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COMO LOGRAR QUE DEJEN DE BURLARSE DE TI SIN NI SIQUIERA ESFORZARTE Sitio Internet: “’www.Buddies2Bullies.com’” Autor: Izzy Kalman, MS, NCSP Tel. (001-718-983-1333), Estados Unidos (ESTE MATERIAL TIENE REGISTRO DE AUTOR. ESTA HECHO PARA AYUDAR A LA MAYOR CANTIDAD POSIBLE DE PERSONAS. PUEDES COPIARLO Y PASARSELO A OTRAS PERSONAS, CON LA CONDICION DE QUE SE EXPLICITE QUIEN ES EL AUTOR, Y ESTE MENSAJE PERMANEZCA EN LA PORTADA.) Agradecemos a Regina de Marsicovetere de Guatemala, que generosamente donó su tiempo y esfuerzo para traducir este manual. También le agradecemos a todas las personas que colaboraron en revisar la traducción.

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COMO LOGRAR QUE DEJEN DE BURLARSE DE TI SIN

NI SIQUIERA ESFORZARTE

Sitio Internet: “’www.Buddies2Bullies.com’”

Autor: Izzy Kalman, MS, NCSP Tel. (001-718-983-1333), Estados Unidos

(ESTE MATERIAL TIENE REGISTRO DE AUTOR. ESTA HECHO PARA AYUDAR A LA MAYOR

CANTIDAD POSIBLE DE PERSONAS. PUEDES COPIARLO Y PASARSELO A OTRAS

PERSONAS, CON LA CONDICION DE QUE SE EXPLICITE QUIEN ES EL AUTOR, Y ESTE

MENSAJE PERMANEZCA EN LA PORTADA.)

Agradecemos a Regina de Marsicovetere de Guatemala, que generosamente donó su tiempo

y esfuerzo para traducir este manual. También le agradecemos a todas las personas que

colaboraron en revisar la traducción.

Antes de comenzar, déjame contarte un cuento.

Juan está visitando una nueva ciudad. Frente a una gran casa antigua, ve a otro chico, rodeado de cientos

de palomas, a las que el chico les está esparciendo miga de pan por toda la banqueta. Queriendo

empezar una conversación con el chico, Juan le pregunta, “¿Cuál es tu nombre?”

El chico le responde “Me llamo Guille”.

“y ¿qué estás haciendo? Le pregunta Juan a Guille.

“Estoy haciendo que se vayan las palomas”, responde Guille.

“¿Cómo es que alimentándolas estás tratando de que se vayan?” pregunta Juan, muy sorprendido.

“Si. Estoy haciendo que se vayan. Todos los días, día tras día, desde hace muchas generaciones, estas

aves vienen a mi casa a la misma hora cada mañana. Son un problema. Hacen un ruido insoportable, y

son tantas que dificultan caminar por la banqueta. Lo peor de todo es la desagradable y resbalosa

suciedad que dejan por todas partes.”

“Y entonces, ¿por qué les estás dando migas de pan?” pregunta impaciente Juan.

“Mis antepasados probaron todo lo que se les ocurrió para lograr que las palomas se fueran, y

descubrieron que la única manera que se logra hacer que las palomas se vayan, es dándoles miga de pan.

En cuanto se han comido la última migaja, de pronto ya no quieren estar aquí. Entonces se van volando

lejos de nuestra casa, y ¡ya no volvemos a verlas hasta el día siguiente!”

Espero que este cuento te haya hecho sonreír. ¡Ese Guille sí que era un tonto! El pensó

que estaba haciendo que los pájaros se fueran, pero realmente, lo que estaba logrando, es

que vinieran todos los días. Ahora debes estarte preguntando: “¿Y esto que tiene que

ver con las víctimas de burlas?” ¡Pues mucho! Sigue leyendo y pronto lo

comprenderás.

Cómo lograr dejar de ser una víctima de burlas:

Las instrucciones.

Lee estas lecciones cuidadosamente. Si tú eres una víctima de burlas, estas instrucciones

cambiarán tu vida. Sólo sigue los consejos sencillos que te doy aquí, y tus días de ser

una víctima terminarán para siempre. Lo que sí, es que tengo que advertirte: Tienes que seguir los consejos exactamente como te los digo, o no puedo prometerte que tendrás éxito. Síguelos aunque no logres creer que funcionarán, o te parezca que no es

posible que las cosas sean tan fáciles de resolver. No te preocupes. Todo lo que te diré

que hagas es muy, muy fácil. Una semana debería ser suficiente tiempo para que

descubras si está funcionando. Tú has hecho las cosas a tu manera por años, y todavía

siguen burlándose de ti. Ahora yo sólo te pido que hagas las cosas a mi manera por

siete días.

Puedes pensar que es una locura que te diga que puedes detener a tus “torturadores” fácil

y rápidamente. Después de todo, tú te has esforzado por años, y ni tú, ni tus papás, ni

siquiera tus maestros han logrado que te dejen de molestar. Y si todos tus esfuerzos no

te han dado nada más que frustración, eso quiere decir que la solución tiene que ser muy,

muy difícil, ¿no?

¡No! La solución no es difícil. En realidad, es increíblemente fácil. Lo que tú has

estado haciendo, ¡eso sí es difícil! Y demasiado complicado. Piénsalo de esta manera:

¿Qué es lo que hacen los niños a quien nadie molesta para detener a los que podrían

molestarlos? ¿No hacen nada? ¡Pues así es! Ellos no hacen nada. No hacen nada,

porque nadie los molesta. Y si nadie te molesta, ¿por qué tendrías que hacer algo

para que dejen de molestarte? Sólo los que son víctimas de burlas están tratando de

evitar que los molesten.

Si tu te vas a convertir en alguien a quien nadie molesta, tienes que convertirte antes en

una persona que no hace nada para evitar que lo molesten.

¿Esto suena confuso? Si te confunde, no te preocupes. Porque te voy a des-confundir, y

después te voy a ayudar a que ya nunca te molesten.

Las instrucciones aparecen en diez fáciles lecciones. Como verás, estas instrucciones te

pedirán que no hagas casi nada. Se basan en que veas las cosas de diferente manera, y

que luego dejes de hacer las cosas que has estado haciendo.

Vas a ahorrarte un montón de energía, y vas a lograr los resultados que tu deseas.

¿Qué te parece? ¿Te suena bien? Debería parecerte, porque es una buena propuesta.

No tienes que aprenderte las diez lecciones de una sola vez. Pero al menos debes leer

las primeras cinco. No son largas, y los beneficios que obtendrás valen la pena. Las

primeras cinco lecciones te darán lo que necesitas para lograr que dejen de molestarte.

Si quieres leer todas las demás de una vez, está bien. Pero también puedes leerlas

dentro de una semana, después de que hayas tenido oportunidad de ver lo

maravillosamente bien que funcionan las primeras cinco lecciones.

LECCION NUMERO UNO COMPRENDE POR QUÉ TE ESTAN MOLESTANDO

Probablemente tú no sepas la verdadera razón de por qué se burlan de tí. Puede que

creas saberlo, pero en realidad no lo comprendes. Si tú supieras la verdadera razón de

por qué te molestan, ya no serías una víctima de ello.

La verdad simple y sencilla es que siempre hay una misma razón por qué a ciertas

personas las molestan una y otra vez. El paso más importante para hacer que dejen de

molestarte, es comprender por qué se están burlando de tí. Cuando tú en verdad

comprendas la razón, se volverá muy fácil seguir los siguientes pasos.

¿Por qué molestan a algunos chicos?

Sam usa lentes y le dicen cuatro-ojos todo el día.

El cree que le dicen cuatro-ojos porque usa lentes.

Pero Sam está equivocado.

Es cierto que usa lentes, pero esa no es la razón por la que se burlan de él.

María se siente desesperada porque los otros niños le gritan, “¡Tu mamá es una gorda

asquerosa!”

Ella cree que los otros niños se burlan de ella porque su mamá es gorda.

Pero María está equivocada.

Si, es cierto que su mamá es obesa, pero no es por eso que los niños se burlan de ella.

A Guillermo lo empujan todos los días cuando están haciendo fila para entrar a clases.

No entiende por qué los otros niños le hacen esto. Lo único que se le ocurre es que

talvez lo odian.

Pero Guillermo está equivocado.

Puede ser que algunos niños lo odien, pero no es por eso que lo empujan.

A Juan sus compañeros le dicen “Marica”. A él le gustan las niñas y no entiende por qué

le dicen así.

El cree que es porque le gusta el arte y no le gustan los deportes.

Pero Juan está equivocado.

Puede que sea más artístico que deportista, pero no es por eso que lo molestan.

Los amigos de Claudia siempre le cuentan que otros niños le dicen “Tonta” a sus

espaldas.

Claudia tiene muy buenas notas en el colegio, y saca noventas y cienes en todos sus

exámenes.

Ella cree que los niños la insultan porque le tienen celos.

Pero está equivocada.

Puede que algunos le tengan celos por ser tan inteligente, pero no es por eso que dicen

cosas feas de ella.

Sólo hay una única razón de por qué a estos niños los molestan, los insultan o se burlan

de ellos, pero ninguno de ellos sabe cuál es. Es la misma razón de que a tí te molesten,

pero tú tampoco logras entenderlo.

No tiene nada que ver con tu apariencia, ni tu personalidad, ni la apariencia de tu mamá,

aunque tu creas que es por eso.

Si lo piensas, hay muchísimos niños gordos a quienes nadie molesta. Hay muchos niños

feos de quienes nadie se burla. Hay muchos niños inteligentes que no reciben insultos.

Hay muchos niños tontos de quienes nadie se burla. Hay muchos niños que son malos

para los deportes, y nadie les dice nada. Hay muchos niños que son exactamente como

tú, y nadie se burla de ellos.

Así es que, ¿por qué te pasa a ti y a ellos no?

Porque tú estás cometiendo el sencillo error que hacen todas y cada una de las víctimas

de burlas, y ese pequeño error ¡está arruinando tu vida!

¿Qué error estás cometiendo?

Veamos qué sucede en tu vida diaria. Unos niños burlones se encuentran contigo, y se

burlan de tí. Tú te enojas o te sientes muy lastimado, y tomas alguna acción para tratar

de detenerlos. Talvez les dices que se callen. O tratas de insultarlos o burlarte de ellos.

O talvez les pegas una manada en la cara (y te metes en problemas). O los amenazas de

que los vas a acusar con tu hermano mayor para que él te defienda. O los acusas con tu

maestra o directora. O te quejas con tus papás. O talvez tratas de ignorarlos, hasta que

se vuelve insoportable y ya no puedes más, y te sientes obligado a hacer algo.

Lo que está sucediendo es que los niños se están burlando de tí, y tú estás buscando

desesperadamente cómo hacer para que ya no lo sigan haciendo. Esto te sucede día tras

día: ellos se siguen burlando de ti, y tú te vuelves loco tratando de detenerlos. Y nada

funciona. Sin importar qué tanto te esfuerces por detenerlos, no te dejan en paz.

Y ¿por qué es que te siguen molestando? Ellos saben perfectamente bien que a tí no te

gusta, que a los maestros no les gusta, que a los papás no les gusta, y sin embargo, lo

siguen haciendo. ¿Por qué no te dejan en paz, y hacen felices a todos (maestros, papás,

etc.) dejando de molestar?

Pon mucha atención a esto: La verdadera razón de que siguen haciéndolo es porque: ¡tu te estás enojando! Esto probablemente no tenga ningún sentido para tí. Después de todo, primero son ellos

los que te molestan, y después tu te enojas. No es que tú estés tratando de que te

molesten: tú solo estás tratando que dejen de molestar.

Pero SI estás haciendo que te molesten. Sigue leyendo y lo comprenderás mejor.

Cuando los niños te dicen cosas que no te gustan, y tú te enojas, ¿cómo se sienten ellos?

¿Se sienten mal por haberte ofendido? Definitivamente no. Si se sintieran mal por

molestarte, no lo harían. Cuando se burlan de ti y tú te enojas, ¡a ellos les encanta! Se

sienten felices. ¡Quieren hacerlo más y más! Tú eres quien se siente mal, no ellos.

Y mientras más te enojas, más lo disfrutan ellos. Cualquier cosa que tú hagas para

detenerlos sólo los hace sentir mejor. Por dentro, piensan, “¡Ja, ja! ¡Intenta detenerme!

¡No puedes vencerme por mucho que lo intentes!”

Aunque trates de ocultar tus sentimientos, lo más probable es que sólo con ver tu mirada,

tus ojos, ellos saben que te están lastimando o enojando, y esto los hace sentir poderosos.

No te dicen gordo porque eres obeso, ni cuatro-ojos porque usas lentes. A ellos no les

importa para nada como te ves. No son reporteros a quienes les pagan por darte la

noticia de que tu eres torpe, tonto, o tienes una mamá que es poco atractiva. Lo único

que les interesa es divertirse.

A todos nos gusta pasarla bien, y una manera de divertirse es volver loco a alguien más.

Tus “torturadores” descubrieron que pueden molestarte y volverte loco. Buscan

especialmente cuáles son tus puntos débiles, las cosas que te hacen sentir mal, y que tú

prefieres que nadie sepa o que nadie se dé cuenta. Estas cosas a las que tú eres más

sensible casi siempre tienen algo de verdad.

Por ejemplo, puede ser que te moleste estar un poco gordito, y entonces te duele mucho

que te digan “cerdo”. O puede ser que no te guste cómo te ves con lentes, y ellos

descubran que pueden lastimarte mucho diciéndote “cuatro-ojos”. O puede ser que te dé

mucha vergüenza que tu mamá es gorda, y ellos descubran que te vuelves totalmente loco

de ira si te lo gritan en el recreo.

Realmente no importa si lo que dicen es verdad o no. Lo único que importa es que a ti te

molesta que te lo digan. Puede ser que tú seas inteligente, pero te duele que te digan

“tonto”. Puede ser que seas muy delgado, pero te moleste mucho que te digan “gordo”.

Cualquier cosa que logre enojarte es exactamente lo que van a decirte una y otra vez,

aunque sea mentira.

Lo único que les interesa de ti es que tú les das gusto y un rato alegre cuando logran

enojarte. Así es que lo siguen haciendo, día tras día y año tras año, como un trencito

eléctrico dando vueltas todo el tiempo alrededor de la misma pista:

Los niños te molestan, tú te enojas, y ellos se divierten. Te molestan, te enojas, y ellos la

gozan.

El enojo que tú sientes cuando te molestan es como las miguitas de pan que Guille le

daba de comer a las palomas. Tú estás tirándoles a tus “torturadores” “regalos de tu

enojo”, que tú crees que van a hacer que te dejen en paz. Pero tu enojo es exactamente

lo que ellos están tratando de provocar, y es la razón de que ellos siguen volviendo cada

día a molestarte una vez más. ¡Los haces tan felices cuando te enojas!

Sí, aunque no lo creas, has estado premiando a estos niños por burlarse de ti. Piénsalo de

esta manera: si tus papás te pagaran por ver televisión, ¿no es cierto que verías mucha

TV? ¡Claro que sí!

Y estos niños también piensan así. Tú les estás dando tanto gusto por atormentarte, que

¡por supuesto que van a hacerlo cada vez puedan!

LECCION NUMERO DOS

CAMBIA TU ACTITUD

Puede ser que te haya sorprendido descubrir que tú estás motivando a los niños a que se

burlen de ti. Pero no te sientas mal por esto. No ha sido tu culpa. No tenías manera de

saber qué estaba ocurriendo.

La verdad es que esto ocurre en cualquier relación donde las personas se “vuelven locas”

mutuamente. Ya sea padres e hijos, esposos y esposas o hermanos y hermanas que

siempre están peleándose, todos ellos están cometiendo repetidamente el mismo error.

No se dan cuenta que al enojarse, están empujando a la otra persona a que haga

justamente lo que a ellos más les molesta.

Así es que no te culpes. Y ten confianza: muy pronto vas a sentirte mucho mejor,

sobre todo cuando pongas en práctica el secreto para detener a quienes se burlan de ti.

La lección Dos es el método secreto y sencillo para hacer que paren de molestarte. Sólo

se requiere un cambio de actitud. Lo que quiero decir es que sólo tienes que

cambiar la manera en que tú ves las burlas. Si cambias tu actitud, todo lo demás se

resolverá automáticamente.

Hasta ahora, tu actitud ha sido: “¡Ay, no! ¡Se están burlando de mí! ¡Tengo que

detenerlos!” Pero esta es la actitud equivocada. Es lo que causó el problema.

La única razón de que comenzaran a burlarse y molestarte, fue que descubrieron que

podían lastimarte y enojarte al hacerlo, mientras tú creías que era tu deber obligarlos a

parar.

De ahora en adelante, (y sólo tienes que hacerlo por una semana para ver si funciona) tu

nueva actitud será: “Si quieren burlarse o molestarle, no importa. Pueden hacerlo todo

el día si quieren, que a mí no me va a molestar en lo más mínimo.”

Tú no tienes que hacer absolutamente nada para detener a quienes te molestan. No les

digas que paren. No los insultes. No te quejes con tus maestros. No te quejes con tus

papás ni con los papás de ellos. ¡Ni siquiera te enojes con ellos!

“¿Qué no me enoje?” debes estar pensando. “¿Por qué no me voy a enojar, cuando me

insultan o se burlan de mí?”

La razón de que no debes enojarte es que, aparte de que el enojo es un sentimiento

desagradable, va a hacer que los que te atormentan se sientan bien.

Si tu nueva actitud es que realmente no importa que los otros te molesten, ¿por qué ibas a

enojarte de que lo hagan? ¡Déjalos que hagan y digan lo que quieran!

No es necesario que actúes como si estuvieras hecho de piedra. Si quienes te molestan te

ponen la cara justo frente a tus ojos, y te gritan, “¿Qué te pasa, no me oyes?” tú puedes

contestar con toda calma, “Claro que te escucho”.

Si tienes ganas de decir algo más, puedes hacerlo, siempre que tu actitud sea de aceptar

que digan lo que quieran sin enojarte con ellos. Por ejemplo, puedes decirles: “Si

disfrutas al burlarte de mí, te doy permiso de que lo hagas todo el día, todos los días si tu

quieres”, o “Está bien si quieres decirme así. A mí no me importa.”

Esto hará que paren muy pronto. Sólo asegúrate de que lo dices sin ningún rastro de

enojo. Es importante que en verdad lo sientas de corazón: a ti ya no te va a enojar

cualquier cosa que digan.

Algo importante: el hecho de dejarlos que te molesten o digan todo lo que quieran, no

quiere decir que te conviertas en un “perdedor”. Es lo contrario: te convertirás en el

ganador.

Déjame explicártelo: Si te dicen nombres feos y no te importa, ¿quién se va a ver como

un tonto: tú o el otro? ¡Pues el otro! Vas a hacer que se sienta como un tonto.

Imagínate a un niño diciéndole toda una lista de palabras ofensivas y burlas a otra

persona, a quien no le importa en lo más mínimo lo que ese niño diga. ¿No crees que

quien insulta o se burla se vería muy tonto? Mientras peores sean las palabras que le

dice, más tonto se ve quien las dice.

Así es que déjalos que se burlen y que digan todo lo que quieran, y no te dejes enojar ni

perturbar en lo más mínimo, porque ahora tú serás el ganador. Tú vas a hacer que se

vean como idiotas, sin siquiera intentarlo.

¿Y qué pasa si insultan a tu mamá? ¿Deberías hacer algo al respecto? ¿Cómo no vas a

defender a tu mamá?

Aunque insulten a tu mamá, o tu abuelita, o cualquier persona que sea importante para ti,

¡déjalos hacerlo! No tienes nada de qué preocuparte.

Te voy a dar un ejemplo: Si yo te dijera frente a un montón de gente, “Tu mamá es un

cerdo y duerme en el lodo”, ¿crees que las otras personas van a creerme? ¡Claro que no!

Si yo insulto a tu mamá, y tú no dices nada, ¿la gente que lo está oyendo va a creer que

hay algo mal en ti, o algo mal en mí? Si tu no dices nada, ¡van a creer que el que está

mal soy yo, el que insulta!

Si tú tratas de defender a tu mamá de estos insultos, te verás como un tonto. Si no dices

nada, yo me veré como un tonto.

Por lo tanto, aunque alguien insulte a tu mamá, no hay problema. Cuando el que se burla

vea que no hay nada que pueda decir que a ti te enoje o te lastime, dejará de intentarlo.

¿Y qué pasa si lo que dicen es cierto? ¿Tendrías tú que hacer algo en ese caso? Por

ejemplo, ¿qué pasa si tu mamá es alcohólica, y un niño te grita: “Tu mamá es una

borracha”?

Pues tú no tendrías que decir nada. Si tratas de detenerlos, sólo lograrás que te lo digan

más fuerte, con más frecuencia. Recuerda: la razón por la que te dicen estas cosas no

es porque quieran informarte que saben la verdad sobre ti. Lo hacen porque es divertido

hacerte enojar.

Aunque fuera cierto que tu mamá es alcohólica, la gente que lo grita se sentiría tonta si tú

te mostraras indiferente y dejaras que griten lo que quieran. En realidad, lo más

probable es que al final ellos mismos se sientan culpables por haberse burlado de tu

mamá.

Déjalos que digan lo que quieran, aunque sus palabras sean ciertas. Si no dejas que te

haga sentir mal a ti, terminará haciéndolos sentir mal a ellos.

Quiero explicarte de otra manera qué es lo que estos burlones han estado haciendo

contigo:

¿Te gusta jugar juegos? Probablemente sí. A todo el mundo le gusta jugar juegos. Es

divertido.

Y cuando juegas, ¿te gusta ganar, o tratas de perder? A menos que estés jugando con un

niñito pequeño y lo dejes ganar para que se sienta bien, normalmente tú estarás tratando

de ganar el juego.

Ganar el juego te hace sentir bien, mientras perder te hace sentir mal. Esa es la manera

en que la madre naturaleza nos hizo a las personas.

Es fácil darte cuenta de que alguien está jugando un juego contigo cuando ambos tienen

cartas en las manos, o estás frente a un tablero de ajedrez o damas chinas. También sabes

que se trata de un juego cuando estás frente a los controles de un Nintendo, Sega o

Playstation.

Es muy fácil saber quién gana o quien pierde en esta clase de juegos.

Pero hay otra clase de juegos que las personas están jugando y ¡ni siquiera se dan cuenta!

Si no te das cuenta de que alguien está jugando un juego contigo, ¡no tienes oportunidad

de ganar!

Uno de los juegos que a los niños les gusta jugar con víctimas inocentes es el juego de

“decir apodos”. Te dicen nombres que a ti no te gustan, y el juego consiste en que tú

tienes que tratar de que dejen de hacerlo.

Tú realmente no sabes que esto es un juego, porque nadie te dijo, “¡Oye, juguemos un

juego de decirte apodos!” Simplemente empiezan a jugarlo contigo, y caes en la trampa

de participar en el juego.

Piensas que es algo real, que el otro niño realmente te odia, que quiere lastimarte, y crees

que tienes que hacer algo para evitarlo.

Pero la verdad es que no te odian, y no quieren lastimarte (a menos que tu realmente los

odies a ellos, y tu hayas intentado lastimarlos a ellos primero.) Lo que realmente

quieren es divertirse: jugar y ganar el juego. En cuanto tu te enojas, tu pierdes y ellos

ganan. Mientras más enojado te pongas, y mientras más te esfuerces en detenerlos, más

tonto te vas a ver, y más lo van a disfrutar ellos.

A menos que tú seas lo suficientemente fuerte, astuto y malvado para darles una paliza

(sin que algún adulto te descubra y te castigue por pegarles) el enojarte nunca va a hacer

que ganes el juego.

Sin darte cuenta, has estado jugando un juego y perdiendo todo este tiempo. Ahora vas

a aprender a ganar, porque ya sabes cuál es el juego, de qué se trata, y ya no te pueden

tomar desprevenido.

Si te enojas, pierdes. Si no te enojas, ganas. Eso es todo, así de sencillo. Eso es de lo

que se trata este asunto de los apodos y las burlas.

Ahora que finalmente sabes como ganar este juego, ¡va a ser lo más fácil del mundo para

ti!

LECCIÓN NÚMERO 3

TRES ADVERTENCIAS

Tú quieres tener éxito. Voy a darte tres advertencias, para evitarte caer en trampas que

harían que sigan las burlas.

ADVERTENCIA NUMERO UNO: LAS BURLAS EMPEORARAN ANTES DE QUE

MEJOREN.

Claro que sería maravilloso si con tan solo leer este manual ya nunca jamás te volvieran a

molestar. Y casi es así de fácil. Las burlas acabarán si tú sigues las instrucciones

que te doy aquí, pero debes estar preparado para afrontar que las cosas se pondrán peor

antes de que mejoren.

Pero sólo debería empeorar por un par de días. Así es que cuando veas que la cosa se

pone más difícil, no pienses, “¡Ay, no! ¡Esto no está funcionando! ¡Sólo se está

poniendo peor! ¡Tengo que hacer algo para detenerlo!”

Sí está funcionando. Tan sólo tienes que comprender que las cosas van a empeorar por

un par de días antes de que finalmente mejoren para siempre.

¿Por qué es que empeorará antes de que mejore? Porque quienes se burlan de ti lo han

estado haciendo por mucho tiempo, y les encanta hacerlo. Disfrutan tanto insultándote

y haciéndote enojar, que no quieren que termine la diversión. Además, tú les habías

estado demostrando por largo tiempo que las burlas te molestaban. Les va a tomar un

poco de tiempo descubrir que has cambiado, y que ya no te importa lo que te digan.

De ahora en adelante, cuando empieces a mostrar tu nueva actitud, y estos chicos

comiencen a burlarte de ti, ellos van a descubrir que tú ya no haces nada por detenerlos.

Van a creer que algo anda mal en ti. Pensarán que te volviste ciego y no los ves. O que

estás sordo y no los oyes. O que estás distraído y no te das cuenta de lo que te dicen. O

que te has vuelto loco, y ahora te gusta que se burlen de ti.

Sea como sea, van a sentirse confundidos. No van a comprender qué te está pasando.

Pero como lo que más quieren en ese momento es hacerte enojar, y están seguros que las

burlas te lastiman y te enojan, van a esforzarse lo más que puedan por burlarse hasta que

te enojen.

Ellos pensarán que si se burlan bastante, si te dicen cosas muy ofensivas, tarde o

temprano te harán reaccionar. Así es que te gritarán más fuerte, te dirán peores insultos,

y a lo mejor hasta junten un grupo de amigos para que todos juntos se burlen al mismo

tiempo de ti.

Pero no les va a funcionar. Después de un tiempo, se cansarán de sentirse tontos, y

dejarán de hacerlo. Puede que dejen pasar unos minutos, un par de días, y lo vuelvan a

intentar, con la esperanza de que tú hayas “vuelto a la normalidad” y te enojes por lo que

te dicen.

Pero si tú no te enojas, sólo van a terminar sintiéndose muy tontos.

Para el tercer día, o ya se van a haber cansado de intentarlo, o ya no van a esforzarse

mucho, y se darán por vencidos más rápido.

Ves, lo que quieren es hacer verte a ti como un tonto y un perdedor. Pero si ellos son los

que se convierten en tontos y perdedores, porque no logran enojarte ni perturbarte, se

darán por vencidos en cuanto comprendan que ya no pueden ganar en este juego contigo.

ADVERTENCIA NUMERO DOS: TIENES QUE SEGUIR ESTAS INSTRUCCIONES

AL PIE DE LA LETRA EL 100% DEL TIEMPO

La única manera en que vas a triunfar en hacer que tus “torturadores” dejen de

molestarte, es siguiendo estas instrucciones 100% del tiempo. Si lo haces solo en 9 de

cada 10 veces, no funcionará. Si la gente que te molesta descubre que la mayor parte

del tiempo no vas a reaccionar, pero a veces sí te vas a enojar, descubrirán que las burlas

sí te lastiman y te enojan, y querrán intentar enojarte con más ahínco y con más

frecuencia. Así es que las burlas no terminarán. Hasta empeorarán las cosas.

Sólo cuando los hagas creer que de verdad nunca, nunca más van a enojarte ni a

lastimarte con las burlas te dejarán en paz para siempre.

ADVERTENCIA NUMERO TRES: LAS BURLAS NO DESAPARECERAN EN UN

100%

Es importante comprender que siguiendo estas instrucciones, tu situación mejorará

enormemente. Puede ser que mejore en un 90%, en un 95% o en un 99%, pero no

llegará a estar un 100% bien. Sin importar qué tan bien sigas este plan, no puedes

esperar que jamás en la historia de tu vida vuelvan a molestarte. A todas las personas

las molestan de vez en cuando. Hay quienes se burlan hasta de los que ya han muerto.

Hasta se burlan del presidente de tu país, o del presidente de Estados Unidos. En

realidad, aunque el presidente sea la persona más importante del país, ¡de él es de quien

más se burlan! Hay más chistes sobre el presidente que sobre ningún otro personaje de

cada país.

-Si quieres, puedes leer en mi sitio de Internet una página llamada Carta Abierta a

Nuestro Presidente, o An Open Letter to Our President.

¿Puedes imaginarte qué sucedería si cada vez que alguien se burla del presidente, él se

sintiera lastimado y enojado? Probablemente estaría ya loco de tanto sufrimiento.

Nunca hubiera logrado llegar a ser presidente. Pues mientras más famosa y poderosa es

una persona, ¡más gente disfruta burlándose o haciendo chistes sobre él o ella!

Si queremos llegar lejos en la vida, tiene que dejar de importarnos que se burlen de

nosotros. Piénsalo así: si el presidente puede soportar que le hagan tantos chistes, ¿por

qué no puedo yo aguantar algunas bromas?

Así es que, si en algún momento alguien se burla de ti, aunque tú ya no te estés enojando

cuando te hacen esas bromas, no pienses, “¡Ay, no! ¡Ya van a comenzar otra vez! ¡Este

método no está funcionando! ¡Tengo que ver qué hago para que ya no se burlen más!”

El método sí funciona. Pero a todas las personas nos pasa en algún momento que alguien

nos hace una broma, una burla o un chiste, y no hay nada en el mundo que podamos

hacer para evitarlo. Es parte de la naturaleza humana.

La diferencia es que, con tu nueva actitud, te pasará con mucho menos frecuencia, y

ninguna persona te lo hará más de una o dos veces.

Lo más importante es que a ti ya no te va a lastimar. Ya habrás comprendido que no es

más que un juego sin importancia, y entonces ya no será problema para ti.

LECCIÓN NÚMERO 4

COMO MANEJAR RUMORES O “CHISMES”

Si eres víctima de burlas, probablemente también seas víctima de rumores o “chismes”.

Los niños te atormentan no sólo insultándote cara a cara, sino que también dicen cosas

desagradables de ti a tus espaldas, de las que luego te enteras cuando otros te las vienen a

contar.

La siguiente conversación entre Rob y Cindy es un ejemplo típico de lo que sucede:

Rob: Escuché que tu mamá duerme en un basurero.

Cindy: ¡Eso no es cierto!

Rob: Pero eso es lo que todos dicen.

Cindy: ¡Todos son unos mentirosos! ¡Dime quién dijo eso!

Rob: Todos lo dicen.

Cindy: ¡Quiero saber quien empezó diciéndolo! ¡Dime quién lo dijo primero!

Rob: No sé quien comenzó. Pero todos saben que es cierto.

Cindy: ¡No es cierto! ¡Más te vale que dejes de decirlo!

Rob: Yo no digo que tu mamá duerme en el basurero. Pero todos los demás si lo dicen.

Cindy: ¡Voy a matar al que se le ocurrió decir eso!

Rob: Pero es cierto, ¿no?

Cindy: ¡No es cierto! ¡Más te vale que no lo creas! ¡Es una mentirota!

Rob: Yo creo que es cierto. Si todos lo dicen, debe ser cierto.

Cindy: ¡No es cierto!

Y así sucesivamente. Esta conversación puede continuar así por largo tiempo.

Ahora veamos: ¿qué está sucediendo aquí? Rob le cuenta a Cindy un chisme bastante

feo que oyó. Entonces ella comienza a defenderse y a defender a su mamá de este rumor.

Ella trata de hacer que dejen de decir estas cosas. Pero, ¿tu crees que logra convencer a

Rob de que no es cierto? ¿Crees que está logrando que él no repita este chisme?

No, no lo está logrando. Rob lo sigue repitiendo, y está disfrutando ver cómo Cindy se

pone más y más enojada.

Y la verdad es que Rob no cree el chisme. Por supuesto que la mamá de Cindy no

duerme en un basurero. Pero Rob si que está gozando al ver a Cindy tan encolerizada.

Cindy cree que tiene que defender a su familia de esta horrible mentira. Pero en cuanto

comienza a intentar defenderse, se convierte en perdedora de este juego. ¿Por qué?

Porque cuando alguien te viene a decir un rumor de cosas feas que han dicho a tus

espaldas, lo que está haciendo es jugar contigo un juego. El juego consiste en lograr que

te sientas ofendido y trates de defenderte de una acusación falsa.

Piensa en lo que sucede en las cortes de justicia: Hay un acusador y un acusado.

¿Quién de los dos está en la posición más fácil y cómoda? ¡Pues el acusador! A él

nadie lo está cuestionando. Simplemente está acusando a otra persona, y está muy

tranquilo.

Mientras tanto, el acusado tiene que defenderse a toda costa, porque si no logra

convencer al juez o al jurado de que es inocente, ¡puede terminar en la cárcel! El

acusado está en una situación muy difícil, y es en esa situación que el juego pretende

ponerte a ti.

Es muy fácil caer en esta trampa. Tus instintos te hacen creer que lo que dicen de ti es

una amenaza de la que tienes que defenderte para “ganar”. Pero en cuanto te pones a

defenderte, automáticamente pierdes el juego. Te pones en una posición más débil al

convertirte en “acusado”, y permites que el otro se ponga en una posición de poder, como

el “acusador”.

Mientras más te esfuerces en hacer que el chisme se detenga, más te van a ver y te vas a

sentir como un perdedor.

Así es que, ¿qué tienes que hacer si alguien te viene con un rumor? No caigas en la

trampa de intentar defenderte. Gana el juego “volteándole la tortilla” a quien te viene

con el chisme. Haz que sea él quien tiene que defenderse. ¿Cómo?

Utilizando esta oración de seis palabras: “¿Y tu crees que es cierto?” Voy a darte un

ejemplo de cómo funciona:

Rob: Alguien me dijo que tu mamá duerme en el basurero.

Cindy: ¿Y tu crees que es cierto?

Rob: No

Cindy: Qué bien.

Y allí termina el cuento. Rob ya no tiene nada que decir sobre el chisme.

Pero ¿qué pasa si Rob responde que sí lo cree?

Rob: Alguien me dijo que tu mamá duerme en el basurero.

Cindy: ¿Y tu crees que es cierto?

Rob: Sí.

Cindy: Pues tú eres libre de creerlo si quieres.

Una vez más, Rob se queda atrapado, sin poder decir nada. Si sigue preguntándote si el

rumor es cierto, solo síguele diciendo que el puede creerlo si lo desea. Lo que él quiere

es convertirte a ti en el acusado, lograr que tu comiences a defenderte, porque eso te pone

en la posición más débil y hace que él gane el juego.

Si tu te rehúsas a defenderte, lo obligas a que él se tenga que defender. Al preguntarle

“¿Y tu crees que es cierto?” de fondo le estás diciendo, “¿Y tú eres tan ingenuo como

para creer tal cosa?”. Si es tan tonto como para decir que sí lo cree, entonces lo has

puesto en evidencia como tonto.

Y ¿qué pasa si el chisme es cierto? ¿Qué deberías hacer entonces? Pues lo mismo.

Es como el juego de decir apodos. La verdadera razón por la que te dicen apodos no

tiene nada que ver con la verdad. Sólo se trata de hacerte el perdedor en un juego. Sea

lo que sea que te encoleriza o te lastima, eso es lo que te van a decir como apodo o como

chisme.

Si quieres que los chismes paren, ya sea que sean verdad o mentira, sólo pregúntale a

quien te trae el chisme, “¿Y tú lo crees?” Asegúrate de decirlo con la mayor calma

posible. No te dejes enojar ni preocupar por el chisme, pues eso sólo haría que los demás

crean que es verdad. No trates de averiguar quién comenzó el chisme. Tienes

que demostrarle a todos que a ti no te importan los chismes, y que si disfrutan hacer

chismes sobre ti, a ti no te molesta en lo más mínimo.

Solo hay una posible excepción en la que puedes responder de manera distinta: Si

alguien que de verdad te quiere y estima te pregunta sobre un chisme, y si tú en verdad

quieres que esta persona sepa la verdad, entonces puedes decírsela. Pero no te metas en

una larga discusión. Dile sencillamente la verdad, una sola vez. Si te dicen que no te

creen, no caigas en la trampa de intentar defenderte.

Sólo dile, “Puedes creer lo que tu quieras.”

Voy a darte otro ejemplo:

Rob: Oí decir que tus papás se están divorciando.

Cindy: No, no es cierto.

Rob: Pero eso es lo que todos andan diciendo. ¿Es cierto?

Cindy: ¿Tú lo crees?

Rob: Sí

Cindy. Bueno, tú eres libre de creerlo si quieres.

Rob: Pero ¿es cierto?

Cindy: Yo ya te dije la verdad. Si tú quieres creerla o no, es cuestión tuya.

LECCIÓN NÚMERO 5

COMO MANEJAR INTIMIDACION FISICA

Advertencia: Quiero aclarar que cuando me refiero a intimidación física, estoy hablando

de chicos emocionalmente estables que te empujan o te pegan.

Es importante aclarar que hay una pequeña minoría de niños que tienen alguna

perturbación emocional y que son verdaderamente peligrosos. Si este tipo de niño te está

lastimando, tienes que evitarlo o asegurarte que haya personas adultas que puedan

protegerte cuando estés cerca de él.

Esta lección trata de enseñarte cómo lidiar con niños comunes y corrientes, que no

molestan únicamente con palabras, sino que tratan de enojarte agrediéndote físicamente.

¿Qué tienes que hacer en este caso?

Todo depende de qué tanto te lastiman. Generalmente, estos chicos no buscan causarte

daño. Solo están jugando otro juego contigo. Quieren molestarte hasta desesperarte, y

tratar de meterte en problemas.

Por ejemplo, tú estás parado haciendo cola en la escuela, y el niño que está parado atrás

de ti te da un empujón. Tu te volteas, algo enojado, y lo empujas más duro, gritándole,

“¡Deja de empujarme!” Nadie vió al niño que te empujó, pero todos, incluyendo a la

maestra, te vieron cuando lo empujaste, te oyeron cuando gritaste, y ahora tú estás en

problemas. Con esto, el chico que comenzó todo logra una gran victoria.

Lo mejor que puedes hacer, si no estás lastimado, es fingir que no te diste cuenta que te

empujaron. El chico que te empujó no quiere meterse en líos, sólo quiere meterte a ti en

problemas, así es que tiene que evitar que lo vean empujándote. Por eso,

probablemente no se va a arriesgar a volverte a empujar, o talvez sólo te va a empujar

suavecito, para que no lo vean.

Si lo vuelve a hacer, lo mejor es que tú actúes como si no lo sentiste. No lo acuses con la

maestra, porque entonces se dará cuenta de que a ti te molestó. Además, si lo acusas, se

enojará contigo por acusarlo, y buscará vengarse de ti más tarde.

Si tú no haces nada, no lo empujas, no le respondes, no lo acusas con nadie, el creerá que

no te molestó, y además, no tendrá ninguna razón para estar enojado contigo.

¿Y que pasa si el chico realmente te lastimó? ¿Deberías ignorarlo?

¡No! Nadie tiene derecho a lastimarte. Pero es importante darte cuenta que las peleas

serias no comienzan así, de la nada. No es común que venga cualquier extraño, y sin

mediar palabra te pegue en la cara con todas sus fuerzas. Casi todas las peleas físicas

comienzan como peleas de palabras. Un niño te dice apodos, tú te enojas, y lo

empiezas a amenazar; el otro se enoja y te amenaza a ti, y cuando menos lo sientes, ¡se

convierte en un pleito de golpes y patadas!

Sin embargo, si tú sigues los consejos que te he dado hasta ahora, la palabras nunca van a

enojarte, y no habrán pleitos que se conviertan en golpes.

Pero, ¿qué pasa si alguien realmente te lastima? A menos que tu vida esté en peligro, no

lo golpees de regreso. Si le pegas, te meterás en problemas, junto con el chico que te

pegó. También puede ocurrir que te vuelva a pegar, aún más fuerte, y la pelea se va a

volver peor y peor.

Entonces, ¿qué puedes hacer? Si no te lastimaron tan fuerte como para que necesites

primeros auxilios con una enfermera o un médico, calmadamente dile al chico que estás

lastimado. No suenes enojado, porque eso solo haría que se enoje aún más contigo. Si

logras mantener la calma, puede ser que hasta te pida disculpas cuando se dé cuenta que

en verdad te lastimó.

Pero si te sigue pegando, debes decírselo a alguna maestra o al director, o algún otro

adulto con autoridad.

Si los golpes son tan fuertes que necesitaste asistencia médica, es momento de decírselo a

las autoridades. Recuerda que nadie tiene derecho a lastimarte, y si lo hacen, necesitan

ser disciplinados para que no lo vuelvan a hacer.

Pero si no te dolió tanto, ¿por qué hacer un gran problema del asunto? Te verás como un

bebé o un tonto por quejarte, y perderás el respeto de tus amigos por andar “llorando” por

algo que apenas te dolió.

Hay otra manera muy común en que unos niños intimidan físicamente a otros. Es cuando

un niño te exige que le des algo tuyo, o te lo quita a la fuerza. ¿Qué tendrías que hacer

en este caso?

Si te exigen que les des algo como tu dinero o tu comida, ignóralos. Haz como si no los

escuchaste. Cuando hagas esto, no pongas cara de susto. Aunque sean más grandes que

tú, no tienen permiso de lastimarte, y probablemente te dejen en paz después de un

tiempo.

Si siguen molestándote, diles calmadamente: “Me encantaría darles lo que quieren, pero

no puedo.” No les des explicaciones, ni te metas en una discusión de por qué si o por

qué no puedes dárselos. Si es necesario, repite algo como, “Me encantaría poder

ayudarles, pero no puedo.” Al comenzar diciendo que tú quisieras hacerles felices, los

otros no pueden decir que estás en su contra.

Después de esto, probablemente te dejarán en paz. Pero puede que no. Puede que te

quiten algo a la fuerza. ¿Qué haces en ese caso?

Es importante darse cuenta que cuando estos niños te quitan algo, normalmente no lo

hacen porque quieren quedarse con lo que te quitaron. Solo están jugando un juego

contigo, y tratando de encolerizarte.

Por eso es que lo peor que puedes hacer es enojarte. También es mala idea tratar de

arrebatárselos de regreso. Normalmente, lo mejor es mantener la calma. Di algo como

“Realmente necesito que me devuelvan mi…” Lo más probable es que si esperas

pacientemente, te lo devolverán, y mientras más calmado estés, más pronto sucederá.

También hay otra opción, pero no la recomiendo a menos que sientas que puedes actuarla

muy bien: si lo que te quitaron no es frágil, como por ejemplo una gorra de béisbol,

puedes convertirlo en un juego de “Zopilote”: tu haces como que estas tratando de

recuperarlo, mientras otros dos se la tiran una al otro, contigo en el medio.

Si vas a hacer esto último, tienes que asegurarte que todos vean que te estás divirtiendo,

que es un juego para ti y no estás enojado. Que estás siendo un “buen cuate”, jugando

con los otros.

Los chicos que te molestan podrían terminar siendo tus amigos con esta táctica.

Por otra parte, si los chicos no te devuelven tu gorra a pesar de que tu estás pidiéndola

calmadamente, no puedes permitirle que se queden con ella, pues eso es robar, y robar es

un crimen. Diles calmadamente: “Quiero que me devuelvan mi gorra”. Si no te la

devuelven para cuando tu la necesites, repite, “Yo en verdad necesito que me devuelvan

mi gorra. Yo no quiero meter a nadie en problemas, solo la quiero de regreso.” Si no

captan el mensaje y no te la devuelven, entonces puedes reportarlos con los adultos más

apropiados (si es en la escuela, a tu maestro o al director. Si es un niño de tu barrio, dilo

a los padres del niño que te robó tu gorra.)

Bajo ninguna circunstancia tendrías que darle a estos rufianes tu dinero o tu comida o

cosas por el estilo. Si lo haces, te tomarán por un perdedor, y seguirán exigiéndote cada

vez más cosas. Si están amenazándote seriamente, dilo a tus padres, a los maestros o al

director. Y si nada da resultado, puedes denunciarlos con la policía. Robar y

extorsionar son crímenes serios, y la sociedad debería protegerte de esto cuando sea

necesario.

LECCIÓN NÚMERO 6 LA VENGANZA

Tu has estado sufriendo día tras día durante años por la crueldad de los otros niños. Mientras más lastimado te has sentido, más has pensado en vengarte. Probablemente has pasado mucho tiempo imaginando maneras de hacerles pagar por todo el dolor que te han provocado. Talvez hayas soñado en bombardearlos, dispararles, ponerlos a rostizar sobre una fogata, o, por lo menos, hacerlos ver como los más idiotas de toda la historia. Sin duda, tú quisieras hacer que se arrepientan de haberte hecho daño, y que se asusten tanto que nunca más vuelvan a faltarte el respeto. Aunque hasta ahora te he dado muy buenas noticias, me temo que lo que voy a decirte ahora no va a gustarte. Pero pronto me darás la razón. El vengarte significaría que tú los obligues a pagar por todo el sufrimiento que te han causado a ti durante años. Trata de sumar cuánto dolor te han causado: los miles de días que te has sentido deprimido, las veces que has tenido que “embotellar” el dolor y el enojo dentro de ti, las muchas veces que pensaste que talvez había algo malo en ti y por eso no tenías amigos… Piensa en las veces que no podías concentrarte en tus tareas de la escuela, en las veces que te metiste en problemas por tratar de defenderte y hacerlos dejar de molestarte… Si sumas todo esto, te darás cuenta que tendrías que hacerles algo muy malo para obtener una buena venganza por todo esto. El hacerles sentir tanto dolor de una sola vez o los mataría, o los enviaría al hospital por el resto de sus días. Tu puedes creer que esto es exactamente lo que se merecen. Y talvez sea así. Pero dime, ¿cómo te sentirías en realidad si tus deseos de venganza realmente se hicieran realidad? ¿Cómo te sentirías el resto de tu vida, sabiendo que eres un asesino o que le arruinaste su vida para siempre a otra persona? La verdad es que, en los últimos años, ha habido chicos que llegaron a tal desesperación que decidieron vengarse matando a otros niños en sus escuelas. Probablemente has oído hablar de ellos. Los más famosos fueron Eric Harris y Dylan Klebald, los culpables de matar a muchas personas en Columbine High School en Estados Unidos. ¿Tu crees que ellos se quedaron contentos después de vengarse? Eric y Dylan se suicidaron, porque sabían que sus vidas serían peores que un infierno si se quedaban vivos después de vengarse así. Por si fuera poco, ellos arruinaron por completo las vidas de sus familiares y de todas las personas que los amaban, así como las de las familias de todos los chicos a los que mataron.

Otros muchachos que también mataron o intentaron matar a quienes los fastidiaban terminaron suicidándose, o están en la cárcel, probablemente deseando estar muertos. ¿Querrías tú que algo así te pase a ti? ¡Por supuesto que no! Si lograras tener éxito en tu venganza, tu vida sería aún peor de lo que es ahora. Así es que, ¿cómo podrías obtener venganza de una manera en que no empeore tu vida? Hay cuatro cosas que tienes que comprender: Número Uno: Tienes que aceptar que, a menos que te conviertas en un criminal, difícilmente podrías devolverle a estos chicos todo el sufrimiento que te han causado. Lo mejor que puedes hacer es relajarte y ahorrarte el tiempo y energía que pierdes en soñar con venganzas. Número Dos: Cada minuto que tú pasas pensando en cómo vengarte, es un minuto más en que quienes te molestan han logrado vencerte, pues en vez de vivir tu vida para ti mismo, estás desperdiciando tu tiempo pensando en ellos. Ellos probablemente no pierden mucho tiempo pensando en ti, y si tu piensas más en ellos de lo que ellos piensan en ti, eso quiere decir que te están ganando el juego. Están controlando tus pensamientos sin siquiera levantar un dedo. Tú les estás ayudando a “torturarte”. Número Tres: Acepta que quienes te fastidian no son los únicos culpables por lo que te han hecho. Claro, tú tienes derecho a estar enojado con ellos, y a querer que los castiguen por las terribles injusticias que te han hecho. Hasta ahora, tú pensabas que no eras más que una víctima inocente de chicos crueles, que se merecen pagar por sus fechorías. Y es cierto: tú has sido víctima inocente porque tú no querías que estos chicos te trataran así. Sin embargo, eso no quiere decir que toda la responsabilidad sea de ellos. Como aprendiste al inicio de estas lecciones, cuando te enojabas con estos chicos y tratabas de frenarlos, los estabas empujando a continuar molestándote, como le pasaba a Guille cuando le tiraba migas de pan a las palomas. Estos niños solo estaban jugando un juego contigo, pero tú no te dabas cuenta, y no sabías que cualquier cosa que intentabas hacer por salir ganando solo te convertía en perdedor. Al enojarte, los hacías ganar. Y como lo más normal es querer ganar, ellos se sentían impulsados a seguir intentando hacerte enojar. Claro que tú no entendías todo esto antes. Pero ahora si lo comprendes. ¿Podrías entonces esperar que reciban un terrible castigo, cuando con tus actitudes prácticamente les estabas rogando que siguieran atormentándote? No sería realmente justo. Es como tirarle migas de pan a las palomas, y luego dispararles por comérselas.

Número Cuatro: Esto es lo más importante de todo. La mejor manera de vengarte es convertir a quienes te atormentan en perdedores en vez de ganadores. De ahora en adelante, ¡se sentirán como tontos cada vez que intenten molestarte! ¡Van a estar sorprendidos y decepcionados cuando descubran que ya no pueden ganarte! Claro, esto no va a ser tan satisfactorio para ti como imaginarte que tienen que llevárselos en ambulancia después de que les des su merecido, pero es una solución mucho más sana, tanto para ti como para ellos. Tendrás la satisfacción de que van a respetarte mucho más que nunca. Podría ser incluso que chicos que antes se burlaban de ti, ahora quieren ser tus amigos. El lograr acabar con las burlas y cambiar tu vida para siempre es en realidad la mejor venganza que tú puedes obtener. Para ayudarte con este paso, puede ser buena idea que te repitas este párrafo cada cierto tiempo, hasta que sea parte de ti: “No me había dado cuenta en todo este tiempo, pero era yo quien permitía que me convirtieran en un tonto. No era culpa mía, porque yo no me daba cuenta de cómo sucedía. Ahora me doy cuenta, y ya no pueden vencerme. Mi mejor venganza es que todos se den cuenta de que he dejado de ser perdedor y me he convertido en ganador, y que he crecido para convertirme en una persona madura, con auto-respeto, en vez de un niño super-sensible que se sentía lastimado por cosas sin importancia.”

LECCIÓN NÚMERO 7

CÓMO LOGRAR QUE YA NO TE ODIEN

Por años, los otros niños se han burlado de ti, y estás seguro de que te odian. Si no fuera

así, ¿por qué te tratarían como basura? Es horrible sentir que te odian. Pero, ¿Cómo

puedes hacer que ya no lo hagan?

La verdad es que es algo muy sencillo. Sólo tienes que entender como funciona esto de

el “odio”.

Veamos ¿quién despierta “odio” en las personas? ¿Odiamos a la gente que es buena con

nosotros y nos hace sentir bien? ¿O a quienes nos dan cariño? ¡Claro que no! Cuando

la gente nos quiere, nos inspira a quererla.

Odiamos a nuestros enemigos: a la gente que nos está haciendo daño a propósito. Si

alguien nos hace sufrir, y disfruta lastimándonos, vamos a detestarlo.

Ahora piensa en los chicos que se han estado burlando de ti y tratándote mal.

Definitivamente parece que te odian. ¿Qué sientes tu hacia ellos? Tú también los odias.

¿Por qué no habrías de odiarlos? Después de todo, te han hecho sufrir y lo han

disfrutado. Obviamente son tus enemigos, y merecen que los odies.

Y ¿quién crees siente más odio, tú o los chicos que te tratan mal? Para responderlo,

tienes que darte cuenta de quién está sufriendo más. ¿Les causas tú más daño a ellos, o

ellos te causan más daño a ti?

Por supuesto, tú eres quien está sufriendo más. Los rufianes que se burlan de ti no están

sufriendo. Ellos están divirtiéndose a costas tuyas. A ellos les encanta cuando te

encolerizas, y no sienten dolor al molestarte, pero tú sí. Tú estas sufriendo mucho más

que ellos.

Por lo tanto, tú los odias a ellos mucho más de lo que ellos te odian a ti, y con razón.

Pero veamos qué sucede: cuando tú los odias, ¿eso hace que ellos te quieran a ti?

¡Claro que no! Normalmente, tú no quieres a alguien que te detesta, e igual les pasa a tus

enemigos. Así es que ¿cómo puedes esperar caerles bien y que te quieran, si tú los odias

tanto?

Mientras tú los odies, ellos te van a odiar a ti. Probablemente nunca te habías dado

cuenta de esto, porque estabas demasiado ocupado pensando en lo mucho que los

detestas. Pero tu odio está haciendo que ellos te odien a ti.

Puede haber otra razón de por qué ellos te detestan. ¿Te has quejado de ellos con tus

maestros o los directores de la escuela? ¿Has estado tratando que los castiguen por

fastidiarte? Si es así, ¿crees que esto va a ayudar a que les caigas bien a estos niños?

¿A ti te gustaría que alguien dé quejas de ti? ¡Claro que no! ¡Te enojaría mucho!

A estos chicos les pasa igual. Si tú das quejas de ellos, se enojan contigo. Te detestan

porque tú los estás metiendo en problemas (haciendo que los castiguen) y por eso, ellos

tratarán de meterte a ti en problemas.

Se puede convertir como un juego de tenis que nunca termina: tú tratas de meterlos en

líos, ellos tratan de meterte a ti en problemas, entonces tú los acusas para que los

castiguen, y entonces ellos se quejan de ti… Y van a odiarse mutuamente para siempre.

Es fácil hacer que este jueguito de tenis termine.

Piensa en esto: ¿Puedes tú odiar a alguien que en verdad no te odia a ti?

Puede ser que lo odies por un tiempo, pero cuando te des cuenta que la otra persona

realmente no te odia y no te va a lastimar, ¿cómo podrías seguir odiándolo? ¡No hay

razón para hacerlo! Sería imposible que lo sigas odiando.

Las demás personas funcionan igual que tú. No pueden odiar por mucho tiempo a quien

no los odia. Esta es la fórmula secreta que vas a utilizar para lograr que todos dejen de

odiarte: De ahora en adelante, vas a dejar de odiarlos, sin importar qué tan crueles hayan

sido contigo.

No intentes hacer que ya no te odien. Deja que te detesten si así lo quieren. Pero cuando

descubran que tú no les guardas rencor, ya no tendrán razón para odiarte.

Si tú ya no te enojas con ellos por sus bromas o burlas, ni intentas callarlos, y ya no das

quejas de ellos a los maestros, van a darse cuenta de que tú no eres su enemigo.

Esto hará que te respeten más, que empieces a caerles bien, que ya no encuentren razones

para odiarte.

Lo interesante es que cuando dejes de odiar y quejarte de estos niños, también tus

maestros van a respetarte y apreciarte más.

¡Saldrás ganando en todo sentido, sin tener que hacer mayor esfuerzo!

Hay una cosa más que debes comprender sobre los niños que te molestan. Como se

burlan de ti, pareciera que te detestan por ser distinto a ellos, y puedes llegar a creer que

si fueras exactamente igual a ellos, te aceptarían más. Pero no es así.

La verdad es que a ellos les alegra que tú seas distinto. Muy en el fondo de cada persona,

todos queremos ser “especiales”, distintos a los demás. Si tú fueras igualito a estos

niños, a ellos no les gustaría, pues ya no se sentirían “especiales”.

Parte de cada uno de nosotros quiere ser igual a los demás para no sobresalir, y para que

no se burlen de cómo somos. Pero hay otra parte que añora ser distinta a todos los

demás, para diferenciarnos y sentirnos especiales.

Si todas las personas fuésemos iguales, la vida ya no sería divertida. Y lo que es más, el

mundo no podría funcionar. Se necesitan personas con distintas habilidades y

características para hacer los distintos trabajos que hacen que la sociedad funcione.

Por eso, ¡siéntete orgulloso de ser distinto! Aprecia a los otros por ser distintos a ti, y te

apreciarán por ser distinto a ellos.

¿Alguna vez oíste la expresión “Los opuestos se atraen”? Es muy cierto. Puede ser que

los niños que te molestan te ponen atención porque les atrae a conocer a alguien como tú,

que es tan distinto a ellos.

El problema ha sido que tratan de sentirse bien haciéndote sentir mal a ti.

Si tú no caes en la trampa de enojarte por las actitudes que ellos han tomado, ellos

dejarán de molestarte. A lo mejor hasta terminen siendo tus amigos, pues según parece,

tus diferencias les parecen muy interesantes.

LECCIÓN NÚMERO OCHO HAY QUE TENER SENTIDO DEL HUMOR

Puede sonarte algo extraño que te sugiera esto. Debes estar pensado, “¡Pero si yo tengo

sentido del humor!” y puedes pensar, “¿Qué tiene que ver esto con ser víctima de

burlas?”

De cierta manera, esta es la lección más importante de todas. Cuando la comprendas y la

pongas en práctica, tu vida mejorará increíblemente.

¿Qué tiene que ver el sentido del humor con ser víctima de rufianes que fastidian?

¡Muchísimo! Algunos niños se convierten en víctimas de burlas porque, en lo que se

refiere a ellos mismos, no tienen sentido del humor.

¿A ti te gusta reír? ¿Te gustan los chistes y las comedias? ¡Claro que sí! Probablemente

ves comedias durante horas en la televisión cada semana. Probablemente te gusta oír y

contar chistes. Quizás te gusta leer libros graciosos y divertidos.

¿Alguna vez has oído la expresión de “La risa es el remedio infalible”? Es cierto. La risa

hace que los enfermos se curen, y ayuda a las personas a atravesar las más duras pruebas

en la vida. Sin la risa, la vida sería demasiado seria, y todos viviríamos infelices.

Ahora quiero que reflexiones sobre lo que nos provoca risa. ¿Nos reímos cuando las

personas actúan con inteligencia? ¿Cuándo son valientes o sabias? ¿Nos reímos cuando

son generosas o fuertes? ¿Cuándo les suceden cosas buenas?

La respuesta es generalmente no. Solo nos reímos cuando las personas hacen cosas

tontas o torpes. Puede que nunca te hayas dado cuenta, pero fíjate en qué cosas son las

que causan risa. Pon atención a las bromas, los chistes y las series de comedia que te

hacen reír. Trata de recordar algún chiste que no se trate de que alguien parezca tonto.

Verás que cuando te ríes, te ríes de alguien.

De eso se trata el sentido del humor. Es disfrutar cuando las personas hacen cosas

tontas. Y no es malo, sino bueno. Reír te hace sentir bien, e incluso ayuda a sanar.

¿Estás de acuerdo en que no tiene nada de malo reírse de las tonterías de otras personas?

Entonces déjame preguntarte esto: Si no tiene nada de malo reírse de otras personas, ¿de

quién van a reírse los otros, si no de ti? Si no hay nada malo en que tú te rías de ellos,

¿por qué no pueden reírse ellos de ti?

La única manera de tener un mundo en que podamos disfrutar de reírnos de otros es

permitir que también se rían de nosotros cuando hacemos alguna tontería. ¡Todos

hacemos tonterías de vez en cuando! Todos tenemos cosas de las que otros se pueden

reír.

Míralo de esta manera: ¿Qué es una persona sana? ¿Alguien que se toma las cosas tan

en serio que se pone colérico si alguien se ríe de él? ¿O alguien que comprende que no es

perfecto, que puede admitir que le hagan bromas, y que incluso puede hacer bromas sobre

sí mismo?

La persona sana es la que se puede reír de sí misma. Cuando tú eras una víctima de

burlas, no tenías sentido del humor respecto a tu persona. No estabas actuando como una

persona sana. Tú estabas sufriendo en vez de reírte y divertirte. Actuabas como si todas

las otras personas tuvieran que creer que tú eres perfecto.

Por eso era tan fácil que los otros niños te hicieran sentir mal. Todo lo que tenían que

hacer era hacerte ver tus imperfecciones, y tú te volvías loco. Y al volverte loco,

entonces sí que te veías como un tonto.

¿Estás pensando que es demasiado difícil tener sentido del humor respecto a ti mismo, y

que no lo puedes desarrollar? La verdad es que no es difícil. Siempre ha estado esa

capacidad dentro de ti. La risa y el sentido del humor son características esenciales de

todos los seres humanos. La gente en todo el mundo se ríe y hace bromas, y lo han

estado haciendo por miles de años. Está programado en nuestros genes. Por eso es

que los niños empiezan a reír desde que son bebés.

A ti ¿tus padres o maestros tuvieron que enseñarte qué es divertido y cuándo hay que

reírse? No. Tú ya lo sabías, porque la Madre Naturaleza nos hace así.

Los niños empiezan a decirse apodos cuando solo tienen dos años de edad. ¡Y lo

disfrutan! No lastima sus sentimientos. Se insultan mutuamente y les encanta hacerlo.

Y así debería permanecer siempre. Las personas deberían poder hacer chiste de ellas

mismas y de los demás.

Pónle atención a las comedias en la televisión. Verás que los personajes siempre están

riéndose unos de otros, y no se enojan por eso. La vida se vuelve mucho más placentera

cuando nos reímos juntos. Lo más probable es que si tienes un muy buen amigo, a

veces hacen chistes uno del otro, y no se enojan por eso.

Si es tan natural reírnos unos de otros, ¿por qué dejamos de hacerlo? Es por la educación

que recibimos. Nuestros padres y nuestros maestros nos dicen que burlarse es malo, y

nos castigan por hacerlo.

Imagínate que eres un niño pequeño y estás jugando con tu hermanita, y se dicen uno al

otro algún apodo. Cuando tus padres los escuchan, se enojan contigo y con tu hermana.

Les dicen que no les van a permitir hacer ese tipo de bromas, porque eso lastima los

sentimientos de las personas.

¿Qué crees que va a ocurrir la próxima vez que le digas a tu hermanita que es una

“idiota”? ¿Crees que se va a reír? Pues no. Se va a ir corriendo a quejarse con tus

padres, y les va a decir que tú lastimaste sus sentimientos. Ellos te van a gritar y te van a

castigar por haberlo dicho.

Esto va a provocar que tu hermana se sienta poderosa, y cada vez que tú le digas un

apodo, va a aprovechar la oportunidad de quejarse de ti con tus papás, para meterte en

problemas.

Y ¿qué sucederá contigo? ¿Vas a querer más a tu hermanita? ¡Apuesto a que no! Vas a

detestarla, y cada vez que puedas, te quejarás con tus papás cuando ella te diga un apodo.

Y allí terminó el sentido del humor. En vez de reírte cada vez que tú y tu hermana se

digan apodos, ambos se van a enojar y van a tratar de meter al otro en problemas.

Pero esto no sucede solo en casa. Cuando creces, y te encuentras con compañeros de

colegio o primos que te dicen algún apodo, sigues creyendo que no deberías tolerarlo, que

deberías sentirte lastimado por esas palabras.

En vez de reírte, te enojas y te quejas con tus padres. Como la mayoría de adultos están

de acuerdo en que esto no se debe hacer, lo más probable es que cuando tú te quejes, los

padres de estos niños los regañen.

Los otros niños harán lo mismo contigo: tratarán de meterte en problemas si se te ocurre

decirles algún apodo o burlarte de ellos.

En la escuela, los maestros dan el mismo mensaje: Los niños que se burlan o dicen

apodos reciben regaños y castigos, ¡así es que molestar debe ser una cosa terrible!

Los adultos creen que al actuar de esta manera, están ayudando a los niños a llevarse

bien, y evitando que se lastimen sus sentimientos. Pero sin darse cuenta, lo que están

haciendo es enseñar a los niños que tienen que sentirse ofendidos y lastimados por

palabras tontas, lo cual arruina sus amistades y su sentido del humor.

No fue culpa tuya que terminaras siendo víctima de burlas. Sólo estabas siguiendo al pie

de la letra lo que te enseñaron: que ciertas palabras deben lastimarte. Pero nunca es

demasiado tarde para cambiar las cosas. Puedes lograr que regrese tu sentido del

humor. ¡Rehúsate a enojarte cuando te digan apodos!

Cuando descubras que tus sentimientos no tienen por qué salir lastimados, dejarás de

enojarte por los apodos, y ¡descubrirás que a veces son chistosos!

Puedo sugerirte una manera sencilla de desarrollar tu sentido del humor. Júntate con un

amigo, hermano o hermana, y juega este juego: En este juego, cada uno va a tomar un

turno diciéndole un insulto al otro, pero nadie puede enojarse sin importar qué insulto le

dicen. Quien se enoja suma un punto, y el que tenga más puntos al terminar pierde el

juego.

Asegúrate que todos los que están jugando entienden bien las reglas para que no se

enojen por tonterías. Si hay adultos cerca, explícales de qué se trata el juego, y que tus

sentimientos no están siendo lastimados. Vas a descubrir que este juego es muy

divertido. Estarán jugando con su sentido del humor, y se reirán mucho.

Este juego te devolverá tu sentido del humor natural. Ya no te sentirás lastimado por

apodos, y descubrirás que, en el fondo, todos pueden disfrutar que se rían de ellos. Pero

tienes que tener cuidado con esto: no puedes reírte de cualquier persona en cualquier

momento. Tienes que estar seguro que no vas a lastimar los sentimientos de las otras

personas, así es que ten cuidado de hacerlo solo con personas que tu sabes que les gusta

este tipo de bromas.

Si quieres hacer reír a los otros, lo más seguro es hacer bromas de ti mismo. No te

preocupes, esto no hará que pierdan el respeto por ti. Les caerás bien por hacerlos reír y

pasar un buen momento. Te admirarán por tener la fortaleza de reírte de ti mismo. Y

cuando vean que tú puedes reírte de ti mismo, les será más fácil reírse de ellos mismos.

Cuando sientas, podrán reírse juntos uno del otro.

Otra cosa maravillosa sucederá cuando aprendas a reírte de ti mismo: Te liberarás de la

necesidad de demostrar que eres perfecto. Es muy, muy difícil ser siempre perfecto.

Requiere demasiado esfuerzo, y sin importar cuánto te esfuerces, es imposible lograrlo.

Si estás tratando de ser perfecto, en cuanto cometas un error, te sentirás mal, mientras los

otros se alegrarán.

Las personas que tratan de ser perfectas cometen un gran error. Creen que las otras

personas los apreciarán más y los respetarán por ser perfectos. Pero nada está tan lejos

de la verdad.

No es nada divertido estar con alguien que siempre está tratando de ser perfecto. Si eres

demasiado perfecto, las personas a tu alrededor creerán que ellos no son lo

suficientemente buenos, o creerán que tú eres un engreído. En ambos casos, los harás

sentir mal, y a nadie le gusta estar con alguien que lo hace sentir mal.

Las personas te querrán mucho más si tú no eres perfecto. Se sentirán más cómodas y

relajadas, y no sentirán que tienen que competir contigo.

Muéstrale a los demás que tú no eres perfecto, que puedes bromear y reírte de ti mismo,

que puedes tolerar que te hagan bromas, y ellos te respetarán y te apreciarán más.

Si además de esto aprendes a bromear con los demás de una manera que no lastime sus

sentimientos, ¡entonces habrás encontrado el Paraíso!

LECCIÓN NÚMERO NUEVE

PIERDE EL MIEDO

¿Hay personas que te asustan? Si son más grandes, o más fuertes, o más crueles que tú,

es muy normal que les tengas miedo. Sin embargo, lo que es natural no siempre es lo

mejor. Si les tienes miedo a otros, ellos se sentirán más poderosos que tú. Disfrutarán

sentirse así y continuarán haciéndote lo que sea que hace que tú les tengas miedo. Tu

miedo te empujará hasta el peldaño más bajo en la escala social. Las personas no te

respetarán mucho, no tendrás muchos amigos, te sentirás muy mal y te verás como un

perdedor.

Si tú quieres ser feliz y exitoso, es importante dejar de tenerles miedo a las personas.

Sólo así puedes realmente ser un ganador. Puede que no te suene como algo fácil de

lograr, pero sí lo es. Voy a enseñarte a utilizar tu cerebro para dejar de sentir miedo.

Como todas las otras instrucciones que te he dado, no van a requerir esfuerzo, sólo un

cambio de actitud.

¿Sabes por qué nos asustan las personas? Porque la Madre Naturaleza nos hizo así, y ella

sabía lo que estaba haciendo. El problema es que fuimos diseñados para sobrevivir en la

naturaleza, donde nuestros ancestros vivieron desde el inicio de la vida en este planeta.

Ahora vivimos en la civilización, donde las reglas de la vida han cambiando

drásticamente. Lo que nos ayudaba en la naturaleza puede causarnos daño en la

civilización.

En la naturaleza, la vida es peligrosa. No hay reglas contra la violencia, y nadie se va a la

cárcel por lastimar o matar a alguien más. Los animales se alimentan comiéndose unos a

otros. También pelean unos contra otros para establecer quién domina dentro de un

grupo. Las peleas en la naturaleza son serias y pueden terminar en la muerte. Los

animales tienen que ser físicamente fuertes para poder sobrevivir, y las criaturas más

fuertes son las que mandan. La Madre Naturaleza no es tonta, y ella ama a sus criaturas.

Quiere que todos hagamos el mejor esfuerzo que podemos para sobrevivir. No

duraríamos mucho si nos pusiéramos a pelear con criaturas que son más fuertes que

nosotros. Por eso la Madre Naturaleza nos programó para sentir miedo. El miedo evita

que nos metamos en peleas en las que podemos salir lastimados o incluso morir.

Sin embargo, ya no vivimos en la selva. En los últimos miles de años, hemos estado

viviendo en la civilización. Nuestra vida civilizada está regida por leyes, y si rompemos

la ley, hay policías y cortes y cárceles que nos obligan a portarnos bien. En la selva, si tú

vences a tus oponentes, eres el ganador. Pero aquí en la civilización, no se nos permite

lastimarnos, ni utilizar fuerza física para resolver conflictos. Si yo te doy un puñetazo y

te rompo la nariz, tú llamas a la policía, me arrestan y yo pierdo. Por eso es que, si te

fijas, verás que hay muy pocas peleas ocurriendo a tu alrededor. Puedes ver muchísimas

peleas en la televisión, pero casi todo eso es de mentiras. En la vida real, las personas

pueden sentir ganas de golpearnos cuando están enojados con nosotros, pero no lo hacen

porque es contra la ley. Las leyes de la civilización son como una coraza invisible que

nos protege de las personas que querrían lastimarnos.

Así es que, en la civilización, tenemos muy pocas razones para tenerles miedo a otras

personas. Es muy poco lo que pueden hacer para lastimarnos, porque no quieren

meterse en líos.

Aunque ya no vivimos en tribus en la selva, las personas todavía sienten la necesidad de

dominar a otros y de subir por encima de otros en la escala social. Y entonces, ¿cómo

logran esto sin peleas físicas? Pues jugando un juego. El juego se llama “Asustemos a

las personas”. Si yo te amenazo y te asusto, yo me siento poderoso y gano el juego. De

esta manera, puedo vencerte sin ni siquiera levantar un dedo para pegarte.

Este es otro de esos juegos en los que las personas caemos y quedamos atrapadas sin

darnos cuenta. Pensamos que cuando la gente nos amenaza, es real y pueden realmente

lastimarnos. Si no sabemos que están jugando un juego con nosotros, es muy difícil que

podamos ganar. Nuestra reacción natural de asustarnos, que nos ayuda en las

condiciones de la selva, donde no existe la ley, se convierte en un arma que puede ser

utilizada en contra nuestra.

Aunque no estamos realmente en peligro, nos asustamos y automáticamente perdemos el

juego.

Hay en general dos maneras en que las personas pueden asustarnos. Una manera es

hacernos creer que son peligrosos y que pueden dañar nuestro cuerpo o nuestras

pertenencias. Esta es la manera más obvia.

Hay otra manera de asustarnos que es menos evidente pero más común. Nos asustamos

por lo que los demás podrían pensar de nosotros. Queremos que nos aprueben, y

creemos que no podemos ser felices si no tenemos su aprobación. El origen de este

miedo también viene de la naturaleza. Cuando vivíamos en tribus en la selva, no había

seguridad social ni hogares para las personas que no tienen donde vivir. Todos teníamos

que cooperar para sobrevivir. Lo que el grupo pensaba de nosotros era muy importante.

Si la tribu no nos aprobaba, podría lastimarnos o abandonarnos, y entonces no

sobreviviríamos por mucho tiempo.

En la civilización no existe ese peligro. Sin importar lo que nuestros amigos piensen de

nosotros, tendremos alimentos para comer, una cama para dormir, una escuela para ir a

estudiar, y hospitales para curarnos cuando estemos enfermos. Nuestra supervivencia no

depende en lo que los demás piensen de nosotros.

Sin embargo, nuestros cuerpos no lo saben, y reaccionan como si aún estuviéramos en la

jungla sin ley. En la civilización, si nos preocupa lo que otros piensan de nosotros, les

damos poder sobre nosotros. Piénsalo de esta manera: si a mí me importa lo que tú

piensas de mí, pero a ti no te importa lo que yo pienso de ti, ¿Quién está en una posición

más fuerte? Tú lo estarías, por supuesto. Yo estaría tratando de actuar y vestirme de

manera que obtenga tu aprobación, mientras que tú no estarías haciendo nada por mí. En

otras palabras, ¡te conviertes en mi jefe! Yo me convierto en un perdedor, y nadie

respeta a los perdedores.

Piensa en las personas que son realmente famosas, exitosas o poderosas en el mundo. ¿A

ellas les importa lo que tú piensas de ellas? ¿Dedican sus vidas a obtener tu aprobación?

¡No! Ellos hacen lo que ellos quieren, y no les importa en lo más mínimo lo que tú

piensas de ellos. Sólo hacen lo suficiente para lograr que tú sigas comprando sus

productos o servicios, o si son políticos, lo necesario para que tú votes por ellos.

Mientras más extrañas o novedosas son sus maneras de comportarse, más nos

impresionan, más queremos ser como ellos, y estamos más dispuestos a comprar sus

productos.

Si realmente queremos ser más felices y exitosos, tenemos que dejar de tenerle miedo a

las demás personas. Tenemos que dejar de temer que van a lastimarnos o pensar mal de

nosotros. ¿Y como nos deshacemos de estos miedos? Utilizando nuestro cerebro para

ayudarnos a ganar los juegos que los otros juegan con nosotros. Tenemos que

convencernos de que ya no vivimos en la selva, y que las reglas de la vida han cambiado.

Cuando nuestro instinto nos diga, “¡Ay, no! ¡Los otros son demasiado fuertes y

grandotes! Tengo miedo de que vayan a lastimarme”, tenemos que detenernos y darnos

cuenta que este miedo nos convierte automáticamente en perdedores.

Como no queremos perder, sino ganar, necesitamos decirnos algo así como: “Los otros

son más grandes y más fuertes que yo, pero no pueden lastimarme. No soy lo

suficientemente grande para darles una paliza, pero no importa, porque no tengo que

pelearme con ellos. Hay un escudo invisible protegiéndome, y si ellos tratan de atravesar

esta coraza, la ley los va a castigar y yo voy a ganar. Así es que pueden comportarse tan

amenazadores como quieran, porque a mí ya no me va a molestar en lo más mínimo.”

Para ayudarte con esto, quiero que te imagines un rufián grandote queriendo asustar a un

niñito, a quien no le importa. El rufián está haciendo toda clase de gestos amenazadores

con sus manos y su cara, gritándole al niño que le va a dar una paliza. Pero el niño solo

se queda allí parado, bostezando y con cara de aburrido. ¿Puedes imaginarte lo tonto

que se ve el rufián? ¿Te das cuenta que se convierte en el gran perdedor?

Pues así se verán todas las personas que traten de intimidarte si tu no haces nada por

detenerlos. Lo mejor de todo es que mientras más pequeño y débil eres, más ridículos se

verán ellos intentando asustarte.

La otra cosa que ya no tienes que temer es lo que otros piensan de ti. Para ganar el

juego, piensa algo así: “La gente puede pensar lo que les de la gana de mi, y no importa.

No me importa si piensan que soy feo o tonto o gordo o diferente o maricón. Esta es mi

vida, y yo voy a vivirla según mis propias convicciones y deseos.” Descubrirás que

mientras menos te importe lo que crean de ti, más poderoso serás, sin siquiera esforzarte

en lograrlo.

Hay algo más que deberías recordar. No es suficiente con dejar de tenerle miedo a

quienes te amenazan. Es esencial que no te enojes con ellos. Si te enojas, las cosas

empeorarán, y terminarás en una pelea. Así es que tienes que estar muy calmado. Piensa

que las personas tienen todo el derecho del mundo de querer asustarte, y tú no les vas a

quitar ese derecho.

Como ellos no están haciendo nada malo, no tienes razón para enojarte con ellos. Con

esta actitud, descubrirás que les caerás bien a las personas, y te respetarán. No tendrás

enemigos, sin importar qué tan pequeño o débil seas. En realidad, si tú no tienes miedo

ni te enojas, probablemente te admiren, y quieran protegerte, especialmente si eres

pequeño y débil.

Quisiera recordarte de la advertencia que te di al inicio de la Lección 5, acerca de los

rufianes. No te olvides que aunque la mayoría de personas no van a intentar lastimarte,

tienes que ser realista. Hay chicos en el mundo que realmente son peligrosos. Van por

el mundo lastimando a otros, y no tienen miedo de meterse en problemas. Con estas

personas, tu miedo natural es algo sano. Tenles miedo, y apártate de ellos. Si tienes que

estar cerca de ellos, asegúrate de estar cerca de personas que pueden protegerte.

Fuera de estos casos, recuerda que la manera más sencilla de ganar el juego es rehusarte a

tenerles miedo a los otros.

LECCIÓN NÚMERO DIEZ

LIDIANDO CON HERMANOS Y HERMANAS

Si tu familia es como la mayoría de familias del mundo, tú y tus hermanos se molestan

unos a otros prácticamente todos los días. Si quieres que dejen de burlarse de ti, las

lecciones que te he enseñado pueden funcionar también con ellos.

Entonces, ¿por qué te estoy dando una lección especial sobre hermanos y hermanas?

Porque aquí hay una gran diferencia: tus padres. Ellos hacen que las cosas se

compliquen un poco. En el mundo de afuera, cuando logras que otros niños dejen de

burlarse de ti o molestarte, tú eres un gran ganador, y no pierdes nada. Sin embargo, en

casa, si logras que tus hermanos ya no se metan contigo, perderás algo que es muy

importante para ti: la protección especial de tus padres.

Si en tu casa hay problemas de burlas y bromas pesadas entre hermanos, esto es lo que

está sucediendo: tu hermano (o hermana) te dice un insulto o un apodo. Tú te enojas y

se lo dices a tus papás. Como tus papás piensan que parte de su trabajo es hacer que los

niños se lleven bien, van a regañar o castigar a tu hermano o hermana. Cuando tus papás

hacen esto, tú te sientes muy contento. Lograste que castigaran a tu hermano, y además,

tus papás, que son las personas más importantes para ti, se han puesto de tu lado contra

él.

Ahora, si logras que tu hermano ya no te moleste, ya no lograrás que tus padres lo venzan

por ti. Estarás abandonando la gran ventaja que tú tienes sobre él. Muchos chicos que

yo he conocido preferían seguir aguantando las groserías de sus hermanos antes que

perder el gusto de ver a sus padres enojados con ellos.

Así es que si tus papás se están poniendo de tu lado cuando peleas con tus hermanos,

necesitas tomar una decisión. ¿Qué es más importante para ti, hacer que terminen las

burlas, los apodos y las bromas pesadas, o seguir logrando que tus papás castiguen a tus

hermanos y se pongan de tu lado?

Si en verdad te caen mal tus hermanos, probablemente no quieras que dejen de

castigarlos por molestarte. No te puedo obligar a que me escuches.

Sin embargo, yo espero que tú decidas terminar con este asunto de una vez por todas,

aunque signifique que ya no vas a lograr meter a tus hermanos en problemas con tus

papás.

Al final, vas a estar mucho más contento de llevarte mejor con tus hermanos. Ellos

realmente son mucho más importantes en tu vida que tus amigos y compañeros de clase.

Mientras que tus amigos y compañeros de clase pueden ir y venir, tus hermanos y

hermanas siempre serán tu familia. Cuando tú tengas hijos, ellos serán tíos y tías de tus

hijos. Los hijos de tus hermanos van a ser los primos de tus hijos.

En momentos difíciles, tus hermanos y hermanas probablemente van a querer ayudarte

mucho más que cualquier otra persona en el mundo, siempre y cuando dejes de ser su

enemigo.

Así es que lo mejor es que tú y tus hermanos empiecen a llevarse bien, en vez de seguir

peleando. Tus padres también estarán mucho más felices cuando ustedes se lleven bien.

Así es que espero que hayas decidido hacer que tus hermanos dejen de molestarte. Igual

que con otros niños, es muy fácil. Solo deja que te molesten todo lo que ellos quieran.

No te enojes con ellos, y no des quejas de ellos, sin importar que sus insultos sean

terribles.

Como dije antes, tus padres pueden complicar las cosas. Si oyen a tus hermanos

burlándose de ti, pueden enojarse y querer regañarlos y castigarlos. ¡No dejes que lo

hagan! Diles a tus padres que no hay problema, que sólo era una broma y que a ti no te

molestó. Que tú puedes lidiar con tus hermanos sin su ayuda. Ponte como regla

defender a tus hermanos frente a tus padres. Tus hermanos te lo agradecerán cuando

evites que se metan en problemas, y la verdad es que tus padres también estarán felices

de ver la lealtad que tienes hacia tus hermanos y hermanas.

No subestimes la importancia de esto: no hay nada que haga a los papás más felices que

ver a sus hijos defendiéndose unos a otros, aunque sea defendiéndose de los mismos

padres.

Cuando dejes de dar quejas de tus hermanos, ellos también dejarán de dar quejas de ti.

Pero no va a suceder de inmediato, porque les va a tomar tiempo descubrir que tú de

verdad has cambiado para siempre. Así es que prepárate, porque al principio seguirán

dando quejas de ti, aunque tú ya no lo hagas. Deja que lo hagan. No hay problema.

Ahora voy a decirte algo que no te va a gustar escuchar, pero créeme, es absolutamente lo

mejor que puedes hacer. Aunque tus hermanos mientan sobre algo que tú hiciste, e

inventan una historia de que tú los lastimaste, no hagas nada y no te enojes. Si tus padres

les creen, y te regañan o te castigan, o te mandan a tu cuarto, tampoco te enojes con ellos.

No discutas, no les grites que te están culpando injustamente, y no trates de que te quiten

el castigo. Solo recibe el castigo como un héroe. Esto puede sonarte como una

locura. ¿Cómo puedes tú dejar que tu hermano o hermana se salga con la suya,

mintiendo sobre ti y haciendo que te castiguen? Puedes hacerlo, porque te

convertirá en el verdadero ganador.

Para comenzar, tus hermanos van a estar muy sorprendidos por esto. Van a estar

asombrados de que tú puedas ser tan bueno con ellos, y sorprendidos de que tú eres tan

fuerte que puedes aguantar tranquilamente un castigo por algo que tú ni siquiera hiciste.

Pero además, se van a sentir culpables por lo que hicieron. No están locos; ellos sabrán

que mintieron, y que tú no te merecías el castigo que te tocó. Esto es buenísimo; deja

que ellos se sientan culpables. Esto es una gran victoria para ti. ¡Lo más probable es

que nunca lo vuelvan a hacer!

No solo tus hermanos, sino también tus papás van a admirarte por comportarte de esta

manera. Tus papás estarán sorprendidos de que tú no estés alegando por el castigo, y

que ni siquiera te has enojado. Tu comportamiento tan maduro los va a impresionar.

Después de un tiempo, comenzarán a pensar que talvez tú no te merecías ese castigo. No

te sorprendas si te quitan el castigo. (A propósito, es una buena idea nunca enojarte con

tus padres, sin importar por qué te castigan.) ¿Sabes qué más va a suceder? Después de

unos cuantos incidentes, tus papás ya no le creerán a tus hermanos cuando se quejen de ti.

Se darán cuenta que tú eres el maduro, y que tus hermanos actúan como bebés, así es que

su apoyo será automáticamente para ti. Al no hacer nada, tú terminarás siendo el chico

que obtiene el respeto de todos en casa.

Hay una última cosa que quiero explicarte sobre los hermanos y hermanas. Los padres

no siempre comprenden esto, porque los adultos tienen temor a la violencia física y

verbal. Pero la verdad es que jugar de “peleítas” y bromear son actividades muy

divertidas. Desafortunadamente, estas actividades dejan de ser divertidas cuando los

padres se meten a castigar a los niños por pelear o por decirse apodos. El jugar de peleas

y bromear, cuando se hacen por divertirse, no lastiman. Cuando juegas de pelear, tratas

de no lastimar al otro, y cuando tu compañero de juego pega un grito de dolor, tú te

detienes, porque no quieres lastimarlo.

Cuando se dicen apodos, es solo diversión, y no se están lastimando los sentimientos de

nadie. Cuando te diviertes de esta manera con tus hermanos, no hace que se odien uno al

otro, sino hace que se quieran. Así es que siéntete libre de jugar “peleítas” y decirse

apodos, pero asegúrate que tus papás sepan que solo es un juego, y que ellos no tienen

que preocuparse.

Bueno, eso es todo. Te deseo mucha suerte, y espero que tus días de ser ridiculizado

terminen pronto. Yo también quisiera oír de ti después de que tú sigas estos consejos.

Escríbeme a la dirección de correo electrónico [email protected] para contarme

tu experiencia personal. Si es una historia que puede servirle a otros chicos y a ti te

gustaría que la leyeran, dame permiso de publicarla en el sitio de Internet para que todos

puedan leerla.

Y si se te está dificultando seguir mis instrucciones, hazme saber cuál es el problema, y

yo haré lo posible por responder a tu mensaje y ayudarte.

LECCIÓN EXTRA TEN MAS AMIGOS

¿Cómo puedo decirte que tengas más amigos? ¿Y tú, realmente quieres tener más

amigos? Puede ser que estés tan cansado de la manera en que los otros niños te tratan

que has decidido que ya no te interesa tener amigos, porque no vale la pena el esfuerzo.

Ya sea que pienses que sí o que no quieres más amigos, la verdad es que muy dentro de

nosotros, todas las personas queremos tener muchos amigos. Los seres humanos somos

criaturas sociales. Nuestros antepasados, desde hace miles de años, han sobrevivido

porque tenían a otras personas con quienes podían trabajar en equipo. Ningún ser

humano puede sobrevivir por mucho tiempo sin la ayuda de otros, y ningún ser humano

puede ser feliz por largo tiempo sin amigos. Nuestras vidas parecen no tener sentido si

nos sentimos solos, y por mucho que nos encanten la TV y la computadora, sólo las

personas reales pueden brindarnos la verdadera felicidad. Así es que tú sí quieres tener

más amigos, ya sea que lo admitas o no.

Pero si eres una víctima de burlas, no tienes muchos amigos. Y no los tienes, porque

otros niños te ven como un perdedor y no quieren que los vean relacionándose contigo.

Los pocos amigos que tienes probablemente no son muy populares, y puede que también

sean víctimas de burlas, como tú.

Puede ser que algunos de tus amigos sean menores que tú, porque los niños menores no

te ven de menos, como los de tu edad. No se dan cuenta de que los chicos de tu edad te

consideran un perdedor. Los pequeños se sienten contentos de tener un amigo grande, y

te aprecian tal y como eres. Tú los haces sentir bien, y ellos te hacen sentir bien a ti.

Tengo buenas noticias para ti. Cuando sigas los consejos que yo te doy,

automáticamente vas a tener más amigos. Talvez no muchos más, pero definitivamente

más de los que tienes ahora. Las víctimas de burlas están en lo más bajo de la escala

social, pero en cuanto dejes de ser una víctima, inmediatamente subirás en esta escala.

¿Por qué? Porque los niños que ahora sienten vergüenza de hablarte, ya no se sentirán

así. Dejarán de evitarte.

Comenzarán a verte como la persona que tú eres, no como el chico de quien todos se ríen.

El cambio no será de un día a otro, pero probablemente comenzará en unos cuantos días,

y poco a poco aumentará. No te preocupes, pues no tienes que hacer un gran esfuerzo.

En realidad, no tendrás que hacer nada.

Si no has leído las instrucciones de “COMO LOGRAR QUE DEJEN DE

BURLARSE…”, deberías leerlas ahora. Verás que las instrucciones son increíblemente

fáciles de seguir. En realidad, no hay nada más fácil en el mundo. Así es que apresúrate.

Léelas y síguelas, y verás qué rápido mejora tu vida social, y te comienzas a sentir más

contento.

SIGUIENTES PASOS PARA TENER MÁS AMIGOS A estas alturas, tú ya deberías haber leído las instrucciones sobre cómo dejar de ser una

víctima de burlas. Si recientemente empezaste a seguir las instrucciones, probablemente

ya has notado que las cosas han empezado a mejorar. Talvez ya nadie te molesta. Pero

¿qué pasa si todavía no tienes muchos amigos, y quisieras tener más?

¿Qué pasa si quieres ser parte de un grupo, pero eres tímido o te asusta intentar acercarte?

¿Qué deberías hacer que no requiera demasiado esfuerzo?

Lee esta sección cuidadosamente. Es todo lo que necesitas.

Tú eres tímido porque has sido rechazado por mucho tiempo. Quizás hayas llegado a

creer que otros niños no querrían nunca ser tus amigos. Pero si te mantienes alejado de

ellos, nunca podrás tener muchos amigos. Necesitas acercarte a otros niños para hacerte

amigo de ellos. Por suerte, resolverlo es más fácil de lo que tú crees.

Paso Número Uno: No trates convencer a los niños de ser tus amigos Algunos cometen el grave error de tratar de convencer a otros chicos de ser sus amigos.

Esto es una mala idea, y solo hace que desperdicies tus energías.

Un verdadero amigo no es un jefe. Un verdadero amigo te ve como un igual. Hace tanto

por ti como tú por él. Pero si tú estas tratando de hacer que alguien sea tu amigo, estarás dispuesto a trabajar y esforzarte para que al otro le guste estar contigo. ¡No funcionará! En vez de lograr encontrar un amigo, el otro se sentirá como tu jefe, y creerá que puede

obligarte a hacer lo que él quiera para permitirte estar cerca de él. Tú te convertirás en

su sirviente, alguien a quien no respeta. En cualquier momento estará dispuesto a

dejarte de lado, porque no es tu verdadero amigo.

Por esta razón, si alguna vez has pensado, “¡Ay, no! ¡No tengo suficientes amigos! ¿Qué

puedo hacer para que a los otros niños les guste estar conmigo?” tienes que olvidarte de

intentar complacerlos. Esta manera de pensar va a hacer que otras personas tengan

poder sobre ti. Te verán de menos, y nunca te considerarán un igual en la relación.

De ahora en adelante, tienes que asumir una nueva actitud: “Si nadie quiere ser mi amigo, no hay problema.” ¿Te asusta pensar esto? ¿Tienes miedo que terminarás sin

un solo amigo? No te preocupes. Esta actitud no hará que tengas menos amigos. Hará

lo contrario: te traerá más amigos, y serán verdaderos amigos.

¿Cómo funciona esto? Cuando tu tienes la actitud de que no hay problema si nadie

quiere ser tu amigo, también estás diciendo sin palabras que nadie puede ser tu jefe.

Nadie puede tener poder sobre ti, y nadie puede verte de menos. Tu serás realmente

independiente, tu propio jefe. Las otras personas automáticamente te verán como alguien

que confía en sí mismo, y por ello, se sentirán más atraídos hacia ti. Te respetarán más,

y tratarán de hacer que te guste estar con ellos. Y lo mejor de todo es que no requerirá

de ti ningún esfuerzo.

Solo relájate. No te preocupes tanto por las amistades, siéntete más cómodo contigo

mismo, y los amigos te llegarán solos. Mientras ellos sientan que en verdad,

honestamente, no te vas a deprimir si dejan de ser tus amigos, no tendrán prisa por

dejarte. Diviértete con los amigos, deja que ellos se diviertan contigo, y tu vida social

será satisfactoria y sin problemas.

Paso Número Dos: Aprende de los simios como ser aceptado por un grupo. Nadie tiene millones de amigos. Las personas forman pequeños grupos de amigos, algo

que nuestros antepasados han hecho desde el principio de los tiempos. Mucho antes de

que existieran pueblos y ciudades, los seres humanos y sus antepasados vivían en grupos

llamados tribus, que generalmente tenían entre 50 y 100 miembros. Esto también

sucede con los simios y otros animales mamíferos.

Si tú hubieras nacido en el pasado, y vivieras en una tribu, tu grupo de amigos serían los

otros chicos de la tribu (que serían tus hermanos, primos, etc.) Tendrías un grupo de

unos seis, ocho o diez buenos amigos más o menos tu edad.

La vida de los seres humanos empezó a cambiar drásticamente hace unos miles de años,

cuando comenzaron a formarse los pueblos y ciudades, con cientos, miles y hasta

millones de habitantes. De pronto habían muchos más niños juntos. Pero como sería

imposible que todos fuesen amigos, se formaron pequeños grupos de amigos, tal y como

cuando las personas vivían en tribus en la naturaleza.

En una tribu era fácil ser parte de un grupo de amigos, porque siempre estaban juntos.

En la vida moderna, se vuelve más complicado ser parte de un grupo de amigos. Si estás

en una escuela grande o en una ciudad, tienes que encontrar un grupo al cual pertenecer

entre todos los chicos que te rodean, y tienes que ser aceptado por ellos.

Puede asustarte, porque sentirás miedo de que no te acepten. Pero quiero facilitarte las

cosas.

Antes que nada, tendrás que decidir a qué grupo es al que realmente quieres pertenecer.

Por ejemplo, si te gustan las ciencias naturales y las computadoras, no te sentirás contento

con un grupo de gente a quienes sólo les gusta ir de compras y organizar fiestas.

Busca un grupo de personas que tengan intereses similares a los tuyos. No tienen que ser

idénticos a ti; podría ser aburrido tener amigos que son exactamente como tú. La

variedad hace que la vida sea más interesante, y no hay razón por qué no puedas

pertenecer a un grupo de niños en donde tú eres único o especial.

La verdad es que para que un grupo sea exitoso y divertido, los miembros tienen que ser

diferentes unos de otros. Por eso, no esperes que los otros miembros del grupo sean

idénticos a ti. Lo más importante es que encuentres un grupo que sientes que te gusta.

Hay algo importante que puede ayudarte: No solo tú necesitas amigos. Los otros niños

también necesitan tener amigos. Tú eres tan importante para ellos como ellos lo son para

ti. No trates de convertirte en lo que crees que a ellos les gustaría que tú fueses. No

tienes que ser igual a ellos para ser aceptado. Sencillamente ser tú mismo es lo más

sencillo y eficaz para que otros te consideren alguien interesante, alguien que ellos

quisieran como amigo.

Ahora déjame contarte algo sobre los mandriles. Estos son simios que viven en las

planicies del Africa, y se parecen mucho a los seres humanos. Al igual que nuestros

ancestros, viven en tribus. Pero además, son extremadamente fuertes y peligrosos. Un

ser humano no sobreviviría un ataque de uno de estos animales, y cuando pelean entre sí,

sus peleas son mortales.

Los mandriles machos no viven toda su vida en la misma tribu. Cuando un macho crece,

deja su propia tribu y busca otra a la cual pueda pertenecer, para pasar allí el resto de su

vida.

Pero el joven mandril no puede simplemente llegar a una nueva tribu y decir, “Hola,

vengo a quedarme con ustedes, ¿dónde está mi lugar?”

Cuando llega, él es un extraño para los de la tribu, y los demás no lo necesitan. Les ha

ido muy bien solos, sin este nuevo miembro. Lo verían como un enemigo peligroso si se

aparece de pronto, y trata de meterse en su grupo privado. Lo harían pedazos. Para

llegar a aceptarlo, tienen que primero llegar a conocerlo, confiar en él y quererlo.

¿Sabes qué es lo que hace el mandril? ¡Es asombroso! Se sienta lejos de la tribu, pero en

un lugar donde fácilmente lo pueden ver. Como está lejos, y está actuando de una

manera que no amenaza a los miembros de la tribu, no le tienen miedo.

El simplemente se sienta a esperar, durante días, semanas y a veces hasta meses. Su

paciencia es sorprendente. ¿Te imaginas pasarte sentado por meses cerca de un grupo de

personas, sin tener ningún contacto con ellos? Eso es exactamente lo que el mandril

hace.

Poco a poco, se sienta más cerca. La tribu se va acostumbrando a verlo allí, y ya no le

tienen miedo. Entonces los mandriles pequeños, que son curiosos y aventureros por

naturaleza, comienzan a acercarse a él. Juegan con él, y el juega con ellos.

Poco a poco, algunas de las hembras jóvenes comienzan a sentir curiosidad, porque

resulta que ellas tienen tanto interés en conocer un joven macho, como este joven mandril

tiene por conocer hembras jóvenes. Eventualmente, se acerca más, y termina dentro del

grupo. La tribu se ha acostumbrado a él, les ha caído bien, y ahora ya pertenece al

grupo.

Tú puedes aprender algo de estos mandriles, pues los grupos humanos funcionan igual.

Encuentra al grupo que te guste, pero no te esfuerces demasiado por entrar. Si tratas de

forzarlos a aceptarte, sólo te rechazarán. Trata de estar cerca de ellos, y relájate. Si

alguno de ellos se da cuenta que estás allí, y comienza a hablarte, será excelente, pues

ayudará a que te acepten más rápido en el grupo. Pero si no te hablan, no te preocupes.

Busca algún miembro del grupo que te parece interesante y que se vea amigable, y

empieza tú a hablarle a él.

¿Qué pasa si no se te ocurre qué decir? La manera más fácil de comenzar una plática es

decir un cumplido. Haz que sea auténtico. Piensa en algo que tú crees que le haría

sentir bien a este chico si tú se lo dices. Probablemente se sentirá agradecido de que tú

te diste cuenta de una cualidad que él tiene, y muy pronto tendrás un nuevo amigo. Este

nuevo amigo será tu llave de entrada al grupo.

Lo importante es tener paciencia. Recuerda al mandril sentado calladito a lo lejos, y trata

de ser como él. Los otros chicos terminarán aceptando tu presencia y hasta olvidarán que

alguna vez no eras parte del grupo. Lo bueno es que las personas aceptan más

fácilmente a otros miembros que los mandriles. No tendrás que esperar meses para

llegar a pertenecer.

Poco a poco, otros miembros del grupo comenzarán a platicarte, y las cosas mejorarán

muy pronto. Quizás transcurrirán unos días, o un par de semanas para que te consideren

parte del grupo. Solo recuerda estar tranquilo y ser tú mismo. Dite a ti mismo: “No me

importa si no me aceptan”, y te aceptarán más pronto. Te darás cuenta de que lo lograste

cuando descubras que te estás divirtiendo mucho. Si estás disfrutando estar con ellos,

sin duda ellos estarán disfrutando tu compañía.