costa rica: apelando a una soberanía para la paz

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COSTA RICA: APELANDO A UNA SOBERANÍA PARA LA PAZ -Miguel Ángel Pardo B.- El presente ensayo analiza la situación soberana del Estado de Costa Rica, usando para ello los cuatro significados que Stephen Krasner 1 deriva del concepto soberanía: interna, interdependiente, legal internacional y westfaliana, los que se ajustarán a distintas variables, internos-externos, en los ámbitos económico, político y social, a fin de alcanzar una perspectiva general de la soberanía costarricense contemporánea. En la actualidad, diversos actores externos permean la capacidad de autonomía y libertad de los Estados: actores transnacionales, organizaciones internacionales y supranacionales, sin excluir a los mismos Estados, parecen flexibilizar el concepto clásico de soberanía como respuesta a la evolución del escenario internacional. La necesidad de permanecer integrado al proceso de liberalización de los mercados y, a una globalización que excede el terreno de lo meramente económico, ha sometido a discusión la conservadora idea de que no existe poder soberano sobre el Estado, el que no obstante, parece ser incapaz de resolver por sí sólo problemas como el respeto a los derechos humanos, las crisis medioambientales, los recursos naturales y crisis energéticas, los flujos migratorios interfronterizos, el crimen y terrorismo organizado, etc. Unido a lo anterior, la compleja red de relaciones comerciales a escala mundial, y las distintas alianzas estratégicas entre Estados, han resignificado no sólo el rol del Estado, sino que junto a él, lo que se entiende por soberanía. 1 Stephen D., Krasner, Soberanía, hipocresía organizada, España: Paidós, 2001. 1

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El presente ensayo analiza la situación soberana del Estado de Costa Rica, usando para ello los cuatro significados que Stephen Krasner deriva del concepto soberanía: interna, interdependiente, legal internacional y westfaliana, los que se ajustarán a distintas variables, internos-externos, en los ámbitos económico, político y social, a fin de alcanzar una perspectiva general de la soberanía costarricense contemporánea.

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Page 1: Costa Rica: Apelando a una soberanía para la paz

COSTA RICA: APELANDO A UNA SOBERANÍA PARA LA PAZ

-Miguel Ángel Pardo B.-

El presente ensayo analiza la situación soberana del Estado de Costa Rica, usando para ello

los cuatro significados que Stephen Krasner1 deriva del concepto soberanía: interna,

interdependiente, legal internacional y westfaliana, los que se ajustarán a distintas variables,

internos-externos, en los ámbitos económico, político y social, a fin de alcanzar una perspectiva

general de la soberanía costarricense contemporánea.

En la actualidad, diversos actores externos permean la capacidad de autonomía y libertad de

los Estados: actores transnacionales, organizaciones internacionales y supranacionales, sin excluir a

los mismos Estados, parecen flexibilizar el concepto clásico de soberanía como respuesta a la

evolución del escenario internacional. La necesidad de permanecer integrado al proceso de

liberalización de los mercados y, a una globalización que excede el terreno de lo meramente

económico, ha sometido a discusión la conservadora idea de que no existe poder soberano sobre el

Estado, el que no obstante, parece ser incapaz de resolver por sí sólo problemas como el respeto a

los derechos humanos, las crisis medioambientales, los recursos naturales y crisis energéticas, los

flujos migratorios interfronterizos, el crimen y terrorismo organizado, etc. Unido a lo anterior, la

compleja red de relaciones comerciales a escala mundial, y las distintas alianzas estratégicas entre

Estados, han resignificado no sólo el rol del Estado, sino que junto a él, lo que se entiende por

soberanía.

En el capítulo primero de Soberanía, hipocresía organizada, Stephen Krasner sustenta que

las relaciones internacionales han debilitado las estructuras de los Estados, siendo ahora incapaces

de erigirse con autoridad y control soberano. Es así que el autor define cuatro distintos significados

de soberanía, siendo estos: “soberanía interna: entendida como la organización de la autoridad

pública en el Estado y al nivel de control efectivo ejercido por quienes detentan la autoridad;

soberanía interdependiente: capacidad de las autoridades públicas para controlar los movimientos

transfronterizos; soberanía legal internacional: alude al reconocimiento mutuo entre Estados u otras

entidades; soberanía westfaliana: relacionada con la exclusión de actores externos de las formas de

autoridades internas”2.

1 Stephen D., Krasner, Soberanía, hipocresía organizada, España: Paidós, 2001. 2 Krasner, Soberanía, hipocresía organizada, 22.

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Resulta importante aclarar que, de las cuatro definiciones de soberanía, se distinguen unas

de otras porque unas apelan directamente a la autoridad, y otras al control. Por otro lado el autor

aclara que los significados no se relacionan necesariamente entre sí, ni se ven comprometidos

directamente unos con otros. Eso sí, da por entendido que cuando un Estado goza efectivamente de

autoridad, paralelamente también gozaría de control, sin la necesidad aplicar coerción, aunque

también se da la relación inversa, por cuanto es posible conseguir control usando mecanismos

coercitivos a fin de establecer autoridad.

De lo anteriormente expresado, es usual que cuando se tiende a relacionar el concepto de

soberanía con la capacidad que un Estado tiene para mantenerse en tal situación de autonomía e

independencia ante diversos actores, se vincule de manera directa con la potencial reacción que el

Estado debiera ejercer para mantener indemne su capacidad de autodeterminación.

Un buen conjunto de países latinoamericanos ha seguido ruta hacia la “capacidad disuasiva”

como mecanismo de prevención de conflictos. No obstante, en Centroamérica han surgido Estados

que han apelado a la disolución de sus fuerzas armadas, al tiempo que han fortalecido sus niveles

institucionales democráticos, proyectando a la vez, una política exterior coherente con dicha actitud,

a fin de resolver sus conflictos. Éste es el caso de Costa Rica.

Costa Rica, país centroamericano, lindante al norte con Nicaragua, al sur con Panamá, al

este con el Mar Caribe, y al oeste con el Océano Pacífico, tiene por cápita a San José, que es a su

vez centro político y económico. Con una superficie 51.100 Km2 y una población de 4.509.290

habitantes, Costa Rica destaca como el tercer país con mayor estabilidad política en Latinoamérica

después de Uruguay y Chile. Su economía, desde 1980 está orientada hacia el exterior, con un

aumento de sus exportaciones, incentivo a la inversión extranjera, y liberalización de las trabas

comerciales, firmando tratados de libre comercio: CAFTA-DR; Canadá, CARICOM, Chile,

México, República Dominicana y Panamá, a la vez que mantiene tratados comerciales en

negociación con China, Singapur, y un acuerdo de asociación entre Centroamérica y la Unión

Europea –AACUE-. Asimismo, es polo tecnológico en la región, siendo sede de numerosas filiales

de grandes empresas como Intel, dedicada al ensamblaje de microprocesadores que reportan al país

sustanciosos ingresos. Es destacado asimismo, como uno de los países que mejor relación ha hecho

entre crecimiento económico y desarrollo sustentable, unido a un alto índice de desarrollo humano,

al tiempo que encabeza el ranking del índice de felicidad 2009.

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El primero de diciembre de 1948, el General José Figueres, tras concluir ese mismo año la

guerra civil, abolió el ejército costarricense, hecho definitivamente legalizado en la constitución del

año siguiente -1949-, constituyéndose en la primera república del mundo carente de fuerzas

armadas. Desde esta fecha, Costa Rica adolece de ejército permanente, siendo la policía el único

organismo del Estado encargado de entregar seguridad nacional y ciudadana. Este hecho histórico

sin parangón en el mundo, fue acompañado en 1993 de la proclamación de neutralidad permanente.

Su positivo historial de derechos humanos, unido a la promoción pacífica de los conflictos, le ha

hecho merecedor de reconocimiento, respeto y admiración a nivel internacional, fortaleciendo su

soberanía legal internacional como un ejemplo de Estado Republicano.

Actualmente la administración del Estado de Costa Rica se encuentra encabezado por la

primera Presidente de la República de Costa Rica, Laura Chinchilla Miranda, quien goza de alta

aprobación y legitimidad ciudadana. En esta línea, la soberanía interna costarricense está orientada

por una de las democracias más estables dentro de la región, con un aparato institucional en

modernización, tendiente hacia el control de la corrupción, el fortalecimiento de la seguridad

ciudadana, la lucha contra el crimen organizado y el control del narcotráfico, que pareciera ser el

problema con mayores repercusiones que ha tenido que enfrentar el país, a sabiendas que desde

1980 Costa Rica tuvo que lidiar con países vecinos de tendencia socialista, que se oponían a la

intervención norteamericana en una zona geoestratégicamente compleja en el tráfico de

estupefacientes, y que con el pasar de los años, corrompieron las instituciones costarricenses, tras lo

cual muchos administradores públicos, y políticos terminaron por quedar implicados en

asociaciones ilícitas.

Aparejado a lo anterior, y en lo que respecta a aspectos de soberanía interdependiente, el

control de las fronteras, fundamentalmente la inmigración legal o ilegal nicaragüense, complejizó el

control sobre la internación de droga, acompañada de la actitud de las élites costarricenses al

aceptar de buen grado cualquier inversión extranjera sin mayores precaución sobre el origen de ella.

Tal situación originó dificultades de seguridad interna, y desestabilidad política, que marco buena

parte de las década de 1980-1990, comenzando el debate sobre la necesidad de cuerpos de combate

delictivos mejor entrenados, y más modernos. En este sentido, la lucha antidroga pasó a formar

parte de los programas políticos de los candidatos y presidentes electos, los que redujeron en buena

medida el problema al purgar la corrupción de las instituciones estatales. No obstante, actualmente

el narcotráfico proveniente desde México, utiliza para ello la comunicación por mar para escapar

del control de EE.UU., país que destina fondos a Centroamérica para el combate de la droga. En

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este sentido, el narcotráfico se vale de las deficiencias en el control de las fronteras, correspondiente

a la soberanía interdependiente de Costa Rica, para no sólo poner en riesgo su soberanía interna,

sino que asimismo, las instituciones del país, amenazadas por la corrupción proveniente del

mercado de la droga.

Los acercamientos de EE.UU. para llegar a un acuerdo con Costa Rica a fin de combatir el

tráfico al interior del país, no sólo a través de dineros dedicados para tales propósitos, sino que con

instituciones y agentes norteamericanos en territorio costarricense, pone en riesgo la soberanía

westfaliana. Los mecanismos de presión que EE.UU. podría ejercer sobre Costa Rica para

materializar un acuerdo antidroga, son claramente económicos, puesto que EE.UU. no sólo es el

mayor importador de la producción costarricense, sino que a la vez, el mayor abastecedor de

productos para el centroamericano país. A pesar de ello, Costa Rica ha hecho valer su autonomía e

independencia al retirar el apoyo que le había brindado a EE.UU. en la guerra contra Iraq, durante la

administración de Óscar Arias, 2006-2010, rompiendo de igual manera las relaciones diplomáticas

con Taiwán, para orientarlas hacia la República Popular China.

Como se planteaba en un comienzo, la carencia de un ejército regular, unido a la política

pacifista de Costa Rica para la resolución de conflictos, no tiene relación, como se pudiera pensar,

con una actitud displicente a la hora de resguardar su espacio territorial, como lo destaca la activa

lucha contra el tráfico de drogas y el control fronterizo inmigratorio ilegal nicaragüense. Para hacer

válida tal soberanía, Costa Rica recurre por ejemplo, a instituciones de carácter supranacional, como

el tribunal de La Haya, reconociendo en ésta la potestad jurídica para resolver controversias, como

es el caso de una desacuerdo limítrofe, que desde 1858 tenía con Nicaragua sobre el río San Juan, y

que terminó por resolverse el 13 de julio del 2009 a favor de éste último. En este caso se da la

relación en que la soberanía westfaliana es desatendida por la propia Costa Rica, pues da mayor

importancia a mecanismos jurídicos -la igualdad entre Estados-, para la solución razonada de la

disputa sobre el río San Juan.

El fortalecimiento de las instituciones estatales, la profundización de la democratización de

la sociedad, ahondando en la cobertura educacional y escolarización para conseguirlo, expansión de

los vínculos de cooperación económica y asociaciones internacionales, parece ser la apuesta de

Costa Rica para fortalecer su soberanía, sin desconocer que lo que se entiende por soberanía ha

evolucionado.

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BIBLIOGRAFÍA

Libros:

Krasner, Stephen D. Soberanía, hipocrecía organizada. Paidós Iberica, 2001.

Recursos electrónicos:

COMEX. Ministerio de Comercio Exterior de Costa Rica. http://www.comex.go.cr/ACUERDOS/Paginas/default.aspx (último acceso: 08 de junio de 2010).

Grupo del Banco Mundial. 2010. http://datos.bancomundial.org/pais/costa-rica (último acceso: 08 de 06 de 2010).

Grupo del Banco Mundial. 2010. http://info.worldbank.org/governance/wgi/sc_country.asp (último acceso: 08 de o6 de 2010).

INEC. INEC Costa Rica. http://www.inec.go.cr/ (último acceso: 08 de junio de 2010).

NEF. The Happy Planet Index 2.0. 2009. http://www.happyplanetindex.org/public-data/files/hpi-2-0-results.xls (último acceso: 08 de junio de 2009).

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