cooperativas y sociedad -...

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03.1: La relación Cooperativa-medio. La Cooperativa después de la vivienda / José Tognola 03.2: El rol polí tico y social del cooperativismo de vivienda: FUCVAM. / Gustavo González 03.3: Un corte en la visión. La cuestión de edad y de género en las cooperativas de ayuda mutua / Món COOPERATIVAS Y SOCIEDAD 03

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03.1: LLaa rreellaacciióónn CCooooppeerraattiivvaa--mmeeddiioo.. LLaa CCooooppeerraattiivvaa ddeessppuuééss ddee llaa vviivviieennddaa / José Tognola 03.2: EEll rrooll ppoollíí ttiiccoo yy ssoocciiaall ddeell ccooooppeerraattiivviissmmoo ddee vviivviieennddaa:: FFUUCCVVAAMM. / Gustavo González 03.3: UUnn ccoorrttee eenn llaa vviissiióónn.. LLaa ccuueessttiióónn ddee eeddaadd yy ddee ggéénneerroo eenn llaass ccooooppeerraattiivvaass ddee aayyuuddaa mmuuttuuaa / Mónica Ramí rez

COOPERATIVAS Y SOCIEDAD

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03.1: La relación Cooperativa-medio. La Cooperativa después de la vivienda / José Tognola 03.2: El rol polí tico y social del cooperativismo de vivienda: FUCVAM. / Gustavo González 03.3: Un corte en la visión. La cuestión de edad y de género en las cooperativas de ayuda mutua / Mónica Ramí rez

1. La integración al medio

Las Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua vi-ven, desde su constitución hasta que terminan deconstruir sus viviendas, hacia adentro. Todas lasperipecias que se sufren en el proceso de desarro-llo de la Cooperativa (la obtención del terreno, ladiscusión del proyecto, la incertidumbre en cuantoa la concesión del préstamo, las dificultades de laetapa de obra, etc.), llevan naturalmente a que laCooperativa no tenga en todo ese lapso una rela-ción fuerte con el medio. Ese proceso, demasiadolargo, va formando en el grupo una especie deidentidad interior, muy cerrada, que luego cuestamucho romper para abrirse al barrio, a la gente.

Objetivamente, las Cooperativas recién inician unproceso significativo de vinculación con el medioal terminar sus viviendas. Este proceso de vincula-ción suele ser extenso y en muchos casos la inte-gración no se llega a lograr totalmente. No es di-fícil, por consiguiente, encontrar entre quienesson vecinos de conjuntos cooperativos opinionescomo ésta: “es buena gente, muy solidaria, muytrabajadora, pero muy cerrada”. Estoy convencidoque en términos generales esto ocurre.

Lo cual parece una contradicción: que en un mo-vimiento social en el que la solidaridad es la basedel sistema, no se logre desarrollar en toda su po-tencialidad el vínculo con el barrio, con su gen-

100 UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS

La relación Cooperativa-medio: la Cooperativa después de la vivienda

págs 114 - 119

03.1[*] JOSE TOGNOLA

José Tognola, trabajador portuario, fue cooperativista desde elaño 1970. Integró la Dirección Nacional de FUCVAM desde1983 a 1985; fue Edil de la Junta Departamental de Montevi-deo y por pasajes diputado nacional, desde 1989, hasta su fa-llecimiento poco después de realizada la primera edición de es-te libro. En ese carácter, fue Presidente de la Comisión de Vi-vienda y Medio Ambiente de la Junta en la legislatura 1989-1994 e integró posteriormente dos de sus comisiones: la deObras, Planeamiento y Vivienda, y la de Descentralización.

Fotografías: Gustavo Castagnello_FUCVAM / Miguel Rojo_IMM

LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS

capítulo 03 I Cooperativas y Sociedad

te. Creo que hay varias explicaciones para esta si-tuación. Intentaré exponer algunas que conside-ro válidas.

El cooperativista, desde que ingresa al grupo, co-mienza un proceso absolutamente nuevo -de rela-ciones- en su vida: comienza a tomar decisionesrespecto a su vivienda en forma colectiva; debetransformarse en administrador; debe aprender aconvivir con sus futuros vecinos, pero fundamen-talmente con sus compañeros y compañeras du-rante la obra, en la autogestión y en la ayuda mu-tua. Es así que ese proceso, fuertemente marcantey que comparte con los demás socios, va generan-do un “endogrupo” muy cohesionado, que tieneen su origen un solo objetivo: construir su vivien-da. Y en torno a ese objetivo empieza a girar tam-bién la familia, en la medida que se trata de unproceso en el que toda ella, de una forma u otra,participa.

Al mismo tiempo comienza a desarrollarse el prin-cipio de la solidaridad: tal vez el de las cooperativassea de los pocos ámbitos en que hoy este principiose desarrolla efectivamente. Es que los cooperati-vistas, en su práctica, viven la solidaridad comoconducta ineludible, porque cada uno depende delotro para la concreción o no del objetivo.

Estos conceptos se revitalizan y adquieren nuevossignificados cuando se asume la propiedad colecti-va, a partir del hecho que del esfuerzo de todosdepende ahora el correcto funcionamiento de lacooperativa.

Y es en la acumulación de estos conceptos, que seproduce al interior del grupo en los diferentes mo-mentos, que éste logra las condiciones para actuarsolidariamente con la sociedad, asumiendo uncompromiso hacia los demás más amplio, que tras-ciende las fronteras del grupo para extenderse albarrio y a la sociedad toda.

Cuando ello se logra no sólo la Cooperativa “nor-maliza” su relación con el barrio, con el entorno fí-

sico y social que la rodea -del que ahora forma in-tegralmente parte- sino que empieza a aparecer pa-ra éste, al dejar de serle extraño, como un modeloválido de comportamiento social alternativo.

2. La Cooperativa como actor urbano

Las Cooperativas han construido barrios “comple-tos”, con sus espacios verdes, de recreación, de so-cialización -como sus salones comunales, escuelas,bibliotecas, guarderías, con espacios para la prácti-ca de deportes, etc.-. Pero han hecho más: hanprovisto o extendido servicios de infraestructuraque antes no existían (especialmente el saneamien-to) incorporando a la ciudad nuevas zonas con ser-vicios, lo que no sólo las ha beneficiado a ellas mis-mas, sino también al barrio circundante y a la co-munidad toda.

Y esto lo han hecho en cualquier zona, en cual-quier lugar del país, no importa las dificultadesque se presenten: todo barrio cooperativo, cum-pliendo con las normas urbanísticas, transforma larealidad y hace que el cooperativista sea un verda-dero hacedor de la ciudad.

Las Cooperativas transforman el barrio, la zona, laciudad donde se construyen, imponiendo un mo-delo de hacer cosas diferente, y convirtiéndose enreferencia para todos: para unos, como un ejemplopara admirar y quizá imitar; para otros, como algoa combatir, en la medida que expresa valores quecuestionan determinadas estructuras.

De ahí la importancia que tiene el hecho que lasCooperativas logren mayor potencialidad en eltraslado de su experiencia y en un relacionamien-to más estrecho y activo con el medio, para así ga-nar en su concepción y dar batalla a quienes quie-ren implantar un modelo de sociedad regido porel individualismo, donde las consignas son: “Hacéla tuya” y “Sálvese quien pueda”.

102 UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS

03.1 I La relación Cooperativa-medio. La Cooperativa después de la vivienda≥

((11)) Se llama comúnmente así al ComplejoIntercooperativo “Juana de América”, decuatrocientas veinte viviendas, ubicado enAbipones y Florencia, Montevideo. El nom-bre de “Mesa” se debe a que se trata deun conjunto de varias cooperativas, de ba-se territorial y gremial, que reúnen sus es-fuerzos para construir un programa de ma-yor escala. En el Capítulo 6.1.1. se describela experiencia de otra Mesa, la Nº 1, “Nue-vo Amanecer”. (N. del C.).

((22)) Ver Capítulo 6.1.2. (N. del C.).

3. La Cooperativa después de la vivienda

En los parágrafos anteriores desarrollábamos algu-nos conceptos sobre la “interna” de las Coopera-tivas, su vinculación -al comienzo dificultosa- conel medio y su incidencia como actor urbano. Que-remos referirnos aquí brevemente a lo que haaportado a la sociedad en materia de servicios elcooperativismo de vivienda por ayuda mutua.

Quiero señalar antes que nada que para mí eseaporte ha sido hasta ahora demasiado puntual,aunque tal vez personalmente sea muy exigentecon un movimiento del que soy parte y del que,como tal, exijo una presencia en la sociedad acor-de con sus potencialidades.

La principal preocupación de las Cooperativas,una vez que se percibe que el problema de la vi-vienda va a ser solucionado y se empieza a pensaren encarar la satisfacción de otras necesidades, essin duda la de la Escuela para los niños. Es que lascélulas de las cooperativas son las familias y en és-tas los niños ocupan un lugar preponderante.

Un proyecto cooperativo implica muchas veces laintegración a barrios ya consolidados de un nuevogrupo humano, generalmente numeroso y conuna población escolar importante, y la primeraconsecuencia es que la Escuela de la zona, quenormalmente tiene colmada su capacidad, no escapaz de absorber esa nueva demanda. En zonassuburbanas la situación es aún más crítica, pues enese caso ni siquiera existen, por lo general, localesescolares próximos.

La Cooperativa asume este problema volcando to-da su capacidad de aporte, iniciativa y trabajo: sedonan tierras para la construcción del local escolaro incluso se construye el mismo a su costo y hastacon su mano de obra.

Existen ejemplos concretos de esto, como el de“Mesa 5”(1), cuya Escuela fue construida por loscooperativistas, albergando a los niños de la Coo-perativa y también a los de las demás familias de la

zona, y todo a su costo. O el caso del Complejo“José Pedro Varela”(2), que cedió tierras para laconstrucción de la Escuela, y mientras esa cons-trucción no se efectivizó (lo cual llevó casi veinteaños) cedió locales para que la Escuela funcionara.Hay muchos otros ejemplos de este tipo, que de-muestran el aporte a la sociedad del movimientocooperativo, no respondido de la misma formapor parte del Estado. En muchos de estos casos,incluso, las Cooperativas aparecen asumiendo res-ponsabilidades que le caben al Estado.

En esta línea de aporte, las guarderías tienen asi-mismo un papel fundamental: en zonas donde ellasno existían, las Cooperativas vinieron a proporcio-nar un servicio fundamental para las familias traba-jadoras, utilizado no sólo por las de la Cooperati-va, sino también por el barrio en general. En estesentido podemos decir que es muy raro que en ellocal comunal de una cooperativa no funcione, enalgún momento del día, una guardería.

En Montevideo, sin embargo, el mayor aporte delmovimiento cooperativo han sido, a mi entender,las Policlínicas, nacidas en el Complejo José PedroVarela por el esfuerzo conjunto de médicos y veci-nos cooperativistas. Allí se inició un sistema deatención de salud a mi juicio absolutamente revo-lucionario, que creo que hoy sea un ejemplo paratodo el sistema sanitario, cuyo objetivo es la aten-ción y no el lucro, y que se desarrolla mediante lacolaboración de los cooperativistas. Este sistematransforma la salud en un tema de todos, logran-do algo esencial: poner el énfasis en la prevención,en procurar que la gente no se enferme.

Estas policlínicas cuentan con amplios servicios,siendo la autogestión el eje de su conformación ydesarrollo. Es importante señalar que luego dediscutirlo en asamblea las Cooperativas que cuen-tan con estos servicios los han ofrecido al conjun-to del barrio, por lo que hoy las policlínicas coo-perativas brindan atención integral de salud abar-cando no sólo a los cooperativistas sino también a

103LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS

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((33)) Ver Capítulo 6.1.4. (N. del C.)

((44)) En lo que entono mi mea culpa, comoex-dirigente de la Federación y cooperati-vista.

((55)) La creación de la Comisión de Desarro-llo Cooperativo de FUCVAM ha comenzadoa superar este problema. Hay, sin embargo,mucho camino para recorrer todavía (N. delC.)

los vecinos de las zonas aledañas.

Con los salones comunales, en cambio, se han ge-nerado experiencias contradictorias: existen casosen que se limita el ingreso, transformando el salóncomunal en algo privado del grupo, y otros en queel salón comunal de la Cooperativa es el centro delbarrio o incluso, en el interior del país, de la ciu-dad. Un ejemplo notorio de esto último es el deCOVINUVI de Durazno(3): no hay actividad de-partamental que no se desarrolle en este salón co-munal, siendo un punto de referencia de escuelas,liceos, comisiones de fomento y aún de la propiaIntendencia Municipal.

Esta dualidad, que muchas veces se origina en larelación de la Cooperativa con el entorno y en elgrado de problematicidad de éste, no impide queen la mayoría de los salones comunales se des-arrollen actividades de todo tipo hacia el barrio,lo que los convierte en un espacio de referencia,especialmente para los gobiernos municipales, albrindar un soporte físico muy valioso para la des-centralización de actividades sociales, culturales,deportivas, etc.

En todas estas actividades (que reseñamos en for-ma muy sintética, porque respecto a cada una deellas se podría escribir un capítulo completo, des-cribiendo las diferentes modalidades que hanadoptado), la responsabilidad le ha correspondi-do fundamentalmente a las Comisiones de Fo-mento de cada cooperativa, que han sido las en-cargadas de desarrollarlas y promoverlas en rela-ción al medio.

Y esto debe señalarse especialmente, pues no he-mos conseguido que la Federación (FUCVAM)tenga una política de sistematización de estas ex-periencias, que sintetice este importante aportecolectivo al desarrollo social del movimiento co-operativo y pueda brindar esa elaboración a losnuevos grupos. Por ello, en la práctica, toda estaexperiencia ha debido hacerse en base a esfuerzosde grupos individuales, sin propuestas centrales

que globalicen el poder y la experiencia del mo-vimiento cooperativo en materia de políticas so-ciales y articulen el emprendimiento de otras ac-ciones que se relacionan en forma permanentecon la sociedad.(4) (5)

Creo que esto hay que anotarlo en el “debe” delMovimiento, que ha aportado a la sociedad ba-rrios urbanizados, viviendas dignas para los traba-jadores, concepciones basadas en valores de soli-daridad y de trabajo, pero que tiene aún un anchocampo para transitar en materia de políticas socia-les, tomando como objetivo no sólo a las familiascooperativistas sino a toda la sociedad.

Porque el sistema cooperativo como fenómenocontemporáneo, nuevo, debe aportar aún más ala sociedad, a su comunidad. Éste es el gran des-afío, yo diría el nuevo desafío, que se inscribe enla lucha permanente y constante del cooperativis-mo contra las concepciones ideológicas indivi-dualistas, que son el mayor enemigo de la ayudamutua y la autogestión. Por eso, recrear y difun-dir en la sociedad los conceptos de solidaridad,de propiedad colectiva, de esfuerzo conjunto, esnuestro desafío.

Porque si se logra ese objetivo, hay un futuro.

capítulo 03 I Cooperativas y Sociedad

UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS

1. Un domingo de febrero, durante la dictadura

“Puerta por puerta toda la ciudadanía acompañó a FUCVAM”.“DEMOLEDOR PUEBLAZO”(Semanario “Aquí”, 28 de febrero de 1984).

El 26 de febrero de 1984 se llevaba adelante la re-colección de firmas a los efectos de lograr la con-vocatoria de un plebiscito para derogar la llamada“Ley de Propiedad Horizontal” aplicada a las Co-operativas de Vivienda(1). Fueron precisamente loscooperativistas de vivienda de nuestro país los queconvocaron a una de las más grandes jornadas cí-vicas que luego de once años de dictadura fue ca-paz de llevar adelante el pueblo uruguayo.

Ese domingo de febrero, más de diez mil perso-nas en todo el país salieron a juntar las firmas ne-cesarias y lograron en esa primera jornada, en ple-na dictadura, la friolera de trescientas treinta mil.

El editorial de “El Solidario” (órgano de prensa deFUCVAM) publicaba por aquel entonces: “Monte-video distinto. Domingo, desde las 8 de la mañana,gente por las calles golpeando puerta a puerta enbusca de una firma que haga posible derogar unaley”. Y las radios, la TV, los diarios anunciaban:“Hoy los cooperativistas están en la calle”.

El rol político y social del cooperativismo de vivienda: FUCVAM

págs 120 - 131

03.2[*] GUSTAVO GONZALEZ

Gustavo González, en su juventud trabajador de la industria dela bebida y estudiante de Magisterio, fue Secretario General deFUCVAM hasta comienzos de 2004, fecha en que pasó a desem-peñarse como Consultor en Hábitat y Vivienda del Centro Coo-perativo Sueco. Ya había sido Secretario General de FUCVAM enotras dos oportunidades: 1982-83 y 1989-90 y asimismo Presi-dente en dos períodos: 1984-85 y 1991-92. Es integrante deH.I.C. (Coalición Internacional del Hábitat) para el Cono Sur.

Fotografías: Gustavo Castagnello_FUCVAM

UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS106

LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS

capítulo 03 I Cooperativas y Sociedad

((11)) Se trata del posteriormente designadocomo “Decreto-Ley” Nº 15.501, aprobadodurante la dictadura, que disponía el pasajecompulsivo de las Cooperativas de Usua-rios al régimen de Propiedad Horizontal (v.Capítulo 2.1.). Esta disposición había sido larespuesta del régimen a la resistencia quehabían hecho las Cooperativas agrupadasen FUCVAM a un reajuste de cuotas queconsideraban abusivo, negándose a pagar-lo. Era la primera huelga que se hacía pú-blicamente contra la dictadura y ésta con-traatacaba procurando desarticular el mo-vimiento cooperativo.

La Constitución uruguaya, que teóricamen-te aún regía, disponía que el veinticinco porciento de los inscritos en el padrón electo-ral podía solicitar, mediante su firma, quese plebiscitara la derogación de una leyque consideraran inconveniente, y a esadisposición recurría FUCVAM.

Todo esto se tratará en detalle más adelan-te en este artículo. (N. del C.).

((22)) Las gremiales históricas de obreros yestudiantes (la C.N.T., Convención Nacionalde Trabajadores y la F.E.U.U., Federación deEstudiantes Universitarios del Uruguay) ha-bían sido proscritas desde comienzos de ladictadura, en 1973. El movimiento sindicalse había reagrupado en el Plenario Inter-sindical de Trabajadores (P.I.T.) y el estu-diantil en A.S.C.E.E.P. (N. del C.).

((33)) Canción del cantautor Rubén Olivera,que se ha transformado en el himno deFUCVAM (N. del C.).

Montevideo estaba empapelado después de mu-chos años en que los muros permanecían mudos yla consigna era una sola: ¡FIRME POR EL NODE FUCVAM! Este eslógan supo contar con laadhesión de diez mil personas que militaron poresa causa. Y clubes deportivos, parroquias, sindica-tos, clubes políticos, pusieron a disposición sus lo-cales para que el pueblo se acercara a firmar.

Distintas organizaciones, gremiales, sociales y polí-ticas, se pronunciaron solidarizándose con FUC-VAM: la Sociedad de Arquitectos, la Asociación deAgrimensores, el Colegio de Abogados, la Asocia-ción de Escribanos, los Institutos de AsistenciaTécnica, el Partido Nacional, el Frente Amplio des-de su clandestinidad.

Brigadas obreras salían de sus sindicatos a cubrirlas diferentes zonas. Eran los gráficos, los metalúr-gicos, los trabajadores del cuero y tantos otros. Endefinitiva, la clase obrera. Sus brigadas proletariasestaban ese domingo en la calle demostrando unavez más la solidaridad y la lucha.

Los aliados históricos del Movimiento obrero,también marcaban presencia: eran los estudiantestodos, los futuros médicos y dentistas, los aspiran-tes a abogados, arquitectos e ingenieros, la juven-tud que no pudo someter la dictadura, los que seconcentraban en A.S.C.E.E.P. y salían a lucharjunto a nosotros. Con sus pelos largos y sus vaque-ros gastados, eran el símbolo de libertad que co-rría aquel 26 de febrero por las calles de nuestraRepública.(2)

Un camión, un bombo, un redoblante, voces en-ronquecidas, caras pintadas concentran la atenciónen una esquina. Son los pibes de “El Firulete”,una de las murgas cooperativistas, murgas quetambién estaban recorriendo las calles de la ciudadcon su canto solidario de “Casas, gente que traba-ja....”.(3) El canto del pueblo se trasuntaba así enmilitancia, en fervor, en alegría y denuncia contrael despotismo y la arbitrariedad.

En los barrios cooperativos, mientras tanto, todoestaba organizado: los niños pequeños en la guar-dería (los mayorcitos también juntaban firmas); lasollas en el salón comunal, y toda la familia en la ca-lle. No importaba la edad: había que salir y sali-mos, convencidos que la victoria era nuestra. ¡Lu-char hasta vencer!, ésa era la consigna y por ella sejugó todo el movimiento cooperativo.

En el local central sonaba el teléfono una y milveces. De pronto, noticias del interior del país: lajornada había sido declarada ilegal y había com-pañeros detenidos. Pero nadie desesperó, la ma-durez hizo redoblar el esfuerzo y con más ganassalimos a ganar.

Ese 26 de febrero de 1984 fue FUCVAM quienacaudilló la lucha contra la dictadura. Y eso fueposible porque existía un relacionamiento del mo-vimiento cooperativo con el conjunto de la pobla-ción, un relacionamiento tejido de mil maneras,que no se logra de un día para el otro ni porque aalgún iluminado se le ocurra.

En la rica historia de esa relación hay una serie derazones objetivas y también subjetivas que fueronestructurando socialmente el poder llegar a esa re-alidad, que condujo al hecho inédito que el coo-perativismo lograra tal vínculo con el resto de lapoblación que hiciera posible, en un momentohistórico determinado, que vanguardizara una lu-cha de masas. Trataremos de arrojar luz sobre loselementos que, en nuestra opinión, permiten in-terpretar estos acontecimientos. Para ello debe-mos remontarnos un poco en el tiempo.

2. Agosto del año 82

A esa altura de los acontecimientos ya habían ocu-rrido en el país algunos hechos que habían infligidoal régimen alguna derrota importante, como lo fueel plebiscito de 1980, en que el pueblo rechazó lareforma de la Constitución que planteaba la dicta-

108 UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS

03.2 I El rol político y social del cooperativismo de vivienda: FUCVAM

((44)) Ministro de Economía y Finanzas prime-ro, y Consejero de Estado después, durantela dictadura. (N. del C.)

dura militar. Un triunfo de esas características llevóa reacomodamientos de algunos grupos opositores,que buscaron articularse con los sectores organiza-dos de la sociedad civil, con estamentos del movi-miento obrero y de los trabajadores en general, queeran quienes estaban sufriendo las consecuencias dela crisis económica más duramente.

Era justamente en las cooperativas de viviendadonde esos sectores no habían perdido la organiza-ción ni su práctica democrática. Aquí vale recordarlo que el Ing. Alejandro Végh Villegas(4) informabaal Consejo de Estado, organismo que hacía las ve-ces de Poder Legislativo durante el régimen de fac-to, haciendo suyas las palabras del entonces Presi-dente del Banco Hipotecario, Dr. Julio CésarLuongo: “(...) Eso trajo como consecuencia la for-mación de un número importante de cooperativasque fueron llevando a un nucleamiento de todo elsector o de todo el movimiento cooperativo que enbuena parte no se adecúa o condice totalmente conla idiosincrasia de nuestros ciudadanos y que enmuchos de los casos contiene dentro de sí facetasque pueden preocupar desde algún punto de vistaya que pueden llegar a afectar la seguridad”. Comose ve la dictadura tenía claro los peligros que paraun régimen autoritario tienen estas formas de nu-cleamiento llamadas Cooperativas de Vivienda.

Precisamente en el año 1982 se lleva adelante unaAsamblea Nacional de FUCVAM en la que apare-ce por primera vez un elemento que será clave pa-ra interpretar el rol que jugará la Federación de ahíen más. En el sexto punto de la plataforma aproba-da se dice “que preocupan a las familias cooperati-vistas las circunstancias particularmente difíciles enque se encuentran, derivadas de situaciones de se-guro de paro y desempleo”. Por primera vez se li-ga entonces el problema salarial y de ocupación aldel pago de la amortización de la vivienda.

Esto no es menor, ya que pese a que las coopera-tivas habían nacido en gran número del movi-miento sindical, hasta ese momento se habían ne-

gado a reivindicar los problemas laborales desdeFUCVAM. Para que se diera este cambio, incidie-ron por un lado la clausura total de los sindicatos,que hacía que no existiera otro ámbito para for-mular esos reclamos, y por otra parte una nuevacamada de dirigentes que accede a la dirección deFUCVAM en ese año y que interpreta ese sentir desu base social y lo potencia desde la dirección delmovimiento.

Al asumir esa nueva Dirección se comienza unprofundo estudio acerca de las variaciones de laUnidad Reajustable y su relación con el ingreso delos cooperativistas, lo que es sumamente significa-tivo porque hasta ese momento FUCVAM habíaaceptado el pago riguroso en esa moneda, partien-do de la base que era la garantía de no desfinancia-miento del Plan Nacional de Vivienda.

En octubre del año 82 FUCVAM realiza su primeracto público luego de años de silencio, en el ex Ci-ne Cordón de la avenida Dieciocho de Julio enMontevideo. Los cooperativistas colman las loca-lidades del mismo y allí se denuncia un incremen-to abusivo de las cuotas que resiente las economí-as familiares ya empobrecidas por los bajos salariosy la desocupación creciente.

Esto va perfilando un giro importante en el Movi-miento, que hasta ese momento había ido gestan-do calladamente la resistencia desde los Barrios. Irllevando con claridad esta cronología nos irá mos-trando como se hará posible, dos años después, lagran jornada del 26 de febrero.

3. Entrado el año 83

En este año tendrá lugar la mayor demostraciónde masas contra la dictadura convocada por el mo-vimiento sindical: el 1º de Mayo de 1983, en efec-to, ante el llamado del Plenario Intersindical deTrabajadores (PIT) se realiza, en la explanada delPalacio Legislativo, luego de diez años de prohibi-

109LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS

capítulo 03 I Cooperativas y Sociedad

ciones, una concentración popular que supera to-das las expectativas.

Pero no podemos olvidar que quince días antesFUCVAM había logrado, en otro acto, colmar lasinstalaciones de un Club, reuniendo aproximada-mente tres mil personas. Allí los cooperativistasvuelven a insistir en el planteo de una problemáti-ca que trascendía al mero problema de la vivienda.

Por aquel entonces declarábamos a la revista delCentro Cooperativista Uruguayo, “Dinámica Co-

operativa”: “Si el salario real sigue bajando no hayquien pueda garantizar la devolución de los prés-tamos. El salario real, según cifras oficiales, ha te-nido una baja del 60% desde la fecha que se inicióel Plan Nacional de Vivienda hasta hoy. Esto quie-re decir que, construyendo con los intereses queha fijado el Banco, va a ser imposible poder amor-tizar la deuda”.

El movimiento cooperativo de vivienda tambiénempieza a ver con claridad por esos meses queFUCVAM no salía sola del problema del pago de

03.2 I El rol político y social del cooperativismo de vivienda: FUCVAM

((55)) Órgano máximo de FUCVAM, integradopor delegados de todas las Cooperativasafiliadas.

las amortizaciones y que éste era parte de uno mu-cho mayor: el problema del desempleo y de la ca-ída del salario. Paso a paso, los cooperativistas co-mienzan a opinar y a tomar posición acerca de te-mas que hasta ese momento estaban reservados aotros sectores de la sociedad civil. Y en sus actos ydeclaraciones la Federación comienza a transmitirla imperiosa necesidad de procesar la unidad conotros sectores del Movimiento Popular

FUCVAM levanta entonces una plataforma reivin-dicativa que, rompiendo una restricción que habíasido histórica, suma a los temas de la vivienda el re-clamo de salarios justos y pleno empleo. Este recla-mo uniría a los cooperativistas definitivamente conel Movimiento Sindical, que sin duda alguna, pormedio del PIT, ya despuntaba una reconstrucciónque no tendría vuelta atrás. Es dentro de esa lógi-ca que la Federación convoca a sumarse al acto del1° de Mayo, que tendría como consignas centrales:libertad, salario, trabajo y amnistía. Y no será porcasualidad que en las columnas más importantes deaquel impresionante acto estén los barrios coopera-tivos con sus banderas y sus pancartas.

De ahí en más el camino a transitar se irá reafir-mando en esa línea de acción, con un total apoyode la base cooperativista. Y eso mismo va generan-do que otros sectores opositores al régimen co-miencen a ver a FUCVAM como un valioso aliadoy por ende con mucha simpatía.

La movilización en general, por otra parte, es cre-ciente. Se estructura nuevamente, luego de añosde silencio, el Movimiento Estudiantil, al consti-tuirse ASCEEP, y comienza a denunciarse abierta-mente el gran tema de los Derechos Humanos.Todo esto lleva a que en 1983 se forme a nivel so-cial un gran frente opositor, en el que se nucleanel PIT, ASCEEP y FUCVAM, con el apoyo delServicio de Paz y Justicia (SERPAJ), constituyen-do la llamada Intersocial, que convocará con lossectores políticos a verdaderas jornadas cívicas delucha contra la dictadura.

4. La huelga de pagos y la “Ley de Propiedad Horizontal”

De allí en más continuará afirmándose este nuevoperfil del movimiento cooperativo de vivienda. Pe-ro todavía habría una instancia que permitiría almovimiento ganar mayor autoridad política en lacoyuntura: será en el mes de setiembre de 1983,en que, luego de un profundo debate interno setoma en la Asamblea Nacional(5) la resolución deno pagar al Banco Hipotecario el reajuste del 15%fijado por el gobierno para ese año.

En esta resolución hay dos aspectos centrales a seranalizados: por un lado, las distintas posicionesfrente a la medida que se plantearon en la propiaAsamblea, donde un grupo de Cooperativas -mi-noritario- se opuso a ella, argumentando los ries-gos que se corrían y proponiendo denunciar la si-tuación pero sin dejar de pagar. La resolución deno pago se aprueba por inmensa mayoría, pero noes unánime, y se da al cabo de un debate que nofue de fácil trámite. Pero adoptada esa resolución,todo el gremio la cumplirá sin fisuras, aspecto queserá fundamental para el futuro.

El otro aspecto a destacar es que, por primera vezen la historia del país, se lleva adelante una huelgade pagos a un organismo del Estado. FUCVAMserá por este motivo tapa de diarios y se abrirá undebate fermental entre quienes apoyan la mediday quienes la combaten: pero de lo que no hay du-da es que el espectro de opinión se agranda en for-ma sustancial, lo que hace comprometer a otrossectores en la lucha de los cooperativistas.

La respuesta del régimen no se hizo esperar y con-sistió en la aprobación por el Consejo de Estadode lo que los cooperativistas llamamos “la ley dePropiedad Horizontal”. Ésta tenía dos objetivosfundamentales: por un lado, desactivar la huelga,lo que se buscaba con el pasaje compulsivo de lascooperativas a un régimen de propiedad individualque eliminaría el pago colectivo, que era precisa-

111LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS

capítulo 03 I Cooperativas y Sociedad

((66)) Creo que vale la pena recordar aquíque el especialista chileno en Cooperativis-mo Carlos Bur, llama a las cooperativas dehipoteca única, o sea de usuarios, genui-nas. (N. del C.).

((77)) Disposición interna del BHU (que desde1976, en el marco de una reestructura neo-liberal del Sector Vivienda regía las políti-cas correspondientes) que establecía nue-vas condiciones para los créditos a Coope-rativas. (N. del C.).

mente donde se hacía fuerte la medida; por otrolado, se hería de muerte la esencia misma del mo-vimiento cooperativo, que es el carácter de usua-rios y la propiedad colectiva(6).

El documento que elaboró FUCVAM para prepa-rar la recolección de firmas del 26 de febrero enfo-caba la respuesta de la dictadura, sin embargo, enuna perspectiva más amplia. Allí bajo el título: “Leyde Propiedad Horizontal: ¿fue ésta una medida derespuesta al no pago del 15%?”, se decía:

“El Régimen intenta plantearlo de esta manera, lesinteresa que la masa cooperativista bajo esta ame-naza se divida y aparte de su Dirección. Ante esto,la contestación nuestra es que no precisamente lamedida de lucha emprendida es la que hace que elgobierno tenga esa idea para el Cooperativismo.

La escalada represiva contra nosotros cuenta yauna década. Éste puede ser el golpe más notorio,pero debemos analizar cómo ello se fue sucedien-do en el tiempo, concretamente el ataque a los tra-bajadores para imposibilitar que éstos accedan auna vivienda decorosa.

El cooperativismo pasa de tener casi el 50% de lasinversiones en vivienda en el año 75, a tener el 3%en la actualidad frente a las otras líneas de crédito.Prohíben conformarse nuevos grupos de AyudaMutua, no otorgando más Personerías Jurídicas.Aumentan los intereses del préstamo del 2% al 4%en una primera instancia, lo que lleva inevitable-mente a que las amortizaciones futuras sean inac-cesibles, ya que el salario real sigue descendiendo.

No conformes con este conjunto de medidas quese venían tomando, surge en el año 1979 la Circu-lar 7.000(7), con exigencias de ahorro previo y unnuevo aumento de los intereses, pasando éstos al6%, cosa fundamental. Se les quitan terrenos a co-operativas que ya los tenían adjudicados sin ni si-quiera previo aviso. Hasta diez años de espera de-ben soportar las cooperativas para que se les otor-gue el préstamo, llevando esto a la permanente de-

sazón y desintegración de los grupos.

Centenares de compañeros se ven imposibilitadosde estar en los cuadros de dirección de las Coope-rativas, debido al control represivo que contraellos se hace, no dejando que los mismos sean ele-gidos en Asamblea para ocupar cargos.

No se puede enfocar este problema como Bancocontra Cooperativas, sino como Gobierno contraMovimiento Popular”.

Es precisamente en esta oposición que la Federa-ción centrará sus baterías en la gran jornada de larecolección de firmas. Y esto resultó un gran acier-to estratégico, porque sin duda alguna no hubierasido posible explicar a todos y cada uno la especi-ficidad y complejidad del propio cooperativismo,del Banco y aún de la Ley, para obtener el apoyopopular y una respuesta al nivel de la que se tuvo.Pero abrazando nuestra causa con la de la libertaddel pueblo, el apoyo surgía espontáneo: la gentefirmaba contra la dictadura y a favor de una orga-nización popular agredida, sintiendo que respal-dando nuestra lucha estaba respaldando tambiénla lucha por la reconquista de la democracia.

Importa recordar en qué situación se encontrabael mapa político al comenzar el año 84. Fue en elmes de enero precisamente, el día 18, que se llevóa cabo, en un marco de conflictividad sindical muyfuerte, el primer paro general desde el golpe deEstado. Ese día la clase trabajadora se pone a lacabeza de la movilización popular, convocando alparo junto a la Intersocial.

En esos momentos se estaban llevando adelantedos ocupaciones de fábrica por parte de los traba-jadores de ILDU (textiles) y TEM (electrodo-mésticos), que sumados a los conflictos que tam-bién estaban en curso en la pesca y el transportecreaban, después de mucho tiempo, un clima degran convulsión social. Eso hacía que el conflictode FUCVAM estuviera ya totalmente rodeado ypara nada aislado.

112 UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS

03.2 I El rol político y social del cooperativismo de vivienda: FUCVAM

((88)) FUCVAM finalmente no debió completarla recolección de firmas para plebiscitar la“Ley de Propiedad Horizontal”, porque unacuerdo político entre los partidos demo-cráticos resolvió que la misma se derogaríano bien se reimplantara la democracia, loque se negoció pocos meses después.

La historia no acabaría ahí, sin embargo:reimplantado el régimen democrático, laderogación demoró largos meses y llegó enel preciso momento en que la SupremaCorte de Justicia uruguaya hacía lugar auna demanda de FUCVAM para que se de-clarara inconstitucional -y por consiguienteinaplicable- el decreto-ley 15.501. Aún así,la norma legal que derogó el nefasto de-creto dictatorial (ley Nº 15.853, de24.12.1986) impuso una última prueba: lasCooperativas deberían resolver, por votosecreto, lejos del marco de sus libertariasAsambleas, si deseaban o no pasar al régi-men de Propiedad Horizontal. El cien porciento de las Cooperativas de Usuarios de-cidió, por abrumadoras mayorías, continuarsiendo genuinas. (N. del C.).

((99)) El Cr. Samuel Lichtensztejn, ex-Rectorde la Universidad de la República y Minis-tro de Educación y Cultura en la segundapresidencia del Dr. Julio María Sanguinetti,las llamó, en una frase memorable, “islasde libertad”. (N. del C.).

Pero FUCVAM seguía tomando la iniciativa y lle-ga aún a declarar la huelga total de pagos al BHU(lo que constituía una experiencia única hasta esemomento), cuando, aplicando el flamante Decre-to, el régimen intenta pasar de oficio y sin consul-ta a una Cooperativa a Propiedad Horizontal.

Fue este cúmulo de experiencias de lucha que lle-varon adelante los cooperativistas de vivienda, loque hizo ganar a su Federación autoridad políticafrente a los distintos actores de aquel convulsiona-do momento y lo que la convirtió en protagonistade aquellas jornadas.

Se habían constituido por entonces dos ámbitosde coordinación política y social que serían deter-minantes en las distintas batallas que se daría nues-tro pueblo en el periodo final de la dictadura: laIntersocial y la Intersectorial. La primera estabacompuesta por las organizaciones sociales más re-presentativas y como no podía ser de otra maneraFUCVAM se había ganado el derecho a constituir-la junto al PIT y ASCEEP.

La Intersectorial, en cambio, era una instancia decoordinación superior, puesto que en ella se suma-ban a las organizaciones sociales los representantesde los partidos Políticos. FUCVAM ocupó tam-bién allí un lugar y ese lugar fue protagónico. Lo-gró estar donde la historia quiso que estuviera, yello fue posible porque en los inicios de los años70 se había desarrollado un Movimiento de enor-mes potencialidades, que fue capaz de hacer eclo-sión política cuando la organización alcanzó elgrado de crecimiento y madurez suficiente, ycuando el momento histórico lo requirió.

La jornada del 26 de febrero, de la que hablamosal principio de este artículo, fue quizá el puntomás alto de esa eclosión. Pero antes de ese díaFUCVAM ya había escrito muchas páginas de so-lidaridad, de libertad y de lucha. Y muchas más lequedan aún por escribir.(8)

5. Las condiciones para un fenómeno social inédito

A título de resumen final me gustaría compartircon el lector una reflexión sobre los elementos quecrearon, a mi juicio, las condiciones que hicieronposible esa relación política y social, que hemos in-tentado describir, entre las cooperativas y el con-junto de la Sociedad Civil.

5.1 El funcionamiento democrático de las cooperativas.

El funcionamiento orgánico de las cooperativas esnaturalmente horizontal, lo que no sólo permitesino que estimula la participación directa de la ma-sa social en las distintas instancias que el grupo de-be sortear. Es precisamente la Asamblea el órganode resolución máximo y es ella quien mandata alos dirigentes a cumplir las resoluciones que ema-nan de ella misma.

Quiere decir que existe en las cooperativas un realcontrol democrático. Que además se hizo sentir enmomentos muy especiales del país, cuando eran lascooperativas de vivienda los únicos lugares dondese podía discutir, más allá de las restricciones gene-rales interpuestas al conjunto de la sociedad.(9)

5.2 La empresa de los trabajadores.

La propia construcción de las viviendas pone altrabajador ante una serie de responsabilidades a lasque seguramente nunca antes se había visto en-frentado. Tengamos en cuenta que desaparece elpatrón y que la empresa constructora somos to-dos. Y no sólo el socio titular se involucra en estosino que el conjunto de la familia vive la experien-cia con mucha intensidad.

Esto trae aparejado que la gente desarrolle, lo quie-ra o no, una serie de destrezas, hasta ese momentoocultas en la mayoría de los casos: manejar infor-

113LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS

capítulo 03 I Cooperativas y Sociedad

mes y cálculos económicos, analizar con técnicos elcronograma de obra, programar acciones, discutiry resolver problemas de relación social. En una pa-labra, llevar adelante una importante empresa so-cial, lo que va capacitando a la gente y trae apare-jada la formación política y social de un importan-tísimo número de nuevos dirigentes.

5.3 El origen social de las cooperativas.

Un importante número de cooperativas nació enlos sindicatos. Es por ello que muchas de ellasmantenían una cultura organizativa y de debate enbase, debida a que sus integrantes contaban conuna experiencia anterior muy importante de orga-nización y lucha.

Esto por otra parte le dio al propio Movimientoun perfil muy identificado con el sindical, lo que

hizo que no fuera nada traumática su unidad conla central obrera, ni bien ésta volvió a la escena po-lítica pública.

5.4 La legalidad que pudo mantener.

Los sindicatos y su central fueron clausurados yprohibido todo tipo de funcionamiento de losgremios obreros. No sucedió lo mismo con las co-operativas y su Federación, ya que no se podíanclausurar las viviendas ni impedir que la gente ha-blara con su familia y sus vecinos. Por ello, más alláde una serie de muy importantes restricciones, lasCooperativas pudieron seguir manteniendo unfuncionamiento que posibilitó que una serie de ac-tores inquietos por los problemas sociales vieranen ellas y sus barrios ámbitos de participación idó-neos para una práctica de oposición al Régimen

UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS114

5.5 Su identidad nacional y popular.

Las cooperativas nacidas en las barriadas obreras yen sus sindicatos tenían -y mantienen- una raíz ne-tamente popular, que hace posibles alianzas socia-les y políticas más allá de sus límites.

Se suma a ello que es un movimiento auténtica-mente nacional, quizás semejante a otras experien-cias internacionales, pero con un sello de identi-dad nacional muy marcado. Todo esto, unido a suhistoria, hizo ganar al movimiento cooperativo unprestigio muy importante en otros países, en elque FUCVAM supo buscar apoyo en momentosde lucha difíciles.

5.6 Resolver el techo.

Por último, debemos tener clara la importanciaque tiene, en un país de las características del nues-tro, resolver nada más ni nada menos que el techo.Y la cooperativa resuelve el sueño de la casa de lamejor forma, tanto física como económica y so-cialmente.

Se transforma así en un vínculo muy fuerte entrelas personas y familias que han transitado juntas esaexperiencia y además los cooperativistas son mira-dos de manera especial, por el conjunto de la po-blación trabajadora: yo diría que hasta con ciertaadmiración por ese conjunto de nuevos “colonos”,que llegan a un terreno vacío del barrio y terminanedificando una verdadera ciudad alternativa.

Podríamos seguir enumerando elementos, perocreo que los que mencioné son los que estructu-ran los ejes fundamentales en los que las coopera-tivas y FUCVAM sentaron las bases de una orga-nización que, con menos de cuatro décadas de vi-da, ya forma parte de la historia uruguaya.

1. Dos problemas parecidos pero no iguales

El concepto de género adquiere en estos tiemposun carácter relevante. Se trata de una construccióncultural y diferenciadora, que define claramente lasituación de exclusión social a la que se ve someti-da la clase oprimida y dentro de ella, fundamental-mente, la mujer. A partir de allí se puede analizarla identidad y perspectiva social de ese sector conrelación al resto de la sociedad, estableciendo conclaridad las relaciones de poder impuestas.

“El concepto de género es una construcción social,cultural e histórica, que asigna ciertas característi-cas y roles a grupos de individuos, que definen y re-lacionan los ámbitos del ser y del hacer femeninodentro de contextos específicos. Lo que la sociedadpiensa qué es ser hombre y qué es ser mujer”(1).

La cuestión de los jóvenes, en cambio, se presen-ta igualmente como discriminación y puede serprotagonizada por la misma clase que los contie-ne. Se plantea la lucha generacional: la nueva ge-neración asiste al envejecimiento de las estructu-ras, lo que presenta básicamente dos problemas:el primero se refiere a la educación que imparte lavieja generación, ocasionando conflictos al chocarcon estructuras nuevas y en construcción. Latransmisión de viejos paradigmas ha cumplidocon una función depositaria de la experiencia. “LaEducación Bancaria niega la dialogicidad como

UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS116

Un corte en la visión.

La cuestión de edad y de género en las cooperativas de ayuda mutua

págs 132 - 147

03.3[*] MÓNICA RAMÍREZ

Mónica Ramírez, estudiante de profesorado de Filosofía, sedesempeñó como dirigente social del movimiento cooperativode vivienda entre 1999 y 2005 desde la Comisión de Desarro-llo Social de FUCVAM y a partir de ese año, en la Dirección Na-cional de la Federación. Desde 2006 desempeña funciones enlos programas “Trabajo por Uruguay” y “Construyendo Rutasde Salida”, en convenio de FUCVAM con el Ministerio de Des-arrollo Social, para la búsqueda de soluciones a la salida de laemergencia social. Ha sido presidenta de la cooperativa que in-tegra, “Itacumbú”. Actualmente trabaja como docente en la En-señanza Secundaria.

Fotografías: Gustavo Castagnello_FUCVAM

LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS

capítulo 3.0 I Cooperativas y Sociedad

esencia de la educación y se hace antidialógica”(2).Ésta pretende darle rumbo a las acciones de la ge-neración nueva cuando, aún, no se ha producidouna reflexión y un análisis critico de lo actuadopor parte de esta última.

El segundo problema es el de la sucesión en lasfunciones. No existe una reproducción activa demilitantes sociales ya que las viejas generacionesno han podido educar a las nuevas, preparando pa-ra el relevo. Esto ha ocasionado la continuidad, enel gobierno de las estructuras de poder, de la viejageneración.

“Los jóvenes se encuentran en estado de rebelión per-manente, porque persisten las causas profundas de lamisma sin que estén permitidos, el análisis, la criti-ca y la superación (no conceptual y abstracta, sinohistórica y real)...” (3)

El movimiento cooperativo uruguayo no es ajenoa estos problemas. En lo que sigue intentaremos,por un lado, una aproximación conceptual a losmismos, y por otro, analizar los conflictos que creaal interior del movimiento y las salidas, vividas opotenciales, a los mismos.

03.3 I Un corte en la visión. Las cuetiones de edad y género en las cooperativas de ayuda mutua

2. La discriminación de las mayorías y una construcción social

A lo largo de toda su vida, el movimiento coope-rativo ha generado múltiples construcciones: unade las más importantes es la concepción de equi-dad de sus miembros, desafiando el determinismogenerado por el esquema social, que predica ho-mogeneización en el concepto de género.

La historia le ha otorgado al hombre espacios yoportunidades que más de una vez han sido veda-dos a las mujeres. La mayoría de las sociedades oc-cidentales ha secundarizado el papel de la mujer yen algunos casos también el del joven. Con el ad-venimiento de las nuevas ideas, Europa fue modi-ficando ese papel y los espacios comenzaron aabrirse; pero aún quedan los resabios de la viejaconcepción, con relación a los derechos de la mu-jer. En las sociedades orientales, a su vez, el rol dela mujer reviste otras características, mayoritaria-mente relacionadas a concepciones religiosas, loque anula las libertades humanas al punto de so-meterlas, transformándolas en bienes de uso. Esuna expresión más que continúa los modos de do-minación imperantes.

En el ámbito laboral ha sucedido lo mismo; en laindustria, particularmente, las relaciones laboralesentre hombres y mujeres resultan conflictivas entanto el género masculino sea subalterno del géne-ro femenino.

“La idea de colocar a un capataz mujer al frente deuna cuadrilla masculina se considera como intrín-secamente ridícula” (4).

En el ámbito llamado semiprofesional resulta máscomún la ubicación de la mujer en cargos interme-dios, ya que el poder de decisión permanece en laesfera masculina con sus criterios y sus normas. Pe-ro a medida que se asciende en la complejidad delas relaciones de dependencia, resulta cada vez másdifícil encontrar mujeres en los espacios de decisiónpolítica de la comunidad. Estamos en presencia de

la creencia cultural de la incapacidad de la mujerpara opinar, discernir y tomar decisiones.

En la raíz de este problema subyace un tema defondo que es el de la discriminación. La discrimi-nación por género es una división social, es la ex-presión de una vieja práctica de sometimiento yexplotación. Está presente en los diferentes estra-tos sociales y atraviesa género y edad.

No obstante esto, las relaciones de poder puedenalterarse con la intervención de las clases socialescomo definición del problema. El hecho de perte-necer a una clase social elevada puede aportar a ladesigualdad existente para con el género masculi-no de menores recursos. Asimismo, la discrimina-ción por raza también está presente, ya que es bas-tante común en el Uruguay ver cómo un indivi-duo perteneciente a la raza blanca se otorga el de-recho de ejercer superioridad para con otro de ra-za negra y no es extraño tampoco que esta discri-minación guarde la relación mujer-hombre.

Por otra parte, producto del tratamiento que se leda a la mujer por parte de las sociedades occiden-tales, con referencia a su papel protagónico en lafunción reproductiva de la especie, nos encontra-mos con una mujer adaptada al medio familiarcumpliendo el rol de ama de casa. Se le ha asigna-do la responsabilidad de la crianza y cuidado de loshijos. La cultura dominante ha entendido que lafunción de la mujer dentro de la sociedad es la dereproducción y mantenimiento de la estructura fa-miliar, tal vez contradiciendo el atributo de debili-dad impuesto por esa misma cultura.

El movimiento cooperativo de vivienda uruguayo,en cambio, toma como herencia del Estado Batllis-ta(5) las nuevas ideas provenientes de Europa y ex-trae de las luchas del movimiento obrero organiza-do la defensa de los derechos de los trabajadores ensu conjunto, generando así espacios de participa-ción para las mujeres. Mientras en las clases altasgozaban de la posibilidad de educarse, las mujeresmás pobres no podían aspirar más que a servir de

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((11)) Comisión de Equidad de Género de FUC-VAM, Una aproximación a la situación ac-tual de la mujer dentro del movimiento coo-perativo.

((22)) Paulo Freire, Pedagogía del Oprimido,Editorial Siglo XXI, 51ª Edición, 1998.

((33)) Antonio Gramsci, Antología, Editorial Si-glo XXI, 13ª Edición, 1998

((44)) Fernández Enguita, M. (editor), Sociolo-gía de la Educación, Editorial Ariel, Barce-lona, 2001.

((55)) Refiere a las concepciones sociales deldos veces presidente uruguayo, José Batlley Ordóñez, que determinaron una fuerte im-pronta en el papel atribuido y ejercido porel Estado, que marcaron la sociedad uru-guaya desde comienzos del Siglo XX hastala segunda posguerra mundial y que, engrandes lineamientos, pueden ubicarse enla corriente de pensamiento social-demó-crata. (N. del C.).

LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS

capítulo 3.0 I Cooperativas y Sociedad

UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS120

mano de obra barata en las fábricas. El trabajo allí,codo a codo, de hombres y mujeres, fortaleció laorganización de esos trabajadores y produjo cam-bios en los espacios y los roles sociales.

El movimiento cooperativo, a su vez, se constru-yó a instancias de hombres y mujeres que aporta-ron su fuerza de trabajo y en un debate fermentalen lo ideológico acerca de la importancia de ge-nerar organización y de crear una herramienta re-presentativa de los trabajadores, que junto a lossindicatos ayudara a mejorar la calidad de vida deesa clase social.

Las mujeres cooperativistas discutieron con ahíncoen el ámbito sindical una forma de solucionar co-lectivamente el problema de la vivienda, como ob-jetivo inicial, y como último, la construcción per-manente de una sociedad distinta guiada por losprincipios cooperativos.

Sin embargo, curiosamente, nuestro sistema coo-perativo no logró escapar a la inminente repro-ducción del modelo social, ya que fue y continúasiendo bastante común, ver a otras mujeres sus-tentando la tarea militante del hombre (socio ti-tular de la cooperativa). Ellas fueron fundamenta-les en la etapa de conformación del núcleo coope-rativo como sostén del hogar y de la participacióndel mismo.

Se han generado algunas dificultades en la etapade consolidación de la comunidad cooperativa,que vale la pena analizar. La participación en lamisma estaba protagonizada por el titular de la vi-vienda, casi siempre el hombre: la esposa y los hi-jos de éste iban a vivir a la cooperativa sólo cuan-do las viviendas se terminaban de construir. Habí-an estado ausentes en la etapa inicial, en donde sedefine el proyecto arquitectónico y las característi-cas sociales del grupo.

Esa ausencia, en muchos casos, ocasionó carenciasen el diseño de la vivienda, relacionadas a la visiónfuncional de la misma: los espacios que son de fre-

cuente uso en el hogar deben estar pensados parala mejor habitabilidad de la familia, mediante laparticipación de todos sus miembros; un ejemploes el de la dimensión de las habitaciones de usofrecuente, como el living comedor, que represen-ta el lugar de encuentro del grupo familiar. A suvez, los dormitorios, no sólo como lugar de des-canso sino como refugio de esparcimiento o estu-dio para los jóvenes, deben ser ámbitos con bue-nas condiciones de espacio e intensamente ilumi-nados. La cocina-comedor debe guardar condicio-nes de comodidad y confort, ya que es seguramen-te el lugar al cual accede toda la familia durante elcorrer del día y en diferentes horarios.

3. El carácter social del proyecto cooperativo

Lo que define al proyecto de una cooperativa es sucarácter autogestionario y la participación de sus so-cios, tanto en la obra como en la gestión de la mis-ma. Por este motivo es una construcción social yesas construcciones son de carácter permanente yrequieren la participación de todos los involucrados

Existe además un proyecto de cambio que subya-ce en el sistema cooperativo de vivienda pues setrata del desarrollo de un modelo que involucratodas las partes de un gran organismo social, queal igual que el organismo biológico, es dinámico yestá vivo.

Este paralelismo funcionalista nos permite enten-der que cada parte de esa construcción social es devital importancia para su mantenimiento y perdu-rabilidad: desde la fundación de la cooperativa, pa-sando por la elección de su identidad y la aproba-ción del proyecto arquitectónico, hasta la concre-ción del mismo, se va gestando un proceso de so-cialización en el colectivo. Y en ese proceso la mu-jer es una pieza fundamental.

Para muchas mujeres el sistema de ayuda mutua ha

03.3 I Un corte en la visión. Las cuetiones de edad y género en las cooperativas de ayuda mutua

sido una exigencia en el cumplimiento de otros pa-peles dentro de la vida social cooperativa. La nece-sidad de aportar veintiuna horas semanales al capi-tal social de la familia y de su grupo les permite, enmuchos casos, vincularse tempranamente con losdemás miembros de la comunidad, estableciendolazos que se perpetuaran en la convivencia.

El movimiento cooperativo ha sabido aprovecharlas aptitudes de trabajo de la mujer, quien le haaportado eficacia y prolijidad a las tareas de finali-zación en la obra con una notable destreza en elmanejo de terminaciones y en actividades que re-quieren método y perseverancia como el armadode vigas de hierro, confección de losetas cerámi-cas, etc(6).

En lo organizativo, la mujer ha tenido una im-portante ingerencia ya que la función de admi-nistración que desempeña en el hogar la trasladaa espacios concretos de la vida cooperativa, loque hace que se encuentre hoy al frente de losservicios comunitarios cooperativos, un gran nú-mero de mujeres.

4. Los cambios de los setenta y ochenta

Hacia los años ochenta surge, en el desarrollo delMovimiento, una nueva generación con un rolmás activo y protagónico en la vida social. Para re-ferirnos a él, primero debemos comentar la invo-lución sufrida en los últimos tiempos por la econo-mía de los hogares y la transformación del rol dela mujer dentro de la vida cooperativa. Esto nospermitirá acercarnos a una nueva época de cam-bios acelerados y necesarios.

En la década del sesenta se desata en Uruguayuna importante crisis bancaria y se reajusta seve-ramente la política económica, con una inmedia-ta devaluación de la moneda. Esto trajo descon-tento social y los conflictos comenzaron a preci-pitarse en el país. Hacia principios de los 70 se su-

cede una nueva fuerte devaluación y caen abrup-tamente los salarios. Se limita al Estado a fomen-tar la actividad privada y se dirige la economía ha-cia el sector externo. Van a sobrevivir, únicamen-te, aquellas industrias que pudieran competir consus similares de origen extranjero. Se premia alempresario y se perjudica al obrero con la reduc-ción de aportes patronales. Son los años de la dic-tadura “cívico-militar”

En el año 82 se desata una nueva crisis financieracon el quiebre del modelo de “la tablita”, hacien-do que esa crisis avance y debiendo recurrir el go-bierno a nuevos préstamos internacionales, encondiciones severas. Hacia esta década, se produ-ce una importante emigración, principalmente dejóvenes, mano de obra calificada, trabajadores dela industria manufacturera. El desfasaje fue cubier-to en gran medida con mujeres, a las que se les pa-gaba salarios más bajos. El deterioro en la seguri-dad social y la baja de los salarios obliga a los tra-bajadores a aumentar sus horas de trabajo. Au-menta, paralelamente, el índice de pobreza y au-mentan las viviendas marginales (“cantegriles”).

A la pauperización del trabajo, producto del demo-ledor avance del capitalismo más duro en el modode producción, se suma la utilización creciente dela tecnología en los centros fabriles, que reduceaún más las fuentes de trabajo. Se ven afectadas lasrelaciones productivas, ya que la tecnología co-mienza a sustituir la actividad humana, quitándoleespacios a la fuerza de trabajo en la cadena de pro-ducción. Por lo tanto las relaciones sociales tiendena cambiar, sintiendo más fuertemente los embatesde cambio, la clase social más débil.

El resultado de esta crisis, que tiene sin duda unabase económica, hace variar en forma inesperadalos roles asignados: el armado tradicional de ro-les fijos e incambiados se transforma y la nuevalógica social asigna a la mujer espacios poco ex-plorados antes. La mujer es expulsada en formamasiva a las actividades del trabajo informal o

121LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS

((66)) Ver al respecto el Capítulo 2.6. (N. del C.).

capítulo 3.0 I Cooperativas y Sociedad

UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS122

03.3 I Un corte en la visión. Las cuetiones de edad y género en las cooperativas de ayuda mutua

((77)) El primer criterio fue sostenido básica-mente en los estadios iniciales del movi-miento, tendiéndose actualmente a no dis-tinguir entre sexos en el aporte de ayudamutua. Véase al respecto el Reglamento Ti-po de Ayuda Mutua recomendado por FUC-VAM, en el Anexo 6.2.7. (N. del C.).

bien, como decíamos anteriormente, es utilizadacomo mano de obra barata, afectando el nivel deingreso familiar y los roles en el seno de la fami-lia. El hombre, hasta entonces sostén del grupo,se encuentra en situación de subempleo y atrapa-do por las nuevas modalidades de la actividad la-boral, sintiendo el deterioro de su fuente de tra-bajo y la pérdida de empleo.

Esta nueva situación desestructura la relación fa-miliar y en muchos casos afecta su conformación.Pero el rol de la mujer no sólo cambia en el senode la familia, sino en su actuación social en el gru-po comunitario ya que, en muchos casos, son lasmujeres quienes asumen el sostén económico delhogar, volviendo a ausentarse de los ámbitos dedecisión de la cooperativa y teniendo que asumirel cónyuge desocupado dicha tarea.

Este intercambio de roles hace que se vean másafectadas aún las relaciones familiares ya que,quien por convención social estaba acostumbradoa llevar “las riendas” de la casa en lo económico,ahora debe relegarse a un plano pasivo de expec-tación. Es la cooperativa, entonces, su nuevo esce-nario de desempeño y es allí donde nuevamentetomará la iniciativa en la representación familiar yen la toma de decisiones acerca del proyecto cons-tructivo y social.

También las relaciones familiares se modifican,afectando su propia conformación. Aumentan lasseparaciones conyugales; crece el índice de divor-cios, y comienza a cobrar fuerza un fenómeno so-cial relacionado con la nueva situación: las madressolas con hijos a cargo.

En este nuevo escenario la carga horaria de ayudamutua para la mujer resulta muy pesada, al tenerque conjugar el trabajo en la obra con un empleoque sustente a la familia, más aún cuando el hogares monoparental. Cabe señalar que la diferencia-ción de horas de ayuda mutua ha sido un temacontrovertido en el seno del movimiento, debidoa la implementación, en algunos casos, de cupos

de horas hombre y horas mujer, mientras que enotros se las equipara por igual(7).

Las mujeres deben asumir entonces un nuevo rolde carácter polivalente. Se ubican al frente de laeconomía familiar atendiendo el cuidado de los hi-jos e incorporando un papel en la cooperativa, dela cual ella es la única responsable. Así es comocomienza a heterogeneizarse la conformación gru-pal de titulares, por sexo.

5. El lugar de la mujer y los jóvenes en lascooperativas y en FUCVAM

En este nuevo contexto, la estructura comunitariase resiente al cambio de roles y sigue asignando ala mujer funciones secundarias dentro del grupo.Pasan a ocupar espacios sobre todo en las comisio-nes de Fomento, espacios considerados de segun-do orden dentro de la jerarquía estructural de de-cisión. A pesar de que la Ley de Vivienda pone es-pecial énfasis en la importancia de estas comisionesy las declara herramientas válidas para la obtenciónde objetivos que mejoren la calidad de vida de losasociados, estos objetivos se ven distorsionadospues la acción pasa a centrarse en los medios parala obtención de resultados, perdiéndose la visióndel objetivo.

Es así que nos encontramos con un gran númerode comisiones de Fomento realizando prioritaria-mente finanzas para solventar actividades, despla-zando así el objetivo central. que es el de la pro-ducción de programas de desarrollo cooperativo.“Ése es el lugar indicado para las mujeres”, o me-jor dicho: las mujeres son candidatas seguras a in-tegrar esos organismos.

La otra cara de las comisiones de Fomento es la degeneradora de servicios sociales. La construcciónde guarderías, policlínicas, bibliotecas y salonescomunales ha sido generada y, en muchas coope-rativas, administrada luego, por estas comisiones.

LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS 123

capítulo 3.0 I Cooperativas y Sociedad

UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS124

De estos servicios y de sus tareas, están al frente,mayoritariamente, las mujeres.

El acceso de mujeres a cargos dirigenciales es unfenómeno más bien nuevo en las cooperativas.Aparece vinculado en su comienzo al acceso a la ti-tularidad de aquellas mujeres que quedan solaspor fallecimiento del cónyuge y por tanto adquie-ren el carácter de elegibles. Asimismo, los hijosque cuentan con dieciocho años cumplidos (ma-yoría de edad en el Uruguay) también están encondiciones de asumir la titularidad del núcleo, siel titular original no estuviera presente o bien re-presentarlo si la ausencia no fuera prolongada.

La asunción de responsabilidades en cargos direc-trices por parte de mujeres y jóvenes es, como de-cíamos, una innovación para este movimiento, quese ha incrementado con la reciente reforma de laley, que permite la representación del titular(8). Es-ta situación viene creciendo a pasos agigantados.

Las estadísticas recogidas en el movimiento indi-can que hay un número elevado de mujeres, encooperativas “de la vieja época”, integrando sub-comisiones o bien la Comisión de Fomento. Sonpocas las que acceden al Consejo Directivo y éstas,mayoritariamente, desempeñando funciones desecretaría, en un rol más vinculado a la organiza-ción administrativa y no tanto a la gestión políticadel grupo. En cambio, en las cooperativas de con-formación más reciente, a pesar de perdurar algu-nos resabios “machistas”, se comienza a revertir lasituación y la elección para los cargos es por apti-tud e incluye a las mujeres en pie de igualdad.

Los cambios sufridos en la conformación grupal(hogares monoparentales, separaciones de pareja ydesempleo de la mujer) también han fomentado elacceso de mayor cantidad de mujeres a los órganosde dirección, cumpliendo cualquiera de las funcio-nes del Consejo Directivo.

En cambio en la organización gremial de segundogrado, FUCVAM, aún persiste la inercia de la vie-

ja época y las cooperativas envían pocos nombresde mujeres cooperativistas como candidatas a laDirección Nacional, postulando para ello muchosmás compañeros(9). Por ello el órgano máximo dela Federación resulta un ámbito mayoritariamen-te de hombres. La inclusión activa de las nuevascooperativas en la vida gremial favorecerá la diver-sidad, en unos años más, también en este ámbito.

6. La historia reciente

Hacia finales de los ochenta y avanzados los añosnoventa, comienza a cambiar el rol de la mujer co-operativista en forma sustancial, debido a que lascooperativas de vivienda por ayuda mutua pasan arepresentar el único medio de obtener una vivien-da decorosa a bajo costo y tan sólo aportando loúnico que las familias trabajadoras pueden aportar:su fuerza de trabajo. De esta situación se vieronbeneficiadas especialmente las mujeres con familiaa cargo.

Es también por esta época que surgen las ocupa-ciones de tierras, pues hacía ya tiempo que el mo-vimiento cooperativo no obtenía un solo terrenopara construir: producto de esa lucha es que en elaño noventa se obtiene la creación de la CarteraMunicipal de Tierras en el departamento de Mon-tevideo. En este periodo, y con el auge de las ocu-paciones, se intensifica la lucha y también la mili-tancia, y con ella crece la participación de la mujeren la vida gremial del movimiento.

Comienza entonces un periodo en que se hace én-fasis en los esfuerzos de capacitación de militantessociales y la mujer se involucra especialmente enello, generando espacios propios. Ya en la primeramitad de la década de los noventa se forma una“Comisión Mujer” en FUCVAM, que pone enmarcha discusiones y propuestas referidas a la si-tuación de la mujer a la interna del movimiento yésta comienza a ganar espacios de representaciónen organismos externos.

((88)) Ley Nacional de Vivienda Nº 13.728, mo-dificación del articulo 122, dada por el art.634 de la ley Nº 17.296 de 23.2.200. VéaseAnexo 6.2.1.

((99)) El órgano ejecutivo máximo de FUCVAMes la Dirección Nacional, que representa alas cooperativas de todo el país y cuyos in-tegrantes son elegidos por la Asamblea dela Federación sobre la base de los candida-tos propuestos por las cooperativas asocia-das.

03.3 I Un corte en la visión. Las cuetiones de edad y género en las cooperativas de ayuda mutua

Es así como una de las delegaturas más notorias esante CUDECOOP (Confederación Uruguaya deCooperativas). En este organismo, que tambiéncuenta con una comisión de género, se discutenestrategias a nivel nacional y regional para el rela-cionamiento permanente de las diferentes entida-des cooperativas.

En todos estos ámbitos la militancia de las muje-res se acentúa, aunque no obstante ello hasta elmomento FUCVAM ha contado en la última dé-cada tan sólo con tres mujeres elegidas para la Di-rección Nacional. Una de estas mujeres, CristinaPapaleo, ejerció la presidencia de FUCVAM en elperíodo 1993 – 1997.

En cambio la Comisión de Desarrollo Social y Fo-mento Cooperativo (inicialmente denominadaComisión de Fomento Central) contó con un sin-número de mujeres entre sus filas: quizá el movi-miento entiende que este órgano es de similar im-portancia que las Comisiones de Fomento en lascooperativas y a partir de allí se siguen confor-mando comisiones de mujeres.

En el año 2000, una muy nutrida Asamblea Na-cional de Mujeres de FUCVAM, que contó conrepresentantes de más de sesenta cooperativas detodo el país, resuelve conformar una Comisiónque luego toma el nombre de Comisión de Equi-dad de Género, apostando al tratamiento inclusi-vo de los derechos individuales y colectivos desdeuna visión de género.

Esta Comisión logra en el año 2003 presentar alParlamento un proyecto de ley para amparar a lasmujeres jefas de hogar, impulsando el reclamo deun trato diferenciado para todas aquellas mujerescon familia a cargo y sin ingresos. La finalidad deesta propuesta es paliar la dura situación que vivenmiles de mujeres, otorgándoles un subsidio pordesempleo y beneficios en la seguridad social, pa-go de tarifas, etc. El proyecto continúa en el Par-lamento a la espera de su tratamiento y posterioraprobación(10).

En todo este tiempo se han multiplicado los espa-cios de capacitación y las mujeres, cada vez más,apuestan a formarse. Se ha generado un desplaza-miento de la información, que ha permitido ex-pandir la formación a más sectores, democratizan-do así los ámbitos más cotidianos. Esto resulta undisparador para una serie de reflexiones acerca dela vida diaria de cada uno de los protagonistas. En-tre otras cosas, se comienza a analizar las carenciasexistentes en el ámbito familiar, que ocasionan quela institución “familia” se vaya desintegrando ensu conformación y que aparezcan nuevas formasde relación.

La educación de los hijos es, también, materia deanálisis, ya que durante mucho tiempo a la mujer leha tocado jugar el papel de educadora como tras-misora de los valores del sistema que luego repro-duce y con el apoyo de la institución familiar comoparadigma. Hoy en día esa institución desaparece,el modelo se extingue y surgen nuevos modelos re-ferentes que orientan la conducta humana. Loscentros de enseñanza deben cumplir, hoy más quenunca, un rol fundamental en la incorporación devalores éticos perdidos por la sociedad o que sóloexisten en ámbitos restringidos.

Para las cooperativas se vuelve de vital importanciadiscutir estos temas ya que, en presencia del enve-jecimiento de las estructuras conocidas, habrá queerigir otras. Y es responsabilidad de la nueva gene-ración de cooperativistas, de los jóvenes, la repro-ducción del modelo con características propias delos tiempos actuales.

7. Soplan nuevos vientos

No es tarea fácil lograr que la nueva generación seapropie de este emprendimiento, cuando en pocoscasos éste ha sido motivo de su opinión y tantomenos objeto de su decisión. Estos hijos, además,representan una generación muy golpeada por ladictadura pues la “oscuridad” de la época trajo un

125LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS

((1100)) El proyecto propone la puesta en mar-cha de un plan de atención a hogares deescasos recursos con jefatura femenina; lacreación de una Comisión Multisectorialcon representación del Banco de PrevisiónSocial, el Ministerio de Trabajo y SeguridadSocial, el Ministerio de Economía y Finan-zas, la central de trabajadores (PIT-CNT) yFUCVAM, para entender en el problema; laformación de un Registro Nacional de hoga-res con jefa mujer sin trabajo o con ingre-sos menores a 3 Salarios Mínimos Naciona-les (SMN); el otorgamiento de una piresta-ción a las mujeres jefas de hogar desemple-adas de un SMN por seis meses más medioSMN por cada hijo menor de dieciochoaños a cargo; la no suspensión, en esas si-tuaciones, de los servicios de agua y luz porfalta de pago, así como la exoneración demultas y recargos por ese concepto; elotorgamiento de líneas de crédito especia-les por parte del Estado para iniciativas dereinserción laboral; la prioridad en los pla-nes de vivienda del ministerio respectivo; elotorgamiento de garantías para alquilar, y elderecho a obtener prestaciones de salud,abonando un pequeño porcentaje del ingre-so

capítulo 3.0 I Cooperativas y Sociedad

“manto de silencio” que acalló, por medio del te-rror, las rebeldías encarnadas por sus padres. Laherencia recibida en muchos casos no les resultaempírica, a pesar de haber vivido y disfrutado suinfancia como niños cooperativistas, ya que algu-nas prácticas del sistema dominante también sehan “colado” en la organización cooperativa y son

las que hoy reprimen sus diferentes manifestacio-nes juveniles.

A pesar de ello debemos reconocer y saludar laeducación cooperativa impartida por el sistema.Estos jóvenes fueron educándose en un ámbitocon características socializantes. Han aprendido avalorar su casa y su barrio en tanto es una cons-

03.3 I Un corte en la visión. Las cuetiones de edad y género en las cooperativas de ayuda mutua

trucción propia de su historia personal. Como hi-jos han vivido -y muchas veces sufrido- la ausenciade sus padres en aras de un resultado que enorgu-llece a la clase obrera toda: solucionar el problemade la vivienda.

El fruto de ese esfuerzo familiar deja a los jóvenesun patrimonio que, más que económico, es deacumulación política y social. Por otra parte, la se-guridad otorgada a esos hijos es de un valor quelos jóvenes han sabido reconocer y capitalizar.

Los jóvenes cooperativistas han adquirido valoresde tolerancia y respeto aprendidos en el funciona-miento cotidiano del grupo. Son jóvenes críticosporque han sido niños educados en una concep-ción dialéctica de las relaciones humanas.

La nueva generación se apropiará del proyectocuando se genere un movimiento de jóvenes queexperimente su práctica militante con la convic-ción de que este modelo de vida es una herra-mienta de lucha contra el sistema, el mismo siste-ma que apuesta a individualizar a las personas conel único objetivo de que no tengan aspiracionesde ser más, porque esto implicaría conciencia cri-tica del mismo. Si, además, ese modelo de vida seconvierte en una herramienta de cambio, segura-mente también comiencen a elevarse las aspiracio-nes de la sociedad.

Coexisten formas bien diferenciadas de ver el mun-do y de percibir la realidad; éstas responden engran medida al contexto histórico que le toca vivira cada generación. Si siendo coetáneos encontra-mos gran diversidad de sentimientos, ideas y aspi-raciones, cuánto más si lo único que nos vinculatemporalmente es nuestra contemporaneidad. Estoha permitido construir un mundo rico en experien-cias múltiples. La sensación de compartir minima-mente la diversidad es un desafío de tolerancia cul-tivado a través de la historia humana.

La condición histórica del hombre trae ligada sucondición social, ya que tiempo y espacio son una

fórmula inseparable en su accionar. A las diferen-tes visiones de la realidad y el conflicto que las mis-mas producen, es a lo que llamamos “problemageneracional”. El movimiento cooperativo, a me-dida que transcurren los años, comienza a transi-tar por este conflicto.

Los jóvenes que iniciaron el movimiento, lo hicie-ron con una mirada social propia de una épocamuy particular, en donde el deterioro político delpaís parecía favorecer las condiciones para el cam-bio social, y aquella generación se sentía responsa-ble de ese cambio.

La lucha estudiantil, sindical y política, nutrió demilitantes jóvenes, formados en esa lucha, a lasorganizaciones sociales y en particular al movi-miento cooperativo. Sus ideales y una muy fuertedosis de entusiasmo y rebeldía, hicieron que su-pieran resistir el atropello y la intolerancia del sis-tema dominante. Pero la dictadura fue despiada-da y cercenó esas manifestaciones, dejando comoresultado la desaparición, muerte y exilio de mu-chos militantes.

FUCVAM, en particular, a pesar de haber restrin-gido obligatoriamente sus espacios de participa-ción, apostó en aquel momento a la formación, en-tendiendo que era necesario salir fortalecido delperiodo dictatorial. Es así como aquellos jóvenesmilitantes fueron diezmados, pero muchos de ellosfueron capacitándose y trabajaron en la organiza-ción dedicados al desarrollo social. Fue tomandoconsistencia el planteo de la organización comouna herramienta de lucha contra la dictadura y mu-chos de esos jóvenes asumieron la Dirección Na-cional de la misma, impulsando el plebiscito contrala ley de pasaje de las cooperativas a propiedad ho-rizontal promovido por el régimen(11).

Ellos protagonizaron cambios en la escena social ya la vez produjeron modificaciones a la interna delmovimiento cooperativo, en momentos en quecomenzaba la reconstrucción del tejido social, lue-go de los destrozos generados por la dictadura. ((1111)) Ver al respecto el Cap. 3.2.

LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDA POR AYUDA MUTUA URUGUAYAS 127

capítulo 3.0 I Cooperativas y Sociedad

UNA HISTORIA CON QUINCE MIL PROTAGONISTAS128

((1122)) La referida ley oficiaba de ”punto final”en la búsqueda de verdad y justicia respec-to de las atrocidades cometidas por el régi-men cívico-militar durante la dictadura y fuevotada por la casi unanimidad de los parla-mentarios de los partidos “tradicionales”uruguayos: “blancos” y “colorados”. Noobstante, un numeroso grupo de organiza-ciones de la sociedad civil, entre las cualesFUCVAM, juntó firmas para que se plebisci-tara la derogación de dicha ley. La papeletaque impulsaba la derogación era de colorverde, mientras que la que propugnaba sumantenimiento era amarilla. En medio deuna campaña que no hesitó en usar el mie-do como argumento, sosteniendo que si laley se derogaba volvería la dictadura, el vo-to amarillo ganó con casi el 60% de los vo-tos, aunque fue minoría en aquellos lugaresdonde existía mayor presencia de sectorespopulares organizados, como la capital,Montevideo, y Paysandú. (N. del C.)

La etapa de reconstrucción llevó, al inicio de lademocracia, a unificar la mirada hacia el “NuncaMás”. Esta consigna reunió a las generaciones enun sentimiento de oposición y lucha frente a la im-punidad. Es así que muchísimos jóvenes se sumanal “NO” a la ley de Caducidad de la PretensiónPunitiva del Estado, mediante el “voto verde”(12).Todavía estaban siendo reprimidos por el terroris-mo de un Estado que no se había enterado del finde la dictadura.

El movimiento cooperativo también comienza sureconstrucción interna apostando a la participa-ción de todos los cooperativistas, mediante laapertura de espacios diversos. Es así que, con la in-tención de reunir las diferentes visiones de los jó-venes, nace en 1999 el Departamento de Jóvenesde FUCVAM, donde se conjugan las opiniones dela capital y el interior del país. Comienza a funcio-nar la organización juvenil mediante múltiples ac-tividades y se generan encuentros anuales dondese discuten las posiciones de cientos de jóvenes dediferentes edades.

En 2004 un congreso de jóvenes dirigentes con-tó con la participación de más de cien delegadosnacionales, miembros del movimiento cooperati-vo de vivienda en su rol político y social. Un as-pecto relevante en el Congreso fue la fuerte de-manda de formación, determinada como una ne-cesidad impostergable para lograr inserción en losámbitos de la cooperativa como gestores y no co-mo espectadores.

En ese Congreso se reclamó además la legitima-ción de espacios en donde poder desarrollar suspropias actividades y se entendió de fundamentalimportancia la presencia de jóvenes en las estruc-turas de decisión de las cooperativas y de FUC-VAM, como forma de representación legítima desus intereses. Este primer Congreso trazó las pau-tas a seguir para un debate más profundo, que in-cluya la visión de todos los actores involucrados enlos procesos de desarrollo comunitario.

Hoy, al hacerse presente una nueva generación, seadvierte que ésta deberá trazar caminos nuevos ysólo podrá lograrlo a partir de la realización de unadecuado análisis del contexto político -social querodea al movimiento. Deberá, además, asirse de lasherramientas construidas anteriormente y conver-tir las discrepancias, generadas por las diferenciasgeneracionales, en aportes para el intercambio y elcrecimiento de todos sus integrantes. Abrir los es-pacios de participación necesarios que no fueronabiertos por anteriores generaciones.

La renovación de militantes es siempre necesaria ysaludable, ya que para el desarrollo de la organiza-ción es imprescindible la generación de una diná-mica de recambio en su estructura, por lo menosde algunos de sus miembros. Por otra parte lastransiciones son siempre difíciles de aceptar y enconsecuencia producen crisis en las instituciones.No obstante esto, sabemos que inmediatamentesurge el cambio, que deberá ser orientado tenien-do en cuenta que este movimiento siempre se haconstruido con el aporte de todos sus miembros.