comunicacion y poder 18

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    COMUNICACION

    y

    PODER

    Para quienes venimos colaborando en el Comit de Redaccin de Da-logos, FELAFACS es producto de la participacin de 1)

    profesores, investigadores y estudiantes de nuestras Escuelas y Facultades de Comunicacin Social. Es por esto que nos sentimosmuy comprometidos debido a la enorme cantidad de cartas con aportes y felicitaciones que hemos recibido durante la circulacin

    de nuestro anterior nmero, que como nuestros lectores deben recordar dedicamos especialmente al tema de Comunicacin y

    Cultura. Al irrumpir nuevamente con la edicin de esta Revista No. 18, DIA-LOGOS se reafirma en la conviccin de promover un

    lugar de encuentro para la reflexin sobre la comunicacin en Amrica Latina. Es as como nuestra aparente heterogeneidad se

    funde en razn de problemas y demandas que urgen desde la necesidad del cambio y el desarrollo. La crtica de las operaciones del

    Poder y su realizacin en los procesos de comunicacin es el eje de este conjunto de ensayos que en su diversidad concuerdan en

    una sola actitud. Desde diferentes perspectivas y matrices, sean el anlisis de procesos de produccin, el estudio sociocultural, la

    economa poltica, la evaluacin tecnolgica o el anlisis crtico, la pregunta es la misma: Cmo opera el Poder? Nuestros

    colaboradores proponen aproximaciones de una calidad metodolgica que trasciende la denuncia de la dominacin para develar el

    Poder que se instala en la prctica simblica, en la complicidad desde el imaginario, en los procesos (de socializacin e

    interaccin cotidiana o en la estructura de los sistemas de produccin. El poder se construye a travs de la radio y la telenovela,

    los nuevos mitos y la informatizacin, est en el discurso poltico y dentro de nosotros mismos, es el texto y los actores, la

    objetividad y e1 sueo.

    El Comit de Redaccin

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    ALGO MAS SOBRE LOS ORGENES DE TELEVISIN LATINOAMERICANA

    Ftima Fernndez

    Un acercamiento histrico social a la incorporacin de la televisin en Amrica Latina necesariamente concluir que nos

    encontramos ante uno de los procesos de penetracin transnacional ms importante de ste siglo.

    Ftima Fernndez narra la historia de presiones polticas e intereses econmicos que llevan a constituir las redes privadas de

    radiodifusin en nuestros pases. Demuestra que los aislados Estados Nacionales se enfrentaron a un esfuerzo orgnico de las

    grandes networks norteamericanas, donde ya exista conciencia respecto a la funcin poltica de los media mucho antes que los

    gobiernos latinoamericanos se lo plantearan.

    La penetracin dependi del grado de industrializacin de los pases y de la peculiaridad de las formas de gobierno. Estas

    variables son pertinentes aun para los nuevos estadios del colonialismo cultural. Ftima Fernndez se pregunta sobre las

    proyecciones del capital norteamericano en los servicios de PANAMSAT.

    Estamos completamente de acuerdo con los autores que sostienen que lleg la hora de abandonar las historiografas sobre los mediosde difusin para pasar a analizar la historia social de la comunicacin en Amrica Latina. Es enormemente importante conocer quhacen los pobladores de nuestros pases con los mensajes que reciben, cmo los procesan, los usan, los transforman y eventualmentecmo generan sus propios discursos y prcticas comunicacionales.

    Hay, sin embargo, algunas cuestiones que ahora, a finales de los aos ochenta, no pueden ser cabalmente comprendidas ms quedesempolvando los registros de las primeras dcadas de la radio y la televisin latinoamericanas, Son cuestiones que si bien incidendirectamente en los medios de difusin, tambin son importantes para comprender algunos aspectos poco visibles de las mediacionesde los mismos. Nos referimos a decisiones polticas que slo se explican si tenemos presente que detrs de la industria de televisinlatinoamericana estuvo, durante varias dcadas, una slida organizacin poltica cuyos vestigios antiestatales podran damos luzsobre acontecimientos recientes. Pensamos, por ejemplo, en una noticia que desde los primeros meses de 1986 apareci en diversaspublicaciones peridicas y que un ao despus no ha sido explicada satisfactoriamente. Me refiero a aqulla nota de circulacininternacional que daba cuenta de la entrada de Per al sistema de satlites Panamsat. (1) (*) Este sistema privado es un proyecto dela empresa Pan American Satellites Corporation, propiedad de la familia Azcrraga, la cual instal en Mxico las primeras cadenas

    de radio y televisin (2). Desde el 27 de abril de 1987 esta empresa forma parte de Univisa Satellite Communications, corporacinque preside John Gavin, ex-embajador de Estados Unidos en Mxico y ahora accionista central del consorcio de Azcrraga Milmo.Para quienes hemos seguido de cerca la trayectoria de Televisa en Mxico y de Univisa en Estados Unidos (ambas del grupoAzcrraga vinculado a la Cadena Panamericana de los Delgado Parker en Per), la reorganizacin de estos consorcios rebasa conmucho el mbito de los medios de comunicacin social y se inscribe en un terreno estratgico para las relacionesde Estados Unidoscon Amrica Latina.

    Qu significa que un conspicuo representante del grupo Reagan, como lo es John Gavin, se encargue de la coordinacin de lossatlites de comunicacin de una cadena de televisin hispanoamericana?

    Las preguntas y las hiptesis se multiplican. Creemos, por lo pronto que fue la mano de Gavin lo que decidi que Reagan emitiera, el28 de noviembre de 1984, una determinacin presidencial para autorizar la operacin del sistema de satlites Panamsat en posicin

    orbital norteamericana, pese a las protestas de Intelsat y Comsat. Esta ltima empresa ejerce la gerencia de Intelsat, organismointernacional en el que participan ms de cien pases a travs de sus gobiernos. En esta hora de privatizaciones aceleradas, la cpuladel poder norteamericano prefiere beneficiar a capitales como el de Azcrraga, en vez de negociar con organismos gubernamentalesque por su naturaleza estn sujetos a las exigencias de los servicios pblicos de telecomunicaciones. La privatizacin de estosservicios no puede analizarse desde la ptica de un slo pas sino desde un ngulo hemisfrico, sin perderle la pista a los proyectosnacionales y regionales que se esfuerzan por mantener la capacidad de decidir sobre los servicios de telecomunicaciones. En estesentido es necesario preguntarnos qu ocurri con el proyecto regional de satlites llamado "Condor", el cual se inici por sugerenciade Colombia, bajo la presidencia de Belisario Betancur y fue impulsado tambin durante los primeros meses del liberal VirgilioBarco (3).

    Muchas son las interrogantes que surgen en tomo a los nuevos proyectos satelitales para Amrica Latina. Enormes son los vacos deinformacin y la falta de relacin entre los investigadores que quisiramos armar un diagnstico regional con base en informacionesprecisas y sobre todo a partir de una discusin terica en la que puedan inscribirse los fenmenos que van surgiendo. En lo personal

    no puedo enunciar siquiera una hiptesis sobre las razones que tuvo el gobierno de Alan Garca para asociarse a un proyectoaparentemente contrario a los intereses de Per. Ojal pudiramos unir esfuerzos para esclarecer situaciones como sta.

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    Por lo pronto, el hecho mencionado me llev a revisar la organizacin poltica de los empresarios privados de radiodifusin enAmrica Latina durante los aos cuarenta, poca en la que deciden entrar a la televisin y operar en ella con las mismas bases queles haban servido para mantener a la radio como un prspero negocio fuera de la jurisdiccin de los estados nacionales.

    A este ensayo que intenta mostrar los nexos y similitudes entre las empresas de radio y televisin latinoamericanas de los aoscuarenta, habra que agregar todas aquellas diferencias y particularidades propias de cada pas y de cada cultura de la regin,mismas que ya han sido analizadas por numerosos investigadores latinoamericanos.

    Si pongo el nfasis en la privatizacin que se dio hace ms de cuarenta aos y en la relacin con los capitales norteamericanos esporque ahora, a finales de siglo, vuelve a hacerse presente el mismo fenmeno con una nueva tecnologa: los satlites, que comobien sabemos son a su vez una tecnologa tambin de guerra.

    Con esta preocupacin en mente, propongo aqu recordar un aspecto muy concreto de la historia de la televisin en nuestros pases:el de la organizacin poltica del capital privado de la industria de radio y televisin de la primera mitad del siglo. Paso, pues arecordar aquello de la adopcin del modelo comercial en nuestra regin.

    AMRICA LATINA Y LA ADOPCIN DEL MODELO DE TELEVISIN COMERCIAL

    En 1950 surge la televisin en AmricaLatina. En los tres pases pioneros: Mxico, Brasil y Cuba se adopta el modelo comercialnorteamericano. En los tres pases se hace presente alguna de las tres cadenas televisivas estadounidenses. En los tres surge bajo lasupervisin del Estado ms no bajo su control.

    No obstante que Amrica Latina es una excepcin en los sistemas de televisin mundial, dada su comercializacin y privatizacingeneralizada, no en todos los pases opera bajo los mismos principios. Hay diferencias importantes de una nacin a otra. Diferenciasnotables segn el grado de industrializacin, segn el momento en que se produjo la consolidacin del sistema poltico y segn lascaractersticas que va adquiriendo el Estado en cada pas. Dejamos para ms tarde las especificidades nacionales en el uso de la tele-visin, para analizar primero el comn denominador: la adopcin del sistema comercial de libre empresa imperante en los EstadosUnidos. Caracterstica que en algunos pases ser permanente y predominante y en otros no. Este sistema comercial alimentado porlos consorcios que tienen acceso a las altas tarifas publicitarias para venta de tiempo de emisin, fue, en las tres primeras dcadas de

    la televisin, marcadamente minoritario en el mundo. Constituy un modelo privado de las necesidades de expansin delcapitalismo norteamericano de la postguerra. Es el modelo que Estados Unidos pudo imponer abierta y directamente en AmricaLatina.

    Antes de la aparicin de la televisin, en los aos treinta operaba en Amrica Latina el modelo radiofnico norteamericano basadoen una programacin musical e informativa financiada por anuncios comerciales. La radio, utilizada en gran escala durante la pri-mera guerra mundial, fue explotada comercialmente al terminar la conflagracin e introducida bajo el mismo modelo en las reas deinfluencia de los Estados Unidos. Con ello las corporaciones del ramo elctrico y electrnico contribuyeron en la satisfaccin de dosnecesidades bsicas del momento: la creacin de nuevos mercados que absorbieran la produccin de bienes de consumo y lareduccin del ciclo de circulacin del capital. El modelo radiofnico norteamericano result un mecanismo idneo: al instalarse enmercados nuevos como el latinoamericano, el capital norteamericano tena nuevas salidas para la produccin de mayor cantidad demercanca; y a travs de la publicidad estaba garantizada su circulacin en el mercado y su consumo. De este modo, el capital

    circulaba ms rpido, lo cual aceleraba su re produccin.Existen mltiples testimonios de las necesidades expansivas del capital norteamericano durante la primera guerra mundial,acontecimiento que acelera la integracin de la industria radiofnica. Uno de ellos -significativo por venir de un representante delcapital Morgan- estableca en 1915 que para que los Estados Unidos se convirtiera en centro monetario, reemplazando a la GranBretaa, deba transformarse en centro comercial del mundo y para ello era indispensable el establecimiento de nuevos mercados (4).

    Durante la segunda guerra mundial Amrica Latina cuenta en todos los pases con cadenas radiofnicas afiliadas a las dosprincipales corporaciones radiales norteamericanas: NBC y CBS (5). Poco tiempo antes de la consolidacin comercial de la televi-sin, surgen evidencias de la importancia de estos medios informativos para la dinmica del capitalismo en Estados Unidos:

    "De la eficacia de las comunicaciones internacionales controladas por el pas, al igual que la expansin britnica en el pasado,depende el destino de nuestro pas, como centro del pensamiento y del comercio mundiales... Gran Bretaa nos proporciona unejemplo inigualable de lo que significa un sistema de comunicaciones para una gran nacin situada a lo largo y a lo ancho del

    globo". (6)

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    Si los proyectos expansionistas de los Estados Unidos tuvieron una rpida instrumentacin en Amrica Latina, fue porque lascondiciones internas de nuestros pases lo permitieron, y porque la proximidad fsica de dos de sus agentes difusores lo facilit.Mxico y Cuba como vecinos prximos jugaron un papel principal en la expansin del modelo norteamericano de radiodifusincomo veremos ms adelante.

    En el terreno de los medios de difusin masiva y en especial en lo que se refiere a radio y televisin, Amrica Latina es reflejo vivode lo que sucede en los Estados Unidos. Esto no ocurre en el resto del mundo, ni an en pases capitalistas dependientes. Puededecirse que en el resto del tercer mundo el modelo europeo de televisin pblica, asiticos, o africanos qued como una herencia msde las potencias coloniales del viejo continente.

    Pasquali seala que los servicios regulares de televisin pueden agruparse en tres categoras: "1 Los que poseen un servicio pblicode televisin (monopolio de Estado o en concesin a corporaciones pblicas). 2 Los de servicio mixto. 3 Los de libre empresa" (7).Dentro de la segunda categora nicamente coloca, a los de rgimen autnticamente mixtos vigentes en slo diez pases: Canad, Ja-maica, Trinidad, Hong Kong, Japn, Tailandia, Finlandia, Portugal e Inglaterra. Excluye a los pases que manifiestan tener unrgimen mixto, cuando en realidad poseen un monopolio privado a la sombra del cual ha surgido tmidamente uno o dos canalesgubernamentales cuya programacin y forma de financiamiento no se diferencia en nada a la televisin privada. Son los casos deVenezuela y Mxico. Las estadsticas (8) sobre la distribucin de los sistemas de televisin en el mundo son elocuentes:

    SERVICIOPBLICO DE TELEVISIN POR REGIONES

    Africa 92.8 %, Europa 77.4 %, Asia 71.4 %, Oceana 71.4 %, Caribe 34.6 %, Amrica del Norte25.0 %, Amrica Latina 15.0 %.Como puede apreciarse, la forma de servicio pblico que implica la subordinacin de la programacin a los requerimientosmercantiles de los anunciantes, es prcticamente inexistente en Amrica Latina. Menos utilizada an es la modalidad de pago delicencias dentro de este tipo de servicio.

    SERVICIO PBLICO DE TELEVISIN MEDIANTE PAGO DE LICENCIAS AL ESTADO O A UNA CORPORACINPBLICA

    Europa 83.3 %, frica 42.5 %, Asia 32.5 %, Caribe 19.2 %, Oceana 15.2 %, Amrica Latina 10.0 %, Amrica del Norte 0%.

    Por qu Amrica Latina adopta el modelo comercial norteamericano y no el estatal europeo?En primer lugar, porque en los momentos de formacin de las cadenas radiofnicas en Amrica latina el capital europeo haba sidodesplazado por el norteamericano. El primero se mantuvo despus de la primera guerra mundial en un plano secundario. Esto ex-plica la fugacidad de la experiencia francesa de la radiodifusin mexicana: en 1923 se funda la estacin JH, posteriormente llamadaCYB y despus XEB, con capital francs representado en Mxico por la Societ Finanire pour lindustrie au Mexique que en losaos treinta lleg a controlar veinte estaciones de radio distribuidas en toda la repblica. Al iniciarse la dcada de los cuarenta sereducen a siete, y posteriormente cambian de dueo.

    A partir de 1930 se inicia la proliferacin de estaciones radiofnicas para dar lugar a las dos grandes cadenas "mexicanas": la XEW,respaldada por la NBC, y la XEQ, respaldadapor la CBS (9). La segunda razn por la que el modelo europeo no prospera, se debe aque Amrica Latina se convierte en una importante rea de influencia de los Estados Unidos a partir de la consolidacin del

    capitalismo monoplico. Su riqueza en materias primas y la proximidad de sus mercados, aunada a las condiciones internas quepermitieron la penetracin del capital norteamericano, haca inevitable la presencia de corporaciones electrnicas que para finales dela dcada de los veinte monopolizaban la naciente industria radiofnica.

    La aparicin de la radiodifusin en Amrica Latina seala claramente la inevitable injerencia del capital estadounidense. El caso deMxico adems de ser ilustrador es insoslayable, puesto que desde este pas se hizo la vinculacin de las cadenas norteamericanascon once pases latinoamericanos.

    En 1922 el gobierno de Estados Unidos haba concedido 254 permisos para la operacin de estaciones radiofnicas comerciales,mientras en Mxico existan apenas tres estaciones experimentales. Dos aos ms tarde, el gobierno del general Obregn firmmediante los "Tratados de Bucareli" la reconciliacin con los inversionistas norteamericanos afectados por la Constitucin de 1917.Sin embargo, este mismo documento seala en la fraccin VI de su artculo 42 que el espacio situado sobre territorio mexicano espropiedad de la nacin, por lo que la Ley de Comunicaciones Elctricas promulgada en 1926 prohibi el otorgamiento de concesio-

    nes a extranjeros. Esto puso en dificultades a las corporaciones norteamericanas ya instaladas en Mxico, pero dedicadas nicamentea la venta de discos y fongrafos.

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    Desde ese momento la RCA y su filial radiofnica y televisiva la NBC y las dems empresas del ramo, saban que para entrar aAmrica Latina deba respetar las reglas del juego establecidas por los Estados nacionales: participacin en la infraestructura y en elcontenido pero no en el control directo de las empresas, ya que ste corresponde slo a las burguesas criollas. En Mxico se encontruna solucin fcil: el representante de los intereses de la NBC y de la CBS sera un empleado de la RCA en Mxico: Azcrraga

    Vidaurreta, quien trabaja en The Mexico Musico Co. (empresa accionista mayoritaria de la XEW radio, segn consta en el RegistroPblico de la Propiedad de la Ciudad de Mxico). Este personaje reuna adems otras dos ventajas: conoca el negocio de la radio,puesto que su hermano Ral tena una emisora experimental y, adems estaba casado con una hija del ingls Patricio Milmo,prspero industrial radicado en el norte y accionista de Compaa Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, vinculada a la estacinXEH, pionera en la Ciudad de Monterrey (10).

    El desarrollo de la televisin no puede separarse del de la radio, entre otras razones porque son las mismas corporacioneselectrnicas las que controlan uno y otro medio y porque en la mayora de los pases latinoamericanos son los mismos gruposindustriales, comerciales o financieros quienes obtienen tanto las concesiones para la explotacin de la radio como para la televisin.

    CONDICIONES INTERNAS QUE PERMITEN LA INSTAURACIN DEL MODELO DE TELEVISIN NORTEAMERICANOEN AMRICA LATINA

    Nos preguntamos anteriormente por qu Amrica Latina adopta el modelo norteamericano de televisin y no el europeo. Creemosque los trminos de la pregunta son correctos. Es preciso hablar de adopcin y no de imposicin. Esto ltimo ha quedado descartadocon los viejos estudios sobre la teora de la dependencia elaborados en la dcada de los setenta. Anteriormente se culpaba a los pasesimperiales del subdesarrollo de Amrica Latina. Hoy, si bien se considera obvio que la economa capitalista tiende a lainternacionalizacin creciente, se atiende relevantemente a las condiciones particulares de las clases antagnicas en cada uno de lospases latinoamericanos para analizar su grado de condicionamiento particular a las necesidades del capitalismo mundial y susposibilidades de la liberacin. De no tomar en cuenta las condiciones internas y la dinmica propia de los pases latinoamericanos,tendramos que concluir que nuestros pueblos se hallaran condenados por mucho ms tiempo a padecer la misma televisin desiempre.

    La historia reciente de este medio de difusin seala que en momentos de madurez y poltica se han abierto alternativas de expresincolectiva con un sentido muy distinto al imperante. En la primera mitad de este siglo, la adecuacin del proyecto nacional al de los

    pases avanzados y la subordinacin de la burguesa criolla a las necesidades expansivas del capital transnacional se hicieron visiblescon toda claridad en los orgenes de la industria de radio y televisin. Amrica Latina se vincul estrechamente a la economanorteamericana afiliando sus estaciones radiofnicas a las cadenas estadounidenses y constituyendo junto con ellas un grupo depresin internacional, a travs de un organismo slidamente cohesionado. La afiliacin se hizo a travs de las cadenas radialesnacionales que agrupan a las emisoras que iban surgiendo, y que se fueron organizando en un organismo vinculado a losradiodifusores norteamericanos: la Asociacin Interamericana de Radiodifusin (AIR).

    Para el ao de 1945 las principales estaciones radiofnicas de todos los pases latinoamericanos se encontraban afiliadas a laNational Broadcasting Corporation o a la Columbia Broadcasting System (11). En muchos casos no slo se di la afiliacin paraefectos de programacin, publicidad y tecnologa, sino que las cadenas norteamericanas fungen como accionistas de las cadenaslatinoamericanas. Tal es el caso de la Cadena XEW de Mxico en la que Mxico Musico Co., propiedad de la RCA, aparece comodepositaria de 3,500 de las 4,000 acciones que constituyen el capital social de la emisora, representado en 1931 por 320,000 pesos

    oro nacional.El ao 1946 es de suma importancia en la historia de la radio y la televisin latinoamericana por dos razones. La primera, en elPrimer Congreso de Radioemisoras de las Amricas celebrado en Mxico, en el que participan radiodifusores de todos los paseslatinoamericanos y de Estados Unidos y Canad, los delegados acuerdan centralizar sus esfuerzos para instalar emisoras de televisiny suspender la instalacin de nuevas estaciones de radio. En Mxico, Brasil y Cuba esto sera factible poco despus del mencionadoCongreso. En otros pases fue un intento frustrado de los concesionarios que monopolizaban la radio, originado por razones diversas,unas de tipo poltico como en el caso de Argentina y otras debido al precario estado de industrializacin de algunos pases, como loscentroamericanos.

    La segunda razn es que en 1946 sobreviene la fundacin de la Asociacin Interamericana de Radiodifusin (AIR), organismoimpulsadopor dos representantes latinoamericanos del capital RCA-NBC y CBS: Emilio Azcrraga Vidaurreta y Goar Mestre, res-pectivamente. El capital NBC entra en Amrica Latina va Mxico a travs de Azcrraga y el capital CBS lo hace va Cuba a travsde Mestre aunque ambos capitales operan conjuntamente luego en los dos pases. En el caso de Mxico, NBC entra en 1930 y CBS

    en 108. En los dos pases la televisin se inaugura en 1950. Sus fundadores e impulsadores sern las cabezas visibles de la AIR.Mestre como su primer presidente, Azcrraga como el segundo y a la vez como agente organizador de los radiodifusores privados en

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    once pases. La presencia directiva de los industriales norteamericanos en la AIR es tan evidente como en su organizacin gemela: laSIP (Sociedad Interamericana de Prensa). Esta ltima fue fundada dos aos despus de la AIR, en Nueva York, para agrupar a losprincipales propietarios de diarios norteamericanos y latinoamericanos. Al igual que en la NBC y la CBS cuenta con el respaldo delcapital Rockefeller. La AIR y la SIP trabajan en estrecha vinculacin y se oponen a cualquier intento de participacin estatal en lasreas de difusin masiva por ellos controlada. Esto se encuentra estipulado en la Doctrina de Panam", acuerdo firmado por ambas

    sociedades para unificar sus actividades. Como un ejemplo de las actividades que desarrollan juntas, cabe citar su oposicin a laConferencia Intergubernamental sobre Polticas de Comunicacin en Amrica Latina y el Caribe convocada por la UNESCO ycelebrada en San Jos, Costa Rica del 12 al 21 de julio de 1976.

    "La AIR y la SIP identificadas en todo cuando representa su lucha comn por mantener sin tachas la libertad de expresin delpensamiento, llaman la atencin a los gobiernos invitados a esta conferencia, hacia el hecho de que los propsitos quedeterminaron su convocatoria son contrarios a los principios bsicos de la carta constitutiva de la UNESCO y a los de lasconstituciones americanas, entre cuyos fines est claramente definido el derecho a la libre informacin y opinin. Enconsecuencia, la AIR y la SIP han concertado un acuerdo para combatir cualquier tipo de iniciativa o resolucin que conduzca alestablecimiento por parte de gobiernos, o quien sea, de polticas tendientes a la intervencin de los Estados en el campo de lacomunicacin. social". (12)

    El comunicado aparece firmado por el brasileo Jos de Almeida Castro, presidente de AIR y el norteamericano Raymond E. Dix,presidente de la SIP. La AIR cumpli eficientemente su papel de impulsor de grupos de presin privados en el interior de los EstadosNacionales, durante sus primeros treinta aos de vida. Es decir, de 1946 a 1976, lapso en que comenz a recoger lo sembrado sinnecesidad de hacerse presente. En cada uno de los pases de Amrica Latina es ms visible y recordada la actuacin del organismolocal miembro de la AIR que este organismo -madre. En Mxico, por ejemplo, es ms fuerte la imagen de la Cmara Nacional de laIndustria de Radio y Televisin que la de AIR. El Primer presidente de la Cmara mexicana fue, Azcrraga Vidaurreta, anfitrin delos radiodifusores latinoamericanos, en el Congreso de fundacin de AIR.

    "Por muchos aos, asociaciones de radioemisoras se haban organizado en muchos pases del hemisferio occidental, pero esasasociaciones no tenan as un cuerpo internacional, que no slo coordinara el trabajo realizado por aquellas asociacionesindividualmente, sino que, adems, pudiera presentar un frente unido de mayores proporciones y mayores fuerzas: uncuerpo quepudiera ser utilizado en la legtima defensa de la industria radial, no slo en un pas, sino en todos aquellos pases donde

    existieran problemas, necesidades e ideales comunes... Losprincipios y objetivos que establecimos en Mxico ese ao, y por los

    cuales se ha guiado nuestra asociacin, son muchos, pero creo que en unas pocas palabras puedo darles a conocer la esencia de losmismos.

    En primer lugar, creemos que nuestros pases respectivos pueden servirse mejor por una industria radial y de televisin en manosde entidades privadas que operen con un mnimo de control y supervisin gubernamental. No nos oponemos a que el gobiernoposea estaciones, siempre y cuando no compitan comercialmente con la industria privada y slo se especialicen en programas

    culturales y educacionales... Queremos legislacin adecuada para la radio y la televisin en todos los pases... queremosproteccin legal y queremos desenvolvemos lo ms apartados de los altibajos polticos, manteniendo a nuestros gobiernosrespectivos tan alejados de la radio como sea posible. Esto es: libre empresa y propiedad privada con un mnimo de interferenciagubernamental, injerencia sta, que en nuestros pases se escribe: "interferencia poltica" (13).

    Goar Mestre seal en este discurso los objetivos de la AIR. A ms de cuarenta aos de distancia es preciso reconocer que lo que

    entonces fueron objetivos, son hoy realizaciones. Las Asociaciones y cmaras de los pases latinoamericanos han actuadorepetidamente como grupo de presin ante sus gobiernos, con la asesora de AIR. El Estado ha cedido el terreno a la empresa privadapara que ella determine el contenido de las transmisiones radiales y televisivas. La legislacin radiofnica y televisivalatinoamericana tiene similitudes no casuales. Las alteraciones al modelo de la AIR se han dado en momentos de fuertes sacudidassociales o de cambios severos en los regmenes polticos.

    Si los objetivos anteriores pudieron realizarse a partir de 1946 fue porque desde principios de la dcada anterior existi una slidaorganizacin radiofnica de concesionarios privados en Amrica Latina con idnticas finalidades de la AIR. A la consolidacin deesta organizacin contribuyeron de manera determinante los concesionarios mexicanos a travs de Radio Programas de Mxico(RPM), red de estaciones en la que participan tanto las 50 estaciones respaldadas por la NBC como las 48 afiliadas a la CBS. (14).

    En los aos treinta ya exista incluso una marcada uniformidad en la legislacin radiofnica. La comparacin de las medidasjurdicas vigentes en esta poca permite establecer relaciones de identidad en las que no cabe el factor coincidencia. Encontramos por

    ejemplo que la clasificacin de las estaciones es prcticamente igual, en todos los pases se habla de estaciones comerciales,

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    culturales, de experimentacin cientfica y de aficionados. En ningn pas aparecen los propietarios de las estaciones como conce-sionarios sino que en su lugar se encuentra el nombre de una sociedad annima o de algn empleado de la empresa.

    Todos los documentos legislativos analizados permiten la publicidad comercial en alta proporcin respecto al resto del contenido dela programacin. En Brasil est sealado lo anterior en el artculo 94 del Decreto-Ley nmero 1949 del ao de 1939; en Mxico, en

    el artculo 30 del Reglamento de estaciones comerciales, culturales, de experimentacin cientfica y de aficionados del 6 de febrerode 1942; en Cuba, en el artculo 27 del Decreto nmero 141 del 24 de enero de 1942; en Bolivia en el artculo 32 del ReglamentoGeneral de Radiodifusin del ao de 1939; en Per, en el artculo 22 del Reglamento General de Radiocomunicacin del 28 de mayode 1932; en Costa Rica en el artculo 22 del Reglamento de Estaciones Inalmbricas para aficionados y de radiodifusin de 1931; enVenezuela en el artculo 47 del Reglamento de Radiocomunicacin vigente en el ao de 1945 y en Ecuador en el artculo 32 delReglamento de Instalaciones Radioelctricas del 28 de marzo de 1941. Lo que estos datos sealan es que previamente a la fundacindel organismo que asesorar e impulsar al nuevo invento de la televisin, exista ya en la industria radiofnica latinoamericana unaorganizacin eficiente y una uniformidad de criterios. Slo hacan falta organizaciones nacionales para ser integradas en laAsociacin Interamericana. De esto se encargarn los empresarios mexicanos, segn testimonio del primer idelogo de los ra-diodifusores privados: "Es conveniente recordar que hombres como el Lic. Jos Luis Fernndez, el Dr. Luis de la Rosa, ClementeSerna Martnez y el Lic. Guillermo Salas, figuras prominentes de la radiodifusin mexicana, sembraron la semilla que habra delograr la realizacin de la radiodifusin organizada en el continente. Con noble empeo y gran sacrificio, viajando por toda laAmrica espaola, recorriendo pas por pas en un verdadero apostolado fueron fundando asociaciones de radio y ayudandoeficazmente al establecimiento de un sistema interamericano de la industria. Junto con ellos, con su valioso apoyo, con su granvisin del problema, con su fe, en otro hombre: Emilio Azcrraga". (15) Si tenemos en cuenta los proyectos que para esta poca yatenan instrumentados las grandes corporaciones norteamericanas en Amrica Latina, resulta entendible la premura por organizar alos concesionarios en cada pas latinoamericano e integrarlos a un organismo interamericano. Siete aos antes de la fundacin deAIR, es decir, en 1939, la NBC inaugur en Amrica Latina -con el auspicio y financiamiento de la United Fruit Company- laprimera transmisin internacional de noticias diarias. En 1941, ao en que la Comisin Federal de Comunicaciones de los EstadosUnidos autoriz la plena explotacin comercial de la TV, la NBC acord crear el Pan American Network, compuesto por 92estaciones, para la retransmisin de programas hacia Amrica Latina. Y esto sin contar las acciones coordinadas en las divisioneselctricas y electrnicas de la corporacin madre RCA que pronto se apoder junto a la General Electric de la fabricacin de losreceptores de radio, tocadiscos y televisores en Argentina, Brasil, Chile, Mxico y Venezuela. La CBS tambin contribuy a la pre-figuracin de esta red de dependencia creando en 1940 laLatin American Network, integrada por 64 estaciones radiodifusoras en 18pases.

    Si recordamos lo sealado sobre la necesidad que tuvieron los consorcios norteamericanos de contar con aliados criollos en los pasesdonde comenzaban a operar para la obtencin de las concesiones y para la legitimacin del negocio, resulta evidente que la or-ganizacin de los mismos era inaplazable. Contar con un grupo de presin nacional, respaldado por una organizacininteramericana que hiciera frente a la oposicin que podan representar los gobiernos latinoamericanos fue una necesidad apremiantepara los consorcios radiofnicos norteamericanos. De su primera experiencia en este enfrentamiento a los proyectosgubernamentales, la AIR sali fortalecida aunque momentneamente derrotada. Nos referimos a los acontecimientos en Argentina en1948.

    Cuando el primer gobierno peronista cumpla cinco aos de vida la AIR realiz una de sus primeras asambleas generales en BuenosAires. Uno de los propsitos centrales de la reunin era lograr la uniformidad de la legislacin radiofnica de todo el continente. Ladelegacin argentina no se mostr decidida a apoyar los proyectos de la AIR por ser contrapuestos a la poltica gubernamental de

    comunicacin sostenida en esos momentos por Pern. La prensa argentina dio amplia difusin al hecho desacreditando con ello a larecin fundada asociacin de radiodifusin. Aos despus, en 1953, Ecuador fue escenario de una eficiente presin de la AIR, sinintermediacin de la Asociacin Ecuatoriana de Radiodifusin. Y sealamos que la presin fue eficiente porque al igual que en laArgentina, gobernaba un caudillo Populista: Jos Mara Velasco Ibarra, que fue llevado al poder con el apoyo popular. En noviembredel ao mencionado, este gobernante decidi cerrar el edificio donde operaba el diarioEl Comercio y laestacin radiofnica "RadioQuito", filial de la CBS. El motivo de la clausura fue una negativa a difundir un comunicado oficial. Al conocer los hechos, EmilioAzcrraga, en su carcter de presidente de la AIR y como representante de los intereses de la CBS en "Radio Quito", afiliada a RPM,envi una atenta protesta a Velasco Ibarra, que motiv la reapertura de la estacin. En esta ocasin a Azcrraga le bast hacermencin de la "Doctrina Panam" y del respaldo que a ella daban todos los radiodifusores del continente. (16)

    Casos similares de presin los tenemos en casi todos los pases latinoamericanos, sobre todo en aquellos donde la clase dominante nopudo darse una representacin poltica nica y aceptable para todos los grupos sociales y donde surge un rgimen populista. El casode Mxico es en este sentido representativo. Aqu, la Cmara Nacional de la Industria de Radio y Televisin, miembro de la AIR, ha

    sido actor fundamental en reiteradas presiones sobre el Estado. En 1960, ao en que por primera vez el Estado Mexicano decidiregular el contenido de las transmisiones radiofnicas y televisivas, se dio la primera actuacin de la Cmara como grupo de presin

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    logrando modificar el proyecto de Ley Federal de Radio y Televisin aprobado por la Cmara de Diputados y que contenarestricciones de la publicidad comercial. La va de presin se ejerci a travs del Senado de la Repblica, mismo que enmend la leyen beneficio de los empresarios.

    En 1969 lograron establecer una forma de pago de impuestos alternativa a la propuesta por el gobierno de Daz Ordaz; ste

    planteaba que el Estado participara en la industria controlando el 49% de las acciones de canales y estaciones, que seran depositadasen fideicomiso en un banco estatal. De lo contrario exiga de los concesionarios el 25% de sus ingresos brutos. La Cmara, a travsde seis meses de negociaciones con funcionarios de la Secretara de Hacienda y Crdito Pblico, logr que el impuesto se pagara conespacio de transmisin, que los concesionarios cederan al Estado sabiendo de antemano que en aquella poca el Estado no contabacon la infraestructura indispensable para utilizarlo.

    En 1973 y en 1975 los concesionarios organizados evitan la promulgacin de una nueva Ley Federal de Radio y Televisin quesegn haba sido anunciado por el Presidente Luis Echeverra, modificara sustancialmente el rgimen de concesiones a que estabasujeta la industria de radio y televisin. En este perodo los dos grupos econmicos que manejaban la televisin comercial:Azcrraga-Alemn y Monterrey se fusionaron en una misma sociedad annima dando lugar al consorcio Televisa, S.A. que seencarg de ejercer la presin. En el lugar de la ley anunciada se public en el Diario Oficial del 4 de abril de 1973 un Reglamentoque ampla an mas las facilidades que la Ley de 1960 concede a los industriales privados. Otra presin de este grupo, que no re-quiri ms de la Cmara de Radio y de TV ni de la AIR para su trabajo poltico, se dio en 1979. En presin directa ante el Presidentede la Repblica fren el proyecto de la fraccin progresista de la burocracia poltica que intentaba legislar en materia de radio ytelevisin para dar participacin en la emisin de programas a distintos sectores sociales. Ante la presin de los industriales privadosel Presidente Lpez Portillo prometi no legislar al respecto, pese a que la Constitucin se haba modificado en 1977 para dar cabidaal proyecto en cuestin. (17)

    Creemos que en los aos ochenta el capital transnacional no necesita ms de organismos como la AIR. Esta fue til en los momentosde gestacin y desarrollo de la industria televisiva. Ahora en los pases donde se ha dado una modernizacin del Estado capitalista,ste ha hecho suyo el modelo televisivo comercial y lo instrumenta en colaboracin directa o indirecta con las empresas privadas detelevisin.

    Un cuarto de siglo, despus de la aprobacin de las Bases para la legislacin uniforme sobre radiodifusin, que se hiciera en laCiudad de Mxico en 1959, puede decirse que los objetivos ah esbozados se cumplieron sobradamente: se consider a la radiodi-

    fusin como una actividad de interspblico y, no como un servicio pblico como proponan algunos gobiernos, (punto lo de lasBases); las emisoras quedaron principalmente en manos privadas y de manera secundaria bajo control estatal (punto 2 de las Bases);las emisoras son las nicas que deciden sobre el contenido de su programacin (punto 8 de las Bases); las concesiones se otorganpor tiempo ilimitado o son renovadas automticamente (punto 10 de las Bases) (18). Durante la dcada de los aos sesenta y buenaparte de los setenta la AIR fue organismo encargado de defender estas Bases, mientras los grupos de presin nacional hacan suyo elprocedimiento.

    En Mxico, desde los aos setenta, son los dirigentes del monopolio televisivo quienes presionan directamente al Presidente de laRepblica, para la realizacin de sus proyectos. En la presin de 1969 todava se utiliz la intermediacin de la Cmara de Radio yTelevisin, organismo miembro de la AIR. Lo mismo sucedi por ejemplo en Uruguay en 1967 cuando el Servicio Oficial deRadiodifusin del Estado (SODRE)intent poner su canal 5 en competencia con los canales privados. Encontr la oposicin de laAsociacin Nacional de Broadcasters Uruguayos, miembro de la AIR, que tras una campaa en la prensa oblig al Canal 5 a

    transmitir en la forma en que siempre lo haba hecho. Lo mismo sucedi en 1975 en Venezuela cuando el gobierno quiso comprar uncanal privado en quiebra, el Canal 8 de "Venezolana de Televisin" para difundir el mismo tipo de programacin que los canalesprivados y competir con ellos. No pudo. La Asociacin Nacional de Radiodifusores Privados y la Asociacin Nacional deAnunciantes le advirtieron que esa labor corresponda a la empresa privada. Canal 8 qued con publicidad gubernamental. (19)

    Lo que era vlido en 1955 cuando AIR contaba con 4,000 radiodifusoras-miembros, ya no lo es ahora cuando los consorciosinformativos realizan una labor poltica producto de una experiencia de 40 aos. La AIR haba recomendado, desde su fundacin,que sus agremiados no haban de apartarse de la legalidad instaurada por los Estados Nacionales. Sobre esta base, idelogos delorganismo pudieron afirmar lo siguiente sobre sus primeros aos de actividad: 'Trabaja, y su labor es fructfera en todos los casos enque interviene como rgano conciliatorio y orientador. Sabe resolver los conflictos dentro de la dinmica de nuestro tiempo. Susactuaciones, a veces mltiples y difciles, encuentran siempre la frmula bsica de la convivencia. Sin recurrir a extremadasestridencias, sabe mover sus tcticas y obtener, los resultados ms satisfactorios" (20). Pudo, en efecto, realizar una labor fructferadurante treinta aos. Pero al cabo de estos, cuando se opone la actividad que en materia de comunicacin despliega la UNESCO,

    organismo internacional de reconocido prestigio, la eficiencia de la AIR decrece a gran velocidad.

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    factores: grado de industrializacin y peculiaridad de las formas de gobierno sern determinantes en la mayor o menor penetracindel modelo de televisin norteamericano y de sus consorcios impulsores.

    El surgimiento temprano o tardo de la televisin est en relacin con la capacidad que desarroll cada pas para sustituirimportaciones y con el grado de expansin que alcanz su sector industrial. Ante la imposibilidad de tratar monogrficamente el

    surgimiento y desarrollo de la televisin en cada uno de los pases latinoamericanos los agruparemos segn su grado de industrializa-cin, haciendo referencia especfica slo en caso en que sus particulares circunstancias lo ameriten. (25)

    En un primer grupo estn los pases cuya industrializacin se dio antes de la segunda guerra mundial (en algunos casos desde finalesdel siglo XX) y fue resultado de la expansin y transformacin de su sector primario exportador. Quedan comprendidos aqu:Mxico, Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Uruguay.

    En un segundo grupo estn los pases cuya industrializacin fue producto de la integracin monoplica mundial y se da bajo controldirecto de capital, extranjero. Entre estos podemos distinguir los que se industrializan inmediatamente despus de la segunda guerra,como son Per y Venezuela. Y los que lo harn hasta finales de los aos cincuenta y principios de los sesenta, como: Ecuador, CostaRica, Guatemala, Bolivia, El Salvador, Panam, Nicaragua, Honduras, Repblica Dominicana. Cuba entra en este grupo, con lasalvedad de que su proceso de industrializacin comienza con la Revolucin, a partir de 1959.

    Por ltimo estn los pases de estructura agro-exportadora sin diversificacin industrial, como Paraguay y Hait. En los pases delprimer grupo, a diferencia de los del segundo, cuando aparece la televisin cuentan ya con un mercado nacional estructurado y conun sector industrial cuyo proceso productivo estaba organizado en base a relaciones capitalistas. Esto hace que estn abiertos paraadaptarse a las necesidades de expansin del capitalismo mundial. Si para esos momentos los consorcios norteamericanos requerandar salida al mercado a una gran cantidad de mercancas elaboradas al aumentar el grado de productividad, y esto se lograba con lacirculacin y el consumo aumentados por la publicidad en la televisin, era difcil que las estructuras productivas de los pasesavanzados de Amrica Latina no se adecuaran a esta necesidad.

    Sin embargo, no en todos los pases de este primer grupo la adecuacin se hace al mismo tiempo. En dos de ellos, Argentina y Chile,el proceso es ms lento debido a la posicin nacionalista del Estado en esos momentos. En Brasil y Mxico, los antiguosconcesionarios de radio se aprestaban a modernizarse para dar cabida al nuevo invento de la televisin, y para expandiraceleradamente la cobertura de las emisoras, hecho que se da sin objecin alguna por parte de los grupos gobernantes. En Colombia

    y Uruguay, la televisin aparece cuatro y seis aos, respectivamente, ms tarde que en Mxico y Brasil, debido a que poseen un ritmode industrializacin menos rpido, y a diferencia de Argentina y Chile no encuentra la televisin obstculo alguno para expandirse,por parte del gobernante, puesto que las burguesas colombiana y uruguaya puede decirse que se encuentran en el poder.

    Dada la trayectoria comercial de la radiodifusin argentina, que lleg a contar en 1945 con 14 estaciones afiliadas a la NBC (26), ycon 12 estaciones afiliadas a la CBS (27), era previsible que estos consorcios impulsaran tambin el desarrollo de la televisin perose encontraron con un obstculo: la poltica del Gral. Juan Domingo Pern en materia de difusin masiva que formulaba el controlestatal para los medios informativos. Es as que la televisin surgida en movimientos de apogeo peronista queda en manos delEstado. El Canal 7 de la televisin nace bajo el auspicio estatal y la direccin de J. Yankelevich, concesionario de Radio Belgrano.Estacin radiofnica afiliada a la CBS. Sin embargo al trmino del rgimen peronista, Arambur abandona la poltica de suantecesor sobre comunicaciones y las tres grandes cadenas norteamericanas entran a los canales de la televisin argentina. La NBCen el Canal 9 vinculado a la productora Telecenter, la CBS al Canal 13-Proartel y la ABC al Canal 11 -Teleinterior. Cabe mencionar

    la va de entrada del capital CBS es Goar Mestre, cubano casado con argentina, primer presidente de la AIR. (28)El freno momentneo al capital transnacional no es privativo de Argentina. Se da en varios pases en los momentos de hegemona deun gobierno populista o de un cambio cualitativo en la cspide del poder poltico, como durante el rgimen de la Unidad Popular enChile. La televisin en este pas sigue una trayectoria que hasta 1973 parece distinta a la del resto de Amrica Latina. La legislacinde 1959, ao en que surge la televisin, reserva su uso al Estado. Siendo esto as, las concesiones se otorgan a las universidades ycorporaciones pblicas. El Canal 7 constituir la red nacional de la televisin chilena, los canales 13 y 4 sern operados por laUniversidad Catlica, en Santiago y en Valparaso, y el Canal 9 por la Universidad de Chile.

    La televisin nace en este pas sin publicidad comercial, pero problemas de financiamiento obligan a aceptar anuncios con los quelos canales universitarios se convierten paulatinamente en estaciones comerciales. Esto va muy acorde con la poltica general degobierno de Jorge Alessandri, caracterizado por restaurar el sistema de libre empresa afectado por el gobierno del Frente Popular,influido por partidos de izquierda. Durante el rgimen del demcrata-cristiano Eduardo Frei se fortalece la dependencia de las

    cadenas norteamericanas, al grado de que para 1968 el 46% de la programacin del Canal 13 es de origen extranjero (29). Ladependencia que en los aos cuarenta llegaron a tener las estaciones radiofnicas hacia la programacin de la NBC y de la CBS

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    vuelve a hacerse presente. En estos aos hubo 6 estaciones afiliadas a la NBC (Radio el Mercurio, Radio Cristbal Coln, Radio LaFrontera, Radio Simn Bolvar, Radio La Serna, Radio El Loa y 3 afiliadas a la CBS cuyo concesionario era la Sociedad Nacional deAgricultura. (30)

    Bajo el gobierno de Freim Edwars, dueo del Mercurio, representantes del capital Rockefeller y concesionarios de Radio Recreo y

    Radio Corporacin, llega a ser presidente de la SIP, organizacin que tiene los mismos fines que la AIR. Bajo el gobierno de laUnidad Popular la trayectoria comercial de la televisin no se alter sustancialmente: 'Los canales adscritos a la lnea gubernamentalpasaron a la defensiva, limitndose a tratar de desmentir las afirmaciones de la reaccin. La falta de una poltica comunicacionalimpeda sin embargo el desarrollo de formas elementales de defensa... no se produjeron modificaciones en la temtica de losprogramas y se mantuvo, inclusive, un porcentaje considerable de las clsicas series extranjeras". (31 ) Si bien hubo un frenomomentneo a la expansin del capital transnacional, como dijimos anteriormente, ste continu su avance en el terreno de latelevisin. Tras el golpe militar, la AIR propuso nuevos proyectos de programacin al rgimen de Pinochet.

    Brasil y Mxico son dos casos en los que el desarrollo de la radiodifusin y posteriormente de la televisin se dan de manera muysimilar, sin relacin entre uno y otro. Ni el varguismo, ni los regmenes de la Revolucin Mexicana impidieron en ningn momentola implantacin del modelo norteamericano de radiodifusin. Marinho y Azcrraga cumplen con eficacia su papel de agentescriollos, el primero a travs de la Red Globo y el segundo con la cadena EW, para mencionar las ms importantes. Los mismos con-cesionarios de la radio, pasarn despus a operar la televisin. Radio Tupu, por ejemplo, que en 1945 opera con las siglas PRG3 consede en Ro de Janeiro, se convertir ms tarde en una de las ms grandes cadenas de televisin junto con la Globo. (32) Colombia esun pas donde se advierte con mayor claridad que la burguesa como clase influye directamente en el Estado. Si bien esto sucede entrminos generales en los pases latinoamericanos, no se da una identificacin tan directa entre la clase gobernante y los conce-sionarios de radio y televisin como en este caso.

    El representante local del capital norteamericano en Colombia es el mismo gobierno, por lo que no parece justa la afirmacin dealgunos investigadores como Pasquali, de que este pas posee televisin estatal, y que por lo tanto es distinto a los pases contelevisin privada. No hay tal diferencia.

    Colombia es un pas dependiente completamente de los consorcios estadounidenses. Sus primeras estaciones fueron fundadas porellos: en 1940, la Voz de Bogot (HJCC) dependa de la NBC, Radio Manizales (HJFD) establecidas en 1931 depender despus dela CBS y La Voz de la Vctor (HJCI), posteriormente llamada la Voz de la Victoria, era capital de la NBC-RCA Vctor, que entr a

    Colombia a travs de Radio Programas de Mxico. En el ao en que aparece la televisin es declarada servicio pblico, porque susurgimiento coincide con un breve espacio de populismo militar encabezado por Rojas Pinilla. La cadena de televisin Caracol esten manos de Lpez Michelsen, expresidente de la Repblica, e hijo de Lpez Pumarejo cuyo primer gobierno comenz en 1934.(33)

    Uruguay es un pas donde se da sin ninguna particularidad la frmula tpica: dependencia de las cadenas norteamericanas, mismosconcesionarios principales en radio que en televisin, anuencia de los gobiernos para el desarrollo comercial de ambos medios. Lascadenas radiofnicas afiliadas a la NBC fueron: Radio Libertad y la Cadena El Espectador con diez estaciones afiliadas en lasprincipales ciudades. Las afiliadas a CBS fueron CX16, Radio Carve de Montevideo y CXAB Radio Real de San Carlos en Colonia.(33) El concesionario de radio, Ral Fontanina, cuarto presidente de la AIR; controlar despus el Canal 10 de televisin. Elbatllismo en la cspide del poder poltico facilitar la instalacin de las emisoras. El padre, Batlle Ordez consolida los intereses dela burguesa industrial nacional y el hijo, Batlle Barres, bajo cuyo segundo gobierno surge la televisin contina la misma lnea. En

    Venezuela a y Per los gobiernos de aquella poca abren el camino a la televisin comercial privada. En el primer pas la dictaduramilitar-policial, a travs de Televisora Nacional, instala el primer canal, dando facilidades despus el capital forneo, que en el casode Proventel llega a ocupar un 40 % correspondiendo las acciones de Goar Mestre representante en Venezuela del Capital CBS. Enel Per, el gobierno de Manuel Prado, a travs del Ministerio de Educacin y por un convenio con la UNESCO instala el Canal 7 yse reserva el Canal 5. El Canal 2 se otorga en concesin al industrial Cavero, -enlace con la AIR-, quien controlaba 26 emisoras deradio, organizadas en la Federacin Peruana de Radiodifusin afiliada tanto a NBC como a CBS. El Canal 13 lo manejar la familiaDelgado Parker asociada al capital CBS a travs de Goar Mestre. En 1968 con la entrada del gobierno militar nacionalista yantioligrquico, la televisin comienza a ser fuertemente criticada hasta que en 1971 se promulga la Uy General deTelecomunicaciones que reserva al Estado la explotacin de la televisin. En 1975 con la destitucin de Velasco Alvarado comienzael retroceso manifiesto por la actual transmisin de las series extranjeras comerciales, con la modalidad de que el Estado es eldepositario del 51% de las acciones. (35)

    El resto de los pases con la industrializacin tarda no presenta ninguna particularidad digna de ser resaltada, al menos en las

    primeras dcadas de la radio y la televisin. En todos ellos la radiodifusin nace afiliada a los consorcios norteamericanos y en sietede ellos: Ecuador, Panam, Repblica Dominicana, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Costa Rica, se da tambin una dependencia

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    de Radio Programas de Mxico. El nico caso que merece mencin aparte es Cuba, ya que siendo un pas cuya industrializacin seda con la Revolucin a partir de 1959, posee una infraestructura televisiva importante desde 1950. Es decir, junto con Mxico yBrasil, es pas pionero en esta industria. En Cuba, al igual que en Mxico, se da el caso de un agente del gran capital que consigueconcesiones para las dos cadenas norteamericanas: el multicitado Goar Mestre. El Primer Congreso de Educacin y Cultura tras desealar que los medios de difusin constituyen poderosos instrumentos de conformacin ideolgica, lleva a la toma de las siguientes

    medidas:"1. Racionalizacin de instalaciones y equipos y concentracin de los recursos para mejorar plantas y canales.2. Extensin de las seales de radio y televisin.3. Formacin del departamento de controles remotos.4. Fundacin de Telerebelde.5. Creacin de la programacin educacional universitaria".

    A partir de 1971, el gobierno cubano intenta modificar los hbitos estticos heredados de la penetracin ideolgica anterior a laRevolucin y anteponerles un proyecto alternativo de comunicacin colectiva.

    EPLOGO

    Esperamos que este ensayo haya mostrado que detrs de decisiones como la recientemente tomada por el gobierno peruano enmateria de satlites de comunicacin, no est solamente la asesora de la experimentada familia televisiva de los Delgado Parker,sino los resabios de un viejo modelo comercial de televisin y de una organizacin poltica del capital privado de los empresarioslatinoamericanos. Para stos, tal parece que los tiempos no han cambiado; hoy quieren configurar un sistema de satlites llamadoPanamsat, as como hace medio siglo integraron la Panamerican Network de Radio con capital de la NBC.No resta ms que preguntamos si ante este panorama podemos concentrar todas nuestras energas en aqullos que estn delante delreceptor de radio y de la pantalla de televisin, o si conviene mantener un pie en esa ya larga lucha por lograr que sean muchasplurales las voces de quienes hablen desde la radio y la televisin de nuestros pases.

    Notas

    1. Satellite News. Vol 9, No. 15. April 14, 1986. Washington, D.C. Y TAMBIEN EN: Communication Week nota de LeonardHeymann "Panamsat, Per Pair; Intelsat Imperiled? April 14, 1986.

    2. Para mayores datos sobre el Sistema Panamsat consultar: "La nueva tarea de Azcrraga: consolidar su empresa de satlites enEstados Unidos". En: revista Proceso, 18 agosto 1986, No. 511 pg. 23 a 25. Mxico, D.F.3. "Pacto Andino: Tendr su satlite propio en 1990" Notas de la agencia de noticias Alasei, fechada el 17 de diciembre de 1984 enLima. La continuidad de este proyecto bajo el gobierno de V. Barco fue anunciada por el Ministro de Comunicaciones de Colombiaante la Comisi6n Sexta del Senado el 8 de octubre de 1986. (Ver: El espectadorpg. 13-Ay El tiempo pg 6-A, ambos del 9 de oc-tubre de 1986, Bogot, Colombia).4. Thomas W. Lamont, "The effect of the War on Americas Financial Position" En Academia Norteamericana de Ciencias Polticasy Social. The Annals. Julio de 1915. pp. 106 - 112. Citado por: Paul M. Sweezy y Harry Magdoff, Dinmica del capitalismonorteamericano. Editorial Nuestro Tiempo 1972. Mxico. P. 229.5. NBC: National Broadcasting Corporation, filial radiofnica y televisiva de la Radio Corporation of America. CBS: ColumbiaBroadeasting System.6. Citado por Herbert I. Schiller, en: Comunicacin de masas e imperialismo yankee. Editorial Gustavo Gil. Barcelona, Espaa

    1976. En el captulo "Las comunicaciones internas norteamericanas". p. 11.7. Pasquali, Antonio. Comunicacin y Cultura de Masas. Monte Avila Editores. Caracas, Venezuela, 1963.8. Pasquali, Antonio. Datos presentados en los Cursos de Invierno 1978 "Comunicacin y Dependencia en Amrica Latina",organizador por el Centro de Estudios de la Comunicacin de la Facultad de Ciencias Polticas y Sociales de la Universidad NacionalAutnoma de Mxico. Febrero de 1978.9. Para mayores datos sobre el surgimiento de la industria radiofnica en Mxico consultar: Meja Barquera, Fernando. La industriade radio y televisin y la poltica del Estado Mexicano (Orgenes y desarrollo). Tesis de licenciatura. Facultad de Ciencias Polticasy Sociales UNAM, 1981. Mxico.10. Fuentes; Escritura No. 258 en libro de T. Crescencio Pacheco, notario Pblico de Monterrey, N.L. y Registro Pblico de laPropiedad de la Ciudad de Monterrey: Inscripcin No. 25 del Libro de Tercero, Volumen I, Folio 121 a 125. Edo. de Nuevo Len,Mxico.11. Los datos sobre afiliacin de estaciones radiofnicas en este ao, fueron tomados de: Anuario Radiofnico Panamericano 1945 -1946. No. 1 Ao 1. Publicaciones Montao. 1946. Mxico.

    12. Publicado en "ElHeraldo de Mxico- el 27 de abril de 1976. Este es uno de los seis diarios mexicanos que pertenecen a la SIPcomo asociados.

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    13. El subrayado es nuestro. Tomado del discurso que pronunci Goar Mestre ante los directores y miembros de la Asociacin deRadiodifusores Canadienses. Citado por Vicente Vemi; en:El Quinto Poder. Editora Ibero Americana. 1955. Mxico. p. 168.14. Las estaciones latinoamericanas que pertenecen a la red radiof6nica de RPM en el ao de 1945 son: HJCI y HJCS de Bogot,Colombia; HJDQ y HJDA de Medelln, Colombia; AJAH y HJAN de Barranquilla, Colombia, HJEB y HJER de Cali, Colombia;HJFL y HJFE de Pereira, Colombia; HJFM de Armenia, Colombia; HJOE de Bucaramanga, Colombia; HJBC de Ccuta, Colombia;

    HJAR de Cartagena, Colombia; TIGPH-1, TIGPH-2 y TIEP de San Jos, Costa Rica; HCQR de Quito, Ecuador, HC2AJ deGuayaquil, Ecuador; YSR de San Salvador, El Salvador; OAX4F de Lima, Per; HRN de Tegucigalpa, Hondura, YNOW deManagua, Nicaragua; HOK de Panam, Panam; HOC de Coln, Panam, HIN de Ciudad Trujillo, Repblica Dominicana; CX14 deMontevideo Uruguay. Fuente : Anuario Panamericano. p. 169.15. Verni, Vicente. Ob. cit. p. 177.16. El texto de la carta aparece en V. Verni. Ob. cit. p. 20417. Para mayores detalles sobre la presin de Televisa en 1979, consultar: Fernndez Christlieb, Ftima. "El derecho a la infor-maci6n y los medios de difusin masiva" En: Mxico, hoy Siglo XXI Editores, 1979. Mxico Los casos de las presiones efectuadasen 1960, 1969 y 1973 encuentran en: Fernnde Christileb, Ftima. Los Medios de difusin masiva en Mxico Juan Pablos Editor.Mxico 1982.18. Estos puntos para la formulacin de las Bases fueron revis dos en las Asambleas General de la AIR celebradas en Puerto Ricoen 1953 y Punta del Este Uruguay en 1957. Los 14 puntos bsicos para la legislacin d la radio pueden consultarse en Fernndez,Jos Luis.Derechos de la Radiodifusin. Edicin de Autor. Impreso en Editora Olimpo, 1960. Mxico. p. 11419. Citado por Barros Lemez, Alvaro En:La televisin en Amrica Latina. Cuadernos ININCO Nm 3 Instituto de Investigaciones dla Comunicacin. Facultad d Humanidades y Educacin, Universidad Central de Venezuela Caracas. 1977. p. 4.20. Verni, Vicente. ob. cit. p. 18021. Para un anlisis de la posicin de la UNESCO sobre los medios de informacin masiva, consltese: Seiser, Gregorio y Ronca-gliolo, Rafael. Trampas de la informacin y neocolonialismo Instituto Latinoamericano de Estudios Transnacionales. 1979. Mxico.22. El informe de la Comisin Cultural de la AIR sobre la reunin Latinoamericana de Expertos en Polticas Nacionales de Comuni-cacin celebrada en Bogot, Colombia, en julio de 1974 aparece comentado en el texto titulado Polticas Nacionales de Comuni-cacin en Amrica Latina: los primeros pasos, de Luis Ramiro Beltrn, preparado por la Conferencia Internacional sobre Poltica yPlanificacin de Comunicaci6n para el Desarrollo, abril 5 - 10, East West Center, East - West Comunication Institute, University ofHawaii, Honolulu, Hawaii.23. Discurso inaugural en la Conferencia Intergubernamental sobre Polticas de Comunicacin en Amrica Latina y el Caribe,Proyecto de Informe Final, UNESCO, San Jos, Anexo H, 12 de julio de 1976. Citado en: Seiser y Roncagliolo. ob. cit. p.63.

    24. Documento Central de la Conferencia (COM-76/LACCOM/3) citado en: Daz Rangel, Eleazar, Pueblos sub-informados MonteAvila Editores, Caracas, Venezuela, 1976. p. 17.25. Para el agrupamiento utilizare mos la tipologa de Bambirra, Vania. El capitalismo depen diente latinoamericano. Siglo =Editores. Primera Edicin Mxico 1974.26. (LR4, LR5, LRS1, LW1 LT2, LU3, LU6, LT4, LW7 LU5, LW8, LU4 y LU12).27. (LR3, LU7, LV3, LV14 LV10, LT1, LV1, LV13, LV4, LV11, y LV12).28. Para ampliar la informacin sobre el surgimiento y desarrollo de la televisin argentina, consultar : Schmucler Hctor. "Losmedios masivos de comunicacin en la Argentina". En: Cuadernos del Centro de Estudios de la Comunicacin Nm. 4. Facultad deCiencias Polticas y Sociales. Universidad Nacional Autnoma de Mxico. 1979. Mxico. Muraro, Heriberto, ob. cit. y Muraro. H. Elcaso de Argentina, en:El Estado y la Televisin. Nueva Poltica. Nm, 3 vol. 1 julio septiembre 1976. Mxico.29.Citado por Rodrguez, Abelardina. En: El Estado y la Televisi6n Nueva Poltica. Nm. 3.3 julio-setiembre 1976 Mxico. p.113.30. Fuente: Anuario Panamericano. ob. cit. p. 161.

    31. Rodrguez, Abelardina, ob. cit. P.115.32. Para mayores datos sobre la televisin en Brasil consultar: Caparelli, Sergio. Televisao e capitalismo no Brasil L&PM Editor.Porto Alegre, Rio Grande do Sul, Brasil 1982.33. Mayores datos sobre la televisi6n en Colombia en: Las polticas de comunicacin en Colombia. Estudio realizado por elDepartamento Tcnico de Causa Comn bajo la direccin del Dr. Carrizosa Alajino. Editorial de la UNESCO. 1976. Pars.34. Fuente: Anuario Radiofnico Panamericano 1945 - 1946. Ms datos sobre la televisin en Uruguay, en: 1.O.J. Uruguayand mass media today,Journalists; Affairs. Prague 1974.35. Para ampliar la informacin sobre la televisin en Venezuela, consultar, Capriles, Oswaldo. En: El Estado y la Televisin ob. cit.Pasqualli, Antonio, ob. cit. El Caso de Per: Ortega, Carlos y Romero, Carlos. Las polticas de comunicacin en el Per. Editorialde la UNESCO, 1976. Pars. Gargurevich Regal, Juan. El Estado y la televisin ob. cit.35. Recientes declaraciones del Director General de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones36.ENTEL-PERU, Dr. Jorge Fermi aparecidas en el diario El Comercio de Lima el da 14-06-87, varias Santana, Joaqun., Anlisisdel Caso de la televisin cubana En: El Estado y la televisin. ob. cit. p. 109 y sigs. semanas despus de elaborado el Trabajo que

    expone a continuacin Ftima Fernndez permiten constatar que el Per no ha firmado ninguna decisin de ingreso en PANAMSATpor el contrario, en esa entrevista el Dr. Fermi seala que el Per no slo seguir siendo miembro de INTELSAT sino que adems

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    profundizar su presencia en ese Organismo aprovechando las posibilidades que le brindar el nuevo Programa de RenovacinTecnolgica de Satlites denominado F-15, en el cual este pas est especialmente interesado.

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    EL DERECHO IMAGINACIN

    El poder atraviesa la sociedad hablando a travs de sus rdenes que ejercen unaviolencia simblica en un sistema de dolor.

    Son peligro las consignas, las opiniones colectivas, las corrientes de pensamientohecho a medida. Debemos insistir en el derecho a la Imaginacin.

    Daniel Prieto incide en la relacin que establece el nio con este imaginario de muertea travs de los medios de comunicacin y diferentes instituciones. la TV propone unmundo de violencia donde se destruyen los seres humanos, y el medio ambiente en uncontexto donde lo grotesco y la fealdad se absolutizan y se posterga la capacidadexpresiva de los nios.

    El aporte de artculo comprende una novedosa reflexin sobre las ltimas series dedibujos animados: Mazzinger y Los Transformers, quienes se suman a Cobra y Rambo,Los Profesionales y Miami Vice en el discurso de la muerte.

    Por respuesta Prieto propone rescatar el amor, la creatividad y la solidaridad, retomarestos valores que constituiran el resquicio a travs del cual se anuncian formas derelacin diferentes.

    Esta ponencia fue presentada durante la 2a. Reunin de la Asociacin Latinoamericanacontra el maltrato del menor en noviembre de 1986 en la ciudad de Guayaquil.

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    Una orden, afirma Canetti, es como un aguijn que queda clavado, intacto, en lo ms hondo delser de quien lo recibe. Basta que asome una oportunidad, para que a su vez ste use el aguijnrecibido. Y as sucesivamente.

    rdenes y violencia marchan juntas. Una orden es una forma de violencia simblica capaz, amenudo, de golpear ms que la violencia fsica. Y es que, a fuerza de rdenes, se vaentretejiendo la trama ntima de nuestro ser. "Tanto aguijn clavado termina por volverse natural,como masticar y hablar. Uno acaba por identificarse con los aguijones, con esos smbolosviolentos que llegan desde mltiples bocas, Y como nadie es sino su historia, y como la propiaidentidad se conforma por lo que vamos viviendo, y como nadie salta graciosamente por encimade su pasado, terminarnos siendo tambin nuestros aguijones. Hay un sostenido aprendizaje de laviolencia que arranca en la ms lejana infancia, hay una acumulacin de rdenes, de smbolos amenudo feroces, que adquieren tanta consistencia como nuestros huesos. Existe gente, sueleafirmarse, capaz de matar por defender un prejuicio. Falso. No es un prejuicio lo defendido. Es elpropio ser en elcual ese prejuicio, o ese mbito de prejuicios, constituyen una parte imposible dearrancar sin herir, sin desgarrar. Y es que los aguijones echan races, se hacen uno con nosotros,hasta que terminamos por ser ellos. Cuanto ms largo ese proceso de acumulacin,cuanto msintensa y prolongada haya sido la corriente de rdenes, ms constituido estar el ser demultiformes aguijones. Y ms difcil ser arrancarlos, y ms fcil ser lanzarlos en todasdirecciones.

    Por qu las rdenes? El poder habla, a travs de ellas. Y no solo el inmenso, el sin mrgenes,sin frenos.Est tambin el otro, el que alcanza apenas un espacio miserable, el que se practicaentre dos seres, con un gesto, con una mirada, un movimiento apenas perceptible de la cabeza. Elpoder atraviesa de parte a parte la sociedad, y con l van las rdenes. No hay poder posible sinun orden; sin un ser, una situacin, una sociedad literalmente ordenadas. Por eso la infinitamultiplicacin de las bocas, por eso tantos canales por donde se precipitan feroces torrentes deaguijones. El ordenamiento social a escala gigantesca y escala de lo ms ntimo de cada uno denosotros. Simetra perfecta, si se lograra, sistema perpetuado por todos los siglos, organismoinmutable.

    Pero puede amar alguien semejante perfeccin? Puede alguien anhelar el equilibrio total de laviolencia? Duelen los aguijones, abren heridas. Un sistema perfecto, fundado en la violenciasimblica, es un sistema de dolor, de la muerte, de la entrega de una parte del propio ser, lamejor que tenemos o que podramos tener, la que busca formas distintas de relacin, la quepiensa en que no solo el poder organiza y recorre todos los rincones de la sociedad; la queprefiere una imperfeccin en la que entren la creatividad, el amor, la solidaridad, a la heladaperfeccin de la violencia. Esa parte nuestra capaz el imaginar la vida de una manera distinta, decrear y recrear, de indagar, de criticar, de percibir y proyectar belleza. Esa parte por la que tantoshan luchado a lo largo de los tiempos. Lo digo con palabras de Piaget:

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    La principal meta de la educaci6n es crear hombres capaces de hacer cosas nuevas y nosimplemente de repetir lo que han hecho otras generaciones: hombres creadores, inventores ydescubridores; La segunda meta de la educacin es formar mentes que puedan ser crticas, quepuedan verificar y no aceptar todo lo que se les ofrece. El gran peligro de hoy son lasconsignas, las opiniones colectivas, las corrientes de pensamiento hecho de medida.

    Debemos estar en condiciones de resistir individualmente, de criticar de distinguir entre loprobado y lo que no ha sido probado. (Conferencia dictada en la Universidad de Cornell,Estados Unidos, 1964. Subrayado mo).

    El gran peligro de hoy y de siempre, aadimos, nosotros. Consignas, opiniones colectivas,pensamiento de medida, son otras formas de, violencia simblica, son tambin rdenes, Jugadasa veces, muchas veces, a travs de rostros sonrientes, de reverencias y de incitaciones a entrar enun mundo feliz. Claro que hay formas ms explcitas. Recuerdo la consigna de aquel militar delejrcito de Franco, la ms infame que ser humano alguno haya podido proferir Viva la muerte.Junto con los otros derechos nio, los que hablan con toda justicia de la alimentacin, del abrigo,de la familia, de la ausencia de maltrato fsico, es tiempo de insistir en uno, que no siempreaparece en las declaraciones y en los documentos dedicados a defender a los pequeos: elderecho a la imaginacin.

    Entiendo por imaginacin la capacidad de proyectar situaciones distintas a las vividas, lacapacidad de prever cosas nuevas y no simplemente lo que han hecho otras generaciones, lacapacidad de inventar, de descubrir, de soar, de poetizar, de jugar con el lenguaje de maneradiferente a la que proponen las consignas, las opiniones colectivas, las corrientes de pensamientoy de expresin de medida.

    El poder es enemigo de la imaginacin, al menos de sta, sus rdenes buscan mutilar cualquierade esas capacidades y en todo caso buscan imponer formas enfermas de imaginacin. Porque hayuna imaginacin abierta a la vida y otra volcada hacia la muerte; una a la belleza y otra a lafealdad, a lo grotesco; una a la creacin y otra hacia el conformismo, una creadora y otradomesticada.

    Hablemos de esa imaginacin enferma, de cmo se la alimenta, se la conforma desde losprimeros tiempos de la vida. Recuerdo una experiencia, para m decisiva en la opcin profesionalque he mantenido a lo largo de aos: fui en una oportunidad a visitar a una familia que tena unnio de unos diez meses de edad. Eran los tiempos de la llegada de la televisin en blanco ynegro a mi ciudad, Mendoza, en la Repblica Argentina. Charlamos ms de dos horas y en nopocas oportunidades pregunt por el pequeo. Est bien, era la respuesta, es que ahora seentretiene mucho. Alguien abri una puerta y me dej ver el entretenimiento: el chico estabasujeto con una correa a una silla alta, la cual haba sido ubicada frente a un aparato de televisinencendido. Y las imgenes, la msica, los sonidos, se abalanzaban sin tregua sobre esa criatura

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    indefensa. Pues bien, la imaginacin enferma comienza a ser alimentada desde los primerostiempos de la vida, en especial cuando se puede contar con criaturas incapaces de la ms mnimadefensa. Por que hay defensas, hay maneras de enfrentar esa corriente de la muerte, de lafealdad, del conformismo, como veremos ms adelante.

    Una imaginacin volcada hacia la muerte propone como natural un mundo donde la violencia esla nica forma posible de relacin. Si son ciertas algunas cifras, en los Estados Unidos un nio veal ao alrededor de 10,000 muertes violentas por televisin. Y digo muertes, no situaciones deviolencia (golpes, autos destrozados, insultos) que son muchas ms; as, series como Losprofesionales" o Miami vice, traen ms de 50 situaciones de violencia por captulo.

    Sabemos ya algunas cosas con relacin a la contemplacin de tales estmulos por un perodoprolongado (me baso en un informe de AIN y UNICEF, publicado en la revista ecuatoriana CineOjo, No. 5, julio del 84):

    1. Imitacin: los nios de corta edad tienden a reproducir en sus juegos acciones y actitudes queencuentran en los mensajes;2. cuando se observan ciertas escenas en la TV aumenta la tensin emocional del individuo, loque implica una baja del umbral para dominar los sentimientos;3. formacin de patrones: el nio termina por concebir la violencia como un medio efectivo pararesolver problemas, incluso llega a emplearla en situaciones semejantes a las percibidas;4. refuerzo: la violencia en la pantalla tiende a perpetuar la violencia en la sociedad;5. embotamiento: aplanamiento o falta de reaccin a los estmulos violentos; se llega a reaccinreducida contra la violencia como instrumento, reaccin reducida contra la persona que laemplea, preocupacin reducida hacia la vctima llevado esto a la indiferencia total, estamos anteun proceso de deshumanizacin.

    Por ese camino se van poblando juegos y mentes de personajes monstruosos, de mquinas degolpear y de matar y hasta se hace natural que el protagonista de Mazzinger persiga a unenemigo en un sofisticado avioncito y lo asesine por la espalda.

    Pero no solo a la televisin me refiero cuando hablo de una imaginacin de la violencia y de lamuerte. Esta se nutre tambin de prejuicios, de odios acumulados entre sectores sociales, deaguijones clavados en la relacin interpersonal, del aprendizaje de modos de percibir a los demsa travs de frreos estereotipos. Pienso en los odios raciales y nacionales, en la descalificacinsin ms de enormes grupos, en la propagandade la guerra, que a menudo se filtra hasta en laescuela pblica.

    Y hay otra vertiente de esta imaginacin: la que presenta a la naturaleza como algo que puede serdestruido sin lmites.

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    Otra vez la televisin: los Transformer para atacar al enemigo, abren un enorme camino en laselva, mediante el salvaje procedimiento de destrozar rboles con toda suerte de rayos; los ene-migos de Mazzinger provocan terribles explosiones en el mar, y as sucesivamente. La naturalezaes un simple marco de acciones de guerra, se le destruye al antojo de cualquier guionista, y laimaginacin se va sembrando de falsas maneras de comprender los lmites de la vida de nuestroplaneta. Una imaginacin de la muerte que iguala, en su licencia para destruir, a los sereshumanos y al medio ambiente natural, los elementos ms sagrados de esta Tierra.

    Una imaginacin volcada hacia la fealdad, hacia lo grotesco, propone como normales toda suertede monstruosidades, tanto en la forma como en las conductas. Pienso otra vez en Mazzinger, enla dureza de los rostros de todos los personajes, sean nios o mayores; en un eterno enemigo,mitad hombre y mitad mujer, en los monstruos mecnicos lanzados a destruir y destruir. Piensoen una escena, no la olvidar nunca, en la que el protagonista come sin control alguno, le cuelgantrozos de alimento de los labios y cuando la muchacha le critica sus modales l le arroja, desdesu boca, la comida en la cara. Pienso en los burdos mensajes producidos por no pocasinstituciones educativas de nuestros pases, en diseos carentes de la ms mnima calidadesttica, como si ciertos grupos no tuvieran que ser ms que objetos de la fealdad.

    Pienso, en fin, en la postergacin de la capacidad expresiva de la inmensa mayora de nuestrosnios. Me refiero a la capacidad de crear con recursos plsticos, con la palabra, con el cuerpo,con los sonidos.

    Una objecin he escuchado varias veces a este punto: a quin se le ocurre hablar de cuestionesestticas frente a millones de nios que trabajan en nuestros pases latinoamericanos? A quiense le ocurre meter poesa en la miseria? Verdad es, lo primero es primero. Pero tambin hay queplantear estas cuestiones. Porque la postergacin de la capacidad creativa atraviesa en granmedida a todos los nios de los diferentes grupos sociales. Y si no, veamos en qu ha quedadoesa capacidad en los sectores medios de la poblacin, dnde estn las obras, las experiencias deesos pequeos librados a la televisin o a una escuela que niega casi toda forma de expresin.

    Esta postergacin, esa negacin de la creatividad esttica, deja a lo nios a merced de cuantomensaje les llega, carente de la ms mnima herramienta como para poder juzgar o enfrentar untorrente continuo de imgenes y de sonidos.

    Se hace necesaria aqu una precisin. Los mensajes dedicados a sembrar la imaginacin de laviolencia y de la muerte, los que proponen modelos grotescos cuentan con una enorme gama derecursos expresivos. Los nios no los buscan simplemente porque son la nica oferta; sucedeque, desde el punto de vista de los formatos, de la trama argumental, de la presentacin depersonajes y situaciones, estn bien hechos, nos guste o no. No podemos discutir la calidadtcnica de estos productos. Es ms, tenemos que reconocer que buena parte de su eficacia lesviene de esa calidad.

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    Frente a esa enorme capacidad expresiva nuestros chicos reciben, como toda preparacin, unaincesante corriente de mensajes dedicada a domesticar la imaginacin.

    Llamo imaginacin domesticada a aquella que no va ms all de los modelos propuestos por lasociedad, que es llenada de contenidos, que se convierte en mero receptculo de productos, que,con los aos, se vuelve incapaz de proyectar, de descubrir, de inventar, de soar.

    Una imaginacin de tal naturaleza viene a ser el resultado de un discurso domesticador. Veamosalgunas caractersticas de ste:

    1. Un discurso domesticador presenta la realidad, la sociedad, como algo terminado, monoltico,sin ningn tipo de resquicios para el cambio, la pregunta, la crtica; ya nadie tiene nada queaportar a las cosas que son como son.

    2. Un discurso domesticador se vuelca constantemente hacia el pasado, ensea a pensar haciaatrs, cierra el camino a la mirada ansiosa de futuro.

    3. Un discurso domesticador carece de riqueza expresiva, se funda en una insoportablesobriedad, apela en todo caso a metforas gastadas o a frases altisonantes, pero no palpita,nada est vivo en l.

    4. Un discurso domesticador es ajeno a una de las formas ms hermosas de humanizacin: lafiesta del lenguaje. Es incapaz del juego de palabras, de la alegra del canto vivido en grupo,de la explosin de una imagen verbal que provoca la risa o que trae el recuerdo.

    El discurso domesticador reina en no pocas instituciones. Menciono una: la escuela. Y mencionodentro de ella, un espacio donde aparece de manera constante: el libro de lectura. Nos ha tocadotrabajar ese material en algunos pases latinoamericanos. Salvo excepciones, y stas cuentan sinduda, nos hemos encontrado con mensajes que excluyen la expresividad, la fiesta del lenguaje,que solo hablan del pasado, y de manera trivial; que muestran la ciencia, la tcnica, el arte, comoobras de seres inalcanzables, y como productos que ya nos vienen dados. Estos libros, al menoslos quehemos trabajado, no incitan a forma alguna de creatividad.Hagamos un alto a travs de rdenes, de esos aguijones que van constituyendo nuestro ser, delpoder que busca el equilibrio de una sociedad anclada en la violencia; hemos citado al queridoPiaget cuando nos alerta sobre el peligro de las consignas, las opiniones colectivas y lascorrientes de pensamiento hecho de medida; hemos hablado de la imaginacin como la capacidadde inventar, de descubrir, de soar, de poetizar, de jugar con el lenguaje; hemos denunciadoformas enfermas de imaginacin, las que se orientan hacia la muerte, la fealdad y lo grotesco, lasque se cierran en el conformismo, las domesticadas.

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    Llamo maltrato infantil a todas las variantes de violencia simblica aplicada a los nios, a todaslas acciones humanas que tienden a conformar una imaginacin enferma. Llamo maltrato infantila los aguijones que van siendo clavados desde la ms temprana infancia, a las consignas, lasopiniones colectivas y las corrientes de pensamiento hecho de medida, a todo lo que pone frenos,mutila, destruye la capacidad e inventar, de descubrir, de soar, de poetizar, de jugar con ellenguaje. Maltrato practicado con la gran mayora de los nios de todos los sectores, ya que elautoritarismo impregna a la sociedad en su conjunto. Pero sin duda esa prctica adquiere lamxima virulencia entre los pequeos de las grandes mayoras de la poblacin latinoamericana,porque viene a sumarse a condiciones mnimas de nutricin, al trabajo infantil, a carencias deestimulacin temprana, de espacios para desarrollar las actividades motrices; en fin, al abandonoy la miseria. Nuestra percepcin de todos estos problemas puede aparecer como extrema. Noqueda un solo resquicio para formas de relacin diferentes? Todo lo que se orienta a los niosest fatalmente impregnado de rdenes, consignas, aguijones? No somos amigos deidealizaciones. Basta asomar a las calles de cualquier ciudad latinoamericana, a buena parte delos programas televisivos, a la cartelera del cine, a muchos materiales escolares, para inclinarsehacia una percepcin extrema. Sin embargo ninguna sociedad se ha cerrado del todo, ninguno hallegado al equilibrio del autoritarismo y de la violencia, a pesar de que muchos han soado conconseguirlo. Estas lneas que hemos denunciado marcan tendencias generales, pero no hanlogrado penetrar todas las conciencias, todas las conductas, todos los corazones. Junto a ellas,contra ellas mejor, luchan formas de relacin distintas. El amor, la solidaridad, la creatividad, noson palabras huecas, sealan modos de vida, de encuentro tan reales y presentes como losaguijones, la violencia simblica, la imaginacin enferma; modos poco representados en losmedios de difusin colectiva, en cuyos mensajes campea un individualismo atroz; poco tomadosen cuenta en la escuela, a pesar de una reiterada retrica, pero vivos en las relaciones inmediatas,de padres e hijos, de pareja, de grupos.

    Lucha desigual, entonces. Basta comparar el espacio dedicado a pelculas como "Cobra" y"Rambo" y otras por el estilo, con el que se destina a mensajes que promueven, relacionessolidarias. Basta evaluar las oportunidades culturales existentes en cualquiera de nuestrasciudades, los lugares de recreo, de encuentro para los nios. Basta estimar los recursos dedicadosa abrir caminos a la creatividad infantil frente a los absorbidos por la industria de la guerra, en lacual han entrado hace ya aos los juguetes.

    Lucha desigual. Las relaciones que podran significar una alternativa a las corrientes sociales msgeneralizadas pocas veces tienen el apoyo de los Estados o de organizaciones internacionales. Ladefensa del derecho a la imaginacin queda confiada a declaraciones, a experiencias casi siempreAisladas o a lo que pueden hacer algunos padres de familia o algunos educadores. Y en todocaso, cuanto estos logran algo llegan a unos pocos nios. Qu hacer entonces? El derecho quenos ocupa queda casi siempre para lo ltimo entre otras urgencias. Sin embargo, en l se juega engran medida la cultura de nuestros pases. Los nios colonizados hoy por la violencia simblicapoco tendrn que ofrecer maana, carecern de libertad, como lo seala Elas Canett:

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    Seamos realistas, no existe sociedad alguna sin violencia simblica; el concepto de nio es algomuy reciente en la historia de la humanidad (apenas en ese siglo hemos comenzado a reivindicarciertos derechos), millones de pequeos son forzados a la supervivencia, a una precaria adultez,sin que nadie se ocupe de su imaginacin ni de su hambre.

    Sin embargo, hay espacios en los que podra intentarse algo, el mero reconocimiento de losproblemas no asegura las soluciones. El derecho a la imaginacin abarca por lo menos tres deesos espacios:1. Los medios de difusin colectiva;2. La escuela;3. Las relaciones familiares;Si bien la oferta de los medios no es uniforme, su corriente de mensajes, en especial la televisiva,se orienta hacia la imaginacin de la violencia y de la muerte. Una permisividad absoluta, unaapertura sin lmites a cuanto mensaje llega desde los grandes centros mundiales de produccinconstituyen una suerte de suicidio cultural. Muchos de nuestros pases latinoamericanos se hanlanzado en esa direccin. La ausencia de evaluacin de los materiales, de criterios para juzgar losprogramas, ha llevado a una introduccin irracional de producciones en las que campean laviolencia y la muerte; los modelos individualistas, las relaciones sociales rayanas en elsalvajismo.

    No buscamos una descalificacin sin ms de los medios de difusin. Pero para asegurar en ellosun respeto al derecho a la imaginacin, no podemos dejar de evaluar, de juzgar los programas.Porque tambin hay programas orientados a la vida, a las relaciones sociales, al amor y tambinestos son producidos en grandes centros mundiales, si es que un pas opta por continuar deeterno cliente de mensajes ajenos.

    La tarea de juzgar y evaluar entronca necesariamente con una poltica nacional de comunicacin.La irracional entrada de mensajes para nios suele ser un claro indicio de una irracianolidad entodo lo que atae a la comunicacin social.

    La defensa del derecho a la imaginacin en este mbito lleva a revisar el modo en que en unasociedad se promueven y defienden relaciones diferentes a la que difunden los idelogos de laviolencia y de la muerte.

    Y no se trata aqu de caer en el viejo y siempre actual tema de la censura. Cuando la decisinsobre los productos comunicacionales se deja en unas pocas manos, el control puede amenazar acualquier tipo de oposicin. Pero en cambio el defender a los nios de los embater de formasenfermas de imaginacin, es una tarea de la sociedad toda, de sus instancias organizativas msgrandes y ms humildes. Lo que viene a implicar la necesaria apertura de canales de expresin y

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    de opinin para que la decisin sobre los productos comunicacionales, la defensa del derecho a laimaginacin, sean una responsabilidad compartida por diferentes sectores de un pas.

    En pocas palabras, no hay manera de proteger a nuestros nios sin una democratizacin de lacomunicacin, y esta ltima va ligada necesariamente a una democratizacin de la sociedad.Pasemos al segundo de los espacios propuestos: la escuela. Ya mencionamos a esta como uno delos mbitos privilegiados de la prctica del discurso domesticador. Queda claro: aludimos a laescuela como institucin, a sus reglamentos, a su percepcin del mundo infantil, y no al esfuerzoque muchos maestros hacen, a veces en contra o a espaldas del sistema, para abrir cauces a lacreatividad de los nios.

    El discurso domesticador ha sido denunciado por no pocos pensadores. Pienso en Rousseau, consu Emilio, en Simn Rodrguez, con sus riqusimas propuestas educativas; en Celestine Freinet,en Paulo Freire, en Piaget. Y junto a esa denuncia ha habido y hay vigorosas experiencias. Sionembargo, las lneas generales de la enseanza formal se orientan a frenar y muchas veces amutilar, la capacidad creadora de los pequeos.

    No es el caso de insistir aqu en un anlisis que muchos han hecho. Intentemos ms bien algunaspropuestas:

    1. La toma de conciencia por parte de docentes y padres de familia del alcance del derecho a laimaginacin. Podran emplearse aqu recursos como circulares pedaggicas, encuentros,campaas institucionales y masivas. Muchas reformas que han buscado ampliar los mrgenesde actividad infantiles se han estrellado con esa falta de conciencia.

    2. La elaboracin de guas didcticas de anlisis de mensajes, destinadas a los maestros y,mediante ellos, a nios y padres. Un modo de enfrentar la imaginacin de la violencia, de lamuerte y de la fealdad es a travs de recursos de lectura crtica de mensajes. Estos ltimosexisten, pero estn muy lejos de ser socializados. Se abre aqu la necesidad de un urgentedilogo entre comunicadores y educadores.

    3. Una revisin del discurso (entendido como recursos expresivos y temas tratados) de los librosde texto escolar.

    4. La recuperacin y difusin de experiencias llevadas adelante por docentes sin ms apoyo yrecursos que su empuje y creatividad. Quienes han defendido el derecho a la imaginacin enla escuela han sido casi siempre los maestros, algunos de ellos, en realidad. Pero susiniciativas o se desconocen por aisladas, o se pierden por falta de incentivos, o soncombatidas por ciertas instancias del poder escolar. Una recuperacin sistemtica de esasformas innovadoras, nacidas al calor del entusiasmo y la prctica permitira una corriente demensajes destinada a promover el conocimiento y el intercambio de exper