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Compañía Jabonera de La Laguna De los orígenes a la Revolución MARIO 1. Antes tkl fen'ocarril Según Emiliano Saravia, La Laguna era hasta mediados de si- glo XIX una comarca inexplotada, en la que sólo se levantaban "algunos ranchos de pastores". "Por los años de 1840 a 1850 -recordaba en vísperas de la Revolución- empezaron a cul- tivarse las tierras en muy pequeña escala." El suelo de La Laguna, empero, ocultaba una poderosa rique- za: formado por profundas capas de aluvión, se caracterizaba por una gran fertilidad y, a la vez, una notoria facilidad para la construcción de canales. Gracias a que fluían hacia esa zona desértica los ríos Nazas y Aguanaval, este suelo estaba preparado para cultivos intensos en los que podía realizarse, en cualquier momento, un vigoroso desarrollo agrícola. La Reforma, la lucha contra la intervención francesa y las po- líticas liberales modificaron el sistema de propiedad y de tenen- cia de la tierra preexistente. Surgieron nuevos y numerosos pro- pietarios, se subdividió la tierra, se generalizó' e! sistema de aparceros y arrendatarios y se incrementó el flujo de jornaleros. Capitales mercantiles provenientes de Monterrey, Saltillo, Durango, Chihuahua y la Ciudad de México habrían de esti- mular, desde comienzos de la década de los setentas, un cultivo que marcó la historia de la comarca: el algodón. Mucho antes de que llegara e! ferrocarril, pues, La Lagu- na se había definido ya como una región especializada: su producto básico se orientaba con fuerza hacia un mercado interior en proceso de articulación. La industria textil-insta- lada en e! centro y en e! norte del país- había gestado deman- das suficientes para impulsar e! auge de! algodón. 2. Las novedades del Porfiriato El Porfiriato traería grandes novedades. Una de las principa- les fue e! ferrocarril. En 1883 llegó el Central Mexicano, que unía la Ciudad de México con El Paso. Fue cuando se fun- CERUTTI daron Estación Lerdo -la futura Gómez Palacio- y la pe- queña estación de! Torreón. Cinco años después, desde Piedras Negras y rumbo a la ciudad de Durango, arribó otra gran línea: e! Internacional. Para 1910, La Laguna -y Torreón en particular- era uno de los dos nudos ferroviarios fundamen- tales de! norte de México. Una segunda novedad fue que La Laguna llegó finalmente a imponerse como e! principal distrito algodonero de México. Según cifras de la época, llegó a generar alrededor de setenta y cinco por ciento de la producción nacional. El algodón se extendió siguiendo las presas, canales y acequias que se fueron bifurcando por decenas de miles de hecráreas en los municipios de Lerdo, Gómez Palacio, Mapimí, Viesca, Matamoros, Torreón y San Pedro. El ferrocarril, es obvio, contribuyó a que la fibra lagunera llegara con rapidez y competitividad a los expansivos mercados de la industria textil situados en e! Distrito Federal, el Estado de México, Puebla y Veracruz. Otro dato impresionante de las décadas porfirianas fue el demográfico. La Laguna se transformó en un auténtico imán migratorio. La etapa de expansión demográfica rural había estado relacionada con e! auge algodonero. La explosión ur- bana, algo posterior, se vinculó al brote industrial y bancario que germinó en su corazón citadino: Gómez Palacio, Lerdo y Torreón. 3. La Laguna: eslabón empresarial Las investigaciones más recientes sobre la historia económica y empresarial del norte de México han terminado de poner en evidencia una llamativa cualidad de la comarca lagunera en los tiempos porfirianos: haber sido punto de confluencia, asociación y expansión de capitales nacidos en las áreas más dinámicas de! México septentrional. Tanto e! desarrollo de! cultivo algodonero como buena parte del desenvolvimiento bancario e industrial local florecieron 26

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Page 1: Compañía Jabonera de La Laguna · 2014-02-22 · Compañía Jabonera de La Laguna De los orígenes a la Revolución • MARIO 1. Antestklfen'ocarril Según Emiliano Saravia, La

Compañía Jabonera de La LagunaDe los orígenes a la Revolución

•MARIO

1. Antes tklfen'ocarril

Según Emiliano Saravia, La Laguna era hasta mediados de si­

glo XIX una comarca inexplotada, en la que sólo se levantaban

"algunos ranchos de pastores". "Por los años de 1840 a 1850

-recordaba en vísperas de la Revolución- empezaron a cul­

tivarse las tierras en muy pequeña escala."

El suelo de La Laguna, empero, ocultaba una poderosa rique­

za: formado por profundas capas de aluvión, se caracterizaba

por una gran fertilidad y, a la vez, una notoria facilidad para

la construcción de canales. Gracias a que fluían hacia esa zona

desértica los ríos Nazas y Aguanaval, este suelo estaba preparado

para cultivos intensos en los que podía realizarse, en cualquier

momento, un vigoroso desarrollo agrícola.

La Reforma, la lucha contra la intervención francesa y las po­

líticas liberales modificaron el sistema de propiedad y de tenen­

cia de la tierra preexistente. Surgieron nuevos y numerosos pro­

pietarios, se subdividió la tierra, se generalizó' e! sistema de

aparceros y arrendatarios y se incrementó el flujo de jornaleros.

Capitales mercantiles provenientes de Monterrey, Saltillo,

Durango, Chihuahua y la Ciudad de México habrían de esti­

mular, desde comienzos de la década de los setentas, un cultivo

que marcó la historia de la comarca: el algodón.

Mucho antes de que llegara e! ferrocarril, pues, La Lagu­

na se había definido ya como una región especializada: su

producto básico se orientaba con fuerza hacia un mercado

interior en proceso de articulación. La industria textil-insta­

lada en e! centro y en e! norte del país- había gestado deman­

das suficientes para impulsar e! auge de! algodón.

2. Las novedades del Porfiriato

El Porfiriato traería grandes novedades. Una de las principa­

les fue e! ferrocarril. En 1883 llegó el Central Mexicano, que

unía la Ciudad de México con El Paso. Fue cuando se fun-

CERUTTI

daron Estación Lerdo -la futura Gómez Palacio- y la pe­

queña estación de! Torreón. Cinco años después, desde Piedras

Negras y rumbo a la ciudad de Durango, arribó otra gran

línea: e! Internacional. Para 1910, La Laguna -y Torreón en

particular- era uno de los dos nudos ferroviarios fundamen­

tales de! norte de México.

Una segunda novedad fue que La Laguna llegó finalmente

a imponerse como e! principal distrito algodonero de México.

Según cifras de la época, llegó a generar alrededor de setenta

y cinco por ciento de la producción nacional. El algodón se

extendió siguiendo las presas, canales y acequias que se fueron

bifurcando por decenas de miles de hecráreas en los municipios

de Lerdo, Gómez Palacio, Mapimí, Viesca, Matamoros, Torreón

y San Pedro. El ferrocarril, es obvio, contribuyó a que la fibra

lagunera llegara con rapidez y competitividad a los expansivos

mercados de la industria textil situados en e! Distrito Federal, el

Estado de México, Puebla y Veracruz.

Otro dato impresionante de las décadas porfirianas fue

el demográfico. La Laguna se transformó en un auténtico imán

migratorio. La etapa de expansión demográfica rural había

estado relacionada con e! auge algodonero. La explosión ur­

bana, algo posterior, se vinculó al brote industrial y bancario

que germinó en su corazón citadino: Gómez Palacio, Lerdo

y Torreón.

3. La Laguna: eslabón empresarial

Las investigaciones más recientes sobre la historia económica

y empresarial del norte de México han terminado de poner

en evidencia una llamativa cualidad de la comarca lagunera en

los tiempos porfirianos: haber sido punto de confluencia,

asociación y expansión de capitales nacidos en las áreas más

dinámicas de! México septentrional.

Tanto e! desarrollo de! cultivo algodonero como buena

parte del desenvolvimiento bancario e industrial local florecieron

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UNIVERSIDAD DE MiOxlCO

gracias al estímulo de capitales procedentes de Chihuahua yMonterrey, a los que se sumaron otros provenientes de Saltillo

y, quizás en menor medida, de la ciudad de Durango.La impresionante transformación que vivió La Laguna entre

1870 y la Revolución gestó un empresariado tegional que nosólo reinvirtió en la propia comarca, sino que también bifurcó

sus capitales hacia el norte y hacia el oriente y, de esta manera,

sumó sus energías al notable crecimiento económico que sevivía en el Chihuahua de los Terrazas y el Monterrey de los

tiempos de Bernardo Reyes. Proyectos como Cementos Hi­

dalgo (1907), Vidriera Monterrey (1909) y Banco Refaccio­nario de La Laguna (1908) se contaron entre los más signi­

ficativos.

4. La Esperanza (J887)

consecuencia de la operación, Brittingham y Terrazas (hijo del

gobernador de Chihuahua) quedaron ligados a La Esperanza,

y Brittingham se trasladó a Gómez Palacio y se convirtió en

director general de La Esperanza. Desde ese año y hasta 1924,

éste uniría su apellido y su gestión empresarial a la vivaz co­marca lagunera.

Para septiembre de 1895, un grupo ampliado de accio­nistas resolvió reconocer que el capital real de La Esperanza

ascendía a cuatrocientos mil pesos plata (unos doscientos mil

dólares). Entre los accionistas figuraban, ahora, Juan y Luis Terra­

zas, Jesús E. Luján, Jobo F. Brittingham, Eduardo Kelly, Robetto

Law, Daniel Milmo y Francisca Muguerza de Calderón. La Junta

Directiva electa en septiembre de 1895 fue encabezada porJuan Terrazas.

5. Una política de alianzas

Fábrica la Esperanza, vista parcial. Principios de siglo

El eje empresarial Chihuahua-La Laguna-Monterrey quedaría

reafirmado con la creación, en 1898, de la Compañía Indus­trial Jabonera de La Laguna. Su puesta en marcha no sólo ilus­

tró un momento decisivo de la articulación de capitales de

extracción norteña, sino que además resultó un claro ejemplode asociación de capitales de diversas esferas de la actividadeconómica.

Una parte importante de los cambios vividos en las dé­cadas de los setentas y los ochentas fue el establecimiento de

la fábrica La Esperanza, impulsada por capitales provenientesde Monterrey (cien mil pesos oro). Fue gestada en 1887 como

una sociedad anónima que se dedicaría a "extraer de la semillade algodón el aceite, [al] aprovechamiento de este caldo y des­

pojos de la semilla citada, y [a] la fabricación de jabón". Buenoes recordar a sus fundadores: Patricio Milmo (su primer presi­dente), José Calderón (vicepresidente), Hernández Hermanos

Sucesores, Félix Mendirichaga (secretario y representante deHernández Hermanos), Justo Maíz (tesorero), Francisco Belden(gerente-administrador), Pedro yÁn­

gel Maíz y José Negrete. De todos

los citados, sólo José Negrete y Fran­cisco Belden no residían en Mon­

terrey: el primero vivía en Saltilloy Belden en Nuevo Laredo.

Tres años antes de constituirseLa Esperanza, pero en Chihuahua,

Juan Terrazas y Juan F. Britting­ham -un joven estadounidense

que había llegado de San Luis,Missouri, en diciembre de 1883­

fundaron La Nacional, pequeñaplanta instalada para abastecer ve­

las y jabones a un mercado regional

en plena expansión.Para evitar "una competen­

cia ruinosa", ambas compañías de­cidieron aliarse en 1892. Como

La Esperanza mostró signos evidentes de crecimiento en los no­

ventas. La marcada integración del mercado interior ---derivada

en buena medida de la extensión del sistema ferroviario­

permitía colocat con mayor regularidad y presteza su pro­ducción en múltiples lugares de la geografía mexicana.

La correspondencia de Brittingham de esos años destaca

ventas de jabón en puntos tan distantes entre sí como CiudadJuárez y Cuernavaca, o localidades de Veracruz y Jalisco.

No debe extrañar, pues, que el informe que el gerenteBrittingham rindió a la Junta General de accionistas el 27 de

setiembre de 1897 hilvanara datos auspiciosos sobre la evolución

de la compañía. Si en el año comercial 1892-1893 La Esperanzahabía vendido poco más de tres millones y medio de libras,

en el ciclo inmediatamente anterior a la creación de Jabonera(1896-1897) sus ventas habían superado los 8350000 de li­

bras. Es decir: un aumento de 130%.Brittingham explicó una de las causas recientes de tan

"o~>(l~

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U IVERSIDAD DE MÉxICO

férril desenvolvimiento: los contratos de asociación que había

realizado con una firma comperidora -La A1ianza- y con

una proveedora de aceite, Srephens y Cía., ambas ubicadas

en la misma comarca lagunera.Una escritura asentada en Monterrey esbozó el tipo de

convenios que se esraban concrerando. Las bases del acuerdo

a realizarse con La Alianza, según la propuesra de su compe­

ridora, tenían como fin "unificar los precios y condiciones

para la venta de productos, y particularmente de jabón". El

punto 6 fijaba que La Esperanza rendría derecho a elaborar

58.3% del máximo de producción a dererminar, y La Alian­

za se haría cargo del resto (41.7%). Con estas negociaciones

se repetía, en síntesis, e! procedimiento que en 1892 habían

delineado La Esperanza y La Nacional: en lugar de comperir

y enfrentarse, con los riesgos que ello suponía, se trabajaba

"en complera armonía, tal como si fuera un solo negocio". Dicha

concepción sería una de las claves para la configuración,

meses después, de la Compañía Indusrrial Jabonera.

6. Un agente en Liverpool

De la mano de John F. Brittingham, 1897 había traído otra nove­

dad destinada a perdurar: la apertura de una agencia en Liverpool,

Inglaterra. En enero, Britringham decidió enviar aJ. H. Livaudais

-hermano de! propietario de una casa consignataria de

Nueva Orléans- a ese puerto británico "con e! objeto de ver

a los consumidores de pasta (harinolina, Me) y estudiar la

mejor manera de mejorar el rendimiento en precio de esteartículo".

La harinolina era un derivado marginal de la semilla de

algodón, destinado a la alimentación animal. Si parte del pro­

ducto se solía colocar en e! mercado nacional, desde febrero y

marzo de 1897 quedaron asentadas constancias de que se ex­portaban "grandes cantidades".

La iniciariva exportadora de Brittingham -una antigua

cualidad de los productores del norte de México- perfiló

ganancias interesanres a corto plazo. La tarea de Livaudais en

Liverpool se extendía a la importación de insumas que La

Esperanza necesitaba para su funcionamiento cotidiano. Con

los valores derivados de la exporración de la pasra, depositados

en Londres, se pagaban "nuesrras facturas de soda cáustica,

soda ash, sacos de yute, pelo de camello, etc., que compra­

mos en Inglaterra, evitando comisiones y situación sobre estos

pagos... ", artículos que en Inglaterra resultaban "más econó­

micos que en Estados Unidos".

Duranre 1897 las funciones del agente tendieron a en­

grosar los beneficios de La Esperanza. Más rarde se agregaría

la venta de la pasta aceitosa o cake, insumo destinado a la ela­

boración de! aceite necesario para la fabricación de jabón. Si la

producción y exportación del cake constituyó un renglón

complementario en la primera década de! siglo xx, durante los

cruciales años de la Revolución se tornarían decisivas para la so­brevivencia de la Compañía Jabonera.

7. Semilla, jabón y sindicato

Al regresar de un viaje familiar, en noviembre de 1897, Brirting­

ham se encontró "con algunas nuevas" que le ocasionaron

especial inquietud. "Algunos rancheros del lado del Torreón

-le confiaba a Juan Terrazas el 3 de ese mes- han formado

una sociedad para rrabajar su propia semilla." Es decir: parecían

dispuestos a instalar sus propias fábricas de aceite y jabón.

La reacción de Brirtingham fue inmediata: propuso repetir

con esos agricultores -y con quienes los alentaban a llevar

ade!ante un proyecto que suponía competencia en el mismo cora­

zón de La Laguna-las experiencias de integración empresarial

vividas ya con La Nacional, La Alianza y 5tephens y Cía.

Comenzó allí una renaz labor de convencimiento que se

prolongó luego, con rapidez, a otros protagonisras: los propios

accionistas de La Esperanza, los dueños de La Alianza, los prin­

cipales hacendados algodoneros de la comarca lagunera, los más

destacados comerciantes y empresarios de Durango, Monterrey,

Saltillo, Chihuahua y hasta de la Ciudad de México.

Sus con~ersaciones con los hacendados locales desembo­

caron en la necesidad de llevar a cabo un minucioso proyec­

to de asociación entre industriales y agricultores de! algodón.

La tendencia de esta comarca -le sintetizaba por carta a Enrique

C. Creel- es hoya unir en [un] sindicato a wdos los pwduc­

wres de tierras algodoneras y ser dueños de todos los negocios

que se relacionan con el algodón y la semilla, así como [de] fábri­

cas de manta, de jabón y aceite, harinas, un Banco y una o dos

casas comerciales para surrir sus propios ranchos.

La idea vertebral era formar de inmediato "un nuevo sin­

dicato" con los propietarios de tierras algodoneras, al que se

vendería "a su costo nuestra finca y maquinaria". Al asociarse

direcramente con ellos, se eviraría cualquier intento de los agri­

cultores, "como dueños absolutos de la semilla", de insralar más

fábricas.A principios de diciembre de 1897, e! gerente de La Es­

peranza trabajaba arduamente para establecer las bases de "una

consolidación entre San Pedro, Torreón y nosotros y [la] for­

mación de una nueva compañía entre los fabricantes y [los]

hacendados con un capital de dos millones de pesos". En su

plan para constituir un sindicato de los hacendados y las fá­

bricas La Alianza, La Favorita, La Esperanza y La Nacional des­

tacaban los siguientes enunciados: 1) proponer "de la manera

más liberal" a los hacendados propietarios de La Laguna que

participaran en "la formación de una gran compañía" para ex­

plotar "el negocio de la fabricación de aceire y jabón"; 2) las

tres fábricas en funcionamiento (La Esperanza, La Alianza y

La Favorita) entrarían en liquidación y entregarían a la nueva

sociedad, "a su costo, las fincas, maquinarias, muebles y útiles".

El valor de tales bienes representaría la participación de las ex

fábricas en la compañía a formar; 3) los hacendados propie­

tarios de rierras algodoneras tomarían la mitad de! paquete

accionario, las fábricas liquidadas la mitad restante; 4) los

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UNIVERSIDAD DE M~xlcO

AsISTENTES A LA REUNiÓN DEL 20 DE FEBRERO DE 1898

8. Los cimientos de febrero

hacendados propietarios pagarían sus acciones con semilla;

5) las fábricas distribuirían las acciones de manera propor­

cionada al costo de sus respectivas plantas.

La reunión que gestó los cimientos iniciales de la futura y po­

derosa Compañía Industrial Jabonera de La Laguna se con­

cretó, finalmente, el 20 de febrero de 1898. Ese día se adop­

taron "las bases generales para la organización del sindicato" y

se firmó una minuta que comprendía "puntos vitales".

Entre los invitados --quienes deliberaron en La Esperan­

za- se contaron agricultores, propietarios, fabricantes y hom­

bres de negocios del narre porfiriano.

En un entorno de clara expansión, e! 10 de setiembre de

1898 quedó formalmente fundada la Compañía Industrial

Jabonera de La Laguna, S. A. Su capital sumó dos millones de

pesos (alrededor de un millón de dólares de la época), frac­

cionado en veinte mil acciones.

Su sede se mantuvo en Gómez Palacio, en la antigua Es­

peranza. Su objetivo -según detallaba la escritura redactada

el4 de octubre por el notario José Zurita, en Ciudad Lerdo­

era "la explotación amplia y conveniente de las fábricas de

aceite y jabones denominadas La Esperanza, La Nacional, La

Alianza y la conocida con el nombre de La Favorita, cuyos

establecimientos industriales adquirió la Compañía".

De acuerdo con los peritos que estudiaron los bienes e ins­

talaciones de cada una de las fábricas incorporadas, los corres­

pondientes a La Esperanza fueron valuados en 525 300 pesos.

Por lo tanto, recibió 5 523 de las veinte mil acciones. Es de­

cir, más de 25%.

Los agricultores debían cubrir su participación con semilla:

por cada mil toneladas se asignaban 333 acciones, lo que

hace suponer la imporrancia de propietarios como la familia

Luján, los españoles Rafael Arocena y Leandro Urruria, o los

herederos del también español Santiago Lavín.

9. Jabonera de La Laguna

El 26 de febrero, Brirtingham describía a Enrique C. Cree!

la organización de! sindicato, "que es ya un hecho". A Juan

Terrazas le aseguraba que se habían recibido "las mejores firmas

de San Pedro". Era optimista: "Los que quedan entrarán en

seguida, pues son muy pocos los que faltan. Tenemos firmas

que representan 9/10 de las tierras de La Laguna."

A mediados de abril señalaba en su correspondencia

que ya habían firmado los siguientes hacendados y socieda­

des agrícolas: Ramón R. Luján, Arocena y Urruria, Pragedis

de la Peña, Torres Hermanos, Manuel Yana, Gurza Her­

manos, Ulpiano Ruiz Lavín, Guillermo Purcell, Francisco

Madero, Evaristo Madero, Federico Rirter, Carlos Herrera,

José Ángel Benavidez, Herederos de Regalado y Bautista, An­

drés Regalado, J. H. Bahnsen y Cía., Adalberro Viesca, Jiménez

Hermanos, Aure!io Corral, Bernardo Elozúa, Gerónimo Ber­

langa, P. Medellín, Bustamante Hermanos, Carlos Gonzá­

lez, Feliciano Cobián, Andrés Eppen, Anastasia Mesa, José

González Braña, Félix Ramírez, Doroteo Ramírez, Donato

Guriérrez, E. Velilla, Frumencio Fuentes, Gonzalo Siller,

Gonzalo Chávez, Pedro Saurat, Adolfo Aymes, José Gardé y

Refugio Tarín. El sector de fabricantes incorporados incluía

a Saturnino A. Sauro, Sucesores de Hernández Hermanos,

Maíz Hermanos, J. Calderón y Cía. Sucesores, Francisco

Belden, Patricio Milmo, José Negrete, Juan Terrazas, Pedro

Torres, Manuel Sánchez Aguirre, Hugo Francke, J. H. Bahn­

sen y Cía., Francisco Marrínez Arauna, José Romero Rodil,

Bruno Harzer, Daniel Milmo, Eduardo Kelly, Roberto Law

y Migue! Sánchez Aguirre.

Agricultor/Hacienda de Noé

Agricultor/Hacienda Sta. Teresa

Agricultor/Hacienda Sacramento

Agricultor/Hacienda Concordia

Agricultor-industrial/San Pedro

Agricultor/Hacienda Bilbao

Agricultor/Hacienda La Concha

Agricultor/Hacienda Pilar

AgricuI tor/Hacienda La Loma

Agricultor/Rancho Santo Niño

Agricultor/Hacienda Sta. Lucía

Agricultor/Hacienda Jimulco

Agricultor/Hacienda El Coyote

Agricultor/Hacienda El Alamito

Agricultor/Haciendas San Ignacio

y Bolívar

Agricultor-industrial/México D. F.Industrial-banquero/Chihuahua

Industrial/México D. F.Industrial/La Laguna

Industriales/La Laguna

Industrial/La Laguna

Industrial/La Laguna

Negocios-agricultor/Saltillo

Negocios/Saltillo

Industrial/Monterrey

Industrial/Monterrey

Negocios/Monterrey

Negocios/Parras

Negocios/Monterrey

Industriales/La Laguna

Banquero/Laredo, Texas

Industrial/La Laguna

Referencia adicional

Fe!iciano Cobián

Juan Terrazas

Saturnino Sauro

Manuel Sánchez Aguirre

Torres Hermanos

Bruno Harzer

José Romero Rodil

Guillermo Purcell

José NegreteTomás Mendirichaga

Francisco Belden

Patricio Milmo

Evaristo Madero

Hermanos Maíz

Stephens y Cía.

Daniel Milmo

John F. Brittingham

Nombre

Gilberto Lavín

Rafael Arocena

Ramón R. Luján

Ventura G. Saravia

Francisco Madero

Dlpiano Ruiz Lavín

Carlos González

Pragedis de la Peña

José Gardé

Pedro Sourat

Adolfo Aymes

Amador Cárdenas

Andrés Eppen

Gonzalo Siller

Federico Rirter

rI

• 29 •

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UNIVERSIDAD DE MÉxICO --- _

ACCIONES DE LOS PRI CIPALES PROPIETARIOS/AGRICULTORES

(1898)

ACCIONISTAS DE LA COMPA ·'lA JABO 'ERA

(1907-1908)

Propietario Acciones Accionista Procedencia

La sociedad proyectada por Brittingham pudo ejercer

una influencia casi monopólica sobre el flujo comercial y la

utilización industrial de la semilla del algodón que se cultiva­

ba en La Laguna. En parte, gracias a ese control de la materia

prima la empresa vivió una comprobada expansión en el mer­

cado mexicano y sometió a decenas de fábricas desparrama­

das por todo el país. Su andadura -respaldada por la creciente

producción de harinolina, pasta aceitosa y, desde principios

de siglo, glicerina- había resultado lo suficientemente ágil

y sólida como para afrontar desajustes tan enérgicos como los

generados por la crisis de 1907, que arreció duramente con­

tra otros sectores de la actividad productiva.

Más aún, en medio de aquella coyuntura, la Compañía Ja­

bonera había efectuado su tercer aumento de capital desde 1898.

Cuando en octubre de 1907 fue elevado a cinco millones de

pesos (alrededor de dos millones y medio de dólares), la aso­

ciación lagunera mostró la pujanza de sus operaciones y la

calidad de su dirección.

Es importante destacar que la sociedad mantenía hacia

1907 una de sus principales características: la de constituir

un punto de reunión de industriales, banqueros, comercian­

tes, mineros, propietarios, ganaderos, agricultores y promi­

nentes figuras sociales del gran norre oriental de México.

Técnica y organizativamente, por otro lado, la Com­

pañía Jabonera alcanzó perfiles llamativos. A fines de 1908

f~e recorrida y analizada por un ingeniero de la Buckeye leon

and Brass Works, de Ohio. Su informe fue muy reconfor­

tante para Brirringham. En resumen, le contaba a su amigo

Juan Terrazas,

Quince años después de su fundación, en plena Revolu­

ción (que trajo problemas de diferente envergadura), Brirringham

resumía la vitalidad y prosperidad que la sucesora de La Es­

peranza había mostrado.

el Sr. Sheppard [...] afirma que tenemos una planta para la fabrica­

ción de aceite de semilla de algodón que es número uno en todos

los sentidos [que] es una cadena bien combinada [y] de lo más

económico que es posible tener en una fábrica de esta naturaleza, y

que se encuentra aquí la maquinaria más moderna [y] bien instala­

da. [Dijo por fin] que no tenía ninguna recomendación que hacer­

nos para mejorar la planta ni para introducir una sola economía.

Chihuahua

Chihuahua

Durango

Durango

Durango

Durango

Durango

México D. F.Viesca

Celaya

Celaya

Durango

Chihuahua

Gómez Palacio

Saltillo

Monterrey

México D. F.Monrerrey

Monterrey

Monterrey

Monrerrey

Monrerrey

Parras

Torreón

Laredo, Texas

Torreón

Parras

Comarca lagunera

Comarca lagunera

Gómez Palacio

Durango

Monterrey

San Luis Potosí

Chihuahua

Durango

Manuel Prieto

Enrique C. Creel

Ventura G. Saravia

Testamentaria de Ignacio Bracho

Carlos Bracho

Julio Bracho

Francisco Asúnsolo

Saturnino A. Sauto

Severiano Rodríguez

Sucesores de E. González

Eusebio González

Luis Gurza

Juan Terrazas

Juan Brirringham

Guillermo Purcell

Ramón Echavarrí

Banco Central Mexicano

Sucesores de Hernández Hnos.

Patricio Milmo e Hijos Sucs.

Francisco Armendáiz Sucs.

Maíz Hnos.

Ernesto Madero

Andrés Eppen

Carlos Marrínez

Daniel Milmo

Carlos González

Francisco Madero

Pedro Torres Saldaña

Federico Rirrer

Gilberro Lavín

Rafael Bracho

José Belden

Emeterio V. Lavín

Banco Minero de Chihuahua

Guillermo Peters

1 128

607

541

493

468

358

350

300

293

229

150

125

118106

103100

100

98

Ramón R.Luján

Rafael Arocena/Leandro Urrutia

Herederos de Santiago Lavín

Torres Hnos. y Cía.

Gurza Hnos. y Cía.

Francisco Madero

Guillermo Purcell

Feliciano Cobián

Práxedis de la Peña

Federico Rirrer

Francisco Marrínez Arauna

Aurelio Corral/Bernardo Elosúa

Pedro Saurat

Adolfo Aymes

Dolores Urquiza de Ríos

Juan Francisco Flores

Amador Cárdenas

Evaristo Madero

• 30 •

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UNIVERSIDAD DE MÉxICO ---------- _

la Esperanza, almacén de cajas para jabón. Principios de siglo

Jabonera ha dado -le escribía a Thomas Brittingham-Ios más

grandes dividendos en México y ha pagado su capital seis veces

a sus accionistas; tiene un capital de cinco millones de pesos y

fondos de reserva y existencia por más de tres millones. Conti­

nuará pagando anualmente al menos un 25% sin problemas.•

Bibliografía

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Cerucri, Mario, "Empresarios y sociedadesempresariales en el norte de México(1870-1920)", en Revista de Historiaindustrial, 6, Barcelona, 1994.

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Archivos consultados

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Archivo de Notarías del Estado de Durango.

Archivo General del Estado de Nuevo León.

Barker Texas History Center (Austin).

la Esperanza, interior de la refinería de glicerina. Principios de siglo

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