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CONTRATO MORAL·CONTRATO POLiTICO: DAVID PAUL GAUTHIER 1. EI hombre y su obra 2. Presupuestos te6ricos 3. Contractual i smo moral Ma Pilar Gonzalez Altable Uni ve rsidad de Valencia SUMARIO 3.1. EI mercado perfecto como uno zona moralmente libre 3.2. Principio minimax de 10 concesi6n relativa - principio maximin del beneficio relo- ti vo 3.3. La situaci6n de regateo in icial y el punto Arquimedeo 3.4. Sujeto del contrato moral 4. Contractualismo politico 5. Bibliografia 1. EL HOMBRE Y SU OBRA D es pues de H ege l, el ultim o gr an fil6sofo sistematico, la fil osofia se di- versifica en una se ri e de te nd enci as cuya s d es igualdades no Ie impiden comp a rtir un obj etivo comun: el de poner en cu e sti 6n los pr es upu es tos metodol6gicos de 10 qu e habia sido la fi losofia mode rn a. Se critic a un cie rto modo de hacer filosofia, el cual es d ese ch ado por su car a ct er ideol6gic o, metafisico o s impl emente es pec ul a tiv o. EI h isto ri cism o, el marxism o, la filosofia anali- tic a, el positivismo en l as cie nci as social es qu e se d esa rroll an en el siglo XIX y han a liment ado el siglo XX , por encima de sus obvi as dif ere ncia s, tuvi e ron como consecuencia inme diat a el qu e en las primer as de cada s del siglo pas ado se cu es ti on ase la vigencia de la filosofia politi ca y se repla nt ease el obj eto y metodo de la fil osofia pra ctica (Ca mp s, 1988: 8). En es t e con texto la filosofia y teor ia politi ca y l a fil osofia moral se yen co mo un as disciplin as que deber ia n pr opiame nt e esta r int er esad as solame nt e en

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CONTRATO MORAL·CONTRATO POLiTICO: DAVID PAUL GAUTHIER

1. EI hombre y su obra 2. Presupuestos te6ricos 3. Contractual ismo moral

M a Pilar Gonzalez Altable Universidad de Valencia

SUMARIO

3.1. EI mercado perfecto como uno zona moralmente libre 3.2. Principio minimax de 10 concesi6n relativa - principio maximin del beneficio relo­

tivo

3.3. La situaci6n de regateo in icial y el punto Arquimedeo 3.4. Sujeto del contrato moral

4 . Contractualismo politico 5 . Bibliografia

1. EL HOMBRE Y SU OBRA

D espues de Hegel, el ultimo gran fil6sofo sist ematico, la filosofia se di­versifica en una serie de t endencias cuyas desigualdades no Ie impiden compartir un objetivo comun: el de poner en cuesti6n los presupuestos

metodol6gicos de 10 que h abia sido la filosofia moderna. Se critica un cierto modo de h acer filosofia , el cual es desechado por su caracter ideol6gico, metafisico o simplem ente especulativo. EI h istoricismo, el m arxismo, la filosofia an ali­tica, el positivismo en las ciencias sociales que se desarrollan en el siglo XIX y han alimentado el siglo XX, por encima de sus obvias diferencias, tuvieron como consecuencia inmediata el que en las primeras decadas del siglo pasado se cuestionase la vigencia de la filosofia politica y se r eplantease el obj eto y metodo de la filosofia practica (Camps, 1988: 8).

En este contexto la filosofia y teoria politica y la filosofia moral se yen como unas disciplinas que deberian propiamente estar interesadas solamente en

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la metodologia de la ciencia politica y en la clarificaci6n de los conceptos mas familiares usados en el argumento politico, tales como «soberania», «el estado», «derechos», ,~usticia» etc., en la clarificaci6n de los conceptos que utilizamos cuando emitimos juicios normativos, juicios morales.

La filosofia practica (es decir , la etica y la filosofia political, no podia ser, bajo el influjo del positivismo 16gico, mas que un conjunto de pseudoproposiciones o de proposiciones carentes de sentido.

Asi nos encontramos con que en la decada de los 50 el pensamiento analitico anglosaj6n, aunque mostraba un positivismo mas moderado, sobre todo gracias a la influencia del segundo Wittgenstein (Macdonald 1968 y Weldon, 1975), nos plante a que la filosofia politica es un saber de segundo orden, cuya funci6n no es aumentar nuestros conocimientos, sino corregir las desviaciones que en nuestros conocimientos pueda introducir ellenguaje inhabilmente manejado. Los juicios en politica y moral derivan desde inferencias deductivas. Sus pre­misas son el resultado de una elecci6n pur a y sobre estas bases los te6ricos morales y politicos no pueden hacer contribuciones sustantivas a sus objetos de estudio, ni pueden tam poco discutir significativamente los fines, prop6sitos o principios (Weldon, 1975, Richte, 1980).

La filosofia analitica positiviza el discurso politico -pasando a ser 10 po­litico objeto de la ciencia politica, en su dimensi6n empirica-, renuncia a la normatividad y a la racionalidad practica. La filosofia politic a y moral en estos momentos ya no constituye ni una fuente de conocimiento ni una fuente de ac­ci6n, se disuelve en el analisis lingiiistico. Unjuicio de valor esta basado sobre una elecci6n que no tienen raz6n 0 fundamento independiente de la persona que 10 hace y por tanto no se puede ser normativo cuando se discute sobre la 16gica 0 el lenguaje del discurso politico . Los principios politicos no son «au­toevidentes» en el sentido de «aceptados como punta de partida sin discusi6n» en el proceso de comprensi6n e interpretaci6n de la realidad social. i,Por que se aceptan como indiscutibles? El individuo puede aceptar principios politicos que estan hasta tal punto incorporados en las practicas 0 instituciones sociales que es inimaginable que sean puestos en duda. Los presupuestos normativos de las instituciones sociales proporcionan asi los principios politicos «evidentes» y crean el marco de discusi6n (Weldon, 1975).

En este momento se entra en una etapa de escepticismo y pesimismo con respecto, a si ala filosofia practica, Ie quedaba algiin campo de aplicaci6n que no fuera la reflexi6n sobre el uso del lenguaje y los problemas metodo16gicos de los que se ocupaban directamente de cuestiones politicas y sociales (Las lett, 1975, Berlin, 1983, Qinton, 1974).

Todo ella parecia dejar sin terreno propio a la filosofia politica, al menos en el ambito anglosaj6n.

Pero a finales de los 60s. los te6ricos empiezan a interesarse por el estudio de la acci6n human a y por su explicaci6n .

Esto tuvo como consecuencia inmediata la critica del positivismo vigente, que posibilit6 el resurgimiento de algunos cambios en la filosofia politica, moral y juridica.

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Todo ello unido al advenimiento de una serie de acontecimientos politicos y sociales que caracterizaron la decada de los sesenta y setenta, fue mostrando 10 indispensable de la filosofia politi ca. Pues como seiial6 1. Berlin, la humanidad seguia estando dividida con respecto a cuestiones que seguian siendo el nucleo central de la teoria politica.

Por su parte, la teoria critic a de la sociedad 1 va a desplegar todo su potencial critico contra el dogmatismo, el positivismo y el historicismo, cuestionandose, en ultima instancia, el modelo de racionalidad imperante, llamese «critica de la raz6n instrumental" (Horkheimer), «critica de la raz6n identificante» (Adorno) 0 «critica de la raz6n unidimensional» (Marcuse), «raz6n dial6gica, comunicativa» (Habermas).

La tradici6n critica de la Escuela de Frankfurt se plantea, pues, la nece­sidad de establecer la relaci6n entre teoria y praxis, asi como la discusi6n sobre la racionalidad moral y su aplicaci6n a los problemas contemporaneos. Esta linea va a ser recogida por Apel y Habermas en los que la conexi6n entre teoria y practica es claramente manifiesta y para los que una teoria critica no tiene sentido como refiexi6n transformadora que plantea claramente 10 que deberia ser.

Estos pens adores en definitiva de fiend en una teoria social global que postula una clara interacci6n entre los fen6menos politicos, sociales y psicol6gicos.

Un numero creciente de problemas politicos y sociales (movidas juveniles, crisis energeticas, recensiones econ6micas, movimientos ecologistas, feminis­tas, pacifistas etc. ) de finales de los 60s. y que se prolongan en las siguientes decadas, a ambos lados del Atlantico, proporcionan la ocasi6n a los te6ricos politicos y sociales para aplicar los instrumentos no solo te6ricos sino tambien cientificos (10 proporcionado por los economistas, te6ricos de la elecci6n racional etc.) al ambito de la praxis.

Esas interacciones son mas obvias en los Estados Unidos donde el movimien­to de los derechos civiles condujo primero a la discusi6n de la desobediencia civil. Discusi6n que llev6 luego a analizar las dimensiones morales envu eltas en la aplicaci6n de los derechos form ales ala realidad practica. La Guerra del Vietnan hizo necesario pensar sobre la legalidad de la guerra, la legitimidad del gobierno que lleva a cabo brutalidades, la desobediencia civil. AI mismo tiempo emergen serias consideraciones sobre los ideales comunitarios y participativos de la sociedad como totalidad, 0 para grupos que eligen vivir asi.

Ademas, todos esos acontecimientos propiciaron discusiones interminables acerca de la «crisis de legitimaci6n >, del capitalismo tardio, los limites de las actitudes centralistas sistematicas, y las posibilidades de autodeterminaci6n individual y colectiva en el nivel sociopolitico, en los que los presupuestos

Se denomina con este nombre a la corriente de pensamiento que surge en los aiios 30 en la Escuela de Frankfurt de la mano de pensadores como Adorno, Horkheimer y que se ha prolongado a traves de pensadores conternporaneos como Habermas etc. Aunque Habermas en concreto con la evoluci6n de su propio pensamiento se ha sepa rado de las lineas generales de pensamiento de es ta escuela.

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tradicionales y las finalidades de las teorias criticas (especialmente la versi6n marxista) han sido desafiados, revisados 0 refutados (Pico 1988: 13-50).

La crisis politic a y social a menudo definida en el contexto del debate sobre el proceso de la modernizaci6n hist6rica y social y el advenimiento de la socie­dad post-industrial ha de ser entendida, sin embargo, en su relaci6n dialectica con la crisis de la cultura, el «final de la modernidad» el nacimiento de una «contra-cultura» y las perspectivas y politic as de la «postmodernidad», que han puesto en tela de juicio los presupuestos normativos de la modernidad, obligando, en alguna medida, a los pens adores situados en el otro polo, esto es en el proyecto normativo de la modernidad a intentar dar respuesta a todos esos interrogantes que las sociedades contemponineas estan planteando y que sin duda es un reto para los te6ricos de la politica.

Todo ella llev6, a finales de los 60, y comienzo de los 70, a muchos autores a reclamar un espacio propio para la filosofia politica y moral. Es un momento donde se empieza a hacer manifiesta la necesidad de refiexionar sobre problemas que habian constituido siempre el nucleo de la filosofia politica: la libertad, la justicia, la igualdad, la obligaci6n politica, la democracia etc. Temas todos ellos que siguen siendo, en la actualidad, objeto de refiexi6n y sobre los que todavia no se ha producido un acuerdo unanime sobre su status y relevancia.

Dentro de esa nueva linea de razonamiento abierta, dentro del proyecto de la modernidad, por pensadores como Rawls, Nozick, Habermas, Dworkin, etc., la obra de David Gauthier Ie situa, por meritos propios, dentro del ambito de discusi6n de la teoria politica 0 moral de raiz moderna y comprometida con la justificaci6n de una estructura normativa para las sociedades democraticas contemporaneas.

D. Gauthier, frente a otros pensadores inmersos en dicho proyecto, ha cen­trado mas su refiexi6n sobre la teoria de la racionalidad practica, intentando lograr una justificaci6n desde la racionalidad de la moralidad, esto es, de las restricciones a las que el individuo ve sometida su actuacion, mostrando que las restricciones que la moral establece en el mundo real interesan a los in­dividuos racionales. En este sentido, su obra representa uno de los intentos mas acabados de unificar la racionalidad individual y la racionalidad colectiva, llevando a su maxima perfecci6n tecnica el proyecto, a veces mantenido por fil6sofos del pasado y del presente, de deducir La moraLidad de La racionaLidad (Calsamiglia, 1989, Montoya, 1991, Gonzalez Altable, 1992).

En este sentido, al igual que Rawls, Gauthier intenta proporcionar una propuesta alternativa a la filosofia analitica, a la filosofia dellenguaje moral anglosajona, que en esta ultima centuria, como ya hemos seiialado, habia defendido como la unica tarea viable de la filosofia practica la refiexi6n metae­tica. Pero no s610 eso, sino tambien superar los planteamientos utilitaristas, justificando la moralidad desde la racionalidad de forma que se logre una con­gruencia entre «raz6n» e «in teres» y recuperando asi uno de los viejos temas ligados al origen mismo de la refiexi6n practica y que ha vuelto ha tener una cierta consideraci6n en nuestro tiempo la idea de que «la moralidad s610 puede

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alcanzar autoridad sobre nosotros si nos dirige a comportarnos de un modo que promueva nuestros intereses reales» (Montoya, 1994: 36) .

D. Gauthier es actualmente uno de los tantos profesores de filosofia en las universidades americanas, que, aunque no es de origen Norteamericano, de­dican toda su vida academica a la «modesta» tare a de adentrarse en los temas de su especialidad; que comunican y comparten sus refiexiones a traves de su participacion en reuniones cientificas con sus colegas. De hecho, si dejamos de lade que en su juventud llego a ser candidato para la Camara de los Comunes de Canada y ocasionalmente columnista de periodicos, y un escritor de temas public os (Vallentyne, 1991: xv-i), no haynada en la biografia personal e intelec­tual de nuestro autor que se salga de los cauces norm ales del devenir general de la vida academica anglosajona. Nace en Toronto en"1932 y se educa en la Universidad de Toronto, despues continua sus estudios en la Universidad de Harvard, donde Ie infiuyo profundamente la obra de R. M. Hare The Language of Moral al convencerle de que la filosofia moral era un campo de investigacion util hasta el punta de que fue la motivacion principal para iniciar la investiga­cion cuyo resultado cristalizo primero en su Tesis Doctoral que presenta en la Universidad de Oxford en 1961 y despues en la publicacion de su primera obra Practical Reasoning. The Structure and foundations of Prudential and Moral Argumets and their Exemplification in Discourse que se publica en 1963, siendo Assistant Professor in Department of Philosophy in The University of Toronto. En 1979 fue elegido Fellow of the Royal Society de Canada (F.R.S. C.).

Desde 1958 a 1980, fue miembro del Departamento de Filosofia de la Un i­versidad de Toronto, siendo elegido Director del mismo desde 1974 a 1979. Posteriormente se traslado a la Universidad Pittsburg, al Departamento de Filosofia, donde actualmente se encuentra impartiendo clases y del que fue Director desde 1983 a 1987, y recibiendo la mencion de Distinguished Service Professor en 1986. Ha estado tam bien como Senior Research Fellow at the Center for Philosophy of Science, y tambien ha estado en otras Universidades americanas como Berkeley, Princeton y UC Irvine (Vallentyne 1991: xv-xvi).

Por 10 que se puede vislumbrar del analisis de sus numerosos articulos y obras sus principales intereses filosoficos han girado en torno ala historia de la filosofia politica, con especial atencion en Hobbes, como 10 muestra, principal­mente, su obra The Logic of Leviathan que publico en 1969 y donde enfatiza la importancia de este autor no solamente como teorico politico sino tam bien como teorico moral, 10 cual supuso una novedad con respecto a las interpretaciones mas tradicionales del pensamiento hobbesiano.

Gauthier se acerca al pensamiento de Hobbes no exclusivamente para analizar 10 que el dijo, sino mas bien para tratar de ver que podemos aceptar y usar de 10 que el dijo . Por ella no es extraiio que la infiuencia hobbesiana recorra toda la obra de Gauthier, hasta el punta que podamos considerarle como un neocontractualista hobbesiano. Para el, quizas, 10 mas importante de Hobbes sea, por un lado, el haber introducido un numero importante de conceptos morales y politicos como son el de «obligacion», el de «autorizacion», este ultimo el concepto politico basico de Hobbes y que, en su opinion, ninglin

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otro teorico politico 10 ha exp10tado tan habi1mente a 1a hora de interpretar 1a re1acion «entre e1 soberano y e1 sujeto, 0 si 10 prefieren, entre e1 gobierno y e1 ciudadano» (Gauthier 1969: vi).

Por otro 1ado, Gauthier considera que Hobbes tiene mucho que enseiiarnos a los que basariamos 1a autoridad 1imitada sobre 1a individua1idad 1imitada. Pues, segUn Gauthier, e1 fracaso de 1a teoria de Hobbes esta precisamente en que e1 construye una teoria politica que basa 1a «autoridad politica ilimitada en una concepcion de la individualidad ilimitada y no confia ni en 1a buena vo1untad del hombre -su buena vol un tad para considerar los intereses de los otros por su propio valor, y no como medios para 1a autosatisfaccion- ni en la eficacia de las instituciones. Precisamente su rehusar a confiar en cada una de elIas explica el fracaso de su teoria. Pero la compresion precisamente de este fracaso nos puede ayudar a desarrollar mejor una teoria sobre e1 poder politico 1imitado partiendo de una concepcion de la racionalidad, de la indivi­dualidad limitada.

Ese interes mostrado por el contractualismo hobbesiano va unido tambien a un interes en el estudio en la historia de la racionalidad practica, donde se centro por llevar a cabo una comprension de la raciona1idad instrumental, de la racionalidad economica, mucho mas que en seguir la linea de pensamiento inaugurada por Kant; tratando de ver hasta que punto partiendo de un indivi­dualismo racional egoista se puedejustificar la cooperacion social, en definitiva una estructura normativa que garantice la cohesion social de forma que la sociedad sea una «empresa cooperativa para el beneficio de todos» (Frances 1988, Montoya 1991, Gonzalez Altable 1993, 1997).

En 1986 publica su obra Moral por Acuerdo (Morals by Agreement) con la que se introduce plenamente en el debate que se desarrollo sobre todo a partir de la obra de John Rawls en 1971, en el cual, el objetivo central de analisis por parte de los filosofos morales, los teoricos politicos y los economistas, era las ideas contractuales de lajusticia. La controversia suscitada por dicha obra fue tan importante que llevo a organizar una Conferencia en el Centro para 1a eleccion Publica de la Universidad de East Anglia, en e1 que un grupo de filosofos, teoricos politicos y economistas Ie sometieron a un analisis critico. Ello fue debido principalmente a 10 novedoso del enfoque gautheriano, pues supuso un ana1isis de la racionalidad instrumental incorporando la moderna teoria de la eleccion racional y las tecnicas desarrolladas por la teoria de juegos, en definitiva empleando los metodos analiticos que han mostrado sus posibilidades en otras ciencias sociales (en particular, en economia), tratando de analizar y cuestionar la bases ideologic as -cifradas en una particular concepcion del individuo, la racionalidad individual y las re1aciones entre las personas- de la sociedad que ha creado y fomentado sus mismas ciencias. Se trata del enfoque de 1a filosofia practica mas facilmente asimilable por teoricos de otras areas. De hecho, el enfoque que mejor ha logrado, durante la liltimas decadas, llevar 1a discusion filosofica y etica al campo de la economia y la politica 0 el derecho. Se ha constituido asi, en torno a 1a teoria de la deliberacion y decision racional,

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un nudo interdisciplinar al que el fil6sofo no puede permanecer ajeno (Frances, 1998: 15-20,31; Vallentyne, 1991).

La repercusi6n de esta obra se puede ver, ademas de 10 ya explicitado, por la serie de simposia que ha generado y que se han publicado en: Ethics 97, 4, (1987), Canadian Journal of Philosophy 18 (2) (1988), Social Philosophy and Policy 5 (2) (1988) y Doxa 6 (1989). Ademas, con esta obra Gauthier nos ha proporcionado unos de los proyectos actuales mas atrayentes y novedosos, dirigido a mostrar que el individuo egoista, maximizador de su utilidad, es un individuo capaz de aceptar una restricci6n moral sobre su comportamiento racional y que los ideales de justicia son individuales, en el sentido de que no se Ie pueden imponer desde fuera al individuo (Gonzalez Altable, 1997: 118).

Posteriormente a la que es sin duda su obra central (Moral by Agreement), Gauthier ha publicado Moral Dealing. Contract, Ethics and Reason, en la que recoge algunos de sus principales articulos anteriores a Moral por Acuerdo, y editado Morality and Rational Sef-Interest, 1970 y Rationality, Justice and the Social Contract Themes from Morals by Agreement, 1993, donde su contribuci6n va encaminada a responder algunas de las cuestiones que se Ie han plante ado con respecto a su teoria expuesta en Moral por Acuerdo.

En sus tiltimos trabajos (<<Political Contractualims», «Constituting Demo­cracy», «Assure and Thereaten», «Public Reason», «The Best of Time» ) Gauthier nos muestra como su teoria es un proyecto abierto cuyo objetivo final es la construcci6n de una teoria de la deliberaci6n racional junto con un desarrollo del contractualismo politico a fin de lograr una legitimaci6n de las estructuras sociales de forma que la democracia pueda dar una respuesta a los problemas que hoy plantea el multiculturalismo. Con 10 cual sus tiltimos articulos enlazan con las refiexiones con que termina Moral by Agreement.

2. PRESUPUESTOS TEORICOS

Gauthier, como otros pens adores politicos contemporaneos, se enfrenta con el problema de lograr una fundamentaci6n de la estructura normativa de la sociedad y conseguir unajustificaci6n racional de las restricciones a las que el individuo ve sometida su actuaci6n y su toma de decisiones al relacionarse con otros individuos en un medio de interacci6n social, como son nuestras socieda­des democraticas occidentales. En este senti do su obra se nos presenta como un intento de unificar la racionalidad individual con la racionalidad colectiva y de mostrar la necesidad que hoy se tiene de construir una teoria moral que proporcione un os principios normativos generales que justifiquen la acci6n politica y la toma de decisiones ptiblicas, que justifique la sociedad politica, el modelo democratico actual (Gonzalez Altable, 1992: 111-112).

Para llevar a cabo ese objetivo, Gauthier es consciente, por un lado, de que el modelo t e6rico aportado por la tradici6n analitica, de la que proviene, tiene

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limitaciones a la hora de su aplicacion en el ambito de refiexion de la filosofia practica. Ello Ie lleva a fijarse en la teoria de la eleccion raciona!2, que pretendia ser una orientacion eficaz para la accion, tanto individual como colectiva, y cuyo empleo y generalizacion por parte de los economistas y teoricos del juego Ie proporcionaban una perspectiva y metodologia de analisis mas apropia­da, en su opinion, para una filosofia practica capaz de abordar sus objetivos centrales. Esto se produjo sobre todo, cuando tuvo conocimiento de un juego, como nos seiiala P. Frances (1998a: 14-15), bien conocido entre matematicos y economistas: El Dilema del Prisioner03•

La incorporacion de esta nueva metodologia a su refiexion teorica permitio a Gauthier mostrarnos una nueva comprension de la racionalidad instrumental, sin negar el valor de la razon ilustrada, que permitiera a partir de ellajustificar racionalmente el comportamientos moral, esto es la aceptacion de la restriccio­nes que sup one la moralidad sobre la busqueda del interes individual.

Pero aunque Gauthier pone de manifiesto la importancia de la teoria de la eleccion racional para la filosofia moral 0 politica: «la teoria moral es un sub­conjunto de la teoria de la eleccion racional», 10 cual nos lleva considerarla uno de sus presupuestos metodologicos, esta no es suficiente, pues linicamente nos permite una formulacion simple y esquematica de un problema clasico. Esta simplicidad suponia que toda accion racional ha de poder ser descrita en funcion del interes individual, 10 cual lleva a Gauthier a intentar otra comprension de la racionalidad instrumental y a defender un fundamento contractual de los derechos, de la justicia e instituciones sociales (Frances 1988a: 11, 16-17, Gonzalez Altable 1992,1997).

Asi Gauthier como teorico de la racionalidad se situ a frente a la concepcion ortodoxa de la racionalidad economica, y 10 hace argumentando desde sus propias premisas pero reformulando su modelode racionalidad, intentandoproporcionar un argumento que respetando la prioridad del interes individual sea capaz de justificar las limitaciones internas al mismo (Frances, 1998a: 13).

La primera vindicaci6n del metodo econ6mico para la filosofia moral fue quizas la de R. B. Braithwaite, 1955. Ver tambien: S. Toulmin, 1970; Javier Muguerza, 1977. La bibliografia sobre el tema del «Dilema del Prisionero» y la teoria de juegos es muy amplia y por ella solo hare una breve referencia: R. Hardin 1982; M. Taylor 1987; E. Ullman-Margaliti, 1977; M. D. Davis, 1971; William Poundstone, 1995, R. D. Luce y H. Raiffa, 1957. Dicho juego suscita la paradoja aparentemente insoluble de que la elecci6n que se presenta a cada jugador individual como maximizante racional aboca a un resultado colectivamente irracional cuando es adoptada por ambos. 0 dicho de otra forma, «este juego ilustra, de un modo simple y preciso, el muy frecuente caso en que una disposicion directamente interesada de todos los participantes en una interaccion trae como con­secuencia un resultado para cad a uno (y por ende para todos ) peor que el que podrian haber alcanzado adoptando cierta disposicion altruista 0 "cooperativa"» (Frances, 1998a: 14). De ahi que, como ejemplo de dicho Dilema, normalmente se senale el «estado de naturaleza» hobbesiano.

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El esquema de ese argumento existia desde que, en los inicios de la moder­nidad, fue necesario explicar la sumisi6n a las normas politic as sin apelar al origen divino del poder del soberano (Frances 1998a: 16). Con esa idea, Hobbes diseii6 un tipo de argumento capaz de explicar la necesidad de union social en terminos comprensibles para individuos concebidos como maximizadores de su utilidad, como «hombres economicos»: contrato social moderno. Por eso no es de extraiiar, como seiiala P. Frances (1998a: 17), «que el empleo del para­digma economico de racionalidad como herramienta metodologica en filosofia pnictica fuese parejo con la recuperacion del contractualismo como modelo de filosofia politica y moral».

Gauthier fue uno de los iniciadores de la recuperacion del contractualismo de corte hobbesiano. Su interes en Hobbes Ie separa deotros contractualismo contemporimeos como el de John Rawls, pero sirvio para introducir a Hobbes de nuevo en la tradicion del contractualismo liberal.

La adhesion al modelo hobbesiano Ie permitira a Gauthier defender, tanto un contractualismo moral, como un contractualismo politico, es decir una teoria que Ie permita no solo lajustificacion de las restricciones que supone la moralidad, sino tam bien lajustificacion y mantenimiento de estructuras politic as y legales, en definitiva de la democracia, a traves de una nueva lectura de la recta razon hobbesiana, que en el caso de aquel se encarna en el Leviatan, y en Gauthier en una constitucion democratica que expresa la voluntad del pueblo.

Gauthier considera que el contractualismo es la linica solucion plausible para superar la crisis de fundamentacion a la que se enfrenta la moralidad hoy (Gauthier, Doxa, 1989:19, 1986: 8 y ss. , 1977:130-164).

De esta forma el proyecto contractualista de Gauthier junto con una teoria de la deliberacion racional que supere las inadecuaciones de una concepcion puramente instrumental de la racionalidad humana son los dos presupuestos metodologicos gautherianos que se articulan en su obra con el objetivo de re­conciliar la moralidad con la racionalidad.

Para Gauthier el contractualismo, es una piedra angular dejustificacion de las practicas y de las instituciones. Pues el contractualista no va a encontrar la bases de la moralidad, ni en los sentimientos que cad a uno pueda tener hacia sus semejantes ni en un deber objetivo, sentido independientemente de nuestro interes individual, sino mas bien en el establecimiento de un orden inteligente de nuestros asuntos mutuos, en una forma que beneficie a todos y cada uno siendo asi racionalmente aceptables para todos (Gauthier 1990:1; 1977: 135ss. ).

El contractualista para Gauthier, igual que para Rawls, no es un utilitaris­ta, pues dirige sus argumentos hacia personas, que si bien son mutuamente desinteresadas (no-tuistas), reconocen al otro como un asociado potencial en una «ventura cooperativa para la mutua ventaja», son capaces de reconocer la racionalidad de la interaccion.

El contractualismo es asi para Gauthier el vehiculo mas prometedor para el proyecto deductivo que tiene entre manos, pues es capaz de aunar todos los

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temas cruciales para la filosofia moral y politica contemponmea, como son consentimiento, mutuo beneficio y cooperacion.

AI contractualismo Ie interesa, sobre todo, la racionalidad de las relaciones entre personas y entre sociedades y sus miembro. Lajustificacion de los dere­chos y deberes , de las instituciones y practicas sociales

En suma, Gauthier recoge la idea de que la esencia de la racionalidad humana, y a veces de la moralidad humana, esta enraizada en la no cion de un contra to, 10 cual es el corazon de la llamada aproximacion contractual al pensamiento moral (Hampton, 1991: 31-35).

Por ella en los dos puntos siguientes nos centraremos en el anaJisis y expo sic ion de las caracteristicas del contractualismo moral (desarrollado fundamentalmente en Morals by Agreement) y el contractualismo politico de D. Gauthier.

3. CONTRACTUALISMO MORAL

Como nos senala Gauthier Moral por acuerdo es: «un intento de escribirteoria moral para adultos, para personas que viven conscientemente en un mundo post-antropomarfico, post·teocenctrico y post·tecnocnitico. Es un intento de apaciguar el miedo, 0 la sospecha, 0 la esperanza, de que sin un fundamento en el valor objetivo 0 en la razan objetiva, en la simpatia 0 sociabilidad, la empresa moral esta condenada al fracaso [Moral Artifice, 1988 (b): 385J.

La moralidad se presenta, asi, como un artifice y el artifice debe ser construi­do con los recurs os de que dispongamos, por eso tanto la teoria de la eleccion racional como el modelo contractual tienen ambos un papel central que jugar a la hora de justificar las restricciones morales como base de configurar una sociedad esencialmente justa, aceptable y promovida por individuos que no pueden ser simplemente identificados con el «hombre economico" sino que son en terminologia gautheriana «individuos liberales".

Moral por acuerdo parte de dos presuposiciones basicas (Gauthier 1986, 1990: cap. IX).

1. La concepcion del sujeto del acuerdo como un individuo racional con una capacidad semantica para la representacion de sus preferencias, deseos y creencias, interesado en realizar una concepcion del bien, pero tambien con una capacidad para la afectividad y la amistad civica.

2. La idea de la sociedad como una <<ventura cooperativa para el beneficio mutuo,,' . En este sentido la sociedad no demanda simplemente 0 sen­cillamente una maximizacion de bienestar, sino mas bien equidad y

Idea que fue acuiiada p~r J. Rawls en su obra Teona de la justicia y que Gauthier com­parte.

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justicia, pues las decisiones sociales no solo estan comprometidas con la produccion de beneficios, sino tambien con su apropiada distribucion

A partir de esas dos presuposiciones basicas Gauthier trata de abordar el problema crucial al que se enfrenta como teorico racional y se pregunta: i,que hace que el individuo que busca maximizar la satisfaccion de sus preferencias considere racional, aceptar restricciones sobre su conducta maximizante y por tanto, participar en ese acuerdo justificativo del orden moral y someterse posteriormente a 10 acordado? 0 dicho de otra forma wor que un individuo racional aceptaria restricciones sobre su libertad y sobre su libre obtencion de beneficios a fin de posibilitar que todos nos beneficiemos de nuestra accion conjunta e interactiva? En suma wor que aceptar las restricciones que sup one la moralidad?

Gauthier se enfrenta, de esta forma, al mismo problema que en su momenta se planteo Hobbes, es decir como justificar racionalmente 10 conveniente para el individuo racional de dejar el estado de naturaleza y pasar a una comunidad social y politica. Y 10 atractivo del proyecto de Gauthier es que sin permanecer ciego a los antagonismos y confiictos de intereses existentes en las sociedades de mercado actuales, pretende justificar un principio de justicia regulador de la cooperacion social, de forma que la sociedad sea vista, por todos sus miembros, como una empresa cooperativa para el beneficio mutuo.

Ello Ie lleva a Gauthier a estructurar su concepcion Moral por Acuerdo en torno a una serie de puntos que estructurare de la siguiente forma:

3.1. El mercado perfecto como una zona moral mente libre. 3.2. El principio minimax de la concesion relativa - principio maximin del

beneficio relativo, como base de la coop era cion social. 3.3. La situacion de regateo racional y punta de Arquimedes, fundamento

del principio de justicia distributiva. 3.4. El sujeto del contrato moral.

3.1. El mercado perfecto como una zona moralmente libre

El punto de partida sera la idea de que el individuo vive inmerso en las rela­ciones de mercado y este, aunque perfectamente competitivo, no es un mercado perfecto, 10 cual plante a la necesidad de imponer limitaciones morales. El mercado imperfecto necesita de la moralidad como complemento: «la moralidad surge del fracaso del mercado» (Morality arises from market failure) (Gauthier, 1986: 84 y ss.).

La situacion del mercado perfecto es una situacion ideal e inversa a la del Dilema del Prisionero, y por ella no es precis a ni necesaria la cooperacion, si por cooperacion entendemos la adopcion de estrategias conjuntas. Justamente por ella el mercado perfecto es, segUn Gauthier, una «zona moralmente libre" (The perfect market: freedom from morality) (Gauthier, 1986: 13,84 ss.).

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El mercado perfecto supone una idealizacion en la cuallas restricciones que impone la moralidad no son consideradas ni racional ni moralmentejustificadas. Se trata de una estructura para la interaccion racional, de acuerdo con la eua! cad a persona disfruta de la misma libertad en sus elecciones y acciones que Robinson Crusue. Es un entorno donde no hay lugar para las restricciones, dado que no hay bases para la parcialidad.

En el entorno que representa el mercado perfectamente competitivo, la respuesta racional de cada individuo es una respuesta maximizadora de su utilidad y, sin necesidad de introducir restricciones sobre ella , el resultado que se obtiene es mutuamente beneficioso.

Todo ella lleva a Gauthier a afirmar que «la moralidad surge del fracaso del mercado», pero no como un mal menor, como senala Glaucon en la Republica de Platon, sino como una necesidad racionalmente aceptada (Gauthier, 1986: cap. IX y X)

Pero la investigacion sobre el mereado nos revelara que el mereado tiene limites y este descubrimiento, nos dira Gauthier, nos ayudara a entender la neeesidad de una zona restringida (limitada) moral y politicamente (Gonzalez Altable, 1997: 107 y ss. ).

El mercado perfectamente competitivo represent a una interaccion ideal, que excluye incertidumbre circunstancial, esto es, las elecciones se hac en con certeza absoluta. Cada uno elige parametricamente, « ... como si sus acciones fueran el unico factor variable, considerando las acciones de los demas como circunstancias fijas. Y cada uno elige como si conociera el resultado de cada una de sus acciones posibles" (Gauthier, 1986: 85).

El mercado perfectamente competitivo es la esfera propia de los bienes pri­vados, y la afirmacion de que las funciones de utilidad de cada individuo son independientes implica, entre otras cosas, que los individuos son conscientes de que sus preferencias no envuelven las preferencias de los demas. Los indivi­duos son mutuamente desinteresados a la hora de dar una respuesta raciona! que maximice su utilidad.

De esta forma par Gauthier el mercado perfecto es una zona moralmente libre, donde no hay confiicto prima facie entre moralidad y racionalidad y don­de la parcialidad esta ausente y un resultado optimo esta garantizado, pues cualquier alternativa a el, que no fuera peor para todos, beneficiaria a algful individuo a expensa de otro.

Sin embargo, aunque el individuo esta inmerso en las relaciones de mercado, nos indicara Gauthier, este no es un mercado perfecta mente competitivo. Ello implica que no podemos considerar a las sociedades de cuasi-mercado como zonas moralmente libres. Interpretarlas asi traeria tropiezos peligrosos como seria el comprender la totalidad del mundo social a la luz de un mercado libre de toda restriccion en situaciones en que la presencia de externalidades, de fuerza y fraude es claramente manifiesta.

Por tanto ya no se trata como en el contractualismo clasico de pasar del estado de naturaleza a fundar un orden social, una comunidad politica, sino el de reconocer que las sociedades en las que nos encontramos inmersos, son

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sociedades de cuasi-mercado, donde la interaccion entre los individuos debe ser regida por unos principios normativos aceptados por todos que superen los desajustes que se producen por la aparicion de externalidades5 de forma que no haya lugar para la aparicion de «gorrones» (free-riders ), «panisitos» y la cooperacion social sea realmente para el beneficio mutuo.

Ello supone que las restricciones de la moralidad son racionalmente nece­sarias para proporcionar las bases para armonizar el inten§s de cada uno con el interes global. Supone, ademas la necesidad de admitir la racionalidad de aceptar una restriccion sobre la conducta maximizadora de utilidad propia de cada individuo. Esto es, de aceptar la racionalidad de una maximizacion restringida y el reconocimiento de que la pura racionalidad instrumental, en el sentido puramente economico, no es suficiente para que logremos un orden social justo. (Gauthier, 1986: cap. VI; 1988 a; 1991: 323-335)6.

3.2. Principio minimax de la conceszon relativa-principio maximin del beneficio relativo

Para Gauthier la maximizaci6n restringida se presenta como la condicion extern a de la interaccion racional. Pues dicha maximizacion justificara la eleccion, por parte de cad a individuo, de una estrategia conjunta: el principio maximin de la concesion relativa.

Como punta de partida tenemos que tener presente que, ante la situacion ideal de interaccion representada por el mercado perfecto y la interaccion del estado de naturaleza, esta el entorno estrategico que suponen la sociedades reales donde nos encontramos. Situacion de cuasi-mercado donde la presencia de externalidades (positivas 0 negativas) impiden la obtencion de un resul­tado optimo y muestra la necesidad racional de unos principios que guien la conducta social.

Todo ella exige un cambio de la conducta racional que viene posibilitado por la razon misma. La razon sugerira a cada individuo cambiar su conducta racional en los entornos de interaccion donde la obtencion de un resultado

Las externalidades pueden ser pos itivas 0 nega tivas, segUn produzcan efectos benefi­ciosos 0 perjudiciales sobre la utilidad de una persona que no es parte 0 es una parte involuntaria en el acto de producci6n, consumo 0 cambio. Las externalidades pueden surgir debido a la existencia de un bien libre, un bien que no es posefdo plivadamente por ningUn individuo 0 grupos de individuo y cuyo uso es a lcanzable a todos. Estos bienes, segUn Gauthier, dificulta n los trabajos efi cientes del mercado al producir externalidades que perturban la armonfa entre oferta y demanda , esencial en el entorno del mercado perfectamente competitivo, trayendo como conse­cuencia la proliferaci6n de «free· riders» 0 «pa rasitos» (Gauthier, 1986: cap. IV, Montoya 1991; Gonzalez Altable, 1997) . Gonzalez Altable 1997: 109.

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optimo depende de la eleccion de una estrategica conjunta, en lugar de elegir estrategias individuales.

La razon ofrece, asi, a cada individuo la posibilidad de obtener beneficios a traves de una conducta cooperativa, al posibilitar comprender la logica interna, la racionalidad intern a de la interaccion cooperativa que se nos presenta como el dominic de lajusticia.

Lajusticia es para Gauthier: (L .la disposici6n a no tomar ventaja de sus semejantes, a no buscar bienes libres, a no imponer costas no compensados, con tal de que los demas esten similarmente dispuestos» (Gauthier, 1986: 113).

La justicia es tambien , segUn Gauthier, una disposicion racional a la conducta cooperativa y por tanto se nos presenta como la condicion posible y necesaria de la cooperacion. La justicia es para la sociedad 10 que el bien es para el individuo. (Gauthier, 1986: 113, 1990: 171).

De esta forma, 10 mismo que los principios a traves de los cuales el individuo persigue su "bien » son el objeto de la teoria de la decision r acional, los principios a traves de los cuales la sociedad persigue la <0usticia» son el objeto de la teoria del regateo racional. Es, precisamente, esta estr echa r elacion entrejusticia y cooperaci6n la que Gauthier qui ere expresar cuando afirma que:

« ... la teoria de la justicia es parte de la teoria de la elecci6n racionah) (Gauthier, 1990: 172).

Ahora bien, i,que condiciones 0 m ejor dicho circunstancias hacen necesaria la justicia, la formulacion de principios normativos, de principios de justicia?

En Gauthier las circunstancias que llevan al individuo racional a aceptar la conducta cooperativa, y por tanto la restriccion que impone la justicia, no van a ser solamente la escasez como en Hume7, 0 la concepci6n del hombre economico egoista (self-interested), el individualista ilimitado, sino tambien la uariabilidad de La escasez.

Para Gauthier los recurs os de satisfacci6n 0 no-satisfaccion no son un suministro fijo sino variable. Esto quiere decir que a traves de la interaccion los costos disminuyen y los ben eficios aumentan, Ello t endni consecuencias tanto negativas como positivas, Los individuos envueltos en la inter acci6n son conscientes de que cad a uno es un competidor para los bienes escasos, 10 que supondni un aumento de los costos, pero al mismo tiempo todos r econocen en cada uno de los demas a un cooper ad or en la producci6n de los suministros, 10 que sin duda incrementara los bien es producidos posibilitando un incremento en los beneficios que cada uno puede obtener.

Mas el equilibrio entre costos y beneficios no se produce de una forma auto­matica como ocurre en la interacci6n del mercado perfecto, sino que aqui en las situaciones de cuasi-mercado, como son nuestras sociedades, n ecesitaremos un m ecanismo que garantice este equilibrio. Este mecanisme es la cooperaci6n, que va a funcionar como la mana visible que permitira la obtenci6n de un resultado optimo, un resultado mutuamente beneficioso (Gauthier, 1986:128, 150).

D. Hume, 1977: vol. II , L. III , part. II ; 1975.

CONTRATO MORAL-CONTRATO POLiTICO: DAVID PAUL GAUTHIER 325

El fracaso del mercado, lleva en deflnitiva a sustituir la interacci6n del mercado por la interacci6n cooperativa donde los sujetos ya no se enfrentan a un problema estrategico individual separado, sino a un problema estrategico comun que debe ser solucionado a traves de un acuerdo sobre una estrategia comun (Gonzalez AItable, 1997: 111).

El acuerdo puede ser implicito 0 explicito, acuerdo 0 convenci6n mas que contrato, pero en ninglin momento ha de considerarse, nos dira Gauthier, como una mera flccion. Pues establece un nuevo modo de interaccion que identifi­camos como cooperacion.

La cooperaci6n no crea, por tanto, una zona moralmente libre como 10 hace el mercado perfecto, sino que mas bien requiere una restricci6n moral, imparcial, sobre la conducta maximizadora simple 0 no restringida (Gauthier, 1986:119).

AI aceptar la estrategia cooperativa comlin como base de sus propias ac­ciones, cada individuo renuncia a las oportunidades de ser un «free-riders» 0

un «parasito» que la competicion imperfecta proporciona a cambio de que los demas renuncien tambien a sus oportunidades similares.

AI elegir cada uno una estrategia comun, busca elegir aquella estrategia con­junta que sea la mas favorable para el. Esto es, aquella estrategia que minimice los costos de su restricci6n y maxim ice los beneficios que recibe de la restricci6n de los demas y de actuar el mismo como un maximizador restringido.

Esta estrategia comun, que es el resultado de un proceso de regateo en el que cad a individuo se ve a S1 mismo implicado con sus semejantes, es el principio minimax de La concesi6n relativa (Gauthier, 1986: cap. V; 1988 (a): 198-203).

Dicho principio es la base de la cooperacion, pues, junto con el principio maximin del beneficio relativo, garantiza que la distribuci6n que se hace de la plusvalia cooperativa es equitativa e imparcial, ya que cualquier otro resul­tado supondria que alguien estaria peor, y ello impediria que la cooperaci6n se realizase.

Nuestro interes nos dira Gauthier, « ... esta en la eleccion de unas bases para la interaccion cooperativa que toma la posicion inicial como dada y nuestro argumento es que, al proporcionar una parte igual 0 equivalente de la plusvalia coope­rativa a todas las personas, el principio asegura que la negociacion imparcial relaciona la contribucion de cada una de las personas que intervienen en la cooperacion con el beneficio que recibe de ella» (Gauthier, 1986: 156).

3.3. La situacion de regateo inicial y el punta Arquimedeo

El problema, llegado este pun to, es que Gauthier tiene tambien que definir la situacion de regateo inicial donde se aceptara el principio base de la coopera­cion, pues, aunque Gauthier qui ere que dicha situacion sea 10 mas parecido al entorno social donde el individuo tiene que desarrollar su vida, tenemos que tener en cuenta que 10 que precisamente vamos a decidir es un principio que

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logre garantizar la ausencia de fraude y fuerza que es algo caracteristico de las sociedades reales, por tanto esos y otros elementos tendran que estar ausentes de esa situaci6n inicia18

Ahora bien, es evidente que 10 decidido por una persona racional en circuns­tancias reales depende en gran medida de su posici6n negociadora frente a sus congeneres. Pero su posici6n de negociaci6n esta significativamente sesgada por las instituciones sociales existentes y por las practicas morales comlinmente aceptadas e incorporadas a esas instituciones. Aunque en si mimo el acuerdo racional es una fuente de estabilidad, sin embargo, esta estabilidad es socavada por la arbitrariedad de las circunstancias en la cuales se lleva a cabo. Para evitar esta arbitrariedad Gauthier propone que las personas racionales pasen del acuerdo de la negociaci6n real a la hipotetica, considerando que practicas hubieran acordado en una situaci6n no estructurada por las instituciones existentes y las practicas que representan, de forma que el acuerdo obtenido fuera igualmente ventajoso para cad a una de ellas9 .

Ahora bien, esta igual uentaja se conseguira sola mente si la situaci6n de regateo es una situaci6n procesalmente equitativa, en la cual cada uno percibe que las practicas acordadas son aquellas que es igualmente racional aceptar para todos, dadas las circunstancias en las cuales el acuerdo es alcanzado. Por tanto, la igual racionalidad exige la consideraci6n, tanto de circunstancias externas no arbitrarias como de procedimientos internos equitativos, que es 10 que garantizara, en ultima instancia, que la practica acordada sea una practica moral y estable (Gonzalez Altable, 1997: 113).

Esta equidad procedimental en el punta de partida la consigue Gauthier al introducir en la situaci6n inicial de regateo la celebre clausula restrictiva lockeana (prouiso) lO .

Esta restricci6n se basa en el requerimiento lockeano de no tomar ventaja, que en su momento supuso un primer intento de racionalizar y moralizar el estado de naturaleza hobbesiano, y que Gauthier acepta introducci6n una modificaci6n que queda como sigue:

« ... Ia clilusula lockeana prohibe empeorar la situaci6n de una persona, excepto para evitar empeorar la propia a traves de la interacci6n con esa persona. Podemos convenientemente decir que la ciilusula prohibe mejorar la situaci6n propia a traves de una interacci6n que empeore la situaci6n de otre. Esto, afirmamos. expresa la idea subyacente de no tomar ventaja» (D. Gauthier, 1986: 205).

La clausula restrictiva introduce as! una estructura rudimentaria de de­rechos y deberes en la interacci6n natural. Cada individuo puede usar sus propios poderes y capacidades como Ie plazca , pero no las de los demas, y esta diferencia es crucial con respecto al punta de partida hobbesiano.

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Ver sobre este punto Gonzalez Altable 1997. Este es el nucJeo del modele contractual de Gauthier, pues nos pone de manifiesto la necesidad de pasar a una s ituacion idea l donde se llegue al acuerdo sobre el principio base de la cooperacion. Sobre este tema ver los analisis de: Gonzalez, 1997: 113; Danielson 1991: 99-111; Hubin and Lambeth 1991: 112-127; Hampton 1991.

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De esta forma la clausula garantiza el derecho exclusivo que cad a uno tiene al ejercicio de sus propias capacidades.

La clausula restrictiva y el principio minimax de la concesi6n relativa, representan, asi, los dos niveles de restricci6n a los que los individuos se ven sometidos cuando actuan racionalmente buscando satisfacer sus preferencias consideradas . Garantiza laprimera la equid ad de la adquisici6n de los derechos que cada uno trae a la mesa de negociaci6n, y el segundo que la distribuci6n de la plusvalia cooperativa sea equitativa, con 10 cualla interacci6n cooperativa es justificada y fundamentada racionalmente, pues un resultado es equitativo cuando satisface los estandares de imparcialidad que son establecidos por la clausula restrictiva y el principio minimax de la concesi6n relativa (Gonzalez Altable, 1997: 114).

Pero ademas el que el resultado del regateo sea aceptable para todos y cada uno de quienes participan en el exige que dicho resultado exprese un punta de vista con el que todos y cad a uno puedan identificarse, 0 sea un punto de vista arquimedeo (Gauthier, 1986: cap. VIII; 1988 b: 414ss.).

El punta Arquimedeo es un punta limite del modelo contractual gautheria­no, que Gauthier define en funci6n de las caracteristicas de sus ocupantes, los actores ideales.

Para Gauthier el actor ideal es un agente racional: un sujeto consciente de su individualidad, aunque no de la individualidad concreta y particular que es. Por eso todos y cada uno de los individuos concretos pueden identificarse con el, aunque el no puede hacer 10 mismo. Esto implica y garantiza que la elec­ci6n de este actor 0 actores ide ales sea una elecci6n arquimedea, una elecci6n imparcial y equitativa (Gauthier 1986: cap. VI y VIII).

De esta forma puede decirse que 10 ideal, en la caracterizaci6n gautheriana de la situaci6n inicial de regateo, esta determinado en su mayor parte por 10 ausente mas que por 10 que esta presente en dicha situaci6n. Pues la completa racionalidad expresada en el punta arquimedeo s610 requiere que el actor ideal sea ignorante de las caracteristicas que tendra y el rol que jugara en cada una de las estructuras sociales factibles entre las que debera elegir (Gonzalez Altable, 1997: 114).

«".Por tanto, el punto de arqu imedeo es la posicion que usted y yo ocupariamos si nos encontraramos a nosotros mismos realizando un acuerdo completamente voluntario e igual con nuestros semejantes. La eleccion arquimedea produce el contrato socia!» . (Gauthier, 1986: 266).

3.4. Sujeto del contrato moral

Llegado este punta nos queda preguntarnos ;,que caracteristicas tiene el sujeto de moral por acuerdo? 0 mejor dicho ;,Cual es la concepci6n de persona, de individuo que subyace en Moral por Acuerdo?

Practicamente las caracteristicas del individuo gautheriano se pueden vis­lumbrar a traves de nuestra exposici6n. Gauthier, al igual que otros contrac-

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tualistas contemporaneos , no desarrolla una concepcion ontologica 0 metafisica del sujeto, sino que mas bien, parte de una idea de sujeto no ajena a la tradicion del pensamiento moderno e inserta en la cultura publica que compartimos y que establece como una presuposicion basica de su teoria.

Para Gauthier el sujeto capaz de aceptar la moralidad entendida como una restriccion imparcial sobre la busqueda ilimitada del interes individual no puede ser el «homo economicus», un maximizador simple, el individualista puro, el individuo ilimitado en sentido hobbesiano, sino el individuo capaz de ser un maximizador restringido, el individuo que Gauthier denomina «indi­viduo liberaj".

El sujeto liberal es el individuo autonomo, con una capacidad para la repre­sentacion semantica base de su racionalidad reflexiva, critic a y maximizadora que Ie permite ordenar en un todo coherente sus deseos, creencias y preferencias (Gauthier, 1986: 324, 1988 b: 387-88, 1988 a: 173-4, 184).

El sujeto liberal al ejercitar su racionalidad, su capacidad de deliberacion, desarrolla el senti do de si mismo, crea su individualidad. Pues al determinar sus propias razones el sujeto establece su individualidad y aunque sus capacidades para la representacion semantica y la deliberacion no se realizan excepto en el contexto socialla deliberacion transciende ese contexto y predispone al sujeto a actuar conforme a la justicia siempre que se den las condiciones racionales para ella (Gauthier, 1988 b: 388).

Mas los seres humanos, por ende el sujeto liberal, no tienen solamente una capacidad semantica, una cap acid ad para la deliberacion racional, sino tam­bien una «affective capacity for morality», esto es una disposicion emocional a adherirse a restricciones previas e independientemente aceptadas (Gauthier, 1986: X; 1988 b: 387s).

De esta forma, la capacidad para la «affective» y la «deliberacion racional» hacen al sujeto liberal el individuo ideal para la cooperacion social, para ser el artifice de un contrato moral y aceptar la sumision al mismo. Pues a traves de la internalizacion de las restricciones morales logra establecer una recon­ciliacion entre el y la sociedad.

Para Gauthier es el individuo liberal quien es consciente de que debe elegir entre muchas formas de vida posibles y de que la amplitud y riqueza de sus elecciones depende de la existencia de otros individuos que tam bien eligen en una forma distinta. Esto Ie hace valorar tanto la participacion como la lucha y el esfuerzo individual y al valorar la participacion valor a a sus socios y valora tam bien las restricciones que la hac en posible, conectandose asi la afectividad con la justicia. Intelecto y emocion producen su ser moral (Gonzalez Altable, 1997: 117).

La sociedad justa es, en definitiva, aquella que esta interesada exclusiva­mente en capacitar a cada individuo para realizar su propio bien en terminos aceptables para todos . Y esto ultimo depende tam bien de un contrato politico que legitime una estructura normativa que asuma ese ideal que exige moral por acuerdo y que se sustenta en la racionalidad deliberativa del hombre. Pues

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moral por acuerdo solo nos ha ofrecido la justificaci6n racional de un ideal de justicia distributiva base de la cooperaci6n social.

4. CONTRACTUALISMO POLITICO

El contractualismo politico nos proporciona, asi, la base contractual que nos permita esbozar los rasgos basicos de una sociedad que pudiera contar con el asentimiento libre de todos, en una hipotetica elecci6n conjunta de los terminos de nuestra interaccion social (Gauthier, 1998: 39).

El objetivo del contractualismo politico es ver la relacion entre las preten­siones de normatividad de una sociedad y las actitudes normativas de sus miembros que se yen a si mismos como personas que ni esperan ni exigen que sus conciudadanos compartan su misma orientacion hacia val ores y normas.

En este contexto el conjunto de practicas y normas sociales tienen un doble aspecto: por un lado, amplian las oportunidades de accion, y por otro limitan los modos y tipos de acci6n permitidos. Ello hace posible que las practicas e instituciones sociales sean vistas no solo como medios de permitir, de hacer posible, que los individuos obtengan objetivos previos mas eficazmente mediante la cooperacion con sus iguales, sino tam bien de expandir el horizonte de los objetivos que los individuos pueden adoptar (Gauthier, 1998 f; 1998 d).

El contractualista, toma como punta de partida una situacion inicial donde no hay ninguna de las posibilidades 0 limitaciones sociales y a partir de ahi las practicas y normas han de ser justificadas ante agentes individuales, definidos unicamente por su capacidad de deliberacion racional.

El contrato social, encierra por tanto, la idea de que el orden politico y juridico ha de ser justificado como el resultado de un acuerdo voluntario y razonable pese a las dificultades para encontrar una interpretacion del acuerdo voluntario que sea a la vez suficiente normativamente y plausible de hecho. Pues una sociedad contractual no implica que todas las relaciones entre sus miembros tengan que ser contractu ales, sino solamente que consideren los terminos de su interaccion voluntaria como el resultado de un acuerdo entre individuos con una racionalidad deliberativa (Gauthier 1998 f: 170-174).

Es, en este contexto, en el de la interaccion real y no hipotetica, donde juega un papel importante la politica deliberativa como procedimiento de legitimacion de un ordenamiento politico y juridico optimo cuya expresion es la constitucion.

Ala politica deliberativa subyace el ideal que presupone el contrato social en la medida que posibilita un intercambio razonado, entre individuos que se reconocen en pie de igualdad, a traves del cual cad a persona tiene la oportunidad de desarrollar cualquier propuesta que con sid ere optima, bajo la linica condicion de que la someta a la consideracion critica de sus semejantes de modo que su adopci6n depende de su capacidad para justificarla ante los demas. Por tanto

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nadie, despues de dar su consentimiento, tiene bases para quejarse de que ha sido incapaz de desarrollar 0 defender sus intereses de forma no comprensible para sus semejantes (Gauthier 1993 c: 315, 320, 322-24).

La politica deliberativa implica, asi, un intercambio razonado entre perso­nas que se reconocen unos a otros como iguales en autoridad y dignidad que se dirigen a responder cuestiones sobre la ordenaci6n publica.

Las instituciones elegidas a traves del proceso de deliberaci6n politica, de deliberaci6n publica encarnan, no ya un ideal de justicia como mutua conve­nienciall , sino un ideal de justicia mas amplio en la medida en que cada uno de los participantes, en esa deliberaci6n, ve a sus semejantes como compaiieros bien venidos, amigos y no meramente como individuos aceptados.

La amistad publica 0 civica se convierte, de esta forma, en una idea clave para Gauthier en «Constituting Democracy», pues no suplanta la necesidad de restringir las acciones estrategicas de cada uno de los participantes en la interacci6n en busca de su mutuo beneficio, sino que la complementa con una exigencia que va mas aHa de que el acuerdo asegure el igual respeto. Pues la amistad civica requiere,

«no que cada uno sumerja su identidad y sus inteneiones en la causa eomun del eoleetivo, sino mas bien que cada uno res pete la identidad e intenciones de sus semejantes, voluntariamente, reconoeiendoles un lugar igual al suyo en los temas comunes (Gauthier 1993 e: 318).

Ello se consigue al designar instituciones y practicas sociales a traves del proceso de deliberaci6n politica que sean el signo visible de esa amistad civica y de 10 que ella supone.

De esta forma la constituci6n encarna un ideal de justicia que requiere, no meramente oportunidades equitativas para que los individuos puedan desarrollar sus planes racionales de vida, sino una afirmaci6n positiva de aquellos planes de vida en tanto que tiene un igual titulo para ser soportados y promovidos por la sociedad.

En este senti do el contractualismo politico que propone Gauthier, a diferen­cia del de Hobbes l2 , nos lleva a legitimar el derecho (law) como un estandar de raz6n publica predominante sobre el ejercicio deljuicio privado y dirigiendo a las personas hacia su mutua ventaja , pero teniendo en cuenta que «esta recta raz6n, que es el derecho, no es ciertamente recta nada mas que por hacerla as! al apropiarnos de ella y someternos voluntariamente a su sujeci6n» (Gauthier, 1993 c: 326).

La constituci6n se presenta asi como una practica politica particular en la cuallos poderes del gobierno son legitimos porque son establecidos y limitados por el consentimiento de «Nosotros, el Pueblo». Y su legitimaci6n descansa en que podemos presentarla como el producto de un intercambio razonado y

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Esa es la debilidad que expresa la concepcion de la justicia desarrollada en Moral por Acuerdo tal como nos 10 plantea el propio Gauthier. (Gauthier, 1986: cap. V; 1982). En el que el derecho proporciona una raz6n publica expresi6n de la voluntad del soberano con autoridad sobre la raz6n privada de cad a individuo.

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realizado en circunstancias en las que todos los miembros participantes en el hubiesen tenido una oportunidad igu al de desarrollar su s inter eses y acomodar los intereses de los demas. Esta es la esencia de lajustificaci6n contractualista com o idea regulativa (Gauthier , 1993 c: 314).

La deliberaci6n racional se presenta, asi, para Gauthier , como el principio central de legitimaci6n tanto del ordenamiento moral como politico. Si hay un minimo univer salizable, est e es el de la deliberaci6n racional . De am que Gauthier en su s ultimos trabajos nos plante a la necesidad de construir una teoria de la deliberaci6n r acional , obj etivo est e ultimo en el cual se encuentra comprometido actualmente .

Ello nos invita, sin ninguna duda, a seguir teniendo en cuenta las pr6ximas reflexiones y aportaciones de est e autor al ambito de la fundamentaci6n y legitimaci6n de las democracias contemporan eas desde el modele contractual liberal.

5. BIBLIOGRAFIA

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