congar la tradición y las tradiciones ensayo históricot ii pp 335 390_opt

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  • Se atribuye la expresi6n a Franzelin t, pero seencuentra ya en Perrone y hasta en Drey 2. En laedad media, se hubiera hablado de documenta: lasrealidades que tienen una relaci6n con la ensefian-za y tienen valor docente. Veremos que 10s docu ..mentos de la Tradicion no son la Tradicion mis-ma: san las expresiones en las cuales esta, al me-nos parcalmente, fijada y contenida, en las eua-les, por consiguiente, se la puede captar. La Tradi-con es anterior a ellos, al menos logicamente, pues-to que e110sla expresan. Ciertas cosas han podidoser afinnadas efectivamente, pero sin ser accesi-bles a nosotros, por no haber sido suficientementeexpresadas. Respecto de la tradici6n viviente dehoy 10s monumentos ya fijados de una tradiei6nantigua tienen el valor de testimonio y de fuente, dereferencia cuyo alcance, desigualmente normativo,hay que precisar.

    Un tratado particular, llamado unas veces Lu-gares teolotcos Y otras Criteriologia ieoloica, pre-

    335

    LOS MONUMENTOS DE LA TRADICION

    CAPITULO VI

    GustavoCaja de textoCONGAR, Y. M. J., La tradicin y las tradiciones: ensayo histrico, San Sebastin 1964. T. II Pp 335-390

  • 336

    A) La regla obetva o el contenido material tquo) dela vida de la Iglesia en la fe (= id quod hominibustrtuiitur ad salutem per [uiem, mediante EcclesiaJ:l.~ Lugares (Tradici6n) constitutivos (la herencia

    de 108 Apostoles):

    Escritura: el estudio de las cuestiones plan-teadas (canon: inspiraci6n; inerrancia, sen-tidos escri turisticos; textos y versiones; Es-critura e Iglesia; reglas de hermenutica)proceden del tratado de Introduccion a laSagrada Escritura.

    T'radieiones no escritas. Su existencia. Re-la.eiones con Escrituras e Iglesia. No sonattesib!es documentalmente de no ser en]O que sgue:

    1; Lugares '7radici6n) declarativos, auxiliares pa-ra nuestro conocimiento del conteni do y delsentido de 105 lugares constitutivos. Son 108mo-numentos de la Tradicion:

    GJ Enseftanza del magisterio.bI' Liturgia

  • Las monumentos de la Tradici6n se identificanpractcamente con lo que figura, en este cuadro,bajo la divisi6n A) 2. No hablaremos aqui de 10sdocumentos del magisterio ms que para situarlosbrevemente, in globo, ya que el estudio de cadauno de ellos pertenece propiamente a un tratadode lugares o de criterios teo16gicos.Efectivamente,la ensefianza del magisterio, sobre todo en la del

    B) El Bujeto de la Tradici6n (qutr'!. sit: Ec;c;Ze~tauioene infide?) :

    1. La Iglesia, cuerpo organico y organizado:e) Teologos (y uso de la razn).Iglesia creyente, que vive infaliblemente enla fe;

    Iglesia docente, medio creado de la vlda enla infabilidad de la fe, stendo el EspirituSanto su medio increado.

    2. El magstero, organo de la Tradici6n en suforma de reula fidei, que para 10s fieles cons-tituye el contendo de la Tradicion en regla defe formaI:

    a) Magisterio ordinario. Magisterio ordinarioy uni versaI:los obspos unidos al papa: ut sin-

    guli; ut corpus apostolicum;el mismo papa; sus auxiliares de de-recho ecleststco.

    b) Magisterio extraordinario:el concilio ecumnico; Ios simbolos yprofesiones de fe;

    el papa hablando ex cathedra;(las censuras o notas teo16gicas sanuno de los medios por los que seexpresa el magisterio ordinario o ex-traordinario) .

  • Quisiramos que estas pagnas fueran un cantoy tm homenaje de reconocimiento filial. No se en-conrraran aqui puntualizaciones de tipo juridico

    1.- LA LITURGIA 4.

    A) LOS PRINCIPALES MONUMENTOS OTESTIGOS

    magjsteriO extraordinario o en la ensefianza formaIdel magisterio ordinario y universal, la Tradici6nr.ene a constituirse en ensefianza, incluso en re-p de fe Iormal, como lo hemos visto en el capi-lUlo III. Aqui nos interesamos ms bien por la Tra-dici6n antes de que haya alcanzado ese estadio,es decr, si se quiere, por la tradici6n materal,antes de que el juicio del magisterio le haya con-fetido la calidad de tradici6n formal, inmediata-mente normativa. Por consiguiente no hablaremosaqui ni de 10s concilios, ni de 10s simbolos o profe-siones de fe, ni de las declaraciones dogmatcas de10s papas, ni siquiera de la ensefianza formaI de losobspos, sin ignorar por elIo su valer, que es el dela catequesis a su niveI ms autntico, como testi-monio y monumento de la Tradici6n. Nos limita-remos deliberadamente a tres grandes monumen-tos de la Tradici6n, en 10s cuales se realiza muy es-pecialmente el valor de medio educativo que le he-mos reconocido: la liturgia, 10s Padres, 1as expre-siones espontaneas del cristianismo. Respect.o decada uno, no vamos a pretender decirlo todo, sinosolamente lo esencial de lo que tiene relaci6n connuestro tema.

  • sobre las condiciones en las que tal texto concreto,o la existencia de tal fiesta, pueden o no puedenser invocados como prueba de una afirmaci6n teo-logica 5. No se trata de la liturgia como arsenaldialctico (D, sino de la sagrada liturgia como ex-presi6n de la Iglesia en acta de vvr, en alabanzade Dios y en realizacon de una comunon santacon El, una vez realizada la alianza en Cristo Jesus,Su Sefior, su Esposo. Vox Populi (Dei), vox Cor-poris (Christi), vox Sponsae! No solamente voz delmagisterio que define, ensefia, reprende, condena,rechaza, .sino voz de la Iglesia amante y orarrto,que hace alga mejar que expresar su fe: que la can-ta, que la practica en una celebraci6n viviente, en laque ella se da enteramente. Esta naturaleza de laliturgia le asegura una cualidad y un rango fuerade serie como instrumento de la Tradici6n, tantoen razon de su estilo o de sus modalidades pro-pias como en razon de su contenido.

    El estilo o el modo. - No vamos a repetir lo quehemos dicho ya, en pgnas anterores, sobre loque confere a la liturgia un valor insuperable demedio educativo. Todo estriba en eI hecho de quela liturgia no es solamente un enunciado de tipoteorico y nocional, sino una accion sagrada. Laacci6n es sinttica, incorpora una convicci6n, laexpresa y, por ese mismo hecho, la desarrolla enaquello mismo que la expresa y comunica a 10sdemas. La liturgia no es un manual, no procede pordefiniciones y conceptos claros: introduce en lasverdades cristianas haciendo obrar y orar, a mo-do de gesto familiar practicado por hombres queponen en elIo su fidelidad y su amor. Introduce en.

  • ES2.S verdades, no mediante discursos y argumen-lOS.- ~no mediante la intimidad de la practca vi-~:c_ Allora ben, tenemos necesidad de alimen-:L::es lentamente con cosas ms que con explica-O()tes .. c. Para la Iglesia la liturgia no es un mo-PImento muerto, una especie de Pante6n que sertsitaria como un museo, sino un hogar siemprebabitado, el envoltorio y medio de su vida.

    Sin embargo, siendo ritualizada, tiene e1poderde conservaci6n de un monumento. El rito es fijo,se transmite y se practica como tal. Por una parte,existe el peligro de formalismo vaco, de trad-con en el senti do de gesto maquinal y rutinario:ilo sabemos demasiado! Por otra parte, se tratade un magnifico recurso para la tradici6n en sugran sentido de fidelidad y de p1enitud. El rito con-serra. Mientras todo cambiaba, y nosotros mis-mos pasbamos por fases cuya sucesi6n no siem-pre ha obedecido a un crecimiento continuo, el ritoperrnaneca. Pudieron llegar el siglo XIV y xv conSU prdida del sentido liturgico, con sus esagera-ciones y sus excrecencias en toda especie de devo-ciones humanas, demostrativas y tragcas: pudo Be-gar el siglo XVllI con su gusto por lo razonable,por lo liti! al hombre, su aversi6n a 10s misterios;pudo llegar el siglo XIX, con su historicismo y susdisociaciones o sus negaciones criticas. Tras todoesto, lquedara la msa, la fiesta de Paseua, el eps-copado, quedara algo ms que las Madonas, unculto al Ser supremo y un Jess de la Historia?i,Qu vamos a hacer nosotros, pobres hombres delsiglo xx, llegados a la existeneia despus de tan-tas demoliciones y olvidos? No tendriamos otra

  • cosa que hacer que entrar en la vieja glesa, tornarel agua bendita como lo hicieron antes de nosotrosPascal y el viejo Serapi6n, seguir una misa que noha cambia do apenas, incluso en sus formas exter-nas, desde San Gregorio Magno, abrir nuestro mi-sal en el Triduo Pascua!... Todo se nos conservo,podiamos participar de una herencia intacta, quenos sera facil de transmitir a nuestra vez. Instru-mento de comunicaci6n y de victoria sobre el tiem-po que degrada todo, el rito se presenta como unmedio poderoso de comuni6n, en la misma reali-dad, de hombres a 105 que separa incluso una du-raci6n de muchos siglos agitados por las tenden-cias mas diversas.

    Y como acci6n vivida, y como acci6n ritualizada,la liturgia conserva, transmite y nos comunica mu ..chas mas cosas que las comprendidas por aqullosmismos que la han practicado, conservado y trans ..mitido :mas de lo que comprendemos nosotros mis-mos. En la celebraci6n de la eucaristia se me datodo lo concerniente a ella, y yo mismo en su tota ..lidad, mientras say capaz de comprender y expresartan poco respecto de ella. La accon es sinttica, elgesto totaliza. Todo mi amor est en el beso queday, aun cuando se trate de un beso distraido. Todami fe esta en la ms ligera de mis senales de cruz,y, cuando pronuncio el Padre Nuestro, he nclui-do ya todo aquello cuyo conocimiento no se me co-muncara sino en la Revelacon de la gloria.

    Confesando, en la acci6n orante, mas de lo queconozco ctaramente, tengo en ella un medio que semanifiesta eficaz, de entrar en un conocrmentomejor de aquello mismo que en cierto modo adoro

  • y ar: sn conocerlo. iCon cuanta razon se ha res-tahl.c.:io el sentido hist6rico del famoso axorna~:z~ ._. credetuii statuit lex orandi: la lex orandi noes 15 liturgia, es el precepto evanglico y apostolico:le O!"C en todo y para todo: lo que implica el creere!! !a necesidad de la gracia, y sa es la lex credendi.Por tanto se puede conocer lo que hay que creer,prartiendo de una prescripci6n de acci6n. Pero estebeneficio supera con mucho el de una precisi6n dog-matica: Implica un aspecto ms interiore Percibi-mos muchas cosas porque han sido objeto de nues-tra oraci6n. Tal es el caso, por ejemplo, de los atri-butos de Dios, bajo cuyo titulo le invocamos y, almvoearle, entramcs en comuni6n con El. Una granparte de lo que cree la Iglesia lo ha ido descubrien-do en la practica sagrada de su fe, de su esperanza yde su amor. Asimismo la liturgia es ellugar privile-giado de la Tradici6n, no solamente bajo su aspectode eoaservacon, sino bajo su aspecto de progreso.La parte que corresponde a esta via en el avanceprogresrro del conocimiento dogmatico es consi-derable. Es claro, por otra parte, que tales crec-mientos deben ser controlados por un magisterioque se refiera a las nonnas objetivas del kervgmaapostolico y sobre todo, puesto que se trata de ve-rificaci6n, del testimonio escrituristico.

    El contenuto. - La liturgia es celebracon, esdecir memoria activa o representaci6n eficaz, enel tiempo actual del cosmos y de la humanidad, de10s misterios de la salvaci6n, revelados y efectua-dos una vez en la historia. Ella es a la vez teologia,soteriologia, antropologia y cosmismo. La liturgiasigue el tiempo natural del mundo, al ritmo de las

  • estaciones, las semanas, los dias y las horas; seacomoda a la vida hwnana oue. como nequefia hs-toria cotidiana o como gran historia, se desenvuel-ve dentro del marco de este tiempo natural, Incor-pora al tiempo el hecho de Cristo, lo hace presen-te en l a fin de que sea principio de salvaci6n yde santidad para 10s hombres y el mundo, princi-pio de la gloria de Dios 7. No lo integran en l sola-mente a modo de anuncio y de ensefianza, sino,gracias a la realidad sui generis del orden sacra-mentaI, a modo de realidad presente, siendo a lavez alga oculto y manifiesto, activo, pero sin auto-matismo. Como la Palabra, a la que por otra parteincluye y asume, la liturgia es de este modo, paraCristo que es su contenido y que celebra en ellacomo Rey, como Profeta y como Sacerdote, el me-dio para realizar en el hombre la nueva creaconque El inauguro en su Pascua santa. De est a suertela Liturgia cuenta, aunque de otro modo, con elmismo contenido de las Escrituras. Su modo noes narrativo e hstrco, como el de la Escritura,que refiere toda la serie de hechos : esta mas cen-trado sobre los misterios de la salvaci6n y sobreCristo que, mediante su Pascua en la que se pusoel principio de la nuestra, realiza la verdad de larelacon religiosa, de alianza que apuntaba, desdeel principio mismo, a la iniciativa tomada por Diosrespeeto de nosotros. Toda la Bblia es paseual, perola liturgia lo es ms, porque es una creaci6n post-paseual y post-penteeostal, iluminada pIenamentepor la luz de 105 hechos sucedidos y comprendidos;porque, asimismo, es la comunicaci6n activa de laPaseua y no solamente su anuncio o su narraci6n.

  • ciOI1E5-B-~!!ccmente. - Que la liturgia esta material-

    me:::e enrretejda de textos y evocaciones escrituris-~ es un becho evidente para quien tiene cono-cmento de las Escrituras y de la liturgia: un he-cho que. ademas, ha sido bastante bien estudia-do'. Muchos gestos ttrgcos son la simple repro-ducci6n de gestos testimoniados en la Biblia. Mejortodava : e1 ethos de la liturgia esta en profundacontinuidad con el de las Escrituras. En la Bibliay en la lturga, es idntica la vson del mundo,idntica la actitud frente a Dios, la interpretaci6nde la Historia, basta el punto de que no puede ha-ber vida Iturgca sin iniciaci6n en la Bbla, y que,a su vez, la liturgia propone un comentario vivo dela Biblia que le confiere toda la plenitud de su sen-tdo l0. Este comentario vivo consiste en que, enel empleo que hace de ella la liturgia, 10s textos serelacionan entre si y todos ellos por su parte serelacionan con su centro comun, que es Cristo ensu misterio paseual. Es una maravilla, que es pre-

    Tiene corno conteni do, de manera mas realista yrn:i,c: eooeenrrada que la Escritura, cuyos momentosp~~es asume por otra parte, la verdad de lare'aCcl relgosa de alianza sintetizada en la muer-te y ec !a resurrecci6n de Jesucristo, unico puntode .~~.~ entre Dios y 10s hombres.

    La I!~wog~a celebra, comunica y hace vivir, bibli-ca. c:-s.olOgica y cat6licamente esta relaci6n reli-:::~ La comunica en su realidad y en su totalidad.Pc! esta razon es el principiaI instrumento de la~~ de la Iglesa 8. Vamos a explicar breve-~-:e cada uno de Ios trminos de estas proposi-

  • ~45.

    ciso descubrir por uno mismo, no sin la ayuda oca-sional de estudios profundos lI, este arte en vir-tud del cual la liturgia re1aciona 10s textos, citapasajes de la Escritura o evoca episodios de la mis-ma en 108 cuales no habriamos pensado jams peroque revisten de esta forma un sentido de gran ple-nitud. Asimismo se encuentra centrada completa-mente sobre el misterio pascual: es su centro, pues-to que tiene por centro la celebraci6n eucaristica.No cesa de celebrar la Pascua al celebrar la Euca-ristia, de modo que lee las Escrituras a la luz mis-ma a la que Cristo las explco a sus apostoles, enel camino de Emaus a Jerusaln, e1mismo dia dePaseua (Le., 24, 27 Y 44-45). Cualquiera que sea ellugar del mundo en e1 que se la celebra, el lugarespiritua1 de la liturgia es siempre Jerusaln, e1diade la Paseua: es como su actualidad permanente.

    Simultaneamente, obedeciendo a la sugerenciay a la exigencia de la misma Escritura, la liturgiaaplica al hombre, en su presente cotidiano, lo queda a conocer, celebra y comunica de Cristo. Lo haceprimeramente en sus textos y en sus oraciones. Lohace asimismo en la predcacon viviente que laacompara como una parte integrante de si misma.La liturgia exige en efeeto este comentario por elque un sacerdocio que es alga completamente dis-tinto del rtual, pero que es esencialmente profti-co, al ser evanglco, ensefia a 108 hombres fielesc6mo hoy se ha cwnplido el pasaje de la Escrituraque acabas de escuchar 12.

    Cristol6gieamente. - En virtud del mismo mo-vimiento que es el de una pIena animaci6n biblica.

  • J,.r,

    Por esta razon toda renovaci6n liturgica va sem-pre acompafiada de cristocentrismo.

    Cat6licamente. - Podria decirse igualmentecristianamente, para dar a entender que 10seris-tianos estn siempre incluidos en lo que la litur-gia anuncia, celebra y realiza. En euanto a ella,no se trata de un simple recuerdo de 10s anunciosbiblicos y de 10s hechos de la historia salvfca : setrata de procurar la realizacon de sta en los hom-bres. Por este motivo la liturgia es el lugar en que10s cristianos no se separaron jamas de Cristo: nosolamente en el sentido en que no pueden existircristianos sin Cristo, punto que 10s estudios pro-testantes biblicos ponen bien de relieve, sino in-cluso en el sentido, menos subrayado por ellos, deque Cristo no existe sin 10s cristianos. Esta es unaverdad indiscutiblemente biblica, pero que 105 Pa-dres tuvieron el mrito de percibir y afirmar congran fuerza. La liturgia actua de la misma maneraen todos sus pasajes. Ella presenta a Cristo en ac-titud de atraerse un pueblo fiel y santo; aiiade eIcomentario de 10s santos y el suyo propio a la Pa-labra del mismo Dios; celebra con Cristo y en suirradiaci6n, el msterro de 10s santos y de su co..muni6n: el santora1, el culto de las sagradas rel-quias y de 1as sagradas imagenes tienen este mis-mo senti do, cuya profundidad y autenticidad nodeben ocultar ciertas aberraciones. Sobre 108 res-tos de una urna que fue descubierta en las ruinas deuna basilica en Belezma, Numidia, y que contuvohuesos de santos, se puede leer esta inscrpcon :In isto vaso sancto congregabuntur membra Chris ..

  • 347

    ti 13. La liturgia ha comprendido y nos ayuda a suvez a comprender, que si toda la Escritura nos ma-nifiesta la autntica relaci6n religiosa, no habla so-lamente de Jesucristo, sino de nosotros, no separaa Jesucristo de 10ssantos: aparece en ella revestidode ellos como de su cuerpo visible.

    Entre Ios santos, vinculada al misterio de Cris-to por lazos, no solamente mas estrechos, sino ab-solutamente unicos, la liturgia celebra de maneramuy especial a Santa Maria, Madre de Dios. Alcelebrarla, al relacionarla con el conjunto del pIande Dios y de los textos inspirados que nos la dana conocer, al procurar finalmente en esta misma ce-lebraci6n una experiencia indecible del misteriomariano, la liturgia ha logrado una inteligencia delmismo irreductible a la que pueden proporcionarel estudio y el razonamiento teologico, por gran-de que sea, pero siempre tan precario. La maneracomo la liturgia cat6lica, tanto la de Oriente comola de Occidente, poniendo en juego la analogia dela fe, aplica a la Madre de Dios temas, imagenes ytextos tomados de las entrafias de la Escritura ysobre todo de sus partes mas secretas, constituyeel elemento mas importante de la Tradici6n en ma-teria de doctrina mariana. Todo esto no es posi-ble sino porque Maria, como Madre de Jesus, esta,juntamente con El, en el centro del PIan de Dios :se Bega de este modo a ver a Maria en una luz cris-tologica al mismo tiempo que como el centro delmisterio de la Iglesia, centro asimsmo del mundosalvado. Pero en este caso la Tradici6n prolongaa la Escritura valindose de la misma Escritura,leida con ojos que alcanzan un niveI de realidad

  • La liturgia comunica la relaci6n religiosa en surealidad y en su totalidad. - Hemos visto ya mu-chas veces que es privilegio de la acci6n, y asimis-ma del simbolo y del rito, el comunicar la totali-dad de una realidad, mas alla de lo que la inteli-gencia puede conocer de ella y sobre todo conocerclaramente. Es privilegio de la practca fiel el rete-ner y poder transmitir la integridad de una heren-eia sea cual fuere el caracter parcial de la concien-cia que tenemos de su contenido. Esto se realizade una manera muy especial en la liturgia vivida.Este hecho explica una experiencia que hemos he-cho en el movimiento ecumnico y que se puede re-sumr asi: el estudio de los formularios de la fe yde 10s tratados dogmatcos no basta para hacer pe-netrar la realidad de una Comuni6n cristiana, ni si-quiera su creencia; hay que afiadir a esto un co-nocimiento concreto, cierta experiencia de su li-turgia y de su vida. No se comprende bien a otrocristiano sino cuando se le ha visto orar en su co-munidad, cuando se ha orado con l, cuando se leha seguido, --con todo respeto a las reglas que pro-hiben la communicatio in sacris-, en su vida cul-tual.

    Acci6n y rito, la liturgia es sinttica por exce-lencia. Como la leche para e1 recin nacido, ella esun alimento completo, perfecto, al mismo tiempoque asimilable. Une, reconcilia y resuelve en la sim-plicidad de una elevadisima sintesis, aspectos nosolamente dversos, sino antag6nicos. Mostrarlo de-

    mas prorundo que el lograda por el noogo o elhistoriador 14.

  • Gracias al genio de la liturgia toda una serie decuestones se resuelven sanamente, cat6licamente,en medio de la alegria de una luz suave, sin habersido siquiera planteadas, en todo caso sin haberlosido en la tensi6n y dificultad: algo asi como, den-tro del clima de una familia normal, cuestiones 11e-nas de antinomias y de confiictos, encuentran unasoluci6n aceptable, por ejemplo: autoridad y liber-tad, persona y comunidad, continuidad y nove-dad, etc. La liturgia confiere a la Iglesia la plenitudde su clima familiar; en esta funci6n se une a laTradici6n, de la que hemos visto que responde bas-tante precisamente a lo que es la educaci6n, en lasolidaridad y renovaci6n de las generaciones.

    Por todo esto, la liturgia es el principal instru-mento de la Tradici6n de la Ilesui. En la liturgia

    el cosmos, el hombre y la accn salviflca de Dios;tlempo cosmico e historia salvifica, recuerdo de hechoshist6ricos y aftrmaciones dogmtcas de la fe;

    misterio y simbolo. supra-racional del mistcrio e Iri-fra-racional del simbolo;

    sacerdocio [errquco y pueblo ftel, enteramente sa-cerdotal;

    doctrina y acci6n, palabra y sacramento;cuerpo y alma;libertad de] movimiento espiritual y formulario fijo;

    inspiraci6n y disciplina;seereto y pblco ; personal y comunitario;acto operante de Dios y respuesta o compromiso del

    hombre;simplicidad y riqueza; naturaleza y cultura ...

    talladamente exgra demasiado espacio y nos lle-varia muy lejos 15. Contentmonos con una simpleenumeraci6n :

  • Asi como no lo hicimos respecto de la liturgia,tampoco vamos a precisar aqui las condiciones,hasta cierto punto juridicas o can6nicas segun lascuales se puede fundar sobre 10s Padres una argu-mentacon teologica valida: esto correspontle a lostratados de criteriologia teologica (cf. supra, p. 326,n. 102). Tampoco vamos a volver sobre la funci6ndel magstero instituido en la aprobaci6n de 10sPadres y, por consiguiente, en el establecimiento desu autoridad, Este punto importantisimo, recono-cido ya en la antguedad 19, logr6 una sistematiza-ci6n formaI como consecuenca de la reacci6n sus-citada por el dictum de Graciano 2Q: hoy en dia estalo suficientemente firme para que no haya que esta-blecerlo de nuevo. No representa nada eepeoffco,permanece exterior a la cuesti6n que querriamosabordar aqui y que formulariamos asi: 6Qu es loque hace de los Padres testigos privilegiados de laTradici6n y, por eso mismo, un lugar teol6gico

    2.(1 LOS PADRES 18.

    habla todavia el Espiritu que inspiro las SagradasEscrituras; la liturgia es la tradici6n msma, en sum(is elevado grado de poder y solemndad 16. Laliturgia tiene el modo y ejerce superiormente la fun-con de la Tradici6n, porque posee el genio de lamisma. Al hablar de ella, al describir su acci6n, te-nemos conciencia de que hablamos de la Tradici6nmsma y de que describimos su obra. Tambin PioXII pudo llamar a la liturgia el espejo fiel de ladoctrina transmitida por 10s Antguos 17.

  • (,Qu significa esta expresi6n, Los Padres?.-lC6mo definir esta clase de hombres? La teologiaoat6lica dispone de una definici6n y de criterios su-ficientes: ortodoxia de la doctrina, antigiiedad, san-tidad de vida, aprobaci6n por parte de la Iglesia ysobre todo de la Iglesia romana, en cuya comuni6nhan vivido y muerto los autores en cuesti6n. Estecriterio ha sido criticado con frecuencia por histo-riadores que, hablando como meros historiadoresy patr6logos, le reprochaban el haber introducidouna apreciaci6n extrafia a la hstoria, ya que fue pre-conizada en nombre de una ortodoxia y de un ma-gisterio 21.

    La critica es sin duda justa desde el punto devista del historiador, pero no impresiona al hom-bre de Iglesia o al te6logo que, como tal, admite elvalor de una referencia dogmatica. Sin embargo, es-ta definici6n, acompafiada de sus crteros, siguesiendo excesivamente exterior, descriptiva, y no ca-racteriza la funci6n hist6rica de 105 Padres desdedentro. Ademas, es imprecisa en uno de sus ele-mentos: (,c6mo apreciar y apliear la nota de ant-guedad? Los autores no estan de acuerdo sobreeste punto 22. lSera por referencia, no a un dato ero-

    lQu hay que decir de 10s Padres,

    originaI y de gran valor? Esta cuesti6n no se planteaal niveI de una casuistica del argumento patristico,sino mas bien en el de una ontologia cristiana y po-ne en cuesti6n, por una parte, una visi6n de la Igle-sia y de su vida hist6rica, y por otra parte, un reco-nocimiento del ethos propio de 10s Padres.

  • nol6gico en cuanto tal, sino a la cultura antiguacomo marco de pensamiento y medio de elabora-clan intelectual? Es lo que se hace generalmente, yes valido a nuestro juicio. En efecto, fue vocaci6n,funci6n hist6rica y gracia de los Padres el dar alcristianismo su forma y su expresi6n en el mundode la cultura greco-latina del Imperio. Este rasgocaracteriza hist6ricamente a 10s Padres de una ma-nera que, aunque sea exteror, no deja ce ser to-pica y valida. Es razonable considerar que la edadpatristica finaliza en Occidente con Boecio, SanGre-gorio y San Isidoro: hombres que con toda preci-si6n son en ella los ultmos grandes herederos de lacultura antigua. No obstante, el criterio no es ente-ramente adeeuado. Han existido Padres fuera delmarco cultural greco-latino: Padres sirios, pcrsas,armenios, escuela de Nisibia, etc. Poseen indiscuti-b1emente en comun con e110s lo que todo e1mundoexige de 10s Padres, eierta rnanera caracteristica detratar la hereneia dogmatica cristiana, manera queprecisaremos mas adelante y que parece caracteri-zar a 10sPadres en un niveI rnas intimo y profundoque e1 de la cultura greco-latina. Por darse en e1108esta caracteristica especial ciertos autores de si-glos mas recientes han sido clasificados entre losPadres: S. Beda, Rabano Mauro, y hasta San Ber-nardo.

    Una rapida investigaci6n cuyo objeto seria eluso del ttulo de Padres, va a situamos sobre lapista de una nocon mas intima y ms satstactoria,despus de habernos planteado nuevas dificultades,porque este uso va a aparecrsenos multiple y has-ta quzas difuso.

  • 353

    1. El Nuevo Testamento repite la expresi6n ju-dia los padres, nuestros (vuestros) padres paradesignar a 10s antepasados que fueron testigos y be-neficiarios inmediatos de 10s grandes hechos de lapromesa, del xodo, de la alianza sinaitica, etc.2!.Por encima de todo, Abraham era el padre, y Yah-v era invocado bajo el titulo de Dios de nuestrosPadres. Estos mismos usos se encuentran con fre-cuenca en la tracucion cristiana, en la que se dael caso de que Las Padres designan a 108Patriar-cas del Antiguo Testamento 24. Los judios tenian unsenti do muy vivo del padre como de aquel de quiense procede y sobre el que se apoya 25. Se extendiaeste titulo al maestro 26 y es de presumir que estoinftuyera en el uso cristiano del vocablo.

    2. El ttulo de Padre se ha atribudo a 10sobispos o pastores del rebafio 21.

    3. Se atribuy6 asimismo a aqullos que han de-finido la fe de la Iglesia o su disciplina en 10s con-clos 28: uso que ha permanecido hasta nuestrosdias.

    4. Los doctores eminentes en doctrina y quesan invocados como testigos autnticos de la fe dela Iglesia 29. Son aqullos, que ya sea citados jun-tamente con 10s Padres de 10s concilios anteriores,ya sea por sus escritos, proporcionan el argumentopatristico tan empleado en el transcurso de lasdisputas doctrinales de 10s sglos IV YV (arrianismo,nestorianismo, pelagianismo, monofisismo). Sonnormalmente obispos. Sin embargo, San Agustninvoco por vez primera la autoridad del sacerdoteSan Jer6nimo, que acababa de morir, como la deun Padre

  • 5. En la misma acepcion, el trmino ha sidoaplicado especalmente, sino de manera exclusva,a 10s papas. Este fue sobre todo e1caso en 10s pro-motores de la reforma gregoriana y en el mismoSan Gregorio VII 31.

    6. Los iniciadores, modelos Y legisladores de lavida monastica 32. El abad mismo, que no es otracosa para su monastoro, Beva de manera muy espe-cial el titulo de Padre 33.

    En esta serie realmente considerable de acepcio-nes, hay un significado comun, Se ha dado el nom-bre de Padres a aqullos que han tietermituuioalgo en la vida de la Iglesia, ya sea en cuanto a sufe, ya sea en cuanto a su disciplina o costumbres.Los Padres son, para San Le6n, aqullos cuya en-sefianza veneramos y segumos 34. Hemos sido en-gendrados por ellos en cierta manera. Lo que hacede nosotros lo que somos nos viene de ms arribaque nosotros, de antes de nosotros: se trata de unaherencia. Tal es sin duda alguna la idea que tuvoel gran momento cristiano que llamamos la edadmedia. Utilizando la documentaci6n de 10s cano-nstas, Ch. Munier escribe: Desde el siglo IX al XII,10s compiladores utilizaron el trmino Patres paradesignar todas sus autoridades. Comprendieron ba-jo este vocablo tanto a los Padres de la Jglesia, en-tendidos en el sentido moderno de la palabra, comoa 10s soberanos pontffices y a 10smiembros de losconcilios. Las diversas acepciones del trmino Pa-tres se han fusionado para calificar finalmente a to-dos los testimonios admitidos para expresar el de-recho de la iglesia (...) Att6n de Verceil, hacia me-diados del siglo X, presenta a todos 10s que respal-

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    dan la tradici6n can6nica mediante las expresiones:ius Patrum, sanctorum Patrum edicta, o sanctorumPatrum institutiones (...) Podriamos recoger nume-rosas f6rmulas de este gnero en las obras de po-lmica suscitadas por la disputa de las nvestdu-ras 35. De hecho, se podra afiadr mas de una refe-rencia a las anteriores que se limitan a 10s cano-nstas. Ctemos, por ejemplo, el texto significativode Placido de Nonantula: Sancti Patres, et prae-cipue Apostoli vel evangelistae ... qui sententialiterdfftnierunt 36. Tal es el sentido que se repite asi-mismo en la expresi6n tan frecuentemente usada,un autntico topos eclesastco : No transgredir lasfronteras o las reglas fijadas por 10s Padres 87, porlo cual se entiende a los autores de la Escritura, losPadres de la Iglesia, los de 10s conclos, 10s papas,en una palabra, todas las autoridades normatvas,todos aqullos que han dado a la tradici6n eclesas-tica los rasgos de su aspecto. Seria facil seguir est esentido cumulativo hasta la poca mas recente,

    Sabemos ya que si 10s Padres han podido de-terminar de este modo autnticamente alguna cosaen la vida de la Iglesia, se debe a que han sido ns-prados, despertados, lumnados, guados, forti-ficados, por el Espiritu Santo 38. De este modo son10s santos Padres, autores de algo en la santaIglesia. Ya sabemos que la edad media llamaba a10s doctores, que son para nosotros 10sPadres porexcelencia, Sancti: expresi6n, que lejos de ser unaformula trival, esta llena de significado 39. En efec-to, cuando se considera la funci6n que han desem-peiiado un San Atanasio, o un San Hilario en prode la fe en la santisima Trinidad, un San Basilio

  • Valor privilegiado y momento hist6rico de lasPadres. - Como 1as Escrituras, y al igual que laIg1esia, la tradici6n de 10s Padres es humana, muyhumana. No se trata de una epifania de gloria, sinode una obra de Dios cuya linea luminosa no es dis-cemible sino a la luz de la fe, y de una fe que, aunaceptando las aportaciones de la razon, ha supera-do muchas objeciones y dificultades. Los Padresse encuentran ampliamente condicionados por lacultura de su tiempo, 108 procedmentos de 18, re-torica, de su platonismo difuso, que entrafia unaoposici6n entre lo sensible y lo ideal, etc ... Asimis-mo se han visto estrechamente condicionados por

    para fijar la fe en la Persona divina del EspirituSanto, un San Jer6nimo para dar a 105 Latinos untexto mejor de las Sagradas Escrituras, un SanAgustn en favor de la doctrina de la graca, un SanCirilo y un San Leon en favor de la Encamaci6n, otambin los concilios referentes a esas diversas ma-teras, y tras ellos tantos otros santos y concilio s,se comprende perfectamente cuantos hombres yasambleas suscitadas por Dios y sostenidas por elEspiritu Santo, pudieron ejercer por si solos unaacci6n tan decisiva para determinar, en las covun-turas Y sobre 105 puntos en que fueron llamados aejercerla,. la vida del Pueblo de Dios. En la continui-dad y en el conjunto de tales tareas, hay en verdaduna prolongaci6n, ciertamente subordinada y se-cundaria, pero real, de la funcn que desempefian,al niveI de 105 fundamentos primeros, las sagradasEscrituras, inspiradas stas en el sentido absolutode la palabra 40.

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    las herejias de su poca. Todo esto se refleja so-bre todo en su exgesis, que, no solo es excesiva-mente alegorizante, de una ingenuidad que resul-ta naceptable, sino que ademas carece de visi6nhist6rica, de recursos filo16gicos y del conocimien-to de 10s contextos, de 108 lugares paralelos o deantecedentes de que disponemos hoy. Cuando, si-guiendo al magisterio, exaltamos aqui la inteligen-eia que 10s Padres tuvieron de la Escritura, evi-dentemente no preconizamos el retomo a un es-tado ingenuo, que hoy correria el riesgo del infan-tilismo, en el uso o la ignorancia de 10s recursos dela razon cientifica al servicio de la fe. Los siglos hanprogresado, ni uno solo de ellos ha carecido deuna misi6n y de una gracia. El nuestro no esta des-provisto de ellas con relaci6n a otro cualquiera.

    Por esta raz6n algunos reaccionan contra el re-tomo actual a 10s Padres, en el que ven una obstru-cci6n mal controlada, y basta una regresi6n. Tales el caso, en 105 afios que precedieron a la muerteprematura de aquel maravilloso amigo, de aquelhombre verdaderamente espiritual que fue Dom Cle-mente Lialine. Creia que se atribuia a tos Padresun valer demasiado absoluto, que no se distingui aentre lo que habia en e110sde perenne y su va..lor hstorico, relativo a un momento determinado,muy importante, por otra parte, de la historia. Leparecia que se privilegiaba indebidamente una po-ca revuelta, mientras que el Espiritu Santo ha tra-bajado y hablado en 105 siglos que siguieron, y si-gue trabajando y hablando todavia en el nuestro.El autntico valor decisivo era la Iglesia con su ma-gisterio viviente U. Si Dom Lialine hubiera conocido

  • Solamente porque la Iglesia es patristica continua sien-do apost6lica. Esta relacn puede describirse de diferen-tes maneras. Citemos otro himno del oficio de 105 tres doc-tores: "Por la palabra del conocimien to se consti tuyen losdogmas expresados anteriormente por Ios pecadores enpalabras simples, en el conocimiento, por la fuerza delEspiritu porque era preciso que de este modo nuestrasmple veneraci6n alcanzara su pIena eomplexn". Hay,pues, dos estadios en la arrmacn de la fe cristiana.

    e1 texto de la conferencia pronunciada con motivode las ftestas de San Gregorio Palamas, en 1960, porel patr6logo ortodoxo P. Jorge Florovsky, hubierahallado, con profunda alegria, una expresi6n muynotable de consideraciones analogas.

    El P. Jorge Florovsky reacciona contra una ma-nera, bastante extendida, de concebir a la Iglesiaortodoxa como Iglesia de 10sPadres, Iglesia de10s siete concilios ecumncos, que equivaldria apensar que el Espiritu Santo hab16 en ella, peroque lo hizo hasta determinada fecha, hoy ya pasada;desde el ano 749, fecha en que muri6 San Juan Da-masceno, o 787, fecha del sptimo concilio ecum-nico, la Iglesia ortodoxa no habria conocido ya vi-sita alguna verdaderamente creadora del EspirituSanto y no podria ya sino repetir y cementar lostextos insprados de 10s Padres y de 10s Conci-lios antiguos. Esta concepci6n es falsa, dice el P. Jor-ge Florovsky. La Iglesia no es solamente apostolica,es tambin, y a la par, patristica en toda su vida his-t6rica, es decir que la gracia de 105Padres existe enella hoy y siempre. Lo muestra en estos trminosnotables, en los que se expresa 'Unaidea profunda,tanto de la Tradici6n como del papel providencialde 10s Padres:

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    "Nuestra smple veneraci6n" exge "alcanzar su pIena com-pexn", Habia, pues, una llamada Intertor, una logica in-terior, una necesidad interior de alcanzar esta comple-xn, En realidad, la ensefianza de Ios Padres es simple-mente la misma predcacn transmitida y conservadapor los Apostoles de una vez para sempre, Pero le eranecesario expresarse enteramente y desarrollarse en uncuerpo unico, en la artculacn perfectamente testfcada,desarrollada por la razn (logos) y sin embargo gracasa la fuerza de ese mismo espirtu (... ) El trmno, el es-pirtu (o el pensamento) de los Padres expresa una es-tructura ntenor en la teologia ortodoxa: es no menosimportante que la palabra de la sagrada Escritura y nose separa Iams de ella. Como ha dicho Ultimamente unafamado escritar: "La Iglesia catlca de todos 10ssglosno es simplemente la hija de la Iglesia de 105Padres, sinoque sgue siendo la Iglesia de Ios Padres".

    (... ) El nombre "Padres de la Iglesa" se da ordinaria-me~te a los maestros de la Iglesia antigua. La opini6nsegun la cual su autoridad y su crdito dependen de suantguedad, de su proximidad a la "Iglesia primitiva"a la Iglesia de los primeros siglos, est rnuy extendida.Sin embargo San Jeronimo rechazaba ya esa concepcn,En realidad, en la marcha de la historia ecles.sttca, noha habido ni disminuci6n de la autoridad n dsmrnucondel carcter inmediato del conocimiento espiritual, y noobstante esa idea de la "dsmnucn" ha infiuido fuer-temente en nuestro pensamento teoiogico contempora-neo. La opnn consciente o inconsciente, segn la cualla Iglesia antigua se encontraba hasta cierto punto mscerca de la fuente de la verdad, se mantiene con fre-cuencia.

    (...) Tampoco es en realidad mejor el subrayar habi-tualmente la idea de "los siete concilios ecumncos",al menos cuando tiende a limitar la autoridad espiritualde la Iglesia a 105 primeros ocho sglos, como si el "siglode oro" hubiera ya pasado y nos encontrramos ahoraen un siglo de hierro, muy inferior en vitalidad y autenti-cidad espirituales (... ) El carcter de la Iglesia ortodoxa

  • E P, Jorge Florovsky rechaza esa perspectiva y~ca para la Iglesia, para la labor teo16gicaque prosigue en ella, una pIena continuidad de es-#-tu y de graca, de genio y de autoridad esprrtual,con los primeros siglos de su vida.

    Xo seria dificil recoger, entre nosotros, testmo-I:Xls en el mismo sentido. La idea de Ecclesia uniuer-se::s" que abarcaba la Iglesia en su unidad y conti ..mndad edesde Abel, el primer justo, hasta el ultt-~.o de 105 elegdos, se ha hallado muy presente enlos esprrus hasta el siglo XVII 43 En aquel tiempo1X) se mtroduca ruptura alguna entre la Iglesia dem P-~~y inspirada, y la Iglesia posterior a 10sPa-:"es... q-.Je no lo estaria. No obstante, se tenia else :.: t ,iEntO de un momento de inspiraci6n creadorad ~ )es siglos ulteriores dependerian por sem-pre. Juan Driedo, una quincena de afios antes delo:tC~ de Trento, asemeja la Escolastica a 108 Pa..dres ; lo decisivo, a sus ojos, no es la anttguedadc!'(D()16.g:~ sino una ortodoxia manifestada por!.a aprobacon de la Iglesia, sobre todo de la Igle-sza romana >. La realidad Jglesia tiene marcadap:e!e:encia sobre la realidad antguedad cristiana.E: ";1~smopunto de vista se advierte en la ensefian-r.ipontificia de la poca moderna: sea que repruebe~-;:.,scusacones de racionalismo lanzadas contra la~ escolastca, acusaciones por las que se,j~s-uficaria una actitud de alejamiento o de critica

    :r'~~ ,ha podido cambiar en cierto momento determ-.,...."., de la Blstoria, hasta el punto de que la evoluci6n;ece-AZ sea. de una autenticidad y de una importancia"..,....7 o q:Je earezca de toda autoridad? 42.

  • ~Rl

    de la misma 4~, ya sea que nos ponga en guardiacontra cierta preferencia atribuida a lo antiguo encuanto tal, a lo no clasificado,a lo no articulado, ala predia1ctica en cuanto tales, con peligro de su-bestimar la enseiianza actual del magisteria 4e. Pa-dria suceder, en efecto que una preferencia sste-matca por los Padres procediera de un anti-inte-lectualismo dudosa. Padria darse asimismo que pro-cediera, en el catolicismomo actual, de una falta deconfianza en sus propias fuerzas: buscarla enton-ces un apoyo en 10ssiglos pasados, de una vitalidadmayor y mas sencilla. Podria finalmente sucederque procecliera de una idea pIenamente historizantey documentaI, estatica y acadmica, de la Tradici6n,que se daria la mano con una consideraci6n insu-ficiente de la Iglesia viviente. Tal fue, como hemosvisto, e1 caso de los jansenistas y muchas veces e1de 10s galicanos, asi como el de Ios historiadoresque apoyaron el cisma de los viejo-cat6licos, Do-llinger, por ejemplo. Tal es e1 pelgro que acechaa quienes usan, sin matizar demasiado, el canonIerniano, como si ste prohibiera a la Iglesia elvivir de una manera diferente a una mera repetici6ndel pasado, y superar [amas las formas de su in-fancia.

    De este modo se correrla el riesgo de herir grave-mente el caracter misionero de la Iglesia, es decirla misi6n que ha recibido, con la gracia correspon-diente, de hacer el evangelio coextensivo y presentea toda la historia humana. El trabajo, que han rea-lizado 10s Padres de expresar y explicar el Evan-gelio en el logos de ia cultura antigua, deber reali-zarse en la actualidad y tambin en el dia de ma-

  • nana, respecto de otros mundos humanos. A esterespecto, 10s Padres desempefiaron una funci6n hs-torcamente condicionada y definida, que no debeesterilizar o impedir, sino al contrario, inspirar yestimular otras funciones hist6ricas semejantes. Pa-ra ilevarlas a cabo, la Iglesia de todos 108 tiemposy de cada uno de 10s siglos permanece tan pIena desava y de promesas como la Iglesia de 10s siglosIV y v.

    No obstante, la poca de 10s Padres encierraalgo particu1ar y privilegiado. Es preciso recono-cerIo, no en virtud de eierta afcon romantica a loprimitivo o a la infancia de las cosas, sino mas bienen nombre de lo que representa hstorcamente esapoca en la vida de la Ig1esia. Representa el momen-to en que el deposito de la fe apost6lica fue preci-sado con relaci6n a ciertas interpretaciones recha-.zadas como hertieas. Se trata del momento en e1que la fe reviste, por vez primera, forma y expresi6nen una elaboraci6n humana. Los Ap6stoles y el sm-pIe kerygma de la predicaci6n no tenian por quhacerlo, pero la creencia imp1antada en una socie-dad eultivada no podia evitar el emprenderla. Estafue la misi6n hstrca de 10s Padres, y tambin lade 10s grandes concilios dogmatcos. Entre stos,10s cuatro primeros tienen una especie de prima-eia 41 Es debido a que, como los mismos Padres, delos que estos concilios fueron contemporaneos, sevieron obligados a precisar las claves fundamenta-les de la fe, el dogma trinitario y el dogma cristo-logico; tuvieron que inventar la lengua cat6lica, ilaque habria de hablarse siempre!

  • Asimismo pusieron en sus canones 1as bases dela disciplina eclesstica. Muchas otras disposicio-nes se aiiadieron despus, pero aqullas han perma-necido en pie. Son 10s Padres 10s que han heeho latradici6n can6nica de la Iglesia: el titulo de Pa-dres, repetido sin cesar en las expresiones statutaPatrum, traditiones Patrum, se les ofrecia con tre-cueneia en el contexto 48

    Finalmente en la poca de los Padres se fijaronlas formas de la celebraci6n liturgica tal como, almenos en euanto al fondo, la praetieamos todaviahoy. A mediados del siglo IV, se sali6 del periodode la improvisaci6n liturgica: El periodo de crea-ci6n puede situarse entre mediados del siglo IV yaproximadamente el 650 o fin del siglo VII 49 EnOriente, las anaroras clascas se fijaron en el sigloIV: la de las Constituciones apost6licas y las quellevan el nombre de 10sgrandes doctores: anaforasde San Basilio y de San Gregorio Nazianceno, la deSan Cirilo, y hasta en su estado antoqueno, prime-ro, la de San Juan Cris6stomo.

    De este modo, en las tres esferas de la fe, del cuI-~o y de la disciplina, los Padres han representado ala Iglesia en ese momento decisivo en el que sefijaba su genio. Y no es esto todo: seria preciso afia-dir la tradici6n exegtica de la que hemos habladoya, y lo que se llama la espiritualidad, quedandoentendido que la de 10s Padres tiene de particularque no separa ni siquiera se distingue de su con-templaci6n dogmatica, estando sta vinculada a sumeditaci6n de las sagradas Escrituras. Los Padreshan detenninado la vida de la Iglesia. No natural-mente en toda su plenitud y partiendo de la nada:

  • lo han hecho partiendo de las sagradas Escriturasy de la experiencia de la realidad cristiana, condi-conandose ambas e Ilumnandose mutuamente, Lohan hecho partiendo de las sagradas Escrituras yen su prolongaci6n, como lo reivindican ellos mis-mos sin cesar y como lo decia muy bien el P. Jor-ge Florovsky; pero lo hicieron con efeetividad pIe-na, como hemos expuesto ya muehas veces. Nues-tra fe en la santsma Trinidad, en la Persona delEspiritu Santo, en Jesucristo, verdadero Dios y ver-dadero hombre, en la gracia, en la eucaristia, enla Virgen Maria, en la iglesia y su sacerdocio, esa la vez enteramente biblica y enteramente patris-tica. Podria decirse lo mismo de casi todos los de-ms puntos que creemos. Lo que es comun a to-dos aqullos a 10sque se ha atribuido el titulo depadre, pero sobre todo a 10s Padres por exce-lencia, es cierta paternidad con respecto a la Igle-sia, cuya vida hasta cierto punto han determinado.

    Es eierto que lo han hecho en el seno de unaIglesia ya constituida por realidades estrctamentedivinas que san la fe y 10ssacramentos de la fe 50.Es cierto que ellos han ensefiado a la Iglesia lo quehabian aprendido de ella, como dice San Agustin51;San Basilio 52, San Juan Crisostomo 53 hablan deidntica manera. En el fondo, 10sPadres han sidosimultaneamente 10s hijos de la Ig1esia y sus pa-dres. Han sido sus hijos porque han vivido en sucomuni6n y de su comunon, y esto con una pro-fundidad, con una integridad y una densidad muydiferentes de las de un mero conformismo exterior.Han vivido, pensado y hablado verdaderamente inmedio Ecclesiae. Origenes lo reivindica con el hu-

  • -milde orgullo del genio: Yo, hombre de la Iglesia,que vivo en la fe de Cristo y estoy situado en mediode la Iglesa 5.. Si, 105 Padres han vivido de laIglesia y habrian proclamado gustosamente que ha..bian recibido todo de ella. Y no obstante, han sidosus padres porque la han engendrado, alimentado,educado e instruido en eierto grado. Lo han sido envirtud de una vocaci6n que les fue dada en e1mo-mento hstorco decisivo en e1que la Iglesia tenianecesidad de que lo fueran. No es precisamente envirtud de su genio personal, si lo tuvieron, por loque 10s Padres desempefiaron esa funci6n, de ma-nera individuaI, sino ms bien en razn de una mi-si6n y de una gracia que respondia a un momentohstrco definido. Por esta raz6n sin duda su pa-ternidad pertenece menos a tal o cual personalidadindividuaI que al conjunto de Ios mismos: se hablade Padres en plural, de santos Padres, lo cual nocarece de significado 55.

    Este momento hist6rico concreto fue e1 de laIglesia en su juventud. No su nacmento, ni sus pr-meros afios, sino ese momento de una existencia enel que se forrnan, en su espiritu y en su concenca,las ideas y las grandes mgenes, las conviccionesy reacciones profundas, las orientaciones y expe-riencias primeras, asimismo las negaciones quedefinen las bases de un caracter, con las cuales sevvr durante toda la vida.

    Las Padres han procurado esas determinacio-nes del tipo y del carcter de la Iglesia en un mo-mento en el que sta apenas tenia un pasado fueradel de 105Ap6stoles, de sus dscpulos, y de los mar-tires. La Iglesia no se habia relacionado todavia

  • con el mundo, la cultura, el poder, la filosofia. Exis-ta una especie de relaci6n inmediata entre ella ysus fuentes. En su doctrina, que con tanta frecuen-eia se asemejaba a una catequess, y en la que ha-bian entrado pocos elementos no-biblcos, la Igle-sia se encontraba todavia muy pr6xima a lo espe-cificamente cristiano. La gracia de 10s Padres hizoque ella permaneciera en ese estado, mientras quesu vocaci6n consistia en operar la transcon de lasCatacumbas a la publcdad del Imperio, a 10s ho-nores, a la cultura, a la organizaci6n mas avanza-da. Santo Tomas de Aquino ha caracterizado a 10sPadres, distingundolos de 10s maestros escolas-tcos, por la modestia frente al misterio de Diosma-nifestado en las Escrituras, por la voluntad de limi..tarse a ser 10s comentadores de la misma, por unescrpulo de no decir nada fuera del Texto divino,a no ser que fuera necesario para salvaguardar laplenitud y la autenticidad de sentido contra 10serrores 56.

    Por eso, cuando estudiamos tal o cual tema en10s Padres, hallamos con satisfacci6n una visi6n oun estado de cosas muy proxmo a la pureza de lasEscrituras y de lo especificamente cristiano: ya seaque se trate de 10sgrandes temas dogrnatcos como,por ejemplo, el tempIo, el sacrificio, y el sacerdocioespirtuales, o de realidades practcas como la san-tificaci6n del domingo o la participaci6n del puebloen el culto, encontramos en 10s Padres la pureza de108 origenes. Permanecen muy en contacto con 10sfundamentos. Su teologia esta completamente cen-trada en lo esencial, mientras que la Escolastica afta-dra tantas cuestiones perifricas a lo esencal, y

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    las tratara con un celo tan intenso, que sera pre-ciso pasar por cierto entrenamiento para reservartoda la primacia de lo esencial que ella misma con-servaba en su tesoro.

    La Escolastica llevaba mas lejos la elaboraci6n:construia sobre bases que no eran ya las rnas imne-diatamente fundamentales, poniendo en juego ra..zonamientos, analss y un mtodo de cuestonos,que alejaban fatalmente del centro.

    Todo esto justifica que, sin falso arqueologs-mo, asi como sin desestimar la actual ensefianza dela Iglesia, un alma cat6lica guste referirse a esasformas antiguas de afirmaci6n doctrinal y de sa.bias ordenaciones de la disciplina eclesiastca delas que hablaba S. S. Juan XXIII y que son las de10sPadres 51. Todo esto explica la sensaci6n de fres-cor y plenitud que proporciona el recurso a la pa-tristica a quienes la practican juntamente con elrecurso a la Biblia. Esto permite asimismo dar uncontenido mas preciso a la idea de la poca de losPadres como poca de la Iglesia indivisa: ideaque, nacida de un eierto romanticismo, corre elpeligro de mantenerlo. Con o sin romanticismo-i 10s mtos tienen tambin su funci6n benfi-ca!-, esta idea gusta a las almas ecumnicas, y muyprecisamente en relacon con su amor a 10sPadresy su apertura a la Tradici6n 58. Es cierto que en al-gun sentido nunca ha existido la unidad perfeeta 59.No obstante, la Iglesia ha conocido un momento enel que era ella misma con bastante pureza, puramen-te dependiente de sus recursos divnos. bastanteindemne de las colisiones con dversas realidadeshstorcas humanas partcularzantes, para ser al

  • Caracteristicas de los Santos Padres. - Toda pa-ternidad espiritual tiene sus condiciones. La de 108Padres supone, en e11os,cierto genio en la linea pro-pia del cristianismo y de la Tradici6n, que 10s tr-minos clascos de doctrna eminente y santidadde vda no bastan para caracterizar.

    1.0 Las Padres son pastores; se sienten inclina-dos esencialmente a edificar la Iglesia de Dos.segun la ambici6n que reivindicaba Origenes 6Q; noescribieron sino para responder a las necesidadesde la Iglesia y de 10s hombres. Sus tratados son ocatequesis o sermones, o refutaciones de erroresy de herejias del momento, o respuestas a consul-tas, o exhortaciones, o manuales destinados a la ns-trucci6n de los or+st+arms. Obspos en su mayoria,10s Padres de la Iglesia se sienten cargados con laresponsabilidad de la Iglesia de su tiempo. De laIglesia de la cual son pastores y tambin de la Igle-sia universal: Atanasio e Hilario son defensores dela fe a favor del universo cristiano frente al arria-nismo, y no por mero azar el segundo, al volver delexilio, recorre la Galia antes de entrar en Poitiers.Cirilo de Alejandria se siente preocupado por loque se predica en Constantinopla (...). Agustin fueverdaderamente la conciencia de la cristiandad deOccidente a lo largo de su episcopado que, no obs-tante, no lo constituia como cabeza sino de un te-rritorio infimo 61. Agustin era consultado, solicitadode todas partes. Estaba obligado a establecer un

    maxmum ese hogar de comuni6n abierto a todos,que se 11ama Iglesia indivisa. Es tambin la Iglesiade 10s Padres, y e1108son 10s padres de esta Iglesia.

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    ,

    orden de urgencia y de importancia con vistas aun mejor servicio 62.

    2: Pastores. 105 Padres estan consagrados a lacomuncacon, la ilustraci6n y la defensa del mis-terio cristiano. El misterio cristiano no es para ellossolamente un objeto de estudio, es ms bien unarealidad en la cual y de la cual viven, celebran, pi-den en su oraci6n, en la cual comulgan y de la queasimilan realmente. La teologia que e110sdesarro-

    r Han no pone en juego solamente 105 recursos delloos humano -aunque a veces lo haga con virtuo-sismo-, sino 10s recursos propiamente religiososde un conocimiento ligado a la vida en Cristo porla gracia del Espiritu Santo. Si han sido general-mente obspos, los Padres han sido primeramentemonjes: no son ni 10s monjes n 10s obispos losque han hecho la cristiandad, san mas bien 10sobispos-monjes. El trabajo de 10s Padres alternacon la oracon, con el ayu.no, con 10s ejercicios delcomnate esprttuat y de la vcla de union con Dios.Esto confiere a tantas pagnas suyas ese acento quelas asemeja a las narracones de un testigo ocularsobre el pas en el que ha nacdo 63. En 105 Padresencontramos una especie de contacto inrnediatocon las realidades de la fe. Esto procede, claro esta.de la funci6n de testzo : san testzos de la Tradi-ci6n entendida en el sentido real que hemos expl-cado. Mediante ellos, nos comunicamos con el cris-tianismo en su realidad y en sus valores hasta eier-to punto germinales. Por las mismas razones, en-contramos tambin en ellos ese clima de conoci-miento total que es uno de 10s ideales de la antro-pologia cristiana en su esfuerzo por recomponer al

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    hombre en la unidad y en la totalidad de su ser he-cho a imagen de Dios. Para la verdad total, se pre..cisa la totalidad del ser 64. Esta unidad recuperadadel hombre total es la cima de la sabdura, esdecir de una realizaci6n completa del hombre cris-tiano, que 10s Padres y 10s antiguos buscaron enel interior mentras nosotros nos eneontramos ex-cesivamente entregados al exterior en la actua1idad.

    3.C) La misma nota de totalidad caracteriza lateologia de los Padres desde el punto de vista desu contenido: e1 resultado objetivo responde a lascondieiones subjetivas del trabajo. Los Padres vensiempre la unidad de la fe y de la realidad cristiana.El todo de estas realidades esta siempre presenteen e11os,porque no hablan jamas de una parte sinreferirla a ese todo. al centro y al fin de todo, Estoexplca el hecho, tan sorprendente en sus escritos,que no hablen de la eucaristia, por ejemplo, sin evo-car toda la economia cristiana de alianza y de re-denci6n, es deci.r, todo el misterio cristiano: y aside manera semejante respecto de 10sdemas articu-10s. Estos articulos no san, para e11os,tesis par-ticulares, probadas cada una de ellas por unaautordad, sino un momento del misterio cristianodel eual es desarrollo y explicaci6n la historia sal-vifica, testificada en las Escrituras. Existe asimis-mo una especie de presencia mutua, de eompene-tracon, de crcumnceson entre todas las partesdel conjunto G5. Si, como hemos visto, el genio y lagracia de la Tradici6n san genio y gracia de stnte-sis tan contrarios al espirtu de secta o de herejia,10s Padres se nos presentan, una vez ms, interior-

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    Entendemos por stas primeramente 10s gestosy 1as costumbres en que se expresa el espiritu cris-

    3. LAS EXPRESIONES ESPONTANEAS DEL CRISTIANISMO.

    mente congeniados con la Tradici6n: ellos son (i sinexclusivismo ni autonomia, ciertamente!) la Tradi-con viviente de la Iglesia. Su Teologia no se encuen-tra dispersa en elaboraciones particulares, sino to-da ella consagrada a exponer e ilustrar el movi-miento esencial de la Revelaci6n y de la economiasalvi fica que va de Dios, mediante Cristo, a la Iglesiacomo sacramento de alianza y de salvaci6n.

    Odo Casel ha resumido sus grandes articulacio-nes en estas proposiciones: teocentrismo absoluto:Dios es la primera y, en eierto sentido, la unica rea-lidad; todo lo demas se considera con re1aci6n aDios (teonomta). Dios es pIenamente Creadcr. Lacratura no se considera sino despus de Dios. Lafuerza que la mueve hacia su apertura, su undady su perfecci6n es e1Espiritu de Dios, que opera entoda criatura. Esto se produce gracias a Crsto : e1pensamiento de 105 Padres es cristocntrico. Cristoactua como cabeza de la ekklesia: toda la salvaci6npasa a traves de la Iglesia. El pensamiento de 10sPadres es ecc1esiocntrico. La vida de la Ig1esia serealiza mediante 105 ritos de 105misterios: el pen-samiento de 105Padres es misteriocntrico. La Igle-sia es la Communio Sanctorum, y esta ultima pa-labra designa las sancta, los sacramentos. De estemodo el pensamiento patristico une, al vincularlosentre si, estos cuatros elementos: Dios, Cristo, laIg1esia, 10s sacramentos.

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    tiano en 10s actos que constituyen la trama ordina-ria de la vida humana: el nacimiento, y la muerte,la infancia y la vejez, el amor y el hogar. la enfer-medad y la acogida de 10s pobres, las fiestas, el tra-bajo y sus frutos, etc. 61. Se trata de algo muy dis-tinto del folklore. Se trata de la irradiaci6n quela fe adquiere, socialmente, en la vida humana co-mun: ella se modela en esa sociedad un euerpo enel que los cristianos se forman, y la cristiandad con-tinua.

    La Iglesia vive sobre todo en los santos, y tam-bin mediante 10s santos. Ellos son 10sportadoresde la Tradici6n con una autoridad superior: ya loadverta Vicente de Lerins (cf. p. 326, n. 99); la edadmedia llarnaba a 10s antiguos doctores sancti; 10smodemos tratados de eriteriologia teologica reser-van un lugar a las actas de 10smartres 68 y a 10sescritos de 10s santos. Incluso a su vida. Es eonvic-ci6n de todos los tiempos que la vida de los santosayuda a comprender las Escrituras, ya que sta haestado animada por el mismo Espiritu que inspiroaqul1as 69. Pio XI decia incluso que la vida de 10ssantos es una palabra de Dios, en el sentido de que,mediante ella, Dios da a entender algo al mundoy consuma su revelaei6n de la verdadera relaci6nde alanza, que es el contenido mismo de la Reve-laci6n 70. Pio XI lo decia a proposito de Teresa delNfio Jesus, cuyo ejemplo es en efecto particular-mente eloeuente, y a la eual la liturgia no teme apli-car las palabras de San PabIo: Dosha querido Ila-marme por su gracia para revelar en mi a su Hijo ....

    Todas las formas por las cuales se expresa la fetienen un valor de testimonios y monumentos de la

  • Un hstorador, que es a la vez monje, ha eserito:La Tradici6n no procede de la Historia: asi comosu catolicidad tampoco depende de las estadisticasque permten constatar la universalidad de la Igle-sia, la Tradiei6n no depende de 10s doeumentosescritos que ha dejado en e1pasado ... 13.No se pue-de plantear mas vigorosamente el problema de lasrelaciones existentes entre la Tradici6n y Ios docu-mentos o monumentos de esta misma Tradici6n.

    Entre ambos no hay identidad. Como ya hemosvisto, no se puede identificar las Escrituras y la Re-velaci6n: la Biblia no es mas que un testimonio oun monumento de la Revelaci6n. Sin embargo, aqui,el testimonio o el documento lleva, en cuanto taly en su existencia de documento, la garantia abso-Iuta de la autoridad divina. Sucede proporcional-mente lo mismo con las definiciones dogmatcas de

    ENTRE LA TRADICION Y 8USMONUMENTOS

    Tradici6n. El arte cristiano lo es sobre todo cuandolo captamos en sus origenes. El suple por una partela escasez de textos. Esta centrado tambin en tor-no a lo esencial y se refiere plenamente a la salva ..ci6n por la fe en Cristo, en la Iglesia. De maneraque. mas alla de su funci6n apologtica, que puedecumplir mostrando que tal o cua1 creencia pertene-ce a 10s estratos mas antiguos, y por consiguiente aldeposito de la Tradici6n 71, alimenta en nosotrosuna inteligencia autntica y rica de la relaci6n deaJianza realizada en Cristo y en la Iglesia 72.

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    tiano en 10s actos que constituyen la trama ordina-ria de la vida humana: el nacimiento, y la muerte,la infancia y la vejez, el amor y el hogar. la enfer-medad y la acogida de 108 pobres, las fiestas, el tra-bajo y sus frutos, etc. 67. Se trata de algo muy dis-tinto del folklore. Se trata de la irradiaci6n quela fe adquiere, socialmente, en la vida humana co-mun: ella se modela en esa sociedad un cuerpo enel que 10scristianos se forman, y la cristiandad con-tinua.

    La Iglesia vive sobre todo en 10ssantos, y tam-bin mediante 10s santos. Ellos san 10sportadoresde la Tradici6n con una autoridad superior: ya loadvertia Vicente de Lerins (cf. p. 326, n. 99); la edadmedia llarnaba a 10s antiguos doctores sancti; 10smodernos tratados de criteriologia teol6gica reser-van un lugar a las actas de los martres es y a losescritos de 10s santos. Incluso a su vida. Es convic-ci6n de todos 10s tiempos que la vida de 10ssantosayuda a comprender las Escrituras, ya que sta haestado animada por el mismo Espiritu que inspiroaqullas 69. Pio XI decia incluso que la vida de Iossantos es una palabra de Dos, en el sentido de que,mediante ella, Dios da a entender algo al mundoy consuma su revelaci6n de la verdadera relaci6nde alianza, que es el contenido mismo de la Reve-laei6n 1'0. Pio XI lo decia a proposito de Teresa delNifio Jess, cuyo ejemplo es en efecto particular-mente elocuente, y a la cual la liturgia no teme apIi-ear las palabras de San Pablo: Dos ha querido 11a-manne por su gracia para revelar en mi a su Hijo ....

    Todas las formas por las cuales se expresa la fetienen un valor de testimonios y monumentos de la

  • Un hstorador, que es a la vez monje, ha escrito:La Tradici6n no procede de la Historia: asi comosu catolicidad tampoco depende de las estadisticasque permten constatar la universalidad de la Igle-sia, la Tradici6n no depende de los documentosescritos que ha dejado en el pasado ... 73. No se pue-de plantear mas vigorosamente el problema de lasrelaciones existentes entre la Tradici6n y 10s docu-mentos o monumentos de esta misma Tradici6n.

    Entre ambos no hay identidad. Como ya hemosvisto, no se puede identificar las Escrituras y la Re-velaci6n: la Biblia no es ms que un testimonio oun monumento de la Revelaci6n. Sin embargo, aqu,el testimonio o el documento lleva, en cuanto taly en su existencia de documento, la garantia abso-Iuta de la autoridad divina. Sucede proporcional-mente lo mismo con las definiciones dogmatcas de

    B) RELACION ENTRE LA TRADICION Y SUSMONUMENTOS

    Tradici6n. El arte cristiano lo es sobre todo cuandolo captamos en sus origenes. El suple por una partela escasez de textos. Esta centrado tambin en tor-no a lo esenciai y se refiere pIenamente a la salva-ci6n por la fe en Cristo, en la Iglesia. De maneraque. mas alla de su funci6n apoIogtica, que puedecumplir mostrando que tal o cuai creencia pertene-ce a 108 estratos mas antiguos, y por consiguiente aldeposito de la Tradicion 11, alimenta en nosotrosuna inteligencia autntica y rica de la relaci6n dealianza realizada en Cristo y en la Iglesia 72.

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    la Iglesia, pero no con la masa de 10sdemas monu-mentos de la Tradici6n. Hemos reconocido, entre laBiblia y la Palabra de Dios, la diferencia de que ellibro existe en si mismo, mientras que la Palabra sedice a alguen y existe en un sujeto viviente, en eleual un acto de Dios se produce y es recibido.

    Igualmente, guardando las debidas proporco-nes. 105 monumentos de la Tradici6n son realida-des objetivas e hist6ricas; la Tradici6n es una rea-lidad teologica que supone una accon del EspirituSanto en ese sujeto viviente que es la Iglesa, Pue-bIo de Dios y Cuerpo de Cristo. No puede haber untratado valido de la Tradcon sin considerar laacci6n por la que Dios continua inspirando a laIglesia, en el sentido que una serie continua de tes-timonios han dado clascamente a esta palabra. Pre-cisamente esta acci6n es constitutiva de la Tradi-con en el senti do dogmatico de la expresi6n. Todaacepcon que limite esta expresi6n a designar sola-mente documentos hstoricos supone una menguade su valor teol6gico y se expone al peligro de serambigua. No obstante, se usa con frecuencia la pala ..bra tradcon para designar un conjunto de testi-monios hstorcamente controlables: es el caso, nosolamente del clasco Probatur ex Traditione de10s manuales, sino de 10s enunciados oficiales delmagisterio H.

    La distinci6n que acabamos de hacer entre 10smonumentos de la Tradici6n y la Tradici6n misma,era conocida, en cuanto al fondo, desde antiguo 15.Sin embargo, apenas pudo ser elaborada hasta tantoque un verdadero conocimiento hist6rico-critico delpasado, liberado de su exclusiva actitud de servicio

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    al dogma, no solamente se ha constituido, sino quese ha aplicado a los datos que son los puntos de refe-rencia de la fe cristiana: Bibla, Padres, histora dela Iglesia y de sus nsttucones.

    La crisis se anunciaba ya -torpemente, comomuchas crisis-, en la ernpresa de un Ricardo Si-rnon: estaba ya latente en la oposcon entre creen-cia tradicional y critica de los Fi16sofoso de ciertosbiblistas protestantes del siglo XVIII. La crisis sedeclar6 a partir de la escuela protestante de Tuoingay en elliberalismo protestante del siglo XIX 76. En laIglesia cat6lica alcanz6 su punto culminante 00n elmodernismo 11. No se puede decir que no se declarenuevamente o que no amenace con aparecer unavez ms con la critica biblica, con la empresa bult-manniana de desmitizacon 78. Se trata de los mis..mos problemas, aun cuando se plantearan de ma..nera menos radical y se aplicaran a un tema me-nos candente, que se han vuelto a encontrar en elfondo de ciertas discusiones en el momento en quese preparaba y se anunciaba la definici6n de laAsunci6n corporal de la Virgen Maria 79.

    En este ultimo caso, el problema consistia en sa-ber si se poclia,y en qu trminos, afirmar en nom-bre de la Tradcon un hecho desconocido comotal de las Escrituras y a favor del cual no se ha-llaba atestaci6n alguna en los monumentos msantiguos de la Tradici6n. i,C6mo hablar de Trad-con dada una tal ausencia o penuria de testimo-nios? En el campo de la critica evanglica y biblicael problema era multiple: fecha de la composici6nde los documentos, determinaci6n de su gnero li-teraro, valor hstorco, ya sea de las narraciones

  • 376

    milagrosas, sobre todo de las mas maravllosas, yasea de los discursos dogmatcos puestos por el IVEvangelio en boca de Jesus, finalmente, en uni6ncon todo esto, concdenca O divergencia entre e1Cristo de la fe y el Jesus de la Historia ...

    M. Blondel habia respondido a Loisy: la uni6ndel Jesus de la Historia y del Cuerpo de la fe seopera en la Tradici6n, que para iluminar 10s docu-mentos y leer en e110smas alla de la letra, disponede la experiencia directa de aquello sobre lo eual108 textos se contentan con dar un testimonio. Perola misma Tradici6n se pone en tela de juicio. Omasbien, en el marco de la respuesta de Blondel, cuyapieza maestra es la Tradici6n, hay que precisar sunaturaleza.

    La teologia cat6lica lo ha hecho distinguiendoentre tradici6n Irator'ca y tradicidn teologica so.La primera es la serie de testmonos accesibles,la segunda es la creencia predicada y profesada porla Iglesia. No san realidades de la misma naturaleza.ni que se situarian en el mismo niveI. En el fondo, laposcon cat6lica podria resumirse en estas propo-siciones; que comentaremos en las pagnas sguien-tes: 1.Los documentos no son 10s uncos princi-pios constitutivos de la Tradici6n. Esta no puedeconcebirse ni definirse, sin que se ncluya, en su no-conjsu sujeto onnente, que es, de manera soberana,el Espiritu Santo, visiblemente la Iglesia y, en ella,su magisterio instituido y asistido. 2.0 La Iglesia yel magisterio no tienen autonomia alguna con re-Iacon al dep6sito. Pero el deposito no se identificacon 10s documentos o monumentos. Con respectoa stos, Iglesia y magisterio, ambos a la vez, estan

  • ~,., ....

    vinculados, y disponen de recursos que superan 10s.de la pura atestacon documentaI.

    Se pueden proponer analogias para ayudar aentender la diferencia. En nuestra experiencia hu-mana, las expresiones que podemos ofrecer no ago-tan e1 contenido de la conciencia en la misma me-dida en que ella se formula. No captamos el conte-nido de la conciencia sino en la medida en que ellase formula, pero esta formulacon no agota su con-tenido y a fin de cuentas el conteni do vivido es loque sigue siendo lo esencal, lo permanente, a tra-vs de todas las formulaciones sucesivas que pue-den manfestarla SI. Se pueden evocar otras ana-logias tomadas de la esfera de las cosas sagradas.Tenemos, por ejemplo, la Biblia Ieida criticamente.como la historla del pueblo de Israel, y las Escri-turas consideradas como historia sagrada. Tene-mos la hstora de la Iglesia vista al nvel y en elmarco de la hstora humana comun, de la que enese caso no es ms que un aspecto o capitulo, yesta el tiempo propio de la Iglesia, definido comolo hemos hecho mas arriba, por las visitas del Es-piritu Santo. Estas venidas de la gracia tienen Iu-gar con trecuencia al margen de 10s hechos obser-vables, pero no siempre: en cualquier hpotess, lasdos historias no coinciden. La analogia propuestapor Dom J. Leclerq es quz la ms expresiva: lade la universalidad numrica o estadistica, por unaparte, y la de la catolicidad en el sentido propiamen-te teol6gico, por otra. Podrfarnos proponer, en elmsmo sentdo, el ejemplo de la apostolicidad. Serianormal que la catolicidad se definiera en el planode la universalidad estadst ica, pero no por ello

  • deja de ser de otro orden. En sta y en aqulla, en-tre la simple historia religiosa y descriptiva y la hts-tora sagrada, esta el hecho de la Iglesia en surealidad de creacon de Dios; esta la cliferencia dela fe.

    La Historia es una ciencia del pasado humano.iLa Tradici6n es una cosa completamente diferente!La Tradici6n hist6rica tiene algo de fragmentarioe incierto. Presenta lagunas, altibajos, ncertdum-bres, y hasta contradicciones, de las que un Loisyo un Guignebert y mas todavia un Turmel podiansacar sus dudas 82. Casi todos 10sdogmas, y muchaspartes de la Bbla, dan lugar a semejantes dncul-tades. La Tradici6n dogmatica se desprende, mso menos torpemente y lentamente, como una afir-maci6n smple y absoluta. Tiene bases en la docu-mentaci6n hstorica, pero las bases humanas de lafe tienen siempre algo de discutible, de ambiguode insuficiente; san tales que la tesis negativa nocarece del todo de razones 83. Las bases hwnanasde la realidad sobrenatural san ciertamente sus ba-ses, pero la realidad sobrenatural no tiene su ple-na consistencia gracias a ellas. Tiene sus razonesy su consistencia propas, Ella las exige y las abar-ca, pero tiene su orden propo, en el senti do pas-caliano de la palabra. De este modo, la Tradici6ndogmatica tiene su traducci6n y halla sus testmo-nios en la tradicion historica, pero no se reducepura y simplemente a sta. Sostenerlo, en teoria oequivalentemente de hecho, seria desconocer o me-nospreciar los dos datos decisivos que son, precisa-mente, el sujeto de la Tradici6n y que constituyen

  • su realidad: El Espiritu Santo y la Iglesia comocreaci6n de gracia.

    Esto es lo que creemos que hacen con muchafrecuencia, por desgracia, 10s protestantes. Hablande las cuestiones de Tradici6n utilizando criteriosde tipo humanista, puramente hist6ricos y crft-COSo J. Ev. Kuhn lo reprochaba ya a D. F. Strauss aprop6sito de 10s Evangelios (1836). Existe poca es-peranza, a nuestro parecer, de lograr un camino de-cisivo para superar nuestras oposiciones a este res-pecto. mientras el pensamiento protestante no persea una teologia ms positiva acerca de la Igiesa,de la acci6n del Espiritu Santo en esta Iglesia, dela experiencia de las realidades cristianas comofuente de lo que la Iglesia tiene conciencia de de-ber afirmar con respecto a esas verdades.

    Somos conscientes de 10s peligros posibles dela tesis cat6lica que se refiere a esta acci6n, a esaexperiencia, pero sobre todo a la asistencia pro-metida al magisterio para ejercer, sin desviarse, lamson apost6lica de ensefiar a todos 10s pueblos.El peligro, por parte de la experiencia de las reali-dades cristianas, consistirfa en desvalorizar la Re-velaci6n como palabra testificada concibindola, ala manera de Tyrrell, como una torna de concienciaprogresiva, por parte de la Iglesia, de 10s dones es-pirituales de los que ella vive 84. Lo mas que padriaadmitirse en este sentido es que, en lo referente arealidades dadas como tales a la Iglesia, ciertosjuicios categ6ricos pudieran reconocerse como ver-daderos, con la verdad que correspond a un testi-monio de Dios, que se declara a si mismo en la fede la Iglesia, mientras que no existe texto alguno

  • 'lon

    Uno de 10s hombres que mejor conocen 10s es-critos de la antguedad, el P. Hugo Rahner, escri-bia por su parte, a proposito de la doctrina de laAsunci6n de Maria:

    La suprema garantia que encontramos en presenciade una fe apostolica no es ni solamente la historia, ni la:filologia,ni la logica, sea cual fuere por otra parte la ut-lidad o incluso la necesidad de esas ramas del saber, sinoel solo hecho de la fe actual de la IgIesia 86.

    escrituristico particular que sirva de fundamentode manera inmediata a este punto.

    El pelgro, por parte de la ensefianza de la Igle-sia, seria atribuirle una autonomia respecto de latestificaci6n documentaI, al igual que a la tradici6ndogmatica con relaci6n a la tradici6n hist6rica 85.Este peligro se nos ha presentado, en el curso denuestra investigaci6n hist6rica, ya sea bajo la formade una absolutizaci6n del magisteri o, ya sea bajola de una distinci6n entre una positiva de las fuen-tes, que resultara insuficiente, y una positiva delmagstero, ya sea finalmente bajo la de una con-sideraci6n de la conciencia de la Iglesia como jus-tificada a priori de una vez para siempre por la pro-mesa de Dios y que constituye en si misma, sin otrareferencia, la norma de la fe. He aqui como conti-nua Dom J. Leclerq, iun historiador! el texto cuyoprincipio hemos citado:

    El criterio de ortodoxia no es la antgedad, sino latransmsn Iegitma, y el mtodo que hay que seguir pa-ra discernir cul es la tradcn en materia de fe no con-siste en interrogar al pasado -pues ste es un mtodohist6rico-, sino narse, en cada poca, del magisterio con-temporaneo.

  • Estinlamos estos enuneiados demasiado unila-terales, en euanto que no indican el condiciona-mento de la Iglesia en su creencia, y del magstertoen su ensefianza, por el dato objetivo del que laIglesia dice que es un deposito. Ahora ben, el mis-mo magisterio proclama no tener poder alguno decreaci6n y que no hace otra cosa que proponer einterpretar el deposito 87. Ciertamente, no identificaeste deposito con e1 materia1 documenta1 que 10-gra el historiador. Respecto del mismo deposito e1magstero no tiene independencia alguna : no puedeproponer a la fe de 10s fieles sino lo que es garan-tizado por el testimonio de Dios. Pero esta testi-ficaci6n puede. como lo hemos dicho mas arriba,ser reconocida independientemente del documentoformaI, aun cuando no sin referencias al Documen-to supremo de la Revelaci6n divina, la Sagrada Es-critura tomada en su conjunto.

    Al igual que la Iglesia catolca, a pesar de saberque la fe no se reduce a razones humanas, mantieneque posee legitimamente tales razones y que de es-te modo es posible un dialogo entre el creyente yel hombre natural, asimismo afirma que su Tradi-

    ~ ci6n se apoya en documentos que ella puede mos-t, trar al historiador que le pida cuentas. No se en-

    cuentra sin posibilidad de dialogo con el hstora-dor, pero ella le pide que la acepte tal como es,irreductible a lo que el hstorcsmo, con sus limitespropios, no cree poder trascender. Las relacionesentre la tradici6n dogmatica y la tradici6n hist6ri-ca, la Tradcion de la Iglesia y la del historiador,no son las de un paso facl del uno al otro plano.Para el puro historador, no existe alga que vaya

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    mas alla de lo que se apoya en documentos. Parala Iglesia, existe algo de esa naturaleza, porque suorden de existencia es originaI con relaci6n a laHistoria, y superor, aun cuando viva en la Hsto-ria e inscriba en ella numerosos testimonios de su fe.

    La referencia al Texto y al documento sigue sen-do no obstante, para la Iglesia, una garantia nece-saria. Su magsterio no recibe asistencia sino paraproponer, explicar y definir lo revelado: todo supoder se funda sobre su misi6n de testimonio. Poresta raz6n debe asegurarse y buscar 105 serviciosde las funciones que en la Iglesia estan consagra-das mas especalmente, ya sea a investigar la ~rradi-con en los monumentos de la Tradici6n -esta esla tarea de la teologia positiva-, ya sea a mostraral hombre racional que la fe no carece de razonesni la Tradici6n de bases documentales. El mismomagisterio esta ademas investido de una funci6nde viglanca, que implica una critica de 10s avancesexcesivamente recargados de la piedad en la Iglesa,de lo que se dice y se predica en ella, desde el pun-to de vista de la p1enitud y de la pureza del depo-sito: esta tarea exige que exista en la Iglesia unagran vitalidad de las ciencias de lo dado, una granatenci6n a sus conclusiones, aun cuando las cen-cias no sean las rectoras y aun cuando el juicio \11timo no les corresponda. Pero ya hemos habladode todo esto mas arriba.

    La Tradici6n es sintesis: es documentos y reali-dades, dato y vida por e1 Espiritu, norma objetivay sujeto viviente. No la considerariamos adecuada-mente si quisiramos reducirla a uno solo de suselementos.

  • 383

    I,

    1 Asi A. MICHEL, en D. T. C., XV, 1338.- I FERRONE, Praelectiones (1835), t. I, p. 195, n. 125; vase W

  • .384

    1958; J. SCHILDENBERGER, Das alte Testament in seiner Beziehungzur Liturgie, en Der Mensch... (citado n. 4), p. 68-85; CIPRIANOVAGAGINI, Il senso teologico della liturgia, Roma, 1957, 3.a parte.

    10 A. G. MARTIMORT, en L'glise en prire, Introduction a laLiturgie, Paris, 195..8,p. 119-120.

    U Cf., por ejemplo, P. JOUNEL, est. cit., supra (p. 317, n. 111),p. 24-25; A. CHAVASSE, La Structure du carme et les lectures desmesses quadragesimales, en M.-D., n.s 31 (1952), p. 76, 119.

    12 El ttulo de un bellisimo articulo de H. OSTER, en Parolede Dieu et Sacerdoce (Mlanges Mgr. Weber), Paris, 1962, p. 195-213. Vase en la misma colecci6n, p. 215-236. P. BocKEL, Le Prtreveilleur des consciences t'actuaute de la Parole de tneu rsooretodo p. 220 s.),

    U Cf. J. GAG, Membra Christi et la disposition des reliquessous l'autel, en Rev. archoloique, 1929, p. 137-153.

    14 Podra encontrarse la mas bella ilustraci6n de lo que deci-mos aqui en un admirable articulo del P. ALEXIS KNIAZEFF, Ma-riologie biblique et Liturgie buzantine, en Irnikon, 28 (1955), p.268-289 (tirada aparte, Chevetogne, 1955). Cf. La Vierge Mariedans la prire de l' glise, en M.-D., n,s 38 (1954), y 105 capituloscorrespondientes de la enciclopedia Maria (Pars, Beauchesne).

    15 Podra leerse A. J. JUNGMANN, sens et Problmes du cutte,en N. R. T., 82 (1960) p. 823-839. Cf. M. D. CHENU, AnthTopologieet Liturgie, en M.-D., n.v 12, (1947), p. 53-65.

    16 Dom P. GURANGER, Institutions liturgiques.17 "Doctrinae a majoribus traditae veluti fidele speculum"

    (ene. Ad. Coeli Reginam, 18 de noviembre de 1954 (A. A. S., 46(1954) p. 631).

    18 Sobre "Los Padres", cf. Mgr. FEsSLER, Institutiones Patro-logiae, Innsbruck, 1890, t. I, p. 15-57; D. GoRCE, Petite introduc-tion a l'tude des Pres, Pars, 1928; E. AMANN,art. Pres (del'glise), en D. T. C., XII (1933), col. 1192-1215;M.-J. CONGAR,L'Esprit des Pres d'.'.lprs Mohler, en V. S. Suppl., abrl, 1938, p.1-25 (reproducdo en Esquisses du mystre de l'ylise, Paris, 1941,p. 129-148); O. ROUSSEAU, Tholooie patristunse et Tholoie mo-derne, en V. S., 80 (enero, 1949), p. 70, 87; ID., Saint Bernard, "letiernier des Pres" en S. Bernard tnotoien (Anal. S. Orde Cister.,9 (1953). p. 300-308; J. QUASTEN, Initiation aux Pres de l' glise,Paris, t. I, 1955, p. 11-14; A. MANDOUZE, Mesure et Dmesure dela patristique, en III Congreso internacional de Estudios patrfs-ticos, Oxford, 1959 (T. U., 78, Berlin, 1961); H. TARDIF, Qu'est-ceque la Patrologie?, Toulouse, 1961; A. BENOIT, L'Actualit des Presde fglise, Neuchtel-Pars, 1961.

    19 Vase San Vicente de Lerins, despus Hormisdas, el de-.creto lIamado de Gelasio, e1 papa Celestino; sobre san Agustin:textos en D. T. C., XII, 1194 s. y 1197; H. VAN LAAK,Thesesquaedam de Patrum et Theologorum magisterio, necnon de fide-lium sensu, Roma, 1933.

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    ~ Cf. J. DE GHELLINCK, Patristique et Moyen Age, Bruselas-Paris, 1947, t. II, p. 176-179.

    23 Cf. Lc., 1, 55; Jn., 6, 21, 49; 1 Co., io, l; cf. Rm., 15, 8 etc.:u Por ejemplo en san GREGORIO MAGNO, Moral., XVIII, 26, 39

    (P. L., 76, 58: "antiqui Patres"); Homilia 19 in Evangelium, 1 (76,1154)y cf. M. WEBER, Hauptjragen der Moraltheologie Gregors desGrossen, Friburgo, 1947, p. 51 y 52; tambin santo TOMAsDE AQUINO,Ila rr, q. 1, a. 7 ("fides patrum": q. 174, a. 6; IIIa, q. 8, a. 3,ad 3, etc.

    26 Cf. S. ScHRENK, en KITIEL, t. V, p. 959, 983-984.26 Ibid., p. 953, 35 s.; 977, 1007. La idea de maestro-padre tenia

    relaci6n con la de paradosis (cf. p. 976).:n Policarpo es "padre de 105 crstanos" (MaTt., Polyc., 12,

    2; A. BENOIT, op. cit., 5-6); 10s cristianos de Li6n se dirigen alobispo de Roma, "Pater Eleuthere" (EUSEBIO, H. E., V, 4, 2; S. Ch.,41, 1955,p. 27); Timetio y Santiago se dirigian a san Agustin"venerabili patri episcopo Augustno" (De esti Pelagii ad Au-relium episcopum, 24, 48: P. L., 44, 347); SAN LEON, sermo, 4(P. L., 54, 149). Titulo dado, por extensi6n, a 10s smples sacer ..dotes: SANEPIFANIO, ranarion, naer., 75, 4, (P. G., 42, 513; E. P.,1108). El trmino Papa tiene el mismo sentido (cf. P. DE LABRIOLLE,Papa, en Bulletin du Cange, 3 (1928), p. 65-75; ID., Une esquissesu mot "Papa", en Bull. d'Anc. Litt. et d'Archol. chrt., 1, (1911),p. 215-220).

    28 SANBASILIO, Epist., 140, 2 (P. G., 32, 588); SANCIRlLO DEALE.JANDRlA., suma dirigida a Nestorio, nove 430 (MANSI, 4, 1072D); Epist. 39 (P. G., 77, 180 D); concilio de Ca1cedonia, D 148;JUAN DIAcoNO, Epistula ad Senarium, 13 (P. L., 59, 406>; 2. conci-lio de CP., 553, D 212; concilio de Letran de 649, can. 20 (D 274);3.er concilio de Constantinopla, 680-681(D 290Y291); 2 concilio deNicea, 787 (D 302 y 303); Le6n IX, JAFF, 4302 (n. lO: P. L., 143,751); HUMBERT DE MOYEN-MOUTIER, Adv. Simoniacos, III, 28 (Libe-

    31 s.

    :!I GRAClANO, dictum ante D XX, c. 1 (FRIEDBERG, col. 65:"Plurimi tractatorum, sicut pleniori gratta Spiritus Sancti, itaamoliori scientia aliis praecellentes, raton mags adhaesisseprobantur. Unde nonnullorum Pontificum constitutis Augus-tini, Jeronimi atque aliorum tractatorum dieta eis videnturesse praeferenda". Los canonistas reaccionaron rapidamenterestableciendo la prmaca del magstero papal (cf. CH. MUNIER,Les sources patristiques du droit de l' glise du VIII au XIIIsicle, Mulhouse, 1957, p. 183 s. Entre 105 teologos, un RuGODE READING(Amiens, Rouen), Dialogorum libri VII, lib. I,interr. V et lib. V, interr. XII. (P. L., 192, 1145 B, 1206D), unsanto TOMAS DE AQUINO (Ila lIae, q. lO, a. 12) defienden que laautoridad viene a 10s Padres de la Ig1esia y de la Sede aposto-!ica. Cf. D 165, 1320, 2146, 3014.

    2l Cf., por ejemplo, en Ultimo lugar, A. BENOIT, op. cit., p.

    I

  • 388

    lli de Lite, I, p. 234, 32 = aqullos que en el concilio han deter-minado la vida canonica de la Iglesa): SANTOToMAs DE AQUINOdice constantemente, ~l hablar del simbolo de Nicea: "In symboloPatrum": vase, por ejemplo, In Symbolum, art. 2, "dctur insymbolo a patribus"; art. 3, "et ideo sancti Patres ad hoc re-movendum addiderunt ..."

    29 ORIGENES,In Numer., homo 22, 2 (G. C. S., 30, p. 206);SAN ATANASIO,Epist. ad Aires, 6 (P. G., 26, 1040), Y cf. P. SMULDERS,en R. S. R., 40 (1952), p. 56; SAN CIRlLOhace leer un dossier pa-tristi co en la primera seson de Efeso, 22 de junio, 431 (MANSI,4, 1084 s.): 5. concilio ecumnico (2.0 de Constantinopla), 533,proclama seguir a "los santos Padres y doctores de la Iglesia"y nombra en el orden cronologico, mezclando griegos y latinos,a Atanasio, Hilario, Ambrosio, Basilio, Gregorio el te6logo y Gre-gorio de Nysa, Agustfn y Le6n, Te6filo, Juan de Constantinopla,Cirilo, Proclo ...; san Gregorio, Epist. IX, 147 (M. G. H., II, p. 146,2): "Cyrillum patrem catholicum veneratur".

    31 C. Juluinum, I, 7, 34 (P. L., 44, 653).Il HUMBERTO DE MOYENMOUTIER: cf. A. MICHEL, Die Senienzem ...,

    p. 3, n. 2; p, n. 1; 117 y n. 3; SAN PEDRODAMIANO.Epist.. I, 12(P. L., 144, 215 D); SAN GREGORIO VII, Reg., II, 67 (ed. GASPAR,p. 224, 28); ANSELMO DE LUCQUES, Collo Can., I, can. 42 (ed. THANER,p. 2).

    12 Cf. 10s titulos: Vitae patrum, Sancti patres heremitae;SAN BENITO,Reg., C. 9 (cuatro veces): ANTONINIPLACENTINI,Itine-rarium, VI siglo (C. S. E. L., 39, p. 188, 15; p. 180, 20, "sanctuspater Hlaro"), etc.

    J3 Cf. BLAISE-CHIRAT,Dicfionnaire du latin chriien, s. v.Pater, n.O 5.

    " Epist., 69, 2 (P. L., 54, 891 B).a Op. cit., (n. 19), p. 103. De Honore Ecclesiae, C. 70 (Libelli de Lite, III, p. 597-32-

    35).37 Origen biblico: Dt. 19, 14; Pr., 22, 28; 23, lO; cf. Ex. 19,

    12. Cf. s. a Diogneto, XI, 5 (S. Ch., 33, 1951,p. 80-81);ORIGENES,Ad Air., 5 (P. G., 11, 60 A); SAN JER6NIMO, Epist. 63, 2 (P. L., 22,-608); ACACIOa san Cirilo de Alejandria, en 431 (Acta Conco oec.,l/l, 7, p. 146); GELASIO a Honorio (JAFF,625; P. L., 59, 30); conc-lio de Francfort, oct. 794; SANBERNARDO,criticando a Abelardo,Epist. 193 (P. L., 182, 359); PEnRO EL MANGEUR,seguido por elautor de un prologo sobre las sentencias (R. MARTIN,Note SUTl'oeuvre littraire de Pierre le Manoeur. en R. T. A. M., 3 (1931),p. 54-56), la Summa de Vat. Lat., lO 754 (cf. A. LANDGRAF, ibid.,p. 353); ALANODE LILLE, (cf. M.-D. CHENU, La Thologie au XIIsiele, p. 380, y vase p. 389, n. 2; p. 393 s.): GREGORIOIX. cartaAb Aegiptiis a 10s te61ogos de Paris, 7 de julio de 1228 (D 442)~etcters.

  • 38'7

    Rela.se E. H., p. 193-211; G. BARDY,L~inspiration des Presde Z'gZi8e, en R. S. R., 40 (1952 = Mlanges Lebreton, 2),p. 7-26.

    Para el siglo XII, vase A. LANDGRAF, Zum Werden derTheologie des 12 Jahrhundertes, en Z. K. T., 79 (1957), p. 417-433: p. 421 a., 431 s. y sobre todo p. 422, n. 27. Por lo que serefiere a STO. ToMAs,vase 111 Sento d. 25, q. 2, a. s. ad. 5;Contra errores Graecorum, proem.; discurso magistral, 1256, concita de Eph., 3, 8-9: "Mihi omnium sonctorum minimo data estgratia haec in gentibus evangelizare ..." (Opusc., ed. Lethietleux,IV, p. 493); ouoai., XII, a. 26).

    ., Sobre esta continuidad, vase E. H., p. 204 s.; nuestroestudio citado supra, cap. I, n. l; SANTO TOMAs, Quodl. XII, a. 26.

    il Dom Lialine extendia su reacci6n al movimiento biblico,en el que veia igualmente un exceso. El sentido cat6lico, decial, no consiste tanto en una lectura individuaI de la Biblia. LaEucaristia se da al fiel individuaI, para incorporarlo, pero laBiblia se ha dado a la Iglesia en cuanto tal, a la [erarqua, comotexto y fundamento de su predicaci6n, Y solamente de maneraaneja a 105 fieles, para alimentar su vida personal.

    eS JORGE FLoROVSKY, Groire Palamas et la patristique, trad.franco en lstina, 8 (1961-1962), p. 114125: p. 116-119.

    d Vase Ecclesia ab Abel, en Abhandl. ilber Theologie unaKirche. Festgabe K. Aciam, Diisseldorf, 1952, p. 79-108.

    .. Cf. J. MURPHY, The notion 01 Tradition in John Driedo,IIilwaukee, 1959, p. 14~165.

    .. Cf. obra cito supra, n. 3, p. 155.M Asi Pio XII, enciclica Humani Generis, D. 3014; Cf. D. 1320." Cf. Le Concile et les Conciles, Paris y Chevetogne, 1960,

    p. 75-109.~ Notemos, adems del testimonio de Juan Diacono citado

    supra, n. 28 ("statuta Patrurn"), 10s testimonios siguientes: enlas Sententiae Anselmi (ed. BUEMETZRIEDER, Beitrage, XVIII, 2-3,MUnster, 1919, p. 112), 10s patres moderni son aqullos que pro-hibieron 10s matrimonios consanguineos, despus que 105 aps-toles hubieron determinado la instituci6n del matrimonio ma-n6gamo, por consiguiente aqullos que completaron la obra dedeterminaci6n de la disciplina de la Iglesia; en una carta deURBANO II a Lucius de Pavia, entre 1088 y 1090: "Caeterum schs-maticorum et haereticorum sacramenta, quoniam extra ecclesiamsunt, juxta sanctorum patrum traditiones, scilicet Pelagii, Gre-gorii, Augustini, Cypriani, Hieronymi..." (citado por A. LANDGRAF,en Schoi., 1940, p. 2(6). Vase tambin, ademas de MUNIER, citadoD. 20, G. LE BRAS, La Doctri