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Conciso estudio sobre la divinidad J. Gabriel Piedra Quirós http://www.antorchareforma.webcindario.com/ http://www.wix.com/antorchareforma/profecia

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Page 1: Conciso estudio sobre la divinidad

Conciso estudio sobre la divinidad

J. Gabriel Piedra Quirós

http://www.antorchareforma.webcindario.com/ http://www.wix.com/antorchareforma/profecia

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Indice 1. Breve historia del arrianismo y otras ideologías afines, así como su influencia en círculos religiosos---------------------------------------------------------------------------------------------------------------

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Propósito del análisis histórico en cuestión-------------------------------------------------------------------- 4 El Arrianismo----------------------------------------------------------------------------------------------------------- 4 Monarquianismo----------------------------------------------------------------------------------------------------- 5 Unitarismo y Socinianismo----------------------------------------------------------------------------------------- 6 Anti-trinitarismo------------------------------------------------------------------------------------------------------ 6 Conclusión-------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 7 2. Historias bíblicas corrompidas por el paganismo-------------------------------------------------------- 8 Un poco de historia-------------------------------------------------------------------------------------------------- 9 3. La pluralidad de Dios en las Escrituras---------------------------------------------------------------------- 10 Comprensión de la naturaleza divina---------------------------------------------------------------------------- 11 La personalidad de Dios--------------------------------------------------------------------------------------------- 12 Baal llamado “élöhîm”---------------------------------------------------------------------------------------------- 15 Otros ejemplos de pluralidades----------------------------------------------------------------------------------- 15 Textos que denotan un pronombre plural desde una pluralidad divina-------------------------------- 17 Conclusión-------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 19 4. Sobre la divinidad del Hijo de Dios--------------------------------------------------------------------------- 20 Pasajes bíblicos sobre la divinidad de Jesús-------------------------------------------------------------------- 21 5. Una perspectiva bíblica de la divinidad del Espíritu Santo-------------------------------------------- 28 Introducción y breve estudio-------------------------------------------------------------------------------------- Acerca de la fórmula bautismal en Mateo 28:19------------------------------------------------------------- Algunas evidencia históricas extra-bíblicas de la creencia en la doctrina trinidad en el siglo I------------------------------------------------------------

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Conclusión-------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 36

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1. Breve historia del arrianismo y otras ideologías afines, así como su influencia en círculos religiosos

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Propósito del análisis histórico en cuestión El análisis histórico de diferentes posiciones similares sobre la divinidad de Dios en el sentido de antitrinitarismo, es de vital importancia debido a la influencia que ésta ha prestado a diferentes denominaciones cristianas, y de qué modo lo ha hecho. Si es objetivamente bíblico lo adoptado en forma total o parcial, y como repercute eso positiva o negativamente de acuerdo al testimonio bíblico, y nuestras vidas espirituales, ya que mi relación con Dios puede depender en mucho sobre como entienda su naturaleza, hasta donde la revelación nos permite comprender. El Arrianismo El siglo IV d.C. sería testigo de la introducción de una doctrina que se propagaría extensamente, en forma especial en las regiones germánicas del imperio romano, y que sería conocida como arrianismo, cuyo originador sería Arrio de Libia, quien estudiaría en la escuela de teología de Luciano ubicada en Antioquia, donde otros estudiantes serían seguidores de dicha enseñanza, la cual niega la total divinidad de Cristo y del Espíritu Santo, estableciendo así que Dios es un solo absoluto Ser Todopoderoso en las Sagradas Escrituras. Jesucristo, según la enseñanza de Arrio, no era Dios, y dicho título se debe tan solo a su relación con Dios el Padre, por lo tanto, fue un ser creado, despojándosele así de una eternidad igual a la del Padre. Su papel consistió en ser mediador en la creación y redención del hombre. El Espíritu Santo, por otra parte, sería un ser creado también, poderoso, pero menor al Hijo. Arrio difundió sus ideas por Alejandría, donde había sido ordenado sacerdote. Allí, en el 319, tuvo una controversia con el obispo Alejandro, quien convocó al año siguiente un sínodo donde se reunieron más de cien obispos provenientes de Egipto y Libia, y que tuvo como resultado la excomunión de Arrio y sus numerosos seguidores. Sin embargo esto no detuvo el avance de la enseñanza arriana, que fue extensamente aceptada por las tribus germanas quienes se “convirtieron” al cristianismo. Esto alarmó a los obispos generales y al emperador de Occidente, Constantino el Grande, quien convocó el Concilio de Nicea en el 20 de Mayo del año 325 d.C., donde asistieron trescientos dieciocho obispos. El diácono de Alejandría, Atanasio, logró que se aceptasen concretamente una cantidad postulados o credos de la fe “cristiana”. Se definió el uso del término “homoousion”, el cual determinaba que Jesucristo era de la misma naturaleza que el Padre, la cual dice: “Creemos en un solo Dios Padre omnipotente... y en un solo Señor Jesucristo Hijo de Dios, nacido unigénito del Padre, es decir, de la sustancia del Padre, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no hecho, consustancial al Padre...”1 Los escritos de Arrio fueron condenados y él fue desterrado a Iliria en el mismo año, sus seguidores también sufrieron la misma pena, sin embargo Constantino mismo revocó por influencia de su hermana, quien simpatizaba con la doctrina, la orden de expulsión de Arrio y sus seguidores en el año 334, sin embargo Arrio murió antes de que llegara. Constancio II, hijo de Constantino, defendió el arrianismo siendo ya emperador, además del obispo y teólogo Eusebio de Nicomedia, quien se convertiría en patriarca de Constantinopla, y sería un fuerte defensor del arrianismo. Atanasio, el ya mencionado primer propulsor de los credos de Nicea en el 325, fue exiliado, así como Eustaquio de Antioquia, y los defensores del Concilio de Nicea fueron perseguidos en el año 335. Luego en el 341, se celebraría el Concilio de

1 Manual de Doctrina Católica Denzinger - Dz 54.

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Antioquia, liderado por Eusebio de Nicomedia, y donde se aceptaron varios postulados en contra de la naturaleza divina de Cristo. El imperio de Occidente estaría en gran desacuerdo con lo ocurrido, por lo cual el emperador Constante convocaría junto con Constancio II el Concilio en Sárdica en el año 343, donde se acordó el regreso de Atanasio y su restauración como obispo de Alejandría, así como las sedes de éste de una gran cantidad de obispos arrianos. Constante, el emperador de Occidente, murió, y con Constancio como único emperador en el 350, el arrianismo tomó nuevamente las riendas, y las persecuciones contra los católicos se levantaron. Ya en el 359 con la unificación de diversos partidos arrianos, se expandió tanto la doctrina, que llegó a ser la fe oficial del imperio. Los concilios de Seleucia y Arimino darían un gran triunfo doctrinal a los arrianos, pero que no duraría mucho tiempo, porque Constancio II moriría en el año 361. Así, el declive del arrianismo se aproximaba, y sus partidarios se dividieron en dos bandos debido a conmociones internas. Por un lado, estaban los del este conservador, que se apegaban en parte al postulado del Concilio de Nicea, pero dudando del término que definía la naturaleza del Hijo de Dios, “homoousios”. Por otra parte, los neoarrianos establecían que la naturaleza de Jesucristo, en su esencia, era distinta a la del Padre, definiéndolo así como “heteroousios”, no semejante (anomoios). Acá estaban incluidos los Neumatómacos, que estaban contra la enseñanza de que el Espíritu Santo era esencialmente igual en naturaleza divina que el Padre, afirmando así que era creado, como el Hijo. Esto, sumado a la llegada del emperador Valentiniano, el “cristianismo” católico fue reestablecido en Oriente así como en Occidente, y los arrianos moderados fueron perseguidos. Teodosio I, emperador romano de Oriente a partir del 379, y de Occidente en el 394, relegó finalmente el arrianismo del Imperio, y con las acciones Basilio y Gregorio Nianceno, los así llamados padre Capadocios, se llevó al arrianismo a su completa derrota, en el Concilio de Constantinopla del año 381. Con todo, entre las tribus germánicas o tribus bárbaras, como ya mencionáramos, el arrianismo permanecería durante siglos, y éste sería traído nuevamente en el siglo V por las invasiones bárbaras al Occidente, pero con el avance del catolicismo por medios políticos y militares, el arrianismo como tal desapareció en el siglo VI, quedando hoy grupos arrianos en el Oriente Medio y en el norte de África, como herencia en ésta última región por la presencia de los visigodos. Monarquianismo Esta se levantó en el siglo II, y se extendió al III. Fue propagada por los Sabelianos, quienes sostenían que Dios se revelaba de diferentes modos, siendo originalmente Dios Padre, pero el Hijo y el Espíritu Santo eran manifestaciones de Él. Por ende, el Ser Supremo no sería tres seres separados que conforman una unidad llamada Dios. El principal argumento del monarquianismo era que Dios es uno solo, y que si fuese tres seres, eso sería politeísmo. Dos grupos de monarquianos existieron, el primero de los cuales mencionamos fueron los monarquianos dinámicos o adopcionistas, que creían que Jesucristo si bien tuvo un nacimiento milagroso, fue tan solo un hombre, adoptado y reconocido como Hijo de Dios después de su bautismo, cuando el Espíritu Santo llegó a Él cuando salió de las aguas del Jordán, y el Padre lo reconoció como Hijo Suyo. El obispo de Antioquia, Pablo de Samosata, predicaba ésta enseñanza. El segundo grupo de monarquianos fueron los patripasianos, quienes consideraban que el Padre había venido a la tierra, siendo Jesucristo hombre, pero que también se había manifestado como el Espíritu Santo. Fue por medio de Sabelio que ésta doctrina fue esparcida, de ahí el término de los sabelianos.

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Unitarismo y Socinianismo Varios teólogos europeos de la Reforma Protestante comenzaron a cuestionar la doctrina de la trinidad, y algunos creyeron que Dios era un solo ser divino, y no compuesto. Sin embargo, solo en Polonia y en Transilvania fue tolerada la creencia unitaria. Los refugiados de ésta creencia, principalmente italianos, tuvieron buena acogida entre los polacos, donde se formó a raíz de ésta creencia, una iglesia separada entre los años 1548 hasta 1574, y que creció hasta mediados del siglo XVII. Desde la Reforma Protestante, los unitarios continuaron separados. El caso de Inglaterra no fue duradero, donde el sacerdote John Asthon quien fuera acusado de arrianismo en 1548, y quien en efecto negó la doctrina de la trinidad, se retractó luego de temer las represalias por su mantenida posición sobre la divinidad. En años posteriores varios sufrieron la pena de muerte por creencias semejantes, pero no fue sino en el reinado de Jacobo I Estuardo en el siglo XVII, que el unitarismo sufriría las mayores repercusiones. Fausto Socino, líder unitario de quien provino el socinianismo, enseñanza que defiende la idea de que Jesucristo fue un hombre perfecto creado por Dios, dotado de autoridad especial de lo alto y de revelación divina, levantó con su predicación gran cantidad de partidarios de sus creencias. Fausto Socino fue sobrino de Laeolio, quien viajara a Suiza, Francia, Inglaterra, Holanda, Alemania y Polonia, con el deseo de conocer más de cerca la reforma protestante en dichos países, luego de leer su Biblia. Conoció al teólogo alemán Melanchton y al francés Juan Calvino. Mantuvo mucha correspondencia con reformadores de su tiempo. Él no creía en la doctrina de la trinidad, lo cual le heredó a su sobrino. Fausto había sido denunciado por la Inquisición por sus opiniones sobre la fe, y pasó una cantidad de tiempo mediando entre sus ideas del catolicismo y las propias. Debatió con líderes protestantes, y en los últimos años de su vida, se radicó en Polonia alrededor de 1579, donde sostuvo sus creencias antitrinitarias por medio escrito y a través de debates, sin embargo, fue en Transilvania, en Rumania, donde promovió mayormente su creencia unitaria. Son claras sus defensas del humanismo y su rechazo de lo sobrenatural, desafiando verdaderamente así al testimonio de las Escrituras. En 1589 fue expulsado de Cracovia. Retomando el caso de Inglaterra, podemos decir que los unitarios no lograron sobrevivir de una forma organizada, con una única excepción, a saber, de la sociedad de Londres de John Biddle, pero que no sobrevivió a éste. Pero para regocijo de los unitarios, en 1689 el Acta de Tolerancia permitió sus posiciones doctrinales sobre la divinidad, pero hubo otro revés, cuando en 1813 fueron declarados disidentes en forma legal. Sin embargo, en 1740 posiciones arrianas encontraron cabida entre el clero de Nueva Inglaterra, parte de lo que sería Estados Unidos, donde se adoptaría en unitarismo oficialmente en la Capilla Real de Boston, donde abandonarían la iglesia episcopal. No fue sino hasta 1815 que acogieron el nombre de unitarios, dando un total de ciento veinte iglesias congregacionalistas que adoptarían tales enseñanzas. El trascendentalismo, que es la creencia del crecimiento de la experiencia de los sentidos o un alcance de un conocimiento mayor a través de la creencia de un reino espiritual y otro material, y el universalismo, que adopta diversas creencias o dogmas cristianos, encontraron cabida entre los unitarios de Nueva Inglaterra. Fueron fundadas dos asociaciones importantes allí, las cuales fueron, primero en 1825, la Asociación Unitaria Americana, estableciendo una conferencia nacional cuarenta años después. Y ya en la segunda década del siglo veinte, la asociación mencionada se unió a la Iglesia Universalista Americana en 1961, creando así la Asociación Universalista Americana. Anti-trinitarismo Representa a todos aquellos que rechazan cualquier noción del trinitarismo.

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Los testigos de Jehová son el grupo religioso organizado más conocido en el mundo que mantiene sus bases de origen arrianas, y que dicen estar basadas en la Biblia. Otros grupos existen, y otros, que mantuvieron dicha posición, la abandonaron después por diversas razones de carácter teológico. Conclusión Es absolutamente evidente que de una u otra forma, la historia ha jugado un papel importante en el desenlace de la doctrina antitrinitaria. Cómo esta corriente histórica influenció y ha influenciado en algunas denominaciones, es otra historia, la cual enfocaremos brevemente en una de ellas, la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y cómo repercute en la experiencia cristiana.

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2. Historias bíblicas corrompidas por el paganismo

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Un poco de historia Varias historias bíblicas fueron tergiversadas en otras culturas para acomodarlas a ideales corruptos posteriores a la revelación divina, como lo es la naturaleza de Dios. El que en Babilonia, Egipto, Medo-Persia, Grecia, Roma, China, Japón, India, etc., se creyese en una trinidad, no hace la creencia de la así llamada “trinidad” como creemos muchos cristianos, como algo pagano, corrupto, y antibíblico. Por ejemplo, muchas otras culturas tienen leyendas de un diluvio universal pero con sus respectivos trasfondos particulares propios expuestos en ellas, mencionando un tipo de embarcación que salvó a varias personas de dicho diluvio. También hay historias de una virgen dando a luz a un salvador que destruiría el poder del Dios serpiente. Todo muy parecido a referencias como Génesis 3:15, el nacimientos de Cristo y la derrota que le infligió a Satanás en vida y al morir en el Calvario, y a Apocalipsis 12, etc. Es más, el diseño del templo de Salomón como está en las Escrituras es muy parecido al que tenían los egipcios, precediéndolo por más de 450 años. ¿Quiere decir eso que el diseño de Salomón del templo fue tomado de un modelo pagano de Egipto? ¿Quiere decir que el diluvio es una creencia pagana? ¿La historia de un Salvador que derrotaría a la serpiente? Por supuesto que no. ¿Puede ser posible no negar que el trasfondo bíblico sobre las historias que están en otras culturas paganas es la correcta, y que la trinidad no aunque ellas las tengan? Por supuesto que no, hasta que se haya hecho un estudio cuidadoso de todos los textos bíblicos que traten sobre el tema. La crítica moderna utiliza el argumento de que la Biblia es solo una historia más de folklore, pero de origen judío, al ver la similitud de muchas de las creencias paganas con relación a la Biblia. Más bien, la única razón para estas similitudes la encontramos en Génesis 11, cuando Dios confundió la lengua de los que se congregaron en Babel para construir la torre, esparciéndose por todas partes del mundo, haciendo su propia cultura, y al conocimiento común que todos tenían de la naturaleza del Dios verdadero, del diluvio, de la venida del Mesías por medio de María para vencer a Satanás, fueron corrompidos con otros nombres y extra poniéndoles un trasfondo personal, pagano. En efecto, una enorme mayoría de las lenguas antiguas donde precisamente se hayan estas historias bíblicas pero tergiversadas, tienen una enorme similitud en su forma de escritura temprana, y algunas, hasta tardía. La respuesta está, como dijésemos, en la confusión de Babel en Génesis 11. En cuanto a la trinidad, el término no es correcto, porque se presta a confusiones, como el hecho de la idea del politeísmo. Las Escrituras no utilizan ese término, pero encontramos varias cosas interesantes sobre su naturaleza (de Dios). Dios es uno en el sentido de unidad, es decir, tres seres que conforman una unidad llamada Dios, y por ello, el término trinidad no cabe en Dios, porque eso sería decir que son tres dioses, algo que Él no desea que lo consideremos de esa forma a la hora de rendirle homenaje y adoración. La idea es que hemos de ver a Dios no como tres dioses diferentes, sino rendirle adoración como a un solo Dios. Dicho de otro modo, Serían tres seres divinos que son considerados individual y en conjunto como ‘Dios’, y no ‘Dioses’, como se ha pretendido en ciertos grupos de creyentes y no creyentes. Esta es la forma más fácil que conozco en que puede explicarse de esta forma el que Dios sean tres seres divinos que son uno a la vez.

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3. La pluralidad de Dios en las Escrituras

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Cuando Dios creó el universo, lo fundó con un propósito especial y específico, que iba a ser cumplido primera y exclusivamente por la palabra de Dios, y que sería llenado en su voluntad con diferentes cualidades de su creación. Cuando entendemos claramente cuál es el origen de la voluntad de Dios, es cuando mejor entendemos cómo debemos de vivir en ésta vida, aún cuando se nos presenten dificultades que atenten contra ese estilo de vida, y así prepararnos y estar preparados para la vida venidera. En la Biblia se considera muy claramente en muchos de sus pasajes que la senda de todo ser humano que acepta a Cristo (Juan. 3:15-21), eso implica por ende que acepta toda su palabra (Juan. 14:15; 15:14; 1 Juan. 2:3-6), marcha en una senda del Edén al Edén, pero en medio de ambos eventos viviendo en un mundo caído, mientras llega a ese momento. Por eso debemos avanzar en el propósito de Dios hacia “los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo” (Hechos 3:21). La clave para comprender las razones de Dios en la restauración de todo, es muy sencilla, pero cuando vamos a las Escrituras, ésta cobra un sentido mucho más abarcante y significativo de lo que entendemos y pensamos, de ahí que la Biblia tenga la última firme palabra autoritativa en todo lo que se ha de considerar. Comprensión de la naturaleza divina Este es un intento de definir la naturaleza de Dios, y decimos un intento, no porque la Biblia no nos lo diga, sino porque entender todo su significado, comprende una capacidad de pensamiento que no podemos alcanzar en esta vida: “Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”. (Isaías 55:7-9).

El vocablo hebreo “rabah”, del cual se ha traducido la palabra amplio en el texto anterior, puede traducirse también como abundante, lo que implica que Dios también es abundante en perdonar. Así como una paz que no logramos entender: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. (Filipenses 4:7). “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da”. (Juan 14:27). Y un amor que nosotros no podemos razonar en toda su profundidad: “…seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”. (Efesios 3:18, 19). Todo esto no significa, que no podamos decir que conocemos a Dios en toda su forma en que se nos ha sido revelado: “Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”. (1 Juan 2:3-6).

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El conocimiento de Dios en este pasaje reside en el hecho de que cumplimos gustosamente su Palabra; lo que implica de por sí el andar como él anduvo. Y esto se da por medio del amor que él nos imparte a cada uno de nosotros a través del Espíritu Santo. “…el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”. (Romanos 5:5). Dios es amor, y todo lo creado fue impulsado Ahora, ¿qué en cuanto a su naturaleza personal? ¿Es importante conocer lo que la Palabra de Dios enseña al respecto? Si las Escrituras dejan un tema en claro, o mucho de él, debemos de abordar su investigación con un buen propósito, ya que Dios no colocó nada en la Biblia sin que tenga un propósito positivo para sus hijos. La personalidad de Dios La principal de las creencias con respecto a la personalidad de Dios, es que él es uno, pero en el sentido de unidad, es decir, tres seres que conforman una unidad llamada Dios, y por ello, el término trinidad no cabe en Dios, porque eso sería decir que son tres dioses. Si bien es cierto, siendo correcto este punto de vista, la idea sería que hemos de verlos no como dioses diferentes, sino rendirle adoración como a un solo Dios. Dicho de otro modo, Serían tres seres divinos que son considerados individual y en conjunto como ‘Dios’, y no ‘Dioses’, como se ha pretendido en ciertos grupos de creyentes y no creyentes. Esta es la forma más fácil que conozco en que puede explicarse de esta forma el que Dios sean tres seres divinos que son uno a la vez. Para lograr definir hasta donde nos sea posible esta cuestión tan importante de las Escrituras, iniciaremos con el primer texto de la Biblia que nos menciona a Dios: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. (Génesis 1:1). La palabra “bara '“, que significa literalmente creó, en éste texto está en singular, y se usa solamente como una acción hecha por Dios. La importancia de éste verbo en el singular salta a la vista cuando notamos que el término para Dios, “´élöhîm”, denota pluralidad. El vocablo “'el”, significa Dios en una estricta forma singular (véanse Génesis 14:20; 16:13; 21:33; 33:20; 35:11; Números 24:8), mientras que “hîm” denota pluralidad. Veamos otros ejemplos del uso de “´élöhîm” para Dios Todopoderoso en otros textos de las Escrituras: “Porque pregunta ahora si en los tiempos pasados que han sido antes de ti, desde el día que creó (“ba ra '“) Dios [´élöhîm] al hombre sobre la tierra, si desde un extremo del cielo al otro se ha hecho cosa semejante a esta gran cosa, o se haya oído otra como ella”. (Deuteronomio 4:32). No hay necesidad de análisis textual para comprender la naturaleza de la unicidad de Dios en este texto, puesto que los términos creó (“bara'“) Dios [´élöhîm] dominan toda la frase con respecto a la persona de Dios, tal como vimos en el análisis de Génesis 1:1. Ahora, ésta no es la única forma en que se muestra en la Biblia a Dios (´élöhîm) realizando una acción (“bara'“) en singular. Véase por ejemplo el siguiente texto a considerar: “¿Ha oído pueblo alguno la voz [qol] de Dios [´élöhîm], hablando de en medio del fuego, como tú la has oído, sin perecer?” (Deuteronomio 4:33).

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Dicho caso especifica a Dios en plural (´élöhîm), mientras que el vocablo voz (qol), está en singular. Es cierto que esa forma de expresión es muy común en el hebreo, aún en el español, el inglés y otros muchos idiomas. Por ejemplo, “la voz de la familia”, establece el sentir y expresión de todos los miembros de una familia, o “la voz del pueblo”; pero no podemos dudar de que familia y pueblo hacen un solo ente, que es trascendente cuando comunica su pensar en una sola voz, o cualquier otra acción. Esto es muy significativo cuando hablamos del colectivo que denominamos Dios. Ahora bien, hay textos que muestran el uso de “´élöhîm” en divinidades paganas, y colocando su caracterización en plural, denotando así el uso del vocablo como dioses. Véanse por ejemplo los siguientes textos donde se da ese uso, y de los cuales analizaremos algunos: “No tendrás dioses [´élöhîm] ajenos delante de mí”. (Éxodo 20:3). “Viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses [´élöhîm] que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido”. (Éxodo 32:1). En el siguiente versículo, encontramos un detalle sumamente interesante, con relación a la identificación de la personalidad de Dios, y eso es, que el término “´élöhîm”, es usado con un adjetivo plural absoluto, otros, cuyo vocablo hebreo es (“'acher”). “Y todo lo que os he dicho, guardadlo. Y nombre de otros [“'acher”] dioses [´élöhîm] no mentaréis, ni se oirá de vuestra boca”. (Éxodo 23:13). Ahora, tomando en cuenta el texto anterior con relación a “otros (“'acher”) dioses [´élöhîm], y comparándolo con Génesis 1:1, en donde la fórmula creó Dios, establece una distinción importante al texto anterior, leemos: “En el principio creó [“ba ra '“] Dios [´élöhîm] los cielos y la tierra”. (Génesis 1:1). Como mencionásemos en otro lugar, el término creó está en singular, para referirse a Dios (´élöhîm), que denota una pluralidad de seres que en conjunto conocemos como Dios. Sin embargo, en el texto de Éxodo 23:13 que ya leímos, se utiliza otros en plural, y el término (´élöhîm) en plural, estableciendo así, otros dioses. Algunos han tratado, reconociendo que en el término “´élöhîm” hay varias entidades, y no solo una, que el texto de Génesis 1:1 debería traducirse como, En el principio los dioses creó. Sin embargo, cuando encontramos que el término creó está en singular, y ´élöhîm es plural, para denotar al Dios Todopoderoso, en lugar de decir En el principio los dioses crearon, evidentemente Dios nos quiere comunicar, que aunque él conforma más de un Ser Todopoderosos, no desea que lo consideremos como varios dioses, sino como uno solo; tres seres que conforman una unidad que se llama Dios. Mientras que para algún dios ajeno a él, el vocablo “´élöhîm” significará dioses. De ahí que las diferentes traducciones que existen trascriban el vocablo como Dios, y en mayúscula, para el Dios verdadero de las Sagradas Escrituras, y dioses, para los dioses falsos.

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El término plural “´élöhîm”, de donde su desinencia (parte final de la palabra) denota pluralidad, no indica en el texto original del así llamado Antiguo Testamento cuántos seres hay en Dios, sin embargo, eso lo profundizaremos más adelante. Porque ¿qué nación grande hay que tenga dioses [´élöhîm] tan cercanos (“qa ro b”) a ellos como lo está Jehová (YHWH) nuestro Dios [´élöhîm] en todo cuanto le pedimos? Deuteronomio 4:7. En este texto, vemos repetido una vez más el fenómeno que explicábamos anteriormente: que “´élöhîm” es usado en referencia a dioses ajenos con un elemento plural que le identifica de algún modo (cercanos), que en hebreo es un adjetivo plural absoluto (qarob); mientras que para el Dios verdadero (´élöhîm), se utiliza algo que le identifica como un Dios único aún cuando se presente el elemento plural que le identifica (´élöhîm), y éste es, su nombre “YHWH”, que ha sido reemplazado en algunas versiones por la designación de “Jehová”, y cuya pronunciación con sus respectivas vocales es desconocida al menos hasta ahora. Por lo pronto, el hecho de que el texto que estamos considerando utilice un solo nombre para identificar al “´élöhîm” verdadero, establece una vez más una singularidad en la pluralidad de personas en Dios, a diferencia de la pluralidad de las divinidades paganas mencionadas en el texto. “Y serviréis allí a dioses hechos de manos de hombres, de madera y piedra, que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen”. (Deuteronomio 4:28). El texto original en lugar de utilizar la frase “hechos de manos de hombres”, utiliza la frase “obra de manos de hombres”. Hay casos en donde se menciona a Dios como uno solo absoluto (‘e lo ahh), y no como una unicidad. Un ejemplo de ello está en Deuteronomio 32:17: “Sacrificaron a los demonios, y no a Dios (‘eloahh); A dioses (´élöhîm) que no habían conocido, A nuevos dioses venidos de cerca, Que no habían temido vuestros padres”. La segunda vez que se presenta dioses acá en el texto de la Reina Valera de 1960, es una inclusión hecha por los traductores para resaltar el hecho de que los “nuevos”, son los dioses mencionados. Esta aclaratoria es para recalcar la no introducción de “´élöhîm” en ese lugar, por no encontrarse en el original por segunda vez. “…para que pidiesen misericordias del Dios [‘elo ahh] del cielo sobre este misterio, a fin de que Daniel y sus compañeros no pereciesen con los otros sabios de Babilonia”. (Daniel 2:18). “A ti, oh Dios [‘eloahh] de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me has revelado lo que te pedimos; pues nos has dado a conocer el asunto del rey”. (Daniel 2:23). “Pero hay un Dios [‘e lo ahh] en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días. He aquí tu sueño, y las visiones que has tenido en tu cama”. (Daniel 2:28). “Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios ['eloahh] del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad”. (Daniel 2:37).

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Ahora bien, el término hebreo “'elo ahh” puede referir también a personas, como en el caso de 1 Crónicas 24:5: “Los repartieron, pues, por suerte los unos [‘e lo ahh] con los otros [‘e loahh]; porque de los hijos de Eleazar y de los hijos de Itamar hubo príncipes del santuario, y príncipes de la casa de Dios”. (1 Crónicas 24:5). Baal llamado “´élöhîm” ¿Qué en el caso de Baal, el cuál es llamado “´élöhîm” en el Antiguo Testamento? Dice el pasaje: “Y aconteció al mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque dios [´élöhîm] es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle”. (1 Reyes 18:27). “Y le dijo: Así ha dicho Jehová: Por cuanto enviaste mensajeros a consultar a Baal-zebub dios [´élöhîm] de Ecrón, ¿no hay Dios [´élöhîm] en Israel para consultar en su palabra? No te levantarás, por tanto, del lecho en que estás, sino que de cierto morirás”. (2 Reyes 1:16). “Entonces el ángel de Jehová habló a Elías tisbita, diciendo: Levántate, y sube a encontrarte con los mensajeros del rey de Samaria, y diles: ¿No hay Dios [´élöhîm] en Israel, que vais a consultar a Baal-zebub dios [´élöhîm] de Ecrón?” (2 Reyes 1:3). Los casos anteriores presentan Baal como “´élöhîm”, dando a entender que el vocablo puede ser utilizado para señalar a un solo ser, sin embargo, el término hebreo “haBBü`älîm” (הבעלים), que significa los baales, se encuentra una cantidad de veces en el Antiguo Testamento (Jueces 2:11; 3:7; 8:33; 10:6, 10; 1 Samuel 7:4; 12:10; 1 Reyes 18:18; 2 Crónicas 34:4; Jeremías 2:23; 9:14; Oseas 2:13, 17), o “laBBü`älîm” (לבעלים), que también se traduce como los baales (2 Crónicas 17:3; 24:7; 28:2; 33:3; Oseas 11:2). Un diccionario bíblico nos dice que Baal fue, “El nombre de un dios cananeo de la tormenta y del trueno. Estos creían que los baales vivían en lugares o casas santas (como árboles, cumbres de montes y rocas, manantiales), y hablaban de cada uno de esos dioses locales como el Baal, el “señor”. El AT los menciona a menudo, donde Baal aparece en su forma plural: baales (Jue. 2:11; 3:7; 8:33; etc.). Fueron considerados deidades naturales que cuidaban de la vegetación y del aumento de los rebaños y del ganado”.1 Otros ejemplos de pluralidades Con respecto a la frase haznos dioses sobre lo ocurrido al pie del Monte Sinaí respecto del becerro de oro (Éxodo 32:1), puede referirse a que ellos deseaban verdaderamente varios dioses, pero se les hizo uno, y por otra parte, los dioses en forma de becerros abundaban en Egipto, como el dios Apis, o el Mnevis (los dos en masculino), entre varios otros. En femenino, Hathor, que no solo era representada como una vaca, sino como un becerro. De ahí que no es extraña la terminología, y que en fin, pudiese considerarse el becerro construido como una representación de estos dioses. ¿Cómo saberlo? Recordemos el uso de “´eHäd” en Deuteronomio 6:4 luego de lo ya expresado sobre el término, y que nos obliga a establecer las conclusiones a las que hemos aludido con respecto al becerro de oro.

1 Diccionario Bíblico Adventista del Séptimo Día, p. 125, artículo “Baal”.

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En cuanto a Dagón (1 Samuel 5:1-7), éste era un dios-pez cuya adoración comenzó poco después del diluvio bíblico, cuando según una leyenda de oriente, solo Nimrod se salvó del diluvio, por lo cual a dicho dios se le representa como mitad pez, y mitad hombre (como las sirenas), y éste era un conjunto de deidades, llamadas Ben Dagón (en textos de ugarit), Dagan, que era uno de los dioses de la fertilidad, y Dagón como un dios marino en fenicia que, si bien el original Dagón fue retomado por varias culturas, sin representar por ello precisamente una pluralidad, dichos dioses fueron considerados en conjunto en la época de Moisés. Acerca del término “´élöhîm” en referencia a Moisés, el texto es el que sigue: “Jehová dijo a Moisés: Mira, yo te he constituido dios para Faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta”. (Éxodo 7:1). El término dios es correctamente “´élöhîm”, y hace referencia a un único absoluto, por ejemplo, Gesenio expresa: “El 'pluralis excellentiae' o 'maiestatis'. . . es propiamente una variedad del plural abstracto, ya que resume las varias características que pertenecen a la idea, además de poseer el sentido secundario de una intensificación de la idea original. Está así estrechamente relacionado con el plural de amplificación... que se encuentra mayormente en la poesía. Así es especialmente con elohim, la Deidad, o Dios (para distinguirse del plural numérico dioses). Exodo 12:, & sig.). hace 1 año “La suposición de que elohim ha de considerarse meramente como un remanente de concepciones politeístas (es decir, como que era originalmente un plural numérico) es a lo menos altamente improbable y, además, no explicaría los plurales análogos (véase abajo). “Que el idioma ha rechazado enteramente la idea del plural numérico en elohim (siempre que denote un sólo Dios), se prueba especialmente porque casi invariablemente va acompañado de un atributo en singular... por ejemplo, elohim zadik (Salmo 7:10, & sig). Así que elohim puede haber sido usado originalmente, no sólo como plural numérico sino también como plural abstracto (correspondiendo con el latín numen, y con el inglés Godhead, Deidad), y como otros abstractos de la misma clase, se ha transferido a un dios concreto y sencillo (aún de los paganos).” pp. 398, 399). Gesenio sin embargo no considera la condicionalidad de “´eHäd” como absoluto o plural según los contextos, y de ahí partir con referencias a “´élöhîm” y su uso y diferencia entre las deidades paganas y el verdadero Dios. El caso de Moisés a quien se le asigna el término “´élöhîm”, tiene un contexto determinante, ya que en Éxodo 6:12 y 30 él manifiesta su inseguridad al presentarse delante de Faraón porque era torpe de labios, a lo que Dios le da seguridad Moisés en el siguiente versículo (7:1) de que él estará, en otras palabras, en una posición más alta que la de Faraón, siendo como dios (´élöhîm) ante él, de ahí que se le inculcase dicho valor a Moisés, y por ende, Aarón sería el profeta de Moisés, haciendo el rol de Dios que da sus palabras a los profetas (7:1). En suma, el término “´élöhîm” aplicado a Moisés no pretende contextualmente establecer un significado terminológico completo, sino más bien hacer una analogía sobre papeles que jugarían los dos enviados por Dios ante Faraón.

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En efecto, así como Moisés no era Todopoderoso, ni creador, etc., no se pretende colocar toda la terminología de “´élöhîm” sobre Moisés. Que los judíos sabían que Dios era un Dios absoluto, según algunos especialistas, es una declaración pretensiosa. ¿Dónde dice la Escritura eso? Si ellos comprendían correctamente el término de “´eHäd” según todos los contextos que hemos establecido, ¿no lo comprenderían como una unidad compuesta? Maimónides dio popularidad a la terminología de “´eHäd” como absoluto, a pesar que ya desde escritos rabínicos tradicionales era considerado así. Pero eso no lo hace verdad sino está en las Escrituras. ¿No fue Cristo renuente a rechazar sus tradiciones? Por ende, no todo lo comprendido por ellos estaba correcto. Como su comprensión de la misión del Mesías y la forma en que vendría. Textos que denotan un pronombre plural desde una pluralidad divina En referencia al Dios verdadero, la Biblia también utiliza el término “´élöhîm” acompañado de un pronombre plural, o también, solo un pronombre, pero en forma plural, veamos: “Alégrese Israel en su Hacedor; Los hijos de Sion se gocen en su Rey”. (Salmos 149:2). El término hebreo para Hacedor en este pasaje, es “`öSäyw” (עשיו), que significa hacedores. Esto es consistente con el término utilizado para Dios, “´élöhîm”. “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento;” (Eclesiastés 12:1). La palabra Creador, es en hebreo “Bôºr•´Êºkä” (בוראיך), que se traducir como creadores. “Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado. (Isaías 54:5). La palabra marido es en hebreo “bö`álaºyik•” (בעליך), y significa señores, o maridos, mientras que

Hacedor es “`öSaºyik•” (עשיך), que significa hacedores. Todo esto es consistente con Génesis 1:26, cuando dice, “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…” “Pleito tiene Jehová con Judá para castigar a Jacob conforme a sus caminos; le pagará conforme a sus obras. En el seno materno tomó por el calcañar a su hermano, y con su poder venció al ángel. Venció al ángel, y prevaleció; lloró, y le rogó; en Bet-el le halló, y allí habló con nosotros”. (Oseas 12:2-4). La primera vez que aparece el término ángel en este pasaje, no es parte del original. En realidad, el texto debe decir, venció a Dios “´élöhîm”. Al final del pasaje, es muy significativo que diga, y allí habló con nosotros “`immäºnû” (עמנ). Esto nos indica una vez más, la pluralidad de Dios. Cuando Jacob venció a Dios, el texto se refiere al ángel que luchó con él (Génesis 32:22-32, cf. v. 30). Obviamente, aunque en ese momento estuviese presente uno, Él recibe el nombre de “´élöhîm” porque es Dios. Cuando el texto dice, habló con nosotros, es una referencia a Dios, denotando una vez más pluralidad.

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Deuteronomio 6:4 El caso de Deuteronomio 6:4 es muy particular, porque parece indicar que Dios es uno solo, y nada más: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”. Ya vimos por el idioma hebreo en diferentes pasajes de las Escrituras, que Dios es plural, pero es visto al mismo tiempo como uno solo. Esto es de vital importancia para el entendimiento de éste pasaje. Por otra parte, la palabra uno en el versículo, es la palabra “´eHäd” (אחד), la cual denota una unidad compuesta, como por ejemplo, en el relato de la creación, las aguas había de ser colocadas en un solo lugar (´eHäd) (Génesis 1:5). La unión del hombre con la mujer, formarían una (´eHäd) sola carne (Génesis 2:24). La reunión de varias personas, forman un (´eHäd) pueblo (Génesis 11:6; 34:16). Existen muchos más ejemplos en las Escrituras, donde “´eHäd” significa unidad compuesta (véanse Génesis 41:25, 26; Éxodo 24:3; 26:11; 36:18; etc.), pero también es cierto que la palabra puede usarse para designar uno absoluto (Génesis 22:2; 27:45; Éxodo 8:31; 9:6; Levítico 16:8; Números 7:15; Nehemías 5:18; etc.). Sin embargo, al haberse demostrado que Dios es plural, por decirlo de alguna forma, no cabe duda de que “´eHäd” en Deuteronomio 6:4 denota una unidad compuesta. Otra palabra que es utilizada como unidad compuesta es “yahid” y se encuentra una gran cantidad de veces en el Antiguo Testamento (1 Samuel 11:11; 2 ,(יחד)Samuel 10:15; Esdras 4:3; Salmo 49:2; Isaías 22:3; 43:26; Jeremías 48:7), singularmente también aparece (véanse Isaías 27:4). En cambio, “yâhıd” (יחיד) es unidad absoluta (Jueces 11:34; Salmo 22:20 (única vida); 35:17 (única vida); etc.). La pregunta es, ¿por qué no utiliza Deuteronomio 6:4 “yâhıd” en lugar de “´eHäd”? Las razones ya están plasmadas en lo que hemos estudiado. Antolín Diestre señala al respecto: “Esta orientación de la palabra ´eHäd es la que nos debe guiar para la debida comprensión de Deuteronomio 6:4, ya que utiliza ´eHäd y no yüHî|d, siendo esta última la que predica una unidad absoluta. Los traductores y comentaristas judíos se han visto obligados a reconocer este extremo. El colectivo rabínico francés por medio de Zadoc como también Cahen indican: “El Eterno es uno” pero no “único”. Lo mismo podemos decir de las traducciones judías alemanas. Esta unidad compuesta ´eHäd es reinterpretada por los targums antiguos como Onqelos y Jonathan Ben Uzziel, en el sentido de dar un valor de personalidad tanto a Dios como a la Palabra y al Espíritu”.2 1 El uso del término hebreo “´élöhîm”, también se aplica a los magistrados o dirigentes de un grupo o nación en particular: “En toda clase de fraude, sobre buey, sobre asno, sobre oveja, sobre vestido, sobre toda cosa perdida, cuando alguno dijere: Esto es mío, la causa de ambos vendrá delante de los jueces [´élöhîm]; y el que los jueces condenaren, pagará el doble a su prójimo”. (Éxodo 22:8). “No injuriarás a los jueces [´élöhîm], ni maldecirás al príncipe de tu pueblo”. (Éxodo 22:27).

2 Antolín Diestre Gil, CONOCER AL ESPÍRITU SANTO Y LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO.

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El uso del término hebreo “´élöhîm”, también se aplica a los magistrados o dirigentes de un grupo o nación en particular: “En toda clase de fraude, sobre buey, sobre asno, sobre oveja, sobre vestido, sobre toda cosa perdida, cuando alguno dijere: Esto es mío, la causa de ambos vendrá delante de los jueces [´élöhîm]; y el que los jueces condenaren, pagará el doble a su prójimo”. “Éxodo 22:8”. “No injuriarás a los jueces [´élöhîm], ni maldecirás al príncipe de tu pueblo”. (Éxodo 22:27). Otro asunto importantísimo, es el hecho de que “elohayim” representa una dualidad, es decir, la unidad de dos entes, sin embargo “´élöhîm” denota tres o más, que en el caso de Dios para saberlo, se deben ver los textos concernientes al Dios Todopoderoso para poder darnos cuenta a cuántos se refiere. Otro dato muy significativo a tomar en cuenta con respecto al término “´élöhîm” es proveído a continuación: “En el Antiguo Testamento, si bien es cierto que no aparece esta doctrina con la misma intensidad y claridad, no es menos cierto que existen suficientes indicios para que una vez conocida por lo que el Nuevo Testamento nos refiere podamos comprobar su existencia. En Génesis 1:26, 27, la palabra Dios viene en hebreo por Elohim (palabra que viene en plural, en singular vendría por El, Elohayim sería dual, y Elohim representaría a tres o más. Con esta forma se usa siempre el verbo en singular. Varios comentaristas participan de la idea de que aquí se está aludiendo a la Deidad (Padre, Hijo, Espíritu Santo)”.3 1 Conclusión Luego del estudio del término hebreo “´élöhîm” en las Escrituras como indicando una unidad de seres divinos que se llaman Dios, y del uso de los términos “´eHäd” y “yahid”, denotando que el primero es unidad compuesta, y el segundo unidad absoluta, y que Deuteronomio 6:4 utiliza el término compuesto para referirse a Dios, no podemos más que concluir que el Dios es uno, pero no único. Y que ninguna posición sobre si Dios es uno compuesto o absoluto puede determinarse sin antes haber realizado un análisis profundo de los textos en cuestión. La Biblia no enseña que podemos ser llenos del Espíritu Santo (Hechos 2:4; 4:31; 6:3; Efesios 5:17), pero varios que desdeñan el hecho de que el Espíritu Santo sea Dios, manifiestan que la enseñanza que promueve la existencia de un espíritu dentro del ser humano, es espiritista, sin embargo, ¿el que la Biblia promueva tal enseñanza por ello es espiritista? ¿No puede Satanás falsificar lo bueno y siempre lo ha hecho? Recordemos que los espíritus malos puede posesionarse de la gente, como en el caso de los endemoniados gadarenos (Mateo 8:28-32; Marcos 5:1-13; Lucas 8:26-33). La Palabra de Dios nos enseña que podemos ser llenos de la plenitud de Dios (Efesios 3:19)

3 Antolín Diestre Gil, CONOCER AL ESPÍRITU SANTO Y LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO, nota 15.

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4. Sobre la divinidad del Hijo de Dios

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Pasajes bíblicos sobre la divinidad de Jesús Veamos algunos pasajes bíblicos que clarifican la deidad del Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo: 1: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”. (Juan 1:1). En el texto griego “logos” (lo,goj) es “palabra” o “verbo”, y “theos” (qeo.j) es Dios. Algunos arguyen, como los testigos de Jehová, que en la frase “kai theos en o logos” (y Dios era la palabra), el término Dios no tiene un artículo definido, y al estar dicha descripción en relación directa con Cristo con esa ausencia, entonces no hace referencia a Cristo como Dios igual al Padre. Sin embargo, se sabe bien que en el griego koiné (del Nuevo Testamento) todo predicado nominal que precede al Verbo se omite el artículo.1 De la misma forma Colwell, una de las mayores autoridades en griego, así como Metzger, opina lo mismo sobre la omisión del artículo en Juan 1:1. Así mismo los gramáticos Dana y Mantey justifican acertadamente la ausencia del artículo según lo expresado ya,2 al igual que Manuel Guerra Gómez.3 Además de muchos otros, donde la regla aludida sobre el artículo es ya largamente conocida entre los serios gramáticos griegos. Ahora, si se me hace difícil aceptar la idea de las opiniones vertidas por las gramáticas citadas, tómese en cuenta que vienen de un estudio bíblico serio que toma en cuenta que el artículo definido también está ausente cuando se hace referencia al Padre como Dios (véanse Mateo 4:4; 5:9; 6:24; Lucas 1:35, 78; 2:14, 40; 20:36-38; Juan 1:6, 12; 16:30; Romanos 8:8, 33; 1 Corintios 1:1; 2 Corintios 1:21; Gálatas 1:3; 2:19, etc.). ¿Por ello entonces Dios Padre no es Dios? Claro que sí lo es, y por estas razones y otras, la ausencia de artículo definido en Juan 1:1 con referencia a Dios como el “logos” o “palabra”, refiriéndose a Cristo, no significa que no sea realmente Dios como el Padre. 2: La frase Hijo de Dios: Muchos creen que Cristo, al autodenominarse Hijo de Dios, estaba indicando que era un Ser creado, y no Dios mismo, sin embargo, el que los apóstoles Juan y Pablo digan Amor de Dios (Juan 5:42; 8:39; Romanos 5:5; 1 Juan 2:5), no impide que el mismo Juan diga que Dios es Amor (1 Juan 4:8). Hijo de Dios, no implica por ende un origen, que hubo un principio. Cuando se ve claramente su divinidad en las Escrituras (véase más en los siguientes puntos), no cabe duda de que su papel de hijo está en directa relación con su papel de ejemplo al sujetarse al Padre para vencer donde nosotros no vencimos (Hebreos 4:14-16). 3: Apocalipsis 3:14 nos refiere a Cristo como el principio de la creación de Dios, donde, muchos creen que Él mismo se considera como lo primero que Dios creó. Sin embargo, dicha interpretación no hace honor a la verdad por lo siguiente:

1 Véanse E. C. Colwellm, A Definite Rule for the N.T. Greek Article Usage, p. 15 (Citado en Antolin Diestre Gil, Manual de Controversia sobre la Historia, Doctrinas y Errores de los Testigos de Jehová (Editorial CLIE, Terrasa, Barcelona, 1993), p. 419, nota 3. 2 Dana y Mantey, Manual de Gramática del Nuevo Testamento (Casa Bautista de Publicaciones, 1979), p. 143 (Citado en Ibíd., p. 421, nota 5). 3 Véase Manuel Guerra Gómez (El idioma del Nuevo Testamento, ed. Aldecoa; Burgos; 1981), p. 248 (Citado en Ibíd.).

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Cuando Herodes preguntó a los principales sacerdotes y los escribas del pueblo dónde había de nacer el Mesías (Mateo 2:4), ellos le respondieron: “Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá, No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentará a mi pueblo Israel”. (vs. 5, 6). ¿Cuál profeta declaró dicha profecía? Miqueas, sin embargo, los sacerdotes y escribas no citaron todo el pasaje, que dice, “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad”. (Miqueas 5:2). La palabra eternidad viene del hebreo “olam”, y la salida del Mesías, sería desde la eternidad (sin principio). ¿Qué de la palabra principio? Los testigos de Jehová y otros, arguyen que, hace tiempo en la eternidad, Cristo tuvo su origen. ¿Es cierto esto? Si esto es así, entonces Dios mismo, cuando se le llama por su nombre divino (YHWH), tuvo principio: “¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? No moriremos. Oh Jehová, para juicio lo pusiste; y tú, oh Roca, lo fundaste para castigar”. (Habacuc 1:12). Así entonces como este pasaje no se refiere a que Dios tuvo principio, no puede ser entonces el caso para el Mesías en Miqueas 5:2. La idea de principio está vinculada a la creación (Juan 1:1; Génesis 1:1, 2, etc.), cuando Dios como Padre y Dios Hijo ya estaban, pero no por eso no quiere decir que su existencia no fuese antes de eso, (desde la eternidad, sin principio). Es así como Apocalipsis 3:14 no puede referirse a Cristo como lo primero creado, sino, el principio creador. 4. Proverbios 8:22-24. Dicho pasaje manifiesta la “sabiduría” como teniendo origen en Dios, como siendo creadora, vinculándola nosotros con Cristo, y siendo como Cristo mismo. “Jehová me poseía en el principio, Ya de antiguo, antes de sus obras. Eternamente tuve el principado, desde el principio, Antes de la tierra. Antes de los abismos fui engendrada; Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas”. La palabra “poseía”, aparece en la versión del Nuevo Mundo de las Sagradas Escrituras en el sentido de “creado”, como expresando que Cristo tuvo principio, sin embargo, el hebreo es “qänänî”, y no significa “creado”, sino “adquirido”. ¿De nacimiento? No, por los textos que hemos

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considerado de Cristo como eterno. El término “qänänî” aparece otras veces más en el libro de Proverbios (1:5; 4:4; 17:16; 18:15; 19:5), y no aparece nunca en el sentido de crear, sino de adquirir; así mismo sucede en el resto del Antiguo Testamento donde aparece el término. Algo puede adquirirse sin que precisamente haya sido creado en ese instante, sino desde tiempo antes, y en el caso del contexto del pasaje de Proverbios, Dios adquirió (no por primera vez) la sabiduría para crear, es decir, se sirvió de ella. De otro modo, habría habido un tiempo cuando Dios no era sabio. Súmese a lo anterior, que en el versículo 23 se establece que la sabiduría ha estado desde la “eternidad” (“`ôläm” (עולם)). Respecto a la palabra “engendrada” (“jil” (חיל)) del versículo 24, ésta se traduce como “templar”, “girar”, “retorcerse”, y a veces para “dar a luz”. Es obvio que en el texto en cuestión tiene éste último sentido, sin embargo, no puede referirse a que Cristo tuvo origen, ni siquiera en el sentido de que estuvo siempre con el Padre pero que de su misma sustancia fue engendrado, como algunos pretenden, ya que el sentido de “principio” como fue indicado, al rechazar el hecho de que tuviese un principio, lo niega categóricamente. En consecuencia, el sentido de dar a luz sencillamente hace alusión a la puesta en práctica de la sabiduría de Dios en la creación (v. 22). 1 Juan 5:1 utilizan el término “gennaō” (γεννάω), “nacer”, para indicar que Jesús fue engendrado del Padre. Éste texto podría explicarse a la luz del pasaje de Proverbios en cuestión. Pero se enlaza mejor con Hechos 13:33 y Hebreos 5:5, donde se utiliza la misma palabra. Respecto a tales pasajes, debe subrayarse que el de Hechos destaca que la resurrección de Jesús es vinculada con haber sido engendrado, y al comparársele con otro texto, Romanos 1:4, que dice que, “fue declarado Hijo de Dios con poder, según el espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos”; señala que es “Hijo de Dios” mediante la resurrección, la cual es vinculada con el engendrar de Hechos 13:33, y en consecuencia Jesucristo es considerado engendrado en tales pasajes debido no porque fuese creado, sino por su resurrección. 5. El sentido de la palabra primogénito (primer hijo), para Jesucristo. “El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación”. (Colosenses 1:15). Colosenses 1:15 define a Cristo como primogénito, pero eso no quiere decir que Cristo haya sido el primer hijo creado. La palabra primogénito no solo aplica a los primeros hijos sino también a quienes tienen los privilegios de la primogenitura sin ser precisamente los primeros engendrados: En el versículo 18 se nos dice que Él es, el primogénito de entre los muertos. (véase también Apocalipsis 1:5) ¿Primer hijo de los muertos? Es absurdo. ¿Qué quiere decir? De los resucitados, ya que en 1 Corintios 15:20 se nos establece a Cristo como el principal de los resucitados de entre los muertos. ¿Fue Cristo el primero en resucitar de entre los muertos? No, por supuesto, él resucitó muchos otros antes de su muerte, y por ende, de su resurrección. ¿Por qué primogénito de los resucitados? Colosenses 1:17, responde: “Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia”. Es decir, Cristo obtiene los beneficios de la primogenitura de entre los resucitados, el más

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bendecido. ¿Puede alguien dudar de eso? Cristo es el primogénito entre muchos hermanos (Romanos 8:29), es decir, el principal. De ahí que los textos aludidos sobre Cristo como primogénito, no lo hacen un Ser creado. Nota: Hay muchos otros pasajes que dan la misma idea de primogenitura en el sentido expuesto, pero por espacio, aludimos a estos. 6. El sentido de la palabra unigénito para Jesús. Se ha subrayado que a Cristo al llamársele unigénito de Dios (Juan 1:18; 3:16; 1 Juan 4:9), denota que es su único hijo, ya que el término “monogenēs” (μονογενής) significa “único nacido”, pero tal

no exactamente el caso, ya que “monos” se traduce “único”, sin embargo “genēs” significa “género”. La palabra es por ende, “único en su género”. De hecho, Jesucristo es el único 100% Dios y 100% humano. Tal es el caso de otros que tuvieron características únicas, aunque fuesen hijos únicos: Isaac fue único por quien se recibieron las promesas (Hebreos 11:17); la viuda que tenía su único hijo, quien había muerto (Lucas 7:12); la hija única de Jairo (Lucas 8:42); otros ejemplos (9:38). El sentido de nacido, de “gennaō” (γεννάω), de donde proviene “genēs”, si bien alude al nacimiento (Juan 3:6, 8, etc.), al estar limitado al nacimiento, y no considerar la enseñanza bíblica de la eternidad de Jesucristo, ha obligado a los traductores a traducir numerosas veces “monogenēs” como “único nacido”. El sentido de único en su género es aplicado a Cristo debido a lo que hemos venido estudiando y veremos más. 7. 1 Juan 5:20 nos dice: “Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Éste es el verdadero Dios, y la vida eterna”. Puede consultarse el texto griego original, y se verá que indudablemente se le designa a Jesús la frase, “Éste es el verdadero Dios…” 8. Colosenses 2:19 registra acertadamente: “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”. 9. Tito 2:13 destaca: “aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”. El griego señala la última frase como, “tou megalou theou kai sōtēros emōn Christou Iēsou” (tou/ mega,lou qeou/ kai. swth/roj hmw/n Cristou/ VIhsou/), es decir, “el gran Dios y salvador Jesús Cristo” Obsérvese el artículo definido “tou” (él) para designar al “gran Dios y salvador Jesús Cristo” 10. Romanos 9:5: “de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén”.

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11. Muchos pasajes muestran a Cristo como Dios: Isaías 9:5, 6; Romanos 9:5; Tito 2:13; Filipenses 2:5-9 (Muy debatido, y que no daré espacio a comentar, por la cantidad de argumentos a debatirse al respecto, además de otros expuestos en ésta línea), etc. 12. Juan 20:28: “Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!” 13. Filipenses 2:5-9: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre”. Respecto a la “forma de Dios” asignada a Jesús en el texto (“morphé Teou” (morfh/| Qeou/)), algunos piensan que dicha forma no significa que Cristo fuese Dios plenamente hablando, sino que posee los atributos divinos, los cuales se manifestaron en su vida. Sin embargo, Génesis 1:26 se equipara con la frase en estudio debido a que Dios hizo al hombre a su propia “imagen”, y acá la imagen de Él destaca su plena deidad. Por ésta razón, y tomando en cuenta los pasajes vistos hasta acá, la “forma de Dios” en Cristo significaría que es Dios. Por su parte, Marcos 16:21 utiliza el término “morphé” (el segundo y último pasaje del Nuevo Testamento donde aparece) para designar una forma o aspecto, y no semejanza. Con todo, Marcos 16:21 indica a Jesús después resucitado, cuya “forma” era otra -de acuerdo al texto- porque los discípulos que viajaban al campo (Emaús) no lo reconocieron. Filipenses 2:6 señala que Jesús “no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse”, es decir, ser igual a Dios, cuando tomó la naturaleza humana, para beneficio propio. El versículo 7 lo confirma. 14. Hay numerosos pasajes del Antiguo Testamento que hacen referencia a Dios con su nombre divino (YHWH), o solo como Dios, y que se refieren a Cristo: “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos”. Malaquías 3:1. Jesús dijo con referencia a Juan el Bautista: “Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti”. (Mateo 11:10, véase el contexto vs. 7-9). El camino que llegó a preparar Juan el Bautista, fue el de Cristo. Pero en el texto de Malaquías el camino es preparado delante de Dios. Cristo es por ende, Dios. En autor de Hebreos cita pasajes del Antiguo Testamento donde hay referencias irrefutables de Dios y que los refiere a Cristo: “Mas del Hijo dice [nota: algo ya citado en alguna parte]: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de tu reino.

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Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros”. (Hebreos 1:8, 9) A.T. “Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; Cetro de justicia es el cetro de tu reino. Has amado la justicia y aborrecido la maldad; Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros”. (Salmos 45:6, 7). “Y: Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, mas tú permaneces; Y todos ellos se envejecerán como una vestidura, Y como un vestido los envolverás, y serán mudados; Pero tú eres el mismo, Y tus años no acabarán”. (vs. 10-12). A. T. “Desde el principio tú fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, mas tú permanecerás; Y todos ellos como una vestidura se envejecerán; Como un vestido los mudarás, y serán mudados; Pero tú eres el mismo, Y tus años no se acabarán”. (Salmos 102:25-27). Cristo mismo dijo: “Enseñando Jesús en el templo, decía: ¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David?

Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies. David mismo le llama Señor; ¿cómo, pues, es su hijo? Y gran multitud del pueblo le oía de buena gana”. (Mateo 12:35-37). Cristo citó a David: “Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. (Salmos 110:1). Además de muchos otros. 15: Es cierto que Pablo declara que Dios Padre es el único Dios, y que el único Señor es Jesucristo: “para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él”. (1 Corintios 8:6).

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Pero también con referencia al Salvador (Jesucristo), se nos dice: “Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén”. (Judas 24, 25).

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5. Una perspectiva bíblica de la divinidad del Espíritu Santo

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Introducción y breve estudio Según Juan 16:27, 28, Jesús proviene del Padre (cf. 13:3): “pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios. Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre”. El vocablo griego para “salí”, es “exerchomai” (εξέρχομαι), y si bien es diferente del expresado en

Juan 15:26 con respecto al Espíritu Santo, “ekporeuomai” (ἐκπορεύομαι), tiene el mismo significado de "salir”. Por ende, así como Jesús salió del Padre, igual el Espíritu Santo: “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí”. (Juan 16:13). Lo anterior nos indica que el hecho de que el Espíritu Santo salga del Padre, no comunica necesariamente que sea Él mismo pero omnipresente en la tierra. Algunos afirman que debido a que Jesús es el único camino al Padre (Juan 14:6-8), y que invitó a los judíos a que se llegaran a Él para que de su interior corrieran ríos de agua vida, señalando al Espíritu Santo (7:37-39), y que Éste fue soplado por Jesús a sus discípulos después de la resurrección (20:22), sumado al hecho de que Jesús vendría a sus discípulos (Juan 14:18), significa –y que si el Espíritu Santo nos lleva al Padre- que es el mismo Cristo, y no otra persona de la deidad. Sin embargo, debido a que Jesús fue nuestro ejemplo en todo (Hebreos 4:15), no significa esto que el Espíritu Santo fuera Él mismo, ya que Jesús se sostuvo del poder de Dios como debemos hacerlo, y por ello se entendería que Él tuviese al Espíritu Santo. Con respecto al único camino al Padre (Jesús), debido a que el Espíritu Santo viene en nombre de Jesús (Juan 14:26), Cristo continúa siendo dicho camino, sin que necesariamente el Espíritu Santo como otra persona de la deidad, contradiga ese hecho. Igualmente, se ha subrayado que ya que el Espíritu Santo es el Consolador (Juan 14:26; 15:26; 16:7), cuyo término griego es “paraklētos” (para,klhtoj); y que Jesús es nuestro “Abogado” (1 Juan 2:1), cuyo vocablo griego es el mismo anteriormente señalado, que en consecuencia el Espíritu Santo y Jesús son el mismo. Éste argumento, aunque parezca interesante, es inadmisible, porque el hecho de que ambos sean designados con el mismo término, no niega que el Espíritu Santo sea otra persona de la divinidad. Por ello, ya que Jesús ascendió al cielo para llenarlo todo (Efesios 4:10), y el Espíritu Santo realiza esa tarea, significaría que es debido a que Él lo hace en el nombre de Jesús (Juan 14:26), y no necesariamente porque sea el mismo Jesús. Igualmente el que se diga que “el Señor es el Espíritu” (2 Corintios 3:17), no denota que Él mismo es el Espíritu Santo, porque al ser enviado en el nombre de Jesús (Juan 14:26), es un indicativo de que Él es Su Representante (Juan 14:26). Por ejemplo, se acepta que Jesús no es el mismo Padre solo porque se diga que sea ha visto al Padre en Él (Juan 14:7-11); y a que a Jesús mismo se le llame “Padre Eterno” (Isaías 9:6). El Dr. Alberto Treiyer señala: “Dios es Espíritu” (Jn 4:24). ¿Qué significa esto? Nada más que la naturaleza divina es espiritual, lo que le permite relacionarse íntimamente con todas las criaturas que creó a su imagen, también con una naturaleza espiritual, ya que nosotros también somos “espirituales” (1 Cor 2:15), y no por eso estamos desprovistos de cuerpo. “El Señor es el Espíritu”, “el Espíritu del Señor” (2 Cor 3:17),

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son expresiones equivalentes que dicen lo mismo. A través del Espíritu Santo, el Hijo está “en el Padre”, y “el Padre en” el Hijo, de tal manera que Jesús pudo decir, “Yo y el Padre somos uno” (Jn 10:30; 14:9-11). Pero el apóstol Pablo habló en 1 Cor 15:40 que hay “cuerpos celestiales”, y como ya vimos, tanto el Padre como el Hijo tienen cuerpo o, mejor dicho, son cuerpo; como el decir tienen espíritu significa que son espíritu. Y si el Hijo está en el Padre, y el Padre en el Hijo, también están ambos en el Espíritu Santo, porque éste los personifica como Cristo al Padre, sin que sean la misma persona. “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Jn 14:9)”.1 El Espíritu Santo tiene personalidad (Juan 16:7-14; Hechos 15:28; Romanos 8:26; 15:30; Efesios 4:30; 1 Corintios 12:3, 11). Tiene acciones como las de cualquier ser viviente (Hechos 1:16; 5:3, 9; 7:51; 8:28; 1 Corintios 2:10). Se le identifica como Dios (Hechos 5:3, 4; 1 Corintios 3:16; 6:19). Por ello, no puede decirse que el espíritu del hombre, que no es un ser inmaterial dentro del cuerpo, sea igual al Espíritu de Dios (Romanos 8:16; 1 Corintios 2:10, 11), que es consciente como una persona. Debido a lo anterior, es que el Espíritu del Señor no es lo mismo que la mente del Señor (Isaías 40:13; cf. Romanos 11:34; 1 Corintios 2:16), ya que ambos son de naturaleza totalmente distinta. Así, cuando las Escrituras hablan del recibimiento del espíritu de Cristo cuando Él iba a expirar, debemos recordar que su cuerpo humano debía tenerlo (Lucas 23:46; Gálatas 4:6; Hechos 2:2-4; 2 Tesalonicenses 2:8). Al indicarse que el mundo no puede recibir al Espíritu Santo, porque ni le ve ni le conoce (Juan 14:17), y que el mundo no conoció a Jesús ni le recibió, solo comunica que al rechazarse al Señor (Juan 1:10, 11), se rechaza automáticamente al Espíritu Santo, el cual actuaba por medio de Cristo, y no precisamente que ambos son el mismo. En Juan 14:16 al expresar Jesús que el Padre daría otro Consolador a los discípulos para que estuviese con ellos para siempre, y que en el versículo 18 se diga que Él (Cristo), no los dejaría huérfanos y vendría a ellos, solo comunica que por medio del Espíritu Santo, Cristo y el Padre harían morada en el justo (Juan 14:23; Mateo 28:20; Apocalipsis 3:20). Es igual como dijésemos anteriormente: se acepta que Jesús no es el mismo Padre solo porque se diga que sea ha visto al Padre en Él (Juan 14:7-11). ¿Cómo saber si tales menciones aluden a que el Espíritu Santo es el mismo Cristo, o si se refiere a que el Espíritu Santo es la tercera persona de la Divinidad, y que Jesús consolaría a sus discípulos por medio de Él? Debido a que en Juan 14:16 se dice que el el Espíritu Santo es “otro Consolador”, frase en la que nos concentraremos en breve, junto a las objeciones con respecto al vocablo “otro”. El nombre de Jesús y del Padre escrito en la frente de los 144.000 (Apocalipsis 14:1), es algo que establece la morada del Padre y del Hijo a través del Espíritu Santo (Juan 14:23). Así como el Padre es referido como el único Dios (1 Timoteo 2:5), así también el Hijo aparece como Dios mismo, y único Dios (Tito 2:13; 2 Pedro 1:1; Judas 21-25). El que el Padre y el Hijo hagan morada en el ser humano, y por otra parte sea el Espíritu Santo, no quiere decir que el Espíritu Santo es el Padre y el Hijo omnipresentes. Dios Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo aparecen mencionados en conjunto, y si el Hijo no es el mismo Padre, igual con el Espíritu Santo (Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14; Efesios 4:4-8; 1 Pedro 1:2; etc.).

1 Dr. Alberto R. Treiyer, UN ATAQUE A LA DOCTRINA ADVENTISTA DE LA TRINIDAD (Septiembre/Octubre de 2010), p. 16.

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Sobre esto, citando nuevamente al Dr. Treiyer y él a su vez al Dr. Aecio Cairus, se destacan varios textos importantes y varias consideraciones significativas al respecto. Veamos:

“Los antitrinitarios, nos dice Aecio, tratan de borrar en Mt 28:18 la triple invocación bautismal del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Hacen referencia a un inexistente Mateo original en hebreo, y apelan a versiones medievales judías de ese evangelio. Pero pierden el tiempo, porque aún si pudieran borrarla de Mt 28 nunca podrían borrar la presencia audible y/o visible de Padre, Hijo y Espíritu en el bautismo de Jesús, reconocida por todos los cuatro evangelios (aunque raramente los cuatro se ocupan de narrar todos el mismo incidente). Jesús es modelo de sus seguidores, y el bautismo es el punto de partida de ese seguimiento.

El NT está repleto de pasajes donde se mencionan juntos a Padre, Hijo y Espíritu Santo. Quisiera enumerar los que conozco (puede haber otros):

Jn 14:16 -Jesús promete que pedirá al Padre que envíe otro Consolador en su lugar. Jn 16:13-15 -Los doce recibirán información adicional del Espíritu, que la revelará de parte del

Padre y del Hijo. Jn 20:21, 22 -Envío de los doce como el Padre envió a Jesús, con el poder del Espíritu. Heb 10:38 -Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo. Rom 15:16 -El deber del ministro de Cristo de predicar el evangelio de Dios para presentar a los

creyentes como una ofrenda santificada por el Espíritu de Dios. Rom 15:30 -Pedido en el nombre de Jesús y por el amor del Espíritu de unirse a Pablo para

rogar a Dios. 1 Cor 12:4-6 -Unidad en la diversidad de dones de un mismo Espíritu, ministerios del mismo

Señor y obras de un mismo Dios. 2 Cor 1:21, 22 -Dios es el que nos fortifica en Cristo y nos sella con su Espíritu en nuestros

corazones. 2 Cor 13:13 -Invocación sobre los creyentes de la gracia de Jesucristo, el amor de Dios y la

comunión del Espíritu. Ef 2:18 -Por Cristo tenemos acceso al Padre a través del mismo Espíritu. 2 Tes 2:13 -Los creyentes son amados del Señor, elegidos de Dios y santificados por el Espíritu. Heb 9:14 -La sangre de Cristo, sacrificio ofrecido por el Espíritu Santo a Dios, nos limpiará. 1 Ped 1:2 -Elegidos por la presciencia del Padre en la santificación del Espíritu para ser rociados

por la sangre de Cristo. 1 Jn 4:2 -La obra de Dios por medio del Espíritu está presente cuando reconocemos que Cristo

vino en carne. Jud 20, 21 -Oremos en el Espíritu Santo, para mantenernos dentro del amor de Dios y esperar

en la misericordia de Jesucristo. Tenemos en esta lista de 16 pasajes 2 evangelios (Mateo y Juan), 5 epístolas de Pablo, y 3

epístolas universales. Todas las secciones del NT están representadas. El orden de mención de las tres Personas es indistinto, subrayando su igualdad esencial.

Siendo que todo el Nuevo Testamento sigue este esquema trino de Padre, Hijo y Espíritu Santo, y siendo que Padre e Hijo son verdaderamente Dios y son también personas distintas (lo que Silva reconoce), ¿cómo podría entonces el tercer miembro de este repetido esquema trino del NT ser meramente Algo y no Alguien distinto, como lo son los primeros dos miembros? Por supuesto que "distintos" no quita que todos los tres están perfectamente unidos en pensamiento, palabra y acción. Probemos lo que estamos diciendo con otras palabras. "Ahora, queridos hermanos, quisiera bendecirlos en nombre del Padre, del Hijo y del poderoso brazo extendido de Dios." Que tal queda? Un poco incongruente, no? Una invocación de dos que son cada uno Alguien distinto y el

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tercer item que es sólo Algo, un aspecto o atributo de los primeros dos. Pero si vemos al Espíritu como la gloria o el poder de Dios solamente, entonces eso es lo mismo que está haciendo 2 Cor 13:13. Sería totalmente incongruente”.2 1 Por su parte, que varios pasajes bíblicos muestren tan solo al Padre y al Hijo, es para efectos del plan de salvación (Mateo 16:27; 24:36; Marcos 8:38; 13:32; Lucas 9:26; 1 Timoteo 5:21). No hay duda de que el Espíritu Santo es el mismo Yahvé (Hechos 28:25-27; cf. Isaías 6:8-10). Jesucristo intercede por nosotros, siendo nuestro único mediador (Romanos 8:34; 1 Timoteo 2:5). La intercesión del Espíritu Santo por nosotros (Juan 20:22; Romanos 8:26, 27), no lo hace Jesucristo mismo, puesto que su función es la de convencer de pecado, de justicia y de juicio (Juan 16:8-10), y esto nos comunica su obra en el plan de salvación, así como podemos interceder orando por otros, pero Jesucristo es el único intercesor en el santuario celestial (Hebreos 8:1, 2; entre otros). Una confirmación más de que el Espíritu Santo no es el mismo Cristo, ni el Padre mismo, resalta porque se menciona como “otro” que sería enviado por el Padre en el nombre de Jesús: Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre. (Juan 14:16). Es cierto que era costumbre de Jesús referirse a Sí Mismo en tercera persona (Mateo 8:20; 9:4-6; 10:23; 11:17; 12:7, 8, 32, 40; 13:41; 16:28; 17:9, 11, 12, 22; 18:11; 19:28; 20:18, 28; 24:30, 44; 25:13, 31; 26:1, 2, 24, 45, 64; Marcos 2:10, 28; 8:31, 38; 9:9, 31; 10:33, 45; 13:26; 14:21, 41, 62; Lucas 5:24; 6:5; 7:34; 9:21, 22, 26, 44, 56, 58; 11:30; 12:8-10, 40; 17:24, 30; 18:8; 19:10; 21:27; 22:22, 48, 69; 24:7; Juan 1:51; 3:13-15; 5:26, 27; 6:27, 61-62; 8:28; 12:23, 34; 13:31, etc.), y por ende podía referirse al Espíritu Santo como a Él mismo, sin embargo, ningún pasaje donde Cristo habló de Él mismo en tercera persona, tiene el vocablo otro, del griego “allos” (ἄλλος), que

significa otro no siendo el mismo ente que habla, pero “allos” significa otro de la misma

naturaleza, y Jesús era Dios. “Allos” aparece en el sentido dicho en muchos otros pasajes del Nuevo Testamento (Marcos 10:12; 12:4, 5; Lucas 7:20; 1 Corintios 1:16; etc.). Cuando se trata de refutar que “otro” se refiera a que el Espíritu de Dios es el mismo Cristo aludiendo a que Él (Cristo), sean el mismo con Marcos 16:12 porque se diga que Jesús apareció en “otra” forma, es absurdo, ya que allí se alude directamente a Cristo, pero no es el caso de Juan 14:16 si el contexto no lo exige. Veámoslo de éste modo: es distinto si Jesús aparece en otra forma y el texto así lo señala, pero no si Él mismo alude a “otro”, sumándose a esto los ejemplos de Cristo de hablar en tercera persona indicados más arriba que no contiene el uso del término “otro”. Respecto Juan 20:2-4, 8, donde Juan habla de él mismo en tercera persona, y utilizando el término “otro”, tampoco es relevante, porque Juan mismo al escribir la epístola de los textos en cuestión (21:20-24), se describe como tal, pero con respecto a Juan 14:16. Tampoco cabe 2 Corintios 12:2-6, donde Pablo habla de Él en tercera persona, pero es debido a su actitud humilde, de acuerdo al contexto del pasaje que así lo exige. 1 Samuel 10:6 que indica que Saúl sería mudado en otro hombre, se clarifica porque sería lleno del Espíritu Santo; nada tiene que ver con Juan 14:6. Súmese a esto, todo lo demás profundizado en éste estudio. No puede aceptarse una

2 Ibíd., pp. 12, 13.

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interpretación específica en un texto si contradice cualquier otro de la Biblia; todos deben estar en armonía. Otro texto: “En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros”. (Juan 14:20). Cuando Cristo establece la unión de los hijos de Dios con Él Padre y Él mismo, excluyendo aparentemente al Espíritu Santo; es solo eso, “aparentemente”. La razón es sencilla: El Espíritu Santo los une (Juan 14:23). Por ello, nada tiene que ver la no mención del Espíritu Santo en la unidad señalada por Cristo en su oración en el huerto de Getsemaní (Juan 17:20-23). La unidad de Jesús con el Padre (Juan 10:30), al no incluir en su mención al Espíritu Santo, tampoco establece nada, porque él está revelando directamente su relación con el Padre como ejemplo (cf. Juan 14:6-11; etc.). Hay quienes arguyen también que el Espíritu Santo es el poder de Dios, y no una persona (Romanos 8:11) –como miembro de la Deidad- Héctor A. Delgado nos dice al respecto:

“No creemos que existe algún inconveniente en las expresiones “fuerza activa” y “energía de Dios” aplicadas al Espíritu Santo, si se asocian con Él en la forma correcta. Por ejemplo, nos parece incorrecto definir al Espíritu como “una fuerza activa”, pero sí decir que Él actúa como una fuerza poderosa en procura de salvar a los seres humanos. Él desarrolla un ministerio incesante. También nos parece completamente adecuado decir que el Espíritu de Dios actúa como un gran poder en la habilitación de los creyentes para darle la victoria sobre el pecado. Cuando Pablo habló del “poder que actúa en nosotros, los creyentes” (Efe. 3:20), estaba refiriéndose precisamente a la acción enérgica del Espíritu Santo en la vida de los cristianos. De hecho, cuando dijo a los Colosenses que ellos fueron “resucitados con Él (Cristo) mediante la fe en el poder de Dios”, dijo también que ese mismo poder “levantó de los muertos” a Cristo (Col. 2:12).

“Según la carta a los Romanos, fue el Espíritu Santo quien resucitó a Cristo de los muertos (Rom. 8:11). Por lo tanto, el poder está ligado al Espíritu, pero Él no es el poder, sino un Ser todopoderoso. Y si aún encontráramos un pasaje que dijera “el Espíritu es el poder” no implicaría nada, pues leemos que “Dios es el poder” (Sal. 62:11), y por eso no convertimos a Dios en una influencia impersonal. En 1 Cor. 1:24 leemos también que Jesús es el “poder de Dios”, pero eso no implica que el Hijo carece de personalidad.

“A veces encontramos en algunos textos al Espíritu relacionado con el poder de Dios, pero sólo porque Él es el agente comunicador de ese poder. La Biblia hace una clara diferenciación entre el Espíritu Santo y el poder de Dios (1 Sam. 11:6; 16:13; Isa. 11:2; Luc. 1:35; Hech. 1:8; 10:38; Rom. 15:13; 1 Cor. 2:4). Se habla de Jesús como ungido “con el Espíritu Santo y con poder” (Hech. 10:38). Leemos en Miqueas: “Mas yo estoy lleno de poder del Espíritu de Jehovah, y de juicio y de fuerza, para denunciar a Jacob su rebelión, y a Israel su pecado” (Miq. 3:8). Note que no se confunden el poder de Dios y el Espíritu Santo como si fueran una misma cosa. Por eso se puede hablar del “poder del Espíritu Santo” y “el poder del Espíritu de Dios” (Rom. 15:13,19)”.3 1

3 Héctor A. Delgado, La Persona y la Divinidad del Espíritu Santo.

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Sumado a las objeciones anteriores, también hay quienes destacan que por el hecho de que el vocablo utilizado para designar al Espíritu está en neutro “pneuma” (pneu/ma), indica que éste carece de personalidad, y que en consecuencia no puede ser un ser divino, no obstante el término “divinidad”, a saber, “thelion” (qei/on), que se usa para designar al verdadero Dios, está en neutro (Hechos 17: 29), y no por ello significa que no hay Dios. En consecuencia, el Espíritu Santo no es ni una fuerza activa de Dios impersonal, ni es Jesucristo mismo pero omnipresente, sino Dios mismo, pero diferente del Padre y del Hijo, siendo los tres un conjunto de seres divinos llamados Dios. Hérctor A. Delgado nos dice sobre ésta supuesta dificultad: “Pero la realidad es que esta aparente dificultad de género se zanja al conocer el hecho de que para referirse al Espíritu de Dios los escritores del NT usaron el pronombre personal “Él” y el pronombre demostrativo “aquel” (vea Juan 16:8,13,14). Al hacer esto, los escritores bíblicos (que no pudieron cambiar el género de la palabra “espíritu”) reventaron las reglas de la gramática, pues hicieron “una inconsistencia sintáctica”. En apenas seis versos, Juan utilizó unas 14 veces el pronombre masculino y lo aplicó al Espíritu (vea Juan 14:26; 16:7-8; 13-15). ¿Por qué insistir entonces, en resaltar la palabra en género neutro?”4 1 Hay un texto significativo que nos ayudará a definir con mayor amplitud que el Espíritu Santo es la tercera persona de la Deidad: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir” (Juan 16:13). Cuando se trata de compararse al espíritu del hombre como no constituyendo un ser diferente a él, con el Espíritu de Dios para afirmarse que en consecuencia no es Alguien diferente al Padre, se olvida que son dos naturalezas distintas, pero además, tomando en cuenta el pasaje de Juan, es imposible que el espíritu del hombre, que es él mismo, pueda declarar que “no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere”. Esto es una clara referencia a una persona diferente de la Divinidad, representado la tercera de la Deidad. Acerca de la fórmula bautismal en Mateo 28:19 Por último, respecto a que el texto de Mateo 28:19 no aparece en el así conocido como evangelio hebreo de Shem Tov, el cual se supone es una copia del manuscrito que se encontraba en Alejandría, debemos decir que Shem Tov fue un polemista judío que declaró que encararía la tarea de demostrar que Jesús no era Dios de acuerdo a las Escrituras, para mantener el monoteísmo, por lo cual no podemos confiar en su aparente trascripción de dicho evangelio de Mateo, porque ya determina un prejuicio por parte del personaje que citamos. Varias cosas se han escrito sobre la presunta autoridad de dicho evangelio: “Shem Tov, el hombre que poseía un antiguo Evangelio de Mateo en Hebreo, era hebreo y su precioso Libro data desde tiempos primitivos. Shem-Tov no era un adepto a la Cristiandad Judaica Primitiva, sino que era del Judaísmo. Él no demasiado amigo de la Cristiandad Judaica o Judía. Afortunadamente, él no tradujo su Libro Hebreo de Mateo del Latín, la Vulgata Latina, Griego Bizantino, o alguna otra edición Griega del Evangelio de Mateo. Su fuente fue de una verdadera copia de Mateo. Ésta era independiente de la fuente Católico Romana. Él la recibió únicamente

4 Ibíd.

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de anteriores escribas Judíos. Desde esa premisa podemos libremente recibirlo como texto puro y auténtico.” (Dr. Marvin Arnold, The BIBLE, TRINITY, AND MATTHEW 28:19, p. 70) “El Libro Hebreo de Mateo de Shem- Tov es el texto más exacto del Primer Evangelio que ahora existe. Éste experimentó un proceso diferente de transmisión que el del Griego, ya que éste fue preservado por los Judíos, y por ende independiente de la Comunidad Católica.” (George Howard, Hebrew Gospel of Matthew, Mercer Univ. Press, Georgia, 1995, p. 190) “Además, el Dr. Arnold escribe, El Evangelio Hebreo de Mateo no tiene los títulos y frases Católicas fabricados: “del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.” El Libro Hebreo de Mateo está libre de tendencias, inclinaciones Católico Romanas, e interpolaciones Trinitarias. (George Howard, op. cit., p. 234)”.5

Respecto a diversos argumentos en contra de la autoridad de la traducción de Mateo 28:19 en su fórmula trinitaria, leemos: “Algunos de nuestros amigos antitrinitarios han estado deambulando sin rumbo fijo al tratar con la fórmula trinitaria de Mat 28:19. En su momento afirmaron que fue introducida por Eusebio en el S. IV. Pero esa fórmula en donde Jesús menciona al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ya era conocida por Justino Mártir en el segundo siglo, y por varios así llamados Padres de la iglesia antes del concilio de Nicea en el S. IV.”6 1 Es verdad que en Hechos 2:38; 8:14-17; 10:48; 19:4, 5; 22:16, se destaca que el bautismo es en el nombre de Jesucristo, pero debido a que la fórmula del bautismo como la hemos destacado en Mateo 28:19 es parte del texto original, los pasajes mencionados deben tener una explicación que no vaya a contradecir el pasaje de Mateo en cuestión. En efecto, el término “nombre” (“onoma” (o;noma)) puede denotar un título (véase Apocalipsis 19:13), el hecho de que en Mateo 28:19 el término esté en singular, destacando la unidad de las tres personas de la Deidad, puede ser una clara indicación de título. Pero también puede destacarse el nombre por excelencia de Deidad, a saber, YHWH, “yhwh” (יהוה). Con todo, “nombre” también denota autoridad, como es el caso del nombre de Jesús (Lucas 9:1; 10:17; Hechos 4:7-10; 17, 18; 5:28, 40; 8:12; 9:27, 28; 16:18; Romanos 6:3; Colosenses 3:17, entre otros), es por eso que los pasajes de Hechos con respecto al bautismo en el nombre de Jesús, es bajo qué autoridad, y no pretende señalar una mención específica en el acto mismo del bautismo. Es en el nombre de Jesús que somos bautizados, recibiendo perdón por nuestros pecados (Hechos 10:43; 1 Juan 2:6, 12; cf. Colosenses 3:17; 1 Pedro 1:18, 19). Se ha aludido a versiones de la Biblia como la Kadosh Israelita Mesiánica de Diego Ascunce (2003) para establecer que el bautismo es en el nombre de Jesús, pero es solo eso, una traducción, la cual no hace honor a los mejores manuscritos. Por otra parte, citar a Eusebio para contradecir la fórmula trinitaria tampoco tiene sentido si contradice dichos manuscritos, además de que no menciona el bautismo en específico cuando señala dicho texto de Mateo. Sobre la persistente mención de enciclopedias donde se afirma que la fórmula “…del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”, con respecto al bautismo, fue agregada supuestamente por el catolicismo romano en el siglo II, debe valorarse a la luz de otros manuscritos del siglo II intocables por la Iglesia Católica, tales como la Peshita Siríaca, donde la fórmula trinitaria se conserva.

5 Citados en “La Falsificación de Mateo 28:19”. 6 Dr. Alberto R. Treiyer, UN ATAQUE A LA DOCTRINA ADVENTISTA DE LA TRINIDAD (Septiembre/Octubre de 2010), p. 12.

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Evidencias históricas extra-bíblicas de la creencia en la doctrina trinidad en el siglo I Además, la creencia en la trinidad es rastreada aún en la historia extra-bíblica desde el siglo I, veamos: “Justino Mártir (aprox. 100-165). Fue un maestro, apologista y mártir, discípulo de Policarpo. “A El [el “Dios verdaderísimo”] y al Hijo, que de El vino y nos enseñó todo esto ... y al Espíritu profético, le damos culto y adoramos, honrándolos con razón y verdad” (Primera Apología 6: 2; en D. Ruiz Bueno, Ed., Padres Apologetas Griegos, pág. 187) “entonces toman en el agua el baño en el nombre de Dios, Padre y Soberano del universo, y de nuestro Salvador Jesucristo, y del Espíritu Santo.” ( Primera Apología 61:3; en Ruiz Bueno, Padres Apologetas Griegos, pág. 250). “Ireneo (115-190). Originario de Asia Menor, de niño fue discípulo de Policarpo. Llegó a ser obispo de Lyon, en las Galias. Fue el principal teólogo del segundo siglo. “La Iglesia, aunque dispersa en todo el mundo, hasta lo último de la tierra, ha recibido de los apóstoles y sus discípulos esta fe: ... un Dios, el Padre Omnipotente, hacedor del cielo y de la tierra y del mar y de todas las cosas que en ellos hay; y en un Jesucristo, el Hijo de Dios, quien se encarnó para nuestra salvación; y en el Espíritu Santo, quien proclamó por medio de los profetas las dispensaciones de Dios y los advenimientos y el nacimiento de una virgen, y la pasión, y la resurrección de entre los muertos, y la ascensión al cielo, en la carne, del amadísimo Jesucristo, nuestro Señor, y Su manifestación desde elcielo en la gloria del Padre, a fin de ‘reunir en uno todas las cosas’, y para resucitar renovada toda carne de la entera raza humana, para que ante Jesucristo, nuestro Señor, y Dios , y Salvador, y Rey, según la voluntad del Padre invisible, ‘se doble toda rodilla, de las cosas en los cielos, y las cosas en la tierra, y las cosas debajo de la tierra, y que toda lengua le confiese, y que El ejecute un justo juicio sobre todos...” (Contra todas las herejías, I, 10:1; en Ante-Nicene Fathers vol. 1)”.7 1 Conclusión Las Escrituras no se contradicen, por ende, persiste el hecho de que los seres divinos que conforman la unidad llamada Dios, desean que se les considere como único. Luego de ver la identidad de Cristo como Dios, es lo único que queda, y de aquí, podemos partir al hecho de que “´eHäd” en Deuteronomio 6:4 es unidad compuesta, y no hace su uso absoluto como en otros pasajes, luego de lo contemplado hasta aquí. Es muy importante subrayar, con el fin de evitar ciertas cuestiones, lo siguiente: no fueron considerados en éste estudio todos los pasajes donde aparentemente se despoja a Cristo de su divinidad, así como aquellos donde aparentemente se indica que el Espíritu Santo es el mismo Cristo, y no la tercera persona de la deidad, debido al espacio. Por ello, fueron expuestos algunos textos bíblicos donde no se pretende ser exhaustivo. No obstante, esto señala que la Palabra de Dios no solo se profundiza para concluir un tema, sino que debería considerarse todo lo que la Escritura dice al respecto. Para aquellos que no creen en Dios como una unidad compuesta, éste estudio puede hacer que se reconsidere los demás argumentos de sus conclusiones, y vuelvan a estudiarse más a fondo. En éste caso en particular, se necesitan todas las herramientas de estudio al alcance, porque éste es un tema que no es fácil de definir. El libro de Woodrow Whidden, Jerry Moon, y John W. Reeve, al parecer ha dejado más o menos

7 Citas Trinitarias Primitivas, Ministerio de Apologética e Investigación Cristiana”.

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bastantes vacíos para aquellos que han estudiado durante mucho tiempo la nueva posición anti-trinitaria, sin embargo, dichos eruditos plasman su estudio al menos como para reconsiderar la interpretación anti-trinitaria. He conversado con muchos hermanos que han leído el susodicho libro, y al confrontarlos con los argumentos del mismo, veo que o no lo han considerado bien, o no son sinceros. No digo que sea en todos los casos que esto sucede. Con respecto a la citas de Elena G. de White, estas serán para un posible futuro estudio sobre el tema a publicar en éste sitio. Por su parte, véase un estudio sobre éste tópico -citado en éste trabajo- incluyendo en la Biblia, en el estudio del Dr. Alberto R. Treiyer, “UN ATAQUE A LA DOCTRINA ADVENTISTA DE LA TRINIDAD, (Septiembre/Octubre de 2010)”. Un libro que llevo en proceso desde hace algún tiempo, y que no tengo mucha oportunidad momentáneamente de continuarlo como quisiese por otros trabajos que tengo y debo completarlos antes, será publicado para ofrecerse en algunos meses Dios mediante. Que sea Dios quien nos guíe en el estudio de Su Palabra para llegar al conocimiento de Él y de Su verdad. Visite nuestras páginas web para más materiales, a las siguientes direcciones electrónicas: http://www.antorchareforma.webcindario.com/ http://www.wix.com/antorchareforma/profecia