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CONSEJO DE LUCHA PAME DEFINICIONES Y ANTECEDENTES

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Definiciones organizativas de una organización de la etnia xiiui de la región media del estado de San Luis Potosí, México, en el contexto de las reformas constitucionales en materia de derechos de los pueblos indígenas a partir de los instrumentos internacionales en la materia.

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CONSEJO DE LUCHA PAME

DEFINICIONES Y ANTECEDENTES

CONSEJO DE LUCHA PAME

2

DEFINICIÓNES

I

La composición social de los territorios que actualmente

integran la Nación Mexicana, tal como es definida en el texto actual del

Artículo 2º del Contrato Social que es la Constitución Política de

los Estados Unidos Mexicanos, posee un carácter pluricultural

sustentado originalmente en sus pueblos indígenas.

No obstante lo anterior, la característica principal de los pueblos

originarios es la pobreza y la marginación en la que vive la mayoría de

su población. Para dimensionarla se utiliza un índice de marginación

por localidad construido a partir de ocho indicadores:

a) Porcentaje de población analfabeta de 15 años o más.

b) Porcentaje de población de 15 años o mas sin primaria

completa.

c) Porcentaje de viviendas particulares sin agua entubada.

d) Porcentaje de viviendas particulares sin servicio sanitario

exclusivo.

e) Porcentaje de viviendas particulares con piso de tierra.

f) Porcentaje de viviendas particulares sin energía eléctrica.

g) Logaritmo del promedio de ocupantes por cuarto.

h) Porcentaje de población ocupada con ingresos de hasta dos

salarios mínimos.

Con base en este índice se estima que actualmente en el país

más del 90% de la población de los pueblos originarios vive con un alto

y muy alto grado de marginación, lo cual guarda una relación directa

con sus limitaciones para acceder a los medios que les permitan

producir directamente los bienes y servicios esenciales para satisfacer

CONSEJO DE LUCHA PAME

3

sus necesidades básicas o bien para generar los ingresos suficientes

para obtenerlos.

II

Cuando los europeos entraron en contacto con los pueblos

originarios del continente preamericano, les asignaron el concepto

genérico de indígenas o indios, y una condición diferente e inferior

desde el punto de vista racial, cultural, lingüístico, intelectual y

religioso, aplicando en los periodos de la conquista y la colonización un

criterio de asimilación y/o genocidio, dando lugar tanto al mestizaje, la

disminución de su población y la extinción de etnias como al

hibridismo cultural, la perdida de lenguas, cultura, sabiduría y

conocimientos ancestrales.

El periodo de conformación de los modernos estados nacionales,

a partir de las guerras independentistas y a pesar de que los pueblos

originarios supervivientes fueron actores fundamentales de estas

gestas fundacionales, no significó un cambio significativo en su

carcaterización ni, mucho menos, en su situación social y condiciones

de existencia, continuandose la aplicación de criterios de asimilación

y/o genocidio.

Esta visión se mantuvo prácticamente hasta mediados de la

decada de los cincuenta del siglo pasado, cuando tuvo un cambio

importante a partir de la acción de instituciones internacionales de la

Organización de las Naciones Unidas con la promulgación del

Convenio 107 sobre poblaciones indígenas y tribales de 1957, y su

posterior sustitución con la promulgación en 1989 del Convenio 169

sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes y la

Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los

Pueblos Indígenas en 2007, conformando los dos últimos documentos

la base y fundamento internacional de los derechos de los pueblos

CONSEJO DE LUCHA PAME

4

originarios de las naciones modernas fundadas sobre la base de la

conquista y la colonización.

III

Antes del arribo de los conquistadores españoles, en los

territorios que hoy componen la nacion mexicana existían diversas

entidades político-territoriales que no fueron reconocidas por los

europeos. Uno de los efectos de la conquista y la dominación colonial

fue la recreación de la comunidad como núcleo sociocultural. Las

congregaciones y las reducciones de estas comunidades dieron lugar a

los pueblos indios jurídicamente concebidos como repúblicas de indios.

En la Constitución de 1824 el trato que se les dio a los pueblos

originarios fue semejante al de extranjeros. En ella no se hacía

mención de la existencia de estos pueblos, al grado de que algunos

constituyentes incluso llegaron a proponer desechar del texto

constitucional el concepto indígena. Si por un lado en esta

Constitución en lo individual los componentes de los pueblos

originarios adquieren formalmente libertades y derechos similares a los

integrantes del resto de los sectores sociales de la población, como

entidades colectivas fueron objeto de leyes y reglamentos especiales

que los mantuvieron en una situación de marginación e inferioridad

con respecto a la población mestiza y blanca.

En la Constitución de 1857 de plano se excluyó a los pueblos

originarios, sometiendolos a una campaña de despojo de sus tierras

comunales, las cuales pasaron a manos de grandes latifundistas y

hacendados, sometiéndoseles a una situación de mortífera

sobreexplotación y violenta esclavitud en el periodo de la dictadura

porfirista. Situación que daría origen al lema de Tierra y Libertad con

la insurrección indígena-campesina dirigida por Julio Chávez López a

finales del siglo XIX, retomada programáticamente por los magonistas

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y el Partido Liberal Mexicano a principios del siglo XX,

consolidandose con el Plan de Ayala y la insurrección indígena-

campesina del Ejército Libertador del Sur comandada por el General

Emiliano Zapata.

Sin embargo, la Constitución de 1917 no retomó en general las

demandas sustantivas de los pueblos originarios, aunque dio una

respuesta a la demanda por la tierra, reconociendo el derecho de las

comunidades que la poseían bajo el régimen de bienes comunales,

mientras que a los antiguos pueblos despojados se les restituyó bajo

un nuevo régimen denominado ejido.

Más todavía, la conformación del nuevo pacto social con los

asesinatos de Emiliano Zapata y Francisco Villa por los

constitucionalistas, significó la puesta en marcha de un estándar que

ignoró a los pueblos originarios, llevando a su máxima expresión la

concepción liberal-burguesa de un estado-nación conformado por

individuos y no por colectividades, desconociendo en la vía de los

hechos la existencia de los pueblos originarios, su situación y

condiciones específicas.

En este contexto se instrumentaron desde el Estado programas

asimilacionistas dirigidos a los pueblos originarios bajo el supuesto de

“integrarlos” al desarrollo nacional a partir del criterio de que su

situación de pobreza y marginación derivaba de sus condiciones

culturales y sistemas de vida. Programas que, hay que puntualizar, no

fueron formulados por los pueblos originarios para la solución de

sus propios problemas, sino por sujetos absolutamente ajenos y

extraños a los pueblos originarios.

Sobre este paradígma, el gobierno mexicano adoptó como

criterio único de definición de la categoría de pueblos indígenas la

cuestión de la lengua, lo que explica en alguna medida los programas

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públicos implementados para su “desarrollo” desde un poco antes de

mediados del siglo pasado y cuyo objetivo proponía asimilar a los

pueblos originarios a la cultura nacional a través de la

castellanización. Esta visión del indigenismo mexicano alcanzó su

punto culminante en 1948 con la creación del Instituto Nacional

Indigenista (INI) como organismo público desentralizado del gobierno

federal dependiente de la Secretaría de Educación Pública. Criterios

que, no obstante la conformación y el establecimiento del marco

jurídico internacional y nacional de los derechos de los pueblos

originarios, prevalecen en la visión institucional de los gobiernos

neoliberales en los subsistemas públicos de educación indígena

bilingüe y en la orientación de los programas de la Comisión Nacional

para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI).

De conformidad con estos criterios, para ésta última, por

ejemplo, en México existirían en la actualidad 62 pueblos originarios

que en conjunto constituirían cerca de 10 millones de habitantes,

concentrados algunos en territorios relativamente compactos con miles

de personas, mientras que otros se encontrarían dispersos en diversas

regiones sobreviviendo con unas cuantas familias en algunos casos.

Respecto a la población total del país representarían apenas

aproximadamente el 10%.

IV

No obstante los embates de la modernidad y a más de 500 años

de la conquista española, los pueblos y las comunidades de los pueblos

originarios han resistido y sobrevivido, y si bien es cierto son muy

diferentes a los que prevalecían en la época colonial e incluso hasta

hace apenas 20 o 30 años, mantienen los rasgos culturales de su

origen y han persistido sin asimilarse, sin renunciar a una identidad

propia específica que se expresa en diversas formas de vida

comunitaria, comunicación oral y literaria a través de sus lenguas,

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medicina tradicional, sabiduría ancestral y relación con la tierra en

particular y la naturaleza en general.

Actualmente la cosmovisión y la filosofìa de los pueblos

originarios se manifiestan en su simbología lingüística, en su manera

de ver el mundo, de practicar las relaciones humanas, de concebir la

relación del hombre con la naturaleza que, penetrada por el misticismo

y la religiosidad, involucra a las instituciones: la familia, la iglesia, el

gobierno y el régimen de tenencia y usufructo de la tierra.

En los pueblos y comunidades de los pueblos originarios se

integran y yuxtaponen lo tradicional y lo moderno. Esta dinámica es el

resultado de un choque de dos fuerzas. Por un lado, el sistema

tradicional que obstaculiza el acceso de lo moderno y, por el otro, lo

moderno que tiende a intervenir avasallando en la vida de las

comunidades.

La lengua sigue siendo el eje central de identidad como vehículo

de comunicación entre los miembros de la comunidad y con otras

comunidades. Desde el punto de vista del desarrollo, el fortalecimiento

de los sistemas lingüísticos de comunicación de los pueblos y

comunidades de los pueblos originarios continúa siendo clave para el

acceso a la educación formal, básica, media y superior, para el cambio

social y cultural, y para los proyectos de desarrollo productivo. En

contrasentido, la negación de sus lenguas ha conducido a la ocultación

y negación de su identidad, integrandose sólo a medias al idioma y la

cultura nacional.

El parentesco continúa siendo el soporte de la organización

social y comunitaria. Es en la comunidad donde se toman decisiones

políticas, económicas y religiosas. Como forma de supervivencia, los

modos tradicionales de producción, los sistemas comunitarios de

gobierno y las celebraciones religiosas dan continuidad y significado a

CONSEJO DE LUCHA PAME

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los derechos y costumbres que durante más de 500 años han

mantenido.

V

Punto de partida fundamental en la definición de la categoría de

pueblos originarios es la cuestión territorial de acuerdo a sus

dimensiones política, cultural y natural.

La primera se refiere a la jurisdicción, gobierno, normas y

decisiones, que en México se expresa atomizadamente en núcleos

agrarios por lo general contiguos de un mismo pueblo originario, y

legalmente en alguna representación (no ejercida) en los cabildos

municipales.

La dimensión cultural se expresa como un espacio socialmente

constituido, donde se localizan, distribuyen y organizan las redes

sociales del asentamiento, significados y acciones colectivas de un

pueblo; aquí se incluye el territorio simbólico, ocupado por los pueblos

originarios en sus peregrinaciones, rituales religiosos, lugares sagrados

donde el mito del origen le asigna nombre a los ríos, planicies y

montañas en la lengua de los pueblos originarios, que la nomenclatura

de la cartografía oficial ignora.

La dimensión natural del territorio se refiere a los recursos

naturales, agua, tierra, fauna y vegetación. Así como la estrecha

relación entre lengua, actividad productiva y la dimensión natural, lo

que significa que los pueblos originarios poseen conocimientos sobre

biodiversidad que se han generado en interacción con sus territorios y

están compuestos por el conjunto de usos, costumbres e informaciones

sobre los organismos vivientes y los complejos ecosistemas en los que

viven. Conocimientos que generalmente se producen de manera

colectiva y son de carácter intergeneracional y acumulativo, además de

CONSEJO DE LUCHA PAME

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producirse y mantenerse en el contexto cultural y biológico,

conformando una unidad indisoluble.

VI

Para enfrentar las amenzas, en los pueblos y comunidades de

los pueblos originarios se observan nuevos impulsos. El más destacado

es sostener y ampliar su fortaleza sobre el lema de que hasta ahora

han sobrevivido y sobrevivirán en el futuro, convirtiendose la

supervivencia en la prueba de su fortaleza.

No es posible dejar de mencionar y reconocer que estos nuevos

impulsos derivan tanto de las vertientes críticas del etnicismo de las

elaboraciones sociológicas del marxismo latinoamericano que abrevan

en los textos del peruano José Carlos Mariategui, como en las

vertientes latinoamericanas de la teología de la liberación, sobre la

práctica de las comunidades eclesiales de base y la opción

preferencial por los pobres.

Sin embargo y a pesar de que ambas vertientes destacan como

aspecto central de la problemática de los pueblos originarios la

cuestión económica y estructural de la conformación de las modernas

naciones latinoamericanas a partir de la subyugación colonial y el

subdesarrollo, cuya continuidad y prevalencia se manifiesta en la

dominación imperialista y la subordinación financiera y tecnológica, se

han venido desarrollando e imponiendo dos vertientes de un etnicismo

que, a falta de una mejor definición, calificaremos de ofensiva.

De carácter nacionalista la primera, directamente determinada

por la tradición antiimperialista del capitalismo de estado

latinoamericano en general y cubano en particular, y estrechamente

vinculada al llamado Socialismo del Siglo XXI derivado de la

autodefinida Revolución Bolivariana del hoy fallecido Hugo Chavez,

CONSEJO DE LUCHA PAME

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se expresa en el proceso boliviano y cuyo máximo representante

mundial es el presidente Evo Morales.

De carácter utópico-tradicionalista la segunda, oscilando de la

tradición antiimperialista del capitalismo de estado mexicano y la

teología de la liberación en su primera etapa, pasando por el

trostkismo en la etapa del FZLN, para estacionarse finalmente en el

anarquismo con la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y La

Otra Campaña (LOC), se manifiesta con el EZLN y las comunidades

neozapatistas de la selva lacandona en el sureste mexicano y cuyo

máximo exponente mundial es el Subcomandante Insurgente

Marcos.

Sin menoscabo de las valiosas aportaciones que estas dos

vertientes han realizado, particularmente con respecto a la posibilidad

material de trascender la visión defensiva de resistencia lingüística,

cultural y territorial, retomando la ofensiva tanto con la conquista del

poder público del Estado Capitalista como con la construcción de

autonomías sobre las bases de la autosuficiencia y el autogobierno a

pequeña escala, la situación de dominación global del neoliberalismo

en sus vertientes monópolico-corporativa del imperialismo

occidental y oligopólico-estatal del panhanismo granchino, así

como las condiciones de subordinación financiera y subdesarrollo

tecnológico de lationamerica en general, de Bolivia y México en

particular, imponen restricciones a su propio desenvolvimiento más

allá del los límites del capitalismo de Estado nacional a la primera y de

la pequeña producción mercantil precapitalista a la segunda.

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LOS PAMES

(xi’ói)

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I

Los pames se llaman a sí mismos xi’ói (o sus variantes locales)

que de acuerdo con la investigación lingüística de Jacques Soustelle1,

significa hombre verdadero; este término se utiliza para referirse a

toda persona descendiente de no-mestiza; por lo anterior, y

estrictamente hablando, los vocablos pame y xi’ói no son gentilicios.

Sólo cuando hablan en español emplean la palabra pame para

autonombrarse. En la actualidad, el uso de las palabras pame y pamito

está cargado de un sentido peyorativo y sobre todo discriminatorio; no

obstante, así es como se les nombra, a sabiendas de que ellos dicen ser

xi’ói.

Dentro del estado de San Luis Potosí la zona xi’ói comprende

cinco municipios: Ciudad del Maíz, donde existen cinco comunidades,

entre las que destaca la de Villa de San José, que está conurbada con

la cabecera municipal; Alaquines, con diez comunidades xi’ói,

destacando la Colonia Indígena; Tamasopo, en el que destaca La

Palma, no sólo por su extensión territorial que abarca a su vez una

parte localizada en el municipio de Rayón, sino por ser justamente el

centro de origen y extensión del Consejo de Lucha Pame hacia los

municipios de Alaquines, Cárdenas, Lagunillas, Rioverde y Santa

Catarina; Rayón, con siete entre las que destaca Gamotes, y Santa

Catarina, con 20, siendo la más reconocida a nivel nacional e

internacional como centro de la pamería Santa María Acapulco. En el

estado de Querétaro se ubican tres comunidades xi’ói en una pequeña

parte del municipio de Jalpan de Serra.

En la actual región xi’ói, además del español, se habla su propio

idioma, llamado génericamente pame; muy próximos geográficamente,

1 Jacques Soustelle, La familia otomí-pame del México central, México, Fondo de Cultura

Económica, 1937.

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se encuentran hacia el oriente grupos de habla náhuatl y huasteca,

aparte de la población de otros pueblos originarios que ha emigrado a

la región xi’ói y que habla sus propios idiomas. Durante el siglo XX,

algunos lingüistas se dieron a la tarea de clasificar las lenguas de los

diferentes pueblos originarios de nuestro país. Así, Soustelle clasificó al

pame, al matlaltzinca, al otomí, al atzinca, al chichimeca (jonáz) y al

mazahua dentro de una misma familia: la otopame. Los idiomas

otopames, con el paso de los siglos, se fueron dividiendo hasta llegar a

los que se han nombrado. El pame, por ejemplo, estuvo dividido en

pame septentrional y meridional, este último hoy extinto. En la

actualidad, en el pame septentrional encontramos dos variantes

dialectales muy próximas entre sí: el pame del sur y el del norte2. No

obstante, los individuos que hablan estas dos variantes tienen

dificultades para comunicarse entre sí, debido, entre otras razones, a

que el idioma pame es nasal y también tonal, es decir, la entonación

determina el significado de las palabras. Así, la mayoría de los vocablos

entre ambas variantes no se pronuncian igual, o bien, gráficamente

son iguales pero su significado es distinto: son palabras homónimas.

La homonimia, además de crear confusión entre los hablantes de

ambas variantes, los conduce habitualmente, según refieren ellos

mismos, a situaciones jocosas.

II

Las primeras incursiones militares españolas que afectaron a la

población xi’ói se llevaron a cabo por el oriente, cuando en 1522

Hernán Cortés y sus aliados —mexicas y tlaxcaltecas del centro de

México— vencieron en la batalla de Coxcatlán a teenek, nahuas y,

presumiblemente, xi’ói. Durante este periodo, la apropiación de

esclavos y el otorgamiento de mercedes de tierra fueron dos hechos que

2 Leonardo Manrique Castañeda, “Esbozo descriptivo del pame meridional (dialecto de Jiliapan)”

en Margarita Velasco Mireles (coord.), op. cit., pp. 147-160.

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favorecieron el despoblamiento de la zona y, con el tiempo, el

acaparamiento de tierras. Mientras esto sucedía, los xi’ói se replegaron

hacia las zonas montañosas menos accesibles de la Gran Chichimeca,

lo cual afectó directamente tanto sus relaciones interétnicas como su

organización seminómada, pues ya no podían moverse con libertad. No

obstante, a pesar de esta situación, lograron sobrevivir y adecuarse a

esa nueva forma de vida.

Mientras no hubo un motivo específico para controlar el

territorio chichimeca, los conquistadores postergaron una penetración

definitiva. Pero cuando se dio a conocer el descubrimiento de las minas

de Zacatecas, a mediados del siglo XVI, y los caminos y reales de

minas que conectaban el centro con Zacatecas infringían ligeramente

el territorio chichimeca, los grupos que habitaban en él empezaron a

asaltar las caravanas que se dirigían hacia la zona minera. Este hecho

obligó a las autoridades españolas a emprender la pacificación de los

grupos enemigos, lo cual desembocó en una guerra conocida como la

guerra chichimeca. Con ella se logró pacificar, en 1589, los territorios

guachichiles, guxabanes y gumares, ubicados hacia Zacatecas y

Guanajuato, pero en esencia la región xi’ói no sucumbió tan

fácilmente.

Fue hasta entrado el siglo XVIII, cuando se consideró lograda la

pacificación de los xi’ói y jonaces, tras la batalla de la Media Luna

dirigida por el general Escandón, quien mató a diestra y siniestra a

cuanto “indio indómito” se le puso enfrente. Esta batalla mermó

considerablemente a la población jonáz. De los pocos indígenas que

quedaron vivos, la mayoría fueron mandados al centro del país en

calidad de esclavos.

III

CONSEJO DE LUCHA PAME

15

Para lograr su meta de control y pacificación, los españoles,

además de la estrategia militar, utilizaron una estrategia religiosa y

otra más de repoblamiento de la zona mediante colonos. Sin embargo,

este proceso fue lento debido a lo inaccesible de la región y a los

frecuentes ataques por parte de xi’ói y jonaces. La táctica religiosa fue

inmediata a la estrategia militar. Entre los principales grupos religiosos

que participaron en la congregación y evangelización de los xi’ói

durante los siglos XVI, XVII y XVIII, se encontraban los franciscanos

y los agustinos. Ambas órdenes llegaron con la consigna de salvar las

almas de los indios. Fueron los agustinos quienes dieron la pauta para

la agricultura y la ganadería de autoconsumo que deberían practicar

los indios congregados, mientras que los franciscanos se enfocaron a

aplicar censos y a impartir talleres con la ayuda de nahuas, otomíes y

purépechas, traídos de los territorios conquistados al sur para así

facilitar la congregación de los xi’ói. Durante el siglo XVIII, las

misiones se constituyeron como centros de población india pluriétnica,

la cual poco a poco llegó a la integración y al mestizaje.

La congregación y evangelización de los xi’ói no fueron nada

sencillas para ninguno de los actores. Por un lado, los xi’ói vieron cómo

sus tierras fueron progresivamente habitadas por seres barbados,

vestidos con caparazones —semejantes a los armadillos—, que además

cargaban armas y montaban a unos animales muy grandes y sabrosos

—la afición de los xi’ói por la carne de caballo provocó persecuciones y

matanzas por ambos bandos. Los xi’ói también enfrentaron a otro tipo

de extraños, señores sin pelo vestidos con indumentos muy largos, que

les hablaban en otra lengua, les hacían señas y luego los trataban de

convencer de que sus costumbres no eran las adecuadas. Así comenzó

una etapa en la que los religiosos levantaban una pequeña iglesia de

madera y los xi’ói la reducían a cenizas, y si por fin lograban retener a

los xi’ói en la misión, un buen día, al amanecer, el fraile se encontraba

prácticamente solo: los xi’ói habían regresado al monte debido a que la

época de escasez de alimentos había terminado, o bien porque habían

CONSEJO DE LUCHA PAME

16

sido amenazados de muerte por colonos y militares cercanos a la

misión.

Luego de los intentos militares y religiosos, arribaron los colonos

como actores de la tercera estrategia de conquista y pacificación. Los

colonos, grupo compuesto por españoles y criollos en busca de tierras

para la agricultura, eran enemigos del paternalismo misionero que

había acaparado las mejores tierras para la Iglesia y los indios. Así las

cosas, los cuatro grupos principales (colonos, soldados, misioneros y

xi’ói) estuvieron en constante conflicto durante tres siglos. No fue sino

hasta 1770, cuando la Corona confió en que los xi’ói habían sido

finalmente sedentarizados y evangelizados, que se dio por concluido el

objetivo de las misiones, motivo de la secularización. Una vez que los

misioneros abandonaron el territorio, los xi’ói quedaron desprotegidos;

entonces los colonos y militares vieron la oportunidad de quedarse con

las tierras misionales. Ante este hecho, los xi’ói de nueva cuenta se

replegaron hacia las montañas, y los hacendados asumieron

finalmente la supremacía económica y política, acaparando, en

muchos casos, hasta las tierras que los xi’ói utilizaban como coto de

caza y recolección. Este proceso se acrecentó durante el siglo XIX con

el resurgimiento de las haciendas, que atrajo a nuevos colonos y

hacendados a la región.

En suma, la historia de los xi’ói ha sido un constante ir y venir,

táctica gracias a la cual pudieron sobrevivir y perdurar como grupo,

aunque las múltiples relaciones que debieron establecer los condujeron

a redefinir muchas de sus costumbres.

Actualmente son sedentarios, pero aún presentan algunos

rasgos que provienen de su pasado seminómada. Sin embargo, toda

estrategia tiene un costo: en las movilizaciones que un día los

salvaron de la extinción, sacrificaron, ante los terratenientes

CONSEJO DE LUCHA PAME

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españoles, criollos y mestizos, la mayor parte de las tierras

cultivables de las que hoy carecen.

IV

Los habitantes de la región xi’ói estuvieron durante el siglo XIX

inmersos en un fuerte proceso de integración al sistema económico-

social del naciente país. Esto alentó su participación en la lucha que le

dio origen, así como en la revuelta protagonizada por el Ejército

Regenerador de la Sierra Gorda, a mediados del siglo y cuyo centro se

hallaba en Rioverde.

Ya en el siglo XX, y en el contexto de la lucha revolucionaria

originada en 1910, la región xi’ói se distinguió por las acciones

armadas de los hermanos mestizos Saturnino, Magdaleno y Cleofas

Cedillo, oriundos del municipio de Ciudad del Maíz, y por los grandes

movimientos armados que los habitantes de la región protagonizaron.

Las consecuencias inmediatas fueron el abandono total de muchos

pueblos y ranchos ocupados por xi’ói, además de una gran mortandad

entre ellos.

La participación de los xi’ói dentro del movimiento

revolucionario pronto fue reconocida al encontrar respuesta positiva a

sus demandas de dotación ejidal o restituciones de terrenos

comunales. Lograron constituirse los ejidos de La Palma (1919), La

Olla de Durazno (1920), Santa María Acapulco (1922) y Gamotes

(1923).

V

La región xi’ói comprende en su extensión diversos parajes, su

hidrografía y orografía no son regulares. Al norte, la tierra es

prácticamente infértil, muy erosionada o bien con suelos demasiado

CONSEJO DE LUCHA PAME

18

delgados, como los de la parte árida del sur. Los suelos fértiles

predominan en el centro de la región.

El territorio presenta una distribución irregular de especies

biológicas. En cuanto a la flora, las partes frescas o frías tienen

vegetales xerófilos, con encinares y escasos pinares; las partes

calurosas son abundantes en matorrales y cactáceas; los lomeríos de

las tierras bajas muestran una vegetación de xerezona, con mezquites,

huizaches y otros chaparrales; la parte más húmeda presenta

pastizales y vegetación perennifolia, con bosques de cedro rojo y roble.

En su fauna son relativamente abundantes los reptiles e

insectos, lo son mucho menos las aves y mamíferos, y prácticamente

carece de batracios y peces.

Destacan por su explotación agropecuaria, realizada en mayor

medida por mestizos que por los xi’ói, los siguientes ecosistemas: los

"Llanos de Moctezuma", que son muy productivos y se localizan en el

municipio de Alaquines, los valles de Canoas y de Rayón, los

terrenos fértiles de Tamasopo y la cuenca del Rioverde.

La tenencia de la tierra en la región xi’ói sigue el esquema ejidal

y su extensión gira alrededor de las 73 868 has, también existe la

propiedad privada, aunque su extensión es mínima.

La agricultura es la actividad preponderante entre los xi’ói, que

realizan los varones, tanto los jóvenes como los adultos, y rara vez las

mujeres. Los principales productos por área son: en Ciudad del Maíz,

maíz, frijol, caña, café y árboles frutales como mango, papaya y

plátano. En La Palma, maíz, frijol, así como caña, café, camote,

calabaza, chile, borraja y lenteja. En Alaquines, tabaco, chile y

cereales. Por último, en Santa María Acapulco, sobresalen el maíz, el

frijol, la caña de azúcar y una considerable cantidad de frutas. Como

CONSEJO DE LUCHA PAME

19

en el caso de tantas otras regiones de los pueblos originarios, las

mejores tierras se encuentran en manos de los mestizos, mientras que

las menos fértiles están en manos de los xi’ói.

Los sembradíos de maíz, frijol, calabaza y chile proporcionan los

principales productos al régimen alimenticio de los xi’ói. Se consumen

también alimentos obtenidos por recolección, entre los que sobresalen

derivados del maguey y el chamal, que es la raíz de una planta del tipo

de la palma; la cacería no representa una fuente importante de

alimentos.

La venta de la fuerza de trabajo principalmente se da en el corte

de la caña y secundariamente en la acción del vareo de frijol, en Rayón.

Algunos de los xi’ói emigran a San Luis Potosí a realizar trabajo

asalariado no calificado, y otros a las ciudades de Tampico,

Monterrey o incluso a ciudades de Estados Unidos.

Los principales lugares de comercio son las cabeceras

municipales de Rioverde, Cárdenas y Tamasopo. En resumen, el

cultivo de básicos, la cría de dos o tres cabezas de ganado y la venta

temporal de trabajo en los centros de agricultura avanzada, han sido la

estrategia de sobrevivencia económica de los xi’ói.

VI

En la cultura xi’ói la familia es el núcleo rector, y está formada

por un patriarcado donde se considera la opinión de la mujer para la

toma de algunas decisiones. El miembro más viejo de la familia es el

jefe de la misma. Para integrarse como grupo, los problemas más

agudos a los que se enfrentan los xi’ói son a la dispersión de las

comunidades y a la emigración; este último problema se ha agravado

en los años recientes, ya que se ha convertido en un fenómeno

definitivo y de núcleos familiares completos.

CONSEJO DE LUCHA PAME

20

La organización civil dentro de la región sigue, en lo general, el

régimen de los ayuntamientos y en lo particular el sistema ejidal. Los

representantes de la organización ejidal, así como de otros cargos de

administración de orden, justicia, etcétera, son los comisariados

ejidales, los cuales no son xi’ói exclusivamente.

Existen paralelamente los gobernadores tradicionales aunque

no en toda la región. Históricamente, este cargo tuvo en sus inicios

una gestión exclusivamente religiosa, con el tiempo su influencia se fue

extendiendo a las cuestiones agrarias y de administración civil y de

justicia.

VII

Por la región xi’ói cruza la carretera federal número 70, que va

de San Luis Potosí a Ciudad Valles; por ésta, se llega al área xi’ói de La

Palma. Hay un acceso a la región por el norte, que llega a Ciudad del

Maíz, y por la carretera que sale de la ciudad de San Luis Potosí hacia

Matehuala, se desvía en el entronque de El Huizache para ir hacia el

este, hasta Ciudad Mante, Tamaulipas. De Rayón hacia Ciudad del

Maíz se extiende una carretera en partes pavimentada y en partes

revestida; ésta es el acceso a Alaquines y Ciudad del Maíz. También de

Rayón, pero en dirección sur, corre un vía estatal actualmente en

partes pavimentada y en partes revestida que lleva a las cabeceras

municipales de Santa Catarina y Lagunillas, el cual es la entrada hacia

Santa María Acapulco. Para llegar a la fracción queretana de esta área

se toma una vía que parte de la carretera Jalpan y continúa a

Querétaro, Rioverde y San Luis Potosí.

El ferrocarril fue un medio de transporte que tuvo relativa

importancia para los xi’ói, hasta que llegó el trazo de la carretera.

Dentro de la región xi’ói, las estaciones relevantes son las de Las

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Tablas, Cárdenas, Canoas, Espinazo del Diablo y Tamasopo,

prácticamente en desuso en la actualidad, a raiz de la privatización de

Ferrocarriles Nacionales de México en el sexenio de Ernesto Zedillo.

Finalmente hay una pista de aterrizaje abandonada, próxima a la

comunidad de Cárdenas.

La carencia de agua, tanto potable como para la producción

agrícola, es uno de los problemas más agudos de la mayor parte de la

región. Casi los únicos puntos que cuentan con agua potable entubada

son los conurbados a las cabeceras municipales; en los demás sitios se

hace uso de pozos, jagüeyes, ojos de agua y arroyos.

La electricidad abarca sólo en un 20% de las comunidades xi’ói;

menos desfavorecidas son aquellas conurbadas o próximas a las

cabeceras municipales.

Las telecomunicaciones se concentran también en las cabeceras

municipales; entre ellas destaca la estación de radio "La voz de la

Huasteca", a cargo de la Comisión Nacional Para el Desarrllo de los

Pueblos Indígenas (CDI), antes Instituto Nacional Indigenista (INI),

situada en Tancanhuitz de Santos, San Luis Potosí; parte de la

programación está dirigida a los xi’ói, y parte de la programación se

transmite en su idioma.

En la región xi’ói, la enseñanza institucionalizada cuenta con 35

centros de educación preescolar; 17 primarias con organización

incompleta; 9 primarias con organización completa; 27 primarias

unitarias y 9 albergues escolares; así como con cinco secundarias

federales; seis telesecundarias estatales; 9 Centros de Bachillerato

por Cooperación, entre los que destaca el Centro de Bachillerato

“Josefa Ortíz de Domínguez” administrado por el Consejo de Lucha

Pame, localizado en El Epazote, siendo el único de su tipo que cuenta

con infraestructura propia; un Colegio de Bachilleres -en Rayón-; un

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Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario -en Ciudad del

Maíz-; y un Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de

Servicios -en Cárdenas. En estas dos últimas poblaciones se

encuentran también los únicos centros de enseñanza profesional de la

región. En resumen, es posible decir que la región xi’ói es muy pobre

en términos de infraestructura.

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ANTECEDENTES Y

VISCICITUDES HISTÓRICAS

DEL CONSEJO DE LUCHA

PAME

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Agustina Soto Luna,

Asesora General del Consejo de Lucha Pame

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A finales de 1980 se presentó en las oficinas del PSUM un grupo

de xi’ói de la comunidad de La Palma encabezados por su

Gobernador Tradicional, Don Francisco De la Cruz (“Don Panchito”),

buscando el apoyo del partido para la lucha que estaba dando en

defensa de sus bosques de encino, ya que entre los concesionarios que

el corrupto y corruptor Carlos Jonguitud Barrios solapaba y los

ilegítimos Comisariados Ejidales de La Palma, mayoritariamente

mestizos y ladinos, realizaban una depredadora explotación de la

riqueza forestal con jugosas ganancias para ellos, mientras los

legítimos propietarios de la tierra y de los bosques, los xi’ói de La

Palma, siempre hambrientos y explotados, recibían la miserable

cantidad de $6.00 por cada durmiente puesto a borde de las vías del

ferrocarril para el mantenimiento de éstas.

La palabra combativa del primer y único diputado local del PCM,

el Prof. Carlos Javier López Torres, había llegado hasta sus apartadas

comunidades a través de los medios informativos, motivándolos a

buscarle con la idea de que les respaldara para obligar al gobierno a

poner un alto a los abusos y atropellos de que eran objeto, haciendo

frente común contra el Gobernador del Estado. Desgraciadamente, a

estas alturas de la historia, una gran parte de los encinales había sido

ya talada.

El grupo encabezado por Don Panchito estaba formado por los

representantes de algunos de los anexos de La Palma: Don Mateo, de

Pozos Cuates; Don Jesús Escudero, de Agua Puerca; Don Epitacio,

de Las Guapas; Don Agustín Castillo, de Cuesta Blanca; Don Odón,

de Tierras Coloradas; Don Amado, de Tanque del Borrego; Don

José Hernández, de Paso del Sauz; Don José Martínez, de El

Obispito; Don Justino, de El Cañón de la Virgen, entre otros. Siendo

idea del Prof. Carlos López Torres, bajo la influencia aun del

“sovietismo” de la vieja guardia estalinista, que esta singular y

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autogestionaria organización de base, conformada por los xi’ói de La

Palma a partir de sus ancestrales métodos asamblearios fusionados

con las mayordomías de las tradiciones religiosas del catolicismo y la

democracia representativa del liberalismo de la ilustración, se

denominara “Consejo de Lucha Pame”.

Después de esta etapa de lucha, clarificado ya el objetivo

fundamental del Consejo de Lucha Pame: el reconocimiento y

respeto como sujeto de derecho agrario y de la integridad de su

tierra bajo la modalidad de núcleo agrario comunal del Pueblo

xi’ói de La Palma, la dirección del partido, ya para entonces PSUM,

influida más por una visión antropológica academicista que de justicia

social y agraria, fue relegando a segundo plano el objetivo fundamental

de la lucha del pueblo xi’ói de La Palma, para terminar asimilándolo al

electoralismo absolutamente dominante ya en la etapa partidista PMS-

PRD, como una simple reserva de votos y al olvido finalmente sus

legítimas aspiraciones de justicia social y agraria.

En 1994, a raíz de la aprobación del elitista y antipopular

Reglamento de Actividades Comerciales en la Vía Pública por

parte de los diputados locales de todos los partidos del espectro

electoral con presencia en el Congreso del Estado (PRD incluido),

aprobado a su vez por los integrantes del Cabildo de todo los partidos

del espectro electoral con presencia en el H. Ayuntamiento de San Luis

Potosí (PRD incluido), un grupo de comerciantes ambulantes de la

capital, asesorados por el joven Miguel Ángel Wong Soto, se resiste a

ser desalojado de las áreas de trabajo localizadas en el Centro

Histórico, concitando la respuesta autoritaria del navista arrepentido,

Mario Leal Campos, y del pri-navista Horacio Sánchez Unzueta, a la

sazón Presidente Municipal de la Capital y Gobernador del Estado

respectivamente.

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Encarcelados los principales dirigentes de los ambulantes y su

asesor bajo cargos de delitos políticos, la lucha adquiere los rasgos de

una defensa del Estado de Derecho y del respeto pleno e irrestricto de

garantías individuales tales como el derecho de manifestación, de

petición, de asociación, de trabajo y de debido proceso, que culmina

finalmente con la excarcelación negociada (que no el sobreseimiento de

los procesos judiciales) de los indiciados y la conquista de “tolerancias”

(que no la derogación del mencionado ordenamiento reglamentario)

para los ambulantes en resistencia, a las cuales se acogieron de

inmediato las direcciones oportunistas de organizaciones del comercio

en vía pública que previamente habían negociado con las autoridades

la reubicación de sus agremiados.

Una vez fuera de la cárcel y al efecto de continuar y profundizar

la lucha por el restablecimiento del Estado de Derecho en San Luis

Potosí y por la derogación del elitista y antipopular Reglamento de

Actividades Comerciales en la Vía Pública, y en virtud de la actitud

asumida fundamentalmente por los representantes populares del PRD

en el Congreso del Estado y el H. Ayuntamiento de la capital, un grupo

de 30 comerciantes ambulantes militantes del PRD, plenamente

identificados con la congruencia y combatividad de Miguel Ángel Wong

Soto, deciden en un acto público en la Plaza de Armas de la capital

quemar sus credenciales electorales y partidistas y anunciar la

conformación de una Organización Social de orientación

revolucionaria, ideológicamente definida sobre las concepciones del

Marxismo-Leninismo-Maoísmo, dando lugar al surgimiento de la

Coordinadora del Movimiento Amplio Popular y a un modelo de

promoción popular multisectorial, que se constituye de inmediato en

heredera natural de las luchas históricas del pueblo potosino.

Habiendo sido parte de este esfuerzo de lucha y organización, y

coparticipe como integrante de la Comisión de Trabajo Popular del

PCM-PSUM de las actividades partidistas con el Consejo de Lucha

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Pame, entre las tareas de promoción y crecimiento sectorial de la

CMAP, se me asignó la tarea de invitar al pueblo xi’ói de La Palma a

retomar la lucha por su reconocimiento y respeto como sujeto de

derecho agrario y de la integridad de su tierra bajo la modalidad de

núcleo agrario comunal, reconstituyendo y reorganizando el Consejo de

Lucha Pame, ya como sujeto de derecho indígena sobre la consigna de

Dignificación de la Raza Pame, al efecto de hacer realidad sus

legítimas y ancestrales aspiraciones de justicia social y agraria.

Por una de esas curiosas sincronías del proceso histórico-social,

decepcionado por el electoralismo y el abandono en que el PRD había

finalmente relegado al pueblo xi’ói de La Palma, Don Luis Sánchez

González de El Epazote, de inmediato simpatiza con el proyecto,

creándose una empatía de extraordinaria sinergia con la que escribe

estas líneas, que facilitó la labor de reconstituir el Consejo de Lucha

Pame.

Así, integrado nuevamente el pueblo xi’ói de La Palma en el

Consejo de Lucha Pame, y unido este orgánicamente a la Coordinadora

del Movimiento Amplio Popular, comprendiendo poco a poco que la

lucha del pueblo en defensa de sus derechos sólo lo puede dar el

pueblo mismo, unido y organizado, se ha desarrollado en los últimos

años la lucha contra los ricos y su gobierno, quienes han intentado por

todos los medios destruir esta unión con intrigas, represión y

encarcelando al compañero Miguel Ángel, a quien mantuvieron preso

por 4 años, 8 meses y 15 días, tratando de destruir y desaparecer

nuestra querida organización.

Años en que el Consejo de Lucha Pame participó activa y

denodadamente en la resistencia en contra del perverso, ladrón y

miserable Marcelo De los Santos Fraga.

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Esta última etapa, como en toda lucha auténtica y legítima de

las masas populares, ha dejado al descubierto a los traidores y

cobardes que habían estado agazapados usufructuando para su

beneficio personal la lucha del pueblo y que, aliados con los esbirros de

los ricos y su gobierno, se frotaban las manos y se relamían los labios,

creyendo ingenuamente que podrían manipular a las masas

conscientes y derrotar a su línea de dirección marxista-leninista-

maoísta; logrando, por el contrario, la depuración organizacional y una

mayor cohesión orgánico-ideológica del modelo de promoción popular

de la CMAP y el CLP, con la clara conciencia y convicción de que sólo el

pueblo, unido y organizado, logrará al final derrocar a los ricos y su

gobierno, cuyo desarrollo y crecimiento ha permitido la integración de

más y más grupos y comunidades de la Zona Media del estado al

Consejo de Lucha Pame, unificando en una sola voz el grito de guerra

de los más desprotegidos y olvidados.