construcción de las otredades en los medios masivos de comunicación

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Construcción de las otredades en los medios masivos de comunicación Los medios masivos de comunicación, tienen un papel relevante en la nueva “constr otredades” de la globalización, sirven a un conjunto de ideas y concepciones que la ideología del poder global que señala a los que se debe excluir !nte el p"blico consumidor crean visiones sesgadas de la realidad que construyen dualizan entre un “enemigo demonizado” #y valga la terminología para generar inte bíblica y con el pensamiento religioso internalizado en la población$ del mo actual, como punto de partida para su señalamiento y posterior exclusión, y el re incluidos “normales y civilizados” %odo para justi&icar un estado de i control social y por ende la represión creciente, pero a partir de su consenso so La recon&iguración del discurso autoritario y el incremento de los dispositivos d en di&erentes es&eras de la vida social, genera un discurso que engendra su propi a sí mismo como de la certidumbre 'e alimenta del miedo #al otro especialmente$, contribuye a erosionar el vínculo social, y se generan mecanismos para convertir #especialmente de los sectores populares$ en sus destinatarios #(eguillo, )**+$ Los medios de masivos de comunicación, como productores de sentido, crean lenguaj in&luyen en los mundos íntimos, conciben modas, estilos de comportamiento, usos y onstruyen un espacio cultural de comunicación para censurar y-o ponderar sobreque es lo supuestamente bueno y que es lo supuestamente malo, pero como &ormas absolutas, g vez potenciando, los consensos necesarios para que los intereses hegemón ocupen un lugar preponderante dentro de las es&eras de lo cotidiano, operando sobre la eventos sociales a partir de representaciones de modelos personales para los actores sociales colectivos #.an /ij0 )**+1 23+$ /e esta manera, designan roles y maneras de per tiempo que promueven im4genes sociales de acuerdo a intereses de los grupos econó de los que &orman parte y que quieren de&ender 5sto lo hacen a partir de la cons arquetipos que se utilizan para crear realidad y, por tanto, debemos obviar de in las &echas, las ci&ras, todo lo que #es$ una historia verdadera quiere colocarnos cultural para la construcción de la di&erencia #6$ Lo ideológico no es hacer ide nuestro p"blico im4genes negativas implícitas para variar la opinión del video7oy )**91 29733$

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Trata sobre las operaciones que realizan los medios masivos de comunicación para construir la figura de un otro a controlar

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Construccin de las otredades en los medios masivos de comunicacinLos medios masivos de comunicacin, tienen un papel relevante en la nueva construccin de las otredades de la globalizacin, sirven a un conjunto de ideas y concepciones que se han convertido en la ideologa del poder global que seala a los que se debe excluir.Ante el pblico consumidor crean visiones sesgadas de la realidad que construyen y a la vez la dualizan entre un enemigo demonizado (y valga la terminologa para generar interaccin con la idea bblica y con el pensamiento religioso internalizado en la poblacin) del modelo de vida occidental actual, como punto de partida para su sealamiento y posterior exclusin, y el resto de los ciudadanos incluidos normales y civilizados. Todo para justificar un estado de inseguridad que impulsa el control social y por ende la represin creciente, pero a partir de su consenso social. La reconfiguracin del discurso autoritario y el incremento de los dispositivos de vigilancia y control en diferentes esferas de la vida social, genera un discurso que engendra su propio orden y que se ofrece a s mismo como de la certidumbre. Se alimenta del miedo (al otro especialmente), de la duda y contribuye a erosionar el vnculo social, y se generan mecanismos para convertir a los jvenes (especialmente de los sectores populares) en sus destinatarios. (Reguillo, 1997). Los medios de masivos de comunicacin, comoproductores de sentido, crean lenguajes y discursos, influyen en los mundos ntimos, conciben modas, estilos de comportamiento, usos y costumbres. Construyen un espacio cultural de comunicacin para censurar y/o ponderar sobre que es lo supuestamente bueno y que es lo supuestamente malo, pero como formas absolutas, generando, y a la vez potenciando, los consensos necesarios para que los intereses hegemnicosocupen un lugar preponderante dentro de las esferas de lo cotidiano, operando sobre las opiniones en cuanto a los eventos sociales a partir de representaciones de modelos personales para los actores sociales colectivos. (Van Dijk 1997: 237). De esta manera, designan roles y maneras de percibir el mundo, al tiempo que promueven imgenes sociales de acuerdo a intereses de los grupos econmicos poderosos, de los que forman parte y que quieren defender. Esto lo hacen a partir de la construccin de arquetipos que se utilizan para crear realidad y, por tanto, debemos obviar de inmediato los nombres, las fechas, las cifras, todo lo que (es) una historia verdadera quiere colocarnos () son un espacio cultural para la construccin de la diferencia. () Lo ideolgico no es hacer ideologa sino agitar ante nuestro pblico imgenes negativas implcitas para variar la opinin del video-oyente... (Perceval 1995: 25-33).Al construir un "perfil del joven delincuente, los medios de comunicacin hacen aparecer como factor directamente productor de violencia o de "comportamientos delictivos", a la variable de la edad y junto con ella, el nivel socioeconmico y la baja escolaridad. El trabajo periodstico de investigacin es sustituido por valoraciones a priori, generando estigmatizacin al que le sigue el pasaje hacia un sentimiento curativo. (Reguillo, 1997). Estos relatos arraigan fcilmente en la mentalidad ciudadana, ya que se asume como un hecho no problematizable, donde "verdad" e informacin periodstica son una misma cosa, especialmente cuando el medio goza de credibilidad y que sirve para virar a la opinin pblica hacia una posicin proclive a que se justifique el clima de violencia policiaca hacia este grupo de jvenes. (Reguillo, 1997).Las imgenes tienen que ver con un supuesto ideal para un determinado orden poltico que tiene que ver con un mundo que est en un sentido vertical, excluyente, y occidental. Si bien hay variados ejemplos en ste sentido, como el hecho de la generalizacin del fundamentalismo islmico, donde el terrorismo rabe se intenta mostrar como inherente a su religin, la invisibilidad comunicacional de los cotidianos y masivos sufrimientos en amplias zonas de Africa, etc., me abocar a la cuestin que remite al presente trabajo: el uso del narcotrfico como inscripto en una otredad de barbarie, y en especial latina, que sirve para magnificar una cruzada por la supremaca como nacin civilizada por parte de los EE.UU. De ser slo un problema delictivo, o de salud, percibido de manera localizada, el narcotrfico de sta manera, pas a ser un problema internacionalizado y de seguridad nacional, que necesitaba de la intervencin violenta y directa en diferentes lugares del planeta. El enemigo a vencer, era entonces el gran capo regional y su ejrcito personal, con su labor de produccin y distribucin de drogas a nivel mundial. Los medios masivos de comunicacin construyeron el discurso y la imagen del malo narcotraficante latino, colocando en el debate su culpabilidad. Luego conformaron la imagen de una regin latinoamericana incapaz de contenerlo, por lo tanto, se deba prestar ayuda gubernamental (asesoramiento, capacidad logstica e infraestructura policial y militar) justificando la intervencin regionalen los pases latinoamericanos donde el flujo del narcotrfico es notorio.Cuando el acto de barbarie y los asesinatos indiscriminados, son realizados por la legitima defensa de un estado occidental, en especial europeo o por los EE.UU., esto no es tomado por los medios como terrorismo de Estado, Frente a una violencia homognea, slo concebible asociada al aparato poltico y a la lucha por la defensa y la conquista del Estado, una violencia heterognea, dispersa, catica, errtica, episdica, primaria, animal, asociada a todas las formas concebibles y hasta inconcebibles de alteridad: violencia terrorista, criminal, demente, enferma, tnica, instintiva, animal; violencia informal, poco o nada organizada: bomba casera, cctel molotov, arma de contrabando, pual, piedra, hacha, palo, veneno, puetazos, mordiscos, patadas... De hecho, esa es la violencia que parece interesar de manera exclusiva a los sistemas mediticos, vidos por proveer al gran pblico de imgenes estremecedoras de las consecuencias de la desviacin, la anormalidad y la locura. (Delgado Ruiz 2002: 130-131). La configuracin de los miedos, que la sociedad experimenta ante ciertos grupos y espacios sociales, tiene una estrecha vinculacin con ese discurso de los medios que de manera simplista, etiqueta y marca a los sujetos de los cuales habla. As, ser joven equivale a ser peligroso", "drogadicto o marihuanero", violento". Se recurre tambin a la descripcin de ciertos rasgos raciales o de apariencia: "dos peligrosos sujetos jvenes de aspecto cholo", "el asaltante con el cabello largo y aspecto indgena...". Entonces, ser un joven de los barrios perifricos o De los sectores marginales es ser ''violento'', 'vago", "ladrn", "drogadicto, "mal viviente" y "asesino" en potencia o real. Se refuerza con esto un imaginario que atribuye a la juventud el rol del "enemigo interno" al que hay que reprimir por todos los medios. (Reguillo, 1997).Se hace aparecer a los sectores marginales, especialmente a los jvenes, como los responsables directos de la inseguridad en las ciudades y esto favorece el clima de hostigamiento y represin, y justifica las medidas legales e ilegales que se emprenden en contra de estos. Se recurre as a un "chivo expiatorio" a quien pasarle las facturas. (Reguillo, 1997)."El mal", las violencias, el riesgo, las amenazas, encuentran en estas formaciones explicaciones causales automticas. Se genera as una dicotoma ente "muertos buenos" y "muertos malos" o peor an, "muertos olvidables". Las noticias de hechos de violencia en contra de jvenes se convierten en algo natural, normal, pasan a segundo plano, se olvidan. Y con esta amnesia se contribuye a la aceptacin de la impunidad, a la tolerancia infinita que no es capaz de ponerle freno. Los medios se convierten as en enunciadores, en actores de peso completo que se erigen en jueces y en rbitros, cuyas construcciones del acontecer tienen efectos reales sobre la sociabilidad contempornea. (Reguillo, 1997). En esta sociedad actual donde han cado las certidumbres, va cobrando fuerza un discurso autoritario, duro, de limpieza social, que amenaza con ganar adeptos porque ofrece la cmoda certidumbre de que la nica salvacin consiste en el exterminio de todos aquellos elementos que amenazan y perturban.

Delgado Ruiz, Manuel. "Esttica e infamia. De la distincin al estigma en los marcajes culturales de los jvenes urbanos", en Carles Feixaet al.,Movimientos juveniles en la Pennsula Ibrica. Graffitis, grifotas, okupas. Madrid, Editorial Ariel. 2002. Pgs. 115-143. Perceval, J. M.Nacionalismos, xenofobia y racismo en la comunicacin. Una perspectiva histrica. Barcelona, Piads. 1995. Reguillo, Rossana. Jvenes y miedo: la construccin del enemigo. Revista Latinoamericana de Comunicacin. Chasqui 60. CIESPAL. Editorial QUIPUS. Quito. Ecuador. Diciembre, 1997. Pgs. 16 a 19. Van Dijk, Teun A.Racismo y anlisis crtico de los medios. Barcelona, Piads. 1997.