cooperativismo de trabajo en argentina vuotto

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OFICINA INTERNACIONAL DEL TRABAJO El cooperativismo de trabajo en la Argentina: contribuciones para el diálogo social 217 OFICINA REGIONAL PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE PROGRAMA REGIONAL PARA LA PROMOCIÓN DEL DIÁLOGO Y LA COHESIÓN SOCIAL EN AMÉRICA LATINA

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Cooperativismo de Trabajo en Arg Vuotto

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  • OFICINA INTERNACIONAL DEL TRABAJO

    El cooperativismo de trabajo en la Argentina: contribuciones para el dilogo social

    217

    OFICINA REGIONAL PARA AMRICA LATINA Y EL CARIBEPROGRAMA REGIONAL PARA LA PROMOCIN DEL DILOGO

    Y LA COHESIN SOCIAL EN AMRICA LATINA

  • Mirta Vuotto

  • Copyright Organizacin Internacional del Trabajo 2011

    Primera edicin 2011

    Las publicaciones de la Oficina Internacional del Trabajo gozan de la proteccin de los derechos de propiedad intelectual en virtud del protocolo 2 anexo a la Convencin Universal sobre Derecho de Autor. No obstante, ciertos extractos breves de estas publicaciones pueden reproducirse sin autorizacin, con la condicin de que se mencione la fuente. Para obtener los derechos de reproduccin o de traduccin, deben formularse las correspondientes solicitudes a Publicaciones de la OIT (Derechos de autor y licencias), Oficina Internacional del Trabajo, CH-1211 Ginebra 22, Suiza, o por correo electrnico a [email protected], solicitudes que sern bien acogidas.Las bibliotecas, instituciones y otros usuarios registrados ante una organizacin de derechos de reproduccin pueden hacer copias de acuerdo con las licencias que se les hayan expedido con ese fin. En www.ifrro.org puede encontrar la organizacin de derechos de reproduccin de su pas.

    OITVuotto, MirtaEl cooperativismo de trabajo en la Argentina: contribuciones para el dilogo social. Lima: OIT/ Programa Regional para la Promocin del Dilogo y la Cohesin Social en Amrica Latina, 2011. 100 p. (Serie Documento de Trabajo, 217).

    Dilogo social, poltica social, movimiento cooperativo, cooperativa, trabajo decente, empleo, relaciones laborales, Argentina.13.06.1

    ISBN: 978-92-2-325627-2 (impreso)ISBN: 978-92-2-325628-9 (web pdf)ISSN: 978-92-2-325205-2

    Datos de catalogacin de la OIT

    Las denominaciones empleadas, en concordancia con la prctica seguida en las Naciones Unidas, y la forma en que aparecen presentados los datos en las publicaciones de la OIT no implican juicio alguno por parte de la Oficina Internacional del Trabajo sobre la condicin jurdica de ninguno de los pases, zonas o territorios citados o de sus autoridades, ni respecto de la delimitacin de sus fronteras.

    La responsabilidad de las opiniones expresadas en los artculos, estudios y otras colaboraciones firmados incumbe exclusivamente a sus autores, y su publicacin no significa que la OIT las sancione.

    Las referencias a firmas o a procesos o productos comerciales no implican aprobacin alguna por la Oficina Internacional del Trabajo, y el hecho de que no se mencionen firmas o procesos o productos comerciales no implica desaprobacin alguna.

    Las publicaciones de la OIT pueden obtenerse en las principales libreras o en oficinas locales de la OIT en muchos pases o pidindolas a: Publicaciones de la OIT, Oficina Internacional del Trabajo, CH-1211 Ginebra 22, Suiza. Tambin pueden solicitarse catlogos o listas de nuevas publicaciones a la direccin antes mencionada o por correo electrnico a: [email protected]

    Vea nuestro sitio en la red: www.oit.org.pe/publ

    Impreso en Argentina

  • ADVERTENCIA

    El uso de un lenguaje que no discrimine ni marque diferen-cias entre hombres y mujeres es una de las preocupaciones de nuestra Organizacin. Sin embargo, no hay acuerdo entre los lingistas sobre la manera de hacerlo en nuestro idioma. En tal sentido y con el fin de evitar la sobrecarga grfica que supondra utilizar en espaol o/a para marcar la existencia de ambos sexos, hemos optado por emplear el masculino gen-rico clsico, en el entendido de que todas las menciones en tal gnero representan siempre a hombres y mujeres.

  • 7PRLOGO 9

    INTRODUCCIN 11

    ACERCA DEL COOPERATIVISMO DE TRABAjO 13

    La naturaleza y objeto del cooperativismo de trabajo 14

    La contribucin de las cooperativas de trabajo a la creacin y mantenimiento de empleos e ingresos dignos 16

    Algunas referencias sobre el desarrollo del cooperativismo de trabajo en la Argentina 17

    Modelos, intereses y actores del cooperativismo de trabajo 19

    Pasos para la construccin de un mapa de actores 22

    El cooperativismo de trabajo 23

    El actor gubernamental 32

    Los actores externos 53

    INfLUENCIA y ALCANCE DE LAS ACCIONES SEGN INTERESES 59

    CONCLUSIN 61

    BIBLIOGRAfA 65

    LEyES y DECRETOS 71

    GLOSARIO DE SIGLAS 73

    ANExOS 75

    Anexo 1. Referencias metodolgicas 77

    Anexo 2. Proyectos de Ley sobre cooperativas de trabajo tramitados ante las Cmaras de Senadores y Diputados de la Nacin 81

    NDICE

  • 9PRLOGO

    Cuando se plante qu actividades se llevaran a cabo en Argentina en el marco del Programa Regional para la Promocin del Dilogo y la Cohesin Social en Amrica Latina, se pens en la posibilidad de realizar un anlisis sobre las cooperativas de trabajo por su capacidad de preservar y crear empleo frente a la crisis que comenzaba a azotar al mundo.

    Este documento permite reflexionar sobre las particularidades de las cooperativas de trabajo y su importan-cia para lograr una sociedad ms justa, solidaria, inclusiva y equitativa.

    La tradicin de esta forma asociativa de trabajo existe en Argentina desde los orgenes del sistema fabril, citando palabras de la autora, la Dra. Mirta Vuotto, por lo tanto su relevancia y arraigo en la sociedad argen-tina son histricos.

    La idea de poder investigar el rol de las cooperativas y la valoracin que el gobierno y los actores sociales y civiles hacen de las mismas, pareci un reto interesante por la singularidad de la temtica y por constituir un acercamiento a la realidad multifactico en la que se mueven los actores del mundo laboral.

    Este documento es un valioso aporte de la OIT en cuanto a la presentacin de la manera en que estas formas asociativas desarrollan polticas y programas gubernamentales; las distintas tipologas que pueden adquirir; cmo se relacionan entre ellas; cmo se las reglamenta; y cul es el rol que le cabe a los sindicatos, ONGs, movimientos sociales y al mundo acadmico en nuestro pas, para que no se desnaturalice la funcin social de las cooperativas de trabajo.

    Cuando en una empresa se celebran convenios colectivos, los trabajadores gozan del derecho a organizarse en sindicatos; existen prestaciones propias de la proteccin social; se cobran sueldos dignos; se combate la discriminacin; se promueve el dilogo social; existe segn la visin de la OIT un trabajo decente. Cuando hablamos de cooperativas donde el trabajador es a su vez socio, y por lo tanto, responsable de la gestin de la misma cabe preguntarnos: dnde empiezan y dnde acaban los derechos laborales? qu tipo de nivel de dilogo existe en su seno para la toma de decisiones? y as podran irse planteando muchas ms preguntas con relacin a la existencia en este tipo de formas asociativas de derechos y obligaciones propias de una relacin de trabajo, y de las medidas que deben adoptarse para garantizar tambin a los actores de las cooperativas los derechos que emanan del concepto de trabajo decente, es decir, empleos de calidad; con cobertura de la pro-teccin social; y respeto por los derechos fundamentales en el trabajo.

    A travs de una labor de campo, investigando el sector de las cooperativas y su vinculacin con los distintos actores sociales, civiles y el gobierno, as como la visin que tienen estos ltimos de las mismas, es que se ha podido realizar este estudio, es por eso por lo que la OIT aspira a que este documento se convierta en un ins-trumento de consulta y como punto de partida para nuevos anlisis sobre esta desafiante temtica.

    Marcelo Castro foxDirector

    Oficina de Pas de la OIT para la Argentina

  • 11

    INTRODUCCIN

    El objetivo del documento consiste en identificar los principales actores del campo del cooperativismo de trabajo en la Argentina y precisar a travs de sus problemticas el contenido que permite sostener la nocin de dilogo social, de acuerdo con la percepcin que manifiestan las distintas partes concernidas, tanto en mbitos e instituciones gubernamentales como en la sociedad civil.

    Con la finalidad de elaborar un mapa se precis el posicionamiento y situacin relacional de los actores p-blicos y privados involucrados y se indag sobre su percepcin como factores estratgicos, segn los espacios que ocupan (formales o informales).

    A partir de esta caracterizacin se reconocieron los distintos niveles de actuacin y la naturaleza de las actividades desarrolladas, para dar cuenta a la vez de las modalidades de interaccin prevalecientes (coope-racin, competencia) y de las caractersticas e intereses principales, en especial las expectativas con respecto al dilogo social en cuanto a sus contenidos y a las prioridades e impacto potencial de su participacin en este proceso.

    El estudio permite destacar la relevancia de un dilogo social articulado en torno al concepto y los princi-pios del trabajo decente postulados por la OIT. Este dilogo se plantea como un proceso dirigido a los prin-cipales actores involucrados en el cooperativismo de trabajo, al gobierno y los sindicatos; y se estructura en funcin del conjunto de temas de inters identificados, diferenciando las cuestiones propias del dilogo social de aquellas relativas a un dilogo civil en el que se incluye a los movimientos sociales, organizaciones no gu-bernamentales y universidades.

  • 13

    ACERCA DEL COOPERATIvIsmO DE TRAbAjO

    Las cooperativas de trabajo o cooperativas de produccin existen en las economas occidentales desde los orgenes del sistema fabril y su historia refleja un encuentro del pensamiento con la accin (Antoni, 1972).

    La idea saintsimoniana de trabajo asociado ocu-p el lugar del principio de competencia entre los trabajadores, constituyendo una de las fuentes de la concepcin asociacionista dominante en el pensa-miento francs posterior, que fue sustentada por el cooperativismo de produccin.

    Las referencias a su origen se vinculan tanto a los pensadores del socialismo utpico como a los socialistas republicanos, ambos interesados por la condicin obrera en un mundo industrial en pleno cambio, donde se produce de manera gradual el trnsito de la industria domstica a la manufacture-ra y el trabajo adquiere una centralidad que nunca haba tenido anteriormente. Para esos pensadores cobr especial importancia el tema de la organi-zacin del trabajo y la reflexin sobre el deterioro producido en las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores asalariados, que se manifestaron como la demostracin ms evidente de los efectos de la pura mercantilizacin de la fuerza de trabajo.

    En ese contexto, y precisamente porque result intolerable la contradiccin entre la libertad poltica y la servidumbre econmica (Laville, 1999), fueron formulados de manera sistemtica los principios del cooperativismo de produccin, difundidos por Philippe Buchez hacia fines de 1831 en el Journal des sciences morales et politiques. Al exponer el plan completo de una asociacin obrera, concebi-da como el medio para mejorar la condicin de los asalariados urbanos, su propuesta precedi en ms de una dcada al programa de los Pioneros de Roch-dale, en cuyo estatuto de 1844 aparecieron contem-pladas estas asociaciones. El plan de Buchez estaba dirigido a los obreros de la misma profesin cuya habilidad es el principal capital y se vincul a so-ciedades particulares ligadas entre s por un contrato que contena como principales disposiciones:

    la constitucin de los asociados en empresarios, y la eleccin entre ellos de uno o varios repre-

    sentantes, quienes tendran la firma social;la continuacin del cobro del salario conforme a los usos adoptados en la profesin, es decir, por jornal o por tarea y segn la habilidad in-dividual; la reserva de una cantidad equivalente a la que los empresarios intermediarios descuentan cada jornada1. el carcter inalienable del capital social que se increment cada ao en una quinta parte de los beneficios2; la prohibicin de que la asociacin haga tra-bajar por su cuenta a obreros extraos durante ms de un ao, al finalizar este tiempo estara obligada a admitir en su seno a nuevos asocia-dos que se hubieran hecho necesarios por el aumento de sus operaciones.

    Conforme a estos principios fueron creadas en francia en 1832 y 1834 dos cooperativas de pro-duccin, concebidas como medio para reunir a to-dos los obreros que ejerciesen un mismo oficio. Su capital poda ser provisto por un banco estatal o por filntropos interesados en ella y las asociaciones reservaban para los fondos inalienables una spti-ma parte de su beneficio neto y repartan el resto, asignando la mitad a un fondo de reserva y otra mi-tad a los miembros de la cooperativa (Mdladenatz, 1933).

    As fue planteada la conformacin de asociacio-nes para superar y sustituir el carcter dependiente y la relacin de subordinacin propia del trabajo asalariado, por la responsabilidad y la disciplina li-

    1 Esa cantidad beneficio neto, se deba repartir a fin de ao en un veinte por ciento para formar y aumentar el capital so-

    cial y el resto para emplearse en socorros o distribuirse entre

    los asociados a prorrata de su trabajo. 2 La disposicin subraya que el capital pertenecera a la asocia-

    cin, y por esa razn la asociacin sera declarada indisolu-

    ble, no porque los individuos no pudieran desligarse de ella,

    sino porque dicha sociedad se habra hecho perpetua con la

    admisin continua de nuevos miembros (Lambert, 1975).

  • 14

    buen desempeo econmico de la organizacin. As, la cooperativa no puede prosperar sin que sus miembros tambin lo hagan y este tipo de lazos crea incentivos y recompensas para que la coope-rativa pueda servir a sus asociados para protegerla. Aunque los incentivos y las recompensas son un as-pecto de esta unin, el mecanismo de distribucin de excedentes es una de las formas ms comunes a travs de las cuales la vinculacin se ha institucio-nalizado en las cooperativas.

    Desde una perspectiva organizacional, la rela-cin de actividad y societaria a la que hace referen-cia Vienney, expresa la coexistencia de rganos so-ciales que se constituyen y funcionan de acuerdo a las reglas de la democracia representativa (eleccin y ratificacin de mandatos), con una organizacin del trabajo que somete la actividad a una misma autoridad y asegura la regulacin de las relaciones externas e internas vinculadas con la organizacin del trabajo en la cooperativa.

    En cuanto a los rasgos constitutivos y caracteres bsicos de las CT se deben destacar:

    el objetivo de crear y mantener puestos de tra-bajo sustentables, generar riqueza para mejorar la calidad de vida de los miembros trabajado-res, dignificar el trabajo humano, permitir la autogestin democrtica de los trabajadores y promover el desarrollo comunitario y local;la adhesin libre y voluntaria de sus miembros, para aportar su trabajo personal y recursos eco-nmicos, condicionada a la existencia de pues-tos de trabajo;el trabajo a cargo de sus miembros, lo que im-plica que la mayora de los trabajadores de una empresa cooperativa de trabajo son asociados trabajadores y viceversa;la consideracin de la relacin del miembro trabajador con su cooperativa como distinta a la del trabajo asalariado y a la del trabajo indi-vidual autnomo;una regulacin interna formal por medio de regmenes concertados democrticamente y aceptados por los miembros trabajadores;la autonoma e independencia ante el Estado y terceros, en sus relaciones de trabajo y de ges-tin, y en la disposicin y manejo de los me-dios de produccin.

    Estos rasgos fueron subrayados por la Organi-zacin Internacional de Cooperativas Industriales,

    bremente consentidas (fauquet, 1962). Al tomar en cuenta el pluralismo de las motivaciones humanas, sus fundadores fueron partidarios del mantenimien-to del derecho de propiedad, preconizando el cam-bio en su ejercicio, por considerar que el trabajo es el que confiere un derecho de propiedad, parcial o total, sobre el producto y la entidad productiva.

    La naturaleza y objeto del cooperativismo de trabajo

    Las cooperativas de trabajo (CT) se definen como grupos de personas que constituyen una em-presa con el objetivo de reunir los medios para ejer-cer en comn su actividad profesional, combinar-los con sus propias fuerzas de trabajo en la unidad productiva que organizan al efecto y orientar sus productos o servicios en condiciones que les permi-tan renovar sus medios de produccin, y, al mismo tiempo, asegurar su subsistencia (Vienney, 1980). El aspecto que las distingue radica en su objeto so-cial especfico que consiste en brindar ocupacin (trabajo) a sus asociados.

    Segn la legislacin vigente en la Argentina (Ley 20.337) las CT distribuyen los excedentes en proporcin al uso de los servicios sociales y las reglas para distribuirlos deben estar contenidas en sus estatutos3. El asociado utiliza el servicio social (ocupacin) que brinda el ente societario y ste le adelanta, como contraprestacin del trabajo cum-plido, un precio provisorio, el precio de mercado, y generalmente se adopta el criterio de la remunera-cin vigente para los trabajadores de la misma ac-tividad, segn establecen los respectivos convenios colectivos de trabajo. Cerrado el ejercicio financie-ro de la cooperativa, se fija el precio definitivo del trabajo prestado y en la oportunidad del cierre y aprobacin del balance se procede a retomar a los asociados lo que la cooperativa pag de me-nos en forma provisoria durante el ao (Cracogna, 2002).

    La distribucin de excedentes en las cooperati-vas es uno de los mecanismos para asegurarse de que los asociados compartan necesariamente el

    3 La ley obliga a afectar los excedentes repartibles en un 5% como reserva legal, otro 5% para capacitacin y otro 5% para

    estmulo al personal.

  • 15

    utilizan el factor capital a fin de garantizarse a s mismos un beneficio como trabajadores y toda de-cisin de capitalizar excedentes se puede extender en la medida que se asegure el mantenimiento de la actividad productiva y con ella los puestos de tra-bajo. Su razn de ser no consiste entonces en obte-ner una tasa mxima de beneficios, sino en proveer un trabajo remunerado que constituya la principal fuente de renta para el asociado (Monzn, 1989).

    Las CT se constituyen, por lo general, durante coyunturas recesivas como nuevas empresas, esta-blecidas por iniciativa de trabajadores desocupa-dos, o como recompra o recuperacin de empresas de capital convencionales en declinacin. Desde una perspectiva terica se ha hipotetizado su mayor capacidad para inducir a los asociados a realizar las concesiones necesarias y a que sean ms producti-vos, en virtud de que, en el caso de que la empresa sea poco exitosa, tender a ser liquidada cuando sus miembros la abandonen a favor de un empleo que les genere mayores ganancias (Ben-Ner, 1984).

    Desde un punto de vista organizacional el valor de la empresa depende de su capacidad para aso-ciar al conjunto de miembros a la realizacin de

    Artesanales y de Servicio (CICOPA)4, en su Decla-racin Mundial sobre Cooperativismo de Trabajo5 (CICOPA, 2005). La Declaracin reconoce la de-finicin de cooperativa, sus valores y principios, tal como estn contenidos en la Declaracin de Identidad Cooperativa de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI, 1995)6 refrendados por la Re-comendacin 193 de 2002 de la OIT sobre la Pro-mocin de las Cooperativas.

    Desde distintas perspectivas se ha destacado que las CT, al configurar un tipo de organizacin autogestionada, pueden ofrecer a los trabajadores la posibilidad ms directa de participacin y que, entre las diferentes frmulas de autogestin y co-gestin, resultan el nico modelo que combina las tres formas posibles de participacin: en la propie-dad, en la toma de decisiones (incluido el compro-miso en la gestin) y en la distribucin de exceden-tes (Defourny, 1990). As, las categoras de salario y beneficio, que en la empresa convencional estn delimitadas y representadas por diferentes agentes sociales, desaparecen para ser sustituidas por el excedente, que es atribuido ntegramente al traba-jo. Los asociados, en su condicin de trabajadores

    4 Esta organizacin sectorial de la Alianza Cooperativa In-ternacional integra como miembros de pleno derecho a las

    cooperativas de produccin de diferentes sectores. Sus aso-

    ciados son organizaciones de apoyo que promueven coope-

    rativas en esos sectores. Muchas son cooperativas de trabajo

    asociado. Actualmente, CICOPA agrupa 57 organizaciones

    de 39 pases.5 La Declaracin Aprobada por la Asamblea General de la

    ACI en Cartagena, Colombia, el 23 de septiembre de 2005

    establece como reglas de funcionamiento la compensacin

    equitativa del trabajo de sus asociados, tomando en consi-

    deracin: la funcin, la responsabilidad, la complejidad y

    la especialidad exigidas para los cargos, la productividad

    y la capacidad econmica de la empresa, procurando re-

    ducir la diferencia entre las mayores y las menores com-

    pensaciones; la contribucin al incremento patrimonial y al

    adecuado crecimiento de las reservas y fondos indivisibles;

    la dotacin de los puestos de trabajo de aspectos fsicos y

    tcnicos para lograr un adecuado desempeo y buen clima

    organizacional; la proteccin de los asociados trabajadores

    con adecuados sistemas de previsin, seguridad social, sa-

    lud ocupacional y respetar las normas de proteccin en vi-

    gor en las reas de la maternidad, del cuidado de los nios

    y de los menores trabajadores; la prctica de la democracia

    en las instancias decisorias de la organizacin y en todas

    las etapas del proceso administrativo; el aseguramiento de

    la educacin, formacin y capacitacin permanente de los

    asociados e informacin a los mismos, para garantizar el

    conocimiento profesional y el desarrollo del modelo coope-

    rativo de trabajo asociado y para impulsar la innovacin y la

    buena gestin; la contribucin a la mejora de las condicio-

    nes de vida del ncleo familiar de los asociados y al desa-

    rrollo sostenible de la comunidad donde viven y finalmente

    el rechazo a ser utilizados como instrumentos para flexibi-

    lizar o hacer ms precarias las condiciones laborales de los

    trabajadores asalariados y no actuar como intermediarios

    convencionales para puestos de trabajo.6 La Alianza Cooperativa Internacional (ACI) es una organi-

    zacin no gubernamental independiente que rene, represen-

    ta y sirve a organizaciones cooperativas en todo el mundo.

    fue fundada en 1895 y su membresa est conformada por

    organizaciones cooperativas nacionales e internacionales de

    todos los sectores de actividad. Actualmente, cuenta entre sus

    miembros con 249 organizaciones de 94 pases que repre-

    sentan ms de 1.000 millones de personas de todo el mundo

    (ACI, 2011).

  • 16

    lidades de la empresa, as como el respeto preciso de las condiciones de participacin activa y respon-sable de los miembros a este proyecto se presentan como una exigencia bsica.

    un proyecto colectivo compartido, al tiempo que su desempeo econmico se inscribe en la realizacin de un objeto social que le da sentido. Como conse-cuencia, la adecuacin entre los medios y las fina-

    cin de estos dos aspectos asegura que la visin de la asociacin no cuestione la eficacia de la empresa y, a la vez, que los objetivos de la empresa no en-tren en contradiccin con los desafos de la asocia-cin, ya que la misin debe realizarse a travs de la actividad de la empresa.

    La contribucin de las cooperativas de trabajo a la creacin y mantenimiento

    de empleos e ingresos dignos

    Como actores econmicos y sociales, las CT juegan un papel significativo en la creacin y ase-guramiento de empleo y de ingresos dignos y al respecto han mostrado su eficacia en diversos con-textos y coyunturas.

    Basadas en principios de funcionamiento par-ticipativo sustentado en la responsabilidad indi-

    Al valorizar el papel del trabajo como espacio de insercin y reconocimiento social y considerar el lugar central que ocupa en la existencia de las per-sonas y la estructuracin de la vida social, la coope-rativa surge frente a la necesidad, por parte de sus miembros, de asegurarse una ocupacin que rena entre otros atributos la estabilidad y garantice la seguridad y proteccin social. En esta perspectiva se inscribe la sustentabilidad de la organizacin que se crea y el logro de una rentabilidad econmi-ca como garanta necesaria de su continuidad.

    Esta forma organizacional requiere un equili-brio entre el funcionamiento de la asociacin que asegura la gobernanza democrtica y los ejes de desempeo de la empresa cooperativa. El equilibrio (figura 1) permite apreciar de qu manera cada ele-mento contribuye al desarrollo de la organizacin y asegura su viabilidad y sustentabilidad. La integra-

    fIGURA 1. Cooperativa de trabajo: equilibrio entre la asociacin y la empresa

    Fuente: adaptado de RISQ, 2004

    Misin

    Vitalidad asociativa

    Gestin

    Insercin

    ProductoActividadMercadoOperacionesTrabajadores asociadosRecursos financieros

    AsOCIACIN EmPREsAdetermina

    determina

    Medio de realizar la misin

    Viabilidad a largo plazo

    Cooperativade trabajo

  • 17

    Algunas referencias sobre el desarrollo del cooperativismo de trabajo en la Argentina

    Segn los registros de cooperativas, entre 1928 y 1950, las CT apenas representaban el 3,9% del total de entidades. Aunque hasta el inicio de la d-cada del 50 no existen datos desagregados sobre su actividad, una referencia del ao 1949 menciona que del total de 100 sociedades existentes 62 eran cooperativas de transporte automotor que contaban con 2.483 asociados (Del Ro, 1949). En esa co-yuntura, la explotacin de los servicios pblicos constituy uno de los factores facilitadores de la actividad del cooperativismo de trabajo, al igual que la industria de la construccin7. Durante una dcada, la poltica peronista, caracterizada por un fuerte impulso a la participacin del Estado en la direccin y regulacin de la economa estimul la constitucin de nuevas cooperativas y facilit dis-tintos medios para su consolidacin y desarrollo (Levn y Verbeke, 1997).

    El ritmo de creacin de cooperativas de trabajo hasta mediados de 1970 mostr una lenta evolu-cin y su crecimiento posterior fue resultante de las condiciones de un contexto de serias dificultades estructurales en el mercado de trabajo, en especial en la dcada de 1990 debido a un profundo dete-rioro de la economa que gener agudos procesos de desocupacin, informalidad y precarizacin. En esa dcada la expansin del sector fue sostenida8, y alcanz, a partir de 2000, un crecimiento como no haba tenido lugar hasta entonces.

    vidual y colectiva, en procesos democrticos de gestin y en una estructura que privilegia la prima-ca de la persona sobre el capital, las CT pueden generar ventajas de distinto tipo. Desde un punto de vista econmico su misin como empresas se corresponde con la produccin de bienes y servi-cios socialmente tiles acordes, en primer trmino, con las necesidades de sus propios miembros. Sus principales ventajas se pueden reflejar, entre otras, en economas de escala, en poder de mercado en especial a travs de la integracin vertical y hori-zontal y de negociacin.

    Las ventajas sociales ms significativas se vin-culan con la difusin de la informacin entre sus miembros y otros stakeholders, y en la educacin y formacin sobre la naturaleza y beneficios de la cooperacin que pueden ofrecer a sus miembros y otras partes interesadas para que puedan contribuir al desarrollo de su cooperativa.

    Una de las ventajas ms significativas reconocidas en el cooperativismo de trabajo, en especial en coyun-turas de crisis, ha sido su resiliencia y sustentabilidad, al ponerse de manifiesto la mejor capacidad respecto de otros tipos de empresas y de organizaciones. Con referencia a esto se debe mencionar el estudio de la OIT sobre la resiliencia del modelo cooperativo en tiempos de crisis (Birchall y Ketilson, 2009), y la in-vestigacin realizada por CICOPA (2010).

    En muchos casos esta potencialidad que resulta de una participacin activa por parte de sus miembros y de aceptar temporalmente menores ingresos que los de un trabajador asalariado en una empresa mercantil convencional, explica la resiliencia de algunas orga-nizaciones y comunidades que se enfrentan a crisis multidimensionales (medioambiental, alimentaria, financiera). Sin embargo, se debe destacar la vulne-rabilidad de muchas empresas que asumen esta forma organizacional dado su carcter temporal, su estanca-miento en trminos de tamao y capitalizacin y de actividad econmica y su duracin limitada en el lar-go plazo. (fonteneau y Develtere, 2009).

    A largo plazo, los beneficios socioeconmi-cos pueden ayudar a construir la capacidad de los miembros, y pueden garantizar ingresos mnimos y regulares. En ltima instancia, contribuyen a au-mentar su seguridad econmica a travs del tiem-po. En estos beneficios tambin est involucrada la proteccin de los miembros, e intereses de quienes son sus beneficiarios.

    7 Al respecto, Del Ro menciona el caso de La Edilicia de Per-gamino, fundada en 1928 por 12 obreros de la construccin.

    Esta cooperativa en 1950 agrupaba ms de 170 trabajadores de

    todos los gremios que intervienen en la construccin y adems

    era propietaria de una fbrica de ladrillos y de mosaicos, y rea-

    lizaba trabajos pblicos y privados de magnitud. 8 En el Censo Econmico de 1994 excluyendo las cooperati-

    vas de enseanza y de salud fueron relevados 409 locales de

    cooperativas de trabajo. Del total de cooperativas censadas

    con 12.062 trabajadores asociados las de menor produc-

    tividad fueron las cooperativas de trabajo, junto con las de

    enseanza y salud. La mayor productividad media y la mayor

    generacin de empleo corresponde a las CT de fabricacin

    (contina en la pgina 18)

  • 18

    de toma se correspondi con situaciones irregulares de distinta naturaleza (atraso en el pago de remune-raciones a los trabajadores y falta de aportes previ-sionales, entre otras) que se reprodujeron en la ma-yora de las empresas que fueron recuperadas. Se estima en 205 el total de las empresas recuperadas que ocupan un total de 9.362 trabajadores (facultad Abierta, 2010) y en ms de 95% de los casos estn constituidas como CT.

    La recuperacin de empresas permite dar cuenta de un fenmeno cuya expresin ms destacada no radica solamente en su relevancia como hecho eco-nmico, sino en la posibilidad de conferir sentido a las prcticas sociales que cuestionaron el ejercicio del derecho de propiedad y posibilitaron la articula-cin de distintos niveles de reclamos, entre los cua-les el ms importante fue la defensa de la fuente de trabajo. As, las consecuencias de la movilizacin de los trabajadores y la canalizacin de las deman-das relativas al reinicio de la actividad asumida en forma autogestionada, incidieron en la sancin de varias leyes que declararon de utilidad pblica y sujeta a expropiacin u ocupacin transitoria, los inmuebles, maquinarias e instalaciones de diversas empresas para ser entregados a las CT conformadas por su personal, en algunos casos mediante dona-cin y en otros con cargo oneroso.

    Aunque la dinmica de funcionamiento coope-rativo parecera constituir uno de los factores de xito de estas experiencias, diversas restricciones han impedido en muchos casos revertir la situacin precaria que caracteriz la primera etapa de desa-rrollo y an las enfrenta a permanentes desafos.

    Sin pretender jerarquizar o separar en cada or-ganizacin sus objetivos sociales de los de ndole econmica conviene tener presente la importancia que los ltimos revisten en el actual contexto, sin perder de vista que el principal impacto social de la organizacin es el que ella posee sobre sus propios miembros. Desde esta perspectiva, el principal de-safo radica en la capacidad de los trabajadores para articular en cada empresa las metas sociales que se obtienen por medio de actividades econmicas, combinando una lgica empresarial con la lgica solidaria prevaleciente, de manera tal que la propia cooperacin funcione como vector de eficacia eco-nmica, produciendo efectos tangibles y beneficios reales, en comparacin con la accin individual y la cooperacin tcnica no solidaria.

    Al comparar la evolucin del empleo y la crea-cin de CT entre 1980 y 2000, tomando en cuenta el retraso en la creacin de puestos de trabajo en el sector formal, debido al irregular crecimiento econmico, se debe sealar la marcada disparidad e incluso el carcter inverso de las tendencias pre-valecientes en la economa nacional y la dinmica del sector cooperativo (Vuotto, 2006). Sin embar-go dicha tendencia no necesariamente expresa un desempeo sostenido por parte de las CT durante los aos considerados, debido al nmero de las que permanecieron inactivas o se disolvieron.

    A partir del ao 2000 y hasta el presente se pue-den distinguir dos escenarios: el de la crisis que si-gui a la convertibilidad, en el que se inscribi el fenmeno de las empresas recuperadas, y el de co-mienzos de 2003 en que se implementaron progra-mas sociales que contemplaban al cooperativismo de trabajo como herramienta eficaz para favorecer la creacin de empleo y estimular la participacin colectiva.

    En el primer escenario se destacan las experien-cias de recuperacin de empresas, que revistieron distinto grado de conflictividad y cuya resolucin fue diversa. El primer antecedente tuvo lugar en 1998, aunque casi la mitad de las empresas recuperadas existentes surgi y se consolid con posterioridad al ao 2000. La crisis institucional de diciembre de 2001 potenci un conjunto de acciones colectivas novedosas, relacionadas con la problemtica labo-ral, que permiti vincular lo cotidiano a lo poltico y favorecer el desarrollo de una mayor conciencia sobre los derechos del trabajador (fajn, 2003).

    En dichas experiencias actuaron como desen-cadenantes del conflicto, y al mismo tiempo como motivo de la recuperacin, el incumplimiento de las obligaciones contractuales por parte del empre-sario y el abandono total de la empresa por parte de sus propietarios. La secuencia previa del proceso

    (viene de la pgina 17) de tejidos textiles, distribucin de dia-

    rios y revistas, elaboracin y conservacin de pescado, vidrio e

    imprentas. La diferencia de productividad de estas cooperativas

    fue resultante de las actividades de bajos salarios que prevale-

    cieron en el sector, as como de una menor dotacin de bienes

    de capital y probablemente una baja ocupacin real de muchos

    de los asociados con respecto a los empleados del resto de las

    cooperativas (Basaes, 2003).

  • 19

    El segundo escenario, desde mediados de 2003 al presente, corresponde a la implementacin de po-lticas pblicas de distinta naturaleza que contem-plan la promocin y desarrollo del cooperativismo de trabajo por considerarlo un instrumento adecua-do para la generacin de empleo genuino. A partir de esa instancia la estructura en la configuracin del sector comenz a modificarse sensiblemente desde 2003, cuando se constituyeron en la provincia de Buenos Aires las primeras CT promovidas desde el gobierno nacional a travs del Programa federal de Emergencia Habitacional, que luego se extendi a otras provincias.

    La implementacin posterior de distintos pro-gramas se ha expresado en el significativo cambio en la configuracin del sector que se ve reflejado en su concentracin espacial la provincia de Bue-nos Aires, el tipo de actividades productivas que desarrollan las nuevas entidades vivienda, infraes-tructura social y sanitaria, mantenimiento de espa-cios pblicos y el carcter de la demanda que las sostiene. En este nuevo universo coexisten 7.315 cooperativas de origen reciente, con 984 entidades tradicionales de las cuales 584 fueron creadas antes del ao 2000 y continan activas9.

    modelos, intereses y actoresdel cooperativismo de trabajo

    Las CT en la Argentina no constituyen un ac-tor homogneo. Si el anlisis de sus orientaciones, recursos e influencia se realiza tomando en cuenta distintos indicadores de desempeo vinculados a las formas que adoptan desde la perspectiva empre-sarial, los posicionamientos son diversos y contras-tantes. Si a ellos se aade el desempeo asociativo, es posible identificar de manera esquemtica tres grandes conjuntos o tipos que se corresponden con los distintos rasgos que definen al modelo coopera-tivo adoptado (cuadro 1).

    De forma paralela a los cambios en el contex-to econmico, que desde comienzos de la dcada de 1990 afectaron el desempeo de estas organi-zaciones, se revelaron las limitaciones propias del conjunto de instituciones especializadas que du-rante esos aos fueron responsables de su apoyo y promocin, en especial del organismo oficial que impuls una matriculacin de entidades cuya via-bilidad y sustentabilidad fue escasa, la debilidad y falta de especializacin de las organizaciones de segundo grado que las representaron, la escasez de recursos para atender los requerimientos del sector por parte de las instituciones crediticias y distintas rigideces en cuanto al marco legal.

    Al tomar en cuenta las modalidades prevale-cientes en la evolucin del cooperativismo durante la dcada del 90, se ha sealado que las CT con-tribuyeron a la creacin de empleos, aunque los mismos slo representaron un porcentaje mnimo de las prdidas de trabajo por despido. Al estar ubi-cadas frecuentemente en sectores de actividad que potencialmente incorporan una tasa relativamente importante de mano de obra en el valor agregado producido, su desempeo fue tambin afectado por los avances tecnolgicos, que implicaron, a la vez, una rpida obsolescencia del equipamiento y una descalificacin persistente del empleo, procesos que condujeron a la desaparicin de numerosas en-tidades (Vuotto, 2007).

    Las restricciones de distinto tipo que afecta-ron el desarrollo del cooperativismo de trabajo, y los desequilibrios que impiden frecuentemente la consolidacin de experiencias autnomas permiten destacar que la poltica orientada al sector durante la dcada del 90 ocup un lugar muy poco impor-tante en la definicin de la agenda pblica, perma-nentemente sometida a los vaivenes de la coyuntura poltica, los cambios de estrategia econmica y los conflictos entre distintos grupos de inters, lo que se tradujo en una gama de acciones de alcance limi-tado. De esto se desprende que el cooperativismo de trabajo fue concebido como una solucin me-ramente coyuntural al problema del desempleo, ya que comnmente las acciones orientadas al sector privilegiaron la matriculacin de cooperativas, re-legando el rol de la fiscalizacin preventiva y sin tener en cuenta las exigencias de las CT para afron-tar exitosamente los principales desafos y lograr su desarrollo y consolidacin.

    9 En ese grupo se incluyen 87 CT creadas entre 1945 y 1980; y 50 entre 1980 y 1990. Entre 2000 y 2003 fueron inscriptas

    891.

  • 20

    CUADRO 1. Las variantes del modelo cooperativo

    variantes del modelo

    Integrada(basada en la necesidad de trabajo

    y en ideas y valores)

    Reivindicativa(basada en la recuperacin

    de fuentes de trabajo )

    Inducida por el Estado(basada en la necesidad de trabajo)

    Empresa cooperativa

    Primaca actividad original + diversificacin. Continuidad actividad anterior (en experiencia empresarial no cooperativa).

    Sin eleccin de una actividad especfica en el proyecto original.

    Dependiente del xito de su actividad econmica (produccin de bienes y servicios).

    financiamiento pblico y continuidad de las vinculaciones con clientes y proveedores.

    financiamiento pblico predominante.

    Valorizacin del trabajo, las capacidades y el compromiso con la cooperativa.

    Mayor valorizacin del trabajo que del compromiso con la cooperativa. Valorizacin del compromiso social.

    Bajo grado de valorizacin del trabajo y el compromiso con la cooperativa.

    Estructura de la organizacin en correspondencia con las capacidades de sus asociados.

    Estructura de la organizacin en correspondencia con las capacidades de sus asociados.

    Estructura simple fundamentalmente operativa (Consejo de Administracin).

    Produccin de beneficios visibles y tangibles (econmicos y sociales).Conciencia de los costos involucrados en la cooperacin.

    Predominio del inters por adquirir beneficios sociales para los asociados en su condicin de trabajadores.Relativa conciencia de los costos involucrados en la cooperacin.

    Las retribuciones individuales limitan la apreciacin de los costos involucrados en la cooperacin.

    Papel significativo en la creacin de nuevos empleos.

    Dependiendo de los casos, escasa capacidad para crear nuevos empleos.

    Mantenimiento de la fuente de trabajo en la medida en que el Municipio demande su trabajo.

    Sentido de propiedad por parte de los asociados y estrecha correspondencia con los deberes que implica.

    fuerte sentido de propiedad. Poca correspondencia con los deberes que implica.

    Escaso sentido de propiedad y de lo comn.

    Sostenibilidad organizativa, financiera y tcnica. Limitada sustentabilidad financiera y tcnica. Viabilidad y sustentabilidad escasa y dependiente de la continuidad del programa pblico.

    Asociacin Gobernanza por ajuste mutuo participacin de los miembros como finalidad en s misma.

    Coexistencia de intereses diversos para sostener el proceso que dio origen a la CT.

    Predominio de intereses personales sostenidos en la necesidad de un trabajo con ingreso.

    Asociado con los poderes pblicos. Vnculos con el sector pblico orientados por intereses polticos.

    Vnculos con el sector pblico orientados por intereses particulares y polticos.

    Aprendizaje colectivo en la resolucin de problemas organizacionales.

    Aprendizaje colectivo en la resolucin de problemas relativos a la institucionalidad.

    Condiciones adecuadas para desarrollar aprendizajes relativos al mundo del trabajo y potencial aprendizaje sobre la naturaleza de la frmula cooperativa.

    Sistemas de normas y reglas definidos por los propios asociados que delimitan derechos y contribuciones y se basan en los principios de la cooperacin.

    Sistemas de normas y reglas definidos por los propios asociados sin clara delimitacin de derechos y contribuciones. Basados en la solidaridad.

    Sistemas de normas y reglas establecidos por lo general en los programas y con escasa definicin por los propios involucrados, lo que diluye el nivel de compromiso que se demanda de los asociados.

    Canales de informacin y circulacin de informaciones como insumo de innovaciones de tipo asociativo.

    Canales de informacin y circulacin de informaciones prioritariamente vinculadas con la institucionalidad.

    Canales de informacin y circulacin de informaciones prioritariamente vinculados con el trabajo y las decisiones de agentes pblicos y movimientos sociales.

    Cooperacin y dilogo para la resolucin de problemas sectoriales y organizacionales.

    Mayor predisposicin para la cooperacin y el dilogo con agentes externos.

    Vnculo con agentes externos para la resolucin de problemas (coexistencia de actitudes pasivas y reactivas).

    Creacin y potenciacin de conocimiento colectivo e individual (tcito y explicito).Socializacin de conocimientos.

    Creacin y potenciacin de conocimiento colectivo e individual (tcito y explicito). Socializacin de conocimientos.

    Aprendizaje sobre conocimiento colectivo e individual (tcito y explicito). Limitada socializacin de conocimientos.

    Revalorizacin de conocimiento nuevo o acumulado, de origen individual o colectivo.

    Importante valorizacin del conocimiento acumulado, de origen individual.

    La valorizacin de conocimiento acumulado es secundaria.

    Integracin que proviene de un ambiente caracterizado por lazos de confianza.

    Predominio de intereses que acentan el compromiso socio-poltico.

    Propensin a la rivalidad entre personas que actan en forma individual.

    Fuente: elaboracin propia

  • 21

    pectos vinculados a su condicin de trabajador (li-gada a las reivindicaciones que hacen a la proteccin social y a la seguridad social) ms que en su posicin de trabajador asociado a la cooperativa. En este caso el contexto social compartido surge de haber traba-jado junto con otros ms que de una accin colectiva programada previamente (Stryjan, 1998).

    Aunque la mayora de los miembros involucra-dos en la gestin de las CT de este tipo presenta ca-pacidad para organizar y sostener el proceso inicial que dio origen a sus iniciativas, el acento y la prio-ridad est puesta en la condicin y derechos como trabajador. Este legtimo inters tiende a relegar en algunos casos los espacios de involucramiento con la gestin cooperativa, por lo que an subsisten limi-taciones para implementar acciones que conduzcan a reforzar el equilibrio asociacin-empresa y favo-rezcan la consolidacin econmica e institucional de la cooperativa como tal.

    El tercer modelo de CT, inducida por el Estado refleja la situacin de cooperativas cuyos orgenes estn basados en sujetos excluidos, para quienes la necesidad/situacin de vida es el mvil prioritario. En algunos casos esta condicin fue el origen de su insercin en movimientos sociales que plantearon sus reivindicaciones y necesidades en torno a un em-pleo como va de inclusin. La insercin en estos espacios para encontrar respuesta a sus necesidades, facilit contactos y de una manera indirecta, defini potenciales mbitos para canalizar sus demandas.

    En las opciones y emprendimientos iniciados por esta va se atiende prioritariamente la necesi-dad en cuestin: tener trabajo, ya sea cuando la actividad central de la cooperativa que se conforma es la de proveer servicios o cuando es vista como una externalidad importante que genera la empresa (empleo, en emprendimientos iniciados por des-ocupados). En ambos casos, la propia necesidad no constituye una idea empresaria y aunque el tejido de lazos y relaciones sociales que permite construir puede resultar estabilizador y reproductivo, puede generar tambin una prdida importante de autono-ma. La principal preocupacin de que la coopera-tiva sea solamente un medio para resolver sus pro-pios problemas u obtener beneficios individuales conduce a una visin de corto plazo que valoriza la importancia de los resultados inmediatos y dificul-ta generar normas compartidas relativas al carcter asociativo de la CT.

    La primera variante del modelo, el tipo inte-grado, corresponde a aquellas cooperativas en las que una visin compartida y sustentada en valores y principios fue originalmente el marco para la definicin de necesidades y, eventualmente, para emprender una actividad. La idea cooperativa concreta, es decir, la idea de negocio de la empresa que surge como resultado define una actividad es-pecfica inspirada y sostenida por y en armona con esa visin (Gherardi y Masiero, 1987, 1990).

    Se trata de experiencias exitosas desde un punto de vista econmico y en su desempeo organiza-cional; en general las actividades que realizan con-tribuyen a fortalecer una visin a largo plazo que permite procesar los cambios del medio externo, preservando su coherencia interna. En esa dinmi-ca, los asociados respetan los sistemas normativos ya establecidos para regular sus relaciones y los vnculos que la cooperativa mantiene con el medio externo, resguardando lo esencial de su identidad.

    La expansin de actividades econmicas en los casos que se produce es gradual, de modo que dis-ponen del tiempo necesario para un aprendizaje or-ganizacional que se traduce en nuevas capacidades y conocimientos, mantenindose en una situacin financiera sana, y avanzando hacia objetivos ma-yores slo cuando se consolidan las etapas previas.

    Su crecimiento se ve favorecido por la vincula-cin con estructuras federadas que en algunos ca-sos ayudan a superar la incertidumbre del ambiente externo. En sntesis, el papel de los asociados en es-tas cooperativas y su participacin refleja un claro equilibrio entre su aporte a la organizacin y los be-neficios que provienen de la accin colectiva. Este equilibrio se refleja en la correspondencia entre el funcionamiento de la asociacin que asegura la gobernanza democrtica y los ejes de desempeo de la empresa cooperativa.

    El segundo modelo, de tipo reivindicativo est basado en su origen en experiencias de trabajo pre-vias en empresas o actividades especficas en orga-nizaciones no cooperativas. La CT aparece definida tanto por la actividad desarrollada en conjunto como por prcticas concretas vinculadas a una pertenencia sindical anterior. La recuperacin por parte de los tra-bajadores de una empresa en crisis constituye el pun-to de partida para la formacin de una cooperativa.

    El actor se define principalmente a travs de ex-periencias compartidas previas, acentuando los as-

  • 22

    El posicionamiento supone reconocer los 1. respectivos intereses y valores de los actores concernidos y los temas particulares que son dirimidos en cada espacio de interaccin. Los mbitos de intercambio donde se generan es-trategias, polticas e institucionalidad con res-pecto al cooperativismo de trabajo, represen-tan espacios nodales, de all la necesidad de identificar en primer trmino las competencias y funciones de las principales instituciones que intervienen en la formulacin e implementa-cin de la poltica dirigida al sector, de manera directa o indirecta, para visualizar el conjun-to de acciones e intereses que se ven afecta-dos. Este punto de partida permite precisar y caracterizar en funcin de las apreciaciones que surgen de los propios actores y de la in-fluencia que ejercen formalmente las iniciati-vas gubernamentales los distintos grados de involucramiento y preponderancia en mbitos especficos por parte del conjunto de actores concernidos. Por otra parte, la configuracin del espacio y las posiciones adoptadas pueden dar cuenta de la forma en que los actores, al intervenir en el sistema, perciben el dilogo y sobre los principales aspectos y herramientas en torno a los cuales el mismo puede afianzar-se. En el amplio universo de actores que se configura en torno de las polticas orientadas al sector se puede distinguir el papel que los actores desempean y vislumbrar el rol desea-do o esperado. Desde esta ptica es posible reconocer diversas modalidades de organiza-cin y articulacin entre actores y definir los escenarios de trabajo que hacen posible su participacin en el dilogo sobre temas clave y con relacin a los instrumentos de la poltica dirigida al sector. Al respecto se debe destacar que estos escenarios de trabajo pueden existir o pueden ser creados.El involucramiento de los actores y su percep-2. cin como actores estratgicos configura el es-cenario integrado por aquellas personas, grupos, organizaciones e instituciones con capacidad para actuar en el propio espacio del cooperati-vismo de trabajo y tambin para incidir, obsta-culizando o facilitando, tanto su consolidacin como sector como los procesos por los que se implementan las polticas dirigidas al mismo.

    La identificacin de los tres modelos organiza-cionales permite plantear interrogantes acerca de la naturaleza de las herramientas con mayor potencial para el desarrollo de capacidades a fin de abordar los desafos asociativo-empresariales de manera relacional o colaboradora y reflexionar acerca de las formas ms adecuadas para promover vnculos reales y duraderos dentro de una organizacin y fa-cilitar el desarrollo de iniciativas productivas sos-tenibles que no se reduzcan solamente a la mera creacin de puestos de trabajo.

    La eficacia de un plan de creacin y promocin de CT podr apreciarse en la medida que logre im-pulsar aptitudes y competencias para el desarrollo, adaptacin y consolidacin de una empresa asocia-tiva y ample la capacidad de transformar la coope-racin de circunstancias o lealtades polticas y per-sonales en una cooperacin por conviccin. En esta direccin la CT podr expresar su potencialidad para generar una plataforma de dilogo, coordina-cin, e incluso de concertacin y definir un marco estratgico de proyectos vinculados con otras ins-tancias cooperativas y con organismos pblicos, suscitando acciones concretas relativas al futuro del sector y la generacin de empleo genuino.

    Pasos para la construccinde un mapa de actores

    La elaboracin de un mapa de actores requiere identificar las instituciones, grupos y personas con-cernidas por un sistema y que tienen derechos e in-tereses en el mismo. En el caso del cooperativismo como sistema y, en particular, el cooperativismo de trabajo (considerado en este anlisis como actor central), es necesario tener en cuenta las deman-das, intereses y participacin, de quienes contribu-yen al mantenimiento del sistema y esperan algo a cambio como contrapartida.

    Desde esta ptica, el conjunto de actores puede ser caracterizado en funcin de su posicionamien-to y situacin relacional en este campo y su invo-lucramiento y percepcin como actores estrat-gicos segn los espacios que ocupa (formales o informales). Esto permite identificar los niveles de actuacin y la naturaleza de las actividades que desarrollan y dar cuenta a la vez de las modalida-des de interaccin que prevalecen (cooperacin, competencia).

  • 23

    Sobre las referencias anteriores y de manera es-quemtica, el mayor o menor grado de inters se-gn el tipo de actores concernidos, se expresa con relacin a la satisfaccin de la necesidad de trabajo de manera asociativa, dimensin que contempla, en especial, los derechos de los asociados dada su condicin de trabajadores, la legitimidad social del cooperativismo de trabajo y el carcter de la poltica pblica dirigida al sector (cuadro 2).

    El universo de actores e intereses relativos al actor central, incluye a los asociados a las CT, a los trabajadores de empresas en crisis que deciden adoptar la frmula de cooperativa y las organizacio-nes que los representan; a los actores gubernamen-tales responsables del diseo e implementacin de las polticas dirigidas al sector y los represen-tantes del poder legislativo, y al conjunto de acto-res externos o partes interesadas como sindicatos, movimientos sociales, organizaciones no guberna-mentales, acadmicos y autoridades en el tema.

    El cooperativismo de trabajo

    Para los actores centrales, la cooperativa de tra-bajo constituye el espacio de referencia y el mapa de actores se estructura con relacin al mismo. El inters primordial se vincula con la satisfaccin de una necesidad de trabajo a partir de la frmula cooperativa y el respeto de los deberes y derechos vinculados con el propio trabajo, lo que permi-te apreciar relaciones y alianzas establecidas con

    La naturaleza de las actividades que desarrolla el cooperativismo de trabajo puede apreciarse en sus espacios de accin prximos como en el mbito de las organizaciones que lo represen-tan. Interesa en especial comprender el papel de los actores que disean e implementan las polticas que lo incluyen, en especial los que intentan favorecer la promocin de las CT, la autogestin, la formacin y la asistencia tcni-co-financiera y de aquellas partes interesadas que expresan intereses y demandas de distinto tipo con respecto al sector y a dichas polticas.

    Las principales referencias para la caracteriza-cin de actores e intereses10 estn estructuradas so-bre la base de los siguientes criterios:

    el alcance del accionar y los efectos en el corto a. y mediano plazo;la posicin del cooperativismo de trabajo con b. relacin a las restricciones contextuales que in-ciden sobre su accin y la coherencia respecto de su pertenencia institucional;los intereses y la capacidad de dilogo, los te-c. mas de dilogo y el tipo de interlocutores po-tenciales.

    10 Los principales mbitos de actuacin del cooperativismo de trabajo permitieron identificar instituciones, grupos y perso-

    nas directa o indirectamente concernidas por sus problem-

    ticas (Ver en el Anexo, Referencias metodolgicas).

    Actores

    Intereses

    Centrales Gubernamentales Externos Gradode inters

    Satisfacer la necesidad de trabajo de manera asociativa.

    Mayor

    Legitimidad del cooperativismo de trabajo

    Relativo

    Polticas e instrumentos dirigidos al sector.

    Menor

    CUADRO 2. Intereses y actores concernidos por el cooperativismo de trabajo

    Fuente: elaboracin propia

  • 24

    gubernamentales y otros actores sociales. La varia-bilidad y la naturaleza de dichas relaciones estn en general asociadas con los intereses necesida-des y expectativas prevalecientes e indica el pre-dominio de vinculaciones con organismos pblicos en el marco de proyectos que favorecen la puesta en marcha de nuevas iniciativas o que facilitan la consolidacin/restructuracin de la organizacin o aceleran la implementacin de proyectos.

    Dado que el accionar de las organizaciones que representan a las CT, puede esclarecer la naturaleza del proyecto y sus alcances, resulta necesario dar cuenta de los procesos e instancias por los que se canalizan reivindicaciones de distinto tipo refirien-do especialmente a las iniciativas de integracin, sus antecedentes y prcticas de accin. Tambin debera mencionarse que desde el origen del coo-perativismo los procesos de integracin han sido tan significativos que condujeron a institucionali-zar la intercooperacin en el xxIII Congreso de la Alianza Cooperativa Internacional en 1966, y la consagraron como el sexto principio cooperativo en los siguientes trminos: Las cooperativas sirven a sus miembros ms eficazmente y fortalecen el mo-vimiento cooperativo, trabajando de manera con-junta por medio de estructuras locales, nacionales, regionales e internacionales (ACI, 1966).

    La funcin primordial de la integracin consis-te en coordinar acciones y mutualizar determinadas funciones a travs de una entidad de naturaleza em-presarial que respeta la autonoma estratgica y de desarrollo de cada uno de sus miembros. En este m-bito, el xito en las relaciones entre cooperativas de primer y segundo grado est asociado tanto a resul-tados econmicos, como a relaciones de confianza y niveles de colaboracin entre los diversos actores que integran las cooperativas de base y tambin las de segundo grado. En trminos generales, la efica-cia en el comportamiento de las entidades integradas est vinculada entre otros con el grado de compro-miso de los miembros que integran la entidad11.

    otros actores, tanto del propio mbito de influencia del cooperativismo como de espacios externos.

    La multiplicidad de dimensiones que contempla el espacio permite reconocer la relacin del actor con las problemticas de su propia cooperativa, los vnculos y compromisos que mantiene con las or-ganizaciones que lo representan, y de manera ms amplia, su articulacin con el movimiento coopera-tivo y otros actores sociales.

    En este espacio resulta primordial considerar la naturaleza de los proyectos que convocan a los actores de las CT, ya que en ellas se formulan ex-pectativas, modos de participacin y exigencias normativas.

    La nocin de proyecto remite a la idea de que ms all del horizonte actual, los actores tienen capacidad para situarse en relacin con un futuro, referirse a diferentes posibles y definirse tanto por su participacin en las organizaciones que los nuclean como por las exigencias que manifiestan y las reivindicaciones que all formulan (Touraine y Pcaut, 1967). finalmente esas reivindicaciones no se expresan slo por referencia a sus intereses par-ticulares, sino tambin en funcin de una proble-mtica global en el mbito de la sociedad. En este caso, aun las respuestas defensivas, que en algunas situaciones pueden manifestarse como meramente adaptativas y coyunturales, pueden articularse en una representacin del futuro.

    Las relaciones y la integracin cooperativa

    Se ha destacado que las cualidades de una coo-perativa se expresan habitualmente en las relaciones que stas comprenden y desarrollan y aunque la ms importante puede ser la relacin entre la organiza-cin y sus miembros, tambin son primordiales los vnculos que mantiene con otros grupos de stakehol-ders. A diferencia de una empresa convencional que depende de los vnculos con sus clientes, empleados, inversores, etc., la cercana y multidimensionalidad de las relaciones entre los asociados hace la diferen-cia cooperativa en el sentido de que es la fuente de posibilidades distintivas (fairbairn, 2003).

    Desde esta perspectiva, al considerar el campo especfico del cooperativismo de trabajo se debe destacar que en general sus actores mantienen nu-merosas vinculaciones institucionales tanto en el propio espacio del sector como con organismos

    11 El marco legal que se aplica al funcionamiento de las coo-perativas se reproduce en las entidades de segundo grado,

    aunque el nexo entre las entidades de base con respecto a las

    de segundo grado se precisa en los estatutos particulares que

    sirven de gua a los asociados para establecer sus compromi-

    sos, as como los deberes y derechos.

  • 25

    En el campo del cooperativismo de trabajo exis-ten 19 federaciones. Trece de ellas fueron creadas a partir del ao 2000 y la mayora est localiza-da en la Ciudad de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires. El primer antecedente de integracin en un organismo de segundo grado en el coopera-tivismo de trabajo argentino, tuvo lugar en 1954 al constituirse la Asociacin de Cooperativas de Tra-bajo (ACTRA)12. Su activo rol en los primeros aos de constitucin se fue debilitando progresivamente, de modo tal que desde la dcada de 1980 surgieron otras federaciones con mayor visibilidad, en espe-cial en la provincia de Buenos Aires, entre las que se destacan la federacin de Cooperativas de Tra-bajo (fECOOTRA)13 y la federacin de Coopera-tivas de Trabajo de Actividades Portuarias Navales y Afines (fECOOAPORT)14. Ambas federaciones mantuvieron en distintas coyunturas relaciones con otros actores, especialmente con las instancias gu-bernamentales concernidas en la marcha del sector, planteando demandas y requerimientos vinculados con las caractersticas de su universo de represen-tacin.

    La segunda instancia relevante de integracin, la federacin de Cooperativas de Trabajadores Auto-gestionados (fACTA), se conform en 2006 como herramienta organizativa de las empresas recupe-radas por sus trabajadores15 y surgi de una mesa federal integrada por representantes provinciales de CT que cuestionaron la legitimidad del movimiento que las nucle originalmente (MNER).

    fACTA representa a 60 cooperativas de trabajo de todo el pas y se propone lograr una instituciona-lidad que contemple la unidad del cooperativismo de trabajo con el conjunto de la clase trabajadora. Entre sus objetivos y reivindicaciones plantea la necesidad de sancionar una Ley Nacional de Ex-propiacin, la modificacin de la ley de Concursos y Quiebras, la constitucin de un fondo de capital de trabajo para todas las empresas recuperadas, la promulgacin de leyes especficas que contemplen la figura de empresa, fbricas recuperadas y traba-jadores autogestionados y la conquista del derecho a la obra social, la cobertura de riesgos del trabajo y la jubilacin.

    Sus miembros se apoyan en la experiencia del movimiento cooperativo local y se han integrado a COOPERAR, de modo de ampliar sus vnculos con el movimiento cooperativo y lograr una mayor

    representacin poltica de las CT ante organismos gubernamentales nacionales y locales.

    Desde una perspectiva representativa del movi-miento obrero, la Asociacin Nacional de Traba-jadores Autogestionados (ANTA), conformada en 200516 y afiliada a la CTA se propone actuar como un sindicato que nuclea a trabajadores autogestio-nados, independientemente de la actividad o forma jurdica de la organizacin donde desarrollan su trabajo. Participan en la asociacin, trabajadores de empresas y fbricas recuperadas, cooperativas de trabajo, emprendimientos barriales o comunita-rios, asociaciones civiles y organizaciones de pro-ductores agrarios. Su identidad se construye sin la figura del patrn y los ejes de su accionar se constituyen en torno al reconocimiento del trabaja-dor autogestionado por parte del Estado, un marco tributario ajustado a las necesidades de los trabaja-dores, financiamiento para las organizaciones eco-nmicas autogestionadas, una obra social y sistema previsional propio.

    La ANTA conform en 2011 una Mesa Perma-nente Provincial de Trabajo Autogestionado en la ciudad de Resistencia, Chaco, con la tarea de in-tegrar a otras organizaciones del sector en defensa de los intereses de la economa social y el trabajo autogestionado. La mesa se propone conformar una federacin de Cooperativas de Trabajo, integrar-se a federaciones Nacionales e incorporarse a la ANTA, promoviendo la formacin integral de cua-dros que afiancen la identidad de los trabajadores autogestionados y su formacin poltica.

    A partir del accionar de fACTA y con la finali-dad de lograr una mayor representacin, de las en-tidades que la integran se constituy una instancia de integracin de grado superior en 2009 confor-mndose la Confederacin Nacional de Cooperati-vas de Trabajo (CNCT). Las 25 federaciones que la integran representan 3.000 cooperativas de tra-bajo del pas integradas por cerca de 30.000 traba-jadores asociados. Algunas tienen representacin nacional, mientras que otras son representativas de regiones como las provinciales de Corrientes o Entre Ros o de sectores especficos como el trabajo portuario, la industria grfica, la construc-cin, la produccin de medios de comunicacin. Tambin forman parte de la CNCT organizaciones sectoriales que actan en red en la industria grfi-ca17 y la edicin de diarios18.

  • 26

    12 La Asociacin fue inscripta el 01/08/1955, edit el peridico Pregn y estableci un Centro de Capacitacin Cooperativa

    en Ro Ceballos Crdoba para brindar servicios tcnico

    sociales a las cooperativas de primer grado. Las principales

    entidades afiliadas fueron cooperativas de transporte, estibaje,

    asistencia mdica, industria textil, mecnica, grfica y de la

    alimentacin (Drimer y Drimer, 1973).13 fECOOTRA se constituy en 1988 y est integrada por

    25 cooperativas. Considera al CT como herramienta para

    la autodeterminacin y autogestin. Su mbito de accin

    es la provincia de Buenos Aires. Desde 2009, en el marco

    del Programa Argentina trabaja se constituy como uni-

    dad ejecutora con la finalidad de administrar y ejecutar los

    fondos del programa segn un convenio establecido con el

    INAES. En este papel, su actividad consiste en vincularse

    con las obras que desarrollan 36 CT incorporadas al Pro-

    grama y tiene a su cargo el pago del monotributo; la con-

    tratacin, el pago y gestin de los seguros; la capacitacin

    cooperativa; la auditoria y contralor de la ejecucin de las

    obras y la gestin de la informacin.14 fECOOAPORT Ltd., creada en 1998 tiene un mbito de ac-

    cin local representativo de 27 cooperativas portuarias dedi-

    cadas al estibaje y al fileteado. La integran 1.700 asociados

    que representan cerca del 70% de la mano de obra que opera

    en el puerto de Mar del Plata provincia de Buenos Aires.

    Ha constituido una asociacin mutual que brinda cobertura

    en salud a ms de 5.000 personas y a travs de una prolon-

    gada y activa defensa de derechos laborales de sus asocia-

    dos logr que en 2010 el MTEySS (Ministerio de Trabajo

    y Seguridad Social) extendiera el rgimen jubilatorio dife-

    renciado a todos los trabajadores portuarios (tanto bajo el

    rgimen en relacin de dependencia, autnomo o asociado a

    CT (MTEySS, Res. 1.444).15 En el ao 2000 sobresali el accionar de dos movimientos: el

    Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER) y

    el Movimiento Nacional de fbricas Recuperadas (MNfR),

    ambos vinculados con la problemtica de las empresas re-

    cuperadas. Estos movimientos de heterognea composicin

    expresaban orientaciones diversas en trminos de las opcio-

    nes jurdicas y socio-productivas planteadas a las empresas

    que representaron, como tambin respecto de los vnculos

    establecidos con distintas organizaciones sociales, y en par-

    ticular con el Estado (Vuotto, 2004). El MNER se presentaba

    como parte del movimiento obrero argentino y como tal se

    consideraba tributario de las experiencias de la clase traba-

    jadora, planteando la continuidad de una lucha gremial que

    deba traducir la experiencia y decisin poltica de los traba-

    jadores y la intencin de conferirle otra dinmica a la accin

    gremial. Obligado por las circunstancias de desocupacin

    que atravesaba el pas expres el inters en fortalecer una

    construccin social y poltica, diferencindose del MNfR

    que visualizaba casi en forma exclusiva la importancia de

    la defensa de los derechos del trabajo frente a los de pro-

    piedad, postulando la legitimidad de los elementos jurdicos

    ya existentes en materia de expropiacin y enfatizando la

    necesidad de impulsar y favorecer decisiones polticas para

    que las legislaturas y los poderes ejecutivos respectivos las

    adoptasen. Las divergencias en ambos movimientos se ex-

    pres en estilos de liderazgo e intereses poltico ideolgicos

    opuestos y contradictorios y proyectos de distinta naturale-

    za. Con menor representatividad el Movimiento de fbricas

    Bajo Gestin Obrera impulsado por partidos polticos de la

    izquierda fue concebido por sus dirigentes en el marco de un

    proceso de recomposicin de la clase trabajadora argentina

    que destacaba la potencialidad de los procesos de recupera-

    cin de empresas para estimular su carcter revolucionario

    rechazando la figura cooperativa por considerar el riesgo

    de que los trabajadores dejaran de sentirse como tales, para

    convertirse en asalariados e imponer una lgica empresaria

    de autoexplotacin. El movimiento fue crtico del MNfR y

    del MNER por considerarlos divididos en camarillas que

    buscan insercin y prebendas en el aparato oficial, aban-

    donando el recurso a las ocupaciones de fbricas y los

    mtodos piqueteros de los cuales se valieron al comienzo.

    Tambin desde el mbito estatal se impuls la conformacin

    de entidades de segundo grado (federacin Nacional de

    Cooperativas de Trabajo de Empresas Reconvertidas ER,

    en 2002) que acentuaron las divergencias en el campo de las

    ER y contribuyeron a limitar la efectividad de las acciones

    y la potencial capacidad de las CT para encontrar canales

    genuinos de representacin.16 Las Empresas Autogestionadas en la federacin de Traba-

    jadores de la Industria y Afines (fETIA) de la CTA (Central

    de los Trabajadores Argentinos) basndose en el anlisis de

    su experiencia histrica conformaron la asociacin junto a

    los trabajadores organizados en la Central, de modo de ge-

    nerar un espacio para articular sus polticas con el sector que

    incluye entre otras a las empresas recuperadas por medio de

    la autogestin y las cooperativas (Documento fundacional

    y Programa, ANTA, 21/09/2005)17 En octubre de 2006 fue conformada la Red Grfica Coo-

    perativa mediante la firma de una Carta de Intencin de 7

    cooperativas de trabajo grficas. Luego de un perodo de

    accin conjunta y evaluacin del potencial de integracin,

    (contina en la pgina 28)

  • 27

    de la Ley de Concursos y Quiebras (DPN, 2006) y subrayar el aporte en ese informe del presidente del MNfR basado en las experiencias provenientes de su participacin en numerosos concursos y quie-bras en representacin de los trabajadores.

    La adopcin de medidas relativas a la reforma de la Ley 24522, de Concursos y Quiebras fue una reivindicacin sostenida en especial por todos los movimientos de empresas recuperadas.

    Acciones compartidas y de distinto tipo, en torno a esta necesidad, impulsaron proyectos le-gislativos que varios partidos polticos presenta-ron y sancionaron en la Cmara de Diputados en diferentes oportunidades. La mayora fueron en-viados a la Cmara de Senadores para su aproba-cin, aunque perdieron estado parlamentario (ver Anexo 2).

    En la aprobacin por unanimidad del proyecto de ley que contempla su modificacin22, entre las principales disposiciones aprobadas se incluye la posibilidad de la continuidad de la produccin de la empresa a travs de los propios trabajadores que manifiesten su voluntad en ese sentido, an con la CT en formacin. Por otra parte se establece que los trabajadores estn habilitados para hacer una oferta y que se les adjudique en forma directa los bienes determinando que durante la quiebra no se suspendern los intereses de los sueldos no abona-dos desde la quiebra y se actualizarn hasta la fecha de pago efectivo, poniendo en pie de igualdad las deudas contradas por la empresa con los trabajado-res y con los acreedores prendarios23.

    En sntesis, las instancias de integracin pre-cedentes y las iniciativas que se canalizaron a travs de los movimientos mencionados, entre ellas la propuesta de modificacin de la Ley de Quiebras y el Proyecto de Ley de Cooperativas de Trabajo, otorgan legitimidad a su accin y les permiten expresar intereses particulares en tr-minos reivindicativos, por lo general en torno de un trabajo genuino, que supone el reconocimien-to de los derechos como trabajador, respetando los valores de una empresa cooperativa. Desde esta posicin, el cooperativismo de trabajo busca constituirse como un actor socioeconmico rele-vante y alcanzar una identidad que preserve la na-turaleza especfica de la organizacin cooperativa y favorezca adems el reconocimiento de otros intereses colectivos.

    El estatuto constitutivo de la confederacin fue consensuado con la ANTA, en los aspectos relativos al objeto social y aunque en el mismo se contempla en especial el desarrollo de estrategias para que las cooperativas mejoren sus trabajos y se instalen mejor en el mercado, el acento est puesto en la defensa gremial del cooperativismo de trabajo y en mejorar la normativa del sector y su relacin con los distintos estamentos del Estado. En particular plantea como necesidades contar con una Ley de Cooperativas de Trabajo y una Ley de Compras, la modificacin de la ley de Concursos y Quiebras, el acceso a crditos blandos y, fundamentalmen-te, asegurar la continuidad de los trabajos de obra pblica, iniciados en 2003, por considerar que han dado origen a nuevas cooperativas y permitieron desarrollar una amplia experiencia de incorpora-cin al trabajo y a la organizacin cooperativa de miles de desocupados. Los vnculos de la CNCT con otras instancias del movimiento cooperativo le permiten adems ampliar el campo de representa-cin en el MERCOSUR19.

    El campo de las empresas recuperadas se en-cuentra adems representado por el Movimiento Nacional de fabricas Recuperadas (MNfR) origi-nado en 2000 a partir de experiencias que surgieron de procesos de expropiacin20. El movimiento ha mantenido autonoma con respecto a las instancias representativas del movimiento cooperativo y a las entidades representativas de las CT.

    El MNfR est constituido como Organizacin no Gubernamental y nuclea un conjunto de 130 CT que provienen de empresas en crisis. Se debe des-tacar su incidencia en la adopcin de medidas le-gislativas que declaran de utilidad pblica y sujetos a expropiacin los inmuebles de dichas empresas para ser adjudicados en propiedad y a ttulo oneroso a cooperativas integradas por sus trabajadores para la consecucin de sus fines cooperativos, destacn-dose por sostener propuestas en consonancia con la modificacin de la ley de Concursos y Quiebras en lo relativo a la participacin de los trabajadores en la recuperacin de los medios de produccin y de la fuente laboral en caso de proceso concursal o quiebra.

    Al respecto, su contribucin fue destacada por el Defensor del Pueblo de la Nacin21 al presentar en 2006 el informe elaborado sobre Empresas y f-bricas Recuperadas por los Trabajadores - Reforma

  • 28

    (viene de la pgina 26) la red se constituyo formalmente como

    federacin el 5 de septiembre de 2007. Actualmente nuclea 15

    CT que agrupan ms de 500 trabajadores asociados formados

    tcnica y profesionalmente dentro del sector. La red abarca to-

    dos los procesos de produccin de la industria y brinda solu-

    ciones grficas integrales en una gama de productos y servicios

    que incluyen ediciones grficas, impresos de seguridad, formu-

    larios continuos, material publicitario y papelera comercial e

    institucional. Acta como una red para garantizar la competi-

    tividad y sustentabilidad econmica y social de sus cooperati-

    vas asociadas a partir de los beneficios y potencialidades que

    otorga la integracin sectorial.18 La federacin de Diarios y Comunicadores Cooperativos

    (ADICCRA) se constituy en 2009 con la finalidad de tra-

    bajar en la problemtica comn de la edicin de diarios y en

    el quehacer cooperativo de las editoriales a partir de una

    estrategia relativa a la provisin de papel ante la principal

    empresa proveedora. La federacin est integrada por nueve

    diarios autogestionados en el pas y tuvo una participacin

    destacada en la discusin del Proyecto de Ley 26.522 de Ser-

    vicios de Comunicacin Audiovisual, en octubre de 2009.19 Al respecto debera mencionarse su insercin a la Red del

    Sur, constituida en 2007 a partir de varias organizaciones

    representativas del cooperativismo de trabajo del MERCO-

    SUR integrada entre otras por la federacin de Cooperativas

    de Produccin del Uruguay (fCPU), la Central de Coopera-

    tivas y Emprendimientos Solidarios de Brasil (UNISOL), y

    la Confederacin Paraguaya de Cooperativas (CONPACO-

    OP). La red tiene como principales objetivos la represen-

    tacin poltica de los emprendimientos de trabajo asociado

    ante los organismos gubernamentales nacionales, locales y

    del MERCOSUR, y desarrollar una identidad regional co-

    mn de estos emprendimientos a travs de la integracin de

    saberes, valores y trayectorias. Asimismo, busca conquistar

    un mayor espacio en la economa regional para la Economa

    Social, particularmente en el cooperativismo de trabajo aso-

    ciado, a travs del desarrollo de cadenas y redes econmicas

    entre cooperativas, fortaleciendo a cooperativas de trabaja-

    dores en reas estratgicas.20 Adems de asistir y representar a los trabajadores en las ges-

    tiones legales que les permitieron continuar con la actividad

    en las empresas en crisis y constituirse como cooperativa,

    el MNfR ha conformado un fondo de Apoyo Solidario con

    el aporte de las entidades ms consolidadas que favorece a

    aquellas que requieran asistencia financiera y otorga crdi-

    tos sin inters ni vencimiento fijo.21 La institucin de la Defensora del Pueblo fue creada en

    1993 por Ley 24.284 y su modificatoria, Ley 24.379 en

    el mbito del Poder Legislativo de la Nacin con la fina-

    lidad de velar por la supremaca de la ley frente al poder

    gubernamental, generando situaciones de equilibrio entre

    el Estado y el ciudadano en pos de resguardar los derechos

    individuales. La reconversin regresiva del pas desde la

    dcada de 1980 condujo a la Defensora del Pueblo a orien-

    tar sus acciones hacia la gestin preventiva enfocada en

    problemas sociales apremiantes y en este contexto elabor

    un informe (Defensor del Pueblo de la Nacin, 2006) que

    sintetiza las conclusiones de la pormenorizada tarea de

    investigacin que realizaron especialistas de la institucin

    para analizar y explicar el fenmeno socioeconmico que

    representan las experiencias de fbricas recuperadas por

    sus trabajadores en el contexto de la crisis econmica, po-

    ltica y social que afect al pas desde finales del 2001. El

    informe plantea un proyecto de reforma de la Ley de Con-

    cursos y Quiebras N. 24.522, propone los fundamentos de

    la reforma en cada artculo y sugiere los enunciados que

    podran incluirse en el texto normativo refiriendo a las em-

    presas recuperadas y subrayando que debido a la evidente

    necesidad de legislar en la materia, al reconocimiento del

    status jurdico debido y a la no estigmatizacin intencio-

    nada de esta innovacin comunitaria, debe agregrsele la

    obligacin que tiene el Estado nacional de evitar que estas

    fbricas recuperadas por sus trabajadores se conviertan en

    una isla marginada, en una pieza ms del ya frondoso fol-

    clore nacional. A ello agrega la necesidad de facilitar que,

    como la experiencia lo viene demostrando, los acreedores

    de las antiguas empresas tengan la posibilidad cierta de

    recuperar sus acreencias.22 El Senado aprob, el 1 de junio de 2011, el Proyecto de

    Ley modificando la Ley 24.522 de Concursos y Quiebras

    en beneficio de las empresas recuperadas por sus trabajado-

    res, a partir del reconocimiento de las CT. Los legisladores

    aprobaron la norma como fue aprobada por la Cmara de

    Diputados en abril de 2011 e introdujeron algunos cambios

    a partir de un proyecto correctivo que ser puesto a consi-

    deracin de esa Cmara.23 En la presentacin del proyecto se destaca el haber incluido

    una peticin del presidente del MNfR a quien el presidente

    del bloque del frente para la Victoria reconoce por su traba-

    jo a favor de las empresas recuperadas (Versin taquigrfica

    HCSN, 2011). Por su parte, la presidenta de la Comisin de

    Legislacin General de la Cmara de Diputados reconoci

    el trabajo realizado por la CNCT con relacin a este proyec-

    to y consider clave el acuerdo que se consensu con los

    bloques parlamentarios.

  • 29

    requerimientos que una entidad asociativa su-pone. Para ellos la identificacin es ambigua, ya que prevalecen consideraciones diversas como: soy empleado de la Municipalidad x, trabajo para el intendente x o para el compa-ero x o y; soy del movimiento y, en el ba-rrio me avisaron y por eso me anot. En estos casos la identidad est escasamente asociada con su pertenencia a una CT como trabajador asociado y esta posicin conduce a consolidar la perspectiva de escasa autonoma en la forma organizacional, que se ve reforzada por la de-pendencia del sujeto al que se le asignan tareas e instrucciones que debe cumplir sin conocer hasta cuando dura el plan, cuando se renue-va la etapa o en qu momento llegarn los fondos;la condicin pasiva por parte del sujeto, en general, desdibuja su condicin de trabajador asociado. Su principal preocupacin radica en la continuidad de la ocupacin que le asegu-ra el subsidio, la insuficiencia del ingreso que percibe y la ausencia de otros beneficios como aguinaldo y jubilacin27. Las formas de mante-ner y consolidar su posicin y condicin de tra-bajador no son percibidas como un derecho sino que se encuentran ms cercanas al favor por haber sido incluido en la lista, etc. Los reclamos aparecen ms desdibujados dado que en general se trata de personas jvenes, ante-riormente desocupadas o con empleos preca-rios y para las que el trabajo a partir del plan, les permite contar con ingresos o les debera permitir vivir con ese ingreso.

    En el segundo caso, la conceptualizacin de la figura de trabajador proviene de experiencias ante-riores de trabajo formal asalariado.

    Las posiciones identificadas

    En trminos generales, en el universo del coo-perativismo de trabajo coexisten posiciones hetero-gneas e intereses que se expresan en dos tipos de orientaciones sociales y culturales construidas en torno al concepto de trabajador que dan lugar a las siguientes conceptualizaciones:

    la figura de trabajador asociado a una CT, di-1. ferenciando segn la eleccin voluntaria o in-ducida de la formula cooperativa, es decir coo-perativas tradicionales y cooperativas nuevas;la figura de trabajador, relacionada en gene-2. ral con la condicin de trabajador formal en re-lacin de dependencia.

    En el primer caso, trabajadores asociados a una CT, se distinguen dos perspectivas:

    la propia de los asociados a las cooperativas con mayor grado de consolidacin24, conforma-das como tales a partir de la necesidad y de la adhesin a los valores y principios del coopera-tivismo, para quienes la condicin de asociado supone un acuerdo bsico y compromisos per-durables acerca de qu significa el trabajo en la cooperativa y cules son las condiciones en que el trabajo se realiza. En su espacio de re-ferencia se establecen acuerdos, compromisos y condiciones que por lo general se fijan en los reglamentos internos y giran en torno de un tra-bajo digno y propio25. Para muchos de estos actores las subvenciones por parte del Estado deberan existir, pero no como ayuda al indivi-duo, sino como estmulo a las iniciativas coo-perativas para las cuales resulta imprescindible sostener y consolidar un trabajo genuino;la de quienes se han incorporado recientemen-te como asociados a las CT creadas por pro-gramas gubernamentales26, a partir de la ne-cesidad, y con escaso conocimiento sobre los

    24 La categora tradicionales refiere a las cooperativas cons-tituidas entre 1945 y 1990 que an continan en la actividad

    econmica (137 cooperativas de trabajo activas).25 La orientacin surge de entrevistas aplicadas a los miembros

    del Consejo de Administracin de CT de trabajo constitui-

    das antes de 1990 y a los dirigentes de los organismos que

    las representan.

    26 Se trata en general de poblacin joven (menores de 35 aos) que no han concluido estudios secundarios y han tenido una

    insercin espordica y precaria en el mercado de trabajo o se

    han incorporado al Plan como primera experiencia laboral.27 Esta perspectiva surge de material de entrevistas realizadas

    a orientadores que actan en municipios del GBA y de las

    principales demandas que en esa direccin plantearon diri-

    gentes de movimientos sociales. El 60% de los jvenes son

    menores de 35 aos.

  • 30

    con respecto a las acciones de poltica guberna-mental en especial, que se implementan desde el MDS y el MINPLAN.

    Una posicin de carcter general y ms com-prensiva se plantea en trminos de un modelo de desarrollo nacional y se ve reflejada en la posicin de aquellos que entienden que el trabajo genuino asociado con la distribucin justa de la riqueza es la clave para construir un escenario de inclusin social. Desde esta visin, la construccin de una sociedad con mayor justicia social requiere la eje-cucin de polticas sociales que consideren al coo-perativismo de trabajo como un actor en pie de igualdad con otros sectores productivos y no so-lamente que se lo tome en cuenta como un simple recurso de contencin social.

    La segunda posicin, de tipo sectorial, expres los lmites de la poltica dirigida al sector en coyun-turas pasadas sealando la ausencia de polticas y el alcance restringido de las diversas iniciativas adoptadas. Para algunos fueron demasiado espe-cficas y de escasa continuidad como el caso de algunos subsidios puntuales, o no lograron ade-cuar la articulacin con el sector cooperativo con-templndolo como proveedor de algunos bienes y servicios. En general hay coincidencia acerca de la poca eficacia de las acciones en el pasado ya que aun cuando existieron inyecciones de dinero de re-lativa importancia, stas resultaron poco efectivas, al respecto sobran los ejemplos y en el balance de las polticas anteriores se revela que en general han conducido a fracasos.

    En cuanto a las acciones que resultan de los pro-gramas de gobierno impulsados desde 2003 fueron planteadas tres perspectivas.

    La primera, vinculada con quienes consideran que la solucin al desempleo debera buscarse por otras vas, ya que el problema no se resuelve ex-clusivamente con programas de asistencia social aunque el gobierno considere que es la mejor ma-nera de incorporar a los jvenes desocupados al mundo del trabajo.

    La segunda perspectiva, focalizada en las nece-sidades del conjunto del cooperativismo de trabajo destaca la importancia de promover acciones que estimulen y acompaen a las cooperativas existen-tes, aunque sin pretender cooperativizar lo que no se puede, en referencia a programas como el deno-minado Argentina trabaja (PRIST). Las expresio-

    En esta direccin se ha destacado la necesidad de un reconocimiento como trabajadores con dere-chos plenos (salario familiar, jubilacin, seguro de riesgos del traba