comunicación y democracia

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\ Luis Eladio Proano P ara entender el alcance de este número de CHASQUI es menester puntualizar el sentido que damos a estos términos dentro de su am- plia riqueza de interpretación. El término democracia tiene connotaciones de tipo político y económico que se tornan, todavía mas complejas y variadas, cuando la democracia se aplica a la comunicación. La interpretación más común de democracia, desde el punto de vista po- lítico, es aquella que sitúa su esencia en la capaci- dad que tienen los ciudadanos de un país para es- coger sus cobemantes libremente, mediante la ex- & o presión del voto personal. En esta definición el pueblo es la fuente del poder que lo ejercen vica- riamente los representantes que libremente hubie- ra escogido. Desde el punto de vista económico, democra- cia se opone a plutocracia. En ésta gobiernan quie- nes tienen el dominio de los medios económicos y como son una minoría respecto de la población se convierten en oligarcas que velan exclusivamente por sus intereses de grupo. Por el contrario, en la democracia, el poder lo ostenta el pueblo a través de sus representantes que defienden los derechos y aspiraciones de las mayorías populares. Antes de adentrarnos en el significado de co- municación y democracia descartemos un poco el verdadero sentido de comunicación. Sería vano insistir en la elaboración de una definición que sea aceptada por todos. En fun- 4 I editorial don de los artículos de este número de C/L4SQÍ1 trataremos de llegar a una definición que sea cora rente con lo planteado en ellos, partiendo de i muestreo significativo entresacado de los más < tacados estudiosos de la comunicación. VJilbur Schramm apunta al origen latino i palabra comunicación que proviene de commumi común, "Cuando nos comunicamos, dice, esfomo] tratando de establecer algo común con alguien, to es, tratamos de compartir información, una id o una actitud". "En su definición más simple, la comunica don es el arte de transmitir información, ideasl sentimientos de una persona a otra", explica Edvm Emery. Para Charles H. Cooley comunicación signífi ca el mecanismo por el cual las relaciones human existen y se desarrollan: Todos los símbolos del mente, conjuntamente con los medios de transn tirios a través del espacio y de preservarlos en i tiempo. Eso incluye la expresión del rostro, actí tud y gesto, los tonos de la voz, palabras, iinpril mir, escribir, ferrocarriles, telégrafos, teléfonos cualquier otra cosa que pueda ser el último log en la conquista del espacio y del tiempo". L a comunicación, según Robert E. Park, es uil proceso o forma de interacción que es intem personal, social en un estrecho sentido. El proceso se completa sólo cuando resulta en algún

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ara entender el alcance de este número de CHASQUI es menester puntualizar el sentido que damos a estos términos dentro de su am- plia riqueza de interpretación. Antes de adentrarnos en el significado de co- municación y democracia descartemos un poco el verdadero sentido de comunicación. Sería vano insistir en la elaboración de una definición que sea aceptada por todos. En fun- Luis Eladio Proano 4 I editorial — & o

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Page 1: Comunicación y democracia

\

Luis Eladio Proano

Para entender el alcance de este número deCHASQUI es menester puntualizar el sentidoque damos a estos términos dentro de su am-

plia riqueza de interpretación.

El término democracia tiene connotaciones detipo político y económico que se tornan, todavíamas complejas y variadas, cuando la democracia seaplica a la comunicación. La interpretación máscomún de democracia, desde el punto de vista po-lítico, es aquella que sitúa su esencia en la capaci-dad que tienen los ciudadanos de un país para es-coger sus cobemantes libremente, mediante la ex-& o

presión del voto personal. En esta definición elpueblo es la fuente del poder que lo ejercen vica-riamente los representantes que libremente hubie-ra escogido.

Desde el punto de vista económico, democra-cia se opone a plutocracia. En ésta gobiernan quie-nes tienen el dominio de los medios económicos ycomo son una minoría respecto de la población seconvierten en oligarcas que velan exclusivamentepor sus intereses de grupo. Por el contrario, en lademocracia, el poder lo ostenta el pueblo a travésde sus representantes que defienden los derechos yaspiraciones de las mayorías populares.

Antes de adentrarnos en el significado de co-municación y democracia descartemos un poco elverdadero sentido de comunicación.

Sería vano insistir en la elaboración de unadefinición que sea aceptada por todos. En fun-

4 I editorial —

don de los artículos de este número de C/L4SQÍ1trataremos de llegar a una definición que sea corarente con lo planteado en ellos, partiendo de imuestreo significativo entresacado de los más <tacados estudiosos de la comunicación.

VJilbur Schramm apunta al origen latino ipalabra comunicación que proviene de commumicomún, "Cuando nos comunicamos, dice, esfomo]tratando de establecer algo común con alguien,to es, tratamos de compartir información, una ido una actitud".

"En su definición más simple, la comunicadon es el arte de transmitir información, ideaslsentimientos de una persona a otra", explica EdvmEmery.

Para Charles H. Cooley comunicación signífica el mecanismo por el cual las relaciones humanexisten y se desarrollan: Todos los símbolos delmente, conjuntamente con los medios de transntirios a través del espacio y de preservarlos en itiempo. Eso incluye la expresión del rostro, actítud y gesto, los tonos de la voz, palabras, iinprilmir, escribir, ferrocarriles, telégrafos, teléfonos •cualquier otra cosa que pueda ser el último logen la conquista del espacio y del tiempo".

La comunicación, según Robert E. Park, es uilproceso o forma de interacción que es intempersonal, social en un estrecho sentido. El

proceso se completa sólo cuando resulta en algún

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editorial

MC/O/VY DEMOCRACIA

forma de entendimiento. En otras palabras, nun-ca es un mero caso de estímulo y respuesta en elsentido en el que esos términos son usados en lasicología individual. Es más bien expresión, inter-pretación y respuesta".

C.I. Hovland define la comunicación como "elproceso por medio del cual el individuo (comunica-dor) transmite estímulos (generalmente símbolosverbales) para modificar el comportamiento deotros individuos (perceptores)".

H.D. Lasswell establece que un acto de comu-nicación entre dos personas sucede cuando "estasentienden del mismo modo".

C.E. Osgood sitúa la comunicación dentro dela teoría general de sistemas: "Tenemos comunica-ción, dice, siempre que un sistema influencia los es-tados o acciones de otros sistemas, el destinatarioo perceptor seleccionado entre las diversas alterna-| uvas aquellas señales que puedan ser transmitidaspor el canal que los conecta. Al tratar de sistemasde comunicación humanos, generalmente nos refe-

I ranos a grupos de señales en forma de mensajes, yíestos son en la mayor parte de los casos, aunque no¡necesariamente, mensajes lingüísticos".

"Comunicación, según C.R. VJright, es elpro-I ceso de transmitir expresiones significativas entrelíos hombres".

"El concepto de comunicación, para J.\f\uesch, incluiría todos aquellos procesos por los

cuales las gentes se influencian unas a otras".

De acuerdo a estas definiciones, podríamosdecir que en la comunicación se transmite, se inte-ractúa, se comparte y se influye.

Cuando se habla de democratización de la co-municación estos elementos cobran un sentido nue-vo. La comunicación es eminentemente dialogal yecha andar un proceso de interacción y mutua in-formación para descubrir la realidad social, hacersu diagnóstico y sentar objetivos que satisfagan susaspiraciones y necesidades mediante mecanismosde ejecución y control que aseguran su consecu-ción.

La comunicación es un recurso de la sociedadpara superar los obstáculos que impiden su desarro-llo integral y una justa distribución de las riquezasque generan todos los individuos congregados enuna nación.

A este tipo de comunicación se la llama tam-bién alternativa por ofrecer una opción diferenteen cuanto al sistema de propiedad, a la forma debuscar y procesar la información, a la utilización demedios de comunicación de baja tecnología, a laelaboración y destino que se da a los mensajes.

En los artículos que siguen el lector encontra-rá abundante materia para la reflexión y profundi-zación de un tópico que en la hora actual es de su-ma importancia en el desarrollo de América Latina.

-editorial / 5

Page 3: Comunicación y democracia

entrevistaJames D. Halloran

DD1?

^— NICACIONOCRACIA

La última reunión de la Asociación Internacional para Investigadores de la Comunicación Colectiva(AIERI) tuvo como tema central "Comunicación y Democracia". -En este importante evento, realizado enseptiembre de 1982 en París, se discutió y analizó ampliamente esta temática, trascendental tanto para los paísesen vías de desarrollo como para las naciones industrializadas. En las plenarias de la Conferencia de París los parti-cipantes partieron de un análisis de términos, ya que por un lado existe la preocupación sobre el rol que la comu-nicación masiva juega en la promoción de un proceso democrático, mientras que por otro lado se piensa en el sig-nificado y la naturaleza de la democratización del propio proceso de comunicación. Ambos aspectos están Ínter-relacionados y tienen implicaciones mutuas. También se debatió sobre la naturaleza, el acceso y la participaciónfemenina, juvenil y familiar a las posibilidades de comunicación. Otras temáticas ampliamente discutidas fueronel rol de la comunicación alternativa y de las nuevas tecnologías, así como los problemas internacionales y trans-nacionales de comunicación.

Considerando la importancia de este evento internacional y sus implicaciones futuras, CHASQUI entrevis-tó al Presidente del AIERI, Prof. James D. Halloran, que aporta criterios valiosos y precisos sobre la problemáti-ca de la comunicación y la democracia.

En la entrevista exclusiva, que fue realizada a pedido de CHASQUI por Robin McCron, investigador asocia-do de la Universidad de Leicester, Gran Bretaña, se plantean criterios novedosos no sólo para los investigadoresde la comunicación de nuestro continente, sino también para los estudiantes de las Escuelas de Comunicación ypara los profesionales de los medios masivos.

CHASQUI: El término "Comunicacióny Democracia" está en labios de todoel mundo cuando se tratan asuntos re-lacionados con los medios de informa-ción y comunicación. ¿Qué significa-do tiene ese término para Ud. ?

James D. Halloran: Sí, en realidad esalgo así como un lema y, al igual queen cualquier situación en la que la ex-presión "democracia" esté implicada, a

'- 6 I entrevista

diferentes personas le significa diferen-tes cosas. La comunicación es inevita-ble, y la mayoría de la gente parece es-tar a favor de la democracia pese a queexisten inmensas diferencias, incluyen-do diferencias en las políticas y prácti-cas de la comunicación misma y entrelas sociedades que afirman ser demo-cráticas.

Su pregunta podría conducirme

hacia un callejón sin salida de condes-cendencia conmigo mismo. Muchotiempo podría emplear en tratar de serpreciso y sin duda algo pedante respec-to a conceptos y definiciones pertinen-tes. No estoy sugiriendo que la preci-sión y la claridad carezcan de impor-tancia (la reciente conferencia de laAIERI/IAMCR* realizada en París de-dicó mucho tiempo al tema), pero co-mo aquí no estamos en ninguna confe-

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|tncia, propongo dar respuesta a su«gunta en la forma más sencilla posi-;le, corriendo el riesgo de que se meuse de estar suplicando que se me

lagan más preguntas que las que pue-¡o contestar.

Cuando escucho la frase "Comuni-ación y Democracia" pienso, en pri-mer lugar, en todas las personas y enb necesidades, y, más específicamen-k, en sus necesidades de comunica-ción, y lo que de inmediato me salta aemente es, sencillamente ¿hasta quéjunto satisfacen estas necesidades losdiferentes sistemas de comunicación ylos medios de información en distintasartes del mundo?

E; Cuando Ud. mismo se hace esapegunta ¿qué respuesta o respuestasfcgra obtener?

I.H.: Bueno, obviamente no estoy allato de la situación en todas las par-

ciones en todo el mundo va de arribahacia abajo, es vertical y no horizontal,es restringido y no abierto, está orien-tado hacia los círculos gobernantes yno es democrático, y tiene la tendenciade conservar el status quo en vez deoptar por el cambio. Lo que es más,conforme podemos conocer por los re-sultados de las investigaciones, estecuadro general es válido tanto a nivelnacional como internacional.

CH.: Si su descripción es correcta ¿porqué cree Ud. que es asi?

J.H.: En un plano más detallado de ex-plicación, está claro que la situacióndifiere de país a país, pero estimo quesí puedo ver las similitudes y las dife-rencias. La comunicación es poder, yla comunicación es dinero, y en formageneral quienes ostentan el poder y/oel dinero no los reparten con muchafacilidad. La mayoría de las decisionesque se toman en el mundo respecto a

"La comunicación es poder,y la comunicación es dinero,

y en forma generalquienes ostentan el poder

y jo el dinero nolos reparten con

mucha facilidad"

i del mundo, pero he tenido el privi-legio, si ésa es la expresión correcta, de[experimentar la situación en muchos

(países y, corriendo otra vez el riesgoun exceso de simplificación y un

meso de generalización, me vería:ompelido a contestar en forma más

Ibien negativa. En algunos países la si-Ituación es peor que en otros pero enI general no me siento muy feliz con loIque veo.

ÍCH.: ¿Por qué dice eso?

JJ.H.: Me hago la pregunta: ¿por quéla comunicación debe principalmente

I ser un asunto de los pocos que hablanl a los muchos respecto a su forma de[percibir los problemas de esos muchos,I pero desde el punto de vista de los po-icos? Admito que esta es una asevera-Jción bastante general, pero que de una

i otra manera puede aplicarse casi uni-|versalmente. El flujo de las comunica-

políticas sobre los medios de informa-ción y la comunicación misma se po-drían colocar bajo tres categorías prin-cipales: El provecho privado, la conve-niencia política y la necesidad de con-servar los sistemas, instituciones, orga-nizaciones y estructuras existentes.Por cierto, estas categorías no son mu-tuamente excluyentes. Estas decisio-nes, naturalmente, no se las expone enforma cruda sino que las autoridadesestablecidas las explican como que sonpara el bien público, el bienestar, la de-mocracia y cosas por el estilo. Loquepara el sistema es bueno es, por defini-ción, bueno para el individuo. Peroraramente se invocan criterios indepen-dientes respecto a qué es bueno para elindividuo (hasta qué punto se están sa-tisfaciendo sus necesidades de comuni-cación).

CH.: ¿Podría Ud. dar un ejemplo con-creto para ilustrar estas generalidades?

J.H.: Sí, muy fácilmente, y daría bas-tante cerca del blanco. El gobierno demi país, Gran Bretaña, recientementeacordó que las empresas comercialesindependientes podrían experimentarcon la televisión por cable en una for-ma limitada. Esta forma limitada sig-nificaba que se exhibirían películas po-pulares por las cuales habría que hacerpagos especiales. El éxito o el fracasose juzgaría exclusivamente bajo el pun-to de vista de su rentabilidad. En for-ma general, además, este principio dela rentabilidad, ligeramente explicadoen detalle, parece que se aplicará almás difundido desenvolvimiento de latelevisión por cable que se nos prome-te para el futuro. Lo que quiero decires que una nueva tecnología con apa-sionantes posibilidades, se está utili-zando sin dar la menor consideracióna sus más amplias implicaciones socia-les. Pudo habérsela usado para satis-facer las necesidades de las minorías,de grupos étnicos o grupos de interésespecial, a fin de posibilitar una mayorcomunicación horizontal, un mayoracceso y una más amplia participaciónpara facilitar el desarrollo de interesescomunitarios, para permitir mayor di-versidad y mayor posibilidad de tomardecisiones reales, para informar, paraeducar, y así sucesivamente. Mas no;su uso lo determina su rentabilidad,sin tomar en consideración implicacio-nes y consecuencias socioculturales.Ello es un ejemplo más de una larga se-rie de hechos dentro del conflicto en-tre la creatividad y el desarrollo, poruna parte, y el comercio, por la otra.Conforme yo vislumbro la situación,las necesidades básicas de comunica-ción, tanto a nivel nacional como in-ternacional, probablemente no van aser satisfechas por medio del funcio-namiento libre y sin restricciones delas fuerzas del mercado.

CH.: ¿Es éste el único peligro queUd. ve en las comunicaciones y en laaplicación de la nueva tecnología?

J.H.: No, no es el único, pero paragran parte del mundo es el más impor-tante y un peligro que produce dese-quilibrio y desigualdad. Hace un mo-mento me referí a la conveniencia po-lítica, y eso no se relaciona exclusiva-mente con los sistemas capitalistas o

Ver sección Documentos de estenúmero de CHASQUI.

entrevista / 7

Page 5: Comunicación y democracia

comerciales. Según mis definicio-nes e interpretaciones, y a pesar decualquier cosa que se diga al contrario,las comunicaciones en el mundo no ca-pitalista, en general, tampoco satisfa-cen mis criterios democráticos.

CH.: Ud, nos está pintando un cuadrobastante deprimente. ¿Cree que toda-vía hay lugar para hacer algo?

J.H.: Sí, algo puede hacerse. Pero co-mo presumiblemente se me ha pedidoque conteste a sus preguntas en mi ca-lidad de científico social e investigadorde las comunicaciones y no como po-lítico (admito que podría haber muchasuperposición entre estas definiciones),voy a contestarle desde el punto de vis-

ta de la investigación, al tiempo que re-conozco plenamente que, como contri-bución, ésta es muy limitada, y que ha-bría que tomar decisiones de índolepolítico y económico si habrá de ha-cerse cambios.

Tal como veo la cosa, la tarea delas políticas críticas y de la investiga-ción orientada hacia el enfoque de losproblemas, que es por todo aquellopor lo que estoy abogando, es la de

cuestionar las hipótesis básicas, ponerlos mitos al descubierto, examinar elmodus operandi, comprobar y evaluarlas políticas y las aseveraciones desdeel punto de vista de criterios indepen-dientes, ver si se están satisfaciendo lasnecesidades declaradas y las no decla-radas, sugerir formas alternativas para

~8 I entrevista -

hacer las cosas, y así sucesivamente.

Podría ser ingenuo de mi parte,pero sí es que en una auténtica inves-tigación comparativa realizada interna-cionalmente pudiéramos poner a losdiferentes sistemas de comunicación aprueba y comparar sus resultados, des-de el punto de vista de criterios inter-nos y externos, al menos podrían difi-cultarse las explicaciones razonadasque recibimos y las falsas afirmacionesse corroborarían con menos facilidad.Ello sería un punto de partida, ya queen este momento a casi cualquier afir-mación se la asevera en una forma tau-tológica e ideológica, puesto que no sela pone a prueba.

Por supuesto, tenemos que sercautelosos y no debemos dejarnos em-baucar por la forma simplista de pen-sar de que todo lo que hay que haceres cambiar el sistema o las estructuras,y que hecho eso, todo estará bien. Esono resulta: Todos los sistemas, todaslas estructuras, sean antiguas o nuevas,tienen que someterse a una evaluaciónbasada en criterios que transciendanlas estructuras y que tengan que vercon la realización de las necesidadeshumanas.

CH.: En su experiencia con la investi-gación de la comunicación colectiva¿han mejorado en algo las cosas?

J.H.: Sí, sí han mejorado, pese a queaún queda mucho camino por recorrer.El tipo de debate, el tipo de "tema-rio", son ahora diferentes. Aunque devez en cuando comprensiblemente enmuchas partes del mundo nos impa-cientemos, hoy estamos haciéndonoscuestíonamientos críticos, respecto alproceso de las comunicaciones y al pa-pel de los medios de información y lasindustrias de la comunicación, que ha-ce unos veinte años ni siquiera se noshabían ocurrido.

Estos cambios y sus implicacionesestán bien ilustrados por la actitud ha-cia lo que ha dado en llamarse la "in-vestigación relacionada con laUNESCO" (*) durante el período encuestión. Hasta fines de la década de1960, la mayoría de las investigacionessobre comunicación colectiva que esta-ban relacionadas con la UNESCO eranesencialmente convencionales, e implí-cita o explícitamente reflejaban los va-lores industriales de Occidente, aúncon respecto a los mismos medios de

comunicación colectiva y a asuntos reíferentes al desarrollo del Tercer Mun-ldo. Todo ello generaba muy poca con|troversia, primordialmente porque iamenazaba a las estructuras de podeilde los medios de comunicación colectilva ni a los intereses creados de esa épo-1ca.

Sin embargo, ciertas actividades!de investigación llevadas a cabo en la Idécada de 1970, algunas de ellas origi-Jnadas en la reunión de Montreal, plan-1tearon un reto y una amenaza a esos Ipoderes y a esos intereses creados. En-ltre otras cosas, la investigación atrajo Iatención hacia los desequilibrios Ínter-1nacionales respecto a información y [comunicación y hacia las desventajosasimplicaciones que había para los paí-lses del Tercer Mundo debido al flujo ]desenfrenado, las operaciones deagencias noticiosas convencionales y Iel tráfico de los medios de comunica-1ción colectiva internacionales. Laatrajo también hacia las deficienciasde los criterios utilizados para evaluarel desarrollo y el papel que los mediosde comunicación colectiva desempe-ñan en la erosión de las culturas n a - 1cionales. La respuesta de los quevieron amenazados tomó forma en uncontra—ataque bien financiado y cui-1dadosamente orquestado, que aunqueen ocasiones recurría a una investiga-ción convencional como apoyo, depen-1día también de la propaganda crasa, delas indirectas, de la táctica difamante,del denuesto y hostilidad hacia laUNESCO y hacia quienes se considera-ba que estaban asociados con la Orga-nización.

Yo diría que ésta es bastante bue-na indicación de que se hacían progre-sos. La investigación sobre los mediosde comunicación colectiva iba crecien-do, y ya no estaba meramente al serví-

Este término es ligeramente enga-ñoso ya que los cambios en realidademanaron de varias fuentes, algunasrelacionadas, otras independientes. Seha sugerido, no obstante, que la ver-tiente que dio origen al desarrollo deun "programa de acción internacional"fue una reunión de expertos convoca-da por la UNESCO en Montreal en1969 "para identificar las formas enque los medios de comunicación colec-tiva pueden servir mejor las necesida-des de la sociedad presente y futura".

Page 6: Comunicación y democracia

|3 del sistema. Debido a ello, la criti-fion y atacaron quienes podían per-

r por los cambios que podían surgirde esta creciente toma de con-

pencia y comprensión de la naturaleza1 de cómo funcionan los medios demmicación colectiva.

I,.1 Ud. es Director de un importante!ntro de investigación, con renombreKrnacional, y es Presidente de la•aciación Internacional para Investi-ición de la Comunicación Colectiva,

de este punto ¿Cuáles son sus prio-des?

|B.: Es interesante que se me haga es-i pregunta, ya que en ambas calida-s, como Director y Presidente, se me¡pedido recientemente que enumere

prioridades de investigación. Lasta que ahora voy a darle es ambicio-a, pero de ninguna manera es exhaus-

Sin embargo, podrá dar una bue-i idea de lo que me preocupa, de lo: quisiera hacer, y de lo que espero

mvencer a otros que hagan. De paso,iquí estoy planteando las preguntas en

[ación con la introducción de la nue-i tecnología en comunicaciones, pero

preguntas podrían aplicarse yidaptarse a otras situaciones. No las

[presento en ningún orden específico: importancia, y verá que muchas seMrecruzan entre sí.

,- ¿Promoverán la naturaleza y esca-i de la "nueva operación de comuni-ciones" ciertas tendencias hacia lantralización y metropolización de lasntes de información?

|l,- ¿Estará la gente, de manera gene-al, mejor informada?

.- ¿Qué cambios, si los hay, ocurri-i en el comportamiento relacionado

[con la búsqueda de información de¡parte de diferentes grupos de la pobla-

¿Aparecerán nuevos públicostanto para información como para en-tretenimiento? ¿Surgirán nuevas nece-sidades educacionales y, de ser así, co-

lmóse las podrá satisfacer?

i 4.- ¿Emanará de los cambios una cre-I ciente privatización y mayor concen-tración de actividades basadas en el ho-gar o en la familia?

5.- ¿Conducirán estos cambios a unareducción en las relaciones interperso-nales y una mayor interacción hom-bre/máquina?

6.- ¿Qué cambios habrá en la relaciónde los medios de comunicación colecti-va con otras instituciones (por ejem-plo, escuelas y agencias de extensión),y cómo podrán los medios de comuni-cación colectiva relacionarse con lasfunciones complementarias de los sis-temas de apoyo en lo que respecta a laeducación, desarrollo, conciencia polí-tica y acción social?

7.- ¿Cómo se aplicarán los cambioscon relación al desarrollo agrícola, ser-vicios médicos y de salud, y programasde planificación familiar?

8.- ¿Aumentará o disminuirá la bre-cha que existe entre los ricos en comu-nicación e información y los pobres encomunicación e información, y la bre-cha entre los ricos ociosos y los pobresociosos? ¿Habrá algo más para los quetienen ya todas las facilidades y todoslos conocimientos sobre a dónde ir yqué hacer? ¿Veremos un incrementoen las élites?

9.- ¿Se facilitará o reducirá aún másla tendencia general hacia la comunica-ción, las percepciones compartidas y lacomprensión común entre diferentessectores de la sociedad?

10.- ¿Y qué decir respecto al asunto dela dependencia? ¿Se desarrollará inter-nacionalmente la situación en formatal que los países del Tercer Mundo setornen cada vez más dependientes?

11.- Las innovaciones y, de manera ge-neral, las operaciones de los medios decomunicación colectiva ¿impedirán ofacilitarán la consecución de una iden-tidad nacional y de una cultura e idio-ma nacionales?

12.-La relación entre la multiplicidady la diversidad en la provisión y en eluso es de vital importancia, particular-mente en vista de que algunos de losalegatos que se presentan por parte delos que favorecen a la innovación. ¿Lapalabra "más" significará más de lamisma cosa, o habrá más variedad, másselección real?

13.-De manera similar, uno debe ha-cerse preguntas respecto a los cambiosen posibilidad de acceso, participación,entrega, democratización, etc. Lasfunciones administrativas y editorialesno tienen que excluirse de este exa-men.

14.- ¿Conducirán las innovaciones acambios en la identificación comuni-taria, local o regional, en aspectos tan-to de actitudes como de comporta-miento?

15.- ¿Qué interacción ocurrirá entre lanueva tecnología y las formas tradicio-nales de comunicación, y cuáles seránlas implicaciones para los conductoresy reguladores de opinión?

16.- ¿Podrán satisfacerse mejor las ne-cesidades individuales de las minoríasy de los grupos especiales como resul-tado de los cambios?

17.- ¿Qué impacto tendrán las nuevastecnologías de comunicación en las de-sigualdades regionales respecto a laprovisión de comunicaciones entre zo-nas urbanas y rurales?

"Hoy estamos haciéndonoscuestionamientos críticos,

respecto al proceso delas comunicaciones yal papel de los medios

de información ylas industrias

de la comunicación,que hace unos 20 años

ni siquiera senos habían ocurrido"

18.- ¿Se facilitará un incremento delconsumismo?

19.- ¿Cómo se verá influenciada la si-tuación y el papel de la mujer?

20.- ¿Habrá algún cambio general enlos valores, las creencias y formas devida, ya sea de manera general o den-tro de determinados sectores de la so-ciedad? Y, de ser así ¿cuáles seríanlas implicaciones de este cambio?

CU.: Obviamente Ud. tiene muchísi-ma fe en la investigación, pero ¿es ellosuficiente? ¿Puede la investigaciónpor si misma ser democrática? ¿No esque la investigación simplemente sirveal sistema dentro del cual funciona?

J.H.: Estas son preguntas difíciles.No, la investigación por sí misma no es

-entrevista / 9—

Page 7: Comunicación y democracia

suficiente, esto lo aclaré ya, pero es elsine qua non de las políticas de comu-nicación inteligentes y esclarecidas.Como consta en un documento de laUNESCO de hace cerca de veinte años,las políticas de comunicación esclareci-das dependen de una información queúnicamente puede proporcionar la in-vestigación. Así es que, si Ud. lo pre-fiere, la investigación es necesaria perono es una causa suficiente para loscambios que estamos tratando de lo-grar. Desgraciadamente, es posibleabusar de datos válidos y sólidos, co-rno muy a menudo ocurre.

Frecuentemente, la investigaciónsirve al sistema dentro del cual funcio-na, pero no tiene forzosamente que ha-cerlo (excepto, tal vez, en sociedadestotalitarias extremistas). No hay nadainevitable en lo que estoy diciendo.Rehuso especular respecto a lo que esla "investigación democrática", peroestoy dispuesto a proporcionar linea-mientos sobre el tipo de investigaciónque, creo, podría ayudarnos a lograrsistemas de comunicación más demo-cráticos.

Mí idea "democrática" de la in-vestigación de las comunicaciones conbeneplácito acoge una amplia gama deenfoques complementarios, como laúnica forma provechosa de poder tra-tar las complejidades de las comunica-ciones sociales y el funcionamiento delos medios de información colectiva.Si dentro de las ciencias naturales haresultado imposible hasta este momen-to encontrar una teoría única que seacapaz de explicar "todo", ciertamenteen las ciencias sociales no vamos a ha-llar ninguna. Ni una sola posición, niun solo planteamiento, podrá incluirlotodo. Los que alegan que "su" plan-teamiento contiene la llave que abretodas las puertas y que tienen las he-rramientas para realizar todas las ta-reas, no comprenden ni la compleja na-turaleza de la sociedad y sus institucio-nes y sus procesos, ni las limitacionesde la investigación social.

La posición por la que aquí seaboga es que mientras más complejo esel tema, más serán los aspectos que de-berán ser estudiados y, por ende, cier-tamente se necesitarán más plantea-mientos que nos ayuden a formular lasmuchas preguntas dentro de la investi-gación que una situación tan complejaexige. En la investigación sobre la co-municación colectiva, no tenemos que

—10 I entrevista-

pedir disculpas por adoptar un "diag-nóstico de perspectiva múltiple". Loque tenemos que tratar es de promoverel eclecticismo en vez de tratar de ex-cusarnos por ello.

Desgraciadamente hay los que deambos lados, por decirlo así, explícitao implícitamente tratan de construiruna realidad desde el punto de vista dela investigación que, para ellos, pareceincluirlo todo, que no tolera ningunacompetencia, ninguna oposición o con-tradicción. Lamentablemente, hay de-masiados ejemplos de escuelas que sehacen la guerra y que están caracteriza-das más por su dogma, por sus asevera-ciones doctrinarías, su selectividad, suarrogancia e intolerancia, que por elrespeto hacia la evidencia, al cuidadosoexamen y la descripción, a la cautela yconsideración de alternativas que,idealmente, deberíamos esperar que lasciencias sociales nos brinden. Desafor-tunadamente, no es difícil de hallarevidencias de que estas tendencias doc-trinarias existen en la investigación so-bre la comunicación colectiva, y enrealidad algunas personas podrían de-cir que esa evidencia es más fácil de en-contrar que la evidencia de que los in-vestigadores admiten la necesidad (y laconsideran seriamente) de formular pa-radigmas pluralistas basados en la acep-tación de la necesidad de que debenhaber puntos de vista y enfoques com-plementarios.

Los argumentos por el pluralismoy lo que debe ser complementario nodeberían, sin embargo, considerarse

"Las innovaciones y,de manera general,

las operaciones de losmedios de comunicación colectiva \ o facilitarán

la consecución de unaidentidad nacional y

de una cultura eidioma nacionales?"

meramente como una postura de opo-sición a tal dogmatismo. Menos aún,no deben considerarse como una op-ción blanda o una salida fácil. Lo quees más, no debería ahogarse por ese ar-gumento sin tener antes la plena com-prensión de las dificultades que elloimplica, especialmente cuando tieneque considerarse la integración y lacoordinación de los diferentes plantea-mientos.

Estas dificultades representan una,y solamente una, de las razones por lasque algunos investigadores parecenpreferir la seguridad y la comodidadde aquel planteamiento que todo loabarca en vez del reto de explorar, oal menos de tener la debida considera-ción hacia varios planteamientos, acti-tud que de seguro es más consistentecon la curiosidad científica que cual-quier forma de análisis que vaya si-guiendo una sola líne.a.

Sugiero, pues, que debería adop-tarse el enfoque pluralista y comple-mentario desde diferentes perspectivas,

Page 8: Comunicación y democracia

tcipalmente porque es el único quele hacer justicia a los complejos;esos y multifacéticos objetivos

le tratamos de explicar y compren-Como Stefan Nowak, el socíólo-

) polaco, recientemente escribió "lada real tiene muchas facetas y nece-ta de varias teorías y varios enfoques«e deben aplicarse juntos". Luegojntinúa recordándonos que, pese a¡s posiciones monopolísticas, a la so-taestima y a las aseveraciones entu-pstas y exageradas, ninguna posición

á en capacidad de poder proporcio-más de la visión parcial de la reali-social que le permite su propia

¡pectiva y las limitaciones impues-por su marco conceptual. Debido apropia naturaleza, cada plantéa-lo deja lugar para otros plantea-

dlos. Los diferentes fenómenos,diferentes situaciones y las diferen-sociedades podrán comprenderse

¡jor si se utilizan diferentes perspec-i'as. Lo que es más, este mismo prin-ipio general podrá establecerse aún«ra el mismo fenómeno o la mismaociedad en diferentes momentos orapas de su desarrollo.

Para mí, esta clase de pluralismoes democracia, y quizás si nosotros, co-mo investigadores, nos hacemos másdemocráticos, podremos de esta mane-ra buscar una mayor democracia paralos sistemas de comunicación. En to-do caso, no sería una mala idea queprimero pongamos en orden nuestrapropia casa.

JAMES D. HALLORAN, BSc (en Eco-nomía) y DSc, fue nombrado en 1966Director del Centro para Investigacio-nes sobre Comunicación Colectiva dela Universidad de Leicester, para estu-dios de post-grado en investigación yenseñanza. Conferencista principaldel Departamento de Educación paraAdultos de la misma casa de estudios.Desde 1972 es Presidente de la Asocia-ción Internacional para Investigacionessobre Comunicación Colectiva(AIERI) que cuenta con más de milmiembros en sesenta >• tres países di-ferentes, y cuya sede está situada en elCentro de Leicester. Es Director Re-gional de la Televisión Central Inde-pendiente, Consultor de Investigacio-nes para la UNESCO, Presidente delGrupo Internacional de Investigacio-nes "Prix Jeunesse" de Munich ymiembro de la Sociedad de Medios deInformación perteneciente al Institutode Periodistas.President James D. HalloranCentre for Mass Communication ResearchUniversity of Leicester104 Regent Road, LeicesterAdministrativo Office1 04 Regent Road, LeicesterLEÍ 7LT, England -

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COMUNICACIOY DEMOCRACI

EN EL CÉBATEINTERNACIONAL

El tema posee la novedady los riesgos de todamoda, pero a la vezes un tema de profundarelevancia, susceptible dealimentar una fecundaagenda de investigacionesempíricas.

PorRAFAEL RONCAGLIOLO

¿Cuáles son las ideologías acerca dela democracia que proponen los sistemascomunicativos? ¿Qué realidad democrá-tica producen dichos sistemas tanto enel nivel de su discurso cuanto en el desus efectos sobre la sociedad global?¿Cuáles son las funciones democráticasque los medios pueden cumplir y queefectivamente cumplen? Estas son algu-nas de las preguntas cruciales que el tí-tulo de nuestro trabajo evoca de inme-diato.

No pretendemos responderlas aquí,en la medida en que ellas correspondenprecisamente a los puntos de partida deun programa de investigaciones de largoaliento que nos parece viable y necesa-rio. Tal programa, en efecto, tocaría elmeollo de las relaciones entre comuni-cación, conocimiento y cultura, y entrecomunicación y poder.

De lo que aquí se trata es de una re-flexión restringida, que atiende a: (1)precisar la emergencia del tema en losdebates internacionales; (2) situar la dis-cusión en el marco teórico e históricodel devenir de las concepciones demo-cráticas; (3) y proponer una hipótesisgeneral sobre el lugar de las comunica-ciones y de la democracia en la actualfase transnacional.

1.- EL DEBATE INTERNACIONALSOBRE LAS COMUNICACIONES

Este debate se desató durante laConferencia Cumbre del Movimiento dePaíses No Alineados, realizada en Argelen 1973. Ahí se denunció por vez pri-mera a nivel gubernamental el "colonia-

lismo informativo". Toda la doliberal de la información, consagpor la UNESCO desde 1948, descansa^sobre la idea del "libre flujo internadnal de noticias"; en nombre de este ]cipio "democrático" más del 90ciento de las noticias que llegaban alfblico latinoamericano, por ejemplo, provenían de cuatro transnacionales de iticias ubicadas en Nueva York, Londy París. Frente al "libre flujo" los pa¡|ses del Sur empezaron a hablar del "Ijo libre y equilibrado". El probleneran entonces las noticias internadoles y particularmente los silencios y ctorsiones que éstas desparramabanpropósito de los países del Tercer Mudo.

Poco después, cobró relevancia ila agenda de la UNESCO la cuestión dt|las políticas nacionales de comuniación. El tratamiento mercantil de la|noticias, de los medios masivos y délosmismos públicos, empezó a ser cuestio-lnado en este segundo momento. A li"noticia como mercancía" se opuso lanoción de "la información comosocial". El concepto de las comunica-ciones como "servicio público"., análo-go a la definición corriente de la educa-ción o de la salud, empezó a cobrarcuerpo y ganar adherentes. La Confe-rencia Regional de la UNESCO en SanJosé de Costa Rica, en 1976, puso imanifiesto que el mundo transnacionalestaba decidido a cuestionar a fondo es-ta discusión internacional.

Fue tal la algarabía producidalos medios de comunicación occidenta-les, y tal la solidez y constancia de

12 I ensayo-

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Vo Alineados en plantear el tema, quei UNESCO optó por crear una corni-jón especial para discutirlo. Surgió asía Comisión MacBride, cuyo Informe fi-lalfue discutido en 1980 por la Confe-rencia General de la UNESCO reunida¡n Belgrado. A partir de entonces, elInforme MacBride es un hito en la his-teria del Nuevo Orden Internacional dela Información. Uno de los méritos cla-res de la Comisión y de su Informe con-siste en una nueva ampliación de la polé-mica. No se trata ya sólo de las noticiasy las comunicaciones masivas; aspectosde la mayor trascendencia, como la pu-blicidad y la tecnología, hacen ahora sumeso legítimo en la arena interguber-namental.

En este tercer momento, una pala-|bra utilizada y desarrollada en más de

ina sección del Informe MacBride em-|pieza a adquirir resonancia y numerosos

is: comunicaciones democráticas, de-Imocratización de las comunicaciones.I Dice literalmente el Informe:

"La reivindicación de una democra-\tiitcion de la comunicación tiene múlti-

i connotaciones, muchas más de las\iuesesuele creer. Comprende evidente-mente el suministro de medios más nu-merosos y más variados a un mayor nú-mero de personas, pero no puede redu-Itise simplemente a unos aspectos cuan-\titativos y a un suplemento de mate-

Implica un acceso mayor del públi-

co a los medios de comunicación exis-tentes; pero el acceso no es sino uno delos aspectos de la democratización. Sig-nifica también unas posibilidades mayo-res -para las naciones, las fuerzas políti-cas, las comunidades culturales, las enti-dades económicas y los grupos sacíale s-de intercambiar informaciones en unmayor plano de igualdad, sin una domi-nación de los elementos más débiles ysin discriminaciones contra nadie. Enotras palabras, implica un cambio deperspectiva. Se requiere indudablemen-te una información más abundante, pro-cedente de una pluralidad de fuentes pe-ro, si no hay posibilidad de reciproci-dad, la comunicación no será realmentedemocrática. Sin una circulación de do-ble sentido entre los participantes, sinla existencia de múltiples fuentes de in-formación que permitan una mayor se-lección, sin un desarrollo de las oportu-nidades de cada individuo de tomar unasdecisiones basadas en un conocimientocompleto de unos hechos heteróclitosy de unos puntos de vista divergentes,sin una mayor participación de los sec-tores, los espectadores, y los oyentes enla adopción de decisiones y en la consti-tución de los programas de los mediosde comunicación social, la verdadera de-mocratización no llegaría a ser una rea-lidad'^!).

Así planteado el campo de la demo-cratización de las comunicaciones, apa-rece claro que ella es antagónica respec-to tanto a los autoritarismos políticos,de los regímenes militares latinoameri-canos por ejemplo, como a los autorita-rismos comerciales y económicos deriva-dos del control que las empresas trans-nacionales, las clases dominantes loca-les y los grandes anunciadores ejercencon frecuencia sobre los sistemas de co-municación.

Desde el punto de vista latinoameri-cano, la cuestión de las comunicacionesse inscribe en una preocupación más vas-ta: se trata de volver a discutir desde elprincipio la problemática de la democra-cia y la manera cómo nuestras formacio-nes políticas y nuestros intelectualesdieron cuenta de este asunto. Andamosen tren de reformular ciertos temas -lademocracia, la cuestión nacional, la no-ción de hegemonía- y en este procesonos encontramos con que las comunica-ciones han adquirido una relevancia ex-traordinaria, de la cual hay que tomarregistro y a partir de la cual hay quepensar perspectivas de investigación y deacción.

Por eso, el binomio comunicación ydemocracia hay que abordarlo partiendo

de la democracia, que es el objetivo, pa-ra entender y ubicar dentro de ella a losinstrumentos comunicacionales.

2.- UNA VIEJA POLÉMICA

La primera cuestión a dilucidar co-rresponde a la pregunta: ¿de qué esta-mos hablando cuando utilizamos el vo-cablo 'democracia' ? Hay al respectoabismales diferencias ideológicas que setraducen, cómo no, en concepcionesteóricas y en perspectivas analíticas confrecuencia incompatibles. En este cua-dro, el ejercicio consiste apenas en recu-perar la discusión occidental sobre elcontenido y los alcances de la democra-cia. Aún prescindiendo de esta manerade la compleja realidad del campo socia-lista, el panorama es harto diversificadoy hasta confuso.

Hay un punto de partida, sin em-bargo, que parece indiscutible: la revolu-ción democrática emergió frente al an-cien réginie como proceso de laicizaciónde la autoridad, antes pre-constituídapor la ley de Dios, y como proceso delegitimación de la voluntad popular ynacional en reemplazo de la voluntaddivina, antes definida como voluntas su-perioris en relación a la cual la voluntaddel pueblo y la del gobernante eran am-bas causa secunda. La democracia susti-tuye a Dios por el pueblo como fuentede poder. La revolución democrática esen este sentido una irrupción exitosa delpueblo como sujeto histórico.

Pero esta gestión, cuyo punto máxi-mo de heroísmo fue la Revolución Fran-cesa, contuvo desde el principio dosconcepciones muy distintas a propósitode la recién nacida. Si bien estas dosconcepciones se expresan en la antítesisentre democracia directa y democraciaindirecta, su eficacia conceptual e histó-rica va mucho más allá de esta distin-ción. Se trata, en rigor, de dos tenden-cias básicas que subsisten hasta hoy yque permiten hablar de adhesiones nodemocráticas al discurso democrático,frente al entendimiento de la democra-cia como un proceso inacabado, dentrodel cual uno puede distinguir por lo me-nos dos etapas previas, caracterizadasambas por la tensión entre estas dosconcepciones, pero diferenciadas en ra-zón de los retrocesos que una de ellasexperimenta y de los avances que la otraconsigue.

La primera vertiente fue consagradajurídicamente en la figura del voto cen-

-ensayo / 13

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sitaire y fue expresada a cabalidad en laobra de Constant y Guizot, entre otros.Para ellos, la voluntad popular fundabauna verdad de razón, es decir, un medioadecuado para administrar la cosa co-mún; en esta perspectiva, la democraciaresulta apenas una forma práctica de go-bierno, lo que recupera el entendimien-to de la política como mera técnica, tancaro a Maquiavelo y a Hobbes, y lo queconvierte la representación en verdaderasustitución de los representantes por losgobernantes; como lo señala Cerroni, aquien estamos repitiendo en este punto,se trata de una posición iluminista o eli-tista, que restringe el sufragio a la vezque restringe la idea democrática al es-trecho ámbito de la administración pú-blica, despolitizando conceptualmente ala sociedad civil, a la economía y a loshombres concretos, y privatizando, enconsecuencia, los procesos de toma dedecisión sobre el mayor número de as-pectos de la vida en sociedad.

Esta doble reducción de la demo-cracia a la política y de ésta al sufragio,se practica en nombre del mismo argu-mento de la capacidad y de la prepara-ción que hoy se esgrime a propósito delas comunicaciones. Sin embargo, la na-turaleza de tal argumento se develacuando se encuentra que dicha capaci-dad se reducía nada menos que a la pro-piedad privada.

Llamamos a este pensamiento libe-ral una adhesión no democrática al dis-curso político, por cuanto se sustentasobre una ficción. Consiste ésta en su-perponer la aparente igualdad entre losciudadanos abstractos a la real desigual-dad entre los hombres concretos. Losatributos igualitarios de aquéllos enmas-caran así las situaciones desiguales de es-tos últimos. Concomitantemente, seproduce un hiato entre lo social (con-creto y sustancial) y lo político (abstrac-to y formal), que, en opinión de Geor-ges Burdeau a quien seguimos aquí pun-tualmente, "fue la regla de oro de laépoca liberal". A tenor de esta ficción,el concepto de democracia sólo existepara el amputado terreno de la política.De esta manera, el "hombre" en generalenmascara al homme situé y el pueblo-nación al peuple definí. La democraciaque resulta de todo ello es una democra-cia devaluada, una democracia gober-nante mas no gobernada ni gobernablepopularmente.

El concepto de libertad que tal con-cepción promueve es la libertad-autono-

mía, que atomiza, mas no la libertad-participación, que integra. En la termi-nología de Erich Fromm o de XavierZubiri, se trata de una "libertad de" sin"libertad para".

Más aún: esta "libertad de" se afir-ma de modo casi exclusivo frente al Es-tado. De ahí que los mitos liberales nose arguyan con relación a los grandes po-deres económicos y privados. Tal ocu-rre con la ya contumaz reducción de lademocratización de las comunicacionesal mito de la libertad de prensa, y a suno menos mítico corolario del "libreflujo internacional de noticias". Lairrealidad de tal libertad ha sido señala-da, incluso por autores insospechablesde filiación subversiva, como Servan^Schreiber (2) y, en América Latina, tallibertad encubre sólidos monopolios declase y de empresas transnacionales, jun-to con una veloz y, ésta sí universal,concentración antidemocrática en la

"El binomio comunicacióny democracia

hay que abordarlopartiendo de la democracia,

que es el objetivo,para entender y

ubicar dentro de ella,a los instrumentoscomunicacionales"

propiedad de las empresas comunicati-vas.

La disociación fundacional del libe-ralismo se traduce, cómo no, en el abis-mo existente entre los textos jurídicos ylas realidades tangibles, abismo tan bienestudiado, entre tantos otros por Mili-band. Pues bien, si es que efectivamentepuede hablarse de un enmascaramiento(sin que el término presuponga maquia-velismo alguno), tal enmascaramientopasa por la tendencia sostenida a reducirtodo mecanismo de participación políti-ca al acto de la votación, aún cuando es-te acto es, en sí mismo, expresión im-prescindible en cualquier proceso demo-crático.

De todo lo anterior puede despren-derse que los mecanismos de domina-ción en el capitalismo contemporáneo sefundaron sobre una disociación y un en-mascaramiento básicos: la disociación

entre la política y la economía (yenlBla sociedad política y la sociedad civlSy el enmascaramiento (o desplazamkBto) del hombre por el ciudadano.

Una segunda concepción de la •mocracia, menos instrumental, se ínsflnuó desde Rousseau y se vino a desalrrollar y fortalecer durante el siglo palsado europeo, hasta adquirir amplio reíconocimiento. A tenor de este segundnBacercamiento, el recurso a la voluntaHpopular no procura una verdad de purflrazón sino una verdad de consenso, ¡Mdecir, de mediación entre los intereses •reales de los gobernados. La democraMcía es así vinculación antes que sustituíción y, a la vez, propuesta válida paraelMconjunto de las actividades sociales ylsobre todo, para la vida económica, enlla que se gestan y se oponen parte muy •importante de los intereses concretos»de los hombres. Política y economía Iaparecen integradas, no divorciadas. Es-1ta segunda concepción se abre paso a Itravés primero de movimientos sociales!y luego de transformaciones jurídica-1que corresponden a los avances de di-1chos movimientos. Se abre paso no sin Icontradicciones.

Dicho directamente: en la revolu-lción democrática coexisten dos ideales. IPor un lado, el ideal de la burguesía, que Icorresponde históricamente a las demo-|cracias restringidas, las mismas que hoy, Ino por casualidad, quieren resucitar lasempresas transnacionales y los gobiernosmilitares de América Latina. Por el otrolado, el ideal popular que lleva a la con-quista de formas democráticas ampliasque fueron resultantes, aún inconclusas,de la articulación entre las movilizacio-nes de la clase obrera en torno a sus rei-vindicaciones inmediatas y su gradualunificación política junto con la deman-da de universalización del sufragio. Estaarticulación empuj a el tránsito de la pri-mera a la segunda etapa de la vida repu-blicana.

Por lo tanto, el concepto común dedemocracia que hoy manejamos es, enparte importante, heredero y tributariode la organización y las movilizacionesde las clases subordinadas. Es una con-quista de ellas, aunque incompleta, y noun bastión o propiedad privada del pen-samiento liberal decimonónico.

Con lo cual, lógicamente, la idea ylas formas reales de la democracia se hanvuelto también un escenario de contra-dicciones en el que las clases y naciones

14 I ensayo-

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subordinadas presionan por la amplia-dón democrática y las clases y naciones

laminantes por las formas más variadasI Je autoritarismo, o al menos, por recor-[tar los alcances del discurso democráti-Jco. No es por gusto que "la ingoberna-|lidad de las democracias" es uno de

¡ temas preferidos de la célebre "Co-|misión Trilateral".

Y, en este mismo sentido, la pro-puesta de un Nuevo Orden Internacional

la Información forma parte de una(vasta propuesta de democratización de

relaciones internacionales, lanzadaI en primer lugar por el Movimiento deI Países No Alineados.

Se entiende así que esta propuestaInazca hermanada a la del Nuevo OrdenI Económico Internacional. En rigor, uno(puede considerar la irrupción histórica

I Tercer Mundo como un proceso de[ampliación creciente en la demanda deI independencia y soberanía: en las déca-

; de los 40 y 50, se trató sobre todo[de la independencia política; en los años160 la demanda se amplió para abarcar la[soberanía económica, y lo que marca a

i años 70 es que el movimiento acce-|de, finalmente, también al terreno de la[cultura y las comunicaciones. En este

proceso las comunicaciones vienen sim-plemente a contribuir a la democratiza-

ción del poder internacional.

Por lo que el NOII resulta una suer-! de defensa del Tercer Mundo (y no

|sólo del Tercer Mundo) frente a la ex-nsión colonial y encarna, por eso mis-

mo, una voluntad democrática ajena enmisma a todo controlismo guberna-

mental, tanto como a la censura y ma-[ nipulación compulsivas que los monopo-[lios ejercen sobre sus propios medios de[comunicación llamados "libres".

|3.- DE LA DEMOCRACIA A LAS CO-MUNICACIONES

Pensamos que esta vieja polémica[entre la concepción liberal y la concep-[ción social de la democracia funcionaI como piedra angular de las discusiones[ de hoy acerca de las relaciones entre co-

municación y democracia. En efecto,[una perspectiva liberal reduce estas re-laciones al problema de la libertad deprensa y de la no interferencia del Esta-

I do en los negocios comunicacionales(como lo hace la célebre Declaración deTalloires), mientras que una afirmaciónsocial de la democracia, como la queaquí sostenemos procura descubrir en el

funcionamiento intrínseco de los siste-mas comunicativos, así como en susefectos sociales, el carácter democráticoo no de dichos sistemas.

Por lo mismo, tales relaciones malpodrían limitarse a la mera declaracióno recetario de buenas intenciones a pro-pósito de la necesidad de fortalecer elacceso y participación en los medios, deconsagrar jurídicamente el derecho a lainformación o de democratizar las co-municaciones en sí mismas, como pare-ciera desprenderse de la definición pro-procionada por el Informe MacBride,que a la letra dice:

"Cabe definir la democratizacióndiciendo que es el proceso mediante elcual: i) el individuo pasa a ser un ele-mento activo, y no un simple objeto dela comunicación; iij aumenta constante-mente la variedad de mensajes intercam-biados; iii) aumenta también el grado y

El NOII resultauna suerte de defensa

del Tercer Mundofrente a la expansión colonial

y encarna, por eso mismo,una voluntad democrática

ajena en si mismaa todo control gubernamental"

la calidad de la representación social enla comunicación o la participación" (31.

Sin duda que esta definición atien-de bien al aspecto intrínsecamente co-municacional de la democratización, ysin duda el Informe en su conjunto cum-ple una función política positiva y rele-vante para los países del Tercer Mundo.Pero el problema teórico y analítico dela relación umbilical entre la democraciay las comunicaciones desborda amplia-mente lo que un informe de esta natura-leza podía pretender.

Es en términos de las disociacionesy los enmascaramientos fundacionalespropios de la sociedad burguesa, así co-mo de los antagonismos que tales diso-ciaciones provocan, que uno puedeadentrarse mejor en la problemática delos vínculos entre comunicación y de-mocracia. De hecho, puede plantearsela hipótesis general de que estos víncu-

los incluyen nuevas disociaciones, nue-vos enmascaramientos y nuevos antago-nismos, elementos todos éstos que apa-recen tanto a nivel de las naciones comoen la esfera internacional.

Se trata primero de la disociaciónentre el hombre y el receptor y del en-mascaramiento producido por la ilusiónde participación que puede producir enel receptor el hecho de ser víctima delbombardeo de informaciones fragmen-tadas que caracteriza a los medios con-temporáneos. El acto cotidiano de mi-rar la televisión, como relajo después deuna agotadora jornada, es en este senti-do análogo pero más eficaz que el actoinfrecuente de la votación. La ideologíadel 'receptor—hombre bien informado'apunta en esta dirección.

La opulencia informativa, tanto co-mo su contraparte tercermundista demiseria de información, apuntan ambasa lo que Vázquez Montalbán denominala "desorientación histórica del receptorde mensajes" (4).

Peor quizás no sean esta disociacióny este enmascaramiento los más definí-torios de la relación estructural e ideo-lógica entre los sistemas de comunica-ción social y la realidad de la democra-cia. Stuart Ewen ha demostrado cómo,en la historia de los Estados Unidos, elconsumismo y la publicidad sirvieronpara sustituir las demandas de igualdady las crecientes reivindicaciones en lasesferas de la producción y el poder, poraspiraciones de consumo. En este mar-co, el desarrollo de los sistemas comu-nicativos corresponde a los cambios re-queridos en los mecanismos» y en las for-mas de ejercicio de la hegemonía y deconquista de la legitimación del statuquo.

Siguiendo a Ewen, es quizás la cons-trucción ideológica del "consumidor" laque mejor cumple hoy día, en la terceraetapa de las democracias capitalistas, lafunción que ayer inició el ciudadano. Elenmascaramiento aquí no se da ni si-quiera en el acto de comprar. Es sufi-ciente el momento del deseo, la ilusiónde la compra y de la adquisición del"status" que dicha compra proporciona-ría. Y en este sentido, los atributos delconsumidor son análogos, por lo abs-tracto, a los del ciudadano. No es quetenga libertad para comprar sino quetiene libertad de comprar. El Estado nole prohibe comprar; incluso lo estimulaa hacerlo.

'ensayo ¡15

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En síntesis, si las ideas democráticasoriginales fueron primero confinadas alárea de la política, hoy parece proponer-se una nueva des-semantización de la pa-labra democracia. No se trata ya ni si-quiera de la pura democracia política si-no que se reemplaza a ésta por la "de-mocracia del consumo" (y por la "de-mocracia de la información"). Es decir,por las ilusiones de un consumo igualita-rio y de una participación informativa.

Precisemos: no se trata de que elreceptor y el consumidor reemplacen alciudadano o sean categorías ideológicasdel mismo nivel que esta última. No.La ficción del ciudadano obviamentesubsiste, pero se ve complementada,apoyada, por estas nuevas ficciones. Porlo demás, también es relevante la dife-rencia de regiones ideológicas en que secolocan el ciudadano de un lado y el re-ceptor y el consumidor del otro. Aquéles una representación de naturaleza po-lítica, mientras que éstas son representa-

"Es relevante la diferenciade regiones ideológicas

en que se colocanal ciudadano de un lado

y el receptory el consumidor del otro"

ciones comunicacionales. Ha ocurridopues que la construcción política ha idocediendo a los embates democráticos delmovimiento popular y ya no se basta. Yha ocurrido también que las instanciasde legitimación del statu quo, y el pesodel aparato de hegemonía político pare-cen haber cedido algún lugar a las ins-tancias de legitimación y al aparato dehegemonía comunicativo.

De esta manera, los sistemas de co-municación se definen con relación a lademocracia, no tanto por el número dereceptores o la pluralidad teórica de losmensajes permisibles, sino por la fun-ción concreta y material que cumplenen términos de la reproducción de lasrelaciones de producción. Y a este res-pecto, el lugar preponderante adquiridopor la publicidad (vehículo principal dela ideología del "consumidor") y por lastecnologías contemporáneas (vehículoprincipal de la ideología del "receptorbien informado") en el conjunto de lossistemas de comunicación, hacen de am-

Tomaschoíf

bas "palabras culturales dominantes",prototipos de la nueva dominación.

Lo cual apunta en una dirección demayor envergadura teórica: todo hacepensar que hemos entrado en una nuevafase del capitalismo (que es también latercera etapa de estas repúblicas demo-cráticas). Se trata de la fase transnacio-nal, definible en términos económicos,políticos y también ideológicor-cultura-les. Esta fase transnacional se expresaen el autoritarismo o totalitarismo capi-talista que proclama la "ingobernabili-dad de las democracias" y se caracterizaculturalmente, entre otras cosas, por ellugar prominente que los sistemas de co-municación social adquieren en los pro-cesos de socialización de las personas yde reproducción de las relaciones deproducción.

A estas alturas es posible hipoteti-zar algunas de las características princi-pales de la fase transnacional de la cul-tura y las comunicaciones, característi-cas cuya validez teórica parece estar da-da pero cuya verificación empírica re-quiere de un ambicioso programa inter-nacional de investigaciones: puede asíproponerse que en la fase transnacional:

1.- Los medios de comunicación tien-den a convertirse en aparatos de hege-

monía y agencia de socialización predo-Bminantes, desplazando en parte a la {;••milia, la Iglesia y el aparato escolar. DeBahí que su producción social de la reali-Bdad -y en particular sus ideologías de¡¡Bdemocracia resulten absolutamente cni-lcíales.

2.- El conjunto de los flujos comunica-1clónales y culturales son materia de co-BIonización en virtud de un doble proce-lso: la expansión de las corporaciones Iculturales transnacionales y la prívatiza-Ición de los flujos informativos estratégi-1eos, a través del control de las nuevas itecnologías.

3.- El clásico pensamiento liberal sobre Ila democracia cede lugar a la tesis de la I"ingobernabilidad de las democracias" Ien que se funda el "totalitarismo neo-ca-pitalista". Se accede así a una terceraetapa de las democracias, constituida ]por la renuncia de las clases dominantesal discurso democrático y por la consoli-dación de movimientos populares queadhieren tanto al cambio económico co-mo a la profundización de las conquis-tas políticas igualitarias.

4.- Paralelamente a lo anterior, surgennuevas des-semantizaciones de la palabra"democracia", que tiende ahora a equi-pararse con "la democracia del consu-

16 ¡ensayo-

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po" y "la democracia de la informa-ron". El pensamiento liberal decimo-nónico se encarna en estas nuevas for-mulaciones, más funcionales a los requi-sitos contemporáneos y transnacionalesJe su hegemonía.

:'.- La publicidad y la tecnología seinvierten en "palabras culturales domi-nantes". Ambas contaminan el conjun-to de las formas culturales y comunicati-vas, asistiéndose a una informatizaciónJe todos los lenguajes y a una contami-nación publicitaria, incluso de la escuelay las formas pedagógicas.

6.- Consecuentemente, los antagonis-mos sociales se expresan con fuerza par-ticular en la arena de la cultura y las co-itinicaciones. Surgen así un sinnúmerode experiencias de comunicación alter-nativa, definidas como tales no en razónJe su sustancia comunicativa en sí mis-ma sino de su inserción en la sociedadcivil, es decir por su pertenencia al cam-po de lo nacional, popular y democráti-co, que es el campo de las clases y secto-res subordinados de la sociedad (5). i

NOTAS

1.- Un solo Mundo, Voces Múltiples;FCE/UNESCO, México, 1980; pág.173 y 1 74; pág. 301 y 302.

(2) Servan-Schreiber, Jean Louis, lePouvoir d'informer; Rober Laffont;París; 1972.

3.- Un solo Mundo, Voces Múltiples;op. cit., pág. 289.

4.- Vázquez Montalbán, Manuel, "Opu-lencia o miseria en la información:la descontextualización histórica delas noticias"; en La información enel nuevo orden internacional; ILET,México, D.F., 1977, pág. 226.

5.- Roncagliolo, Rafael, "Comunica-ción y cultura transnacionales"; envarios, Comunicación transnacional,conflicto político y cultural;DESCO-ILET; Lima; 1982.

RAFAEL RONCAGLIOLO, periodistay sociólogo peruano, trabajó como di-rector de la división de estudios de lacomunicación del ILET en México.Fue Presidente de la Federación de Pe-riodistas de su país, actualmente ocupala dirección del Centro de Estudios so-bre Cultura Transnacional con sede enLima, Perú. Autor de numerosos ar-tículos y libros. Miembro del ConsejoInternacional de CHASQUI.Dirección: Apto. Postal 270031. Lima,Perú.