conspiraciòn de querètaro independencia de mèxico fabiola aranda chàvez150901

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| Arq. Fabiola Aranda Chàvez 1 Independencia de México. Historia de la Conspiración de Querétaro y de cómo fueron descubiertos. Formaron en Valladolid en 1808, un grupo compacto a fin de conspirar en contra del Virrey y de los síndicos que lo habían nombrado y apoyado. Fue descubierta y mal apagada esta conspiración, sus ramificaciones quedaron encubiertas por no haber seguido la causa contra los conspiradores. Seguía el descontento de los criollos contra los españoles y el odio recíproco aumentaba conforme el tiempo pasaba. En Querétaro se dio otro punto más de conspiración, lugar que propiciaba mucho más las reuniones por estar mejor comunicado con otras poblaciones pues de ahí salían mejores caminos para todas las principales ciudades del interior. En ésta se contaba con el apoyo del Corregidor de Querétaro, don Miguel Domínguez, muy apreciado por su integridad, y conocimientos ya que su cargo anterior fue el de Oficial Mayor de una de las Oficinas del Gobierno en la ciudad de México, desde donde se despachaban los asuntos de los virreyes ahì tuvo mucha preferencia por él el Virrey Marquina, quien lo nombró corregidor, de Querétaro, empleo que se confería a los españoles y que ahora hacía una excepción nombrando a Domínguez siendo criollo, distinción hecha a sus méritos y a su servicio ágil y preciso. Y, Domínguez contó con más decidido empeño de su esposa, Doña Josefa Ortiz de Domínguez. El Corregidor se había distinguido ya en Querétaro estableciendo una buena policía y había destacado su plena justicia. Doña Josefa había cedido para beneficio de las clases necesitadas su hacienda de La Esperanza, así que ambos eran muy apreciados. Con el nombre de Academia Literaria, se había establecido en Querétaro una asociación con el pretexto de dedicarse a los estudios de las Bellas Artes, pero su verdadero fin era el de establecer un plan definido de Independencia. Tenían lugar unas veces en casa del Presbítero José María Sánchez y otras en la casa del licenciado Lorenzo José Parra y otras veces en casa del Corregidor Domínguez, la casa de Gobierno. A estas sesiones asistían el corregidor, su esposa, y muchas personas más, tales como los licenciados Lazo y Altamirano, el capitán Ignacio Allende del Regimiento de Dragones de la Reina, y Juan Aldama, el Licenciado Ignacio Aldama, éstos iban secretamente desde San Miguel El Grande, hoy San Miguel Allende. También iba el Capitán Joaquín Arias, del Regimiento de Celaya y Lanzagorta (ambos fusilados en Chihuahua), los hermanos Epigmenio y Emeterio González, de Querétaro, Mariano Abasolo y su esposa, y otros de menor importancia, contando hasta 30 miembros. Allende, de ideas liberales, había visto con disgusto la caída del Virrey Iturrigaray, y desde hacía tiempo, acariciaba la idea de independencia; hacía frecuentes viajes a Dolores en uno de ellos, habló abiertamente con Miguel Hidalgo y le invitó a tomar parte del movimiento subversivo. Miguel Hidalgo fue secretamente a Querétaro en los primeros días de Septiembre, invitado por Ignacio Allende; habló con Epigmenio González, quedando poco convencido de la seriedad de la conjura no se decidió a tomar parte de esto. Pero tanto le insistió Allende que terminó convenciéndolo basando en ello las personas que formaban parte de esto, gentes reconocidas y serias del comercio, el gobierno y la milicia.

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| Arq. Fabiola Aranda Chàvez 1

Independencia de México.

Historia de la Conspiración de Querétaro y de cómo fueron descubiertos.

Formaron en Valladolid en 1808, un grupo compacto a fin de conspirar en contra del Virrey y de los

síndicos que lo habían nombrado y apoyado. Fue descubierta y mal apagada esta conspiración,

sus ramificaciones quedaron encubiertas por no haber seguido la causa contra los conspiradores.

Seguía el descontento de los criollos contra los españoles y el odio recíproco aumentaba conforme

el tiempo pasaba.

En Querétaro se dio otro punto más de conspiración, lugar que propiciaba mucho más las

reuniones por estar mejor comunicado con otras poblaciones pues de ahí salían mejores caminos

para todas las principales ciudades del interior.

En ésta se contaba con el apoyo del Corregidor de Querétaro, don Miguel Domínguez, muy

apreciado por su integridad, y conocimientos ya que su cargo anterior fue el de Oficial Mayor de

una de las Oficinas del Gobierno en la ciudad de México, desde donde se despachaban los

asuntos de los virreyes ahì tuvo mucha preferencia por él el Virrey Marquina, quien lo nombró

corregidor, de Querétaro, empleo que se confería a los españoles y que ahora hacía una

excepción nombrando a Domínguez siendo criollo, distinción hecha a sus méritos y a su servicio

ágil y preciso. Y, Domínguez contó con más decidido empeño de su esposa, Doña Josefa Ortiz de

Domínguez.

El Corregidor se había distinguido ya en Querétaro estableciendo una buena policía y había

destacado su plena justicia. Doña Josefa había cedido para beneficio de las clases necesitadas su

hacienda de La Esperanza, así que ambos eran muy apreciados.

Con el nombre de Academia Literaria, se había establecido en Querétaro una asociación con el

pretexto de dedicarse a los estudios de las Bellas Artes, pero su verdadero fin era el de establecer

un plan definido de Independencia. Tenían lugar unas veces en casa del Presbítero José María

Sánchez y otras en la casa del licenciado Lorenzo José Parra y otras veces en casa del Corregidor

Domínguez, la casa de Gobierno.

A estas sesiones asistían el corregidor, su esposa, y muchas personas más, tales como los

licenciados Lazo y Altamirano, el capitán Ignacio Allende del Regimiento de Dragones de la Reina,

y Juan Aldama, el Licenciado Ignacio Aldama, éstos iban secretamente desde San Miguel El

Grande, hoy San Miguel Allende. También iba el Capitán Joaquín Arias, del Regimiento de Celaya

y Lanzagorta (ambos fusilados en Chihuahua), los hermanos Epigmenio y Emeterio González, de

Querétaro, Mariano Abasolo y su esposa, y otros de menor importancia, contando hasta 30

miembros.

Allende, de ideas liberales, había visto con disgusto la caída del Virrey Iturrigaray, y desde hacía

tiempo, acariciaba la idea de independencia; hacía frecuentes viajes a Dolores en uno de ellos,

habló abiertamente con Miguel Hidalgo y le invitó a tomar parte del movimiento subversivo.

Miguel Hidalgo fue secretamente a Querétaro en los primeros días de Septiembre, invitado por

Ignacio Allende; habló con Epigmenio González, quedando poco convencido de la seriedad de la

conjura no se decidió a tomar parte de esto. Pero tanto le insistió Allende que terminó

convenciéndolo basando en ello las personas que formaban parte de esto, gentes reconocidas y

serias del comercio, el gobierno y la milicia.

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Mientras tanto, Hidalgo se dedicaba a la fabricación de armas en Santa Bárbara, y hacía planes

para obtener recursos hablando de formar un gobierno republicano y demócrata como el de

Estados Unidos o el de Francia.

El plan proyectaba aprehender el mismo día a todos los españoles y establecer un gobierno

nacional. Se convino que una vez lograda la Independencia, se daría toda clase de garantías a los

españoles para que regresaran a España, sin caudales y abandonaran estas tierras. Si el plan

fallaba, se solicitaría ayuda a los Estados Unidos, pues se creía que había interés en apoyarlos,

pero no fue así, hoy lo sabemos. Había otro grupo llamado Los Guadalupanos, que eran los que

habían formado parte de la Conspiración ya descubierta de Valladolid.

El nuevo Virrey, Francisco Xavier Venegas y Saavedra, arribó a Veracruz el 25 de Agosto de

1.810, y dándose cuenta del clima existente de inconformidad, decidió adquirir ocho mil fusiles para

brindar seguridad a la Corona en esta Colonia. Entonces La Maestranza de la Ciudad de México a

ritmo acelerado fabricó fusiles, cañones, cañones, proyectiles y cureñas (armazón donde se monta

el cañón). Y se envió a todas las provincias de la Nueva España, solicitud para reclutar al mayor

número de soldados posibles.

Se había fijado por los conspiradores de Querétaro la fecha para que el movimiento estallara en

varios puntos al mismo tiempo el 1º. de Octubre de 1.810 pero la Conspiración fue denunciada el 9

de septiembre por Mariano Galván Rivera –autor del Calendario “El más antiguo Galván”, y jefe de

correos en ese entonces. El formaba parte de la Sociedad que conspiraba, pero dándose cuenta

del peligro se arrepintió y fue a denunciar a sus compañeros. Contó que los más involucrados eran

los Hermanos Epigmenio y Emeterio González, pues en la parte posterior de su negocio se

almacenaban los escritos, algo de armas y municiones que habían estado reuniendo entre todos.

Al mismo tiempo, Hidalgo incurrió en un error, pues en una de las tantas fiestas que hacía en su

Curato de Dolores, decidió invitar a Juan Garrido y a los Sargentos Domínguez y Navarro. Esto,

buscando la adhesión al movimiento independentista del Batallón Provincial de Infantería de

Guanajuato al que pertenecían ellos. Acudieron a la fiesta, Hidalgo les hizo la invitación a sumarse

a la Conspiración, compartiendo con ellos el plan de insurrección y prometiéndoles hacerlos

oficiales de su ejército en lugar del bajo grado que tenían con los españoles. Aparentemente

aceptaron. El 13 de septiembre, Juan Garrido se presentó ante el Intendente de Guanajuato,

Riaño y le contó todo lo que supo por Hidalgo entregándole sesenta pesos que Hidalgo les había

dado para repartir como obsequio a sus tropas para que se sumen con él.

El Intendente Riaño, inmediatamente dio la orden al subdelegado de San Miguel El Grande de

aprehender a Ignacio Allende y a Juan Aldama y que luego se trasladara a la Congregación de

Dolores, hoy Dolores Hidalgo, a aprehender a Miguel Hidalgo y le pasó al Corregidor Domínguez

los nombres de los conspiradores de allá para que los aprehendiera.

Al recibir la noticia el Corregidor Domínguez, como él era parte de esa conspiración, decidió hacer

un simulacro de cateo en la casa de los Hermanos González, antes de esto, dio la noticia a su

esposa, Doña Josefa Ortiz de Domínguez pero temeroso de que ella cometiera alguna imprudencia

por su entusiasmo en la idea de independencia, la dejó encerrada con llave en sus habitaciones,

hoy “el salón del costurero”, en planta alta de su casa, la casa de Gobierno de Querétaro.

Se hizo acompañar de su escribano español, también de apellido Domínguez, llegó a las once de

la noche a casa de los Hermanos González, efectuó el cateo de manera superficial para asentar el

expediente, pero al dar por terminada la diligencia y salir de la casa, el escribano descubrió por

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casualidad armas y pertrechos escondidos en la bodega. El Corregidor se vio obligado a

aprehender a los dos hermanos y a toda su servidumbre y empleados del negocio.

Mientras tanto, la Corregidora, encerrada, estaba desesperada porque no podía avisar a sus

compañeros de ideología lo que ocurría para que tomaran medidas. Entonces recordó que ella y el

Alcalde de la Cárcel, (antiguamente las cárceles estaban en la casa de gobierno, en planta baja),

habían acordado de que en caso de algún imprevisto, ella golpearía tres veces el piso de madera

para que el subiera a ver qué se ofrecía. Así lo hizo y así respondió el Alcalde Pérez. Por debajo

de la puerta le pasó una carta en la que le escribió a Ignacio Allende las noticias.

No contando con caballo, tomó uno que estaba afuera de una peluquería y galopó toda la noche

esquivando entrar a ninguna población para no levantar sospechas llegando a San Miguel El

Grande en la madrugada donde el portero le informó que Allende se encontraba en Dolores. Pérez

fue entonces a casa de Juan Aldama y ambos fueron a Dolores a avisar de lo ocurrido llegando

con los caballos bañados en sudor por el esfuerzo de la jornada.

Llamaron a las puertas del Curato de Dolores, Allende salió a recibirlos; le dieron la triste noticia de

que su conspiración había sido descubierta y que había ordenes de aprehensión para todos.

Invadieron ruidosamente la habitación de Miguel Hidalgo, se levantó y se vistió mandando traer

chocolate mientras deliberaban sobre su acción y la forma de hacer estallar prematuramente y a

toda costa la revuelta. Ordenó Miguel Hidalgo que despertaran a su hermano Mariano y a otros

conjurados.

Aquella junta improvisada de la madrugada del 16 de septiembre tuvo diferentes opiniones. Allende

y Aldama pensaban cuál sería un buen refugio para esconderse mientras pasaba el problema,

otros pedían calma y proponían sus ideas, pero Hidalgo puso fin a eso diciendo:

“Caballeros, somos perdidos, aquí no hay más remedio que ir a tomar gachupines”.

Echo a vuelo las campanas, por ser domingo parecía que se había adelantado la misa, pero algo

les facilitó la acción. La Congregación de Dolores, estaba festejando el día de la Virgen de los

Dolores que se celebra tanto el viernes de dolores como el 15 de Septiembre, así que en la

comunidad había mucha gente de fuera que había llegado a la feria, a los gallos o a los juegos de

azar. Por eso tuvo tanta respuesta el Grito dado aquella madrugada.

Llegaba la hora de la libertad que pedía el pueblo, rompiendo el silencio de tantos años de

esclavitud y de malas condiciones de vida que habían vivido. Nacía un nuevo día, una nueva

esperanza.

Mientras Hidalgo daba el Grito parado en el Atrio del Templo de Dolores, Allende y Aldama en

compañía de otros, asaltaron la cárcel y dieron libertad a los presos para que se unieran al

movimiento y la Casa del Ayuntamiento fue también asaltada aprehendiendo a toda la gente de

gobierno de aquella población para evitar que pudieran hacer algo que frenara su acción

independentista.

Bibliografía.-

Torrente, Mariano (2010). Senado del Gobierno, Revolución de Independencia, (C) 2015 IIJ-

UNAM. Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Circuito Maestro Mario de la

Cueva s/n, Ciudad Universitaria, CP. 04510, México, D.F.