compendio de farmacología general. diaz de santos pp. 1 – 22

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1 Introduccin a la Farmacologa general SUMARIO: CONCEPTO.ORIENTACIONES ACTUALES DE LA FARMACOLOG˝A EXPERIMENTAL.SUBDIVISIN.MTODO EN FARMACOLOG˝A.EVO- LUCIN HISTRICA DE LA FARMACOLOG˝A. Desarrollo de la Farmacologa como ciencia.FUENTES.NOMENCLATURA DE LOS F`RMACOS.CATE- GOR˝AS DE LOS MEDICAMENTOS.TIPOS DE TRATAMIENTO.RECETA. Caducidad y conservacin de los medicamentos. Significado de los smbolos que apa- recen en el cartonaje de las especialidades farmacØuticas.ORIGEN DE LOS MEDI- CAMENTOS.PRINCIPIOS ACTIVOS DE LAS DROGAS.BIBLIOGRAF˝A. CONCEPTO Se denomina concepto a los pensamientos mÆs irreductibles y elementales en que se descompone todo pensamiento complejo. Los conceptos tienen extensin y comprensin. Se llama extensin de un concepto el nœmero de especies y subes- pecies que abarca o a quien se extiende su significacin. Se llama comprensin de un objeto al nœmero de notas que lo integran y lo definen. La extensin y la com- prensin estÆn en relacin inversa. Cuanto mayor es la extensin menor es su comprensin y viceversa (Diez Blanco, 1966; Maritain, 1958). La Farmacologa (del griego pharmacon = medicamento, logos = estudio o tratado) es el estudio de los medicamentos. Un medicamento o fÆrmaco es una sustancia qumica que interacciona con sistemas biolgicos modificando su com- portamiento, sea esta modificacin favorable o desfavorable para el material viviente, sea Øste de origen animal o vegetal. Si la accin es desfavorable habla- mos de toxicologa y la accin de la sustancia qumica se dice que es nociva. Este concepto de Farmacologa es demasiado amplio para el mØdico, al que slo inte- resan aquellos fÆrmacos que son œtiles en la prevencin, diagnstico y tratamien- to de las enfermedades humanas. El estudio de la farmacologa de estas sustancias

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Introducción a la Farmacología general

SUMARIO: CONCEPTO.�ORIENTACIONES ACTUALES DE LA FARMACOLOGÍA EXPERIMENTAL.�SUBDIVISIÓN.�MÉTODO EN FARMACOLOGÍA.�EVO- LUCIÓN HISTÓRICA DE LA FARMACOLOGÍA. Desarrollo de la Farmacología como ciencia.�FUENTES.�NOMENCLATURA DE LOS FÁRMACOS.�CATE- GORÍAS DE LOS MEDICAMENTOS.�TIPOS DE TRATAMIENTO.�RECETA. Caducidad y conservación de los medicamentos. Significado de los símbolos que apa- recen en el cartonaje de las especialidades farmacéuticas.�ORIGEN DE LOS MEDI- CAMENTOS.�PRINCIPIOS ACTIVOS DE LAS DROGAS.�BIBLIOGRAFÍA.

CONCEPTO

Se denomina concepto a los pensamientos más irreductibles y elementales en que se descompone todo pensamiento complejo. Los conceptos tienen extensión y comprensión. Se llama extensión de un concepto el número de especies y subes- pecies que abarca o a quien se extiende su significación. Se llama comprensión de un objeto al número de notas que lo integran y lo definen. La extensión y la com- prensión están en relación inversa. Cuanto mayor es la extensión menor es su comprensión y viceversa (Diez Blanco, 1966; Maritain, 1958).

La Farmacología (del griego pharmacon = medicamento, logos = estudio o tratado) es el estudio de los medicamentos. Un medicamento o fármaco es una sustancia química que interacciona con sistemas biológicos modificando su com- portamiento, sea esta modificación favorable o desfavorable para el material viviente, sea éste de origen animal o vegetal. Si la acción es desfavorable habla- mos de toxicología y la acción de la sustancia química se dice que es nociva. Este concepto de Farmacología es demasiado amplio para el médico, al que sólo inte- resan aquellos fármacos que son útiles en la prevención, diagnóstico y tratamien- to de las enfermedades humanas. El estudio de la farmacología de estas sustancias

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se puede limitar para el médico a aquellos aspectos que proporcionan la base racional para su uso clínico. También interesan al médico aquellos productos quí- micos que aunque no se utilizan en terapéutica, pueden ser responsables de in- toxicación doméstica, ambiental o industrial. Se justifica el uso de estas sustancias porque es muy importante reconocer, prevenir y tratar tales intoxicaciones.

La Farmacología es una ciencia fundamentalmente descriptiva que utiliza la observación y la experimentación para analizar la acción de los productos quími- cos sobre la materia viva; recurre a las técnicas habituales de la física, química y fisiología, careciendo de metodología propia. Tiene puntos de contacto con la biofísica, bioquímica, fisiología, psicología y sociología; como ciencia biológica que es, sus avances dependen de los de las matemáticas, física y química. Es cien- cia a caballo entre las disciplinas básicas y clínicas, estableciendo una buena correlación entre ambas.

Los fármacos actúan sobre la materia viva de dos formas: específica y no específica. Para explicar la primera posibilidad se recurre a la teoría de recepto- res formulada por Langley en 1878 (J. Physiol., I: 339), que estudió el mutuo antagonismo entre las acciones de la atropina y pilocarpina y concluyó que: «hay alguna sustancia receptora con la que ambas, atropina y pilocarpina, son capaces de formar compuestos... de acuerdo con alguna ley que tenga en cuenta su masa relativa y su afinidad química por la sustancia». Este concepto fue apli- cado por Ehrlich (1913) a la quimioterapia, y afirmó: «Corpora non agunt nisi fixata».

Las primeras generalizaciones de este concepto a la Farmacología y su aplica- ción cuantitativa se deben a Clark (1933-37), que supuso que la respuesta de un tejido dependía del número de receptores que eran ocupados por la droga, y que la interacción droga-receptor era un proceso reversible unimolecular; muchas de sus formulaciones matemáticas del proceso se utilizan todavía; sus concepciones fue- ron modificadas por Stephenson (1956), que introdujo el término de eficacia; por Ariens (1964), que introdujo el término de actividad intrínseca; por Furchgott (1954); Schild (1947), que introdujo el término de pA, etcétera1.

La identificación de los receptores es un problema que tiene planteando la Far- macología. El concepto de receptor es una hipótesis de trabajo altamente útil, pero es la medida de nuestra ignorancia. Se puede considerar al receptor «como una hermosa y lejana mujer a la que el farmacólogo ha escrito frecuentes cartas; ella le ha contestado a menudo, y de sus respuestas se ha formado una imagen sin que la haya visto nunca» (Ariens, 1964)2.

Las drogas que actúan de forma no específica no tienen ninguna especificidad estructural, su actividad biológica depende de su actividad termodinámica (Prin-

1 Más detalles sobre curvas dosis-respuesta, tiempo-respuesta, pAx, pDx y formulaciones matemáticas del antagonismo competitivo, puede verse en: Velasco-Martín, A.: «Farmacometría y bioestadística». Anales de la Real Academia Nacional de Medicina, 1974, 91:219.

2 Esta afirmación de Ariens en estos momentos no es rigurosamente exacta, porque algunos receptores ya han sido aislados, purificados y caracterizados estructuralmente, en especial los receptores hormonales. Se han conseguido grandes avances empleando las técnicas de fijación estereoespecífica.

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Figura 1.1. Representación esquemática de algunos de los factores de los que depende la actividad de un fármaco (absorción, distribución, biotransformación, eliminación, acumulación en algunos tejidos e interacción fármaco-receptor). Datos de Gourley, DRH: Biological responses to drugs. En: Burger A (ed.) Medicinal chemistry, 3rd Ed., New York, Wiley Interscience, 1970, pág. 25.

cipio de Fergusson, 1939) (Proc. Roy. So. [Biol.], 127: 387). Por este mecanismo actúan fármacos como los anestésicos generales, antisépticos, etcétera.

La secuencia de fenómenos que conducen a una acción farmacológica se representa en la Figura 1.1.

Es muy estrecha la relación existente entre la Farmacología y la Bioquímica, como ya hemos insistido en la introducción histórica. El bioquímico es un inves- tigador que utiliza técnicas físicas, químicas o biológicas para estudiar el carácter y el comportamiento químico de la materia viva (Velasco-Martín, 1972).

Los problemas que estudia la Bioquímica son los siguientes:

1.° Estructura y propiedades de las sustancias que forman el armazón de células y tejidos.

2.° Estructura y propiedades de las sustancias que ingresan en la célula como materiales útiles de trabajo o fuentes de energía, o que salen de la célula como pro- ductos de desecho.

3.° Cambios químicos experimentados por sustancias dentro de la célula, fenómeno denominado metabolismo.

4.° Base molecular de la ejecución de varias formas de trabajo por la célula. 5.° Recambio de energía que ocurre en relación con los apartados 3 y 4. 6.° Coordinación de todos los fenómenos mencionados en una maquinaria

biológica de función normal por virtud de mecanismos reguladores adecuados (homeostasis).

En la Figura 2.1, tomada del tratado de Bioquímica, de Cantarow and Schepartz (1969), se presenta una célula animal típica con membrana, núcleo y, para simpli- ficar, una sola partícula ribosómica y otra mitocondrial. La célula no existe aisla- da, está rodeada por el líquido extracelular y el tejido conectivo rico en proteínas y glúcidos. La membrana es lipoproteica. Llegan a la célula glucosa, ácidos gra-

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Figura 1.2. Prototipo de célula animal: AA = Aminoácidos; Acetil CoA = Acetil coenzima A; ATP = Adenosin trifosfato; DNA = Ácido desoxirribonucleico; AG = Ácidos grasos; G = Glucosa; RNA = Áci- do ribonucleico (s = RNA de transferencia, RNAm = Ácido ribonucleico mensajero, RNAr = Ácido ribo- nucleico ribosomal). Tomado de Cantarow y Schepartz: Biochemistry. Saunders Co. Philadelphia (1967).

sos, aminoácidos o iones que penetran en ella por un mecanismo de difusión pasi- va, difusión facilitada o transporte activo. La fuente de energía principal de la célula es la oxidación de la glucosa, y ácidos grasos a anhídrido carbónico y agua en las mitocondrias; esta energía se almacena en forma de ATP que se utiliza en los fenómenos de transporte activo, trabajo mecánico (contracción muscular), tra- bajo químico de síntesis (polisacáridos, proteínas, triglicéridos, ácidos nucleidos y precursores, etcétera).

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Las potencialidades bioquímicas de la célula están regidas por su composición genética cifrada en el ácido desoxirribonucleico del núcleo que rige la síntesis del ácido ribonucleico mensajero, ribosomal y de transferencia; los cuales a su vez intervienen en la biosíntesis proteica (dogma fundamental de la biología molecu- lar: «El DNA fabrica RNA y el RNA ordena proteínas»); pero a nivel de los ri- bosomas no sólo se sintetizan proteínas estructurales, sino también proteínas ca- talizadoras con misiones reguladoras que comparten con las hormonas. Estas influyen en los mecanismos de transporte y genéticos anteriormente mencio- nados.

La Farmacología Bioquímica estudia las modificaciones que los fármacos producen sobre todos estos procesos tan sumariamente expuestos; existen fárma- cos que inhiben la replicación del DNA (mitomicina), transcripción del DNA (actinomicina, rifamicinas), traducción del mensaje genético (puromicina, cloran- fenicol, estreptomicina), inhibidores de la respiración celular (quinidina, anestési- cos generales, hipnóticos, etcétera), desacoplantes de la fosforilización oxidativa (salicilatos, anticoagulantes dicumarínicos, barbitúricos, tetraciclinas), modifica- dores de los procesos de transporte activo (cardiotónicos, espirolactonas, insulina, etcétera), modificadores de la permeabilidad de membrana (agentes activos de superficie, anestésicos, etcétera), inhibidores de la biosíntesis, almacenamiento y liberación de neurotransmisores, etcétera; pero es también objeto de estudio de la Farmacología Bioquímica el estudio de las modificaciones que el organismo imprime a los fármacos (procesos de bioactivación y bioinactivación). Los con- ceptos de antagonismo competitivo y no competitivo tan utilizados en Farmaco- logía proceden de la cinética enzimática. Existen algunos pocos casos en que los receptores se han identificado con enzimas (anhidrasa carbónica, colinesterasa).

Con esto hemos tratado de exponer brevísimamente los problemas que se plantean en Farmacología Bioquímica, rama muy importante de la Farmacología que utiliza los fármacos como herramientas de trabajo y trata de explicar el meca- nismo de acción de los mismos a nivel celular y subcelular.

Es muy importante el estudio científico de los fármacos en el hombre (Farma- cología clínica) utilizando los métodos estadísticos y la técnica «doble ciego» con el fin de evitar el viejo error post hoc; ergo propter hoc. Es muy importante insis- tir en la falta de correlación existente entre los fenómenos y efectos in vitro y los efectos in vivo. Recordemos los experimentos de Ehrlich con los arsenicales aromáticos, eficaces en ratas infectadas con tripanosomas; sin embargo, él sabía que no eran capaces de matar a los triponosomas in vitro (Leake, 1961), o el estu- dio de Domagck con el prontosil rubrum, en el que este autor observaba un fenó- meno análogo en ratas infectadas con estreptococos. La necesidad de la Farmaco- logía clínica se justifica, además, teniendo en cuenta las diferencias de especies existentes en las acciones farmacológicas y mecanismos de biotransformación de los fármacos; recuérdese el caso de la butazolidina, que se une intensamente a las proteínas plasmáticas humanas teniendo gran persistencia de efecto y, sin embar- go, este fenómeno no se presenta en otras especies animales.

Las aplicaciones de los conocimientos farmacológicos son obvias (Leake, 1961); el uso de fármacos ayuda:

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1.° En el diagnóstico de las enfermedades usando las sustancias químicas en las pruebas funcionales.

2.° En la prevención de las enfermedades (antisépticos y vitaminas). 3.° En el tratamiento radical de las enfermedades por suprimir o eliminar

parásitos o gérmenes (quimioterapia, antibióticos, antihelmínticos, etcétera). 4.° En el alivio de los síntomas de la enfermedad. 5.° En agricultura, para acelerar el crecimiento de las plantas y eliminar

insectos y otras plagas vegetales. 6.° Tiene la Farmacología relación con importantes aspectos sociológicos

(eutanasia, control de la fertilidad, polución del agua de bebida y la atmósfera). 7.° Desde el punto de vista legal, los conocimientos farmacológicos son apli-

cables en criminología. ¿Qué diremos del problema de adicción y habituación de drogas, aditivos alimenticios que tienen que ser regulados legalmente, etcétera?

Estamos lejos todavía de aplicar los conocimientos farmacológicos en la reso- lución de los problemas y modificación de la conducta humana, posibilidad entre- vista por Aldous Huxley en su obra Un mundo feliz, pero existe ciertamente esta posibilidad. Afortunadamente, por el momento la utilización de fármacos para el estudio de las funciones cerebrales ha ayudado a comprender algunos de los com- plejos mecanismos del fisiologismo cerebral.

Veamos, pues, que la importancia de la Farmacología es considerable; que como toda ciencia, nos ayuda a comprender y manejar el mundo en que vivimos.

ORIENTACIONES ACTUALES DE LA FARMACOLOGÍA EXPERIMENTAL

Dentro de la Farmacología experimental se puede considerar que existen en el momento actual cuatro tendencias que se imbrican pero que teóricamente pode- mos separar:

a) Farmacología fisiológica. b) Farmacología bioquímica. c) Farmacología molecular. d) Farmacología clínica.

Dentro de la primera tendencia, Farmacología fisiológica, son clásicos los tra- bajos de Otto Krayer acerca del mecanismo de acción de los alcaloides del Vera- trum, los de Eccles sobre el mecanismo de acción de la estricnina, o los trabajos de Catel y Gold de 1938 sobre efectos de los glucósidos cardíacos sobre el corazón.

Farmacología bioquímica.�Las drogas actúan tan selectivamente porque modifican mecanismos bioquímicos. Los inhibidores de la colinesterasa tienen una acción colinomimética porque inhiben la enzima que degrada la acetilcolina en el organismo. Hoy ningún estudio sobre un fármaco es completo si no se cono-

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ce su biotransformación, si no se sabe qué enzimas le modifican en el organismo. El metabolismo de una sustancia es de crucial importancia para su eficacia y toxi- cidad. La Bioquímica y la Farmacología son ciencias que se complementan. Las sulfonamidas proporcionan una gran información acerca de los mecanismos de acetilación en los que está implicado el coenzima A. Muchos fármacos son imprescindibles herramientas de trabajo en la investigación bioquímica. Los estu- dios de Woolley (1952) sobre los antimetabolitos son un magnífico ejemplo de fusión de la Bioquímica con la Farmacología.

El fenómeno de biotransformación de drogas fue estudiado sistemáticamente por Schmiedeberg, von Mering, von Nencki, etcétera; modernamente, por Brodie, Williams, etcétera.

Son trabajos muy clásicos de Farmacología, Bioquímica, entre otros: los de Teo- rell de 1937 sobre Farmacocinética; los de Wollenberger sobre efectos de glucósidos cardíacos sobre el metabolismo energético del corazón; los de Brody y Bain sobre el efecto de los barbitúricos sobre la fosforilización oxidativa; los de Park y Stromin- ger sobre mecanismo de acción de la penicilina, los de Sutherland y colaboradores sobre la formación del AMP cíclico y su modificación por fármacos; etcétera.

La Farmacología molecular descansa sobre el concepto de receptor introdu- cido por Langley en 1878 y precisado por Erlich en 1913. Clark, en la década de 1930-1940, analizó varios aspectos de la relación dosis-efecto-tiempo-concentra- ción y estableció muchas de las actuales ideas de cinética de acción de drogas y mecanismos de antagonismos de fármacos. Estos estudios han sido continuados y ampliados por Furchgott, Ariens, Stephenson, Patón, etcétera.

Farmacología clínica.�Es muy importante el estudio científico de los fárma- cos en el hombre utilizando los métodos estadísticos y la técnica «doble ciego» con el fin de evitar el viejo error post hoc, ergo propter hoc.

Resumiendo: la secuencia de los acontecimientos históricos y actuales de la Farmacología es la siguiente:

1.° Reconocimiento de la actividad biológica de una droga cruda. 2.° Aislamiento en estado de total pureza del principio activo. 3.° Determinación de la constitución química de la sustancia pura y síntesis

de la misma. 4.° Laborioso estudio de este compuesto y de todas las sustancias con él rela-

cionadas desde el punto de vista biológico. 5.° Estudio de la forma más conveniente para su aplicación después de ser

sometido el producto a una controlada evaluación clínica y análisis estadístico a través de la técnica double blind o doble ciego.

SUBDIVISIÓN

La Farmacología se subdivide en: Farmacognosia o materia médica, que describe las drogas o medicamentos

considerando su origen, características organolépticas, físicas y químicas.

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Farmacotecnia o farmacia, que entiende en la conveniente preparación de los medicamentos para su utilización terapéutica.

Farmacocinética, que estudia desde un punto de vista dinámico y cuantitativo los fenómenos de absorción, distribución, biotransformación y eliminación de los fármacos.

Farmacodinamia, que estudia los efectos bioquímicos y fisiológicos de los medicamentos, su mecanismo de acción y la correlación entre las acciones y efec- tos de los medicamentos y la estructura química. Anteriormente el término de Far- macodinamia era sinónimo de Farmacología experimental.

Farmacología aplicada, que estudia las indicaciones, contraindicaciones, pre- prados, vías de administración, posología, incompatibilidades e interacciones. Para algunos autores el término de Farmacología aplicada es sinónimo de Farma- coterapia. No conviene confundir el término Farmacología aplicada con el de Farmacología clínica, que es el estudio experimental de los fármacos en el ser humano.

Toxicología es aquella ciencia que se ocupa de los efectos perjudiciales de los fármacos y otras sustancias químicas responsables de intoxicaciones domésticas, ambientales o industriales. El estudio de los efectos indeseables de los agentes quimioterápicos o farmacodinámicos forma parte de la Farmacología, aunque en algunos casos se enseña como asignatura independiente.

Terapéutica (del griego therapeia = curación, remedio; therapeutes = el sir- viente) es aquella rama de los conocimientos médicos que con carácter cada vez más científico se ocupa de todo aquello que pueda emplearse para curar o aliviar las enfermedades; decimos con carácter cada vez más científico, porque en muchos de sus aspectos al empirismo más arbitrario ha venido a sustituirle la experimentación más precisa. El concepto de Terapéutica es muchísimo más amplio que el de Farmacología aplicada, pues los métodos de la Terapéutica son muy variados, siendo sus principales ramas la médica y la quirúrgica. La terapéu- tica médica puede emplear agentes químicos y se habla de terapéutica farma- cológica; agentes físicos (luz, rayos X, calor, frío, ultrasonidos, reposo, masaje, ejercicio, etcétera), y se habla de terapéutica física. Si se trata de una ordenación alimenticia que se plasma en un régimen dietético se habla de terapéutica broma- tológica. Si se acude a prácticas psicoterápicas de diversa índole se habla de terapéutica psicosomática, etcétera. Los progresos de la Terapéutica han sido tan notables en estos últimos cincuenta años que, junto con los progresos de la higie- ne, han elevado el nivel medio de vida desde unos cuarenta o cincuenta años a principios de siglo hasta cifras alrededor de los setenta años.

MÉTODO EN FARMACOLOGÍA

La Farmacología es una ciencia fundamentalmente descriptiva que utiliza la observación y la experimentación para analizar la acción de los productos quí- micos sobre la materia viva, recurriendo a las técnicas habituales de la Física, Química y Fisiología, careciendo de metodología propia, como ciencia biológi-

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ca que en sus avances depende de los de las matemáticas, física y química. Es ciencia a caballo entre las disciplinas básicas y clínicas, estableciendo una bue- na correlación entre ambas. En Farmacología se emplea el método experimental, que es un método hipotético deductivo cuyas etapas resumimos a continuación: a) se constata un hecho; b) a propósito de este hecho surge una idea; c) a la vis- ta de esa idea se razona, se imagina y se instituye una experiencia; d) de esta experiencia surgen nuevos fenómenos que es necesario observar e interpretar; y así sucesivamente. La mente del experimentador se encuentra siempre entre dos observaciones, una que sirve de punto de partida al razonamiento y otra que sir- ve de conclusión. El experimentador que vea confirmada su idea por la expe- riencia debe dudar y exigir una contraprueba que juzga si hay relación causa- efecto y elimina el nefasto principio post hoc, ergo propter hoc que tan nefasto ha sido en Terapéutica. El método experimental en Medicina fue sistematizado por Claude Bernard y sus concepciones son plenamente vigentes en estos momentos. Su obra Introducción al estudio de la Medicina experimental, edita- da numerosas veces en castellano, debía ser el libro de cabecera de todo médico responsable. En la bibliografía del final del capítulo enumeramos una edición asequible, junto con otros libros de metodología científica y de historia de la ciencia.

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA FARMACOLOGÍA

La historia de la medicina se divide en dos grandes épocas: época empírico- mágica (anterior al siglo IV a.C.) y época técnica. La introducción del concepto de physis (naturaleza) por los asclepiadas griegos separa ambas épocas, la medicina se transforma en un saber técnico, en un saber por causas; se abandonan las con- cepciones mágicas previas y se considera la enfermedad como un desequilibrio, como una alteración de la armonía de la naturaleza (discrasia). La medicina empí- rico-mágica (mesopotámica, egipcia, china, etcétera) contribuyó con aportaciones notables a la terapéutica, tales como el opio, escila, mandragora, heléboro, cáña- mo, antimonio, etcétera.

En la época técnica destaca la labor de Dioscórides y Galeno, que en la Edad Media es conservada y transmitida por los árabes. En el Renacimiento destaca la obra de Paracelso, creador de la iatroquímica, que llamó apasionadamente la aten- ción sobre la necesidad de remontarse nuevamente a las fuentes originales de la medicina mediante la observación directa de la naturaleza, oponiéndose a dogmas y autoridades; de él es la frase: «la Naturaleza hace el texto y el médico los co- mentarios sobre dicho texto; ahora bien, ¿intentaste poner de acuerdo tus comen- tarios con el texto fundamental?». La idea fundamental es la vis naturae medica- trix; el universo contiene remedios específicos para todas las enfermedades y los pone donde ésta se presenta. «Donde están las enfermedades, allí están los reme- dios, y donde está la enfermedad y el remedio, allí está el médico». La obra de Paracelso es continuada por otros iatroquímicos: van Helmont, Silvio, Willis, que simplificaron considerablemente la farmacoterapia galénica. En el siglo XVI se

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introdujeron en Europa gran número de drogas procedentes del Nuevo Mundo y se elaboran las primeras farmacopeas.

En el siglo XVIII aparacen dos sistemas terapéuticos que tienen considerable influencia: la alopatía y la homeopatía. La alopatía consiste en el tratamiento- heroico-sintomático con un remedio o agente terapéutico distinto a lo que produ- ce la enfermedad y cuyo tratamiento se llevaba hasta que desaparecían los sínto- mas dominantes de la enfermedad, lo que se lograba muchas veces con la muerte del enfermo; contra exageraciones tan nefastas surgió el sistema homeopático de Hahnemann, basado en un principio terapéutico muy antiguo similia similibus curantur, de los médicos hipocráticos, consistente en provocar hechos semejantes a los síntomas para asociarse a la obra curativa de la naturaleza, con arreglo a lo cual la diarrea habría de tratarse con un purgante. La terapéutica galénica se basa en el principio contraria contrariis curantur, con arreglo a lo cual la dirrea habría de tratarse con estriñentes, la plétora con evacuantes, etcétera. Hahnemann crea la doctrina de los semejantes y afirma que si un fármaco es capaz de producir a dosis altas una enfermedad, ese mismo medicamento es suficiente para curarla ad- ministrado en pequeñísimas cantidades, en dosis infinitesimales. ¿Habría hoy alguien que para sostener estos absurdos fuese capaz de pensar que la penicilina a dosis fuertes producía la neumonía o la sífilis? El único mérito del sistema fue el de ser inofensivo frente a la desmesurada alopatía, aparte de sus cauces psicote- rápicos.

Otra reacción frente a la alopatía fue el nihilismo terapéutico de Skoda, desta- cado médico de la Nueva Escuela vienesa. Este autor, hecho el diagnóstico, en el que brilló y destacó en su tiempo, consideraba terminada la tarea del clínico y abandonaba al enfermo sin ocuparse más de él. Al llegar al tratamiento decía, encogiéndose de hombros: «Ach das ist ja alies sine» (esto ya da lo mismo).

Desarrollo de la Farmacología como ciencia

La Farmacología no podía desarrollarse como ciencia hasta que no lo hiciera la química, lo que ocurre a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, en que se van aislando los principales alcaloides y glicósidos.

Francisco Magendie (1778-1850) escribió en 1821 un formulario en el que incluía las nuevas sustancias puras recién descubiertas, algo semejante a nuestro actual Index Merck. Proclamó la validez y aun la exclusividad del experimento en orden al conocimiento científico de la naturaleza, aplicó los métodos físicos y quí- micos a la investigación fisiológica y farmacológica. Claude Bernard fue su mejor discípulo y su libro Introducción al estudio de la Medicina experimental constitu- ye hoy todavía un verdadero código del método experimental. Su trabajo sobre el lugar de acción del curare es una verdadera obra maestra.

El primer laboratorio de Farmacología experimental fue establecido en Dor- part (Estonia) por Rudolf Buchheim (1820-1879); su obra fue continuada por Oswald Schmiedeberg (1838-1921), profesor de Farmacología en Dorpart y pos- teriormente en Estrasburgo; contribuyó al estudio de la digital, muscarina, etcéte-

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ra; fundó junto con Naunyn y Klebs la revista Archiv. für Experimentelle Patholo- gie und Pharmakologie. Fueron discípulos de Schmiedeberg: Arthur Robertson Cushny, John Jacob Abel, Torald Solimán, Hans Hort Meyer, nuestro don Teófilo Hernando, etcétera.

A principios del siglo XX toda la farmacopea tradicional fue puesta a prueba y pocos remedios salieron indemnes de la prueba. El título de un libro de Huchard, muy en boga a principios de siglo, La terapéutica en veinte medicamentos, cons- tituye una buena prueba de este aserto.

La Farmacología experimental de Schmiedeberg consistía en estudiar la acción de los medicamentos sobre animales normales o trozos de órganos, pero había que dar un paso más, convertir la Farmacología experimental en «Terapéu- tica experimental», provocar en el animal de experimentación una enfermedad lo más semejante a la padecida por el hombre y probar en esta situación experimen- tal la eficacia de los diversos fármacos. Este trascendental avance fue obra de Paul Ehrlich, cuya hipótesis de trabajo fue: «¿Es posible hallar un fármaco que se fije de un modo específico sobre el germen patógeno y lo mate dejando indemne al huésped?». Asistido por el químico Bertheim y el microbiólogo Hata, obtuvo el Salvarsán o 606 en 1909 y el Neosalvarsán o 914 en 1912, primeros fármacos anti- sifilíticos verdaderamente eficaces.

La demostración de la transmisión del impulso nervioso a través de la sinap- sis es de tipo químico y puede considerarse como uno de los descubrimientos más sensacionales de la Biología, al que contribuyeron Dubois-Raymon, Abel, Elliot, Dixon, Langley, Dale, Otto Loewi, Canon, Feldberg, Bacq, Krayer, von Euler, etcétera.

Es importante reseñar los grandes éxitos obtenidos por vía inmunológica. La inmunización activa fue obra de Pasteur (cólera de las gallinas, 1880; carbunco, 1881), Ferrán (cólera humano, 1893), Haffkins (peste, 1895), Widal y Chattemes- se (fiebre tifoidea), Wright (autovacunas y vacunación antitífica). La inmuniza- ción pasiva o seroterapia nació con la preparación de los sueros antidiftéricos (Behring, Roux), antiponzoñosos (Calmette), antitetánicos (Behring-Tizzoni, Cat- tani).

El aislamiento de las hormonas experimenta un considerable avance en los primeros años del presente siglo. Recordemos los nombres de Banting y Best, que aislaron la insulina en 1921. Otros nombres interesantes en este campo son los de Kendall, Reichstein, Simpson y Tait, Collip, etcétera.

El aislamiento de los antibióticos y quimioterápicos ha revolucionado la terapéutica; no podemos olvidar los nombres de Ehrlich, Domagk, Fleming, Waksman, etcétera.

La Farmacología molecular descansa sobre el concepto de «receptor» intro- ducido por Langley en 1878 y precisado por Ehrlich en 1913. Clark, en la década 1930-1940, analizó varios aspectos de la relación dosis-efecto, tiempo-concentra- ción y estableció muchas de las actuales ideas de cinética de acción de fármacos y mecanismos de antagonismos. Las contribuciones de Furchgott, Ariens, Stephen- son, Patón, etcétera, han sido decisivas en el campo de la Farmacología molecular y son plenamente vigentes.

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12 COMPENDIO DE FARMACOLOGÍA GENERAL

FUENTES

En el apartado sobre las fuentes nos hacemos la pregunta: ¿dónde buscar el conocimiento?

La observación y la experimentación constituyen la fuente más directa e importante de conocimiento. Existe una necesidad absoluta de buscar inspiración en la naturaleza oponiéndose a dogmas y a autoridades. Paracelso escribió: «La Naturaleza hace el texto y el médico los comentarios sobre dicho texto. Ahora bien, ¿intentaste poner de acuerdo tus comentarios con el texto fundamental?». Y don Santiago Ramón y Cajal, en los Tónicos de la voluntad, afirma: «Mucho aprenderemos de los libros, pero más aprenderemos de la contemplación de la naturaleza, causa y ocasión de todos los libros. Tiene el examen directo de los fenómenos no sé qué fermento perturbador de nuestra inercia mental, cierta virtud excitadora y vivificante, del todo ausente o apenas actuante aun en las copias y descripciones más fieles a la realidad...».

La observación y experimentación, suposición o hipótesis y comprobación, son las tres operaciones fundamentales de la investigación científica ya discutidas previamente.

Otra fuente importante de conocimientos la constituyen los profesores y maestros a cuyo lado se forma el futuro investigador, que le muestran, como dice Cajal: «Los tajos abiertos a la investigación, guían en la pesquisa bibliográfica y sugieren la adquisición de cuantos conocimientos y habilidades son necesarias para completar su formación...».

Las ciencias básicas son una fuente importante de conocimientos. Las ma- temáticas y la bioestadística ayudan a la expresión correcta y exacta de los resultados. La química y la física nos proporcionan métodos experimentales valiosos, como la espectrofotometría, fluorometría, etcétera, que son básicos para comprender la relación estructura-actividad de los fármacos, biotransfor- mación, mecanismo de acción, etcétera. La bioquímica, fisiología, fisiopato- logía, histología, anatomía patológica, microbiología, toxicología, etcétera, son decisivas.

La consulta bibliográfica pertinente es una fuente trascendental de conoci- miento en farmacología, permite al investigador familiarizarse con el saber actual existente dentro del campo en el cual va a realizar su investigación. Para que haya progreso es esencial que el nuevo trabajo se base y edifique sobre lo que ya se ha realizado. La revisión de la literatura ayuda al investigador a delimitar y definir su problema. Al ponerse al día respecto al trabajo que otros han realizado, el investi- gador se encuentra en una posición mucho más ventajosa para llegar a una formu- lación neta y concisa de sus propios objetivos y para evitar el manejo de ideas con- fusas y poco definidas (Hayman, 1969).

Mediante la revisión de la literatura el investigador puede evitar sectores esté- riles de problemas y la duplicación de datos ya bien establecidos.

La fuente más actualizada de información fácilmente disponible se encuen- tra, por lo común, en las revistas especializadas dentro de la profesión. Los ar- tículos de estas revistas informan sobre las investigaciones recientes. Los libros

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son muy útiles porque proporcionan información global acerca de los resultados que se han obtenido hasta un determinado momento en el tiempo. Sin embargo, lleva mucho tiempo prepararlos y publicarlos, y es raro que estén tan actualiza- dos como las revistas; de todas maneras, si el libro es objetivo y el autor adopta una actitud crítica eludiendo el dogmatismo o insistiendo en los problemas no resueltos, es francamente útil. Para el estudiante el texto es fuente primaria de conocimiento. Consideramos imprescindible el libro de texto para él, ya que el uso exclusivo de apuntes llenos de errores es algo que debe prohibirse total- mente.

En general, la información que se abarca en una revisión de la literatura pro- viene de una fuente primaria o de una fuente secundaria. En una fuente primaria el autor da un informe acerca de su trabajo; junto con este informe sobre el estu- dio o serie de estudios realizados, nos expone sus propias interpretaciones sobre los datos. La mayor parte de los artículos referentes a investigaciones que apare- cen en revistas especializadas constituyen fuentes primarias. Estas fuentes pro- porcionan habitualmente más información acerca de un estudio que la que puede encontrarse en otro lugar, y dan, por tanto, al lector una base sobre la cual puede hacerse su propio juicio acerca del estudio; constituyen también una buena fuen- te de información sobre la metodología, es decir, sobre los métodos de investiga- ción utilizados. Sin embargo, el trabajo con las fuentes bibliográficas primarias requiere mucho tiempo, a causa de la cantidad de material que hay que leer para abarcar cada estudio. No toda la información farmacológica se encuentra en revistas propias de la especialidad, aparecen magníficos trabajos de farmacología en revistas de síntesis científica, como Nature, Experientia, Science, o en revistas de otras especialidades, tales como bioquímica, fisiología, cardiología, biofísica, etcétera.

Las fuentes secundarias de información, por otra parte, son, en general, resú- menes (Biological Abstracts, Chemical Abstracts, Boletín Signaléctico, Excerpta Medica, Current Contents, Index Medicas), o revisiones, en las que el autor infor- ma acerca de trabajos realizados por otras personas y trata, por lo común, de abar- car todos los estudios importantes de ese sector. La ventaja de las fuentes bibliográficas secundarias radica en que permiten economizar el tiempo dedicado a la lectura. La desventaja reside en que el lector depende de los juicios de otros respecto a partes importantes y pertinentes del estudio. Hay que tener en cuenta que no se puede leer todo y que la literatura experimenta un crecimiento expo- nencial (García de Jalón, 1967).

La asistencia a congresos nacionales e internacionales y el trabajo en labora- torios de otros países constituye otra fuente importante de conocimientos de far- macología, nuevas técnicas y puntos de vista.

La información médica ha sido clasificada por Stokes and Hayes (1970) en cerrada, intermedia y abierta, de acuerdo con el dominio privado, profesional o público; resumimos estos conceptos en un esquema tomado de estos autores (Figura 1.3).

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Figura 1.3. Sistemas de Información Biomédica. (Datos de Stokes y Hayes, modificados).

NOMENCLATURA DE LOS FÁRMACOS

Los fármacos tienen los siguientes nombres: número de código o designación codificada, nombre químico, nombre genérico u oficial y nombre registrado o nombre comercial.

� El número de código o designación codificada se forma generalmente con las iniciales del laboratorio, del químico o del equipo investigador que preparó o ensayó primera vez el fármaco, seguido de un número; esta denominación es pro- visional y se descarta cuando se elige un nombre adecuado.

� El nombre químico describe con precisión la estructura del fármaco según las reglas de nomenclatura de los compuestos químicos (IUPAC); este nombre suele ser muy complicado y por ello se recurre con gran frecuencia al nombre genérico o al nombre registrado.

� El nombre genérico, oficial o denominación común internacional (DCI), se refiere al nombre común establecido por el que se conoce el fármaco como sustancia concreta e independiente de su fabricante; debe ser sencillo, con- ciso y significativo; es elegido, aprobado y divulgado por la Organización Mundial de la Salud {Suplemento de Crónica de la OMS, 1976, vol. 31, nú- mero 3).

� El nombre registrado o nombre comercial es el elegido o empleado por el fabricante. Si, como es frecuente, un fármaco lo fabrica más de una compañía,

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cada una da su nombre registrado, por ello siempre que sea posible debe emplear- se el nombre genérico y no el nombre comercial.

CATEGORÍAS DE LOS MEDICAMENTOS

Los medicamentos, desde el punto de vista de la prescripción, se clasifican en: � Productos oficinales.�Inscritos en la farmacopea española y que obligato-

riamente el farmacéutico tiene que tener en su farmacia; son los siguientes: drogas o medicamentos en bruto tal como se ofrecen en la naturaleza o tras sencillas ope- raciones (desecación, incisión, etcétera), productos químicos puros (codeína, iso- niacida, fenacetina, etcétera) y preparados galénicos (láudano, tintura de bellado- na, etcétera).

� Productos magistrales.�Empleo de una fórmula no inscrita en la farmaco- pea propuesta por el médico para un determinado enfermo; se emplean mucho todavía en dermatología y patología del aparato respiratorio.

� Especialidades farmacéuticas patentadas.�Fabricadas en serie por la in- dustria farmacéutica y muy difundidas en el momento actual.

TIPOS DE TRATAMIENTO

Se habla de tratamiento etiológico, causal o curativo cuando se puede com- batir la causa de una enfermedad; este tipo de tratamiento se puede realizar en las infecciones y procesos parasitarios; por ejemplo, el empleo de la isoniacida en el tratamiento de la tuberculosis. El tratamiento patogénico o correctivo actúa, no frente a la causa, sino frente al mecanismo patogénico de la misma; por ejemplo, el empleo de la insulina en la diabetes. El tratamiento profiláctico es el que prote- ge al organismo por impedir que actúe la causa; así, la vacunación antitetánica previene la aparición del tétanos. El tratamiento supresivo tiene por objeto provo- car la desaparición de los trastornos mientras se administra el fármaco; por ejem- plo, el empleo de los glucocorticoides en el lupus eritematoso. El tratamiento fun- cional o sintomático alivia los síntomas o manifestaciones funcionales de la enfermedad; así, por ejemplo, la disnea es corregida con los opiáceos, el dolor articular es tratado con salicilatos, la diarrea con bismúticos, la tos con gnoscapi- na, etcétera.

RECETA

La prescripción de los medicamentos se ha simplificado considerablemente en nuestros días, antes era la parte más importante y personal del quehacer médico. Las fórmulas medicamentosas se han abreviado. La receta es un verdadero docu- mento en el que el médico solicita del farmacéutico el despacho de los medica- mentos, señalando, si fuera necesario, su forma de preparación; como documento

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público que es, en casos pertinentes puede quedar a disposición de la autoridad juficial.

La palabra receta deriva del latín recipe (recibe) y según otros de preceptum (prescripción); clásicamente comprende las siguientes partes:

� Inscripción (que es una manifestación de las creencias del médico).�Es una invocación religiosa, va desde una simple cruz hasta las iniciales J. S. H. (in hoc signo) de los cristianos o D. O. M. de los judíos.

� Preposición.�Es la abreviatura R (récipe), imperativo dirigido al farma- céutico si se receta en latín, o Dp. (despáchese) si se hace en español.

� Asignación o prescripción.�Consta de los nombres propios de los medica- mentos y sus cantidades expresadas en números arábigos o mejor en letra, si van en gotas se escriben en números romanos. Debe escribirse la receta con letra cla- ra (mejor a máquina), evitando abreviaturas, aunque hay algunas de uso corriente que pueden seguirse usando: H. s. a. (hágase según arte) o āā (a partes iguales). Cuando las cantidades recetadas sean superiores a la máxima, habrá de subrayar- se o incluir esa cantidad entre admiraciones, con el fin de informar al farmacéuti- co que no se trata de un error; de todas formas, la ley le da derecho a rechazarla, y si el facultativo insiste en que se despache, debe poner «rectificada a petición del farmacéutico, despáchese bajo mi responsabilidad», se firma de nuevo y quedará archivada. Los medicamentos en la asignación según su importancia se clasifican en: base (remedium cardinale), que es el fármaco fundamental; coadyuvante (remedium adjuvans), que refuerza o mejora las propiedades farmacodinámicas de la base; excipiente o vehículo (remedium constituens); aquella sustancia o medio en el que va disperso el medicamento o la asociación; correctivo {remedium corrigens), aquella sustancia que mejora el sabor o caracteres organolépticos de la fórmula. Suelen escribirse en este orden, lo que no quiere decir que el farmacéuti- co en su preparación deba atenerse a él para mezclar los componentes.

Suscripción.�Constituye el conjunto de indicaciones que el médico hace al farmacéutico para la preparación de la receta, en general casi nunca se utiliza, fiándose de la pericia del farmacéutico, y se pone F. S. A. (fac secundum artem) o H. s. a. (hágase según arte) y luego se pone la fórmula en que se desea administrar el remedio (píldoras, grageas, etcétera).

La signatura o instrucción contiene todos los datos pertinentes de cómo el pa- ciente ha de tomar la medicina; hay que precisar la cantidad por toma, dosis glo- bal en veinticuatro horas, forma de tomar el medicamento (antes, durante o des- pués de las comidas), número de días que debe tomar el medicamento, etcétera.

Requisitos legales: fecha, localidad, nombre y número de colegiado, nombre del enfermo, edad, si va a ser utilizada por el propio médico, etcétera.

Los requisitos legales se regulan mediante el Real Decreto 1910/1984, de 25 de septiembre, «Boletín Oficial del Estado» número 259, de fecha 29 de octubre de 1984.

Recientemente la Orden Ministerial de 1 de febrero de 1990, «Boletín Oficial del Estado» número 35, de 9 de febrero de 1990, establece los modelos oficiales de receta médica para la presentación farmacéutica en el Sistema Nacional de Salud.

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Se entiende por receta médica un documento normalizado por el cual los facultativos médicos legalmente capacitados prescriben la medicación al paciente para su dispensación por las farmacias.

La receta médica constará de dos partes: el cuerpo de la receta destinado al farmacéutico y el volante de instrucciones para el paciente.

Existen recetas especiales, como las recetas de estupefacientes y psicotrópicos, que se ajustarán a las condiciones particulares que determina su legislación especial; las recetas médicas de los servicios de las administraciones públicas, incluidos el Instituto Nacional de la Salud y demás entidades oficiales mencionadas, como mu- tualidades de funcionarios, Instituto Social de las Fuerzas Armadas, etcétera.

En las dos partes que componen la receta médica deberá figurar o se consig- nará obligatoriamente:

� El nombre y dos apellidos del médico prescriptor. � La población y dirección donde ejerza. La referencia a establecimientos,

instituciones y organismos públicos solamente podrá figurar en las recetas oficia- les de los mismos.

� El colegio profesional al que pertenezca, número de colegiado y en su caso la especialidad oficialmente acreditada que ejerza.

En ambas partes de la receta se consignará igualmente como datos inexcusa- bles para su validez:

� El nombre y dos apellidos del paciente y su año de nacimiento. � El medicamento o producto objeto de la prescripción, bien bajo denomi-

nación genérica o denominación común internacional de la Organización Mundial de la Salud cuando existan bajo marca con expresión de su naturaleza o carac- terísticas que sean necesarias para su inequívoca identificación.

� La forma farmacéutica, vía de administración y, si procede, la dosis por unidad. El formato o presentación expresiva del número de unidades por envase. El número de envases que se prescriban.

� La posología, indicando el número de unidades por toma y día, y la dura- ción del tratamiento.

� El lugar, fecha, firma y rúbrica. � También se anotará en el cuerpo de la receta las advertencias dirigidas al

farmacéutico que el médico estime procedentes. � El médico consignará en el volante de instrucciones para el enfermo las

que juzgue oportunas, y cuando lo estime oportuno y a su criterio, el diagnóstico o indicación diagnóstica.

El plazo de validez de las recetas médicas será de diez días naturales a partir de la fecha de prescripción. Separado el volante con instrucciones del médico y una vez realizada la dispensación, las recetas quedarán en poder del farmacéutico dispensador durante tres meses.

Existen regímenes especiales para las sustancias psicotrópicas incluidas en el anexo del Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas hecho en Viena en 21 de febrero de 1971 y publicado en el «Boletín Oficial del Estado» números 218 y 246, de fechas

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10 de septiembre y 13 de octubre de 1976, y para medicamentos que incluyan estu- pefacientes de las listas I-H y III de la Convención Única de 1961 sobre Estupefa- cientes, enmendada por el Protocolo hecho en Ginebra el 25 de marzo de 1972, publi- cado por el «Boletín Oficial del Estado» número 284, de 4 de noviembre de 1981.

Hay que saber en todo momento lo que el enfermo toma del medicamento. Se entiende por dosis lo que toma al día y por toma lo referente a cada administra- ción. Para determinar el volumen es conveniente tener en cuenta que una cuchara sopera equivale a 15 mi, la mediana a 10 mi y la pequeña de café a 5 mi; para medidas exactas es necesario recurrir al empleo de una probeta.

Cuando se haga la receta en gramos y el medicamento haya de tomarse en gotas, hay que saber el número de gotas que contiene el gramo para ajustar la toma de forma exacta.

Un gramo de agua, 20 gotas. Un gramo de etanol, 50-60 gotas. Un gramo de cloroformo, 60 gotas. Un gramo de éter, 90 gotas. Véase un ejemplo de receta magistral clásica:

Inscripción .................................... Preposición .................................... Asignación o prescripción ............

Suscripción ................................... Instrucción .....................................

Requisitos legales .........................

J. S. H. R. Base: Sulfato de codeína, 0,18 gramos. Coadyuvante: Cloruro amónico, 3,6

gramos. Correctivo: Jarabe de ipecacuana, 12

gramos. Excipiente: Jarabe de regaliz, 36 gramos. Mézclese. Una cucharadita de café cada dos horas

mientras persista la tos. Para D .................................................... Doctor ................................................... Colegiado Núm....................................... Fecha ..................................................... Firma......................................................

Caducidad y conservación de los medicamentos

Siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, se ha establecido en España un plazo máximo de validez para las especialidades de cin- co años. Las denominaciones del lote correspondiente al año de fabricación van reseñadas en el ángulo superior derecho del envase y se realizan mediante letras que indican el mismo.

Todas las especialidades cuya fecha de caducidad sea inferior a cinco años deben llevar, además, el signo de caducidad, el mes y el año en que caduca dicha

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especialidad; la caducidad referida al mes corresponde al último día del mes reseñado.

Significado de los símbolos que aparecen en el cartonaje de las especialidades farmacéuticas

Los símbolos que aparecen en los envases de los productos farmacéuticos y su significado son los siguientes:

Especialidad a conservar a temperatura entre 2 y 8o C (almacenaje en el frigorífico). Especialidad con fecha de caducidad. Especialidad que necesita receta médica para su dispensación. Especialidad que contiene una sustancia psicotropa incluida en el anexo 2 del Convenio de Viena, del 21-11-1971. Especialidad que contiene sustancia psicotropa incluida en la lista II, III y IV del anexo 1 del convenio de Viena, del 21-11-1971. Especialidad que contiene estupefaciente.

ORIGEN DE LOS MEDICAMENTOS

Se da el nombre de droga o material farmacéutico a los medicamentos tal como los ofrece la naturaleza o previas sencillas operaciones de preparación. Pue- den dividirse en organizadas (identificables al microscopio) y no organizadas (identificables por sus caracteres físicos o químicos).

La sustancia responsable de la actividad farmacológica de una droga se denomina principio activo, y así, por ejemplo, la atropina es el principio activo de la belladona (droga); la digitoxina, que es un glicósido, es el principio activo del polvo de hojas de digital.

Los medicamentos, atendiendo a su origen, pueden agruparse en: Procedentes del reino animal, como:

El aceite de hígado de bacalao. Las cantáridas. Preparados hormonales. Etcétera.

Procedentes del reino vegetal: Hojas de digital (desecación). Opio (obtenido por simple incisión del papaver). Aloes (zumo de planta desecada). Etcétera.

Procedentes del reino mineral, como, por ejemplo, el caolín y el talco. Origen semisintético. Así, por ejemplo, se obtiene un fármaco de forma na-

tural, como en el caso de la morfina, pero en el laboratorio se introducen ligeras

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modificaciones en su molécula para tratar de mejorar sus propiedades, y se tiene un derivado, que es la etilmorfina o dionina, que es mucho más manejable como antitusígeno; el etinilestradiol es mucho más manejable que el estradiol.

Origen sintético, en que el fármaco se obtiene a partir de unas materias primas no activas, que mediante unas transformaciones químicas dan por resultado principios básicos activos.

La introducción de nuevos fármacos en terapéutica resulta actualmente muy ca- ra y existe una poderosa razón para este coste. Cada vez es más difícil desarrollar nuevos fármacos. En 1958, de las 14.600 sustancias sintetizadas y ensayadas sólo 44 encontraron aplicación clínica. En 1964 la proporción fue todavía menor: de 150.000 a 17, y en la actualidad es todavía más reducida. Los fármacos se introducen en la terapéutica a través de una de las siguientes rutas: por casualidad, por screening ge- neral, por extracción de principios activos a partir de fuentes naturales, por modi- ficación o manipulación molecular de fármacos conocidos y, finalmente, por síntesis planificada de compuestos químicos sobre bases racionales. El método más rentable es la modificación o manipulación molecular, que proporciona una mayor probabi- lidad de encontrar propiedades farmacológicas parecidas a las del prototipo con no- table ahorro de tiempo y de dinero y que ayuda a esclarecer la relación estructura- actividad. Los dos métodos de variación más empleados son la disociación o disyunción molecular, consistente en la síntesis y ensayo sistemático de análogos estructurales cada vez más simples que el compuesto original, y el proceso inverso, denominado asociación molecular, consistente en la síntesis y evaluación de análo- gos cada vez más complejos que el prototipo. La síntesis planificada racionalmente es el sueño dorado de los químicos farmacéuticos y de los farmacólogos, pero las posibilidades de alcanzar este objetivo son muy remotas porque no se conocen todavía bien los mecanismos enzimáticos de acción de los fármacos a nivel molecu- lar y submolecular y los parámetros físico-químicos relacionados con la actividad de los fármacos, no obstante, podemos destacar algunos fármacos obtenidos mediante este sistema: la metildopa; el alopurinol, inhibidor de xantino-oxidasa; la tranilcipro- mina, inhibidor de monoamino-oxidasa; el metotrexato, inhibidor de dihidrofolato reductasa; los agentes alquilantes, el dimercaprol, el captopril y el enalapril, estas dos últimas sustancias son inhibidoras de la peptidildipeptidasa o enzima de conversión.

PRINCIPIOS ACTIVOS DE LAS DROGAS

Los principios activos de las drogas son los siguientes: alcaloides, glicósidos, resinas, gomas, taninos, aceites, ceras, etcétera.

Los alcaloides son sustancias nitrogenadas de carácter básico, de origen natu- ral, y por lo común, salvo algunas excepciones, muy tóxicas. Son sustancias poco solubles en agua, que con los ácidos forman sales hidrosolubles. Son muy abun- dantes en el reino vegetal, en fanerógamas (papaveráceas, solanáceas, rubiáceas, ranunculáceas, colchiáceas, apocináceas, berberidáceas, etcétera).

Los glicósidos o glucósidos forman un grupo de principios orgánicos presen- tes en las plantas con carácter neutro; cuando se hidrolizan se descomponen en

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aglicona o genina, que suele ser el componente responsable de la actividad farma- cológica, y monosacáridos (glucosa, digitosa, fructosa, cimarosa, etcétera). Los glucósidos más importantes son: la digitoxina, salicina, amigdalina, estrofantósi- do K, etcétera).

Las resinas son principios orgánicos presentes en las plantas, que son insolu- bles en agua y muy solubles en alcohol. Son productos de oxidación y polimeri- zación de los aceites esenciales o terpenos. Las más importantes son: la jalapa, copaiba, etcétera.

Las gomas son principios orgánicos que se encuentran en las plantas, resul- tantes de la polimerización de las pentosas (arabinosa), que al disolverse en el agua forman soluciones coloidales y que tienen poder demulcente. Las gomas más interesantes son: la de acacia y el tragacanto.

Los taninos son principios activos que se encuentran en las plantas, son derivados del ácido gálico y tienen gran poder astringente.

Los aceites esenciales son compuestos orgánicos que se encuentran en las plantas; se obtienen por destilación de las mismas, con agua hirviendo; son productos resultantes de la polimerización del metilbutadieno o isopreno, tie- nen un olor muy característico, son muy inflamables e insolubles en agua. Los aceites esenciales más interesantes son: el mentol, eucaliptol, anetol, geraniol, etcétera.

Las ceras son éteres de ácidos grasos de elevado peso molecular con alcoho- les de gran número de átomos de carbono; son muy estables e insolubles en agua.

El lector interesado puede ampliar conocimientos sobre este tema apasionante consultando dos libros: uno, introductorio, Introducción al diseño de fármacos, coordinado por el profesor Raviña Rubira, editado por el Servicio Científico de Roche en 1987, y la última edición del libro Smith and Williams introduction to the principies of drug design, editado por Butterworth Co London, 1988.

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