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RESUMEN En una línea de investigación que se propone la contribución a la construcción categorial de la teoría de la comunicación, línea de investigación en la que trabajamos hace tiempo (Paz, Enzensberger, Arendt), se reflexiona sobre la poesía como comunicación. Para ello se parte de un primer nivel de análisis: las funciones comunicativa y poética del lenguaje (Bühler, Sapir, Mounin, Martinet, Benveniste, Jakobson) y los lenguajes literarios, «cuando la expre- sión lingüística es de extraordinaria significación» (Sapir). En segundo lugar, se considera el lenguaje poético, dado que «la poesía es la comunicación, establecida con nuevas palabras, de un conocimiento de muy especial índole» (Bousoño). En tercer lugar, se valoran algunas aportaciones a la comunicación desde los estudios de Gadamer en torno a una excelente pro- ducción poética (Hölderlin, Rilke, George, Celan). Estética y comunicación, signos, metáfo- ras y mensajes, etc., son representados y revisados aquí desde la creación poética. Palabras clave: funciones del lenguaje, comunicación lingüística, lenguaje poético, comu- nicación literaria, Gadamer. ABSTRACT A specific line of research that proposes the contribution to categorical construction of the theory of communication —a field of work in which we have focused for a long time (Paz, Enzensberger, Arendt)—, centres its reflections on poetry as means of communication. The origin for such theory derives from a first level of assessment: the communicative and poe- tic functions of language (Bühler, Sapir, Mounin, Martinet, Benveniste, Jakobson) and the presence of all literary languages, «when linguistic expression achieves an extraordinary Comunicación y lenguaje poético. El caso de Gadamer Communication and poetic language. The case of Gadamer OCTAVIO UÑA JUÁREZ Universidad Rey Juan Carlos (España) [email protected] RES nº 9 (2008) pp. 87-106 13198 / Revista 9 (F) 26/6/08 16:40 Página 87

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RESUMEN

En una línea de investigación que se propone la contribución a la construcción categorial dela teoría de la comunicación, línea de investigación en la que trabajamos hace tiempo (Paz,Enzensberger, Arendt), se reflexiona sobre la poesía como comunicación. Para ello se partede un primer nivel de análisis: las funciones comunicativa y poética del lenguaje (Bühler,Sapir, Mounin, Martinet, Benveniste, Jakobson) y los lenguajes literarios, «cuando la expre-sión lingüística es de extraordinaria significación» (Sapir). En segundo lugar, se considera ellenguaje poético, dado que «la poesía es la comunicación, establecida con nuevas palabras,de un conocimiento de muy especial índole» (Bousoño). En tercer lugar, se valoran algunasaportaciones a la comunicación desde los estudios de Gadamer en torno a una excelente pro-ducción poética (Hölderlin, Rilke, George, Celan). Estética y comunicación, signos, metáfo-ras y mensajes, etc., son representados y revisados aquí desde la creación poética.

Palabras clave: funciones del lenguaje, comunicación lingüística, lenguaje poético, comu-nicación literaria, Gadamer.

ABSTRACT

A specific line of research that proposes the contribution to categorical construction of thetheory of communication —a field of work in which we have focused for a long time (Paz,Enzensberger, Arendt)—, centres its reflections on poetry as means of communication. Theorigin for such theory derives from a first level of assessment: the communicative and poe-tic functions of language (Bühler, Sapir, Mounin, Martinet, Benveniste, Jakobson) and thepresence of all literary languages, «when linguistic expression achieves an extraordinary

Comunicación y lenguaje poético. El caso de Gadamer

Communication and poetic language. The case of Gadamer

OCTAVIO UÑA JUÁREZ

Universidad Rey Juan Carlos (España) [email protected]

RES nº 9 (2008) pp. 87-106

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significance» (Sapir). A second step considers poetic language, since «poetry is communi-cation, specifically established with new words and owning knowledge of very special natu-re» (Bousoño). The analysis is followed by the evaluation of several contributions to commu-nication derived from works signed by Gadamer with regards to an excellent poetic production(Hölderlin, Rilke, George, Celan). Other elements additionally represented and reviewed inthis work, always considering the perspective of poetic creation, are aesthetic and communi-cation, signs, metaphors and messages, word and dialogue, representation, speech andreconstruction, moment and memory, etc.

Keywords: functions of language, linguistic communication, poetic language, literary com-munication, Gadamer.

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En una larga conversación sobre los medios de comunicación de masas y el poder de la infor-mación Peter Sloterdijk sostiene: «la corriente lingüística es tan grande... se remonta muchomás lejos en el tiempo de lo que los escritores habitualmente admiten. No quiere hacer refe-rencia a los forjadores de mitos ni a los fundadores de religiones, ni tampoco a los clásicos,los filósofos, los poetas: éstos todavía están muy cerca de nosotros, y tendemos a evitar acep-tar las misiones que proceden de parte suya» (2003: 175). Esta invitación al lenguaje, a la con-sideración de su naturaleza y función comunicativas, además de sugerente, es fundamentalpara el esclarecimiento de la estructura comunicativa de la vida humana1. La lingüística, lapsicolingüística, la poética y los estudios comparados del lenguaje ponen de manifiesto milaspectos de los procesos comunicativos2. Comunicación que es la base natural y social de laadaptación humana al entorno y estadio previo y terminal, que se da antes, durante y despuésde las relaciones de información. Comunicación entendida siempre desde un presupuesto: quelas personas que se comunican participan de un mismo sistema simbólico y que los comuni-cantes perciben la misma unión entre el símbolo y su referencia a las realidades. Es más, comoquiere Steiner, el lenguaje nomina, califica, predica, es creador, inventa y reinventa el ser y elmundo, porque «posee y es poseído por la dinámica de la ficción» (2001c: 78). Fray Luis deLeón, maestro del lenguaje, los nombres y la metáfora, exaltaba así a los humanos: «nosotros,que fabricamos las voces» (F. J. Perea Siller, 1998). Presentamos aquí unas reflexiones sobrecomunicación y lenguaje poético. Lo hacemos preferentemente desde las aportaciones deGadamer y dejamos para próximas tareas el análisis de los escritos poéticos de Arendty también las aportaciones de Lévinas a la comunicación3.

Como más adelante señalamos, Gadamer habita en la afirmación de esta fundamentali-dad y preeminencia del lenguaje para la comunicación humana y la comunicación social. «Ellenguaje no sólo debe ser considerado como lenguaje formado por palabras, sino como unaforma de comunicación» (H. G. Gadamer, 1998b: 131). Torna y retorna a aquel aristotélicoanimal hablante y quizá vaya persuadido de que la comunicación humana consigue su másalta estatura por el lenguaje. Quizá todo su discurso vaya precedido por la máxima de Lévi-Strauss: «quien dice hombre dice lenguaje, y quien dice lenguaje dice sociedad» (1965: 351).La comunicación misma aparece como el destino de su mayoritario y brillante discurso herme-néutico: «la hermenéutica se refiere más bien a todo el ámbito de la comunicación humana»(H. G. Gadamer, 2007: 85). Así lo ve uno de sus glosadores: «El lenguaje es en efecto, para

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1 Para las relaciones entre lenguaje y comunicación siguen siendo valiosas y oportunas las reflexiones de Veróny Prieto (E. Verón, et álii, 1971: 9-50). Así como las de Piaget y Fraisse (P. Fraisse y J. Piaget, 1974: 9-106; J. Piaget, 1987).

2 Una buena parte de nuestra producción acomete estos campos. Hemos explicado, durante una treintena deaños, la asignatura «Teoría de la comunicación», en ella hemos concedido siempre un lugar señalado a los lengua-jes. Entre otros estudios: O. Uña (1983, 1984a, 1984b, 1987, 1990, 1996, 1998, 1999, 2000, 2005, 2007), O. Uñay A. Hernández (2003) y O. Uña, A. Martín y J. Hormigos (2005).

3 Nos habíamos propuesto analizar, siquiera mínimamente, la obra poética de Hannah Arendt. Será, sin duda,en otra ocasión. Nuestra exposición de Arendt sería fundamentalmente desde la comunicación y las relacioneshumanas, bajo la influencia de Jaspers, Heidegger y otros pensadores de la Begegnungsphilosophie (Buber, Löwith,Theunissen, etc.). Las obras centrales de este estudio sobre Arendt: 2002a, 2002b, 2004a, 2004b, 2005a, 2005b,2005c, 2006. Igualmente dejamos para un examen detenido la obra de E. Lévinas, tan rica y tan sugerente para redi-mensionar la teoría de la comunicación. Hacemos una breve referencia a su reconstrucción y superación de concep-tos heideggerianos y de la fenomenología.

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Gadamer, el ser de todo lo que puede ser comprendido, el juego en el que todos jugamos, elreflejarse en sí del juego originario que constituye la esencia del movimiento de lo real; estoes, naturalmente el lenguaje humano, el logos, la palabra» (R. Dottori, 1986: XIX).

Miller, en su clásico estudio sobre la conducta verbal y la comunicación fija el sistemade comunicación ideal: fuente, destino, canal, transmisor, receptor, ruido. Advierte a su vezque «el tema del lenguaje y la comunicación es tanto o más vasto que el de la psicologíamisma» y que los símbolos verbales son diferentes de otros estímulos debido a su organiza-ción (J. Piaget et álii, 1961; J. A. Greimas, 1976; D. Pignatari, 1977; J. Mayor, 1977; O.Quine, 2002).

Por su parte, Edgar Morin advierte como el ser humano configura dos lenguajes desde lalengua: «el lenguaje racional, empírico, práctico, técnico y el lenguaje simbólico, mítico,mágico». Desde la sociología de la sociología, según su diagnóstico y su exhortación a lareforma de los saberes, el pensamiento sociológico del presente debe abrirse a otros modoscognoscitivos y también a la literatura (E. Morin, 1995a:17). Y si donde surgió el lenguaje,allí la poesía, corresponde inexorablemente al poeta, quien «tiene una competencia total,multidimensional» (E. Morin, 2001: 42), llevarnos al «estado poético», al liberarnos delinvasor estado de la hiper-prosa4. Quizá tal discurso moriniano venga a reafirmar el grito sar-triano de que «vivir es producir significaciones» o las conclusiones gadamerianas: «en el len-guaje se representa a sí mismo el mundo», «el lenguaje es el lenguaje de la razón misma»(H. G. Gadamer, 1977: 539, 582).

Moles, lugar obligado y al uso en teoría de la comunicación y en teoría de los objetos,acomete con originalidad «una poética informacional». Parte en su atrevimiento de aquellaopinión también original de Valéry que sostenía que el verso tiene una finalidad de gozoy voluptuosidad y que supone, en su recepción, una unión intimista de la realidad física delsonido y de las excitaciones virtuales del sentido. Moles formula, como si de un imperativocategórico se tratara, que «la poesía es un arte de comunicación, al unirnos implícitamente»(1975a: 283). Ello es debido a las artes del poeta, quien «intenta hacer que resuene elalma y la sensibilidad de los individuos que le escucharán a lo lejos o más tarde, es decir, através del espacio y del tiempo» (1975a: 283). Horacio entregaba en testamento universal suscantos a una duración mayor que la del bronce, o más allá de la distancia y el olvido, comopermanente mensaje. Y aquel virgiliano pastor Menalcas recibía el poema como el más altodon: «Para mí, poeta divino, tal es tu canto como la siesta en la hierba para el que está fati-gado, como en estío apagar la sed con agua dulce de arroyo». Aquella palabra duradera delprimer Paz, que se quería «ya sin mí, pero de mí». Moles piensa que así gesta el poeta susliterarias criaturas: «en la creación misma, el poeta se forma una imagen ideal y quizá hastailusoria, pero un tanto necesaria, del individuo al que se dirige, y con ello explora con mayorprecisión que el psicoanalista o el lingüista los pertrechos socioculturales de este individuo,la constancia de la cultura a través de épocas y personas» (1975a: 283). Y a la búsqueda de

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4 Parte de las carencias del pensamiento actual e invoca la complejidad. Así diagnostica: «La patología de larazón es la racionalización, que encierra a lo real en un sistema de ideas coherente, pero parcial y unilateral, y queno sabe que una parte de lo real es irracionalizable, ni que la razón tiene por misión dialogar con lo irracionaliza-ble» (E. Morin, 1995b: 34).

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este «mensaje poético sonoro» va nuestro ingeniero y teórico desde la ciencia de la comuni-cación y desde la estética experimental5. Aunque la definición de Jakobson del «mensajepoético» haya sido revisada por Eco y también las clásicas distinciones de Moles, «informa-ción estética» e «información semántica»6. Forma y significación, lenguaje y sonoridad, her-menéutica y estética constituyen la especificidad poética:

Semántica Lenguaje Sonoridad

Narrar la historia Serie fonémica ritmada

Estética Constelación de atributos emotivos Campos de libertad de la percepción

o arquetípicos de signos universales

(A. Moles, 1975a: 288)

Volveremos en otra ocasión sobre Moles, también sobre sus críticos, sobre las computa-doras y los métodos elaborados de Bense y Lutz.

Será Barthes quien invoque, al contrario que Mounin, por ejemplo, unas nuevas relacio-nes entre lingüística y literatura7, incluyendo los contenidos también en el ámbito del lengua-je (G. Mounin, 1970). Es más, adelanta que tal apertura de la lingüística a los textos litera-rios se produjo «a partir de un análisis del mensaje poético, aparentemente el más formal detodo los lenguajes construidos» (R. Barthes, 2002: 35), situando en lugar distinguido lastareas de Mallarmé, Valéry o Lautréamont sobre el lenguaje y el lenguaje literario. Del textoal sentido literario. Del lenguaje al lenguaje elaborado, como de algún modo establecían los«viejos» tratados de retórica, al entender la poesía como elaboración formal —«ad unguem»,decía Horacio— del material lingüístico. De la lingüística a la semiología, hasta concluir:«toda obra literaria es comunicación semiológica, un mensaje emitido a través de signos,símbolos y síntomas...» (A. Prieto, 1976: 21).

J. Martinet (1976: 14-55) dibuja la comunicación lingüística y, desde ella, una semiolo-gía de la comunicación. La lengua es, ante todo, instrumento de comunicación. DesdeSaussure arranca la comunicación lingüística, que se da y acontece en los actos de habla.Observa que, desde Saussure, los sistemas de signos son interpretados como comunicación(Mounin) o como significación (Barthes) y, con aportaciones de Bloomfield, Shannon,McLuhan y Prieto, desarrolla una semiología de la comunicación. Defiende la estrecha rela-ción entre los estudios del campo de las ingenierías de la comunicación y las investigacionessobre la comunicación verbal (Ch. Baylon y X. Mignot, 1996: 59). A este cometido se orien-tan someramente nuestras reflexiones sobre Gadamer, artífice y mantenedor de un valiosodiscurso sobre la comunicación, el lenguaje y el lenguaje poético.

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5 Véase L. Thayer (1975: 396); A. Moles (1975: 179); J. Baudrillard (1977: 121).6 Véase C. Maltese (1972: 29-312); U. Eco (1980: 159-180).7 Para Kayser (1981: 7) la poesía «no vive ni crece como reflejo de otra cosa, sino como estructura lingüística

completa en sí misma. Según esto, la tarea más urgente de la investigación debiera ser determinar las fuerzas lin-güísticas creadoras...». Para Trabant (1975: 15) la obra literaria «posee un núcleo estructural: el habla fijada, esdecir, el texto establecido. Ahora bien, el texto literario no llega a alcanzar la categoría de arte, si no es en virtud deun acto del habla de índole especial: la “lectura estética”».

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1. GADAMER: COMUNICACIÓN Y LENGUAJE

El lenguaje es nuestra patria, nuestra cálida mansión construida por el tiempo histórico y ali-mentada por la tradición. Habitamos en la «inquietante cercanía» del lenguaje. Así el hom-bre como ser del lenguaje, el «animal simbólico» de la lengua y el habla. La lingüisticidades así una dimensión universal y básica. «La palabra no es un elemento del mundo como sonlas formas y los colores, dispuesto en un orden nuevo. Más bien cada palabra es, ella misma,ya elemento de un orden nuevo y, por tanto, es ese orden mismo y en total» (H. G. Gadamer,1998b: 44). El lenguaje es la gran pertenencia del hombre, «y es tan inseparable de él comosu propia piel» (J. A. Marina y M. de la Válgoma, 2007: 70). Que los mortales son en la medi-da en que hay lenguajes, dice Heidegger desde Rilke (M. Heidegger, 1995: 203). Que a losdichos mortales lo único que nos cabe esperar es «acercarnos a las tinieblas del lenguaje»,concluye Gadamer. Como el templo fuera la mansión del dios, así el lenguaje fuera la mora-da del ser, y «todos los seres están a su modo, en cuanto entes, en el recinto de la lengua»(M. Heidegger, 1995: 231).

Hasta mediados del pasado siglo el lenguaje no había ocupado un lugar central en la aten-ción del pensamiento filosófico. Desde entonces el debate sobre su naturaleza, estructurasy funciones es máximo (G. Hattois, 1979). Nuestro filósofo, en la cercanía de Heidegger,desde 1935, conoce las reflexiones del «maestro de Alemania» sobre el lenguaje; especial-mente Unterwegs zur Sprache de 1959, su famoso «giro ontológico» y su más famosa pro-posición: «el ser que puede ser entendido, es lenguaje». La posición hermenéutica lleva aGadamer a formular el lenguaje como «la primerísima apertura al ser», el «ser - ahí primor-dial» (J. Grondin, 2003: 192) y a culminar el grave empeño de una «hermenéutica de la lin-güisticidad». Para superar esa omisión y ese olvido nuestro autor analiza el logos, el verbo yel lenguaje como formador de conceptos a lo largo de la historia de la cultura occidental, len-guaje que va «en el principio de la historia humana y de la historia de la humanidad» (H. G.Gadamer, 1993a: 91), lenguaje que «revela lo que siempre está en nosotros». Lenguaje queobra el milagro: porque somos palabra somos una cultura, porque somos conversación(Herder, Hölderlin) somos una historia8.

Desde Platón el lenguaje es reducido y degradado a mero instrumento del pensamiento.Aristóteles construirá la originalidad y la relevancia de lo pensado sobre lo expresado, delconcepto sobre el término. La metáfora, la usurpata traslatio agustiniana, quiere unir lo lin-güístico y lo lógico. «El proceso del pensamiento no es nunca puramente conceptual, sinoque se sigue más bien y ya siempre del vestigio de la palabra, que con sus metáforas e imá-genes es la que abre primerísimamente los caminos del pensar» (J. Grondin, 2003: 211).Bajo la consideración de la palabra como arte y como verdad, Gadamer incide en las diver-sas funciones del lenguaje: cognitiva, comunicativa y categorizadora. Esta última, constitu-yente del mundo sobre el que se puede hablar, hace posible las dos anteriores, ella es lengua-je proteico y fundador, poético o creador: «estas formas de la comunicación son inteligiblesen sus posibilidades propias partiendo de aquel modo poético del hablar» (H. G. Gadamer,

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8 Sobre ello: B. Malmberg (1996: 117-128); J. Ferrater Mora (1970: 177-184); N. Chomsky (1970: 35-46);W. von Humboldt (1991: 67-100). Sobre la historia de la filosofía del lenguaje: J. J. Katz (1971: 27-87).

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1998b: 42). Gerard Vilar, en prólogo a Arte y verdad de la palabra, resalta esta función ori-ginante del lenguaje: «esta fundación de sentido se hace por excelencia en el lenguaje de lacreación literaria, de lo que los alemanes llaman Dichtung...» (H. G. Gadamer, 1998b: 12).Desde Humboldt se enfatiza sobre la función comunicativa del lenguaje. Mounin establecela importancia de ésta: «gracias al desarrollo de la fonología, se ha podido ofrecer la demos-tración científica de que la función central del lenguaje era su función de comunicación, yno, como la repetían casi todas las definiciones anteriores, su función de expresión del pen-samiento» (1984: 13). Mounin recoge someramente las afirmaciones de esta posición (1984:34)9. «La función fundamental del lenguaje es la comunicación» (Revész). «Se dice común-mente que el arte es un lenguaje... el arte se revela entonces como la posibilidad de comunicaruna emoción» (Buyssens). «El lenguaje... existe no sólo en parte, sino totalmente, en funciónde la comunicación entre los hombres» (Whitney). Para Sapir el lenguaje es «un medio decomunicación puramente humano» y cuando éste reviste «una forma más delicadamenteexpresiva» tenemos la literatura. Reznikov y Martinet hablan de la «función estética» dellenguaje, Jakobson, de la «función poética». Mounin cree resolver el problema refiriéndosea usos —entre éstos, los estéticos y poéticos— y, «además, de su función comunicativa».Jakobson, al formular los elementos de los actos de habla (emisor, receptor, contexto, códi-go, mensaje y contacto comunicativo) señalaba como elemento predominante «la tendenciahacia el mensaje» (1960: 356). Y Wunderlich enumera así los componentes de una situaciónde habla: destinador, destinatario, tiempo, lugar, espacio perceptivo del hablante, propieda-des fonológico-sintácticas del enunciado, contenido cognitivo del enunciado, presuposicio-nes, intenciones del hablante, interrelación entre hablante y oyente (U. Oomen, 1987: 138).

Por otra parte, la obra literaria es lenguaje10. Un elaborado lenguaje, un especial discurso,«una decoloración del lenguaje», «una circunstancia especial del lenguaje» (J. DomínguezCaparrós, 1987: 91-92). El poema va a ser un «objeto lingüístico», según S. R. Levin (1987:59), en el que el lenguaje se organiza de caracterizado modo11. Hasta reclamar una ciencia dela literatura como ciencia social, cuyos esfuerzos ayudarían a integrar el discurso literario en«el modelo básico del lenguaje del resto de nuestras actividades comunicativas» (M. L. Pratt,1977: 88). Aunque para otros analistas del lenguaje, especialmente de la teoría de los actos dehabla, la comunicación literaria es siempre distinta, excepción (V. Camps, 1976: 61). Sin ade-lantarnos a consideraciones sobre la poesía, debemos mostrar aquí la taxativa afirmación deque es la comunicación lo que caracteriza sustancialmente la obra poética: «[...] la poesía nopuede ser definida ya por las propiedades gramaticales de su lenguaje, sino por el comporta-miento particular de los distintos factores comunicativos» (U. Oomen, 1987: 139).

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9 Sobre ello también: Ch. Morris (1962: 336-339); L. Thayer (1975: 396-398); V. Sánchez de Zavala (1978);U. Eco (1980: 75-105).

10 «Entre las muchas cosas que puede ser una obra literaria, es sin duda alguna... una cosa hecha de lenguaje. Paraser más concretos, es un discurso, en el más alto sentido del término, que incluye todos los “trozos” de habla y escri-tura emitidos sin interrupción por un hablante o escritor individual» (R. Ohmann, 1987: 15). Sobre la especificidad dellenguaje literario: B. H. Smith (1974); T. A. Dijk (1976b); I. Lotman (1970); J. M. Pozuelo Yvancos, (2003).

11 Sobre la naturaleza y estructura del lenguaje poético y su función comunicativa: I. Fonagy (1971: 194-218);G. Mounin (1969); S. Chatman (1971: 1-40). Además de Searle y Austin, especialmente el segundo: J. L. Austin(1971); U. Oomen (1973); S. R. Levin (1987); M. Corti (1976); T. A. Dijk (1976b); R. Posner (1982); J. M. PozueloYvancos (2003: 195-225).

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Gadamer, pues, no sólo quiere superar el olvido sino también restituir al lenguaje su natu-raleza, funciones, virtualidades y atribuciones propias. Mas el «concepto moderno» dellenguaje es hijo de una conciencia del lenguaje, conciencia que es resultado de un procesohistórico12. Gadamer, en aproximaciones originales y serenas, va a resaltar las funciones dellenguaje. Así: «la fuerza expresiva del lenguaje» (1993a: 134), «el discurso es siempre dis-curso de alguien o para alguien» (1993a: 133), «la unidad indisoluble entre pensamientoy lenguaje» (1977: 483). Expresar, significar, comunicar. El lenguaje es el locus de la media-ción y de la mostración. El lenguaje es el gran vehículo de la transmisión, de la epifaníay revelación. La palabra es comunicación en su forma más pura, «pues hablar es expresarse ysalir al encuentro de sí mismo» (1998b: 47). Es más, para Octavio Paz la palabra poéticatiene su nacimiento, su presencia y su fuerza en la distancia entre el yo y el tú, en el extra-ñamiento de los humanos13.

Gadamer incide reiteradamente sobre el papel secundario del lenguaje respecto al pensa-miento desde Platón, pero es contundente en esta relación entre conocer y expresar: «[...] elque vive en un lenguaje está penetrado de la insuperable adecuación de las palabras que usapara las cosas a las que se refiere» (1977: 482). El «pensamos porque hablamos» es defen-dido enfáticamente por nuestro filósofo al sostener que la lingüisticidad determina no sola-mente el objeto sino la realización misma del entender.

Sin lenguaje no habría organización del pensamiento, pensaba Saussure. Para Humboldtuna lengua era una Weltanschauung. Para Sapir-Whorf la estructuración semántica de unalengua es un hecho original y decisivo14. Es más, según nuestro autor, tan sólo «entendemos»aquella parte o fragmento de ser que llegamos a expresar lingüísticamente. Aunque el len-guaje, como quiere Steiner (1990: 67), «se estira deliberadamente hasta el límite», la expe-riencia de la comunidad y la circunscripción de la lingüisticidad marcan el conocimientoy vienen a fundar la pregunta, la hermenéutica misma. Los límites del conocimiento son loslímites del lenguaje, la universalidad del lenguaje «se mantiene a la altura de la universali-dad de la razón... es el lenguaje de la razón misma» (Gadamer, 1977: 482). Laboramos, sufri-mos por expresar la palabra ajustada y exacta, por nombrar con propiedad la realidad.Advertimos igualmente nuestra incapacidad para decir en su totalidad lo que queremos decir.Ello es así porque el lenguaje, aunque familiar y hogareño —«casa del ser»— se revela comodeficiente y limitado. Lessing hablaba de la metafísica exactitud de los poetas y oradoresy Rilke sentenciaba oracularmente: «Era un poeta y odiaba lo impreciso». Para el pensadoralemán la poesía es la proximidad misma y los poetas, más allá de las reglas y convencio-nes, amplían las capacidades lingüísticas y «dentro aún de las posibilidades que el mismo

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12 «En la palabra reside el secreto de la transmisión de la cultura humana... la escritura y el surgimiento de lapalabra en lo escrito es uno de los grandes secretos de toda transmisión humana... En la palabra parece, por así decir-lo, que el imperio universal del espíritu alcanza la posibilidad de venir a sí mismo...» (1993a: 17).

13 «La experiencia, dice el Nobel mexicano, es sentirse extraño a otro. Nombrar ese hueco en donde aparece lootro: eso es poesía» (O. Paz, 2005: 468)

14 Para las relaciones entre conocimiento y lenguaje: F. de Saussure (1916: 155-156); F. Brunot (1926);M. Barkhtine (1929); K. Marx (1963); E. Sapir (1967); A. Schaff (1967 y 1973); P. Giglioli (1972); G. Mouni (1975);L. Wittgenstein (1979: 69); Ch. Baylon y X. Mignot (1996: 42-43). Para las relaciones entre lenguaje e ideología:H. Barth (1951); K. Marx (1963); A. Gouldner (1978); Th. W. Adorno (1982); M. Bunge (1985); C. Reis (1987);J. F. Revel (1993).

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lenguaje ofrece, saben expresar lo no dicho» (1998b: 138), habitantes de los «bosques desímbolos», como quería Baudelaire.

Pero el lenguaje es, por otros costados, el presupuesto de la hermenéutica, como estable-cieron Schleiermacher y Dilthey y ordena y disciplina Gadamer15. El lenguaje es el medio enel que se formula el acuerdo y el consenso de los interlocutores. La interpretación es la formade realización de la comprensión y ello acontece en el lenguaje. La comprensión dice inelu-diblemente relación a la lingüisticidad. Ésta caracteriza a la tradición y cumple su significa-ción mayor en la escritura. Escritura en la que, si bien se pierde el intercambio vivo delhablar, la palabra se transfigura como verdad, siendo lo escrito la «idealidad abstractadel lenguaje» (H. G. Gadamer, 1977: 471; y 1998b: 30).

Pero vengamos, al menos brevemente, a la función comunicativa del lenguaje. Ya sabe-mos que la palabra en su forma prístina es comunicación. Aunque para el longevo filósofo elresultado de nuestro interpretar —nuestro periplo y odisea sobre los anchos, variados, peli-grosos e inescrutables mares del sentido y el significado («quale per incertam lunam subluce maligna est iter in silvis», que decía Virgilio sobre la visita a los infiernos16)— es acer-carnos a la tiniebla del lenguaje, la comunidad misma se «resuelve» en la palabra (H. G.Gadamer, 1993a: 13). Toda la hermenéutica lingüística tiene como punto de partida el diálo-go. Si un texto no dice para alguien, en verdad nada dice. Decir es decir a alguien, aunquesea un decirse. No hay signo sin lector, no hay mundo sin sujeto, como establecíanSchopenhauer y Scheler. Sin el otro el texto es oclusión, cifra, se enquista en la clausura,como mónada sin ventanas. Que todo lenguaje fuera destinal. Gadamer en respuesta aR. Koselleck, a un grave discurso de celebración y homenaje, sostenía que el lenguaje no dicede sí, sino de lo que es, y que «la constitución lingüística de los hombres» —y no la mate-mática— funda la civilización. Que el lenguaje es propio del reino de la praxis, de los huma-nos como grupo: comunidad y sociedad. Que el lenguaje, gran vínculo constituyente e iden-tificador, es propio del reino del diálogo, y en tanto es en cuanto conlleva entendimiento, «siconduce al intercambio de comunicación» (R. Koselleck y H. G. Gadamer, 1997: 115). Enla escucha del otro adviene la solidaridad. Es el lenguaje «como un estar de camino a locomún de unos con otros» (R. Koselleck y H. G. Gadamer, 1997: 116, 121). El hablar de losmortales es desde la escucha y en cuanto escucha (M. Heidegger, 1987: 29). El hablar y elescuchar, el «oyente de la palabra» y el «homo loquens» constituyen el diálogo. Una conver-sación que es «conversión», encuentro y creación de un ámbito sígnico común, de un comúndiscurso (Gadamer, 2002a: 209). El lenguaje es no sólo la piel del hombre, como se ha dicho,sino la resolución básica de la humana condición; no sólo la casa del ser, sino también la casadel hombre, en la que mora y edifica su relacionalidad. Así define Gadamer (C. Dutt, 1998:61), en reposada conversación, el diálogo: «[...] algo en lo que uno entra, en lo que uno seimplica, algo de lo que no se sabe de antemano que “saldrá” y algo que tampoco se corta sinviolencia, puesto que siempre queda algo que decir». Hasta Sartre llegaba a establecer que

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15 Algunas obras fundamentales sobre la tradición filosófica de la hermenéutica: E. Betti (1955); G. Vattimo(1968); E. Coreth (1972); E. Bianco (1985); A. Gabilondo (1988); A. Ferraris (2000); R. E. Palmer (2002). Sobrela hermenéutica en Gadamer: E. Lledó (1978); A. Ortiz Osés (1986); C. Lafont (1993); A. Fabris (2001); J. Grondin(2003: 243-248); J. Recas (2006: 341-353).

16 Eneida VI, 270-271.

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el ejercicio de vivir coincidía con el de producir significados. Poetas hubo que pensaron eranlas palabras —nombrar el mundo, apropiación de la realidad originaria— el gran y definiti-vo destino. «Creadores de dioses», es decir, de significaciones máximas, llamaba Aristótelesa los protopoetas griegos. «Tal vez estemos aquí para decir: casa / puente, cisterna, puerta,vaso, árbol frutal, ventana, / a lo sumo: columna, torre» (Rilke). «Palabra, una palabra, / laúltima y primera» (Paz). «Son las palabras las que cantan, las que suben y bajan... me pros-terno ante ellas... las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito...» (Neruda). Quelas palabras trascienden lo real, no dicen ni desdicen el mundo: «el lenguaje habla» (DieSprache spricht), que Heidegger tomó de Mallarmé. Rosenzweig distinguía entre el «méto-do de pensar» y el «método de hablar»17.

El pensar es solitario, el hablar reclama al otro. El hablar dice temporalidad, dependen-cia de otro y capacidad creativa. Y Lévinas por su parte resalta esta función comunicativa dellenguaje: «Este “algo” que se llama significación surge en el ser con el lenguaje, porque laesencia del lenguaje es la relación con el otro... la significación es lo infinito, el Otro» (1977:220). Y Derrida: «Todo lenguaje que retornase hacia sí mismo, hacia nosotros, pareceríaindecente» (1997: 6).

Heidegger, Gadamer y Lévinas tienen en su haber un pensamiento cargado de ricasy exquisitas sugerencias sobre la función comunicativa del lenguaje. Para Lévinas, decimos,la mismidad del lenguaje es la relación. Tal proposición nos llevará hasta la palabra no dicha.El lenguaje en cuanto decir es pura y originaria significatividad y establece una asimétricarelacionalidad: el que nombra, el que dice, el que habla, es proteico y antecesor. El lengua-je en cuanto dicho, universo del conocimiento y la comunicación, pide remisión a aquel decirinicial y fundador. Por otra parte, el discurso tiene su origen en la alteridad. La diferencia medice e interpela. Lévinas acentúa la otredad frente a la «egología» fenomenológica: del ser ala relación, de la ontología a la ética. Trátase del reconocimiento, no ya tan sólo del conoci-miento, dícese de la revelación y no ya del desvelamiento. La preeminencia es del otro, otrocon rostro, un rostro que habla e interpela. El rostro es como palabra primerísima, como alfadel significado, como palabra no dicha, que me constituye en interioridad expresiva. ParaLévinas el lenguaje es más que un sistema de signos, sobrepasa la formalización, la comu-nicación y la expresión. El lenguaje, desformalizado, es reenvío a «la pregunta», remisión designificado. Es esencialmente la escucha —«oyente de la palabra»—, lo dicho es objetiva-ción, el decir es génesis y posibilidad. La otredad, la diferencia, dice y, al nombrar, somos18.

Amplia y sugerente es la aportación de Gadamer al lenguaje como comunicación desdela hermenéutica y la variada exégesis de textos. No podemos señalar aquí su lugar y signifi-cación al interno de la corriente dialógica y de los discursos sobre la comunicación desde lafilosofía (Rosenzweig, Cohen, Jaspers, Buber, Marcel, Lévinas, Wahl, Löwith, Jankélévich,Theunissen, Habermas, Apel, etc.)19.

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17 De interés al respecto: Rosenzweig (1989), que sintetiza su magna obra: La estrella de la redención,Salamanca, Sígueme, versión de 1997. A propósito del concepto de diálogo y las aportaciones de Rosenzweig:J. M. Esquirol (2005: 69-80).

18 Sobre el lenguaje en Lévinas: R. Duval (1976); E. Feron (1992); S. Buck-Morss (1995); D. Gritz (2004).19 Sobre las propuestas del pensamiento relacional, comunicativo, del encuentro y del diálogo, en sus varias

orientaciones: O. Uña (1984a: 37-83; y 1999: 17-57); M. Theunissen (1965); J. Bokenhoff (1969); J. Libertson(1982); P. Laín (1983); S. Simón Lorda (2001); A. Gabilondo (2001); J. Recas (2006).

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2. GADAMER: COMUNICACIÓN Y LENGUAJE POÉTICO

En verdad es un hecho muy especial el arte. La «diferenciación estética» gadameriana20.Buber escribía en 1913 que el arte representa una realidad verdadera y finita, mundo idealy autónomo que no es sino «imagen», permaneciendo remota e inaccesible su esencia (1990:67). Baudelaire, a propósito de esta singular naturaleza del arte, se preguntaba: «¿Sales delnegro abismo o bajas de los astros?». A la justificación del arte, a la «pretensión de verdad»de la invención poética y del lenguaje artístico va a dedicar nuestro filósofo un extensoy excelente trabajo, mesurado y sugerente (Gadamer, 1998a). Como Heidegger, establecidoque el lenguaje es la cálida morada del ser y su pastor —a la vez que muestra la dereliccióny la inhospitalidad de lo humano— y que el discurso analítico habita en monte cercano al dela creación poética, así también Gadamer va a las límpidas y generadoras aguas de las intui-ciones estéticas. Él cree también en «esa savia vital que comparten la filosofía y la literatura»(Gadamer, 2007: 86). Persuadido igualmente de que la poesía tiene sus moradas en «la leja-nía del decir». Nadie como Zambrano concretó la distancia y la complementariedad deambas vías de conocimiento: «La palabra de la poesía es irracional, porque deshace esta vio-lencia, esta justicia violenta de lo que es. No acepta la escisión que el ser significa dentroy sobre la inagotable y obscura riqueza de la posibilidad. Quiere fijar lo inexpresable... pala-bra irracional que ni siquiera ha presentado combate a la definida y definidora palabra de larazón» (M. Zambrano, 1987: 115).

El recurso heideggeriano a la investigación de la poesía viene dado por su relato casi fatalde la historia del ser y del acabamiento de la metafísica21. Quizá porque «todos los seresestán a su modo en el recinto de la lengua» (Gadamer, 2001: 231) o porque al poeta le esencomendado lo sagrado en «la época de la noche del mundo» o porque sencillamente«canto es existencia» (Gadamer, 2001: 201, 235) que entonaba Rilke en el tercer sonetoa Orfeo. La relación entre lenguaje y ser, palabra y cosa, silencio y palabra, decir originarioy palabra verdadera marca la obligada recurrencia a la poesía22.

Para Gadamer la palabra «se consuma en la palabra poética» (1998b: 48). En la obra poé-tica la palabra es «más dicente» que en cualquier otro caso, taxativamente. «La palabrapoética instaura el sentido. La palabra surge en la poesía a partir de una fuerza de dicción nuevaque con frecuencia está oculta en lo usual» (1998b: 43). Es la palabra dicente por antonoma-sia. Se queda vacía si es reducida a su función sígnica, pues la esencia de la creación poéti-ca no es la metáfora, sino la palabra dicente. Ella no es un elemento más, como las formas olos colores, es ella misma, orden mismo y total. Ella dice «la presencia del todo suministra-da por el lenguaje». Ella es originante, la proximidad misma al ser, ella es categorizadora.

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20 Bourdieu glosa muy sutilmente la incomprensibilidad e inexplicabilidad del arte según Gadamer y se afirmacontra «los que prohíben a la sociología cualquier contacto profanador con la obra de arte» (Bourdieu, 1995: 10).

21 No entramos aquí a valorar la posición de Vattimo sobre la hermenéutica —«la hermenéutica debe recono-cerse como el pensamiento de la época del final de la metafísica» (1991: 119)—. Tampoco podemos considerar sujuicio sobre arte y religión y arte y secularización (1995: 102-121) ni sus «lecturas» de Heidegger y Gadamer a pro-pósito de este temario.

22 Sobre Heidegger a este respecto, además de la obra de J. Wahl (La pensée de Heidegger et la poésie deHölderlin, de 1953), señalamos: P. Man (1955); H. J. Schrimp (1957); G. Vattimo (1993 y 1999). Para las relacio-nes de filosofía y poesía en Gadamer: H. G. Gadamer (1987); F. De Alessi (1991); J. Young (2001).

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«El “ahí” universal del ser en la palabra es el milagro del lenguaje, y la más alta posibilidadde decir consiste en retener su transcurso y su huida y en fijar la cercanía del ser» (1998b:44). Esta característica de lo originario y originante de la palabra poética, que es gravemen-te advertida por Heidegger y Gadamer, la formulaba también Cernuda: «La poesía es prime-ra y final verdad sobre lo cual ni los hombres ni el tiempo tienen poder» (2007: 243). El «vir-giliano» Theodor Haecker sostenía que el lenguaje, uno en sí mismo y triple (pensamiento,voluntad y sentimiento), no sólo es puente de lo visible a lo visible, sino también de lo visi-ble a lo invisible. Y dado que es de amantes el cantar, «el elemento primario del lenguaje esla lírica» (T. Haecker, 1949: 125-126). Safranski hace suyo el aserto de Husserl según el cualentre filosofía y poesía se da una «secreta afinidad». Ambas trabajan en la «rehabilitación delmundo fenoménico» (R. Safranski, 2006: 53). En la atención y consideración al mundo, sal-van al mundo23. La «palabra reflexiva» viene a ser culminación del desenvolvimiento de lapalabra poética.

«No hay mudez en el poeta», escribe Steiner (2001c: 178). No queda el poeta entregadoal soliloquio como villano en su rincón. Que, aunque la palabra surge del profundo personal—«de pleno pectore manat», sostenía Horacio— se torna voz al ágora y «viento del pueblo»hasta los máximos incendios a lo largo del tiempo. Costoso al poeta el parto de la palabra.Él es el gran buscador de las palabras, como quien se embarca hacia Calipso. También elgran aventador: palabras exactas, justas, medidas («Omnia in pondere, numero et mensura»precedía las plantas y ritmos escurialenses). Gadamer piensa (1999: 10) que fuera Hölderlin—«que recibió el beso del lenguaje»— el más afanoso en la búsqueda de la palabra. Que elpoeta es el proferidor, el emisor, el gran anuncio, el profeta, sibila y oráculo. Él manda sobrelas palabras: en ellas fuera el origen, el alba, el surgimiento. «El poeta procede inquietante-mente a semejanza de los dioses. Su canto edifica ciudades... el poder de conferir una vidaduradera» (Steiner, 1990: 65). Este creador y domador de palabras, escrutador insaciable delmundo, custodio de las voces y luces de la aurora quizá pueda ser entendido como nacido desí mismo y en sí mismo consumado.

Adorno, reflexionando sobre George, llega a concluir que el yo que se expresa en la líri-ca lo hace como «contrapunto a lo colectivo, a la objetividad» (Th. W. Adorno, 2003: 53).Valente por su parte reduce el don poético a palabra interior, soliloquio, camino del bosquey camino sobre la mar del mismísimo e intimísimo sujeto («interior intimo meo», decía SanAgustín, maestro del interiorismo). «Palabra —viene a concluir Valente (2006: 25)—, queno reconoce finalidad ni se sujeta a intención. No comunica propiamente, sino que convocao llama hacia el interior de sí misma.» Al contrario exactamente que la histórica definiciónde Bousoño: «[...] poesía es la comunicación, establecida con nuevas palabras, de un cono-cimiento de muy especial índole: el conocimiento de un contenido psíquico tal como es... lapoesía no comunica lo que se siente, sino la contemplación de lo que se siente» (1966: 19,21). Serán, sin duda, Gadamer y Steiner los grandes expositores de la función comunicativadel lenguaje poético, de la poesía como comunicación.

Steiner, como decíamos, no contempla al poeta como mudo, es decir, como enajenado ydelimitado a su claustral mundo. Parece hacer suyo el célebre verso de «Argumentum e silentio»

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23 Para extensión de este pensamiento: H. R. Jauss (1982); H. Albert; P. Michon (2000).

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de Celan: «A cada uno su palabra» (que comenta Cacciari (2004: 43) desde el diálogo, laescucha y la amistad). Para el brillante ensayista el lenguaje y el arte son porque existe «elotro». Cuando una voz se dirige a otra, cuando acudimos a un texto o a una pieza musicalapostamos por la trascendencia, que es lo mismo que indagar sobre el otro en su condiciónde libertad.

El otro funda el lenguaje, el otro da origen al arte. De ahí los «actos de comunicación y lastentativas de encuentro» (G. Steiner, 2001b: 178). Las múltiples articulaciones formalesy las diferencias de estilo son hijas de la diversidad de modos de relación y encuentro con elotro. De tal forma que el discurso estético todo y el taller crítico y hermenéutico no tienen otrapretensión que el repetido intento de mostrar el ámbito opaco y paradójico de «los modos deencuentro con el otro» (2001b: 178). Steiner ve en el lenguaje «el generador y el mensajero delmañana (y desde el mañana)» (2001b: 79), aunque éste «tenga sus límites» (1990: 67).

Su apuesta por la palabra poética es decidida. Se acoge a «la autoridad de lo poético»frente y contra el «motín de la teoría» postestructuralista y deconstructivista. Critica las afir-maciones de la Sprachphilosophie, la reflexiones de Wittgenstein sobre el lenguaje, tambiéndel psicoanálisis y de lo que él llama, desde Kant, la Sprachkritik. Para Steiner, no se apren-de la palabra en el mundo, no es una respuesta a él. Arremete contra la deconstrucción, aun-que celebra la afirmación de Derrida sobre «el inteligible rostro del signo hacia la palabra,y el rostro de Dios» (2001: 133-151). Celebra también la «infinitud» y la «impenetrabilidadabierta» de Buber y Lévinas y hace suyas las posiciones de Hofmannsthal y Canetti sobre lasinsuficiencias y limitaciones del lenguaje hasta concluir en «la crisis de la palabra... situa-ción extrema de la post-palabra (after word)». El poeta trae consigo una llamada radical alcambio. La palabra nos identifica, nos expresa, es nuestra consistencia, y nos entrega al reinode la posibilidad. Sin el poeta y sin el arte habitaríamos en la «alienidad sin habla en el silen-cio de la piedra». Y sólo el arte nos abre a lo posible, nos da acceso, nos mueve «hacia undespertar a algún grado de comunicabilidad»24.

Gadamer no cede en su intento sostenido de explorar las posibilidades que pueda tener elarte de la palabra, que por antonomasia es la poesía. Posibilidades para nuestra sociedad,según él, «dominada cada vez en mayor medida por mecanismos anónimos, en la que la pala-bra no crea ya comunicación inmediata» (1999: 107). Intento que toma cuerpo, entre otrosescritos, en la exégesis de la obra de Celan y en Poema y diálogo.

Ya hemos notado su predilección y afán por el lenguaje. «La obra del lenguaje, es paraél, la más original poetización del ser.» Definición y exaltación que recuerda a Heidegger:«el propio lenguaje es poema en sentido esencial». Hablar es creación, es poético ejercicio.Pero cuando el lenguaje es el de la poesía, «estamos muy alejados de los planteamientos deuna teoría de la comunicación y de la información» (Gadamer, 2006: 114). La literatura sedistingue de otras formas de lo escrito no sólo por el sentido, sino como fenómeno lingüís-tico. La poesía, como arte de la palabra se diferencia a su vez de las demás artes y, en suincomprensibilidad, «existe en el comprender conceptual y para un comprender conceptual»(2006: 102). Singularidad —e incomprensibilidad— que adviene a la palabra poética de su

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24 Sobre las líneas argumentativas de Steiner y Gadamer sobre la palabra poética y sobre el arte como comuni-cación: J. Onimus (1970); E. Fubini (1994); P. Ricouer (1980); J. Derrida (2003 y 1985).

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ilimitado poder y de su perfección ideal. «Eso es poesía, algo que es “hecho” de tal modo queno tiene otro sentido que el de hacer ser ahí» (2006: 125-126). Como sagrado ímpetu que ali-menta el pecho del poeta concretaba Ovidio este alto don, traslación del griego «entusiasmo»,esto es, habitar en la cercanía de los dioses. La palabra poética es mítica, es decir, no tienecorrelato en algo exterior a ella. Es ambigua y multívoca, como multívoco es el ser humano.Ella alberga también la profundidad y la lejanía del decir, en ella se anudan la memoria (reten-ción), la presencia (intención) y la futuridad (protención). En ella alcanza la comunicaciónhumana su más labrada dimensión, aunque se distinga radicalmente de las formas cotidianasy evanescentes del lenguaje que puebla y estructura el proceso comunicativo25.

El poema es diálogo. Al participar en el poema descubrimos y cobramos sentido. Se tratade suscitar un diálogo, en íntimo y creador coloquio, con el lenguaje. No se trata de recons-truir algo dado. Tampoco se persigue aquello que el poeta haya pensado; Simmel narra queGoethe no veía la separación entre su vivir y su crear (2005: 33). Las palabras del poema soncomo aquel prado hermoso de Berceo, «de flores bien sencido», son como «la voz de lospájaros»: así como el canto de las aves vive y prolonga su propio encantamiento y júbilo, asíel poema se halla más allá de todo acontecimiento u opinión. Se trata de jugar con las pala-bras como cantaba un verso de su amigo Ernst Meister («Juega tranquilo con las palabras»).«El otro está en el acompañamiento, como el otro de nosotros mismos» (Gadamer, 1999a: 153).Es un diálogo en la cercanía, en la confidencialidad: el yo que dialoga, en su desdoblamien-to, con sus otredades. El poeta susurra levemente, como rumor y secretal indicio. Es en vozbaja, en reposada sugerencia. Como aquella región de encuentro del poeta Juan de la Cruz,en la que el amado se adentra en el silencio y en el olvido de sí («Quedeme y olvideme»).El misterial silencio en el santuario de los signos. «Cada palabra del hablar de los mortaleshabla desde esta escucha y en tanto que tal escucha» (M. Heidegger, 1987: 29)26.

En los ya clásicos ejercicios de interpretación de la obra Cristal de aliento de Celan27

Gadamer se debate por fundamentar la identidad del yo y del tú y se pregunta si no será un«diálogo del alma consigo misma» (2001: 12). Sin poder determinar si se trata de poesía amo-rosa o religiosa, en el originalísimo hacer de Celan, el lenguaje no va separado del contexto desu obra, dice Gadamer, notando que «yo», «tú» y «nosotros» revisten una forma «absolutamen-te inmediata, umbrátil, indeterminada y siempre cambiante» (2001: 13). Además, siguiendo lospostulados de Mallarmé, el proceso de creación de Celan se condensa, se abrevia y se radica-liza. No obstante, nuestro filósofo sostiene que la poesía va destinada a las personas de unmundo común, a una comunidad lingüística. De igual modo, el primer plano a considerar en elpoema son las palabras; trátase de ver el significado exacto de las palabras, que viene fijado porla «unidad de una figura de sentido constituida por el discurso» (2001: 114). Y finalmente, queel poema es dicción y respuesta, es dialogía, y nos lleva a oír lo no dicho.

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25 Para los recursos comunicativos desde las posibilidades del lenguaje poético (narración, fabulación, ficción,utopización, etc.): J. M. Pozuelo Yvancos (2003: 195-225); F. Martínez Bonat (1983); J. P. Richard (1955). Sobreel carácter dialógico de la razón humana: K. O. Apel, et álli (1991: 7).

26 Para abundamiento sobre el lenguaje poético en Gadamer: J. Grondin (1993); L. E. De Santiago Guervós(1987); J. M. Cuesta Abad (1991 y 1977).

27 Para la producción de Celan: P. Celan (1999). Sobre la poesía de Celan: O. Pöggeler (1986 y 2000); P. Barone(1999); J. K. Lyon (2006).

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El acceso, breve y urgente, al lenguaje en Gadamer pide una muy amplia exposición sis-temática por nuestra parte. Hemos pretendido tan sólo mostrar la riqueza de la función comu-nicativa del lenguaje y explorar la inmensa riqueza de la expresión poética. Y ello para dotarcategorialmente a la teoría de la comunicación, que si se apropia de otros campos de cono-cimiento (psicología, información, cibernética, antropología, semiótica, teoría de los objetos,etc.), en el conjunto de los lenguajes verbales, escritos, literarios y poéticos tiene todo un marde posibilidades de dotación y creatividad.

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