comentarios a la propuesta de eduardo cerda v2

5
Comentarios a la propuesta de Eduardo Cerda Servando Ortoll Mexicali, a 15 de octubre de 2015 Más que un texto que puede desembocar en una tesis de doctorado, e la presente propuesta ofrece materia prima para dos tesis: una relacionada con la memoria histórica y otra que podría estudiar las dimensiones performativas de los sujetos históricos; sujetos que, en tres de los cuatro casos, pueden estudiarse con auxilio de videos, materiales grabados, fotografías, memorias e incluso entrevistas. El gran problema de la propuesta es no haber encontrado una pregunta de investigación abstracta; de ahí que Eduardo Cerda presente algo equivalente a una cortina de humo discutiendo más a autores que teorías. No es intrínsecamente malo citar a Enrique Florescano, a Gilberto Giménez, Mario Rufer o a Frida Gorbach. Lo que sí me lo parece es que al discutir lo que autores como ellos tienen que decir ya sea sobre la Independencia o sobre la memoria, crean un vaho teórico particular que nos impide ver con nitidez cuál es la pregunta central en esta trama. Mis preocupaciones las aquietó el capitulado, puesto que la historia de Maximiliano I parece quedar como parte de la introducción y no como un capítulo independiente. Creo que sí merece mención lo ocurrido en tiempos de Maximiliano y Juárez y estudiar a fondo ambos casos. En particular porque nada parecido se repitió en prácticamente un siglo.

Upload: eduardo-paracelso

Post on 03-Dec-2015

217 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

saasdas

TRANSCRIPT

Page 1: Comentarios a La Propuesta de Eduardo Cerda V2

Comentarios a la propuesta de Eduardo CerdaServando Ortoll

Mexicali, a 15 de octubre de 2015

Más que un texto que puede desembocar en una tesis de doctorado, e

la presente propuesta ofrece materia prima para dos tesis: una

relacionada con la memoria histórica y otra que podría estudiar las

dimensiones performativas de los sujetos históricos; sujetos que, en

tres de los cuatro casos, pueden estudiarse con auxilio de videos,

materiales grabados, fotografías, memorias e incluso entrevistas. El

gran problema de la propuesta es no haber encontrado una pregunta

de investigación abstracta; de ahí que Eduardo Cerda presente algo

equivalente a una cortina de humo discutiendo más a autores que

teorías.

No es intrínsecamente malo citar a Enrique Florescano, a

Gilberto Giménez, Mario Rufer o a Frida Gorbach. Lo que sí me lo

parece es que al discutir lo que autores como ellos tienen que decir ya

sea sobre la Independencia o sobre la memoria, crean un vaho teórico

particular que nos impide ver con nitidez cuál es la pregunta central en

esta trama. Mis preocupaciones las aquietó el capitulado, puesto que

la historia de Maximiliano I parece quedar como parte de la

introducción y no como un capítulo independiente. Creo que sí merece

mención lo ocurrido en tiempos de Maximiliano y Juárez y estudiar a

fondo ambos casos. En particular porque nada parecido se repitió en

prácticamente un siglo.

Una de las preguntas clave es por qué la oposición tomó tanto

tiempo en abrazar el estandarte de Hidalgo para oponerse o cuestionar

al señor presidente en turno. ¿Qué elementos inhibieron a grupos de

oposición a tocar la figura de Hidalgo por tanto tiempo? En los años

cuarenta grupos como los sinarquistas cuestionaron la historia oficial:

para ellos el momento más importante de la historia mexicana no fue

Page 2: Comentarios a La Propuesta de Eduardo Cerda V2

el prehispánico; ocurrió cuando España convirtió a las Américas en una

parte del mundo “civilizado”. Pero hasta donde recuerdo, nunca

pensaron en dramatizar el grito de la Independencia, pese a que

encapucharon a Juárez en la Alameda en 1949. Quizá mi pregunta sea

difícil de contestar, pero concuerdo con Eduardo con que la historia se

usa para legitimar cuestiones tales como la presencia de un individuo

o grupo en el poder. Eso ocurre en todos sitios.

Lo que me pone a dudar es la postura de Eduardo de que el grito

sirva para legitimar el proyecto nación. En lo personal, no creo que

tenga que ver tanto con la idea de nación; más bien con asegurar la

continuidad legítima de un individuo en un lugar de poder dentro del

Estado (recordemos que los gritos de la independencia los dan

también gobernadores y, si no me equivoco, también presidentes

municipales). Concuerdo con la lectura que Eduardo hace de Eric

Hobsbawm que podría considerarse al grito como una práctica ritual

que al repetirse de manera sistemática conecta al presente con el

pasado.

Sabemos que esto es cierto porque ciertas celebraciones judías

se repiten anualmente por esa misma razón: para conectar al presente

con el pasado aunque las prácticas iniciales disten de las actuales o de

las que ejecutan miembros de la diáspora en los distintos lugares que

habitan. Halloween podría ser otro ejemplo de lo mismo: todos

sabemos que los rituales emulan ciertas fórmulas pero que éstas son

flexibles y se van modificando conforme avanza el tiempo o emigran a

distintos sitios los grupos originarios.

Lo más susceptible a ser estudiado, pues son las cinco (que no

tres) manifestaciones políticas de oposición, que se centraron en re-

presentar una versión rival del grito de Independencia. Esa debe ser la

parte central del análisis de Eduardo por varias razones: la primera

porque involucró a grupos disidentes o marginados de izquierda o de

derecha. En un lapso de alrededor de 20 años es inconcebible que se

2

Page 3: Comentarios a La Propuesta de Eduardo Cerda V2

dieran tales manifestaciones antagonistas y que una de ellas la

protagonizara una mujer. Y habría por tanto que preguntarse qué

cambió en el sistema político mexicano, o entre los grupos opositores

de ambos extremos, para que de 1968 a 2008, sus líderes se tomaran

los atributos que hasta entonces eran privilegios únicos del presidente.

¿Debemos este cambio a las masacres de 1968? Seguramente que sí.

Cómo mostrarlo requiere de trabajo extenso de entrevistas y profundo

de archivos personales, como los de Heberto Castillo.

A diferencia de lo que plantea Eduardo, entonces, considero que

debe analizar a profundidad los cinco intentos de la oposición de

apropiarse del grito de Independencia. No importa que, como él dice,

sólo el de Castillo repercutiera en su persona. Debe estudiar de igual

manera el ejemplo del doctor Juan Manuel Gutiérrez Vázquez en 1968,

y el de Rosario Ibarra de la Piedra en 2007, son dos casos adicionales

que Eduardo debe incluir. Debe también alejarse de leer a otros

autores sobre lo que dicen que ocurrió en esas cinco ocasiones. En

cambio es crucial que analice a fondo el contexto y las declaraciones

de estos disidentes acabaran o no en prisión. Que tan a fondo Eduardo

logre reconstruir los hechos dependerá de todos los materiales

disponibles que rescate de la Internet, de entrevistas con testigos y

protagonistas, y del éxito que alcance en la búsqueda de archivos

privados y públicos.

He llegado así a la parte central de mi comentario. Lo que

diferencia a 1867 de 1968 es que quienes disintieron en a finales del

siglo XX e inicios del XXI eran líderes de partidos políticos. Juárez,

según Eduardo, como figura “disidente” que técnicamente era, lanzó el

grito para levantar los ánimos de un grupo lacerado por el constante

movimiento y el ánimo de sobrevivir a una persecución de Estado. Los

cinco casos ocurridos entre 1968 y 2008 provinieron, con una

excepción notable, de la izquierda. Más allá de encarcelar a Manuel

Clouthier, como lo repiten muchos militantes panistas, fue

3

Page 4: Comentarios a La Propuesta de Eduardo Cerda V2

posiblemente el Estado mexicano el que haya propiciado su muerte.

Pero como digo, con “repercusiones” o no, Eduardo debe ensuciarse

las manos, leer menos teoría y encontrar una pregunta de

investigación abstracta que posteriormente lo lleve a una concreta.

Una pregunta abstracta provisional que propongo sería: ¿qué

mecanismos políticos o ideológicos llevan a grupos de oposición a

arrebatar al jefe de un Estado el privilegio de dirigir una ceremonia

(con hondas raíces simbólicas) que tradicionalmente sólo la ha

conducido este último?

Por último y aunque me he centrado en los disidentes, sería

interesante que Eduardo leyera y posteriormente interpretara las

versiones de los jefes de Estado entre 1968 y 2008. Sin que

necesariamente incluya todos los “gritos”, este análisis podría servir

para compararlas con las versiones rivales de los grupos de oposición y

le brindaría elementos para uno o dos capítulos de su tesis.

4