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BOLETÍN PARROQUIAL SAN PEDRO APÓSTOL Parroquia San Pedro Apóstol Calle: Maza 1420 Tel. 260-4421221 Domingo 27 de Mayo 2018 Año II 51https://pquiasanpedroapostol.wordpress.com/ar San Rafael Mza. SANTISIMA TRINIDAD San Gregorio Nacianceno Desde el día en que renuncié a las cosas de este mundo para consagrar mi alma a las contemplaciones luminosas y celestiales, cuando la Inteligencia suprema me raptó de aquí abajo para ponerme lejos de todo lo carnal, para encerrarme en el secreto del tabernáculo celestial; desde ese día, mis ojos quedaron deslumbrados por la luz de la Trinidad cuyo brillo supera todo lo que el pensamiento podía presentar a mi alma. Pues desde su trono sublime, la Trinidad derrama su esplen- dor inefable, común a los Tres. Ella es el principio de todo lo que se encuentra aquí abajo, separado de las cosas supremas por el tiempo… Desde ese día estoy muerto para el mundo, y el mundo está muerto para mí. Tan pronto comienzo a pensar en la Unidad, la Trinidad me baña con su esplendor. Tan pronto comienzo a pensar en la Trinidad, la Unidad me vuelve a impresionar. Cuando uno de los Tres se me presenta, a tal punto quedan mis ojos deslumbrados, que pienso que es el todo. Y lo demás se me escapa, pues en mi espíritu demasiado limitado para comprender a uno solo, ya no queda ningún lugar par lo demás. Cuando uno a los Tres en un mismo pensamiento, veo Una sola antorcha, sin poder dividir o analizar la luz unificada. Cuando nombro a Dios, nombro al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. No es que yo suponga una divinidad difusa (eso sería volver a la confusión de los falsos dioses); no es que yo suponga a la divinidad condensada en uno solo (eso sería empobrecerla) Es que no quiero ni judaizar a cau- sa de la monarquía divina, ni helenizar a causa de la abundancia divina. Cuando hablo de Dios, debéis sentiros bañados en una sola luz y en tres luces. Digo tres como caracteres propios o como Hipóstasis o como Personas (no discutamos sobre las palabras, siempre que las sílabas tengan el mismo sentido) Digo una como esencia, es decir, como Divi- nidad. Pues allí hay división indivisa, conjunción con distinción. Uno solo en los Tres, es la Divi- nidad. Los Tres, Uno solo; quiero decir los Tres en lo que es la divinidad, o, para hablar más exactamente, que son la Divinidad. No ser engendrado, ser engendrado, proceder, caracterizan al Padre, al Hijo y al que se llama Espíritu Santo, para proteger la distinción de las tres Hipóstasis en la Única naturaleza y majes- tad de la Divinidad. Pues el Hijo no es el Padre, puesto que sólo hay un Padre, pero es lo que es el Padre. El Espíri- tu Santo, aunque procede de Dios, no es el Hijo, puesto que sólo hay un Hijo único, pero es lo que es el Hijo. Los Tres son Uno en Divinidad y el Uno es Tres en Personas. COSA QUE TUS HIJOS NO APRENDERÁN EN LA UNI- VERSIDAD La universidad enseña muchas cosas, pero hay otras que hay que llevar aprendidas de ca- sa. MORAL Y SENTIDO COMÚN Es imperativo para el futuro que los hijos comprendan, por lo menos de forma básica, lo que está bien y lo que está mal. Lo mejor es en- señar esto con el ejemplo. Los hijos necesitan saber que sin honesti- dad e integridad, no tienen nada. PERSEVERANCIA Y AGUANTE Una de las cosas más difíciles de enseñar a una persona joven es que el fracaso no es malo. Su limitada experiencia les impide com- prender que el éxito puede estar a la vuelta de la esquina, en el si- guiente intento. Siempre habrá problemas, y la perseverancia consis- te en no arrugarse ante ellos. Hay que enseñar que siempre habrá una luz al final del túnel. LA CONFIANZA EN UNO MISMO Todo el mundo tiene inseguridades. Si permitimos que los complejos dominen nuestra vida, perderemos grandes oportunidades. La confianza crece cuando entendemos nuestras limita- ciones, y también sabiendo cuáles son nuestras capacidades. Incluso las debilidades se pue- den convertir en un punto fuerte cuando se las conoce bien. Hay que asegurase de que el hijo desarrolle su autoestima. HACER AMISTADES Y MANTENERLAS Lo más importante en este sentido es que sean ellos mismos, y que esperen lo mismo de sus amigos. Si uno de los amigos no es aceptado por como es, entonces la amistad no es verdadera. Los amigos son muy diversos, hay que tener una mente abierta para recibirlos y un corazón amable para mantenerlos. AUTODISCIPLINA ¿Podrá tu hijo decir no, aunque esté bajo presión? Con el tiempo, cada persona se respon- sabiliza de sus propios actos, éxitos y fracasos. La autodisciplina determina también el futuro de los hijos. Aunque depende mucho del ejemplo que den los padres. FE Y VALENTÍA La mayoría de las veces, la salida más fácil es la incorrecta. El buen camino suele ser largo, solitario y oscuro. La valentía y la fe ayudan a seguir por ese camino pese al miedo o las dificultades. Enseñarle a un joven el valor de la fe es cada vez más complicado, pero si se consigue, la huella queda para siempre. GENEROSIDAD Y LEALTAD Si quieres que tu hijo se preocupe solo por sí mismo, no hay más que dejarle solo y ver co- mo la cultura moderna le influye. Sin embargo, si se quiere subir el listón, se le debe enseñar lo contrario siempre que se presente la oportunidad. La generosidad es la habilidad para sacrificarse en favor de la felicidad o el beneficio de otro, y la lealtad es la piedra angular de toda relación. PERSONALIDAD PROPIA Si en la historia no hubiera habido personas únicas, con personalidad propia, la humanidad no hubiera salido de las cavernas. Todo el mundo tiene dones especiales que el resto de personas necesitan. Descubrir esos talentos y desarrollarlos es esencial, no solo en lo perso- nal, sino también en lo social. ENCONTRAR Y MANTENER A UN ESPOSO O ESPOSA El respeto es fundamental en esto. Si no hay un respeto mutuo entre marido y mujer, el ma- trimonio fracasará. Hay que enseñar a los hijos a escoger un compañero de vida adecuado, al que no solo amen, sino respeten. Alguien con el que compartan valores y tiempo. Con unos cimientos sólidos basados en el respeto, serán capaces de capear cualquier tormenta

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BOLETÍN PARROQUIAL

SAN PEDRO APÓSTOL Parroquia San Pedro Apóstol – Calle: Maza 1420 – Tel. 260-4421221

Domingo 27 de Mayo 2018 – Año II 51— https://pquiasanpedroapostol.wordpress.com/ar

San Rafael Mza.

SANTISIMA TRINIDAD San Gregorio Nacianceno Desde el día en que renuncié a las cosas de este mundo para consagrar mi alma a las contemplaciones luminosas y celestiales, cuando la Inteligencia suprema me raptó de aquí abajo para ponerme lejos de todo lo carnal, para encerrarme en el secreto del tabernáculo celestial; desde ese día, mis ojos quedaron deslumbrados por la luz de la Trinidad cuyo brillo supera todo lo que el pensamiento podía presentar a mi alma. Pues desde su trono sublime, la Trinidad derrama su esplen-dor inefable, común a los Tres. Ella es el principio de todo lo que se encuentra aquí abajo, separado de las cosas supremas por el tiempo… Desde ese día estoy muerto para el mundo, y el mundo está muerto para mí. Tan pronto comienzo a pensar en la Unidad, la Trinidad me baña con su esplendor. Tan pronto comienzo a pensar en la Trinidad, la Unidad me vuelve a impresionar. Cuando uno de los Tres se me presenta, a tal punto quedan mis ojos deslumbrados, que pienso que es el todo. Y lo demás se me escapa, pues en mi espíritu demasiado limitado para comprender a uno solo, ya no queda ningún lugar par lo demás. Cuando uno a los Tres en un mismo pensamiento, veo Una sola antorcha, sin poder dividir o analizar la luz unificada. Cuando nombro a Dios, nombro al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. No es que yo suponga una divinidad difusa (eso sería volver a la confusión de los falsos dioses); no es que yo suponga a la divinidad condensada en uno solo (eso sería empobrecerla) Es que no quiero ni judaizar a cau-sa de la monarquía divina, ni helenizar a causa de la abundancia divina. Cuando hablo de Dios, debéis sentiros bañados en una sola luz y en tres luces. Digo tres como caracteres propios o como Hipóstasis o como Personas (no discutamos sobre las palabras, siempre que las sílabas tengan el mismo sentido) Digo una como esencia, es decir, como Divi-nidad. Pues allí hay división indivisa, conjunción con distinción. Uno solo en los Tres, es la Divi-nidad. Los Tres, Uno solo; quiero decir los Tres en lo que es la divinidad, o, para hablar más exactamente, que son la Divinidad. No ser engendrado, ser engendrado, proceder, caracterizan al Padre, al Hijo y al que se llama Espíritu Santo, para proteger la distinción de las tres Hipóstasis en la Única naturaleza y majes-tad de la Divinidad. Pues el Hijo no es el Padre, puesto que sólo hay un Padre, pero es lo que es el Padre. El Espíri-tu Santo, aunque procede de Dios, no es el Hijo, puesto que sólo hay un Hijo único, pero es lo que es el Hijo. Los Tres son Uno en Divinidad y el Uno es Tres en Personas.

COSA QUE TUS HIJOS NO APRENDERÁN EN LA UNI-VERSIDAD La universidad enseña muchas cosas, pero hay otras que hay que llevar aprendidas de ca-sa.

MORAL Y SENTIDO COMÚN Es imperativo para el futuro que los hijos comprendan, por lo menos de forma básica, lo que está bien y lo que está mal. Lo mejor es en-señar esto con el ejemplo. Los hijos necesitan saber que sin honesti-dad e integridad, no tienen nada. PERSEVERANCIA Y AGUANTE Una de las cosas más difíciles de enseñar a una persona joven es que el fracaso no es malo. Su limitada experiencia les impide com-prender que el éxito puede estar a la vuelta de la esquina, en el si-guiente intento. Siempre habrá problemas, y la perseverancia consis-te en no arrugarse ante ellos. Hay que enseñar que siempre habrá una luz al final del túnel. LA CONFIANZA EN UNO MISMO Todo el mundo tiene inseguridades. Si permitimos que los complejos dominen nuestra vida, perderemos grandes oportunidades. La confianza crece cuando entendemos nuestras limita-ciones, y también sabiendo cuáles son nuestras capacidades. Incluso las debilidades se pue-den convertir en un punto fuerte cuando se las conoce bien. Hay que asegurase de que el hijo desarrolle su autoestima. HACER AMISTADES Y MANTENERLAS Lo más importante en este sentido es que sean ellos mismos, y que esperen lo mismo de sus amigos. Si uno de los amigos no es aceptado por como es, entonces la amistad no es verdadera. Los amigos son muy diversos, hay que tener una mente abierta para recibirlos y un corazón amable para mantenerlos. AUTODISCIPLINA ¿Podrá tu hijo decir no, aunque esté bajo presión? Con el tiempo, cada persona se respon-sabiliza de sus propios actos, éxitos y fracasos. La autodisciplina determina también el futuro de los hijos. Aunque depende mucho del ejemplo que den los padres. FE Y VALENTÍA La mayoría de las veces, la salida más fácil es la incorrecta. El buen camino suele ser largo, solitario y oscuro. La valentía y la fe ayudan a seguir por ese camino pese al miedo o las dificultades. Enseñarle a un joven el valor de la fe es cada vez más complicado, pero si se consigue, la huella queda para siempre.

GENEROSIDAD Y LEALTAD Si quieres que tu hijo se preocupe solo por sí mismo, no hay más que dejarle solo y ver co-mo la cultura moderna le influye. Sin embargo, si se quiere subir el listón, se le debe enseñar lo contrario siempre que se presente la oportunidad. La generosidad es la habilidad para sacrificarse en favor de la felicidad o el beneficio de otro, y la lealtad es la piedra angular de toda relación. PERSONALIDAD PROPIA Si en la historia no hubiera habido personas únicas, con personalidad propia, la humanidad no hubiera salido de las cavernas. Todo el mundo tiene dones especiales que el resto de personas necesitan. Descubrir esos talentos y desarrollarlos es esencial, no solo en lo perso-nal, sino también en lo social. ENCONTRAR Y MANTENER A UN ESPOSO O ESPOSA El respeto es fundamental en esto. Si no hay un respeto mutuo entre marido y mujer, el ma-trimonio fracasará. Hay que enseñar a los hijos a escoger un compañero de vida adecuado, al que no solo amen, sino respeten. Alguien con el que compartan valores y tiempo. Con unos cimientos sólidos basados en el respeto, serán capaces de capear cualquier tormenta

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CATECISMO ¿Cómo comprometerse en favor de la unidad de los cristianos? El deseo de restablecer la unión de todos los cristianos es un don de Cristo y un llamamiento del Espíritu; concierne a toda la Iglesia y se actúa mediante la conversión del corazón, la oración, el recíproco conocimiento fraterno y el diálogo teológico. ¿En qué sentido la Iglesia es santa? La Iglesia es santa porque Dios santísimo es su autor; Cristo se ha entregado a sí mismo por ella, para santificarla y hacerla santificante; el Espíritu Santo la vivifica con la caridad. En la Iglesia se encuentra la plenitud de los medios de salvación. La santidad es la vocación de cada uno de sus miembros y el fin de toda su actividad. Cuenta en su seno con la Virgen María e innumerables santos, como modelos e intercesores. La santidad de la Iglesia es la fuente de la santificación de sus hijos, los cuales, aquí en la tierra, se reconocen todos peca-dores, siempre necesitados de conversión y de purificación. ¿Por qué decimos que la Iglesia es católica? La Iglesia es católica, es decir universal, en cuanto en ella Cristo está presente: «Allí donde está Cristo Jesús, está la Iglesia Católica» (San Ignacio de Antioquía). La Iglesia anuncia la totalidad y la integridad de la fe; lleva en sí y administra la plenitud de los medios de salvación; es enviada en misión a todos los pueblos, pertenecientes a cualquier tiem-po o cultura.

¿Es católica la Iglesia particular? Es católica toda Iglesia particular, (esto es la diócesis y la eparquía), formada por la comunidad de los cristianos que están en comunión, en la fe y en los sacramentos, con su obispo ordenado en la sucesión apostólica y con la Iglesia de Roma, «que preside en la caridad» (San Ignacio de Antioquía). ¿Quién pertenece a la Iglesia católica? Todos los hombres, de modos diversos, pertenecen o están ordenados a la unidad católica del Pueblo de Dios. Está plenamente incorporado a la Iglesia Católica quien, poseyendo el Espíritu de Cristo, se encuentra unido a la misma por los vínculos de la profesión de fe, de los sacramen-tos, del gobierno eclesiástico y de la comunión. Los bautizados que no realizan plenamente dicha unidad católica están en una cierta comunión, aunque imperfecta, con la Iglesia católica. ¿Cuál es la relación de la Iglesia católica con el pueblo judío? La Iglesia católica se reconoce en relación con el pueblo judío por el hecho de que Dios eligió a este pueblo, antes que a ningún otro, para que acogiera su Palabra. Al pueblo judío pertenecen «la adopción como hijos, la gloria, las alianzas, la legislación, el culto, las promesas, los patriar-cas; de él procede Cristo según la carne» (Rm 9, 4-5). A diferencia de las otras religiones no cris-tianas, la fe judía es ya una respuesta a la Revelación de Dios en la Antigua Alianza. ¿Qué vínculo existe entre la Iglesia católica y las religiones no cristianas? El vínculo entre la Iglesia católica y las religiones no cristianas proviene, ante todo, del origen y el fin comunes de todo el género humano. La Iglesia católica reconoce que cuanto de bueno y ver-dadero se encuentra en las otras religiones viene de Dios, es reflejo de su verdad, puede prepa-rar para la acogida del Evangelio y conducir hacia la unidad de la humanidad en la Iglesia de Cristo.

IDEOLOGÍA, FE Y CONFESIONARIO Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que no permanece en mí no da fruto y va al fue-go. Serio esto. Mi impresión es que hemos abandonado la fe para conformarnos con una mera ideología buenista – histórica – folklórica – costumbrista. Nos gustan las ideas del catolicismo, más o menos que no hay que exagerar, tenemos costumbre de asistir a nues-tros ritos, sean misas dominicales, procesiones o cere-monias varias, añadimos ese puntito de solidaridad. To-do eso se puede hacer sin fe. La fe es gracia, la fe es inserción en Cristo, la fe es Cristo viviendo en mí. Somos insertados en Cristo por el bautismo, pero cuántas veces esa inserción se va debilitando o inclu-so rompiendo a causa del pecado. Uno de nuestros grandes problemas es la pérdida del sentido del pecado. Nos vamos ale-jando de Cristo por el pecado, en ocasiones por cosas realmente graves, pero, parte por am-biente social, parte por desidia eclesiástica, parte por comodidad personal, cada vez nos me-rece menos importancia el hecho del pecado. Es lo que vemos a diario, eso que todos dicen, decimos, de que a comulgar todos, a confe-sarse nadie. Parece que nada tiene importancia. No pasa nada por faltar a misa los domin-gos, por vivir en pareja de cualquier manera, por mentir o engañar. A nadie preocupa la honra-dez en temas económicos. Poco a poco el pecado se va colando en nosotros y la fe se debilita. Se debilita o se pierde. Meses, años y años sin una buena confesión. El pecado se va arraigando en la persona, se pierde sensibilidad moral, se quita importancia a la coherencia de vida y fe. Nos queda la ideología. Nada más. La inserción en Cristo es vida sacramental y es vida de oración. Una vida cristiana sin eucaristía, es nada. Una vida cristiana sin sacramento de la penitencia es nada. Una vida cris-tiana sin oración es nada. Y sin embargo es muy normal encontrarnos con cristianos que sue-len ir a misa cuando pueden, que llevan años y años sin confesarse y que lo de rezar, alguna vez mecánicamente o en caso de “urgencia”. Tan perdido está, por ejemplo, el sacramento de la reconciliación, que apenas he confesado desde que estoy en los pueblos. Han perdido la costumbre. Gente de misa dominical, in-cluso de misa diría si pueden. Pero no tienen costumbre. Y me paso mis ratos en el confesio-nario, y lo digo. Me preocupa porque si no hay vida sacramental no hay fe, no hay gracia, no hay nada. En ello estamos. En los próximos días voy a repartir unos dípticos explicando lo que es la confesión y cómo confesarse. Insistiremos en ello. Pero es que al final uno lo que acaba descubriendo es que la diferencia entre ideología y fe viva se supera de manera muy es-pecial en el confesionario. La gente no es mala. Años complejos en la vida y la pastoral de la Iglesia. Un sacramento que cuesta. Un deseo de los sacerdotes de facilitar supuestamente las cosas. Al final, en muchos

sitios, un sacramento olvidado que ahora cuesta muchísimo recuperar