convergencias entre la neurociencia y el psicoanalisis

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194 Ars Medica. Revista de Humanidades 2004; 2:194-211 Artículos Convergencias actuales entre la neurociencia y el psicoanálisis Current Convergences between Neuroscience and Psychoanalysis Cecilio Paniagua Resumen Se reseñan algunos puntos de convergencia entre investigaciones recientes en neurociencia y fenómenos clínicos descritos por los psicoanalistas. A la luz de la neurobiología, se comentan algunos estudios pertinentes sobre las conexiones asociativas, la percepción inconsciente, la memoria, la especialización hemisférica, los periodos críticos del desarrollo psicosensorial, los sueños y la psicoterapia. Palabras clave Neurociencia. Psicoanálisis. Memoria. Percepción. Sueños. Abstract Some convergence points between recent research findings in neuroscience and clinical phenomena described by psychoanalysts are explained. In the light of neurobiology, some rele- vant studies on associative connections, unconscious perception, memory, hemispheric specialisation, critical periods in psychosensorial development, dreams and psychotherapy are discussed. Key words Neuroscience. Psychoanalysis. Memory. Perception. Dreams. El autor es Doctor en Medicina, Diplomado de la Asociación Americana de Psiquiatría y Neurología, Miembro Titular de la Asociación Psicoanalítica Internacional y Profesor Honorario de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid.

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Neurociencia Psicoanálisis

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  • 194 Ars Medica. Revista de Humanidades 2004; 2:194-211

    Artculos

    Convergencias actuales entre la neurociencia y el psicoanlisis

    Current Convergences between Neuroscience and Psychoanalysis

    n Cecilio Paniagua

    Resumen Se resean algunos puntos de convergencia entre investigaciones recientes en

    neurociencia y fenmenos clnicos descritos por los psicoanalistas. A la luz de la neurobiologa, secomentan algunos estudios pertinentes sobre las conexiones asociativas, la percepcin inconsciente, lamemoria, la especializacin hemisfrica, los periodos crticos del desarrollo psicosensorial, los sueos yla psicoterapia.

    Palabras claveNeurociencia. Psicoanlisis. Memoria. Percepcin. Sueos.

    AbstractSome convergence points between recent research findings in neuroscience and

    clinical phenomena described by psychoanalysts are explained. In the light of neurobiology, some rele-vant studies on associative connections, unconscious perception, memory, hemispheric specialisation,critical periods in psychosensorial development, dreams and psychotherapy are discussed.

    Key wordsNeuroscience. Psychoanalysis. Memory. Perception. Dreams.

    El autor es Doctor en Medicina, Diplomado de la Asociacin Americana de Psiquiatra y Neurologa, MiembroTitular de la Asociacin Psicoanaltica Internacional y Profesor Honorario de la Facultad de Medicina de laUniversidad Autnoma de Madrid.

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    Introduccin

    En mayo del 2004 se celebr en Nueva Orlens el XLIII Congreso de la AsociacinPsicoanaltica Internacional. Los que asistimos a l yo fui su reportero oficial tuvimosoportunidad de escuchar a Antonio Damasio dando la conferencia plenaria a psicoanalistasde todo el mundo. El portugus Damasio dirige el Departamento de Neurologa de laUniversidad de Iowa y es especialmente conocido por sus libros sobre la relacin entre el cere-bro y las representaciones mentales. De stos, el ms popular, que se ha traducido a una doce-na de idiomas, ha sido El error de Descartes (1). Nunca antes se haban expuesto tesis neuro-cientficas ante un grupo internacional de psicoanalistas en una sesin general. Hay que decir,por otra parte, que hasta hace poco habra resultado casi inimaginable que un neurlogo depro pronunciase conferencias sobre temas como la arquitectura emocional del miedo y elplacer. Esto ejemplifica las actuales y, para algunos, sorprendentes convergencias entre loshallazgos neurocientficos y la clnica psicoanaltica. Slo una dcada atrs no poda haberseprevisto que pudiese llegar a editarse una revista como Neuro-Psychoanalysis (E. Nersessiany M. Solms, eds.). Adems, se estn publicando de forma creciente libros sobre paralelismosentre ambas disciplinas y ya se convocan numerosos simposios sobre dicha convergencia.

    En su Proyecto de una psicologa para neurlogos (2) de 1895, Sigmund Freud intentadaptar lo que haba comenzado a descubrir sobre el funcionamiento inconsciente de lamente a las rudimentarias nociones de neurociencia de aquel entonces. Acababa de descri-birse la estructura neuronal del sistema nervioso. Recordemos que Ramn y Cajal trabaj enneurohistologa entre 1888 y 1903. Freud, consciente de la escasez de conocimientos neuro-fisiolgicos que pudieran dar cuenta de sus tesis psicolgicas, decidi no publicar dichoProyecto. ste no vio la luz hasta 1950, ms de una dcada despus de su muerte. En 1914Freud escribi: Habremos de recordar que todas nuestras ideas provisorias psicolgicas ha-brn de ser adscritas alguna vez a substratos orgnicos (3). Seis aos ms tarde, refirindosea las deficiencias de sus conceptos tericos, escribira: [stas] desapareceran con seguridadsi en lugar de los trminos psicolgicos pudiramos emplear los fisiolgicos o los qumicos(4). La frustracin del padre del psicoanlisis a este respecto disminuy cuando, hacia el finalde su vida, se percat de que las teoras puramente psicolgicas no tenan por qu ser pro-visorias, sino que podan tener entidad cientfica propia.

    Ha tenido que pasar un siglo para que las correlaciones entre campos de conocimiento tandistintos (pero condenados al paralelismo) como el psicoanlisis y la neurociencia hayan

    n A medida que pasen los aos y acumulemos ms datos sobre el fun-cionamiento del cerebro, la gente cada vez se dar ms cuenta de quela neurologa confirma muchas de las ideas de Freud. A. Damasio. La Vanguardia, 16 de diciembre, 2002.

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    podido adquirir consistencia significativa. En efecto, las modernas investigaciones sobre neu-rotransmisores y receptores, la gentica molecular y las tcnicas de neuroimagen, han permi-tido establecer reas de convergencia insospechadas hasta hace poco.

    A la pregunta formulada por Morton Reiser hace veinte aos: Tienen algo que decirse elpsicoanlisis y la neurobiologa? (5), hay que responder hoy da con una afirmacin categ-rica. Los nuevos hallazgos han arrojado luz sobre la teora psicoanaltica y los psicoanalistashemos ido cambiando nociones que considerbamos establecidas. A su vez, las observacionesde la psicologa profunda, obtenibles slo en la clnica psicoanaltica, han contribuido a lainterpretacin de los hallazgos de la neurociencia y la psicologa cognitiva.

    La investigadora californiana Regina Pally ha sealado: El reconocimiento de la enormedependencia de la experiencia adquirida [en la infancia] que tiene el desarrollo cerebral cons-tituye un ejemplo patente de cmo pueden integrarse la neurociencia y el psicoanlisis (6), yel premio Nobel de neurofisiologa Eric Kandel, escribi: El nfasis puesto por el psicoanlisisen la estructura del psiquismo y en sus representaciones internas ha constituido una de lasfuentes de la psicologa experimental y cognitiva moderna (7).

    La vida psquica (normal y patolgica) es uno de los productos del funcionamiento de loscircuitos neuronales. Los psicoanalistas no podemos estar en desacuerdo con esto, como nopuede estarlo tampoco ningn otro pensador de talante cientfico. Naturalmente que lamente, con toda la informacin de procedencia externa e interna, se encuentra contenida enla configuracin y la qumica de las complejsimas interconexiones neuronales. Los fenme-nos que describimos como mentales tienen su origen en el cerebro, pero la experiencia sub-jetiva relacionada con estmulos extrnsecos afecta a su vez a los procesos estructurales delcerebro. La biologa determina la funcin, pero, aqu tambin, la funcin hace al rgano, sobretodo durante los aos formativos de la infancia.

    Veamos ahora algunos ejemplos de convergencia de hallazgos neurocientficos recientescon la experiencia psicoanaltica acumulada desde hace ms de un siglo. Sobre este tema hepublicado tambin otros trabajos (8-10) a los que remito a los lectores interesados.

    Apercepcin y asociaciones

    Neurolgicamente, cada modalidad sensorial se procesa por separado. No hay un rea delcerebro que contenga la imagen total de un objeto del que somos conscientes. Siguiendo unaintegracin polimodal de los distintos estmulos sensoriales, el cerebro reconoce (o cree reco-nocer) patrones o pautas de activacin neuronal. La apercepcin tiene lugar cuando el cere-bro halla cierta coincidencia icnica entre la activacin neuronal generada por un conjuntode percepciones y los patrones de experiencias previas almacenadas en la memoria. Esta es larazn por la que creemos ver formas conocidas en las nubes o en las lminas del test deRorschach. Nuestro cerebro se halla poderosamente "prejuiciado" por nuestras experiencias

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    del pasado a la hora de encontrar coincidencias. Si no le es posible reconocer patrn algunoque encaje con uno previo, tiende a generarse una nueva categora emprica que se almace-nar para, a su vez, servir de patrn que haga juego, por as decir, con percepciones futuras.

    Existe, adems, el fenmeno de la "constancia objetal", descrito cientficamente por JeanPiaget (11), consistente en la existencia de la representacin mental de una persona u objetoen la ausencia de ste, capacidad que el ser humano adquiere normalmente a lo largo delsegundo ao de vida. Por medio de esta constancia, la relacin del hijo con su madre se hacems estable y duradera, mantenindose a pesar de las experiencias frustrantes. Pues bien, estefenmeno tiene un correlato en ciertos hallazgos neurobiolgicos. Se sabe hoy da que des-pus de que la mielinizacin del sistema nervioso central es relativamente completa, las neu-ronas del crtex premotor codifican estmulos visuales y permanecen activadas (medido supotencial con microelectrodos) aun cuando no estn presentes los objetos en cuestin o noresulten visibles, como en la oscuridad. Esta permanencia explica tambin la disponibilidad delas impresiones sensoriales para las evocaciones asociativas en ausencia de los estmulos ori-ginales. El hecho de que la imaginacin per se, es decir, sin estmulo sensorial alguno, activelas neuronas del crtex correspondiente a la percepcin directa por los sentidos refuerza latesis de la efectividad de la actividad asociativa, proporcionando una constatacin fsica dealgo que ya conocamos empricamente los psicoanalistas. Quizs constituya esto el subs-trato fisiolgico principal en la tcnica psicoanaltica de la libre asociacin que conecta con-tenidos mentales aislados.

    Los estmulos de una categora sensorial determinada pueden producir potenciales evocadosen reas de categoras sensoriales distintas. Por ejemplo, cuando una persona ciega lee Brailleactiva regiones del cerebro no slo del tacto, sino tambin de la visin, y el ver una pelcula mudaestimula, adems del crtex visual del lbulo occipital, el auditivo del lbulo temporal. El tenercircuitos nerviosos compartidos hace que las imgenes visuales evocadas en la oscuridad o lasimpresiones auditivas recordadas en el silencio influyan sobre la percepcin sensorial posterior.El hecho de imaginarnos un objeto antes de detectarlo con los sentidos, o una situacin antesde que ocurra, aumenta nuestras posibilidades de comprensin y respuesta adecuadas; estoconstituye el motor, claro, de la rumiacin anticipatoria caracterstica del ser humano. Hay querecordar, sin embargo, que precisamente esto, por otra parte, nos hace aadir elementos idio-sincrsicos a nuestra apercepcin del mundo circundante.

    Tenemos de modo natural la impresin subjetiva de que percibimos el mundo tal y como esrealmente, pero todos los fragmentos significativos de nuestra percepcin son resultados de unaconstruccin en la que influyen decisivamente las motivaciones, los estados emocionales y lasexperiencias del pasado. No existe la percepcin pura. Numerosos experimentos de laboratorioe incontables experiencias clnicas han demostrado como ilusoria la mtica idea de una inma-culada percepcin. Una aspiracin central del tratamiento psicoanaltico es la de equipar al ana-lizado con una capacidad de examen de la realidad que tenga el menor grado posible de distor-sin, aunque hay que entender que siempre es asinttica la aproximacin a este objetivo.

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    La memoria

    No comienza a haber memoria explcita hasta los 18-24 meses sencillamente porque nohan madurado an las estructuras del hipocampo y no pueden, por tanto, formarse huellasmnmicas para ser luego transferidas a otras reas. Freud pens que las impresiones muy tem-pranas no se rememoraban porque resultaban reprimidas debido a su carcter abrumador otraumtico. Esto no es as. Carecemos de recuerdos especficos de los primeros meses de lavida no porque los reprimamos, sino porque no los hemos registrado. Tampoco pueden serciertas, por supuesto, las teoras de la influyente psicoanalista Melanie Klein que atribuyen albeb cogniciones complejas.

    Otra cosa ocurre con las funciones mnmicas de los ganglios basales (nuestro cerebro repti-liano) y de la amgdala del sistema lmbico (que compartimos con los mamferos inferiores),porque estas estructuras, en su recapitulacin filognica, se encuentran bien desarrolladas yaen el recin nacido. En los ganglios basales (cuerpo estriado) se registra la memoria operativade los automatismos, mientras que en la amgdala lmbica lo hace el aprendizaje de las res-puestas emocionales. Esto hace que pueda existir la memoria implcita no verbal (tambin lla-mada no declarativa) para experiencias infantiles de este primer periodo, tales como los sobre-saltos, los dolores somticos, los temores primitivos, o las sensaciones placenteras y las pautasde interaccin materno-filial, en ausencia de memoria explcita (o declarativa). El comienzo dela capacidad verbal viene a coincidir con el inicio de la maduracin del hipocampo al ao ymedio de vida, y se conjetura que la buena interaccin vocal con el nio entonces es la activi-dad que tendr el crucial papel de facilitar el procesamiento de los recuerdos infantiles por lamemoria explcita. sta ser la que resulte accesible a la rememoracin consciente.

    Hasta aproximadamente el sptimo ao siguen mielinizndose las conexiones entre el cr-tex y el sistema lmbico, lo que, en condiciones normales, ha de tener como consecuenciala integracin progresiva de la actividad cognitiva con la emocional. Es posible que en lasneurosis de ansiedad y algunas caracteropatas impulsivas no funcione con normalidad esainfluencia moduladora, encontrndose los pacientes que sufren estas patologas a merced,por as decir, de las tormentas de la amgdala, con sus percepciones alarmantes, sus reaccio-nes emocionales irreflexivas y sus somatizaciones.

    La memoria explcita, caracterstica del registro hipocmpico, y la memoria implcita, propiadel de la amgdala, pueden hallarse disociadas. Esto puede verse en las neurosis traumticas. Enefecto, el paciente con estas patologas sufre crisis de angustia y otros sntomas fsicos secun-darios a descargas adrenalnicas sin los recuerdos explcitos que han de ir asociados. La labor delpsicoterapeuta en estos casos consiste en analizar empticamente este fenmeno inconscientede disociacin y ayudar al enfermo a procesar el trauma de modo explcito, poniendo en su lugarlos referentes tmporo-espaciales originales. Esta reactivacin, aunque dolorosa, es la que va apermitir al paciente situar en el pasado el incidente traumtico y disminuir en el presente loscomponentes implcitos somticos, emocionales y conductuales de la impresin mnmica.

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    Los componentes mnmicos de la actividad de la percepcin han estado mediados por lacapacidad cognitiva del sujeto en cada etapa de su maduracin y han sido adquiridos a tra-vs de su prisma personal. Lo que entendemos por "memoria" no es un solo sistema: se hallacompuesta por una serie de subsistemas. En realidad, lo que existen son memorias. El condu-cir un vehculo implica una memoria distinta de la de recordar un itinerario o el sentido deuna tarea, y de la de sentir las emociones suscitadas por la anticipacin de un encuentro o lasreacciones de alerta ante los posibles peligros.

    En el captulo de la memoria implcita est la subcategora de la memoria asociativa (departicular importancia en el psicoanlisis) y la correspondiente a la habituacin; esta ltimaes la que nos permite archivar inconscientemente las circunstancias que permanecen cons-tantes, liberando as nuestra atencin, que puede entonces dirigirse ms efectivamente a loque es nuevo. En el captulo de la memoria explcita existen tambin subsistemas especficosal cargo del recuerdo de formas, colores, rostros, etc.; en cuanto a las palabras, existen inclu-so unas reas especializadas en el recuerdo de nombres y otras en el de la conjugacin de losverbos.

    Los recuerdos emocionales, con su acompaamiento fisiolgico, se conservan con mayorfijeza que los recuerdos explcitos de los acontecimientos que movilizaron dichos sentimien-tos. Los tractos nerviosos que van de la amgdala al crtex estn ms desarrollados y sonmucho ms rpidos que los que van del crtex a la amgdala, lo que parecera una constata-cin estructural de la relativa (y proverbial) debilidad de lo racional ante lo irracional. Feldman(12) ha escrito, medio en serio, medio en broma, que quizs se necesite en el futuro una neu-roimagen que revele cambios significativos en el control cortical sobre la amgdala, como cri-terio de xito en el tratamiento psicoanaltico.

    Especializacin hemisfrica

    Aunque morfolgicamente los dos hemisferios cerebrales son iguales, sabemos desde losestudios del anatomista francs Paul Broca a mediados del siglo XIX, que, funcionalmente, elcerebro es asimtrico. En efecto, la informacin se procesa de forma distinta en un hemisfe-rio que en otro.

    El hemisferio izquierdo es mejor en el anlisis de las secuencias tmporo-espaciales, en lacomprensin lgica y en la interpretacin descriptiva detallada del mundo de los objetos; estole hace ms especializado para las funciones del lenguaje, para el discernimiento de las rela-ciones causa-efecto y para la actividad motora fina. El derecho es superior en el anlisis glo-bal de las relaciones entre los elementos, en la sntesis de imgenes y formas, y en las infe-rencias y asociaciones simblicas; esto le hace ms especializado para la comprensin emo-cional e intuitiva, para el anlisis del significado de las interacciones sociales y para las tare-as visuales. El hemisferio derecho es particularmente competente a la hora de identificar la

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    expresin facial de los afectos Por cierto que algunos estudios han mostrado que las mujerestienen una actividad mayor en las reas de discriminacin de afectos que los hombres en estehemisferio (Andreasen et al. [13]). Parece ser que, ante los estmulos emocionales, slo en elhemisferio derecho se generan las respuestas del sistema nervioso autnomo, susceptibles decondicionamiento en la infancia.

    El hemisferio derecho es tambin superior en la deteccin de los elementos no verbales yparaverbales del lenguaje (los tonos, los gestos). La prosodia en la vocalizacin humana proveede intencin y sentido al habla. Todos sabemos que el cmo se dicen las cosas puede ser tantoo ms importante que el qu se dice. Antes de aprender a hablar los nios saben si la expre-sin verbal del adulto tiene un significado afectuoso u hostil y los adultos somos capaces deinferir el tono emocional de alguien que nos habla en un idioma totalmente desconocido.

    Un modo algo simplista de resumir todo esto es el que dice que el hemisferio izquierdo pro-vee el texto y el derecho el contexto de la informacin. Algunos neurocientficos, comoGalin (14), han sugerido que la racionalidad est asociada con la cognicin lgica y analticadel hemisferio izquierdo, correspondiendo a lo que Freud (15) llam pensamiento de procesosecundario; mientras que el modo de funcionamiento mental impresionista y no silogsticodel hemisferio derecho sera propio de lo que en la nomenclatura freudiana se conoce comopensamiento de proceso primario.

    El cerebro dividido

    Muchos de los conocimientos que en la actualidad tenemos sobre la bilateralidad cere-bral provienen de estudios llevados a cabo en la dcada de los sesenta por Gazzaniga, enpacientes cuyo cuerpo calloso interhemisfrico haba sido seccionado quirrgicamentecomo tratamiento de epilepsias refractarias a los frmacos anticomiciales de aquellos aos.Normalmente, claro est, los dos hemisferios funcionan de forma conjunta, de tal modo quela percepcin y la consciencia constituyen un todo continuo. Cuando se hace una comisu-rotoma, interrumpindose la comunicacin interhemisfrica (split brain), se produce unallamativa disociacin entre la percepcin y el pensamiento. La informacin presentada a unamitad del cerebro puede hallarse totalmente fuera de la consciencia de la otra mitad, com-portndose cada hemisferio de forma independiente. Si entonces se presenta visualmenteslo al hemisferio derecho de estos pacientes algn objeto y se les pide que lo describan, res-pondern: no he visto nada, porque el estmulo visual, en efecto, no se hace consciente; sinembargo, sus reacciones mostrarn que el objeto ha sido percibido a cierto nivel. Por ejem-plo, en un experimento realizado por Gazzaniga (16), se muestra la foto de un hombre des-nudo al hemisferio derecho aislado de una mujer. Ella afirma que no ve nada, pero simult-neamente se re nerviosamente y tiene respuestas autonmicas como aceleracin del pulsoo sonrojo.

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    En efecto, cuando los datos de informacin se hallan secuestrados en el hemisferio dere-cho, el sujeto no es slo incapaz de hablar de ellos, sino que, adems, puede no ser conscien-te de poseerlos. Definitivamente, las vicisitudes de la lateralizacin funcional de los hemisfe-rios y su intercomunicacin es relevante para el psicoanlisis. Freud hablaba de las imgenespsquicas verbales y de cosas como significantes de representaciones conscientes e incons-cientes respectivamente. Esta clasificacin de los contenidos ideativos guarda un curiosoparalelismo con lo que se ha comentado sobre el funcionamiento bilateral del cerebro. Lo queel mecanismo de defensa primordial, la represin, hace con las representaciones mentalesrechazadas es que les niega la traduccin verbal. Como seal Freud (17): Una presentacinno concretada en palabras [...] permanece entonces en estado de represin en el sistemaInconsciente.

    Varios neurocientficos psicoanalticamente informados, como Dawson et al. (18) y Joseph(19), han sealado que algn tipo de desconexin interhemisfrica (una comisurotoma fun-cional) puede constituir el fundamento cerebral del concepto de represin. Esta alteracininterferira con el procesamiento lgico y verbal por parte del hemisferio izquierdo de losafectos displacenteros y seales de alarma del derecho. La persona con el cerebro divididotiene recepcin y cierto tipo de reconocimiento de los objetos en el crtex del hemisferioderecho; lo que no puede hacer es transferir esta informacin al hemisferio izquierdo para unprocesamiento conceptual y verbal. Al parecer, este es un paso necesario para ese estado men-tal subjetivo que es la toma de consciencia y, para el psicoanalista, esta reflexin ha de tener,naturalmente, una lectura especial: se trata de un proceso que ha de hallarse implicado en lasuperacin de la represin.

    La desconexin interhemisfrica en el sentido de derecha a izquierda tendra como resulta-do la represin, en la que los contenidos ideativos angustiosos resultan excluidos de la cons-ciencia. La desconexin funcional en la direccin del hemisferio izquierdo hacia el derecho pro-ducira un aislamiento del afecto que permite al sujeto tomar consciencia de materiales con-flictivos negando simultneamente su significado emocional. Lo que la concepcin psicoana-ltica aade a esta fenomenologa es que es de naturaleza psicodinmica; esto es, que no esaleatoria, sino un producto de la interaccin de fuerzas motivacionales. En efecto, la represiny el aislamiento del afecto son los mecanismos de defensa mejor estudiados en psicoanlisis.

    Razones y racionalizaciones

    Si se presenta al hemicerebro derecho de un paciente con split brain un mensaje visualcomo: Vaya hacia la puerta, el sujeto se levantar de su silla y se dirigir a ella. Si se le pre-gunta entonces por qu se ha incorporado, dar respuestas (su hemisferio izquierdo) del tipo:Voy al cuarto de bao o: Es que iba a por un refresco. Al psiquismo humano le resulta dif-cil conformarse con simples no s y, as, el hemisferio izquierdo, intrprete de las informa-

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    ciones, intenta proveer de sentido y dar explicaciones causales a los estmulos que recibe, seanstas autnticas razones o bien racionalizaciones, esto es, justificaciones defensivas destina-das a disminuir la ansiedad.

    Wilder Penfield (20) y sus colaboradores de la Universidad de McGill, en la dcada de los cin-cuenta, publicaron una serie de trabajos que tambin arrojaron luz sobre el fenmeno de laracionalizacin. En su exploracin con estimulacin elctrica de reas del cerebro bajo anes-tesia local en pacientes que iban a requerir tratamiento quirrgico para determinadas moda-lidades de epilepsia, encontraron que cuando, por ejemplo, se estimulaba una regin motoray, por consiguiente, se produca la contraccin de algn grupo muscular, stos tendan (aveces tras una reaccin de sorpresa inicial) a atribuir su movimiento involuntario y sin pro-psito a algn tipo de motivacin presentable.

    Jos M. Rodrguez Delgado (21) observ lo siguiente en una de sus investigaciones con elec-trodos implantados en cerebros humanos: En uno de nuestros pacientes, la estimulacinelctrica de la parte anterior de la cpsula interna produca torsin de la cabeza con un des-plazamiento lento del cuerpo hacia un lado en una secuencia de apariencia normal y con unsensorio intacto, como si el paciente estuviese buscando algo... Lo interesante de la experien-cia es que el paciente consideraba espontnea esta actividad provocada y siempre la justifi-caba con una explicacin razonable. As, cuando se le preguntaba qu estaba haciendo, susrespuestas eran, estaba buscando mis zapatillas, escuch un ruido.

    De todo esto se saca la leccin evidente de que las deducciones y explicaciones causales (laestrategia del hemisferio izquierdo) no siempre son correctas, aunque la persona est conven-cida de ellas: fenmeno que los psicoanalistas comprobamos a diario en la prctica clnica.Pocos rasgos son ms consustanciales al psiquismo humano que su capacidad de autoengao.El psicoanalista es sabedor tambin de que esto mismo puede ocurrirle a l en su evaluacindel material proporcionado por el analizado, y procura contrarrestar guiado por sus estudios,su propio anlisis y su experiencia esta tendencia natural a las conclusiones subjetivas. Hayque advertir, no obstante, que no todas las escuelas psicoanalticas utilizan las mismas tcni-cas y que, ciertamente, no todas ofrecen las mismas garantas de objetividad ni eficacia.

    Percepcin inconsciente

    Existe actualmente una explosin en la investigacin neurocientfica y cognitiva de los pro-cesos inconscientes, tras largos aos de desinters e incluso incredulidad en su existencia y enel papel que podan desempear en la percepcin y la memoria.

    Hace ms de un siglo que tenemos constancia experimental de la existencia de la percep-cin inconsciente, como pone de manifiesto la obra de B. Sidis (22). En 1917, Otto Ptzl (23)en una famosa serie de experimentos hall que un grupo de voluntarios expuestos a unosdibujos complejos durante una fraccin de tiempo que haca imposible su reconocimiento

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    consciente (una dcima de segundo), recuperaba en sus asociaciones y en sus sueos frag-mentos de dichos dibujos. Esto despert cierta alarma social por resultar patente que conimgenes taquistoscpicas comerciales o de contenido poltico se poda influir sobre la volun-tad de la ciudadana. Ha habido incluso estudios que han mostrado la existencia de percep-cin inconsciente bajo anestesia general.

    Reseemos tambin otro hallazgo experimental que tiene relevancia como substrato biol-gico de lo inconsciente. Benjamn Libet (24), neurofisilogo de la Universidad de California,describi cmo bastaba un impulso elctrico de 10-20 milisegundos aplicado a la piel paraproducir una respuesta evocada electroencefalogrficamente detectable en el crtex senso-rial. Sin embargo, este estmulo no era percibido conscientemente por el sujeto hasta trans-currir 500 milisegundos. Al parecer, la respuesta evocada a los 10-20 milisegundos inicia unaserie de reacciones corticales que culminan con la percepcin consciente del estmulo, aun-que el sujeto no se da nunca cuenta de dicho retraso; es decir, siempre tiene la experienciasubjetiva de simultaneidad. Lo que puede interesar ms al psicoanalista sobre este fenmenoes la existencia de un retraso similar en la toma de consciencia del psiquismo de origen inter-no, aun cuando tambin se tenga la experiencia subjetiva de la instantaneidad.

    Se sabe desde hace varias dcadas que existe un potencial fisiolgico preparatorio de cual-quier accin muscular detectable tanto en el electroencefalograma como en el electromio-grama. Libet midi tambin este periodo de latencia y recogi las experiencias subjetivas delos individuos del experimento, hallando que, en efecto, la accin neuronal ha de persistirdurante aproximadamente medio segundo (de preparacin inconsciente) antes del movi-miento muscular, que es percibido como simultneo a la decisin voluntaria. Este momentopreparatorio podra tambin ser suficiente para movilizar mecanismos psicolgicos de defen-sa ante estmulos ansigenos. Hay ya, de hecho, considerable evidencia neurocientfica de laexistencia de seales inconscientes de angustia, que son las que, automticamente, constitu-yen siempre el prlogo de las maniobras defensivas (Wong [25]).

    La consciencia limitada

    La mayora de los estmulos externos y de procedencia interna que influyen sobre el estadode nimo y el comportamiento del ser humano no son percibidos conscientemente por ste.El psicoanlisis ha mantenido siempre que ciertos fenmenos mentales son dinmicamenteinconscientes precisamente porque su contenido resulta ansigeno y culpgeno. Ante ellos seerige la barrera de la represin, encargada de mantener inconscientes de modo selectivo algu-nas ideas y afectos. Hay numerosos estudios en Psicologa Experimental que apoyan la exis-tencia de la represin. Un reciente artculo, publicado en Science por Anderson et al. (26),identifica por medio de resonancia magntica funcional los sistemas neurales implicados enel proceso del olvido de los recuerdos indeseados.

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    Hoy da, psiquiatras y psiclogos de cualquier orientacin terica reconocen que granparte de la vida mental se procesa inconscientemente, fenmeno que puede captarse enneuroimagen. Se han descubierto, por ejemplo, localizaciones especficas cerebrales parael procesamiento inconsciente de las percepciones visuales. Hemos de recordar que hastaque Freud introdujo la idea de una actividad psquica inconsciente en el mundo cientfi-co-mdico, este concepto haba sido considerado un absurdo. Durante siglos, mdicos yfilsofos haban credo que la actividad psquica tena que ser, por definicin, accesible ala consciencia. En palabras de Descartes, "la mente es transparente para s misma". Freudmantuvo todo lo contrario: la actividad mental era primariamente inconsciente. Desdeesta revolucionaria perspectiva, lo que ha acabado suscitando mayor inters en los inves-tigadores no es que existan fenmenos psquicos inconscientes, sino el fenmeno en s dela consciencia.

    La consciencia es una cualidad psquica especial que supone un nivel superior de percep-cin en cuanto a organizacin mental. Constituye una experiencia subjetiva de recepcinextero e interoceptiva que prepara al individuo para las respuestas inteligentes a los estmu-los. Tambin, en virtud de su funcin perceptiva de los estmulos externos a travs de los rga-nos de los sentidos, la consciencia constituye la base para la comprobacin de la realidad. Peroel campo de la consciencia es en realidad sorprendentemente limitado: podemos enfocar laatencin consciente slo en una actividad y no en dos a la vez; los inputs perceptuales seinterfieren entre s. Adems, la aplicacin de un foco consciente (la "catexia de atencin" quedecimos en psicoanlisis) a una actividad automtica preconsciente suele interferir con elfuncionamiento de esta ltima. Todos sabemos el riesgo que corremos al bajar las escaleras sipensamos deliberadamente en el movimiento de los pies.

    La consciencia es un fenmeno de naturaleza psicolgica que nos permite darnos cuenta o,valga la redundancia, ser conscientes de nuestros propios pensamientos, recuerdos y fanta-sas, de nuestras sensaciones y acciones motoras, de nuestra existencia y del hecho mismo deser conscientes. No se sabe con exactitud cules son los mecanismos fisiolgicos de los fen-menos de la consciencia y la atencin. Sabemos, desde luego, que como fundamento fsicotienen el funcionamiento cortical, sobre todo del hemisferio izquierdo, y el del sensoriumcomunis del tlamo, y como substrato qumico los sistemas neuromoduladores noradrenrgi-co, serotoninrgico y colinrgico, pero es mucho lo que an se desconoce sobre la neurobio-loga de la atencin consciente.

    Genoma y aprendizaje

    El cerebro del hombre es el objeto conocido ms complejo del universo. Aunque este rga-no excepcional da cuenta de slo el 2% del peso corporal, aproximadamente la mitad delgenoma humano est encargado de su codificacin.

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    El cerebro del chimpanc pesa al nacer un 60% de lo que pesa el del animal adulto. Por con-traste, en el nio recin nacido el cerebro pesa slo un 25% de lo que llegar a pesar en eladulto. La expansin cerebral postnatal tpica del ser humano refleja, claro est, su especialdependencia del medio y su potencial de crecimiento a travs de la interaccin con ste. Eldesarrollo cerebral consigue alguna forma de equilibrio entre la carga gentica y la informa-cin adquirida, entre la programacin inflexible y la adaptacin funcional.

    Mltiples hallazgos en diversos campos de investigacin confirman que las influenciasambientales pueden determinar la expresin de lo gentico. Como observ Torsten Wiesel(27), neurobilogo de Harvard: Es posible que la sensibilidad del sistema nervioso a los efec-tos de la experiencia represente el mecanismo fundamental por el que el organismo se adap-ta al entorno durante su crecimiento. Aunque en el sistema nervioso central muchos circui-tos siguen el dictado gentico, el genoma de por s no basta para determinar qu conexionesacabarn siendo las ms funcionales. Las investigaciones en neurociencia de estos ltimosaos han mostrado que las interacciones con el entorno condicionan, hasta grados insospe-chados hace unas dcadas, los patrones de secrecin endocrina, las reacciones inmunolgicasy la arquitectura microscpica de las redes nerviosas.

    Existe mayor plasticidad, por lo general, en la red neuronal de las zonas corticales prefron-tales, donde pueden crecer nuevas dendritas y establecerse nuevas sinapsis virtualmente a lolargo de toda la vida. Esto es lo que nos permite adquirir informacin (ampliar nuestro voca-bulario, aprender chistes, nuevos itinerarios, etc.) en edades avanzadas. Por otra parte, los cir-cuitos lmbicos subcorticales (los ncleos talmicos anteriores, la circunvolucin cingular,hipocampo, complejo de la amgdala) que se establecen en la infancia temprana y que cons-tituyen el cerebro generador de emociones primarias que describiera por primera vez JamesW. Papez (28) en los aos treinta, poseen una menor plasticidad funcional y tienden a ejercerefectos mucho ms constantes en el desarrollo psicolgico. Esta inflexibilidad podra parecer-nos escasamente adaptativa y, ciertamente, lo es en casos de aprendizajes o condicionamien-tos patolgicos; sin embargo, es precisamente la mayor constancia de estos circuitos nervio-sos la que da cuenta del fenmeno etolgico del imprinting o troquelado y, en el ser huma-no, es lo que explica el vnculo prolongado, tan peculiar de nuestra especie, del nio con sumadre como fuente de sensaciones de placer y seguridad.

    En psicoanlisis se han formado escuelas en torno a la cuestin de si, en su origen, la conductahumana se halla compelida por fuerzas instintuales (teora pulsional) o se encuentra mediada porlas influencias ambientales de la infancia temprana (teora de las relaciones objetales). La neuro-biologa sugiere una clara respuesta a este respecto: ambas teoras son ciertas. El hecho de queestas ltimas influencias puedan tener en ciertos periodos crticos consecuencias irreversiblessobre la arquitectura neurohistolgica, tiene para el psicoanalista la lectura clara de que, ademsde la patologa por conflicto intrapsquico (funcional) para la que fueron ideadas sus tcnicas, exis-te lo que Anna Freud (29) conceptu como psicopatologa por dficit (estructural), no susceptiblede un tratamiento psicoanaltico clsico, sino de otros abordajes tcnicos de carcter paliativo.

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    Periodos crticos

    Es sabido que para el desarrollo ontognico de las distintas categoras de la percepcin, esnecesario que el crtex sensorial reciba en un periodo crtico ciertos estmulos especficos.Esto se ha estudiado sobre todo en el sistema visual, pero se considera un principio generalaplicable a otras modalidades sensoriales. En palabras de Wiesel (30), uno de los principalesinvestigadores del desarrollo funcional de la visin: Los mecanismos innatos dotan al siste-ma visual de conexiones altamente especficas, pero es necesaria la experiencia visual tem-prana para el desarrollo completo del proceso. Los experimentos de privacin sensorial mues-tran cmo dichas conexiones nerviosas pueden ser alteradas por las influencias externas enperiodos crticos, [...] pero bien pudiera ser que otros aspectos del funcionamiento cerebral,como el lenguaje, las tareas perceptuales complejas, el aprendizaje, la memoria y la perso-nalidad tuviesen programas anlogos de desarrollo.

    El desarrollo intrauterino proporciona slo la matriz topogrfica de lo que van a ser lasconexiones nerviosas en las reas sensoriales. Existe una plasticidad neuronal que hace quelas conexiones especficas requieran unos estmulos determinados de experiencias postnata-les. Es bien sabido que las cataratas congnitas producen ceguera si no son corregidas qui-rrgicamente en la niez, y se conoce con precisin cul es el rea del lbulo occipital dondese produce una desorganizacin de la arquitectura histolgica como consecuencia de la pri-vacin de la visin.

    Para el psicoanlisis son de especial importancia las investigaciones referentes a la existen-cia de periodos crticos fisiolgicos tambin en el desarrollo emocional. Basndose en unaserie de estudios en animales y en humanos, Allan Schore (31), de la Universidad de California,asegura que existe tal periodo crtico entre los seis y los doce meses para el desarrollo de cir-cuitos en el crtex prefrontal, que regula la expresin de los estados afectivos. Para su desa-rrollo normal parece imprescindible que durante este periodo crtico el beb tenga una inte-raccin con la madre (o figura materna) que suponga un contacto visual y auditivo determi-nado (las sonrisas, las palabras amorosas). Las reacciones del beb se vern influidas por elcomportamiento de la madre (y las seales de ste estimularn, a su vez, las respuestas mater-nales). Se conjetura que estos estmulos y estados de excitacin son los que, especficamen-te, promueven el crecimiento de axones dopaminrgicos desde el giro cingular del sistemalmbico hacia el crtex prefrontal del nio; la maduracin de estos circuitos resultar esencialen la regulacin de las emociones.

    Aunque la influencia de los elementos ambientales sobre el sistema nervioso central seencuentra limitada por la dotacin gentica bsica del individuo, tambin est comprobadoque una estimulacin sensorial precaria disminuye el grado de arborizacin dendrtica. Comohan puesto de manifiesto Greenough et al. (32), el encfalo de las ratas que en su jaula tie-nen laberintos y accesorios estimulantes de la atencin y la actividad pesa considerablemen-te ms que el de aquellas otras que slo se mueven entre cuatro paredes.

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    Biologa de la psicoterapia

    Es de crucial inters para el psicoanlisis la cuestin de si la relacin psicoteraputica puedealterar las conexiones nerviosas responsables de las patologas neurticas o promover algu-nos cambios neurohistolgicos y neuroqumicos que de algn modo corrijan dichas patolog-as. Glen Gabbard (33), de la Universidad Baylor de Houston, escribi: Si consideramos la psi-coterapia como una forma de aprendizaje, el proceso que se desarrolla ha de producir altera-ciones en la expresin gentica y, por tanto, ha de ser capaz de modificar de algn modo lasconexiones sinpticas. La secuencia de un gen no puede ser cambiada por la influenciaambiental, pero s su funcin transcriptora: la capacidad de fabricacin de protenas especfi-cas. Hay que recordar aqu los experimentos ya clsicos del mencionado Kandel (34) con laAplysia californica, un invertebrado marino. Este investigador hall que el aprendizaje tenacomo correlato fsico una modificacin permanente de las conexiones sinpticas entre lasclulas. Esta modificacin consista no slo en un aumento del nmero de sinapsis neurona-les, sino tambin en un fortalecimiento de las ya existentes en trminos de un incremento enel flujo de los transmisores qumicos liberados por las terminales presinpticas.

    Las investigaciones sobre el cerebro de animales superiores muestran, sin duda alguna, quepueden existir cambios microestructurales en el tejido nervioso dependientes de la interaccincon el entorno. La corteza prefrontal retiene ms que ninguna otra regin cerebral las capa-cidades plsticas de su desarrollo temprano; especficamente el crtex rbito-frontal conti-na mostrando a lo largo de toda la vida las caractersticas histolgicas y bioqumicas propiasde su ontogenia. Esto induce a pensar que los cambios producidos en tratamientos interacti-vos verbales pueden tener como substrato estructural esta peculiar plasticidad. Sealemosque la regin rbito-frontal es funcionalmente responsable de la capacidad de empatizar conlos sentimientos de otros y, por tanto, se halla particularmente implicada en los comporta-mientos sociales. Antes del tercer mes, las fluctuaciones emocionales del beb se encuentranmediadas por estructuras lmbicas subcorticales, en especial por la amgdala. Despus de esosmeses iniciales, las primeras sonrisas del beb anuncian el comienzo de la maduracin del cr-tex rbito-frontal. La consiguiente interaccin entre la madre y el nio seguramente estimu-la la mielinizacin de los circuitos nerviosos que conectan el crtex sensorial con el rbito-frontal (Pally [35]).

    Un estudio publicado por Schwartz y cols. (36), que ha tenido gran resonancia, ha sido elllevado a cabo en pacientes antes y despus de un tratamiento psicolgico terminado conxito, siguiendo la evolucin de tomografas cerebrales de emisin de positrones (PET), quemiden el metabolismo de la glucosa en el sistema nervioso y, por tanto, el nivel de actividadneuronal. En este estudio se hall que se producan cambios significativos en la actividadmetablica de la corteza rbito-frontal y sus conexiones subcorticales. En un estudio pareci-do publicado en 1998, Viinamki y cols. (37) mostraron cmo un paciente deprimido sin far-macoterapia alguna, con solo un ao de psicoterapia dinmica de una sesin semanal, pas

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    de una captacin de monoaminas notablemente reducida en el rea prefrontal medial y eltlamo a una captacin normal, comparada con controles.

    El caso de los sueos

    J. Allan Hobson, neurofisilogo y profesor de Psiquiatra de Harvard, es conocido especial-mente por sus investigaciones, en los aos setenta y ochenta, sobre los procesos fisiolgicosgeneradores de la actividad onrica (el sueo REM). Hobson hall que sta se iniciaba por ladescarga neuronal de ciertos ncleos pontinos del tallo cerebral. Las proyecciones nerviosasde esta regin mesenceflica estimulan otras regiones subcorticales y corticales, con la ace-tilcolina como neurotransmisor activador (en el estado vgil son los sistemas noradrenrgicoy serotoninrgico los activadores de estas regiones). Se ha demostrado que el patrn de con-duccin de estas proyecciones es individual para cada cerebro.

    Estudios con PET demuestran cmo en el sueo REM aumenta la actividad casi de formaparoxstica en el crtex sensorial y en el rea lmbica (asiento de las emociones primarias y lamemoria), mientras que se reduce simultneamente la actividad en las zonas prefrontales(ejecutivas). La inhibicin del sistema prefrontal, responsable del pensamiento racional y elcontrol de los impulsos, hace que stos, junto con las vivencias emocionales y algunos recuer-dos olvidados, puedan acceder a la consciencia. A todo esto puede vrsele una dimensinadaptativa, puesto que los sueos, esas asociaciones mentales de apariencia caprichosa, gene-rados ante la relajacin del funcionamiento prefrontal, permiten a veces llegar a formulacio-nes impensables en el estado vgil. Se sabe adems que la privacin experimental de sueoREM empeora el rendimiento en aquellas tareas que requieren pensamiento creativo y, porotra parte, que los pacientes en situaciones de estrs muestran un aumento de la actividadREM que puede contribuir al hallazgo de soluciones originales.

    Es importante resear que, aunque las lesiones en el puente de Varolio pueden hacer quese suprima el sueo REM, ello no impide que el paciente relate sueos. Por el contrario, cuan-do el puente est intacto pero se encuentra daado el crtex prefrontal, se produce sueoREM, pero el sujeto no puede referir sueo alguno. Esto podra considerarse como evidenciade que la actividad onrica est provista de significados relacionados con la cognicin y lasemociones, y no es simplemente un detritus neurofisiolgico, como estim Hobson (38). Desus descubrimientos sobre el origen y secuencia fisiolgicos del sueo REM, Hobson yMcCarley (39) haban llegado, en efecto, a la conclusin de que los sueos carecan de senti-do psicolgico alguno. Segn estos investigadores, sus hallazgos confirmaban que no existaotra perspectiva posible en la comprensin de los fenmenos onricos que la anatomofisiol-gica. Ciertamente, sus descubrimientos arrojan dudas sobre algunos aspectos de la psicog-nesis y la elaboracin de los sueos, tal como las concibi Freud hace un siglo, pero nieganla existencia de una psicodinmica? Recuerdo haber escuchado decir al renombrado psiquia-

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    tra e investigador Seymour Kety: Llegaremos a conocer la fisiologa e histologa del sueo,pero no de los sueos (1972). Los sueos de todos los humanos estn mediados por unmismo neurotransmisor (la acetilcolina), pero qu nos dice eso de nuestras diferencias indi-viduales y del hecho de que todos los sueos en una misma persona sean distintos? Siguiendoesta manera reduccionista de razonar habramos de pensar tambin que para comprender lapsicosexualidad humana deberamos prescindir de explorar cientficamente las fantasas indi-viduales al respecto y limitarnos a estudiar fenmenos como la inervacin genital o las secre-ciones endocrinas correspondientes.

    Mente y cerebro

    Los fenmenos mentales no son asunto para decidir si el psiquismo posee o no base fisio-lgica. Naturalmente que la tiene. La intencionalidad, las motivaciones, los significados y cual-quier otra manifestacin psquica normal o patolgica, se hallan implementados neurofisio-lgicamente. Ya en tiempos de Rudolf Virchow sola decirse que el cerebro segregaba pensa-mientos como el hgado bilis.

    La mente es un epifenmeno del funcionamiento cerebral: una propiedad emergente,que dicen los filsofos de la ciencia. Se define una propiedad emergente como aquellaconectada causalmente con elementos o fenmenos anteriores, pero que no constituye unacualidad de ninguno de ellos ni resulta de su simple adicin. La actividad psquica es conse-cuencia de la descarga de grupos neuronales de determinadas reas del cerebro, pero lamente no equivale sencillamente al funcionamiento de estas reas cerebrales. Las secuenciascausa-efecto no son sinnimas de identidad. El trueno sigue al relmpago, pero el trueno noes el relmpago.

    La comprensin del sentido de la conducta y de las experiencias subjetivas se halla a unnivel de coherencia diferente de cualquier formulacin de leyes fisiolgicas. George Klein (40),investigador y psicoanalista de la Fundacin Menninger, escribi: Puesto que las intencionesson personales y relacionales, los modelos adecuados para la bsqueda de fines no pueden serformulados en trminos de proposiciones impersonales [...] Realmente, la lectura de las inten-ciones o coherencias en las acciones y experiencias de otros no puede hacerse en los aconte-cimientos fisiolgicos, al menos no ms de lo que la finalidad del transporte puede ser cole-gida a partir del funcionamiento mecnico del automvil. En un lenguaje filosfico, se tratade niveles distintos de discurso.

    Michael Polanyi, qumico, conocido filsofo de la ciencia y profesor de la Universidad deManchester, escribi elocuentemente sobre lo necesario de incluir las experiencias y estadossubjetivos dentro del campo del escrutinio cientfico. Polanyi seal: Un neurofsico queobservase los procesos que tienen lugar en la retina y en el cerebro de un hombre que estmirando algo, no sera nunca capaz de interpretar, a partir de los acontecimientos fsicos bajo

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    estudio qu est viendo el hombre en ese algo (41). El estudio de la percepcin, la memoriay la consciencia, en efecto, ser siempre incompleto si no se aade al punto de vista objetivoel subjetivo.

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