contraste de un enfoque de intervención clínico y uno
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Contraste de un enfoque de intervención clínico y uno
psicosocial al Desplazamiento Forzado Interno: un análisis
de caso
Valeria Reyes Naranjo
Tabla de Contenido
Tema, Pregunta, justificación e introducción……………………………..………………... p.2
1. Criterios de búsqueda y selección de información…………………………….……p.3
2. Objetivos generales y específicos……………………………………………………..…… p.4
3. Marco teórico………………………………………………………………………………………...p.4
i. Hacia una definición de la intervención psicosocial…………………..p.4
ii. Qué es la violencia política……………………………………………………….p.10
iii. Qué es el desplazamiento forzado interno………..…………………...p.12
iv. Contextos terapéuticos y no terapéuticos……………………………p.15
4. Análisis comparativo de casos elegidos………………………………………………..p.17
5. Discusión y recomendaciones………………………………………………………………p.27
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 2
Tema: Contraste de enfoques de intervención en el contexto de Desplazamiento
Forzado Interno en Colombia
Pregunta: ¿Cuáles son las diferencias entre un enfoque clínico y un enfoque
psicosocial de intervención en el contexto de Desplazamiento Forzado Interno en
Colombia?
En la intervención se han planteado diversos modelos que han encontrado su
aplicación en distintos contextos con el objetivo de procurarle bienestar y salud
mental a poblaciones en crisis. Muchos han sido los beneficiados por este esfuerzo
conjunto de los profesionales de la salud, quienes, a partir de una tipología compleja
de los fenómenos mentales, pretenden entender, explicar, definir y tratar las
problemáticas que aquejan a los individuos en una comunidad.
Desde los enfoques psicosociales, los problemas se definen a partir de los
diversos factores que atraviesan los múltiples componentes de una comunidad.
Debido a esto, se entiende aquí un enfoque psicosocial como aquel conjunto de teorías
y metodologías que abordan una problemática de manera ecológica, comprendiendo
el fenómeno de manera contextual y comunitaria. Por otro lado, se entiende aquí que
desde los enfoques clínicos analizados en este texto, se hace un detallado estudio de la
psicopatología presentada en los individuos que atraviesan una problemática común.
De esta manera, se procura emitir un diagnóstico con un conjunto de síntomas
prevalentes para realizar una evaluación y planear un tratamiento. Se hace la salvedad
de que hay otros enfoques clínicos que también abarcan teorías ecológicas y
comunitarias, pero para los propósitos de esta tesis, no serán analizados.
A partir de lo anterior, surge entonces el interrogante de por qué, en algunos
casos, se ha hecho una mirada patologizante de los fenómenos sociales, políticos y
económicos como el Desplazamiento Forzado Interno (DFI), reduciendo sus
intervenciones a sintomatologías y diagnósticos. Como explica Beristain (1999) en
Reconstruir el Tejido Social: “Algunos de estos conceptos pueden no ser aplicables en
situaciones de emergencia humanitaria, por la naturaleza colectiva y política de estas
experiencias. [La naturaleza de estos eventos] tiene que ver con el significado social e
individual que tiene el hecho y los recursos que moviliza para enfrentarlo” (Martín-
Beristain, 1999, p. 75)
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 3
El interés de este trabajo monográfico se centra en la exploración y revisión de dos
enfoques de intervención en el marco del DFI en Colombia desde una mirada crítica y
reflexiva. Su objetivo es revisar, explorar y contrastar en la literatura disponible los
enfoques clínicos (entendidos aquí como el diagnóstico de psicopatologías a los
individuos) con enfoques psicosociales (como lo es la psicología comunitaria, por
ejemplo).
A partir de lo planteado, la siguiente tesis se justifica desde de la necesidad de
comprender a qué fenómenos sociales se enfrenta el psicólogo colombiano en su campo
de acción, cuáles son sus posibles enfoques de intervención para abordar las diversas
problemáticas, y qué métodos o herramientas se emplean actualmente en el contexto de
la psicología para contribuir a la solución de estos fenómenos.
1. CRITERIOS DE BÚSQUEDA DE LITERATURA
La tabla presentada a continuación refleja los criterios tomados en cuenta a la hora de
seleccionar las distintas fuentes de información, así como la literatura relevante. La
búsqueda se realizó de manera exhaustiva, teniendo en cuenta los criterios
mencionados, con el fin de enmarcar el objetivo central de esta tesis y sustentarla de
manera efectiva.
Criterios de búsqueda Años Desde 1980 hasta 2013
Términos clave Intervención psicosocial, intervenciones psicosociales en Desplazamiento Forzado Colombia, Intervención comunitaria, Intervención sistémica, Enfoques metodológicos psicosociales, intervención en crisis, TEPT en desplazamiento, Investigación Acción Participativa, Intervención en Violencia política, investigaciones en DFI
Bases de datos y Bibliotecas Virtuales
Diálogos productivos TAOS, EBSCO Host, Google (Para reportes de ONGs/Legislaciones/Ministerios), Google Scholar, PIUPC, Psicodoc, Revista de Estudios Sociales UNIANDES, Redalyc, Scielo, Catalogo Universidad San Buenaventura Medellín, ACNUR, OIM
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 4
2. OBJETIVOS
General
1. Comparar un enfoque de intervención clínico con un enfoque psicosocial en el
contexto de Desplazamiento Forzado Interno
Específicos
1. Identificar cuáles son los principales enfoques de intervención al fenómeno de DFI en
Colombia para establecer qué herramientas tiene el psicólogo en este campo de
acción
2. Identificar los principales problemas de la población desplazada según la literatura
para establecer los retos que tiene el psicólogo en el proceso de intervención en el DFI
3. MARCO TEÓRICO i. Hacia una definición de la intervención psicosocial
En la literatura existen varias definiciones de lo que es una intervención, todas
ellas desde un enfoque teórico particular. Antes de revisar algunos tipos de intervención,
conviene entender que los contextos en los cuales se interviene son, ante todo, con-
textos, es decir, textos construidos con otros (Polo, 2012) y, por tanto, se dan a partir de
la interacción entre personas que comparten preocupaciones complejas de lo social, lo
económico, lo político, lo cultural y/o lo religioso. Este carácter de complejidad hace que
la disolución de problemas en contextos sociales, en general, y de violencia política, en
particular, no pueda alcanzarse desde una perspectiva o enfoque teórico específico, sino
que se requiera diseñarla y evaluarla desde un ámbito transdisciplinar (Aldana & Reyes,
2004).
En la literatura revisada, se encuentran diversos modelos que aportan una
definición a lo que es una intervención. Algunas intervenciones utilizan un enfoque
denominado como “práctica basada en la evidencia”, por ejemplo, y se basan en el
conocimiento empírico acumulado de la academia científica en cuanto a trastornos
mentales para intermediar entre la psicopatología y el individuo por medio de guías,
manuales y protocolos, posicionándose desde un modelo de la psicología de la salud, la
clínica, la psiquiatría o la medicina. “La práctica basada en la evidencia es un aspecto de
la promoción de la salud que describe un proceso de usar la mejor evidencia científica
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 5
disponible para responder a la pregunta de: ¿qué funciona mejor?” (Vandiver, 2009,
p.55). Desde este enfoque, se parte de una serie de conocimientos pre-existentes sobre
los fenómenos que aquejan a los individuos, y se intenta decidir qué tratamientos
resultarán más efectivos para alcanzar los objetivos que se plantea el terapeuta (uno,
incrementar la base empírica clínica y dos, disminuir síntomas). En estos enfoques, es
posible identificar que en algunos casos (la psicoterapia, por ejemplo, o los inicios de la
Psicología Clínica en la década de los 40’s), se aplicaba el Modelo Boulder (1949, citado
por Schnitter, 2012) en el cual la triada del científico-terapeuta era aquella de la
evaluación-diagnóstico-terapia. Este modelo fue asociado al Modelo Médico por Shakow
(1947, citado por Schnitter, 2012), el cual parece haber introducido un sesgo a la
práctica clínica tradicional de la psicología, por concebir los problemas mentales como
enfermedades y no como trastornos. Lo que conviene entender en este contexto de la
intervención, es que tales modelos olvidan el ámbito relacional y contextual, postulando
la intervención clínica como un campo y no como un razonamiento (Schnitter, 2012). Las
consecuencias de esta limitación se reflejan en la poca profundidad producto de un
análisis reducido a evaluar, diagnosticar y tratar des-contextualizadamente a las
poblaciones que afrontan crisis fundamentalmente sociales. Se hace entonces, sobre todo
después de la crisis de la modernidad en los años 70, un llamado a la práctica
transdisciplinar en los contextos de violencia política y crisis social. A raíz de este
llamado, surgen intervenciones de carácter psicosocial.
Por otro lado, existen intervenciones estrechamente vinculadas al enfoque de
derechos, en el cual los grupos de personas tienen un derecho a gozar de ciertas
normativas dentro de la constitución de un país, y se ubican en el paradigma del derecho
internacional y los derechos humanos (Uprimny & Saffon, 2007). En este paradigma, la
definición de tres temas es fundamental para los tomadores de decisión en la
implementación de políticas públicas, al menos, en el caso de Colombia. En primer lugar
están los programas de reparación, entendidos no sólo como restitutivos de los
derechos, puesto que en el caso de Colombia las víctimas de violencia política son, en su
mayoría, población excluida y desigual que antes del hecho violento no estaba en el
pleno goce y realización de sus derechos. Por tanto, se propone una reparación
transformadora, entendida como una acción que no solamente enfrente el daño causado
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 6
sino también enfrente “las condiciones de exclusión en que vivían las víctimas y que
permitieron o facilitaron su victimización” (Uprimny & Saffon, 2007, p. 35). En segundo
lugar, se debe entender la política social del Estado como originaria de un Estado Social
de Derecho consagrado en la Constitución Política, la cual cobija los derechos sociales,
económicos y culturales (DSEC) de todos los ciudadanos. Este carácter social del Estado,
según los autores, permite comprender que es éste (y no otros organismos o
instituciones), el encargado de asegurar estos DSEC garantizándolos a poblaciones
vulneradas, desiguales y marginales, cumpliendo así con la “justicia distributiva” que
caracteriza la constitución. En tercer lugar, los autores presentan un esbozo de lo que es
la “atención humanitaria” y plantean que ésta debe ser entendida desde el
humanitarismo o principio de humanidad encontrado en la Constitución como “Principio
de solidaridad” (art. 95, inciso 2 de la Constitución Política) y, según la Sentencia SU –
256 de 1996, es el Estado quien debe proteger los derechos fundamentales de las
personas. La ayuda humanitaria es, en esencia, una ayuda temporal a las víctimas de
desastres (naturales o humanos), “tendiente a garantizar su subsistencia, aliviar su
sufrimiento y proteger su dignidad y derechos fundamentales en situaciones de crisis”
(Uprimny & Saffon, 2007,p. 45).
El enfoque de derechos, por lo tanto, es una perspectiva teórica para el
entendimiento de los procesos de desarrollo humano basado en “el respeto de los
estándares internacionales de derechos humanos, y que se dirige específicamente a la
promoción y protección de éstos” (Robinson, 2001 citado por Serrano, 2007).
Adicionalmente, el enfoque de derechos es diferente de otras prácticas habituales de
intervención pues “se reconoce a las personas como titulares de derechos y, por tanto,
las acciones están encaminadas a garantizar la realización de esos derechos” (Vargas &
Gambara, 2012). Esta distinción es crucial a la hora de entender los ciclos de
intervención desde el análisis hasta la evaluación de los programas sociales, porque
parte, no de la satisfacción de necesidades o de la promoción de capacidades de la
comunidad, sino de la realización y el goce de los derechos que dictamina la norma para
la condición que satisface esa comunidad (sea víctima, desplazado, etc). El enfoque
basado en derechos humanos (EBDH), por tanto, le aporta unos criterios específicos a la
intervención que son destacadas por Fernández Aller (2009, citado en Vargas, 2012)
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 7
entre los cuales están los siguientes: a) Facilita el seguimiento de las iniciativas pues
especifica metas y estándares a cumplir para garantizar el mínimo goce esencial básico
de derechos, y esto permite medir avances y progresos; b) Hace una descripción de lo
que los Estados deben hacer para promover la efectiva realización de los derechos
humanos, y define los roles que deben jugar los interesados en la intervención;
c)Reconoce el principio de igualdad y no discriminación; d) Contribuye a reducir la
vulnerabilidad, en tanto que enfatiza la efectiva distribución de recursos en las
poblaciones más marginadas y excluidas de la sociedad; e) Plantea un cambio de
orientación en los criterios usados en el proceso de análisis de las situaciones que
afectan el bienestar de las personas y las colectividades, centrando la atención en las
causas estructurales de vulneración de derechos presentes en distintos niveles de
influencia.
Las intervenciones comunitarias, por otro lado, se centran en la construcción de
narrativas colectivas, en la reconstrucción las memorias de la comunidad, y se explican
desde un paradigma ecológico-transaccional (Alviz Rizzo, 2009; Montero, 1984). Como
expuso Arango (2006) en uno de sus textos sobre la historia de la psicología comunitaria
en Colombia: “contar la historia de la Psicología Comunitaria en Colombia es, por una
parte contar la historia de las comunidades colombianas y, por la otra, contar lo que
hemos hecho los psicólogos comunitarios en nuestro trabajo con ellas” (p. 1). Esta frase
resume precisamente ese elemento de construcción de significado indivisible de la
historia de las comunidades atendidas por los profesionales pertenecientes a esta rama
de la disciplina. Por desgracia, son pocos los reportes y avances de ésta en Colombia
dentro de la disciplina psicológica a pesar de que lleve desde 1948 desarrollándose y
consolidándose (Arango, 2006, p.4). Sin embargo, Montero (1984) resalta el trabajo
realizado en Colombia del antropólogo Orlando Fals Borda (1959) en cuanto a métodos
y procedimientos desarrollados con el objeto de movilizar a un grupo particular por
medio de la participación comunitaria.
Desde mediados del siglo XX comenzaron a emerger y consolidarse en
Latinoamérica otras psicologías que apuntan a enfatizar el carácter social del rol del
psicólogo en las problemáticas de la región. Entre ellas se encuentra la Psicología Social
Comunitaria o Clínica Comunitaria (Fals Borda, 1959-1977; Montero, 1984; Rodríguez,
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 8
2003) , la Psicología Política (Montero, 1991) o de la Liberación (Montero, 1980) en
Venezuela o la Psicología Social como Crítica (Piper, 2002) en el Cono Sur. Todas estas
prácticas enfatizan que el desarrollo comunitario “es producto de la acción comunal,
resultante del hecho de que la comunidad se hace cargo de sus propios problemas y se
organiza para resolverlos ella misma, desarrollando sus propios recursos y
potencialidades y utilizando los extraños [excluyendo así] toda idea de paternalismo,
cuyos efectos son contrarios a la idea misma de desarrollo comunal” (Fals Borda, 1959,
citado por Montero, 1980, p. 161).
Un elemento central que comparten estas prácticas comunitarias es lo que en
España se comenzó a denominar como “ Investigación-Acción Participativa (IAP)” ( Hills,
Mullett & Carroll, 2007; Quiñones, 2010; Seguí Dolz, 2012) la cual se puede definir como
“una colaboración entre grupos/participantes, políticos/tomadores de decisión, e
investigadores de una comunidad para crear nuevo conocimiento o entendimiento
acerca de un asunto práctico con el fin de traer cambios a esa comunidad” (Hills et al.,
2007, p.127). Los autores continúan explicando que: “La IAPBC (Investigación Acción
Participativa Basada en la Comunidad) es un abordaje planeado y sistemático de los
aspectos relevantes para la población diana, requiere participación de la comunidad en
la investigación, tiene un foco en la solución de problemas, está dirigida al cambio de la
sociedad, y logra una contribución duradera a la comunidad” (Hills et al., 2007, p. 127).
Luego de este recorrido por la historia de la intervención, resulta necesario
comprender las dimensiones del término ‘psicosocial’. El elemento psicológico de lo
psicosocial atañe al bienestar y la salud mental de los individuos. La OMS define la salud
mental como: un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus
propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar
de forma productiva y fructífera, y es capaz de hacer una contribución a su comunidad
(OMS, 2011). Adicionalmente, la dimensión positiva de la salud mental se destaca en
la definición de salud que figura en la Constitución de la OMS: “La salud es un estado
de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones
o enfermedades” (OMS, 2011). De esta definición deviene entonces la dimensión
psicológica. Ahora, en la dimensión social de lo psicosocial encontramos una
interacción entre el sujeto y su medio social inmediato. En esto se incluyen todos los
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 9
cambios de índole social que componen a una comunidad o sociedad conformada por
individuos. Podemos decir entonces del concepto de ‘intervención psicosocial’ que
ésta significa la intermediación de agentes externos en situaciones de interacción
entre el individuo y su medio social que apuntan al bienestar entendido como un
estado psicológico complejo en las personas.
Dentro de este encuadre conceptual, es necesario hacer un énfasis en la cultura
como marco de referencia para diseñar una intervención. Las intervenciones
culturalmente apropiadas se caracterizan por hacer una lectura del contexto específico
de intervención, teniendo en cuenta sus situaciones problemáticas, los actores
relevantes, los recursos de que dispone la comunidad, y las debilidades que pueden
fortalecerse (Aldana & Reyes, 2004). No se trata simplemente de una traducción de un
programa de implementación diseñado en otro país o en un contexto diferente. Tampoco
se trata de una adaptación directa del contenido, puesto que para un contexto éste puede
ser ajeno a su medio social inmediato. “No es suficiente obtener una traducción
apropiada de los mensajes del inglés o francés para lograr una intervención que
podamos utilizar en algún país castellanoparlante […] el desarrollo de una intervención
culturalmente adecuada requiere una serie de pasos comenzando con la investigación
básica que identifique adecuadamente los valores específicos del grupo, sus normas,
expectativas y actitudes hacia el comportamiento señalado” (San Juan, 1996, p. 39).
La importancia de hacer intervenciones culturalmente apropiadas está
relacionada también con la resiliencia colectiva entendida como “tanto lo que la gente
puede hacer por ellos mismos como con la búsqueda de formas efectivas en las que los
actores externos faciliten y apoyen la coherencia del terreno para promover
significativamente la resiliencia del sistema” (Almedom, 2008, p. S1). Es decir, existen
dos dimensiones en la intervención: 1) evaluar cuáles son los recursos propios que la
comunidad posee y tiene el potencial de desarrollar, y 2) diseñar cuidadosamente la
intervención basándose en estos recursos y potenciales para aumentarlos. Esto
asegura intervenciones sostenibles y eficaces, por oposición a intervenciones con un
enfoque de ayuda humanitaria en las cuales las personas pasan a depender de los que
proveen la ayuda por tiempo indefinido.
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 10
Además de esto, algunos interventores sociales plantean objetivos distintos para
intervenir: “en Colombia, al igual que en otros países, son frecuentes las iniciativas de
intervención en contextos sociales. Los gestores de estos programas se plantean mejorar
la calidad de vida de la población incidiendo sobre los problemas que se reconocen
socialmente relevantes. El énfasis que se le concede a estas problemáticas va cambiando
en función del contexto político del país y de las instituciones responsables de su
administración” (Vargas, 2007, p. 536). Por un lado, San Juan (1996) señala que “esta
extraña ambición en alcanzar la felicidad, siempre tan esquiva, podría ser […] el meta-
objetivo de la intervención psicosocial, encontrar el equilibrio entre la existencia
animal primaria y esa realidad cada vez más compleja y artificial a la que nos
enfrentamos pero que nosotros mismos hemos ido construyendo” (pp. 35). Marín
(1996; citado por San Juan, 1996), por otro lado, añade que: “desafortunadamente, la
mayoría de los trabajos en prevención primaria, secundaria o terciaria se han
realizado sin dar mucha importancia al rol de la cultura en el comportamiento de las
personas” (pp. 37). Realmente, muchos autores a este respecto, plantean sus objetivos
según el contexto socio-histórico pero partiendo de presupuestos teóricos desde el
enfoque o paradigma de su formación como profesionales.
Uno de aquellos contextos socio-históricos, en el cual se han explorado diversas
estrategias dentro de varios enfoques y paradigmas de la formación profesional del
psicólogo, es el contexto de la violencia política, el cual incluye al DFI como uno de sus
tipos. Para entender el desplazamiento como fenómeno, será entonces necesario
adentrarse a comprender brevemente en qué consiste la violencia política y por qué
genera unos efectos tan devastadores en la población.
ii. Qué es la violencia política
El fenómeno de violencia política tiene muchas variantes, pero en todas ellas, el
común denominador es un efecto devastador y de gran alcance para los que son
víctimas de él. Según Sluzki (1994) existen dos factores de los cuales deriva este
efecto devastador en las personas. El primero alude a que la violencia física y
emocional es perpetrada por quienes tienen la responsabilidad social y legal de cuidar
a los ciudadanos, de mantener el orden en su mundo, de preservar la estabilidad y
predictibilidad de sus vidas. El segundo alude a la transformación de carácter
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 11
protector en carácter violento que se da en contextos en donde se falsea o destruye el
significado y se niega dicha transformación (Sluzki, 1994, p. 350).
Claramente, se observa cómo la violencia política subraya la transformación de
los actores responsables de la protección de sus ciudadanos en actores que usan el
terror y la fuerza como acciones sociales de coerción y control. La definición de
violencia, además, está estrechamente ligada a los hechos traumáticos. Desde una
mirada más estandarizada, el DSM – IV- TR plantea que un trauma psíquico es la
“exposición personal directa a un suceso que envuelve amenaza real o potencial de
muerte o grave daño u otras amenazas a la integridad física personal, o ser testigo de
un suceso que envuelve muerte, daño o amenaza a la integridad física de otra persona,
o enterarse de la muerte no esperada o violenta, daño serio, amenaza de muerte o
daño experimentados por un miembro de la familia u otra relación cercana (criterio A
1)” (APA, 2000).
Sin embargo, aunque esta definición de un evento traumático contiene varios
elementos, no subraya la condición más importante de la violencia política como
tipología particular de la violencia: la no-accidentalidad, la intencionalidad, el carácter
transformativo de protector a victimario. El carácter político de la violencia radica,
precisamente, en el elemento del aparato ideológico, del régimen político que, ya sea
directamente, o indirectamente, incide sobre el bienestar y el orden de las vidas de las
víctimas. Según Sluzki (1994), la violencia puede entenderse en un “Campo de
intensidad y frecuencia” en el cual se ubican las categorías de Bajo nivel de amenaza,
alto nivel de amenaza, experiencia abrupta y experiencia repetitiva. El siguiente
diagrama sirve para entender estas dimensiones:
Figura 2: Dimensiones de violencia política (Sluzki, 1994, p.355)
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 12
En un primer plano de la cartografía se encuentran las experiencias abruptas de
baja, media y alta intensidad de amenaza o violencia. Las experiencias en este plano
son inesperadas, representan una novedad en el contexto del sujeto, y están
acompañadas de amenazas o violencia indirecta leve. Esta primera dimensión causa
una fuerte disonancia cognitiva en los individuos, al no comprender de dónde se
origina la fuente de su desestabilización (Sluzki, 1994). Otros efectos en esta área de la
cartografía de la violencia incluyen el ataque o fuga, cuando el nivel de amenaza es
medio, y parálisis de la acción o trastorno de estrés post-traumático (TEPT) cuando el
nivel de amenaza es alto. En este último caso, la persona corre un alto riesgo en su
vida e integridad. La dimensión que incluye experiencias repetitivas de bajo, medio y
alto nivel de amenaza o violencia explica que éstas aluden a experiencias correctivas o
impositoras de normas sociales de manera coercitiva y opresiva. Los tipos de efectos
que resultan de esta dimensión de violencia incluyen la socialización cotidiana en un
nivel bajo de amenaza, el lavado de cerebro en un nivel medio de amenaza, y la total
sumisión en el nivel más alto de amenaza (Sluzki, 1994).
Según lo expuesto acerca de las dimensiones de violencia, conviene
determinar el carácter de las crisis sociales de violencia política específicos en
Colombia. Primero, porque permite una lectura profunda y comprensiva del
fenómeno de crisis así como también de la pertinencia de intervenir. Segundo, porque
advierte la naturaleza de las necesidades de la población diana que requieren atención
en la intervención. En Colombia, los fenómenos de violencia política más comúnmente
reportados son: el desplazamiento forzado interno (DFI) (Serrano, 2007), el secuestro,
la tortura, las masacres (PIUCP, 2008), y por último, la desaparición forzada de
personas (Muñiz & Restrepo, 2005). Aunque estos fenómenos de crisis están
presentes en otros países de América latina como Chile (Lira, Beckett & Castillo,
1989), es pertinente mencionarlos para comprender en qué escenarios se interviene
como terapeuta social en este país. Sin embargo, el que es objeto de análisis aquí será
el fenómeno de DFI expuesto a continuación.
iii. Qué es el Desplazamiento Forzado Interno (DFI)
El fenómeno de Desplazamiento Forzado Interno es entendido desde diversas
perspectivas como una forma de migración al interior de un país fruto de un desastre
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 13
(natural o producto del conflicto armado). Desde el marco legal, se concibe al
desplazamiento como un “cambio de habitación y de trabajo, la [re]ubicación de
personas dentro de las mismas fronteras de su país y el origen del hecho de las
violaciones al DIH y a los DDHH” (PIUCP, 2008). Adicionalmente, el desplazamiento se
constituye como una forma de desarraigo, no sólo en términos materiales como la
tierra, la propiedad o el comercio, sino también en términos de significado, memoria y
vínculos con los vecinos y con la comunidad que se abandona. Las personas
desplazadas:
“Se han visto forzadas u obligadas a escapar o huir de su hogar o de su lugar de
residencia habitual, en particular como resultado o para evitar los efectos de un
conflicto armado, de situaciones de violencia generalizada, de violaciones de los
derechos humanos o de catástrofes naturales o provocadas por el ser humano, y
que no han cruzado una frontera estatal internacionalmente reconocida”
(ACNUR, 1998)
Con respecto a los aspectos demográficos identificados en la población
desplazada por la violencia política en Colombia, las estadísticas de la ACNUR y la OIM
concuerdan que, aunque se sondearon alrededor de 3,7 millones de personas
desplazadas, se calcula desde mediados de los años 80 un total que podría llegar a los
5 millones y que va en aumento (ACNUR, 2013). Los departamentos desde los que más
se desplazan los afectados por el conflicto armado son: Tolima, Meta, Antioquia,
Caquetá, Cundinamarca, Santander y Chocó (Falla, Chávez & Molano, 2003) aunque en
el último informe de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento
(CODHES, 2012) se indica que son 17 de los 32 departamentos del país los que
actualmente presentan este fenómeno.
Las situaciones que generan desplazamiento en Colombia que se incluyen en el
marco del conflicto armado se han enlistado por la Unidad de Atención Integral al
Desplazado (UAID) a partir de los hechos violentos del mismo. En particular se
mencionan como razones para desplazarse los siguientes hechos: amenazas, tortura,
masacres, desapariciones forzadas, destrucción de viviendas, bombardeos,
homicidios, despojos de tierras, reclutamientos forzosos y abusos sexuales (Falla,
Chávez & Molano, 2003).
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 14
En cuanto a los efectos psicosociales que genera el desplazamiento, los
problemas asociados se manifiestan en varias dimensiones, tales como el género, las
necesidades emergentes, la reconfiguración de los roles familiares o las estrategias de
afrontamiento que surgen. Varios autores concuerdan que los más afectados son los
niños, los jóvenes y las mujeres (Ministerio de Salud, 1999; ACNUR, 2013; OIM, 2013).
El conflicto armado obliga a esta población a abandonar su lugar de origen de manera
abrupta, y su condición de sujetos en tránsito los empuja a una rápida reorganización
en donde los elementos psicológicos trastocados por el desplazamiento son relegados
a un segundo plano, pues las necesidades básicas de supervivencia son las que se
ubican como prioritarias en la experiencia luego de la migración (Ministerio de Salud,
2003).
Así pues, “el desplazamiento puede ser considerado como un acontecimiento
estresor traumático que pone a prueba la estabilidad personal y la solidez del núcleo
familiar y social” (Falla, Chávez & Molano, 2003, p. 226), y en este sentido, las
dimensiones de los efectos psicosociales ocurren en un plano individual, en uno
familiar y en uno social o comunitario. A nivel individual, la persona puede
experimentar, en términos tanto psicológicos como fisiológicos, luego del evento:
estrés, temor, ansiedad, depresión, pérdida de autoestima, paranoia, procesos de
culpabilización, deseos de venganza, ideación suicida, victimización, ruptura de redes
familiares y sociales, desarraigo, y marginación, entre otros (Falla, Chávez & Molano,
2003; Ministerio de Salud, 1999; Restrepo & Muñiz, 2005). A nivel familiar, se
experimentan rupturas o separaciones, reasignación de roles y responsabilidades,
(Falla, Chávez & Molano, 2003), y duelos no elaborados (Bello, 2004). A nivel social o
comunitario, se da un fenómeno de particular interés dentro del marco de
desplazamiento, pues las poblaciones se ven obligadas a alojarse en nuevas
comunidades receptoras, generando así un choque cultural y en muchos casos,
conflictos entre las primeras con las segundas: “Las comunidades receptoras son parte
de la problemática, comparten la desestabilización y el deterioro de su tejido social,
generando diversas reacciones frente a la población que recibe y hacia ella misma”
(Ministerio de Salud, 1999, p.1).
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 15
Por último, es importante reconocer que el desplazamiento producto de la
violencia política es ante todo y en sí mismo, una forma de responder ante el conflicto
y al alto nivel de amenaza, por lo cual se puede considerar como una estrategia de
afrontamiento para salvaguardar la vida (Bello, 2004). Sin embargo, no todos los
enfoques de intervención comprenden al desplazado de esta manera.
El fenómeno de desplazamiento forzado es pues uno complejo que ya lleva más
de 20 años y que ubica a Colombia en el tercer lugar de migraciones internas en el
mundo. La sección descrita a continuación resulta útil para considerar en el análisis de
los casos de intervención en el desplazamiento forzado. Esto se debe a que la
magnitud de la problemática es tal que en algunos enfoques, los contextos no dan para
una intervención psicológica individual en un espacio designado, sino que requieren
crear contextos no terapéuticos que abarquen las distintas dimensiones del
desplazamiento de manera ecológica.
iv. Contextos terapéuticos y no terapéuticos
La diferenciación entre estos dos contextos resulta clave para esta tesis porque
permite evidenciar en qué lugar espacio-temporal ocurren las intervenciones. Por un
lado, Cirillo (1994) plantea que los contextos terapéuticos son claramente definidos
por las partes interesadas como terapéuticos, es decir, con un conjunto de reglas, un
motivo de consulta claro, y un contrato terapéutico específico. Por otro lado, los
contextos no terapéuticos son aquellos en donde se reconstruye y declara la causa de
la intervención porque no está claro cuáles son las reglas del contexto y, por tanto, el
interventor tiene que crear la pertinencia de intervenir. En estos contextos,
usualmente hay un meta-contexto (un ente regulador macro que atraviesa un
contexto psicosocial, que bien puede ser el Estado, las ONG’s, o las Naciones Unidas)
que solicita la intervención a la población afectada por un problema o una crisis social,
de tal forma que el interventor en contextos no terapéuticos asume un rol distinto al
de un interventor en contextos de terapia (Polo, 2012).
Plantear las intervenciones en crisis desde contextos no terapéuticos representa
una ruptura en la concepción de las intervenciones psicosociales anteriormente
descritas, puesto que implica que todo el proceso de planificación del programa se
construya con los participantes de la población, sin conceptos a priori de ellos, y que
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 16
les permita ser los propios expertos de sus vidas, con una apertura a generar el
cambio esperado por ellos y no por el interventor. Mientras que en los contextos
terapéuticos se tienden a atender síntomas del individuo (patologías), en los
contextos no terapéuticos se atienden las situaciones problemáticas que aluden a
todos los niveles de una sociedad, desde el individuo, pasando por su red social y su
familia, a la comunidad, luego a la sociedad dentro de la cual se enmarca esa
comunidad, y por último al aparato que gobierna a esa sociedad de manera ecológica.
Montero (1984), menciona en los orígenes, fundamentos y principios de la
Piscología Social Comunitaria (PSC) cómo esta noción de niveles de impacto proviene
de la Psicología Ecológica Transaccional la cual ha hecho grandes contribuciones a la
PSC: “La idea fundamental es que [la salud mental en la comunidad] será mejor
servida reajustando el ambiente social en lugar de la psiquis individual¨ (Newbrough
& Christenfeld, 1974, citado por Montero, 1984, p. 393). Así, se hace evidente
resignificar el espacio terapéutico comprendiendo que éste puede no estar delimitado,
sino ser creado con las poblaciones intervenidas, contando con sus recursos como
comunidad para comprender y responder ante las crisis sociales que están
afrontando.
Conviene, por último, señalar que los contextos no terapéuticos definidos aquí
también se entienden como “intervención en la investigación” (Serrano García e
Irizarry, 1979, citado por Montero, 1984) o como “Investigación-acción participativa”
que consiste en un cambio paradigmático de la forma en cómo se ha venido
interviniendo en la transformación de las comunidades: “La razón de esta posición
que adopta un científico con la transformación social y de identificación con los
procesos de desarrollo socioeconómicos de un país, radica en la constatación de que
estos procesos tienen una finalidad o telos, cuya transcendencia sólo puede
aprehenderse mediante la participación activa en ellos” (Fals Borda, 1967, p. 274,
citado por Quiñones, 2010, p. 102). Adicionalmente, toda investigación en un contexto
es una forma de intervención, por lo cual la presencia de los investigadores modifica la
conducta de los participantes (Polo, 2012).
A lo largo de este marco teórico se ha procurado brindar a lector suficiente
información de la literatura disponible sobre los enfoques de intervención que
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 17
actualmente hay en el campo de acción del psicólogo colombiano. A continuación, se
realizará un análisis casuístico de dos enfoques de intervención en el contexto de
Desplazamiento Forzado Interno, con el fin de responder a la pregunta de cuáles son
las diferencias entre los enfoques de intervención desde la clínica, y aquellos enfoques
de intervención llamados psicosociales. El siguiente análisis se realizará desde una
perspectiva cualitativa. De esta manera, se revisarán los elementos que componen a
cada caso, para así extraer sus características principales y determinar los aportes
desde cada enfoque de intervención en el contexto de desplazamiento en las distintas
regiones de Colombia.
4. ANÁLISIS DE LOS CASOS SELECCIONADOS
La fase analítica del presente texto consistió de la búsqueda sistemática de
literatura a través de bases de datos, así como de la selección y decantación de casos
de intervención en el marco del desplazamiento forzado interno en Colombia que
pudieran responder a los objetivos planteados aquí (Falla, Chávez & Molano, 2003).
Estos objetivos, a su vez, se convirtieron en los criterios de selección y la estructura de
análisis. De esta manera, los cuatro casos seleccionados y presentados a continuación
se analizarán a la luz de: 1) el enfoque de intervención propuesto para el estudio del
fenómeno del DFI en cada caso; 2) la definición del problema desde éste enfoque; y 3)
la metodología o herramienta empleada en el estudio de la problemática a partir del
enfoque de intervención propuesto. Se expondrán dos casos desde la psicopatología y
se contrastarán con dos casos desde la problemática con el fin de comparar las
posibilidades de acción en el Desplazamiento Forzado Interno.
I. Desde la psicopatología del DFI
CASO 1: “Eficacia de un programa de grupo estructurado en estrategias de
afrontamiento para Desorden de Stress Pos-Traumático en adultos y adolescentes en
situación de desplazamiento”
(Rodríguez, 2006)
El caso 1 es el reporte de un estudio de corte cuantitativo que evaluó la eficacia
de un programa de terapia cognitivo-conductual en un grupo estructurado. Lo
anterior con el fin de promover el desarrollo de estrategias de afrontamiento
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 18
emocional, cognitivo y social para una población en situación posterior al
desplazamiento de adultos y adolescentes con Estrés Postraumático (TEPT). Dicho
programa contó con la participación de nueve adultos y diez adolescentes (N=19)
entre las edades de 30 y 55 años, y 15 y 18 años respectivamente. La metodología del
programa contó con diez encuentros de intervención en formato de entrevista semi-
estructurada (Bobes, Bousono, Calcedo & González, 2000; citado en Rodríguez, 2006),
en donde se incluyeron las medidas pre y post del nivel de severidad del TEPT con la
escala PSD (Escala de Diagnóstico de Estrés Postraumático) (Foa, 1995 citado en
Rodríguez, 2006) así como una medida adicional un mes después. Los resultados
señalan que hubo una reducción significativa en el nivel de severidad de los síntomas
impactando positivamente en el nivel de funcionamiento de los participantes
(Rodríguez, 2006).
A partir del resumen del caso, es posible analizarlo según los tres criterios de
los objetivos. En primer lugar, el enfoque de intervención esbozado en el estudio se
centra en un trastorno (el TEPT), en la severidad de sus síntomas, y en el tratamiento
de los mismos a partir de una metodología que se centra en la psicopatología. Por
tanto, se utiliza una escala estandarizada (el PSD de Foa, 1995) validada en términos
de confiabilidad por el DSM-III-R (Rodríguez, 2006) siguiendo los criterios del DSM
para categorizar los niveles de severidad de los síntomas que presentan los
participantes en situación de desplazamiento, y de esta manera se genera un plan a
seguir para reducir los síntomas en intervenciones grupales que se enfocan en la
promoción de estrategias de afrontamiento desde el modelo cognitivo-conductual.
En segundo lugar, en el estudio de Rodríguez (2006) se define al
desplazamiento forzado como un problema que genera un impacto en la población,
pues se le reconoce como el responsable de las experiencias de crisis de las personas o
familias (Rodríguez, 2006). Adicionalmente, el estudio contextualiza al lector en la
multi-causalidad de la problemática del desplazamiento forzado, enfatizando que, si
bien la psicoterapia individual contribuye a la ayuda psicosocial de las personas en
situación de desplazamiento, la naturaleza compleja del fenómeno hace que esta
modalidad por sí misma no sea suficiente para aplacar los efectos biopsicosociales
(Rodríguez, 2006). Otro aporte importante que realiza la autora en el reporte es el
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 19
hecho considerar la necesidad de “comprender de qué manera esta perturbación (el
estrés postraumático) ha limitado la capacidad de desarrollo de las personas,
manifestándose en estados de desesperanza, ausencia de metas, lesión de autoestima,
pérdida de vínculos, y, lo que es aún más grave, un aumento en la violencia” (Codhes,
2000; citado en Rodríguez, 2006, p. 261). Según lo establecido, el artículo reconoce las
múltiples dimensiones que hacen parte de la problemática del DFI en su marco
teórico, pero hace énfasis en cómo la presencia de una patología específica (el estrés
postraumático) limita la capacidad de desarrollar estrategias eficaces en la población
desplazada para afrontar su situación. Esto lo hace Rodríguez (2006) por medio de la
manifestación de síntomas que vuelven disfuncionales las estrategias de
afrontamiento de las personas. Consecuente con esta definición, se propone un
tratamiento basado en el TEPT.
En tercer y último lugar, se encuentra que la metodología y las herramientas
empleadas son acordes con el enfoque de intervención desde el cual se entiende el
desplazamiento forzado en el estudio de Rodríguez (2006). Dado que se elige centrar
el estudio en la intervención de un trastorno, los instrumentos de medición son
consecuentes en la medida en que son válidos y confiables estadísticamente para
cuantificar los niveles de severidad del estrés postraumático en los participantes. Esto
se evidencia en la elección de la escala de PSD que incluye medidas pre y post, en el
empleo de los criterios del TEPT del DSM-IV-TR, y en una entrevista semi-
estructurada que pueda emplearse en las sesiones de intervención de terapia
cognitivo-conductual.
Del Caso 1 es posible concluir que presenta un enfoque de intervención que
conceptualiza al desplazamiento forzado como un generador de crisis, reconociendo
la complejidad de este fenómeno, y enfocándose en una de sus dimensiones: la
individual. A partir de este énfasis, se trabaja desde un marco cognitivo-conductual
para reducir los niveles de severidad de la sintomatología que presentan los
participantes, y en consecuencia, se asocia esta reducción al impacto positivo en su
funcionalidad. Sin embargo, como la autora misma señala, si bien el estudio revela
resultados prometedores en el campo de la intervención individual, existen aún otros
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 20
factores del complejo fenómeno del DFI que deben considerarse a la hora del
acompañamiento psicosocial.
CASO 2: “Estudio epidemiológico del Trastorno por Estrés Postraumático en población
desplazada por la violencia política en Colombia” (Alejo, Rueda, Ortega & Orozco, 2007)
El caso presentado a continuación es el reporte de un estudio epidemiológico
de la identificación y caracterización de síntomas propios del TEPT en población
desplazada por la violencia. Es un estudio de corte cuantitativo transversal que contó
con una muestra estratificada de 851 participantes en quince asentamientos de
población desplazada en Bucaramanga y en el área metropolitana. Como instrumentos
de medición para el TEPT se usaron la entrevista estructurada CAPS (Clinical
Administered PTSD Scale for DSM – IV) y la escala de tamizaje para traumas DTS
(Davidson Trauma Scale), encontrándose una prevalencia del 21% del trastorno
presente en la muestra. Tras un análisis de regresión logística, se identificaron como
factores asociados a la prevalencia: el estado civil; la edad; la escolaridad; la
frecuencia del consumo de alcohol; y la morbilidad física de tipo crónico.
En cuanto al enfoque de intervención, los autores claramente enmarcan a su
población desde el modelo psicopatológico del Trastorno de Estrés Postraumático a
partir de un estudio cuantitativo del mismo, aunque también advierten, como en el
Caso 1 que “los modelos psiquiátricos de estrés son inapropiados para la
conceptualización de la violencia y la represión políticamente inducidas, debido a que
esta visión reduce los problemas sociales, políticos e históricos a un nivel individual”
(Alejo et al.,2007, p. 625). Esto resulta interesante, dado que toda esta investigación
gira en torno a la conceptualización sintomática del trauma en el 21% de los 851
participantes que fueron elegidos para el estudio. Es así como, a pesar de la salvedad
que realizan Alejo et a. (2007) en su estudio, éste termina reduciendo la complejidad
del fenómeno de Desplazamiento Forzado Interno a un conjunto de síntomas, pues, a
pesar de que proveen información valiosa para la disciplina, se realiza una
patologización del DFI excluyendo factores importantes como los significados, las
memorias y las estrategias de afrontamiento que cada participante ha recogido de
esta experiencia.
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 21
Consecuentemente con esto, el estudio de Alejo et al. (2007) define la
problemática del desplazamiento forzado como una consecuencia de la violencia
política en Colombia que afecta la salud mental y en la cual se generan “síntomas tales
como recuerdos e imágenes intrusivas sobre acontecimientos violentos, pensamientos
recurrentes que producen malestar, pesadillas, respuestas de sobresalto, ansiedad,
sensación de desapego y un futuro desolador [que] se identifica con el nombre de
trastorno por estrés post-traumático (TEPT) o PTSD (Postraumatic Stress Disorder)
(American Psychiatric Associacion [APA], 2002)” (Alejo et al., 2007 p. 625). Desde la
conceptualización de la sintomatología, se procede a configurar un diagnóstico (el
TEPT) en la población desplazada, y se hace un estudio de su prevalencia, incidencia y
datos sociodemográficos que describen el perfil del desplazado. Sin embargo, los
autores del texto incurren precisamente en aquello que ellos mismos advierten en
cuanto a los modelos psiquiátricos de estrés: el reduccionismo sintomatológico a nivel
individual de los efectos psicológicos que produce el desplazamiento forzado.
En tercer lugar, y a propósito de cómo se realiza este perfil del desplazado, la
metodología de investigación en este estudio es de tipo cuantitativo. Esto les permite a
los autores lograr el propósito de hacer un estudio epidemiológico del TEPT con
población en situación de desplazamiento a partir del uso de la entrevista
estructurada CAPS en la cual se buscó que los participantes cumplieran los criterios
diagnósticos en una escala dicotómica para los 17 síntomas del TEPT. El otro
instrumento utilizado aquí fue la escala de tamizaje para Trauma en adultos DTS.
En suma, el estudio de Alejo et al. (2007) plantea un enfoque de intervención a
partir de la psicopatología, en donde el desplazamiento se considera como el
detonante o evento traumático (Alejo et al, 2007, 632) que da origen la compleja
sintomatología que presenta una persona con TEPT. Adicionalmente, el estudio se
centra en las estadísticas de una muestra representativa y estratificada de
desplazados, enfocándose en la presencia de síntomas, y en las posibles correlaciones
con aspectos de carácter demográfico como la edad, el estado civil y el consumo de
alcohol, sin incluir otras dimensiones del DFI en Colombia.
II. Desde la problemática del DFI
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 22
CASO 3: “La resiliencia en familias desplazadas por la violencia sociopolítica ubicadas
en Sincelejo” (De La Ossa & Godín, 2007)
El Caso 3 es un estudio de corte cualitativo con el objetivo de identificar los
factores protectores en la población desplazada que pudieran permitir a las familias
afrontar su situación desde su lugar de origen hasta la ciudad de Sincelejo. El estudio
se fundamenta a partir de la perspectiva de la resiliencia señalada por Borys Cyrulnik
(1999), en la cual se señala que las personas son resistentes y tienen habilidades de
comunicación, pedir ayuda, resolver problemas, autonomía, proyección a futuro, y
espiritualidad, más allá de su vulnerabilidad. El instrumento usado para comprender e
interpretar el significado del fenómeno de desplazamiento forzado fueron los relatos
de vida, resignificando la experiencia de las familias a partir de una connotación
positiva y optimista, así como de la adquisición de conciencia sobre sus propias
habilidades. El estudio también enfatiza que esta connotación les permitió abordar la
situación de desplazamiento de una nueva manera, oponiéndose a los enfoques
patologizantes y victimizantes. Por último, se culmina con una sugerencia para que las
bases de las políticas sociales de intervención se diseñen a partir de los factores
protectores identificados, con la participación activa de las comunidades, haciéndolas
agentes activos de sus propios cambios (De La Ossa & Godín, 2007).
En primer lugar y con respecto al enfoque de intervención desde el cual se
aborda el desplazamiento forzado, los autores hacen énfasis a lo largo de éste artículo
en una lente humanista desde el reconocimiento de los recursos y capacidades
propias de las personas en condición de desplazamiento, usando como constructo la
resiliencia (Cyrulnik, 1999; citado en De la Ossa & Godín, 2007) para fundamentar el
enfoque del estudio cualitativo. Desde esta perspectiva de la resiliencia, los autores
(De La Ossa & Godín, 2007) hacen uso de cuatro categorías propuestas por Cyrulnik
(1999; citado en De la Ossa & Godín, 2007) para conceptualizar la resiliencia: 1) Éxito
social (que incluye las dimensiones de flexibilidad, comunicación, sentido del humor y
empatía; 2) Resolución de problemas (que incluye las dimensiones de elaboración de
estrategias, pedir ayuda, crítica y creatividad); 3) Autonomía (con las dimensiones de
sentido de identidad, autocontrol, autosuficiencia y autoconocimiento); y, por último,
4) Propósitos (incluyendo las dimensiones de metas propuestas, optimismo, fe y
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 23
espiritualidad) (De La Ossa & Godín, 2007). A partir de dichas categorías se formaron
cuatro ejes temáticos desde los cuales se reportaron los resultados de las entrevistas
cualitativas con cinco familias provenientes de distintas regiones, ubicadas en la
actualidad en Sincelejo.
Por otro lado, en cuanto a la definición de la problemática del desplazamiento
forzado, los autores eligen conceptualizarlo en términos semánticos como “una de las
principales problemáticas de orden social producto de la violencia que ha expuesto a
la población civil a situaciones de tensión” (De La Ossa & Godín, 2007, p. 156).
Adicionalmente, para describir brevemente los impactos del desplazamiento, hacen
uso de las estadísticas de la Red de Solidaridad Social, de la misma manera que los
Casos 1 y 2 arriba analizados, enfatizando la preocupación de ocupar el lugar de la
mayor crisis humanitaria y de derechos humanos en Colombia (De La Ossa & Godín,
2007). Sin embargo, lo que contrasta trascendentalmente con los dos casos desde la
patología es su interés consciente por diferenciarse de estas aproximaciones:
“En Colombia, este fenómeno ha sido ampliamente estudiado desde el
dolor, el sufrimiento y la patología, sin pensar en la otra cara de la
moneda que es la de las potencialidades y recursos de los seres humanos
para afrontar y sobrepasar una situación extrema. Estas potencialidades
que poseen los seres humanos para afrontar situaciones adversas y salir
fortalecidos de ellas es lo que se conoce como la Resiliencia…” (De La
Ossa & Godín, 2007, p. 156)
Lo anterior es consecuente con el instrumento y la metodología empleados en
este estudio, dado que es gracias al uso de los relatos de vida, los auto-reportes y el
esquema de la casita para las familias como estrategia de evaluación e intervención,
que se logró una resignificación de la situación de desplazamiento para las familias
participantes, en donde éstas encontraron los propios recursos que correspondían a
las categorías propuestas por Cyrulnik (1999; citado en De la Ossa & Godín, 2007).
Adicional a esto, se usó la escala ESRENI que mide aptitudes resilientes en niños de 9
a 11 años para validar los datos de este segmento de los participantes. En cuanto a la
metodología de análisis, se usó el microanálisis “línea por línea” (De La Ossa & Godín,
2007) de los auto-reportes y las entrevistas grabadas, con el fin de interpretar la
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 24
información de acuerdo a las categorías planteadas en el enfoque de intervención
desde la Resiliencia.
El estudio de De la Ossa y Godín (2007) es entonces una aproximación que
contrasta con los casos anteriores en los tres criterios de análisis planteados.
Primero, su enfoque de intervención se fundamenta en las potencialidades y recursos
de resiliencia de las personas en condición de desplazamiento, no en un conjunto de
síntomas que describan a nivel intrapsíquico los efectos psicológicos de ser un sujeto
desplazado. Segundo, la definición del fenómeno de DFI aquí mencionada está
claramente esbozada desde un marco de “orden social” (De La Ossa & Godín, 2007,
p.156) y se centra, no en la vulnerabilidad o la patología, sino en el otro efecto del
desplazamiento forzado: los recursos del ser humano que emergen de una situación
extrema. Tercero, los instrumentos de recolección de datos y de intervención son
consecuentes con el objetivo de potencializar recursos y resignificar la experiencia
del desplazamiento en las familias participantes a partir de relatos de vida en donde
emergieran las propias herramientas de éstas.
Sin embargo, aunque se trabaja a nivel familiar y comunitario con las cinco
familias, procurando realizar una resignificación de la experiencia, en el Caso 3 no se
reporta un seguimiento a estas historias de vida, ni al estado mental de cada
individuo, por lo cual se evidencia una falta de rigor descriptivo con los participantes.
Este elemento también contrasta porque en los casos Desde la patología sí se realiza
este seguimiento que resulta fundamental para conocer la eficacia de las
intervenciones o los efectos de las investigaciones en campo. Así, aunque la
profundidad de este estudio cualitativo es mayor al estudio epidemiológico (Alejo et
al., 2007) en términos de comprensión de la problemática del DFI, a este estudio de
De la Ossa y Godín (2007) en términos metodológicos le hace falta una descripción
más detallada de los participantes, así como un seguimiento post-intervención, el cual
es primordial, no sólo en términos éticos, sino también para evaluar el alcance y las
limitaciones que el enfoque de la resiliencia puede tener en los participantes
estudiados e intervenidos.
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 25
CASO 4: “Significados de justicia: una reflexión a partir de un estudio con personas en
situación de desplazamiento forzado por la violencia política” (Carreño & Trujillo,
2011)
El caso presentado a continuación es un estudio cualitativo que tuvo como
objetivo comprender los significados de justicia que fueron construidos por la
población en situación de desplazamiento forzado por la violencia política en
Colombia. Dicha población estuvo vinculada a procesos de intervención en la
Fundación Menonita Para el Desarrollo Comunitario (Mencoldes) durante los años
2002 y 2003 en Bogotá. Para la comprensión de la problemática se incluyeron tres
enfoques teóricos fundamentales de acuerdo con los autores (Carreño & Trujillo,
2011): 1) la psicología cultural (Bruner, 1991; citado en Carreño & Trujillo, 2011) ,
con énfasis en el lenguaje y el reconocimiento del papel de las narrativas en la
construcción de significados de justicia; 2) la historia de la filosofía, con el fin de
contextualizar el desarrollo del concepto de justicia en el marco de la reconstrucción,
reparación y reconciliación (Lederach, 1998; citado en Carreño & Trujillo, 2011); y 3)
desde el abordaje sociohistórico de la violencia política y el DFI en Colombia.
En primer lugar, los autores del estudio introducen a la psicología cultural de
Jerome Bruner (1991), como elemento fundamental para analizar el papel del
lenguaje en la construcción de los significados de justicia que cada uno de los
participantes llevó a cabo durante sus procesos de intervención en Mencoldes y en su
experiencia con el desplazamiento. En segundo lugar, utilizan la historia de la filosofía
para explicar que este estudio se inscribe, no en la vía lingüística en donde el
pensamiento sólo tiene lugar en el lenguaje, ni en la vía de la lógica de un lenguaje
estricto u objetivo (Vallmajó, 2002; citado en Carreño & Trujillo, 2011), sino en “una
vía etimológica […] donde se considera que hablar de una cosa es recrearla,
configurarla” (Carreño & Trujillo, 2011, p. 270). Por último, ubican al estudio en un
abordaje sociohistórico de la violencia política a partir de la inclusión de procesos de
reconstrucción (Martín-Beristain, 2000; citado en Carreño & Trujillo, 2011), haciendo
hincapié en los procesos de impunidad y de verdad en la memoria histórica del
imaginario colectivo de la población desplazada.
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 26
En cuanto a la definición del problema, los autores del estudio eligen abordar la
problemática del desplazamiento forzado interno a partir de un marco del derecho,
explicado en términos de justicia. En ésta se incluye el pluralismo jurídico
supranacional para explicar los diferentes tipos de justicia (comunitaria, indígena,
guerrillera, miliciana, bandas y/o paramilitarismo) que existen y los diferentes
elementos que usan estas justicias para funcionar (abuso de poder por medio del
terror). El desplazamiento es entonces un producto directo y una forma de control
que usan estas justicias no Estatales en su proceso de instaurar un régimen autoritario
en la población (Carreño & Trujillo, 2011). Así pues, este estudio define al
desplazamiento desde un marco de los derechos humanos y la psicología social
(Martín-Baró, 1990; citado en Carreño & Trujillo, 2011), en el cual se hacen visibles
relaciones de poder que emergen en la guerra psicológica entre los diferentes tipos de
justicia no estatal y la población coaccionada a abandonar su lugar de origen.
Por último, en cuanto al instrumento o metodología desde el enfoque elegido,
los autores realizaron este estudio desde un método cualitativo, dividiendo su estudio
en cuatro fases: 1) Acercamiento a la población mediante la Fundación Mencoldes y
selección de seis personas en condición de desplazamiento; 2) reunión con
participantes seleccionados para explicarles objetivos y contenido de la investigación,
así como para firmar el consentimiento informado; 3) recolección y categorización de
datos por medio de entrevistas en profundidad, organización de temas y narrativas en
un ordenamiento matricial (Geertz, 1989; citado en Carreño & Trujillo, 2011), y
análisis de las narrativas acerca de la construcción de significados sobre el
desplazamiento, la violencia y la justicia.
Estos instrumentos son consecuentes con los enfoques teóricos desde los cuales se
abordó esta investigación. Por otro lado, la definición del problema, aunque cuenta
con un énfasis en lo social y en las relaciones de poder para lograr control y
dominación de la población civil, no cuenta con una explicación desde lo psicosocial
para comprender las experiencias intrapsíquicas de cada individuo, sino únicamente
los significados que éste construye de la justicia, la violencia política y el
desplazamiento forzado. De esta manera, aunque se cumple con el objetivo
investigativo, hay unas dimensiones del desplazamiento que se están dejando de lado.
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 27
Para finalizar, el análisis de estos cuatro casos en el Desplazamiento Forzado
Interno en Colombia permitió evidenciar los matices que cada enfoque de
intervención, tanto desde la psicopatología como desde la problemática, aportan al
fenómeno en cuestión. Fue llamativo encontrar que los enfoques de intervención
desde la psicopatología reconocen abiertamente y tratan de superar sus alcances y
limitaciones frente a la comprensión del DFI, por considerarse éste como uno de los
fenómenos más complejos en la situación actual del país. Por otro lado, existen
también enfoques como los dos casos presentados desde la problemática, que
atienden los problemas del DFI de manera más ecológica, abordando significados,
narrativas y memorias, así como estrategias de afrontamiento propias de cada
individuo desplazado forzosamente, pero también, de comunidades enteras sometidas
al choque cultural que produce el fenómeno. Así, la conclusión es, por un lado,
gratificante, pues se reconoce que los profesionales de la salud en Colombia aportan
desde múltiples ramas teóricas brindando atención integral. Por otro lado, sin
embargo, fue interesante comprender en qué aspectos es necesario trabajar y diseñar
mejor las intervenciones desde cada enfoque para asegurar un rigor y un seguimiento
a las poblaciones desplazadas.
5. DISCUSIÓN
El desplazamiento forzado interno es, sin duda, un complejo fenómeno que
encuentra sus raíces en lo social, lo político, lo histórico, lo económico y lo cultural,
por no señalar otras áreas. Su multi-causalidad ha llamado la atención de muchas
disciplinas que proponen actualmente un abordaje integral (Carreño & Trujillo, 2011),
en donde se tengan en cuenta no sólo la sintomatología (Alejo et al., 2007) o los estilos
de afrontamiento ante el trauma (Rodríguez, 2006), sino también las potencialidades
y recursos (De la Ossa & Godín, 2007) así como la reconstrucción, la reparación y la
reconciliación (Carreño & Trujillo, 2011) en situaciones producto de la violencia
política como lo es el DFI.
Algunas relaciones que surgen a partir del contraste entre investigaciones
serán descritas a continuación. En primer lugar, los enfoques de intervención
descritos aquí que se acercan al fenómeno de desplazamiento forzado desde la
patología tienen un gran impacto en términos descriptivos (análisis estadísticos,
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 28
muestras representativas y estratificadas, precisión en las variables, etc), mientras
que aquellas que se acercan desde la problemática son mucho más valiosos en
términos semánticos (ya que su fin es comprender y reconstruir significados de las
experiencias vividas y resignificarlos, más que todo, a partir del lenguaje).
Adicionalmente, otra relación que se hace visible al contrastar estos enfoques
es que ambas ramas, la psicopatológica y la problemática, claramente enfatizan si el
estudio es de corte cualitativo o cuantitativo, y en las descritas aquí, ambas
cuantitativas se asociaron a los estudios epidemiológicos o de reporte de un programa
desde la patología, mientras que los cualitativos se asociaron a procesos de
reconstrucción de significados, reconstrucción de la memoria y potenciación de
recursos para la resiliencia.
Una tercera reflexión que surge del análisis es una similitud que comparten
todas las investigaciones mencionadas aquí. Esta similitud se refiere a que, si bien en
los encuadres conceptuales las cuatro hacen referencia al desplazamiento como un
problema de múltiples causas y dimensiones, todas incurren en el profundizar
demasiado una de esas dimensiones, dejando de lado otras, haciendo un abordaje
poco integral. Los Casos 1 y 2, por ejemplo, trabajaron a nivel individual con la
población, pero desconocieron la dimensión social o comunitaria. Los Casos 3 y 4, por
lo contrario, trabajaron con los individuos en grupos, pero su dimensión individual
intrapsíquica quedó relegada en pro de la reconstrucción de unos significados de la
experiencia del desplazamiento. Cabe incluso preguntarse si tras estas investigaciones
desde la problemática, las investigadoras realizaron alguna forma de contención
emocional o de cierre, puesto que estos procesos tienden a ser dolorosos de revivir
(Carreño & Trujillo, 2011).
Si bien cada caso analizado tiene sus fortalezas y sus debilidades, es clara una
segmentación frente al tipo de investigación, ya sea de corte cualitativo o cuantitativo.
Parece haber una tendencia a que los estudios cualitativos se asocien más a un cierto
tipo de atención a las poblaciones desplazadas, tales como las narrativas, las
memorias o el fortalecimiento de potencialidades. En contraste, aquellos estudios
cuantitativos hacen uso de la estadística para generar rigurosamente unos datos que
después son utilizados para intervenir a partir de escalas y protocolos. Cabría
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 29
preguntarse entonces por qué, si cada metodología investigativa aporta datos tan
ricos y profundos en su respectiva área, no se ha hecho una intervención de
metodología mixta, o si se han hecho, son poco visibles en las bases de datos
especializadas.
Para finalizar, es reconfortante descubrir que tanto los enfoques de
intervención clínicos como los enfoques de intervención psicosocial se están
ocupando juiciosamente de la población más vulnerable producto de la violencia
política que atraviesa Colombia desde hace 60 años: los desplazados. Ya que el DFI
presenta una serie de características muy complejas, se han realizado distintos
acercamientos desde diferentes paradigmas y ramas de la psicología para intentar
atender a esta emergencia humanitaria. Sin embargo, lo que es posible observar del
análisis aquí presentado es que, procurando generar resultados satisfactorios, los
investigadores optan por atender una de las dimensiones del fenómeno de DFI,
relegando las demás a un segundo plano e incluso obviándolas de su caso.
6. RECOMENDACIÓN
Tras haber examinado la literatura disponible sobre los enfoques de
intervención que se emplean en el contexto de DFI en Colombia, y haber analizado
cuatro ejemplos de estas intervenciones con poblaciones de diversas regiones del
país, surge la recomendación de apelar a la creatividad e innovación de los
profesionales de la salud en Colombia para diseñar intervenciones e investigaciones
de carácter mixto, es decir, utilizando tanto metodologías cuantitativas como
cualitativas, que permitan abarcar la complejidad de las múltiples dimensiones del
Desplazamiento Forzado Interno. De esta manera, se podrán aprovechar al máximo
los aspectos positivos y útiles de cada enfoque de intervención, y de esta manera,
procurarle el máximo bienestar posible a las poblaciones en situación de
desplazamiento.
Enfoques de intervención en Desplazamiento Forzado– Reyes 30
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