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    ASOCIACIN DE DIPLOMADOS ENGENEALOGA, HERLDICA Y NOBILIARIA

    EL CONFLICTIVO MATRIMONIODE LA PRINCESA DE ASTURIAS EN 1901

    Conferencia pronunciada por don Jos Luis Sampedro Escolar,Numerario de la Real Academia matritense de Herldica y Genealoga,

    el da 14 de febrero de 2002 en el Saln de Actos del Consejo Superior deInvestigaciones Cientficas

    SESIN CELEBRADA COINCIDIENDOCON EL 101 ANIVERSARIO DE LAS BODAS DE

    SS.AA.RR. LOS SERENSIMOS SEORES

    DOA MARA DE LAS MERCEDES DE BORBNPRINCESA DE ASTURIAS

    YDON CARLOS DE BORBN

    INFANTE DE ESPAABAJO LA PRESIDENCIA DE

    SS.AA.RR.LOS SERENSIMOS SEORES

    DON CARLOS DE BORBN DOS SICILIASINFANTE DE ESPAA

    Y

    DOA ANA DE ORLENSDUQUES DE CALABRIA

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    SS.AA.RR. los Duques de Calabria recibidos por el Secretario de la Asociacin de Diplomados enGenealoga, Herldica y Nobiliaria, D. Enrique Muelas, junto al conferenciante y Elena Ocaa, que hizo

    entrega a la Princesa Doa Ana de un ramo de flores.

    El CONFLICTIVO MATRIMONIODE LA PRINCESA DE ASTURIAS EN 1901

    INTRODUCCIN

    Cuando se pronuncia esta conferencia se cumplen exactamente ciento un aos de unosacontecimientos que, con tal perspectiva histrica, pueden llegar a parecer anecdticosa observadores poco profundos, pero que, en su momento, aparentaban revestir sumagravedad en la poltica interna y a los que se otorg seria importancia en el ordeninternacional, provocando acaloradas discusiones parlamentarias, virulentas campaas

    en la prensa de todo signo, amenazas de conflictos diplomticos, la declaracin delestado de Guerra en Madrid y la suspensin de garantas constitucionales en diversospuntos de Espaa.

    Nos estamos refiriendo a las circunstancias que rodearon el enlace matrimonialde Su Alteza Real la Serensima Seora Princesa de Asturias, Doa Mara de lasMercedes de Borbn y Austria, con su lejano primo, Su Alteza Real el Prncipe DonCarlos de Borbn Dos Sicilias, ceremonia que tuvo lugar el 14 de febrero de 1901. Losasuntos espinosos se acumularon en los prolegmenos y en la celebracin de esta gala

    por muy diversos motivos, que iremos analizando y exponiendo detenidamente a lolargo de esta intervencin.

    En primer lugar, la Familia Real de Espaa, en la que la prometida ocupaba el

    preeminente lugar de Princesa Heredera en tanto su hermano, el Rey Alfonso XIII,careciese de prole, se encontraba en situacin harto precaria en las fechas aludidas: deuna parte, a tan slo un cuarto de siglo del final de una Guerra Civil, la III GuerraCarlista1, y muerto prematuramente, en 1885, el Rey Don Alfonso XII, la Dinastaliberal se encarnaba en el anteriormente citado Alfonso XIII, un adolescente de escasasalud, por el momento soltero y sin descendencia, en vsperas de entrar al ejercicioefectivo de la Realeza que ostentaba, an desde antes de nacer, bajo la Regencia de sumadre, Doa Mara Cristina de Austria. Si la rama reinante se encontraba

    precariamente representada por la entonces poco lucida persona de Don Alfonso, nopoda predicarse lo mismo de la Dinasta carlista, encabezada en aquel momento por elbrillante tipo que era Carlos VII, quien, en 1900, acababa de rebasar los cincuenta

    1Finalizada en 1876 con la derrota y exilio del Pretendiente legitimista, autotitulado Carlos VII.

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    aos manteniendo una saludable apostura, con descendencia varonil capacitada para laprocreacin, lo que permita pensar que, gracias a sta, estaba asegurada durante aosla representacin biolgica del ideal Tradicionalista, todava presente con fuerza en lasociedad espaola en muy diversos estamentos sociales y regiones geogrficas.

    La sucesin llamada constitucionalmente al Trono del Rey adolescente, en caso

    de que ste falleciese, estaba representada en aquel momento slo por mujeres. Lasprimeras llamadas a la Corona eran sus hermanas, jvenes sin experiencia, de frgilconstitucin fsica y, a la sazn, solteras y sin descendencia: la Princesa de Asturias,Mara de las Mercedes (protagonista de nuestra charla de hoy) y la Infanta MaraTeresa. Tras de ellas se situaban sus tas, las Infantas Isabel, Paz y Eulalia. Es fcilcomprender que la Reina Mara Cristina, en sus ltimos momentos de Regente,superponiendo, adems el papel de madre vigilante, quisiera dejar bien encarrilada lavida de su hija primognita antes de que el joven Rey pudiese ejercer plenamentecomo Jefe de la Dinasta.

    La Reina Mara Cristina medit acerca de lo que ms convena a la polticamatrimonial de su prole, tratando de conciliar los intereses personales de buscar la

    felicidad de su hija con los dinsticos y nacionales; por ello, deba buscar como yernoalguien adecuado a la alta posicin de la Princesa y los importantes destinos a los que

    poda estar llamada si la sucesin de la Corona recaa en ella. En previsin de estaeventualidad crey oportuno que la persona elegida para cnyuge de su hija fuese unmiembro de la Familia de Borbn, asegurando as la pervivencia de la Dinasta si deesta unin hubiera debido seguirse la varona del Trono de San Fernando. Diferentesfactores hicieron que la persona del Prncipe Don Carlos de Borbn Dos Siciliasresultase adecuada a estos planes de la Reina, pues en l se conjugaron una serie decircunstancias favorables, algunas casuales y otras buscadas de propsito. En primerlugar era un dinasta Borbn, segn se quera, pero con un parentesco losuficientemente lejano como para que la unin no resultara peligrosamente

    endogmica. De otra parte era un hombre joven, sano y de agradable presencia, que,perteneciendo a una Casa Real ex reinante poda adoptar la nacionalidad espaola sinfuertes vnculos con ninguna potencia extranjera, integrndose fcilmente en lacomunidad nacional espaola a la que estara llamado a servir de una u otra manera.Don Carlos, encuadrado en las Fuerzas Armadas espaolas, haba demostrado su valory capacidad en la reciente y desafortunada campaa de 1898, y previamente, en el

    Norte de frica.Pero, precisamente, algunas de las circunstancias que podan valorarse

    positivamente de entre las que hemos mencionado en el prrafo anterior presentabanotras connotaciones que, para sectores muy numerosos de la opinin espaola, tenanun valor decididamente negativo. El hecho de ser miembro de una Dinasta ex reinantey escasamente asistida econmicamente daba al elegido un aire de arribista o buscadorde fortuna que no gustaba excesivamente en algunos medios. Si su parentesco

    borbnico tena algunas ventajas, no dejaba de tener graves inconvenientes, el primerode ellos la personalidad del padre del elegido, dado que este personaje, el Prncipe DonAlfonso de las Dos Sicilias, Conde de Caserta 2, haba luchado al lado de las tropascarlistas en su juventud, tomando posicin as en un conflicto civil espaol an latente,y alejando la imagen de apartidismo que es deseable en una Dinasta constitucionalsustentada en un sistema liberal que abominaba de los ideales defendidos en aquellascontiendas por el bando en el que milit el padre del prometido de la Princesa.

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    Ya desde este momento debemos advertir a los lectores que el ttulo de Conde de Caserta, propio delJefe de la Casa Real de las Dos Sicilias, fue utilizado por el padre de Don Carlos, pero nunca por ste,aunque en diversas ocasiones, equivocadamente, se le atribuye.

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    De esta presuncin de actitudes contrarias al sistema liberal participaba, a losojos de los elementos denominados progresistas, toda la exiliada Dinasta Real de lasDos Sicilias, despojada de su Trono por los garibaldinos no haca mucho tiempo. Lafama de intransigencia ideolgica de corte tradicionalista de los Borbn Dos Siciliashaba sido ampliamente difundida (y exagerada) en toda la Europa liberal por los

    partidarios de la unificacin italiana bajo el cetro progresistade los Saboya. Segnsignificados elementos espaoles de opinin liberal, si Don Carlos de Borbn DosSicilias, en razn de su matrimonio, llegaba a compartir el Trono de Espaa con DoaMara de las Mercedes, o, por fallecimiento o incapacidad de sta, era llamado a laRegencia, garantizaba muy escasamente, con tales antecedentes familiares, su fidelidadal sistema constitucional y su respeto a los valores defendidos por los liberales. Siseguimos al pie de la letra las intervenciones de los miembros del partido liberal en elCongreso, veremos que, al menos oficialmente, esta era la nica tacha que se pona a lacandidatura de Don Carlos a la mano de la Heredera de la Corona.

    De hecho, los propios miembros del partido liberal fueron los que msacaloradamente discutieron la conveniencia de esta unin, en gran medida, a nuestro

    juicio, y como trataremos de demostrar en el desarrollo en estas pginas, buscando unadisculpa para recuperar el poder perdido despus del desastre colonial de 1898 (que,como es bien sabido, tuvo la desgracia de presidir don Prxedes Mateo- Sagasta) antesde volver a ocupar la Jefatura del Gobierno, como estaba previsto, coincidiendo con lamayora de edad de Alfonso XIII, que habra de celebrarse en enero de 1902.

    El heredero poltico del recientemente asesinado Cnovas, el conservadorSilvela, Presidente del Consejo de Ministros desde el da 18 de abril hasta el 23 deoctubre de 1900, no acert en su gestin ministerial y, aunque en las elecciones deabril de 1899 los conservadores haban obtenido mayora en la Cmara, esta mayorano fue, por s sola, suficiente para evitar la cada del propio Silvela, en octubre de1900, llamndose a la Presidencia del Consejo de Ministros a su correligionario el

    General don Marcelo Azcrraga, que se mantuvo al frente del ejecutivo hasta el 6 demarzo de 1901, es decir, justo el plazo que necesitaba la Regente para celebrar lasnupcias de su hija que, recordmoslo, tuvieron lugar el 14 de febrero de ese mismo aode 1901. La Oposicin liberal comenz a tildar tanto a Silvela como a Azcrraga devaticanistas (por aceptar con cierto entusiasmo los recientes postulados sociales

    pontificios3) al no conseguirse una legislacin restrictiva para las congregacionesreligiosas, acusaciones que extendieron hasta la persona de la Regente, por haberseopuesto expresamente sta a tales medidas legislativas.

    Aprovecharon, pues, los liberales el recrudecimiento de la entonces siemprecandente cuestin religiosa, no slo en Espaa sino en el resto de Europa,

    particularmente en Francia. Las manifestaciones anticlericales se multiplicaron condiferentes motivos, como ciertas actitudes de la Reina Regente (que veremosdetenidamente en su momento), las cuales culminaron con el alejamiento de Palaciodel Padre Fernndez Montaa, y el oportunista estreno de la obra teatral Electra, dePrez Galds, que tuvo lugar en vsperas del sonado enlace principesco. A partir delda 9 de febrero de ese ao de 1901, se produjeron violentos ataques contra actos yfunciones litrgicas y contra instalaciones religiosas, particularmente de la Compaade Jess, en la capital del reino, en Barcelona y Valencia, y en otras localidades.

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    La encclica Rerum Novarum es de fecha bien reciente respecto a los momentos de que hablamos,pues se public slo una dcada antes, en 1891. El intervencionismo pblico defendido por el Pontificadoen materias sociales atacaba en su base los principios liberales ms puros.

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    Para mayor cmulo de problemas, la pertenencia del prometido de la Princesade Asturias a una Casa Real como la de las Dos Sicilias no dejaba de presentardificultades en la poltica exterior.

    Los progresistas espaoles eran firmes partidarios de la todava reciente unidaditaliana, forjada por los Saboya de Piamonte, a costa, entre otros, de los Borbn de las

    Dos Sicilias. Cualquier viso de reconocimiento de rango regio o de algn tipo de restode Soberana en la exiliada familia Real de las Dos Sicilias podra ser interpretado porla Corte saboyana, ya instalada en Roma, como una afrenta a la dignidad de un estadosoberano por parte de otro con el que se mantenan relaciones diplomticas plenas alms alto nivel. Y, como hemos apuntado en prrafos anteriores, no debe olvidarse que,tan slo treinta aos antes, los mismos progresistas haban sido firmes valedores de launidad italiana desde los inicios de su proceso, con el enfrentamiento que ello suponacontra los partidarios del poder temporal del Papado, adems de las extraordinariasrelaciones que llevaron a la eleccin de Amadeo de Saboya para presidir, como Rey deEspaa, el experimento liberal de Prim, tras el derrocamiento de Isabel II.

    Es necesario, resulta obvio, resaltar cmo se concitaron las crticas de los ms

    alejados sectores de la opinin pblica contra la persona de Don Carlos de Borbn DosSicilias, sin que ninguna de las dificultades que a su proyectado matrimonio se ponan

    pudiera achacrsele a l personalmente: desde los tradicionalistas y elementosmoderados, como el Cardenal Cascajares, que deban haberle sido ms favorables porel apoyo recibido de su padre en las filas carlistas, hasta los republicanos, pasando porlos liberales dinsticos, casi todos los elementos dejaron or su voz contra el enlace.

    Apunte biogrfico de la Princesa de Asturias

    Su Alteza Real la Serensima Seora Doa Mara de las Mercedes, Infanta de Espaa,hija primognita de Alfonso XII y de Doa Mara Cristina, naci en Madrid a las ocho

    horas y veinte minutos de la tarde del 11 de septiembre de 1880, anuncindose elalumbramiento al pueblo mediante el izado de una bandera blanca en la fachada delReal Palacio y las quince salvas de artillera prescritas por el ceremonial para el caso.

    Fue bautizada en la Capilla palatina, en la pila de Santo Domingo de Guzmn, ala una de la tarde del da 14 del mismo mes, oficiando el Cardenal Moreno, Arzobispode Toledo, junto al Obispo de vila y los Capellanes de honor de la Corte, y actuandode padrinos el Sumo Pontfice, Len XIII, representado por su Nuncio en Espaa, y laex Reina Isabel II, abuela paterna de la nefita. Se le impusieron los nombres 4deMara de las Mercedes, Isabel, Mara Teresa, Cristina, Alfonsa, Jacinta, Ana, Josefa,Francisca, Carolina, Fernanda, Filomena y Mara de Todos los Santos. Recibi elnombre de Mercedes en memoria de la primera esposa de su padre, la Reina Mercedesde Orlens, en un homenaje que su madre, la Reina Mara Cristina, quiso tributar a sudifunta predecesora5en el Trono, homenaje que fue vivamente apreciado tanto por elRey Alfonso XII como por toda la sociedad espaola.

    En este periodo histrico es digno de mencin el diferente tratamiento de latitulacin de las Infantas presuntamente llamadas a la Sucesin de la Corona mientrasno contase la Familia Real con Heredero varn. Como muestra de los avatares

    4La Princesa Mercedes recibi, en familia, el apodo dePolla, que debe pronunciarse, a la italiana, Pola.5Curiosamente, fallecida la Princesa Mercedes y casado en segundas nupcias su viudo, con la PrincesaLuisa de Orlens, una de las hijas nacidas de esta unin tambin recibi el nombre de Mercedes. Esta

    criatura fue Condesa de Barcelona por su matrimonio con Don Juan de Borbn y Battenberg. Es decir, lamadre de Don Juan Carlos I se llam Mercedes, como su madrastra, la Princesa de Asturias, que, a su vezse llam Mercedes como su madrastra, la Reina efmera, primera mujer de Alfonso XII.

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    polticos en la materia quedan la Real Orden de 24 de marzo de 1875, el Real Decretode 22 de agosto de 1880 y el de 10 de marzo de 1881. La primera de estasdisposiciones fue redactada por Cnovas en los albores de la Restauracin (insistimosen el ao, an 1875), con la intencin de proclamar Princesa de Asturias a la InfantaIsabel -la que popularmente se conoce como La Chata- y oficializar as el

    apartamiento de la ex Reina Isabel II de cualquier posibilidad de volver al trono. ElReal Decreto de 22 de agosto de 1880, de sentido radicalmente contrario al primero, estambin debido a la pluma de Cnovas, pero su intencin poltica es muy otra: una vezcasado Alfonso XII y habiendo nacido su primera hija, ya no se plantea la duda de si lasucesin del Rey pudiera corresponder a su madre Isabel II, y el presidente delGobierno estima improcedente cargar el erario pblico con la lista civil de unaPrincesa de Asturias, cuando la sealada a una Infanta era bastante ms parca. Eltercero de los Decretos aqu comentados fue obra del Gabinete Sagasta, que sucedi enaquellos momentos a Cnovas, y que, proclamando expresamente Sucesora de laCorona a la Infanta Doa Mara de las Mercedes (primognita de Alfonso XII y de laReina Mara Cristina), se atrajo para siempre las simpatas de la futura Regente. Todo

    el asunto fue tratado con gran rigor por Corts Echnove.Habiendo fallecido muy joven, su biografa, por fuerza, se contrae a los escuetos

    datos genealgicos que damos en este apartado, la mencin de ciertas habilidades parala msica y el dibujo, y su colaboracin con las obras caritativas y religiosas a las quesu madre dedicaba gran atencin.

    Fernndez Almagro6 nos ha dejado una colorista descripcin del baile que secelebr en Palacio el 9 de mayo de 1900, con motivo de lo que vino a ser la puesta delargo de las hermanas de Alfonso XIII. Lo ms destacable para nosotros en estemomento es la mencin que hace de la presencia en el dicho sarao del Prncipe DonCarlos, al que califica sin rebozo de protegido7de la Reina Regente, refirindose a lcomo el que dicen futuro de la Princesa8.

    De su matrimonio con Don Carlos nacieron tres hijos: Alfonso, Fernando eIsabel Alfonsa.

    Un testigo de excepcin nos corrobora el dato, bien sabido, de que hubo entrelos cnyuges una base verdica de amor; Alfonso XIII, en su Diario ntimo, dice ne laentrada correspondiente al sbado 30 de junio de 1900: A mi hermana Mercedes no leconvence que nos vayamos pronto, porque tendr que separarse de su novio el

    Prncipe Don Carlos de Borbn y Borbn. Ya son novios desde el 12 de diciembre de1899, y todava les quedan cinco meses9. Qu noviazgo ms largo! Quin aguantaun ao, o sea, trescientos sesenta y cinco das de noviazgo? Pobres novios! Espero

    6Biografa de 1900.7Debe tenerse muy presente que el padre de Don Carlos, el Conde de Caserta, era primo hermano de laReina Regente, pues su madre, Mara Teresa de Austria Teschen, era hermana del padre de la ReinaMara Cristina, el Archiduque Carlos Fernando de Austria Teschen. De esta manera, la Princesa deAsturias y su prometido eran primos en segundo grado por esta lnea. El parentesco se duplicaba pues elRey (de jure) Fernando (II), abuelo paterno de Don Carlos, y el Conde de Trpani, su abuelo materno,eran hermanos de la Reina Mara Cristina, la Gobernadora (madre de Isabel II de Espaa) y de la InfantaLuisa Carlota (madre del Rey Consorte Francisco de Ass), todo lo cual le converta en primo segundo deAlfonso XII por tres veces, y, por tanto, en to de la hija de ste, la que habra de ser su mujer.8En aquel baile tambin estuvo presente la Princesa Luisa de Orleans, hija de la Condesa de Pars y nietade los Duques de Montpensier, la cual, sera, aos despus, la segunda esposa de Don Carlos.9 O el Rey adolescente hace mal los clculos de las fechas, o la celebracin del matrimonio (que tuvo

    lugar el 14 de febrero de 1901) se retras algunos meses sobre lo previsto en verano de 1900, quizs porla tormenta poltica desatada con tal motivo. Creemos acertada la segunda hiptesis, a juzgar por el tenorde la correspondencia mantenida por la Regente y el Conde de Caserta, aqu reproducida.

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    que sean muy felices!. El lunes 23, el Rey escribe: El 25 llega Nino10, Mercedes loespera con impaciencia (espero que sean muy felices). Por si este testimonio no nosfuese suficiente, que el matrimonio era unin por amor lo dej declarado la propiainteresada, en carta de 28 de diciembre de 1900 a su ta la Infanta paz: Me siento felizde poder casarme pronto con Nino. Me da pena que mam haya tenido tantos

    contratiempos por ese motivo11

    .La Princesa Doa Mara de las Mercedes falleci en su residencia de la Villa YCorte el da 17 de octubre de 1904, recibiendo sepultura en el Panten de Infantes delMonasterio de El Escorial12.

    Datos biogrficos de Don Carlos de Borbn Dos Sicilias

    Su Alteza Real Carlos, Mara13, Francisco de Ass, Pascual, Fernando, Antoniode Padua, Francisco de Paula, Alfonso, Andrs, Avelino, Tancredo, Prncipe deBorbn Dos Sicilias, naci en Gries, cerca de Botzen, el 10 de noviembre de 1870.

    Naturalizado espaol con el ttulo de Infante de Espaa el 7 de febrero de 190114,

    alcanz los rangos de Teniente General del Ejrcito espaol, Capitn General de laRegin Militar de Andaluca y de la de Catalua, Coronel Honorario del XIXRegimiento de Hsares de la Princesa, Caballero de la Orden del Toisn de Oro, de lade Carlos III, de la de Isabel la Catlica, de la del Bao, de la Legin de Honor, de ladel guila Negra, de San Huberto, Comendador Mayor de la Orden de Alcntara,maestrante de Zaragoza, etc; ...Fue su padre el Prncipe Alfonso de las Dos Sicilias,Conde de Caserta, casado, ante el hoy Beato Po Nono, a la sazn pontfice reinante,con la Princesa Antonia de Borbn, la cual aport algunos bienes a la maltrechaeconoma domstica, procedentes de la herencia de la Casa de Toscana. Era nieto, porla lnea paterna, de Fernando II, Rey de las Dos Sicilias y de Mara Teresa deAustria 15, mientras que por la materna lo era de Francisco de Paula de Borbn, Condede Trpani y de Mara Isabel de Austria- Toscana.

    Los Borbn de las Dos Sicilias, tras la prdida de su reino en aras de la unidaditaliana, se haban refugiado en la Corte de Po IX, pues conservaban algunas

    propiedades en Roma. A la cada en poder de Garibaldi de los reductos pontificios, en1870, el ex Rey Francisco pas a Baviera, mientras sus hermanos se dispersaban porEuropa. El Conde Girgenti haba casado con la Infanta Isabel en 1868, y dos de lasPrincesas, Annunziata e Immacolata, casaron con sendos Archiduques austriacos.

    Alfonso Caserta era un hombre sencillo y de buenas maneras. Se haba batidoheroicamente en el sitio de Gaeta, y, tras la honrosa derrota, sirvi en los zuavos

    pontificios. En la dcada de los sesenta le vemos en muy buenas relaciones con la rama

    borbnica reinante en Espaa, la cual, ocupando la Presidencia del Gobierno el condede Lucena, haba prestado cierta ayuda a los reyes de las Dos Sicilias frente aGaribaldi. As, en el Archivo General Militar de Segovia se conservan datos referentes

    10Nombre que en familia reciba Don Carlos.11Infanta Paz, pg. 214.12En un tmulo cuya autora, del arquitecto Landecho, ha revelado recientemente Antonio Sevilla Gmezen su obraEl sepulcro de la Princesa de Asturias Doa Mara de las Mercedes de Borbn y Austria.13Todos los varones de la Casa Real de las Dos Sicilias introducan en aquellas fechas, como su segundonombre de pila, el de la Santsima Virgen.14Alfonso XIII, en suDiario ntimo (pg. 69), dice el jueves 7 de febrero de 1901: Hoy a las doce ha

    jurado Carlos la Constitucin. Le han impuesto las rdenes del Toisn, Carlos III e Isabel la Catlica.Adems, le han dado el t tulo de Infante de Espaa y el empleo de Comandante.15Cuya madre era una Nassau Weilbourg, por donde entroncaba nuevamente con Doa Mara Cristina.

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    a la concesin al Conde de Caserta de la Cruz de la Orden de San Fernando, en 1861, ya su nombramiento como segundo teniente honorario de Hsares de la Princesa.

    La participacin del Conde de Caserta en la toma y saqueo de Cuenca legranjearon la enemiga de la opinin liberal espaola para siempre. Los actos que enaquella ocasin se ejecutaron por las tropas en cuyas filas se encuadraba Caserta

    hicieron prorrumpir al Cardenal Pay, obispo entonces de dicha dicesis, en estasmemorables palabras, dirigidas a Doa Nieves, cuada de Carlos VII: De ese modo,ni se conquistan tronos en la tierra, ni coronas para el Cielo.

    Una vez vistos los antecedentes familiares del Infante Don Carlos, noscentraremos en los puntos que consideramos ms importantes de su biografa.

    Antes de su matrimonio se coment que poda ser un buen pretendiente para laArchiduquesa Isabel, sobrina de Francisco Jos I, y, al volver de una estancia enViena, la propia Regente le pregunt expresamente al respecto. Al desmentrselo, DonCarlos manifest a Doa Mara Cristina su inclinacin hacia la Princesa de Asturias, ala que, sta, lgicamente, no slo no puso reparos, sino que la aviv cuanto pudo.

    De los avatares habidos en estas relaciones hasta fraguar en compromiso y

    celebracin de nupcias hablamos largamente en estas pginas.Nos parece oportuno al efecto reproducir literalmente los prrafos dedicados al

    asunto por Su Alteza Real la Condesa de Barcelona, hija de Don Carlos en sus segundasnupcias: Cuando pap pens en casarse con la Princesa de Asturias...hubo muchos

    problemas porque algunos sacaron a relucir lo del carlismo de su padre. Pero la ReinaCristina y Alfonso XIII, que estaban encantados con la idea, le apoyaron.

    Contina en su relato la Condesa de Barcelona: El Rey deca: Bueno, l no esculpable de lo que hizo su padre y, adems, su padre tendra sus razones para sercarlista y si le pareci bien, por qu no lo iba a ser... Creo que el da de la boda

    sacaron las tropas a la calle por si se armaba jaleo, pero no pas nada.La unin, como queda dicho en el anterior apartado, result dichosa en lo

    personal, pero de efmera felicidad. Al fallecimiento de la Princesa, su viudo conservel afecto y respeto de su familia poltica, a la que le una, adems, entraablemente, su

    prole tempranamente hurfana de madre. Tambin conserv el respeto y el afecto de lamayora de la opinin pblica. Cuenta Luis de la Pea Onetti16que, el da de la boda deAlfonso XIII y Victoria Eugenia, le llam la atencin el entusiasmo y fervor con que

    se aclamaba al Infante Don Carlos de Borbn... quien, desdeando el puesto quecomo Infante le corresponda ocupar en uno de los lujosos trenes del cortejo, pas acaballo entre la multitud, luciendo su brillante uniforme de hsares de la Princesa...

    Siguiendo al ya citado Ricardo Mateos17, completo bigrafo del Infante, desdefechas muy tempranas jug un papel importante como delegado del Rey en mltiplesembajadas regias en el extranjero, y tambin como militar de alto rango 18, llegando aser Capitn General de Andaluca y luego de Catalua para, tras la Guerra Civil, yhasta su muerte, retirarse dignamente en Sevilla, con los pocos recursos con quecontaba su familia y, junto a su segunda esposa, Doa Luisa, supo transmitir a sudescendencia aquella vinculacin con Andaluca que ella haba recibido, a su vez, desu madre, la Condesa de Pars, y de su abuela, la Duquesa de Montpensier.

    Era hombre de una extraordinaria timidez y, segn testigos presenciales que lorecuerdan, las audiencias con el Infante resultaban terriblemente embarazosas dado queel protocolo prohbe al recibido por la persona regia dirigir la conversacin, mientras

    16Yo fui alabardero de Alfonso XIII, Madrid, 1959, pgs. 17 y 18.17

    Los desconocidos Infantes de Espaa .18 Un dato que creemos indito es que dispuso que los haberes que le correspondiesen como militarquedasen a beneficio del Estado.

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    que, en este caso, Don Carlos pareca incapaz de articular palabra una vez producidoslos primeros saludos de rigor, efecto que, en el mbito militar, se duplicaba por elrgido principio jerrquico mantenido entre los interlocutores.

    Cuando Don Carlos se decidi a contraer segundo matrimonio, tras suprematura viudedad, eligi a una Orleans, Luisa, hija de los Condes de Pars. Hasta en

    aquel trance el Infante Don Carlos se mostr prudente y exquisito, pues no celebr sussegundas nupcias hasta que Don Alfonso XIII se hubo casado y asegurado la sucesinde la Corona espaola con el nacimiento, en 1907, de Don Alfonso de Borbn yBattenberg, nuevo Prncipe de Asturias. Esta precaucin de Don Carlos, quizsexcesiva, era lgica en tanto que, en el interim de 1904 a 1907, el Heredero de laCorona, an sin declarar formalmente como Prncipe de Asturias, era su propio hijoAlfonso y, de haber sucedido ste en el Trono a su to Alfonso XIII siendo menor deedad, Don Carlos hubiese sido el Regente hasta la llegada de la mayora de edad de su

    primognito, y no le pareca correcto haber desempeado esta alta misin casado ensegundas nupcias. La boda se celebr el 16 de noviembre de 1907, en Gran Bretaa,concretamente en Woodnorton, en uno de los eventos que congregaron a multitud de

    miembros de la Realeza de la Europa que acabara pocos aos despus, al comenzar laI Guerra Mundial.

    El Infante se instal en el palacio Villamejor, en el paseo de la Castellana, deMadrid, el mismo edificio que, aos despus, sera sede de la Presidencia delGobierno, pasando, en 1914, a un palacio de la calle Lista, que acabara siendo

    propiedad de la familia March19. Segn dice la Condesa de Barcelona en susmemorias, dictadas a Javier Gonzlez de Vega, la Infanta Doa Luisa no haca ningunadistincin entre los hijos propios que nacieron de su matrimonio y los que Don Carlosaportaba de su previa unin. Don Carlos y Doa Luisa tuvieron larga descendencia atravs de los Prncipes Carlos, Esperanza, Dolores y Mara de las Mercedes.

    Desde 1921, el Infante desempe la Capitana General de Sevilla, y en este

    puesto de alta responsabilidad militar, en el que no ces hasta 1930, le sorprendi elgolpe de estado del General Primo de Rivera en 1923, por el que se suspendi lavigencia de la Constitucin de 1876 en el reino de Espaa. En este punto histrico elhistoriador deseara haber obtenido datos acerca de la actitud de Don Carlos hacia laConstitucin suspendida (a la que haba jurado lealtad en vsperas de su primer enlacematrimonial), pero nos tenemos que atener para valorar estos extremos, a los indiciosque nos da su actuacin. No nos queda rastro de que se manifestase contra Primo deRivera, no sabemos si por convencimiento propio o por lealtad al Rey.

    Tras cesar en 1930 como Capitn General de Catalua, el Infante fue nombradoInspector General del Ejrcito20y, a la cada de la Monarqua, pas toda la familia aFrancia. Acabada la Guerra Civil volvieron a Espaa y se instalaron en Sevilla, dondefalleci el 11 de noviembre de1949. Fue sepultado en la cripta del hispalense templo

    parroquial de El Salvador, donde ya reposaba su hijo Carlos y donde, aos despus, sele unira la Infanta Doa Luisa, fallecida en 1958.

    Don Carlos goz siempre de gran predicamento sobre Alfonso XIII, aunque nolo ejerci en demasa. Al final de su vida, su ascendiente en la Casa Real de Espaa seacrecent al convertirse, en 1935, en suegro de Don Juan de Borbn, entoncesheredero de la Corona, al casar ste con su hija Mara, quien, por este matrimonio,

    19Resulta curioso sealar que los habitantes del barrio lo denominabanPalacio del Prncipe de Asturias.20 El historial militar de Don Carlos puede consultarse en el Archivo General Militar de Segovia

    (Personal. Celeb. Caja 21, Exp. 11), donde, curiosamente, aparece mal catalogado al denominrseleBorbn y Borbn- Dos Sicilias, pues lo lgico, siendo sus padres primos hermanos de la misma casaReal, era denominarle Borbn y Bor bno Borbn Dos Sicili as y Borbn Dos Sicili as.

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    pasara a la Historia como Condesa de Barcelona y madre de Don Juan Carlos I.Quizs la nica actuacin que pudo tener en este sentido fue ayudar en los primeros

    pasos que dieron algunos grupos carlistas para unificar el movimiento monrquicobajo la jefatura del Conde de Barcelona, al que ciertos sectores del tradicionalismovean como legtimo heredero de Don Carlos Mara Isidro, una vez extinguida la

    descendencia varonil de este Infante.Los antecedentes del anuncio del compromiso matrimonial.

    La Dinasta Real de las Dos Sicilias se encontraba exiliada y en precariasituacin econmica en 1886, ao del nacimiento de Don Alfonso XIII, ReyConstitucional de Espaa desde su nacimiento, bajo la Regencia de su madre. Estacoincidencia es muy importante para nuestro estudio, porque los Prncipes de la CasaReal de las Dos Sicilias de la rama del Conde de Caserta21 se haban integrado

    pblicamente en las filas militares carlistas en el conflicto que finaliz en 1876.Una de las explicaciones a esta militancia ha de buscarse en la circunstancia de

    que la rama de las Dos Sicilias era la siguiente llamada, por su derecho de varona, altrono de Espaa, segn lo dispuesto en el Auto Acordado de 1713, en caso deextincin de los prncipes carlistas primognitos22.

    Vindose, pues, desterrados y arruinados, los miembros de la rama de las DosSicilias sufrieron la prdida del apoyo que les haba ofrecido hasta ese momento laCasa de Austria. El Emperador Francisco Jos dej de favorecerles por dos motivos:en esos momentos necesitaba mejorar sus relaciones con los Saboya, ya afianzadoscomo soberanos de la Italia unificada, con la que el Imperio austrohngaro an tenafronteras prestas a convertirse en puntos de conflicto; una de las maneras de demostrara los Saboya una cierta buena disposicin era cesar en la ayuda a los exiliados

    borbones del antiguo reino de las Dos Sicilias. Por otra parte. Mara Cristina, sobrinade Francisco Jos I de Austria, era la Regente de Espaa y se procuraba facilitarle sudifcil papel negando apoyos a los carlistas y a los prncipes que se manifestasen a sufavor, como la rama del Conde de Caserta.

    A la vista del nuevo y desfavorable panorama que se afianzaba para los suyos,el Conde de Caserta decidi soslayar (sin hacer ningn tipo de abjuracin ideolgica)su pasado de antiguo General en Jefe del Estado Mayor Carlista y, previa obtencindel correspondiente permiso de Doa Mara Cristina, se traslad a Madrid, en 1888,

    para entrevistarse con la Regente.En el encuentro, sumamente cordial, Don Alfonso solicit autorizacin a su

    prima para que sus hijos, el Duque de Calabria y el Prncipe Don Carlos, y,

    posteriormente, el Prncipe Don Genaro, se educasen en Espaa y sirviesen en nuestroejrcito. Segn se puso de manifiesto posteriormente en el Congreso de los Diputados,en diciembre de 1900, durante su estancia en Madrid, el Conde de Caserta manifestque dejaba a sus hijos bajo la tutela de su cuada la Infanta Isabel, viuda de suhermano Girgenti, por lo que no creemos errar al pensar que de esta seora parti laidea de hacer venir a sus sobrinos a Espaa con la pretensin de que entre ellosencontrase adecuado esposo alguna de las Infantas hijas de Alfonso XII,

    21A la sazn presunto heredero de la Jefatura de su Casa Real ante la carencia de descendientes por partedel ltimo monarca reinante de aquella Dinasta, Francisco II.22 Resulta muy interesante la consulta, al respecto, del Expediente de Sucesin de la Corona , Archivo

    General del Ministerio de Justicia (Casa Real, legajo 28, n 3.895), la del legajo 2.836 de la SeccinHistrica del Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores, y la del legajo 5.695, carpetilla 14, de laSeccin de Estado, del Archivo Histrico Nacional.

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    particularmente la mayor. Nos atrevemos a pensar que desde el primer momento sepensaba en emparejar a Mara de las Mercedes con Don Carlos, teniendo en cuenta queste no estaba llamado a suceder a su padre en la Jefatura de su Casa Real.

    Habiendo regresado a Cannes Don Alfonso Caserta, su hermano, el ex ReyFrancisco II, como Jefe de la Dinasta, escribi a la Reina Cristina una carta, fechada

    en Pars el 4 de agosto de 1888, agradecindole el haber posibilitado el ingreso en lasAcademias Militares espaolas de sus sobrinos. La carta en cuestin, conservada en elArchivo del Palacio Real de Madrid, dice: Ma trs chre Soeur et Cousine: Cestavec un sentiment de vritable reconnaissance que jai appris par mon Frre Alphose,que Vous avez bien voulu consentir que ses fils Ferdinand et Charles fussent admisdans les coles militaires dEspagne. Je vous en remercie bien vivement ainsi que pourlintrt que Vous montrez mon frre, et a mes neveux, que jespre rondront parleur conduite ce quil faut sattendre deux.

    Marie23 me charge de tous ses compliments, et croyez, Majest et ChreCousine aux sentiments dattachement et damiti sincre de Votre affectionn Frreet Cousin.

    Franois

    Aos despus, en 1891, el ex Rey Francisco II escribe a la Reina Regente unanota de recomendacin24acompaando el escrito en el que el Conde de Caserta firmala peticin oficial de la nacionalidad espaola para sus hijos:

    Majest:Aprs avoir obtenu lautorisation de S.M. le Roi Franois II, mon frre, je

    viens supplier V.M. legard de mes fils Ferdinand et Charles a fin quils puissentfaire leur carrire militaire; je prie V.M. de vouoir bien leur accorder la nationalitespagnole tout en leur conservant les titres et position quils ont par naissance.

    Je remercie toujours V.M. pour tout ce quElle veut faire pour mes fils et je suissr que par leur bonne conduite ils sauront se montrer dignes et reconnaisants desbonts que V.M. a pour eux.

    Avec tot le respect, je Vous beise le main et je suis de V.M., Affection Couisin,Alphonse de Boubon

    Cannes, 14 mai 1891.Del texto de esta carta quisiramos resaltar en este punto dos detalles que

    pudieran parecer insignificantes a primera vista: el Conde de Caserta firma,simplemente, Borbn, no Borbn Dos Sicilias, y, en la misma lnea terminolgica,cuando se refiere a su hermano, lo denomina Su Majestad el Rey Francisco II,respetndole rango y tratamiento regios, pese a ser un ex soberano, pero sin mencionarel reino del que fuera monarca, seguramente para evitar conflictos diplomticosderivados del reconocimiento de la unidad italiana por el Reino de Espaa.

    Al principio se intent hacer a los Prncipes Oficiales del Ejrcito espaol por lava de gracia, mediante una Orden del Ministerio de la Guerra que, ante las protestasdel diputado seor Garca Alix25, en el Congreso de los Diputados, hubo de anularse,

    23La Reina Mara de Las Dos Sicilias, nacida Duquesa en Baviera, hermana de la Emperatriz Isabel deAustria.24En esta carta, el ex Rey se refiere a su hermano simplemente como mon frre Caserta, sin ttulo

    principesco ni tan siquiera tratamiento de Alteza Real, y sin mencionar en ningn momento vinculacin

    alguna con el desaparecido reino de las Dos Sicilias.25Despus Ministro de Instruccin Pblica en el Gabinete Azcrraga, cuando se debati el mensaje regioacerca de la boda de la Princesa de Asturias, en diciembre de 19oo.

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    obligndose a los Prncipes a cursar sus estudios militares como a cualquier ciudadanoespaol. Comenzaron su carrera en la escuela de Artillera y en la Escuela Superior deGuerra, y sirvieron lealmente a Espaa y a su Rey en diferentes destinos y frentes, enAmrica y en frica26.

    Una vez encarrilada su vida profesional, los Prncipes Don Fernando y Don

    Carlos tenan que procurarse matrimonios ventajosos en todos los rdenes posibles: elHeredero, Fernando27, Duque de Calabria, llev al altar a la Princesa Mara de Baviera,riqusima heredera perteneciente a la Dinasta de los Wittelsbach; el segundn, Carlos,quedaba libre, por no ser directamente llamado a la Sucesin de los derechos histricosde su Casa, para casar con uno de los mejores partidos de Europa, la Princesa deAsturias, heredera, aunque de manera coyuntural, de la Monarqua espaola, pero quecolocaba a la pareja en el primer rango del Gotha y, adems, en una desahogada

    posicin econmica, lo que no dejaba de tener importancia ante la precariedad de losrecursos de la dinasta siciliana y lo numeroso de su prole.

    Cuando el Prncipe Don Carlos se hubo establecido en Madrid, perfectamenteadaptado a la vida activa militar, demostrada su fidelidad a la Casa Real y al

    ordenamiento espaol vigente y, bien importante, congeniando su persona con la de laPrincesa de Asturias, que dej sobrados testimonios de su enamoramiento hacia l, seiniciaron los trmites tendentes a formalizar el compromiso, con el conocimiento delGobierno de Azcrraga, a travs del marqus de Ruffano, a quien se encarg unmensaje confidencial de la Reina Mara Cristina para el Conde de Caserta, en el que, al

    parecer verbalmente, se le manifestaba la necesidad de que Don Carlos, antes de laboda, se naturalizase espaol con expresa renuncia a su nacionalidad anterior, tal ycomo estipulaba el Cdigo Civil de nuestra Patria. Igualmente se haca saber a Casertaque sera conveniente su visita a Madrid para pedir la mano de la Princesa, pero se leaclaraba que no se le podran tributar honores de Jefe de Casa Real para no ofender alReino de Italia; hasta se le dijo que resultara aconsejable una retractacin de sus

    principios legitimistas para contentar a la opinin liberal espaola.Coherentemente, Caserta contest, en carta de 6 de diciembre de 1900, que

    estaba de acuerdo con la adopcin por su hijo de la nacionalidad espaola, pero que nocrea necesarias otras concesiones por su parte. En cuanto a su presencia en la peticinde mano en los trminos indicados por la Regente, el Prncipe Don Carlos escribi a sufutura suegra, desde Cannes, con fecha 7 de diciembre de 1900, indicndole comonica posibilidad para celebrar el acto, inevitable antes de las bodas, que la peticin seefectuase por carta de su padre encomendada al repetido marqus de Ruffano.Tampoco se crey oportuno por parte de los Dos Sicilias que acudiese el Duque deCalabria, hermano mayor de Don Carlos, en representacin de su padre, pues se

    plantearan en ese caso los mismos problemas para con el representante que con elrepresentado. La Reina le contesta por telegrama el siguiente da 11, en el que sedeclara muy sorprendida, remitindose al contenido de una carta que les ha escrito elda anterior en la que urge para que, por el medio que fuere, se oficialice la peticin y

    puedan iniciarse los trmites parlamentarios antes de las vacaciones navideas de lasCmaras legislativas. Esta misiva de la Reina es respondida por otro telegrama,

    26 Para conocer en detalle sus avatares militares, consltense sus respectivas hojas de servicio,conservadas en el Archivo de Segovia.27 Para los legitimistas napolitanos, Rey Fernando III de las Dos Sicilias de jure, desde 1934 hasta sufallecimiento el 7 de enero de 1960. Cas en Munich el 31 de mayo de 1897 con la Princesa Real Marade Baviera, hija del Rey Luis III y de la Archiduquesa Mara Teresa de Austria Este, por donde se

    estrechaban nuevamente las lneas de parentesco con la Dinasta de la Regente espaola. De estematrimonio qued larga descendencia, pero no por varona, razn a la que se debe que, al fallecimiento deeste Prncipe, se plantease en conflicto sucesorio de la Casa Real de las Dos Sicilias

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    remitido desde Cannes por Don Carlos el da 13: Recibo carta del da 10. Partirmaana y llevar carta de peticin de mi Padre.

    La aludida carta de peticin, en francs, se conserva en los archivos de Palacio ya ella manifest sus complacencias Doa Mara Cristina de Austria por otra que dirigial que se iba a convertir en su consuegro, datada el 18 de diciembre.

    Las reacciones polticas y periodsticas ante el anuncio del enlace.

    Dado que la Constitucin vigente cifraba la mayora de edad dinstica a losdieciseis aos, resultaba sabido de antemano que la Regencia finalizara sus funcionesel da 17 de mayo de 1902, fecha en la que el monarca alcanzara la edad sealada paraejercer personalmente sus funciones regias. Consideremos brevemente la dramticasituacin en la que se encontr Doa Mara Cristina en 1898, desasistida de Cnovasdel Castillo, asesinado por un anarquista, como es bien sabido, y debiendo apoyarse enSagasta, con quien, por otra parte congeniaba mucho mejor, personalmente, que con el

    poltico malagueo. Pero el desastre del 98 supuso la cada del Gobierno de Sagasta,quien, debido al turno de partidos en cuya implantacin tan activamente habacolaborado, saba de antemano que lo previsto era su vuelta al poder coincidiendo conla Mayora de edad de Alfonso XIII, salvo que se lograse adelantar tal relevo de poder.

    An antes de que se produjese oficialmente el mensaje de la Regente a lasCmaras anunciando oficialmente el compromiso matrimonial de la Heredera, en estashaban resonada voces crticas sin ningn tipo de rebozos. El ambiente poltico estabaextraordinariamente viciado, pues desde el da 9 de noviembre de 1900 se encontrabansuspendidas por Decreto las garantas constitucionales, debido, entre otros motivos, ala implantacin de la censura periodstica para evitar insultos al contrayente y a su

    padre, y debido tambin a la aparicin de ciertas partidas subversivas de corte carlista.

    El literato Blasco Ibez, diputado republicano, pronunci el 30 de noviembrede 1900, entre otras, las siguientes frases: Aqu se ha hablado mucho de la boda y espreciso que se diga algo del Conde de Caserta, padre del novio. Este seor es el queestuvo en el saqueo de Cuenca, con las hordas carlistas y el que bombarde a

    Pamplona, San Sebastin e Irn. Queris exponer a generales encallecidos por laaccin militar y llenos de cicatrices honrosas, de heridas sufridas en persecucin deese Conde, a que vayan algn da a Palacio a inclinar servilmente la cabeza?28.

    Das despus, el 3 de diciembre de 1900, el liberal Romero Robledo dice en elCongreso: ...Espaa no es para sus Monarcas un pueblo de vasallos, sino un pueblode ciudadanos libres, amantes y resueltos a defender sus derechos... Espumas llama elSeor Silvela a lo que dice la prensa peridica... Por culpa de esas espumas he visto

    yo al seor Dato, en el hotel de Londres, de San Sebastin... con un periodista y el hijodel Conde de Caserta, ste declarando que era liberal y que no tena nada que ver conlas ideas de su padre... Siempre ha de ser a priori la resolucin de las Cortes, y comola resolucin de las Cortes sea contraria, la Princesa no se puede casar... Es quecallan? Es que se reservan? Yo sostengo que ese matrimonio no se puede verificar silas Cortes antes no lo aprueban... Llamaba el seor Silvela una intrusin del poder

    parlamentario en el Poder real haberse l levantado aqu, como yo me he levantado,para impedir o al menos para desmentir la versin que corri por la Prensa de que seiba a mandar una comunicacin dando cuenta de la boda la vspera de leer el decretode clausura de las Cortes...

    28Reproducido en el Diario de Sesiones y enNuevo Mundo, de 1 de diciembre de 1900.

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    El diputado Silvela (Jefe de la mayora parlamentaria conservadora y exPresidente del Consejo de Ministros) replica: ...El Gobierno no puede menos deestablecer la verdadera doctrina constitucional en este instante. Haba unaConstitucin, la de 1837, que exiga la previa aprobacin de las Cortes para que

    pudiera realizarse un matrimonio Real. Fue derogada en 1845, y la Constitucin

    actual (1876) ha colocado los matrimonios Regios en la misma categora que otrasprerrogativas reales.El enrarecimiento del ambiente poltico segua aumentando, y en la sesin

    parlamentaria del 6 de diciembre se exhibieron por el Ministro de la Gobernacinciertos documentos que, segn l, demostraban que se iban a producir levantamientoscarlistas en Catalua y en Alicante. El diputado carlista Pradera dice, entre malicioso eirnico, tras negar los asertos del Ministro: ...Es claro que las partidas que selevantan tiene que tomar como grito el de un partido antidinstico. Pues qu, van adar el grito de Viva el Conde de Caserta!?

    En la sesin del 12 de diciembre, el republicano Sol y Ortega proclama:Seores, no hay que olvidar que el hijo del Conde de Caserta representa... un insulto

    colosal al sentimiento liberal de este pas... Mediten esto los seores Ministros, mediteesto el Gobierno y vea si es prudente o no aconsejar ese matrimonio...

    Al da siguiente, un diputado liberal, Montilla, interpela al Ministro deGobernacin, Ugarte, como responsable del Orden Pblico alterado por las noticiasreferentes al enlace principesco. Su interpelacin se basaba en que el aludido Ministro,amparado en la entonces vigente suspensin de garantas constitucionales, haba hechorecoger la edicin de El Heraldo de Madrid, peridico liberal, que publicaba uncrtico artculo titulado Peticin de mano; la recogida de la edicin, en pleno centrode Madrid, produjo algunos heridos y, en esos momentos, se tema por la vida dealguno de ellos. En la misma sesin interviene nuevamente el republicano BlascoIbez, que dice al Gobierno: Sus seoras en ese banco, a pesar de que se llaman

    liberales-conservadores, no son ms que carlistas sin Don Carlos; son una partidaque, en vez de ir al monte, acta ah, en el banco azul... Yo, que no conozco al Condede Caserta particularmente y que creo que ser un padre de familia y un honradociudadano, conozco la Historia, y por ella s que el Conde de Caserta asisti al

    saqueo de Cuenca, bombarde Pamplona y San Sebastin (Protestas y aplausos. ElSeor Presidente agita la campanilla) y s que se ha batido contra el Ejrcito espaol;

    y despus de todo esto, el da de maana, nuestros Generales, encanecidos y cubiertosde cicatrices en la lucha contra los carlistas29, tendrn que ir a los besamanos de

    Palacio a inclinarse ante aquel que muchas veces persiguieron y combatieron,negando as la historia liberal de Espaa (Muy bien. Aplausos. Protestas). Esto es

    Historia, seor Presidente; es ms, si quiere Su Seora yo puedo traer aqumanifiestos del seor Conde de Caserta atacando a la personalidad de Don Alfonso

    XII, del que ha de ser su consuegro el da de maana (Rumores). La Historia no sepuede discutir y esos manifiestos existen...

    A continuacin interviene el Ministro de la Gobernacin, Ugarte, para pedir alconde de Romanones y a los diputados monrquico-liberales que, como miembros deun partido dinstico, protesten contra el contenido de la intervencin del republicanoBlasco Ibez, a lo que varios diputados de la minora liberal contestan: Quia; no,no!. El diputado Vicenti aade: No somos carlistas ni jesuitas. Observemos en este

    punto el reflejo que el uso de estas dos palabras, carlistas yjesui tas, supone del

    29Repite aqu Blasco Ibez, literalmente, su intervencin de das anteriores.

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    extrao maridaje que se hace de dos cuestiones, en principio perfectamentediferenciables, pero que se presentan como ntimamente unidas en estos meses.

    El da 15, vspera de la peticin de mano de la Princesa, Romero Robledovuelve a ocupar la tribuna de oradores y dice, entre otras muchas cosas: Hace algntiempo que la poltica de los Gobiernos de la Regencia viene siendo esta: arrebatar al

    carlismo sus doctrinas diciendo: establecemos el carlismo y no tenemos nada quetemer de l30... Si los enemigos de la boda de S.A. la princesa de Asturias hubieranideado algo para hacer imposible el matrimonio, para desacreditarlo previamente,

    para exponerlo a grandes peligros, no hubieran concebido instrumento ms adecuadopara estos fines que el actual Gobierno... Se dice que el prximo lunes va avenir a laCmara el mensaje participando la boda de S.A. la Princesa de Asturias, y yo no locreo, porque para que esto sucediera era menester que el prximo domingo, que esmaana, llegara a la capitalde Espaa el seor Conde de Caserta... Yo no quierorecordar los actos que haya realizado el seor Conde de Caserta como General Jefedel Estado Mayor del Ejrcito carlista... Esta tarde voy a ser el panegirista del Condede Caserta... El seor Conde de Caserta ha estado en armas contra la dinasta

    reinante, contra Espaa, contra el pueblo espaol, y al referir este hecho me pareceque ni desdoro, ni agravio, ni enaltezco: dejmoslo como un hecho histrico... ElConde de Caserta no ha hecho ningn acto de reconocimiento de la legitimidad de ladinasta reinante en Espaa; el Conde de Caserta no ha venido a pedir la mano deS.A. la Princesa de Asturias; el Conde de Caserta no viene a eso, y dicen por ah queautoriza al novio a pedirla (cosa rara, que no admite ninguna familia espaola)(rumores)... Yo ahora tengo que hacer la defensa del seor Conde de Caserta. Nohablamos ya del cabecilla, del Jefe de Estado Mayor de Don Carlos; de si hay causa ono hay causa; de si ha hecho o no ha hecho acto de reconocimiento alguno a ladinasta reinante. Es que ha roto relaciones de afecto y familiares con su hijo? Aqu viene el Conde de Caserta a Espaa? Qu trae? A quin viene a obedecer?

    A partir de aqu, Romero Robledo introduce como argumento poltico, junto alcarlismo del Conde de Caserta, sus aspiraciones regias en el trono de las Dos Sicilias,que, curiosamente, l se empea en denominar, de manera que se nos antoja yaanticuada, simplemente como Npoles. No; el Conde de Caserta no ha venido nivendr; el Conde de Caserta se cree Rey de Npoles; en los Almanaques de Gotha

    figura con el ttulo31 de Majestad; es Rey de Npoles, como Don Carlos, esePretendiente, ese que perseguimos, se llama Rey de Espaa; lo mismo, ni ms nimenos... Tiene la Historia algn ejemplo de que el hombre que personifica y encarnauna causa haya jams claudicado por cuestin de dinero o de ventajas de ningunaclase?... Qu idea tiene o tuvo el Gobierno anterior, y an este Gobierno, del Condede Caserta para creer que... se llama Rey de Npoles, y porque el reino de Npoles noexiste, l va a despojarse de su dignidad para venir aqu a mendigar la mano de una

    Princesa? Pero las cosas van ms all... Yo tengo la seguridad de que con Don Carlosmantiene los compromisos, las relaciones, la amistad, la confianza que hicieron que

    Don Carlos le nombrara Jefe de Estado Mayor de las fuerzas insurrectas enEspaa...

    30Es curiosa la crtica sabindose que esta frmula fue aplicada repetidamente por el mismsimo Sagasta,quien, en diversas etapas de su gestin de Gobierno, arrebat repetidamente banderas conservadoras desus contrarios apropindoselas cuando le result conveniente.31Obviamente, Romero Robledo confunde aqu ttulocon tratamiento y, en cualquier caso, interpreta de

    manera muy sui generis el texto del Almanaque, que no dice exactamente lo que afirma el diputadoliberal, sino que menciona los tratamientos legales de los miembros de la Dinasta, de estar en el ejerciciode sus funciones regias.

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    Con bastante fundamento y buen criterio, el Presidente del Gobierno, GeneralAzcrraga, repuso: El seor Conde de Caserta figura en ese Almanaque comoindividuo de una familia Real, y naturalmente, explica su origen, pero no dice ms que

    Alteza Real... El seor Conde de Caserta estuvo en Madrid por el ao 1888 a 1889,siendo Gobierno el Sr. Sagasta, y trajo a tres de sus hijos, los cuales dej en Espaa,

    habiendo educado dos de ellos en la Academia de Artillera y el otro en el ColegioNaval. Por consiguiente, el seor Conde de Caserta ha mantenido relacionescordiales con la Familia Real de Espaa, y todo eso que ha dicho Su Seora... de queno ha realizado ningn acto de acatamiento... no son ms que suposiciones suyas...

    Romero Robledo centra entonces la cuestin en el mbito de las relacionesexteriores, en el problema del reconocimiento de la unidad italiana: ...El Conde deCaserta es pretendiente a la Corona del Reino de Npoles, es esto? Pues bien... el

    seor Conde de Caserta es el nico de esas familias reinantes que es tan noble, tancaballero, tan amante de su dignidad, que arrostra la pobreza, si es que est en la

    pobreza, antes que reconocer el Reino de Italia... quin cree que va a venir aEspaa... si en Espaa no se le reconoce la dignidad que l encarna y personifica?...

    Es mejor tratar estos asuntos en tiempo oportuno para advertir los escollos ysalvarlos, que tratarlos despus cuando las cosas son irremediables.

    El Presidente del Gobierno interviene de nuevo, tajantemente: No hay ningnescollo que salvar. Espaa tiene reconocido el Reino de Italia y no reconoce ms queun Rey, que es el que hoy reina all. Es curioso que ni oposicin ni Gobierno hacenalusin, muy posiblemente por desconocimiento, al manifiesto publicado en Munich el15 de enero de 1895 por el Conde de Caserta, por considerarse Jefe de la Casa Real delas Dos Sicilias, contra la apropiacindel ttulo de Rey de Italia por Humberto I alsubir al trono, contenido reiterado en momentos bien cercanos, en ese mismo ao de1900, contra la subida al trono italiano de Vctor Manuel III.

    Un artculo publicado en El Imparcial, el mismo da en el que haba de tener

    lugar la ceremonia de peticin de mano, 16 de diciembre de 1900, caldeaba an mslos nimos, bajo el ttulo, bien expresivo en el momento, El partido liberal y la paz

    pblica, deca que el mencionado partido era la nica bomba capaz de apagarincendios, explicando el origen de los desrdenes pblicos porque el primer impulsode la agitacin democrtica proviene de hondos recelos de que la invasinreaccionaria encuentre auxilio eficaz en las esferas del poder. Vemos, pues, que seha activado nuevamente la vieja treta liberal, ya utilizada durante el conflicto conAlemania referente a la invasin de las islas Carolinas: encienden, o ayudan, al menos,a provocar la hoguera, y luego se presentan como la nica fuerza capaz de apagarla.

    La peticin de mano de la Infanta tuvo lugar antes de que constase la anuenciade las Cortes con el enlace, celebrndose, de manera muy ntima, en el Palacio Real deMadrid, al medioda del domingo 16 de diciembre de 190032, como habamos reseadoms arriba. Acompaaba a Don Carlos el marqus de Ruffano, que entreg a laRegente una carta del Conde de Caserta33 (tena, pues, al menos en parte, raznRomero Robledo al dudar de la presencia en Espaa del Conde de Caserta); el ReyAlfonso lleg poco despus de ese momento y, posteriormente, se les uni la InfantaMara Teresa. Luego fuimos al cuarto de la Abuelita34para presentar a nuestrohermano. La ta Isabel estaba en el cuarto de la Abuelita. Terminado el acto, nos

    32Diario ntimo de Alfonso XIII, pg. 63. En la misma fuente se nos indica que, sin embargo, los

    prometidos eran novios desde diciembre de 1899.33La carta original, en francs, se conserva en el Archivo General del Palacio Real de Madrid.34La Archiduquesa Isabel, madre de Doa Mara Cristina.

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    fuimos cada uno a nuestro cuarto. Mam sali por la tarde con Mercedes, MaraTeresa y Carlos. Carlos le ha regalado una pulsera y la novia una sortija.

    En la sesin parlamentaria del lunes 17 de diciembre, el Presidente del Consejo,General Azcrraga, dijo solemnemente: Voy a tener el honor de leer al Congreso laComunicacin que el Gobierno dirige a las Cortes, en nombre de S.M. la Reina

    Regente... Dice as:A las Cortes:Su Majestad la Reina Regente nos ha ordenado comunicar a lasCortes, cumpliendo el precepto del artculo 56 de la Constitucin, que ha resueltootorgar su consentimiento para el matrimonio de su muy querida hija Doa Mara delas Mercedes, Princesa de Asturias, con su amado sobrino el Prncipe Don Carlos de

    Borbn.Esta resolucin de Su Majestad, formada en su conciencia, tras meditadas

    consideraciones de los deberes todos que las leyes de Dios y del Reino le trazan,ofrece esperanzas ciertas de felicidad para el nuevo hogar, y con ella condiciones derango y firmeza para la Monarqua.

    No somete el Gobierno a las Cortes proyecto de Ley relativo a estipulaciones

    matrimoniales, porque ninguna alteracin se hay de hacer en la dotacin de la familiaReal, ni por aumento de presente, ni por pensiones eventuales para lo porvenir.

    Confa Su Majestad la Reina en que sus intenciones merecern ser protegidas ypremiadas por Dios con los beneficios de la paz y la prosperidad para la Nacin ypara la Dinasta.

    Madrid, 17 de diciembre de 1900. El Presidente del Consejo de Ministros,Marcelo de Azcrraga... (Siguen las firmas de la totalidad de los Ministros delGobierno).

    Haremos notar dos puntos. De una parte, la Regente designa a su futuro yernocomo Prncipe, pero lo apellida, sin ms Borbn, sin aadir a este primer apellido,que sin duda corresponde al novio, los trminos habituales de las Dos Sicilias,

    evitando as la mencin del antiguo reino de su familia, desaparecido bajo ladominacin saboyana, soslayndose cualquier tipo de posible conflicto diplomticocon el estado italiano por este motivo. En segundo lugar, nos parece digno de mencindel mensaje regio la aclaracin de que el matrimonio no supondr gasto alguno, ni enel momento de producirse ni en el porvenir. Creemos casi seguro que era una forma deevitar ms crticas al proyecto, mxime teniendo en cuenta las que se produjeron en elmomento de designar a la novia como Princesa de Asturias.

    Una vez ledo el mensaje gubernamental, el Secretario de la Cmara, conde deSan Simn, anunci que ste pasara a las secciones correspondientes para elnombramiento de una Comisin.

    A continuacin, el diputado seor Muro rog al Gobierno que se ordenase elenvo a la Cmara de la carta del Conde de Caserta por la que se solicitaba la mano dela Princesa de Asturias o, al menos, de copia autorizada, solicitud a la que respondi elMinistro de Estado diciendo que tal documento no era propiedad ms que de quien lohaba recibido (la Reina Regente) y que el Gobierno estudiara la conveniencia dellevarlo al Congreso de los Diputados. El seor Muro insisti: Es fuerza no olvidar la

    situacin del seor Conde de Caserta y lo que ese matrimonio puede afectar directa oindirectamente a las relaciones internacionales. Bajo ese aspecto eminentemente

    poltico... es todava ms indispensable la venida de esta carta al Congreso.El Ministro, en la lnea que das antes sigui su Presidente Azcrraga, responde:

    ... en estos momentos se estn entregando en Roma algunas condecoraciones

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    espaolas a los Reyes de Italia35como demostracin de la unin perfecta entre ambasnaciones... los Gobiernos que se viene sucediendo en Espaa desde 1865... habanreconocido al Rey de Italia, y, por consiguiente, para el Gobierno espaol actual,como para sus predecesores, no hay ms Rey en Italia que el actual Rey de Italia,Vctor Manuel...

    Al final de la sesin, la Secretara de la Cmara da cuenta de la constitucin dela Comisin que, integrada por siete diputados, estudiar el mensaje del Gobiernosobre el proyecto de matrimonio.

    En la sesin del siguiente da, 18 de diciembre, ante la reiteracin de su peticinpor parte del diputado Muro, el Ministro de Estado respondi que el Gobierno habaestimado que se trataba de un documento particular y que no proceda trasladarlo alCongreso de los Diputados. A semejante respuesta, el seor Muro repuso: He aqu

    por qu deca yo ayer, y repito hoy... que a espaldas del Parlamento se obra, y conabsoluto desprecio del Parlamento se vive.

    A continuacin, la Presidencia da lectura a la enmienda presentada por nombrestan resonantes en la Historia de Espaa como Gumersindo de Azcrate, Miguel

    Maryta, Juan Sol y Ortega, Jos Muro, Eduardo Baselga, Francisco Romero Robledo yJos Canalejas Mndez, lo que parece indicar que la cuestin del matrimonio de laPrincesa no era tan balad como aparece a nuestros ojos un siglo despus, o que la

    plana mayor del partido Liberal se esforzaba para conseguir lo ms rpidamenteposible la vuelta al poder, an con disculpas de escasa entidad. Su texto es el siguiente:

    Los diputados que subscriben tienen el honor de proponer al Congreso lasiguiente enmienda al proyecto de contestacin al mensaje de la Corona puesto adiscusin.

    Seora: Bien quisiera el Congreso asociarse incondicionalmente a lasatisfaccin con que V.M. ha comunicado al Parlamento el prximo matrimonio deS.A. la Princesa de Asturias con el Seor Don Carlos de Borbn y Borbn 36, y as lo

    hara de buen grado si no entendiera que en todo caso, y con ms imperio en los de landole presente, las Cortes tienen la estrecha obligacin de decir al Monarca lo que

    piensa el pas cuya representacin legal ostentan.Y la verdad es, Seora, que sin que ello implique ni molestia para el prometido

    de la Princesa de Asturias, por los recuerdos que evoca y los recelos que despierta elanunciado suceso, en ninguna parte ha podido observarse, en esta coyuntura, aquella

    satisfaccin con que V.M., madre cariosa, anhelaba sin duda fuera recibido.Por fortuna, el conflicto que de aqu surge, debido a los caracteres propios del

    rgimen imperante en Espaa, puede tener una solucin sin que sea preciso optar entredesistir de un enlace que V.M. estima prenda y base de la felicidad de su hija odivorciarse por completo del sentimiento nacional, cosa gravsima para una Monarquaen los tiempos que corren. Como dichosamente son, no dos, sino tres, losdescendientes de Don Alfonso XII, la Princesa de Asturias, renunciando a unaexpectativa de realizacin eventual y remotsima37, con su desinters se realzara a los

    35En correspondencia al collar de la Orden de la Anunziatta que previamente haba sido conferido a DonAlfonso XIII. La Reina Elena, nacida Princesa de Montenegro, recibi la banda Orden de Damas Noblesde la Reina Mara Luisa. Vid. Archivo General del Ministerio de Asuntos Exteriores, Condecoraciones,Libro 338, fol. 177. El Rey Vctor Manuel III ya era caballero del Toisn desde 1878 (vid. ArchivoGeneral del Ministerio de Asuntos Exteriores, libro II del Registro de la Orden del Toisn de Oro).36Obsrvese que, muy intencionadamente, se omiten dignidades principescas o tratamientos Reales aldenominar al prometido de Doa Mara de las Mercedes.37

    Resulta esta una afirmacin harto extraa. Si se hubieran cumplido en ese momento las previsionessucesorias que garantizaba con su persona la Princesa de Asturias, primera llamada al Trono, su subida aste no sera coyuntural, y, evidentemente, no resultaba remotsima .

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    ojos de su prometido, prestara un servicio indudable a su propia familia y dejara deestar a la vez cerca del trono y alejada del pas.

    Finalmente, Seora, el Congreso hace justicia al sentimiento de delicadeza queha inspirado la renuncia a todo aumento de dotacin de la Familia Real, ni de

    presente ni de pensiones eventuales para lo porvenir, pero reverentemente se ve

    precisado a observar a V.M. que es imprescindible cumplir lo dispuesto en el artculo2 de la Ley de 2 de agosto de 1886, mientras no se derogue por otra Ley. Una vezcumplida aqulla, Don Carlos de Borbn y Borbn ser quien pueda renunciar a lasventajas que se le conceden, y eso mediante el asentimiento de las Cortes.

    La enmienda presentada era claramente inaceptable para la mayoragubernamental; propona la renuncia de la Princesa a sus derechos dinsticos, para loque la Familia Real y el Gobierno crean que no haba motivo suficiente, y en estesentido se produjo la respuesta de la Comisin, por boca del seor La Cierva.

    Intervino, con cierto tono irnico, en defensa de la enmienda citada, su primerfirmante, don Gumersindo de Azcrate: ...Seores diputados, bien sabis larepresentacin que en la historia contempornea ha tenido el Reino de Npoles; bien

    sabis que ha sido citado siempre como uno de aquellos en que imperaba elabsolutismo ms brutal y ms preocupado. No es que yo tema que ni esa familia, ninadie, suee con aspirar al trono de Npoles; como creo que no soarn con aspiraral Trono de Espaa, porque ya el abuelo del Conde de Caserta hubo de protestarcontra la Pragmtica de Fernando VII, por virtud de la cual tuvo el Trono Doa

    Isabel II, reservndose los derechos al Trono de Espaa aquella felicsima y liberalfamilia; no creo que sueen jams con restablecer el Trono de Npoles... No es eso loque yo temo; es la historia, es la tradicin; es la sangre, es el antecedente. Susconexiones con el carlismo. Ah!..., como que es esa fraccin poltica espaola, acasola nica que vea con buenos ojos ese matrimonio, esa unin... Lo que hace el pas y laopinin poltica es recelar, primero, del influjo que pueda tener el prometido de la

    Princesa de Asturias al lado del Rey cuando entre en la mayora deedad..., y si yo noestoy mal enterado, este verano alguien en San Sebastin hubo de apuntar la

    felicsima idea de que ese matrimonio convena, precisamente para que pudiera elRey, al llegar a los 16 aos, tener cerca de s un consejero...

    Al responder, el diputado conservador La Cierva expone: Qu hemos decontestar nosotros al mensaje de la Reina, que nos comunica el proyectadomatrimonio de la Princesa de Asturias con el Prncipe Don Carlos de Borbn? Enese momento, el orador es interrumpido por diferentes voces que replican: Prncipe?De qu? La Cierva contina en el uso de la palabra: Prncipe Don Carlos de

    Borbn, se dice en ese mensaje, y se dice con razn, a mi juicio, a juicio de tratadistasy la Jurisprudencia de nuestro Tribunal Supremo. Se trata de un descendiente deReyes, y tiene derecho a usar el ttulo de Prncipe. (Rumores) Yo no s de l ms sinoque se ha educado en nuestras Escuelas Militares; yo no s del hijo del Conde deCaserta, Don Carlos de Borbn ms sino que fue a Cuba a defender la integridad dela Patria. Es o no cierto?

    Posteriormente, el marqus de Vadillo, Ministro de Gracia y Justicia, intervinopara afirmar solemnemente que el derecho de sucesin era irrenunciable, afirmacinverdaderamente sorprendente y cuya glosa nos llevara a discusiones sin cuento, peroque debemos tener presente para valorar la ponderacin que para el Gobierno deentonces de Espaa hubiera de darse a una renuncia del Prncipe Don Carlos deBorbn a sus derechos en la Casa de las Dos Sicilias.

    Cuando la Regente enva a las Cortes el mensaje recabando el necesariopermiso de la Cmara para la celebracin del enlace de su hija, Sagasta encabeza la

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    oposicin parlamentaria, y el Diario de las Cortes recoge, por fin, la tan esperadaintervencin del Viejo Pastor:

    Seores diputados, empiezo por declarar que mi situacin en este debate espor todo extremo difcil. Mis obligaciones para con Su Majestad la Reina regente ysus bondades para conmigo, tienen embargado todo mi espritu; el personal aprecio

    hacia sus augustos hijos me pone en trance dursimo38

    , y ms que en ninguna otraocasin quisiera yo hoy que mis sentimientos marcharan al unsono con lossentimientos de aquellas augustas personas, para m tan queridas como respetadas.Pero ni por mi historia, ni por mis antecedentes, ni por mis compromisos, ni por mihonor, puedo yo volver la espalda a los sentimientos liberales del pas, que cree queeste suceso le infiere un agravio, y demanda que contra l haga yo algo como una

    protesta, algo que constituya para ellos como una merecida reparacin; y que nuncahe dejado de responder a los requerimientos de mi pas, hago hoy un verdadero

    sacrificio, porque ah! Los deberes, por duros que sean, no se eluden, se cumplen.Tras estas primeras palabras de cortesana cordialidad, quizs, casi con

    seguridad, sinceras, el Jefe de la Oposicin entrara en plena liza parlamentaria.

    ...Segn un miembro del Gobierno... se trataba de un asunto de exclusivainiciativa de S. M. la Reina Regente. Que la iniciativa era exclusiva de la Reina! Aquno hay iniciativas exclusivas de S.M. la Reina, no puede haberlas; no las hay encuestin ninguna... este asunto de la boda ha venido sobre el Gobierno como sobretodos los espaoles. As, y slo as, es como se pueden discutir los mensajes de laCorona; as y slo as es como podemos discutir ste; as y slo as es como podemosdesaprobarlos. Y no se diga que se trata de un acto familiar en el cual el Monarca

    puede tener una iniciativa que no pude tener en otro asunto... La Constitucin... leobliga a dar cuenta a las Cortes antes de contraer matrimonio... En fin, estamosdelante de acontecimientos extraordinarios; ya sabemos oficialmente que la Princesade Asturias, presunta heredera al trono y quiera Dios que lo sea por mucho tiempo!,

    va a contraer matrimonio. Estamos, pues, delante de un gran acontecimiento, de unode los acontecimientos que en todas partes y siempre han interesado vivamente a los

    pueblos y han sido objeto de grandes y estruendosas manifestaciones.Inglaterra, siempre, aparece como el gran referente, nos atreveramos a

    calificarlo de idlico, de la vida pblica espaola para los liberales, desde los tiemposde Espartero.

    Hace poco tiempo, un suceso parecido en Inglaterra, aunque los individuos aquienes ms directamente afectaba no estaban entonces, ni ahora, tan inmediatos a lacorona como lo est nuestra Princesa de Asturias, fue objeto de manifestaciones taninmensas, tom el pueblo de Londres una participacin tan grande en el suceso, que elda que se celebr la ceremonia, en los hospitales, en lo que podramos llamar casasde socorro, semejantes a las nuestras, se auxili nada menos que a 1.546 personaslesionadas, heridas, contusas a consecuencia de la aglomeracin de la inmensamuchedumbre que, apindose y aplastndose en las calles y en el templo, queran

    saludar y vitorear a los novios y compartir con la Familia Real el regocijo que stasenta por aquel acontecimiento.

    38El aprecio personal de Sagasta a la Real Familia y su lealtad a la Regente quedan de manifiesto en suspalabras: Si en cumplimento del deber y por impulso del cario he podido hacer algo por la Reina y porsu Augusto hijo, siempre muy poco para mi voluntad y mi deseo, bien recompensado quedo, que para m

    el ms apreciado premio, el nico que ambiciono, es el cario y la confianza de nuestra Reina.(Fragmento de una carta de Sagasta al duque de Medina Sidonia de 22 de julio de 1890. Archivo Generalde Palacio, cajn 5/19).

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    Esto prueba, seores diputados, que si los casamientos de los reyes y de losprncipes herederos no ejercen hoy en la suerte de los pueblos la influencia que otrostiempos ejercieron, y si las alianzas que a veces nacen de estos enlaces no tienen laimportancia y la trascendencia de la poltica interior y, sobre todo, en la exterior, niaquella importancia y trascendencia que tuvieron en otros tiempos, todava la tienen

    bastante para los pueblos que no la miran con indiferencia, sino que, por el contrario,procuran que se realice con las ventajas ms positivas por el engrandecimiento de lasfamilias reinantes y con las circunstancias ms favorables al engrandecimiento y a lafelicidad del pas (Muy bien).

    En verdad que ahora no se celebran estos regios enlaces como medio determinar largas y cruentas batallas, ni como medio de procurarse una nacinengrandecimiento de territorio, ni para unirse diversos estados a fin de conseguirmayores nacionalidades, ni siquiera para concertar alianzas ofensivas o defensivas,

    pero, en todo caso, estos acontecimientos, estos enlaces son de gran trascendencia. Elcasamiento de un Rey, el de un Prncipe Heredero a la Corona, puede transformar, yha transformado en muchos casos la poltica de un estado; pueden llevar a un pas a

    rumbos extraviados y peligrosos. No puede suceder, seores diputados, que elaspirante a la mano de nuestra Princesa de Asturias fuera enemigo de las doctrinasque rigen en Espaa? No pudiera ocurrir que este aspirante a la mano de nuestra

    Princesa de Asturias considerara que todo el sistema representativo que nos rige entodos los principios constitucionales son una minoracin de la grandeza real, como

    piensan y creen muchas dinastas reinantes39que an piensan volver a su antiguoreinado? Quiere esto decir que yo desee para nuestra Princesa de Asturias uncandidato de partido? Ah! No y mil veces no. No son de partido, ni la Dinasta de

    Inglaterra, ni la de Blgica, ni la de Italia, ni la de muchos otros pases de Europa, y,sin embargo, se llaman dinastas liberales y como tales son conocidas en oposicin deaquellas otras dinastas que, reinantes o no ya reinantes, son refractarias a todo

    progreso y que alardean de representar la reaccin ante el Mundo. (Aplausos en lasminoras)

    En el prrafo transcrito, el planteamiento de Sagasta es irreprochable.En este sentido, y con el adjetivo de liberales dado a esas dinastas en ese

    concepto, yo he de decir la verdad de lo que siento: Quisiera para nuestra Princesa deAsturias un candidato de abolengo liberal, de antecedentes liberales, de educacinliberal, de costumbres liberales y hasta de sangre liberal. (Grandes y repetidosaplausos en las minoras)

    Quisiera todo esto, seores diputados, porque aun as y todo, si lo pudiramosconseguir, haba de tener que hacer grandes esfuerzos para resistir los impulsos dereaccin que, de poco tiempo a esta parte nos invaden. Y no puede echarse tampocoen olvido la condicin social del aspirante a la mano de nuestra Princesa de Asturias,es decir, su enlace con las Familias Reales de Europa, porque si bien es cierto que enalgn aspecto estos enlaces han perdido toda su eficacia, no es menos cierto que enocasiones han servido de freno o de lazo, de lazo para conseguir cosas que de otramanera no se habran conseguido; de freno para conseguir que se realizaran otras, yquines saben, seores diputados, si la conducta inexplicable de uno de los soberanosms poderosos de Europa en estos momentos, no tenga por motivo muy principal

    propsito de no querer amargar los ltimos aos del glorioso reinado de unaincomparable soberana40. (Aplausos)

    39

    El subrayado es nuestro.40Evidentemente, Sagasta se est refiriendo al Kaiser Guillermo II de Alemania y a su abuela, la ReinaVictoria I de la Gran Bretaa, Emperatriz de la India, que habra de morir muy poco despus, en 1901,

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    Y a los pueblos dbiles les importa mucho cuidar de ese aspecto de la cuestin,porque de ese modo los pueblos dbiles arrostran con mayor facilidad las iras de lospoderosos. Claro est que si las prendas morales de los individuos fueran una razndeterminante para los enlaces regios, y si solamente a ellas tuviramos que atenernos,nada habra que decir de Don Carlos de Borbn y Borbn (mejor fuera que se llamase

    de otro modo). (Aplausos de la minora liberal) Don Carlos de Borbn y Borbn es unjoven educado en Espaa, que ha seguido la carrera de las armas en nuestrasAcademias militares, y que despus que la concluy se ha conducido como un bravosoldado y como pundonoroso militar, yendo voluntariamente a Melilla y a Cuba, apelear como bueno en defensa de la integridad de nuestra patria. En ese concepto nopuede por menos de merecer toda nuestra consideracin y todo nuestro particularrespeto.

    Pero nuestra Princesa de Asturias, por su juventud, por su educacin, por lasbellas condiciones fsicas con la naturaleza prdigamente la dot, por sus prendasmorales todava ms bellas que sus condiciones fsicas por altsima condicin, merecems. (Muy bien, muy bien. Aplausos) Como heredera inmediata de la Corona, por hoy

    y por mucho tiempo, merece que aquel que haya de compartir con ella su vida, no slosea el elegido de su corazn, sino que sea tambin el aplaudido por el pueblo.(Aplausos) Me temo que esto no va a suceder, porque los antecedentes de la familia,que yo no quiero recordar, y la parte que el jefe de la misma tom, desgraciadamente,en nuestras malditas contiendas civiles, le dan una significacin que pugnanverdaderamente en el sentimiento nacional, con el sentimiento liberal de los que aqu

    se llaman liberales, sino con el sentimiento liberal de todos los espaoles que nofueron carlistas, porque slo los carlistas quedan fuera del sentimiento liberal; porqueel sentimiento liberal de todo el pas fue vctima de los carlistas, de esa causa, motivo

    y fundamento de nuestras desdichas y de todas nuestras desventuras.Pues bien, seores diputados; en nombre de ese sentimiento liberal, del partido

    liberal, que cree, adems, que este enlace puede traer males para la dinasta, para laMonarqua, para la libertad y para la Patria, no puedo asociarme al mensaje que estsobre la mesa.

    A continuacin, Sagasta nos da la clave de todo el asunto: no se trata ms quede una toma de postura meramente testimonial, pues no es la gravedad del asunto desuficiente entidad como para llevar la crisis a otros extremos: Pero si a pesar de miopinin, el mensaje fuera votado por la mayora de los seores diputados, el partidoliberal, el partido de gobierno, amante de las instituciones, respetuoso con losacuerdos del Parlamento, considerara ya ese mensaje no como mensaje de lamayora de la Cmara, sino como mensaje de todo el Congreso. (Muestras deaprobacin).

    Al da siguiente, 19 de diciembre de 1900, el Presidente del Gobierno,Azcrraga, responde al seor Sagasta, con parecida prosa decimonnica:

    El seor Sagasta entiende que es necesario votar en contra y yo tengo el deberde respetar tal resolucin, que indudablemente est inspirada en sentimientoshonrados y puros, que yo no puedo tener en duda. Sea esto lo que quiera, voy al fondode la cuestin, tomndola en el estado en que me la encuentro planteada. Las nicasrazones que aqu se han presentado para considerar perjudicial ese matrimonio sonlos antecedentes de la Familia Real de Npoles; considerndola de reaccin, teme el

    seor Sagasta y otros dignos oradores que le han precedido en el uso de la palabra,que esto pueda ser un grave mal para el pas, porque si llega el caso de que el

    coincidiendo casi con la celebracin de la boda objeto del debate parlamentario en el que tanelogiosamente se la cita.

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    Prncipe Don Carlos pudiera influir en la gobernacin del estado, lo hiciera ensentido que consideran tan peligroso y censurable los seores que han hablado sobreel particular.

    A m no me parece que sea sta razn bastante, yo no creo que se pueda arrojarsobre los hijos las responsabilidades de las conductas de los padres y antepasados. En

    Espaa, y con motivo de las guerras civiles, hemos visto hermanos que se hallaban enlas filas de uno o de otro bando, tambin hemos visto hijos de personas de reconocidaopinin reaccionaria sosteniendo las ideas ms avanzadas y las mismas personas queun tiempo fueron reaccionarias son hoy muy liberales, y viceversa.

    Por qu hemos de suponer, qu antecedentes tenemos para suponer que sillega este Prncipe a influir en los destinos del pas, lo haga en el sentido distinto delque a la Patria convenga? Yo creo que estos temores infundados son suposiciones

    gratuitas y que no bastan para justificar una oposicin tan marcada a estematrimonio.

    Hemos de ver, s, los antecedentes de ese Prncipe y de su familia, perocontrayndonos a fecha menos remota, a los ltimos tiempos. Todos sabemos que el

    Seor Conde de Caserta milit en las filas carlistas. La guerra carlista termin en elmes de febrero de 1876, cuando el Prncipe Don Carlos tena cinco aos de edad, y enaquella fecha se retir su padre a Cannes, donde contina residiendo. Despus de lacampaa carlista se dictaron decretos concediendo amnistas e indultos, a todasclases, generales y particulares, y por virtud de ellas han venido a residir en Espaa, yhasta a servir a nuestro ejrcito, militares que haban servido en las filas del

    pretendiente, y todos sirven hoy con completa lealtad.Concretndonos ahora al caso del Conde de Caserta, he de recordar que, doce

    aos despus de terminada la guerra, o sea en 1888, se dirigi a Su Majestad la ReinaRegente pidindole permiso para venir a Madrid con objeto de estrechar nuevamentelas relaciones de familia, y haciendo todas aquellas protestas de un caballero respecto

    a su conducta en lo sucesivo. Su Majestad la Reina concedi permiso para que elPrncipe viniera a Espaa, y al otorgar esta autorizacin lo hizo, naturalmente previoconocimiento y de acuerdo con el Gobierno que, por cierto, presida el seor Sagasta.Vino a Madrid el Seor Conde de Caserta con sus dos hijos mayores, despus dehaber sido recibido aqu con las consideraciones debidas a su jerarqua, despus dehaber sido tratado con el mayor respeto y toda clase de deferencias por el Gobierno, ydespus de haber renovado las ms estimables estimaciones con la Real Familia, pidiel Conde de Caserta que Don Fernando y Don Carlos quedaran y Espaa y siguieranaqu su educacin. El Gobierno de entonces aconsej a Su Majestad que accediese ala peticin y dict por su parte las disposiciones oportunas para que sin perder sunacionalidad ingresaran ambos jvenes en la Academia de Artillera, donde han

    seguido sus estudios, hasta obtener el nombramiento de tenientes del citado Cuerpo.Como no tenan la nacionalidad espaola, no se les pudo conceder el empleo con lascondiciones de antigedad y dems derechos, y se les confiri estos empleos con elcarcter de honorarios y sin goce de sueldo de ninguna clase, pasando a prestar sus

    servicios en los diferentes institutos del Cuerpo de Artillera.Poco tiempo despus surgi la guerra de Cuba y ambos jvenes y, por

    consiguiente, el Prncipe Don Carlos, pidieron ir a combatir en defensa de laintegridad de nuestra Patria, y les fue concedida la correspondiente autorizacin.Cmo se condujeron estos Prncipes en aquellas batallas no he de decirlo yo, porquees muy sabido de todos los militares, y de ello pudiera dar testimonio el que entonces

    formaba parte de aquel ejrcito y hoy es Ministro de la Guerra, el General Linares, acuyas rdenes sirvieron los dos hijos del Conde de Caserta. Su conducta fue la que

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    corresponda a dos hombres de honor, mereciendo el Prncipe Don Carlos sercondecorado con la cruz de Mara Cristina y con la cruz roja del Mrito Militar.

    Regres a la pennsula y quiso servir en el Cuerpo de Estado Mayor, ingres en laEscuela Superior de Guerra, y concluidos sus estudios, entr a prestar los serviciosque le correspondan como cualquiera de sus compaeros.

    Hoy, pues, puede considerarse a este Prncipe por todos conceptos comoespaol, como lo ser desde el momento que manifieste su deseo, puesto que con laresidencia de doce aos en Espaa sobra tiempo para que pueda ser declaradoespaol, sin ms que la manifestacin de su voluntad, y desde el momento que se case,

    su vida estar ligada de tal modo a Espaa que ningn espaol tendr ms empeoque l en defender la integridad de este territorio, el bien del pas y de la dinasta.

    No me explico, pues, la oposicin que quiere hacer a la boda, suponiendonicamente que por antecedentes de familia ha de tener inclinaciones el Prncipe DonCarlos a la reaccin contra la educacin que ha recibido y la atmsfera en que vive yha vivido, y hasta sus propios intereses estn ligados al cumplimiento de laConstitucin vigente. No hay pues motivo, repito, para temer que puedan volver los

    tiempos antiguos, muy contrarios a los tiempos por que atraviesa Espaa.Deca el seor Sagasta que poda aspirar a cosa mejor y yo no quiero entrar

    ahora en esa discusin. Claro est que todos deseamos lo mejor para aquello que noes allegado, y por el afecto que profesamos a la Princesa de Asturias querramos queel Prncipe reuniera, no slo las respetables condiciones que tiene y que el seorSagasta reconoce, sino otras que ha indicado su seora, y que pueden ser ventajosasen esta clase de matrimonios para estrechar las relaciones con las dems naciones

    por circunstancias de parentesco....Se dice que en estos matrimonios debe imponerse la razn de Estado, y, en

    efecto, debe imponerse cuando sea necesario, pero en el momento presente no haymotivo para ello, porque la razn de Estado est de acuerdo con la inclinacin

    natural que existe entre los futuros esposos. El seor Canalejas, en das anteriores,oponindose a este matrimonio, deca que si viviera Alfonso XII no aceptara la boda.

    No quise entonces entrar en esta discusin, porque el asunto no tena estadoparlamentario, pero hoy debo decir lo que entonces crea deber callar. Lossentimientos de la generosidad de Alfonso XII fueron demostrados en muchasocasiones; demostr esta generosidad patentemente con las personas de su familiaque haban militado en las filas carlistas, con tres primos hermanos a quienesconcedi el ingreso en el Ejrcito, dos de ellos son hoy oficiales generales. Nonecesito aducir ms pruebas. Tengo, por tanto, la seguridad de que Alfonso XIIhubiera consentido la celebracin de este matrimonio, y, por otra parte, nadie mejorque Su Majestad la Reina para interpretar lo que hubiese sido en este caso suvoluntad.

    Es a continuacin el Ministro de Instruccin Pblica, Garca Alix, el querecuerda el trato de favor dispensado por anteriores Gobiernos a la prole del Conde deCaserta, trato de favor al que l mismo se opuso cuando no era ms que diputado:...Ese mismo Ministro de la Guerra quiso llegar, seores, excusando en esto elcumplimiento de la Ley constitutiva del Ejrcito, hasta colocar las divisas de oficialesen el uniforme de aquellos jvenes prncipes. Yo excit a aquel Gobierno y discut conl y le obligu a que no introdujera ninguna alteracin en nuestra Ley constitutiva, ehiciera que los hijos del Conde de Caserta ingresaran como cualquier otro alumno ennuestras Academias militares. Por efecto de aquella ca