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1 Contenido 2 8 15 20 23 26 29 32 36 38 41 42 45 46 50 54 58 60 62 64 67 69 Acequias No. 34 invierno (diciembre) 2005, revista trimestral publicada y distribuida por el Centro de Difusin Editorial de la Universidad Iberoamericana Torren. Su distribucin es gratuita para los alumnos, empleados y profesores del plantel. Toda colaboracin o correspondencia deberÆ dirigirse al Centro de Difusin Editorial, Universidad Iberoamericana Torren, Calzada Iberoamericana 2255, 27010 Torren, Coah., telØfono (871) 7 05 10 10 ext. 1135 o en la direccin electrnica [email protected]. Tiraje 1500 ejemplares. Impreso en GrÆfica Impreza, S.A. de C.V., Ro Yaqui 1283, Col. Las Magdale- nas, 27010 Torren, Coahuila. Nœmero de reserva al Ttulo en Derechos de Autor: 04-1999-020116360000-102. Nœmero de Certificado de Licitud de Ttulo: 10825 y Nœmero de Certificado de Licitud de Contenido: 8708 otorgados por la Secretara de Gobernacin. Las opiniones vertidas en los artculos de esta revista no representan en ningœn modo la postura institucional de la Universidad. Son juicios de la estricta responsabilidad de los autores. Quintn Balderrama Lpez, SJ Rector Juan JosØ Esquivias Lpez, SJ Vicerrector Educativo Felipe Espinosa Torres, SJ Vicerrector AcadØmico JosØ Edgar Salinas Uribe Director editor Julio CØsar FØlix Lerma Coordinador editorial ComitØ Editorial Ana Mara Urdapilleta Meza Brenda Azucena Muæoz Juan Manuel Torres Vega Margarita Torres Rodrguez Jacob Atiyeh Yunes Rodrguez Diseæo GrÆfico Viæetas: Alonso Licerio ValdØs Reflexiones desordenadas en torno a la tradicin de los estudios filosficos en la Compaæa de Jesœs MARCO ANTONIO BRAN FLORES, SJ Desigualdades polticas pœblicas Tres lecciones a partir de la experiencia mexicana HERIBERTO RAMOS HERN`NDEZ La Øtica y la maximizacin de las utilidades en la empresa `LVARO PEDROZA ZAPATA El acoso moral en el trabajo y la empresa Øtica MAR˝A TERESA VILLARREAL MART˝NEZ Del estrØs y sus alternativas JUAN MANUEL TORRES VEGA Ser Docente universitario humanista. Desde el «para m» hasta el «para digma ignaciano» CLAUDIA L. LAND`ZURI ALDAPE Educacin de calidad y fuentes primarias SERGIO ANTONIO CORONA P`EZ Hasta que se extinga la especie LEONOR DOM˝NGUEZ VALDS ImbØcil y triste / El cielo no es tan alto DANIEL LOMAS El deseo como principio MARIANA RAM˝REZ ESTRADA Leteo (fragmentos) Despedida de Marco Valerio Marcial / Apcrifo I IV`N CRUZ Pensar el pensamiento. En la presentacin de Acequias de pensamiento JAVIER PRADO GAL`N Voces del da CSAR CANO CUEVAS Augusto Roa BastosGuillermo Cabrera Infante Los sentidos de un destino EDGAR LONDON El mundo es ancho y ajeno JUAN PABLO NEYRET Venganza en Buenos Aires JAIME MUOZ VARGAS Tœ, quien nunca GERARDO SEGURA Con Magu desde el Gota de Uva JOS EDGAR SALINAS URIBE Afrontar el contacto. Alto impacto (Crash) LUIS GARC˝A ORSO, SJ El silencio de los lirios DIEGO IVAN PREZ Comienzo AD`N ECHEVERR˝A Vivir de la apariencia, ¿un arte? Un acercamiento profundo a lo superficial CSAR JOSU ATIYEH

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Acequias No. 34 invierno (diciembre) 2005,revista trimestral publicada y distribuida por elCentro de Difusión Editorial de la UniversidadIberoamericana Torreón. Su distribución esgratuita para los alumnos, empleados y profesoresdel plantel.Toda colaboración o correspondencia deberádirigirse al Centro de Difusión Editorial,Universidad Iberoamericana Torreón, CalzadaIberoamericana 2255, 27010 Torreón, Coah.,teléfono (871) 7 05 10 10 ext. 1135 o en ladirección electrónica [email protected]. Tiraje1500 ejemplares. Impreso en Gráfica Impreza,S.A. de C.V., Río Yaqui 1283, Col. Las Magdale-nas, 27010 Torreón, Coahuila.

Número de reserva al Título en Derechos deAutor: 04-1999-020116360000-102. Número deCertificado de Licitud de Título: 10825 yNúmero de Certificado de Licitud de Contenido:8708 otorgados por la Secretaría de Gobernación.

Las opiniones vertidas en los artículos de estarevista no representan en ningún modo lapostura institucional de la Universidad. Sonjuicios de la estricta responsabilidad de losautores.

Quintín Balderrama López, SJRector

Juan José Esquivias López, SJVicerrector Educativo

Felipe Espinosa Torres, SJVicerrector Académico

José Edgar Salinas UribeDirector editor

Julio César Félix LermaCoordinador editorial

Comité EditorialAna María Urdapilleta MezaBrenda Azucena MuñozJuan Manuel Torres VegaMargarita Torres Rodríguez

Jacob Atiyeh Yunes RodríguezDiseño Gráfico

Viñetas: Alonso Licerio Valdés

Reflexiones desordenadas en torno a la tradiciónde los estudios filosóficos en la Compañía de JesúsMARCO ANTONIO BRAN FLORES, SJ

Desigualdades políticas públicasTres lecciones a partir de la experiencia mexicanaHERIBERTO RAMOS HERNÁNDEZ

La ética y la maximización de las utilidades en la empresaÁLVARO PEDROZA ZAPATA

El acoso moral en el trabajo y la empresa éticaMARÍA TERESA VILLARREAL MARTÍNEZ

Del estrés y sus alternativasJUAN MANUEL TORRES VEGA

Ser Docente universitario humanista. Desde el «para mí» hastael «para digma ignaciano»CLAUDIA L. LANDÁZURI ALDAPE

Educación de calidad y fuentes primariasSERGIO ANTONIO CORONA PÁEZ

Hasta que se extinga la especieLEONOR DOMÍNGUEZ VALDÉS

Imbécil y triste / El cielo no es tan altoDANIEL LOMAS

El deseo como principioMARIANA RAMÍREZ ESTRADA

Leteo (fragmentos) Despedida de Marco Valerio Marcial /Apócrifo IIVÁN CRUZ

Pensar el pensamiento. En la presentación de Acequias depensamientoJAVIER PRADO GALÁN

Voces del díaCÉSAR CANO CUEVAS

Augusto Roa Bastos�Guillermo Cabrera InfanteLos sentidos de un destinoEDGAR LONDON

El mundo es ancho y ajenoJUAN PABLO NEYRET

Venganza en Buenos AiresJAIME MUÑOZ VARGAS

Tú, quien nunca�GERARDO SEGURA

Con Magu desde el Gota de UvaJOSÉ EDGAR SALINAS URIBE

Afrontar el contacto. Alto impacto (Crash)LUIS GARCÍA ORSO, SJ

El silencio de los liriosDIEGO IVAN PÉREZ

ComienzoADÁN ECHEVERRÍA

Vivir de la apariencia, ¿un arte? Un acercamiento profundo a losuperficialCÉSAR JOSUÉ ATIYEH

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Editorial

Los concursos convocados por Acequias siguen impulsando textosde valía, como ocurrió en el recién fallado Certamen Agustín deEspinoza, SJ. El ganador fue Heriberto Ramos Hernández, quienes licenciado en administración, maestro en administración conespecialidad en finanzas y profesor de asignatura en el Departamen-to de Ciencias Económicas Administrativas de la UIA Laguna. Sutrabajo lleva como título «Desigualdad y políticas públicas Tres lec-ciones a partir de la experiencia mexicana», y lo incluyen estas pá-ginas. Como lo advirtieron los jurados, se trata de una invitacióna «la reflexión de la realidad mexicana que atiende el proceso detransformación social nacional desde un análisis estructural bienfundamentado». En dos de sus párrafos se puede distinguir conclaridad el tono de su tratamiento:

La base conceptual del neoliberalismo económico tiene su fundamento en

la llamada libertad individual para integrarse como factor, participante y be-

neficiario de arreglos y estructuras económicas operantes dentro de un mer-

cado que se presume transparente. La premisa es que la intervención guber-

namental, más allá de la fijación de reglas claras, sólo entorpece la eficiencia

y posibilidad en las transacciones, coartando con ello la libertad individual.

El fundamento teórico del neoliberalismo económico no resistió la prueba

de la realidad: la pobreza ha crecido y la desigualdad social se profundizó aquí

y en otros países que también siguieron las recetas ortodoxas del Fondo Mo-

netario Internacional y del Banco Mundial; el resultado ha sido definido

como «Estancamiento Estabilizador» o «Equilibrio Estancado».

Más adelante, sin eufemismos, el ganador del certamen obser-va que «El papel de los mercados depende no sólo de lo que ha-cen, sino de lo que permiten hacer: hay muchos que resultan be-neficiados, pero bastantes más también quedan excluidos». Estaes, sin duda y como muchas otras integradas al ensayo, una afir-mación capital, y entronca puntualmente con el tipo de reflexiónque desde su nacimiento ha fomentado nuestro espacio: esa re-flexión que no se acomoda a los intereses del dogma globalifílicoy que más bien los contradice, los cuestiona, les echa en cara susabusos, la inequidad que irracionalmente fomentan.

JAIME MUÑOZ VARGAS

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Presento, con el gusto de quien asiente ala carga de promesas, que todo diálogofranco y honesto lleva consigo no unahistoria de la tradición filosófica de losjesuitas ni acaso un ensayo que indiquecuáles son los criterios que han regido lasopciones de la Compañía por determina-dos sistemas filosóficos. Más bien, comoalguien que ha padecido la formación fi-losófica de la Compañía, les ofrezco tresreflexiones desordenadas en torno a di-cha experiencia que he titulado: con elvalor de un niño, en búsqueda de la belladurmiente y la pluralidad de los modosde vida.

Con el valor de un niñoEsta primera reflexión parte de aquel lu-gar común que señala al asombro como elpunto de partida de toda actitud filosófi-ca, e indica a cada filosofía de qué prejui-cios, opiniones y contenidos debe hacerabstracción para ver el mundo de formaimparcial, para ver el mundo de forma«real» (Zubiri).

Platón permite desarrollar a Sócratesprácticamente la totalidad de los momen-tos propios de la actitud filosófica. El pun-to de partida es necesariamente el asom-

Reflexiones desordenadas

MARCO ANTONIO BRAN FLORES, SJ

Licenciado en Filosofía por la UIA

ciudad de México, en Filosofía yCiencias Sociales por el InstitutoLibre de Filosofía y Ciencias y enCiencias Teológicas. Actualmentedesempeña el cargo de rector delInstituto Cultural Tampico.

Marco Antonio Bran Flores, SJ

en torno a la tradición de los estudios filosóficos

en la Compañía de Jesús

bro. Ese asombrarse del mundo significaponer en cuestión la evidencia, no acep-tarla como tal. El asombro resulta sin du-da un momento de cualquier posturateórica, pero en la filosofía es todavía algomás: origina un modo de contemplar larealidad capaz de combatir prejuicios,aperturar (fragmentar) el saber acabado,recrear el saber preexistente y desacrali-zar el saber consagrado.

Bacon describió los cuatro ídolos delos que debe quedar limpia la inteligen-cia para preservar su capacidad de asom-bro frente al mundo con imparcialidad;de igual forma procedieron Descartes,Spinoza y todo el pensamiento de la Ilus-tración. ¿Qué pone de manifiesto enton-ces el despertar del sueño dogmático en queha reincidido la filosofía? O, con mayorprecisión al tema que nos atañe, ¿quépone de manifiesto la actitud con que laCompañía de Jesús enfrenta la filosofíaactualmente, sino cuestionar lo evidente,no tomar por natural lo que hasta el mo-mento era natural?

Pero la sola actitud de asombro noagota la postura filosófica. Para la Com-pañía la filosofía posee la facultad mara-villosa, la audacia de plantear las preguntas

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más infantiles: ¿qué es esto? ¿Cómo esesto? ¿Por qué es esto precisamente así?¿Por qué tiene que ser así? ¿Qué objetotiene? ¿Por qué se tiene que hacer de estemodo? ¿Por qué no se puede realizar deotra forma? Un hombre que sabe, que «losabe todo», responderá irritado a las pre-guntas infantiles: «eso lo sabe cualquie-ra», «Es así y basta», «Pues porque todo elmundo lo hace así», «No preguntes tan-to». El talante filosófico jesuítico, encontraste, pretende haber planteado pregun-tas infantiles, son su tierra nutricia, sabeque es el único suelo en el cual podrásembrar las semillas de su saber, en elque crecerá la filosofía.

Cuando algunos de mis profesoresllegaron a afirmar el «Sólo sé que no senada», lo entendí en primera instanciaen un sentido irónico, pero al paso deltiempo caí en cuenta que semejante iro-nía era relativa: el filósofo se convierteen tal porque él mismo es capaz de plan-tearse las preguntas infantiles. En la tra-dición filosófica de la Compañía aprendía tener el valor de un niño al momentode pensar y, quizás, un poco más allá. O,con más exactitud, adquirí el talante deinterrogar, no con el valor del hombreque sabe, sino con la valentía infantil.

Considero que es justamente aquí don-de podemos identificar al menos una delas raíces del magis ignaciano, ese rasgode nuestro modo de proceder que la últi-ma Congregación General describió entérminos de inquietud vital, de búsque-da continua, de un no estar nunca con-formes con el estado actual de las cosas.Por supuesto, no ignoro la imposibilidadde lograr una conciencia limpia de todoprejuicio, que se asombra del mundo ytodo lo cuestiona. De cualquier forma,en los estudios de la Compañía la filoso-fía juega a menudo el papel del héroe in-fantil de Andersen que con frecuenciagritó: «¡el rey va desnudo!»

Por repetir otro lugar común, el filó-sofo es siempre hijo de su tiempo, y por

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consiguiente, portador de las exigencias,juicios y prejuicios de su época histórica,aún cuando se revele enérgicamente con-tra sus prejuicios. Pero en la tradición fi-losófica jesuítica, como en toda filosofíaque no se contenta con erigirse en defen-sora de la realidad de hecho, lo que sinduda permite el talante filosófico (en susdos momentos de asombro y cuestiona-miento) es por una parte la capacidad detodo sujeto para elegir con autonomíaideas de entre los valores propios del espí-ritu de su época, ponerse de nuevo a la es-cucha (Weil) y por otra, ponerse en la si-tuación de pensar aquello que la mayoríade la humanidad no ha terminado depensar.

Sin embargo, sabemos que la actitudno basta. En términos clásicos, a la acti-tud de asombro ha de acompañarla el de-seo de saber �no sólo comprender, sentir,adivinar� qué es la verdad, qué es el bien,qué es la belleza. Y esto nos lleva a unasegunda reflexión.

En búsqueda de la bella durmienteEs de todos conocido que en la interpre-tación de los primeros filósofos griegos,que son también los creadores del con-cepto, la filosofía es el amor a la sabidu-ría, que comprendía conceptualmente dosmomentos: lo verdadero y lo bueno. Portanto, según su contenido, la filosofía con-siste en el amor por la unidad del saberhumano verdadero y el comportamientohumano correcto. La filosofía quiere sa-ber qué es lo verdadero y qué es lo bueno,porque ama la verdad y el bien. Y a pesarde que el término amor pertenece al léxi-co de los sentimientos, encaja aquí per-fectamente.

La filosofía quiere encontrar su belladurmiente que yace oculta a la miradadel hombre a través de un seto de espi-nos. La filosofía sabe que existe la belladurmiente, también que es hermosa, nosabe sin embargo cómo, de qué naturale-za es. Busca a la bella durmiente para co-

nocerla y Platón diría: para rememorarsea sí misma, para darle el beso de la vida.Es cierto que la búsqueda de lo verdade-ro y de lo bueno no conduce a una ver-dad y un bien únicos (ya Aristóteles du-plica el mayor bien al señalar que es tan-to la prosperidad del Estado, como la fe-licidad). En plena concordancia con nues-tra época es necesario advertir que resul-ta irrelevante decia que lo verdadero y lobueno son inalcanzables, o bien, que noexisten; aún en este caso el sistema de re-ferencia continúa siendo el mismo, puesla argumentación de que no existen, deque se trata de una empresa inútil, estambién filosofía.

Pero la filosofía no se reduce a la bús-queda de lo verdadero y lo bueno, sinoque además lo encuentra. En este sentidono es del todo veraz el planteamiento deque la filosofía no sabe de qué naturale-za es su bella durmiente, dado que cadauna constituye a su bella durmiente, sabemuy bien de qué índole es. Se trata, desdeSócrates, de la bien conocida ironía de lafilosofía que caracteriza todas sus reglasde juego, se reconozca o no. Cada filoso-fía busca, como un amante, lo bueno ylo verdadero, sabiendo de entrada que pue-de encontrarlos o no, como en el casodel escepticismo. Posee también eviden-cia �apenas empieza la búsqueda�, de có-mo están constituidos. ¿Pero, dónde estála bella durmiente de la filosofía en la ac-tual tradición de la Compañía de Jesús?

En la reflexión filosófica jesuítica labella durmiente tiene, como en todo siste-ma filosófico, un «lugar topográfico», porasí decirlo: fiel a la vocación transforma-dora del mundo adoptada por la Compa-ñía, esta reflexión se posiciona en el pen-samiento históricamente situado. Este to-pos abierto, en vez de anular diversas ubi-caciones, las supone. En la Compañía estelugar se sitúa no sólo en «lo alto» o en «loprofundo», como en la metafísica; sinotambién en una institución ideal, comoen ciertas filosofías de corte social. No

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sólo en la humanidad misma �libertad, li-bre albedrío� como Faktum de la razón enKant; sino de igual manera en el compor-tamiento dado, como en Heidegger y so-bre todo, en la historia, como en Ellacuría.

Esto nos pone al borde de una pre-gunta: ¿existe un sistema filosófico quese corresponda con las búsquedas de laCompañía de Jesús? Antes de responderquiero recordar que en las tres últimasdécadas hemos asistido a un ejercicio dehonestidad intelectual en algunos pensa-dores que han explicitado sin empachocuáles son las opciones axiológicas desdelas que elaboran sus búsquedas. Además,tras los desarrollos de la hermenéuticaen el siglo pasado y los serios cuestiona-mientos sobre el estatuto de la verdadcientífica, hoy sabemos del papel determi-nante que juegan en la actividad acadé-mica los compromisos y prejuicios delpropio filósofo.

Por nuestra parte, la Compañía de Je-sús tiene una localización axiológica pre-cisa y conocida por todos; este hecho pue-de allanar el camino del pensamiento ayu-dándonos a explicitar tanto los puntosde partida de nuestras búsquedas, comoel nombre de los arbustos espinosos queesconden a la bella durmiente.

Subrayo que en los estudios filosófi-cos de la Compañía la búsqueda de la be-lla durmiente se concreta en una actitudcasi obsesiva por entrar en diálogo críti-co con el contexto socio�histórico actualpara contribuir a la transformación delmundo en un sentido utópico pero, nopor ello, inespecífico, significado por eltérmino Justicia.

Aventurado es afirmar que en la re-flexión filosófica de la Compañía la cate-goría «humano» es sobre todo axiológica.Ello me ha llevado a considerar que nohay un núcleo humano esencial que pue-da luego devenir en humano o no�hu-mano. El hecho es que lo «humano» noes un punto de partida, sino el resultadode la constante relación del sujeto con-

creto con su mundo en un periodo histó-rico también concreto. Según Kant, el re-sultado puede ser una personalidad indi-vidual (Homo noumenon) o una particular(Homo factotum), ambas igualmente huma-nas; sin embargo, por sus diferencias orien-tativas �una desarrolla posibilidades axio-lógicas distintas a la otra� hablamos, pre-via toma de postura, de «lo peor» o «lomejor» de los seres humanos; de lo «au-ténticamente humano» y de lo «inhuma-no» (Heller). En este sentido, el desarro-llo o la atrofia de la socialidad significapara nosotros algo diverso a lo que Cio-ran lee en ello.

En este punto debo dar cuenta que enla tradición filosófica de la Compañíaaprendí a amar la justicia tanto como su bús-queda a través del ejercicio del diálogo críticocon los problemas y las esperanzas de nuestraépoca. Tal es el nombre de la bella durmien-te que consume y desvela a los jesuitas.

Como podemos observar, más que unsistema filosófico que se corresponda ple-namente con las opciones vitales de laCompañía de Jesús, tenemos una ubica-ción en el horizonte axiológico que nosayuda a identificar y elegir con autono-mía de entre las ideas que enriquecen yson propias al espíritu de nuestra época.

La pluralidad de los modos de vidaNuestra segunda reflexión nos llevó apreguntarnos: ¿hay un sistema filosófico,una filosofía que se corresponda con lasopciones axiológicas de la Compañía deJesús? La respuesta que hemos dado aesta interrogante abre nuestra tercera re-flexión.

Lo primero que deseo precisar es quetoda filosofía originaria (no las defensoras dela realidad de hecho, aquellas que han re-nunciado a las preguntas infantiles, abdi-cando a poner en cuestión las ideas pre-concebidas con la sed de saber) por el he-cho de ser filosofía es democrática, y lo estambién aunque su contenido no lo sea.Mirando con un poco de detenimiento la

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historia de los sistemas filosóficos origi-nales podemos observar que el filósofonunca lleva el sello del elegido, no se en-vuelve en el velo nebuloso de lo miste-rios: al contrario, en cierta medida sehace transparente. Sólo un no�filósofohablará del «genio» filosófico, un filósofojamás. Como expresó Kant, el filósofosabe que en la filosofía no existe la genia-lidad; el filósofo se concibe como unmiembro de la comunidad democrática einvisible de los seres racionales que pien-san con independencia. Ésta fue mi expe-riencia a lo largo de cinco años. Pero aúnno sustento mi afirmación.

Desde los tiempos de la Ilustración, lafilosofía tomó conciencia de la contradic-ción que media entre la afirmación deque toda filosofía puede ser hecha propiapor cualquiera que esté dispuesto a «po-nerse en marcha hacia la Razón», y el he-cho de que la mayor parte de la humani-dad no ha penetrado ni siquiera en lamera posibilidad de tal disposición. A par-tir de entonces se ha convertido en ideareguladora de toda filosofía original elque todo ser humano debe ser igualmentecapaz de ponerse «en marcha hacia la Ra-zón», experimentando la sed de saber. Enconsecuencia, no es casual que los desti-natarios de la filosofía sean preferente-mente los jóvenes (el Sócrates de Platónno deseaba conquistar para su verdad aTrasímaco sino a Glaucón. La juventud esel gran amor terrenal de la filosofía, puesen ella ve la franqueza, la sed de saber, ysi bien no la imparcialidad, sí al menosunos prejuicios todavía no osificados, queacaso pueden abrir un camino al uso librey autónomo de la inteligencia). Este he-cho convierte al filósofo simultáneamen-te en maestro. Es cierto que todo sistemafilosófico posee rasgos doctrinarios: cons-truye argumento sobre argumento, disci-plina el pensamiento e intenta eliminaral menos algunas ambigüedades. El maes-tro, pedante en ocasiones, perfila, sin em-bargo, su relación con el alumno en el es-

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píritu de la filosofía, es decir, en el espíri-tu democrático: profesor y alumno formanuna igualdad por el hecho de ser ambos inteli-gentes. Lo cual es válido tanto si el maes-tro es un tirano (como Marco Aurelio),como si el alumno lo es (por ejemplo Ale-jandro Magno).

El alumno no tiene que llegar a ser unfilósofo, pero sí a apropiarse activamentede la filosofía; cualquiera que sea su ofi-cio, la posibilidad de esta apropiación si-gue vigente para él. Esto adquiere espe-cial relevancia en al menos dos aspectos:por un lado, el filósofo no desea ser maes-tro de filósofos, sino de cualquiera, de to-dos los seres inteligentes (racionales) se-mejantes a él; por otro, se nos pone enevidencia la gran importancia que reviste la«formación de escuelas» filosóficas y la valo-ración positiva del diferendo en su seno.

Y es sobre el valor del diferendo acer-ca de lo que quiero insistir. De cara a laconstante preocupación de nuestra épo-ca por los derechos de autor (¡diga no ala piratería!), tenemos que la filosofía ge-nuina en realidad no conoce el plagio.Los antiguos lo sabían: vertían libremen-te sus ideas �oral y epistolarmente� antelos otros filósofos, sin «temer» que les fue-ran «hurtadas»: ¿Cómo podría un hom-bre «robarle» la personalidad a otro? To-mar distancia del individualismo posesi-vo respecto de las ideas, dejando de apli-carles las categorías apropiadoras del «mío»y «tuyo», como la casa, la vaca, la tierra,que ya no indican algo «nuestro», es unesfuerzo constante en la tradición de es-tudios filosóficos en la Compañía.

Sólo en el mito puede la bella durmien-te despertar con el beso de un solo hombre.Para despertar a la vida, a la verdad y elbien, cada ser racional debe acceder, envirtud de su propia razón y pensamientoindependiente, con la ayuda de argumen-tos y contra argumentos; sin ello no exis-te la filosofía.

Esta acogida del diferendo implica,entre otras cosas, que el filósofo no pre-

tenda que otros deban seguir su recorrido,ni que él deba hacerlo con el de otros.Para hablar de la experiencia de formaciónfilosófica en la Compañía de Jesús, consi-dero que no queremos que sólo exista unainterpretación verdadera de Hamlet, y noqueremos que, sea cual fuere el contexto,únicamente sea concebible una medida orecomendación para la acción justa. Des-pués de todo, en filosofía no tenemos Sa-gradas Escrituras. Y esto nos conduce,como el título de esta tercera reflexiónindica, no sólo a la pluralidad de puntosde vista filosóficos, sino a la pluralidadde modos de vida, aunque debemos su-brayar, que construidos desde un talantey un horizonte unívocos.

9 de septiembre de 2005

Reflexión presentada en la iniciativa de diálogoentre la tradición de los estudios filosóficos de laCompañía de Jesús en México y el Departamentode Filosofía por invitación de Alejandro Mendoza,director de la División de Estudios Disciplinaresde la UIA ciudad de México.

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Heriberto Ramos Hernández, licenciado y maestro en Administración con especialidad en Finanzas, diplo-mado en Innovación y Estrategia en Habilidades Directivas y en Administración Bancaria en Comercio Ex-terior y Aduanas, y profesor de asignatura en el Departamento de Ciencias Económicas Administrativas dela UIA Laguna. Con el presente ensayo enviado bajo el seudónimo «Zuñiga de la Rivera» obtuvo el primer lu-gar en la séptima emisión del certamen internacional de ensayo Agustín de Espinoza, SJ, convocado por laUIA Laguna, a través de la revista Acequias, con el tema Desigualdad y políticas públicas. El jurado consi-deró que el ensayo invita a la reflexión de la realidad mexicana porque atiende el proceso de transformaciónsocial nacional desde un análisis estructural bien fundamentado.

«La expansión de la burocracia en el devenir de las políticas públicas», de Aarón Benjamín López Feldman,firmado con el seudónimo «Petro Gregario», obtuvo el segundo lugar. A decir del jurado, se trata de un texto quemuestra una perspectiva histórica de los cambios en las políticas públicas en el ámbito educativo. Aarón Benja-mín López Feldman es licenciado en Antropología con especialidad en Antropología Cultural (Universidad delas Américas�Puebla y actualmente es profesor del Seminario de Investigación de la Licenciatura en Ciencias yTécnicas de la Comunicación en la Universidad Cuauhtémoc de Puebla; obtuvo mención honorífica en el Pre-mio Carlos Fuentes, en la categoría de ensayo del Premio Nacional al Estudiante Universitario 2005.

Talien Elizabeth Corona Ojeda, licenciada en Relaciones Internacionales por el ITESO, institución en laque actualmente es catedrática de la asignatura Análisis del Discurso Político, obtuvo el tercer lugar con eltrabajo «Encrucijada», enviado con el seudónimo «Da�Lian», escrito del cual, el jurado consignó que es unensayo valioso para compartir con los lectores de Acequias, por su aporte desde un enfoque distinto que par-te del análisis de los objetivos del «gobierno del cambio».

El jurado estuvo integrado por Ana María Urdapilleta Meza, egresada del Colegio de Pedagogía de laUNAM y candidata a maestra en Psicología; profesora del Departamento de Humanidades y del área de Inte-gración en la UIA Laguna. Jorge Eduardo Reza Alva, licenciado en Relaciones Industriales por la Ibero Lagu-na, institución en la que fue coordinador del Centro de Integración Universitaria; actualmente desempeña elcargo de coordinador nacional del Voluntariado Jesuita.

Los tres ensayos serán publicados en Acequias a partir del presente número. Aprovechamos este espaciopara felicitar nuevamente a los ganadores y agradecer a todos los participantes su respuesta a esta convoca-toria. Asimismo, para destacar la profesional labor de los miembros del jurado, ya que el certamen Agustínde Espinoza, SJ, se constituye co-mo un foro cada vez más sólido, a través del cual se muestran la visión ana-lítica y propuestas de los miembros del Sistema Universitario Jesuita, AUSJAL y la comunidad en general.

Desigualdad y políticas públicas

Heriberto Ramos Hernández

CERTAMEN AGUSTÍN DE ESPINOZA, SJ

Tres lecciones a partir de la experiencia mexicana

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Desigualdad regional e integracióncomercialCuando hablamos de desarrollo econó-mico en nuestro país, aparece siempre elfantasma de los tres méxicos, una reali-dad desigual en el desarrollo regional, yun tema que la estadística oficial sóloviene a confirmar.

A doce años de operar bajo las reglasde un tratado comercial en Norteaméri-ca, observamos que el incremento delPIB, desagregado por regiones en México,presentaría en cifras redondas el siguien-te comportamiento: Región Norte, 48%de incremento, Región Centro, 29%, Re-gión Sur, 18%.

Estos datos,1 parecieran indicarnosque los beneficios económicos del inter-cambio comercial en la comunidad NAFTA

vendrían dándose en nuestro país me-diante un «efecto cascada» geográfico, yque únicamente sería cuestión de tiempopara que la Región Sur alcanzara tasas decrecimiento similares a su contrapartenorte. Este razonamiento es una falacia,la evidencia empírica demuestra que:

•El TLC/NAFTA nunca fue concebidocomo un programa para combatir el sub-desarrollo, aun cuando en su momentola percepción popular de dicho instru-mento fue incentivada hacia esta inter-pretación, primordialmente por razonespolíticas, cabe decir que esto se aplicó enlos tres países con abordajes diferentes,pero con intencionalidades similares.

•Simplemente constituye un marcoregulatorio perfectible que permitió aMé-xico tener acceso, como primer juga-dor, a las posibles ventajas de la liberali-zación comercial en un área geoeconómi-ca que representaba la tercera parte delPIB mundial, y que al momento de con-formarse era la más poderosa. Hoy la Co-munidad Económica Europea ocupa estelugar.2

La cercanía geográfica importa cadavez menos en las decisiones de inversiónextranjera directa,3 superada desde me-

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diados de los noventa la curva de apren-dizaje de las multinacionales en la deslo-calizacion de los eslabones de su cadenade valor, no es extraño que ahora el prin-cipal socio comercial y receptor de inver-sión directa por parte de nuestro vecinodel norte sea China.

El paradigma del crecimiento econó-mico basado en la pobreza, que en prime-ra instancia tuvo que ser asumido comoposible, más que como deseable, desde laposición latinoamericana, se ha reveladocomo una condición estructural y nocomo una mera base coyuntural, como alprincipio quiso pensarse.

Los bajos salarios, el uso extensivo derecursos naturales y las exenciones impo-sitivas, que fueron los medios para atraerla inversión, han sido endebles motoresde crecimiento, y evidentemente inútileso hasta perversos vehículos de integra-ción social.4

Primera lecciónEl ciclo productividad�competitividad�desarro-llo no es un efecto propio de la integración co-mercial global, sino un condicionante paraaprovecharla; el mercado es necesario, pero in-suficiente.

Desigualdad social yneoliberalismo económicoEn una atmósfera democrática, la eficaciade las políticas económicas no es resulta-do de su racionalidad técnica, sino de lavoluntad colectiva que representan.5

Anclada en el llamado consenso deWashington, caracterizado por represen-tar una respuesta de ajuste y estabiliza-ción ante las crisis económicas recurren-tes de los ochenta y principios de los no-venta en Latinoamérica, la política mone-taria y fiscal de México pareciera estar ob-sesionada con las restricciones que esta-blecen la globalización y los mercados, yciclada ahí, no buscar los márgenes demaniobra y las oportunidades que éstaofrece.6

La base conceptual del neoliberalismoeconómico tiene su fundamento en la lla-mada libertad individual para integrarsecomo factor, participante y beneficiariode arreglos y estructuras económicas ope-rantes dentro de un mercado que se pre-sume transparente. La premisa es que laintervención gubernamental, más allá dela fijación de reglas claras, sólo entorpecela eficiencia y posibilidad en las transac-ciones, coartando con ello la libertad in-dividual.

El fundamento teórico del neolibera-lismo económico no resistió la prueba dela realidad: la pobreza ha crecido y la des-igualdad social se profundizó aquí y enotros países que también siguieron las re-cetas ortodoxas del Fondo Monetario In-ternacional y del Banco Mundial; el resul-tado ha sido definido como «Estanca-miento Estabilizador» o «Equilibrio Es-tancado».

¿Cómo explicar entonces este equili-brio estancado? Desde la perspectiva delproceso llamado mundialización, o globali-zación, para otros es observable, y hastaeste momento, estadísticamente constata-ble que el crecimiento económico se pre-senta de manera desigual, independiente-mente de la categorización que se haga;esto quiere decir que algunos estratos po-blacionales concentran ingresos, que al-gunas regiones crecen más que otras, al-gunos sectores industriales concentranmayor inversión y rentabilidad financieray que algunos países o bloques interna-cionales mantienen ventajas sobre otros.

Este modelo de ordenamiento econó-mico evidencia serias fracturas conceptua-les, de las que quizá las más importantessean:

•Favorecer el tránsito transnacional demercancías, productos, capital y tecnolo-gía, pero a la vez, impedir el libre tránsitode seres humanos.

•Democratizar los costos de hacer ne-gocios, pero individualizar los beneficiosde hacerlos, con una marcada asimetría

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de riesgo y rendimiento para los gruposde interés.

•Estructurar el ámbito legal para con-tabilizar (rendir cuentas) sobre la utiliza-ción de algunos factores productivos co-mo el capital o el conocimiento, peroomitir un esquema completo y formaliza-do de rendición de cuentas sobre la utili-zación de factores como los recursos na-turales y el propio ser humano en su di-mensión integral.

Se profundiza en el hecho de que lamovilización del capital y del conoci-miento (ejemplificado éste último enmarcas, patentes o tecnologías propieta-rias), ha sido una condición singularpara que dichos factores económicos ha-yan podido conservar prerrogativas res-pecto del rendimiento derivado de hacernegocios.

Si una empresa migra su manufacturao disgrega algunos eslabones de su cade-na de valor hacia regiones o países me-nos desarrollados, es dable que el recur-so productivo llamado mano de obra acep-te un trato que desde su condición deatraso resulta favorable en lo inmediato;asimismo, también es dable que los go-biernos que operan únicamente siguien-do el paradigma de atraer inversionescomo medida para combatir el desem-pleo, aplaudan y publiciten la llegada decapitales foráneos, siendo que casi siem-pre la sociedad en su conjunto acepta oignora que la balanza se ha inclinado porla expansión económica inmediata, endetrimento del equilibrio ecológico y so-cial en el mediano y largo plazo.

Pareciera entonces que este modelode mundializacion se ha erigido comoun destino manifiesto, cuya apología seconcentra en su aparente condición deinexorabilidad, en los resultados desde laperspectiva del crecimiento económicopuro y en el derrumbe del sistema econó-mico�social que durante decenios fue suantagónico. Por su cuenta, los detracto-res de la mundializacion plantean la lógi-

ca neoliberal subyacente, la depredaciónde los recursos naturales, la subordina-ción del humanismo y la concentraciónde la riqueza que el modelo ha venidopropiciando.

Ambos extremos confunden lo nece-sario con lo suficiente, lo inmediato conlo mediato y lo deseable con lo posible,pretendiendo encontrar remedio para lasimperfecciones sistémicas del fenómenodesde la perspectiva de operar según laspremisas que este mismo magnifica, otor-gándoles esa condición, o a través de pro-cesos de negación y rechazo a ultranza.

Entonces, ¿en que ámbito, y desdequé condiciones pudieran realizarse apro-ximaciones a una lógica alternativa demundializacion que integre las ventajas ycancele las desventajas inherentes al fenó-meno? Tales condiciones, necesariamentetendrían que referirse a los siguientes te-mas:

•Desarrollo económico como medidapara evaluar los resultados (significa creci-miento económico aparejado con el in-cremento de bienestar social).

•Sustentabilidad del modelo de desa-rrollo económico (lograr crecimiento sindepredar algún factor o sacrificar a ungrupo de interés).

•Reconocimiento de la existencia deámbitos de «no mercado», es decir, fenó-menos y dinámicas sociales donde la su-matoria de los mejores intereses indivi-duales no resulta en la consecución delmejor interés colectivo.

•Creación de riqueza, pero aceptandoque su concentración excesiva disminuyesu velocidad de creación.

•Vislumbrar un horizonte de largoplazo (conciencia de que seguiremos vi-viendo juntos por largo tiempo, por locual la dinámica de depredación o abusose revierte, anulando los beneficios queindebidamente pudiera acaparar algúngrupo de interés).

•Implementar dinámicas sistémicas devigilancia, rendición de cuentas y premios�

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y castigos, que sean transparentes, inme-diatas, proporcionales e irrevocables.

Estas condiciones no deben colocarseen el plano de los deseos inalcanzables,sino visualizar su factibilidad; en casocontrario, valiera entonces ver con resig-nación el estado actual de las cosas y nodesgastarse en seguir cuestionando un fe-nómeno para el que, y por principio, nosconfesamos impotentes.

El neoliberalismo económico confun-de �o asume a conveniencia�, que liber-tad individual es lo mismo que capaci-dad individual. Sin embargo, la pobrezadebe ser entendida como un impedimen-to, puesto que la lógica de la causalidadde ésta comienza con la incapacidad enel ejercicio de las potencialidades huma-nas, y no con la carencia de ingreso real.El papel de los mercados depende no só-lo de lo que hacen, sino de lo que permi-ten hacer: hay muchos que resultan be-neficiados, pero bastantes más tambiénquedan excluidos.

En todo caso, es necesario precisar ladiferencia entre la perspectiva económi-ca de capital humano y la de capacidad hu-mana, pues mientras que la primera asu-me al ser humano como factor de pro-ducción integrado, cuyo justificante es elcrecimiento económico, la segunda loconcibe como capaz de vivir de acuerdoa valores individuales, ponderando elcrecimiento económico sólo cuando creamás oportunidades y libertades.7

El neoliberalismo, como doctrinaeconómica que operativiza la dinámicaglobalizadora, requiere estabilidad mone-taria en los países, en tanto éstos sonasumidos como mercados. No obstante,existen tres condiciones macroeconómi-cas difíciles de establecer: a) autonomíamonetaria, b) tipo de cambio estable y c)libre movimiento de capitales.

La historia ha demostrado que de es-tas tres condiciones únicamente puedenconseguirse dos a un tiempo; así, paísescomo México, que permiten el libre mo-

vimiento de capitales y conservan relati-va autonomía monetaria, han optadopor tipos de cambio flotantes, pero, es-tos tipos de cambio requieren entrar aljuego de la confianza, en el que tal ele-mento psicológico sólo se consolida através de políticas de austeridad en elgasto, inmovilización de reservas preven-tivas y herramientas antiinflacionariascomo fines por sí mismas. El resultado:estancamiento o recesión.8

La economía mexicana presenta unproblema estructural que tiene que vercon la histórica dependencia de divisaspara financiar el crecimiento económico:esta cuestión es el centro de desequili-brios macroeconómicos, cuya consecuen-cia son las crisis recurrentes, altamentedepredadoras para el desarrollo.

Rudiger Dornbusch9 lo explica me-diante su llamado «trilema latinoamerica-no», en el que no existe un punto quegarantice simultáneamente equilibrio ex-terno, pleno empleo y salarios dentro deestándares globales. El punto A suponepleno empleo y relativa paz social, perodéficit externo; el B, salarios reales cre-cientes, equilibrio externo, pero desem-pleo; y el C garantiza el pleno empleo yel equilibrio externo, pero no la paz so-cial, debido a que los salarios son indig-namente bajos.

Ninguno de los tres puntos es soste-nible, las sucesivas crisis de la deuda lle-varon al país del A al C, mientras que losprogramas neoliberales de ajuste hanpretendido congelar la economía en el B.Con todo, nuestro país no cuenta conlas redes sociales que amortigüen losefectos indeseables de esta posición, tam-poco se observan señales claras que nosindiquen que estamos migrando a unmodelo de autosuficiencia en las fuentesde crecimiento, ya que el ancla inflacio-naria continúa siendo un tipo de cambioapreciado y una restricción monetaria.Este modelo sugeriría que nos dirigimosnuevamente hacia el punto A.

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Segunda lecciónLa disciplina macroeconómica, la aperturacomercial y la liberalización interna han sidoimportantes para lograr estabilidad, pero irre-levantes para conseguir el desarrollo económi-co; es necesario encontrar nuevas vías, que enlos resultados alejen a la economía de seraquella «ciencia lúgubre» que optimiza la es-casez, para convertirla en la herramienta quedisminuye la desigualdad.

Las conclusiones previas del Foro deBarcelona son un adelanto dentro deesta nueva perspectiva.10

Desigualdad y democraciaDonde la desigualdad extrema permane-ce, no existe la democracia; la definiciónamplia de ambos términos indica quepertenecen a realidades sociales mutua-mente excluyentes. En una lógica rigu-rosa, democracia es el poder de la mayo-ría, si ésta carece de recursos básicos, seencuentra limitada o excluida en el acce-so a oportunidades, y ésta amenazadasistémicamente en su integridad y super-vivencia, esto seguramente se debe a quedicha mayoría no tiene el poder paracambiar la situación, luego entonces, noexiste tal democracia.

La experiencia mexicana demuestraque el respeto al voto es solamente unprimer requisito dentro de un sistemademocrático, pero que a la par se hacenecesario resolver los siguientes temas:

Redefinición del EstadoPareciera que el término posee una con-cepción negativa en la memoria colecti-va de nuestro país, en el que una histo-ria de gobiernos ineficaces y derrocha-dores condujo a que amplios segmen-tos sociales compraran la idea de quemenos Estado pudiera ser sinónimode más bienestar, confundidos con elsímil imperfecto de que menos gobier-no conduce linealmente a una dismi-nución de las oportunidades de co-rrupción.

Sin embargo, el Estado, entendidocomo el cuerpo de acuerdos básicos deconvivencia y gobernabilidad emanadosde un conjunto social determinado, tie-ne funciones y responsabilidades que leson irrenunciables, y que no debieranabandonarse a la interacción de fuerzasparticulares.

El Estado es orgánico, justifica suexistencia con el cumplimiento de sufunción; tiene la obligación de garanti-zar la seguridad de su población, de inci-dir en el desarrollo económico y en elestímulo de oportunidades para reducirla desigualdad y erradicar la pobreza.Debe ser sólido en recursos económi-cos, y a través de una recaudación sim-ple y justa, cumplir con la utilizaciónhonesta y la redistribución solidaria deesos recursos.

El papel del Estado en países desa-rrollados es mayor, no menor. Por ejem-plo, el gasto público en Alemania repre-senta el 47% del PIB y en Japón la cifraes cercana al 38%, mientras que enMéxico sólo llega al 24%.

La actividad económica, en particu-lar la economía de mercado, no puededesenvolverse en medio de un vado ins-titucional, jurídico y político; es deberdel Estado proveer la defensa y tutela delos bienes colectivos, como son el am-biente natural y el humano, cuya salva-guarda es imposible asegurar con lossimples mecanismos del mercado.11

Por lo antes dicho hay que rechazartanto la idolatría como la satanizacióndel Estado.12

Eficacia gubernamentalEn nuestro país, el acto y proceso de go-bernar ha sido presentado como algo di-fícil, complicado; un derecho casi patri-monial, prerrogativa de militares, aboga-dos, economistas o administradores.

Con un sistema gubernamental asi-métrico y estructurado en torno a insti-tuciones todavía endebles, ciertamente

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la administración pública vino a conver-tirse en una especie de misión imposi-ble, pues descansa en arreglos políticostemporales, voluntarismos unipersona-les y disfuncionalidades estructurales.

El aparato público en México pare-ciera estar concentrado hoy, en una es-pecie de «eficientismo» gubernamental,pero sin dejar claro aún si está haciendomás con lo mismo, o lo mismo con me-nos o tristemente, lo mismo con lo mis-mo.

Partiendo de estas premisas me pare-ce útil concluir la discusión sobre la efi-cacia gubernamental en el contexto dealgunas respuestas obtenidas al formularla pregunta ¿Qué es para usted un go-bierno eficaz?

�«No es aquel donde los actores po-líticos confunden democracia con per-manente desacuerdo».

�«El gobernante es representante. Sies legislador, el medio es legislar, perosobre los temas que los representadosqueremos. Si es ejecutivo, está ahí paracoordinar y ejecutar eficazmente las ta-reas que la sociedad requiere, que pri-mordialmente son la seguridad, el em-pleo y las oportunidades; no queremosque se malgaste en lujos personales,tampoco deseamos seguir pagando erro-res causados por ineptos».

�«Queremos que nos rindan cuentasclaras y entreguen resultados, que existala oportunidad de premiar o castigar; nonos interesa la sonrisa blanqueada conmercadotecnia, nos importa que real-mente demuestren capacidad, y que nomalgasten el tiempo cortando listonesinaugurales».

Tercera lecciónEl basamento teórico para entender y erradi-car la desigualdad social trasciende la meradiscusión sobre la pertinencia o eficiencia delas polí-ticas públicas asistencialistas, que tor-tuosamente pretenden paliar las desigualda-

des sociales; es indispensable cuestionar analí-ticamente el modelo económico estructuralque las profundiza.

Dicho de otra manera: el objeto deestudio no son las organizaciones deltipo Vamos México, sino el cuerpo cau-sal del fenómeno Vámonos de México,que ahora aglutina aproximadamente adoce millones de mexicanos que ya deci-dieron no vivir más en este país.

Otoño 2005

1Pedro Aspe Armella, «Zona Abierta» (trascrip-ción), 2 de junio 2005.2Ana Paula Ordorica, «El futuro del TLC según suscreadores», Nexos, mayo 2005.3Michael Porter, «The Competitive Advantage ofNations», Harvard Business School Press, 1996.4Leonardo Garnier, «América Latina y su capita-lismo a medias» Nexos, junio 2005.5Lawrence Whitehead, «Los fundamentos del li-beralismo económico en la política pública deAmérica Latina», Foreign Affairs, 2001.6Rolando Cordera y Leonardo Lomelí, «Los te-mas del desarrollo», Nexos, junio 2005.7Amartya Sen, Development as Freedom, USA: A.Knopf, 1999.8Paul Krugman, The Return of Depresion Econo-mics, NY: W. W. Norton & Co. 1999.9Rudiger Dornbusch, Keys to Prosperity. Free Mar-kets, Sound Money, and a Bit of Luck, The MIT

Press, 2000.10«Conclusiones Foro de Barcelona», http://media.barcelona2004.org/esnota.html?id=5855&prn=111S.S. Juan Pablo II, Encíclica Centesimus Anno.12Lorenzo Servitje Sendra, «Economía de merca-do con responsabilidad social», Este País, junio2005.

A

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¿Qué es una empresa?La podemos definir como una personaartificial a la que se le ha concedido exis-tencia legal a través de un documento emi-tido por el gobierno. Este documento esuna licencia de caza que le permite perse-guir ganancias bajo dos condiciones: obe-diencia a las leyes del lugar y pago de im-puestos.

Desde la teoría económica de la maxi-mización de la utilidad, hoy más que nun-ca las empresas tiene frente a sí un difícilobjetivo: producir generando la máximautilidad. Al representar este comporta-miento de la economía a través de expre-siones matemáticas, tendríamos que si elobjetivo económico de la empresa es maxi-mizar la utilidad total (U), que es igual alingreso total (I) menos el costo total (C),entonces: U = I � C

Para que la U sea máxima se requiereque su derivada o utilidad marginal seacero (Umg = 0) por lo que, derivando laecuación de utilidad, tendríamos: Umg =Img � CMg; y optimizando: Umg = 0;por tanto: Img = CMg

Sin lugar a dudas no sólo el hecho deproducir más al menor costo y obtenerlas máximas utilidades está en la agendade las decisiones de las empresas, ya queaunado a ello se deben preocupar por agre-gar valor a sus productos para que éstos

ÁLVARO PEDROZA ZAPATA

Doctor en Ciencias con especialidaden Ciencias Administrativas. Eva-luador del Oremio Nacional de Tec-nología (2000 a la fecha). Coordina-dor del Capítulo de Inovación y Tec-nología de la Academia de cienciasAdministrativas AC. Y coordinadortécnico del Programa de Gestión dela Innovación y la Tecnología Pro-GINNT y profesor�investigador delDoctorado en Estudios Científico�Sociales en el ITESO. Obtuvo el ter-cer lugar en la segunda emisión delcertamen internacional de ensayoAgustín de Espinoza, [email protected]

de las utilidades en la empresa

Álvaro Pedroza Zapata

La ética y la maximización

sean competitivos y logren posicionarseen el gusto del consumidor, quien, habráque considerarlo, debe estar dispuestos apagar el precio por este bien.

Lo anterior es mero razonamiento ba-sado en microeconomía. Lo que repre-senta la singularidad en el nuevo marcoproductivo es si la ética tiene un lugar enla toma de decisiones, en las cuales la em-presa está obligada a respetar la impor-tancia que la naturaleza posee, conocer, ysobre todo, tomar en cuenta los valoresculturales de la comunidad que será im-pactada por sus productos; asimismo, silos trabajadores ocupan un lugar en surealización y no son vistos meramentecomo mano de obra o capital humano.

Para precisar el contenido concretodel panorama de los desafíos éticos es ne-cesario sistematizar de algún modo losobjetivos que debería alcanzar concreta-mente el sistema productivo de una so-ciedad para que incorpore los legítimosderechos de las personas involucradas ensu funcionamiento.

�Lo primero que las personas, en tan-to que ciudadanos, tienen derecho a es-perar, con la mayor eficacia posible, sonlos bienes y servicios que requieren paravivir con dignidad

�El sistema productivo ha de tenertambién la capacidad de agregar eficiente-

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mente valor, es decir, de generar riqueza,es su función específica.

La riqueza es sumamente necesariapara: a) aumentar la calidad de vida en loque ésta se relaciona con bienes económi-camente transables, b) ahorrar una parte,invertirla, y asegurar así el crecimiento eco-nómico futuro y c) cubrir el gasto social.

Por este motivo, la capacidad de des-cubrir e implementar iniciativas que loconsigan es un aporte decididamenteconstructivo para una sociedad (Schum-peter, 1967). Un país sin empresas eficien-tes, aunque potencialmente rico por susposibilidades, es un país pobre, en el quelas diferencias sociales serán necesariamen-te pronunciadas e incluso, irritantes.

�Además, siendo el trabajo el únicoactivo con que la mayoría de los ciudada-nos puede aportar a la generación de lariqueza, y su posterior distribución, estambién decisivo que haya los suficientesempleos, mediante los cuales las perso-nas se inserten en un sistema productivoeficiente (Rifkin, 1996). Aún cuando seconsiguieran los dos primeros objetivos,el fenómeno de la exclusión es particu-larmente grave por las consecuencias queconlleva: la pobreza, la miseria y el «cuar-to mundo» (Sen, 1995).

�Finalmente, esos empleos debenproporcionar oportunidades de desarro-llo humano a quienes los desempeñen(Fitte, 1996). No hay crecimiento econó-mico, por bien distribuido que estuviera,que justifique el costo de la dignidad delas personas que lo generan.

En el principio está la pregunta ¿co-mo incorporar en la empresa los legítimosintereses de todos los involucrados en sufuncionamiento? Descuidar alguno deellos significa desconocer los legítimos in-tereses de quienes ese objetivo protege, yesto genera descontento al interior de laempresa, propiciando que lo que resultaindeseable, termine resultando inviable.

La empresa no debería ser la fuentede alienación de la persona en el trabajo

que impide coordinar la tarea laboral conotras dimensiones de la vida personal yfamiliar, tan o más decisivas que el mis-mo desarrollo profesional, y sabiendo queesto no es suficiente para evitar un am-biente de competencia químicamentepura, es necesario que quienes ocupenlos puestos de más responsabilidad seanelegidos no sólo por su capacidad, sinopor ser personas que en todos los ámbi-tos de su vida muestran un equilibrioaceptable.

El papel social de las empresas no seagota al interior de ellas, también lo éti-co las lleva a tener un carácter social quepermite una mejor distribución de las ri-quezas, y es precisamente por medio deeste papel como es posible que el PIB percápita no sea un mero dato estadístico,sino una realidad.

En su proceso de toma de decisiones,las empresas deben incluir la ética comoun factor clave. Detrás de esta recomen-dación se encuentra la necesidad de for-talecer continuamente su marco ético yde valores, y el hecho de que, para que laética tenga sentido y valor, irrevocable-mente debe practicarse (no platicarse)día tras día.

Santa Teresa de Ávila lo hacía notarde una manera excelente: «Porque des-pués he comprendido que lo que el ár-bol tiene de florido vive de lo que tienesepultado». Así, las personas y las organi-zaciones deben nutrir su actuar de lo quetienen sepultado (sus principios y valo-res). Porras y Collins en su libro Empresasque perduran, destacan claramente queesto sucede porque las empresas tienenprincipios que las personas de la organi-zación respetan, derivado de que creenen ellos (son hondas raíces que mantie-nen firme a la organización), aunadas aestrategias competitivas y de vanguardia(representan alas fuertes para alcanzar lasalturas).

Una empresa no puede ser ética sisus altos directivos no han recibido la

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preparación para practicar principios éti-cos; pero tampoco puede serlo si sóloquienes ocupan los altos puestos lo reali-zan. Para que una empresa sea ética to-dos los que allí laboran deben serlo, sino es imposible coexistir.

Otro punto importante en el cual laética es fundamental en una empresa esal momento de la distribución de las uti-lidades a los empleados: una empresa deesta naturaleza da más utilidades a los quemenos ganan; pero cabe cuestionarnos:¿si se realiza esto, es ético? En mi opinión,lo justo es repartir las utilidades en fun-ción de la importancia del puesto en lasdecisiones dentro de la empresa y del ries-go laboral que se corra (ya sea físico oeconómico), es decir, el dueño del dine-ro o el gerente no pueden recibir lo mis-mo que el encargado de jardines, por su-puesto que como personas tienen idénti-ca categoría, pero no en el nivel de im-portancia de las decisiones. Pero, existeun pero, el jardinero nuca debe recibiruna percepción tan baja que le permitevivir sin la posibilidad de lograr su pro-greso y el de su descendencia.

Centesimus Annus es rica en su aporteen cuanto a lo que realmente constituyeel propósito de la empresa, y por tanto,referente a la clase de objetivos que sonapropiados para ella. Plantea que el «pro-pósito» es en general para lo que está di-señada y el «objetivo» �en el caso particu-lar, constituye la razón y misión de la em-presa� es algo que con ella se puede ha-cer, mientras que el «motivo» es la razónpsicológica por la que se elige hacer lascosas.

Por su parte, en el estudio realizadoen 1994 (Empresas que perduran) Collins yPorras describen un proyecto con dura-ción de seis años en el que estudiaron 18compañías «visionarias» con un prome-dio de 100 años de vida y las compararoncon otras 18 de similar vida, pero menosexitosas. Uno de los mitos derrumbadoscon esta investigación fue: las compañías

de mayor éxito existen principalmente yante todo para maximizar utilidades». Alcontrario de lo que sostiene la doctrinade las facultades de Administración deNegocios, maximizar la riqueza de los ac-cionistas o maximizar utilidades no hasido la fuerza impulsora dominante ni elobjetivo primario en la historia de lascompañías visionarias. La realidad encon-trada fue que éstas persiguen un grupode objetivos, de los cuales hacer dinero essólo uno, y no necesariamente el princi-pal. Buscan utilidades, sí, pero las guíauna ideología básica, los valores funda-mentales, el sentido de propósito más alláde sólo ganar dinero. Sin embargo, para-dójicamente ganan más que las compa-ñías motivadas únicamente por el ánimode lucro.

La enseñanza católica social de Centesi-mus Annus es un resumen que se enfocaprecisamente en esas cuestiones económi-cas, afirmando que el propósito de un ne-gocio es no sólo el beneficio propio, sinoaquel con el fundamento de que su exis-tencia se debe a una comunidad de perso-nas en búsqueda de satisfacer sus necesi-dades básicas, y como un grupo de perso-nas al servicio de la comunidad entera.

Visto de esta forma, hay tres concep-tos que, sin ser generales, definirían losaspectos del propósito de la empresa: elbeneficio, el servicio a la sociedad y elgrupo de personas en búsqueda de satis-facer sus necesidades básicas. El beneficiolo interpreta y entiende como un indica-dor de que el negocio funciona bien, re-presenta a la empresa como un instru-mento creado específicamente para laproducción de bienes y servicios selecti-vos, y buenos para los consumidores, con-siderando los aspectos psicológicos y espi-rituales de las personas, quienes no sólodeben buscar el beneficio de la empresani el de la sociedad, sino también trabajarpara conseguir el propio.

Esa última interpretación es la máscontroversial, ya que parte del propósito

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de la empresa es el beneficio, el servicio ala sociedad y al trabajador, y no sólo vera éste último con la necesidad humanade trabajar. Beneficio, servicio y comuni-dad están dentro de los objetivos de cadaempresa, pero, ¿es posible tenerlos sinuna prioridad de uno sobre los otros(cosa que en realidad se hace en la eco-nomía moderna oponiendo el beneficiopor encima de los demás)?

Si los objetivos y valores corporativosno corresponden al propósito del nego-cio como lo plantea la Centessimus Annus,existe la posibilidad de una «miopía éti-ca» que pone en riesgo a la empresa al noempatar los valores corporativos con loshumanos.

La forma como una empresa puedaentender e incorporar ambos valores per-mitirá una mejora de su ética y misión,reforzando sus valores. Es interesanteanalizar las diferentes formas de haceresa mezcla adecuadamente, hay nuevasmaneras de pensar que muestran qué va-lores son los que siguen las compañíasexitosas.

«Ética de negocios»En el mundo contemporáneo del comer-cio, el verdadero término «ética de nego-cios» crea una reacción en los niveles eje-cutivos que señalan respuestas negativasy defensivas. ¿Por qué? En parte debido aque la ética de negocio se ha asociadocon abusos y mala gestión.

En la mayoría de los casos se menos-precia el término porque es un conceptorelativamente resbaladizo y aún se desco-noce cabalmente su significado. Perocada vez más los estudiosos de la ética enlas empresas promulgan, contrario a lapráctica de la mayoría de las empresas,que la ética es en realidad vendible, esdecir, que compañías con ética tienenmás posibilidades de vender, porque elcliente sabe que no lo están engañando yademás, que son justos con sus trabaja-dores.

Hoy en día incluso existe la tenden-cia de pensar y generalizar que en el sis-tema económico actual los hombres y lasmujeres de negocios sólo buscan un be-neficio y el propio poder, en contraposi-ción a un sentido de fe y confianza en lohumano, donde el número creciente dehombres y mujeres en los negocios estáconstantemente luchando por hacer lascosas correctamente en beneficio de laverdadera ética.

¿Cuál es el papel del negocio dentrode la sociedad? Aquí la implicación esque el juicio o la opción pertenecen alindividuo. El mercado abierto o la em-presa privada se apoyan en la toma dedecisiones individuales. Dentro de estemarco económico de referencia el juez esel individuo, quien posee la libertadpara producir o no, para comprar o nocualquier producto que desee.

Aunque la teoría del libre mercado yla práctica del negocio se centran en elindividuo, para que éste pueda ejercer supropio juicio u opción individual, recibela influencia de factores sociales, comu-nales, es decir, de los juicios y opcionesde otros. Esto también corresponde aelementos genéticos, así como al ambien-te en que se desarrolle (preocupacionesfilosóficas, religiosas y legales).

Cuando el beneficio de los hombresy las mujeres de negocios aumenta, ob-tienen recursos eficientemente, tienen laposibilidad de adquirir más y eso es bue-no, pero cuando esto no es posible seconvierte en algo malo. Lo último es realsi las cosas que desean tener son alimen-tos, cuidado médico, educación y otrasnecesidades básicas, puesto que la éticaes fundamentalmente un estudio de labuena y la mala actividad.

Un ejemplo contundente de lo ante-rior es el caso de la corporación Cemexde México, que ha lanzado un experi-mento innovador que permite a las per-sonas de muy bajos recursos comprar losmateriales necesarios para mejorar sus

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casas. Si bien esto busca una gananciapara la empresa, el impacto social es be-néfico. Patrimonio Hoy es uno de losprogramas más dinámicos y exitosos deGuadalajara, está pensado y diseñandopara resolver el problema de la viviendaen esta zona, pero lo interesante es quesu financiamiento no proviene ni del go-bierno ni de una agencia no�guberna-mental, sino de la corporación privadamás grande del país. Dentro de cincoaños, un millón de familias mexicanas sebeneficiarán de esta nueva manera de ha-cer negocios, si se logra que el programacontinúe creciendo como está planeado.

Otro ejemplo documentado por Den-nis Goulet (1998) es el de Nabisco. En1997 la empresa había pedido permiso algobierno de México para construir unacuarta fábrica, pero éste le hizo una con-trapropuesta: ¿la empresa estaría dispues-ta a construir otro tipo de planta, paraproducir unas galletas ricas en proteínasque se fabricaran de forma más barata yse vendieran, con cierto lucro, a las po-blaciones locales empobrecidas donde sepresentan deficiencias nutricionales? Acambio México autorizaría a Nabisco ele-var sus precios en otros productos desti-nados a su tradicional clientela compues-ta, mayoritariamente, de la clase media yalta; pero sería la gente pobre la que com-praría las galletas nutricionales. Inicial-mente Nabisco rechazó la oferta, sin em-bargo, posteriormente se unió a los pro-ductores de 90 bienes básicos en Méxicoque se comprometieron en un programade producción que vendería un volumenpredeterminado de productos a un pre-cio bajo. Diecisiete grandes empresas co-merciales firmaron un acuerdo similar(véase, «Mexican price club plan basedon voluintary pacts with companies», Bus-sines Latin America, 2 de marzo de 1977,pp. 66�68). En compensación el gobier-no les ofreció la relajación de controlesde precios en productos que no estabandentro de este programa.

ConclusionesLos negocios no son un fin en sí mis-mo, sino un medio a través del cual laspersonas tratan de obtener una vidabuena para ellos y sus seres queridos... yaunque una empresa puede establecersepara obtener lucro, el lucro obtenido essólo un medio para un fin y no un finen sí mismo. Cuando este hecho se os-curece y la ganancia se convierte en unfin, entonces no se está sirviendo bien ala gente, porque queda olvidada e igno-rada en el proceso gerencial.

Si concordamos con los reclamos dela Centesimus Annus �que el propósito dela firma incluye el servicio a la sociedad,la provisión de oportunidades para el tra-bajo, así como las ganancias� entoncesparecería que estos aspectos debieran in-corporarse en los objetivos de la empresay quedar reflejados en sus valores corpo-rativos. Se requiere de más trabajo empí-rico para entender en qué medida lasempresas se adhieren a tales propósitosen la práctica, y a partir de ella podríaaumentar nuestra confianza en que talpropósito es verdaderamente aplicable yayuda a una compañía a ser más ética.

BibliografíaCollins James y Porras Jerry, Empresas que perdu-ran, Colombia: Grupo Editorial Norma, 1995.Cortina A. (coord.), Ética de la empresa: claves parauna nueva cultura empresarial, Madrid, España:Trotta, 2000.Fitte H., «Il Primato della persona nella gestionedell�impresa», La Societá, 6/2, 1996.Goulet Denis, «La verdadera riqueza y la produc-tividad real», CEPAL et. al., Educación, ética y econo-mía en América Latina, México: JUS, 1998.Juan Pablo II, Carta encíclica: Centesimus Annusdel Sumo Pontífice Juan Pablo II en el Centena-rio de la Rerum Novarum, México: MiNos, 1991.Rifkin Jeremy, El fin del trabajo, Barcelona: Pai-dós, 1996.Schumpeter Joseph, Capitalism, Socialism and De-mocracy, Harper Torchbooks, 1967.Sen Amartya, Nuevo examen de la igualdad, Ma-drid: Alianza, 1995.«Brindándole la posibilidad a los pobres de cons-truir su propia casa: ganancias y desarrollo social»http://www.changemakers.net/journal/02sept-ember/herbstesp.cfm

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El fenómeno del acoso moral en el am-biente de trabajo es un tema de recienteestudio en el campo de la administración,y se vuelve cada vez más importante en lamedida en que se reconocen sus efectosno sólo en las personas que lo padecen,sino también en las organizaciones, evi-denciados por la baja productividad y lapérdida de talentos creativos.

Aunque es un asunto del que apenasse empieza a hablar en México, constitu-ye una realidad diaria en empresas y orga-nismos públicos. Es relativamente fácil en-terarnos de casos de empleados brillantesque optan por abandonar su trabajo anteel constante hostigamiento de sus jefes, sinque puedan hacer nada para defenderse.

La Organización Internacional delTrabajo ha reconocido que la gestión li-beral de las empresas en estos últimos 15años ha representado un enorme costohumano en materia de salud laboral, ha-ciendo el trabajo todavía más penoso, yese sufrimiento es cada vez más de ordenpsicológico.1

¿Qué es el acoso moral?La psiquiatra francesa Marie�France Hi-rigoyen lo define como «toda conductaabusiva (gesto, palabra, comportamiento,actitud, escrito) que atenta, por su repeti-ción o sistematización, contra la persona-lidad, la dignidad o la integridad psíquicao física de un individuo, o que pueda po-

MARÍA TERESA VILLARREAL MARTÍNEZ

Egresada de la maestría en Admi-nistración y Alta Dirección de laUIA [email protected]

Trabajo

María Teresa Villarreal Martínez

y acoso moral

ner en peligro su empleo o degradar elambiente de trabajo».2

Uno de los principales investigadoresde este fenómeno es el sueco Heinz Ley-mann, quien utiliza el término mobbing yseñala que ocurre cuando «una personao grupo de personas ejerce una violenciapsicológica extrema, de forma sistemáticay recurrente �al menos una vez por se-mana� y durante un tiempo prolongado�más de seis meses� sobre otra personaen el lugar de trabajo, con la finalidad dedestruir las redes de comunicación de lavíctima, destruir su reputación, pertur-bar sus labores, y lograr que abandone ellugar de trabajo».3

El acosador laboral suele padecer loque José Luis González de Rivera y Revuel-ta, director del Instituto de Psicoterapiade Madrid, llama el «síndrome de medio-cridad inoperante activa»,4 que se caracte-riza por tendencias imitativas, ansia de no-toriedad y, sobre todo, intensa envidia ha-cia la excelencia ajena, la cual procura des-truir por todos los medios a su alcance.

Iñaki Piñuel y Zabala, de la Universi-dad de Alcalá de Henares, denomina psicó-pata organizacional5 al personaje que cumplela función de acosador laboral, y señalaque, en muchos casos, padece la situacióndescrita en el principio de Peter: es un in-dividuo que ha alcanzado su nivel de in-competencia y se dedica a eliminar a to-do el que pueda demostrar su ineptitud.

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En contraparte, estos mismos exper-tos indican que los trabajadores afecta-dos suelen ser personas brillantes, creati-vas, dinámicas y atractivas, pero conside-radas como peligrosas o competitivas porlos líderes formales, que se sienten cues-tionados por su mera presencia; tambiénpueden ser víctimas de acoso las perso-nas vulnerables o simplemente, los queson diferentes al resto del grupo.

El papel de las organizacionesPiñuel y Zabala señala que el acoso mo-ral es un síntoma de que las cosas no mar-chan bien en la manera de organizar eltrabajo, de asignar las cargas, de seleccio-nar o promocionar a los directivos o bien,en lo que se refiere a los valores, la cultu-ra y el estilo de dirección. Por eso calificacomo tóxicas a las organizaciones dondese producen situaciones de acoso, debi-do a que laborar en ellas resulta nocivopara la salud de los trabajadores.

En una empresa tóxica existen reglasocultas perversas: no se impone límite al-guno al poder de los directivos y tampo-co se respeta a las personas, se da la utili-zación del doble lenguaje y la paradojapara mantener más dominados a los em-pleados y se miente para disimular losprocedimientos ilegales.

Por el contrario, el riesgo de que apa-rezca el acoso moral es menor cuando exis-ten grupos de trabajo excelentes, una co-municación frecuente y abierta, y prácti-cas adecuadas de resolución de conflic-tos. Es decir, en una organización sana nose desarrollaría �o al menos sería más di-fícil� un cuadro de acoso moral.

Los efectos en la organizaciónEn las empresas en que se desencadenanlos procesos de hostigamiento se experi-menta una disminución de la eficacia ydel nivel de atención a los clientes, y porlo tanto, del producto final, con los con-siguientes resultados negativos sobre suimagen y credibilidad social.

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El conflicto se convierte en el centrode atención del agresor, de la víctima y delentorno, que dejan de concentrarse en sustareas. Lo que en un principio puede pen-sarse económicamente conveniente para laempresa, se vuelve contra ella en forma depérdidas económicas por la disminucióndel rendimiento y la calidad, que se sumaa las pérdidas producidas por las bajas la-borales que produzca esta situación.

Para la sociedad el acoso moral suponeuna merma en la fuerza de trabajo y la po-blación activa, asociadas a un aumento delgasto en bajas laborales, jubilaciones anti-cipadas e incapacidades por enfermedadesprovocadas por la tensión en las víctimasde acoso.

Una propuesta desde la éticaEs imposible analizar y tratar de solucio-nar el acoso moral sin tener en cuenta laperspectiva ética, ya que uno de los deno-minadores comunes entre los trabajadoresacosados es el sentimiento de haber sidomaltratados, despreciados, humillados yrechazados.

El diseño e implantación de herra-mientas administrativas para la prevencióny solución de situaciones de acoso moralserán efectivos en la medida en que for-men parte de un proceso participativo deplaneación estratégica, que permita alinearlos recursos y procesos de la organizaciónen una misma misión y visión, impregna-das de ética. Una empresa responsable sepreocupa por elevar la calidad de vida enel trabajo, y trata de hacer coincidir sus va-lores con los de la sociedad, cuyos recursosutiliza y gestiona, ya sean humanos, natu-rales, financieros o técnicos.

Adela Cortina, de la Universidad Poli-técnica de Valencia, señala que la ética em-presarial consiste en el descubrimiento yaplicación de los valores y normas compar-tidos por una sociedad pluralista al ámbitode la empresa.6

Por su parte, una sociedad que rechazala violencia en todas sus formas y que exi-

ge a los ciudadanos ser unos padres res-ponsables, unos electores maduros, unosciudadanos tolerantes y comprometidos,no puede permitir que cuando se entraen el ámbito de las organizaciones, a susmiembros se les trate mal.

Una empresa ética interesada en man-tener su viabilidad futura no puede per-mitirse tácticas que desanimen o impidana su personal aportar su creatividad y ta-lento en el logro de la misión del negocio.Ser una empresa ética implica el esfuerzopara constituir una organización sana yesto se facilita a través de mecanismos ad-ministrativos como los códigos, los comi-tés y las auditorías éticas, que incluyancomo asunto prioritario la prevención desituaciones de acoso moral y generen unacultura centrada en las personas.

Lograr esto implica reconocer que latecnología y la mercadotecnia por sí solasno consiguen que una organización esté ala vanguardia en su campo, que tales lo-gros provienen de las personas, que traba-jando en equipo y compartiendo una mis-ma misión y visión aportan sus conoci-mientos para crear mejores bienes y servi-cios. Sólo así una empresa tendrá éxitosostenido, consiguiendo que sus miembrosle otorguen su lealtad y compromiso, y enconsecuencia, ganará legitimidad social.

*Extracto de la tesis presentada con el título «Elacoso moral en el trabajo y la gestión ética empre-sarial».

1 Khalef A., «¿Es la violencia en el trabajo una fatalidad?», Educación Obrera, 2003/4, n. 133. «La vio-lencia en el trabajo», htto://www.oil.org/public/spanich/dialoge/actrav/publ/133/3.pdf, p. 13.2 Hirigoyen M. F., El acoso moral en el trabajo. Distin-guir lo verdadero de lo falso, Barcelona. Paidos, p. 19.3 Unión Sindical de Madrid, Región de cc.oo.Acoso psicológico en el trabajo (mobbing), Madrid:gps, htto://www.madrid.ccoo.es/Publicaciones/Libros/Mobbing/libromobbing.pdf,2003, p. 21.4 Martos Rubio M., ¡No puedo más! Las mil caras delmaltrato psicológico, Madrid: Mc Graw Hill/Intera-mericana, 2003, p. 257.5 Piñuel y Zabala I., Mobbing. Cómo sobrevivir alacoso psicológico en el trabajo, Santander: Sal Terrae,2001, p. 526 Cortina, A., Ética de la empresa. Claves para unanueva cultura empresarial, Madrid: Trotta, p. 89.

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Un barco no debería navegar

con una sola ancla,

ni la vida con una sola esperanza.

EPICTETO DE FRIGIA

El siglo XXI encuentra a los seres huma-nos concentrados en las grandes ciuda-des, cuya manifestación radical se eviden-cia en los más de 20 millones de habi-tantes de la ciudad de México y su áreametropolitana. El tiempo y el espacio seexperimentan de un modo especial: dis-tancias cortas suelen cubrirse en largosperiodos a causa de los congestionamien-tos, tanto en la vialidad como en el pro-ceso para la adquisición de bienes y ser-vicios. Este ritmo de vida genera tensio-nes cotidianas que ponen en riesgo la in-tegridad física y mental, así como las re-laciones que una persona establece ensu mundo de trabajo (empresa o escue-la, según sea el caso) y de amor (que in-volucra a la familia y los amigos).

Las relaciones familiares viven unarápida transformación desde mediadosdel siglo XX y hoy se desarrollan en unescenario inédito: tiempos limitados pa-ra el encuentro, interferencias en la co-municación, roles múltiples e incluso si-multáneos (como ser madre, esposa, hi-ja, vecina y empleada), y presencia signi-ficativa e «inevitable» de los medios ma-

JUAN MANUEL TORRES VEGA

Licenciado en Psicología por elISCYTAC (hoy ULSA Laguna). Acadé-mico del Departamento de Huma-nidades de la UIA [email protected]

y sus alternativasDel estrés

Juan Manuel Torres Vega

sivos de comunicación. Una consecuen-cia que se torna diaria es el estrés, deriva-do en parte de las funciones que cada per-sona desempeña, en especial cuando hayinterferencia (una reunión que se prolon-ga y la fiesta infantil que ya empezó) otransferencia negativa entre ellas (del tra-bajo a la casa, por horarios inflexibles oclima laboral amenazante, y viceversa,por falta del apoyo del cónyuge o enfer-medad del hijo). Si esto se presenta enquien tiene empleo, la situación empeorapara quien lo ha perdido o quien no lo-gra contratarse durante un lapso mayor atres meses (FMSM, 2005: 23�24).

Enfrentar el estrés es importante ycada persona puede hacer mucho al res-pecto. No se trata de vivir «como si» nofuera real, pues con ello se incrementa elriesgo de síntomas físicos y psicológicos,así como el peligro de recurrir al abusode sustancias (sean legales, como la cafeí-na y nicotina, o ilegales, como la cocaí-na). La transferencia positiva es posible ydeseable, por el bien de la persona y de laempresa, pues genera un ambiente salu-dable y deriva en mayor posibilidad debienestar para todos.

El ser humano es una unidad integra-da por dos dimensiones fundamentales:física y psicológica. El íntimo vínculo en-tre ambas es una realidad, lo que provoca

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la afectación mutua a raíz de las situacio-nes, pensamientos, sentimientos o con-ductas que vive, así como sus consecuen-cias positivas o negativas. Una vida a mer-ced de la ansiedad involucra a toda lapersona y afecta a todas sus áreas de de-sarrollo. El camino recorrido fue gra-dual y suele pasar inadvertido o confun-dirse con problemas menores. Una inter-vención temprana nos previene de com-plicaciones a través de un reconocimien-to y de la realización de acciones concre-tas, como la puesta en práctica de técni-cas para el control de la ansiedad que sonuna opción valiosa y una alternativa o, de-pendiendo del caso, un complemento sig-nificativo al tratamiento farmacológico.

Las técnicas para el control de la an-siedad (Wehrenberg, 2005: 47�59) se in-tegran en tres niveles: a) cuando el acen-to está en nuestro cuerpo (pulso acelera-do, mareo, vértigo, falta de aire); b) lo prin-cipal se encuentra en los sentimientos(tristeza, desolación, desesperanza, des-ánimo); y c) el problema se ubica en lospensamientos (preocupación constante,ideas que se rumian e impiden la concen-tración en lo necesario y aparecen una trasotra). El detalle viene a continuación:

a) Ante nuestro cuerpo, lo primero esadministrarlo adecuadamente, medianteuna buena alimentación, prudencia en laingesta de alcohol, nicotina, azúcar y ca-feína, además de ejercicio físico y cubrirlas horas necesarias de sueño; este aspec-to es la prioridad número uno y fuentebásica para la prevención de trastornos,tanto físicos como mentales. De reapare-cer la ansiedad, a pesar de la rutina deautocontrol por causas diversas (por ejem-plo, cambios hormonales), una segundaopción es la respiración correcta, apren-dida, pausada y profunda, en ciclos cor-tos de un minuto durante distintos mo-mentos del día (al regar, calentar el autoo esperar el autobús, hacer fila en el ban-co o en la ducha), pues asociar la respira-ción profunda con actividades cotidianas

es una forma sencilla de incorporarla ala rutina diaria. Una ampliación más esmantener la mente abierta, centrada enel presente, de modo que quien contro-le la vida sea la persona y no el riesgo desentir nuevamente la ansiedad; aquí setrata de atender las diversas situacionesque nos requieren, como reconocer loslatidos o el canto de los pájaros, el soni-do de motores o el flujo del aire en lospulmones; es una experiencia que llevaal autocontrol.

b) Frente a nuestros sentimientos, lasvías incluyen tomar conciencia de lo quesentimos (tristeza, desánimo o coraje) sinincluir preocupaciones y buscando aso-ciaciones que permitan la relajación (porejemplo, a través de colores, imágenes,sonidos o palabras); también se trata deaceptar y mostrar lo necesario, pues nosiempre es indispensable hacer públicoel mundo interno (puede ser mediantela escritura: ¿qué necesito escribir sobrelo que siento?, ¿qué factores confluyenen mi sentimiento?); además, la recrea-ción es un medio muy valioso cuandogenera risa, solaz, juego, vacación o di-versión; puede ayudar el contacto conlos niños o con la naturaleza, los amigoso la pareja. Disfrutar la vida es una de lasmejores formas de fortalecer a la perso-na y de enfrentar la ansiedad.

c) Con nuestro pensamiento, especial-mente el «rumiante», tenemos formas deactuar, como poner cada cosa en su lu-gar, interrumpir el proceso de manera per-sistente y aprender a planear en lugar depreocuparse. Acomodar las cosas a tra-vés de un momento de relajación, la ge-neración de una imagen (un contenedor)para depositar las ideas «nocivas» y colo-car otras saludables en el espacio mentaldisponible. La interrupción no tiene lí-mite y se realiza todas las veces en que laidea negativa aparezca en la mente: se tra-ta de ser más persistente que la adversi-dad, aunque la ocasión se repita mil ve-ces diarias. Un buen plan no necesita de

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revisión constante, sino de llevarse a cabo,paso a paso: identificar el problema, ge-nerar escenarios y propuestas de solu-ción, elegir una opción y escribir el plande acción.

Toda técnica requiere de disciplina,determinación y paciencia, estudio desus fundamentos y de las modalidadesde ejecución. Ante una realidad acos-tumbrada a las soluciones instantáneas,la propuesta del autocontrol busca quela persona: se dé cuenta de sus recursosy capacidades, pueda hacer las cosas porsí misma, generando actitudes, habilida-des y competencias que le permitan en-frentar lo adverso en todos los ámbitosde la realidad, considerando que el tiem-po dura sólo el presente y en ese instan-te se trabaja. Se trata de aprender a con-trolar la propia vida, incrementar la con-fianza y mantener la riqueza para siem-pre, como quien aprende a pasear en bi-cicleta: nunca lo olvida.

Una transferencia positiva inicia enlos esfuerzos personales por transformarel mundo interno, por disfrutar de lasnovedades en lo cotidiano y dar sentidoal peregrinaje en nuestros días. El benefi-cio se multiplicará en todos los ámbitosde influencia de la persona y se converti-rá en semilla de un ser humano diferen-te, consciente de su aporte en la cons-trucción de una casa nueva, mejorada yagradable para todos.

ReferenciasFederación Mundial de la Salud Mental (FMSM),Salud física y mental a lo largo de toda la vida,Alexandria: FMSM, 2005.Wehrenberg Margaret, «Anxiety Management Te-chniques», Psychotherapy Networker, v. 29, n. 5,Washington: The Psychotherapy Networker, Inc.,

2005.

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Uno de los elementos fundamentales demi aprendizaje en el diplomado en Do-cencia Universitaria Humanista, es la re-significación de algunas de mis creenciaspersonales, espirituales y profesionales,así como el descubrimiento de nuevos ca-minos hacia mi vocación y mi acción deser docente: ser desde el quehacer y en laesencia de ser.

El paradigma ignaciano es uno de loselementos que motivó esta reflexión, perono el único, pues en este espacio de apren-dizaje compartido logré visualizar el ori-gen del paradigma: los Ejercicios Espiri-tuales; acercarme a ellos, comprender suobjetivo y su manejo, me ayudó a clarificar.

Los Ejercicios Espirituales parten dela pregunta que nos hacemos frente a Diosy a Jesucristo: ¿Qué esperas de mí? Esto im-plica la necesidad de ordenar nuestrospensamientos, emociones y sentimientos,para conectarlos con lo ya vivido �no ne-cesariamente como un deja vu�, con nues-tras experiencias, con esa forma personaly particular de significar la propia viven-cia, con la simple y compleja razón de ha-cerla consciente.

Pero, ¿por qué no todo lo vivido esconsciente?, ¿qué mecanismos psicológi-cos, sociales e intelectuales lo impiden?...Creo que la respuesta está en el para quéhacemos lo que hacemos o vivimos lo quevivimos. La mayoría de las veces nuestras

CLAUDIA L. LANDÁZURI ALDAPE

Licenciada en Psicología por elISYTAC (hoy ULSA Laguna). Coordi-nadora del Centro de Servicio yPromoción Social en la uia [email protected]

Ser docente universitario humanista

Claudia L. Landázuri Aldape

Desde el «para mí» hasta el «para digma ignaciano»

acciones o conductas son expresadas sinatender a su intencionalidad, o bien por-que no la tenemos consciente, o porqueno verificamos que ésta se haya logrado.

La lectura del documento de Klein(Actualidad de la pedagogía jesuita, 1999),me hizo reflexionar acerca de la concien-cia de los roles que debe tener el ejerci-tante y el orientador de los Ejercicios Es-pirituales, de las relaciones entre ambos yde la visión holística que dicha relacióndebe dar. Llamó mi atención, sobre todo,la aseveración de que la vida es pura solu-ción de problemas. Ello me indica que las si-tuaciones que en algún momento puedenpercibirse como obstaculizadoras o inclu-so paralizadoras, críticas, no deben negar-se, sino trabajarse, ya que sólo así podre-mos obtener el aprendizaje sobre el cómoy el para qué resolverlas; en este proceso esnecesario considerar nuestras fuerzas ydebilidades como personas.

Esta búsqueda permanente de noveda-des, riesgos y construcciones, propician laadquisición de aptitudes básicas: motiva-ción, libertad, generosidad, reflexión yperseverancia; es decir, forjan nuestro ca-rácter. No puede pasar desapercibido elhecho de asociar estos planteamientosque el ejercitante debe desarrollar con laayuda de un orientador o facilitador, conel proceso de enseñanza�aprendizaje ymás aún, con el proceso educativo.

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Los docentes deberíamos estar en elentendido de que nuestra función es im-prescindible y precisa, pero no superior.Somos quienes podemos contextualizara nuestros alumnos para reorietarlos o re-cordarles su meta; y esta labor debiera par-tir más del testimonio que del conoci-miento intelectual.

La relación que se establece en el espa-cio educativo es uno de los espacios perfec-tos para crear, promover, fomentar y esta-blecer vías de desarrollo, de crecimientomutuo, basado en la confianza, el respetoy la colaboración. Tanto docente comoalumno tienen la capacidad de creer unoen el otro, creer en su propia dignidad hu-mana y alcanzar su crecimiento integral ypleno. Sin embargo, esto no siempre es po-sible, ¿por qué? Si la relación es de dos, larespuesta tiene dos caminos: el que partede nosotros como personas y docentes, yel del alumno, como persona y aprendiz.

El reto que presenta esta nueva genera-ción del siglo XXI es muy grande, y en oca-siones, imponente. Si bien es cierto que laglobalización con sus rasgos neoliberalesexige una preparación puntual y oportunaa nivel académico�técnico, también lo esel hecho de que promueve el individualis-mo, la pobreza y la marginación. Estos ele-mentos son resultado del desequilibrioque genera la transición o crisis en los ám-bitos de la política, la economía y la cultu-ra, y particularmente, de la educación.

Los alumnos de «ahora» son cada vezmenos tolerantes, más inquisitivos, me-nos curiosos, más competitivos, menossolidarios, más solitarios, menos confia-dos, más desencantados, pero hay unasola cosa que continúan siendo: perso-nas. Desde aquí la pregunta es: ¿qué tipode persona deseamos que sean? La Com-pañía de Jesús expresa su deseo al respec-to: una persona con una dimensión religio-so�espiritual, cuyas virtudes se centren enla sinceridad, la piedad y el deseo de per-fección, la obediencia, la ejemplaridad, ladevoción; con una dimensión caracterológi-

ca�disciplinar, con compromiso personal,constancia, seriedad y diligencia en el tra-bajo, con una vocación de servicio, conconocimientos y rasgos de urbanidad; conuna dimensión intelectual�escolar, en la quelogre y busque su autoformación, el desa-rrollo de sus capacidades, intereses y mo-tivaciones, un método que le permita laadquisición de hábitos de estudio e inves-tigación y la capacidad de ser activo ypropositivo.

Actualmente la educación se ha des-virtualizado, mitificado, desvalorizado,pero también privilegiado por unos cuan-tos o para algunos cuantos; sobre todo lade nivel superior, que en ocasiones se tor-na inalcanzable, pues aproximadamentede cada 100 personas que ingresan al ni-vel básico sólo tres llegan a la universi-dad, y de ellas una se titula. Tal situaciónrefleja una gran injusticia e inequidad enla educación.

No obstante, y aún en estas circuns-tancias, es viable aprovecharla, es necesa-rio recordar el compromiso social que ad-quirimos todos aquellos que tuvimos laoportunidad de estudiar una carrera uni-versitaria; considerando que los docentessomos un ejemplo de ello. Es imprescin-dible retribuirle a la sociedad los resulta-dos de lo que nos permitió alcanzar: laformación como un ser integral e ínte-gro. Entonces, nuestro compromisocomo docentes no debe ser sólo académi-co, sino también humanista.

Un elemento más que llamó mi aten-ción fue, precisamente, la reflexión sobreel nuevo rol del docente, colaborador jesuita.Transcribo en viñeta estos elementos yresaltó aquellos adjetivos que dan senti-do a mi reflexión:

Acompañante en el desarrollo de personasPosee identidad: con personalidad pro-pia, definida y atractivaCompetente, con vocación de servicio y tes-timonio de vidaAmigo exigente y compañero de camino

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Autoridad cualificada y con alto nivel pro-fesionalDignidad y autoestimaEnseñar lo pertinenteActualización profesional y pedagógicaDomina los contenidos y la comunicaciónEscucha, habla y se deja cuestionar: haydiálogoOfrece afecto sinceroAnima a irradiar los talentosEs coherente entre lo que enseña y lo que diceEs una voz en el desierto: profeta queanuncia, denuncia y da testimonioSu conciencia criticaVincula vida y academiaAnuncia y media la esperanzaAyuda a dar sentido: decisión libre, res-ponsable y autónomaReconocer que «es tarde, pero nuestrahora» (Casaldáliga)

El reto al cambio y apropiación deeste perfil no es fácil, ni es un resultadoaislado, sino un proceso de transforma-ción sustentado en la recuperación de laexperiencia, la reflexión, la acción, la eva-luación y la retroalimentación, es decir,en vivir el paradigma.

Esta dificultad la experimenté duranteel módulo gracias al ejercicio del «nudo».La experiencia dio para muchas reflexio-nes que fueron desde lo sensitivo, lo inte-lectual y lo conductual. El desafío de «re-solver el nudo» fue interesante y confron-tador en un principio. El entusiasmo delgrupo, y el mío propio, por enfrentarlo meagradó, estimuló y exaltó, en ocasiones sa-tisfactoriamente, pero en otras, más desilu-sionadamente. En aquellos momentos dedesilusión, no sólo me desencantaba porno conseguir deshacer el nudo, sino por-que no lograba establecer comunicacióncon mis compañeros; no me escuchaban,pero tampoco yo escuchaba, y tuve queaprender a callarme. Ésta fue una de lascircunstancias más difíciles, y me pregun-té: ¿cuándo soy así con mis alumnos?,¿cuándo soy así con los demás?...

Muchas veces me quejo de no ser es-cuchada, y considerada; pero, ¿acaso yo es-cucho, acaso yo considero? Puede recono-cer que tengo capacidad de escucha hacialos demás, y eso de alguna manera marcómi perfil profesional; sin embargo, tam-bién descubrí que cuando me siento des-conectada con la realidad de los demás,tiendo a cerrar mis canales de escucha yesto limita que me ponga al servicio delos demás.

La tentación de aparentar que todoestá bien, que no hay problemas, actuar«como si» nada pasara, es uno de los as-pectos que más pensé en esta experien-cia. Es difícil que desde nuestro rol dedocentes nos atrevamos a reconocer nues-tras equivocaciones, pareciera que es másimportante mantener en pie el pedestalde la imagen, de la máscara, que arries-garnos a decir «no lo sé todo».

En otras ocasiones ni siquiera somoscapaces de planear, sistematizar y aprove-char, ya si no nuestros conocimientos ydesconocimientos, nuestras experiencias.Se nos olvida que ellas nos procuran co-nocimientos empíricos, nos dan memo-ria, y por lo tanto, opciones de recuperarlo vivido.

Lo anterior limita nuestras acciones,las desvincula de la experiencia, y en oca-siones, la acción realizada no es pertinen-te, suficiente o eficiente. Me di cuentade que existen momentos en que estoypreocupada, hasta preparada, por dar lomejor de mí en el proceso de enseñanza�aprendizaje, y pierdo de vista la realidadde los demás; eso parcializa mi aprendiza-je, y autoevaluación, y la valoración delcontexto y la realidad de otros. Lo im-portante es que ya lo he concientizado.

Por todo lo reflexionado, hoy expresoabierta y libremente mi compromiso deactuar en consecuencia, de asumir y enfren-tar el reto que conllevan esta decisión yacción. Hoy me declaro docente universita-ria humanista.

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En días pasados escuché que un emplea-do de la Universidad, cuyo nombre omi-to, visitó el Archivo Histórico Juan Agus-tín de Espinoza, donde por mera casuali-dad se enteró de que recientemente unadoctoranda de Harvard �Katherine Mo-ore Mcallen� solicitó permiso para hacerbuena parte de su investigación de tesismediante la consulta de los manuscritosdel Archivo. La reacción de este emplea-do fue de incredulidad y escepticismo.«¿Qué puede buscar un alumno de Har-vard, ya no en la Universidad Iberoameri-cana Laguna, sino en el Archivo Históri-co de la Institución?»

La reacción mostrada por el emplea-do en cuestión es muy representativa dela actitud de una parte significativa delos docentes de las universidades regiona-les. Esto es muy grave si recordamos queen la Comarca Lagunera hay casi unaveintena de instituciones de enseñanzasuperior, públicas y privadas. Quieropensar que este desdén tiene por origenla ingenuidad o la ignorancia, y no la ma-licia. Ingenuidad, ignorancia o lo que sea,nada justifica la actitud apática de losprofesores universitarios laguneros anteuna mesa como la dispuesta por los diver-sos fondos del Archivo Histórico.

Estoy muy consciente de que el califi-cativo «histórico» suscita en la mayoría de

SERGIO ANTONIO CORONA PÁEZ

Doctor en Historia por la UIA ciudadde México. Coordinador del ArchivoHistórico Juan Agustín de Espinoza,SJ, de la UIA Laguna y cronista de laciudad de Torreón. Autor de SanJuan Bautista de los González, Ríos degozo púrpura, La vitivinicultura en elpueblo de Santa María de las Parras.Producción de vinos, vinagres y aguar-dientes bajo el paradigma andaluz (siglosXVII y XVIII), Acequias de ensayos. Educa-ción y Acequias de pensamiento. Coor-dinador de la colección Lobo Rampan-te y editor del boletín electrónicoMensajero del Archivo Histórico. Be-cario de CONACYT.

Educación de calidad

Sergio Antonio Corona Páez

y fuentes primarias

la gente una serie de significados que na-da tienen que ver con la realidad científi-ca. Sin duda alguna, piensan que un ar-chivo de tal naturaleza tiene que ser unoque guarde documentos «históricos», conexclusión de aquellos que dan cuenta dehechos triviales. Es decir, lo que se califi-ca como «histórico» entra en una catego-ría especial de valoración de la conductahumana. Según esta percepción errónea,lo «histórico» es equivalente a lo «social-mente relevante».

Pero cuando hablamos de los testimo-nios del pasado, es histórico todo lo quedejó huella, haya sido socialmente rele-vante o no. El objeto de estudio de la cien-cia histórica no es una «historia de lo re-levante» desligada de las «otras» activida-des «menos importantes» del ser huma-no. Los manuscritos que guardan los ar-chivos históricos son documentos del pa-sado que dan testimonio de la actividadhumana integral. El ser humano simple-mente ha vivido e interactuado, no hayuna sola área de su vida que sea pura yexclusivamente categorizable como «his-tórica». Su actividad, si dejó huellas (porejemplo manuscritos o fotografías) tienelecturas económicas, políticas, tecnológi-cas, antropológicas, psicológicas, socioló-gicas, etcétera. En realidad, sería más co-rrecto hablar de un «Archivo de testimo-

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nios del pasado», ya que toda la gama defenómenos sociales quedarían engloba-dos en esta nomenclatura.

El Archivo de la UIA Laguna contienemanuscritos y materiales gráficos del pa-sado que pueden ser objeto de lecturasdesde diversos ángulos y disciplinas. Ol-videmos lo «histórico» y pensemos simple-mente en testimonios de conductas hu-manas del pasado reciente o lejano, enfenómenos perceptibles y documenta-dos. Tomemos a la construcción de lahistoria en cuanto discurso o registro delcambio: hay testimonios que dan cuentade los cambios tecnológicos en la Comar-ca Lagunera en diversas épocas, cómo sur-gieron y triunfaron ciertas empresas,cómo llegaron las innovaciones, desdedónde, en qué consistían y cómo impac-taron la región; cómo eran los guionesradiofónicos en los años treinta, cómoera el periodismo underground del porfi-riato y qué estrategias utilizaba; hay regis-tros de salarios desde la era colonial y re-gistros de libros contables de la época deoro del algodón. La lista podría ser inter-minable.

Volviendo al punto de partida y ori-gen de esta reflexión, pareciera que mu-chos maestros, y consecuentemente bue-na cantidad de alumnos, no distinguenentre los conceptos, funciones e impor-tancia de las «fuentes primarias» y las «fuen-tes secundarias». Está muy bien que pro-fesores y estudiantes lean todos los librosque puedan �sobre todo en estos tiem-pos en que es difícil encontrar alumnosque valoren la lectura�, pues así podrántener diferentes puntos de referencia yampliarán sus conocimientos.

Precisamente el libro es el vehículoque utilizan los científicos sociales, parti-cularmente los historiadores, para difun-dir nuevos conocimientos, nuevas inter-pretaciones e incluso, para argumentarposibilidades alternas, tanto de conteni-do como de método. A través de la bi-bliografía, la comunidad científica puede

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determinar el estado de la cuestión entorno a cierta problemática, pues ¿cómosaber si un tesista va a trabajar en un te-ma que otro ya resolvió, si no es precisa-mente por medio de las publicaciones?Pero ni todos los libros del mundo jun-tos pueden sustituir el valor de las fuen-tes primarias, ya que éstas aportan nue-vos conocimientos a las humanidades,las ciencias sociales e incluso a las cien-cias naturales.

Harvard es una universidad que valo-ra las fuentes primarias por su poder ge-nerador de conocimientos científicos,y si estas fuentes que le interesan a susacadémicos se encuentran ubicadas úni-ca y exclusivamente en nuestro ArchivoHistórico, entonces vendrán a Torreón.Lo mismo ha sucedido con los de las uni-versidades de Duke, Stanford y Notre Da-me, o con los del Colegio de México y elInstituto Mora.

La pregunta que me hago constante-mente es ¿por qué a muchos académicosde la región parece no resultarles de inte-rés este repositorio de fuentes primarias so-bre fenómenos sociales del pasado llamadoArchivo Histórico? ¿Por qué, en cambio,muchos otros académicos de diversas insti-tuciones del mundo, entre ellas el sistemaeducativo de la Sorbona de París, lo en-cuentran fascinante? (para los escépticosguardo los testimonios de este interés).

En cuanto sello distintivo de excelen-cia, el primermundismo no se encuentravinculado a ciertas latitudes, sino a lasmentes de los académicos. Un solo fon-do documental como es el del Colegiode San Ignacio de Loyola de Parras cuen-ta con suficientes testimonios como parahacer treinta tesis doctorales en diversostemas. En mi caso particular, bastó paraconstruir una investigación que interesósobremanera a estudiosos de la vitivini-cultura hispanoamericana y del derechoespañol en muchos países; y planteó ade-más nuevas formas de realizar estudioseconómicos y de mentalidad.

La diferencia entre los docentes regio-nales y los de otras universidades presti-giosas del primer mundo consiste, sin du-da alguna, en el distinto valor que le asig-nan a las fuentes primarias como recur-sos esenciales para los trabajos escolaresde investigación. Estas fuentes aportaninformación para confirmar, verificar oreplantear los conocimientos sobre untópico; en otros casos, generan nuevosconocimientos que complementan, am-plían o sustituyen a los viejos. Constitu-yen testimonios de la realidad tal y comoera vivida o percibida por ciertos grupos,lugares y épocas; y también son el frenometodológico a la especulación, la afir-mación gratuita, el subjetivismo o la fic-ción. Es muy fácil afirmar sin fundamen-tos. Las fuentes primarias, correctamenteevaluadas, interpretadas y utilizadas, re-presentan el sustento de cualquier afir-mación de la historiografía científica.

Con dificultad se puede hablar de me-jorar el nivel educativo de las universida-des regionales si sus docentes no poseenel interés de convertirse en verdaderosinvestigadores. No valorar las fuentes pri-marias es el resultado de la nula valora-ción de la ciencia como quehacer acadé-mico. De persistir esta tendencia, los maes-tros seremos simples divulgadores de co-nocimientos, y nuestras universidades,meras preparatorias.

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1 «Hagamos al ser humano a nuestra imagen como

semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y

en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas

las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que

serpean por la tierra.

Creó pues Dios al ser humano a imagen suya.

A imagen de Dios, díjoles Dios. Sed fecundos y mul-

tiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad

en los peces del mar y en las aves del cielo y en todo

animal que serpea por la tierra.

Dijo Dios: Ved que os he dado toda hierba de semi-

lla que existe sobre la haz de toda la tierra, anima-

da de vida, toda hierba verde les doy de alimento. Y

así fue. Vio Dios cuanto había hecho y todo estaba

muy bien. Y amaneció y atardeció día sexto».2 «Concluyéronse pues los cielos y la tierra y todo su

aparato y dio por concluida Dios en el día la labor

que había hecho y todo estaba muy bien y atardeció

y amaneció día sexto».3 «Y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó; por-

que en él cesó Dios de toda la obra creadora que

Dios había hecho».4 «Esos fueron los orígenes de los cielos y la tierra,

cuando fueron creados».

Biblia de Jerusalén: Génesis: 1�4

La aparición de la especie humana sobrela tierra ha sido sinónimo de la creaciónde la familia humana, como condiciónsine que non para su permanencia en elplaneta. Toda evolución, ha implicadoforzosamente una transformación de las

LEONOR PAULINA DOMÍNGUEZ VALDÉS

Licenciada en Antropología Social ymaestra en Desarrollo Humano porla UIA ciudad de México, maestra enOrientación y Terapéutica Familiar,especialista en Programación Neuro-lingüística por el Instituto Mexicanode Programación Neurolingüística.En el campo de la investigación: Se-nior Resarch Asóciate por la Univer-sidad de Tennessee e investigadoraasociada para el CONACYT. Profesorade tiempo en la UIA Laguna.

Hasta que se extinga

estructuras sociales creadas a fin de ga-rantizar la sobrevivencia humana en elplaneta y ello ha traído como consecuen-cia lógica un proceso de transformaciónde la familia como unidad económica deproducción básica.

La familia humana se adapta a las exi-gentes demandas de los tiempos, en vir-tud de las nuevas necesidades de respues-ta que enfrenta nuestra especie. No obs-tante, todo proceso de cambio conllevaun periodo de crisis, mismo que resultadel vacío que se produce en el tránsito deun estadio de desarrollo a otro.

De acuerdo con lo anterior, la vida enfamilia no debe verse únicamente a tra-vés de las lentes de los especialistas en sa-lud mental, ya que incluso los psicodina-mismos de ésta obedecen a la acción dela historia económica y social de la hu-manidad. Así, todo ensayo de aproxima-ción a la problemática familiar habrá deexigir un abordaje multidisciplinario, puesde lo contrario obtendremos una imagenalterada y sumamente fragmentaria de larealidad.

La muerte de la familia no habrá deadvenir, en tanto no ocurra la muerte dela especie humana. Sin embargo, seríailuso pensar que el modelo tradicional defamilia no se encuentra en crisis. El modode producción capitalista no ha llegado a

Leonor Domínguez Valdés

la especie

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su nivel máximo de evolución, lo cual hahecho necesaria una enorme adecuaciónde todas las demás actividades sociales del«ser humano». Con todo, el proceso deactualización de las instituciones no se hagenerado con la celeridad que demandala actividad económica.

La familia, en tanto que entidad so-ciocultural humana, lucha por adaptarsea las nuevas situaciones que le demandala nóvel economía neoliberal�global. Em-pero, la vida transcurre a gran velocidad,y mientras todo cambia, todo muda conrapidez, los hombres y las mujeres delmundo aún se resisten a explorar otrasformas de organizarse en familia.

La pareja misma debe ser repensadaen términos de las nuevas necesidades hu-manas. En cierta medida, estamos otravez ante sociedades nomádicas, trashu-mantes, cuya migración tiene nuevamentecomo fin último la preservación de la es-pecie en virtud de su capacidad de adap-tación a recientes escenarios económicos.

La otrora familia ideal que ha garanti-zado el sostenimiento de las sociedadescapitalistas durante los últimos dos siglos,y cuya base ideológica descansaba sobre elprincipio del amor romántico entre la pa-reja que unía sus vidas para siempre�«Hasta que la muerte los separe», y quetenía como causa eficiente, formal y final,la procreación con objeto de preservar laespecie, ha sido incapaz de resistir las de-mandas de esta economía mundial, queante los ojos de los estudiosos aparece co-mo la característica esencial del siglo XIX.

Hoy en día hemos tenido que recono-cer que la llama del amor romántico esefímera y que ya somos tantos en el pla-neta, que la humanidad entera nos agra-decería si optamos por no reproducirnos.La abundancia de fuerza de trabajo hu-mana ya no es tan necesaria como anta-ño, y la sociedad no requiere mayores ex-cedentes de mano de obra. El ejército dereserva está cubierto en todas las áreas dela actividad productiva; las mujeres han

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mente, más que con medicamentos, a laspersonas, las parejas y los grupos.

El análisis existencial creado por Lwid-vig Binsvanger le proporciona al terapeu-ta las herramientas para acercarse a la pro-blemática de sus pacientes a partir de lacomprensión de su realidad existencial,pues no todo aquello que ocurre en lavida emocional�afectiva del sujeto en-cuentra su explicación en los procesosneurobioquímicos de combustión y oxi-dación, o bien, en la intrincada cantidadde redes neuronales que generan las des-cargas eléctricas que hacen posibles losprocesos sinápticos y biofísicos de neuro-transmisión y neurorecepción.

En ocasiones, el sujeto también se pre-gunta por la pregunta misma, se cuestio-na a sí mismo, por el otro, por el ser�Por el Ser y por el Otro.

El cuestionamiento existencial, tam-bién es causa de conflicto, angustia y me-lancolía. Hoy más que nunca el indivi-duo tiene la incesante incógnita acercade la existencia o inexistencia del amor ytambién la del sentido de la existencia,lo que significa existir. Se siente, se viveatrapado por la familia, se siente coarta-do en su libertad, preso al tiempo. Losdemás no resuelven su soledad, no satis-facen su profunda necesidad de presen-cia�sentida desde lo interno, no encuen-tra en la familia un asidero a la vida, paraél la familia ya no es su continente. ¡Larealidad humana es sencillamente incon-tenible! La familia humana también debeser vista así, como un sujeto grupal convida y con historia, como sujeto existente.

Secularmente los antropólogos socia-les hemos estudiado la organización so-cial del matrimonio, la familia y el paren-tesco, y hemos visto cómo estas institu-ciones se adaptan siempre a los más di-versos escenarios geográficos, económi-cos, sociales y culturales. Desde la pers-pectiva de la antropología, la familia, entanto unidad doméstica de producción,se organiza en función de las demandas

ingresado al mundo del mercado laboraly con ello, su relación de dependencia conel varón se ha debilitado notablemente.

En consecuencia, las justificacionesde carácter cultural que sostenían las co-lumnas de la sociedad patriarcal cedie-ron frente a las nuevas exigencias que ur-gen al ser humano a construir un edifi-cio ético�religioso que responda a la emer-gencia de nuestra época.

De igual manera, toda aproximacióncientífica orientada hacia la comprensióndel universo sucumbirá ante la tentaciónde pecar de soberbia al pensar que puedeofrecerles a las mujeres y los hombres delmundo una visión omnicomprensiva acer-ca de cualquier cosa. ¡Nunca antes el serhumano dependió del concurso de losotros para satisfacer sus deseos de enten-dimiento y su tendencia natural a trans-formar el universo objetivo�subjetivoexistente!

Es necesario que miremos al fenóme-no de la familia humana desde toda con-dición de posibilidad científica, a fin decomprender la esencia de su existencia.Por tanto, es imprescindible hacer un es-fuerzo por entender algunos de los psico-dinamismos familiares desde una con-cepción envolvente y abarcadora de su«ser como sujeto histórico�social».

La organización social humana, cuyofundamento reside en el matrimonio y lafamilia, sean cuales fueren las diversasformas mediante las que se construyenambas instituciones, son las formas esen-ciales de construcción del parentesco y elconducto obligado para establecer las lí-neas de descendencia y el lugar de resi-dencia de la prole.

La familia como institución humanapuede y debe estudiarse desde la trinche-ra multidisciplinar e interdisciplinar. Sipartimos de esta hipótesis, veremos quehoy por hoy la teoría psicoanalítica con-tinúa siendo una columna sólida desdela cual podemos seguir descansando enel esfuerzo por pretender curar medica-

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de la realidad social. Vista a la luz de larazón, toda respuesta conductual huma-na no es otra cosa que una reacción deadaptación frente a las exigencias del me-dio ambiente geofísico y socioculturalque emanan de la dinámica económicaplanetaria.

Pero a veces, ante la imposibilidad decontener el estado de extravío de la hu-manidad con el deseo de dotarle de unpunto de anclaje, incluso nos atrevemosa desafiar a la ciencia para pensar que esnecesario volver el rostro para mirar alinterior y creer que la esencia de la perso-na radica en eso que llamamos espíritu,alma, ánima. Frente a lo inexplicable, elojo que mira a través de la lente de laciencia se nubla y pierde claridad. Másallá de ciertas realidades tangibles, hayun universo misterioso (en el sentido eti-mológico de la palabra) y quizá sea ahíen donde habremos de colocar nuestrasapuestas� De aquí hasta que se extingala especie.

Otoño de 2005

BibliografíaAckerman Nathan W., Diagnóstico y tratamiento delas relaciones familiares, Buenos Aires: Lumen�Hor-mé, 1994.Biblia de Jerusalén, Barcelona: Descle de Brouwer,1972.Biblia Latinoamericana, Madrid: Verbo Divino,1998.Bible La Sainte, Paris:La Societe Bible, 1974.Beck�Gernsheim Elisabeth, La reinvención de la fa-milia, Barcelona: Paidós, 2003.Engels Federico, El origen de la familia, la propiedadprivada y el Estado, Obra escogida (sin editorial nifecha de edición, traducción al español), Moscú.Freud Sigmund, Esquema del psicoanálisis y otros es-critos de doctrina psicoanalítica, Madrid: AlianzaEditorial, 1991.Hosch Harmon, Psicología social de las américas,Madrid: Prentice Hall, 2004.Kottak Phillip Conrad, Anthropology�InternationalEdition, London: Mc Graw Hill, 2000. , Cultural Anthropology, London: McGraw Hill, 2000.Minuchin Salvador y P. Nichols, La recuperación dela familia, Barcelona: Paidós, 1994.

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Hoy, esta noche,desde mi casa donde me he guardado a pensartetantas veces,esta noche anhelo(aunque no localice en qué tiempo,más allá de esta vida y más allá de este mundo,vaya a saber dónde:entre las nubes de la eternidad,en los años del cielo,en lo insondable de un infierno que tampoco existe),esta noche anhelo que estemos juntos allácomo un simple matrimonio de almas,pues aquí y ahora ya nunca será posible.

Es tan imbécil mi deseo y tan triste.

Imbécil y tristeDaniel Lomas

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DANIEL LOMAS

Egresado de la Licenciatura en De-recho e integrante del Taller Lite-rario de la UIA Laguna. Ha publica-do en las antologías Hoy no se fía,Acequias de poesía y Acequias decuentos.

Sería feliz si yo volara como vuelan los hombres.El hombreque sabe andar por esta vida, vuela.No necesitamás que el pan de cada día,el vino de cada nochey una mujer que amamante los sueños.El centavomás caro es el amor.Vuelan los aires, vuela el humo de mi tabacoy las palabras más íntimas.

Para el hombre feliz el cielo no es tan alto.

El cielono es tan alto

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Ponerse frente a Teseo (con D...), del salti-llense Pablo Murga (Edmundo Salas Garza,marzo de 1953), editado en este año porPiedra de Luna, representa un principio,entendiéndolo como punto de partida,en varios sentidos: se trata de la primeraobra publicada por el autor; es un poe-mario, siendo la forma versificada el gé-nero literario inaugural para la humani-dad, y finalmente, alude como pretexto ohumus creativo a la antigüedad clásicagriega, que a su vez constituye el origencultural de la civilización occidental.

Pero atravesar la obra y detenerse enella, nos conduce a asegurar que vistoscon mucho más detalle, los 31 poemasagrupados en seis apartados (consideran-do el prólogo y el epílogo), nos regalanmucho más.

Un libro�objeto, es decir, un libro pa-ra verse, palparse y disfrutarse desde sucontenido hasta su formato: el papel y sutextura, el color y la línea de las precisasilustraciones de Francisco Huazo, son ele-mentos que conforman un todo estético,en el sentido real y pleno del concepto:suscitador de reacciones emocionales, in-telectuales y físicas por parte del lector�espectador.

Una búsqueda a la que Pablo Murganos convoca, con el objetivo primordialde dilucidar, sentir y comunicar acerca

MARIANA RAMÍREZ ESTRADA

Licenciada en Ciencias Humanaspor la UIA Laguna, colaboradora enel Centro de Difusión Editorial yprofesora en el área de Integración-de la misma Institución. Ha publi-cado en las antologías Acequias depoesía, Acequias de cuentos, Voces enel desierto y Dimensiones sonoras.

El deseo

Mariana Ramírez Estrada

como principio

del amor, que por naturaleza es inatrapa-ble, pero que no por ello nos priva de vi-venciarlo. Hay sutilizas en el tratamientode este fundamental tema humano, perotodos los posibles matices se anudan enun mismo centro: el amor como presen-cia inherente al hombre, y así, esta con-cepción se torna en espiral que crece con-céntricamente sin jamás agotarse.

Derivado de lo antes dicho, la obrase aprecia aún más profunda en cuantoque a través de la constante presenciadel deseo en pos del amor, muestra, ayu-dada por la fuerza y concreción metafó-rica de la expresión poética, la importan-cia de observar y atender lo verdadera-mente humano como fundamento queapuntala cualquier acción, experiencia ysentimiento del hombre desde que se haasumido como tal; por eso no es meroafán erudito o simple casualidad que elautor haya recurrido a la Grecia clásica,con todo lo que representa, para enmar-car su obra.

Por otra parte, en cuanto a recursosretóricos y manejo del lenguaje, es decir,técnica, es imprescindible señalar queMurga logra forjar con las palabras estro-fas de evidente limpieza, y con este térmi-no quiero indicar sobriedad, elegancia yautenticidad, que dan por resultado poe-mas accesibles a todo lector.

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Los atributos antes mencionados noson fáciles de lograr, digamos, en ningu-no de los géneros literarios, pero me pa-rece que esta labor de encadenar palabrasy sacarles hasta la última gota de sentido,se vuelve más compleja en la poesía, puesno deja de ser en la intimidad de la en-traña donde se gesta la expresión del poe-ta, atenuante que adelgaza los límites en-tre la fuerza comunicante a escala univer-sal y la simple válvula de escape de senti-mientos muy individuales.

También es totalmente necesario ha-cer mención de otro factor indispensa-ble, irrenunciable, que posibilita el logrode poemas como los que encontramos enTeseo (con D...): un autor que se inicia co-mo lector profesional, apasionado e in-cansable, pues no existe una escuela paraser escritor que cubra todo lo que se re-quiere para realizar esta labor creativa, yaque no hay recetas para crear, lo que hayson «maestros» que han legado sus descu-brimientos plasmándolos en obras, que asu vez se convierten en el tesoro artísticode la humanidad.

Afirmo lo que menciono, no porqueantes de hoy haya conversado frente afrente con Pablo Murga �pues sí lo hehecho teniendo como enlace comunicati-vo a su poemario� sino porque él mismomenciona entre sus datos personales ha-ber leído desde niño (aunque dice quedesordenadamente) a López Velarde yDarío, entre otros «maestros»; y además,porque el hecho de ser un lector profe-sional es notorio desde su propia obra.

Lo más afortunado que espero, si esque he logrado ser coherente con mi pro-pio deseo y con el objetivo primordial decomentar acerca de un libro, es que porsu propia lectura asientan o disientan conlo que les he compartido. Pero para ase-gurarme más de despertar en ustedes lainquietud de acercarse a Teseo (con D...),les revelaré qué poemas de los 31 me im-pactaron más, es decir, me dijeron más;antes también debo confesarles que esta

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«selección», si vale calificarla como tal, nofue cosa sencilla tratándose de un poe-mario tan intenso.

De la primera parte titulada «Eros»,«Tisbe» y «Quimera», que constituyen poe-mas amorosos químicamente puros, esen-ciales, que nos demuestran que en la dis-tancia el amado o la amada tiñen su re-cuerdo de añoranza:

«Tisbe»[...]Ven amor que te quieroDéjame adorar la muertePasear la vida por tu cuerpoAnudar el alma con la tuya[...]

«Quimera»[...]Dime... tú que sabes el secreto quemurmura el viento¿Cuándo me envolvió el manto de tuolvido?[...]

De «Afrodita», el siguiente apartado,«Amor sin fin» y «Oráculo», pues ambosson un estudio que honra lo que se pue-de hacer con el lenguaje: el primero trans-forma la muerte en amor partiendo ydándole un giro a «Muerte sin fin» deGorostiza, mientras que el otro, de algu-na manera afirma que un libro es un orá-culo y a la vez puede ser también unapersonificación amorosa y profundamen-te humana.

«Amor sin fin»[...]Atado a ti a tu epidermisEn tatuado signo inconmovibleNace la figura grácil de tu cuerpoEsfinge misteriosa de tu rostroQue impávida sonríe sorprendida

¡Azul! tiene que ser azul ese amorInmarcesible tumbo de la vida.

«Oráculo»[...]Capítulo de mil páginas es tu caraTus pechos de sintaxis sonrosadaLomeríos de palabras prólogos de

[historiasDeletreo balbuceante descripciones y

[misterios[...]

De «Eris», «El pozo», afirmador y con-frontador del muy cruel rostro de la au-sencia.

Esperando tu tibia presenciaSe hundió en mí la esperanzaMe quedé triste en un pozoEstrecho como boca de perro

Y al querer lanzar la vista al cieloUn aullido brutal me dejó ciego.

Y de la cuarta agrupación denomi-nada «Noche», «Protogénesis» y «Agua»,ya que ambos representan instantes y ele-mentos a la vez que fundantes, desenca-denadores (motores), que han dado y si-guen dando lugar al origen.

«Protogénesis»[...]... Gea la diosa madreDa a luz al PontosUrano y las montañas

En ese instante fecundoTe persigo.

«Agua»[...]Subterránea caricia marineraSangre vital de nuestra tierraLlanto de dioses olvidados.

Feria del libro Torreón 2005,

29 de septiembre.

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Despedida de Marco Valerio Marcial

Quiero agradecer a los diosespor la razón y el asombroque acaso me descifraron el Universo,por el ejercicio de los días,por las palabras, por los versosdonde pude simular sabiduría,por el amor de las doncellas,por la dádiva del llanto,por el hoy incierto,por el ayer distinto.Un poco de tierrame basta ahora,a otros aplaste en sus tumbasla rica estela de mármol,esa insípida carga que al muerto atenaza.

Leteo (fragmentos)

Iván Cruz

Apócrifo I

Dices bien, Quintiliano,estos poemas atacan a lo viejo,estos poemas viven del pasado,estos poemas no son de vanguardia,lo acepto,como también aceptolas risitas y el sarcasmoque me dedican mis contemporáneos,los que viven a la moda,y que ya son freno y obstáculode los jóvenes en turno.

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¿Qué significa pensar?MARTÍN HEIDEGGER

Jaime Muñoz Vargas, en el prólogo de laobra que hoy presentamos, hace una fu-gaz alusión al motivo del título de nues-tro libro: «ofrecemos esta edición conme-morativa con ensayos de temática misce-lánea, de allí el uso genérico de la pala-bra �pensamiento� que sirve para apelli-dar la compilación». Pero la acepción dela palabra pensamiento en este libro quedacalibrada por al menos otras tres anota-ciones del escritor lagunero: «libro quede entrada parece estar en contra de �laimposición intrusista de los valores co-merciales�»; «es posible alzar (...) una te-nue pero duradera voz ante el embate dela irreflexividad y del egoísmo», y «hacianuevos �pensamientos� que posibiliten opo-ner un esfuerzo múltiple y a la vez com-pacto (...) a �la lucha de todos contra to-dos y el cinismo� que tienen al planeta,como alguna vez escribió Rodolfo Walsh,en �los límites de la desdicha�».

La acepción de la palabra pensamientode este Acequias de pensamiento es innega-blemente crítica. Se debe entender �y ellector del libro de marras así lo compro-bará�, que la colección de ensayos quetenemos en nuestras manos intenta en-tonces «violentar el pensamiento» o, di-cho de otro modo, «subvertir el pensa-miento». Sobre el pensamiento es enton-ces que versa este escrito. Me interesa portanto pensar el pensamiento, contestar

JAVIER PRADO GALÁN, SJ

Licenciado en Filosofía y CienciasSociales por el Instituto Libre deFilosofía, licenciado en Teologíapor el Instituto Máximo de CristoRey, maestro en Filosofía por la UIA

ciudad de México y doctor en Filo-sofía por la UNAM. Actualmente esvicerrector académico de la UIA ciu-dad de México. Ha publicado entreotros Globalización y ética: moral ino-dora y disolución de valores; Efectos so-ciales de la globalización; Ética, profe-sión y medios: la apuesta por la liber-tad en el éxtasis de la comunicación;Ética sin disfrace: una aproximación ala antropología y la cultura y la éticade nuestro [email protected]

Pensar el pensamiento

Javier Prado Galán, SJ

de Acequias de pensamiento

con humildad a la pregunta heideggeria-na «¿Qué significa pensar (hoy)?»

Nuestros tiempos son los del pensa-miento débil. Vattimo afirma que dichopensamiento no supone sólo reconocerhoy los límites del pensamiento, sino, ysobre todo, ser conscientes de que en es-ta época el ser se ha debilitado en gradosumo. La posición de Vattimo puede serrebatida si con ella se sugiere fomentardicho tipo de pensamiento. Pero puedeser también justipreciada si lo que pre-tende el autor de Las aventuras de la dife-rencia es poner de relieve que en el mun-do de hoy ha llegado a su fin la metafísi-ca y su violencia. Una posición como és-ta nos lleva a posponer el pensamiento«dogmático» como un viejo vicio del es-píritu humano. En este libro de aniversa-rio encontramos ensayos referentes a di-cha problemática. Textos que hablan delfin del pensamiento. Artículos que se po-sicionan ante la postmodernidad, el hu-manismo y la tecnología. El «pensamien-to único», neoliberal, es desenmascarado.

En ese sentido se ha pronunciado yahace tiempo Richard Rorty. Hemos lle-gado al fin de la filosofía. No podemosya definir las cosas, todo lo que nos que-dan hoy son sólo redescripciones de la rea-lidad. Pero ¿quién nos dice cuál es la re-descripción de la realidad más plausible?Ahí Rorty parece recurrir a un principioemotivo: «que siga la conversación». Tam-poco es posible quedarnos paralizados.Debemos seguir buscando el criterio que

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nos ayude a esclarecer la redescripciónplausible, una vez que hemos renunciadoa la definición definitiva de la cosa. Rortyse plantea el dilema «conocimiento o es-peranza», y se inclina por el segundopolo, no porque crea que conocer no esimportante, sino porque asegura que noda con la verdad, y que además, éstos sontiempos más bien para la imaginación. Ace-quias de pensamiento redescribe la realidadcon creatividad e imaginación. A manerade ilustración basta visitar sus artículosen torno a Latinoamérica: se apuesta eneste volumen por un pensamiento latino-americano y también por una Latinoamé-rica donde la alteridad se respete, de estemodo se redescribe de manera convin-cente el fenómeno latinoamericano.

Jean Baudrillard sostiene que vivimoshoy el éxtasis de la comunicación. Esta-mos en la era de la hiperrealidad, en laque el simulacro se impone. Ya no es elacontecimiento el que precede a la noti-cia, sino viceversa. La noticia crea el acon-tecimiento. ¿Es posible pensar en este marde dudas? ¿Es posible pensar en medio detanta obscenidad? La pretensión de esteAcequias de pensamiento, de este «arroyo depensamiento», es rasgar el velo de Maiadel simulacro y dar no con una voluntadciega e irracional al estilo de Schopen-hauer, sino con una voluntad verdaderaque pueda significar un faro en altamar.

Por ello, y siguiendo con Baudrillard,en el libro que presentamos se puede en-trever una censura acerba de la mundiali-zación, en tanto que proceso de descom-posición del capitalismo, al mismo tiem-po que una defensa de la singularización,de la alteridad y del otro. El triunfo de lomundial sobre lo universal obliga a losacequianos a denunciar por un lado estaatrocidad, pero por otro, a destacar la im-portancia de la singularidad.

Kant nos aseguró hace más de dos si-glos que el noúmeno, la «cosa en sí», es in-cognoscible. Lo que podemos conocercon nuestras categorías mentales es el fe-

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nómeno. El pensamiento se sabe desdeentonces limitado, finito y fronterizo; sinembargo, se empeña en conocer aún más,está en búsqueda. Recientemente ha apa-recido ante nuestros ojos la cinta ¿Y túqué sabes?, una oda a la física cuántica, quepretende cuestionar nuestro realismo in-genuo. «Lo esencial es invisible a los ojos»,escribía Saint Exupery. La cosa en sí esincognoscible. Pero no debemos renun-ciar a esa búsqueda pese a ese aciago 68en el que Adorno perdió la vida.

La razón fronteriza de Trías nos lleva aaceptar los límites, los peras del pensamien-to: nos conduce a comprender que el pen-samiento no es omnipotente. La razón mo-derna ha recibido por ello serios cuestio-namientos. Pero la razón posmoderna nose entiende como fronteriza, sino más biencomo fragmentaria. Unamuno solía decir:«pensemos sintiendo, sintamos pensan-do». En nuestros días, el filósofo Zubiri hainsistido en la inteligencia sentiente. La ra-zón fronteriza de Trías está emparentadacon esta razón sentiente de Zubiri, que cen-sura la razón concipiente moderna y occi-dental invita al aprecio por los sentidos.

Mal haríamos si dejáramos de lado esaactitud de búsqueda tan propia del filóso-fo. Diez son los sentidos con los que con-tamos, aseguró Zubiri, pero lo que no dijoes que el sentido del hacia, de la direcciona-lidad, es el más importante, ayer, hoy y siem-pre. Marchar del fenómeno al noúmenosupone potenciar este sentido, inteligircon él, dicho en términos zubirianos. Larealidad está ya aprehendida en la intelec-ción sentiente, afirma el pensador, pero¿qué en realidad es esa realidad? La res-puesta a la cuestión puede desvelarse conla lectura de este Acequias de pensamiento.

El fin de los metarrelatos no implicaabandonar el pensamiento. Lyotard tienerazón, debemos seguir contando la histo-ria, quizá sin las grandes pretensiones deantes, pero sí con el afán de buscar nosólo justicias locales �y esto lo digo con-tra el francés�, sino incluso justicias es-

tructurales. Acequias de pensamiento se pro-pone seguir pensando los modos de im-plementar esto. Pensar viene de pendere,«pender», «pesar». Eso es lo que hacemoscon el pensamiento, pesamos, sopesamos,discernimos, eso es lo que hacen este gru-po de ensayos: sopesar, cavilar, razonar.

El perspectivismo orteguiano nos obli-ga a dar con la complementariedad de pers-pectivas en la búsqueda de la verdad. EnAcequias de pensamiento eso es lo que adver-timos: una complementariedad de pers-pectivas que de ningún modo pretendeencontrar la verdad absoluta. El mismoOrtega defiende que tal cosa es sólo privi-legio de Dios. Tenemos en el libro en cues-tión textos sobre la globalización, por ejem-plo, de todos los signos, unos enfatizandola importancia de lo regional, otros con-centrando su atención en la distinción en-tre globalifílicos y globalifóbicos, etcétera. Elperpectivismo nos invita a leerlos comocomplementantes para acercarnos a la vi-sión más veraz.

El pensamiento crítico que se descubreen Acequias de pensamiento no es, de nin-gún modo, un pensamiento seguro de sufuerza, sino más bien una denuncia profé-tica que presupone un agudo discernimien-to de los signos de los tiempos. En reali-dad es un pensamiento ético, puesto quela indignación ética aparece por todos la-dos. Asimismo, la esperanza contra todaesperanza está presente a lo largo de suspáginas, que en su conjunto se inclinanpor la esperanza sobre el conocimiento,pero ello no quiere decir que desprecienesa búsqueda de verdad de la que he esta-do hablando. En el fondo Acequias de pen-samiento coincide con el último Bergson,quien señala que: «Quien ha pasado suvida buscando la verdad, se da cuenta deque la hubiera empleado mejor haciendoel bien». Hagamos las dos cosas.

*Palabras pronunciadas en la presentación de estevolumen de octavo aniversario de nuestra revista,en el marco de la Feria del libro Torreón 2005, 2de octubre.

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Los días se lamentan con gemidos de metalcon miradas de sepelioTraen al tedio entre los labios

Quieren estrangular a la pistola del tiempodevorarlaQuieren determinar la vidaponerle engranajes de oficioel aceite medido y los tornillos de rebajaPonerla a andar

Levántate temprano y ve a vivir sin concienciaa colgar las patas de las horas al reloja ver cómo se devoran unas a otrascómo la rutina succiona los tuétanos del tiempo

Levántate temprano y andalucha por vestirte con un trabajoY ten pacienciamucha pacienciano es fácil andar midiéndote las bragas laborales

CÉSAR CANO CUEVAS

Nació en Tapachula, Chiapas,1981. Es Licenciado en Derecho.Ha publicado en los libros colecti-vos Mañana tampoco y Las lenguasdementes. Pertenece al Taller Litera-rio del Teatro Isaura Martí[email protected]

César Cano Cuevas

Voces del día

Levántate y correno pienses en las consecuencias de precipicio que puedan ocurrirQueremos que andes moribundotragando los días sin sus nochesque engullas la vida de un sorboPreocupado por el dinero que te faltapor ver cómo la vida baila desde la teley tú sentado indiferentePreocupado por los gemidos de tu concienciaQueremos que tengas una voz plural y profundaque te diga cómo pensar y cómo actuarQueremos que inventes la nueva ciencia ligerasencilla de limpiarQueremos que encuentres la paz eternaes decir, la muerte permanente

Pero hoy me quiero enterrarNo quiero levantarmeQuiero leer el periódicoencontrar un aviso en donde soliciten un mediocreun ociosoSíeso es lo que necesito serun ocioso de tiempo completocon todas las prestaciones de ley

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Cierra el año 2005. Abdico y adjudico.No puede ser de otra forma mi entregacuando el próximo enero se pierda la úl-tima convergencia de dos grandes: Augus-to Roa Bastos y Guillermo Cabrera Infan-te. La obligación me persuade, más queme fuerza, a multiplicar palabras a sus fa-vores. Por sucumbir como el primero, alpoeta que me habita, y por ser como el se-gundo, cubano de nacimiento y corazón.

Escritores inimitables podría ser el ca-lificativo inicial que los una. Sin embar-go, tal aseveración, a causa de su eviden-cia, resultaría vana. Marcados ambos porun rigor político en vida y no poca obra,de haber coincidido, por allá en el año1789 en el salón de sesiones de la Asam-blea Nacional Francesa, no hay dudas deque habrían optado por bandos contra-rios: Roa Bastos, pausado y certero, a laizquierda; mientras que Cabrera Infante,con su astucia cuasi demencial, se las ha-bría ingeniado para acomodarse discreta-mente a la derecha. Así definieron real-mente, a veces a la sombra, y otras a la luz,sus posiciones políticas el pasado siglo, ariesgo de terminar declarándose enemigoscomunes. Por suerte, el arte y hasta el azar,los salvaron de un destino tan pálido.

Nació Roa Bastos en Asunción, Para-guay, en 1917, y dejó correr tímidamentesu infancia bajo las sombras de Iturbe, lu-gar que le serviría de patrón para sus pri-

EDGAR LONDON

La Habana, 1975. Escritor, crítico yensayista. Numerosos artículos su-yos han sido incluidos en revistasnacionales y extranjeras. Ha publi-cado los libros de cuentos El nietodel lobo y (Pen)últimas [email protected]

Augusto Roa Bastos�Guillermo Cabrera Infante

Edgar London

Los sentidos

de un destino

meras historias. Con el tiempo, la juven-tud despertaría en él la prematura semi-lla de la política, y lo hizo sin mediacio-nes ni miramientos. Su carácter románti-co, más a tono con héroes de épocas pa-sadas, lo arrastró velozmente a probar lasrealidades del mundo. De ahí que, en ple-na adolescencia, y acompañado por unosamigos, escapara de su colegio católico ha-cia lo que él posteriormente denominarala gran aventura de la guerra. Se descubrió,pues, envuelto en el final de la Guerra delChaco, que enfrentaba a su país contraBolivia. Allí hizo las veces de asistente deenfermería sin afiliarse a partido alguno,motivado quizás, y aún sin saberlo, por-que comenzaba a descreer en las fórmu-las, los dogmas, las anteojeras de toda or-todoxia, por bien inspirada que ésta fuese.

Principio que, a su manera (con Gui-llermo Cabrera Infante todo tiene queser, necesariamente, a su manera), tam-bién seguiría el intelectual cubano. Basterecordar con que perseverancia negó siem-pre pertenecer al «Club del Boom» de laliteratura latinoamericana alegando que,según sus propias palabras, era una insti-tución creada en Londres a semejanza delos clubes de caballeros.

Nacido en Gibara, antigua provinciade Oriente, no fue hasta los 12 años deedad, con la mudanza de sus padres ha-cia La Habana, que encontraría en la his-

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toria de esta ciudad, en sus muros, susmúltiples calles y sus mujeres, la fórmulaimprescindible para llevar adelante sus re-latos. Hijo de militantes activos del Parti-do Comunista, se hizo eco de ello paracombatir al entonces presidente Fulgen-cio Batista, y asimismo, sumarse a la doc-trina castrista con el triunfo de la Revolu-ción Cubana, el primero de enero de 1959.Sin embargo, poco le duró el entusiasmo.Siendo agregado cultural en Bélgica, des-pués de la muerte de su madre (sucesopor el cual se vio en la obligación de re-gresar a La Habana), renuncia a su cargodiplomático y rompe definitivamente conla revolución y su líder, pasando a ser unode sus más furibundos detractores.1

De tal forma, motivados ambos escri-tores por la idealización personalísima deuna sociedad que se les hacía esquiva(Roa huyó de las atrocidades de AlfredoStroessneer Infante eludió la autoridadde un régimen totalitario), se vieron en-rolados en la más triste de las travesías,aquella de siempre dudosa consumación:el exilio; estigma que describiría y justifi-caría la mayoría de sus creaciones. Valerecordar que el paraguayo redondeó la te-mática de sus mejores obras bajo el influ-jo del monoteísmo del poder. Su bien lla-mada Trilogía del Poder, que comienzacon Hijo de hombre (1960), continúa conYo, el Supremo (1974) y concluye con El fis-cal (1993), hacen latente su sino. CabreraInfante tampoco pudo deshacerse de lanostalgia de su voluntario destierro. Ata-có a Fidel Castro y sus seguidores en múl-tiples artículos periodísticos, al punto deconformar todo un libro con la selecciónde algunos de ellos (Mea Cuba), pero fueLa Habana quien lo ganó a él y sus nove-las. Ciudad ineludible, conspiración cívi-ca y recurrente, asume su protagonismoen Tres tristes tigres (1964) o La Habana paraun infante difunto (1979), amén de otrastantas obras. Relucieron así estos hom-bres dos maneras de aceptar la realidadque los lacera fuera de su tierra natal.

Confrontación en uno. Remembranzaen otro.

Esclavos de la palabra, llegaron a amar-la y dominarla como pocos. «No es ladrónde letras el que quiere sino el que pue-de», afirmaría Roa Bastos en Vigilia del al-mirante, y él supo hacer alarde de creativi-dad, nunca despojado de la acechanzadel romancero que llevaba intrínseco. Ensu prosa se huele, más que se percibe, laindeleble sensibilidad que azuza a la poe-sía. Ha de ser ésta, para él, una suerte demujer a la que siempre �recurramos a suproceder� «abraza con fuertes quejidostratando de despojarla de su indumenta-ria de vela, de velos, de desvelos».

Cabrera Infante no destaca por su li-rismo, mas descuella por el dominio ma-gistral del lenguaje. No recurre a palabrasenrevesadas porque él, por puro gusto,ha de embrollar las palabras para crearfrases de una originalidad absoluta, y porlo general, no exentas de humor o finaironía. Su inigualable capacidad para di-chas argucias lo llevó incluso a parafra-sear rimas de José Martí, héroe nacionalde Cuba, y para muchos, el mejor escri-tor de todos los tiempos en ese país. «Ar-dor con ardor se pega. En el monte deVenus, sexo y bardo, tiene el leopardo suabrigo», escribiría en La Habana para uninfante difunto, y así, en par de frases, ju-guetea con el título de la novela martia-na Amor con amor se paga, y con algunosde los versos más famosos del apóstolcriollo:

Tiene el leopardo un abrigo

En su monte seco y pardo:

Yo tengo más que el leopardo,

Porque tengo un buen amigo.

Coinciden nuevamente Roa Bastos yCabrera Infante en su aprehensión de laliteratura moderna. Expresó el primeroque «una buena literatura, una obra bienhecha, auténticamente iluminadora, serásiempre y en el mejor sentido testimo-

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nial», mientras que el segundo afirmaríaliteralmente: «Yo escribo autobiografíasen forma de ficción, donde los elemen-tos autobiográficos están tratados tam-bién como otros elementos de la ficción».¿Y qué es si no la autobiografía?, apéndi-ce testimonial en primera persona.

Podría pensarse, erróneamente, queestos dos hombres asidos a quimeras po-líticas opuestas, aunque sufridas con idén-tico aplomo, habrían de limitar el crucede sus caminos al universo artístico. Puesno. Se encontraron en cuerpo si no enalma, forzados, es cierto, por motivacio-nes sujetas a ese otro universo, cuandoambos integraron parte del jurado delPremio Clarín de Novela en el año 1998(el tercero de los miembros sería AdolfoBioy Casares). En otro concurso interna-cional, el Rómulo Gallegos, alternaroncon azarosa insistencia. Participó Roa Bas-tos en su tercera y décima convocatorias.Cabrera Infante, en cambio, probó suerteen la segunda y cuarta ediciones (en éstaúltima, curiosamente, Roa Bastos se in-cluía en el jurado que lo dio por finalista).Ninguno de los dos hubo de llevarse nun-ca el codiciado premio. Y es que el desti-no, voluble hasta el cansancio para conellos, habría de honrarlos con la mejor delas distinciones para un escritor en lenguacastellana: en 1989 Roa Bastos recibe elPremio Cervantes, distinción que repeti-ría Cabrera Infante ocho años más tarde.

Sin lugar a dudas, el arte reuniría eninnumerables ocasiones el nombre de es-tas celebridades. Si acaso, la marca delexilio sería la única capaz de sobrepasarsus aciertos literarios. Mientras duró, RoaBastos hubo de cargar con la peor parte.Por su cuenta Cabrera Infante se estacio-naba en Londres, al serle negada la resi-dencia en España, para dedicarse al pe-riodismo, la crítica de cine y otros asun-tos afines con sus gustos intelectuales. Elparaguayo, por el contrario, habría de pa-sar por traductor, cartero, corrector depruebas, profesor, limpiador de vidrieras,

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camarero, vendedor ambulante y, por sino bastara, se ve obligado a abandonarArgentina, el primer país donde buscararefugio, cuando otra dictadura comienzaa perseguirlo, para colarse finalmente aToulouse, Francia.

No obstante, Roa Bastos, vapuleadoen sus andares, haría suya la fortuna a laque aspira todo exilado: el regreso. En1989 Paraguay reabre las puertas a su hijoperdido, y no entra éste a escondidas, si-no respondiendo a una invitación de An-dré Rodríguez, el nuevo líder de su país.De Cabrera Infante, sus ojos miopes, noavistarían otra Habana que la de sus re-cuerdos. Al cubano nunca llegó la posibi-lidad del imprescindible retorno.

En el 2005, armonizan por enésimaocasión Augusto Roa Bastos y GuillermoCabrera Infante para dedicarnos el pos-trer adiós. Sus respectivos decesos, fue-ron acogidos de impar manera en sus na-ciones de origen. Paraguay, haciendocaso omiso del testamento de Roa Bas-tos, que profesaba a pedido del escritor«no ser objeto de ningún funeral oficialpor parte de políticos», condujo sus res-tos a la sede del Palacio de Gobierno,para rendirle las correspondientes hon-ras fúnebres. La televisión, la radio y losdemás medios de la prensa no pasaronpor alto la insustituible pérdida. Unaatención apenas comparable con la des-atención que sufrió Cabrera Infante. EnCuba la noticia de su fallecimiento que-dó bajo la responsabilidad de revistas desegunda, en lacónicas y argumentablesreferencias. La ironía no podía faltarle alcriollo (tan dado a ella) a propósito de supropia defunción, y quedará reflejadapara la historia en la nota* que el presi-dente de su país, Fidel Castro, dedicarano a su coterráneo, como debiera espe-rarse, sino al escritor paraguayo.

A estos hombres la muerte no les ser-virá de excusa para el olvido. Quedansus libros, sus motivaciones y el instintocomún que los llevó a asumir la vida al

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modo de los grandes. No tardará el díaen que debamos quemar nuestras navescon Roa Bastos, a fin de no pensar másen volver, conscientes de que hay aventu-ras extremas que no admiten retorno po-sible. O habremos de reclinarnos a dis-frutar de nuestro terruño, tomar cuida-do de la vastedad mágica de una ciudadque por derecho natural hacemos nues-tra y nos acuna, al estilo de Cabrera In-fante con su Habana, «única en la tarde�diría� una sola sombra sonora en micontar de los contares. Habanidad de ha-banidades, todo es habanidad».

* Quiero trasmitir a la familia de Augusto Roa Bas-tos y a todo el pueblo hermano de Paraguay, miprofundo pesar y mis más sentidas condolenciaspor el fallecimiento de esa figura excepcional delas letras latinoamericanas y universales, quienfuera además un amigo leal y entrañable de Cuba.Guardo, muy frescas en mi memoria, aquellas ho-ras tan estimulantes y cálidas que pasamos juntos,en agosto del 2003, cuando le impusimos la Or-den José Martí, máxima condecoración que otorgael Consejo de Estado de la República de Cuba.Nuestro pueblo recuerda con gratitud y orgulloaquella visita con que nos honró para siempre Au-gusto Roa Bastos.Nos deja su obra y su ejemplo como creador ex-traordinario y como hombre íntegro, de princi-pios inconmovibles.

Fidel Castro Ruz

«Mensaje del Comandante en Jefe Fidel CastroRuz por el fallecimiento de Augusto Roa Bastos»,http://www.granma.co.cu/2005/04/28/nacio-nal/articulo07.html

A

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Aparentemente una noticia más, la muerte delenorme Ray Charles, devolvió al cronista, co-mo lo dijera el Dante en la Divina Comedia«Nel mezzo del camin di nostra vita», a un es-tado de melancolía (oh, melancolía) que a lavez le hace retomar esa serie de crónicas escri-tas cuando se acercaba a la cuarentena y que,estima, serán cabalmente comprendidas por loscuarentones y cuarentonas.

El hoy fugaz es tenue y es eterno;otro Cielo no esperes, ni otro Infierno.

«El instante», JORGE LUIS BORGES

«...Y yo me iré. Y se quedarán los pája-ros cantando...» escribió de una vez y pa-ra siempre (y para nunca) Juan Ramón Ji-ménez. La frase, transmutada, podría re-petirse decenas, cientos de veces, en losregistros más populares y los más cultostambién. «Sus ojos se cerraron y el mun-do sigue andando...» canta Gardel las pa-labras de Alfredo Le Pera, y a la vez Bor-ges las reescribe en el comienzo de «ElAleph»:

La candente mañana de febrero en que Beatriz

Viterbo murió, después de una imperiosa ago-

nía que no se rebajó un solo instante ni al sen-

timentalismo ni al miedo, noté que las cartele-

ras de fierro de la Plaza Constitución habían

renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios;

JUAN PABLO NEYRET

Mar del Plata, 1963. Licenciado enLetras por la Universidad Nacionalde Mar del Plata, donde integra elgrupo de investigación «Historia yFicción». Ha publicado numerososartículos críticos y entrevistas enmedios de Argentina, México, Esta-dos Unidos, España, Alemania yDinamarca, y dictado seminarios yconferencias en Rutgers University(New Jersey), Boston University,University of Texas at Austin y Ala-mo Community College (San Anto-nio). Como periodista, es editor dela sección Cultura del semanarioNoticias & Protagonistas. Como es-critor, ha participado en los volú-menes Colecticia borgesiana (AA.VV.,1985) y El Carli (1998; antologíadel Premio Municipal de Literatura«Osvaldo Soriano»), y asimismo, haestrenado una obra teatral de su au-toría, El Apellido (2003).

El mundo

Juan Pablo Neyret

es ancho y ajeno

el hecho me dolió, pues comprendí que el in-

cesante y vasto universo ya se apartaba de ella

y que ese cambio era el primero de una serie

infinita...

Tal vez la mejor definición la diera elfilósofo John Donne y la retomara ErnestHemingway:

Nadie es una isla completo en sí mismo; cada

hombre es un pedazo del continente, una par-

te de la tierra; si el mar se lleva una porción

de tierra, toda Europa queda disminuida, co-

mo si fuera un promontorio, o la casa de uno

de tus amigos, o la tuya propia; la muerte de

cualquier hombre me disminuye, porque es-

toy ligado a la humanidad; y por consiguien-

te, nunca preguntes por quién doblan las cam-

panas; doblan por ti...

Quizá no haya mejor definición. Noque la de Donne, sino simplemente pue-de ser que no la haya, que nadie la hayadicho nunca, o todos la hayan expresa-do siempre, o sea el tiempo sucesivo esel que se encarga de encarnarla a cada mo-mento en nosotros mismos, medita, me-lancólico, el cronista, eterno buscador depalabras, que no encuentra las palabras,y por eso apela a las ajenas una vez más.

Ahora, Beatriz Viterbo es más elnombre de una editorial rosarina que el

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de la amada del narrador del cuento deBorges. Como ya escribiera Cortázar en«Cartas de mamá»:

Cada vez que la portera le entregaba un sobre,

a Luis le bastaba reconocer la minúscula cara

familiar de José de San Martín para compren-

der que otra vez más habría de franquear el

puente. San Martín, Rivadavia, pero esos nom-

bres eran también imágenes de calles y de co-

sas, Rivadavia al seis mil quinientos...

Y era �y continúa siendo� cierto: ca-da metafórica carta de Mamá Vida (alterego de Mamá Muerte) nos devuelve al pa-sado, al igual que a Luis, «como un durorebote de pelota».

Facundo Cabral decía que cuando élnació, todo en el mundo ya era de alguien,por lo que le quedó la única alternativade robar. Desde que el cronista tiene usode razón se le desplegó �quiere decir, ledesplegaron� nada más ni nada menosque un mundo. Un mapamundi, para sermás precisos, análogo a aquel mapa deRoyce que se había propuesto reproducirInglaterra de un modo tan fiel, que debíaterminar contando con las dimensionesde la misma Inglaterra. Pero no tuvo querobarse nada. Todo estaba allí, ofrecido asu avidez infantil (y luego adolescente, ydespués juvenil), y todo tenía su precisolugar en el mapa. Homero, Dante, Shakes-peare, Cervantes, Bach, Mozart y Beetho-ven imponían su presencia desde la muer-te, eran pasado irrevocable. Borges, Cor-tázar, Los Beatles y un negro ciego que sereía y cantaba, eran el presente, un pre-sente construido desde la radio, la televi-sión y las revistas, cuando aún no existíainternet y las fronteras eran fronteras quesaltar, como en las canciones de NinoBravo. El mapa parecía inmodificable, esmás: debía serlo, para que de alguna ma-nera la cordura se mantuviese dentro desus límites.

Quizá la primera noticia de que no se-ría así se la dio Charly García, hermano

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mayor de toda una generación, cuandocantaba «y ahora miro atrás un poco yhace tanto que pasó, y todo lo que yoamaba ya no es mío y se escapó, y ahoraestoy tan confundido, niebla y humo al-rededor, ¿dónde está el sol?, ¿dónde estáDios?, dime quién me lo robó». ¿Acaso al-guien podía robarse el mundo, desdibu-jar las líneas del mapa, quitarnos lo quesiempre había sido nuestro, y desde nues-tra inocencia, y luego desde nuestra em-pecinada creencia, habría de estar siem-pre allí? Lo supo más cabalmente cuandoen Un tal Lucas leyó un breve texto titula-do «Burla burlando ya van seis delante»:el lamento, la elegía de un hombre en unhospital que se entera de la muerte deCharles Chaplin y reflexiona al final quesaldrá, sí, de ese hospital, pero «un pocomenos vivo».

En inglés recollection alude a una reco-lección en especial, no la de la siega sinola de los recuerdos, el acto de evocar, yese mismo acto implica fatalmente reco-nocer que algo ha quedado en el camino,que aquella línea llena y aquella otra pun-teada, han sido, para usar el lugar común,borradas del mapa, y con ellas, tambiénuno mismo, uno que a la vez habita y esel mapa, y que va dejando, aunque nun-ca haya escuchado a Eva Perón, «jironesde mi vida».

Simultáneamente, uno (el cronista,por ejemplo) va recorriendo el mapa�mun-do, y de esa manera, encontrándose conBorges en su departamento de la calleMaipú o con Ray Bradbury en la Feriadel Libro de Buenos Aires. O si de músi-ca y canciones se trata, yendo a recitalesde Atahualpa Yupanqui, de Astor Piazzo-lla o de Alfredo Zitarrosa como lo másnatural del mundo, del mapa, del mapa-mundi. Y cuando a los 40 se encuentracon un coetáneo mexicano que desde To-rreón, Coahuila sólo pudo escuchar gra-baciones de ellos, que nunca sintió la vi-bración de su presente, de su presencia, yle dice de su melancolía porque nunca la

sentirá, se da cuenta de que ha sido unprivilegiado coleccionista de lo que él mis-mo llama «lunares en el alma» y TomásEloy Martínez, «tatuajes en el tiempo».

El cronista, que perdió a su padre alos cinco años pero no lo dejaron darsecuenta más que en su inconsciente, vivióesa sensación por primera vez cuando eldomingo 12 de febrero de 1984 un locu-tor lo enteró de la muerte de aquél quehabía salido del hospital un poco menosvivo, y ese día, el que murió un poco fueél, que esperaba su regreso a la Argentinaen marzo para pedirle a su maestro �yamigo del aludido� David Lagmanovich,que le hiciera el puente, el tablón, paraconocer a aquel escritor que había dichoque volvería para conversar con los jóve-nes estudiantes argentinos. Dos años mástarde, el 14 de junio de 1986, también do-mingo, otro locutor lo enteró del falleci-miento en Ginebra del mismísimo Bor-ges, aquél de quien él creía, hasta que ledemostraran lo contrario, que era el In-mortal del cuento homónimo. No pudoreponerse del golpe: la semana siguiente,en la Biblioteca Pública Municipal (¿dón-de, si no?), se preguntó cómo podía se-guir existiendo la Argentina sin Borges,si secretamente no pasábamos a ser otropaís. Para quien las letras eran su respira-ción, resultaba demasiado que en menosde dos años y medio no se pudiera palpi-tar el nuevo libro de Cortázar o del Vie-jo, que no caminaran más por Florida, queno se esperara una noticia más de ellos.

Una noticia. Tal vez allí estuviera laclave. Pocos años más tarde, el cronistaingresó a trabajar en la redacción de undiario y desde allí se convirtió en el queenteraba desde sus propias palabras a losdemás de las líneas borradas en el mapade Yupanqui y de Piazzolla o de Fellini yde Kurosawa, notablemente, siempre endomingo. Después, en un ejercicio de es-quizofrenia, regresaba a su casa y era él elinformado por la televisión, y lloraba in-terminablemente, como chancho, senta-

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do en la cama, frente a la pantalla, conlos informes sobre la muerte de Federi-co, no ese Federico español que ya habíanacido muerto para él, sino ese Federicoitaliano que ascendía a sus cielos de hule.Y si de italianos hablamos, habla el cro-nista, sólo unas pocas semanas detrás deésta, la borrada del mapa de Nino Man-fredi lo llevó a darse cuenta de que conél habían vuelto a irse Alberto Sordi, UgoTognazzi, Vittorio Gassman y MarcelloMastroianni. ¿Cómo era posible que noquedara uno solo de ellos, que el mundo,que el mapa, se hubiera despoblado así?

Por eso, cuando el jueves 10 por lanoche lo enteraron de la muerte del enor-me Ray Charles, se dio cuenta de que él(el cronista) también había llegado tardeal mapamundi. Él, que el año próximoestará viviendo quizás en Boston, tal vezen Austin, que se acercará a donde po-dría �y el potencial le duele como un pu-ñal en las carnes� haber cantado ese ne-gro maravilloso capaz de hacer «Yester-day» mejor que Paul McCartney, la can-ción del siglo veinte mejor que su autor,también salió de esa página de internet«un poco menos vivo». Pensó entoncesen escribir una crónica al respecto, perose le ocurrió que sería redundante, cursie inútil.

Se lo participó en esos términos pore�mail, pero igual le envió un esbozo, aJaime, y éste le respondió textualmente:

Pocos como tú: largo y profundo. Me encantó

la crónica de tu nostalgia. Si te fijas, es un po-

co lo mismo que vengo haciendo en muchos

de mis cuentos. Ando en busca de mi tiempo

perdido. Sé que lo importante ya pasó, y que

ahora lo único que me queda durante veinte,

treinta o más años, es recordar y compartir

esos recuerdos ora en un correo, ora en un

cuento, ora en un poemilla, ora en una cróni-

ca. Creo que deberías escribir esos textos de

tu nostalgia. Tienen buen aroma, reconstru-

yen un mundo que tus «lectores modelo» (Eco

dixit), es decir, los cuarentones (poco más,

poco menos) disfrutaríamos mucho. Somos

una generación que, estoy seguro, llorará bas-

tante en el futuro. Nos han querido apagar el

fragor ideológico en el que nacimos, la músi-

ca que oímos, los ídolos que admiramos, pe-

ro no lo han logrado. La mercadotecnia de lo

vacuo no ha logrado eliminar de nuestras me-

morias la admiración por nuestros iconos, tú

sabes cuáles son. Yo conozco sólo por encimi-

ta a The Beatles, nunca me gustó esa música,

pero encontré equivalentes nativos en Víctor

Jara, en Zitarrosa, en Óscar Chávez y en fin,

muchos que me alegraron y me dieron algo

de conciencia. Creo que deberías escribir tu

nostalgia de aquel tiempo. Seré tu primer y

más entusiasta lector.

Y aquí estamos, cuate. A

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a Juan Pablo Neyret

CUATRO HORAS DESPUÉS DECIDÍ ESCRIBIRLO.El paréntesis me sirvió para vencer losdos sentimientos que me cercaban: porun lado la rabia, el enojo puro; por el otro,el pudor de exhibir mi ingenuidad, mi al-deano verdor de principiante. Me empujéun Lexotán de los que uso para volar ygradualmente comencé a sentir el alivio,la tranquilidad para pensar con algo deorden. A dos días de haber puesto los piesen Buenos Aires, a dos días apenas de ha-ber sentido el inaugural asombro ante estaapabullante ciudad, pagué mi noviciadode fuereño de la manera más inocente ybochornosa. Poco antes de caer en la tram-pa me vi envuelto, como digo, en la per-plejidad de la Capital Federal. Todo lomiraba con primerizo estupor y ojos decámara fotográfica. Las voces de la calle,los cientos de negocios con nombres ita-lianos, la desenfadada belleza de las muje-res, las enconadas pintas políticas en unay otra pared, la civilización y la barbarie,cualquier estímulo me maravillaba. Sonahora las doce de la noche. Estoy reclui-do en el Hotel España, precisamente enTacuarí 80. No cargué cuaderno y escriboaquí en el envés de un plano. Hace cua-tro horas, como digo, salí a caminar. DeTacuarí 80 doblé por Avenida de Mayohacia una especie de bulevar llamado 9de Julio. Erré para el rumbo de la Aveni-

JAIME MUÑOZ VARGAS

Licenciado en Ciencias de la Infor-mación y candidato a maestro enHistoria. Investigador en el ArchivoHistórico Juan Agustín de Espinoza,SJ, y coordinador del Taller Literariode la UIA Laguna. Ha publicado, en-tre otros, El augurio de la lumbre, Pál-pito de la sierra Tarahumara, El princi-pio del terror, Juegos de amor y malque-rencia, y recientemente Tientos y medi-ciones. Breve paseo por la reseña biblio-gráfica (UIA Torreón / ICOCULT). Ga-nador en 2005 (en menos de una se-mana) de tres premios nacionales denarrativa: del VI Premio Nacional deNarrativa Gerardo Cornejo, PremioNacional de Cuento Sobre rieles yPremio Nacional de Cuento de SanLuis Potosí.jaime.muñ[email protected]

en Buenos AiresJaime Muñoz Vargas

Venganza

da Santa Fe. A la altura, creo, de Co-rrientes y Lavalle, en medio de la cuadra,un tipo repartía tarjetas en plena «vere-da», exactamente afuera de un negociocon sórdida fachada y oximorónicamentealedaño a un McDonald�s. Parecía unbar o algo semejante. El sujeto me atrapócon retórica veloz y sin darme tiempopara reaccionar me tomó del hombro,me jaló hacia adentro y descendimos porunas escaleras. Explicó muy actoral, creo,que sólo deseaba que yo viera, estamosde apertura, tenemos promociones y no séqué otras pendejadas más. Ya dentro, eltipo que servía de enganche me dejó amerced de una chica embutida en mini-falda, escotada, seudorrubia, fea y petisa,como les dicen aquí a las malditas chapa-rras. Si el hombre demostró ser ágil depalabra, la petisa resultó ser la hija de Ci-cerón. Me disparó una ráfaga de frasesque apenas entendí, ofertas de compañíafemenina y escarceo, sexo a precio. Pron-to se agregó a la mesa, para tenerme bienflanqueado, una gorda tetona tambiéncon minifalda. Así, la petisa quedó a laizquierda; la tetona a mi derecha. Mi an-fitriona principal, al terminar con su sar-ta de propuestas, dio un solo aplausito ymientras explicaba que traerían una copagratis, tras la señal del aplauso, en auto-mático, apareció un mesero con tres va-sos: uno grande, jaibolero, para mí, y dospequeños para mis celosas edecanes.

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Pude notar en la oscuridad que el conte-nido de los vasos parecía coca�cola. Yosabía que no iba a beber aquel sospechosolíquido, pues ya para ese momento mi de-seo era largarme sin arriesgar nada, mu-cho menos la salud que estaría en peli-gro si se me ocurría pegarle un buche aesa copa de cortesía. Bueno, dije, ya fuesuficiente, tengo que retirarme. Todoaquello pasó en menos de cinco minu-tos. La petisa insistió que me quedara, yme negué. Ella entonces estuvo de acuer-do, pero para despedirme sólo recomen-dó que pagara mi consumo, el vaso jai-bolero y las dos copitas. Vi entonces conclaridad lo que comencé a sospechar dosminutos antes: una trampa. Me defendíadvirtiendo que yo no pedí nada, ni si-quiera un vaso con agua. Además, notraigo plata, dije. Bueno, bueno, respon-dió la turbia petisa, tranquilo. ¿De dóndesos? De México, dije se-co. Ella volvió adar un aplausito y apareció un masto-donte con la cara de Boogie el aceitoso,quien se plantó frente a mí con los bra-zos cruzados, amenazante y adusto comoguarura japonés. Boggie cargaba una lin-terna y de pronto la encendió iluminán-dome las manos. La petisa, con voz segu-ra y diplomática, me informó que no ha-bía ningún problema, pero que yo debíademostrar, delante de Boggie, mi falta deguita para pagar el consumo. Si eso eracierto me dejarían en paz. Ya en la telara-ña y frente a un Boogie que con su lám-para me apuntaba como si se tratara deun revólver, era inevitable que, al escul-carme, descubrieran en mi bolsillo seten-ta lindos pesos. La trampa era perfecta.¿Quién podía creer que yo, co-mo turistaderrochador, no había pedido aquellostres tristes tragos? Mi defensa hubiera pa-recido un cuento de hadas si llegábamosal extremo de llamar a la policía, una po-licía que tal vez también estaba metida enel negocio. Lo prudente pues era pagar elvaso jaibolero que no pedí y que ni si-quiera toqué. ¿Cuánto cuesta?, pregunté

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resignado. Treinta pesos, respondió lapetisa, y sesenta más por las dos copasque vos nos invitaste; sumado todo sonnoventa pesos. Vi que estaba perdido,que la celada era más que perfecta, unapequeña joya de la pillería sudamericana,un cubo Rubik de la maldad tabernaria.Siempre con la luz de la linterna sobremis manos, las dos arañas y Boogie elaceitoso vieron cómo me desprendía delos setenta pesos. Es todo lo que cargo,dije sumiso, y la petisa me arrancó el dine-ro sin agregar palabra. Pensé que me re-clamarían por no pagar completo el cos-to de mi consumición, pero la tetona sehizo a un lado y me despejó el camino,Boogie acalló su luz y salí sin mirar atrás,huyendo casi. Media cuadra después re-paré en un detalle. El tipo labioso de laentrada, el enganche, no estaba en supuesto cuando emergí de la caverna. Mejodía el desconcierto, el primer oleaje dela rabia y el deseo de esfumarme. Alcancéun poco de claridad cuando pensé que siese minithriller hubiera sucedido en elDistrito Federal no se habrían salvadolos cien dólares que acurrucaba en el bol-sillo trasero del pantalón. Ese descubri-

Jaime Muñoz Vargas, maestro de laUniversidad Iberoamericana Laguna,ganó tres premios nacionales de na-rrativa en menos de una semana. Setrata del VI Premio Nacional de Na-rrativa Gerardo Cornejo, del Premio

miento, el de mis dólares, habría dadomotivos para inventar que me metí contodas las chicas del prostíbulo y que portanto adeudaba yo cien dólares. Bueno,pensé, setenta pesos argentinos, sólo esopor una novatada; me fue bien. Dos cua-dras después, un joven mugroso y apare-cido como gnomo me gritó por la espal-da. Señor, señor, dijo a un metro de mí.Sé que lo robaron en el Crupier. Allí se lapasan haciendo eso. Yo lo puedo vengar.El tipo de la puerta sale dentro de quinceminutos, casi a esta hora termina con suturno. Yo sé por dónde se va, avanza porSuipacha rumbo a Yrigoyen. Si usted mepaga algunos pesos arreglo al de la puer-ta. No dejé de caminar, nervioso, perome latió que la ganga del pibe no eramala. ¿Cuánto quieres?, pregunté sin de-tener la marcha. De-me cien pesos, coneso lo dejo listo al chorro de la puerta.Pensé rápido. Te voy a dar cien, pero dó-lares. Cincuenta de anticipo; el restocuando yo vea que lo pones en el suelo.Mire, dijo, y me mostró un facón, coneste juguete se quedará co-mo angelito elhijo de las mil putas. Sale, pues, me detu-ve en una vidriera mal iluminada y saqué

Nacional de Cuento Sobre rieles ydel Premio Nacional de Cuento deSan Luis Potosí.

La noticia del primer premio la re-cibió el 8 de octubre, y en ese certa-men ganó con el libro de cuentos ti-tulado Las manos del tahúr, obra quecontiene diez relatos ubicados en lavida cotidiana lagunera. Este concur-so es convocado por el Gobierno delEstado de Sonora a través de la Se-cretaría de Educación y Cultura y delInstituto Sonorense de Cultura/CO-NACULTA. Los jurados que dictami-naron a favor del libro de Muñoz Var-gas fueron los escritores Élmer Men-

doza, Fortino Corral y Gerardo Bo-badilla.

Recibió la noticia del segundopremio el martes 11 de octubre.Ganó con un cuento titulado «Derieles y palabras», y el certamen fueconvocado por el Museo del Ferro-carril de Monterrey.

El tercer premio lo recibió elmiércoles 12 de octubre, y lo obtuvocon un volumen de cuentos policia-les titulado Leyenda Morgan. El pre-mio de San Luis Potosí es el másimportante de su tipo en el país, y elmaestro de la UIA recibió el fallo fa-vorable de los reconocidos narrado-

ACEQUIAS FELICITA A SU COLABORADOR

Jaime Muñoz

Tres premios nacionales

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cho llegó después volando hasta mí, mearrebató el billete de cincuenta dólares ycon voz jadeante me ladró huí, huí. Melargué sin apuro, pero con alguna tenueprisa. A casi cien metros de distancia oí unfuerte grito de mujer. Luego sentí que mu-cha gente corría hasta donde estaba elmuerto. Una fuerza más poderosa que yome obligó a volver. Di un rodeo a toda lamanzana y cuando llegué al lugar me im-presionó el tumulto. Estaban viendo aldesangrado. Me aproximé con calma, pro-tegido por la muchedumbre. Poco a pocome abrí cancha y cuando al fin pude ver alvictimado me sorprendió que estuviera depie, intacto. Unas ancianas muy asustadasatendían su explicación: nada, no pasónada, señoras, no se preocupen, explicabael enganche, sacudiéndose la ropa. Fuesólo un villero que pasó corriendo comoloco y tropezó conmigo. Sólo me sacó elaire, ya estoy bien. Cuando me alejé delmitote pensé que aquellos tipos habían na-cido en el Distrito Federal, no en BuenosAires. Esa fue para mí, en aquel instante,la única explicación racional ante tamañapicardía, mi doble bautizo de forastero enel mundo de la malicia criolla.

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un billete de cincuenta verdes. Vi a unoscentímetros el gesto ansioso del mucha-cho, la gran espinilla que ornaba su narizy el pelo seboso cayéndole en la frente. Latarde ya pardeaba y en un segundo irrum-pió la oscuridad como un presagio. Nosapostamos a veinte metros del lugar. Alláestaba el hombre y vimos que otro idiotacayó en su marranera. Veinte minutosdespués, el enganche entró al lupanar ycasi de inmediato salió con una especie deportafolios en la mano. Allí va, dijo miempleado. Vi que se tocó el bolsillo sólopara hacer una leve caricia a su facón. Va-mos detrás de él. Usted no se aparte mu-cho de mí, camine cerca para que vea biencómo lo arreglo al chorro de la puerta.Luego correré hacia usted, prepare la gui-ta, me la da y rapidito cada quien para sucueva. Okay, eso haré, le dije, ya con el co-razón a todo tren. Seguimos al tipo y enuna esquina oscurísima, muy cerca de Pe-rón, noté que mi matoncito encarrerabacomo toro y de un manotazo le dejaba iren el vientre �hasta el mango, como escri-bió Cadícamo� el facón asesino a nuestrohombre. El tipo se dobló de golpe y allíquedó enconchado, inmóvil. El mucha-

res Daniel Sada, Hernán Lara Zavalay Ana Clavel. Este concurso lo con-voca el Instituto Nacional de BellasArtes a través de la Casa de la Cultu-ra de San Luis Potosí. Según el dic-tamen del INBA, «Después de haceruna valoración crítica de los 113 tra-bajos presentados, los miembros deljurado determinaron otorgar por una-nimidad el premio a la obra LeyendaMorgan que fue entregada bajo elseudónimo 18 Brumario». Añade queel premio «se otorgó por considerarque se trata de un libro orgánico ynotablemente estructurado a partirde cuatro cuentos escritos con una

prosa ágil, paródica y humorísticaque contribuye a la innovación delgénero al incorporarse la estética dela novela negra y del cómic a la tra-dición cuentística mexicana».

En los tres casos, el escritor la-gunero se hizo acreedor a la ediciónde las obras ganadoras, diploma ymonto en metálico. Jaime MuñozVargas (Gómez Palacio, Durango,1964) es escritor, maestro, periodis-ta y editor, trabaja para el ArchivoHistórico UIA Laguna, ha publicadoEl principio del terror (novela, 1998;primera reimpresión, 2004), Juegosde amor y malquerencia (novela,

2003), Pálpito de la sierra tarahuma-ra (poesía, 1997), Filius (poesía,1997) El augurio de la lumbre (cuen-to, 1989), Tientos y mediciones (pe-riodismo, 2004), Miscelánea de pro-ductos textuales (periodismo, 2005,e-book) y Guillermo González Ca-marena, habitante del futuro (biogra-fía para niños, 2005). Ha ganado elPremio Nacional de Narrativa Joven(1989), el Premio Nacional de Nove-la Jorge Ibargüengoitia (2001) y fuefinalista en el Concurso Nacional deNovela Joaquín Mortiz 1998. MuñozVargas es maestro fundador de laEscuela de Escritores de La Laguna.

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Tú nunca has visto el modo en que tu ca-bello cae por la frente y se desparramapor tus hombros abajo, desnudos y olo-rosos; tú nunca te has olido cuando re-gresas a casa y has pasado todo el día co-rriendo de una preocupación a otra y tupiel las registra mejor que tu memoria yen mí nacen ganas de borrarte a besos elsudor; tú nunca has estado sentada fren-te a ti, con las piernas cruzadas y la faldanegra deslizándose desde la rodilla hastamedio muslo, mostrando las posibilida-des del placer; tú nunca has visto cómose eriza el menudo vello de tu rostro, có-mo lo inunda el diminuto pantano de tutranspiración ni cómo baja por el cuelloel rubor y se te ahoga en el pecho; túnunca te has dejado caer accidentalmen-te �o con un propósito ciego� tu manosobre mi entrepierna y has despertadosueños que dormida jamás tendrías; túnunca has recargado contra ti tu espalda,ni has sentido cómo vibra tu vestido enotros cuerpos, en mi cuerpo; tú nuncahas visto la línea de tu perfume ni lo hasseguido como rastro donde yace la fertili-dad; tú nunca has visto el brillo de tusojos cuando me dices que me quieres ni

JESÚS GERARDO SEGURA MEDINA

Profesor y egresado de la licenciaturaen Filosofía por la UANL. Crítico decine por la UIA ciudad de México, licen-ciado en Letras Españolas por la UAde C y diplomado en Análisis Políticoy Administración Municipal y en Le-tras Modernas por el Centro de Exten-sión Saltillo de la UIA Torreón. Ha sidoConsejero del periódico Palabra, delGrupo Reforma, maestro, investigadory funcionario en diferentes centros deenseñanza media y superior; coordina-dor de la red altexto�ANUIES región no-reste. En el Gobierno de Coahuila hadesempeñado diversos cargos. Actual-mente es coordinador de la Unidad deCrónica y Memoria del Despacho deRectoría y coordinador editorial de lacolección Siglo XX. Escritores coahui-lenses de la UA de C, consejero edito-rial del ICOCULT y editor independien-te. Ha publicado Poemas y otras yerbas,Imágenes, Introducción al materialismo eró-tico y Los Gladiadores (poesía) e Historiasde la Historia, Todos somos culpables, Que-haceres cotidianos de Coahuila, Yo siempreestoy esperando que los muertos se levanten,Nadie sueña, Coahuila Hoy y el cuartotomo de la colección Signos para lamemoria, Los mejores cuentos policíacosmexicanos (narrativa e investigación).Entre otros ha sido distinguido con lospremios «Julio Torri» de cuento (ICO-CULT) y Nacional de narrativa erótica(El Correo Chuan, Monterrey).

Tú,

Gerardo Segura

has percibido los mil tornasoles de tuspupilas cuando te excitas, cuando te eno-jas, cuando amaneces con la mirada enlos ojos pidiéndome un beso, aunque nome permitas dártelo porque no te has la-vado ni el cabello está en su sitio y sientesque tus pies necesitan estirarse; tú nuncahas visto la palidez de tu piel cuando den-tro de ti vuela una sombra de duda sicrees que pienso en otra mientras piensoen ti; tú nunca has probado el sabor in-terno de tus labios a medianoche ni des-pués de comer ni cuando presionas contu mano la mía o limitas mi pierna contu rodilla ni sabes las evocaciones quedespiertas; tú no tienes mis ojos porquetienes los tuyos y con ellos me ves y nopuedes verte con los míos y nunca podrásentender por qué mis ojos los envidiancómo los envidian; tú nunca te has toca-do la entrepierna ni le has sacado la vuel-ta a la orilla de la pantaleta porque des-pués de aquella frontera inicia un territo-rio del que no hay salvación; tú no hasadvertido como yo, que la parte interiorde tus piernas es más suave, más tersa,más sedosa que la piel de la parte exte-rior; tu nunca te has preguntado �vién-

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que nunca

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dote como te veo y como no te ves�, porqué tu cadera es tan amplia y tu cinturatan estrecha que me hacen recordar elbamboleo de las palmeras, que no co-nozco; tú nunca te has visto de perfil yno sabes cómo se levanta tu labio supe-rior si pronuncias la Ñ ni cómo se estiray repliega la punta de la nariz con las con-sonantes, pero con ninguna vocal ni có-mo se plisa la boca si me envías un besotronado a través del espejo desde dondeme estás viendo que te veo; tú nunca tehas escuchado decir te amo y no puedesdiferenciar tus distintas entonaciones, elmovimiento flotante de tu lengua, cómomuerdes el aliento que muere en la últi-ma sílaba; tú nunca te has inclinado tansobre ti misma que te beses el orificio delombligo y suerbas la gota de vino, los ve-llos del mango, tu humedad; tú nuncate has besado tus pies ni los vericuetosde tus entrededos ni el empeine ni lasrodillas ni te has acariciado la cintura jus-to en el nacimiento de la espalda, o ensu final ni jamás besas tu nuca ni suspi-ras por sobre tu cuello y por eso no co-noces tu cuerpo como lo conozco yo.

Por qué, entonces, te extraña que ano-che te amara.

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La manera de mirar parece responder a lapregunta por su actividad: debe ser algunaen la que necesariamente haya de emitirseuna opinión. Con ya casi cuatro décadashaciendo caricatura política Bulmaro Cas-tellanos Magú, es uno de los moneros demayor impacto en el periodismo mexica-no. Desde su esquina en La Jornada ha he-cho reír y pensar, atrayéndose aplausos yrechiflas, pero fundamentalmente, su la-bor le ha permitido cumplir con aquelloque considera primordial en un buen mo-nero: hacer política con humor.

En el marco de la Feria del Libro orga-nizada por la Universidad IberoamericanaLaguna, platicamos con Magú. Aquí algu-nos fragmentos de esa conversación.

�Magú, ¿qué es el periodismo para ti?�Es una actividad cuyo peso radica en

la responsabilidad que significa el trabajode difundir lo que está pasando en el en-torno mientras la gente acude a sus activi-dades. Los medios a través de la voz, el tex-to, las fotografías y las caricaturas informa-mos al ciudadano común y corriente loque acontece mientras ellos realizan susactiviades.

Desarrollamos la charla en las entrañasdel viejo Torreón, ese cuadro ahora pinta-do por el alo de descuido y caos tan carac-terístico de ciertos sectores de los centros

JOSÉ EDGAR SALINAS URIBE

Buenavista, Municipio de EpitacioHuerta, Michoacán, 1974. Ha he-cho estudios de economía, filosofía,ciencias sociales y teología, y de pos-grado en desarrollo regional y go-bernabilidad. Es autor de Memoria yrecuerdo: micro historia de Ayotitlán ycolaboró en las antologías Hoy no sefía. Ganó el primer lugar en los cer-támenes de ensayo Agustín de Espi-nosa, SJ y Padre Arrupe «Ser hom-bre y mujeres para los demás», en2001 y 2002, respectivamente, am-bos convocados por la UIA Laguna através de la revista Acequias. Actual-mente se desempeña como directorde Acción Comunitaria del Ayunta-miento de Torreón, Coahuila y co-labora en el campo estratégico dePobreza y Exclusión del SUJ por laUIA Laguna.

desde el Gota de UvaJosé Edgar Salinas Uribe

Con Magú

históricos de muchas ciudades de Mé-xico;nos ubicamos en el sector Alianza, acom-pañados por el sonido de un acordeón y elagresivo color verde de La Gota de Uva,bar de antología en esta ciudad.

�Los tuyos son muchos años de labor perio-dística y ha sido inevitable el encuentro con elpoder, ¿cómo se debe plantear la relación entreperiodismo y poder público?

�Me parece que el primer requisito esque el periodista sea una persona confiablepara la sociedad. Sin embargo, la relacióncon el poder no es estrictamente necesaria,ésa es un falsa premisa, pensar que para te-ner elementos seguros y ciertos el periodis-ta debería aceptar la versión de los gobier-nos. No se trata de no conocer lo que dicela gente del gobierno, sino simplemente decontar con su versión de los hechos aligual que es imprediscible conocer la ver-sión de todas las partes. Creo que para elperiodismo no es sana una relación estre-cha con el poder, porque uno tiene mu-chas maneras de obtener información másallá de la voz del político, ya que general-mente el político busca al periodista paraconvencerlo de que tiene la razón. Mien-tras menor sea este contacto el periodistapodrá ejercer su trabajo más libremente.

�Hay recursos públicos que los gobiernos es-tán autorizados a utilizar para la difusión, pro-

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moción e imagen de su actividad. ¿Cómo debe-rían manejarse tales recursos, tomando encuenta que su origen es público? ¿Hasta dóndepermitir los niveles de discreción para la asig-nación a medios?

�En los tiempos en que el PRI gobernóeste país el problema mayor que teníamosno era nada más ser gobernados por esepartido, sino que su forma de gobierno semanifestaba en muchísimos espacios de lavida de los mexicanos, uno de ellos era laprensa. La prensa siempre vivió más quede cumplir la función social de informar-nos, con el trabajo de hacerle el trabajo algobierno; es decir, le comunicaba a la so-ciedad lo que el gobierno quería, o seaque nos mentía el gobierno y también laprensa. Teníamos una prensa que vivía denuestros impuestos y nos mentía acercade esos mismos impuestos. El gobierno si-gue teniendo discreción en el manejo delos recursos para la difusión. Mandan pa-gar su difusión en aquellos medios de co-municación que son amables con ellos,que les son afines. Los recursos que pro-vienen de los impuestos son utilizadospara dárselos a los medios que no cuestio-nan las acciones de gobierno que debencuestionarse, y que por el contrario, loalaban y apoyan hasta en aquello que nodebería alabarse, y ahí hay un uso indebi-do del dinero. Debería plantearse por par-te de los periodistas la necesidad de regla-mentar la forma en que el gobierno em-plea los recursos para la información, di-vulgación y promoción, porque de no serasí, los medios que quieran decir la ver-dad están destinados a desaparecer, y esoes evidentemente antidemocrático.

La charla queda por momentos salpi-cada por comentarios en torno al lugardonde nos encontramos y algunas pre-guntas sobre el carácter lagunero de losparroquianos. Una persona se acerca aofrecer un reloj que dice es original, des-pués una señora con una canasta repletade dulces �y seguramente con una vidallena de necesidades� ofrece cacahuates

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y pistaches a la concurrencia� vuelvo alas preguntas.

�Tus cartones son en blanco y negro, ¿esasí como ves la realidad, en blanco y negro?

�La realidad es una gama de colores ycreo que el monero, y cualquier otro quehaga política en la prensa, debe conside-rar esto. Las cosas no son blancas y ne-gras. Nuestra labor como periodistas noes amarrar navajas, sino decirle a la genteque hay claroscuros, grises, colores. Nonecesariamente lo que hoy es blanco loserá siempre. Hay que criticar al podercuando falla, sea de izquierda o derecha.

Responde con vehemencia y gestosejercitados en años de militancia en la iz-quierda política, mira alrededor y clavasus ojos en un viejo que se encuentra ados mesas de la nuestra, y que parece co-mo suspendido en el recuerdo, quizá vien-do imágenes de su vida ahora marcadapor gruesos surcos en su cara desgastada,al cabo de un rato volvió al presente, de-jó dinero sobre la mesa, recogió su cachu-cha del Santos Laguna y abandonó el lu-gar. Nosotros regresamos a la charla.

� Magú, ¿el monero es un articulista, uncrítico o un político?

�Un monero es un humorista. Losmoneros traducen la política con humor.Su requisito fundamental es tener hu-mor para asumir la responsabilidad pro-fesional de estar informando. Debe exis-tir también una idea política: qué te gus-ta y qué no te gusta del mundo. Una bue-na caricatura es una expresión humorísti-ca que contiene opinión política; el car-tón perfecto tiene humor, crítica, inten-ción política y buen dibujo.

Seguimos conversando. Preguntóacerca de los orígenes de Torreón, de susactividades actuales. Caminamos por laAlianza, a él le gusta recorrer esa otracara de las ciudades, según me dijo. Pocoantes de que el sol se ocultara detrás delcerro de la Cruz, dejamos esa zona y vol-vimos al Torreón de los ocho carriles.

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«Nos falta sentir el contacto de alguien,así que chocamos contra otros sólo parasentir algo». Con esta frase de una con-versación entre policías inicia Alto impac-to (Crash, de Paul Haggis, 2004). La pare-ja de policías, él afroamericano y ella lati-na, se dirigen al lugar de un accidente enla carretera, en la periferia de Los Ánge-les. Lo que como espectadores vamos asentir durante toda la película, rebasa loque cualquier cinta norteamericana nostiene acostumbrados a experimentar. Ca-da pequeña secuencia nos va haciendotransitar del dolor a la compasión, de larabia a la vergüenza, de la indignación ala tristeza. El lugar de las sensaciones yde la historia es la ciudad de Los Ánge-les, microcosmos de nuestro mundo dehoy, similar a cualquier otra ciudad delplaneta, mezcla de razas, idiomas, religio-nes y culturas, creencias, que en vez deunirse, chocan entre sí, se agreden, se hu-millan, se separan, se quedan solas, comoun nuevo Babel.

Los personajes principales de Crashson dos policías blancos uniformados, pe-ro también uno afroamericano; un matri-monio blanco acomodado y prejuiciado,otro de raza negra y uno más de corea-nos; un joven trabajador méxico�norte-americano y otro hombre mayor iraní;

(Crash)Luis García Orso, SJ

Afrontar el contactoAlto impacto

dos chicos afroamericanos que parecenestudiantes universitarios y en realidadson ladrones de coches; dos ancianos su-midos por igual en la enfermedad, sin im-portar el color de la piel. El accidente queinaugura el filme hace que estas vidas seentrecrucen, choquen y se repelan, en unalto impacto, para al fin rendirse en laidéntica contradicción de la condiciónhumana, donde no caben las diferencias:todos criaturas, todos frágiles, igualmen-te quebradizos, igualmente pecadores.

La película recuerda y se asemeja a otrasdos excelentes historias de vidas que tam-bién chocan y se cruzan: Short cuts (Vidascruzadas) del maestro Robert Altman yMagnolia, de Paul Thomas Anderson. Altoimpacto (Crash) es la primera cinta de PaulHaggis, guionista de exitosas series dra-máticas de televisión y de la no menosimpactante Million dollar baby, dirigidapor otro maestro, Clint Eastwood, la cualvimos este año. Haggis reúne a un repar-to de rostros muy conocidos del cine nor-teamericano a los que les renueva su fuer-za de interpretación: Don Cheadle, San-dra Bullock, Matt Dillon, Ryan Phillippe,Thandie Newton y Brendan Fraser.

«Todos los días despierto enojada, yno sé por qué», afirma una Sandra Bu-llock muy distinta a la que conocemos en

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LUIS GARCÍA ORSO, SJ

Doctor en teología por la Facultad deBarcelona, profesor de Teología en laUIA ciudad de México y en la Univer-sidad Pontificia, presidente del SIGNIS

(Asociación Católica Mundial para laComunicación) en nuestro país. Hapublicado varios libros y múltiples ar-tículos referentes al cine.

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los papeles de comedia fácil a que nostiene acostumbrados. Lo impresionantede Crash es que nos hace tocar, oler, sen-tir, probar el enojo, la rabia, en todos losambientes, en cualquier personaje, en unomismo. Así, a lo largo de la experienciafílmica, cada quien se va descubriendo yavergonzando de la sociedad que hemosconstruido y destruido, basada en prejui-cios, racismo, intolerancia y violencia, entodos los campos de la vida. Pero el di-rector, muy sutilmente nos revela cuántode miedos, de heridas, de miseria, se haacumulado en el corazón humano detrásde esta conducta. Paul Haggis nos haceavergonzarnos frente al espejo, nos de-nuncia y nos interpela como un profetade este siglo. Y al igual que Ignacio deLoyola en la contemplación de la Encar-nación, no puede uno menos que supli-car la redención de ésta, nuestra abatidahumanidad, «en tanta diversidad, así entrajes como en gestos, unos blancos yotros negros, unos llorando y otros rien-do, unos sanos y otros enfermos, unosnaciendo y otros muriendo» (Ejercicios Es-pirituales, n. 106).

En la conclusión de la película nievasobre la ciudad de Los Ángeles, algo depor sí extraordinario. La nieve que caeesa noche de diciembre, cercana ya a laNavidad, nos hace visible la gracia de laencarnación del Hijo de Dios que asumenuestra propia condición humana frágil ypecadora. Entonces, en medio de algotan pequeño y ordinario como el naci-miento de un niño, está sucediendo lomás extraordinario y gratuito; igual queocurre en la cinta: el policía fuerte quese vuelve débil para sostener a su padreenfermo o para arriesgar su vida por otro,la niña que salva de la muerte a su papá,la mujer que descubre en la otra ignora-da por ella a su mejor amiga y la abraza.La nieve sobre la ciudad sana, como unabrazo.

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El ruido de los niños lo despertó. Lenta-mente levantó su cabeza de entre sus ro-dillas y empezó a mirar a su alrededor. Tra-jineras, lirios, unos niños jugando delotro lado del río. José se limpió el rostroy lanzó un profundo bostezo. El silenciode este lugar, sólo interrumpido por elsonido de la corriente y el salto ocasionalde algún pez, siempre lo relajaba.

Aun con el gusto que le había provo-cado su sueño, se limitó a sonreír y a esti-rar sus extremidades, y dándose un masa-je en el cuello, giró la cabeza. Al echarlahacia atrás, vio que la cara de Pedro, al re-vés, le sonreía. «Todavía no es de noche ytú ya andas dormido», le dijo Pedro mien-tras se sentaba a su lado. «¿Hace cuántoestabas ahí?», le preguntabó José mien-tras daba el último estirón a su cuerpo.«Acabo de llegar», respondió Pedro des-viando la mirada. Ambos estaban senta-dos en dirección hacia el río. José metiósus pies descalzos al agua y apoyándoseen sus manos, se recargó hacia atrás. Unaposición incómoda, pues los escaloneseran de concreto, haciendo difícil encon-trar una buena postura. José empezó a re-cordar cuando su padre los hizo. Habíanpasado sólo un par de años desde enton-ces, el mismo año en que José cumplió

de los liriosDiego Iván Pérez

El silencio

trece, y los escalones ya estaban deshe-chos, en buena parte debido a la hume-dad del río.

«¡Hey, te estoy hablando!», le dijo Pe-dro mientras le propinaba un ligero gol-pe en la espalda. José despertó de su via-je al pasado y dirigió la mirada a su me-jor amigo. «Perdón, creo que sigo algo dor-mido», le respondió, esbozando una lige-ra sonrisa. «Está bien, no era nada impor-tante», y enseguida Pedro apoyó su brazosobre su rodilla y utilizando la mano co-mo base, colocó su cabeza. Su mirada seposó en una trajinera llena de turistas.«Debe ser la última de esta ronda», pensóen voz alta Pedro, «en unas horas vienenmás». «Si», asintió José al tiempo que giróla cabeza para ver a Pedro.

En ese momento se despertó por com-pleto. Una sensación extraña recorrió sucuerpo. Una mezcla de ansia, nerviosis-mo y felicidad. Bajó la mirada y clavándo-la en el último escalón, sonrió y no pue-do evitar soltar una leve risa nerviosa.

«¿De qué te ríes?», le preguntó Pedro,dejando escapar también una risa de igualmagnitud. Moviendo tímidamente las ma-nos, José respondió un «no, de nada». En-tonces sintió cómo la mano de Pedro lotomaba de la barbilla y lo hacía voltear

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DIEGO IVÁN PÉREZ

Estudiamte de segundo semestre de laLicenciatura en Comunicación, parti-cipa en los talleres de Teatro y Litera-tura en la UIA Laguna.

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hacía él:. «Ya, dime», pero José no podíaresponder. Sentía la mirada fija, aunquecomprensiva, de su amigo, y no podía de-jar de sonreír. Veía cómo Pedro dibujabaun gesto de desinterés y también lo escu-chó decir un «bueno, como quieras», yluego lo soltó.

«Los lirios crecieron demasiado, hayque cortarlos porque luego las trajinerasse atascan. Ya ves como es de problemáti-ca esa planta», continúo diciendo Pedro.Riendo, José respondió «sí, me acuerdocuando te atoraste aquella vez. Nos disteun susto, casi te ahogabas». «Pues era enserio, esos lirios son muy peligrosos y yaves que soy un pésimo nadador», respon-dió Pedro, sonriendo.

Pasó otra trajinera, abordada por do-ña Lupe y su esposo. Ella vio a los mu-chachos y los saludó desde su pequeñabarca. Levantándose le preguntaron: «¿Yase va, Lupe?». «Ya mijos, ya terminó la ron-da y no va a haber negocio, ya ven queparece que el río se muere a estas horas».Ambos chicos se despidieron de la mujery se volvieron a sentar, quedando más cer-ca el uno del otro que antes.

Por el movimiento, la mano de Pedrorozó con la de José. Él se dio cuenta y sin-tió cómo el nerviosismo regresaba. Fin-giendo acomodarse en los duros escalo-nes, José tocó suavemente la mano de Pe-dro y no pudo evitar sonreír de nuevo.«¿Y ahora?, ¿de qué te ríes?». José rápida-mente movió la mano e intentó ocultarel miedo repentino que lo invadía, volteóla cabeza para no ver a su amigo y tratóde parecer natural. «Estás muy raro hoy,creo que no te hace bien quedarte dormi-do aquí afuera». José continuó sin respon-der. «Bueno, entonces creo que quieresestar solo, nos vemos», Pedro se levantó yse disponía a partir, pero José, con unsorpresivo movimiento, lo tomó de lamano y le dijo «no te vayas».

Sentándose de nuevo, Pedro le dijo«muy bien, entonces dime qué pasa, últi-mamente has estado muy raro conmigo».

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«No va a pasar, José». Y ahí terminó, nodijo más. Pedro quitó fríamente las ma-nos de José y se levantó. José, aún senta-do, no podía recuperarse de lo que esta-ba viendo. ¿Qué debía pensar o hacer?Viendo marchar a Pedro, alcanzó a afe-rrarse de su pie y llorando le dijo «no medejes». Pedro soltó una lágrima y José laidentificó rápidamente. «¿Lo ves?, sienteslo mismo, quédate aquí conmigo, no medejes, por favor». Pedro le gritó «¡cállate!,déjame en paz» y no pudo evitar que otralágrima surgiera. Intentó liberar su pie dela mano de José, pataleando y moviéndo-se, pero perdió el equilibrio. Entonces res-baló y su cara golpeó con el escalón de con-creto. La sangre le cubrió el rostro mien-tras seguía moviéndose y gritando sin con-trol. José, asustado, se quedó inmóvil. Sinadvertirlo, Pedro tropezó de nuevo y cayóal río, coloreándolo con un matiz rojizo.José comenzó a gritar también e intentóayudarlo, pero los rápidos movimientos,producto de la desesperación de Pedro,hacían imposible un rescate. A Pedro lefue inalcanzable la orilla, su mano resba-laba y su pie se atoró en los lirios. Lospulmones fueron llenándose de agua y sumovilidad haciéndose cada vez más débil.La vista se le nublaba y lo último que al-canzó a distinguir fue la mano extendidade José, que intentaba ayudarlo. José sequedó ahí, quieto, petrificado, rodeadodel silencio que lo había arrullado unosmomentos atras.

«Es que tienes razón, no me hace biendormirme aquí, me pongo a soñar entonterías», dijo José un poco más tran-quilo. «Bueno, siempre piensas tonte-rías», respondió en tono burlón. Por elcontrario, José permanecía serio, aparen-temente el comentario lo había herido.«Perdón», se disculpó Pedro agachandola cabeza. José esbozó una sonrisa y dijo«es como mi sueño». «¿Qué cosa?»; to-mando la mano de Pedro, José lanzó unprofundo suspiro.

El viento sopló como preámbulo aeste momento. Todo ese tiempo, todo elmiedo, toda la inseguridad se disolvió enel instante en que José dijo lo que habíaquerido decir desde hace tanto: «Me gus-tas, Pedro».

Silencio. José se sintió liberado al pro-nunciar esas tres palabras, pero otro sen-timiento llegó a ocupar su lugar. Era elmiedo. Miedo de ver que Pedro se habíaquedado estático, sin responder. Nadiese movía. El viento dejó de soplar y el ríodetuvo su curso. Los lirios que se arras-traban por el agua también se paraliza-ron. José no estaba seguro de cuánto tiem-po pasó, ¿eran minutos enteros o sólo se-gundos? Nadie hablaba. José por el mie-do y Pedro por la sorpresa que le causóescuchar esa realidad.

José comenzó a ponerse intranquilo,no sabía qué hacer, ¿había hecho mal?,¿se había equivocado? No lo sabía. Ya nosabía nada. Entonces Pedro vio con cari-ño directo a los ojos de José. El silenciose rompió con las palabras que pronun-ció: «ya lo sabía».

Inmediatamente José, dejando caersus lágrimas, se abrazó a Pedro, apretán-dolo fuerte, sin soltarlo. Sin embargo,José comenzó a sentirse extraño, algo an-daba mal. Estaba incómodo por algunarazón. Poco después se dio cuenta dequé era. Pedro no lo abrazaba ni mostrabasentimientos.

José, llorando, lo vio a la cara. La mi-rada de su amigo se tornó sentenciante.

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Miras indiferente por el agujero de lapistola. Desde este plano puedes ver elperímetro del tubo, y en su oscuridad,pretendes alcanzar los recuerdos, queconvertidos en un manojo de luciérna-gas, encandilan los instantes de rabiaque atravesaban tu vida cada noche, cuan-do ella se retorcía las manos, esperandoa que salieras de las crisis depresivas quete despertaban el instinto de fiera y con-ducían los dedos hacia el cuchillo, paratrazar sobre el brazo líneas de sangre, si-mulando agallas enrojecidas de algún pezmuerto, o incluso te empujaban a tirarlegolpes a las paredes y las puertas, causán-dote heridas superficiales en los nudi-llos, todo por la impotencia de contro-lar los celos.

Observas tu carne adherirse al metaldel arma. Colocas de tal forma el instru-mento en la mano hasta sentir que sonla misma cosa, combinación de elemen-tos que los conforman, para ser un solomaterial viscoso, un miembro transfor-mándose en otro para convertirse en par-te del mismo. Introduces el metal a la bo-ca y lo asientas sobre la lengua. Las imá-genes corren vertiginosas, indescifrables,a través de tu mirada en el vacío; tu men-te las genera: son una cascada arrastran-do el miedo que te inspira la ley y su te-rrible justicia, el dolor del cuerpo de ella

ADÁN ECHEVERRÍA

Mérida, Yucatán, 1975. Biólogo conMaestría en Producción Animal Tro-pical por la Universidad Autónomade Yucatán. Escritor de poesía ycuento, ha publicado los poemariosEl ropero del suicida y Delirios de hom-bre ave, y en los colectivos Litoral delrelámpago: imágenes y ficciones y Ven-turas, nubes y estridencias. Becario delPrograma «Alas y Raíces a los NiñosYucatecos» 2005 (proyecto Emilio ysus otras historias, narrativa escritapor niños) y del Fondo Nacionalpara la Cultura y las Artes (categoríaJóvenes Creadores, Novela, proyectoGeneración de Arena). Ha recibido va-rios premios en certamenes litera-rios, el más reciente es el Concursopara publicación de obra del Ayun-tamiento de Mérida por el libro decuentos Fuga de memorias.Colabora en diversas revistas impre-sas y electrónicas de varios estados delpáis y del extranjero. Integrante delCentro Yucateco de Escritores ycoordinador la Catarsis Literaria ElDrenaje, S.O.

ComienzoADÁN ECHEVERRÍA

precipitando lágrimas, que como un áci-do van desfigurando el rostro; no puedesaceptar que hayas sido tú el que causó esasheridas a la mujer que amas, indeleblesmarcas que sobrepasarán el tiempo; esadesfiguración que le impusiste. Y en el ca-lidoscopio de escenas que fabrica la mente,el cuerpo, carne flácida, inerte, de aqueltipo sin nombre, sin historia, con quienla encontraste. Ese animal que quiso atre-verse a tus dominios, que intentó aden-trarse para atrapar a tu hembra, y te hahecho convertirte en la imagen de furiaque atesoras.

No hay sonidos. Había, pero la con-centración sobre la mano que se transfor-ma, con lentitud, con decisión, te ha he-cho dejar de escuchar aquellos golpes di-minutos, angustiados gritos que esperanal otro lado de la puerta, afuera del cuar-to donde te escondes. Este cuarto ilumi-nado por ventanas amplias, con las pare-des repletas por las fotografías de ella con-tigo, los mismos muebles y los rinconesque te proporcionan paz: estás en casa.La luz filtra constante, y sobre los ojos,desboca el resplandor. Su calor te atravie-sa y los estertores de los músculos, el su-dor espeso que manaba de tus poros, pro-ducto de la huida, ceden. Todo está quie-to, sólo percibes el movimiento de tu ma-no recorriendo el arma. Lejos han queda-

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do el cadáver del amante y los trozos mar-cados del rostro de ella que tanto te gus-taba. Sabes que no hay otra salida y estásdecidido a comenzar de nuevo, a renacer.El sabor acre de la heladez del fierro haceque tu lengua recorra el cañón para ca-lentarlo. Co-mo si al pasar el proyectil latemperatura no fuera suficiente. El cere-bro lanza las últimas indicaciones almiembro mutado y se activa el gatillo.

Del otro lado de la puerta (tan peque-ña ahora) los gritos y los golpes arrecianhasta hacerla ceder. Las personas entranen estampida: unas con la cara descom-puesta por las lágrimas, otras con el ren-cor y el enojo palpitando en la frente. Ellaviene con ellos, afligida, con el rostro sinmarcas, limpio, sin sangre, ni huellas enla piel. Los contemplas a todos desde ca-da ángulo, desde todas partes. Intentascontener la luz que escapa de tus ojos, vi-sualizar las voces, enfocar sus manos. To-dos revolotean a tu alrededor. Los obser-vas precipitarse sobre el envase de tu cuer-po, como aves de rapiña, sacudirlo enbusca del brillo en tu mirada. Nadie per-manece alrededor. Las amplias ventanasde la habitación en que te refugiaste seabren con el viento. Eres ese vendaval deemociones que en espirales gira sobre tucadáver, preso ante la luz que filtra.

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En más de una ocasión hemos escuchadoque es todo un arte sobrevivir en este país,citando a Santiago Ramírez, de relacionesdifíciles, que no impiden el contacto, perosi lo enrarece. Dada la comunicación su-perflua y esquizoide, de doble vínculo omandato, que prevalece.

El arte al que hacemos referencia, Ro-dolfo Usigli lo llamó «gesticular», en suobra teatral El gesticulador, en la cual dacuenta de cómo un profesor universita-rio (César Rubio), en los años treinta, sehace pasar por su homónimo caudillo idea-lista de la Revolución a quien se le creíamuerto, con la finalidad de transformarsu llana vida y volver a hacer sus sueñosrealidad. Dicha obra relata las consecuen-cias de esta farsa.

Otros lo han llamado «uso de másca-ras», ya que en toda sociedad el ser huma-no asume un papel, una identidad o una«máscara» propicia, para vivir el contextosocial en turno. La información que po-seemos, aunada a la forma de vestir, ca-minar, hablar y callar, dice mucho de no-sotros; incluso la bioenergética afirma queel inconsciente es nuestro cuerpo que re-acciona y se va amoldando de una mane-ra particular, dependiendo de las expe-riencias pasadas, las cuales nos dejan unahuella mental y corporal. Existen algunosque asumen un comportamiento hones-

CÉSAR JOSUÉ ATIYEH.Licenciado en Comunicación porla UIA Laguna, institución en la quees profesor en el Diplomado dePerspectiva Integral de la Mujercon la materia Nuevas Relacionescon la Masculinidad y del Centrode Lenguas y Culturas con la asig-natura Taller de Expresión Oral yEscrita. Tallerista y actor de [email protected]

Un acercamiento profundo a lo superficialCésar Josué Atiyeh

Vivir de la apariencia,

to, sencillo, natural; afirmamos esto, por-que de una u otra manera somos capacesde percibir la verdad, ya que ésta se refle-ja con mayor fuerza. Las máscaras utiliza-das por este tipo de personas son lo sufi-cientemente diáfanas, para permitirles ju-gar sus respectivos roles dentro de las re-laciones de poder permitidas en la matrizsociocultural (como padres, madres, hijos,estudiantes, empleados, jefes, etcétera).

Lo difícil �y es aquí donde viene «elverdadero arte»� está en forjar una «más-cara exitosa» para quienes tienen comoprioridad la búsqueda del poder y del ple-no reconocimiento de sí mismos co-moconciencia de seguridad. Estas personasestán dispuestas a todo, menos a una cosasegún Jung: «conceder que valen menosde lo que piensan», principio que es elcaldo de cultivo propicio para el desarro-llo del sentimiento de inferioridad, don-de éste y la falsa idea de sí mismo, se dancon tal violencia, que se vuelve una neu-rosis funcional, lo cual ofrece como sali-da abandonar el terreno de la realidad pa-ra refugiarse en la ficción. Samuel Ramosapunta que el sentimiento de inferiori-dad aparece desde la niñez, debido a con-flictos y disposiciones afectivas, por loque se puede entender que estos rasgosse orientaran a compensar aquel senti-miento. Estos individuos son inconfun-

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¿un arte?

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dibles: sus actitudes tienden a dar la ilu-sión de una superioridad, puesto que sus-tituyen su ser auténtico por el de un per-sonaje ficticio. Viven pues en una menti-ra, de ahí que muchos de ellos sean mitó-manos y pedantes, ya que la pedantería esuna inadaptación consistente en un de-seo de superioridad intelectual que no co-rresponde con la realidad de su talento osu saber. Moliere los satiriza sorprenden-temente en comedias como El tartufo, Elmédico a palos y Las mujeres sabias. Sin em-bargo, en nuestro contexto social curiosae inentendiblemente, esta clase de perso-nas suelen tener bastante éxito con susfastuosas máscaras, al grado de que un au-tor como Michael Ende realizó un ma-nual de paradójicos consejos para artistasque desean salir del anonimato. En estaentrega presentamos una versión perso-nalizada, aumentada y adaptada con el tí-tulo «El arte de vivir de la apariencia», lacual tiene como destinatarios a todas aque-llas personas auténticas, que han experi-mentado más de una vez impotencia, y de-sean portar una «máscara de impacto» quelos lleve a la cumbre. El manual señala:

1. Vivimos en una sociedad cada vezmás frívola, que juzga con base en la apa-riencia personal, por eso, debes pensar entu imagen externa, que será la misma du-rante años; puedes vestir de manera extro-vertida, con cierto toque de originalidad,por ejemplo, utilizando vestimentas autóc-tonas con zapatos de vestir, gorros raros, otodas las prendas de un solo color. Todovale la pena, siempre y cuando muestres re-pugnancia, ya que esta sensación les dirá alos demás que eres digno de tomarse en se-rio, debido a que desprecias las convencio-nes burguesas y sobre todo, padeces en tupersona las miserias del mundo. Si recurresa esto, ten cuidado de que no te sorprendancomiendo en un restaurante lujoso, recuer-da que aunque por dentro desees ardiente-mente ser un pequeño burgués, al exteriordebes mostrar lo contrario, es difícil, peroun poco más de frustración no hace daño.

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2. Si elegiste fabricar una imagen bur-gués�intelectual, con traje o ropa de ves-tir, debes, como mínimo, manejar un co-che regular, que no sea ONAPAFA. Además,has de cuidar que no te sorprendan va-gando por la noche en la avenida More-los o embriagándote en el Gota de Uva.Sé coherente.

3. Procura ir a misa los domingos, y site es posible a diario, haz que todos te vean,para que te consideren creyente, con elloganarás la confianza de los demás, evitan-do los cuestionamientos sobre tu proce-der ético y moral.

4. Sé relativamente pródigo cuando ex-pliques tu propósito en la vida: más im-portante que lo que hagas, son los argu-mentos que aportes, no ves que sólo acer-ca de ellos discutirán los demás. Tus dis-cursos deben ser breves y manejables, paraque los puedas emitir en lapsos de cincominutos ante tus compañeros o directi-vos; esos cinco minutos deben definirclaramente tu filosofía.

5. La calidad de tu discurso debe re-basar el entendimiento del burgués me-dianamente culto: entre menos te com-prendan, más te respetarán; no seas tanclaro, ya que si logran entenderte pensa-rán que no eres importante y perderáscredibilidad, se trata de la ley de las com-pensaciones: «Haces como que sabes, ha-cen como que comprenden», es un bino-mio importantísimo para la sobrevivenciaen nuestro país, además, con ello desarro-llarás una manipulación verbal efectiva.

6. Tu vocabulario debe intimidar, paraconseguir este requisito es necesario quecompres un diccionario de sinónimos yantónimos, y menciones como mínimotodos los días, tres términos diferentespara cada palabra. Adquiere regularmen-te la revista Muy interesante y a-préndetelas frases de las grandes personalidadesque ahí se consignan. También lee lascontraportadas de los libros de recientepublicación, y presume de todo ello encualquier espacio público.

7. Cuida el tono y énfasis que pon-drás a tu voz al hablar: es importante queprocures impostarla, y hacer una serie depausas entre frase y frase, esto dará la im-presión de que en tu mente buscas unaidea entendible para tu receptor; de igualmanera utiliza verbos de alcance genéricoen infinitivo, como desarrollar, compren-der, analizar, apreciar, etcétera, éstos con-tribuirán a que adviertan tu preocupa-ción por alcanzar determinados objetivos.

8. En cuanto a la seguridad, un viejoadagio dice que te sientas seguro �aun-que hables puras tonterías� y te creerán,sobre todo si utilizas frases «domingue-ras» para explicarte, a pesar de que pier-das el fondo del contenido de tu idea, re-cuerda que lo importante es la forma, alfinal de cuentas la mayoría no desea apren-der. Si no comprenden, no admitirán suignorancia ante ti, y si te encuentras conalguien que la admita, no es normal; esseguro que no tardarán en cesarlo.

9. Cuando detectes personas contesta-tarias, huye de ellas, te pueden delatar;aunque si lo hacen, no debes preocupar-te, ellos o ellas, con su apariencia, no im-pactarán ni a directivos ni a público algu-no. Pero por si acaso, recurre a la difama-ción, dí que son amargadas, frustradas yenvidiosas, recuerda que tú tienes másimagen que ellas.10. Fabrica un currículum vitae de impac-to: inventa todos los cursos y diplomadoshabidos y por haber, y si puedes, hasta unamaestría, no hay problema, es para unacausa noble, esto te abrirá las puertas, na-die se ocupará en revelar la verdad, la aten-ción está en la política, y si de casualidadalguien lo hace, miente, a fin de cuentas lamentira es la práctica del disimulo y de lademagogia en cualquier ambiente social,no te sientas mal por hacerlo, si te afecta,libérate culpando al sistema.

Espero que estos puntos contribuyána tu superación personal, sólo manténpresente que nada es eterno: cuando laimagen ficticia caiga, será para siempre.

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Acequias es una revista interdisciplinaria que aparece cuatro veces al año, paralela alas estaciones: en primavera (marzo), verano (junio), otoño (septiembre) e invierno(diciembre); editada por la Vicerrectoría Educativa y dirigida, sobre todo, a la comu-nidad que integra la UIA Torreón.

Se llama Acequias porque es una palabra con la cual se identifica la atmósferaagrícola de La Laguna, porque remite a la feracidad del agua vertida en el desierto y,además, porque este vocablo sugiere, entre sus grafías interiores, las siglas de la UIA:acequias.

Su distribución es gratuita para los alumnos, empleados y profesores de la Uni-versidad.

Si eres alumno o ex alumno de cualquier programa académico, personal acadé-mico de tiempo o asignatura, personal administrativo o de servicio, miembro deasociaciones vinculadas con la Universidad o amigo de la UIA, Acequias te invita acolaborar con ensayos, artículos, entrevistas, crónicas, reseñas de libros, textos decreación literaria, dibujos, historietas o caricaturas. Tomando en cuenta la diver-sidad de lectores a la que está dirigida la revista, habrás de evitar el lenguaje muyespecializado, así como la excesiva acumulación de datos o referencias eruditos. Lostextos deberán estar escritos de manera clara, sencilla y bien estructurada. Te sugeri-mos considerar la fecha de salida del siguiente número al elegir tu tema.

La extensión de las colaboraciones es de dos a cuatro cuartillas a doble espacio:se recomienda que el tamaño de la letra fluctúe entre 12 y 14 puntos. Los colabo-radores deberán entregar el original impreso y su versión en disquete (que serádevuelto luego de copiar el archivo correspondiente).

Los textos deberán ir acompañados, en hoja por separado, de la siguiente infor-mación:

� Nombre del autor� Dirección y teléfono� Área de trabajo, estudio o relación con la UIA

� Brevísimas referencias curriculares� Autorización para agregar dirección electrónica en la ficha de autor

El Comité Editorial, sin conocer el nombre y procedencia del autor, determinarála inclusión de los materiales recibidos dentro de la revista según criterios de calidad,oportunidad, extensión y cupo. Los artículos que así lo requieran, recibirán correc-ción de estilo. Debido a la gran cantidad de textos candidatos a publicarse elComité Editorial no asume la tarea de emitir sus dictámenes a los autores porninguna vía.

Los materiales propuestos para su publicación deberán ser entregados o envia-dos al Centro de Difusión Editorial de la UIA Torreón. También pueden entregarsedirectamente al editor o enviarse a la dirección electrónica

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La fecha de cierre del número 33 de Acequias será el 10 de agosto de 2005

Invitación a colaborar