constitución dogmática benedictus deus del papa benedicto xii
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4Constitución dogmática Benedictus Deus del Papa Benedicto XII
(20.XII.1334 – 25.IV.1342) del 29 de enero de 1336
Motivo de esta definición: su predecesor, Juan XXII, sostenía la opinión de que las almas
de los difuntos poseían únicamente la visión de la naturaleza humana de Cristo y no habrían
de conseguir la completa bienaventuranza hasta después del Juicio universal. Luego de
varias investigaciones, el 3 de diciembre de 1334, un día antes de su muerte, el Papa
retractó solemnemente de su opinión.
Por esta razón Benedicto XII, siendo todavía cardenal compuso una obra extensa De
statu animarum sanctarum ante generale iudicum.
Antes de proceder a la siguiente definición consultó a un gremio de teólogos una
investigación detallada del problema.
La suerte del hombre después de la muerte
La visión beatífica de Dios
Por autoridad apostólica se define:
• que todas las almas que no tengan nada que purgar y las que tengan que purgar: inmediatamente después de su muerte o de dicha purificación, antes de la reasunción de
sus cuerpos y del juicio final, después de la muerte y pasión de Cristo, “vieron y ven la
divina esencia con visión intuitiva y también cara a cara, sin mediación de criatura
alguna que tenga razón de objeto visto, sino por mostrárseles la divina esencia de
modo inmediato y desnudo, clara y patentemente, y que viéndola así gozan de la misma
divina esencia y que, por tal visión y fruición, las almas de los que salieron de este
mundo son verdaderamente bienaventurados y tienen vida y descanso eterno.”
• Esta visión de la divina esencia y la fruición de ella: suprime la fe y la esperanza y
“...es continua sin intermisión alguna de dicha visión y fruición, y se continuará hasta
el juicio final y desde entonces hasta la eternidad.”
Infierno – Juicio universal
• Las almas que salen con pecado mortal actual “...inmediatamente después de su muerte
bajan al infierno donde son atormentadas con penas infernales...”
• En el día del juicio: todos los hombres comparecerán con sus cuerpos “...ante el
tribunal de Cristo, para dar cuenta de sus propios actos, a fin de que cada uno reciba
lo propio de su cuerpo, tal como se portó, bien o mal (2Co 5:10).”
Resumen realizado por el Pbro. Juan Lisandro Scarabino