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Quizás no pasa nada… Aquí estoy, encerrado en el baño. Por suerte, el interruptor está puesto por dentro, así que lo controlo yo. El cerrojo está echado, y he empotrado el mueble en el que guardamos los objetos de higiene contra la puerta. No le quito ojo al pestillo, ni al interruptor. Bueno, es fácil, este baño es muy pequeño, apenas tendrá un par de metros cuadrados. Tampoco pierdo de vista el espejo. En él me veo, por ahora, solamente yo. Desde el váter en el que estoy sentado, en el rincón del cuarto, intento verlo todo a la vez. Suena un golpe contra la puerta, y pego un salto, pero no grito. Sólo compruebo el pestillo, luego el mueble y después el espejo. No tengo a mano nada con que defenderme. Sólo un pestillo y un mueble impiden que la puerta se abra, y no quiero que se abra. Podría cantar una nana para tranquilizarme, pero no quiero que me escuchen. A lo mejor si no digo nada, no pasa nada. A lo mejor si cierro los ojos… No, mejor no los cierro, ¿y si los cierro y cuando los abra

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Page 1: Creepy s

Quizás no pasa nada…

Aquí estoy, encerrado en el baño. Por suerte, el interruptor está puesto por dentro, así que lo

controlo yo. El cerrojo está echado, y he empotrado el mueble en el que guardamos los

objetos de higiene contra la puerta. No le quito ojo al pestillo, ni al interruptor. Bueno, es

fácil, este baño es muy pequeño, apenas tendrá un par de metros cuadrados. Tampoco

pierdo de vista el espejo. En él me veo, por ahora, solamente yo. Desde el váter en el que

estoy sentado, en el rincón del cuarto, intento verlo todo a la vez.

Suena un golpe contra la puerta, y pego un salto, pero no grito. Sólo compruebo el pestillo,

luego el mueble y después el espejo. No tengo a mano nada con que defenderme. Sólo un

pestillo y un mueble impiden que la puerta se abra, y no quiero que se abra. Podría cantar

una nana para tranquilizarme, pero no quiero que me escuchen. A lo mejor si no digo nada,

no pasa nada. A lo mejor si cierro los ojos… No, mejor no los cierro, ¿y si los cierro y

cuando los abra no hay luz? ¿Y si cuando los abro hay algo en el espejo? ¿Y si cuando los

abro veo unos ojos que no son los míos?

Suena otro golpe. De puño, de zarpa, por accidente, grabado en una grabadora, en mi

cabeza, al otro lado de la puerta, desde afuera, desde adentro. Ahí afuera las luces están

apagadas, no se puede ver nada. Y no se oye nada. ¿Hay alguien? ¿Hay algo? Me lo

imagino como un inmenso espacio negro. Sí, el cuarto del baño ha caído en un océano sin

luz, y está flotando en la nada. Y ahora recuerdo esa historia, la historia de terror más corta

del mundo:

“Estaba el último hombre de la Tierra en una habitación y llamaron a la puerta”.

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La mía la aporrean. Ahora que lo pienso, si no hay nada afuera ¿por qué aún tengo luz? ¿Y

si estoy muerto? O esto es una pesadilla y estoy seguro en mi cama. ¿Y si es la pesadilla de

otra persona? ¿Soy real?

El tercer golpe. Después una tanda de tres golpes seguidos. Llaman al móvil. Lo cojo;

número desconocido. Acepto la llamada y lo acerco a mi oído. Susurro muy bajo,

preguntando quién llama. Nadie contesta, pero puedo oír de fondo algo chirriando. Cuelgo,

no debería haber contestado. Dejo el móvil. Después se me ocurre coger el móvil de nuevo,

para llamar a alguien.

No está. Lo dejé ahí pero ya no está. ¿Fue real la llamada? ¿Tengo un móvil? Si lo tuve, si

estaba ahí, si ahí lo dejé y no lo volví a cambiar de sitio, ¿en dónde está? ¿Quién lo ha

cogido si aquí estoy yo solo? ¿Mi reflejo? Debería romper el espejo. Aunque si hay algo

afuera, oiría el ruido. ¿Y si me han llamado desde afuera para saber qué hago aquí adentro?

Ya no llaman más. Quizás ya no pasa nada. O a lo mejor sí pasa y sólo debo de salir para

comprobarlo. Pero no quiero ver nada de afuera. Miro al espejo de nuevo.

Mi reflejo se pasa un dedo por el cuello.

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Ciudad Sin Luz

¿Hay alguien en tu vida que odies? ¿Alguien por quien darías cualquier cosa para hacerle

daño, por quien pagarías cualquier precio a cambio de venganza? Si es así, quizá deberías

considerar ir a la Ciudad Sin Luz.

Para ir ahí, ve a cualquier ciudad relativamente grande y busca un callejón abandonado por

la noche. Entra en él, y cierra tus ojos lo más fuerte que puedas. Di en voz baja «Ciudad Sin

Luz» y concéntrate en la oscuridad. Probablemente has notado que ves colores difuminados

y figuras abstractas si enfocas tu vista cuando tienes los ojos cerrados; observa esas

imágenes. Luego de unos minutos, deberían empezar a volverse más claras y brillantes.

Cuando esto ocurra, irán tomando formas concretas: imágenes de asesinatos violentos,

animales deformados y semejantes. No importa lo que veas, mantén tus ojos cerrados.

Comenzarás a perder la noción del tiempo, pero eventualmente las imágenes se detendrán y

sólo verás oscuridad absoluta, nada más que un tono negro profundo, sin otros colores ni

formas. Cuando estés seguro de que has alcanzado este punto, abre tus ojos.

Ahora te encontrarás en una ciudad bastante oscura, no habrá una sola luz o estrella en el

cielo. Deberías poder ver las siluetas azul oscuro de los edificios a tu alrededor. Sal del

callejón y camina tan silenciosamente como te sea posible por la acera, sin ir en ninguna

dirección en particular.

Si escuchas algún movimiento, aléjate tan rápido como puedas del ruido. En la Ciudad Sin

Luz habitan animales. Estará muy oscuro como para distinguir bien sus rasgos, pero son del

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tamaño de los grandes felinos y matarán a cualquier humano que atrapen. Sigue caminando

hasta que llegues a un área con edificios más pequeños; el límite de la ciudad.

Te encontrarás con un niño, cuyo rostro emitirá un débil brillo, permitiéndote ver que no

tiene ojos.

Te preguntará, «¿Compartirás tu luz conmigo?».

Di que sí, y el niño acercará sus manos a tu rostro y te sacará tu ojo derecho. Será doloroso,

pero esto no te dejará ningún tipo de herida ni sangrarás. Luego te dará las gracias y se irá.

Sigue caminando, y un hombre alto aparecerá frente a ti.

«¿La luz de quién deseas tomar?».

Di el nombre de la persona que odias, y tan pronto lo hagas esa persona quedará completa y

permanentemente ciega.

«¿Tu odio ha sido satisfecho?», te preguntará el hombre. Si es el caso, di que sí, y

despertarás en el callejón. Si la respuesta es negativa, di que no, y el hombre desaparecerá.

Sigue caminando. Te encontrarás con otro niño sin ojos.

«¿Compartirás tu luz conmigo?».

Di que sí y te sacará tu ojo izquierdo, dejándote ciego. Sigue caminando y el hombre alto se

te aparecerá de nuevo, aunque por supuesto ahora tendrás que depender del sonido de su

voz.

«¿La vida de quién deseas que la oscuridad reclame?».

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Di el nombre de la persona que odias, y esa persona morirá. No se te preguntará si tu odio

ha sido satisfecho esta vez, y no serás capaz de volver al callejón. Te advertí que te

aseguraras de que realmente odiabas a alguien antes de hacer esto, porque pasarás el resto

de tu vida vagando por la Ciudad Sin Luz, ciego, con sólo tu odio para reconfortarte.

Para algunas personas, eso es suficiente.