contraste de un enfoque de intervención clínico y uno

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Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno psicosocial al Desplazamiento Forzado Interno: un análisis de caso Valeria Reyes Naranjo Tabla de Contenido Tema, Pregunta, justificación e introducción……………………………..………………... p.2 1. Criterios de búsqueda y selección de información…………………………….……p.3 2. Objetivos generales y específicos……………………………………………………..…… p.4 3. Marco teórico………………………………………………………………………………………...p.4 i. Hacia una definición de la intervención psicosocial…………………..p.4 ii. Qué es la violencia política……………………………………………………….p.10 iii. Qué es el desplazamiento forzado interno………..…………………...p.12 iv. Contextos terapéuticos y no terapéuticos……………………………p.15 4. Análisis comparativo de casos elegidos………………………………………………..p.17 5. Discusión y recomendaciones………………………………………………………………p.27

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Page 1: Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno

Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno

psicosocial al Desplazamiento Forzado Interno: un análisis

de caso

Valeria Reyes Naranjo

Tabla de Contenido

Tema, Pregunta, justificación e introducción……………………………..………………... p.2

1. Criterios de búsqueda y selección de información…………………………….……p.3

2. Objetivos generales y específicos……………………………………………………..…… p.4

3. Marco teórico………………………………………………………………………………………...p.4

i. Hacia una definición de la intervención psicosocial…………………..p.4

ii. Qué es la violencia política……………………………………………………….p.10

iii. Qué es el desplazamiento forzado interno………..…………………...p.12

iv. Contextos terapéuticos y no terapéuticos……………………………p.15

4. Análisis comparativo de casos elegidos………………………………………………..p.17

5. Discusión y recomendaciones………………………………………………………………p.27

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Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 2

Tema: Contraste de enfoques de intervención en el contexto de Desplazamiento

Forzado Interno en Colombia

Pregunta: ¿Cuáles son las diferencias entre un enfoque clínico y un enfoque

psicosocial de intervención en el contexto de Desplazamiento Forzado Interno en

Colombia?

En la intervención se han planteado diversos modelos que han encontrado su

aplicación en distintos contextos con el objetivo de procurarle bienestar y salud

mental a poblaciones en crisis. Muchos han sido los beneficiados por este esfuerzo

conjunto de los profesionales de la salud, quienes, a partir de una tipología compleja

de los fenómenos mentales, pretenden entender, explicar, definir y tratar las

problemáticas que aquejan a los individuos en una comunidad.

Desde los enfoques psicosociales, los problemas se definen a partir de los

diversos factores que atraviesan los múltiples componentes de una comunidad.

Debido a esto, se entiende aquí un enfoque psicosocial como aquel conjunto de teorías

y metodologías que abordan una problemática de manera ecológica, comprendiendo

el fenómeno de manera contextual y comunitaria. Por otro lado, se entiende aquí que

desde los enfoques clínicos analizados en este texto, se hace un detallado estudio de la

psicopatología presentada en los individuos que atraviesan una problemática común.

De esta manera, se procura emitir un diagnóstico con un conjunto de síntomas

prevalentes para realizar una evaluación y planear un tratamiento. Se hace la salvedad

de que hay otros enfoques clínicos que también abarcan teorías ecológicas y

comunitarias, pero para los propósitos de esta tesis, no serán analizados.

A partir de lo anterior, surge entonces el interrogante de por qué, en algunos

casos, se ha hecho una mirada patologizante de los fenómenos sociales, políticos y

económicos como el Desplazamiento Forzado Interno (DFI), reduciendo sus

intervenciones a sintomatologías y diagnósticos. Como explica Beristain (1999) en

Reconstruir el Tejido Social: “Algunos de estos conceptos pueden no ser aplicables en

situaciones de emergencia humanitaria, por la naturaleza colectiva y política de estas

experiencias. [La naturaleza de estos eventos] tiene que ver con el significado social e

individual que tiene el hecho y los recursos que moviliza para enfrentarlo” (Martín-

Beristain, 1999, p. 75)

Page 3: Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno

Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 3

El interés de este trabajo monográfico se centra en la exploración y revisión de dos

enfoques de intervención en el marco del DFI en Colombia desde una mirada crítica y

reflexiva. Su objetivo es revisar, explorar y contrastar en la literatura disponible los

enfoques clínicos (entendidos aquí como el diagnóstico de psicopatologías a los

individuos) con enfoques psicosociales (como lo es la psicología comunitaria, por

ejemplo).

A partir de lo planteado, la siguiente tesis se justifica desde de la necesidad de

comprender a qué fenómenos sociales se enfrenta el psicólogo colombiano en su campo

de acción, cuáles son sus posibles enfoques de intervención para abordar las diversas

problemáticas, y qué métodos o herramientas se emplean actualmente en el contexto de

la psicología para contribuir a la solución de estos fenómenos.

1. CRITERIOS DE BÚSQUEDA DE LITERATURA

La tabla presentada a continuación refleja los criterios tomados en cuenta a la hora de

seleccionar las distintas fuentes de información, así como la literatura relevante. La

búsqueda se realizó de manera exhaustiva, teniendo en cuenta los criterios

mencionados, con el fin de enmarcar el objetivo central de esta tesis y sustentarla de

manera efectiva.

Criterios de búsqueda Años Desde 1980 hasta 2013

Términos clave Intervención psicosocial, intervenciones psicosociales en Desplazamiento Forzado Colombia, Intervención comunitaria, Intervención sistémica, Enfoques metodológicos psicosociales, intervención en crisis, TEPT en desplazamiento, Investigación Acción Participativa, Intervención en Violencia política, investigaciones en DFI

Bases de datos y Bibliotecas Virtuales

Diálogos productivos TAOS, EBSCO Host, Google (Para reportes de ONGs/Legislaciones/Ministerios), Google Scholar, PIUPC, Psicodoc, Revista de Estudios Sociales UNIANDES, Redalyc, Scielo, Catalogo Universidad San Buenaventura Medellín, ACNUR, OIM

Page 4: Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno

Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 4

2. OBJETIVOS

General

1. Comparar un enfoque de intervención clínico con un enfoque psicosocial en el

contexto de Desplazamiento Forzado Interno

Específicos

1. Identificar cuáles son los principales enfoques de intervención al fenómeno de DFI en

Colombia para establecer qué herramientas tiene el psicólogo en este campo de

acción

2. Identificar los principales problemas de la población desplazada según la literatura

para establecer los retos que tiene el psicólogo en el proceso de intervención en el DFI

3. MARCO TEÓRICO i. Hacia una definición de la intervención psicosocial

En la literatura existen varias definiciones de lo que es una intervención, todas

ellas desde un enfoque teórico particular. Antes de revisar algunos tipos de intervención,

conviene entender que los contextos en los cuales se interviene son, ante todo, con-

textos, es decir, textos construidos con otros (Polo, 2012) y, por tanto, se dan a partir de

la interacción entre personas que comparten preocupaciones complejas de lo social, lo

económico, lo político, lo cultural y/o lo religioso. Este carácter de complejidad hace que

la disolución de problemas en contextos sociales, en general, y de violencia política, en

particular, no pueda alcanzarse desde una perspectiva o enfoque teórico específico, sino

que se requiera diseñarla y evaluarla desde un ámbito transdisciplinar (Aldana & Reyes,

2004).

En la literatura revisada, se encuentran diversos modelos que aportan una

definición a lo que es una intervención. Algunas intervenciones utilizan un enfoque

denominado como “práctica basada en la evidencia”, por ejemplo, y se basan en el

conocimiento empírico acumulado de la academia científica en cuanto a trastornos

mentales para intermediar entre la psicopatología y el individuo por medio de guías,

manuales y protocolos, posicionándose desde un modelo de la psicología de la salud, la

clínica, la psiquiatría o la medicina. “La práctica basada en la evidencia es un aspecto de

la promoción de la salud que describe un proceso de usar la mejor evidencia científica

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Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 5

disponible para responder a la pregunta de: ¿qué funciona mejor?” (Vandiver, 2009,

p.55). Desde este enfoque, se parte de una serie de conocimientos pre-existentes sobre

los fenómenos que aquejan a los individuos, y se intenta decidir qué tratamientos

resultarán más efectivos para alcanzar los objetivos que se plantea el terapeuta (uno,

incrementar la base empírica clínica y dos, disminuir síntomas). En estos enfoques, es

posible identificar que en algunos casos (la psicoterapia, por ejemplo, o los inicios de la

Psicología Clínica en la década de los 40’s), se aplicaba el Modelo Boulder (1949, citado

por Schnitter, 2012) en el cual la triada del científico-terapeuta era aquella de la

evaluación-diagnóstico-terapia. Este modelo fue asociado al Modelo Médico por Shakow

(1947, citado por Schnitter, 2012), el cual parece haber introducido un sesgo a la

práctica clínica tradicional de la psicología, por concebir los problemas mentales como

enfermedades y no como trastornos. Lo que conviene entender en este contexto de la

intervención, es que tales modelos olvidan el ámbito relacional y contextual, postulando

la intervención clínica como un campo y no como un razonamiento (Schnitter, 2012). Las

consecuencias de esta limitación se reflejan en la poca profundidad producto de un

análisis reducido a evaluar, diagnosticar y tratar des-contextualizadamente a las

poblaciones que afrontan crisis fundamentalmente sociales. Se hace entonces, sobre todo

después de la crisis de la modernidad en los años 70, un llamado a la práctica

transdisciplinar en los contextos de violencia política y crisis social. A raíz de este

llamado, surgen intervenciones de carácter psicosocial.

Por otro lado, existen intervenciones estrechamente vinculadas al enfoque de

derechos, en el cual los grupos de personas tienen un derecho a gozar de ciertas

normativas dentro de la constitución de un país, y se ubican en el paradigma del derecho

internacional y los derechos humanos (Uprimny & Saffon, 2007). En este paradigma, la

definición de tres temas es fundamental para los tomadores de decisión en la

implementación de políticas públicas, al menos, en el caso de Colombia. En primer lugar

están los programas de reparación, entendidos no sólo como restitutivos de los

derechos, puesto que en el caso de Colombia las víctimas de violencia política son, en su

mayoría, población excluida y desigual que antes del hecho violento no estaba en el

pleno goce y realización de sus derechos. Por tanto, se propone una reparación

transformadora, entendida como una acción que no solamente enfrente el daño causado

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Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 6

sino también enfrente “las condiciones de exclusión en que vivían las víctimas y que

permitieron o facilitaron su victimización” (Uprimny & Saffon, 2007, p. 35). En segundo

lugar, se debe entender la política social del Estado como originaria de un Estado Social

de Derecho consagrado en la Constitución Política, la cual cobija los derechos sociales,

económicos y culturales (DSEC) de todos los ciudadanos. Este carácter social del Estado,

según los autores, permite comprender que es éste (y no otros organismos o

instituciones), el encargado de asegurar estos DSEC garantizándolos a poblaciones

vulneradas, desiguales y marginales, cumpliendo así con la “justicia distributiva” que

caracteriza la constitución. En tercer lugar, los autores presentan un esbozo de lo que es

la “atención humanitaria” y plantean que ésta debe ser entendida desde el

humanitarismo o principio de humanidad encontrado en la Constitución como “Principio

de solidaridad” (art. 95, inciso 2 de la Constitución Política) y, según la Sentencia SU –

256 de 1996, es el Estado quien debe proteger los derechos fundamentales de las

personas. La ayuda humanitaria es, en esencia, una ayuda temporal a las víctimas de

desastres (naturales o humanos), “tendiente a garantizar su subsistencia, aliviar su

sufrimiento y proteger su dignidad y derechos fundamentales en situaciones de crisis”

(Uprimny & Saffon, 2007,p. 45).

El enfoque de derechos, por lo tanto, es una perspectiva teórica para el

entendimiento de los procesos de desarrollo humano basado en “el respeto de los

estándares internacionales de derechos humanos, y que se dirige específicamente a la

promoción y protección de éstos” (Robinson, 2001 citado por Serrano, 2007).

Adicionalmente, el enfoque de derechos es diferente de otras prácticas habituales de

intervención pues “se reconoce a las personas como titulares de derechos y, por tanto,

las acciones están encaminadas a garantizar la realización de esos derechos” (Vargas &

Gambara, 2012). Esta distinción es crucial a la hora de entender los ciclos de

intervención desde el análisis hasta la evaluación de los programas sociales, porque

parte, no de la satisfacción de necesidades o de la promoción de capacidades de la

comunidad, sino de la realización y el goce de los derechos que dictamina la norma para

la condición que satisface esa comunidad (sea víctima, desplazado, etc). El enfoque

basado en derechos humanos (EBDH), por tanto, le aporta unos criterios específicos a la

intervención que son destacadas por Fernández Aller (2009, citado en Vargas, 2012)

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Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 7

entre los cuales están los siguientes: a) Facilita el seguimiento de las iniciativas pues

especifica metas y estándares a cumplir para garantizar el mínimo goce esencial básico

de derechos, y esto permite medir avances y progresos; b) Hace una descripción de lo

que los Estados deben hacer para promover la efectiva realización de los derechos

humanos, y define los roles que deben jugar los interesados en la intervención;

c)Reconoce el principio de igualdad y no discriminación; d) Contribuye a reducir la

vulnerabilidad, en tanto que enfatiza la efectiva distribución de recursos en las

poblaciones más marginadas y excluidas de la sociedad; e) Plantea un cambio de

orientación en los criterios usados en el proceso de análisis de las situaciones que

afectan el bienestar de las personas y las colectividades, centrando la atención en las

causas estructurales de vulneración de derechos presentes en distintos niveles de

influencia.

Las intervenciones comunitarias, por otro lado, se centran en la construcción de

narrativas colectivas, en la reconstrucción las memorias de la comunidad, y se explican

desde un paradigma ecológico-transaccional (Alviz Rizzo, 2009; Montero, 1984). Como

expuso Arango (2006) en uno de sus textos sobre la historia de la psicología comunitaria

en Colombia: “contar la historia de la Psicología Comunitaria en Colombia es, por una

parte contar la historia de las comunidades colombianas y, por la otra, contar lo que

hemos hecho los psicólogos comunitarios en nuestro trabajo con ellas” (p. 1). Esta frase

resume precisamente ese elemento de construcción de significado indivisible de la

historia de las comunidades atendidas por los profesionales pertenecientes a esta rama

de la disciplina. Por desgracia, son pocos los reportes y avances de ésta en Colombia

dentro de la disciplina psicológica a pesar de que lleve desde 1948 desarrollándose y

consolidándose (Arango, 2006, p.4). Sin embargo, Montero (1984) resalta el trabajo

realizado en Colombia del antropólogo Orlando Fals Borda (1959) en cuanto a métodos

y procedimientos desarrollados con el objeto de movilizar a un grupo particular por

medio de la participación comunitaria.

Desde mediados del siglo XX comenzaron a emerger y consolidarse en

Latinoamérica otras psicologías que apuntan a enfatizar el carácter social del rol del

psicólogo en las problemáticas de la región. Entre ellas se encuentra la Psicología Social

Comunitaria o Clínica Comunitaria (Fals Borda, 1959-1977; Montero, 1984; Rodríguez,

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Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 8

2003) , la Psicología Política (Montero, 1991) o de la Liberación (Montero, 1980) en

Venezuela o la Psicología Social como Crítica (Piper, 2002) en el Cono Sur. Todas estas

prácticas enfatizan que el desarrollo comunitario “es producto de la acción comunal,

resultante del hecho de que la comunidad se hace cargo de sus propios problemas y se

organiza para resolverlos ella misma, desarrollando sus propios recursos y

potencialidades y utilizando los extraños [excluyendo así] toda idea de paternalismo,

cuyos efectos son contrarios a la idea misma de desarrollo comunal” (Fals Borda, 1959,

citado por Montero, 1980, p. 161).

Un elemento central que comparten estas prácticas comunitarias es lo que en

España se comenzó a denominar como “ Investigación-Acción Participativa (IAP)” ( Hills,

Mullett & Carroll, 2007; Quiñones, 2010; Seguí Dolz, 2012) la cual se puede definir como

“una colaboración entre grupos/participantes, políticos/tomadores de decisión, e

investigadores de una comunidad para crear nuevo conocimiento o entendimiento

acerca de un asunto práctico con el fin de traer cambios a esa comunidad” (Hills et al.,

2007, p.127). Los autores continúan explicando que: “La IAPBC (Investigación Acción

Participativa Basada en la Comunidad) es un abordaje planeado y sistemático de los

aspectos relevantes para la población diana, requiere participación de la comunidad en

la investigación, tiene un foco en la solución de problemas, está dirigida al cambio de la

sociedad, y logra una contribución duradera a la comunidad” (Hills et al., 2007, p. 127).

Luego de este recorrido por la historia de la intervención, resulta necesario

comprender las dimensiones del término ‘psicosocial’. El elemento psicológico de lo

psicosocial atañe al bienestar y la salud mental de los individuos. La OMS define la salud

mental como: un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus

propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar

de forma productiva y fructífera, y es capaz de hacer una contribución a su comunidad

(OMS, 2011). Adicionalmente, la dimensión positiva de la salud mental se destaca en

la definición de salud que figura en la Constitución de la OMS: “La salud es un estado

de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones

o enfermedades” (OMS, 2011). De esta definición deviene entonces la dimensión

psicológica. Ahora, en la dimensión social de lo psicosocial encontramos una

interacción entre el sujeto y su medio social inmediato. En esto se incluyen todos los

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Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 9

cambios de índole social que componen a una comunidad o sociedad conformada por

individuos. Podemos decir entonces del concepto de ‘intervención psicosocial’ que

ésta significa la intermediación de agentes externos en situaciones de interacción

entre el individuo y su medio social que apuntan al bienestar entendido como un

estado psicológico complejo en las personas.

Dentro de este encuadre conceptual, es necesario hacer un énfasis en la cultura

como marco de referencia para diseñar una intervención. Las intervenciones

culturalmente apropiadas se caracterizan por hacer una lectura del contexto específico

de intervención, teniendo en cuenta sus situaciones problemáticas, los actores

relevantes, los recursos de que dispone la comunidad, y las debilidades que pueden

fortalecerse (Aldana & Reyes, 2004). No se trata simplemente de una traducción de un

programa de implementación diseñado en otro país o en un contexto diferente. Tampoco

se trata de una adaptación directa del contenido, puesto que para un contexto éste puede

ser ajeno a su medio social inmediato. “No es suficiente obtener una traducción

apropiada de los mensajes del inglés o francés para lograr una intervención que

podamos utilizar en algún país castellanoparlante […] el desarrollo de una intervención

culturalmente adecuada requiere una serie de pasos comenzando con la investigación

básica que identifique adecuadamente los valores específicos del grupo, sus normas,

expectativas y actitudes hacia el comportamiento señalado” (San Juan, 1996, p. 39).

La importancia de hacer intervenciones culturalmente apropiadas está

relacionada también con la resiliencia colectiva entendida como “tanto lo que la gente

puede hacer por ellos mismos como con la búsqueda de formas efectivas en las que los

actores externos faciliten y apoyen la coherencia del terreno para promover

significativamente la resiliencia del sistema” (Almedom, 2008, p. S1). Es decir, existen

dos dimensiones en la intervención: 1) evaluar cuáles son los recursos propios que la

comunidad posee y tiene el potencial de desarrollar, y 2) diseñar cuidadosamente la

intervención basándose en estos recursos y potenciales para aumentarlos. Esto

asegura intervenciones sostenibles y eficaces, por oposición a intervenciones con un

enfoque de ayuda humanitaria en las cuales las personas pasan a depender de los que

proveen la ayuda por tiempo indefinido.

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Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 10

Además de esto, algunos interventores sociales plantean objetivos distintos para

intervenir: “en Colombia, al igual que en otros países, son frecuentes las iniciativas de

intervención en contextos sociales. Los gestores de estos programas se plantean mejorar

la calidad de vida de la población incidiendo sobre los problemas que se reconocen

socialmente relevantes. El énfasis que se le concede a estas problemáticas va cambiando

en función del contexto político del país y de las instituciones responsables de su

administración” (Vargas, 2007, p. 536). Por un lado, San Juan (1996) señala que “esta

extraña ambición en alcanzar la felicidad, siempre tan esquiva, podría ser […] el meta-

objetivo de la intervención psicosocial, encontrar el equilibrio entre la existencia

animal primaria y esa realidad cada vez más compleja y artificial a la que nos

enfrentamos pero que nosotros mismos hemos ido construyendo” (pp. 35). Marín

(1996; citado por San Juan, 1996), por otro lado, añade que: “desafortunadamente, la

mayoría de los trabajos en prevención primaria, secundaria o terciaria se han

realizado sin dar mucha importancia al rol de la cultura en el comportamiento de las

personas” (pp. 37). Realmente, muchos autores a este respecto, plantean sus objetivos

según el contexto socio-histórico pero partiendo de presupuestos teóricos desde el

enfoque o paradigma de su formación como profesionales.

Uno de aquellos contextos socio-históricos, en el cual se han explorado diversas

estrategias dentro de varios enfoques y paradigmas de la formación profesional del

psicólogo, es el contexto de la violencia política, el cual incluye al DFI como uno de sus

tipos. Para entender el desplazamiento como fenómeno, será entonces necesario

adentrarse a comprender brevemente en qué consiste la violencia política y por qué

genera unos efectos tan devastadores en la población.

ii. Qué es la violencia política

El fenómeno de violencia política tiene muchas variantes, pero en todas ellas, el

común denominador es un efecto devastador y de gran alcance para los que son

víctimas de él. Según Sluzki (1994) existen dos factores de los cuales deriva este

efecto devastador en las personas. El primero alude a que la violencia física y

emocional es perpetrada por quienes tienen la responsabilidad social y legal de cuidar

a los ciudadanos, de mantener el orden en su mundo, de preservar la estabilidad y

predictibilidad de sus vidas. El segundo alude a la transformación de carácter

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Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 11

protector en carácter violento que se da en contextos en donde se falsea o destruye el

significado y se niega dicha transformación (Sluzki, 1994, p. 350).

Claramente, se observa cómo la violencia política subraya la transformación de

los actores responsables de la protección de sus ciudadanos en actores que usan el

terror y la fuerza como acciones sociales de coerción y control. La definición de

violencia, además, está estrechamente ligada a los hechos traumáticos. Desde una

mirada más estandarizada, el DSM – IV- TR plantea que un trauma psíquico es la

“exposición personal directa a un suceso que envuelve amenaza real o potencial de

muerte o grave daño u otras amenazas a la integridad física personal, o ser testigo de

un suceso que envuelve muerte, daño o amenaza a la integridad física de otra persona,

o enterarse de la muerte no esperada o violenta, daño serio, amenaza de muerte o

daño experimentados por un miembro de la familia u otra relación cercana (criterio A

1)” (APA, 2000).

Sin embargo, aunque esta definición de un evento traumático contiene varios

elementos, no subraya la condición más importante de la violencia política como

tipología particular de la violencia: la no-accidentalidad, la intencionalidad, el carácter

transformativo de protector a victimario. El carácter político de la violencia radica,

precisamente, en el elemento del aparato ideológico, del régimen político que, ya sea

directamente, o indirectamente, incide sobre el bienestar y el orden de las vidas de las

víctimas. Según Sluzki (1994), la violencia puede entenderse en un “Campo de

intensidad y frecuencia” en el cual se ubican las categorías de Bajo nivel de amenaza,

alto nivel de amenaza, experiencia abrupta y experiencia repetitiva. El siguiente

diagrama sirve para entender estas dimensiones:

Figura 2: Dimensiones de violencia política (Sluzki, 1994, p.355)

Page 12: Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno

Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 12

En un primer plano de la cartografía se encuentran las experiencias abruptas de

baja, media y alta intensidad de amenaza o violencia. Las experiencias en este plano

son inesperadas, representan una novedad en el contexto del sujeto, y están

acompañadas de amenazas o violencia indirecta leve. Esta primera dimensión causa

una fuerte disonancia cognitiva en los individuos, al no comprender de dónde se

origina la fuente de su desestabilización (Sluzki, 1994). Otros efectos en esta área de la

cartografía de la violencia incluyen el ataque o fuga, cuando el nivel de amenaza es

medio, y parálisis de la acción o trastorno de estrés post-traumático (TEPT) cuando el

nivel de amenaza es alto. En este último caso, la persona corre un alto riesgo en su

vida e integridad. La dimensión que incluye experiencias repetitivas de bajo, medio y

alto nivel de amenaza o violencia explica que éstas aluden a experiencias correctivas o

impositoras de normas sociales de manera coercitiva y opresiva. Los tipos de efectos

que resultan de esta dimensión de violencia incluyen la socialización cotidiana en un

nivel bajo de amenaza, el lavado de cerebro en un nivel medio de amenaza, y la total

sumisión en el nivel más alto de amenaza (Sluzki, 1994).

Según lo expuesto acerca de las dimensiones de violencia, conviene

determinar el carácter de las crisis sociales de violencia política específicos en

Colombia. Primero, porque permite una lectura profunda y comprensiva del

fenómeno de crisis así como también de la pertinencia de intervenir. Segundo, porque

advierte la naturaleza de las necesidades de la población diana que requieren atención

en la intervención. En Colombia, los fenómenos de violencia política más comúnmente

reportados son: el desplazamiento forzado interno (DFI) (Serrano, 2007), el secuestro,

la tortura, las masacres (PIUCP, 2008), y por último, la desaparición forzada de

personas (Muñiz & Restrepo, 2005). Aunque estos fenómenos de crisis están

presentes en otros países de América latina como Chile (Lira, Beckett & Castillo,

1989), es pertinente mencionarlos para comprender en qué escenarios se interviene

como terapeuta social en este país. Sin embargo, el que es objeto de análisis aquí será

el fenómeno de DFI expuesto a continuación.

iii. Qué es el Desplazamiento Forzado Interno (DFI)

El fenómeno de Desplazamiento Forzado Interno es entendido desde diversas

perspectivas como una forma de migración al interior de un país fruto de un desastre

Page 13: Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno

Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 13

(natural o producto del conflicto armado). Desde el marco legal, se concibe al

desplazamiento como un “cambio de habitación y de trabajo, la [re]ubicación de

personas dentro de las mismas fronteras de su país y el origen del hecho de las

violaciones al DIH y a los DDHH” (PIUCP, 2008). Adicionalmente, el desplazamiento se

constituye como una forma de desarraigo, no sólo en términos materiales como la

tierra, la propiedad o el comercio, sino también en términos de significado, memoria y

vínculos con los vecinos y con la comunidad que se abandona. Las personas

desplazadas:

“Se han visto forzadas u obligadas a escapar o huir de su hogar o de su lugar de

residencia habitual, en particular como resultado o para evitar los efectos de un

conflicto armado, de situaciones de violencia generalizada, de violaciones de los

derechos humanos o de catástrofes naturales o provocadas por el ser humano, y

que no han cruzado una frontera estatal internacionalmente reconocida”

(ACNUR, 1998)

Con respecto a los aspectos demográficos identificados en la población

desplazada por la violencia política en Colombia, las estadísticas de la ACNUR y la OIM

concuerdan que, aunque se sondearon alrededor de 3,7 millones de personas

desplazadas, se calcula desde mediados de los años 80 un total que podría llegar a los

5 millones y que va en aumento (ACNUR, 2013). Los departamentos desde los que más

se desplazan los afectados por el conflicto armado son: Tolima, Meta, Antioquia,

Caquetá, Cundinamarca, Santander y Chocó (Falla, Chávez & Molano, 2003) aunque en

el último informe de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento

(CODHES, 2012) se indica que son 17 de los 32 departamentos del país los que

actualmente presentan este fenómeno.

Las situaciones que generan desplazamiento en Colombia que se incluyen en el

marco del conflicto armado se han enlistado por la Unidad de Atención Integral al

Desplazado (UAID) a partir de los hechos violentos del mismo. En particular se

mencionan como razones para desplazarse los siguientes hechos: amenazas, tortura,

masacres, desapariciones forzadas, destrucción de viviendas, bombardeos,

homicidios, despojos de tierras, reclutamientos forzosos y abusos sexuales (Falla,

Chávez & Molano, 2003).

Page 14: Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno

Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 14

En cuanto a los efectos psicosociales que genera el desplazamiento, los

problemas asociados se manifiestan en varias dimensiones, tales como el género, las

necesidades emergentes, la reconfiguración de los roles familiares o las estrategias de

afrontamiento que surgen. Varios autores concuerdan que los más afectados son los

niños, los jóvenes y las mujeres (Ministerio de Salud, 1999; ACNUR, 2013; OIM, 2013).

El conflicto armado obliga a esta población a abandonar su lugar de origen de manera

abrupta, y su condición de sujetos en tránsito los empuja a una rápida reorganización

en donde los elementos psicológicos trastocados por el desplazamiento son relegados

a un segundo plano, pues las necesidades básicas de supervivencia son las que se

ubican como prioritarias en la experiencia luego de la migración (Ministerio de Salud,

2003).

Así pues, “el desplazamiento puede ser considerado como un acontecimiento

estresor traumático que pone a prueba la estabilidad personal y la solidez del núcleo

familiar y social” (Falla, Chávez & Molano, 2003, p. 226), y en este sentido, las

dimensiones de los efectos psicosociales ocurren en un plano individual, en uno

familiar y en uno social o comunitario. A nivel individual, la persona puede

experimentar, en términos tanto psicológicos como fisiológicos, luego del evento:

estrés, temor, ansiedad, depresión, pérdida de autoestima, paranoia, procesos de

culpabilización, deseos de venganza, ideación suicida, victimización, ruptura de redes

familiares y sociales, desarraigo, y marginación, entre otros (Falla, Chávez & Molano,

2003; Ministerio de Salud, 1999; Restrepo & Muñiz, 2005). A nivel familiar, se

experimentan rupturas o separaciones, reasignación de roles y responsabilidades,

(Falla, Chávez & Molano, 2003), y duelos no elaborados (Bello, 2004). A nivel social o

comunitario, se da un fenómeno de particular interés dentro del marco de

desplazamiento, pues las poblaciones se ven obligadas a alojarse en nuevas

comunidades receptoras, generando así un choque cultural y en muchos casos,

conflictos entre las primeras con las segundas: “Las comunidades receptoras son parte

de la problemática, comparten la desestabilización y el deterioro de su tejido social,

generando diversas reacciones frente a la población que recibe y hacia ella misma”

(Ministerio de Salud, 1999, p.1).

Page 15: Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno

Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 15

Por último, es importante reconocer que el desplazamiento producto de la

violencia política es ante todo y en sí mismo, una forma de responder ante el conflicto

y al alto nivel de amenaza, por lo cual se puede considerar como una estrategia de

afrontamiento para salvaguardar la vida (Bello, 2004). Sin embargo, no todos los

enfoques de intervención comprenden al desplazado de esta manera.

El fenómeno de desplazamiento forzado es pues uno complejo que ya lleva más

de 20 años y que ubica a Colombia en el tercer lugar de migraciones internas en el

mundo. La sección descrita a continuación resulta útil para considerar en el análisis de

los casos de intervención en el desplazamiento forzado. Esto se debe a que la

magnitud de la problemática es tal que en algunos enfoques, los contextos no dan para

una intervención psicológica individual en un espacio designado, sino que requieren

crear contextos no terapéuticos que abarquen las distintas dimensiones del

desplazamiento de manera ecológica.

iv. Contextos terapéuticos y no terapéuticos

La diferenciación entre estos dos contextos resulta clave para esta tesis porque

permite evidenciar en qué lugar espacio-temporal ocurren las intervenciones. Por un

lado, Cirillo (1994) plantea que los contextos terapéuticos son claramente definidos

por las partes interesadas como terapéuticos, es decir, con un conjunto de reglas, un

motivo de consulta claro, y un contrato terapéutico específico. Por otro lado, los

contextos no terapéuticos son aquellos en donde se reconstruye y declara la causa de

la intervención porque no está claro cuáles son las reglas del contexto y, por tanto, el

interventor tiene que crear la pertinencia de intervenir. En estos contextos,

usualmente hay un meta-contexto (un ente regulador macro que atraviesa un

contexto psicosocial, que bien puede ser el Estado, las ONG’s, o las Naciones Unidas)

que solicita la intervención a la población afectada por un problema o una crisis social,

de tal forma que el interventor en contextos no terapéuticos asume un rol distinto al

de un interventor en contextos de terapia (Polo, 2012).

Plantear las intervenciones en crisis desde contextos no terapéuticos representa

una ruptura en la concepción de las intervenciones psicosociales anteriormente

descritas, puesto que implica que todo el proceso de planificación del programa se

construya con los participantes de la población, sin conceptos a priori de ellos, y que

Page 16: Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno

Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 16

les permita ser los propios expertos de sus vidas, con una apertura a generar el

cambio esperado por ellos y no por el interventor. Mientras que en los contextos

terapéuticos se tienden a atender síntomas del individuo (patologías), en los

contextos no terapéuticos se atienden las situaciones problemáticas que aluden a

todos los niveles de una sociedad, desde el individuo, pasando por su red social y su

familia, a la comunidad, luego a la sociedad dentro de la cual se enmarca esa

comunidad, y por último al aparato que gobierna a esa sociedad de manera ecológica.

Montero (1984), menciona en los orígenes, fundamentos y principios de la

Piscología Social Comunitaria (PSC) cómo esta noción de niveles de impacto proviene

de la Psicología Ecológica Transaccional la cual ha hecho grandes contribuciones a la

PSC: “La idea fundamental es que [la salud mental en la comunidad] será mejor

servida reajustando el ambiente social en lugar de la psiquis individual¨ (Newbrough

& Christenfeld, 1974, citado por Montero, 1984, p. 393). Así, se hace evidente

resignificar el espacio terapéutico comprendiendo que éste puede no estar delimitado,

sino ser creado con las poblaciones intervenidas, contando con sus recursos como

comunidad para comprender y responder ante las crisis sociales que están

afrontando.

Conviene, por último, señalar que los contextos no terapéuticos definidos aquí

también se entienden como “intervención en la investigación” (Serrano García e

Irizarry, 1979, citado por Montero, 1984) o como “Investigación-acción participativa”

que consiste en un cambio paradigmático de la forma en cómo se ha venido

interviniendo en la transformación de las comunidades: “La razón de esta posición

que adopta un científico con la transformación social y de identificación con los

procesos de desarrollo socioeconómicos de un país, radica en la constatación de que

estos procesos tienen una finalidad o telos, cuya transcendencia sólo puede

aprehenderse mediante la participación activa en ellos” (Fals Borda, 1967, p. 274,

citado por Quiñones, 2010, p. 102). Adicionalmente, toda investigación en un contexto

es una forma de intervención, por lo cual la presencia de los investigadores modifica la

conducta de los participantes (Polo, 2012).

A lo largo de este marco teórico se ha procurado brindar a lector suficiente

información de la literatura disponible sobre los enfoques de intervención que

Page 17: Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno

Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 17

actualmente hay en el campo de acción del psicólogo colombiano. A continuación, se

realizará un análisis casuístico de dos enfoques de intervención en el contexto de

Desplazamiento Forzado Interno, con el fin de responder a la pregunta de cuáles son

las diferencias entre los enfoques de intervención desde la clínica, y aquellos enfoques

de intervención llamados psicosociales. El siguiente análisis se realizará desde una

perspectiva cualitativa. De esta manera, se revisarán los elementos que componen a

cada caso, para así extraer sus características principales y determinar los aportes

desde cada enfoque de intervención en el contexto de desplazamiento en las distintas

regiones de Colombia.

4. ANÁLISIS DE LOS CASOS SELECCIONADOS

La fase analítica del presente texto consistió de la búsqueda sistemática de

literatura a través de bases de datos, así como de la selección y decantación de casos

de intervención en el marco del desplazamiento forzado interno en Colombia que

pudieran responder a los objetivos planteados aquí (Falla, Chávez & Molano, 2003).

Estos objetivos, a su vez, se convirtieron en los criterios de selección y la estructura de

análisis. De esta manera, los cuatro casos seleccionados y presentados a continuación

se analizarán a la luz de: 1) el enfoque de intervención propuesto para el estudio del

fenómeno del DFI en cada caso; 2) la definición del problema desde éste enfoque; y 3)

la metodología o herramienta empleada en el estudio de la problemática a partir del

enfoque de intervención propuesto. Se expondrán dos casos desde la psicopatología y

se contrastarán con dos casos desde la problemática con el fin de comparar las

posibilidades de acción en el Desplazamiento Forzado Interno.

I. Desde la psicopatología del DFI

CASO 1: “Eficacia de un programa de grupo estructurado en estrategias de

afrontamiento para Desorden de Stress Pos-Traumático en adultos y adolescentes en

situación de desplazamiento”

(Rodríguez, 2006)

El caso 1 es el reporte de un estudio de corte cuantitativo que evaluó la eficacia

de un programa de terapia cognitivo-conductual en un grupo estructurado. Lo

anterior con el fin de promover el desarrollo de estrategias de afrontamiento

Page 18: Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno

Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 18

emocional, cognitivo y social para una población en situación posterior al

desplazamiento de adultos y adolescentes con Estrés Postraumático (TEPT). Dicho

programa contó con la participación de nueve adultos y diez adolescentes (N=19)

entre las edades de 30 y 55 años, y 15 y 18 años respectivamente. La metodología del

programa contó con diez encuentros de intervención en formato de entrevista semi-

estructurada (Bobes, Bousono, Calcedo & González, 2000; citado en Rodríguez, 2006),

en donde se incluyeron las medidas pre y post del nivel de severidad del TEPT con la

escala PSD (Escala de Diagnóstico de Estrés Postraumático) (Foa, 1995 citado en

Rodríguez, 2006) así como una medida adicional un mes después. Los resultados

señalan que hubo una reducción significativa en el nivel de severidad de los síntomas

impactando positivamente en el nivel de funcionamiento de los participantes

(Rodríguez, 2006).

A partir del resumen del caso, es posible analizarlo según los tres criterios de

los objetivos. En primer lugar, el enfoque de intervención esbozado en el estudio se

centra en un trastorno (el TEPT), en la severidad de sus síntomas, y en el tratamiento

de los mismos a partir de una metodología que se centra en la psicopatología. Por

tanto, se utiliza una escala estandarizada (el PSD de Foa, 1995) validada en términos

de confiabilidad por el DSM-III-R (Rodríguez, 2006) siguiendo los criterios del DSM

para categorizar los niveles de severidad de los síntomas que presentan los

participantes en situación de desplazamiento, y de esta manera se genera un plan a

seguir para reducir los síntomas en intervenciones grupales que se enfocan en la

promoción de estrategias de afrontamiento desde el modelo cognitivo-conductual.

En segundo lugar, en el estudio de Rodríguez (2006) se define al

desplazamiento forzado como un problema que genera un impacto en la población,

pues se le reconoce como el responsable de las experiencias de crisis de las personas o

familias (Rodríguez, 2006). Adicionalmente, el estudio contextualiza al lector en la

multi-causalidad de la problemática del desplazamiento forzado, enfatizando que, si

bien la psicoterapia individual contribuye a la ayuda psicosocial de las personas en

situación de desplazamiento, la naturaleza compleja del fenómeno hace que esta

modalidad por sí misma no sea suficiente para aplacar los efectos biopsicosociales

(Rodríguez, 2006). Otro aporte importante que realiza la autora en el reporte es el

Page 19: Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno

Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 19

hecho considerar la necesidad de “comprender de qué manera esta perturbación (el

estrés postraumático) ha limitado la capacidad de desarrollo de las personas,

manifestándose en estados de desesperanza, ausencia de metas, lesión de autoestima,

pérdida de vínculos, y, lo que es aún más grave, un aumento en la violencia” (Codhes,

2000; citado en Rodríguez, 2006, p. 261). Según lo establecido, el artículo reconoce las

múltiples dimensiones que hacen parte de la problemática del DFI en su marco

teórico, pero hace énfasis en cómo la presencia de una patología específica (el estrés

postraumático) limita la capacidad de desarrollar estrategias eficaces en la población

desplazada para afrontar su situación. Esto lo hace Rodríguez (2006) por medio de la

manifestación de síntomas que vuelven disfuncionales las estrategias de

afrontamiento de las personas. Consecuente con esta definición, se propone un

tratamiento basado en el TEPT.

En tercer y último lugar, se encuentra que la metodología y las herramientas

empleadas son acordes con el enfoque de intervención desde el cual se entiende el

desplazamiento forzado en el estudio de Rodríguez (2006). Dado que se elige centrar

el estudio en la intervención de un trastorno, los instrumentos de medición son

consecuentes en la medida en que son válidos y confiables estadísticamente para

cuantificar los niveles de severidad del estrés postraumático en los participantes. Esto

se evidencia en la elección de la escala de PSD que incluye medidas pre y post, en el

empleo de los criterios del TEPT del DSM-IV-TR, y en una entrevista semi-

estructurada que pueda emplearse en las sesiones de intervención de terapia

cognitivo-conductual.

Del Caso 1 es posible concluir que presenta un enfoque de intervención que

conceptualiza al desplazamiento forzado como un generador de crisis, reconociendo

la complejidad de este fenómeno, y enfocándose en una de sus dimensiones: la

individual. A partir de este énfasis, se trabaja desde un marco cognitivo-conductual

para reducir los niveles de severidad de la sintomatología que presentan los

participantes, y en consecuencia, se asocia esta reducción al impacto positivo en su

funcionalidad. Sin embargo, como la autora misma señala, si bien el estudio revela

resultados prometedores en el campo de la intervención individual, existen aún otros

Page 20: Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno

Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 20

factores del complejo fenómeno del DFI que deben considerarse a la hora del

acompañamiento psicosocial.

CASO 2: “Estudio epidemiológico del Trastorno por Estrés Postraumático en población

desplazada por la violencia política en Colombia” (Alejo, Rueda, Ortega & Orozco, 2007)

El caso presentado a continuación es el reporte de un estudio epidemiológico

de la identificación y caracterización de síntomas propios del TEPT en población

desplazada por la violencia. Es un estudio de corte cuantitativo transversal que contó

con una muestra estratificada de 851 participantes en quince asentamientos de

población desplazada en Bucaramanga y en el área metropolitana. Como instrumentos

de medición para el TEPT se usaron la entrevista estructurada CAPS (Clinical

Administered PTSD Scale for DSM – IV) y la escala de tamizaje para traumas DTS

(Davidson Trauma Scale), encontrándose una prevalencia del 21% del trastorno

presente en la muestra. Tras un análisis de regresión logística, se identificaron como

factores asociados a la prevalencia: el estado civil; la edad; la escolaridad; la

frecuencia del consumo de alcohol; y la morbilidad física de tipo crónico.

En cuanto al enfoque de intervención, los autores claramente enmarcan a su

población desde el modelo psicopatológico del Trastorno de Estrés Postraumático a

partir de un estudio cuantitativo del mismo, aunque también advierten, como en el

Caso 1 que “los modelos psiquiátricos de estrés son inapropiados para la

conceptualización de la violencia y la represión políticamente inducidas, debido a que

esta visión reduce los problemas sociales, políticos e históricos a un nivel individual”

(Alejo et al.,2007, p. 625). Esto resulta interesante, dado que toda esta investigación

gira en torno a la conceptualización sintomática del trauma en el 21% de los 851

participantes que fueron elegidos para el estudio. Es así como, a pesar de la salvedad

que realizan Alejo et a. (2007) en su estudio, éste termina reduciendo la complejidad

del fenómeno de Desplazamiento Forzado Interno a un conjunto de síntomas, pues, a

pesar de que proveen información valiosa para la disciplina, se realiza una

patologización del DFI excluyendo factores importantes como los significados, las

memorias y las estrategias de afrontamiento que cada participante ha recogido de

esta experiencia.

Page 21: Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno

Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 21

Consecuentemente con esto, el estudio de Alejo et al. (2007) define la

problemática del desplazamiento forzado como una consecuencia de la violencia

política en Colombia que afecta la salud mental y en la cual se generan “síntomas tales

como recuerdos e imágenes intrusivas sobre acontecimientos violentos, pensamientos

recurrentes que producen malestar, pesadillas, respuestas de sobresalto, ansiedad,

sensación de desapego y un futuro desolador [que] se identifica con el nombre de

trastorno por estrés post-traumático (TEPT) o PTSD (Postraumatic Stress Disorder)

(American Psychiatric Associacion [APA], 2002)” (Alejo et al., 2007 p. 625). Desde la

conceptualización de la sintomatología, se procede a configurar un diagnóstico (el

TEPT) en la población desplazada, y se hace un estudio de su prevalencia, incidencia y

datos sociodemográficos que describen el perfil del desplazado. Sin embargo, los

autores del texto incurren precisamente en aquello que ellos mismos advierten en

cuanto a los modelos psiquiátricos de estrés: el reduccionismo sintomatológico a nivel

individual de los efectos psicológicos que produce el desplazamiento forzado.

En tercer lugar, y a propósito de cómo se realiza este perfil del desplazado, la

metodología de investigación en este estudio es de tipo cuantitativo. Esto les permite a

los autores lograr el propósito de hacer un estudio epidemiológico del TEPT con

población en situación de desplazamiento a partir del uso de la entrevista

estructurada CAPS en la cual se buscó que los participantes cumplieran los criterios

diagnósticos en una escala dicotómica para los 17 síntomas del TEPT. El otro

instrumento utilizado aquí fue la escala de tamizaje para Trauma en adultos DTS.

En suma, el estudio de Alejo et al. (2007) plantea un enfoque de intervención a

partir de la psicopatología, en donde el desplazamiento se considera como el

detonante o evento traumático (Alejo et al, 2007, 632) que da origen la compleja

sintomatología que presenta una persona con TEPT. Adicionalmente, el estudio se

centra en las estadísticas de una muestra representativa y estratificada de

desplazados, enfocándose en la presencia de síntomas, y en las posibles correlaciones

con aspectos de carácter demográfico como la edad, el estado civil y el consumo de

alcohol, sin incluir otras dimensiones del DFI en Colombia.

II. Desde la problemática del DFI

Page 22: Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno

Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 22

CASO 3: “La resiliencia en familias desplazadas por la violencia sociopolítica ubicadas

en Sincelejo” (De La Ossa & Godín, 2007)

El Caso 3 es un estudio de corte cualitativo con el objetivo de identificar los

factores protectores en la población desplazada que pudieran permitir a las familias

afrontar su situación desde su lugar de origen hasta la ciudad de Sincelejo. El estudio

se fundamenta a partir de la perspectiva de la resiliencia señalada por Borys Cyrulnik

(1999), en la cual se señala que las personas son resistentes y tienen habilidades de

comunicación, pedir ayuda, resolver problemas, autonomía, proyección a futuro, y

espiritualidad, más allá de su vulnerabilidad. El instrumento usado para comprender e

interpretar el significado del fenómeno de desplazamiento forzado fueron los relatos

de vida, resignificando la experiencia de las familias a partir de una connotación

positiva y optimista, así como de la adquisición de conciencia sobre sus propias

habilidades. El estudio también enfatiza que esta connotación les permitió abordar la

situación de desplazamiento de una nueva manera, oponiéndose a los enfoques

patologizantes y victimizantes. Por último, se culmina con una sugerencia para que las

bases de las políticas sociales de intervención se diseñen a partir de los factores

protectores identificados, con la participación activa de las comunidades, haciéndolas

agentes activos de sus propios cambios (De La Ossa & Godín, 2007).

En primer lugar y con respecto al enfoque de intervención desde el cual se

aborda el desplazamiento forzado, los autores hacen énfasis a lo largo de éste artículo

en una lente humanista desde el reconocimiento de los recursos y capacidades

propias de las personas en condición de desplazamiento, usando como constructo la

resiliencia (Cyrulnik, 1999; citado en De la Ossa & Godín, 2007) para fundamentar el

enfoque del estudio cualitativo. Desde esta perspectiva de la resiliencia, los autores

(De La Ossa & Godín, 2007) hacen uso de cuatro categorías propuestas por Cyrulnik

(1999; citado en De la Ossa & Godín, 2007) para conceptualizar la resiliencia: 1) Éxito

social (que incluye las dimensiones de flexibilidad, comunicación, sentido del humor y

empatía; 2) Resolución de problemas (que incluye las dimensiones de elaboración de

estrategias, pedir ayuda, crítica y creatividad); 3) Autonomía (con las dimensiones de

sentido de identidad, autocontrol, autosuficiencia y autoconocimiento); y, por último,

4) Propósitos (incluyendo las dimensiones de metas propuestas, optimismo, fe y

Page 23: Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno

Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 23

espiritualidad) (De La Ossa & Godín, 2007). A partir de dichas categorías se formaron

cuatro ejes temáticos desde los cuales se reportaron los resultados de las entrevistas

cualitativas con cinco familias provenientes de distintas regiones, ubicadas en la

actualidad en Sincelejo.

Por otro lado, en cuanto a la definición de la problemática del desplazamiento

forzado, los autores eligen conceptualizarlo en términos semánticos como “una de las

principales problemáticas de orden social producto de la violencia que ha expuesto a

la población civil a situaciones de tensión” (De La Ossa & Godín, 2007, p. 156).

Adicionalmente, para describir brevemente los impactos del desplazamiento, hacen

uso de las estadísticas de la Red de Solidaridad Social, de la misma manera que los

Casos 1 y 2 arriba analizados, enfatizando la preocupación de ocupar el lugar de la

mayor crisis humanitaria y de derechos humanos en Colombia (De La Ossa & Godín,

2007). Sin embargo, lo que contrasta trascendentalmente con los dos casos desde la

patología es su interés consciente por diferenciarse de estas aproximaciones:

“En Colombia, este fenómeno ha sido ampliamente estudiado desde el

dolor, el sufrimiento y la patología, sin pensar en la otra cara de la

moneda que es la de las potencialidades y recursos de los seres humanos

para afrontar y sobrepasar una situación extrema. Estas potencialidades

que poseen los seres humanos para afrontar situaciones adversas y salir

fortalecidos de ellas es lo que se conoce como la Resiliencia…” (De La

Ossa & Godín, 2007, p. 156)

Lo anterior es consecuente con el instrumento y la metodología empleados en

este estudio, dado que es gracias al uso de los relatos de vida, los auto-reportes y el

esquema de la casita para las familias como estrategia de evaluación e intervención,

que se logró una resignificación de la situación de desplazamiento para las familias

participantes, en donde éstas encontraron los propios recursos que correspondían a

las categorías propuestas por Cyrulnik (1999; citado en De la Ossa & Godín, 2007).

Adicional a esto, se usó la escala ESRENI que mide aptitudes resilientes en niños de 9

a 11 años para validar los datos de este segmento de los participantes. En cuanto a la

metodología de análisis, se usó el microanálisis “línea por línea” (De La Ossa & Godín,

2007) de los auto-reportes y las entrevistas grabadas, con el fin de interpretar la

Page 24: Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno

Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 24

información de acuerdo a las categorías planteadas en el enfoque de intervención

desde la Resiliencia.

El estudio de De la Ossa y Godín (2007) es entonces una aproximación que

contrasta con los casos anteriores en los tres criterios de análisis planteados.

Primero, su enfoque de intervención se fundamenta en las potencialidades y recursos

de resiliencia de las personas en condición de desplazamiento, no en un conjunto de

síntomas que describan a nivel intrapsíquico los efectos psicológicos de ser un sujeto

desplazado. Segundo, la definición del fenómeno de DFI aquí mencionada está

claramente esbozada desde un marco de “orden social” (De La Ossa & Godín, 2007,

p.156) y se centra, no en la vulnerabilidad o la patología, sino en el otro efecto del

desplazamiento forzado: los recursos del ser humano que emergen de una situación

extrema. Tercero, los instrumentos de recolección de datos y de intervención son

consecuentes con el objetivo de potencializar recursos y resignificar la experiencia

del desplazamiento en las familias participantes a partir de relatos de vida en donde

emergieran las propias herramientas de éstas.

Sin embargo, aunque se trabaja a nivel familiar y comunitario con las cinco

familias, procurando realizar una resignificación de la experiencia, en el Caso 3 no se

reporta un seguimiento a estas historias de vida, ni al estado mental de cada

individuo, por lo cual se evidencia una falta de rigor descriptivo con los participantes.

Este elemento también contrasta porque en los casos Desde la patología sí se realiza

este seguimiento que resulta fundamental para conocer la eficacia de las

intervenciones o los efectos de las investigaciones en campo. Así, aunque la

profundidad de este estudio cualitativo es mayor al estudio epidemiológico (Alejo et

al., 2007) en términos de comprensión de la problemática del DFI, a este estudio de

De la Ossa y Godín (2007) en términos metodológicos le hace falta una descripción

más detallada de los participantes, así como un seguimiento post-intervención, el cual

es primordial, no sólo en términos éticos, sino también para evaluar el alcance y las

limitaciones que el enfoque de la resiliencia puede tener en los participantes

estudiados e intervenidos.

Page 25: Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno

Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 25

CASO 4: “Significados de justicia: una reflexión a partir de un estudio con personas en

situación de desplazamiento forzado por la violencia política” (Carreño & Trujillo,

2011)

El caso presentado a continuación es un estudio cualitativo que tuvo como

objetivo comprender los significados de justicia que fueron construidos por la

población en situación de desplazamiento forzado por la violencia política en

Colombia. Dicha población estuvo vinculada a procesos de intervención en la

Fundación Menonita Para el Desarrollo Comunitario (Mencoldes) durante los años

2002 y 2003 en Bogotá. Para la comprensión de la problemática se incluyeron tres

enfoques teóricos fundamentales de acuerdo con los autores (Carreño & Trujillo,

2011): 1) la psicología cultural (Bruner, 1991; citado en Carreño & Trujillo, 2011) ,

con énfasis en el lenguaje y el reconocimiento del papel de las narrativas en la

construcción de significados de justicia; 2) la historia de la filosofía, con el fin de

contextualizar el desarrollo del concepto de justicia en el marco de la reconstrucción,

reparación y reconciliación (Lederach, 1998; citado en Carreño & Trujillo, 2011); y 3)

desde el abordaje sociohistórico de la violencia política y el DFI en Colombia.

En primer lugar, los autores del estudio introducen a la psicología cultural de

Jerome Bruner (1991), como elemento fundamental para analizar el papel del

lenguaje en la construcción de los significados de justicia que cada uno de los

participantes llevó a cabo durante sus procesos de intervención en Mencoldes y en su

experiencia con el desplazamiento. En segundo lugar, utilizan la historia de la filosofía

para explicar que este estudio se inscribe, no en la vía lingüística en donde el

pensamiento sólo tiene lugar en el lenguaje, ni en la vía de la lógica de un lenguaje

estricto u objetivo (Vallmajó, 2002; citado en Carreño & Trujillo, 2011), sino en “una

vía etimológica […] donde se considera que hablar de una cosa es recrearla,

configurarla” (Carreño & Trujillo, 2011, p. 270). Por último, ubican al estudio en un

abordaje sociohistórico de la violencia política a partir de la inclusión de procesos de

reconstrucción (Martín-Beristain, 2000; citado en Carreño & Trujillo, 2011), haciendo

hincapié en los procesos de impunidad y de verdad en la memoria histórica del

imaginario colectivo de la población desplazada.

Page 26: Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno

Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 26

En cuanto a la definición del problema, los autores del estudio eligen abordar la

problemática del desplazamiento forzado interno a partir de un marco del derecho,

explicado en términos de justicia. En ésta se incluye el pluralismo jurídico

supranacional para explicar los diferentes tipos de justicia (comunitaria, indígena,

guerrillera, miliciana, bandas y/o paramilitarismo) que existen y los diferentes

elementos que usan estas justicias para funcionar (abuso de poder por medio del

terror). El desplazamiento es entonces un producto directo y una forma de control

que usan estas justicias no Estatales en su proceso de instaurar un régimen autoritario

en la población (Carreño & Trujillo, 2011). Así pues, este estudio define al

desplazamiento desde un marco de los derechos humanos y la psicología social

(Martín-Baró, 1990; citado en Carreño & Trujillo, 2011), en el cual se hacen visibles

relaciones de poder que emergen en la guerra psicológica entre los diferentes tipos de

justicia no estatal y la población coaccionada a abandonar su lugar de origen.

Por último, en cuanto al instrumento o metodología desde el enfoque elegido,

los autores realizaron este estudio desde un método cualitativo, dividiendo su estudio

en cuatro fases: 1) Acercamiento a la población mediante la Fundación Mencoldes y

selección de seis personas en condición de desplazamiento; 2) reunión con

participantes seleccionados para explicarles objetivos y contenido de la investigación,

así como para firmar el consentimiento informado; 3) recolección y categorización de

datos por medio de entrevistas en profundidad, organización de temas y narrativas en

un ordenamiento matricial (Geertz, 1989; citado en Carreño & Trujillo, 2011), y

análisis de las narrativas acerca de la construcción de significados sobre el

desplazamiento, la violencia y la justicia.

Estos instrumentos son consecuentes con los enfoques teóricos desde los cuales se

abordó esta investigación. Por otro lado, la definición del problema, aunque cuenta

con un énfasis en lo social y en las relaciones de poder para lograr control y

dominación de la población civil, no cuenta con una explicación desde lo psicosocial

para comprender las experiencias intrapsíquicas de cada individuo, sino únicamente

los significados que éste construye de la justicia, la violencia política y el

desplazamiento forzado. De esta manera, aunque se cumple con el objetivo

investigativo, hay unas dimensiones del desplazamiento que se están dejando de lado.

Page 27: Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno

Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 27

Para finalizar, el análisis de estos cuatro casos en el Desplazamiento Forzado

Interno en Colombia permitió evidenciar los matices que cada enfoque de

intervención, tanto desde la psicopatología como desde la problemática, aportan al

fenómeno en cuestión. Fue llamativo encontrar que los enfoques de intervención

desde la psicopatología reconocen abiertamente y tratan de superar sus alcances y

limitaciones frente a la comprensión del DFI, por considerarse éste como uno de los

fenómenos más complejos en la situación actual del país. Por otro lado, existen

también enfoques como los dos casos presentados desde la problemática, que

atienden los problemas del DFI de manera más ecológica, abordando significados,

narrativas y memorias, así como estrategias de afrontamiento propias de cada

individuo desplazado forzosamente, pero también, de comunidades enteras sometidas

al choque cultural que produce el fenómeno. Así, la conclusión es, por un lado,

gratificante, pues se reconoce que los profesionales de la salud en Colombia aportan

desde múltiples ramas teóricas brindando atención integral. Por otro lado, sin

embargo, fue interesante comprender en qué aspectos es necesario trabajar y diseñar

mejor las intervenciones desde cada enfoque para asegurar un rigor y un seguimiento

a las poblaciones desplazadas.

5. DISCUSIÓN

El desplazamiento forzado interno es, sin duda, un complejo fenómeno que

encuentra sus raíces en lo social, lo político, lo histórico, lo económico y lo cultural,

por no señalar otras áreas. Su multi-causalidad ha llamado la atención de muchas

disciplinas que proponen actualmente un abordaje integral (Carreño & Trujillo, 2011),

en donde se tengan en cuenta no sólo la sintomatología (Alejo et al., 2007) o los estilos

de afrontamiento ante el trauma (Rodríguez, 2006), sino también las potencialidades

y recursos (De la Ossa & Godín, 2007) así como la reconstrucción, la reparación y la

reconciliación (Carreño & Trujillo, 2011) en situaciones producto de la violencia

política como lo es el DFI.

Algunas relaciones que surgen a partir del contraste entre investigaciones

serán descritas a continuación. En primer lugar, los enfoques de intervención

descritos aquí que se acercan al fenómeno de desplazamiento forzado desde la

patología tienen un gran impacto en términos descriptivos (análisis estadísticos,

Page 28: Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno

Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 28

muestras representativas y estratificadas, precisión en las variables, etc), mientras

que aquellas que se acercan desde la problemática son mucho más valiosos en

términos semánticos (ya que su fin es comprender y reconstruir significados de las

experiencias vividas y resignificarlos, más que todo, a partir del lenguaje).

Adicionalmente, otra relación que se hace visible al contrastar estos enfoques

es que ambas ramas, la psicopatológica y la problemática, claramente enfatizan si el

estudio es de corte cualitativo o cuantitativo, y en las descritas aquí, ambas

cuantitativas se asociaron a los estudios epidemiológicos o de reporte de un programa

desde la patología, mientras que los cualitativos se asociaron a procesos de

reconstrucción de significados, reconstrucción de la memoria y potenciación de

recursos para la resiliencia.

Una tercera reflexión que surge del análisis es una similitud que comparten

todas las investigaciones mencionadas aquí. Esta similitud se refiere a que, si bien en

los encuadres conceptuales las cuatro hacen referencia al desplazamiento como un

problema de múltiples causas y dimensiones, todas incurren en el profundizar

demasiado una de esas dimensiones, dejando de lado otras, haciendo un abordaje

poco integral. Los Casos 1 y 2, por ejemplo, trabajaron a nivel individual con la

población, pero desconocieron la dimensión social o comunitaria. Los Casos 3 y 4, por

lo contrario, trabajaron con los individuos en grupos, pero su dimensión individual

intrapsíquica quedó relegada en pro de la reconstrucción de unos significados de la

experiencia del desplazamiento. Cabe incluso preguntarse si tras estas investigaciones

desde la problemática, las investigadoras realizaron alguna forma de contención

emocional o de cierre, puesto que estos procesos tienden a ser dolorosos de revivir

(Carreño & Trujillo, 2011).

Si bien cada caso analizado tiene sus fortalezas y sus debilidades, es clara una

segmentación frente al tipo de investigación, ya sea de corte cualitativo o cuantitativo.

Parece haber una tendencia a que los estudios cualitativos se asocien más a un cierto

tipo de atención a las poblaciones desplazadas, tales como las narrativas, las

memorias o el fortalecimiento de potencialidades. En contraste, aquellos estudios

cuantitativos hacen uso de la estadística para generar rigurosamente unos datos que

después son utilizados para intervenir a partir de escalas y protocolos. Cabría

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Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 29

preguntarse entonces por qué, si cada metodología investigativa aporta datos tan

ricos y profundos en su respectiva área, no se ha hecho una intervención de

metodología mixta, o si se han hecho, son poco visibles en las bases de datos

especializadas.

Para finalizar, es reconfortante descubrir que tanto los enfoques de

intervención clínicos como los enfoques de intervención psicosocial se están

ocupando juiciosamente de la población más vulnerable producto de la violencia

política que atraviesa Colombia desde hace 60 años: los desplazados. Ya que el DFI

presenta una serie de características muy complejas, se han realizado distintos

acercamientos desde diferentes paradigmas y ramas de la psicología para intentar

atender a esta emergencia humanitaria. Sin embargo, lo que es posible observar del

análisis aquí presentado es que, procurando generar resultados satisfactorios, los

investigadores optan por atender una de las dimensiones del fenómeno de DFI,

relegando las demás a un segundo plano e incluso obviándolas de su caso.

6. RECOMENDACIÓN

Tras haber examinado la literatura disponible sobre los enfoques de

intervención que se emplean en el contexto de DFI en Colombia, y haber analizado

cuatro ejemplos de estas intervenciones con poblaciones de diversas regiones del

país, surge la recomendación de apelar a la creatividad e innovación de los

profesionales de la salud en Colombia para diseñar intervenciones e investigaciones

de carácter mixto, es decir, utilizando tanto metodologías cuantitativas como

cualitativas, que permitan abarcar la complejidad de las múltiples dimensiones del

Desplazamiento Forzado Interno. De esta manera, se podrán aprovechar al máximo

los aspectos positivos y útiles de cada enfoque de intervención, y de esta manera,

procurarle el máximo bienestar posible a las poblaciones en situación de

desplazamiento.

Page 30: Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno

Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 30

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