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Comps. Mª del Carmen Pérez-Fuentes José Jesús Gázquez Mª del Mar Molero África Martos Ana B. Barragán Mª del Mar Simón Edita: ASUNIVEP

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    Mª del Carmen Pérez-FuentesJosé Jesús Gázquez Mª del Mar Molero

    África Martos Ana B. Barragán Mª del Mar Simón

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  • Investigación en Salud y Envejecimiento Volumen V

    Comps. Mª del Carmen Pérez-Fuentes

    José Jesús Gázquez Mª del Mar Molero

    África Martos Ana B. Barragán

    Mª del Mar Simón

  • © Los autores. NOTA EDITORIAL: Las opiniones y contenidos de los textos publicados en el libro “Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V”, son responsabilidad exclusiva de los autores; así mismo, éstos se responsabilizarán de obtener el permiso correspondiente para incluir material publicado en otro lugar, así como los referentes a su investigación. Edita: ASUNIVEP ISBN: 978-84-09-02080-5 Depósito Legal: AL 1032-2018 Imprime: Artes Gráficas Salvador Distribuye: ASUNIVEP No está permitida la reproducción total o parcial de esta obra, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por ningún medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, u otros medios, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright.

  • ÍNDICE

    Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V 5

    Comorbilidad, Envejecimiento y Abordaje Multidisciplinar

    CAPÍTULO 1 Delirio en el paciente anciano ingresado en una unidad de cuidados intensivos: una complicación frecuente ....................................................................................................... 17

    Ana Calderón Rodríguez, Rocío Rodríguez Castaño, y Amelia Alonso Marín

    CAPÍTULO 2 Factores de riesgo y prevención de las úlceras por presión ............................................... 25

    María Milagros Balaguer Orellana, Gema Susana Llorente Ruiz, y Dolores García Rodríguez

    CAPÍTULO 3 El suicidio en el adulto mayor y su codificación médica con CIE-10-ES: Prevalencia en España en 2016 ................................................................................................................... 29

    Andrea Bayo Gómez, Inmaculada Cano Révora, Marta Gázquez Rodríguez, e Isabel María Mejías Ortega

    CAPÍTULO 4 El aceite de oliva como agente preventivo y terapéutico de las úlceras por presión ......... 37

    Airam Cabrera Rodríguez, Raquel Jiménez Anero, Tamara García López, Isabel María Rodríguez Rodríguez, Jesús Alberto Martín González, y Ana Campos Serrano

    CAPÍTULO 5 Panorama actual de la obesidad sarcopénica en las personas mayores ............................ 43

    Cristina Cazorla Luque, María de Las Mercedes Hidalgo Collazos, y Sonia Salas Frías

    CAPÍTULO 6 Hemorragia digestiva alta: enfoque diagnóstico y tratamiento urgente en medio extrahospitalario ................................................................................................................. 49

    Blanca Coll Bas, Lucía Cueli Del Campo, César Manuel Guerra García, Ana Martínez de Grado, Leire Moja Mateos, Marta Santos Gravalosa, y Vanesa Terán Díez

    CAPÍTULO 7 Influencia de las emociones positivas en la longevidad y/o mortalidad: Avances y desafíos .............................................................................................................. 57

    María Pilar Delgado Miguel y María Isabel Laporta Herrero

    CAPÍTULO 8 Las infecciones urinarias en pacientes mayores de 65 años ............................................... 63

    María Lourdes Díez Herrán, María del Mar Viloria Peñas, y Esperanza Lepe Balsalobre

    CAPÍTULO 9 Necesidad de la Ley de Dependencia por el envejecimiento de la población: Una visión desde el trabajo social ........................................................................................................ 69

    Rocío Fernández Márquez

  • ÍNDICE

    6 Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V

    CAPÍTULO 10 Revisión sistemática: Diferencias entre delirium y Alzheimer ........................................... 77

    Dolores García Rodríguez, María Milagros Balaguer Orellana, y Gema Susana Llorente Ruiz

    CAPÍTULO 11 Cambio de roles en el adulto: pre y post jubilación ........................................................... 81

    Diego Luis Gil Leno

    CAPÍTULO 12 Manejo perioperatorio de las quemaduras en pacientes ancianos..................................... 89

    Tatiana Gómez Sánchez, Francisco Javier Arroyo Fernández, y María Teresa Sánchez Barrón

    CAPÍTULO 13 Hipoglucemia hospitalaria en ancianos: Impacto clínico y propuestas para prevenirla .. 95

    Carmen María Lara Rojas, María Ángeles García Jerez, y José Luis Serrano Carrillo de Albornoz

    CAPÍTULO 14 Análisis de los procesos infecciosos más relevantes en las enfermedades desmielinizantes tipo esclerosis múltiple en nuestro medio ......................................................................... 103

    Ana María Lazo Torres, Esteban Alessandro Vogt Sánchez, y Virginia Rodríguez Martínez

    CAPÍTULO 15 Revisión sistemática: Síndromes geriátricos .................................................................... 109

    Gema Susana Llorente Ruiz, Dolores García Rodríguez, y María Milagros Balaguer Orellana

    CAPÍTULO 16 Expectativas y calidad asistencial percibida ante un ingreso por fractura de cadera en ancianos ............................................................................................................................ 115

    Ana Belén Mancera Trujillo, Francisca María Mancera Trujillo, y María José Ramírez Alda

    CAPÍTULO 17 Perfil sociodemográfico y comorbilidades en octogenarios ingresados en el hospital comarcal con patología digestiva ..................................................................................... 121

    José Manuel Mínguez Cortés, Álvaro Pérez González, y María Gema Gómiz Rodríguez

    CAPÍTULO 18 Actualización en la incontinencia urinaria: valoración multidisciplinar ......................... 127

    Leire Moja Mateos, Marta Santos Gravalosa, Vanesa Terán Díez, Blanca Coll Bas, César Manuel Guerra García, y Ana Martínez de Grado

  • ÍNDICE

    Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V 7

    CAPÍTULO 19 Efecto de la soledad en los ancianos ................................................................................ 135

    Ana Belén Pereira Ibáñez, Carmen María Fernández Torralbo y Cristina Fernández De Moya Cárdenas

    CAPÍTULO 20 Descripción de los trastornos del sueño más comunes en adultos mayores hospitalizados: Pautas de cuidados ........................................................................................................... 141

    Gabriel Rivas Mercader, Isabel María Carmona Lorente, y Montserrat Megías Peralta

    CAPÍTULO 21 Anorexia en el anciano ingresado en UCI ........................................................................ 147

    Rocío Rodríguez Castaño, Amelia Alonso Marín, Ana Calderón Rodríguez, y Álvaro Pérez González

    CAPÍTULO 22 Tratamiento de la colecistitis aguda en el paciente anciano: Uso de la colecistostomía percutánea en el manejo perioperatorio ........................................................................... 155

    María Teresa Sánchez Barrón, Tatiana Gómez Sánchez, y Francisco Javier Arroyo Fernández

    CAPÍTULO 23 Comunicación paciente quirúrgico envejecido y deterioro cognitivo............................... 163

    Eva Trejo Valentín y Catalina Hernández Armijo

    CAPÍTULO 24 Factores de riesgo y protectores en la patogénesis de la Enfermedad de Parkinson (EP): Una actualización de los conocimientos ........................................................................... 169

    Thalía Peralta Chamba, María Cuerda Ballester, Jordi Caplliure Llopis, Silvia Moreno Magraner, José Luis Platero Armero, María Pilar García Pardo, y Enrique de La Rubia Ortí

    Farmacología, Diagnóstico y Tratamiento

    CAPÍTULO 25 .................................................................................................................. 181 Revisión de las interacciones clínicamente relevantes de los medicamentos que actúan sobre el sistema renina-angiotensina-aldosterona en el tratamiento de la hipertensión arterial .............................................................................................................................. 181

    Margarita Ladrón de Guevara García, José Manuel Troya Gómez, y Julia Mesa Aznar

  • ÍNDICE

    8 Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V

    CAPÍTULO 26 Programa de atención al paciente con un trastorno por uso de sustancias en una Unidad de Conductas Adictivas..................................................................................................... 189

    Rafael Ángel Baena Mures, Irene Díaz Quero, Estefanía Segura Escobar, Carlos Rodríguez Gómez Carreño, Laura Nuevo Fernández, Leonor Asensio Aguerri, Victoria Muñoz Martínez, Beatriz Mata Sáenz, Erica López Lavela, y Fernando García Lázaro

    CAPÍTULO 27 Abordaje de las interacciones farmacológicas en el paciente anciano ............................ 195

    María del Rocío Castaño Lara, Cristina Mora Herrera, e Inmaculada Marín Ariza

    CAPÍTULO 28 Manejo de fármacos en insuficiencia hepática crónica .................................................... 201

    María del Rocío Castaño Lara, Inmaculada Marín Ariza, y Cristina Mora Herrera

    CAPÍTULO 29 Aplicabilidad práctica del ácido hialurónico en el tratamiento de la enfermedad del pie ............................................................................................................................... 207

    Manuel Coheña Jiménez

    CAPÍTULO 30 Hematíes dismórficos: Utilidad de su diagnóstico en orina ............................................. 213

    María Lourdes Díez Herrán, Esperanza Lepe Balsalobre, y María del Mar Viloria Peñas

    CAPÍTULO 31 Análisis mediante el uso de la técnica HFMEA en un incidente de seguridad en el paciente en atención primaria ........................................................................................................ 219

    Roberto Fellone Travel, Carolina Hernández Gomáriz, y Francisco José Fernández Galindo

    CAPÍTULO 32 Interacciones medicamentosas en pacientes tratados con el acenocumarol (Sintrom©) 227

    Cristina Fernández de Moya Cárdenas, Carmen María Fernández Torralbo, y Ana Belén Pereira Ibáñez

    CAPÍTULO 33 Abordaje de los efectos adversos de los inhibidores de la tirosincinasa en el tratamiento de la leucemia mieloide crónica ............................................................................................ 233

    Inmaculada Marín Ariza, Cristina Mora Herrera, y María del Rocío Castaño Lara

    CAPÍTULO 34 Medidas de prevención para la administración y preparación de medicamentos peligrosos .................................................................................................. 241

    Cristina Mora Herrera, Inmaculada Marín Ariza, y María del Rocío Castaño Lara

  • ÍNDICE

    Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V 9

    CAPÍTULO 35 Prevalencia y diferencias de género en polifarmacia entre personas mayores ................ 249

    Almudena Moral Colomo, Dulcenombre Abad Ortega, y Antonio José Toledano Moreno

    CAPÍTULO 36 Fármacos potencialmente inadecuados y consumo de fármacos en personas mayores: Acerca de la polifarmacia ................................................................................................. 255

    Almudena Moral Colomo, Antonio José Toledano Moreno, y Dulcenombre Abad Ortega

    CAPÍTULO 37 Tratamiento del Linfedema Postmastectomía con drenaje linfático manual .................... 261

    Lourdes Nieto Moreno-Cid, José Fernández Muñoz, Marta Álvarez Agudo, Carlos Rubio Medina, y Laura Solís Madrid

    CAPÍTULO 38 Telemedicina como estrategia para aumentar la adherencia terapéutica en el autocuidado del pie diabético ................................................................................................................ 267

    Alberto José Pérez-Panero, Alejandro Galán-Mercant, Álvaro Mateos-Angulo, y Jaime Martín-Martín

    CAPÍTULO 39 Caso clínico: Tratamiento radioterápico en una recidiva de leiomiosarcoma de partes blandas en el miembro inferior izquierdo (grado 2) ......................................................... 273

    Luisa Tejero Marín y Lucía Bermejo Villa

    CAPÍTULO 40 El Test del susurro como prueba para la detección rápida de la presbiacusia en centros de atención primaria.............................................................................................................. 281

    Jesús Valero-García y Josep M. Vila-Rovira

    Fisioterapia, Envejecimiento Activo y Alimentación

    CAPÍTULO 41 Revisión bibliográfica de la actividad física en el personal sanitario .............................. 291

    Eva María Caparrós, Mª del Mar Molero, Mª del Mar Simón, Ana B. Barragán, África Martos, Mª del Carmen Pérez-Fuentes, y José Jesús Gázquez

    CAPÍTULO 42 Manejo del paciente con EPOC en el ámbito de la fisioterapia ....................................... 297

    Verónica Andrés Sanz, Ana Isabel Chica Garzón, Laura María Hermoso Ruiz, Cristina Mondéjar Delgado, Sofía Rodríguez Torres, y Ana Belén Muñoz Hornero

  • ÍNDICE

    10 Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V

    CAPÍTULO 43 Efectos de la fisioterapia activa sobre la fisiología respiratoria en personas mayores con enfermedad pulmonar obstructiva crónica ....................................................................... 305

    José Enrique Artigas Martín, Ana Domínguez García, Celia Sánchez Gómez, Beatriz María Bermejo Gil , Juan Luis Sánchez González, Fátima Pérez Robledo, Fausto José Barbero Iglesias, y José Ignacio Calvo Arenillas

    CAPÍTULO 44 La velocidad de la marcha y la cognición en adultos mayores sanos .............................. 313

    Beatriz María Bermejo Gil y José Ignacio Calvo Arenillas

    CAPÍTULO 45 Beneficios de la actividad física en la menopausia .......................................................... 319

    David Casas Gómez, Israel Caraballo Vidal, y Pablo Camacho Lazarraga

    CAPÍTULO 46 El papel de la actividad física en el tratamiento de la tercera edad ................................ 327

    David Casas Gómez, Pablo Camacho Lazarraga, e Israel Caraballo Vidal

    CAPÍTULO 47 Los resultados en el organismo de los edulcorantes artificiales ...................................... 335

    Ana Cristina Castaño Torrecillas y María Jesús Castaño Torrecillas

    CAPÍTULO 48 La nutrición de las personas mayores desde la restauración hospitalaria ...................... 341

    María del Carmen Codina Almansa, Patricia Avellaneda Codina, y José Céspedes Gutiérrez

    CAPÍTULO 49 Programas de ejercicio físico implementados por el Ayuntamiento de Salamanca y supervisados por el personal sanitario del área de fisioterapia de la Universidad de Salamanca ........................................................................................................................ 351

    Ana Domínguez García y Fausto José Barbero Iglesias

    CAPÍTULO 50 Ejercicio físico como mejora y prevención de la discapacidad en la persona mayor ..... 359

    José Fernández Arrojo

    CAPÍTULO 51 La evaluación de la alimentación en personas adultas con parálisis cerebral: Revisión sistemática ........................................................................................................................ 365

    María Yolanda González Alonso

    CAPÍTULO 52 Fisioterapia en investigación sobre el diagnóstico diferencial de las lesiones de la rodilla ........................................................................................................................... 373

    José María Macías Palomares, José Ramón Castillo León, y Gerardo Sánchez Moreno

  • ÍNDICE

    Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V 11

    CAPÍTULO 53 Ejercicio físico como herramienta fisioterapéutica para mantener la independencia en la población anciana ............................................................................................................. 379

    Nuria Martín Roldán y Elisabet Martín Roldán

    CAPÍTULO 54 Evaluación, indicación y seguimiento del programa de actividad física en personas mayores y realización de programas de revitalización y terapia ocupacional: Programa de Equilibrio ..................................................................................................................... 385

    Fátima Perez Robledo, Juan Luis Sánchez González, José Enrique Artigas Martín, Ana Domínguez García, Beatriz María Bermejo Gil, Celia Sánchez Gómez, Fausto José Barbero Iglesias, y José Ignacio Calvo Arenillas

    CAPÍTULO 55 ¿Cómo actúa la fisioterapia en el deterioro cognitivo y físico de la enfermedad de Alzheimer? ........................................................................................................................ 391

    Francisca Roldán Rodríguez y Elisabet Martín Roldán

    CAPÍTULO 56 Evaluación indicación y seguimiento del programa de actividad física en personas mayores y realización de programas de revitalización y terapia ocupacional: Programa de Revitalización Geriátrica .................................................................................................. 397

    Juan Luis Sánchez González, Fátima Pérez Robledo, Beatriz María Bermejo Gil, Ana Domínguez García, José Enrique Artigas Martín, Celia Sánchez Gómez, Fausto José Barbero Iglesias, y José Ignacio Calvo Arenillas

    CAPÍTULO 57 Fisioterapia tras osteoplastia en atrapamiento femoroacetabular ................................... 407

    Gerardo Sánchez Moreno, José Ramón Castillo León, y José María Macías Palomares

    CAPÍTULO 58 Revisión de la intervención nutricional en el paciente anciano con fractura de cadera . 413

    José Luis Serrano Carrillo de Albornoz, María Ángeles García Jerez, y Carmen María Lara Rojas

    Obstetricia-Ginecología y Pediatría

    CAPÍTULO 59 Análisis sistemático: Validez de la terapia respiratoria en niños con bronquiolitis ........ 423

    Patricia Cuenca Zaya, Sandra Manzano Aguilera, y Francisca Rodríguez Céspedes

    CAPÍTULO 60 Síndrome del túnel carpiano en el embarazo .................................................................... 429

    José Fernández Muñoz, Lourdes Nieto Moreno-Cid, Marta Álvarez Agudo, Carlos Rubio Medina, y Laura Solís Madrid

  • ÍNDICE

    12 Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V

    CAPÍTULO 61 Morbilidad obstétrica en gestantes a partir de los treinta y cinco años ........................... 435

    Eva Martínez Rodríguez, María de las Flores Vera Márquez, y Cristina González Corral

    CAPÍTULO 62 Atrofia vulvovaginal en la menopausia: alternativas terapéuticas .................................. 441

    María José Páez Requerey, Marta Escobar Viana, y Carmen Sánchez-Nieva Lampaya

    CAPÍTULO 63 Menopausia y tratamiento estrogénico. Seguridad y efectividad de su uso en el alivio de la sintomatología asociada al déficit de estrógenos: Papel de la matrona .......................... 447

    María Romero Nevado, Patricia Castillo Cordero, y María de las Nieves Cano Lara

    CAPÍTULO 64 Trayectorias vitales y el lugar de lo traumático en la generación de niñas de la guerra y postguerra ......................................................................................................................... 457

    Concepción San Martín Martínez

    CAPÍTULO 65 Disfunciones del suelo pélvico relacionadas con la incontinencia urinaria en la etapa climatérica ........................................................................................................................ 463

    Carmen Sánchez-Nieva Lampaya, Isabel González Fernández, y María José Páez Requerey

    Patologías, Trastornos y Profesionales

    CAPÍTULO 66 Análisis de las características del sueño en estudiantes de la salud ................................ 471

    África Martos, Mª del Mar Molero, Ana B. Barragán, Mª del Mar Simón, Mª del Carmen Pérez-Fuentes, Eva María Caparrós, y José Jesús Gázquez

    CAPÍTULO 67 Cuidados de enfermería en las caídas que sufren los ancianos ....................................... 477

    José Antonio Agudo Caballero, María José Rueda Godino

    CAPÍTULO 68 Afrontamiento del duelo en la tercera edad: Cuidados de enfermería ............................. 483

    Raquel Cruz Barroso, Alejandra Barroso Ramírez, y Ana del Rocío Casado Vázquez

    CAPÍTULO 69 Papel de enfermería en la depresión del anciano............................................................. 487

    Raquel Cruz Barroso, Alejandra Barroso Ramírez, y Ana del Rocío Casado Vázquez

  • ÍNDICE

    Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V 13

    CAPÍTULO 70 Cuidados y papel de enfermería en los distintos tratamientos de la Enfermedad Renal Crónica (ERC) .................................................................................................................. 493

    Luz Viviana Díaz Burga, Carmen Camacho Hidalgo, y Juan Antonio García Macia

    CAPÍTULO 71 Aplicación de la metodología DACUM al puesto de Técnico en Farmacia en la atención a clientes internos en un Hospital ........................................................................................ 501

    Amada Gea Martín, Margarita Ladrón de Guevara García, y Julia Mesa Aznar

    CAPÍTULO 72 Intervenciones educativas enfermeras en el pie diabético ................................................ 511

    Sonia Repiso Muñoz, Beatriz Guerrero Rodelas, Irene Bustos Fernández, y Rebeca Moreno Mancebo

    CAPÍTULO 73 Atención Psiquiátrica Comunitaria y programas de enlace con Unidades de Hospitalización Breve ....................................................................................................... 517

    Carlos Rodríguez Gómez Carreño, Laura Nuevo Fernández, Rafael Ángel Baena Mures, Irene Diaz Quero, Estefanía Segura Escobar, Erica López Lávela, Fernando García Lázaro, Leonor Asensio Aguerri, Victoria Muñoz Martínez, y Beatriz Mata Sáenz

    CAPÍTULO 74 Actitudes y estrés hacia el trabajo en trabajadores con discapacidad motora ................. 523

    Raquel Suriá Martínez y Juan Andrés Samaniego Gisbert

    CAPÍTULO 75 Revisión del manejo clínico de la hemocromatosis en atención primaria ........................ 529

    Vanesa Terán Diez, Blanca Coll Bas, Lucía Cueli Del Campo, Cesar Manuel Guerra García, Ana Martínez De Grado, Leire Moja Mateos, y Marta Santos Gravalosa

    CAPÍTULO 76 Osteoporosis y enfermería unidas en los cuidados de síntomas ....................................... 535

    María José Victorio García, Esther María Gámez Sánchez, y Carmen Albuera Cecilia

    CAPÍTULO 77 Enfermería en la gestión del cuidado en pacientes con cáncer de pulmón en el ámbito hospitalario ....................................................................................................................... 543

    Jenifer Viñolo Bravo, Víctor Gallego Herrera, Fernando Zamora García, María Josefa García Martínez, María Soledad Álvarez García, Elena Margarita León Villar, José Jiménez Monreal, David Hernández Melgarejo, Blas Ignacio de Gea Guillen, y Oscar Perez Blaya

  • ÍNDICE

    14 Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V

    CAPÍTULO 77 Seguimiento del proceso diabetes en una zona rural ....................................................... 551

    María del Rosario Ayala Maqueda, Aurora María Alcaraz García , Ana Belén Suárez Escudero, María Dolores Ruiz Fernández, María López Cano, Antonia Fernández Leyva, y Evangelina Martínez Mengíbar

  • Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V 15

    Comorbilidad, Envejecimiento y Abordaje Multidisciplinar

  • Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V 17

    CAPÍTULO 1

    Delirio en el paciente anciano ingresado en una unidad de cuidados intensivos: una complicación frecuente

    Ana Calderón Rodríguez*, Rocío Rodríguez Castaño*, y Amelia Alonso Marín**

    *Hospital Torrecárdenas; ** Hospital Mediterráneo Introducción El delirio, según la definición de la Real academia de la Lengua Española (R.A.E) es una confusión

    mental caracterizada por alucinaciones, reiteración de pensamientos absurdos e incoherencia. El origen de la palabra es muy antiguo, y ya en el siglo I hay escritos que hacen referencia a él como un desorden mental que ocurre en la fiebre o en los traumatismos craneoencefálicos (Chadwick y Mann, 1950). Es una entidad muy dramática, puesto que el paciente que la padece, comienza con esta alteración de manera súbita e inesperada para él y sus familiares, generando gran ansiedad y desconcierto en su entorno, puesto que previamente solía estar asintomático y no presentar ninguna alteración mental.

    El delirio en pacientes mayores de 65 años ingresados en UCI es una entidad muy frecuente y que ha adquirido una gran importancia debido a que es una de las complicaciones más frecuentes y dramáticas que suelen ocurrir en los pacientes ancianos ingresados tanto en UCI como en el resto de servicios del Hospital. Es un problema infravalorado en el enfermo de UCI, pero supone un gran número de pacientes ingresados en dichas unidades y se trata de la manifestación más frecuente de la alteración del sistema nervioso central (Ely, Siegel, e Inouye, 2001).

    Se trata de una alteración del estado mental, que, a diferencia de la demencia, es aguda y reversible (Morandi, 2008). En la población general, el delirio tiene una prevalencia entre el 1-2%, pero en los pacientes hospitalizados aumenta en un 14-24%, llegando en algunos centros al 56% de los pacientes hospitalizados. Estas cifras aumentan exponencialmente en cuidados intensivos, cuidados paliativos y pacientes operado (Inouke, 1999; US department of health and Human services, 2004; Inouke, 1998).

    En los pacientes operados mayores de 65 años el delirio puede aparecer en el 15-53% y en los ingresados en las unidades de cuidados intensivos pueden llegar a alcanzar el 70-87% (Inouke, 2006; Pisani, Mcnicoll, e Inouke, 2003). Esto produce una pérdida de independencia, aumento de la morbimortalidad y elevación de los costes sanitarios por aumento de la estancia hospitalaria nada desestimables (Ely et al., 2001).

    En el anciano, el umbral de confusión es bastante menor que en el paciente joven, y esto se agudiza aún más si el paciente tiene una demencia de base. En estos últimos, se puede caer en el error de pensar que el cuadro que presentan es una progresión de su enfermedad, pero siempre que ocurra un rápido deterioro del estado mental del paciente, hay que pensar en el delirio como la causa principal.

    En encuestas realizadas en unidades de cuidados intensivos, la mayoría de los profesionales reconocen que se trata de un problema grave y frecuente, así como poco diagnosticado y detectado. Muy pocos profesionales reconocen utilizar escalas y otras herramientas específicas para su detección (Ely et al., 2004).

    El delirio es uno de los desórdenes cognitivos más importantes en el paciente mayor y su desarrollo en un número alto de ocasiones, no solo puede ser indicativo de una afectación de las funciones cerebrales, si no también puede ser la forma de presentación de una enfermedad grave subyacente. Aunque afortunadamente la mayoría son reversibles, la falta de detección, de diagnóstico y fundamentalmente de manejo de esta enfermedad, puede derivar en daño cerebral permanente e incluso la muerte.

  • Delirio en el paciente anciano ingresado en una…

    18 Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V

    Los objetivos de este estudio son identificar el delirio en el paciente anciano ingresado en UCI mediante la revisión de la literatura reciente y establecer un protocolo de manejo adecuado de esta patología para así mejorar la calidad asistencial en nuestra actividad médica diaria.

    Metodología Se han consultado las bases de datos Pubmed, Medline, IntraMed, UptoDate, Elsevier, Cochrane,

    Fisterra y se han revisado los artículos publicados sobre el tema. Fundamentalmente lo publicado en la revista de la Sociedad Española de Medicina Intensiva y unidades coronarias (semicyuc), Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (segg), Sociedad Española de Cuidados Paliativos (secpal), New England, Lancet y otras revistas latinoamericanas y anglosajonas.

    Descriptores: Delirio, Demencia, Anciano, Calidad de vida, Deterioro mental, Síndrome confusional agudo, Unidad de cuidados intensivos, Insuficiencia cerebral aguda, encefalopatía tóxico-metabólica.

    Resultados El delirio es una declinación aguda de la atención y del discernimiento. Puede ser mortal y también

    puede ser prevenible si se toman las medidas oportunas. - Criterios Diagnósticos: Se basa en los criterios de la Asociación Psiquiátrica Americana en la 5ª versión del Manual

    diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V) que son las siguientes (Och, 2017): - Una alteración en la atención y en la capacidad de contacto con el medio, - Desarrollo en corto período de tiempo - Tendencia a la fluctuación en severidad, - Perturbación cognitiva global, - Sin relación con compromiso severo del nivel de conciencia como el coma y sin evidencia de

    directa consecuencia fisiológica de otra condición médica, intoxicación o abstinencia de sustancias, exposición a toxinas o debido a múltiples etiologías.

    - Características clínicas: Dado que es un diagnóstico que se hace a la cabecera del enfermo, hay que tener claras las

    manifestaciones clínicas. La forma hipoactiva del delirio es la más frecuente (Marcantonio, Flacker, Wright, y Resnick, 2001; Meagher, O`Hanlon, O´Mahony, Casey, y Trzepaez, 2000).

    1. Comienzo agudo: Súbito, en horas o días. Evolución fluctuante: los síntomas son periódicos o aumentan y disminuyen durante las 24 horas. Intervalos lúcidos característicos.

    2. Falta de atención: Dificultad para enfocar, sostener y aumentar la atención. Dificultad para mantener la conversación o cumplir las órdenes.

    3. Pensamiento desorganizado: Manifestado por el lenguaje desorganizado e incoherente. Divagaciones o conversación irrelevante o flujo de ideas confusas o ilógicas.

    4. Nivel de conciencia alterado: Embotamiento, desorientación espacial. 5. Déficit cognitivo: Déficit global o múltiple de la cognición, incluyendo desorientación, fallos de

    memoria y deterioro del lenguaje. 6. Trastornos de la percepción: Ilusiones o alucinaciones en cerca del 30% de los pacientes. 7. Variantes psicomotoras del delirio: a. Hiperactivo: Agitación y vigilia marcadas. b. Hipoactivo: Letargo marcado y actividad motora muy deprimida. c. Mixto. 8. Ciclo sueño-vigilia alterado: Trastornos del ciclo del sueño característicos. Somnolencia diurna,

  • Delirio en el paciente anciano ingresado en una…

    Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V 19

    insomnio nocturno, sueño fragmentado o inversión total del ciclo del sueño. 9. Trastornos emocionales: Común. Manifestados por síntomas intermitentes y lábiles de miedo,

    paranoia, ansiedad, depresión, irritabilidad, apatía, ira o euforia. - Causas y etiología: La causa es multifactorial. El desarrollo del delirio depende con mucha frecuencia de la suma de

    varios factores predisponentes, tales como demencias y enfermedades médicas severas. Está también relacionado con un paciente frágil que se somete a la exposición de factores precipitantes o situaciones de riesgo (Inouye et al., 1999).

    Por tanto, en pacientes muy vulnerables, como aquellos que padecen demencia y otras comorbilidades, el delirio puede aparecer incluso tras la administración de un fármaco tan inofensivo como un benzodiacepina.

    En pacientes no vulnerables, el delirio solamente aparece después de la exposición a situaciones de riesgo, como una anestesia general, cirugía mayor y la administración de psicofármacos.

    Principales causas de síndrome confusional agudo (Hufschmidt y Shabarin, 2008): Neurológicas: Traumatismo craneoencefálico, Epilepsia, hematomas intracraneales, absceso, tumor,

    hidrocefalia normotensiva, hemorragia subaracnoidea. Enfermedades sistémicas: Infecciones (Infección del tracto urinario, infección del sistema nervioso

    central, sepsis, etc.), alteraciones metabólicas: hipo/hipertermia, hipo/hiperglucemia, infarto agudo de miocardio, tromboembolismo pulmonar, hipoxemia/hipercapnia, etc.

    Drogas: Anticolinérgicos, hipnóticos, sedantes, tranquilizantes, antidepresivos, analgésicos, L dopa, Abuso o abstinencia de alcohol, benzodiacepinas, antihipertensivos, antiarrítmicos.

    Cambios en el entorno del paciente. Drogas asociadas al delirio: - Bloqueadores H2: Ranitidina, famotidina, - Anticolinérgicos: Amitriptilina, difenhidramina, atropina, escopolamina, quinidina. - Sedantes: Triazolam, alprazolam - Narcóticos: Morfina, meperidina. - Antiparkinsonianos: Amantadina, levodopa/carbidopa, Bromocriptina, Benztropina

    (anticolinérgico). - Otros: Digoxina, Corticoides, propanolol, clonidina, metildopa, lidocaína, rifampicina,

    antiinflamatorios no esteroideos. - Fisiopatología: La fisiopatología del delirio es poco conocida y no hay mucho publicado al respecto. Aunque no es

    una patología comprendida en su totalidad, es muy posible que el delirio se deba a un conjunto de mecanismos fisiopatológicos (Girard y Ely, 2008).

    Entre los pacientes mayores, uno de los factores más predisponentes es la demencia, la cual aparece hasta en dos tercios de los casos.

    Están implicadas múltiples áreas del cerebro: la corteza cortical superior, corteza prefrontal, las estructuras subcorticales, tálamo, ganglios basales, cortezas frontal y témporoparietal, corteza fusiforme y giro lingual (Hshieh, Fong, Marcantonio, e Inouye, 2008).

    La hipótesis más firme y aceptada actualmente de la base fisiopatológica del delirio, implica 3 factores fundamentalmente: neurotransmisores, inflamación y estrés crónico (Trzepaez, 2000).

    Es muy característica la ausencia de daño cerebral estructural, a pesar de los trastornos conductuales y cognitivos que presentan los pacientes.

    A día de hoy, el delirio se considera una manifestación neuropsiquiátrica no específica de un

  • Delirio en el paciente anciano ingresado en una…

    20 Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V

    desorden generalizado del metabolismo cerebral y los neurotransmisores. En el Electroencefalograma, se observa enlentecimiento difuso de la actividad cortical (alfa) y

    aparición de actividad delta y theta proporcional al grado de deterioro cognitivo. Estos hallazgos no son específicos (Gaudreau y Gagnon, 2005).

    Hay evidencias de que pueda ser por déficit colinérgico, puesto que es fundamental en la cognición y atención. Las drogas anticolinérgicas pueden producir el delirio y a menudo contribuyen al desencadenamiento de la enfermedad en los pacientes ingresados. Mediante el uso de fármacos anticolinérgicos (fisostigmina), se aumentan los niveles de acetilcolina y se puede revertir el delirio producido por esta causa (Dilger y Johnson, 2008).

    También se ha relacionado con otros neurotransmisores, como exceso dopaminérgico y un desequilibrio entre sistemas colinérgicos y dopaminérgicos.

    El uso de antiparkinsonianos puede inducir delirio, por lo que fármacos antagonistas de la dopamina como por ejemplo el haloperidol,son útiles en el control de la enfermedad (Maclullich, Ferguson, Miller, De Rooij, y Cunningham, 2008).

    Los neurotransmisores glutamato, ácido gammaaminobutírico, 5-hidrooxitriptamina (5-HT) y norepinefrina están también relacionados con el delirio, aunque aún se trata de una hipótesis.

    Las sustancias proinflamatorias como las citocinas (se producen en los traumatismos craneoencefálicos, cirugías e infecciones) también pueden predisponer al desarrollo del delirio, por alteración en la producción y liberación de acetilcolina, dopamina, norepinefrita y 5-HT que alteran la comunicación entre las neuronas y producen efectos neurotóxicos.

    Los niveles altos de cortisol se relacionan con el estrés y son responsables de desencadenar el delirio. El delirio también está asociado al traumatismo neuronal que se produce por dismetabolismo,

    hipoglucemia, hipoxemia y todas aquellas situaciones clínicas que disminuyan el aporte de energía al cerebro y secundariamente se inhibe la producción de neurotransmisores y se impide la propagación del impulso nervioso con afectación de la atención y cognición (Cunningham, 2009; Hufschmidt y Shabarin, 2008).

    - Métodos de evaluación: Se pueden usar escalas médicas para prevenir y manejar el delirio. Es necesario explorar bien al

    paciente y tener en cuenta todos los factores posibles que podrían contribuir al desarrollo del delirio. En el momento del ingreso del paciente anciano, se puede utilizar un diagrama de flujo para la

    prevención y manejo del delirio. Las dos principales herramientas actuales para la detección del delirio en el paciente ingresado en

    UCI son: 1. El CAM-ICU (Método para la valoración del estado confusional en UCI) (Ely et al., 2001). Ha

    sido validado para el diagnóstico del delirio en el paciente crítico sometido a ventilación mecánica. Se puede hacer en 2 minutos y tiene una sensibilidad, especificidad, valor predictivo positivo y negativo superiores al 90%. Consiste en los siguientes puntos:

    a. Comienzo agudo o curso fluctuante (¿hay evidencia de un cambio agudo en su estado mental?, ¿Ha cambiado la conducta del enfermo en las últimas 24h?)

    b. Disminución de la atención (¿presenta el paciente dificultad para dirigir la atención?, ¿Presenta el paciente dificultad para mantener y desviar la atención?)-

    c. Alteraciones cognitivas (¿Es el pensamiento del paciente desorganizado e incoherente?, ¿Contesta preguntas y obedece órdenes durante la entrevista?).

    d. Alteración de la conciencia (¿está el paciente alerta e hipervigilante?, ¿Está el paciente somnoliento y estuporoso?).

  • Delirio en el paciente anciano ingresado en una…

    Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V 21

    2. Listado para la detección del delirio en Uci (IC-DSC) (Bergeron, Dubois, Dumont, Dial, y Skrobik, 2001).

    Cuando se ingresa un paciente con confusión, es necesario conocer el estado mental previo para poder ver la evolución. Para ello, es conveniente que se le realice un test cognitivo breve (Mini-Mental State Examination y el Confusion Assesment Method) para así poder detectar casos leves que podrían pasar desapercibidos.

    Los ancianos deben ser evaluados a diario para poder detectar el delirio hipoactivo ya que es el más frecuente y el menos diagnosticado por pasar más desapercibido que los otros.

    Es importante también tener en cuenta la presentación atípica de muchas enfermedades que pueden hacerlo a través del delirio como único síntoma. También es necesario interrogar sobre la medicación que el paciente tomaba previo al ingreso, pues los tratamientos prolongados predisponen al desarrollo del delirio. También es un buen momento para detectar abusos de benzodiacepinas o de alcohol.

    Por último, el electroencefalograma tiene un papel limitado en el diagnóstico porque presenta un 17% de falsos negativos y hasta un 22% de falsos positivos.

    Las pruebas de imagen hay que reservarlas para aquellos pacientes que presentan signos neurológicos focales como una encefalitis, un traumatismo o aquellos en los que no es posible establecer una causa del delirio.

    - Prevención y manejo del delirio (Inouye et al., 1999): Lo más eficaz para prevenir el delirio es tratar de disminuir la frecuencia y las complicaciones, así

    como los factores de riesgo. Para esto último se han establecido 6 medidas: 1. Clases y charlas de orientación para el deterioro cognitivo. 2. Movilización precoz. 3. Actuaciones no farmacológicas para minimizar el uso de fármacos. 4. Actuaciones para evitar el déficit de sueño. 5. Métodos de comunicación y prótesis (gafas, audífonos…) para trastornos de la vista y oído. 6. Actuación precoz para evitar la deshidratación. Una vez instaurado el delirio lo principal es manejar todas las causas posibles que lo han podido

    producir, brindar cuidados asistenciales (protección vía aérea, mantenimiento de hidratación y nutrición, evitar escaras por decúbito, la trombosis venosa profunda, mantener ambiente confortable y tranquilo, objetos conocidos del paciente en su cuarto favorecer el descanso nocturno, etc.), evitar las complicaciones y tratar las alteraciones conductuales.

    - Tratamiento farmacológico del delirio (American Psychiatric Assosiation, 1999; Inouye, 2006): La eficacia o incluso la elección de tratamiento puede variar según el tipo de delirio. Cualquier medicamento que se elija para tratar el delirio se debe iniciar con la dosis más baja y el

    menor tiempo posible. Como fármacos de elección es el haloperidol puesto que es el que más ampliamente se ha usado y

    con el que se tiene mayor experiencia. La eficacia de este fármaco se ha establecido en ensayos clínicos aleatorizados y controlados.

    Algunos antipsicóticos atípicos (risperidona, olanzapina y quetiapina) se han utilizado para tratar esta patología y los ensayos controlados mostraron una eficacia comparable con haloperidol.

    El haloperidol y los antipsicóticos atípicos por vía parenteral aumentan el riesgo de accidente cerebrovascular en pacientes ancianos con demencia y también puede producir alargamiento del QT con el consiguiente riesgo de arritmias ventriculares.

    Una opción es usar benzodiacepinas, de mayor rapidez de acción, aunque hay que tener en cuenta

  • Delirio en el paciente anciano ingresado en una…

    22 Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V

    que producen más sedación. Son tratamiento de elección en casos de deprivación de sedantes y alcohol. Se recomienda el uso de benzodiacepinas de vida media corta. El lorazepam se usa en dosis de 0.5-1mg i.v.

    Los narcóticos son útiles para el tratamiento del delirio por dolor. Si sospechamos delirio secundario a toxicidad por anticolinérgicos, usar fisostigmina 1-2mg i.v que,

    aunque tiene un efecto terapéutico corto, sirve para hacer el diagnóstico. No olvidar nunca que igual de importante que el tratamiento farmacológico, es el tratamiento

    específico de la enfermedad de base, puesto que este es el pilar fundamental del manejo del síndrome confusional.

    Discusión/Conclusiones El delirio es una causa y complicación grave de la hospitalización en los pacientes ancianos. Debe

    ser considerada una emergencia médica mientras no se demuestre lo contrario (Fann, Alfano, Roth-Roemer, Katon, y Syrjala, 2007). Esta entidad tiene gran riesgo de empeorar el resultado final y el pronóstico de los pacientes, así como interferir seriamente en su calidad de vida posterior al ingreso, especialmente en aquellos pacientes que han estado ingresados en las unidades de cuidados intensivos. Generalmente, el delirio es de causa yatrogénica y casi totalmente relacionada con la atención sanitaria. Los trabajos clínicos objetivan que hasta un 30-40% de los casos podrían prevenirse (Siddiqi, House, y Holmes, 2006).

    Los pacientes mayores que desarrollan un síndrome confusional agudo generalmente tienen una alteración orgánica basal, y sufren riesgo de perder su independencia de cara al alta. Algunos pacientes nunca recuperan su nivel basal mental después de un episodio de delirio, pudiendo desarrollar problemas de memoria, menor rendimiento en las pruebas de función motora, atención y velocidad de procesamiento. Estos hallazgos son sugerentes de que las enfermedades que predisponen al delirio podrían causar daño neuronal directo, y, por tanto, dejar al paciente con secuelas cognitivas permanentes (Guillén, 2005).

    En la actualidad, el delirio es un marcador de calidad de atención médica y de la seguridad de los pacientes. El delirio es un determinante de la estancia hospitalaria, la mortalidad y las tasas de ocupación en hogares de ancianos.

    El delirio supone un impacto para la salud, la calidad de la atención y los costos sanitarios. Supone aumento de tiempo de atención hospitalaria por parte del personal médico y de enfermería, más costos por estancia prolongada y por grado de dependencia.

    Es fundamental que el personal sanitario esté entrenado en la aplicación de escalas clínicas para la detección precoz de esta patología, y así poder aplicar las medidas adecuadas para su manejo adecuado y precoz, puesto que esto supondría una disminución significativa de la incidencia del delirio en las unidades de cuidados intensivos y con ello, una reducción de las complicaciones graves derivadas de esta patología (Palencia-Herrejón, Romera, y Silva, 2008).

    En resumen, en las unidades de cuidados intensivos, se deben establecer protocolos de atención continuada y detección precoz del delirio en los pacientes ingresados, especialmente en los ancianos por ser los más susceptibles. Entrenar al personal sanitario es fundamental.

    Las herramientas que más se utilizan y las más recomendadas son el CAM-ICU y el OC-DSC. Una vez que se detecta, hay que intentar corregir la causa que lo ha podido provocar y comenzar el

    tratamiento de la forma más precoz posible. Los neurolépticos, y en concreto el haloperidol, son los fármacos de elección, y la vía intravenosa la

    más recomendable con respecto a las demás vías de administración.

  • Delirio en el paciente anciano ingresado en una…

    Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V 23

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  • Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V 25

    CAPÍTULO 2

    Factores de riesgo y prevención de las úlceras por presión

    María Milagros Balaguer Orellana, Gema Susana Llorente Ruiz, y Dolores García Rodríguez Hospital Torrecárdenas

    Introducción Las ulceras por presión son un problema que afecta a toda la población sobre todo a la que por

    alguna razón se encuentra con reducción de la movilidad (Roca, Velasco, Rubio, García, y Aguera, 2012). Esto es así pero también debemos de citar que en es uno de os síndromes geriátricos pues a partir de los 75 años muchos factores hacen que el mayor sea predisponente a padecer estas lesiones (Lobo, 2008).

    Se producen por distintos mecanismos como el cizallamiento, la fricción, la humedad, y la presión ocasionando lesiones de distinto grado siendo más comunes estas lesiones en los trocánteres, el sacro, los glúteos y los talones (Eleonora y Gissela, 2008).

    Podemos decir que en la actualidad contamos con numerosas escalas de valoración que no ayuda a conocer el riesgo de padecer una ulcera por presión como puede ser la Norton o la Emina, entre muchas otras (Soto y Barrios, 2012).

    Para valoración del grado de lesión se debe de realizar una buena evaluación de la lesión (García, Pancorbo, Soldevilla, y Blasco, 2008). Contamos con la clasificación que contempla 4 grados de lesión dependiendo de la superficie afectada. El grado uno es rubor en la piel con eritema que no desaparece si se presiona la zona, estando dañada la epidermis (Llatas, Pujalte, Areosa, y Prieto, 2013). El grado dos afecta a la dermis donde hay pérdida de piel e incluso pueden aparecer flictenas (Serrano, Méndez, Cebollero, y Rodríguez, 2017). El tres implica una afectación de todas las capas de la piel incluida el tejido subcutáneo (Peralta, Varela, y Gálvez, 2009). Por último el grado tres es el grado de afectación de mayor profundidad donde se puede encontrar afectado musculo, tendones, articulaciones o todo junto y con posibilidad de cavitación y fistulización (Martínez et al., 2007).

    Estas heridas implican una reducción de la calidad de vida del paciente por ser molestas, dolorosas y mal olientes, como sintomatología más destacable, pero también pueden comprometer la vida del paciente debido a que en muchas ocasiones sepsias procedentes de ulceras por presión acaba con la vida de estos mayores (Ramos y Díaz, 2008).

    Es tanta la repercusión de este problema de salud que debemos estar formados en el tratamiento, pero además es importantísimo estar formado en otras cosas que respectan a estas lesiones siendo de lo más importante conocer tanto los factores de riesgo como los factores de prevención para evitarlos máximos casos posibles.

    Por eso nuestro objetivo con esta revisión bibliográfica ha sido analizar los factores de riesgo y de prevención de las ulceras por presión para poder actuar en consecuencia y así disminuir la prevalencia en la población geriátrica.

    Metodología Realizamos una búsqueda en español de la bibliografía perteneciente al intervalo temporal que va

    desde 2007 hasta 2017. De los más de 38 artículos encontrados nos quedamos con los 10 más actuales que nos ayudan a definir nuestro problema de investigación. La base de datos utilizada fue Cuiden.

  • Factores de riesgo y prevención de las úlceras por presión

    26 Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V

    Resultados En este apartado vamos a analizar los tanto los factores de riesgo como la forma de prevenir las

    ulceras por presión. En cuanto a los factores de riesgo, aunque vamos a comentar los factores para los que no se puede realizar ninguna acción, vamos a detallar más específicamente los factores sobre los que podemos actuar (Roca, Velasco, Rubio, García, y Aguera, 2012). Por estar relacionada una cosa con la otra destinamos un aparatado común para hablar tanto de los factores de riesgo como de la prevención.

    Factores de riesgo no modificables Los factores de riesgo para padecer ulceras que no se pueden modificar son la edad avanzada, ser

    hombre, tener patologías como la diabetes y haber sufrido heridas anteriores. Parece que a mayor edad mayor es el riesgo de tener estas lesiones dados los cambios que se producen en la piel (Eleonora y Gissela, 2008). El ser varón también aumente el riesgo, pero no se conoce aún muy bien el por qué aumenta este riesgo. Todo conocemos que la diabetes predispone a padecer heridas por mínimos traumatismos que no se producen en las personas sin esta patología y que, una vez realizada las lesiones en la piel, el tiempo de curación es mucho más lento. Poseer antecedentes de estas heridas u otras en las zonas de riesgo también favorece el desarrollo de ellas sobre todo cuando la cicatrización y por tanto la curación no ha sido efectiva del todo.

    Prevención y factores de riesgo modificables La prevención es la medida más efectiva y barata para la solución de esta problemática y se debe

    realizar cuando se sitúen los factores de riesgo que precipitan la aparición de ulceras por presión. Por ello se debe instruir tanto a los pacientes en riesgo, como a los cuidadores informales que se

    encargan de los mayores dependientes en medidas de prevención. Esta educación se realiza por parte de los profesionales de la salud, destacando el papel de enfermería por ser el profesional que se sitúa más cercano a la población y dado que está incluido en su mapa de competencias (Soto y Barrios, 2012). Estos profesionales deberán responsabilizarse además de los cuidados de los enfermos ingresados en el hospital y realizar todas las acciones a su alcance para proteger estas zonas en riesgo.

    El mal control de ciertas enfermedades aumenta las lesiones en la piel, cabe destacar por su importancia la diabetes, el déficit sensorial, el déficit inmunológico, el déficit neurológico y la enfermedad cardiovascular por ser las que afectan más frecuente tanto a que surjan como a que se hagan difíciles de desaparecer hasta con el tratamiento adecuado (García, Pancorbo, Soldevilla, y Blasco, 2008). Por ello, hay que seguir las instrucciones médicas adecuadas que nos lleven a un mayor control de las patologías dado que una cosa puede llevar a otra y generarse problemas importantes de salud que ponen en riesgo la vida de la persona.

    La mala nutrición es otro factor del que debemos estar pendientes y actuar para que el mayor se nutra correctamente indicando lo que debe comer, como realizar las comidas apetitosas, etc., incentivando el consumo de agua que en esta población suele ser escaso.

    En los mayores el consumo de drogas legales como el alcohol y el tabaco influye en la aparición de las ulceras por presión. Como se puede deducir de los reflejado anteriormente, los malos hábitos como el consumo de tóxicos, la mala alimentación, la mala higiene y el sedentarismo también afectan a las úlceras, pero también son factores de riesgo a su vez de generará patologías que generan a su vez riesgos por sí mismas. Todo ello hace que crear patrones de vida saludables sea parte de la prevención y del tratamiento de las ulceras por presión (Llatas, Pujalte, Areosa, y Prieto, 2013).

    Las incontinencias generan humedad gran enemiga, que se deben tratar cuando sean posibles y cuando no se debe realizar un cuidado de la piel exhaustivo que reduzca el riesgo, destacando el cambio de pañales o empapadores con la frecuencia necesaria.

    Como cuidados de la piel indicar que se debe realizar una valoración diaria para detectar precozmente la sequedad de la piel, los cambios de color, la temperatura y toda anomalía cualquiera que

  • Factores de riesgo y prevención de las úlceras por presión

    Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V 27

    pueda surgir (Martínez et al., 2007). La piel debe estar limpia , utilizando siempre jabones neutros y agua tibia para su limpieza; seca prestando muy especial atención a que las zonas de pliegues estén bien secas; e hidratada, aplicando para ello cremas hidratantes . Debemos evitar en el anciano echarle alcoholes en la piel en forma de colonia y las prendas deben de ser de algodón y que no queden ajustadas. El calzado deberá ser también de un material adecuado y nunca debe quedar ajustado.

    La inmovilidad es el factor de riesgo más importante y se genere por lo que se genere requiere de instrucciones a realizar para disminuir el número de casos. Cada dos o tres horas un paciente encamado precisa un cambio de posición, si así su salud lo permite. En este paciente se le indicara que realice ejercicios activos o si no puede se le debe realizar por parte de otra persona ejercicios pasivos (Serrano, Méndez, Cebollero, y Rodríguez, 2017). Las arrugas en la cama y los puntos de apoyo son enemigos para la piel por ello en la cama no puede haber ninguna arruga y las superficies de apoyo deben generar la mínima presión y para lo que se utilizan dispositivos que redistribuyan la superficie de contacto como los colchones especiales de presión alternativa y protecciones locales como taloneras, ácidos grasos hiperoxigenados. Contraindicados los flotadores por ser aumentadores de la presión. Si el paciente puede caminar, aunque sea poco o cambiar de la cama al sillón sería ideal.

    La actitud mental es importantísima porque si se tiene conocimientos, pero hay desmotivación, falta de tiempo, o apatía propia es difícil que se den estas condiciones que aumentan la salud y la calidad de vida reduciendo el riesgo (Peralta, Varela, y Gálvez, 2009). La depresión u otra patología psiquiátrica puede inducir a estar en una cama y un mal autocuidado que como resultado también genera riesgos para la piel. En el caso de los cuidadores informales, además de la falta de información también el síndrome del cuidador quemado puede conducir a no realizar ciertas acciones y provocar así por falta de atención estas heridas tan problemáticas. Por parte de enfermería tener carga de trabajo elevadas y el estrés profesional pueden conducir a la reducción del tiempo y por tanto de algunas de las medidas anti ulceras perjudicando al paciente a la vez que genera mayor estrés por el sentimiento de culpa, aunque no esté en su mano.

    Destacar que las escalas más utilizadas para evaluar el riesgo utilizan los criterios estado físico general, estado mental, actividad, movilidad e incontinencia para evaluar el riesgo porque se han demostrado que estos son los factores de riesgo que más interviene en la aparición de estas lesiones (Lobo, 2008).

    Existen hoy día numerosas guías de práctica clínica que hablan de la prevención de las ulceras y que suelen ser muy interesantes y completas pues nosotras en este capítulo nos hemos dedicado a reflejar lo más relevante.

    Podemos decir que la detección de los factores de riesgo conduce a la educación sanitaria y por lo tanto genera prevención.

    Discusión/Conclusiones Con nuestra investigación concluimos que son muchos los factores de riesgo implicados en el

    desarrollo de la ulceras por presión, algunos de estos son controlables y otros desgraciadamente son muy difíciles de controlar.

    Los factores que más influyen son las lesiones físicas o patologías, la falta de higiene, las arrugas, la inmovilidad, los tratamientos inmunosupresores, los sondajes, los objetos que rozan algunas superficies y otras que implican a los profesionales de la salud o cuidadores de estos enfermos.

    Como medidas de prevención se debe cuidar la piel y mantenerla limpia y seca, reducir la presión, aumentar la movilidad aunque sea pasivamente y cuidar las superficies de apoyo y protegerlas.

    La educación sanitaria y la formación en ulceras por presión posibilita el conocimiento de cómo prevenir la aparición de una ulcera por presión y cuáles son los factores que pueden precipitar que aparezcan, por ello toda persona en riesgo o cuidadores ya sean estos profesionales o familiares deben de estar al tanto de todo lo citado en nuestra investigación.

  • Factores de riesgo y prevención de las úlceras por presión

    28 Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V

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  • Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V 29

    CAPÍTULO 3

    El suicidio en el adulto mayor y su codificación médica con CIE-10-ES: Prevalencia en España en 2016

    Andrea Bayo Gómez*, Inmaculada Cano Révora**, Marta Gázquez Rodríguez**,

    e Isabel María Mejías Ortega** *Tec. Sup. Documentación Sanitaria; **Hospital Universitario de Puerto Real

    Introducción El suicidio es un importante problema de salud pública y fenómeno universal de extraordinaria

    repercusión social, que se cobró en España en 2016 un total de 3569 vidas, siendo 1180 de personas mayores de 65 años. “Los factores asociados al suicidio, tanto de riesgo como protectores, son múltiples debido a su multicausalidad” (Ceballos y Suárez, 2013.pp. 15). Poner fin a la vida propia es un fenómeno universal pero prevenible y su determinación en diversos estudios ha demostrado que los varones a partir de la sexta década de vida son uno de los grupos poblacionales más propensos a este tipo de muerte no natural, estableciéndose como franja etaria de mayor riesgo la comprendida entre los 75 y los 85 años (Mingote, Jiménez, Osorio, y Palomo, 2004). Sin embargo el suicidio en la ancianidad ha carecido de la atención investigadora suficiente, ocupando un segundo plano con respecto la adolescencia y los adultos jóvenes; quizás por suponer un las cifras absolutas mayores y por la consideración económica de sector más productivo (Ordóñez, Franco, y González, 2013).

    El presente estudio pone su foco en el adulto mayor, cuyos rasgos distintivos con respecto a edades más jóvenes son el menor número de parasuicidios o intentos suicidas, mayor dificultad de identificación del peligro potencial por no mostrar apenas señales y la utilización de métodos más letales (Gutiérrez, Gil, Jiménez, y Lugo, 2001). Factores predisponentes como la depresión, el abuso de alcohol y los intentos de suicidio previos tienen alta prevalencia en todas las edades; otros como la comorbilidad orgánica y/o mental, el aumento en la probabilidad de muerte o el maltrato físico o mental resultan desencadenantes propios en la vejez. La muerte de sus pares y las fechas señaladas de eventos disruptivos son se presentan como situaciones de crisis, promotores de los llamados “suicidios de aniversario” con entidad propia debido a su incidencia (Camejo y Trueba, 2015). La depresión, concretamente su poder incapacitante, para todas las franjas etarias se constituye como la patología mental con una vinculación más estrecha con la conducta suicida, aunque en la tercera y cuarta edad además la gravedad se intensifica debido su escasa y tardía diagnosis (Ribot, Romero, Ramos, y González, 2012). Estimándose que entre el 60 y el 90 por ciento de los intentos de suicidio entre ancianos presentan síntomas depresivos, diagnosticados previamente a la autolesión o no (Conde, 2015). Además cabría matizar con respecto a la depresión como predictora general de suicidio, que en el caso de los adultos mayores no se discierne con claridad qué importancia adquieren las enfermedades físicas con respecto a las mentales en la dramática decisión. Posiblemente este desconocimiento devenga de la escasez de estudios dedicados a tal fin. deficiente atención (Bethancourt, Bethancourt, Moreno, y Saavedra, 2015). Se hace necesario pues aumentar los estudios e investigaciones al respecto, que analicen tanto la casuística que describe un estado proclive a que acontezcan, definiendo aquellos factores que actúan como predisponentes o como precipitantes del suicidio en el adulto mayor; como los métodos empleados. Las enfermedades crónicas invalidantes tales como el cáncer avanzado, las cardiovasculares, las osteomioarticulares, las secuelas por accidentes o las psicopatologías se configuran como factores de riesgo suicida principales en la senectud; además de las comorbilidades clínicas inherentes a los cambios propios de la edad avanzada y el habitual aislamiento social del que son

  • El suicidio en el adulto mayor y su codificación…

    30 Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V

    víctimas. A ello debemos sumar. El riesgo de muerte por suicidio con este tipo de enfermedades se incrementa entre 1.4 y 4 veces, aumentando en función de la suma de trastornos agudos y crónicos en una misma persona (González y Hernández, 2017). Tales son las condiciones inherentes al proceso de envejecimiento que se conforman como propicias para la conducta autolítica, que son varios los autores los que en los últimos años llegan a considerar la propia ancianidad como un riesgo de suicidio en sí mismo.

    En el estudio del suicidio en la vejez es importante mencionar una situación excepcional en la que el propio individuo se provoca la muerte con mecanismos indirectos, pero con el mismo resultado a largo plazo que los suicidios verdaderos. La autodestrucción pasiva o “dejarse morir” en la que el sujeto desatiende sus necesidades básicas negándose a comer o no cumpliendo las prescripciones facultativas. En ocasiones como desencadenante a una situación de crisis desarrolla una depresión, que altera el sistema inmunológico con la correspondiente proliferación de patologías somáticas, en especial enfermedades infecciosas (Pérez, Guerra, y Haramburu, 2016). Dichas muertes suelen excluirse en los estudios sobre suicidio en ancianos, aunque deberá tenerse en cuenta su ausencia para mantener la fiabilidad de los resultados.

    Según la OMS la prevención del suicidio hace imperativas estrategias integrales multisectoriales y plantea como primera medida eficaz la restricción a los medios utilizados de la población en riesgo. El conocimiento de la metodología debe entenderse como esencial y el estudio que nos ocupa asume como principio metodológico que la codificación médica puede configurarse como una herramienta que contribuya a la prevención, pues son los datos clínicos codificados los que en última instancia son explotados para la generación de estudios estadísticos. También desde la asunción del precepto de que el suicidio en el adulto mayor se configura con una complejidad y características de fenómeno único. Nace con el objetivo de caracterizar la conducta suicida del adulto mayor, sus variantes y la situación epidemiológica del fenómeno en España en 2016. Además de aportar la información necesaria e incidir en aspectos fundamentales para una codificación clínica exhaustiva, como elemento vinculado a la prevención de suicidios futuros.

    Metodología Se realizó un estudio descriptivo retrospectivo de la mortalidad por suicidio durante 2016 en España

    en la franja etaria de 65 a más de 95 años. Tomando como fuente de datos los resultados nacionales publicados por el Instituto Nacional de Estadística de España (INE) de defunciones por suicidio analizados por medio empleado, sexo y edad.

    Junto a la explotación de datos estadísticos se llevó a cabo una revisión bibliográfica con la CIE-10-ES como eje vertebrador; además de varias publicaciones científicas de Dialnet y Scielo centradas en el suicidio, la ideación autolítica y la psiquiatría en el adulto mayor.

    Resultados Las tasas se ajustaron en función del género, según los datos del INE, y en función de la edad (Tablas

    1 y 2), clasificada la población en lustros desde los 65 años, correspondiendo al último intervalo las personas de 95 años y más.

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    Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V 31

    Tabla 1. Número de suicidios según edad en mujeres

    Fuente: Instituto Nacional de Estadística. España

    Tabla 2. Número de suicidios según edad en hombres

    Fuente: Instituto Nacional de Estadística. España

    Codificación clínica Los suicidios auténticos o consumados tienen su equivalente en código clínico en el capítulo 20 de la

    CIE-10-ES de “Causas externas de morbilidad”, concretamente enmarcados en la sección “Lesiones autoinflingidas intencionadamente” que desde la última revisión del 2018 engloba los códigos del X60 al X84. A efectos prácticos para el análisis del suicidio según metodología aplicada se hizo una división entre envenenamientos autoinflingidos (de X60 a X69) y lesiones autoinflingidas intencionadamente (del X70 al X84). Estos códigos no pueden ser diagnóstico principal y habitualmente irán acompañando a códigos del capítulo 19. Excepcionalmente a la regla propia para los códigos de este capítulo no deberá añadirse 7º carácter (contacto inicial, sucesivo o secuela) pues carecería de sentido; aunque sí deberá usarse codificación múltiple para indicar aspectos complementarios como el lugar de ocurrencia.

    Además de los suicidios propiamente dichos o suicidios auténticos, la CIE-10-ES con respecto al suicidio abarca también los términos riesgo y tendencia, que corresponden a los parasuicidios, debiéndose diferenciar la Historia personal de intento de suicidio (Z91.5) de la Ideación suicida (R45.851) asociado a un trastorno mental específico que también debe codificarse. Ambos códigos son excluyentes entre sí. La entidad de ambas situaciones hace necesario el estudio de cada una de ellas, tanto en su definición como en las pautas de codificación médica para su correcta comprensión y futuras codificaciones; a pesar de no ser el objeto principal del estudio presente y que no se exploten datos específicos de esta tipología. Su codificación clínica adquiere una enorme importancia por configurarse

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    32 Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V

    como factores de riesgo de suicidios auténticos y han de ser tenidos en consideración en acciones preventivas.

    Son varios los autores que dotan a la ideación suicida de gran importancia y “a la cual se refieren como el deseo expreso de morir, la idea de muerte por alguna causa, la idea de matarse, ya sea con planes inespecíficos de cómo hacerlo o con una planificación detallada de la conducta a seguir. Para poder plantear la existencia de esta es preciso que no se acompañe de acción alguna” (Ribot, Romero, Ramos, y González, 2012). Se codifica con R45.851(Ideación suicida) del capítulo 18 de la CIE-10-ES siendo un caso en el que los síntomas o signos suponen un problema asistencial relevante, por lo que resulta apropiado recogerlo de manera diferenciada además de clasificar la propia causa conocida de las mismas ideaciones suicidas. Normalmente tiene la consideración de diagnóstico secundario.

    Según la OMS el principal factor de riesgo de suicidio, con diferencia, es un intento previo; que se recoge en la CIE-10-ES Diagnósticos como Historia personal de intento de suicidio (Z91.5). Como mecanismo de prevención se pauta la codificación clínica de todos los intentos pues se ha demostrado que un rasgo común a todas las edades es que los parasuicidios incrementan las probabilidades de autoagresiones acabadas en muerte (Agüera y Hernán, 2009). En este caso, al tratarse de un código Z éste proporciona información adicional de la causa de la lesión, generalmente para la investigación y en la evaluación de estrategias de prevención de lesiones. Siempre deben registrarse, por lo menos, los códigos necesarios para explicar el mecanismo de producción y la intencionalidad del evento. Además, si se conocen, deben asignarse códigos de causa externa para identificar el lugar del acontecimiento, la actividad que se estaba realizando o la situación laboral (códigos de estado). De este modo a través de los códigos médicos se generan testigos de los parasuicidios para el conocimiento de los profesionales implicados en el cuidado de los pacientes vulnerables a estas autoagresiones y su futura prevención.

    La medición objetiva tanto de los parasuicidios como de los suicidios auténticos o consumados se caracteriza a nivel internacional por dificultades metodológicas importantes, desde el punto de vista de la epidemiología. Estas vienen derivadas fundamentalmente por las diferentes fuentes de donde pueden obtenerse los datos, como pueden ser los servicios de urgencias, o las fuentes médico-legales. Diversos autores han llamado la atención respecto a la tendencia a la subnotificación, fenómeno que se da en la mayor parte de los países, incluido el nuestro, lo cual implica que probablemente las cifras reales sean mayores que las que se manejan habitualmente (Agüera y Hernán, 2009). La decisión en torno a clasificación de una muerte como un suicidio que según el sociólogo Max Atkinson es un producto social y es que en las sociedades actuales el tabú sigue nublando gran parte de los datos recabados en relación al suicidio. A lo que se suma otra problemática, la generada por la falta de exhaustividad en la codificación médica, como consecuencia de la mencionada infranotificación por parte de los facultativos o bien por falta de criterios unificadores en la práctica profesional de los codificadores o de conocimientos que les hacen utilizar códigos inespecíficos, que en el caso de España en 2016 supusieron el 3,81% del total de suicidios registrados. Matizar que el códigos X69, que podría ser entendido como inespecífico por su literal “Envenenamiento autoinfligido por exposición a otros productos químicos y sustancias nocivas y las no especificadas” engloba los siguientes casos especificados en la CIE-10-ES: alimentos envenenados y plantas venenosas; alimentos y fertilizantes para plantas; aromáticos corrosivos, ácidos y álcalis cáusticos; jabones y detergentes; metales inclusive humos y vapores; pegamentos y adhesivos; y pinturas y colorantes.

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    Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V 33

    Gráfica 1. Porcentajes de suicidio en España en 2016 según edad

    Fuente: Instituto Nacional de Estadística. España.

    Gráfica 2. Distribución del número de suicidios en función de la edad y el sexo

    Fuente: Instituto Nacional de Estadística. España.

    En 2016 en España se cuantificó un total de 3569 suicidios auténticos o consumados, siendo 1180 de

    personas mayores de 65 años, es decir, un 25% de los suicidios totales de todas las edades (Gráfica 1 y 2). El género más afectado fue el masculino (866 víctimas) con su valor más alto en la franja etaria de los 80 a los 84 años (181 suicidios), mientras que el femenino (314 víctimas) alcanzó su cota más alta entre los 65 y los 69 años.

    La evolución del número de suicidios en función de la edad y según el sexo (Gráfica 3) muestra cómo entre las mujeres el número de suicidios tuvo una progresión descendente y regular, siendo el salto más abrupto el del intervalo de 65 a 69 al de 70 a 74 años con una disminución de 30 muertes. En cambio entre los hombres la evolución fue más irregular. Entre los 65 y los 69 años se dieron 175 suicidios, continuó con un descenso considerable de 21 muertes en el lustro siguiente, los siguientes tres intervalos etarios se caracterizaron por una tendencia ascendente llegando a su máximo de 181 suicidios en la cuarta década de vida; para continuar desde entonces con un pronunciado descenso hasta llegar a las 12 muertes por suicidio en personas de 95 años y más.

    Gráfica 3. Evolución del número de suicidios en función de la edad y según el sexo

    Fuente: Instituto Nacional de Estadística. España.

    Al considerar el método empleado (Tabla 3) de los casos estudiados, y diferenciando según el sexo

    (Gráfica 4) encontramos que la precipitación desde un lugar elevado, el ahogamiento y la sumersión

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    34 Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V

    fueron las técnicas suicidas más empleadas por los adultos mayores y que métodos más violentos como el uso de las armas de fuego son prácticamente exclusivos de los varones en la ancianidad.

    Tabla 3. Códigos CIE-10-ES y su literal

    Fuente: http://eciemaps.msssi.gob.es

    Las ancianas durante el 2016 (Gráfica 4) utilizaron más el saltar desde un lugar elevado (X80),

    seguido por el ahorcamiento, ahogamiento o sumersión (X70 y X71) y del autoenvenenamiento con diferentes sustancias (X69, X64 y X61).

    Gráfica 4. Número de suicidios según el método utilizado en mujeres

    Fuente: Instituto Nacional de Estadística. España.

    Los ancianos durante el 2016 (Gráfica 5) utilizaron principalmente el ahorcamiento (X70), seguido

    de saltar de un sitio elevado. Además del uso de arma de fuego (X74) y algunos casos de autoenvenenamiento (X69, X64 y X61).

    Gráfica 5. Número de suicidios según el método empleado en hombres

    Fuente: Instituto Nacional de Estadística. España.

    Desde un análisis global de los métodos empleados en la senectud con respecto al total de todas las

    edades en España destacaron el que el 38 % del total por ahogamiento o sumersión(X71), el 26% por saltar desde un lugar elevado(X80) y el 25% por ahorcamiento, estrangulación o sofocación(X70) y por objeto cortante(X78). Tal y como puede observarse en la Gráfica 6.

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    Investigación en Salud y Envejecimiento. Volumen V 35

    Gráfica 6. Comparativa de los métodos más usados en suicidio entre todas las edades y los adultos mayores

    Fuente: Instituto Nacional de Estadística. España.

    Discusión/Conclusiones La codificación médica se presenta fundamental en la prevención de suicidios tanto para generar

    estadísticas de los medios empleados como para garantizar el conocimiento de factores predisponentes por los facultativos en los diferentes contactos sanitarios.

    “El suicidio en el adulto mayor continúa siendo un fenómeno predominantemente masculino y un problema importante de salud pública, cuya complejidad en términos de multicausalidad y multidimensionalidad hace que lo que se denominan factores de ri