consecuencias biológicas en adultos que han experimentado trauma en la infancia

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Consecuencias biológicas en adultos que han experimentado trauma en la infancia. Al igual que hay consecuencias mentales y de comportamiento asociados con innumerables experiencias traumáticas en la infancia, es probable que exista también una serie de alteraciones biológicas asociadas con la exposición al trauma temprano. En la medida en que las diferencias biológicas se han asociado con estos diversos resultados, se podría suponer razonablemente que no hay ninguna consecuencia biológica específica relacionada con trauma temprano. Es más razonable centrarse en el tipo de alteraciones que se podría esperar (por ejemplo, neuroendocrino, neuroquímico). Hasta la fecha, muchos estudios examinan los correlatos biológicos a largo plazo del abuso temprano en el contexto del trastorno de estrés postraumático y aspectos destacados de estos estudios se analizan a continuación. Hallazgos neuroquímicos y neuroendocrinos en adultos expuestos al trauma en los primeros años de vida. Los estudios de TEPT en respuesta a los eventos traumáticos que ocurren en la edad adulta (por ejemplo, el combate) han tendido a mostrar evidencia de niveles basales de cortisol más bajos (Boscarino., 1996; Yehuda et al, 1990; Yehuda, Kahana, 1995) y una sensibilidad de retroalimentación negativa mejorada del eje HPA. Esta última observación está apoyada por los resultados del aumento de la supresión de cortisol en dosis bajas de dexametasona (Yehuda, Boisoneau, et al., 1993, 1995). Este hallazgo es en la dirección opuesta de la supresión de la dexametasona, lo cual no se observa en estudios de la depresión. Es interesante que en muchos (pero no todos) los estudios, también se encontraron adultos con trastorno de estrés postraumático para mostrar evidencia de aumento de la actividad de las catecolaminas (por ejemplo, Yehuda et al., 1998; en Southwick et al., 1993). Este perfil se observó de manera similar en adolescentes con trastorno de estrés postraumático que fueron expuestos a un devastador terremoto en Armenia. Los sujetos con trastorno de estrés postraumático mostraron niveles elevados salivales de 3- metoxi-4-hidroxifenilglicol (un metabolito de la degradación de la norepinefrina) y concentraciones reducidas de cortisol salival. Los sujetos con trastorno de estrés postraumático también

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Traducción de una parte del documento en inglés de Practchett, L., & Yehuda, R. (2011). Foundations of posttraumatic stress disorder: Does early life trauma lead to adult posttraumatic stress disorder?

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Consecuencias biolgicas en adultos que han experimentado trauma en la infancia.Al igual que hay consecuencias mentales y de comportamiento asociados con innumerables experiencias traumticas en la infancia, es probable que exista tambin una serie de alteraciones biolgicas asociadas con la exposicin al trauma temprano. En la medida en que las diferencias biolgicas se han asociado con estos diversos resultados, se podra suponer razonablemente que no hay ninguna consecuencia biolgica especfica relacionada con trauma temprano. Es ms razonable centrarse en el tipo de alteraciones que se podra esperar (por ejemplo, neuroendocrino, neuroqumico). Hasta la fecha, muchos estudios examinan los correlatos biolgicos a largo plazo del abuso temprano en el contexto del trastorno de estrs postraumtico y aspectos destacados de estos estudios se analizan a continuacin.Hallazgos neuroqumicos y neuroendocrinos en adultos expuestos al trauma en los primeros aos de vida.Los estudios de TEPT en respuesta a los eventos traumticos que ocurren en la edad adulta (por ejemplo, el combate) han tendido a mostrar evidencia de niveles basales de cortisol ms bajos (Boscarino., 1996; Yehuda et al, 1990; Yehuda, Kahana, 1995) y una sensibilidad de retroalimentacin negativa mejorada del eje HPA. Esta ltima observacin est apoyada por los resultados del aumento de la supresin de cortisol en dosis bajas de dexametasona (Yehuda, Boisoneau, et al., 1993, 1995). Este hallazgo es en la direccin opuesta de la supresin de la dexametasona, lo cual no se observa en estudios de la depresin. Es interesante que en muchos (pero no todos) los estudios, tambin se encontraron adultos con trastorno de estrs postraumtico para mostrar evidencia de aumento de la actividad de las catecolaminas (por ejemplo, Yehuda et al., 1998; en Southwick et al., 1993).Este perfil se observ de manera similar en adolescentes con trastorno de estrs postraumtico que fueron expuestos a un devastador terremoto en Armenia. Los sujetos con trastorno de estrs postraumtico mostraron niveles elevados salivales de 3-metoxi-4-hidroxifenilglicol (un metabolito de la degradacin de la norepinefrina) y concentraciones reducidas de cortisol salival. Los sujetos con trastorno de estrs postraumtico tambin mostraron una mayor supresin de cortisol despus de la dexametasona de dosis baja (0,50 mg; Goenjian et al, 1996). Ambos niveles basales 3-metoxi-4-hidroxifenilglicol y la respuesta a la dexametasona se correlacionaron con los sntomas encontrados en el grupo de trastorno de estrs postraumtico.Los resultados de los estudios que examinan a los adultos con trastorno de estrs postraumtico y trauma de la infancia han sido contradictorios. Lemieux y Coe (1995) mostraron que, en una muestra de mujeres que fueron vctimas de abusos sexuales en la infancia, las personas con TEPT tenan los niveles de cortisol, norepinefrina, adrenalina significativamente elevados en comparacin con aquellos sin TEPT. Los sujetos maltratados en ese estudio tambin tendan a ser ms obesos, sobre todo si tenan TEPT, lo que podra, en parte, contribuir a los niveles de hormonas ambiente superiores. Bremner et al. (2003) encontraron que los niveles de cortisol eran ms bajos entre las mujeres con antecedentes de abuso y TEPT cuando slo existe una historia de abuso (y sin TEPT) o sin antecedentes de abuso. Sin embargo, la respuesta de la ACTH al CRF desafo en mujeres con trastorno de estrs postraumtico slo fue mitigado en comparacin con las mujeres no maltratadas, y no se observaron tales diferencias en comparacin con las mujeres maltratadas sin TEPT. En un estudio posterior (Bremner, Vermetten, y Kelly, 2007) se observaron niveles bajos de cortisol y aumento de la pulsatilidad de cortisol en mujeres con antecedentes de abuso infantil y trastorno de estrs postraumtico actual en comparacin con las mujeres con abuso, pero sin trastorno de estrs postraumtico, ya sea abuso o trastorno de estrs postraumtico. Por lo tanto, aunque hay similitudes en las anomalas del eje HPA asociados con trastorno de estrs postraumtico debido a abuso infantil y la traumatizacin en el adulto, es necesario seguir trabajando para entender las diferencias y su relacin con el tipo de trauma, el desarrollo y curso longitudinal. Es interesante que estos estudios tambin ilustran que disfuncin del eje HPA puede estar asociada con un historial de abuso infantil, incluso en ausencia de un trastorno de estrs postraumtico.Los estudios transversales que examinan la disfuncin del eje HPA en nios maltratados tambin han sido inconsistentes. Los niveles bajos de cortisol se han observado en los nios con cuidados de crianza debido a los malos tratos (Bruce, Fisher, peras, y Levine, 2009; Gunnar y Vzquez, 2001), y las nias vctimas de abuso sexual (King, Mandansky, King, Fletcher, y Brewer, 2001). Sin embargo, varios estudios han encontrado cortisol elevado en los nios maltratados (Revisado en Tarullo y Gunnar, 2006). Cicchetti y Rogosch (2001) no encontraron cortisol comparativamente ms bajo (a pesar de una tendencia a la baja de cortisol en nios maltratados fsicamente); que realmente encontraron que los niveles de cortisol se elevaron para los nios con el abuso fsico y sexual. Esto hizo eco de las observaciones de elevaciones de cortisol y catecolaminas en nios maltratados con TEPT en comparacin con los sujetos control normales (De Bellis et al., 2000). Cicchetti, Rogosch, Gunnar, y Toth (2010) encontraron que la desregulacin del eje HPA se asocia nicamente con esos nios abusados con alta sintomatologa depresiva o de internalizacin. Un reciente estudio longitudinal en el que los nios vctimas de abusos sexuales fueron seguidos desde los 6 a los 30 aos de edad demostr una atenuacin progresiva en la actividad de cortisol a partir de la adolescencia, con niveles significativamente ms bajos de cortisol que slo aparecen en la edad adulta temprana (Trickett, Noll, Susman, Shenk, y Putnam, 2010).Otros estudios se han centrado en los adultos con antecedentes reportados de abuso infantil. Se ha encontrado que las mujeres con antecedentes de abuso infantil tienden a tener aumento de las respuestas de la administracin de ACTH CRF (Newport, Heim, Bonsall, Miller, y Nemeroff, 2004). La respuesta del cortisol atenuada de la administracin de dexametasona se ha encontrado entre los individuos con altos niveles reportados de abandono emocional (Watson et al., 2007) y mujeres sobrevivientes de abuso sexual en la infancia (Newport et al., 2004; Stein et al., 1997) que sugieren hipersensibilidad del GR. Estos hallazgos sugieren que la retroalimentacin de glucocorticoides disfuncional similares puede ser una posible consecuencia de un traumatismo en los primeros aos de vida; potencialmente uno que media el desarrollo de posteriores trastornos de estrs postraumtico. La variacin diurna de cortisol se ha identificado entre las mujeres con antecedentes reportados de abuso fsico o sexual en la niez (Brewer-Smyth y Burgess, 2008; Weissbecker, Floyd, Desierto, Salmn, y Sephton, 2006) y entre los adultos que fueron adoptados tras extremo abuso o negligencia (van der Vegt et al., 2009).