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COYUNTURA Y PROCESO EN SEPTIEMBRE DE 1973.RAZONES HISTORICAS Y POLITICAS EN LAS INTERPRETACIONES DEL DIA 11. (Un examen no apto para irreconciliables) Dr. José Antonio González Pizarro1

Quisiera comenzar con una mirada de atención hacia tres síntomas que han recorrido las noticias del mes que termina: 1) La deferencia del Presidente George Busch por la salud de la esposa del Presidente Ricardo Lagos y su estancia, por razones de seguridad, en una base militar norteamericana; 2) El ofrecimiento del General Cheyre a Gladys Marín en ser atendida en el Hospital Militar y las señales de preocupación de todos los sectores por la salud de ella y 3) La reunión técnica del Presidente de la UDI, Pablo Longueira, con un grupo de economistas tendiente a estudiar la redistribución de la Renta Nacional para angostar el abismo entre la riqueza y la pobreza en el país.

Informaciones que refieren cómo ha cambiado el escenario no sólo internacional sino el interno, en treinta años. Son síntomas que apuntan a que las lecciones históricas se aprenden y que es necesario, ahora y hacia delante, considerar la política, la sociedad y el mejoramiento de la calidad de vida de todos los chilenos en un ambiente de profunda virtud democrática que consiste en aceptar al otro en la diferencia y respetar los derechos humanos universales.

Fue Heródoto, en el Libro III, capítulos 80-83, de sus Nueve Libros de la Historia2, en la antigüedad clásica griega, el que nos planteará la dicotomía entre la Isonomía (igualdad ante la ley) que da origen a la democracia, en la propuesta de gobierno ante el Rey persa Darío III, o la Eunomía( la decisión técnica proveniente de los hombres de mejor preparación) que da origen a la eficiencia de la administración de gobierno sin reparar si el pueblo o no concursa en la elección del gobernante.

Esa discusión, que sirvió a Aristóteles en la argumentación histórica de su obra Política, ha constituído, desde entonces, la medular discusión en torno al poder y los ciudadanos en cuanto al sentido y fin de la política y a los procedimientos de alcanzar lo que Aristóteles va a denominar la vida buena o la felicidad que, huelga decirlo, la única Constitución chilena que nos prometió literalmente aquello fue la de Bernardo O’Higgins del año 1818.

1Doctor en Historia, Universidad de Navarra. Profesor Titular de la Universidad Católica del Norte.. Exposición realizada en el marco “El Quiebre de la democracia en Chile. Ciclo de conferencias en torno a los antecedentes y consecuencias del 11 de septiembre de 1973”, organizado por la Escuela de Derecho, U.C.N, Antofagasta, el 3 de octubre del 2.003. Las anteriores conferencias fueron del Dr. José Luis Cea, el día 11 de septiembre; Cristián Marchant Lillo, 26 de septiembre y Eugenio Ortega, el 17 de octubre.2 Véase, Heródoto, Los nueve libros de la Historia. Estudio preliminar de María Rosa Lida de Malkiel, Ediciones Océano, España, s/d,pp.193-196.

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La narración de los últimos acontecimientos que dieron lugar el día 11 de Septiembre de 1973 al quiebre de la democracia en Chile, nos plantea, y este ha sido mi motivación de organizar y coordinar este ciclo de exposiciones, poner en perspectiva de la historia lo devenido en nuestra historia nacional. Nunca resistió un análisis serio reducir el tema del golpe militar de 1973 sólo a los acontecimientos que se extendieron durante los mil días entre 1970 y el año mencionado. En la distancia necesaria para observar y distinguir los distintos elementos toman unos una insospechada importancia y otros vuelven a constituirse en las condiciones adecuadas que no alcanzan a ser los suficientes y necesarios como para ser causa del quiebre.

En este sentido, habrá determinados sucesos que pueden guardar las propuestas para caminar hacia las analogías con otras épocas históricas e incluso repetir la manida frase de George Santayana :”Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla”. Expresión que dice mucho, de esta comparación de las formas exteriores, capturadas casi a simple vista por alguien que esté medianamente interiorizado en la historia nacional; no obstante, falsa en sus contenidos, en sus homologías, al ojo imbuido en la disciplina histórica.

Los conferencistas que nos antecedieron han señalado los elementos jurídicos y políticos que concatenaron la crisis de 1973: la presencia absorbente del Estado y el creciente presidencialismo con las exigencias de mayores atribuciones, la carencia constitucional, señalada en la Carta de 1925, respecto a recursos para las personas ante las acciones estimadas arbitrarias del Estado y cómo éstas afectaron a la vida nacional.

Queremos exponer siguiendo los criterios historiográficos de la Escuela Francesa de los Annales determinadas categorías que nos permitirán poner en perspectiva los antecedentes que revientan en 1973 pero que exigen asumir la historia social total, como exigía Marcel Mauss. Esto significa reconocer distintos factores que coadyuvan a mirar cómo determinados episodios van encadenando ciertos síntomas que conforman procesos de larga data en la vida nacional, donde los episodios más representativos se erigen como hitos. La libertad humana conlleva que estos procesos colectivos, no anónimos, plenamente conscientes en sus actores individuales, definan el rumbo de los variados acontecimientos en términos de coyunturas (aquello que Toynbee va a denominar los mecanismos de respuestas a los retos o pruebas por las que atraviesan los pueblos)

El acercamiento al análisis de los antecedentes del 73 y que da sentido, insisto, significación histórica , no tiene nada de azarístico, al consecuente de por qué el 73 se debe leer desde esta comprensión interpretativa, que da cuenta de las variadas condiciones que acoge el principio de causalidad que jamás es mecánico y monocausal.En este lineamiento se han tentado aproximaciones que apuntan a revisar los hechos, los porfiados hechos ya verificados, desde el ángulo del consecuente. O sea, el ex post 11 de septiembre del 73. Aquello es y será plausible si y sólo si lo dado post 11 de septiembre, es la culminación de otros antecedentes que dada la coyuntura histórica creada después del 11 de septiembre, constituyen hitos y continuidad que dan forma a un proceso tanto intelectual y social ignorado, antes de 1973, como gravitante en la orientación de la vida nacional.

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Los datos y los hechos históricos no son los mismos que conforman el saber o el conocimiento de la historia. Todos los sucesos individuales, plenamente deliberados y conscientes, no son recogidos por la historia. No por existir hasta hace cincuenta años, aunque todavía pervive esa tendencia, un silencio sobre los pueblos ágrafos o sobre las mujeres, en cuanto conocimiento histórico, no significa, empero, que estos no hayan existido o nada hayan realizado de modo consciente y parte de procesos históricos. Posiblemente alguien adscrito a las teorías racistas de Gobineau o a la misoginia de Schopenhauer vaya a discrepar de lo aseverado.

Nuestra visión reparará en tres aspectos:1.- El acercamiento a la totalidad de los elementos que constituyen, como diría Braudel, la materia de la vida social actual, o sea la duración social. Y en ella, los tiempos dan sentido a la función de estos:

a) Los fenómenos de larga duración, aquellos que casi se mantiene inmóvil, lenta en fluir y en transformarse, una historia hecha no pocas veces de insistentes reiteraciones y de ciclos incesantemente reiniciados. Principalmente, apunta a la relación del hombre con el espacio, a la economía, a la historia de las mentalidades, la tradición popular, las tendencias seculares de los movimientos sociales y culturales. Acá se desenvuelven cambios y discontinuidades y, a veces, rupturas. Empero, indicará Braudel, es un tiempo que aniquila gran cantidad de acontecimientos, todos aquellos que no puede acomodar en su propia corriente. En esta perspectiva, se deja un reducido margen de maniobra a la voluntad humana en su empeño por transformar el mundo y cambiar la historia. La posibilidad al papel individual es siempre optar. En palabras de Braudel, el gran hombre de acción es aquel que después de calibrar con justeza lo limitado de sus posibilidades, elige mantenerse dentro de ellas y aprovechar el peso de lo inevitable, ejerciendo su empuje personal en la misma dirección. La historia es la suma de todas las historias posibles. Así, se despliega la dialéctica de la duración en la unidad de la historia: “Nada hay más importante en el centro de la realidad social que esta viva e íntima oposición, infinitamente repetida, entre el instante y el lento transcurrir”.Es el tiempo de la estructura, casi situada fuera de tiempo.

b) Los fenómenos de duración media, son los vinculados a las decisiones más significativas en los ámbitos político y social y a los ciclos económicos. Es el tiempo de la coyuntura, que se revela por medios de procesos sociales, económicos y culturales, manifestados en ciclos.

c) Los sucesos y episodios, que son constitutivos de tiempo corto. Es el que corresponde al individuo y al acontecimiento.3

Expuesto brevemente estos marcos tenemos que tanto el proceso y la coyuntura que hacen concluir una continuidad histórica en la crisis de septiembre del 73, apuntan a resaltar el agotamiento de las posibilidades de satisfacer las demandas socio-económicas en el marco del Estado erigido en el transcurso del periodo 1927-1973. Esto quiere significar, en la 3 Hemos seguido el planteamiento de Fernand Braudel recogido en El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, Fondo de Cultura Económica, México, 1980; Civilización material y capitalismo, Editorial Labor, Barcelona, 1974 y La historia y las ciencias sociales, Alianza Editorial, España, 1970.

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perspectiva braudeliana anotada, cómo el proceso de larga duración, dominante en todo el escenario nacional, construyó o debió atender de manera determinista a estructuras, por ejemplo, la subordinación productiva a las riquezas naturales, principalmente mineras que proyectaron no sólo la condición monoproductora del país sino una debilidad endémica de nuestro sistema económico respecto a los mercados internacionales, a los imperativos de las inversiones extranjeras y la necesidad estratégica de cimentar un estadio de industrialización con base en el Estado: el tránsito y el debate del crecimiento hacia fuera por el crecimiento hacia adentro. Por otra parte, el modelamiento de un nuevo Estado, de claro rasgo intervencionista en la sociedad, comenzado por Carlos Ibáñez durante su dictadura (1927-1931) queda prefigurado durante su administración: su aparato burocrático, en el sentido weberiano, su papel de gestor de la infraestructura, la dirección de la formación del pueblo y la orientación y fiscalización pública de los distintos niveles de la educación; aspectos que serán complementados y profundizados durante los gobiernos radicales (1939-1952), no sólo con el reforzamiento del Estado docente y el papel de la CORFO, que dan las señales de continuidad del “Estado desarrollista” que, algunos autores han visto, durante la segunda gestión de Arturo Alessandri (1932-1938).4

Es un Estado que involucra a la sociedad y fundamentalmente a los sectores medios: es en la administración de Ibáñez donde los ingenieros civiles comienzan a fijar el rumbo de las actividades neurálgicas de la nación; los profesores asumen el rol de reproducir los valores laicales y la regeneración de la raza, un concepto introducido por Ibáñez, mediante la gimnasia y la Junaeb; más tarde, una visión co-educacional y afianzamiento de la identidad nacional a partir de Aguirre Cerda.Durante la administración de los radicales queda establecido el nexo clásico del Estado benefactor que vincula los requerimientos de la sociedad y las respuestas estatales: se implanta la carrera universitaria de las Visitadoras Sociales (hoy Asistentes Sociales y en Europa Trabajadores Sociales).Como complemento a esta visión que disipa en gran medida los ámbitos de la sociedad y el Estado, se articula fuertemente el movimiento sindical a la sombra del Estado como también se despliega su modelo de Medicina Social, planteamiento que tiene en Salvador Allende su principal impulsor5.

Es este Estado que, configurado jurídicamente en la Carta de 1925, no asigna su atención en resguardar los derechos individuales ante sus propias invasiones en el ámbito del cuerpo social; por el contrario, protege y desarrolla los derechos sociales a lo largo del periodo en referencia para satisfacer las promesas del Estado de compromiso: la solidaridad de los sectores mesocráticos con los sectores obreros mineros y urbanos. Es una tarea incesante por parte del Estado que logra mostrar sus logros y bondades hasta mediados de la década de 1950 cuando las señales de desgaste del modelo se hacen notorias tanto para la sociedad como también para los propios recursos públicos: es el prestigio del modelo de salud pública y medicina socializada a nivel latinoamericano. Nos enorgullecíamos del Instituto de Neurocirugía de la Universidad de Chile. De igual modo, del modelo educacional, que logra fortalecer cierta movilidad social y cuyo prestigio en el área universitaria se traslada a otros países latinoamericanas por medio de sendas Comisiones Educaciones que el 4 Véase, Gonzalo Vial, Historia de Chile (1891-1973), Ed.Fundación, Santiago,1981-1996,4 volúmenes publicados; Gabriel Salazar y Julio Pinto Vallejos, Historia Contemporánea de Chile, Lom Ediciones,1999-2002, 5 volúmenes. Mariana Aylwin, Carlos Bascuñán et.al.,Chile en el siglo XX, Editorial Emisión, 1985.5 Cf.Diana Veneros, Allende.Un ensayo psicobiográfico, Editorial Sudamericana,2003.

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Gobierno organiza. E incluso la adaptación del modelo prusiano profesional del Ejército chileno, mediante Misiones solicitadas por repúblicas amigas.

Estructuras rígidas que definen procesos de larga duración como nuestra dependencia a los recursos mineros, que solventan el erario público, y la hegemonía del Estado, en su expresión de Estado Benefactor, alcanza el control de las actividades de la sociedad, incluso en las fuerzas espirituales de la nación ( A modo de ejemplo, manteniendo hasta mediados de los años 40 la tuición de la calidad educacional privada y el despliegue de las universidades públicas técnicas-la UTE- y las sedes regionales de la U. de Chile; obligando a las iniciativas privadas a cimentarse por medio de ley de la república, como fue el surgimiento de nuestra Universidad del Norte).

Pero, la estructura de larga duración no sólo constituye el fondo o el cauce que conduce a las restantes acciones; se permeabiliza en nuestra conciencia cívica la mentalidad estatista, socialista dirán algunos, que recorre transversalmente desde el estamento castrense, el ejército en particular, hasta los civiles: desde las izquierdas, influye en el centro y penetra en el nacionalismo de derecha. Mentalidad estatista que gira en el dilema: nacionalizar todas las riquezas básicas o sólo algunas, las estratégicas. La implementación de estas medidas será gradual y recibirá distintas denominaciones6.La resistencia al Estado, pasiva, doctrinaria, se anida en la Iglesia y sus círculos intelectuales, pero, nada puede hacer ante esta arremetida que había comenzado en los albores de 1920, con el influjo del “socialismo de cátedra” y la prédica incendiaria que da origen a otro elemento de nuestra larga duración, poco evocado en estos días: el movimiento popular. La arenga de situar como protagonista adveniente al movimiento popular corre por cuenta de Arturo Alessandri:”Quiero ser amenaza a las fuerzas reaccionarias retrógradas” y el “pese a quien pese”, se impone a su lema:”el odio nada engendra sólo el amor es fecundo”.7

El movimiento popular toma su protagonismo de la mano de la emergencia de los partidos ideológicos que reemplazan el verbo y los programas de los partidos parlamentarios: es el pueblo, en sentido sociológico, la querida “chusma” alessandrista.

En este contexto, es el ejército que lidera las posiciones reformistas: gracias a su intervención en 1924 y con Ibáñez, se alcanzan las leyes sociales decisivas y el Código del Trabajo. Ibáñez desea hacer un “Nuevo Chile”. Destacados hombres del arma de la Fach, como Marmaduque Grove sientan de modo efímero la República Socialista.

El cuarto de siglo que se extiende entre 1927 hasta 1958, siguiendo a Ricardo Donoso8, se lo reparte las tensiones entre el Alessandrismo y el Ibañismo. Una tendencia secular en la política chilena por buscar hombres de carácter y hacer los virajes correspondientes a la

6 Vid. Mario Góngora, Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX,Ediciones La Ciudad, 1981.7 Vid. René Millar, La elección presidencial de 1920, Editorial Universitaria, 1981. También, Augusto Iglesias, Alessandri, una etapa de la democracia en América, Ed.Andrés Bello,1960. También, Julio Pinto y Verónica Valdivia,¿Revolución proletaria o querida chusma?.Socialismo y Alessandrismo en la pugna por la politización pampina (1911-1932), Ediciones Lom,2001.8 Ricardo Donoso, Alessandri, agitador y demoledor, Fondo de Cultura Económica,México, 1952.

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maquinaria del Estado; los restantes hasta 1973 son los años de la coyuntura entre Freísmo y Allendismo. La primera dupla en el marco de los partidos parlamentarios; la segunda constituye una alteración programática no sólo del Estado sino de la Sociedad. Los denominados por Mario Góngora, proyectos globales excluyentes: algo inédito en la vida política chilena. Los proyectos globales, y excluyentes, contienen en sus programas políticos, y allí radica sus profundos significados, las promesas del Estado de compromiso: profundizar la democracia social, no sólo en el aspecto formal pero relevante, del componente ciudadano, que se alcanza en 1970 ( donde, habrá que acotar, se alcanza el cenit de la participación juvenil: de 1.400.000 que se integran 800.000 son jóvenes), sino también, lo que Frei llamó la “Promoción popular” y las reformas en el campo chileno: la reforma agraria y la sindicalización campesina.Sin este factor, el del movimiento popular, como sujeto y objeto del accionar político del régimen presidencial en comento, no se puede comprender, el arraigo en la memoria popular de la obra de Frei y la acción de Allende9, aunque, en la distancia de los hechos, la evaluación de lo realizado no guarde correlación en lo percibido socialmente.

No obstante, una de las claves de la comprensión interpretativa, las motivaciones de las racionalidades en la acción social, estriba en lo percibieron y justipreciaron los contemporáneos respecto a las medidas gubernamentales desplegadas en pro de este actor que lisa y llanamente se llama pueblo. Ahora, ampliando el discurso político hacia los trabajadores mineros, el segmento campesino. Anteriormente, el reduccionismo discursivo había privilegiado al obrero urbano.Fue la paradoja que la historia ofreció a los vencedores de la revolución de 1891: aun cuando Balmaceda asumió el costo político de la represión de la primera huelga general de 1890 que motivó el enrolamiento voluntario de los vigorosos pampinos que dieron la victoria a las fuerzas constitucionalista ante el ejército profesional, heredero de la tradición victoriosa de la guerra del Pacífico; el pueblo y fundamentalmente el obrero salitrero elevó a los altares de sus viviendas la figura del Presidente mártir. La reivindicación de su figura y legado quedó en la memoria colectiva.

Estas pinceladas para fijar la gravitación de las fuerzas de larga duración, en lo económico, lo estatal y la mentalidad y el papel de los partidos políticos a favor del estado de compromiso, no deben impedir la visualización de las contradicciones en la sociedad sobre la gestión de las ideologías y el rol que le cupo a los partidos políticos.Hubo coyunturas, momentos que en el devenir de la historia concurrieron un conjunto de condiciones que articuladas entre sí, dieron o pudieron dar un viraje a la relación Estado-Sociedad, dejando relegadas, más no caducas o no vigentes, las opciones que el contexto había hecho fracasar.

Esas coyunturas que, a nuestro juicio, fueron decisivas en la profundización del rumbo tomado, de modo legítimo y democrático por la ciudadanía, pero incomprensible para la racionalidad política no chilena, fueron:

1. La elección de 1938 de Pedro Aguirre Cerda.2. La elección en 1952 de Carlos Ibáñez del Campo.

9 Cf. Sergio Grez Toso,”Salvador Allende en la perspectiva histórica del movimiento popular chilena”, texto presentado en “Utopia(s) 1970-2003. Panel Salvador Allende a treinta años de su muerte”,Santiago, 4-6 de septiembre de 2.003.

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3. La elección en 1964 de Eduardo Frei Montalva.4. La elección en 1970 de Salvador Allende Gossens.

Aquellas elecciones constituyeron no meras contiendas políticas sino alternativas más atenuadas las dos primeras para acomodar una deficiencia estructural de nuestro sistema político con relación al sistema económico, que fue advertido por Aníbal Pinto y Jorge Ahumada10, entre otros: nuestro sistema político se manceba con categorías y madurez cívica al nivel europeo pero nuestro sistema económico era subdesarrollado y dependiente, imposible de satisfacer las demandas de la sociedad y, por supuesto, las promesas del clientelismo político.

La primera paradoja y la primera lección que se debió tener presente fue: aunque las similitudes fueran de proporciones, nuestro escenario político quedó siempre sujeto a la peculiaridad idiosincrática e incluso a nuestro carácter infausto. Se trata de señalar la diferencia de una convivencia pragmática, vital, deportiva en el sentido orteguiano, que se manifestó en la sociedad y se disputó sólo en el plano ideológico. El frente popular chileno, el tercero a nivel mundial, triunfa con el apoyo del partido nazi. La paradoja es que el Frente Popular, en la visión de Jorge Dimitrov, fue una estrategia esbozada por Moscú para detener el avance del fascismo. En España significó la persecución religiosa extrema y el alzamiento nacionalista. La lección cívica fue que la Iglesia con José María Caro, arzobispo de humilde origen, gestor de la cruzada antimasónica en Chile, reconoce el triunfo, de solo 4.000 votos a favor de Aguirre Cerda, masón y representante de las fuerzas radicales, socialistas y comunistas. Hecho inédito a nivel mundial11. Estados Unidos vio con mejores simpatías el programa frentepopulista que el liberal empresarial de Ross Santa María, de la derecha política. Hay más coincidencia en el programa de Aguirre cerda con el New Deal de Roosevelt12. La marina chilena cierra definitivamente los planes alternativos en un eventual enfrentamiento con la de los EE.UU, según ha comprobado Emilio Meneses13. Aquello nos dejó una segunda lección histórica, considerando el peso mundial de EE.UU: siempre es conveniente tener una política realista y pragmática en el campo internacional y procurar minimizar los efectos en los desencuentros de intereses con los EE.UU . Así se vivió durante los gobiernos radicales, de Ibáñez , de Jorge Alessandri e incluso con Frei.

El triunfo de Ibáñez del Campo fue la expresión de la frustración ante la gestión radical del Estado Benefactor. La escoba como símbolo de Ibáñez no alcanzó a borrar las componendas ya afianzadas, a pesar del enorme respaldo ciudadano independiente que pedía rectificar rumbos: repárese que el poder femenino se expresa fuertemente, demostrando una tercera lección: no siempre lo que es motivado desde la ideología guarda correspondencia con los sentimientos de un sector. El derecho de sufragio y la agenda del

10 Vid.Aníbal Pinto,Chile, un caso de desarrollo frustrado, Editorial Universitaria, 1972; Jorge Ahumada, En vez de la miseria, Editorial del Pacífico, 1965;Id. La crisis integral de Chile, Editorial Universitaria, 1966.11 Vid.Norbert Lechner, La democracia en Chile,Ediciones Signos, Argentina, 1970.12 Vid. Joaquín Fermandois, Abismo y Cimiento. Gustavo Ross y las Relaciones entre Chile y Estados Unidos 1932-1938,Ediciones Universidad Católica de Chile,199713 Vid.Emilio Meneses Ciuffardi, El factor naval en las relaciones entre Chile y los Estados Unidos (1881-1951),Hachette,1959.

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movimiento femenino es una construcción programática desde la izquierda (Amanda Labarca, Elena Caffarena, Julieta Kirwood), que se verá canalizada por la ibañista María de la Cruz para, finalmente, constituirse en un albur, pues será una de las variables electorales impensada para los opositores a la participación política de la mujer: la derecha política y la Iglesia Católica. Una advertencia para las élites políticas e intelectuales. La mujer, como lo comprobaron las elecciones posteriores, apoyó planteamientos de certezas y seguridad en el entorno más próximo, su casa y sus hijos. Reparemos en la fuerza de las mujeres, en cuanto a decisión y coraje, que hicieron que Ortega y Gasset planteara en la década de 1920 en nuestro parlamento, la importancia de la mujer en nuestro escenario nacional. El movimiento de las cacerolas de los sectores medios y la interpelación callejera de las mujeres de la oficialidad castrense durante la U.P., son demostrativos de su decisión; como lo fueron, asimismo, la Asociación de Detenidos y Desaparecidos que reunió a las mujeres opositoras durante la dictadura de Pinochet y, nuevamente, agitando un movimiento de cacerolas y otras formas de protestas, etc.

El fracaso de la propuesta ibañista, que en nuestro concepto, fue el último, en reunir a múltiples agrupaciones político-sociales, produjo no sólo la desazón sino el desbande de la efímera agrupación Agrario-Laborista, postrera opción de corte corporativista en el marco democrático, como ha puesto de relieve Cristián Garay14. Del apoyo comprometido con Ibáñez, algunas personalidades relevantes, volvieron o se atrincheraron en las tiendas políticas ya establecidas: Clodomiro Almeyda al P.Socialista donde alimentó de paso las inquietudes de los jóvenes que formarían el MIR; Jaime Hales, Juan Gómez Millas,Alberto Jerez, Jorge Lavandero emigraron hacia la Democracia Cristiana; Sergio Onofre Jarpa, Mario Arnello, Julio von Mühlenbrock Lira a las posiciones nacionalista de derecha que forjarán y pondrán el acento en el Partido Nacional en 1967. La mayoría imbuido con un sentimiento anti-partido que había caracterizado al Agrario-Laborismo.

Ibáñez detuvo dos propuestas subversivas de los militares en su favor: el moviendo PUMA (Por Un Mañana Auspicioso) y LINEA RECTA. Ambas opciones castrenses no constitucionales que sagazmente Ibáñez desarma: las simpatías por el Justicialismo y lo realizado por Perón no se homologarán en Chile. La idea de un democracia monista- en la teoría de Howard Wiarda- que caracterizará al PRI de México y al Justicialismo en Argentina no prospera…pero despierta simpatías entre un nacionalismo antiimperialista. Lo que nos lleva a una cuarta lección que cuando se percibe que el sistema político no responde adecuadamente a las”necesidades” del país, la inquietud militar en los campos político-económicos plantea sus “soluciones” no institucionales. Y esto, a pesar de la hegemonía estadounidense. Y de la ley Nº 6.825 de 11 de febrero de 1941 que confío a las fuerzas armadas el velar por la tranquilidad y orden en las elecciones ciudadana.Un factor, expresaría D. Alejandro Silva Bascuñán, de acercamiento y de confianza entre los sectores civiles y militares.

Con Eduardo Frei se inicia lo que Alan Angell15 llama el camino hacia las utopías políticas.La opción social cristiana de la visión global del Estado y la Sociedad tiene su hora. El programa de Frei no claudicará una coma de su programa, ni por un millón de votos. Es una respuesta al continente americano. Por vez primera, un proyecto político 14 Cristián Garay, El Partido Agrario-Laborista, Editorial Andrés Bello,1990.15 Alan Angell, Chile de Alessandri a Pinochet: en busca de la utopía, Editorial Andrés Bello,1993.

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chileno genuino “La Revolución en Libertad” ofrece un modelo de desarrollo de reformas estructurales que cimentará en el plano teórico la vía no capitalista-la autogestión, el comunitarismo- sancionado por una inmensa mayoría de la ciudadanía y lo inédito de un partido único de gobierno16. La mística de los falangistas logra profundizar la democracia, se dignifica al campesino una vez que se ha trastocado el régimen de propiedad agraria y sistema del inquilinaje. Se mira hacia los recursos mineros con perspectivas estatista y se da marcha a la promoción popular17.

La cerrada oposición desde las izquierdas18 y desde la derecha a esta voluntad política de transformar la ecuación Estado-Sociedad no hizo mella a este proyecto global excluyente de plantearse en una real opción de poder y continuidad.El rechazo se puede comprender desde lo que se entendía el “Estado de compromiso”, tácito para la derecha, en el sentido que el avance del Estado en los planos económico y social no alcanzaba la estructura agraria: la gran hacienda que los gobiernos radicales respetaron por los intereses comprometidos desde el siglo XIX. Sin embargo, la paradoja la había planteado Jorge Alessandri con su propuesta tecnocrática y adalid de la iniciativa privada: el cambio de la propiedad campesina, presionado por los EE.UU en los Acuerdos de Punta del Este de 1961, lo lleva a promover la primera ley de Reforma Agraria19. Aunque fue estigmatizada como la “Ley del macetero” puso de manifiesto una quinta lección: la claudicación de principios de la derecha política en defensa de la propiedad privada en esa área. Se rectificará en el curso 1967-1970 cuando la derecha política crea la brigada Rolando Matus, en tiempo de la Democracia Cristiana, y haciendo una resistencia enconada a Frei. Pero, la contradicción se agudizará en el plano de los principios cuando la derecha, reagrupada en el Partido Nacional, vote favorablemente la ley de nacionalización del cobre en el Congreso Nacional en 1971, junto con la UP y la DC. Algo incongruente para la derecha tradicional, no tanto para el nacionalismo de derecha20.

Una sexta lección emergió: un programa político reformista o revolucionario, informado y votado por el pueblo, en el marco de un Estado de derecho, legítimo a todas luces, empero 16 El gobierno de Frei expuso en su Mensaje de 1965 en el Congreso Nacional, un plan que apuntaba: 1.ritmo acelerado del desarrollo económico; detención de la inflación; mejor distribución de los ingresos; transformación del campo por una reforma agraria; plan habitacional para más y mejores viviendas; promoción popular para crear y fortalecer las organizaciones populares y el movimiento sindical y cooperativo; reforma de la organización política del estado; reforma de la administración pública; extensión y reforma del sistema educacional; perfeccionamiento de la soberanía nacional. Sobre la Democracia Cristiana, cf.George Grayson, El Partido Demócrata Cristiano chileno,Ed. Aguirre, 1968. Sobre la personalidad y el gobierno de Frei , remito a Cristián Gazmuri, Eduardo Frei Montalvo y su época,Ed.Aguilar, Santiago, 2.000, 2 tomos.17 El factor del campo, y fundamentalmente de la hacienda, en el orden político-social, fue uno de los aspectos primordiales en el cambio de las estructuras de poder, como lo observara Norbert Lechner y, últimamente, Alfredo Jocelyn-Holt Letelier, El peso de la noche. Nuestra frágil fortaleza histórica, Ed.Planeta/Ariel, Argentina, 1997.18 Cf.Julio Faúndez,Izquierdas y democracia en Chile, 1932-1973, Ed.Bat, Santiago, 1992.19 Sergio Carrasco Delgado, Alessandri su pensamiento constitucional.Reseña de su vida pública, Editorial Jurídica de Chile,1987.20 Vid. Arturo Valenzuela, El quiebre de la democracia en Chile,Ed.Flacso, Santiago, 1978. Otra visión en James Whelan,Desde las cenizas. Vida,muerte y transfiguración de la democracia en Chile 1833-1988,Ed.Zig-Zag, Santiago,1993. Juan Linz ha expuesto los distintos “elementos de quiebra” del sistema democrático que explica lo sucedido en Chile.Vid. Juan J.Linz, La quiebra de las democracias, Alianza Editorial, Madrid, 1996.

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puede asociar el conflicto político con la perspectiva del conflicto social, pues la prosecución del ideal de la sociedad justa significa poner el acento en la noción de justicia social y no en la pervivencia del compromiso tácito que resguardaba al sector agrario y sus instituciones del torbellino de las reformas estructurales que requería el país.

El conflicto mezclaba dos aristas y dimensiones: el conflicto de bienes, era negociable en el marco legal; el conflicto de valores, era inclaudicable para ambas partes: la reforma y el cambio en el agro ligaba no sólo a la propiedad sino a una forma de vivir, los asentamientos, cooperativas, que contrastaba con lo que constituía desde el siglo decimonónico la propiedad privada agraria donde se estructuraban relaciones cordiales en el marco de una modalidad patronal, tradicional, de vivir y laborar. Aquello fue el lugar real-simbólico del desencuentro mayor en el país. Agudizado cuando asuma Allende y prosiga la reforma agraria y su profundización.Cabe, entonces, plantear tres niveles de la coyuntura que se darán cita, de modo irreductible, en el trienio 1970-1973, como culminación de lo anotado. Estos niveles dicen relación:

a) El sistema democrático y el funcionamiento de la sociedad. El desapego ideológico de defender el Estado de derecho, como garantía de convivencia.

b) El cuestionamiento al Estado Benefactor como ineficiente en la resolución de la problemática económica-social existente.

c) El reposicionamiento ideológico de las fuerzas armadas y los temas de seguridad hemisférica.

En honor al tiempo, permítasenos sólo enunciar estos niveles :

1) En el marco del sistema democrático y el funcionamiento de la sociedad, observaremos dos elementos que son antípodas y que llevan a la política nacional a la dialéctica del enemigo absoluto ,en la perspectiva de Carl Schmitt21

A) La militarización de la política en lo formal y en la acción. Síntoma que se venía observando desde la década de los años 30 : las brigadas uniformadas de socialistas, nazistas, comunistas alcanzando su máxima expresión y, una flagrante contradicción al Estado de derecho: la formación de la Milicia Republicana, como cuerpo armado, paralelo a las Fuerzas Armadas, durante el segundo gobierno de Arturo Alessandri Palma22. En la segunda mitad de la década del 60 hasta el 73 surgirán las brigadas de los partidos políticos, sin excepción, y las opciones armadas: desde el MIR hasta PATRIA y

21 Es un autor leído con asiduidad en sectores conservadores; sus planteamientos, expuestos en Sobre el concepto de lo político; Sobre la Dictadura, etc.,recogen toda la idea política del denominado “decisionismo”. Después del golpe militar del 11 de septiembre de 1973 constituyó en determinados ambientes una referencia obligada. Una exposición de sus ideas en Germán Gómez Orfanel,”Carl Schmitt y el decisionismo político” en Fernando Vallespín (Editor), Historia de la Teoría Política, Alianza Editorial, Madrid, 1994, vol.5. El profesor José Luis Cea (conversación del 11 de septiembre del 2.003) facilitó la Teoría de la Constitución de Schmitt a Jaime Guzmán Errázuriz. El profesor Renato Cristo ha observado la influencia del pensador alemán en la génesis de la Constitución de 1980.22 Verónica Valdivia, La Milicia Republicana. Los civiles en armas, 1932-1936, Ediciones Lom, Santiago,

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LIBERTAD.El “paroxismo ideológico” fue el tentar, de modo aislado, estrategias de enfrentamiento con elementos entrenados para tal efecto, como ocurrió con sectores de la izquierda. Fue el triunfo de las tesis del Che en sectores del socialismo criollo23.

B) La mentalización del conflicto como solución final, en vez de la negociación, se ve complementada en la profundización del lenguaje ideológico fundamentalista de la negación del otro. Por un lado, desde la teoría y praxis en la vertiente del marxismo-leninismo (praxis aislada en San Gregorio, Ranquil , de tratar convertir “soviets” tanto en la pampa salitrera como en los espacios rurales) se promueve la visión del proletariado como movimiento de masas, principalmente en el P. Comunista; en la década del 60 se pasa a la versión guevarista de la “teoría del foco guerrillero” que despierta la adhesión de un sector de la izquierda juvenil. Una retórica que afectó al Congreso del P. Socialista de 1967. La revolución traducida en la lealtad al Fidelismo se trastocará en la “Vía Chilena al Socialismo” de Allende y la Unidad Popular con el programa de las 40 medidas: programa revolucionario, democrático y gradual en su planteamiento original; legitimado en las elecciones de 1970, 1971 y 1973.A partir de 1972 el debate se concentrará en la legitimidad de ejercicio del gobierno de Allende. No deja de ser gráfico la dedicatoria del Che Guevara al ejemplar de “La Guerra de Guerrillas” regalada a Salvador Allende, “que está tratando de hacer lo mismo con métodos diferentes”. La profundización de la retórica revolucionaria esbozó, desde esta orilla, al enemigo absoluto: el burgués-capitalista-explotador. Desde la Universidad de Concepción se orientaba, desde el seno de los estudiantes y el apoyo intelectual-académico del Partido Comunista Revolucionario, la vertiente trostkista de la revolución permanente.Desde la derecha, el lenguaje retórico de acoger al tradicionalismo español de Vázquez de Mella y Donoso Cortés24, rescatando la tradición jurídica del regicidio. Frente a la revolución marxista podía oponerse el derecho de rebelión, que se impartía por los iusnaturalistas desde la Universidad

23 El régimen militar presentó su Libro Blanco del cambio de gobierno,Ed.Lord Cochranne, 1973, consignando “documentos” preparativos de enfrentamiento ; en la seguidilla de reportajes televisivos, principalmente de las cadenas de Chilevisión, TVN, Canal 13, determinados miembros del aparato militar del P. Socialista o del Gap, reconocieron determinada preparación militar y contar con material de guerra.24 Sin duda, el impacto de la guerra civil española de 1936-1939 en Chile produjo este “reencantamiento” con los autores tradicionalistas y un modo de ver el sistema “democrático-liberal” desde una visión negativa.Cf. José Antonio González Pizarro,”El catolicismo chileno y la guerra civil española 1936-1939. Notas y materiales para su estudio”,Anuario de Estudios Americanos,Sevilla, 1990, tomo XLVII;Sol Serrano,”Del conservantismo a la modernización: La visión histórica de la Falange Nacional en Chile”,Alternativas,Santiago, Número especial, junio de 1984; Gonzalo Catalán,”Notas sobre proyectos autoritarios corporativos en Chile: La revista Estudios, 1933-1938”, en J.J.Brunner-G. Catalán,Cinco Estudios sobre Cultura y Sociedad, FLACSO, Santiago, 1985. Un divulgador preeminente de las ideas tradicionalista, el P.Osvaldo Lira va a influir en selectos sectores civiles y militares. El general Augusto Pinochet se sentía “deudor en algunos temas de teoría política y filosofía”,cf.Gonzalo Rojas Sánchez,Chile escoge la libertad.La presidencia de Augusto Pinochet Ugarte 11.IX.1973-11.III.1990,Editorial Zig-Zag,1998, tomo I.

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Católica de Chile25. A este planteamiento se unía el referente corporativista-nacionalista en torno a Jorge Prat: la posibilidad de una Nueva República. Había una línea rupturista desde el pustch de 1938, el Ariostazo de 1941,etc. Era la respuesta autoritaria de la derecha. Frente al Che Guevara se levantó la inspiración de Carl Schmitt, en defensa de la dictadura y de los enemigos absolutos: todo lo que oliera a marxismo-leninismo.

2.- El cuestionamiento al Estado Benefactor. Es notable la coincidencia de los extremos políticos en el cuestionamiento al Estado Benefactor: el diagnóstico es convergente, la interpretación y su solución es divergente.

Desde el ángulo de la CEPAL, con Raúl Prebisch, la propuesta del Estado desarrollista y su responsabilidad en la industrialización, se configura una teoría vinculada a la dependencia estructural y al tema de la periferia en el marco de las relaciones internacionales. Desde la Facultad de Economía de la Universidad de Chile se irradia tal pensamiento. Frei sigue el delineamiento cepaliano y ahonda el proceso integracionista ( donde, podríamos agregar, se retoma el dilema constante de nuestra política exterior: nacionalismo o americanismo); la propuesta de la Unidad Popular es plantear el cambio del Estado y la edificación del socialismo. No hay socialismo si no se modifica al Estado burgués.Desde la derecha, refundada , como hemos visto a mediados de la década del 60, se recibe las reflexiones y la formación de un grupo de profesionales formados en la Universidad de Chicago, en el marco del convenio entre esta Universidad y la Universidad Católica de Chile, a mediados de los años 50. Los monetaristas fijan su planteamiento crítico en el programa de Alessandri de 1970 vinculado al programa político de la Nueva República. Pensamiento que se recogerá en “El Ladrillo” y se materializará en la coyuntura post 1973. Había que cambiar los factores: volver a entregar a la sociedad la iniciativa, minimizando la acción del Estado en la esfera económica: optar por una vía capitalista pura, centrada en el mercado.No se ha reparado que para 1970 ambas eran posturas radicales pero pertinentes en el ambiente ya ideologizado. La radicalidad dice relación con el referente que se tenía: el Estado benefactor.

3.-El reposicionamiento ideológico en las fuerzas armadas y los temas de seguridad hemisférica.

Es muy posible que al término del segundo gobierno de Carlos Ibáñez del Campo (1952-1958) y los sectores castrenses seguidores del ibañismo, se cerrase la opción en el ejército del progresismo político, de corte populista, y se abre la formulación doctrinaria de la contrainsurgencia que dará lugar a la doctrina de la Seguridad Nacional26. El tema de la 25 Vid. Enrique Evans de la Cuadra, Teoría Constitucional. Elementos de Ciencia Política Contemporánea. Con el texto completo y actualizado de la Constitución Política de Chile.Ediciones Nueva Universidad,2º Ed.1973.26 Vid.Genaro Arraigada Herrera et.al.,Seguridad Nacional y Bien Común,Cisec, Santiago, 1976

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contienda bipolar mundial, EE.UU- URRS, conllevó ya, en tiempos de González Videla, a la presencia castrense en el gobierno27.El nuevo reposicionamiento ideológico estará situándose hacia un nacionalismo de derecha cuando el propio Estado benefactor no de satisfacciones a las demandas salariales de la fuerzas armadas (el síntoma más evidente fue el movimiento del general Roberto Viaux, en 1969, el mismo oficial que se vio comprometido en el asesinato del General Schneider, en 1970) y se constate el agotamiento de las expectativas por parte de los partidos políticos.

El papel a jugar por Chile en el marco de un mundo bipolar se percibe para las Fuerzas Armadas desde distintas sensibilidades: la astucia de Ibáñez en 1952 lo había llevado a adherir a un Congreso Pro Paz en Estocolmo contra Estados Unidos y concluir derogando la Ley de Defensa de la Democracia en 1958; se ha visto contradictorio que Jorge Alessandri sea el último gobierno latinoamericano en cortar las relaciones diplomáticas con Cuba; Frei se ve presionado y destina un contingente de Carabineros a la República de Santo Domingo, en 1965, en el marco de la resolución de la OEA; Allende ha declarado su ideología y su acercamiento al bloque socialista, desde una postura de No Alienados, ratificada en la verificación de UNCTAD III, etc. Los Estados Unidos intervienen directamente con financiamiento en las campañas políticas y han intentado, mediante el Plan Camelot en 1965-196628, medir las posibilidades de un conflicto de mediano y bajo perfil: léase, acciones anti-subversivas. La desconfianza entre sí en el seno de las fuerzas armadas, en el lapso de 1970-1973, era una agudización del conflicto político y la búsqueda de su eventual solución, como se ha puesto de manifiesto en las memorias militares en torno al 11 de septiembre29. Ideológicamente, la marina se adscribía rotundamente a la tesis de Carl Schmitt, sobre el enemigo en política.

Si con Ibáñez se había cerrado la deliberación castrense; Allende las hizo deliberar al plantearle a sus altos mandos las medidas a tomar en los ámbitos económicos, políticos y educacionales, como lo ha recordado Diana Veneros.

En consecuencia, el triunfo de Allende no hizo más que profundizar la crisis de las posibilidades del Estado Benefactor, al exigirle cubrir lo prometido en su programa. Un elemento significativo fue el año 1971 donde, por primera vez en la historia de Chile, se satisfizo en un año las expectativas de un programa fijado para un sexenio. Todos los indicadores económicos, productividad en PGB, salarios reales, consumo, etc., fueron profundamente auspiciosos. La capacidad expansiva del Estado para responder al pueblo se cubría. El año 1972 se vivió la amarga realidad de la capacidad productiva con la consecuente crisis económica que comenzaba y se profundizaría en los meses siguientes30. El enfrentamiento ideológico con los Estados Unidos no se hizo esperar, no sólo por la

27 Gabriel González Videla, Memorias,Editorial Gabriela Mistral, 1975, 2 tomos.28 Vid.Irving Louis Horowitz, Ideología y utopía en los Estados Unidos 1956 / 1976,Fondo de Cultura Económica, 1977.29 Vid. Carlos Prats,Memorias.Testimonio de un soldado,Editorial Pehuén, 1985; José Toribio Medina,Bitácora de un almirante.Memorias;Editorial Andrés Bello, 1998; Augusto Pinochet,El día decisivo, Editorial Andrés Bello, 197930 El panorama económico del periodo está rigurosamente expuesto en Patricio Meller,Un siglo de economía política chilena (1890-1990),Editorial Andrés Bello,1998.

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nacionalización del cobre en lo formal, sino en lo profundo, por ofrecer una posibilidad el gobierno de Allende, de un ensayo político democrático de un gobierno marxista, no sólo para América Latina sino para Europa. Aquello fue intolerable para el gobierno de Nixon desde la mera eventualidad de un triunfo en el Congreso Nacional, donde debería ser ratificado como Presidente electo31. El ejemplo podía replicarse en Italia, con el principal partido comunista, y en Francia, con el segundo más grande en Occidente. Chile, tenía el tercer partido comunista más grande en Occidente. Los acontecimientos post 11 de septiembre de 1973 ratificaron el “ejemplo” chileno, tanto en el auge y ocaso de la “Vía chilena al socialismo”, sirviendo para el cambio en las posturas monolíticas de los Partidos Comunistas europeos: el surgimiento de la corriente denominada “Eurocomunismo”.

La presión del denominado “bloqueo invisible”, liderado por los EE.UU., el desconcierto ante el poco apoyo del bloque socialista en créditos a la UP (a consecuencia de que en los hechos seguíamos siendo un país NO Alienado y no socialista), y los graves desaciertos de las políticas domésticas, acrecentaron la crisis en los planos económico, social y política.

La posibilidad de la solución, la mentada negociación a la vieja usanza de los partidos parlamentarios, fue descartada por los extremos políticos de la UP y del CODE. Repárese en lo significativo del acuerdo entre el ministro de Justicia, Manuel Sanhueza, del PIR, y la Democracia Cristiana, ambos centristas, respecto a las áreas de la economía, y el rechazo del Comité Político de la UP. La búsqueda de una salida negociada en casa del Cardenal Silva Henríquez demostró el clima de desconfianza que se había anidado en la clase política y en la ciudadanía32.

La llamada a la conciencia popular, despertada desde el Estado por la administración Frei, y a la organización del poder popular en tiempo de Allende dejó, por vez primera la autonomía a este movimiento excediendo a los partidos políticos, como observara Alain Touraine: las tomas de las empresas, las ocupaciones de fundos, superando a los propios funcionarios estatales significó el comienzo de la utopía de los medios de producción para los trabajadores. Crisis en las urbes y en el espacio rural. Las reacciones violentas no se hicieron esperar. Se empezaba a alcanzar la plenitud del conflicto: el hogar fue invadido por las querellas ideológicas. La ideología se imponía a la realidad. El enemigo absoluto puso las máscaras a la cotidianeidad de los chilenos: burgués, momio, lacayo del imperialismo, fascista, comunista, upeliento, comprado por el oro de Moscú, etc.

31 Cf.Joan Garcés,Allende y la experiencia chilena.Las armas de la política, Ed.Bat, Santiago,1990.32 Vid. Ascanio Cavallo,Memorias. Cardenal Raúl Silva Henríquez, Ed.Copygraph, 1991.A la reunión verificada el 30 de julio de 1973 y su fracaso, le sucedió el acuerdo de la Cámara de Diputados de 22 de agosto respecto a las violencias a la Constitución y las leyes-“un sistema permanente de conducta”- concluyendo ,en consecuencia en representarle “el grave quebrantamiento del orden constitucional y legal de la República, siendo la conclusión 3, la “espada de Damocles” para los miembros de las FF.AA en el gobierno, pues de corregir y/o enmendar el rumbo el Gobierno,”la presencia de dichos señores Ministros en el Gobierno importaría un valioso servicio a la República. En caso contrario, comprometerían gravemente el carácter nacional y profesional de las Fuerzas Armadas y del Cuerpo de Carabineros, con abierta infracción a lo dispuesto en el artículo 22 de la Constitución Política y con grave deterioro a su prestigio institucional”.Cf.Alejandro Silva Bascuñán,Tratado de Derecho Constitucional. Editorial Jurídica de Chile,1997,Tomo III,pp.123-132 en especial.

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Allende escribía el 9 de septiembre a su hermana:“Laurita, yo no soy un irresponsable…No quiero una guerra civil. No puedo permitir que estalle una confrontación armada. Chile está dividido, las familias están divididas”.Era la desesperación, ante la falta de apoyo del comité político de la Unidad Popular, que le había contestado el 8 de septiembre, rechazando las cuatro opciones: la convocatoria a un plebiscito para que el pueblo decidiera si el gobierno debía renunciar; lograr un acuerdo con la DC; designar un gabinete de seguridad y defensa nacional, integrado principalmente por militares y, por último, entregar al Presidente la autoridad para decidir sobre asuntos cruciales sin consulta al comité político de la U.P. durante tres meses.

Ese día, 9, el almirante José Toribio Medina hacía llegar su papelito señalando la resolución de derrocar al gobierno. Pedía el concurso de la Fach y del Ejército. El resto lo sabemos33.En la antigüedad clásica, Esopo, en sus fábulas nos dejó la referida al Alción, aquella ave del mar egeo que frente a las amenazas para sus huevos en tierras continentales se dirige a las rocas de la orilla, donde hace su nido, olvidando que, por escapar de un peligro lo acecha un peligro mayor. Asimismo, concluye Esopo,”ciertos hombres, desconfiando de sus enemigos, tropiezan sin sospecharlo con amigos aún más peligrosos”34

33 Véase, el Reportaje Especial,”Las 24 horas que estremecieron a Chile”,La Tercera, realizado por Margarita Serrano-Ascanio Cavallo, Escuela de Periodismo, Universidad Adolfo Ibáñez, 2.00334 Esopo, Fedro, La Fontaine, Iriarte y Samaniego,Fábulas Completas,Ediciones Ibéricas,Madrid,1966,21.

PUBLICADO EN REVISTA DE CIENCIAS JURIDICAS, ESCUELA DE DERECHO, UNIVERSIDAD CATOLICA DEL NORTE, ANTOFAGASTA, Nº 3, AÑO 2.003, PP.227-251.