padres, de los padres hacia los abuelos, de los jóvenes hacia los ancianos, de los empelados hacia los patrones, de los ciudadanos hacia el gobierno, de los estudiantes hacia los maestros, de los miembros hacia los pastores y asociaciones. En todas partes este espíritu de rebelión, esta oposición a la autoridad es común. En algunos casos puede ser justificada, pero esta actitud tan difundida, y anti-autoritaria complace mucho al diablo, porque nos hace rebeldes y anti-sumisos. El espíritu de no querer estar sujetos a nadie está destruyendo los matrimonios porque ya no hay más sujeción en el matrimonio; pero la Biblia enseña que debe haber, no una sujeción forzada, sino una sumisión voluntaria y amorosa. Vemos a millares de divorcios porque a ninguno le gusta la autoridad. Cada uno quiere hacer lo que le place. Ninguno quiere que alguien le diga qué hacer. Esta anarquía está extendiéndose sobre toda la tierra y a través del mundo, al levantarse nación contra nación. Nabucodonosor, el rey de Babilonia, era una persona inusual, y uno empieza a entender algunas de sus actividades al estudiar acerca de él en el libro de Daniel. Recuerde, todavía estamos hablando acerca de Lucifer y cómo se lo describe y simboliza en las actividades del rey de Babilonia porque él es nombrado por Isaías el profeta evangélico. Todos estamos familiarizados con el sueño de Nabucodonosor y la imagen que el vio. Note también lo que se dice acerca del rey mismo. Daniel “Tú, oh rey, eres rey de reyes porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. Y dondequiera que habitan los hombres, las bestias del campo, y las aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado dominio sobre todo. Tú eres esa cabeza de oro.” Daniel 2:37,38. Nubucodonosor llegó a darse cuenta que Dios le había dado su reino. Él dijo: “Vuestro Dios es Dios de dioses, Señor de los reyes.” Versículo 47. Él sabía que podía ser un gobernante sobre otros reyes, pero Jehová es el Señor, el Señor de los reyes. Éste es el corazón del libro de Daniel, y tiene mucha relación con el libro de Apocalipsis. A Nabucodonosor le gustaba todo acerca del sueño, excepto el hecho de que Dios quien podía poner reyes también los podía quitar. Él se dio cuenta que otro reino vendría después del suyo, y a él no le gustó eso. Así que él ordenó que se hiciera una imagen totalmente de oro, no solamente una cabeza de oro como la de su sueño. Esta debía mostrar que su reino sería eterno, y que Dios nunca levantaría otro reino después del suyo. Ahora él estaba compitiendo con Dios quien le había dado el reino y quien dijo que habría otro reino después de él. Para garantizar que ningún otro vendría después de él, él ordenó que todos aquellos a quienes él gobernara se reunieran y se inclinaran y adoraran esta imagen, mostrando que no habría rebelión en su reino. Todos se inclinaron excepto tres; y ustedes saben la historia como se describe en Daniel capítulo tres. Cuando ellos se negaron a obedecer el decreto del rey de adorar a la imagen, el rey dijo que los destruiría. El rey estaba en contienda, no con tres hombres, sino con un Dios cuyo decreto él estaba tratando de contradecir por medio de la imagen de oro. Dios dijo que Nabucodonosor era únicamente una cabeza de oro en

236

la imagen en el sueño, pero Nabucodonosor dijo que él debía ser todo de oro, y no únicamente la cabeza. Cuando Nabucodonosor vio que había Uno como el Hijo del hombre en el horno ardiendo con los tres hebreos, descubrió que había Alguien mayor que él. Esto es claro en las palabras que él habló “Entonces, Nabucodonosor exclamó ¡Alabado sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abednego, que envió su ángel, y libró a sus siervos que confiaron en él; desobedecieron la orden del rey!” Daniel 3:28. La ley de los medos y persas y de los babilonios era inmutable. Pero Dios cambió la palabra del rey. Esto quería decir que había una autoridad mucho más grande que la del rey de Babilonia que podía contradecir su palabra. Al principio el rey tuvo dificultad con una fuerza superior, pero él la reconoce aquí. Entonces después de un tiempo Nabucodonosor cambió su actitud, y dijo: “¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué con la fuerza de mi poder, para residencia real y para gloria de mi grandeza?” Daniel 4:30. Él ya no reconocía que el Rey de reyes le había dado su reino. El resultado fue una terrible humillación donde el llegó a ser como una bestia. ¿Por qué llegó a ser como una bestia? Usted debe leerlo cuidadosamente o usted se lo perderá. “Te echarán de entre los hombres, vivirás con las bestias del campo, con hierba del campo te apacentarán, como a los bueyes y con el rocío del cielo serás bañado. Y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que entiendas que el Altísimo domina sobre el reino de los hombres, y a quién él quiere lo da.” Daniel 4:25. No sólo entienda, no sólo dese cuenta, no sólo reconozca, sino ¿sabe usted que el Altísimo reina en los reinos de los hombres? Es la elección de Dios, y no la de la asamblea popular. Dios levanta líderes y Dios los quita. Ustedes no los colocan en el poder; sólo piensan que lo hacen. Dios está en la dirección de todo esto, no usted o yo o un partido político. Éste rey pensaba que él estaba a cargo. Dios no opera una democracia, lo cuál es un poco traumático para aquellos en países demócratas. Él opera un reino y es un seleccionador de esos reyes. Los reyes del mundo pertenecen a él, no a Satanás. El diablo los reclama, pero Dios dice que son suyos. Cuando el diablo trató de dominar este mundo por medio del rey de Babilonia, Dios le dijo que todos los reyes eran suyos. Si ellos honraban a Dios, podían quedarse como reyes. Si no, él podía conseguir a alguien más. Las experiencias de Nabucodonosor y Ciro hacen claro que Dios es el que pone reyes y los quita, él está a cargo. Ya sea en Babilonia o en la iglesia, Satanás siempre ha tratado de quitar a Dios del trono por un método u otro, y con demasiada frecuencia cooperamos con él. Originalmente Dios era el rey de Israel, un símbolo de la iglesia como una nación. Recuerde la experiencia de cómo los israelitas deseaban un rey. Tenemos algunos problemas con esto hoy que no hemos estudiado con suficiente cuidado. “Al ver que Nahás rey de Amón venía contra vosotros, me dijisteis: No, sino rey reinará sobre nosotros, siendo que el Señor vuestro Dios era vuestro Rey.” 1 Samuel 12:12. Esta misma idea se presenta en el libro de los Jueces 8:23 “Pero Gedeón respondió: No os gobernaré yo, ni mi hijo. ¡El Señor os gobernará!”. Ellos querían hacerlo rey después de una batalla exitosa, pero el dijo que ni él ni su hijo reinarían sobre la nación. El dijo que el Señor gobernaría sobre ellos. Tenemos dificultad en entender esto. El Señor había gobernado a su pueblo por medio de profetas a través de los siglos. A medida

237

que él daba sus órdenes y sus palabras, los profetas hablaban por Dios. Los profetas iban a la gente con sus mensajes. Si rechazaban al profeta, rechazaban a Dios. La gente deseaba ser como las demás naciones. Deseaban ser como el mundo, justamente como lo hacemos hoy. Las demás naciones tenían reyes y ellos tenían éxito algunas veces, y los judíos decían que querían un rey como las otras naciones. Samuel dijo al pueblo lo que sucedería cuando los hombres reinasen sobre ellos, y cómo serían oprimidos y esclavizados y pagarían mucho impuestos. Cuando terminó su mensaje, ellos todavía decían que querían un rey. Así que Dios les dio lo que ellos querían. Pero les dio un rey bajo ciertas condiciones. Muchos creen que Dios ya no era más un gobernante después de que el hombre llegó a ser rey, pero la Biblia no enseña eso. El Espíritu de Profecía expresa lo siguiente “Samuel entonces puso delante de la gente la política del reino, declarando los principios sobre los cuáles el gobierno monárquico estaría basado, y por medio de los cuáles debería estar controlado. El rey no debía ser un Monarca absoluto, sino que debía mantener su poder en sujeción a la voluntad del Altísimo.” PP 611. Había un poder mayor sobre el rey, y para aclarar eso, Dios mismo escogía al rey. De hecho, él siempre escogía al rey. Cuando ellos trataron de escoger su propio rey, él lo anulaba, siempre había permanecido a cargo de poner reyes y quitarlos. “El gobierno de Israel fue administrado en el nombre y por la autoridad de Dios. La obra de Moisés, de los 70 ancianos, de los gobernantes y jueces, era simplemente aplicar las leyes que Dios había dado. No tenían autoridad para legislar por la nación. Esto era, y continuaba siendo, la condición de la existencia de Israel como nación. De época en época los hombre inspirados por Dios fueron enviados para destruir al pueblo y para dirigir en la aplicación de las leyes. El Señor previó que Israel desearía un rey, pero él no consintió a un cambio en los principios sobre los cuáles el estado fuera fundado. El rey debía ser el vicegerente del Altísimo. Dios debía ser reconocido como la Cabeza de la nación, y su ley debía ser aplicada como la ley suprema de la tierra.” PP 603. Por lo tanto, aún después de que tuvieron un rey, Dios estaba a cargo todavía. ¿Por qué no quería él que un hombre gobernara? ¿Por qué quería él estar sobre el rey? “Dios deseaba que su pueblo lo mirara a él únicamente como el Dador de la Ley y su Fuente de fortaleza. Sintiendo su dependencia de Dios, ellos estarían constantemente más cerca de él. Llegarían a estar elevados y ennoblecidos, capacitados para el elevado destino para el cuál él los había llamado para su pueblo elegido. Pero cuando un hombre era colocado sobre el trono, debería dirigir las mentes de la gente de Dios. Ellos confiarían más en la fortaleza humana y menos, en el poder divino, y los errores de su rey los conducirían al pecado y separarían la nación de Dios.” PP 606. El Señor sabía lo que estaba haciendo. Supongamos que todo Israel hubiera seguido al rey Saúl. Eso habría sido una tragedia. No hubiera sobrevivido ninguno. Todo el reino hubiera sido destruido a menos que Dios hubiera esta guiando al rey Saúl cuando empezó su espiral descendente hacia la perdición. En algún punto Dios tenía que poner a otro rey en su lugar.

238

Esta cosa única a cerca de este reino es que, durante todos los reinos de Israel y Judá, Dios estaba a cargo y manifestaba su autoridad al hablar al rey por medio de un profeta. Dios siempre dirigía al rey, y por lo tanto a la nación, por medio de profetas. Algunos de los reyes escogían a los profetas, pero algunos de ellos despreciaban a los profetas. Pero esto es cómo Dios se hacía cargo de su reino cuando tenía a cargo un rey humano sobre ellos. Usted puede imaginar lo que sucedió cuando el rey Saúl fue donde la bruja de Endor y escuchó a una profetisa del diablo. Al hacer esto él estaba diciendo que no quería que el Señor le dijera qué hacer. Él más bien permitió que el diablo le dijera qué hacer. Todo esto nos da un mejor entendimiento de Apocalipsis 12:17, donde dice que Satanás está enojado con el remanente, y va a hacer guerra en contra de aquellos que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesús. Y Apocalipsis 19:10 nos dice que el testimonio de Jesús es el Espíritu de Profecía. ¿Por qué hace eso que el diablo esté furioso? Porque están escuchando la voz de Dios por medio del profeta, lo cuál significa que Dios los está gobernando. Ellos no únicamente guardan sus mandamientos, sino que escuchan sus direcciones por medio de su profeta. El diablo está furioso y pelea en contra de ellos. No quiere que nadie esté sujeto a Dios porque quiere gobernar en el lugar de Dios. Hace todo lo que puede para impedir a la gente que escuche al Rey. Esto es porque tenemos tanto problema acerca del don de la profecía. No es su lógica la que le da tanto problema; y yo sé que usted la usa todo el tiempo. Nuestro problema con el Espíritu de Profecía es nuestro egoísmo y el diablo engañando y tentándonos, él no quiere que ninguno escuche al Rey de reyes y Señor de señores. Quiere que todos lo escuchen a él. Esto es porque hay tanta controversia acerca de la ley y la obediencia, aún en la Iglesia Adventista. Los temas de la obediencia y del Espíritu de Profecía son dos de los temas más controvertidos que tenemos en toda la denominación. ¿Por qué? El diablo está enojado y no quiere que nadie escuche la voz de Dios. Eso lo privaría de súbditos y de victoria, y sería una muerte segura para él. Él todavía tiene esperanzas de conquistar a todos, así que él sigue y sigue en su campaña. Usted también puede ver por qué en los últimos días él tendría muchos que falsamente pretenderán ser Cristo y por qué él levanta tantos falsos profetas y maestros pretendiendo hablar por Dios. Esto es necesario para evitar que la gente sirva al Cristo verdadero. Satanás sabe que cuando uno sirve a Cristo, tendrá vida, el diablo será derrotado, y alcanzaremos el éxito. Todas estas cosas son los inventos del diablo para impedirnos servir al Rey Jesús. Cuando él encuentra que usted obedece los mandamientos de Dios, y los obedece verdaderamente, y no sólo en apariencia, y escucha a las direcciones de su profeta, esto asusta al diablo y él pelea en contra suya. En la moderna Babilonia tenemos los mismos asuntos, porque la Babilonia moderna “reina sobre los reinos de la tierra” Apocalipsis 17:18. Ella pretende ser una reina de reyes y gobernante de gobernantes. Por los siglos ella ha pretendido poner reyes y quitarlos. Esto se demuestra por medio de muchas historias en la historia. Todavía es cierto, y llegará a ser más a medida que nos aproximamos al fin del tiempo. Satanás siempre ha tenido una bestia o un reino, porque siempre quiere gobernar sobre la gente de este mundo a través de este reino. Y la bestia tiene tanto éxito que la gente pregunta: “¿Quién es como la bestia, y quien podrá luchar contra ella?” Apocalipsis 13:4. La Biblia proporciona la respuesta: “Entonces vi el cielo abierto y un caballo

239

blanco. Y su jinete se llama Fiel y Verdadero, que juzga y pelea con justicia.”Apocalipsis 19:11. Cristo conquista a Babilonia, estableciéndose él mismo como el Rey de reyes y Señor de señores. Antes de ese tiempo, el diablo quiere estar seguro que usted no está a salvo. “Satanás no solo aparecerá como un ser humano, sino que él personificará a Jesús y el mundo que ha rechazado la verdad lo recibirá como el señor de señores y el rey de reyes.” 5CBA 1106. El mundo que ha rechazado la verdad recibirá a Satanás como su señor. Él realmente vendrá con la misma pretensión como Nabucodonosor, reclamando el gobierno sobre toda la tierra. El diablo, cuando venga a personificar a Jesús, pretenderá haber llegado al punto donde él gobierna la tierra. Amigo, esta idea de gobernar y ser gobernado no es un juego. Lo miramos con frecuencia como algo con lo que podemos jugar. Pensamos que siempre tenemos el mañana para decidir a quién le daremos el dominio. Tenemos ideas muy peculiares acerca de este reinado y de estar en sumisión a un gobernante. El diablo sabe que es un juego de muerte y vida y el Señor lo sabe también; pero desafortunadamente la iglesia no lo ha descubierto todavía. En éste día y época cuando el diablo aspira a establecer que él es rey sobre toda la tierra, hay muchos que no pueden aún decir cuándo lo sirven y cuándo le sirven a Cristo. Muchos alegan que están sirviendo a Cristo cuando verdaderamente están sirviendo al diablo. ¿Está usted principiando a entender estos conceptos de obediencia, autoridad y gobierno? Lo hemos visualizado como a alguien que nos dice qué hacer, y no nos gusta eso. Pensamos que alguien está siempre molestándonos y nosotros decimos: “No me molestes y déjame solo.” Eso no es el problema para nada. La gente inventa reglas y toda clase de cosas que dan una apariencia de justicia, como los fariseos, pero ese no es el problema. Hay dos reyes compitiendo por su lealtad, su fidelidad, y su servicio. Es una lucha a muerte para nosotros y para ellos. Debemos escoger a quién servir pero también debemos conocer a quién servimos. No servimos a un Dios desconocido como los paganos, si no conocemos a Cristo, nunca podremos conocer a Satanás. Si usted no puede distinguir la diferencia, simplemente significa que usted no conoce a Jesús, pero su Palabra aclara quién es Dios. Él está planeando antes de que él regrese que sus santos harán obvio quiénes son los justos, a fin de que cada ser humano conozca qué es ser semejante a Jesús. Cristo está contando con usted y conmigo para demostrar al mundo lo que es ser semejante a Jesús. Esto es un asunto muy importante. Nunca podremos ser semejantes a Jesús mientras tratemos de ser justos por nosotros mismos. Nunca podremos ser semejantes a Jesús mientras no lo conozcamos, Nunca podremos ser semejantes a Jesús tratando de hacer lo que es correcto. Únicamente podemos ser como Jesús al someternos a la soberanía de su amor y obedecerlo como nuestro amoroso Rey. Es más que sólo ir por medio de los movimientos externos a hacer lo que es correcto. Jesús es humilde, abnegado y altruista. Él es manso y humilde. Nuestro Rey quiere que seamos como él, su invitación para todos es “Venid a mí todos lo que estéis fatigados y cansados, y yo os haré descansar.”Mateo 11:28.

240

Jesús era diferente de los orgullosos, ambiciosos, prestigiados, amadores del mundo. Él era totalmente abnegado y preocupado únicamente en los demás y sus necesidades. Vino a servir y a bendecir a otros para demostrar el amor de Dios. El mundo nunca conocerá a Dios hasta que los cristianos obedezcan al Rey de justicia porque lo aman, y lo aman porqué él los amó primero. En sus acciones amorosas, ellos demostrarán al mundo cómo es Dios. Los cristianos genuinos harán los actos amorosos, perdonadores, misericordiosos, sacrificados de Cristo hacia el mundo. Jesús está esperando esto, pero el diablo dice que nunca sucederá. Pretende que los humanos sean tan egoístas y ambiciosos como él es, y dice que él puede tenerlos a todos. El diablo todavía pretende que todos somos suyos porque todos hemos pecado. La Biblia enseña que “el que es vencido por alguno, es esclavo del que lo venció.”2 Pedro 2:19. Desde que Satanás nos ha vencido, él dice que somos suyos. Pero Cristo dijo que Satanás es el originador de todas las mentiras. La verdad es que Cristo ha conquistado a Satanás. Satanás era el amo de los seres humanos pero Cristo vino a pelear con nuestro amo. Él ha derrotado al rey que pretendía poseernos, y ahora todo eso que pertenecía a Satanás pertenece a Jesús, pues Satanás es un enemigo derrotado. Todo lo que era propiedad de Satanás es ahora propiedad de Cristo, pero muchos no creerán eso todavía. Ni aún aquellos que asisten a la iglesia creerán que Satanás está derrotado, porque ellos le permiten seguir pretendiendo victorias en sus vidas cuando Cristo ya ha conquistado. El Señor dice a los que estamos en el cristianismo: “Ya los he ganado a ustedes en la batalla, ¡Y ustedes me pertenecen! Los reclamo a ustedes como mi premio, mi conquista en la guerra. ¿Reconocerán que ustedes me pertenecen?” Aún hay una elección que debemos hacer aunque él haya ganado, además, él dice: “Yo los he redimido a ustedes con mi sangre preciosa como si fueran la propiedad de Satanás, y los he comprado de él para que sean míos.” Por la creación (propiedad original), por la redención (comprándonos con su sangre), y por la conquista (ganándonos en una batalla), él dice que somos suyos, y pregunta si lo amaremos y lo serviremos porque somos suyos. Esa es una decisión que la iglesia cristiana ofrece a todos hoy y el Rey de reyes hace la pregunta: “¿Acaso ya lo he ganado a usted?” Cada día al despertar debemos decidir si él ha ganado nuestro corazón, nuestro afecto, nuestro tiempo, nuestro interés, nuestro dinero, nuestros planes. ¿Me ha ganado él a mí? Él dice que sí, ¿qué dice usted? Debemos reconocer la verdad que Cristo es Rey de reyes. Él ha ganado todo y viene pronto para reclamar a todos los que reconocen que él los ha ganado, él quiere que usted esté en ese grupo precioso. Éste es nuestro Dios y no hay otro. Él es el Dios de los dioses. Él es nuestro Rey. “¡Éste es el Señor lo hemos esperado, y nos salvará!” Isaías 25:9. Que el Señor lo ayude hoy a darse cuenta que Cristo lo ha conquistado, que él ha conquistado a Satanás y a cada enemigo, y que usted es su premio precioso y él lo quiere desesperadamente. Déle su corazón hoy y cada día.

241

24

La senda al corazón

El tema del ministerio médico está relacionado íntimamente con el tema de Cristo nuestra justicia. Uno no puede entender a Cristo nuestra justicia separado del ministerio médico. Infortunadamente, tratamos de hacer eso algunas veces. Usted puede recordar la experiencia de Juan el Bautista mientras languidecía en la prisión. Él empezó a tener algunas dudas, este poderoso hombre de fe, y envió a sus discípulos a hacer algunas preguntas de Jesús. Especialmente quiero que usted note la respuesta que Cristo le envió. “y les envió a Jesús a preguntarle: ¿eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?” Cuando esos hombres llegaron ante Jesús le dijeron: “Juan el Bautista nos ha enviado a preguntarte: ¿eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro? En esa misma hora Jesús sanó a muchos de sus enfermedades, dolencias, y malos espíritus y a muchos ciegos dio la vista. Entonces Jesús les dijo: Id, y contad a Juan lo que habéis visto y oído, que los ciegos ven, los lisiados andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos resucitan, a los pobres es anunciado el evangelio: y dichoso el que no se escandaliza de mí!” Lucas 7:19,23. Ellos llevaron estas noticias maravillosas de regreso a Juan. La sierva del Señor comentó sobre esto y nos ayuda a ver la extensión de la obra que fue realizada ese día por Jesús. “El Salvador no respondió inmediatamente a la pregunta de los discípulos. Ellos permanecieron preguntándose acerca de su silencio, los enfermos y afligidos venían a él para ser sanados, los ciegos se abrían paso en medio de la multitud; los enfermos de todas clases, algunos forzando a la gente para que les diera paso. Otros llevados por sus amigos, todos estaban ansiosos por llegar a la presencia de Jesús. La voz del poderoso Sanador penetraba en los oídos de los sordos, una palabra, un toque de su mano, abría sus ojos ciegos y los hacía contemplar la luz del día, las escenas de la naturaleza, el rostro de los amigos, y la cara del Libertador. Jesús reprendió la enfermedad y alivió la fiebre. Su voz alcanzó los oídos de los moribundos, y ellos se levantaron con salud y vigor, los endemoniados paralizados obedecieron su palabra, su locura los abandonó, y ellos lo adoraron. Mientras sanaba sus enfermedades, enseñaba a la gente. Los pobres campesinos trabajadores quiénes eran discriminados por los rabíes como inmundos, se reunieron alrededor de él, y les habló las palabras de vida eterna. Así el día trascurrió, los discípulos de Juan veían y escuchaban todo. Al fin Jesús los llamó, les pidió que se fueran y contaran a Juan de lo que ellos habían sido testigos, ¡Dichoso el que no se escandaliza de mí! Lucas 7:23. La evidencia de su divinidad fue vista en su adaptación a las necesidades de la sufriente humanidad. Su gloria se mostró en su condescendencia a nuestra baja condición.” DTG 216, 217. ¡Qué testimonio llevaron los discípulos de Juan! Juan había leído Isaías 61 concerniente al Mesías, así que después de oír el informe de sus discípulos, él supo que éste era el Cristo. Éste era Emmanuel- Dios con nosotros. Él era verdaderamente Dios quién había tomado la forma humana. Jesús le dijo a Felipe: “¿tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al

242

Padre; ¿cómo dices: muéstranos al Padre?” Juan 14:9. Si el Padre mismo hubiera caminado en esta tierra, hubiera hecho lo mismo que Jesús. Tenemos extraños cuadros mentales de nuestro Dios, pero Jesús obraba de esta manera durante muchos días de su ministerio. Él se retiró de algunas aldeas donde no había dejado ninguna persona enferma. Durante todo el día, la gente venía a él en busca de sanidad. Ésta fue la evidencia de su divinidad y de que él era el Mesías. Seguramente, la justicia es semejante a esto. Hemos tenido muchos conceptos de justicia que no están muy relacionados a esto. Muchas de nuestras ideas giran alrededor de nosotros mismos y de nuestros propios logros, pero toda su vida giró en derredor de hacer algo por los demás y pensar en ellos. Éste era el Cristo, la justicia de Dios manifestada a los hombres. A estas alturas todos debemos saber que “la justicia es amor” (DMJ 18) y que la obediencia es el “servicio y lealtad del amor.” (CC 60). La justicia y la obediencia no son para el autoservicio. Ambas incluyen ser una bendición para los demás. Generalmente pensamos acerca de muchas otras cosas cuando pensamos en la justicia, y la vemos como una clase de actuación intachable de nuestra propia conducta y hábitos. Yo no disminuiría la importancia de nuestro comportamiento, pero la vida de justicia que fue manifestada a nosotros fue una vida de servicio a la humanidad. Fue una vida de abnegación, de olvido de sí mismo y de un interés total en otra gente. Esa es la manera en que él vivó. Y yo pienso que este es el concepto que él tenía en mente para la Iglesia Adventista del Séptimo Día y sus instituciones. En Mateo 25 hay una escena de los justos y su recompensa en el juicio. Note que ellos hicieron las mismas actividades que Cristo hizo. Alimentaron al hambriento, vistieron al desnudo, visitaron a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones; y al hablar acerca de esto, ellos le preguntan a él cuándo lo vieron hambriento, y desnudo, etc. Cristo responde en el Versículo 40: “os aseguro, cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos pequeños, a mí me lo hicisteis.” El descuido de estas cosas-- la falta de cuidado por otros seres humanos--fue castigada. Esta idea que el pecado es el descuido y abuso de la gente es un concepto diferente del pecado que con frecuencia hemos tenido. El pecado no es solo un error que yo hago, o un desliz que hago. El pecado está hiriendo a otros. Es destructor de la humanidad y la vida. Los malvados son castigados porque precisamente no les importa la demás gente, y los justos son recompensados porque a ellos sí les importa la gente. El Señor amaba a la gente. Cada humano era precioso para él. Ninguno fue discriminado; todos eras valiosos. Aquellos que verdaderamente aman a Jesús, aman a su gente; y todos son de Dios. A medida que aman a la gente, ellos no pueden soportar verlos sufrir. Esta es la idea que encontramos en el verdadero ministerio médico. Esto tiene una aplicación única a nuestra posición y a nuestro llamado principalmente en nuestras instituciones médicas, por muchos años hemos dicho que los versículos en Isaías 58 (12-14) que tratan de construir los antiguos lugares desiertos tienen una aplicación directa a la obra de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Esto es cierto. Pero note que hay algo que antecede a la reparación de la brecha y la restauración de las sendas para habitar. Es una obra muy semejante a la de Cristo. “¿Es tal el ayuno que me agrada, un día en que el hombre se aflija, y baje su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y ceniza? Que partas tu pan con el hambriento, a los pobres errantes

243

albergues en casa, que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano.” Isaías 58:5,7. Juan preguntó: “el que no ama a su hermano a quién ve, no puede amar a Dios a quien no puede ver.” 1 Juan 4:20. Isaías continúa en el versículo 10 “y si te das a ti mismo al servicio del hambriento, y satisfaces la necesidad del afligido, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía.” ¿Cuál es esta luz que “brillará en la oscuridad” cuando esta obra práctica de cuidar por las necesidades físicas y espirituales de la humanidad se lleve a cabo? ¿Cuál es esta luz? “El Señor es mi luz.” Salmo 27: 1 Cuando Jesús vino, fue llamado “ la Luz verdadera.” 1 Juan 1:9. Él quiere que nosotros reflejemos la luz de su gloria a los demás. ¿Cuál es esta luz que el Señor es? “Así los seguidores de Cristo deben enviar la luz en la oscuridad del mundo. A través del Espíritu Santo la palabra de Dios es una luz, pues llega a ser un poder transformador en la vida del que la recibe. Al implantar en sus corazones los principios de su Palabra, el Espíritu Santo desarrolla en los hombres los atributos de Dios. La luz de su gloria-- su carácter – debe brillar en sus seguidores. Así ellos deben glorificar a Dios, para iluminar la senda a la casa del Esposo, a la ciudad de Dios, a la cena de bodas del Cordero.” PVGM 414. Así la gloria es su carácter, y debe brillar en un mundo oscuro por medio de nosotros, sus seguidores. “Es la oscuridad del malentendido de Dios que está cubriendo al mundo. Los hombres están perdiendo su conocimiento de su carácter, ha sido mal entendido y mal interpretado. En esta época un mensaje de Dios debe ser proclamado, un mensaje iluminando con su influencia y salvando con su poder. Su carácter debe ser conocido. Dentro de la oscuridad del mundo debe ser vertida la luz de su gloria, la luz de su bondad, misericordia, y bondad.” PVGM 415. Quisiera que toda la oscuridad fuese afuera de la iglesia, pero nuestros hijos tienen un mal concepto o un malentendido de Dios. Con frecuencia lo tenemos. Mucho de nuestro trabajo como pastores y dirigentes y miembros de la iglesia podría ser rápidamente desvanecido, Si supiéramos que Dios es amor, Pero con tanta frecuencia tenemos temor de él, y creemos que él está en contra de nosotros y no a favor. Algunos piensas que él envió a su Hijo más bien para condenar que para salvar, y que el Consolador no consuela sino condena y encuentra faltas, Tenemos tantos conceptos equivocados de Dios. No creemos en un Dios permisivo, pero si creemos en un Dios amable y misericordioso, el primer atributo de su carácter revelado a Moisés fue “El Señor misericordioso.” Éxodo 34:6. La gente necesita saber eso estos días. No es asombroso que a tantos jóvenes no les guste asistir a las iglesias donde deben encontrar a un Dios que los condena. La luz es su gloria, y su gloria es su carácter, y su carácter es amor, el cuál debe resplandecer en los seres humanos. Ellos deben verlo en nosotros. Esta es la luz que él quiere que vaya a todo el mundo. Esta es la luz que tenemos el privilegio de compartir y enviar a aquellos en nuestras propias comunidades. Se nos dice que ésta es la última obra. También yo sugeriría que esta obra tiene mucho que ver con el Fuerte Clamor del tercer ángel. “aquellos que esperan la venida del esposo deben decir a la gente: `he aquí vuestro Dios. ` Los últimos rayos de luz

244

misericordiosa, el último mensaje de clemencia que debe ser dado al mundo, es una revelación de su carácter de amor. Los hijos de Dios deben manifestar su gloria. Es su propia vida y carácter deben revelar lo que la gracia de Dios ha hecho por ellos. La luz del Sol de Justicia debe brillar en buenas obras – en palabras de verdad y actos de santidad.” LPGM 415. Este es el mensaje del carácter de Dios – que Dios es amor; y su amor ha de ser visto en buenas obras hacia la humanidad. Algunas veces hemos tenido la noción de que predicar la verdad era únicamente salir y verbalizar y hemos dicho muchas buenas cosas, pero en estos días el Señor debe ser visto por medio de sus mensajeros, y no sólo oído. El mundo debe conocer y ver que Dios está cerca, y que él los ama al mismo tiempo que los ministra por medio de nosotros. Este es el último mensaje. Por lo tanto, debemos concluir que esta es una parte de Cristo nuestra justicia y de la justificación por la fe, los cuáles son el mensaje del tercer ángel en verdad. La cita en Palabras de vida del gran maestro continúa para recordarnos de la gran comisión de Cristo encontrada en Lucas 4; entonces se refiere a Isaías 58, versículos 7 y 8 acerca de cómo, cuando hacemos esta obra, nuestra luz “irrumpirá como la mañana.” Y finalmente habla de cómo debemos permitir que nuestra luz brille delante de los hombres “para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” Mateo 5:16. Después de estas palabras están estos pensamientos: “Así en la noche de la oscuridad espiritual la gloria de Dios debe brillar por medio de su iglesia levantando a los caídos y consolando a aquellos que están en duelo. Todos en derredor de nosotros están oyendo los lamentos de la tristeza del mundo. Por todos lados están los necesitados y angustiados. Es nuestro deber auxiliar, aliviar y suavizar las pruebas y la miseria de la vida. La obra práctica tendrá mucho mayor efecto que sólo sermonear. Debemos dar alimento al hambriento, vestido al desnudo, y techo a los desamparados. Y somos llamados para hacer más que esto. Los deseos del alma, solo pueden ser satisfechos por medio del amor de Cristo. Si Cristo está habitando en nuestros corazones, éstos estarán llenos de simpatía divina. Las fuentes selladas del amor ferviente semejante a Cristo serán abiertas.” PVGM 417. No sé que piensa usted acerca de estas palabras pero a mí me impresionan pues abarcan nuestro mensaje completo. La actividad que Jesús estaba haciendo cuando los discípulos de Juan fueron a preguntarle si él era el Enviado de Dios es la misma obra en la que estamos ocupados. El mundo está formulando la pregunta: “¿Dónde está el pueblo de Dios?” ellos quieren ver a Jesús. Quieren saber dónde está él y cómo es él. Con frecuencia él ha sido mal representado. Con demasiada frecuencia hemos actuado como si él fuera un Dios egoísta, o un Dios dominante y severo, cuando en realidad él es una Persona amable y abnegada. El ministerio médico está en el mismo corazón de esta obra. No solo ministerio de beneficencia, y ministerio evangélico, sino que también es ministerio médico. Ambos están relacionados íntimamente y no pueden ser separados. Y las necesidades espirituales deben ser vinculadas con las necesidades físicas. Debemos ministrar al alma tanto como al cuerpo. Por lo tanto, no sólo creemos en la obra médica, o en la obra de beneficencia. Creemos en el ministerio médico además del ministerio de beneficencia. Esto no es meramente trabajo. Es servicio donde servimos a las

245

necesidades de la humanidad. No es una profesión o trabajo como un medio de vida o por salario u honorarios. Es trabajar para Dios y para el hombre. El dinero no satisface. Todos tenemos problemas con el materialismo. Muchos de nosotros pensamos que el dinero nos satisfará. Pero vaya usted y vea a aquellos que tienen dinero y pregúnteles si están satisfechos. Entre más obtenemos, más queremos. Puede ser una forma de adicción, y no satisface. Los deseos de nuestras almas y los deseos de otras almas son satisfechos únicamente en trabajar para los demás, motivados por el amor a Dios y a la gente. No hay nada más que satisfaga. Sin embargo a todas partes a donde voy, encuentro obreros insatisfechos – ministros descontentos, empleados médicos, y gente en todos los aspectos de la obra. Tienen bendiciones materiales, pero me han dicho que quieren hacer algo por la gente. Yo les pregunto “¿pero no trabajan para la gente todos los días?” y ellos responden “Sí, pero queremos hacer algo por la gente, y no como un medio de vida.”Quieren hacer algo que satisfaga sus propios corazones. Hay un anhelo en la gente en estos días por hacer esta clase de trabajo. Pero de alguna manera el diablo lo ha estorbado, o nosotros no vemos tan claramente como debemos. La razón por la cuál yo abordo el tema del ministerio médico es para impresionarle a usted de él porque este trabajo es tan vitalmente importante. De todo el trabajo que nuestro Señor pudo haber hecho en esta tierra, ¿por qué escogió él esta actividad? ¿Por qué es tan especial? ¿Por qué debemos invertir tanto dinero y tiempo en esta obra del ministerio médico? ¿Por qué Dios obró muchos milagros para fundar instituciones en lugares como Loma Linda, y otras localidades? Hay algo muy especial acerca de este ministerio. La primera razón es que Jesús dijo: “cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos pequeños, a mí me lo hicisteis.” Mateo 25:40. Cuando alimentamos y vestimos a aquellos que necesitan nuestra ayuda, es lo mismo como hacerlo a Jesús. Él tiene una fuerte identidad con toda la humanidad. Él los reclama como suyos. “y el que os dé un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa.” Marcos 9:41. La humanidad pertenece a Cristo. Otra razón para llevar a cabo esta obra se encuentra en las palabras del sabio Salomón. “aquél que se apiada del pobre le presta al Señor; y lo que él ha dado le será pagado por Dios.” ¿Ha pensado usted alguna vez que el Señor quiere pedir prestado algo? Prestarle a él es un pensamiento muy único. Cuando yo me compadezco de los pobres y les doy a ellos lo que necesitan, no sólo les estoy dando a ellos. El sabio enseña que le estoy prestando a Dios, y que él me pagará de nuevo. En estos versículos y otros el Señor nos está enseñando que toda la humanidad le pertenece. Todos nosotros “somos comprados con precio.” 1 Corintios 6:20. “toda alma es mía.” Ezequiel 18:4. “Del Señor es la tierra y su plenitud el mundo y los que habitan en él.” Salmo 24:1. La humanidad es propiedad de Dios. Él simplemente nos pregunta qué pensamos acerca de su propiedad. ¿Cuál es su preocupación por la humanidad? ¿Cuál es su interés en la gente y cómo se siente usted acerca de ellos? Ellos son propiedad de Dios. Permítame sugerir que vivimos en una época de enorme maltrato de la gente desde las guerras que se libran a través del mundo hasta los pleitos de nuestras propias familias. Nuestros hijos se sienten grandemente descuidados, no por falta de cosas, sino por falta de papá y mamá. Los padres están tan ocupados obteniendo las cosas que piensan

246

que sus hijos necesitan y quieren, que los niños no tienen el beneficio del tiempo con ellos. Papá y mamá están tan agotados tratando de obtener esas cosas que no tienen tiempo para sus hijos. Estamos apresurados a través de la vida en una búsqueda frenética de cosas, y la gente ha dejado de ser importante. No intentamos ser de ese modo pero actuamos de esa manera. No visite a los ancianos en su comunidad si no quiere que se le diga que ellos no son importantes. Hay muchos solteros en nuestros vecindarios, ambos jóvenes y ancianos, que pueden decirle a usted cuán poco importantes son. No tenemos escuelas pequeñas ya más. Los estudiantes son sólo un número en una computadora, la computadora sabe quién es usted, pero el maestro, no. No es la falta del maestro en todos los casos, porque algunos tienen clases con centenares de alumnos. Es difícil encontrar a alguien a quien uno le importe. Nunca en la historia de este mundo la gente ha necesitado de otra gente tanto como hoy. Necesitamos amigos, pero cuán poco tiempo tenemos el uno para el otro. En nuestros corazones pensamos más del uno al otro del tiempo que tenemos para probarlo. No parece que encontramos el tiempo. Buscamos educación y toda clase de buenas cosas, pero la gente parece quedarse fuera. Ésta es la sociedad que tenemos. Pero el Señor dijo que la última obra es entender las necesidades de la gente y ministrar a esas necesidades. ¿No se dirige su corazón hacia esa gente en necesidad? ¿No quiere hacer usted algo por ellos? Sugiero que tome tiempo, y tenga una preocupación genuina por la gente dentro de su esfera de influencia, es la razón por lo que la gente habla tanto acerca de satisfacer las necesidades de la humanidad. ¿Si Jesús viniera todo el trayecto desde el cielo para pasar todo el día haciendo cosas como ésta, entonces quién y qué es mas importante que este tipo de actividad? Casi todo lo que estamos haciendo pudiera ser dejado sin hacer si sólo tuviéramos tiempo para la gente. Cuando usted ha pasado todo el día en la banda sin fin de la vida pero ha dejado a un lado a la preciosa humanidad, es un día sin satisfacción, y el estrés lo abruma a usted, y no anticipa el siguiente día con otra banda sin fin. Pero sólo ayudar a un ser humano durante el día ilumina toda su existencia, ¿verdad? Y esa noche cuando usted se arrodilla para orar, le agradece al Señor y le dice que fue un buen día. Alguna gente cree todo esto, pero pregunta: ¿Qué puedo hacer?” parece un misterio y lo hacemos tan difícil. Jesús únicamente dijo que les diéramos lo que tenemos, pueden ser palabras bondadosas, o un buen apretón de manos, necesitamos acercarnos a la gente. Nos necesitamos el uno al otro. Lo que usted tenga puede ser que no sea comida. Puede ser un cuarto o unos días en su casa o palabras bondadosas, solo dé lo que usted tenga. Y cada día el Señor le enviará la gente adecuada a usted. Él no envía una persona que necesita millones de dólares a una persona abatida por la pobreza. Él nos envía la persona que podemos ayudar. “En la dádiva de su Hijo por nuestra redención; Dios ha mostrado cuán elevado valor ha colocado sobre cada alma humana, y él no da al hombre libertad para hablar despectivamente de otros. Veremos faltas y debilidades en los que nos rodean, pero Dios reclama cada alma como de su propiedad – suya por creación, y doblemente suya pues la compró por la preciosa sangre de Cristo.” DMJ 56,57. Siempre estamos juzgando a la gente por las apariencias, y algunas no se ven precisamente como de su propiedad. Pero son. Dios no nos juzga por nuestra apariencia o por lo que somos ahora. Nos juzga por nuestro potencial. “haré que los hombres sean más escasos que el oro fino.” Isaías 13:12. No es lo que una persona es;

247

es lo que el Maestro Artesano puede hacer con el barro humano. No minimicemos al Alfarero, pues podemos hacer todas las cosas por medio de Cristo que nos fortalece. Cuando el Señor trabaja en nosotros, somos como joyas en su corona, cortadas magníficamente. Todos conocemos a gente quienes nunca soñaban que llegarían a ser gentes para el Señor. Es difícil imaginar que algunos de nuestros estudiantes de preparatoria, esos pícaros, podrían llegar alguna vez a hacer algo por el Señor. Pero ellos con frecuencia se convierten en misioneros y líderes destacados, muy dedicados al Señor y a su obra. No es la apariencia exterior, sino más bien el potencial; el Señor mira hacia el futuro, pero nosotros no podemos; y él ve lo que puede hacer de los hombres y las mujeres. Éstas son cosas maravillosas acerca de la humanidad. Dios puede hacer tan grandes cosas con tan poco. Por lo tanto, debo tratar con gran respeto a cada ser humano, regresará a aterrorizarnos cuando abusemos de los seres humanos. Debemos aprender la difícil lección de cuán inapreciable es cada ser humano por quién Cristo ha dado su vida. Hay otro aspecto de este problema, y que concierne la vida misma. Aquí es donde el ministerio médico participa, pues la enfermedad tiene mucho que hacer con la vida o la falta de vida. Ayudar a la gente en su aflicción cuando están enfermos es cuidar la vida. Esta es la senda al corazón. “la obra médico misionera está creciendo en importancia y reclama la atención de las iglesias. Es parte del mensaje evangélico y debe recibir reconocimiento. Es el recurso ordenado por el cielo para hallar entrada a los corazones de la gente.” MM 241. Hemos inventado muchos artefactos, y muchos medios promociónales – todas son cosas bien intencionadas – pero nada jamás ha tomado el lugar de bendecir a la gente con la vida. Sólo espere a que su esposa se enferme o sus hijos; y con esto quiero decir enfermedad mortal. Un muy buen médico y su mejor enfermera pasan tres días y tres noches con su ser amado para conservarlo con vida. Permítame asegurarle que ellos ocupan un lugar especial en su corazón inmediatamente. Cuando ellos se inclinan sobre su ser amado y nunca salen hasta que la persona está sana y salva algo pasa a ese ser amado y a todos los otros seres amados en esa familia. Y usted se pregunta, ¿Por qué tal dedicación? ¿Por qué olvidan ellos a sus familias? ¿Por qué olvidan el sueño mismo y aún la comida? ¿Por qué hacen esto cuando ni mi familia ni yo somos importantes? Estas personas están con un salario fijo y no se les aumenta nada cuando permanecen aquí tres noches y tres días. Y usted quiere saber qué han encontrado que usted no ha descubierto. ¿Qué hace que la gente actúe así? y nunca ha habido tan gran demanda de médicos para enseñar el maravilloso amor de Cristo como lo hay hoy. El ministerio médico es único porque tiene que ver con la vida, y nada está mas cercano a nuestros corazones que la vida – la nuestra y la de nuestros seres queridos y amigos. No hay nada como este trabajo; no puede uno separarlo de la vida eterna. Ganar la vida es ganar el alma. En su entendimiento verdadero, siempre ha sido y siempre será, pues tan pronto como uno toca la vida, toca el alma, y el corazón es tan receptivo como lo puede ser. Los corazones más duros; los más difíciles de alcanzar, serán alcanzados por aquellos que están en este ministerio. Por lo tanto, Dios dice que no únicamente los médicos y enfermeras y paramédicos deben participar; sino los ministros y miembros laicos deben involucrarse en satisfacer las necesidades físicas de la gente, porque ésta es la senda al corazón. Dios encontrará una entrada abundante a

248

los corazones de la gente cuando llegamos a estar interesados intensamente en sus vidas. La vida es de Dios. Él es el Dador de la Vida. Él es el Proveedor de la Vida diaria. Jesús dijo: “he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” Juan 10:10. Como sus seguidores, debemos decir que hemos venido para que ellos tengan vida y la tengan más abundantemente. Establecemos eso al traerles la vida física primero. Luego el corazón está abierto para recibir la vida espiritual. “porque en él vivimos, y nos movemos, y somos.” Hechos 17:28. Si estoy interesado en la vida, estoy interesado en usted. Cuando uno ve a una persona con hambre; uno encuentra a alguien en camino a la muerte. Si sus necesidades no son satisfechas pronto, morirán. Cuando uno encuentra a una persona que no está vestida adecuadamente en tiempo de frío, puede morir de exposición; y están en camino a la muerte. Los que no tienen hogar, los huérfanos, y las viudas pueden llegar a estar tan desanimados y solitarios que de una manera u otra están en camino a la muerte. Las enfermedades que matan pueden seguir a la depresión y al desánimo. Todas estas cosas son un ataque a la vida en la humanidad. El destructor ha venido a traer muerte, y todos aquellos en el lado del Señor están peleando el enemigo de la humanidad, y promoviendo la vida, ya sea proporcionando comida o vestido o un hogar o amistad o atacando y peleando la enfermedad. Estamos peleando con el enemigo de toda la humanidad – el destructor y dador de la muerte. Todos aquellos en el lado del Señor han venido para que puedan tener vida y más abundantemente. Me gustaría sugerir que esta actividad es justicia verdadera, porque la justicia es amar, vivir, y dar. Al olvidarme de mí mismo y ministrarle a usted estoy interesado en usted, el Señor empieza a vivir en mi corazón y ocupa un mayor lugar que nunca antes. Esto, creo, fue el plan de Dios para nuestras instituciones médicas y nuestras iglesias y para toda nuestra obra misionera. Si entiendo Isaías 58 correctamente cuando hacemos esta obra, motivados por el amor, por el hombre y por Dios, interesados acerca de la vida y de la propiedad de Dios, entonces el versículo 10 de Isaías 58 alcanzará su cumplimiento. “Si te dedicas a ayudar a los hambrientos y a saciar la necesidad del desvalido, entonces brillará tu luz en las tinieblas, y como el mediodía será tu noche.” El carácter de Dios será visto verdaderamente revelado en la actividad de los hombres. Otras cosas también se llevarán a cabo como vemos en el versículo 9: “llamarás, y el Señor responderá; pedirás ayuda, y él dirá ¡aquí estoy!”. Veremos respuestas a la oración, casi inmediatamente. Siempre estamos en contacto directo con él porque nos identificamos tan íntimamente con él y lo representamos. El puede bendecir nuestra verdadera representación de él. El versículo 11 dice: “El Señor te guiará siempre; te saciará en tierras resecas, y fortalecerá tus huesos. Serás como jardín bien regado, como manantial cuyas aguas no se agotan.” Debemos estar sorprendidos de la constante dirección al fundar nuestras instituciones médicas. Cada día las respuestas correctas llegaron en el tiempo correcto y la cantidad correcta de dinero “y el Señor te guiará siempre.”

249

Entonces el versículo 12 puede suceder: “tu pueblo reconstruirá las ruinas antiguas y levantará los cimientos de antaño; serás llamado reparador de muros derruidos, restaurador de calles transitables.” Los versículos 12 y 13 hablan del Dador de la Ley Cuya ley es amor – amar a Dios supremamente y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. No está hablando acerca un día de la semana que nosotros guardemos – el sábado. Está hablando acerca del Dios del sábado, el Creador, el Padre de toda la humanidad. Somos la niña de su ojo. Él es el Ser que nos ha dado vida a todos nosotros. ¿Qué piensa el Padre acerca de sus hijos? ¿Los guardadores del sábado piensan la misma cosa acerca de la humanidad como él lo hace? ¿Qué piensan nuestros empleados médicos a cerca de esas vidas preciosas que ellos cuidan en la obra médica? ¿Vemos y conocemos al Creador del hombre, al Padre del hombre, en el sábado y en la ley? Él dijo que lo mostráramos y lo reveláramos y lo manifestáramos en su creación a medida que tratamos con los seres humanos. Entonces la luz vendrá en respuestas a las oraciones. Uno será como un arroyo refrescante que da vida a todo lo que está en su alrededor. El Señor planeó la obra más maravillosa que podemos imaginar en nuestros sueños más acariciados por esta gente que tiene una tan grande iluminación. Nuestras instituciones deben ser centros que preparen obreros para esta clase de actividad, y debe circundar el globo. Debemos manifestar al mundo lo que es amar la vida, y traer la vida a aquellos que están moribundos. Ésta es una obra preciosa que el mundo está necesitando. Ésta es una obra admirable, y también es una obra fácil. No es una carga amar a la gente. Es una lucha olvidar al yo. Es maravilloso amar a la gente; y la próxima vez que nos encontremos a alguien con el amor de Cristo en nuestros corazones, ellos lo podrán sentir por todo el cuerpo hasta los dedos de sus pies. Ese amor lo encanta a uno en él interior. El Señor todavía tiene este plan para nosotros, ¿no es verdad? Él dijo que él nunca cambia. Él es el mismo ayer, hoy, y por los siglos. Él cree en la gran bondad, y en la tremenda compasión. Él espera pacientemente que podamos verlo, que podamos conocerlo, y que podamos caminar con él, habitando en él y él en nosotros. Entonces podemos manifestar este tremendo amor para que el mundo pueda conocer que Dios es amor. Y nosotros recibiremos crédito (no alabanza) por hacer la obra que él lleva a cabo a través de nosotros. Él nos dirá junto con millones de otra gente cuando arribemos a ese hogar celestial, “bien hecho, buen siervo fiel. Entra en el gozo de tu Señor.” Mateo 25:21. La gente estará esperando en largas filas para agradecerle a usted por representarlo. ¿Puede algo ser tan maravilloso? Que Dios nos ayude a percibir en nuestros corazones y en lo más íntimo del alma la gran necesidad del mundo hoy, y la tremenda oportunidad y llamado que es nuestro. Es nuestro bendito privilegio establecer y manifestar que Dios es amor, y que nuestro Creador y nuestro Padre están grandemente interesados en cada necesidad de todo ser humano.

250

25

¿Poseído y controlado por…?

¿Quién lo controla a usted? ¿Quién le dice que hacer? A la gente en estos días le gusta decir que ellos hacen lo que ellos quieren. En un capítulo anterior investigamos el principio de obediencia a la autoridad correcta, y descubrimos que la obediencia a esa autoridad produce justicia. “¿Acaso no saben ustedes que, cuando se entregan a alguien para obedecerlo, son siervos de aquél a quién obedecen? “Claro que lo son, ya sea del pecado que lleva a la muerte, o de la obediencia que lleva a la justicia.” Romanos 6:16. NIV). El contexto en este versículo siguiente, aclara que somos siervos de Dios. “no ofrezcan los miembro de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia, al contrario, ofrézcanse mas bien a Dios, como quiénes han vuelto de la muerte a la vida, presentando los miembros de su cuerpo como instrumentos de justicia.” Versículo 13. La obediencia y la autoridad no son palabras agradables para mucha gente en estos días. Cuán fácilmente malentendemos la autoridad de Dios y la idea de someternos a la autoridad. Se nos ha dicho tantas veces que debemos o no debemos hacer esto y aquello, y cuando descubrimos que somos incapaces de hacer algunas de esas cosas que se nos pide que hagamos, experimentamos una gran culpa; y buscamos evitar eso eludiendo a la autoridad. Esta es una clase diferente de obediencia de lo que la mayoría de nosotros piensa. Estudiamos anteriormente que “La obediencia es la rendición del corazón a la soberanía del amor.” DNJ 46. Esta obediencia no está legislada o forzada no se demanda o se obliga. La obediencia es la sumisión voluntaria del corazón al amor. Dios pide nuestra obediencia, pero él gana nuestra obediencia. Es difícil para nosotros entender eso. La mayoría de los padres y de los líderes no ganan la obediencia, y nosotros asumimos que Dios es como la mayoría de nosotros. Pero él no lo es. Tiene una manera maravillosa de ganar nuestros corazones. Si Jesús es nuestro Señor. Si reina a través de la soberanía de su amor, entonces nos puede guiar y dirigir por medio de su amor, y él llega a ser el Señor nuestra justicia – el Amo y el Rey de la justicia. La verdadera justicia llega al rendirse a la autoridad correcta para que él reine sobre nosotros. Él es el Señor de la justicia en nuestras vidas. El diablo sabe esto mejor que cualquiera de nosotros, y ya que él se da cuenta que esto produce justicia, él busca estorbar o invalidar un procedimiento tal en nuestras vidas; y él lo hace en una manera muy única. “porque surgirán falsos Cristos y falsos profetas que harán grandes señales y milagros para engañar, de ser posible, aún a los elegidos.” Mateo 24:24. Habrá falsos Cristos y falsas autoridades que tienen falsas leyes y direcciones. Un falso Cristo no viene únicamente a los paganos, sino al mundo que anticipa el regreso de Cristo, y que vendrá como una falsa autoridad. La gente seguirá y servirá a la autoridad falsa y por lo tanto será guiada a la injusticia, o a un concepto falso de servir a Dios. La Iglesia Adventista del Séptimo Día no es inmune a un Cristo

251

falso. En los primeros años de mi experiencia, pensaba que yo sería inmune, pero ya no pienso más en esto, de hecho, pienso que somos muy vulnerables a los falsos Cristos, tanto que me asusta. Satanás es una persona sabia y damos por hecho que no podemos ser engañados por un falso Cristo. Pero dentro de la iglesia existen conceptos diversos de Jesús, de su vida, su ley, y su obra. Algunas veces nos hacemos vulnerables únicamente al concepto de un Cristo falso. Satanás busca confundirnos en cuanto a quién es la autoridad correcta. ¿Quién es la autoridad verdadera? ¿A quién podemos creer? ¿A quién serviremos? En buscar contrarrestar la obediencia a la autoridad correcta que conduzca a la obediencia, él traerá muchas autoridades, muchas voces que claman hablar por Dios, y muchas falsas representaciones de Dios. La Biblia dice que el Cristo falso blasfemará a Dios. Cuando Jesús perdonó al hombre que fue bajado a través del techo por sus amigos. Los judíos dijeron que él había blasfemado a Dios, porque él siendo un hombre, se hizo a sí mismo un Dios, reclamando los derechos y privilegios de Dios. La Biblia enseña que Satanás hará esto por medio de ciertos agentes y poderes en la tierra hoy. La autoridad se hace valer a sí misma a través de leyes y decretos. Si uno obedece esas leyes y decretos, llega a estar sujeto a esa autoridad. Sabemos que Satanás ha preparado un poder que “buscará cambiar los tiempos y la ley.” Daniel 7:25. Él ataca la autoridad del Dador de la ley e intenta invalidar la ley. Está profetizado que se proclamará un decreto donde la gente deberá adorar a la imagen de la bestia. “Con estas señales que se le permitió hacer en presencia de la primera bestia, engañó a los habitantes de la tierra, se les ordenó que hicieran una imagen en honor de la bestia, que después de ser herida a espada revivió. Se le permitió infundir vida a la imagen de la primera bestia para que hablara y mandara matar a quienes no adoraran la imagen.”Apocalipsis 13:14,15. En todas estas maneras, Satanás está manifestando su autoridad por medio de leyes y decretos; y él está muy interesado en atacar el único mandamiento que señala la autoridad del Dador de la ley. “El Señor ordena por medio del mismo profeta:” `Guarda bien el testimonio; sella la ley entre mis discípulos. `Isaías 8:16. “El sello de la ley de Dios se encuentra en el cuarto mandamiento; éste únicamente, de todos los diez, trae a la vista ambos el nombre y el título del Legislador. Lo declara ser el Creador de los cielos y la tierra, y así muestra su reclamo para ser reverenciado y adorado por encima de todos los demás. Aparte de este precepto, no hay nada en el Decálogo para mostrar con qué autoridad la ley es dada.” CS 452. El cuarto mandamiento es el objeto de la ira de Satanás y de sus ataques, porque él quiere ser la autoridad. Él quiere ser como Dios. La Biblia señala en el cuarto mandamiento que el Creador es el dador de la ley. El Creador es una persona única. Y él da al sábado una calidad única que nosotros como guardadores del sábado dejamos de entender muy bien. “el deber de adorar a Dios está basado en el hecho de que él es el Creador y que a él todos los demás seres deben su existencia. Y donde sea, en la Biblia, su reclamo por reverencia y adoración, sobre los dioses de los paganos, es presentado, ahí esta contemplada la evidencia de su poder creador.” CS 436, 437. Posteriormente ella cita algunos textos sobre por qué ella debería adorar al Señor, como: “vengan, postrémonos reverentes, doblemos la rodilla ante el Señor nuestro Hacedor.” Salmos 95:6. Otro texto nos explica del porqué los

252

seres santos en el cielo que adoran a Dios deben su homenaje a él. Apocalipsis 4:11: “Digno eres Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas; por tu voluntad existen y fueron creadas.” Dios está antes de todas las criaturas, y así se le debe a él el honor de nuestra adoración. Entonces (al pie de la página 437), Elena White cita de un libro titulado Historia del sábado escrita por J. N. Andrews, donde él escribió; “la importancia del sábado como un recordativo de la creación es que mantiene siempre presente la verdadera razón por la cual la adoración debe ser dada a Dios… El sábado por lo tanto descansa en el mismo fundamento de la adoración divina, pues nos enseña la gran verdad en una manera muy impresionante, y ninguna otra institución hace esto. El verdadero territorio de la adoración divina, no únicamente del séptimo día, sino de toda adoración, se encuentra en la distinción entre el Creador y sus criaturas”. Esto tiene muchas perspectivas mientras usted empieza a mirar en él. ¿Ha usted empleado mucho tiempo pensando acerca del hecho que usted es una criatura? Alguien antes y sobre todas las cosas lo ha creado a usted. Esto, como el quinto mandamiento acerca de honrar a nuestros padres, es un mandamiento único. Por causa de nuestros padres, hemos nacido y fuimos sostenidos en nuestra debilidad como niños pequeños. Por causa de ellos hemos tenido salud, alimento, ropa, protección, y toda clase de cosas que los padres proveen para sus hijos. Si a usted le gusta la buena vida, si usted ama la vida, entonces honrará a sus padres. Con frecuencia pensamos en el presente y olvidamos el pasado, pero no podría haber presente sin el pasado. Mientras yo miro hacia atrás al porqué tengo vida y ropa y un hogar y las bendiciones de la vida, debo regresar a mis padres, honrarlos y respetarlos. ¿Por qué? Porque a usted le agrada su vida y la salud y las demás bendiciones. Sé todos los problemas que algunos tienen estos días con los pobres padres, pero todavía es cierto que la vida misma ha venido por medio de ellos. En una manera única, la Biblia señala que Dios es nuestro Padre. Él es la fuente de toda la vida, y él es el proveedor y sostenedor de todo lo que vive. Todos somos de él. Por lo tanto, en una manera inusual, la Biblia nos dice que recordemos esto. Hay una comparación que se encuentra en Isaías que puede ser que no les guste a algunos, pero Dios la encontró necesaria para ser fuerte y firme al tratar con su pueblo. Ellos tuvieron dificultad escuchando y obedeciendo su palabra. “¡Oigan, cielos! ¡Escucha, tierra! Así dice el Señor, yo crié hijos, hasta hacerlos hombres, pero ellos se rebelaron contra mí, El buey conoce a su dueño y el asno el pesebre de su dueño. ¡Pero Israel no conoce, mi pueblo no entiende!” Isaías 1:1,2. A los que Dios nutrió y guardó se rebelaron en contra de él. Los animales, hasta donde ellos pueden ser capaces de manifestarlo, tienen afecto por sus amos y sus protectores. Cuando el campesino entra en el establo, el ganado reacciona de cierta manera, como un perro que mueve su cola. El buen amo, el que se interesa por ellos ha venido, y ellos obedecen, él sólo los toca y ellos se mueven inmediatamente. Pero no obedecen a un extraño. El Señor se pregunta cómo su pueblo, a quién él constantemente auxilia, puede rebelarse continuamente. ¿Cómo pueden ellos ser tan insensibles y endurecidos? Por la creación y la redención Dios nos posee. Él nos alimenta y nos nutre. Nosotros pensamos que el supermercado nos proporciona alimento, o tal vez las granjas. Pero los campesinos saben que no es el campo el que provee el alimento. El agricultor no

253

puede hacer que llueva o que brille el sol. Él no puede controlar todas las plagas y enfermedades. Él conoce que hay Uno que supervisa todo en la vida, y que hace que el sol se levante y que la lluvia aparezca en la estación debida. Alguien que nunca dormita o duerme siempre provee protección y provisión, y nuestros corazones responden. Él dice que si lo amamos, entonces obedecemos como los animales. Si usted ama a su amo, obedece. Hay otro aspecto de esta creación de Dios. Daremos sólo una breve reflexión aquí, y más tarde añadiremos algo. “Cada niño vive por la vida de su padre.” DMJ 78. Estamos en deuda con nuestro padre terrenal por su energía. Él gasta su energía en el trabajo, ya sea físico o mental. Él da sus talentos, su sabiduría, su destreza y perseverancia, para que podamos tener comida, hogar, ropa, medicinas, protección, y todas las cosas buenas en la vida. Él suple las necesidades. Por su vida, todos los hijos existen. Los hijos viven por la vida del padre. Este es un concepto bíblico, y Dios quiere bendecir a los padres, debemos mucho a nuestras madres por darnos salud, pero sin el padre eso no ocurriría. La cita continúa y se encamina hacia lo espiritual: “toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo.” Colosenses 2:9; y la vida de Jesús se manifiesta `en nuestro cuerpo mortal` (2 Corintios 4:11). Esa vida en ustedes producirá el mismo carácter y manifestará las mismas obras como sucedió en él.” El autor del libro de los Hechos escribió que el Señor “Él es quién da a todos la vida, el aliento y todas las cosas.” Hechos 17:25. Un Creador está conduciendo su universo a medida que llegamos a ser los hijos de Dios por medio del nuevo nacimiento. Únicamente él puede hacer esto. Esta nueva creación, o conversión, es el objeto del ataque de Satanás, pues es el corazón y el alma de la justicia por la fe en Cristo. Sin esto no tenemos justicia. Satanás conoce la centralidad de la conversión y de la nueva vida, y él busca atacar esto en una manera muy inusual. Él pretende que el hombre no puede guardar la ley de Dios (vea El Deseado de todas las gentes, Pág. 761). Cuando Satanás tentó al hombre a pecar, y Adán cayó, declaró que es imposible obedecer a Dios. Demasiados hoy creen que el diablo tiene razón – que no podemos guardar la ley. Hay textos y citas que nos hablan de nuestra incapacidad, pero en Cristo podemos hacer todas las cosas. Satanás saca a Cristo del cuadro. Nuestro Padre celestial interviene cuando el hombre ha caído, y al demostrar su ley (o su carácter), él cual es amor, él viene y ama al hombre. A medida que él ama al hombre caído, quién todavía es la imagen de Dios y correctamente la propiedad de nuestro Padre Celestial que aún reclama a toda la humanidad como sus hijos, el hombre responde. Esto es lo que Dios está hablando en Isaías concerniente a los animales que conocen y obedecen a sus dueños. ¿Responderán los animales y obedecerán mejor que nosotros? Aquí está una hermosa descripción del corazón nuevo: “La luz que brilla de la cruz revela el amor de Dios. Su amor nos está atrayendo a él mismo [no obligando, no forzando]. Si no resistimos esta atracción, seremos guiados al pie de la cruz en arrepentimiento por los pecados que han crucificado al Salvador. Entonces el Espíritu de Dios a través de la fe produce una nueva vida en el alma. Los pensamientos y deseos son traídos a la obediencia, a la voluntad de Cristo. El corazón, la mente, son creados de nuevo a la imagen de él que trabaja en nosotros para someter todas las cosas a él mismo. Entonces la ley de Dios es

254

escrita en la mente y en el corazón, y podremos decir con Cristo, ‘Oh, mi Dios, me deleito en hacer tu voluntad.' Salmo 40:8.” DTG 176. El diablo no quiere que ninguno escuche estas palabras, porque si Dios puede hacer una nueva vida en usted, usted será traído a la armonía con Dios, y a la armonía con su ley y carácter de amor. Si respondemos amándolo a quién primero nos amó, nuestro amor es el cumplimiento de la ley. A medida que usted empieza a amarlo, empieza a ser justo – usted empieza a obedecer a la autoridad correcta. Esta armonía con Dios es descrita por Elena White. “En el nuevo nacimiento el corazón es traído en armonía con Dios, como es traído de acuerdo con su ley. Cuando este cambio poderoso ha sucedido en el pecador, él ha pasado de muerte a vida, de pecado a santidad, de transgresión y rebelión a la obediencia y lealtad. La vida antigua de separación de Dios ha terminado; la vida nueva de reconciliación, de fe y amor, ha empezado.” CS 468. El diablo dice que no podemos guardar la ley, pero Jesús dice que el amará a su pueblo, y que ellos lo amarán a él. Y cuando lo amen con todo su corazón y mente, entonces guardarán la ley, porque el amor es el cumplimiento de la ley. Dios busca romper la enemistad al amarnos. El diablo busca impedir esto. Únicamente el Creador puede recrear, y hay únicamente un Creador. El falso cristo no puede darle a usted una experiencia maravillosa. De hecho, usted puede saltar y gritar. Usted puede hablar en lenguas y enchinársele la piel. Y aún puede hacer milagros, pero eso no es conversión. Esas cosas se pueden relacionar a la conversión, o pueden no relacionarse, pero la experiencia no es conversión. La Biblia enseña que la conversión es un corazón nuevo y una mente nueva que son traídos en armonía con Dios y su ley. Es una experiencia donde amamos su ley y su camino, amándolo supremamente y a nuestro vecino como a nosotros mismos. Hay una amplia diferencia en las dos experiencias, si usted desea reducirse a experiencias. Una es la que el Creador hace en nosotros, pero la otra es ampliamente diferente. Nuestro Padre nos reclama como suyos y a medida que respondemos a su amor, él llega a modelarnos semejantes a él mismo. Él nos vuelve a hacer y nos vuelve a crear. Al diablo no le gusta que nosotros pensemos acerca del Creador. Para impedir eso, él hace que la gente se olvide del sábado, porque el sábado es un constante recordativo de un Creador maravilloso que hizo al hombre en el principio y que hace todas las cosas nuevas para la bendición del hombre. ¿No me bendecirá él ahora? ¡Ciertamente él lo hará! El diablo quiere que nosotros olvidemos eso. Él no quiere que guardemos el sábado, porque eso nos conduciría a un nuevo nacimiento, que nos guiaría a la obediencia y a la justicia. El diablo en una diversidad de maneras busca estorbar el recordativo del Creador que hizo todas las cosas nuevas en la vida, también como en la tierra. Satanás únicamente ataca este mandamiento y se pone él mismo delante de Dios. Él debe atacar la ley para eliminar el sábado, y esto lo hace en muchas formas. Por años pensaba que el diablo no podía atacar la ley de los Adventistas del Séptimo Día, pero hace mucho tiempo descubrí que atacaba mis conceptos de la ley de Dios. Pervertía la ley en mi mente. Yo hice la ley todos los “no harás” y “harás.” Debo hacer o no hacer algo, o más. Yo hice de la ley una lista de demandas, e hice el juicio, donde somos juzgados por la ley, un Dios mirándome con un microscopio buscando cada falta y desviación para ver cuán malo era, a fin de que me pudiera quemar.

255

Demasiados de nosotros hemos enseñado ese concepto de la ley y el juicio. Jesús nunca entendió o enseñó la ley de esta manera. Me gustaría sugerir que el juicio está buscando para ver si respondemos a su amor. ¿Respondemos a su amor o nos rebelamos en contra de su amor? Cuando veo su amor magnífico por mí ¿nos rebelamos en contra de su amor? Cuando veo su amor magnífico por mí, ¿lo amo a él supremamente y a mi prójimo como a mí mismo? ¿Lo adoro como un Padre y un proveedor? ¿O estoy más bien encallecido? la Biblia enseña que él me dará un corazón de carne y cuán significativo es ese símbolo. El quitará el corazón de piedra – la insensibilidad, la tibieza, y el corazón descuidado. La mitad del mandamiento trata de nuestros sentimientos con la gente. No es tratando de evitar decir mentiras. Es tener sentimientos por la gente a fin de que no desee dañarla. No es evitando el adulterio o la codicia. ¿Está mi corazón preocupado por usted? ¿Hay alguna sensibilidad ahí? ¿Significa usted algo para mí? ¿Es su vida preciosa para mí, tanto para nuestro Padre amoroso? no puedo soportar ver su vida lastimada o que usted sufre, ya sea si es emocional, físico, o agonía espiritual. La vida es demasiado preciosa, nuestro Dios tiene una muy tierna consideración por toda la vida, aún por la golondrina, como Jesús enseñó. Dios tiene una tierna consideración con nosotros. La Biblia enseña que el pueblo de Dios será como él cuando él venga – sentimiento por la gente, entendimiento, compasión, percepción y sensibilidad. No puedo soportar verle sufrir a usted. Dios quiere que su obra sea conducida de esa manera. Y él quiere que nosotros permitamos que esta luz de amor brille sobre toda la tierra, a cada ser humano para que ellos puedan conocer la Paternidad de nuestro Dios que puedan conocer a nuestro Creador quien hizo todas las cosas buenas para el hombre, y quien todavía quiere hacer cosas buenas por el hombre caído y restaurar en él la imagen de Dios. Él quiere que el mundo vea que Dios es amor. Éste no es un Dios permisivo, sino un Dios de gracia que entiende. Descubrí hace años que yo tenía un corazón de piedra en lo que se relaciona con la gente. Yo podía decir que amaba a la gente pero podía pensar malos pensamientos a cerca de ellos. ¿Y usted? Yo podría malinterpretar sus acciones. Podría tener pensamientos vengativos, y aún pensamientos de odio. Podía perder la paciencia con la gente. Podía aún idear algunas maneras para vengarme. La Biblia dice que éste es un corazón sin sentimientos – un corazón de piedra. El Señor quiere quitarlo. Esa es la razón por la que la nación de Israel podía rebelarse cuando Dios los crió como hijos y los bendijo. Fue el corazón de piedra. Él quiere quitarlo y darnos un corazón de carne, uno que sea tierno y compasivo. Pero el diablo dice que él quiere que nosotros tengamos un corazón de piedra que sea severo y exigente, el corazón legislado y obligado. Haz lo que digo, o de lo contrario… Los seguidores del diablo se manifestarán especialmente en el decreto de muerte cuando legislen quitarle la vida, y todo porque otros no piensan como ellos piensan. Me preocupa cuando encuentro en mi propio corazón, y en la iglesia, gente que le gusta legislar cosas tales. Tengo miedo que tengamos un corazón organizacional de piedra algunas veces, y no un corazón de carne. Nuestro Señor es compresivo y amable y paciente, aunque no es permisivo. En los últimos días, habrá dos clases de gente: los que tengan corazones de piedra, y aquellos con corazones de carne. Habrá aquellos que amen la vida y los que destruyan

256

la vida. Habrá los que amen y adoren al Dador de la Vida, y los que tengan lealtad hacía el destructor; y el contraste será grande; como Jesús, los justos orarán por aquellos que buscan quitarles la vida, porque no podemos soportar el pensamiento de que ellos se pierdan por toda la eternidad. Se romperán nuestros corazones porque ellos son preciosos para Dios. Jesús mirará a aquellos que sigan al destructor y dirá como él les dijo a los judíos rebeldes: “¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste!” Mateo 23:37. Aquellos con corazones de carne, la gente amable y sensible, manifestará los atributos maravillosos del Dador de la Vida, quién cada día fomenta y da vida y cuida de ella. Él ha estado cuidando de nosotros por mucho tiempo. Nosotros hemos sido especiales para él. ¿Responderá usted a todo su cariño y amor? Dirá usted: “soy completamente tuyo, oh Señor. Contrólame con la soberanía de tu amor. Toma mis pensamientos y úsame de acuerdo a tu voluntad. Poséeme y obra en mí, no mi voluntad sino tu voluntad sea hecha. Y todo porque tú eres tan amoroso, tan comprensivo, tan paciente; y porque soy un milagro de tu creación, tú me has dado un nuevo corazón que siente – un corazón de carne.” El sábado está en el corazón de esta controversia porque señala a un Creador amante y a un Padre cariñoso que le reclama, y qué dice a cada uno: “Hijo, dame tu corazón. Déjame usarte para derramar mi amor a los demás. No quiero mandar. Sólo amarte ¿te someterás a mi amor?” Que Dios nos ayude a entender en estos tiempos tan confusos cómo es él verdaderamente y qué está tratando de hacer por cada uno de nosotros. Y que podamos tener esos corazones hermosos y tiernos que digan: “Oh, Cristo, te adoro. Que eres mío lo sé. Te pertenezco totalmente.”

257

26

El Dios hombre.

Uno de los aspectos más controvertidos de Cristo nuestra justicia es la humanidad de Jesús. En 1888, el pastor A. T. Jones enfatizó fuertemente la humanidad de Cristo en su relación a Cristo nuestra justicia. Él también habló de la humanidad de Jesús al relacionarla con el problema de la Trinidad , porque había ese conflicto en su época, también, todo lo que dijo acerca de la humanidad de Cristo, no se relaciona necesariamente con Cristo nuestra justicia. Es muy importante como entiende uno la humanidad de Cristo, porque cualquiera que sea el concepto de ella es determinante en el entendimiento de la justicia por la fe en Cristo. Lo que Jesús llegó a hacer, lo que hizo, y cómo lo hizo nos dice acerca de la justicia por la fe en él. Cualquier opinión que uno tenga de su humanidad determinará su teología de la justificación por la fe y el plan de salvación. Hay esencialmente dos divisiones principales de pensamiento. Una es que Cristo tomó la naturaleza de Adán con anterioridad a su caída. Hay un gran número de gente prominente y teólogos que creen eso. Otro grupo cree que él tomó la naturaleza caída del hombre después de cuatro mil años de pecado. Es decir, él tomó la naturaleza pecaminosa del hombre. Me gustaría sugerir que podría haber otras opiniones. Con demasiada frecuencia, los que discuten esto simplemente lo clasifican a usted en la opinión opuesta si uno no está de acuerdo con ellos; lo cuál es injusto totalmente. Dependiendo de cuál opinión uno sostiene, hay textos bíblicos y citas para sostenerlo a uno en esa opinión. Y por supuesto, interpretamos ese texto o cita para que se adapte a nuestro significado preconcebido, y así el punto de vista opuesto estará en desacuerdo con nuestra interpretación. Me gustaría darle a usted algunas de las evidencias que cada grupo usa para sostener su punto de vista. “Así está escrito: el primer hombre, Adán, se convirtió en un ser viviente; el último Adán en el Espíritu que da vida. No vino primero lo espiritual sino lo natural, y después lo espiritual. El primer hombre era del polvo de la tierra; el segundo hombre, del cielo”. 1 Corintios 15:45-47. Estos versículos establecen que Jesús era el segundo Adán. “Él era el Señor del cielo.” De acuerdo al versículo 47; y alguna gente dice que siendo que él era el segundo Adán, entonces él debe de haber sido como Adán antes que pecara. Aquí está una cita usada con frecuencia para apoyar este punto de vista: “Tengan cuidado, sean excesivamente cuidadosos en cuanto a cómo piensan a cerca de la naturaleza humana de Cristo. No lo pongan delante de la gente como un hombre con las propensiones del pecado. Él es el segundo Adán. Pero ni por un momento hubo en él una tendencia pecaminosa. Él fue atacado con tentaciones en el desierto, como Adán lo fue con tentaciones en el Edén… Nunca, de ninguna manera deje la más leve impresión sobre las mentes humanas de que una mancha, o inclinación, a la corrupción descansó sobre Cristo, o que él de alguna manera se rindió a la corrupción.” 5CBA 28.

258

Aquí está otra cita usada para apoyar la idea de que: “Cristo tomó la naturaleza de Adán antes de su caída: La encarnación de Cristo ha sido siempre, y permanecerá siempre como un misterio. Aquello que ha sido revelado, es para nosotros y para nuestros hijos, pero deje que cada ser humano sea advertido del pensamiento de hacer a Cristo totalmente humano, como uno de nosotros mismos; porque no puede ser.” 5CBA 11-29. En un libro devocional popular, se encuentran estas dos oraciones: “A Cristo se le llama el segundo Adán. En pureza y santidad, conectado con Dios y amado por Dios, él empezó donde el primer Adán comenzó.” MLT 323. “Él (Cristo) triunfó sobre Satanás con la misma naturaleza con la cuál en el Edén Satanás obtuvo la victoria.” 5CBA 1108. En un libro titulado Questions on Doctrine (Preguntas sobre doctrina), hay muchas citas usadas para ambos lados de este asunto, por ejemplo, en la página 657, vemos que “él nació sin una mancha de pecado (énfasis de Elena White), pero vino al mundo de manera semejante a la familia humana.” Entonces en la página 651 del mismo libro: “No debemos tener dudas con respecto a la santidad perfecta de la naturaleza humana de Cristo (énfasis original).” Todas estas y más apoyan la idea que Cristo tomó la naturaleza de Adán anterior a su caída. Hay también muchos ejemplos de textos y citas que parecen apoyar la idea de que Cristo tomó la naturaleza del hombre después de cuatro mil años de pecado. Aquí están dos textos prominentes que A. T, Jones usó: “Por tanto ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte – es decir, al diablo. Por eso era preciso que en todo se asemejara a sus hermanos, para ser un sumo sacerdote fiel y misericordioso al servicio de Dios, a fin de expiar los pecados del pueblo.” Hebreos 2:14,17. La siguiente cita es tal vez la cita más contundente relacionada con Cristo tomando nuestra naturaleza después de cuatro mil años: “Debería haber sido casi una humillación infinita para el Hijo de Dios tomar la naturaleza del hombre, aún cuando Adán permaneciera en su inocencia en Edén; pero Jesús aceptó la humanidad cuando la raza había sido debilitada por cuatro mil años de pecado. Como cualquier hijo de Adán él aceptó los resultados de la gran ley de la herencia. Lo que eran esos resultados se manifiestan en la historia de sus antepasados terrenales. Vino con una herencia tal para compartir nuestras penas y tentaciones, y para darnos el ejemplo de una vida sin pecado.” DTG 49. Esta cita es bastante específica que Cristo tomó la naturaleza del hombre después de cuatro mil años de pecado, y no antes del pecado de Adán. Aquí están unos pocos ejemplos más usados para apoyar este punto de vista: “Él asumió los riesgos de la naturaleza humana, para ser probado y tentado.” 1CNS 226. “Él llegó a ser carne aún como somos nosotros.” MC 422. “Por cuatro mil años la raza había estado menguando en fortaleza física, en poder mental, y en valor moral; y Cristo tomó sobre él los defectos de la humanidad degenerada.” DTG 117. “Él llevó los pecados y defectos de la raza como ellos existían cuando vino a la tierra a ayudar al hombre.” 5CBA 1081. “Tomó sobre sí mismo nuestra naturaleza humana.” QD 657. “Tomó sobre su naturaleza sin pecado nuestra naturaleza pecaminosa, para que él pudiera conocer cómo socorrer a los que son tentados.” MM 181. “Él tomó la naturaleza degradada del hombre y manchada por el pecado.” 4CBA 1147.

259

Éstas son algunas de las citas que apoyan y los textos bíblicos que son usados para las dos opiniones. Algunos me han dicho que ellos luchan y luchan con esto tratando de entender cuál es el punto de vista correcto. Parece que hay tanta evidencia para cada lado del asunto. Me gustaría sugerir que usted no tiene que apoyar a ningún punto de vista. Cuando los bueno eruditos y los cristianos no se ponen de acuerdo, con frecuencia, (pero no siempre) significa que la opinión correcta está en otra parte, entre los dos puntos de vista. Es difícil para algunos de nosotros estar siempre en lo correcto y totalmente correcto, aún cuando pensamos que lo estamos. Con frecuencia el Señor trata de guiarnos a toda la verdad y conducirnos, pero desafortunadamente tenemos opiniones preconcebidas, y por lo general estamos orgullosos de nuestras opiniones. Esto dificulta que él nos enseñe todas las cosas. Tal vez él enseña a algunas gentes algunas cosas y a otras personas algunas otras, y quizá cuando pongamos los pedazos juntos, podremos llegar a la verdad. Hay una cosa que debemos hacer cierta a cerca de Cristo a medida que estudiamos, y la cita siguiente aclara; “Pero el primer Adán estaba en una situación más favorable de lo que estaba Cristo. Cristo fue tentado por Satanás en una manera ciento por ciento más severa de lo que fue Adán.” MLT 323. ¿Entendió eso? El primer Adán estaba situado más favorablemente que Jesús, así que él ciertamente no tuvo tantas ventajas como Adán las tuvo. Continúa y dice cómo en la naturaleza humana Cristo conquistó donde Adán falló. Eso es importante recordar. Él tampoco tuvo ventajas sobre la humanidad en general. “Si Cristo hubiera tenido un poder especial el cuál no es el privilegio que el hombre tenga, Satanás habría tomado ventaja de este asunto. La obra de Cristo era tomar de las pretensiones de Satanás su control del hombre, y él podía hacer esto únicamente en la manera en que él vino – un hombre, tentado como un hombre, rindiendo la obediencia de un hombre.” 7CBA 930. De ninguna manera Jesús tuvo algunos privilegios u oportunidades que no tenemos nosotros y ciertamente mucho menos de los que Adán tuvo. Me gustaría sugerir que él tuvo mucho mayores tentaciones que cualquier ser humano jamás tendrá, y por lo tanto mucho menores privilegios y ventajas. Deje de considerar lo que significa ser tentado en todas las maneras como nosotros somos sin embargo sin pecado. Cuando todas las fuerzas del mal lo acosaron. Todo dependía de su resistencia a la tentación. No podemos comprender la enormidad de las pruebas de Jesús. De ninguna manera sugeriría yo que él tuvo ventajas. Más bien, él debe haber tenido grandes desventajas comparado con nosotros y con Adán. Para descubrir la humanidad de Jesús. Debemos estar de acuerdo en la humanidad del hombre, pero no podemos. Hay muchas opiniones acerca de nuestra propia humanidad, ¿a qué somos semejantes cuando nacemos de nuestros padres? por ejemplo. Alguna gente cree, y alegará fuerte y por mucho tiempo que nacemos culpables a causa del pecado de nuestros padres y por el pecado de Adán. Muchos han sido enseñados así desde que han llegado a ser Adventistas del Séptimo Día. Otros dicen que no puede ser, y le mostrarán a usted algunas citas para probar su punto de vista. Pero por favor lea todos los contextos acerca de las citas, ¿lo hará? Sugeriría que

260

hemos llegado a ser culpables por nuestros propios actos y no por las acciones de nuestros padres. Aquí están algunos textos y citas que tratan de nuestra propia humanidad. “En cuanto a lo que se relaciona con el primer Adán, los hombres no reciben de él nada, sino culpa y la sentencia de muerte.7CBA 9. “La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo.” Romanos 8:7. “¿Puede el etíope cambiar de piel, o el leopardo quitarse sus manchas? ¡Pues tampoco ustedes pueden hacer el bien!, acostumbrados como están a hacer el mal.” Jeremías 13:23… “En su naturaleza pecaminosa él (el hombre) no puede guardar la ley de Dios.” PP 373. “(El hombre) no tiene poder y ninguna disposición para resistir a Satanás.” PP 53. “Nuestros corazones son malos y no los podemos cambiar.” CC 18. “En nuestra propia fuerza es imposible para nosotros negar los clamores de nuestra naturaleza caída.” DTG 122. “La imagen de Satanás estaba sobre los hombres y Cristo llegó para traerles más poder y eficiencia.” 7CBA 925. La caída del hombre fue radical y severa. Nuestros evangelistas en los años pasados usaban muchos textos para describir nuestra condición como pecadores, textos que rara ves oímos ahora. Aquí esta el más popular: “Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre.” Salmos 51:5 NVI. Cuando somos embriones, estamos siendo formados o modelados en la iniquidad, y en pecado me concibió mi madre. Asumimos que el salmista está hablando para toda la familia humana. Job preguntó: “¿Quién de la inmundicia puede sacar pureza? ¡No hay nadie que pueda hacerlo! Job 14:4. La Biblia enseña que “Todos somos como gente impura.” Isaías 64:6. Es imposible para la humanidad pecaminosa reproducir una humanidad justa y sin pecado. Es imposible para los humanos débiles e incapaces reproducir seres fuertes en lo que concierne al problema del pecado y de la justicia. En nuestro orgullo tratamos de decir que esto no es cierto, pero, aprenderemos nuestras lecciones si vivimos lo suficiente. Una de las enormes preguntas acerca de la humanidad de Cristo es: ¿Estos textos que describen nuestra condición humana se refieren también a él? ¿Nació Jesús contaminado o impuro? ¿Podría ser dicho de él como se dijo de nosotros, que todos somos como seres impuros? ¿Necesitaba él ser limpiado? ¿Necesitaba él ser purificado después de su nacimiento? ¿Era esa una necesidad? ¿Llego él a ser como nosotros en nuestra impureza y contaminación? Algunos dirían que él debe ser idéntico a nosotros o que él no puede ser nuestra justicia y nuestro ejemplo y nuestro Salvador; y por lo tanto, si él es idéntico, debe ser impuro. Este es un punto clave. ¿Nació Jesús contaminado? No estoy hablando de sus actividades después que nació. Estoy hablando de su herencia humana. ¿Cómo nació él, y cual era su semejanza? ¿Fue él formado en la iniquidad y fue concebido en pecado como dice la Biblia acerca de usted y de mí? Si él fue concebido en el pecado y formado en la iniquidad, si fue impuro y contaminado, entonces nos queda explicar que significa la Biblia cuando dice: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán hijo de Dios.” Lucas 1:35 NVI Hay muchas traducciones y comentarios para confirmar esta traducción. Hay algunas otras que parecen implicar que él llega a ser Santo después de su nacimiento. Así que no se

261

arregla enteramente mirar a todas las traducciones, pero hay muchos que apoyan esta versión, y unos buenos comentarios también. ¿Era él un ser Santo cuando nació, o era una persona inmunda y contaminada? Estamos únicamente hablando acerca de su nacimiento y no de su actividad, porque es su nacimiento el que nos da problema. Esto debemos entender. Usted puede estar en desacuerdo; pues alguna gente piensa que cuando lo llamamos un ser Santo estamos diciendo que él tuvo una concepción inmaculada, y entonces nos metemos en todas los enredos de esa doctrina y de los problemas referentes a ella. Si podemos enfocar una pregunta acerca de esto, esclareceremos muchos asuntos concernientes a la humanidad de Jesús. Solo una pregunta es necesaria en mi manera de pensar: ¿Era necesario para Jesús ser convertido, o nacido de nuevo? ¿Fue convertido Jesús alguna vez? ¿Fue necesario convertirlo a él? Sé que fue bautizado, pero “Jesús no recibió el bautismo como una confesión de culpabilidad en su propia cuenta.” DTG 111 Por lo tanto, asumo que él no tenía ninguna culpa cuado fue bautizado. No fue bautizado para cambiar de lo antiguo a lo nuevo. No fue convertido en su bautismo. No fue un nuevo nacimiento para Jesús. Él estaba cumpliendo toda justicia y poniendo un ejemplo correcto. Pero no fue bautizado con la confesión de su propio pecado, ni por nacimiento ni conducta. De nuevo la pregunta es: ¿Necesitaba Cristo nacer de nuevo, o ser convertido? Si él necesitaba nacer de nuevo, entonces uno debe concluir que él estaba de alguna manera contaminado y culpable como un pecador. Si él nunca fue un pecador y no necesitaba nacer de nuevo o convertirse, entonces no estaba contaminado y no necesitaba ser purificado. Esto para mí es un asunto clave en este problema; no toma una enorme cantidad de sabiduría para resolverlo si solo nos detenemos a pensar en él. No es un problema tan grande como lo hemos hecho. Una de las dificultades que todos tenemos es nuestra necesidad de darnos cuenta que los argumentos parecen restringirlos a asuntos muy estrechos hasta que estamos en una zanja profunda y no podemos salir. Tenemos que ganar perspectiva al considerar este asunto un poco diferentemente de lo que hemos hecho en el pasado. Es cierto que necesito nacer de nuevo y necesito ser limpiado. El haber nacido de mi madre no es suficiente. Debo tener un nuevo nacimiento, así lo enseña la Biblia. Si la humanidad de Jesús fuera exactamente como la nuestra, él tendría que convertirse también y nacer otra vez. Pero siendo que no puedo encontrar evidencia de esto en las Escrituras o en el Espíritu de profecía, concluyo que él no la necesitaba. Entonces debe haber sido una gran diferencia entre Jesús cuando nació de su madre y de mí, cuando nací de mi madre. Si necesito ser convertido y que mi antigua naturaleza sea quitada, y Jesús no lo necesita, debe haber una gran diferencia. No se asuste demasiado o se enoje. Permítame explicar más ampliamente. Me gustaría sugerir que la humanidad de Jesús no era como la de nosotros en nuestro primer nacimiento si no como en la de nosotros en nuestro segundo nacimiento. Pienso que satisfará todos los requisitos de aquellos que quieren que él sea como nosotros después de cuatro mil años de pecado. Hay tres nacimientos con los que debemos lidiar más bien que dos, y estos son: el nacimiento de Jesús, el nacimiento que tenemos de nuestras madres y el nacimiento que hemos llamado el nuevo nacimiento. Si nos reducimos únicamente a dos de estos nacimientos, podemos caer en malos entendidos.

262

Creo que Jesús es como nosotros en el nuevo nacimiento; pero no semejante a nosotros completamente en el primer nacimiento, pero todavía él es muy semejante a nosotros. Ahora permítame mostrarle porque creo esto. Jesús enseñó: “Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu.” Juan 3:5,6. Cuando he nacido de mi madre, soy únicamente cuerpo. Cuando nacemos de nuevo por medio del Espíritu Santo, entonces también somos espíritu. Debemos nacer otra vez de él para ser una gente diferente, para ser convertidos. Esto le sucedió a Jesús, yo creo, en su primer nacimiento. “Ahora el nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba comprometida para casarse con José, pero antes de venirse a él resultó que estaba en cinta por obra del Espíritu Santo. Como José su esposo, era un hombre justo y no quería exponerla a vergüenza pública, resolvió divorciarse de ella en secreto. Pero cuando él estaba considerando hacerlo, se le apareció en sueños un ángel del Señor y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María como esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, por que él salvará a su pueblo de sus pecados.” Mateo 1:18-21. Jesús fue concebido por el Espíritu Santo en su nacimiento, pero no somos concebidos por el Espíritu Santo hasta que somos nacidos del Espíritu. “Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu Es espíritu.” Juan 3:6. Nosotros nacemos del Espíritu en nuestro segundo nacimiento. Si fuimos concebidos por el Espíritu Santo, ¿no podría usted entonces ser llamado ese ser santo? El Señor nos llama así después del segundo nacimiento. “Y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a la imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad.” Efectos 4:24 NVI. El hombre es recreado, nacido de nuevo, convertido en justicia y verdadera santidad. ¿Por qué? Porque nace del Espíritu Santo, y eso hace una gran diferencia. Y así ellos pueden llamarle a usted santo si ha nacido del Espíritu Santo. La Biblia lo hace así. Y ellos pueden llamar a Jesús ese ser Santo porque fue concebido por el Espíritu Santo. Regrese y estudie qué influencia tiene el padre y la madre en lo que se refiere a la naturaleza y al carácter y a las responsabilidades legales. Aparentemente, desde que él fue concebido por el Espíritu Santo, él era Santo por causa de su padre, del Espíritu Santo; sin embargo era humano por causa de su madre. Este razonamiento para mí resuelve muchos problemas. Esta declaración que sigue se relaciona con la idea de ser nacido por el Espíritu Santo: “El Espíritu obra en el corazón del hombre… Implantando en el una nueva naturaleza en el momento en que nacemos otra vez.” PV 411. Esta palabra “implantando” tiene algo que ver con la concepción en mi entendimiento de la palabra. No creo que usted objetaría a que Jesús sea llamado el ser Santo en este contexto, ¿verdad? Es una perspectiva totalmente diferente de mirar a Jesús como el ser Santo, y muestra cuánto podemos ser semejantes a él, pues somos hechos a su semejanza cuando nacemos de su Espíritu. No somos semejantes a él por causa de nuestra naturaleza caída somos naturalmente semejantes a Satanás. Esto trae un poco de confusión porque cuando uno mira al hombre en su condición convertida, él llega a ser más semejante a Adán en su perfección antes que pecara. No tanto físicamente porque el hombre todavía tiene un cuerpo degenerado, caído. Nos anticipamos al día cuando tendremos dos cuerpos, cuando creceremos como becerros

263

en los establos como dijo el profeta en el Antiguo Testamento. Aun cuando estoy en dificultades con este cuerpo degenerado, puedo tener un corazón nuevo, una naturaleza totalmente nueva, y llegar a ser una nueva criatura en Cristo. En nuestra condición nacidos de nuevo, somos mucho más semejantes a Adán que cuando nacimos de nuestros padres. Esto es hablando principalmente de nuestra semejanza espiritual con Adán antes de que cayera en pecado. Físicamente no somos muy semejantes a él. Fíjense cuán alto y majestuoso era él. Una vez que comprendemos el hecho de que Cristo nació como un hombre en el segundo nacimiento entonces entendemos mucho más del argumento y de la diversidad de opiniones que si dejamos esto afuera. Pienso que estamos hablando de la condición del segundo nacimiento en cuanto se relaciona con la naturaleza del hombre, porque entonces el hombre ha participado de la divinidad como Cristo lo hizo en su primer nacimiento. Y Una vez convertido y nacido de nuevo en su primer nacimiento, el hombre es capaz de hacer algunas cosas que Cristo estaba haciendo porque Cristo capacitó al hombre al traer a la Divinidad a nosotros. Por lo tanto, a mí me ayuda grandemente mirar a esto como siendo semejante a la condición del segundo nacimiento mas bien que al primer nacimiento. No creo que Cristo alguna vez haya tenido que ser convertido en la primera vez. Otra razón para tantos desacuerdos acerca de la humanidad de Cristo es su dualidad de naturaleza. Se nos dijo que los discípulos “no habían entendido el misterio de su encarnación, el carácter doble de su naturaleza.” DTG 507. “Pero aunque la gloria divina de Cristo fue velada por un tiempo y eclipsada por su humanidad, sin embargo no cesó de ser Dios cuando llegó a ser hombre. Lo humano no tomó el lugar de lo divino, ni lo divino de lo humano. Este es el misterio de la piedad. Las dos expresiones 'humano y divino' estaban en Cristo, cercana e inseparablemente unidas, y, sin embargo, tenían una individualidad distinta” CBA 1129. Estas son contradicciones para la mente humana. Ellas eran cercana e inseparablemente una, y sin embargo tenían una individualidad diferente. Continuamos con la cita: “Dos naturalezas distintas en Cristo mientras son íntimamente una, completamente unidas, sin embargo tenían su individualidad diferente. Estas son palabras maravillosas para que nosotros luchemos con ellas. Él era de esa manera pero no podemos entenderlo así de bien, por lo cual se le llama un misterio. Además de su dualidad de naturaleza, él tenía algunas otras posiciones que llenar no solo me representaba a mí y fue un ejemplo para mí y me dio esperanza como un hombre promedio, él también era el segundo Adán (y todo lo que eso implicaba) concerniente a su posición y no a su naturaleza. Él era el segundo Adán en oposición. Adán era el padre de toda la humanidad. No importa de qué persona habla usted, si regresa lo suficientemente lejos, Adán es su abuelo final. Todos vinimos de él. Cristo literalmente llega a ser el padre de todos los vivientes como el segundo Adán porque él nos recupera de toda muerte. “Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir.” 1 Corintios 15:22. NVI. Estos son pensamientos maravillosos. Adán fue el rey de toda esta tierra y todo lo que había en ella. Su reinado tuvo una influencia sobre todo su reino. Después de su pecado, las hojas cayeron de los árboles por primera vez, el clima cambió y un hijo mató a otro. Estoy hablando de su influencia y su posición como padre, como el rey, como la cabeza de la humanidad. Estos son conceptos que no entendemos bien. Decimos de tal padre tal hijo, de tal maestro tal estudiante, de tal rey tal súbdito. Parece ser la función de la ley natural que

264

seamos de esa manera. Cristo tuvo muchas posiciones para llenar, y no solo la de ser como uno de nosotros y ayudarnos. Él hizo eso, pero hizo mucho más y esto debemos entenderlo. Jesús vino para ser el segundo Adán en términos de posición, y esto está confirmado en muchos lugares en el Espíritu de Profecía. Por ejemplo, se nos dice que Jesús “Se coloca como la cabeza de la humanidad.” MC 399. En una ocasión Adán se colocó a la cabeza de la humanidad, pero ahora Cristo lo hace. Cristo toma el lugar de Adán, y en esta posición como el segundo Adán, debe conquistar donde Adán fracasó; de otra manera todos estamos perdidos. Él debe redimir lo que Adán perdió. Debe ser justo donde Adán fue pecador, y debe ser justo por toda la familia humana. No puedo aun ser justo por mí mismo, mucho menos ser justo por usted. Él debe ser justo por todos o él no es el Señor nuestra justicia. Él hizo provisión para salvar a toda la familia humana. Hay únicamente un Salvador. Adán perdió a toda la familia humana, y Jesús, el segundo Adán vino para salvar a toda la familia humana. Él es un individuo muy especial. “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron. Antes de promulgarse la ley ya existía el pecado en el mundo. Es cierto que el pecado no se toma en cuenta cuando no hay ley; sin embargo, desde Adán hasta Moisés la muerte reinó incluso sobre los que no pecaron quebrantando un mandato, como lo hizo Adán quien es figura de aquel que había de venir. Pero la transgresión de Adán no puede compararse con la gracia de Dios. Pues si por la transgresión de un solo hombre murieron todos, ¡cuánto más el don que vino por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, abundó para todos! Tampoco se puede comparar la dádiva de Dios con las consecuencias del pecado de Adán. El juicio que lleva la condenación fue resultado de un solo pecado pero la dádiva que lleva a la justificación tiene que ver con una multitud de transgresiones. Pues si por la transgresión de un solo hombre reinó la muerte, con mayor razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia reinarán en vida por medio de un solo hombre, Jesucristo. Por tanto así como una sola transgresión causó la condenación de todos, también un solo acto de justicia produjo la justificación que da vida a todos. Porque así como por la desobediencia de uno solo muchos fueron constituidos pecadores, también por la obediencia de uno solo muchos serán constituidos justos” Romanos 5:12-19. La influencia de una Persona como la cabeza de la familia humana es ampliamente diferente. Ninguno de nosotros ha sido requerido para ser la cabeza o el padre de la familia humana. No hemos sido solicitados para ser el Salvador, el Redentor, o la justicia de la familia humana. Él es todo esto. Mucho ha sido requerido de él, y él ha tenido éxito completo en todas estas posiciones. Esto requiere capacidades únicas, y tengo miedo que algunas veces le hacemos daño a Jesús en sus posiciones y en sus muchos oficios cuando hablamos acerca de su humanidad. Debemos ser cuidadosos acerca de esto. Miremos a solo una de sus posiciones para ver porque se requiere una capacidad extraordinaria. Mire a su posición de Salvador. ¿Nos salvo él únicamente en su humanidad? ¿Fue capaz la humanidad de Cristo de salvar a todos los seres humanos que jamás han vivido? Leemos en el Espíritu de profecía que la humanidad murió,

265

pero la divinidad no murió. Por lo tanto, siendo que eso sucedió, ¿cómo entonces nos salvó? ¿Era suficiente un ser humanos para salvar a toda la humanidad? La respuesta es muy importante para nosotros. “Ninguna tristeza, ni agonía, puede medirse con aquella que fue soportada por el Hijo de Dios. El hombre no ha sido hecho un cargador de pecados, y él nunca conocerá el horror de la maldición del pecado que el Salvador cargó. Ninguna tristeza puede soportar cualquier comparación con la tristeza de Cristo sobre quien la ira de Dios cayó con fuerza abrumadora. La naturaleza humana puede soportar solo una cantidad limitada de pruebas. El ser finito únicamente puede aguantar la medida finita, pero la naturaleza de Cristo tenía una capacidad mayor para el sufrimiento; Pues el humano existía en la naturaleza divina y creaba una capacidad para el sufrimiento a fin de soportar aquello que resultaba de los pecados en un mundo perdido.” 5CBA 1103. En otras palabras, algo fue requerido por nuestros pecados que requirió una capacidad diferente para el sufrimiento que el hombre solo tendría. Ese resultado requería una capacidad mayor de la que el hombre solo podría tener. Jesús la tuvo porque él tenía ambas la divinidad y la humanidad, y por lo tanto una capacidad más grande. La cita continúa diciendo: “La agonía que Cristo soportó se amplía, se profundiza, y da un concepto más extenso del carácter del pecado, y del carácter de la retribución que Dios traerá sobre aquellos que continúen en pecado. La paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna por medio de Jesucristo al pecador arrepentido y creyente. La justicia demandaba los sufrimientos del hombre; pero Cristo proporcionó los sufrimientos de un Dios. Él no necesitaba la expiación del sufrimiento por él mismo; todos sus sufrimientos fueron por nosotros.” FLB 102. Jesús proveyó los sufrimientos de un Dios. ¿Cuánto puede sufrir Dios? Si solamente el hombre hubiera tenido que sufrir, nosotros minimizaríamos la expiación. Mientras él sufrió en su humanidad, la divinidad también sufrió por nosotros. Esta totalidad de Jesús produjo una capacidad que paga toda mi deuda y todo mi castigo; y cuán felices y agradecidos debemos estar. No hay otro semejante a Jesús. Él es el único Salvador. Yo no soy y usted no es. Toda nuestra esperanza se encuentra en él; y él desempeñó todos esos roles, todos esos oficios y posiciones por toda la familia humana. Qué persona tan extraordinaria es Jesús. Por esa salvación provista por ambas su divinidad y humanidad, soy justificado por la fe en él y su justicia, porque él me libra de la condenación de todo mi pecado y culpa, y me hace justo. Esto está todo íntimamente relacionado con la salvación por la gracia. Como un resultado de estos diferentes aspectos, me parece que Cristo tomó la naturaleza del hombre después de cuatro mil años de pecado. Pero él no llega a ser semejante al hombre en su nacimiento natural, sino más bien como hombre en su re nacimiento. Esto no le da a él ninguna ventaja que yo no pueda tener. Todavía soy humano. Todavía tengo que caminar esta tierra y encarar toda clase de tentaciones; pero ahora tengo un poder capacitador que me ha traído Jesús. Esto no me da ninguna ventaja, y por lo tanto él puede ser un ejemplo perfecto, de justicia perfecta y de esperanza perfecta para mí. Aunque él no tomó la naturaleza de Adán antes del pecado, realizó los requisitos del segundo Adán. Él se condujo intachable y perfectamente aun en la naturaleza caída del

266

hombre. Es fácil ver porque la gente pudiera pensar que él se mira mucho como Adán, porque está realizando todas esas posiciones y haciéndolo mucho mejor de lo que Adán hizo. Y, sin embargo, fue tentado mucho más que Adán y esto fue una gran desventaja. Es algo que nadie más podría haber hecho. Únicamente esa Persona única podría hacer eso. Él es distinto, él es único, y debemos recordar eso. Hay únicamente un segundo Adán. A ningún otro ser humano se le requiere que haga eso. Hay únicamente un Salvador, hay solamente un Redentor hay únicamente un Rey de toda la humanidad, y hay únicamente un Señor que es nuestra justicia. Todo esto se centra en Jesús, este individuo tan extraordinario. A causa de esto, hago ciertas conclusiones con las que usted puede no estar de acuerdo. “Por eso, al entrar en el mundo, Cristo dijo: A ti no te complacen sacrificios ni ofrendas; en su lugar, me preparaste un cuerpo.” Hebreos 10:5. Creo que este texto se aplica a su nacimiento por razón de la persona extraordinaria de Cristo. Concluyo que él fue hecho como nosotros en algunas maneras, pero no en todas; y también creo que fue hecho como Adán en algunas maneras, pero no en todas. Dios le preparó un cuerpo, no su madre. Fue algo diferente lo de su cuerpo, sin embargo, fue muy semejante al nuestro. Creo que fue el sacrificio de ese cuerpo el que nos salva “Y en virtud de esa voluntad somos santificados mediante el sacrificio del cuerpo de Jesucristo, ofrecido una vez y para siempre.” Hebreos 10:10. Su cuerpo fue ofrecido a causa de que la justicia requería los sufrimientos de un Dios tanto como la muerte de un ser humano. La ofrenda de ese cuerpo salva y justifica. Ningún otro podía hacer eso. Dios en su plan maravilloso y en su designio para salvarle a usted y a mí hizo a Jesús de esa manera. Cada ojo y cada esperanza están centradas en él pues no hay ningún otro. Nunca debemos disminuir lo que él es capaz de hacer, porque él trajo poder a la humanidad desde el cielo. Él es el Cordero de Dios. No hay otro. Él no es el Cordero del hombre. Es un Cordero para el hombre, pero es el Cordero de Dios. Pertenece a él y para salvarnos Dios lo ofreció por nosotros. “De tal manera amó Dios al mundo que dio a su hijo unigénito…. Juan 3:16. El término griego “unigénito” indica que él era el único de su clase un individuo muy especial. Otras traducciones dicen “su único hijo, más bien que hijo unigénito. No hay otro semejante a él aun cuando hay muchos hijos de Dios, como en Job donde describe cómo los “hijos de Dios vinieron a presentarse delante del Señor.” Job 1:6. Jesús es único y llegó a ser uno de nosotros después de cuatro mil años de pecado, se identificó con nosotros completamente al tomar nuestra frágil naturaleza humana y nuestra degeneración; sin embargo él todavía era ciertamente Dios, y en él estaba la plenitud de la divinidad corporalmente. Él era único, pienso que esto describe su naturaleza mejor que cualquier otro vocablo. No tenemos conexión con Dios excepto por medio de Jesús. “Nadie llega al Padre, sino por mí.” Juan 14:6. Esto también lo hace único: Toda nuestra esperanza, toda nuestra ayuda, todo nuestro poder, toda la capacitación está en la divinidad de Cristo. Él confió en la divinidad de su Padre, y nosotros confiamos en su divinidad. Si él no hubiera venido, cuán totalmente desamparados estaríamos, porque sin él no podemos hacer nada, de acuerdo a Juan 15:5. Por lo tanto todo está en Jesús. Todo este poder que usted y yo necesitamos – el poder para recrear al hombre caído- está en Jesús. Ese poder zanjó el golfo de la separación que trajo el pecado, y Dios vino a nuestro lado de la brecha en la persona de Cristo. En nadie más es eso cierto, únicamente en Cristo. Dios estaba viniendo al hombre, y él vino todo el

267

trayecto desde la divinidad, no sólo desde el cielo; él descendió todo el camino y dejó a los ángeles, un poco más bajo que ellos. Y aún más bajo porque el hombre estaba caído, y tomó nuestra naturaleza caída a fin de que él pudiera traernos poder, y salvación, y redención, y esperanza, y justicia. Este es mi Jesús, y el suyo. Puede ser que yo no entienda todo a cerca de él, pero sé que me ama y él le ama a usted. Y él hizo esto porque usted es tan extremadamente precioso. De alguna manera pueda Dios ayudarnos para captar en todas estas discusiones la belleza de Jesús, la plenitud de lo que él ha hecho por nosotros, y la enormidad de la expiación, Cuán maravilloso es el Señor Jesús, Cristo, nuestro Salvador. Que Dios nos ayude a responder en lo más íntimo de nuestras almas a reconocer nuestro amor por Jesús. No hay nadie como él. Él es todo el mundo para mí. Que lo podamos aceptar como Dios lo entregó, es mi oración en el nombre de Jesús.

268

27

La ley en Cristo nuestra justicia.

La ley es una parte importante del tema de Cristo nuestra justicia y hay una larga controversia acerca de ella. Muchos de los partidarios de Cristo nuestra justicia son acusados de disminuir la importancia de la ley, y aún de pasarla por alto. Aquellos en el otro lado de la cuestión son acusados por mucho de los partidarios de Cristo nuestra justicia como legalistas y de intentar guardar la ley en su propia fortaleza. Entonces hay otro grupo de gente que enfatiza únicamente el espíritu de la ley y no están tan preocupados con la letra de la ley. Con frecuencia son clasificados como permisivos o liberales en relación al comportamiento cristiano. Cada grupo cree que está correcto y están convencidos que el otro está equivocado. Tenemos enormes diferencias de opiniones, y con demasiada frecuencia no tratamos de sentarnos y arreglar estos asuntos en nuestros propios corazones. He aprendido que cuando tenemos tan grandes diferencias de opinión, el Señor está tratando de enseñar a cada uno algo: Que no hay un solo grupo que esté totalmente correcto o totalmente equivocado, y que de algún modo todos nos estamos perdiendo algo. Cuando la gente buena alega hay corrección en ambos lados, y debemos hacer el esfuerzo de aprender dónde estamos equivocados. Los Adventistas del Séptimo Día han estado orgullosos de su enseñanza de la ley, pero de alguna manera no hemos predicado la ley correctamente o no encontraremos declaraciones tales como ésta; “Usted se encontrará con aquellos que dirán: `Usted está demasiado excitado sobre el asunto. Usted es demasiado ferviente. Usted debe alcanzar la justicia de Cristo y no exaltarse tanto sobre eso. Usted debe predicar la ley. ` Como pueblo hemos predicado la ley hasta que estamos tan secos como las colinas de Gilboa, que ni tienen rocío ni lluvia. Debemos predicar a Cristo en la ley, y eso será savia y nutrición en la predicación que será como alimento para el rebaño hambriento de Dios.” CNJ 48. De acuerdo con el Espíritu de Profecía, no hemos predicado la ley correctamente. Algunas veces no nos gusta admitir cuán equivocados podemos estar. Si usted deja a Cristo fuera de la ley, como ella sugirió que lo hemos estado haciendo (y yo pienso que todavía lo hacemos), usted está predicando la ley del antiguo pacto; y supuestamente creemos que eso fue quitado hace mucho tiempo. La ley es una parte integral de ambos pactos del Antiguo y del Nuevo Testamento, pero la ley no es la misma en ambos lugares. La Biblia encuentra algo equivocado con el antiguo pacto del cuál la parte más grande era la ley de los Diez Mandamientos. Aquí está lo que el apóstol Pablo escribió acerca del antiguo y el nuevo pacto: “Efectivamente, si ese primer pacto hubiera sido perfecto, no habría lugar para un segundo pacto. Pero Dios, reprochándoles sus defectos, dijo: Vienen días – dice el Señor --en que haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No será un pacto como el que hice con sus antepasados el día en que los tomé de mano y los saqué de Egipto ya que ellos no permanecieron fieles a mi pacto, y yo lo abandoné – dice el Señor.” Hebreos 8:7-9. El encontró falta con el antiguo pacto de cuál los Diez Mandamientos eran la parte más grande.

269

¿Cambia Dios su ley en el nuevo pacto? Algunas personas dicen no. Pablo proporciona la respuesta: “Este es el pacto que después de aquel tiempo haré con la casa de Israel. Dice el Señor --; `pondré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.`” Hebreos 8:10. Hay algo diferente a cerca de esto ¿Dónde está la ley en el antiguo pacto? Está sobre piedra, y ese es el único lugar en que está. ¿Dónde esta la ley en el nuevo pacto? En el corazón. ¿Hay una diferencia entre nuestros corazones y las tablas de piedra? Nuestros corazones no deben ser como la piedra. Ellos deben ser suaves. Hay una diferencia en el lugar donde uno encuentra la ley y los dos pactos. Si uno predica la ley sobre la piedra únicamente, eso es totalmente una predicación del antiguo pacto, y nosotros hemos hecho mucho de eso, ¿no es verdad? La predicación únicamente de la ley sobre la piedra no ayuda a nadie. Uno debe poner también la ley en algún otro lugar. Yo no encuentro ninguna falta con ella que esté sobre la piedra; no me malentienda. Hay ciertas cosas simbolizadas por eso. Pero el nuevo pacto promete algo mejor que eso. Debe estar en otro lugar. Por lo tanto, la diferencia entre la ley en piedra y la ley en el corazón es principalmente un cambio en el lugar. Aquí está un texto que algunas veces nos gusta evitar en nuestra discusión con aquellos que no están de acuerdo con nosotros a cerca de la ley: “Es evidente que ustedes son una carta de Cristo, expedida por nosotros, escrita no con tinta sino con el Espíritu del Dios viviente; no en tablas de piedra sino en tablas de carne, en los corazones.” 2 Corintios 3:3; NVI. Esta es hablando específicamente hablando de los Diez Mandamientos, pues ninguna otra ley fue escrita en “tablas de piedra.” No trate de evadir el hecho de que esto está hablando de la ley de los Diez Mandamientos o usted hará de las Escrituras un engaño. Bajo el nuevo pacto, Dios dijo que escribiría la ley sobre las tablas de carne del corazón. La ley escrita sobre la piedra es crítica y condenadora, mientras que la misma ley escrita en el corazón es hecha poderosa y efectiva en mi vida. Una es transformadora, y la otra es inmutable. La ley no cambia, pero cuando está en mi corazón me cambia a mí. Hay una gran diferencia entre las dos. Suponga que usted tiene alguna medicina que el doctor le recetó y usted la guarda en la botella todo el tiempo. ¿Qué bien le puede hacer a usted? Pero cuando usted abre la botella y toma la medicina, siempre cuando sea la medicina adecuada, y usted la ingiere, entonces algo sucede. Guardar la ley afuera del corazón es como la medicina en una botella – no hace ningún bien. Sólo tiene la apariencia de píldoras hermosas. Cuando tomamos la ley dentro, entonces puede funcionar en nuestros corazones y cambiarnos. Por lo tanto, el nuevo pacto proporciona algo que el antiguo pacto no proporciona. Debemos ser precavidos acerca de predicar únicamente la ley sobre la piedra. Debemos estar seguros que predicamos la ley en el corazón, también. ¿Qué estuvo mal o defectuoso en el antiguo pacto? Pablo habla acerca de “el pacto que es superior al antiguo, pues se basa en mejores promesas.” Hebreos 8:6. Hay algo mejor que el antiguo pacto. Elena White aclara lo que era el problema con el antiguo pacto. “porque lo que la ley no podía hacer siendo que era débil por medio de la carne – no podía justificar al hombre, porque en su naturaleza pecaminosa él no podía guardar la ley - `Dios enviando a su propio hijo en semejanza de carne de pecado, y por el pecado, condenó al pecado en la carne: a fin de que la justicia de la ley pudiera

270

cumplirse en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. `”. PP 373. La ley no podía cambiarme porque en mi naturaleza pecaminosa yo no podía guardarla. La ley únicamente me podía condenar. “Los términos del antiguo pacto eran, obedece y vive: `Si un hombre hace, él aún vivirá en ellos` (Ezequiel 20:11; Levítico 18:5); pero `Deuteronomio 27:26` “Maldito sea quién no practique fielmente las palabras de esta ley.” PP 372. Los términos del antiguo pacto eran que nosotros debíamos obedecer la ley de los Diez Mandamientos y vivir; pero si uno no los obedece, morirá. Si usted no guara todos ellos todo el tiempo, usted morirá. No es suficiente con creer que la ley es correcta. Bajo la ley en piedra uno debe guardarlos todo el tiempo y nunca transgredir. Algunos de nosotros hemos intentado vivir bajo el antiguo pacto sin darnos cuenta de sus requerimientos. Ninguno ha tenido éxito jamás viviendo el antiguo pacto, ¿verdad? Por lo tanto, si usted enseña únicamente acerca de la ley sobre piedra, usted está condenando a todos a la muerte eterna. La ley no puede salvar y nosotros somos incapaces de guardarla. “¿Puede el etíope cambiar de piel, o el leopardo quitarse sus manchas? ¡Pues tampoco ustedes pueden hacer el bien acostumbrados como están a hacer el mal!” Jeremías 13:23. Usted debe aceptar las enseñanzas de la Biblia a cerca de la incapacidad del hombre para hacer justicia. Cuando usted entiende esto, entonces está listo para que Dios haga algo por usted que no puede hacer. Esta es la razón para el nuevo pacto. Demasiados de nosotros estamos predicando únicamente la ley sobre la piedra. Y únicamente condenamos y frustramos a la gente; y con frecuencia actuamos como un pueblo condenado. Tenemos tantos sentimientos de culpa; tantos problemas, luchamos y nos esforzamos y agonizamos y no parece que hacemos alguna mejoría de lo que hicimos el día anterior. Este es el anuncio de que estamos todavía tratando de vivir bajo el antiguo pacto. Ahí la ley es únicamente sobre la piedra y no en mi corazón. Necesitamos cambiar nuestro punto de vista sobre esto. Las Escrituras enseñan que el nuevo pacto está basado sobre mejores promesas. Cristo es el Mediador de un pacto mejor que fue establecido sobre mejores promesas. ¿Cuáles son las promesas mejores? Es aquí que empezamos a distinguir entre el antiguo y el nuevo pacto. “El `nuevo pacto` fue establecido sobre `mejores promesas` - la promesa del perdón de los pecados y de la gracia de Dios para renovar el corazón y traerlo en armonía con los principios de la ley de Dios.” PP 372. No había perdón para nada en el antiguo pacto. Uno tenía que obedecer perfectamente todo el tiempo, y eso era imposible; y uno nunca es perdonado en el antiguo pacto una vez que quebranta la ley, aún por una vez. Podemos ver que una mejor promesa que el nuevo pacto ha establecido es el perdón de los pecados. Otra promesa mejor es la gracia de Dios para renovar el corazón, el cuál lo pone en armonía con los principios de la ley de Dios. “Éste es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel – afirma el Señor - : pondré mi ley en su mente, y lo escribiré en su corazón. Yo seré su Dios. Y ellos serán mi pueblo. Yo les perdonaré su iniquidad, y nunca más me acordaré de sus pecados.” Jeremías 31:33-34. Dios va a perdonar nuestros pecados por su gracia, y por su gracia va a renovar nuestros corazones y a traerlos en armonía con los principios de su ley. Eso es diferente que sólo dejarlo sobre piedra.

271

Note que no es algo que yo hago. Yo no traigo mi vida en armonía con sus leyes. ¡No puedo! Por su gracia, mi vida es puesta en armonía con sus leyes, y no por una lucha de toda la vida para guardar sus leyes. Él me pone en armonía. Es su actividad. Es su obra, no mi obra. Él lleva a cabo una buena obra en mí y en usted. Esto es como se realiza. Por mucho tiempo hemos pensado que la santificación es una vida de larga lucha para poner nuestras vidas en armonía con la ley de Dios; pero esa no es la santificación para nada. Eso es lo que él realiza cuando renueva mi corazón por la gracia divina. Por su gracia él me pone en armonía con estos principios. Es ampliamente diferente de lo que nosotros con frecuencia hemos enseñado. Note que la Biblia dice: “Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón.” Hebreos 8:10. También enseña que la ley está escrita “No con tinta sino con el Espíritu del Dios viviente; no en tablas de piedra sino en tablas de carne, en los corazones.” 2 Corintios 3:3. Algo es hecho por una agencia divina en mi corazón, y el corazón es la mente. No es lo que yo hago para cambiar la mente, sino lo que él hace. Con frecuencia en la vida cristiana estamos tratando de cambiar nuestras mentes, pero somos incapaces. Él debe hacer esto, y él promete hacerlo, y quiere hacerlo, y es capaz de hacerlo. Millares han testificado que él lo ha hecho, por lo tanto, él lo hará por usted y por mí. La predicación de la ley en piedra únicamente nunca nos hará justos. Necesitamos mejores promesas que obedecer y vivir, porque ninguno de nosotros ha obedecido tratamos de obedecer, pero esa no es obediencia. Nosotros debemos tener mejores promesas que vienen únicamente cuando Dios escribe la ley en nuestros corazones, y únicamente Dios puede lograr eso. Debemos predicar la ley en nuestros corazones además de la ley en tablas de piedra. Lo mismo es cierto de Cristo nuestra justicia. Uno puede predicar un mensaje maravilloso acerca de Cristo nuestra justicia, pero realizará poco a menos que Cristo haya escrito su ley en el corazón. Tenemos mucha buena predicación acerca de este tema, pero el punto esencial de todo el problema concierne a si la ley está escrita en mi corazón. ¿He experimentado esta transformación realizada por Dios? No puede haber justicia en ninguno de nosotros sin esta transformación. La ley y Cristo nuestra justicia entendidos correctamente están tan entrelazados e interrelacionados que no se pueden separar. Son casi como un ser y la misma cosa; pero uno puede hablar de ellos clara y separadamente como mensajes diferentes y experiencias distintas. Pero están tan íntimamente relacionados que uno siempre debe conservarlos juntos. Con frecuencia intentamos predicar a Cristo nuestra justicia sin la ley, y también hemos tratado de predicar la ley sin Cristo nuestra justicia; por lo tanto, hablamos acerca de escribir la ley en nuestros corazones sin aún entender todo acerca de la ley o acerca de qué es Cristo nuestra justicia. Ellos van unidos. Esta cita los pone juntos; “La misma ley que fue grabada sobre las tablas de piedra es escrita por el Espíritu Santo sobre las tablas del corazón. En lugar de establecer nuestra propia justicia aceptamos la justicia de Cristo [El mismo contexto como escribirla en nuestros corazones]. Su sangre expía nuestros pecados. Su obediencia es aceptada por nosotros. Entonces el corazón renovado por el Espíritu Santo producirá `los frutos del espíritu.` Por medio de la gracia de Cristo viviremos en obediencia a la ley de Dios escrita en nuestros corazones. Teniendo el Espíritu de Cristo, andaremos aún como él anduvo.” PP 372. Ella habla acerca de escribir la ley en mi corazón y Cristo nuestra

272

justicia, precisamente de un lado a otro en el mismo párrafo. ¿Por qué? Es todo lo mismo, y es una prevención de que Cristo nuestra justicia no debe enseñarla sin enseñar la ley en el corazón. Es una perversión de la ley enseñarla sin enseñar a Cristo nuestra justicia. Usted está dejando fuera grandes porciones de alguna de ellas si predica una sin la otra. Hemos predicado la ley sin Cristo nuestra justicia, y hemos tenido éxito en predicar a Cristo nuestra justicia sin la ley. Pero ésta no es la manera en que la Biblia o el Espíritu de Profecía lo presentan. Debemos poner los dos juntos. “La ley requiere justicia – una vida justa, un carácter perfecto; y esto el hombre no tiene para dar. Él no puede llenar los reclamos de la santa ley de Dios. Pero Cristo, quién vino a la tierra como un hombre, vivió una vida santa, y desarrolló un carácter perfecto. Esto se ofrece como una dádiva gratuita a todos los que lo reciban. Su vida se coloca por la vida de los hombres. Así ellos tienen remisión de pecados que son pasados, por medio de la clemencia de Dios. Más que esto, Cristo impregna en los hombres los atributos de Dios.” DTG 762. Está escrita en nuestros corazones donde él impregna a los hombres con los atributos de Dios. Esto es algo que él toma del exterior y lo coloca dentro de nosotros. La cita continúa: “Él construye el carácter humano según la similitud del carácter divino, un tejido piadoso de fortaleza y belleza espiritual. Así la misma justicia de la ley se cumple en el creyente en Cristo.” Note que él impregna a los hombres con los atributos de Dios. Él edifica el carácter humano según la similitud del carácter divino. Yo no lo construyo. ÉL es el constructor. Somos el barro y él es el alfarero. Somos buen terreno, y él es el agricultor, el patrón. En Cristo nuestra justicia, él viene y me impregna con los atributos de Dios y esto se mezcla de aquí para allá, escribiendo la ley en mi corazón y también Cristo como mi justicia en mi corazón. Ellos son todos lo mismo. Usted puede tener dificultad con esto, así que necesita entender cómo la ley en el corazón y Cristo nuestra justicia son lo mismo. ¿Cómo puede ser eso? Y secundaria mente ¿cómo escribe usted la ley en el corazón de ella? ¿Cómo la pone adentro? Estas dos cosas deben ser hechas muy sencillamente o tendremos dificultades en el cristianismo. Repasemos cómo Jesús enseñó la ley “Maestro, ¿Cuál es el mandamiento más importante de la ley? Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón con todo tu ser y con toda tu mente – le respondió Jesús--. Este es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a este: Ama a tu prójimo como a ti mismo” Mateo 22: 36-39. Jesús nos enseñó que la ley es amor supremo por Dios y amar a nuestros prójimos como a nosotros mismos. La Biblia enseña que “Dios es amor.” 1 Juan 4:16. Y siendo que a ley es una copia del carácter de Dios y Dios es amor, la ley tiene que ser amor. Cuando Dios escribe su ley en nuestros corazones, escribe su amor divino en nuestros corazones. No pone la ley en piedra en el corazón. Tiene que ser de esa manera o estoy representando mal a Dios. No estoy seguro que nuestra predicación de la ley esté siempre representando fielmente a Dios. Me parece que podemos hacer la ley menos condenatoria y extremadamente crítica, y me pregunto ¿qué clase de Dios ve la gente cuando termino de predicar de esa manera? ¿He presentado yo entonces correctamente la ley que es una copia de su carácter? ¿He presentado correctamente al Dios que envió no solo a su Hijo a condenar al mundo

273

sino para que por él el mundo pudiera ser salvado? Dios es amor, y la ley es amor porque es una copia de su carácter. De nuevo, para conseguir que la ley se escriba en mi corazón, solamente el amor de Dios puede escribirla allí. Es imposible poner la ley de piedra en el corazón; pero uno puede obtener el amor en el corazón, ¿no es verdad? La gente puede seducirlo a usted hasta que usted los llega a amar. El amor es una actividad del corazón en el cual nosotros somos capaces; así que Dios puede seducirnos para que podamos amarlo. Él gana nuestro amor por medio de su bondad. Y cuando su amor está en mi corazón, su ley esta allí, porque la ley es amor y Dios es amor. Hemos usado estas citas varias veces: “La justicia es santidad, semejanza a Dios, y `Dios es amor`. Es conformidad a la ley de Dios, `pues todos sus mandamientos son justicia,` y `el amor es el cumplimiento de la ley.` La justicia es amor, y el amor es la luz y la vida de Dios. La justicia De Dios está personificada en Cristo. Recibimos justicia al recibirlo a él.” DMJ 18. Así que ya sea que la ley se escriba en mi corazón, ya sea que su justicia imputada e impartida a mí-sea puesta en mi vida- o ya sea su amor, todo es la misma cosa. Pues la ley es amor, Dios es amor, la justicia es obediencia a la ley, y la obediencia a la ley es amor. Así que todo es amor. El Señor específicamente enseñó eso. Cuando lo recibo por la justicia, la ley está en él, y el amor está en él. Cuando recibo justicia, recibo la ley, y recibo el amor de Dios por mí. Por lo tanto, todo el secreto de tener la ley en el corazón es cuando amo a Dios con el corazón, cuando lo alcanzo y abrazo a Jesús y lo hago el rey de mi vida hasta que todos mis afectos y todo mi mundo se centra alrededor de él, y entonces su amor está allí, y entonces su ley está allí. ¿Es claro cómo capta uno la ley en el corazón? Usted se enamora de Jesús. Pero ¿cómo se enamora de Jesús? Todo está abarcado en esa pregunta. Uno puede enseñar doctrinas, puede enseñar verdad, puede enseñar salvación, puede enseñar a Cristo nuestra justicia, puede enseñar la ley, puede enseñar arrepentimiento y confesión y conversión y todo lo demás pero usted debe descender a lo más básico y esencial lo cual es: ¿Cómo amo a Jesús? El asunto más grande en el cristianismo es amar a Dios con todo el corazón. Entonces yo podré amarlo a usted como a mí mismo. Toda esta escritura de la ley en el corazón queda incluida cuando Dios pone su amor dentro de usted. Es una actividad de Dios. Pero en el amor no hay fuerza. Hay presiones pero son diferente clase de presiones. El amor de Dios nos impulsa. Es una presión suave atractiva, una seducción, una invitación, no atrapando a usted con un alfiler y condenando o acusando. Es algo que nos gana más bien que nos empuja. La Biblia dice: “Nosotros amamos a Dios porque él nos amó primero.” 1 Juan 4:19. Si encuentro una falta de amor en mi corazón por él o por usted, de alguna manera yo no he visto el amor de Dios por mí o por usted. La secuencia involucrada en enamorarse de Jesús se describe en el Espíritu de Profecía. “La luz que brilla desde la cruz revela el amor de Dios. Su amor nos está atrayendo a él mismo. Si no resistimos a esta atracción, seremos conducidos al pie de la cruz en arrepentimiento por los pecados que han crucificado al Salvador.” DTG 176. Hay únicamente una manera en la que uno puede evitar venir a la cruz, y esa es hundir los talones y ponerles frenos y decir: “No vendré.” Cuando uno resiste por mucho tiempo, usted difícilmente siente que esta aplicando los frenos. Cuando usted vive de esa manera por mucho tiempo llega a ser automático. Qué tal le gusta viajar en auto al lado del conductor cuando se acercan

274

tanto a un enorme camión enfrente o dan las vueltas muy rápidamente. ¿Por qué se endereza usted y pone sus pies tensos sobre el piso? Alguna gente vive así incesantemente. La cruz los está atrayendo pero ellos siempre están poniendo los frenos. Uno puede venir a la iglesia todo el tiempo con los frenos puestos. Uno puede casi ver el humo y olerlo en la iglesia. Ellos dicen: “No seré atraído no importa lo que él diga.” No estamos luchando con seres humanos. Como el Señor le dijo a Saulo: “Es dura cosa dar coces contra el aguijón.” Y Pablo preguntó: “¿Quién eres?” “Yo soy Jesús. Tu no estas peleando con alguien más estás peleando conmigo.” Todo el tiempo que uno pone los frenos está luchando contra el amor de Cristo que nos motiva. Miramos a nuestros relojes porque no queremos escuchar. Miramos el himnario tratando de no oír. Hacemos toda clase de cosas tratando de no escuchar; y llegamos a estar bien establecidos en el hábito de los frenos humeantes. La idea de ser atraído a la cruz nos produce alguna clase de miedo interior. ¿Tiene que tener miedo a Jesús? Si usted tiene que temer a alguien, tema a al demás gente porque todo eso ellos son pecadores que le pueden hacer daño a usted; pero no tenga miedo de Jesús. Necesitamos aprender a discernir que Jesús nos está atrayendo, seduciendo y hablándonos palabras bondadosas para llevarnos a él. Entonces la ley de Dios está escrita en la mente y en el corazón, y podemos decir con Cristo: `Me agrada, Dios mío, hacer tu voluntad; tu ley la llevo dentro de mí. ` Salmo 40:8.” DTG 176. Hay algo muy gozoso y placentero en el tener la ley en mi corazón. Es emocionante, bueno, y pacífico, me deleito en hacer la ley cuando está en mi corazón; pero es un deleite diferente, una distinta clase de gozo que solo tener diversión. La ley en el corazón hace algo maravilloso por nosotros, pues trae esa paz que todos necesitamos. Nicodemo, que era un hombre ilustrado y espiritual preguntó a Jesús: “¿Cómo es posible que esto suceda?” Juan 3:9. Él era un hombre educado y pensaba que él entendía todo, sin embargo, tuvo que preguntarle a Jesús para que le explicara cómo una persona puede nacer de nuevo. Parece que él Señor no le respondió. Trate de buscar la respuesta específica a la respuesta de Nicodemo. Es como si el Señor estuviera tratando de ser un poco evasivo. Cristo finalmente le explicó lo que estaba tratando de decir acerca de la vida nueva, y se refirió a la experiencia de la serpiente de metal donde los hijos de Israel fueron mordidos por serpientes venenosas y se estaban muriendo. Una serpiente hecha de metal fue colocada en un poste, y todos los que la miraban vivían. La siguiente cita discute el pensamiento de esa gente y de Nicodemo, y pienso que se aplica a nosotros cómo el Señor trata de atraernos a la cruz y a su amor: “Ya sea por la sanidad en sus heridas o el perdón de sus pecados ellos no podían hacer nada por si mismos si no mostrar su fe el Don de Dios. Ellos debían mirar y vivir. Ellos podían haber cuestionado cómo podría haber sanidad en ese símbolo de bronce. Podrían haber demandado una investigación científica. Pero ninguna explicación fue dada. Debiera aceptar la Palabra de Dios para ellos por medio de Moisés. Si rehusaban mirarla debían perecer.” DTG 175. ¿Cómo se aplica eso en su corazón? Imagínese que usted está en esa situación mordido por serpientes y con solo un poco, de tiempo para vivir. Un doctor aparece y dice que no tiene medicina para usted. Moisés está ocupado orando únicamente por aquella gente que no ha sido mordida. Entonces usted escucha al Señor que le dice a Moisés que haga un objeto inanimado de bronce y lo levante delante de la

275

gente, y se corre la noticia de que todo aquel que la mire vivirá. Moisés, quien tuvo educación universitaria en Egipto, se olvidó de todo lo que sus maestros le habían enseñado, porque no había ciencia en esto que él no pudiera darse cuanta. Él le dijo a la gente que mirara a la serpiente de bronce y viviera. ¿Le gustaría a usted explicar eso a una clase de ciencia en alguna parte? Se reirían de usted. Y nosotros nos reímos de eso, o por lo menos somos escépticos, y preguntamos: “¿Cómo pueden ser estas cosas?” El Señor dice que el solo hecho de que su remedio funcionó no es tan importante, sino únicamente que usted haga lo que es requerido. Si usted no mira muere. Si usted mira vive. Alguna gente no le gusta eso, y Dios lo sabe. Se necesita fe, y a algunos no les gusta la fe. Debemos caminar por fe, no por vista. Así que él dice: “Mire y viva.” “Hay miles hoy que necesitan aprender la misma verdad que le fue enseñada a Nicodemo por medio de la serpiente levantada. Ellos dependen de su obediencia a la ley de Dios para que los recomiende a su favor. Cuando se les pide mirar a Jesús, y creer que ´ él los salva únicamente por medio de su gracia,` ellos exclaman: `¿cómo pueden ser estas cosas?`” DTG 175. Este es nuestro gran problema hoy. Somos tan científicos, tan bien educados, y tan lógicos. Nos hemos dado cuenta de cada pequeño detalle de nuestra doctrina, un millar de veces para probar que estamos en lo correcto. Pero ¿cómo puede usted probar lo que sucedió ahí en el desierto? Únicamente por testimonios, únicamente por testigos, no hay otra manera. La única evidencia vino de aquellos quienes lo probaron y no murieron. Aquellos quienes con fe miran a Jesús son nuevas criaturas en Cristo; y aquellas que no están mirando, están muriendo. Tenemos la Palabra de Dios y tenemos el testimonio de aquellos que lo han experimentado. Eso deja incómodos a algunos de nosotros, y pedimos pruebas. Aquellos que lo han experimentado dicen: “Miren y vivan.” Pero muchos no escuchan y se alejan insatisfechos. La cita sigue para hablar acerca de lo que Nicodemo aprendió de esto. “No a través de la controversia ni de la discusión es como el alma llega a ser iluminada. Debemos mirar y vivir. Nicodemo recibió la lección, y la llevó con él. Investigó las Escrituras en una manera diferente, no para la discusión de una teoría, sino para recibir la vida en el alma. Empezó a ver el reino del cielo a medida que se sometía a la dirección del Espíritu Santo.” Hay algunas cosas que nunca entenderemos bien, pero si la persona correcta me está guiando, y sé que él me ama, y yo lo sigo, él me conducirá correctamente aun cuando yo no entienda por qué. Mi Dios me ha dado miles de razones para probar que es un Dios de amor, y que no me conduce mal, y que no me hiere o me hace daño. Su pregunta para mí es: ¿Puedes confiar en mí? Él no pregunta si nosotros entendemos, solo si nosotros confiamos en él. Si confiamos en él, miramos y viviremos. Si usted nunca ha estado en un lugar donde tenía que confiar su vida en otra persona, probablemente no entienda todo esto y puede estar temeroso. Cuando usted ha estado en esa posición unas cuantas veces, empieza a darse cuanta que hay muchas cosas en la vida en las cuales tiene que confiar todo a una persona. ¿Hay alguien tan digno de confianza como Jesús? Sin embargo, con cuanta frecuencia desconfiamos de él y confiamos en nosotros mismos. La Biblia habla acerca del pecado como algo que es ceguera y oscuridad, y verdaderamente lo es. No es un asunto de no tener una capacidad de entender cómo,

276

sino una incapacidad de creer y de una falta de voluntad para mirar sin respuestas a cada pregunta, hasta que no haya fe. La Biblia dice que caminamos por fe y no por vista crea que él es un Dios de amor, crea que él quiere bendecirlo a usted, crea que él puede hacer esto por usted y mire porque él lo ordena y usted vivirá. Que tiempo terrible tenemos estos días simplemente por creer. El asunto de creer y mirar y actuar sobre las órdenes de Jesús es descrito en una experiencia de un hombre que había estado paralítico por treinta y ocho años y quien venía cada día al estanque de Betesda anhelando ser sanado. “El pobre sufriente estaba desvalido; no había usado sus miembros por treinta y ocho años; sin embargo, Jesús le pidió: `Levántate, toma tu lecho y anda. ` El enfermo podría haber dicho: `Señor, si tú me sanas obedeceré tu palabra. ` Pero no, él creyó la palabra de Cristo, creyó que él lo había sanado y él hizo el esfuerzo inmediatamente; deseó caminar, y caminó. Actuó de acuerdo a la palabra de Cristo y Dios le dio el poder. Él fue sanado.” CC 50. Él creyó lo imposible, él fue sanado. Dese cuanta de la secuencia. Primero fue la orden, luego la creencia, y después actuar según la creencia y la orden. Nosotros generalmente decimos que primero actuaremos. Yo haré el bien y entonces él me amará y me aceptará. Luego yo puedo seguirlo a él. Jesús no lo puso de esa manera. Él nos pide primero que nos levantemos y caminemos. Nosotros creemos en él porque es tan bueno y tan digno de confianza y entonces actuamos de acuerdo a sus órdenes. Y esa es la obediencia de la justicia. Viene en ese orden. “De igual manera usted es un pecador [Precisamente como el paralítico imposibilitado]. Usted no puede expiar sus pecados pasados; no puede cambiar su corazón y hacerse santo. Pero Dios promete hacer todo esto por usted por medio de Cristo. Usted cree esa promesa. Usted confiesa sus pecados y se entrega a Dios. Usted quiere servirle. Tan seguramente como usted hace esto, Dios le cumplirá su palabra a usted. Si usted cree la promesa—crea que usted está perdonado y limpiado—Dios suple el hecho; usted ha sido sanado, tal y como Cristo le dio poder al paralítico para andar cuando el hombre creyó que había sido sanado. Es así si usted lo cree. No espere a sentir que usted ha sido sanado sino diga: `Lo creo; es así, no porque lo siento, sino porque Dios ha prometido`” CC 51. Todo depende de la fiabilidad de Jesús, la centralidad de Cristo mi Salvador y Cristo mi justicia. Jesús es todo el mundo para mí cuando uno lo mira a él con fe, uno vive. Nuestro problema es nuestra falta de voluntad para mirar con fe y darnos cuenta que mirar a Jesús nos sana. Todo es realizado al mirar a Jesús, el Autor y Consumador de nuestra fe. ¡Todo! Él es justicia, él es amor, él es ley, él es obediencia, él es salvación. Ponemos tantas cosas en su lugar o en el camino. Permita que la belleza de Cristo lo atraiga con el magnetismo de la cruz “y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.” Juan 12:32. La cruz tiene una clase de magnetismo, y si usted no resiste, si usted se permite a sí mismo someterse a ser atraído a él, él lo traerá hasta el mismo pie de la cruz. Y ahí su corazón será conmovido. Estar al pie de la cruz es una experiencia humilde pero es miserable estar lejos de él. Pero la humildad dura solo un breve tiempo. Ahí mi

277

corazón es quebrantado por el amor, no por el ridículo, por la condenación o por la crítica. A medida que él quebranta mi corazón, cuando reconozco lo que ha estado haciendo él, entonces por su Espíritu él escribe su ley en mi corazón. Mis pecados son quitados en la cruz, él me acredita su justicia, y podemos vivir juntos porque los pecados no nos separan más. Y caminamos juntos, mi Señor y yo. Me deleito en hacer su voluntad pues su ley está en mi corazón. Es una experiencia emocionante, gozosa y extasiada. No hay nada semejante a ella. Le suplico mirar dentro de su corazón por esta experiencia. Él no ha dejado de atraer a la gente. La cruz todavía atrae y cautiva. Él todavía atrae a todos los que miran a medida que él es alzado. Si usted encuentra un vacío en su corazón y dureza como en las tablas de piedra de la ley en lugar de ternura por las almas, permita que la cruz lo atraiga. Quite los frenos y él lo atraerá a usted más y más rápido mientras se aproxima a la cruz. Entonces permanezca allí. Solo quédese allí. No se aleje tan rápidamente. Deje que su corazón se deleite en su amor y sacrificio y la manifestación de él. Dése cuenta que la cruz es para usted, y que Jesús hubiera muerto por únicamente un alma. Fue todo para mí que él hiciera eso. Permita que su corazón sea llenado con esa escena hasta que no pueda quitar sus ojos de él. Usted preguntará: “¿Cómo puede ser esto?” Usted empezará a darse cuanta que no es porque seamos buenos, sino por su gracia maravillosa. Mire plenamente a su rostro maravilloso hasta que su brillantez de amor llene su propio corazón. Pelee en contra de la duda no en contra de la atracción, hasta que Cristo llegue a ser el eje de todo en su vida. Creo que hemos estado pretendiendo ser cristianos por años, los ministros y laicos hemos pasado por las acciones sin la ley en el corazón. Tratando y luchando y frustrados y condenados y culpables hasta que la iglesia puede llegar a ser miserable. Nos sentimos criticados cuando el Señor verdaderamente quiere decir: “Usted está perdonado, y usted es mío.” Él quiere hacer lo posible y probable para que la gente sea guardadora de la ley. Por su presencia maravillosa en nuestras vidas somos capaces de hacer cosas que nunca pensábamos que eran posibles. El Señor quiere que el mundo vea a Jesús en usted y en mí. Todas las cosas imposibles de la obra serán realizadas cuando ese milagro más grande de todos, la ley en mi corazón y en su corazón, sea realizado. La obra llegará a ser fácil en el Medio Oriente y en China y Rusia. ¿Cómo pueden ellos resistir tal amor? Ellos tendrían que ser rocas muy duras e insensibles. La gente no es así. El Señor está esperando que su amor derrita los corazones duros de la gente alrededor del mundo, pero él quiere iniciar en el corazón de usted hoy. Antes de que usted cierre este libro, habrá su corazón. Crea en él cuando él dice que escribirá su ley, su amor, en su corazón. No hay nada como eso. Es tan increíble todo lo que usted espera en el cristianismo se encuentra en esas pocas palabras: “Pondré mis leyes en sus mentes, y las escribiré en sus corazones: yo seré a ellos su Dios y ellos serán mi pueblo.” Que Dios llene su corazón con su amor y su ley y su justicia a fin de que usted grite de gozo y alabe su santo nombre.

278

28

La enfermedad y la medicina

A medida que hemos progresado a través de estos estudios, usted se ha dado cuenta cómo hay varios aspectos de Cristo nuestra justicia que con frecuencia son mal interpretados y que causa malos entendidos. Este capítulo tratará de un conflicto o desacuerdo, que se alza entre nuestros esfuerzos de relaciones públicas como una denominación organizada y las verdades de Cristo nuestra justicia. La mayoría probablemente no se da cuenta que hay un desacuerdo entre los dos. Permítame explicar primero cómo operan nuestras relaciones públicas. En nuestras publicaciones, en entrevistas y discursos, y en otras maneras, nos anunciamos cuán prósperos somos como pueblo y como denominación. Contamos cómo estamos construyendo más escuelas, hospitales e iglesias, y cómo estamos creciendo con más miembros y estudiantes. Anunciamos nuestro éxito en el campo misionero y con los programas de salud y la obra de servicio comunitario. Nos encanta leer buenos informes acerca de todas estas cosas; y en verdad muchos se llenan de orgullo cuando ven esos informes que anuncian qué obra maravillosa estamos haciendo. Nos sentimos bien que pertenecemos a un movimiento como este. Nos gusta alegrarnos en el hecho de que los adventistas del séptimo día viven más años debido a un mejor estilo de vida. Nos agrada cuando se le dice al mundo que tenemos mejor salud, menos cáncer, y más resistencia que el resto de la población. Anunciamos al mundo que damos más ofrenda, tenemos más escuelas y más misiones en países extranjeros que cualquier otra denominación protestante. ¿No le gusta a usted escuchar todas estas cosas? Su mente posiblemente está muy sospechosa acerca de a donde me dirijo con esto; pero ¿no es verdad que decimos y escribimos esas cosas? Sí, lo hacemos, y cuando aparecen en periódicos, revistas, y en televisión, decimos, “Sí, esos somos nosotros. Es maravilloso y uno debe tratarlo. No hay ninguno como nosotros.” Y nos llenamos de orgullo. Este énfasis en la buena obra que estamos haciendo nos lleva a ciertas conclusiones, una de las cuales es que Dios debe estar bendiciéndonos abundantemente ya que nosotros no podríamos hacer todas esas cosas. Siendo que Dios nos está bendiciendo y estamos haciendo tantas cosas correctas, concluimos que debemos estar bien con Dios. Para terminar la obra de Dios, todo lo que tenemos que hacer es conseguir más gente que haga las mismas cosas que nosotros estamos haciendo. No cambie nada porque somos demasiado exitosos. Solo siga enviando más informes favorables. Siendo que esta es la actitud que muchos tienen, esto conduce a una cierta conclusión en las mentes de muchos: que todo está bien con nosotros y que Dios nos está prosperando. No necesitamos nada excepto más gente. Y eso me preocupa porque esa es la condición que el Testigo Fiel (Jesús) habla en Apocalipsis 3:17. Pensamos que somos bendecidos y ricos y no tenemos necesidades, pero el Testigo Fiel no piensa que esta es una buena actitud. En verdad, es una actitud perjudicial.

279

Esta actitud es el enemigo mortal de Cristo nuestra justicia. Pensamos que aquellos que nos critican y socavan nuestros esfuerzos de relaciones públicas están en contra de nosotros. Pensamos que aquellos que anuncian cuán buenos somos deben estar en nuestro equipo y nos hacen un favor. Pero las buenas relaciones públicas que nos guían a decir que estamos haciendo muy bien cuando Jesús piensa de otra manera es el enemigo de Cristo nuestra justicia. No únicamente son enemigos mortales, sino oponentes completos. Lo que hemos llamado una bendición es verdaderamente una maldición en muchos sentidos. Sé que usted puede no estar de acuerdo conmigo, y ese es su privilegio. Únicamente espero que usted examine algunos de estos pensamientos. La condición de estar en necesidad de nada mantiene a Cristo afuera de acuerdo a Apocalipsis 3:20. La ausencia de Cristo o la presencia de él hacen una enorme diferencia. Es un hecho que hemos crecido en números muy rápidamente, y también hemos aumentado nuestros números de escuelas, iglesias, hospitales, proyectos y misiones. Ha habido un tremendo crecimiento y tenemos grandes éxitos en muchas maneras. Por lo tanto, estamos haciendo grandes cosas para él y él está haciendo grandes cosas por nosotros. ¿Por qué entonces el Espíritu de Profecía parece criticarnos tan fuertemente cuando de acuerdo a nuestro cálculo tenemos tanto éxito? A aquellos que les gustan nuestros esfuerzos de relaciones públicas no les agrada la crítica. Y a aquellos que se enfocan en la crítica no les gustan las relaciones públicas. Tenemos algunas mayores diferencias de opinión respecto a nuestra iglesia. No se enfaden demasiado conmigo mientras presento aquí algunas citas del Espíritu de Profecía que abarcan una extensa área de la así llamada critica. Únicamente estoy tratando de ayudarnos a ver un problema que existe y el cual crea confusión. “es una declaración solemne que hago a la iglesia, que ni aun uno en veinte cuyos nombres están registrados en los libros de la iglesia están preparados para cerrar su historia terrenal, y están verdaderamente sin Dios y sin esperanza en el mundo como el pecador común.” CS 41. En otras palabras, ellos van a la iglesia hacen muchas cosas buenas, pero están tan sin esperanza de entrar al cielo como el pecador común. “Ni aun uno en cien entre nosotros está haciendo algo más allá de dedicarse a las empresas comunes y mundanales.” 8T 148. Eso significa solamente el uno por ciento está haciendo algo por el Señor. El resto están dedicados mayormente en sus empresas mundanales. “El nuevo nacimiento es una experiencia rara en esta época del mundo. Esta es la razón por la cual hay tantas perplejidades en las iglesias. Muchos, tantos, que dan por hecho el nombre de Cristo son impíos y malvados. Han sido bautizados, pero fueron sepultados vivos. El yo no murió y por lo tanto no resucitaron a la novedad de vida en Cristo.” 6CBA 1075. Hay mucha gente no convertida que profesa la conversión. “¿Y qué ha causado esta condición alarmante [donde aquellos que profesan esperar el regreso de Jesús se dedican a placeres mundanales]? “Muchos han aceptado la teoría de la verdad pero no han tenido una conversión verdadera.” 5T 218. “Estoy llena de tristeza cuando pienso en nuestra condición como pueblo. El Señor no nos ha cerrado el cielo, pero nuestro curso de continua apostasía nos ha separado de Dios. El orgullo, la codicia y el amor al mundo han vivido en el corazón sin temor del

280

destierro o la condenación. Los pecados graves y atrevidos han abitado entre nosotros sin embargo, la opinión general es que la iglesia esta floreciendo y que la paz y la prosperidad espiritual están en todas sus fronteras. La iglesia ha dado la espalda en seguir a Cristo como su líder y se está retirando constantemente hacia Egipto. Sin embargo, pocos están alarmados o asombrados por su falta de poder espiritual.” 5T 217. No parece molestarnos que nos falte el poder espiritual. Estamos felices y complacidos, y esa es la razón por la cual somos tibios. Aquí esta una declaración clásica que algunos han leído: “No hay ni uno en cien que entienda por sí mismo la verdad bíblica sobre este tema [la justificación por la fe] que es tan necesario para nuestro bienestar presente y eterno.” CNJ 87. ¿Se aplican todas estas declaraciones únicamente al tiempo en el cual fueron escritas? En su criterio, ¿estamos mucho mejor de lo que ellos estaban? ¿Estamos igual? ¿Estamos peor? ¿Qué significan estas cosas hoy, si acaso algo? Si usted cree que estas declaraciones se aplican a nuestro tiempo a nuestros días probablemente no está impulsando las buenas relaciones para la iglesia. Si usted no cree que estas cosas se aplican a nuestros días, es muy probable que le guste oír informes positivos de nuestro éxito. Algunos piensan que aquellos que no dan un informe esperanzador están en contra de la iglesia, y que aquellos que lo hacen están en nuestro equipo. De nuevo, quiero decirle que este concepto de relaciones públicas es totalmente opuesto a Cristo nuestra justicia, porque Cristo nuestra justicia da por sentado que tenemos una necesidad tremenda que no está siendo atendida. ¿El mensaje a Laodicea, el cual está identificado con estas críticas, tiene alguna aplicación hoy? ¿O se ha terminado? ¿Ha llevado su tarea y completado su obra de tal manera que usted no necesite preocuparse de él? “Yo pregunté el significado del zarandeo que he visto y me fue mostrado que sería causado por el testimonio directo proclamado por el concilio del testigo fiel acerca de los laodiceanos.” 2SG 270. En otras palabras, ese mensaje a Laodicea causará un zarandeo entre nosotros. ¿Ha visto usted el zarandeo? ¿Está completo? Si no entonces el mensaje a Laodicea no ha completado su obra y todavía debe estar en efecto hoy. Por lo tanto, lo que tiene que decir acerca de la iglesia todavía debe ser aplicado. “Fue diseñado [se refiere al mensaje a Laodicea] para despertar al pueblo de Dios a fin de descubrirle sus apostasías, y conducirlo a un arrepentimiento celoso, para que pudiera ser favorecido por la presencia de Jesús y ser preparado para el fuerte clamor del tercer ángel.” 2SG 224. ¿Ha visto el fuerte clamor todavía? ¿Está el mensaje del tercer ángel yendo a todas partes? Entonces todavía necesitamos el mensaje de Laodicea. Estas citas dicen que las críticas del mensaje a Laodicea están todavía en efecto hoy. ¿Por qué Elena White hace declaraciones tan fuertes al referirse a la iglesia? ¿Por qué dice Dios que esas cosas acerca de nosotros cuando parece que estamos disfrutando este éxito? ¿Cómo podemos tener tales conflictos o contradicciones referentes al mismo movimiento? El problema es cómo definimos al éxito y cómo juzgamos a la prosperidad. Si el éxito es números, si el éxito es más escuelas y hospitales, si el éxito es grandeza, si el éxito es materialismo y riqueza, si el éxito es aclamación y prestigio, entonces somos muy exitosos. Nuestros artículos y declaraciones desde el púlpito mencionan la grandeza, y crecimiento, y números, y aclamación y prestigio; y decimos

281

que todo esto establece que Dios nos está bendiciendo, que tenemos éxito en hacer una gran obra para él. Si ese es el éxito, entonces somos exitosos; pero hay otras denominaciones que son más exitosas que nosotros. Algunas iglesias hacen que parezcamos pequeñas hormigas por sus centenares de millones de dólares en riqueza y por su grandeza. No nos miramos tan prósperos por comparación. Sin embargo, muchos creen que las cosas como el porcentaje de crecimiento son el criterio para el éxito. Hay evidencias de éxitos diferentes a estos. El criterio que hemos usado son los estándares del mundo concernientes al éxito. Aparentemente el Testigo fiel, quien es Jesús, tiene una medida diferente en lo que se refiere a medir el éxito. En Apocalipsis 3:17 él señala cinco defectos o deficiencias en esta iglesia. Los defectos se describen por medio de estas palabras: Infeliz, miserable, pobre, ciego y desnudo. Esas palabras cubren un amplio territorio. En el versículo dieciocho hay tres remedios para esos defectos, los cuales son oro, vestidura blanca y colirio. Las deficiencias y remedios todos se encuentran ahí en solo dos versículos. Quiero que note que la fuente de todos los remedios se encuentra en una declaración del Testigo Fiel: “Compra de mí.” Todo lo que necesitamos, todo lo que debemos tener, toda deficiencia será suplida en Cristo. Él lo tiene todo; solo compre de él. De algún modo no estamos respondiendo a su llamado a la puerta; por lo tanto, nos faltan esas riquezas que él esta allí para ofrecérnoslas. La falta de éxito de Laodicea y su deficiencia se deben a la falta de Cristo. Él esta afuera tratando de entrar. Esta es una medida diferente de éxito de la que generalmente pensamos. ¿Mide usted el éxito de su hogar por la presencia de Jesús? ¿Mide el éxito de un hospital, o una escuela, o una iglesia por la presencia de Cristo en sus miembros o en la institución? Nunca hablamos acerca de eso. Hablamos acerca de otros estándares y criterios (grandeza, salud, crecimiento) En todos nuestros artículos y discursos y sermones pero Cristo en nosotros difícilmente es mencionado. Asumimos que él debe estar allí o no tendríamos la grandeza y el crecimiento, pero Jesús no iguala a los dos. La grandeza y la presencia de Cristo no son sinónimos, pues su iglesia era excesivamente pequeña y pobre cuando él dejó esta tierra; sin embargo era exitosa. Mire el poder de sus miembros y su dedicación total a Jesús. Laodicea cree que es rica y próspera y no necesita nada, incluyendo a Jesús; pero no tiene a Jesús de acuerdo con el Testigo Fiel. Él está afuera tratando de entrar. Pero ella dice que está cómoda y satisfecha y exitosa. Este es un engaño. Los cristianos pueden estar sin Cristo y no saber que Cristo no está en ellos, o en su iglesia, o movimiento u hospital. Su deficiencia principal es la ausencia de Jesús. En el cristianismo, no hay éxito sin Jesús. Si él está ausente, no hay cristianismo. Lo podemos llamar así, podemos tratar de probarlo de la Biblia, podemos alegar de él, podemos mostrar muchas buenas obras, pero sin Jesús no hay cristianismo. Y no es solo pensar en él. El verdadero cristianismo y su éxito se miden por su semejanza a Cristo, y no hay ninguna otra medida. No podemos compararnos con nosotros mismos, o nuestra denominación con otra denominación. La única comparación, la única medida, el único modelo, es Jesús. Esto es mucho muy diferente que los conceptos mundanos del éxito. El mundo es distinto a Cristo y Cristo es distinto al mundo; por lo tanto sus estándares son muy diferentes.

282

El Testigo Fiel dice en Apocalipsis 3:20:”Entraré a él [el que abre la puerta]” Jesús está llamando, si escucho su voz y abro la puerta, entrará. Está afuera pero quiere estar adentro. La presencia de Cristo determina el éxito. Note estas palabras de Pablo: “A estos Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones; que es Cristo en ustedes la esperanza de gloria. A este Cristo proclamamos aconsejando y enseñando con toda sabiduría a todos los seres humanos, para presentarlos a todos perfectos en él.” Colosenses 1:27,28. Estas riquezas que debemos considerar como los criterios del éxito se obtiene en la expresión: “Cristo en ustedes, la esperanza de gloria.” No predicamos acerca de Cristo. Predicamos a Cristo. Esa es una idea diferente de lo que la mayoría de nosotros piensa. Tener a Cristo es tener las riquezas verdaderas. Los de Laodicea dicen que son ricos, pero Jesús dice que tienen las riquezas equivocadas. Todas esas riquezas en las que nos hemos enfocado serán destruidas. Cada hospital adventista del séptimo día, cada escuela, cada iglesia, serán derrumbadas. Todas estas cosas pasarán permanentemente no tienen éxito eterno. Pero Cristo nunca cesará, y los que lo poseen tiene más que cosas. Él es desde la eternidad hasta la eternidad. Sin él somos pobres. No importa cuánta riqueza, o educación, o conocimiento tengamos. En ese sentido, todos los que están sin Cristo son pobres; pero él ha prometido que él estará con nosotros si abrimos la puerta. Nada puede tomar el lugar de su presencia. Hay muchos textos que se refieren a la presencia de Cristo “He aquí estoy con vosotros todos los días.” Mateo 28:20. “No os dejare huérfanos: vendré a vosotros.” Juan 14:18. “En aquel día ustedes se darán cuenta de que yo estoy en mi padre, y ustedes en mí y yo en ustedes.” Juan 14:20. “Yo en ellos y tu en mí.” Juan 17:23. Jesús, en su sermón del monte, dijo: “Pidan y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá.” Mateo 7:7. Elena White discutió la palabra “buscar” en este versículo. “Desear no únicamente su bendición, sino a él mismo. `Amístate ahora con él y tendrás paz. ` Job 22:21. Busca y encontrarás. Dios te está buscando a ti, y el mismo deseo que sientes de venir a él no es sino la atracción de su Espíritu. Ríndase a esa atracción. Cristo está suplicando por la causa de los tentados, los errantes y los incrédulos. Él está buscando elevarlos al compañerismo con él mismo. `Si lo buscas, él será hallado por ti. ` 1 Crónicas 28:9.” DMJ 131. No solo le pida que lo ayude y lo bendiga. Pídalo a él. Eso es diferente de la manera en que oramos generalmente. Debemos desear y buscar no únicamente su bendición, sino a él mismo. Lo que él da no es tan importante como lo que él es. Si uno va a un hombre rico y le pide dinero, y él le da unos pocos dólares, esa es una bendición para usted si es pobre. Ahora usted tiene el dinero. Pero ¿hay algo mejor? ¿Qué tal le gustaría tenerlo a él, la persona que tiene todo el dinero y no solo la cantidad que usted pidió? No pida solo la bendición de Cristo pídalo a él. ¿Está usted contento con cosas cuando puede tener al Dios del cielo como suyo? El cristianismo no es solo recibir bendiciones de Dios. El cristianismo es tener a Dios todo el tiempo. Él prometió estar con nosotros siempre y nunca olvidarnos, porque somos tan preciosos para él. No es suficiente conocer de él; debemos conocerlo a él. “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo,

283

a quien tú has enviado.” Juan 17:3. No es solo recibir la verdad acerca de Jesús es recibir a Jesús como la verdad en su misma persona. Es más que recibir la ley en tablas de piedra como la norma de justicia. Es recibir a Jesús dentro de mi corazón como la misma personificación de la ley. Él es la norma de justicia y obediencia. El es la ley perfectamente vivida. Recíbalo y usted recibirá la ley y el carácter del Padre. No es solo recibir un principio de amor. Es recibir a Cristo que es amor por su misma naturaleza. No es recibir a Cristo como un sacrificio que murió por nosotros hace dos mil años. Es recibir a Cristo en persona que se sacrificó por mí. Recíbalo como su sacrificio, como su esperanza, como su justicia. Recíbalo como su sacrificio, como su esperanza, como su justicia. Debemos abrazarlo, y no simplemente aceptar información acerca de él. Como ya lo hemos señalado, no es tanto el qué y el cómo, sino el Quién. El cristianismo es Cristo. El éxito en el cristianismo es Jesús. No es solo hacer todo correctamente. Es poseerlo en toda su justicia, y bondad, y amor. Laodicea tiene una ausencia de Jesús y ni siquiera saben que pueden ser más ricos de lo que son. Cuando Cristo está afuera tratando de entrar, no tenemos amor, ni esperanza, ni verdad, ni justicia. Él es la única fuente de esas cosas. Mientras nosotros persistamos en usar los criterios del mundo, nos miraremos bastante exitosos; pero cuando uno empieza a juzgar al cristianismo por la presencia o ausencia de Jesús, entonces ¿qué en cuanto a nuestra relaciones públicas? Debemos aprender que Cristo es todo. Los griegos descendieron a Jerusalén: “Señor, queremos ver a Jesús.” Juan 12:21. Ellos no dijeron que querían ver el templo. Pero “sus discípulos vinieron a él para mostrarle los edificios del templo.2 Mateo 24:1. Estaban orgullosos de esa estructura física. Pero Jesús les respondió diciendo: “¿Ven todo esto? les aseguro que no quedará piedra sobre piedra pues todo será derribado.” Mateo 24:2. En los días de Ezequías, se le mostró a la gente toda la riqueza, todas las cosas que Dios le había dado cuando vinieron visitantes de Babilonia; y cuando regresaron para obtener esas cosas ellos terminaron siendo esclavos. Ezequías nunca le mostró a su Dios. En vez de eso les mostró las cosas que Dios lo había bendecido; y ellos llegaron a tener envidia y regresaron de Babilonia para apoderarse de esas cosas, aun de los vasos sagrados del templo. Cuando la gente viene a nuestras iglesias, no son impresionados con nuestra alfombra o candeleros, o asientos, o aun con nosotros. Muchos vienen buscando únicamente a Jesús. Pero los llevamos en una ruta por nuestros edificios y por todas nuestras instalaciones modernas. Esas cosas no ayudan a la gente que está herida y deprimida. No se ayuda así a los culpables. No se ayuda así a aquellos que están listos para abandonar toda esperanza cuando se sienten perdidos. Ellos necesitan a Jesús, no a un edificio de iglesia con una lujosa alfombra. Ellos quieren ver a Jesús en nosotros y no únicamente oír sermones acerca de él. Muchos miles han venido a nuestras iglesias buscando a Jesús. ¿Lo encuentran a él? ¿Está usted seguro? Parece que el mundo está clamando hoy: “queremos ver a Jesús. ¿Dónde está él?” Aparte de él, Laodicea se ve bastante bien, pero no también cuando Jesús entra. Recuerda nuestra cita anterior: “la iglesia ha dado la espalda para no seguir a Cristo su líder y se esta retirando constantemente hacia Egipto.” 5T 217. Entonces al pie de la página y en la página doscientos dieciocho: “¿No hemos estado buscando la amistad y el aplauso del mundo más bien que la presencia de Cristo?” estamos muy satisfechos

284

cuando el mundo dice cosas agradables acerca de nosotros; pero esto, también, pasara. ¿Encuentran ellos a Jesús en nuestras iglesias? ¿Buscamos su presencia más que la aclamación y el prestigio y la grandeza? Sin Jesús en mi corazón no hay conversión y no tengo una nueva experiencia de pacto donde la ley esté escrita en mi corazón. Esto nos lleva a otro problema. El Espíritu de Profecía tiene mucho que decir acerca de nuestra falta de conversión. ¿Se da cuanta usted que la mayoría de nosotros interpreta y entiende a Cristo nuestra justicia por nuestra propia experiencia? Tratamos de ver cómo se adapta a nuestra experiencia y algunas veces asumimos que hemos sido convertidos cuando puede ser que no haya sucedido esto, y se nos dice que pocos lo han sido. Entonces nuestro entendimiento de Cristo nuestra justicia también esta pervertido, juzgando por nuestra experiencia. Empezamos a decir que Cristo nuestra justicia debe ser así porque nada más se adecua a nuestra experiencia. Trate de discutir la última docena o algunos versículos de Romanos siete con alguien sin ponerlo en el contexto de su propia experiencia. Casi completamente interpretamos esos textos con nuestras experiencias, no por la veracidad de ellos. Cristo nuestra justicia se determina por la presencia de Jesús, no por la experiencia de uno. Si Cristo está en usted, usted tiene su justicia; si él no está en usted, usted no la tiene. No me adentraré en todas las ramificaciones de eso. Él es el único modelo de éxito que existe en la iglesia cristiana y no hay otro. Las promesas de la Biblia nos dice que podemos literalmente tener a Cristo en nosotros, sin embargo cuán rara vez pensamos que podemos tenerla. Pensamos en muchas otras cosas. Es la presencia de Jesús la que determina si Laodicea ve o no su pobreza. Ella se mira bien sin él, pero se mira mal cuando él aparece. “Entre más se acerca uno a Jesús más faltas aparecerán en nuestros propios ojos; entonces la visión se aclarará, y las imperfecciones se verán en un contraste amplio y diferente al de su naturaleza perfecta. Esto es evidencia que los engaños de Satanás han perdido su poder; que la influencia vivificante del Espíritu de Dios está despertándolo a usted. Ningún amor profundo por Jesús puede habitar en el corazón que no se dé cuenta de su propia pecaminosidad. El alma que es trasformada por la gracia de Cristo, admirará su carácter divino; pero si no vemos nuestra propia deformidad moral, es una evidencia infalible de que no hemos tenido una visión de la belleza y excelencia de Cristo.” CC 64. Cuando estoy sin Jesús, me contemplo bien a mí mismo. En cuanto puedo mantenerle lo suficientemente alejado de mí, a fin de no verlo, pienso que me miro maravilloso; pero tan pronto como soy llevado a su presencia, me siento como Isaías cuado exclamó: “¡Ay de mí, que estoy perdido! Soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios blasfemos, ¡y no obstante mis ojos han visto al rey, Señor todo poderoso!” Isaías 6:5. Cuando hemos visto al Rey, nos sentimos viles en su presencia. ¿Significa eso que estoy perdido? No, no está. El hecho que le permita a usted en su presencia significa que usted no está perdido. Él solo quiere que usted descubra algunas cosas que no sabía. Cuando él entra, nos miramos mal a nosotros mismos; pero somos bendecidos porque Cristo está allí. Cuando nos vemos bien a nosotros mismos, estamos fracasados porque Cristo no está allí. Me molesta cuando escucho que se canta tan hermosa música acerca de cuán buenos somos nosotros. Nos hace sentir orgullosos a muchos de nosotros, y pensamos que

285

Dios debe estar con nosotros o de otro modo no podríamos ser tan enormemente exitosos. Nada, no importa cuán hermoso, no importa cuán magnífico, no importa cuánto sacrificio ha requerido hacerlo, ningún edificio, ninguna institución, ninguna organización, ningún grupo, nada puede tomar el lugar de Jesús. ¡Nada! No hay ninguno como Cristo, nunca podemos encontrar satisfacción en instituciones y cosas a menos que tengamos a Jesús, y sepamos que lo tenemos. Entonces el cristianismo es el cristianismo porque Jesús está allí. Entonces la casucha o la carpa llegan a ser un templo si Jesús está ahí. La pobreza llega a ser riqueza porque tenemos a Jesús. Nada puede ofender, nada puede molestar porque Jesús está ahí. Esta es la única norma del cristianismo verdadero que siempre existió. Usted no puede encontrar el éxito de la iglesia original del Nuevo Testamento en las cosas, porque ellos difícilmente tenían una iglesia, y ellos seguramente no tenían un templo; y sin embargo, el Señor los elogió. Amigo, yo no sé si eres capaz de pensar acerca de esto bien. Nuestros prejuicios llegan a ser fuertes y a nublar el pensamiento claro acerca del verdadero éxito cristiano. Nos sentimos criticados cuando miramos el éxito como la Biblia y el Espíritu de Profecía lo enseñan. Nosotros objetamos, y la verdad es que los críticos algunas veces son nuestros mejores amigos y aquellos que nos dicen acerca de nuestras buenas relaciones públicas son nuestros peores enemigos, aun cuando ellos sean bien intencionados. Ellos nos están arrullando para dormir en la complacencia a fin de que no entendamos que estamos sin Cristo hasta que sea demasiado tarde. Deseamos que aquellos que suenen negativos y pesimistas se aquieten y nos permitan dormitar, pero esa es una condición peligrosa. Jesús es tan maravilloso, él es tan precioso, él es todo, y nosotros debemos regresar y estar seguros que él habita en nuestros corazones y que no nos hemos desviado y lo hemos abandonado. La enfermedad de la iglesia es la ausencia de Jesús. Pero nosotros podemos poseerlo literalmente, porque Dios de tal manera amó al mundo que nos lo entregó a él. “mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios.” Juan 1:12. NVI. “El que tiene al Hijo tiene la vida.” 1Juan 5:11:12. Usted puede tenerlo, Dios tanto amó al mundo que él no solo nos dio poder y salud y bendiciones de todas clases. Él nos dio a sí mismo en la persona de Jesús. Usted puede tenerlo, porque Dios se lo ha dado a usted. Si usted meramente acepta las cosas materiales que él tiene, él dirá como un hombre rico me dijo una vez, “usted ama mi dinero pero no me ama a mí.” Muchos aman el poder de Jesús pero no aman a Jesús. Quieren que su poder los sane o les dé toda clase de cosas pero no lo aman a él. Quieren que él les traiga paz al hogar y los ayude, y ellos aman su ayuda, pero no quieren que él permanezca en ellos. Quieren su ayuda para que les dé más dinero y más educación y más de esto y más de lo otro, pero no quieren a Jesús. Jesús dice que podemos tenerlo a él. ¿Lo recibirá usted? ¿Lo abrazará y se enamorará de él de tal manera que nunca más lo dejara irse de su vida? ¿Lo quiere a él, o quiere lo que él tiene y lo que él puede hacer por usted? Es como un hombre cuya cañería se tapa en medio de la noche, así que llama a un buen amigo y le pide su ayuda. Su amigo va a ver y arregla la cañería, y al siguiente día el hombre ve al plomero en la calle y ni siquiera lo saluda o le agradece. Nosotros hacemos eso con Jesús. En mis desesperaciones y urgencias, le suplico a Dios que me ayude. Arregla mis emociones, sana mi corazón, ayuda a mi familia, ayúdame en mi

286

trabajo. Y él pregunta: “¿Vamos a ser amigos a fin de que no nos separemos nunca? ¿Cuándo me querrá usted a mí y no únicamente mi ayuda?” La Biblia dice: “Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano.” Isaías 55:6. Él ha estado llamando durante mucho tiempo, y Laodicea ha dicho: “No nos molestes, nosotros estamos bien.” Dios quiere que nosotros veamos que esta es una extraña clase de engaño, esta idea que los cristianos no necesitan a Cristo. ¿Ha descubierto verdaderamente una persona lo que el cristianismo es, si ella piensa que puede estar bien sin Jesús? Jesús ha cuidado de nosotros con todas nuestras ideas mundanas del éxito, pero sabiendo que no lo hemos visto a él. Y todo el tiempo él esta llamando porque él quiere entrar y estar con nosotros. Qué iglesia diferente, hogar diferente, escuela u hospital distintos; cuando veamos a Jesús entrar y morar en los corazones de nuestra gente. Algunos tomarán esto como una crítica violenta y se alejarán con una actitud deprimente y sin esperanza. El Señor no quiere eso. Él esta preguntando: “¿Cómo puede usted sentirse bien sin mí?” ¿Cómo puede usted dejarme afuera de su corazón y al mismo tiempo cantar: Jesús es todo para mí? ¿Cómo puede llamar a esto cristianismo cuando usted no me posee a mí? ¿Cómo puede usted hablar de mí y no conocerme?” él quiere reunirnos alrededor de él y darnos la vida eterna. La persona más patética en quien yo puedo pensar es un cristiano que esta sin Jesús. Muchos adventistas que están esperando su regreso no lo han encontrado. El Señor no está señalando el dedo ni encontrando faltas y condenando. Él está dolido porque nosotros podemos sustituir todas estas cosas por las bellezas de Jesús. Él no puede imaginar cómo usted puede amar a un edificio o a una institución más que a él. No puede imaginar cómo puede usted amar el dinero o las bendiciones más que a él. Es increíble para él. Él no puede imaginar cómo puede usted seguir pidiéndole ayuda pero no lo quiere a él. Hoy él está llamando y preguntando: “¿Cuándo me permitirás entrar y quedarme ahí y nunca dejarme ir?” Cristo es la medicina para todas nuestras enfermedades espirituales. No busque usted solo sus bendiciones, sino a Jesús mismo. Este es Cristo nuestra justicia, pues él es justo. Este es Cristo nuestro Salvador, pues él es salvación. Este es Cristo nuestro amor, y este es Cristo nuestro éxito. Esto es todo, pues Cristo es todo. Y cuando usted le permite entrar, entonces el cristiano tiene éxito porque Jesús está ahí. Nada hay tan precioso como Jesús. Que en este día escojamos a Cristo por encima de cualquier otra cosa y de cualquier otra persona hasta que él llegue a ser verdaderamente todo el mundo para usted y para mí.

287

29

Nuestra mancha ciega

¿Qué es justicia? Discutimos esto en un capítulo anterior, pero aquí examinaremos este tema desde un punto de vista diferente. Hay muchas opiniones en cuanto a lo que la justicia es. Jesús indicó eso cuando dijo: “Porque les digo a ustedes, que no van a entrar en el reino de los cielos a menos que su justicia supere a la de los fariseos y de los maestros de la ley.” Mateo 5:20 NVI. Aparentemente, los fariseos daban por hecho que ellos eran justos, pero el Señor dijo que excepto que nuestra justicia exceda a la de ellos, no hay manera en que podamos entrar al reino del cielo. Los fariseos tenían su propia idea única de justicia, la cual fue descrita por Elena White. “El mayor engaño de la mente humana en los días de Cristo era que un mero asentimiento de la verdad constituía la justicia. En toda la experiencia humana un conocimiento teórico de la verdad ha sido probado que es insuficiente para la salvación del alma. No produce los frutos de justicia. Una consideración celosa de lo que es considerada como verdad teológica con frecuencia acompaña a un odio de la verdad genuina como se manifiesta en la vida.” DTG 309. Ella continúa y describe como aquellos que profesaban ser justos mataron a Cristo porque él tenía una vida justa. Entonces ella hace esta declaración: “Todavía el mismo peligro existe. Muchos dan por sentado que son cristianos simplemente porque ellos se adhieren a ciertas tesis teológicas. Pero no han traído la verdad a la vida práctica. No han creído y no la han amado, por lo tanto, no han recibido el poder y la gracia que viene por medio de la santificación de la verdad. Los hombres pueden profesar fe en la verdad; pero si no los hace más sinceros, bondadosos, pacientes, mansos, y de mente celestial, serán una maldición para sus poseedores, y por medio de su influencia será una maldición para el mundo.” Usted puede tener la verdad y ser una maldición para usted mismo y para la humanidad. Podemos llamarlo a contribuir a la terminación de la obra del Señor e ir a tierras lejanas con nuestra verdad teológica, pero esto no nos hace bondadosos, pacientes, indulgentes y de mente celestial; entonces nuestra verdad no nos está bendiciendo. La verdad debe ser traída al corazón y a la vida para que llegue a ser una bendición. Por mucho tiempo hemos pensado eso, siendo que tenemos la verdad eso sería suficiente; pero está lejos de ser suficiente. “una profesión de fe y la posición de la verdad en el alma son dos cosas diferentes. El solo conocimiento de la verdad no es suficiente. Debemos poseer esta, pero el curso de nuestros pensamientos puede no haber sido cambiado, el corazón debe estar convertido y santificado.” PV 97. Esto nos golpea demasiado cerca para que cada uno de nosotros se sienta cómodo. El hecho de decir que tenemos la verdad y que estamos teológicamente correctos nos crea un gran problema. Los judíos profesaban la misma filosofía. Siendo que nosotros hemos creído y recibido ciertas verdades, nos sentimos bastante seguros en concluir que debemos ser justos o por lo menos en la ruta a la justicia. Hemos sido bautizados en la iglesia correcta creemos y enseñamos doctrinas correctas, practicamos muchas doctrinas correctas tales como la observancia del sábado, el diezmo y observamos

288

normas elevadas; y así lógicamente preguntamos cómo podemos ser injustos bajo tales circunstancias. Otros no tienen todas estas cosas, y por lo tanto son injustos; y siendo que los tenemos y las practicamos, debemos ser justos. Me gustaría sugerir que usted examine esa parte del sermón de monte donde Jesús habló del asunto concerniente a los judíos y cómo su justicia debía exceder la justicia de los fariseos. En su sermón, Jesús presentó una atmósfera diferente o espíritu de justicia del que rara vez pensamos. Él dijo: “Bienaventurados los pobres en espíritu.” Mateo 5:3 Los pobres en espíritu son aquellos que no piensan altamente de su propia justicia, y que reconocen su pobreza espiritual. “Bienaventurado los que lloran.” Versículo 4. Este lloro se relaciona con el arrepentimiento, y con aquellos que lloran por su pecaminosidad que crucifica de nuevo al Hijo de Dios. “Bienaventurados los mansos.” Versículo 5. Esta mansedumbre es una falta de justificación propia y de justicia propia. “Bienaventurados los que tiene hambre y sed de justicia. Versículo 6. Esto es porque se dan cuesta que no la tienen. “Bienaventurados los misericordiosos.” Versículo 7.” ¿Tratamos a otra gente como Cristo nos trata a nosotros? Aquí están algunas características adicionales de aquellos que son bienaventurados: “Dichosos ustedes cuando los oyen cuando los discriminen, los insulten y los desprestigien por causa del Hijo del hombre. Alégrense en aquel día y salten de gozo, pues miren que les espera una gran recompensa en el cielo… ¡pero hay de ustedes los ricos!... Lucas 6:22-25 NVI. Esto recuerda como los Laodiceanos son descritos como siendo ricos y llenos de bienes y sin necesidad de nada. ¡Ay de ellos! De alguna manera estas cosas no han sido adecuadas a nuestro cristianismo y a nuestro concepto de justicia. La mejor evidencia que no somos justos (y yo estoy hablando en términos generales) es que parece que estamos tan absortos en establecer nuestra propia justicia. Hay un elevado grado de auto justificación, de autoprotección, y un enorme deseo de establecernos a nosotros mismos como justos. Pablo escribió acerca de la gente con esa actitud. “No conociendo la justicia que proviene de Dios y procurando establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios.”Romanos 10:3. La gente semejante a esta no es justa. Si tratamos de establecer nuestra propia, o producirla, o edificarla, es verificarla que somos ignorantes de él y que no nos hemos sometido a él. Esto es difícil para nosotros entender porque creemos que debemos ser realizadores de la ley; por lo tanto nos disponemos a hacer lo que la ley demanda. Pero esta no es la senda de la justicia. Cuando salimos para establecer la nuestra, no estamos encontrando la de él. Esto crea un problema que nosotros frecuentemente pasamos por alto pues pensamos que debemos establecer nuestra justicia o estaremos perdidos en el juicio. La justicia es una cosa ampliamente diferente de lo que algunas veces pensamos. Todo esto se refiere a la pregunta: ¿Qué es justicia? Si usted tiene éxito en establecer lo que usted considera que es el mínimo del nivel de justicia en su vida, entonces usted está propenso a cometer el error de creer que puede continuar y establecer ampliamente su propia justicia. Casi todo en el cristianismo depende de su concepto de lo que la justicia es. Una ilustración de esto se encuentra en la experiencia de los judíos. A ellos se les dijo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo” Levítico 19:18 cuando Jesús vino él pareció

289

cambiar esa ley, o por lo menos la llamó un nuevo mandamiento. Él evidentemente no la estaba cambiando de acuerdo a la manera en que fue escrito, sino de acuerdo a la manera en que era entendido. “Un nuevo mandamiento os doy que os améis los unos a los otros; como yo también os he amado, que os améis unos a los otros.” Juan 13:34. Él nos estaba dando su entendimiento de la orden en Levítico. Al hacer esto, él añade: “Que se amen los unos a los otros como yo los he amado.” Esto era nuevo. Los judíos tenían una cierta interpretación de amar a su prójimo, y mientras ellos razonaban y estudiaban acerca de esto, todos los judíos habían llegado a aceptar la idea de que su prójimo no incluía a todos. Después de que Jesús les dijo a los judíos que debían “amar a su prójimo como a sí mismos,” un doctor de la ley preguntó, “¿Y quién es mi prójimo?” Lucas 20:27,29. Él tenía una cierta idea en cuanto a lo que significaba amar a su prójimo. Jesús entonces dio la parábola del Buen samaritano; y cuando termino dijo: “¿Cuál ahora de estos tres [el sacerdote, el levita, o el samaritano] piensan ustedes, era el prójimo para aquel que cayó entre los ladrones?” versículo 36. Los judíos ni siquiera responderían a la pregunta a menos que contaminaran sus labios al decir la palabra “samaritano.” Esos judíos tenían algunas ideas extrañas acerca de lo que constituye la justicia y no todas estas ideas han desaparecido. Muchos hoy tienen la misma actitud hacia la gente y hacia amar a nuestro prójimo. Jesús enseñó que la única norma correcta de amar al prójimo es ama a tu prójimo como Cristo te ama. No hay otro modelo; y usted no entiende la justicia si no ama a su prójimo como Jesús lo ama a usted. Esto es tan difícil para nosotros entender como lo era para los judíos. Ellos leían acerca del amor en la Escritura , ellos profesaban tenerlo, pero no entendían la clase de amor que Jesús vino a establecer por nosotros. Jesús es el único modelo verdadero de amor hacia el prójimo. Cuando nosotros intentamos guardar la ley, generalmente tratamos de guardar la ley de acuerdo a nuestros conceptos de la ley y tenemos muchos conceptos de la observancia de la ley. Algunos protestantes dicen que la ley ha sido clavada en la cruz y así ha quedado abolida. ¿Cuál entonces es su norma de justicia? Bien, seguramente no es la ley, porque ellos dicen que ha sido quitada así que se tiene que descubrir una nueva norma. He preguntado a varias personas que creen que la ley ha sido quitada que piensan que es la justicia y que debe hacer una persona para ser salva. Hice estas preguntas para descubrir lo que ellos creen que es el modelo de justicia. Estoy sorprendido de las respuestas que escuché porque de la mayoría de los profesos cristianos han inventado su propio estándar de justicia. Si usted acepta las interpretaciones incorrectas de justicia del hombre, no estará muy feliz porque usted frecuentemente colocara el estándar tan bajo que Dios no le estará dando a usted todo lo que él desea que usted tenga. Los que creen que ser justos es simplemente ser un buen ciudadano o un miembro de iglesia no estarán muy agradecidos, tampoco, porque muchos allá afuera que no profesan ser cristianos también son ciudadanos buenos y honrados. Ellos también tratan mucho de ser buenos. No son puestos en la cárcel o participan en alguna riña con sus vecinos; pero ellos no van a la iglesia, tampoco. Ni leen sus Biblias. Si ellos son justos porque tratan de ser buenos, entonces uno no necesita el cristianismo para ser justo. Por lo tanto, Dios no tiene nada especial para aquellos en la iglesia que piensan que la justicia viene al tratar de ser buenos.

290

Hay todaza un problema aun entre aquellos que creen en la ley porque no siempre entienden la justicia aun cuando creen en la ley. De hecho, ellos fácilmente mal entienden la justicia tanto como aquellos que no creen que la ley existe. Nosotros acostumbramos pensar que la ley es solamente una lista de reglas donde si nos disciplinamos precisamente para evitar los “no harás” y nos forzamos a nosotros mismos a hacer los “tú harás,” entonces somos justos. Si este es su concepto de la justicia, entonces usted no tiene mucho, pues la ley no está en el corazón. Está manifestada únicamente en el comportamiento externo. La gente que piensa de esta manera generalmente termina diciendo: “le doy gracias a Dios que no soy como los otros hombres,” y se alaban a sí mismos y establecen su propia justicia y todo por razón de su mal concepto de la justicia. Hay demasiados de nosotros que piensan que si evitamos los “no harás” y hacemos los “tú harás,” entonces somos justos. Eso no es cierto. No es solo un asunto de obedecer rígidamente a una lista de reglas. Nunca ha sido y nuca será, pero eso es lo que muchas gente ha pensado que es. La gente de carácter fuerte se agrada de esta idea, pero la gente de voluntad débil generalmente no le agrada esta idea. Muchos que sostienen este concepto de justicia se yerguen y dicen que van a ser justos no importa lo que sea, pero únicamente ellos pensarán así su esposa e hijos y miembros de la iglesia no pensarán de esa manera porque saben cómo una gente tal puede actuar cuando su voluntad es contrariada o cuando alguien les pisa los pies. Alguna gente entiende que la ley es amor. Esto es lo que Jesús enseñó cuando dijo: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente este es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a este: ama a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.” Mateo 22:37-40. Cuando descubrimos que la ley es amor, tenemos una tendencia a pensar que hemos llegado, que ahora entendemos la justicia. Pero ¿Cuántos conceptos de amor existen en el mundo hoy? Por lo tanto, tan pronto como usted llega a la conclusión de que la ley es amor, usted todavía no ha llegado, pues debe entonces descubrir lo que es el amor genuino. La justicia no será más alta que su concepto de amor. Para algunos, el amor es solamente hacer lo que les place y satisfacer al yo. Podemos entender que la ley es amor, y que la justicia es amor, sin embargo, ninguno entiende ni posee la justicia por razón de nuestro falso entendimiento del amor. Lo triste acerca de esto es que cualquiera sea nuestro concepto de justicia, y cualquiera lo que entendamos ser el estándar de justicia, determina lo que pensamos acerca de la conversión, el crecimiento cristiano, la santificación, el donde la justicia, nuestra conducta, y nuestra relación con otros. Todo lo que está involucrado en la vida práctica cristiana depende de nuestro verdadero entendimiento o de nuestro falso concepto de la justicia. Y hoy tenemos muchas discusiones y desacuerdos porque no podemos ponernos de acuerdo sobre lo que la justicia es. Ha sido de esta manera en la comunidad cristiana durante muchos siglos hasta hoy. Jesús dijo: “Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros, así como yo los he amado.” Juan 13:34. Él está diciendo realmente que el único estándar de la observancia de la ley la única norma de justicia, el único modelo de amor que Dios honra, es aquel que está de acuerdo con la vida de Cristo. La vida de Jesús es

291

amor, y, por lo tanto, la vida que Jesús vivió es justicia. Su vida fue la ley vivida, y no hay otro estándar. Dios no la ha dejado para que el hombre defina a la justicia o la observancia de la ley. Él no nos ha dado ese privilegio. Él sabe que si se nos deja a nosotros mismos definir lo que ambos, la observancia de la ley y la justicia son, nosotros mal entenderemos como hicieron los judíos. Durante los 1500 años del tiempo de Moisés hasta el tiempo de Jesús, los judíos habían desarrollado algunas ideas muy distorsionadas en cuanto a lo que era la observancia de la ley. Jesús vino a demostrarnos lo que el amor es, lo que la justicia es, y lo que la observancia de la ley es. “El Señor Jesús vino a nuestro mundo para representar el carácter de su Padre. Vino a vivir la ley, y sus palabras y carácter eran diariamente una exposición correcta de la ley de Dios… Jesús era una manifestación viviente de lo que era la ley…” ST Marzo 14 1895. Uno puede ver lo que es la verdadera observancia de la ley al mirar su vida y sus palabras. Él ha hecho manifiestas estas cosas para nosotros. Cristo es la única interpretación verdadera de la justicia. Él es la interpretación correcta del amor y de la ley. Todos los demás son falsos, una mala representación, y son de fabricación humana producto de un corazón pecaminoso tratando de reducir la justicia a sus propias capacidades. Tratando de ser justos y de nosotros mismos únicamente nos conduce a frustraciones. Aquí es donde tantos de nuestros problemas giran. El diablo se da cuenta que el corazón humano es egoísta y orgulloso así que él cuelga delante de nosotros lo que podemos hacer; y luego dice: “Si tú quieres, solo haz un poquito mejor.” Y nosotros luchamos nos esforzamos y trabajamos tratando de ser lo suficientemente buenos para que Dios nos ame y nos salve, y nos llame justos. Conseguimos úlceras en el proceso y perdemos nuestro control, nos enojamos cuando alguien encuentra falta en nosotros. Nosotros nos detenemos en pequeñeces, peleamos, competimos en todo este proceso sencillamente porque pensamos que debemos luchar para llegar a tener una justicia que el Señor apruebe. El amor nunca entra en este cuadro, y el diablo sabe eso. Reconozco que el diablo no entiende verdaderamente el espíritu de justicia pero parece entender lo suficiente acerca de esto para ser capaz de destruir los conceptos verdaderos de la justicia en las mentes de muchos. Como puede él estar tan cerca y sin embargo tan lejos esta más allá de mi entendimiento, pero él ciertamente ha perturbado nuestro pensamiento concerniente a este tema. El único estándar que Dios alguna vez mirara, la única interpretación de amor y justicia y observancia de la ley, es la vida de Jesús. No hay ningún otro. Yo sé que a usted tal vez no le guste eso pero si ha leído los capítulos anteriores a éste no debe desanimarse porque hemos estado hablando acerca de la justicia por la fe en Jesús y no por la fe en el yo. Si tiene suficiente fe en él no debe ser desanimador descubrir que su estándar de justicia ha sido muy bajo. La Biblia enseña que Dios es amor. Este amor es la clase que Jesús manifestó la cual tiene una calidad única y es bastante diferente de lo que los hombres enseñan que es amor. Jesús fue el resplandor de la gloria del Padre y se nos dice que su gloria es su carácter, y que la ley es su carácter espiritual; así que Jesús es el carácter de Dios vivido, y el carácter de Dios es amor. Él dijo: “El que me ha visto ha visto al Padre.” Juan 14:9. Por lo tanto, él es la manifestación, la demostración que la gente puede ver y oír de la justicia verdadera, del amor verdadero, y de la verdadera observancia de la ley.

292

Nunca debemos confiar en nuestros propios conceptos de esto. Como los judíos, discutimos y alegamos acerca de lo que es la justicia. Hay muchas teorías tales como la que dice que en un libro publicado en años pasados escrito por cuatro autores que aparentemente tenían puntos de vista divergentes acerca de la perfección. Jesús es la perfección. No hay otra definición sino Jesús. (Hablaremos acerca de la perfección en el último capítulo de este libro.) Uno puede tratar de recoger la perfección con todos sus pedazos pequeños, pero Jesús es la perfección. Nunca habrá una mejor definición que esa por nadie. Él es la definición de justicia de Dios. Dios es amor, y Jesús es amor porque él vino a mostrarnos al Padre. La Biblia dice: “No hay justo, no, ni aun uno.” Romanos 3:10. Uno no puede mirar en derredor y confiar en la interpretación de alguien más o su definición, o su descripción. No puede hacer eso o usted mal entenderá mal interpretará y definirá incorrectamente. Jesús es la única persona justa, y él únicamente tiene la interpretación correcta y la descripción exacta de amor y justicia y perfección. Él es la interpretación de esas cosas. Hay poca gente que acepta verdaderamente el concepto de que la vida de Jesús es la justicia que Dios prescribe. Si uno tiene un estándar diferente al de la vida de Jesús, entonces uno destruye, o por lo menos minimiza su experiencia en la justicia; y eso cubre todo en la justicia; y eso abarca todo en la justicia. Si su estándar no es el mismo que el de Cristo, entonces usted destruye la justicia por la fe en Cristo, porque la justicia por la fe está basada en lo que la justicia es. Me gustaría que usted viera como podemos literalmente desestabilizar y mal entender y minimizar a la justicia por nuestros conceptos erróneos. Miremos a la justificación por la fe, la cual es la conversión o el nuevo nacimiento, y veamos a qué se parece cuando usted empieza a ver que la norma de justicia es Cristo y no el yo. ¿Qué le sucede a usted en el nuevo nacimiento? “Ninguno que haya nacido de Dios practica el pecado porque la semilla de Dios permanece en él, no puede practicar el pecado porque ha nacido de Dios.” 1 Juan 3:9. Usted no tiene duda al ver a la hija de alguien y decir: “Ella se parece a su madre.” ¿Cómo fue que ella obtuvo ese parecido? Ella nació de esa manera. ¿Qué le sucede a un cristiano nacido de nuevo cuando es nacido de Dios? ¿No de su madre o de su padre, sino de Dios? ¿A quién se parecen? ¿Cesan las leyes de la herencia de funcionar en la vida espiritual? ¿No somos semejantes a él cuando somos nacidos de él? ¿Qué sucede cuando somos hechos una nueva creación en Cristo? ¿Qué le sucede a un ser humano no importa como haya sido su vida pasada? ¿A quién se parece la gente cuando son “creados en justicia y verdadera santidad”? Efesios 4:24. En todo esto que estoy hablando de conversión o justificación por la fe, me gustaría saber qué sucede cuando Dios obra en el corazón de una persona a fin de que seamos nacidos de él y recreados por él en Cristo. Si nosotros esperamos poco en la justificación porque nuestro concepto de justicia es tan escaso, entonces no sucede mucho. Si es solo una invención humana el concepto de justicia, entonces nacer de nuevo, ser justificado por la fe en su justicia, llega a realizar casi nada, porque mi estándar es tan bajo. Literalmente, nuestro pobre entendimiento de la justicia ha causado que mucha gente tenga una experiencia miserable en la conversión. Ellos no esperaban mucho porque en su manera de pensar la justicia no es mucha, así que muchos de ellos no son convertidos, y, sin embargo,

293

dicen que están convertidos. La pregunta es: ¿A qué fueron ellos convertidos? ¿Estaban ellos convertidos al estándar de justicia que se encuentra en Cristo, o solo a una iglesia, o a un asentimiento mental a la verdad, o a la religión de sus padres? Hay muchas clases de cosas a las que somos convertidos. Me gustaría leer unas pocas descripciones de las conversiones genuinas encontradas en el Espíritu de Profecía. Especialmente note el uso de la palabra amor o de esas acciones relacionadas con amor, y hay muchas de ellas encontradas aquí. “la gracia de Cristo recibida en el corazón [hablando acerca de esa nueva experiencia en Jesús] subyuga la enemistad; calma la lucha y llena el alma con amor. El que está en paz con Dios y sus prójimos no puede ser hecho un miserable [no debe ser, pero no puede ser]. La envidia no estará en su corazón; las murmuraciones perversas no encontrarán espacio ahí; el odio no puede existir. El corazón que está en armonía con Dios es un participante de la paz del cielo y difundirá su bendita influencia sobre los que lo rodean. El espíritu de paz descansará como rocío sobre los corazones cansados y afligidos con la lucha mundanal.” DMJ 27,28 ¿Le sacuden estas palabras como lo hacen conmigo? Dios hace imposible que la envidia y la maldad existan en el corazón nuevo. “En el corazón renovado por la gracia divina, el amor es el principio de la acción. Modifica el carácter, gobierna los impulsos, controla las pasiones, subyuga la amistad y ennoblece los afectos. Este amor, acariciado en el alma, endulza la vida y vierte una influencia refinadora sobre todos los que se encuentran alrededor.” CC 59. ¿No le gustaría a usted que sucediera eso en su casa, en su escuela, en su iglesia, donde el amor es el principio que gobierna todo el tiempo? Hay más sobre esto. “Aquellos que llegan a ser nuevas criaturas en Cristo Jesús tendrán los frutos del Espíritu: `amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, felicidad, humildad y dominio propio. ` Galatas 5:22,23. Ellos no actuarán más de acuerdo a sus pasados deseos sino por la fe del Hijo de Dios seguirán en sus pisadas reflejarán su carácter, y se purificarán a sí mismos como él también es puro. Las cosas que una vez odiaron ahora aman; y las cosas que una vez amaron, las odian. Los orgullosos llegan a ser mansos y humildes de corazón. Los arrogantes y vanidosos llegan a ser serios y discretos. Los ebrios llegan a ser sobrios, y el libertino puro. Las costumbres vanas y modas del mundo son puestas a un lado. Los cristianos no buscarán el `adorno exterior, ` sino el hombre escondido del corazón, el cual no es corruptible y aun el adorno de un espíritu suave y apacible. ` 1 Pedro 3:3,4.” CC 58. ¿Quién es ese Hombre escondido del corazón”? Ese Hombre es Jesús. La Biblia dice que Dios es amor, y Cristo es semejante a él, por lo tanto él es amor. Pues si Cristo está en su corazón el resultado es amor a él. “Recibida en el corazón la levadura de la verdad regulará los deseos, purificará los pensamientos, y suavizará el temperamento. Despertará las facultades de la mente y las energías del alma, aumentará la capacidad de sentir y de amar. El amor de Cristo con su poder redentor ha venido al corazón. Este amor domina todo motivo, y eleva a su poseedor por encima de la influencia corruptora del mundo. La palabra de Dios tiene un efecto santificador en nuestra asociación con cada miembro de la familia humana. La levadura de la verdad no producirá el espíritu de rivalidad, el amor de la ambición, el deseo de ser primero. El amor verdadero y nacido del cielo no es egoísta y no

294

cambia. No depende de la alabanza humana. El corazón de aquel que recibe la gracia de Dios se desborda con amor hacia Dios y hacia aquellos por quienes Cristo murió. El yo no está luchando para obtener reconocimiento. Él no ama a otros porque ellos lo aman y lo satisfacen, porque aprecian sus méritos, sino porque son la posesión comprada de Cristo. Si sus motivaciones, palabras, o acciones son mal entendidas o mal representadas, él no se ofende sino que prosigue en su conducta normal. Es bondadoso y juicioso, humilde en su opinión de si mismo, y sin embargo, lleno de esperanza, siempre confiando en la misericordia y en el amor de Dios. La gracia de Cristo debe controlar el temperamento y la voz. Su obra será vista en cortesía y en tierna consideración mostrada por el hermano hacia la hermana, en palabras bondadosas y animadoras. La presencia de un ángel está en el hogar. La vida exhala un suave perfume el cual asciende a Dios como incienso santo. El amor se manifiesta en bondad, cortesía, tolerancia, y compasión. El rostro es cambiado. Cristo habita en el corazón, brilla en el rostro de aquellos que lo aman y guardan sus mandamientos. La verdad está escrita allí. La dulce paz del cielo se revela. Hay una gentileza habitual expresada, algo más que el amor humano. La levadura de la verdad obra un cambio en todo el ser humano haciendo a lo áspero refinado, a lo rudo suave, a lo orgulloso generoso. Por medio de esto los impuros son limpiados lavados con la sangre del Cordero.” PV 101,102. Entonces sigue y cuenta como fortalece y cambia toda la vida al participar de la divinidad. Y finalmente una pequeña declaración, tal vez la más importante de todas: “Un nuevo estándar de carácter es puesto – la vida de Cristo.” PV 99. La norma de carácter es la vida de Cristo. Todos los demás modelos son arrojados por la ventana, porque son inútiles. Esta es la conversión, y no podemos ser convertidos hasta que aceptemos que la vida de Jesús es el único estándar de amor, de justicia, y de observancia de la ley. Todo lo demás está menos alejado de esta clase de experiencia. Él Señor nos ha bendecido y nos ha ayudado. Él entiende nuestra ignorancia y nuestra debilidad. Él no condena o critica; pero yo verdaderamente creo que él quiere que nosotros veamos más de la plenitud de la vida de Jesús. La gran pregunta es: ¿cómo obtiene usted tal justicia? ¿Cómo llega a ser semejante a Jesús? El proceso es sencillo. Traiga su justicia a Cristo, la que usted tiene ahora mismo, cada parte de ella, tráigala a Jesús. Sólo cuélguela donde pueda usted verla toda completa; y entonces vea qué sucede. Me gustaría pedirle que se atreva a hacerlo. No importa cuán exaltada piense que es su justicia, tráigala toda a Jesús, y sobre sus rodillas, álcela y diga: “esta es justicia.” Entonces vea qué pasa. Usted como Isaías, dirá: “¡Ay de mí! Porque soy muerto; pues soy un hombre de labios impuros.” “Todas nuestras justicias son como trapos inmundos.” Isaías 64; 6:5. Y como Ezequiel, usted se aborrecerá a sí mismo cuando vea a Jesús. Esta es una experiencia difícil. En el pasado, hemos comparado nuestra justicia a la de alguien más, lo cuál es lo que yo llamo religión comparada – mejor que más santo que. Esto es lo opuesto del cristianismo. Hay únicamente una comparación que podemos hacer y esa es con Jesús, porque la Biblia dice que “cuando él apareciere, seremos semejantes a él.” 1 Juan 3:2. No es suficiente ser mejor que el presidente de la asociación o el pastor o el anciano.

295

Uno va a tener que ser mucho mejor que eso. Usted va a tener que ser mucho mejor que el presidente de la Asociación General o usted nunca lo logrará. Usted tendrá que hacer mucho mejor que Elena White, mucho mejor, o usted no va a llegar allá, porque no van a llegar allá por causa de su bondad, ninguno de ellos. Van a estar allá por causa de Jesús y no por otra razón. Debemos ser semejantes a Jesús, y no hasta que usted traiga su justicia a él podrá usted darse cuenta de qué fingida su justicia realmente es. Podemos mirarnos bien comparados con otras personas, pero no nos miramos muy bien comparados con Jesús. Él es tan diferente, y su justicia es tan diferente de lo que la gente enseña que es la justicia. Su amor es tan diferente. El entendimiento correcto de juicio en el mensaje del primer ángel es algo que hemos dejado fuera de nuestra enseñanza sobre el juicio. Hemos hecho que la gente se acobarde en temor de un Dios que está espiando a cada cuál, pero el verdadero corazón de esto, si entendemos que la justificación de la fe en Cristo es parte de todos los tres mensajes y no sólo del tercero, es que vamos a ser juzgados por el hombre Jesucristo. Esto está confirmado por varios textos tales como: “Él ha fijado un día en que juzgará al mundo con justicia, por medio del nombre que ha designado.” Hechos 17:31. “En el día cuando Dios juzgará los secretos de los hombres por Jesucristo.” Romanos 2:16. Me gustaría sugerir que además de ser juzgado por una decisión de Jesús, somos juzgados por comparación de Jesús, porque se nos ha ofrecido a nosotros la justicia de Cristo. Dios simplemente nos mirará para ver si la hemos recibido. Jesús se coloca ahí al lado del registro de mi vida y Dios pregunta: “¿Es él como Jesús?”. Ser juzgado por Jesús es una comparación tanto como una decisión de su parte, porque nosotros debemos ser semejantes a él. “Debemos renunciar a nuestra propia justicia y suplicar que la justicia de Cristo nos sea acreditada a nosotros.” 5T 219. Renunciemos a nuestra propia justicia y supliquemos por la suya, no tratemos de establecer la nuestra. Una de las escrituras mas finas concernientes a esto es donde Pablo dijo que el quiere librarse de su propia justicia. Él dijo que él cuenta como estiércol toda su propia justicia. En vez de eso, él dijo que deseaba ser “hallado en él, no teniendo mi propia justicia la cuál es de la ley, sino aquella que es por medio de la fe en Cristo, la justicia la cuál es de Dios por la fe.” Filipenses 3:9. Si Jesús es justo, y sabemos que lo es. Y si Dios amó tanto al mundo que lo entregó por nosotros, cuando lo hemos recibido como nuestra salvación y nuestra justicia, entonces tenemos su justicia como una dádiva del cielo. Y como justo que él es, él da a usted todo eso. Esto es porque el Señor puede esperar que nosotros seamos semejantes a él. Él la otorga a usted, y por la fe usted la recibe, este regalo de amor. Mientras respondo amándolo, abrazo el regalo y digo que es mío, no porque yo lo siento, no porque soy digno, sino porque Dios es tan bueno y porque yo lo necesito desesperadamente. No tengo ninguna otra justicia sino la suya. Todo lo demás es como trapos inmundos. Por lo tanto, yo debo obtener su justicia. La justicia es Cristo en usted la esperanza de gloria (Colosenses 1:27). La justicia es Cristo en mí y yo en él (Juan 17:23). Jesús entra a nosotros a revelar su amor vez tras vez a nuestros corazones, y manifiesta este tremendo amor por usted y por mí hasta que lo amemos porque él primero nos amó.

296

Juan el amado, quien recibió ese nombre apropiadamente, escribió los puntos: “¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos!” 1 Juan 3:1. Recuerde que el amor es justicia, y el amor es obedecer la ley. Debemos ver este amor, que es tan diferente del amor que encontramos en otras partes en el mundo. Su amor tiene esa calidad de Dios, que cuando nosotros éramos aún rebeldes y enemigos, pecando en contra de él, él nos amó tanto que su Hijo vino todo el camino desde el cielo para ser uno de nosotros, para comprarnos de regreso con su preciosa sangre, para hacernos limpios, perdonados, y quitar nuestro castigo. “Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús.” Romanos 8:1. Su amor es tal que él no nos dejará ir, y todo esto mientras que éramos sus enemigos. Esto es justicia. Esto es renunciación propia. Esto es amor abnegado. Es esta clase de amor la que Cristo demostró a todo lo largo de su vida. Es esta clase de amor que es verdadera obediencia a la ley, y verdadera justicia. Es esta clase de amor que rompe mi corazón y conmueve el corazón de usted. Es esta clase de amor que él quiere manifestar al mundo por medio de usted y de mí, un amor de sacrificio propio y abnegación en mis pensamientos y actos hacia los demás, y mis actitudes, y mis sentimientos, y mis palabras, en mis gestos, en mi toque, en mi amabilidad, en mis sentimientos, en mis palabras, en mis ademanes, en mi gentileza, en mi compasión, en mi entendimiento, en mi sensibilidad a usted, en mi realización y percepción de usted. Este amor que renuncia al yo es justicia. Esta es la justicia de Dios en Cristo Jesús, porque Dios es amor. Esta es la justicia que él quiere darle a usted en este mismo instante. Esta es la justicia que excede esa de los fariseos. Él quiere poner a un lado todos los demás conceptos y estándares de justicia por la definición suprema de justicia - que nos amemos unos a otros como él nos ha amado. Hay únicamente un ejemplo perfecto de justicia. En la experiencia maravillosa de justicia por la fe en Cristo, él lo hará a usted semejante a Jesús. Qué oportunidad tan hermosa es esta cuando entendemos la verdadera justicia por la fe.

297

30

¡Yo puedo hacerlo!

En un capítulo anterior tratamos de lo que el hombre es capaz e incapaz de hacer en términos de obediencia y de obtener la justicia. Siendo que este asunto es tan importante, y porque hay tantos malos entendidos concernientes a ello daremos una mirada más cercana al conocimiento que Dios desea que nosotros tengamos para experimentar a Cristo nuestra justicia. ¿Qué es el hombre capaz de hacer, y que es incapaz de hacer después de que el pecado entró en la familia humana? La mayoría de nosotros no sabe como era antes del pecado, excepto por lo que leemos en las Escrituras. Es fácil hacer ciertas presuposiciones acerca de este tópico que puede ser peligroso para nuestro bienestar espiritual. Por años hemos creído que si sólo pudiéramos convencer a la gente que la ley de Dios todavía debe de ser guardada, que los estándares todavía deben ser observados, entonces ellos lo harán; y si ellos fracasan en hacerlo pensamos que necesitan más convencimiento, o tal vez que debemos orar más o tratar más duro. Este concepto de justicia ha sido mantenido por muchos años… ¿Es capaz el hombre de obedecer después de la convicción? Algunos creen que sí. Si es posible, ¿Cómo obedece el hombre? “Fue posible para Adán, antes de la caída, formar un carácter recto por la obediencia a la ley de Dios. Pero fracasó en hacer esto, y por causa de su pecado nuestras naturalezas son caídas y no podemos hacernos justos a nosotros mismos. Siendo que somos pecadores, impíos, no podemos obedecer perfectamente la santa ley. No tenemos justicia nuestra con la cuál cumplamos los deberes de la ley de Dios.” CC 62. Siendo que Adán y Eva pecaron, a la humanidad le ha faltado la habilidad para obedecer la ley, y con frecuencia no reconocemos esto. ”Es imposible para nosotros, por nosotros mismos, escapar del abismo de pecado en el cuál estamos hundidos. Nuestros corazones son malos y no los podemos cambiar. La educación, la cultura, el ejercicio de voluntad, el esfuerzo humano, todos tienen su propia esfera, pero en esto ellos son impotentes.” CC 18,19. La idea que es necesario únicamente desarrollar lo único bueno en el hombre por naturaleza es un engaño fatal. Tenemos problemas aquí que no le gustan a alguna gente. Esto lo hace casi imposible entender a Cristo nuestra justicia, porque si no entendemos lo que el hombre es capaz y no es capaz de hacer después del pecado, es seguro que no podemos comprender cómo se cambiados o cómo mejorar. Debemos aceptar dónde estamos y qué somos, y la verdad sobre esto no es agradable para alguna gente. Es cierto que debemos ser educados en cuanto a lo que es correcto pero eso no logra todo lo que esperamos que se haga. Podemos producir una conducta exterior pero Jesús enseñó que al mismo tiempo podemos estar llenos de huesos de hombres muertos, todavía viles en el interior. Otros dicen: solo haz tu mejor esfuerzo y Cristo te ayudará con el resto. ¿Qué puede hacer un pecador que sea su mejor esfuerzo? Esto no es exactamente la verdad. Porque

298

¿cuánto bien hay dentro de nosotros que podamos desarrollar? Tan pronto como usted menciona esto, produce una reacción violenta en algunos que piensan que esa es una crítica para ellos. Ellos llegan a ser paranoicos espiritualmente. Los legalistas siempre han hallado falta en nuestro pobre comportamiento, y pensamos que esto es hacer la misma cosa. Empezamos a retorcernos y a demandar a todos que nos dejen en paz. Pero si está perdido y no lo sabe, nunca será encontrado. Si usted está en una condición debilitada y asume que usted es fuerte, usted nunca se fortalecerá. De algún modo usted debe entender lo que es y donde está o nunca podrá encontrar la salida. Porque alguna gente es tan sensitiva acerca de este tema de descubrir nuestra incapacidad, hay aquellos que dicen que debemos ayudar a la gente a encontrar su propia valía, autoestima, prestigio y amor propio. Si podemos ayudarlos a hacer eso, entonces ellos lo realizarán. ¿Es eso verdad? puede hacer que usted se sienta bien, pero ¿hace diferente a la vida? ¿Le ayuda verdaderamente a tener éxito? y la gente llama a esto Cristo nuestra justicia, justamente como ellos lo hacen al hacer su mejor esfuerzo y dejar que Cristo haga la diferencia. Hay muchas cosas llamadas Cristo nuestra justicia que operan en declaraciones que pueden ser menos que ciertas. ¿Cuál es la condición del hombre después de que el pecado entró a la familia humana? Éste es el punto más básico en cualquier desarrollo del ser humano, porque él debe descubrir lo que puede hacer y lo que no puede hacer. ¿Qué ha hecho el pecado por el hombre? Cuando Eva había comido el fruto prohibido, fue a tentar a Adán. El amaba tanto y tenía tanto miedo de perderla que él también participó, así no estarían separados. Pero después de su pecado – únicamente ese pecado – él le dijo al Señor que Eva era la culpable. Sólo un pecado cambió el amor a una acusación. “Aquél que por amor a Eva había escogido deliberadamente perder la aprobación de Dios, su hogar en el paraíso, y una vida eterna de gozo, podía ahora, después de su caída, esforzarse para hacer de su compañera, y aún al Creador mismo responsables por la trasgresión. Tan terrible es el poder del pecado.” PP 57. Un pecado realizó todo eso. ¿Qué ha sucedido después de casi seis mil años de pecado? En la segunda generación después de la creación, el amor había disminuido tanto y el odio aumentado tanto que Caín mató a su hermano sin que hubiera una causa. En el corto período de tiempo desde el padre y la madre a los hijos eso es todo lo que tomó. Estamos descubriendo lo que el pecado hace a los seres humanos. En el relato del hombre primitivo, encontramos que después de únicamente diez generaciones el Señor dijo, al hablar de la familia humana: “Que todos sus pensamientos tendían siempre hacia el mal.” Génesis 6:5. Dios se arrepintió de haber hecho al hombre y envió un diluvio para destruir a todos excepto a ocho personas. Él empezó de nuevo con Noé y su familia que fueron salvados en el arca y usted conoce bien la historia. Después del diluvio, Noé llegó a estar intoxicado, y su hijo Cam cometió una clase de pecado moral. Entonces Nimrod, el bisnieto de Noé empezó a construir una nación llamada Babel el resultado de esa rebelión en contra de Dios se describe en Génesis 11, donde ellos intentaron construir una torre que llegara a los cielos. Ellos querían librarse de ser destruidos de nuevo por un diluvio, aún cuando Dios había prometido que no haría eso de nuevo. Ellos estaban tratando de asegurar su

299

propia salvación. No confiaban en Dios para salvarlos. Eso sucedió en la cuarta generación después de Noé. Finalmente, por causa de estos problemas, Dios escogió a otra persona y empezó de nuevo con Abraham. Cuando llegó él en Egipto parecía tener problemas diciendo toda la verdad. Entonces las dificultades se alzaron entre él y su pariente Lot, y entre los pastores de Lot y los de Abraham, y los problemas eran tan grandes y violentos que ellos tenían que dividir. Lot decidió en sus puntos de vista materialistas ir a Sodoma para hacer una buena vida, y usted sabe los resultados de esa aventura. La Biblia es la historia de la intromisión del pecado. Algunas veces pensamos que aquellos que vivieron en esa época eran ignorantes y que ahora somos más sabios que ellos. Siendo que somos más sabios, pensamos que ninguna de esas cosas nos puede suceder. Esta es una declaración ordinaria. La Biblia habla del pecado como estar en tinieblas, una clase de ceguera y engaño, la cuál significa que tenemos una capacidad de entendimiento de cómo funcionan nuestras vidas y qué nos hacen. Cuando empezamos a examinar los asuntos como que podemos y no podemos hacer, debemos tener una cierta cantidad de desconfianza en nuestro juicio, pues ha sido turbado y oscurecido y confundido por el pecado pasado. Hay muchos textos bíblicos que revelan específicamente lo que ha sucedido al hombre como resultado del pecado. El profeta evangélico escribió que: “Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia.” Isaías 64:6. Job preguntó: “¿Quién de la inmundicia puede sacar pureza, no hay nadie?” Job 14:4. Otro profeta dijo: “Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede comprenderlo?” Jeremías 17:9. El salmista escribió: “Muy breve es la vida que me has dado ante ti mis años no son nada. ¡Un soplo nada mas es el mortal! Salmo 39:5,11 NVI. “Yo sé que soy malo de nacimiento; pecador me concibió mi madre.” Salmo 51:5 NVI. El punto de vista más extremo sobre esto fue escrito por el apóstol Pablo. “¿A que conclusión llegamos? ¿Acaso los judíos somos mejores? ¡De ninguna manera! Ya hemos demostrado que tanto los judíos como los gentiles están bajo el pecado, así está escrito. No hay un solo justo. ¡Ni siquiera uno!, no hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios. Todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo! Su garganta es un sepulcro abierto; con su lengua profieren engaños; ¡veneno de víbora hay en sus labios! Llena está su boca de maldiciones y de amargura. Veloces son su pies para ir a derramar sangre; dejan ruina y miseria en sus caminos, y no conocen la senda de la paz, no hay temor de Dios delante de sus ojos.” Romanos 3:9-18 NVI. Esto no es únicamente hablar acerca de la gente de hace dos mil años, es hablar acerca de nosotros hoy. No es únicamente hablar acerca de los paganos, es hablar acerca de los judíos y gentiles, creyentes e incrédulos, y dice que somos como ellos. Algunos dirán: “yo no creo que soy así.” Tal vez no podemos vernos a nosotros mismos como verdaderamente somos. A algunos no les gusta leer estas cosas porque los asusta y los hace aparecer como individuos miserables. Si el doctor le dice a usted que un examen de rayos x muestra que usted tiene algunas partes malas en su colon, usted no pensaría que el doctor es una persona horrible. No

300

somos sensitivos cuando un doctor nos dice malas noticias acerca de nuestro cuerpo, pero cuando Dios nos dice de nuestras incapacidades y nuestros caracteres defectuosos, nosotros gritamos. Si usted no conoce sus defectos físicos, si rehúsa aceptar lo que el doctor ha encontrado, usted muy bien puede morir de esos defectos. Sin embargo, si los reconoce y busca la curación, puede vivir mucho tiempo. Lo mismo es cierto con el Gran Médico y nuestras almas. Él nos conoce mejor que nosotros mismos y usted apenas ha leído su diagnóstico. Usted puede aceptarlo o rechazarlo. Él no tratará de presionarlo sobre usted. Si usted lo rechaza, el Gran Médico no puede trabajar para usted, pero si lo acepta él puede. Así de sencillo. Aquí están unas pocas declaraciones del Espíritu de Profecía que son muy específicas acerca de nuestra condición después de que Adán pecó: “La naturaleza ha llegado a ser depravada por el pecado; ellos [Adán y Eva] habían disminuido su fuerza para vencer el mal, y habían abierto el camino para que Satanás ganara mayor facilidad de acceso a ellos.” PP 61. “El pecado no solamente nos aísla de Dios, sino destruye en el alma humana ambos: el deseo y la capacidad de conocerlo… Las facultades del alma, paralizadas por el pecado, la mente oscurecida, la voluntad pervertida, él tiene poder para vigorizar y restaurar… Hay en su naturaleza una inclinación al mal una fuerza que sin ayuda, él no puede resistir.” EV 28,29. “En nuestra propia fuerza es imposible para nosotros negar los clamores de nuestra naturaleza caída.” DTG 122. “Pero si ellos [Adán y Eva] se rinden una vez a la tentación, su naturaleza llegaría ser tan depravada que por ellos mismos no tendrían ningún poder y ningún recurso para resistir a Satanás.” PP 53. “Hay en la naturaleza del hombre cuando no está bajo la influencia directa del Espíritu de Dios, una disposición para la envidia, los celos, y la cruel desconfianza, los cuáles, si no son sometidos, conducirán a un deseo para menoscabar y destruir a otros, mientras que los espíritus egoístas buscarán edificarse ellos mismos sobre sus ruinas.” 3T 53. “La naturaleza caída de Adán siempre lucha por la supremacía.” PP 80. “A través del pecado todo el organismo humano es desquiciado, la mente es pervertida, la imaginación corrompida. El pecado ha degradado las facultades del habla. Las tentaciones del exterior encuentran una respuesta dentro del corazón, y los pies se vuelven imperceptiblemente hacia el mal.” MC 451. Esta es nuestra condición, ¿nos convencerá que estamos equivocados el decirnos lo que es correcto nos ayudará a nosotros? Podemos estar de acuerdo en que nuestras naturalezas están caídas, pero decimos que no podemos hacer nada acerca de ello. La naturaleza es todavía depravada después de la convicción, y aún es impotente. ¿Realizará algo la educación? La naturaleza es todavía tan mala como era antes. La educación no cambia la naturaleza del hombre. Intentar hacer nuestro mejor esfuerzo no ayuda, tampoco, desarrollar lo que es bueno en nosotros no realiza nada porque somos depravados, así que únicamente desarrollamos más depravación. Muchos se dan por vencidos por el desánimo cuando se dan cuenta de estas restricciones, estas incapacidades. Pero el Señor no quiere que nosotros hagamos eso. Él quiere que nosotros busquemos ayuda, y que la ayuda esté disponible, pero no está en el yo. Esa ayuda siempre ha estado afuera del yo desde que el hombre pecó. Hay Uno que puede hacer esto que viene a bendecirnos. Debe venir un cambio en la antigua naturaleza, pero únicamente Jesús puede realizar ese cambio, pues él dijo que sin él nada podemos hacer, pero por medio de él podemos hacer todas las cosas.

301

Leamos de nuevo la cita acerca de nuestra impotencia: “es imposible para nosotros, por nosotros mismos, escapar del abismo de pecado en el cuál estamos hundidos. Nuestros corazones son malos, y no podemos cambiarlos. La educación, la cultura, el ejercicio de la voluntad, el esfuerzo humano, todos tienen su propia esfera, pero aquí ellos son impotentes.” CC 18. La respuesta a nuestro dilema se encuentra a medida que la cita continúa. “Debe haber un poder obrando desde adentro, una nueva vida de lo alto, antes de que los hombres puedan ser cambiados del pecado a la santidad. Ese poder es Cristo. Sólo su gracia puede despertar las facultades sin vida del alma y atraerlo a Dios, a la santidad.” Por años no hemos reconocido que la naturaleza del hombre tiene que ser cambiada. La discutimos de vez en cuando, tenemos alguna realización de ella, pero no es algo que comúnmente enseñemos. Enseñamos la obediencia y entonces saltamos sobre el cambio que es necesario antes de la obediencia. Y asumimos que hemos sido cambiados frecuentemente cuando no lo hemos sido; y sin ese cambio somos impotentes. La cita continúa: “El Salvador dijo: `excepto que un hombre nazca de nuevo`, a menos que reciba un corazón nuevo, nuevos deseos, propósitos, y motivos, que conduzcan a una nueva vida, `él no puede ver el reino de Dios`.” Juan 3:3 NVI. Estas cosas deben venir a nosotros y debemos recibirlas o nosotros somos totalmente impotentes en conducir nuestras vidas de acuerdo a la voluntad de Dios. Otra dificultad que tenemos es no darnos cuenta cuán completo debe ser el cambio. Muchos damos por sentado que el cambio de uno o dos hábitos es un cambio de naturaleza, pero eso no es suficientemente cierto; la gente constante puede dar la apariencia de una corrección exterior de conducta al cambiar uno o dos hábitos, pero ningún ser humano puede cambiar el corazón. Con frecuencia encontramos en aquellos que tratan de desempeñarse exteriormente una amargura que brota del interior, y que uno detecta que hay algo dentro que no debe estar ahí, podría ser que la conducta exterior no es nada sino una manera de ganar el cielo. La persona puede no ser diferente para nada. Todo lo que uno tiene que hacer es provocar esa voluntad de la persona, y cosas viles saldrán de su interior. Este cambio completo requerido por el Señor se describe en varias citas. “El Espíritu obra en el corazón del hombre, implantándole una nueva naturaleza.” PV 411. Jesús hizo el sacrificio infinito, no sólo para que el pecado fuera removido, sino para que la naturaleza humana fuera restaurada, re-embellecida, reconstruida de la ruina, y fuera adecuada para la presencia de Dios.” 5T 537. “ La Palabra destruye la naturaleza natural, terrenal, e imparte una nueva vida en Cristo Jesús.” DTG 391. La siguiente cita confirma la totalidad de la transformación que debe llevarse a cabo. “El corazón entero debe ser rendido a Dios, o el cambio nunca puede ser realizado en nosotros por el cuál debemos ser restaurados a su semejanza. Por naturaleza estamos separados de Dios. El Espíritu Santo describe nuestra condición en tales palabras como éstas: `muertos en pecados y trasgresiones; ` `Toda cabeza está enferma, y todo el corazón débil; ` `No hay sanidad en él. ` Estamos sujetos en el engaño de Satanás; llevados cautivos por él en su voluntad. Dios desea sanarnos, para dejarnos libres. Pero siendo que esto requiere una transformación completa, una renovación de toda nuestra naturaleza, debemos rendirnos totalmente a él.” CC 43.

302

Esto es donde tenemos problemas. De nuevo, no es cierto que dejando unos pocos malos hábitos quiera decir que tenemos una naturaleza nueva. Damos por sentado que porque podemos ir a la iglesia en el día correcto y pagar nuestro diezmo que nuestras naturalezas han sido cambiadas. Esa no es prueba que el corazón está cambiado, porque uno puede ir a la iglesia por la fuerza (porque alguien lo está presionado) o porque no le parece bien si no asistiera, o para mantenerse empleado en la organización. Ninguna de estas son pruebas de la transformación del corazón. El Señor está interesado en el corazón; entonces el exterior se cuida a sí mismo. Dios está interesado en una transformación completa. A menudo tenemos problemas en lo que llamamos santificación porque damos por hecho que hemos tenido la transformación completa. Después de que hemos sido justificados, hay otro problema que nos confronta. Cuando he sido cambiado por su gracia y por su poder, ¿tengo dos naturalezas, o una naturaleza? Este es un verdadero acertijo, y para muchos es el argumento que se discute en Romanos capítulo 7: Contendiendo tenemos a dos naturalezas después de la conversión, o el nuevo nacimiento. Pero la Biblia habla acerca de la muerte de una naturaleza y la vida de otro. Algunos tendrían el crecimiento en la vida cristiana como una muerte gradual y una vida gradual. En otras palabras, yo todavía no he nacido de nuevo. O yo soy solo un bebé; y no he crecido; y no estoy muy muerto, solo estoy muriendo. Esto es algo de una muerte cambiante y una vida gradual, pero no una vida creativa, la cuál la Biblia enseña muy enfáticamente. ¿Ganamos la victoria por transformación? Entonces cómo se explica que algunos parecen ganar la victoria inmediatamente de la noche a la mañana, a los cuáles muchos miles pueden testificar. Algunos dicen que porque aun tengo el antiguo cuerpo aun cuando el corazón ha sido cambiado, el cuerpo es la antigua naturaleza, y el cuerpo nuevo es la naturaleza nueva, y por lo tanto, algunas veces sirvo al antiguo, y algunas veces al nuevo. Si usted regresa y estudia esto bien, descubrirá que únicamente se cambia una cosa en el nuevo nacimiento y eso es el corazón. El cuerpo no será cambiado hasta la resurrección o traslación. Y la razón por la cual el corazón es cambiado es que éste es la agencia que gobierna en el ser humano. Es el órgano con autoridad sobre el cuerpo. Puede mandar al cuerpo y puede gobernar. Todo estímulo en el cuerpo debe ser canalizado a través de la mente, o del corazón como la Biblia lo llama todo está centrado en ese corazón, con nuevos propósitos y nuevos intereses y una nueva naturaleza. Ese corazón nuevo, entonces, puede controlar al cuerpo, como Pablo lo llama. El problema no es con la naturaleza antigua del cuerpo. Funciona a través de la mente y no tiene una mente separada de su propiedad. Funciona por medio de la mente, así que el corazón nuevo lo controla. ¿Por qué parece haber ahí esta actividad dual en la vida? ¿Cómo es que algunas veces yo sirvo al Señor y algunas veces sirvo al yo, después de que yo tengo una nueva naturaleza? El problema es siempre con el corazón. “Porque con el corazón se cree para ser justificado.” Romanos 10:10. “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias. Estas son las cosas que contaminan a la persona, y no el comer sin lavarse las manos. ” Mateo 15:19,20. De la mente, o del corazón, proceden las cosas que nos corrompen. Las razones y motivos que nosotros tenemos y

303

no lo que ponemos dentro de nuestro cuerpo son las que nos contaminan. Hay un ciclo donde lo que está en nuestras mentes nos hace comer lo que comemos, y lo que comemos puede a su vez tener una influencia negativa en la mente. Pero los pecados que cometemos vienen del corazón, de acuerdo a Jesús. El Señor conoce esto, así que él trata con el corazón en la conversión o en esta transformación que se lleva a cabo. Él dice que nos dará un corazón nuevo, o una naturaleza nueva, que funcione diferente. Todos los problemas que tenemos están en la mente, o corazón; y no estoy eliminando la influencia del cuerpo sobre la mente para nada. El asunto clave del corazón es que siempre tiene el poder de elegir por la gracia de Dios. Antes de la conversión, y después de la conversión, y durante toda su vida cristiana, usted siempre puede escoger. La razón para esto es que el cristianismo es un asunto de amor. La conciencia no puede ser forzada. Siempre hay libertad para escoger, cada momento, cada hora, cada día. Toda su vida usted puede escoger. Y no es una elección para la vida. El Señor siempre le pregunta a usted: “¿Todavía quieres ser mío?” Esta mañana cuando usted despertó, el preguntó: “¿Todavía eres mío?” Algunas veces pasamos el día entero y no reconocemos el hecho de que pertenecemos a él pero a él le gustaría saber. En todas nuestras decisiones ese día, él nos pregunta una cosa: “¿Eres todavía mío? ¿O le has dado tus afectos a otro amante? Tú tienes la elección. Yo no te forzaré únicamente tengo una presión la cual es la presión del amor.”El amor de Cristo nos impulsa. Podemos hacer lo que queramos, pero Dios quiere que nosotros seamos suyos y él manifiesta esto en millares de maneras. Por causa de esta opción, este poder de elección, algunas veces lo escogemos a él hoy y escogemos al mundo mañana. Santiago llamó a eso adulterio espiritual, pues si usted ama al mundo, usted está en enemistad con Dios. Dios nos dice que no hay armonía entre él y el mundo, y no podemos estar muy bien con Dios mientras tratemos de tener dos amores. Pero el Señor es tolerante, y él nos recibe de nuevo, y nos recibe de nuevo, y nos recibe de nuevo, aun de la prostitución si yo leo correctamente el libro de Óseas. Porque de su tolerancia y paciencia, y porque él está constantemente invitándonos y tratando de ganarnos de regreso a él, aun cuando lo hayamos dejado por elección, se nos permite vacilar en nuestras elecciones y en nuestros asuntos de amor, y podemos seguir y seguir con dos amores. Pero siempre estamos en problemas e insatisfechos por esto. Algo parece no muy bueno en lo íntimo de nuestras almas. Cuando usted regresa al Señor usted percibe una distancia extraña o frialdad, usted dice: “Antes era tan cálido y satisfactorio estar aquí.” Él todavía nos está suplicando que regresemos, pero el problema es con nuestra memoria. ¿Dónde estaba yo la noche anterior? Si tan solo pudiera olvidar a ese otro amor, entonces no habría distancia entre mí y Dios. Pero yo no olvido ese otro amor. Y Jesús percibe una extraña falta de calidez, también y casi ninguna comunicación. Pero él espera, y llama, y continúa amando a pesar de nuestro descarrío e infidelidad. Él hace esto por años porque nos ama tanto que no quiere que nos perdamos. La vida cristiana es como la vida nacional de Judá e Israel. Él continuaba queriendo a Israel pero ellos escogieron ir a Babilonia. Él no escogió enviarlos allá. Lea cómo adoraron a sus dioses y los trajeron a Jerusalén. Insistieron en amar las costumbres y prácticas de los paganos, no solo a la gente. Insistieron en ser como el mundo en

304

millares de cosas. Dios no podía quitarles el poder de la elección de ellos y todavía quería que ellos lo amaran. El tuvo que permitirles escoger. Si ellos querían otro amor, entonces él les permitió ir a Babilonia para estar con sus dioses. Él no estaba castigándolos. Él estaba permitiéndoles libertad de elección. Eso es exactamente lo que él hace por mí. Él no me puede forzar a amarlo. Él me permitirá amar a quien quiera que yo elija. Pero cosas extrañas suceden a nuestros compañeros en los asuntos del amor cuando nos alejamos y compartimos ese amor con alguien más. Sobre los meses y los años, la frialdad se torna más fría y el abismo se vuelve más amplio. No podemos ver como él todavía nos ama cuando nos hemos separado tanto. Él todavía nos ama, pero no podemos ver cómo lo hace. No podemos imaginar un amor que es tan ilimitado que sigue amando a uno que está siempre siguiendo a otro dios. Eventualmente llegamos a ser incrédulos en su amor por nosotros. Es peligroso compartir su amor con alguien más. De ninguna manera estamos forzados a quedarnos con él excepto por ese amor maravilloso que nos motiva. No pienso que hay dos naturalezas viviendo en mí que de un lado a otro me están dominando. Pienso que está el poder de la elección, y que yo puedo ya sea escogerlo a él o escoger a otro amor. Y yo puedo hacerlo todo el día cada día. Pero tendré dificultad con mi alma y mi relación con Dios si yo hago eso. El cristianismo es una sumisión amorosa a un Marido que ha ganado el derecho para gobernarnos en amor. Es una sumisión amorosa de nuestra parte, una sumisión deliciosa al Esposo que ha ganado el derecho a nuestra sumisión. Él no nos domina por la fuerza. Es una delicia que él nos domine porque él es tan bondadoso, tan comprensivo, y tan bueno con nosotros así que cada día debo escoger al mismo Amo, porque hay dos amos en la gran controversia. Ambos buscan nuestros afectos, y ambos quieren estar unidos a nosotros y tenernos de su lado. Podemos escoger de cuál lado estaremos y a quién serviremos. Este poder de elección que Dios nos ha dado se describe de esta manera: “muchos están preguntando` ¿Cómo debo hacer la rendición de mí mismo a Dios?` Usted desea entregarse a él, pero usted es débil en poder moral, en esclavitud a la duda, y controlado por los hábitos de su vida de pecado…. Lo que usted necesita entender es la verdadera fuerza de la voluntad, este es el poder gobernante en la naturaleza del hombre, el poder de la decisión o de la elección. Todo depende de la acción correcta de la voluntad. El poder de elección que Dios ha dado a los hombres; es de ellos para que lo usen. Usted no puede cambiar su corazón [que no es parte de la voluntad], pero usted puede escoger servirle [que es parte de la voluntad]. Usted puede darle su voluntad; él entonces obrará en usted tanto en el querer como en el hacer por su buena voluntad. Así toda su naturaleza será puesta bajo el control del Espíritu de Cristo; sus afectos se centrarán en él, sus pensamientos estarán en armonía con él.” CC 47,48. En otras palabras, al escogerlo a él totalmente, al escogerlo constantemente, los deseos y la voluntad de Dios funcionan en mi vida. Un poder exterior a mí, por un magnifico asunto de amor, viene a dominarme; y yo lo escojo en amor porque lo amo a quien primero me amó y porque él es un Dios de amor. Cuado lo escojo a él y lo invito a entrar, la ley del amor—el amor supremo por Dios y amor por mi prójimo—se cumple en mí. Y sabemos que “el amor es el cumplimiento de la ley.” Romanos 13:10. De nuevo, un poder exterior entra a mí. Este es Cristo nuestra justicia.

305

“A través del ejercicio correcto de la voluntad, un cambio completo puede ser hecho en su vida, al rendir su voluntad a Cristo, usted se une con el poder que está sobre todas los poderes y principalidades. Usted tendrá fortaleza de arriba para mantenerse firme, y así por medio de la sumisión constante a Dios usted será capacitado para vivir la nueva vida, aun la vida de fe.” CC 48. Es escogiendo someterse en amor a su amor. Es haciéndolo Señor, o Maestro o Rey o Gobernante de mi vida. Empezamos este capítulo con esta cita: “Fue posible para Adán antes de la caída, formar un carácter justo por la obediencia a la ley de Dios. Pero él fracasó en hacer esto, y por causa de su pecado nuestras naturalezas han caído y no podemos hacernos justos a nosotros mismos. Siendo que somos pecadores impíos, no podemos obedecer perfectamente la ley santa. No tenemos justicia propia con la cual cumplir los reclamos de la ley de Dios.” CC 62. La cita continua con el remedio para esta incapacidad. “Pero Cristo ha hecho un camino de escape para nosotros. Él vivió sobre la tierra en medio de pruebas y tentaciones semejantes a las que tenemos que enfrentar. Él vivió una vida sin pecado. Murió por nosotros, y ahora ofrece tomar nuestros pecados y darnos justicia. Si usted se entrega a él, y lo acepta como su Salvador, no importa cuán pecadora haya sido su vida, por su causa usted es considerado justo.” Todo el corazón de Cristo nuestra justicia es esa elección voluntaria, amorosa donde nos entregamos totalmente a él (y debe ser una rendición total). “Si usted se entrega a él y lo acepta como su Salvador, no importa cuán pecadora a haya sido su vida, por su causa usted es considerado justo. El carácter de Cristo se coloca en lugar de su carácter, y usted es aceptado delante de Dios como si no hubiera pecado.” Entonces ella continúa y nos dice cómo debemos diariamente rendirnos y morar en él. Es como el matrimonio. Solo porque usted está casado no significa que tiene que quedarse en casa. No significa que usted tiene que amar a esa persona. No significa que usted tiene que morar con esa persona. Usted siempre puede escoger dejarla. Cada día y cada hora en el matrimonio usted está escogiendo si se queda y mantiene la relación o si se va con otro amor. De igual manera cada día de la vida cristiana después de la conversión hacemos la elección de si permanecemos (o moramos como la Biblia dice) o nos salimos. La santificación es dar nuestro afecto constantemente a nuestro Esposo celestial en lugar de a algún otro amor. Cuando rindo mi corazón a él, él hace su voluntad en mí, y él me da su justicia tanto en la santificación como en la justificación en tanto que yo desee que su voluntad sea hecha en mi vida, y le pida que me gobierne y me domine, él se hace cargo y controla mi vida. Si el tiempo llega cuando estoy cansado de su control y quiero someterme a otro amo, él dice: “Puedes ir.” Tenemos esa voluntad en todos los asuntos del amor. El problema es que cuando yo regreso a Dios y a su iglesia, pienso que de alguna manera él no me ama como antes lo hizo.” Pero él sí me ama. Tenemos dificultad porque nuestro amor no es exclusivamente para él, lo hemos estado compartiendo. La misma cosa que nos causa tanta dificultad y nos hace tan sensitivos acerca de discutir nuestra incapacidad, nuestra inefectividad, nuestras deficiencias, nuestra depravación, es el único punto en la vida que nos vuelve hacia Jesús. La senda que pensamos es el camino del fracaso y de la critica es verdaderamente el camino del éxito. Y sorprendentemente un entendimiento y aceptación de nuestras incapacidades es la única cosa que nos guía a Cristo. “Ningún amor profundo por Jesús puede habitar en el corazón que no se da cuenta de su propia pecaminosidad.” CC 65. Entre más

306

trato de aparecer bien, en mi esfuerzo humano, o al hacer mi mejor esfuerzo, y pensando que él suple la falta, menos necesito a Jesús y menos llegaré a amarlo. “Ninguna amor profundo por Jesús puede habitar en el corazón que no se da cuenta de su propia pecaminosidad.” “Entre menos veamos algo de estimación en nosotros mismos, más veremos para estimar en la pureza infinita y en la hermosura de nuestro Salvador. Una vista de nuestra pecaminosidad nos conduce a él que puede perdonar; y cuando el alma se da cuenta de su ineficacia, se extiende hacia Cristo y él se revelará a sí mismo con poder. Entre más nos impulse nuestro sentido de necesidad a él y a la Palabra de Dios, los puntos de vista más exaltados tendremos acerca de su carácter, y más plenamente reflejaremos su imagen.” CC 65. Es fácil mal entender esto. No queremos que se nos diga cuán malos somos y nosotros odiaremos a la persona que nos diga. Dígame lo que puedo hacer, y nos gusta eso; y empezamos a pensar más elevadamente de nosotros mismos de lo que debemos. Nos acobardamos cuando leemos de la Biblia o del Espíritu de Profecía acerca de nuestra incapacidad, acerca de nuestra tendencia a fracasar, acerca de nuestras deficiencias, acerca de la naturaleza mala del hombre. Insistimos que hay alguna bondad en el hombre que puede ser nutrida y hacerla crecer. Pensamos que somos mucho mejores que eso ¿no puedo desarrollar esa bondad inherente en mí? Y así tratamos, y tratamos aun más, e inventamos nuevos evangelios, nuevas teorías, e investigamos textos de la Biblia y citas para probar nuestras teorías. Pero el mundo hoy está estableciendo más allá de toda duda, en la iglesia y fuera de la iglesia, que somos gente depravada. Mire a nuestro egoísmo, nuestro egocentrismo, nuestro descuido de nuestros propios hijos. Les damos cosas pero no nos damos a nosotros mismos. Mire a nuestra política, a nuestras naturalezas competitivas, a nuestros espíritus vengativos, a nuestro abuso de los demás, a nuestra envidia, a nuestros celos, a nuestra búsqueda por el lugar más elevado. Nosotros como Adán culpamos a los demás de nuestros problemas. Yo no tengo problemas conmigo mismo. Todos mis problemas son con mi esposa, mis niños, mi iglesia, mis vecinos, mi jefe. Yo estoy en lo correcto y todos los demás están equivocados. Yo haré cualquier cosa para justificarme a mí mismo. Todo mundo en derredor mío sabe que yo estoy equivocado, pero yo me niego a admitirlo. El conocimiento que Dios quiere darnos, el conocimiento del cual corremos y buscamos escapar, es el conocimiento que nos guía a Jesús. Es un conocimiento que guía a una nueva naturaleza, a un bendito compromiso de amor. Es un conocimiento que dará calidez a nuestro corazón cuando sintamos cuán preciosos somos para él, que nuestro valor no es lo que somos sino lo que él quiere hacernos. El precio precioso que él pagó, la restauración que él realizará, el re-embellecimiento del alma—estos nos hace valiosos. Somos inapreciables para él. No porque seamos tan buenos, sino por lo que él puede hacer si se le permite obrar en nosotros. Este mismo día, nuestro Esposo está preguntando: “¿Serás mío?” hay una cosa que podemos hacer, la cual es escoger y escoger, y escoger, y seguir escogiendo. ¿Lo escogerá usted siempre a él? ¿Es él supremo en sus afectos? ¿No es él totalmente hermoso? ¿Hay alguien más en el universo como él? Entonces escoge a Cristo y vive y serás coronado con éxito mientras le permites entrar a tu corazón y llevar a cabo una

307

completa transformación por su gracia y amor. Que Dios les conceda este cambio glorioso que se lleva a cabo a través de nuestra elección por él en amor.

308

31

La vida devocional.

Para beneficiarse de lo que usted ha estado descubriendo acerca de Cristo nuestra justicia estos principios deben ser absorbidos más y más a fin de que lleguen a ser parte de su vida cotidiana, a fin de que sus tendencias naturales, legalistas sean empujadas fuera de su sistema. He aprendido que debo bombardear continuamente mi mente con la gracia y bondad del Señor y su justicia, o yo me regresaré automáticamente a luchar por ser justo en mi propio yo. Espero que usted continúe estudiando estas cosas, y ore sin cesar que el Señor le dé no únicamente la teoría, sino la experiencia de recibir a Cristo y su justicia. El Señor nos está dando una oportunidad abundante antes que cierre el tiempo de prueba para entender más acerca de su gracia y de Cristo nuestra justicia. Uno de los más grandes problemas que confrontan los Adventistas del Séptimo Día no es la necesidad de la obediencia, sino cómo obedecer. Los que han crecido en la iglesia, y aún los que son convertidos a ella, han aprendido mucho acerca de lo que se debe obedecer concerniente a la ley moral, las restricciones de la dieta, etcétera . El problema que tenemos es en hacer todas estas cosas. Usted puede decirle a sus hijos que hagan y no hagan ciertas cosas, pero con frecuencia no pueden. ¿Qué les dice que hagan entonces? ¿Cómo obedecemos nosotros? Aquí es donde somos tan negligentes. Muchos dirán que la manera en que uno obedece es tratar más duro, pero eso es poner confianza en la carne, lo cuál la Biblia dice que no funcionará. Otros dicen que la manera de obedecer es orar más, lo cuál es todavía confianza en la carne. Otros dicen que debemos estudiar más la Biblia, o estudiar más la justificación por la fe. Es un engaño cuando la gente llega a creer que Cristo nuestra justicia no puede ser nada más que estudiar más. Estudiar más un tema nunca le beneficiará a usted en cuanto a llegar a ser justo se refiere. Podemos estudiar el tema y encontrarlo muy intrigante, pero únicamente hará cosquillas a nuestros oídos y a nuestro cerebro si no lo aplicamos a nuestras vidas. Cristo nuestra justicia es más que algo para estudiar. Es un poder capacitador que hace algo por nosotros. Algunos creen que la senda a la obediencia es enseñar a la gente más acerca de cuán malos sus pecados son. Pensamos que diciéndole a la gente cuán malos son el fumar y las drogas, ellos dejarán esos vicios. Muchos que saben cuán malas son estas cosas nunca se detienen. La educación no necesariamente detiene a la gente de pecar. Es cierto que uno debe tener un conocimiento de lo que el pecado es, pero la educación no los educará para dejar el pecado. Todavía otros dicen que la psicología o la psicoterapia es la manera de obedecer. A la gente le es dado un mejor entendimiento de su problema, examinando su trasfondo y cómo cayeron en este problema, explicando porque se sienten de la manera actual y por qué hacen lo que hacen. Pero la experiencia ha probado que uno puede entender todo lo que quiera acerca de una persona pero aún así todo no estará bien. Mucha gente

309

ha catalogado la historia total de su entorno, sus circunstancias, su herencia y todo lo demás, y ellos aún siguen el mismo camino. Ellos terminan con mucho conocimiento acerca de sí mismos pero no obedecen. Muchos han tratado todas estas cosas por años y han llegado a la conclusión que ninguna de ellas funciona. Así ellos concluyen que uno no puede ser obediente. Algunos son capaces de lograr un tipo de obediencia superficial y externa, y le llaman a eso justicia. Este es un engaño e hipocresía, porque no viene del corazón. Ellos no se deleitan en hacer su ley. Ellos lo hacen porque tienen que, porque esa es la manera para ser salvos. De alguna manera el corazón debe ser cambiado antes de que haya obediencia genuina. La justicia por la fe, la justificación por la fe, Cristo nuestra justicia, la salvación por la fe – cualquiera sea el término que usted desee usar – tendrá éxito cuando sea el artículo genuino. Hay todas clases de teorías acerca de Cristo nuestra justicia y de la justicia por la fe; pero el artículo genuino es el único que tendrá éxito. ¿Por qué los seres humanos fracasan en todos sus intentos de ser justos? En el libro de Éxodo, después de que Dios le había dado a Moisés su ley y le había proporcionado instrucción en muchas cosas de lo que su pueblo debía hacer y no hacer, la Biblia dice que: “Moisés fue y refirió al Señor todas las palabras y disposiciones del Señor y ellos respondieron a una voz. Haremos todo lo que el Señor ha dicho.” Éxodo 24:3. El Espíritu de Profecía comenta sobre esto. “Antes de que pudiera haber alguna reforma permanente el pueblo debía ser guiado a sentir su completa incapacidad en sí mismo.” PP 524. Cuando usted haya estudiado más, y haya orado más, y tratado más duro, y obtenido más educación, y entendido más, usted aún no es obediente. Todo lo que usted descubre es su “completa incapacidad” para obedecer al Señor por sí mismo, y esa es la conclusión correcta a la que se llega. No puedo obedecer pero, hay una Persona Quién puede hacerlo en mí y por mí. La cita continúa: “Habían quebrantado su ley, los condenaba a ellos como transgresores, y no les proporcionaba un camino de escape. Mientras confiaban en su propia fortaleza y justicia, era imposible para ellos asegurar el perdón de sus pecados; No podían cumplir los reclamos de la perfecta ley de Dios, y fue en vano que ellos se prometieron a sí mismos servir a Dios.” Fue imposible, trataron en vano, y no pudieron llenar los reclamos de la ley de Dios. El propósito del antiguo pacto era mostrar a la gente que no podían hacer lo que habían prometido hacer. La cita continúa: “Era únicamente por la fe en Cristo que ellos podían asegurar el perdón del pecado y recibir fuerza para obedecer la ley de Dios. Ellos deben cesar de depender de sus propios esfuerzos para la salvación, deben confiar totalmente en los méritos del Salvador prometido, si quieren ser aceptados por Dios.” Al principio de la experiencia cristiana y aún después de estar en la iglesia por varios años mucha gente piensa que la carga de la obediencia está sobre ellos. Y ellos siguen tratando y tratando; pero finalmente todos aprenden que es una total incapacidad obedecer. Cuando ellos finalmente llegan a la conclusión de que son incapaces de obedecer, muchos concluyen que están perdidos. Eso no es cierto. Cuando descubrimos nuestras incapacidades estamos finalmente en el camino a la justicia porque podemos confiar en Cristo ahora en lugar de en el yo pecaminoso. Esto es un punto importante de alcance en la senda del cristiano.

310

La gente con frecuencia viene a verme, toda desanimada porque descubren que no pueden obedecer, yo siempre les digo: “Alaben al Señor, ahora están progresando.” Ellos dicen: “Usted debe estar loco.” Y yo digo: “Entonces benditos sean los locos.” Mucha gente no sabe que no puede. Algunos van a la iglesia por cincuenta años y aún no han descubierto que no pueden. Se niegan a creerlo. Es progreso cuando uno ha descubierto que no puede. El Señor le ha hecho a usted un favor, y de alguna manera usted lo ha comprendido, y debemos agradecerle a él por eso. El propósito del antiguo pacto era enseñarles su incapacidad completa para obedecer. Ellos no podían hacerlo. Los egipcios pensaban que podían servir a sus dioses al apaciguarlos y los judíos tenían la misma idea. Cuando fueron conducidos por Moisés, lo trataron con Jehová, pero no funcionó. El Señor estaba tratando de enseñarles una lección y ese es el propósito principal para el antiguo pacto. Parece que el pecador siempre está diciendo como un niñito, “Déjame solo. Quiero hacerlo por mí mismo. Sólo dame más tiempo y yo puedo hacerlo.” Es nuestra naturaleza ser independientes, pensando que podemos hacerlo. Pero la Biblia pregunta: “¿Puede el etíope cambiar de piel o el leopardo quitarse sus manchas? ¡Pues tampoco ustedes pueden hacer el bien, acostumbrados como están a hacer el mal!” Jeremías 13:23. Hemos oído esto, muchas, muchas veces, sin embargo lo creemos tan poco. Hemos estado acostumbrados a hacer el mal, y no podemos hacer mas el bien de lo que el etíope puede cambiar su piel o el leopardo sus manchas. Cuando usted descubre su incapacidad total para hacer el bien por sí mismo, simplemente está de acuerdo con la Biblia. Debemos haber estado de acuerdo con ella en primer lugar, pero somos lentos para aprender. Por si mismo el pecador es incapaz de obedecer. Jesús dijo: “Sin mi nada podéis hacer.” Juan 15:15. No hay poder en el pecador para hacer el bien a menos que esté conectado a un poder exterior a él. Y esa palabra conectado es crucial. Jesús también dijo: “Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto.” Juan 15:5. El poder esta en la Vid. Si usted está conectado a Cristo, producirá abundante y buen fruto. Si usted no está unido a él, morirá. Así que a menos que esté conectado a Cristo en una relación íntima, no podrá hacer nada. Jesús es la fuente de todo poder en lo que se refiere a la obediencia. Él dijo: “Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.” Mateo 28:18. NVI. Todos necesitamos recibir ese poder al estar conectado a él, por así decirlo. Hace varios años mientras pastoreaba una iglesia, descubrí un día de invierno que el calentador no funcionaba. Encendí el termostato y nada sucedió. Revisé todo, pero no funcionaba. Revisé algunas de las luces y no funcionaban tampoco. Mi cerebro concluyó que había algo mal con los interruptores del circuito. Así que regresé a la cocina y volví a mover todos los interruptores del circuito, entonces revisé el calentador y las luces de nuevo, pero aun así no funcionaban. Decidí una solución más y la cual era ir afuera y revisar la caja de los fusibles. Y encontré un fusible del tamaño de mi dedo pulgar que estaba quemado. Fui a la ferretería, compré otro, lo coloqué y encendí el interruptor; y entonces todas las luces se encendieron y el calentador estaba funcionando a toda capacidad. ¿Por qué? La electricidad estaba siempre disponible, pero se necesitaba estar conectado. Eso fue todo lo que se necesitó y nada más.

311

Cuando uno hace un mal, uno se castiga a sí mismo y está con una conciencia culpable por horas; y uno pregunta: “¿Por qué hice esta acción malvada?” Imagine a un hombre que enciende una lámpara que tiene en cu cuarto que no funciona, así que se enoja con el foco de la lámpara. Tal vez tome un bate de béisbol y haga pedazos el foco, o quizá toda la lámpara. Entonces va y le dice a la gente que alguien le vendió un foco fundido. Él nunca se molesta en revisar el apagador, o la caja de las baterías, o en saber si la lámpara está conectada. ¿Qué pensaría usted de una persona semejante? Hacemos eso espiritualmente todo el tiempo. Observamos la falta de potencia en nuestra vida y decimos que es por culpa de ese pecado. Pensamos que el problema es nuestra inclinación al pecado, y por lo tanto de alguna manera debemos dejar de pecar. De alguna manera yo debo empezar haciendo lo correcto. La respuesta para encender el foco de luz es proporcionar electricidad a la lámpara. La respuesta para vivir la vida semejante a la de Cristo es Cristo en la vida, o hacer contacto con él por la fe. Si quiero hacer lo correcto y dejar de hacer el mal, la solución es obtener el poder adecuado en mi vida. Debo conectarme al poder, y entonces éste viene a mi vida y me capacita para hacer lo que no puedo hacer. Un foco eléctrico por sí mismo es incapaz de producir luz sin la electricidad. La Biblia dice que somos incapaces. Pero si habito en Cristo y él habita en mí. Puedo hacer todas las cosas porque él me fortalece. Castigarnos y condenarnos a nosotros mismos porque hemos hecho mal no es la solución. Es descubrir que cuando uno ha hecho mal no se puede hacer lo correcto porque de alguna manera nos hemos separado de Cristo. Usted ha movido el interruptor o quitado el fusible. La fuente de poder ha sido separada de usted y no está viviendo la vida cristiana porque no puede obedecer sin él. La fe es el canal de comunicación que nos conecta con el poder de Cristo. Cuando usted se encuentra a sí mismo haciendo el mal no se enoje tanto acerca de lo que hizo, sino dese cuanta que de alguna manera los alambres de su fe han sido cortados. Alguien ha apagado el interruptor de su fe. De alguna manera usted no está viviendo por la fe en contacto con Cristo. Por alguna razón se necesita una gran cantidad de sabiduría para entender este concepto. Es la falta de poder en la vida lo que nos hace deficientes, y no la falta del pecado mismo. Cuando he pecado, debo regresar inmediatamente a la comunicación con él, y estar conectado al poder. Debo restaurar mi morada en él. El Espíritu de Profecía tiene mucho que decir acerca de esto. “Cuando conocemos a Dios como es nuestro privilegio conocerlo, nuestra vida será una vida de continua obediencia.” DTG 668. Cuado leemos esto, queremos darnos por vencidos porque nos damos cuenta que no hemos sido capaces de obedecer continuamente. Conocerlo es el factor importante. El resultado (la obediencia continua) vendrá automáticamente cuado lleguemos a conocerlo. Es su gracia que le da poder al hombre para obedecer las leyes de Dios. Es esto lo que lo capacita para romper la esclavitud de los hábitos malos.” MC 115. ¿De qué debo ocuparme yo preocupado? ¿De mis malos hábitos? No, debo ocuparme de conocer su gracia, que yo prospere en ella, que me goce en ella, y que me afirme por la fe. Su gracia me da poder. Si yo no estoy funcionando adecuadamente, debo conectarme al poder y es su gracia la que me da poder. Es esto que me capacita para romper la esclavitud de mis malos hábitos. No es tratando con más ímpetu u orando más o

312

estudiando más u obteniendo un mejor entendimiento de mí mismo, es su gracia y nosotros sabemos tan poco de la gracia. “Cuando busquemos ganar el cielo por medio de los méritos de Cristo, el alma logra un gran progreso.” 1 MS 364. Es por medio de sus méritos, y no a través de nuestras propias luchas e intentos, que logramos el progreso de la vida cristiana. Ponga el énfasis en las cosas que usted puede hacer, en lugar de lo que no puede hacer. Podemos reconocer y reclamar sus méritos al contemplar continuamente su vida inmaculada y abnegada, y podemos concentrarnos y conocer a Dios, buscarlo con todo nuestros corazones. Podemos buscarlo primero cada día, sometiendo nuestra voluntad a la soberanía de su amor, lo cual nos conecta a la fuente de poder; y podemos aprender tanto como podamos acerca de su gracia hasta que nuestras vidas lleguen a ser y lleguen a estar permeadas con la gracia. Esas son cosas que nos bendicen y nos capacitan para obedecer. “El esfuerzo humano sin el mérito de Cristo es indigno. El plan de la salvación no es entendido para hacer aquello que a través del poder divino se produce al hombre para que su esfuerzo humano pueda ser totalmente exitoso” RH, 10 de agosto, 1890. No parcialmente victorioso, sino totalmente victorioso. Esta cita puede sonar confusa por la manera que se expresa. Realmente está diciendo que no debemos entender que la salvación puede ser lograda únicamente cuando el poder divino viene a nosotros. Cuando estemos verdaderamente conectados a ese poder, el cual es Cristo, nuestro esfuerzo humano ganará la victoria sobre el pecado. Si ese poder no está en nuestras vidas, nuestro esfuerzo humano será inútil. “Por su perfecta obediencia él ha hecho posible que cada ser humano obedezca los mandamientos de Dios.” PV 312. Esto también habla de los méritos de Cristo. Uno debe mirar cuidadosamente a estas cosas. Pensamos que las entendemos bien, pero ¿las entendemos? No debo mirarme a mí mismo, sino a su obediencia perfecta. Cuando me encuentro imperfecto, sin obedecer, debo mirar a su perfección, su obediencia, sus méritos. Ahí es donde el poder está. No está en mí. Debo continuar mirándolo a él, contemplando sus méritos, mirando su perfección. Debo contemplarlo a él “Él vino a mostrarle al hombre cómo obedecer, cómo guardar los mandamientos. Él echó mano del poder divino, y ésta es la única esperanza del pecador.” MJ 165. Jesús obedeció al echar mano del poder divino por medio de una conexión continua con su Padre. Debemos obedecer por una continua conexión con Cristo. Es este poder que es tan importante, y el poder está en él no en nosotros. Debo extender por la mano de la fe y conectarme a ese poder. Yo hago esto por los procesos mentales. Escojo pensar acerca de él elijo leer acerca de él, escojo contemplar su justicia y sus méritos y su gracia. Aprendo a conocerlo. Al hacer esto me estoy conectando al poder divino. Él tiene el poder, y al ganar un conocimiento de él, buscando recibir primero y entender su gracia, y luego impartir esa gracia a los demás. Todas estas cosas me hacen una persona diferente. Se nos dice que “Uno debe tomar todo – Cristo, la plenitud de de toda bendición que habite en el corazón que sea su fuerza, su justicia, es su ayudante eterno—para darle poder para obedecer.” CC 70. De tal manera amó Dios al mundo que él dio a Cristo. Uno debe tomar a Cristo como su ayudante eterno, y “eterno” en este contexto quiere

313

decir continuamente—cada segundo, cada momento del día. Uno debe tomarlo como su ayudante eterno que proporciona poder para obedecer. Todas estas citas señalan a algo afuera del yo por el cual uno encuentra el poder y la habilidad para hacer lo que Dios pide que uno haga. Dios nunca nos pide hacer algo sin proveer la habilidad para hacerlo. Pero para apropiarse de ese poder, debo conectarme a él por la fe hasta que el poder funcione en mí. Entonces Cristo obra su voluntad dentro de mí. Cuando no obedecemos, es evidente que no hay conexión vital con el poder divino. Cuando yo obedezco genuinamente estoy conectado a él. Nos conectamos a Cristo por nuestra vida devocional diaria, donde permitimos que nuestra mente se enfoque en Jesús, confiando en él mirándolo a él por todas nuestras necesidades, pensando en él, hablando con él. Esto cambia nuestra vida. Es la ausencia de una vida devocional lo que nos desconecta de él. No tener una vida devocional es el secreto de una vida pecaminosa. He observado mi vida por mucho tiempo y he descubierto que cuando tengo mucho tiempo para una vida devocional, mi vida es muy diferente, y yo soy mucho más feliz, y soy más fácil de convivir con los demás. Cuando descuido esto por algún periodo de tiempo, mi vida antigua se apodera y yo soy totalmente diferente a Cristo. No se acerque a mí entonces. Cuado la gente viene a mí y me dice cómo el pecado los está venciendo, yo sencillamente les pregunto cuánto tiempo ha pasado desde que ellos estuvieron conectados. ¿Cuánto tiempo ha transcurrido desde que su poder vino a ellos por medio de una conexión vital por la fe? Cada vez que ellos están vencidos con sus pecados, ha pasado bastante tiempo. Podemos solo dejar pasar, esperando que las cosas serán diferentes, pero no hay otra manera de ser diferentes, excepto el estar en contacto con él; y entre más intimo el contacto, y más largo nuestro tiempo con él, será mejor. El secreto de la vida cristiana es morar en él. ¿Qué es eso que logra una vida cambiada cuado uno se conecta a Jesús? Elena White recomendaba que frecuentemente estudiáramos el siguiente versículo, porque aquí está la fuente del poder “Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el mudo debido a los malos deseos, lleguen a tener parte en la naturaleza divina.” 2 Pedro 1:4 NVI. Debemos memorizar este versículo. Participar de la naturaleza divina es donde el poder está. El poder está en la divinidad, no en el yo. Y nos son dadas promesas preciosas. Es por esas promesas que podemos participar de la naturaleza divina, y así escapar de los pecados egoístas codiciosos que han corrompido al mundo. La manera en que yo tengo la divinidad morando en mí, la manera que el poder funciona en mí, es por medio de la fe en esas promesas. Debo tomar estas promesas como si Dios las hubiera hecho personalmente para mí, y por medio de ellas me conecto con Dios. Uno debe hacer algo con las promesas. En el libro de Hebreos, encontramos lo que uno tiene que hacer con las promesas, o si no, no funcionarán en la vida Pablo habla de los hijos de Israel y cómo una cierta promesa no funcionó para ellos. “¿Y a quiénes juró Dios que jamás entrarían en su reposo sino a los que desobedecieron?” Hebreos 3:18. Entonces Pablo dice: “Cuidémonos, por tanto, no sea que aunque la promesa de entrar en reposo sigue vigente, alguno de ustedes parezca quedarse atrás.” Hebreos 4:1 NVI. Él hizo una promesa a ellos de una tierra de leche y miel, un hermoso lugar de descanso, pero ellos no pudieron entrar en él. No pudieron

314

recibir el cumplimiento de la promesa. ¿Por qué? La incredulidad, dice la Biblia. El Señor, por medio de Pablo, me está diciendo que debemos ser cuidadosos, y aun temer, no sea que por nuestra incredulidad no recibamos la promesa que nos ha sido dada. Las promesas únicamente son efectivas cuando tenemos fe en ellas y en Aquel que promete. Debemos tener fe en él y debemos creer que él quiere hacernos el bien a nosotros. “Si hemos llegado a tener parte con Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin la confianza que tuvimos al principio.” Hebreos 3:14. NVI. Participamos de esa naturaleza divina únicamente mientras tenemos una confianza firme. La confianza es confiar, y confiar es un aspecto de fe. Si mantenemos firme nuestra fe y confianza en él seremos participantes. Con la fe somos participantes de Cristo. Sin esa fe no somos hechos participantes. Debe haber una confianza en él, o de otra manera no funciona. “Cuídense, hermanos, de que ninguno de ustedes tenga un corazón pecaminoso e incrédulo que los haga apartarse del Dios vivo.” Hebreos 3:12. Debemos ser cuidadosos de no apartarnos del Dios viviente al desconectarnos del poder, o cortar nuestra conexión con Cristo. La fe es el conector y la fe funciona al creer las promesas preciosas de Dios. Mientras confío en sus promesas, algo pasa en mí: soy hecho participante de la naturaleza divina. Él hace la promesa, yo creo la promesa, y una conexión al poder es hecha por la fe. Y la fe es un canal, o un alambre que conduce el poder desde el cielo hasta mi vida. En este alambre los mensajes pueden ser enviados y llegan a través de la vida devocional. Cuando el poder viene, estoy capacitado para obedecer. Es creyendo esas promesas y aplicándolas en mi vida que me capacito para actuar. Es confiando que Dios realice lo que él ha prometido. Abraham creyó la promesa de Dios que él sería el padre de una gran nación aun cuando él se desvió varias veces al tomas los asuntos en sus propias manos. Es únicamente cuando estoy conectado con Cristo y me aferro por la fe a algo que él ha prometido que yo empiezo a actuar. La gran pregunta a la obediencia es: ¿Soy un creyente? No hay nada sin creer, no hay actuaciones sin la fe puede haber actuación sin fe, pero es del hombre no de Dios; y la obediencia del hombre no es nada sino trapos sucios. Nunca será la justicia perfecta de Dios sobre la cual no hay mancha ni arruga. Sin la creencia en la fe no hay justicia. La fe trae una conexión a la justicia y el poder, y capacita al pecador para hacer lo que no ha sido capaz de hacer. ¿Es usted un creyente? Usted dice que cree en nuestras doctrinas, pero, ¿es usted un creyente en la bondad de Dios para usted, y es usted un creyente en todas sus promesas hechas a usted? ¿Prueba usted las promesas de él? ¿Se aferra usted a ellas? ¿Las aplica a su vida? ¿Es usted verdaderamente un creyente en el amor de Dios por usted, porque usted es especial a los ojos de Dios? ¿Es su conexión fuerte el tener una fe firme en Dios, o usted tiene una conexión imprecisa o abierta? Cuando nos encontramos en circunstancias extrañas y difíciles en la vida, descubriremos que verdaderamente no tenemos una conexión muy buena. “Pero una creencia que no nos guía a la obediencia es presunción.” DNJ 146. Si yo digo que creo pero no obedezco, verdaderamente ni siquiera creo. No creo si no lo pongo en práctica. Una actuación débil significa creencia débil y una falta de

315

confianza en Dios. “La obediencia es el fruto de la fe.” CC 61. Si verdaderamente ejercito la fe en Cristo, la obediencia resultará naturalmente. Aquí es donde nosotros fallamos. Nos mantenemos examinándonos a nosotros mismos y preguntándonos porque no podemos obedecer cuando la falla verdadera es que no creemos. He mirado a mi propio corazón demasiadas veces y he estado frustrado vez tras vez. ¿Por qué no puedo dejar de desobedecer y empezar a obedecer? ¿Qué anda mal en mí? Yo investigo las causas por mi mal temperamento, y echo una mirada a lo que me ha sucedido ese día, o lo que no hice, y solo consigo estar más frustrado. Puedo ver alguna lógica detrás de esto pero no me ayuda. Y después de un momento, el Espíritu de Dios en su paciencia me pregunta cuanto tiempo ha transcurrido desde que me senté y tuve una buena comunión con el Señor. ¿Cuanto tiempo ha pasado desde que verdaderamente encontré una bendición en la oración, y que yo sabía que había hecho contacto? No solo orando y leyendo, pero yo supe que Dios me estaba hablando ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que yo hice más que tener un periodo devocional matutino? Cuando usted ha hecho verdaderamente un contacto con Dios, usted alimenta su alma cada día y llega a tener un sentimiento optimista, animado, y fuerte; y a lo largo de todo el día un versículo, un canto o algún pensamiento inspirador viene a su mente vez tras vez. Nunca olvidaré cuado un día, durante mi periodo devocional matutino, descubrí una cita que dice que la bendición de Dios viene por la fe cuando nos entregamos a él. El pensamiento pasó por mi mente durante cuarenta y ocho horas: la bendición viene cuando nos entregamos a Dios. Esto es como Dios puede comunicarse con nosotros a través de la vida devocional. Cuando uno se acuesta en la noche y puede recordar todavía un texto o cita que uno leyó esa mañana, y todavía significa algo para usted, y usted todavía lo está reflexionando y su alma todavía se alimenta de él, entonces se da cuenta que Dios lo está bendiciendo y fortaleciendo. Pero si cinco minutos después de la devoción matutina usted no puede recordar nada de lo usted leyó o estudió eso no es devoción. Esa es una ceremonia vacía que pasa por un ritual. De alguna manera usted debe hacer contacto hasta que se produzca una impresión, y algo que Dios le comunica permanezca con usted a través de todo el día. Podemos encontrarnos tan ocupados en tratar de obedecer que olvidamos que es la fe que conduce a la obediencia. Creer es también obedecer porque creer es una buena obra. “Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y que nos amemos los unos a los otros, pues así lo ha dispuesto.” 1 Juan 3:23. Aquí vemos que Dios nos ordena creer. Obedecer un mandamiento es buena obra así que creer es una buena obra. Jesús literalmente dijo que “Está es la obra de Dios: que crean en aquel a quien él envío.” Juan 6:29. Está es la obra que Dios requiere, que usted crea en él a quien él ha enviado. En ambos casos el mandamiento y la obra están conectados con la creencia, y siempre pensábamos que las obras y la creencia estaban separadas. La Biblia no está de acuerdo con usted pues dice que una buena obra es creer. Cuando la gente en necesidad espiritual viene a nosotros y pregunta qué deben hacer, les decimos que deben guardar el sábado y hacer esto y no hacer aquello. El apóstol Pablo no estaba en contra del sábado o del diezmo, o la actividad misionera; pero enseñó que si uno quiere ser salvo hay una cosa que debe hacer, y esa es creer. Cuando el guardián de la prisión de la cual Pablo estaba por escapar preguntó: “Señores, ¿qué tengo que hacer para ser salvo?” Pablo respondió: “Cree en el Señor Jesús; así tu y tu

316

familia serán salvos.” Hechos 16:30 y 31. Creer es una buena obra, la fe hace algo por los hombres que otras cosas no harán. “En realidad sin fe es imposible agradar a Dios.” Hebreos 11:6. Es imposible complacer a Dios sin fe. Uno puede hacer todas las obras que quiera, pero sin fe todas ellas son vanidad. Pablo enseñó que “todo lo que no procede de la fe es pecado” Romanos 14:23. Todo lo que nosotros hagamos que no sea un acto de fe es un acto de pecado. La fe y creer son órdenes que podemos hacer. Cuando obedecemos porque creemos estamos llegando a estar conectados al poder divino. Cuando creo y estoy conectado a él, entonces el produce buen fruto y buenos resultados en mi vida. La fe y la creencia vienen primero, y éstas nosotros podemos hacerlas. Creo en él porque estoy inspirado por su amor por mí, porque él es digno de confianza, y por el testimonio de otros respecto a su fidelidad. Mientras yo creo, me aferro a él, me conecto a él y su poder viene a mi vida para obedecer. Estoy conectado a Aquel que puede obedecer y yo ya no estoy confiando en mí mismo. Entonces la obediencia a todos los requisitos de Dios es posible porque el Señor puede hacer todas las cosas y yo puedo hacer todas las cosas por medio de él que me fortalece. Debemos estar seguros que nuestra fe está en él, y no en nuestra propia habilidad para obedecer. Mucha gente se ha unido a la iglesia porque tienen fe en la iglesia. Muchos se han unido a la iglesia o porque tiene fe en las doctrinas o en las profecías. Muchos tuvieron fe en los estudios bíblicos que tomaron o en el evangelista. Pero ¿se ha unido a la iglesia porque usted ha tenido fe en Jesús? Usted no puede vivir la vida semejante a Cristo por fe en la iglesia o en las doctrinas o en las profecías. Usted únicamente puede encontrar el poder por la fe en Jesús. Esto no elimina las enseñanzas o las doctrinas para nada. Las hace más importantes. Pero debo tener mi fe en él y no solo en las enseñanzas. No debo segregar las teorías y las ideas de Cristo. Debo tener la verdad que se encuentra en Cristo. Únicamente Cristo me puede capacitar para obedecer y nadie más puede hacer eso. Mi confianza no debe estar en cosas sino en una Persona, no en las ideas sino en Jesús. Debo servir y creer en el Hijo del Dios viviente. En él hay poder fortaleza, esperanza y justicia. Él dijo: “yo soy el camino, la verdad y la vida: nadie viene al Padre sino por mí” Juan 14:6. Él es la puerta del redil, la esperanza bienaventurada, y en él se encuentran todas las riquezas de Dios. Él dijo: “toda autoridad me es dada en el cielo y en la tierra.” Mateo 28:18. Por lo tanto, si estoy en él, puedo hacer todas las cosas; pero sin él no puedo hacer nada. La fe en él produce justicia en mí. “Hay muchos que aunque luchan para obedecer los mandamientos de Dios tienen poca paz o gozo [ellos creen en sus mandamientos o no lucharían por obedecerlos]. Su falta de experiencia es el resultado de una falla por ejercitar la fe. Ellos caminan como si estuvieran en una tierra de sal, o en un desierto agobiante. Ellos reclaman poco cuando debieran reclamar mucho; pues no hay límite para las promesas de Dios. El Señor quisiera que todos sus hijos e hijas estuvieran felices, en paz, y obedientes. Por medio del ejercicio de la fe el creyente llega a poseer todas estas bendiciones.” HA 563. No es un asunto de luchar por ser mejores o hacer lo que es correcto, y no es orar para hacer el bien. Es por medio del ejercicio de la fe que el creyente llega a poseer estas bendiciones. Las bendiciones incluyen gozo, paz, y obediencia. La cita continúa: “Por

317

medio de la fe, toda deficiencia de carácter puede ser suplida, toda contaminación limpiada, toda falta corregida, toda excelencia desarrollada.” No se martirice usted porque falla. No se mantenga condenándose y criticándose a sí mismo porque está fracasando. Vaya y busque el circuito interrumpido. Sepa donde está apagado el interruptor, o donde está el fusible quemado. ¡Conéctese de nuevo! Ese es el secreto de la vida cristiana. Por medio de la fe, “toda deficiencia de carácter puede ser suplida, toda contaminación limpiada, toda falta corregida, toda excelencia desarrollada.” Esta fe no es únicamente orar: “Señor, ayúdame.” Es echar mano de Cristo comunicarse literalmente con él, y solo extenderse y tocarlo como la mujer que tocó el borde de su vestido. Cuando ella hizo eso Jesús percibió que el poder había salido de él. Ella confió que él podía sanarla, y que era su deseo hacer eso. La fe es confiar en Cristo al pensar en él, al mirarlo a él, al habitar en él, al caminar con él, al hablar con él, y darse cuanta constantemente que él es nuestra única esperanza. Esta es la clase de fe que realiza grandes cosas. La cita final nos da el cómo de la obediencia: “A medida que la mente mora en Cristo el carácter se modela según la similitud divina. Los pensamientos son inundados con un sentido de su bondad. Contemplamos su carácter y así él está en todos nuestros pensamientos. Su amor nos envuelve, si miramos aún por un momento al sol en su gloria meridiana, cuando quitamos nuestros ojos, la imagen del sol aparecerá en todo y sobre todo lo que miremos. Así es cuando contemplamos a Jesús; todo lo que miramos refleja su imagen, el Sol de Justicia. No podemos ver nada más, o hablar de algo más. Su imagen se imprime sobre el ojo del alma y afecta cada porción de nuestra vida diaria, suavizando y subyugando toda nuestra naturaleza.” TN 388. A medida que contemplamos más y más el glorioso carácter de Jesús, cuando nosotros miramos a la iglesia vemos a Jesús en lugar de todos los problemas que la agobian. Cuando miramos a nuestro cónyuge, vemos la imagen de Cristo en vez de sus defectos. Cuando usted verdaderamente se permite estar temporalmente ciego por contemplarlo a él en la devoción matutina, todo lo que usted ve ese día tendrá a Cristo superpuesto sobre cada acto. No podemos ver a nada más, o hablar de nada más y todo por mirar con fe a él hasta que él imprime su imagen sobre la mente. La fe tiene éxito, porque la fe contempla. La fe confía en Aquél que tiene todo el poder, toda la justicia, y toda la gloria—el que es capaz de hacer excesiva y abundantemente por encima de todo lo que pedimos o pensamos. Mírelo a él. Contémplelo constantemente y si no resiste, no puede evitar ser como él. Que el Señor nos ayude a entender que él no pide lo imposible de los débiles seres humanos, y que él hace posible todas las cosas que pide de nosotros. Él no nos frustra ni nos atormenta con el fracaso constante. Él no sería un padre amoroso si hiciera eso. A medida que él nos contempla en nuestras vidas frustradas, en todos nuestros esfuerzos e intentos por ser justos, seguramente anhela ayudarnos y bendecirnos. Que podamos ver que hay Uno justo, el Señor Jesucristo, y que todo el poder está depositado en él. Separados de él somos incapaces, pero con él podemos hacer todas las cosas. Que el Señor nos ayude a hacer eso que podemos hacer que consiste en creer y confiar en sus promesas, contemplar su glorioso carácter, y escogerlo para gobernar sobre nosotros en amor. A cada persona él le ha dado una medida de fe, mientras

318

nosotros por la fe echamos mano de Jesús y confiamos en él y en su poder divino, él viene a morar en nosotros, y él nos hace como él mismo. Que Dios quite nuestra lucha por ser mejores y que nos ayude en nuestra incredulidad. Que podamos mantener un contacto precioso con él, sentados a sus pies y conectados a ese maravilloso amor que es capaz de transformarnos. Que podamos de tal manera contemplar a Jesús que cuando quitemos la vista de él, su imagen esté sobrepuesta a todo en nuestra vida. Esta es mi oración por ustedes, en el nombre de Jesús.

319

32

La perfección

El tema de la perfección está relacionado íntimamente con Cristo nuestra justicia. El concepto de perfección influye en el entendimiento de Cristo nuestra justicia y a su vez, su concepto de Cristo nuestra justicia influirá sobre su entendimiento de perfección. Porque hay tantos malos entendidos acerca de la perfección, hay muchos mal entendidos de Cristo nuestra justicia. Uno de los mayores problemas al discutir la perfección es que es muy semejante a discutir el alma. ¿Qué significa la palabra alma? En el Antiguo Testamento, únicamente una palabra hebrea para alma se traduce en cuarenta y tres palabras diferentes. La misma cosa es cierta de la idea de perfección. Debemos definir qué significa la palabra. En la Biblia, lo opuesto de la palabra alma es verdadero eso es, en la versión del Rey Santiago en inglés, las dos palabras perfecto y perfección se traducen de muchas diferentes palabras hebreas y griegas. Hay varios casos donde muchas palabras hebreas y griegas serían mejor traducidas en lugar de perfecto o perfección. Por ejemplo, hay veces cuando esas palabras originales del lenguaje serían traducidas más correctamente como completa o completo, terminado, integridad, exactitud, y cualquiera de varias otras palabras y expresiones. Por lo tanto, cuando uno lea las palabras perfecto y perfección en la versión del Rey Santiago, puede no significar perfecto o perfección para nada. Así que infortunadamente, aun la Biblia agrega a la confusión acerca de la perfección. Por lo tanto, cuando uno entra en una discusión sobre el tema de la perfección, uno debe preguntar: ¿“Qué quiere decir por perfección”? Si no ha decidido qué significa, entonces usted está vagando alrededor de las nubes en alguna parte. Había un libro publicado dentro de nuestra denominación hace algunos años titulado perfección. El libro consiste de varios artículos escritos por excelentes eruditos adventistas del séptimo día que presentaron diferentes puntos de vista acerca del mismo tema. Es obvio que aquellos que contribuyeron al libro no estuvieron de acuerdo en el tema; pero pienso que estuvieron de acuerdo más de lo que nos damos cuenta. De nuevo, parte del problema está en definir qué significa o qué significado tiene el término perfección. Un escritor de ese libro escribió acerca de la perfección absoluta, y con eso él quería decir la perfección de Dios. Dios el Padre nunca ha pecado. Él no tiene un cuerpo pecaminoso, o padres pecaminosos, o vive en un mundo pecaminoso. ¿Existe en eso alguna diferencia? Pienso que sí, ¿verdad? ¡El nunca ha pecado! Por su puesto esas cosas hacen una diferencia. ¿Cómo es vivir toda la vida en un cuerpo pecaminoso? Es diferente de lo que puede ser producido en algo sin pecado. La Biblia enseña que hemos nacido de padres pecadores, y vivimos en un ambiente pecaminoso, y tenemos un cuerpo que Pablo llamo “el cuerpo de nuestra bajeza” Filipenses 3:21. Nuestro

320

cuerpos son llamados “corruptibles” 1 Corintios 15:53. No importa cuánto usted haya sido convertido, todavía tiene un cuerpo corruptible. Por lo tanto, la perfección en esta clase de cuerpo tiene algunos problemas. Todos hemos pecado; así pues, nuestra experiencia pasada ha deteriorado la perfección, y aun nuestros conceptos de ella. Siendo que es absolutamente perfecta sin ningún trasfondo o historia de pecado, entonces puede haber una diferencia entre la perfección absoluta y la perfección humana. Algunos señalarán que Jesús dijo: “Sed pues vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en el cielo es perfecto.” Mateo 5:48. Si la perfección absoluta no es posible, ¿por qué dijo él eso? Esto es donde podemos estar agradecidos que tenemos un comentario inspirado. “Él nos dice que seamos perfectos como él es, en la misma manera.” PV 77. No dice en el mismo grado o en la misma extensión. Hay una diferencia entre grado y manera. En la misma manera significa “como esto,” o “en la misma manera.” ¿Qué entonces, quiso Jesús decir acerca de nosotros siendo perfectos aun como nuestro Padre celestial es perfecto? “Como Dios es perfecto en su esfera así el hombre ha de ser perfecto en su esfera.” MM 112,113. Dios tiene una esfera diferente de la que nosotros tenemos, la nuestra es una limitada, la suya es muy amplia. Por lo tanto, mientras no seamos capaces de ser perfectos en el mismo grado, podemos ser perfectos en la misma manera. Esto califica el significado de la perfección hasta cierto punto cuando se relaciona con el hombre. Usted pensará que estoy caminando sobre ambos lados del tema, pero yo lo desafío a leer la Biblia y el Espíritu de Profecía sin montar la cerca algunas veces. Uno no puede discutir bien todo el tópico sin mirar a cada lado de él. Debemos ser lo más cuidadosos en lo que decimos y pensamos acerca de la perfección, pero la mayoría de la gente no es suficientemente cuidadosa. Este es un tema que nos involucra a todos más de lo que pensamos. Es difícil para los principiantes entender la madurez, esta no es una crítica; pero muchos tienen dificultad con las cosas elementales de Cristo. Trate de hablarle a un jovencito acerca del plan de jubilación. Hay poca comprensión de un tema tal. Y con frecuencia podemos estar en la iglesia mucho tiempo pero ser bastante juveniles en nuestra experiencia y conocimiento. Por lo tanto, la perfección la cual es el crecimiento pleno, o la madurez, es un asunto difícil. Pero ambos, la Escritura y el Espíritu de Profecía son muy explícitos acerca de la perfección. La pregunta más grande que tenemos es: ¿Es posible la perfección hasta cierto punto? La Biblia proporciona varias respuestas “Por eso, dejando a un lado las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez…” Hebreos 6:1 (el margen de mi Biblia dice “hacia el crecimiento pleno.”) “El Dios que da la paz levantó de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas, a Nuestro Señor Jesús, por la sangre del pacto eterno. Que él los capacite en todo lo bueno para hacer su voluntad. Y que por medio de Jesucristo, Dios cumpla en nosotros lo que le agrada.” Hebreos 13:20,21. “Yo en ellos y tu en mí, permite que alcancen la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí.” Juan 17:23. “A este Cristo proclamamos aconsejando y enseñando con toda sabiduría a todos los seres humanos, para presentarlos a todos perfectos en él.”

321

Colosenses 1:28. “Así que, ¡escuchen los perfectos! Todos debemos tener este modo de pensar. Y si en algo piensan de forma diferente, Dios les hará veré esto también.” Filipenses 3:15. “En cambio, hablamos con sabiduría entre los que han alcanzado madurez, pero no con la sabiduría de este mundo ni con al de sus gobernantes, los cuales terminarán en nada.” 1 Corintios 2:6. “De este modo, todos llegaremos la unidad de la fe y del conocimiento del hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo.” Efesios 4:13. El Espíritu de Profecía está de acuerdo con la Biblia. “el Señor demanda perfección de su familia redimida. Espera de nosotros la perfección la cual Cristo rebeló en su humanidad.” CG 477. “Dios demanda perfección de sus hijos.” PV 315. “Si usted hace de Dios su fortaleza, puede bajo las circunstancias más desfavorables tener una altura y anchura de la perfección cristiana la cual difícilmente pensaría posible de alcanzar.” 4 T 567. Con todo esto, debemos dejar de decir que no creemos en la perfección cristiana. Dios sí cree en ella para la humanidad. El problema es que nos miramos a nosotros mismos y nos preguntamos como puede ser esto posible. Sin embargo se nos dice que podemos obtener la perfección cristiana aún “bajo las circunstancias más desanimadoras.” Pero únicamente si uno “hace de Dios su fortaleza.” Alguna clase de perfección no es únicamente posible, sino debe ser esperada. Hay gran desacuerdo en cuanto a qué clase de perfección se está hablando. Algunas veces uno puede entender un concepto difícil como este eliminando lo que no es. ¿Cuál es esa perfección que no es? Comentando acerca de la doctrina falsa de la carne santa, Elena White escribió: “La enseñanza dada en cuanto a lo que se nombra `carne santa` es un error. Todos podemos ahora obtener corazones santos, pero no es correcto dar por hecho en esta vida el tener carne santa…. Para aquellos que han tratado tanto de obtener por la fe la así llamada carne santa, yo diría: ustedes no pueden obtenerla. Ni un alma de ustedes tiene carne santa ahora. Ningún ser humano sobre la tierra tiene carne santa es una imposibilidad…. Permitan que esta fase de doctrina sea llevada un poco más allá, y conducirá a la pretensión de que sus seguidores no pueden pecar; que siendo que ellos tiene carne santa, sus acciones son todas santas…. Las Escrituras nos enseñan a buscar la santificación en Dios del cuerpo, alma, y espíritu. En esta obra debemos ser colaboradores juntamente con Dios. Mucho puede ser hecho para restaurar la imagen moral de Dios en el hombre, para mejorar las capacidades físicas, mentales y morales. Grandes cambios pueden ser hechos en el sistema físico al obedecer las leyes de salud y no traer al cuerpo algo que lo contamine. Mientras que no podemos pretender la perfección de la carne, podemos tener la perfección cristiana del alma. Por medio del sacrifico hecho a nuestro favor, los pecados pueden ser perdonados perfectamente. Nuestra dependencia no es lo que el hombre puede hacer; es en lo que Dios puede hacer por el hombre por medio de Cristo. Cuando nos rendimos totalmente a Dios, y creemos plenamente, la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado. La conciencia puede ser liberada de la condenación a través de la fe en su sangre, todos podemos ser hechos perfectos en Cristo Jesús. Agradezcamos a Dios que no estamos tratando con imposibles. Podemos reclamar la santificación. Podemos disfrutar el favor de Dios.” 2MS 32.

322

Aquí la idea de carne santa es eliminada, sin embargo, demasiados miran a la carne para ver cuán santo es el corazón. El Señor mira el corazón no el exterior. Los judíos estaban interesados únicamente en lo externo, pero Cristo estaba interesado en lo que está en el interior; y la imperfección es del corazón no de la carne. La perfección del corazón definitivamente tiene una influencia sobre la carne; pero nunca encontraremos perfección en la carne. Tendremos estos cuerpos corruptos hasta la resurrección o hasta que seamos trasladados. Pueden haber acciones malas ocasionalmente de la carne débil, pero no debemos hacer excusas al usar esta cita y decir: “Ah, bien, no puedo ser perfecto de todas manera. Haré todo lo que yo quiera.” No dice eso. No podemos pretender la carne santa, pero podemos tener corazones santos que están correctamente sintonizados con el cielo. No debe haber esclavitud al pecado cuando el Hijo nos ha hecho libres. Una mala acción ocasional no es esclavitud. Eso es solo un estorbo con estos cuerpos viles que Pablo llama el cuerpo de muerte. Parece arrastrarnos como un terrible peso. Así que soportamos en nuestros cuerpos este tipo de problemas. ¿Qué clase de perfección es la perfección del alma? ¿Cuán perfecta puede ser el alma? ¿Qué es un corazón santo? ¿Será tan bueno como el de Adán antes que pecara? “La perfección humana falló en el Edén, el paraíso de bienaventuranza.” 5 CBA 1132. La perfección sin pecado en Adán y Eva fracasó cuando fueron tentados. Estoy sugiriendo que uno debe tener algo mejor de lo que ellos tuvieron. ¿Es eso demasiado severo como pensamiento? ¿Estaríamos mejor si tuviéramos la perfección de los ángeles. La misma siguiente oración en la cita de arriba dice: “La perfección angélica fracasó en el cielo.” Estamos hablando de seres sin pecado, con cuerpos sin pecado, que nunca habían visto el pecado, sin embargo, cuando fueron tentados, un tercio de los Ángeles cayó, y ambos de nuestros primeros padres cayeron. Su perfección no era una protección suficiente o una garantía en contra de la tentación. Si usted llega a ser tan perfecto como Adán antes de su pecado, o aun de los ángeles antes de que cayeran, ¿Asegurará eso a Dios que usted no pecará en el cielo? ¡Nunca! Su perfección no es un boleto para el cielo. Yo enseñaba aeronáutica en la segunda guerra mundial y tuve un estudiante llamado Vince quien hacia todo perfectamente. Parecía como si los otros cinco estudiantes en ese grupo nunca aprenderían a volar. Aún después de mostrar una maniobra de intereses, esos otros estudiantes no lo podían hacer correctamente. Pero Vince aprendió la primera vez cómo hacer todo. Esto fue mi primer grupo de estudiantes, y yo hablaba de Vince con los otros instructores. Ellos me dijeron que debía ser muy cuidadoso con ese joven, y que algo terrible era probable que sucediera aun cuando parecía que él hacía todo sin ninguna falla. Él hacia las cosas tan perfectamente que yo movía la bandera con mi mano cuando él estaba por aterrizar para confundirlo a fin de que diese la vuelta y lo intentara de nuevo. Cuando mis estudiantes terminaron mi parte de su entrenamiento, todos salieron y fueron a otra escuela localizada a trescientos kilómetros de distancia. Después de seis semanas recibí noticias de esa escuela de parte de uno de mis estudiantes. La pista fue construida de tal manera que había cerca de tres pies de concreto por encima del suelo. La meta era aterrizar dentro de los primeros cincuenta pies del fin de la pista, así que tenían mucho espacio para disminuir la velocidad en caso de que fallaran sus frenos. El único que parecía ser capaz de hacer eso era Vince. Pero un día Vince vino para aterrizar y su avión estaba un poquito bajo, y golpeó las ruedas sobre el filo de la pista,

323

y las ruedas se doblaron hacia atrás y el avión de él fue resbalándose en la pista sobre la parte baja de la nave. Todo el resto de aquellos muchachos que habían tenido dificultad en hacer las cosas de la manera correcta nunca tuvieron un accidente. El piloto perfecto tuvo el único accidente. Los imperfectos no tuvieron accidentes. ¿Quién se salvará e irá al cielo? No hemos esclarecido esto lo bastante todavía. ¿Nosotros? El cielo no era un lugar seguro, porque muchos de los ángeles con toda su perfección pecaron. Lo mimo era de Adán y Eva en su perfección. No importa cuán perfecto usted llegue a ser en su vida sin pecado, su perfección no lo salvará. Quiero regresar a la cita anterior (5 CBA 1132) y darles el contexto completo de la cita. “La muerte de Cristo sobre la cruz asegura la destrucción del que tiene el poder de la muerte, que fue el originador del pecado. Cuando Satanás esté destruido, no habrá ninguno para tentar al mal; la expiación nunca necesitará ser repetida y no habrá peligro de otra rebelión en el universo de Dios. Eso que solo puede restringir del pecado en este mundo de oscuridad impedirá el pecado en el cielo. El significado de la muerte de Cristo será visto por santos y ángeles. Hombres caídos no podían tener un hogar en el paraíso de Dios sin el Cordero muerto desde la fundación del mundo. ¿No exaltaremos entonces la cruz de Cristo? Los ángeles [que nunca han pecado] adjudican honor y gloria a Cristo, pues aunque no está seguro excepto al mirar a los sufrimientos del Hijo de Dios. Es por medio de la eficacia de la cruz que los ángeles del cielo son guardados de la apostasía. Sin la cruz no estarían más seguros en contra del mal de lo que estaban los ángeles antes de la caída de Satanás. La perfección angélica fracasó en el cielo. La perfección humana fracasó en el Edén, el paraíso de la bienaventuranza. Todos los que desean seguridad en la tierra o en el cielo deben mirar al Cordero de Dios. El plan de salvación, revela el amor y la justicia de Dios, provee una salvaguardia eterna en contra de la apostasía en los mundos no caídos, tanto como entre aquellos que serán reunidos por la sangre del Cordero. Nuestra única esperanza es la confianza perfecta en la sangre de Aquél que puede salvar hasta lo sumo a todos los que vienen a Dios por medio de él. La muerte de Cristo en la cruz del Calvario es nuestra única esperanza en este mundo, y será nuestro tema en el mundo venidero. ¡Oh, como no comprendemos el valor de la expiación!”. Cualquier tipo de perfección que tengamos, o que los seres humanos de otros mundos tengan o que los ángeles leales tengan, no nos protegerían del pecado futuro. Hay únicamente una cosa que nos protege del pecado, nos garantiza en contra del pecado futuro en la presencia de cualquier tentación, y esa es la cruz de Cristo. ¿Cómo garantiza la cruz en contra del pecado futuro? Primero que todo la cruz es uno de los tipos más únicos de justicia, u obediencia, que se encuentren en algún lugar de las Escrituras. No hay ningún otro acto como este. “Porque así como por la desobediencia de uno solo muchos fueron constituidos pecadores, también por la obediencia de uno solo muchos serán constituidos justos.” Romanos 5:19. NVI. Entendemos que la muerte de Cristo en la cruz es un acto de perfecta obediencia o justicia. No hay ninguna justicia como la muerte de Jesús. No hay perfección ninguna como la muerte de Cristo. Es una clase diferente de perfección en la que no pensamos comúnmente. La sumisión que fue requerida en el Calvario es muy inusual. Esto se ve en la experiencia de Jesús en el Jardín de Getsemaní. “Yendo un poco más allá, se postró

324

sobre su rostro y oró: Padre mío si es posible no me hagas beber este trago amargo. Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú. Por segunda vez oró: Padre mío si no es posible evitar que yo beba este trago amargo, hágase tu voluntad. Así que los dejó y se retiró a orar por tercera vez, diciendo lo mismo.” Mateo 26:39, 42,44. El Padre trató de darle la copa de nuestros pecados, y Cristo oró que esta copa pasara de él. Pero noten el versículo treinta y nueve que Jesús oró: “No sea lo que yo quiero sino lo que quieres tú.” Uno debe fijarse en lo que estaba sucediendo. Allí sí Jesús tomó la copa de nuestros pecados, él podría ser separado de Dios quien lo había amado eternamente. Si él obedecía a su Padre sería separado de su Padre y él temía que esa separación fuese eterna, al obedecer a su Padre, él tenía que dejar a su Padre. Si él nos amaba, él debía tomar la copa. Si amaba a su Padre no la tomaría. Este era un terrible enigma para él. La única cosa que lo llevaba era que él sabía que su Padre podía ser confiable. Amaba a su Padre, y sabía que su Padre lo amaba a él, así que siempre oraba que la voluntad de su Padre fuese hecha. Con todas las ramificaciones de este problema para orar, “No como yo quiero, sino como quieres tú”, es una sumisión muy inusual. En otras palabras, él aceptaría la separación, que él sabía que era la voluntad del Padre, porque el Padre lo pedía así. Y todas las complicaciones que parecían entrar a su ser de separación eterna, y todo el quebrantamiento de corazón que esa separación le traería, él se sometió a los deseos de su Padre. ¿Ha usted visto alguna ves una obediencia como esta? Esta sumisión, esta entrega, esta confianza, esta desconfianza del yo casi parece ir más allá de la obediencia. El Único que era perfecto con la humanidad desconfió totalmente de él mismo, de tal manera que no siguió su propia lógica o su propia manera de pensar. Simplemente se sometió a lo que su Padre quería. La cruz del Calvario se alza por sí misma como la epítome de la perfección y la justicia. Esta es una clase diferente de perfección. Es obediencia, y la obediencia es justicia. Supongo que la mejor manera para describirla es la negación propia y la confianza total de depender de alguien más que es digno de confianza. Este tipo de perfección es diferente. Me gustaría sugerir que toda la Biblia está llena de esto, pero con frecuencia no la vemos. Cristo presentó la ley en Mateo 22: donde él hablaba acerca del amor supremo por Dios. Este amor hacia Dios, de acuerdo a Deuteronomio 6:5 debe ser “con todo el corazón y con toda tu alma, y con toda tu fuerza.” Este es amor total por Dios. Si todo el corazón y el alma y la fuerza fueran envueltos en amor por Dios, ¿qué más amaría usted? Él es un afecto que todo lo consume. No hay espacio para el amor propio. Dios se hace cargo de todos mis planes, todas mis ideas, todos mis intereses, todos mis pensamientos. Este es amor supremo por Dios. También en Mateo 22, Jesús siguió hablando de amar a nuestros prójimos como a nosotros mismos ¿Qué clase de amor es este? “A la luz del Calvario se verá que la ley del renunciación por amor es la ley de la vida para la tierra y el cielo, que el amor que no busca lo suyo tiene su fuente en el corazón de Dios.” DTG 20. Este amor de renunciación propia, de sacrificio propio es la clase de amor que Jesús tuvo. Y como lo hemos declarado muchas veces, “el amor es el cumplimiento de la ley.” Romanos 13:10. Y el cumplimiento de la ley es la justicia y la perfección.

325

La perfección cristiana no es una perfección egocéntrica. No es mirar para ver como estoy haciendo. Es lo que estoy haciendo por otro, y lo que pienso acerca de ellos. Y ninguno de los dos está haciendo por otros porque se quiere llegar a ser perfecto. Es hacer por otros porque los amo y me olvido de mí mismo. Esto se encuentra en muchos lugares en la Biblia. “Quien siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrase. Por el contrario se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!” Filipenses 2:6-8. En los versículos cuatro y cinco dice, “cada uno debe velar no solo por sus propios intereses sino por los intereses de los demás. La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús.” No se preocupe de usted mismo y de lo que tiene, sino interésese por los demás en sus necesidades. En la vida de Jesús, este amor supremo por Dios y un gran interés por las necesidades de otros se apoderó de él y lo guió en cada paso de su vida. Él lo ama a usted y a mí tanto que él aun aceptaría la separación de su Padre. Ese tipo de rendición propia, de sumisión y rendición es verdaderamente la perfección de Cristo. Esta es la clase de perfección a la que debemos mirar. Jesús dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.” Mateo 16:24. Es en la cruz donde nosotros morimos al yo. Me gustaría sugerir que Cristo está hablando acerca de la perfección cristiana en este versículo. Niéguese a sí mismo. Nos olvidamos del yo, y tomamos nuestra cruz, porque morimos en la cruz que llevamos. El yo es olvidado, y seguimos a Jesús a cada paso del camino. El guía, el conduce y yo hago su voluntad. Él es la única salvaguardia en contra del pecado. “Arrodillándose en la cruz, él [el pecador] ha alcanzado el sitio más elevado que el hombre puede lograr.” 5 CVA 1133. Tenemos visiones y sueños que están más allá de la cruz, pero arrodillarse en la cruz es, en realidad, el lugar más exaltado al cual podemos llegar. No hay lugar más elevado que estar sobre nuestras rodillas mirar hacia arriba y adorar a ese ser maravilloso que se sacrificó hasta ese extremo. Miramos para entender los que nuestras manos están haciendo, para ver si están haciendo cosas tan perfectamente como pensamos que debieran. Miramos a lo que nuestros ojos ven, nuestros oídos escuchan, y nuestras lenguas gustan, para ver si somos suficientemente perfectos. El Señor nos está diciendo que miremos en vez de a los demás, al corazón. ¿Quién tiene su corazón de usted? ¿Quién controla sus pensamientos? ¿Quién gobierna su vida? ¿Quién lo domina a usted? ¿Está usted sumiso alegremente a él? ¿Se deleita en hacer su ley? ¿Desconfía del yo tan totalmente que usted debe tener a Cristo para guiarle en cada paso del camino?.¿Es esa desconfianza total del yo, esa confianza total en Dios, y esa sumisión total a él la que se puede llamar perfección. Hay una cosa única acerca de esta clase de perfección. Es fácil para los peores pecadores, y es difícil para los mejores pecadores. Los peores pecadores no confían en sí mismos porque saben cuán débiles son, y ellos han sido malos por mucho tiempo. Nunca han sido capaces de alzarse sobre los pecados malos. Siempre han sido un fracaso. Cuán desesperadamente necesitan ayuda, así que alegremente se someten al Único que puede ayudarlos. Los buenos pecadores, los que están orgullosos de su bondad y que se comportan bastante bien, externamente,

326

son los que no necesitan mucha ayuda, y es difícil para ellos someterse a alguien más. Ellos piensan más altamente de sí mismos de lo que debieran, por lo pronto, no se someten. Ellos dicen: “Déjeme intentar.” Y el Señor pregunta: “¿Cuándo descubrirá que todos sus intentos son nada sino fracasos?” Él está esperando que nosotros aprendamos que únicamente en Cristo puede uno realizar algo. Aún nuestros mejores actos están manchados con el yo, y, sin embargo, llamamos a nuestras buenas obras, a nuestros intentos de obediencia justicia. Cuando nos sometemos a Jesús y él gobierna la vida, la vida será diferente. Jesús dijo que el más grande en su reino sería aquel que sirve a otros. Una de las mejores parábolas sobre la perfección es donde Jesús habló con el gobernante rico. “Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres y tendrás tesoro en el cielo, luego ven, y sígueme.” Mateo 19:21. En otras palabras, Jesús estaba diciendo si verdaderamente quieres ser perfecto, niégate a ti mismo, no obtengas la perfección, sino porque amas a esa pobre gente, y quieres verlos alimentados y vestidos. Si quieres ser perfecto, olvídate de ti mismo. Entonces, síguelo, y él te mostrará qué hacer. La negación propia es el camino al gran éxito en la vida espiritual. Elena White discutió cómo los judíos fracasaron en lograr la justicia y la perfección. “Ahora él le señala el carácter de la justicia que todos los que entren al cielo deberán poseer. A través del Sermón del Monte él describe sus frutos, y ahora en una oración él señala su fuente y su naturaleza: Sean perfectos como Dios es perfecto. La ley no es sino una copia del carácter de Dios. Contemplen en su Padre celestial una manifestación perfecta de los principios que son el fundamento de su gobierno. Dios es amor. Como los rayos de luz del sol, el amor y la luz y el gozo fluyen de él a todas sus criaturas. Es su naturaleza dar. Su misma vida es la emanación del amor abnegado… Él nos dice que seamos perfectos como él lo es, en la misma manera. Debemos ser centros de luz y bendición en nuestro pequeño círculo, así como él lo es en el universo. No tenemos nada en nosotros mismos, sino la luz de su amor que brilla sobre nosotros, y debemos reflejar su brillo. En su bondad prestada, podemos ser perfectos en nuestra esfera, aún como Dios es perfecto en la suya.” DMJ 77. Nuestra esfera es ese pequeño vecindario donde vivimos, la oficina donde trabajamos, o la oficina, o el dormitorio, esa es su esfera. En esa esfera debemos derramar luz y bendición sobre todos los que nos rodean. Podemos únicamente darla mientras la recibimos. Se nos dice que cuando demos “Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante, porque con la medida que midan a otros se les medirá a ustedes.” Lucas 6:38. NVI. Los grandes dadores son siempre grandes receptores. Los pequeños dadores solamente consiguen un poquito de regreso. El canal de bendición llega a ser más grande a medida que nuestros corazones aman a la gente más y más. ¿Cuan grande dador puede Dios hacer de usted? No estoy hablando acerca de dinero, pues el dinero es con frecuencia insignificante en muchas maneras. Estoy hablando acerca de ánimo, o una pieza de pan, o cuidar a los niños de la vecina, o una oración al lado de alguien que está enfermo, y visitar a la dama querida en el asilo que no ha recibido un visitante en dos meses. Estoy hablando acerca de todas las cosas comunes, ordinarias donde nos olvidamos de nosotros mismos y salimos para bendecir a otra gente. Todo el día el Señor estaba haciendo esto y por la noche el retroalimentaba su

327

alma. Siempre, cada día, sirviendo a la humanidad, olvidándose de él mismo para que otros pudieran ser bendecidos. Yo sugiero que la vida de servicio, de completo olvido de sí mismo producto de un gran amor por los demás, siempre aligerando su carga y siempre bendiciéndolos, tiene más que ver con la perfección que cualquier otra cosa que yo conozco. Esta vida de servicio tiene una conexión más cercana con la cruz que cualquier otro tipo de actividad. Desconfianza del yo, y confianza total en Dios, hacen que nosotros seamos inofensivos en el cielo por la eternidad. La cruz enseña esa lección. Si Cristo no confió en sí mismo bajo esas circunstancias, sino únicamente en su Padre, ¿cuándo puede uno confiar en sí mismo? La confianza total en Cristo es perfección. ¿Cuán perfecto puede él hacerlo a usted? En una ocasión el Señor le prometió a Moisés que él daría a los hijos de Israel carne para comer hasta que saliera de sus narices. Moisés razonó con Dios diciendo: “Me encuentro en medio de un ejército de seiscientos mil hombres, ¿y tú hablas de darles carne todo un mes? Aunque se les degollaran rebaños en mandas completas, ¿les alcanzaría? Y aunque se les pescaran todos los peces del mar, ¿eso les bastaría?” Números 11, 21:22. En el versículo 23, el Señor amonestó a Moisés y dijo: “¿Acaso el poder del Señor es limitado?” ¿Es Dios tan débil que no puede hacer lo que promete hacer? Él dijo que haría llover tantos pájaros del cielo que estarían por todas partes. ¿Lo hizo? Sí, lo hizo. ¿Qué hará él con un ser humano que se somete totalmente a él? Apenas lo puedo imaginar. Si Dios puede hacer del polvo un ser humano tan complicado como usted es, ¿Qué clase de persona puede él hacer de usted? La Biblia dice: “Al que puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros.” Efesios 3:20. Nunca limite lo que Dios quiere hacer en el hombre. En ese glorioso reino superior, cuando nos reunamos allá sobre el mar de cristal, todos estaremos sorprendidos de los demás que están allá; y estaremos maravillados de lo que Dios ha hecho con los débiles seres humanos. Ninguno tomará la alabanza para sí mismo. Toda la alabanza será para Dios. Que Dios le ayude este día a reconocer que no podemos hacer nada por nosotros mismos. Sin él somos totalmente incapaces. Pero podemos hacer todas las cosas por medio de Cristo que nos fortalece. Esto comprende una relación única de dependencia total de Cristo y una desconfianza total del yo, y descansar en los brazos eternos para todo. Todavía no hemos sido testigos de lo que Dios quiere hacer con el hombre. Él nos está separando en estos últimos días especiales para que seamos ejemplo y aliento para los individuos débiles de lo que Dios puede hacer. Que todos dependamos de él tan completamente que lleguemos a ser canales de bendición para toda la humanidad, a fin de que ellos sepan que Dios no es únicamente amor, sino que es poderoso. Quiera el Señor hacerlo a usted perfecto en toda buena obra por medio de su Hijo, el Señor Jesucristo.

FIN

328