cristo de pachacamilla

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Este camino de oración penitencia y devoción se ha propagado, a lo largo de los siglos a toda nuestra Patria, e incluso a muchos otros lugares en el exterior; esto nos dice de la importancia y hondo significado de nuestra fe peruana como un aporte a la vida de la Iglesia en muchos lugares, donde con veneración y alabanza se reconoce en el humilde Cristo de pachamamilla el mensaje del evangelio, el mensaje de la reconciliación y la poderosa misericordia del Dios de la vida y del perdón. Que estas fiestas de Octubre marquen en nuestra propia vida signos de amor a Dios, de sincera conversión y prácticas de Misericordia y Reconciliación en nuestros hogares, en nuestros trabajaos, en nuestras instituciones y en la vida cotidiana de nuestro país, que lo necesita de manera urgente. Los últimos acontecimiento sociales nos piden a gritos un retorno a Dios, nos exigen arrepentimiento y perdón, nos hemos sumido dentro de nuevas ideas, nuevos odios que no hacen sino despertar nuevamente nuestra fragilidad y nuestra incapacidad de convivir armónicamente como hermanos, hijos de un mismo Padre Dios que vela por nosotros y nos pide ser uno, ser hermanos y vivir en respeto tolerancia y amor. Muchas veces nos hemos jactado de ser un país cristiano católico y lo decimos también muchas veces de labios para afuera, ya que no se nota que lo seamos; deberíamos seguir con mayor empeño las enseñanzas de nuestro Señor, no podemos seguir viviendo tan divididos, llenos de inseguridad y odio entre peruanos. Nuestra fe nos debería invitar a desarrollar modos y aspectos de comunicación, solidaridad y respeto entre todos, sobre todo entre los que no conocen a Dios y enseñarlo con nuestro ejemplo y nuestra caridad, ese es el llamado que en este mes de Octubre nos hace el Señor, ojala desarrollemos juntos estos valores y podamos así caminar juntos como hermanos hacia la casa del Padre celestial, que nos espera con amor bondadoso y llenos de Misericordia. Que María Santísima, la Inmaculada Concepción nos acompañe con su ejemplo, con su piedad y devoción y que hagamos nuestras sus palabras: ”hagan lo que mi hijo les diga” Que el señor que hace milagros nos permita vivir el milagro de su amor redentor todos los días de nuestra vida, entre todos sus devotos y para con los más necesitados, quienes muchas veces están en nuestros mismos hogares, no desfallezcamos nunca en el empeño por ser santos como nuestro Padre lo es. CRISTO DE PACHACAMILLA

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El Cristo de la fe

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Page 1: Cristo de Pachacamilla

Este camino de oración penitencia y devoción se ha propagado, a lo largo de los siglos a toda nuestra Patria, e incluso a muchos otros lugares en el exterior; esto nos dice de la importancia y hondo significado de nuestra fe peruana como un aporte a la vida de la Iglesia en muchos lugares, donde con veneración y alabanza se reconoce en el humilde Cristo de pachamamilla el mensaje del evangelio, el mensaje de la reconciliación y la poderosa misericordia del Dios de la vida y del perdón. Que estas fiestas de Octubre marquen en nuestra propia vida signos de amor a Dios, de sincera conversión y prácticas de Misericordia y Reconciliación en nuestros hogares, en nuestros trabajaos, en nuestras instituciones y en la vida cotidiana de nuestro país, que lo necesita de manera urgente.

Los últimos acontecimiento sociales nos piden a gritos un retorno a Dios, nos exigen arrepentimiento y perdón, nos hemos sumido dentro de nuevas ideas, nuevos odios que no hacen sino despertar nuevamente nuestra fragilidad y nuestra incapacidad de convivir armónicamente como hermanos, hijos de un mismo Padre Dios que vela por nosotros y nos pide ser uno, ser hermanos y vivir en respeto tolerancia y amor.

Muchas veces nos hemos jactado de ser un país cristiano católico y lo decimos también muchas veces de labios para afuera, ya que no se nota que lo seamos; deberíamos seguir con mayor empeño las enseñanzas de nuestro Señor, no podemos seguir viviendo tan divididos, llenos de inseguridad y odio entre peruanos. Nuestra fe nos debería invitar a desarrollar modos y aspectos de comunicación, solidaridad y respeto entre todos, sobre todo entre los que no conocen a Dios y enseñarlo con nuestro ejemplo y nuestra caridad, ese es el llamado que en este mes de Octubre nos hace el Señor, ojala desarrollemos juntos estos valores y podamos así caminar juntos como hermanos hacia la casa del Padre celestial, que nos espera con amor bondadoso y llenos de Misericordia.

Que María Santísima, la Inmaculada Concepción nos acompañe con su ejemplo, con su piedad y devoción y que hagamos nuestras sus palabras: ”hagan lo que mi hijo les diga”Que el señor que hace milagros nos permita vivir el milagro de su amor redentor todos los días de nuestra vida, entre todos sus devotos y para con los más necesitados, quienes muchas veces están en nuestros mismos hogares, no desfallezcamos nunca en el empeño por ser santos como nuestro Padre lo es.

CRISTO DE PACHACAMILLA

Page 2: Cristo de Pachacamilla

La Veneración de la Cruz se remonta a las primeras épocas del cristianismo en Jerusalén. Esta tradición comenzó a festejarse el día 3 de Mayo en que se encontró la Cruz donde padeció Nuestro Señor. En el Perú son tres las fechas en las que celebramos a la Cruz, el 3 de Mayo, el 14 de Setiembre y en todo el mes de Octubre.En Octubre, de manera singular, lo celebramos con el color morado, como signo de arrepentimiento y de entrega confiada a su reconciliación.

El odio de los hombres combatió contra su mismo Redentor, pero venció el Amor de Jesús por los hombres. Estos se unieron para atormentar a Jesús e irrumpieron contra Él; y Él soportó todo tormento y se sometió a la misma muerte, con la mansedumbre de un cordero. Su Cuerpo divino, llagado de amor, no encontró otro descanso que la Cruz. Mientras Jesús sufría, amaba. Nos respondió con amor y perdón a todas nuestras ofensas. Tanta ofensa hecha por cada uno de nosotros día a día. Y es en virtud de ese amor unido a su sufrimiento, por el que Jesús salva al género humano. Se sometió a la muerte para darnos vida. Fue en la Cruz donde nos conquistó el perdón y la Reconciliación. Se confió a su Padre, en total confianza y nos invita hoy a confiar en él.

He aquí el secreto de padecer con mérito y con gloria: recibir las tribulaciones, no de las manos de los hombres, sino de las de Dios. El dolor en esta tierra es inevitable: lo vemos a nuestro alrededor en diversas manifestaciones. Está claro que el dolor no se puede evitar siempre. Pero también está claro que el amor tiene sus misterios y nos lleva a ser más personas, ya que podemos dar una respuesta mayor a nuestros dolores.

Este es el secreto del amor de Dios por los hombres, y del mismo modo puede ser el secreto del gozo de los mártires. También será el gozo de cualquier cristiano que reciba un aumento del amor de Dios. Así como entendemos claramente –sin una duda- que vale la pena gastarse por un amigo, un familiar, una persona querida, del mismo modo a los que aman a Dios les resulta fácil “gastarse” –o sacrificarse- por Él.

La santísima cruz nos invita, en fin, a vivir en actitud de servicio, de solidaridad y de esperanza. Llevar la cruz, celebrarla implica un compromiso de amor, de dar la vida, es decir hacer de nuestra vida un don para los demás, nos compromete también a caminar con Jesús, como lo hizo el Cireneo. Hoy como ayer, hermanos, Jesús necesita

que lo apoyemos y le ayudemos solidariamente a cargar la cruz de los que sufren y de los que no tienen esperanza, de aquellos que sufren injustamente. La cruz nos desafía a no permanecer indiferentes, sino a poner el hombro en estos momentos difíciles que vive nuestro pueblo.

Qué podemos ofrecerle al Señor, a veces le ofrecemos a Dios “sacrificios” que nos parece le gustarán, pero lo que a Dios agrada es que sepamos ofrecerle algo a aquel que toca a nuestra puerta pidiéndonos algo, pidiéndonos un poquito de cariño, un pedazo de pan, un poco de nuestro tiempo, un poco de amor.

Jesús cargó con la Cruz y nos invita a que cada uno de nosotros lo imitemos también en esto. No hay camino sin Cruz. Dios regala la Cruz a quienes ama, a quienes quiere regalar también con muchos otros bienes. Ese es el sentido de las palabras del Apóstol: “No quiero otra cosa que Jesús y Jesús crucificado.” En la Cruz nos encontramos y unimos a Cristo. Busquémoslo siempre allí. Él, con sus brazos extendidos, nos espera para regalarnos el abrazo de su infinito amor. Que estas festividades de Octubre nos hagan ser cada día más cristianos, más comprometidos con nuestra fe y con nuestra Iglesia.

El Cristo Morado, Señor de los Temblores o Cristo de Pachacamilla. Curiosamente, esta imagen retoma su significado inicial de "Señor de los Temblores" cuando ocurren los más fuertes temblores, en que la población saca en obligada procesión a la venerada imagen.

Esta devoción empieza con allá en la colonia, entre indios y negros que en medio de sus creencias fueron encontrando en el Cristo crucificado la respuesta a su pesar y su situación, es por ello que hasta hoy vemos en el Cristo moreno al que se ha solidarizado con la suerte el dolor y la esclavitud, pero también con las esperanzas, las alegría y los anhelos de sus seguidores.

Cuentan los cronistas que una mujer llamada Antonia Maldonado, original de Guayaquil, vino al Perú y se instaló en el Callao. A la edad de 20 años fue obligada por su madre a casarse con el noble Alonso Quintanilla, matrimonio que -según dicen- nunca llegó a consumarse por el enorme espíritu de servicio hacia Cristo que ella guardaba. Finalmente, a doña Antonia le fue ofrecido un solar al lado de la Capilla del Cristo de Pachacamilla y, desde ese instante, su destino y el de sus beatas fue cuidar al Cristo moreno, siempre ataviadas con el hábito morado que usaban las nazarenas y que hasta hoy simboliza la devoción absoluta al Señor de los Milagros.