con s ar am ago en lanza rote que no se ponga ni un a pied ... · pliega un mapa sobre la mesa de...

2
COMPROMETIDOS ESCRITORES EN DEFENSA DEL LITORAL Hay zonas del sur de Lanzarote que José Saramago se niega a pisar. Manuel Rivas alerta del feísmo imperante en la costa gallega. Carme Riera condenaría a los especuladores a observar sus crímenes. Y Manuel García Montero escribe: “El ladrillo en España es un animal carnívoro”. 20 EL PAÍS • TIERRA Sábado 21 de abril de 2007 Texto: ELENA SEVILLANO / Fotografía: PEDRO WALTER C erca de Yaiza, en el su- roeste de Lanzarote, hay una rotonda en la que cabría un campo de fútbol: giras y giras y nunca ter- mina. El símil es de José Sara- mago quien, arrellanado en un sillón de su luminosa biblioteca, reflexiona sobre las amenazas que cercan el patrimonio natu- ral de la isla. Lo de la rotonda de Yaiza ejemplifica ese “delirio de nuevo rico, ese ‘hay dinero, pues a gastarlo” que el Premio Nobel de Literatura ha ido constatan- do en la isla a partir de 1993, cuando trasladó su residencia a este trocito de Canarias, al mu- nicipio de Tías. A una casa con tres olivos. El escritor, de 84 años, tam- bién ha sido testigo de una espe- culación urbanística que intuye relacionada con la llegada del euro y el afloramiento de dinero ne- gro. Un escenario bien distinto al de su primera visita, en 1990: “Tranquilidad, pocos coches y ca- rreteras estrechas, pero no en mal estado, que seguían el trazado de siempre. Era un lugar con un algo todavía primitivo”. “Esto cambió rápidamente”, vuelve al presente el autor por- tugués. Para conocer esos cam- bios acudimos a Tahíche, cerca de la capital, Arrecife. A la Fun- diarios (1.790.000 al año), un ae- ropuerto con 5.500.000 pasajeros anuales, un parque automovilísti- co de 93.000 coches, una “incon- cebible” ausencia de red pública de transportes y una insuficiente gestión de recursos energéticos, agua y residuos. Lanza estos datos como en letanía y luego señala un borrón gris oscuro al sur del pla- no: Playa Blanca, “nuestra princi- pal zona de conflicto”. Un antiguo pueblo de pescadores estratégica- mente situado (es la conexión na- tural con Fuerteventura) que ha crecido mucho en poco tiempo. “Hay un capital importante que pugna por consolidar este punto costero del municipio de Yaiza como el área turística de referen- cia en Lanzarote”, agrega. TÍAS SÍ, PLAYA BLANCA NO Saramago se niega a poner un pie en Playa Blanca y propone, a cambio, un paseo por otro sur “más razonable”, entre Yaiza y Tías. Hay para elegir, con 356 kilómetros (un 42% del territo- rio) protegidos y un 20% más bajo el ala del Plan Insular de Ordenación del Territorio, que entró en vigor en 1991 para tratar de regular el empuje ur- banístico. En total, un 60% de Lanzarote se mira pero no se toca. “Escénicamente funciona; la concentración del emplaza- miento turístico en tres puntos [la citada Playa Blanca, Puerto del Carmen y costa de Teguise] ayuda a dar la impresión de que el impacto es de relativa baja intensidad”, tercia Gómez Agui- lera, que nos acompaña en este recorrido. Pero, añade, es una primera impresión falsa: “El sis- tema bipolar de la reserva y la mina no es eficiente”. Porque, se- gún su argumento, la presión de la mina termina afectando a la reserva. Y provocando desajus- dación César Manrique (lanza- roteño ilustre), que lleva desde 1992 compaginando propuestas culturales y medioambientales en la isla. Su director de activida- des, el poeta e intelectual cántabro Fernando Gómez Aguilera, des- pliega un mapa sobre la mesa de su despacho. Y habla de momen- to “de involución” para estos 845 kilómetros cuadrados Reserva de la Biosfera de la Unesco aunque sus indicadores, según se lamenta, proclamen lo contrario: 135.000 habitantes, unos 50.000 turistas

Upload: others

Post on 17-Jul-2020

1 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: CON S AR AM AGO EN LANZA ROTE Que no se ponga ni un a pied ... · pliega un mapa sobre la mesa de su despacho. Y habla de momen-to de involución para estos 845 kilómetros cuadrados

COMPROMETIDOS

ESCRITORES EN DEFENSA DEL LITORAL Hay zonas del sur de Lanzarote que José Saramago se niega a pisar. Manuel Rivas alerta del feísmo imperante en la costa gallega. Carme Riera condenaría a los especuladores a observar sus crímenes. Y Manuel García Montero escribe: “El ladrillo en España es un animal carnívoro”.

20 EL PAÍS • TIERRA Sábado 21 de abril de 2007

n Texto: ELENA SEVILLANO / Fotografía: PEDRO WALTER

Lanzarote. José Saramago en playa Quemada, entre Yaiza y Tías, una zona sobre la que se proyectó un plan urbanístico que logró frenarse.

Sábado 21 de abril de 2007 EL PAÍS • TIERRA 21

tes, ecológicos y sociales. Cargas sobre el territorio; problemas con la inmigración (los enclaves turísticos atraen mano de obra foránea); descompensación en los servicios públicos; ensanche de las arterias de comunicación; aumento del consumo energéti-co, que se ha multiplicado por tres en la última década.

“El problema es que no hemos aprendido a equilibrar la soste-nibilidad con el desarrollo”, opi-na el Nobel: “Defender a ciegas la sostenibilidad puede llevar a fundamentalismos que no bene-fician a nadie”, acota después de recordar la pobreza que encontró en su primera visita a Lanzaro-te; o el disfrute de los turistas en las aguas cristalinas del Algarve portugués mientras los pescado-res seguían viviendo en la miseria y sin poder llevar a sus hijos a la escuela. En el otro extremo se si-túa la especulación, “y ya sabemos sus consecuencias”. Como apunte optimista, “confiaría mucho en la fuerza de la ciudadanía si quisiera dejarse convencer de que no hay incompatibilidad en desarrollar económica y socialmente con un espíritu de sostenibilidad. Que no se ponga una piedra sin pre-guntar por qué, y cuáles serán las consecuencias futuras”. “Lo malo ya está hecho, no podemos pensar

en demolerlo porque llenaríamos la isla de escombros. Vamos a con-servar lo que tenemos”.

El cielo se nubla, descarga en una tormenta rápida y se despe-ja a velocidad de vértigo. Come-mos en un restaurante que mira al mar, omnipresente, recortado por acantilados que de tanto en tanto se desmigajan formando

calas de arena negra. Imperté-rrito ante el constante goteo de visitantes en sus coches alquila-dos. “Los turistas son como las abejas, que dan la miel pero pi-can”, había comentado antes Sa-ramago. La isla ofrece 65.000 camas turísticas oficiales, a las que distintas asociaciones eco-logistas suman entre 17.000 y 20.000 más que funcionan de manera ilegal. Y que, según in-forma la Fundación César Man-rique, serán 70.000 más a partir

de 2010, cuando acabe la actual moratoria de aquel Plan Insu-lar de 1991.

PROCESOS CONTRA PROMOTORESEsta fundación mantiene abier-tos 19 procesos judiciales contra promotores y ayuntamientos que presuntamente vulneran la mora-toria. En 2000 se manifestó con-tra un puerto deportivo en la zona de Playa Blanca que fi nalmente se construyó. En 2001 alertó so-bre “un macroproyecto de cinco millones de metros cuadrados con siete campos de golf, más de 20 pistas de tenis, hípica y 1.000 villas turísticas”. Asegura Gómez Aguilera que aquello se paró pero no está muerto: “Hay sobreoferta de plazas hoteleras, baja la ocupa-ción y las administraciones pre-tenden impul sar lo que llaman turismo de calidad u oferta de ocio complementaria: campos de golf, puertos deportivos y parques temáticos”. Sentencia: “Lanzarote está en peligro por la degradación de la política insular, con siete presidentes en esta legislatura”, uno de ellos condenado por co-hecho y prevaricación; “por la pe-reza del empresariado turístico y por la falta de concertación social y política”.

José Saramago alude a la “co-rrupción política y moral” que

Cerca de Yaiza, en el su-roeste de Lanzarote, hay una rotonda en la que cabría un campo de

fútbol: giras y giras y nunca ter-mina. El símil es de José Sara-mago quien, arrellanado en un sillón de su luminosa biblioteca, refl exiona sobre las amenazas que cercan el patrimonio natu-ral de la isla. Lo de la rotonda de Yaiza ejemplifi ca ese “delirio de nuevo rico, ese ‘hay dinero, pues a gastarlo” que el Premio Nobel de Literatura ha ido constatan-do en la isla a partir de 1993, cuando trasladó su residencia a este trocito de Canarias, al mu-nicipio de Tías. A una casa con tres olivos.

El escritor, de 84 años, tam-bién ha sido testigo de una espe-culación urbanística que intuye relacionada con la llegada del euro y el afloramiento de dinero ne-gro. Un escenario bien distinto al de su primera visita, en 1990: “Tranquilidad, pocos coches y ca-rreteras estrechas, pero no en mal estado, que seguían el trazado de siempre. Era un lugar con un algo todavía primitivo”.

“Esto cambió rápidamente”, vuelve al presente el autor por-tugués. Para conocer esos cam-bios acudimos a Tahíche, cerca de la capital, Arrecife. A la Fun-

diarios (1.790.000 al año), un ae-ropuerto con 5.500.000 pasajeros anuales, un parque automovilísti-co de 93.000 coches, una “incon-cebible” ausencia de red pública de transportes y una insuficiente gestión de recursos energéticos, agua y residuos. Lanza estos datos como en letanía y luego señala un borrón gris oscuro al sur del pla-no: Playa Blanca, “nuestra princi-pal zona de conflicto”. Un antiguo pueblo de pescadores estratégica-mente situado (es la conexión na-tural con Fuerteventura) que ha

crecido mucho en poco tiempo. “Hay un capital importante que pugna por consolidar este punto costero del municipio de Yaiza como el área turística de referen-cia en Lanzarote”, agrega.

TÍAS SÍ, PLAYA BLANCA NOSaramago se niega a poner un pie en Playa Blanca y propone, a cambio, un paseo por otro sur “más razonable”, entre Yaiza y Tías. Hay para elegir, con 356 kilómetros (un 42% del territo-rio) protegidos y un 20% más bajo el ala del Plan Insular de Ordenación del Territorio, que entró en vigor en 1991 para tratar de regular el empuje ur-banístico. En total, un 60% de Lanzarote se mira pero no se toca. “Escénicamente funciona; la concentración del emplaza-miento turístico en tres puntos [la citada Playa Blanca, Puerto del Carmen y costa de Teguise] ayuda a dar la impresión de que el impacto es de relativa baja intensidad”, tercia Gómez Agui-lera, que nos acompaña en este recorrido. Pero, añade, es una primera impresión falsa: “El sis-tema bipolar de la reserva y la mina no es efi ciente”. Porque, se-gún su argumento, la presión de la mina termina afectando a la reserva. Y provocando desajus-

dación César Manrique (lanza-roteño ilustre), que lleva desde 1992 compaginando propuestas culturales y medioambientales en la isla. Su director de activida-des, el poeta e intelectual cántabro Fernando Gómez Aguilera, des-pliega un mapa sobre la mesa de su despacho. Y habla de momen-to “de involución” para estos 845 kilómetros cuadrados Reserva de la Biosfera de la Unesco aunque sus indicadores, según se lamenta, proclamen lo contrario: 135.000 habitantes, unos 50.000 turistas

asoma tras el desmán urbanísti-co. “¿Sabía que hubo un proyecto para construir en Timanfaya?”, pregunta. Y prosigue: “Canarias todavía vive en un sistema antiguo con dos inventos fundamentales, el cacique y el cliente”. “El pro-blema está en la facilidad con la que el ser humano se corrompe; le pones dinero, un coche y esa per-sona que parecía capaz de resis-tir a todos los asaltos e intentos, se convierte, de repente, en otra”. Por eso, enfatiza, es tan importan-te la figura de César Manrique y su lucha por proteger los valores medioambientales de su tierra.

Dice Gómez Aguilera que, de alguna manera, el Nobel portu-gués ha tomado el relevo. “Al prin-cipio alternamos entre Lisboa y Lanzarote. Pero ahora he traído aquí todos mis libros. Y, ¿en qué estás pensando cuando decides trasladar tu biblioteca a un sitio? La casa era ésta, estaba claro”, re-conoce Saramago. Y pelea por ella. “¿Mi zona preferida? Unos cam-pos de lava entre Yaiza y Timanfa-ya. El silencio, el viento, rodeado de la oscuridad de los materiales, de la piedra. La sombra de una nube pasando sobre la montaña. No he ido muchas veces, porque así es mejor: por repetición deja-mos de ver lo que antes nos pare-cía maravilloso”.

“Lo malo ya está hecho. Ahora hay que conservar lo que tenemos”

Que no se ponga ni una piedramás sin preguntar por qué”

CON SARAMAGO EN LANZAROTE

Page 2: CON S AR AM AGO EN LANZA ROTE Que no se ponga ni un a pied ... · pliega un mapa sobre la mesa de su despacho. Y habla de momen-to de involución para estos 845 kilómetros cuadrados

COMPROMETIDOS

ESCRITORES EN DEFENSA DEL LITORAL Hay zonas del sur de Lanzarote que José Saramago se niega a pisar. Manuel Rivas alerta del feísmo imperante en la costa gallega. Carme Riera condenaría a los especuladores a observar sus crímenes. Y Manuel García Montero escribe: “El ladrillo en España es un animal carnívoro”.

20 EL PAÍS • TIERRA Sábado 21 de abril de 2007

n Texto: ELENA SEVILLANO / Fotografía: PEDRO WALTER

Lanzarote. José Saramago en playa Quemada, entre Yaiza y Tías, una zona sobre la que se proyectó un plan urbanístico que logró frenarse.

Sábado 21 de abril de 2007 EL PAÍS • TIERRA 21

tes, ecológicos y sociales. Cargas sobre el territorio; problemas con la inmigración (los enclaves turísticos atraen mano de obra foránea); descompensación en los servicios públicos; ensanche de las arterias de comunicación; aumento del consumo energéti-co, que se ha multiplicado por tres en la última década.

“El problema es que no hemos aprendido a equilibrar la soste-nibilidad con el desarrollo”, opi-na el Nobel: “Defender a ciegas la sostenibilidad puede llevar a fundamentalismos que no bene-fician a nadie”, acota después de recordar la pobreza que encontró en su primera visita a Lanzaro-te; o el disfrute de los turistas en las aguas cristalinas del Algarve portugués mientras los pescado-res seguían viviendo en la miseria y sin poder llevar a sus hijos a la escuela. En el otro extremo se si-túa la especulación, “y ya sabemos sus consecuencias”. Como apunte optimista, “confiaría mucho en la fuerza de la ciudadanía si quisiera dejarse convencer de que no hay incompatibilidad en desarrollar económica y socialmente con un espíritu de sostenibilidad. Que no se ponga una piedra sin pre-guntar por qué, y cuáles serán las consecuencias futuras”. “Lo malo ya está hecho, no podemos pensar

en demolerlo porque llenaríamos la isla de escombros. Vamos a con-servar lo que tenemos”.

El cielo se nubla, descarga en una tormenta rápida y se despe-ja a velocidad de vértigo. Come-mos en un restaurante que mira al mar, omnipresente, recortado por acantilados que de tanto en tanto se desmigajan formando

calas de arena negra. Imperté-rrito ante el constante goteo de visitantes en sus coches alquila-dos. “Los turistas son como las abejas, que dan la miel pero pi-can”, había comentado antes Sa-ramago. La isla ofrece 65.000 camas turísticas oficiales, a las que distintas asociaciones eco-logistas suman entre 17.000 y 20.000 más que funcionan de manera ilegal. Y que, según in-forma la Fundación César Man-rique, serán 70.000 más a partir

de 2010, cuando acabe la actual moratoria de aquel Plan Insu-lar de 1991.

PROCESOS CONTRA PROMOTORESEsta fundación mantiene abier-tos 19 procesos judiciales contra promotores y ayuntamientos que presuntamente vulneran la mora-toria. En 2000 se manifestó con-tra un puerto deportivo en la zona de Playa Blanca que fi nalmente se construyó. En 2001 alertó so-bre “un macroproyecto de cinco millones de metros cuadrados con siete campos de golf, más de 20 pistas de tenis, hípica y 1.000 villas turísticas”. Asegura Gómez Aguilera que aquello se paró pero no está muerto: “Hay sobreoferta de plazas hoteleras, baja la ocupa-ción y las administraciones pre-tenden impul sar lo que llaman turismo de calidad u oferta de ocio complementaria: campos de golf, puertos deportivos y parques temáticos”. Sentencia: “Lanzarote está en peligro por la degradación de la política insular, con siete presidentes en esta legislatura”, uno de ellos condenado por co-hecho y prevaricación; “por la pe-reza del empresariado turístico y por la falta de concertación social y política”.

José Saramago alude a la “co-rrupción política y moral” que

Cerca de Yaiza, en el su-roeste de Lanzarote, hay una rotonda en la que cabría un campo de

fútbol: giras y giras y nunca ter-mina. El símil es de José Sara-mago quien, arrellanado en un sillón de su luminosa biblioteca, refl exiona sobre las amenazas que cercan el patrimonio natu-ral de la isla. Lo de la rotonda de Yaiza ejemplifi ca ese “delirio de nuevo rico, ese ‘hay dinero, pues a gastarlo” que el Premio Nobel de Literatura ha ido constatan-do en la isla a partir de 1993, cuando trasladó su residencia a este trocito de Canarias, al mu-nicipio de Tías. A una casa con tres olivos.

El escritor, de 84 años, tam-bién ha sido testigo de una espe-culación urbanística que intuye relacionada con la llegada del euro y el afloramiento de dinero ne-gro. Un escenario bien distinto al de su primera visita, en 1990: “Tranquilidad, pocos coches y ca-rreteras estrechas, pero no en mal estado, que seguían el trazado de siempre. Era un lugar con un algo todavía primitivo”.

“Esto cambió rápidamente”, vuelve al presente el autor por-tugués. Para conocer esos cam-bios acudimos a Tahíche, cerca de la capital, Arrecife. A la Fun-

diarios (1.790.000 al año), un ae-ropuerto con 5.500.000 pasajeros anuales, un parque automovilísti-co de 93.000 coches, una “incon-cebible” ausencia de red pública de transportes y una insuficiente gestión de recursos energéticos, agua y residuos. Lanza estos datos como en letanía y luego señala un borrón gris oscuro al sur del pla-no: Playa Blanca, “nuestra princi-pal zona de conflicto”. Un antiguo pueblo de pescadores estratégica-mente situado (es la conexión na-tural con Fuerteventura) que ha

crecido mucho en poco tiempo. “Hay un capital importante que pugna por consolidar este punto costero del municipio de Yaiza como el área turística de referen-cia en Lanzarote”, agrega.

TÍAS SÍ, PLAYA BLANCA NOSaramago se niega a poner un pie en Playa Blanca y propone, a cambio, un paseo por otro sur “más razonable”, entre Yaiza y Tías. Hay para elegir, con 356 kilómetros (un 42% del territo-rio) protegidos y un 20% más bajo el ala del Plan Insular de Ordenación del Territorio, que entró en vigor en 1991 para tratar de regular el empuje ur-banístico. En total, un 60% de Lanzarote se mira pero no se toca. “Escénicamente funciona; la concentración del emplaza-miento turístico en tres puntos [la citada Playa Blanca, Puerto del Carmen y costa de Teguise] ayuda a dar la impresión de que el impacto es de relativa baja intensidad”, tercia Gómez Agui-lera, que nos acompaña en este recorrido. Pero, añade, es una primera impresión falsa: “El sis-tema bipolar de la reserva y la mina no es efi ciente”. Porque, se-gún su argumento, la presión de la mina termina afectando a la reserva. Y provocando desajus-

dación César Manrique (lanza-roteño ilustre), que lleva desde 1992 compaginando propuestas culturales y medioambientales en la isla. Su director de activida-des, el poeta e intelectual cántabro Fernando Gómez Aguilera, des-pliega un mapa sobre la mesa de su despacho. Y habla de momen-to “de involución” para estos 845 kilómetros cuadrados Reserva de la Biosfera de la Unesco aunque sus indicadores, según se lamenta, proclamen lo contrario: 135.000 habitantes, unos 50.000 turistas

asoma tras el desmán urbanísti-co. “¿Sabía que hubo un proyecto para construir en Timanfaya?”, pregunta. Y prosigue: “Canarias todavía vive en un sistema antiguo con dos inventos fundamentales, el cacique y el cliente”. “El pro-blema está en la facilidad con la que el ser humano se corrompe; le pones dinero, un coche y esa per-sona que parecía capaz de resis-tir a todos los asaltos e intentos, se convierte, de repente, en otra”. Por eso, enfatiza, es tan importan-te la figura de César Manrique y su lucha por proteger los valores medioambientales de su tierra.

Dice Gómez Aguilera que, de alguna manera, el Nobel portu-gués ha tomado el relevo. “Al prin-cipio alternamos entre Lisboa y Lanzarote. Pero ahora he traído aquí todos mis libros. Y, ¿en qué estás pensando cuando decides trasladar tu biblioteca a un sitio? La casa era ésta, estaba claro”, re-conoce Saramago. Y pelea por ella. “¿Mi zona preferida? Unos cam-pos de lava entre Yaiza y Timanfa-ya. El silencio, el viento, rodeado de la oscuridad de los materiales, de la piedra. La sombra de una nube pasando sobre la montaña. No he ido muchas veces, porque así es mejor: por repetición deja-mos de ver lo que antes nos pare-cía maravilloso”.

“Lo malo ya está hecho. Ahora hay que conservar lo que tenemos”

Que no se ponga ni una piedramás sin preguntar por qué”

CON SARAMAGO EN LANZAROTE