comisión histórica del conflicto y sus víctimas
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Comisin Histrica del Conflicto y sus Vctimas
Acumulacin capitalista, dominacin de clase y rebelin armada
Elementos para una interpretacin histrica del conflicto social y armado
Informe presentado por
Jairo Estrada lvarez
Profesor del Departamento de Ciencia Poltica
Universidad Nacional de Colombia
Bogot, febrero de 2015
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ndice
Introduccin
I. Acumulacin capitalista, concentracin extrema de la riqueza y desigualdad social
- Conformacin del rgimen de acumulacin del capitalismo productivo. De
principios de la dcada de los aos de 1920 hasta mediados de la dcada de los
sesenta
- Crisis y transicin del rgimen acumulacin de capitalismo productivo hacia un
rgimen neoliberal de financiarizacin. De la dcada de 1960 a finales de los
aos de 1980
- Conformacin y despliegue de un rgimen neoliberal de financiarizacin. De
principio de la dcada de 1990 a la actualidad
II. Estado, poder de clase y contrainsurgencia
- Procesos constitutivos del poder y la dominacin de clase
- Reorganizacin conflictiva del poder de clase y contrainsurgencia temprana. De
los aos de 1920 al fin de la Violencia
- Excepcionalidad permanente e institucionalizacin de la contrainsurgencia. Del
Frente Nacional a fines de la dcada de 1980
- Renovacin de la dominacin de clase, intensificacin de la guerra y
tecnificacin de la contrainsurgencia. Del proceso constituyente de 1991 a la
actualidad
III. Subversin social y rebelin armada
- Indivisibilidad y naturaleza poltica y social de la subversin
- Sobre los orgenes y la persistencia de la rebelin armada
- Falsificaciones e insostenibilidad histrica de la teora econmica del
conflicto
- La fabricacin manipulada de la amenaza terrorista o la justificacin de una
guerra exterminio
IV. Sobre los impactos del conflicto sobre la sociedad colombiana
V. Sobre las responsabilidades en el conflicto colombiano
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Dentro de la perspectiva histrica, los antisociales resultan ser otros: son los que defienden un orden
injusto, creyendo que es justo solo porque es tradicional. En realidad, los subversores de esta categora
no quieren destruir sino lo que resulta incongruente con sus ideales, y tratan ms bien de reconstruir la
sociedad segn nuevas normas y pautas1.
Orlando Fals Borda
Introduccin
El inmenso valor que posee para nuestro pas la posibilidad de transitar en forma
definitiva el camino de una solucin poltica al conflicto social y armado, abierta con los
dilogos de La Habana entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC-EP y gracias al muy
probable inicio de negociaciones con el ELN, solamente es comprensible a travs de la
aprehensin crtica de los resultados que brinda la muy rica investigacin histrica y el dilogo
con otras disciplinas de las ciencias sociales.
En el contexto de las negociaciones de La Habana se han reabierto las discusiones acerca
de los orgenes del conflicto, de sus causas mltiples, de su duracin y persistencia, as como de
los impactos producidos sobre la poblacin y la sociedad en su conjunto. Estos ltimos han
adquirido particular relevancia, teniendo en cuenta que la larga contienda ha ocasionado un
incontable nmero de vctimas, en su inmensa mayora provenientes de las clases subalternas y
de los sectores pobres y marginados del pas, y ha afectado sus mltiples procesos organizativos
polticos, econmicos y socioculturales, limitando o liquidando sus posibilidades de existencia
y accin poltica y social transformadora. Ello ha derivado en la necesidad tanto del
esclarecimiento de la verdad y la determinacin de las responsabilidades, como de definir y
aproximar condiciones que permitan el trmite del conflicto en el escenario nico de la poltica,
como aspectos que, de manera esencial, pueden contribuir a sentar las bases para un escenario
de paz estable y duradera. La respuesta a semejante exigencia slo es posible con el retorno a la
historia.
Avanzar en el entendimiento complejo del conflicto constituye un imperativo, si se
considera que por los rasgos que asume el debate poltico actual se est frente a tendencias de
anlisis que a travs de los recursos del revisionismo histrico o de la llamada historia
contrafctica pretenden falsificar o reelaborar en forma grosera tendencias, momentos y hechos
del proceso histrico, con el propsito de fundamentar y legitimar posturas que desvirtan la
naturaleza social y el carcter histrico del conflicto colombiano. La revisin y el falseamiento
1 Orlando Fals Borda, La subversin en Colombia. El cambio social en la historia, Bogot: Fica, Cepa, 2008, p.
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devienen en reduccionismo y se convierten en sustento de posturas que en el campo de fuerzas
de la poltica se muestran contrarias a las posibilidades de una solucin poltica, alentando ms
bien la perspectiva de una salida militar, cuya implicacin no sera otra que la de la prolongacin
indefinida de la guerra.
El presente Informe no tiene la pretensin de examinar ni agotar las mltiples
interpretaciones y caracterizaciones del conflicto colombiano. Tampoco es un ejercicio de
investigacin histrica. Como bien lo seala Palacios,
la multiplicacin de monografas sobre un fenmeno con tantas fases cronolgicas, tan
diversos y cambiantes mbitos, tantas aristas coyunturales, domsticas e internacionales
y la confusin bablica de los leguajes que lo designan, es decir, la fragmentacin del
conocimiento, invita a la sntesis interpretativa en perspectiva histrica. Ahora bien,
perspectiva histrica no es lo mismo que historia. Tanto las guerras civiles anteriores,
incluida la primera ola de Violencia, como el conflicto presente, cada uno por aparte o
todos en conjunto, esperan a sus historiadores2.
Aqu se proponen elementos para una interpretacin histrica del conflicto social y
armado, a partir de un relato general, en el que se privilegian procesos y tendencias, antes que
hechos o acontecimientos particulares, y que tiene como contexto poltico inmediato el proceso
de paz entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC-EP. Tal relato se fundamenta en una tesis
central: Contrainsurgencia y subversin son inherentes al orden social capitalista imperante en
nuestro pas. Si la subversin asumi tambin la expresin de la rebelin armada, ello se explica
esencialmente por las condiciones histrico-concretas de constitucin y reproduccin de ese
orden social.
Tales condiciones son abordadas en el Informe aproximando un anlisis de la tendencia
del proceso de acumulacin capitalista y de las formas histricas de organizacin del poder y
la dominacin de clase desde la dcada de 1920 hasta la actualidad. Dicho anlisis muestra que
a lo largo del proceso histrico se han estructurado y activado mltiples dispositivos de
preservacin y de reproduccin del poder y la dominacin de clase, los cuales se han sustentado
en la combinacin de las formas de lucha por parte de lo que en el trabajo se caracteriza como
un bloque de poder contrainsurgente.
La apelacin al recurso de la violencia y al uso de la fuerza armada para enfrentar la
subversin general (sea sta en el mbito de la reivindicacin y la reforma, o como propsito de
cambio revolucionario) ha provocado que el conflicto poltico y social haya asumido tambin la
2 Marco Palacios, Violencia pblica en Colombia 1958-2010, Bogot: Fondo de Cultura Econmica, 2012, p. 20.
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expresin de la subversin armada en respuesta a tales disposiciones. Esa respuesta no ha sido
slo reactiva; tambin ha adquirido un carcter ofensivo dado que se ha buscado la superacin
del orden existente y se ha manifestado la voluntad de luchar hasta la muerte por ese propsito,
como en el caso de las guerrillas revolucionarias. El Informe se ocupa de diversos aspectos que
demuestran la naturaleza poltica y social de la rebelin armada; explora sus razones de
existencia y persistencia; y controvierte de manera particular las tesis que consideran que mut
hacia una empresa criminal orientada por la codicia o que degener en bandas terroristas.
Al ocuparse de los impactos del conflicto, sin dejar de lado sus dramticas dimensiones
y el horror causado por la guerra sobre el conjunto de la organizacin social, propone la tesis de
que la violencia, cuando se considera en forma estructural y sistemtica, se ha orientado
principalmente a la contencin y destruccin (incluido el exterminio fsico) de las expresiones
polticas, reivindicativas y organizativas del campo popular, y de manera principal contra las
proyectos que han representado una amenaza frente al orden social vigente. Las
responsabilidades por los impactos del conflicto, aunque son mltiples, desiguales y
diferenciadas, se le imputan al sistema imperante y particularmente al Estado, dado que en l se
condensa el poder de clase y la organizacin de las relaciones que predominan en la sociedad.
I. Acumulacin capitalista, concentracin extrema de la riqueza y desigualdad
social
La tendencia histrica del proceso de acumulacin constituye un factor esencial para
caracterizar relaciones de causalidad y persistencia del conflicto social y armado, aunque no
logra explicarlas por s sola. Resulta de suma utilidad para comprender las condiciones de
produccin y reproduccin del antagonismo y del conflicto social y de las formas especficas
que ste asume a travs de las luchas sociales y de clase, en la medida en que da cuenta del
rgimen de produccin y de apropiacin de la riqueza social producida, de la forma como las
diferentes clases y facciones participan en l, as como de la organizacin institucional del poder
y del Estado para esos propsitos, especialmente a travs de los diseos de la poltica econmica.
Sin desconocer el papel de las luchas sociales sobre la distribucin y la redistribucin en
diferentes momentos, la forma prevaleciente de la acumulacin capitalista a lo largo del
conflicto ha sido la de la violencia y el despojo. Su principal resultado histrico es la generacin
de una de las sociedades ms desiguales del mundo, caracterizada por una altsima
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concentracin de la riqueza y de la propiedad, actualmente en manos de unos pocos poderes
financieros corporativos. En ese aspecto es indiscutible la funcin de acumulacin
expropiacin desempeada por la guerra.
Conformacin del rgimen de acumulacin del capitalismo productivo. De principios de
la dcada de los aos de 1920 hasta mediados de la dcada de los sesenta3
La trayectoria histrica de este perodo describe el desencadenamiento de un proceso de
desarrollo capitalista, que choca con los obstculos derivados del rgimen seorial-burgus,
hacendatario y de burguesa compradora, y con el temor que tempranamente despierta la
subversin social. Se trata de un proceso de modernizacin capitalista en el que con fundamento
en la consolidacin de la economa cafetera como principal sector de la actividad econmica, se
abre paso el proceso de industrializacin basado en el mercado interno y la sustitucin de
importaciones, se desencadena la lenta transformacin capitalista de la agricultura, al tiempo
que se da continuidad a economas de extraccin, especialmente a travs de la explotacin
petrolera. Esta configuracin sectorial de la economa se acompaa de una concentracin
espacial en la regin andina, con despliegues hacia tierras planas de la Costa atlntica y de los
actuales departamentos del Valle, el Huila y el Tolima principalmente. A la vez explica la
insercin en la economa mundial por cuenta de la exportacin de bienes primarios,
especialmente del caf, lo que hace la economa dependiente y vulnerable frente al
comportamiento de los precios de estos productos en los mercados internacionales y a los ciclos
transnacionales de acumulacin. Desde el punto de vista poblacional, se aprecia un proceso de
liberacin de fuerza de trabajo, favorecido por migraciones hacia los principales centros
urbanos y las cabeceras municipales (que impulsan una urbanizacin relativamente acelerada),
y por colonizaciones campesinas, que amplan la frontera agrcola.
La conformacin de este rgimen de acumulacin se fundamenta en continuas luchas y
disputas entre las clases dominantes y sus principales facciones, que derivan en la transaccin y
el compromiso, con rasgos de relativa inestabilidad. Asimismo, en la movilizacin y las luchas
sociales, obreras y especialmente agrarias; y en la funcin organizadora de la guerra y del
ejercicio de la violencia. Ello resulta ms comprensible cuando se considera que en el eje de la
conformacin de dicho rgimen se encuentra la tierra. Y ms que ella, la presin por su inclusin
3 El desarrollo capitalista posee una trayectoria previa que se remonta a las ltimas dcadas del siglo XIX y guarda
una estrecha relacin con los procesos de colonizacin cafetera y los excedentes producidos por sta, los cuales
constituirn la base para el surgimiento de las primeras actividades industriales.
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dentro del proceso de acumulacin capitalista, lo cual demandaba la transformacin de las
relaciones de propiedad para superar en forma definitiva el rgimen seorial-hacendatario y dar
paso a la democratizacin de la propiedad a travs de la reforma agraria. En contraposicin a
ello, la va reaccionaria que se impuso para resolver la cuestin de la tierra, tras algunos intentos
de tibio reformismo, tendr profundas repercusiones sobre nuestro devenir histrico, pues
sentar las bases estructurales para la continua reproduccin de un rgimen de propiedad y de
produccin erigido sobre la extrema concentracin de la propiedad latifundista sobre la tierra y
su contracara: la exclusin del acceso a la propiedad de la clase trabajadora rural y de las
mayoras campesinas. Un rgimen construido a sangre y fuego, protegido a travs de un orden
jurdico hecho a la medida, y que no ha escatimado en el recurso permanente de las armas para
su preservacin y proteccin.
Dicho rgimen produjo dinmicas de la relacin espacial a travs de procesos de toma de
tierras y de colonizacin campesina, los cules adems de ampliar la frontera agrcola,
terminaron sometidos a la activacin recurrente de dispositivos de violencia y despojo de las
tierras as valorizadas, produciendo la contestacin campesina, que ha incluido las respuestas
armadas y de autodefensa, como se ver ms adelante. Igualmente provoc procesos
poblacionales, que se movieron entre la migracin voluntaria y el desplazamiento forzado, con
predominio de este ltimo, los cuales se convirtieron en fuente de urbanizacin acelerada, no
slo de las principales ciudades, sino de las cabeceras municipales, y de nuevos ciclos de
colonizacin. Tambin explic la insuficiente capacidad de respuesta de la produccin agrcola
frente a las demandas por materias primas y alimentos propias del proceso de industrializacin
en curso. Y oblig adicionalmente a una solucin de transaccin, que sin afectar el rgimen de
gran propiedad, dio paso a la agricultura moderna de plantacin en territorios planos (banano,
algodn, arroz y caa de azcar) y con ello a nuevas formas de explotacin del trabajo
asalariado, al tiempo que persista el latifundio improductivo, especialmente ganadero, junto
con la propiedad minifundista. Los intentos de respuesta reformista moderada en los aos de
1930 a la presin sobre la tierra, adems de fracasar, terminaron por exacerbar la oposicin
de los sectores ms retardatarios y justificar sus respuestas violentas.
La tendencia de la acumulacin capitalista durante este perodo se caracteriz, por otra parte,
por el afianzamiento de la economa del caf. La crisis de la hacienda cafetera transform y
acondicion tal economa a las tendencias del desarrollo capitalista y la organiz con base
principal en la pequea y mediana produccin campesina. Reafirm igualmente el poder de la
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burguesa cafetera, la cual logr consolidar su posicin hegemnica gracias del peso maysculo
alcanzado por esa economa dentro del conjunto de la actividad econmica, haciendo del caf
el principal producto de exportacin y por tanto de generacin de divisas, y fuente fundamental
de excedente para impulsar la industrializacin. A la vez, provoc una modalidad de insercin
de la economa colombiana en la economa mundial, que ha prevalecido hasta la actualidad:
adems de sensible a los ciclos mundiales de acumulacin, propicia la lgica de las economas
rentsticas, y con ello, el inters de facciones de las clases dominantes en el control sobre dichas
rentas. Como se ver ms adelante, la crisis estructural de la economa cafetera estimulada por
la liberalizacin del mercado del caf a finales de la dcada de 1980, se constituy en factor
esencial para la comprensin de la funcin de regulacin macroeconmica y social que empez
a desempear la economa corporativa transnacional de la cocana. En ese sentido, la trayectoria
de la economa cafetera no slo explica parte del conflicto social que deriva en la Violencia4,
sino que representa la zaga sobre la cual se produjo la insercin de economas campesinas y de
trabajadores agrcolas en la cadena de la acumulacin ilegal transnacional, en la calidad del
eslabn ms dbil.
La acumulacin capitalista encontr en el evidente mayor desarrollo industrial otro de sus
soportes, con las limitaciones propias de una burguesa industrial que no tuvo la capacidad
econmica y poltica para liderar un proyecto nacional, como ocurriera en otros pases de
Nuestra Amrica. La expansin industrial se vio favorecida por el abaratamiento de la fuerza de
trabajo provocado por el desplazamiento forzado a las ciudades que impuso la Violencia y por
polticas de estmulo estatal en algunos momentos de este perodo. Tales polticas, no obstante,
no condujeron a diseos que permitiesen afirmar la existencia de una poltica de
industrializacin dirigida por el Estado e implementada de manera continua y sistemtica. Al
privilegiarse una poltica econmica en funcin de los intereses de la burguesa cafetera,
predomin la exposicin a la economa mundial y la apertura a la inversin extranjera, que
explica por qu al inicio de la dcada de 1960 buena parte de la produccin industrial era
controlada por el capital transnacional. Las polticas de proteccin estimularon un rpido
proceso de monopolizacin y de control del mercado interno5, que conform la base, junto con
4 Vase, Daro Fajardo, Violencia y desarrollo. Transformaciones sociales en tres regiones cafetaleras del Tolima,
1936-1970, Bogot: Fondo Editorial Suramrica, 1979. 5 Tambin estimularon el rezago tecnolgico, que derivara en la crisis estructural de industria en la primera mitad
de la dcada de 1970.
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las polticas de incentivos al negocio financiero, para la conformacin de grupos econmicos
que al promediar la dcada de 1970 controlaban lo esencial de la actividad econmica6.
Las trayectorias de acumulacin aqu descritas ilustran acerca de los fundamentos
econmicos de la conflictividad de este perodo. Por una parte, es notoria la puja entre las
diferentes facciones de las clases dominantes (burguesa cafetera y comercial, burguesa
industrial, terranientes-hacendatarios), que tras exacerbaciones transitorias encontr salida en el
compromiso relativamente estable de clases que se terminar imponindose al final de este
perodo. A ello coadyuv el papel unificador del Estado a travs de una poltica econmica que
bajo el predominio de las demandas cafeteras, en todo caso dio respuestas a intereses
latifundistas e industriales, y a requerimientos de la regulacin social, especialmente en materia
laboral y de seguridad social. Por la otra, es evidente la conformacin del antagonismo y el
conflicto (independientemente de sus configuraciones especficas) entre las diferentes facciones
dominantes y pequeos y medianos productores, especialmente cafeteros, campesinos sin tierra,
sectores intelectuales, obreros y empleados urbanos, es decir, clase trabajadora en formacin y
crecimiento. En el temor desatado por las luchas de estas clases subalternas, especialmente
agrarias y obreras, as como en la amenaza que para el poder de clase represent el Gaitanismo,
se encuentran razones adicionales para buscar el compromiso de clase que se concret en los
acuerdos del Frente Nacional
En ese contexto, debe analizarse de manera particular la funcin de la Violencia. Ms all
de consideraciones estrictamente polticas, sociolgicas, antropolgicas o culturales, su funcin
econmica es indiscutible y esencial para entender la forma histrica del proceso de
acumulacin capitalista y del conflicto social durante este perodo. Al reducirla a
interpretaciones de guerra fratricida e interpartidista, se privilegia su autonoma respecto de
dicho proceso y se termina por encubrir la gran transformacin econmica, poltica y
sociocultural ocurrida en el pas. La Violencia desempe una funcin ordenadora de la relacin
social capitalista en proceso de despliegue y expansin, activ mecanismos de disciplinamiento
y control social, desestructur luchas y formas de resistencia, aunque se constituy en
desencadenador de otras, dentro de las cuales se encuentra la resistencia y la lucha armada.
Como bien lo sealan Vega Cantor y Rodrguez Ruiz, lo que no
6 Al respecto ver, Julio Silva Colmenares, Los verdaderos dueos del pas. Oligarqua y monopolios en Colombia,
Bogot: Ediciones Suramrcia, 1977. lvaro Camacho Guizado, La organizacin social de la concentracin del
capital en Colombia, Cali: Universidad del Valle, 1977.
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significa que sea el nico- durante los aos de la violencia, lo constituy el desarrollo del
capitalismo y el aceleramiento de la acumulacin de capital. Y agregan que
cuando conclua la
violencia- el pas que emerga de ese tenebroso perodo era totalmente distinto: con un
sector industrial manufacturero que se ubic al frente de las actividades econmicas; con
una acelerada urbanizacin; con el despoblamiento de los campos; con una agroindustria
en proceso de despegue; con un sector cafetero que, ante las circunstancias del desarrollo
capitalista, debi plegarse a ese proceso e iniciar el perodo de modernizacin de la
estructura productiva y tcnica del cultivo del caf7.
Adems del antagonismo y de las conflictividades constituidas durante este perodo,
muchas de las cuales alcanzarn su madurez en las dcadas posteriores, para efectos del
entendimiento del conflicto social y armado y sus orgenes, se hace imperioso tener en cuenta
la naturaleza violenta del proceso de acumulacin. Esa violencia, que parece responder a
determinaciones subjetivas de individuos o colectividades polticas, pues as se manifiesta, es
inherente al sistema, lo constituye y organiza, y se convierte en factor no solo necesario sino
indispensable de su reproduccin. Ella misma genera las respuestas de las clases subalternas,
las cuales pueden adquirir tambin la forma violenta. La violencia contra el campesinado en este
perodo provoc la contestacin armada en la forma de autodefensa y de guerrilla campesina.
Crisis y transicin del rgimen acumulacin de capitalismo productivo hacia un
rgimen neoliberal de financiarizacin. De la dcada de 1960 a finales de los aos de
1980
Durante este perodo, fueron notorios los cambios en el rgimen de acumulacin. Dichos
cambios, al tiempo que heredaron las configuraciones del rgimen anterior, mostraron sus
restricciones, y anunciaron la irrupcin de nuevas modalidades de la acumulacin, las cuales
desplegaron toda su fuerza en los aos ochenta. Igualmente condujeron a reacomodos entre las
diferentes facciones de las clases dominantes, que consolidaron en el campo poltico el acuerdo
del Frente Nacional (1958-1974) y su prolongacin; fueron constitutivos de nuevas formas del
conflicto social y de clase; y contribuyeron a explicar el rgimen de luchas sociales y la
tendencia misma del conflicto social y armado.
Durante el perodo se asisti a un debilitamiento del capitalismo productivo, que se
expres en varios aspectos:
7 Renn Vega Cantor, Eduardo Rodrguez Ruiz, Economa y violencia. El antidemocrtico desarrollo capitalista
de Colombia en los Aos Cincuenta, Bogot: Universidad Distrital Francisco Jos de Caldas, p. 104.
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a) Se produjo hacia mediados de la dcada de 1960 la crisis del proceso de
industrializacin basado en la sustitucin de importaciones, sin que se hubiese logrado
consolidar la produccin de bienes intermedios y el trnsito a la produccin de bienes de capital.
Los problemas de la industrializacin inconclusa pretendieron ser resueltos con las polticas de
promocin de exportaciones y el estmulo a procesos de integracin, particularmente durante el
gobierno de Lleras Restrepo. La crisis estructural de la industria de mediados de la dcada de
1970, unida a las polticas de apertura comercial del gobierno de Turbay Ayala, provocaron un
mayor debilitamiento de este sector de la actividad econmica, que luego de una corta
recuperacin al inicio del gobierno de Betancur (1982-1986), sufri un golpe certero con el
inicio de las polticas neoliberales del gobierno de Gaviria. El ciclo industrial estuvo asociado a
un perodo importante de la lucha y la movilizacin obrera.
b) Se registr la prdida de influencia de la economa cafetera que, tras la bonanza del
gobierno de Lpez Michelsen , la minibonanza del gobierno de Betancur y la terminacin del
Pacto de Londres en 1989, entr en una situacin de crisis estructural con profundas
repercusiones tanto econmicas como sociales al presionar la generacin de rentas sustitutivas
para compensar los efectos sobre la balanza de pagos y en cuenta corriente y la poltica
macroeconmica, y producir impactos severos sobre las economas campesinas, el empleo y la
ingresos de los trabajadores agrcolas, forzndolos a buscar alternativas de sobrevivencia.
c) Se asisti a un nuevo intento de tmido reformismo para enfrentar la no resuelta
cuestin agraria, con la expedicin de la Ley de Reforma Agraria (135 de 1961). Este propsito
tuvo su mayor impulso durante el gobierno de Lleras Restrepo, que promovi adems la
incorporacin controlada del campesinado en el proceso con la creacin de la Asociacin
Nacional de Usuarios Campesinos en 1967. Se vio frustrado, no obstante, con el Pacto de
Chicoral suscrito en 1972 durante el gobierno de Pastrana Borrero, mediante el cual se consolid
el poder latifundista ganadero y la transformacin capitalista de la agricultura basada en la
propiedad terrateniente iniciada en las dcadas anteriores. Se sell cualquier posibilidad de
democratizacin de la propiedad sobre la tierra por la va institucional. La nica opcin que le
qued al campesinado desposedo consisti en darle continuidad a los procesos de colonizacin
o adelantar tomas de tierras, como en efecto ocurri a lo largo de los aos de 1970. Por otra
parte, para contener la presin del campesinado, se dio iniciaron durante el gobierno de Lpez
Michelsen las polticas de desarrollo rural integral, de apoyo a la economa campesina,
inspiradas en los diseos del Banco Mundial. Dadas esas circunstancias, uno de los factores de
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origen del conflicto social y armado, el conflicto por la tierra, devino en factor de reproduccin
y persistencia.
d) Para enfrentar las tendencias a la crisis del rgimen de acumulacin, se redefini a
partir del gobierno de Pastrana Borrero la poltica econmica y desarrollo. La industria de la
construccin, especialmente de vivienda, fue concebida como sector estratgico sobre el cual se
deberan centrar los esfuerzos de la poltica estatal. Adems del efecto multiplicador de la
construccin sobre otras actividades productivas, se buscaba dar respuesta a la creciente
demanda por vivienda producto del acelerado proceso de urbanizacin. La construccin de
vivienda se fundament en el endeudamiento a largo plazo de los hogares a travs de crditos
del sistema UPAC. De esa forma se dio impulso a la acumulacin financiera, que tuvo nuevos
desarrollos gracias a la reforma financiera de 1974 del gobierno de Lpez Michelsen y al mismo
endeudamiento del Estado. Se sentaron as las bases del rgimen neoliberal de financiarizacin
que se despleg con toda fuerza a partir de la dcada de 1990, el cual se constituira en fuente
de nuevas formas del conflicto social en los espacios urbanos.
e) Se produjo la insercin de la economa colombiana en la economa corporativa
transnacional de las drogas de uso ilcito8, primero con el cultivo de marihuana en la segunda
mitad de la dcada de 1970 y luego con la produccin de cocana desde los aos de 1980. Esta
economa se convirti en factor indispensable de la estabilidad macroeconmica, estimul la
especulacin inmobiliaria en los centros urbanos, provoc la mayor concentracin de la
propiedad sobre la tierra, y contribuy a expandir el negocio financiero a travs del lavado de
activos, especialmente a partir de los aos de 1990. De esa forma, se constituyeron zonas grises
de la acumulacin de capital, con comportamientos autnomas, pero articuladoras e integradoras
de las formas legales e ilegales9. Por otra parte, sectores del campesinado empobrecido y de los
trabajadores agrcolas, jornaleros o recolectores de cosecha, encontraron una salida de
sobrevivencia en esta economa, incorporndose a ella como sus eslabones ms dbiles a travs
8 Palacio y Rojas demuestran el carcter ideologizado (en funcin de la poltica antidrogas de los Estados Unidos)
de la expresin narcotrfico, la cual no da cuenta adems del carcter esencial de esa economa. Ver, Germn
rios de la cocana, parainstitucionalidad y flexibilidad del rgimen poltico
), La irrupcin del paraestado.
Ensayos sobre la crisis colombiana, Bogot: Ilsa, Cerec, 1988. De acuerdo con recientes investigaciones de Senz
Rovner, mucho antes del boom de la marihuana en los aos de 1970, ya existanarcotrfico en Colombia. Vase,
El Espectador,
Bogot, 25 de enero de 2015. 9
Capitalismo criminal. Ensayos crticos, Bogota: Universidad
Nacional de Colombia, Departamento de Ciencia Poltica, 2008
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del cultivo de coca y de su recoleccin. Esta economa estmulo nuevos ciclos de colonizacin
campesina y, por tanto, de ampliacin de la frontera agrcola. Adems de los impactos
econmicos, la economa corporativa transnacional de las drogas ilcitas transform
sustancialmente el conjunto de la formacin socioeconmica, entronizando en ella rasgos
criminales y mafiosos, que se mantienen en la actualidad. Al mismo tiempo, se constituy en
unos de los pilares de los procesos de acumulacin por despojo, del orden de la guerra
contrainsurgente y del paramilitarismo, que se reeditaron a partir de la dcada de 1980. La
dinmica de dicha economa devino en un factor de impacto importante sobre la tendencia y la
dinmica del conflicto social y armado. A la sombra de esta economa transnacional se asisti a
la creciente militarizacin de la vida econmica, poltica, social y cultural del pas10.
f) Se afianz el carcter rentstico de la economa y su marcada dependencia del sector
primario, lo cual se ha acentuado en la actualidad. Durante este perodo se expandi en forma
significativa la exploracin y la explotacin petrolera y se dio inicio a la extraccin del carbn
y el ferronquel. En todos los casos en condiciones de amplia favorabilidad para el capital
extranjero y lesivas para el inters nacional, lo cual reforz lo argumentos de la lucha guerrillera.
Con la revisin de la poltica petrolera durante del gobierno de Lpez se dio paso a los contratos
de asociacin con el capital extranjero y se promovi la exploracin de crudo que deriv en la
bonanza petrolera en Arauca al promediar la dcada de 1980. La mejora en los precios
internacionales del petrleo en los aos 70 estimul el inicio del proyecto carbonfero de El
Cerrejn en la Guajira. Despus de una grandiosa inversin pblica, se produjo la retirada del
Estado, para dejar el negocio en manos del capital extranjero. En igual sentido, se inici la
extraccin de ferronquel con el proyecto de Cerromatoso en Crdoba.
g) Se produjo una reformulacin del papel del Estado en la conduccin poltica del
proceso econmico. Los rediseos institucionales del gobierno de Lleras Restrepo en 1968
fortalecieron el poder presidencial en la definicin y orientacin de la poltica econmica, as
como en los procesos de planeacin y presupuestacin, al tiempo que debilitaron el papel del
legislativo y de los gremios econmicos. Este presidencialismo se acompa de una
tecnocratizacin de la poltica econmica. A la derrota definitiva del propsito industrializador
y de la influencia cepalina, a partir de los aos setenta le sigui el inicio de la influencia del
neoliberalismo y con ello de la ideologa de libre mercado y de las polticas promovidas por
10 Sobre los impactos del narcotrfico en la sociedad colombiana, vase Marco Palacios, Violencia pblica en Colombia (1958-2010), Bogot: Fondo de Cultura Econmica, 2012, cap. 3.
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el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Al finalizar de la dcada de 1980, la
poltica econmica neoliberal haba consolidado su hegemona; luego se desplegara plenamente
con la poltica de apertura econmica y de modernizacin del Estado emprendida por el
gobierno de Gaviria Trujillo. Los impactos econmicos y sociales de la poltica neoliberal le
dieron nuevos contenidos al conflicto social y armado, y proveyeron nuevos argumentos al
accionar de la insurgencia armada.
Durante este perodo, se reforzaron las configuraciones espaciales y las tendencias
poblacionales del proceso de acumulacin heredadas de la Violencia. Asimismo, se generaron
nuevas en correspondencia con los cambios sectoriales. Se consolid el acelerado proceso de
urbanizacin, lo cual gener nuevas demandas econmicas y sociales propias de ste. A la
irresuelta cuestin agraria, se le sum ahora la cuestin urbana asociada con las problemticas
de la vivienda, de la educacin, de la salud y la seguridad social, de los servicios pblicos, del
empleo y la informalidad, de la feminizacin del trabajo y, en general, con las condiciones de
vida de los trabajadores. El conflicto social adquiri nuevas dimensiones, lo cual se expres en
el lugar significativo que tuvieron las luchas cvicas. Asimismo, en la tendencia a la
urbanizacin del conflicto social y armado. Por otra parte, se generaron nuevos ciclos de
colonizacin campesina ligados al cultivo de coca. Estos ciclos, adems de ampliar la frontera
agrcola, le dieron nuevos impulsos a la influencia de la insurgencia armada en el campesinado,
contribuyendo a su crecimiento. La expansin de las economas extractivas produjo importantes
flujos poblaciones hacia esas regiones, gener el surgimiento de una nueva generacin de clase
obrera y ampli la frontera econmica. En suma, las dinmicas espaciales de este perodo
produjeron la integracin de nuevos territorios a la economa, especialmente de la Amazonia
(del Caquet, Guaviare, y Putumayo) y de la Orinoquia (del Meta y Arauca), del Urab, del
Caribe (de Crdoba y la Guajira), del Magdalena Medio y del Urab. En muchos casos, dicha
insercin se constituy en la lgica de economas de enclave: ms que a una articulacin con la
economa nacional, sta se orient hacia procesos transnacionales de acumulacin. De esa
forma, se acentu la dependencia del sector externo de las tendencias de la economa capitalista
mundial y se reforz el carcter rentstico de la economa. La marcada influencia de las rentas
cafeteras fue sustituida en buena medida por las rentas provenientes de la economa de la
cocana.
Los cambios sectoriales y espaciales tuvieron fuertes impactos en la conformacin de
las diferentes facciones de las clases dominantes; produjeron una recomposicin del bloque en
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el poder. Se debilit el poder de la burguesa cafetera y de la burguesa industrial; se inici el
despliegue de la burguesa financiera; se fortaleci el poder latifundista y terrateniente, gracias
a la economa de la cocana, la cual produjo adems una faccin emergente, que se extendi al
conjunto de la actividad econmica. Se observ una mayor presencia del capital extranjero, que
al tiempo que redujo su inters en la inversin industrial, opt por el control de economas de
extraccin minero-energtica, y por acentuar su influencia por la va del endeudamiento pblico.
Al promediar la dcada de 1970, se haban consolidado procesos de monopolizacin que
expresaban la vertiginosa concentracin y la centralizacin de la riqueza y del capital en un
puado de grupos econmicos, que expandieron su poder a lo largo de la dcada de 1980. La
articulacin de la multiplicidad de intereses de las facciones de las clases dominantes en un solo
proyecto no fue tarea fcil. Tal y como ocurri en el perodo pasado, la transaccin y el
compromiso fueron necesarios; de igual forma, la necesidad de enfrentar el amplio espectro de
la insurgencia social y armada, con sus flujos y reflujos. A ello, se agreg la nueva situacin
producida por la emergencia de las facciones de capitalismo criminal de la cocana, la cual
adems de generar nuevas fuentes de friccin- termin imponiendo una poltica contradictoria
que se movi entre la guerra, la transaccin y el consentimiento. El capitalismo criminal de la
cocana que se constituy en este perodo devino en factor esencial para la comprensin de las
tendencias de la formacin socioeconmica y de la mayor complejidad del conflicto social,
dados sus indiscutibles impactos polticos, econmicos, sociales y culturales.
Conformacin y despliegue de un rgimen neoliberal de financiarizacin. De
principio de la dcada de 1990 a la actualidad
Este perodo ha afianzado y profundizado las reorientaciones del rgimen de
acumulacin acaecidas hasta finales de los aos de 1980. Ha producido nuevos reacomodos
entre las facciones que conforman el bloque en el poder, consolidando la hegemona del capital
financiero, compartida con el reforzado poder latifundista y terrateniente, en un contexto de
insercin abierta de la economa colombiana en la economa capitalista mundial, que ha
conducido a una creciente transnacionalizacin y desnacionalizacin del proceso econmico.
La acumulacin por despojo, que ha acompaado todo el proceso histrico, se constituy en la
modalidad predominante.
En el despliegue pleno de este rgimen de acumulacin, se han conjugado dos aspectos
en forma determinante. Por una parte, el reforzamiento de una conduccin poltica del proceso
econmico y de la poltica econmica inspirada en la teora y la ideologa del neoliberalismo
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(con sus adaptaciones y actualizaciones), incluyendo la tendencia a la constitucionalizacin
sistemtica del modelo econmico. Por la otra, las configuraciones y modalidades especficas
de la guerra, que permiten establecer nexos entre el rgimen de luchas, la destruccin de
procesos organizativos populares, las dinmicas de expropiacin-apropiacin territorial; y entre
la economa de la guerra y los procesos de acumulacin. Sin lugar a duda, el proceso de
neoliberalizacin no slo ha complejizado el conflicto social y armado, sino que se ha
constituido en fuente de continuidad y persistencia. La tendencia a la expansin y la
intensificacin de la acumulacin capitalista tambin encontr expresiones y respuestas en la
propia dinmica de la confrontacin armada.
La maduracin de las condiciones para implementar una poltica de reformas
estructurales neoliberales fue evidente al inicio de la dcada de 1990. Junto con las tendencias
que venan perodo anterior, se cont con un contexto internacional muy favorable merced a la
crisis y el vertiginoso derrumbe de los proyectos del socialismo realmente existente en la
Unin Sovitica y Europa oriental. La vindicacin de una organizacin econmica y social
basada en el orden de libertad econmica emergi mundialmente como nica opcin poltica
posible. Lo contrario era desatender los dictmenes de la historia, de la que se afirm, haba
llegado a su fin.
Las reformas del gobierno Gaviria (1990-1994), aunque aparecieron como una necesaria
respuesta a la dinmica interna del capitalismo criollo (y en cierta forma tambin lo fueron),
mostraron una notoria coincidencia con la agenda de reformas propuesta por el Consenso de
Washington. El proyecto poltico-econmico de la llamada Revolucin pacfica buscaba
acompasar la tendencia del proceso econmico con las dinmicas de la acumulacin
transnacional; asimismo dar salida a los lmites histricos generados por el rgimen de
democracia restringida del Frente Nacional a travs de un orden constitucional de
reconocimiento de un amplio catlogo de derechos y de establecimiento de la democracia
participativa, como lo fue el consagrado en la Constitucin de 1991. En ese sentido, al tiempo
que buscaba estabilizar las condiciones generales de reproduccin de la formacin
socioeconmica, tenan el propsito de apalancar los intereses econmicos de sectores de las
clases dominantes, tras el abandono definitivo del proyecto industrializador y los cambios
ocurridos en el perodo anterior, insertndolos en los nuevos negocios propiciados por el
capitalismo trasnacional.
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Desde principios de la dcada de 1990 se puso en marcha, bajo la conduccin poltica
del Estado, el proceso an no concluido de neoliberalizacin continua y sistemtica de la
economa11. Se emprendi la flexibilizacin del trabajo, la cual se ha sustentado en el
debilitamiento del pacto implcito de laboralizacin propio del perodo anterior, y ha propiciado
tendencias a su precarizacin e informalidad. Se re-regularon los flujos de capitales y de
mercancas, ajustndolos a la regla del mercado, con fundamento en la construccin de un
rgimen de libertades y un orden de la competencia, vigilado por Estado, y a la vez protector de
los derechos de los inversionistas. Se llevaron a cabo procesos de privatizacin, que sustrajeron
al Estado de actividades econmicas en las que antes tena presencia y se organizaron nuevos
campos de la vida social de acuerdo con lgicas mercantiles. Se dio continuidad a los procesos
de descentralizacin, iniciados en el perodo anterior, sujetndolos ahora a los propsitos
generales del proceso de neoliberalizacin. Se consolid el proceso de reforma a las finanzas
pblicas, inspirado en un concepto de austeridad fiscal selectiva, derivado de las obligaciones
de pago del servicio de la deuda pblica y de los requerimientos de financiacin creciente de la
guerra. Dicho concepto explica a la vez las polticas de focalizacin y los cambios en las
polticas de financiacin, que privilegian los incentivos a los inversionistas al tiempo que
castigan a los consumidores y las rentas del trabajo. La poltica de austeridad fiscal, junto con
la poltica de control a inflacin es expresiva de la institucionalizacin de las polticas de
estabilizacin como rectoras de la poltica. Durante los gobiernos de Samper (1994-1998),
Pastrana (1998-2002), Uribe (2002-2010) y Santos (2010-2014) se dio continuidad, en lo
esencial, a estas polticas. Su implantacin se acompa de la construccin de un nuevo orden
jurdico-econmico, cuya trayectoria no fue lineal ni exenta de conflictos y contradicciones;
tuvo acentos y nfasis distintos en esos gobiernos. Samper no cumpli con la anunciada
redefinicin neoestructuralista de la apertura econmica, aunque desarroll programas de
asistencia social. Pastrana implement la llamada segunda ola de reformas, pactada en el
Acuerdo extendido con el Fondo Monetario Internacional de 1999, en medio de la crisis de
finales de esa dcada. Uribe prosigui con las polticas acordadas con el FMI, desarroll un
rgimen de incentivos extremos a la inversin transnacional y al poder latifundista y
11 Para un anlisis de las transformaciones de la formacin socioeconmica, vase Vctor Manuel Moncayo C., El
Leviatn derrotado. Reflexiones sobre teora del Estado y el caso colombiano, Bogot: Grupo Editorial Norma,
2003. Sobre el proceso de reestructuracin neoliberal, Jairo Estrada lvarez, Construccin del modelo neoliberal
en Colombia (1970-2004), Bogot: Ediciones Aurora, 2004. Consuelo Ahumada, El modelo neoliberal y su
impacto en la sociedad colombiana, Bogot: El ncora Editores, 1996.
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terrateniente, y promovi los tratados de libre comercio y los acuerdos de proteccin y
promocin recproca de inversiones, lo cual aceler el proceso de neoliberalizacin y de
mercantilizacin de la vida social12. Al mismo tiempo ampli los programas de asistencia,
buscando compensar parcialmente los negativos impactos sociales de las polticas y construir
una base social para su proyecto poltico. En el mismo sentido, se debe comprender el gobierno
de Santos, aunque con otros nfasis y matices.
Durante este perodo, se han observado importantes cambios sectoriales:
a) Se fortaleci significativamente el sector financiero. Este sector ha sido uno de los
principales beneficiarios de las polticas de neoliberalizacin, pues stas han estimulado la
expansin del mercado de capitales y el desarrollo de actividades especulativas de diversa
ndole. A ello coadyuvaron las reformas al rgimen de propiedad accionaria, las privatizaciones,
incluida la del mercado de divisas, el establecimiento de un orden de libertad en los flujos de
capitales, con tenues controles administrativos, y el creciente endeudamiento pblico que ha
convertido al Estado en uno de los principales tributarios del sector. Las actividades del sector
han desempeado adems una funcin organizadora y de control social por la va del
endeudamiento de los hogares a travs de crditos hipotecarios y de consumo y de la industria
del aseguramiento en las ms variadas formas, incluyendo la seguridad social en salud y
pensiones. La liberalizacin financiera ha favorecido y estimulado el lavado de activos
provenientes de la economa corporativa transnacional de la cocana. Ms recientemente, han
cobrado importancia las actividades vinculadas a la especulacin con la tierra, los commodities,
y los alimentos en los mercados de futuros. Este conjunto de actividades constituy los
fundamentos del rgimen neoliberal de financiarizacin; redefini sustancialmente la forma
histrica de la acumulacin capitalista, haciendo imposible concebirla bajo la lgica de una
organizacin nacional-estatal y reforzando, por tanto, una insercin transnacionalizada y
desnacionalizada de la economa en el proceso de mundializacin. Asimismo, reforz el carcter
rentstico de la economa, derivado ahora de la renta financiera. El dominio del capital financiero
ampli el espectro del conflicto al conjunto de la sociedad y dot con nuevos argumentos a la
insurgencia social en sus diferentes modalidades.
b) Se acentu el peso de economas enclave de extraccin minero-energtica,
favorecidas por las polticas de apertura y de estmulo a la inversin transnacional, las cuales de
12 Sobre el rgimen de incentivos extremos, vase Jairo Estrada lvarez, Derechos del capital. Dispositivos de
proteccin e incentivos a las acumulacin en Colombia, Bogot: Universidad Nacional de Colombia, Unijus, 2010.
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acompaan de un rgimen de leonino de regalas. El aumento espectacular de la inversin
extranjera hasta situarla en un promedio anual del orden de 15.000 millones de dlares, as como
el peso maysculo de las exportaciones de estos bienes primarios en el sector externo de la
economa, no deja ver sus mayores impactos: la inmensa repatriacin de utilidades, la
profundizacin de la dependencia frente a los ciclos de la economa mundial, la activacin de
nuevos conflictos sociales derivados del trabajo precario, la apropiacin de territorios y el
consecuente desplazamiento forzado, as como la depredacin socioambiental13. La agresiva y
en muchos casos violenta imposicin de los proyectos minero-energtico sobre poblaciones y
territorios ha incentivo el conflicto y las acciones de la subversin armada.
c) Se produjo un debilitamiento del aparato productivo, que se ha expresado en la
marcada tendencia a la desindustrializacin y en la crisis y el estancamiento persistente de la
produccin agrcola. En su lugar, se fortalecieron las economas de intermediacin comercial y
de los servicios. La desindustrializacin redujo los niveles del empleo industrial y afect
especialmente a pequeos y medianos productores. La produccin agrcola, por su parte, vivi
cambios importantes14. En consonancia con las polticas neoliberales se promovi la
agroexportacin, al tiempo que se asisti a un debilitamiento sistemtico de la economa
campesina, productora esencialmente de alimentos, haciendo el pas dependiente de
importaciones crecientes. En los ltimos lustros se generaron incentivos a las plantaciones de
palma aceitera y de caa de azcar, destinadas a la produccin de agrocombustibles. Por otra
parte, se redujo sensiblemente el peso de la economa cafetera, aunque sta se mantiene como
un rengln de la actividad agrcola que involucra de manera a la pequea y mediana produccin
campesina, la cual disputa una mayor participacin en el ingreso cafetero. Las polticas
neoliberales frente al campo acentuaron los conflictos derivados de la no resuelta cuestin
agraria. Se concentr an ms la propiedad y el ingreso, se expandi el latifundio improductivo
ganadero y se deterioraron las condiciones de vida y de trabajo de los campesinos y sus
comunidades, expresadas en los altos niveles de pobreza y miseria. La cuestin agraria no
resuelta, entendida como factor de persistencia del conflicto social y armado, adquiri nuevos
contenidos.
13 Un anlisis de los impactos de las economas de extraccin minera se encuentra en Luis Jorge Garay (director),
Minera en Colombia. Fundamentos para superar el modelo extractivista, Bogot: Contralora General de la
Repblica, 2013. 14 Una exhaustiva exposicin de dichos cambios se encuentra en Daro Fajardo, Las guerras de la agricultura
colombiana 1980-2010, Bogot: Ilsa, 2014.
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d) Se consolid la economa corporativa transnacional de la cocana que, particularmente
durante de la dcada de 1990, presion la expansin de la frontera agrcola, dando continuidad
a los procesos de colonizacin e incorporando en forma creciente economas campesinas y a
comunidades indgenas y afrodescendientes, sitiadas no slo por su pobreza histrica, sino por
la implantacin del modelo econmico neoliberal que, con la expansin minero-energtica y el
favorecimiento a la agroexportacin, afect an ms sus posibilidades de supervivencia. La
respuesta estatal frente a la expansin de los cultivos de coca, impuesta por la tendencia de la
acumulacin y la legtima necesidad de sobrevivir, no se tradujo en la generacin de alternativas
econmicas para los trabajadores campesinos, indgenas y afrodescendientes, sino en el inicio
de la llamada guerra contra las drogas, concebida y financiada por los Estados Unidos. El
tratamiento militar de un problema esencialmente socioeconmico y poltico, ampli la lgica
de la guerra. La incorporacin de la economa de la coca en la economa corporativa
transnacional de la cocana, devino en fuente de intensificacin de la guerra, con entendimientos
e inclusiones muy diferentes en las estrategias contrainsurgentes y en aquellas de las
organizaciones rebeldes.
Durante este perodo se ha apreciado profundas transformaciones espaciales, que
terminaron por darle nuevos contenidos a los conflictos por la tierra y situar en el centro de la
contienda la cuestin del territorio. Al conflicto histrico por la propiedad se le sum ahora
aquel asociado con los usos de la tierra, derivados de la tendencia de la acumulacin capitalista,
que exige ahora la ampliacin de la frontera econmica, no solo agrcola. Los territorios rurales
se han visto sometidos a las dinmicas impuestas por las economas extractivas minero-
energticas, forestales, de agrocombustibles y de expansin ganadera, las cuales requieren
adems la realizacin de proyectos infraestructurales. Su consecuencia lgica ha sido, por un
lado, la expropiacin-apropiacin de territorios ya vinculados a la frontera econmica, para
redefinir sus usos y, por el otro, la puesta en marcha de un proceso de conquista y colonizacin
capitalista de nuevos territorios, especialmente de la Orinoquia, la Amazonia y del Pacfico,
bien sea para vincularlos a las economas de extraccin o para incorporarlos a travs del
acaparamiento a los mercados especulativos transnacionales de la tierra. Esta tendencia
predominante de los usos choc en muchos lugares de la geografa nacional con las economas
campesinas de subsistencia y con los procesos de produccin autnoma del territorio de
comunidades campesinas (Zonas de reserva campesina), indgenas y afrodescendientes.
Asimismo, con la presencia de la organizaciones rebeldes de las FARC-EP y el ELN, en algunas
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de ellas. La presin por la tierra y el territorio adquiri nuevas dimensiones y encontr en la
guerra una funcin de organizacin y acondicionamiento violentos. Los resultados han sido
dramticos. Se manifiestan, entre otros, en el desplazamiento forzado de entre 4.9 y 5.5 millones
de colombianos y colombianas, as como en el despojo y la expropiacin violenta y masiva de
tierras en un nmero estimado de 8.3 millones de hectreas (358.937 predios)15. En la actualidad
existe suficiente evidencia para demostrar que tras las estrategias contrainsurgentes y
paramilitares se encontraban esencialmente procesos de alistamiento violento del territorio para
responder a la tendencia de la acumulacin capitalista y, por tanto, que la intensificacin de la
confrontacin armada durante buena parte de este perodo no puede explicarse como una disputa
autnoma entre actores armados por un control territorial subordinado a sus planes militares
y a la obtencin codiciosa de recursos en provecho propio. No es posible la escisin entre guerra
y acumulacin capitalista. La primera ha sido consustancial a la segunda. Este aserto tambin
es til para comprender por qu la implantacin del proyecto neoliberal durante este perodo no
encontr los mismos niveles de movilizacin social de otros pases de Nuestra Amrica. La
contrainsurgencia armada cumpli a partir de la segunda mitad de los aos ochenta funciones
de desestructuracin del movimiento social y popular y de extermino fsico de muchos de sus
liderazgos.
El rgimen de acumulacin de financiarizacin tambin produjo una tendencia a la
reorganizacin de los espacios urbanos, que incluyen procesos de expropiacin y expansin,
que han estimulado la especulacin inmobiliaria. Junto con el debilitamiento de las zonas
industriales, se ha observado un proceso de rehechura de las ciudades, concebidas ahora como
centros de actividades financieras, de prestacin de mltiples servicios y de comercio, entre
otros, o incluso como estaciones de flujos transnacionales de capital, en las que predomina el
trabajo precario e informal, as como la segregacin espacial y social. En lo esencial, se han
erigido como centros de desigualdad y pobreza urbana, que es regulada con las polticas
neoliberales asistencialistas. Su situacin se ha visto agravada por el ciclo de desplazamiento
forzado desatado durante este perodo. Todo ello ha activado nuevas formas del conflicto social
y, frente a la incapacidad del Estado para dar respuesta a las mltiples demandas sociales, se ha
15 Grupo de Memoria Histrica, Informe General. Basta ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad, Bogot:
Centro Nacional de Memoria Histrica, DPS, 2013, p. 76. Sobre el despojo de la tierra, vase Alejandro Reyes
Posada, Guerreros y campesinos. El despojo de la tierra en Colombia. Bogot: Friedich Ebert Stifitug, Grupo
Editorial Norma, 2009.
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acompaado de un crecimiento de la criminalidad comn, ya observado en el perodo anterior,
que se constituye en argumento adicional de procesos de militarizacin y de control social.
Las tendencias sectoriales y las dinmicas espaciales del rgimen de acumulacin
produjeron cambios en el bloque en el poder. Se asisti al debilitamiento an mayor de la
burguesa cafetera, iniciado en el perodo anterior; se redujo en forma mayscula el papel de la
burguesa industrial, cuyo gremio tuvo que cambiar incluso de nombre (de industriales a
empresarios); se fortaleci en forma significativa la presencia del capital transnacional; se
consolid la hegemona de la faccin financiera del capital, articulada ahora en forma profunda
con el capital transnacional, conformando un poder corporativo que consolid el dominio de los
grupos econmicos sobre el conjunto de la actividad econmica, iniciado en el perodo anterior;
se expandi el poder terrateniente, sustentado en la faccin latifundista ganadera, la faccin de
los agronegocios y el empresariado de la cocana. Sarmiento y Libreros definen el bloque as
conformado como un rgimen oligrquico financiero-terrateniente16. A diferencia de los
perodos anteriores, con algunas excepciones transitorias, se logr -sin mayores transacciones y
compromisos- la cohesin de las clases dominantes en torno a un mismo proyecto poltico-
econmico. Asimismo, en sus entendimientos sobre las estrategias y formas de enfrentar el
conflicto social, la movilizacin social y las luchas expresivas de l, y el desenvolvimiento de
la guerra.
II. Estado, poder de clase y contrainsurgencia
La complejidad del conflicto social y armado, as como de la naturaleza esencialmente
poltica de la insurgencia guerrillera remite al anlisis de las formas histrico-concretas de la
conformacin del poder y la dominacin de clase y su condensacin en el Estado;
comprendindolo como centro del ejercicio del poder poltico y expresin organizada y
reguladora del proyecto de acumulacin y del antagonismo y del conflicto social inherente a l.
Si se considera que la guerra en ha sido poltica en el sentido que lo que ha caracterizado
esencialmente la contienda es la lucha por el poder poltico, sea para reafirmar y prolongar la
existente dominacin de clase, o para superarla y establecer otro tipo de relaciones sociales en
consonancia con los propsitos de proyecto subversivo antisistmico (independientemente de
16 Daniel Libreros Caicedo, -terrateniente en
Revista Espacio crtico, No. 7, Bogot, 2007.
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las formas que ste asuma), debe considerarse que la modalidades histricas de constitucin del
poder de clase, con sus continuidades y rupturas, representan un referente ineludible para el
entendimiento de la tendencia y la dinmica del antagonismo y del conflicto social, de las luchas
y respuestas organizadas o espontneas de las clases subalternas y de las propias configuraciones
del proyecto guerrillero.
Procesos constitutivos del poder y la dominacin de clase
La trayectoria histrica de la conformacin del poder y la dominacin de clase en nuestro
pas da cuenta al menos de cinco procesos, con itinerarios propios, no necesariamente
sincronizados en tiempo y espacio, pero interrelacionados:
1. La estructuracin conflictiva y contradictoria de un bloque en el poder, cohesionador de
las diferentes facciones de las clases dominantes, que han disputado en todo caso posiciones
hegemnicas, y han encontrado en el Estado un espacio de mediacin poltica y de articulacin
o unificacin de intereses en la forma de proyecto poltico-econmico (tambin en los eventos
en los que los partidos polticos no han cumplido o contribuido a cumplir con tal mediacin).
En ese sentido, las tesis sobre la debilidad del Estado, su colapso parcial, o sobre el Estado
fallido parecen confundir Estado con institucionalidad estatal17. A ellas les es comn una idea
de Estado como exterioridad, ajena a la relacin de clase. En realidad, a lo largo del conflicto el
poder del Estado se ha fundamentado en el poder de clase, aunque no necesariamente siempre
se manifieste como tal. ste se ha construido sobre la transaccin y el compromiso, aunque sin
descartar la confrontacin abierta como ocurri durante la Violencia.
2. La unificacin colectiva frente todo lo que pueda considerarse como amenaza al poder de
clase y del orden social existente por parte de toda forma de subversin. El miedo al pueblo
ha provocado la activacin de dispositivos de preservacin y reproduccin de dicho poder y
orden. Al respecto seala Vilma Franco:
para la realizacin de intereses corporativos conduce a la formacin de un bloque de poder
contrainsurgente que es la articulacin del bloque en el poder (o unidad poltica entre clases
17 Mnera afirma que la nocin de debilidad o precariedad del Estado, que ha hecho carrera dentro de las ciencia
Estado
moderno o un deber ser democrtico que nunca es explicitado. Y agrega, Desde luego, el Estado en Colombia no realiza ni las funciones de otros Estados capitalistas, ni las que le asigna su propia normatividad jurdica, pero
esas deficiencias no pueden ser imputadas a una supuesta debilidad estructural, haciendo caso omiso de las
funciones polticas y sociales que cumple y permiten su eficacia como forma de dominacin. Rupturas y continuidades. Poder y movimiento popular en Colombia 1968-1988, Bogot: Universidad Nacional de Colombia,
Facultad de Derecho Ciencias Polticas y Sociales, Iepri, Cerec, 1988, p, 233.
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dominantes y un aparto estatal caractersticamente centralista) y coaliciones polticamente
dominantes con sectores subalternos e imperativos en torno al sofocamiento de todas las
formas de oposicin armada y civil- que afecten la dominacin y las condiciones de
dominacin, y cualquier reclamacin que afecte actual o potencialmente la tasa de
ganancia18.
Para una mejor comprensin de lo que encarna el bloque de poder contrainsurgente es
conveniente sealar que no se trata de un aparato de direccin de la poltica antisubversiva y de
determinacin conspirativa de su implementacin, sino ms bien de un conjunto de
disposiciones que pueden ser divergentes pero se unifican conflictivamente en torno a un
propsito comn. Tal compresin no excluye desde luego la conspiracin, los planes y las
coordinaciones antisubversivas; as como los conflictos entre quienes lo integran.
3. La combinacin de las formas de lucha por parte de ese bloque de poder
contrainsurgente. Lo cual compromete la construccin de un orden jurdico-poltico, que
organiza la reproduccin del rgimen poltico y la competencia poltica, produciendo una
democracia electoral estable, e incorpora a todos los poderes pblicos, as como las fuerzas
militares y de polica y los servicios de seguridad, en funcin de los propsitos de preservacin,
imponiendo un rgimen que bien puede definirse como de excepcionalidad permanente; al
tiempo que propicia el quebrantamiento de la propia legalidad a travs de actividades ilegales
para combatir el enemigo subversivo (como en el caso ha sido el caso de las expresiones
paramilitares), y deviene en terrorismo de Estado.
4. La definicin amplia del enemigo subversivo. Al respecto, afirma Franco:
En el marco de relaciones especficas, para aparato y poder de Estado el enemigo es ante
enemigo insurgente es concebido como un movimiento organizado en diversas formas y
dispuesto a movilizar diferentes recursos para disputar el control del aparato estatal, para
subvertir el orden existente y trastocar la estructura de poder; movimiento que adelanta una
lucha prolongada tanto militar como poltica para debilitar el control y la legitimidad
gubernamental19.
Tal elaboracin conduce a la idea de una poblacin civil insurgente, definida como brazo
extendido de la insurgencia armada, la cual deviene en objetivo principal de la confrontacin y
la guerra, pues se le debe quitar el agua al pez.
18 Vilma Liliana Franco Restrepo, Orden contrainsurgente y dominacin, Bogot: Siglo del Hombre Editores,
Instituto Popular de Capacitacin, p. 221-222, 2009. 19 Ibid., p. 271.
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5. El desencadenamiento del ejercicio de la violencia y del accionar blico como elementos
estructuradores y de disciplinamiento y control social. En un aserto que mantiene plena
vigencia, Aprile-Gniset lo ilustra muy bien en su crtica a los tericos de la descomposicin
del campesinado en los tiempos de la Violencia: , oper de manera
directa, fsica, en los cementerios, en las quebradas, bajo los escombros de la casa incendiada,
en los ca intro . Sino por la
introduccin del plomo de las balas o del filo del machete en el cuerpo20.
El ejercicio de la violencia y del accionar blico se debe comprender en un sentido ms
amplio; extendidos al conjunto de la vida social a travs de estrategias de militarizacin para la
regulacin del conflicto social, lo cual incluye la estigmatizacin y criminalizacin del enemigo
subversivo.
Reorganizacin conflictiva del poder de clase y contrainsurgencia temprana. De los aos
de 1920 al fin de la Violencia
En los procesos acaecidos a partir de la dcada de 1920 se encuentran los orgenes del actual
conflicto social y armado. Tales procesos fueron expresivos de la puja entre las diferentes
facciones de las clases dominantes por la redefinicin del bloque en el poder y por el control del
poder poltico. Por una parte, se encontraban las facciones cuyo inters consista en darle
continuidad a la dominacin hacendataria y de burguesa compradora, apoyada en el rgimen
de hegemona conservadora, autoritario, clerical y excluyente. Por la otra, las facciones que
propugnaban por imprimirle un mayor impulso al lento proceso de desarrollo capitalista iniciado
en las ltimas dcadas del siglo XIX, en un contexto en el que se asista a la creciente
movilizacin y lucha campesina por la tierra y al despunte de las luchas obreras y urbanas, as
como al surgimiento de organizaciones polticas de las clases subalternas, primero con el
socialismo revolucionario en 1926 y luego con el Partido Comunista en 1930. Los proyectos
poltico-econmicos agenciados por los partidos Conservador (que propugnaba por la defensa
del statu quo, renuente cualquier reforma) y Liberal (interesado en adelantar un proceso de
modernizacin capitalista), no eran completamente representativos de formaciones
homogneas; en su interior coexistan diversos bandos y facciones, algunos de origen regional.
Los impactos de la Gran Depresin, las resistencias y luchas sociales y populares, unidas a
20 Citado por Edgar Novoa Torres, La metamorfosis de la cuestin espacial en Colombia, Bogot: Universidad
Nacional de Colombia, Facultad de Derecho, Ciencias Polticas y Sociales, Unijus, 2010, p. 100.
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divisin del Partido Conservador, contribuyeron al triunfo del Partido Liberal y con ello al inicio
de la llamada Repblica Liberal en el gobierno de Olaya Herrera (1930-1934).
Con el acceso al gobierno por parte del liberalismo, se emprendi la reconduccin de la
poltica econmica, la institucionalizacin del proyecto modernizador por la va constitucional
y legal (intervencionismo de Estado, regulacin laboral y social, ley de tierras, entre otros.), la
laicizacin del Estado y la integracin de sectores sociales y populares en funcin del proyecto
modernizador. El insuficiente poder econmico y poltico de la faccin que pretenda la
modernizacin capitalista, as como el temor por los efectos que podra producir una
radicalizacin del proceso, tuvieron como consecuencia que tras el ciclo de reformas adelantado
en el primer gobierno de Lpez Pumarejo (1934-1938), siguiera la pausa durante el gobierno
de Santos y luego el tenue y muy conflictivo segundo mandato de Lpez Pumarejo, que termin
en su renuncia. Asimismo, un proceso de reconfiguracin conflictiva del bloque en el poder,
que oscil entre la negociacin y la confrontacin para propiciar la intentar la unificacin del
poder de clase, y se bas en acuerdos y alianzas polticas relativamente inestables.
En el contexto de la Repblica liberal la contienda interpartidista adquiri nuevos rasgos.
Al tiempo que transcurra en medio de la democracia electoral, lo cual posibilitaba una
relativa instrumentalizacin partidista del Estado en funcin del proyecto poltico-econmico,
se caracteriz por una agudizacin del sectarismo poltico, promovido por las propias
dirigencias partidistas nacionales y regionales, que se expres en forma extrema en el recurso
de la violencia y la confrontacin armada localizadas. Particularmente a partir de los aos
treinta, se registran matanzas de liberales y conservadores, que van constituyendo la antesala
del proceso que se desatar en forma sistemtica y generalizada durante la Violencia,
caracterizado en forma reduccionista como una guerra fraticida, cuando en realidad -si se
consideran sus trasfondos- fue una guerra social impuesta por las clases dominantes.
Desde el punto de vista sistmico, el proceso de reforma activ, por una parte,
dispositivos reaccionarios de preservacin frente a lo que se consider una amenaza subversiva.
Se conform una oposicin extremista de derecha, cuyos fundamentos doctrinarios se
encontraban en el falangismo, el fascismo y el anticomunismo, y en una definicin amplia del
enemigo subversivo. Por ste se comprendi no solo a las organizaciones polticas y sociales de
las clases subalternas, sino al propio proyecto reformista liberal que fue caracterizado como
comunista y parte integral de una conspiracin bolchevique promovida por la Rusia