concepto de vació en demócrito

11
UNSAM Escuela de Humanidades Lic. en Filosofía Seminario 1 : Investigación en Filosofía Antigua. Profesora: Victoria Julia. Monografía. El concepto de vacío en Demócrito. Laura Carolina Duran. [email protected]

Upload: carolina-duran

Post on 11-Jan-2016

224 views

Category:

Documents


8 download

DESCRIPTION

Demócrito, vacío, Filosofía Antigua.

TRANSCRIPT

Page 1: Concepto de vació en Demócrito

UNSAM

Escuela de Humanidades

Lic. en Filosofía

Seminario 1: Investigación en Filosofía Antigua.

Profesora: Victoria Julia.

Monografía.

El concepto de vacío en Demócrito.

Laura Carolina Duran.

[email protected]

Junio 2014.

En el presente trabajo, intentaremos una aproximación a los fragmentos de Demócrito que hacen referencia a los constituyentes últimos de la realidad:

Page 2: Concepto de vació en Demócrito

los átomos y el vacío. Buscaremos acercarnos a la concepción de vacío, realizando una lectura de los textos conservados que abordan este punto, y una exploración del uso de este término en otras fuentes antiguas.

I.

En los estudios de filosofía antigua, la escuela atomista1 presenta peculiaridades que la convierten en un sitio de reflexión privilegiado. Así, en este Seminario sobre Investigación en filosofía antigua, se nos presentó a un Demócrito “bisagra”, articulador, si se quiere, entre las filosofías presocráticas y lo que se ha denominado el giro antropológico de los sofistas. En torno los atomistas se han generado variadas controversias. Ya en los datos biográficos de sus principales representantes –Leucipo y Demócrito-, existen diferencias en cuanto a datación, origen y autoría de las obras. No ahondaremos en estos detalles2, y vamos a dirigirnos a lo que consideramos funda esa permanente inquietud: la concepción de la realidad que elaboraron.

Como sucede con los primeros filósofos, los atomistas desarrollaron una teorización de los elementos primeros de la realidad3. Aristóteles aporta varias referencias, así, en Metafísica afirma: “Leucipo y Demócrito decían que los elementos son lo pleno y lo vacío, a los cuales llamaron respectivamente ‘el ser’ (o ‘lo que es: tὸ ón’) y ‘el no ser‘ (o ‘lo que no es’, tὸ mé ón ). El ser era lo pleno y lo voluminoso, y el no ser lo vacío y lo raro” (Met. I.4.985b4).

Acerquémonos al propio decir de Demócrito. En los fragmentos 9, 125 y 156 –según la colección de Diels-Kranz- hallamos estas referencias. 4

Fr. 9 a. (en efecto, afirma que) según ley (hay) dulce, según ley, amargo (según ley caliente, según ley frío), según ley color, pero en realidad (hay) átomos y vacío… [ἄτομα καὶ κενόν] (y en los “Argumentos confirmatorios”… dice:)

b. Mas nosotros no entendemos, en verdad, nada preciso, sino lo que cambia conforme con la disposición del cuerpo y de las cosas que se introducen (en él) y de las que (le) ofrecen resistencia.

1 Seguimos en este punto el criterio mayormente aceptado de considerar al atomismo una escuela, que habría tenido un fundador, Leucipo, y un teorizador “que llegó a eclipsar al maestro”-según leemos en la presentación a esta escuela en la edición de Gredos- Demócrito, como también numerosos seguidores: Metrodoro, Anaxarco, Diógenes de Esmirma, Arquelao, Hecateo de Abdera, Nausífanes, Bolos, etc.2 Para este punto, consultar la presentación de la filosofía atomista en las obras clásicas de filosofía antigua: Guthrie, Kirk y Raven, ver referencias en Bibliografía.3 De los fragmentos conservados, contamos con 3 de Leucipo y 298 atribuidos a Demócrito, de los cuales la gran mayoría corresponde a cuestiones relativas a ética.4 Se sigue en las citas la traducción de R. Cornavaca, Presocráticos, Fragmentos II; lectura cotejada con otras ediciones de los fragmentos (Gredos).

Page 3: Concepto de vació en Demócrito

Fr. 125 (Por saber esto, cuando Demócrito desacreditó los fenómenos al decir:) según ley (hay) color, según ley, dulce, según ley, amargo; pero en realidad (hay) átomos y vacío, (hizo hablar a los sentidos frente al pensamiento del siguiente modo:) ¡Oh mente desdichada! ¿Después de tomar de nosotros tus convicciones nos rechazas? (Nuestra) caída (será) tu perdición5.

Fr. 156 El “algo” [δὲν] no es más que la “nada”[μηδὲν].

Destaquemos los términos utilizados: átomos y vacío: kenón (Fr. 9 y 125), dén y medén (Fr. 156). Dado que no disponemos, como ya se hiciera mención, de más desarrollos explícitos por parte de los atomistas sobre este concepto, necesitamos apelar a otros autores, y cómo esto mismo fue entendido por quienes habrían dispuesto de la obra atomista.

Como señala Cordero6 (2014), Demócrito para demostrar la existencia de estos dos principios como constituyentes de la realidad, recurre a un término ya arcaico en su tiempo7, den [δὲν] (masculino δείς deís). El término griego deís deriva muy probablemente de eis [εἷς] (uno), y el sentido originario de den sería “algo” entendido como “una cosa”, y su negación oudén [οὐδέν] o medén [μηδέν], “no una cosa”: ning-una cosa”, es decir, algo que, como no es una cosa, es nada.

Demócrito asimila el ser al cuerpo –idea aceptada como de validez general hasta ese momento: todo lo que existe, existe en forma corpórea8- cuando se refiere a la nada (que es “algo” que no es), “nada” debe entenderse como “un no cuerpo”, lo cual no significa que no exista en absoluto. La nada así entendida no tiene menos existencia que el ser; existe, pero como incorpórea, que es precisamente la característica del vacío, por eso Aristóteles continúa la cita que ya presentamos diciendo “el ser no tiene más existencia que el no ser, porque el vacío no existe en menor grado que el cuerpo” (Met. I.4.985b7).

Los átomos se reúnen y forman los elementos, desplazándose en el vacío. Éste es, en consecuencia, condición de posibilidad no sólo de la multiplicidad atómica sino también del surgimiento de los compuestos, es decir, de toda la realidad. El vacio es caracterizado sin ninguna propiedad específica, a excepción de su infinitud9. Si la tuviera, sería negativa: el vacío es el no-átomo; por eso el átomo es “lo que es”, el vacío es “lo que no es”.

5 Otro campo que abren estos fragmentos son los relativos al problema del conocimiento, para lo cual las principales referencias son los Fragmentos 8, 11, 69 y 117, entre otros.6 Cordero, N., Cuando la realidad palpitaba, p. 91; “Los atomistas y los celos de Platón”, Methexis XIII, p. 11.7 Se encuentra un antecedente del uso de este término en Alceo, Fr. 76; en Lidell, H.G; Scott, R.; Greek-English Lexico.

8 Guthrie,W., Historia de la Filosofía Griega, vol. II,p. 398.

9 Simplicio, De Caelo 294; Plutarco, Adv. Colot. 8 p. 110F; en Cordero, N., Cuando la realidad…, op. cit, p. 92.

Page 4: Concepto de vació en Demócrito

Entonces, podemos resaltar que la novedad principal del atomismo consiste en reivindicar el vacío10. Como señala Guthrie11, sólo una cosa es necesaria, de quererse satisfacer las condiciones eleatas del ser y, simultáneamente, admitir la existencia de un mundo físico: el espacio vacío.

II.

Insistamos: ¿Qué entendemos por vacío? El concepto de vacío, en una primera aproximación, podemos grosso modo entenderlo en dos sentidos. Uno, que podríamos decir intuitivo, cotidiano, según el cual el vacío es falta de contenido, una falta o carencia de algo que podría ocupar un determinado espacio físico, y, sucede que no lo hace. Esta primera acepción la encontramos, por ejemplo en Homero, Il. II 298 (“Pero, aún así, es una vergüenza aguantar aquí tanto tiempo y volver vacío”), IV 181, Od. X 42, XV 214, donde kenón califica la ausencia de botín, concibiéndolo como el contenido que debería llenar un determinado espacio –las naves, las manos-. Este mismo uso lo comprobamos en Esquilo (Siete contra Tebas, 353). También se encuentran usos en un sentido derivado, indicando una falta subjetiva de importancia, utilidad o efecto que tiene una cosa, como las palabras (Od. XXII 248, “Mentor se marchó tras sus vanas palabras”), una esperanza irrealizable (Hesíodo, Trabajos y días, 498) o un pensamiento inútil (Eurípides, Hécuba, 824).

Un segundo sentido, sería aquel en el cual el vacío es el espacio que no contiene ninguna materia perceptible por medios físicos o químicos, es decir, aquel estado físico en el que todas las magnitudes que pueden ser observadas –se incluyen aquí entonces las ondas electromagnéticas- tiene un valor casi nulo. Se dice casi, porque el vacío absoluto no existe como tal en el universo12. Es esta una conceptualización que implica una serie de elucubraciones que sobrepasan la experiencia común. Desde aquella noción que se deriva de la experiencia cotidiana, la filosofía presocrática va a construir un concepto, una especie de elemento propio y con entidad real, y no ya una simple cualidad de las cosas. El adjetivo kenón se sustantiva.

Así, en Parménides, si bien no encontramos el uso de kenón, hallamos toda una elaboración del no-ser [μηδὲν], que vimos ya en la cita de Aristóteles, se equipara al término kenón, el mismo que utiliza Demócrito en el Fr. 156.

Algo similar podemos apreciar ocurre con el término medén [μηδὲν]. Lo vemos funcionar en sentido no técnico-filosófico en numerosas obras. En Homero, Il. XVIII 500; Eurípides, Hécuba 621 (“¡Cómo hemos llegado a la nada privados de nuestro orgullo de antes!”) y 843 (“haz caso, ofrece tu mano vengadora a esta anciana, aunque yo no sea nada a pesar de todo”); Sófocles,

10 Cordero, “Los atomistas y..”, op. cit., p.9.11 Guthrie, op. cit., p. 398.12 Megino Rodriguez, C; “El origen de la idea de vacío en Grecia”, en Taula, p. 314.

Page 5: Concepto de vació en Demócrito

Ayax 767, “Padre, con los dioses, incluso el que nada es, podría obtener una victoria”, Electra 1000, 1165 “acoge a la que nada es en la nada”.

Ahora bien, podemos notar que la noción no técnica de vacío, la derivada de la percepción sensible, no responde a la exigencia lógica que comporta la idea de vacío, que es la ausencia absoluta de contenido, sea cual fuere éste. En este sentido, el concepto técnico, filosófico de vacío, to kenón, nace cuando se establece de forma explícita la diferencia entre vacío y aire. Y en este punto, nos encontramos con las figuras de Anaxágoras y Empédocles. Anaxágoras intentó demostrar que el vacío no existe mediante la descripción de lo que sucede en una clepsidra, cuando ésta se sumerge en el agua tapando la abertura superior13. En cuanto a Empédocles, ya Aristóteles señaló su coincidencia con Anaxágoras en la negación del vacío14.

Como puede apreciarse entonces, en estos antecedentes ya filosóficos de Demócrito, aparece el concepto de vacío en tanto aquello que debe ser negado para sostener la afirmación de lo que es. Pero los atomistas, imprimirán un giro en esta forma de interpretar las cosas.

III.

Parménides estableció una única vía posible para el conocimiento: la de “lo que es”. Las filosofías que le siguieron, intentaron encontrar puntos de unión entre el enigmático pensamiento del Eleata y las tradicionales explicaciones de la realidad de las cosas. Encontramos dos figuras que son relevantes para nuestro punto de interés: Zenón y Meliso.

Zenon mostró con gran habilidad que toda explicación del universo concreto es imposible, ya que toda magnitud es divisible hasta el infinito (Fr. 1 DK) y que la unidad no existe (Fr. 2 DK). Meliso de Samos, en cambio emprendió una tarea difícil y condenada de antemano al fracaso: adaptar “el ser” de Parménides, a la realidad concreta –es decir, espacio-temporal- de las cosas, los “entes”. La consecuencia inmediata de asimilar “lo que es” a la realidad espacial es la siguiente: donde no hay algo espacial, no hay nada; en el vacío no hay nada, por consiguiente, el vacío no existe o “es” un no-ser (Fr.

13 Anaxágoras dedujo que era la presión del aire en los orificios inferiores de la clepsidra la que causaba la exclusión del agua, con lo que hacía patente, asimismo, que la “corporalidad” del aire, mostrada por la presión que ejerce sobre el agua, negaba la creencia popular de la oquedad de un recipiente suponía que éste estaba “vacío”. El aire, por tanto, era diferente de puro vacío, que como tal no existe. A la misma conclusión llega Anaxágoras tanto en su descripción de la respiración de los animales, como en su explicación de la inmovilidad de la tierra.14 Para Empédocles, el proceso de la respiración consiste en un movimiento de vaivén entre el aire y la sangre a través de los poros de la superficie del cuerpo. Cuando la sangre se retira de los poros, el aire entra y se produce la inspiración, y cuando el aire sale, el sujeto espira. La cuestión sobre el vacío estriba en que los orificios de entrada y de salida nunca están vacíos. Así, se verifica la distinción entre aire y vacío, siendo lo primero un elemento sutil corpóreo, y lo segundo la pura y absoluta carencia de ser, razón por la cual no puede existir. Fr. 31 B 14 DK.

Page 6: Concepto de vació en Demócrito

7,7 DK). Y como el vacío no existe, “lo que es” ocupa todo el espacio y, por consiguiente, es uno (Fr. 8,1 DK) e infinito. Y, como no hay vacío, lo que es no se mueve. Este ser-uno-inmóvil, imaginado por Meliso y atribuido por la tradición platónica a Parménides, es incapaz de dar razón de la realidad concreta; es una ficción teórica que pone en un callejón sin salida a la reflexión filosófica, según las palabras de Cordero15.

El sistema atomista se ubica en las antípodas de esta utopía estéril. Como ha sido señalado, el surgimiento del atomismo puede explicarse gracias a dos circunstancias: 1. La necesidad de superar este impasse en el que nos ubica el eleatismo si quiere darse cuenta de la multiplicidad, y 2. Las inconsecuencias de las soluciones que indicaban como principios a elementos diversos de aquello que pretendían poner en acción. Como dicen Eggers Lan y Julia en la introducción al pensamiento de Leucipo y Demócrito, “Para éstos, se trataba de superar al eleatismo pero asumiéndolo, y, según la sagaz observación de J. Burnet, ello fue posible gracias a la mediación del pitagorismo: ‘Leucipo dio a las mónadas pitagóricas los caracteres de lo Uno parmenídeo’. La respuesta fueron los átomos y el vacío”16.

IV.

En este breve recorrido, intentamos mostrar cómo, la introducción de los dos principios que fundamentan las cosas según los atomistas, conllevan una “relativización” del concepto de no-ser. En este sentido, podemos arrojar la idea de que fueron más allá del padre Parménides, pero sirviéndose de él. Situación que encontramos así también presentada en el Sofista de Platón. Y aquí todas las hipótesis sobre los celos de Platón, leídos desde su silencio17.

Sabemos que existen discusiones, dadas las inexactitudes en cuanto a datación, en cuanto a sí la teoría atomista es una respuesta al eleatismo de Meliso, o si por el contrario, fue Meliso quien respondió al planteo atomista que sentía socavaba aquello que se impuso al pensar de acuerdo a su admirado Parménides. Esos elementos nos dan el marco histórico en el que surgieron estas novedosas ideas. Y, probablemente, ese lugar “bisagra” que señalamos al inicio se pueda otorgar a Demócrito, tenga otra resonancia: la preocupación por las cuestiones ético-antropológicas que escuchamos en los numerosos fragmentos conservados, pueden acercarnos la imagen de quien deteniendo su observación y esfuerzos de pensamiento en la realidad humana, puede contar con una mayor facilidad en la capacidad de relativizar la aparente dureza de

15 Cordero, N., “Los atomistas y…”, op. cit., p. 8.16 Eggers Lan, C. y Julia, V., Los filósofos presocráticos, p.145.17 La referencia al Fr. 116 se impone: En efecto llegué a Atenas y nadie me reconoció.

Page 7: Concepto de vació en Demócrito

algunas concepciones18. Quizás, podamos entonces recordar el Fr. 34 “El hombre es un microcosmos”.

18 No es momento, este del final de este breve trabajo, de comentar las diversas lecturas en cuando a las relaciones entre los fragmentos físicos y antropológicos, pero dejamos planteada la cuestión de pensar esa relación.

Page 8: Concepto de vació en Demócrito

BIBLIOGRAFÍA

- Aristóteles, Metafísica, Introducción, traducción y notas T. Calvo Martínez, Madrid, Biblioteca Básica Gredos, 2000.

- Cordero, N; “Los atomistas y los celos de Platón”, en Méthexis XIII, 2000, p. 7-16.

- Cordero, N; Cuando la realidad palpitaba. La concepción dinámica del ser en la filosofía griega. Buenos Aires, Biblos, 2014.

- Cornavaca, R; Presocráticos Fragmentos II, Edición bilingüe, Introducción, traducción y notas R. Cornavaca. Buenos Aires, Losada, 2009.

- Eggers Lan, C. y Julia, V., Los filósofos presocráticos, Madrid, Gredos, 1981.

- Guthrie, W., Historia de la Filosofía Griega, vol. II, trad. esp. A. Medina González, Madrid, Gredos, 1984.

- Kirk, G, Raven, J., Schofield, M., Los filósofos presocráticos, trad. esp. de J. García Fernández, Madrid, Gredos, 1987.

- Lidell, H.G; Scott, R.; Greek-English Lexicon, Oxford, Clarendon Press, 1996.

- Megino Rodríguez, C, “El origen de la idea de vacío en Grecia”, en Taula, quaderns de pensament, núm. 35-36, Palma, Universitat des les Illes Balears, Departament de Filosofía, 2001.

BIBLIOGRAFÍA SECUNDARIA- Esquilo, Tragedias Completas, Introducción y notas C. Miralles, Planeta,

Madrid, 1993.- Eurípides, Tragedias I, Introducción general C. García Gual,

Introducciones, traducción y notas A. Medina González y J.A. López Férez, Biblioteca Clásica Gredos, Madrid, 2000.

- Eurípides, Tragedias II, Introducciones, traducción y notas J.L. Calvo Martínez, Madrid, Biblioteca Clásica Gredos, 2000.

- Hesíodo, Obras y Fragmentos, Introducción general A. Pérez Jiménez, traducción y notas A. Pérez Jiménez y A. Martínez Díez, Madrid, Biblioteca Clásica Gredos, 2000.

- Homero, Ilíada, Introducción, traducción y notas E. Crespo, Madrid, Biblioteca Gredos, 1982.

- Homero, Odisea, traducción M. Pabón, Madrid, Biblioteca Clásica Gredos, 1993.

- Sofocles, Tragedias, Introducciones J. Bergua Cavero, Traducción y notas A. Alamillo, Madrid, Biblioteca Clásica Gredos, 2000.

Page 9: Concepto de vació en Demócrito