contribuciones filosÓficas de ockham a la formaciÓn del concepto de razÓn pÚblica

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[54] escritos Vol. 17 No. 38 enero - junio (2009) CONTRIBUCIONES FILOSÓFICAS DE OCKHAM A LA FORMACIÓN DEL CONCEPTO DE RAZÓN PÚBLICA OCKHAM’S PHILOSOPHICAL CONTRIBUTION TO THE FORMATION OF THE CONCEPT OF PUBLIC REASON Miguel Ángel Ruiz García * RESUMEN En este artículo el autor realiza una interpretación del libro Sobre el gobierno tiránico del papa del filósofo medieval Guillermo de Ockham. En la exposición se ofrecen argumentos para justificar varias tesis: la primera, desmontar el prejuicio de que la ilustración moderna abandonó o canceló los contenidos y el procedimiento hermenéutico del pensamiento medieval. La segunda consiste en postular que en el ABSTRACT In this essay, the author interprets William of Ockham’s philosophical medieval work A Short Discourse on the Tyrannical Government. Several arguments are offered here to justify a number of theses: the first one is to dismount the prejudice that assumes that modern illustration abandoned or cancelled the contents and the hermeneutical procedures of medieval thought. The second is to affirm that the * Magíster en Filosofía por la Universidad de Antioquia; Estudiante del doctorado en filosofía, Universidad Pontificia Bolivariana. Profesor de la Universidad Nacional de Colombia-Medellín. Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, Escuela de Estudios Filosóficos y Culturales. Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Pontificia Bolivariana; Integrante del grupo de investigación: Producción, circulación y apropiación de las ciencias y los saberes PROCIRCAS, categoría “A” Colciencias. Dirección electrónica: [email protected] Artículo recibido el día 17 febrero de 2009 y aprobado por el Comité Editorial el día 04 de mayo de 2009. p. 054 - 074

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En este artículo el autor realiza una interpretación del libro Sobre el gobierno tiránico del papa del filósofo medieval Guillermo de Ockham. En la exposición se ofrecen argumentos para justificar varias tesis: la primera, desmontar el prejuicio de que la ilustración moderna abandonó o canceló los contenidos y el procedimiento hermenéutico del pensamiento medieval.

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  • [54] escritos Vol. 17 No. 38 enero - junio (2009)

    CONTRIBUCIONES FILOSFICAS DEOCKHAM A LA FORMACIN DELCONCEPTO DE RAZN PBLICA

    OCKHAMS PHILOSOPHICAL CONTRIBUTIONTO THE FORMATION OF THE CONCEPT

    OF PUBLIC REASON

    Miguel ngel Ruiz Garca*

    RESUMENEn este artculo el autor realiza unainterpretacin del libro Sobre el gobiernotirnico del papa del filsofo medievalGuillermo de Ockham. En la exposicin seofrecen argumentos para justificar variastesis: la primera, desmontar el prejuicio deque la ilustracin moderna abandon ocancel los contenidos y el procedimientohermenutico del pensamiento medieval.La segunda consiste en postular que en el

    ABSTRACTIn this essay, the author interprets Williamof Ockhams philosophical medieval workA Short Discourse on the TyrannicalGovernment. Several arguments are offeredhere to justify a number of theses: the firstone is to dismount the prejudice thatassumes that modern il lustrationabandoned or cancelled the contents andthe hermeneutical procedures of medievalthought. The second is to affirm that the

    * Magster en Filosofa por la Universidad de Antioquia; Estudiante del doctorado en filosofa,Universidad Pontificia Bolivariana. Profesor de la Universidad Nacional de Colombia-Medelln.Facultad de Ciencias Humanas y Econmicas, Escuela de Estudios Filosficos y Culturales.Licenciado en Filosofa y Letras por la Universidad Pontificia Bolivariana; Integrante del grupode investigacin: Produccin, circulacin y apropiacin de las ciencias y los saberes PROCIRCAS,categora A Colciencias. Direccin electrnica: [email protected]

    Artculo recibido el da 17 febrero de 2009 y aprobado por el Comit Editorial el da 04 demayo de 2009.

    p. 054 - 074

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    libro citado se encuentran las racesfilosficas de algunos conceptos centralesdel pensamiento poltico y moral delliberalismo moderno y la tercera tesisapunta a mostrar el modo como elpensamiento poltico de Guillermo deOckham anticipa o disea los rasgosesenciales del moderno concepto de opininpblica o razn pblica, tan central hoy enlos debates de la teora y la filosofa poltica.En la a exposicin de estas tres cuestionesse articula, finalmente, una reflexin sobreel papel del filsofo como mediador-intrprete entre el poder formal y la potenciainformal de los intereses comunes de losindividuos, elementos sobre los que basculael sentido poltico poder.

    PALABRAS CLAVEFilosofa, Breviloquium, Guillermo deOckham Proto-liberalismo, derechossubjetivos, razn pblica, papel delintelectual.

    philosophical roots of certain key issuespertaining to the political and moral thoughtof modern liberalism are found in the citedwork. The third thesis aims at showing theway Ockhams political thought anticipatesor designs the essential features of themodern concept of public opinion or publicreason so in tune nowadays with the theoryand philosophy of politics. On theexplanation of these three issues, a reflectionon the role of the philosopher as mediator/interpreter is articulated. Such mediationdeals with formal power as well as theinformal power of the common interests ofindividuals - the two elements central politicalpower hinges on.

    KEY WORDSPhilosophy, Breviloquium, William ofOckham, proto- liberalism, subjective rights,public reason, role of the intellectual

    La obra poltica de Ockham es la de un luchador dialcticoal que los hechos obligan a desenmascarar personas,

    intenciones, situaciones e ideas(Rodrguez 1992 XXI).

    El pensamiento poltico medieval es de una complicacininfinitamente mayor que el pensamiento de la filosofa poltica

    moderna, pues naci de la confrontacin de las dos ciudades, la de

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    Dios y la de los hombres. Desde el principio, suscita la dificultad casiinsuperable del vnculo recproco de dos comunidades coextensivas a lahumanidad entera, pretendientes ambas a la universalidad y, por tanto

    a la primaca exclusiva(Muralt 2002 53).

    Es a la luz de la filosofa poltica ockhamista como es posible darrazn filosficamente de la estructura de pensamiento, de los temas y

    las alternativas de la filosofa poltica moderna(Id.182).

    Indicaciones previas: ampliacin del concepto de raznpblica

    De una manera intuitiva, aunque todava no tan evidente como lo hubieraexigido Ockham, lo que llam mi atencin fue, adems del problema centraldel debate que desarrolla en torno a la potestad del Papa, el modo dedesplegar los recursos argumentativos, el tono que pone en sus pacientes ydetallados razonamientos, as como tambin los objetivos filosficos y losfines polticos que orientan la controversia que propone. Como lo indica elttulo de estas pginas, el acento ser puesto en el concepto de raznpblica, que en mi opinin anticipa o, al menos sedimenta, lo que ser unelemento esencial en la formacin del concepto de la racionalidad polticamoderna y, considerado ms ampliamente, el elemento en el que vive lafilosofa y, de modo singular, el medium en el que Ockham despliega suarte dialctico.

    Esta interpretacin que propongo presupone desmontar prejuicios arraigadosen nuestras costumbres acadmicas, heredados de la fetichizacin delpensamiento moderno, del cual se dice que inaugura el ejercicio de unarazn secularizada o un uso cvico y pblico de la razn que conquista su

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    autonoma a travs de la emancipacin de las amarras de la tradicincristiana. Frente a este prejuicio, y no obstante sus condicionamientos comopensador cristiano, Guillermo de Ockham en el Breviloquium aporta razonesque sirven de correctivo a esta imagen cannica que hemos heredado de laformacin del concepto de razn pblica en la modernidad. Esta apreciacines extensiva y confirma la interpretacin que realiza el profesor Michel Villeyen su atractiva y bien documentada tesis: La gnesis del derecho subjetivomoderno en Guillermo de Occam (31). El concepto de uso pblico de larazn es un ingrediente esencial de la defensa de la libertad como derechosubjetivo.

    Antes de demostrar en qu sentido el mencionado prejuicio es histricamenteinadecuado, es preciso reconocer que la formacin del concepto de opinino de razn pblica acompaa el devenir de la filosofa prctica y, por tanto,no es algo que pueda restringirse a la ilustracin moderna, como parecequedar canonizado en las interpretaciones que se han hecho no slo de losfilsofos modernos, sino tambin de la historia social de las ideologas endicho periodo1. Inclusive, la interpretacin elaborada por Gadamer, aunqueextiende la ilustracin ms all de lo acontecido filosficamente en el mundomoderno, al distinguir tres momentos de la ilustracin: una primera (lagriega), una segunda (la moderna) y una tercera (la koin filosficacontempornea) deja de lado el modo como esta tuvo lugar en elpensamiento cristiano medieval (Gadamer 1993 77-89). Tambin Habermas,en el clebre libro Historia y crtica de la opinin pblica queda prisionerode los presupuestos de la ilustracin moderna, hasta tal punto que hacecoincidir la emergencia del uso pblico de la razn con el proceso deformacin de la burguesa en el siglo XVIII (1994 351).

    1 En un artculo reciente del profesor Juan Camilo Escobar Villegas queda expresada la vigenciadel prejuicio que restringe la ilustracin a los procesos ideolgicos de los siglos XVII y XVIII:los hombres que propusieron y escribieron las principales ideas ilustradas nacieron entremediados del siglo XVII y la primera mitad del siglo XVIII (cf. Escobar 2008 441).

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    Estos dos ejemplos (Gadamer-Habermas) condensan posicionesrepresentativas respecto al influjo que la moderna ilustracin tiene en laconciencia filosfica de nuestros das y, al mismo tiempo, ratifican el modocomo quedan sepultados otros desarrollos del concepto de razn pblicaque han tenido lugar en la filosofa, aunque tales desarrollos anticipan, eincluso condicionan, el moderno uso de la razn pblica. Tal es el caso delas contribuciones de Guillermo de Ockham en el Breviloquium, del quepretendo mostrar su actualidad filosfica en este punto particular. Con elnimo de mostrar la continuidad conceptual entre Ockham y el pensamientoliberal ilustrado, me propongo destacar algunos de los momentos que en eltexto representan una aportacin al debate actual del concepto de raznpblica y, con ello, corregir los prejuicios que sobre este concepto hemosheredado tanto de los filsofos modernos como de la versin que de ellaofrece la hermenutica filosfica contempornea y la teora liberal de lajusticia2.

    La situacin hermenutica del Breviloquium

    Ver las cosas motivados por intereses nuevos y abrir los ojos y losodos es tambin una forma de creatividad

    (Gadamer 1995 132).

    La actualidad filosfica de un concepto o de un texto que viene de la tradicindepende tanto de la situacin de la que el texto es una respuesta como dela situacin desde la que el intrprete le plantea al texto una pregunta. Esteprincipio de la interpretacin ha sido formulado por Gadamer como principiode la historia efectual, el cual comprende tanto el horizonte del pasado (el

    2 De modo especial me refiero, adems de los textos aludidos de Habermas y Gadamer, alconcepto de razn pblica de John Rawls, el cual inscribe la gnesis de la razn pblica en lascontroversias y guerras religiosas en el siglo XVII (cf. Rawls 1996 247-290; 2002 51-55 y129-135).

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    texto objeto de interpretacin) como el horizonte del presente constituidopor las motivaciones e intereses del intrprete. La praxis de la interpretacines la fusin de estos dos horizontes, de la cual se deriva un sentido nuevo,expresado en la formacin de un nuevo concepto, que no es otra cosa quever, bajo una nueva luz, algo que no haba sido suficientemente destacadoen interpretaciones anteriores.

    Pertrechado en este principio hermenutico el primer paso en la interpretacindel Breviloquium es reconocer la situacin de la que el texto se presentacomo una respuesta. Esta situacin est claramente enunciada en el prlogoy detallada de manera reiterada en los seis libros que componen el texto.Se trata de desmontar los prejuicios que han servido de fundamento algobierno tirnico del Papa (Benedicto XII, Clemente VI y, especialmente,Juan XXII). En este sentido, llama la atencin cmo el texto, libro traslibro, captulo tras captulo, pone en primer plano la variedad de opinionesy las fuentes de las que tales opiniones provienen, que han convertido elgobierno del Papa sobre lo temporal y lo espiritual en algo incuestionado.Estos fundamentos, provenientes de la autoridad de la tradicin de losSantos Padres, de una interpretacin sofistica y equivocada del derechocannico y de una incorrecta aplicacin de las sagradas Escrituras(Breviloquium, libro II, Cap. 21; Cf. Libro I, Cap. 9), son sometidos a untrabajo hermenutico fenomenolgico de deconstruccin, si por tal seentiende el esfuerzo de disipar la niebla y correr los velos que impiden ver elmodo como all funciona dicho poder: la comunidad de los fieles quedaraexpuesta al mximo riesgo si un Papa que puede ser tonto, inexperto ymaligno por sus malas inclinaciones y concupiscencias, en todo distinto ala sabidura de Cristo tuviese tan gran poder. Sera muy peligroso y nadaoportuno para los fieles que el Papa tuviera tan gran poder (Breviloquium.Libro II, cap. 22).

    No slo est en discusin la forma tirnica de ejercer el poder y la cuestinde los lmites del poder del pontfice respecto a otros poderes como el de losemperadores y prncipes, sino que adems Ockham considera que el Papa

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    ha de estar sometido a la legislacin civil en calidad de miembro que obedecela ley; en trminos jurdicos el Papa es igual que los creyentes y los infielesy, por esta razn, sbdito del imperio. Segn esta consideracin, Ockhamanticipa la idea liberal de que el individuo forma parte de un pueblo civil yque el Papa es uno de sus miembros, es decir, sometido a la legislacin ala voluntad general, aunque esta est representada en el emperador a quienel pueblo ha delegado el poder de gobernar o, como mnimo, ha dadoconsentimiento a su gobierno. A este respecto son estimables las razonesque se exponen en el segundo captulo dos del libro VI y, de maneracontundente, la siguiente frase: Ahora bien, en este pueblo romano estcomprendido el Papa romano (211). Para efecto de una concepcinuniversal de los derechos subjetivos obsrvese que en todo el texto Ockhamanula la distincin entre pueblo y comunidad de creyentes. El pueblo noest constituido slo por la comunidad creyente de los hijos de Dios; a ltambin pertenecen los infieles. Los derechos subjetivos, entre ellos la libertadde opinar pblicamente, arrasa la distincin entre fieles e infieles; en elcaptulo cinco del libro tercero Ockham se refiere a todos los mortalespara aludir a esta no distincin de los derechos subjetivos; all mismo Ockhamemplea un argumento inobjetable: el bautismo quita el pecado y confierela gracia, pero no confiere herencias ni derechos seculares.

    Posteriormente, Kant se percat que en esta no distincin se haya elfundamento de la moralidad y, recientemente John Rawls, postul el principiodel pluralismo razonable y del consenso entrecruzado como ingredientesindispensable del acuerdo social en el que individuos de distintas conviccionesreligiosas no slo son legisladores sino tambin beneficiarios de la ley conarreglo a la justicia (Rawls 1996 165-205; 2002 58.65). Cuando se trata dedirimir cuestiones polticas, tanto las creencias religiosas como las creenciasmorales particulares (de creyentes o de no creyentes) no pueden esgrimirsecomo criterios de legitimacin y ello no porque se devalu la religin o lamoral sino porque ante la evidencia de que existe pluralidad credos y tambinde individuos incrdulos en la sociedad, poltica y jurdicamente no puedepermitirse la primaca de unas sobre otras. Tanto la religin como la moral

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    constituyen esferas no pblicas en la medida que se constata la existenciade una pluralidad de las mismas. Ni tica ni jurdicamente puede justificarsela primaca del poder temporal del Papa, ni de los cristianos, en materiapoltica o moral. Quiz a esto aluda Ockham cuando advierte que encuestiones relativas a la castidad, el ayuno, la abstinencia es el individuoquien legisla sobre s mismo:

    las cosas que son por aadidura o complementarias y que miran a la perfeccinpueden aconsejarse pero no imponerse, porque son ms asunto de voto que deprecepto. De aqu que San Gregorio diga: es justo que a nadie se obligue a creercontra su voluntad. Es, por tanto, justo que a nadie se imponga contra suvoluntad lo que es de supererogacin. Y de aqu, que segn San Agustn, nadieest obligado a obrar bien por las leyes () Resumiendo: sus leyes, en estas yotras materias semejantes, no obligan a sus sbditos sin el consentimiento de losmismos y, en consecuencia, quedan anuladas por la prctica en contra de losinteresados, incluso aunque no quiera el Papa (Breviloquium, Libro II, cap. 17).

    La filosofa moderna acuar, tanto en el sentido jurdico como en el moral,el concepto de libertad de conciencia. En este sentido, ms all del litigiocon el Papa, Ockham pluraliza la justicia y anticipa criterios civiles paraafrontar las controversias y divisiones religiosas y morales cuando lo queest en juego es el respeto a los derechos subjetivos polticos y tambin loque ms tarde se conocer como derechos sociales, especialmente losvinculados a la propiedad privada, para lo cual elabora la distincin entrelos conceptos de dominio y de propiedad, propiedad y uso, dominio comny dominio propio. Tambin sobre este eje girar el debate moderno de losderechos subjetivos, pues como dice Robert Castel: la propiedad privadaes la institucin por excelencia, en el sentido de que cumple con la funcinesencial de salvaguardar la independencia de los individuos y de asegurarloscontra los riesgos de la existencia (2004 27).

    Tambin llama la atencin que Ockham no centre su esfuerzo en describirlos fenmenos en los que el gobierno tirnico del Papa se expresa, sinoque ms bien despliegue su energa dialctica para desmantelar lospresupuestos ideolgicos que lo han legitimado. De todos los argumentospresentados, el ms decisivo es el desarrollado por Ockham en el captulo

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    3 del libro VI, pues en l se ponen al descubierto las races cannico-doctrinales que sirvieron de base a las ulteriores disputas relacionadas conla potestad de la iglesia y del Papa en cuestiones temporales. Esta analticade los prejuicios est condicionada por motivaciones filosficas de carctertico, las cuales quedan consignadas en el prlogo, que indican que msque un litigio en el que Ockham se presenta como un pretendiente por elpoder o un dialctico que disputa solo con la comunidad de los intelectuales,su preocupacin est orientada en la direccin de una defensa cosmopolitade los intereses humanos. Esta defensa pone en juego el papel del intelectualcomo un mediador entre la cultura de expertos (telogos y juristas) y elhombre comn (la comunidad tanto de los creyentes como la de los infieles):Escuchad esto, naciones todas. Aprestad vuestros odos, habitantes delorbe, pues hablar de grandes cosas y de gran importancia para vosotros.Me duelen y me hacen gemir las iniquidades e injusticias que se comentenen todo el mundo contra vosotros por aquel que se jacta de sentarse en lactedra de Pedro, y las inferidas tambin por algunos otros que le precedieronen su tirnico mandato y maldad (prlogo 3).

    Esta primera indicacin de una razn pblica universalizada, incluye laeliminacin de la jerarqua eclesistica. Ockham construye argumentos quedesmontan los privilegios la inmunidad y la infalibilidad- del Papa cuandolo que est en juego son los derechos humanos no diferenciados: de manerarecurrente Ockham se refiere al Papa como alguien que, pese a la investidurade la Ctedra de Pedro, tambin se equivoca, es prisionero de la ignoranciay, sobre todo, del delirio que ocasiona extender su poder pastoral ms alldel conferido por su ministerio.

    Este inicio de buena retrica es acentuado por Ockham cuando resalta suangustia frente a la indiferencia de sus contemporneos creyentes y nocreyentes respecto del imperio tirnico. As, el prlogo pone ante los ojosdel lector los objetivos filosficos morales de su argumentacin, al mismotiempo que determina a los destinatarios a los que est dirigido: no slo loscreyentes sino tambin la humanidad de los no creyentes. Se trata de una

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    especie de proto-liberalismo que entiende que en cuestiones de injusticia,iniquidad y maldad hay que derribar los muros confesionales de las doctrinasreligiosas.

    Tanto en las actuales teoras polticas como en las teoras morales esteprincipio de no diferenciacin en materia religiosa para reconocer que eldolor, la injusticia y el ultraje son experiencias para las que no hay ningnfundamento razonable es algo que hemos incorporado en nuestra culturade los derechos humanos. Lo que sorprende es que en un momento deldominio de la iglesia catlica se haya introducido no slo el debate sinotambin una solucin no teolgica al problema de los derechos subjetivosy que quien lo haya hecho sea un miembro de dicha iglesia. Cuatro siglosy medio ms tarde (1784) Immanuel Kant capt esta actitud como usopblico de la razn:

    Un sacerdote est obligado a ensear a sus catecmenos y a su comunidadsegn el smbolo de la iglesia a la que sirve, pues ha sido admitido en ella con estacondicin. Pero, como sabio, tiene toda la libertad y hasta la misin de comunicaral pblico todas sus ideas cuidadosamente examinadas y bien intencionadasacerca de los defectos de este smbolo; y debe exponerle las propuestas relativasa un mejoramiento de las instituciones de la religin y la iglesia. En esto tampocohay nada que pudiera provocar en l escrpulos de conciencia. Pues lo queensea en virtud de su funcin como agente de la iglesia lo presenta como algoque no puede ensear a su arbitrio y segn sus propias opiniones, porque se hacomprometido a predicar de acuerdo con lo prescrito y en nombre de otro (usoprivado de la razn). En cambio, el uso pblico de la razn debe ser libre siempre,y es el nico que puede producir la ilustracin de los hombres. () entiendo poruso pblico de la propia razn el que alguien hace de ella en cuanto sabio ante latotalidad del pblico lector (1996 5-8).

    El Breviloquium, entendido como texto que propone y divulga una crtica,hay que entenderlo como una mediacin intelectual del uso de la raznpblica.

    La doble condicin de Ockham como religioso franciscano- y comointelectual filsofo hace que el litigio que plantea en el Breviloquium seacomplejo. De un lado, sometido a la autoridad de la orden franciscana(subsumida a la vez a la autoridad del Papa), lo que significa un uso

    CONTRIBUCIONES FILOSFICAS DE OCKHAM

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    privado de la razn; de otro lado, como intelectual, exigido por la autoridadde la razn ante el delirio del poder tirnico hace un uso pblico de lamisma cuando le escribe a un pblico lector, al que teme, por lo dems,aburrir (Prlogo). Lo que dirime este conflicto de intereses es, finalmente, ladefensa de los derechos individuales y la constitucin de la autonoma delpoder civil. En el contexto de las controversias de la poca Ockham nohabla como telogo sino como un hombre comn y como un intelectualque se siente afectado por lo que sus contemporneos padecen: no quieroque se me incluya en el nmero de los que temen hablar libremente porquetemen perder el favor humano. En este opsculo me esforzar por impugnarlibremente los horrores de todos aquellos que, no contentos con sus propiosderechos, no se horrorizan de extender su mano para arrebatar los ajenos(Prlogo).

    Los temas, problemas y conceptos que configuran el pensamiento polticodel Breviloquium vienen dados por las tensiones y coyunturas de su tiempo,lo que equivale a decir que no son invenciones de Ockham. As, grossomodo, lo que est en litigio es el origen y la constitucin del poder civiltesis de la laicidad del poder poltico en el marco de la disputa del estadode cada de la humanidad, con la que desaparece el dominio comn sobrelas cosas (Libro III, cap. 7). Sobre esta base basculan otros ingredientesque configuran la posicin de Ockham en el Breviloquium: la tensin entredominio y propiedad, la recproca causalidad del poder civil que es permitidopor Dios pero no instituido y cuya articulacin se condensa en lascomplementarias formulas: el poder es de Dios, el poder es de loshombres. Tanto el poder de apropiarse de las cosas como el poder deinstituir una autoridad dotada de jurisdiccin sobre los individuos tienencomo base esta doble causalidad. De nuevo es preciso recordar que paraOckham ambos poderes no son propiedades exclusivas del hombre creyente;tambin el infiel las ostenta tan legtimamente con el fiel (Muralt 172).

    Estas reflexiones sobre el origen y la constitucin de la laicidad del poderpoltico tambin suponen una comprensin del papel que tiene la voluntad,

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    tanto la individual como la colectiva, en el modo o el procedimiento comoel pueblo instituye un jefe que lo gobierne; asimismo, aqu est implicado eltipo de relaciones entre el emperador y los prncipes, el papel de la iglesiaen un estado civil; las relaciones entre derecho, moral y religin, temas quesern objeto de las controversias de la filosofa poltica moderna y que,repetimos, Ockham ha dejado abiertas. Todo esto quiere decir que, pese alfracaso y la frustracin poltica de Ockham, como en el pasado le ocurri aotros filsofos, sus planteamientos siguieron vivos en los debates de lossiguientes siglos. En este sentido, puede ser acertada la valoracin quehace el profesor Muralt:

    Quien trate de comprender los debates intelectuales de principios del siglo XIV sedar cuenta, ciertamente, de que introducen temas y modos de pensamiento querigen directamente el desarrollo de la reflexin filosfica de los tiempos modernos() la filosofa poltica moderna florece en los siglos clsicos, en los que conociun desarrollo diverso y contrastado () no es fruto de una eclosin original quemarcase bruscamente el fin de un tiempo y el nacimiento de otro, sino que hundesus races en la reflexin poltica y eclesio-poltica de los siglos precedentes. Esparte integrante, particularmente fecunda, de un prdigo movimiento cuyospioneros ms conocidos son Juan Duns Escoto y Guillermo de Ockham

    (Id. 45-46).

    El papel mediador del filsofo en la construccin de larazn pblica

    A la luz del magistral manifiesto que Kant presentara como Respuesta a lapregunta Qu es la ilustracin? las siguientes observaciones finales seproponen destacar algunos rasgos que permiten interpretar el Breviloquiumcomo un momento del proceso de formacin de una razn pblica. Aunquelos problemas debatidos en esta obra son producto de la razn prctica enla historia, es preciso reconocer que respecto a la forma de afrontarlos, eltalento analtico de Ockham constituye una singularidad. Respecto al modo,el Breviloquium no se atiene a una lgica abstracta sino a una lgicahermenutica o una hermenutica de lo concreto y es sta la que muestra el

    CONTRIBUCIONES FILOSFICAS DE OCKHAM

    A LA FORMACIN DEL CONCEPTO DE RAZN PBLICA

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    despliegue de lo que he considerado un ejercicio pblico de la razn. Parasustentarlo me atengo al planteamiento que desarrolla Ockham entre loscaptulos dos al nueve del libro primero, de los cuales slo insino algunosrasgos.

    Primero. Uso indebido de la doctrina cristiana y del derecho. El segundocaptulo del primer libro es una argumentacin filosfica para determinar lavalidez de una discusin en torno a la potestad del Papa. Se precisa allque la cosa en litigio es tanto el ejercicio como la doctrina; la intencin detal discusin no es especulativa o metafsica sino prctica, pues se trata dedisminuir o poner en duda la potestad del Papa. En este sentido, Ockhamatiende tanto las cuestiones pragmticas como las doctrinales o ideolgicas,pues en la combinacin de ambas se configura un ejercicio del poder al quehay que ponerle lmites. Este ejercicio del poder es calificado de tirnico.Sabemos que una de las caractersticas de la tirana es su forma de ejercerla violencia, no solo la fsica, expresada en los castigos, sino tambin enlos modos como el tirano administra los dispositivos de coercin para anularla pluralidad humana. Entre estos dispositivos est la instrumentalizacinde la doctrina cristina, el diseo de instrumentos jurdicos los Cdigos ylos Decretos-, el uso poltico de la ley evanglica y el sistema de las creenciasy de las costumbres-. El captulo noveno del primer libro est dedicado aponer de manifiesto el uso incorrecto de estos dispositivos ideolgicos quesustentan la tirana: Si, pues, el Papa abjure decretales a su favor, ha deaceptarlas tambin cuando le son contrarias. Dgase lo mismo del emperador,caso de aducir leyes a su favor. La crtica al poder tirnico del Papa exigipara Ockham un desmontaje de estos dispositivos que en su uso cotidianoanulan la diversidad, la pluralidad y la libertad, propias de la vida civil. Lasrestricciones a la libertad de opinin son un baremo para calibrar el deliriode un poder que rebasa sus lmites.

    Empleando un recurso terico muy eficaz, Ockham se vale de un dato

    compartido por sus contemporneos. Si en cuestiones como la unidad de

    MIGUEL NGEL RUIZ GARCA

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    Santsima Trinidad y en otras materias de fe, es lcito no solo discutir sino

    tambin componer argumentos y divulgarlos, con cunta mayor razn

    discutir la potestad del Papa, a pesar de que se yerra con menos peligro y

    aunque el Cdigo de Justiniano obligue a lo contrario. En este primer

    argumento, tambin se pone de manifiesto que si discusiones son llevadas

    a cabo en escuelas pblicas, porque no discutir pblicamente aquellos

    asuntos relativos a la vida civil que afectan los intereses de todos los

    mortales. Lo propiamente poltico es aqu no es tanto una posesin del

    poder sino la posibilidad de discutir pblicamente, es decir, con otros, la

    legitimidad del mismo. Al gobierno tirnico, Ockham opone la verdad que

    surge de la discusin pblica de pareceres.

    Segundo: la ignorancia del Papa y de los sbditos. El tercer captulo se

    presenta como un llamado de atencin al Papa para que se ilustre de

    forma clara y explcita sobre cul y cunto es su poder y sobre quienes se

    ejerce y con que derecho, sea divino o humano. Cosa, en verdad, muy

    necesaria, til y conveniente no slo al Papa, sino tambin a los dems.

    Para Ockham, este saber es una obligacin, un deber. En otros pasajes del

    texto, Ockham encuentra una estrecha relacin entre la ignorancia y la

    forma tirnica de gobernar. Esta ignorancia, causa de todos los errores, no

    es una falta de conocimientos doctrinales o especulativos sino una

    ignorancia relativa al oficio y a la praxis, es decir, de todas aquellas cosas

    que alguien est obligado a saber. Se trata de una ignorancia vinculada al

    uso de las capacidades que el oficio exige. Visto de esta manera, el

    Breviloquium se presenta como instrumento de ilustracin, pues como lo

    dice Ockham, el Papa ha de saber qu poder tiene sobre los dems y ha de

    estar preparado a dar razn de su poder. La exigencia de saber en virtud

    del oficio est al ras del sentido comn humano: como presiente el filsofo

    infiel, nadie debe ignorar que se ha de conducir por el sentido comn humano,

    no de las bestias (Libro I, Cap. 3).

    CONTRIBUCIONES FILOSFICAS DE OCKHAM

    A LA FORMACIN DEL CONCEPTO DE RAZN PBLICA

  • [68] escritos Vol. 17 No. 38 enero - junio (2009)

    Otro argumento digno de consideracin se encuentra en el quinto captulo,

    dedicado reforzar la idea del libre examen, o la exigencia de ilustracin.

    Dado que el Papa se comporta como un ignorante, como mnimo debe

    favorecer, e incluso fomentar, la libertad de investigacin: no debe molestarse

    sino alegrarse de que los estudiosos se esfuercen en investigar la naturaleza

    de su poder. Si una investigacin de este tipo le llegara a preocupar, cabra

    sospechar que no est satisfecho dentro de los fines legtimos de su propio

    poder () El Papa, por tanto, se ha de considerar sospechoso de querer

    tiranizar si se irrita ante tal investigacin. Tal como se observa en cada una

    de las estrategias retricas utilizadas por Ockham, lo que est en juego en

    la libre investigacin de la potestad del Papa es la verdad: Y la verdad se

    criba cuando se discute seriamente con argumentos contrarios. En este

    arte de la persuasin Ockham le hace saber al Papa que de tal libertad

    para la discusin surge una forma legtima del gobierno, pues los sbditos

    han de conocer la obligacin que tienen de obedecer al Sumo Pontfice. La

    provocadora idea de que la discusin pblica no tiene como fin exclusivo

    resistir al poder sino ms bien una forma legtima de la obediencia, me

    recuerda la enigmtica y estratgica mxima de Kant refirindose a Guillermo

    Federico II en el texto ya citado: Slo un nico seor en el mundo dice:

    Razonad todo lo que queris, pero obedeced (Kant 5), en la cual se hace

    explcito el doble juego de la sana razn: saber cundo y cmo se hace un

    uso pblico o privado de la razn. El argumento de Ockham es preciso: los

    sbditos no pueden saber esto si no conocen cul y cunto es el poder del

    Papa sobre los mismos. Si lo ignoran, por tanto, deben indagar sobre qu

    cosas y en qu medida le hayan de obedecer. Y el Papa no tiene por qu

    entristecerse, sino alegrarse, si sus sbditos disputando, alegando,

    interrogando, oponiendo o respondiendo, estudiando o de otros mil modos

    se esfuerzan por encontrar qu poder tiene sobre ellos y con que derecho

    obtiene tal poder (Libro I, cap. 5).

    Con esto introducimos las consideraciones que el Breviloquium hace respecto

    a los sbditos, a los que tambin les advierte los peligros de la ignorancia

    MIGUEL NGEL RUIZ GARCA

  • [69]escritos Vol. 17 No. 38 enero - junio (2009)

    de sus propios derechos. Quines son los sbditos? Como lo dice la lengua,

    sbdito es el que se somete a la autoridad de alguien que es superior. Por lo

    que se observa en el texto, sbditos son, en primer lugar los cristianos y,

    extensivamente aunque de modo ilegtimo, los infieles. Si se entiende el

    Breviloquium como un debate en torno a los derechos subjetivos tal como

    lo hace el profesor Villey- entonces la clarificacin del estatuto jurdico del

    individuo como sbdito es una cuestin relevante para la determinacin de

    tales derechos. La pregunta capital la plantea Ockham en los siguientes

    trminos: La potestad del Papa es de derecho divino o derecho humano?

    El derecho divino lo tenemos en las Sagradas Escrituras. Los derechos

    humanos, en cambio, son propios de las leyes y emperadores, como consta

    tambin en las Escrituras (Libro I, Cap. 4). En mi modo de ver, en el marco

    de los derechos subjetivos el Breviloquium inicia la controversia sobre la

    condicin jurdico-poltica del individuo. Aqu hay varias cuestiones que es

    preciso poner en primer plano: la libertad de conciencia; los trminos y la

    extensin de la obediencia, el papel del consentimiento o resistencia a la

    autoridad; la doble legislacin espiritual y temporal, entre otros. En suma,

    el Breviloquium plantea, respecto al concepto de sbdito, el solapamiento

    de cuestiones relativas a la religin, la moral y el derecho y Ockham se

    pone en la tarea de diferenciarlas para dirimir la cuestin de la potestad del

    Papa. Se trata de tres esferas de la accin: el comportamiento del individuo

    como creyente, la autolegislacin en cuestiones relativa a la identidad

    personal la castidad, el ayuno-, y la legislacin civil. No hay en esta

    polmica el inicio del paso de la condicin de creyente a la de ciudadano?

    Yo creo que s. An ms, la ya citada no diferenciacin entre creyente e

    infiel respecto de los derechos subjetivos es un elemento que refuerza esta

    valoracin que enuncio. La continuacin de este debate introducido por

    Ockham dar lugar en el mundo moderno a la diferenciacin de esferas en

    el seno de la razn prctica y de la racionalidad poltica, un ejemplo de ello

    fue el esfuerzo clarificador que Kant realiz en la Crtica de la razn prctica,

    La fundamentacin de la metafsica de las costumbres, La metafsica de

    CONTRIBUCIONES FILOSFICAS DE OCKHAM

    A LA FORMACIN DEL CONCEPTO DE RAZN PBLICA

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    las costumbres, Lecciones de tica, La religin dentro de los lmites de la

    mera razn y en El conflicto de las facultades3.

    As, el captulo cuarto est destinado a ilustrar al pueblo, a los sbditos,respecto de sus derechos: Es menester tambin que los sbditos sepanqu y cunto poder tiene el Papa sobre ellos. Hay que informar a lossbditos leemos en San Gregorio- para que no estn ms sometidos de loque conviene (Libro I, cap. 4). Para Ockham esta ignorancia es un vicioque se ha convertido en naturaleza siglos despus Kant dir que ello esproducto de la falta de valor, la pereza, la cobarda y la comodidad nohacer uso de la propia razn (Kant 3)- y mediante el cual se descuidan losderechos humanos que son comunes a los sbditos, emperadores y reyes.Tales derechos son una posesin comn; ignorarlos tiene como consecuenciasometerse sin razones al poder tirnico del Papa. Citando a Salomn Ockhampuntualiza: donde no hay buen gobierno, el pueblo cae (Libro III, cap. 7).

    Tercero. El desmontaje de la teologa como tribunal civil. El postulado delque he partido, a saber, que el Breviloquium tiene entre sus intenciones lainstitucin de un ejercicio de la razn pblica, es decir, una ilustracin de larazn comn, exige que nos introduzcamos en las siguientes consideraciones,que apuntan a mostrar cmo tal ejercicio presupone interrogar y delimitarel papel del telogo respecto de la poltica. Es un lugar comn en lashistorias de la filosofa admitir la primaca de la teologa la ciencia por

    3 Estudiado en perspectiva histrica, la controversia sobre el poder del Papa puede enlazarsetambin con los escritos de Nicols Maquiavelo, en los que la disputa entre moral, religin ypoltica es evidente. Una reconstruccin histrica del problema se encuentra en el extensotrabajo de Jrgen Habermas sobre la delimitacin entre derecho, poltica y moral. La posicinde Ockham respecto a estas esferas es la siguiente: en cuestiones civiles hay una primaca delderecho; en cuestiones relativas a la conciencia lo es la moral; en cuestiones civiles, aquellas queinteresan a todos para el desarrollo de los derechos subjetivos la primaca la tiene el derecho.Desde el punto de vista del ideal de ciudadana y de la Mayora de edad Kant hizo derivar elderecho del que dice que se trata de una legislacin externa- de la moral, de la que dice que setrata de una legislacin interna. Segn Habermas en las sociedades democrticas tanto la moralcomo la religin se subordinan el derecho (cf. Habermas 2005).

    MIGUEL NGEL RUIZ GARCA

  • [71]escritos Vol. 17 No. 38 enero - junio (2009)

    excelencia de la cristiandad como fuente e instrumento de interpretacin.Asimismo, est acreditada la idea de que para los pensadores cristianos lafilosofa es esclava de la teologa. Se trata de dos prejuicios que determinanhasta el presente la valoracin que tenemos del pensamiento y la culturacristiana en el Medioevo. En caso de admitir la validez de estos prejuicios,hay que reconocer que el Breviloquium es la excepcin. Nos encontramosante un tema que no es marginal ni meramente propedutico para lacomprensin del pensamiento poltico de Ockham. De l se ocupa, entrminos formales, en los captulos siete y diez del primer libro y, en trminosde contenido, a travs de toda la exposicin que teje en los libros siguientes.Conforme a los objetivos filosficos que me he trazado, me limito a hacernfasis en algunas cuestiones.

    Hemos dicho que es un deber de primer orden, tanto para el Papa comopara los sbditos, adquirir ilustracin sobre el origen y la constitucin delpoder civil y de los derechos de los fieles y de los infieles. Tambin quedaenunciado que tal conocimiento conduce a distinciones relativas a la religin,la moral y el derecho. La pregunta ahora es: A quin le corresponde latarea de conocer, informar, investigar, disputar, divulgar o analizar el dominio,los alcances y los lmites del poder del Papa? Aqu entra en juego uncuestionamiento, e indirectamente una delimitacin, al papel del telogoen materias relativas a la vida civil y poltica. Aunque ahora no puedodesarrollarlo como lo exige el tema, este cuestionamiento que Ockhamhace anticipa lo que ms tarde Kant denominar El conflicto de lasfacultades. Para Ockham tal delimitacin requiere reconocer la tarea positivadel telogo, que corresponde principalmente a qu y cunto poder, en qucasos y sobre quines tiene poder el Papa por derecho divino y concedidoslo por Cristo. A ellos solos, no a otros, les corresponde, a no ser questos sepan mendigar algo de la teologa () por tanto, la tarea principalde los telogos es saber qu poder tienen el Papa por derecho divino (LibroI, cap. 7). Es la enseanza pastoral, segn la libertad evanglica, la quedetermina el poder del Papa, pero solo en lo que atae a los bienes espiritualeso concernientes a la fe de los cristianos. Este poder tiene dos restricciones:

    CONTRIBUCIONES FILOSFICAS DE OCKHAM

    A LA FORMACIN DEL CONCEPTO DE RAZN PBLICA

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    no puede ser ejercido tirnicamente y tampoco puede ejercerse sobre los no

    creyentes o infieles, pues, como dice San Gregorio: Es justo que a nadie se

    obligue a creer contra su voluntad (Libro II, Cap. 17). En el captulo diez

    Ockham radicaliza estas restricciones al papel del telogo, pero ahora en

    aquellos asuntos relacionados con el derecho civil: No pertenece a los

    telogos fundamentalmente saber e investigar qu poder tiene el Papa, no

    de Dios slo, sino de los hombres. Corresponde a expertos en derecho civil

    y a aquellos que conocen qu bienes, posesiones, jurisdicciones, libertades

    y derechos les fueron concedidos a los romanos pontfices por emperadores,

    reyes y prncipes y cualesquiera otros (Libro II, Cap. 10).

    Hay un intersticio entre el papel del telogo y el papel del experto en derecho

    civil. En tal intersticio habita el filsofo en el pasaje anteriormente citado

    Ockham se refiere a ste como aquellos que conocen. El filsofo cumple

    el papel de mediador en varios sentidos: entre el telogo y el experto en

    derecho civil; entre la tradicin y el presente; entre el poder instituido y los

    intereses de los sbditos, entre la ignorancia y el saber. Algunas de estas

    mediaciones me recuerda la imagen del filsofo que heredamos de Platn

    especialmente en el Banquete y en el Fedro: un intrprete, no un legislador,

    de lo humano y lo divino. La filosofa es en este sentido mediacin entre el

    saber de los expertos y el saber comn de los mortales pues, como dice

    Ockham refirindose al conocimiento de las decretales y las leyes civiles,

    hasta los analfabetos son capaces de captar que contradicen no slo a la

    verdad catlica, sino a la misma razn natural de modo evidentsimo (Libro

    I. Cap. 8). El filsofo-puente entre la opinin de los mortales y el saber de

    los expertos no se instala en ningn dominio en particular: el filsofo ni

    adoctrina, ni amonesta, ni profetiza, como lo hacen el telogo y el Papa, ni

    legisla como lo hace el jurista. Su modesta tarea consiste en indicarle a

    unos y a otros, lo mismo que a los sbditos, que la jurisdiccin temporal

    pertenece al nmero de las cosas que son necesarias y tiles para vivir bien

    y de forma civilizada (poltice) (Libro II, cap. 7).

    MIGUEL NGEL RUIZ GARCA

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    No por fatiga o falta de entusiasmo suspendo aqu esta aproximacin alBreviloquium de Ockham. Para una sustentacin ms slida del tema queme he propuesto hara falta tambin poner nfasis en otros aportes quehace el Breviloquium. Por ejemplo, el empleo de la retrica en el desmontajede las opiniones que legitiman el poder tirnico del Papa, el cual configuratoda la trama del texto; la cuestin de la hermenutica de la excepcin parala interpretacin renovada de los textos de las Sagradas Escrituras, el derechocannico y el derecho civil; la tensin entre la tradicin y el presente.

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    CONTRIBUCIONES FILOSFICAS DE OCKHAM

    A LA FORMACIN DEL CONCEPTO DE RAZN PBLICA

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    MIGUEL NGEL RUIZ GARCA